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• David Delacruz M

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HISTORIA, GEOGRAFIA Y ECONOMIA

LOS VALORES EN TIEMPOS DE LOS INCAS

LA MORAL EN EL INCANATO La educación popular estuvo en manos de los padres de familia, de los ancianos reemplazantes de éstos y de los maestros sustituidos de ambos que impartían a los mozos instrucción premilitar. La moral incaica sencilla y práctica al extremo de lograr una línea de conducta para el pueblo, estuvo encaminada a una jerarquía de valores verdaderamente superior que se basaba en la verdad, honradez y el trabajo. Pocos pueblos de la Tierra han alcanzado el considerable adelanto moral que lograron los hombres del antiguo Perú. Su sociedad en donde estaban ausentes: el robo, los crímenes, la mentira, la ociosidad, la pobreza y la mendicidad, distinguiese por el espíritu laborioso de sus componentes, el respeto mutuo y el bienestar común.

Este extraordinario encumbramiento espiritual fue el resultado, ciertamente, de sabias enseñanzas morales, de consejos y normas de conducta que el Estado los había convertido en leyes. Quienes violaban tales normas recibían castigos que llegaban hasta la pena de muerte. El código moral de los Incas estuvo formado por dichas normas, especie de preceptos o mandatos divinos cuyo cumplimiento era obligatorio para todo los habitantes del imperio. entre tales preceptos morales, figuran como principales los siguientes: Ama k'ella = No ser ocioso 1

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Ama sua = No ser ladrón Ama llulla = No ser mentiroso De allí que las fórmulas morales Ama Llulla, Ama Sua y Ama Quella (no seas mentiroso, no seas ladrón y no seas ocioso) hayan constituido la columna vertebral del sistema ético de los Incas. Por su parte el Dr. Douglas Smith en su ensayo “Antropología Cultural Andina” (Pág. 8) es aún más específico, al señalar que: “… fueron siete los mandamientos sabios, o la filosofía de pensar y actuar en el Imperio Incaico”. Y nos da un enfoque más detallado de aquello que los incas creían y practicaban. Estos son los siete preceptos según el Dr. Smith: “1.- La rectitud (Ama Súa: No seas ladrón) 2.- La verdad (Ama Llulla: No seas mentiroso) 3.- La laboriosidad (Ama Quella: Nos seas perezoso) 4.- El respeto a la vida (Ama Wañuchiy: No seas asesino, aborturero, etc.) 5.- El respeto al ser humano (Ama Sáruy: No seas opresor o abusador del poder) 6.- El respeto al pariente cercano (Ama Llunku: No seas zalamero o de doble cara) y 7.- El respeto a la Soberanía Divina (Ama Mena: No seas idólatra)”. Dado que Guevara coincide mucho con las investigaciones históricas de Smith respecto a más de tres preceptos en la Moral Incaica, en su referido libro también manifiesta: “…, hubo sin embargo gente que violaba las normas de conducta impuestas por la ley y las buenas costumbres. Ante tal situación, surgía el Derecho Incaico, el mismo que era justo, pero extremadamente severo en su aplicación.

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LOS ACTOS MORALES Los actos morales son actos humanos, voluntarios, que podemos elegir realizar o no, y que podemos valorar según las normas y criterios morales que hayamos asumido previamente. Ante la posibilidad de elegir, el primer elemento de estos actos que se nos muestra es la existencia de un motivo para los mismos. El motivo es la causa directa de la realización del acto, la respuesta a la pregunta '¿por qué?'. Además, este tipo de actos tiene un fin, esto es, la representación o anticipación mental del resultado que se pretende alcanzar con la acción. El fin se hallaría respondiendo a la pregunta '¿para qué?' Pero la finalidad que se pretende conseguir con cualquiera de estos actos ha de conseguirse de algún modo. Cuando hablamos de los pasos que hay que seguir necesariamente para completar el acto moral, para conseguir el fin propuesto, estamos hablando de los medios. Estos se hallan respondiendo a la pregunta '¿cómo?' El elemento que completa la estructura de los actos morales es el resultado efectivo de los mismos, sus consecuencias. Según Lorda la moral tiene tres partes fundamentales: la relación con los demás, la relación con uno mismo y la que se refiere a la sexualidad. Practicamente toda la vida del hombre puede entrar en estos tres apartados. Por lo que respecta a la relación con los demás, que comprende los deberes de justicia y solidaridad, si parece que haya acuerdo ya que cuentan con un reconocimiento prácticamente universal y están en la base de los derechos humanos. Los deberes de justicia y solidaridad no son relativos.

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La relación con uno mismo tendría que ver con el estilo de vida y ya desde los pensadores griegos se consideraba que era mas humano quien vivía con rectitud y con exigencia propia mas que siendo esclavo de las apetencias. En esta parte puede no haber tanto acuerdo como en la anterior pero pienso que la mayoria si lo puede compartir, de hecho existen hombre y mujeres admiradas por su forma de vida por personas de distintas sensibilidades. Por último, el profesor Lorda, señala la moral sexual como la tercera parte de la moral y engloba en ella lo relativo al matrimonio y la familia. Es aquí donde se cuestiona la validez de lo absoluto de la moral. La gran mayoria de los actos humanos, el 80 o el 90 por ciento, se engloban en la primera parte de la moral, la relación con los demás, y no parece que haya muchas discrepancias acerca de lo que es justo o solidario. Tampoco se plantean grandes discusiones en lo relativo al estilo de vida, otra cosa es cómo viva cada uno. Sin embargo se da la vuelta a la situación en lo referente a la sexualidad, una gran mayoria piensa que la moral sexual es relativa ¿porqué?. Lo que se deduce de este ensayo es que la moral es una unidad, como lo es el hombre y que no se puede dividir. Tan solo se plantean cuestiones de relativismo en una pequeña parte, la que atañe a la moral sexual. Nadie se plantea abandonar a su mujer, abortar o practicar la promiscuidad sexual porque hay descubierto una nueva moral sino porque ha perdido o no ha tenido nunca las referencias morales de la sexualidad. Asi como en lo referente a la justicia y la solidaridad prima el ideal y la referencia a lo justo, en lo referente a la moral sexual prima el sentido práctico y egoista y por ello se niega la existencia de un patrón de referencia o un ideal. El ensayo de Lorda nos adentra y ayuda a analizar la moral como algo objetivo y no dependiente de la voluntad del que actúa, una columna vertebral sobre la que construir un mundo mas justo y mas humano.

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