Araucania Pasado Presente - Dillehay

1 TOM D. DILLEHAY PRESENTE Y PASADO I i PROLOGO DE CARLOS ALDUNATE parte de esta publicacibn, incluido el diseño bi

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TOM D. DILLEHAY

PRESENTE Y PASADO I

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PROLOGO DE CARLOS ALDUNATE

parte de esta publicacibn, incluido el diseño bierta, puede ser reproducida, almacenada o da en manera alguna ni por ningdn medio, ya riw, qulmico, mecánico, 6piic0, de grabaci6n copia, sin permiso previo del editor.

D. DILLEHAY

TORIAL ANDRES BELLO

do Lyon 946, Santiago de Chile

ónNo 74.107

ó de impnniir esia prirncra edición de mplares en el mes de mayo de 1990

ORES: Alfabeta

O EN CHILE 1PRINTED IN CHILE.

956-13-0747-1

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EDITORIAL ANDRES BELLO

A Don Américo Gordon. A mLF alumnos de la P o n t i . Universidad Catblica de Chile, Temuco, y de la UniversidadAustral de Chile, Valdivia.

PROLOGO

Esta obra del doctor Tom Dillehay, del departamento de Antropología, Universidad de Kentucky, contiene cinco artículos que tratan diversos aspectos de la historia cultural del centro-sur de Chile. Su publicación conjunta es de gran interés, pues los diversos temas están ligados por la unidad del escenario en que transcurrió la historia del hombre desd e sus inicios, hace ya más de diez mil años, hasta hoy. El doctor Dillehay se ha especializado en los estudios arqueológicos. Sin embargo, su sólida formación antropológica y social lo ha inducido a preocuparse también de aspectos etnológicos e incluso sociológicos, que dan a esta obra una dimensión actual, raras veces percibida e n las rigurosas y áridas investigaciones puramente prehistóricas. Desde hace ya más de quince años, el autor ha tomado directo conocimiento de la evolución cultural de los antiguos pueblos americanos, especialmente las complejas sociedades andinas, los recolectores y horticultores de los bosques lluviosos del cono sur y los primeros cazadores de estas mismas regiones. Todo ello da a esta edición un sello muy característico, que rescata la originalidad d e las adaptaciones humanas en este entorno y a la vez las integra dentro del marco general d e la prehistoria y etnología americanas. El primer artículo : "Visión actual de estudios de Araucanía prehispánica", originalmente publicado en el Boletín del Museo Nacional de Histoiia Naluml NO38 (1981), consiste en un detallado análisis crítico de la bibliografía existente sobre la prehistoria d e Chile centro-sur, desde el hombre temprano hasta el período tardío. Después d e esta adecuada introducción se incluye el estudio titulado "Observaciones y consideraciones sobre la prehistoria y la temprana época histórica d e la región centro-sur de Chile", que fuera publicado e n 1976por la Universidad Católica de Temuco en Estudios Antropolbgicos sobre los Mapuches de Chik Sur-Central. Esta obra enfatiza aspectos del patrón d e asentamiento mapuche protohistórico, utilizando argumentos etnohistóricos, arqueológicos y sobre todo etnológicos. Los interesados e n estos tópicos tendrán por fin acceso a esta información cuya publica-

INTRODUCCION

nal es inaccesible. El texto inédito 'Los complejos cerámiws s del centro-sur d e Chile" trata d e aspectos eminentemente gicos pertenecientes al estadio alfarero d e esa región. Aporación desconocida y sobre todo es d e gran interés su visión d e os culturales que allí ocurrieron, como manifestaciones muy "lo andino". En "Clasificación, uso del espacio y conocimienal e n la sociedad y cultura mapuches", Dillehay confirma su y experiencia etnológicas y el cabal conocimiento que poa sociedad. En especial, trata de sus aspectos ideológicos, an atractivos para un arqueólogo que los necesita para inevidencias materiales en estos casos e n que existe cierta conétnica y proximidad cronológica. Por último, e n 'De la mapuchel', el autor da un mensaje antropológico ysocial acerciedad mapuche contemporánea y su destino como nación. dezco la oportunidad que se me ha dado de presentar esta ondensa estudios d e un cientista social d e la calidad del docy acerca d e la prehistoria, etnología y antropología social d e grupos étnicos más importantes d e América, no obstante onocido incluso para sus propios connacionales. CARLOS ALDUNATE DEL SOLAR

Pocos hechos d e la vida humana tienen tanta importancia para la vida de las naciones como la heterogeneidad d e sus pueblos. Cuando éstos son conscientes de sus diferentes orígenes y procesos culturales, sus intereses d e grupo se ven entretejidos con la historia, la identidad étnica y los procesos y cambios culturales. En un esfuerzo por discernir la identidad cultural indígena d e Chile centro-sur, este libro.presenta cinco artículos distintos acerca de la historia y la cultura d e los mapuches y premapuches. Los trabajos incluidos en esta recopilación tienen dos aspectos, tanto e n contenido como en propósito: tres de ellos tratan d e la prehistoria del área y dos se relacionan con estudios acerca de los mapuches contemporáneos. Este tema doble refleja el tipo d e antropólogo que soy, así como el tipo de trabajo que he realizado en el área d e la Araucanía diirante los últimos once años. Si tuviera que hacerlo, me autodesignaría como antropólogo diacrónico, interesado en el estudio y la explicación d e la variabilidad y el cambio temporal y espacial e n el comportamiento y e n el pensamiento humanos, así como e n los productos culturales (tanto mentales como materiales) de tal comportamiento y pensamiento. ' Me interesa mucho también el proceso cultural y el cambio, como lo demuestra el que estudie las dimensiones tanto sincrónicas como diacrónicas de la cultura y la sociedad. Los contextos que analizo son temporales y espaciales, tanto en el pasado como en el presente, y los datos que recojo son tanto arqueológicos como etnográficos. Lo que une el pasado con el presente, y las informaciones arqueológicas con los datos etnográficos, es para mí un problema de investigación relacionado con el cambio y el proceso cultural dentro de un mismo w n texto. Este contexto, desde 1975 hasta la fecha, ha sido para mí el área araucana d e Chile centro-sur; durante este lapso he publicado diversos artículos en diferentes revistas sobre temas prehistóricos y contemporáneos del área, y tengo también varios trabajos inéditos sobre esta región. En esta publicación incluyo cinco artículos (uno de los cuales

sido publicado anteriormente) acerca del pasado y el presente d e la ltura araucana. Aun cuando n o haya temas .específicos d e investigan que relacionen estos artículos entre sí, los une el enfoque común e presentan sobre ciertos aspectos d e la historia, la religión, la ideoía, la economía y la organización política o social prearaucana o mache contemporáneas. Los tres primeros tratan d e la prehistoria d e la región. El artícutitulado "Visión actual de los estudios d e la Araucanía prehispánin, publicado anteriormente e n e l Boletín del Museo de Historia tural de Chile (1981), presenta una breve periodicidad cultural tórica y u n esquema cronológico del área cultural araucana. Este ículo trata también del conocimiento arqueológico que tenemos del a y del rumbo que deberá tomar nuestra investigación e n el futuro. segundo artículo, "Las complejas cerámicas d e Chile Centro-Sur", ine la cultura prehispánica tardía d e la zona como una cultura fortiva andina, e n interacción con una red interregional mucho más ta d e procesos culturales. El tercer artículo, "Observaciones y coneraciones sobre la prehistoria y la época histórica temprana d e la ren centro-sur", fue escrito e n 1976. Analiza e n forma detallada la anización demográfica, social, política y económica d e las culturas ucanas prehispánicas tardías, desde una perspectiva social evolutiy cultural. ecológica. Los últimos dos artículos s e refieren a aspectos contemporáneos la sociedad y la cultura mapuches. Desde 1975 h e venido trabajancon colegas y alumnos chilenos sobre las relaciones entre bienes maales, espacio ceremonial y estructura económica y social e n las emonias congregacionales d e la sociedad mapuche. Algunas excavanes d e prueba se realizaron e n campos d e nguillatíln y montículos erarios d e época prehispánica tardía o histórica temprana. Utilizanmetodología arqueológica espacial y datos provenientes de la mitoía, la ceremonias contemporáneas y la "cultura de la memoria", pecé a construir un modelo d e las dimensiones sociales, económidemográficas, ideológicas y cognitivas d e las ceremonias mapuches el uso del espacio ceremonial. Esta investigación se ha centrado también e n los orígenes y el deollo histórico del ritual mapuche. E n el artículo que lleva por nom"Espacio ceremonial, conocimiento ancestral e historia d e la iedad y la cultura mapuches" estudio las dimensiones espaciales y ntales del ritual mapuche; las relaciones ideológicas y sociales existes entre los ancestros y la población actual, y de qué manera la ideoa y el conocimiento s e utilizan e n las ceremonias para mantener la sistencia étnica y la integridad religiosa d e los mapuches.,El último

trabajo, "Un ensayo sobre la etnicidad mapuche", es más un ensayo q u e un trabajo académico formalmente documentado. Constituye un punto d e vista personal d e cómo los historiadores e investigadores, tanto del pasado como contemporáneos, han percibido a los mapuches y d e cómo estas clasificaciones han afectado, probablemente, nuestra percepción d e la etnicidad, la historia, la cultura y el cambio cultural mapuches. Al concentrar mi interés como investigador sobre estos aspectos, utilicé contextos espaciales y métodos arqueológicos para analizar la relación que existe entre el comportamiento y la percepción humanos y los materiales culturales. Así como el estudio de la lengua, que realizan los lingüistas; o el estudio del cuerpo humano que practican los antropólogos físicos; o las relaciones de parentesco, economía o política, q u e hacen los etnógrafos, permite a cada una d e estas subdisciplinas alcanzar un tipo particular de discernimiento y conocimiento d e una cultura y de una sociedad, así también el examen del comportamiento humano, d e la percepción y del uso del espacio desde la perspcctiva de la indagación y método arqueológicos, proporciona un conocimiento particular, y a menudo diferente y nuevo, d e una cultura y una sociedad. No obstante, el verdadero provecho d e mi investigación arqueológica de la sociedad y la cultura mapuches es el estudio d e la semejanza y la variabilidad espacio-temporal e n el comportamiento y la pcrcepción humanos, así como en los productos de ese comportamiento y esa percepción. Si un estudioso s e interesa por el comportamiento y la percepción y por los procesos socioculturales, ¿por qué no habrá de elegir el investigar estos temas utilizando el registro sociocultural del presente, muchísimo más rico, en lugar del registro limitado y esquivo del pasad o prehistórico? Se podría contestar inicialmente a esta pregunta señalando un interés intrínseco por el pasado. Si bien tal respuesta justifica un interés en la prehistoria, no se justifica cuando existe un compromiso primordial con el estudio d e los procesos d e cambio, si se admite que tales procesos se observan más fácilmente e n los datos modernos. Podemos también argumentar que existen fenómenos socioculturales representados e n el registro del pasado que no se presentan e n el registro moderno, En mi investigación he tratado d e combinar la indagación, investigación y métodos arqueológicos con la investigación etnográfica, a fin de examinar tanto los aspectos diacrónicos como los sincrónicos d e la ideología, religión, ceremonias y uso del espacio cultural d e los mapuches. El resultado ha sido, en gran medida, un proyecto de investigación etnoarqueológica, que simplemente estudia problemas arqueológicos relativos al comportamiento humano y la cul-

al e n una sociedad viva, e n lugar d e hacerlo en una socieado. bajo tan diversificado y d e tan larga factura como éste ha do nuestro reconocimiento con un gran número d e persogradecer especialmente a AmCrico Gordon, amigo y colebajado conmigo tanto e n los aspectos arqueológicos como ráficos. Quisiera también expresar mi agradecimiento estón Sepúlveda, otro amigo y colega d e muchos años, que do conmigo su conocimiento d e la lengua y la cultura maacompañó e n numerosas excursiones a terreno. El profen Martín, buen amigo y colega, me enseñó mucho acerca mapuche, e igualmente me acompañó al campo. Quisiera specialmente aquí a algunos colegas, amigos y ex alumnos: Aguila, Alejandro Herrera, Nelson Schewenke y, e n parst6n Muñoz, José Saavedra y Patricio Sanzana. olegas y amigos que han compartido conmigo numerosas provechosas e n terreno son: Francisca (Che Che) SaBnas, a, Teresa Durán, Aldo Vidal, Arlyn Ibarbe, Héctor ZuGundermann, Rodrigo Valenzuela, Rolf Foerster, Doueo, Mauricio Van d e Maele, Bernardo Arroyo, Margaret omas Melville, Milan Stuchlik y Adalberto Salas. En años conversaciones sostenidas con la c víaría Ester do para mí muy estimulantes y alentr li reconocia estos combién a las tres universidades en q u ~u11ui;i ~ s: la Pontificia Universidad Cat6lica de Chile, en Temuco, profesor en 1975-76 y brevemente e n los años d e 1985 y ersidad Austral d e Chile, donde enseñé d e 1977 a 1979y ndo la base d e mis proyectos d e investigación desde 1979, ad d e Chile, e n la que fui profesor visitante brevemente 5. Quisiera mencionar asimismo las diversas fundaciones tas ocasiones, apoyaron mi investigación en Chile: éstas Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Fullnal Geographic Society, la National Science Foundation dades antes mencionadas. minar, un agradecimiento muy especial y un profundo recio hacia los muchos mapuches que he conocido, amitiempo o d e apenas unos días u horas. Ellos se han mosientes, tolerantes y generosos con mis colegas y conmigo i acento...) durante estos años en que nos hemos inmisundo, en busca de su historia, su conocimiento y su exa vida.

1. VISION ACTUAL DE ESTUDIOS DE ARAUCANIA PREHISPANICA*

El propósito d e este breve ensayo es presentar un cuadro general d e lo que conocemos de: (1)la prehistoria del centro-sur de Chile, d e la l e sinvestigación que se han Araucanía; (2) de las b a ~ e Z i & ~ ~ t u a de re&zado en elcampo, y (3) sugerir un diseño general de investigación para trabajos futuros en el área. NO obstante, para construir cualquier diseño d e investigación d e la prehistoria de la Araucanía es necesario que previamente discutamos la naturaleza general del trabajo arqueológico y confrontemos el desarrollo d e los pasados recientes e n este campo a un nivel hemisférico. La comprensión d e ellos nos ayudara a lograr una clara visión de lo que s necesario hacer en la Araucanía. Para quien ha publicado sólo dos artículos y presentado dos trabajos sobre arqueología del centro-sur de Chile, el intento de realizar una revisión crítica de las bases teóricas y metodológicas para la futura investigación en el área, pudiera parecer un atrevimiento. Sin embargo, la significación de la región como un todo puede enfrentarse con mayor facilidad si uno no está tan compenetrado en el campo y tan preocupado por muchos años de experiencia en el manejo d e los datos. El conocimiento actual total y detallado de la arqueología del centro-sur d e Chile es, por supuesto, un prerrequisito para cualquier comentario útil sobre la interpretación de un conjunto específico d e evidencias, el estatus de problemas concretos o límites actuales d e la información. Sin embargo, se intentará en otra parte hacer precisamente un reconocimiento d e este tipo; por lo tanto, no me propongo repetirlo aquí. Más bien deseo aprovechar esta oportunidad para discutir las alternativas generales del diseno de investigación abierto a los arqueólogos en su estudio d e la pasada adaptación humana social y cultural e n el área que comprende el centro-sur de Chile. Y cómo podemos estructurar un método para observar los fenómenos pasados en la región y cuáles son las limitaciones d e este método. *ponencia presentada en el Ciclo de Conferencias organizado por la Universidad de Chile, Santiago, y la Sociedad Chilena de Arqueologla, noviembre de 1978. Este trabajo fue traducido por el señor Gastón Seplilveda.

TOM D. DILLEHAY

Cualquiera discusión que pueda desarrollarse en h a s pocas págias necesariamente será algo esquemática y generalizada, e inevitablemente s e apoyará e n impresiones más que e n un examen exhaustivo d e a evidencia y e n una inducción documentada satisfactoriamente. No bstante, en primer lugar debo ser cuidadoso para establecer y discuir brevemente qué es la arqueología y quién es el arqueólogo, dos posulados sobre los que se basar6 mi discusión: 1) los arqueólogos ecesitan ser sistemáticos con el fin d e incrementar el conocimiento e la experiencia humana, tanto en el pasado wnio en el presente, y 2) n un estudio sistemático hay un elemento conceptual como asimismo n elemento Factual o base d e datos en la formulación y conducción d e n programa d e investigación destinado a examinar un problema parcular. Para la gran mayoría, los arqueólogos no son usualmente consierados como estudiosos con un marco conceptual de análisis y un conunto particular d e problemas para investigar. Muy a menudo son onsiderados como aventureros ylo anticuarios que clasifican variados pos d e cacharros, que encuentran v excavan "ciudades perdidas" y umbas" en búsqueda d e "test lbjetos preciosos para ponerlos n un museo. La pregunta qut ;hace con más frecuencia a los rqueólogos es:"¿qué es lo q u t iia t;iirn>ntrado?"Muy rara vez pregunan: "¿qué ha aprendido d e sus hallazgos acerca d e la experiencia humana o conducta del hombre en el pasado?" Con todo, nos preguntan ara vez si nuestras metas y propósitos pueden contribuir a imaginar y uiar nuestro mundo hacia los cambios y desarrollos humanos, ya que osotros tenemos una visión interna d e la experiencia humana pasada. unque estos estereotipos sean posiblemente exagerados, el público n general considera a la arqueología como un asunto esotérico cultiado por diletantes y mistificadores. Creo en gran medida que los arqueólogos son culpables d e este oncepto erróneo. La arqueología ha sido bastante esotérica y poco inrmativa a los ojos del público. Hasta hace algunos años hemos sido mbién poco informativos con muchas disciplinas hermanas, tanto e n encias sociales -particularmente con la sociología, la historia y, por upuesto, con la antropología - fundamentalmente porque hemos restido a la idea d e formular una estrategia investigativa coherente que udiera, más o menos, seguir las reglas generales d e la lógica d e toda ciencia. Gran parte d e la imagen pública d e la arqueología está aún ligaa a lo que los anticuarios hicieron en el siglo diecinueve. Durante esépoca la arqueología mostró la antigüedad del hombre y los tipos d e ltura material que poseyó alguna vez. Esto a su vez proporcionó la

ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

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base empírica para la revisión radical del concepto de tiempo del hombre occidental. Estas contribuciones y sus ramificaciones ocurrieron al tiempo qukla arqueología era autónoma en la antropología y estaba ligada con las ciencias históricas, aunque no era subdivisión d e ellas. Sin embargo, ya en el siglo XX estas disciplinas se diferenciaron. En este siglo, la arqueología no sólo se ha diferenciado e n sí misma e n clásica y prehistórica, sino que también ahora Último ha llegado a estar cada vez más ligada a la antropología. En las Américas y Europa occidental la arqueología prehistórica se ha convertido en una d e las divisiones históricas, en una ciencia social, en tanto que la arqueología clásica ha llegado a ser una disciplina histórica. La arqueología clásica es fundamentalmente distinta en sus metas d e la arqueología antropológica, y muchos de los datos de las dos son mutuamente exclusivos. La prehistoria, como una parte de la antropología, perdió su autonomía como una disciplina meramente histórica, y recibió, en cambio, un conjunto de objetivos que la han ligado firmemente a la antropología en su pensamiento. Así, tiene por lo tanto alguna obligaci6n de ser científica o comparativa, ya sea que esté referida a la sociedad o a la cultura. Como este enlace estaba olvidado y como las diferentes facciones de arqueólogos cambiaron, se ha producido una laguna entre lo que se espera y los logros d e la arqueología. En el siglo XIX la arqueología había establecido el hecho del dominio del hombre en el pasado. Pero en este siglo, particularmente durante los últimos 15 a 20 años, el mayor logro d e esta disciplina ha sido la descripción, delimitación y explicación de este dominio. Unc de los principales atributos de la arqueología actual y su contribucióni a la ciencia actual en general ha sido su pericia técnica o precisión e n 1;a descripción y el análisis de los datos. Esta preocupación ha sido parte d e los esfuerzos de la investigación arqueológica y se ha constituido en uno de los rasgos que la caracterizan. En años recientes esta . precisión técnica ha sido complementada aún más mediante el refinamiento y el uso d e técnicas tales como el dato absoluto (radiocarbono, potasio-argón, hidratación de la obsidiana, u otros), palinología, estratigrafía, flotación, clasificaciones descriptivas sofisticadas para los datos, estadística y análisis computacional. Aun cuando ha estado (:onsciente de la necesidad de precisión técnica, no lo ha sido con respecto a la necesidad de un rigor de la misma calidad que perrrlita ligar sus datos a sus conclusiones. Para tales efectos se ha usado c ~ l l l u l l l l l ~lan inferencia te inductiva como el método lógico. En los 15 a 20 años recién pasados ha habido una reciente preocupacid in en la Eirqueología en relación con problemas de proce-.. dimiento l ó g vU, ~ conciernen en primer lugar a la validez d e los tipos d e taxonomías y al lugar apropiado (adecuado) de la inducción y la deducción en la investigación orientada antropológicamente.

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OM D.DILLEHAY

En estas mismas líneas, los esquemas acostumbrados para escribir historia d e la arqueología americana son recursos "de estado" que ene la disciplina y que producen una serie d e categorías o "períodos stóricos" definidos por conjuntos característicos d e rasgos culturales menudo, artefactos materiales), que no presentan un plan para la ansformación dinámica d e un estado o período a otro. Se ha esblecido que estos esquemas históricos no tiencrn la capacidad predicva además de postular a la relación fuerte en tre la arcqueología y la tropología. También se ha dicho que no tienen pVUGl pedictivo, porue el principio dinámico es lo que gobierna la transformación de esdos y nunca se ha señalado. Este método que se conoce comúnmente mo arqueología "tradicional", ha sido duramente criticado en años cientes, porque se sostiene que no hace nada más que recons tr uir la storia de la cultura y modos d e vida pasados y nos dice rr1uy poco acerd e los procesos culturales y sociales y d e cómcO se cam bia la coi~ d u c . e n los que humana. Mediante el uso d e sistemas de la lógica tervienen la deducción y la inducción, algunos arqueólogos actuales tentan examinar y explicar los sistemas y procesos socioculturales del sado. En este sentido, la arqueología es una ciencia social, puesto e su meta es explicar la conducta humana. Por lo tanto, ya que ess metas se logran mediante el uso d e los datos del pasado, a aquellos udiosos que usan este acercamiento al estudio de la conducta huana social y cultural se les llama los "nuevos arrlueólogos" o los "prosualistas". Bajo esta nueva perspectiva, la cultura es concebida como la adapción extrasomática del hombre a su medio ambiente total, tanto soológico como ecológico (WHITE 1959). A las comunidades ehistóricas (o los sitios arqueológicos) se les examina como sistemas ales con subsistemas tecnológico-económicos, sociológicos, polítis e ideológicos. Cada subsistema es un tejido muy urdido, un conjuninterrelacionado d e partes funcionales (BINFORD 1962: 217). esto que la cultura material es elaborada por la conducta humana y e es la principal herramienta d e análisis para el arqueólogo, luego la ciplina la usa para destacar los sistemas culturales y sociales pasas. El mayor síntoma d e equivocación en la antropología actual lo nstituye la disparidad entre las situaciones ideales y reales en ia apliión de los modelos para el registro arqueológico. En términos muy nerales, un modelo es un análogo experimental o la hipótesis que 1972: 10). Es una representaciónsimana d e dichc3 análogc1 (CLARK ficada idealizada d e una supuesta situación real. El uso de modelos .U.explicativos, ya sea tomados e n préstamo o moscriptivo-~OIII~~IG~ icados de la antropología u otras disciplinas o, aun, basados e n el co.,Al,.

nocimiento arqueológico, es uno de los rasgos distintivos d e la nueva arqueología. Sin embargo, la aplicación d e modelos, explicativos o descriptivos, ha tenido sus éxitos y fallas en la arqueología. El problema básico es que puede abusarse de los modelos si no se usan correctamente, dando como resultado conclusiones elegantes pero imperfectas. Para aplicar un modelo uno debe primero entender bien el trabajo interno de los datos de un tema de investigación; seleccionar y entender bien los conceptos específicos del modelo y cómo pueden ellos aplicarse al problema investigado. Permítaseme volcarme directamente a los estudios araucanos para ver qué clase d e datos tenemos y qué podría hacerse con ellos e n el futuro. Para comenzar, vamos a recordar que en la ciencia de la arqueología neccsitamos no solamente preocuparnos d e la reconstrucción d e la historia d e la cultura con un entorno natural y social del centro-sur de Chile y de la elucidación de los procesos socioculturales en un sentido amplio con énfasis en los aspectos dinámicos d e la cultura: también podemos aplicar el método para intentar entender y explicar estos temas. El primer paso en la construcción de un diseño de investigación para el área es examinar lo que se conoce de ella y lo que estos datos nos dicen. Hay dos vías para acercamos a este asunto. Primero podemos presentar las evidencias de los diferentes períodos culturales o fases cronológicas de la región que nos proporcionan estudiosos tales como Latcham (1928, 1936), Bullock (1955), Menghin (1%2), Berdichewsky (1968). Berdichewsky y Calvo de G., Mayo (1972), Gordon (1973, 1978); Gordon, Madrid, Monleón (1972). Madrid (1971) y Seguel(1969). O podemos intentar mirar la región a la luz de las evidencias d e los sucesivos niveles de cambio y desarrollo sociocultural que van d e los cazadores-recolectores a los cultivadores, o de los horticultores a los agricultores. Sin embargo, ambos acercamientos tienen sus limitaciones y problemas. En primer lugar, el acercamiento del período cronológico se ha sugerido sólo para los períodos tardíos y está basado e n una cronología relativa tentativa, más que en cronológica absoluta. Esta cronología esta basada exclusivamente en datos de tipos ceramológicos y proporcionan poca o ninguna evidencia sobre los períodos precerámicos. Por otra parte, también los períodos cronológicos basados en datos de la cerámica no reconstruyen o no insinúan el tipo d e modo d e vida o la experiencia humana representada en los artefactos. En otras palabras, la poca historia cultural puede formularse basándose Únicamente en el rasgo material -cerámica - de las culturas pasadas. Finalmente, antes de cualquier discusión de esta naturaleza, podemos presentar una primera necesidad para correlaciones cronológicas d e los diferentes periodos cerámicos de la región. Aunque esta no es mi tarea aquí.

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/ Antes d e proseguir es necesario agregar un punto adicional. La guiente cronología d e secuencias culturales fue diseñada sólo para te ensayo, a fin d e que la discusión sea presentada categóricamente acuerdo con la evidencia arqueológica disponible e n el desarrollo mporal d e las sociedades humanas e n la región d e la Araucanía. Deadvertir también q u e las nomenclaturas del período reflejan sólo la cuencia d e desarrollo cultural que probablemente ocurrió e n la reón y, d e este modo, podría considerarse al menos como tentativa.

ERIODO "PALEOINDIO", "HOMBRE TEMPRANO" O CAZADORES - RECOLECTORES"

n vista del hecho d e que los estudios del paleoindio u hombre temano han constituido el tema d e estudios arqueológicos extensivos e n do el Nuevo Mundo, es notable que s e haya investigado tan poco d e e período del Pleistoceno terminal e n la Araucanía. Exceptuando bajos a lo lareo d e la costa cerca d e Concepción (SEGUEL 1969) y propio trablaG e n la costa, el Valle Central y e n secciones precordiranas del rí(1Toltén en la provincia d e Cautín y, más recientemente, un sitio cer erto Montt, tenemos muy pocos datos para trar o reconstruir la historia d e la cul6ka o, todavíamas, para formular -.- -- -a estrategia d e investigación que focalice nu?%E7&-.-han sido estudiados adecuadamente como para uererminar cabalmente su significado cultural y cronológico.

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Figura 5. Estilo Pitren: Vasija con pintura al negativo gris sobre marrón en forma de pato (A); vasija monocroma de superficie pulida (B). Cortesfa del Museo de Historia y Antropologfa de la Universidad Austral de Chile.

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ARAUCANI.4. PRESEN'CEY PASADO

/No s e sabe a ciencia cierta si el complejo Pitrén es realmente el complejo cerámico más antiguo, o si se trata d e uno d e los varios complejos contemporáneos interrelacionados que existieron e n distintas subáreas d e la región, puesto que también se conocen otros complejos cerámicos prehispánicos. Datos provenientes d e varios sitios del centro d e Chile han llevad o a una definición del complejo cerámico d e Llolleo, que data igualmente del primer milenio a.C al año 1000 d.C. (FALABELLA y PLANELLA 1979 y 1980). A pesar d e las marcadas semejanzas entre este complejo y el horizonte El Molle, se cree que se trata d e una expresión cultural local, característica del centro d e Chile. El complejo se caracteriza por la deformación craneana, presencia d e tembetds y urnas funerarias, como por una cerámica pulida y otra sin pulir o con incisiones reticulares. Muchos d e estos rasgos, especialmente los estilos cerámicos, recuerdan también los del complejo Pitrén. Con toda probabilidad, la mayor proximidad geográfica del complejo Llolleo al d e Pitrén, así como las fuertes afinidades que s e advierten entre estos dos complejos, sugieren la existencia d e un vínculo mayo1 que el que existió entre El Molle y Pitrén. Se trata de un problema que sin duda habrá que investigar con mayor atención en el futuro. Además Menghin (1962) y Bullock (1954) han definido el com. plejo cerámico prehispánico d e Vergel 1 en la provincia d e Arauco. Est e complejo es conocido por sus grandes urnas funerarias, por lo general muy simples o con incisiones sencillas. Las urnas son d e cuello ancho, vuelto ligeramente hacia afuera, y tienen asas lateralcs, pudiend o ser la superficie brillante y lisa o apenas pulida. Cuando existen motivos decorativos, generalmente se trata d e incisiones finas y gruesas, con zonas achuradas con o sin delimitación, o con un rayado d e líneas simples o paralelas. También existen algunos ejemplos d e cuellos acanalados o con incisiones reticulares (Figura 6). Unas pocas vasijas bicolores han sido asociadas a veces con estas urnas, pero n o hay ninguna evidencia de contexto conclusiva que demuestre esta relación. Se desconocen otros rasgos culturales asociados (figura 6: A, B, C). Ningún artefacto europeo ha sido hallado e n asociación con estos materiales y tampoco fue practicado entre los araucanos el entierro en una urna durante el período histórico, a pesar d e que Schobinger (1959) da noticia de esta costumbre en la provincia d e Neuquén. Desafortunadamente, no se cuenta con fechas absolutas, ni s e tienen contextos estratigráficos o sitios residenciales para Vergel 1. No obstante lo anterior, todos los datos sugieren que Vergel 1 es probablemente un complejo cerámico prehispánico con una tradición d e entierros e n urnas funerarias. Cabe subrayar la posibilidad d e que existan asociaciones entre Vergel 1 y los complejos d e Llolleo, puesto 61

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I 1 Figura 6. Vergel 1: Urnas funerarias grandes y simples (A, B, C); Vergel 11: Jarro funerario con motivos parecidos a los incaicos (D). (Según Bullock, 1955).

q u e e n ambos se presentan las urnas funerarias y las vasijas incisas con decoración reticular. Desde los trabajos d e Bullock y Menghin s e ha recogido poca información adicional para el complejo d e Vergel 1. E n años recientes, el Museo Dillman S. Bullock d e Angol y el Museo Araucano d e Temuc o anunciaron la adquisición d e urnas fu nerarias d e p r o a lesconocida. Van d e Maele (1983, comunica(ción persional) ha encontriado un complejo muy similar a Vergel 1e n si tios-cem enterio t:an. meric - . iionales como el d e Río Bueno. Un complejo d e urnas funerarias Vergel 11también ha sido documentado, pero esto s e discutirá más adelante.

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Se piensa que otro complejo, definido comoTirúa, localizado más al norte d e la región araucana (en las provincias de Concepción, Nuble y Malleco), es posterior a Pitrén (MENGHIN1%2), pero dado q u e s e sabe muy poco d e su procedencia, tratamiento decorativo d e la cerámica y variabilidad estilística, es muy probable que sea anterior. El complejo Tirúa incluye vasijas, cuencos y unas cuantas botellas; la cerámica es bicolor y por lo general tiene diseños geométricos y zonas achuradas d e color rojo oscuro o negro sobre blanco. Lo que se conoce d e est e complejo procede d e cementerios o d e colecciones particulares. Es muy probable q u e haya tenido sus raíces en e l complejo Diaguita d e más al norte, o e n el estilo Aconcagua del valle central. Por otra parte, su desarrollo histórico puede haber sido-paralelo al bien conocido estilo Valdivia, localizado más 31 sut, de color rojo o negro sobre blanco. Más adelante s e tratarán e n mayor detalle las relaciones que existen entre estos dos estilos pintados. Volviendo a los datos estratigráficos de la provincia de Cautín, se sabe q u e e n las excavaciones realizadas e n la Cueva de Pucón VI, e n el Lago Villarrica, se han encontrado materiales arqueológicos hasta una profundidad d e 2,25 m. La cerámica s e halló e n los primeros ocho niveles, alcanzando un profundidad d e 1,20 m. Navarro (1979) da una descripción detallada de los materiales culturales excavados por Dille1975-76), y hace un breve análisis d e la sehay y Gordon (DILLEHAY cuencia cerámica. Aun cuando sólo se llevaron a cabo un número limitado d e excavaciones d e prueba e n el sitio, hallándose poca cerámica, s e registró una serie d e materiales cerámicas informativos y cronológicamente ordenados. Aquíse tratará brevemente con el material más antiguo. El material cerámico más antiguo hallado e n Pucón VI procede del nivel 8 y está constituido por un fragmento diferente del resto d e la cerámica hallada e n el sitio o e n la región hasta la fecha. Se trata d e un fragmento muy pulido del costado de un tiesto, de color crema, con pequeñas partícuias de desgrasante d e piedra caliza. En la cara externa tenía un motivo circular hecho a presión. Esta cerámica podría haber llegado hasta aquídesde una región distante por medio del trueque o podría también tratarse d e una vasija singular, no representativa d e un estilo. E n los niveles 4-7 se halló una cantidad variable de cerámica "café rojiza pulida" o "beige pulida" (NAVARRO1979:68). Ambas se consideran como algunos d e los tipos más antiguos d e cerámica de la región (DURÁN 1978). La cerámica "café rojiza pulida" tiene algún parecido con el tipo de pasta y el tratamiento de superficie de algunas vasijas Pitrén, lo cual sugiere que los niveles 7 a 4 podrían fecharse entre 500

TUM D.DILLEHAY

igura 7. A, R, C).

ARAUCA!

:a corriente con rayas paralelas incisas en el cuello de las vasijas aparecieron en el nivel 6 d e P u d n VI. Igualmente, en los sitios d e Colico, Lago Calafquén y Quele, en la costa, se han recogido fragmentos sencillos del mismo color marrón, con diseños incisos de líneas anchas o delgadas e n chevrones o zonas achuradas. Asimismo, algunos tiestos negros con líneas excisas se han hallado en los niveles excavados que contenían cerámica d e Pitrén o d e estilo Pitrén (figura 5: B). Unos pocos tiestos de cerámica corriente decorados en zigzag, o con diseños del tipo "grano d e maízt', acanalados, o con impresiones hechas con la uña, también -c+ahin asociados con estos otros tipos cerámicos. Más aún, e n el sitio cernenterio de Cocule, al sur de Valdivia, Van de Maele (1983, comuinicación personal) excavó un cántaro entero con asas laterales y .., LUII vdrios diseños realizados a presión. La creciente evidencia sugiere que una cerámica incisa o excka con diversos tipos de dibujos geométricos y tipos d e vasijas (con predominancia d e jarros con bases redondeadas) y de amplia distribución geográfica, también se ha recolectado en la superficie en sitios que van desde la provincia de Arauco a la de Valdivia. Los orígenes y ordenamiento temporal de dichos tipos de cerámica son mal conocidos, pero se puede determinar que aparecen en época prehispánica, posiblemente tan temprano como Pitrén; además, ciertos elementos de este complejo perduraron hasta los siglos XVI y XVII, hallándose en los yacimientos funerarios de época histórica d e Gorbea (GO-~)(GoRDON et d.1972) y Cocule (1983, comunicación personal de VAN DE MAELE). Cabe subrayar, además, que los complejos d e cerámica incisa de la reeión tienen una distribución más amplia y se encuentran más desarroi~avdosque cualc:squiera (je los disc:ños periféricos. La evidencia actua 1 tiende is indicar que este complejc3 bien podría constituir en su A-A A 11lente reg:ional. totaliuau u11 U C J ~ I I U I I Uplufiinii~ Es de notar que los complejos cerámicos incisos -y en parte los excisos - perdurarían durante muchos siglos, puesto que se tiene noticia del hallazgo de tiestos con diseños geométricos anchos en el siglo XVII así como de cerámicas acanaladas y punteadas en los yacimientos funerarios de Loncoche y Padre Las Casas (1984, comunicación Asimismo, Van de Maele halló incisiones anpersonal de GORDON). chas y angostas en forma de Iíneas paralelas debajo d e los bordes o sobre los cuellos e igualmente zonas achuradas o con rayas paralelas ondulantes (Figura 8: A) en el sitio de Cocule. También encontraron tiestos punteados y acanalados, asícomo una vasija con decoración del tipo "grano d e maíz", con bordes ligeramente vueltos hacia afuera y base redonda en asociación con la cerámica de incisiones anchas. A Pe-

Es interesante advertir que dos fragmentos dc

"YLUVL

--e

(

'2'iestoscon varios disefios grabados e impresiones a presibn y por excisi6n (Según Dillehay, 1975-76).

1000 d.C. Ciertos tipos d e cerámica similar, procedentes del sitio cementerio d e Padre Las Casas, Temuco, arrojaron una fecha única al ometerlos a radiocarbono: 1270 2 80 d.C (GIF3841: GORDON 1978). En Pucón VI no se encontraron bases cerámicas, ni bordes, para realiar un análisis comparativo. Los materiales culturales asociados con estos tipos d e cerámica stán constituidos por puntas d e proyectiles subtriangulares, tiestos valados de doble cara y algunos fragmentos d e piedras de moler, toos indicativos d e una economía basada e n la recolección d e plantas y 1975-76;NAVARRO1979). n 121 caza, a orillas de los lagos (DILLEHAY

mY PASADO

ARAUCANIA: P R E S E m Y PASADO

TOM D.DILLEHAY

sar d e no conocerse bien el ordenamiento temporal del sitio Cocule, s e suDone que data del 'período tardío y abarca la época previa al coneuropeo al período histórico posterior. Una vez más, ello SL e por lo menos los tiestos incisos se originan en la él ,----;pánica y perduran hasta la época hlstórica. Hasta la fecha, I se corioce acerca del estilo d e vida que esta cerámica incisa y excisa represeinta. 1 Volviendo nuevamente al sitio d e Pucón VI, en el nivel 3 se encontraron tres tipos de cerámica asociados: vasijas "café pardusco, craqueladasn, "café rojizas" y el bien conocido estilo valdiviano. BerdichewsSl, en la Cueva d e los Catalanes, también halló los dos primeros tipos, cuya fecha se estimó entre 1400 y 1200 d.C. (no se encontró cerámica del tipo Valdivia e n la cueva). Para el nivel 3 de Pucón VI se obtuvo por medio d e hidratación de obsidiana la fecha de 1219 . . (NAVARRO1979:66). Esta fecha parece confiable, puesto que los d.C. niveles l y 2 i nidicaron : )r-respondientes a 1746 y 1726, respectivamc%te. .- A ----:. 1Jna breve utaciipciuri ur; la cerámica Valdivia revela que tiene motivos decorativos en rojo o negro sobre blanco, con diseños de rombos, chevrones, líneas paralelas u ondulantes, zonas achuradas y diseños reticulares (Figuras 9 y 10). Se trata, por lo general, de jarros globulares d e boca ancha, cuello recto cónico y asas e n el cuerpo o en el cuello. También se conocen algunas botellas y platos, así como unas pocas piezas-efigie en forma d e serpiente. Debido a que la cerámica Valdivia tiene motivos que se supone son d e influencia "inca", como por el hecho de proceder del período de la "Neoaraucanía" (MENGHIN1%2), o d e sitios d e época histórica, se ha colocado este complejo cronológicamente en el período d e contacto con los españoles, basándose en que sus motivos decorativos recuerdan fuertemente los de la cerámica inca. La cerámica valdiviana a menudo está asociada con una negra puliday otra roja, también pulida, que son frecuentes entre las formas cerámicas europeas (MENGHIN 1962). Más específicamente se ha supuesto que el complejo cerámico d e Valdivia fue introducido e n la región por los incas que acompañaron a Pedro de Valdivia al sur de Chile, alrededor de 1550. Sin duda el complejo existía durante el primer período de conquista y en la época histórica temprana. No obstante, existe suficiente información, sistemáticamente recogida e n yacimientos estratificados, como para reexaminar la procedencia d e la cerámica Valdivia (véanse DILLEHAY y GORDON 1988). Como ya lo mencionábamos, también se encontró cerámica Valdivia temprana en los sitios de Colico y Pucón VI, en ni-

I

r

jiones en forma de rayas :rficie pulicJa.con.-inci! Figura L. . --.,A monocror .. - . -. verticales ondulantes y paralelas (A). vasija erigie aniropmorfa (B). Cortesla del MUseo de Historia y Antropologla de la Universidad Austral de Chile. -

Figuro 9.

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ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

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Figirra 10. Estilo Valdivia. Cortesla del Museo de Historia y Antropologfa de la Universidad Austral de Chile.

Estilo Valdivia (A, B, C, D). (Scgún Menghin, 1962).

eles más bajos que los que contenían materiales históricos. En Pucón VI la cerámica tiene una fecha, por medio d e la hidratación d c obsidiaa, correspondiente al siglo XII d.C., la que e s poco temprana. Aunque no podemos presentar aquí una información detallada, a secuencia estratigráfica d e la cerámica d e Valdivia e n los sitios excaados tiende a sugerir que existe un grado notable de variaciones esilística~e n este complejo. Lo más probable es que ello se deba a iferencias regionales y temporales. Por ejemplo, los li-zigmentos de los iveles más profundos d e Pucón V I s e caracterizan por el color rojo o egro sobre blanco, las zonas achuradas o las líneas paralelas ondulanes y, ocasionalmente, las botellas y vasijas moteadas. También se haaron algunos tiestos blancos muy sencillos. La cerámica más tardía de a época del contacto histórico, q u e incorpora los motivos d e influenia inca en vasijas, botellas y platos, no está asociada estratigráficamene con las variedades más antiguas.

Se asume, por lo general, que el complejo Valdivia surgió e n los alrededores d e la ciudad de Valdivia, lugar donde primero desembarcó Pedro d e Valdivia. Sin embargo, el complejo s e encuentra en un contexto geográfico muy amplio, que comprende desde la costa hasta la cordillera y desde Angol en el norte hasta Osorno en el sur, lo cual d a a entender que posiblemente no se originó en el área d e Valdivia. Desafortunadamente, el universo de la muestra cerámica es muy pequeño como para poder comparar las formas d e ésta a través del tiempo y del espacio y resolver así el problema del origen espacio-temporal. E n suma, puede afirmarse que hay evidencia suficiente para cuestionar la adscripción del complejo Valdivia exclusivamente a la época histórica. La información actual sugiere que este complejo bien pudo originarse e n fecha temprana, entre 1200y 1400, perdurando hasta la época histórica. Desde esta perspectiva, futuras investigaciones podrían revelar las raíces de su afinidad con la cerámica pintada prehispánica tardía de Aconcagua, en el centro d e Chile, que sucedió al complejo d e Llolleo; o quizás con la cerámica Diaguita, aún más al norte, o posiblemente también con la cerámica Tirúa d e las provincias d e

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Otro tipo d e cerámica tardía que merece tomarse en cuenta es la e Vergel 11. Igual que el complejo Valdivia, ha sido catalogada deno d e los períodos d e contacto e histórico, sobre la base d e sus moviientos decorativos d e reminiscencia inca. Las formas que aparecen n urnas funerarias d e cuello ancho con dibujos geométricos pintados jo o negro sobre blanco, así como otros motivos que claramente cuerdan la iconografía inca. Vergel 11es un desarrollo del anterior ergel 1 e n la zona d e Angol. E n relación con los complejos cerárnicos, tanto d e Vergel 11 coo d e Valdivia, el autor d e estas líneas estima que la influencia inca, e es aparente en las versiones más tardías de esta cerámica, es el reltado de la incorporación d e características incas en la cerámica más mpatible -desde el punto de vista tecnológico, funcional y estilísti- que existía en el momento d e la influencia cuzqueña en la región. Considero que una vez que se aclare el problema de la petración inca e n la región, la situación d e esta cerámica quedará más ra. Cuando se comprendan mejor las influencias inca y diaguita es obable que se puedan definir dos o tres fases y variedades espaciomporales d e la cultura Valdivia; por ejemplo, una variedad prepánica, una inca y una variedad posterior perteneciente a la época contacto hispánico. Además d e los tipos estilísticamente más fáciles d e determinar ncionados antes, se ha hallado una cantidad d e otros tipos de ámica, tanto en la superficie o como en contextos estratigráficos, tacomo "Cautín engobe rojo", "Cautín burdo" (DURAN1978) y otros inidos localmente. Estos y muchos otros tiestos, todavía no definis, bien pueden ser variedades locales de ciertos tipos conocidos o evos complejos que han pasado inadvertidos hasta hoy. A pesar d e la falta d e estudios sistemáticos sobre la cerámica d e egión, s e cuenta con suficientes trabajos para empezar a distinguir as probables tradiciones locales. Por ejemplo, las regiones de los laPanguipulli, Ranco y Calafquén, en la antecordillera situada entre muco y Valdivia, están asociadas con una cerámica característica tiesfinge, con vasijas monocromas que son diferentes a las de otras as. En particular, existe una vasija que tiene protuberancias pareci(pero obviamente no afiliada) al tipo de cerámica d e la cultura fortiva d e Chavín. Estas distintas cerámicas del área antecordillerana bablemente. datan d e 500 a 1000 d.C. Asimismo, en el distrito de nquihue, más al sur, se ha hallado un tipo de cerámica sencilla, de or marrón, característica de una tradición prehispánica tardía (alredor de 1200-1500 d.c.). Finalmente, debe subrayarse que se observa una gran cantidad d e gos cerámicos europeos en muchas vasijas de distintas formas a par-

ARAUCANIA: PRESENTE Y PASADO

tir del siglo XVI. Es interesante señalar, con todo, que perduraron ciertas tendencias cerámicas indígenas, las cuales se mantuvieron aun e n tiempos modernos. Estas evidencian una fuerte tradición en lo que se refiere al tratamiento de superficies, formas y tamaños de las vasijas. Obviamente este tipo de cerámicas refleja un fuerte sentido de identidad cultural y persistencia de conducta entrelos grupos indígenas araucanos, los cuales aún hoy son conocidos por su conservadurismo cultural. Además, como un probable resultado d e las fuertes luchas y d e la movilidad y desplazamiento d e la población durante los últimos trescientos años y más, sólo se han hallado unas pocas vasijas de color marrón natural que parecen ser una respuesta a los cambios socioculturales que ocurrieron durante este tiempo. Un tipo de cerdmica homogéneo y muy difundido se presenta por primera vez en sitios de la época temprana del contacto español, así como en sitios históricos más tardíos. Las vasijas son de color marrón natural, con desgrasante d e mica; la superficie muestra un tratamiento de alisado y los bordes son cortos y vueltos hacia afuera, como los tipos prehispánicos tardíos. Sin embargo, la base y las asas curvas son del tipo que se observa e n la temprana cerámica española. Este tipo de cerámica a mcnudo se encuentra junto con una gran diversidad deotros tipos cerámicos, constituyendo un patrón nunca registrado para el período prehispánico. Estos patrones pueden ser un reflejo del desplazamiento intenso d e la población, del establecimiento de poblados en nuevos lugares y de la amalgama local de distintos linajes sociales, todo ello como consecuencia d e la guerra entre europeos y araucanos. En la exposición anterior se ha hecho apenas referencia a otros rasgos culturales asociados con tipos d e cerámica prehispánica. Como ya se mencionó, se sabe muy poco acerca d e los sitios residenciales, aunque algunas pocas cuevas han sido excavadas en forma limitada. Se han recogido algunos datos sobre materiales Iíticos (DILLEHAY y GORDON 1978; SEGUEL 1969; NAVARRO 1979)y orgánicos, pero éstos han sido escasamente descritos, lo que hace imposible un análisis detallado de ellos aquí. Los datos más importantes provienen de cementerios, donde se han encontrado pipas-efigie y cuentas de vidrio y concha. Sin embarl50, la mLiestra de estos materiales es tan pequeña que poco se puede afirmar c:on certeza, salvo que estos materiales se relacionan con .-:-:1..-e formas aiiiiiialds halladas en el centro de Chile. También cabe menque el eiltierro ein canoa e:S una antigua costumbre funeraria. A cionar pesar cle que se creía aniteriorme'nte que ésta había sido introducida en a, data del siglo XIII en el sitio d e Patiempc1s de la o'cupacióni español dre Las Casas, cerca de Temuco. Además se encuentran numerosos montículos artificiales en la región, concentrados principalmente en el m

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ARAUCANIA: P R E S E m Y PASADO

ea comprendida entre Angol, Purén y Temuco (DILLEHAY 1976). A esar d e n o haberse excavado sistemáticamente e n ellos, s e sabe, por s hoyos hechos por erosión natural y por los saqueadores. que s e trad e montículos funerarios y que los tipos d e cerámica asociados con los constituyen una alfarería tardía hasta ahora no descrita. Esta rámica es de color marrón rojizo claro, con superficie pulida y desasante d e mica. De manera provisoria puede colocársela desde el ríodo inmediatamente anterior al contacto, posiblemente tan temano como el siglo XIII hasta el siglo pasado. Una vez más, esta evincia ofrece indicios d e que existía una creciente complejidad y ganización social e n la región e n el período previo al contacto esñol y durante el período histórico temprano. Lamentablemente no se conoce casi nada :icerca de: la tecnología xtil prehispánica d e los araucanos, puesto q u e n o se h2In prescr vado .c. k T - oLibranic, como s textiles e n el registro arqueológico d e la regitii. IYU notaron los primeros cronistas españoles y conio puede observarse y, los araucanos tenían una avanzada técnica textil que debió tener ces muy anteriores a la época d e la conquista. Respecto al régimen alimenticio, algunas evidencias procedentes los sitios d e P u w n y Colico y d e varios conchales d e la costa demuesn el uso del recurso acuático, sea marítimo, lacustre o fluvial. Tamn se han hallado huesos d e camélidos, ciervos y roedores e n los eles prehispánicos tardios d e Pucón, lo q u e atestigua la práctica d e caza (NAVARRO1979). Los morteros, pistaderos y piedras utilizas como cascanueces prueban que era conocido el manejo d e plantas, to domésticas como silvestres. Asimismo, la obsidiana. la piedra pómez. el jaspe y otras rocas cánicas, que s e encuentran principalmente e n la cordillera, han sihalladas e n sitios costeros. E n las cuevas de la antecordillera s e han contrado conchas marinas, lo cual prueba claramente q u e hubo miciones d e la costa a la cordillera o relaciones d e intercambio e n épocerámicas prehispánicas.

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CONCLUSIONES

ha subrayado desde el comienzo d e este trabajo que los complejos árnicos prehispánicos presentan numerosas semejanzas e n lo q u e pecta a las técnicas decorativas, ciertas formas d e vasijas, tratamiend e la superficie, al igual que a la secuencia d e estos rasgos y formas los complejos cerárnicos d e las culturas formativas d e América del Aun cuando n o s e conocen suticientemente estos rasgos y secuen-

cias, debido a la falta d e estudios d e campo y de un análisis más yrofundo, s e tienen suficientes datos como para llamar la atención sobre las características formativas generales d e estos complejos y su asociación con otros rasgos formativos, tales como la existencia de poblados permanentes ba sados en la horticultura o e n una agricultura incipiente. Es interesani:e notar (:]ue muchos d e estos mismos rasgos, e n lo que a la cerámica, los puDiauos y la tecnología se refiere, sobreviven actualmente entre los mapuches d e la región, atestiguando el conservadurismo cultural, así como la persistencia e n la conducta de los pueblos indígenas d e la región. .. Desde la perspectiva d e los complejos cerámicos de la región a!nteriormente descritos, se puede comprobar una secuencia formati7fa o ex(:1general e n la cerámica, evidenciada e n el modelado, la incis..ión".?."..:A sión practicados y la presencia de vasijas pintadas al negativu, r ~ g u u a s d e las pintadas e n color rojo o negro sobre el blanco. Esta importante secuencia d e vasijas características, aparentemente comienza con la cerámica al negativo d e Pitrén, que tiene mayores afinidades con los complejos Molle y Llolleo, situados más al norte, e n el centro d e Chile, las culturas de los Andes orientales y posiblemente las culturas d e los Andes norteños (conducto por el mar); a ésta le siguen las cerámicas pintadas d e Tirúa, Valdivia y Vergel 11y la secuencia termina e n la época histórica con los rasgos europeos incorporados al estilo Valdivia. Lo que todavía queda por esclarecer es el orden cronológico que le corresponde al estilo inciso con bandas achuradas, así como al estilo horizonte blanco sobre rojo y a las asociaciones de ambos, aunque los dos estilos parecen situarse bastante temprano dentro de la secuencia. Es d e hacer notar igualmente que en el centro-sur de Chile las características de las culturas alfareras tempranas se presentan como patrones agroalfareros uniformes. No obstante, con el corrcr del tiempo, e n los períodos histórico y moderno los rasgos que aparecían ligados a un solo complejo cerámico empiezan a combinarse, dando lugar a semejanzas basadas e n elementos europeos. Lo anterior dio lugar a nuevos complejos culturales que, aunque semejantes a sus antecesores e n ciertos sentidos, tienen una configuración diferente considerados e n su totalidad; éstos representan no sólo una reinterpretación d e los viejos patrones cerárnicos, sino también de los complejos cerárnicos de la época del contacto español. E n un intento por dar sentido a los datos fragmentarios que poseemos para la región, se propondrá una teoría acerca d e su relación con otros complejos cerárnicos mejor conocidos de la región periférica. Mi tesis es que el desarrollo cultural de la región centro-sur, tal como se presenta a través de las varias culturas alfareras, fue simple-

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DILLEHAY

IV. CLASIFICACION, USO DEL ESPACIO Y CONOCIMIENTO ANCESTRAL EN LA SOCIEDAD Y CULTURA MAPuCHES'

e uno de los numerosos y repetitivos desarrollos interrelacionaue estaban ocurriendo en la región meridional d e los Andes. Nind e ellos puede considerarse como la cultuira donan te o receptora ria en esta época. Lo que estas culturas a lfareras iprobablemenían en común era una herencia.compartiida .desdt.:los períodos tivos tempranos en los Andes centrales y e n ia selva amazónica. gión centro-sur d e Chile difiere ecológicamente d e las regiones te y norte. No obstante hallamos algo inesperado. Las investigaciones futuras que abarquen la prehistoria de losdiez e milenios que separan la cultura d e Monte Verde, más meridioe las culturas alfareras d e esta región, deberán arrojar alguna luz este asunto y permitirán entender mejor el conservadurismo culan largamente persistente e n la región. A pesar de haber surgido más preguntas que respuestas en este o, se ha tratado de entender mejor las culturas agroallareras del -sur d e Chile. No obstante ser esta región poco conocida argicamente presenta evidencias suficientes que permiten afirmar desarrollo cultural prehispánico tardío fue de naturaleza formaos desarrollos formativos muestran algunas innovaciones locaro también revelan una fuerte afiliación con los cambios ulturales ocurridos en el centro de Chile y e n la vertiente boscontal d e los Andes argentinos meridionales. La intluencia de las s orientales es visible también en las culturas cerámicas y en asgos culturales, pero todavía no se puede determinar si hubo to directo o indirecto con áreas situadas aún más al norte. unque podría señalarse un buen número d e cuestiones específie deberán ser objeto d e investigaciones futuras, se dan tres procuya importancia se extiende a muchas regiones. En primer es necesario examinar y explicar el aparente atraso cultural o nto desarrollo que tuvo lugar entre la cultura Monte Verde. que hace unos 13.000 afios, y los cambios agroalfareros ocurridos nos 1.500 a 2.000 años. En segundo lugar, habrá que investigar nuidad cultural que se percibe hoy en la sociedad y la cultura he contemporáneas (DILLEHAY1981). Ello constituye la clave comprensión d e los estilos d e vida del período prehispánico En tercer lugar, debe praicticarse una arqueología más interdisia y más interandina en isitios escmogidos de la región con el fin car el tipo marginal de 1(1s desarr 0110s formativos que tuvieron n los bosques subantárticos de América del Sur.

ción entr.econducta cultural En los 1iltimos años, los €studios c :,. . L ,.....:AA y espaciu I I U aGguluu ~ ~ rias d e indagación aiterentes pero interrelacionadas (KEPHART1950, CHAPPLE1970: 174-199). Algunas preocupaciones principales giraron en torno a cómo la topografía (o terreno . utilizable dentro del potencial cultural)'interrx>nelímites sociales y culturales; cómo la cultura modela el espacio y io utiliza para controlar la relación d e los individuos y cómo la adapl:ación al espacio es una parte fundamental d e aprendizaje para interactuar coi1 otros. También ha habido un fuerte énfasis sobre los aspectos espaciales d e adaptación tecnoambiental, crecimiento y desarrollo cultural. Además, se ha puesto cada vez más atención al espacio como medio de comunicación pública para organizar y regular el flujo de conocimiento cultural. os mecanismos d e clasificación, regulación y actualización d e coento público, el pensamiento y los procesos de toma de decisioiics a u i i consideraciones importantes en el estudio de cualquier sistema sociocultural (NEISSER 1976; GLADWIN1979; QUINN1975; YOUNG 1981). El lugar donde se encuentran las fuentes d e conocimiento; cómo se forma y se comparte este conocimiento, cómo se aprende; e n qué forma está relacionado con la ccmducta, los "mapas", "reglas", o "planes" cognitivos, y mediarite qué p.rocesos c:ambia,son preguntas irnporsocioculturales, las características tantes d e consideración. T~ n--i l Sestudiosos no fue esultado de los tipos de interrogantes y los niveles de indagaresados e n el campo d e la antropología durante su tiempo, o u propio interés particular en la investigación. Fue también el o del tipo de condición social y ciui t u r i que s e observaba endígenas mapuches. Es decir, estc3s inve:stigadores tenían que rencia a un enfoque más social o aplicacjo en los estudios madebido a que estos indígenas er;an "menc3s indígenas" y más os"~"campesinos"; en otras palabr;3s, invita1ban no sólo a un tragráfico sino también a un estudia1 social alAicado. D e esta ma.A:-.. --es un accidente que sus estuuiu3 ~u~lstituyeran un tipo d e etnografía en transición, de acuerdo a la clasificación d e igaciones sociales d e la actualidad e n antropología. lo anterior se desprende que sin lugar a dudas se están reamenos etnografías y más estudios sociales y aplicados sobre ches. En realidad es un tanto irrelevante preocuparse del tiudio antropológico que se realiza, puesto que todas las invess enfocan en alguna manera la situación d e cambio, las nes d e los fenómenos observables en el área y el segmento poque se estudia. Se trata d e un caso en que la disciplina antro.m

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pológica simplemente se ajusta al tema que está bajo estudio. E n este sentido, la etnografía de ayer es el estudio social o aplicado del presente. Deberíamos agregar una nota d e cautela. A medida que la sociedad mapuche pasa por el cambio, perdiendo o alterando los patrones tradicionales, así también el individuo mapuche cambia a través d e las etapas d e su vida, perdiendo conocimiento y experiencia sobre el modo d e vida tradicional. En este sentido, hacer etnografía a la manera tradicional también ha llegado a ser mucho más difícil. Si e n el pasado estudiosos como Latcham, Titiev o Faron, pudieron limitarse a uno, dos o tal vez unos pocos informantes más para obtener datos fidedignos sobre los rasgos panmapuches. el antropólogo actual tiene que establecer contacto con un mayor número d e informantes para distintos contextos si pretende registrar los patrones tradicionales. Es decir que el conocimiento sobre los patroneis mapuckles tradicionales está fragmentado y disperso entre las personzis de edad d e diferentes lina5n que ellos provean jes y comunidades, de tal manera que la iriformacic 2debe ser comparada con la d e los informaiir~s UG otras áreas. Este tipo d e trabajo requiere un estudio etnográfico muy extenso, d iseñado Paveamos yora absorber datos a través de varios años. E5 probable que -Al..*#. " cos trabajos de este tipo en los años venideros. Si el antropuiug~3010 está a la búsqueda de conocimiento sobre el mestizo de los días modernos o el campesino mapuche, unos pocos informantes pueden ser suficientes, simplemente porque ellos proveerán información sobre las condiciones dt:su propio tiempo. Reconocemos quc2 no todo informante comparte precisamente el mismo conocirniento sc)bre el modo de vida de su sociedad y que no todo individuo posee conocimientos acerca de todos los sectores de la cultura. Así, la descripción y análisis etnográficos deben ser una composición extractada de los diversos aspectos de una cultura y entregada al etnógrafo por numerosos informantes. Uno o unos cuantos informantes no pueden verbalizar el cuadro etnográfico totalizador que pretende descifrar el observador científico. La investigación futura entre los mapuches requerirá del establecimiento de un buen número d e contactos en diversos contextos culturales, además d e persistencia por parte del etnógrafo. . & , . a

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INDICE

Prólogo, Carlos Aldunate del Sola,

Introduccibn . . . l.

VlSlON ACTUAL DE ESTüDlUS DE A R A ~ L A N I ArdEHISPANICA

. .

1.

Período "Paleoindio", "Hombre temprano" o "Cazadoresrecolectores" . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 . Post "Paleoindio" o "El arcaico" . . . . . . . . . . 3. El período tardío prehispánico . . . . . . . . . . . es lo que tenemos y adónde vamos? . . . . . . . 4.

5. Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . 11.

OBSERVACIONES Y CONSlDERAClONES SOBRE LA PREHISTORIA Y LA TEMPRANA EPOCA HISTORICA DE LA REGION CENTRO-SUR

Metodologí sgenerales . . . . . . . . . . . . . Algunas co sideraciones sobre patrones dc:asentami enlo, economía de subsistencia y ecologia . . . . . . . . . . Ecología general de la región sur-central de Chile . . . . . Tempranas actividades de caza y de recolección de alimentos . La transformación a una base horticultora y posiblemente agricultora . . . . . . . . . . . . . . Economía mixta con una base primaria hort ícola y agricola: períodosprotohistóricose históricos . . . . . . . . La agricultura de tala y roce. Una economía de subsistencia .

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Discusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . .

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111. LOS COMPLEJOS CERAMICOS FORMATIVOS DEL CENTRO-SUR DE CHILE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

51

1 . Antecedentes y cuerpo de datos . . . . . . . . . . / 2 . Cronología cerámica . . . . . . . . . . . . . . 3 . Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . .

SS 56 72

4 IV. EN CLASIFICACION. USO DEL ESPACIO Y CONOCIMlENTO ANCESTRAL LA SOCIEDAD Y CULTURA MAPUCHES . . . . . . . . . .

75

-

Datos y métodos . . . . . . . . . . . . . . . La sociedad y cultura mapuches: pasado y presente . . . . Ideología y religión mapuches . . . . . . . . . . . Ceremonia y ritual público . . . . . . . . . . . . Conocimiento ancestral y tradición . . . . . . . . . Conjunción del espacio etéreo y el espacio físico en la ceremonia . . . . . . . . . : . . . . . . . . . Clasificación de los espacios vertical y horizontal . . . . . Simbolosiconográficosdelespacioritual . . . . . . . Nguillatun y awn: encuentro específico del espacio etéreo y el mundo del mapu . . . . . . . . . . . . . . . 9.1. Diferencias y similitudes entre el nguillahín y la ceremonia del awn . . . . . . . . . . . . . . 9.2. El nguillahin . . . . . . . . . . . . . . 9.2.1. Diseño interno y estructura de la actividad del campo de nguillatún . . . . . . . . . 9.2.2. El simbolismo natural y el orden ecológico . . 9.2.3. Intercesores rituales: nguillatufe y machi . . . 9.3. Awn . . . . . . . . . . . . . . . . . La dimensión temporal de la ceremonia . . . . . . . . La continuidad de ritos ceremoniales andinos y amazónicos en la cultura mapuche . . . . . . . . . . . . . . Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . V . DE LA ETNICIDAD MAPUCHE

. . . . . . . . . . . . .

121

1 . Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 . Algunos comentarios sobre el concepto de etnicidad . . . . 3 . uniformidadc cultura lo diversidad cultural? . . . . . .

121 124 126-

Los rnapuches desde una perspectiva social científica: $nidad o diversidad étnica? . . . . . . . . . . . . . 5 . Contextos variables de interacción en la sociedad mapuche . 6 . La persistencia de la etnicidad mapuche . . . . . . . . 7 . Cultura mapuche. ciencias sociales y desarrollo . . . . . 8 . Epilogo: ¿Cómo hacer antropología entre los mapuches? . .

4.

Referencias Bibliográficas . . . . . .