Actividades Relacionadas Con El Sonido

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Actividades relacionadas con el sonido Tocar el sonido Las plantas de los pies son zonas muy sensibles, descalzos sobre una tarima de madera sentiremos la vibración producida por los golpes que den otros compañeros y compañeras. Podemos detener con los dedos la vibración de un objeto (tenedor, triángulo, lámina de acero, vaso de cristal) y notar cómo cambia el sonido justo antes de detenerse por completo. Ver el sonido Si golpeamos un diapasón y colocamos las puntas dentro de un vaso con agua, se formarán pequeñas olas en la superficie.

Ejemplos de actividades* Pep Alsina

Ponemos pequeños trozos de papel o de arena sobre la piel de un tambor y lo acercamos a una fuente sonora (altavoz con los graves destacados, instrumento): vibrará y pondrá en movimiento los fragmentos. Distribuimos trozos pequeños de papel doblado sobre las cuerdas de una guitarra, al ponerlas en vibración se oirán sonidos y se moverá el papel. Suspendemos una pequeña esfera de un hilo de forma que toque una varilla de un diapasón colocado sobre un soporte hueco o una caja de resonancia. Al golpear otro diapasón idéntico y acercarlo al primero, vibrará por simpatía y accionará la esfera. Atamos un trozo de alambre a un brazo de un diapasón y lo colocamos debajo de un vidrio ahumado: el alambre trazará líneas en el cristal. El viaje del sonido Golpeamos un diapasón y, con los oídos tapados. Sentiremos cómo se transmiten las vibraciones a través de los huesos del cuerpo: desde el cráneo, desde el codo, desde la nariz. Pegamos la oreja al extremo de una viga de hierro o de madera o en una pared y golpeamos o colocamos un diapasón sobre el otro extremo. Si en lugar de una viga es un tubo se oirán dos sonidos, el

del propio material y las ondas que transmite el aire. Construimos un teléfono con un hilo de 10 o más metros que atraviese dos botes de yogur vacíos: muy tenso, hablamos por un extremo y escuchamos por el otro. Podemos construir un estetoscopio uniendo un embudo a una manguera: si acercamos el embudo a cualquier sonido débil, por ejemplo el que emite un reloj, lo oiremos amplificado. Escuchamos sonidos fuera y dentro del agua. Experimentamos con la voz en diferentes espacios: observamos que algunos materiales consiguen apagar el sonido (cortinas, cajas de cartón) y otros lo reflejan más. Parar el sonido Podemos parar cualquier sonido siempre y cuando podamos acercarnos al objeto que lo produce y paremos su vibración. No podemos oírlo todo y solamente es sonido aquello que oímos Tiramos una piedra a un estanque. Después del sonido del choque contra el agua las ondas seguirán expandiéndose, pero no las oiremos aunque la vibración sea evidente. Paisaje sonoro Intentemos percibir nuestro entorno a través de todos los sentidos. Probablemente hallaremos o inventaremos correspondencias entre lo que vemos y lo que olemos, tocamos, gustamos u oímos: podemos cantar las curvas que dibuja el perfil de una montaña o la silueta de las olas del mar; podemos dibujar una melodía o realizar una escultura en arcilla que nos recuerde la forma de una pieza musical; podemos inventar una música para un olor o relacionar un sabor con una pieza conocida. Representamos el sonido o su ausencia, el silencio A través de cualquier lenguaje (corporal, plástico, visual) inventamos signos que permitan encontrar un código que relacione el lenguaje sonoro con otros lenguajes.

Actividades relacionadas con la altura del sonido Cuanto más aire contiene más vacío está y más grave suena Llenamos varios recipientes iguales con arena hasta niveles diferentes y los golpeamos (cuando están llenos o a medida que los llenamos), notaremos cómo cambia la altura. Podemos hacer lo mismo con vasos llenos de agua. Nos tapamos y destapamos la boca emitiendo un mismo sonido: notaremos cómo, al taparla, la altura del sonido desciende. Escuchamos el paso de una ambulancia y notaremos cómo cambia la altura del sonido de la sirena según la distancia que nos separa de ella. Hacemos girar un trozo de manguera, por encima de la cabeza, a velocidades diversas. Grande y pequeño, grave y agudo, largo y corto, ancho y estrecho Escuchamos y clasificamos los sonidos emitidos por los animales: los más grandes tienen la “voz” más grave que los pequeños. Una cuerda larga suena, en principio, más grave que una cuerda corta; pero si anudamos una cuerda o una goma elástica al tirador de una puerta y la hacemos vibrar tirando más y menos del otro extremo, percibiremos que sucede lo contrario. Esto es debido a que una cuerda más tensa suena más aguda que otra más distendida. Podemos fabricar un instrumento de cuerda con una caja de madera y una goma: si pinzamos con los dedos un extremo de la goma, su altura variará. Si usamos gomas de diferente grueso en la misma caja, comprobaremos que, aunque sean igual de largas, suenan diferentes. Botellas diferentes pueden servir para comprobar que la altura depende del tamaño: si soplamos emitiendo el aire en sentido transversal a la boca de las botellas obtendremos sonidos más agudos en las de menor capacidad y más graves en las de mayor capacidad (aquí podemos observar que no es la altura física sino la capacidad de aire la que determina la altura sonora).

Una caña de plástico de las que se usan para beber refrescos puede servir para experimentar con las alturas: cortamos los dos lados de un extremo, en forma triangular para que acabe en punta; si colocamos la punta en los labios y soplamos, sonará. Si a medida que soplamos vamos cortando la caña, el sonido se hará más agudo a cada corte. Cada parte del cuerpo tiene su sonido preferido Si nos acercamos a un altavoz y alternamos entre agudos y graves, notaremos cómo los graves los sentimos principalmente en el vientre mientras que los agudos los sentimos aproximadamente en la cabeza. Somos actores, actrices y músicos Representamos sonidos de alturas diferentes mediante la expresión corporal: los gatos andan con notas graves; los ratones, con notas agudas. Inventamos unos símbolos para representar la altura a través de otros lenguajes (plástico, visual).

Actividades relacionadas con la intensidad del sonido Cuanto más fuerte suena más cerca está Nos colocamos a distancias diferentes de una misma fuente sonora y comparamos. De la misma forma, si lanzamos objetos al suelo desde una distancia mayor o menor podremos observar cómo cambia la intensidad. Intentamos conseguir el efecto de eco mediante diferencias de intensidad de una frase repetida. Jugamos a sumar o restar intérpretes: escondemos un objeto y cantamos una canción que aumentará de volumen cuando la persona que lo busca se acerca al escondrijo. Inventamos una historia donde los personajes (animales, personas) se acercan y se alejan: lo representamos con un instrumento para cada personaje. Fabricamos un amplificador del sonido

Hablamos a través de un tubo, de un cono, de un altavoz y escuchamos a través de un estetoscopio. Si dirigimos la voz sin necesidad de gritar hacia un punto concreto, también la podemos amplificar. Apagar el sonido Si damos un golpe con un objeto sobre otro, aparecerá un sonido. Podemos disminuir su volumen con la ayuda de una tela colocada encima del objeto golpeado. Podemos comprobar que, habitualmente, se utilizan diferentes materiales para disminuir el volumen sonoro: suelas o talones de goma en los zapatos; alfombras; techos de material especial; sordinas en los instrumentos musicales. La orquesta Empieza un intérprete tocando y se van añadiendo todos los demás, cuando tocan todos se va incrementando la fuerza, y viceversa hasta llegar al silencio. Dos grupos, dos orquestas: una está bien alimentada (toca fuerte), la otra está débil (toca flojo). Concerto grosso Interpretamos una canción a boca cerrada, flojo, fuerte y lo contrastamos con el canto de un solista o de un grupo más reducido. Contrastamos también el susurro y el grito. La tormenta Dejamos caer al suelo objetos muy pequeños y objetos más grandes con la misma fuerza: usando materiales diferentes, los

52 soltamos sobre materiales diversos y buscamos una graduación. Podemos hacer una clasificación de intensidades de forma que se pueda reproducir una tormenta. Podríamos hacer lo mismo lanzando los objetos con más o menos fuerza. Regulamos la intensidad Jugamos con reguladores de intensidad acompañándonos por movimientos del cuerpo, sin variar la altura. Es difícil. Soy un sonido fuerte, soy un sonido débil

Expresamos diferencias de intensidad mediante la amplitud de movimientos corporales como si dirigiéramos una orquesta. Inventamos un código de intensidades usando otros lenguajes.

Actividades relacionadas con el timbre del sonido La selva Muchos animales se encuentran en medio de una selva (todos tienen los ojos tapados). Para encontrar a su pareja, tienen que emitir su voz y escuchar la que ella emite, pero con algunas condiciones. Podemos andar cuando suena una música de tambores (pero no podemos emitir nuestro sonido) y podemos emitir nuestro sonido cuando para la música (pero no podemos andar). Cuando hallamos a nuestra pareja nos destapamos los ojos. El cazador Los pájaros están alrededor del cazador, que lleva los ojos tapados. Cuando acaban su canción, el cazador se dirige a un pájaro y escucha su voz: debe adivinar de qué compañero o compañera se trata. Los botes mágicos Dentro de unos botes de carretes de fotografías se encuentran diferentes objetos: debemos adivinar su contenido. Nos convertimos en “luthiers” Construimos instrumentos: proyecto, previsión de material, pasos de construcción, realización, perfeccionamiento. Construimos un instrumento que contenga el máximo de sonidos distintos: un multiinstrumento. Las voces que nos rodean Escuchamos a nuestro alrededor e identificamos y clasificamos los sonidos que aparecen. Intentamos imaginar de dónde proceden. Miramos fotografías de personas e intentamos adivinar cómo será su voz (mejor si se puede comprobar; por ejemplo, fotografías de parientes). Imaginamos la voz de una persona que nos presentan.

Escuchamos voces grabadas de personas e intentamos definir cómo será su carácter o su rostro (después mostramos las fotografías y comprobamos nuestra hipótesis). El color y la textura del sonido Una voz o un sonido cualquiera no suenan de un color concreto, pero podemos usar los colores para identificarlos. Podemos hacer lo mismo buscando materiales que nos recuerden a timbres concretos: ¿qué sonido tendría un estropajo?, ¿y una nube? Imitamos un sonido con el cuerpo.

Actividades relacionadas con la duración del sonido Del silencio aparece el sonido, se mantiene y desaparece Durante un rato escuchamos en silencio: el tiempo transcurre. Aparece entonces un sonido que interrumpe ese silencio, puede durar más o menos, pero siempre desaparece. Podemos calcular la duración de sonidos diferentes y hacer una gráfica.

53 Nuestro cuerpo Nuestro cuerpo emite sonidos más largos o más cortos, intentemos hallarlos y ponerlos en orden: nuestro corazón emite sonidos cortos; nuestra respiración más largos; nuestras manos y nuestros pies pueden moldear la duración a voluntad. Intentemos representarlos a través de la expresión corporal. Instrumentos de sonidos largos Inventemos instrumentos capaces de mantener un sonido durante un tiempo considerable o, mejor, hasta que decidamos que desaparezca. Experimentemos con instrumentos musicales: algunos pueden hacer sonidos muy largos (violín, órgano, sintetizador); otros dependen de la capacidad pulmonar de la persona que los toca (flauta, trompeta); otros tienen mecanismos para alargar el sonido (piano, guitarra eléctrica); otros tienen una duración relativamente larga (platos, gong, triángulo); y otros apenas se perciben como algo más que un sonido corto (caja, claves).

El susto A nuestro alrededor se producen sonidos de duración variada. Los más imperceptibles son los que se mantienen durante mucho rato, quizás todo el día y toda la noche (una nevera, una bombilla que funciona mal): son los que más nos afectan. Por otro lado, el sonido repentino de corta duración que a menudo nos sobresalta es, en cambio, el menos perjudicial. Intentemos analizarlos. Medios de transporte Si nos desplazamos de un lugar a otro en un automóvil, a pie, en avión o en barco, el sonido que produciremos podrá ser continuo o discontinuo, más largo o más corto. Podemos hacer un paralelismo con la duración de los sonidos dibujando el trayecto sobre un papel.

Actividades relacionadas con la pulsación Nuestro pulso Después de escuchar los latidos de nuestro corazón, retenemos la secuencia y andamos a la velocidad que marca nuestro pulso. Si lo contrastamos con los demás compañeros y compañeras, nos daremos cuenta de que cada persona muestra un tempo diferente: podemos agruparnos según tempos similares. Una vez realizados estos grupos podemos bailar una danza o cantar una canción cuyo tempo se ajuste al tempo de cada grupo. Podemos hacer lo mismo después de una carrera: entonces, la velocidad de la dinámica del grupo aumentará (o disminuirá si lo hacemos después de un rato de respiraciones profundas). El pulso de nuestro entorno Si escuchamos nuestro entorno nos daremos cuenta de la gran variedad de pulsos que existen: relojes, pasos, motores, semáforos. Imitemos con la voz todos esos pulsos. Podemos inventar un pulso: después de escuchar nuestro entorno tomamos una pulsación de referencia y nos adaptamos a ella, la recreamos en una marcha. El pulso musical

Escuchamos varias piezas musicales y las clasificamos según su tempo: si nuestro tempo aumenta o disminuye según el esfuerzo o según la relajación, ¿podemos relacionar el tempo de cada pieza con un estado anímico o corporal? Escuchamos varias piezas musicales: ¿qué estado anímico quiere transmitir el compositor o la compositora? ¿Existen otros condicionantes del estado anímico al margen del pulso: ritmo, melodía, timbre? El ritmo y la melodía tienen pulso Escuchamos ritmos o melodías diferentes e intentamos hallar su pulso.

54 La pulsación tiene acento Decimos nuestro nombre y descubrimos la sílaba tónica: si alguien pronuncia nuestro nombre cambiándola de lugar, será más fácil descubrir dónde se halla. Encontremos nombres de cosas con las mismas pulsaciones y acentos que nuestro nombre propio. Descubramos cuántas pulsaciones tiene tu nombre Decimos nuestro nombre en voz alta mientras damos golpes con las manos o sobre un tambor y al mismo tiempo los contamos. Nos agrupamos según el número de pulsaciones. Andamos ahora cuando suena una pulsación acentuada cada uno, dos, tres, cuatro o cinco pulsos. Todo tiene su pulsación En muchos lenguajes encontraremos un pulso: en el verbal (poesía y prosa); en el matemático (series, progresiones). También en la naturaleza: el ciclo vital; el ciclo estacional; el día y la noche; las hojas de los vegetales; la materia (repite la misma molécula como combinación de un grupo de átomos); los rituales de algunos animales. El pulso plástico Se habla de que las obras artísticas (arquitectura, pintura, escultura, teatro, cine) tienen ritmo, pero también tienen una pulsación sin la cual no existiría ese ritmo. Intentemos hallarla: en los arcos de un puente, en los ventanales de una

catedral, en la colocación de las piedras, en un cuadro. ¿Cuál es la unidad de alguno de esos aspectos? Si estudiamos la arquitectura del Renacimiento descubriremos que los arquitectos usaban un referente para desarrollar sobre él toda la proporción del edificio (por ejemplo, Brunelleschi en la capilla Pazzi de Florencia). Podemos hacer lo mismo estudiando frisos geométricos. Construir una clepsidra o el pulso del agua La clepsidra es un antiguo reloj de agua, muy usado en los monasterios de la Edad Media como despertador. Unas gotas de agua (siguiendo un pulso) entran regularmente en un recipiente que se va llenando, cuando el agua llega a un nivel determinado puede accionar un mecanismo sonoro. El agua cae en otro recipiente que, situado en equilibrio sobre una báscula, por el aumento de peso podrá tirar de un cordel atado a una campana.

Actividades relacionadas con el ritmo Pulso y ritmo, ¿dónde está la diferencia? Moverse siguiendo un pulso es relativamente sencillo; es como andar o correr. Intentemos seguir un ritmo con los pies, ¿no aparece entonces un paso de danza? Cantamos una canción (ritmo) y la acompañamos con las manos (pulso). Sin utilizar la voz, la cantamos directamente con las manos (ritmo) mientras llevamos la pulsación con los pies (pulso). Lo podemos hacer por grupos o individualmente. Analizando la estructura de diferentes obras de arte y diferentes lenguajes (edificios, esculturas, películas, teatro, poesía, matemática, naturaleza) ampliaremos nuestra percepción y discriminación de pulsación y ritmo. Dibujamos una pulsación en un papel transparente (inventando los signos) y la leemos (emitiendo sonidos, golpes). Inventamos otros signos para otra pulsación

y los dibujamos en otro papel transparente. Superponemos ambos papeles y comprobaremos que de dos pulsaciones diferentes aparece un ritmo. Ritmos, palabras, números, instrumentos Sobre una pulsación escrita en un papel colocamos números del uno al cuatro, al5 azar o siguiendo una secuencia. Cada número indica cuántos golpes, más o menos rápidos según la cantidad, hay que dar en ese periodo (uno, dos, tres o cuatro). Hemos inventado un ritmo. Usando este ritmo como referente buscamos varias palabras que suenen igual, seleccionando las que tengan sentido para formar frases (modificando el ritmo inicial si hace falta). Para acabar sustituimos las palabras por instrumentos musicales (cada palabra o cada frase puede ser interpretada por un instrumento). Ecos rítmicos Alguien toca ritmos de tres o cuatro pulsaciones (con las manos o un instrumento), el resto del grupo lo repite cuando el solista permanece en silencio. Cada miembro del grupo memoriza uno de esos ritmos y se queda con él: a continuación se tocan seguidos sin eco. Puede hacerse otra variedad con un amigo invisible situado al lado de cada miembro del grupo, que responderá en silencio a ese ritmo. Animales Todos los animales del bosque se encuentran; cada uno tiene su forma de andar y su ritmo. Debemos andar imitando el paso de cada animal. Código secreto Explicamos una historia donde aparecerá un código rítmico secreto (un ritmo diferente) para cada personaje (elegido según el carácter o el papel en la historia). Hay que adivinar el contenido de la narración.

Actividades relacionadas con la melodía Del sonido al gesto y del gesto al sonido

Mientras cantamos una pieza que conocemos bien movemos una mano siguiendo las alturas de las notas. Memorizamos una frase cualquiera (o la escribimos en un papel) y, a continuación, haciendo los mismos movimientos manuales, inventamos una nueva pieza. Inventa una canción A veces, ciertos objetos (puertas, ventanas) pueden negarse a responder. Solamente improvisando una canción mágica (letra y melodía) responderán. Si está contextualizado en medio de un cuento o de una historia tanto mejor. La “Opera dell’Arte” La base de la Commedia dell’Arte puede servirnos para desarrollar la capacidad creativa y de improvisación melódica. La Commedia dell’Arte, nacida a mitad del siglo xvi, posiblemente de los dramas medievales o de los juglares (Pandolfi, 1964), tuvo una clara influencia en todo el teatro posterior (hasta nuestros días). En esta comedia totalmente improvisada, los actores están tipificados, y no es tan importante el texto y el argumento como la situación inicial (no hace falta saber cómo acabará) y el carácter de cada personaje (que reaccionará de una forma determinada ante cada situación). A partir de estas premisas, situación inicial (desequilibrio, crisis) y carácter del personaje (bueno, malo, despistado, víctima) se desarrolla un argumento sencillo (cualquiera), pero significativo, porque responde directamente al carácter del actor o de la actriz y a la reacción del público. Añadamos a esto el canto improvisado. El uso del canto en lugar del habla, posibilita: situaciones prolongadas sin que sean artificiales (base de la ópera); que exista un cierto margen de tiempo para encontrar nuevos recursos expresivos y dramáticos; que la acción transcurra pero al mismo tiempo se congele; que la melodía ayude a dibujar el carácter (con motivos musicales o con leitmotiv); que se adquiera una atmósfera más6

mágica todavía; un espectáculo total; que el alumnado “viva” realmente la situación; que, como en la ópera, puedan representarse (cantarse) dos o más situaciones o puedan hablar (cantar) dos o más personajes conservando todo el significado del mensaje. Se puede completar con un trabajo de improvisación sobre el disfraz y los decorados. Pistas melódicas Papeles escondidos. Cada uno tiene escrita una nota, individualmente o por grupos; tienen que buscarlas y, con las notas recogidas, elaborar una melodía. Cuando todo el grupo tiene su melodía, la guarda. Servirá para abrir puertas mágicas en el próximo cuento. Esa maldita melodía En círculo, cada participante piensa una melodía o una canción. Al azar, un miembro del grupo canta la nota inicial de la melodía pensada (bien por su nombre o con cualquier sonido): por orden y de uno en uno continuarán (empezando cada vez por la nota del principio) intentando que aparezca una canción conocida por todos. Conviene memorizar todos los sonidos, para que no se pierda la melodía. Se puede hacer lo mismo pero ahora cada participante canta la nota inicial de la melodía o la canción pensada. Aparecerá una melodía original. Dibuja una melodía Usando signos inventados para las alturas realizamos una secuencia melódica. La pasamos a un compañero o una compañera: ¿se parece?, ¿podemos llegar a un acuerdo?

Actividades relacionadas con la armonía El teléfono Localizamos una nota en un instrumento y la cantamos a la persona que está a nuestro lado (no dejamos de cantarla hasta que la tenga asegurada). La nota irá pasando hasta llegar al final de la cadena. Comprobamos si es la nota inicial. Podemos hacer lo mismo en dos sentidos,

iniciando la cadena a partir de dos compañeros o compañeras a la vez. Sonidos simultáneos Hablamos o leemos (por ejemplo, un texto) y escuchamos al mismo tiempo el que un compañero o compañera recita. Intentamos resumir el contenido del texto o el discurso oído. Dejamos que dos compañeros o compañeras nos hablen (uno a la izquierda, otro a la derecha): ¿podemos resumir los dos discursos?, ¿hemos percibido uno más que el otro? Cada miembro del grupo canta una nota cualquiera, poco a poco deben ir coincidiendo para acabar en una única nota. Hacemos lo mismo pero a la inversa: pasamos del unísono a varias notas o muchas notas (si lo hacemos en pequeño grupo, intentamos cierta alternancia entre la tensión y la distensión). Notas que se atraen, notas que se repelen Cantamos simultáneamente dos notas muy lejanas (aguda y grave) y, poco a poco, disminuimos el intervalo hasta que estén muy próximas: ¿qué efecto producen?, ¿existe algún momento en que se nota mayor equilibrio o consistencia? Buscamos las notas que, tocadas simultáneamente, suenen más agradables y/o desagradables, utilizando un instrumento armónico o varios instrumentos melódicos. Tocamos, por ejemplo, en un piano o en una guitarra, dos notas simultáneas que se encuentren a las siguientes distancias (en paréntesis los semitonos): octava justa (12); séptima mayor (11); sexta mayor (9); quinta aumentada (8); quinta justa (7); cuarta57 justa (5); tercera mayor (4), tercera menor (3); segunda menor (1). Existen muchas más posibilidades, pero con nueve ejemplos basta: ¿podríamos clasificarlos en estables e inestables? Intentamos extraer conclusiones. Música de ayer, de anteayer y de hoy

Escuchamos fragmentos de música, por ejemplo de cuatro autores occidentales muy alejados uno del otro en el tiempo (Perotinus, Gesualdo, Bach y Schoenberg): ¿alguno de ellos nos resulta más agradable?, ¿por qué? Encaje Existen sonidos que se atraen más que otros o cuyo equilibrio es mayor cuando suenan a la vez, pero de todas formas no son nunca mejores que los disonantes, pues todos son necesarios para que exista la música. Escuchamos combinaciones de estos sonidos e inventamos signos, o realizamos formas armónicas en una actividad plástica, para representarlos. Podemos realizar un encaje en marquetería, donde solamente se puedan unir aquellos fragmentos que representan los intervalos consonantes. Hacemos lo mismo a través de la expresión corporal, individualmente o con compañeros y compañeras.

Actividades relacionadas con la textura Naturaleza Nunca suena una única voz; en todo nuestro entorno unos sonidos siempre cabalgan encima de otros (aunque a menudo nuestro oído necesita limitarse a uno solo). Imitamos con la voz, el cuerpo o instrumentos los sonidos simultáneos y los grabamos. ¿Nos reconocemos? Sobre este “murmullo” hacemos destacar sonidos onomatopéyicos o una melodía. Si el ejercicio anterior es un paralelo de la polifonía éste lo es de la homofonía. Ida y vuelta Cantamos la voz principal de una melodía armonizada a tres o cuatro voces. En un punto decidido previamente, separamos las voces de forma que interpretemos un solo acorde (debemos aprenderlo previamente), seguimos cantando la melodía a una voz hasta acabar la pieza. Podemos hacer lo mismo pero ahora en dos momentos a lo largo de la pieza o con dos acordes seguidos (cuanto más destaquen

esos acordes por reposo o tensión, más fácil resultará), luego tres, etcétera, hasta cantarla entera a tres o cuatro voces. Canon Un solista hace movimientos rítmicos de tres o cuatro pulsaciones al mismo tiempo que va repitiendo rítmicamente sonidos “mágicos” (de tantas pulsaciones como tenga el ritmo para dejar claro dónde empieza y dónde acaba) como: tú-kum-pa (3) o ti-ku ti-ku bom bom (4). El grupo, como en un canon, imita posteriormente (con un compás de retraso, o dos) los movimientos del solista. También se puede hacer una cadena, en la que el primero es imitado por el segundo, el segundo por el tercero, etcétera. Escribimos una partitura (no ha de ser necesariamente una melodía sino que pueden ser sonidos que imiten sonidos de la naturaleza o letras y palabras) usando símbolos inventados e interpretándola al unísono. A continuación, acordamos dónde situar las entradas correspondientes para realizar un canon. Hacemos lo mismo con movimiento corporal. Escuchamos una música imitativa (canon o fuga) y acordamos unos movimientos para el tema. Cada vez que aparezca ese tema un miembro del grupo empezará ejecutando los movimientos acordados. Polifonía Dibujamos varias melodías, usando signos sobre los que nos hayamos puesto de acuerdo. Las cantamos de una en una, después de dos en dos... hasta llegar a cantarlas todas simultáneamente.

Actividades relacionadas con la forma Mínimo Una de las principales preocupaciones del ser humano es diseccionar todo aquello que, en conjunto, es complejo. Este procedimiento se aplica con la esperanza de que conocer y comprender las partes sirva para conocer y comprender el todo. Intentemos hallar los elementos mínimos

de cualquier objeto, de cualquier obra de arte (plástica o musical). Los situamos en un mapa conceptual sin olvidar que esos elementos mínimos se relacionan entre sí (de lo contrario no existiría ningún objeto u obra artística): relacionamos las partes por medio de conectores o expresiones que permitan continuar manteniendo la identidad de lo que hemos diseccionado. Apliquémoslo especialmente a la forma musical. Musicograma La forma musical se puede representar mediante la expresión plástica: repeticiones de texturas, variaciones de dibujos, desarrollos de un tema o una figura en arcilla, imitaciones de una idea plástica original. Intentamos expresar plásticamente la forma que puede tener un canon, un tema con variaciones, una forma binaria por secciones, un rondó. Idea fija Realizamos una composición en la que un tema, siempre el mismo, vaya apareciendo entre todo el material sonoro. Sobre esta pieza elaboramos una danza o un ejercicio rítmico-corporal con los mismos movimientos cada vez que aparece ese tema. Hacemos lo mismo pero a la inversa: empezando por la expresión corporal y acabando por la expresión musical, componiendo. Expresamos el resultado en una composición plástica. Collage Grabamos unas piezas diferentes de un mismo estilo o estilos diversos unidas por un hilo musical en común (rítmico, melódico, tímbrico, armónico). Grabamos otra vez, pero ahora una sola pieza. Cuando esté grabada cortamos la cinta por donde queramos (temas, motivos, al azar). Fijémonos en que existe una parte superior y una inferior, ya que después deberemos pegarla. Pegamos esos trozos en el orden que deseemos, los dejamos

secar y escuchamos el resultado. Podemos hacer lo mismo invirtiendo alguna parte de la cinta: sonará lo que hayamos grabado pero en sentido inverso. El efecto es espectacular cuando suenan instrumentos de percusión (platos, gongs).