Atlas De Europa Medieval

David Ditchburn, Simón MacLean y Angus MacKay (eds.) Atlas de Europa medieval ¡p, - y m f l A m uva íitf un* o edif

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David Ditchburn, Simón MacLean y Angus MacKay (eds.)

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Territorio bajo control del señorío de las islas (MacDonald)

Perth

Sberiffdoms (con burgos principales en su caso)

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Centros importantes de la Corona

Principales propiedades de 0

Jaime II, h. 1460

j 437

Fecha de adquisición de nuevos territorios para la Corona

3 Earls de Angus (hijos menores de __________ los Douglas), h. 1460 |

254

Earls de Morton (hijos menores de los Douglas), h. 1460 a m

Earls de Crawford (Lindsay), h. 1400/1460

^

Earls de Huntly (Gordon), h. 1460

Earls de Caithness (Sinclair), h. 1460

^

Earls de Marischal (Keith), h. 1460

V

Earls de Errol (Hay), h. 1460

A

Earls de Rothes (Leslie), h. 1460

ÉÉ___ 1 ________

tura territorial de Escocia quedó transformada (mapa B). La mayoría de earldoms y lordships «provinciales» estaban en manos de la Corona, sobre todo como resultado de pérdidas tras enfrentamientos entrejaime I (1406-1437) y sus parientes los Stewart, y entrejaime II (1437-1460) y el octavo earl de Douglas. Fuera de los Highlands, sin embargo, los sheriffdoms (en lugar de earldoms y lordships) determinaban la estructura política, mientras que la base de poder principal de la Corona se había trasladado a la posición más central de Lothian (alrededor de Edimburgo) y Fife, Stirlingshire y Perthshire. Los magnates, por su parte, disponían de estados dispersos y esferas lo­ cales de influencia en lugar de provincias enteras. Esta nueva situación se aplicaba a los nuevos earldoms creados por Jaime II para sus seguidores, excepto en el caso de los nuevos earldoms «provinciales» de Argyll (Campbell) y Huntly (Gordon), que eran baluartes en la frontera de los Highlands contra el señorío MacDonald de las Islas, vasto bloque de poder gaélico construido por los jefes del Clan Donald (earls de Ross, 1437-1475), que dominaron la mayor parte de los Highlands entre las déca­ das de 1410 y 1490.

A . Grant

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p e n ín su l a

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B aja E d a d M

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Po rt u g a l

Desde 1350 hasta 1389 arreció la lucha por el control del reino de Castilla. Em­ pezó como una guerra civil entre Pedro I el Cruel de Castilla y León (1350-1369) y una coalición de nobles encabezados por su hermanastro ilegítimo Enrique de Trastámara, pero ambas partes recurrieron a la ayuda extranjera, en particular proceden­ te de Francia e Inglaterra (entregadas ya a la Guerra de los Cien Años). En 1365, el exiliado Enrique de Trastámara invadió Castilla con ayuda de mer­ cenarios franceses e ingleses y se proclamó rey con el nombre de Enrique II (1366). Pedro huyó a Bayona y desde allí, con ayuda de los ingleses, preparó la contrainva­ sión y derrotó a los Trastámara en Nájera (1367). Este triunfo fue breve, porque Carlos V de Francia dio pleno apoyo a otra invasión de Enrique y Pedro fue final­ mente derrotado y asesinado por su hermanastro en Montiel (1369). En 1371, Juan de Gante, duque de Lancaster, se casó con la hija mayor de Pedro I y reclamó la corona castellana. Cuando Juan I de Castilla (1379-1390) invadió Por­ tugal, Joáo I (1385-1433), ayudado por los arqueros ingleses, infligió una dura derro­ ta a los castellanos en Aljubarrota (1385). El tratado de Windsor (mayo de 1386) cimentó la alianza entre Inglaterra y Portugal, y cuando algunos meses después los Lancaster invadieron Galicia y conquistaron La Coruña (1386), lo hicieron con la ayuda de un ejército portugués. Aunque el intento Lancaster de hacerse con el trono castellano falló, sus ambiciones fueron acalladas mediante la promesa de grandes cantidades de dinero y de prestigiosas alianzas matrimoniales, que se plasmaron en el matrimonio de sus hijas Catalina y Felipa, con el futuro Enrique III de Castilla (1390-1406) y Joáo I de Portugal, respectivamente. A la muerte de Enrique III, su hermano menor Fernando, corregente durante la minoría de edad de Juan II (1406-1454), dominó la escena política. Tras hacerse fa­ moso por arrebatar Antequera a los moros (1410), presentó con éxito sus aspiracio­ nes a la Corona de Aragón al morir Martín I (1395-1410) sin hijos y fue «elegido» rey en el Compromiso de Caspe (1412). Pero su corto reinado de Aragón (1412-1426) 255

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estuvo marcado por un interés continuado en la política de Castilla y en la salva­ guarda de los intereses familiares. Sus hijos estaban llamados a protagonizar la escena política: Alfonso V de Ara­ gón (1416-1458) se dedicó principalmente a los asuntos italianos; Juan, heredero de las vastas posesiones familiares en Castilla, permaneció absorto en los asuntos polí­ ticos de ese reino, pese a convertirse en rey de Navarra en 1425 y suceder a su her­ mano en la Corona de Aragón (1458-1479); Enrique se convirtió en maestre de la Orden de Santiago y participó constantemente en intrigas políticas hasta que falle­ ció en 1445. Su rival en Castilla era el poderoso favorito Alvaro de Luna, que juraba por el absolutismo real en nombre del rey y derrotó a los aragoneses en la crucial batalla de Olmedo (1445) antes de caer víctima de las intrigas cortesanas y ser ejecutado en 1453. Tras un inicio prometedor, el siguiente reinado de Enrique IV (1454-1474) degeneró en la anarquía, la crisis más grave que siguió a un intento de deponer en efigie al rey en Ávila en 1465 y la «elección» de su hermanastro Alfonso como rey rival. Tras la muerte de Alfonso en 1468, las facciones políticas se prepararon para una lucha de sucesión que enfrentó a la presunta hija de En­ rique IV, la princesa de Asturias Juana «la Beltraneja» (nombre procedente de su padre putativo, el favorito del rey, Beltrán de la Cueva), con la hermanastra del rey, Isabel. La sucesión de Isabel I (1474-1504), que se había casado con Fernan­ do, heredero de la corona de Aragón en 1469, alertó a otros reinos que vieron con temor el nacimiento de una nueva superpotencia. Cuando Isabel subió al trono en 1474, Alfonso V de Portugal (1438-1481) reunió a sus tropas para defen­ der los derechos de la princesa de Asturias, su sobrina. Tras sufrir una decisiva derrota de mano de las fuerzas castellanas en Toro (1476), Alfonso V intentó sin éxito conseguir el apoyo de Luis XI de Francia y de Carlos el Temerario, duque de Borgoña. La victoria de Isabel y Fernando II de Aragón (1479-1516) sobre sus rivales castellanos dio lugar a una tregua con Portugal, ratificada en el tratado de Alcagovas-Toledo (1479-1480), que constituyó un reconocimiento tácito de Isa­ bel como reina de Castilla. La muerte de Juan II de Aragón (1479) unificó los reinos de Castilla y Aragón, aunque sus respectivos reinos siguieron conservando instituciones bien diferenciadas. Mientras Portugal mantenía su independencia, Granada era conquistada en 1492 y el reino de Navarra se incorporaba a Castilla en 1512.

S. Humble Ferreiray A . MacKay

El av an ce d e lo s t u r c o s y l a C r u z a d a

A principios del siglo xiv, los bizantinos perdieron la Anatolia occidental a ma­ nos de los turcos, entre los cuales los más prósperos eran los otomanos que se esta­ blecieron frente a Constantinopla. Esta iniciativa bloqueó la expansión hasta 1354, cuando la participación en las guerras civiles bizantinas permitió a los otomanos establecer una cabeza de puente en Gallipoli, que se convirtió en su base para la conquista y ocupación de Tracia, completada con la victoria en 1371 contra los serbios en la batalla del Maritsa. La expansión turca se ha atribuido al rasgo ghazi, es decir, los turcos eran guerreros de la fe que deseaban extender las fronteras del Islam. 257

También eran pastores que buscaban nuevos prados para sus rebaños y se alimenta­ ban de las debilidades de sus oponentes. En 1387, Tesalónica, la segunda ciudad del Imperio bizantino, se sometió voluntariamente a los otomanos. En 1389, derrota­ ron en Kosovo a los serbios, que se convirtieron en tributarios. En 1393, los otoma­ nos entraron en Trnovo y se anexionaron Bulgaria; también tomaron los emiratos turcos de Anatolia, incluida Karamania (1397). Constantinopla sólo sobrevivió gra­ cias a Tamerlán, que invadió Anatolia y en 1402 derrotó a los otomanos en Ankara. Fueron precisos casi veinte años para recuperarse de esta derrota, pero bajo Murat II (1421-1451) se recuperaron todos los territorios perdidos en los Balcanes y Anatolia, excepto Karamania. Murat también dio una base más sólida al poder otomano al regular el reclutamiento entre los jenízaros, tropas de esclavos que formaban el nú­ cleo del ejército otomano. Su hijo Mehmet I el Conquistador (1451-1481) fue el encargado de tomar Constantinopla (1453), obteniendo así para los otomanos una capital adecuada, capaz de mantener unidos los distintos territorios y de fomentar la autoridad del sultán. Mehmet remató sus posesiones con la anexión de los restos del Imperio bizantino en el Peloponeso (1460), Trebisonda (1461) y Karamania (1468). Convertidos ya en una gran potencia, los otomanos se aprestaron a someter el Mediterráneo. La amenaza turca insufló nueva vida a la cruzada que había perdido su razón de ser tras la caída de Acre en 1291. Los Caballeros hospitalarios tomaron la ini­ ciativa y en 1308 arrebataron Rodas a los bizantinos y la utilizaron como base contra la piratería turca en el Egeo. Sus éxitos alentaron la actividad cruzada que beneficiaba los intereses venecianos y satisfacía la nostalgia por las glorias pasa­ das. Se impuso la moda de la creación de órdenes caballerescas dedicadas a fo­ mentar la cruzada. Los principales logros llegaron en la Cruzada de 1344, con la conquista de Esmirna, que pasó a manos de los Caballeros hospitalarios. Al arre­ batar de esta manera la iniciativa a los turcos en el Egeo, el foco de atracción pasó a ser Chipre, donde Pedro I preparaba una cruzada contra los mamelucos de Egipto. Alejandría fue invadida en 1365, pero fue imposible seguir avanzando ante la oposición de los venecianos, que no querían poner en peligro sus intereses comerciales en Egipto. El avance otomano en los Balcanes hizo que el interés cruzado se centrase en Bizancio. En 1366, Amadeo de Saboya partió al rescate de su primo el emperador Juan V Paleólogo. La supervivencia de Constantinopla era asunto urgente para el rey húngaro Segismundo, aunque sólo fuese para alejar a los otomanos de sus fron­ teras y logró captar el idealismo cruzado de las cortes francesas, ya explotado en 1390 por los genoveses con la Cruzada de Luis de Borbón contra Túnez. A la cabeza de la nueva cruzada estaba Juan sin Miedo, hijo y heredero del duque de Borgoña. Los franceses se enfrentaron a los otomanos en Nicópolis en 1396 y fueron derrotados sin piedad. Este desastre puso fin a la participación francesa en la cruzada, pero la corte borgoñesa siguió alabando con entusiasmo el ideal cruzado. La Cruzada con­ tra los otomanos se convirtió en coto de los húngaros, pero fracasó en 1444 en Varna, donde los cruzados húngaros que marchaban al rescate de Constantinopla cayeron derrotados en una desesperada batalla de dos días. A partir de entonces, la cruzada se relegó al dominio de los deseos inalcanzables: los otomanos habían re­ sultado ser rivales demasiado fuertes. M . Angold 258

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L a u n ió n d in á s t ic a d e P o l o n ia y L it u a n ia (1386-1569)

La unión lituano-polaca se instituyó en 1386 cuando el gran duque pagano Jogaila de Lituania, cumpliendo las promesas hechas en el acta de Kreva (1385), adoptó el nombre de Vladislao Jagelón, se convirtió al catolicismo y se casó con Jadwiga de Polonia. En 1386, el Gran Ducado se extendía desde el Báltico hasta casi el mar Negro, tras haber barrido las tierras occidentales de la Rus de Kiev, destruida poi los mogoles, lo que conllevaba la adopción de población eslava oriental mayoritariamente ortodoxa. Kreva dio paso a la conversión de los lituanos al catolicismo y al deslumbrante desarrollo de la dinastía Jogalia. Tras 1386, Lituania luchó con fiereza por conservar su estatus político independiente y los Jogalia gobernaron los dos es­ tados como una especie de confederación dinástica. El primo de Jagelón, Vytautas, fue el gobernante defacto de Lituania desde 1392 hasta su muerte en 1430. Desde ese momento y hasta la elección del rey Segismundo I (1506), Polonia y Lituania sólo compartieron gobernante en dos ocasiones: Casimiro IV (1447-1492) y Alejandro (1501-1506). No obstante, los Jogalia también fueron reyes de Hungría (1440-1444, 1490-1526) y Bohemia (1471-1526), y pese a la escasa firmeza de los lazos, Polonia

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y Lituania crecieron más unidas incluso. El apoyo militar polaco permitió que Lituania pudiese resistirse a los ataques moscovitas (aunque hacia 1537 perdiera una parte importante de sus territorios) y la Unión permitió la derrota de los Caballeros teutónicos, la posterior incorporación de la monarquía de Prusia dentro de la coro­ na polaca (1454-1466) y la creación del ducado de Prusia como feudo polaco (1525). Los atractivos del sistema político polaco, con sus amplios privilegios nobiliarios, estimularon la transformación de las instituciones y de la cultura política lituanas, permitiendo que el último rey de la dinastía Jogalia, Segismundo Augusto, firmase la Unión de Lublin (1569), que unió las dietas de los dos estados y aseguró la super­ vivencia de la Unión tras la extinción de la dinastía por línea masculina en 1572.

R. I. Frost

E l a u g e d e M o s c o v ia

Kiev cayó en manos de los mogoles en 1240 y desapareció así el principado de Kiev, junto con otros principados de la Rusia meridional. Al norte, varios principa­ dos sobrevivieron como tributarios del kan de la Horda de Oro. Aparte de la ciu­ dad-estado de Novgorod, el más importante era el principado de Vladimir-Suzdal, cuyo jefe fue reconocido Gran príncipe por el kan. Con el cambio de siglo, la supre­ macía pasó a los principados de Tver’ y Moscú, ambos situados cerca de las cabece­ ras de los principales ríos de Rusia, lo que garantizaba buenas comunicaciones y posibilidades de expansión. Moscú estaba tal vez menos expuesto gracias a la pro­ tección de las marismas al oeste y de los densos bosques del este, pero el factor de­ cisivo a su favor era la combinación del reconocimiento mogol y el apoyo de la Iglesia ortodoxa. Los príncipes de Moscú prefirieron cooperar con los mogoles en lugar de oponerse a su gobierno. Desde el reinado del príncipe Ivan Kalita (13281341), los kans otorgaron sistemáticamente el título de Gran príncipe a los príncipes de Moscú, con la correspondiente supremacía sobre los demás príncipes rusos. Ivan también se aseguró de que Moscú se convirtiese en residencia permanente del me­ tropolitano de Kiev y de toda Rusia, cabeza de la Iglesia rusa nombrado desde Constantinopla. El metropolitano actuaba como árbitro entre los príncipes rusos y solía usar su influencia para otros intereses políticos moscovitas. En 1380, tal era la fuerza de Moscú que el príncipe Dimitri Donskoj retó a los mogoles y cosechó una gran victoria en Kulikovo. Aunque dos años después tuvo que someterse de nuevo a la supremacía mogola, retuvo el título de Gran príncipe y su superioridad sobre los demás príncipes rusos. Una lucha sucesoria posterior retrasó la expansión mos­ covita, e Ivan III (1462-1505) fue el encargado de completar la «Unión de las tierras rusas» alrededor de Moscú. La culminación llegó con la anexión de Novgorod en 1478 y de Tver’ en 1485. Ivan se libró definitivamente del yugo mogol en 1480.

M. Angold

261

262

Gobierno, sociedad y economía D

e s a r r o l l o d e la a d m in is t r a c ió n

y la f is c a u d a d d e la

C

o r o n a fran cesa

Entre el inicio de la Edad Media y el siglo xm, el rey de Francia no obtenía sus ingresos de los impuestos que pagaban sus súbditos, sino casi exclusivamente de sus propios dominios como cualquier otro terrateniente. Pero bajo Felipe IV (1285-1314), esta renta ordinaria, incluso aumentada con la cuidadosa explotación de derechos soberanos y potenciada por ganancias inesperadas cuando la Corona atacaba a grupos privilegiados como los lombardos, judíos y templarios, no lograba cubrir las necesidades reales y cada vez mayores eran las cantidades recaudadas a través de impuestos, denominados por lo general impuestos «extraordinarios». El diezmo cruzado reclamado al clero en 1147 y 1188 es un modelo de este tipo de imposición. En el siglo x i i i , el rey recaudó décimas similares de los eclesiásticos con bastante frecuencia, con aprobación papal o sin ella, y tal iniciativa se convirtió en una fuente valiosa de ingresos. Pero Felipe IV, que justificaba sus peticiones abogan­ do una gran necesidad y la defensa del reino en caso de emergencia, buscaba sub­ venciones para la guerra directamente de sus súbditos seglares, aunque normalmen­ te tenía que recurrir primero a los señores feudales (arriére-ban). También experimen­ tó con los impuestos indirectos sobre la venta de productos alimenticios, bebidas y manufacturas, junto con aranceles como el multóte (1295). Al mismo tiempo, se trans­ formó la rudimentaria administración financiera, pero hasta mediados del siglo xiv no se alcanzó un sistema adecuado de recaudación a partir de fuentes distintas del do­ minio real. Los Caballeros templarios, que habían sido los banqueros reales desde mediados del siglo x ii , fueron relevados de su cargo en los años 1290 y se fundó un tesoro real. La contabilidad se llevaba a cabo ante grandes curia de compotis (1289) o chambre des comptes, que funcionaban como tribunales en los años 1320, aunque hasta 1381 no se eligiese un primer presidente, y el control de impuestos, ahora denominados aides, pasó después de 1390 a la Cour des aides, mientras que la Cour du trésor se encargaba de supervisar la renta procedente del dominio real. La idea de que la renta extraordinaria debía convertirse en una fuente de ingre­ sos regular y permanente en tiempos de paz para la Corona tardó mucho en ser aceptada. Algunos grandes ducados y condados como Bretaña, Borgoña, Flandes y Gascuña conservaron la autonomía fiscal. No se consiguió planificar un medio es­ tándar nacional para autorizar la imposición ni para recaudar los impuestos y gran parte del proceso se confiaba al gobierno local, mientras que la Corona se limitaba a mostrarse agradecida por recibir una parte de lo que pedía. Felipe IV convocó una 263

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Fuente: Dupont-Ferrier.

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Fuente: Dupont-Ferrier.

asamblea o Estados generales y sus sucesores creyeron urgente convocarlos ocasio­ nalmente, así como reuniones de Estados regionales para el sur y el norte de Francia (Languedoil y Languedoc) para estudiar la imposición de una tasa concreta, pero lo que buscaban era más un consejo que una aprobación. Los Estados generales no se reunieron, sin embargo, entre 1439 y 1484, mientras que entre 1330 y 1430 se crea­ ron Estados provinciales más locales, algunos de los cuales, como el caso de Normandía, reclamaban el derecho a aprobar impuestos, y, de hecho, se les empezó a consultar según las circunstancias o tradiciones. De esta manera, podían discutirse algunas modificaciones de la forma o carga de los impuestos. Pero desde fecha tem­ prana, la Corona, frustrada por los retrasos que suponían inevitablemente estas consultas (puesto que las decisiones adoptadas en los Estados generales debían ser ratificadas por los Estados locales y los impuestos acordados para grandes cuerpos casi nunca se recaudaban), empezó a decidir de antemano la suma que necesitaba y se limitaba a ordenar a las asambleas que autorizasen la aplicación, lo que normal­ mente hacían compartiendo la cantidad entre los susceptibles de imposición en su área, basando el reparto en la información que recogían en grandes censos, como el de 1328, del número de hogares (feux) en las regiones bajo control real. A partir de entonces, el impuesto del hogar (fouage) pasó a ser la principal forma de imposición directa; establecido bajo el reinado de Felipe IV en el Midi, después de 1355 se aplicó en Langueoil, donde desde los años 1380 se le denominaba taille. Con los cambios demográficos, especialmente como consecuencia de la Peste Negra, debió revisarse el número defeux y surgió el concepto de hogar fiscal formado por varios hogares reales. Desde el principio pidieron quedar exentos del fouage y de la taille la nobleza, el clero y otros grupos privilegiados (por ejemplo, oficiales reales), pero no siempre lo consiguieron, especialmente dado el casi permanente estado de guerra en que vivió Francia desde 1337. Con la guerra contra Inglaterra se puso de manifiesto lo inadecuado de la renta de la Corona a partir de subvenciones para la guerra. Tras recurrir a los medios tra­ dicionales de recaudación, especialmente manipulando la moneda, se generalizaron una serie de impuestos, ya ensayados a menor escala. En 1341, se creó el impuesto sobre la venta de la sal (gabelle), que se eliminó en 1346 pero volvió a establecerse entre 1356 y 1380, y desde 1383 se convirtió en un elemento permanente de la renta real. En el siglo x v , se recaudaba este impuesto en un tercio del reino en alma­ cenes reales (greniers) donde se almacenaba la sal antes de venderla. Pero el período crítico en el establecimiento de impuestos directos e indirectos se desarrolló en­ tre 1355 y 1370. Una crisis política ya muy acusada en 1355 se agravó en 1356 cuando Juan II fue capturado en Poitiers. Para poder pagar el enorme rescate de 3 millones de escudos, se obtuvieron préstamos obligatorios y se concedió la ayuda feudal tradicional, que se recaudó como fouage, mientras que el impuesto sobre la venta (aides) también se amplió, acostumbrando así a los súbditos a pagar impuestos anualmente no sólo en caso de necesidad evidente, sino para beneficio de todos. Para recaudar este dinero, el reino de Francia se dividió en nuevos distritos adminis­ trativos. Los Estados de 1355-1356 nombraron recaudadores (élus) en cada circuns­ cripción (election). Las élections se basaban normalmente en diócesis existentes y so­ lían agruparse en recettes générales regionales supervisadas por consejeros generales. Desde 1436 había cuatro recettes principales, bajo control de cuatro tesoreros y cua­ tro generales. La incorporación de nuevos territorios al dominio real a finales del siglo xiv significó que durante el reinado de Luis X II (1489-1514) había diez u once 266

recettes y unas ochenta y cinco élections. Desde 1360, la Corona había asumido el nombramiento y pago de los élus y sus subordinados. Así se costeó gran parte del rescate de Juan II y la Corona pasó a depender de la recaudación regular de impuestos. Pero en su lecho de muerte, Carlos V (1364-1380), consciente de que estos impuestos seguían considerándose tradicionalmente ex­ traordinarios, abolió elfouage. Las crisis militares y políticas permitieron a su sucesor restablecer el fouage y las aides, que se habían cancelado después de la muerte de Carlos, y esos impuestos se recaudaron regularmente hasta que la posición de la Corona quedó debilitada una vez más después de 1412. Carlos VII (1422-1461) se vio obligado a consultar con varias asambleas de representantes en los inicios de su reinado. La taille no se recaudó entre 1412 y 1423, ni tampoco las aides entre 1418 y 1428, pero tras 1428 el rey impuso tasas unilateralmente y los Estados de Orleans de 1439 fueron los últimos en aprobar el aumento de la taille. En 1443, Languedoc y Dauphmé compensaron el pago de la taille con una suma global anual, el équivalent. Por entonces, era ya clara la distinción entre pays d'états, regiones con institucio­ nes representativas, y los que carecían de ellas, pays d ’élections, pero al parecer poco influía tal división en la carga impositiva de cada uno. Normandía, pays d ’états, por ejemplo, proporcionaba entre un sexto y un tercio de la renta real tras la reconquis­ ta de 1450. En esa época, Carlos VII recaudaba anualmente unos 1,2 millones de libras procedentes de la taille. Durante el reinado de Luis XI (1461-1483), la renta anual de la Corona aumentó espectacularmente hasta 4,7 millones de libras, de los cua­ les sólo 100.000 procedían del dominio real, 650.000 de aides y no menos de 3,9 millo­ nes de la taille. El coste más oneroso con creces de la Corona era el ejército que se estableció de forma permanente en los años 1440 y creció considerablemente con Luis XI. Durante la minoría de edad de Carlos V III (1483-1490), se produjo una reacción inevitable contra la fiscalidad real. Los Estados generales de 1484 redujeron el nivel de imposición y el tamaño del ejército, pero el inicio de la intervención francesa en Italia hizo aumentar de nuevo los impuestos en los años 1490 hasta al­ canzar los 4 millones de libras. M.Jones

A d m in is t r a c ió n

borgoñona

( h a c ia

1450)

El gobierno ducal tenía carácter federal a la hora de reconocer privilegios loca­ les, pero gradualmente emergieron instituciones centrales y un canciller que encabe­ zaba un consejo ducal omnicompetente. Las finanzas estaban supervisadas por un tesorero, mientras que el recaudador general manejaba la renta de las tierras ducales, aunque no controlaba las recaudaciones locales. Los recaudadores regionales eran responsables ante la chambre des comptes de Lille (fundada por el conde de Flandes en 1382) y de Dijon (reorganizada en 1386). Más adelante se crearon otros tribuna­ les de cuentas en Bruselas y La Haya. De 1430 a 1468 aproximadamente, el duque dispuso de fondos considerables a través del trésor de l’épargne. Carlos también nom­ bró un tesorero de la guerra. En ambos casos se imitó la práctica francesa o bretona. Desde los años 1440, los commis sur lefait desfinances, oficiales financieros en jefe, supervisaban la administración de estos nuevos fondos y asesoraban al consejo. En la esfera local, se hicieron esfuerzos para racionalizar las instituciones en territorios 267

ADMINISTRACIÓN BORGOÑONA (h. 1450)

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h o l a n d a o

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ART O IS H A IN A U L T

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París

BAR-S-SEINE

AUXERRE Recaudación general de Holanda-Zelanda

^D U C A D O D E

¡C O N D A D O

Recaudación general de las dos Borgoñas Recaudación general de Flandes-Artois Recaudación general de Brabante Limburgo Recaudaciones o recaudación general de otros territorios borgoñones

N A M U R Región/territorio m

Centro importante de la administración borgoñona

Fuente: R. Vaughan, 1970. 268

FRANCO

BORGOÑA

Beaunc

C H A R O L A IS MÁCON

• Ginebra

Basilea 0

vecinos. Las dos Borgoñas y algunos territorios adyacentes (Flandes y Artois, Bra­ bante y Limburgo, Holanda y Zelanda) solían tener una administración común. El predominio del norte (durante el reinado de Carlos, los Países Bajos generaban cinco veces más renta que las dos Borgoñas) estuvo marcado a principios del reina­ do de Felipe el Bueno por la eliminación de la responsabilidad de revisar las cuentas de la casa ducal, además de las del recaudador general, de Dijon a Lille. Desde 1473, Carlos trató de establecer junto con el parlamento soberano de reciente creación para los territorios holandeses en Malinas una nueva chambre des comptes para susti­ tuir a las de Lille y Bruselas. Otras cortes soberanas funcionaban ya en Hainault (Mons) y Franche Comté (Dole), aunque el parlamento de Beaune seguía depen­ diendo del de París, que también escuchaba las apelaciones de Artois y Flandes. La mayoría de los territorios tenían instituciones de representantes, como los Estados de Artois o los Cuatro Miembros de Flandes, y los duques los consultaban especial­ mente en materia de impuestos (aides). Desde 1425, los Estados de territorios adya­ centes solían celebrar reuniones conjuntas; la celebrada en 1464 se considera como los primeros Estados generales de los Países Bajos, que desempeñarían un papel muy importante en el futuro, especialmente tras la muerte de Carlos en 1477.

M. Jones

G o b ie r n o

a l e m á n e n la

B aja E d a d M

e d ia

Los poderes limitados de la monarquía alemana se reflejaban en la naturaleza rudimentaria de las instituciones del gobierno central. La cancillería se encargaba de promulgar cartas reales, pero era reducida en comparación con la de otros países. La asamblea de representantes alemana, Reichstag pasó en la Baja Edad Media de ase­ sorar a legislar. El número de miembros era todavía variable en el siglo xv, y entre ellos había electores, prelados, príncipes, algunos señores menores y representantes de las ciudades imperiales. Los electores, que formaban el Kurverein, y los enviados urbanos, que desde los años 1470 formaban la dieta urbana, se reunían a veces inde­ pendientemente del Reichstag con objeto de articular sus intereses respectivos. El propio Reichstag se reunió con frecuencia en los años finales de la Edad Media, pero el absentismo, especialmente entre los miembros procedentes del norte, era muy corriente, y las decisiones tomadas sólo se aceptaban y aplicaban de forma parcial. Ni el Reichstag ni el emperador ofrecían ningún remedio eficaz para la urgente nece­ sidad que tenía Alemania de una paz pública y de justicia. Los reiterados intentos de proscribir los enfrentamientos feudales resultaron vanos e inadecuadas las dispo­ siciones de los tribunales reales. La emergencia de una cámara de justicia (Kammergericht), con recursos y competencias limitados, se produjo paralelamente al cese de las funciones del tribunal real de justicia (Reichshofgericht) a mediados del siglo xv, tras haberse concedido inmunidad generalizada a su jurisdicción. Los impuestos reales, mientras tanto, seguían siendo en gran medida elementos ad hoc y muy redu­ cidos en comparación con lo que ocurría en otros lugares. En el siglo xv se propu­ sieron varios planes para fortalecer el gobierno imperial, pero las reformas no entra­ ron en vigor hasta que concluyeron las deliberaciones del emperador electo Maxi­ miliano y el Reichstag celebrado en Worms (1495). Tras la declaración de paz pública perpetua y la prohibición de los enfrentamientos feudales, la Kammergericht se trans269

270

GOBIERNO ALEMÁN EN LA BAJA EDAD MEDIA

a

N

formó en la Reichskammergericht, tribunal supremo de apelación con jueces profesio­ nales asalariados. El coste de este tribunal y del ejército imperial debía proceder de un nuevo impuesto imperial sobre la propiedad, el «céntimo común» (Gemeiner Pfenning). La imposibilidad de garantizar el pago del impuesto fue en detrimento de las demás reformas y pronto se abandonó la idea del Gemeiner Pfenning. En su lugar, el gobierno recurrió al Kammerzieler, pequeño impuesto bienal en ayuda de la Reichs­ kammergericht, y otros impuestos tradicionales pero irregulares, incluido el «dinero romano» (Rómmermonate), subvención que originalmente iba dirigida a financiar las coronaciones imperiales en Roma y se convirtió en un impuesto para propósitos militares. Maximiliano se mostró menos entusiasta con otras de las reformas trata­ das en Worms, incluida la propuesta asociada a Berthold von Henneberg, arzobispo de Maguncia, de establecer un consejo ejecutivo permanente. Este cuerpo (Reichsregiment) llegó a formarse en 1500, presidido por el rey o su diputado, y formado por veinte miembros, entre ellos representantes de los electores, otros Estados del Reichstag y seis circunscripciones o círculos (Kreise) nuevos, a los que se les otorgó conjuntamente extensos poderes en materia de justicia, finanzas y política extranje­ ra. El Reichsregiment, con pocos recursos, sin medios para imponer su autoridad y contemplado con desconfianza por Maximiliano, sucumbió al cabo de dos años, pero resurgió en el siglo xvi. Como consecuencia de las características políticas y del limitado éxito de las reformas propuestas por el gobierno, Alemania carecía de un centro equivalente a Londres, París o Edimburgo, que se perfilaban como focos administrativos nacionales. El Reichstag se reunía en lugares diferentes, pero con más frecuencia bajo el reinado de Maximiliano en el sur o centro de Alemania. La dieta urbana se reunió en Francfort, Speyer, Heilbronn y Esslingen, mientras que el Kurverein lo hacía en otras ciudades. La Kammergericht celebraba con frecuencia sus reuniones en Rottweil y la Reichskammergericht quedó asignada a Fráncfort, donde solían celebrarse las elecciones imperiales, aunque las coronaciones ocurrían en Aquisgrán. La insignia real se guardaba en Múnich, luego en Karlstein, cerca de Praga, y desde 1424 en Núremberg, donde también tenía su sede el Reichsregiment. Pero en otros aspectos, al igual que puede considerarse Praga como el centro del imperio de Carlos IV (1347-1378), Innsbruck era el centro del reino de Maximiliano. En el centro administrativo de las tierras tirolesas fue precisamente donde Maximi­ liano basó su primera cancillería y corte imperiales y donde estableció el primer ar­ chivo imperial.

D. Ditchburn

I t in e r a r io s

reales e n

Portugal

Los monarcas portugueses, al igual que los demás reyes, se desplazaban conti­ nuamente. Sus itinerarios estaban determinados por las necesidades económicas, la diplomacia, el clima y las epidemias, y por lo general siempre incluían las ciudades de Lisboa, Coimbra, Santarem y Evora. Las visitas se restringían a un máximo de dos meses en cada lugar. A finales del siglo xv, la ampliación de la casa real fue transformando esta costumbre a medida que aumentaban las dificultades a la hora de alojar un creciente número de cortesanos. Durante el reinado de Manuel I (14951521) Coimbra perdió importancia y el itinerario real se centró más en palacios 271

LOS CORREGIDORES CASTELLANOS (1 3 9 0 -1 4 7 4 ) Coruña

Bilbao -on I^Sahagún

Vitoria ^ Burgos

Corona de Aragón

#i Palencia Zamora Valladolid Toro Salamanca

j» Sepúlveda ^ Segovia ^Guadalajara

•I Ciudad Rodrigo

•J Madrid • I Chinchón 'Toledo

Cuencai

Portugal

Corregidores nombrados en el reinado de Enrique III (1390-1406) •] Alcaraz

Córdoba ^ Sevilla Carmona

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ar, Úbeda •I laj-» i If. Baeza '

«I ¿ cija

^-Alcalá La Real

A Alcalá de Guadaira

Reino de Granada ^

(gj

272

— • — Fronteras del reino de Castilla

*1

Corregidores nombrados en el reinado de Juan II (1406-1454) Corregidores nombrados en el reinado de Enrique IV (1454-1474)

Murcia

0

200

nuevos como Lisboa, Évora y Almeirim, cerca de Santarem. A medida que la coro­ na dedicó más dinero en sus nuevos palacios y que más nobles adquirieron aloja­ mientos privados en sus proximidades, la duración de las visitas reales en cada cen­ tro aumentó de forma significativa. Aunque la construcción de la Casa da India e Guiñé(1501) supuso la emergencia de Lisboa como capital administrativa de Portu­ gal, la corte portuguesa siguió siendo itinerante.

S. C. Humble Ferreira

LOS CORREGIDORES CASTELLANOS

(1390-1474)

Aunque a principios del siglo xiv ya existían oficiales denominados corregido­ res, la monarquía castellana no los utilizó de forma generalizada hasta el reinado de Enrique III (1390-1406). Inicialmente eran los agentes ideales para representar a la Corona cuando surgían problemas en las ciudades reales y, como consecuencia, disponían de gran poder sobre la vida política y económica de las ciudades a las que se les enviaba. Teóricamente eran destacados a invitación de las ciudades, pero en la práctica el rey solía nombrarlos sin consulta previa. El salario de estos corregidores, que no solían ser originarios de las regiones en que trabajaban, recaía en las ciudades donde residían, y esto, unido a sus poderes de intervención, despertó la hostilidad de las oligarquías urbanas. La mayoría de corregidores pertenecían a la baja nobleza o eran varones con preparación jurídica (letrados). Los principales problemas con los que se enfrenta­ ban eran desórdenes internos como consecuencia de enemistades entre grupos re­ gionales, abusos en la administración de la justicia, corrupción en la recaudación o revisión de las finanzas municipales y usurpación de derechos reales y municipales por parte de la Iglesia y la nobleza. Los Reyes Católicos heredaron este sistema de sus predecesores y lo ampliaron considerablemente, de manera que en 1494 había 54 corregidores en activo. No obstante, pese a que el creciente uso de tales oficiales potenciaba por lo general el poder real, eran frecuentes los abusos cometidos por los corregidores. Además, du­ rante el reinado de Enrique IV, el nombramiento de algunos corregidores recayó en los grandes nobles y, desde el reinado de Juan II, la Corona no consiguió dar a los corregidores el apoyo necesario para evitar que la aristocracia usurpara los territorios urbanos. Cuando en 1520 se rebelaron muchas ciudades castellanas en la Revuelta de los Comuneros, algunos contemporáneos reconocieron que los abusos en el control real del sistema de corregidores fue una de las causas fundamentales del descontento urbano.

A . MacKay

R e p r e s e n t a c ió n

e n las c o r t e s castellanas

(1445-1474)

En el siglo xv, la influencia de las cortes castellanas cayó bruscamente coincidien­ do con su carácter cada vez menos representativo. La asistencia del primer y segun­ do estado fue irregular, puesto que el rey sólo convocaba a las personas que le con273

venían, y el clero y la nobleza se interesaron apenas por lo que ocurría en las cortes. Así, reuniéndose ocasionalmente y sólo a invitación del rey, las cortes solían limitar­ se a ser una asamblea de representantes del tercer estado (procuradores) y oficiales reales, cuya principal función era la de votar impuestos y presentar peticiones a las que el rey solía responder con evasivas. Cuarenta y nueve ciudades estuvieron representadas en las cortes de 1391, pero a mediados del siglo xv este número descendió a un máximo de diecisiete ciudades, todas ellas ciudades reales, pues los habitantes de feudos nobles y eclesiásticos esta­ ban teóricamente representados en el primer y segundo estado. En la práctica, por consiguiente, regiones enteras como Galicia, las provincias vascas, Asturias y Extre­ madura no estaban representadas. La selección de procuradores estaba controlada por las oligarquías urbanas, aun­ que el propio rey intervenía ocasionalmente en nombramientos individuales. Las cortes de Zamora de 1432 confirmaron formalmente lo que durante mucho tiempo había sido la práctica generalizada, a saber: que sólo los nobles podían ser procura­ dores. Por esas fechas, los gastos de los procuradores corrían a cargo de la Corona. Por lo general, entonces, los procuradores no eran necesariamente más representati­ vos de los intereses de los habitantes de las ciudades que los obispos de los habitan­ tes de sus señoríos: aceptaban felizmente impuestos que ellos personalmente no pagaban, y las oligarquías a las que representaban, orgullosas de su participación en las cortes, obtenían incluso beneficios si accedían a las peticiones reales de gastar el dinero de los demás.

A . MacKay 274

R e p r e s e n t a c ió n e n la

p a r la m en t a r ia

I nglaterra

d e la

B aja E d a d M

e d ia

Representantes de condados, ciudades y distritos asistieron bajo Eduardo I (1272-1307) a algunos parlamentos, que se convocaron con mayor regularidad a partir del reinado de su hijo Eduardo II (m. 1327). Desde la cancillería se enviaron órdenes a los sheriffs para que convocaran las elecciones de dos caballeros por con­ dado (shire knights) en treinta y siete condados. Cheshire y Durham, donde los earls de Chester y los obispos de Durham respectivamente ejercían autoridad regia, que­ daron infrarrepresentados. Sólo ocasionalmente eran éstos elegidos caballeros, pues tales títulos solían recaer en gentiles como letrados y mayordomos de fincas versa­ dos en temas de administración local. Bajo los reyes de Lancaster, en el siglo xv, se promulgó una legislación que garantizaba que las elecciones al tribunal del conda­ do reflejarían de forma auténtica la voluntad de los propietarios más acomodados. El número de distritos (boroughs) en los que se ordenó la elección de dos burgue­ ses (Londres era única en la elección de cuatro ciudadanos) y que los enviaron a la asamblea fluctuó durante el período. Según el Professor McKisack, un promedio de setenta ciudades y distritos estuvieron representados en los parlamentos de Eduar­ do II y un promedio de ochenta y tres en los de Ricardo II (reinó entre 1377 y 1399). El mapa muestra las ciudades y distritos que respondieron en las primeras décadas del siglo xv. La Inglaterra septentrional apenas estaba representada comparada con la Inglaterra al sur del río Trent, con dos condados no emancipados y pocas ciuda­ des y distritos. En el siglo xv, muchos distritos autónomos se habían quedado con una población y recursos insignificantes, y la tendencia en ellos era nombrar miem­ bros de la aristocracia en lugar de burgueses, y a menudo ni siquiera residentes. Los gentiles consideraban prestigioso y útil asistir a la Cámara de los Comunes, incluso en su condición de burgueses: el número de caballeros condales era muy inferior, pero aparentemente controlaban los asuntos de la Cámara. Cuando en 1376 se reunió el «Parlamento Modelo», los caballeros condales y los burgueses se sentaron a debatir juntos; más adelante, bajo la presidencia del primer «portavoz» conocido en los Comunes, demostraron una notable capacidad para obligar a la Corona a modificar su forma de gobierno.

A. Goodman

La G ran H

am bruna de

1315-1322

El norte de Europa se vio asolado por una hambruna prolongada que comenzó en 1315 y continuó al menos hasta 1318, en muchas zonas hasta 1322. Tanto las crónicas como la dendrocronología (estudio de los anillos de los árboles) prueban que pudo estar causada por una serie de veranos fríos combinados con períodos de lluvia anormalmente abundante cuyos efectos sobre las cosechas resultaron devasta­ dores. Aunque para los estándares modernos las cosechas de grano eran de cualquier forma muy bajas — la mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que para el trigo eran en el mejor de los casos de 3/1 o 4/1— , en el período 1315-1316 las cose275

276

277

chas de trigo descendieron en casi el 80 por ciento en algunos dominios del priorato de Bolton en Yorkshire. Por lo general, las demás regiones y cultivos se vieron afec­ tados menos severamente, aunque la caída de las cosechas se vio agravada por varios factores. La hambruna en Inglaterra y Alemania se dejó sentir en Noruega a medida que el comercio de grano por el norte de Europa se derrumbó. Las limitaciones de transporte dificultaron la entrega de productos alternativos provenientes de zonas que no habían sido afectadas, aunque algunos pudieron llegar desde la península Ibérica y el sur de Francia. Sin embargo, la escasez de grano no incrementó los pre­ cios de forma significativa. Mientras tanto, las ovejas morían de una epizootia que afectó a las Islas Británicas, al tiempo que las epidemias afectaban al resto del gana­ do hacia 1317. En partes de Escandinavia, Alemania, Irlanda y en las fronteras francoflamenca y anglo-escocesa, la hambruna coincidió con la guerra. Aunque los índices de mortalidad son difíciles de trazar, en Ypres se registraron 2.794 muertes en tan sólo seis meses durante 1316, lo que tal vez alcanzaba el 10 por ciento de la pobla­ ción, una proporción similar que en Tournai, aunque tal vez el doble de la pro­ porción de bajas de Brujas. Aunque los contemporáneos vieron en ello la mano de Dios, algunos historiadores consideran la superpoblación como la clave de lo ocurrido. Para muchos, esta «crisis de principios del siglo xiv», más que la Peste Negra, sería el punto decisivo en la economía y la sociedad medievales, aunque el debate continúa.

D. Ditchburn

P r o p a g a c ió n

d e la

P este N

egra

La aparición y rápida propagación de la Peste Negra en Europa estuvo facilitada por la pax mongolica y por las numerosas rutas comerciales que habían establecido los mercaderes medievales entre Europa y Asia central. La Peste Negra se extendió por Asia central desde China en los años 1340 y, tras afectar a los mercaderes genoveses del puerto crimeo de Caffa en 1347, llegó casi inmediatamente a Constantino­ pla y desde ahí se extendió por las rutas comerciales del Mediterráneo y Europa occidental. A finales de 1348 ya afectaba a la mayoría de la Europa meridional y occidental, con casos registrados en Melcombe Regis (Inglaterra) en el verano, y en los dos años siguientes se extendió por el resto de las Islas Británicas, Alemania y Escandinavia. La peste bubónica era una enfermedad de las ratas negras que afectaba a los humanos cuando el bacilo se transmitía a través de la pulga Xenopsylla Cheopis, espe­ cialmente durante el verano. La peste pulmonar producía una mortalidad mayor y era una variedad más contagiosa de la misma enfermedad, y parece haber aparecido como segunda fase de la peste bubónica, pero no se transmitía a través de la misma pulga, sino al respirar los bacilos de las personas infectadas. Ante la ausencia de datos estadísticos adecuados y la variación en la incidencia del fenómeno, es imposible precisar el número de personas que fallecieron en esta epidemia desastrosa. No sería de extrañar que los contemporáneos, perturbados ante la calamidad, exagerasen los resultados. El cronista Froissart, por ejemplo, nos cuenta que «por lo menos un tercio de la población mundial pereció». Quizá Frois­ sart no estaba muy lejos de la realidad y cabe sugerir, con todas las precauciones 278

279

Fuente: E. Carpentier.

debidas, que entre una cuarta y una tercera parte de la población de Europa occi­ dental sucumbió a la peste. Sin embargo, esta estimación también debe considerar­ se dentro del contexto de las grandes variaciones en la incidencia de la mortalidad. En algunas ciudades, y especialmente puertos, se sufrieron pérdidas enormes. Albi, Castres y Florencia, por ejemplo, perdieron probablemente la mitad de la pobla­ ción; Génova y Hamburgo, dos tercios, y Bremen, hasta tres cuartas partes. Por otra parte, Bohemia, Polonia y Hungría, y quizá las mesetas de Castilla, se vieron menos afectadas. Pese a lo horrendo de la Peste Negra, no fue un fenómeno aislado, y debemos tomar en consideración los períodos anterior y posterior a la epidemia. La Peste Negra fue precedida de años de hambre, en particular la Gran Hambruna de 1315-1317 en el noroeste de Europa, y es probable que el crecimiento demográfico en general ya hubiese decaído antes de la epidemia. Por consiguiente, un análisis malthusiano sugiere que la expansión de los siglos x ii y x iii creó una situación donde el crecimien­ to demográfico superó los recursos en alimentos, dando como resultado unas crisis de subsistencia más graves y el «colapso» final en el siglo xiv. Por las mismas razones, la proporción tierra/población en la Europa central y oriental y en algunas regiones de la península Ibérica demuestra que había más tierras que colonos, y ello explica­ ría a su vez que se vieran menos afectadas por la peste. Tras la gran Peste Negra, la plaga se convirtió en un fenómeno endémico duran­ te el resto de la Edad Media (y más allá), con brotes esporádicos en diferentes épocas y lugares, que, aunque eran predominantemente urbanos, no sólo limitaron el cre­ cimiento demográfico, sino que parecían afectar sobre todo a los que carecían de inmunidad; así, por ejemplo, cabe mencionar las «pestilencias de los niños» en In­ glaterra en 1361 y en Cataluña en 1362-1363 (mortaldaddeis infants).

A . MacKay

La

d e s p o b l a c ió n d e l o s p u e b l o s in g l e se s

(1100-1500 a p r o x im a d a m e n t e )

No hubo probablemente en la Edad Media década alguna que no presenciase la muerte de uno o varios pueblos. (M. Beresford, 1954/1983).

La afirmación de Beresford acerca de la incidencia espacial y cronológica de las despoblaciones de los pueblos se ha visto poco modificada por investigaciones pos­ teriores, excepto quizá para reflejar una proporción mayor de «muertes» en el perío­ do inmediatamente anterior a la Peste Negra. La ausencia de declaraciones de im­ puestos antes de 1297 y lo imperfecto de las fuentes posteriores y los métodos de datación arqueológica impiden fechar con precisión muchas de las despoblaciones conocidas. Es posible localizar, sin embargo, la mayoría de las desapariciones en un amplio período de tiempo. Con la notable excepción de los Midlands centrales, la observación de John Hales en 1549 de que «la principal destrucción de pueblos se produjo antes del reino de Enrique VII» (es decir, 1485) sigue siendo válida. La incidencia y las causas de la despoblación varían de unas regiones a otras y según las épocas. Una característica universal, sin embargo, especialmente acentua280

“— B

:----------r -

Incidencia de la despoblación

LA DESPOBLACION DE LOS PUEBLOS INGLESES

Esporádica (ligera) siglo xn; h. 1280-h. 1475 (moderada) h. 1450-h. 1520 (moderada) h. 1450-h. 1520 (intensa)

siglo xii; después de 1500 (ligera)

A

Más del 11% de los pueblos perdidos desde 1334

r

5-10% de los pueblos perdidos desde 1334

Cronología de la despoblación en los Midlands (número de deserciones por condado)

Warwick

Northants

Leics

Oxford

1086-1100

5

8

1

0

1100-1350

1-

8

8

0

1350-1450

17

12

30

12

1450-1700

60

60

45

73

Tabla extraída de M . Beresford y j. G. Hurst, Deserted M ed ie v al V illages, Lutterworth Press, 1971.

Fuente: M. Beresford, The Lost Villages o f England, Alian Sutton, 1983, págs. 221 y 224. 281

da antes del siglo xiv, era la mayor vulnerabilidad de los pueblos más pequeños. Factores como el tipo de suelo y la proximidad de vecinos redujeron tal vez el cre­ cimiento y predispusieron a los pueblos más pequeños a la pérdida de viabilidad económica cuando los términos del comercio agrícola pasaron a ser desfavorables y se impusieron ciertas condiciones demográficas. Las despoblaciones del siglo XII se debieron en gran medida a las actividades de ganadería ovina de los monasterios cistercienses y a factores locales como la erosión de la costa y las escaramuzas fronterizas. Los abandonos entre finales del siglo xm y mediados del xiv pueden atribuirse a la retirada de tierras marginales colonizadas durante la expansión demográfica de finales de la Edad Media, debida a una com­ binación quizá del agotamiento del suelo y la caída demográfica ya vigente antes de la Peste Negra. La sucesión de epidemias a partir de entonces casi nunca fue causa directa del abandono de un pueblo, sino que los casos registrados en los 150 años siguientes parecen relacionados con el continuo abandono de tierras marginales cultivables y la producción pastoral emergente que se producía en el contexto del estancamiento demográfico y de los cambios en la demanda. Particularmente sus­ ceptibles eran lugares, muchos de ellos en los condados centrales, donde la ventaja relativa del pastoreo sobre la agricultura no era demasiado fuerte. La parcelación anterior a 1500, tan vilipendiada por los comentadores contem­ poráneos, era claramente un síntoma y no una causa de despoblamiento de los pueblos.

E. M . Turner

T r a s h u m a n c ia

en

E uropa

o c c id e n t a l

A FINALES DE LA EDAD M EDIA

La trashumancia es el desplazamiento estacional de ganado, ovejas en particular, en abril/mayo y septiembre/octubre entre los pastos de invierno y los de verano para evitar los grandes cambios climáticos; en Europa es un desplazamiento de alti­ tud. Se distingue del nomadismo porque en la trashumancia existe una residen­ cia permanente para una parte del año. En la trashumancia «normal», la residencia permanente de invierno está en las tierras bajas, mientras que en la trashumancia «inversa» la residencia permanente de verano está en las montañas. Dado el gran número de ovejas que se desplazaban largas distancias, la trashumancia de finales de la Edad Media suponía un alto grado de organización, como demuestran las rutas ilustradas en el mapa. Estas rutas iban de caminos secundarios de apenas 10 metros de ancho a caminos principales de 20 metros de ancho como mínimo. Cada una de ellas tenía una franja de pasto a uno o a ambos lados, de unos 100 metros. En Yugoslavia, los pastores vlach practicaban la trashumancia y su residencia de verano era el katun. Esta actividad era particularmente importante para la economía de Dubrovnik. La trashumancia inversa se practicaba en algunos lugares, así como una trashumancia «oscilante» en que la residencia permanente estaba en la ruta de migración y acomodaba a los rebaños en primavera y otoño. En Italia, la trashu­ mancia entre los montes Abruzzi y el Tavoliere de Apulia estaba basada en rutas denominadas tratturi dellepecore. En el siglo xv, como resultado de la intervención de Alfonso I de Aragón, las ventas de lana y ovejas se centraban en Foggia y la trashu282

TRASHUMANCIA EN EUROPA OCCIDENTAL A FINALES DE LA EDAD MEDIA --•

284

Batalla

los IV y Wenzel impusieron impuestos muy elevados a algunas ciudades e hipoteca­ ron otras a sus enemigos principescos con objeto de financiar sus ambiciones dinásti­ cas, catorce ciudades bajo el liderazgo de Ulm formaron la Liga de ciudades suabas en 1376. La Liga derrotó a su principal enemigo local, el conde de Wurtemberg, en Reutlingen (1377), lo que animó a otras ciudades, en particular Ratisbona (1381) y Núremberg (1384), a unirse a ellas. Se establecieron alianzas con la Liga renana (1381) y con la Confederación suiza (1385), y la Liga suaba fue reconocida implícitamente por el emperador en 1384. Pese a todo ello, en 1388, los príncipes derrotaron a la Liga en Dóffingen y a sus aliados renanos en Worms. Las ligas desaparecieron gradualmen­ te a partir de entonces y se prohibieron en virtud de la Pacificación de Eger (1389).

D. Ditchburn

E st am bul

La ciudad que tomaron los turcos otomanos de los bizantinos en 1453 estaba prácticamente en ruinas y restaurarla fue una de las tareas más urgentes de Mehmet I el Conquistador. Atrajo colonos de todas las regiones del Imperio y el éxito de tal iniciativa queda ilustrado en el censo de la ciudad compilado en 1477, según el cual había un mínimo de 16.324 hogares, que representaban una población total de unos 100.000 habitantes. Los musulmanes constituían aproximadamente tres quin­ tas partes de la población, los griegos algo menos de una cuarta parte y se concen­ traban en Fener, donde el patriarcado halló su lugar de reposo. La siguiente comu­ nidad en tamaño era la judía, aproximadamente una décima parte del total. Aunque siempre muy cosmopolita, Estambul era una ciudad profundamente musulmana. Santa Sofía se convirtió en la mezquita principal y Mehmet mandó construir la Mezquita de la Fe en el lugar que ocupaba la Iglesia de los Santos Apóstoles. Aso­ ciadas a estas mezquitas había instituciones docentes, religiosas y de beneficencia, así como mercados, tiendas y talleres. La fundación de tales complejos o imárets fue típica del crecimiento de la ciudad. El ejemplo del Conquistador fue seguido por

285

NOVGORO D A FINALES DE LA EDAD MEDIA

Narva

1 2 3 4 5 6

Catedral de Santa Sofía Mercado San Petershof Iglesia de San Juan Iglesia del Viernes Santo Gotenhof

m - - - Vías principales

Iglesia

> » Murallas _ . _ Límite de los distritos municipales

Puerto

Fuente: Schlesinger y Ermen.

sus visires y sucesores. Entre las obras más impresionantes, cabe destacar la Mezqui­ ta de Solimán, construida por Solimán el Magnífico (1520-1566), durante el reinado del cual la población de Estambul rondaba el medio millón.

M. Angold N

ovgorod

Novgorod, ciudad existente ya en el siglo ix, era sede de un obispado, y des­ de 1165, de un arzobispado. También en las postrimerías de la Edad Media fue centro de una gran ciudad-estado con vastos intereses comerciales. La ciudad estaba di­ vidida por el río Volkov y las dos riberas unidas por un puente. La orilla de Santa Sofía estaba dominada por la catedral y por la fortaleza que la rodeaba, el Kremlin. El mer­ cado, cercano a los diques, en el lado comercial, estaba rodeado de iglesias mercan­ tiles como la Iglesia de San Juan de los mercaderes rusos y la Iglesia del Viernes Santo de los mercaderes rusos viajeros de largas distancias, y por almacenes comer­ ciales como el Gotenhof de los mercaderes de Gotland y San Petershof de la Hansa. Desde el punto de vista político, hasta la conquista de Ivan III de Rusia en 1478, Novgorod estuvo dominada por los arzobispos y por un grupo de nobles urbanos. A efectos administrativos, la ciudad estaba dividida en unidades más pequeñas, la menor de las cuales era la calle.

D. Ditchburn 286

DUNFERMLINE MEDIEVAL

erto f\ Escuela de \Gramática

Molino!

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C O M M O N VENNEL

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100 metros

Capilla de St. Leonard

u n f e r m l in e

La planificación de la ciudad de Dunfermline estuvo determinada en gran parte por la geografía y la geología. Las placas de hielo de tiempos prehistóricos confor­ maron un paisaje de suaves colinas y fue a lo largo de una de estas colinas que se trazó su vía principal: la High Street o Causagait. La geografía también determinó que la ciudad no contase con un espacio amplio y abierto para disponer el mercado, lo que hizo que éste tuviese que extenderse a lo largo de la Causagait, llegando in­ cluso a cruzar el East Port (hacia 1500). También es poco frecuente que la Market Cross se alzase a cierta distancia del peso público y de la cabina de peaje, donde se guardaban los impuestos por peaje de la ciudad. El paisaje urbano estaba dominado por la elevada mole del recinto abacial, de la que salía toda una red de calzadas. Sin embargo, gran parte del corazón de la ciudad mostraba la misma estructura que otras pequeñas ciudades medievales, con una calle principal flanqueada de peque­ ñas callejuelas y la gran zona del mercado protegida por puertas o puertos.

E. P Dennison S evilla

Dentro de sus murallas, la gran ciudad mercantil de Sevilla cubría un área de 276 hectáreas, a las que deben añadirse distritos extramuros como Triana. El núcleo original, caracterizado por pequeñas manzanas de edificios y calles irregulares, esta287

SEVILLA A FINALES DE LA ED MEDIA

.Osario

Parroquias Límites de parroquias y barrios Monasterios y conventos Edificios civiles Límite del barrio judío hasta 1391

1

2 3 4 5 6

7 8

9 10 11 12 13 14 15 16 17 18

•^Véase recuadro

Puerta*

Puerta Goles Área del comercio internacional Área del comercio local Ísjsí Mercados secundarios

'Triana Guadalquivir

19 20 21 22 23 24 25 26 27

Catedral Colegiata dei Salvador Orden de Calatrava Orden de San Juan Orden de Santiago Orden de Alcántara Ayuntamiento Casa de la moneda Muelles de la Corona Almacén público de grano Castillo de Triana Lonja de los genoveses Lonja de los placentinos Lonja de los catalanes Lonja textil Casa arzobispal Real Alcázar Casa del duque de Medina Sidonia Casa del duque de Arcos Almacén de sal Mercado de aceite de oliva Mercado de animales Mercado de los jueves Área de burdeles Mercados de carne Muelles Las Gradas

ba en el sudeste. Hacia el norte, las manzanas eran más grandes y las calles rectilí­ neas, especialmente en la parte noroccidental, que surgió más tardíamente. Las gran­ des manzanas ocupadas por monasterios y conventos eran muy importantes (había diecinueve en 1500), sobre todo las establecidas en el siglo x iii y situadas en el fren­ te occidental. Desde el punto de vista administrativo, la ciudad estaba dividida en veintiocho parroquias y cinco barrios, y la población pasó de unos 5.000 vecinos o cabezas de familia en los años 1430 a 7.000 en 1480, sin tomar en consideración los residentes temporales ni las pequeñas minorías de judíos y musulmanes. Esta población se distribuía irregularmente, con las mayores densidades en el sur de la ciudad, donde se hallaban los centros de poder civil como el alcázar, el consejo municipal, el almi­ rantazgo y las aduanas; los mercados más importantes; la alcaicería o mercado de seda; la zona donde se realizaban las transacciones internacionales; las lonjas o centros comerciales de mercaderes de diversa procedencia; y todos aquellos asocia­ dos con actividades como el cambio de moneda, banqueros y notarios. La configu­ ración urbana era en su mayor parte herencia musulmana. Al norte de las puertas de Osario y Goles, la densidad demográfica era menor y ahí vivían familias dedicadas a la agricultura, la pesca y la navegación marítima, así como gran número de jornaleros. Además, esta área carecía prácticamente de toda infraestructura, excepto el mercado para abastecer a la localidad y otro mercado se­ manal que, probablemente con el mismo objeto, se celebraba los jueves. Las casas de los grandes nobles y oligarcas patricios no estaban en un distrito concreto, sino repartidas por toda la ciudad.

A . Collantes de Terán 288

LOS CENTROS FINANCIEROS DE EUROPA OCCIDENTAL

La Baja Edad Media fue testigo de varios cambios monetarios y financieros. La explotación de las minas de oro húngaras de Kremnica hizo que en el siglo xiv el uso de moneda de oro fuese más común. El oro se utilizaba sobre todo para transacciones internacionales, mientras la plata fue escaseando desde finales del siglo xiv a medida que las minas de Cerdeña, Bosnia y sobre todo Kutná Hora, en Bohemia, declinaron. La escasez, agravada por el desgaste y el acaparamiento, hizo que entre los años 1440 y 1460 se tuviesen que cerrar la mayoría de las minas del norte de Europa (salvo Lon­ dres). También se vio afectada la producción de monedas de «blanco de plata» (he­ chas con una aleación de plata) o incluso de «moneda negra» (que sólo contenía di­ minutas cantidades de plata), lo que provocó asimismo la escasez de monedas em­ pleadas por la gente pobre. Esta situación sólo conseguiría arreglarse en la década de 1470, con la apertura de las minas de Schneeberg (Sajorna) y Schwaz (Tirol). El alto nivel de monetarización de la vida religiosa, política y económica tardomedieval europea hizo que esta carestía de oro y plata tuviese unos profundos efectos en la economía. Los ingresos remitidos a la curia de Aviñón durante el pon­ tificado de Juan XXII (1316-1334), por ejemplo, alcanzaron una media de 230.000 flo­ rines de oro al año. Litigantes y peregrinos también aportaron cantidades conside­ rables de dinero al papado. Las actividades de los cruzados implicaban asimismo unos enormes desembolsos, al igual que la Guerra de los Cien Años, tanto en lo relacionado con los rescates como con los pagos para protección (appatissements) o soldadas para los mercenarios, entre los que destacarían los que formaron las Gran­ des Compañías que lucharon en Francia y España durante el siglo xrv. Gracias al testimonio que Bascot de Mauleón ofreció al cronista Jean Froissart, contamos con una inolvidable descripción sobre el botín adquirido por los saqueadores durante una intervención de dichas Grandes Compañías en 1388. Los empresarios más importantes en los mercados financieros de Europa occi­ dental fueron los italianos, en especial los florentinos y los genoveses, mientras las familias alemanas, como los Fugger de Augsburgo que financiaron a Carlos V, no surgirían hasta más tarde. Los italianos por lo general eran tanto mercaderes como banqueros, y su éxito se debió en gran medida al uso de técnicas comerciales avanza­ das, lo que les permitía organizar sus asuntos desde una casa madre y emplear «so­ cios» o «enviados» en el extranjero. Los contratos de seguro y las técnicas de contabi­ lidad se convirtieron en actividades especializadas. El uso de libros de contabilidad por partida doble y demás registros de contabilidad se multiplicó, como los que se­ guían el desarrollo de una inversión particular (incluyendo todo tipo de asuntos, desde el comercio hasta los contratos y dotes matrimoniales) o el balance entre la casa central y sus factorías en el extranjero. Aunque los centros bancarios permanen­ tes estaban salpicados por toda Europa occidental, también se trataban importantes asuntos monetarios internacionales en las grandes ferias internacionales como las de Champagne durante el siglo x iii o las de Ginebra, Medina del Campo y Lyón poste­ riormente. Los pagos se efectuaban normalmente mediante letras de cambio, usando los servicios de banqueros italianos o del sur de Alemania, y el método consistía en el adelanto de una suma de dinero en un centro financiero o bancario y el pago de la cantidad debida en otro centro, casi siempre en otra moneda distinta. Las tarifas 289

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de cambio fluctuaban. No obstante, en teoría era posible rechazar el pago en su des­ tino y luego volver a cambiarlo en su lugar de origen a una tarifa de cambio distinta, obteniendo con ello un beneficio. Esto dio lugar a la práctica del cambio seco, en el que se empleaban letras de cambio como pretexto o tapadera de la usura. Con frecuencia, las grandes dinastías financieras y bancarias acababan abando­ nando con el tiempo su tradición empresarial, tal vez en parte por una especie de complejo de culpa creado por la incompatibilidad entre sus actividades y sus valores religiosos. Los Peruzzi de Florencia llegaron incluso a abrir una cuenta en beneficio de «Messer Dommeneddio» («Mi Señor Dios»), cuyos beneficios iban a parar a los pobres y que además fue la única que disponía de crédito cuando la compañía que­ bró. Pero por lo general se trataba más de una vía para adquirir respetabilidad y poder político, como ocurrió con los Médicis, que gobernaron Florencia, se convir­ tieron en papas (León X y Clemente VII) e incluso se casaron con monarcas (como Catalina de Médicis, reina de Francia).

D. Ditchburny A . MacKay La H a n s a

alem ana

El término «hansa», utilizado normalmente para referirse a un grupo de merca­ deres o ciudades, era muy conocido en la Europa medieval. La hansa más importan­ te era la alemana o Liga hanseática, formada por los mercaderes y las ciudades del norte y el centro de Alemania, aunque también había dos miembros no urbanos, la comunidad campesina de Ditmarschen de Holstein y el gran maestre de la Orden teutónica. El alma de la Hansa alemana era el comercio; sus miembros, que comer­ ciaron por el norte de Europa desde el siglo xn hasta la disolución de la Liga en el siglo x v ii , dominaron el comercio por el Báltico en los siglos x m y xrv. El origen del control alemán en el Báltico emana de la colonización alemana de las tierras eslavas al este del Elba. Lübeck, la capital oficiosa de la Liga, se fundó en 1143, y siguieron otras ciudades nuevas basadas con frecuencia en antiguos asentamientos eslavos. Los alemanes dominaban entonces las ciudades del norte de Europa y los mercaderes alemanes visitaban desde el siglo x ii los almacenes tradicionales del norte de Europa en Visby. Pese a todo ello, el Báltico no estaba bien equipado para responder a todas sus necesidades y, por ello, los alemanes tuvieron que viajar más lejos: Rusia, Nomega, Gran Bretaña y Países Bajos, Francia y, hacia el siglo xv, el Mediterráneo. Vendían todos los productos de sus regiones nativas, pero el grano era vital tan­ to para los Países Bajos urbanizados como para las regiones que no podían producir trigo suficiente para su subsistencia. De hecho, el control del abastecimiento de grano permitió a los almacenes obtener privilegios, especialmente en Noruega, don­ de prácticamente se excluía a otros mercaderes extranjeros. Este hecho, junto con otros avances en la construcción de navios especialmente indicados para el transpor­ te de productos a granel, además de la adopción de técnicas de comercio italianas y flamencas, precipitaron el dominio alemán en el Báltico. Fue, sin embargo, entre las comunidades de mercaderes alemanes en el extranje­ ro donde emergió la Hansa. Agrupados con frecuencia en asentamientos autóno­ mos, los comerciantes cooperaban para defender y ampliar sus privilegios. Una co­ munidad de estas características apareció en Visby en 1160 aproximadamente, y 291

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otras siguieron, en particular, en las cuatro ciudades hanseáticas por excelencia (Kontors) de Novgorod, Bergen, Londres y Brujas. La cooperación se fue estableciendo gradualmente entre las ciudades alemanas, actuando como catalizador el deseo de coordinar una respuesta ante enemigos comunes en ausencia de una autoridad impe­ rial protectora. Inicialmente, la cooperación se establecía en el plano regional contra piratas y príncipes locales, pero a finales del siglo x iii las amenazas contra los merca­ deres de Novgorod, Flandes y Noruega exigieron una cooperación urbana más gene­ ralizada que tomó la forma de embargos y bloqueos comerciales. El punto culminan­ te de la cooperación entre las ciudades llegó en 1367-1370, cuando, ante las amenazas danesa y noruega de hegemonía política, las ciudades organizaron con éxito una res­ puesta militar. Pero incluso en esta situación, la Hansa estaba más preocupada por proteger sus intereses comerciales que por extenderse territorialmente. En el siglo xv, la Hansa tuvo que hacer frente a grandes retos contra su dominio comercial. Los mercaderes ingleses, holandeses, escoceses, italianos y del sur de Alemania trataban de intervenir en el lucrativo comercio del Báltico, mientras que en las ciudades las élites mercantiles en el poder debían hacer frente al creciente descontento de los mercaderes artesanos y mercaderes más pequeños. La reacción ante estas amenazas fue variada, y los holandeses, en particular, desarrollaron espec­ tacularmente el comercio por el Báltico. Estas dificultades se debieron, en gran medida, a la incapacidad de la Hansa de reaccionar de forma unida. La unidad ins­ titucional no era suficiente para conseguir que todas las ciudades se pusieran de acuerdo o aplicasen la política hanseática. En las diferentes regiones, con intereses comerciales dispares, se seguían políticas contrarias y estas disparidades se acentua­ ron en los siglos xvi y x v ii . Ante el resurgir de los reinos escandinavo y eslavo con sus ambiciones territoriales, la impotencia de la Hansa fue en aumento. Las ciuda­ des hanseáticas siguieron prosperando, pero la última dieta hanseática se reunió en 1669 en espera de tiempos mejores que nunca llegaron.

D. Ditchburn El

c o m e r c io d e l a r e n q u e

El arenque en salazón fue uno de los primeros productos que se produjeron y comercializaron al por mayor en el norte de Europa. Su importancia comercial de­ rivaba de la relevancia del pescado en la dieta medieval que, a su vez, era consecuen­ cia de las prohibiciones eclesiásticas sobre consumo de carne durante los miércoles, viernes y sábados, además de en ciertas épocas del año como la Cuaresma. Durante gran parte de la Edad Media las principales zonas de pesca estuvieron situadas en o en las cercanías de la zona del Sound. Las colonias pesqueras locales se transfor­ maron en los grandes mercados internacionales del arenque de Rügen (durante el siglo x iii ), en Escania y en la región de Bohuslen (entre finales del siglo x iii y finales del siglo xvi), y en los alrededores de Limfjord en Dinamarca (desde el siglo xrv hasta el xvi). Los mercaderes llevaron a dichos puertos la sal y las barricas necesarias para la producción de los arenques en salazón y enseguida se añadieron al comercio otros productos. Los mercados de arenque de Escania, sobre todo, se convirtieron en unas de las ferias más importantes de Europa, visitadas por mercaderes prove­ nientes de todo el norte de Europa, aunque durante los siglos x iii y xiv los reyes 293

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EL COMERCIO

DEL ARENQUE

A AUSTRIA Y NORTE DE ITALIA

*

A HUNGRÍA

A U C R A N IA

daneses ofrecieron privilegios especiales a los de Lübeck y las ciudades hanseáticas cercanas. Estas ciudades trataron de excluir a los demás mercaderes de las ferias de Escania, objetivo que lograrían a principios del siglo xv. Los ingleses y los holande­ ses incrementaron entonces la explotación de otros recursos pesqueros en Islandia y el mar del Norte, mientras las ferias de Escania iban perdiendo su papel como centros del comercio internacional. Es más, el prolongado conflicto entre Lübeck y sus aliados con Dinamarca continuó, llevando a la desaparición de los mercados de Escania desde finales del siglo xv y el siglo xvi. Para entonces, los puertos del mar del Norte, especialmente los de Holanda y Zelanda, habían conseguido dominar el comercio internacional del pescado.

E. Frankot La «Ja c q u e r ie »

Este breve y violento levantamiento contra la nobleza estalló el 28 de mayo de 1358 en Beauvais, aunque la sublevación afectó a regiones desde Picardía a Orleans, especialmente después de que Etienne Marcel, líder de los mercaderes pari­ sienses enfrentados al gobierno, se uniese a los rebeldes y animase a las ciudades a atacar los castillos señoriales. Suele describirse como revuelta de los campesinos, pero los rebeldes más famosos eran artesanos rurales como toneleros y canteros, junto con algunos miembros menores del clero, pequeños funcionarios reales y al­ gunos varones más acomodados. Encabezados por Guillaume Cale yjean Vaillant, las bandas de rebeldes emprendieron quince días de destrucción orgiástica de pro­ piedades de la nobleza, pero el 8 de junio prevalecieron los intereses urbanos con Marcel como figura clave. Las posibles causas remotas de este acontecimiento fueron el difícil reajuste tras la Peste Negra, las dificultades de un gobierno impopular dirigido por el delfín en la guerra contra los ingleses y las críticas contra una nobleza que no desempeñaba correctamente su papel de protectora del campesinado. Las causas inmediatas fue­ ron la lucha entre el delfín y Marcel. Una orden promulgada el 14 de mayo por la que se pedía la consolidación o destrucción de plazas fuertes señoriales fue la que desen­ cadenó sin duda la revuelta. Aunque su objetivo era mejorar la seguridad en un mo­ mento en que la región parisiense estaba amenazada por los soldados provisionalmen­ te desempleados debido a la tregua anglo-francesa, algunos interpretaron las medidas como un endurecimiento de la odiada autoridad señorial, mientras Marcel lo contem­ pló como el intento del delfín de ejercer más presión sobre París. Marcel se alió con los rebeldes y envió tropas contra sus adversarios nobles, pero al actuar así se ganó la enemistad de un aliado, Carlos II, rey de Navarra, quien preparó una emboscada y mandó ejecutar a Cale para después dispersar a sus tropas en Mello, mientras Gastón, conde de Foix, liberaba Meaux. Los nobles se vengaron terriblemente del campesina­ do indefenso y Marcel cayó víctima de un complot parisiense. El 10 de agosto el delfín, que había estado a punto de huir, se sintió lo bastante seguro como para per­ donar a todos los involucrados en los hechos y se restableció algo similar a la paz. La Jacquerie dejó un legado de odio y temor entre clases, simbolizado por la manera en que en lo sucesivo se relacionó su nombre con otras rebeliones.

M. Jones 295

Fuente: R. Cazelles, Sociétépolitique, noblesse et couronne sousJean le Bon et Charles V, pág. 327.

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L a revuelta c a m p e s in a d e 1381

La revuelta estalló a finales de mayo y principios de junio de 1381, primero en los pueblos de Essex del estuario del Támesis y luego en la orilla opuesta de Kent. En ambos condados se formaron ejércitos rebeldes que se reunieron tras su entrada en Londres. Fue allí donde el joven Ricardo II tuvo que conceder la abolición de la servidumbre, un nivel inferior para las rentas de terrenos y términos de empleo vo­ luntarios. Los rebeldes ejecutaron a los «traidores», incluidos oficiales de la Corona a los que acusaban del establecimiento reciente del impuesto comunitario. Pero el 15 de junio, el capitán rebelde Wat Tyler, mientras seguía exigiendo nuevas con­ cesiones, fue herido de muerte por los seguidores del rey y sus desmoralizados se­ guidores se reunieron y abandonaron Londres. La sublevación de Essex y Kent fue la señal de partida para levantamientos más generalizados, ataques contra la propie­ dad y coerción de terratenientes y oficiales. Se formaron grandes bandas rebeldes en Hertfordshire, East Midlands y East Anglia, algunas de las cuales ejercieron presión en un terrateniente o grupo de élite particular, mientras que otras dejaban un rastro de víctimas y abusos por donde pasaban. La revuelta del sudeste de Inglaterra quedó acallada a mediados de junio y julio por el obispo Despenser de Norwich y por las fuerzas reales. El rey revocó el perdón concedido y unos pocos cientos de rebeldes murieron en el campo de batalla o fueron ejecutados. Es difícil de determinar el alcance de la participación en dicha revuelta. En las regiones más afectadas hubo muchas comunidades que no se rebelaron; hay, ade­ más, pruebas de levantamientos de arrendatarios contra sus señores en otras regio­ nes de Inglaterra. En Essex, Kent, Suffolk y Hertfordshire, campesinos pudientes y funcionarios locales estaban bien representados entre los rebeldes. Unos pocos bur­ gueses se unieron a ellos en East Anglia, mientras que la participación urbana era generalizada y crucial para muchos de los éxitos rebeldes. En Yorkshire, los levanta­ mientos se dirigían contra regímenes urbanos impopulares. En St. Albans y Bury St. Edmunds los levantamientos, dirigidos o alentados por las élites urbanas, esta­ ban dirigidos contra las abadías que las controlaban; eran ataques contra terrate­ nientes eclesiásticos, especialmente abades y monjes. Aunque sólo logró breves éxi­ tos, la revuelta contribuyó a que las élites gobernantes redoblaran la prudencia antes de crear nuevos impuestos y de obstaculizar el arrendamiento de las tierras solarie­ gas, la conmutación de trabajos serviles y la subida de los salarios.

A . Goodman

LOS EXTRANJEROS EN INGLATERRA DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA

Una tasa que se imponía periódicamente a los extranjeros en Inglaterra durante el siglo xv nos permite estudiar la movilidad de la sociedad medieval. Según ella, en 1440 se identificaron más de 15.000 extranjeros, aunque la población foránea total debió sin duda ser mayor, ya que varios extranjeros — incluyendo niños, clero regular, pero más tarde también estudiantes, irlandeses e isleños del Canal— no es­ taban incluidos, mientras otros posiblemente consiguieron evadirse del censo. Aun297

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que esto hace que los cobros de la tasa no constituyan un recuento válido de los inmigrantes de Inglaterra, sí muestran evidencias de ciertas pautas migratorias. En 1440, los irlandeses (de los que tal vez habría hasta mil) solían congregarse en la región que se extendía entre Cornualles y Northamptonshire, con sólo unos pocos en el norte y el este, y también algunos en Londres. Los escoceses (entre unos 2.000 y 3.000) dominaban el norte, con algunos situados en el límite meridional de Kent. En el sur, el este y el oeste se registraron emigrantes franceses, mientras los holande­ ses, aunque dispersos a través de todo el país, eran más numerosos en el sudeste. También había algunos emigrantes llegados de Islandia, Manx y Orcadia, distribui­ dos principalmente a lo largo del litoral oriental. Los llegados de las islas del Canal y de la península Ibérica ocupaban preferentemente los distritos del sur y del oeste. Una cantidad muy significativa de inmigrantes vivía en ciudades y puertos como Londres, Bristol y Hull, aunque también los había en zonas rurales. En el norte, donde un número significativo de inmigrantes eran mujeres, muchos de los extran­ jeros aparecen identificados como sirvientes o campesinos. Los descritos como «va­ gabundos» eran probablemente jornaleros itinerantes. Muchos de los inmigrantes que poblaban las distintas zonas del país eran hombres casados con una posición relativamente acomodada o artesanos cualificados que supieron aprovechar las oportunidades de lucro surgidas tras la caída de población provocada por la Peste Negra. También existía un disperso aunque significativo número de clérigos extran­ jeros, causa de varias quejas en el Parlamento. Es más, los extranjeros a menudo se convirtieron en objeto de enérgicas agitaciones xenófobas.

D. Ditchburn

300

Religión y cultura E l p apado d e A v iñ ó n y l a fis c a lid a d p o n tif ic ia

Entre 1305 y 1378, el papado abandonó Roma y residió durante casi todo ese período en Aviñón, ciudad situada a orillas del Ródano a su paso por Provenza y que entonces pertenecía al Imperio. Petrarca (m. 1374) equiparó la vida de la corte papal de Aviñón con el vicio, corrupción y ambición de la legendaria Babilonia, recurso literario utilizado para criticar las tendencias mundanas de la Iglesia por Joaquín de Fiore en el siglo XII y más adelante por los franciscanos espirituales. Des­ de entonces, el «Cautiverio de Babilonia» se ha convertido en moneda corriente para describir este período en la historia papal, pero los papas de Aviñón eran más exiliados que cautivos. Las rivalidades entre las grandes familias romanas desempe­ ñaron un papel importante en el final ignominioso de Bonifacio VIII, y las disputas

FINANZAS PAPALES: PAGO DEL CENSO Y LOS SERVICIOS COMUNES (1316)

Límites provinciales Servicios comunes pagados por arzobispos

o

Servicios comunes pagados por obispos

O

Servicios comunes pagados po r abades Censo

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entre güelfbs y gibelinos del norte de Italia culminaron en guerras endémicas que mantuvieron a los papas al otro lado de los Alpes, pese a que tomaron parte activa en estos conflictos. Los planes de Clemente V (1305-1314) y de Juan XXII (1316-1334) de regresar a Italia dieron paso a la complacencia de sus sucesores lejos de Roma. Pese a todo, la opinión general, aunque injustificable, era que el papado estaba en el bolsillo del rey francés, y el sentimiento general, que los males de la Iglesia des­ aparecerían si el papa regresaba a Roma. Después de lo que resultó ser una visita de Urbano Y (1362-1370) en 1369-1370, Gregorio XI (1370-1378) volvió a Roma de forma permanente, pero tras su muerte la Iglesia fue azotada por el Gran Cisma con la creación de una línea rival de pontífices en Aviñón. Los contemporáneos condenaban, por encima de todo, la codicia de los papas de Aviñón, que exigían fondos para financiar la incipiente burocracia y las guerras italia­ nas. Esta necesidad estaba exacerbada por una caída de los ingresos procedentes de los territorios pontificios en Italia debido a la confusión política reinante. Al igual que los demás obispos, el papa obtenía sus ingresos de fuentes temporales y espirituales. Estas últimas eran cada vez más importantes y originalmente tomaban la forma de pagos nominales en reconocimiento de la autoridad papal, como por ejemplo el censo que pagaban muchos monasterios y el céntimo de Pedro que entregaban muchos países. En el siglo x iii y principios del xrv, los papas se apropiaban ocasionalmente de décimos del valor correspondiente a los beneficios para financiar las cruzadas, pero la mayoría del dinero recaudado caía en manos de potentados laicos y no se utilizaba para el objetivo original. Más lucrativas eran las exacciones relacionadas con la crecien­ te práctica de la provisión papal o nombramiento directo por el papa a títulos y bene­ ficios eclesiásticos: servicios comunes pagados por arzobispos, obispos y abades, y anatas pagadas por otros eclesiásticos. Los primeros constituían una tercera parte de las segundas en el total de los ingresos anuales, lo que era inferior al valor verdadero. En teoría, el derecho del papa de disponer de los beneficios eclesiásticos de una iglesia ya estaba bien establecido, pero con Juan XXII, las ventajas fiscales de esta práctica mejo­ raron mucho. La constitución Execrabilis (1317) se promulgó para evitar el abuso del pluralismo, pero también reservó para el papado la provisión de beneficios vacantes, de forma que podían recaudarse las anatas, que todavía eran una novedad en la mayo­ ría de Europa. Durante este pontificado, la provisión de obispos y abades se volvió moneda corriente. En el mapa, extraído de los registros de pago a la cámara apostólica, se comparan el primer y último años del pontificado de Juan XXII para ilustrar de qué manera los servicios comunes pasaron a ser una fuente de ingresos muy importante. En ambos años, el censo total recaudado era aproximadamente de 100 florines, mien­ tras que los servicios comunes eran la principal fuente de ingresos de la Santa Sede. En 1316-1317, veintiún prelados pagaron 9.343 florines, pero en 1332-1333 casi cien clérigos pagaban unos 38.370 florines, es decir, más de cuatro veces la cantidad original.

R. K. Rose

E l G ran C

is m a y l os c o n c il io s

Tras la muerte en marzo de 1378 de Gregorio XI, quien el año anterior había reinstaurado el papado en Roma, dieciséis cardenales celebraron un cónclave. El 8 de abril, eligieron a Bartolomeo Prignano, arzobispo de Bari, como Urbano VI, en 302

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medio de ruidosas exigencias por parte del pueblo de que se eligiese a un papa ro­ mano. Aunque es posible poner en tela de juicio lo reglamentario de dicha elección, dados los disturbios que la rodearon, a posteriori parece evidente que los cardenales reconocieron y trataron a Urbano como papa legítimo. Pero unos meses después, trece de los electores, hastiados de las explosiones violentas de su maestro, le deser­ taron y declararon no válida la elección. En un segundo cónclave celebrado en Fondi, en el reino de Nápoles, eligieron al primo del rey de Francia, Roberto de Ginebra, como Clemente VII. Incapaz de desalojar a Urbano de Roma, Clemente decidió con toda naturalidad establecerse en Aviñón con su corte, donde cinco de los cardenales de Gregorio XI habían permanecido con gran obstinación. La obe­ diencia jurada a los papas rivales refleja en gran medida las simpatías políticas nacio­ nales en Europa. Carlos V de Francia había animado desde el principio a los car­ denales en su rebelión y éstos incitaron a Juana de Nápoles para que los apoyara. Era, por tanto, natural que Inglaterra permaneciese fiel a Urbano y que Escocia, aliada de Francia, aceptase al papa francés. Dentro de la propia Francia, el clero de Flandes y de los enclaves ingleses de Calais y Gascuña rechazaron a Clemente. El emperador Carlos IV, junto con los demás dirigentes de la Europa central y Escandinavia, reco­ nocieron a Urbano VI, pero algunas regiones del reino alemán, en particular las fronterizas con Francia, siguieron a Clemente. Urbano urdió la caída de Juana de Nápoles, pero sus planes se volvieron contra él porque Nápoles no le apoyó oficial­ mente hasta 1400, aunque sí contase con el apoyo del reino. Portugal vaciló entre Roma y Aviñón hasta 1385, cuando se alineó definitivamente con la primera. Los reyes de Castilla, Aragón y Navarra aplazaron su decisión hasta 1381, 1386 y 1390 respectivamente, cuando todos ellos reconocieron a Clemente. Mientras que toda iniciativa militar resultaba fútil, en las universidades se deba­ tía la delicada cuestión de cómo cerrar el cisma. Juristas y teólogos estaban umver­ salmente de acuerdo en que la única razón válida para deponer a un papa era por hereje, pero ninguno de los candidatos era acusado de herejía. Ya en 1379, Enrique de Langestein y Conrado de Gelnhausen, ambos de la Universidad de París, defen­ dieron la convocatoria de un concilio general como ente superior al papa para exa­ minar la conducta delictiva de Urbano VI y la elección ilegal de Clemente VII, pero el papa era el único que podía convocar dicho concilio general. El escándalo del cisma se agravó cuando los cardenales romanos eligieron a Bonifacio IX a la muerte de Urbano (1389). Pese a las exhortaciones de la Corona francesa para que no se celebrase otra elección a la muerte de Clemente (1394), sus cardenales proclamaron papa a Benito XIII. Más adelante, ambos papas cesaron en sus cargos, iniciativa propuesta por los eruditos parisinos Pierre dAilly y Jean Gerson, y ése fue el mejor medio para poner fin al cisma. En 1407 se convocó una reunión en Savona entre Benito y Gregorio XII, pontífice romano desde el año anterior, pero este último no completó el último tramo del viaje. Frustrados ante la situación de estancamiento, los cardenales de ambos campos se unieron y convocaron un concilio general que debía celebrarse en Pisa en marzo de 1409. Sin contar con apoyo universal y teñida de la sospecha de ilegitimidad, la reunión fue un fraude y el resultado final no fúe el nombramiento de un papa, sino de tres. Siguió, sin embargo, imperando la idea de que sólo un concilio podía resolver la situación. El período de inactividad fúe roto por el emperador electo Segismundo, quien convocó el Concilio de Constanza que se celebró entre 1414 y 1417. El papa pisano Juan XXIII y Gregorio XII dimitie­ ron, pero Benito X III se mantuvo firme hasta su muerte en 1423. El Concilio no 304

eligió al papa único, Martín V, hasta que todas las «naciones» enviaron a sus repre­ sentantes, lo que sucedió en noviembre de 1417.

R. K. Rose Los E s t a d o s

p o n t if ic io s

Los Estados pontificios eran la base del poder terrenal del papado. Fundados en el año 754, cuando Pipino, rey de los francos, otorgó al papa Esteban II el exarcado de Ravena y de Pentápolis, estaban directamente gobernados por el papa como jefe seglar y adquirieron autonomía política de las potencias vecinas en el siglo xm. Pese a la amplia red de caminos, basada en las antiguas rutas romanas, la desigualdad del terreno presentaba grandes dificultades administrativas. Las ciudades clave de Roma, rodeada por una llanura costera estéril, y Bolonia, en la fértil región de la Romagna, estaban separadas por los pasos de los Apeninos y por la próspera Marca de Ancona, región de colinas con una variada actividad económica y numerosos señoríos pe­ queños. El área en su conjunto estaba regida por los gobernadores del papa o recto­ res basados en Perugia, Ovieto, el Patrimonio de San Pedro en Tuscia, Romagna y en otros lugares. Durante la estancia del papado en Aviñón (1309-1377), la autori­ dad de facto pasó a manos de numerosas comunas y, más adelante, de dinastías se­ ñoriales como los Malatesta de Rimini y los Montefeltro de Urbino. La región fronteriza romana estaba igualmente dominada por familias como los Orsini, Caetani, Colonna, da Vico y Anguillara, mientras que la propia Roma permanecía en poder de diversas facciones, pese al intento de Cola di Rienzo de reorganizar el gobierno de la ciudad en 1347. Bolonia, mientras tanto, se rebeló en 1334 y durante

LOS ESTADOS PONTIFICIOS 1 2 3 4 5

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varias décadas la región estuvo asolada por la guerra. En 1353-1367, el cardenal Egidio (Gil) de Albornoz recibió el encargo de Inocencio VI de restablecer el tesoro papal. Por medios militares y diplomáticos, logró imponer cierto reconocimiento de la autoridad papal y reconoció la legitimidad de algunos signon nombrándolos vicarios papales. Tras el regreso de los papas a Roma, los Estados pontificios sufrie­ ron la crisis del poder papal que había causado el Gran Cisma y el Movimiento conci­ liar: Ladislado de Nápoles, por ejemplo, tomó Roma en 1408 y 1413. La autoridad papal quedó restablecida de forma precaria de la mano de Eugenio IV (1431-1447), y desde entonces los ingresos de los Estados pontificios contribuyeron a mejorar fi­ nancieramente un papado muy debilitado en la esfera espiritual.

F. Andrews

306

Il e g it im id a d y P e n it e n c ia r ía A p o s t ó l ic a

Se ha estimado que cerca de un tercio de los niños nacidos durante la Edad Media eran ilegítimos. Aunque discriminados por los sistemas legales de la Iglesia y el Estado, podían sin embargo recibir una dispensa papal y embarcarse en una ca­ rrera eclesiástica. Estas dispensas eran otorgadas por los legados papales, nuncios y otros prelados autorizados, así como por varios oficios de la corte papal, de los que la Penitenciaría Apostólica era la más significativa. Los registros de la Penitenciaría que se han conservado, que se remontan a 1409, contienen peticiones de toda la Cristiandad latina para la dispensa de varios «defectos», incluyendo discapacidad e ilegitimidad. Entre 1449 y 1533, la Penitenciaría otorgó dispensas a 39.716 suplica­ ciones por ilegitimidad, de las que un 36 por ciento correspondían al Imperio, un 24 por ciento a la península Ibérica, un 17 por ciento a Francia y un 10 por ciento a las Islas Británicas. Los italianos tan sólo contabilizaban un 9 por ciento de las peticiones, mientras el resto provenían de Europa oriental y Escandinavia.

J. McDonald

C entros

cu lt u ra le s y m o n á s t ic o s d e

B iz a n c io

La ocupación de Egipto y Siria por los árabes en el siglo vn privó al Imperio bi­ zantino de muchos de sus principales centros culturales, entre ellos Alejandría, Ate­ nas, principal universidad, y Beirut, gran centro de estudios jurídicos. Constantinopla se quedó con el monopolio de la enseñanza superior, erudición y letras, pero incluso en esa ciudad desapareció la universidad fundada en el año 425. La enseñan­ za se circunscribió a la esfera de las escuelas y tutores privados, mientras que la su­ pervisión del Estado se limitaba a la entrega de fondos para seleccionar maestros y escuelas. No existía institución de enseñanza superior alguna comparable al modelo de las universidades occidentales. Bizancio heredó el programa de estudios helenis­ ta, con el consiguiente énfasis en la retórica, y con el pensamiento especulativo, ya fuese filosófico o teológico, relegado a la esfera del interés privado. Este modelo prevaleció hasta el siglo x ii , cuando la supervisión de la enseñanza recayó en los patriarcas de Constantinopla. Con la desintegración del Imperio bizantino tras la conquista latina de 1204, Constantinopla perdió su monopolio cultural. Las escue­ las bizantinas se refugiaron en NiceayTrebisonda. Tras la recuperación de Constan­ tinopla en 1261, el emperador Miguel V III Paleólogo tomó las medidas necesarias para reavivar la enseñanza y la erudición, pero Constantinopla no logró restablecer su monopolio cultural ante el auge de Tesalónica en el siglo xrv. En la fase final de este proceso, Mistra pasó a ser el centro más prestigioso de erudición bizantina gracias a las actividades del platonista Jorge Gemisto Pletón y su círculo. Mientras la enseñanza y la erudición eran exclusivas de una pequeña élite, el monasticismo afectó a toda la sociedad bizantina. Constantinopla siempre fue el centro destacado del monasticismo bizantino. Desde su fundación a mediados del siglo v, el monasterio de San Juan Bautista de Studios en Constantinopla figuró siempre entre los más prestigiosos. La regla allí vigente sirvió de modelo para otras 307

muchas fundaciones, aunque Bizancio carecía de órdenes monásticas propiamente dichas, sustituidas por Montes Sagrados. El ejemplo más famoso y duradero es el Monte Athos, confederación de monasterios bajo la presidencia de un protos. Otros ejemplos son el Olimpo, Latros, Ida, Kyminas, Galesion y Ganos. El Monte Meteora de Tesalia se convirtió en un centro monástico importante desde mediados del siglo xiv. Los monasterios en las rocas de Capadocia ilustran la ascendencia del monasticismo en provincias. Desde estos lugares se mantenían contactos con centros mo­ násticos ortodoxos muy alejados, como el de Santa Catalina en el Monte Sinaí, mien­ tras que el lavra de San Sabbas, en las afueras de Jerusalén, ejerció una gran influencia en el monasticismo bizantino con su combinación de vida cenobítica y eremita.

M. Angold

B o h e m ia , M

o r a v ia y las g u e r r a s h u sit as

(1415-1437)

En el siglo xrv, las tierras bohemias (Bohemia y Moravia) se convirtieron en el centro administrativo del Sacro Imperio Romano. Carlos IV, emperador y rey de Bohemia, fue encargado de transformar Praga en una espléndida capital imperial en 308

309

las postrimerías del estilo gótico. Entre los logros más destacados del emperador, cabe destacar la fundación de la universidad centroeuropea más antigua en Praga (1347). La Universidad se convirtió rápidamente en caldo de cultivo de herejías y allí florecieron predicadores y reformadores notables como Jan Hus y su principal se­ guidor Jakoubek de Stribro. Este clima de disensión estaba acentuado por el débil gobierno de Wenceslao IV y la falta de dirección de la Iglesia católica después del Cisma de 1378. La deposición de Wenceslao del trono imperial (1400) y el decreto de Kutná Hora (1409), por el cual los checos lograron una mayoría dominante en la administración de la Universidad, supuso el declive de la importancia internacional de Bohemia y de la Universidad de Praga. Bohemia quedó aislada y rechazada por las demás regiones como centro de herejía. Tras la muerte de Hus en la hoguera en 1415 y la condena de los herejes en el Concilio de Constanza, los husitas presentaron varias exigencias para la reforma en los Cuatro Artículos de Praga (1420): libre predicación de la Palabra de Dios, comu­ nión bajo las dos especies, confiscación de las propiedades del clero y castigos contra los pecados públicos. Pero el nuevo movimiento se dividió muy pronto en varias facciones: a la derecha estaban los utraquistas, que sólo reclamaban el derecho de re­ cibir la comunión bajo las dos especies (subutraque specie), en el centro estaba el partido moderado, encabezado por Jakoubek de Stribro; a la izquierda, los taboritas, adherentes al quilianismo o milenarismo; en la extrema izquierda, estaban los adamitas, secta que practicaba el nudismo y negaba la doctrina de la Presencia real. Las zonas de mayor actividad husita eran Praga, donde Hus y sus seguidores predicaban en la capilla de Belén, y el noroeste, oeste y sur de Bohemia; Moravia y Eslovaquia permanecieron católicas durante las guerras husitas. Los taboritas, en su mayor parte campesinos y burgueses, fundaron la ciudad de Tabor (1420) y estable­ cieron una forma de gobierno municipal que abolía el sistema feudal. El movimien­ to se extendió rápidamente por las denominadas «cinco ciudades» (Plzen, Slany, Zatec, Louny y Klatovy), que los predicadores radicales consideraban refugio defini­ tivo de los elegidos contra el Anticristo. En 1420 se organizó una Cruzada antihusita encabezada por el hermano de Wenceslao, Segismundo, rey de Hungría y Sacro Emperador Romano, que entró en Bohemia y capturó Praga, donde fue coronado rey. Los taboritas, dirigidos por el dinámico Jan Zizka, llegaron al rescate y expulsaron a los cruzados de Praga. Otro asalto católico en ese mismo año también fracasó. Tras una tercera victoria contra los cruzados al año siguiente (1421), la dieta de Bohemia se reunió en Caslay, donde aceptó los Cuatro Artículos de Praga con rango de ley y rechazó las aspiraciones al trono de Segismundo. Los husitas emprendieron sus propias cruzadas religiosas en Polonia y Alemania a las órdenes del sucesor de Zizka, Prokop Holy. Una guerra de aniquilación mutua entre los herejes facilitó las invasiones católicas de 1427 y 1431, cuando las fuerzas de Segismundo quedaron definitivamente derrotadas en la batalla de Domazlice. En los años 1430, sin embargo, el ala moderada de los husitas buscaba una solución pacífica al conflicto bohemio y esta iniciativa culminó con el acuerdo entre la nobleza utraquista y los católicos (la Compactación de Basilea). Ambos ejércitos se aliaron para acabar con los extremistas en la batalla de Lipany (mayo de 1434) y, así, la destrucción de la causa taborita abrió las puertas de nuevas negociaciones. Los utraquistas dejaron de insistir en el uso obligatorio del cáliz en toda Bohemia, pero exigieron que el nuevo arzobispo fuese de tendencias utraquistas. En 1436 se ratificó enjihlava la Compacta310

ción de Basilea, y Segismundo regresó a Praga como rey en agosto de 1436. Este acontecimiento marcó el principio del nuevo modus vivendi entre husitas y católicos que se prolongó hasta que los checos perdieron la independencia en 1620.

A . Thomas

C

r is t ia n o s , j u d ío s y c o n v e r s o s

EN LA PENÍNSULA IBÉRICA A FINALES DE LA EDAD MEDIA

Las tensiones entre cristianos y judíos características de la vida europea también se manifestaron en la península Ibérica, pero atemperadas por una dosis de convi­ vencia en una tierra compartida por cristianos, musulmanes y judíos. Así, en Casti­ lla no se produjeron sublevaciones antijudías durante la Peste Negra, aunque sí las hubo en la Corona de Aragón, más abierta a las corrientes antisemitas europeas. Desde mediados del siglo xiv, esta convivencia empezó a desmoronarse. A fina­ les de los años 1370, Ferrant Martínez, archidiácono de Erija, lanzó una campaña contra los judíos, que culminó con una ola de matanzas por toda Castilla y Aragón en el verano de 1391. Muchos judíos fueron asesinados y muchos otros aceptaron ser bautizados para salvarse. Aunque la Iglesia no aprobaba en teoría la conversión forzada, los conversos eran considerados técnicamente cristianos y se les prohibía regresar a la fe judía. Comunidades de conversos aparecieron junto a las comunida­ des judías diezmadas o, como en el caso de Barcelona, en lugar de ellas. A partir de entonces, la vida judía pasó de las grandes ciudades a pequeños centros rurales. Si bien, supuestamente, la conversión forzada debía resolver «el problema ju­ dío», a ojos cristianos sólo lo complicó. La sinceridad del converso se ponía inevita­ blemente en tela de juicio, sobre todo por parte de los «viejos cristianos», que veían cómo los conversos vencían las barreras sociales, económicas y políticas que en tanto que judíos les habían resultado insuperables. Tras el levantamiento de Toledo contra los conversos (1449), los viejos cristianos toledanos redactaron unos estatu­ tos que prohibían a los conversos desempeñar cargos y beneficios. La violencia an­ ticonversos que surgió de nuevo en Toledo en 1467 se hizo particularmente aguda en las matanzas perpetradas en muchas ciudades andaluzas en 1473. La existencia de comunidades de conversos aumentó la presión sobre los judíos porque se les percibía como la causa de un continuado criptojudaísmo. Para com­ batir esta situación, en 1412 se promulgaron leyes de segregación destinadas a «en­ contrar el mejor método... para que los creyentes cristianos... no sean víctimas de errores como resultado del estrecho contacto con los infieles». En 1415, tras la Dis­ puta de Tortosa se promulgaron decretos similares en Aragón. Los cristianos fanáticos, sin embargo, no se contentaban con la segregación ni la limitación de los derechos de los judíos, sino que propugnaban dos planes de acción: en primer lugar, que el criptojudaísmo sólo podía vencerse con la Inquisi­ ción, y, en segundo lugar, que la influencia judía sobre los conversos sólo podía fi­ nalizar con la expulsión. Estas ideas, expresadas en obras como el Fortalitium Fidei de Alonso de Espina, siguieron ganando adeptos y el 27 de septiembre de 1480 los Reyes Católicos nombraron inquisidores en Castilla, que se pusieron a trabajar al poco tiempo en Sevilla (1481). Se descubrieron conversos, a menudo torturados, que practicaban el criptojudaísmo y se les aplicó castigos varios, desde la peregrina311

312

ción hasta la muerte en la hoguera. En la primera década de las operaciones inqui­ sitoriales se condenó a más de 10.000 conversos. La expulsión de los judíos fue autorizada el 31 de marzo de 1492 y en mayo los judíos que se negaron a convertir­ se se trasladaron a Portugal, norte de Africa y Turquía. Los que huyeron a Portugal sólo encontraron un refugio provisional, pues cinco años después se les planteó de nuevo el problema de la conversión obligatoria. Al igual que ocurriera en España, esto supuso la aparición del criptojudaísmo y el 23 de mayo de 1536 se estableció una Inquisición portuguesa a imagen de la española. Con la expulsión de los judíos, el antisemitismo adoptó un matiz más racial. Es cierto que ya habían aparecido libelos antijudíos dirigidos a los conversos, como en el famoso juicio de difamación de la sangre del caso del «niño santo de La Guardia» (14901491). De la misma manera, los conversos, como los judíos, guardaban hostias con propósitos satánicos, pero en este caso la limpieza de la sangre se convirtió en una obse­ sión y, pese a que muchos conversos lograron esconder su «defecto», los que no lo con­ siguieron se vieron excluidos cada vez más de muchos cargos en la Iglesia y el Estado.

P. Hersch

Po g r o m o s

en

A l e m a n ia

Las comunidades judías de la Alemania medieval residían principalmente en las ciudades y, a menudo, en barrios concretos. En varias ocasiones, sobre todo tras las primera y segunda Cruzadas, estas comunidades religiosa y físicamente distintas

T

POGROMOS EN ALEMANIA #Lüneburg Wildeshausen •

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T , Maguncia* * Frankfurt a. M. • ESer Trevens 2* _ w,.. , * •Worms • Wurzburg Deidesheim 3 , 4 , Núremberg Landau

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7 9 11 13

A lta E dad M edia (395-1050 aproximadamente ) G uerra

y p o l ít ic a .......................................................................................................................

17

El Im perio rom ano en el año 395 ................................................................................... Migraciones bárbaras (siglos iv y v) ................................................................................. Los reinos bárbaros en la primera m itad del siglo v i .................................................... La Galia merovingia (hacia 600) ....................................................................................... El Im perio de Justiniano (527-565) .................................................................................. Expansión del Islam por el Mediterráneo (siglos vii-ix ) ............................................... Italia en el siglo v iii .............................................................................................................. El Im perio de Carlom agno (768-814).............................................................................. D ivisión del Im perio carolingio (843) ............................................................................. La Gran Moravia (hacia 830-hacia 9 0 0 )........................................................................... El Im perio bizantino bajo la dinastía macedónica (siglos ix-xi ) ................................. Los vikingos ................................................. ......... .............................................................. Los m agiares........................................................... .............................................................. Estados de Europa oriental (hacia el año 1 0 00)............................................................ El Im perio o t o m a n o ........................................................................................................... Los reinos escandinavos (hacia el año 1000) ................................................................. La supremacía de M e rc ia ...................... ............................................................................. Inglaterra (hacia el año 1 0 00)............................................................................................ Irlanda (hacia el año 1 0 00)................................................................................................. Francia y sus principados (hacia el año 1000)................................................................ El sur de Italia en el siglo xi .............................................................................................. Al-Andalus: la Iberia m usulm ana .................................................................................... La Reconquista española y portuguesa (hasta 1140 aproximadamente) .................

17 18 20 23 23 26 28 30 32 33 35 37 39 40 43 45 47 48 50 50 54 55 57

G o b ie r n o ,

...........................................................................................

61

Residencias reales carolingias ............................................................................................ Cecas carolingias y otomanas ........................................................................................... Las propiedades señoriales en el siglo i x .........................................................................

61 62 63

so cie d a d y e c o n o m ía

361

Burgos y casas de moneda en las postrimerías de la Inglaterra anglosajona.......... Itinerarios reales por Francia y Alemania (siglo x i) ................................................... La Inglaterra de Guillermo I ........................................................................................ Asentamientos escandinavos en las Islas Británicas ................................................. Hamwic: el Southampton anglosajón....................................................................... Dorestad ....................................................................................................................... Dublín .......................................................................................................................... Constantinopla ............................................................................................................ Roma ............................................................................................................................ Ravena .......................................................................................................................... Rutas comerciales del Imperio carolingio ................................................................. La situación económica de San Vincenzo al Volturno ............................................

66 67 69 71 73 74 74 74 76 77 78 80

R eligión y cultura ............................................................................................................

85

Cristianismo y paganismo en Occidente (hacia 350-750) ........................................ Monasticismo temprano (hasta 547) .......................................................................... El monasticismo del norte de E uro p a....... ........................................ ....................... Centros irlandeses y anglosajones en la Europa continental ...................................... El mundo de B e d a ....................................................................................................... El culto a san Cutberto ............................................................................................... Entrada de reliquias en Sajonia................................................................................... El Renacimiento carolingio......................................................................................... La correspondencia de Lupus de Ferriéres ................................................................ Centros de la reforma en los siglos x y x i .................................................................. La Paz de Dios ............................................................................................................. Iconoclasia y herejías dualistas en el Imperio bizantino (siglos viii-xii) .................. Misiones bizantinas entre los eslavos ........................................................................ La autoridad pontificia y el cisma de Oriente .......................................................... Sedes episcopales europeas a finales del siglo x ........................................................ Cartografía medieval ...................................................................................................

85 87 89 91 93 94 95 96 98 100 101 103 104 106 107 111

Plena E dad M edia (1100-1300 aproximadamente) G uerra y política .............................................................................................................. Los reinos escandinavos en el siglo xii ...................................................................... El Imperio Hohenstaufen (hacia 1150-1250) ............................................................ El sur de Italia y Sicilia en el siglo xii ........................................................................ Penetración anglonormanda en Gales e Irla n d a ....................................................... Escocia durante la Plena Edad Media ....................................................................... Angevinos y Capetos en las postrimerías del siglo x i i .............................................. Cataluña (1080-1180)................................................................................................... Imperio de los Comneno (1081-1185) ...................................................................... Procedencia de los cruzados. Principales áreas de reclutamiento en el Occidente latino para la Cruzada en Oriente Próximo (1095-1271) ................................... Rutas de la primera C ruzada....................................................................................... La segunda y la tercera Cruzadas............................................................................... La cuarta C ruzada........................................................................................................ Las Cruzadas del emperador Federico II y de San Luis ........................................... Los Estados cruzados...................................................................................................

362

115 115 116 118 119 121 126 129 131 133 134 135 136 137 138

La red de los Caballeros templarios........................................................................... La Jerusalén de los cruzados ....................................................................................... La Acre de los cruzados........ ...................................................................................... El Imperio bizantino en el siglo Xiii .......................................................................... Italia en la segunda mitad del siglo x i i i ...................................................................... El Ostsiedlung................................................................................................................ Polonia durante la Plena Edad Media ........................................................................ Conflicto centroeuropeo entre Premyslidas y Habsburgos ..................................... Las invasiones mogol-tártaras y su impacto en Occidente....................................... Francia bajo el reinado de Felipe el Hermoso .......................................................... Reconquista de la península Ibérica (siglos xil y xiii) ................................................ Gobierno, sociedad

140 141 142 143 144 147 149 151 153 155 158

economía .....................................................................................

161

Aprovisionamiento en tiempos de guerra (siglo xii) ................................................. Castillos ......................................................................................................................... La expansión del poder real en Francia (1180-1226) ................................................ Modelos de asentamiento en la Italia medieval: 1) nucleación; 2) dispersión ...... La Huerta de Valencia.................................................................................................. Repoblación de Andalucía (siglo xiii) ......................................................................... La legislación m arítim a............................................................... ................................ Familias de derecho urbano ..... .................................................................................. El contado de Lucca del siglo xii .................................................................................. Movimientos com unales.............................................. ............................................... Federico Barbarroja y la Liga lombarda .................................................................... Brunswick a finales del siglo x i i i .................................................................................. Grandes ciudades europeas ......................................................................................... Ferias y rutas comerciales europeas ............................................................................ Pasos alpinos ................................................................................................................ Cambios medioambientales (hacia 1000-1300) ........................................................

161 163 165 165 170 171 173 174 177 179 180 182 183 184 186 188

Religión

y

y

c u l t u r a ............................................................................................................

Sedes episcopales latinas a finales del siglo x i i i ......................................................... Cistercienses, premonstratenses y otros .................................................................... Las órdenes mendicantes............................................................................................. Beguinas y begardos .................................................................................................... Los humiliati ................................................................................................................. El papado y los padres conciliares (1215) ................................................................. Santuarios y resurgimiento del cristianismo popular (1200-1300 aproximadamente). Herejías, la Cruzada albigense y la Inquisición (1200-1240 aproximadamente) .... Antisemitismo (1096-1306) ......................................................................................... Renacimiento del siglo xii ........................................................................................... El surgimiento de las universidades............................................................................ Difusión de la épica francesa antigua (la leyenda de Roldán) ................................. Trovadores: centros de creatividad y viajes de los poetas......................................... Europa románica ............................................................. ........................................... Europa g ó tic a ............................................................................................................... Los viajes de Villard de Honnecourt ......................................................................... Palacio de Westminster, Londres ................................................................................ La Sainte Chapelle, París .................................................. .............................................

191 191 195 197 199 200 203 204 206 209 211 212 214 215 217 218 219 220 222

363

Las lenguas vernáculas (hacia 1200)............................................................................ Viajeros occidentales al Lejano Oriente (siglo xm) ...................................................

224 226

Baja Edad M edia (1300-1500 aproximadamente) Guerra

p o lític a ..............................................................................................................

231

La Guerra de los Cien A ñ o s ........................................................................................ Expansión del Estado de Borgoña.............................................................................. Guerras de independencia escocesas ......................................................................... País de Gales: el principado y las marcas .................................................................. Irlanda: señorío inglés y gaélico (hacia 1350) ........................................................... La creación de Suiza .................................................................................................... Escandinavia en la Baja Edad M e d ia ......................................................................... Emperadores y príncipes: Alemania en las postrimerías de laEdad Media ........... El norte de Italia desde el levantamiento de los signori hasta laPaz de L o d i......... Expansión de la Corona de Aragón ........................................................................... La Guerra de las Dos Rosas......................................................................................... Escocia: la Corona y los magnates (1400 y 1460 aproximadamente) ...................... La península Ibérica en la Baja Edad Media: Castilla y Portugal ............................ El avance de los turcos y la C ru za d a .......................................................................... La unión dinástica de Polonia y Lituania (1386-1569) ............................................. El auge de M oscovia....................................................................................................

231 234 237 237 241 243 244 245 247 249 251 251 255 257 260 261

y

Gobierno, sociedad

economía .....................................................................................

263

Desarrollo de la administración y la fiscalidad de la Corona francesa .................... Administración borgoñona (hacia 1450)................................................................... Gobierno alemán en la Baja Edad Media ................................................................. Itinerarios reales en Portugal ....................................................................................... Los corregidores castellanos (1390-1474)................................................................... Representación en las cortes castellanas (1445-1474)................................................ Representación parlamentaria en la Inglaterra de la Baja EdadMedia .................... La Gran Hambruna de 1315-1322 .............................................................................. Propagación de la Peste Negra ....................... ............................................................ La despoblación de los pueblos ingleses (1100-1500 aproximadamente) .............. Trashumancia en Europa occidental a finales de la Edad Media ............................ Liga de ciudades suabas............................................................................................... Estam bul....................................................................................................................... Novgorod ..................................................................................................................... D unferm line................................................................................................................. Sevilla ........................................................................................................................... Los centros financieros de Europa occidental .......................................................... La Hansa alemana........................................................................................................ El comercio del arenque.............................................................................................. La Jacquerie.................................................................................................................... La revuelta campesina de 1381 ................................................................................... Los extranjeros en Inglaterra durante la Baja Edad M e d ia .......................................

263 267 269 271 273 273 275 275 278 280 282 284 285 286 287 287 289 291 293 295 297 297

364

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R eligión y cultura

301

El papado de Aviñón y la fiscalidad p o n tificia......................................................... El Gran Cisma y los concilios..................................................................................... Los Estados pontificios................................................................................................ Ilegitimidad y Penitenciaría A postólica..................................................................... Centros culturales y monásticos de Bizancio ........................................................... Bohemia, Moravia y las guerras husitas (1415-1437) ................................................... Cristianos, judíos y conversos en la península Ibérica a finales de la Edad Media .. Pogromos en Alemania ............................................................................................... Margery Kempe ........................................................................................................... Peregrinaciones penitenciales desde Amberes (1398-1513)........................................ Periplos caballerescos................................................................................................... El mundo de Froissart ................................................................................................. Viajes de grandes artistas italianos (1250-1400 aproximadamente) ......................... Fecha de nacimiento de los artistas y de sus visitas a centros diversos................... Los viajes de Guillaume D u f a y ................................................................................... Redescubrimiento de los textos clásicos.................................................................... Expansión de la im prenta............................................................................................ Las universidades en la Baja Edad M e d ia .................................................................. La expansión europea a finales de la Edad M e d ia ....................................................

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B ibliografía.........................................................................................................................

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