Atahualpa

Atahualpa Huañui 5 10 15 20 25 30 35 40 Rucu cuscungu Jatum pacaipi Huañui huacaihuan Huacacurcami; Urpi huahua

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Atahualpa Huañui

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Rucu cuscungu Jatum pacaipi Huañui huacaihuan Huacacurcami; Urpi huahuapas Janac yurapi Llaqui llaquilla Huacacurcami Puyu puyulla Uira cuch a mi, Cur ita nishpa Jundar ircami. I nca yayata Japicuchishpa, Sir ip aya sh p a Huañuchircami. Puma shunguhuan, Atuc maquihuan, Llamata shina Tuc uch irca mi. Runduc ur mashpa, I llapantashpa, I nti yaicushpa Tutayarcami. Ama ut a cun a M anchar icushpa Causac runahuan Pampar ircami. I mashinata M a na lla quis ha Ñuca llac tapi Shuc ta r icushpa. Tur i cunalla Tandanacushun, Ya h uar pampa pi Huacanacushun. I nca yayalla, Janac pachapi Ñuca llaquilla R icun gui yar i. Caita yuyashpa M ana huañuni. Shungu llugshispa Causar icuni.

Versión de Juan León Mera (1893): Ojeada histórico-crítica de la poesía ecuatoriana. (2da. Edición). Igual que la versión de la primera edición (1868).

Atahualpa Huañui

Notas marginales sobre el poema Atahualpa Huañui Fernando Mayorga G.

Antecedentes Atahualpa Huañui es una composición poética quichua que lamenta la muerte del Inca Atahualpa, rescatada para la posteridad por don Juan León Mera en su obra Ojeada histórico-crítica de la poesía ecuatoriana (1868) y valorada como el más importante ejemplo de poesía quichua originario de nuestro territorio. Efectivamente, Atahualpa Huañui fue publicado por vez primera en el capítulo primero de la mencionada “Ojeada histórico - crítica ...” que titula “ Indagaciones sobre la poesía quichua”, allí el autor nos presenta el poema diciendo que “hay unos versos sobre la muerte de Atahualpa, hechos sin duda cuando la memoria de la terrible catástrofe estaba harto viva entre los indios, y los únicos de aquel tiempo que la tradición nos ha conservado” (1893: 16). De sus palabras se deduce que estos versos eran parte de la tradición oral mantenida hasta aquel entonces en la memoria de los indios, mantenida como recuerdo de aquel fatídico “Chaupi punchapi tutayarca” (Anocheció en la mitad del día).

Autor Desafortunadamente, como ha sucedido en nuestra historia en tantos otros casos, hay errores de interpretación que se han mantenido como parte de una tradición que se repiten sin cuestionar; pero por ahora no interesa si esos equívocos han sido involuntarios o deliberadamente replicados en nuestra tradición histórica. Es el caso de la autoría de Atahualpa Huañui que tantas veces se le a atribuido a Jacinto Collahuazo como por ejemplo leemos en el siguiente texto de la poetisa Piedad Larrea Borja1: “La expresión más completa de este desgarrón, la única que ha subsistido para nosotros es la elegía «Atahualpa Huañui», ejemplar huanca que el recuerdo admirativo atribuye al bravo Jacinto Collahuaso, mártir poeta de la taza que lloró sus lágrimas indias en letra española; que en ella contó de su historia de gloria y de dolores y que, por ello, purgó «en cárceles» su culpa inaudita de haberse «metido en cosas que no convienen a un indio», según rezaba la despiadada condena de toda su obra a la hoguera y de su persona a la prisión y al vejamen.” Caso que no es único, porque además ha sucedido que, incluso en textos de nivel medio de antaño se ha replicado el mentado error: “Aravicos se llamaron los primeros trovadores de esos cantares legendarios. Copiamos la célebre elegía ‘Atahualpa Huañi’ (Rucu cuscungu) a la muerte de Atahualpa, atribuida, según unos a un cacique de Alangasí, llamado Jacinto Collahuazo.”2 Hay que reconocer que así también existen referencias de otros autores donde no se reproduce el fallo y recogen acertadamente la noticia de Juan León Mera, como se da en el siguiente ejemplo: “Así, gracias a la fecunda labor de Juan León Mera, notable investigador de nuestras letras, se descubre y traduce

1 Larrea Borja, Piedad. (1972): “Boceto de poesía ecuatoriana”. S/Ed. Pp. 54 2

Proaño, Ernesto. (1978): “Literatura ecuatoriana”. Quito, Imprenta del colegio técnico “Don Bosco”. Pp. 14 -15.

Atahualpa Huañui

el poema ‘Atahualpa Huañui’, cuyo título en castellano es ‘Elegía a la muerte de Atahualpa’, atribuido a un aravico o poeta oriundo de Alangasí, en las cercanías de Quito.”3 Y en verdad, según Mera, la transmisión de la elegía se le atribuye a la memoria de un cacique del pueblo de Alangasí: “La tradición dice que son obre de un cacique de Alangasí, pueblo inmediato a Quito; más no refiere otra cosa acerca del poeta o aravico, según ha debido llamársele en su tiempo” (1893: 23-24). Entonces la pregunta que naturalmente aquí nacería es: ¿Quién fue Jacinto Collahuazo y, si no escribió el poema, entonces qué fue lo que escribió? Para responder a la interrogante no hace falta alejarse de las“ Indagaciones sobre la poesía quichua”, allí Mera nos da algunos datos y señala que “Jacinto Collahuazo, honor de su raza y de Imbabura, su tierra, había escrito una interesante historia, y tuvo el sentimiento no solo de ver perecer en las llamas sus manuscritos, sino de ser encarcelado y vejado, porque se había metido en cosas que no convenían a un indio.” ( 1893: 17). La obra a la que Mera se refiere de la autoría de Collahuazo es un texto de historia como se ha subrayado. Aunque todavía se duda de la existencia de la historia del indio Collahuazo, que de paso, forma parte de la polémica sobre las fuentes que le sirvieron al Padre Juan de Velasco para escribir su Historia del Reino de Quito, se conoce que debió llamarse “Las guerras civiles del Inca Atahualpa con su hermano Atoco, llamado comúnmente Huáscar Inca”. En conclusión: Mera nunca atribuyó la autoría de Atahualpa Huañui a Collahuazo.

Traducciones del poema Naturalmente, la primera traducción que se conoce del poema es aquella que apareció en 1868 en la “Ojeada histórico - crítica ...”, aunque es conocido el dominio del quichua que poseía Mera, por razones desconocidas no incluyó en aquel entonces su propia traducción de la elegía al castellano. Las versiones del poema en castellano, tanto de la primera edición (1868, imprenta de Juan Pablo Sanz) publicada en Quito, como de la segunda (1893) de Barcelona son anónimas. Sobre estas versiones Mera aclara que no son una traducción literal, sino una adaptación en versos octosílabos castellanos y “en los versos originales todo es indio, y es indispensable entender el quichua para comprenderlos”. No menciona el nombre del autor de estas versiones a quien sólo se refiere como un amigo versado en el “conocimiento del quichua y su práctica en la poesía española” (1893: 23). Sin embargo, muchos años más tarde, en 1892, Mera incluiría su propia traducción del Atahualpa Huañui en la “Antología ecuatoriana: cantares del pueblo ecuatoriano”. Esta versión difiere de la que aparece en 1868, y Mera añade que “Esta versión, aunque menos rítmica, me parece más fiel que la que publiqué en la Ojeada histórico-crítica sobre la poesía ecuatoriana.” En un interesante el estudio sobre la estructura y el significado del poema, la profesora Regina Harrison (2001) nos propone una versión de su propia autoría, la cual se incluye más adelante considerando la acogida que ha tenido desde su publicación. Las versiones a continuación citadas: I. II. III.

3

Traducción anónima (1893): Ojeada histórico-crítica de la poesía ecuatoriana. (2da. Edición). Igual que la versión de la primera edición (1868) publicada en Quito, imprenta de Juan Pablo Sanz. Traducción de Juan León Mera (1892): Antología ecuatoriana: cantares del pueblo ecuatoriano. Traducción de Regina Harrison (2001): Siglo XIX. La polémica en torno de la valorización del quichua en la literatura.

Becerra, Jorge. (1987): “Literatura ecuatoriana e hispanoamericana”. Quito, Imprenta del colegio técnico “Don Bosco”. Pp. 77.

Atahualpa Huañui

I.

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En un corpulento guabo Un viejo cárabo está Con el lloro de los muertos Llorando en la soledad; Y la tierna tortolilla, En otro árbol más allá, Lamentando tristemente Le acompaña en su pesar. “Como niebla vi los blancos En muchedumbre llegar, Y oro y más oro queriendo Se aumentaban más y más, Al venerado padre inca Con una astucia falaz, Cogiéronle, y ya rendido Le dieron muerte fatal. ¡Corazón de león cruel, Manos de lobo voraz, Como a indefenso cordero Le acabasteis sin piedad! Reventaba el trueno entonces,

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Granizo caía asaz, Y el sol entrando en ocaso, Reinaba la oscuridad. Al mirar los sacerdotes

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Tan espantosa maldad, Con los hombres que aún vivían Se enterraron de pesar. ¿Y por qué no he de sentir? ¿Y por qué no he de llorar

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Si solamente extranjeros En mi tierra habitan ya? ¡Ay! Venid, hermanos míos, Juntemos nuestro pesar, Y en ese llano de sangre

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Lloremos nuestra orfandad, Y vos inca, padre mío, Que el alto mundo habitáis, Estas lágrimas de duelo No olvidéis allá jamás. ¡Ay! No muero recordando Tan funesta adversidad! ¡Y vivo cuando desgarra Mi corazón el pesar!

II.

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En el grande huabo El cárabo viejo Con llanto de sangre Lamentando está; Y arriba en otro árbol La tórtola tierna, Con pesar intenso Sus gemidos da. Como niebla espesa Vinieron los blancos, Y de oro sedientos Llenáronse aquí. Al padre Inca luego Duros apresaron, Tendiéronle en tierra, Le hicieron morir. Con fieras entrañas, Con garras de lobo, ¡Ay! Le destrozaron Como á un recental! Granizo caía,

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El rayo brillaba Y, oculto el sol, era Todo oscuridad. Los sabios, temblando

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De pavor, como otros Varones se hicieron Vivos sepultar ¡Cómo no abrumado He de estar de pena,

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Viendo que mi patria De un extraño es ya! Juntémonos todos, Hermanos, y vamos La tierra sangrienta

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de llanto á regar. Desde el alto cielo, ¡Oh Inca, padre amado! Nuestra amarga pena Dígnate mirar. Viendo tantos males, ¿No me he de morir? Corazón no tengo, ¿Y aún puedo vivir?

III.

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El viejo búho en el huabo alto un llanto de la muerte lloraba, sí una palomita tierna también arriba, en otro árbol triste, triste lloraba, sí. Como nube, nube los viracocha (españoles) se dice, con el oro se llenaron, sí. Al líder inca lo agarraron, mientras le extendía, lo mataron, sí. Con coraje de puma con la fuerza del zorro como con una lluvia le terminaron la vida mientras el granizo caía

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brillaba el rayo el sol se ponía oscureció, sí. Los sabios amautas

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tenían miedo los hombres aún vivos se enterraron. ¿En qué manera no lamentará

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que mi pueblo del otro parece? Entre hermanos [perspectiva de mujer] nos reunimos en el llanto de sangre

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lloramos. Líder inca en el sitio de arriba mi tristeza vea nomás. No obstante estos pesares ¿cómo es que no me muero? ¡Con el corazón decaído vivo, nomás!

Atahualpa Huañui

Significado El tema poético de Atahualpa Huañui es el lamento por la muerte de Atahualpa, y si partimos de esta idea, el poema es una elegía. En la tradición literaria Occidental, se entiende por “elegía” al género poético que es sinónimo de “lamentación” por causas diversas (del griego élegos, lamento); sin embargo hay quienes prefieren utilizar la denominación equivalente del género en la tradición quechua y se refieren al poema como “guanca”, huanca o wanka, que como dice Alejandro Carrión en aquellas “canciones grandiosas” se “lloraba la muerte de los grandes que habían sido amados por el pueblo, o de los pequeños que habían sido amados por el poeta”4. Para el investigador Rufino Espino (2007: 76) Atahualpa Huañui es “un lamento de la ausencia” o “ayataki” el cual se mantiene en la memoria indígena como testimonio desolador y el anuncio de un destino incierto: “Así la primera estrofa esboza una naturaleza adversa, el huabo y tórtola se asocian para crear la sensación de dolor y de inmensa tristeza, pues no solo sangra sino que los gemidos invaden el espacio. Luego las referencias a la naturaleza se ubican en esa misma lógica, “niebla espesa” -aquello que no permite ver- se vincula al destino que traen los españoles para los indígenas. Están definidos como fieras extrañas que instalan la noche, “inti yaichushpa/ tutayarcami” (“Y, oculto el sol, era / Todo oscuridad”). Si los sabios, como se figura el haravicus, si la tierra ya no pertenece a los indios, entonces, solo queda juntarse para el llanto y la sangre derramar: “tandanacushun” (“Juntémonos todos”). Explicable solo desde el orden andino, la muerte del Inca es el resultado de un trastorno mayor, de un pachacuti comparable con la ruina total, con la muerte de todos. Es una forma pesimista de la vida. Esta secuencia, sin duda, va de la naturaleza al evento histórico y a la herencia de este suceso. Medido por el poeta, este tiempo no lo merecemos, por eso: “Caita yuyashpa/ Mana huañuni!/ Shunga llucshishpa/ causaricuni!” (v.41-44: “Viendo tantos males,/ ¿No me he de morir?/ Corazón no tengo,/ ¿Y aún puedo vivir?”). Los runakuna en la imagen del poeta han perdido todo, lo único que tienen es su vida. ¿Se puede vivir en una tierra que nos ha sido despojada, que ya no es nuestra, en una tierra donde el padre y héroe ha sucumbido, en la que ha sido asesinado?” Atendiendo el criterio de Harrison (2001) al igual que el de Becerra (1987) se podría determinar la siguiente estructura del texto para Atahualpa Huañui: - El cuscungu (un búho) y la tórtola lloran en un árbol, el búho (asociado con la muerte en la cultura quichua) se lamenta la mala fortuna de los indios. - Los viracocha llegan y llenos de avaricia por el oro, con engaño matan cruelmente al Inca. - Mientras Atahualpa es asesinado, el poema describe a los elementos de la naturaleza que se manifiestan lúgubres (el granizo, el rayo y ocaso del sol). - Existe conmoción entre los nativos, la tierra ya no les pertenece, sólo les queda en llorar en comunión entre hermanos (en el llanto de sangre lloramos). - El poeta llama al Inca como testigo de su amarga pena, su fatalidad es tal que no alcanza a comprender por qué no se muere y tiene que vivir con el corazón abatido.

4 Citado en: Pesantez Rodas, Rodrigo. (2006): Visión y revisión de la literatura ecuatoriana. México: Frente de Afirmación Hispanista. Pp. 16

Atahualpa Huañui

Bibliografía. Espino Relucé, Rufino. 2007 Etnopoética Quechua. Textos y tradición oral quechua. Tesis de doctorado. Lima: Universidad nacional Mayor de San Marcos. Harrison, Regina. 2001 “Siglo XIX. La polémica en torno de la valorización del quichua en la literatura,” en Gabriela Pólit Dueñas, comp. Antología. Crítica literaria ecuatoriana. Quito: FLACSO, Sede Ecuador. Mera, Juan León. 1893 Ojeada histórico-crítica de la poesía ecuatoriana. 2da. Edición. Barcelona: Imprenta y litografía de José Cunill Sala. 1892

Antología ecuatoriana: cantares del pueblo ecuatoriano. Quito: Imprenta de la Universidad Central.

Pesantez Rodas, Rodrigo. 2006 Visión y revisión de la literatura ecuatoriana. Tomo 1. México: Frente de Afirmación Hispanista. Becerra, Jorge. 1987 Literatura ecuatoriana e hispanoamericana. Quito: Imprenta del colegio técnico “Don Bosco”.