Bachelard Gaston La Formacion Del Espiritu Cientifico

Bachelard, Gaston La formación del espíritu científico (2000 [1948]) - Capítulos I y II Se propone reflexionar sobre los

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Bachelard, Gaston La formación del espíritu científico (2000 [1948]) - Capítulos I y II Se propone reflexionar sobre los procesos de construcción de conocimiento científico desde una perspectiva crítica sobre la comprensión de la realidad que propone la cultura científica, es decir, los hábitos y costumbres con que la sociedad condiciona el proceso de razonamiento del científico induciéndole al error. Un obstáculo epistemológico es el objeto del psicoanálisis de los procesos de razonamiento, abordaje metodológico que el autor utiliza para comprender la construcción del conocimiento científico sobre la realidad. El razonamiento erróneo, partiendo de una problematización mal formulada, confunde comúnmente lo que se debe pensar de lo real con sus variantes posibles. “Lo real no es nunca lo que podríamos pensar, sino lo que hubiéramos debido pensar”. El psicoanálisis del conocimiento objetivo es definido, entonces, por esa búsqueda sistemática de convergencias científicas, psicológicas, literarias. Por ejemplo, se nos introduce al método caracterizando al cuento de Strindberg como la demostración impura que reúne al científico con el soñador, permitiendo estudiar a los evidentes valores afectivos desde “una curiosa mezcla de un a priori subjetivo de valores que se dicen objetivos”. Que se llegue al mismo resultado, a través de sueños y a través de experiencias es la prueba de que “la experiencia no es sino un sueño”. El simple aporte de un ejercicio literario paralelo ya realiza un psicoanálisis de un conocimiento objetivo. Como se analizará con el caso de la alquimia, “toda valorización en el orden del conocimiento objetivo debe dar lugar a un psicoanálisis”. La ciencia, para Bachelard, es todo lo contrario a la opinión, para la que traduce necesidades en conocimiento, siendo la expresión de prejuicios, sentido común y conocimiento vulgar. El conocimiento que construye historiador de la ciencia es distinto al epistemólogo. Para el primero las ideas son hechos históricos plasmados en documentación, estudios y resultados, de acuerdo a una búsqueda de la objetividad empírica, produciendo la idea de que el conocimiento es algo que se acumula. En cambio, opuestamente para el epistemólogo, los hechos son ideas científicas, que pueden ser correctas o incorrectas, pero que progresivamente (a diferencia de acumulativamente) van construyendo su experiencia yendo más allá de la experiencia común, a través de una síntesis psicoanalítica del conocimiento. El proceso de razonalización (o razonamiento) consistiría en una dialéctica dentro del eje de la experiencia/razón. He aquí que el pensamiento científico reforma al pensamiento fenomenológico. La ciencia moderna es cada vez más una reflexión sobre la reflexión. De manera similar a las dificultades que trae la producción de conocimiento científico presenta la reproducción o transferencia de ese tipo conocimiento. Es

lo que llama obstáculo pedagógico, siendo el error en que incurre el docente de ciencia de no comprender la incomprensión del alumno. El contexto social que atraviesa los círculos científico y académico es tan competitivo y alienante que sería frecuente encontrarnos con docentes y alumnos que entablan relaciones patógenas. El instinto natural del educador es creer que sabe, cayendo en una ilusión de conocimiento. Un psicoanálisis del error se completa cuando se entiende que el alumno ya viene con sus propias construcciones sobre el conocimiento. El rol docente no sería intentar que el alumno adquiera cultura sino alentar un comportamiento crítico (incomodante) sobre la realidad, para que éste cambie la cultura experimental que ya trae, derribando obstáculos amontonados en sus construcciones cotidianas basadas en intuiciones familiares sobre la realidad. (Por ejemplo, el Principio de Arquímedes sobre el equilibrio de los cuerpos flotantes). De esta manera, la comprensión científica de la realidad debería:    

Comenzar como una catarsis intelectual y afectiva Movilizar esa catarsis permanentemente hacia un conocimiento dinámico y abierto a la posibilidad de variantes Dialectizar todas la variables experimentales Así, llegamos a poner en duda la autoridad del que enseña para que modifique y adapte su método de enseñanza.

1º obstáculo para la cultura científica La experiencia (observación) primera o básica: Situada antes y por encima de la crítica necesaria para el punto de vista científico. Es un derroche de imágenes (metáforas) naturales, pintorescas, cómodas, concretas que seducen sobre lo que debería ser la realidad al sobrecargarla de rasgos parásito. Uso de metáforas en la construcción precientífica, por ejemplo en el uso abusivo de la esponja buena para pensar fenómenos variados desde un empirismo ingenuo, como la esponjosidad del aire bajo presión y el comportamiento de otros fluidos gaseosos. Un interés desmedido por la variedad de los fenómenos más que por la variación entre ellos. Extensión de una imagen familiar para aferrarse a la explicación de un hecho abstracto o no familiar mediante un empirismo coloreado. “El pensamiento precientífico no ahínca en el estudio de un fenómeno bien circunscrito. No busca la variación, sino la variedad. Y es éste un rasgo particularmente característico; la investigación de la variedad arrastra al espíritu de un objeto a otro, sin método; el espíritu no apunta entonces sino a la extensión de los conceptos; la investigación de la variación se liga a un fenómeno particular, trata de objetivar todas las variables, de probar la sensibilidad de las variables. Esta investigación enriquece la comprensión del concepto y prepara la matematización de la experiencia.” Por ejemplo, la investigación de los fenómenos astronómicos donde los cometas tendrían sexo,

o la electricidad no es una cualidad general de los fenómenos, sino una cualidad excepcional que liga fascinantemente distintos tipos de sustancias. “Hay que mantenerlo [al público] interesado ilustrando el fenómeno. Lejos de ir a lo esencial se aumenta lo pintoresco: se fijan alambres en la esfera de médula de saúco para obtener una araña eléctrica. Es siguiendo un movimiento epistemológico inverso, volviendo hacia lo abstracto, arrancando las patas de la araña eléctrica, cómo Coulomb encontrará las leyes fundamentales de la electrostática.” “[E]l asombro entonces se une a la diversión, ver cómo una sola chispa eléctrica descarga una serie de pistolas comunicadas entre sí”, así, se busca sistemáticamente el asombro y se acumulan contradicciones empíricas, por ejemplo, haciendo que un trozo de metal frío, o hasta el agua o el hielo, lance grandes chispas de fuego hasta encender sustancias inflamables. La observación y la experimentación no deben tener solución de continuidad sino rupturas, como en el caso en que reemplazando a las metáforas por oxímoron, cambiamos a las imágenes complacientes por representaciones de la contradicción y el conflicto. El pensamiento empírico oscila entre sentidos opuestos. La desarticulación del conocimiento ocurre cuando este se subordina a valoraciones contraria. “Sin la conformación racional de la experiencia que determina la posición de un problema, sin este acudir constante a una construcción racional bien explícita, se facilitará la constitución de una especie de inconsciente del espíritu científico, que luego exigirá un lento y penoso psicoanálisis para ser exorcizado.” Este es el caso de la física precientífica, conocimiento de la ciencia del siglo XVII y XVIII, la cual producía la explicación desde una experiencia “callejera” (cotidiana) de lo real, distinta al conocimiento producido en el laboratorio durante el siglo XX. A esto se refiere como una 1ª sistemática del conocimiento falso, basada en una estética barroca de las ideas místicas sobre la Naturaleza como metáforas de la realidad, ante la cual el epistemólogo debería desplazar al pensamiento sensible hacia el racional: "El conocimiento común es inconsciencia de sí". Así, las experiencias básicas pueden ser rectificadas y precisadas por nuevas experiencias, dando nuevas oportunidades a la investigación, a pesar de que comience siendo un razonamiento mal construido. Un ejemplo de esto es el uso de la valeriana como remedio tradicional para la histeria, que comenzó siendo una explicación misógina del supuesto desacomodamiento del útero, hoy no invalida las propiedades antiespasmódicas del ácido valeriánico. En el extenso psicoanálisis que hace de la alquimia le sirve para explicar el carácter extremadamente acabado del pensamiento precientífico lo vuelve un saber dogmático más que proveer conocimientos científicos. “El amor por una Quimera es el más fiel de los amores.” Para juzgar bien el completo carácter de la convicción del alquimista no debemos perder de vista que la doctrina filosófica que afirma la ciencia como esencialmente inacabada es de

inspiración moderna, como también lo es ese tipo de pensamiento en expectativa, de pensamiento que se desarrolla partiendo de hipótesis consideradas mucho tiempo como presuntas y que se mantienen siempre revocables. Por el contrario, en las edades precientíficas, una hipótesis se apoya sobre una profunda convicción dogmática. Por ejemplo, la alquimia, como precursora de la química, pensamiento claramente acabado que recibe, a lo largo de todo el ciclo experimental, confirmaciones psicológicas que revelan bien la intimidad y la solidez de sus símbolos absolutos. “ella ilustra un estado de alma”. Con su escala de símbolos, la mentalidad alquimista busca un memento (un pensamiento bueno para recordar) para un orden de meditaciones íntimas. “No se titubearía en despreciar esta experiencia material desafortunada: las fuerzas de la esperanza quedaban intactas, pues la viva conciencia de la esperanza es de por sí un éxito. Claro que no ocurre lo mismo en el espíritu científico: para éste un fracaso material es de inmediato un fracaso intelectual.” El pensamiento científico no plantea sus afirmaciones en términos absolutos, sino siempre en términos relativos a los contextos de experimentación, “aun el más modesto empirismo científico se presenta como implicado en una contextura de hipótesis racionales.” Una forma de interpretar el fracaso de la experiencia en la alquimia es poniendo en duda la pureza moral del experimentador. En cambio, las facultades puestas en el proceso de razonamiento científicas no estarían condicionadas al sentido moral con que el científico construye su conocimiento. A diferencia de la alquimia persigue la iluminación espiritual y la iniciación moral, la ciencia persigue la construcción racional de un conocimiento siempre puesto a prueba. El sentido que se deducen de los símbolos alquímicos “no se desenvuelve más sobre un plano lógico o experimental, sino más bien sobre el plano de la intimidad completamente personal. Se trata menos de una comprobación externa que de una comprobación interna.” Mientras que el razonamiento científico parte de los condicionamientos psicológicos, físicos, sociales que atraviesan al científico como sujeto para abordar la comprensión objetiva de la realidad, por el contrario la finalidad de la alquimia es partir del objeto para encontrar al sujeto, advirtiendo que la Naturaleza obra mágicamente. Ley psicológica de la bipolaridad de los errores expone la dimensión política en la producción/reproducción del conocimiento presenta elementos sociales ineludibles. Para ello, el científico debe adoptar una actitud polémica del pensamiento cuando tiende a clasificar a lo real en dicotomías del tipo bueno/malo, lindo/feo, útil/inútil. De esta manera se detecta al pensamiento que se legitima a sí mismo, concibiendo su fenómeno científico criticando al fenómeno ajeno y convierte a sus objeciones en objetos, volviendo sus críticas en leyes. Obstáculo realista (o sustancialista) son explicaciones de las propiedades de algo por la sustancia. Presenta una metafísica de la realidad infecunda que detiene la investigación en vez de promoverla. Es la sustancialización de algo por sus características evidentes. Inercia de la intuición sustancialista es un

obstáculo a la comprensión de un fenómeno nuevo la sobrecarga eléctrica concreta en forma de grandes chispas de fuego enmascara la forma correcta, la forma abstracta del fenómeno. Obstáculo animista propio del período precientífico, se trata de la sustancialización de algo por sus características no evidentes.

Capítulo XII “Se ha repetido con frecuencia que [el científico] cada vez se especializa más. El filósofo, especialista en generalidades, se ofrece para las síntesis. Pero, de hecho, es a partir de una especialidad que el científico quiere y busca la síntesis. No puede aceptar como objetivo un pensamiento que no ha sido personalmente objetivado. De manera que si se hace psicología, y no filosofía, habrá siempre que volver, así lo creemos, al punto de vista en el que nos colocamos en este libro: psicológicamente no hay verdad sin un error rectificado. Una psicología de la actitud objetiva es una historia de nuestros errores personales.” El conocimiento objetivo debe iniciarse con una verdadera ruptura entre el conocimiento sensible y el conocimiento científico. Las tendencias normales del conocimiento sensible animadas por el pragmatismo y el realismo inmediatos, determinan un falso punto de partida, una falsa dirección. En particular, la adhesión inmediata a un objeto concreto, captado como un bien, utilizado como un valor, ata demasiado fuertemente al ser sensible; es la satisfacción íntima; no es la evidencia racional. Esta necesidad de sentir al objeto (la observación primera) no corresponde con el espíritu científico. "Es el estímulo, y no la respuesta, aquello que permanece como factor de control en la construcción de los objetos de los sentidos" (Baldwin). El pensamiento siempre está bajo la forma de un estímulo en que se empieza a plantear la objetividad básica. Los presupuestos que conforman los deseos del sentido común están limitados por ese factor de control sobre el fracaso de la experiencia. De lo contrario, sería el caso de aquel que siempre está equivocado porque tiene la impresión de no equivocarse nunca. Para asegurarnos que el control objetivo es una reforma, hay que recurrir al control social, fundando la objetividad sobre la conducta ajena, eligiendo el ojo ajeno para ver la forma del fenómeno objetivo: “Dime lo que ves y te diré qué es.” Aunque nos es tan necesario mantener la integridad psicológica de nuestra visión del mundo, es precisamente esta necesidad la que hay que vencer para alcanzar la mentalidad del científico. Si bien toda doctrina sobre la objetividad prescribe controlar la producción del conocimiento científico desde el consenso llegado por la comunidad autorizada, también se propone dudar previamente de los hechos científicos y de sus vínculos con la experiencia y con la lógica. La razón de esto es que al psicoanálisis del conocimiento objetivo le interesa determinar las condiciones primitivas del comportamiento científico, siendo indispensable estudiar el

espíritu en el instante en que, por sí mismo, en la soledad, ante la maciza Naturaleza, pretende designar a su objeto. A sabiendas de que la ciencia moderna trabaja con materiales experimentales y con cuadros lógicos socializados desde larga data, y por tanto ya controlados, justamente porque “toda medida precisa es una medida preparada”, para el psicoanálisis del conocimiento objetivo le es totalmente imprescindible controlar estos procesos sociales de control. El criterio de precisión creciente no es más que un criterio de instrumentalización creciente del conocimiento, socialmente determinado. La operación científica consiste en lograr una medida cada vez más fina, cuya objetividad reclama un consenso teórico (discursivo) dentro de la comunidad para frenar el estímulo a conformarse después de muchos fracasos. “La ciencia del solitario es cualitativa. La ciencia socializada es cuantitativa. La dualidad Universo y Espíritu, cuando se la examina al ras de un esfuerzo de conocimiento personal, aparece como la dualidad de un fenómeno mal preparado y de la sensación no rectificada. La misma dualidad fundamental, cuando se la examina al nivel de un esfuerzo de conocimiento científico, aparece como la dualidad del aparato y de la teoría, dualidad ya no en oposición sino en reciprocidad.” “Error, tú no eres un mal”. Cuando se accede al error positivo, al error normal, al error útil; tomando por guía una doctrina de los errores normales se aprenderá a distinguir "las faltas a las que conviene buscar una causa, de aquellas que, hablando con propiedad, no son errores, sino afirmaciones gratuitas hechas sin esfuerzo alguno del pensamiento por aquellos que se jactan con engaños y que cuentan sobre el azar para acertar; en cuyo caso el entendimiento no interviene para nada". A diferencia de la alquimia como conocimiento hermético y al comienzo de la química como ciencia solitaria y difícil de enseñar, la ciencia moderna conquista sus bases objetivas en la proporción en que se torna social, es decir, fácil de enseñar. El principio fundamental de la pedagogía de la actitud objetiva es “quien es instruido debe instruir”. Para que la ciencia objetiva sea plenamente educadora, sería necesario que su enseñanza fuera socialmente activa. Si los maestros imparten conocimientos efímeros y desordenados, marcados con el signo nefasto de la autoridad, los camaradas arraigan instintos indestructibles. Habría, pues, que elevar a los alumnos, tomados en grupo, a la conciencia de una razón de grupo; en otras palabras al instinto de objetividad social, instinto que se desconoce para desarrollar con preferencia el instinto contrario de originalidad, sin advertir el carácter engañoso de esta originalidad adquirida en las disciplinas literarias. “Una enseñanza que se recibe sin trasmitirla forma espíritus sin dinamismo, sin autocrítica.” Una instrucción de esta manera termina siendo dogmática lo que debería terminar en inventiva, dejando de impartir la experiencia psicológica del error humano. En una pedagogía progresiva basada en el error positivo, la existencia de un grupo refractario a los conocimientos científicos favorece a un psicoanálisis de

las convicciones racionales. No le basta al hombre tener razón, necesita tener razón contra alguien. Sin el ejercicio social de su convicción racional, la razón profunda no está lejos de ser un rencor; esa convicción que no se derrocha en una enseñanza difícil actúa en un alma como un amor desconocido. La actitud psicológica que de una parte es resistencia e incomprensión (racionalismo), y de la otra impulso y autoridad (empirismo), se convierte en el elemento decisivo en la enseñanza real. Aunque ambos digamos lo mismo, lo que decís es siempre un poco irracional; lo que os digo es siempre un poco racional. Tenéis siempre algo de sinrazón, tengo siempre algo de razón. Como el conocimiento objetivo nunca está terminado, y como nuevos objetos aportan sin cesar temas de conversación en el diálogo entre el espíritu y las cosas, toda la enseñanza científica, cuando es viviente, será agitada por el flujo y el reflujo del empirismo y del racionalismo. El desarrollo científico como síntesis entre racionalistas en el que se descubren teorías, seguidos de otros períodos empiristas en que se descubren anomalías de esas teorías. Psicología del sentimiento de tener razón: Nunca se tiene razón una vez y para siempre. Hay que defender, pues, del desgaste a las verdades racionales que siempre tienden a perder su apodicticidad (su relación de necesidad entre los hechos) y a caer al nivel de los hábitos asertóricos (hechos tomados como verdades absolutas de lo real) de los intelectuales. “Balzac decía que los solterones reemplazan los sentimientos por hábitos. Igualmente, los profesores reemplazan los descubrimientos por lecciones.” El científico contemporáneo se encuentra frente a la necesidad de renunciar a su propia intelectualidad. Detrás de las soluciones más claras el principal obstáculo epistemológico del científico se encuentra la necesidad de misterios. Teñidas de valorizaciones contrarias, la ciencia puede ser utilizada ya para demostrar, ya para deslumbrar, entendiéndose, claro es, que se trata más que de deslumbrar a los demás de enceguecerse a sí mismo. Exige un constante esfuerzo de desubjetivación. “Parece seguro que con el siglo XX comienza un pensamiento científico en contra de las sensaciones y que ha de construirse una teoría de lo objetivo en contra del objeto. En otros tiempos la reflexión resistía al primer reflejo. El pensamiento científico moderno reclama que se resista a la primera reflexión. Es, pues, todo el uso del cerebro el que está en discusión. Desde ahora en adelante el cerebro ya no es en absoluto el instrumento adecuado al pensamiento científico, vale decir que el cerebro es el obstáculo al pensamiento científico. Obstáculo en el sentido de ser un coordinador de gestos y de apetitos. Hay que pensar en contra del cerebro.” Para cobrar una conciencia clara de la construcción fenomenológica, lo antiguo ha de pensarse en función de lo nuevo. Al lado de la historia de lo que fue eterno, debe escribirse una historia de lo que ha debido ser, rápido y perentorio.