Amor Errante

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Por: Xiom

1. Enigma Pov Emily Soy Emily Díaz. A la edad de ocho años mis padres se divorciaron no quedando en buenos términos estuvieron peleando casi dos años por mi custodia, mi madre no deseaba que mi padre nos volviera a ver. Las razones las desconozco. Cuando cumplí diez años mi madre conoció a un hombre muy rico y poderoso que la deslumbro al instante, ellos se casaron y nos fuimos a vivir con él. Mi padrastro tenía dos hijos Álvaro de 16 años de edad y Mara de mi edad.

Haciendo uso de su poder e influencias mi ahora padrastro arreglo para que mi madre tuviera mi custodia absoluta sólo podría ver a mi padre cinco días al año, recuerdo que después de eso la primera vez que lo vi mi padre lloraba derramando lagrimas sujetándome fuerte en sus brazos, diciéndome cuanto me amaba y que todo estaría bien. Mi madre y su esposo le habían hecho un daño irreparable al separarnos de esa manera tan cruel. En cambio, yo al ser apenas una niña no comprendía muy bien las cosas que pasaban a mi alrededor, hasta que fui creciendo dándome cuenta que mi vida era completamente vacía no tenía a

nadie con quien hablar, mi padre lo habían alejado de mi vida al igual que a su familia nunca tuve un contacto con ellos, mi madre se había alejado de su familia cuando se casó con mi padrastro y ella no era muy cercana a mí que digamos, todas nuestras conversaciones siempre eran superficiales. Raúl Duarte mi padrastro, no perdía el tiempo para darme mi dosis de regaño diario ya fuera durante el desayuno o la cena, mi madre como siempre no decía nada por miedo a que Raúl nos echará de la casa perdiendo todos los lujos y comodidades a las que estaba acostumbrada. Él siempre decía que yo era una mantenida, me recordaba a

diario que no era parte de la familia pues no era su hija de sangre, se la vivía comparándome con su hija Mara que a sus ojos era perfecta. Mara era una chica tímida y callada, era muy linda, pero le faltaba ese coraje necesario para enfrentar la vida como era. Algunas veces la defendí en el Instituto de las chicas pesadas, ya que su personalidad era como un imán para ellas. Mara y yo no éramos ni de lejos amigas, pero tampoco me desagradaba, sólo era mi hermanastra. ¿Y por qué estoy rememorando todo mi pasado? Porque cuando al fin pensé que mi infierno en la casa de los Duarte

terminaría resulta que estaba muy equivocada. Cuando entré a la Universidad conocí un chico, él estudiaba economía y finanzas, mientras que yo decidí estudiar filosofía y letras, su facultad estaba al lado de la mía. Me encantaba leer y perderme entre cientos de libros de esa manera me escapaba de la realidad imaginando mundos en mi cabeza. Resulta que este chico se llama Esteban Cazares, es sumamente guapo, el más popular y galán de toda la universidad, el sueño de toda chica, y en efecto, estar con él traía muchos beneficios puesto que era hijo de uno de los magnates más poderosos de la ciudad, el dueño de

Industrias Cazares. Al principio éramos amigos, casi siempre iba y me buscaba a mi salón al terminar las clases, me invitaba a salir, hasta ahí todo bien, resulta que el me pidió ser su novia, a pesar de que me gustaba no sabía si era buena idea iniciar una relación con él ya que sabía que mi padrastro tenía negocios con su padre. No sé cómo, pero la noticia llegó a oídos de mi padrastro. Ese día me encerró con él en su despacho, me exigió que aceptará a Esteban de lo contrario ese año no visitaría a mi padre, lagrimas comenzaron a derramarse por mis mejillas, ver a mi padre era de las únicas cosas que me alegraban la vida, y él estaba

amenazando con eso. Pronto toda atracción que sentía por Esteban fue desapareciendo, acepté ser su novia, pero sólo era para mantener a mi padrastro contento. A pesar de los rechazos constantes ante sus acercamientos, duramos casi un año de novios, con mucho esfuerzo respeto el hecho de que no quisiera tener sexo con él. Hasta el día de hoy cuando me enteré que me engaña con cuánta mujer se le cruza en el camino. Se que nuestra relación no es una normal, pero si me dolía el hecho de que fuera su burla. Ni si quiera lo negó cuando se lo pregunté, alegando que era mi culpa por no ser su novia ideal, por no satisfacerlo como

hombre que por eso tenía que buscar en otros brazos lo que yo no le daba. Me sentí asqueada y lo terminé. Ahora me encontraba en un bar, tomando tequila y meditando sobre las consecuencias que tendría este rompimiento con mi padrastro, de seguro enfurecería, tal vez esta vez sí cumpliría su amenaza de no dejarme ir a ver a mi padre y lo podía hacer porque él vivía en otro estado del país y es quien me daba el dinero para que pudiera viajar hasta allá. Sentí como mi corazón se estrujo al ver la imagen de mi padre y mis hermanitos, los

extrañaba tanto, una lagrimita corrió por mi mejilla. A veces sentía unas inmensas ganas de dejar toda mi vida junto a mi madre, huir a un lugar lejano donde no me pudieran encontrar, fingir ser alguien más y vivir mi propia vida. Pero era imposible por ahora, necesitaba terminar mi carrera universitaria, obtener mi título, buscar trabajo, ahorrar dinero y ahora si podría pensar en huir. Aún faltaba mucho tiempo para que lo pudiera hacer, pero de otra manera como tendría el dinero suficiente para irme de esa casa que tanto detestaba.

¿Otro? - preguntó el bartender con una sonrisa al ver que ya no había liquido en mi vaso tequilero. Asentí con la cabeza, tomando el vaso entre mis dedos hasta llevarlo a las manos de aquel hombre. - ¿Cómo te llamas? - preguntó dejando el vaso lleno de tequila frente a mí. Emily-contesté en seco, no me había percatado que el bartender era un chico de buen ver, le calculé unos veinticinco aproximadamente, era del tipo chico rudo, vestía un chaleco de mezclilla sin

nada abajo dejando ver los marcados músculos de sus brazos, facciones cuadradas, barba de candado, ojos oscuros y cabello rebelde. - Lindo nombre, Emily-sus ojos me miraban con una especie de deseo. ¿Qué pasaría si yo también hiciera lo mismo que Esteban? Divertirme a más no poder con algún chico que se crucé en mi camino. Entre que me decidía si seguir haciéndole platica o no al bartender, sentí la mirada de alguien a unos metros de donde me encontraba sentada. Al otro lado de la barra, un hombre muy apuesto me

observaba con detenimiento, cerré los ojos fuertemente, tal vez el alcohol que estaba tomando comenzaba a hacer efecto y estaba alucinando, al abrirlos él me sonrió. Sentí como mi corazón comenzó a latir fuertemente, en verdad era muy guapo, llevaba puesta una camisa celeste y un pantalón gris de vestir, no era un outfit que se viera con frecuencia en un bar, pero este tipo me daba más confianza que el bartender. Le sonreí algo traviesa.

Él sonrío moviendo la cabeza divertido. Unos instantes después ya estaba sentado a lado mío en la barra. - ¿Cómo te llamas? - preguntó ladeando su cabeza, fijando su mirada en mi boca. - Emma - articulé, ni si quiera lo pensé, sentí la mirada acusatoria del bartender al que hace unos momentos le había dicho que me llamaba Emily. Desvié la mirada al instante - ¿tu cómo te llamas? pregunté intrigada. Emmanuel - dijo en tono sensual mientras rozaba con su dedo índice desde mi hombro hasta el codo, noté

como mi piel se erizo al instante. Me burlaba internamente ya que podia sentir que él también me estaba dando un nombre falso, era demasiada casualidad que nuestros nombres casi fueran idénticos - ¿vienes sola? - preguntó inquisitivo. - Si - respondí embelesada por su belleza ¿y tú? Espero a un amigo, pero tal vez pueda verlo otro día, ahora estoy ocupado admirando la belleza de una hermosa

dama - dijo en un tono tan sensual que me derritió. Mis mejillas cambiaron a un color rojo intenso, estaban calientes podría jurar que era por aquel hombre que estaba frente a mí y no por la cantidad de alcohol que ya había ingerido. Por: Xiom

2. Coincidencias del destino Pov Álvaro -¿A dónde lo llevo joven? - preguntó aquel hombre del taxi. - A la residencia de los Duarte, al norte, por favor - no era necesario dar tantas explicaciones ya que mi padre era uno de los empresarios más conocidos en la ciudad. Era la primera vez que regresaba a la Capital después de diez años de vivir en el extranjero. Tenía quince años cuando mi madre falleció, casi un año después mi

padre tuvo el descaro de llevar a casa a vivir a una mujer con la que terminó casándose, recuerdo que me sentía furioso por verlo tan feliz después de todo lo que sufrimos mi hermana y yo la pérdida de mamá. Esa fue una de las razones por las que le pedí me enviará al extranjero, no soportaba ver a esa mujer tomar el lugar de nuestra madre y sentirse la señora y dueña de todo, la odiaba. Además, tenía una hija que siempre me veía muy extraño, tengo nubloso el recuerdo de su rostro más sin embargo no se él porque la forma de aquellos ojos oscuros la tengo grabada en el cerebro.

Terminé el Instituto en el Nourth Houston Early College en Texas, viví ese tiempo con familiares de mi madre. Después me mudé a Berkeley para estudiar negocios internacionales en la Universidad de California, fueron buenos años en mi vida. Amaba las fiestas de la facultad, conocer chicas, los amigos... me gustaba la vida en solitario. Después de graduarme trabajé algunos años en varias empresas, mi objetivo siempre ha sido tener la suficiente experiencia como para heredar la empresa de mi padre, que ni si quiera le debería pertenecer del todo ya que la dueña prácticamente de todo lo que tenemos era mi madre, cuando se casaron mi padre era un empleaducho más en la empresa del padre de mamá, cuando mi abuelo se le presento una

oportunidad de negocio irrechazable le cedió la empresa a mi madre ya que ella estaba recién casada confiando en que sabría llevarla por el buen camino. Ahora había decidido regresar por que hace unos días me comento mi hermana Mara que resulta que mi hermanastra esta de novia con el hijo de uno de los magnates más ricos del país y es el mismo hombre con el que mi padre ha planeado hacer negocios durante mucho tiempo.

No pienso dejar que otros se queden con lo que por derecho me pertenece a mí, necesitaba verificar cuales eran las intenciones de mi padre con la familia Cazares. La casa de mis padres era parte de un fraccionamiento muy exclusivo al norte de la ciudad, cuando me mudé al extranjero no había nada alrededor, el acceso sólo era por auto, ahora diez años después me encuentro con que ya han construido más fraccionamientos de este tipo. Recorrimos la larga carretera hasta dar vuelta en aquella curva conocida, ahí podía vislumbrar el arco de acceso al fraccionamiento, se podía leer, "El campanario".

Eran aproximadamente las seis de la tarde cuando llegué a aquella casa estilo contemporáneo, toqué el timbre recibiéndome el ama de llaves, al principio no me reconoció, pero cuando le dije quién era al instante me pasó al interior. Viejos recuerdos de mi infancia en esa casa pasaron por mi mente todos cuando mi madre aún vivía. - ¡Álvaro! Pero que sorpresa, hubieras avisado que venías - escuché esa voz que tanto me irritaba. -¿Tiene alguna diferencia? Ya estoy aquí dije despectivo.

- Claro que no, me agrada que estés aquí, tu padre se pondrá muy contento. Margaret mi madrastra, me dio un ligero abrazo de bienvenida que me supo a farsa, por fuera parecía alegre por verme, pero por dentro sabía à que no le agradaba para nada mi llegada. Mientras esperaba la aparición de mi padre dediqué unos instantes a observar aquella mujer que había logrado atrapar en sus redes a mi padre. Tenía unos cuarenta, pero aparentaba ser más joven por todo el dinero que invertía en cirugías de seguro, melena larga castaña

clara, nariz y facciones afiladas. Silueta delgada por las horas en el gym. La típica mujer oportunista que no trabaja, pero se cuelga del dinero de otros. ¡Hijo que sorpresa tenerte aquí! exclamó acercándose mi padre para darme un abrazo de bienvenida. Los años no pasaban en balde y ya se le notaban en las canas que asomaban a su cabello oscuro. Platiqué largo y tendido con mi padre, le expliqué que mi intención de regresar a la capital era para quedarme definitivamente a apoyarlo en la empresa familiar, al parecer le agrado la idea. Me platicó sobre los planes de casar a Emily

mi hermanastra con el hijo de Ernesto Cazares, ya que de este modo podríamos obtener grandes beneficios, la empresa de nuestra familia era uno de los principales proveedores de tela textil de forro para asientos de auto, en la empresa de los Cazares se dedicaban a armar el interior de varios modelos de auto, en los últimos años su empresa se había convertido en toda una industria y pronto sacarían su propio auto completo. Nos convenía emparentarnos con esa familia. Mi padre me comentó también que Emily era una rebelde, que casi tuvo que amenazarla para que le hiciera caso al hijo de Ernesto Cazares, pero al final ella

accedió, tal vez si me portaba bien con ella pudiera lavarle un poco el cerebro para que hiciera lo que nosotros queríamos, ya que al parecer mi padre no le tiene mucha paciencia. Una vez instalado en mi habitación, le envíe un mensaje a Ricardo Ramírez un amigo del Instituto invitándolo a tomar unos tragos, creí que estaría bien ver gente conocida y que me pusiera al tanto de lo que había hecho los últimos años de su vida. Quedamos a las diez en un bar conocido de la ciudad, apenas eran las nueve, pero con la plática de mi padre y el sabor áspero del whisky que me ofreció, sólo logro abrirme el apetito por unos tragos, entonces decidí irme

temprano para ponerme un poco en ambiente mientras Ricardo llegaba al bar. El bar en el que habíamos quedado era tranquilo, no era el típico bar para bailar si no esté era más como para platicar, había mesas con personas bebiendo y comiendo, como iba sólo no le vi el caso de pedir una mesa, me senté en una de las sillas de la barra y ordené un whisky, mientras me lo traían observe a mi alrededor, fue cuando la vi. Aquella chica de piel pálida, de cabello oscuro teñido de rojo intenso, sus labios del mismo color, era imposible no notar su presencia, su belleza era

increíblemente antojable, casi como una manzana prohibida, en un instante notó mi mirada lasciva a lo que le sonreí divertido, cuando me regresó el saludo con una tierna sonrisa supe que tenia que acercarme a ella, bajé de la silla banco y me acerqué con paso seguro hasta donde estaba sentada, para mi fortuna el banco a su lado estaba vacio. -¿Cómo te llamas? - pregunté posando la mirada en sus deliciosos labios color carmín. - Emma-dijo ella - ¿tu cómo te llamas? Emmanuel - le respondí embelesado por la frescura de su piel, no evitándolo y con toda intención rocé con mis dedos su

hombro descubierto bajando lentamente hasta su codo, pronto me di cuenta que había sido un completo estúpido al inventar ese nombre, Emmanuel era casi idéntico al suyo, aunque por supuesto no planeaba decirle el verdadero ya que aunque esta chica me provocaba un delicioso deseo de tenerla, lo más seguro es que a lo más que podríamos llegar era a una noche de sexo, claro siempre y cuando ella lo permitiera. - ¿Vienes sola? - Si, ¿y tú? Perfecto, pensé, sería más fácil para mí.

- Espero a un amigo, pero tal vez pueda verlo otro día, ahora estoy ocupado admirando la belleza de una hermosa dama -dije, noté como mis palabras intencionales hicieron el efecto que quería, sus mejillas se volvieron de un rojo intenso provocando en mí que mi miembro comenzará a ponerse duro, quería probarlas. *** Pov Emily Por un momento me sentí culpable, no era la clase de chica que se metiera con

un desconocido, pero al mismo tiempo deseaba desquitarme con Esteban por comportarse como un imbécil conmigo, si quería estar con otras chicas porque no me terminaba, eso sería más fácil para mí y mi padrastro no me presionaría para estar con él. Pero pensándolo bien, nadie se enteraría de la pequeña aventura que estaba a punto de tener. Después de un rato de platica, me propuso ir a un lugar más cómodo el cuál yo acepté al parecer este chico sabía lo que quería e iba al grano, cuál fue mi sorpresa cuando aparcó frente a un hotel a las afueras de la ciudad.

- Si tu no quieres, está bien - dijo al ver la reacción de mi rostro. Por mi mente pasaron muchas cosas, desde la imagen de Esteban, mi padrastro, mi madre, ¡al diablo con todos ellos! ¡no decidían sobre mi vida! - Si quiero - dije tratando de parecer normal. Entonces como si hubiera activado un interruptor Emmanuel se abalanzó sobre mi besándome con tal intensidad introduciendo su lengua hasta el interior de la mía provocando sensaciones que

nunca antes había sentido, pero se sentían tan bien. Introdujo su mano hasta el interior de la falda negra que llevaba, en medio de mis muslos sobándolos y apretándolos, un gemido casi mudo se escapó de mis labios, él se separó un poco de mi clavando su mirada en mis ojos. - Esto es sólo un pequeño anticipo de lo que te haré sentir una vez dentro - dijo ahora con un tono de voz ronco, me besó ligeramente para después conducir directo al estacionamiento del hotel. Sentí como mis nervios comenzaron a apoderarse de mí, nunca antes había estado con alguien ni si quiera con

Esteban, era virgen y estaba a punto de entregarle mi virginidad a este hombre desconocido, pero era mejor eso a esperar a que un día mi padrastro quisiera obligarme a estar con Esteban, faltaba poco para que eso sucediera. Por: Xiom

3. Tensiones Pov Emily Mínimo era un hotel con H y no con M, de algún modo eso me hacía sentir más segura de lo que estaba a punto de suceder. Por un momento me embargo la curiosidad de saber más sobre él, llevaba puesto ropa de oficina por lo que supuse que lo más probable era que fuera profesionista y ganará bien, ¿profesión? No lo sé. ¿Pero que estaba pensando? Si no lo volvería a ver, no lo podía volver a ver, aparte se veía mucho más grande que yo, mmm.... unos seis o siete años, jamás había salido con alguien que me llevara tanta diferencia de edad, de

seguro él era muy experimentado con las mujeres, pensé. ¿Subimos a la habitación? - Salté del sofá de la sala de recepción en cuanto escuché la voz de Emmanuel acercarse con las llaves de la habitación que acababa de reservar. Sonreía abiertamente, podía ver sus dientes increíblemente blancos, su mirada como de lobo a punto de devorar una caperucita me estremeció. Asentí hipnotizada ante aquellos ojos penetrantes. Extendió su mano hacía mí, como una niña obediente entrelacé mi mano a la de

él. Mientras subíamos por el elevador notaba como me miraba fijamente, tal vez ya me estaba desnudando en su mente. Sentí como mi respiración se agito, ante aquel pensamiento mientras un río de humedad nacía de entre mi entrepierna, era una sensación nueva para mi. El resultado de nuestro casual encuentro fue una noche de sexo que duró varias horas, lo hicimos una y otra vez, el parecía un experto en la cama, un hombre hambriento de placer. No sabría definir mi primera experiencia sexual como buena o mala ya que no tenía una referencia con que compararlo.

No supe en qué momento mis ojos comenzaron a cerrarse de lo cansada que me sentía. Desperté asustada y exaltada, ¿Qué hora era? Pegué un brinco de la cama, la habitación estaba obscura a excepción de las luces de la calle que se colaban entre las cortinas de la ventana, pude ver como Emmanuel estaba dormido volteado para el otro lado de la pared, como pude y lo que la poca luz me permitió a tientas en el piso busqué con desesperación mi teléfono celular. Me apoyé con las rodillas en el frío mosaico del piso mientras veía que ya eran ¡las cuatro de

la madrugada! ¡Si mi padrastro y mi madre se enteraban me iban a matar! Rápidamente comencé a vestirme, pensé que no había hecho ruido cuando Emmanuel encendió la lamparita lateral de la cama. ¿Qué pasa? - preguntó soñoliento mientras emitía un enorme bostezo. - Me tengo que ir - le dije con prisa. Él se reclinó sobre el respaldo de la cama, mientras observaba como me vestía.

- Podemos repetir cuando tengas ganas espetó sonriente - dame tu número de teléfono. - Lo siento no puedo - dije mordiéndome el labio, aunque muy en mi interior si deseaba volver a repetir, quería volver a tocar ese abdomen de adonis que tenía, sentir como se apretaba a mi cuerpo.... que estaba haciendo, estaba fantaseando con él cuando acabábamos de tener intimidad, ¿qué aún no llenaba? - ¿Quieres que te lleve? - preguntó al tiempo que se ponía de pie.

- No, puedo llegar sola- dije con una sonrisa falsa. - Esta bien como quieras...- se encogió de hombros, y volvió a acostarse dándome la espalda. Al parecer el planeaba quedarse a dormir en el hotel. Cuando desperté me sentía demasiado cansada y hambrienta. Cuando llegué hoy por la madrugada a casa al fin pude descansar tranquilamente, al parecer nadie se había percatado de la hora en que había llegado. Me duché rápidamente, me vestí con unos Jeans ajustados, una blusa rosa

delgada a tres cuartos en cuello U y mis conversé negros, por lo regular me gustaba vestir cómoda no era de las chicas que llevará falda o vestido a la universidad. Era temprano aún, estaba a tiempo para bajar a desayunar e irme a la escuela en autobús ya que después de la pelea que había tenido ayer con Esteban no creí que fuera a pasar por mí. Tomé mi mochila y justo cuando salí de mi habitación, mi cuerpo se heló por completo al verlo caminar por el pasillo en dirección a donde yo estaba de pie con la boca abierta de la impresión, sentí casi desvanecerme.

¿Qué haces aquí?- al momento de preguntar, me vio con el mismo asombro que lo había visto hace unos instantes, sólo que se abalanzó sobre mi jalándome hasta el interior de mi habitación, cerró la puerta con seguro. No entendía nada de lo que estaba pasando, ¿qué hacía Emmanuel en casa? Él me veía con enfado, mientras pasaba su mano por encima de la parte trasera de su cuello con desesperación. -¿Eres Emily? - no supe distinguir si estaba preguntando o afirmando, yo sólo asentí en silencio mientras observaba como me fulminaba con la mirada.

- ¿Cómo sabes mi nombre? - pregunté inquisidora - ¿cómo entraste a mi casa? Él se burló en un tono irónico. - Soy Álvaro, tu hermanastro - dijo acercando demasiado su rostro al mío. Casi me desvanezco de nuevo, ¿qué? ¿tuve sexo con mi hermanastro? ¿cómo paso? ¿en qué momento? ¿Cuándo regreso? Todo mi cuerpo comenzó a entrar en shock de los nervios. Él noto el grado de mi ansiedad en ese momento por lo que me sujeto con fuerza de los hombros acorralándome tras la puerta.

Escúchame bien Emily - dijo tajante penetrándome con sus oscuros ojos nadie debe enterarse de lo que paso ayer entre nosotros, ¿escuchaste? - asentí asustada ante el tono tenebroso de su voz. El agarre de sus manos en mis hombros era muy fuerte y me empezaba a incomodar. - ¿Cuándo regresaste? - pregunté confundida. -Ayer por la tarde, si estuvieras en casa como buena niña nada de esto hubiera pasado - me recriminó, ¿cómo se atrevia?

- ¿Ahora es mi culpa? - pregunté enfadada. - ¿Qué hacías ayer a altas horas de la noche sola en un bar? Se supone que tienes novio, el hijo de los Cazares - me dijo en voz alta. -El y yo terminamos - dije furiosa. ¿Qué? No pueden terminar, él es nuestro pase al crecimiento exponencial de la empresa - al parecer ahora si estaba de verdad enfadado. Sentí como mi piel se erizo, no podía creer que el chico seductor de ayer fuera

mi hermanastro Álvaro, el que ahora se estaba portando como un imbécil culpándome de lo que paso el dia anterior, sentí como una ola de coraje envolvió mi cuerpo, pero no le iba a dar gusto de llorar frente a él. - Eres igual que tu padre, los dos son unos oportunistas - gruni. - Más te vale que midas tus palabras Emily me amenazó. - ¡Ya suéltame! - dije fastidiada de toda esta situación.

De mala gana dejó de apretar mis brazos, se llevó una mano a la cara para después volver a verme. -Te diré que es lo que vas a hacer, vas a ir a la escuela y te reconciliaras con tu noviecito, después tu y yo hablaremos, pero no aquí, nadie debe saber lo de ya sabes... Salió de mi habitación dando un portazo. Maldije mi suerte, entre todos los hombres con los que pude haber tenido relaciones él se cruzó en mi camino. Me llevé las manos a mi rostro, cerré los ojos y deseé que todo fuera una

pesadilla, como podría vivir ahora bajo el mismo techo que mi hermanastro, cada vez que lo viera vendría a mi mente el recuerdo de la noche en que estuvimos juntos. ¿Por qué tuve que darle un nombre falso? Baje con todo el pesar que podría sentir, mi ánimo estaba por los suelos para mi fortuna todos estaban en la mesa desayunando excepto Álvaro, tomé mi asiento de siempre saludando con un "buenos días", Espere a que Martha la señora que trabaja

en la casa me sirviera el desayuno, evite mirar a mi padrastro no sabía si estaba de mal humor o de peor. Para mi mala fortuna Álvaro apareció en el comedor sentándose frente a mí. Me miraba despectivo. Hoy tengo una reunión de negocios muy importante con Ernesto Cazares, espero que estés portándote muy bien con Esteban – Escuché la voz de mi padrastro, toda mi espalda se tensó al recordar que ayer habíamos terminado. Álvaro me penetró con su mirada, ya le había dicho que Esteban y yo habíamos terminado, cuando mi padrastro se enterará la que se me iba a armar.

-Te recuerdo que estudias en una de las mejores universidades privadas gracias a mí. - No tiene que recordármelo todos los días, eso ya lo sé - dije mientras mi estómago se revolvía del coraje. - Vete haciendo a la idea de que terminarás casándote con Esteban, es un excelente partido. - Para usted o para mí - lo interrumpi.

Al parecer mis palabras habían provocado el mal humor de mi padrastro porque aventó la servilleta de tela al centro de la mesa. - No me provoques Emily-gritó. Todos posaron sus ojos en mí, mi madre sólo se limitaba a ver todos los días como mi padrastro me regañaba, me decía cosas y se burlaba de mí. Pero nunca en todos estos años me defendió. Mi padrastro iba a decir algo, pero Pedro el mayordomo de la casa lo interrumpió "Señorita Emily afuera está el joven Esteban esperándola" suspiré de alivio de no tener que escuchar más su voz que tanto me fastidiaba. Salí del comedor a

toda prisa mientras que desde lejos le hice una señal de "gracias" con mi boca a Pedro, él me guiñó un ojo en respuesta. Por: Xiom

4. Confusiones Pov Emily Esteban estaba recargado en la puerta del copiloto de su auto esperando a que saliera de casa, cuando nuestras miradas se cruzaron sentí un sentimiento de culpa por lo de la noche anterior, aunque si lo pensaba bien él me había sido infiel en incontables ocasiones y seguía como si nada. Cuando me acerqué, él abrió la puerta del auto sin decir palabra, ni un buenos día o algo así, estaba serio y apretaba la mandíbula.

El silencio durante el trayecto era muy incómodo. - Pensé que no vendrías por mí, después de nuestra pelea de ayer - dije fijando la mirada en el cristal de la ventana, viendo hacia la carretera. Su rostro estaba serio, miraba fijamente al frente, llevaba puesto una playera tipo polo negra con unos pantalones de mezclilla azul y unos zapatos deportivos negros, a pesar de vestir sencillo él siempre se veía bien llevará puesto lo que llevará, era un chico muy guapo,

algunas compañeras de la universidad babeaban por él. Si no vengo por ti, como te iras a la universidad - soltó en tono severo. Antes de conocerte, me iba en autobús ¿sabías? - le repliqué, pero esta vez mirando fijamente al perfil de su cara. ¿Y arriesgarte a que te asalten o manoseen? Emily tu personalidad llama demasiado la atención - se mofó en tono irónico. No sabía a qué se refería si a mi cabello teñido de rojo o a algo más, Aparcó en uno de los espacios vacíos del estacionamiento frente a su facultad, la

mía estaba a unos cuantos metros de ahí así que caminaría un poco. Mañana ya no pasaré por ti, así que tomate tu tiempo - su voz era seca, había un hilo de amargura en ella, estaba castigándome, agradecía todas las atenciones que tenía conmigo, pero antes de conocerlo me las arreglaba muy bien sola, podía hacerlo otra vez. Yo no había nacido en cuna de oro como él. Suspiré abatida. - Esta bien, que tengas buen día Esteban salí del coche.

Aún faltaban diez minutos para que comenzará mi primera clase. Cuando llegué al salón de clases vi aquella melena rubia inconfundible de ojos verdes. Gabriela mi mejor amiga desde primero de universidad, ella estudiaba filosofía y letras no por amor a la lectura si no porque sus padres eran periodistas y eran dueños de la cadena de periódicos "La Voz de México" uno de los más importantes en su ramo. Agitó la mano con fuerza indicándome que junto a ella había un asiento vacío. Emily ayer después de que te fuiste con Esteban todos comenzaron a cotillear sobre que ustedes se habían peleado, ¿es verdad? - dijo apenas me senté en la silla

- la tipa esa la que se le pega mucho, dijo que Esteban te dejaría por ella. Que le aproveché entonces - exhalé tratando de evitar que me afectará, el día anterior justo antes de que huyera a beber al bar, era la fiesta de aniversario de la facultad de finanzas donde Esteban estudia, Gabs y yo asistimos, ella porque todos la conocían y era muy social y yo fui a acompañar a Esteban, hasta ahí todo iba bien hasta que una tipa de melena castaña, Marcela, aprovechó un momento en que me quedé sola para restregarme en la cara todo lo que ella y Esteban hacían cuando yo no estaba. Por eso fue que terminamos, porque él ni si quiera lo negó.

Gabriela me miró con compasión. - Lo siento amiga, yo no tenía idea que ustedes estaban teniendo problemas en su relación - me dijo dando pequeños toquecitos en la espalda. Sonreí negando con la cabeza. - Esteban me puso el cuerno con Marcela musité por lo bajo.

¡Maldito hijo de pu....! - exclamó mi amiga furiosa pero no termino la frase porque en ese instante entro el maestro Fernando, se tapó la boca con la mano para no reírse de la situación bochornosa, al parecer el maestro si alcanzó a escuchar lo que Gabs gritó, pero prefirió hacer como si no lo hubiera escuchado. *** Pov Álvaro Aún no podía creer que Emily fuera aquella chica ardiente que conocí en el bar, era mi hermanastra, pero no podía

dejar de admitir que me atraía a sobre manera, pero sabía que no era buena idea acercarme tanto porque mi padre ya tenía planes para ella y Esteban Cazares. Sonreí al recordar la mancha de sangre que vi por la mañana, Emily era virgen y me había entregado su virginidad e inocencia a mi precisamente. Pedí a mi padre incorporarme a la empresa familiar hasta el día de mañana alegando que tenía algunas cosas que hacer, entre ellas tenia que hablar con Emily para cerciorarme que nadie se enteraría de lo que hubo entre nosotros y para persuadirla de que haga lo que mi padre quiere.

*** Pov Emily El maestro de la última clase avisó que no asistiria por un problema familiar. Gabs y yo aprovechamos para disfrutar el día soleado de primavera bajo la sombra de nuestro árbol favorito. Frente a nuestra facultad había un jardín enorme con árboles y pasto muy bien cuidado que los estudiantes aprovechábamos para sentarnos a leer bajo la sombra de los mismos.

Mientras mi amiga se maquillaba, me dispuse a leer, cuál fue mi sorpresa cuando levanté la vista y vi que Esteban y otros amigos llegaron a la facultad, también iba con ellos Marcela. - Estás viendo lo mismo que yo - susurró Gaby a mi oído. Asentí enmudecida Esteban está mirando a nuestro salón de clases, tal vez está esperando a que terminé la hora. Te está buscando Emily. Asentí nuevamente. Lo que él no sabe es que no tuvimos la última clase-dije sin dejar de observarlo.

Senti como Gaby apretó mi brazo con desesperación. ¡Ya nos vieron Emily, Esteban viene para acá! - escuché su grito en mi oído. Pensé que no vería más a Esteban durante el resto del día, pero el a veces era muy insistente, ¿Qué quería? Demostrarme que no me necesitaba, que ya tenía mi reemplazo, no quería otra situación incómoda después de la mañana en que descubrí que e mi hermanastro y yo tuvimos sexo. Mi ánimo ya estaba por los suelos sólo con eso. De pronto vi mi extraña salvación llegar al estacionamiento frente a nosotros.

Tengo que irme, ya vinieron por mi - dije apresurada guardando el libro en mi mochila, mientras veía como Esteban se acercaba a paso firme. Gaby volteó en dirección a aquel hombre que detuvo su auto frente a nosotros. - ¿Quién es ese chico tan guapo? pregunto Gaby embobada ante la belleza de mi hermanastro. - ¡Álvaro! -dije, pero sin saber si me había escuchado.

Todo paso en fracción de segundos. Esteban se acercó a paso ágil mientras que Álvaro salió del auto para abrir la puerta del copiloto, subí al auto de prisa. Álvaro rodeó el auto con rapidez, para después encenderlo y acelerar. Pude ver la mirada entre confundida y furiosa de Esteban, él no conocía a Álvaro. El trayecto en silencio duró poco, él se estacionó frente a una plaza cerca de la universidad. Me miró fijamente,

Emily, esta mañana me deje llevar por mis impulsos - comenzó a decir, su voz era tranquila y suave a comparación de la de esta mañana y su mirada ya no era de ira - creo que el destino nos jugó una mala pasada - río burlón - pero podemos comenzar de nuevo ¿qué te parece? - ¿Qué más nos queda? - exhalé resignada. - Vamos a caminar - dijo saliendo del auto, al parecer estaba de buen humor. Abrió la puerta de mi lado como todo un caballero, salí y caminamos uno al lado

del otro, por el sendero rodeado de árboles de bugambilias y pasto. - ¿Te reconciliaste con Esteban Cazares? cuestiono sin detenerse. - No y no creo que eso valla a pasar agache la mirada no sabía por qué cuando pensaba en Esteban sentía una especie de tristeza, sería posible que de verdad me estuviera doliendo la ruptura. - ¿Por qué no crees regresar con él? preguntó intrigado. -Por qué me engaño con otra chica y ella dice que él me dejó por ella.

Álvaro se detuvo en seco y se giró hacia mí, me miró fijamente alzando mi barbilla con su mano. Que tonto es Esteban para dejar a una chica como tú - no sabía por qué estaba siendo tan amable conmigo, pero se sentía bien tener el apoyo de alguien - te daré un consejo - hizo una pausa - no necesitas quererlo para estar con él, el que tu seas su novia a toda nuestra familia nos beneficia ya que ellos son nuestros principales clientes. - Le beneficia sólo a tu padre - lo interrumpi cruzándome de brazos.

El sonrio sarcástico. Te equivocas, tú también te podrías beneficiar si fueras un poco más inteligente debe haber algo que papá te pueda conceder, un coche para que vengas a la escuela, visitar más seguido a tu padre o un viaje, dinero, algo, yo puedo hablar con él por ti - su mirada penetrante estaba haciendo que sus palabras se clavaran en mi cerebro, de hecho, si había algo que quería "ver a papá". -Lo pensaré - musité.

Nunca había pensado las cosas de esa manera ya que mi padrastro siempre me exigía y me exigía a gritos las cosas, Álvaro me estaba haciendo ver todo de diferente manera, pero ¿qué estaría dispuesta a hacer con tal de poder ver más seguido a mi papá? Por: Xiom

5. Empezar de cero POV Emily Álvaro y yo estuvimos sentados largo rato platicando en una de las bancas del parque. Al parecer era mucho más agradable de lo que había pensado, con él en casa de seguro muchas cosas mejorarían para bien. Caminamos de nuevo al auto, pero esta vez me sentía más cómoda cerca de su compañía.

- Emily... - hizo una pausa - si no fuera tu hermanastro... ¿repetirías conmigo esa noche de pasión? Casi me ahogo con la saliva al escuchar eso. El río divertido al ver mi reacción. - No deberíamos estar hablando sobre eso, es muy incómodo - espeté al sentir como mis mejillas comenzaban a ponerse calientes. Álvaro se acercó más a mi mientras caminábamos, él era por mucho más alto que yo.

- Pero te gustó - susurró a mi oído para después soltar una carcajada enorme al ver como todo mi rostro se coloreaba de rojo resaltado aún más el color, por mi cabello pelirojo. Quise decir algo para defenderme, pero como podía defender lo indefendible, Álvaro era muy guapo y su presencia era muy atrayente, claro que me gustó haber tenido sexo con él, pero era mi hermanastro y quería enterrar el recuerdo de esa noche, mil metros bajo tierra. Observaba como se reía divertido.

Al día siguiente y cumpliendo su promesa Esteban no paso por mí, sentí una especie de vacío en mi pecho, pero decidí ignorarlo porque fui yo quien le pidió que ya no lo hiciera. El transporte colectivo no entraba a la zona residencial de clase alta, por lo que para tomarlo tenía que caminar por toda una larga carretera saliendo del fraccionamiento donde vivía, eran unos dos kilómetros, tal vez la caminata matutina me ayudaría a ordenar mis pensamientos. Escuché un claxon sonar a mi espalda, me giré instintivamente.

- ¿Te llevo Emily? - la voz era de Mara. Gracias, pero hoy quisiera caminar - le dije tratando de no parecer grosera. - Esta bien, como quieras - dijo encogiéndose de hombros. Vi desaparecer el auto de Mara hasta que dio vuelta en una calle. Cuando llegué a la facultad las clases ya habían comenzado. No tenía caso intentar entrar a mi clase ya que el maestro no me lo permitiría así que decidí continuar la lectura de mi libro bajo la sombra de mi árbol favorito.

-¿Qué tal la caminata matutina? escuché - su voz interrumpiendo mi lectura, había una pizca de burla. - Relajante-dije sin desviar la vista de mi libro. ¿Cuánto tiempo hiciste de casa a la escuela? - preguntó, esta vez su voz se escuchaba más cerca. - Cuarenta minutos - dije con simpleza. Tuve que alzar la vista al sentir que Esteban caminó hacía donde estaba sentada sobre el verde pasto del jardín, dejándose caer de sentón a un lado de

mí, lo sentía demasiado cerca, podía oler su perfume a un toque de vainilla y lavanda amaderada. Olía delicioso. Él provocaba sensaciones extrañas en mi cuerpo pero que no podía permitirme sentir, él era el hijo del magnate más poderoso de todo el norte del país y yo simplemente era Emily la hijastra no deseada de un empresario sin escrúpulos, el hecho era que no podía confiar en Esteban porque, así como ahora era su diversión estarme persiguiendo cuando se aburriera de mi se olvidaría fácilmente consiguiendo otra chica, así eran todos los hombres con dinero,

Si me lo pidieras, podría pasar todos los días a tu casa para traerte-dijo en tono serio mientras jugaba con el pasto que se colaba por en medio de sus piernas ligeramente abiertas, A lo lejos vi como una castaña de ojos marrones se acercaba a paso rápido. Esteban que haces con esta tipa - dijo en tono de reclamó y con voz exaltada. Volteé a ver a Esteban sorprendida del tono de voz con el que le estaba hablando Marcela. Él la fulminaba con la mirada. Antes de quedarme a ver como Esteban descargaba su furia contra

Marcela me puse de pie rápidamente y tomé mís cosas. Esteban también se puso de pie. - Los dejo para que arreglen sus diferencias de pareja - dije en tono sarcástico. - ¡Emily espera...! - Escuché su voz a mi espalda, pero caminé más rápido. Unos instantes después ya no escuchaba sus voces discutiendo. Aligeré el paso ni si quiera sabía a donde me dirigía ya casi llegaba a la facultad donde estudiaba él.

- Emily... - me tomó de la mano para hacerme girar. - Esteban... - apenas alcancé a decir palabra cuando ya me estaba jalando de la mano hacía la salida de la universidad. - ¿A dónde vamos? Tengo clase... - A un lugar donde podamos hablar sin que nos interrumpan - me llevaba de la mano a paso rápido, podía sentir las miradas curiosas de los estudiantes que nos topábamos en el camino. Llegamos hasta un parque frente a universidad donde las parejitas

acostumbraban pasar sus ratos libres. Cuando cruzamos la calle me zafé de su agarre. -Oye... no pienso faltar a mis clases - dije enfadada. - Sólo será un rato, necesito hablar contigo dijo severo poniendo sus manos en la cintura. - Esta bien - dije cruzándome de brazos. Llegamos a un área donde había algunas bancas y nos sentamos. Él apoyo sus codos en las rodillas uniendo sus manos entre sí.

- Emily, ¿sabías que tu padrastro te ofreció a cambio de un contrato por diez años donde Industrias Cazares será cliente exclusivo de su empresa? Todo mi cuerpo se estremeció, agaché la mirada al instante, sentía demasiada vergüenza mi padrastro me estaba vendiendo a Esteban, mi pequeño corazón se estrujó de tristeza. - ¿Aceptarán? - pregunté con miedo. Él se puso de pie tomándome de la mano para que también hiciera lo mismo. Su mirada penetro en la mía mientras que sus facciones cuadradas se endurecieron.

Si yo fuera otro hombre, aceptaría con gusto ese trato con tal de tenerte conmigo... pero en cambio estoy aquí intentando que estés conmigo porque así lo desees y no por obligación - atrajo mi cuerpo al suyo sujetándome de la cintura, chocó su frente a la mía haciendo que todo mi cuerpo se tensará de los nervios al estar tan cerca de él - sé que también sientes algo por mí, lo sé porque cada vez que me acercó a ti te pones nerviosa y tratas de evitarme, si esa era la razón que te impedía aceptar que también me quieres puedes estar tranquila porque yo jamás te obligaré a hacer algo que no quieras.

Su aliento a menta chocaba con mi rostro, sensación de chispas de electricidad recorría todo mi cuerpo desde los pies a la cabeza, no me di cuenta en qué momento mis brazos estaban posados sobre los de él casi a la altura de sus hombros. ¿Y Marcela? - cuestioné tan pronto como la imagen de su rostro apareció en mi mente, él no había negado que había tenido quereres con ella. Su mandibula se tensó, pero no apartó su cuerpo del mío, si no que sentí como afianzó su agarre en mi cintura y espalda.

- Pensé que dándote celos haría que reaccionaras, pero creo que sólo provoque que todo se echará a perder... perdóname Emily, desde que te conocí eres la única persona en la que pienso cada día antes de dormir. Mi corazón se ensanchó al escuchar sus palabras, hace mucho tiempo que Esteban no se sinceraba de esa manera conmigo. Pero agradecía que lo estuviera haciendo. - Dame la oportunidad de demostrarte que eres la única.

Todo esto sobrepasaba mis pensamientos, pero sentía algo por él a pesar de que en un principio mi padrastro me hubiera obligado a ser su novia. Su abrazó era cálido y reconfortante, lo estaba disfrutando y no quería apartarme de él, le necesitaba. Tal vez podamos empezar de cero- dije con la voz entrecortada por las sensaciones que ahora mismo estaba experimentando mi cuerpo. Rozó su nariz con la mía. - No tenemos que empezar de cero... podemos continuar donde nos quedamos

- su respiración se volvió más agitada, de repente su boca exigió mis labios moviéndose al compás de los míos era un beso lento pero apasionado, de esos que te hacen sentir como si estuvieras en el cielo.

Por: Xiom

6. Primer día en la empresa POV Álvaro Me levanté muy temprano por la mañana, hoy sería el primer día de trabajo en la empresa familiar. Para empezar, tendría una reunión con mi padre donde me explicaría cuales serían las funciones que desempeñaría, claro esperaba que fueran directivas ya que un día la empresa pasaría a ser mía. Mientras abrochaba los botones de mi camisa, no pude evitar sonreír frente al espejo

al recordar la reacción que tuvo Emily cuando le insinué si repetiría conmigo aquella noche en que estuvimos juntos. Emily era mi hermanastra, no tenía intención de tener algún tipo de relación sentimental con ella, aunque no estuviera bien visto ante la sociedad, quien decía que tal vez en algún momento podríamos volver a tener sexo, algo casual que nadie se enterará, que fuera nuestro secreto, me mordí el labio al dibujar su figura esbelta en mi mente, de lo que se estaba perdiendo Esteban Cazares. Recordaba el edificio de la empresa exactamente igual al de hace diez años,

Lo primero que hice al llegar fue ir a buscar a mi padre a su oficina. - ¿Se puede? - pregunté abriendo un poco la puerta. Claro, pasa hijo - respondió. Entre con las manos en mis bolsillos observando lo que había a mi alrededor, algún día esta oficina sería mía y yo ocuparía el asiento en el que mi padre estaba sentado ahora.

- ¡Bonita oficina! - exclamé irónico mientras tomaba asiento frente al escritorio de mi padre. - Ten, léelo - ordenó mi padre al momento en que me pasaba una carpeta amarilla con hojas, no tenía idea de lo que se trataba, sin preguntar que era, abrí la carpeta y comencé a leer... era un contrato con una propuesta de compra por diez años donde la persona en cuestión se comprometía a ser cliente exclusivo de nuestra empresa. Entrecerré los ojos para alzar la vista a mi padre.

-¿Esto es lo que quieres que firme Ernesto Cazares? - pregunté con la ceja arqueada, se necesitaría ser muy ingenuo para que un empresario de la talla de Cazares se animara a firmar un contrato así. Mi padre asintió con una sonrisa macabra. - ¿Qué te parece? La verdad no creo que firme algo así, al analizar todas las cláusulas los únicos que salimos ganando somos nosotros, ¿crees que no se dará cuenta?

Mi padre río. - Claro que se va a dar cuenta, pero Ernesto es un hombre muy familiar, ama a su hijo y haría cualquier cosa para tenerlo contento, y lo que su hijo quiere es a nuestra Emily - al momento de decir eso mi mandíbula se contrajo - este año planeo comprometerla con Esteban, es el negocio perfecto y si Emily llega a casarse con él, nuestro futuro estará asegurado. ¿Crees que Emily hará lo que quieres? pregunté incrédulo, ya que ella me había comentado que Esteban le había sido infiel en varias ocasiones y se veía muy molesta, tanto que hasta me entregó su virginidad con tal de no dársela a él.

- No lo creo, estoy seguro de que lo hará dijo él, poniéndose de pie hasta llegar a una mesita en la que había varias botellas con alcohol, sirvió dos whiskies y me ofreció uno guiñándome un ojo con complicidad - Emily sabe que si se niega tengo el poder para impedir que vea a su padre, además de eso tengo de mi lado a Margaret, si algo se complica ella sabe cómo obligar a Emily para que haga lo que queremos. Dejé caer la carpeta amarilla sobre el escritorio.

- Prometí a Emily que hablaría contigo para que dejarás que viera más seguido a su padre, ella hará lo que le pidas, de esa manera todos ganamos - dije endureciendo la voz. Mi padre me observó con asombro. -¿Desde cuándo tú y ella se llevan tan bien? - preguntó inquisitivo. - Hemos hablado un par de veces, creo que le agrado, nos conviene que este de mi lado para así poderla disuadir - jacté.

- Muy bien Álvaro, puedes decirle que pensaré el asunto de su padre siempre y cuando haga lo que le pidamos. El resto de la mañana paso lentamente, la dediqué a instalarme en mi nueva oficina y revisando documentos. Había algo que me mantenía intranquilo, desde que conocí a Emily sentía una especia de empatía por ella ante lo que estaba sucediendo en su vida, que fuera novia de Esteban Cazares nos beneficiaba por mucho, pero a la vez me hacía sentir incómodo el hecho de que tendría que verla algún día besando al mocoso heredero de los Cazares.

Cuando vi en el reloj que ya era la una de la tarde recordé que Emily salía de clases en treinta minutos más, decidí ir por ella a la universidad aprovechando que por ahora estaba tomando el autobús. Cuál fue mi sorpresa que, al llegar a la universidad, justo en el mismo árbol de ayer donde estaba con su amiga, Emily estaba sentada platicando muy amenamente con Esteban, algo dentro de mi se retorció, toqué el claxon un par de veces para llamar su atención, en cuánto me vio se despidió con un beso en la mejilla de él y camino a paso rápido hasta donde estaba mi auto, salí de él rápidamente rodeándolo para abrir la puerta del copiloto mientras fulminaba con la mirada a Esteban Cazares, noté como él me miraba de la misma manera.

- ¿Cómo fue hoy tu día? - le pregunte una vez que estuvimos dentro del auto con rumbo a casa. Emily abrazaba su mochila apoyándola en sus piernas. - Bien, me reconcilié con Esteban, ¿el tuyo qué tal? - dijo con inocencia. Sonreí con sarcasmo. - Todo de acuerdo al plan - dije con sequedad sin despegar la vista del frente.

Emily jugó con sus dedos unos momentos para después voltear a verme. -Yo siento algo por Esteban - dijo tímidamente. Su confesión provocó que apretara con mayor fuerza el volante del auto. Que bien, eso te facilita las cosas - espeté esbozando una media sonrisa con falsedad mientras que por dentro sentía que me carcomía, ¿de celos? No creía que fuera posible. El resto del trayecto evite hablar con ella, necesitaba aclarar mis pensamientos y emociones, necesitaba ser inteligente no

dejarme llevar por mis instintos carnales, mujeres había demasiadas en este mundo como para enfrascarme en una y además que fuera mi hermanastra. - Gracias por traerme Álvaro - dijo cuando entramos a casa para después subir las escaleras directo a su habitación. Noté como Mara me veía de una manera extraña desde la sala de estar, Caminé hasta donde se encontraba para sentarme a su lado. - ¿Pasa algo Mara? - le pregunté escudriñándola con la mirada.

Se encogió de hombros. - Desde que llegaste pasas mucho tiempo con Emily, he notado como la mirassoltó. Suspiré. - Busco lo mejor para nuestra familia y Emily es la llave para que lo consigamos dije en tono de voz falso. - Eso espero Álvaro, no querrás salir quemado.

- ¿Qué estas insinuando Mara? pregunté un tanto enfadado. - Nada se apresuró a decir mientras se puso de pie y salió a paso rápido de la habitación. Por un momento me quedé pensando en lo que dijo, si era cierto, necesitaba ser mucho más cuidadoso con mi comportamiento hacia Emily no quería echar a perder los planes que teníamos. Los siguientes días mantuve mi distancia, no había cruzado palabra con ella, pero la veía casi todos los días durante el desayuno, era inevitable no percatarse

del brillo que apareció en la mirada de Emily y el buen humor que ahora la caracterizaba, al parecer el noviazgo con Cazares le estaba sentando bien sin embargo por mi parte, era yo quien se estaba amargando.

Por: Xiom

7. Confesiones POV Emily Los días siguientes a nuestra reconciliación las cosas entre Esteban y yo iban de maravilla, ahora me tomaba de la mano sin pedirme permiso como antes que nuestro contacto físico era nulo, nos besábamos y abrazábamos con cariño, ahora éramos una pareja normal. Añadido a todo eso mi padrastro Raúl ya no me gritaba como antes, el desayuno y cena en casa se había vuelto algo tranquilo, estaba contento de que hubiera regresado con Esteban pero además intuía que Álvaro había hablado con él sobre ese asunto ya que uno de

esos días me dio dinero para que me comprara cosas que necesitará ya sea para ropa o la escuela, ese acto me sorprendió mucho, ya que siempre tenía que dirigirme a mamá cuando tenía la necesidad de comprar algo. Al salir de clases Gabriela y yo bajamos las escaleras desde el aula hasta la explanada de la facultad, platicábamos amenamente sobre las clases que teníamos y sobre que libros estaría bien realizar la reseña crítica que nos pidió el maestro de redacción. -¿Sobre qué harás tu reseña Gabs? pregunté mientras caminábamos hasta

donde estaba el jardín, esperaría ahí hasta que esteban saliera de clases. - No lo sé Emily, creo que esto de la literatura me sobre pasa, debí haber escogido otra carrera - contesto haciendo una mueca de disgustó en su rostro pero bueno, mis padres me matarían si les dijera que no nací para las letras... ¿tú de que harás tu reseña? Me detuve a pensar un momento, había un gran repertorio de libros que consideraba como mis favoritos. - Tal vez la haga de la "Princesa del Nilo" de Pauline Gedge, es una novela basada

en la vida de la primer mujer Faraón que se tiene registro en la historia de Egipto, la hija de Tutmés | sonreí al hacer mi elección mientras le tendía en la mano el libro que saqué de mi mochila- tal vez te agrade la novela que ahora estoy leyendo "De la pobreza a la realeza" de Dahiana Sánchez, es entretenida, narra la historia de una niña robada que vive en la pobreza pero no sabe que en realidad es una princesa, es de la editorial "sueñovela", te gustará. Ella puso los ojos en blanco. ¿Y si haces la tarea por mi? - soltó con un tono de sarcasmo juntando sus manos en posición de súplica mientras dibujaba en

su rostro una sonrisa juguetona. Puse los ojos en blanco, Gabriela sabia que jamás le haría una tarea, aunque no le gustará nuestra carrera, ya casi estábamos por graduarnos así que necesitaba hacerse responsable de sus deberes. Sentí como unos brazos de hombre conocidos me rodearon por la cintura, mientras susurraba en mi oído con un tono sensual "Hola mi pequeña Ada de los libros" provocando una sensación de electricidad deliciosa que recorrió todo mi cuerpo, solté una risita al escuchar "Ada de los libros" me gustaba ese apodo, me giré hasta quedar frente a Esteban, tome con mis manos su rostro y lo atraje hacía mi con delicadeza, para

posar mis labios en los suyos, a lo que Esteban respondió atrayéndome más a él subiendo de tono nuestro beso. ¡Ya suelta a mi amiga, te la vas a devorar! - exclamó Gaby viendo nuestra escena del beso con cara de fastidio posando sus manos en la cintura. Esteban se había ganado el desprecio de mi amiga después de enterarse que me había sido infiel, cuando le platiqué que habíamos decidido intentarlo de nuevo fue la primera en reprobar mi acción, yo le expliqué como sucedieron las cosas, pero al parecer ella no creía en él, de mala gana lo saludaba cuando lo veía.

Esteban soltó una carcajada gutural al mismo tiempo que se apartó un poco de mí aún tomándome de la cintura. Si pudiera lo haría - soltó nuevamente riendo divertido, refiriéndose a lo de devorarme. Gabriela frunció el ceño molesta. - Ya Gabriela no te enojes, no te robaré a tu amiga - dijo Esteban riendo divertido mientras me daba besitos en la sien, yo los recibía con gusto para limar asperezas las invito a inauguración del antro de un amigo de mi padre, tendré una mesa VIP a mi nombre ya que mi padre me pidió

que fuera en su representación, vendrán algunos amigos también. - Espero que no invites a Marcela escudriñó Gaby cruzándose de brazos. -¡Claro que no! Ella y yo no tenemos nada que ver, Emily lo sabe- dijo Esteban en tono serio. - Eso espero Esteban, no quiero que le rompas el corazón a mi amiga - soltó Gaby. - No te preocupes yo sólo tengo ojos para Emily - sentenció dándome un beso en los labios.

- Esta bien ahí nos vemos. Después de eso Gaby se despidió de mi con un beso mientras que a Esteban le sacó la lengua, en lugar de enojarse a él le parecía divertirle el comportamiento infantil de mi amiga. Vimos cómo se alejó hasta subir a su auto y desaparecer de nuestra vista. POV Esteban Traje a Emily a un parque lleno de jardines con flores y árboles frondosos que mueven sus hojas al compás del viento cálido de los meses de primavera.

A ella le gustaba sentir la tranquilidad de la naturaleza cuando leía libros. Ella estaba sentada junto a mí, en la parte interna de mis piernas abiertas recargando su espalda en mi pecho, en el césped verde al pie de un árbol que nos cubría con su sombra. Acaricié su mano con delicadeza, la amaba tanto que sentí que toda esta espera para poder tenerla, así como ahora había valido la pena. Emily también me quería como yo a ella y me había jurado aquel día que decidimos intentarlo de nuevo que nunca más iba a cometer los mismos errores con ella. Acerqué mis fosas nasales a su cabello aspirando

profundo su olor a flores, sintiendo su textura, el color de su cabello que combinaba con lo pálido de su piel cuando se sonrojaba era un deleite para mis pupilas al imaginarlo, Emily ocasionaba en mi cuando estaba cerca, una especie de felicidad que me gustaba sentir, mi padre me había comentado que ese sentimiento sólo lo podía provocar tu compañero de vida, era el mismo sentimiento que él había experimentado cuando conoció a mamá. - Emily... - ...-dije casi en un susurró.

Ella se giró un poco casi quedando como si estuviera sentada en mi regazo. Sus ojos oscuros se clavaron en los míos, sus mejillas pálidas se volvieron rosadas. ¿Sabías que tu padrastro ha estado presionando a mi padre para que firme un contrato de compra por quince años como cliente exclusivo de su empresa?dije enfriando mi expresión, por una parte, sabía que Emily no tenía nada que ver con los negocios de las empresas de nuestras familias, pero había cosas que necesitaba saber, quería una respuesta. Agacho la mirada avergonzada por algo. Alcé su rostro de la barbilla.

- Emily, necesito que me digas si tu padrastro te está obligando a estar conmigo y con qué te chantajea - dije mientras escuchaba salir de mi boca una voz ronca. Los ojos de Emily se abrieron por completo. - Esteban yo no estoy contigo por obligación - se apresuró a decir.

Le acaricié el cabello con una mano para tranquilizar su expresión de preocupación. Te creo, pero es obvio que al principio si te obligaba ¿o me equivoco? era por eso que eras tan fría conmigo - al ver su reacción pude interpretar una respuesta con su silencio - Emily necesito que me tengas confianza para poder protegerte ya que mi padre no tiene intención de firmar ese contrato, si le ha estado dando largas a tu padrastro es por nosotros. Emily asintió antes de decir palabra. Se hincó de rodillas ante mí para quedar frente a frente, tomando mis manos entre las suyas.

Mi padrastro es la persona más ruin que conozco - noté como apretó sus manos a las mías - es capaz de hacer cualquier cosa por dinero, por eso te pido que no dejes que tu padre firme ese contrato ni cualquier otro acuerdo, él siempre me amenaza con no ver a mi papá, yo sólo lo veo una vez al año - su voz se entrecortó - siempre me regaña y me trata mal, mi mamá no hace nada por defenderme, mi vida siempre ha sido desdichada desde que llegué a esa casa. Apreté a Emily a mi pecho, besando su frente.

- Te prometo que pronto nadie te hará sufrir de nuevo, sólo dame una o dos semanas más. Emily se apartó de mí, observándome confundida - ¿Qué harás? - preguntó preocupada. - Ya lo veras - sólo ten paciencia, le guiñé un ojo atrayéndola a mi para disfrutar la suavidad de sus labios.

Por: Xiom

8. Descontrol POV Emily Con el dinero que mi padrastro me dio hace unos días me compré un lindo vestido n***o para cuando saliera con Esteban y esta noche era la ocasión perfecta pues iríamos a la inauguración del antro, lo que más me emocionaba es que también iría Gabriela. Aún pensaba en la plática que había tenido hace un rato con Esteban, él me dijo que pronto ya no tendría que preocuparme por mi padrastro, no sabia a qué se refería o lo que él y su padre

tenían planeado hacer, pero confiaba en que a su lado estaba segura, aunque me mantenía inquieta pensar en que podría ser capaz de hacer Raúl al enterarse que el padre de Ernesto no planeaba firmar el contrato de compra. Decidí dejarme el cabello suelto sólo acompañado con una diadema negra con detalles en color plata, mi vestido n***o de un solo hombro ni tan corto ni tan largo porque no quería parecer exótica, ya de por si con mi cabello rojo notaba como a veces las personas se me quedaban viendo y unos zapatos con tacón discreto, ante todo la comodidad para bailar con mi novio toda la noche.

Cuando Pedro, el mayordomo de la casa me avisó que Esteban estaba esperándome afuera, sonreí ante el espejo, me gustaba lo que veía, este vestido fue una magnifica elección. Sali de mi habitación a toda prisa escaleras abajo, cuando topé con Álvaro que venía saliendo del despacho de su padre. - ¿A dónde vas? - preguntó un tanto serio, tal vez había discutido con Raúl. Di un paso atrás ya que estábamos muy cerca el uno del otro. - Saldré con Esteban - dije con simpleza rodeándolo mientras caminaba hacia la

puerta. Sentí como rápidamente me jalo del brazo haciendo que girara al instante para quedar nuevamente frente a él. Fruncí el ceño confundida. -¿A dónde van? - preguntó. - A un antro, pero no sé cuál es, es de un amigo del padre de Esteban - le expliqué zafándome de su agarre. Él me soltó abriendo la puerta de la casa para que pudiera salir. Esteban me esperaba recargado en la puerta del copiloto de su auto. Baje los escalones de la entrada principal con

cuidado de no caer de los nervios que su mirada fija en mi, producía. Se veía muy atractivo, llevaba puesta una camisa de manga larga y un pantalón casual ambos en color n***o acompañados de unos zapatos de vestir n***o también. La camisa se ceñía a su marcado cuerpo que había adquirido durante el instituto cuando jugaba futbol americano. Sonreí al ver a mi chico, el me regresó la sonrisa con una expresión en su rostro de felicidad. - Te ves hermosa - me dijo al momento de rodear mi cintura con sus brazos y darme un beso en los labios. Recibí su beso, saboreando el sabor de su aliento a menta, sus besos eran deliciosos.

- También te ves muy apuesto - dije, acariciando su mejilla pasando mi mano por entre su cabello a la altura del oído. Esteban rozó su nariz con la mía en un gesto tierno, pero con mirada llena de deseo haciéndome sentir pequeñas contracciones por en medio de mis muslos. - Trae a Emily temprano - escuché una voz ronca a mi espalda, me giré para verlo, no entendía por qué se estaba comportando de esa manera. Esteban entrecerró los ojos.

- Pensé que a ustedes les daba gusto que Emily fuera mi novia - dijo él con tono irónico y despectivo. Álvaro atravesó con la mirada a Esteban pero no se inmutó para nada, sólo movió su mano para meterla en uno de los bolsillos de su pantalón. - Entonces no será necesario que te pida que la cuides - soltó nuevamente en ese tono de enfado. Esteban aún permanecía abrazándome por la cintura, mi espalda estaba tensa, no entendía el porqué de la actitud de Álvaro.

- La cuidare bien - dijo Esteban acariciándome la mejilla mientras se giraba para abrir la puerta del auto. Entre al auto y mientras Esteban lo arrancaba, observaba a Álvaro de pie clavando su mirada en mí, sentí una especie de escalofrio, Álvaro siempre había sido amable conmigo no entendía por qué ahora se estaba comportando tan frío. - No sabía que tu hermanastro fuera tan sobreprotector contigo. - Lo siento, no sé por qué se comportó así, tal vez ha tenido un mal día -dije tratando de cerrar el tema.

POV Álvaro Sentía como mi cuerpo ardía de furia al ver como el auto desaparecía de mi vista. ¿Por qué Esteban Cazares si podía estar con Emily y yo no? Subí las escaleras a paso rápido hasta llegar a mi habitación. Me senté en el borde de la cama apretando con fuerza mi cabeza que ahora se sentía caliente, solté un gruñido gutural, me puse de pie y comencé a tirar todo lo que estaba a mi paso, necesitaba descargar toda la ira que sentía por dentro, sólo así podría calmarme de nuevo. No sé cuánto tiempo paso, mi habitación estaba hecha un desastre y aún me sentía

igual o peor que hace un rato. Respiraba profundo, cerraba los ojos como el doctor me había recomendado, pero nada estaba funcionando necesitaba descargar con necesidad toda la ira que sentía. - Pensé que los ataques de ira habían quedado atrás - escuché la voz de mi padre, lo busqué con la mirada, estaba de pie recargado en el marco de la puerta, ni siquiera me di cuenta cuando entró. Lo fulminé con la mirada. Era verdad, yo también había pensado que mis ataques de ira habían desaparecido, que esa enfermedad que tanto odiaba la había superado, pero estaba aqui, con un nuevo ataque, esta vez provocado por un

maldito mocoso que estaba disfrutando de la mujer que semanas antes había sido mía. - Necesito tomar aire-dije casi en un susurró ahogado. Mi padre se movió dejándome pasar. Llegué hasta el jardín lateral de la casa, apenas y podía caminar de lo agitado que estaba. Lo primero que vi fue aquel gran fresno, me dirigí a él viendo en su tallo la imagen del rostro de ese mocoso Cazares, comencé a golpear fuerte una y otra vez, ni siquiera sentí cuando mis nudillos se estaban desgarrando mientras que sangre salía de mis manos se

derramaba sobre el piso y gotas de sudor caían de mi frente. Cuando entre a la casa mi padre me esperaba de pie frente a la puerta principal. Veía mis manos con reprobación. - Mañana no asistirás a la oficina, has una cita con el psiquiatra-me ordenó como si yo tuviera la culpa de este trastorno que me aqueja desde que mi madre murió. Ya no me quedaba fuerza para pelear, estaba demasiado cansado y las manos comenzaban a doler. Asentí y subi las escaleras hasta llegar a mi habitación, me

dirigí directo al baño, me quité toda la ropa y me sumergí en la bañera viendo como la sangre de mis manos se mezclaba con el agua jabonosa. Cerré los ojos recargando la cabeza en el borde frío de la bañera. Ya habían pasado casi cinco años desde el último episodio de ira que tuve, lo recuerdo como si fuera ayer, ese día descubrí que mi novia me había sido infiel, yo estaba muy enamorado de ella, la decepción y el enojo fue tal que desato uno de mis peores episodios de ira, recuerdo que lloraba rogando que parara de golpearla, no podía, no podía controlarme, aunque lo quisiera la ira me consumía por dentro y nublaba toda

conciencia que pudiera tener. Reaccioné hasta verla inmóvil, ensangrentada en el piso, con su rostro lleno de sangre en ese entonces tuve la suerte de que ya muchas personas a nuestro alrededor sabían que me era infiel puesto que habían visto en muchas ocasiones como aquel tipo que trabajaba con ella en el despacho entraba a nuestro apartamento cuando yo no estaba, ese día ellos discutieron muy fuerte afuera del departamento y varios vecinos los vieron. Por lo que le atribuyeron los golpes a ese tipo, ella nunca confesó que quien lo había hecho fui yo, tal vez se sintió culpable, pero mi corazón estaba roto, tuve que mudarme de ciudad

alejarme por completo de ella para evitar un nuevo episodio, sé que mi enfermedad no la puedo controlar, es algo emocional y mi intención jamás fue hacerle daño. Ahora estaba sintiendo algo muy intenso por Emily, verla con el estúpido de Cazares fue lo que provocó este nuevo episodio, estaba sintiendo celos, celos de que ella estuviera con él y yo no. Respire profundo, mañana retomaría mi tratamiento, lo que menos quería es llegar a hacerle daño a Emily. Por: Xiom

9. Besos de azúcar POV Emily Llegamos al estacionamiento del antro, Esteban rápidamente abrió la puerta de mi lado ayudándome a salir del auto. ¿Estas enfadado? - pregunté al ver como seguía serio, clave mi mirada en sus ojos aún sin soltar la mano con la que me ayudo a salir del auto. Esteban sonrió tiernamente, rozando su nariz con la mía para después darme un beso en los labios.

¿Cómo podría enfadarme contigo Emm? dijo dándome otro beso mientras me atraía con suavidad a su cuerpo. Por instinto lo abracé, respondiendo su beso con la misma pasión. Mi corazón se contrajo de alegría, como podía este ser que tenía frente a mí, desbordar tal felicidad, opacando y destruyendo toda amargura estancada en el fondo de mi corazón. -Te quiero Esteban - susurré, inhalando su aliento olor a menta. Te quiero más, mi pequeña Ada pelirroja - me beso ligeramente tomando mi mano

con suavidad, caminamos con dirección a la entrada del antro. El antro del amigo del papá de Esteban de seguro sería un éxito, a simple vista era enorme, lleno de luces por doquier. La fila para entrar era demasiado larga y las personas en ella vestían atuendos costosos, sería un lugar muy exclusivo. - Allá esta Gaby con mis amigos - me susurró Esteban al oído sacándome del asombro con el que veía a mi alrededor, a unos metros de distancia Gaby alzaba su mano agitándola con fuerza para que pudiéramos ver donde se encontraba, junto a ella estaban dos amigos de Estaban, los reconocí al instante, eran

Pablo y Samuel, en la universidad siempre andaban los tres juntos. Caminamos hacia ellos esquivando toda la gente que se estaba concentrando cerca de la entrada del antro, esperando su inauguración y abrieran las puertas. - ¡Emily! - Exclamó Gaby dibujando una gran sonrisa en su rostro al momento de que se abalanzaba sobre mi para abrazarme, escaneo a Esteban con mirada despectiva soltando un "hola tú" a lo que Esteban sólo se limitó a sonreír divertido, a él le hacía mucha gracia los desplantes de mi amiga.

Emily, ¿te acuerdas de Pablo y Samuel?, mis compañeros de la facultad-dijo él mientras los saludaba de abrazo. Asentí con una sonrisa. - Hola - Saludé. - ¡Hola Emily! - saludaron al unisonó. Cuando estuvimos dentro del antro un empleado nos dirigió hasta una mesa donde había un letrero con la leyenda "Vip", la mesa estaba frente a la pista de baile y muy cerca de la barra, la vista era espectacular desde ese punto.

¡Este antro me encanta! ¡Hay que ir a bailar! - exclamó Gaby mientras se escuchaba una canción muy movida al estilo pop electro. -¿Quieres bailar? - preguntó Pablo a Gaby - ofreciéndole su mano, a lo que Gaby respondió con una amplia sonrisa de satisfacción. Pronto estaban bailando en medio de la pista muy alegres, sabía que Gaby no saldría de la pista en toda la noche, le encantaba bailar lo que me pregunté si Pablo sería capaz de seguirle el ritmo. Un mesero se acercó a la mesa dejando sobre ella unos vasos, un recipiente con

hielo y una botella que al parecer era whisky. - Cortesía de la casa para los invitados especiales-dijo el chico. -Tiene sus ventajas ser el hijo de uno de los magnates más poderosos - exclamó Samuel en tono burlón. Esteban se carcajeó divertido. -Tu no te quedas atrás Sami, adelante toma, yo llevaré a Emily a su casa así que necesito mantenerme sobrio - dijo él mientras me abrazó por la cintura, estábamos sentados uno al lado del otro.

Le agradecí ese gesto a mi novio con un beso en la mejilla, sabiendo que Esteban si bebía cuando salía, pero esta vez se estaba absteniendo de hacerlo. - Iré a buscar alguna chica con quien bailar, no quiero hacerles mal tercio- río samuel guiñando un ojo mientras caminaba hacia otras mesas cerca de donde estábamos nosotros. Esteban giro mi silla acercándola aún más quedando en medio de sus piernas abiertas. - ¿Ya te dije lo hermosa que te ves? - dijo, enredando un mechón de mi cabello

entre sus dedos para después acomodarlo en la parte detrás de mi oreja, sus ojos marrones brillaban con intensidad y su voz se volvió ronca, que al escucharla provocó que toda mi piel se erizará. - Lo has mencionado ya varias veces desde que salí de casa - le dije soltando una risita nerviosa consecuencia de la respiración agitada y las sensaciones excitantes que me provocaba el tenerlo tan cerca de mí. - Nunca me cansaré de repetirlo amor... – era la primera vez que me decia "amor", un flujo de sensaciones eléctricas

indescriptibles recorrió todo mi cuerpo, pronto senti unas pequeñas y deliciosas palpitaciones en el interior de mi feminidad, sin pensarlo, rodeé el cuello de él con mis brazos y lo atraje hacia mi saboreando la textura suave de sus labios, esa acción de mi parte encendió a Esteban enseguida ya que se levantó de su silla para adentrar su lengua en mi boca, acariciando con una de sus manos mi pierna hasta poco más del interior de mi vestido, en ese instante recordé que estábamos en un lugar lleno de gente, me aparté bruscamente de él, pero en lugar de enfadarse, el me observó divertido al ver mi reacción cuando

volteé a ver a mi alrededor asustada y roja de la pena, por el espectáculo que estábamos dando pero al parecer a las personas a nuestro alrededor les valia un comino si él y yo nos devorábamos ahi mismo. Vamos a bailar o no me hago responsable de lo que pueda hacerte aquí mismo dijo con voz entrecortada por la respiración agitada mientras dibujaba una sonrisa lasciva en su rostro. Asenti mordiéndome el labio, lo hice por instinto, pero esa pequeña acción hizo que sus ojos se dilatarán por completo, porque me beso, pero esta vez dio un

pequeño mordisco en el lugar donde había mordido hace unos segundos. Emily no sabes cuantas ganas tengo de mostrarte todo el deseo que provocas en mi... Deja algo de mi amiga por favor..... los vi desde la pista - Espetó Gaby pareciendo molesta, pero como la conocía bien sabía que eso lo hacía para molestar a mi novio. Esteban le dirigió una sonrisa macabra.

- Gaby si sigues molestándome te robaré a Emily todo el día, todos los días - la amenazó divertido. Gaby le volteó la cara, fingiendo ignorarlo. -Vamos al baño Gabs, ahorita regresamos - dije apresurándome antes de que Gabriela se le ocurriera otra idea para provocar el mal humor de mi novio. Entramos al baño que para nuestra fortuna estaba casi vacío a excepción de unas dos chicas que se maquillaban y charlaban cómodamente.

Gaby, por favor, podrías ser un poco más amable con Esteban - le suplique haciéndole ojitos, ella rodó los ojos- él y yo lo estamos intentando. Mmmm... está bien, pero si te vuelve a lastimar se las verá conmigo - dijo tajante, la abracé agradecida de que ya por fin se acabarían todas las indirectas que Gaby le propina a Esteban - te quiero amiga. Emily eres como mi hermana, si alguien se mete contigo también lo hace conmigo - me guiñó un ojo con mueca de complicidad.

Sonreí complacida. - Pero a quien tenemos aqui, a la rubia del periódico y a la pelirroja barata - las dos volteamos al instante al escuchar la voz fastidiosa de Marcela, Gaby la asesinó con la mirada. ¿Qué haces aqui Marcela? - la cuestioné con desdén. Marcela se contorneo en su lugar, dirigiéndonos una mirada prepotente. - Esteban no es el único con contactos queridas - camino hasta hacer como si se estuviera admirando en el espejo - mi

padre también es un hombre muuuuuy poderoso. - Vámonos Emily, no tenemos por qué escuchar a la castaña escuálida-se mofó insultándola, Gaby no perdía nunca la oportunidad para decirme que las letras no eran lo suyo, pero bien que a veces sacaba unas palabras de su vocabulario que me dejaban con la boca abierta. - Vámonos - le reafirme, estábamos casi por salir del baño cuando escuche que Marcela dijo "Emily espera", me giré al instante, que más quería de mí, ya no tenía más veneno que soltar o ¿sí? Por: Xiom

10. Quiero todo de ti POV Emily ¿Qué más quieres Marcela? - le cuestioné fastidiada de que siempre buscará la ocasión para fastidiarme los buenos momentos que tenia con Esteban. Ella sonrio satisfecha de tener mi atención, su sonrisa macabra me daba la impresión de que estaba disfrutando de algo, pero yo no entendía de que. La miré intrigada.

Quiero hablar a solas contigo, sin tu amiguita - espetó de manera hostil, señalando Gaby con la barbilla. Gaby se acercó a mi hasta quedar a un lado "Ignórala Emily, no tiene nada bueno que decir" escuché que dijo cerca de mi oído, pero las emociones que proyectaba Marcela en su rostro me intrigaban demasiado pareciera que en lugar de estar molesta estaba feliz, pero eso no era una buena señal porque ella sólo se alegraba cuando yo sufría. - Esta bien Gaby, puedo hablar con Marcela yo sola- le dije con voz suave tratando de convencerla que nos dejara a solas.

- Esta bien, pero si me necesitas estaré afuera - bufó, saliendo del baño. - Ya estamos solas, di lo que tengas que decir - solté frunciendo el ceño, marcela parecía estar tan tranquila que me desesperaba su actitud, siempre consideré que uno de mis peores defectos era la poca paciencia que tenía para esperar. Ella camino alrededor mío, como si estuviera cazando a su presa, hasta detenerse frente a mi. - Emily... antes de que Esteban te conociera, él y yo nos divertiamos por montón, no sabes las cosas que hacíamos... - la fulminé con la mirada pero cuando tu llegaste a su vida no sé

qué le diste, si sexo no fue, lo sé bien, porque nunca has querido estar con él por eso me buscaba a mí para que le diera lo que tú no puedes - mientras hablaba apretaba los puños, estaba tan furiosa con sus palabras - él esta embrujado, no sé qué le diste que se olvidó de mí - comenzó a chillar pero sabes algo..... dejaré que seas un poquito feliz con él así cuando te deje por mi, el dolor será más intenso y entonces seré yo quien disfrute verte sufrir. ¡Estás loca! - le dije furiosa- y si crees que voy a dejar que fastidies mi felicidad, estas muy equivocada. Sali tan rápido como pude del baño, no quería seguir escuchándola y tampoco quería

atormentarme pensando en lo que ella podría hacer para separarnos, me repetia en la mente que lo que había dicho era sólo para fastidiarme y torturarme. ¿Estás bien Emily? - escuché la voz de mi amiga mientras alcanzaba mi paso, al percatarse de mi mirada afligida no dudo en abrazarme, sus brazos se sentían reconfortantes lo que me permiti sentir esa sensación de tener a alguien que me apoye cuando me siento triste. ¿Por qué lloras? Iré a darle su merecido negué con la cabeza rápidamente, limpiando unas pequeñas lagrimitas que escurrían por ojos. mis

- No lloro por Marcela, es sólo que eres la primera persona que me da su apoyo incondicional, eres como mi hermana Gaby - mi voz se entrecortó y sin pensarlo la abracé, con necesidad, con cariño, con el cariño que sólo se puede sentir de hermana a hermana, aunque no lo fuera de sangre. - ¡Emily me harás llorar a mí también! Del sonido envolvente de la música a nuestro alrededor no me di cuenta que Esteban se aproximaba hasta donde estábamos.

- Las he estado buscando, ¿por qué tardaron tanto? - preguntó mirándonos a ambas esperando una respuesta al momento que posaba una de sus manos en mi espalda. Vi como Gaby le decía algo a Esteban al oido tapando su boca con la mano para que yo no pudiera escuchar, el asintió serio volteando a verme. "Vamos afuera un momento" escuché su voz gélida cerca de mi oído ya que el sonido de la música era muy fuerte, sin esperar una respuesta entrelazó una de mis manos a la suya y me llevó hasta la salida del antro. Nos detuvimos a varios metros de la entrada del lugar, el exterior

estaba vacío de gente y de ruido, todos estaban dentro. Se giró hasta quedar frente a mi. La noche era cálida, mi cabello se movía al compás del viento fresco que circulaba entre nosotros. - ¿De qué hablaste con marcela? preguntó mirándome directo a los ojos sin soltar la mano que había tomado momentos antes. No quería volver a tocar el tema de Marcela y él, pero lo que me dijo ella de algún modo si me había afectado, antes no me importaba que el estuviera con

otras mujeres por que aún no descubría esto que sentía por él, sabia que el de algún modo lo hacía por que sentia mi rechazo, hasta hace poco que comencé a sentir emociones desconocidas hacía el, entonces comenzó a molestarme el cómo trataba a Marcela, pero ya era algo tarde para poder reclamarle algo. Entonces decidí dejar las cosas como estaban hasta que la bomba explotó y paso lo que paso. Pero Esteban nunca se ha rendido conmigo y me ha demostrado cuánto le importo, le agradezco todo lo que tuvo que esperar para que pudiera confesarle mis sentimientos. El notó la pelea interior en la que me debatía en ese momento, por lo que levantó mi barbilla con su mano para que pudiera verlo directo a los ojos.

- Emily, confía en mi amor, te prometo que todo estará bien- me dio un breve beso en los labios. Asentí en silencio. - Ella mencionó todas las veces que la buscaste cuando yo te rechazaba, ella te daba lo que yo no quería - vi como su mandíbula se tensó, acercó su rostro al mio rozando su frente con la mía. - No puedo cambiar el pasado Emily, he cometido muchos errores de los cuáles me arrepiento, pero quiero que sepas que desde que te conocí, estabas sentaba

bajo aquel árbol inmersa en tu lectura, supe que serías especial para mí - abrí la boca para decir algo, pero él puso su dedo indice en ellos para evitar que hablará - respecto a ese tema que quisiera borrar de mi mente, jamás te he obligado a hacer algo que no quieras y no lo pienso hacer, estaremos juntos cuando tú te sientas preparada por ahora me basta que estés aquí conmigo, queriéndome como yo te quiero - finalizó exigiendo un beso de mis labios el cuál respondi con ferocidad, tuve la osadía de ser yo esta vez quien adentrará mi lengua en su garganta, sentí como un escalofrío se apoderó de mi cuerpo cuando deslizó una de sus manos desde mi cuello hasta el inicio de mi espalda baja emitiendo un suspiró por la sensación de placer que

experimentaba el tenerlo tan cerca de mí, para entonces estaba demasiado húmeda y deseosa de él, quería estar con él, quería todo de él. - ¿Por qué me haces tan difícil la tarea de controlar mis instintos frente a ti? - dijo acariciando mis labios con su dedo pulgar, su aliento a menta, se sentía tan cerca que podía inhalarlo con facilidad. Sus ojos brillaron con extrema intensidad cuando dije "no quiero que lo hagas" quería estar con él, no tenía duda, quería ser suya y que él fuera mío.

¿De verdad? - preguntó con el rostro repleto de emoción, dibujando una sonrisa de oreja a oreja, como si hubiera recibido la mejor de las noticias. Asentí con una sonrisa traviesa pero llena de deseo. Al ver su reacción toda mi piel se erizó. - Ven. Tomó mi mano, caminamos hasta llegar al auto, antes de entrar, le pregunté a donde íbamos lo que él me respondió con un "ya verás". Dibujando una sonrisa sensual en su rostro. Por: Xiom

11. Dulces sensaciones POV Emily - La verdad no se si esta casa este amueblada, es la primera vez que vengo dijo Esteban cuando estuvimos frente a la puerta de aquella gran casona a las afueras de la ciudad. Era ya casi media noche y todo a nuestro alrededor era silencio y desolado. Reafirmé mi agarré a la mano con la que me sostenía. - Esta casa mi padre la utiliza para reuniones importantes de negocios, hace unos días me dio la llave ya que en una semana comenzaré a trabajar con él en la empresa.

Metió la llave casi a tientas, hasta que por fin entró. Entramos tomados de la mano, admirando el interior de la residencia, era enorme, no pude evitar abrir mi boca del asombro. ¡Esta casa es enorme! - exclamé al momento que Esteban encendió el interruptor de la electricidad, frente a nuestros ojos todo se ilumino dejándonos ver el interior de una estancia amueblada con gran lujo, muebles costosos y un exquisito estilo, todo en color rojo con dorado. En el segundo piso una de las

cosas que más me llamó la atención fue aquella escalera doble que bajaba en forma de cascada, una escalera en cada extremo de la casa, era color beige con detalles en dorado. - Ven - me jaló con suavidad caminando escaleras arriba. Abrió una habitación al azar, las luces de los faros de la calle se colaban por entre las cortinas de la ventana dejando ver una gran recamara. ¿Crees que esta esté bien? - preguntó con voz ronca a lo que asentí casi hipnotizada, era una pregunta que no

necesitaba mucha traducción, sabía a lo que se refería. Esta vez no encendió el interruptor de la luz, si no que a un lado de la recamara había una lamparita de descanso que al encenderse iluminaba en tono suave gran parte de ella, pero no al grado de iluminar por completo. Caminé despacio observando aquella recamara parecía ser la principal ya que el edredón de la cama era color rojo cobrizo con detalles dorado, al igual que las cortinas de dosel que bajaban desde el techo de la habitación, todos los detalles y muebles parecían algo antiguos pero muy lujosos.

Un beso en mi hombro descubierto me hizo regresar de mis pensamientos, pero me quedé inmóvil permitiéndome disfrutar aquel camino de besos que Esteban estaba dibujando a través de mi espalda semi descubierta, bajó con delicadeza la única manga de mi vestido hasta quedar a la altura de mi pecho, volviendo a besar y mordisquear mi hombro ahora al descubierto. Emily... - exhala mi nombre en un susurró cerca de mi oído. Todo mi cuerpo se tensa, ladeó mi cabeza tomando mi cabello con una mano ofreciéndole mi cuello como objeto de sus besos. Él de inmediato entiende mi señal ya que en poco tiempo siento sus labios y mi piel

estremecerse de deliciosas sensaciones de placer, poco a poco desliza el zipper de mi vestido hasta mi espalda baja. Giró lentamente hasta quedar frente a él, veo como clava su mirada brillante, sus pupilas se encuentran dilatadas, traga saliva al pensar en lo que está por venir. Antes de que él lo haga me adelanto y dejo caer mi vestido al piso, observo su reacción y sus gestos, no despega su mirada de mi cuerpo me desea tanto como yo lo deseo a él, puedo sentirlo. Esteban me mira hipnotizados, así que me acercó y desabotono su camisa mientras la posa sus manos en mi cintura desnuda jugueteando con el encaje de mi bikini. Tan pronto como terminó con el

último botón él se despoja de su camisa y rápidamente y su pantalón. Ahora los dos estamos en ropa interior a unos quince centímetros de distancia, admirando nuestros cuerpos como si de una obra de arte se tratara. Esteban da el primer paso acercándome a él, me abraza aferrando sus brazos a mi cintura, puedo sentir el bulto de su miembro dilatado en la parte baja de mi abdomen, me besa delicadamente en el cuello una vez más. Emily, no sabes cuantas veces he soñado este momento - susurra en mi oído, esto provoca que entre jadeos emita un "hazme tuya Esteban", él me mira directo

a los ojos con sus pupilas totalmente dilatadas, me toma de la nuca atrayendo mi rostro con fuerza al de él, fundiéndonos en un apasionado beso, me dejo llevar rodeando con mis brazos su cuello mientras nuestras lenguas juguetean entre sí. De pronto nos encontramos sobre la cama todo sucedió tan rápido que ahora los dos estábamos completamente desnudos, mi garganta se sentía caliente, así como todo mi cuerpo, mi respiración se agitaba más y más al imaginarlo dentro de mí. Esteban se arrodilló frente a mi separando mis piernas para abrirse camino hacia mi interior.

- Hazlo - le ordené casi carraspeando, con una de sus manos adentro su miembro para después arremeter con una embestida no tan fuerte - aaaaahhh gemi de placer al sentirlo dentro por fin, por instinto apreté mis piernas a su delgada cintura, acaricié con mis manos su cuadrado vientre, atrayendo sus labios a mi boca. Dio una segunda embestida, gruñendo entre nuestro beso que se convirtió en uno desesperado y furioso lleno de pasión. -Amor... te quiero - solté entre suspiros.

- Yo más mi vida - dijo mientras sus embestidas se volvieron más constantes y con mayor fuerza. En cada una de ellas sus ojos oscuros se clavaban en los míos, mientras yo jadeaba apretando con fuerza la sabana de la cama el gemía emitiendo gruñidos con mi nombre. Sin poderlo evitar suelto un grito al sentir como una ráfaga de electricidad recorre mi cuerpo centrándose en el interior de mis muslos provocando una serie de contracciones, la sensación era muy intensa, después vinieron gemidos y más gritos de mi parte hasta que arqué mi espalda, Esteban observaba con satisfacción mis reacciones. Sin decir nada intensifico sus movimientos de

vaivén en uno más apresurado, cada movimiento más fuerte que el anterior. aaaaghh - gruño dejándose de mover, su cuerpo se tensó por completo dejándose caer sobre mi besándome suavemente, entonces entendí que se había corrido. Sentía como su miembro palpitaba en mi interior era una sensación muy agradable. - Me encantas Emm... Rozó su nariz con la mía para después recostarse a mi lado.

Espero no haberte decepcionado en tu primera vez, amor - al escuchar eso último me paralicé al instante, no era mi primera vez, mi primera vez había sido con Álvaro, de haber sabido que las cosas con Esteban cambiarían hasta este punto jamás hubiera cometido ese error. - Es perfecto si es a tu lado - dije acariciando su mejilla, mi corazón se estrujaba por dentro mientras que me sentía la persona más falsa sobre la tierra. No podía cambiar el pasado, no podía confesarle que había estado con otra persona antes porque después tendría que explicarle con quien había sido, él no tenía por qué saber, lo amaba

tanto que tuve mucho miedo de perderlo ahora que estábamos juntos, recosté mi rostro en su pecho aferrándome a su cuerpo disfrutando del momento sin preocuparme por lo demás. Este sólo era el comienzo de mi felicidad, estaba convencida de que mi futuro era al lado de Esteban, lo amaba y él me amaba.

Por: Xiom

12. ¿Detalles que cuentan? POV Emily A la mañana siguiente me sentía como en las nubes, mi humor estaba en su punto máximo, me sentía completa y feliz, no tenía duda de que Esteban era el hombre de mi vida, dibuje varias veces el contorno de su rostro sobre el techo de mi habitación con mi dedo índice, era la primera vez que me sentía tan enamorada. Era sábado y por lo regular desayunábamos a las nueve de la mañana dos horas más tarde que entre

semana, aún tenía tiempo para quedarme un rato más en mi cama soñando con el amor de mi vida. Baje al comedor puntual como siempre para no enfadar a mi padrastro, no le gustaba que lo hicieran esperar, pero cuál fue mi sorpresa que, al acercarme a la mesa, sólo estaban Álvaro y Mara comiendo en silencio. - Buenos días - Saludé con una sonrisa de oreja a oreja. Buenos días Emily - saludó Mara sin reacción en su rostro, continuó

desayunando. Esperaba que Álvaro me saludara, pero parecía que me estuviera ignorando, sentí una pequeña espinita encajarse en mi corazón, por un momento pensé que éramos amigos. Me sobresalté al ver que sus manos estaban vendadas. - ¿Qué te paso Álvaro? - pregunté preocupada.

Él se limitó a ver el vendaje de sus manos, después me miró directo a los ojos soltando un "nada importante" para luego desviar su mirada de mí. Sabía cuándo no debía seguir preguntando, no me gustaba ser entrometida y de seguro él no quería hablar sobre lo que sea que le hubiera pasado en sus manos. Aunque eso no dejará de preocuparme, en verdad lo apreciaba. Me senté en silencio esperando a que la señora de servicio me trajera mi desayuno. - ¿Dónde está mamá y Raúl? pregunté con curiosidad.

Vi como Álvaro enarcó una ceja mientras tomaba de su vaso con jugo de naranja. Volteé a ver a Mara con suplica de una respuesta. - Esta semana es su aniversario de bodas, así que se fueron de vacaciones ¿qué Margaret no te avisó? -dijo Mara extrañada. Yo estaba decepcionada, pero confundida a la vez porque mi madre ni si quiera me avisó que saldria de vacaciones, ¿Qué yo no le importaba? En un instante la felicidad que me

embargaba hace unos momentos se esfumó para dar paso a la tristeza en mi corazón. Perdí el apetito por completo. -Estaré en la oficina a medio día, después de eso iré al doctor, si necesitan algo me llaman - dijo Álvaro de pronto. -¿Estás enfermo? - pregunté, otra vez quería saber que pasaba con él. - Es un chequeo de rutina - se limitó a decir en tono seco. Muy bien, ya tenía suficiente de que nadie en esta casa me tomará en cuenta, parecía que era un fantasma que nadie

veía, sólo lo hacían cuando les convenía. Dejé caer la servilleta en la mesa. - Ya terminé, provechó- me puse de pie y caminé de regreso a mi habitación. Di un portazo a mi puerta y me dejé caer en la cama, hundí con fuerza mi rostro sobre la almohada, dejando salir lagrimas amargas de mis ojos, una vez más me sentía completamente sola, desearía que Esteban estuviera a mi lado en este momento abrazándome, pero me había comentado que su padre estaría hoy todo el día en casa y deseaba pasarlo en familia así que hoy no lo vería hasta mañana, como anhelaba que las horas pasaran rápido.

El sonido del llamado de mi puerta me sobresalto, rápido limpie mi rostro no me gustaba que las personas de esta casa me vieran llorar. Me senté en el borde de la cama. -Pase - dije en voz alta. Álvaro entró a paso lento a mi habitación, aunque su postura era de suficiencia en su mirada podía ver una especie de nostalgia. Me miro directo a los ojos apretando sus labios. Dio unos pasos hasta sentarse a lado mío sobre la cama apoyando sus codos en las rodillas

mientras observaba algún punto en sus manos vendadas. Emily... hace rato me porté algo grosero contigo, discúlpame por favor - dijo con voz de sincero arrepentimiento mientras clavaba sus ojos en los míos, sentí una especie de especie de compasión al verlo tan afligido, mantenía gacha su cabeza. No te preocupes está bien, todos tenemos problemas... sólo que a veces me pregunto por qué mi madre me retuvo con ella si ni si quiera le importo, me ignora todo lo que puede, en cambio papá sufre al no poder verme - no pudiendo evitar que mi rostro se

descompusiera frente a él, pequeños sollozos salían de mi boca. Él me rodeó con sus brazos apoyando su barbilla en mi cabeza, recargué mi rostro en su firme pecho, era la segunda -vez que estaba tan cerca de él, la primera vez no la quería recordar, pero ésta se sentía extrañamente agradable, el olor de su perfume penetraba hondo en mis fosas nasales mi respiración de pronto se volvió agitada, me separé un poco con cara de vergüenza, yo tenía novio y lo amaba ¿acaso era normal que me atrajera alguien a quien no amaba?

¿Por qué no me compañas hoy a la empresa? - lo miré confundido ante lo que me estaba pidiendo - hoy es sábado y casi no asiste personal a la oficina, sólo iré unas dos horas para asegurarme de que todo esté en orden mientras mi padre regresa, estaría bien tener algo de compañía, claro si no tienes algo mejor que hacer. Dudé un poco... recordé que hoy no podría ver a Esteban así que no tenía algo mejor que hacer que quedarme encerrada en mi cuarto ya que no tenía permiso para salir con alguien más que no fuera con él.

- Si te acompaño - dije tratando de parecer entusiasta, el sonrío satisfecho ante mi reacción. - Bien, en media hora nos vamos trata de estar lista para entonces - dijo poniéndose de pie saliendo rápidamente de mi habitación. Tan pronto como se fue, me metí al baño duchándome lo más rápido que mi cuerpo permitía, me cambié y peine al mismo ritmo, no sabía que ropa llevar a la empresa, pero me decidí por una blusa de botones color negra, unos jeans oscuros color azul y unas balerinas color n***o también, mi cabello recogido en una coleta.

Baje con prisa las escaleras puesto que no quería hacer esperar a Álvaro, pero mi plan falló porque él ya estaba abajo esperándome sentado en la salita del recibidor, cuando me miró sonrío alegre, sus ojos brillaron, me sentí un poco apenada ante su mirada hipnotizante, Álvaro era mucho mayor que yo tal vez por eso sentía cosas extrañas cuando estaba cerca de él, pero no se comparaba en nada lo que sentía cuando estaba junto a Esteban. -¿Estás lista? - preguntó con una sonrisa. Asentí moviendo la cabeza.

En menos de quince minutos Álvaro detuvo su auto frente a la entrada principal de la fábrica de Raúl, yo sabía dónde estaba ubicada más nunca había tenido la oportunidad de ver en su interior, esta era la primera vez que observaría de cerca como es la tan adorada fábrica de mi padrastro y si todos sus planes retorcidos valían la pena por su empresa. Entré enseguida de Álvaro, el cambiaba estando en su papel del hijo del dueño, enderezó su espalda caminando tan seguro como si un modelo de revista se tratara, llevaba puesto un traje de oficina azul que hacía resaltar sus cabellos

castaños y su piel aperlada, me sentí una escuincla insignificante a su lado. Caminamos hasta el área de oficinas, era verdad, todos los escritorios estaban vacíos a excepción de uno antes de llegar al fondo del pasillo donde había una gran puerta color madera, supuse que esa era la oficina de Raúl. En ese escritorio, estaba una señora joven de unos treinta y tantos, escribiendo ágilmente en el ordenador, cuando nos vio llegar se puso de pie inmediatamente. -Buenos días joven Álvaro, aquí están los documentos que me pidió - dijo entregándole unas carpetas de color amarillo en sus manos.

- Gracias Laura, los checaré en mi oficina... Ella es Emily-dijo en tono serio, pero sin algún indicio de enfado. - Mucho gusto Señorita Emily - saludó la señora Laura con una sonrisa. El gusto es mío, señora Laura - respondi de manera educada. Entré a la oficina detrás de Álvaro, él se sentó en su escritorio y me hizo una seña con la mano para que tomará asiento en una de las sillas frente a la gran mesa.

- ¿Yo que haré mientras trabajas? pregunté con curiosidad, no creí que quisiera que estuviera sólo observándolo mientras trabajaba. El sonrío pareciendo travieso. -Te pedí que me acompañaras aquí porque te tengo una sorpresa - hizo una pausa para ver como entrecerré el ceño confundida, no entendía a lo que se refería - sé que mi padre te tiene prohibido hablar por teléfono con tu padre, por eso es que irás con Laura y le dirás que te preste el teléfono puedes hablar con tu otra familia el tiempo que este aquí revisando estos documentos.

¿De verdad? - pregunté llevándome las manos a la boca sin poder creer lo que estaba escuchando - Gracias Álvaro - dije con voz entrecortada por la emoción, mi corazón se ensancho de alegría y una lagrimita de felicidad se coló por entre mi mejilla. Estaba tan feliz y agradecida con él que me levanté rodeando el escritorio con la intención de abrazarlo y darle un beso en la mejilla, pero mi plan fracaso cuando al acercarme a su rostro el volteó repentinamente plantándole el beso a la mitad de sus labios.

¡Lo siento! ¡perdón! - me excusé tan pronto como me aparté - yo no quise.... es que el beso era en la mejilla - dije roja de la pena, pero en cambio el me veía como si estuviera disfrutando el incomodo momento, soltó una risita divertida. - No te preocupes está bien, ahora tenemos dos secretos que guardar guiñó un ojo dibujando una sonrisa macabra. Me quedé petrificada ante su broma de mal gusto, pero recompuse mi postura, saliendo de la oficina esperando que mis piernas no flaquearan, estaba tan avergonzada por ese beso. Por: Xiom

13. Nuevas esperanzas POV Álvaro Vi desde mi escritorio como Emily salió de mi oficina dando un portazo, esperaba que no se enojara demasiado por la travesura que acababa de hacer, pero no lo pude evitar, no pensé que fuera tan ingenua como para caer. Lleve mi dedo índice y medio a mis labios recordando ese beso que, aunque duro apenas un segundo movió sensaciones en mi cuerpo que me hacían sentir bien. Me gustaba ver a Emily feliz, pero más si la causa de su felicidad era algo que yo

podía provocar, acerté de manera estupenda al tener ese gesto con ella y permitir que llamará a su padre a fin de cuentas mi padre no estaba como para saberlo y aunque lo supiera sería fácil convencerlo de que era por el bien de la familia, aunque yo solo lo hiciera por mi bien, para que ella confiara en mi e irme ganando poco a poco su cariño hasta que desapareciera el mocoso de Cazares en su vida. Además de mi intención de traerla a la empresa, estaba decidido a que me acompañará a mi visita con el psiquiatra, quería ver la reacción que pusiera cuando se enterará del trastorno que sufro, si se asustará tal vez nunca tendría la

oportunidad de poder volver a estar con ella pero si por el contrario comprendía el estado de mi enfermedad aún podía haber esperanza para mí, a pesar de que ella jurará amar a su novio ella era muy joven para saber que es el amor de verdad, tal vez por ahora era sólo un capricho, yo le enseñaría lo que es amar de verdad. Todas las noches imaginaba las cosas que podría hacerle si estuviéramos juntos, pero el sólo pensar en mi padre se me retorcía el estómago. Esta semana que mi padre y Margaret estarán de viaje aprovecharía para contactar nuevos clientes con la intención de que en algún punto mi

padre se retracte con la estúpida idea de comprometer a Emily con Esteban Cazares, necesitaba actuar rápido antes que el tiempo me consumiera. Había estudiado en una de las mejores universidades de Estados Unidos, de algo debería servir para ser lo suficientemente inteligente como para sacar a flote esta maldita empresa que mi padre está llevando a la quiebra por una absurda obsesión de emparentar con esa familia. POV Emily Tan pronto como Laura me prestó su teléfono marqué casi temblando cada uno de los números del teléfono de la casa de papá.

- ¡Hola! - escuché su voz del otro lado de la línea. ¡Papá! - exclamé con la voz entrecortada de la emoción - ¡Soy Emily! Hijita... pero ¿cómo? - preguntó confundido, también estaba emocionado, mis ojos estaban cristalinos añoraba tanto escuchar su voz. Lo extrañaba demasiado. - Un amigo me presto su teléfono - le expliqué rápidamente.

Estuvimos platicando alrededor más de una hora, me puso al tanto de cómo estaban él, Denise su esposa y mis hermanitos María de 14 y Luis de 12, me platicó como la paso en su cumpleaños que fue hace dos meses, pero no pude estar con él, pero por lo que me dijo se la paso muy bien con todos, eso me alegraba que en el fondo y a pesar de todo el dolor que alguna vez le causo mamá haya encontrado una buena mujer que lo amé mucho y lo cuide, él se lo merecía pues era un buen hombre. Le platiqué sobre Esteban, lo emocionada que estaba porque éramos novios, mis planes de fin de año para terminar mi carrera universitaria y también le platique sobre que desde que Álvaro llego a casa las cosas con Raúl estaban

mejor. Mi padre se puso feliz por esa última notica por lo que le envío su agradecimiento a él. Le prometí a papá que haría todo lo posible por ir a visitarlo pronto. Me despedí rápido de papá cuando vi que Álvaro salió de su oficina, me dirigió una sonrisa brillante, pero esquivé su mirada, aún me sentía apenada por lo del beso. Pov Álvaro. Vi la cara de asombro de confusión de Emily cuando estacioné mi auto frente a la clínica psiquiátrica. Sentí su mirada

pesada sobre mí, tragué saliva pensando en cómo podría explicarle a que acudíamos a este lugar. Baje del auto abriendo la puerta de su lado tal vez estar frente a frente sería más fácil. - Emily...-dije haciendo una pausa, ella me miraba con atención - yo... tengo un trastorno explosivo intermitente. - ¿Qué es eso? - preguntó confundida, frunciendo el ceño. - Es un trastorno crónico emocional, me dan ataques de ira a veces - dije apretando los labios mientras desviaba mi mirada hacia un punto contrario a la

suya, me sentía avergonzado y a la vez enojado por admitir que estaba enfermo. - Por eso te lastimaste las manos, ¿tú te hiciste daño?- dijo sin apartar la vista del vendaje en mis manos. Asentí con amargura. - Lo siento - expresó con dulzura al mismo tiempo que me abrazaba fuerte, me permitió oler el perfume de su cabello, era exquisito, bese su frente, Emily no era tan alta, pero encajaba perfecto en mi cuerpo, desee tanto poder besarla, pero en lugar de acercarla zanjaría nuestra distancia, con todas mis fuerzas me separe.

Vamos -dije con voz ronca. Una vez dentro del consultorio el doctor explicó en que consiste mi condición, mencionando que los enfermos como yo, presentamos brotes de ira de forma impredecible cuando nos enfadamos pudiendo dañarnos a nosotros mismos o a los demás, Emily me miró horrorizada, no pude evitar sentir como una daga se clavó profundo en mi pecho, yo no sería capaz de dañarla nunca, pero mi enfermedad no tiene cura, necesito aprender a vivir con ella a pesar de que con el medicamento adecuado y las terapias conductuales frecuentes esos ataques se pueden reducir de tal manera

que sucedan en lapsos de varios años, eso ya es un alivio para mí el no tener que vivir con esta enfermedad a cuestas. Tuve que explicar cómo fue que mis manos terminaron lastimadas, pero omiti el motivo ya que en ese momento estaba celoso porque Emily y Esteban se habían besado frente a mí. El doctor me recetó inhibidores de serotonina, estabilizadores, fenitoina y antipsicóticos. Me alegré cando Emily le prometió al doctor que ella estaría al pendiente de que tomará mi medicamento como era. El doctor me dio muchas esperanzas ya que me dijo que podíamos avanzar mucho si yo seguía sus

instrucciones al pie de la letra, podría tener una vida normal sin el miedo de que en cualquier momento la ira me consuma pudiendo hacer daño a un ser querido. ¿Ahora tendré enfermera personal? solté con sarcasmo cuando salimos del consultorio. Si es necesario para que estés bien, así será - dijo con firmeza, como niña de jardín que se ha ganado una estrellita. - Me encanta esta enfermera - solté de repente acariciando su rostro con mi mano, mi comentario tenía doble

sentido, no aguantaba más quería besarla de nuevo. Álvaro... yo... - noté como todo su cuerpo se tensó poniéndose nerviosa - yo me siento muy incómoda cuando haces esos comentarios, yo estoy con Esteban y lo quiero, pero tu me agradas y no quisiera..... - No volverá a suceder - la interrumpí en seco. Ella asintió insegura. Todo el trayecto a casa lo pasamos en silencio, tan pronto como entramos ella subió casi corriendo las escaleras directo

a su habitación. Ahora que el doctor me había dado esperanzas estaba decidido a luchar por Emily, no me iba a dar por vencido tan fácilmente, de algo si estaba seguro que cuando estaba demasiado cerca de ella la ponía nerviosa, yo también le gustaba sólo faltaba que se diera cuenta que yo la puedo hacer feliz igual o más que ese mocoso.

Por: Xiom

14. Juntos para siempre POV Esteban Conducía a casa de Emily, estaba emocionado por verla después de la noche que pasamos juntos, a su lado me sentía el hombre más feliz del mundo, no había duda que ella era la mujer que quería tener a mi lado para siempre. Ayer por la tarde había aprovechado la plática que tuve con mi padre para platicarle sobre mis sentimientos y mis intenciones hacia Emily, aunque vi en su rostro preocupación debido a que nuestra relación podría tener problemas

a futuro si mi padre ya no renovará el contrato que tenía con el padrastro de Emily estaba dispuesto a todo con tal de que ella no sufriera alguna consecuencia, incluso pedirle matrimonio si fuera necesario, para el amor no hay edad ni tiempo y ella y yo nos conocemos desde hace casi dos años, estoy completamente seguro de mis sentimientos hacía ella. Aún faltaban cuatro meses para que ese contrato terminará y ellos pudieran renovarlo, pero en caso de mi padre a él no le interesaba hacerlo, de hecho, ya estaba buscando un nuevo proveedor de textil para nuestra industria, mi padre me comentó que quería cortar todo tipo de lazo de negocios con Raúl Duarte ya que

era un hombre que en dos ocasiones ya había intentado estafarnos enviando material de menor calidad a la estaba establecido en las cláusulas. que Espere a Emily afuera de su casa, no me gustaba entrar a esa casa y menos ahora que sentía que su hermanastro la veía de forma muy extraña, si seguía mi intuición me daban muchos celos de que se acercará a ella, la veía como si le perteneciera y eso me disgustaba mucho, pero no podía comentárselo a Emily, lo más seguro es que pensará que estaba loco o algo así, Álvaro era su hermanastro como podía ser, tal vez simplemente no me agradaba su forma de ser.

Emily siempre era muy puntual cuando quedábamos de vernos, me agradaba mucho eso de ella. Bajo las escaleras de la entrada de su casa llevaba puesto un vestido sencillo color azul rey con unos zapatos sin tacón, a mis ojos ella era hermosa. - Hola amor - dije sonriente, tragando saliva al observar su cuerpo tan cerca de mí, me acerqué más buscando con fervor sus labios color carmín, esos labios... eran mi peor adicción, tan suaves y deliciosos, eran míos. Nos separamos lentamente, ella soltó una risita, la miré divertido.

Hola amor - me devolvió el saludo - me besas como si no nos hubiéramos visto en días - espetó sarcástica, jugando con su dedo índice posándolo sobre mis labios, esa acción me excitaba por completo. - Un día es demasiado para mí, quiero verte todos los días todo el tiempo... ¡Dios! Te quiero demasiado Emily - dije reclamando de nuevo sus besos sin importar qué pensará que era demasiado intenso, con ella no quería contenerme quería demostrarle todo el amor que sentía, que se sintiera la mujer más afortunada por tener a su lado a un hombre que la amará tanto.

Llevé a Emily a un pequeño parque cercano a su casa, para nuestra fortuna no había muchas personas, caminamos un rato hasta encontrar un lugar con sombra donde pudiéramos platicar a gusto. Emily se sentó arriba de mis piernas frente a mí. Acarició mi cabello con suavidad mientras pose mi mano en su regazo haciendo pequeños círculos con mis dedos, su piel me encendía al instante.

Emm... ayer platiqué con mi padre sobre nosotros - hice una pausa buscando su mirada - él nos apoya para que estemos juntos, pero el contrato con tu padrastro finaliza en cuatro meses para ese tiempo quiero tener todo listo para que estés conmigo, estoy seguro que Raúl Duarte se enfadará mucho cuando se enteré que perderá a su cliente más exclusivo. Hay algo que quiero pedirte... Sus ojos brillaban intensamente, sus mejillas se tornaron coloradas. - ¿Qué es lo que me quieres pedir? cuestiono abriendo sus ojos por completo.

Besé sus dulces labios para después fijar mi mirada en sus ojos. - Quiero preguntarte si te gustaría que para tu cumpleaños visitáramos a tu padre, necesito hablar con él - ella se quedó boquiabierta. ¿Qué es lo que quieres hablar con él? me preguntó confundida.. Sonreí mostrando mis dientes, quería ver la reacción de mi novia cuando se enterará de lo que planeaba hacer. Quiero pedirle la mano de su hija - dije mostrando mi sonrisa amplia.

¿Qué? - ella se llevó ambas manos a su boca. Quiero que tú y yo estemos juntos para siempre Emily, no importa si piensas que es muy pronto, es lo que siento por ti, he estado pensando en mi futuro últimamente, pronto me graduaré y trabajaré en la empresa de papá, quiero llegar a ser uno de los mejores empresarios del país, que mis padres y tú estén orgullosos de mí, pero sobre todo quiero pasar mi vida contigo - finalicé sintiendo como mis ojos se volvían cristalinos, tomé su cintura atrayéndola hacia mí, nos fundimos en un beso profundo.

- Pero tal vez es muy pronto, mi cumpleaños es en tres meses - dijo aún sin poder creer lo que le estaba diciendo. Tomé su mejilla con mi mano. Emily tenemos poco tiempo para estar juntos, necesito que antes de que ese contrato finalicé tu estés viviendo conmigo, si es necesario te voy a raptar enfrié mi mirada - no voy a permitir que tu padrastro quiera desquitarse contigo después, necesito saber que estarás a salvo.

Ella tragó saliva, había dado justo en el clavo con mis palabras, su padrastro si era capaz de hacerle algo, pero no lo iba a permitir, Emily era todo mi mundo ahora. - Esteban... - susurró - te amo. -Te amo mi amor, sólo acéptame y te prometo darte la felicidad que mereces. Ella asintió entre lágrimas mientras las limpiaba con sus manos, ese gesto me dio mucha ternura, la acuné en mis brazos besando su cabello por un rato.

- Si quiero estar contigo para siempre Esteban - dijo al momento de incorporarse de nuevo. No pude evitar sonreír de oreja a oreja, tome su cuello y la atraje con delicadeza, nuestro beso se volvió más intenso. A nuestro alrededor la noche despedia la luz de la tarde, todo se volvió más obscuro y pronto cerrarían el parque, pero no podía dejar de saborear sus labios, Emily despertaba en mi todo mi deseo, encaje mis dedos en sus piernas subiéndolas lentamente hasta rozarlas con su ropa interior, ella jadeo. Solté un suspiró ahogado.

- Pronto cerrarán el parque - dijo mirando a nuestro alrededor. Asentí robándole un último beso apasionado. POV Emily Después de despedirme de Esteban, entré a casa apresurada, no distingui señales de Mara o de Álvaro en casa, subí las escaleras directo a mi habitación dejándome caer en la cama boca arriba alzando mis brazos con movimientos suaves como si estuviera haciendo "angelitos en la nieva". Una sonrisa amplia se dibujó en mi rostro, todo mi cuerpo desbordaba de felicidad. Esteban quería que fuera su

esposa, aunque me pareciera muy pronto, confiaba en él, lo amaba demasiado. Por fin la vida estaría a mi favor, el sólo pensar que ahora tendrá la posibilidad de tener una verdadera familia me llenaba de emoción. Imaginé como sería una boda con Esteban, vivir una vida junto a él, despertar juntos cada mañana, besarlo y abrazarlo todos los días. Escuché que alguien toco la puerta de mi habitación. Me senté sobre el borde de la cama. - ¡Pase!

Álvaro entró recargándose en la pared a un lado de la puerta. - Pensé que serías mi enfermera personal dijo un tanto irónico. - ¿Ya tomaste tu medicamento? - Al pie de la letra - dijo con una gran sonrisa, asentí con satisfacción. Por un momento noté que él no se movía, me dio la impresión de que estaba

manteniendo su distancia, sería que se sentía mal, el doctor había mencionado que frente a un episodio lo mejor era tratar de ser amable con él, iba a decir algo, pero el me interrumpió. Emily quiero que me des tu opinión, ¿te asusta saber que soy un enfermo mental? - al escuchar sus palabras abrí por completo los ojos, apreciaba a Álvaro, siempre se portaba bien conmigo, me dolía verlo afligido. Álvaro, el hecho de que estés enfermo no cambia en nada tu personalidad, eres buena persona, eres agradable, el doctor dijo que si sigues sus instrucciones esos ataques de ira que sufres solo se

presentarán una vez cada muchos años y eso es increíble - dije con entusiasmo. Él aspiro profundo, haciendo una media sonrisa en su rostro. - Esta semana estaré aprovechando que mi padre no está para contactar algunos posibles clientes que puedan reemplazar a Ernesto Cazares - junté el entrecejo - si puedo lograrlo, tú ya no tendrás que seguir con este juego que mi padre te ha impuesto. Confiaba en Álvaro, pero no le iba a platicar los planes que Esteban y yo teníamos para estar juntos. No podía

arriesgarme a que se echarán a perder, nuestra felicidad estaba en juego. - ¿Qué pasaría si yo si quisiera estar con Esteban? - pregunté buscando una respuesta en su mirada. El pareció resoplar con enfado. ¡Por favor Emily! Ese chiquillo es del tipo que le gusta jugar con las mujeres, apoco crees que él no sabe de los acuerdos que tienen nuestros padres, ¿aun así quieres estar con él? - Espetó enfadado. - Tu no lo conoces, él es bueno y me quiere - lo defendí, pero sin alterar mi

voz, no quería que tuviera un ataque de ira ahorita que Raúl y mamá no estaban. Tengo experiencia en reconocer a los de su tipo, es cuestión de tiempo para que se muestre como es... - dijo enfriando su voz para después salir, me sobresalté cuando dio un portazo a mi puerta.

Por: Xiom

15. Planes para ser feliz La semana paso muy rápido, sin mamá ni Raúl la casa estaba en total tranquilidad. Pase algunas tardes con Esteban y otras con Gaby, me permitía llegar más tarde de lo habitual a casa ya que sabía que por Álvaro no había problema, me alegraba mucho que Gaby y Esteban se llevarán bien, incluso hubo un día en que él nos invitó a comer, esa tarde nos la pasamos platicando anécdotas de la escuela y de nuestros amigos, reímos mucho ese día. Por otra parte, mi tiempo se pasaba demasiado rápido cuando estaba junto a él que quisiera que se detuviera para poder estar siempre entre sus brazos.

Mara mencionó que nuestros padres regresarían el viernes por la mañana, así que ese día hice todo lo posible por llegar a casa después de clases prometiéndole a Esteban que al día siguiente pasaría todo mi tiempo con él. En cuánto llegué, le pregunté a Pedro si mamá estaba en casa respondiendo afirmativamente, estaba enojada con ella, pero hace mucho tiempo que no hablábamos y tenía la necesidad de platicarle algunas de las cosas que me habían pasado, aunque fuera lo feliz que ahora era con Esteban. La puerta de su habitación estaba entre abierta, toqué la puerta con los nudillos de mi mano derecha.

- ¡Pase! - escuché su voz del otro lado. Entré con pasos suaves mientras jugaba con los dedos de las manos, observaba detenidamente como estaba sentada en una silla frente a su espejo cepillándose con cuidado su larga melena castaña. -¿Cómo te fue de viaje mamá? Ella ni siquiera volteó a verme, seguía cepillando su cabello como si nada hasta que de pronto soltó un "fenomenal" sin mucho ánimo. Me senti decepcionada al ver cómo me ignoraba. Apreté mis puños con fuerza.

- ¿Mamá por qué peleaste tanto para tenerme contigo si ni si quiera te importo? ¿o acaso fue sólo para vengarte de papá? - solté con enfado, nunca había tenido el valor para hablarle de esa manera, pero es que habian pasado ya más de diez años y aún seguía siendo la misma madre fría de siempre. Recuerdo que cuando más anhele un abrazo de ella no estaba para mi. Ella volteo frunciendo el ceño. Deberías estar agradecida por todo lo que he hecho por nosotras, si no hubiera

conocido a Raúl quien sabe dónde estaríamos ahora-dijo molesta. - ¡Seriamos felices, mamá! - la interrumpí. Ella se puso de pie rápidamente, asesinándome con la mirada. - ¡No sabes lo que dices! - recriminó. Claro que sabía lo que decía por eso es que ahora estábamos peleando. - Lo se mamá, he visto como Raúl te grita y te habla, ¿crees que eso es vida para

nosotras? - le pregunté al tiempo que mis ojos se cristalizaban, ella no dijo nada sólo me veía, todo lo que le decía era verdad, suspiré profundo - pero en fin esa es la vida que tu elegiste para ti, yo no quiero vivirla más. Salí de su habitación hecha polvo. A partir de hoy me enfocaría en mi futuro y en mi felicidad, antes tenía un plan para salir por fin de esta casa y alejarme de ellos, ahora que estaba con Esteban esos planes habían cambiado, ahora lo tenía a él a mi lado para ser felices como una pareja.

Al día siguiente Esteban paso por mí a mediodía como habíamos acordado para ir a comer juntos. - Hola mi Ada pelirroja - me saludó con un largo beso - hoy te tengo una sorpresa. Lo miré confundida, pero a la vez complacida de que preparará algo especial para mi. - ¡Quiero saber que es! - le pedi juntando mis manitas como si fuera un ángel haciéndole ojitos. Espera un poco, después de la comida sabrás de que se trata - dibujo una

sonrisa llena de misterio en su rostro, yo lo fulminé con la mirada a modo de broma. Fuimos a comer a un restaurante muy lindo cerca del centro de la ciudad, donde pudimos platicar amenamente, le platiqué un poco sobre la discusión que había tenido con mi madre, él me abrazo tiernamente para decirme que después de que nos casáramos podríamos ir a ver a mi padre cada mes si yo quería e incluso ellos podían venir a visitarnos, eso levantó mucho mi estado de ánimo, Esteban era un hombre maravilloso conmigo y yo le agradecía a la vida por haberlo puesto en mi camino.

Después de la comida, él me llevo a un residencial deteniéndose frente a una hermosa casa, con jardín frontal y muchas flores, no era enorme, pero estaba decorada de una manera muy linda. Lo vi confundida, no sabía por qué estábamos aquí. -¿Quién vive aquí? Ya verás -dijo el con una sonrisa de oreja a oreja. Bajamos del auto y caminamos por un pequeño sendero de piedra, hasta la puerta principal de aquella casa con

detalles en piedra mármol. Abrió aquella gran puerta de madera de encino, la casa en su interior era muy acogedora, me daba la impresión de que fuera algún tipo de cabaña en medio del bosque sin embargo estaba dentro de un fraccionamiento muy exclusivo de la ciudad. Esteban entrelazo los dedos de sus manos a los míos, mirándome fijamente. - Emily... esta será la casa donde viviremos dentro de unos meses - dijo con expresión satisfactoria en su rostro.

¡Es tan hermosa! ¿pero cómo? - exclamé de la impresión, mis ojos completamente abiertos observaban cada detalle de la casa, la que sería nuestra casa, "nuestra" repetí en mi mente. - Es la casa donde mis padres comenzaron a vivir cuando se casaron, ayer tuve oportunidad de hablar largo y tendido con mi padre, él está de acuerdo en que nos casemos y ellos nos apoyarán para que todo salga como esperamos, así que mi padre me ofreció las llaves de esta casa como un primer regalo para el futuro que nos espera juntos. No pude más que abalanzarme a sus brazos, estaba tan feliz.

-Te amo Esteban - dije al momento de hundir mi rostro en su cuello, disfrutando el aroma de su perfume y su esencia. Te amo más mi vida - dijo el alzando mi barbilla con su mano, nuestros labios se juntaron para dar paso a un beso imperioso lleno de amor. Nuestra respiración pronto se volvió agitada como consecuencia de nuestro largo beso. ¿Por qué no estrenamos nuestra casa? pregunto haciendo una sonrisa pícara y sensual.

Asentí con una risita. Me toma de la cintura y entre beso y beso terminamos en el interior de una habitación. Quita una de sus manos con las que me tomaba de la cintura para pasarla por el borde de aquel vestido con poco vuelo subiéndolo poco a poco por la cara interna de mis muslos, eso me hace suspirar al instante. Pronto nos deshacemos con urgencia de nuestra ropa quedando completamente desnudos.

Me deposita con cuidado en la cama, mientras acaricia cada pequeño detalle de mis piernas, posicionándose en el interior de ellas, puedo sentir como su miembro esta dilatado y mi intimidad inundada de humedad, nuestras miradas se cruzan, Esteban sonríe con suficiencia al tocar con su mano el líquido que emana de entre mis muslos. Yo lo observó fijamente con mis mejillas calientes de deseo, me muerdo los labios. Masajea con delicadeza mi zona intima mientras me arqueó jadeando ante los movimientos circulares que realiza, él observa con satisfacción la reacción que esto provoca. Siento como su miembro roza una pequeña parte de mi piel haciéndome vibrar al instante, "esto es el mismo cielo" pienso, nuestros cuerpos

encajan perfectamente, tomo de la nuca de su cabeza atrayéndolo abriendo un camino de besos por su cuello, el emite un gruñido. - Ya no aguanto, amor - gime. Reafirma sus caderas en medio de mis piernas, entrando de una en mi cuerpo. Mi cuerpo se tensa por completo al sentir su miembro dentro, se siente caliente. Emito un gritito sin poderlo evitar. El comienza a moverse, entrando y saliendo cada vez más rápido. Nuestros cuerpos se funden en uno sólo, clavo los dedos de mis manos en su espalda al mismo tiempo que el alza una de mis piernas para entrar con mayor profundidad. - ¡Me encantas! - gimo entre suspiros agitados. Sus movimientos

se vuelven más frenéticos anunciando que pronto nuestro clímax llegará, y es así un escalofrío recorre todo mi cuerpo tensándolo por completo, la sensación de electricidad explosiva se concentra en mi intimidad provocando que sensaciones placenteras me hagan arquear una vez más. Esteban intensifica sus movimientos a tal grado que el chocar de nuestros cuerpos puede escucharse en un sonido de ¡plas! ¡plas! El gruñe una última vez, pero de manera gutural, sin contenerse hasta que se rinde cayendo sobre mi cuerpo, mientras que su miembro vibra dentro de mi él busca mis labios apretando su nariz a la mía, me besa tiernamente.

Se recuesta a un lado ofreciéndome su brazo para que recargue mi cabeza en el mientras poso mi rostro en su pecho, por algunos instantes acaricio con suavidad desde su pecho hasta su abdomen, trazando con mis dedos las líneas que forman sus duros músculos. Me besa la frente, después los labios, luego de unos minutos me quedo dormida en sus brazos.

Por: Xiom

16. Bebé en camino POV Esteban Abrí los ojos lentamente la habitación por la que hace un rato entraba luz de día ahora se había vuelto obscura, tal vez serían las ocho de la noche quizá las nueve. Giré mi cabeza inclinándola hacia un lado hasta que mi nariz rozó con su cabello, al sentir su cuerpo desnudo el mío reaccionó al instante, me giré lentamente admirando su cuerpo todo lo que mi vista permitía en la habitación casi a obscuras.

Emily dormía profundamente, se veía tan tierna y delicada, sonreí feliz de que a pesar de todos los errores que habíamos cometido al inicio de nuestra relación pudimos superar todos los obstáculos y ahora hasta planes de pasar nuestra vida juntos, teníamos. - Esteban - dijo entre bostezos, acurrucándose más a mi cuerpo. Parecía una niña pequeña. - Si amor ... - le respondí embelesado por su belleza, con mi dedo índice y medio acaricie su hombro con suavidad, lo deslicé por uno de sus pechos dando pequeños giros, trague saliva, bajando mi mano más hasta su cintura, luego a su

vientre, sentí como se estremeció, para ese entonces estaba tan excitado que por instinto acerqué mi rostro con la intención de besar uno de sus senos, pero me detuve asustado ante aquel grito que salió de su boca repentinamente. - ¿Qué hora es? - grito asustada, apoyando una de sus manos en mi pecho para incorporarse en la cama. ¿Tal vez las ocho o las nueve?- dije con una mueca de inocencia, sabía que a Emily no le gustaba llegar tan tarde a casa, más ahora que su madre acababa de llegar de viaje, anhelaba quedarme más tiempo a su lado, pero necesitaba

tener paciencia, pronto podría tenerla todo el día todos los días. Emily dijo "ya es muy tarde" con enorme preocupación sacudiéndose la mano sobre su cabellera. Bajo rápidamente de la cama, encendiendo las luces de la habitación provocando que cerrara los ojos violentamente tapándolos con mi brazo derecho a causa del cambio de luz en el ambiente. Comenzó a vestirse rápidamente, mientras la observaba con atención, hasta que detuvo su mirada en mí.

-Tengo que llegar temprano, ya es muy tarde - chilló tapándose el rostro con las manos. Me levanté de la cama acunándola en mis brazos. Amor... si tu madre o Raúl están en casa cuando llegues entraré a pedirles disculpas por regresarte tan tarde, no te preocupes - sonreí de manera encantadora tratando de tranquilizarla. Ella asintió feliz ante mi respuesta. Aparqué mi auto en la entrada de su casa, apenas salí de él para abrir la puerta

del copiloto y ayudar a mi novia a bajar, vi como la puerta se abría, su madre camino directo a nosotros de una manera apresurada. - ¡Esteban! - exclamó. -Señora, yo le pido una disculpa, se nos hizo tarde - me apresure a decir, pero ella negó con la cabeza. - No te preocupes, lo que pasa es que tu madre ha llamado varias veces preguntando si sabía dónde estaban, se escuchaba preocupada al escuchar sus palabras, muchas cosas pasaron por mi

cabeza mi espalda se tenso, Emily me tomó de la mano, la calidez de su piel me regreso a la realidad. - Tengo que ir a casa - le dije tragando saliva, ella asintió dándome un beso en la mejilla - pasaré por ti mañana- le afirmé. Ella acarició mi mejilla con suavidad diciendo "todo estará bien". "Te amo" le susurré al oído. Conduje lo más rápido que pude a mi casa, mi madre nunca llamaba así preguntando por mí a menos que fuera una emergencia, la ansiedad de saber que estaba pasando me carcomía por

dentro, apreté con fuerza el volante, cuando aparqué salí a toda velocidad del coche subiendo las pequeñas escaleras que daban directo a la puerta abriéndola de par en par. Caminé algunos pasos buscando un indicio de ruido o movimiento, hasta que escuché la voz de mi padre llamándome por mi nombre desde la sala principal. Corri directo hasta ahí deteniéndome en seco cuando vi a Marcela sollozando en medio de sus padres, ellos estaban sentados sobre uno de los sofás de la sala de estar. Sus padres levantaron la vista al instante fulminándome con la mirada, inmediatamente volteé a ver a mis padres quien estaban sentados frente a

ellos, la mirada de mi madre era compasiva, pero había una especie de decepción en su rostro mientras que mi padre me veía de manera severa. No entendía nada de lo que estaba pasando, pero al ver como lloraba Marcela un escalofrío de temor me recorrió todo el cuerpo. - ¡Estoy embarazada! - soltó Marcela en medio de un desconsolado llanto, sentí como todo mi cuerpo palideció, mis piernas comenzaron a temblar. - ¿Qué? - pregunté incrédulo.

-¡Mi hija está embarazada, va a tener un hijo tuyo, Esteban! - me recriminó su padre con voz alterada mientras se ponía de pie preparándose como si fuera a golpearme. Negué con la cabeza mientras que por mi mente pasaba una serie de escenas felices que había imaginado a lado de Emily, ahora mi mundo se estaba derrumbando, comencé a negar incrédulo, me negaba ante la idea de tener un hijo, aún no estaba en mis planes y menos con Marcela, como pudo haber pasado, pensé rápidamente la vez que Emily y yo terminamos que estaba ebrio y terminé en los brazos de Marcela, pero sólo fue una vez, a menos que... no

se hubiera cuidado ¡pero me había dicho que si! Como es que había pasado, maldije en mi cabeza. Mis puños se cerraron la asesiné con la mirada mientras ella se encogía de hombros. ¡Tu! - solté con voz irritada, casi en un gruñido. Su padre me miro lleno de ira, se acercó unos pasos a mí con los puños cerrados, lo mire de la misma manera sin amedrentarme. - ¡Vamos a calmarnos todos! ¡Siéntate Esteban! - ordenó mi padre con voz severa.

Mi madre se acercó tomándome del brazo, respiré profundo, hice lo que pidió me senté a un lado de ellos. -¿Cuánto tienes de embarazo? - pregunté inquisitivo. Ella me miró fijamente para después ver a su madre, ella la tomó de la mano en modo de apoyo. - Poco más de tres meses - sentí una daga imaginaria atravesar mi pecho. Me frote la frente con fuerza, cerrando los ojos violentamente.

- ¿Por qué no lo dijiste antes? - dije con voz ahogada, aún no podía creer que fuera a tener un hijo y de una mujer que no amaba. - Tenía miedo que me rechazaras - dijo entre sollozos bajando la mirada. Ajá y ¿ahora no tienes miedo? - solté con tono irónico recargando la espalda al sofá, conocía muy bien a Marcela desde hace años e intuía que todo esto lo había hecho a propósito, era una niña mimada que no le importaban para nada las consecuencias que provocaban todos sus actos.

- ¡Te prohíbo que te burles de mi hija! gritó su padre lleno de furia, poniéndose de pie al instante. Hace un mes vi a su hija en un antro, estaba bebiendo alcohol, ¿eso hace alguien que está embarazada? - también me puse de pie con postura desafiante. No apartaba la mirada de su vientre, podría existir la posibilidad de que su embarazo fuera falso y ¿si no?, no podía distinguir bien ya que llevaba puesto un vestido holgado, trataba de recordar los últimos días en la facultad, pero no le había puesto atención si hubo un cambio en su silueta, yo la veía igual.

Su padre volteó a verla con reprimenda. - Esas bebidas no tenían alcohol - se excusó enseguida. Una sonrisa burlona se dibujó en mi mente, no le creía para nada. El punto aquí es que vamos a hacer ahora, mi hija tendrá un hijo de Esteban, su familia y la nuestra tiene una reputación y un renombre que cuidar, exijo que Esteban le responda a Marcela como se debe - exclamó su padre con autoridad.

- Claro que le va a responder, es nuestra palabra de Cazares, Marcela tendrá todo nuestro apoyo - añadió mi padre. - Me haré responsable del bebé - dije con voz apagada. Me sorprendió que gritara de alegría. ¿Es en serio? - asentí apretando la quijada. De pronto ella se abalanzó sobre mi abrazándome con fuerza - te prometo que seremos una familia feliz... ¿Qué?-dije apartándola al instante - yo dije que me haría responsable del bebé no que me casaría contigo, no te amo, ni siquiera tenemos una relación.

Ella se dejó caer al suelo llorando desconsoladamente. - Tienes que casarte con Marcela, que dirá la gente... la prensa -dijo su madre con tal preocupación. Me burle irónico, la prensa era lo que menos me preocupaba. -Me vale un reverendo comino la prensa, me haré cargo del bebé, pero no me casaré con ella, es mi última palabra. - La prensa puede aplastar nuestras empresas familiares, es algo que debemos pensar con mucho cuidado, sería mejor casarse un tiempo y después divorciarse alegando diferencias

irreconocibles - añadió mi padre, era la primera vez que lo escuchaba hablar asi, si me importaba la empresa de la familia, pero no me iba a casar con Marcela, ¿Qué pasaría con Emily? ¿cómo le diría?

Por: Xiom

17. ¿Por qué no contesta mis llamadas? POV Esteban Mañana te llevare a hacerte un ultrasonido - dije dirigiéndome a Marcela con expresión severa - por ahora necesito pensar y hablar con mis padres a solas. Marcela vio a sus padres con cara de súplica, pero esta noche no obtendría nada de mi hasta que estuviera seguro que de verdad estaba embarazada. Cuando mis padres y yo nos quedamos a solas me deje caer en el sofá abatido, mi

padre puso una mano en mi hombro él sabía lo que estaba sufriendo en este momento porque yo les había hablado unos días antes sobre mis intenciones de casarme con Emily en cuanto comenzara a trabajar. - No puedo casarme con Marcela, papá dije mirándolo directamente a los ojos. Mis padres se sentaron frente a mi dónde unos minutos antes estaba sentada ella. - Se que es difícil porque ya tenías planes con Emily pero un verdadero hombre debe hacerse cargo de sus errores, si estuviste con otra mujer mientras tenías una relación con alguien más, es un error que ahora te tocará pagar - a pesar de su

voz fría mi padre mantenía una postura relajada, a pesar de que me dolieran sus palabras en el fondo sabía que tenía razón fue un grave error haber estado con Marcela para darle celos a Emily. - Papá, por favor, puedo hacerme cargo del bebé sin casarme con Marcela, no la amo - le expliqué con un hilo de voz. - La familia de Marcela tiene gran renombre en la alta sociedad no creo que te dejen ir tan fácilmente incluso si llegarán a aceptar tus condiciones un escándalo de ese tipo también terminaría afectando nuestra empresa, si de verdad algún día quieres llegar a ser director de Industrias Cazares tendrás que aprender

que no todo en la vida es fácil y hay cosas que tendrás que sacrificar. Mi madre me veía con compasión. Suspire profundo al mismo tiempo que recargaba los codos de mis brazos en mis piernas agachando mi cabeza, necesitaba pensar, pensar mucho en como afrontaría la situación. POV Emily Poco después de despertar llamé a Esteban para saber que había ocurrido, si todo estaba bien, me contestó su mamá diciéndome que no había de que

preocuparse que Esteban había amanecido enfermo que en unos das regresaría a la facultad. Me preocupaba que estuviera mal, pero nunca había ido a su casa no sabía si estaría bien que me presentará, así como si nada, decidí esperar un día más esperando que él me llamará. Estaba cruzando la puerta a la salida de la casa cuando escuché la voz de Álvaro llamándome por mi nombre, me giré para esperarlo. - ¿Hoy no vendrán por ti? - preguntó inquisitivo mostrando sus dientes blancos en una sonrisa afilada.

- Esteban está enfermo - dije un poco afligida. - Te llevo - dijo más como una afirmación que una pregunta, antes de que pudiera decir algo camino escaleras abajo hasta llegar donde estaba el auto, caminé detrás de el con rapidez, de espaldas se veía tan imponente su espalda era cuadrada y su cuerpo atlético, en verdad era muy guapo me pregunté cómo es que nunca ha mencionado alguna novia o pareja. ¿No te desvías demasiado al llevarme? le pregunté agitada por caminar tan rápido ese pequeño tramo.

- ¡Para nada, vamos! - exclamó como orden marcando en su boca una ligera sonrisa al mismo tiempo que abría la puerta del copiloto. Entre obediente. ¿Estás enfadado conmigo?- le pregunté observando como ya casi llegábamos a la facultad, pero esta vez estaba más serio de lo habitual pues no habíamos cruzado palabra alguna recordando como terminó la última vez que hablamos. - ¿Hay alguna razón por la que debería estar enfadado contigo? - preguntó dirigiéndome una mirada risueña. Negué con la cabeza agachando

la mirada, no sabía porque nunca podía verlo directo a los ojos por determinado tiempo, él tenía la mirada demasiado pesada. "no podría enojarme contigo Emily" dijo al tiempo que acariciaba mi mano con suavidad, un escalofrío me recorrió la espalda por instinto aparte mi mano de la suya, sentí gran incomodidad, vi como el soltó una risita picara mientras yo fruncí el ceño. Pensé que había quedado claro que no me gustaba que se comportará de esa manera conmigo. ¡Éramos hermanastros! ¡Hermanos que no comparten sangre! Tan pronto como aparcó del

estacionamiento, baje deprisa sin despedirme, "vendré por ti" escuché su voz a lo lejos. - Amiga deberías presentarme a tu hermano, ¡es un cuero! - escuché la voz de Gaby a mi espalda, me giré al instante saludándola con una gran sonrisa, me alegraba tanto verla, tenía muchas cosas que platicarle. -Tal vez pueda platicarle sobre ti. ¡Si por favor! - chilló a manera de súplica, me burle soltando una sonrisa picaresca. No me imaginaba a Gaby con Álvaro ellos dos eran totalmente opuestos.

Las clases pasaron muy lento, no podía dejar de pensar en Esteban necesitaba saber que estaba ocurriendo, de que estaba enfermo. Gaby notó mi desconsuelo así que me acompaño a sentarme en una de las banquitas del jardín de la facultad a esperar a mi "hermano" que dijo pasaría por mí. Y ahí estaba puntual como siempre aparcando frente a nosotros, tomé de la mano a Gaby dirigiéndome al lado del piloto, sentí como ella me vio asustada ante mi intención, le sonreí bonachona. Al ver cómo nos acercábamos Álvaro salió del auto.

Me dirigió una mirada curiosa. - Álvaro ella es Gaby mi mejor amiga ella sonrió totalmente sonrojada. Hola - soltó para después voltear a verme de nuevo, creo que este no era el mejor comienzo. -Yo me voy, nos vemos mañana Emily, mucho gusto Álvaro-se despidió alejándose de prisa. Él la ponía demasiado nerviosa. - ¿Qué fue todo eso? - preguntó él recargándose en la puerta de su auto como si fuera un chico malo.

Jugué un poco con mis dedos mientras le respondía. - Pensé que Gaby te agradaría, ella piensa que eres muy guapo - dije un poco apenada. Soltó una sonrisita picaresca. Ella no es mi tipo - añadió con voz tranquila. Entonces, ¿cuál es tu tipo? - pregunté con inocencia.

- Adivina... respondió afilando su sonrisa y haciendo la misma mirada que cuando lo conocí. Tragué saliva, no sé por qué sentía arrepentimiento de haber preguntado. (..) Tan pronto como llegué a casa le pregunté a Pedro si Esteban había llamado pero el negó con la cabeza, las únicas llamadas que me permitían hacer eran a casa de Esteban por lo que llame de nuevo, pero nuevamente obtuve la misma respuesta, pero esta vez de la ama de llaves de su casa, Esteban estaba

enfermo, pero pronto se comunicaría conmigo. Una pequeña espinita se clavó en mi pecho, que tan enfermo estaba para no atender mis llamadas. Rápidamente la preocupación comenzó a apoderarse de mí.

Por: Xiom

18. Lo inevitable tenia que pasar - En efecto, usted tiene cuatro meses de embarazo - dijo el doctor mientras retiraba el líquido azuliento del vientre de Marcela, ella me miró con una gran sonrisa de suficiencia mientras sentía como mi cuerpo flaqueaba, apenas había caído en cuenta que sería padre, no me sentía preparado, era demasiado pronto y no estaba en mis planes, pero de una cosa si estaba seguro que a este bebé jamás le faltaría mi amor de padre. ¿Quieren saber que sexo es? - preguntó el doctor mirándome fijamente, para después voltear a ver a Marcela quien respondió inmediatamente con una afirmación llena de emoción. Asentí en

silencio, mi corazón latía a mil por hora eran experiencias nuevas que estaba viviendo, pero a la vez sentía una opresión amarga en mi pecho al no poderlas vivir con la mujer que amo, con la que planeaba vivirlas algún día. El doctor abrió nuevamente la bata de Marcela para poner otra porción de líquido azul pasando por su vientre el transductor del ultrasonido. Observé atentamente la imagen proyectada en el monitor, una pequeña manchita de color claro se movía de arriba abajo, senti una sensación extraña de pertenencia, mis ojos se cristalizaron cuando Marcela me tomó de la mano, aunque no la amará éramos los padres de ese bebe que estaba en camino él no tenía la culpa de

nuestros errores por lo que mantuve mi mano sujeta a la de ella. -¡Felicidades, un bebé varón está en camino! - exclamó el doctor. - ¡Tendremos un hijo Esteban, te imaginas será el nuevo heredero de los Cazares - Berastein! - exclamó con gran orgullo sonriendo abiertamente con suficiencia. Sabía lo que significaba eso, un hijo varón en mi familia estaría en la mira de muchas personas por el hecho de que yo era el siguiente en la dinastía Cazares, había personas que esperaban mucho de mí, ahora el linaje pasaría a este pequeño cuando creciera, mi padre tenía razón es mucha más responsabilidad de lo que había pensado.

Ayude a Marcela a subir al auto, desde que salimos del consultorio del doctor tenía un nudo en la garganta que no me dejaba hablar. Vamos a tener un hijo Esteban cambia esa cara por favor - dijo ella formando un puchero infantil en su cara. Le fulminé con la mirada. ¿Cómo quieres que cambié mi expresión cuando esto no es nada de lo que tenía planeado en los próximos años de mi vida? - le cuestioné con hosquedad. Por un momento pensé que tal vez me había pasado con él tono de voz que utilicé pues Marcela comenzó a llorar desconsolada.

- ¿Por qué mejor no me pides que aborte? - gritó en mi cara con los ojos completamente irritados. - Ni se te ocurra - la amenacé. Ella volvió la espalda al asiento, recomponiendo su rostro con gran facilidad cambiándolo por uno más alegre, a veces pensaba que todos sus berrinches los actuaba. -¿Entonces si nos quieres? - preguntó haciendo ojitos y mueca de niña mimada. Quiero a mi hijo... respondi con voz seca. - Es suficiente para mi por ahora - dijo con voz frívola cruzando sus brazos.

Suspiré profundo echando a andar el auto. Durante el camino le hice prometer a Marcela que no le diría nada a Emily que tenía que ser yo el que hablará con ella, aunque no me dejó muy convencido su respuesta esperaba que cumpliera su palabra. Al llegar a casa le comunique a mis padres sobre el sexo del bebé mi madre estaba vuelta loca de felicidad y mi padre no pudo contener una sonrisa de satisfacción en su rostro, en nuestra familia por tradición era una gran alegría que el primer hijo fuera varón ya que se acostumbraba que después el llevará la

batuta de la dirección de la empresa, en mi caso pronto yo accedería a este puesto ya que mi hermana por ahora se encontraba estudiando en el extranjero pero no creía que le interesara trabajar en el negocio familiar. ¿Pensaste en lo que hablamos Esteban? Un matrimonio entre tú y Marcela no tiene por qué ser un sacrificio si firman un acuerdo antes, sólo unos años y después se separan eso es mejor a que ella quedé como la víctima abandonada y tu un padre irresponsable, ese bebé significa mucho para nuestra familia ahora será el nuevo heredero de los Cazares.

Lo miré fijamente, si, entendía perfectamente cada una de sus palabras, mi cerebro lo procesaba, pero mi corazón se negaba. (...) Después de unos días de pensarlo seriamente y de todas las llamadas que esquivé de Emily había tomado al fin una decisión, ese día llamé a su casa. Mi corazón se estrujó de amargura cuando escuché su dulce voz, estaba emocionada por que le había llamado, quedamos en vernos en un parque cerca de su casa para evitar pasar por ella, sentía que no podría contener mi amargura si la veía desde antes, con gran alegría ni si quiera

me cuestionó. Cuando colgué exhalé un suspiro ahogado. Llegué unos minutos antes de lo que había acordado, me senté en una banca con la mirada perdida en mis pensamientos y un gran nudo en la garganta. ¡Hola! - escuché su voz a unos metros de distancia, giré mi cabeza rápidamente y ahí estaba ella, agitando su mano a manera de saludo con una gran sonrisa en su rostro, me puse de pie y caminé a pasos acelerados hasta donde estaba, la alcé por la cintura haciéndola girar en el aire, aferrando mi cara a su cabello y su cuerpo al mío, quería guardar este momento en mi memoria porque estaba

consciente que después de hoy todo cambiaria entre los dos. - Te extrañé tanto - dijo exigiendo mis labios en su boca, pero sin poder contenerme pose mi mano en su nuca besándola profundamente con ansias de que este beso no terminara jamás. Después de un momento, Emily se apartó de mi lentamente jadeando con respiración agitada. ¿Qué fue eso amor? Pareciera que fuera nuestro último beso - dijo a manera de broma, aún la tenía tomada de la cintura. Un gran nudo se formó en mi garganta.

-Te amo Emily, nunca lo dudes y nunca lo olvides - le dije suplicante, ella entrecerró los ojos confundida por mis palabras. - ¿Qué pasa? Me está asustando - su voz era temblorosa. Exhale profundo tragando saliva, la tome de la mano sentándonos en la banca de hace unos momentos. Ella me veía con intriga. -¿Esteban que pasa? - preguntó una vez más. - Emily... no se cómo decirte esto... sabes que sólo estuve una vez con Marcela... hice una pausa, ella me miraba fijamente

con expresión en blanco - ella está embarazada. - ¿Qué? - gritó con fuerza, alejando con brusquedad su mano de la mía, sus ojos se encendieron con llamaradas de furia.

Por: Xiom

19. Adiós para siempre... POV Emily Mi cuerpo se tensó violentamente al escuchar las palabras de Esteban, me levanté de la banca tan rápido como pude reaccionar, trataba de procesar todo en mi cabeza, Marcela estaba embarazada, eso significaba que.... Mis ojos se cristalizaron al instante, miré a Esteban fijamente ¿desde cuándo lo sabía? - Emily aunque los padres de Marcela me exijan que me case con ella no lo voy a hacer, yo te amo a ti y quiero vivir mi vida a tu lado - dijo al intentar tomar de nuevo

mis manos, pero las aparté, yo también lo amaba, pero esta situación cambiaba todo por completo. - ¿Qué pasará con el bebé? - pregunté inmóvil sólo para confirmar lo que él planeaba hacer. Nunca le hará falta algo, estaré al pendiente, pero no me voy a casar con Marcela, no puedo... yo te amo a ti - su voz estaba alterada, él era muy terco. - No puedo permitir que ese bebé que no tiene la culpa de los errores de sus padres crezca viviendo lo que yo he vivido toda mi vida, mi madre me alejo de mi padre cuando se separaron y yo no le deseo ese dolor a nadie, mucho menos

a un pequeño bebé-dije con la voz entrecortada sintiendo lagrimas correr por mis mejillas. Esteban se acercó a mí abrazándome abruptamente "no Emily, te prometo que yo siempre veré por mi hijo pero te quiero a mi lado a ti también, por favor" escuchaba su voz suplicante en mi oído mientras mi llanto se volvía cada vez más incontrolable, yo negaba con la cabeza al mismo tiempo que el volvía a suplicarme "Emily nunca te voy a dejar, no lo haré, tú eres mi vida". Apreté mis puños con fuerza, pasándolos por entre nuestros cuerpos que estaban tan cerca tratando de separarme, pero el me abrazaba más fuerte diciendo "por

favor amor escúchame, sé que podemos encontrar una solución, puedo pelear por la custodia compartida de mi hijo ya lo he pensado..." - Nooooo -grité, empujándolo con fuerza sus ojos estaban llenos de lágrimas, me llevé las manos a mi rostro negando con la cabeza - no, no... tú tienes que hacerte responsable de tu hijo, un niño necesita a sus padres juntos no separados -dije recordando mis primeros años de vida en los que fui muy feliz para después llegar a ese infierno en la casa de los Duarte, todo porque mis papas se habían separado y mi madre ya no me dejo verlo más.

- Aunque me pidas que me case con ella no lo voy a hacer, no importa lo que me insistas Emily, ya tomé una decisión - dijo con voz fría pero su mirada denotaba sufrimiento, mi corazón estaba destrozado en mil pedazos, Esteban era una persona muy terca sería muy difícil hacerlo razonar en ese estado, estaba consciente de que me amaba al igual que yo a él, pero el destino una vez más nos estaba separando, tal vez yo no era la indicada para él, tal vez era el karma que me estaba castigando porque en un inicio acepté tener una relación con él para tener contento a mi padrastro. Ahora que de verdad éramos una pareja feliz y real todo se desmoronaba ante mis ojos.

Traté de juntar todo el valor que ignorando a mi conciencia sobre las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer, pero era un sacrificio necesario, yo no era tan cruel para hacerlo escoger entre su hijo o yo, él tenía que estar con su hijo, él era más importante que yo ahora. También sabía que Esteban no se retractaría de su decisión a menos que yo lo obligara a hacerlo. Lo miré fijamente, tragando saliva. tenía Yo también estuve con alguien más esa vez que estuvimos separados - dije tratando de sonar lo más firme posible. Él sonrió nervioso.

- No te creo, lo dices para alejarme de ti dijo con voz grave mientras su mirada se tornaba severa. - Es la verdad - apreté mis labios - hemos cometido muchos errores en nuestra relación, tal vez yo no valgo lo suficiente como para no estar con tu hijo en los mejores años de su vida. El me fulminó con la mirada. La expresión en su rostro ahora era fría y seca. - Emily no hagas esto, por favor - pidió. Contuve mis ganas de llorar, pero mantuve mi mirada, necesitaba parecer seguro para que me creyera.

- Estuve con alguien más antes de ti, contigo no fue mi primera vez - solté sin dejar de mirarlo. Vi como tragó saliva apretando fuertemente sus puños conteniendo su furia. - ¿Con quién? - cuestiono ahora enfadado. - Eso no te lo diré - dije tratando de restarle importancia. ¿Con quién Emily? - gruñó, un escalofrió recorrió mi espalda cuando me sujeto de ambos brazos, impidiendo que pudiera esquivar la inminente respuesta. Tragué saliva, ya había activado la bomba entre nosotros. Sentía como ardían mis ojos. Tal vez él me odiaría de por vida si

le decía con quién estuve, pero yo le había prometido a Álvaro jamás confesar aquella noche que hubo entre los dos, si le decía Álvaro también me odiaría. ¡Dímelo! - me ordenó gritando. Sentí la ira correr por mis venas como se atrevía a hablarme así después de que espera un hijo con Marcela, ahora ¿era él quien se sentía ofendido? Me limpie mis lagrimas con la mano. - ¡Suéltame! No tienes derecho a recriminarme nada porque tú también estuviste con Marcela, eso fue antes de que decidiéramos intentarlo de nuevo, yo te acepté sabiendo que estuviste con ella, pero ahora tú te comportas como si fuera yo la única que traicionó - de mi

boca no podía salir el nombre de Álvaro, me sentía nerviosa, la situación se me estaba saliendo de las manos. - Sólo quiero saber quién es, y te prometo que no te volveré a buscar, si decidiste decírmelo ahora es por qué quieres un pretexto para sacarme de tu vida ¿no? - sus grandes ojos oscuros me penetraban con la mirada, una mirada singular, entre irónica y agresiva. Mi corazón se contrajo de tristeza al ver como lo que estaba intentando ya había dado resultado. Comenzó a sacudirse el cabello con fuerza desesperado dando pasos en círculos frente a mí, después de un

momento se detuvo dedicándome una sonrisa maliciosa, Si no me dices el nombre de con quien estuviste antes que yo, te prometo que dedicare gran parte de mi tiempo a echar abajo la empresa de tu padrastro y sabes que lo puedo hacer - sus palabras se clavaron en lo más profundo de mi ser, comencé a temblar de los nervios. - No te atreverías - dije incrédula. - Has encendido la peor parte de mi personalidad, no me retes, sólo di el nombre. - ¿Para qué quieres saber? ¿qué harás después? - pregunté aterrada.

Quiero saber quién ese hombre a quien te entregaste por primera vez, que le viste a él, que no te pude dar yo, por más de un año te respeté nunca te presioné y fuiste a enredarte con el primero que se te cruzó ¿por qué? - su voz se entrecortaba mezclándose con pequeños sollozos amargos, me sentía culpable de su dolor, quería abrazarlo, besarlo y decirle que él era el único en mi vida, pero era un sacrificio que tenía que hacer por el bien de ese bebé. - La persona con la que estuve es Álvaro solté, que explotará lo que tuviera que explotar ya estaba harta de secretos, venganzas, planes y malas intenciones de

todas las personas a mi alrededor. Queria sentirme libre de todo eso. El me miró atónito, frotando con sus manos los costados de su rostro. - Cómo no lo vi antes, por eso se llevan tan bien, ¿cuántas veces has estado con él? ¿eeehh?... por eso es que él te ve de esa manera y te trata con recelo ¿cómo si fueras suya? Fui un estúpido y en mi propia cara - Esteban me asesinaba con la mirada, sus ojos estaban rojos y cristalinos de lo irritados. - Sólo fue una vez - le aclaré cruzando mis manos, deseaba que me creyera.

- Vives con él, por Dios, ¿crees que te voy a creer? - soltó acusatorio en tono burlón - nos vemos Emily, tal vez si fuimos un error, has logrado decepcionarme tanto como yo a ti, estamos a mano - añadió con voz acusatoria llena de amargura, para después ver como se alejó a paso rápido subiendo a su coche, escuché como arrancó pisando fuerte el acelerador, el ruido del motor de su auto se quedó grabado en mi memoria. Aunque me odiará, este era nuestro adiós definitivo, así tenía que ser por el bien de ese bebé inocente. Me dejé caer de rodillas al suelo, apoyando mi brazo en la banca donde estuvimos sentados por última vez, dejando salir todo el llanto que estuve

conteniendo para que el pensará lo peor de mi.

Por: Xiom

POV Emily Llegué a casa totalmente devastada, para mi fortuna mi padrastro aún no llegaba del trabajo y mi madre como siempre nunca estaba en casa. Si me veían en este estado al instante sabrían que hubo problemas con Esteban, ahora el miedo que tenía es que haría Raúl cuando se enterara que él y yo terminamos, que él

esta con alguien más y que nunca le firmaran ese maldito contrato que me ha desdichado tanto la vida. Pero quien si tenía que saber todo lo que había pasado hace un rato con Esteban era Álvaro, necesitaba decirle que había roto el juramento de no decirle a nadie lo que paso entre los dos aquella noche después del bar. Sentía como mi pecho se oprimía de dolor, había llorado tanto que de mis ojos por ahora ya no salían lágrimas, Pedro dijo que Álvaro acababa de llegar a casa, fui directo a su habitación después tendría todo el tiempo del mundo para desahogar mi sufrimiento.

Toqué con mano temblorosa su puerta, pero no obtuve respuesta, tampoco se escuchaba ruido. Toqué nuevamente esta vez un poco más fuerte. "Pasa" escuché su voz desde adentro de la habitación. Abrí la puerta y entre, pero no vi a nadie, ¿dónde estaba Álvaro? - Hola señorita - susurró en mi oído, inmediatamente salté gritando, no esperaba que estuviera detrás de mí. Giré rápidamente, tal fue mi asombro al verlo semidesnudo, sólo llevaba puesta una toalla cubriendo de la cintura a sus tobillos, el me veía con una sonrisa de sorna mientras yo no podía apartar mi vista de su cuadrado abdomen y definido pecho, no recordaba que fuera así, tal vez porque ese día la habitación estaba muy

obscura y además estaba muy nerviosa. Pero su sonrisa se borró cunado noto lo hinchado y rojo de mis ojos, su expresión se endureció. ¿Qué tienes Emily? ¿Estuviste llorando? preguntó acercando su rostro al mío inspeccionándolo a detalle. Asentí con la mirada gacha. - Regresare cuando estés vestido-dije dando un paso hacia la puerta, pero él puso su mano en la perilla para evitar que saliera. - Emily me has visto ya desnudo que no me veas en toalla - dijo con simpleza, al ver como toda mi cara se sonrojaba de

vergüenza, rodó los ojos - está bien, voltéate para vestirme - dijo haciendo un ademan con su dedo indice. Hice lo que dijo mientras escuchaba como sacaba ropa de su closet. Esos minutos se me hicieron eternos, Álvaro parecía de buen humor, pero tenía miedo que... el doctor dijo que si Álvaro se llegará a enfadar demasiado podía causarle un ataque de ira y volverse muy violento, con su medicamento estaba controlado pero el miedo comenzó a embargar mi cuerpo. Ya te puedes voltear - ordenó. Lo observé fijamente, ya se había puesto un pantalón casual de color n***o y una

camisa azul de manga larga que estaba abotonando lentamente mientras me veía, estaba descalzo y despeinado. - Ahora si dime que pasó, porque lloraste - mientras hablaba se acomodaba las mangas de su camisa. Estaba nerviosa, mis manos sudaban, pero que decirle. tenía - Álvaro... - tragué saliva - Esteban sabe que tú y yo tuvimos relaciones al decir esto se paralizó por completo dejando lo que estaba haciendo. - ¿Por qué se lo dijiste? - preguntó manteniendo la calma y arqueando la

ceja mientras ladeaba un poco la cabeza como tratando de leer mis pensamientos. Hay una chica que está embarazada de él - dije amargamente recordando las palabras que me dijo Marcela hace un mes, tal vez ella ya lo sabía y justo ahora que Esteban y yo estábamos en lo más feliz de nuestra relación, ella se lo dijo. Lagrimitas comenzaron a brotar de nuevo por mis ojos. La expresión en el rostro de Álvaro se volvió a una más suave. - Ven - hizo un ademán con su mano para que me acercará, algo en mi obedeció su petición, me acerqué abrazándolo con fuerza por la cintura hundiendo mi rostro

en su pecho permitiendo desahogar en llanto el dolor intenso que se acumulaba en mi pecho. El me abrazó frotando mi espalda con suavidad. Álvaro era la única persona en esta familia que se preocupaba por mí, desde que llegó siempre estaba para escucharme y yo estaba muy agradecida por eso, era lo más cercano a un hermano que conocía, aunque no fuera de sangre. Me aparté para analizar su expresión, ésta era fría pero no veía algún indicio de que estuviera enfadado conmigo, lo que se me hizo raro, el medicamento tranquilizante que le dieron en verdad era muy bueno.

-¿No estas enfadado? - pregunté clavándole mi mirada. - Me enoja más que haya sido capaz engañarte de esa manera - soltó con voz seca. - Me da mucho miedo el pensar cómo se pondrá Raúl cuando se enteré que Esteban y yo terminamos definitivamente, ahora su padre ya no firmará el contrato Álvaro. Él suspiro profundo frotando su cabello hacia atrás como si estuviera pensando en algo. Tenía intención de salir un rato, pero creo que mejor me quedo, mi padre no te hará nada mientras yo esté aquí, te lo

prometo, tenemos que esperar a que él se enteré por su cuenta, entre menos sepa las razones es mejor - dijo con la mirada pensativa. Asentí agradecida al saber que tenía el apoyo de Álvaro. Toda la tarde estuve encerrada en mi habitación sintiendo miedo de que Raúl pudiera entrar de repente, él era un hombre muy cruel, tan sólo ver como trataba a mamá. Pensé mucho en Esteban, tenía que hacerme a la idea de que ya no existiría jamás un "nosotros" entre los dos. POV Esteban

Entre a la casa hecho una furia, no podía creer que Emily se hubiera revolcado con su hermanastro, que clase de cosa retorcida era esa, vivían bajo el mismo techo y me lo confesó como si nada. Senti nauseas el imaginarme sus miradas durante el desayuno, el pasar tanto tiempo juntos, en las noches mientras sus padres dormían... no puede ser la irá me estaba consumiendo. -¿Qué paso hijo porque vienes así? preguntó mi madre preocupada al ver mi aspecto deshecho. - Llama a Marcela, si me casaré con ella dije en tono seco.

Mi madre me miro extrañada, pero con una pequeña sonrisa asomándose entre sus labios, ellos pensaban que era lo correcto. -¿Estás seguro? ¿no te arrepentirás después? Negué con la cabeza. - Tenían razón ninguna mujer vale más que mi hijo - le dije con los ojos llorosos dándole a entender que lo mío con Emily había terminado. - Llamaré a su madre para reunirnos a cenar hoy por la noche cuando tu padre llegue de la oficina, tu mismo serás quien

les de la noticia - dijo ella tomando el teléfono en sus manos. Asentí cabizbajo. - Iré a prepararme. Estábamos reunidos en la sala de estar de la casa de la familia Berastein. ¿A qué se debe esta visita tan repentina Ernesto? - preguntó el padre de Marcela al mío, mientras me veía con recelo. Mi padre giró la cabeza haciendo un gesto con la barbilla. - Vengo a pedir la mano en matrimonio de su hija - dije convenciéndome una vez más que esto era lo correcto.

El rostro de Marcela se iluminó por completo soltando grititos de alegría, se puso de pie al instante, abalanzándose sobre mí, sin importar que nuestros padres nos estuvieran viendo. - Necesitas tener cuidado - la regañé sentándola al lado mío - puedes lastimar a nuestro bebé. Ella hizo un puchero cruzando los brazos como si fuera niña pequeña. ¿Y cuándo será la boda? Por qué lo más preferente sería que antes de que el vientre de Marcela comience a crecer aún más - exclamó su madre con cierto

encanto, estaba emocionada por la noticia que les acababa de dar mientras que el menos emocionado era yo. - Puede ser en unas dos o tres semanas, ustedes escojan la fecha-dije, dirigiendo mi mirada hacia mi padre quien asintió complacido por mi disposición. El padre de Marcela se puso de pie dirigiéndose hacia donde estaba sentado, me ofreció su mano en saludo, me puse de pie y cuando la tomé me atrajo hacia él con un cálido abrazo. - Bienvenido a la familia Esteban, me da gusto que hayas recapacitado, veras que todo esto será para su bien. Hice el mejor intento de sonrisa. Por: Xiom

21. Un futuro confuso POV Emily Al día siguiente Álvaro me pidió que actuará como si nada, para él era fácil decirlo ni si quiera se veía preocupado, pero en cambio para mí era demasiado difícil puesto que mi cara por si sola hablaba. Al despertarme tuve que maquillar mi rostro más de lo normal para evitar que las ojeras demacradas me delataran ante Raúl y mi madre. ¿Cómo sigue el hijo de los Cazares? ¿ya se mejoró? - preguntó de repente mi padrastro durante el desayuno, vi con cara de terror a Álvaro para que me

ayudará, con una seña en su mirada me incitó a contestar. - Eehhh ya está mejor, ayer lo vi - dije tratando de parecer normal, pero estaba muerta de los nervios, Raúl me veia con expresión seria. ¿Cómo vas con él? Espero que bien Emily... comenzó a usar ese tono amenazante que hacia que mis piernas temblaran - espero que bien, porque ayer por la noche me llamó Ernesto Cazares pidiéndome una reunión extraordinaria para tratar asuntos de nuestros negocios, dijo que era urgente por lo que lo agende para hoy, tu estarás en la reunión conmigo Álvaro.

Volteé a ver con cara de susto a Álvaro quien me miro de reojo. - Si, estaré acompañándote - dijo Álvaro carraspeando al final. Muy bien, entonces te espero en la oficina, no llegues tarde - dijo Raúl poniéndose de pie y dejando caer la servilleta a la mesa. -Te acompaño a la puerta amor - dijo mi madre con voz melosa caminando tras él. Nos quedamos en la mesa Mara, Álvaro y yo.

¿Qué se traen ustedes dos? ¿Por qué tanto silencio? - Mara preguntó de repente analizándonos con la mirada, él se limitó a seguir comiendo, pero yo sentía que mi cuerpo estaba frío de los nervios. Mara estudiaba psicología era una de las estudiantes más sobresalientes de su generación, era muy fácil para ella detectar e interpretar las emociones de otras personas, era lo que me ponía más nerviosa. - ¿Por qué mejo no terminas de comer en lugar de estar haciéndote ideas en la cabeza, Mara? - cuestionó Álvaro en tono irónico, lo que encendió la curiosidad de ella puesto que comenzó a atacarme con preguntas.

Bien, si no me quieren decir lo averiguaré por mi misma - hizo una pausa como pensando en cuál sería su siguiente paso¡terminaste con Esteban Cazares! - dijo con entusiasmo como si hubiera ganado en el bingo. Todo mi cuerpo se tensó, no supe que hacer o que decir, ella suavizó su mirada para hacer una sonrisita satisfecha de haber acertado a la primera. - Mara ya por favor, deja de molestar a Emily - exclamó Álvaro con enfado mientras Mara lo veía de una manera muy extraña. Mara volteó a verme enseguida.

Emily, sabes nunca te he deseado mal, pero esta vez creo que papá se pondrá en verdad furioso... - su tono de voz me indicaba que estaba siendo sincera, Mara y yo nunca fuimos mejores amigas, pero crecimos juntas a pesar de todo nos teníamos cariño - creo que deberías hablar con tu madre. No creía que mi madre fuera a defenderme de Raúl, ella sentía una especie de veneración absurda por él, estaba más que perdida, pensé con desolación. - Vamos Emily, te llevaré a la escuela - la voz de Álvaro me trajo de nuevo a la tierra.

Pe... pero...-dije apresurada. - Nada, vamos - espetó autoritario mientras se levantaba del comedor acomodándose el saco que tenía en el respaldo de la silla. Me puse de pie casi al mismo tiempo que él. -Te deseo suerte Emily - en la voz de Mara había un toque de lastima, ella también sabía lo que me esperaba. - Por favor, no me dejes enfrente de la facultad - supliqué con un hilito de voz. Álvaro frenó repentinamente.

- ¿Ahora te da vergüenza que te deje en la escuela? - río en tono irónico al decirlo, clavándome su mirada. - No es eso, es que si alguien más se llega a enterar de lo que paso entre nosotros? - dentro de mi estaba hecha polvo, había tantas cosas que me preocupaban, que me dolían no sabía si podría ser lo suficientemente fuerte para salir de todo esto. Río sarcástico. ¿Cómo si a un hombre le gustará andar pregonando que su novia estuvo con otro? ¿Crees que el mocoso Cazares va a andar platicándolo a todo el mundo?, no

lo creo - dijo mientras me guiñaba un ojo con expresión alegre. - Esta bien - dije ya un poco tranquila, no vería a Esteban por que se suponía que para estos días él ya había pedido permiso de realizar sus residencias en la empresa de su padre puesto que estaba por graduarse. Fuera de nuestra relación sólo teníamos en común que asistíamos a la misma universidad. ¿y si ya no lo volvía a ver? mi corazón se estrujo y la sensación de un vacío en mi pecho creció. Cuando llegamos al estacionamiento de la universidad baje enseguida del auto, Álvaro me comento que no podría pasar por mí por la reunión que tenía con el

padre de Esteban pero que no me preocupara que tenía todo bajo control, esperaba que así fuera. Por suerte no tuvimos la primera clase por lo que le pedí a Gaby hablar con ella. Fuimos al parque donde Esteban y yo acostumbrábamos ir, los recuerdos de las caminatas, las pláticas y los besos me embargaban sin poderlo evitar, todo era melancólico para mí. Una vez que Gaby y yo nos sentamos en el pasto, mis lagrimas comenzaron a salir, con mi amiga podía ser yo, sabía que no me juzgaría. Al verme en ese estado tan deprimente me abrazó dándome palmaditas en el pecho. Una vez que

pude tranquilizarme, me tomé el tiempo para contarle todo con lujo de detalles desde que mi padrastro me obligo en un principio a ser novia de esteban hasta lo de ayer mientras ella me veía con compasión. Emily no puedo creer que estés pasando por todo esto tu sola, debiste haberme platicado al menos estaría para apoyarte, amiga. - Perdóname por no habértelo dicho antes... - dije arrepentida, tal vez sus consejos me hubieran sido de gran ayuda - me siento tan mal. - Llora Emily, desahógate que tienes toda una vida por delante y una felicidad que

buscar porque te lo mereces y eso nunca lo dudes okey dijo ella mirándome con decisión como madre que alienta a su hija. - No sé si algún día pueda superar a Esteban - dije sabiendo la respuesta, nunca lo podría olvidar, él era el amor de mi vida. - Ningún mal dura cien años, Emily - dijo tratando de reconfortarme. POV Álvaro - Joven Álvaro, su padre lo solicita en la sala de juntas.

- Gracias Laura, voy para allá - dije colgando el interfón de mi oficina. Me acomode la corbata y el sacó y tome mi libreta de apuntes. Estaba consciente de que todo podía pasar en esta reunión, ya tenía un plan por si a Ernesto Cazares se le llegaba a ocurrir decirle a mi padre que Emily y Esteban terminaron. Respiré profundo, saqué mi medicamento tranquilizante y me tomé dos pastillas pasándolas con agua. Salí de mi oficina con dirección a la sala de juntas, cuando llegue noté que la puerta estaba abierta, cuál fue mi sorpresa al ver a Esteban sentado a un lado de su padre. Al verme entrar a la habitación su mirada se encendió de furia y se puso de pie al instante, pensé que se

abalanzaría sobre mi para golpearme, pero su padre lo tomó del brazo jalándolo de nuevo al asiento, éste de mala gana se sentó, pero sin desviar su mirada de mí. - Buenos días caballeros - salude amablemente con una sonrisa como si nada pasara, se me daba bien lo hipócrita. Tomé asiento a un lado de mi padre dirigiéndole una mirada desafiante a Esteban y una sonrisa un tanto maliciosa. Notaba como por dentro le estaría hirviendo la sangre. Me regodeaba imaginando que estaba pensando ahora mismo, tal vez estaría repitiendo en su cabeza que Emily fue mía primero, "tú ya perdiste Cazares" pensé y sin darse cuenta me dejó el

camino libre para llegar hasta Emily, ahora que ella estaba vulnerable no dejaría pasar esta oportunidad. Bien, ya que estamos todos reunidos podemos comenzar con nuestra reunión exclamó mi padre haciendo cara de buen humor, mientras cerraba la puerta de la sala de juntas. Bien, seré breve Raúl hemos venido porque voy a deshacer el contrato de compra que tengo contigo, estoy dispuesto a pagar por las cláusulas que esto genere, pero nuestra familia ya no puede tener tratos con la tuya - espetó Ernesto Cazares con expresión sería, era verdad que él no se andaba por las ramas, estábamos en serios problemas ya

que había pensado que se esperaría a que el contrato terminara en unos meses, no en estos días, esto nos ponía en una situación económica difícil, como es que era tal la urgencia por deshacer sus lazos con nosotros, debía querer demasiado a su hijo como para hacer esto por él. La cara de mi padre palideció al instante. - Pensé que teníamos un acuerdo - dijo mi padre confundido. - Lo teníamos, hoy vengo a disolverlo exclamó Ernesto con una leve sonrisa mientras se mantenía sereno. Esteban no dejaba de mirarme el sabía que tenía mucho más poder que nosotros ahora me miraba burlón, la sonrisa que

antes tenía se había borrado de mi boca, ahora estaba preocupado por el futuro de nuestra empresa, malditos Cazares.

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22. Te arrepentirás 1/10 - No entiendo nada, ¿Acaso Emily te hizo enojar, Esteban? - preguntó mi padre con ceño fruncido. No venimos a hablar sobre cosas personales, Señor - se adelantó a decir

Esteban con voz grave, se notaba que estaba muy enfadado, pero que hipócrita no se supone que Emily me había dicho que había embarazado a una chica. Bien, el proceso de revocamiento tarda aproximadamente tres semanas tendríamos que consultar a nuestros abogados para poderles ofrecer la mejor opción de otra manera todo el cambio seria de un mes y faltan tan sólo dos meses para que el contrato venza ¿es que tienen demasiada prisa?- dije analizando de manera óptima la situación era obvio que todo esto era un berrinche de él, pobre, si pensaba un día tener el control de la empresa de su padre aún era muy verde.

Ernesto Cazares se froto su barbilla unos segundos con expresión pensativo. Me parece que tienes razón Álvaro, aunque también quisiera saber la opinión de sus abogados mientras yo consulto los míos - inquirió. - Yo no confio en él padre - soltó Esteban asesinándome con la mirada. Solté una pequeña risita ahogada. - Pensé que no íbamos a tratar problemas personales - me burlé. El apretó sus puños con fuerza, mi padre observaba la escena confundida mientras

se ahogaba en la ira al ver que todos sus planes se iban al carajo. Porque no arreglamos nuestras diferencias afuera - dijo él mirándome fijamente, fue cuando me di cuenta que su padre no sabía el por qué terminaron. Su padre también nos observaba confundido. - ¿Qué está pasando Esteban? Vinimos a hacer negocios no a pelear como niños, compórtate por favor - ordenó su padre con voz autoritaria que hasta a mí me sorprendió la manera en que lo hizo. -¿Álvaro? - preguntó mi padre esperando una respuesta, penetrándome con la mirada.

Con inocencia me encogi de hombros diciendo "no sé de qué me habla", eso último término por encender a Esteban Cazares quien soltó un gruñido gritando. - ¡Tu maldito! - rodeo rápidamente la mesa donde estábamos acomodados para intentar levantarme de mi asiento apretando mi camisa ¡Te vas a arrepentir! - Hasta ahorita no lo he hecho - le susurré en el oído, estaba confiado porque era más grande y fuerte que él, para nada conseguiría tocarme un pelo. Sus ojos comenzaron a tornarse rojos del coraje. Estábamos frente a frente, aún apretaba

mi camisa con sus puños. Pero no me intimide. Ernesto separo a su hijo con brusquedad de mi para después mi padre meterse en medio de los dos y ahora ser el quien me jalaba de la camisa. -¡Me quieres explicar que es lo que está pasando aquí, Álvaro! - exclamó lleno de furia en voz baja. -Yo se lo explicaré señor Duarte - soltó Esteban provocando que rechinara los dientes, mi padre no tenía por qué enterarse de esa parte. No sabes lo que dices Esteban, mejor guarda silencio - esperaba que

interpretara mis palabras, la única afectada aquí sería Emily. El río irónico. Su hijito y su hijastra se revolcaron en su casa - "maldito hijo de...." ni si quiera sabía cómo sucedieron las cosas. Mi padre volteó a verme inmediatamente pude ver la ira en sus ojos. - ¿Cómo pudiste? - gritó dándome un golpe en la cara, ni si quiera lo vi venir, ese fue el momento en el que una llama se encendió dentro de mí. Ahora era yo quien le susurraba bajo a mi padre "no... me vuelvas... a tocar en tu vida, padre", le solté. Ernesto Cazares también nos veía atónito.

- Este no es el momento para negociar, todos estamos demasiado alterados, vámonos Esteban - vi como salieron de la sala de juntas no sin antes dedicarme una mirada asesina. Ahora tenía un problema mayor ya que en ese momento mi padre tomo una silla de las que estábamos sentados hace un momento aventándola contra la pared, entre él y yo, él parecía el enfermo de ira intermitente, di gracias que tomé doble dosis de calmantes antes de llegar aquí. - ¡Maldita sea! - gritaba - tú y esa estúpida han echado a perder todos mis planes - me apuntó con el dedo índice para después acercarse quedando frente

a mi - eres mi hijo, ¿cómo pudiste hacerme esto? Trate de no romper mi compostura. - Necesitas tranquilizarte primero - dije con voz autoritaria. ¡Para que para platicarme como tú y ella se revolcaban en mi propia casa!, pero esa mocosa deseará no haberme conocido finalizó saliendo hecho polvo de la habitación mientras que yo camine tras él. - ¿A dónde vas? - lo intercepté. El río con maldad.

- Mira cómo me deshago de ti - hizo una seña para que los guardias de la empresa se acercarán - sujeten a mi hijo y no dejen que salga de aquí en las próximas horas. Dos guardias me sujetaron cada uno de un brazo, intenté zafarme, pero no pude. - ¡Suéltenme! - grité colérico - ¡Papá no hagas una locura! - le grité mientras veía como salía del edificio a toda prisa. Intenté zafarme una vez más, pero me fue imposible, esperé unos minutos hasta que se distrajeran en el momento en que

intentaron encerrarme en una oficina le di un cabezazo a uno de ellos dejándolo aturdido mientras que al otro un rodillazo, logré sacarle el aire, un golpe más a cada uno y me escabullí con rapidez, alcanzando subirme al auto. Conduje lo más rápido que pude a casa, a esta hora Emily ya estaba ahí, no podía dejarla sola en estos momentos sabiendo lo cruel que puede ser mi padre, durante el camino supliqué no llegar demasiado tarde. POV Emily Acababa de llegar de la facultad a mi casa mientras me preguntaba cómo les habría ido en la reunión con Esteban y su padre, esperaba que todo saliera bien. Me dirigí

directo a mi habitación ya que tenía algunas tareas atrasadas y con todo esto me había apartado mucho de las clases y algunos maestros ya me habían dado un ultimátum, pero ni si quiera tenía ánimos de hacer tareas escolares mi ánimo estaba por los suelos, extrañaba mucho a Esteban, pregunté al destino por que se aferraba en separarme del amor de mi vida. De repente escuché el estruendo de la puerta principal de la casa abrirse de par en par, me paralicé al instante, sería que Raúl ya se dio cuenta que termine con Esteban. Escalofríos recorrían todo mi cuerpo.

Escuchaba mi nombre salir a gritos de su boca, me puse de pie, esperando con terror que entrara a mi habitación. Los segundos fueron eternos. Abrió mi puerta de un golpe, sin decir nada dio pasos agigantados hasta donde estaba, sus ojos estaban rojos de coraje, ¡ya se había enterado! Sin darme cuenta alzó una mano jalándome del cabello hasta el pasillo que daba directo a las escaleras de la planta baja. Tuve que caminar junto a él porque el dolor que sentia era muy intenso, pensé que me arrancaria mi cabello. ¡Por favor, suéltame! le suplicaba entre lágrimas de sufrimiento.

Antes de bajar a la primera planta se detuvo acorralándome en el barandal, éste me llegaba a la cintura, pero él seguía empujándome como si me quisiera aventar desde esa altura, ¡Eres una estúpida! - gritó en mi cara mientras yo cerraba mis ojos con fuerzasólo tenías una tarea que hacer, revolcarte con el hijo de los Cazares no con el mío- sus palabras retumbaban en mis oídos. ¡Por favor, suéltame! - le suplique una vez más.

De pronto la puerta de la casa se abrió, entre la ventana de cabello revuelto que se había formado frente a mis ojos pude ver como Álvaro entro. - ¡Suéltala! - gritó. Para entonces Pedro estaba al lado de Álvaro para saber qué es lo que estaba pasando, por qué todos los gritos. - Tu no te metas que después seguiré contigo - amenazó Raúl, apretando más fuerte mi cabello causando que soltará un grito gutural de dolor. En ese momento mi madre y Mara iban entrando, Álvaro estaba parado en el recibidor asesinando con la mirada a su padre.

- ¡Por Dios Raúl! ¿Qué está pasando? exclamó mi madre llevándose las manos a la boca. -Te puedo explicar yo no sabía que era Álvaro, fue cuando regreso, no lo reconocí - traté de hacerlo entender. Él no me soltaba. Me importa un comino como pasaron las cosas, ahora todos los planes que había hecho para los Cazares se fueron a la basura y todo por tu culpa, niña tonta, ya no me sirves para nada, de hecho, nunca has servido para nada - gritaba cerca de mi rostro.

Inesperadamente Álvaro tomo del hombro a su padre propinándole un golpe en la cara con el puño cerrado, enseguida me apartó de Raúl posicionándome detrás de él. Vi como de la nariz de Raúl comenzó a salir un líquido rojo mientras que se tocaba con urgencia la nariz. - Te advertí que no la tocaras - escuché la voz de Álvaro volverse grave y seca. Estaba lleno de furia, mantenía sus manos cerradas en espera de cualquier golpe. Raúl recompuso su postura y camino unos pasos hacia nosotros, entrecerrando el ceño. Maldita sea tu madre que me dio puros

hijos ineptos, siempre fuiste igual que ella - soltó con todo su veneno, hasta yo me senti mal por lo que le dijo. Pude ver como apretó sus puños tensando todo su cuerpo. -Álvaro... - le susurré esperando alguna reacción, pero estaba inmóvil. A lo lejos escuchaba llorar a Mara pidiéndole a su papá que se tranquilizará. De repente Álvaro le propino otro golpe en la cara y un gancho en el estómago. Raúl tosió por el sofoco. -Te prohíbo hablar así de mi madre, ella fue la única que siempre se preocupó por nosotros no como tú.

En ese momento Raúl comenzó a dar algunos pasos alejándose hacia atrás, me lleve las manos a la boca de la impresión de lo que estaba a punto de pasar. Sin darse cuenta llegó al filo del primer escalón, por lo que al darse cuenta quiso enderezar su cuerpo, pero resbaló de tal manera que rodo varias veces hasta caer por completo al suelo. Álvaro corrió rápidamente hasta el suelo mientras que yo corrí tras él. Mara ya estaba de rodillas en el suelo, gritando mientras lloraba ¡Papá! ¡Papá! Mi mamá permanecía inmóvil de la impresión a la distancia.

Todos los empleados observaban en silencio la trágica escena que estábamos protagonizando, mientras que yo me sentía la culpable de todo lo que estaba pasando. Vi como Álvaro apretó con su dedo índice y medio la arteria carótida del cuello. - No respira ... - dijo apenas en un susurro. ¡Papá! Escuché la voz de Mara gritar mientras se abalanzaba al cuerpo inerte de su padre.

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23. Adios mamá POV Emily La policía tardo menos de una hora en llegar, rápidamente hicieron el protocolo de levantar el cuerpo, a todos nos hicieron preguntas. Mi cuerpo temblaba repitiendo una y otra vez la escena de la muerte de Raúl, Mara no paraba de llorar, mi madre estaba completamente ida y Álvaro estaba sentado en una silla con las piernas abiertas y mirando fijamente al suelo apoyando su cabeza en las manos mientras apoyaba los codos en sus piernas. Si antes no estábamos bien, ahora estábamos en el fondo.

Un policía se acercó hasta donde estaba Álvaro. - Señor Duarte, queda arrestado como principal sospechoso de la muerte de su padre pude escuchar cada una de sus palabras, Álvaro levanto la cabeza inmediatamente. - Fue un accidente, yo no quería que esto pasará - dijo el sin expresión alguna. El policía pareció no haber escuchado ya que en cuestión de minutos ya estaba esposado. - No se lleven a mi hermano, fue un accidente - exclamó Mara aun llorando y

abrazando a Álvaro por la cintura tratando de evitar que se lo llevaran. - Llama a Ricardo, Mara, su teléfono está en el buró derecho de mi habitación - fue lo único que pudo decir antes de que los policías y el abandonaran la casa. Mara hizo lo que Álvaro le pidió, al parecer Ricardo Ramírez era abogado, un amigo de juventud de él, Ese mismo día él fue a visitarnos pidiendo a Mara y a mí que le detalláramos todo el suceso con lujo de detalles. Mara preguntó el por qué se habían llevado a su hermano acusado de ser el causante de la muerte de su padre a lo que Ricardo respondió que fue mi mamá quien lo acusó. No podía creer que ella estuviera haciendo

esto. Una vez que Ricardo se fue prometiendo que haría todo lo posible por que Álvaro saliera libre, quise hablar con Mara sobre lo sucedido, no teníamos muchos ánimos de hablar, pero la plática era necesaria. Siempre supe que ella era una mujer muy inteligente, estudiaba Psicología y me sorprendió mucho que me dijera que su padre fue quien busco su propio destino, ella siempre vio como Raúl me maltrataba y me pidió disculpas por nunca haber intercedido por mi como lo hizo su hermano. Yo no tenía nada que perdonarle, nunca fuimos unidas, pero era una buena persona. Ahora lo importante es que juntas buscáramos la manera de que Álvaro regresará lo más pronto posible.

Una vez pasado el funeral de mi padrastro en el cuál Álvaro no pudo asistir para darle el último adiós a su padre, parecería que madre se regocijaba de felicidad, ahora ya no tenía quien le gritará. Emily, ahora nos tocará a nosotras disfrutar, en cuánto reclame todo lo que por derecho como viuda me pertenece toda nuestra vida cambiará exclamó mi madre con gran alegría mientras le daba un bocado a su comida, Mara ya no se sentaba con nosotras en el comedor, odiaba a mi madre por cómo se estaba comportando, yo también reprobaba por completo su actitud pero que podía hacer más que rogar porque Álvaro pronto regresará, para nada quería que mi

madre los dejará en la calle no se lo merecían. Al parecer la muerte de mi padre te ha sentado bien Margaret - escuché la voz de Álvaro a mi espalda, por inercia volteé a verlo, me alegraba que hubiera salido libre, pero mientras yo lo observaba el fulminaba a mi madre con la mirada necesito hablar contigo a solas -dijo en su voz más fría. Mi madre dejó los cubiertos en la mesa dirigiéndole una falsa sonrisa. - Lo que me quieras decir dímelo aquí, no quiero que en uno de esos ataques que te dan me puedas lastimar- dijo mi madre con toda la intención de hacerlo enfadar.

Álvaro apretó la mandíbula. - No quiero que tu hija escuché todo lo que tengo que decirte - sentenció. Supe lo que hubo entre ustedes y déjame decirte que para nada dejaré que te acerques a mi hija, nunca nos hemos llevado bien así que sería lo peor que volviéramos a emparentar dijo mi madre clavando su mirada en el mientras que yo preferí desviar mi mirada hacía el otro lado de la mesa, su discusión estaba subiendo de nivel y me sentía la persona más incómoda. - ¡Lárgate de mi casa! - Resonó su voz furiosa por toda la habitación.

- ¡Esta es mi casa! - exclamó mi madre poniéndose de pie mientras fruncia el ceño. Álvaro soltó una risotada. - Te equivocas mi padre no te dejó un solo peso y lo puedes comprobar por ti misma, todo lo que tenía la casa, la empresa y las cuentas, todo... está a nombre de sus hijos - dijo amenazante. Mi madre se llevó las manos a la boca haciendo mueca de negación. No... no... eso no es cierto, como pudo dejarme en la calle - exclamó con voz entrecortada.

Álvaro la tomo con fuerza del brazo jalándola fuera del comedor, mientras mi mamá se quejaba del dolor, yo estaba observando no sabia si meterme en su pelea o no. Estaba agradecida con Álvaro por defenderme de Raúl, pero era mi madre y la quería. - ¡Lárgate de mi casa, ahora! - gritó una vez más mientras abría la puerta principal de la casa dejándola afuera, mi madre gritaba histérica dando golpes a la puerta. -Álvaro... - me planté frente a él, vi como detuvo su mirada en mí. Respiró profundo para luego decir

"tenemos que hablar". Lo seguí hasta el despacho donde se dejó caer en el asiento del escritorio de caoba. - Cierra la puerta-me ordenó. Enseguida lo obedecí. Siento mucho la muerte de Raúl, sé que fue mi culpa y lo lamento, sólo espero que un día puedas perdonarme comencé a hablar - enseguida me iré también. Vi como su mirada triste cambió.

-¿Quieres irte con tu madre después de todo lo que te ha hecho? - me cuestionó demandante, más parecía un reclamo. Entrelacé los dedos de mis manos, nerviosa. No pienso vivir más con mamá - dije tragando saliva-lo pensé mucho y aunque me duela no volveré a vivir con ella - hice una pausa, el me observaba fijamente he hablado con Gaby mi amiga y sus padres me dejaran quedarme en su casa estos dos meses mientras me graduó, mi padre dijo que me enviaría algo de dinero para mis gastos mientras puedo irme a vivir con él.

Álvaro se puso de pie rodeando el escritorio y dando pasos hasta donde yo estaba de pie, tomó mi mano y me jaló hasta quedar cerca del escritorio de nuevo, él se recargo sobre la mesa. - No tienes que irte, puedes quedarte aquí ese tiempo, ni tu ni yo somos culpables de lo que paso... - dijo tragando saliva y con los ojos cristalinos - me duele mi padre este muerto, pero eso no justifica el hecho de que te haya obligado a hacer cosas que no querías, no nos dejes solos a mí y a Mara - su voz de ser grave se volvió a una suave de súplica. Mi corazón se arrugo al ver esa parte vulnerable de él. Ahora estaba aún más sola ya ni si quiera tenía a mamá, no

sabía que sería de mi vida ahora, no tenía casa ni dinero, nada, que más daba si me quedaba unos días con ellos mientras decidía si irme a vivir con Gaby. - Puedo quedarme unos días... - dije conmovida. Él sonrió levemente ante mi respuesta. Tuve el impulso de abrazarlo, la calidez de su cuerpo se sentía bien y en verdad estaba feliz por que estuviera en casa. Con Álvaro me sentía segura.

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24. Destinos separados POV Esteban Justo el mismo día que tuve aquel enfrentamiento con Álvaro Duarte, mi padre me notificó que Raúl Duarte había fallecido. Nada se habló en los periódicos más que fue un lamentable accidente que el empresario Raúl duarte rodará por las escaleras ocasionándose múltiples heridas que le dieron muerte al instante. Pero habia rumores que mencionaban que Álvaro Duarte estuvo preso varios días inculpado de ocasionar dicho accidente a su padre, quien lo acusaba era Margaret la madre de Emily. Me parecía mucha coincidencia que hubiera falleció exactamente el mismo día que se

enteró que su hijo y su hijastra habian tenido relaciones. Moria por saber qué fue lo que realmente paso, pero no podia acercarme a Emily se suponía que estaba enfadado con ella por haberme engañado al hacerme pensar que era virgen, además de haberse entregado a su hermanastro Álvaro, pero no podía odiarla, por más que lo intentará ella estaba en pensamientos diarios, fija y constante, su rostro angelical era lo primero que proyectaba mi mente al despertar. - Emily... - susurré su nombre, abatido. Necesitaba saber de ella, saber cómo estaba. No dejaba de pensar que tal vez

fui yo quien ocasioné ese hecho fatal en su familia al decirles a su padrastro lo que había sucedido entre ella y su hijo, pero en ese momento no pensaba, sólo me dejé llevar por el coraje. No podía ir a buscarla, se lo prometí a mi padre, tampoco estaba seguro que ella quisiera verme, por lo que mi única opción fue ir a buscar a Gaby, su mejor amiga. En un principio no me quiso recibir, pero después de varios intentos de insistencia, accedió a verme. Me platicó con lujo de detalles como había sucedido que tuvo relaciones con Álvaro, aunque Emily omitió esa parte, me parecía increíble que hubieran tenido relaciones sin saber

quién eran. Conocía a Emily y ella no era mentirosa, tampoco le mentiría a su mejor amiga, por lo que decidí mantener mi mente abierta. También me platico como paso el accidente de Raúl Duarte, mientras lo hacía, mi corazón se encogía de dolor al saber que en esos momentos difíciles no podía estar para apoyarla y consolarla. Me confesó que ella está viviendo con Álvaro y Mara, y que él había corrido a su madre. Cosa que no entendí por qué seguía viviendo bajo el mismo techo con Álvaro si era obvio que él tenía diferentes intenciones a las de un hermano con ella. Pensé lo peor, imaginé a Emily con él, si eso pasará yo la había arrojado a esa situación. Apreté mis puños con fuerza.

Le di las gracias a Gaby por recibirme y le pedí que me mantuviera informado en caso de que Emily necesitara ayuda, ella accedió diciéndome que para Emily yo era el amor de su vida, pero que prefirió sacrificar nuestro amor por mi hijo. Me prometí que una vez que mi hijo naciera, esperaría un tiempo para convencer a Marcela de una separación amistosa, tenía toda la intención de buscar a Emily, ella me amaba tanto como yo lo hacía y lucharía por ella sin importar si para entonces estuviera con Álvaro o con alguien más. (...)

Una semana después el día de mi boda llegó. Camine por el altar deshecho, como un muerto en vida. No sabía otra manera de describirlo. Siempre pensé que mi boda sería junto a la mujer que amaba, con Emily, que sería el día más feliz de mi vida, pero en cambio no me sentía así. Lo único que me mantenía despierto era pensar en mi hijo, que crecía en el vientre de Marcela, al que prometí que siempre estaría a su lado, por él estaba haciendo todo esto. Por insistencia de mi madre, hicimos un viaje a la playa más cercana de la ciudad, ella dijo que nos haría bien además de que convivir tiempo juntos haría que nos lleváramos mejor, ya que Marcela a veces

me sacaba de mis casillas con sus comentarios y terminábamos peleando. Apenas llegamos al hotel me dejé caer exhausto en la recamara de nuestra habitación, cerré los ojos, al parecer el cansancio de los últimos días estaba cobrando factura a mi cuerpo por lo que no supe en qué momento me quedé dormido. Unas manos recorriendo mi torso hicieron que me estremeciera despertando al instante, sentí un peso encima de mí. - Marcela, ¡Por Dios!...¿Qué haces? - le cuestioné enfadado al ver que traía puesto un baby doll color n***o - te he

dicho que nosotros no volveremos a tener intimidad jamás. - Pero somos esposos - me recriminó haciendo un puchero. Me llevé la mano al cabello. - Sólo por mi hijo - le recordé. Bien, pero te recuerdo que también soy una persona, con necesidades... no soy sólo un recipiente que lleva dentro tu hijo - comenzó a gritar, al parecer enojada. Regresó al baño y salió con ropa diferente. Voy a dar un paseo por el hotel - dijo dando un portazo mientras salía de nuestra habitación.

Suspiré profundo, volví a recostarme. Pasaron varias horas y Marcela no sy regresaba, se me hizo raro ya que dijo que sólo sería un paseo. Escuché el sonido del teléfono de la habitación sonar. - Diga. Disculpe, señor Cazares, su esposa lleva aproximadamente una hora en el bar del hotel consumiendo bebidas alcohólicas, nos hemos dado cuenta de que está embarazada por lo que le estamos notificando para que este enterado - dijo la voz de un hombre que sonaba un tanto nervioso.

Enseguida todo mi cuerpo se tensó, sentí una ráfaga de furia recorrer mi ser. Como era posible que estuviera bebiendo y embarazada. Me dirigí lo más rápido que pude al bar del hotel, cuando llegué la busqué con la mirada, ahí estaba sentada en la barra haciéndole platica al bar tender. -¿Qué crees que estás haciendo? - le recriminé en voz baja para no llamar la atención de las personas a nuestro alrededor. - Me divierto - respondió la muy sinica con una sonrisa maliciosa.

La jalé del brazo, estaba furioso porque estaba poniendo en riesgo la vida de nuestro bebé. -¿Cuánto bebiste? - le pregunté mientras ella se quejaba del dolor que le causaba mi agarre en el brazo. - Fue apenas un trago - dijo zafándose de mi agarré. La tomé de los hombros, sentía como mi rostro estaba caliente de lo enojado. - ¡Estás loca o que! ¿Qué es lo que pasa por tu cabeza Marcela?... ¿Quieres matar a nuestro hijo? - la zarandeé enfurecido.

Enormes lagrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas. La fuerza con que la sostenía comenzó a desaparecer. Ahora era ella quien me veía fijamente. ¿Crees que yo no me siento mal cuando todo el día me estas recordando que no me amas? Ya lo tengo grabado en la cabeza, de haber sabido que todo esto sería un infierno jamás me hubiera embarazado - soltó - mejor hubiera abortado. - No digas eso, no tenía idea de lo mal que te sentía - le dije abrazándola con suavidad - ya no podemos cambiar el pasado, ahora estamos juntos en esto, debemos tratar de llevarnos bien.

Ella asintió hundiendo su rostro en mi pecho. Al final el viaje se tornó tranquilo, hice lo posible por no discutir, nada ganábamos con hacerlo si ya estábamos casados. Decidi quedarme unos días más con Mara y Álvaro, descubrí que me gustaba la compañía de Mara, ahora nos habíamos hecho algo así como amigas, estábamos casi todo el día solas en casa, Álvaro se la pasaba todo el día metido en la empresa tratando de arreglar todos los problemas que se vinieron después de la muerte de Raúl. El más grande era la pérdida de los Cazares como principales clientes. Un día nos reunimos los tres en el comedor a la hora de la cena. Álvaro nos

comentó que ya tenía algunos clientes nuevos que estaban interesados en hacer negocios con la empresa de su familia, nos prometió que pronto todo estaría mejor, mientras estaba amortiguando todos los costos que estaba sufriendo vendiendo algunas de las propiedades que su padre les había dejado. Me sentía mal el no poderles ayudar en algo, esperaba que en verdad todo mejorará ya que veia como pasaba largas jornadas al día trabajando sin parar. Varios días después estaba en la sala de estar de la casa leyendo un libro para mi tesis, ahora ya podia estar en cualquier lugar de la casa sin que sintiera incomodidad de que mamá o Raúl pudieran llegar a molestarme, la casa

ahora estaba tranquila pero también sola. muy - Joven Emily, llegó esto para usted escuché la voz de Pedro, alcé la vista para ver cómo me entregaba un sobre con detalles incrustados en dorado con la leyenda "Nuestra boda" tragué saliva al leer. Era la invitación de la boda de Esteban y Marcela. -¿Quién la envío? - pregunté. - No sabría decirle señorita, la dejaron en el buzón por la mañana, me retiró - hizo un mini gesto agachando un poco la cabeza para después irse.

No creí que Esteban me enviará la invitación para su boda, pero de Marcela si lo creía, ella quería que estuviera enterada de la fecha en que se casarian, esa fecha era hoy. Lagrimitas amargas escurrieron por mis mejillas. -¿Pasa algo Emily? - me limpié el rostro rápidamente con la mano, la voz era de Mara. Extendí la mano con la invitación para que pudiera verla, ella la tomó con curiosidad, dándose cuenta del porqué de mis lágrimas. - Lo siento Emily, te veias muy feliz cuando estabas con Esteban -dijo ella mirándome con compasión al momento

que se sentaba al lado mío- ¿puedo preguntarte algo? Yo asentí. -¿Por qué te quedaste con nosotros? - su pregunta me tomó por sorpresa, Mara era muy directa. Jugué un poco con mis manos. Bueno... yo... Álvaro me pidió que me quedará con ustedes mientras me graduó... yo estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho por mi - me sinceré. Ella me miraba fijamente como tratando de encontrar algo en mis pensamientos. ¿Y qué pasaría si Álvaro te pide una oportunidad para estar contigo? - Esta

pregunta me desorbito por completo, ¿Álvaro conmigo? Jamás había cruzado ese pensamiento por mi cabeza. Ella miró mi cara de preocupación y su expresión se volvió sombría. -¿Si sabes que le interesas a mi hermano verdad? Negué con los ojos completamente abiertos. - Yo... no... - balbuceé no sabía que decir. - Te recomiendo irlo pensando porque presiento que en cualquier momento él te confesará sus sentimientos - sonrió

tiernamente. Para después dejarme sola con mis pensamientos revueltos.

Por: Xiom

25. El día de mi graduación POV Emily Los dos meses siguientes pasaron muy lento, todos los días pedía el periódico a Pedro para buscar alguna noticia de Esteban, el día siguiente de su boda vi la enorme columna especial que todos los periódicos habían publicado con fotografías de aquel momento. "Esa pude

haber sido yo” me lamenté con tristeza al recordar el momento en que Esteban me pidió que nos casáramos, pero el destino es incierto y siempre trataba de pensar que las cosas sucedían por algo. También tenía guardadas las fotografías de su integración como m*****o del comité directivo de Industrias Cazares, Llevaba traje muy elegante color azul, posaba sonriente a lado de otras personas al parecer muy importantes. También guardé las fotografías de su ceremonia de graduación en la que posaba con su toga a lado de Marcela, quien haciendo cuentas ya tendría unos siete casi ocho meses de embarazo, su vientre ya se podía observar demasiado abultado.

El día de mi graduación llegó, me desperté muy temprano ya que la graduación sería en unas horas. Me sentía feliz por este logro que me había costado mucho a pesar de todo lo que tuve que vivir durante los últimos meses, pero a la vez sentía un vacío porque mis padres no estarán en la graduación. La última vez que hablé con mi padre fue hace varios días, él quería estar aquí conmigo este día, pero ahora que mi madre ya no estaba él me enviaba dinero para los gastos y la escuela por lo que mi padre no tenía el dinero suficiente para venir a mi graduación, aunque Álvaro se había ofrecido a pagarlos me negué porque no parecía correcto que recibiera dinero de él ya bastante hacía dejando que me quedará en su casa.

El sonido del tocar en mi puerta me saco rápidamente de mis pensamientos, "pase" dije en voz alta, aún estaba acostada en la cama por lo que sólo me senté para saber quién era. Señorita Emily llego este paquete para usted-dijo Pedro mientras me acercaba una pequeña cajita rosa tipo de las que guardan un anillo de compromiso con una nota que decía "si me amas úsala hoy, Esteban" senti como mi corazón se detuvo un instante para después comenzar a latir desenfrenado. Alcé la vista para mirar a Pedro, el me veía emocionado, de seguro había leido la nota antes de darme la caja ya que

Álvaro había prohibido que mamá se volviera acercar a la casa. Pedro mi hizo un ademán con sus manos pidiéndome que abriera la cajita. En su interior había una pulserita color plata con la figura de una mariposa con detalles en pequeñas piedras de color rosa oro, era hermosa. - Prometo que no le diré nada al señor Álvaro - dijo Pedro guiñándome un ojo, antes de salir de mi habitación. No entendí el porqué de su comentario extraño. Una vez que me quedé sola, pensé detenidamente, porque Esteban me había enviado esta pulsera, ¿por qué me pedía que la usará si aún lo amaba? ¿Acaso pensaba presentarse en mi

graduación? Muchas dudas comenzaron a aparecer en mi mente, ¿debería usar la pulsera o no? Me metí a la ducha mientras decidía si usar la pulsera o no. Bajo la toga decidí usar un vestido corto de color vino, no muy ajustado, pero se amoldaba bien a mi cuerpo, Álvaro comentó que después de la ceremonia de graduación iriamos a comer, asi que quería estar presentable para el momento. Mi cabello lo peine en ondas suaves y suelto. Me maquille lo mejor que pude ya que este día no volvería a repetirse en mi vida. Me puse la toga, me miré al espejo y sonreí lo mejor que pude. Baje las escaleras, Álvaro ya estaba esperándome

con una sonrisa que me pareció que escondía algo más que alegría. Te ves hermosa - dijo dedicándome una gran sonrisa mientras me tomaba de las manos, su voz tan seductora y seria hacía que me sonrojara. Gracias, también te ves muy apuesto respondi en forma cortés, - ven, te tengo una sorpresa. Caminamos unos pasos hasta llegar a la puerta del despacho, pero antes de entrar me miró fijamente con una sonrisa traviesa.

-¿Estás lista? - preguntó con tono divertido. Asentí por inercia, en realidad no sabía qué tipo de sorpresa me había preparado Álvaro, él era un hombre muy serio, aunque a veces sonreía o trataba de hacer alguna broma cuando platicábamos, nunca hablaba de sus sentimientos por lo que era un libro en blanco para mí. En ese momento abrió las puertas del despacho de par en par, entonces tragué saliva tratando de evitar ese nudo gigantesco que se estaba formando en mi garganta de la emoción ante lo que estaba viendo.

¡Papá! - exclamé con los ojos llorosos de alegría, mi padre camino a paso rápido al igual que yo hasta que nos encontramos en un abrazo fuerte, lo extrañaba demasiado, no podía creer que estuviera aquí, lo abracé, lo besé, no quería separarme de él. Hijita te extrañe tanto - escuchaba la voz de mi papá cerca de mi oído, su voz era melodía para mí, era magia. Nos separamos un poco, vi con emoción que también había venido Denise la esposa de mi papá y mis hermanitos, los abracé a todos, este si era el día más feliz de mi vida. - No puedo creer que estén aquí - dije con la voz ahogada de la emoción.

Viéndolos a todos detenidamente y grabando su imagen en mi cerebro, se sentía como si fuera un sueño y no quería despertar de él. - No llores Emily, arruinaras tu maquillaje - dijo Denise con voz maternal, ella era una persona muy dulce, siempre me tranquilizó que papá la hubiera conocido y estuviera a su cuidado, siempre pedi al universo que mi madre fuera un poquito de lo buena madre que era ella. Luego recordé algo.... - Papá, pero pensé que no podrían venir dije preocupada de pensar de donde pudieron obtener dinero para venir hasta aquí toda la familia.

Mi padre sonrió apuntando hacia la puerta donde estaba Álvaro observándonos a distancia. - Si no fuera por Álvaro, no estaríamos aquí, él nos facilitó todo para que viniéramos - me explicó. El corazón se me dilató de alegria, Álvaro se había convertido en mi ángel guardián desde que regresó del extranjero, nunca tendría con que pagarle todo lo que hacía por mí. Lo miré con una enorme sonrisa, caminé hasta donde estaba y lo abracé.

- Gracias por todo lo que haces por mí expresé con suavidad mientras me ponía de puntitas para darle un beso en la mejilla. Él sonrío complacido. - Haría eso y más por ti... - al ver la expresión en su rostro, sus ojos brillaban intensamente, estaban dilatados, nuestras miradas se cruzaron durante un momento, sentí un escalofrio al recordar aquellas palabras de Mara, sobre los sentimientos de Álvaro hacía mí, pero de eso ya había pasado más de un mes y él nunca me dijo nada. No es que quisiera que él me declarara su amor, pero me daba miedo el que lo hiciera y yo no

pudiera corresponderle, porque mi corazón le pertenece a otra persona. Como si hubiera leído mis pensamientos su mirada se tornó algo fría. - Tenemos que irnos, se nos hace tarde dijo carraspeando, tomo mi mano y sin soltarla salimos de la casa camino a la facultad. Disfruté mi graduación de lo más feliz, me tomé fotos con mi familia, con Gaby, con Álvaro y con Mara que se nos unió después. Fuimos a festejar a un restaurant, donde la familia de Gaby también nos acompañó. Durante la ceremonia volteaba cada cierto tiempo para ver si Esteban estaba por algún lado,

pero fracasé en el intentó, el no asistió, mi corazón se entristeció, entonces para que me había enviado la pulsera, ¿sólo quería que me la pusiera? Pero decidí que eso no afectaría mi día feliz. Al regresar nos sentamos en la sala platicando sobre muchas cosas, quería ponerme al día de todo sobre la vida de mis hermanos, Denise y mi padre. Álvaro estuvo unos momentos con nosotros para después despedirse alegando que tenia unas cosas que revisar de su trabajo, pero yo intuía que era porque en realidad se sentía incomodo ya que no conocía a mi familia y además no era de las personas que fuera muy platicador que digamos.

Estuvimos en la sala un rato más hasta que se fueron a descansar a sus habitaciones mientras que yo decidi ir al despacho. Abrí la puerta un poco hasta donde mi rostro permitía ver. -¿Se puede? - pregunté haciendo cara de niña pequeña. ¡Claro, pasa! - escuché su voz, caminé mientras lo observaba sentado en la silla de su escritorio, apoyando sus antebrazos en la mesa sosteniendo un vaso con ¡Whisky! Enseguida mi expresión cambió a una más seria.

-¡Álvaro sabes que no puedes beber! - le reprendí tratando de parecer molesta, él no tenía permitido beber alcohol por que inhibía los efectos del medicamento. Él se río en tono burlón. Observando detenidamente el vaso que tenía en sus manos. -¿Sabes qué es? - dijo refiriéndose a aquel líquido, aún mantenía esa expresión burlesca. Negué confundida, ¿si no es alcohol que es? -Esto es jugo de manzana - soltó de repente - ¿quieres?

¿Qué? - exclamé reprimiendo una carcajada, no lo podía creer, el también reía conmigo - ¿Por qué tomas jugo de manzana en un vaso de whisky? - le pregunté confundida. Su expresión cambio a una más seria, para después suspirar melancólico. - Cuando me entran las ganas de tomar algo con alcohol, trato de imaginar que este jugo de manzana es un whisky, no saben igual, pero si se ven igual - explicó con resignación - ¿Qué tonto, ¿verdad? añadió con una brisa de vergüenza. Me acerqué para mostrarle mi apoyo con un abrazo, "eres muy fuerte" dije en voz

baja sabiendo que no era muy expresivo en cuanto a su enfermedad. - Yo quiero ser el mejor hombre para ti soltó de repente, mientras giraba la silla para observar mi rostro. Me quedé inmóvil ante lo que dijo. Me llevé una mano al pecho. - No entiendo... - mi voz apenas era audible, estaba confundida. Pero el sí me escuchó. Se puso de pie para para estar frente a mi, me tomo de la cintura y en un movimiento ya estaba recargada entre la mesa de escritorio y su cuerpo pegado al mío, una ola de nervios comenzó a

invadir mi cuerpo, el me veía fijamente, pero yo decidí desviar mi mirada. Álvaro era una persona que me ponía nerviosa con su sola presencia por eso siempre trataba de poner distancia entre los dos, pero no eran nervios de miedo sino de algo más, su cercanía hacía que mi respiración se agitara y mi sangre comenzará a recorrer mi cuerpo rápidamente, todo él era pasión, se me vino la imagen de la vez que estuvimos juntos y un pequeño espasmo apareció en mi entrepierna. Se supone que no debería sentir esto, yo no tengo ninguna duda de que amo a Esteban, pero Álvaro me atrae. - Emily, mírame - pidió con voz grave, pegándose más a mí, no tuve otra más

que obedecerle - ¿acaso no te has dado cuenta de lo que siento por ti? Su mirada se clavó en la mía, exigiendo una reacción, sus ojos estaban dilatados y brillaban con mucha intensidad. Ahora que él lo había dicho ¿qué es lo que haría?

Por: Xiom

26. Esta Emily no soy yo - Álvaro yo... - quise hablar, pero el selló mis labios con su dedo índice. Abri los ojos como platos. Emily, ya hemos pasado por muchas cosas, mucho dolor y aquí estamos juntos sobrellevando nuestro pasado, ¿no te parece que nos merecemos una oportunidad? - unió su frente a la mía, mi cuerpo estaba tenso, temía que de un momento a otro me besará y mi cuerpo me traicionará - Emily déjame demostrarte que puedo hacerte feliz. ¿Era posible sentir eso por dos personas a la vez?

Estaba inmóvil observándole mientras me sumergía en mis pensamientos. Estaba muy agradecida con Álvaro, pero no sabía si sería capaz de olvidar a Esteban a su lado, que pasaba si no lo lograba, por otro lado, papá me hablo maravillas de él, me dijo que era un buen hombre, yo también pensaba lo mismo. Pero existía la enorme posibilidad de que jamás volviera a ver a Esteban, él ya estaba casado y pronto nacería su hijo. ¿Por qué yo no podía intentar ser feliz? Me lo debía. Entonces lo mire fijamente, él me veía igual, pero sus mejillas estaban enrojecidas, estaba ansioso y su respiración agitada que me hacía pensar

que en cuanto le diera mi respuesta algo muy intenso iba a pasar. Le sonreí tímidamente, pero con la sensación de ardor en mis mejillas, porque podía sentir el bulto entre sus piernas crecido. - Si me dices que sí, prometo hacerte mía hasta el amanecer... no sabes cuánto me ha costado no abalanzarme sobre ti cuando te veo, Emily ¿Por qué despiertas estos sentimientos en mí? Desde que te vi por primera vez en aquel bar no he dejado de pensar cuando sería la próxima vez que estuviéramos juntos de nuevo su voz era ronca desde donde estaba podía sentir su aliento sabor a manzana. Tomé su corbata con mis manos jalándola hacía mí. Basto sólo ese

movimiento para que el me tomara por la cintura con una mano y con la otra sujetara mi cuello, aplastando sus labios en los míos. Era un beso urgido de esos que te suben la temperatura al instante, cada vez que metía su lengua hasta dentro de mi garganta no podía evitar jadear. Sin dejar de besarme mientras se robaba todo mi aliento, se deshizo de su camisa rápidamente, nos separamos un poco, pude observar aquel abdomen endurecido que una vez tuve oportunidad de acariciar, con mi mano izquierda toqué suavemente el inicio de los marcados músculos de su abdomen fui bajando mi mano poco a poco hasta

llegar al borde de su pantalón. Lo miré lasciva. - Adelante... - pronunció, incitándome a que desabrochara su pantalón, me mordí el labio mientras lo hacía y cuando lo logré el bulto entre sus piernas apareció en todo su esplendor lo miré con detenimiento, inesperadamente recibí un nuevo beso, este era más salvaje, succionaba y mordía mis labios sin ninguna delicadeza. Pronto se deshizo de su boxer y su pantalón. Álvaro tenía hambre, hambre de mí, lo notaba en cada uno de sus movimientos, esta vez con delicadeza abrió mis piernas para posicionarse en medio de ellas. Aún llevaba mi vestido color vino puesto. Al

ver que mis piernas no cedían por lo ajustado del vestido, bajo el cierre para despojarme de él quedando sólo en bikini, mis pechos estaban en el aire puesto que eran pequeños y el vestido ya traía un sostén incluido. Álvaro apretó con suavidad cada uno de ellos para después comenzar a lamerlos, tuve que apoyarme con las manos en la mesa para darle un mejor acceso formando con mi cuerpo un ángulo de 120 grados. - Emily, a partir de esta noche y todos los dias serás mía, sólo mía - escuché su voz cerca de mi oído mientras besaba mi cuello, lejos de provocarme molestia en sus palabras que daba la impresión de ser una advertencia, sentí un espasmo entre mis piernas, estaba muy húmeda por

todas las sensaciones placenteras que Álvaro provocó en mí, era un hombre demasiado sensual. Por instinto abracé su cintura con mis piernas y lo vi fijamente. Posicionado en medio de mis piernas, tomo con fuerza de mis muslos atrayéndome hasta él, solté un gritito cuando sentí como su pene entró casi de golpe. - Lo siento - musitó - lo haré más despacio. Asentí aferrándome con fuerza a sus enormes brazos. Lo hundió una vez más y esta vez entro por sy completo. Mi sexo se apretó sintiendo como su miembro caliente está

en mi interior, el movimiento que realiza se vuelve provocativo, suelto jadeos y gemidos que me convierten en una Emily que normalmente no soy. El también gruñe en cada embestida que me da. Nos besamos, me acaricia todo el cuerpo, arqueo mi espalda para disfrutar de su toqueteo. Para entonces toda mi racionalidad ha desaparecido, mi cerebro se ha desconectado de mi cuerpo dando paso a un deseo inmenso por recibir placer de Álvaro. Sus movimientos son más y más rápido.

-Oooohh Emily... - suspira - córrete conmigo -gruñe. Encajo los dedos de mis manos en sus hombros, mi sexo se aprieta con mayor fuerza, nuestras respiraciones se cruzan por la cercanía de nuestros rostros, pareciera que él está de pie sosteniéndome, pero la mayor parte de mi cuerpo esta sobre la mesa, aprieto su cadera con mis piernas, y en cuestión de segundos siento una ráfaga de electricidad centrarse en mi sexo produciendo una serie de contracciones y espasmos deliciosos, las piernas me tiemblan, Álvaro gruñe mi nombre aparece el orgasmo acompañándonos a los dos. Me besa una vez más. Salé de mí. Intento bajar de la mesa, pero me

detiene con su cuerpo, entrecierro mis cejas tratando de traducir sus pensamientos. El me dedica una sonrisa llena de lujuría. - Aún no terminamos, te prometí que serías mía hasta el amanecer ¿recuerdas? - entonces mi espalda se tensó por completo, ¿en serio lo cumpliría? de él si lo creía, pero no creía que yo fuera a aguantar tanto, sentia como mis piernas vibraban ya como gelatina. Con una de sus manos tiro todas las cosas que había sobre el escritorio. Tomo mis caderas con sus manos y me empujó hasta quedar cerca del centro de la mesa.

Para mi sorpresa el también subió posicionando su cuerpo sobre el mío. Acarició cada uno de mis pechos masajeándolos suavemente mientras mantenía su mirada fija en ellos. Bajo su mano hasta detenerse en la parte baja de mi vientre para después alzar su rostro. - Esto apenas empieza - dijo con una sonrisa maliciosa. Lo observaba con mis ojos completamente abiertos, estaba disfrutando estar con él, sorpresivamente rodeé su cuello con uno de mis brazos exigiendo uno de sus besos, nos quedamos así el sobre mí mientras nos

fundíamos en besos y caricias, hasta que lo hicimos de nuevo. (...) No sabía porque mi cabeza dolía cuando desperté, mi cuerpo se sentía tan cansado, abri los ojos, no era mi habitación era la de Álvaro, me sobresalte al recordar la noche anterior, me deje llevar, estuvimos juntos pero esta vez sabía quién era él. Las imágenes pasaron en cámara rápida por mi mente ¿en qué momento terminamos en su recamara? No lo recordaba, lo último que recordaba es que estábamos haciéndolo sobre el escritorio de su despacho. ¡Dios mío! ¿Qué he hecho? Me lamenté frotándome la frente. Una cosa era el

sexo y la otra los sentimientos, ahora no había vuelta atrás necesitaba tratar de olvidar a Esteban o al menos aprender a ignorar mis sentimientos por él, por mi bien y por el bien de Álvaro, pues no tenía intención de lastimarlo.

Por: Xiom

27. ¿Ahora que somos? POV Emily

Sentí su brazo rodearme por la cintura pegando su abdomen a mi espalda, solté un respingo ante el calor de su cuerpo. Cerré los ojos con fuerza, ahora como se supone que tenía que tratarlo, lo habíamos hecho de nuevo. Me giré lentamente hasta encontrarme con esos orbes oscuros que me veían fijamente mientras posaba su dedo pulgar en mis labios moviéndolo a los lados con suavidad. Lo observé a detalle, reposaba su cabeza sobre su brazo y sonreía ampliamente. Buenos días hermosa - dijo al fin, pasando su mano que acariciaba mis labios bajándola hasta la altura de mi cintura, unió sus labios a los míos, me

mantuve inmóvil se suponía que no debía quitarme puesto que le prometí que intentaríamos que una relación entre los dos funcionara. ¿Estás bien? - preguntó con cierta incomodidad. Agité mi cabeza para liberarme de mis preocupaciones. - Estoy bien-dije esbozando una pequeña sonrisa - ¿en qué momento llegamos hasta aquí? - le cuestioné tratando de recordar. El soltó una risita divertida pegando su nariz a la mía.

¿No te acuerdas? bien, te quedaste dormida a medio acto, te traje cargada hasta aquí - su voz era suave, no sería, como de costumbre. Enseguida abrí mis ojos completamente reflejando en mi rostro gran cantidad de vergüenza. -¿Me trajiste aquí desnuda? - me tape el rostro con la sábana de la vergüenza. El la quitó en un movimiento. Estaba sonriendo. Yo también estaba desnudo - añadió mientras lo veía con reprobación - es nuestra casa podemos hacer lo que queramos - acarició mi mejilla para después darme otro beso.

Repeti en mi cabeza "nuestra", eso era muy extraño. Bajemos a desayunar tu padre nos estará esperando en el comedor - dijo mientras se levantaba de la cama jalándome del brazo para que hiciera lo mismo. - Álvaro... - él se giró tomándome por la cintura - me gusta esta parte cariñosa de ti... – y era la verdad, me agradaba y sentía segura a su lado, no lo amaba, pero lo quería y apreciaba. Al escuchar mis palabras me atrajo hacia él levantando mi barbilla con sus dedos, para encontrar nuestros labios en un beso.

Bajamos ya vestidos al comedor. Álvaro me sostenía de la mano, cuando Mara y mi familia nos vieron todos sonrieron con alegría por nuestra nueva relación. - Me da gusto que mi hija tenga alguien que la cuide y la quiera como se lo merece, gracias Álvaro - dijo papá al ser el primero en acercarse a felicitarnos, me abrazo con cariño para después darle unas palmadas en la espalda a Álvaro en señal de aprobación. Después se acercó Mara quien me guiñó el ojo sonriente, ella ya me había prevenido de lo que podía ocurrir, pero agradecí que Álvaro se hubiera tomado su tiempo para confesarme sus sentimientos ya que si lo hubiera hecho

antes de ninguna manera me hubiera atrevido a aceptar, ya que aún estaba asimilando la ruptura de Esteban, pero ahora ya poco a poco me iba resignando a que un "nosotros" era imposible en el futuro. Desayunamos todos juntos en familia, después de un rato Álvaro se fue a la empresa a trabajar prometiendo que llegaría temprano para despedir a papá y a su familia que tenían que regresar el día de hoy, mi papá logró que le dieran tres días de licencia para poder venir a mi graduación, hoy era el segundo que pasaríamos todo el día juntos y por la tarde - noche partirían de viaje de regreso a su casa, eran varias horas de camino hasta donde vivían.

Mara nos llevó en su coche a almorzar, pasear y de compras, no quería que este día terminara y tener que despedirme de Papá y Denise. Pero lo inevitable paso, cuando llegamos a casa Álvaro ya había llegado, se ofreció a llevarnos al aeropuerto a despedir a papá. - Los extrañaré mucho - dije con voz entrecortada dejando salir unas pequeñas lágrimas de mis ojos. Denise y papá se acercaron, ella limpio las lágrimas de mis mejillas. -Veraz que pronto nos volveremos a ver me animo con su voz dulce. Yo asentí tratando de sonreír.

- Denise, cuida a papá - le pedí. Ella sonrió delicadamente mientras me abrazaba. - No tienes que pedírmelo, yo lo amo... Acercó su rostro a mi oído-se feliz Emily, olvida el pasado y se feliz-me susurró al oído para que sólo yo pudiera escuchar. Le asentí, era increíble que aún sin ser mi madre ella se preocupara por mí. Abracé una última vez a mi padre y a mis hermanitos. Sentí la mano de Álvaro rodear mi cintura, aún no me acostumbraba a su tacto. Vimos como entraron al acceso de pasajeros, sentí una lagrimita correr por

mi mejilla, pero sonreí de saber que estarian bien y que en cuanto pudiéramos nos volveríamos a ver. - Prometo que en unas semanas iremos a visitarlos - escuché su voz cerca de mi oído para después darme un beso en la sien. - Gracias Álvaro, eres muy bueno conmigo - lo abracé con cariño. - Sólo quiero hacerte feliz mi vida añadió posando sus labios en los míos por unos segundos, sonreí complacida. Después del aeropuerto fuimos a un restaurante a almorzar.

-¿Cómo te ha ido con la empresa? pregunté haciendo platica mientras traian nuestra comida. Noté como endureció su quijada. Bien, ya tenemos dos clientes nuevos que son importantes, ha sido dificil pero no imposible, de algo debe servir que haya estudiado tantos años en el extranjero sonrió sarcástico. El mesero dejo nuestras bebidas en la mesa, él pidió limonada natural para los dos ya que no podía tomar alcohol. Tomé un sorbo de mi bebida.

- Álvaro... - el me miró fijamente - he estado pensando en trabajar en el periódico de los padres de Gaby, ayer en la graduación me lo propusieron y me parece buena idea ir ganando un poco de experiencia. Tomó mi mano para darle un ligero beso. - Emily tú no tienes que trabajar, para eso trabajo yo - espetó con voz sensual. Jugué un poco con el vaso entre mis manos. -Pero yo no quiero estar todo el día encerrado en casa sin hacer nada, quiero trabajar -dije haciendo pucheros -

además tu y yo no encajamos en ningún tipo de relación tradicional. Álvaro arqueó la ceja con cierta molestia. -¿A qué te refieres? - preguntó endureciendo SU VOZ. - A que vivimos juntos y tú me mantienes, es como si... - dude un poco antes de continuar. - Estuviéramos casados - completó mi frase. Negué con la cabeza. - Como si nos hubiéramos saltado la parte de conocernos, el noviazgo y todo

eso, de pronto todo es tan serio, demasiado rápido. - ¿Te arrepientes? - preguntó con voz seca, pude observar un atisbo de decepción en su mirada. No me arrepentía de intentarlo con él, pero tampoco quería que las cosas fueran demasiado rápidas o no iban a funcionar, necesitaba tiempo para poder arrancar de mi corazón a Esteban. - No, es sólo que todo es demasiado rápido - tomé su mano para tratar de suavizar el momento. Apretó su puño con fuerza, creo que no era buena señal.

-¿Estás bien? - pregunté preocupada - sé que el doctor dijo que debes evitar cualquier discusión. Él asintió. -No puedes estar cuidándome como si fuera un niño, no haré una escena... estaré enfermo, pero soy consciente de mis acciones - dijo en tono molesto para después suavizar su voz - si quieres trabajar hazlo, pero tienes que llevar un auto o que Pedro sea tu chofer, no quiero que andes sola por las calles - me penetró con la mirada entrecerrando los ojos, había algo más en su mirar.

- Esta bien, que Pedro sea mi chofer - dije al momento de que nos traían los platos con comida. POV Esteban Regresé a casa recriminándome por haber sido tan cobarde. Estuve en la graduación de Emily, era un día importante para ella, pero sólo pude verla a la distancia, se veía tan feliz. Y llevaba la pulsera que le envié puesta en una de sus manos, aún me amaba, ese gesto invadió de felicidad todo mi ser. Pero no pude acercarme porque ahí estaba Álvaro pegado a ella todo el tiempo como si de su novio se tratara y ella no hacía nada por alejarlo. ¿Acaso había algo entre ellos? Si lo había era mi

culpa por haberla abandonado a su suerte con esa familia donde no estaba segura. - Emily... - suspiré abatido. Subí las escaleras hasta mi recamara, abrí la puerta, pero no estaba Marcela. Ya era algo tarde, la busqué por toda la casa, pero no la vi. Mamá me había comentado que últimamente se la pasaba fuera de casa, lo más seguro es que en la de sus padres. Me recosté en la cama, traté de dormir, pero no pude. A la mañana siguiente los gritos de mi madre en la habitación me despertaron.

¿Qué pasa Mamá? - pregunté soñoliento, revolviéndome entre las sábanas. - Esteban tienes que levantarte ¡ahora! su voz era agitada - llamaron del hospital, Marcela tuvo una complicación. - ¡No puede ser! ¿Están bien? - pregunté asustado mientras me llevaba la mano al cabello con desesperación. - No lo sé hijo, sólo me avisaron que está internada. Al instante me incorporé en la cama, sentí como mi cuerpo comenzó a temblar temeroso de sus palabras. Marcela apenas tenía siete meses de embarazo. Una complicación podía ser fatal. Me

vestí tan rápido como pude, mamá y yo bajamos rápido las escaleras, mi padre ya estaba en la puerta esperándonos.

Por: Xiom

28. Oscuro presente 1/9 POV Esteban Llegamos al hospital, los padres de Marcela ya estaban ahí, sentados en la sala de espera del quirófano. ¿Qué

estaba pasando? Corrí hasta ellos con desesperación. ¿Qué paso? ¿Cómo están Marcela y mi hijo? - supliqué una respuesta a su madre, mi voz era temblorosa no podía evitar imaginarme lo peor, posé mi mano sobre el brazo de la madre de Marcela, su mirada era de profunda tristeza. - Marcela llegó ayer a la casa, dijo que se quedaría a dormir por que tu habías salido desde temprano y de seguro no estarías en todo el día... - hizo una pausa, tragué saliva al recordar lo que estuve haciendo el día anterior, la graduación de Emily - estábamos cenando cuando de repente dijo que sentía molestias, le pedí que se recostará a descansar, ella se

quedó dormida, pero hoy por la madrugada nos despertó un grito de ella, le dolia mucho el vientre, la trajimos enseguida... fue cuando llamamos a tu casa - su madre me abrazo mientras lloraba, acaricié su cabello tratando de consolarla pero también yo me sentía muy mal, había un vacío en mi interior, era mi hijo, en las últimas semanas me había encariñado con la idea de ser padre, imaginaba como sería cuando naciera, pero ahora primero necesitaban estar bien los dos para que eso pudiera suceder. - Llevaron a Marcela al quirófano, le practicarán una cesárea urgente - volteé a ver a mi madre, ella también estaba tan preocupada como yo. Me dejé caer en

una de las sillas, abatido, tapé mi rostro con las manos, apoyando los codos en mis rodillas. Sentí la necesidad de llorar, pero por mi hijo y por ella tenía que ser fuerte en estos momentos, ¿Por qué la vida era tan difícil? En ese momento se acercó un doctor a nosotros, vestía un traje quirúrgico azul, que sólo le permitía mostrar parte de su rostro debido a su gorra y lentes. - Buenos días, ¿familiares de Marcela Berastain? - preguntó el doctor. Me puse de pie al instante. - Soy su esposo - le contesté enseguida ¿Cómo están?

El doctor me miró fijamente para después pasar su vista hacía los demás. Tengo que ser sincero, la operación será muy riesgosa debido a que la paciente se encuentra muy débil, hay indicios de desnutrición, falta de hierro, calcio, ácido fólico, etcétera ¿la paciente bebía alcohol? - me quedé mudo por la pregunta, preferí quedarme callado, no necesitábamos más problemas y culpas por ahora - en estos casos, hay algo que tengo que preguntarles, en caso de... tienen que decidir a quién salvar si al bebé o a la madre, aunque haremos todo lo posible por que se salven los dos.

Todos nos miramos, ¿cómo escoger entre la vida de ella y mi hijo? Yo no podía hacer esto. - Sólo el esposo de la paciente podrá decidir - espetó el medico con voz seria. - Esteban... por favor, es nuestra hija - la señora lloraba tomándome de los hombros. - Pero es mi hijo también - solté con voz seca. Me sentía impotente al tener que elegir entre dos vidas, apreté mis puños con

fuerza. Mire a mis padres pidiendo un consejo. -Te apoyaremos en lo que decidas -dijo mi madre posando su mano en mi hombro. Me había ilusionado con la idea de tener un hijo, aunque no amaba a Marcela, vi con emoción como su estómago crecía día con día. Dejé todo por mi hijo, hasta el amor de mi vida, él no era un error, el error éramos sus padres que lo concebimos siendo inmaduros y sin pensar en las consecuencias de nuestros actos, ahora tenía que decidir entre su madre y él, que era tan inocente.

Vi a Marcela tomando alcohol varias veces, una antes de saber que estaba embarazada y otra cuando estuvimos de viaje después de casarnos, ella salió un día y me llamaron del bar del hotel notificándome que estaba bebiendo, mi madre me llegó a comentar que ella a veces no comía por que se sentía gorda y fea, según ella, es difícil aceptarlo pero si nuestro hijo le hubiera importado no se comportaría así, ella sólo se embarazo para casarse conmigo - las palabras salían de mi boca de la manera más amarga, pero la verdad, estuve conteniéndolo estos meses, tratando de estar bien con Marcela pero siempre se la pasaba recriminándome, cuando era ella quien no se cuidaba como debería.

- Si tengo que elegir, sálvela a ella, si él bebe nace prometo que lo cuidare y lo amaré siempre, pero si tengo que elegir entonces sálvela, porque nuestro hijo jamás será feliz teniendo padres como nosotros. Sus padres estaban callados, sabían que lo que decía era verdad. El doctor asintió retirándose al quirofano. Me desplome nuevamente en la silla, esperaba no arrepentirme de mi decisión. Sentí la mano de mi padre en mi espalda, alcé la vista para mirarlo, "hiciste bien" me dijo apenas susurrando, le agradecí el apoyo en silencio.

El tiempo de espera fue largo, ya había pasado más de una hora y no teníamos noticias de ellos. Comenzaba a desesperarme. Caminaba de un lado a otro por la sala. El doctor apareció de nuevo en la sala con expresión sombría, todo mi cuerpo se tensó recorriendo un escalofrío por mi espalda. - Hicimos todo lo que pudimos, la paciente sufrió eclamcia su cuerpo estaba muy débil y no resistió, el bebé falleció unos minutos después de nacer, lo siento mucho - después de decirlo se retiró.

La mamá de Marcela lloró desconsolada en los brazos de su esposo. Mi madre me abrazo tratando de consolarme. Era inexplicable lo que sentía en ese momento, era un dolor demasiado agudo. Me separé de mi madre, susurrando apenas en un hilo de voz "quiero estar solo" camine por los pasillos de la clínica como si fuera un zombi sin rumbo. POV Emily ¡Emily! - escuché la voz de Gaby a lo lejos, mientras bajaba del auto que Álvaro le había asignado a Pedro para que me trajera.

Sacudi la mano en señal de saludo, dibujé una amplia sonrisa al ver a Gaby al recordar que hacía ya tiempo que no platicábamos tan seguido como lo hacíamos cuando estábamos en la universidad. - ¡Gabs, te extrañé mucho! - exclamé con alegría mientras nos abrazábamos. ¿Estás lista? - pregunto con una gran sonrisa, asentí feliz, estaba entusiasmada por trabajar y ejercer mi carrera, me gustaba mucho leer y ahora estaría escribiendo para uno de los ry periódicos más prestigiosos de la ciudad. Entramos juntas al edificio, en el interior nos recibió una chica muy amable vestida

en traje de vestir con falda. Nos acompaño hasta la oficina de la madre de Gaby, quien se encargaba de dirigir toda la editorial en cuanto a la aprobación de la publicación de las notas en el periódico. Su oficina era muy linda, se notaba que tenía buen gusto, su escritorio era de cristal y su oficina también tenía detalles en ese material. La mamá de Gaby era muy hermosa, no tendría más de unos 45 años, rubia de ojos verdes como Gabs, al hablar se notaba que tena mucha pasión a lo que se dedicaba. - Les explicaré cuál será su trabajo este mes, se encargarán de recibir los borradores de las noticias que e envien

nuestros reporteros, las leerán y reescribirán en una noticia completa para después ser publicada en físico, tienen alguna duda - preguntó arqueando una ceja. - Parece sencillo - dije, no le veía complicación alguna, me parecía una tarea muy sencilla. - Bien entonces les mostrare sus cubiculos - dijo ella mientras se ponía de pie. Caminamos con ella hasta una oficina donde había cuatro escritorios y sólo uno estaba ocupado por una chica joven de algunos 25 años, cabello castaño, tez

aperlada, parecía amable cuando nos sonrío al vernos en la entrada. - Melany, te presento a mi hija Gabriela y a Emily, ellas estarán apoyándote en la redacción de las noticias. La chica se puso de pie para saludarnos de mano. - Hola, soy Melany, bienvenidas, ahorita no hay mucho que hacer, por lo regular las nuevas notas llegan a eso de las 9 de las nueve de la mañana aún falta media hora para eso, mientras acomódense en sus escritorios y les estaré explicando como trabajamos aquí.

Terminamos de acomodarnos en un escritorio cada una, comenzamos a platicar sobre nuestras vidas, Melany nos comentó que también había egresado de la Facultad de Letras pero unos años antes que nosotras. Estaba por platicarle a Gaby como me había ido con Álvaro estos días, ella no sabía que estábamos en una relación, ya que la última vez que la había visto fue el día de mi graduación. Pero en eso los borradores de las nuevas noticias llegaron. Melany repartió los borradores en tres partes. Encendí el computador para comenzar a redactar mientras les daba una ojeada rápida. Mi mano comenzó a temblar al ver la nota que tenía en frente, "Fallece esposa

e hijo de Esteban Cazares, heredero de Industrias Cazares" mi respiración se entrecortaba al mismo tiempo que leía el escrito, Marcela había tenido una complicación durante el embarazo que le arrebato la vida a ella y a su pequeño bebé. Lo primero que pensé fue en como estaría él, estaría sufriendo por la pérdida de ellos, mi corazón se arrugó. - Emily, ¿Estás bien? - escuché la voz de Gaby, negué con la cabeza al momento que extendí mi brazo para darle la nota. Ella la leyó detenidamente, cuando terminó volteó a verme con los ojos abiertos completamente. Por: Xiom

29. Destinos Errantes POV Emily Todo el día traje una espina atorada en el pecho, no podía creer lo de Marcela, ella y yo tuvimos muchas peleas y diferencias en el pasado, pero para nada le deseaba un final tan trágico. Quién más me preocupaba era Esteban, ¿cómo la estaría pasando? Necesitaba, verla, abrazarlo y decirle que todo iba a estar bien, pero por ahora no era el mejor momento. Llegué a casa sin ánimos y con un tremendo dolor de cabeza, agradecí que Álvaro aún no llegará de la empresa. Me recosté en la cama en posición fetal con

una almohada entre los brazos. Estuve buen rato repasando todo lo sucedido desde que él y yo nos separamos, la vida nos había puesto en jaque en múltiples ocasiones y hoy una vez más se ensañaba con él. POV Álvaro Los rumores del fallecimiento de la esposa de Esteban se esparcieron rápidamente por el gremio empresarial. Golpeé con fuerza el volante mientras conducía a casa. A mala hora Emily decidido trabajar en ese periódico, se daría cuenta muy pronto de lo que estaba pasando.

Ahora Esteban sería libre para buscarla, no permitiría que me la quitará, Emily era mía, sólo mía. Necesitaba un plan para alejarla de todo lo que pudiera involucrarla con Cazares. Llegué a casa y Pedro me notificó que Emily estaba en su habitación, no en la mía donde llevábamos algunos días durmiendo. Eso me dio mala espina. Tal vez ya sabía. No pude evitar que una ola de cólera me inundará el cuerpo, pero trate de respirar profundo para calmarme, antes de subir tome mi medicamento, Subí a la habitación entrando sin tocar. Ahí estaba ella, dormía profundamente, desde mi lugar podía observar solamente su rostro, era hermosa en cualquiera de sus ángulos.

No la perdería por nada del mundo. Antes muerto que perderla. Me quité la camisa y el pantalón quedando sólo en bóxer, me metí a la cama junto a ella cubriéndome con la misma sábana, acaricié su pierna suavemente sintiendo como ella se estremece, no sé si este despierta, pero no se mueve, continuó besando su cuello rodeando su cintura con mi brazo hasta que lo detiene en seco. Hoy no Álvaro, no me siento bien - dice con voz apagada. ¿Ya lo sabrá? Lo más seguro es que si por su extraño rechazo. Trató de no parecer tan obvio ante mi molestia.

- ¿Quieres que llame a un doctor? preguntó en forma seca. Ella niega con la cabeza. - Estoy bien solo quiero dormir - espeta sin si quiera voltear a verme. Eso me molesta mucho. Me pongo de pie, un pantalón de dormir y salgo hecho polvo de la habitación directo a mi despacho. Miró la botella de whisky sobre la mesa de bar, lo pienso por un momento, pero ya hace casi un año que no tomó un trago y hoy lo necesito en demasía, me sirvo hasta la mitad del vaso, sólo será un poco.

- Se supone que no debes beber escuchó la voz recriminatoria de mi hermana. Bebo un sorbo que me sabe a gloria en el momento que mi garganta se pone caliente por el efecto del alcohol para luego girarme mientras la fulmino con la mirada. - Solo es un trago - le digo mientras me dejo caer en el asiento de mi escritorio, dejando el vaso sobre la mesa. Ella me ve con atención. -¿Cómo fue tu día hoy? - pregunta disimulando mi cara de enfado. - Preferiría estar solo - le digo con desdén.

Ella no se inmuta ante mis palabras. Puedes platicar conmigo soy tu hermana y quiero lo mejor para ti - dice ella con voz suplicante mientras se sienta en una silla al otro lado de la mesa. Suspiró profundo decidiendo si estará bien que le cuente lo que me pasa. - La esposa de Cazares y su hijo fallecieron, al parecer tuvo una complicación durante su embarazo, esa fue la noticia del día - solté con voz áspera - ¿sabes lo que eso significa? Que Esteban no tardará en querer volver a buscar a Emily, jella ya está conmigo! alcé la voz.

Mara me observaba atentamente con cara de preocupación. Álvaro... sabes que Emily ama a Esteban al momento de escucharla dejó caer mi puño sobre la mesa, se escucha un fuerte ruido que hace que Mara de un respingo en el asiento. - ¡Emily es mía! - gruño. - Emily te quiere, lo puedo ver, esta agradecida contigo, pero no la puedes forzar a que te ame. -Eso ya lo veremos - susurró mientras desvio la mirada en señal de que quiero estar solo, Mara me mira con compasión para después salir del despacho.

Decidí hacer como si no supiera nada, mientras encontraba alguna idea para que Emily dejará de ir a trabajar al periódico así podría tenerla vigilada de que Esteban no se acercará a ella. POV Esteban Al día siguiente, fue el sepelio de Marcela y mi hijo, me despedí de ellos con lágrimas en los ojos, le pedí perdón a Marcela por no haber sido lo suficientemente comprensivo con ella para saber lo que estaba pasando en sus adentros, tal vez necesito ayuda o cariño y yo sólo me dedique a estar alejado de ella. También le pedí perdón a mi hijo por qué no lo cuide lo suficiente para que él naciera.

Mi pecho dolía, me abracé al féretro cerrado antes de que lo bajarán para cubrirlo con la tierra. "Perdón" susurré, poniéndome de pie viendo como ellos desaparecian de mi vista. Sentí los brazos de mi madre rodearme, apoyé mi cabeza en su cuello. "¿Por qué mamá?" Le susurré sollozando. - Se que ahora duele, pero con el paso del tiempo el dolor aminorará, a veces nos toca vivir situaciones dificiles en la vida, pero necesitamos ser fuertes - su voz se entrecortaba también, estaba igual de triste que yo, ella también se había ilusionado mucho con la idea de tener su primer nieto.

Estuve encerrado días enteros, sin salir en algún momento, no tenía apetito, casi no me bañaba, no tenía ánimo de nada, sólo quería estar solo, recostado pensando en que hubiera pasado si mi hijo estuviera vivo. Sabía que en algún momento tendría que salir de mi habitación y tratar de continuar mi vida, pero por ahora eso no pasaría, mi padre me dijo que me tomará todo el tiempo necesario para sanar mi dolor, que regresará a la empresa cuando me sintiera mejor. Ahora no quería saber nada de nadie, ni si quiera podía pensar en un después. Los días pasaron poco a poco, mi madre comenzaba a desesperarse de mi actitud, algunas veces casi quería obligarme a

salir, pero no lo lograba, la depresión estaba consumiéndome es lo que ella decía. "Tienes que intentar salir, aunque sea comer algo con nosotros", "no puedes estar aquí encerrado toda la vida" a veces lloraba al verme en este estado. A mis veintitrés años, he quedado viudo le dije un día. Tienes una vida por delante hijo, es dificil, pero por ellos, tienes que seguir negué con la cabeza - bien, si no puedo hacerte salir de estas cuatro paredes tendré que tomar medidas más drásticas, tal vez Emily te haga entrar en razón. Alcé la vista al instante, como es que mi

madre recordaba su nombre. Ella ya está con alguien más madre, no habrás heridas que después no podré cerrar - dije mientras suspiraba con tristeza. Hace mucho que no escuchaba el nombre de Emily a mi alrededor, su rostro se proyectó en mi mente, "si tan sólo ella estuviera aquí" pensé. ¿Por qué no la buscas? Prefiero que pelees por su amor, a que te hundas encerrado en esta habitación, ¡vamos levántate! - me ordenó jalando de las sábanas - ¡Eres un Cazares! Y los Cazares nunca nos damos por vencidos.

Desconocía esta faceta de mi madre, nunca me había hablado de esa manera. La miré confundido. - Pero mamá... - Pero nada, vamos que tienes mucho que hacer. Suspiré, bajaría a comer para que se calmará, pero lo de buscar a Emily no estaba muy seguro, ya habían pasado meses desde aquella vez que nos hicimos daño, ella estaba con Álvaro y no sabía si querría verme o hablar conmigo. "Tal vez ya no debería buscarla" pensé con tristeza al recordar lo feliz que se veía el día de su graduación. Por: Xiom

30. Una nueva esperanza POV Esteban Días después regresé a trabajar a la empresa, a pesar del vacío que sintiera tenía que seguir con mi vida, mi madre tenía razón. De vez en cuando se me venía a la mente la idea de buscar a Emily, pero no podía presentarme, así como así en su casa, sólo había una persona que me podía ayudar y esa era Gaby. Llamé a su casa, pero me dijeron que ya se encontraba trabajando en el periódico de sus padres, así que decidí ir a buscarla a la hora de la comida, necesitaba saber si Emily estaba en una relación con Álvaro.

Estacioné el coche en frente del edificio, no tardaría mucho, tenía la intención de llevar a Gaby a comer para poder platicar a gusto. Justo cuando me disponía a preguntar por ella en recepción las vi a lo lejos, Gaby y... Emily, platicaban tranquilamente mientras caminaban. Mi corazón se detuvo de golpe cuando la vi, no se habían percatado de mi presencia hasta que alzaron la vista, ambas detuvieron su paso frente a mí. Emily se veía hermosa como siempre, llevaba puesto un traje de oficina color azul marino en pantalón, que se amoldaba perfectamente a su delgado cuerpo, su cabello rojizo recogido en una coleta. Parecía que había visto un

fantasma, ella se quedó petrificada mirándome fijamente creo que yo era lo último que esperaba ver aquí. - Emily... - dije al fin, pero ella no me contestó. ¿Qué haces aquí Esteban? - preguntó Gaby acercándose para darme un cálido abrazo - siento mucho tu perdida cambio su voz a una más suave, mi cuerpo se contrajo al escuchar sus condolencias, detestaba que la gente me diera su pésame sé que lo hacían por cortesía, pero para mí era un recordatorio de lo que me había pasado gracias Gaby - susurré con amargura.

Esteban, lamento mucho lo de tu familia escuché la voz de Emily desde donde estaba de pie, pero no me dio un abrazo como se acostumbraba, estaba tomando distancia entre nosotros lo que me provoco un dolor en el pecho. Asentí con expresión seria agradeciendo sus condolencias, suspiré profundo - en realidad yo venía a hablar contigo Gaby, pero ya que las veo a las dos, ¿Podemos hablar un momento Emily? - mi voz era seria, no queria expresar toda la emoción que sentía al volver a verla después de todos estos meses. Ella abrió los ojos completamente, su cara era de asombro, volteó a ver a Gaby como pidiendo su opinión.

¡Vayan! Tómense su tiempo para hablar, si se les hace tarde no se preocupen yo te cubro con mamá Emily - Sonreí ligeramente a Gaby, ella captó muy bien la razón por la que había ido a buscarla por lo que se limitó a guiñarme un ojo de forma alegre. - Vamos, te invito a comer Emily - me di la vuelta introduciendo una de mis manos al bolsillo de mi pantalón para quitar la alarma al coche. Abrí la puerta del copiloto viendo como caminaba despacio, estaba indecisa, tal vez no quería ir conmigo, pero solo sería por esta vez en caso de que no me quisiera volver a ver.

- No quiero ir a comer, si quieres hablar, hablemos -dijo ella antes de entrar al auto, asentí sin decir algo, no la iba a presionar para que pasara tiempo conmigo. Decidi llevarla al parque frente a la universidad en el que solíamos ir a platicar cuando estudiábamos, sé que le traería muchos recuerdos del pasado a ella, pero esa era mi intención que recordara los buenos momentos que vivimos juntos, sólo tenía una oportunidad para hablar con ella y no la iba a desaprovechar. Emily me miraba fijamente mientras caminábamos, yo llevaba mi vista al frente pensando en que le diría,

caminamos hasta llegar a la parte más adentrada del parque, me detuve frente a una banca y le hice una señal con la mano para que tomara asiento. Ella se sentó en la banca. Estuve en tu graduación, te veías muy feliz dije manteniendo mi mirada al frente para después posarla sobre su rostro confundido. -¿Estuviste ahí? preguntó frunciendo el ceño. Asentí en silencio. - Te veías hermosa - dije con una ligera sonrisa, mi sorpresa fue al ver que llevaba puesta la pulsera que le regalé

ese día, mi sonrisa se amplió aún más. Tomé su mano con delicadeza, acariciando la pierda en forma de mariposa de la pulsera, ella deslizó su mano para zafarse de la mía. - Pensé que no habías ido, ¿Por qué no te vi? - alzó un poco su voz. La miré directamente a los ojos. - Estabas con Álvaro y otras personas, no creí que fuera el momento indicado para acercarme a felicitarte - bajo su mirada ¿estás en una relación con Álvaro? pregunté en seco, necesitaba que me lo confirmará de su propia boca. Alzó su mirada brillante, el labio le temblaba,

supe cuál era la respuesta que ella no se animaba a decir, sonreí amargo. - Decidimos intentarlo hace unas semanas, después de la graduación - dijo ella queriéndome explicar yo estoy muy agradecida con él por qué desde que llegó, siempre ha cuidado de mí. ¿Lo amas? - pregunté acercando mi rostro al suyo, desde esta distancia podía oler el exquisito aroma que desprendía su perfume, era una mezcla de vainilla con flores. Ella negó con la cabeza. - Aún te amo Esteban - dijo apenas susurrando, tuve que contenerme con

todas mis fuerzas para no abalizarme sobre ella y exigir sus labios que tanto extrañaba. Me puse de pie para arrodillarme frente a ella. Ven conmigo Emily, vámonos lejos de aquí, ya perdí a mi hijo, no quiero perderte a ti también - mi voz salió entrecortada, hundi mi rostro en sus piernas sintiendo como las lágrimas se asomaban por mis mejillas - eres la única razón por la que sali de ese encierro que me había autoimpuesto, sólo tú puedes regresarle el sentido a mi vida. Acarició mi cabello con suavidad, para después posar ambas manos en mi rostro. Mirándome con compasión, ella también tenía lágrimas en los ojos. Nos

pusimos de pie al mismo tiempo. La tomé de la cintura y la atraje hacía mí, ella no se resistió. Rocé mi frente con su mejilla, disfrutando del aroma de su cuello. Emily, ven conmigo - repetí una vez más a manera de súplica - dejemos atrás el pasado, no me importa lo que paso entre tú y Álvaro, yo también cometí errores, pero te amo y quiero estar a tu lado para siempre. Ella me abrazo lo más fuerte que sus delgados brazos le permitieron, extrañaba tanto la sensación de tenerla entre mis brazos, la sensación de su cuerpo pegado al mio, era como si con sólo su presencia pudiera borrar toda existencia de tristeza que habia en mi ser.

- Necesito hablar con Álvaro, no quiero lastimarlo. - Será como tu digas. - Te extrañé mucho Esteban - se aferró nuevamente a mi abrazo. Yo también te extrañé no sabes cuánto amor - alcé su barbilla con mis dedos, para posar mis labios sobre los de ella, cerré los ojos, concentrándome en la sensación del sabor de su aliento, de la dulce textura de sus labios, del placer que me daban sus besos. No sé cuánto tiempo estuvimos abrazados y besándonos, hasta que Emily

me pidió que la regresará a su trabajo porque ya casi era hora de su salida. La dejé frente al edificio de su trabajo, antes de que ella entrará la jale de la mano para robarle un beso más, sonrió apenada. Se apartó de mí, desapareciendo de mi vista al entrar al interior del edificio. Conduje de regresó a la oficina, sintiéndome vivo, esta vez todo sería diferente, la vida nos estaba dando una nueva oportunidad de estar juntos y no la iba a desaprovechar. Apenas Emily terminara con Álvaro le pediría que se casará conmigo, él tendría que entender que ella no lo amaba. Por: Xiom

31. El enfrentamiento POV Emily Faltaban sólo 10 minutos para la hora de salida, me sentía muy apenada por no haber llegado a tiempo después de la hora de la comida, pero extrañaba demasiado a Esteban, no quería dejar de abrazarlo, él era la persona que más amaba en este mundo y él también me amaba a mí Apenas entré al edificio del periódico, vi a Gaby y a Melany platicando amenamente en la salita de recepción, cuando me vieron agitaron su mano en forma de saludo, me acerqué a ellas, se supone que aún no era hora de salida, pero al

parecer ellas ya llevaban rato ahí platicando. - Vaya que si aprovecharon el tiempo tú y Esteban ehhh... - Exclamó Gaby al momento en que me sentaba junto a ella en uno de los sofás, Melany estaba en el sillón continuo. Sentí como la sangre me subió al instante, ruborizando mis mejillas, por la expresión divertida de ellas al verme. - Sólo estuvimos platicando - le aclaré para lo que fuera que estuviera pensando, ella soltó una risita burlesca me siento muy avergonzada por llegar hasta ahorita.

- No te preocupes, le dije a mamá que te sentías mal y como terminamos pronto nuestro trabajo nos dejó salir temprano me guiñó un ojo mientras sonreía- te estábamos esperando para saber todo el chisme. Tragué saliva, aún estaba procesando todo lo que Esteban y yo platicamos hace un rato. - Emily, ¿que no es ese el auto de Álvaro? - señaló con la vista hacia la puerta de cristal por donde se podía ver el exterior del edificio - ya tiene rato que está ahí esperando. Volteé a ver y en efecto el auto de Álvaro estaba estacionado justo en frente del

edificio. Hoy no había enviado a Pedro por mí. - Ya me tengo que ir, mañana les platico chicas - dije despidiéndome con un beso en la mejilla a cada una. Gaby hizo un puchero cruzándose de brazos. - Nos vemos mañana - agité mi mano con expresión sonriente. Cuando Álvaro vio que crucé la puerta del edificio de mi trabajo, salió rápidamente del auto, rodeándolo para abrir la puerta del copiloto. Pude notar que su rostro era gélido y apretaba la quijada por el

pequeño bulto que se formaba en su mejilla, su mirada era sombría. Tendría un mal dia pensé, pero entonces tendría que esperar para hablar con él sobre una separación. Caminé hasta quedar frente a él, le di un beso en la mejilla a manera de saludo. -¿Estás bien? - le pregunté curiosa de saber el porqué de su expresión. - Mejor que nunca, ¿me extrañaste? sentí como clavo su mirada en mí. Me sentí como toda una hipócrita cuando le sonrei, quería ser sincera con él, pero este no era el momento ni lugar para

hacerlo, tampoco mi intención era lastimarlo. Álvaro rodeo mi cintura con uno de sus brazos atrayéndome hacía él con fuerza, todo paso muy rápido, cuando me di cuenta él ya estaba besándome de una forma muy apasionada, succionando mis labios con mayor fuerza de la que acostumbrada. -¡Ál... va... ro! - balbuceé tratando de separarme, el esbozó una sonrisa de satisfacción para después soltarme, estaba confundida él nunca había sido así de salvaje conmigo, siempre se comportaba dulce cuando estaba conmigo.

Todo el trayecto del trabajo a casa pase pensando en cómo darle fin a esta relación que no tenía futuro para ninguno de los dos. Llegué a la casa con una mezcla de sentimientos, después de hablar con Esteban sobre terminar definitivamente con Alvaro tenia que dejar esta relación que se estaba volviendo tóxica y dañina por los celos constantes que el a veces exageraba, sin importar las consecuencias que pasen porque igual lo que importa es el amor real e incondicional que sentimos Esteban y yo, mi lugar era a su lado y de eso no tenia la mayor duda.

-Álvaro, ¿Podemos hablar? - le dije con mi semblante serio, tenia muchos nervios y mis manos sudaban, no sabia cómo iba reaccionar a mi decisión final. - ¡Claro amor! - Respondió tranquilo y con una sonrisa, al parecer desde hace unos dias estaba más relajado de lo normal, pero a veces sentia que cambiaba de humor muy fácilmente, ¿si se estaba tomando su medicamento? ¿y si no? ¿necesitaba hablar de eso con él? No queria que le diera un ataque de ira cuando estuviéramos hablando. El hizo un ademán para que entraramos al despacho, entré después de él.

¿Dime? Sentémonos en la sala - propuso Álvaro con una sonrisa que se sentia forzada, el me había expresado en varias ocasiones que odiaba tener que hablar conmigo de forma seria porque temía que algún día hubiera una pelea entre los dos. Un escalofrio recorrió todo mi cuerpo al pensar en eso. Álvaro quiero decirte que esta relación que tenemos no tiene futuro, hemos pasado a un nivel extremadamente alto, donde vivimos juntos como si fuéramos esposos, pero no me siento tan cómoda, no es lo que había imaginado, no quiero hacerte daño y creo que deberíamos tomar cada uno un camino diferente pronuncié con sinceridad mirándolo directamente a los ojos, mientras

observaba como se iban cristalizando a medida que pronunciaba cada palabra, mi corazón se contrajo al ver su rostro herido de tristeza. - ¿Me estas ter... Terminando? - Pregunto en shock Álvaro al analizar la situación. - Si, es lo mejor para los dos. Espero lo entiendas - Mencioné sintiendo dolor en el corazón, pero sabía que debía pensar primero en mí misma y mi salud mental. Al ver que no había respuesta de Álvaro y ya con los nervios a tope decidí que lo mejor era ponerme de pie con la intención de salir del despacho. Sin embargo, fui tomada bruscamente de la mano por él quien ahora estaba furioso y sus ojos estaban rojos inyectados en

sangre... sentí una ola de miedo recorrer mi espalda. ¿Por qué? ¿Me dejas por el bastardo de Esteban? - Grito lleno de furia cerca de mi rostro, mi cuerpo dio un respingo por intuición ante el miedo que sentía de verlo en ese estado. ¡No!, Ya te dije es lo mejor para los dos Susurré temerosa en su mirada, esperaba que se calmara, el agarre de Álvaro me estaba lastimando la muñeca - Por favor... Suéltame Susurré en modo de súplica, tenía miedo el no debería alterarse, para eso eran los medicamentos. Los estaba tomando, ¿no? Pensé mientras lo miraba a los ojos.

- ¿Crees que no te vi hace rato con Esteban cuando se estaban besando frente al edificio del periódico? ¿De dónde venían? ¿te acostaste con él? gritó una vez más, estaba petrificada al ver su reacción, negué inmediatamente con la cabeza. Él nos había visto, ¿pero por qué no dijo nada en el camino? Espero a que llegáramos a casa. Todo estaba saliendo diferente a lo que había planeado. - Eres y siempre serás mía - afirmó Álvaro con una sonrisa macabra de oreja a oreja, soltó su agarre de mi muñeca para cargarme sobre sus hombros como si fuera un costal, el camino con rumbo a nuestra habitación subiendo las escaleras mientras pataleaba y lo golpeaba con mis

puños en la espalda estaba muerta de miedo, no lo reconocía, no sabia que era lo que iba a hacer. Volteaba a ver a mi alrededor, pero para mi mala fortuna no vi ni a Mara ni a Pedro por la casa. Tal vez estábamos solos en casa. - ¡Por favor, sueltame! - Manifesté en medio de sollozos, estaba iniciando a llorar porque no podía aguantar el miedo que me generaba. - Claro, ya te solté Manifestó con una sonrisa triunfadora Álvaro mientras me tumbaba en la cama, la cama que habiamos compartido estos últimos meses juntos, pero era hora de separarse. Cai a la cama con miedo, miraba hacia todos lados mientras Álvaro

cerraba la puerta con seguro ¿Qué está haciendo?, todo mi cuerpo comenzó a temblar al sentir que esto no era una buena señal. Álvaro decidió quitarse la camisa, desabrocharse el cinturón mientras me miraba pasando la lengua por sus labios como si me saboreara con la mirada. A lo lejos pude ver como aparecía un bulto entre sus piernas, él tenía intención de... ¡no por favor! Álvaro se apercancaba lentamente mientras me movía hacia la parte de atrás de la cama, miraba a mi alrededor asustada, pensando en que podia coger para defenderme de él ahora que había entendido sus intenciones.

Álvaro se subió sobre la cama acercándose peligrosamente, jalando primero mis piernas para besarlas suavemente pero mi reacción fue golpearle en su abdomen donde mi tacón se encajo con toda la fuerzas que mi pierna permitía ocasionando que él se volteará a un lado, levando sus manos a esa parte, quejándose del dolor. Aproveché para dirigirme hacia la puerta caminando con un solo tacón, ya que el otro se había roto con el golpe que le había propinado a Álvaro, pero cuando intenté girar la perilla fue imposible, ésta estaba cerrada, forcejeé con todas mis fuerzas mientras temblaba aterrada, volteando a ver como Álvaro había

retomado su postura y se dirigia hacia donde estaba, su mirada era siniestra. - No, por favor.... Déjame tranquila sollozaba histérica en medio de lágrimas, no podía creer él quien me había cuidado tanto, quien había sido tan comprensivo conmigo me estaba sometiendo a vivir esta situación y lo más triste es que no había quien me salvará, a final de cuentas él terminaría haciéndome más daño de lo que me hizo su padre. Álvaro comenzó a besarme el cuello con agresividad mientras sometía mis manos sobre la puerta causando que emitiera sonidos de dolor. - ¡Por favor Álvaro no me hagas esto!-le suplicaba llorando-yo te quiero, pero no

puedo amarte como tu quisieras, por favor, este no eres tú, estoy segura. Me dirigió una pequeña sonrisa. - Desde hace días que noté tu extraña conducta dejé de tomar mi medicamento, ¿crees que haría esto si estuviera tomándolo? Jamás me atrevería a hacerte daño, pero tu si puedes hacerlo, y sin pensar en el dolor que me puedes causar y es lo que más me enfurece. Bajó con su lengua hacia el escote de mi camisa, dando besos en mis pechos mientras sentía nauseas internamente. Álvaro me cogió para tirarme nuevamente en la cama. Abrió la mesa de

centro que se encontraba cerca de la puerta y saco un lazo que tenía, acercándose lentamente hacia donde estaba, amarró mis manos hacia las patas de la cama, mientras veía como sus pupilas se dilataban. Me excita verte sometida, hubiéramos intentado esto desde antes cuando si disfrutabas estar conmigo - esbozó con una sonrisa amarga, mientras en mi corazón sentía una especie de culpa por haber estado en varias ocasiones con él sin amarlo. Intenté forcejar contra Álvaro sin éxito alguno, cada vez que lo intentaba me lastimaba cada vez más por culpa de ese lazo al que estaba atada. Álvaro

aprovecho la situación para seguir dándome besos por el cuello mientras yo lloraba amargamente. De pronto, el dejó de darme besos, nuestras miradas se cruzaron, pude ver un as de sufrimiento en su rostro, los dos nos mantuvimos inmóviles por unos instantes él estaba encima de mí. Se incorporó sólo un poco para después dar un golpe con puño cerrado al respaldo de la cama, este era madera por lo que, al escuchar el estruendo de su puño contra la cabecera, cerré los ojos fuertemente. Tarde para abrir los ojos, pero cuando lo hice el ya no estaba sobre mí, estaba de rodillas desatando mis manos. Cuando terminó sentí como el dolor en ellas cesó. Él me veía fijamente.

- No puedo obligarte, no soy así - dijo apenas en un susurró con la mirada en el suelo - ¡maldita sea! Se jalaba con desesperación el cabello. Yo lo miraba inmóvil desde la cama, no entendía, se había arrepentido. - Pero si crees que dejaré que te vayas tan fácil con Esteban estas muy equivocada - soltó en seco, para después salir de la habitación cerrando con seguro por fuera. Me quedé inmóvil viendo aquella puerta de madera. Por: Xiom

32. Sufrimiento POV Álvaro Sali de la habitación dejando a Emily en la cama, cerré con seguro, no podía dejar que se fuera de la casa y menos ahora después de lo que había intentado hacer con ella, necesitaba pensar las cosas fríamente. Bajé las escaleras, vi que Pedro iba pasando por el recibidor. - ¡Pedro, trae un vaso con agua a mi despacho! - le ordené autoritario. El obedeció ante mi urgencia.

Entré al despacho no pudiendo evitar, tirar todas las cosas que había sobre el escritorio. Por una parte, me sentía furioso, por la otra traicionado, dolido, ¿cómo se me pudo ocurrir tratar de abusar de Emily? Cuando me enfado no controlo mis impulsos, tuve que luchar con todas mis fuerzas para separarme de ella. ¡Maldita sea! Di un golpe con el puño cerrado en la mesa, sentí un dolor en mi mano que se iba agudizando poco a poco, pero no se comparaba con el dolor que me ocasionaba querer abandonarme por ese estúpido que cree que puede entrar y salir de su vida cuando se le pega la gana. - Señor, aquí está el agua que pidió escuché la voz de Pedro a mis espaldas.

Déjala en la mesa - le ordené - Pedro escúchame bien- clave mi mirada en él asegurándome de que ejecutará mis ordenes - por ningún motivo abras mi habitación, no importa cuánto ella te lo pida, o grité o llore, necesito hacer unas cosas primero ¿entendiste? Pedro asintió de mala gana, le tenía cariño a Emily, pero yo era quien mandaba en esta casa tenía que obedecerme, además ella estaba bien ahí por ahora. - Ya te puedes retirar. Fui directo al cajón del escritorio donde tenía mi medicamento. Saqué varias

pastillas de estabilizadores y antipsicóticos, las tomé al instante acompañándolas con grandes sorbos de agua. Con eso podía calmarme un poco mientras decidía que hacer con Emily, no la podía tener toda la vida encerrada, es que si tan sólo me hubiera querido nada de esto hubiera pasado. Di otro golpe en la mesa. Por qué no basto todo lo que he hecho por ella, ¿Qué no le había demostrado ya cuánto la amaba? Sentí como mis ojos se volvieron cristalinos. De pronto se me vino a la mente el nombre de la única persona que me podía ayudar en este problema que me acababa de meter "Ricardo". Tomé mi saco, me lo puse y me dirigí hacía la salida de la casa no sin antes volver a

recordarle a Pedro que por nada del mundo dejará salir a Emily de la habitación, por fortuna Mara había salido y no creí que fuera a llegar temprano a casa, necesitaba ir y regresar cuánto antes a casa. ¿Quieres mi consejo como amigo o como tu abogado?- dijo Ricardo con voz ansiosa después de que le conté todo lo que paso el día de hoy sin omitir ningún detalle. - Cómo abogado - tragué saliva. Él se llevó la mano a la barbilla haciendo movimientos circulares como si estuviera pensando.

En estos tiempos el maltrato a la mujer está muy penado, me dices que no ejecutaste el acto pero que la ataste de manos a la cama y, ¿a ella le quedaron las marcas? - asentí, recordé que la marca de sus manos era muy notoria - ella te podría denunciar si quisiera, es un delito por el cuál puedes pasar desde meses hasta años en la cárcel. Apreté mi mano con fuerza. Estaba nervioso. -Entonces, ¿Qué me sugieres que haga? Habla con ella, para que no haga un tipo de denuncia dile que ya no la molestarás que la dejaras libre para que haga su vida como quiera.

-No puedo hacer eso, porque es la mujer que quiero, ella quiere abandonarme por otro tipo - exalté la voz. - No puedes tenerla así toda la vida, eso es delito Álvaro, además estas arriesgándote a que te denuncien y que pierdas la empresa que tanto le costó sacar adelante a tu padre, y tanto trabajo que tú estás invirtiendo en ella, además piensa en tu hermana, tú eres lo único que tiene. No había pensado en Mara, él tenía razón, aunque me doliera Cazares tenía mucho más poder de lo que yo tenía, y ese poder disminuyo considerablemente tras la muerte de mi padre, estaba

perdido y acorralado. Si él se lo proponia me podía hundir a su antojo. Suspiré profundo. - Esta bien, hablaré con ella. POV Emily Golpeaba la puerta con todas mis fuerzas pidiendo ayuda, pero nadie me ayudaba, ni Pedro ni Mara. Mis lagrimas corrían sin cesar. Me dejé caer al suelo derrotada y dolida entre sollozos. ¡Emily! ¿qué pasa? ¿puedo entrar? escuché la voz de Mara, sentí como mi cuerpo se reavivo, ella me podía ayudar, pero era su hermana.

Me levanté como pude, ya casi no tenía fuerzas. -¡Mara por favor ayúdame! - le supliqué ¡Álvaro me encerró! - ¿Qué? ¿Por qué hizo eso? ¡Emily acabo de llegar, él no está en casa! - la voz de Mara sonaba preocupada. - ¡Por favor, sácame de aquí! ¡Te lo suplico! - le pedí desde este lado de la puerta entre sollozos. Estaba angustiada. Espera, no sé dónde está la llave, pero pediré ayuda ahora vuelvo "Mara no te vayas" pensé en mis adentros al escuchar

como el sonido de sus pasos se alejaba hasta desaparecer, estuve esperando cerca de diez minutos hasta que escuché nuevamente un par de pisadas cerca de la puerta. - ¡Emily, apártate, Pedro abrirá la puerta por la fuerza! - escuché que grito. Hice lo que Mara dijo, me pegué junto a la cama porque no sabía que era lo que planeaban hacer para abrir la puerta si estaba con seguro. Escuché varios golpes, estruendos y sonidos graves, poco a poco la perilla se fue debilitando, después de buen rato, cedió al fin cayendo al suelo.

Pude ver la cara de sorpresa de Mara al verme en este estado deplorable con la ropa desgarrada. ¿Qué paso Emily? - preguntó preocupada tomando mis manos, observaba las marcas rojas que tenía provocadas por la soga con la que Álvaro me había atado. Abracé a Mara pidiendo consuelo, me sentía de lo peor, me sentía humillada. Emily, ¿por qué Álvaro te hizo esto? No lo entiendo, él te ama-dijo suavizando la voz mientras acariciaba mi cabello. - Porque le pedí que termináramos la

relación - dije casi en un susurro. Mara se separó un poco de mí, viéndome con reprobación. - Emily, Álvaro está enfermo y lo sabes, no debiste hacer eso estando sola, o al menos asegurarte de que tomara su medicamento antes - ahora me veía con compasión. Tal vez tenía razón me precipite al habérselo dicho tan deprisa y más cuando ni ella ni Pedro estaban para ayudarme - hablare con él en cuanto llegué. - Mara déjame a solas con Emily escuché la voz de Álvaro, inmediatamente giré mi rostro para

poder observarlo, todo mi cuerpo se petrificó por completo del miedo que ahora me causaba su presencia. Me aferré a Mara, estaba muy asustada a pesar de que él ahora se viera muy tranquilo. - Emily hablemos por favor pidió nuevamente, sentía como su mirada se clavaba en mí. ¡No quiero hablar contigo! ¡Me das miedo! -grité furiosa, del coraje de lo que me había hecho pasar y ni si quiera tuve oportunidad de defenderme.

- Álvaro, me quieres explicar que es lo que está pasando - Soltó Mara disgustada, posicionándose entre él y yo. Te explicaré después, ahora necesito hablar con Emily, puedes quedarte afuera de la habitación si quieres-su voz era gruesa, pero notaba un toque de arrepentimiento en su mirada, aun así, ya no confiaba en él. Por favor Emily, te lo pido hablemos y te prometo que después te podrás ir a donde quieras - bajó la mirada, hace un rato me había dicho que no me dejaría ir tan fácilmente y ¿ahora me estaba diciendo que me iba a dejar ir?, tal vez ya había tomado el medicamento y estaba pensando mejor las cosas. Lo único que

quería hacer en este momento es salir corriendo de esta casa lejos de él. - Esta bien, hablemos - espete con sequedad.

Por: Xiom

33. ¡Emily...no! POV Emily Emily, mi intención nunca fue lastimarte, perdóname - comenzó a hablar una vez

que nos quedamos a solas, yo lo veía con sigilo ante cualquier reacción violenta que pudiera tener sentí mucho coraje al verte besando a Esteban después de todo lo que he hecho por ti, ¿acaso yo nunca te importe? Él estaba llorando, de alguna manera sentí culpa por que él siempre se había portado bien conmigo, pero el dolor era inevitable a la larga terminaríamos haciendo mucho más daño del que nos estábamos haciendo ahora. - Hice lo posible por quererte, de verdad lo intenté, pero en el corazón no se manda Álvaro - dije, esperando que él lo pudiera entender. Pasé, por un lado,

dirigiéndome a la puerta, vi a Mara junto a la pared. - Me voy - ella asintió con una expresión de tristeza en su rostro, nos abrazamos por última vez, me dolía que ya no volvería a verla después de que en los últimos meses nos habíamos vuelto tan cercanas. - Te extrañaré Emily - me susurró al oído, entre pequeños sollozos. - Yo... igual - se me quebró la voz. Nos separamos, vi cómo me entregó las llaves de su auto, entrecerré los ojos al no saber cómo reaccionar.

- Ten, llévatelo, después me lo entregas dijo ella con una ligera sonrisa. Acepté las llaves porque era de noche y no tenía como salir ni de la casa, ni del fraccionamiento y mucho menos como llegar a casa de Gaby, porque era ahí a donde iría, no podía ver a Esteban ahorita. Encendí el auto de Mara y lo puse en marcha, no sabía conducir muy bien, había aprendido hace varios años cuando mi madre nos inscribió a un curso de conducir, pero nunca tuve un auto. Conduje lentamente a la salida del fraccionamiento. Me sentía muy cansada, pero al fin tranquila de dejar atrás todo lo malo que me había pasado en esa casa.

De repente, me sobresalto el sonido del claxon de un automóvil que no lograba distinguir muy bien si quería que me quitara para cederle el paso, vi por el retrovisor, venía a muy alta velocidad, vi cómo me paso de largo y cuando vi al frente, tuve que apretar el freno hasta el fondo porque ya estaba frente a mi atravesado. Cuando vi quien se bajó del auto comencé a temblar de los nervios. ¡No puede ser! Pensé. Quise poner seguro a las puertas, pero no conocía bien el auto de Mara, era de noche y no se veía nada. Pensé que lo había logrado cuando la puerta se abrió, Álvaro me jaló del brazo al exterior del auto.

- Álvaro, dijiste que estabas arrepentido, que no querías hacerme daño - dije con voz temblorosa mientras caminábamos hasta su auto. - No te haré daño Emily, sólo que no puedo con la idea de que Esteban se quede con mi mujer - su voz era ronca, seca y me daba miedo. Forcejeé con él, pero era mucho más grande y fuerte que yo, todos mis intentos fallaron, me subió a la fuerza. Subió, arrancando el auto de prisa. - ¿A dónde me llevas? - le cuestioné asustada al ver que tomaba una dirección diferente a la de la casa.

Él sonrió sin ganas. - A donde tu y yo podamos ser felices sin que alguien nos interrumpa - dijo viéndome con una mirada lasciva mientras metía su mano por mi entrepierna, al instante se la quité, él pareció no importarle. Estaba realmente asustada, le hubiera pedido a Mara o a Pedro que me acompañaran. No tenía caso intentar escapar arriba del auto en movimiento, estaba indefensa. El viaje me pareció demasiado largo, aunque sólo duro 10 minutos, él estacionó el coche en el mismo hotel que

estuvimos juntos la primera vez, abrí los ojos por completo. - ¿Lo recuerdas? - soltó sonriente. Sentí como mi cuerpo se heló por completo, mi rostro se descompuso al pensar en que tal vez intentaría terminar lo que había dejado inconcluso antes. Ahora ya no estaba Mara para salvarme. - Cuidado con gritar, llorar o decir algo o te juro que no vuelves a ver a nadie ni si quiera a mi hermana, ¿entendiste? - me amenazo de forma cruda, su mirada me estremecía de miedo, Álvaro podía pasar de un estado de ánimo a otro en cuestión de segundos y frente a lo que casi fue capaz de hacerme, me convenia no

contradecirlo por ahora, buscaría alguna manera de escapar de él. POV Esteban Todo el día estuve dándole vueltas a la idea de vivir con Emily en la casa donde una vez tenía planes de vivir con ella después de casarnos. Estaba feliz, por fin podríamos estar juntos después de todo lo que habíamos pasado. Ahora que trabajaba en la empresa, podía ofrecerle una vida cómoda y tranquila, lo que ella se merecía. El sólo hecho de recordar los besos que nos dimos mi piel se erizaba por la sensación que ella provocaba en mí.

- Esteban, te busca una joven - escuché la voz de mi madre al otro lado de la puerta ¿Emily? Fue lo primero que pensé. Me levanté con velocidad de la cama donde estaba recostado. - Esta abajo en la sala - dijo mi madre al ver mi cara de entre sorpresa y emoción. Bajé casi corriendo las escaleras, cuando llegué abajo me detuve en seco al ver que era Mara, su hermanastra ¿qué estaba haciendo aquí? Estaba confundido, su rostro era de preocupación, al instante sentí un mal presentimiento. -Esteban... necesito tu ayuda - dijo apenas me vio.

- ¿Qué pasa? ¿Dónde está Emily? - le pregunté con el ceño fruncido, comenzaba a ponerme nervioso. Ella agachó la mirada, esa era una mala señal. - Mi hermano y ella discutieron por la tarde, él la encerró en una habitación, yo no estaba... - escuchaba cada una de sus palabras clavarse en mi pecho- cuando llegué la liberamos el mayordomo y yo, pero en eso llegó Álvaro, no sé qué le dijo a Emily, le di las llaves de mi coche para que se fuera de la casa, pero apenas escuchamos como arrancó el auto, Álvaro corrió tras ella, no lo pude detener, él

está enfermo, tengo miedo que haga una locura. Me quedé petrificado por lo último que dijo. ¿Está enfermo? - repetí. Ella asintió. - Tiene lapsos de ira, se pone muy violento, - creo que no ha tomado su medicamento si no hubiera hecho esto, estoy segura mi hermano no es así comenzó a sollozar. - Emily nunca me lo dijo, de haber sabido no la hubiera dejado regresar - dije arrepentido - tenemos que llamar a la policía.

Después de dos horas la policía ya la estaba buscando, mi padre también nos estaba ayudando incluso llamó a varios detectives para que siguieran su rastro. Mara no tenía idea de a donde podía haberla llevado, comentó que ellos tenían familia en Estados Unidos tal vez intentaría cruzar la frontera con ella. Emily, ¡no!, no podia permitir que otra vez nos separaran, ¿por qué la vida se ensañaba en hacernos esto?

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34. Trauma - ¿Por qué me ves así? - preguntó Álvaro una vez que me senté en la cama de la habitación que había rentado para mantenerme cautiva. Lo fulminé con la mirada. ¿Cómo quieres que te vea después de lo que me estás haciendo? - le recriminé enfadada, comenzaba a sentir que ya me daba lo mismo lo que hiciera era muy difícil escapar de él y no sabía si Esteban podría buscarme. - Tu lugar es a mi lado no con ese imbécil soltó con furia mientras caminaba de un lado a otro por la habitación.

-¿En contra de mi voluntad? - sonreí sarcástica. Quise ponerme de pie, pero el aprovecho el movimiento para tumbarme en la cama y subir su cuerpo sobre mí. - Tu eres mía, desde un principio lo fuiste y después también - dijo con voz grave cerca de mi oído mientras apretaba con fuerza uno de mis muslos. Al sentir como su mano entraba por debajo de mi camisa quise moverme, pero era imposible él tenía todo su peso sobre mi. - ¿Quieres irte? Se mía - continúo hablando, deje de moverme - se mía una última vez.

- Estas loco...-dije esa palabra sin pensar, me arrepentí al instante sabiendo que podía enfurecerlo. - Ya me cansé de ser bueno contigo Emily y que no lo valores - dijo mientras contraía su mandibula. - Por favor no.... - supliqué llorando. Despojó la ropa de mi cuerpo de una manera violenta, vi como los botones de mi camisa salieron volando por toda la cama. En ese instante mi vida se volvió un abismo. Entré en un estado de shock. Álvaro había logrado su cometido, al tomarme por la fuerza, yo gritaba y

lloraba mientras me penetraba de la manera más ruin haciéndome sentir un dolor desgarrador. Cuando logro venirse, se subió el pantalón y se puso la camisa, mientras yo permanecí inmóvil en la cama, con mi ropa deshecha, no sé de dónde tomé fuerza para cubrir mi cuerpo con la colcha de la cama mientras lloraba en silencio. Mi vida ya no tenía sentido. Sentí como Álvaro se acercó a mi haciendo que temblara de miedo. Tengo que irme, estoy seguro que Esteban no descansará hasta cazarme, ahora te darás cuenta si de verdad te ama, pero no te preocupes, regresaré por

ti amor, lo prometo - me dio un beso en la frente, me sentí asqueada. Minutos después escuché como la puerta de la habitación se cerró. Él se había ido. No sabía qué hora era exactamente, cuánto tiempo había estado llorando o cuánto tiempo me había quedado dormida. No tenía idea de que hacer, no tenía ropa ¿cómo saldría de ese lugar? ¿A dónde iría? Como pude y sintiendo un dolor inmenso en mi vientre bajo, caminé hasta una mesita donde había un teléfono, Marqué el número que sabía de memoria para después dejarme caer al suelo.

No paso ni una hora cuando Gaby tocó la puerta de la habitación, cuando abrí vi su cara de terror al verme en mi estado deplorable enredada en una sábana, le había pedido que no le dijera a nadie donde estaba, sentía mucha vergüenza. - Emily... - me abrazó entre lágrimas ¿cómo es posible que te haya hecho esto? ¿Dónde está Álvaro? Agaché la mirada. - Él se fue - dije casi en un hilo de voz. - Maldito-dijo ella con rabia. Caminamos hasta la cama, ella llevaba una bolsa con cosas la mayoría ropa.

Emily, tenemos que irnos de aquí, mucha gente está buscándote, Esteban y Mara al escuchar su nombre me paralicé por completo, él ya sabía. - Esteban.... - musité. - Te está buscando como loco, está muy preocupado por ti. - No lo quiero ver, no después de esto, por favor - le supliqué con voz desesperada. - Esta bien, cámbiate y te llevaré a mi casa, prometo que Esteban no irá - dijo ella tratando de tranquilizarme.

POV Esteban Ya había amanecido y no teníamos respuesta de donde estaba Emily. ¿A dónde se la había llevado ese maldito de Álvaro? Lleve a Mara a su casa, prometió llamar si tenía alguna noticia de ellos. Conduje hasta mi casa, sólo iba para saber si había alguna noticia por parte de los detectives. Mi madre me esperaba desesperada. -Hijo, llamó Gaby amiga de Emily, creo que - ya la encontraron - dijo mi madre. Sentí como mi cuerpo se aligeró de repente.

Enseguida tomé el teléfono y llamé a su casa. Me explicó que Álvaro se había ido dejándola abandonada en un hotel a las afueras de la ciudad, senti una punzada en mi pecho cuando dijo que él había abusado de ella y que por ahora no me quería ver, sólo había llamado para que estuviera enterado que Emily estaba ya segura en su casa. Le agradecí que me llamará antes de colgar. Emily estaba sufriendo en estos momentos, tenía que verla, tenía que estar junto a ella, esto que le paso no era su culpa. Todo mi cuerpo ardía de coraje. Tomé el teléfono e hice una nueva llamada.

Esto que le hizo a Emily no se quedaría así Álvaro pagaría por todo, lo iba a encontrar así fuera lo último que hiciera. Fui a casa de Gabriela a pesar de que me había dicho que Emily no quería verme, pero necesitaba que ella supiera que no estaba sola, que yo estaría a su lado, juntos superaríamos este evento tan trágico en su vida. No la dejaría sola. -Te dije que no vinieras Esteban - soltó Gaby con molestia cuando abrió la puerta de su casa - Emily no está bien- dijo con tristeza. - Por eso es que vine, no la dejaré sola en estos momentos - mi voz

era firme, no pensaba irme hasta ver a Emily. Gaby hizo una mueca de molestia, pero finalmente me dejo pasar. Me acompaño hasta la habitación donde ella estaba. La puerta estaba entre abierta, pude verla sentada en el borde de la cama, llevaba puesta un pijama, su cabello rojizo húmedo, se acababa de bañar. Veía con mirada perdida hacia la ventana. El pecho se me oprimió al verla. Di unos pasos apenas y ella volteó a verme. Su mirada se cristalizo. - Emily... - dije en voz baja. Ella se llevó las manos a su rostro.

- Vete por favor - chilló - no quiero que me veas así. Camine hasta quedar frente a ella, me arrodille pera quedar casi a la misma altura donde estaba sentada. - Emily no me apartes por favor, quiero estar contigo en estos momentos tan difíciles, no estás sola, yo te amo - dije suplicante al momento que mis ojos se humedecian por las lágrimas, me dolía tanto que estuviera sufriendo, ella era tan dulce y tan pura, ahora tenía la mirada perdida como si no estuviera aquí. Aparté con suavidad sus manos del rostro, acaricié sus mejillas y su cabello húmedo.

- Siento no haberte cuidado lo suficiente le dije con remordimiento. Tú no tienes la culpa - dijo ella, limpiando las lágrimas de su rostro con la manga de su blusa. Besé sus manos, me puse de pie y ella también. En ese momento se abrazó a mí con fuerza, rodeé su espalda con mis brazos posando mi mejilla en su frente. - Esteban... - comenzó a sollozar. Emily, te juro que nunca más volverás a estar sola - dije besando su frente.

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35. El después POV Esteban Pasaron ocho días y aún no encontraban a sy Álvaro, parecía como si la tierra se lo hubiera esfumado, pero lo más seguro es que hubiera huido al extranjero. Mara tampoco ya no vivía en su casa y había un nuevo director en empresas Duarte, a quien se le cuestionó sobre el paradero del dueño, pero se limitó a decir que no sabía dónde se ubicaba. Ese maldito, sabía que era muy difícil detenerlo si salía del país. Pero no pensaba detenerme, él iba a pagar por lo que le hizo a Emily así sea lo último que haga, no se puede esconder para siempre. Ella mencionó que él le había prometido regresar por

ella, pero eso sólo sería sobre mi cadáver, lo estaría esperando preparado por si se le ocurría hacer tal cosa. Emily ya no era la misma, se la pasaba encerrada en su habitación, no quería salir ni si quiera a tomar un poco de aire, tenía la mirada perdida y su expresión era de una profunda tristeza. Me dolía verla así, esperaba que con el tiempo pudiera superarlo. Me preocupaba mucho que fuera a enfermar, casi no comía, le propuse que viniera a vivir conmigo a casa, en habitaciones separadas claro, pero sería porque mi madre se ofreció a cuidarla ya que ella no trabajaba, pero Emily rechazó mi oferta. Lo único que me reconfortaba era el hecho de saber que me amaba y que me

dejaba visitarla todos los días por la tarde después del trabajo. Toqué la puerta de la habitación. Escuché un "pasa" muy bajo. Abrí la puerta y ahí estaba ella, sentada sobre la silla, parecía que estaba escribiendo en unas hojas en blanco, al menos estaba haciendo algo que le gusta, pensé. Al ver que era yo, enseguida las guardo, en el pequeño cajón de la mesa. Se puso de pie y se acercó para abrazarme, le correspondí el abrazo inmediatamente. ¿Cómo estás? - le pregunté con voz queda. Mientras observaba lo hermosa que se veía a pesar de la tristeza que reflejaba su rostro. Su cabello estaba recogido en una coleta alta, ya no llevaba

puesto el pijama, eso me alegraba, porque hoy tuvo ánimo de escribir y vestirse con ropa de día, unos jeans y una blusa sencilla, ya era un avance. Hoy me levanté temprano, me bañe y me puse a escribir algunos pensamientos, espero que me ayude - dijo con voz apagada - no quiero estar así todo el tiempo, pero no puedo evitarlo, los recuerdos me atormentan - una pequeña lagrima se asomó por su mejilla, la limpie con delicadeza. Te he comprado algunos libros, sé que te gusta mucho leer y la encargada de la librería me los sugirió para ti, también te traje algunos dulces espero te gusten dije haciendo mi mejor sonrisa.

- Gracias Esteban -dijo tratando de sonreír, pude observar cierta pesadez en su mirada que me inquietó, había algo más, otros días Emily me invitaba a sentarme con ella en la cama, o me platicaba algunas cosas de los libros que había leído, al parecer mis regalos no le habían emocionado en nada, pensé que le gustarían. Tragué saliva. Había algo más que no sabía. - ¿Emily pasa algo? - le pregunté con insistencia. Ella apretó los labios agachando la mirada, me tomó suavemente de la mano y me dirigió a la cama para que nos

sentáramos. Si había algo más pero no imaginaba de que se trataba. - Mi padre llamó hoy, vendrá en unos días por mí, dice que será mejor para mi si estoy con ellos. Sentí como una daga imaginaria atravesó mi pecho. - ¿Tú quieres irte? - le pregunté mirándola directo a los ojos. Ella bajó la mirada asintiendo con la cabeza. Me tomó de la mano, pero sentí como si fuera una despedida, no quería separarme de ella.

- Emily... - levanté con mi mano su barbilla - no quiero alejarme de ti, te amo. Quédate conmigo, cásate conmigo dije en un momento de desesperación poniéndome de rodillas ante ella sin importar lo egoísta que pudiera sonar, deseaba pasar toda mi vida a su lado. - Esteban yo no puedo casarme contigo, no ahora... estoy muy dañada... necesito tiempo, muchos años soñé con vivir en una familia llena de amor, donde no me sintiera sola ni desprotegida, quiero vivir con mi padre por ahora - señaló Emily con un tono seco que me hirió hasta lo profundo de mi corazón.

Entendía las razones de Emily, su madre nunca la cuido, nunca tuvo el cariño de una familia como lo tuve yo. Pero también estaba seguro que podría darle la familia que ella siempre deseo, podríamos construir una familia juntos si ella lo quería. Esteban, lo siento... - asentí en silencio, por ahora no podía darme el lujo de hacerle drama porque ella tenía problemas más grandes que los míos, no me iba a rendir con ella, pero pensaria las cosas con más calma, de hecho, sabia lo que tenía que hacer. Junté mi frente con la suya, nuestras narices se rozaron, podía sentir su aliento sobre mi rostro, tenía unas inmensas

ganas de besar sus labios, no era el momento lo sabía, pero es que... no pude contenerme y apreté mis labios a los suyos abriendo mi boca para dar paso a mi lengua, necesitaba de Emily, la extrañaba tanto, repentinamente ella se separó de mí, estaba agitada. - Por favor... - musitó. Me sentí culpable por exigir más de lo que me podía dar en este momento. Discúlpame, lo mejor será que regrese mañana ¿puedo? - le pedí con expresión de súplica. Ella asintió con una media sonrisa.

- Te amo Emily, nunca lo olvides - le dije al momento que besaba su frente. POV Emily Deseaba mucho vivir con mi padre y Denise por un tiempo, siempre había querido sentir lo que era el cariño de una familia, de mis primeros años que viví feliz ya sólo quedaban recuerdos borrosos que con el tiempo iban volviéndose más tenues. Amaba a Esteban, pero después de besarme de esa manera, sentí miedo, como cuando Álvaro me obligo a estar con él. Estaba consciente que no podía estar así para siempre, que tenía que continuar con mi vida a pesar del dolor en mi alma, pero el

vivir lejos con mi padre y su familia me haría bien porque allá nadie me conocía, en cambio aquí no salía por que todos a mi alrededor sabian de mi dolor y me veían con lastima y eso no me ayudaba para nada. No quería la lastima de nadie, en especial la de Esteban que me trataba como si fuera una frágil muñeca, queria que todos ignoraran lo que me había sucedido, sólo de esa manera podría tener la fuerza para poder continuar. También, una de las razones por las que me iba con mi padre es porque antes de partir, Álvaro me prometió que regresaría por mí, cuando pensaba en ello me estremecía de miedo el sólo pensar que en cualquier momento podría aparecer frente a mi y llevarme con él. Siempre

pensé que él era bueno, incluso llegué a pensar en hacer mi vida junto a él, pero a final de cuentas basto con que lo enfureciera una vez para que se comportará así de violento. Por ahora mi sueño de una vida feliz y tranquila, se veia muy lejano.

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36. Sorpresa POV Esteban El día antes de la partida de Emily, decidí invitarla a salir. Ella aceptó porque pensaba que era el último día que nos veríamos, había estado afligida los días anteriores por eso, pero a final de cuentas acepto mi invitación. Lo que no sabía era que había hablado con mi padre sobre mi decisión de irme a vivir a la misma ciudad donde vivían los padres de Emily, no la perdería, la amaba y haría todo lo posible por estar a su lado porque sabía que ella también me amaba. A mi padre no le hizo mucha gracia mi decisión, pero la respeto, con la condición de que cuando ella estuviera

mejor anímicamente pudiéramos regresar, sólo le prometí que haría lo posible por que eso pasara. Le agradecía a mi padre todo el apoyo que siempre me daba, a pesar de tener a mi hermana, yo casi era su hijo único porque ella por ahora estudiaba en el extranjero. Llevaría a Emily a caminar un poco a un parque de la ciudad al que nunca habíamos ido pero que estaba seguro de que le encantaría porque era un bosque urbano donde había encinos, sauces y fresnos, donde podíamos sentarnos a platicar cómodamente bajo la sombra de los árboles como cuando estudiábamos. Ahí le diría las intenciones que tenía de irme a vivir a donde ella se fuera,

esperaba que se pusiera feliz con la noticia. Pase puntual por ella a la casa de Gaby como habíamos quedado. No tuve que esperar por que al tocar la puerta Emily fue quien abrió, se veía tan hermosa, pude ver como recogió su cabello en una coleta con un listón color azul, traía una blusa veraniega del mismo color que su listón y unos jeans de mezclilla. Se ruborizó al ver cómo me quede inmóvil babeando ante su belleza. - Hola - le sonreí al momento que le daba un beso en la mejilla, después de aquel beso fallido no volví a intentar besarla otra vez.

- Hola - musitó tímidamente, me entristecía que no fuera la Emily que un día conocí, alegre y sonriente, deseaba pronto volver a verla sonreír como antes lo hacía. - ¿Nos vamos? - ella asintió con la cabeza. Cuando llegamos al parque, nos sentamos bajo la sombra de un sauce. Ella observaba atenta casa detalle alrededor de nosotros, si le había gustado el lugar. - Emily, mañana te vas... - comencé a hablar. Ella me miró fijamente con los ojos cristalinos.

- Esteban yo... - su voz se quebró - lo he estado pensando mucho, no quiero separarme de ti. Mi corazón se ensanchó de felicidad al escuchar sus palabras, me acerque a ella hasta estar uno a lado del otro y no de frente, para abrazarla. - No nos separaremos amor, no volveremos a estar lejos - le aseguré a lo que ella alzo la vista confundida mientras yo sonreí haciendo una mueca traviesa tengo algo que decirte Emily - dije tomando su mano mientras la acariciaba con delicadeza - he decidido irme a vivir a la ciudad donde vive tu padre.

- ¿De verdad? - me interrumpió abriendo por completo los ojos, estaba muy asombrada, una sonrisa de felicidad se asomó a su rostro. Asentí con alegría. -Estaré donde tu estés amor, siempre - la atraje nuevamente a mi besando su frente. Ella se enderezó con una expresión extrañada. - Pero ¿y tu trabajo en la empresa de tu padre? ¿Qué pasará? - preguntó preocupada. - No te preocupes, hable con mis padres, ellos ya lo saben y en cuanto al trabajo puedo buscar uno, ya he ganado algo de experiencia dije con orgullo.

Emily me miro con los ojos humedecidos y con una mirada que me dio ternura. - Esteban, te amo como podría recompensarte todo lo que haces por mi - dijo mientras yo limpiaba las gotitas en sus ojos. - No tienes que hacerlo amor, te amo como nunca imaginé amar a alguien más... - al momento que dije eso noté que noté que la piel de sus mejillas estaba más fría de lo normal. Ella se puso de pie de repente, yo me puse me puse de pie enseguida también.

Me siento mal - dijo antes de desvanecerse en mis brazos, mi corazón dio un vuelco al ver que no reaccionaba, enseguida la cargué y corrí lo más rápido que pude hasta el auto. Recordé que había una clínica cerca, conduje lo más rápido posible hasta ahí. POV Emily Me sentía mareada y tenía nauseas, abrí los y ojos asustada ¿Qué había pasado? ¿A dónde nos dirigíamos? Mire a Esteban, se veía preocupado. - ¿Qué paso? - pregunté desconcertada acomodándome en el asiento. -Te desmayaste - dijo en tono serio - ¿has

estado comiendo bien? - preguntó atravesándome con la mirada. Rememoré en mi cabeza los últimos días la verdad es que casi no comía, no me daban ganas, me saltaba muchas comidas. Sonreí tímidamente con culpa. El me fulminó con la mirada. - Vamos al doctor para que te chequé dijo con sentencia. Negué con la cabeza. - No es necesario, ya me siento mejor repliqué.

El pareció ignorar lo que dije porque siguió con su vista al frente. Para nada, es mejor que te revisé un doctor - hice un puchero, no quería ir al doctor. (...) Cuando llegamos a la clínica, Esteban pidió una consulta, estuvimos esperando algunos minutos hasta que nos llamaron. Entramos al consultorio del doctor, que era un hombre ya mayor de unos 50 años, se veía muy amable. - Tomen asiento por favor - dijo aquel

hombre canoso de barba blanca y corta. Hicimos lo que pidió nos sentamos frente a él, no sabía porque sentía algo de nervios, tenía miedo que me regañara frente a Esteban por no cuidarme como debería, había estado malpasándome mucho estos días. -¿Qué los trae por aquí? - preguntó con voz amable. - Hace unos momentos me desmayé dije con voz tímida. - Recuéstese en la camilla por favor pidió el doctor.

Hice lo que el pidió, saco su estetoscopio y comenzó a ubicarlo en algunos lugares de mi cuerpo. Se sentó en el escritorio, mientras yo tomaba asiento de nuevo en la silla a un lado de Esteban, cruzamos nuestras miradas con intriga. - ¿Cómo esta Emily?, doctor - preguntó esteban con preocupación. - Al parecer está bien, pero tomaré una muestra de sangre para corroborar el diagnostico que estoy a punto de darles dijo el mientras llenaba unas formas.

¿Es algo grave? - pregunté, ahora yo era la preocupada. - No tanto - dijo el doctor mientras preparaba la jeringa para extraer la muestra de sangre. Si me permiten en 20 minutos los llamaré, en lo que los resultados están listos. Los dos asentimos, saliendo del consultorio para regresar a sentarnos a la sala de espera. Sentí como los minutos se pasaron muy lento hasta que nos hablaron de nuevo. ¿Y bien doctor, que es lo que tengo? pregunté nerviosa.

El doctor nos miró a ambos. -¿Son pareja? - preguntó secamente. -Si somos novios - dijo Esteban entrelazando su mano a la mía, era su manera de mostrarme su apoyo en ese momento. El doctor desdobló la hoja que tenía en sus manos leyéndola atentamente. -mm.. Veamos que dicen los resultados hizo una pausa - lo que suponía, felicidades chicos, ¡van a ser padres! exclamó con un ligero toque de entusiasmo.

Mi cuerpo se paralizó por completo al escucharlo, estaba embarazada, sentí como la mano de Esteban se alejó de la mía, volteé a verlo nerviosa, su mirada se había ensombrecido. No sabía cómo reaccionar, tenía mucho miedo, como podía traer a este hijo al mundo, sabiendo quien era su padre y cuánto daño me había hecho.

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37. Una propuesta inesperada POV Emily El medico me dijo que aproximadamente tenía seis semanas de embarazo, no me embaracé porque Álvaro hubiera abusado de mi para ese entonces ya estaba embarazada pero no lo sabía, me había embarazado por que estuvimos juntos semanas antes. ¿Pasa algo?- dijo el doctor desconcertado por nuestra actitud, ninguno de los dos reflejábamos la felicidad que normalmente los padres de un bebé experimentan, Esteban porque no era el padre y yo porque con un hijo en camino tenía un futuro por demás incierto, que

sería de mi bebé, lo último que deseaba es que tuviera una vida como la que yo tuve sin mi padre cerca, pero él no podía tenerlo cerca por que estaba enfermo y era muy violento. Ahora más que nunca necesitaba huir de aquí para protegerlo. ¿Qué pasaría si un día Álvaro decidiera regresar y se diera cuenta que tuvimos un hijo? Me estremeci de miedo con sólo imaginarlo. ¡Emily!... ¡Emily! - escuché a lo lejos la voz de Esteban, tuve que sacudir mi cabeza para volver en sí, me había adentrado tanto en mis pensamientos que no puse atención a lo que estaba pasando a mi alrededor.

Doctor, gracias por atendernos - dijo Esteban con una voz ronca, ¿estaría enfadado? Fue lo primero que pensé, él me tomó de la mano, caminando hasta el exterior del consultorio. Caminamos en silencio hasta salir de la clínica, pasamos por un jardín con maceteras enormes de concreto, que estaba a las afueras del hospital. Él se detuvo, girando para quedar frente a frente. - Esteban yo... - en realidad no tenía nada que decir, si antes estuve con Álvaro fue con mi consentimiento por que se suponía que éramos pareja, pero luego se convirtió en un monstruo que me hizo mucho daño lo siento - musité.

Esteban me tomó de la mano con suavidad, pero aún su mirada era algo oscura, no sabía lo que estaba pensando y eso me ponía nerviosa. No es tu culpa Emily, incluso si siguieras con él algún día iba a terminar violentándote porque es un tipo que está enfermo - gruñó apretando con fuerza el puño de su mano libre. - Yo entiendo si ya no quieres estar conmigo-dije resignada, incluso si él decidiera alejarse de mi sobreviviría, porque ya lo había hecho en innumerables ocasiones, aunque me doliera demasiado ahora había en mi vientre un pequeño ser que necesitaba de mí.

Esteban suspiró, recargándose a una de las maceteras que había atrás de donde estábamos de pie. Emily, te amo, pero esto no era algo que yo esperaba que pasará, sabía que existía la posibilidad, pero no puedo mentir que rezaba para que no sucediera... - su voz era de total decepción y tristeza. El unió su frente a la mía. Emily, te he repetido que ya no estás sola, yo estaré para ti y para tu hijo, mientras me lo permitas - añadió en un tono de voz serio.

Me separe bruscamente de él al cruzar un pensamiento por mi cabeza. Yo no quiero que mi hijo viva lo que yo viví, no quiero que tenga un padrastro que lo trate mal, no podría con eso, porque aborreces a Álvaro por lo que me hizo, y si mi hijo se llega a parecer a él te lo recordará todos los días - dije con la voz entrecortada, pero tratando de que él entendiera de lo que estaba hablando. Esteban tomó la otra mano que tenía libre, apretó la quijada y tragó saliva. Emily un día me dijiste que mi hijo no tenía la culpa de los errores de sus

padres, sacrificaste nuestro amor para que él tuviera a sus dos padres juntos, pero eso no pasó, yo lo llegué a querer y esperar con ilusión, su pérdida me dolió como no lo imaginas - lagrimas asomaban por sus ojos - tu hijo no tiene la culpa de lo que está pasando. Emily cásate conmigo - pidió de pronto, tomándome por sorpresa - si lo haces te juro que querré y cuidaré a este niño tanto como te amo a ti, lo amaré como si fuera mío y te prometo que si algún día llegamos a tener otros hijos no haré distinción entre ellos como tú lo sufriste, pero dame la oportunidad de quedarme en sus vidas - la voz de Esteban se quebró al final, mis ojos estaban cristalinos, y mis labios temblaban conmovidos por lo que

estaba diciendo, no pude más que abrazarlo con todas mis fuerzas mientras lloraba de la emoción. - Te amo Esteban - dije entre sollozos. Me sentía tan afortunada de que estuviera conmigo, a pesar de todas las dificultades que vivíamos y que aún estábamos viviendo, él siempre estuvo ahí incluso en la distancia. Recordé la pulserita que llevaba puesta que él me regalo el día de mi graduación. -Te amo Emily - susurró. Nos separamos un poco y aproveché para limpiar mis lagrimas con las manos. Él sonrió enternecido.

- ¿Y bien? ¿aceptas casarte conmigo? preguntó nuevamente con las facciones de su rostro más relajadas. Asentí primero con la cabeza. Si quiero - dije con voz chillona, inmediatamente se dibujó una enorme sonrisa en su rostro, me alzó en peso por el aire como si fuera una muñeca, para después atraerme hacia él, estaba muy feliz, me daba besos en la frente y en las mejillas, provocándome un poco de cosquillas. Desde aquel beso fallido ya no había intentado besarme en los labios, me daba mi espacio para que sanara. Ven - dijo tomándome de la mano, yo no entendía el porqué de la prisa, llegamos

hasta donde estaba el auto en un par de minutos. - ¿A dónde vamos? - pregunté confundida. - Aceptaste casarte conmigo - dijo guiñándome un ojo mientras me dirigía una hermosa sonrisa en la que me perdí por unos segundos. - Si, pero no entiendo. - Sube al auto y te explico en el camino dijo aún sonriente. No sabía a donde ibamos y todo se volvia muy misterioso.

Emily, ¿recuerdas que te prometi que tu hijo no va a vivir lo que tu sufriste? – preguntó de pronto en un tono más serio, yo asentí viéndolo a la cara - sabes que mi familia es muy poderosa y conocida en el país - yo lo escuchaba atentamente - para que tu bebé crezca sin que lo critiquen en un futuro o lo hagan menos, él debe ser un Cazares por completo, no se me ocurre otra forma, he visto como en las familias se pelean por el poder y el dinero, y tampoco me gustaría que algún día nuestros hijos peleen por algo así. Tragué saliva. Mi hijo no era un Cazares. Por eso es que quiero pedirte un solo favor - continúo, deteniéndose de

repente en una calle, para poderme ver directo a los ojos - nos casaremos, nos iremos a vivir a la misma ciudad donde vive la familia de tu padre, esperaremos un tiempo, el doctor dijo que apenas tienes un mes de embarazo, si estamos juntos desde ahora nadie se enterará que el bebé no es mío, es para protegerlo, si tu bebé nace hombre será el nuevo heredero de nuestra familia, nadie nunca se atreverá a tratarlo como menos, ¿si me entiendes verdad? Estaba inmóvil pensando en lo que me estaba pidiendo. -¿Pero y si se llega a enterar que no eres su padre? - le cuestioné asustada - ¿Qué pasará entonces? ¿Estás dispuesto a que

alguien que no lleva tu sangre un día maneje las empresas de tu familia? Él tomó mi mano apretando levemente, pero sin hacerme daño. - Nadie lo sabrá, sólo tu y yo, y no lo diremos a nadie, será nuestro hijo, de los dos y será tratado por todos como si llevará mi sangre - me enternecí al escucharlo, no era fácil aceptar el hijo de otro como tuyo, menos cuando lo odias, pero el me aceptaba con mi hijo, él nos quería a los dos. Entiendo, está bien lo haremos - dije mirándolo a los ojos, con la esperanza de que un día mi hijo tuviera la vida que yo no tuve. Por: Xiom

38. Mamá, papá me he casado

POV Emily Esteban volvió el auto a la carretera, hablamos el futuro de ahora, nuestro hijo, pero no me dijo a donde íbamos. Me sentía más tranquila de saber que él está conmigo, en las buenas, en las malas y aún en las peores situaciones, lo amaba tanto, por él y por mi hijo tenía que estar bien. Decidí durante el camino que estaría bien na vez que nos instaláramos en la idad que donde vive mi papá, pudiera buscar ayuda psicológica para superar el dolor y vacío que sentía mi corazón después del

abuso que sufrí por parte de Álvaro. Estaba decidida a dar lo mejor de mí, para que pudiéramos formar una familia unida y feliz. y Esteban estacionó el auto frente a un edificio de registro civil registro civil?, volteé a verlo con la boca abierta. El soltó una risita al ver mi cara de asombro. -Dijiste que te casarías conmigo - dijo en tono divertido. Pero no pensé que fuera hoy - repliqué con nerviosismo, mis manos comenzaron a sudar, sentía que debería haberme preparado antes para esta decisión, pero todo estaba pasando demasiado rápido, si quería casarme con él, pero no pensé

que ese día fuera hoy y sin nuestros padres presentes. Esteban se percató de mi claro nerviosismo lo tomó mi mano. que por - Emily, cásate conmigo hoy, después de mañana podrás planear la fiesta de bodas que desees, la más enorme si tú quieres pidió mientras acariciaba mi barbilla hasta que su mano llegó a mi cuello donde acercó sus labios a los míos para darme un breve beso, sus ojos se iluminaron al notar que ya no me sentí tan incómoda ante su cercanía. - Yo no necesito fiestas, sólo quiero estar contigo - él sonrió de felicidad dándome un beso más, pero esté duro mucho más

que el otro y era más intenso, cerré los ojos y me centré en respirar y sentir sus labios en los míos y no en recuerdos atormentadores. Una vez que entramos al edificio, preguntamos si podían casarnos en ese momento, nos pasaron a una oficina con uno de los abogados matrimoniales, quien nos pidió una papelería para poder llevar a cabo el proceso, pero nosotros no traíamos nada. Esteban le pidió hablar a solas un momento con el abogado, estuvieron afuera de la oficina por varios minutos mientras que yo me quede adentro esperando sola, miraba a mi alrededor, la oficina era pequeña había espacio sólo para el escritorio las sillas y dos libreros, nada más.

Después de rato entraron de nuevo, sentándose cada uno en su silla. - Bien... les pido que llenen sus datos y que sean lo más exactos posibles ya que como no traen papelería no podemos verificar si hay algún error - enseguida volteé a ver a Esteban mientras fruncía el ceño ¿si nos iban a casar?, él se encogió de hombros mientras hacía una sonrisita divertida, lo más seguro es que haya movido sus influencias para que pudieran hacerlo, no crei que por pura buena voluntad se apiadaran de nosotros haciendo un trámite tan importante como lo es un acta de matrimonio, sin cumplir los requisitos establecidos por la ley.

Sólo escuchaba que el abogado decía firmen aquí, firmen aquí también, acá, tantas firmas me revolvieron. Al final, tomó todo el bonche de hojas, lo acomodó y dijo "Por el poder del estado, los declaro marido y mujer, puede besar a la novia" para después decir "en un momento vengo con su copia". Esteban y yo nos pusimos de pie, el me abrazó por la cintura y yo puse mis manos en sus hombros. -No es la boda que hubiera querido para casarme contigo, pero me siento realmente feliz, de que por fin estaremos juntos para toda la vida - escuché su voz, mientras me daba ligeros besitos en mi

frente, en la mejilla y por último un largo beso en mis labios. Yo también me siento muy feliz de estar contigo Esteban, eres el amor de mi vida y sólo quiero que juntos seamos felices, tengamos una familia y podamos dedicarnos a ella, a vivir en tranquilidad... a amarte cada día de mi vida - dije posando mis labios en los suyos, el me correspondió de inmediato el beso. Mi ahora esposo insistió en que fuéramos a su casa para darle la noticia a sus padres, me sentía muy nerviosa porque no los conocía, nunca antes había ido a su casa, y era extraño conocerlos en estas circunstancias. Su casa era una enorme mansión, me quedé con la boca abierta,

claro que sabía que su familia era muy rica, pero su casa no se comparaba en nada con la casa de los Duarte en la que había vivido mis últimos años. Cruzamos, el portón de acceso a la entrada, él condujo por un camino rodeado de césped y flores, de lejos se podía ver la gran mansión rodeada de árboles y jardines hermosos. Cuando entramos a la casa su mamá nos recibió de la manera más amable. Mamá ella es Emily - dijo Esteban con gran orgullo mientras me abrazaba por la cintura y yo me sonrojaba. - Mucho gusto señora - dije enseguida tratando de ser lo más cortés posible, las

primeras impresiones siempre eran las buenas. ¡Emily! Que gusto al fin conocerte, eres muy linda, ahora sé por qué Esteban esta tan enamorado de ti - exclamó mientras se acercaba para abrazarme cariñosamente. - Hay algo que tenemos que decirles - se apresuró a añadir Esteban - ¿este papá en casa? Acaba de llegar, pasen a la sala, enseguida los alcanzamos - señaló su madre. Esteban entrelazó su mano a la mía, caminamos hasta una enorme habitación que se encontraba en el centro de toda la residencia y bajo las escaleras principales,

quedé asombrada al ver tanto lujo, el estilo era clásico pero muy cuidado, los ventanales enormes que asomaban toda la luz que iluminaba la habitación estaban protegidos por unas cortinas ligeras de seda color blanco, al igual que los sillones de la sala, a la madre de Esteban le gustaba mucho el color blanco, pude notarlo enseguida por las decoraciones en ese color y en cristal, como la mesa de centro que estaba frente a nosotros. Nos sentamos en unos de los sillones a esperar a sus padres, no paso mucho tiempo cuando aparecieron sentándose en el sillón estaba en frente. que

Su padre se acercó a mi acercándome la mano para saludarme, me puse de pie rápidamente al igual que Esteban. - Ernesto Cazares, mucho gusto Emily al fin te conocemos -dijo el señor con voz amable, él tenía un gran parecido a Esteban, se veían muy cuidados al igual que su madre, no les calculaba más de 50 años, a pesar de las canas que se asomaban por los lados de su cabello. - El gusto es mío, señor. Nos sentamos de nuevo. Madre, padre, Emily y yo tenemos algo que decirles - comenzó él a hablar, noté como su mano temblaba un poco, él también estaba nervioso como yo,

apenas conocía a sus padres, no sabía en realidad como iban a tomar que nos hubiéramos casado sin decirle a nadie, casi como si fuéramos fugitivos - Emily y yo nos casamos. Alzó la carpeta donde venía el acta de matrimonio como para que supieran que no se trataba de alguna broma, su madre abrió la boca de sorpresa, se quedó pasmada e inmóvil. Su padre al contrario se mantenía tranquilo, pero sin decir nada. Yo sonreí apenada encogiéndome de hombros. - ¿No van a decir algo? - preguntó Esteban. Sabía que algo así harían, cuando nos dijiste que tenías intención de irte con Emily a donde vive su padre -

espetó su papá - eres muy impulsivo hijo, te conocemos y en eso te pareces mucho a mí. Bueno, no es que no nos agrade la idea, sabemos cuánto te ama Esteban, Emily y mientras sea feliz contigo nosotros te recibiremos con los brazos abiertos, lo que me preocupa es que se saltaron el compromiso, la fiesta, todo lo hicieron precipitadamente - explicó su madre con calma, pero muy en el fondo sentía como si la hubiéramos decepcionado. Mamá, podemos tener la fiesta cuando Emily y tú se pongan de acuerdo, para mí lo importante es que los dos estemos juntos - señaló Esteban suavizando la situación.

Perfecto, entonces como se irán a vivir a otro estado, me encargaré de todos los preparativos, la boda sería en tres semanas ¿están de acuerdo? - las facciones de su madre cambiaron a una más alegre. Esteban y yo nos vimos, y asentimos por inercia, todo estaba pasando muy rápido y al parecer el heredo lo intenso de su madre. Por: Xiom

39. Planes fallidos

POV Esteban Después de darle la noticia de nuestro casamiento a mis padres, quienes lo tomaron en cierta manera bien pues recibieron con gusto a Emily en nuestra familia, mi madre nos amenazó con organizar la fiesta de bodas para presentar a Emily como mi esposa ante la sociedad, para ella era muy importante esa parte y no la cuestioné, mientras tratara bien a mi ahora esposa podíamos hacer el esfuerzo por complacer a mi madre. Me hizo feliz que Emily aceptara lo de la fiesta, sabía que lo hacía por agradarle a mamá.

El padre de Emily fue quien no se tomó para nada bien el hecho de que nos hubiéramos casado. Fuimos por él al aeropuerto en cuánto llegó. Al verme al lado de Emily me miró en forma despectiva. - ¡Hola papá! - exclamó Emily con mucha alegría al ver a su padre caminando hacia donde nosotros estábamos de pie esperándolo. ¡Mi pequeña! Te extrañe mucho, hija - le respondió su padre con grata alegría también. El mantenía su vista clavada en mi, no la apartaba para nada, mientras yo veia como Emily lo abrazaba.

¿Quién es él? - preguntó su padre señalándome con la barbilla, mientras apretaba su mandibula. - Papá él es Esteban - dijo Emily mientras entrelazaba una de sus manos con la mia - Esteban y yo nos casamos hoy... Su padre dejó caer la maleta ante la sorpresa, me limité a sonreír amablemente esperando alguna reacción positiva de su parte, pero al parecer era todo lo contrario. - ¿Queee....? - alzó la voz. - Papá, Esteban y yo nos casamos hoy señaló nuevamente Emily con voz más suave.

- Pero es que ni siquiera lo conozco bien, no nos has hablado mucho sobre él Emily, como pudiste casarte sin ni siquiera decírmelo - espetó su padre enfadado. -Si me permite explicarle... - No, no te lo permito, estoy hablando con mi hija - en verdad su padre estaba enfurecido. - Papá por favor, vamos a hablar con calma - le pidió ella, algo angustiada. Su padre me fulminaba con la mirada.

-Hablemos ahora, pero sin él - me señaló, su voz era seca. Lo mejor era dejar que ellos dos hablaran, le dije que mientras esperaría en el auto a lo que ella asintió. Camine con pesadez por el aeropuerto, era normal que su padre se enfadará porque ella se hubiera casado conmigo tan de repente, pero por otra parte pensaba que no tenía tal derecho en hacerlo porque no estuvo la mayor parte de la vida de ella a su lado, sabía que su madre la había alejado de él, pero por lo que Emily me había platicado me daba la impresión de que hubiera podido haber hecho más por estar presente.

Había pasado ya casi una hora, estaba sentado en el interior del auto, ya me había desesperado y no había señal de que se vieran a lo lejos. Tal vez lo mejor era que saliera a buscarlos, la ansiedad ya me estaba comiendo por dentro. Decidí esperar un poco más, pasaron otros 20 minutos y ya no pude, salí y camine hasta donde había dejado a Emily con su padre, no había nadie en ese lugar, gire rápidamente para ver a mi alrededor intentando ubicarlos. ¿Dónde estaban? Seguí caminando no sé cuánto tiempo, pero no lograba verlos, me detuve para tomar aire ya que mi respiración era muy agitada. Sentí como alguien tomó mi mano, entonces todo indicio de preocupación se desvaneció, giré para verla, ahí estaba ella frente a mí con el

rostro apagado y melancólico, los ojos enrojecidos, había estado llorando, volteé a ver por encima de sus hombros ¿dónde estaba su padre? Ella rodeó mi cintura con sus delgados brazos, yo la recibí con los brazos abiertos, mientras la abrazaba con todo mi amor. No pregunté qué había pasado porque de alguna manera ya lo intuía. -¿Podemos irnos? - susurró. Sin decir nada, tomé su mano y caminamos hasta la salida del aeropuerto, ella se mantuvo en silencio todo el viaje, Gran parte del trayecto pensé a donde iríamos ella estaba triste, no me quería separar de ella, ahora que

éramos esposos ya no tenía que vivir con Gaby, pero no sabía si quería venir a vivir a casa de mis padres. Había un lugar al que podía llevarla. - ¿A dónde vamos? - preguntó ella al desconocer el camino por el que nos dirigíamos. - Mmm... Ahora que somos esposos quisiera que viviéramos juntos, no sé si tú quieras vivir en casa de mis padres, aunque me gustaría porque de esa manera no te quedarías sola y yo podría irme al trabajo tranquilo pensando que estas protegidas, pero mientras decidimos eso, iremos a un departamento que compre para cuando naciera mi hijo con Marcela, pero nunca

lo llegamos a habitar - mi voz se entrecortó al proyectar recuerdos del funeral de ella y mi hijo - necesitamos charlar tranquilamente sobre lo que hablaste con tu padre y el por qué ahora ya no viene con nosotros. Ella me miró fijamente, noté como su cuerpo se tensó ante la incomodidad de mis últimas palabras, me intrigaba saber qué es lo que había pasado. Nos tomó como media hora llegar al edificio donde estaba el departamento, se encontraba en el centro de la ciudad en una zona medianamente exclusiva. Llegamos al piso correspondiente y abrí la puerta frente a sus ojos. Ella miro con asombro todo a su alrededor.

¿Te gusta? - le pregunté complacido al ver que observaba cada detalle en el departamento. Cuando lo compré, lo había escogido por que era una especie de loft, la sala de estar tenía doble altura, era pequeño pero muy cómodo, estaba decorado en detalles color cobré que le daba un toque muy acogedor. - Es bonito - ella musitó. - Ven, vamos a sentarnos- tomé su mano dirigiéndola a uno de los sillones de la sala de estar - ahora si dime que paso con tu papá, amor. Emily bajo la mirada, se quedó pensando un rato antes de decir algo.

- Mi padre estaba muy enojado, me dijo que lo mejor era que yo me quedará aquí contigo, que si nos habíamos casado mi deber era estar con mi esposo antes que, con su familia, dijo que no tenía caso quedarse más tiempo, tomó el primer vuelo de regreso - su mirada era de tristeza, pero no lloraba. -¿Estás bien? - ella asintió. Siempre pensé que mi felicidad sería cuando al fin pudiera vivir con mi padre, pero hoy me di cuenta que sólo era una falsa ilusión, lo necesitaba cuando era niña, pero ahora que soy adulta, me he dado cuenta que mi felicidad no debe depender de estar o no con mi padre,

porque él ya hizo una familia, tiene más hijos, incluso si yo no estoy, su vida no se afecta, en cambio la mía siempre giro en torno a él por qué no lo tenía. Hoy me he sentido más que feliz a tu lado, ha sido el día más bonito porque me has demostrado cuanto me amas y además por aceptar a mi bebé con nosotros, te amo mucho, Esteban, -Te amo mi amor - le respondí, le di un tierno beso en los labios que me correspondió, lo prolongué lo más que pude hasta que ella se apartó lentamente de mí, era difícil contenerme, pero no quería forzarla, poco a poco iría sintiéndose más cómoda con mis besos.

Esa noche, ella se quedó dormida entre mis brazos sentía paz y tranquilidad a su lado, el saber que estábamos bien, el dolor que sentía por la pérdida de mi hijo se aminoraba estando a lado de Emily, ella me hacía sentir vivo. Había aprendido a vivir aceptando que todo lo que viví en el pasado fue el medio para madurar como persona, ya no era el mismo Esteban que estudiaba en la universidad, el inmaduro que le gustaba ser el centro de atención, el que le gustaba salir con cuánta chica le diera oportunidad, el que cometía errores a más no poder porque no le importaba. Ahora analizaba más las cosas, era mucho más responsable y sentía la necesidad de proteger a Emily por que la amaba, incluso estaba dispuesto a aprender a amar a su hijo

como si fuera mío aunque muy en el fondo esperaba que se pareciera más a su madre que al padre, trate de evitar pensar mucho en eso porque sería atormentarme gratis antes de que las cosas pasaran, si criaba muy bien a ese bebé él también me respetaría y querría como si fuera mi verdadero hijo, incluso en un futuro cuando sea director de Empresas Cazares podría ayudarme a dirigirla, pero para que eso sucediera tenía que asegurarme que Álvaro no volviera jamás, necesitaba ubicarlo pero aún no tenía respuesta de los detectives que había contratado, tenía que estar en algún lugar, no se podía esfumar de la nada. Por: Xiom

40. El lado oscuro de Esteban 1/7 POV Esteban Al día siguiente, después de asearnos y bañarnos, fuimos a ver a mi madre para platicar lo que había ocurrido el día anterior con el padre de Emily, mi madre se portó de la manera más comprensiva al invitarnos a vivir con ellos por un tiempo. Mencionó que sería genial que viviéramos ahí porque siempre se sentía aburrida en la casa ya que era demasiado grande, ahora tendría compañía para platicar, tomar el té y hacer actividades recreativas. Anime a Emily para que aceptara la propuesta de mi madre. Eso

era perfecto para mí porque así tendría tiempo para desarrollarme profesionalmente en la empresa, necesitaba aprender todo lo que pudiera si algún día queria ser el director de Industrias Cazares, para eso me faltaba aún mucha experiencia, pero por algo tenía que comenzar. Esa misma semana dieron con la ubicación de Álvaro, el muy maldito estaba viviendo en Chicago, Illinois, la justicia no era la misma en Estados Unidos que aqui, fue por eso que mi padre me sugirió algo que podíamos hacer con él, al principio lo dude porque me parecía una idea muy descabellada pero después de hablar con mi padre y que él me dijera que la familia es lo más

importante para que un empresario sea exitoso, es su pilar y por ende debe protegerla contra todo, debe estar dispuesto a hacer lo que sea para protegerla. Mi padre siempre fue muy amable con nosotros, ahora que trabajaba en la empresa me daba cuenta que cambiaba por completo, en el trabajo era despiadado y frío cuando se trataba de que siguieran sus órdenes al pie de la letra, él había amasado un gran imperio, tal vez tenía razón no sería la primera ni la última vez que tuviera que proteger a mi familia contra un enemigo, así que accedí a llevar a cabo el plan. Le dije a Emily que tendría que hacer un viaje de negocios, esperaba que fuera un par de días solamente, pero podía

alargarse más si la situación lo ameritaba, ella no tenía por qué saber lo que tenía planeado hacer, con una sonrisa en su rostro y un beso, me deseo suerte en mi viaje. Le dije que pronto volvería, mientras podia entretenerse en los preparativos de la boda junto a mi madre. Llegué a Chicago en el jet de la empresa de mi padre, me acompañaba un equipo de escoltas que me ayudaría en mi cometido, de ahí renté unas camionetas blindadas donde trasladaríamos a Álvaro a su destino. Según el detective me había dicho que Álvaro estaba trabajando en una empresa no tan grande, supuse que, para parecer desapercibido, Htec Industries, lo esperamos a que saliera del

edificio de su trabajo por la tarde. Como a las 4 de la tarde salió de su trabajo, al verlo sentí como la ira recorrió todo mi cuerpo, él se veía tan despreocupado mientras que Emily luchaba todos los días para olvidar lo que él le había hecho. Decidimos seguirlo mientras conducía e interceptarlo en algún punto conveniente, para nuestra fortuna encontramos una zona donde no había casi casas, más bien era desierta llena de árboles alrededor, era perfecta para poder interceptarlo, una de las camionetas avanzó arrebozándolo en la carretera, mientras que en la que yo iba se mantenía a distancia, después el escolta atravesó la camioneta frente al auto de Álvaro haciendo que su auto se estrellara contra ella pero a la camioneta

no le sucedió nada, vi como bajo enojado con la intención de reclamarle al conductor de la camioneta. Los escoltas bajaron de la camioneta frente a él, también bajé, camine hacía donde él, parecía confundido, al voltear a su alrededor se percató de mi presencia. -¿Creiste que te escaparías, maldito? - le pregunté alzando la voz, cerré mis puños, estaba furioso. ¿Qué es esto? Sabes que la ley de México no funciona aquí - dijo el en tono de superioridad. Solté una risa macabra.

- Nadie ha mencionado que ellos sean policías, te vas a arrepentir por todo el daño que le hiciste a Emily - gruñí. El mantenía su mirada clavada en la mía, su cuerpo estaba tenso, sabia que estaba acorralado y no tenía a donde ir. - ¿Me vas a matar? - preguntó de repente en tono seco. - La muerte sería demasiado fácil para el castigo que mereces - finalice haciendo una seña a los escoltas para que le taparan el rostro con una bolsa de tela oscura, cuando esto paso, aproveche para saciar todo el coraje que llevaba

acumulado las últimas semanas propinándole un golpe en el rostro y un rodillazo en el estómago. Él se quejó del dolor que le estaba causando, pero me contuve, tenia que concluir todo esto pronto. De nuevo subimos a las camionetas con rumbo hasta donde estaba el jet. Subimos cuatro escoltas, Álvaro y yo al Jet con rumbo a un psiquiátrico que pertenecía a una vieja conocida de mi padre que accedió a tenerlo oculto ahí a cambio de una gran suma de dinero, pero como dijo mi padre, la familia no tiene precio, y la protección de Emily lo valía, cada noche Álvaro aparecería y la apartaría de mi lado, ahora nada de eso

pasaría por que él no podría huir de donde tenía planeado dejarlo. - No puedes desaparecerme, así como así - escuché su voz - me buscarán. ¿Mara? - me mofé - me encargare de eso muy fácil para que estés tranquilo de que nadie lo hará. También puedes saber que Emily y yo nos casamos, por eso es que no puedo permitir que tu algún día intentes acercarte de nuevo a ella. - ¡Se casaron! ¡maldito seas Cazares! escuché como exclamó con furia - Emily siempre ha sido mía y lo será para siempre... - se burló - tú no puedes separarnos porque ella y yo estamos destinados.

Le hice una señal al guardia para que lo golpeará en la cara, Álvaro cayó inconsciente. El hospital de salud mental, de la amiga de mi padre se encontraba en una zona muy apartada de la ciudad de Medellin, Colombia, seria muy difícil que pudiera escapar de ahí. Tardamos cerca de nueve horas para llegar a nuestro destino. Cuando al fin lo logramos, nos recibió en la puerta Elena Londoño, la directora del hospital amiga de mi padre, ordenó que se llevaran a Álvaro, vi como desaparecía ante mis ojos, el forcejeaba, pero no podía hacer nada, eran tres contra uno.

- ¿Puede asegurarme que nadie sabrá donde está recluido? - le pregunté al momento que caminábamos hasta su oficina. Ella era una mujer muy atractiva, me pregunté de donde conocía a mi padre viviendo en países diferentes, su mirada era retadora y penetrante, era rubia, de piel clara, tendría unos cuarenta años, fue lo que calculé. Iba vestida con una bata de doctor, arriba de un vestido corto color negro. - No te preocupes Esteban, este hospital es de seguridad máxima, tenemos internos que su enfermedad es mucho más grave que la que tiene el hombre que has traído, incluso podría asegurar que lo quieres aquí porque no te

conviene que este afuera - ella dijo reflejando una sonrisa maliciosa. Entramos a su oficina y sobre el escritorio, dejé caer el maletín que llevaba desde que ingresamos al hospital, lo abrí frente a sus ojos, ella los abrió observando todo el dinero con completa satisfacción. - Este hombre no puede salir libre en mucho tiempo, hasta que yo le diga cuando puede liberarlo, tendrá esto y mucho más si cumple con el trato que tenemos - le dije secamente, ella asintió sin apartar la vista de los fajos de billetes. -Todo será como tu deseas - finalizó.

Decidi pasar el resto de la noche en Medellin, por la mañana partiría de nuevo a México, si me iba ahora, sería muy apresurado y me sentía demasiado cansado. Pasé la noche en un hotel, mientras me duchaba pensaba en lo que acababa de hacer, no lo había asesinado, pero no sabía porque sentía una especie de culpa, era como si hubiera acabado con su vida, pero se lo merecía, me convencí que todo esto que estaba haciendo era por el bien de Emily y su hijo, el hijo que sería mío, no podía permitir que un día creciera y se diera cuenta que no era su padre y me trajera problemas, necesitaba cortar el problema de raíz. Por: Xiom

41. Tus caricias curan mi alma POV Esteban Estaba ansioso por llegar y abrazar a Emily, la necesitaba, ella me hacía fuerte. En cuanto entre a la casa me dirigi directo a la habitación, estaba sentada sobre la cama leyendo un libro de maternidad, se veía muy tierna, en cuánto me vio dejó el libro sobre la mesita lateral de la cama para ponerse de pie en un salto, corrió hacía mi dónde la levante en el aire. -Volviste, te extrañé tanto - dijo con voz chillona, me sentí satisfecho el saber que me extrañó tanto como yo a ella.

- Te extrañé más amor - le dije dándole un beso en los labios, mi necesidad de ella era tal que no pude evitar aventurarme a subir la intensidad de nuestro beso, abrí sus labios con los míos para adentrar mi lengua en ellos, rodee su cintura con mis brazos para atraerla más a mí, era un beso y quería todo de ella, había pasado casi un año ya desde la última vez que estuvimos en la intimidad, la necesitaba, la deseaba con todas mis fuerzas, alenté los movimientos de mis labios para darle tiempo a Emily de que se sintiera cómoda conmigo, no quería presionarla pero mis ganas eran demasiadas. - Esteban-susurró con voz agitada - ayer fui al doctor, tenía algunas cosas que

preguntarle. Me separé un poco de ella, entrecerrando mi ceño. -¿Estas bien? - le pregunté preocupado. - Si estoy bien, es sólo que se cuánto te esfuerzas por contenerte cuando estás conmigo, quiero que sepas que yo también extraño estar contigo y tal vez, podamos intentarlo, no puedo saber qué es lo que sentiré si no lo intento, además me dijo que si tenemos relaciones el bebé no corre peligro menos ahora que esta tan pequeño que ni si quiera se nota - no pude evitar sonreír, mi respiración se agitó al pasar mi nariz por su cuello dando pequeños toquecitos con mis labios.

- Iremos lento - musité - tú me dirás cuando parar. Ella asintió mirándome directamente, entonces pude entender cuánto nos deseábamos mutuamente. Disfruté de la textura de sus labios por un largo momento, era como un manjar para mi, después recorri su cuello con besos suaves impregnando mis fosas nasales del olor de su cuerpo que tanto me gustaba, la atraje más a mi posando mí una de mis manos en su nuca acelerando nuestros besos. -Te extrañé tanto amor - dije casi en un gemido.

Ella me miró, sus pupilas estaban dilatadas y sus mejillas eran de color carmesí, que volvía loco. Me deshice de mi camisa y mi pantalón. -¿Estas bien? - le pregunté antes de bajar el cierre de su vestido. Ella asintió. Baje el vestido con delicadeza desapareciéndolo de su cuerpo, ella cerró los ojos. La cargué en peso con mucho cuidado para

depositarla sobre la cama. Ella me miraba directamente a los ojos. - Bésame - pidió, con gusto la complaci uniendo mis labios a los de ella. Nuestra ropa interior fue desapareciendo entre beso y beso, hasta que pude abrir sus piernas para acomodarme entre ellas. -¿Estás lista? Ella asintió, acariciando mi mejilla. POV Emily Esteban se recostó a un lado de mí, me acomodé abrazándolo por el pecho. Al fin

pudimos estar juntos de nuevo después de casi un tormentoso y sufrido año, merecíamos ser felices, fue por ello que había decidido ir al doctor, para mí fue muy difícil platicarle mi experiencia de abuso por parte de mi expareja pero él se comportó comprensivo y me explicó que no tiene nada de malo reestablecer mi vida sexual después de una violación, yo tenía derecho a ser feliz y a vivir mi vida junto a Esteban, además como esperaríamos tener familia si yo vivía obsesionada con lo que me había pasado, el doctor me dio el contacto de una psicóloga que me podría ayudar en caso de que mis intentos de tener intimidad con Esteban fallaran,

Pero en cambio Esteban, es el mejor regalo que la vida pudo haberme dado. Él me ha esperado todo este tiempo hasta estar lista, me cuida y me demuestra con sus acciones cuánto me amaba, fue por eso que me anime a intentar hacer el amor de nuevo. Descubri que sus caricias me curaban el alma, el me tocaba de una manera delicada que me hacía sentir amada. Suspiré profundo. - Gracias por ser tan comprensivo conmigo, me lindo esposo - dije mientras me acurrucaba entre sus brazos. Él se sonrojo de repente - ¿qué pasa? - le pregunté desconcertada de no saber que de lo que dije ocasiono que se sonrojara.

- Me encanta cuando me llamas esposo dijo mientras me besaba. Estuvimos así abrazados por un buen rato hasta que, tuvimos que vestirnos para bajar a cenar, sus padres no lo habían visto y de seguro se pondrían muy felices de saber que había regresado. Bajamos las escaleras tomadas de la mano, cuando el mayordomo de la casa se acercó. Joven hay alguien que lo busca, es el abogado Ramírez, está en el despacho de su padre - inmediatamente me puse nerviosa, era el amigo de Álvaro, que quería aquí. Esteban me miro confundido.

- Es el abogado de Álvaro - dije en voz baja, me sorprendió que no dijo algo, se mantuvo callado un momento. - Voy a ver que quiere, todo está bien amor - dijo el dándome un breve beso. Vi como entro al despacho cerrando la puerta. POV Esteban Entre al despacho de mi padre donde estaba esperándome el abogado de Álvaro, seguro ya se había dado cuenta que había desaparecido.

En que le puedo ayudar abogado Ramírez - le pregunté al momento de rodear el escritorio para sentarme en mi silla. Lo miré directo a los ojos, me sentía sereno puesto que nadie vio cuando nos lo llevamos. Voy a ser directo señor Cazares, soy cercano de la familia Duarte desde hace muchos años, Mara Duarte me llamó pidiéndome que viniera para cerciorarme de que Álvaro no intentará acercarse a ustedes de nuevo ya que él ha desaparecido, su hermana no ha tenido contacto con él desde hace unos tres días - dijo carraspeando al final. Me acomodé en la silla,

- Así que usted siempre supo dónde estaba Álvaro Duarte - replique escrutándolo con la mirada. Él hombre frente a mí se aclaró la garganta. - No exactamente, su paradero sólo lo sabia su hermana Mara- aseguró con un tono serio. Por un momento me quedé pensando. - ¿Qué tan cercano eres de Álvaro Duarte? - pregunté curioso y con mirada furtiva. Somo amigos de infancia, pero repruebo totalmente lo que le hizo a Emily, él la

quería mucho, no comprendo porque lo hizo - confesó. Masajee mi barbilla pensando en algo que había venido a mi mente. Te propongo un trato, yo te digo donde esta Álvaro a cambio de que cuando salga de ese lugar te encargues de que nunca más volverá a acercarse a nosotros, sigues siendo su amigo, pero me informaras siempre sobre todos los pasos que dé a cambio de algo que tú quieras, sólo dilo - mi voz era ronca, pero mi pierna se movía de la ansiedad, esperaba que Ricardo Ramírez aceptará mi propuesta - todos tenemos un precio añadí.

- Esta bien, yo me encargaré que Álvaro nunca más se vuelva a acercar a ti o a Emily, en cuánto a lo que me darás por mi silencio necesito pensarlo, ahora dime ¿dónde está? Lo analicé con la mirada, ¿estaría bien que confiara en este tipo? - Está en un psiquiátrico en alguna parte del continente, sólo eso te diré, ahí va a pasar uno o dos años hasta que tú me asegures que no lo volveremos a ver en toda nuestra vida, necesito que consigas para mí una orden de aprensión para que no pueda entrar de nuevo al país. Lo quiero exiliado - expresé.

- ¿Por qué en un psiquiátrico? - preguntó. Sonreí sarcástico. -¿Qué no está enfermo? Eso le ayudará a curarse y si no, ya mínimo pagará por todo el daño que ha hecho - mi voz era seca. - Esta bien, te ayudaré, pero asegúrame que no lo dejarás ahí encerrado más de dos años. Me puse de pie, ofreciéndole mi mano. - Tenemos un trato entonces. - Tenemos un trato - confirmó. (...)

- ¿A que vino Ricardo, Esteban? - Escuché la voz de Emily a mi espalda. - Vino a decirme que mi solicitud de restricción para que Álvaro no entre al país se ha aprobado, ya no tenemos que preocuparnos por que regrese por ti respiré profundo, no me gustaba mentirle a Emily pero ella no tenía por qué saber estas cosas, lo importante era que estaría protegida. Abracé a mi esposa para luego dirigirnos al comedor donde cenaríamos junto a mis padres. Por: Xiom

42. El día más feliz de mi vida POV Emily Las tres semanas que habíamos acordado para la fecha de la boda pasaron muy rápido, entre que Esteban salió de viaje por su trabajo y todas las cosas que tuvimos que comprar entre su madre y yo para que la fiesta saliera perfecta. Estaba agotada físicamente, pero me sentía muy feliz y entusiasmada por este día, era como un sueño que al final estuviéramos casados. Amaba a Esteban y deseaba pasar toda mi vida con él.

Ahora que Álvaro ya no podía entrar a México estaba más tranquila, todo al fin se estaba acomodando y siguiendo los consejos de la madre de Esteban, me estaba enfocando en disfrutar la vida que tenía muchas cosas buenas, en especial mi vida de esposa junto al hombre que amo. La madre de Esteban me agradaba, era una señora muy buena, en todos los preparativos siempre me acompaño para ayudarme en todo además de sus platicas de las que aprendia mucho sobre la familia. En una de ellas me comentó sobre la tradición familiar de que el bisabuelo de Esteban se llamaba como él y si un dia tuviéramos un hijo, a ellos les gustaría mucho que se llamara Ernesto

como el padre de Esteban, esperaría a saber que sería mi hijo, aunque en el fondo no me sentiría cómoda porque no era un Cazares de sangre. -¿Emily ya estas listas? - preguntó la madre de Esteban al entrar a la habitación donde me estaban acomodando el vestido. Me giré para verla. - ¡Pero que hermosa éstas hijita! exclamó su madre mirándome de arriba abajo, me mire en el espejo mi vestido era largo con una cola enorme con mangas de tres cuartos y escote en V, con detalles en piedras de Swarovsky y perlas, llevaba el cabello recogido y

encima el velo. El vestido había salido carísimo pero la madre de Esteban dijo que valia la pena comprarlo y sí, me encantaba - Espera a que Esteban te vea, quedará perplejo ante tu belleza Emily sonrío. -¿Ellos ya se fueron a la iglesia? le pregunté. - Si por eso vine a ver cómo vas, en un momento tenemos que irnos ¿quieres que te ayudé en algo?- dijo con voz amable, a lo que yo negué con la cabeza, en si ya estaba lista, suspiré profundo al verme una vez más en el espejo, todo era perfecto, lo único que me mantenia incomoda era que mi padre no viniera a mi boda, el aún estaba enfadado conmigo por haberme casado con

Esteban tan repentinamente, otra vez habíamos cortado comunicación, pero al menos era decisión de él, yo nunca le guardaría rencor. En cuanto a mi madre, nunca más volví a tener comunicación con ella. -Estoy lista - dije bajando del pequeño banquito que me habían puesto las personas que me ayudaron a vestirme. Salimos de la casa directo a la iglesia. En el camino aproveché para preguntarle algo a mi suegra. ¿La hermana de Esteban no vendrá para la boda?- dije curiosa ya que en el tiempo que había estado viviendo con ellos casi no la mencionaban. Ella se quedó

pensando, noté como sus facciones se endurecieron. -Mi hija no es tan dulce como tú, ella es complicada, no le gusta venir, por eso me alegra mucho que Esteban se haya casado con una mujer como tú, inteligente, hermosa, amable y que lo apoya en todo lo que hace... les deseo toda la felicidad del mundo - exclamó ella con los ojos cristalinos. Nos abrazamos por un momento, de alguna forma su apoyo compensaba el que mis padres no estuvieran presentes. Cuando el auto se detuvo frente a la iglesia, el chófer tuvo que ayudarme a bajar porque mi vestido era enorme, sonreí un poco apenada por esa razón.

Afuera de la iglesia me estaba esperando Gaby, sus padres y el padre de Esteban. - ¡Amiga te ves hermosa! Quiero llorar dijo en un tono chillón al ver como caminaba hasta ella. Sonreí ampliamente. Soy muy feliz amiga - le confesé mientras la abrazaba - gracias por estar aquí conmigo. - Eres como mi hermana Emily, siempre juntas. ¿Estás lista Emily? - escuché la voz del padre de Esteban a lado de nosotras Esteban ya ha de estar desesperado por verte. - Si ya estoy lista - sonreí, al momento que caminaba junto a él a la entrada de la

iglesia, como mi padre no estaba, su padre sería quien me entregaría en el altar. Una dulce melodía comenzó a escucharse mientras caminamos a paso lento hasta el altar, había muchas personas que habían venido a nuestras ricas y poderosas de todo el país, aunque mi mente aún no lo concebía así. Vi a unos metros a mi apuesto esposo, perfectamente peinado, con una gran sonrisa en su rostro, vestía un traje esmoquin adecuado para la ocasión. Caminamos hasta estar frente a él.

- Eres la novia más hermosa del mundo susurró con una sonrisa hermosa en su rostro mientras acariciaba una de mis mejillas, me sonroje al instante. - Tu también te ves muy apuesto, amor, te amo-dije, nos tomamos de la mano para recibir las palabras del sacerdote. - Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia - fueron las últimas palabras del padre antes de terminar la ceremonia nupcial. Esteban y yo nos miramos frente a frente tomados de la mano, nos fundimos en un beso disfrutando nuestros labios, la sensación era como si estuviera en el cielo donde solo existíamos él y yo a

pesar de que nuestro alrededor estuviera lleno de personas acompañándonos en este día tan especial para nosotros. No nos quedamos mucho en la recepción con los invitados puesto que como todo fue muy rápido Esteban me dijo que nos iríamos dos semanas de luna de miel lo cual no me lo esperaba él fue quien planifico todo e hizo las reservaciones. Partimos temprano para nuestro viaje en un jet privado. - Ya me vas a decir a donde vamos pregunté mientras nos acomodábamos en los asientos en el interior del avión. Creo que ya te puedo decir, pero tienes que adivinar primero para ver si le atine a

un lugar que te gustará - articuló sonriente. - mmm... ¿vamos a Europa? - pregunté al azar. - Ajá- dijo él divertido, me lleve las manos a la boca de la emoción, soñaba con ir a Europa algún día - adivina a donde. - mmm.. ¿a París? - pregunté esperando que esa fuera la respuesta. Creo que fue muy obvio para ti, siempre supe que te encantaría, mi bella Ada pelirroja - dijo complacido con mi respuesta, era increíble que fuéramos a pasar unos días a Paris, conocería la Torre Eiffel, la Catedral de Notre Dame, el Museo de Louvre, estaba muy

emocionada por que muchos de los libros que leía me transportaban hasta esos lugares, pero sólo en mi imaginación y ahora podría verlos en vivo. Me puse de pie para sentarme sobre el regazo de mi esposo quien me recibió con mucho gusto. - Gracias amor, te amo, es como un sueño - le dije mientras le daba un beso en agradecimiento. Quiero otro beso - me exigió tratando de parecer serio, obediente se lo di, y así un beso paso a otro y otro más, hasta que fue muy difícil separarnos uno del otro. Por: Xiom

43. Ernesto Cazares

Nuestra luna de miel la disfrutamos mucho, todos los días por la tarde salíamos a caminar a lugares cercanos al hotel, después parábamos en alguno para cenar, la comida en París era deliciosa, aunque tenía nombres muy raros que no entendía. Decidimos que al regresar le daríamos la noticia a sus padres sobre que estaba embarazada, ya tenía cerca de dos meses y pronto se empezaría a notar. Cuando llegamos a casa nos recibieron con mucha alegría.

¡Emily! ¿Qué le paso a tu cabello? exclamó mi suegra al ver que me lo había cortado a la altura del hombro y ahora lo llevaba en mi color natural que era castaño claro. -Bueno es que ya tenía algo de tiempo sin pintarlo, estaba esperando que el color desapareciera para cortármelo - le expliqué. Emily no podrá pintarse el cabello en un buen tiempo mamá - dijo Esteban en tono serio. ¿Y eso por qué? - preguntó confundida. Mamá Emily está embarazada, tiene casi un mes de embarazo - dijo Esteban con una sonrisa, en el fondo los dos sabíamos

que era una mentira, pero lo hacíamos por nuestro hijo y por el bien de nuestra familia. - ¡No puedo creerlo! ¡Que hermosa noticia! Un nietecito - ella comenzó a lagrimear de la felicidad, se acercó para abrazarnos, le hice una seña con la vista a Esteban ya que no me sentía bien mintiendo, pero él artículo un "está bien" sin emitir sonido, lo que me tranquilizó un poco. ¡Alfredo! ¡Alfredo! Llama a Ernesto que venga pronto, que salga de la oficina que tenemos que darle esta noticia, ¡será abuelo! - decía mi suegra casi que gritando por toda la casa buscando al mayordomo.

Esteban me abrazó cariñosamente. - Esta bien, ves que nuestro hijo será muy amado en esta casa, no tienes nada de qué preocuparte. Lo miré fijamente para después posar mi cabeza en su pecho. El padre de Ernesto fue el más feliz con la noticia, él dijo que esperaba que mi hijo fuera un niño para que continuará con la tradición familiar pero que si era una niña de todos modos la amaría mucho, también mención que mi hijo les traería toda la felicidad que un dia se fue con la pérdida del bebé que esperaba Marcela.

Durante los siguientes meses Esteban trabajo mucho en la empresa de la familia, había comenzado a ser parte de la junta directiva y mencionado que pronto su padre se iba a retirar por un tiempo para pasar tiempo con su nieto, Esteban se quedaría a cargo de la empresa familiar, aunque su padre estaría para asesorarlo en cualquier situación que se tornará difícil, estaba muy orgullosa de él por lo dedicado que era. Por mi parte, no trabaje durante mi embarazo, pero le expresé a mi esposo mi intención de ser escritora, lo que me permitiría estar en casa con nuestro hijo y trabajar al mismo tiempo, aunque su madre me dijo que si quería no trabajará

que la familia tenía mucho dinero como para que nos dedicáramos a actividades recreativas. Cinco meses después había terminado de escribir mi primer libro que titulé "Si me amas" donde narré la historia de una chica que pasaba por diferentes tipos de maltratos por parte de su pareja, en algunas partes de la historia me identificaba con el personaje, pero me decidí a escribirla porque quería que fuera un deshago a lo que yo sufrí durante mi vida desde que mi madre se casó con mi padrastro hasta mi última experiencia de violencia con Álvaro, quería dejar un mensaje sobre que las mujeres somos fuertes y podemos salir adelante a pesar de todas las dificultades,

nadie tiene derecho a maltratarnos ni fisicamente ni verbalmente, somos libres al igual que los hombres, somos iguales. El día en que mi libro salió se vendieron miles de copias, por lo que me sentía muy feliz y motivada, Esteban me expresó que se sentía muy orgulloso de mi porque el proyecto de mi libro era algo que podía ayudar a otras mujeres. Él me dijo que en cuánto nuestro hijo naciera, si yo quería podía abrir una fundación en apoyo a víctimas de violencia, la idea me pareció genial y se lo agradecí con todo mi amor. POV Esteban

Estaba en una reunión muy importante con proveedores cuando mi secretaría tocó a la pueta de la oficina con insistencia, le dije que entrará con voz enfadado por la interrupción. -¿Qué pasa? Estoy en una junta muy importante, Leticia - espeté irritado. - Señor, acaban de llamar de su casa, al parecer su esposa acaba de entrar en labor de parto - dijo ella con voz nerviosa. Sentí como un escalofrío recorrió toda mi espalda, me puse de pie al instante nervioso. -¿Qué dices? ¿Dónde están? - casi le exigí.

- En el hospital San Jerónimo, al norte señor. Volteé a ver a los proveedores, no pensaba quedarme con ellos, me iría lo más rápido para alcanzar a Emily. - No se preocupe, entendemos la situación, podemos esperar unos días para cerrar el trato - dijo uno de ellos mientras que yo asentí agradecido. Salí de la oficina con rumbo al estacionamiento, sentía como mis piernas temblaban y mis manos estaban frías, sentía y miedo, era el mismo miedo que sentí cuando Marcela falleció, pero

Emily no estaba enferma y se había cuidado lo suficiente para estar sana, ella no tendría el mismo destino que tuvo Marcela. Pero no podía evitar sentir este miedo, respiré varias veces para tratar des rápido que pude al hospital. En cuánto llegué mis adres me recibieron en la sala de espera. -¿Cómo está Emily? - pregunté desesperado. Emily está bien hijo, se le rompió la fuente hace un rato, la trajímos al hospital, acaba de entrar a labor de parto - me explicó mi madre.

- Todo estará bien Esteban, confía hijo dijo mi padre. - Tengo miedo - solté mientras me dejaba caer en una de las sillas. Mi madre me abrazo. Esta vez no pasará lo mismo que con Marcela, Emily se ha cuidado muy bien dijo mi madre para tranquilizarme, asenti en silencio, me puse de pie caminando de un lado al otro mientras respiraba profundo, la espera era larga y cada minuto que pasaba se me hacía eterno. Mi madre me veía muy desesperado, moviéndome de un lugar a otro.

- ¿Por qué no nos dicen algo? Ya paso mucho tiempo, necesito saber que Emily y mi hijo están bien-mi voz se quebraba. ¿Quieres que pida un tranquilizante hijo? los partos tardan a veces horas, todo estará bien expresó mi madre. -No quiero nada-negué amargamente sólo quiero saber que están bien. Paso otra hora y nada, ninguna noticia de ellos hasta que se acercó una enfermera. - Familiares de la señora Emily Cazares pidió.

- Soy su esposo... - dije de inmediato. Pueden pasar a la habitación 202 de este mismo piso, la Sra. Emily ya está ahí, en un momento llevaremos a su bebé para que lo conozca. Cuando escuché a la enfermera sentí como mi cuerpo se aligeró, agradecí que todo hubiera salido bien. Entre a la habitación y ahí estaba Emily, pálida por el esfuerzo de hace un rato. Al mirarme me sonrió extendiendo su mano para que la tomará. - Amor - musitó.

- Amor... todo salió bien, nuestro hijo está bien - le dije lleno de emoción besándola en los labios. - Amor, dónde está nuestro hijo quiero verlo. - Tranquila, en un momento lo traerán, yo también estoy ansioso por conocerlo sonrei ante la idea de que ya éramos padres. Mis padres entraron a la habitación después de mi. Enseguida una enfermera entró con un pequeño bultito envuelto en una sábana color blanco. Era nuestro hijo. Se lo ofreció a Emily quien con toda

la emoción lo cargó acomodándolo junto a ella en la cama. - Es hermoso - susurró con un hilo de voz al momento que una lagrimita se escapaba de sus ojos - ¿quieres verlo? Asentí, me sentía nervioso, era la primera vez que cargaba a un bebé. Tragué saliva, él era tan pequeño, tan frágil, cuando toqué su mano la apretó con fuerza, sentía como sus ojos oscuros me miraban fijamente mientras sonreía, sentí como una felicidad desbordaba por mi pecho. Nunca dejaría que alguien lo apartará de mi lado, él era mi hijo. Queremos ver a nuestro nieto también gire con cuidado para que mi madre lo

cargara. Mientras ellos le hacían mimos, me acerqué a Emily para tomar su mano acercando una silla para sentarme junto a ella. Besé su frente. - Nuestro hijo será un gran hombre - le dije convencido de que así será. - Porque tiene al mejor padre del mundo - dijo ella acariciando mi mejilla. Mi madre entregó a nuestro bebé a Emily. - ¿Ya saben cómo le van a llamar? preguntó mi padre, sabia cuál era el trasfondo de esa pregunta.

Si ya tenemos un nombre - dijo Emily mientras sonreía, la mire confundido porque en realidad no habíamos decidido un nombre, sólo habíamos buscado algunas opciones - se llamará Ernesto, Ernesto Cazares. - Ernesto algún día será un hombre muy importante, lo entrenaremos bien para que algún día se convierta en el presidente de Industrias Cazares, así como lo fue un día mi padre que en paz descanse - habló mi padre con orgullo. Ernesto era esa luz para mi familia, la esperanza de un nuevo heredero, de un hombre que algún día sería la cabeza de la familia, y aunque no era mi hijo de sangre lo amaría como si lo fuera,

guardaría el secreto me costará lo que me costara porque nadie nunca lo arrebataría de mi lado. - Gracias por darme el mejor regalo mi amor, nuestra familia ahora está completa - le dije acercándome para besar a mis dos amores. Fin

Escritora: Nancy Rdz. Por: Xiom