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Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

ARquiTEcTuRA VeRnÁculA

Ciudad Juárez, Chihuahua, México

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Javier Sánchez Carlos Rector David Ramírez Perea Secretario General Laura Galicia Robles Directora del Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte Servando Pineda Jaimes Director General de Difusión Cultural y Divulgación Científica

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

ARquiTEcTuRA VeRnÁculA

Teresa de Jesús Estrada Lozano

La edición, diseño y producción editorial de esta obra fue posible con el apoyo de la Dirección General de Difusión Cultural y Divulgación Científica, a través de la Subdirección de Publicaciones.

Cuidado de la edición: Marlon Martínez Vela Diseño de cubierta e interiores: Karla María Rascón ©

Segunda edición, 2011 D. R. Teresa de Jesús Estrada Lozano

©

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Av. Henri Dunant 4016, zona Pronaf C.P. 32310, Ciudad Juárez, Chihuahua, México

Estrada Lozano, Teresa de Jesús. Arquitectura vernácula : un acercamiento bibliográfico / Teresa de Jesús Estrada Lozano. Ciudad Juárez, Chih. : Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 2009. 120 p.; fotografías., 23 cm. ISBN: 9786077953449 Incluye bibliografía. 1. Arquitectura vernácula - Recopilación documental 2. Arquitectura vernácula – Bibliografía comentada 3. Arquitectura vernácula 4. Arquitectura doméstica 5. Arquitectura y sociedad NA208 E77 2009 Apoyado con recursos PIFI Hecho en México/Made in Mexico

www.uacj.mx

ÍnDicE

A manera de prefacio Prólogo, de Ricardo León García Introducción

7 9 13

Capítulo 1. Consideraciones teóricas ¿Qué se entiende por arquitectura vernácula? ¿Cómo debemos llamarla? • Arquitectura rural • Arquitectura regional • ¿Auto-construidas o auto-producidas? Autoproducción

15 16 16 17 17 18

Capítulo 2. La habitabilidad El concepto 21 El habitar 22 La permanencia 24 La habitabilidad como elemento de análisis 25 Capítulo 3. Denominación genérica Diversos tipos de arquitectura vernácula 27 • Habitaciones troglodíticas 28

• Arquitectura acuática • Arquitectura abovedada La falsa bóveda El trullo de Alberobello • Arquitectura de tierra • Arquitectura fortificada • Arquitectura móvil Los tuareg: nómadas del desierto Los nukak maku: nómadas en Sudamérica Capítulo 4. Construcciones rurales Introducción Algunos ejemplos de lo rural vernáculo • Las casas rurales ibicencas • Molinos Datos técnicos de los molinos de viento de la región de la Mancha Los molinos de agua • Las pallozas de Balboa • Graneros La Cueva de la Olla

32 38 41 43 46 51 53 57 60 63 65 65 68 69 70 70 71 73

Los silos de Santa Mónica, Zacatecas Los hórreos asturianos Los espigueiros de Portugal Los graneros del antiguo Egipto • Palomares

74 75 75 76 77

Corolario: una nota sobre arquitectura con arquitectos

79

Conclusión

82

Bibliografía

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Créditos de imágenes

85

Anexos

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A mANeR a dE P rEf A cIO

C

on el propósito de suscitar una reflexión sobre la disciplina, inquietar la conciencia y provocar cuestionamientos sobre lo que estamos haciendo para lograr mejores productos arquitectónicos, estas pocas preguntas se las dirijo a los arquitectos en ciernes, a los que se precian de serlo, a los que se jactan de ello y a los que lo son verdaderamente. • • • • • • • • • •

¿Qué son los caravanserai de Persia? ¿Qué son las kasbas y los ksur en Marruecos? ¿Los bombos de la zona manchega de España? ¿En qué consisten los trulli de Alberobello? ¿Y en qué los bad-gir de Irán o Pakistán? ¿Qué son los bohíos de las Antillas en el Caribe? ¿Los palafitos de Chiloé? ¿Cómo es la arquitectura de los dogon en Bandiagara? ¿Cómo son los hórreos de España o los espigueiros de Portugal? ¿Cómo son los silos de áreas rurales en algunas

• • • • •

partes del mundo? ¿O los cuezcomates del México central? ¿Por qué se les construyen enormes torres a las palomas en el Medio Oriente? ¿Cómo es posible habitar un baobab? ¿Qué es la guadua en Colombia? ¿O las yurtas del Asia Central?

Preguntas todas que hacen referencia a obras de arquitectura cuasi-desconocida o arquitectura “experiencial” como le llaman algunos en referencia a un aprendizaje empírico no por ello menor, la cual nos da ejemplo de una arquitectura sincera y auténtica. Sencilla en algunos casos hasta llegar a la ingenuidad. Impactante en otras ocasiones hasta provocar asombro. ¿Cuántas de esas interrogaciones sabemos responder los que de algún modo u otro estamos cerca de la disciplina? Yo al menos revelo, con sinceridad, el desconocimiento sobre muchas de esas respuestas hasta antes de iniciar esta investigación a pesar de mi interés desde siempre por las habitaciones vernáculas.

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Hoy presento aquí la explicación de algunos de estos cuestionamientos reconociendo que faltan preguntas por contestar y mucho por incluir. Espero contribuir aunque sea de manera modesta a la apreciación a través del conocimiento de una arquitectura desconocida en la mayoría de los casos, sorprendente o prodigiosa en otros, e importante en todos ellos por la significación que transfiere a usuarios y productores: el ser humano común, la mayor parte de este planeta. Permanezcan, pues, las preguntas que no he podido responder, como un estímulo a la curiosidad, semilla que, si prende, nos llevará luego a la búsqueda deseando con ello alcanzar el conocimiento.

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A manera de prefacio

PrÓlogO

P

ublicar un libro de arquitectura vernácula en tiempos de la más salvaje de las globalizaciones, me parece extraño y agradablemente atrevido. Bienvenido sea. A pesar de las corrientes homogenizadoras que se imponen en todos los órdenes de la actividad humana, múltiples voces intentan preservar y hacer respetar las diferencias. Sin negar la importancia de las innovaciones, del aprovechamiento de las tecnologías desarrolladas cotidianamente, resulta conveniente tener en cuenta la experiencia acumulada para mantenerla como alternativa siempre presente ante el impulso que desde hace mucho tiempo se denomina modernizador. Algunas de las obras realizadas por el ser humano y consideradas como innovadoras, se han convertido en moda por múltiples razones. En primer lugar, por su utilidad en la sociedad que las generó. Segundo, porque uno de los rasgos comunes entre nuestra especie consiste en imitar lo que el semejante realiza, una observación que hizo Aristóteles hace ya casi

veinticinco siglos. Se imitan conductas, actividades, instrumentos, apariencias u obras de arte. Las razones pueden ser muchas, ya sea por el simple gusto, por una profunda convicción, por mera conveniencia, por no quedarse atrás en lo que suponemos que es lo nuevo o lo mejor o lo importante… De manera consciente o voluntaria, a lo largo de la historia humana, las agrupaciones sociales han definido lo que consideran más adecuado para pasar una vida tranquila, pacífica, en armonía entre sus miembros y de éstos con el ambiente en el que se encuentran inmersos. Así, se formaron hábitos alimenticios, maneras de cubrirse la piel, formas de allegarse los artículos básicos para la subsistencia, elementos constructivos para edificar habitaciones individuales, espacios comunes, centros de poder, lugares de placer, de estar, para castigar, para dominar, para pernoctar, para permanecer… Sin embargo, mientras el hombre supuso que dominaba mejor a la naturaleza, en tanto hizo gala de su ingenio no solamente para influir sobre su entorno

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físico, sino que fue creando maneras más sofisticadas para erigirse como la especie dominante en el planeta Tierra, al mismo tiempo que agudizaba las diferencias sociales, ideó conceptos que convirtió en cosas, cosas a las que le dio un valor y convenció a los demás de la existencia de tal valor. Tal es el caso de la arquitectura que, en tanto una disciplina que tradicionalmente combina la pasión estética con el conocimiento científico para solucionar cuestiones de habitabilidad, funcionalidad y espectacularidad, se ha vinculado con los grupos dominantes de tales o cuales sociedades. La habilidad y el conocimiento de “la arquitectura” ha quedado como parte del monopolio de quienes lo deciden todo, de los pocos que tienen la posibilidad de imponer formas, materiales, precios, espacios. La mayoría, siempre habrá de solucionar sus problemas de manera emergente, al día, con lo que puede y sin grandes posibilidades de que sus resultados “arquitectónicos” puedan competir en el ámbito de la estética y el “buen gusto”. Las modas pasan, pero en el conocimiento popular, en el saber de todos, permanecen rasgos trascendentales que se conservan como parte de la tradición o la costumbre, porque han demostrado ser elementos importantes para sobrevivir, para conservar lo que es propio, para sortear la violencia de los fenómenos naturales o simplemente porque son soluciones probadas por la experiencia para mantenerse en un punto del espacio. Además, el ritmo en el cambio de moda no puede ser sostenido por la mayoría. La tendencia de las modas lleva a la humanidad a los cambios vertiginosos, a moverse de un punto a otro en el espacio terrestre, permitiendo, como dijo Jacques Attali hace más de dos décadas, que el hombre moderno busque una vida nómada con objetos nómadas, con sus límites, de acuerdo a la conservación de los puntos de confort, siempre retornando al nido porque la radica-

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lidad de los cambios se da tan solo en la apariencia, no en la esencia: he ahí la gran contradicción del discurso de la modernidad, en el fondo, los cambios se promueven para permanecer igual. Al iniciar el siglo XXI, la homogenización de las sociedades domina la mente de los que deciden y muchos se han convencido de la urgente necesidad de parecernos todos y en todo. Desde el siglo XVI, unos cuantos señores de las potencias europeas supusieron que el mundo era de ellos y, desde entonces, sus herederos han hecho lo posible para que las cosas funcionen a la perfección, cual engranaje de relojería fina, cuyo único objeto es hacer andar el mundo a la imagen que ellos diseñaron. El desencadenamiento de estos procesos, en nuestros días, provoca que la gente, sin importar en qué latitud exista, tienda a vestirse, alimentarse, divertirse, creer y guarecerse de una sola manera. Medio siglo ha, el antropólogo francés Claude Levi-Strauss meditaba que el desarrollo de la modernidad, el avance de la tecnología había acercado a todos los hombres a conocer las maravillas que hasta entonces habían permanecido desconocidas aun estando en este mismo mundo, pero que el conocimiento mismo iniciaba con el proceso de su destrucción en aras de igualarlo todo. ¿Acaso los seres humanos echaremos por la borda el cúmulo de experiencias adquiridas a partir de nuestra relación con la naturaleza? En nuestro afán por vivir mejor, desechamos lo construido y ocupado por siglos para entrar en la era de lo desechable. Formamos parte de la sociedad del desperdicio. Tratamos de dejar para la posteridad esas obras que muchas veces no significan más que nuestra decadencia como especie. En el siglo del apogeo de la industria cinematográfica, hemos convertido al planeta en un enorme plateau que modificamos conforme lo dictan las modas

Teresa de Jesús Estrada Lozano

venidas, idas y por venir. Ya no volteamos la mirada a lo que por tantas generaciones fue útil. ¿También el conocimiento se ha convertido en un artículo desechable? ¿Nos estorba la memoria? Los sectores no dominantes de las sociedades han logrado desarrollar un conocimiento que desdeñamos por carecer de cientificidad, de métodos aceptados por las corrientes dominantes, las de éxito económico. Las res-puestas simples a problemas complejos, el sentido común aplicado a los cuestionamientos más arduos, ha sido la manera de avanzar de la especie humana a lo largo de ya varios milenios. En tanto los hombres realizamos obras espectaculares, jamás imaginadas por generaciones enteras, ni siquiera por las más lúcidas de las inteligencias productoras de literatura de ciencia ficción, como las alucinantes construcciones de los Emiratos Árabes Unidos, a pocos kilómetros de allí, cruzando las aguas del golfo Pérsico, encontramos cientos de miles de seres humanos aprovechando materiales de la región, imitando los mismos sistemas constructivos de hace centurias. Su miseria no es por la casa en la que viven, sino por el entorno político y cultural que les ha tocado padecer. Jamás, a lo largo de la historia, nuestro andar ha encontrado una sola vía. Los caminos son múltiples y a cada momento nos encontramos en encrucijadas que pueden significar un maravilloso atajo a nuestra meta. Son encuentros en los que la solidaridad, la generosidad, la reciprocidad salen a flote de manera colectiva, se plantean las soluciones para los problemas comunes. La arquitectura tradicional, popular o vernácula, no es otra cosa sino la expresión concreta de sentimientos humanos donde los miembros de la sociedad, en comunidad, trabajan para hacerse de los materiales naturales o se juntan para fabricarlos, en conjunto deciden las soluciones para construir el mejor resguardo de la familia, la ubican donde sea po-

sible defenderse de sus contrarios o de los elementos naturales, de acuerdo a un gasto modesto de recursos pues, como siempre ha sucedido, vivir en la escasez resulta uno de los rasgos primordiales de las mayorías. Ante la realidad de esos bienes exiguos, un arquitecto, que aportará una solución bella y científica, excede por mucho las posibilidades. Son maravillosas las respuestas que han planteado los arquitectos de la centuria reciente pero es evidente que las innovaciones, que las técnicas constructivas, que los diseños posmodernos no pueden estar al alcance de más de seis mil millones de personas en la Tierra. ¿Cuáles son las soluciones de habitación para todos ellos? ¿Seguirán arreglándoselas como mejor puedan? Es posible. Las opciones serán, por varias generaciones más, acudir a la preparación colectiva de materias primas y materiales naturales, existentes en la región que se habita, para solucionar las necesidades de habitación. Incluirán, por cierto, un mecanismo de toma de decisiones en el que las experiencias de índole constructiva son vitales para resolver la escasez de recursos económicos, de espacio y de asesoría profesional. Se seguirá construyendo con lo que haya, con cuanto haya y cuando haya. Los resultados inmediatos están siempre alejados de las tendencias dominantes sobre lo bello, lo bonito, lo agradable. Solamente con el paso del tiempo, al consolidarse los asentamientos, con la inyección permanente de los mínimos recursos al hacer ampliaciones o redecorados, la costumbre dictaminará nuevas formas de belleza, considerará de valor esa arquitectura que, en principio ha sido tratada con desdén. Volvamos la vista a la experiencia, quizás pueda ayudarnos a allanar los obstáculos que se nos presentan.

Capítulo

1.0

Ricardo León García Julio de 2009 Prólogo

11

InTRodUCcIÓn

Resulta sencillo atraer la atención sobre lo insólito o lo inaudito, lo difícil es mantenerla.

E

ste estudio es el resultado de inquietudes gestadas en el aula. En cierto modo, el entusiasmo de los estudiantes que se interesan genuinamente por la arquitectura vernácula fue un incentivo para emprender el trabajo. Por otra parte, la asignatura sobre el tema es relativamente nueva en las escuelas de arquitectura y enhorabuena por su inclusión en los programas de estudio; sin embargo, estos nuevos planteamientos al esquema curricular nos obligan a reconocer que la principal dificultad para aprender de ella es la escasa bibliografía sobre el tema. Esto último fue el motor principal que le dio principio a la investigación, y digo principio porque en un tema tan vasto y complejo no se puede hablar de una tarea finalizada. El trabajo consiste en una búsqueda documental tratando de abarcar las desperdigadas referencias que se fueron encontrando con la sorpresa de que en reali-

dad no son tan escasas, pero sí dispersas y generales, o bien, muy detalladas en casos de estudios específicos. Por lo tanto, el acercamiento bibliográfico permitió el seguimiento de citas documentales que condujeron paulatinamente a mayor información enfatizando los puntos de interés que la división por géneros arquitectónicos fue planteando. La manera de abordar el tema fue a través de un planteamiento teórico en donde esbozo algunos conceptos y reflexiones sobre el habitar y la habitabilidad; también la importancia de la arquitectura vernácula y su dificultad para definirla, lo que ella representa para el patrimonio y la identidad cultural de los pueblos, insistiendo que la desaparición de la arquitectura anónima incide en la pérdida del carácter y la fisonomía de nuestros lugares. El contenido se desarrolla por medio de un recorrido por algunas partes del mundo, apoyado en textos e imágenes, que presentan casos auténticos y sorprendentes, sitios donde la arquitectura vernácula aún es un elemento “vivo” dentro de su entorno. Se

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ARquiTEcTuRA VeRnÁculA

describen el contexto que abarca a tales lugares, las razones históricas o simbólicas que les dieron origen y los aspectos formales, funcionales o estéticos que los caracterizan. Uno de los ejes conductores del trabajo fue lo que para la arquitectura es su función principal: el uso de los espacios. El priorizar la función antes que la forma me permitió asociar ejemplos relacionados entre sí, como es el caso de graneros y molinos incluidos como parte de las construcciones rurales comparten el capítulo con viviendas de la misma categoría, ya que la dependencia de aquéllos y éstas es obvia. Otra guía fueron los procedimientos constructivos utilizados en los diferentes casos ejemplificados. Al considerar los aspectos técnicos se pudo encontrar una manifiesta relación entre diversos tipos de edificación popular, lo cual permitió agrupar ejemplos distantes en tiempo o lugar. Baste ver el capítulo de arquitectura abovedada, donde vemos construcciones iraníes, marroquíes, italianas o de los antiguos mayas. El aspecto unificador de toda la exposición es la repetida insistencia sobre la importancia de la arquitectura vernácula y la relación que ésta tiene con muchas disciplinas historia, restauración, arte, antropología, sociología, entre otras para mantener presente la urgencia de estudiarla a fondo y en equipos de trabajo, con la finalidad de su rescate, su valoración y su reutilización digna.

14

Capítulo

1.0

S

CoNsIdeRacIOnEs TEóricAs

1.1 ¿Qué se entiende por arquitectura vernácula?

i quisiéramos indagar la pregunta que encabeza esta sección habría que reconocer que su respuesta puede generar cursos completos, ya que primero habría que responder lo que se entiende por arquitectura y luego agregarle la denominación de vernácula. Sin embargo, las reflexiones teóricas que se originan en torno a la arquitectura vernácula, empiezan casi siempre excluyendo el término arquitectura. “La limitación conceptual [tanto en la teoría de la arquitectura como en la historiografía] es el considerar como arquitectura solamente aquellas obras sobresalientes por su carácter ‘artístico’ o por su

‘autenticidad’”, nos comenta Vargas y Salguero con cierto rasgo de preocupación cuando se excluye, en proyectos de rescate histórico, a las obras comunes en las cuales habita o ha habitado la humanidad, las moradas de protagonistas de historias anónimas. En esas historias discriminan y excluyen a dicha abrumadora mayoría, para darles cabida solamente a un puñado de ellas. Para esta concepción, el término “arquitectura”, no es un sustantivo sino un calificativo… [Así] sólo y únicamente, unas cuantas obras que cumplen con ciertos requisitos o valores,… son arquitectura. Ninguna más1 Al no otorgarle la categoría de “arquitectura” al conjunto de obras edificadas por el usuario noacadémico, al diferenciar a este tipo de obras las vernáculas por ser precisamente edificadas por 1  Ramón Vargas y Salguero, “Nueva visión de la historiografía arquitectónica”. Revista estudios históricos, 7 (2002), p. 159.

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ARquiTEcTuRA VeRnÁculA

personas que no son eruditos de la materia, los teóricos, “ni siquiera cuentan con una palabra para designar a estas obras que se les niega su carácter arquitectónico”.2 Entonces..

L

1.2 ¿Cómo debemos llamarla?

a dificultad para enunciarla proviene fundamentalmente de su falta de estudio. Al no conocerla a fondo es decir, sus características fundamentales, su forma de producción, lo que la genera, incluso su tipología más común, nos vemos en la complejidad de explicarla a través de un nombre. Por ejemplo…

Capítulo

1.0

Arquitectura rural En plena ciudad es donde se escriben las más bellas páginas sobre la campiña. Jules Renard

E

n el inicio de su estudio, se le consideraba una arquitectura predominante de las áreas rurales y esa fue la manera de referirse a ella: “arquitectura rural”; y de facto, se intentaba describirla con un interés sano pero sin dejar fuera cierto pintoresquismo. Lo que más atrajo para destacarla fue la imagen ingenua y sencilla que transmiten las obras construidas con materiales locales. Otra de las cosas que generaron más interés para su estudio fue la integración al paisaje bien lograda, lo 2  Idem.

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Consideraciones teóricas

cual produce una armonía no siempre alcanzada en la arquitectura académica. Sin embargo, interpretando lo que dice Renard, en ocasiones se cae en el error de abordar temas desde lejos, a distancia del objeto de estudio y, por lo tanto, se altera o desfigura la verdadera esencia de lo estudiado. Sobre todo cuando estas primeras incursiones carecían de métodos científicos para llevarlas a cabo, de tal modo que el término rural, aunque al principio fue de utilidad, pronto quedó corto para abarcar a otras edificaciones, pues no todas las obras vernáculas se realizan en la campiña. La inclusión de habitaciones rurales en estudios serios, no se dio en el área de la teoría ni de la historia de la arquitectura, sino más bien en tratados etnográficos. Los antropólogos eran los únicos que mostraban interés por este tipo de construcciones, claro está, por su contenido étnico; de tal modo que otro calificativo que recibía era el de “arquitectura indígena” o “nativa”. Se le ha llamado también doméstica, espontánea, sincera, folklórica, auto-producida o auto-construida, sencilla, regional, popular, nativa, experiencial, etcétera, tratando de definirla por medio de estos nombres. Pero el nominativo es sólo el principio. Para comprender a fondo lo que necesitamos saber de arquitectura vernácula es urgente definir qué significa el término tratando de establecer un concepto que englobe aquellas anteriores nominaciones. En una primera aproximación podría decirse que el vocablo vernáculo es el más apropiado por sus raíces latinas para definir a este tipo de arquitectura. Proviene de vernaculus = “el que ha nacido en su casa”, refiriéndose, en aquel entonces, al esclavo hijo de esclavos nacido en la casa de sus amos. Si asociamos la idea referida, la arquitectura vernácula es en-

Teresa de Jesús Estrada Lozano

tonces aquella que se genera en su propio sitio, que toma de su espacio natural en que se encuentra, influencias determinantes que la van a distinguir, a su vez, de las generadas en otros entornos. Respecto a este punto, puede decirse que los particulares rasgos físicos de las habitaciones vernáculas generan como consecuencia otro modo de nombrarla:

C

Arquitectura regional

oncerniente a esta nominación, cabe hacer referencia a lo que nos dice Marina Waisman sobre lo regional y el término regionalismo:

desde hace algún tiempo se viene considerando en cierta crítica internacional, como una de las tendencias positivas de la arquitectura actual, al REGIONALISMO, como una forma de oposición constructiva a las diversas formas negativas del universalismo, por la vía de reforzar o mantener las identidades regionales. El término regionalismo es, sin embargo, extremadamente ambiguo, pues puede referirse a posiciones que fluctúen entre una reinterpretación local de ideas internacionales y un conservadurismo reaccionario de carácter folclórico o populista. Parece… indispensable hallar elementos para una definición que haga posible un uso instrumental del término, sacándolo del terreno de las aspiraciones vagamente nostálgicas.3 Volvemos a la mencionada preocupación de caer en ambigüedades cuando no se precisan los términos 3  Marina Waisman, El interior de la historia. Historiografía arquitectónica para uso de los latinoamericanos. Bogotá, Escala, 1993, p. 69 [Historia y teoría latinoamericana].

adecuadamente. Lo primero es aclarar que la arquitectura vernácula es una arquitectura regional, mas no necesariamente regionalista. Como a su vez se hace la distinción entre una arquitectura vernácula y una vernacular. Que las derivaciones de las obras construidas por el pueblo terminen generando una serie de ismos no es nada nuevo, es parte de una evolución que se da en todos los aspectos de la naturaleza, incluyendo al ser humano y sus productos artificiales. La edificación natural que el hombre mismo ha hecho desde tiempos inmemoriales es porción de una historia de la arquitectura vernácula que forzosamente produce modelos evolutivos en cuanto a formas, uso de materiales y técnicas.

¿Auto-construidas o auto-producidas?

U

Capítulo

1.0

De médico, poeta, arquitecto y loco, todos tenemos un poco. Refrán popular

na de las características principales de la habitación vernácula es su auto-construcción. La acción edificatoria que va a generar el cobijo indispensable para la existencia del individuo es inherente a él, según Egenter Nold: “la casa forma el núcleo del espacio existencial; todas las demás actividades [del ser humano] están enfocadas en él”.4 Por lo tanto, la procuración del espacio existencial es casi siempre, en la mayoría de los casos, una tarea de auto-construcción. 4  Apud Paul Oliver, Encyclopedia of Vernacular Architecture of the World. Cambridge, Cambridge University Press, 1998, p. 35

Consideraciones teóricas

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ARquiTEcTuRA VeRnÁculA

El trabajo de erigir con las propias manos un espacio habitable es, sin duda, una necesidad de los grupos humanos con escasos recursos económicos, o bien de las zonas rurales. Etnias y culturas tribales o sociedades preindustriales son también auto-constructoras, tarea también de los habitantes de asentamientos precarios en las propias áreas urbanas, aun en civilizaciones desarrolladas. Lo dicho anteriormente no es suficiente para concluir que la auto-construcción es una consecuencia de la pobreza o de escasos recursos económicos solamente. Existe un sinnúmero de situaciones en que la edificación de una casa es llevada a cabo por el usuario motivado principalmente por el gusto de participar directamente en la creación de su espacio habitable o bien para satisfacer necesidades podríamos decir subjetivas, tales como crear algo diferente y único o para generar una relación emocional con ese espacio auto-construido. Un caso particular que ejemplifica lo anterior, lo constituye una familia que, proviniendo de otra localidad, encontró en Ciudad Juárez, Chihuahua una arquitectura no correspondiente al medio físico: el desierto. Sin satisfacer su necesidad de habitación por medio de lo que se le ofrecía comercialmente, decidió auto-construir con materiales más apropiados. La utilización de adobe, piedra y madera fue lo obligado, pero con una gran imaginación también recurrió a deshechos industriales —gratuitos en algunos casos— y el resultado fue una casa especial en todos los sentidos. Ejemplos como el anterior se dan en forma frecuente en todas partes del mundo. Baste ver el programa televisivo llamado Extreme Houses (producción estadounidense) para encontrar otras muestras.

Capítulo

1.0

P

Autoproducción

or otro lado, el término autoproducción se refiere más bien a un proceso en el cual se engloban varias etapas. Nos advierten García y Villalobos en “La arquitectura autoproducida” lo siguiente: “Para producir una vivienda no basta con construirla. También hace falta realizar otras actividades no menos importantes como el diseño, por incipiente y fragmentado que este sea, la gestión de permisos y licencias, el pago de derechos, la adquisición de materiales y mobiliario, la contratación de servicios y de trabajadores complementarios”.5 La referencia anterior se plantea en un ensayo alusivo a la producción de viviendas en barrios urbanos, ya sea de tipo precario o más definitivo, pero dominantemente en zonas urbanas. En dicho artículo se dice que la industrialización y la urbanización como fenómenos conjuntos, acelerados a partir de los años cuarenta del siglo XX en México, han generado una compleja contradicción. “Por una parte, los pobladores urbanos quedan inmersos en una creciente división del trabajo que propicia su especialización en diferentes actividades y que… requiere su dedicación cotidiana y permanente. Por otra parte, el poblador mayoritario de las ciudades carece de recursos para tener acceso al mercado formal de vivienda y, de alguna manera,… tiene que producir su morada”.6 Ahora bien, al estar inmerso en la ciudad, el habitante se tiene que someter a regulaciones y normas, lo que lo obliga a cumplir con una mayor cantidad de pasos en la consecución de su vivienda. Por eso se puede considerar como un proceso largo y completo, abar5  Julio García Coll y Carlos H. Villalobos, “La arquitectura autoproducida” en Fernando González Cortazar (coord. y pról.). La arquitectura mexicana del siglo xx. México, Conaculta, 1994, p. 235. 6  Ibid., p. 236.

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Consideraciones teóricas

Teresa de Jesús Estrada Lozano

cando desde la obtención del predio hasta la inserción dentro de un sistema de impuestos prediales. Tal situación provoca que la producción del hogar se realice en etapas: “El ‘cuarto redondo’ con el que se inicia debe albergar todas las funciones de la familia. Conforme se tienen tiempo y recursos, se van sumando espacios al núcleo original que al final será la estancia-comedor o sólo la estancia. ‘Las varillas de la esperanza’ asoman por muchos años hacia arriba y a los lados, blocks y tabiques se van apilando en el techo del primer nivel como expresión del anhelo del ‘ya mero’. El diseño, si puede llamarse tal, se va realizando conforme se avanza [la construcción]”.7 Como podemos darnos cuenta, el término autoproducida no es suficiente para nominar a la arquitectura vernácula por no alcanzarla o contenerla en su totalidad, puesto que el proceso tan amplio que justifica llamarla de tal modo se aplica a obras más bien urbanas, las cuales, debido a la complejidad burocrática en que nos envuelve la vida dentro de la ciudad, por pequeña que ésta sea, se vuelven difíciles de adquirir teniendo que construirse con interrupciones. Tampoco se puede concluir con lo recién expuesto que la arquitectura vernácula realizada en el campo no implica un proceso completo, sólo que en este último caso la adquisición de un techo está condicionada a determinantes predominantemente técnicas y materiales antes que a otros.

Capítulo

1.0

7  Ibid., p. 240.

Consideraciones teóricas

19

Capítulo

2.0 2.1 El concepto Habitabilidad: cualidad de habitable. Habitable: que se puede habitar. Habitar: vivir, morar.

P

odemos entender la habitabilidad como un componente que incluye tanto condicionantes materiales como circunstancias metafísicas, unidad que deben poseer los espacios donde mora el hombre para, de tal forma, permitir a su subsistencia diaria, un vivir digno. O bien, como lo menciona Saldarriaga: “Habitabilidad es un conjunto de condiciones, físicas y no físicas, que permiten la permanencia humana en un lugar, su supervivencia y, en un grado u otro, la gratificación de la existencia”.8 8  Alberto Saldarriaga Roa, Habitabilidad. Bogotá, Escala, 1981

L a HabITaBiL iDad

Al hacer referencia a las condiciones físicas, con habitabilidad queremos significar el territorio y su transformación, el espacio y su ordenamiento, lo que conocemos como ambiente y todo lo que implica: la transformación del entorno, las estructuras físicas —y finalmente— la edificación de una entidad espacial que aloja las funciones humanas: las transformaciones arquitectónicas. Sin embargo, “como transformación, la arquitectura no satisface solamente una necesidad humana en particular. La necesidad de espacio habitable es un compuesto de necesidades básicas y complementarias, cuya satisfacción exige un lugar específico para llevarse a cabo”.9 Y en esas necesidades complementarias del ser humano se incluyen las del ser psicológico, el ser social y el ser creativo.

(2ª ed.)., p. 57 [Arquitectura: Habitabilidad]. 9  Ibid., p. 30.

21

ARquiTEcTuRA VeRnÁculA

2.2 El habitar La vida empieza bien. Empieza encerrada, protegida. Toda tibia en el regazo de una casa. Gastón Bachelard

bre todo por el universalismo impuesto por las tendencias globalizantes actuales, se cae con frecuencia en productos arquitectónicos fríos y carentes de la calidad necesaria para el vivir digno o por lo menos decoroso.

A

l mencionar las condiciones no físicas que componen la habitabilidad y el habitar mismo, entramos en el terreno de lo espiritual, de lo psicológico (la emotividad que es inseparable al ser humano), de lo social (el hombre es un producto cultural) y de la filosofía como herramienta de explicación del ser. Respecto a esto último, la complejidad del término habitar, desde la perspectiva filosófica, nos traslada más allá de las estructuras físicas que conforman el panorama arquitectónico “académico” por llamarle de algún modo y nos recuerda el modo vernáculo, el “modo intemporal de construir” de Christopher Alexander con la “cualidad sin nombre” que sólo se logra al realizar edificios “vivos”:10 “Las estructuras más sofisticadas en términos tecnológicos, se contraponen a las primitivas o arcaicas; no obstante, en las segundas se resuelve con más profundidad la forma de vivir. Se trata de la aplicación de patrones propios, inspirados en la cotidianeidad misma”.11 Y es que no sólo en la arquitectura vernácula se logran cualidades metafísicas, sino que en la mayor parte del conjunto de edificaciones profesionales, específicamente la vivienda ordenada a través de un diseño racional en búsqueda de una pretendida funcionalidad, pero so-

Capítulo

2.0

10  Christopher Alexander, El modo intemporal de construir. Barcelona, Gustavo Gili, 1979. 11  Javier Senosiain Aguilar, Bio arquitectura. En busca de un espacio. México, Limusa, 1998, p. 83.

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La habitabilidad

No. 1. Casas uniformes e impersonales.

En otros casos de la arquitectura profesional el determinante número uno es la economía, el cual, combinado con el factor político, provoca la construcción en serie de grandes conjuntos de “cajitas de zapatos” uniformes e impersonales, cada vez de menor tamaño, que resuelven a medias la adquisición de un techo. Viviendas que quedan muy lejos de ser un espacio habitable casi siempre por la imposición de diseños generados en los centros de poder político (instituciones de vivienda a nivel nacional), sin considerar en la realización de tales proyectos la adaptación al medio físico y mucho menos los requerimientos particulares de los usuarios. En contraposición, las obras vernáculas construidas están de algún modo mucho más relacionadas con esta habitabilidad metafísica, ya que se pueden considerar como una solución de necesidades prima-

Teresa de Jesús Estrada Lozano

rias, como la protección y el cobijo —como primera respuesta—, pero con un apego a la tierra, al lugar, a lo heredado o transmitido por los ancestros, que le va añadiendo el calificativo de entrañable a la casa. Así, se logran de manera natural espacios con mayor significado, al menos para el habitante. Poniatowska lo expone de la siguiente manera: “La casa la han hecho con sus manos y con los materiales que da la tierra, así como la hicieron sus abuelos y los abuelos de sus abuelos, siguiendo una ya larga tradición. Nada se deja al azar, nada se hace a lo loco, todo tiene un sentido, una finalidad, una razón de ser”.12 En su interesante ensayo La Arquitectura de la memoria. Espacio e identidad, Adolfo Vásquez Rocca cita al famoso filósofo Heidegger para hacer referencia a la significación subjetiva que la casa tiene para la existencia del individuo: Heidegger alude, a través de la imagen de la casa, al sentido espiritual del hogar como espacio en el que se produce la unidad espiritual de los seres humanos con las cosas. Es así como Heidegger realiza una lírica descripción de su hogar ideal, una granja en la Selva Negra: “Lo que ordena aquí la casa es la autosuficiencia que permite al cielo y la tierra, a los dioses y a los mortales formar una única unidad con las cosas. Es eso lo que sitúa la granja mirando al sur, en la ladera de la montaña protegida por los vientos, entre los prados cercanos al manantial, y la dota de un tejado con ancho voladizo de guijarros, cuya característica pendiente no sólo aguanta el peso de la nieve, sino que desciende hasta abajo para resguardar las habitaciones de las tormentas durante las largas noches invernales. No olvida exaltar en un rincón, detrás 12  Elena Poniatowska y Mariana Yampolsky, La casa en la tierra. México, INI-FONAPAS, p. 8.

de la mesa comunitaria, y halla sitio en la habitación para el sagrado lugar del parto y para el ‘árbol de los muertos’ —pues así le llaman al ataúd—, y de ese modo determina, para las distintas generaciones que conviven bajo el mismo techo, el carácter de su viaje a través del tiempo. La habitabilidad artesana, surgida ella misma de la morada, que aún emplea sus herramientas y sus estructuras como si fueran cosas, edifica la casa de labor”13 Asimismo, cabe hacer alusión al estudio filosófico que hace Gastón Bachelard en referencia al habitar desde la perspectiva de la poesía en La poética del espacio: “Todo espacio realmente habitado lleva como esencia la noción de casa… el ser amparado sensibiliza los límites de su albergue. Vive la casa en su realidad y en su virtualidad, con el pensamiento y los sueños”.14 Nos habla del concepto de hogar, concepto creciente en el yo a medida que se van viviendo los espacios. Al quedar marcados con nuestras experiencias cotidianas esos rincones que nos albergaron primeramente, se revierte el enorme significado que tienen para nuestro ser, el cual regresará una y otra vez a sus queridos espacios, a su casa, a través de sueños y ensueños. En la casa se unen la remembranza y la imaginación. Es a partir de entonces, según Bachelard, que los espacios vividos se convierten en una evocación constante de nuestros recuerdos: “Por los sueños las diversas moradas de nuestra vida… guardan los tesoros de los días antiguos”.15 A través de los sueños, los lugares que habitamos impregnan y conservan los tesoros del

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2.0

13 Adolfo Vásquez Rocca, La arquitectura de la memoria. Espacio e identidad.” ‘A Parte Rei. Revista de filosofía’. www.serbal.pntic.mec.es, consultada el 25 de noviembre de 2005. 14  Gastón Bachelard, La poética del espacio. México, FCE, 2002, p. 35. 15  Ibid., p. 35.

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pasado. Así pues, la casa representa una de las principales formas de integración de los pensamientos, los recuerdos y los sueños de la humanidad. Concluye Bachelard: En esas condiciones, si nos preguntaran cuál es el beneficio más precioso de la casa, diríamos: la casa alberga el ensueño, la casa protege al soñador, la casa nos permite soñar en paz… Sin ella, el hombre sería un ser disperso… [La casa] lo sostiene a través de las tormentas del cielo y de las tormentas de la vida. Es cuerpo y alma. Es el primer mundo del ser humano.16

2.3 La permanencia Capítulo

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La tendencia [actual] a la transitoriedad se manifiesta incluso en la arquitectura, precisamente esta parte del medio físico que, antaño, contribuyó como ninguna otra al sentido de permanencia del hombre. Alvin Toffler

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l ser humano contemporáneo, especialmente el que habita en zonas urbanas, padece ya el “shock del futuro” que plantea Alvin Toffler en su interesante libro El shock del futuro: “La angustia, la neurosis colectiva, la irracionalidad y la desenfrenada violencia, ya manifiestas en la vida contemporánea”,17 son algunos de los efectos provocados por la rapidez del cambio que nos toca vivir en estos tiempos. Así, “la estrepitosa corriente del cambio, una corriente hoy tan poderosa que derriba instituciones, trastorna nuestros va16  Idem, p. 36. 17  Barcelona, Plaza & Janes, 1972, p.20.

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lores y arranca nuestras raíces”,18 nos hace revalorar con mayor fuerza la importancia de darle al hogar, a nuestra casa, el lugar preponderante que le corresponde como refugio de todos esos males inevitables ya mencionados y que quedan fuera de nuestro control. “En un mundo duro, hambriento y peligroso, el hogar, aunque no sea más que una choza, llega a ser considerado como el último refugio, arraigado en la tierra, transmitido de generación en generación; como un lazo del hombre con la Naturaleza y con el pasado”.19 Ahora, más que nunca, ansiamos volver la mirada hacia nuestro espacio original (de origen) para reencontrarnos y cuestionar quiénes somos, pues “nuestro tecnificado hombre del siglo veinte tiene una gran nostalgia”, dice Senosiain20 y yo me pregunto: ¿nostalgia de qué? Posiblemente, de una forma de vida más natural, más cíclica. En contra del “úsese y tírese” que nos ha impuesto la alta industrialización de los objetos. Porque el ser humano necesita asirse a algo más perdurable, que no se deseche y que se convierta en el referente de su propia historia. Porque para el ser humano es fundamental arraigarse a los recuerdos y ubicarse mejor en el tiempo presente. Como dice Vásquez Rocca, “recordando las casas y las habitaciones aprendemos a mirar dentro de nosotros mismos”.21 Esa referencia a nuestra propia historia es útil también para las necesidades sociales de un ser, puesto que le permiten construir un sentido de pertenencia a un determinado contexto social: “la confusión y la incertidumbre originadas por la transitoriedad, la novedad y la diversidad, pueden explicar la profunda 18  Ibid., p. 7. 19  Ibid., p. 117. 20  Senosiain, op. cit., p. 9. 21  Vásquez Rocca, op. cit., p. 4.

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apatía que desocializa a millones de seres humanos, viejos y jóvenes”.22 En ese contexto social, una plusvalía de la permanencia será —paradójicamente— la movilidad, ya que en la medida que tengamos firmes los pies sobre el tiempo y el lugar al que pertenecemos, podremos ir más lejos sin riesgo de perder nuestras raíces. Siguiendo a Vásquez Rocca, “también la casa es el lugar del goce y del acopio de recuerdos, que forjan una identidad y permiten reconocerse en una radical intimidad”.23 Adonde vayamos podremos estar seguros de llevar la verdadera esencia de nuestro ser, aceptando de lo nuevo o lo ajeno aquello que sea positivo y nos sirva para avanzar sin menoscabo de lo propio. Concluye Rocca: “Las imágenes de la casa están en nosotros porque nosotros estamos en ellas”.24

2.4 La habitabilidad como elemento de análisis

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onviene recordar que la valoración y el análisis que hacen tanto el estudioso como el crítico de la arquitectura, contienen una teoría de la arquitectura, una filosofía de lo que es o debe ser arquitectura, de lo que en ella tiene sentido o le falta, teoría que es el enunciado de una ideología en la cual se tendrán que establecer nuevos criterios de valor. En una nueva actitud frente a la tarea de analizar con seriedad una arquitectura incluyente de todo tipo de obras, a la habitabilidad le correspondería ser el 22  Toffler, op. cit., p. 451. 23  Vásquez Rocca, op. cit., p. 4. 24  Idem.

parámetro con el que se conseguiría valorar no sólo las obras de profesionales, sino también el conjunto de obras domésticas, populares, nativas, etcétera que conforman el patrimonio arquitectónico vernáculo en la mayor parte del mundo. Por lo tanto, la nueva perspectiva que se tome en investigaciones historiográficas y estudios teóricos tanto de lo urbano como de lo arquitectónico, sea profesional o vernáculo; “debe empezar, pues, por dejar atrás el heredado concepto acerca de lo arquitectónico. Concepto para el cual es la forma, el estilo, la belleza, calidad estética y, en suma, su ‘artisticidad’, lo que constituye su ser mismo, para poner en su lugar a la habitabilidad, cuya mayor amplitud permite dar cuenta total de las obras construidas y no únicamente de un puñado de ellas”.25 Desde este planteamiento, es necesario entonces reflexionar que todo lugar habitable, socialmente construido, tiene una dimensión urbano-arquitectónica directamente correspondiente a la habitabilidad lograda, según nos comenta Vargas y Salguero.26 O sea que incluso los albergues más sencillos son arquitectura en la medida que ellos brinden mayor o menor habitabilidad.

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25  Vargas y Salguero, op. cit., p.160. 26  Idem.

La habitabilidad

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3.0

DeNoMInAc iÓN GEnéR iCA

3.1 Diversos tipos de arquitectura vernácula

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e noviembre de 1964 a febrero de 1965, fue exhibida en la ciudad de Nueva York, una exposición sin precedentes. Se le dio el nombre de Arquitectura sin arquitectos (Architecture without Architects). Su autor, el arquitecto Bernard Rudofsky —a través de financiamientos de mucha importancia de las fundaciones Ford y Guggenheim—, investigó una serie de edificaciones hasta ese entonces consideradas no arquitectura en el sentido formal de la disciplina, a las cuales él llamó la arquitectura sin pedigrí: la arquitectura sin arquitectos. Desde esa fecha, la frase que le dio título a la exposición, y posteriormente a una publicación, son las palabras más citadas para definir de una manera sintetizada a la arquitectura vernácula.

Ahora bien, ¿cuál fue la importancia de la obra de Rudofsky? Citando a Marina Waisman, quizá podremos entenderlo: el papel del crítico [de la arquitectura], como lo señala Reyner Banham hacia 1968, [puede ser] el de observar la realidad, descubrir en ella hechos arquitectónicos interesantes y llamar la atención del espectador sobre ellos, suspendiendo momentáneamente el juicio, hasta tanto sea posible construir nuevos parámetros capaces de develar la estructura significativa de los nuevos fenómenos. Tal es el caso del arte pop o de la arquitectura vernácula, el primero de ellos ‘descubierto’ por el grupo de críticos encabezados por Banham, el segundo consagrado como de alto interés por Bernard Rudofsky en su exposición y posterior libro, apoyados por el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Se llamó, en efecto, la atención sobre estos fenómenos exaltando valores ignorados o desdeñados hasta entonces.27 27  Waisman, op. cit., p. 30.

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He ahí la respuesta a la anterior pregunta: resaltar valores desconocidos o despreciados hasta entonces fue la aportación más importante del proyecto de Rudofsky, sobre todo porque, desposeído de un juicio y principalmente de un prejuicio, nos permitió conocer un conjunto de edificaciones repartidas por todo el mundo, que representan otras creaciones fuera de Occidente y que no pertenecen a unas cuantas culturas selectas. Y como él mismo dice en el prefacio: “[El libro] Arquitectura sin arquitectos intenta echar abajo nuestros estrechos conceptos del arte de construir, introduciendo el mundo desconocido de una arquitectura sin pedigrí”, para agregar más adelante: “desafortunadamente, nuestra visión del panorama total de la arquitectura anónima es distorsionada por la escasez de documentos, visuales o de otro tipo”.28 Un valor agregado que adquiere la obra de Rudofsky es que nos presenta la arquitectura anónima —como también le llama— clasificada en categorías. Nos presenta ejemplos diversos con cierta tipificación. Sin llegar a un análisis formal, estilístico, estético o de otro tipo, nos permite ver desde la perspectiva del uso o la función espacial, la diversidad imaginativa que caracteriza a las culturas de nuestro mundo. A través de un ordenamiento más que una clasificación, nos lleva, por medio del género arquitectónico, a una mayor comprensión de lo que es la arquitectura vernácula. Se encuentran así en su libro habitaciones troglodíticas, espacios habitables acondicionados en objetos naturales (la naturaleza como arquitectura), arquitectura por sustracción, pueblos condicionados por el sitio geográfico, pueblos en colinas, habitaciones en

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3.0

28  Bernard Rudofsky, Architecture without Architects. A Short Introduction to Non-Pedigreed Architecture. New York, The Museum of Modern Art/Connecticut Printers, 1965, s /p.

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precipicios (cliff dwellings), la arquitectura acuática, las habitaciones nomádicas, las formas primigenias, mimetismo arquitectónico, arquitectura fortificada, el uso de arcadas, calles cubiertas y semicubiertas, la construcción en logia, los graneros comunales y los familiares, palomares, molinos de agua o de viento, arquitectura en pilotes (palafitos), la arquitectura celestial (observatorios astronómicos), la arquitectura simbólica, las estructuras vegetales, la madera en la arquitectura vernácula, las construcciones móviles, las cubiertas vegetales y finalmente la arquitectura abovedada. Un abanico amplio de prototipos arquitectónicos repartidos por varios lugares del mal llamado “tercer mundo”.

Habitaciones troglodíticas El trogloditismo no necesariamente implica un bajo nivel cultural. La imagen del hombre cavernícola arrastrando de los cabellos a su compañera, es un cliché de caricaturistas, delatando nostalgia por tiempos pasados. Bernard Rudofsky

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as habitaciones troglodíticas son espacios dentro de cavernas o bajo tierra que se han utilizado a través del tiempo por diversos seres humanos. Al hombre le son menester refugios cubiertos y la naturaleza le brindó desde siempre generosas cavernas. Posteriormente él mismo fue encontrando en ese hábitat una serie de ventajas que comprobó al generar por sí mismo espacios bajo tierra. Ya sea utilizando cobijos naturales o propiciándolos por medio de la sustracción de material —tierra o piedra— el ser humano aprendió que el habitar de

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No. 2. Antiquísimos cliff dwellings en el suroeste de Estados Unidos.

No. 3. Habitaciones troglodíticas en Valle de Goreme.

manera subterránea es una ventaja contra el medio climático adverso, ya que las moradas trogloditas conservan una temperatura constante gracias a la masa térmica que se forma con la tierra envolvente. La experiencia de vivir bajo tierra o dentro de ella se ha dado y se sigue dando en no pocas culturas. Nos dice al respecto Loubes: “Este tipo de arquitectura, a menudo desconocido, continúa siendo muy rico, vivo, y su zona de desarrollo se encuentra en todas latitudes, en todos los climas y en cualquier tipo de terreno”. 29 Los variados tipos de edificaciones trogloditas abarcan un primer caso, como la modificación de emplazamientos y configuraciones naturales: adaptación de cavernas, abrigos bajo la roca o entre ellas, viviendas adosadas a una muralla natural. Como un segundo ejemplo tipológico encontramos las arquitecturas por sustracción: excavación de promontorios rocosos,

excavaciones del subsuelo en forma vertical y la excavación de farallones o paredes verticales, además de combinaciones entre estos tres tipos. Un tercer grupo de muestras edificatorias subterráneas lo conforman las arquitecturas bajo terraplenes: no se hace excavación, se logra el enterramiento de la obra edificada acumulando sobre ella material de los alrededores, tierra específicamente. Como una derivación del estudio de la vivienda troglodítica se ha llegado al análisis del urbanismo troglodítico por algunos investigadores del tema. Por ejemplo, J. P. Loubes en su libro Arquitectura Subterránea nos enseña tipificaciones conformando pueblos enteros según el modo que se agrupan las construcciones bajo tierra. Menciona los pueblos en acantilados (cliff-dwellings) de varias partes del mundo, sea en disposiciones lineales o formando semicírculos. Otro modelo de asentamiento lo constituyen los pueblos excavados, enteramente enlazados por caminos subterráneos o de manera superficial.

29  J. P. Loubes, Arquitectura Subterránea. Aproximación a un hábitat natural. Barcelona, Gustavo Gili, 1985, p. 7.

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No. 4 y 5. Habitaciones troglodíticas y su corte esquemático.

De las caracterizaciones citadas tenemos casos antiquísimos en varias partes del mundo: en Túnez, varias zonas de España y Portugal, amplias regiones de Francia, variados sitios en Turquía, gran parte del norte de China, en el suroeste de Estados Unidos, en el norte de México y en la India, aunque cabe aclarar que no todos estos ejemplos han sido estudiados sistemáticamente. Algunas de esas arquitecturas subterráneas han sido motivo de estudio al menos desde puntos de vista de su morfología y se han dado a conocer fuera de sus entornos sorprendiéndonos por su singularidad. Entre las más conocidas se encuentran las formaciones de origen volcánico en el Valle de Goreme en las regiones de Anatolia y Capadocia (al norte de Turquía) erosionadas por el viento y la lluvia. Aprovechadas por una comunidad de monjes en el siglo VII d.C., generaron sus moradas sustrayendo la toba volcánica para formar viviendas hasta de tres niveles. Otros ejemplos llamativos y extraordinarios son las villas y pueblos enteros excavados en el limo que compone el suelo de las provincias de Kansu, Honnan, Shansi y Shensi en el norte de China.

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No. 6. Exterior de casa subterránea en China.

Estos suelos conformados por el limo transportado y depositado por el viento son sumamente blandos y fáciles de excavar, lo que permite que cerca de diez millones de personas vivan en edificaciones hundidas. Dice Rudofsky: “No sólo habitaciones, también fábricas, escuelas, hoteles y oficinas de gobierno son construidas completamente bajo suelo”.30 También se puede incluir en este género arquitectónico la formidable muestra del conjunto urbano de I Sassi di Matera en el sur de Italia. Las habitaciones formadas por sustracción son el más completo y mejor conservado ejemplo de este tipo de habitación troglodita en la región conocida como Apulia. La naturaleza proveyó a esta localidad con una franja de blanda toba (tufa local), la cual es fácilmente excavada para formar los espacios habitables que han sido usados desde tiempos prehistóricos. En la actualidad el sitio es Patrimonio de la Humanidad, declaración que la UNESCO hizo en 1993.31 Como vemos, con una amplia tipología, la arquitectura troglodítica se ha hecho presente desde el ori30  Rudofsky, op. cit. 31  www.worldheritagesite.org consultada el 23 de abril de 2006.

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gen del hombre. En la actualidad se ha retomado su uso; al hacer conciencia el arquitecto (con tendencia bioclimática en sus diseños) de otras posibilidades funcionales que presenta la arquitectura subterránea, le ha dado una nueva faceta a esta antigua forma de habitar. Hoy en día las construcciones subterráneas son ejemplo de una edificación bien solucionada que presenta una serie de ventajas: Superior control climático: se crean las condiciones para un clima interior uniforme y continuo. Mayor área para desarrollar el proyecto arquitectónico: los metros cuadrados construidos no van en menoscabo de los metros cuadrados de espacio verde. Interesante integración de los espacios arquitectónicos al paisaje circundante: la arquitectura troglodítica impacta menos su entorno al haber una continuidad topográfica enfatizada sólo por las aberturas, asimismo pasa casi desapercibida por las razones obvias de su enterramiento, etcétera. Todo lo cual nos remonta a soluciones practicadas ya desde un largo periodo por los constructores anónimos tan mencionados.

Un ejemplo interesante de la arquitectura subterránea actual es la obra del arquitecto mexicano Javier Senosiain. Incursionando en el campo del diseño con la tendencia del hábitat orgánico, sus propuestas abarcan proyectos de casas enterradas y semienterradas, incluyendo soluciones específicas para lograr un ambiente armonioso. Para conseguirlo, sus proyectos recurren a formas inspiradas en el caracol, la concha, el vientre materno, los refugios de animales, entre otras: las formas naturales por excelencia.

Capítulo

3.0 No. 11. Vista exterior de casa subterránea de Senosiain.

No. 7 y 8. El frente e interior de una casa subterránea en China.

No. 9 y 10. I Sassi di Matera, en el sur de Italia.

No. 12. Vista interior de casa subterránea de Senosiain. Denominación genérica

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ARquiTEcTuRA VeRnÁculA No. 13. Izq. Otra vista del interior de casa subterránea de Senosiain.

Arquitectura acuática En el lago Titikaka, en medio de la totora, viven los Uros, un pueblo que básicamente es pescador y cazador de aves, utiliza la totora para construir ‘islas flotantes’ y sobre ellas edifica sus viviendas 32

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on variadas y no siempre entendidas las razones que provocan al hombre a tomar como reto el medio físico para construir su hábitat. En ocasiones, la cosmogonía de un pueblo le impone con gran fuerza aferrarse a costumbres y creencias, transmitiéndolas a su vez a sus descendientes, lo cual provoca la duración de su estancia en determinados sitios a pesar de las dificultades para vencer tales ambientes. Entornos tan adversos que en ocasiones pareciera imposible dominar, distintos contextos simplemente ajenos a las características biológicas del ser humano, tal es el caso de los medios acuáticos. La proximidad a esos cuerpos de agua: ríos, lagos, 32  www.pelt.org/uros.htm, consultada el 8 de mayo de 2006.

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No. 14. Las impresionantes tierras pantanosas y las construcciones sobre ellas.

zonas pantanosas o el mar mismo, y la necesidad de ocuparlos por diversas razones falta de tierra firme, sobrepoblación, la necesidad de protección o como ya decíamos ideas religiosas han generado que el hombre edifique sobre el agua. Soluciones constructivas interesantes y diversos remedios son respuesta a las condicionantes hídricas, por lo que se le conoce como arquitectura acuática o viviendas flotantes. Un ejemplo de esas edificaciones acuáticas son los pueblos árabes de las zonas pantanosas del sur de Irak (marsh dwellers). En la confluencia de los legendarios ríos Tigris y Éufrates en su camino al Golfo Pérsico, se encuentran numerosos conglomerados de asentamientos humanos que resuelven su arquitectura conformando islotes a base de zacates específicos del sitio, lodo y esteras tejidas de la misma vegetación, para

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No. 15. El interior de una ‘guesthouse’.

No. 16. Las ‘columnas’ arqueadas de un ‘mudhif ’.

posteriormente asentar en ellos la casa construida con los mismos altos zacates o juncos lugareños (reeds). Sus soluciones técnicas, que perduran hasta nuestros días, son tan ancestrales como la región misma: la Mesopotamia, cuna de las primeras civilizaciones. Los marsh dwellers —que se nombran a sí mismos Ma’dan— seleccionan alguna parte del pantano y sobre un trozo de tierra lodosa forman capas de esteras tejidas, carrizos y más lodo para asentar sobre ese islote artificial la vivienda. Cada año deben agregar más capas a la base de la plataforma para evitar las inundaciones. En la misma plataforma se resguardan también los animales de cría, especialmente el llamado búfalo de agua. Las “islas” forman conglomerados de hasta 150 casas de varias dimensiones, predominando el tamaño grande. Estos grupos de viviendas conforman una villa, en la cual siempre se construye una guesthouse o centro de reunión comunal para uso exclusivo del género masculino.33

Las guesthouses (mudhifs) —donde se reúnen los hombres a tomar café todas las mañanas y a intercambiar noticias— son una interesante obra en la que se repite la tradicional técnica constructiva con la que se erigen las casas. Se forman haces de juncos de reed que alcanza hasta 6 metros de altura. Posteriormente esas “columnas” vegetales se van hincando paralelas entre sí a profundidad en el suelo, para después arquearlas en forma parabólica atándose unos haces con otros. Las paredes y techos son cubiertos de esteras tejidas con los mismos carrizos partidos a lo largo. Las esteras en algunos casos están tejidas con entramados abiertos para formar celosías.34 Curiosamente, dichas técnicas presentan gran similitud con otra cultura acuática en el lado opuesto del globo terráqueo: los Uros, habitantes del Lago Titikaka en el Perú. La vegetación semejante llamada totora en esa región es un tipo de carrizo o junco, utilizado en forma afín con lo que hacen los árabes de los pantanos, tanto en las viviendas flotantes como en la fabricación de canoas.

33  Gavin Young, “Water Dwellers in a Desert World”. National Geographic (abril, 1976). Núm. 4, pp. 502-524.

34  L. Fishbein Seymour, “Splendors of the Past”. National Geographic, 1981, pp. 54 y 55.

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La población de los Uros, de origen milenario, ocupa el gran lago en medio de los Andes y el de mayor altura en el mundo (3810 m de altitud). Viven en grupos de familias organizados a través de la jerarquía de un “abuelo” y ocupan una “isla” que ellos mismos construyen.

tas para que las proteja de la lluvia y del viento. En esta habitación toda la familia vivirá junta durante muchos años, siendo de 4 metros de largo y dos de ancho. Las esteras se van reemplazando según se vayan deteriorando con el tiempo.

No. 17. Isla flotante de los Uros.

No. 18. Aquí se aprecia el carrizo localmente llamado ‘Totora’.

Para la construcción de una ‘isla’, los varones de la familia se dirigen a un lugar donde hay totora muy crecida y que la profundidad sea poca. De ahí extraen la raíz de la totora, que es grande, leñosa y no muy profunda, llamada Kili, la cual, luego de ser limpiada, flota. Varios Kili son llevados al lugar donde se construirá la “isla”. Son atados para que no se separen, formando un bloque de unos 8 metros de diámetro. Sobre ellos se coloca totora seca, en capas, hasta formar una plataforma que sobresalga unos 80 centímetros por encima del nivel del agua. En la parte central y más alta se construye la vivienda. Para ello se usan ramas de Kolli o maderas que han sido preparadas en la “isla” del “abuelo”. El acto más significativo de la construcción es cuando se las coloca a manera de estacas o formando la base de la vivienda, ubicando la puerta hacia el lado que esté mejor protegida del viento. Se clavan las ramas que darán forma a la parte alta del techo y la cumbrera. Con la totora se fabrica previamente la estera o quesana, con la cual se forman las paredes y el techo de la vivienda, colocando hasta tres esteras superpues-

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Pero los Uros son un pueblo que se quedó en medio del totoral, flotando como una balsa desde la oscuridad del tiempo, con una forma muy particular de sobrevivir y de soñar.35 Por otro lado, soluciones menos sofisticadas ocasionadas por la pobreza o la indigencia generan también una arquitectura flotante en otras partes del mundo. Falta de espacio territorial, sobrepoblación o escasez de recursos económicos, son factores condicionantes entre otros, que provocan respuestas inmediatas a la necesidad de un techo. Los habitantes carentes de vivienda en ciudades del Lejano Oriente han mostrado otro tipo de arquitectura acuática: la gente simplemente convierte bar cazas, lanchas o plataformas, en viviendas flotantes aledañas a las márgenes de ciudades conglomeradas, como es el caso de Shangai: precarias habitaciones flotantes adyacentes a la zona urbana, que distan mucho de alcanzar el calificativo de vivienda digna, se han convertido en el ansiado hogar de muchas perso35  www.pelt.org/uros.htm, consultada el 8 de mayo de 2005.

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No. 21 Casas flotantes de Ámsterdam. No. 19. Barcazas convertidas en viviendas en Shanghai. No. 20. Habitaciones flotantes adyacentes a la zona urbana.

nas, provocando el consabido problema de contaminación al cuerpo acuático. Caso contrario es el modelo de las casas flotantes de Ámsterdam. El requerimiento de suelo urbano es también el factor determinante que las genera, la diferencia es que el recurso económico existe en mayor abundancia. Esto ofreció interesantes respuestas de solución para ocupar los canales que abundan en la ciudad. Así lo describe Susana Palacio: Ámsterdam cuenta con 2,400 casas barco, 750 de las cuales se encuentran en el centro. La mayoría de ellas están agrupadas en canales como el Brouwersgracht o el Princesgracht… La idea de utilizar barcos como lugar de residencia surgió después de la Segunda Guerra Mundial, debido a la escasez de vivienda muchos holandeses vieron en estos barcos destartalados una forma rápida y barata de conseguir domicilio. Actualmente este tipo de vivienda se encuentra

lejos del estado primitivo que caracterizaba las primeras casas barco. En este momento se considera que ya hay suficientes viviendas flotantes en el centro de la ciudad y ya no se conceden permisos para “atracar” las mismas en las orillas de los canales.36 La adaptación de tales viviendas flotantes se ha convertido en un paradigma para la arquitectura formal. Llamadas allá “arcas”, se han sometido incluso a concursos de diseño como el proyecto que presentó el estudio de arquitectura Baneke, van der Hoeven architecten, en la Bienal Miami+Beach 2005 y que ganó la medalla de plata con un “arca” diseñada para una familia con dos niños. El proyecto de 240 metros cuadrados consta de dos plantas, fusiona los espacios comunes de una casa en 23 metros de largo y 6 de ancho. Comedor, cocina, sala, estudio y entrada, sobre el nivel del agua y bajo ella, cuatro dormitorios, dos baños, dos wc’s, sala de juegos y bodega. Volviendo a la mención de edificaciones vernáculas, otro caso de arquitectura acuática, y un espléndido ejemplo de tradiciones o costumbres, se presenta

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36  Susana Palacio, “Si Noé lo viera…”, en http://crónicas-urbanas. blogspot.com/2006/01/si-noe-lo-viera.html

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A este microcosmos flotante no le falta un detalle: desde vendedores de ropa a domicilio, barqueros que no paran de remar voceando que tienen helados, una insólita shikara con un fuego en su interior porque… (sic) ofrece maíces y pinchitos a la brasa recién hechos, barcazas de doble cuerpo con todo tipo de comestibles y bebidas. […] El lago está repleto de las célebres casas flotantes que son las que finalmente han glorificado al lago.38

No. 22. Casas flotantes del Lago Dal de Srinagar.

en Kashmir (India), en el Lago Dal de Srinagar: “con su intrincada red de canales, jardines de nenúfares y flores de loto, islas-huertos, granjas acuáticas, palafitos,… una auténtica ciudad flotante, una Venecia de Oriente”.37 Allá, no sólo se hace uso de viviendas sobre el agua, sino también se realizan todo tipo de actividades en construcciones flotantes. Las shikaras son pequeñas embarcaciones en donde se movilizan los comerciantes y sus mercaderías, el equivalente a la góndola veneciana.

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Esto como resultado de la prohibición hecha por el maharajá en tiempos del Imperio Británico que no permitió a los ingleses adquirir o construir viviendas en Srinagar. Como respuesta, los británicos fueron atracando barcos fletados expresamente para ese fin y convirtiéndolos en casas flotantes. Muchos de esos inmuebles terminaron convertidos en hoteles de lujo, aunque decayeron junto con el turismo en la última década, debido a los sabidos problemas políticos y de inseguridad por las guerras intestinas de Cachemira (Kashmir, India). En la actualidad, una de esas espectaculares casas flotantes victorianas que aún funcionan es el Green Paradise, ejemplo de una arquitectura acuática sumamente especial, que convive en el gran lago Dal, con otra arquitectura acuática auténticamente vernácula.39

No. 23. Izq. ‘Shikaras’ multicolores. No. 24. Der. Al fondo casas flotantes.

37 Marian Ocaña, “La ciudad flotante” Crónicas sobre Cachemira. 2000, en www.ruta-imperios.com/espana/Cronicas/cro51.htm, consultada el 15 de mayo de 2006.

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No. 25 y No. 26. ‘Green Paradise’, vista exterior y detalle. 38  Idem. 39  Idem.

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No. 27. Chinampa azteca.

No quisiera cerrar los comentarios sobre la arquitectura acuática sin mencionar la gran cultura azteca que, aunque lejana a nuestros días, continúa presente a través de nuestra cultura. La edificación de la gran ciudad México-Tenochtitlán sobre un islote en medio del agua y la labor ardua y constante que hicieron sus habitantes para ir ganando terreno, es ejemplo extraordinario de una arquitectura acuática. Lo explica así Raúl Flores: La capital de los Aztecas, en la época de la conquista, era una ciudad grandiosa. Para entonces… habían logrado transformar el pantanoso islote… en un fastuoso centro ceremonial rodeado de populosos barrios o “calpullis” constituidos por agrupaciones de “chinampas” limitadas por canales. La “chinampa” era la clave del crecimiento de la ciudad. A falta de tierra cultivable, las primeras generaciones que vivieron en México-Tenochtitlán robaron al fondo del lago toneladas de légamo que fueron hacinando, regularmente, en cerradas estacadas hundidas en el fango. Sobre cada “chinampa” vivía una familia y un conjunto de familias formaban un “calpulli”.

No. 28. Representación hipotética de México Tenochtitlán.

Tres grandes calzadas unían la ciudad con la tierra firme de las orillas de la laguna; la de Tepeyacac al norte, la de Ixtapalapa al sur, con una desviación que iba hacia Coyoacán, y la de Tlacopan (Tacuba) al poniente… Estas amplias calzadas estaban cortadas, en intervalos espaciados, para permitir la circulación de las aguas entre uno y otro lado, haciéndose el tránsito por puentes de madera movibles.40

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3.0

Ya desde tiempos de la Conquista, Hernán Cortés relata en sus Cartas de Relación a Carlos I, Rey de España, una detallada descripción de sus impresiones al llegar a Temixtitan, como le llama a Tenochtitlán, como se lee en su “Segunda carta-Relación” fechada el 30 de octubre de 1520: Esta gran ciudad de Temixtitan está fundada en esta laguna salada, y desde la tierra firme hasta el cuerpo de la dicha ciudad, por cualquiera parte que quisieren entrar a ella, hay dos leguas. Tiene cuatro 40  Raúl Flores G., Historia general del arte mexicano. Época prehispánica. México, Hermes, 1981, t. I, p. 144.

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entradas, todas de calzada hecha a mano, tan ancha como dos lanzas jinetas... Son las calles de ella,... las principales, muy anchas y muy derechas, y algunas de estas… son la mitad de tierra y por la otra mitad es agua, por la cual andan en sus canoas. 41 Se sabe por medio del documento elaborado por el conquistador, que no sólo la gran ciudad de MéxicoTenochtitlán tenía la característica de haberse adaptado al medio acuático. Menciona varias urbanizaciones más, realizadas con una porción de su superficie sobre el agua. En el escrito mencionado con anterioridad, Cortés dice en otros fragmentos: por la costa de aquella gran laguna, y a una legua del aposento donde paré vi dentro [de la laguna]… una ciudad pequeña que podría ser hasta de mil o dos mil vecinos, toda armada sobre el agua, sin haber para ella ninguna entrada… según lo que de fuera parecía… y en esta ciudad, donde comimos, cuyo nombre al presente no me ocurre a la memoria… entramos por una calzada tan ancha… por la laguna adentro… y por ella fuimos a dar en una ciudad la más hermosa, aunque pequeña, que hasta entonces habíamos visto, así de muy bien labradas casas y torres, como de la buena orden que en el fundamento [cimiento] había por ser armada toda sobre agua.42

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3.0

Más adelante, en el mismo relato, según Cortés aconsejado por gente de “Mutezuma” que lo acompañaba, decide continuar su recorrido hasta la ciudad de Iztapalapa donde señores “principales” de esa ciudad lo esperaban dándole un gran recibimiento. 41  Hernán Cortés, Cartas de Relación. México, Editores Mexicanos Unidos, 3ª ri., 1992, p. 85. 42  Ibid., p. 70.

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Relata el conquistador: “Tendrá esta ciudad de Iztapalapa doce o quince mil vecinos, la cual está en la costa de una laguna salada, grande, la mitad dentro del agua y la otra mitad en la tierra firme”. De manera similar describe las varias ciudades asentadas alrededor del Lago de México, por ejemplo Tezcuco (la actual Texcoco), Misicalcingo, Niciaca y Huchilohuchico, “que están en la costa de ella, y muchas casas de ellas dentro del agua”.43 La tendencia que hubiesen podido presentar en su desarrollo esos asentamientos se vio truncada por la conquista española, como ya se sabe. Sin embargo, quedan como ejemplo de una arquitectura perfectamente adecuada a su entorno, en este caso, acuoso.

Arquitectura abovedada

La bóveda en la arquitectura es una réplica de la bóveda celestial, quizá el hombre, reconociéndose parte ínfima del universo, en el momento que decide vivir bajo una media esfera… intenta aprehender algo de ese infinito.

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n las construcciones vernáculas, la bóveda es un elemento característico de muy variadas culturas. Se presenta como un sistema constructivo “natural” que resulta de tradiciones recibidas sin preguntar un porqué, aceptadas con sencillez. En tal aceptación no hay un razonamiento explícito para su uso, es más bien una aceptación tácita, sin entrar en complejidades estéticas o de otra índole subjetiva. Se realiza por cuestiones estructurales y, eso sí, a sabiendas de sus beneficios o ventajas. En cambio, la bóveda como elemento de la arquitectura académica se usa en muchas ocasiones por 43  Ibid., p. 71.

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No. 29. Calle abovedada del bazar en Isfahan.

moda, por influencia estilística o hasta por ostentación —claro que excluyendo del ejemplo las innumerables veces que la bóveda se usa como sistema de cubiertas bien pensadas y justificadas en su uso—. Sin embargo no se consideran, en la mayoría de los casos, sus ventajas para ciertos climas, para el aprovechamiento de ciertos materiales y/o sus funciones estructurales. Civilizaciones antiguas o culturas actuales indistintamente en varias partes del mundo, utilizan y han usado la bóveda como sistema de cubrimiento de sus habitaciones vernáculas o domésticas. En el Medio Oriente, en “Irán, donde abovedar es sinónimo de construir”, la ciudad de “las mil y una noches”, la maravillosa Isfahán, hace alarde de sus bóvedas de barro que cubren no sólo habitaciones y casas de Dios, sino incluso las estrechas calles, formando “techumbres voluptuosamente ondulantes”.44 Así también su uso se extiende a todos los países árabes. En España, se realiza como resumen de herencias varias, entre otras, precisamente la musulmana. Sobre la realización de bóvedas españolas, particularmente en Extremadura, nos encontramos con el estudio que ha hecho Rubio Masa: 44  Rudofsky, op. cit.

es la bóveda de ladrillo el elemento más puramente extremeño, tanto por su ejecución como por su diseño… el ladrillo se coloca de canto en el trazado y su ejecución puede ser de dos formas: bóveda de rosca realizada en espiral continuo hasta el centro o bóveda por arista levantando rincones y entrearcos que van cerrando sucesivamente el hueco hasta agotarlo completamente con una clave en forma de cruz. Tanto en un tipo como en el otro, los arranques se macizan y se rellena el resto con tierra y cal hasta conseguir un pavimento continuo sobre el que se aplica un estirao de cal y arena, o baldosas, para formar el suelo del piso alto… Pero lo más original de la bóveda extremeña es que se construía siempre sin cimbra: es decir, sin una estructura de madera que la sostenga durante su construcción; para ello se sirve de “las monteas de los arcos de cabeza en las paredes de la habitación que se va a cubrir y el resto queda por entero a la pericia del albañil que se auxilia tan sólo por unas cuerdas horizontales que llevan las hiladas sujetando otra a la altura del centro de las directrices, marcando con un sencillo nudo el radio o distancia a que debe ser colocado el ladrillo” (Collantes). La bóveda, así conseguida, era siempre revocada y blanqueada, al igual que los muros.45

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3.0

Aquí cabe citar la técnica constructiva similar que se utiliza en el centro y sur de México, en particular Guanajuato, Querétaro y San Juan del Río, en donde se construyen bóvedas de ladrillo “recargado” de una manera equivalente a la descrita por Rubio Masa, igualmente sin cimbra y logradas al igual sólo por la45  Juan Carlos Rubio Masa, “Arquitectura Popular de Extremadura”. Cuadernos Populares, no. 8. Mérida, España, Consejería de Educación y Cultura, Dirección General de Acción Cultural, 1ª Ed. Nov., 1985. www. capalcala.org

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destreza del maestro constructor. Llamadas localmente “las bóvedas del Bajío” tienen una diferencia con las españolas de Extremadura, que es la manera de colocar el ladrillo: “en el caso de las ‘bóvedas mexicanas’, es al revés, se pegan de cara y la parte visible entre puentes de ladrillo es el canto. Las europeas serían bóvedas ‘tabicadas’ con ladrillos de cara y las de México, bóvedas ‘recargadas’ con ladrillos de canto”.46 En el resto de Latinoamérica a su vez, encontramos que cada uno de los países que la componen van refrendando el uso de la bóveda. Traída la manufactura por los conquistadores, se adapta en cada lugar a los materiales disponibles y se les imprime el rasgo particular, aunque cabe citar el uso del falso arco maya y su consecuente falsa bóveda, como referencia de algo propio de Mesoamérica. En Grecia, la bóveda de cañón corrido y la de medio punto son los personajes centrales de los fotogénicos ejemplos de viviendas e iglesias vernáculas de las Islas Cicladas: las mediterráneas Mykonos, Santorini, Phira, Ios, Paros, entre otras que conforman el archipiélago.

Las bóvedas en Turquía, Egipto, Marruecos o las falsas bóvedas cónicas de los “bombos” manchegos españoles, equivalentes a los trulli de Alberobello en el sur de Italia, son influencia para los techos curvilíneos que como continua reiteración vemos repetidos posteriormente en las arquitecturas “orgánicas”. Abundando acerca de los orígenes, tendremos que mencionar la antigüedad del arco y su consecuente elemento constructivo: la bóveda, que tiene una larga historia de uso en la edificación. Su invención se remonta a las primeras civilizaciones mesopotámicas en donde ya se realizaban en aquel entonces a base de tierra cruda en bloques. A falta de piedra abundante y bosques donde proveerse de madera, los mesopotámicos inventaron el ladrillo de tierra secado al sol y con ese módulo levantaron ingeniosas bóvedas de cañón o semiesféricas (cúpulas). Los antiguos habitantes de Mesopotámia, sumerios, elamitas y persas, entre otros, hacían uso de este elemento constructivo tan útil y espectacular al mismo tiempo. Como nos dice Upham Pope: “La bóveda es absolutamente vital para el desarrollo de los grandes logros arquitectónicos de Persia. Desde tiempos sasánidas… la bóveda en sus variadas formas, fue sin duda el elemento más importante de la edificación persa… su construcción está en uso desde muy tempranas épocas… las bóvedas de la entrada al [Zigurat elamita] Choga Zambil datan aproximadamente del 1200 a.C.”.47 Aparentemente, sobre los términos bóveda y cúpula se da una confusión semántica que bien cabría aclarar. Bóveda es un nombre genérico para designar algunos tipos de techumbre curva. Cúpula es un nombre específico para una bóveda de media esfera. Pero volvamos a citar a Upham Pope para una mayor expli-

46  Alfonso Ramírez Ponce, www.vitruvius.com, consultada el 20 de mayo de 2006.

47  Arthur Upham Pope, Persian Architecture. Londres, Oxford University Press, 3ª ri., 1971, p. 103.

No. 30. Izq. La bella Ia en Santorini. No. 31. Der. Los techos curvilíneos de los Trulli.

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cación: “Hay tres principales tipos de bóvedas, todos derivados de un solo componente elemental: el arco. Cuando un arco es prolongado longitudinalmente, es creada una bóveda de cañón o túnel. Cuando dos bóvedas de cañón se intersecan entre ellas, la resultante es una bóveda de arista. Y si el arco es rotado en su mismo eje para formar una bóveda semiesférica; esto es, por supuesto, un domo”. Esto último, el domo, es lo que se conoce como cúpula y, “en una forma más compleja, puede convertirse en una bóveda sobre planta cuadrada y da la posibilidad de innumerables variaciones”.48 Estas innumerables variaciones se han dado a lo largo de la historia de la arquitectura, ya sea en la académica o bien en la vernácula. Vemos, de tal modo, que un elemento tan antiguo como la bóveda es al mismo tiempo una solución arquitectónica que se ha aplicado, y se sigue haciéndolo, a todo tipo de construcciones: templos, palacios, termas, mausoleos, bazares, conventos, basílicas, casas de gobierno, monasterios, entre otros de todas las escalas y todos los tamaños imaginables y, por supuesto a la vivienda pequeña y sencilla de cuantiosas culturas aún desvaloradas.

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La falsa bóveda

omo se mencionó anteriormente, la bóveda semiesférica o cúpula es resultante del arco. Tanto en el arco como en la bóveda, las fuerzas de empuje son transmitidas entre sí por la forma curva de cada sillar (bloque de piedra) con que se realizan ambos elementos. Es decir, que el corte diagonal que tiene cada dovela (sillar o ladrillo en forma de cuña, apropiado para la construcción de arcos y bóvedas), permite que se vayan 48  Idem.

transmitiendo los empujes en cada una de ellas hasta lograr el equilibrio. En síntesis, el éxito estructural de un arco y, por ende, de una bóveda, depende de la correcta transmisión de fuerzas de carga de una dovela a otra, y por supuesto de la correcta estereotomía (arte de cortar piedras o maderas). Por otro lado, en la historia de la arquitectura nos encontramos que además se han utilizado como sistema de cubrimiento los llamados “falso” arco o “falsa” bóveda, nominados igualmente “arco y bóveda por aproximación” o mensulados. En tales procedimientos, los materiales están trabajando a compresión. Esto debido a que la técnica constructiva se realiza por base de aproximación de hiladas. Dicho de otro modo, una falsa bóveda se genera colocando una hilera (hilada) de piezas —sean adobes, piedra, ladrillo, etcétera— en forma circular. Enseguida se construye la segunda hilada encima de la primera, pero con un desfasamiento hacia el interior del círculo, y así sucesivamente se va procediendo hasta ir cerrando el círculo, que cada vez será más pequeño hasta llegar al centro, donde se colocará finalmente el sillar llamado clave. Como vemos, el material está trabajando a compresión al contrario del arco dovelado. Respecto a esto, cabe aclarar que ambos son sistemas constructivos tan válidos uno como el otro, soluciones distintas pero de similar efectividad. Aclarada la diferencia, de aquí en delante mencionaré los sistemas falsos sin las comillas que los distinguían. Estos métodos estructurales se encuentran como opción en las techumbres de muchas edificaciones y la historia de la arquitectura se ha encargado de mostrarnos algunos de ellos de gran importancia. Un ejemplo de falsa bóveda es el Tesoro de Atreo, la más importante tumba micénica de la época prehelénica en donde se utilizó para cubrir la sala circular destinada a ritos funerarios. Denominación genérica

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No. 32. Izq. Prototipo del falso arco maya. No. 33. Der. El palacio del gobernador en Uxmal.

Otra muestra digna de mención es la arquitectura maya. En toda la península yucateca, en los estados de Chiapas y Tabasco y en los países de Guatemala y Honduras, se encuentran prototipos del falso arco en un amplio número de edificaciones. Para una mayor comprensión de la importancia de este sistema de construcción en la cultura maya veamos lo que dice un experto: “El desarrollo de edificaciones de mampostería, techadas con una bóveda mensulada de piedra, parece que tuvo lugar poco antes del comienzo del periodo Clásico Temprano… Es claro que el concepto de esta bóveda fue desarrollado in situ, puesto que ninguna de las culturas adyacentes precedentes o contemporáneas a los mayas nunca usaron abovedados similares”.49 Una de las más distintivas características de la arquitectura maya es la bóveda mensulada con fundamento en el arco constituido por aproximación de hiladas. El principio estructural involucrado en una bóveda mensulada es bastante simple, pero hay que

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49  George F. Andrews, Maya Cities. Placemaking and Urbanization. Oklahoma, University of Oklahoma Press, 1975, p. 73.

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tener en cuenta que el sistema es para cubrir espacios estrechos. El cubrimiento se logra al ir permitiendo que cada hilada de piedra vaya ajustándose ligeramente más adentro de la que antecede sin sobrepasar el centro de gravedad, de tal modo que se forma una superficie inclinada hacia el interior. Si esto se hace hasta que las dos partes ladeadas se juntan, se completa una bóveda mensulada. Como mencioné anteriormente, la falsa bóveda es indiscutible elemento de la arquitectura maya antigua y “muchos escritores han postulado que es desafortunado que los Mayas nunca aprendieron el uso del arco dovelado en lugar de la bóveda mensulada o falso arco. La apelación falso arco sugiere que un fraude ha sido perpetrado o que esta bóveda es algo menos valioso de notar que un arco verdadero, pero esto es una creencia equivocada”.50 Si bien es cierto que la limitante impuesta con el uso del falso arco es el ancho que se le puede dar a los espacios, la espectacular disposición que hicieron de ellos los mayas no tiene discusión. Como muestra de esa espectacular disposición vemos en toda la zona maya una usanza magistral del falso arco; por ejemplo, en Palenque, el corredor oriental del gran patio perteneciente a lo que se conoce como El Palacio y en el Templo de la Cruz Foliada. También en dos sitios más del mismo Chiapas: Yaxchilán y Bonampak. En Comalcalco, Tabasco, se advierte el mismo medio constructivo en el edificio principal de la Gran Acrópolis. En Yucatán, lo encontramos en sus estructuras estilo Puuc: Oxkintok y Uxmal, lugar este último donde se puede observar el espléndido falso arco en el Palacio del Gobernador, en el Cuadrángulo de las Monjas, en el Palomar. En Kabáh, el gigantesco arco de acceso al sacbé (camino blanco) que conduce a Uxmal es otro ejemplo más al igual que en Labná. 50  Ibid., p. 79.

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Nominada por los arqueólogos también como El Palacio, es la estructura de Tikal, Guatemala, en donde asimismo se encuentra el uso del falso arco. De igual forma lo hallamos en Uaxactun y Piedras Negras en el mismo país.

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El trullo de Alberobello

eñalaba con anterioridad que la falsa bóveda se presenta en diversas partes del mundo así como en diversas épocas. Un caso de uso actual, que a su vez proviene de tiempos algo remotos, es la construcción de trulli (“trulli” es el plural de trullo) en el sur de Italia. El trullo es un tipo de casa construida con piedra caliza propia de la región de Apulia, al sur del país italiano. Este inmueble es techado en forma cónica con la técnica de falsa bóveda. Según Gino Angiulli en su libro Alberobello, la cittá dei trulli, “el término proviene del latín turris, trulla, o del griego tholos, o quizá del greco-bizantino torullosa, todos los cuales significan lo mismo: cúpula”.51 Pero como nos dice Rudofsky, “hablando con precisión, el trullo… no es un tipo de edificio sino un modo de construcción”.52 Y es que los trulli de Alberobello se mantuvieron como una construcción rural que hacían los campesinos del lugar desde tiempos muy antiguos y que por tradición se siguen construyendo. Se tiene el dato que su proveniencia está asociada con las viviendas toscas realizadas de piedra local y techadas con una cúpula en forma de cono que hacían los primeros habitantes de esa región. 51  www.tuttoalberobello.it/it/dirAlberobello/trulli.asp, consultada el 17 de marzo de 2006. 52  Bernard Rudofsky. Constructores prodigiosos. Apuntes sobre una historia natural de la arquitectura con especial atención a aquellas especies que tradicionalmente son relegadas o de plano ignoradas. México, Editorial Concepto, 1ª ri., 1988, p. 259.

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3.0 No. 34. El material con el que se construye un trullo.

Y es precisamente la cúpula la que le confiere el carácter tan especial a estas habitaciones. Realizada en forma doble —una como envolvente y otra interior de sección aperaltada— nos recuerda el sistema de cúpulas falsas utilizado para los bombos de Tomelloso en la España central, o el de los pagliaddius o paillers de Santu Pietru en Córcega, Francia, las construcciones llamadas girna en el Valle de Mistra, de la isla de Malta o los crots de Suiza, en donde según Juvanec, “la construcción [tipo falsa bóveda] implica la interacción de tres componentes. Primero está la propia bóveda mensulada, teóricamente de planta circular. Denominación genérica

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Luego hay un revestimiento hecho de grandes piedras. Y finalmente, el relleno vertido entre las dos pieles [el abovedado y el revestimiento] o sobre el techo. El relleno puede ser de sobrantes del corte de las piedras o pequeñas piezas de escombro”.53 Se han generado muchas conjeturas sobre el origen de los trulli, desde la influencia de estilos del Mediterráneo oriental transpuestos por viajeros y conquistadores, hasta gravámenes que la realeza impuso a las construcciones permanentes restringiéndolas al tipo de hogar temporal que hacían los campesinos (de ahí la necesidad de construir casas que pudieran ser erigidas y desmanteladas fácilmente), pero según The Italian Cultural Institute of Los Angeles, USA, “ninguna teoría ha sido confirmada como una fuente verdadera”.54 Aunque su origen no haya sido comprobado con exactitud, los estudios arqueológicos han descorrido el velo sobre distintos tipos de viviendas primitivas en la zona. Algunos de ellos parecen estar fundados en periodos distintos pero cronológicamente muy cercanos. Estos tipos comprenden desde cabañas de madera hasta los trulli con su cúpula cónica característica, edificados de piedra dispuesta en hileras horizontales.55 Los más antiguos trulli que existen en la actualidad fueron construidos alrededor del siglo XIV según el dato que proporciona la organización de Los Ángeles, USA.56 Respecto a las teorías que se manejan sobre el origen de estas llamativas viviendas, la preferida es la que las ubica en la época medieval. Existe una referencia a Gian Girolamo II, que fue conde en 1620 bajo

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53  Borut Juvanec, “Vaulting, Facing, and Infilling as Components of Corbelled Construction”, Art. en www.pierreseche.com/los_bombos. htm. 54  www.italcultusa.org, consultada el 28 de mayo de 2006. 55  www.humanrights-observatory.net, consultada el 28 de mayo de 2006. 56  www.italcultusa.org, consultada el 28 de mayo de 2006.

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No. 35. Enigmáticas y redondas estructuras de Alberobello.

el reinado de Felipe IV de Borbón. Este último promulgó un edicto para recaudar la parte proporcional de los impuestos a todas las construcciones nuevas. El conde, a su vez, buscó la manera de evitar compartir sus ganancias sobre sus posesiones, para lo cual “debía considerar la eventualidad de inspecciones por parte de los inspectores del rey,… Si imponía para la construcción de los nuevos habitats el empleo de la piedra en seco, con prohibición absoluta de utilizar cualquier tipo de mortero, sus administrados” podrían hacer sus habitaciones al estilo de los trulli que erigían los campesinos desde tiempos antiguos; “de esta manera, en los primeros conflictos con los recaudadores de impuestos, el pueblo entero sería fácilmente reducido a montones informes de piedras, tales como existían en los campos” de toda la región.57 El conde fue exiliado, pero sus sucesores continuaron con la misma medida, de esa manera se prolongó la tradición de construir estas peculiares habitaciones de piedra sin mortero alguno. Hoy en día, los trulli están por supuesto firmemente plantados sobre el suelo, no 57  www.humanrights-observatory.net , consultada el 28 de mayo de 2006.

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se desmantelan más e incluso son revestidos con aplanados de cal, lo que les da su típico color blanquísimo contrastando con los conos de piedra laja color gris. “Construidos en un estilo que se dice datado en tiempos prehistóricos, los trulli son enigmáticas, redondas estructuras de piedra caliza con techos cónicos de piedra color gris pizarra, cada uno hecho a mano y únicos en Apulia”.58 Precisamente Apulia —el tacón de la bota italiana— es el territorio donde se sitúa la pequeña ciudad de Alberobello (su nombre significa en italiano “árbol bello”) y fue establecida en 1797,59 la cual pareciera derivada de un cuento de duendes, con sus casitas de muros bajos con escasas y pequeñas ventanas, su gran techumbre y su peculiar figura. La imagen urbana resultante del conjunto es tan homogénea y armoniosa que es de admirar cómo una arquitectura vernácula tan modesta en aspiraciones puede lograr por sí sola que un espacio físico se convierta en un lugar. Lugar al que acude (acudimos) gente de otras partes del mundo para recrearse en la contemplación de esos espacios, deambular sin prisas en las estrechas calles ondulantes que suben o bajan la colina —la zona monumental— donde se concentran estas casitas de gnomos y elfos. ¡Ah!, y uno que otro gato. La declaratoria de la UNESCO en 1996 que eleva a Alberobello a la categoría de Patrimonio de la Humanidad por la existencia de dichas edificaciones tan peculiares, ha dado un cambio a los usos de suelo de muchas de estas moradas. Algunas se han convertido en tiendas de artesanías y productos regionales típicos pero sin alterar sus interiores, simplemente adaptándolos para la utilización comercial o combinándolo con la función habitacional. Por ejemplo, algunas de esas viviendas abiertas al público son anunciadas 58  www.italcultusa.org, consultado el 28 de mayo de 2006. 59  www.humanrights-observatory.net, consultado el 28 de mayo de 2006.

No. 36. Signos y símbolos en los techos trulli.

como “el auténtico trullo habitado” que, por una modesta propina, permiten recorrerlo para compartir algo de la sensación que produce vivir en ellos. De esta manera es posible, aunque sea por corto tiempo, recorrer la pequeña estancia que hace de sala de recibimiento y comprobar que el grueso de las paredes efectivamente permite crear nichos que albergan ya sea la alacena, el guardarropa o hasta la propia cama. Se puede comprobar igualmente que a veces la altura de la bóveda es interrumpida con un tapanco para lograr el área de bodega que hemos visto en fotos o dibujos. Y refrendar que hay un depósito a nivel subterráneo que hace de aljibe con el agua pluvial recolectada. O el clima interior, en efecto, es un logro bioclimático debido al material y al espesor de sus muros, logro que no se pregona como la más reciente novedad arquitectónica, simplemente se disfruta. Volviendo a la descripción de exteriores, no hay que dejar pasar que los conos grises de las techumbres agregan un elemento más al sortilegio del lugar por medio de los símbolos y signos con que son adornados. Figuras con misteriosos significados pintados en Denominación genérica

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chamiento del extremo superior de la bóveda. En algunos casos se ven escalones que permiten el ascenso por la cubierta del trullo, esto último quizá con intención de facilitar el mantenimiento. Es de sumo interés observar el entorno tratando de entender todas las circunstancias que han concurrido en Alberobello y sus alrededores para que se haya dado lugar a una arquitectura vernácula tan espectacular como la de los trulli. Sólo estando presente en tal sitio se comprueba una vez más que la obra sencilla de gente común será trascendente en medida de su autenticidad.

Arquitectura de tierra Capítulo

3.0 No. 37. Obra sencilla de gente común, pero auténtica.

blanco destacan llamativamente sobre el fondo gris y le confieren al sitio un carácter irreal. Los diversos símbolos utilizados se dividen en tres categorías: los primitivos, como candelabros hebraicos o cruces con la representación de los tres mundos, el celeste, el terrenal y el infernal; o bien, símbolos cristianos como la hostia radiada, el sol de cristo o el corazón atravesado de María; y los mágicos: la letra griega omega con una cruz en medio, signos astrales o las iniciales de Jesús Cristo sobre un círculo que representa el mundo. Al final, la cúpula se remata con una piedra redonda colocada sobre un ligero ensan-

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“La mitad de la población mundial, aproximadamente 3 billones de personas en seis continentes, viven o trabajan en edificaciones construidas de tierra”.60 ecir que arquitectura vernácula es sinónimo de arquitectura de tierra no sólo es permitirme una hipérbole literaria sino también es hacer una aseveración cercana a la realidad. Ya la cita inicial de la organización Earthbuildings nos ubica en la proporción actual de espacios hechos con barro como ingrediente principal en relación con otros: “La construcción con tierra, en una amplia variedad de formas, no sólo es el método más antiguo, sino también, es el material de construcción de uso más amplio hoy en día”.61 Junto con la piedra y la madera, la tierra conforma el grupo de materiales de obra con más alta frecuencia de uso en su estado natural. De ellos, la tierra se locali-

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60  www.eartharquitecture.com, consultada el 30 de mayo de 2006. 61  Paul Graham McHenry, Adobe. Cómo construir fácilmente. México, Trillas, 1996, p. 10.

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za con mayor profusión las más de las veces, siendo de los tres el elemento de menor complejidad de utilización ya que exige también menos herramientas para su proceso de elaboración. Esta característica natural de la tierra se refleja comprobadamente en la expresión de calidez que adquieren los espacios creados con ella como materia prima. La acogedora sensación que nos produce tiene algo que ver, quizá, con la añoranza del ser humano por una relación más estrecha con su entorno natural, perdida en gran parte en nuestros tiempos, en pos de un desarrollo tecnológico hoy por hoy fuera de control. Senosiain asevera que “desde su aparición sobre la faz de la Tierra, el hombre ha transformado continuamente el medio ambiente a su conveniencia en una ilimitada carrera, que se agudiza en los últimos cincuenta años, en aras de la civilización y el urbanismo. Crea… destruyendo el mundo natural olvidando que hombre y naturaleza se rigen por el mismo principio motor”.62 Necesidad de una vuelta a lo natural y/o sensaciones estéticas aparte, los seres humanos (y algunos animales) han encontrado que la arcilla utilizada para edificar tiene una serie de ventajas, las cuales la hacen sumamente popular. Los necesitados de un albergue, al hacer uso de este material que nos brinda la naturaleza por doquier, se encuentran con lo primero que se puede subrayar sobre él: su gratuidad. Ojalá fuera esta característica aprovechada con más inteligencia para no sólo preservar este tipo de construcciones, sino conjuntamente, para resolver el déficit de vivienda en tantos países subdesarrollados en los cuales se sufre este lamentable problema social. El conjunto de técnicas y materiales actuales no son una alternativa para la población más desfavorecida económicamente, de allí que la respuesta a esa ne62  Senosiain, op. cit.

cesidad primaria y vital de habitación, pueda ser la autoconstrucción con tierra: el material más económico y accesible ofrecido por la naturaleza. “Aparte de sus ventajas altamente conocidas como su baja conductividad térmica que vuelve las construcciones de adobe tan acogedoras se tienen otras igualmente prácticas, como el hecho que la materia prima está siempre presente en el lugar de construcción con el ahorro consiguiente de su transporte”.63 Considerable progreso cuando se va a construir una gran cantidad de casas dentro de algún programa de solución a la vivienda. Aun así la insuficiencia de viviendas en los países subdesarrollados no es una cuestión que se esté resolviendo con eficacia. A este tema volveré más adelante. Refiriéndonos de nuevo a la usanza tan extendida, habría que incluir en el análisis de tal frecuencia de uso otros factores que intervienen en la producción de este fenómeno. Uno de ellos puede ser la viable utilización del material sin gran especialización técnica y otro, su abundante disponibilidad.

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No. 38 y No. 39. Fabricación de ladrillos de adobe secados al sol.

La tierra para la fabricación de ladrillos de adobe o para utilizarse en muros de tierra apisonada se encuentra disponible en cantidades virtualmente ilimitadas casi en cualquier parte. Evidentemente algunas tierras se pueden considerar ideales y otras inapropiadas pero la mayoría serán satisfactorias 63  www.ecocasa.com, consultada el 5 de junio de 2006.

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con tan sólo modificaciones menores. Una idea errónea muy común es que se debe usar tierra especial “de adobe”. Se pueden encontrar ejemplos de muros de tierra tanto en desfiladeros de alta montaña como en las húmedas tierras bajas de la costa.64

perpuesta otra porción de muro hasta lograr la altura deseada. En Francia se le llama a esta práctica terre pise, equivalente a nuestra “tierra apisonada” conocida también como la técnica de tapial. Rubio Masa dice al respecto:

Esta referida disponibilidad que menciona McHenry hace que prácticamente en todos los continentes de nuestro mundo se encuentren ejemplos de arquitectura de tierra, siendo pertinente comentar que no todas las habitaciones vernáculas de arcilla se realizan por medio de una sola técnica, ya que, los modos de usar el barro para construir abarcan desde el bloque de arcilla el conocido adobe en variadas dimensiones hasta la tierra colada en cimbras, pasando por el llamado bahareque (combinación de vegetales y barro) o haciendo toscos aglomerados, moldeados simplemente de manera manual, pero el común denominador de todas estas prácticas es el secado al sol. Precisamente la forma de utilizar en “crudo” la arcilla le ha dado el nombre al bloque o ladrillo. El adobe palabra árabe que significa “ladrillo secado al sol” es un paralelepípedo de arcilla amasada a la cual se le agrega un elemento vegetal como aglutinante (paja, zacate, etcétera) para luego ponerlo a secar. En cuanto a las formas y tamaños del adobe, están determinados por las costumbres y tradiciones de cada sitio en que se usa alrededor del mundo, encontrándose también variedades surgidas por el desarrollo y la evolución misma de la arquitectura. La técnica de la tierra colada, a su vez, consiste en vaciar la mezcla de barro en formas —cimbras— apisonando para lograr una masa compacta. Se deja secar, posteriormente se procede a descimbrar. El segmento obtenido sirve de apoyo para continuar su-

Muy utilizada en Extremadura [España] es la técnica del tapial. Una vez construidos los cimientos de la casa y un pequeño zócalo de mampostería, que sirve de aislante, se vierte la tierra —mezclada con ripios y, a veces, cal— en el interior de un molde o encofrado compuesto por cuatro tableros de madera paralelos. Los dos tableros grandes se separan, según el grosor que se quiera dar al muro —entre 40 y 60 cm—, y se unen por unos listones de madera llamados agujas o cárceres: los otros dos tableros pequeños cierran los costados, uno de ellos será eliminado al hacer el segundo tapial pues irá adosado al ya construido. Se requiere que la tierra esté bien apisonada. Para ello se utilizan pisones o mazas de madera y se riega de vez en cuando, pero evitando que se embarre. La altura que cada hilada de tapial puede alcanzar es de 80 a 90 centímetros. A veces, el tapial alterna con ladrillos en hiladas verticales y horizontales, formando lo que se llama aparejo toledano.65

64  McHenry, op .cit., p. 61.

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Como vemos, la maleabilidad del barro como material de construcción ha generado una asombrosa pluralidad de soluciones arquitectónicas en todo el mundo, pudiéndose afirmar que la arquitectura de tierra es internacional. Se encuentran ejemplos asociados especialmente con la edificación vernácula en casi todos los países. En particular, las habitaciones de barro de los lugares desérticos son prodigiosas por su escala, sus dimensiones y su antigüedad entre 65  Rubio Masa, 1985, op .cit.

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otras cosas. Aunque son muchos factores los que intervienen en la realización de la arquitectura local en cada sitio que se produzca, hay dos en particular que —sin ser determinantes en algunos casos—, influyen en gran manera; ambos son el sitio geográfico y los materiales que se encuentren en él. Por lo mismo, los lugares desérticos del mundo con su aridez característica, la extrema radiación solar y los vientos que provocan tolvaneras, son sitios sumamente apropiados para el uso de la arquitectura de tierra debido a su capacidad comprobada de aislamiento térmico, sea por las características del material, por el grosor de sus muros típicos o por uno y otro motivo. Como muestra, el fantástico país del Yemen (el llamado “techo de Arabia”) con sus ciudades de barro, es un caso extraordinario de construcciones de tierra: “en la planicie de la Tihama o en el valle del Hadramaut las casas son de adobe, llegando a alcanzar en Shibam del Hadramaut hasta ocho pisos de altura, verdaderos rascacielos en barro”.66 Y no sólo encontramos las altas habitaciones de barro en uno o dos sitios, es el país entero que utiliza dicho material de construcción, ocasionalmente combinado con piedra para las cimentaciones. Así nos lo describe la Embajada de Yemen en España en su sitio electrónico, mencionando las particularidades que distinguen a cada una de las ciudades y regiones: “Las ciudades de Wadi Hadramout del sur [de Yemen], tienen gigantescas viviendas de varios pisos, habitadas por una sola familia, y que parecen auténticos rascacielos… Estas grandes casas, de planta cuadrangular, se construyen con los muros escalonados e inclinados levemente hacia el interior, dada la escasa resistencia de los materiales utilizados”.67 66  www.fotoaleph.com, consultada el 5 de junio de 2006. 67  www.embajadayemen.es, consultada el 5 de junio de 2006.

No. 40. Vista panorámica de la ciudad de adobe. No. 41. El “Manhattan” del desierto.

La misma fuente de información nos hace saber que en Yemen hay dos ciudades llamadas Shibam: una al norte y otra en el sur, en el valle del río (wadi) Hadramaut, es esta última la más impresionante por sus edificaciones de tierra: “la sureña ciudad de Shibam… Es la que más huella deja al visitante con un conjunto de más de 500 casas altas construidas de barro, gran parte de las cuales datan del siglo XVII y que están concentradas en una área de no más de medio km2”.68 Por ser mundialmente conocida y por sus características, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982. Esta organización internacional inscribió a Shibam de la siguiente manera: “Rodeada por una muralla fortificada, la ciudad de Shibam del siglo XVI, es uno de los más antiguos y mejores ejemplos de planificación urbana, basada en el principio de la construcción vertical. Sus impresionantes estructuras como torres cuelgan del acantilado y le han dado el apodo del ‘Manhattan’ del desierto”.69 Además, “hoy tiene una población de alrededor de 7,000 habitantes…tiene una muralla hecha de tierra apisonada y casas construidas con ladrillos de barro, estructuras de madera y bases de piedra. La casa más alta tiene ocho pisos, con casi 30 metros sobre el nivel de la calle”.70

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68  Idem, consultada el 5 de junio de 2006. 69  www.geocities.com/fabregaspere/cuidades.html#1, consultada el 5 de junio de 2006. 70  www.embajadayemen.es, consultada el 5 de junio de 2006.

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No. 42. Palacio: ex residencia del sultán.

Todo el Yemen es ejemplo grandioso de estructuras de adobe o tierra apisonada. La mayoría de sus poblaciones contiene originales muestras de estos modelos, entre otras podemos señalar a Zabid, inscrita en 1983 igualmente como patrimonio mundial por su arquitectura doméstica entre otros motivos. Tarim, con su típica arquitectura de estilo indonesio-indio en adobe. Seiyun —situada entre Shibam del sur y Tarim— que, por cierto, debe su fama por encontrarse allí el palacio del Sultán Ali Alkathery hasta 1964, considerada la construcción de adobe más grande conocida en el mundo. Actualmente lo ocupan oficinas de gobierno dedicadas a la cultura y a las antigüedades.71 Ejemplares extraordinarios, semejantes en grandeza a los mencionados se pueden ver en el norte del continente africano, en los oasis del sur de Marruecos, donde las características de las construcciones son determinadas conjuntamente por la antigüedad de esos pueblos, la idiosincrasia de sus pobladores, el medio físico y el clima. Allá la arquitectura vernácula de adobe comparte con la del Yemen apariencias similares en cuanto a alturas, volúmenes y magnitud.

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71  Idem.

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No. 43. Una ‘kasba’ típica construida de adobe.

Las diferencias se presentan en el concepto urbanístico principalmente: Dos son sus manifestaciones más características: la kasba y el ksar. La kasba consiste en un edificio de patio central rodeado de cuatro alas fortificadas, dominadas por torres en los ángulos, perteneciente por lo general a una célula familiar de clase media alta. El ksar (en plural ksur) es una agrupación de edificios, a modo de pequeña aldea protegida por un recinto amurallado y reforzada con torres, dentro de la cual aparecen distintas viviendas, unas modestas y otras con categoría de pequeños castillos urbanos, además de almacenes y espacios comunitarios como establos colectivos, graneros, eras y silos, plaza de mercado, sala de reuniones de la jemaa (asamblea de jefes de familia), mezquita, escuela coránica o medersa, cementerio, y otros servicios comunes como el “hamam” o baño público, los pozos de abastecimiento de agua, el lavadero, el molino, etc. El número de habitantes de un ksar característico del sur del Atlas marroquí puede variar entre 200 y 3,000.72 72  George Michell, La Arquitectura del Mundo Islámico. Su historia y su significado social, Alianza Editorial, Madrid, 1985, pp. 28 y 29.

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La insólita belleza de estos conjuntos de adobe no sólo se debe a su perfecta integración a la naturaleza circundante, es también resultado de la decoración concerniente a los grupos bereberes. Se ornamentan las torres esquineras y toda la porción superior de las construcciones, a base de motivos con figuras geométricas hechas con el mismo barro crudo en forma de ladrillos. Se ha visto cierta asociación con las tracerías mudéjares de los españoles pero no tienen relación alguna. Por el contrario, destacan un modo de entender el arte completamente autóctono, de raíces ancestrales, lejos de las influencias de Occidente, heredado por tradiciones que se conservan intactas. Roger Mimó explica acerca de la técnica de construcción: “En los ksur y kasbas de los oasis presaharianos al sur del Atlas marroquí, el ladrillo de adobe es usado en abundancia tanto con fines estructurales como decorativos en portadas, ventanas, columnas, arcos, escaleras, muretes superiores de las fachadas y almenas. No obstante, la base constructiva de la mayoría de estos edificios es el tapial”.73

No. 46. Muralla que fortifica un ‘ksar’.

Con estas muestras de arquitectura tradicional de tierra tan antiguas y aún en pie, comprendemos cuán importante es este material natural, tanto como cualquier otro. Reconocemos, asimismo, que tiene ventajas y desventajas, pero estas últimas son las menos para algunos lugares, por algo su uso fue tan difundido, perdurando y resistiendo a través del tiempo.

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Arquitectura fortificada La arquitectura de las casas-fortaleza es admirable, hechas de piedras sin argamasa, en perfectos bloques, sirven tanto para la defensa como para desempeñar funciones de casa de labor, con el ganado durmiendo en la planta baja.74

No. 44. Torre de una ‘kasba’. No. 45. Fachada de un ‘ksar’ típico.

73  Roger Mimó, Fortalezas de barro en el sur de Marruecos. Madrid, Compañía Literaria, 1996, pp. 50.

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l evocar en nuestra mente la arquitectura fortificada, la imaginación nos traslada simultáneamente a los legendarios castillos del medioevo o hacia las ciudades

74  César Pérez de Tudela, “Yemen misterioso”, en http://ingles.sge. org/sge03/pboletin8ar.asp

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amuralladas de culturas y tiempos pretéritos, pasando por alto que la fortificación no es exclusiva de tales imágenes empleadas como estereotipos primordialmente por el arte cinematográfico. No, la arquitectura fortificada no incluye en sus ejemplos exclusivamente dichas edificaciones. La específica necesidad del ser humano de protección contra el enemigo lo ha llevado al extremo de fortificar una enorme cantidad de habitaciones de todo tipo por cuestiones de resguardo prioritariamente. Es la misma necesidad defensiva la que genera fortificaciones por igual en las construcciones domésticas. Sin embargo, soluciones distintas a las de los grandes castillos se dan en la obra vernácula que lleva esa intención. En estos casos no hay fosos que rodean la casa, no vemos almenas rematando los perfiles superiores ni barbacanas ni puentes levadizos. Pero podemos encontrar rasgos comunes a todos ellos independientemente del sitio donde se erijan. Poniendo de ejemplo nuevamente a Yemen pero ahora en su región norte, donde la arquitectura local se realiza de piedra, buscando las cumbres y desafiando la gravedad, nos encontramos con ejemplares de casas-fortaleza, únicos y de gran belleza. La página de la Embajada las describe así:

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No. 47. Arquitectura fortificada del Yemen. No. 48. Impresionante ejemplo de casa-fortaleza.

Son casas que se desarrollan en altura por razones defensivas y de seguridad; por el mismo motivo aparecen totalmente cerradas como verdaderas fortalezas (sólo hay ventanas muy pequeñas). Cada casa puede considerarse como un edificio comunitario en el que viven muchas familias, aunque siempre relacionadas mutuamente por razones de parentesco y de trabajo. En el primer piso viven los criados. Los siguientes están reservados a las mujeres y niños. En el penúltimo están la cocina, los excusados y el cuarto de baño cuando solamente hay uno, aunque a menudo cada piso tiene uno propio. El último piso (algunas casas pueden tener hasta ocho pisos), está reservado al hombre, con ventanas más grandes y vistas panorámicas... La singularidad de estos edificios parece justificada por la actitud defensiva a la que se veían obligados sus habitantes ante la conflictiva relación entre tribus.75 Al norte del país se localiza Sana’a, ciudad capital que lleva en el nombre su característica principal ya que significa “plaza fortificada”. Declarada como Patrimonio de la Humanidad en 1986 entre otras cosas por sus “6,500 casas, todas ellas construidas antes del siglo XI. Las muchas torres de pisos de Sana’a añaden belleza al emplazamiento”.76 También la ciudad de Ibb en su área de mayor antigüedad muestra algunas interesantes casas-torre de piedra. Algo similar se encuentra en Al Hajarah, un típico pueblo de montaña fortificado con algunos buenos ejemplos de construcción de casas-torre con piedra seca.77

75  www.embajadayemen.es 76  Pere Fábregas, www.geocities.com/fabregaspere/cuidades. html#1 , consultada el 6 de enero de 2006. 77  Idem.

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No. 49. Población donde se ve el carácter defensivo de esta arquitectura.

El prototipo de casa-fortaleza es la imagen más representativa de la arquitectura fortificada vernácula y sin muchos cambios volumétricos lo vemos repetirse en lugares diversos, y muy específicamente en partes con antecedentes históricos situados en la época feudal. Las poblaciones con dicho origen en toda Europa conservan en su fisonomía, muestras de tal tipo. Ejemplo de ello es la región de la Toscana en Italia, en la cual, se encuentran por doquier pequeños poblados donde perduran casas integradas a una torre defensiva que era parte de la misma vivienda.

Arquitectura móvil Mi hogar está alrededor de una hoguera y mis pastos alrededor de mis caballos. Dicho tradicional kirguiz

C

omo la historia nos dice, el aguerrido Genghis Khan unificó el imperio mongol durante el siglo XIII; aún así, los mongoles continuaron con su vida errante dedi-

cada al pastoreo y condicionada por el clima que permitía el alimento para sus animales. Frecuentemente necesitaban una casa versátil que fuera transportable por una sola bestia de carga y pudiera calentarse fácilmente durante los duros inviernos. De tal circunstancia se generaron habitaciones móviles, las tiendas llamadas yurtas. Yurta significa “trozo de tierra donde se vive” y es sinónimo de la palabra Ger que corresponde a “casa”. Los mongoles en la actualidad utilizan más el término Ger o Hana debido a que no les gusta la palabra yurta, ya que es la expresión utilizada por los comerciantes rusos, quienes les invadieron y oprimieron durante décadas en la época comunista. Los nómadas mongoles usualmente se reasentaban en clanes. A menudo la superstición y las costumbres religiosas imponían el diseño de las Gers del clan. Al llegar al sitio donde pasarían la temporada, la colocación de las tiendas se hacía de modo que todas las puertas, excepto una, se orientaran al sureste, de tal manera podían ver salir el sol en el levante, lo cual era un símbolo de esperanza. La única yurta que no se orientaba de tal forma se ubicaba al noroeste, que era una zona sagrada dedicada a los espíritus de las nieves. Se colocaba vacía y en ningún tiempo se utilizaba, dejándose destinada a los malos dioses. Se creía entonces que al resto del clan no le iban a alcanzar los maleficios. En una edición de 1877 de la Revista Europea se describe la vida de los mongoles, rama familiar de los agrianos del Asia Central, mencionando con los términos lingüísticos originales a Mogolia: la región y mogol al habitante de ella. En una de las partes del artículo se hace una breve descripción de las yurtas como la casa típica de estos grupos étnicos:

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Son edificios circulares, de poca altura, que nunca tienen más de un piso, y cuyas dos únicas aberturas Denominación genérica

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son una pequeña puerta y un agujero, en medio del techo, que sirve a la vez de ventana y de chimenea. En invierno se preserva del frío encendiendo lumbre, y en verano se ve eficazmente protegido contra los rayos del sol y contra la lluvia,... por un fieltro espeso y bien ajustado que cubre el techo. El diámetro de esas yurtas es de doce a quince pies; la altura, en el centro, de diez pies aproximadamente. En las más ricas, las paredes se cubren por dentro de seda y tapices; algunas de ellas se encuentran entarimadas. El lado izquierdo de la yurta se reserva a los hombres y a los invitados; el derecho a las mujeres. En el lado destinado a los hombres, hay un armario que contiene el altar de Buda.78

exterior era un aspecto importante para los mongoles, si bien el único color que ellos consideran “apropiado” para una yurta es el blanco. Para un mongol la yurta no es sólo una casa sino un lugar de culto, por lo tanto el color interior tiene su importancia.

No. 51. Armando una Yurta. No. 52. Colorido interior de una Yurta.

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No. 50. Casa típica de los nómadas.

Totalmente circulares, las originales están diseñadas para ser desmanteladas en una hora y transportadas fácilmente. Son fabricadas de pieles de caballo y camello, fieltro y estacas de madera. La mayoría son de color pardo, pero las de los jefes y las de los más pudientes suelen ser blancas y estar decoradas con motivos tradicionales kasajos o mongoles en general. La elección de diferentes colores para el interior y el 78  Apud www.ateneodemadrid.net , consultada el 2 de julio de 2006.

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Kazajstán significa “tierra de los Kazan, o tierra de los hombres libres”, y es precisamente ese segundo significado lo que describe mejor a este grupo étnico descendiente de las tribus mogolas que derrotaron a Alejandro Magno hace más de 2,000 años y que aún viven como nómadas en las estepas siberianas o en el desierto del Gobi al norte de China. A finales del siglo XIX, las habitaciones móviles se generalizaban como la vivienda principal en las ciudades de Kazakh y Karakalpak en el hoy país independiente de Kazajstán. En esa región únicamente las tribus que ocupaban las partes altas de la montaña construían edificaciones fijas a base de arcilla; el resto, las que ocupaban las estepas, armaban las tradicionales yurtas. Es a partir del siglo XX que se acrecienta el uso de esas habitaciones de tierra a todos los demás clanes,

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aunque viviendo en esos nuevos tipos de construcción implantada —de barro—, los kazakhs no olvidaron sus viviendas transferibles, móviles y transportables, tan adecuadas para el tipo de vida cambiante determinado por los pastizales para pastoreo. La yurta o kora-uy era la única forma de construcción habitable de los kazakhs en el pasado, no obstante subsiste y convive hoy con las casas fijas de invierno debido a que los pastores las utilizan actualmente. La yurta se arma a base de postes de madera y trozos de fieltro como componentes principales y un interesante sistema estructural. La pared es estructurada con secciones de madera —keragas— entrelazadas. Los postes largos —uuk— que forman el domo de la techumbre, se sujetan por un extremo en la base de la pared; el otro extremo es colocado en el círculo de madera grande que corona la cúpula de la yurta, el cual es dejado como orificio para iluminación y ventilación del interior. En días fríos o lluviosos la abertura superior se cierra firmemente con un pedazo de fieltro para evitar que el viento o el agua penetren.

No. 53. Orificio para iluminación y ventilación del interior. No. 54. Las ‘Yurtas’ son de madera, revestidas de cuero.

Al exterior, la yurta está cubierta con fieltro, otras veces con una estera fijada por cintas anchas de una alfombra —bou o boshkur—. En invierno los kazakhs ponen 2 o 3 hileras de esteras a lo largo de las paredes y rellenan el espacio entre ellas con la misma paja. Las paredes interiores están adornadas con esteras tejidas y el piso es cubierto con alfombras y zaleas.79 Se pueden ver aún yurtas originales y tradicionales en el recién formado país de Uzbekistán, también en el desierto de Kizil Kum, en el camino de Khiva a Bukhara, en varios lugares alrededor de la ciudad de Nurata y en las cercanías del lago Ayaz-kala, a 90 kilómetros de la ciudad de Urgench, se localizan las yurtas de los karakalpaka. Un Ger usual tiene un muro circundante de aproximadamente 1.50 metros de alto, aunque con mayor frecuencia es de 1.35 metros. Esto se debe a una solución funcional: al haber muros tan bajos hay menos superficie expuesta al viento, menor volumen de aire a calentar y antiguamente obstaculizaba el ataque de los enemigos, que tenían que agacharse para entrar. Toda la vida interior se desarrolla a nivel del suelo, sobre edredones y cojines planos multicolores, colocados sobre pieles curtidas o alfombras directamente sobre el piso. Como se ha mencionado con anterioridad, las gers o yurtas están hechas de madera y cuero, revestidas de capas de paño y fieltro, sin embargo no son colocadas al azar; el número de capas lo determina la numerología sagrada de esos habitantes. La estructura se forma primordialmente de una plataforma de madera y el muro circular de entramados de maderas de sección delgada. Desde tiempos remotos hasta nuestros días, las tiras de madera unidas en diagonal mediante cintas de cuero engrasado han sido el único material usado por los mongoles en

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79  www.orexca.com, consultada el 2 de julio de 2006.

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la construcción de la hana (pared principal). Al igual que otros materiales originales que entran en desuso en la arquitectura vernácula, debido a diversos factores, las cintas de cuero se empiezan a sustituir por alambre. Sucede lo mismo con el fieltro de recubrimiento, el cual, contrariamente a los paños utilizados actualmente, se hacía con pelo de animal aplastado con un mazo sobre una esterilla hasta formar una especie de bola de fibra. Respecto al acondicionamiento climático la inclinación de la pendiente se vuelve imprescindible, ya que de esa manera el calor generado en el interior se distribuye más uniformemente por la curvatura de la techumbre esto debido a que el medio ambiente de los alrededores es seco y genera grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche típicas de entornos desérticos, lo que quiere decir que la protección contra esos cambios intensos del clima es más urgente que la impermeabilidad. Habitualmente se colocaba la tienda solamente sobre el terreno ya que las estadías se acostumbraban de corto tiempo. En la actualidad se erigen sobre un forjado convencional de forma similar a la mayoría de las construcciones de madera. El único muro circundante se prepara usando tiras de madera de 1.80 metros de largo urdidas entre sí. La trama se arma extendida en el suelo. Una vez terminada la estructura se levanta con asistencia de varias personas y se fija al contorno de la plataforma del suelo. En el eje central de la edificación se pone un anillo rígido sostenido de forma provisional y a donde se dirigen las tiras de la cubierta hasta formar un círculo tensionado. La clave de su estabilidad es la tensión natural que se genera alrededor del aro central.80 Las yurtas, como vemos, son las tiendas tradicionales de los pueblos nómadas de Asia Central desde

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80  http://infomadera.net, consultada el 2 de julio de 2006.

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tiempos remotos. Contenedoras de un sistema constructivo perfeccionado durante siglos de nomadismo en las estepas de Mongolia, probadamente demuestran ser un diseño tan inteligente y práctico que se siguen construyendo en la actualidad. Lo admirable de estas construcciones es la fidelidad con que se reproducen hasta nuestros días. Sus ventajas han sido probadas una y otra vez de manera tradicional, a tal grado que se tornan modelo a seguir en el mundo civilizado especialmente como solución a viviendas temporales en caso de desastres naturales. Aún más, se ven ofertadas, comercialmente hablando, como espacios fáciles de construir y desmontar utilizables para diversos usos: vivienda, aulas, centros comunitarios, etcétera. Hay compañías comerciales que ofrecen este tipo de construcción o por lo menos indican todos los pormenores acerca de su elaboración. Claro está que estas yurtas actuales colocadas fuera de su entorno y destinadas a usos no tradicionales no se pueden considerar una arquitectura vernácula auténtica, pero una vez más vemos aplicados principios regionales de una producción local a diseños arquitectónicos profesionales; básicamente la eficiencia del diseño doméstico, folclórico, probado una y otra vez demuestra su utilidad a otras producciones arquitectónicas industrializadas. Lo irónico es que, mientras este tipo de habitación vernácula se ha empezado a popularizar fuera de su contexto, las auténticas yurtas o gers están en peligro de extinción por factores derivados de una apertura impuesta por los nuevos conceptos de globalización de los modelos comerciales: “Desde que Mongolia se abrió a la economía de mercado, el fieltro (material tradicional usado para aislar las yurtas) está siendo exportado al mercado internacional, lo que ahora lo hace más caro e inaccesible para muchos mongoles. Si esta tendencia continúa, en pocos

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años las yurtas no serán accesibles para ciudadanos con ingresos bajos”.81 Por lo pronto, uno de los países de Asia Central que aún conserva población nómada viviendo en auténticas yurtas es Kirguizistán con sus habitantes kirguis. Allí se encuentra el inmenso lago Isyk-Kul (“mar caliente”) con 702 metros de profundidad, lo que lo hace mantenerse caliente a pesar de la altura en que se encuentra: a 1,600 metros de altitud, el segundo más alto después del lago Titikaka en Sudamérica.82



Los tuareg: nómadas del desierto Mil años de vida errante cimientan la leyenda de los tuareg, viajeros incansables por las arenas del Sahara.83

L

os hombres azules, como se les conoce a los tuareg, son un pueblo casi en extinción a pesar de sus remotos orígenes. Si bien parece que son naturales de las dunas que les rodean, lo indiscutible es que los “hijos del viento” provienen de estirpe indoeuropea, por lo cual sus rasgos son occidentales y el color de su tez es más clara que la de otros pueblos africanos. Eran los auténticos dueños de un desierto de 9 millones de kilómetros cuadrados, el más grande del mundo: el Sahara, mas la historia de su desarrollo se vio alterada tristemente por sucesos en contra de su cultura. Factores tanto sociales como económicos, de subsistencia y especialmente la ocupación de su territorio

81  http://ubpost.mongolnews.mn, consultada el 2 de julio de 2006. 82  Pledel, Vicente, 1999 www.ruta-imperios.com, consultada el 2 de julio de 2006. 83  Gil Flores, Gemma www.prensalibre.com, consultado el 2 de julio de 2006.

No. 55. Los hombres azules del desierto.

por los franceses, los ha confinado a un área restringida que además resultó dividida en varios países. Hoy, con una población estimada en un millón y medio de personas, son los últimos nómadas del desierto. Son referidos como “los hombres azules” a causa de sus indumentarias y atuendos de color índigo. Ellos pintan sus prendas utilizando el tinte sin diluirlo en agua. Al sudar se traspasa la humedad a las telas desprendiéndose parte de la teñidura, con lo cual queda saturada la piel de los tuareg como si fuera ex profesamente pintada de color azul. También se alude a ellos como la nación del Kel-Talgimus, “el pueblo del velo” porque inusualmente, respecto a otros pueblos musulmanes, los hombres son los que deben esconder su rostro y no las mujeres. Al cumplir los 25 años, los varones comienzan a usar la prenda que les tapa totalmente la cara, excepto los ojos. Costumbre atávica originada como protección contra las tormentas de arena propias de su entorno desértico. Y es precisamente ese entorno desértico con sus concentrados oasis lo que forjó la vida ambulante de este pueblo nómada. Con la carpa o tienda como la morada distintiva de la vida trashumante de toda cultura nómada, como lo hemos visto entre los mongo Denominación genérica

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ARquiTEcTuRA VeRnÁculA No. 57. Armar la yurta es tarea femenina entre los tuareg. No. 58 y No.59. Tienda revestida por esteras tejidas con tallos de mijo.

No. 56. Carpa o tienda tuareg.

les, los tuareg no son la excepción en su uso, dependiendo su subsistencia diaria de esta arquitectura tan versátil. Habitaciones movibles, espacios para vivir que tienen que armarse y desarmarse en cada destino temporal señalado por el hallazgo de pastizales para sus rebaños. “La tienda de un nómada es una estructura, un conjunto de elementos necesariamente ligeros y transportables, fáciles de manipular, adaptados al territorio donde deben asentarse, que adquieren sentido cuando son ensamblados y conforman un espacio interior, el espacio doméstico. Es, por lo tanto, un hogar, el dominio de la mujer [...] el centro del linaje tuareg”.84 Habitualmente, en estos grupos pastoriles, la mujer es la encargada no sólo de cuidar y dar mantenimiento la casa sino también de construirla. Es por tales razones que se le asocia, a la mujer, continuamente con la vivienda levantada, en este caso, con las tiendas: “La identificación afectiva entre la mujer y su tienda está cargada de significados sociales, hasta el punto que, en lengua tuareg, reciben el

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84  Idem.

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mismo nombre: ehe, uno de los sinónimos referidos a la mujer”.85 Entre los tuareg la acción de levantar la tienda es tarea femenina que realiza la dueña auxiliada por 85  Idem.

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otras mujeres participantes. En algunas ocasiones, encomiendan la elaboración de los elementos que deben soportar la estructura a los artesanos de su mismo grupo, que trabajan la madera. A excepción de algunos grupos del norte, donde las mujeres pertenecientes a castas de mayor rango manufacturan ellas mismas los elementos de sostén, a los cuales les dejan labrados textos escritos en tifinagh —nombre de su escritura—, que saturan de contenido alegórico la casa familiar. Los tuareg habitan dos tipos de tiendas: una cubierta por pieles o bien otra revestida por esteras tejidas con tallos de mijo. La tienda no es una estructura rígida e inalterable que se habite de un modo automático —como suele suceder en las casas de una sociedad sedentaria, en las que el espacio resultante de una envolvente permanente, se manifiesta desde el comienzo de la obra y permanece invariable—, sino que crea una particular forma cada vez que se erige al final de cada desplazamiento, guardando invariablemente las peculiaridades que convierten el espacio interior en un lugar confortable e íntimo. Al final de esa tarea, la de construir su cobijo, el clan familiar se afianza y la tienda contiene a los seres humanos resguardándoles del descomunal espacio del desierto y del cosmos inconmensurable; protege su integridad y proporciona seguridad. Al igual que entre los mongoles, la utilización de los espacios interiores entre los tuareg también está determinada para cada género de acuerdo a creencias religiosas. Como señala Rapoport, “...la entrada a la tienda Touareg siempre está al sur”.86 El hombre ocupa el área ubicada hacia el punto cardinal del sol naciente, mientras la mujer obtiene el lado del atardecer: En el recinto doméstico el marido ocupa la zona oriental, donde coloca su silla de montar —tahiast—, 86  Rapoport, op. cit., p. 75.

No. 60. Interior de una tienda de los tuareg.

el escudo —arar—, la lanza —tarda—, la inseparable takuba, y si lo posee, el fusil; en el lado opuesto, la mujer dispone su gabinete, con su silla y los elementos de su propiedad: recipientes para la leche y el agua, el mortero para los cereales, platos, eventualmente cucharas, y sacos para la conservación del grano y los dátiles. Las prendas de vestir se guardan en bolsos de piel.87 La cultura de estos indómitos seres ha ido en decaimiento y con ello la pérdida de sus tradiciones es inminente —incluidas sus particulares casas móviles—. La irrupción de los franceses en el siglo XIX señaló el inicio de su ocaso, aunque la notoriedad que han obtenido por su rebeldía no es un alarde y fueron el último pueblo en vencerse a la invasión. Hoy en día, los originales dueños del Sahara se encuentran repartidos en un territorio dividido políticamente. Las resultantes naciones de Níger, Mali, Mauritania, Argelia, Senegal, Chad, Libia y Burkina Faso, son ahora sitios de asentamiento para los últimos tuareg.

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87  Gil Flores, Gemma, www.prensalibre.com, consultada el 2 de julio de 2006.

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La configuración artificial de los países mencionados ha coartado su libertad de movimiento y ha generado la disminución de sus dominios. “Como la carroña que se disputan las águilas grises así me despojan de mis pastos”, denunciaba el poeta tuareg Mahmoudan Hawad.88 “A lomos de sus camellos, los tuareg solían vivir en un viaje interminable por el Sahara... Las sequías, las modernas vías de comunicación y los conflictos armados están abocando a este pueblo de pastores y guerreros indómitos al sedentarismo. La construcción de casas de adobe en los arrabales de las ciudades simboliza su pérdida cultural. Es el adiós a la vida en las jaimas (tiendas) y a los duelos poéticos en las frías noches del desierto”.89

Los nukak maku: nómadas en Sudamérica

Capítulo

3.0

Al hablar de nómadas, la asociación de imágenes dictadas por estereotipos nos hace pensar solamente en el habitante del desierto, que arma y desarma su tienda y se traslada en camellos, como por ejemplo los tuareg presentados anteriormente. Dejamos de lado que del mismo modo se da el comportamiento nómada en otras culturas tan disímiles del ardiente desierto, como en grupos esquimales de tierras polares o los Nukak Maku en regiones selváticas de la amazonia colombiana. Según Labelle Prussin, el vocablo nomadismo ha sido empleado para designar a grupos (humanos o de otro tipo) que realizan desplazamientos continuamente en forma constante o cíclica, condicionados 88  Idem. 89  Idem.

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No. 61. Los nómadas en Colombia.

por actividades económicas, religiosas, políticas o militares. Explica Labelle: “De tal modo términos como migración, pastoralismo, trashumancia, seminomadismo, semisedentarismo, movilidad e itinerancia han sido usados para distinguir diferentes tipos y niveles de nomadismo, pero la opinión no es unánime al establecer una correlación entre los estilos de vida nomádicos y las arquitecturas nomádicas”.90 De esto último, se desprende la importancia de estudiar dentro de una actividad tal, a etnias como los Nukak de Colombia, indígenas emparentados con el grupo Maku y que apenas a finales de siglo XX han empezado a interesar a los antropólogos. “Hablar de los Nukak Maku, el último grupo nómada que existe en Colombia, conlleva a involucrarse en un mundo misterioso, del cual aún queda mucho por descubrir”.91 Tocante a la arquitectura que atrae nuestra atención, ha resultado sumamente interesante conocer la lógica que han adoptado los Nukak Maku para realizar sus refugios en condiciones tan complicadas como es una selva tropical, auxiliándose sólo con lo que su entorno les brinda: De su innato saber arquitectónico dan cuenta los 80 campamentos que construyen al año... estos son 90  Apud P. Oliver. Encyclopedia of Vernacular Architecture of the World. Cambridge, Cambridge University Press, 1998, p. 95. 91  Elizabeth Clavijo apud Nelly Mendivelso, “Arquitectura Efímera” en http://unperiodico.unal.edu.co/ediciones/70/12.htm, consultada el 2 de julio de 2006.

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elaborados con estética envidiable sin descuidar conceptos básicos como dimensión, forma, función, luz o color. Son la manifestación de la armonía entre los Nukak y el medio natural; un pedazo de la selva sin límites que los acoge, abriga y alimenta, un lugar que transforman y convierten en su espacio vital.92 Según Gustavo Politis, citado por Oliver,93 los Nukak tienen una organización social a base de bandas conformadas por unas cuantas familias (no más de cinco), las que se relacionan por fuertes lazos de solidaridad. Esto, aunado a la no existencia de un jefe superior parece que es el éxito de su organización comunitaria. “Los campamentos son de tipo residencial y su disposición espacial hace que todos puedan verse entre sí”.94 Las estaciones del año condicionan los dos tipos de campamento que ellos realizan, dándose una ligera variación entre ambos asentamientos: en la temporada seca (de diciembre a marzo) son a cielo abierto e irregulares. En cambio, para la temporada de lluvias, se conforman habitaciones techadas. Las hojas de platanillo, y en ocasiones al mismo tiempo de seje, son utilizadas para formar una bóveda vegetal. De una a tres hileras de hojas son colocadas diagonalmente sobre una viga central que a su vez se tiende sobre árboles y postes. Luego una o dos vigas ligeras, pero largas, sostenidas por palos cargan el otro extremo de las hileras de hojas, mientras postes y vigas secundarias son agregadas para colgar más hamacas. “De esta manera, la unidad habitacional tiene una estructura formada por componentes fijos rígidos; los árboles, los postes y las vigas transversales principales. Mientras las vigas 92  Idem. 93  Oliver, op. cit., p. 1630. 94  Clavijo apud Mendivelso, art. cit.

ligeras, las hojas y las estacas permiten algo de movimiento y flexibilidad”.95 Lo más interesante y aleccionador de la arquitectura nomádica de los Nukak Maku es que, como otras obras vernáculas, aquélla se realiza en comunidad. Las bandas compuestas por unas cuantas familias de estos cazadores-recolectores desbrozan la superficie que han escogido para construir sus habitaciones, dejando en pie algunos árboles que les servirán de apoyos principales. Clavijo dice, de nuevo citada por Mendivelso, que Su proceso de construcción no tarda más de tres horas, pues en una labor maratónica... limpian el terreno con machetes hasta quitarle al suelo toda la capa vegetal. Utilizan troncos firmes como postes para colgar los chinchorros y los disponen de forma paralela: en la parte superior duerme el hombre, y en la inferior, su compañera e hijos... y se organizan entre dos y cinco unidades domésticas, regularmente alrededor de un espacio central de carácter social.

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3.0

La parte de la selva amazónica ubicada entre los ríos Inírida y Guaviare en Colombia ha sido el hábitat constante para la población actual que no supera las 500 personas y que han sabido adaptarse a través de su condición nómada. Sus establecimientos transitorios los utilizan muy poco tiempo, en promedio siete u ocho días, y un máximo de veinte, aunque en ocasiones lo ocupan una sola noche. Lo más extraordinario es que los Nukak nunca vuelven a ocupar un campamento abandonado aún estando en buenas condiciones de uso. Según el artículo “Arquitectura Efímera”, la manera de evidenciar un sitio que ya han ocupado anterior95  Oliver, op. cit., p. 1630.

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mente es tirando las semillas de los frutos con que se alimentan. De esa forma, cuando ellos dejan el lugar, las semillas germinan creándose huertos silvestres, los cuales “también tienen valor simbólico, pues allí entierran a sus muertos”.96 La envolvente curva de la estructura de la techumbre permite que el agua de la lluvia corra hacia los lados creando un área seca en el interior de la wapji, nombre del módulo habitado por una familia y parientes cercanos. De esa manera, sus usuarios se protegen y conviven: “En cada unidad, una hoguera atizada por el viento es un símbolo de unión, además de ser un objeto funcional que seca el espacio, ayuda a impermeabilizar la cubierta y a disipar los mosquitos... Todo un conjunto de elementos prácticos y simbólicos que se articulan para dar coherencia a la noción de entorno,... en la cultura Nukak Maku”.97 Lo que nos dejan como enseñanza todas estas culturas trashumantes que hemos empezado a conocer, todas ellas creadoras de extraordinarias formas habitables móviles, es un extraordinario ejemplo de lo que puede hacer el ser humano cuando tiene ante sí los retos que le presenta su propia existencia. En momentos de desastres naturales, para solucionar con premura refugios, en ocasiones se ha tomado como muestra la arquitectura móvil, mas ésta no es todavía estudiada lo suficiente para aprovechar las ventajas que ofrece. Por esa razón, resulta de suma importancia considerar cómo resuelven tantas y tantas culturas distintas a la nuestra sus necesidades espaciales en tan diferentes medios geográficos. He allí la validez de cada solución particular que los seres humanos le dan a sus requerimientos de cobijo.

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3.0

96  Idem. 97  Idem.

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Denominación genérica

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4.0 4.1 Introducción …pero allá a lo lejos, queda aún pendiente otra reconciliación con lo rural, con los artífices que construyeron —y en algunos lugares aún construyen— una arquitectura en la que se aúna el sabor del arcaísmo y el refinamiento creativo”98

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e todos los modos vernáculos de construir, es el rural el que podría considerarse más identificable. Su razón de ser, lo que lo genera, el sitio geográfico donde se produce —en este caso el campo—, las determinantes que lo identifican, son algunos de los factores que le dan un carácter tan reconocible. Ese “carácter” de lo rural en la obra vernácula es el sello de sus usuarios y productores, los cuales lo im98  Tomás Álvarez, www.salvarpatrimonio.org, consultada el 6 de julio de 2006.

CoNsTRuCc iONes RuraLEs

primen a su vez como reflejo de su circunstancia. La labor cotidiana de la cual depende el diario vivir se ve reflejada en las construcciones campiranas. Cito a Poniatowska: “Y al día siguiente salen al campo, caminan con sus pisadas despaciosas para regresar en la noche, volver a encontrarse en este cuerpo de amor que es su casa, primigenia y hierática”.99 El entorno natural, el alejamiento social, las distancias físicas entre caseríos además de los requerimientos utilitarios, marcan esta arquitectura con una sencillez que linda con la ingenuidad. “Como las viviendas elementales de nuestros antepasados del Neolítico, las formas de la arquitectura rural popular son fruto de una necesidad y tienen por objeto primordial la utilidad. Adecuadas a las necesidades vitales y laborales, se las puede considerar en sí mismas como herramientas de trabajo”.100 Las habitaciones de labradores, pastores, granjeros, vaqueros, rancheros, etcétera, conforman inequí99  Poniatowska, op. cit., p. 6. 100  Eduardo Sacriste, Casa y Templos. Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 1990, p. 250.

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vocos documentos de la historia del hombre, fundamentalmente por su absoluto apego a la realidad que las genera, correspondiendo en cada una de sus particularidades a las necesidades de la vida sencilla y laboriosa de la gente de campo. No es casualidad que el término “rural” haya sido uno de los primeros utilizados para denominar y describir la arquitectura vernácula. Y es que en las edificaciones rurales se reconoce por antonomasia la honestidad, como adjetivo intrínseco de una arquitectura no falsificada por presuntos “estilos” urbanos. En esas construcciones no se puede fingir un elemento que no sea lo que es, no se puede agregar nada que no tenga una función primaria, en fin, no hay cabida para lo superfluo. Al respecto, Sacriste asevera que “es en la arquitectura rural donde encontramos los ejemplos más interesantes de la casa popular, porque en ella se conserva casi siempre un carácter prístino, simple, natural, carácter que en la ciudad es perturbado por las preocupaciones estilísticas estimuladas por la ‘arquitectura profesional’”.101 Otro aspecto a considerar al abordar el tema de las construcciones campestres de tipo popular, es decir, las autoconstruidas o autoproducidas, es que son determinadas en la mayoría de los casos por la carencia de recursos monetarios. En casi todas las sociedades, los grupos habitantes de zonas rurales dedicados al trabajo agrícola o de cría de animales pertenecen a los estratos económicos más bajos (se excluyen en esta mención por supuesto los dueños o patrones de ranchos o haciendas de producción a nivel masivo y altamente tecnificados, que son los menos). La referencia es al campesino promedio de casi todos los países, el que con escasos recursos produce lo necesario para su subsistencia quedándole pocos excedentes para comerciar con ellos.

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4.0

101  Idem.

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Construcciones rurales

Luego, de tal modo, se entiende que sus hogares tengan también limitaciones impuestas por la carencia de recursos. Al producir su habitación se abstienen de ornamentaciones excesivas, de espacios extras —paradójicamente en la amplitud de sus terrenos las viviendas cuentan con espacios mínimos—, y la procuración de instalaciones para mayor confort e higiene. “No es que la casa rural no tenga elementos de orden simbólico o ideológicos, pero en ellas quedan limitados o supeditados al orden económico, es decir a la utilización de lo que se tiene a la mano”.102 Aunado a lo anterior podemos considerar que si acaso se está cercano a zonas urbanas, se pudieran tener al alcance materiales industrializados pero, con la restricción financiera por delante, el empleo de tales recursos se vería minimizado, de tal forma se tienen que utilizar los materiales autóctonos y se propicia el autoconsumo. Sobre el tema de las limitantes económicas cabe citar un artículo de Boils Morales. Aunque referido a las casas campesinas de la época porfirista en México, aún hoy tiene aplicación al gran conjunto de ejemplos vernáculos construidos en el campo no sólo mexicano, sino del resto de América Latina. Es muy certera su observación respecto a la pobreza como una de las particularidades más resaltantes de este tipo de viviendas: “Las casas de la gente del campo casi siempre son pobres, incluso llegan a extremos de miseria casi insólita, con características constructivas poco elaboradas, decoración escueta y dimensiones reducidas”.103 Como contrapunto a esto, el autor agrega: sin embargo, al observarlas se siente en ellas una notable espontaneidad, esa suerte de construcción 102  Idem. 103  Guillermo Boils Morales, “Las viviendas en el ámbito rural”. Revista de Información y Análisis, 23 (2003) www.inegi.gov.mx, consultada el 23 de mayo de 2006.

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sincera que revela la identidad de sus usuarios frente a sus vecinos. En estas, del mismo modo, se percibe la integración respecto al entorno ambiental: la casa campesina recogió, a la vez que asimiló, el paisaje inmediato que le circundaba; recuperó con gran armonía la idea y el propósito de adecuación climática y visual a un nivel que jamás lograría la residencia burguesa o pequeño burguesa en el medio citadino”.104 ¡Y bien que sí! Por otra parte, la casa campesina o la arquitectura rural en su conjunto, o al menos en la mayor parte de sus modalidades, es, en líneas generales, de una sencillez extrema. Aunque de ninguna manera la sencillez quiere decir igualdad de soluciones formales o carencia de significados. Por el contrario, la infinidad de respuestas arquitectónicas en todo el mundo es algo comprobado, desde la perspectiva de lo formal (de forma) y considerando el variado uso de materiales. Hablar de un denominador común en cuanto a sencillez y conceptos constructivos en las casas campesinas responde a que estas suelen ser menos elaboradas que en las ciudades. Empero, el elemento primordial que debe considerarse al respecto es que la vivienda rural tiende, ante todo, a satisfacer las necesidades de protección frente al medio natural; ello no ocurre en rigor con la citadina, donde además de la cuestión de defensa frente al clima existen diversos condicionantes de carácter ideológico, los cuales inciden a veces a tal punto que las edificaciones urbanas llegan a responder más a dichos criterios de convención que a los de necesidad.105 104  Idem. 105  Idem.

Los convencionalismos sociales, las presiones consumistas de sistemas económicos capitalistas, las “modas” en tal o cual forma de edificar, etcétera, son algunos de los factores que las construcciones rurales todavía pueden sacudirse en algunos lugares de nuestro planeta. Desafortunadamente eso sucede con menos frecuencia cada vez.

4.2 Algunos ejemplos de lo rural vernáculo Los pueblos son un producto de la tierra. Se construye siempre la unidad de habitación y sus dependencias con materiales del país y según modos tradicionales, y lo hacen generalmente los mismos campesinos […] Pero el pueblo es también un producto de la estructura social: […] Mediante una observación atenta se puede descubrir en la fisonomía del pueblo, la estructura de la sociedad rural. El pueblo en que todas las casas tienen un parecido común, donde las condiciones económicas y sociales de todos los habitantes son semejantes […] se distingue fácilmente del pueblo heterogéneo, donde se yuxtaponen las granjas de los dueños de la tierra y las casas de los jornaleros. George Pierre, Geografía rural

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4.0

Las casas rurales ibicencas

l archipiélago que forman las Islas Baleares pertenecientes a España consiste de las islas Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, siendo estas dos últimas conocidas en conjunto como las Islas Pitiusas. Ubicadas en el Mar Mediterráneo, conocidas y habitadas desde tiempos Construcciones rurales

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prehistóricos, las islas Pitiusas presentan un interesante modo vernáculo de hacer sus casas. Por su dependencia primaria en la agricultura y la cría y pesca de animales, el tipo de asentamientos que se genera se puede dividir en tres clases: lo urbano, lo rural y las villas pesqueras. En particular, la arquitectura rural de Ibiza se puede considerar como la más representativa de toda la región. Llamada originalmente Eivissa, presenta una arquitectura popular de formas tradicionales y gran sencillez volumétrica, pero su rasgo principal es el uso del color blanco, tan apropiado para el clima de esa región del mundo. Así, “en términos generales, la casa ibicenca se caracteriza, fundamentalmente, por unas formas geométricas casi puras, que pueden combinarse de formas muy variadas; unas proporciones racionales en función de la persona, suprimiendo todo lujo innecesario; tonos claros, sobre todo el blanco de la cal, a veces combinado con otros colores naturales (ocres, sienas)”.106 Con una larga historia de ocupación territorial, la isla refleja en su arquitectura rural vernácula el paso de varias culturas y una adaptación simbiótica a cada una de ellas:

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4.0

como todas las arquitecturas populares desde la prehistoria hasta nuestros días, la construcción ibicenca es fruto de sus propios protagonistas; es decir, no hay un especialista encargado de diseñar la casa y solucionar los problemas técnicos que comporta el alzarla. Los constructores serán sus propios habitantes, y construirán la casa en función de sus necesidades y de acuerdo con sus tradiciones culturales.107 106  Fernández, Jordi H. y Benjamín Costa apud Riera, Joseph,. 2005. www.telefonica.es 107  Idem.

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Construcciones rurales

No. 62. Acceso a una casa ibicenca. No. 63. Formas geométricas simples de la típica casa.

Como parte de un conocimiento empírico, los habitantes de Ibiza han sabido siempre de cuál lado provienen los vientos fríos, hacia dónde colocar la entrada principal en función de soleamientos o vientos dominantes, en fin, la mejor forma de orientar sus construcciones: “Las casas miran principalmente hacia Xaloc, Migjorn y Llegeig, preservándose así de los vientos fríos del primer y cuarto cuadrante y beneficiándose de los rayos solares a lo largo de todo el día”.108 De igual forma, aplicando el buen sentido común, el ibicenco aprovechaba y continúa haciéndolo los elementos naturales que le ofrece la isla aun a costa de ser los más rudimentarios materiales de construcción. “Las mezclas se hacían con tierra roja y agua. Para recubrir las paredes empleaban una mezcla de tierra blanca, cal, arena gruesa o gravilla muy fina de torrente. Acababan la obra con varias pasadas de cal”.109 Entre la gente autoconstructora se sabe por tradición que la envolvente del espacio entre más grosor tenga más aislante puede resultar, este conocimiento transmitido lo aplican una y otra vez al levantar los muros y en ocasiones también en las cubiertas. Las casas payesas110 no son ajenas a tales recursos de adaptación al medio físico y climático, por lo cual vemos 108  Idem. 109  Idem. 110  Payesas proviene de payés: campesino de Cataluña o de las Islas Baleares.

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que la característica primordial en la casa ibicenca es el gran espesor de las paredes que se asientan encima de enormes cimientos. “Si esas paredes eran amplias, también eran altas... El paleta iba colocando piedras una sobre otra y las unía con fango rojo. Algunos utilizaban piedra marés (una arenisca), especialmente para las paredes medianeras”.111 La piedra marés es una calcárea muy resistente pero fácil de trabajar por lo cual se utiliza cortada en sillares perfectamente escuadrados. Luego a los muros se les aplica un aplanado por ambos lados o en otros casos simplemente se encala. Sobre la forma de cubrir sus espacios es necesario volver a mencionar la adaptación al clima, pues la casa común de Ibiza es de techumbre plana como consecuencia de las capas de material que se le ponen como aislante. Así, los tejados se construían de la siguiente manera: primero se colocaba una viga de sabina, recta y ancha, en sentido transversal, y otra de iguales características a lo largo de toda la casa. Estas vigas se denominan, respectivamente, asenet y perilonga. Seguidamente se ponían unos cansos. Más tarde aparecen maderos para sustituirlos, pues aventajan a la caña en duración, solidez y belleza. Por encima de todo ello se colocaba una capa de algas, otra de carbón, y finalmente, una de arcilla para impermeabilizar la techumbre.112 Esta forma de cubrir las viviendas resulta semejante a la arquitectura de techos planos de las áreas septentrionales de México, con la diferencia de que por estos sitios, el procedimiento constructivo conocido como “terrado” se hace con una sola capa de tierra arcillosa, la misma que se utiliza para fabricar los ado111  Idem. 112  Institut d’Estudis Eivissencs, en www.telefonica.net, consultada el 30 de abril de 2006.

bes o tapiales. Para desaguar la lluvia tanto aquí como allá, se colocan unos canalones que sobresalen de la fachada, lo que le confiere un gran parecido volumétrico a estas dos viviendas vernáculas tan distantes físicamente. Y, a propósito del gran parecido, al adentrarse en el estudio de la morfología de la casa ibicenca —que consta de volúmenes geométricos sencillos, con sus techos planos y las formas cuadrangulares de sus muros—, se podría quizás fundamentar el paralelismo que existe entre ésta y la arquitectura vernácula de la región norte de nuestro país. Los actuales estados de Chihuahua, Sonora, las Californias, Tamaulipas y Coahuila, tienen en sus casas tradicionales de adobe y techos planos una serie de ejemplos que pudieran estar relacionados en sus orígenes con la arquitectura isleña del sur de España. Claro está que la asociación perfilada es sólo por volumetría y es demasiado aventurado emitir un juicio sin fundamento. Quede pues la mención como una inquietud para encaminar hacia ese tema una futura investigación. Como punto final sobre la arquitectura rural de Ibiza, a riesgo de sonar reiterativa, quisiera agregar la preocupación que he manifestado de manera constante a lo largo de este trabajo: el comprobar cómo desaparecen aceleradamente lugares que por su armonía y adaptación al medio físico son ejemplos únicos de lo vernáculo, y todo como consecuencia de la interacción compleja de varios factores, entre otros, la invasión de visitantes. “Hoy en día, el importante rol jugado por el turismo en la economía de las islas [especialmente en Ibiza] ha cambiado drásticamente el panorama. Como resultado, los asentamientos rurales han perdido su importancia y las casas de los pescadores están en peligro de desaparecer”.113 Para con ello darse la transformación de lo original cediendo su lugar a falsas réplicas carentes de autenticidad.

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113  Xavier Casanovas apud P. Oliver, op. cit., p. 1545.

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No. 65. Los molinos de Mykonos, Grecia, al este de la bella isla.

No. 64. Foto nocturna de los molinos de Mykonos, Grecia.

Molinos

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mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino… De Cervantes Saavedra, El Quijote de la Mancha ciertamente parecen gigantes… ¿será su enorme tamaño y robustez lo que al igual que al caballero andante más nos impresiona? ¿O tal vez su emplazamiento, que por requerimiento funcional siempre es en partes altas? Por dimensiones, por ubicación o quizá por lo que simbolizan, los molinos de viento nos dejan una impresión tan especial que de una forma u otra se han convertido en parte de la identidad del lugar donde se encuentren. Aun a costa de no cumplir su función original, los molinos se vuelven parte activa del sitio que los vio nacer. En la actualidad algunos de ellos son museos,

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Construcciones rurales

pequeñas bibliotecas, oficinas de rescate patrimonial que los incluye a ellos mismos, hito urbano, punto de referencia o espacio de concentración turística, porque hay que fotografiarse a su lado. Empero, antaño era prioritaria su utilidad: la molienda del trigo, de la sal, el bombeo de agua o la producción de electricidad; aunque “no se usaban sólo para moler el trigo, también servían para abatanar la lana, fabricar pólvora y pasta de papel o incluso para triturar colorantes”.114 Sólo que, al concluir la actividad principal para la que fueron hechos, se marcó su declive como la de algunas especies biológicas, que al no poder adaptarse a los cambios sucumben sin remedio ante el avance de la vida misma. Los ejemplos que perduran repartidos en algunos parajes del mundo son especies en extinción que han tenido que adaptarse y ojalá de esa forma puedan seguir sobreviviendo. Ahora bien, su ubicación fue rural en principio. Aunque la mayoría de ellos terminaron ubicados en áreas urbanas al crecer y desarrollarse pueblos y villas; subsiste cierto porcentaje en el campo y por cierto son los más expuestos al olvido y por ende a su desaparición. Por ejemplo, los de la zona manchega en España, formando parte indeleble del cuadro paisajístico de los pueblos y, como tal, patrimonio a conservar. 114  www.turismocastillayleon.com, consultada el 3 de mayo de 2006.

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Datos técnicos de los molinos de viento de la región de la Mancha

S

No. 66. Ejemplos de molinos manchegos.

Países como Holanda —el Reino de los Países Bajos— los muestran con orgullo como símbolo nacional. En la pequeña ciudad de Mykonos, en la isla griega homónima, su presencia altiva mirando al mar es uno de los atractivos turísticos, aunque sean unos cuantos concentrados en una meseta al este de la isla; en cambio en la hermosa villa Ia, de la isla Santorini, los vemos repartidos en las partes bajas y altas por igual e imitados para albergar hoteles de lujo. Los molinos entonces no son exclusivos únicamente del paisaje manchego o del holandés. Rumania, Portugal, las Islas Baleares, Bélgica, entre otros, son sitios que asocian a su historia estas obras entre ingenieriles y arquitectónicas que llaman tanto la atención al grado de ser repetidamente mencionados en la literatura. Los molinos se edificaron para aprovechar la energía eólica y la hidráulica, de lo cual se derivan los dos principales tipos: los molinos de viento y los molinos de agua. En los primeros, para mover la maquinaria lo necesario será pues el sistema de aspas. En el segundo tipo, son sustituidas por la enorme rueda movida por las corrientes de agua.

e puede generalizar como una construcción cilíndrica rematada por un techo cónico que lleva empotradas las aspas. El acceso se realiza a través de una sola puerta y consta de ventanas en la parte superior del cilindro, la que corresponde al tercer piso. Es que precisamente su interior se divide en tres pisos: la planta baja llamada cuadra de aproximadamente 2 metros de altura y 5 de diámetro; el segundo piso, que era llamado camareta —donde se cernía la harina—, y el tercero denominado moledero que, como su nombre lo indica, albergaba la compleja maquinaria para moler. Las tres habitaciones se comunican por medio de una escalera de caracol empotrada en el muro que forma el cilindro. Por la altura promedio de éste —8 metros— la escalera se conformaba de 26 escalones de 18 centímetros de peralte cada uno. A la cota del edificio se le agregan los 3 metros de altura del techo cónico para dar un total de 11 metros a toda la figura. Las dimensiones de las aspas son aproximadamente 8 m de largo por 2 m de ancho. El palo de gobierno puede medir de 14 a 15 m. El espesor del muro va disminuyendo conforme se va alcanzando altura; empieza con 1 m. de ancho en el arranque para terminar con 70 centímetros en el tercer piso. Finalmente, mencionaré que la puerta de acceso al molino medía 1.15 metros de ancho puesto que se hacía necesario un vano de acceso amplio que permitiera pasar con los costales de trigo y otras particularidades. Y “no debemos olvidar que los molinos eran máquinas, que en su interior se movió en sus tiempos toda una industria primaria y sus Construcciones rurales

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habitaciones guardaron el saber de todos unos artesanos como eran los molineros y las personas que los construyeron”.115

I

Los molinos de agua

ntemporal como los de viento, también lo es el molino de agua. Estas construcciones se esparcían por arroyos y ríos dándole vida al asentamiento humano que los erigiera. Levantando el agua de la corriente en la que estaban inmersos la iban depositando en acueductos hacia casas, jardines o sembradíos. O bien, la rueda impulsada por el agua en movimiento era la energía que movía la maquinaria de los molinos de agua harineros situados dentro del cauce de un río, llamados aceñas. En Asturias y Galicia, en España, se les llama así a los ubicados en una ría para aprovechar como fuerza motriz el flujo y el reflujo del mar. Pero como expresa Rudofsky, “algunas concepciones tecnológicas primitivas podrán ser tratadas con desdén por los ingenieros modernos, sin embargo, su encanto no puede ser igualado por las máquinas modernas”.116

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4.0

La fundación de los molinos está asociada, como hemos visto, a la vida rural de tiempos pasados. Con el advenimiento de las harineras, instalaciones especialmente dispuestas para esa labor, los antiguos molinos entraron en desuso, pero algunos de ellos mantuvieron su presencia física cambiando su destino a algo simbólico e intangible: ser parte de la identidad del lugar donde se encuentran.

Las pallozas de Balboa En el pequeño pueblo de Balboa dentro del Municipio del mismo nombre se encuentran todavía un tipo de viviendas sumamente rurales que provienen de tiempos prerromanos. El área pertenece a la Comarca de Ancares, situada entre la frontera de León y Galicia. Dichas viviendas rurales, conocidas como pallozas, son muestra de una arquitectura tradicional y autóctona preservada más bien por la lejanía de esta zona hacia centros de mayor desarrollo y acrecentada economía. “Los Ancares siempre han sido tierras aisladas y olvidadas, tierras pobres... su pobreza y aislamiento han permitido que estén rodeadas de un espacio natural poblado de bosques de roble, abedules, castaños...

No. 67. Ejemplo de molinos de agua en España. 115  Pedro Camuñas Rosell, www.madridejos.net, consultada el 3 de mayo de 2006. 116  Rudofsky, 1965, op. cit.

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Construcciones rurales

No. 68. Vista exterior de una típica palloza.

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No. 70. Ilustración descriptiva del interior de una palloza.

No. 69. El interior de una palloza, restaurante actual.

pero su mayor encanto reside en la arquitectura típica de la zona: las pallozas y los hórreos”.117 La pobreza constante pudiera ser uno de los factores que han permitido a estas habitaciones de campesinos perdurar hasta nuestros días de manera casi idéntica, salvo las que han sido transformadas de manera radical al sustituir sus techos de paja por lámina acanalada, fenómeno que por separado se repite en otras muestras de la arquitectura vernácula del resto del mundo. Pero volviendo al tema de “las pallozas vivas” —nombre con que se designan a las que sobreviven en Balboa— son unas habitaciones de planta redondeada u ovalada, cuadrangulares en el menor de los casos, construidas con paredes de piedra asentada con barro y sin ventanas ni chimenea. El humo se deja escapar por el entramado del techo. Es que precisamente la techumbre es trenzada con paja de centeno, el cual es uno de los más importantes cultivos del lugar. De forma cónica y material vegetal, 117  Frank Manham, “Una parada en el tiempo”, en www.elmundo.es, consultado el 5 de mayo de 2006.

la cubierta sobresale alrededor de las paredes de piedra. “El entramado que sujeta la cubierta, es de madera ensamblada y fijada con cuñas... [el] techo de paja... se ata a las ripias de roble con cuerdas (vincayos) hechas de paja de centeno retorcida”.118 Las pallozas son construcciones con una gran adaptación al clima local, permiten soportar el frío y la lluvia, además de ser una buena protección cuando hace calor. Los espacios interiores de la palloza se separaban por medio de paredes de tablas, permitiendo un amplio espacio para los animales, los cuales se guardaban en la misma habitación para aprovechar el calor.119 “En el mismo espacio se establecía el pajar, la vivienda y el establo”.120

H

Capítulo

4.0

Graneros

órreos gallegos o asturianos, silos zacatecanos, cuezcomates prehispánicos, espigueiros portugueses: nombres y más nombres pero todos significan lo

118  www.turismocastillayleon.com, consultada el 5 de mayo de 2006. 119  Idem. 120  www.agalicia.com, consultada el 5 de mayo de 2006.

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No. 71. Cuexcomatl actual.

mismo. Designaciones particulares para una misma función: guardar el alimento cosechado para cuando arribe el invierno o por si la siguiente temporada, por la escasez de lluvia, la cosecha no se logra. Depósitos casi sagrados, los graneros son —y han sido— elemento imprescindible de la vida en el campo. Construidos con un diseño que responde a su función, son primordiales para conservar en especial los cereales pero no excluye la carne seca, las frutas deshidratadas, semillas de todo tipo, etcétera. Como decía, cada cultura le otorga un nombre en particular. Los cuezcomates (o cuexcomatl) por ejemplo, son graneros que han perdurado desde la época prehispánica hasta nuestros días en las áreas rurales e indígenas de México. Se construyen casi sin variaciones desde entonces y se utilizan para conservar el maíz. Como otras edificaciones del México indígena, los cuezcomates eran erigidos y utilizados en medio de ritos mágicos. “El encargado de multiplicar el maíz en la troje, e impedir así el hambre, era un idolillo personal y protector de la unidad doméstica campesina, que iba heredándose de generación en generación. Los campesinos metían a este pequeño guardián entre las mazorcas de la troje”.121

Capítulo

4.0

121  Romero Contreras, A. Tonatiuh, “Rituales y actividades materiales en la antigua agricultura indígena”, Ciencia ergo sum, Vol. 11-1. To-

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Construcciones rurales

Como sustituto del idolillo precolombino, en los hórreos gallegos y en los espigueiros portugueses, encontramos el símbolo de la cruz. Colocada ésta en el remate del techo a dos aguas de dichos peculiares depósitos, le confiere al granero la figura de una construcción religiosa más que agrícola. Invocada igualmente la protección del preciado alimento guardado, sólo que en este caso a través de la insignia cristiana, vemos una vez más cómo se combinan en la arquitectura vernácula lo funcional y lo simbólico: “La cruz evoca el antiguo concepto de la santidad de los alimentos, la multiplicación de los panes y la hostia” nos dice Rudofsky,122 y agrega que tal evocación no es casual, ya que muchos campesinos tienen un respeto casi religioso por el pan y todo lo que conlleva su preparación, por lo que la cruz como elemento decorativo en lo más alto de la fachada, hace que los hórreos de esas regiones le recuerden “capillas sobre pilotes”.123 Y es que lo que induce a tal imagen, conjuntamente, son los pilares de piedra de granito sobre los que se asientan. Estos apoyos se coronan a su vez por una pieza circular, con la finalidad de evitar el acceso a los roedores. Solución derivada de la función, puesto que elevados del suelo se les aleja de la humedad que podría llegar por capilaridad y se aumenta el efecto de aireación que captan también los intersticios a lo largo de las paredes. Respecto a la ventilación del grano almacenado, ya desde el siglo I a.C., el arquitecto romano Marco Vitrubio aconsejaba seguir una serie de recomendaciones para su ubicación: “Los graneros elevados se situarán mirando hacia el norte o bien hacia el cierzo, ya que de este modo se impedirá que se recaliente luca, UAEM, 2004. www.redalyc.uaemex.mx, consultada el 29 de mayo de 2006. 122  Rudofsky, 1977, op. cit., p. 191. 123  ídem.

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el grano de trigo al quedar aireado por el viento, lo que favorece que se conserve con frescura durante mucho tiempo. Cualquier otra orientación genera el gorgojo y otras clases de insectos nocivos para el grano de trigo”.124 Interesantes recomendaciones de un experto, aunque no necesarias para el hombre común que ha demostrado la misma sapiencia al diseñar empíricamente los graneros que vemos en las áreas rurales. Ejemplo de ello son las tribus africanas que a lo largo y ancho de todo el continente dan muestra de sus eficientes bodegas. Comunales de grandes dimensiones o bien familiares de menor tamaño, los diferentes tipos de graneros abarcan diversidad de formas: circulares, alargados, cuadrangulares, torres piramidales y elevadas estalagmitas como las de los Dogon, o en conjuntos verdaderamente fortificados como en Nalut, Libia, algunos imitando ollas gigantescas como en Sudán, por cierto de gran similitud con las de la cultura Paquimé, aunque éstas un poco menores en tamaño.

La Cueva de la Olla “Los silos son ollas desmesuradas”125 os silos tipo olla, además de encontrarse, como decía anteriormente, en varias culturas africanas, nos recuerdan los cuexcomates de las culturas de Mesoamérica, como el de Cacaxtla en Tlaxcala y los realizados dentro de cavidades, en conjunto con habitaciones tipo cliffdwellings, de la cultura Mogollón a la que pertenece Paquimé, en Chihuahua, México.

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124  Vitrubio, Los diez libros de arquitectura, en www.arquitecturahoy. com, consultada el 29 de mayo de 2006. 125  Rudofsky, 1977, op. cit., p. 186.

No. 72. La Cueva de la Olla.

Es la evidenciada forma la que da nombre precisamente al sitio conocido como Cueva de la Olla, donde se encontró un granero de estructura redonda junto a siete habitaciones: “Era un granero de enorme tamaño (2.5 m. de diámetro x 3.55 m. de alto) con una forma que se asemeja a una vasija [invertida]. Hay graneros semejantes en otras cuevas de la Sierra Madre Occidental, en el mismo estado de Chihuahua. La Cueva de la Olla corresponde a una fase de ocupación de la cultura Paquimé, conocida como Perros Bravos que abarca entre los años 950 y el 1060 d.C”.126 Se cree que fue abandonada por sus habitantes en el 1340 d.C. y que su granero tenía una capacidad de almacenaje para alimentar a 30 individuos por lo menos durante 170 días.127 La técnica constructiva utilizada por estas culturas para sus habitaciones es a base de barro combinado con paja, la cual se aplicó del mismo modo para la enorme olla. La forma circular se logró conseguir con paja seca enrollada y luego cubierta con arcilla, para luego ser finalizada la estructura “con un enlucido rojo y negro con diseños que invocaban la protección de la alimentación y subsistencia”.128 En la parte superior se encuentra una abertura circular de 80 cm la cual tal vez se tapaba con palma y carrizo. En sus curveadas paredes hay una serie de

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4.0

126  Arturo Guevara Sanchez, Miniguía del INAH, en www.cnca.gov. mx, consultada el 29 de mayo de 2006. 127  Idem. 128  Olga Cano Díaz, www.arqueomex.com, consultada el 29 de mayo de 2006.

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Los silos de Santa Mónica, Zacatecas

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4.0 No. 73. La preponderante “Olla”.

perforaciones para introducir o alcanzar el grano y para generar la ventilación. Junto con el maíz se conservaban semillas de amaranto, epazote, sotol, guaje y posiblemente algunas más.129

No. 74. Los silos con forma cónica. 129  Idem.

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on otra forma geométrica, en este caso la cónica, se resolvió la misma necesidad de guardar el maíz en la antigua Hacienda de San Juan de Trancoso, lo que ha derivado en denominar a los silos de ese lugar, como los “conos”. Durante mucho tiempo le han dado una interesante fisonomía al paisaje rural de Santa Mónica, localidad situada a 20 km al sur de la ciudad de Zacatecas, México. Tan llamativo es el perfil de estos graneros que atrajo la atención del pintor mexicano Francisco Goitia, quien los plasmó en algunos de sus cuadros y además, en 1946, vivió en uno de ellos cuando ya estaban olvidados.130 Construidos en 1835 para guardar trigo y sorgo, se ocuparon hasta principios del siglo XX, transcurriendo su existencia luego como hotel en los años cincuenta, para finalizar habitados como viviendas por campesinos ejidatarios de Santa Mónica. El más reciente capítulo de su historia se está escribiendo apenas, al quedar resuelto el litigio que su último dueño ganó en el mes de julio de 2006. Su destino ahora es incierto, puesto que los actuales moradores serán desalojados y el empresario que

No. 75. Lo vernáculo como patrimonio. 130  México Desconocido, 253, marzo de 1998.

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hoy ostenta su posesión quizá tenga pretensiones de crear un desarrollo turístico como antaño. El anterior hotel adaptado en los silos de Santa Mónica fue un ejemplo del cambio de destino al que se enfrentan las obras vernáculas, que por un lado es una opción viable para su conservación y por otro, es un arma de doble filo al no hacerse la adecuación de manera sensible y profesional, lo que ocurrió en la segunda etapa a dicho hotel, cuando el dueño anterior perdió su posesión debido a los cambios totales que pretendía realizar en los silos de Santa Mónica.



V

Los hórreos asturianos

olviendo al Viejo Mundo y a los hórreos, cabe en este espacio una pequeña descripción tanto del sistema constructivo como de los elementos más característicos de estas estructuras que hicieron posible las actividades rurales de Asturias. Sobre los depósitos de gramíneas en ese lugar se sabe que su existencia es muy numerosa, según la zona donde se localicen: “No hay menos de 20,000 de estas construcciones, y debido a las condiciones climáticas sigue siendo de gran utilidad para preservar la cosecha de la humedad. En ellos se guardan también frutas y hortalizas, los productos de la matanza y diversos aperos agrícolas”.131 La particular distinción de ellos es que pueden desmontarse para trasladarse de un lugar a otro. No son necesariamente una arquitectura móvil, pero en caso necesario se desensamblan con relativa facilidad, por lo tanto se hacían y siguen haciendo de madera en una forma muy artesanal. 131  www.netcom.atodavela.com, consultada el 30 de mayo de 2006.

No. 76. Espigueiros en Portugal. No. 77. Hórreo asturiano.

“El hórreo asturiano está formado por el granero, cuya base está constituida por cuatro grandes vigas llamadas trabes, ensambladas entre sí”. Por encima de las trabes se colocan las pontas, tablas que forman el suelo. Posteriormente se colocan las colondras, las cuales son tablones anchos que formarán las paredes, sujetados en la parte inferior a las trabes y en la parte de arriba conectados con los linos. Éstos, a su vez, son las tablas que soportan la techumbre. “Las tocas son unas vigas transversales que van de lino a lino. Los pilares sobre los que se apoya el cuerpo del hórreo se llaman pegollos. La pieza de piedra que se encuentra entre el pegoyo (o pegollo) y el cuerpo del granero se llama muela o pegollera, y sirve para evitar que los roedores suban por él. Cuando el hórreo es rectangular, sostenido por seis pegollos, se llama ‘panera’”.132

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4.0

Los espigueiros de Portugal

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encionaba ya con anterioridad que estos graneros resultan emparentados con los de Galicia, como efecto de la transculturación dada en la zona fronteriza entre esta provincia española y el norte de Portugal, de donde son originales los espigueiros. Dicha 132  Idem.

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frontera tiene orígenes celtas y se les considera a sus habitantes cierto parentesco con los gallegos. La región, al norte de Portugal, es conocida como Minho, en ella se encuentra gran cantidad de espigueiros perfectamente conservados. La piedra granítica es el material preponderante, la cual se trabaja con exactitud para realizar todos los elementos típicos de los graneros elevados: los pilares, el capitel contra los animales roedores, las paredes con sus orificios de ventilación, las dos vertientes del techo y finalmente las cruces que los ornamentan y los sacralizan. Lo que se conoce como el conjunto de Lindoso es el más grande; con 53 estructuras que descansan en los linderos bajos de un castillo, el cual parece proteger al impresionante grupo. Otro sitio, Soajo, aunque con menos cantidad pero en mejor estado de conservación, debe su fama a 25 espigueiros.133

sa, pero fundamental para el desarrollo de la sociedad egipcia de antaño: sus graneros. Sabemos ya que este género de la arquitectura es parte de la vida rural en nuestros tiempos y de igual forma se conoce que fue muy importante para asegurar el abasto de los pueblos antiguos. En Egipto no sólo se guardaban los excedentes de cosechas para la alimentación de la gente, sino al mismo tiempo se conservaban para asegurar las ofrendas. Se han encontrado rastros de graneros particulares en casas y otros de tipo comunal en templos y fortalezas presentando

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4.0 No. 79. Silos excavados en actividades arqueológicas.

No. 78. La etnia africana de los Dogón, también hace extraordinarios graneros.

Los graneros del antiguo Egipto

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onocemos de la gran cultura egipcia los monumentales ejemplos de templos y palacios, sus majestuosas esculturas y las impresionantes tumbas, pero poco o nulo conocimiento se tiene sobre la obra menos glamoro133  http://archilibre.org, consultada el 5 de junio de 2006.

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variantes de acuerdo al periodo en que hayan sido construidos. “Los graneros más antiguos que se conocen consisten en una estructura cónica con una abertura en su parte superior: estaban hechos de leña seca y, en ocasiones, forrados con adobe y argamasa. En función de su altura, los mayores gozaban de una escalera para acceder a la parte más alta. Hay también graneros cuadrados de techo plano, con cinco agujeros en la parte más alta a través de los cuales se introducía el grano para ser posteriormente sellados.”134 134  T. Soria Trastoy, en www.egiptomania.com, consultada el 5 de junio de 2006.

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No. 80. Vista de la bóveda de los graneros. No. 81. Abertura en su parte superior.

Como ejemplo de lo anteriormente descrito se encuentran los graneros del Ramesseum (el Templo de Ramsés II en la orilla occidental de Luxor -Sheikh Abd el-Qurna-). Dichos silos colocados en filas, fueron realizados de adobe y, como se mencionó, con un agujero practicado en el segmento más alto de la bóveda con que eran techados.135

Palomares La única casa presentable construida por el hombre para un animal, es el palomar. Bernard Rudofsky

No. 82. Ejemplo de un palomar. 135  Idem.

Es de nuevo en el Medio Oriente donde se encuentran los mejores ejemplos de estas obras vernáculas, que aunque no están destinadas para alojar humanos, sí les son de gran utilidad para su economía. Tal vez sea esa razón económica la que provoca el trato señorial que se les da a los palomares en Egipto, en Persia, Afganistán y Turquía, ya que en esos lugares la cría de palomas tiene como finalidad principal la recolección del excremento para utilizarlo como abono. Por tanto, podemos entender la magnificencia y la escala tan importante que se les confiere a tales construcciones. Nos dice Rudofsky que el tratamiento estético con el que son ornamentados los palomares egipcios supera el de las casas mismas: “En Egipto el estiércol de paloma era y es la base de la agricultura del país. A cambio de sus servicios, se proporcionan a las aves verdaderas mansiones que, arquitectónicamente hablando, están bastante por encima de las viviendas humanas”.136 Ahora bien, como obra vernácula, los palomares son una muestra más del ingenio de sus constructores, y al igual que otras edificaciones rurales, se erigen con los materiales encontrados a la mano y de muy diversos diseños. No hay un común denominador para la apariencia de dichas obras, sólo la presencia del espacio propio para la anidación de la paloma se podría considerar como elemento unificador de todos los estilos. En ciertos sitios se realizan simplemente huecos o aberturas en las paredes, en otros son nichos practicados en alguna parte del edificio. En cambio, las formas exteriores varían con mayor amplitud. En Persia, la actual Irán, se realizaban profusamente. Hay datos que hablan de 3,000 palomares que rodeaban la ciudad de Isfahan, de los cuales quedan algunos ejemplos que se confun-

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4.0

136  Rudofsky, 1977, op. cit., p. 82.

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den con alguna antigua fortificación.137 Estas torres construidas de ladrillo de barro, yeso y lime plaster podían variar desde 15 a 25 metros de diámetro y con frecuencia alcanzaban alturas de 20 metros o más. Fueron construidas con el propósito de recolectar el estiércol de la paloma y en la actualidad hay más de 100 de estas torres palomares en la provincia de Isfahan.138 Al escribir de manera escueta los criaderos de palomas de estas regiones podríamos decir que consisten algunos de ellos en unas torres cilíndricas, con torrecillas de menor tamaño sobresaliendo en la parte superior. El interior contiene pequeños compartimientos que semejan las celdas de un panal, en donde pueden anidar las palomas. El guano acumulado es recogido una vez al año y se utiliza como fertilizante en los campos. Asimismo la construcción de palomares es una tradición muy extendida en otras partes del mundo, no sólo como apoyo a la agricultura, sino también para la cría de palomas mensajeras o para aprovecharlas como alimento. La costumbre provocó en tiempos no muy lejanos que en varias naciones europeas se tuviera que regular por medio de reglamentos la posesión de estas obras rurales, siendo Francia y España dos países donde se alcanzaron las medidas más estrictas para la construcción de palomares. Como una muestra del extendido uso nos encontramos que en León y Castilla aparecen por todo el territorio especialmente en las regiones dedicadas al cultivo del cereal. “Estas construcciones vinculadas a la economía familiar, tenían como finalidad, la cría de pichones. Un ave que ha formado parte de los hábitos alimentarios del pasado”.139

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4.0

137  www.palomardelaberna.com, consultada el 10 de junio de 2006. 138  www.iranpix.com, consultada el 10 de junio de 2006. 139  www.turismocastillayleon.com, consultada el 10 de junio de 2006.

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Los palomares de esa área se construyen con los materiales más próximos y su diseño se integra al conjunto de la arquitectura también vernácula del entorno. Resaltan de la pluralidad de construcciones populares por su versatilidad y por su extraordinaria variedad, “adoptando formas que van desde las circulares, con techumbres de teja, a varias aguas, rectangulares, cuadradas o troncocónicas. El interior de los palomares se compone de paredes agujereadas, que hacen las veces de nichos para albergar a los pichones y para que aniden las palomas”.140 Estos inmuebles de la arquitectura doméstica de España tenían la particularidad de simbolizar un estatus económico alto, ya que sólo las familias más acomodadas podían darse el lujo de considerarlos partes de sus hogares. Hoy, al igual que los molinos y los graneros se les ha incorporado a nuevas propuestas de uso. Al presente algunos se siguen utilizando y otros se han integrado al mercado turístico en forma de museos.141

140  Idem. 141  Idem.

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Corolario:

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una nota sobre arquitectura con arquitectos

nalización francesa— escribió un libro al que tituló La arquitectura móvil. Hacia una ciudad concebida por sus habitantes, en donde discurre sobre la edificación realizada por manos comunes, acostumbradas a esa tarea. Desde aquel entonces, la propuesta para sus colegas era que el beneficiario participara en la arquitectura con mayor ingerencia, que influyera sobre la composición —de los espacios habitables—, el sentido común de los que van a vivir en ellos, en fin, propugnaba por una participación más libre del usuario y sobre todo más individualizada. Al respecto, comentan Wender y García Navarro:

l interés que provoca la arquitectura vernácula en el medio profesional no es nuevo ni actual. Arquitectos connotados y de fama internacional han abrevado, una y otra vez, en las fuentes de una producción arquitectónica sencilla y simple en algunos casos, pero auténtica y significativa por lo que representa, para abstraer su esencia y de alguna manera (aunque sutil) evocarla, revalidarla. “En otro tiempo nos dice Rubio Masa, los estudios sobre arquitectura sólo se ocupaban de los edificios construidos por y para las clases privilegiadas: lo edificado por el hombre común para su vivienda era ignorado, como lo era ese mismo hombre en aquella historiografía”. Sin embargo, esta postura ha empezado a transformarse con la difusión de teorías sociológicas y una nueva perspectiva en la antropología aplicada, las cuales incluyen al hombre común como personaje central de toda la historia. Después continúa: “Esta transformación del pensamiento lleva al estudio del hombre en relación con su dimensión más elemental: el hábitat, entendido éste como un ‘espacio existencial’ concretizado en un ‘espacio arquitectónico’ del que la casa es su manifestación más evidente”.142 Y vuelvo a enfatizar: esa revalidación no es reciente. Por ejemplo, ya desde 1958, Yona Friedman —destacado arquitecto de origen húngaro y nacio-

Para Yona Friedman, asimismo, es importante desmitificar el quehacer de la disciplina con el fin de dejarla al alcance de la gente común: “Excepto en los libros científicos, o en los capítulos científicos de sus demás libros, Friedman escribe para un lector no experto... Es el pie de los manuales de arquitecto, mediante los cuales ha querido bajar la arquitectura del pedestal de la forma, de la constricción del objeto, para ponerla al alcance del habitante: la arquitectura como uso”.144 Además, defiende con ahínco las aportaciones no profesionales, las de los no-arquitectos, propone que éstos participen contribuyendo de con-

142  Juan Carlos Rubio Masa, “Arquitectura Popular de Extremadura”, Cuadernos Populares no. 8 Dirección General de Acción Cultural, Junta de Extremadura, Extremadura. 1ª. Ed. Nov. 1985.

143  Wender, Rodrigo y Santiago Garcia Navarro. www.rojas.uba.ar, consultada el 15 de junio de 2006. 144  Ídem.

Dice Friedman que el arquitecto [al hacer] arquitectura para el usuario medio, la está haciendo para un ser que no existe. El usuario medio no existe. Es una pura abstracción. Es un promedio. Y a veces ni siquiera es un promedio, sino una figura imaginada. Por eso quiere poner el eje en la arquitectura como autoplanificación, como autoconstrucción, autodeterminación.143

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tinuo “a la textura visual urbana, [y sugiere] la idea de una arquitectura autóctona como modelo de edificación urbana”.145 Es con La arquitectura móvil en 1958, justo en medio del movimiento moderno, cuando este arquitecto plantea considerar la arquitectura ya no como producción del espacio sino pasar hacia la arquitectura como uso de espacio, de la arquitectura del planificador urbano a la arquitectura diseñada por el habitante de la vida diaria. Y para dar ese paso será necesario primero rescatar, a partir del conocimiento, las tradicionales formas de habitar de ese usuario cotidiano. Por último, con arquitectura móvil, Friedman se refiere a la capacidad de apropiamiento, por parte del usuario, del espacio que habita. Para él, movilidad es entonces, sobre todo, autodeterminación. No se refiere la movilidad a una transportabilidad sino a la posibilidad de determinar los usos de los espacios concretos. No obstante, es importante agregar que Friedman sí ensayó modelos de arquitectura transportable para comunidades africanas con interesantes propuestas. Al igual que Friedman décadas atrás, otro profesional de la arquitectura, Amos Rapoport, desde 1969 con su libro Vivienda y cultura —de título original House, Form and Culture— analiza con amplitud la gama de variantes y constantes que influyen sobre la forma especialmente de la vivienda, para lo cual estudia una gran cantidad de producciones arquitectónicas de culturas diversas de todo el mundo. En el primer capítulo, cuando se refiere a los “motivos del estudio”, plantea que al estudiar la arquitectura vernácula estamos ocupándonos de un aspecto de la historia del entorno edificado —si tomamos la historia de manera que signifique un interés por la evidencia 145  www.unav.es/arquitectura, consultado el 8 de julio de 2006.

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del pasado—... El supuesto, detrás de cualquier enfoque histórico, es que se puede aprender del pasado; que el estudio del pasado tiene un valor filosófico y nos hace conocer además la complejidad de las cosas. También puede aclarar los elementos constantes y los que cambian.146 Y explica que para estudiar las viviendas vernáculas tanto de sociedades primitivas, antiguas y actuales, como de sociedades preindustriales, la ausencia de cambios es una de las principales características de estas edificaciones debido a su naturaleza tradicional, “de aquí que no podamos adoptar una ruptura repentina con todo lo que ya ha sucedido ni asumir que nosotros y nuestros problemas son tan diferentes que el pasado no tiene nada que enseñarnos”.147 Conjuntamente, resalta con su discurso la importancia de considerar la singularidad como elemento notorio de las obras vernáculas convocándonos a la reflexión de nuestro propio quehacer en la disciplina: “Viendo otras maneras de hacer las cosas, seremos conscientes de que hay otras [además de las propias]... y de que nuestros valores ni son los únicos ni son los normales [en sentido de norma]. El ver otros métodos nos ayuda a descubrir lo peculiar del nuestro”.148 Uno más de los grandes de la arquitectura, Mies van der Rohe, habla de la casa popular en un texto poco conocido pero de gran valor significativo: En su forma más simple la arquitectura está enraizada en consideraciones enteramente funcionales, que a su vez pueden elevarse hasta las altas esferas de la existencia espiritual, hasta alcanzar la región 146  Amos Rapoport, Vivienda y cultura. Gustavo Gili, Barcelona, 1972, p. 23. 147  Idem. 148  Ibid., p. 25.

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o el dominio del más puro arte… Por lo tanto, conduzcamos a nuestros alumnos por la ruta de la disciplina de los materiales, a través de la función, hacia el trabajo creativo. Conduzcámoslos al mundo sano de los métodos constructivos de la arquitectura anónima, en la que había una razón en cada golpe del hacha y expresión en cada bocado del cincel. ¿Dónde puede encontrarse mayor claridad estructural que en un edificio antiguo de madera? ¿En qué otra parte podemos encontrar tal unidad de material, construcción y forma? En estos edificios está almacenada la sabiduría de toda una generación. ¡Qué sentimientos por el material y qué poder de expresión hay en ellos! Lo mismo que con los edificios de piedra: ¡qué sentir natural expresan! ¡Qué comprensión clara del material! ¡Con qué seguridad están ensamblados! ¡Qué sentido tienen de dónde debe y dónde no debe ser empleada la piedra! ¿Dónde podemos encontrar una estructura más rica? ¿Qué mejores ejemplos puede haber para los jóvenes arquitectos? ¿Dónde pueden aprender mejor el oficio, que de estos maestros anónimos?149

interesante y efectiva las raíces que nos representan y la oferta tecnológica de nuestro mundo contemporáneo. Eladio Dieste, Ramón Gutiérrez, Marcelo Martín, Carlos Mijares, Alberto Petrina, Eduardo Sacriste, Carlos González Lobo, Alfonso Ramírez Ponce, entre otros que no menciono porque la lista es larga, son modelo a seguir en sus planteamientos teóricos y obras constructivas. Ahora bien, no podemos aguardar hasta que los arquitectos prestigiados vuelvan sus miradas hacia una arquitectura por demás válida, para que por medio de su visión entonces se le conceda la importancia que merece y elevarla de nivel. El rol de corresponsabilidad en todo caso es para los que de una manera u otra nos relacionamos con la disciplina; nuestra contribución, aunque sea modesta, es crucial para la construcción de una comunidad que nos pertenece a todos. Por lo tanto, aceptemos el reto.

Si no es reciente la inquietud de los grandes arquitectos mostrada hacia las obras edificadas de los maestros anónimos, ¿qué nos falta ahora, en los albores del siglo XXI, para retomar este interés? Los conocidos profesionistas mencionados son apenas un esbozo del gran conjunto que se ha inclinado por lo vernáculo encaminando su quehacer hacia la integración de tradicionales métodos constructivos, dándole una nueva dimensión al uso de materiales locales. América Latina en particular es escenario de obras originales donde se han combinado de manera 149  Apud Eduardo Sacriste, Casas y templos. Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1990, p. 125.

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¿

Conclusión

Cómo se puede concluir un tema ya de suyo difícil de tratar? ¿Un asunto tan amplio como la cotidianeidad del ser humano? ¿Tan extenso como las obras que día a día erigen los seres humanos de todas las culturas? Como principio podemos intentar hacerlo enfatizando la dificultad de acotar el tema por medio de un concepto, dificultad aún mayor a través de una definición. Queden pues abiertos uno y otra —el concepto y la definición— para abundar sobre ellos en medida que se estudie a profundidad la arquitectura vernácula. Cuando esta forma de edificar se estudie a fondo se podrán incluir otros parámetros para medirla, entre ellos, el de la habitabilidad, lo que daría otra dimensión al significado de lo vernáculo. Insisto: es necesario teorizar para construir una plataforma fidedigna sobre la cual se apoyen estudios de campo sobre las obras nativas. Plataforma que tome en cuenta la asociación que existe entre la edificación popular y la identidad de un pueblo, la memoria colectiva, los valores tradicionales que hacen posible un lugar, etcétera, pero de manera auténtica, porque de lo contrario se corre el riesgo de convertirla en folclore, en el sentido peyorativo del término. El peligro de idealizarla debe estar continuamente sopesado, puesto que la arquitectura vernácula tampoco es la panacea que curará todos los males, más bien su papel podrá ser la de un paliativo para la economía general de una sociedad cualquiera. Desglosada en aspectos varios, tal economía podría fortalecerse a través de recursos turísticos, abaratamiento de la vivienda, mayor aporte a la calidad de los espacios o eficiencia en los requerimientos de sus usuarios, escenarios que de ser resueltos con eficacia podrían

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Conclusión

convertirse en atenuantes para la castigada vida de algunas culturas o grupos sociales. Para eso, habrá que replantear las formas de abordar, de usar o hasta simplemente de cómo dirigimos nuestra mirada hacia la arquitectura representativa de modos de vida comunes, con vistas a incluirla como patrimonio junto a las grandes obras arquitectónicas académicas, como el fiel de la balanza que le dará escala y contexto a esa arquitectura formal. La “otra” arquitectura se hace necesaria cada vez más para darle al hombre la sensación y el logro de recuperar un lugar propio que ha perdido ante la globalización acelerada de nuestros días. La finalidad prioritaria de esta recopilación documental fue presentar un panorama. La contemplación del panorama precede al análisis razonado que se quiera hacer de algo para luego proceder al detalle. La analogía vale para dejar abierto que, luego de dominar una parte del paisaje vernacular construido, tratemos de acercarnos a él por medio de estudios específicos; quizá regionales, tal vez locales, para descubrir lo que la construcción vernácula nos ofrece. Esta investigación cumplirá su propósito si ha contribuido a crear la conciencia necesaria para que, en especial los que se preparan a fungir como arquitectos —y los que ya lo son— inicien con interés un acercamiento hacia ella, pues si rescatamos lo que la arquitectura vernácula nos puede dar, estaremos en condición de humanizar una arquitectura profesional que está en riesgo de no satisfacer las necesidades existenciales —conjuntamente con las primarias—, por estar desacertadamente tecnificada.

Teresa de Jesús Estrada Lozano

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Créditos de imágenes • • •

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No. 1. Casas uniformes e impersonales No. 2. Antiquísimos cliff dwellings en el suroeste de Estados Unidos. Fotografía: Alejandra Carrillo Estrada No. 3. Habitaciones troglodíticas en Valle de Goreme. Retoque digital basado en: http:// www.turkeyontheweb.com/images/programs/ Goreme_Valley.jpg No. 4 y 5. Habitaciones troglodíticas y su corte esquemático. Ilustración: María Romero. http:// www.anadol.com/goreme1.jpg No. 6. Exterior de casa subterránea en China. Retoque digital basado en: www.spokane.wsu.edu/ academic/design/images/yaodont2_lg.jpg No. 7 y 8. El frente e interior de una casa subterránea en China. Ilustración: María Romero. http://www.atlasmagazine.com/photo/laude6/ shanxi2.html No. 9 y 10. I Sassi di Matera en el sur de Italia. Ilustración: María Romero. http://www.schaetze-der-welt.de/denkmaeler/297/aufmacher.jpg No. 11. Vista exterior de casa subterránea de Se-

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nosiain. Ilustración: María Romero. Senosiain Aguilar, Javier. Bio arquitectura. Limusa, 1998. No. 12. Vista interior de casa subterránea de Senosiain. Ilustración: María Romero. Ibid. No. 13. Izq. Otra vista del interior de casa subterránea de Senosiain. Ilustración: María Romero. Ibid. No. 14. Las impresionantes tierras pantanosas y las construcciones sobre ellas. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus. www.arch.mcgill.ca/ prof/schoenauer/arch528/lect02 No. 15. El interior de una ‘guesthouse’. Retoque digital basado en: http://www.arch.mcgill.ca/ prof/schoenauer/arch528/lect02/n02.htm No. 16. Las ‘columnas’ arqueadas de un ‘mudhif ’. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus. http:// www.edenagain.org/photogal9.html No. 17. Isla flotante de los Uros. Retoque digital basado en: www.pelt.org/uros.htm No. 18. Aquí se aprecia el carrizo localmente llamado ‘Totora’. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus. www.pelt.org/uros.htm No. 19. Barcazas convertidas en viviendas en Shanghai. http://imagesource.allposters. com:80/images/NGSPOD02/102909.jpg No. 20. Habitaciones flotantes adyacentes a la zona urbana. http://www.cis.umassd.edu/~gleung/journeyfo/wfold06/7212chinaW09s.jpg No. 21. Casas flotantes de Ámsterdam. Retoque digital basado en: http://static.flickr. com/41/114746987_054 ede9ef5_m.jpg No. 22. Casas flotantes del Lago Dal de Srinagar. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus. www. ruta-imperios.com/espana/Cronicas/cro51.htm No. 23. Izq. ‘Shikaras’ multicolores. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus. www.ruta-imperios. com/espana/Cronicas/cro51.htm Créditos de imágenes

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No. 24. Der. Al fondo casas flotantes. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus. Idem. No. 25 y No. 26. ‘Green Paradise’, vista exterior y detalle. Retoque digital basado en: www.rutaimperios.com/espana/Cronicas/cro51.htm No. 27. Chinampa azteca. Retoque digital basado en: http://www.latinamericanstudies.org/ aztecs/chinampa.gif No. 28. Representación hipotética de México Tenochtitlán. Retoque digital basado en: http:// maryourmother.net/Mexica.jpeg No. 29. Calle abovedada del bazar en Isfahan. Retoque digital basado en: www.geocities.com/Pentagon/Base/1406/Pictures/more/bazaar2.jpg No. 30. Izq. La bella Ia en Santorini. Fotografía: Teresa Estrada Lozano No. 31. Der. Los techos curvilíneos de los Trulli. Fotografía: Teresa Estrada Lozano No. 32. Izq. Prototipo del falso arco maya. Fotografía: Teresa Estrada Lozano No. 33. Der. El palacio del gobernador en Uxmal. Fotografía: Teresa Estrada Lozano No. 34 El material con el que se construye un trullo. Fotografía: Alejandra Carrillo Estrada No. 35 Enigmáticas y redondas estructuras de Alberobello. Fotografía: Alejandra Carrillo Estrada No. 36 Signos y símbolos en los techos trulli. Fotografía: Alejandra Carrillo Estrada No. 37 Obra sencilla de gente común, pero auténtica. Fotografía: Alejandra Carrillo Estrada No. 38 y No. 39. Fabricación de ladrillos de adobe secados al sol. Retoque digital basado en: www.adobealliance.org. No. 40 Vista panorámica de la ciudad de adobe. Retoque digital basado en: http://www.fotoaleph.com/Colecciones/MasAllaDelAtlas/ No. 41 El “Manhattan” del desierto. Retoque diCréditos de imágenes

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gital basado en: www.flyyy.com/Espanol/ No. 42 Palacio: ex residencia del sultán. Retoque digital basado en: http://www.jorgetutor.com/ yemen/ No. 43 Una ‘kasba’ típica construida de adobe. Ilustración: Luis Robles de León. http://www. fotoaleph.com/Colecciones/MasAllaDelAtlas/ No. 44 Torre de una ‘kasba’. Ilustración: Luis Robles de León. http://www.fotoaleph.com/Colecciones/MasAllaDelAtlas/ No. 45 Fachada de un ‘ksar’ típico. Retoque digital basado en: http://www.fotoaleph.com/Colecciones/MasAllaDelAtlas/ No. 46 Muralla que fortifica un ‘ksar’. Retoque digital basado en: http://www.fotoaleph.com/ Colecciones/MasAllaDelAtlas/ No. 47 Arquitectura fortificada del Yemen. Retoque digital: Raúl Alvarado basado en: www. yemen.jp/tourism.html No. 48 Impresionante ejemplo de casa-fortaleza. Retoque digital: Raúl Alvarado basado en: http://www.outtraveler.com/images/mags/10/ souvenir.jpg No. 49 Población donde se ve el carácter defensivo de esta arquitectura. Retoque digital: Raúl Alvarado basado en: http://www.woophy.com/ images/org/15258.jpg No. 50 Casa típica de los nómadas. Retoque digital basado en: www.travelhistory.org/siberia/ travelers/bholmes/chapter13/129yurtas.jpg No. 51 Armando una Yurta. Retoque digital basado en: http://www.arch.mcgill.ca/prof/schoenauer/arch528/lect02/n02.htm No. 52. Colorido interior de una Yurta. Retoque digital basado en: http://news b b c .c o.u k / m w d i a / i m a g e s / 3 9 2 7 2 0 0 0 / jpg/_39272737_030713siberia 300o

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No. 53 Orificio para iluminación y ventilación del interior. Dibujo digital: Alejandra Carrillo No. 54 Las ‘Yurtas’ son de madera, revestidas de cuero. Retoque digital: Alejandra Carrillo. Basado en: www.svetlanasbrides.com/kyrgyzstan/ yurta/yurta.htm No. 55 Los hombres azules del desierto. Retoque digital: Alejandra Carrillo. Basado en: www.lasonrisalibre.com/…/etnias/tuareg.htm No. 56 Carpa o tienda tuareg. Retoque digital: Alejandra Carrillo. Basado en: http://www.hobotraveler.com/184nigerafrica2005/00475.jpg No. 57. Armar la yurta es tarea femenina entre los tuareg. Retoque digital basado en: http:// www.arch.mcgill.ca/prof/schoenauer/arch528/ lect02/n02.htm No. 58 y No. 59. Tienda revestida por esteras tejidas con tallos de mijo. Retoque digital basado en: http://www.hobotraveler.com/184nigerafrica No. 60. Interior de una tienda de los tuareg. Retoque digital basado en: http://atschool.eduweb. co.uk/spritesjun.suffolk/27%20Inside%20Tuareg%20Tent.jpg No. 61. Los nómadas en Colombia. Retoque digital: Alejandra Carrillo No. 62. Acceso a una casa ibicenca. Retoque digital: Raúl Alvarado basado en: www.architectureweek.com/2005/1214/images/12900_image_8.150.jpg No. 63. Formas geométricas simples de la típica casa. Retoque digital: Raúl Alvarado basado en: Idem. No. 64. Foto nocturna de los molinos de Mykonos, Grecia. Fotografía: Alejandra Carrillo E. No. 65. Los molinos de Mykonos, Grecia, al este de la bella isla. Retoque digital basado en: www. flyyy.com/Espanol/send.p/?card_id=17010

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No. 66. Ejemplos de molinos manchegos. Ilustración: Alfredo Martínez Pineda. Basado en: www. flyyy.com/Espanol/send.p/?card_id=17010 No. 67. Ejemplo de molinos de agua en España. Ilustración: Alfredo Martínez Pineda. Basado en: http://www.casonasasturianas.com/img/ppMarcoF2.jpg No. 68. Exterior de una típica palloza. Retoque digital basado en: www.turismocstillayleon.com No. 69. El interior de una palloza, restaurante actual. Retoque digital: Raúl Alvarado basado en: www.turismocstillayleon.com No. 70. Ilustración descriptiva del interior de una palloza. Retoque digital: Raúl Alvarado basado en www.turismocstillayleon.com No. 71. Cuexcomatl actual. Ilustración: Gilberto Meraz Hernández. Basado en: www.arte-culturamorelos.com/quienes/foto-cuexcomate.jpg No. 72. La Cueva de la Olla. Retoque digital basado en: http://www.cnca.gob.mx/cnca/inah/ zonarq/images/cuolla1.gif No. 73. La preponderante “Olla”. Retoque digital basado en: www.haciendasandiego.net No. 74. Los silos con forma cónica. Retoque digital: Raúl Alvarado basado en: http://www. mexicodesconocido.com.mx /Fotos por: Nicolás Triedo No. 75. Lo vernáculo como patrimonio. Retoque digital: Raúl Alvarado basado en: http://www. mexicodesconocido.com.mx /Fotos por: Nicolás Triedo No. 76 Espigueiros en Portugal. Ilustración: Gilberto Meraz Hernández. http://archilibre.org/ ENG/tradition No. 77. Hórreo asturiano. Ilustración: Gilberto Meraz Hernández. http://archilibre.org/ENG/ tradition Créditos de imágenes

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No. 78. La etnia africana de los Dogón, también hace extraordinarios graneros. Ilustración: Gilberto Meraz Hernández. www.fullpassport.com/ Trip2001/images11 No. 79. Silos excavados en actividades arqueológicas. Retoque digital basado en: http://www. theconnection.org/photogallery/egypt/default. asp?counter=27 No. 80. Vista de la bóveda de los graneros. Retoque digital basado en: http://egiptomania.com/ vidacotidiana/cereal.htm No. 81. Abertura en su parte superior. Retoque digital basado en: http://egiptomania.com/vidacotidiana/cereal.htm No. 82. Ejemplo de un palomar. Retoque digital basado en: www.turismocastillayleon.com

Créditos de imágenes

AnE x OS

Habitaciones troglodíticas en Valle de Goreme.

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Habitaciones troglodíticas y su corte esquemático. Ilustración: María Romero

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El frente e interior de una casa subterránea en China. Ilustración: María Romero

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I Sassi di Matera en el sur de Italia. Ilustración: María Romero

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Vista interior y exterior de casa subterránea de Senosiain. Ilustración: María Romero

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Las impresionantes tierras pantanosas y las construcciones sobre ellas. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus

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Las ‘columnas’ arqueadas de un ‘mudhif ’. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus

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Aquí se aprecia el carrizo localmente llamado ‘Totora’. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus

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Casas flotantes del Lago Dal de Srinagar. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus

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‘Shikaras’ multicolores. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus

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Al fondo casas flotantes. Ilustración: Juan Felipe Márquez Lemus

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Una ‘kasba’ típica construida de adobe. Ilustración: Luis Robles de León

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Torre de una ‘kasba’. Ilustración: Luis Robles de León

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Arquitectura fortificada del Yemen. Retoque digital: Raúl Alvarado

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Impresionante ejemplo de casafortaleza. Retoque digital: Raúl Alvarado

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Casa típica de los nómadas.

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Ejemplos de molinos manchegos. Ilustración: Alfredo Martínez Pineda

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Ejemplo de molinos de agua en España. Ilustración: Alfredo Martínez Pineda

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Cuexcomatl actual. Ilustración: Gilberto Meraz Hernández

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Espigueiros en Portugal. Ilustración: Gilberto Meraz Hernández

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Hórreo asturiano. Ilustración: Gilberto Meraz Hernández

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La etnia africana de los Dogón, también hace extraordinarios graneros. Ilustración: Gilberto Meraz Hernández

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Habitación rarámuri hecha con el material local en las Barrancas del Cobre, Chihuahua, México. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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Muestra de un entorno armónico es la arquitectura en la Isla de Mykonos, Grecia. Fotografía: Julián Antonio Carrillo

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La bóveda apuntada es un ejemplo más del dominio constructivo de los edificadores mayas. Uxmal, México. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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Es de admirar la forma en que ciertos constructores vernáculos se adaptan al sitio. Ex hacienda de San Diego, Chihuahua, México. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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El adobe es uno de los materiales de construcción de mayor uso en el mundo. Casa vernácula en Parral, Chihuahua, México. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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Otra muestra del uso de la tierra como material en una casa antigua que está próxima a ser derrumbada. Santa Teresa, Nuevo México, E.U.A. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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Auténticas edificaciones populares que perduran con orgullo. Chinchero en el Cuzco, Perú. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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En ocasiones el impacto positivo de lo vernáculo, se refleja en la obra del profesional de la arquitectura. Casa-hotel de adobe en Chinchero, Perú. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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Es admirable la lograda comunión entre lo auto-construido y el entorno natural. Ollantaytambo, Perú. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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Arquitectura anónima que combina sus raíces incas con la obra de época española. Ollantaytambo, Perú. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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…y en el norte de México, la muestra de habitaciones de tierra que tenían hasta cinco pisos… Ruinas de Paquimé, Chihuahua, México. Fotografía: Teresa Estrada Lozano

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