Alfonso Ugarte, heroe nacional

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Alfonso Ugarte Alfonso Ugarte fue un militar peruano, héroe de la Guerra del Pacifico, cobrando protagonismo en la Batalla de Arica, al arrojarse del morro en defensa del Pabellón Nacional. Alfonso Ugarte Vernal nació el 13 de julio de 1847 en la ciudad de Iquique (provincia de Tarapacá). Fue hijo de Narciso Ugarte y Rosa Vernal. Ante la temprana muerte de su padre, Ugarte es enviado por su madre a Valparaíso, donde recibe una esmerada educación. En 1876, fue elegido alcalde de la ciudad de Iquique y al concluir su mandato, decidió emprender viaje a Europa para tomarse unas vacaciones. Sin embargo, antes de su expedición, le llegó la noticia de la declaratoria de guerra de Chile al Perú. Alfonso Ugarte no dudó en suspender su viaje y con sus propios recursos decidió organizar el batallón Iquique Nº 1, del que fue nombrado coronel y se unió a la lucha. Participó de la batalla de San Francisco el 19 de noviembre de 1879 y en la batalla de Tarapacá el 27 de noviembre, en donde, recibió una herida en la cabeza. Luego de la derrota del Alto de la Alianza, el 26 de mayo de 1880, y ocupada Tacna, Arica quedó como único bastión peruano en el sur. Alfonso Ugarte comandaba la octava división, compuesta por 529 hombres distribuidos en los batallones Iquique y Tarapacá, este último al mando del teniente coronel Ramón Zavala, joven de 27 años y rico salitrero, quien, al igual que Ugarte, había armado esa tropa a su costa. Durante los días previos a la batalla, la atmósfera en la sitiada guarnición era tensa, pero decidida, incluso cuando ya se sabía que el tan esperado auxilio no acudiría. Luego, se trasladó a Arica, donde participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel Francisco Bolognesi, donde tomó el acuerdo de defender la plaza ''hasta quemar el último cartucho''. Pero realmente ¿sabemos quién fue Alfonso Ugarte? Es relativamente desconocido que Alfonso Ugarte fuera comerciante, agricultor y empresario además de militar. Hijo de Narciso Ugarte y Rosa Vernal Carpio, dos ricos comerciantes, Alfonso Ugarte nació en la ciudad de Iquique, provincia de Tarapacá, el 13 de Julio de 1847. Obtuvo el título de contador, producto de los estudios que siguió entre las ciudades de Valparaíso e Iquique. La familia Ugarte era de tradición empresarial pues se dedicaba a la industria salitrera en la ciudad de Iquique. Alfonso Ugarte fue un administrador de aguda perspicacia para los negocios, como lo demuestran las crónicas de la época. Supo asociarse con Antonio Cevallos y juntos formaron la empresa más grande y prospera de comercio de salitre en Iquique, la casa comercial Ugarte Cevallos y Cía. La gestión de la empresa salitrera llevada a cabo por el insigne peruano, incrementó notablemente la riqueza de la misma, que ya contaba con una capital considerable al momento de pasar a manos de quien se convertiría en un héroe militar peruano. Alfonso Ugarte siempre tuvo un fuerte sentimiento nacionalista hacia la que él consideraba su patria. Esta marcada inclinación se dejó ver en múltiples ocasiones antes del advenimiento de la Guerra del Pacífico. En agosto de 1868, por ejemplo, Alfonso Ugarte proporcionó ayuda humanitaria a la población que había sufrido el terremoto que asoló Iquique y Arica. A la edad de 29 años fue elegido alcalde de su ciudad natal, cargo que ocupó y desde el cual realizó una buena gestión administrativa. Alfonso Ugarte se encontraba preparando un viaje a Europa luego de oficializar su compromiso de boda con su prima de familia materna, Timotea Vernal, en el momento en que estalla el conflicto armado con Chile. Ante esta inminente confrontación con el vecino país del sur, Alfonso Ugarte decide quedarse en el Perú para hacer frente al enfrentamiento militar. Ugarte conformó un batallón financiado por él mismo bajo el nombre de Batallón Iquique Número 1. Este escuadrón militar estaba compuesto, en su mayoría, por obreros y artesanos que, como era lógico, no contaban con una formación militar. El esfuerzo del héroe militar peruano logró reunir a 429 soldados y 36 oficiales. Conocidas son las

proezas de Ugarte en la batalla de Tarapacá, batalla en la que a pesar de haber sido herido gravemente en la cabeza, continuó luchando hasta el límite de sus fuerzas. Después de la victoria del Perú en la batalla de Tarapacá, el 27 de noviembre de 1879, el ejército peruano se replegó hasta Arica, donde se llevaron a cabo dos juntas de guerra a cargo del coronel Francisco Bolognesi, otro ilustre héroe militar peruano. Alfonso Ugarte tomó parte activa en ambas reuniones, siendo la consigna definitiva e irrevocable de los combatientes peruanos, defender este bastión de resistencia hasta que no hubiera más municiones, proyectiles y balas para seguir haciéndolo. En la batalla de Arica, Alfonso Ugarte encuentra la muerte lanzándose desde la cima del morro a fin de evitar que la bandera/pabellón nacional del Perú fuera vejada por las tropas chilenas que se encontraban muy próximas a capturarlo. Jorge Basadre, el eximio historiador peruano y uno de los estudiosos que mejor ha analizado esta contienda militar, cuenta en su libro Historia de la república del Perú lo siguiente: “El coronel Alfonso Ugarte, como los demás, no quiso rendirse y, habiéndosele acabado la munición, echó mano de su revólver, empleando bien sus tiros; pero como fue acosado por gran número de chilenos, pereció al fin en un caballo blanco”. El mismo Basadre recogió un testimonio acerca de la muerte de Ugarte y lo publicó en un artículo aparecido en La patria de Lima en junio de 1880. El testimonio detallaba lo siguiente: “El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar”. En años posteriores a la publicación de esta crónica de Basadre, surgieron múltiples teorías que pusieron en tela de juicio este episodio de la muerte de Alfonso Ugarte, sobre la base de relatos del historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, quien consideró esta historia como “un invento de los peruanos”. Otra versión cuenta que Ugarte habría sobrevivido a la guerra y que habría fallecido realmente en Francia. Sin embargo ninguna de estas teorías ha tomado preponderancia sobre la conocida inmolación de nuestro héroe para proteger la bandera. Incluso en el año 2010, apareció un libro titulado Guerra del Pacífico: Alfonso Ugarte, de la leyenda a la realidad, del historiador y periodista peruano Alejandro Tudela, que contiene testimonios y documentos recientemente hallados que reconfirman el heroísmo y la valentía de Alfonso Ugarte, inmortalizada en el cuadro que ilustra esta nota, que se encuentra en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (Pueblo Libre). El lienzo es obra del pintor italiano Agostino Marazzani Visconti. El cuerpo de Ugarte no fue hallado fácilmente a pesar de que su familia estuvo dispuesta a entregar una recompensa por él. Finalmente el cadáver del héroe no apareció hasta siete años después del fin de la guerra, es decir en 1890. En un primer momento, a los restos de Ugarte se les dio cristiana sepultura en un mausoleo familiar construido por su madre, sin embargo, no hace muchos años fue definitivamente enterrado en la Cripta de los Héroes de la Guerra del 79 en el Cementerio Presbítero Maestro. En épocas de paz es difícil imaginarse la magnitud de una figura como la de Alfonso Ugarte, y aunque el Perú espera no volver a vivir circunstancias como las de la Guerra del Pacífico, es inevitable conmoverse con el relato sobre este héroe nacional del Perú ¿CÓMO MURIÓ ALFONSO UGARTE? ¨No podemos abandonar Arica porque es un puerto artillado y tiene elementos y posiciones de defensa.Tenemos pues que cumplir con el deber del honor, defendiendo esta plaza hasta que nos la arranquen a la fuerza. Ese es nuestro deber y así lo exige el honor nacional. Estamos pues esperando ser atacados por mar y tierra. Estamos resueltos a resistir con toda seguridad de ser vencidos , pero es preciso cumplir con el honor y el deber¨ (Carta enviada a su primo por parte del coronel Alfonso Ugarte el 1ro de junio de 1880). Juan Alfonso Ugarte Vernal nació el 13 de julio de 1847 en Iquique, puerto principal del territorio salitrero de Tarapaca. Sus padres fueron Narciso Ugarte y Rosa Vernal y Carpio. Tuvo cuatro hermanos: Isabel, Narciso y Fernando

Ugarte y, Luisa Hilliger fruto del segundo compromiso de su madre. Educado en colegios mercantiles de Valparaíso (Chile) y Europa (1861-1867), obtuvo el título de contador y era dueño de una cuantiosa fortuna proveniente de empresas dedicadas a la extracción de salitre, alquiler de bienes raíces de su propiedad, así como de la inversión de dinero en bonos. Iba a marchar a Europa en viaje de negocios de la firma Ugarte, Zeballos y Compañía, que él había fundado, cuando se enteró de aquella noticia de que Chile declaraba la guerra al Perú el 5 de abril de 1879. Humilde y afectuoso rechazó la ayuda y seguridad prestada por sus amigos chilenos de negocios para salvar su fortuna, su familia y su persona,decidiendo en tan difícil situación quedarse en el Perú e invertir su fortuna personal en favor de la defensa del país.En Iquique, Ugarte organizó un batallón integrado por obreros y artesanos, conocido como batallón de Iquique Nro 1, además donó 10,000 soles para los gastos de la guerra, imponiéndose el compromiso de dar 1,000 soles mensuales para el mantenimiento de la tropa del sur. Comandando el batallón Iquique el cual estaba conformado por 429 soldados y 36 oficiales ,el ahora coronel Alfonso Ugarte participó en las batallas de San Francisco (19 de nov. de 1879) y Tarapaca (27 de nov. de 1879). En esta última recibió una herida en la parte superior del cráneo, negándose a ser conducido a Arequipa para su curación.Tampoco quiso retirarse de la guerra a pesar de haber contraído el paludismo y replegándose junto con el ejército del sur que comandaba el general Juan Buendia hizo la penosa marcha desde Tarapaca hasta Arica. Reorganizado el ejército, fue nombrado Comandante en Jefe de la Octava división , al mando de la cual encontraría la muerte el 7 de junio de 1880 en la batalla de Arica. Retrato del coronel Alfonso Ugarte Vernal quien en su testamento le dejó 15 mil soles a su prima Timotea Vernal como resarcimiento económico por haberle ofrecido matrimonio y no efectuarlo por la situación de guerra que vivía el Perú ¿Pero, como murió Alfonso Ugarte? Lamentablemente la historia tradicional apoyada en trascendidos y rumores y no en versiones oficiales o partes de guerra presentó y popularizó aquella imágen de Alfonso Ugarte montado en un caballo blanco que al verse rodeado por el enemigo se lanzó desde el lado derecho del morro de Arica al mar, defendiendo el honor de la bandera nacional. Asi un artículo del diario limeño "La Patria" del 21 de mayo de 1880 decía: "El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande .Acosado por innumerables enemigos , vencido ya en la cumbre del morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar". El mismiso Basadre tomó como verdadera dicha información. Markham siguiendo la misma línea dice:"Ugarte murió precipitándose desde el morro". Otros historiadores como Rubén Vargas Ugarte o Eudoxio. H. Ortega repitieron esta misma historia que sin ningún sustento ya era muy popular a principios del siglo XX entre la población de Tacna y Arica.La versión por demás fantástica y nacionalista caló rapidamente en la memoria de los peruanos, siendo repetida hasta la saciedad como una verdad histórica, sin embargo la realidad de los hechos fue totalmente distinta. El diplomático peruano Juan del Campo Rodríguez en sus "Batallas legendarias del Perú y del Mundo" sostiene:"La leyenda romántica y patriotera presenta falsamente al coronel Alfonso Ugarte Vernal arrojándose bandera en mano,sobre un blanco caballo desde la cima del morro hacia el mar.Todo indica sin embargo que el coronel Ugarte murió cerca de Bolognesi, casi al final de la batalla, en la cima del morro, cuando las fuerzas peruanas sobrevivientes fueron superadas tras una violenta lucha...". En el parte de guerra del capitán de fragata peruano Manuel Ignacio Espinoza Comploda,segundo jefe de las baterias del morro,redactado el mismo día de la batalla y que no fue tomado en cuenta por los historiadores antes mencionados se lee:"mientras tanto la tropa que tenia su rifle en estado de servicio seguía haciendo fuego, hasta que los enemigos invadieron el recinto haciendo descargas sobre los pocos que quedabamos allí;en esta situacion llegaron a la bateria el señor coronel D. Francisco Bolognesi, jefe de la Plaza,coronel D. Alfonso Ugarte...y otros que no recuerdo;y como era inútil toda resistencia, ordenó el señor Comandante General que se suspendieran los fuegos lo que no pudiendo conseguirse a viva voz, el señor coronel Ugarte fue personalmente a ordenarlo a los que disparaban situados al otro lado del cuartel , en donde dicho jefe fue muerto...". Retrato del coronel Bolognesi y otros valerosos oficiales que entregaron su vida en la plaza fuerte de Arica.

Alfonso Ugarte aparece debajo del reloj. El historiador chileno Nicanor Molinare en su obra "Asalto y toma de Arica" basándose en el testimonio del oficial chileno Ricardo Silva Arraigada afirmaba:"Mas tarde pude ver los cadáveres de Bolognesi, Moore y Ugarte.Todos decían que después de haberse rendido vulgarmente la tropa los habían ultimado a culatazos, porque con felonía, estando rendida la plaza le dieron fuego a los cañones, reventándolos. El cadáver de Alfonso Ugarte se encontraba en una casucha ubicada cerca del mastil, al lado del mar, mirando hacia el pueblo; en ese lugar las rabonas del morro cocinaban el rancho;y ahi; esas pobres mujeres tenían oculto el cadáver de Alfonso Ugarte; era un hombre chico, moreno,el rostro picado de viruelas, los dientes muy orificados, de bigote negro. Aquellas mujeres tenían profundo cariño por Ugarte y para guardar su cadáver, lo habían vestido con un uniforme quitado a un muerto chileno.Pude saber que era el coronel Ugarte, porque el doctor boliviano Quint cuando lo vió, exclamó:!Pobre coronel Ugarte; no hace mucho lo he visto vivo!...". Queda claro entonces,en base a testimonios y documentos oficiales como el parte de guerra del capitán de fragata peruano M.I. Espinoza que el coronel Ugarte murió peleando en el Morro de Arica. Pero, si el coronel Ugarte murió en la cima del morro porqué su cadáver apareció al pie del morro. Según el historiador chileno Vicuña Mackenna, quien solía recibir informes de primera mano de los jefes y oficiales chilenos, el cadáver de Alfonso Ugarte fue arrojado por manos chilenas a las cavernas del mar. Nicanor Molinare dice que terminada la batalla¨...se dio la orden de arrojar al mar todos los cadáveres;sin duda que botaron también el de Alfonso Ugarte...¨, el mismo Molinare sostiene que ¨durante mucho tiempo, el mar estuvo arrojando restos humanos a la playa...¨. Enterada Doña Rosa Vernal de la muerte de su hijo, ofreció mil pesos de recompensa al que encontrase el cadáver, el chileno Alfredo Lagos Zuñiga dice:"... se presentaron 12 cuerpos que tenian alguna semejanza con el coronel, hasta que el dia 14 de junio se encuentran en los roquerios de los pies del morro los restos del malogrado coronel...". De Alfonso Ugarte sólo se encontró un costado del cuerpo, unica parte hallada al pie del morro y que fue reconocido por un calcetin que llevaba puesto con sus iniciales. En la partida de defunción del coronel Alfonso Ugarte firmada por el R.P. Diego Chavez el 15 de junio de 1880 se lee:"Yo el cura propio y Vicario de esta ciudad de S. Marcos de Arica,sepulte de Cruz Alta en el panteón de esta el cuerpo Mayor del Coronel Alfonso Ugarte, que fue encontrado al pie del Morro, y de allí se depositó en su respectivo nicho, hijo legítimo de don Narciso Ugarte y de doña Rosa Vernal; y para que conste, lo firmo.-José Diego Chávez". Fotografía chilena tras la toma del morro de Arica. Durante el gobierno del general Andrés Avelino Cáceres y por decreto del 3 de junio de 1890 se dispuso la repatriación de los restos de aquellos combatientes que habían sucumbido en Angamos, San Francisco, Tarapaca; Alto de la Alianza, Arica y Huamachuco (este último en la sierra norte del Perú). Los restos de Ugarte transportados desde Arica al Callao llegaron el domingo 13 de julio de 1890, siendo el 15 conducidos a la ciudad de Lima en medio de un gran fervor patriótico. Entre los presentes se encontraban ilustres tarapaqueños como el coronel Remigio Morales Bermudez; el presidente de la República y héroe de la Breña, general Andrés A. Cáceres y los sobrinos de Ugarte: Alfonso y Antonio Vernal; y también la señora Teresa R. de Vernal. El ataúd conteniendo los restos del coronel Ugarte fueron enterrados primero en el mausoleo del mariscal Castilla y tiempo después en el mausoleo que la madre del héroe ordenó construir. Hoy en día los restos de Ugarte descansan en el tercer nivel de un sarcófago en la Cripta de los Héroes, en el cementerio Presbitero Maestro. Para aquellos que dicen que la madre del coronel Ugarte se negó a reconocer dichos restos, no esta por demás decir que la madre de Alfonso Ugarte,doña Rosa Vernal reconoció dicho cadáver como el cadáver de su hijo pues en la cláusula cuadragésimo segundo de su testamento dice: "Dejo encomendado a la discresion y religiosidad de mis hijas Isabel Ugarte y Luisa Hilliger lo relativo al entierro de mi cadaver, el funeral y píos sufragios para el eterno descanso de mi alma, previniéndoles , empero, que se celebre todo con sencillez y modestia. Además ordeno que cuando sea oportuno, mi esposo o mis herederos hagan conducir con todo decoro y respeto mis restos mortales a Lima ( la madre de Ugarte murió en la localidad de Lonres, Francia, el 30 de agosto de 1903) para que sean depositados y descansen siempre en mi suelo patrio y al lado de mi hijo Alfonso en su mausoleo". Para desvirtuar toda duda de que los restos que descansan en la Cripta de los Héroes no sean de Alfonso Ugarte y sea este un simple cenotafio o tumba vacía, en el año 1979 Gerardo

Arosemena Garland por entonces presidente del Centro de Altos Estudios Militares recibió la autorización para abrir la tumba de Ugarte encontrando algunos restos envueltos en una descolorida bandera peruana. Finalmente podemos señalar que por lo general se considera héroe a aquella persona común y corriente (Alfonso Ugarte no era un militar profesional sino un civil) que realiza acciones extraordinarias en circunstancias también extraordinarias.El heroísmo de Alfonso Ugarte no surge fortuitamente de los hechos que se forjan en el morro de Arica, el heroísmo de Ugarte es en realidad la culminacion natural y lógica de una vida que siempre estuvo al servicio del Perú,desde que se inició la guerra contra los chilenos hasta su muerte,de ahí el hecho de saber que él no se lanzó abrazado del pabellón nacional con su caballo desde el morro de Arica no le quita para nada la categoría de héroe peruano, pues entregó su vida defendiendo la patria y el honor nacional.

e sacrificó para defender la bandera peruana Alfonso Ugarte Alfonso Ugarte nació en Tarapacá, el 13 de julio de 1847, hijo de acaudalados comerciantes tarapaqueños. A temprana edad, es enviado por sus padres al puerto chileno de Valparaíso donde fue educado. En 1868 regresa al Perú y se instala en Iquique donde se dedica a administrar los negocios familiares, debido a la temprana ausencia física de su padre. En 1876 fue elegido alcalde de la ciudad. Al inicio de la Guerra del Pacífico, Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa, pero decidió quedarse en su ciudad natal y organizar un batallón con su propio dinero, batallón que estaría integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón "Iquique N° 1", conformado por 429 hombres y 36 oficiales. Participó en la Batalla de Tarapacá donde fue herido de bala en la cabeza y se replegó junto con el ejército peruano. Su tropa fue puesta a disposición del Ejército del Sur, que comandaba el general de división EP Juan Buendía; en esas condiciones hizo la penosa marcha desde Tarapacá hasta Arica. En Arica participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza "hasta quemar el último cartucho". Murió combatiendo en la gloriosa Batalla de Arica. La historia señala que se lanzó a caballo desde la cima del Morro para evitar que las tropas chilenas se apoderen del Pabellón Nacional que le había sido encargado La muerte del coronel Alfonso Ugarte Arica, 1880. Guerra del Pacífico - Monografias.com La muerte del coronel Alfonso Ugarte Arica, 1880. Guerra del Pacífico El coronel Alfonso Ugarte, acaudalado empresario salitrero, es uno de los héroes peruanos de la guerra del pacífico, fallecido en la batalla de Arica el 07 de junio de 1880, el cómo, es hasta la fecha un hecho polémico según el cristal nacionalista con el que se le mire, pues para nosotros los peruanos, murió al lanzarse desde lo alto del morro, montado en su caballo y con una bandera peruana en la mano. Algunos han puesto en duda y han considerado como "romántica" esta forma en que acabó su vida, otros consideran que no hubo versiones directas, sino que es un "mito peruano fabricado muchos años después", otros señalan que no falleció en la cima del morro, algunos dicen que nunca fue encontrado su cadáver porque fue arrojado al mar después de muerto.

De tal modo lo expresa Benjamín Vicuña Mackenna en su libro Historia de la Campaña de Tacna y Arica: "El infortunado cuanto doble i esclarecido Alfonso Ugarte, que había pasado la mitad de su vida en cariñosa hospitalidad en Chile, era arrojado por manos chilenas, después de muerto, a las cavernas del mar en que las olas penetran con lúgubre gemido por entre calizas grietas, verdaderas sepulturas de su terrible furia, menor empleo que la del hombre que combate i mata. Los deudos del inmolado héroe ofrecieron una fortuna por un botón siquiera de

su casaca para memoria, pero ni esto quedó del bravo tarapaqueño" (recordemos que en esa época, Tarapacá era territorio peruano, el cual pasó a poder de Chile como botín de guerra).

Mientras que el historiador y militar chileno Francisco Machuca, señala: "No terminaremos el presente capítulo, sin dejar en claro una leyenda peruana, inventada para inmortalizar la memoria del comandante don Alfonso Ugarte, muerto en el Morro, en unión de Bolognesi, Moore, Blondel, y otros jefes peruanos. Dice la leyenda que Ugarte, se arrojó del Morro de Arica, en los momentos en que los chilenos se apoderaban de él. La absoluta verdad es la siguiente: El señor Narciso Castañeda desempeñaba en Arica el empleo de Administrador de Aduanas y el cargo de primer alcalde, desde 1892. Un día, se presentó el caballero peruano don Carlos M. Ortaloza que necesitaba permiso para exhumar los restos del ex comandante don Alfonso Ugarte, depositados en el cementerio en su sepultura de familia; y que estaba convenido con el gobierno de Lima para enviarlos privadamente a esa capital. Pedía al señor Castañeda, que le diera el permiso de la extracción, y autorizara el embarque y que todo se hiciera con el mayor silencio. El señor Castañeda accedió a tan justas peticiones, y aún más, aceptó su invitación para ir al cementerio. Vio los deformes restos y reconoció una… El cadáver fue encajonado a la vista de don Fermín Federico Soza, y de un señor Portocarrero, y dos horas después, embarcado en un vapor mercante con destino al Callao. El lanzamiento al mar es mera fantasía peruana."

Para probar que la muerte de Ugarte debido al salto desde el morro, es "mera fantasía" menciona como se encontraron los restos años después, pero no da ninguna versión de su muerte, lo cual no prueba la forma en que murió y mucho menos que sea mentira o verdad la versión del salto El militar chileno Nicanor Molinare, en su libro "Asalto y Toma del morro de Arica", basándose en el testimonio de Ricardo Silva Arriagada, nos dice: "Es mentira la grandiosa muerte de Bolognesi y pura invención el que se arrojase al mar con caballo y todo Alfonso Ugarte… El cadáver de Alfonso Ugarte se encontraba en una casucha ubicada cerca del mástil, al lado del mar, mirando hacia el pueblo; en ese lugar, las rabonas del Morro cocinaban el rancho; y ahí, esas pobres mujeres, tenían oculto el cadáver de Alfonso Ugarte; era un hombre chico, moreno, el rostro picado de viruelas, los dientes muy orificados, de bigote negro. Aquellas mujeres tenían profundo cariño por Ugarte, y para guardar su cadáver, lo habían vestido con un uniforme quitado a un muerto chileno. Pude saber que era el coronel Ugarte, porque el doctor boliviano Quint cuando lo vio, exclamó: ¡Pobre coronel Ugarte; no hace mucho, lo he visto vivo! Más tarde se dio la orden de arrojar al mar todos los cadáveres; sin duda que botaron también el de Alfonso Ugarte, porque no se pudo encontrar. En ese mismo día, ofreció su familia 5.000 soles plata por los restos del coronel; se buscaron mucho; di noticias, detallé lo ocurrido, pero nada se descubrió". La versión del libro de Molinare es la más discutible de todas, ya que, tal como lo señala Gerardo Vargas Hurtado, no es verosímil que en medio de la batalla, ante miles de soldados chilenos ya dueños de un área bien delimitada que fue el campo de batalla, unas mujeres desvistieran a un soldado chileno, y con ese uniforme vistieran a Ugarte. A pesar que algunos señalan que su cadáver nunca fue encontrado, es fácil desmentir este supuesto, basándonos en la nota escrita por el Cura de Arica: "Año del Señor de mil ochocientos ochenta. En quince de junio: Yo el Cura propio y Vicario de esta ciudad de S. Marcos de Arica, sepulté de Cruz Alta en el panteón de esta el cuerpo Mayor del Coronel Alfonso Ugarte, que fue encontrado al pie del Morro, y de allí se depositó en su respectivo nicho, hijo legítimo de Narciso Ugarte y de doña Rosa Vernal; y para que conste lo firmo.- José Diego Chávez". Lo importante que expresa es primero que sí fue encontrado el cadáver, y segundo, que fue encontrado al pie del Morro, haciendo posible los supuestos de que o falleció combatiendo en lo alto del morro y fue lanzado una vez muerto, o Ugarte se lanzó voluntariamente. Si revisamos los partes oficiales peruanos, tampoco han sido muy claros al respecto

Parte de Roque Sáenz Peña: "La oficialidad y tropa del medio batallón que logré subir estaba ya diezmada; los tres jefes subalternos no pudieron seguirme, y yo me hallaba herido, desde el principio del combate, de un balazo en el brazo derecho, que me permitió mantenerme a caballo desde los últimos momentos en que tuve que abandonarlo por serme imposible darle dirección; fue entonces que nos reunimos con V. S., los señores coroneles don Francisco Bolognesi y don Guillermo Moore, cayendo a nuestro lado estos dignos jefes atravesados por el plomo de una fuerte descarga. Habían ya caído los señores coroneles Ugarte y Bustamante, como también el teniente coronel don Ramón Zavala, quedando el que firma como Comandante General de la 8ª División". Parte de Manuel C. de La Torre: "Han sucumbido en la lucha los coroneles don Francisco Bolognesi, don Juan Guillermo Moore, don Alfonso Ugarte, don José I. Inclán, don Justo Arias y Aragüés, don Mariano E. Bustamante; los tenientes coroneles don Ricardo O' Donovan, don Ramón Zavala, don Francisco Cornejo y don Benigno Cornejo; los sargentos mayores don Armando Blondel, don Felipe A. Zela y don Fermín Nacarino, y muchos señores oficiales. Quedan heridos algunos y prisioneros los demás, de todo lo cual encontrará V. S. adjunta una relación detallada."

Parte de Manuel Espinoza: "Ordenó el señor Comandante General que se suspendiesen los fuegos, lo que no pudiendo conseguirse de viva voz, fue el señor coronel Ugarte personalmente a ordenarlo a los que disparaban sus armas al otro lado del cuartel, en donde dicho jefe fue muerto. Al mismo tiempo, el que suscribe ordenó al capitán don Daniel Nieto que se reventaran todos los cañones de la batería." Los partes de Sáenz Peña y De la Torre, sólo señalan que Alfonso Ugarte sucumbió en combate, no indicando la manera en que lo hizo, Espinoza aclara que fue "al otro lado del cuartel" - lugar donde no se encontraba Espinoza, por lo que éste tuvo que haberse basado en relato de otra persona- cuando se disponía a comunicar la orden de Bolognesi, lo que hace suponer que para hacerlo con rapidez necesitaba montar un caballo.

Pero, ¿Desde cuándo empieza a circular la versión del salto montado en un caballo y con la bandera en mano? ¿Hay testimonios peruanos o chilenos que lo respalden? ¿Hubo testigos de aquel hecho o sólo fue conocido de manera indirecta?

A pesar que para algunos aquella versión de su muerte fue creada con posterioridad, se puede apreciar que no fue así, que ya desde el mismo junio de 1880, se tenía noticia del hecho.

El historiador Jorge Basadre en su Historia de la República del Perú, en el capítulo sobre la batalla de Arica, transcribe las que sería las dos primeras fuentes: Un telegrama oficial fechado en Quilca el 15 de junio de 1880 que recogía los datos suministrados por el vapor inglés Columbia, que acababa de llegar del Sur: "El coronel Alfonso Ugarte, como los demás, no quiso rendirse y, habiéndosele acabado la munición, echó mano de su revólver, empleando bien sus tiros; pero como fue acosado por gran número de chilenos, pereció al fin en un caballo blanco". El siguiente testimonio recogido por Basadre es un artículo de La Patria de Lima, del día 21 de junio de 1880: "El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar". Pero no fueron las únicas referencias, ya que en El Comercio de Lima, fue publicado en el mismo junio de 1880 el opúsculo escrito por Luis B. Cisneros, el cual señala: "...nacido en la ciudad de Iquique, había vivido niño y hombre. En esa playa histórica, con el recuerdo imperecedero del noble sacrificio de la roca. Esa visión apareció sin duda a sus ojos en las angustias supremas del honor militar, y superando a aquellos mártires, arrojó centellante su espada al abismo, tornó brida, espoleó su caballo y se lanzó con él en el espacio, siguiendo los vívidos rayos del acero. La cabalgadura rodó hasta la orilla del mar; el cadáver de Ugarte quedó sobre una roca del despeñadero. Allí está aún a las miradas del enemigo, del navegante extranjero, de nuestros propios hijos, del universo entero. Esa roca es casi un altar. Constituye de hoy en adelante la más sublime lección para las generaciones peruanas del presente y del porvenir. -Ah! Felices los que saben morir engrandeciendo el nombre de la patria." Estos tres primeros testimonios datan de fines de junio de 1880, mientras que en Arica por aquellos días, ya se comentaba el hecho, tal como en el libro "La Batalla de Arica" de Gerardo Vargas Hurtado, nos dice: "No habían transcurrido quince días de la ocupación de Arica, por parte de las armas de Chile, y ya el autor de estas líneas, acompañado de sus padres, regresaba a este puerto procedente de Tacna, a donde nos habíamos dirigido huyendo de los diarios bombardeos de la escuadra chilena. Desde el primer instante de nuestra llegada oímos narrar la muerte del valeroso tarapaqueño en la misma forma que lo han hecho los historiadores imparciales. Recordamos con este motivo haber visto la osamenta de un caballo desbarrancado durante muchos días, detenido en los peñascos fronterizos al actual parque, sobre el camino conocido con el nombre de La Cinta. Se decía que ese caballo era en el que el coronel Ugarte se había precipitado desde la cumbre del Morro." Tal vez basándose en aquellos testimonios el inglés Clements Markhams, en su libro Historia del Perú, nos señala: "A este valeroso jefe (Bolognesi) lo acompañaban el valiente More, el joven Ugarte y muchos otros, Bolognesi fue atravesado por una bala de rifle, y después destrozado el cráneo. Ugarte murió precipitándose del Morro; y aunque

su desconsolada madre ofreció una fuerte suma porque le trajeran, aunque fuesen sus arreos militares, nada se pudo encontrar." Todos estos testimonios llegaron de manera indirecta, ninguno de ellos estuvo presente durante la batalla y se basa en relatos de terceros. Por lo que resulta muy importante el ubicar los relatos de aquellos que presenciaron tal hecho y su relato del mismo. En el archivo del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, se encuentra el expediente de Dionisio Vildoso, combatiente peruano en la batalla de Arica, en el batallón Artesanos de Tacna n° 27, el cual dice entre otras cosas: "Seguimos haciendo fuego en retirada al morro para tomar posesión del parapeto que está a la entrada del morro, nos reconcentramos todos los jefes y tropa aquí se hizo el último esfuerzo... En este grupo estaba el coronel Alfonso Ugarte que llegó momentos antes con su división a protegernos, de ahí nos retirábamos los pocos que quedábamos al centro del morro siempre haciendo fuego, los chilenos avanzaba por ambos costados de cerro gordo y por la coronación del mismo. Llegamos al plano donde estaban los cañones yo llegué al mismo borde del morro y retrocedí inmediatamente al ver el abismo que no se veía mas que el mar. Regresé a donde estaban los estanques de agua… En este momento aparece el coronel Alfonso Ugarte en su caballo con una bandera peruana gritando muchachos viva el Perú y echaba las espuelas a su caballo y desaparece en el abismo. Mi compañero ya estaba herido y a mí me dieron un culatazo para hacerme botar el rifle y quedé prisionero desde este momento." Este testimonio escrito algunos años después, (y que es muy importante pues señala que vio aquel hecho) al parecer no fue muy difundido, ya que no se le hace referencia directa en los libros de historia. En la recopilación de documentos que realiza don Pascual Ahumada, en el tomo III pág. 200 y 201, publica una carta de un oficial del 3° de línea, la que nos menciona lo siguiente: "Inmediatamente que se restableció la tranquilidad, fuimos en ayuda del 4°, que atacaba el Morro, pues en el otro fuerte el enemigo hizo muy poca resistencia y se replegó a aquél; pero en el Morro la resistencia fue floja por el desaliento que se había apoderado de nuestros enemigos, así en pocos momentos quedó en poder del 4° es formidable obra de la naturaleza. Ahí pereció el bravo Bolognesi, el comandante Moore, el coronel Ugarte, que al huir se despeñó. Por casualidad escapó herido el coronel argentino Sáenz Peña y el coronel La Torre". Este testigo chileno, afirma que Alfonso Ugarte, al ser enemigo le atribuye que estaba huyendo, pero lo más importante que lo vio despeñarse. En una entrevista realizada a tres veteranos peruanos de la batalla de Arica, publicada en "El Comercio" de Lima, domingo 7 de junio de 1953, el sargento primero Juan de Dios Ulloa responde: 

"¿A qué cuerpo o batallón perteneció usted, sargento Ulloa?

Al batallón Iquique, Ejército en Arica. El batallón Iquique y el Tarapacá formaron la octava división de la cual era jefe Ugarte. La división de Ugarte estaba encargada de la Defensa de la zona del río San José y sus baterías… 

¿De tal modo que su batallón no estuvo en el Morro?

Claro que estuvo, Alfonso Ugarte llegó a caballo e inmediatamente movilizó a nuestras tropas. Subimos fatigados los cerros por donde se peleaba y combatimos encarnizadamente, como todos en Arica, pues estábamos decididos a morir… 

¿Combatió Ugarte al lado del Iquique y el Tarapacá?

No que lo recuerde pues más bien creo siguió a caballo en dirección al Morro, desde donde el Estado Mayor impartía las órdenes. Ya después, cuando todo había terminado, el Coronel Ugarte, el bravo entre los bravos, se lanzó desde la cumbre del Morro, envuelto en la bandera de la patria a la muerte y a la gloria. Su alma subió a la inmortalidad junto con las del coronel Bolognesi y demás héroes de esa jornada inolvidable."

Aquí conviene transcribir, una entrevista realizada a un veterano chileno, por la revista chilena Vea, de 1959, veamos lo que responde Juan Bautista Palma Flores: "-No recuerdo si fueron 408 chilenos por cada mil peruanos1, pero la valentía de los chilenos pudo más y se ganó la batalla, y se clavó la bandera allá arriba en lo alto del cerro Los vívidos recuerdos hacen saltar lágrimas a los cansados y enceguecidos ojos de Juan Bautista, el héroe desconocido. -No recuerdo qué superior peruano, cuando se vio acorralado por los chilenos arriba del Morro, no quiso entregarse prisionero y se tiró con su caballo al mar... se hizo pedazos abajo. La escena, que la historia consigna, impresiona aún hoy a Juan Bautista. El superior peruano, era el valiente coronel Alfonso Bolognesi (sic), que prefirió la muerte la derrota." El reportero, entra en error al señalar que el apellido fue Bolognesi, debiendo haber consignado Alfonso Ugarte, pero los datos que proporciona, coinciden con la versión de su muerte. La muerte de Alfonso Ugarte quedó grabada en el consciente chileno de fines del siglo XIX, tanto así que hace poco fue descubierto una pieza teatral chilena impresa años después de la Guerra del Pacifico y que representa la acción del coronel peruano en los precisos momentos en que se arroja del morro de Arica. La imagen es bastante implícita (en el 2010 fue portada de la reedición del libro "Arica Sus Fortificaciones, asalto, defensa y ruina por un testigo y actor") Alfonso Ugarte, es un héroe peruano, no por la forma en la que murió, sino por toda su actuación durante la guerra. Todos estos relatos de los que participaron en la batalla, tanto de origen peruano como chileno, nos hacen ver que el salto desde el morro de Arica, se encuentra dentro de lo posible, coronando de esta forma, aquella destacada labor en defensa de su Patria. 

1. El soldado chileno hace referencia que tal vez fueron "408 chilenos por cada mil peruanos", permítanme corregir este desliz involuntario o consciente para incrementar su cualidad de "héroe victorioso", he aquí la distribución de las fuerzas chilenas y peruanas el día de la batalla, el 7 de junio de 1880:

Ejército chileno: Regimiento "Buin" 1º de Línea: 885 hombres Regimiento 3º de Línea: 1053 hombres Regimiento 4º de Línea: 941 hombres Regimiento Lautaro: 1000 hombres Batallón Bulnes: 400 hombres Carabineros de Yungay: 300 hombres Cazadores a Caballo: 300 hombres Baterías de Artillería: 600 hombres La artillería chilena estaba compuesta de 3 brigadas que agrupaban 22 cañones Krupp de campaña de calibres de 78,5 mm y 75 mm, además de 2 ametralladoras. Total: 5179 hombres (no se cuentan las dotaciones de los barcos y blindados chilenos)

Ejército peruano: Jefatura de la Plaza y del Detall: 15 hombres Comandancia General de la 7° División: 4 hombres Batallón Artesanos de Tacna N°29: 426 hombres Batallón Granaderos de Tacna N°31: 249 hombres Batallón Cazadores de Piérola: 221 hombres Comandancia General de la 8° División: 4 hombres Batallón Tarapacá N°23: 247 hombres. Batallón Iquique N°33: 337 hombres. Baterías del Morro, Este y Norte: 400 hombres. Las baterías peruanas de Arica tenían la siguiente distribución: Baterías del Morro, al mando del capitán de navío Juan Guillermo Moore, divididas en: batería Alta, que apuntaba al mar, con un cañón Vavasseur de a 250, dos Parrott de a 100 y dos Voruz de a 68, y la batería Baja, que apuntaba al mar y a tierra, con 3 Voruz de a 68. Baterías del Este, que apuntaban a tierra hacia el este, al mando del teniente coronel Medardo Cornejo, divididas en: batería Ciudadela, en el cerro Chuño, con un Voruz de a 68 y dos Parrott de a 30, y la batería Este, en el cerro Aniani, con tres Voruz de a 68. Baterías del Norte, que apuntaban todas al mar, al mando del teniente coronel Juan P. Ayllón, divididas en: batería San José, al norte de la desembocadura del río San José, con dos Parrot de a 150; batería Santa Rosa, con un Vavasseur de a 250, y la batería Dos de Mayo, con un Vavasseur de a 250. Total: 1903 hombres. Es evidente que los bravos chilenos estaban en mayoría respecto a las fuerzas peruanas: 5179 contra 1903, una proporción aproximada de 3 a 1.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos94/muerte-del-coronel-alfonso-ugarte/muerte-del-coronel-alfonsougarte.shtml#ixzz4ca3HEH2J El desconcertante mito de Alfonso Ugarte y su salto en caballo desde el Morro de Arica "(...) el mérito heroico de Alfonso Ugarte está fuera de toda duda, y que es merced a percepciones caprichosas y al sentimiento patriotero que se lo convierte en un personaje mítico."

Por Braulio Olavarr... 16,876 Lecturas 06 de Junio, 2013 20:06 Comentar

La muerte del coronel Alfonso Ugarte, el 7 de junio de 1880 en el Morro de Arica, ha inducido en el Perú diversas especulaciones y representaciones, con sus inevitables aristas de duda, misterio e incredulidad. Irónicamente es en Chile donde emergen pistas de historicidad más valederas para dilucidar el caso. Como motivo central está la creencia fuertemente internalizada de que el héroe se lanzó desde el Morro montado en su caballo blanco y portando el estandarte peruano. Así se ha escrito en textos de historia y persiste en formatos modernos, como la página del Museo de los Combatientes del Morro de Arica, en estos consabidos términos: "Sacrificó su vida por la Patria, lanzándose al abismo desde la cima del Morro, evitando que el Pabellón nacional cayera en manos del enemigo”. Un verdadero artículo de fe plasmado además en obras pictóricas como la del artista italiano Agostino Lacazzari Visconti (expuesta desde 1905 en un museo histórico-militar) y la del peruano José de Dios Oswaldo Botero, entre otros. Al interior de ese imaginario colectivo entrechocan, sin embargo, las convicciones de quienes creen que el cadáver del coronel Alfonso Ugarte jamás fue encontrado; junto con las de los que sostienen que no hay constancia oficial alguna de su muerte y sepultación; y con las de aquellos que alucinan que el héroe logró sobrevivir a la batalla del Morro, logrando salir del Perú y radicarse anónimamente en Francia. Enfático es el historiador y diplomático peruano Juan del Campo, autor de un serio estudio sobre la Guerra del Pacífico, para desechar tanta elucubración: “Mucho se ha dicho de este mítico personaje, desde que se lanzó con el caballo del Morro hacia el mar, hasta que su cuerpo nunca fue encontrado; por ello la leyenda mítica del lanzamiento al mar llevando consigo el pabellón nacional. La realidad es otra”. En efecto, es otra la realidad, partiendo por establecer que el mérito heroico de Alfonso Ugarte está fuera de toda duda, y que es merced a percepciones caprichosas y al sentimiento patriotero que se lo convierte en un personaje mítico. Frente a esta consolidada leyenda, comparece una verdad configurada por eventos microhistóricos (coloquiales y anecdóticos) tan singulares que dejan perplejos a peruanos y chilenos. Diríase que le sobran méritos para configurar una segunda saga. Pero es la cruda realidad. EL PATRIOTA Alfonso Ugarte nació el 13 de julio de 1847 en San Lorenzo de Tarapacá, en el seno de una familia dueña de oficinas salitreras, predios agrícolas y propiedades en Iquique. Su madre, una ejecutiva mujer y viuda tras sólo cinco año de matrimonio, lo envía a Valparaíso a estudiar Comercio y Contabilidad. Al regresar al Perú, en 1868, su madre y hermanos están radicados en Iquique y Alfonso asume la administración de los negocios familiares. Entre otros giros, establece la empresa “Ugarte Cevallos y Compañía”, siguiendo el modelo de las grandes firmas inglesas que desde Valparaíso dominaban el comercio del Pacífico. También se desenvuelve en el campo social y político, llegando a ser alcalde de Iquique en 1876. A principios de 1879, Ugarte se preparaba para un viaje a Francia con fines de negocios y luego a contraer matrimonio, pero el estallido de la Guerra del Pacífico lo hace cambiar de plan, ya que toma la iniciativa de reclutar a unos 400 obreros y artesanos iquiqueños para crear con su propio dinero el “Batallón Iquique Nº 1”. Bajo su mando y con el grado de coronel la unidad es integrada al Ejército del Sur. Así participa en los combates de San Francisco y Tarapacá, para enseguida trasladarse a Arica a servir a las órdenes del jefe de plaza, coronel Francisco Bolognesi.

Enfocándonos en la jornada del 7 de junio de 1880, sabemos que una vez desplazadas por el Regimiento “Lautaro” las posiciones que él comandaba en la base del Morro, Ugarte se repliega al cuartel general enclavado en la cima del promontorio costero. Paralelamente, el “Cuarto de Línea” abate las líneas defensivas del Fuerte del Este y avanza despejando en su avasallante marcha trincheras y defensores hasta alcanzar la fortaleza central. Ya en la meseta del Morro, el capitán Ricardo Silva Arriagada ordena el alto al fuego, ya que al frente sólo tienen a Bolognesi y su estado mayor. Es difícil contener a los enfervorizados infantes que mantienen fresca la terrible vivencia de la descomunal explosión de minas que había producido tanta mortandad hacía pocos minutos. Para refrenarlos, el oficial echa mano a su espada y revólver. Ellos siguen exigiendo la ejecución inmediata de los jefes enemigos. La tensa tregua es rota por la insensatez de un soldado peruano que a poca distancia hace volar un cañón. No hay muertos ni heridos, pero el estruendo despierta por simpatía el recuerdo de la horrenda explosión y la desaforada tropa acomete contra los comandantes peruanos, ultimándolos a culatazos. Entre ellos estaba Alfonso Ugarte. EL MITO Las formulaciones de quienes niegan o demandan la existencia de antecedentes confiables, son refutados por las versiones de dos protagonistas del combate. Una es la del teniente coronel Roque Sáenz Peña (un argentino que peleó en el Morro al servicio del Perú y que posteriormente llegó a ser presidente de su país), quien declara que Alfonso Ugarte murió en la explanada del Morro. La otra, más completa y referenciada, del mencionado capitán Ricardo Silva Arriagada, jefe de la Cuarta Compañía del Segundo Batallón del Regimiento Cuarto de Línea. Digamos que el mito del salto de Alfonso Ugarte comienza a gestarse entre el vecindario el mismo 7 de junio de 1880. De aquí pasa a Tacna y se expande por todo el Perú. Ocurre que no pocos ariqueños curiosos habían divisado la figura de un caballo blanco muerto al pie del Morro. Dato que tomó cuerpo cuando la madre de Ugarte, doña Rosa Vernal y Carpio, ofreció una atractiva recompensa de 5.000 soles por el hallazgo del cadáver de su hijo. Pero éste no fue hallado ni en la explanada ni al pie del peñón. Las más esclarecedoras evidencias para aclarar este enigma son las que proporciona (en una entrevista de Nicanor Molinare) el capitán Ricardo Silva Arriagada: “El cadáver de Alfonso Ugarte se encontraba en una casucha, al lado del mar, mirando hacia el pueblo. En ese lugar las rabonas del Morro cocinaban el rancho; y ahí, esas pobres mujeres tenían oculto el cadáver de Alfonso Ugarte. Era un hombre chico, moreno, el rostro picado de viruela, los dientes muy orificados, de bigote negro. Pude saber que era el coronel Ugarte, porque el doctor boliviano Quinn, cuando lo vio, exclamó: ¡Pobre coronel Ugarte; no hace mucho lo he visto vivo!”. “Más tarde”, revela el oficial chileno, “se dio la orden de arrojar al mar todos los cadáveres; sin duda que botaron también el de Alfonso Ugarte, porque no se pudo encontrar. En ese mismo día ofreció su familia 5.000 soles plata por los restos del coronel”. Un dato tangencial da a conocer que el 5 de junio Ugarte había ofrecido a los oficiales de más alto rango una cena en su casa habitación, ubicada en calle 2 de Mayo (actual 21 de Mayo). Esto prueba que doña Rosa Vernal se encontraba residiendo en Arica. Ahora, respecto a los restos de Ugarte, el capitán Silva Arriagada informa lo siguiente: “Se buscaron mucho. Di noticias, detallé lo ocurrido, pero nada se descubrió”. DESENLACE Desmintiendo las lógicas estimaciones de todo el mundo, los restos de Ugarte sí fueron encontrados. Al pie del Morro. Entre otras cosas, debe haber costado ubicarlos por un hecho anecdótico, pero de gran relevancia, que relata el mismo Silva Arriagada. Y es que las rabonas que preparaban el rancho y que “tenían profundo cariño por Ugarte”, no

sólo habían escondido su cuerpo sin vida, sino que también “para guardar su cadáver lo habían vestido con un uniforme quitado a un muerto chileno”. Sumándose a esta tragicomedia de casualidades, hubo un detalle determinante que propició el hallazgo e identificación del héroe: Rosa Vernal fue la única persona capaz de reconocerlo, ya que -dada su condición de madre hacendosa y en estrecho contacto con su hijo- se percató que el cadáver llevaba puesto un calcetín con sus iníciales bordadas. Queda, entonces, comprobado cómo murió el héroe peruano y en qué circunstancias fueron localizados sus restos mortales. Y es posible demostrar además que su muerte y sepultación preliminar están oficialmente refrendadas por el certificado de defunción que redactó con fecha 15 de junio de 1880 (a ocho días del combate) el sacerdote José Diego Chávez: “Yo el párroco propio y vicario de esta ciudad de San Marcos de Arica, sepulté de cruz alta en el panteón de esta el cuerpo mayor del coronel Alfonso Ugarte, que fue encontrado al pie del Morro, y de allí se depositó en su respectivo nicho”. La sepultura a que alude el sacerdote es un nicho del mausoleo de uso reservado que mantenía la Iglesia Matriz (como vestigio del camposanto de su antecesora la Basílica Parroquial), donde se sepultó también al coronel Francisco Bolognesi y al capitán de navío Juan Guillermo Moore, ex comandante de la “Independencia” y jefe de las baterías del Morro. En julio de 1890 llegó a Arica un barco peruano a recoger los restos de esos héroes, los que son depositados en urnas de noble madera. Tras una solemne misa fúnebre en La Matriz, los féretros son cargados al hombro por soldados chilenos y trasladados, a los sones de una banda militar, hasta el muelle para ser embarcados y repatriados. Inusitado. Como los gestos de Bolognesi, que dejó venir hasta su cuartel general al mayor Salvo, enviado a parlamentar con él. Y cuando recibió con igual misión al ingeniero militar peruano Elmore (prisionero de los chilenos) y no lo liberó, sino que lo dejó retornar junto a sus captores. O la nobleza de Grau para remitir una carta de condolencias a Carmela Carvajal. Según confidenció un marinero del “Huáscar”, Grau lloró cuando vio a Prat sin vida. Digamos, finalmente, que totalizaron 363 los combatientes chilenos y peruanos lanzados al mar. Sus restos fueron posteriormente recogidos e incinerados y las cenizas guardadas en ánforas en la Iglesia Matriz. Desde 1947 reposan en el santuario de la Virgen del Carmen, en los faldeos del Morro. Episodios microhistóricos que no tienen cabida en las historias oficiales. Pero que bien podrían compaginar el macro relato de una guerra de héroes y caballeros. Alfonso Ugarte Vernal fue re-sepultado en el Cementerio General de Lima. En su testamento manifestado en 1904, su madre deja expresamente dispuesto que los restos de ella “sean depositados y descansen siempre en mi suelo patrio y al lado de mi hijo Alfonso en su mausoleo”. De acuerdo a una fuente oficial peruana, sus restos fueron definitivamente trasladados a la Cripta de los Héroes de Lima. Alfonso Ugarte estuvo presente en la junta histórica en la cual el coronel Francisco Bolognesi expresó la célebre frase de luchar “hasta quemar el último cartucho”. Falleció combatiendo en la Batalla de Arica. Sobre la muerte de Alfonso Ugarte, el historiador peruano Jorge Basadre señala lo siguiente: “La versión de que Alfonso Ugarte se había inmolado voluntariamente circuló bien pronto en el Perú. Un telegrama oficial fechado en Quilca el 15 de junio comunicó lo siguiente, después de haber de haber informado anterior acerca del resultado del combate de Arica según datos del vapor inglés Columbia llegado del Sur: ‘El coronel Alfonso Ugarte, como los demás, no quiso rendirse y, habiéndosele acabado la munición, echó mano de su revólver, empleando bien sus tiros; pero como fue acosado por gran número de chilenos, pereció al fin en un caballo blanco’. Léese en el artículo de La Patria del 21 de junio de 1880 antes citado: ‘ El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya

en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar’. Quienes se fijan solo en la cruel frialdad de la lógica niegan esta versión que no está acogida en ninguno de los partes peruanos sobre la batalla del 7 de junio, ni por otros testigos oculares, aunque sí por Markham. Pero ello podría tomarse como un símbolo de la voluntad de sacrificio que es visible en toda la actuación de Alfonso Ugarte en la guerra. La emoción colectiva habría puesto, pues, ropaje de poesía épica a una realidad esencial. Alfonso Ugarte, el millonario de Tarapacá, el joven apacible, se lanzó simbólicamente con su caballo a la inmensidad mucho antes del 7 de junio”. Alfonso Ugarte es sin duda uno de los heroes mas misteriosos de la guerra del Pacifico Sin duda, este es uno de los misterios más grandes de la historia peruana. Nadie se ha puesto de acuerdo, esto se debe a que sobre el suceso no hay documentos escritos. La versión de la muerte de Alfonso Ugarte lanzándose con su caballo desde el morro de Arica ya aparece a principios del siglo XX entre la población de Tacna y Arica. Sin embargo, esta historia no ha sido probada con documentos históricos. En esta historia se puede ver una polémica nacionalista. Los historiadores peruanos han recogido el relato donde Alfonso Ugarte se lanzó al abismo para evitar que la bandera peruana cayera en manos del enemigo. Los historiadores chilenos como Benjamín Vicuña Mackena cree que es una invención de los peruanos. Sobre todo lo que se ha escrito y dicho se puede resumir lo siguiente: 1. Los partes y documentos oficiales de guerra no especifican como murió Alfonso Ugarte. 2. Alfonso Ugarte pertenecía a una de las familias más ricas de la zona, su familia ofreció una gran recompensa para encontrar su cadáver. 3. La historia oficial peruana dice que el cadáver fue hallado y reconocido por su madre ya que llevaba puesto un calcetín con sus iníciales bordadas. 4. Alfonso Ugarte fue enterrado en Arica. Recién en 1890 sus restos fueron llevados a Lima. Actualmente reposan en la cripta de los héroes. 5. En 1979 se obtuvo autorización para abrir la tumba del héroe y se encontró un cuerpo envuelto en una bandera peruana. 6. Sin embargo, existen otras versiones no documentadas que dicen que el cadáver de Alfonso Ugarte y su caballo fueron encontrados al pie del morro de Arica. Esto no sería imposible, dado que los chilenos ordenaron incinerar los cadáveres de los caídos al pie del morro para deshacerse de ellos. 7. Una leyenda muy difundida entre los maestros peruanos dice que Alfonso sobrevivió a la batalla y escapó a Francia donde murió. No se ha determinado el origen de este mito. Algunos creen que es obra de los chilenos para desprestigiar a uno de los héroes de Arica. Lo cierto es que la madre de Alfonso Ugarte murió en Francia en 1903 pero pidió que ser repatriada al Perú. 8. Otros creen que el cadáver de Alfonso Ugarte nunca fue hallado y lo que está enterrado en Lima no son sus restos. Ante tantas versiones, cabe preguntarse ¿cual es la verdad del asunto? Es difícil saberlo, pues no existen documentos. Historiadores como Jorge Basadre no se atrevieron a hacerse cargo de este misterioso caso. Los historiadores del ejercito peruanos creen que Alfonso Ugarte se inmoló en Arica. Al parecer todo podría tratarse de una leyenda histórica, un hecho que fue modificado por la memoria colectiva de los pueblos del sur y que sirvió para salvar el honor en un enfrentamiento bélico. Toda guerra necesita héroes, sobre todo cuando vamos perdiendo. Por esta razón será difícil saber lo que realmente sucedió. ¿Será que nuestros sentimientos de frustración después de 130 años nos impiden ver algunas cosas con claridad? Enlaces recomendados El interesante artículo de Alvaro Sarco es un buen resumen de lo que se conoce sobre la muerte de Alfonso Ugarte http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/sarco/la_muerte_del_coronel_alfonso_ugarte.htm Hace poco pasaron un curioso reportaje en ATV El sacrificio de Alfonso Ugarte, según una pintura del Museo de los Combatientes del Morro de Arica (Lima).

¿Cómo murió Alfonso Ugarte? Un día como hoy, el 7 de junio de 1880, en Francisco Bolognesi junto a cientos de valerosos peruana de Arica. Entre ellos estuvo Alfonso personajes más mencionados en las escuelas y muerte existen dos posiciones distintas. En la Combatientes del Morro de Arica se lee la versión

la batalla de Arica murió defensores de la ciudad Ugarte Vernal, uno de los colegios del Perú. Sobre su página del Museo de los peruana:

“Sacrificó su vida por la Patria, lanzándose al Morro, evitando que el Pabellón nacional cayera

abismo desde la cima del en manos del enemigo.”

Mientras tanto en la conocida web chilena La “En Arica fue el comandante general de la VIII heroicamente hasta ser muerto por los soldados morro.”

Guerra del Pacífico se afirma: división donde peleó brava y chilenos en las alturas del

¿Se lanzó desde el morro con la bandera peruana en los brazos? ¿Murió combatiendo en el mismo morro? o -como algunos profesores peruanos mencionan- ¿escapó de la batalla y se refugió en Francia? Te invitamos a difundir tu posición, aporte o argumentos en la sección comentarios. Tú qué dices, ¿cómo murió Alfonso Ugarte?

Francisco Bolognesi y los defensores de Arica. Alfonso Ugarte es el quinto de la derecha. LA MUERTE DE ALFONSO UGARTE

Alfonso Ugarte en una pintura del Museo de los Combatientes del Morro de Arica en Lima. Un artículo imperdible sobre la muerte del patriota Alfonso Ugarte es el que publicó el investigador Álvaro Sarco, basándose en documentos de la época y estudios de reconocidos historiadores. Este serio trabajo corrobora nuestras propias averiguaciones y nos permite establecer cinco conclusiones claras sobre el final del joven héroe tarapaqueño: – Alfonso Ugarte sí luchó en la batalla de Arica. Testimonios de la época, incluso chilenos, corroboran que combatió valerosamente. – No hay testimonios o pruebas fehacientes de que Ugarte Vernal se haya arrojado al mar para salvar la bandera peruana, pero sí de que fue visto cabalgando en el epílogo del combate. – Alfonso Ugarte murió en el mismo morro de Arica, casi al final de la batalla. Y su cuerpo, junto al de cientos de caídos, fue arrojado por los chilenos por el acantilado. – La madre del héroe, Rosa Bernal, ofreció una considerable recompensa económica para quien halle y entregue su cadáver. A los pocos días sus restos fueron reconocidos por un calcetín que llevaba sus iníciales. – El párroco de Arica hizo su acta de defunción y el héroe fue colocado en un nicho del cementerio de Arica. Por orden del presidente Cáceres, en 1890 el buque Lima recogió sus restos que en la Ciudad Capital fueron colocados en el cementerio Presbítero Maestro. Reposaron en el mausoleo que erigió su señora madre hasta 1979 en que el Centro de Estudios Histórico Militares ordenó su traslado a la Cripta de los Héroes donde se encuentran hasta el día de hoy. Alfonso Ugarte

Uno de los personajes mas importantes de la historia del Peru su muerte es un misterio pero hay muchas versiones sobre su muerte se dice que su cuerpo nunca fue encontrado pero todo indica que se lanzo desde el morro junto con su caballo. Nacio en tarapaca(peru) hijo de acaudalados comerciantes tarapaqueños, fue elegido alcalde de dicha ciudad en el año 1868, al iniciarse la guerra del pacifico su familia decidio viajar a europa el decidio quedarse en su tierra natal, al ver que nuestro ejercito no disponia de recursos suficientes decidio armar un batallon con sus propio dinero el cual estaba formado por obreros y comerciantes de la ciudad de iquique al cual le llamo "iquique Nª 1"

pintura única del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.

ya ubicado en arica tras la respuesta del coronel bolognesi de no rendirse hasta quemar el ultimo cartucho horas antes de la batalla escribio su ultimo testamento: "Estamos pues esperando ser atacados por mar y tierra. Dios sabe lo que resultará, así que te puedes imaginar mi triste situación. Sin embargo es preciso resistir hasta el último y te puedo asegurar, también, que con las posiciones que ocupamos en el morro, los cañones de grueso calibre y las minas que tenemos preparadas, les costará muchas vidas a los chilenos reducirnos y quitarnos ésta plaza. Estamos resueltos a resistir con toda la seguridad de ser vencidos, pero es preciso cumplir con el honor y el deber. Quizás la suerte nos favorezca y lleguen con tiempo los refuerzos que esperamos de Arequipa..." El ariqueño Gerardo Vargas Hurtado nos informa en su conocida obra La Batalla de Arica (1921): “No habían transcurrido quince días de la ocupación de Arica por las armas de Chile, y ya el autor de estas líneas, acompañado de sus padres, regresaba a este puerto, procedente de Tacna, a donde nos habíamos dirigido huyendo de los diarios bombardeos de la escuadra chilena. Desde el primer instante de nuestra llegada oímos narrar la muerte del valeroso tarapaqueño en la misma forma en que lo han hecho los historiadores imparciales. Recordamos con este motivo -como deben recordarlo, también, los ariqueños que sobreviven de esa época- haber visto la osamenta de un caballo desbarrancado, durante muchos días, detenido en los peñascos fronterizos al actual parque, sobre el camino conocido con el nombre de La Cinta. Se decía, también, que ese caballo era en el que el coronel Ugarte se había precipitado desde la cumbre del Morro y que los restos de este Jefe habían sido incinerados al pié de dicha montaña, por el coronel chileno Valdivieso, jefe de la Plaza, junto con numerosos cadáveres de combatientes caídos en la feral batalla”. Otra información que resalta el historiador tacneño es un artículo de La Patria de Lima, del 21 de junio de 1880: “El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa

altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar”.

Eduardo Congrains Martín fue mucho más allá en la segunda parte de su Batalla de Arica, y cayendo en la tentación heurística de la historia novelada refirió: “...la soldadesca que remataba a los heridos no pudo detener a Alfonso Ugarte quien arrolla cuanto obstáculo se le presenta y llega hasta la bandera, que había quedado sin defensores, y, como para demostrar que no por haber matado a éstos se les había vencido, la arrebata y emprende una huida que no es la del cobarde, hacia la salvación, sino la del héroe, hacia la gloria. Sin dudas ni titubeos, y prácticamente envuelto en la enseña nacional obliga a su fiel caballo a dar el último salto de su vida y desde lo alto del farallón rocoso se precipita al rugiente mar. ¡Antes muerto que ver mancillada la bandera peruana!”. desde cuándo empieza a circular la versión del salto montado en caballo y con la bandera en mano? ¿hay testimonios peruanos o chilenos que lo respalden? ¿hubieron testigos de aquel hecho o sólo fue conocido de manera indirecta?

A pesar que para algunos aquella versión de su muerte fue creada con posterioridad, se puede apreciar que no fué así, que ya desde el mismo junio de 1880, se tenía noticia del hecho.

El historiador Jorge Basadre en su Historia de la República del Perú, en el capítulo sobre la batalla de Arica, transcribe las que sería las dos primeras fuentes:

Un telegrama oficial fechado en Quilca el 15 de junio de 1880 que recogía los datos suministrados por el vapor inglés Columbia, que acababa de llegar del Sur: “El coronel Alfonso Ugarte, como los demás, no quiso rendirse y, habiéndosele acabado la munición, echó mano de su revólver, empleando bien sus tiros; pero como fue acosado por gran número de chilenos, pereció al fin en un caballo blanco”. El siguiente testimonio recogido por Basadre es un artículo de La Patria de Lima, del día 21 de junio de 1880: El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer despedazado sobre las rocas de la orilla del mar”. Pero no fueron las únicas referencias, ya que en El Comercio de Lima, fue publicado en el mismo junio de 1880 el opúsculo escrito por Luis B. Cisneros, el cual señala: "...nacido en la ciudad de Iquique, había vivido niño y hombre. En esa playa histórica, con el recuerdo imperecedero del noble sacrificio de la roca. Esa visión apareció sin duda a sus ojos en las angustias supremas del honor militar, y superando a aquellos mártires, arrojó centellante su espada al abismo, tornó brida, espoleó su caballo y se lanzó con él en el espacio, siguiendo los vívidos rayos del acero. La cabalgadura rodó hasta la orilla del mar; el cadáver de Ugarte quedó sobre una roca del despeñadero. Allí está aún a las miradas del enemigo, del navegante extranjero, de nuestros propios hijos, del universo entero. Esa roca es casi un altar. Constituye de hoy en adelante la más sublime lección para las generaciones peruanas del presente y del porvenir.

-Ah!. Felices los que saben morir engrandeciendo el nombre de la patria." Estos tres primeros testimonios datan de fines de junio de 1880, mientras que en Arica por aquellos días, ya se comentaba el hecho, tal como en el libro "La Batalla de Arica" de Gerardo Vargas Hurtado, nos dice: "No habían transcurrido quince días de la ocupación de Arica, por parte de las armas de Chile, y ya el autor de estas líneas, acompañado de sus padres, regresaba a este puerto procedente de Tacna, a donde nos habiamos dirigido huyendo de los diarios bombardeos de la escuadra chilena. Desde el primer instante de nuestra llegada oímos narrar la muerte del valeroso tarapaqueño en la misma forma que lo han hecho los historiadores imparciales. Recordamos con este motivo haber visto la osamenta de un caballo desbarrancado durante muchos días, detenido en los peñascos fronterizos al actual parque, sobre el camino conocido con el nombre de La Cinta. Se decía que ese caballo era en el que el coronel Ugarte se había precipitado desde la cumbre del Morro" Tal vez basándose en aquellos testimonios el inglés Clements Markhams, en su libro Historia del Perú, nos señala: “A este valeroso jefe (Bolognesi) lo acompañaban el valiente More, el joven Ugarte y muchos otros, Bolognesi fue atravesado por una bala de rifle, y después destrozado el cráneo. Ugarte murió precipitándose del Morro; y aunque su desconsolada madre ofreció una fuerte suma porque le trajeran, aunque fuesen sus arreos militares, nada se pudo encontrar” Todos estos testimonios llegaron de manera indirecta, ninguno de ellos estuvo presente durante la batalla y se basa en relatos de terceros. Por lo que resulta muy importante el ubicar los relatos de aquellos que presenciaron tal hecho y su relato del mismo.

En el archivo del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, se encuentra el expediente de Dionisio Vildoso, combatiente peruano en la batalla de Arica, en el batallón Artesanos de Tacna n° 27, el cual dice entre otras cosas: "seguimos aciendo fuego en retirada al morro para tomar pocecion del parapeto que está a la entrada del morro, nos reconcentramos todos los jefes y tropa aquí se hizo el último esfuerzo... En este grupo estaba el coronel Alfonso Ugarte que llegó momentos antes con su dibición a protegernos, de hai nos retirabamos los pocos que quedabamos al centro del morro siempre aciendo fuego, los chilenos abanzaba por ambos costados de cerro gordo y por la coronacion del mismo. Llegamos al plano donde estaban los cañones yo llegué al mismo borde del morro y retrocedí inmediatamente al ber el abismo que no se beia mas que el mar. Regrecé a donde estaban los estanques de agua… En este momento aparece el coronel Alfonso Ugarte en su caballo con una bandera peruana gritando muchachos viva el Perú y echaba las espuelas a su caballo y desaparece en el abismo. Mi compañero ya estaba herido y a mí me dieron un culataso para acerme botar el rifle y quedé prisionero desde este momento." Este testimonio escrito algunos años después, (y que es muy importante pues señala que vió aquel hecho) al parecer no fue muy difundida, ya que no se le hace referencia directa en los libros de historia.

En la recopilación de documentos que realiza don Pascual Ahumada, en el tomo III pag 200 y 201, publica una carta de un oficial del 3° de línea, la que nos menciona lo siguiente: "Inmediatamente que se restableció la tranquilidad, fuimos en ayuda del 4°, que atacaba el Morro, pues en el otro fuerte el enemigo hizo muy poca resistencia y se replegó a aquél; pero en el Morro la resistencia fue floja por el desaliento que se había apoderado de nuestros enemigos, así en pocos momentos quedó en poder del 4° es formidable obra de la naturaleza. Ahi pereció el bravo Bolognesi, el comandante Moore, el coronel Ugarte, que al huir se despeñó. Por casualidad escapó herido el coronel argentino Sáenz Peña y el coronel La Torre". Este testigo chileno, afirma que Alfonso Ugarte, al ser enemigo le atribuye que estaba huyendo, pero lo mas importante que lo vió despeñarse.

En una entrevista realizada a tres veteranos peruanos de la batalla de Arica, publicada en "El Comercio" de Lima, Domingo 7 de Junio de 1953, el sargento primero Juan de Dios Ulloa responde "--¿A que cuerpo o batallón perteneció usted, sargento Ulloa? al batallón Iquique, Ejército en Arica. El batallón Iquique y el Tarapacá formaron la octava división de la cual era jefe Ugarte. La división de Ugarte estaba encargada de la Defensa de la zona del río San José y sus baterías… ---¿De tal modo que su batallón no estuvo en el Morro? Claro que estuvo, Alfonso Ugarte llegó a caballo e inmediatamente movilizó a nuestras tropas. Subimos fatigados los cerros por donde se peleaba y combatimos encarnizadamente, como todos en Arica, pues estábamos decididos a morir… ---¿Combatió Ugarte al lado del Iquique y el Tarapacá? No que lo recuerde pues más bien creo siguió a caballo en dirección al Morro, desde donde el Estado Mayor impartía las órdenes. Ya después, cuando todo había terminado, el Coronel Ugarte, el bravo entre los bravos, se lanzó desde la cumbre del Morro, envuelto en la bandera de la patria a la muerte y a la gloria. Su alma subió a la inmortalidad junto con las del coronel Bolognesi y demás héroes de esa jornada inolvidable." Aqui conviene transcribir, una entrevista realizada a un veterano chileno, por la revista chilena Vea, de 1959, veamos lo que responde Juan Bautista Palma Flores: "-No recuerdo si fueron 408 chilenos por cada mil peruanos, pero la valentía de los chilenos pudo más y se ganó la batalla, y se clavó la bandera allá arriba en lo alto del cerro Los vívidos recuerdos hacen saltar lágrimas a los cansados y enceguecidos ojos de Juan Bautista, el héroe desconocido. -No recuerdo qué superior peruano, cuando se vio acorralado por los chilenos arriba del Morro, no quiso entregarse prisionero y se tiró con su caballo al mar... se hizo pedazos abajo. La escena, que la historia consigna, impresiona aún hoy a Juan Bautista. El superior peruano, era el valiente coronel Alfonso Bolognesi (sic), que prefirió la muerte la derrota." El reportero, entra en error al señalar que el apellido fue Bolognesi, debiendo haber consignado Alfonso Ugarte, pero los datos que proporciona, coinciden con la versión de su muerte.

La muerte de Alfonso Ugarte quedó grabada en el conciente chileno de fines del siglo XIX, tanto así que hace poco fue descubierto una pieza teatral chilena impresa años después de la Guerra del Pacifico y que representa la acción del coronel peruano en los precisos momentos en que se arroja del morro de Arica. La imagen es bastante clara (en el 2010 fue portada de la reedición del libro "Arica Sus Fortificaciones, asalto, defensa y ruina por un testigo y actor") Alfonso Ugarte, es un héroe peruano, no por la forma en la que murió, sino por toda su actuación durante la guerra. Todos estos relatos de los que participaron en la batalla, tanto de origen peruano como chileno, nos hacen ver que el salto desde el morro de Arica, se encuentra dentro de lo posible, coronando de esta forma, aquella destacada labor en defensa de su Patria. ***************

Tomado del blog de Jonatan Saona http://gdp1879.blogspot.com/2011/09/muerte-de-ugarte-ii.html#ixzz4ca8UyJbE La muerte de Alfonso Ugarte según Dionisio Vildoso Por Álvaro Sarco Ningún parte de guerra sobre la Batalla de Arica menciona los pormenores de la muerte del Coronel Alfonso Ugarte. Así, la imagen de Ugarte lanzándose del Morro envuelto en la bandera peruana, la habría tejido sólo cierta leyenda popular o ulteriores remembranzas de variada fuente. Pero hay una importante indicio ignorado o soslayado. Es el testimonio del Subteniente Dionisio Vildoso, trágico actor y espectador de tales hechos. Este patriota dejó un pormenorizado y vivo relato de la Batalla de Arica. En él se confirma plenamente las circunstancias de la muerte de Ugarte tal y como tradicionalmente se ha sostenido. A continuación se reproducirá íntegramente el testimonio de Vildoso. La fuente puede encontrarse en el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú (Archivo Rubén Vargas Ugarte); a disposición de quien desee confirmar la autenticidad del mismo. Sobre Dionisio Vildoso existe una semblanza recopilada por Darwin Zarria de la obra "La Batalla de Arica" de Gerardo Vargas Hurtado, edición de 1921. Ella importa por la confirmación de las virtudes que adornaron a Vildoso, las mismas que le confieren credibilidad a su aludido testimonio. __________ SUBTTE DIONISIO VILDOSO Del Batallón "Granaderos de Tacna" Hé aquí uno de los pocos sobrevivientes de Arica, cuya honrosa hoja de servicios es digna de ser conocida por quienes sentimos admiración y gratitud por los que se sacrificaron en defensa de la integridad nacional en la guerra con Chile. Vildoso es, en efecto, uno de los pocos sobrevivientes que pelearon en el Morro de Arica, guiados por la espada de Bolognesi. Cuando Chile nos arrastró a la guerra, Vildoso se hallaba en la Escuela de Clases de esta capital, dedicado al estudio de la carrera de las armas, por la que desde niño sintió vocación. Era, por entonces, jefe de este establecimiento el coronel don José Basso. Después prestó sus servicios en el batallón Cazadores de la Guardia número 7, bajo las órdenes de los coroneles Alejandro Herrera y E. Bustamante, este último muerto gloriosamente en Arica el 7 de junio de 1880.

Pabellón peruano que flameó en Arica Tacneño de nacimiento, Vildoso perteneció a la plana mayor del batallón Artesanos de Tacna, habiendo sido ascendido a la clase de subteniente pocos días antes del asalto de la plaza, en premio de sus relevantes servicios y competencia militar; pues era uno de los pocos soldados de línea que formaban en ese cuerpo, del que fueron dignos jefes el coronel don Marcelino Varela y el comandante don Francisco Chocano, el último de los cuales tomó el mando del batallón en la retirada de la batería del Este hacia el Morro, por haber caído gravemente herido el coronel Varela. Vildoso peleó en las distintas etapas del combate, desde la retirada del "Este" hasta el "Cerro Gordo" y el Morro, donde cayó prisionero, salvando la vida milagrosamente en la carnicería de heridos y prisioneros a que se dedicaron los asaltantes. De regreso de San Bernardo, se estableció en Arica como comerciante. En este puerto gozó de estimación general; contribuyó a la fundación de la patriótica Sociedad Peruana de Beneficencia, de la que fué tesorero en los períodos presidenciales de los señores José Rey, José Ricardo Cornejo y Gustavo N. Pescetto. Después se radicó en Mejillones (puerto vecino a Antofagasta), donde, como en Arica, gozó de prestigio social y comercial, y de donde acaba de ser arrojado por 105 desperuanizadores, para venir a respirar en la capital de nuestra patria los saturados efluvios de la libertad. ________

Testimomio del Subtte. Dionisio Vildoso sobre la Batalla de Arica

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Transcripción del testimonio de Dionisio Vildoso sobre la Batalla de Arica [1] "Día memorable el 7 de Junio de 1880. A la una de la mañana llega el jefe de día, coronel Marcelino Varela a la primera batería del este cerro gordo yendo a decir a los capitanes que en esta madrugada era el asalto. Él como jefe del Batallón de Artesanos de Tacna N° 27 guerra el que guarnecía la batería dio órdenes que tres compañías quedaran adentro, 1°, 2°, 3° y 4°, 5°, 6° salieran afuera para impedir que se nos encorralara. Una vez afuera las tres compañías nos desplegamos en guerrilla desde la puerta de la batería hasta el primer parapeto que queda entre el fuerte y cerro gordo y quedamos cada uno en su puesto esperando al enemigo. El enemigo apareció entre oscuro y claro, más oscuro. En este momento rompen los fuegos los centinelas perdidos y se generalizó en las dos baterías. En un principio no nos hacían daño porque nosotros quedábamos en altura y nosotros en cambio les hacíamos muchas bajas y en estos momentos se nos viene un jefe chileno a caballo y lo vi desaparecer muy pronto. Él y el caballo después supe que era el comandante del 1° de línea San Martín. Conforme iba aclarando nos principiaron a hacer muchas bajas en nuestras filas y nosotros principiamos a retirarnos al primer parapeto de la coronación del cerro gordo, que también había otra trinchera a que nos sostenimos bastante rato. Ya íbamos quedando muy pocos, en esto llegan los coroneles Manuel C. de la Torre y el jefe de la plaza coronel Francisco Bolognesi y nos dicen hijos un momento más un momento más, y se dirigieron a una casucha que está al lado del parapeto donde estaban los aparatos de las minas. En esos momentos toman la primera trinchera que habíamos dejado la toman los chilenos, y también salen de la casucha los coroneles Francisco Bolognesi y de la Torre y nos dice hijos estamos perdidos no dan fuego las minas, y nos retirábamos para el morro. Bajábamos cerro gordo cuando subían refuerzos, parte del Batallón Iquique y parte del Batallón Tarapacá. Al mando del jefe de la 7ª división Alfonso Ugarte y el comandante Sáenz Peña, y el comandante Carrego. En este lugar nos unimos y seguimos haciendo fuego en retirada al morro para tomar posición del parapeto que está a la entrada del morro. Nos reconcentrábamos todos

los jefes y tropa. Aquí se hizo el último esfuerzo, y aquí vi de muerto al coronel Ramón Zavala, y herido así vi al 1° jefe Marcelino Varela. En este grupo estaba el coronel Alfonso Ugarte que llegó momentos antes con su división a protegernos, de ahí nos retirábamos los pocos que quedábamos al centro del morro siempre haciendo fuego. Los chilenos avanzaban por ambos costados de cerro gordo y por la coronación del mismo. Llegamos al plano donde estaban los cañones. Yo llegué al mismo borde del morro y retrocedí inmediatamente al ver el abismo que no se veía más que el mar. Regresé a donde estaban los estanques de agua. De ahí veía detrás a mis compañeros al cuartel de los artilleros en compactos porque los chilenos venían muy cerca haciendo descargas cerradas al cuartel. En este momento dice un sargento de mi Batallón Fabio Corrales, primero, Vildoso el mayor Blondel está herido en el asta de la bandera. Me fui a verlo y era cierto. Lo vi de que estaba abrazado del asta y herido no pude prestarle auxilio porque este momento nos cruzaron los chilenos que venían haciendo una tremenda gritería y sigue la carnicería en el cuartel. En este momento aparece el coronel Alfonso Ugarte en su caballo con una bandera peruana gritando muchachos Viva el Perú y echaba las espuelas a su caballo y desaparece en el abismo. Mi compañero ya estaba herido y a mí me dieron un culatazo para hacerme botar el rifle y quedé prisionero desde este momento. Los chilenos seguían matando a los que se dentraron al cuartel y corría sangre por debajo del entablado porque el piso queda en alta. En esto llega el Coronel Manuel C. de la Torre a la plataforma de los cañones y lo veo que hace una maniobra y hace volar uno de los mejores cañones. En eso llega un oficial chileno, habla con el coronel y le dice que ya ha concluido y hasta cuándo siguen matando y gritando mueran los cholos. Unos cuantos minutos más empiezan a juntar los pocos que había por distintas partes y los que quedaban con vida en el cuartel, y nos hacen formar en hilera de a dos delante del cuartel. Yo calculo que habríamos entre todos 40 oficiales y tropa y nos hacen desfilar para la parte del sur. Ya sabíamos que era para fusilarnos porque ya sabíamos desde días antes que no teníamos cuartel. Ya marchábamos por frente del cuartel y llegábamos a los cuartos de los oficiales. Veo con sorpresa a nuestro jefe de la plaza Coronel Francisco Bolognesi muerto y sin ropa exterior caído de espaldas, con un balazo en el pecho y el cráneo destrozado desde la parte de la ceja. Calculo yo que esta herida ha sido después de caído con la culata de rifle porque las dos bolsitas de los sesos estaban a 12 pulgadas de distancia del cráneo y estaban enteritas las dos bolsitas. Ahí mismo otra sorpresa. De un cuarto de los oficiales sale uno de los soldados chilenos con una caja de cartón bien grande y tira por encima del cadáver del coronel Bolognesi. Se destrozó la caja y se vacía un estandarte peruano nuevo, sin estrenar el estandarte. En ese momento el sol estaba en su apogeo y llegó a brillar. Yo vertí unas lágrimas muy tristes. Seguíamos la marcha para recibir el último premio por haber cumplido con nuestro deber con nuestra Patria. Nos hacen hacer alto en una pampita y veo que salen a caballo dos jefes, el mayor Salvo del ejército chileno y el comandante Sáenz Peña del ejército Peruano. A los 20 minutos estaba de regreso trayendo la noticia de que no se nos afectara. Inmediatamente nos hicieron marchar para el pueblo y al pasar por el costado de la iglesia vimos una cantidad de nuestros en las gradas de la iglesia que habían fusilado los chilenos. Nosotros quedamos en la Aduana presos hasta marchar a Chile en calidad de presos de guerra. Dionisio Vildoso". Un oficial chileno del 3º de línea que atacó el morro de Arica en la mañana del 7 de junio de 1880, escribe en una carta como murió Alfonso Ugarte. Este testigo chileno, afirma que Alfonso Ugarte, estaba huyendo del morro y que lo vio despeñarse. Como enemigo le pareció que huía ya que no daba batalla, y lo más importante es que lo vio saltar desde el morro.

En su libro “Guerra del Pacifico: documentos oficiales, y demás publicaciones sujetas a la guerra, que ha dado a la luz

la prensa de Chile, Perú y Bolivia” que escribe Pascual Ahumada, tomo III pág. 200 y 201, publica la “Carta de un oficial del 3°” de línea, la que relata lo siguiente: El coronel Arias animo a su tropa hasta el último momento; partió la cabeza de un sablazo a uno de los nuestros que lo atacaba, e inmediatamente cayó herido de bala i bayoneta para no levantarse más. Yo con varios oficiales i soldados nos ocupamos en cortar muchas guías de las minas i el multiplicador eléctrico que estaba al pie de los cañones. No haría ocho minutos que estábamos dentro del fuerte, cuando una esplosión espantosa resonó en mis oídos, dejándome tendido i sordo por algún espacio de tiempo.... Inmediatamente que se restableció la tranquilidad, fuimos en ayuda del 4°, que atacaba el Morro, pues en el otro fuerte el enemigo hizo muy poca resistencia i se replegó a aquél; pero en el Morro la resistencia fue floja por el desaliento que se había apoderado de nuestros enemigos, así en pocos momentos quedó en poder del 4° es formidable obra de la naturaleza. Ahí pereció el bravo Bolognesi, el comandante Moore, el coronel Ugarte, que al huir se despeñó. Por casualidad escapó herido el coronel arjentino Sáenz Peña i el coronel La Torre. Del Morro solo alcanzaron a volar un cañón, dejando siete en buen estado. Las municiones que existían en la plaza de Arica eran muchas, i por consiguiente, tenían para defenderse mucho tiempo. Los soldados hicieron una gran carnicería i con razón pues se les quiso hacer volar. Yo me dirijo después que se rindió el Morro, con 25 hombres al fuerte San Jose a proteger al Lautaro que marchaba para atacarlo, i estaba como a dos cuadras de distancia cuando una inmensa columna de humo, llamas i polvo se elevo hasta los cielos, acompañado de un ruido espantoso; era el fuerte San Jose que había volado... Las armas tomadas al enemigo pasan 3000 rifles i 13 cañones sin contar la pérdida del monitor que hechó a pique Sanchez Lagomarsino, su comandante.

Recopilación de documentos, Pascual Ahumada, tomo III pág. 200 y 201, Carta de un oficial del 3° de línea Gustavo Faverón Patriau 27.7.13 Los pendejos y los cojudos (a propósito de una obra teatral de Rocío Tovar) Rocío Tovar, directora teatral, autora de Perú ja ja, le concede una entrevista al diario La República. En esa entrevista se refiere a su propia comedia como "una magistral clase de historia del Perú en joda". En principio, tiene derecho a hacerlo: hay innumerables autores que son notables críticos sociales a través de la sátira teatral. Pero no es su caso. De pronto, en la entrevista, refiriéndose a la obra mencionada, que representa ridículamente pasajes de la historia del Perú, dice lo siguiente: "Lo que pasa es que, en 1889, en Arica, Bolognesi es un general en retiro, y pide volver a actividad... Alfonso Ugarte tiene 20 años, es un chico muy adinerado (de allí viene lo de estúpido, cojudo, hijo de papá) y regala 44 caballos para la batalla, y eso le da título de coronel. Entonces, un señor retirado, que vuelve a la guerra, que ama la milicia, tiene conciencia de patria y que lucha con un tipo así al lado, es como Pinky y Cerebro, El tonto y el más tonto, dos de los Tres chiflados encima del morro…" Hay algunas cosas que sería bueno tener en cuenta antes de creerse la "magistral clase de historia del Perú" de Rocío Tovar. La batalla de Arica no fue en 1889 sino en junio de 1880. Bolognesi no era un general en retiro, sino un coronel (no era ningún anciano: tenía 63 años). Alfonso Ugarte no tenía 20 años sino 33: no era "un chico". Su padre murió cuando él tenía cinco años: no era "un hijo de papá". No "regaló 44 caballos para la batalla": peleó en varias batallas antes de la de Arica (de hecho, había recibido un balazo en la cabeza en un combate anterior) y no tenía a quién obsequiarle los caballos porque el regimiento militar de Iquique lo encabezaba él mismo, lo había formado él mismo, reclutando personalmente a sus casi quinientos miembros, y también lo había equipado él. Yo no soy nacionalista, ni chauvinista y ni siquiera puedo decir que sea muy patriota. Pero me pregunto cuál es la gracia de que una escritora ignorante ande por ahí declarando estupideces infundadas, que esas estupideces le sirvan de base para criticar una realidad que nunca existió, que a esa crítica arbitraria la llame "magistral clase de historia" y que una periodista de La República, sin ningún criterio (y no es la primera vez que lo demuestra) reproduzca todas esas tonteras sin cuestionar ni siquiera los errores más obvios. Y como no soy muy patriota ni soy nacionalista ni chauvinista, no corro el riesgo de parecer huachafo si les pido una cosa: que lean el siguiente párrafo, que es el inicio del testamento de Alfonso Ugarte, y luego piensen en quién diablos es Rocío Tovar para llamarlo "estúpido, cojudo, hijo de papá": "En Iquique a los cuatro días del mes de Noviembre de 1879, yo, el abajo suscrito Alfonso Ugarte, hago mi primero y quizá último testamento con motivo de encontrarme de Coronel del batallón "Iquique" de la Guardia Nacional y tener que afrontar el peligro contra los ejércitos chilenos que hoy invaden el santo suelo de mi Patria y a cuya defensa voy dispuesto a perder mi vida con la fuerza de mi mando. Declaro que soy cristiano, que profeso y creo en la Religión Católica y que vivo y muero en tal creencia. Si en algo soy injusto aquí, si he olvidado algún deber, suplico a todos me perdonen, pues en los momentos en que escribo esto me encuentro apurado, con mis deberes militares y del negocio y mi ánimo completamente aniquilado al pensar en que puedo desaparecer en esta campaña y abandonar a mi madre y hermanas que necesitan de mi apoyo. Iquique, Noviembre 6 de 1879. Firmado, Alfonso Ugarte". Y como no soy muy patríota ni soy nacionalista ni chauvinista tampoco corro el riesgo de parecer huachafo si les pido que lean un párrafo de la última carta que le dirigió Bolognesi, a sus 63 años, a su esposa: "... Ésta será seguramente una de las últimas noticias que te lleguen de mí, porque cada día que pasa vemos que se acerca el peligro y que la amenaza de rendición o aniquilamiento por el enemigo superior a las fuerzas peruanas son latentes y determinantes... ¿Que será de ti amada esposa...? ¿Que será de nuestros hijos, que no podré ver ni

sentir en el hogar común? Dios va a decidir este drama en el que los políticos que fugaron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad. Unos y otros han dictado con su incapacidad la sentencia que nos aplicará el enemigo. Nunca reclames nada, para que no se crea que mi deber tiene precio..." Los peruanos, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares del mundo, no somos muy dados a leer los documentos de nuestra historia. Por ignorancia, creemos, quizás, que no tenemos nada que aprender de ellos porque fueron escritos en otro tiempo muy diferente, sobre otros problemas que ya no son los nuestros. Pero díganme si no los conmueven la carta de Ugarte, un hombre rico que bien habría podido huir ante el peligro (de hecho, desde antes tenía programado su viaje de bodas a Europa y lo abandonó para luchar por el país) o la carta de Bolognesi, que no sólo vuelve al ejército durante la guerra, sino que explica exactamente por qué lo hace: porque siente que la clase política peruana ha abandonado al país, lo ha traicionado, unos por maldad y otros por incapacidad, y cree que él tiene el deber de dar la cara y proteger a sus compatriotas. Ya sabemos cómo terminó esa historia, sabemos que Ugarte y Bolognesi murieron en esa batalla, y, leyéndolos, sabemos que ellos sabían cuál era su destino. En contra de lo que dice un estúpido lugar común, que todos hemos escuchado alguna vez, el Perú no llama héroes a Bolognesi y a Ugarte porque en nuestro país nos guste adorar a los perdedores. Los consideramos héroes, con justicia, porque hicieron mucho más de lo que estaban obligados a hacer (en verdad, estrictamente, no estaban obligados a hacer casi nada): son héroes porque fueron solidarios en un país donde la solidaridad es rara. Rocío Tovar no es un caso aislado. En el Perú existe la idea vil y baja de que la solidaridad y la voluntad de entregarse por los demás es cosa de "cojudos". Que la compasión, la colaboración y la empatía son zonceras de payasos, "el tonto y el más tonto", y que los "cojudos" son perdedores porque este mundo no es para ellos, sino para los "pendejos". ¿Y quiénes fueron los pendejos? Los que salieron volando, los que recaudaron dinero ajeno y desaparecieron para siempre, los que renunciaron a sus deberes y salvaron el pellejo, los antecesores de la repartija, la traición, el asalto, la inoperancia y la cobardía. Lo de Rocío Tovar es una lástima (demasiada ignorancia junta, demasiada indolencia) pero mucho más triste es que Perú ja ja sea un hito en la historia de los grandes éxitos del teatro peruano. Quienes creen que el éxito valida a las obras de arte y a los productos culturales tienen ahí algo que explicarnos. Ugarte y Bolognesi fueron peruanos solidarios que trataron de garantizar la vida, la seguridad y la paz de los demás peruanos a costa de sus vidas, puestas en riesgo por la estupidez y la inmoralidad de la clase política. Eran "cojudos" tratando de arreglar los problemas causados por los "pendejos". Qué poquito hemos cambiado, ¿no? Y cuántas cosas más tenemos que leer para ser justos con ellos y con nosotros mismos. El testimonio de un médico ecuatoriano que asistió a la Toma del Morro de Arica, que enfrentó el 7 de junio de 1880 a los ejércitos de Perú y Chile, fue publicado en Lima en un texto que será presentado mañana en la Feria del Libro de Lima. Junto al libro se presentará también un documento inédito que confirma la muerte heroica del coronel peruano Alfonso Ugarte, informaron los editores. El libro, publicado por la librería editorial La Casa del Libro Viejo, se titula "Arica. Sus fortificaciones, asalto, defensa y ruina. Por un testigo y actor" y fue firmado en 1880, pocos meses después del enfrentamiento, por el médico ecuatoriano J. Pérez, que prestó servicio al ejército peruano en el hospital de Arica. Según señalaron los editores, el testimonio de Pérez se inicia desde el 5 abril de 1879, es decir, desde que Chile le declaró la guerra al Perú, y llega hasta el final de la batalla de Arica. En el libro, el autor narra detalles poco conocidos hasta hoy sobre la resistencia peruana en la defensa de Arica y "describe con apasionamiento cada momento de la batalla". El relato de Pérez confirma, además, la reunión final de los oficiales peruanos, comandados por el coronel Francisco

Bolognesi, y que éste no aceptó la rendición ante las tropas chilenas con la famosa frase: "Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho". El director de La Casa del Libro Viejo, Juan Ortíz Benítez, destacó a Efe que la obra también incluye el hallazgo en territorio chileno del cartel una pieza teatral impresa durante la Guerra del Pacífico (1879-1884), que representa al coronel peruano Alfonso Ugarte al momento de arrojarse del morro de Arica. Analizada por expertos, esta pieza documental ratifica la versión sobre la muerte del militar, de quien la historia peruana afirma que se arrojó de lo alto del morro para impedir que se capturara la bandera de su país. La portada del libro ha sido ilustrada con una imagen inédita de la acción de Ugarte, que fue hallada en la ciudad chilena de Tarapacá, que formó parte del territorio peruano hasta la guerra. "Después de un minucioso examen por expertos en papel antiguo, se concluyó que el grabado es original y fue impreso en Chile, durante el periodo de la guerra con el país sureño", precisó la editorial. La escena teatral fue montada por la empresa Wallace-Maincovich y constaba de tres actos, el principal de ellos "El Asalto y Toma del Histórico Morro de Arica". En el documento se señala que "este cuadro está representado con toda fidelidad histórica acabando con una hermosa apoteosis", ya que al parecer el director de la obra recogió testimonios de soldados chilenos que vieron a Ugarte arrojarse desde el morro. El libro será presentado mañana martes como una de las novedades de la 15 Feria Internacional del Libro de Lima. Primer Gran Vigilante de la Gran Logia del Perú “ … Nos hemos reunidos … para rendir un justo homenaje y tributo a nuestro hermano masón, el Q:. H:. Alfonso Ugarte Vernal, quien había sido iniciado en los augustos y antiguos misterios de la francmasonería, en los registros de la Respetable Logia Simbólica “Fraternidad y Progreso”, cuando aquella trabajaba en el Valle de Iquique, provincia de Tarapacá, hoy en día lo hace en el Valle de Lima, correspondiéndole el numeral 28. Nuestro Q:. H:. Alfonso Ugarte Vernal, llegó a ocupar el puesto de 1er Vigilante en dicha Logia. Militar peruano, héroe peruano de la Guerra del Pacífico. Obtuvo el grado de Coronel EP. Fue Jefe de la Octava División en la defensa de Arica en la batalla del mismo nombre del 7 de junio de 1880, bajo el mando del coronel EP Francisco Bolognesi Cervantes (quien también fue H:. masón). Alfonso Ugarte nació en Tarapacá, el 13 de julio de 1847, hijo de los acaudalados comerciantes tarapaqueños Don Narciso Ugarte y Doña Rosa Vernal. A temprana edad, es enviado por sus padres al puerto chileno de Valparaíso donde fue educado, terminando sus estudios en 1868. A su regreso al Perú se instala en Iquique donde se dedica a administrar los negocios familiares, debido a la temprana ausencia física de su padre. En 1876 fue elegido alcalde de la ciudad. Al inicio de la Guerra del Pacífico, nuestro Q:. H:. Alfonso Ugarte, quien se encontraba pronto a viajar a Europa, decidió quedarse en su ciudad natal y organizar un batallón con su propio dinero, batallón que estaría integrado por obreros y artesanos de Iquique. Este batallón fue nombrado como el Batallón “Iquique Nº 1”, conformado por 429 hombres y 36 oficiales. Participó en la Batalla de Tarapacá donde fue herido de bala en la cabeza y se replegó junto con el ejército peruano. Este ejército fue puesto a disposición del Ejército del Sur, que comandaba el general de división EP Juan Buendía; en esas condiciones hizo la penosa marcha desde Tarapacá hasta Arica. En Arica participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel EP Bolognesi donde se tomó el acuerdo de defender la plaza “hasta quemar el último cartucho”. Murió combatiendo en la gloriosa Batalla de Arica. La historia señala que se lanzó a caballo desde la cima del Morro

para evitar que las tropas chilenas se apoderen del Pabellón Nacional que le había sido encargado. Se dice que su cadáver no llegó a ser recuperado a pesar de la generosa recompensa que ofreció su familia supérstite, residente en la ciudad de Lima por causa del conflicto, por este hallazgo. Sin embargo, intentando dilucidar este último asunto, Geraldo Arosamena logró en 1979 – en su calidad de presidente del Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú – la autorización de abrir la supuesta tumba de Alfonso Ugarte encontrando, efectivamente, restos envueltos en una bandera peruana. Basta con afirmar que el cuerpo identificado en 1890 como el del Coronel Alfonso Ugarte, y que fue traído a Lima y depositado años más tarde en el mausoleo familiar que había construido su madre, fue trasladado no hace mucho a la Cripta de los Héroes de la guerra del 79, y allí reposa, en el tercer nivel, dentro de un sarcófago. Existe una pintura, única, del héroe, al momento de lanzarse a caballo desde el Morro de Arica. Esta obra fue realizada por el artista italiano conde Agostino Lodovico Marazzani Visconti en 1905 y se exhibe en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado en la plaza Bolívar de Pueblo Libre, Lima. Varios aedos escribieron luego sobre la heroica acción del Coronel Alfonso Ugarte, entre los que destacan el poeta peruano José Santo Chocano Gastañodi, con “La Epopeya Del Morro” [Poema Americano] que fuera premiado con medalla de oro por “El Ateneo De Lima” en el concurso de Junio-Julio de 1899. Finalmente, debo recordarles que cada 7 de junio, los peruanos conmemoramos la gesta de los HH:. Masones y Oficiales del Ejercito Peruano, Alfonso Ugarte y Francisco Bolognesi, como también de aquellos oficiales y soldados que cayeron en defensa del Morro de Arica, con el juramento de fidelidad hacia nuestra bandera. Gracias …” HEROES PERUANOS – Alfonso Ugarte El Coronel Alfonso Ugarte, a la par que Bolognesi, fue un HEROE entre los gloriosos HEROES PERUANOS de la Batalla del Morro de Arica que escogió la muerte, prefiriendo lanzarse desde lo alto del Morro, a que la bandera patria fuera profanada por las manos enemigas. Nació en Tarapacá en 1847 y pertenecía a una familia acomodada. Terminada su educación estableció un próspero negocio en el puerto salitrero de Iquique. Al estallar la guerra con Chile, fue encargado de la organización de un cuerpo de guardias nacionales. En diez días constituyó un batallón de quinientos hombres escogidos, a los que instruyó y adiestró en el uso de las armas. Durante el bloqueo de Iquique por la escuadra chilena, Alfonso Ugarte participó activamente en la defensa del puerto peruano, al tiempo que atendía, a veces de su propio peculio, todas las necesidades’ de su batallón. El 27 de noviembre se produjo la batalla de Tarapacá. El batallón comandado por Alfonso Ugarte resistió denodadamente el ímpetu del ataque de la caballería enemiga, y éste fue herido de un balazo en la frente.

Coronel Alfonso Ugarte-1 Alfonso Ugarte, ensangrentado, continuó combatiendo en primera línea como el más arrojado de sus soldados,

hasta que las tropas enemigas emprendieron la retirada, derrotadas.

Coronel Alfonso Ugarte-2 Esa misma noche, las tropas peruanas, prosiguieron su marcha por el desierto y Alfonso Ugarte, herido y afiebrado marchó hacia Arica. En Arica, el General Montoro, en atención al delicado estado de Alfonso Ugarte le sugirió que retornara a Arequipa por un mes, hasta que se recuperara. Él se negó rotundamente a abandonar el frente.

Coronel Alfonso Ugarte-3 Pocos días después, el Coronel Alfonso Ugarte fue nombrado Comandante General de la 8° división, a la que dedicó todos sus esfuerzos de organizador. El 7 de junio de 1880 el ejército chileno inició el ataque del Morro de Arica que defendía Bolognesi, Alfonso Ugarte y otros bravos luchadores, en tenaz muestra de heroico patriotismo. Los peruanos resistieron hasta el fin y el Coronel Alfonso Ugarte contempla la desolación que se extiende en el campo de batalla en que se esparcen los cuerpos mutilados de sus defensores. Sabe que no ha quedado asomo de triunfo y quiere salvaguardar la enseña patria que lleva flameando al viento. Toma su determinación, espolea furiosamente su caballo y en glorioso gesto se lanza al abismo para caer destrozado en las rocas de la orilla del mar. Muerto, pero no vencido.