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abejas Las abejas fueron en su origen avispas que abandonaron la actividad depredadora para pasar al aprovisionamiento de polen, miel y colaborar en el cuidado de las crías. Estas avispas eran capaces de ingerir néctar y recoger polen y fue hace aproximadamente unos 100 millones de años cuando comenzaron a separarse de las verdaderas avispas predadoras. Se tiene constancia de la existencia de himenópteros muy parecidos a las actuales abejas, fosilizados en resinas del periodo oligoceno de la era terciaria hace mas de 50 millones de años. Pero las abejas durante millones de años de evolución han tenido que soportar sobre la tierra periodos de intenso calor y periodos de gélido frío, su instinto de supervivencia las anima a almacenar grandes cantidades de reservas para épocas de escasez, al mismo tiempo que defender dichas reservas de los depredadores de su época y zona geográfica, antes reptiles, dinosaurios y mas recientemente aves y mamíferos entre los que se encontraba el oso de las cavernas y los homínidos. El dulce festín del panal de miel ha acompañado a los humanos hasta nuestros días, así lo atestiguan diversas pinturas rupestres encontradas, entre las mas importantes de España están las de La Cueva de la Araña (Bicorp ,Valencia),que con una antigüedad de 7000 años A.C. narran escenas de la recolección de miel de los panales en colmenas silvestres. La recolección de miel de los primeros humanos era una actividad, similar a la caza consistía en localizar la colmena silvestre, eliminar o reducir a las abejas y coger los panales de miel. Hoy en dia los cazadores de miel del Himalaya recogen enormes panales de miel y cría de la raza de abejas silvestres Apis laboriosa, o también las tribus ancestrales del continente africano entre la que están los pigmeos cuyas costumbres y modos de vida han permanecido inalterados a lo largo de miles de años siguen recolectando la miel de forma parecida a como la recolectaban nuestros antepasados La Polinización "Para la abeja una flor es un fuente de vida, para la flor una abeja es una fuente de amor" El término polinización hace referencia al desplazamiento o trasiego del polen desde una flor que lo produce, a otra flor de su misma especie, en principio,

que lo recibe. Este fenómeno tan sencillo a primera vista, trae asociado unas consecuencias inmediatas y de gran trascendencia, como son la formación del fruto, de una importancia vital en la agricultura y la formación de la semilla, que le servirá al vegetal para perpetuar su especie y multiplicarse.

(pulse en la imagen para agrandar) Los tres tipos de polinización En líneas generales, hay tres tipos de polinización: se llama anemófila cuando el polen llega a las flores transportado por el viento; hidrófila cuando el transporte lo realiza el agua, y por último zoófila cuando corre a cargo de un animal. Este último caso es mucho más frecuente y eficaz. Dentro de la polinización zoófila, sin duda la más importante es la entomófila, o sea, la polinización realizada por insectos polinizadores. Actualmente en nuestro planeta hay descritas más de un millón de especies de insectos y dentro de ellos, los que pueden considerarse como mutualistas de polinización pertenecen a los grupos siguientes: Coleópteros, Lepidópteros, Dípteros e Himenópteros. Es precisamente en este último grupo de insectos donde se encuentran los polinizadores más eficaces y con adaptaciones especiales. En las zonas de clima templado se ha estimado que el 70-95% de los insectos polinizadores son himenópteros. Cabe mencionar a las abejas solitarias, los abejorros y sobre todo a la abeja de la miel. Así, las flores y los insectos constituyen el más claro ejemplo de mutualismo entre el reino animal y el vegetal. Miles de años de evolución los han adaptado mutuamente, de modo que ambos consiguen grandes ventajas con ello. Si el color, la elegancia, la gracia y la fragancia de las flores nos atraen y despiertan nuestra sensibilidad, dentro del universo natural no están concebidos para representar nuestros sentimientos, sino para atraer a los insectos polinizadores, que hacen de intermediarios en la fecundación.

Las abejas en la polinización Entre la infinidad de insectos que participan en la polinización, la abeja melífera (Apis mellífera) es con mucho la más eficaz. Este predominio se acentúa en el caso de las plantas de interés agrícola. Si hace varios años de cada cien insectos visitadores, las abejas eran 70-80, hoy día, debido al progresivo retroceso de especies polinizadoras salvajes a causa de las condiciones ambientales, el porcentaje alcanza el 90-95% de todas las visitas de insectos. Por lo tanto se puede considerar a la abeja como una profesional de la polinización.

La función polinizadora también se relaciona con la organización colectiva de miles de individuos y con el ciclo biológico de una colonia de abejas. Sólo ellas, al superar en masa el invierno, están preparadas y con todas sus energías en la primavera para el trabajo de polinización que da inicio en muchas hectáreas de cultivo. Haciendo un recuento, vemos que en una colonia de medianas dimensiones viven unos 60.000 individuos, de los que 2/3 (unos 40.000 aproximadamente) más o menos salen todos los días a por polen y néctar, con una frecuencia diaria de 15 ó 20 viajes, durante cada uno de los cuales visitan de 30 a 50 flores. Una vez hechas las cuentas, para una sola colonia, en un día alcanzamos ya la magnitud de millones de flores visitadas diariamente. Si consideramos, por experimentos realizados, un radio medio de trabajo de 1.500 m, cada colmena se encargaría de 700 hectáreas de terreno. Si además tenemos en cuenta que cada flor cede a la abeja néctar en cantidades que se miden en miligramos, para cada kilo de miel hacen falta cientos de miles de visitas. Este rápido repaso nos puede dar una idea de la magnitud del fenómeno. La gran capacidad de adaptación de la abeja a cualquier tipo de flora es otro tanto a su favor, y más aún al estar combinada con su estricta fidelidad a una especie vegetal dada, pues cuando las abejas han elegido una especie determinada, trabajan con ella hasta que agotan sus reservas tanto de néctar como de polen. De hecho, los granos de polen que transportan en sus patas son, en el 90% de los casos, de una sola especie en concreto. La dimensión agrícola actual revaloriza el papel de la abeja como profesional de la polinización. La modernización de la agricultura, basada en los monocultivos, los cultivos protegidos, el recurso a la hibridación y el uso creciente de variedades autoestériles requieren un importante trabajo de polinización, concentrado en poco tiempo y en codiciones especiales (invernaderos). Y un motivo del predominio de la abeja como polinizador son los considerables y no siempre positivos cambios que la sociedad humana provoca en el medio. La contínua extensión de las áreas urbanas, la deforestación, la contaminación ambiental, además del tipo de agricultura que acabamos de mencionar y sobre todo el recurrir a la química en cantidades masivas, a menudo indiscriminadas, para la lucha contra las plagas de los cultivos, han provocado la disminución y la total desaparición en algunas áreas de los polinizadores salvajes: abejorros, abejas solitarias, avispas, dípteros, coleópteros, etc, que en cierta medida contribuían a la polinización. Las abejas en la agricultura actual La agricultura es la primera y auténtica beneficiaria de los servicios prestados por las abejas. Su contribución en términos económicos es realmente significativa, hasta tal punto que la renta directa de la apicultura (miel, cera, polen y otros productos) pasa a un segundo término.

Las colonias de la abeja melífera se encuentran, en la actualidad, casi exclusivamente en las colmenas que mantienen los apicultores, por lo tanto, la abundancia de este importante polinizador va ligada a la cabaña apícola existente en cada zona. Es por tanto, absolutamente necesario garantizar una cabaña apícola suficiente para cubrir la demanda en polinización de cultivos y en los ecosistemas naturales. En España, los cultivos sometidos a polinización por abejas son principalmente los árboles frutales (almendro, melocotonero, cerezo, ciruelo, manzano, peral) las leguminosas forrajeras (alfalfa, trébol), las cucurbitáceas (melones, pepinos, calabazas, calabacines, berenjenas), las plantas para la extracción de aceite (girasol, colza), las fibras textiles (lino, algodón), todos los cultivos hortícolas, (fresas, frambuesa, espárragos, zarzamora, tomate), las plantas de flor y una recién llegada, la vid, forman una lista parcial de vegetales que dependen necesariamente o al menos se ven favorecidos por la acción polinizadora de las abejas, hasta el punto de que resultaría mucho más sencillo citar los vegetales que no la necesitan. Resulta ya indiscutible que las abejas, y con ellas los apicultores, participan en medida considerable en la producción agrícola. Gracias a este papel, el patrimonio privado de los apicultores se convierte en patrimonio público, dado que el beneficio derivado de su trabajo se deja sentir en toda la colectividad y estableciéndose así un lazo recíproco entre abejas, medioambiente, agricultura y hombre, que debe ser protegido. La polinización por las abejas En cada ocasión en que una abeja recoge néctar de una flor o bien néctar y polen y se desplaza a otra para hacer lo mismo realiza uno de los actos más importantes y beneficiosos para las plantas pues las ayuda en la polinización de sus flores. Es importante resaltar que todo el cuerpo de la abeja se halla cubierto de pelos rígidos a los que el polen se adhiere transportándolo hasta otra planta, muchas disponen de un polen de unas característica determinadas y que facilitan de por sí el agarre a la abeja. Cuando por propia iniciativa la abeja recoge polen y debe llenar las cestas de las patas con las bolas que prepara, necesita hacerlo de muchas flores y es entonces cuando la función de polinización se realiza de forma óptima si consideramos además que solo recoge de una sola especie con lo que se produce una simbiosis entre abeja y planta muy importante. La polinización en las flores de las plantas equivale a la cópula entre las especies del reino animal, y si no se realiza o se hace de forma deficiente los frutos de esa planta tendrán defectos y serán menos. La contribución que las abejas realizan se manifiesta como una interacción entre el reino vegetal y animal verdaderamente admirable, el vegetal procura el sustento de las colonias y estas por el solo hecho de recogerlo ayudan a la planta a tan importante función, calculándose que un gran porcentaje de cultivos y también de vegetación silvestre esta directamente beneficiada, la

supervivencia de numerosas especies de plantas depende en gran medida de la polinización de los insectos en general y de las abejas en particular. europeos. Pronto comprobó el hombre que el humo las paralizaba, aun hoy no se sabe con certeza porque, quizás su instinto de supervivencia las anima a atiborrarse de miel por si tienen que huir a buscar otro refugio, esto las impide defenderse con precisión y soltura, el caso es que desde entonces el humo es el principal aliado del hombre para conseguir apoderarse de sus reservas de miel. En cada colmena existen cerca de 60.000 obreras, 1 reina y centenas de zánganos. Las obreras Son las que realizan todos los trabajos en la colmena, teniendo sus funciones definidas instintivamente por la edad y por los factores ambientales externos, tales como clima y floración. En el período de vida adulta , del 1º. al 40º - 45º día, la abeja obrera desempeña las siguientes funciones:

RESUMEN DE LA DIVISIÓN DEL TRABAJO DE LA ABEJA OBRERA

Período Actividad

Función

2º. al 3º. día

Limpieza de los panales (alveolos) y calentamiento de los huevos y larvas

Limpiadora Limpieza

4º. al 12º. día

Preparación del alimento y alimentación de las larvas Preparación de la jalea real y crianza de nuevas reinas.

Cocinera Nutriz Enfermera

13º. al 18º. día

Producción de cera, construcción de panales y tirada de realeras para crianza de reinas.

Directora Ingeniera Constructora

19º. al 20º. día

Trabajo de defensa de la colmena, como centinelas, guardianas y vigilantes de la casa

Guardianas Centinela

Vigilante

21º. al 38º. 42º. día

Trabajos de campo fuera de la colmena para colecta de agua, néctar, própolis y tambiém para hacer la fecundación de las flores (polinización), cuando la colecta del polen y del néctar de las flores, como pago por el trabajo.

Al 38º. 42º. día

En promedio y dependiente del agotamiento físico (horas - trabajo) muere, y siempre fuera de colmena Fin de Vida para evitar el trabajo de remoción para las abejas de la colmena.

Campera Colectora Transportador a

La Reina La figura central de la colmena es siempre la reina. Es la única que puede reproducir, pues tiene los órganos de reproducción bien desarrollados por haber sido criada en una "realera" y alimentada con Jalea Real. Puede vivir hasta 5 años y es responsable también por mantener la unidad y la identidad del enjambre, exhalando para eso olores provenientes de glándulas específicas. En épocas de buena floración puede poner hasta 3.000 huevos diarios, dependiendo de la necesidad de mantener el equilibrio de la población de la colmena. El Zángano Es el macho de la colmena. Es procreado por partenogénesis o sea, proviene de un huevo no fecundado; por lo tanto, no tiene padre, solamente abuelo. Su única función es la de fecundar reinas vírgenes en vuelo nupcial, y después que esto ocurre, él muere. En épocas de primavera y verano, los zánganos son bien recibidos en cualquier colmena. No trabajan, pues no poseen órganos para tal función. Tienen el privilegio de poseer um super olfato, pudiendo captar a una reina en vuelo nupcial a un rayo de hasta 10 kilómetros. Puede vivir de 80 a 90 días, si existe alimento en la colmena, caso contrario será expulsado por las abejas obreras. En la actualidad existen 5 especies de abejas melíferas: 

Apis dorsata y Apis laboriosa: Son las abejas más grandes, son agresivas y también realizan la danza de reclutamiento horizontal. Habitan zonas tropicales y subtropicales del sureste asiático.



Apis cerana: Es ligeramente mas pequeña que la mellifera, suele formar colonias de hasta 7000 abejas y su distribución se centra en Asia con varias subespecies cabe destacar que a diferencia de otras especies la operculación de las celdillas no es total sino que dejan un pequeño poro.



Apis mellifera: Esta especie ocupa toda Europa, Oriente Medio y el norte de Africa, en la actualidad esta distribuida por los cinco continentes por su excelente aclimatación y su mayor rentabilidad, sus colonias llegan a tener hasta 100.000 abejas. Esta dividida en mas de 20 subespecies, en España esta la Apis Mellifera Mellifera.



Apis florea: Se considera la más primitiva y es la más pequeña. Forma pequeñas colonias al aire libre con un solo panal y no son agresivas. Sólo vive en zonas tropicales del sureste asiático.

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 La Polinización "Para la abeja una flor es un fuente de vida, para la flor una abeja es una fuente de amor" El término polinización hace referencia al desplazamiento o trasiego del polen desde una flor que lo produce, a otra flor de su misma especie, en principio, que lo recibe. Este fenómeno tan sencillo a primera vista, trae asociado unas consecuencias inmediatas y de gran trascendencia, como son la formación del fruto, de una importancia vital en la agricultura y la formación de la semilla, que le servirá al vegetal para perpetuar su especie y multiplicarse.

(pulse en la imagen para agrandar) Los tres tipos de polinización En líneas generales, hay tres tipos de polinización: se llama anemófila cuando el polen llega a las flores transportado por el viento; hidrófila cuando el transporte lo realiza el agua, y por último zoófila cuando corre a cargo de un animal. Este último caso es mucho más frecuente y eficaz. Dentro de la polinización zoófila, sin duda la más importante es la entomófila, o sea, la polinización realizada por insectos polinizadores. Actualmente en nuestro planeta hay descritas más de un millón de especies de insectos y dentro de ellos, los que pueden considerarse como mutualistas de polinización pertenecen a los grupos siguientes: Coleópteros, Lepidópteros, Dípteros e Himenópteros. Es precisamente en este último grupo de insectos donde se encuentran los polinizadores más eficaces y con adaptaciones especiales. En las zonas de clima templado se ha estimado que el 70-95% de los insectos polinizadores son himenópteros. Cabe mencionar a las abejas solitarias, los abejorros y sobre todo a la abeja de la miel.



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Así, las flores y los insectos constituyen el más claro ejemplo de mutualismo entre el reino animal y el vegetal. Miles de años de evolución los han adaptado mutuamente, de modo que ambos consiguen grandes ventajas con ello. Si el color, la elegancia, la gracia y la fragancia de las flores nos atraen y despiertan nuestra sensibilidad, dentro del universo natural no están concebidos para representar nuestros sentimientos, sino para atraer a los insectos polinizadores, que hacen de intermediarios en la fecundación. Las abejas en la polinización Entre la infinidad de insectos que participan en la polinización, la abeja melífera (Apis mellífera) es con mucho la más eficaz. Este predominio se acentúa en el caso de las plantas de interés agrícola. Si hace varios años de cada cien insectos visitadores, las abejas eran 70-80, hoy día, debido al progresivo retroceso de especies polinizadoras salvajes a causa de las condiciones ambientales, el porcentaje alcanza el 90-95% de todas las visitas de insectos. Por lo tanto se puede considerar a la abeja como una profesional de la polinización. La función polinizadora también se relaciona con la organización colectiva de miles de individuos y con el ciclo biológico de una colonia de abejas. Sólo ellas, al superar en masa el invierno, están preparadas y con todas sus energías en la primavera para el trabajo de polinización que da inicio en muchas hectáreas de cultivo. Haciendo un recuento, vemos que en una colonia de medianas dimensiones viven unos 60.000 individuos, de los que 2/3 (unos 40.000 aproximadamente) más o menos salen todos los días a por polen y néctar, con una frecuencia diaria de 15 ó 20 viajes, durante cada uno de los cuales visitan de 30 a 50 flores. Una vez hechas las cuentas, para una sola colonia, en un día alcanzamos ya la magnitud de millones de flores visitadas diariamente. Si consideramos, por experimentos realizados, un radio medio de trabajo de 1.500 m, cada colmena se encargaría de 700 hectáreas de terreno. Si además tenemos en cuenta que cada flor cede a la abeja néctar en cantidades que se miden en miligramos, para cada kilo de miel hacen falta cientos de miles de visitas. Este rápido repaso nos puede dar una idea de la magnitud del fenómeno. La gran capacidad de adaptación de la abeja a cualquier tipo de flora es otro tanto a su favor, y más aún al estar combinada con su estricta fidelidad a una especie vegetal dada, pues cuando las abejas han elegido una especie determinada, trabajan con ella hasta que agotan sus reservas tanto de néctar como de polen. De hecho, los granos de polen que transportan en sus patas son, en el 90% de los casos, de una sola especie en concreto. La dimensión agrícola actual revaloriza el papel de la abeja como profesional de la polinización. La modernización de la agricultura, basada en los monocultivos, los cultivos protegidos, el recurso a la hibridación y el uso creciente de variedades autoestériles requieren un importante trabajo de polinización, concentrado en poco tiempo y en codiciones especiales (invernaderos).



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Y un motivo del predominio de la abeja como polinizador son los considerables y no siempre positivos cambios que la sociedad humana provoca en el medio. La contínua extensión de las áreas urbanas, la deforestación, la contaminación ambiental, además del tipo de agricultura que acabamos de mencionar y sobre todo el recurrir a la química en cantidades masivas, a menudo indiscriminadas, para la lucha contra las plagas de los cultivos, han provocado la disminución y la total desaparición en algunas áreas de los polinizadores salvajes: abejorros, abejas solitarias, avispas, dípteros, coleópteros, etc, que en cierta medida contribuían a la polinización. Las abejas en la agricultura actual La agricultura es la primera y auténtica beneficiaria de los servicios prestados por las abejas. Su contribución en términos económicos es realmente significativa, hasta tal punto que la renta directa de la apicultura (miel, cera, polen y otros productos) pasa a un segundo término. Las colonias de la abeja melífera se encuentran, en la actualidad, casi exclusivamente en las colmenas que mantienen los apicultores, por lo tanto, la abundancia de este importante polinizador va ligada a la cabaña apícola existente en cada zona. Es por tanto, absolutamente necesario garantizar una cabaña apícola suficiente para cubrir la demanda en polinización de cultivos y en los ecosistemas naturales.





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En España, los cultivos sometidos a polinización por abejas son principalmente los árboles frutales (almendro, melocotonero, cerezo, ciruelo, manzano, peral) las leguminosas forrajeras (alfalfa, trébol), las cucurbitáceas (melones, pepinos, calabazas, calabacines, berenjenas), las plantas para la extracción de aceite (girasol, colza), las fibras textiles (lino, algodón), todos los cultivos hortícolas, (fresas, frambuesa, espárragos, zarzamora, tomate), las plantas de flor y una recién llegada, la vid, forman una lista parcial de vegetales que dependen necesariamente o al menos se ven favorecidos por la acción polinizadora de las abejas, hasta el punto de que resultaría mucho más sencillo citar los vegetales que no la necesitan. Resulta ya indiscutible que las abejas, y con ellas los apicultores, participan en medida considerable en la producción agrícola. Gracias a este papel, el patrimonio privado de los apicultores se convierte en patrimonio público, dado que el beneficio derivado de su trabajo se deja sentir en toda la colectividad y estableciéndose así un lazo recíproco entre abejas, medioambiente, agricultura y hombre, que debe ser protegido. La polinización por las abejas En cada ocasión en que una abeja recoge néctar de una flor o bien néctar y polen y se desplaza a otra para hacer lo mismo realiza uno de los actos más importantes y beneficiosos para las plantas pues las ayuda en la polinización de sus flores. Es importante resaltar que todo el cuerpo de la abeja se halla cubierto de pelos rígidos a los que el polen se adhiere transportándolo hasta otra planta, muchas disponen de un polen de unas característica determinadas y que facilitan de por sí el

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agarre a la abeja. Cuando por propia iniciativa la abeja recoge polen y debe llenar las cestas de las patas con las bolas que prepara, necesita hacerlo de muchas flores y es entonces cuando la función de polinización se realiza de forma óptima si consideramos además que solo recoge de una sola especie con lo que se produce una simbiosis entre abeja y planta muy importante. La polinización en las flores de las plantas equivale a la cópula entre las especies del reino animal, y si no se realiza o se hace de forma deficiente los frutos de esa planta tendrán defectos y serán menos. La contribución que las abejas realizan se manifiesta como una interacción entre el reino vegetal y animal verdaderamente admirable, el vegetal procura el sustento de las colonias y estas por el solo hecho de recogerlo ayudan a la planta a tan importante función, calculándose que un gran porcentaje de cultivos y también de vegetación silvestre esta directamente beneficiada, la supervivencia de numerosas especies de plantas depende en gran medida de la polinización de los insectos en general y de las abejas en particular. Apicultura antigua

La apicultura primitiva consistía en cazar los enjambres silvestres en primavera los cuales se colocaban en colmenas hechas de paja, barro o troncos de árbol huecos y a fines del verano el apicultor mataba las abejas en la mayoría de sus colmenas, recortaba los panales y colaba la miel, separándola de la cera y a las colmenas restantes, las que invernaba. También para matar la colmena se usaba azufre encendido o se las sumergía directamente en agua hirviendo para conseguir miel y cera. El sabor dulce significa que el alimento está maduro y en condiciones de ser ingerido. La miel y sus productoras, las abejas, han tenido por ello un papel destacado en casi todas las culturas antiguas y no es extraño que las primeras formas de ganadería tuvieran que ver con las abejas. La miel silvestre ha sido considerada en muchas culturas, como el alimento de los dioses. En las civilizaciones mediterráneas se fue gestando la apicultura durante el periodo comprendido entre los 8000 y los 4000 años antes de Cristo. El hombre pasó de ejercer una actividad recolectora a proporcionar a las abejas un habitáculo, fabricado por él con diversos materiales, para que pudieran anidar y construir los panales en su interior. Los Sumerios, una de las civilizaciones mas antiguas surgida entre los ríos Tigris y Eufrates hace aproximadamente 4000 A.C. conocían ya la miel y las abejas y con su escritura pictográfica sobre tablillas de arcilla reflejaron algunos datos sobre ellas que han llegado hasta nuestros días.

De la civilización Egipcia, mas investigada nos ha dejado escenas de recolección de miel en grabados y bajo relieves en las tumbas encontradas bajo las pirámides de aprox. 3500 AC. En el antiguo Egipto se creía que cuando el dios del Sol lloraba, sus lágrimas se transformaban en abejas al tocar el suelo. Para esta civilización la abeja era algo más, ya que sus productos se usaban en medicina, ritos funerarios y presentes a los Dioses. Los fenicios, griegos, romanos y árabes también dejaron constancia de la importancia que para ellos tenían las abejas.

La apicultura moderna Se inicia con importantes descubrimientos sobre la vida social, la organización de la colonia de abejas y otros aspectos que mejoran el conocimiento de este insecto útil y lo vuelcan en favor de la apicultura. Podemos enumerar algunos de estos descubrimientos cronológicamente:



Nikel Jacob, en 1.568, descubre que las abejas crían reinas a partir de huevos de larvas jóvenes.



Luis Méndez Torres, en 1.586, constata que la reina es una hembra que pone huevos y es la madre de todas las abejas.



Charles Butler dijo en 1.609 que los zánganos de la colmena son machos.



Richard Remnant, en 1.637, sostuvo que las abejas eran hembras.



Hornbostel constató en 1.744 el verdadero origen de la cera.



Anton Janscha, maestro apicultor vienés, descubrió la fecundación de las reinas en 1.771.



François Huber, apicultor suizo ciego, con su libro “Observations”, fundó las bases de la ciencia apícola en 1.792.



Lorenzo L. Langstroth, inventa en Estados Unidos el marco móvil con paso de abejas de 9,5 mm y la colmena que lleva su nombre en 1.851.



Johannes Mehring inventa en 1.857 la primera matriz para hacer láminas de cera.



Franz von Hruschka inventa en 1.865 el primer extractor de miel mediante fuerza centrífuga.



Moses Quinby, en 1.870, construye el primer ahumador de fuelle. Posteriormente fue T.F. Bingham quien diseñó el ahumador actual.



1874: George Layens inventa la colmena que lleva su nombre.

Tipos de colmenas: Colmenas fijistas (cuadros fijos) Aquí englobamos todas aquellas colmenas fijistas diseñadas por el hombre ya en épocas remotas y que todavía persisten en la actualidad y son usadas en zonas poco desarrolladas con fines de subsistencia. Colmenas de barro o arcilla, horizontales o en forma de vasija; colmenas de tejidos vegetales trenzados o tipo cesto; colmenas cilíndricas elaboradas en corcho o troncos de árboles; etc. También han existido colmenas fijistas ampliables en sentido vertical. Colmenas movilistas (de cuadros moviles). Aquí se engloban los infinitos modelos de colmenas y medidas que desde mitad del siglo pasado, después de lanzarse el modelo Langstroth, utilizan auténticos marcos móviles fácilmente extraíbles e intercambiables y hacen uso del “paso de abejas” para evitar los puentes de cera entre los panales adyacentes. Actualmente, y si no fuera por la colmena Layens utilizada en España, las colmenas ampliamente difundidas entre apicultores profesionales y aficionados son las de desarrollo vertical. Colmena Layens: Colmena de desarrollo horizontal de origen francés, de 10 a 14 panales cuya luz interna suele medir 30 x 35 cm.. Es el modelo predominante en España a nivel profesional, aunque actualmente muchos apicultores se plantean el cambio a colmenas verticales, no estando clara todavía la elección del modelo, algunos prefieren el Langstroth (Perfección) y otros el Dadant (Industrial). Colmena Langstroth: Diseñada en Estados Unidos en 1.851, es una colmena

de desarrollo vertical, cuyos cuerpos o alzas utilizan 10 cuadros de dimensiones internas aproximadas 43 x 20 cm. Esta es actualmente la colmena más universal. Según P. J. Prost “ La Langstroth es la colmena del aficionado y del profesional que pueden prestar atención a sus abejas y que se dedican a la producción intensiva de miel o enjambres:”. Esta colmena está generalizada en los países grandes productores de miel como Méjico, Estados Unidos, Israel, Australia,...o en las grandes explotaciones de cría de reinas Colmena Dadant: Colmena de desarrollo vertical con cuerpo de cría cuyos marcos tienen unas dimensiones internas de 42 x 27, y con alzas para la miel cuyos marcos tienen una dimensión interna de 42 x 13. Está ampliamente difundida en Europa, sobre todo en Francia. Tiene un mayor nido de cría y provisiones y por tanto las abejas invernan mejor que en las Langstroth y necesitan menos intervención del apicultor.

bibliografia http://www.abejas.org/la_apicultura/la_apicultura.htm