439 presentacion ofrendas

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No. 439 del 24 al 30 de julio de 2005

La presentación de las ofrendas Introducción La Liturgia Eucarística inicia con la presentación de las ofrendas, también conocida como el Ofertorio. Ofrecer y presentar son términos parecidos y aquí hacemos referencia al ofrecimiento del pan y vino que son los dones que la Iglesia presenta a Dios para el Santo Sacrificio. También es el momento de presentar otros dones simbólicos, económicos o materiales para ayudar a los más pobres o a las necesidades de la comunidad.

Sentido Si la Eucaristía es una comida y un banquete, entonces tenemos que preparar la mesa, y el pan y el vino se hacen presentes como un don que recibimos generosamente de parte de Dios y a Él los devolvemos también como un regalo que va acompañado de nuestro reconocimiento y gratitud, pero, además, esta generosidad que recibimos del Señor la extendemos a nuestros hermanos, sobre todo a los más necesitados. Cristo, en la Última Cena, toma elementos de nuestra vida cotidiana, elementos que nos son familiares y que todo mundo puede comprender:

El Pan El pan es un elemento indispensable para poder vivir, logrado a través del arduo trabajo del hombre y de la fertilidad de la tierra, pero que no depende sólo del esfuerzo humano sino también de la generosidad inagotable de Dios, quien no deja de ser providente con sus hijos. El pan significa el sustento, tiene el significado de alegría y prosperidad como don de Dios. El pan nos reúne en torno a la mesa, nos hermana con los demás, es también un signo de comunión y amistad. Recordemos que cuando queremos celebrar algo nos reunimos para comer, y con ello, compartimos no sólo el pan sino también el don de nuestras personas y nuestras vidas.

El Vino

Ficha

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En segundo lugar presentamos y ofrecemos el vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que también recibimos de la generosidad de Dios. El vino es la bebida festiva por excelencia, que significa alegría y vitalidad. El vino habla de amistad y comunión con los demás, crea un ambiente de solidaridad y comunicación, tiene también el significado de compartir el mismo destino con el otro. El vino también simboliza la sangre y por eso también puede tener el sentido de dolor y de tragedia.

Conclusiones Así pues, el pan calma el hambre, hace presente el trabajo, recuerda la corporeidad humana, asegura la subsistencia; compartido, expresa fraternidad, puede significar la entrega, subraya la cotidianidad. Cristo lo quiso identificar con su cuerpo; comiéndolo, nos unimos a Él. Por su parte, el vino apaga la sed, produce alegría, es signo de vitalidad y llena de inspiración; compartido, habla de la amistad y la alianza, subraya la festividad, pero también puede significar el sacrificio. Cristo lo identificó con su sangre, y si la sangre es la vida, bebiéndolo tenemos la misma vida de Él.