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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE EL SALVADOR. Catedrático: DR. José Manuel Bonilla Alvarado. Asignatura: realidad nacional

Sección: 11 Fecha:23/04/2012

Díaz Pérez Juan Pablo

17-5969-2011

Rodríguez Estrada Ricardo Armando

25-6377-2011

Pérez Pérez Lucas Isaac

17-6093-2011

LA GLOBALIZACION Y LA MIGRACION COMO DETERMINANTE, PARA LA DISMINUCION, EXTINCION O DIFUCION: DESARROLLO DE LA CULTURA SALVADOREÑA.

El proceso de globalización plantea la oportunidad de mejorar las condiciones de acceso a países que anteriormente se hallaban fuera de los flujos de información, tecnología y capital, la globalización también crea nuevas oportunidades en tanto incrementa las oportunidades de difusión cultural. El tema de las migraciones internacionales y el impacto cultural que causa en nuestro país se ha generado desde hace muchos años, esto debido a los problemas socio-políticos en que nuestro país está enfrentado en años recientes ,esto nos indica que el país a partir de las masivas migraciones internacionales se ha transformado profundamente en todos los aspectos de nuestra sociedad, ha surgido un nuevo país, nueva cultura y nueva sociedad que está en constante cambio, dicho de otra manera a partir de las migraciones ya no somos los mismos, es a partir de esta que genera una nueva realidad a la que nos enfrentamos por el impacto de las migraciones es que se debe comprender, estudiar y analizar el

comportamiento en la sociedad Salvadoreña a causan las migraciones y las transformaciones en la cultura de nuestro país. Otro problema que generan las migraciones es el impacto que tiene en desarrollo de nuevas costumbres, en países como el nuestro el cual carece de una identidad propia y se somete a cambios culturales de manera muy rápida, esto genera pérdida de identidad y de costumbres propias de nuestro país, si bien las migraciones generan un alto desarrollo en la educación y la cultura de algunos países latinoamericanos. Somos un país que propenso a los cambios y a las transformaciones culturales ya que como Salvadoreños no reconocemos el valor que tiene una cultura como la nuestra que es muy rica en tradiciones y cultura, tenemos una malinchista a causa de las migraciones, esto ya se no se valora lo propio y se sustituye por la influencia cultural que generan y exportan otros países, y la sociedad Salvadoreña adopta como propias, esto genera que nuestra cultura y tradiciones poco a poco vayan desapareciendo y siendo reemplazadas por tradiciones ajenas a nuestra cultura, pero que con el tiempo se acepta como propia. El reconocimiento de la cultura y tradiciones son limitados, hasta por parte del mismo Salvadoreño esto cada vez más frecuente, el hecho de tener que la globalización y las migraciones fortalecen los avances científicos, tecnológicos y la calidad de vida de gran parte de la población obligan a reflexionar, sobre la relación de la globalización y la cultura con las transformaciones en el país.

En El Salvador como en muchos otros países, el aumento de la extrema pobreza, la visible deforestación, la erosión de las tierras, la erosión genética, la

contaminación de los ríos, la alta dependencia de las fluctuaciones de los precios en el mercado internacional de los productos tradicionales de exportación, la falta de competitividad de los productos e industrias salvadoreños y el limitado suministro de energía, pueden contabilizarse entre los factores que obligan a considerar urgentemente, la formulación de una política de ciencia y tecnología que establezca el marco global de aplicación de los avances tecnológicos necesarios para resolver los problemas prioritarios del país, con una perspectiva que no solo considere medidas a corto plazo, sino que con igual importancia, medidas a mediano y largo plazo, asegurando la preservación del medio ambiente natural que sustenta la existencia humana. asume el reto de contribuir al desarrollo en ciencia y tecnología del país desde su visión particular que se describe en las secciones que siguen.

Es importante aclarar, sin embargo, que la complejidad del cambio cultural al que El Salvador ha sido sometido, se debe analizar por todos los sectores que componen la sociedad. En este documento se presentan algunas reflexiones desde un punto de vista universitario, que obviamente requieren de mayor discusión y ampliación.

Las intensas corrientes migratorias están en el origen de algunas de las transformaciones de mayor calado acaecidas durante las últimas décadas en las sociedades contemporáneas. En algunos lugares, la inmigración se ha convertido en muy pocos años en el fenómeno social más novedoso y potente de todos cuantos se suceden en el presente y probablemente sea también el que mayor huella deje en la configuración del futuro. No es ésta, sin embargo, una situación

privativa de ningún país, sino que obedece a una compleja e intensa reorganización de la cartografía global de la población humana.Dada la dimensión planetaria que han alcanzado los trepidantes flujos migratorios, resulta bastante ajustado concebirlos como un relevante efecto de los procesos de globalización (entendida ésta aquí en su acepción meramente descriptiva, a saber: como la creciente interrelación entre las distintas partes del planeta). Si bien la inmigración de los países pobres a los ricos no es un fenómeno nuevo, sí que va en aumento. En su forma contemporánea, este fenómeno enraíza sus causas, además de en las enormes diferencias económicas entre los territorios del planeta, en la mundialización de los medios de comunicación y transporte, a través de los cuales se ejerce de efecto llamada.

En las últimas dos décadas ha aumentado espectacularmente no sólo el volumen, sino también el grado de mundialización del sistema migratorio, en su doble sentido: aumento de la diversidad de las regiones receptoras e incremento de las áreas de origen. En consecuencia, los inmigrantes presentan una variedad demográfica, social, cultural y económica cada vez mayor y prácticamente inédita en el pasado. Aunque se trata de una cuestión que afecta a todos los países ricos (pero no sólo a ellos), su incidencia es aún más notable en aquellos que tienen fronteras o están próximos a zonas depauperadas, como es el caso de Estados Unidos y México, o como es el de España e Italia con respecto a los países del Magreb y el África subsahariana. Los efectos de este fenómeno se dejan notar en los más variados aspectos de la vida social tanto de los países receptores como

de los emisores, provocando, entre otros, cambios sustanciales en la demografía y considerables alteraciones en la estructura del mercado de trabajo.

Vale la pena adoptar la perspectiva de los países emisores y pensar, por ejemplo, en la emigración africana. Por muy poca que sea la atención que se ponga sobre lo que sucede en África, es fácil descubrir las razones por las que se producen masivos movimientos migratorios desde esta zona del planeta. Las televisiones de los países desarrollados, que en la era de la globalización llegan hasta los más recónditos lugares de la tierra, muestran cada día, con impudicia, imágenes del despilfarro consumista del mundo de la abundancia, y, junto a ellas, otras de la lacerante pobreza que asola los países africanos. No es difícil entender que aquellos que sólo tienen miseria y escasez, arriesgan ese nada que poseen con la esperanza de hacerse un pequeño hueco entre las sobras del inmenso festín que nos estamos pegando.

Uno de los principales cambios en las relaciones internacionales ha sido la intensificación de las relaciones sociales, o el desarrollo de lo que se ha dado a conocer como globalización. Aunque la globalización tiene varias facetas, la mayoría de estudios le han puesto énfasis a su dinámica económica, y específicamente al rol de las finanzas y el comercio en el estrechamiento de lazos. Sin embargo, aun en el contexto económico, la globalización va más allá del comercio y las finanzas. La migración, por ejemplo, representa una dimensión muy importante de la globalización, y las remesas familiares particularmente, constituyen un factor significativo en el contexto global de integración social y económica.

Las relaciones comerciales y de inversión son por lo tanto sólo un aspecto de un proceso más amplio de creciente interconexión e interdependencia. En el mundo en desarrollo, la migración ha aumentado la posición de un país en relación con la globalización. Por ejemplo, debido en parte a la migración, las economías Centro Americanas y algunas Caribeñas se han transformado de economías agroexportadoras a economías exportadoras de mano de obra. Una importante consecuencia de este proceso es que la inmigración, y en particular, los Latinos en Estados Unidos, han venido estableciendo vínculos con Latinoamérica a varios niveles. Y aunque en la mayoría de los casos no se han establecido relaciones entre, por ejemplo, organizaciones Latinas y la sociedad civil en América Latina, hay una creciente interconexión influida por el flujo de las remesas familiares. En este trabajo se presenta primero la relación entre la globalización y la migración. Además se sostiene que recientemente las remesas familiares han influido un proceso de transnacionalismo en Centro América y el Caribe. Tal transnacionalismo se observa tanto en términos de la creciente interconexión que se ha producido entre varios actores a nivel internacional, como en términos de su impacto hacia América Latina. La migración ha sido una parte constitutiva de la experiencia social y cultural salvadoreña. Existen investigaciones consistentes que dan cuenta sobre las migraciones desde México que ocurrieron mucho antes de la conquista y colonización europea, y que dieron origen a la cultura en el territorio que actualmente ocupa El Salvador (Fowler, 1989). Otras corrientes migratorias lencas provenientes del sur se asentaron en el extremo oriental de nuestro actual territorio. A esta saga migratoria que ha permanecido viva en el imaginario

social salvadoreño le canta Pedro Geoffroy Rivas en Cuenta de la peregrinación, un poema que tiene resonancias en nuestra historia presente.

Esta hazaña no ha sido la única. Durante el periodo colonial, también llegó a este territorio desde el otro lado del mar una importante cantidad de esclavos africanos que dejaron una huella no siempre visible en nuestra cultura. Más tarde, a lo largo del periodo republicano, fueron frecuentes los movimientos migratorios internos por causa De los cambios en la tenencia de la tierra, los cultivos estacionales, la construcción de obras de infraestructura, o por la represión política y la guerra. En muchos sentidos, la historia de estas migraciones estuvo marcada por el racismo y la exclusión social (Barón Castro, 2002; Escalante Arce, 1994; Menjívar: 2000). La memoria de muchas familias salvadoreñas de todas las condiciones sociales también incluye los relatos de sus parientes (europeos, árabes o chinos) llegando al país, o saliendo hacia nuevos destinos en Centroamérica, Panamá, México, Estados Unidos, Europa y Oceanía. La influencia de las migraciones en la sociedad y la cultura ha sido constante en la vida del país, pero es a partir de mediados de los años 70 del siglo pasado cuando cobraron un extraordinario protagonismo en la economía, la política y la cultura, al punto que es posible hablar de que las migraciones están visibilizando la necesidad de una refundación nacional. Muy pronto, las migraciones adquirirían su propia dinámica e identidad. El conflicto armado y las migraciones internacionales constituyen los dos fenómenos más importantes para la cultura salvadoreña desde el último cuarto del siglo XX hasta nuestros días. Después del fin de la guerra interna, cuando se comenzó a tratar de sanar las heridas del conflicto y construir la democracia, la patria se percató con sorpresa

que lejos de su territorio se encontraban millones de sus hijos e hijas que se habían convertido en parte esenciales para la vida de sus familias y el país entero. Las remesas familiares desde el extranjero, principalmente de Estados Unidos, han modificado las expectativas y la calidad de vida de millones de familias. Sin embargo, se suele saber más sobre los flujos de ese dinero que sobre las personas que los mandan o los reciben, y sobre las implicaciones que tienen para nuestra forma de vivir en común. Aunque las remesas suelen verse únicamente como dinero, también entrañan aspectos simbólicos y culturales. No sólo reafirman las relaciones familiares y aseguran la expresividad afectiva, o promueven la diferenciación social en las comunidades receptoras sino que también representan la posibilidad de materializar proyectos que no son únicamente económicos. Las remesas están pensadas e imaginadas en términos muy concretos: las mandan ante todo para los frijoles y las tortillas, cuya significación no es directamente económica, sino cultural En muchos municipios y cantones la arquitectura ha comenzado a transformarse por la inversión en remodelación y construcción de nuevas viviendas con dinero de las remesas. Las comunicaciones aéreas han tenido una expansión imposible de imaginar hace dos décadas. Algo similar ha ocurrido con las llamadas telefónicas, las cuales están impactando nuestra forma de ser pues, como se suele decir, las llamadas permiten que el pariente se haga presente por unos minutos en el hogar y participen en las decisiones, en las festividades, en el duelo y vicisitudes de sus seres queridos.

El conflicto armado y las migraciones internacionales constituyen los dos fenómenos más importantes para la cultura salvadoreña desde el último cuarto del siglo XX hasta nuestros días. La migración ha sido una parte constitutiva de la experiencia social y cultural salvadoreña. Investigaciones consistentes dan cuenta sobre las migraciones desde México que ocurrieron mucho antes de la conquista y colonización europea Otras corrientes migratorias lencas provenientes del sur se asentaron en el extremo oriental de nuestro actual territorio. La represión política y la guerra. En muchos sentidos, la historia de estas migraciones estuvo marcada por el racismo y la exclusión social .La memoria de muchas familias salvadoreñas de todas las condiciones sociales incluye los relatos de sus parientes (europeos, árabes o chinos) llegando al país, o saliendo hacia nuevos destinos en Centroamérica, Panamá, México, Estados Unidos, Europa y Oceanía. La influencia de las migraciones en la sociedad y la cultura ha sido constante en la vida del país, pero a partir de mediados de los años 70 del siglo pasado cobraron un extraordinario protagonismo en la economía, la política y la cultura. Adquirieron su propia dinámica e identidad. La sociedad salvadoreña puede considerarse hoy una sociedad transnacional. Este fenómeno ha venido a volver más aguda la percepción, muy generalizada, de que lo salvadoreño se ha vuelto difuso y que nuestro sentido de pertenencia a un territorio, a una forma de identidad, a un conjunto de valores y a una misma lengua se ha venido debilitando. Es frecuente escuchar que en la sociedad salvadoreña existe un pobre sentimiento de pertenencia a una Patria, y que tenemos enormes

dificultades para reconocernos como comunidad nacional. Algunos estudiosos aseguran, inclusive, que el país tiene una identidad endeble. Entre las razones que se atribuyen a esta conducta ha comenzado a sumarse una que atribuye responsabilidad del poco apego al país a la globalización y a la influencia de los hermanos lejanos .Estas percepciones tienen como marco un clima de polarización y violencia de larga data, donde se han desarrollado vigorosos patrones culturales de reproducción de violencia, física y simbólica, que en la vida cotidiana se expresa en la intolerancia, la descalificación de los adversarios y el etiquetamiento social Impactos culturales de las migraciones internacionales en El Salvador Después del fin de la guerra interna, cuando se comenzó a construir la democracia, la patria se percató con sorpresa que millones de sus hijos e hijas se habían convertido en parte esenciales para la vida de sus familias y del país a pesar de encontrarse a miles de kilómetros de distancia. De hecho, este flujo, de acuerdo con las estadísticas oficiales, ya había comenzado a mostrar niveles extraordinarios a mediados de los años 70.Las remesas familiares desde el extranjero, principalmente de Estados Unidos, han modificado las expectativas y la calidad de vida de millones de familias. Muchos de los jóvenes migrantes cuando retornan ya no quieren vivir como indígenas ni campesinos. Estos y otros aspectos indican que las migraciones están

produciendo

un

cambio

cultural.

Pero

este

produce

efectos

ambivalentemente en su país de origen. Se suele decir que las migraciones echan a perder la cultura salvadoreña con valores y patrones foráneos. En el interior del

país, sin embargo, también existe un reconocimiento explícito de que las migraciones han ayudado en muchas localidades a darle una nueva significación a la cultura popular, culinaria y ancestral. Al tiempo que están ayudando apaliar la situación de pobreza de millones de hogares, han provocado mayor fragmentación de las familias. Junto a la penetración creciente en las zonas rurales de actividades económicas no agropecuarias, las remesas han estimulado una creciente descampenización de las zonas rurales, lo que a su vez tiene un impacto en las formas de vivir en común. Asimismo, la convivencia en un mismo territorio y el hecho de hablar un mismo idioma no son más condiciones para que alguien sea reconocido como parte de la identidad salvadoreña, ya que ésta se re-produce en ciudades de Estados Unidos y también de Canadá, Australia y Suecia y no se expresa únicamente en idioma español. Al mismo tiempo, los salvadoreños están presentes en la vertiginosa presencia del idioma españolen Estados Unidos. El censo estadounidense del año 2000 calcula que de los 28.1millones de personas que hablan español en Estados Unidos, aproximadamente 1.1millones son salvadoreñas, lo que equivaldría a un 4% del total Este proceso de cambio cultural que ha venido siendo empujado por las migraciones en las últimas tres décadas, ha venido dar una contribución todavía poco estudiada a los cambios culturales favorecidos por la posguerra, que no son considerados en este ensayo. Si pudiéramos ilustrar la complejidad de la cultura salvadoreña de nuestros días podríamos decir que es como un cuerpo traslúcido que deja ver las múltiples y diversas influencias y herencias que actúan en la formación cultural, y que la sociedad sea propia.

La cultura salvadoreña de nuestros días es sumamente compleja. Para usar una imagen, digamos que hasta ahora se nos ha hecho pensar que la cultura es como un cuerpo opaco, esto es, una aglomeración inamovible de valores, creencias, tradiciones, símbolos, lengua, territorio, etc., a partir de lo cual se ha definido la salvadoreñidad. Más bien, debiéramos entender la cultura como un cuerpo traslúcido que deja ver las múltiples y diversas influencias y herencias, algunas más y otras menos fuertes, que actúan en la formación cultural, y que la sociedad se apropia. Otra gran remesa social y cultural son las maras, los pandilleros salvadoreños de Los Ángeles, deportados y colocados en una realidad que apenas conocen, Hijos desatendidos mientras sus padres trabajaban, buscaron su comunidad entre las pandillas de chicanos, y luego formaron las propias. Reacios a ser pobres convertidos en minorías etnorraciales en los Estados Unidos, forman una sociedad paralela en la que tienen sus propios criterios de valor y de reconocimiento. Explica

que

las

maras

hacen

eco

de

otras

redes

de

migrantes,

transnacionalizando sus señas de identidad, e intercambiándose información acerca de las actividades de cada clica; tienen sus propios sitios en internet e intervienen en debates y chateos. Asumir la diversidad cultural y el sentido de comunidad y pertenencia al nuevo país que las migraciones han ayudado a configurar es una enorme exigencia para esta sociedad en la cual el sentido de pertenencia a una comunidad de intereses ha excluido tradicionalmente a grandes sectores de la sociedad por razón de sus ideas, por su raza o su condición económica y social. El estrechamiento de los vínculos culturales entre todas las porciones de la salvadoreñidad, dentro y fuera

del país, es un asunto esencial para el futuro de El Salvador. Lo que ha ocurrido es que una serie de generalizaciones culturales han fortalecido los prejuicios y la discriminación, como en el caso de los indígenas y los campesinos, para citar sólo dos ejemplos. Es un hecho que el país está inmerso en el proceso de globalización que nos está empujando a redefinir aspectos básicos de la nación, y que hace emerger otros actores en la configuración de la sociedad y el país. Algunos, como los migrantes, traspasan las fronteras nacionales. Sus identidades ya no se establecen de antemano solamente por los valores que tradicionalmente han caracterizado al ser salvadoreño. El país tiene ahora frente a sí mismo un alud de rasgos y actitudes nuevas y una diversidad difícil de hacer desembocar en un denominador común, lo cual puede resultar en una fragmentación social. Cómo construir ese nuevo Nosotros en un mundo globalizado No hay otro remedio que navegar en las encrespadas aguas globales…sabemos que podemos contar Poco con Estados nacionales obsoletos y defensivamente agrupados en carteles poco operativos, que los sindicatos de la era industrial bastante tienen con sobrevivir y que las empresas viven al día, pendientes del parte meteorológico de los mercados financieros. Por eso es esencial, para esa navegación ineludible y potencialmente creadora, contar con una brújula y un ancla. La brújula: educación, información, conocimiento, tanto a nivel individual como colectivo. El ancla: nuestras identidades. Saber quiénes somos y de donde venimos para no pe El término,. Tiene un uso muy extendido, se aplica en muchos campos de la actividad humana y es imposible enunciar una sola definición abarcadora indican

Millones de sitios relacionados con el tema donde se encuentran centenares, si no miles de definiciones). Se suele englobar bajo este concepto a las artes, las letras y las distintas formas de patrimonio. Pero el universo de lo cultural se define también en las múltiples interacciones humanas, en donde se generan especificidades como la cultura política, la cultura económica o la cultura empresarial, en las que tienen lugar actitudes convenientes o no para el desarrollo integral de una sociedad. Los cambios culturales se dejan sentir en todos los niveles de la vida social, en la cotidianeidad misma de sus relaciones sociales, transformando hábitos, concepciones, gustos y aspiraciones. A nivel de la organización social, los cambios son perceptibles tanto a nivel de la estructura familiar y en la comunal. En muchos casos la migración ha provocado el desmembramiento momentáneo o permanente de la familia nuclear, vigorizando otras formas de integración, con el impulso de familias de tipo ampliadas. Estos grupos familiares pasan a depender de otros familiares (padres, tíos, hermanos, independientemente del sexo), engrosando los grupos familiares de éstos Cuando es la mujer la que asume la jefatura del hogar, ésta pasa a asumir un papel primordial en la dinámica familiar, que incluye

la toma de las decisiones, contribuyendo en alguna medida a

transformar las relaciones de género. Esto no es mecánico, se pudo observar en el caso estudiado, que mientras algunas mujeres incorporaban cambios ideológicos con respecto a la percepción de sí mismas y su papel, otras, ante el regreso del compañero volvían a editar un rol tradicional. Es frecuente el cambio de pareja y la conformación de nuevos grupos familiares entre las parejas

afectadas por la migración. Cuando estos cambios generan

inestabilidad, la

descendencia resulta afectada. En algunos casos se ha podido observar la presencia de familias binacionales, grupos familiares cuyos miembros se desarrollan y desenvuelven en el marco referencial vigente en las distintas sociedades en que se involucran, en los espacios y en los escenarios que éstas les proporcionan y que, finalmente conforman y determinan la socialización de la descendencia. Esta particularidad tiene implicaciones en los procesos de conformación de la diversidad en la conceptualización de su percepción y adscripción ciudadana e identitaria. En aquéllos casos donde la crianza se desarrolla en un marco de inestabilidad, se generan condiciones para el desarrollo de problemas sociales. La contradicciones generadas por la falta de orientación y el contraste entre la vida en el extranjero y las condiciones locales les conduce a un divorcio de las formas de vida de la localidad de origen, generando frustraciones ante la imposibilidad de sostener aspiraciones o formas de vida producidas en el extranjero, a partir y dentro de la realidad de los recursos locales. Esto genera procesos de cuestionamiento de valores, visión del mundo y procesos de transformación, y recreación de las identidades reconocidas.

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