2o Ano - Historia Contemporanea de America PDF

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AUTORIDADES

Canciller Su Excelencia Reverendísima

Mons. MARIO ANTONIO CARGNELLO Arzobispo de Salta Rector

Pbro. Lic. JORGE ANTONIO MANZARÁZ Vice-Rectora Académica

Mg. Dra. MARÍA ISABEL VIRGILI DE RODRÍGUEZ Vice-Rectora Administrativa

Mg. Lic. GRACIELA MARÍA PINAL DE CID Secretaria General

Dra. ADRIANA IBARGUREN

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Indice General

Fundamentación ........................................... Objetivos ....................................................... Metodología .................................................. Criterios de Evaluación ................................. Condiciones para Regularizar ....................... Contenidos .................................................... Bibliografía .................................................... Distribución de unidades por módulo ............

21 22 22 23 23 23 26 29

Unidad I La historia de América Contemporánea: temas, problemas y abordajes ...................... Aproximaciones a una América Latina .......... Las palabras tienen historia .......................... La historia y el trabajo del historiador ............ Algunas claves para empezar a abordar la Historia de Latinoamérica .......................... Periodizar la historia de América ..................

Unidad III La madurez del orden colonial (1880-1930) . 69 Continuidades y cambios en la organización de las economías y las sociedades latinoamericanas 1870-1930 ......................... 69 Revolución Social y Reforma Política en las primeras décadas del siglo XX ...................... 79

33 33 34 36 37 40

Unidad IV 1.- La sustitución de importaciones (ISI) frente a la crisis económica de 1930 ...... 2.- La intervención estatal en la Economía ............................................ 3.- La discusión sobre el desarrollo económico en América Latina ................ 4.- La Revolución Cubana ........................... 5.- El impacto político e ideológico de la Revolución Cubana ............................ 6.- La discusión sobre las relaciones entre modernización económica, democracia política y autoritarismo ............................

Unidad II 1.- El surgimiento de un nuevo orden colonial en América Latina (1850-1880) ................ 47 2.- El orden neocolonial ................................. 51

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101 111 136 145 151

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Curriculum Vitae La presente tiene carácter de declaración jurada Datos PersonalesATOS PERSONALES Apellido: CARETTA Nombres: Gabriela Alejandra Nacionalidad: Argentina Lugar de Nacimiento: Rosario-Prov. de Santa Fe Fecha de Nacimiento: 1 de noviembre de 1964 Documento de Identidad:17.309.243 Domicilio Real: Manzana "M" Casa 8 Bº Pque.Belgrano 1ªetapa. Salta-C.P. 4.400 Teléfono: (0387) 4252370 E-MAIL: [email protected] 1.- Títulos Académicos obtenidos y especialización Profesora universitaria en Historia. Facultad de Humanidades-Universidad Nacional de Salta. Año 1994. Licenciada en Historia. Facultad de Humanidades-Universidad Nacional de Salta. Año1997. 2.- Antecedentes Docentes Universitarios Auxiliar adscripta alumna ad honorem, Seminario de Literatura Hispanoamericana, Facultad de Humanidades, UNSa, 1989, Evaluación: Muy Bueno. Auxiliar adscripta alumna ad honorem, Historia Argentina I, Facultad de Humanidades, UNSa, 1991, Evaluación: Sobresaliente. Auxiliar adscripta alumna ad honorem, Historia Argentina I, Facultad de Humanidades, UNSa, 1992, Evaluación: Sobresaliente. Auxiliar adscripta ad honorem, Historia Regional, Facultad de Humanidades, UNSa, 1995-1997, Evaluación: Muy Bueno. Auxiliar adscripta ad honorem, Historia Argentina I, Facultad Humanidades, UNSa, 1997, Evaluación: Sobresaliente. Auxiliar adscripta ad honorem, Metodología de la enseñanza de la Historia con práctica, Facultad Humanidades, UNSa, 1998, Evaluación: Muy Bueno.

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3.- Cargos Docentes Actuales Profesora Adjunta, Historia Universal Contemporánea, Facultad Ciencias Jurídicas, UCS. Profesora Adjunta, Historia de América Latina Contemporánea, Facultad Ciencias Jurídicas, UCS. Auxiliar Docente Regular de 1ª categoría semiexclusiva, Metodología y Técnica de la Investigación Histórica, Facultad de Humanidades, UNSa. Auxiliar Docente Regular, Historia Argentina I, extensión de funciones, Facultad de Humanidades, UNSa. CATEGORIZACIÓN PROGRAMA DE INCENTIVOS: V. 21/12/2000. Resolución 352/00 del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Salta. 4.- Publicaciones 4.1.- Trabajos Publicados en Revistas con Referato - "Estructura urbana de Salta a fines del período colonial", en coautoría con Marcelo Marchionni, Revista ANDES Nº 7, Salta, 1996, CEPIHA, Facultad de Humanidades, UNSa. - "La sociedad urbana de Salta a fines del período colonial", en coautoría con Mata de López, Sara; Marchionni, Marcelo; Zacca, Isabel, Revista De Humanidades Nº 8. Salta, 1996, Facultad de Humanidades, UNSa. - "Propiedades capellánicas: bienes cautivos? Las capellanías en la ciudad de Salta a fines de la colonia", Caretta, Gabriela, en Población y sociedad. Nº 6 y 7, UNT. y Fundación Yocavil, 1999. - "Entre la ciudadanía y la feligresía. Una cuestión de poder en Salta en la primera mitad del siglo XIX", en coautoría, revista ANDES N° 11, 2000. 4.2.- Libros o capítulos de libros "Con el poder de las palabras y de los hechos: El clero colonial de Salta entre 1770-1840" en Sara Mata de López (comp.) Persistencias y cambios en Salta y el NOA, 1770-1840, Rosario, 2000, Colección Universos Históricos, Prohistoria, UNR. 4.3.- Reseñas Reseña del libro de Roberto Di Stefano y Loris Zanatta, Historia de la Iglesia Argentina. Desde la conquista hasta fines del siglo XX, Colección Historia Argentina, director José Carlos Chiaramonte, Editorial Grijalbo-Mondadori, Buenos Aires, 2000, publicada en la revista ANDES, N° 11, 2000. (Constancia y copia de la reseña en Anexo 2). 8

4.4.- Trabajos publicados en Actas de Congresos "Movilidad de la propiedad urbana. Salta 1770-1789" en Actas del XXVI Jornadas del Instituto Argentino de Investigaciones de Historia de Arquitectura y del Urbanismo. Mendoza, 1991. En colaboración. "Muchas historias para una casa colonial" en Actas del Primer Congreso Internacional del Patrimonio Cultural, Tucumán, 1998. En colaboración. 4.5.- Publicaciones Internas "Cartilla de mapas y planos", cátedra Historia Argentina I, UNSa., 1996, en colaboración. 4.6.- Trabajos inéditos "Las capellanías colativas en Salta a fines del período colonial. Clero, familia, propiedad y crédito eclesiástico". Tesis de Licenciatura. Presentada en la UNSa. en junio de 1997. "Los espacios para la muerte en Salta a fines del período colonial" presentado en el SIMPOSIO "HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA" de las JORNADAS INTERESCUELAS DE HISTORIA. La Pampa, 17 al 19 de setiembre de 1997, en colaboración. (Anexo 2). "Iglesia, estado y sociedad en Salta 1750-1850", Informe final beca de iniciación para graduados, CIUNSa., 1998. (Anexo 2). "El Museo Casa de Hernández y la conflictiva relación entre Historia y Memoria", en colaboración, presentado en las II JORNADAS SOBRE HISTORIA Y MEMORIA, Neuquén, 2 y 3 de noviembre de 2000. (Anexo 2). 5.- Desempeño en cargos electivos Representante del Claustro de Estudiantes al Consejo Superior de la UNSa., 1988. Representante del claustro de auxiliares a la Comisión Coordinadora de la escuela de Historia, Facultad de Humanidades, UNSa, 2000-2001. 6.- Cursos de especialización y formación Docente 1996 1998 2000

Metodología de la producción científica. UNSa. Salta. 30 hs. Dr. HÉCTOR MALETA. Aprobado. Demografía Social. UNSa. Salta. 30 hs. Ms. JORGE PAZ. Aprobado Fronteras comparadas en América Latina. Maestría en Estudios Histórico Literarios de Frontera, UNSa, 60 hs. Dr. ERICK LANGER. Aprobado.

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7.- Actuación Profesional y Cargos y Funciones Públicas o Privadas 7.1.- Cursos y Seminarios Dictados "Las sociedades a través del tiempo: Salta y el Tucumán colonial". Curso de Capacitación para docentes segundo ciclo de EGB, contrato, Red Federal de Capacitación Contínua. Ministerio de Educación de la Nación, 1998, 40 horas cátedra, en San Carlos y Colonia Santa Rosa. 7.2.- Tecnológicos y de Difusión Caretta, Gabriela "Informe técnico-documental 1: La Casa de Juan Hernández y Henríquez", trabajo de extensión al medio del proyecto 432, con el objeto de documentar la historia de la propiedad del actual Museo de la ciudad, a pedido de las autoridades del Museo. (Copia en Anexo 2) Caretta, Gabriela y Marchionni, Marcelo "Informe técnico-documental 2ª parte: La casa de Hernández. El problema de su identificación a partir de la documentación", trabajo de extensión al medio del proyecto 432, con el objeto de documentar la historia de la propiedad del actual Museo de la ciudad, a pedido de las autoridades del Museo. (Copia en Anexo 2) Corresponsable del equipo de investigación encargado de documentar e investigar la historia del Museo de la Ciudad, casa de Hernández, por protocolo firmado entre las autoridades del Museo y la dirección del CEPIHA, en el marco del convenio de colaboración entre la Universidad Nacional de Salta y el Gobierno de la Provincia, tiempo de ejecución: 2000-2001. 7.3.- Gestión Universitaria Secretaria de Redacción de la revista Andes, CEPIHA, Facultad de Humanidades, UNSa, 17/03/1999-continúa. 8.- Asistencia a Conferencias, Cursos de Post-Grado o Seminarios 1986 1988 1989 1989 1994 1995

Actualización en Historia Americana. UNSa. Salta. 20 hs. Dr. DANIEL SANTAMARÍA Metodología de la investigación en Historia. UCS. Salta. 12 hs. Dr. ERIK LANGER. Historia económica: problemas y tendencias actuales. UNT. Tucumán 10 hs. Dr. JOSEP FONTANA. El campesinado andino: planteos teóricos, génesis y problemáticas actuales. UNSa. Salta 30 hs. Dr. JEAN PIEL. Hacia una Historia Andina: particularidad del conjunto y especificidades regionales. UNSa. Salta 20hs. Dr. LUIS MIGUEL GLAVE. Ambiente y Sociedad en el Noroeste. UNSa. Salta. 20hs. Dr. CARLOS REBORATTI. 10

1996 1998 1999 1999

Gramática de la memoria. UNSa. Salta. 30 hs. Dr. LUIS MIGUEL GLAVE. Urbanización, urbanismo y desarrollo. Aproximación histórica y crítica. Dr. JEAN PIEL. Taller sobre Problemática regional. UNSa. Curso Cómo enseñar historia Contemporánea, UNSa Dra. PAOLA DI CORI.

9.- Congresos y Jornadas 9.1.- Participación en Congresos y Jornadas con Presentación de Ponencia - XXVI Jornadas del Instituto Argentino de Investigaciones de Historia de Arquitectura y del Urbanismo. Mendoza. 9-11-91. Presentación de trabajo en colaboración. - II Jornadas Estado, Sociedad y Economía en el mundo colonial. Museo Roca. Buenos Aires. 19 y 20 de agosto de 1993. Presentación de trabajo. - I Jornadas internacionales de iniciación a la investigación en Historia Americana Colonial. Mar del Plata, 3 y 4 de noviembre de 1994. Presentación de trabajo. - II Encuentro de iniciación a la investigación en Historia Colonial. Museo Roca Buenos Aires, 23 y 24 de mayo de 1996, Presentación de trabajo en colaboración. - V Jornadas regionales de investigación en Humanidades y Ciencias Sociales. Simposio "Redes familiares y elite". UNJu. Jujuy, 28 al 31 de mayo de 1997. Presentación de trabajo. - 49º Congreso Internacional de Americanistas. Quito, 7 al 11 de julio de 1997, Presentación de trabajo en colaboración. - Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Simposio Historia y Antropología. La Pampa, 17 al 19 de setiembre de 1997, Presentación de trabajo en colaboración. - Primer Congreso Internacional del Patrimonio Cultural, Tucumán, 12 al 15 de agosto de 1998, Presentación de trabajo en colaboración. - Encuentro de Historia Regional Comparada S. XVII a mediados del XIX, Rosario, 18 y 19 de noviembre de 1999. Presentación de trabajo. - III Encuentro Argentino-Chileno de Estudios Históricos, Buenos Aires, 15 al 17 de abril de 1999. Presentación de trabajo. - VI Jornadas regionales de investigación en Humanidades y Ciencias Sociales. UNJu. Jujuy, 2000. Presentación de trabajo en colaboración. - II Jornadas sobre Historia y Memoria, UNdelCo., Neuquén, 2 y 3 de noviembre de 2000, Presentación de trabajo en colaboración. 9.2.- Asistencia a Congresos, Jornadas o Reuniones - Congreso Internacional La Colonización de América Hispana, UNSTA, Tucumán, 1985. - Congreso Conmemorativo del Bicentenario del Nacimiento del Gral. Güemes, UCS- Acad. Nac. Ha., Salta, 1985. - Jornadas de Estudios Historiográficos, UNSa., Salta, 1986. - Jornadas de Homenaje al PROF. JOSÉ L. ROMERO UBA, Bs.As., 1988. 11

- II Jornadas Interescuela-Departamentos de Historia, UNR, Rosario, 1989. - III Jornadas Interescuela-Departamentos de Historia, UBA, Bs.As., 1991. - Simposio Internacional: PROCESOS REGIONALES, ETNICIDAD Y ESTRUCTURAS DE PODER EN LOS ANDES. FIN DE LA COLONIA Y SIGLOS XIX Y XX., UNSa., Salta, 1993. - IX Jornadas de Historia de Europa, APUHE y UNSa., 1999. 10.- Cargos o Tareas de Investigación Científica Auxiliar adscripta Proyecto de Investigación N° 274 CIUNSa. "Estructura urbana y sociedad. Salta a fines del siglo XVIII, Dir: Sara Mata de López, 1991-1993. Becaria estudiante del CIUNSa. "Las capellanías colativas como fuente de acumulación y de crédito en Salta a fines del período colonial", Dir: Sara Mata de López, 01/05/1993 al 30/04/1994, dedicación simple, Evaluación: aprobada. Integrante Proyecto Investigación Nº 432 CIUNSa. "Familia, sociedad y poder político. Salta a fines del período colonial "Dir:. Sara Mata de López 1994-1997. Becaria Graduada de Iniciación del CIUNSa., "Iglesia, Estado y Sociedad en Salta (1750- 1850)", Dir:. Sara Mata de López, 03/06/1996 al 31/05/1998, dedicación exclusiva, Evaluación: aprobada. Integrante Proyecto Investigación Nº 695 CIUNSa. "Sociedad, economía y poder en Salta 1770-1840". Dir.: Sara Mata 1997-2000. Becaria Graduada de Perfeccionamiento del CIUNSa., "Poder, piedad y rentas en Salta: La Iglesia en el proceso de transición del orden colonial al republicano", Dir.: Sara Mata de López, 01/11/1998 al 30/10/2000, dedicación exclusiva, Trabajo final en evaluación. Integrante PIP Nº 4977 CONICET "Sociedad, economía y poder en el NOA 17701840" Dir.: Sara Mata 1997-2001.

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Curriculum Vitae Datos Personales Apellido y nombres: Alvarez Gustavo Adolfo D.N.I. Nº: 21. 743.425 C.U.I.L.: 20-21743425-5 Lugar y fecha de Nacimiento: Tartagal, Provincia de Salta, 8 de Junio de 1970 Estado civil: Casado Domicilio: Barrio Parque San Carlos Manzana 44 casa 17. Salta Teléfono: 156051676 Estudios Cursados Secundarios Escuela de Comercio "Alejandro Aguado" Tartagal. Titulo obtenido: Perito Mercantil. Año de egreso: 1987 Universitarios Universidad Nacional de Salta Facultad de Humanidades Titulo obtenido: Profesor Universitario de Historia para la Enseñanza Media y Terciaria. Año de egreso: 1993 Titulo obtenido: Profesor Universitario en Historia. Año de egreso: 1995 Otros Estudios BIT Instituto Internacional de Computación Titulo obtenido: Programación Básica. Año de egreso: 1992 Cursos de Especialización, Perfeccionamiento, Jornadas y Congresos - I Jornadas Regionales de "Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales". Organizadas por la Facultad de Humanidades de la U.N.Sa. Desde el 08 al 10 de noviembre de 1989. Carácter: Asistente. - Curso de "Historia del Noroeste Argentino". Dictado por el Lic. Armando Bazán. Organizado por Universidad Católica de Salta, Fundación Banco del Noroeste, Instituto Salteño de Cultura Hispánica. Desde el 27 al 28 de setiembre de 1990. Carácter: Asistente.

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- Jornadas Regionales "A quinientos años de la Conquista de América". Organizadas por: Instituto Interdisciplinario de Estudios Latinoamericanos. Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de Filosofía y Letras. Desde el 03 al 06 de octubre de 1990. Carácter: Asistente. - II Jornadas Regionales de "Investigación de Humanidades y Ciencias Sociales". Organizadas por la Universidad Nacional de Jujuy. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Desde el 23 al 26 de octubre de 1990. Carácter: Asistente. - "Jornadas del V Centenario". Organizadas por la Universidad Nacional de Rosario. Facultad de Humanidades y Artes. Desde el 02 al 04 de octubre de 1991. Carácter: Asistente. - Curso "Cobija de Atacama: un respiradero al Pacifico de Bolivia y el Noroeste Argentino". Dictado por el Dr. Williams Lofstrom. Organizado por la Universidad Nacional de Salta. Facultad de Humanidades. Los días 27 y 29 de abril de 1992. Carácter: Asistente. - Simposio Internacional: "Procesos regionales, etnicidad y estructuras de poder en los Andes. Fin de la Colonia y siglos XIX y XX". Organizado por el C.E.P.I.H.A. Universidad Nacional de Salta. Facultad de Humanidades. El día 13 de agosto de 1993. Carácter: Asistente. - "Segundas Jornadas de Historia de las Relaciones Internacionales, Teorías y Temas". Organizadas por: Asociación Argentina de Historia de las Relaciones Internacionales. Universidad Nacional de Rosario. Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Instituto de Historia de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Desde el 19 al 21 de octubre de 1994. Carácter: Asistente. - Curso de Perfeccionamiento: "Migraciones Contemporáneas en el NOA". Dictado por el Profesor Mario Boleda. Organizado por el Grupo de Estudios Socio-Demográficos (GREDES). Auspiciado por el Ministerio de Educación de la Prov. de Salta. Desde el 26 al 30 de junio de 1995. Con una duración de 30 hs. cátedra y evaluación. Aprobado - Curso de Perfeccionamiento: "Población y mano de obra en la América Colonial". Dictado por la Lic. Cecilia Mercado, U.N.Sa.

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Organizado por el Grupo de Estudios Socio-Demográficos (GREDES). Auspiciado por el Ministerio de Educación de la Prov. de Salta. Desde 22 al 26 de agosto de 1995. Con una duración de 30 hs. Cátedra y evaluación: Aprobado. - Curso de Perfeccionamiento: "La Formación de los Estados Latinoamericanos hasta la crisis de 1930". Organizado por el Ministerio de Educación de la Nación. Universidad Nacional de Salta. Ministerio de Educación de la Prov. de Salta. Red Federal de Capacitación Continua. Programa de Capacitación Docente. Los días 9, 10 y 12 de Febrero de 1996. Con una duración de 30 hs. cátedra y evaluación: Aprobado. - Curso de Perfeccionamiento: "Gentes, Ciudades y Riquezas". Dictado por la Lic. Cecilia Mercado, U.N.Sa. Organizado por el Grupo de Estudios Socio-Demográficos (GREDES). Auspiciado por el Ministerio de Educación de la Prov. de Salta. Los días 25 y 26 de octubre, 1 y 2 de noviembre de 1996. Con una duración de 30 hs. cátedra y evaluación: Aprobado. - Curso de Perfeccionamiento: "La Geografía de Salta, diferentes aspectos". Organizado por Universidad Nacional de Salta. Secretaría de Extensión Universitaria. Asociación Geográfica de Salta. Desde el 25 al 30 de noviembre de 1996. Con una duración de 34 hs. cátedra y evaluación: Aprobado. - Ciclo de Conferencias: "La Economía en el Mundo árabe contemporáneo. El Fundamentalismo islámico. El mestizaje cultural en la Edad Media española" Dictado por el Dr. Felipe Maillo Universidad de Salamanca, España. Organizado por Universidad Nacional de Salta. Secretaría Académica. Secretaría de Extensión Universitaria. Centro Salteño de Investigación de la Cultura Arabe. Desde el 19 al 21 de agosto de 1996. Con una duración de 9 hs. cátedra. Carácter: Asistente - Curso de Post-Grado: "Globalización vs. Nacionalismo, Regionalismos y Localismos". Dictado por el Dr. Jean Piel. Organizado por la Universidad Nacional de Salta. Departamento de Post-Grado de la Facultad de Humanidades. Desarrollado durante el mes de Agosto de 1996. Con una duración de 60 hs. cátedra. Carácter: Asistente - Curso de Perfeccionamiento: "Salta y la Problemática de la Región NOA". Organizado por el Ministerio de Educación de la Nación. Universidad Nacional de Salta. Ministerio de Educación de la Prov. de Salta. Red Federal de Formación Docente Continua. Programa de Capacitación Continua. Los días 22 , 23, 29 y 30 de noviembre de 1996. Con una duración de 30 hs. cátedra y evaluación: Aprobado. 15

- Segundas Jornadas de Capacitación en Servicio en su Instancia 1ra. Organizadas por la Secretaria de Planeamiento y Control de Calidad. Los días 30 y 31 de Mayo de 1996. Liceo Cultural Docente. - Curso de Actualización sobre "Las Fronteras como cuestión historiográfica, el caso del Chaco Occidental, Argentino-Boliviano". Dictado por el Dr. Daniel Santamaría del Centro de Estudios Indígenas y Coloniales de la Universidad Nacional de Jujuy. Organizado por la Secretaria de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Salta. Entre los días 16, 17 y 18 de Abril de 1997. Con una duración de 12 hs. cátedra. Carácter: Asistente. - Curso de Postgrado sobre "El Trabajo en los Andes Coloniales". Dictado por el Dr. Nicolas Sanchez Albornoz Docente de la New York University y de las Universidades de Columbia, Texas y Yale. Organizado por el Departamento de Postgrado de la Universidad Católica de Salta. Entre los días 24, 25 y 26 de Junio de 1997. - Curso de Post-Grado sobre "Políticas Sociales en Argentina". Organizado por la Dirección de la Maestría en Ciencias Sociales de la Facultad de Humanidades de la U.N.Sa. Durante los días 20 y 21 de Junio de 1997. Carácter: Asistente. - III "Jornadas de Formación Etica y Ciudadana". Organizadas por la Secretaria Académica de la Universidad Nacional de Salta. Durante los días 7 y 8 de Julio de 1997. Carácter: Asistente. - Curso de Capacitación "Hacia la formación de un sistema Provincial de archivos". Dictado por el Profesor Manuel Vázquez Murillo de la Universidad Nacional de Córdoba. Organizado por la Coordinación General de Bibliotecas y Archivos de Salta, Ministerio de Educación Secretaría de Cultura. Durante los días 8, 9 y 10 de Octubre de 1997. - Curso Intensivo de Bibliotecnología. Dictado por las Profesoras A. Champané y B. Kessler Organizado por la Biblioteca Provincial Victorino de la Plaza y auspiciado por el Ministerio de Educación de la Provincia de Salta. Con una duración de 60 hs. cátedra y evaluación. Aprobado - Ciclo de conferencias "El mundo árabe y el nuevo orden internacional" Dictado por el Lic. Pedro Brieger Coordinador del Departamento de Medio Oriente. Instituto de Relaciones Internacionales. Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Nacional de la Plata. 16

Organizado por la Facultad de Humanidades de la Universidad. Nacional de Salta. EL Centro Salteño de Investigación de la Cultura Arabe. Durante los días 8 y 9 de Junio de 1998 Con una duración de 30 hs. cátedra Carácter: Asistente - Curso de Post-grado "Los movimientos islámicos en el Nuevo orden internacional". Dictado por el Lic. Pedro Brieger Coordinador del Departamento de Medio Oriente. Instituto de Relaciones Internacionales. Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Nacional de la Plata. Organizado por la Facultad de Humanidades de la Universidad. Nacional de Salta. Durante los días 6 al 10 de Junio de 1998. Carácter: Asistente - "Seminario sobre Políticas Sociales y Derechos Humanos" Organizado por Universidad Nacional de Salta. Universidad Católica de Salta. Ministerio de Gobierno y Justicia de la Provincia de Salta. Durante los días 14 y 15 de Agosto de 1998 Carácter: Asistente - "Segundas Jornadas del Medio Oriente" Organizadas por la Universidad Nacional de la Plata. Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Instituto de Relaciones Internacionales. Durante los días 7 y 8 de Noviembre de 1998 La Plata. Carácter: Asistente - Curso de Ciencias Sociales Circuito "C": "Procesos Económicos y Sociales de la Argentina Contemporánea". Organizado por el Ministerio de Educación de la Provincia de Salta y la Red Federal de Formación Docente Continua. Universidad Nacional de Salta. Desde el 1 de setiembre de 1998 al 31 de mayo de 1999 Con una carga horaria de 160 hs. reloj y Evaluación Carácter: Presencial Aprobado - Curso "Como enseñar Historia Contemporánea" Organizado por el Proyecto CI 680 Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Salta. Durante los días 20 y 21 de Agosto de 1999 Carácter: Asistente - Seminario de Formación Etica y Ciudadana: "El Estado y la Política en su realidad dinámica" Organizado por el Centro de Estudios Universitarios de Alumnos Libres de las carreras de Derecho, Ciencias políticas y Sociales. Durante los días 13, 4, 15, 16, 17, 20 m y 21 de Diciembre de 1999 Con una duración de 30 hs. reloj y evaluación Carácter: Asistente Aprobado 17

- Curso: "Una opción Educativa Inteligente: Construcción del 3er Ciclo de E.G.B. por sus Actores" Dictado por los Licenciados Marta Bruno, Eleonora Naranjo, Patricia Nallar, María Gambetta y Osvaldo García López. Organizado por Universidad Católica de Salta. Red Federal de Formación Docente Continua. Desde el 7 de Abril al 10 de Junio de 2000 Con una duración de 80 Hs. reloj y evaluación Carácter: Asistente Aprobado Antecedentes Docentes Secundarios - Establecimiento: Instituto Secundario Técnico Electrónico Privado (ISTEP). Cargo: Profesor Suplente de Historia Cursos: 1º , 2º y 3º Año Desde el 08- 03- 94 hasta 01- 03- 96 - Participación en: "III Operativo Nacional de Evaluación de la Calidad", En la Prov. de Salta Organizado por el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad. Desde 13 al 15 de noviembre de 1995. Carácter: Evaluador. - Establecimiento: Instituto Secundario "San Bernardo". Cargo: Profesor de Historia Cursos: 3º, 4º y 5º Año Div. "A" Desde el 14 de Abril hasta 30 de Diciembre de 1997 - Establecimiento: Colegio Secundario Nº 38 "11 de Setiembre". Dirección Gral. de Educación Media. Salta. Cargo Profesor Suplente de Historia Cursos: 1er. Año Div. 1ra, 2da y 3ra Desde el 06-08-96 hasta el 06-11-96. - Establecimiento: Instituto Secundario Técnico Electrónico Privado (ISTEP). Cargo: Profesor Titular de Historia en los siguientes cursos: Cursos: Primer, Tercer y Cuarto Desde 25-03-96 hasta 28-02-97 - Establecimiento: Liceo Cultural Docente. Cargo: Profesor de Historia en: Segundo año 1ra. div. Desde el 12-03-96 hasta 31-01-97

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Terciarios - Establecimiento: "Liceo Cultural Docente" Profesorado de Enseñanza Primaria y Preescolar. Cargo: Profesor Suplente en la cátedra "Ciencias Sociales y su Didáctica". Ciencias Sociales y su Didáctica. 3 hs. Turno Tarde. Ciencias Sociales y su Didáctica. 3 hs. Turno Nocturno. Desde el 20-04-94 al 18-05-94. - Establecimiento: "Colegio de Jesús" "Nivel Terciario" Carrera: "Profesorado de Formación Docente en el Nivel Inicial" Cargo: Profesor Cátedra: "Ciencias Sociales y su Didáctica" 2 hs. - Carrera: "Profesorado de Formación Docente para E.G.B.: I y II" Cargo: Profesor Cátedra: "Ciencias Sociales" 3 hs. Desde el 22 de marzo hasta el 8 de mayo de 1999. Universitarios Universidad Nacional de Salta. Facultad de Humanidades. Carrera: Licenciatura en Historia - Cargo: Alumno Auxiliar Adscripto Cátedra de Historia Americana II (contemporánea) Desde el 1 de mayo de 1992 hasta el 31 de marzo de 1993. - Cargo Auxiliar Docente de Segunda Categoría Cátedra: Historia Contemporánea Carrera Licenciatura en Historia Ganado por concurso. Desde el 1 de mayo de 1994 hasta 31 de marzo de 1995. - Renovación del cargo de Auxiliar Docente de Segunda Categoría en la cátedra de Historia Contemporánea Desde el 1 abril de 1995 hasta el 31 de marzo de 1996. - Cargo: Auxiliar Docente Adscripto Cátedras: "Historia Contemporánea Universal" "Historia Contemporánea del Medio Oriente" Carrera: Licenciatura en Historia Desde el 05 de Agosto de 1997 y por el término de un año. Calificación: Sobresaliente Universidad Católica de Salta Facultad de Ciencias Jurídicas Carrera: Licenciatura en Relaciones Internacionales 19

- Cargo: Auxiliar Docente Cátedra: "Historia Universal Contemporánea" Anual Desde el 10 de octubre de 1998 continuando hasta la fecha Carrera: Licenciatura en Relaciones Internacionales - Cargo: Auxiliar Docente Cátedra: "Historia Contemporánea de América" Anual Desde el 29 de marzo de 1999 continuando hasta la fecha Antecedentes en Investigación Universidad Nacional de Salta - Auxiliar de investigación en el Proyecto Nº 607 "EL FENOMENO DEL LIDERAZGO EN EL MUNDO ARABE CONTEMPORANEO: EL CASO DE SADDAM HUSSEIN". Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Salta Desde 1 de Junio de 1996 hasta el 30 de Junio de 1997 - Auxiliar de investigación en el Proyecto Nº 750 "LA O.L.P. Y SU CAMPAÑA TERRORISTA INTERNACIONAL" Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Salta Desde el 1 de Enero de 1998 y por el término de 3 años. Antecedentes Docentes Actuales Secundarios Establecimiento: Colegio de Jesús Turno: Mañana Asignatura: Historia Argentina y Contemporánea Curso: Cuarto División: B Asignatura: Formación Etica y Ciudadana Cursos: Séptimo y Octavo Div. "A" de E.G.B. III Desde el 03-03-97 continuando hasta la fecha. Establecimiento: Colegio Privado "San Marcos" Turno: Mañana Asignatura: Ciencias Sociales Historia Cursos: Séptimo y Octavo Div: "A" Asignatura: Formación Etica y Ciudadana Cursos: Séptimo, Octavo y Noveno de E.G.B. III Desde el 15 de Marzo de 1998 continuando a la fecha

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Carrera: Relaciones Internacionales Curso: 2º Año Materia: Historia Contemporánea de América Profesor: Prof. Gustavo Alvarez Año Académico: 2013

Fundamentación Después de aquella aproximación a la Historia Contemporánea, el presente curso espera poder profundizar sobre algunos problemas que se acercan especialmente a lo que vivimos como sociedad. Señalamos ya como la historia ha sido presentada, frecuentemente, como maestra de la vida o como "relato verdadero de los hechos importantes del pasado". Sin embargo, juntos hemos reflexionado que la ciencia histórica, tal como la concebimos hoy, es más que esto: su objetivo va más allá de la reconstrucción de los hechos. El historiador, tal como lo afirma Marcello Carmagnani en su Estado y Sociedad en América Latina, "sólo podrá considerar realizada la tarea que le incumbe a condición, no tanto de dar una respuesta unívoca, cuanto de plantear adecuadamente los diversos problemas, exponer sus contradicciones e indicar las posibles alternativas de superación de las mismas". Por esto abordaremos a lo largo del curso, junto a la información, que nos parece indispensable para aproximarse a los temas, un conjunto de problemas, preguntas, cuestiones y las respuestas que diferentes historiadores han dado a los mismos. El recorte espacial de América, con especial énfasis en la América Latina, nos permitirá revisar algunos de los procesos trabajados en Historia Universal Contemporánea, sin embargo, el análisis acotado a regiones o naciones nos posibilitará una profundización que incluya los distintos aspectos económico, político, sociocultural, vinculados entre sí. Seguramente más de uno de Ustedes ha sido protagonista o espectador de muchos de los acontecimientos y procesos que trabajaremos, esto conlleva ventajas: por un lado los datos -fechas, nombres, lugares- nos resultan familiares y se asocian a los recuerdos personales y familiares, por el otro muchas de nuestras lecturas de diarios y revistas han colaborado con ese caudal de información. Sin embargo, existe un peligro en esta cercanía espacial y temporal, y es que esos datos y recuerdos encuentran cargas altamente subjetivas, que en oportunidades se asocian a prejuicios propios o heredados. Por esto será indispensable usar la información y apelar a nuestra memoria, con una actitud crítica, abrirnos a los interrogantes que se plantean sobre la historia; sabiendo que la realidad histórica y la ciencia que la estudia son muy complejas y merecen una atención interrogativa.

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Objetivos - Caracterizar y explicar los procesos históricos desde la interrelación de lo económico, social, político, cultural en una América que se presenta como "compleja, de amplitud geográfica y culturalmente diversa", con especifidades aunque interconectada con los procesos mundiales. - Apropiarse de conceptos que posibiliten la trasposición al análisis de otros procesos. - Desarrollar herramientas de análisis de diferentes fuentes de información y de producción textual. - Afianzar su habilidad en la exposición escrita u oral de temas y opiniones, y el respeto a las diferencias en el debate. - Desplegar una actitud crítica.

Metodología Por todo esto, el alumno encontrará en los contenidos, actividades y evaluaciones de la asignatura una búsqueda permanente de la reflexión acerca de los procesos históricos. Más que la memorización de fechas y datos, se apunta a la explicación de esos procesos y a la construcción de conceptos que sirvan para el análisis de diferentes realidades con una perspectiva histórica. El estudio o referencia a los casos nacionales o regionales será una oportunidad para profundizar, a través de la lectura comprensiva de la bibliografía básica y complementaria, ese análisis, encontrando las similitudes y marcando las especificidades de los casos analizados. El módulo no incluye los contenidos de la unidad 5 la que será trabajada con la bibliografía on line citada en la Bibliografía Básica. Los prácticos no constituyen un complemento de la teoría sino más bien el momento de construcción y apropiación de conceptos a partir del desarrollo de las actividades que incluirán: lectura de textos de historiadores, de fuentes documentales (artículos periodísticos, videos, etc.), de gráficas estadísticas, de los mapas y de algunas películas. A partir de lo cual el alumno deberá responder cuestionarios, elaborar cuadros, redes conceptuales, graficar en mapas o escribir breves ensayos. Algunos de los prácticos serán orientativos del estudio y por lo tanto servirán al alumno para considerar si ha comprendido los contenidos, mientras que otros prácticos tienen como finalidad la búsqueda de una síntesis de los conceptos y temas más importantes. El alumno deberá remitir al docente los trabajos prácticos que figuran en los módulos. La remisión se deberá hacer en fecha a publicarse en el foro y por mail a la dirección electrónica que allí se consigne. La aprobación es una de las condiciones para regularizar la materia Los foros de debate son espacios en los que los alumnos y el docente podrán opinar e intercambiar ideas acerca de los temas propuestos. Es condición indispensable de esta

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participación la fundamentación de las opiniones. Los debates se extenderán a lo largo de dos semanas; los temas y cronogramas serán publicados en el foro.

Criterios de Evaluación La evaluación es entendida como un proceso continuo que involucra a los docentes y a los alumnos por lo que se realizará un seguimiento del proceso de enseñanzaaprendizaje, a través de los prácticos, la participación en los foros de debate, los parciales y el examen final. Para que cada una de estas actividades se encuentre aprobada el alumno deberá mostrar que ha alcanzado las competencias que se están evaluando, es decir que deben ser respondidas adecuadamente todas y cada una de las consignas propuestas en los prácticos, parciales y examen final. Como así también participar activamente, con opiniones fundadas, en dos de los tres foros de debate que se proponen para el presente año. La exigencia en torno a la "fundamentación" apunta a que el alumno explicite las razones, las bases sobre las que sostiene tal o cual opinión, principio básico de la construcción del conocimiento y del debate fructífero.

Condiciones para Regularizar ¡¡IMPORTANTE!! Los requisitos para regularizar la materia serán informados por el docente a través de los canales pertinentes de comunicación: - Tablón de anuncios. - Foro de la materia. - Cuadros de regularización publicados en la página web. ¡¡¡Manténgase atento!!!

Contenidos Unidad 1: La historia de América Contemporánea: temas, problemas y abordajes. América, Américas, Latinoamérica… Aproximaciones a una América Latina. Algunas claves para empezar a abordar la Historia de Latinoamérica. Aproximación a una periodización de la Historia de América. Unidad 2: El surgimiento de un nuevo orden colonial en América Latina (18501880). Hacia un nuevo orden económico: las reformas liberales. La división internacional del trabajo y la incorporación de las sociedades latinoamericanas al mercado capitalista internacional. 23

2.1.- El orden neocolonial. El desarrollo de las economías exportadoras de productos primarios. Las formas de organización de la producción económica: control nacional y enclave. El control nacional de la producción. Los enclaves productivos. Economía y sociedad en América latina durante la segunda mitad del siglo XIX. La expansión imperialista de los Estados Unidos en América latina. El control del Canal de Panamá. Las intervenciones militares y políticas 2.2.- La formación de los estados nacionales Las dificultades para centralizar la autoridad política. La centralización de la autoridad política como condición para la constitución de un Estado. Mercados regionales y fragmentación de la autoridad política. La formación de grupos dirigentes de amplitud nacional: El liberalismo conservador de los grupos dirigentes latinoamericanos. Orden neocolonial, ingresos fiscales y centralización política. Desarrollo capitalista y dominación oligárquica. Unidad 3: La madurez del orden colonial (1880-1930) 3.1.- Continuidades y cambios en la organización de las economías y las sociedades latinoamericanas. La fase de expansión de las exportaciones. La desorganización del sistema internacional de comercio y pagos liderado por Gran Bretaña. El impacto de la Primera Guerra Mundial sobre las economías primario-exportadoras. Las demandas de productos "estratégicos". El nuevo rol de los Estados Unidos y su relación con América latina. El agotamiento del crecimiento económico basado en las exportaciones de bienes primarios. El impacto de la crisis económica de 1930 en América latina. Las estrategias de recuperación de los países latinoamericanos frente a la crisis. Expansión económica y diversificación social. El surgimiento de nuevos grupos sociales. Los trabajadores urbanos. La organización del movimiento obrero en América latina. Represión y reformas legislativas. 24

3.2.- Revolución social y reformas políticas en las primeras décadas del siglo XX. 3.2.1.- El régimen de gobierno oligárquico. "Estado capturado" y partidos de notables. Exclusión política y manipulación de la participación electoral. La "modernización" económica y social". La construcción de las "Naciones" en América latina. 3.2.2.- La crisis de orden oligárquico. Los diferentes tipos de reclamos. Las respuestas de los gobiernos oligárquicos. La intransigencia absoluta. La ampliación de la ciudadanía. El mantenimiento de la dominación oligárquica. La situación en Centroamérica y el Caribe. Zapata y la revolución campesina en México. La revolución liberal: "sufragio efectivo y no reelección". La guerra civil. La revolución campesina.. "la tierra para el que la trabaja". La institucionalización de la revolución campesina. Sandino y la lucha antiimperialista en Nicaragua. Nicaragua: "protectorado" estadounidense. Las guerrillas sandinistas Unidad 4: Crisis del orden neocolonial (1930-1970) 4.1.- La sustitución de importaciones (ISI) frente a la crisis económica de 1930. El impacto de la Segunda Guerra Mundial en América latina. Los relaciones con Estados Unidos. Hacia un nuevo modelo de desarrollo económico: el "crecimiento hacia adentro". La intervención estatal en la economía. 4.2.- Nacionalismo y populismo. Intervención estatal y nacionalización de la economía. Nacionalismo económico y alianzas políticas policlasistas. La distribución económica en favor de las masas populares. Los populismos latinoamericanos. 4.3.- La discusión sobre el desarrollo económico en América latina. La CEPAL y su propuesta de impulsar una "industrialización deliberada. El financiamiento de la industrialización deliberada. La estrategia desarrollista de profundización industrial. La transnacionalización de las economías latinoamericanas. La discusión sobre las causas del subdesarrollo y la dependencia. 4.4.- La Revolución Cubana

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Crisis del azúcar, agitación social y represión. La organización del movimiento 26 de julio y el inicio del proceso revolucionario. Los guerrilleros de la Sierra Maestra y el triunfo de la revolución. Hacia la construcción del socialismo. 4.5.- El impacto político e ideológico de la Revolución Cubana en América latina. La radicalización de los movimientos populares: las organizaciones guerrilleras. La vía parlamentaria hacia el socialismo: el gobierno de Salvador Allende en Chile. Las respuestas de los sectores dominantes. Los Estados Unidos y la "alianza para el progreso". La doctrina de la seguridad nacional. 4.6.- La discusión sobre las relaciones entre modernización económica, democracias políticas y autoritarismo. Los gobiernos militares de la década de 1960. Los gobiernos militares de la década de 1970. El disciplinamiento económico y social. El terrorismo de Estado. Unidad 5: Hacia un nuevo orden internacional Las nuevas democracias en América Latina. Los efectos políticos y económicos de la globalización capitalista. Deuda, crisis y políticas de ajuste. El debilitamiento de los Estados Nacionales. La desigual distribución de la riqueza y el aumento del desempleo. Los "Sin tierra". Los Zapatistas. Pluralismo cultural y autonomías étnicas en América Latina. Avances en la lucha por los derechos humanos: verdad y memoria. Neoliberalismo y "Pensamiento Unico". Propuestas y Advertencias para salir del "Pensamiento Unico".

Bibliografía Bibliografía Básica: Unidad 1: La historia de América Contemporánea: temas, problemas y abordajes. - Rouquié, Alain "Introducción", en Extremo Occidente, Emecé, Argentina, 1990. (Hay otras ediciones).

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- Skidmore y Smith "¿Por qué América Latina?", en Historia contemporánea de América Latina, Crítica, Barcelona, 1996, pp. 11 a 22 - _______ y ____ "La transformación de la América Contemporánea (1880-1990), en Obra Citada, pp. 53 a 73. Unidad 2: El surgimiento de un nuevo orden en América Latina (1850-1880). - Dabène, Olivier, Capítulo 1 "La entrada de América Latina en la era Moderna", en América Latina en el siglo XX, Síntesis, Madrid, 1999. - Halperín Donghi, Tulio Cuarta Parte "Surgimiento del orden neocolonial", en Historia contemporánea de América Latina, Alianza, Buenos Aires, 1986 (Hay otras ediciones con diferentes subtítulos). Unidad 3: La madurez del orden neocolonial (1880-1930) - Dabène, Olivier. Capítulo 2 "Los años de la prosperidad", en Obra citada. - Skidmore y Smith "Perú", en Historia contemporánea de América Latina, Crítica, Barcelona, 1996, pp. 204 a 226 - _______ y _____ "México" en Obra citada, pp. 242 a 257. - ________ y _____ "Centroamérica", en Obra citada, pp. 339 a 377. - ________ y _____ "América Latina, Estados Unidos y el mundo", en Obra citada, pp. 378 a 396. - Halperín Donghi, Tulio. Quinta Parte "Madurez del orden neocolonial", en Historia contemporánea de América Latina, Alianza, Buenos Aires, 1986. (Hay otras ediciones con diferentes subtítulos). Unidad 4: Crisis del orden neocolonial (1930-1970) - Dabène, Olivier. Capítulo 3 "La era del populismo", en Obra citada, pp. 73 a 106. - ______, _____ Capítulo 4 "El seísmo de la revolución cubana", en Obra citada, pp. 107 a 140. - ______, _____ Capítulo 5 "Los años sombríos", en Obra citada, pp. 141 a 174. - Halperín Donghi, Tulio. Sexta Parte "Crisis del orden neocolonial", en Obra citada. - Skidmore y Smith. "Cuba", en Historia contemporánea de América Latina, Crítica, Barcelona, 1996, pp. 280 a 311. - _______ y _____ "Chile" en Obra citada, pp. 127 a 161. - _______ y _____ "Argentina", en Obra citada, pp. 80 a 127. - _______ y _____ "Brasil", en Obra citada, pp. 176 a 204. - _______ y _____ "América Latina, Estados Unidos y el mundo", en Obra citada, pp. 396 a 411. Unidad 5: Hacia un nuevo orden internacional - Bartolomé, L. "Procesos civilizatorios, pluralismo cultural y autonomías étnicas", en Andes 9, Cepiha-UNSa, Salta, 1998, pp. 13-38. - Dabène, Olivier. Capítulo 6 "Las transformaciones políticas y económicas: América Latina hacia la democracia de mercado (1979-1990)", en Obra citada, pp. 175 a 210. 27

- ______, ______ Capítulo 7 "Fin de siglo en América Latina…", en Obra citada, pp. 211 a 250. - Ezcurra, Ana María. ¿Qué es el Neoliberalismo? Evolución y límites de un modelo excluyente, Lugar edit., Argentina, 1998. Bibliografía ON LINE - GEORGES COUFFIGNAL, Institut des Hautes Études de l’Amérique Latine - Paris. El papel del Estado en un mundo globalizado: el caso de América Latina en E.I.A.L. ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE VOLUMEN 13 - Nº 1 ENERO-JUNIO 2002, http://www.tau.ac.il/eial/XIII_1/ - JORGE P. GORDÍN, Universidad de Pittsburgh. Neoliberalismo y democracia en América Latina: descentralización, ¿el eslabón perdido? En E.I.A.L. ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE VOLUMEN 13 - Nº 1 ENERO-JUNIO 2002, http://www.tau.ac.il/eial/XIII_1/ - MARIO SZNAJDER, Universidad Hebrea de Jerusalén. ¿Adaptando el Estado al Mercado, o el Mercado al Estado? Reformas constitucionales en Chile, Brasil y Argentina hacia fines del siglo XX en E.I.A.L. ESTUDIOS INTERDISCIPLINA-RIOS DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE VOLUMEN 13 Nº 1 ENERO-JUNIO 2002, http://www.tau.ac.il/eial/XIII_1/ - MANUEL ALCÁNTARA SÁEZ Universidad de Salamanca. Los retos políticos de la gobernabilidad democrática en América Latina en, E.I.A.L. ESTUDIOS INTERDISCIPLINARIOS DE AMERICA LATINA Y EL CARIBE VOLUMEN 8 - Nº 1 ENERO - JUNIO 1997 Pensamiento Político en América Latina, http://www.tau.ac.il/eial/VIII_1/ - WALDO ANSALDI Universidad de Buenos Aires. GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA Y DESIGUALDAD SOCIAL, La versión en soporte papel del presente artículo fue publicada en Estudios Sociales. Revista Universitaria Semestral, Año 5, núm. 9, Santa Fe, segundo semestre 1995, pp. 9-35, y en Leviatán, II Época, Nº 70, Madrid, Invierno 1997, pp. 95-121, versión on line en http:// catedras.fsoc.uba.ar/udishal/art/gobernabilidaddemocratica.htm#N_1_ - WALDO ANSALDI Universidad de Buenos Aires. LA DEMOCRACIA EN AMERICA LATINA. MAS CERCA DE LA PRECARIEDAD QUE DE LA FORTALEZA. Retoma aquí algunos de los argumentos ya expuestos en los artículos "La democracia en América Latina, más cerca del oportunismo que de los principios", en Sociohistórica. Cuadernos del CISH, N° 7, Centro de Investigaciones Socio Históricas, La Plata, Primer semestre 2000, pp. 219-227, y, sobre todo, "La democracia en América Latina, entre la ficción y la esperanza", en Anales de la Cátedra Francisco Suárez, N° 34, Universidad de Granada, (España), 2000, pp. 173197, en http://catedras.fsoc.uba.ar/udishal/articulos_ofr.htm Bibliografía Complementaria - AA.VV. 1986 Sistemas electorales y representación política en Latinoamérica, Fundación Ebert, Madrid. - AA.VV. 1992-1997. Pensamiento Iberoamericano. Revista de Economía Política, Vol. 21-25. 28

- AA.VV. 1992. Identidad democrática y Poderes populares, CEIS-Universidad de los Andes, Colombia. - Aracil, Oliver y Segura 1997. El mundo actual, Universitat de Barcelona, España. - Bethell, l. (Compilador) 1998. Historia de América, Tomos XI, XII y XIII, CambridgeCrítica, Barcelona. - Carmagnani, Marcello 1984. Estado y sociedad en América Latina 1850-1930, Crítica, Barcelona. - Chevallier, Francois 1999. América Latina, FCE, México. - Gaggero H., Garro A, Mantiñan S. Historia de América en los siglos XIX y XX, Aique, Bs. As., 2001. - Pla, Alberto 1971. América latina y Estados Unidos, CEAL, Buenos Aires - ___, ______ (coordinador) 1974 Historia de América en el siglo XX, tomos 1 al 3, Bs. As., CEAL. - Rofman, A. y Romero, L. 1998. Sistema socioeconómico y estructura regional en la Argentina, Amorrortu, Buenos Aires. - Thorp, Rosemary 1998. Progreso, pobreza y exclusión, BID, Washington. - Vitale, Luis 1992. Introducción a una Teoría de la Historia de América Latina, Bs.As., Planeta. Bibliografía ON LINE - UDISHAL-Unidad de Docencia e Investigaciones Sociohistórica, UBA, Blioteca Virtual. http://catedras.fsoc.uba.ar/udishal/articulos_ofr.htm - RedALyC- Red de revistas científicas en Ciencias Sociales para América Latina, Caribe, España y Portugal. http://redalyc.uaemex.mx/ - Revista Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe. http://www.tau.ac.il/eial/ Lic. Gabriela Alejandra Caretta Prof. Gustavo Alvarez

Distribución de unidades por módulo Módulo Unico. MUY IMPORTANTE Para el desarrollo de los contenidos de la Unidad V de este programa, la docente cita bibliografía On Line y direcciones de sitios a visitar que proporcionarán la información necesaria para el estudio de dicha Unidad. Prof. Gabriela Caretta Prof. Gustavo Alvarez

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abordajes

y del Tercer Mundo

Su Parte de Occidente

problemas

Temas

rasgos Colonización española portuguesa. Países su o en vía de desarrollo. Dependen del mercado mundial. Países en menor o mayor grado dentro de la esfera de EE.UU. Sustrato heterogéneo de culturas. originarias sobre esta base migrantes provenientes de Europa.

América Latina

Criterio geográfico tradicional. Concepto cultural. Identidad subcontinental. Hispano o Iberoámerica. Panamericanismo. Indoamérica. Indolatina.

Periodización

La Historia de América

Periodización

Sociedad- naturaleza. Formas de producir y relaciones sociales. desarrollo desigual combinado articulado específico-diferenciado multilineal Génesis y desarrollo del capitalismo. Dependencia. Causalidad. Totalidad.

Categorías

Claves para un Abordaje

Diagrama de Contenidos - Unidad I

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Unidad I La historia de América Contemporánea: temas, problemas y abordajes En el presente curso, abordaremos la historia del siglo XX en América; sin embargo, corresponde hacer dos aclaraciones: 1.- por un lado que para comprender estos procesos será necesario remontarnos a las últimas décadas del siglo XIX, período en el que se consolida un orden económico, social y político, cuyo estudio dará luz para entender los procesos posteriores, inclusive algunos aspectos de nuestra realidad más contemporánea. 2.- Por otro, si bien el recorte es continental, el interés de la asignatura está puesto en América Latina y a partir de ella, sus proyecciones, relaciones y conflictos con EE.UU. Esta opción, metodológica y didáctica, intenta cambiar la perspectiva por la cual todo parece suceder en los países centrales, mientras que los periféricos sólo reflejan los grandes acontecimientos de las potencias. Así la historiografía tradicional, basada en la concepción unilineal de la historia y en el modelo eurocéntrico de desarrollo, ha bloqueado el análisis de las especificidades de América Latina. Por esto, América Latina brinda la posibilidad de entender lo común y lo diverso, entre las naciones y ad intra de los propios estados, comparar, analizar, reconocer la multicausalidad y la pluridimensionalidad de los procesos. Claro que, la idea misma de América Latina es problemática. Aunque es de uso corriente en la mayoría de los países del mundo y en la nomenclatura internacional, no es un término riguroso1, y resulta complejo encontrar la variable que permita incluir a unos y excluir a otros.

Aproximaciones a una América Latina Si apelamos a un criterio geográfico tradicional rápidamente nos daremos cuenta que la América latina no encuentra dentro de esta disciplina una delimitación clara: si bien podríamos señalar que corresponden a esta unidad la parte sur y central del continente, México se encuentra, según los geógrafos, en América del norte; además, nos encontramos con Guyana y Belice angloparlantes. La respuesta se podría orientar a señalar que se trata de un concepto cultural lo que conduce a la conclusión de que "abarca las naciones americanas de cultura 1.- En este punto hemos seguido muchas de las reflexiones que realiza el historiador francés Alain Rouquié, conocedor y estudioso de la realidad y de la historia latinoamericana, en su libro Extremo Occidente.

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latina"; ahora bien, Canadá con Quebec, es tan latino como Puerto Rico, sin embargo, a nadie se le ocurriría incluirlo en América Latina. Más allá de estas imprecisiones, se podría pensar en la existencia de una identidad subcontinental, una trama de solidaridades basada en una cultura común o vínculos de otro tipo; pero esta afirmación se da de bruces con la realidad de una América muy diversa, con escasas relaciones entre sí, inclusive con profundas diferencias dentro de los mismos países. Pensemos en nuestro país: recorramos mentalmente su geografía y sus gentes, es tal la diversidad entre la patagonia y la puna y tanta su cercanía, física y cultural con países vecinos (Chile y Bolivia, respectivamente), que resulta difícil pensar y hacer una historia argentina, sin caer en la miopía de proyectar las descripciones y explicaciones de lo que sucede en la capital y en las grandes ciudades, al resto del país. Quizá por esta diversidad algunos autores ha preferido hablar de las Américas Latinas. Sin embargo, más allá o más acá de estas diferencias y falta de vinculaciones, la dirigencia de los países latinoamericanos orientarán fuertemente la economía, la política, la cultura -a lo largo del siglo XX- a los países centrales (los europeos o EEUU).

Las palabras tienen historia El epíteto de latino tiene, además, su historia: apareció en Francia en la época de Napoleón III (mediados siglo XIX), como parte del gran plan de "ayudar a las naciones latinas" de América a contener la expansión del los Estados Unidos, así la latinidad tenía la ventaja de imponerle a Francia "legítimos deberes" para con sus "hermanas" americanas. Esta latinidad fue rechazada históricamente, en nombre de la hispanidad, de aquí que en España se prefiera el epíteto de Hispano o Iberoamérica. Por su parte Estados Unidos construyó la idea de Panamericanismo, frente al nuevo avance europeo, así la América al sur del río Bravo se constituirá para ellos, en distintos períodos y con diferentes políticas, en una cuestión de Estado. Tanto el concepto de latina, como el de hispano o ibero, refería fundamentalmente a la ascendencia de las capas dirigentes de la sociedad, sin embargo, existe otra América, aquella que encuentra amplias poblaciones con lengua materna aborigen, así Haya de la Torre, político peruano, acuño una novedosa denominación regional: Indoamérica. Esta designación ha tenido menos éxito que el indigenismo literario que la inspiró o que el partido creado por Haya. Sin embargo, la trama indígena no está ausente, ni siquiera en los sectores de la sociedad o en los países que se autoproclaman como más "blancos" o "bajados de los barcos", aquella participa claramente en la fisonomía nacional de los distintos pueblos. Esta América es, según la expresión de Sandino, claramente indolatina.

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Utilizaremos la expresión América latina, con conocimiento de causa, sabiendo de sus límites conceptuales y sus ambigüedades, pero reconociendo por otro lado que es una expresión generalizada y utilizada por los propios interesados ("nosotros los latinoamericanos"). Por esto y para iniciarnos en la complejidad de abordar estos procesos históricos nos pareció oportuno comenzar cuestionando el recorte mismo de nuestro estudio. A primera vista, nos encontramos con una América marcada por la colonización española y portuguesa (francesa en el caso de Haití), que se define por contraste con la América anglosajona. Por lo tanto hay en América latina, un predominio de las lenguas española y portuguesa, a pesar de las culturas precolombinas y de las oleadas migratorias de los siglos XIX y XX. Pero la exclusión de Canadá y el hecho de que los organismos internacionales (BID, por ejemplo) incluyan entre los estados latinoamericanos a Trinidad-Tobago, las Bahamas y Guyana, otorgan al perfil de esta América una innegable coloración socioeconómica e incluso geopolítica. Todas estas naciones, sin importar su PBI o sus diferencias, ocupan el mismo lugar en la división global Norte-Sur, son países sub o en vías de desarrollo o de industrialización, ninguno forma parte del centro desarrollado. Es decir, constituyen la periferia, son países periféricos. Tal como lo veremos, dependen del mercado mundial como productores de materias primas y bienes alimenticios, pero también del "centro", que determina la fluctuación de los precios, les proporciona tecnología, así como capitales y modelos culturales. Una particularidad, y un factor de unidad es que todos estos países se encuentran, en distintos grados, dentro de la esfera de influencia inmediata de Estados Unidos (inclusive Cuba, a pesar de su modelo diferente del capitalista, y justamente por esto, vive de una manera más o menos directa, el peso de estar tan cerca de los EUA). Es un "privilegio" que no comparten con ninguna otra región del Tercer Mundo. La frontera común de tres mil kilómetros entre México y los Estados Unidos constituye un fenómeno único, es una línea de división cultural y a la vez socioeconómica, cargada de un fuerte valor simbólico. Tal vez se podría clasificar entre las naciones latinoamericanas a todos los países del continente en vías de desarrollo, independientemente de su lengua y su cultura, es igualmente cierto que en esta región la política predomina sobre la geografía. Otro elemento reconocible y común a estas naciones es que sobre un substrato heterogéneo de culturas originarias se instalaron y mixturaron en distintos grados, migrantes provenientes de Europa (S. XV al XVII y fines del XIX y XX), además de la migración forzada de África y Asia, que ha llevado a que los europeos, vean a esta América Latina como una provincia alejada, pero siempre parte de la misma cultura. Así esta América aparece con frecuencia como una síntesis o yuxtaposición de los dos grandes rasgos descriptos: ser parte de Occidente y del Tercer Mundo.

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Sin embargo, todas estas aproximaciones, aunque reales adolecen de una deficiencia, miran a América desde los parámetros y las relaciones con los otros países. Luis Vitale señala que el resultado de esta perspectiva es que no tenemos "una teoría de la historia para estudiar las particularidades de América Latina y el Caribe: No hemos podido precisar los períodos de transición de nuestra historia, carecemos de una teoría que explique la incidencia de la relación etníaclase en nuestro subcontinente indo-afro-latino, y menos aún de una teoría de la cuestión nacional que se deduzca de las especificidades de la ruptura del nexo colonial … los modos de producción … la formación de las clases sociales … Carecemos de una teoría que oriente la investigación acerca del papel del mito y de la religiosidad popular…"2 Esto no implica descartar u omitir las teorías planteadas para y desde Europa o EUA, se trata de incorporar sus contribuciones teóricas más relevantes, aplicándolas de manera creadora a nuestra realidad; sólo debemos cuidar de no trasladar mecánicamente, y hasta a veces por la fuerza, los esquemas de aquellas historias al estudio de la nuestra. José Luis Romero, historiador argentino y formador e inspirador de muchos de los principales investigadores actuales, advirtió que "el esquema de las corrientes ideológicas de Europa occidental no puede servirnos de modelo … quizás ha sido Latinoamérica más original de lo que parecen a primera vista ciertos procesos que, con demasiada frecuencia, consideramos como simples reflejos europeos"3.

La historia y el trabajo del historiador Las dificultades para comprender y explicar la realidad social derivan, en parte, de que, a lo largo de muchos siglos, filósofos y científicos relacionaron el origen de la realidad social y la explicación de por qué ocurre lo que ocurre en la historia con un factor extrahumano: sea la voluntad divina, o una noción de progreso, por el cual la realidad social y el devenir histórico avanzaban en etapas hacia un determinado fin. Durante las primeras décadas del siglo XX, el pensamiento filosófico y científico basado en la noción de progreso entró en crisis. Desde entonces comenzaron a ser elaboradas y difundidas teorías científicas que sostienen que las acciones humanas y sociales no pueden ser explicadas con los mismos métodos y conceptos que se utilizan para explicar los fenómenos naturales, porque la realidad social tiene características específicas que la diferencian de la realidad natural. La especificidad de la realidad social (presente y pasada) consiste en que ella es el resultado de acciones realizadas por seres humanos que tienen intenciones y motivos. Los historiadores y los investigadores en ciencias sociales 2.- Luis Vitale, Introducción a una Teoría de la Historia para América Latina, Planeta, Bs.As., 1992, pp.11 y 12 3.- José Luis Romero, Latinoamérica, situaciones e ideologías, Ed. Del Candil, Bs.As., 1967, pp. 26 y 55. Citado por Luis Vitale, obra citada, p.15

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tienen que explicar los motivos de las acciones humanas. Tienen que establecer relaciones entre las acciones y determinar cuáles fueron las causas y cuáles fueron los efectos o resultados. Con este objetivo, la tarea central del historiador es la de reconstruir el proceso histórico. Para reconstruir el proceso no alcanza con ordenar cronológicamente los hechos históricos. Resulta necesario explicar las acciones reconstruyendo su sentido, comprender su sucesión y explicar el cambio social como el cambio de las estructuras sociales y de las relaciones entre sus componentes. Para alcanzar este fin, cada historiador utiliza distintas teorías que le proporcionan hipótesis para explicar cómo se relacionaron todas las acciones realizadas por los hombres en el pasado en todos los planos de la vida social -el económico, el social, el político y el ideológicocultural- y cómo se relaciona el pasado con el presente.

Algunas claves para empezar a abordar la Historia de Latinoamérica Si la existencia de una América Latina es problemática, si se impone la diversidad de sociedades y economías, si el aislamiento de las distintas naciones es un hecho fundamental que hace a su manera de funcionar, no es menos cierto que una relativa unidad de sus destinos, más sufrida que deseada, acerca a las repúblicas hermanas. El fenómeno se advierte en las grandes etapas de su historia, en la identidad de los problemas y de las situaciones que enfrentan estas naciones. Por un lado el largo proceso de transformación de las sociedades originarias, por el otro los siglos de conquista, dominación y resistencia han marcado, a pesar de los casi dos siglos de vida independiente de estas naciones, de manera duradera las configuraciones sociales y han signado muchos de sus conflictos y elecciones. Además, la especificidad de América Latina no significa que carezca de las regularidades o tendencias generales que se han dado en la historia de otros continentes: enfrentamientos sociales, revoluciones, períodos de transición, etc. Sin embargo, resulta necesario redefinir algunas categorías concretas para abordar esa historia. Por un lado la relación sociedad-naturaleza marcada a partir de la colonización hispano-lusitana, por la apropiación de los recursos naturales por las metrópolis de aquella primera forma de colonización o de las nuevas de los siglos XIX y XX. Por otra parte, las particularidades en las formas de producir y en las relaciones sociales que se establecen a partir de una manera de producir. En este sentido, a los diversos modos de producción de las comunidades prehispánicas se les impuso

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(aunque sin desaparecer algunas de aquellas articulaciones), más que "un modo", variadas relaciones de producción: que hacían uso de la mita minera, junto a la encomienda y el salario, por lo que podría ser considerado un período de transición que transcurre entre los siglos XVI y XIX. ¿Con qué categoría global de análisis hay que investigar nuestra particular transformación histórica? ¿Cómo hacer frente a una América Latina que cambia a ritmos diferentes, desde puntos distintos, para llegar a situaciones más o menos convergentes o no? Luis Vitale, autor que guía muchas de estas reflexiones, propone la categoría de desarrollo desigual, combinado, articulado, específico-diferenciado y multilineal. Para entender el desarrollo desigual, podríamos hacer un paneo de los distintos países latinoamericanos y su inserción en la economía capitalista, inclusive si nos vamos a los tiempos prehispánicos, podremos observar la presencia de esta desigualdad y multiplicidad de desarrollos. Este desarrollo desigual adquiere diversas formas combinadas, que pueden comprobarse en un recorrido por algunas de las principales ciudades de este subcontinente en el que siguen existiendo miles de talleres artesanales, en los que podemos encontrar relaciones asimilables a las de maestro-aprendiz junto a fábricas con la más alta tecnología y concentración obrera. En la actualidad latinoamericana se articulan variantes de economía de subsistencia indígenas y campesinas con el mercado capitalista, como puede comprobarse en las regiones andinas centrales y mesoamericanas. Inclusive quienes visitan las ferias de Iruya o de Santa Catalina (Salta y Jujuy respectivamente) no dejan de sorprenderse al ver a los campesinos bajar desde sus pequeñas y lejanas propiedades con sus papas, ocas, animales o polvo de oro, para ser intercambiada en una instancia ferial en la que no faltan los productos con sello "Made in China". Estos desarrollos desiguales, articulados y combinados tienen, así mismo, un carácter específico-diferenciado. No existe unidad sin diversidad, de este modo se verá más clara la singular historia de América Latina, abruptamente incorporada al sistema mercantilista mundial, desde la colonización, y, posteriormente, al sistema capitalista. A su vez, entenderemos que las particularidades (las condiciones, las circunstancias, el medio) no pueden reducirse a la "lógica universal" del desarrollo social, ni deducirse de ella, pero tampoco pueden ser separadas de ella, ni serle opuestas, ni simplemente agregársele como complemento, como accesorio empírico. La idea de "continuidad histórica" de los sucesos que siguen unos a otros, de evolución, debe ser manejada teniendo siempre en cuenta la discontinuidad, la ruptura, y el desarrollo desigual, articulado, combinado y específico-diferenciado; insistiendo más en la unicidad contradictoria de los procesos concretos que en una continuidad supuestamente lineal. Es decir, que los procesos son multilineales y esto es lo que hace a las especificidades de las historias nacionales, regionales, de comunidades, etc. Es importante tener presente para abordar la historia contemporánea de América, la particular génesis y desarrollo del capitalismo, como así también del proceso 38

de industrialización. El proceso de acumulación interna del capital en América latina durante los siglos XIX y XX, fue también específico porque, paralelamente con la expansión de la frontera interior (recordemos los procesos de expansión y ocupación de la segunda mitad del siglo XIX y del XX, por ejemplo las campañas a la Patogonia argentina y al Chaco), existió también el uso y abuso de mano de obra agrícola y minera, por ese capitalismo primario exportador, que después apeló a la mano de obra industrial. Si bien es cierto que muchas de las ganancias de esta forma de capitalismo, fugaron al exterior, también es cierto que, aquellas que quedaron en los países latinoamericanos, permitieron la conformación y/o consolidación de una clase social, la burguesía criolla, que concentraba el poder económico, social y político. Esta particular conformación de las clases sociales en América explica muchos de los conflictos, alianzas, contradicciones, reacomodos de la historia interna de Latinoamérica. Otro concepto que se ha usado, y del que a veces se ha abusado, para tratar de explicar la particularidad de América Latina, es el de dependencia. Muchas veces, inclusive, se ha hablado de la teoría de la dependencia; sin embargo, más que una teoría se trata de una categoría de análisis, que sirve para explicar el período latinoamericano que se inicia con la colonización -aunque se lo ha usado con mayor énfasis para los procesos llamados neocoloniales (segunda mitad del siglo XIX y XX), cuando se estableció una dependencia de tipo financiera y cultural-. Por la diversidad de procesos que podrían ser abordados desde esta categoría es que resulta conveniente aplicarla teniendo en cuenta cada fase histórica, porque no es igual la dependencia colonial de las metrópolis ibéricas, que la decimonónica británica o norteamericana, que las actuales dependencias en un sistema global. La categoría de causalidad, y la controvertida relación causa-efecto, deben ser manejadas con sumo cuidado para no caer en el mecanicismo. El problema en historia, y en la latinoamericana contemporánea particularmente, es interrelacionar las cadenas de causas endógenas y exógenas, es decir, aquellas que se consideran internas a los procesos y las que provienen del exterior. Tomemos como ejemplo las independencias de los países en las primeras décadas del siglo XIX, algunos historiadores pusieron el acento en la influencia de la revolución francesa y de los hechos producidos en España, otros apuntaron a los movimientos insurgentes de base mítica como la rebelión de Tupac Amaru; en realidad no se trata de establecer de manera mecánica si la causa prioritaria es la exógena o la endógena, sino de analizar el impacto de ellas en el desarrollo interno de cada país y en el conjunto de los países. Descubrir la causalidad de los hechos históricos es uno de los quehaceres centrales del investigador, porque de lo contrario la Historia sería una descripción de sucesos inconexos, sin explicación. La categoría de totalidad, clave para toda la ciencia, en la caso de la Historia, adquiere una magnitud que a veces aparece como inabordable, pero es ineludible si se quiere comprender el conjunto de las manifestaciones de la formación social. Usar la categoría de totalidad, variable y heterogénea, no es tarea fácil, ni siquiera dentro del estudio de países. La interrelación de los factores económicos con los 39

sociales, políticos y culturales puede aparecer no tan difícil en el papel, pero su implementación es compleja a la hora a la hora de procesar la información. No se trata, solamente, de analizar por separado cada uno de los aspectos de una sociedad y luego establecer las correlaciones, sino de ver cómo esas manifestaciones son expresión de la totalidad; cómo la economía condiciona pero, a su vez, es influida por las políticas de los gobiernos; cómo estos y los Estados son expresión de la clase dominante, pero en un momento del proceso adquieren una relativa autonomía; cómo las diversas manifestaciones de la cultura no son fenómenos separados de la economía, las clases y la política, sino la expresión del conjunto social.

Periodizar la historia de América Establecer una periodización adecuada es una cuestión clave para la comprensión de la historia en general, porque condensa los cambios cualitativos experimentados en las formaciones sociales. Hennri Berr y Lucien Febvre, dos de los fundadores de la Escuela Francesa de Annales señalaban que: "No hay en el campo de la historia un problema metodológico de mayor importancia que el de la periodización4. Es que la operación de periodizar no consiste en enumerar los hechos cronológicamente, tampoco el de colocarlos en cajas preestablecidas, como los apelativos a las edades, alcanzar una periodización implica sintetizar, desde una determinada perspectiva teórica, las transformaciones significativas que han ocurrido en la historia de un país, de una región o de un subcontinente". Uno de los problemas epistemológicos más complejos para intentar una periodización es lograr un criterio común para todos los períodos, evitando que uno de ellos sea calificado por lo económico y otros por lo político o cultural. Hemos optado por una periodización que prioriza los cambios cualitativos de las formaciones sociales, con sus formas de producir y de relacionarse y sus expresiones de dependencia económica y política. Estimamos que este criterio es más adecuado que la periodización por edades o por sistemas de gobiernos utilizada por los historiadores tradicionales. Establecer una periodización para América latina es un problema complejo, ya que los estudios históricos hasta hace unas décadas, estuvieron marcados por una concepción de la historia fáctica, es decir, el relato de batallas, acontecimientos patrióticos, héroes mitologizados, hechos políticos hipertrofiados. El problema es que, a pesar de la amplitud del criterio seleccionado, toda periodización conduce a diferentes formas de unilateralidad. Toda periodización establece un corte cronológico, dejando la falsa impresión de que las formaciones sociales complejas y heterogéneas que se venían dando hasta allí, desaparecen o cambian en un solo sentido y se homogeneizan. Desde esta perspectiva podemos suponer que con la organización 4.- Citado por Luis Vitale, obra citada, p. 6

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de la sociedad colonial en el siglo XVI desaparecieron los modos de vida de las múltiples comunidades indígenas, o que ellas se extinguieron tras la arremetida estatal de fines del siglo XIX; si esto fuera así resultarían incomprensibles el movimiento de Chiapas o los reclamos de los Wichis del Chaco argentino o de los Mapuches de nuestra patagonia, por nombrar los más conocidos y cercanos. Reconociendo este límite, nos parece que la periodización nos permite ubicarnos relativamente en el tiempo y referir con conceptos a aquellas formaciones sociales que resultan dominantes y que en más de una oportunidad arremeterán, en la medida de sus necesidades, contra las otras formas de organización social. No nos remontaremos a los tiempos de las primeras sociedades, porque el objeto de nuestra materia es la Historia Contemporánea de América. Sin embargo, nos parece oportuno señalar que la historia de este continente no comienza con las independencias del siglo XIX, ni con la colonización europea del XVI, debemos remontarnos más atrás, a unos cincuenta mil años antes de Cristo, período para el que han sido fechado los restos arqueológicos humanos más antiguos en América. Es cierto que una etapa decisiva en la historia del continente se inicia con los movimientos revolucionarios y las guerras de independencia, este proceso que romperá el viejo vínculo colonial ha sido llamado por el historiados argentino Tulio Halperin Donghi, como el de la larga espera (1825-1850). En 1825 terminaba la guerra de independencia; dejaba en toda la América española un legado nada liviano: crisis de las estructuras coloniales. Los datos de la realidad hispanoamericana y los de la economía metropolitana (España, Francia, Inglaterra) coinciden en provocar una estabilidad en la penuria, muy distinta de las renovaciones esperadas por los revolucionarios de 1810. Entre los cambios traídos por la independencia es fácil sobre todo advertir, para este período: 1.- Desorden administrativo, militarización, un despotismo pesado de soportar porque se ejerce sobre poblaciones que la revolución ha despertado a la vida política, y que sólo deja la alternativa de la guerra civil, incapaz de fundar sistemas de convivencia menos brutales. 2.- En los económico, desde una perspectiva general, se da un estancamiento al parecer invencible. Pero esa situación general conoce variaciones locales importantes que se relaciona con las características de las distintas economías regionales. Venezuela en su agricultura y el Río de la Plata en su ganadería, tienen el germen de una estructura económica orientada a ultramar, mientras que Bolivia, Perú y sobre todo México, cuya economía minera ha sufrido de muchas maneras los embates de la guerra, no logran reconquistar su nivel de tiempos coloniales. Entre estos casos extremos se sitúa la mayor parte de las regiones hispanoamericanas. A mediados del siglo XIX, podemos señalar, con los límites que los cortes implican y que apuntamos arriba, un nuevo período, el de surgimiento del orden neocolonial (1850-1880). La conquista de la estabilidad se ha logrado sólo en los espacios antes considerados periféricos del antiguo imperio español y en Brasil, estos rasgos positivos no autorizaban a esperar una consolidación rápida de un nuevo orden latinoame41

ricano. Este se estableció cuando comenzó a consolidarse una nueva relación económica entre los centros industriales europeos, principalmente Inglaterra, y las sociedades latinoamericanas. La década del 80, inicia lo que Halperín llamó la madurez del orden neocolonial (1880-1930), en el que se da la enajenación de gran parte de las riquezas nacionales y de la soberanía. A esta etapa corresponderá una creciente presencia norteamericana en las relaciones comerciales con América Latina, en sus decisiones políticas y territoriales; y una dependencia que además de mercantil es financiera y servirá de punto de partida para un esbozo de dependencia política y militar. Mil novecientos treinta, la gran depresión, reveló la fragilidad del orden mundial al que Latinoamérica había buscado incorporarse. De allí e adelante asistimos a la crisis del orden neocolonial (1930-1970), la catástrofe coyuntural del 29 dejó en herencia cambios que, si bien a corto plazo no fueron dimensionados por los efectos de la guerra mundial, a la larga serían muy profundos. Es a partir de las crisis de las décadas del 70 y 80 que los latinoamericanos reconocemos que participamos en un nuevo orden internacional, en el que las economía no se dividen, desde la caída del muro de Berlín, entre capitalistas y comunistas, sino entre sociedades ricas y pobres, una nueva división entre norte y sur. Esta breve periodización guiará muchos de los contenidos que ustedes trabajarán a lo largo del año, y seguramente las lecturas y experiencias personales enriquecerán estos escuetos rótulos que intentan dar sentido a una historia que, como lo señalamos, es compleja y multidimensional.

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Actividad Nº 1 América Latina y "La casa de los espíritus" Con esta propuesta iniciamos una serie de trabajos prácticos que incluirán una variada gama de textualidades, entre las que incluimos, como en este caso, la cinematografía. En todos los casos en los que trabajemos con películas deberá elaborar una ficha que incluya en forma completa los datos del filme. Las conclusiones de este práctico deberán publicarse en el foro en fecha a consignar, alrededor del 10 o 15 de abril. La idea es que podamos compartir las experiencias, conceptos y conclusiones acerca de la manera en que la autora de la obra y el director de la película perciben y comunican América Latina. En este caso la película con la que debe trabajar es La casa de los espíritus, basada en la novela de la escritora chilena Isabel Allende, si bien no se trata de una novela histórica, el relato de Allende en el que el mundo real-maravilloso es omnipresente, toma un eje temporal por el que transcurre y sus referencias a la situación económica, social, política e ideológica de Chile, pueden proyectarse a la historia de Latinoamérica en su conjunto. El siguiente esquema le servirá de guía para registrar la información que después deberá compartir: Título del film: Año: Director: País de origen de la Película: Problemas centrales planteados en el film: Períodos históricos a los que refiere, con una sintética caracterización de cada uno: Apreciación personal acerca de la película y de su visión de América Latina: 43

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inversión de capital disponibilidad de tierras mano de obra

Los requerimientos metropolitanos demandan

América Latina aumentó demandas de materias primas se realizó inversiones de capital reestructura su economía

establece relación con

Formación de Estados Nacionales

expansión imperialista de EE.UU. en América Latina

Características liberalismo conservado orden neocolonial ingresos fiscales dominación oligárquica corrupción

Se forman grupos dirigentes de amplitud nacional

Se centraliza la autoridad política y luego se fragmenta

territorial y social

Se produce un proceso de fragmentación

Se destruye el orden impuesto por el dominio colonial

profunda diferenciación social

Se produce como resultado

De control Nacional Enclaves productivas

Formas de organización de la producción económica

de productos agrícolas productos minerales

Desarrollo de economías exportadoras de productos primarios

origina un nuevo pacto colonial terratenientes, comerciantes y financistas

El Orden neocolonial

Siglo XIX especializaciones productiva territoriales producción de manufacturas industriales creación de nuevas tecnologías acumulación del capital

La división internacional de trabajo y la incorporación de la sociedad latinoamericanas al mercado capitalista internacional.

libre contratación de mano de obra

objetivos sentar las bases legales para el libre acceso a los capitales locales extranjeros tierra compra de suelo subsuelo

Reformas producidas

Las Reformas Liberales a partir de la consolidación del capitalismo en Europa Occ.

Mediados del Siglo XIX

período de la larga espera

Primera mitad Siglo XIX

El surgimiento de un nuevo orden colonial en América Latina

Diagrama de Contenidos - Unidad II

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Unidad II 1.- El surgimiento de un nuevo orden colonial en América Latina (1850-1880) Después de haber visto o leído La casa de los espíritus, muchas de las cosas que leerán a continuación los remontarán a momentos de esa obra o de tantas otras que en América han sabido mostrar la vida de los hombres mujeres y niños de este subcontinente. La historia con un discurso menos agraciado y con el objetivo de tratar de explicar esos modos de vivir en sociedad les dará la oportunidad de hacerse de un conjunto de herramientas para abordar tanto la lectura del pasado, como la de nuestro presente. Muchos de los conceptos y procesos presentes en este módulo y correspondientes a las unidades 2 y 3 del programa de la materia, siguen y sintetizan los contenidos de la bibliografía básica de la cátedra, por lo que resulta una tarea imprescindible de Ustedes, acercarse a esos autores para complementar lo que se expresa en estas páginas. Durante la primera mitad del siglo XIX, la crisis del dominio colonial y las guerras de independencia produjeron la desorganización del orden económico colonial, basado en el monopolio de España y Portugal, a este período se lo llamó el de la larga espera. Etapa de transición entre un modo de vida de antiguo régimen y una nueva sociedad a la que algunos, y sólo algunos, imaginaban libre e igualitaria. Los grupos de productores y comerciantes criollos, que en las primeras décadas del siglo XIX apoyaron las luchas por la independencia, esperaban el establecimiento de un nuevo orden económico y comercial liderado por Gran Bretaña. Por eso, cuando estos grupos controlaron los gobiernos de los nuevos países latinoamericanos, levantaron todas las restricciones al comercio con el exterior que existían en el antiguo sistema económico de dependencia colonial. Confiaban en que asegurando el librecambio (como lo aconsejaba Inglaterra a los gobernantes de las sociedades periféricas), los capitalistas ingleses invertirían para desarrollar nuevas industrias. Pero durante la primera mitad de del siglo XIX, ni Inglaterra ni otras sociedades industriales europeas realizaron inversiones importantes de capital en América Latina. El mercado latinoamericano solo les interesaba para colocar el excedente de su producción industrial. Para los latinoamericanos comenzó una larga espera. Si nos fijamos en la expansión de las inversiones inglesas, nos apercibimos de su lentitud hasta 1880. La aceleración tiene lugar después de esta fecha, y los capitales se invierten en sectores económicos nuevos. La inversión del capital inglés se orientó al comercio, transporte y las finanzas, es decir, aquellos sectores en los que la dominación económica de la oligarquía era muy débil o nula. Por lo cual las clases dominantes en América Latina, hacia 1880, poseen el control casi absoluto de los recur-

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sos naturales y de la mano de obra del sector productivo y el capital inglés controla los sectores mencionados, con una importante rentabilidad de su capital y sin entrar en conflicto la oligarquía.

a.- Hacia un nuevo orden económico: las reformas liberales Hacia mediados del siglo XIX, comenzó a consolidarse una nueva relación económica con Inglaterra y otros centros industriales europeos y las sociedades latinoamericanas. Los capitalistas de las sociedades industriales comenzaron a demandar de las economías latinoamericanas la producción de nuevas materias primas y alimentos. A partir de 1850, la consolidación del capitalismo en Europa Occidental creó las condiciones para que los centros industriales establecieran un nuevo tipo de relaciones con las sociedades latinoamericanas. El volumen de ganancias que generaba el desarrollo de la industrialización impulsó a los capitalistas europeos a realizar nuevas inversiones para continuar expandiendo la producción industrial. Por este motivo aumentó la demanda de algunas materias primas; en particular las requeridas por la nueva industria eléctrica, como el salitre y el cobre y, más tarde por la petroquímica; el petróleo. La mayor circulación de dinero en las sociedades europeas impulsó la demanda de algunos productos tropicales que no eran básicos en la alimentación de la población. Como el café, el cacao y las frutas tropicales, como así también aumentó la demanda de tabaco. Por su parte los capitalistas industriales ingleses se volcaron a la compra de trigo producidas en las zonas templadas de América latina que resultaban más baratas que las que se producían en Inglaterra. Como el pan y la harina eran alimentos básicos en la dieta de los obreros y sus familias, si el precio era bajo, ellos podrían también pagar salarios bajos. Asímismo consideraron conveniente realizar inversiones de capital en América Latina. Esto provocó la reestructuración de las economías latinoamericanas. El impulso externo aunque necesario no era suficiente para lograr esa reestructuración económica. También se requerían cambios en la organización tradicional de estas sociedades. La adecuación de las economías latinoamericanas a los requerimientos metropolitanos demandaba: - inversiones de capital - disponibilidad de tierras y - de mano de obra. 48

Los nuevos países tenían que ofrecer garantías para atraer capitales externos, que necesitaban un mercado de tierras y de mano de obra libres. Con el propósito de impulsar cambios, los gobiernos locales impusieron una serie de reformas institucionales conocidas como "reformas liberales". Estas reformas inspiradas en el liberalismo económico de las sociedades industrializadas tenían como objetivo: Sentar las bases legales que garantizarían el libre acceso a los capitales tanto locales como extranjero, a la compra de tierras, suelo y subsuelo y a la libre contratación de mano de obra. Este ciclo de reformas resultaba necesario, desde la perspectiva del liberalismo decimonónico, debido a que en la mayoría de las sociedades latinoamericanas como México y en Perú, la mayor parte de la población que podía ser empleada como mano de obra se encontraba fuera del mercado de mano obra. Además, la Iglesia Católica era propietaria de enormes extensiones de tierras que no podían ser compradas ni vendidas, llamadas "manos muertas"; lo mismo ocurría con las tierras que eran propiedad de las comunidades indígenas. La mayoría de las propiedades eclesiásticas no eran explotadas comercialmente y los indígenas, por su parte, las utilizaban en un sistema de propiedad comunal orientado a garantizar la subsistencia de los integrantes de la comunidad. Estas condiciones imposibilitaban la conformación de un mercado de mano de obra, ya que la población poseía los recursos necesarios para su subsistencia sin necesidad de emplearse. Con las reformas liberales, los nuevos gobiernos latinoamericanos expropiaron las tierras a la Iglesia y a las comunidades indígenas, y avanzaron sobre las tierras públicas, por ejemplo los ejidos municipales que fueron vendidos a particulares a precios muy bajos. A partir de 1850, los distintos gobiernos intentarán a través de reformas y de campañas militares, desplazar hacia el interior la frontera entre economía europea y economía no europea. Consideramos "europea" la que directa o indirectamente tiene que ver con la exportación, mientras que la "no europea" es aquella desprovista de esta relación. Así la constitución de un mercado de tierras fue un proceso violento y muy resistido por las comunidades indígenas -que facilitó la posterior desarticulación de aquellas y la pauperización de la población campesina- y en el que la transferencia de tierras a nuevos grandes propietarios afianzó el sistema de gran propiedad o latifundio. El avance sobre las comunidades indígenas despojó de sus tierras a los descendientes de los aborígenes conquistados por los europeos. Después de expulsados de sus tierras, y sin recursos, quedaron disponibles para ser empleados como mano de obra, ya que sus posibilidades de trabajar se redujeron al ámbito de las haciendas o 49

a los nuevos centros mineros. Sin embargo, este proceso no constituyó un mercado de mano de obra asalariada. Las condiciones de contratación que los nuevos propietarios establecieron reforzaron los mecanismos de explotación de la mano de obra indígena heredados de la etapa colonial y basados en relaciones de tipo servil. En conclusión: - Resulta claro que el fenómeno de la progresiva extensión del área económicamente aprovechada por la agricultura y la ganadería es el fenómeno central. - También resulta evidente que esta extensión se obtiene gracias a mecanismos de tipo tradicional (similares a los empleados en el período colonial), que no suponen un factor moderno ni modernizante, ya que se basan en la coerción y en aumentar las ganancias mediante una presión ulterior sobre la productividad. - El aspecto tradicional está, justamente, en la apropiación de los recursos naturales y en la actitud coercitiva sobre la mano de obra; mientras que su veta moderna se relaciona con la gestión de las unidades productivas, dedicadas a suministrar la máxima cantidad de bienes susceptibles de comercialización sin alterar por ello su propio equilibrio interno. Así la clase propietaria alcanzaba su objetivo esencial: obtener mayores ingresos monetarios sin recurrir a la inversión de capitales. - En cuanto a la estructura social, no se reconocen importantes cambios en torno al crecimiento demográfico, el mestizaje o la relación entre campo y ciudad, lo cual significa que los mecanismos tradicionales de esta sociedad mantienen toda su vigencia. En lo que sí se reconoce un cambio significativo es en el inicio de un importante enriquecimiento de los sectores de grandes propietarios y de pauperización de las capas inferiores, con lo que se desarrollará un proceso de polarización social: "Cada vez el amo es más amo y más servil la condición del peón, del colono, de las capas populares"1 . La expansión productiva hizo que se deterioraran las antiguas relaciones de producción gracias a las cuales la explotación de las capas populares no era percibida como tal, ya que se recubría de formas paternalistas y de dominación mediata.

b.- La división internacional del trabajo y la incorporación de las sociedades latinoamericanas al mercado capitalista internacional. En el transcurso del siglo XIX, el desarrollo de la industrialización y la expansión del comercio internacional dieron lugar a una nueva división internacional del trabajo. Los centros industriales; Inglaterra, Francia, Alemania y los EE.UU. Más tarde fueron profundizando su especialización en la producción de manufacturas industriales, en la creación de nuevas tecnologías y en la acumulación de capital. Mientras que los países no industrializados se fueron especializando en la producción de materias primas y alimentos que los centros industriales requerían.

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Con este propósito, los países no industrializados reorganizaron sus economías en función de las necesidades de los centros capitalistas. Aprovechando sus "ventajas comparativas y competitivas" es decir que, cada país se especializó en la producción de aquellos productos, que como consecuencia de sus condiciones naturales de su territorio podía producir alguna ventaja, que se manifestaba en la calidad y/o en el precio de venta en el mercado internacional frente a otros países que no contaban con esas mismas condiciones naturales. A partir de estas especializaciones productivas territoriales - los países no industrializados se incorporaron al mercado internacional como periferias capitalistas. - Desde entonces las sociedades periféricas se convirtieron en mercados donde los capitalistas de los países industrializados vendieron una parte importante de sus producciones industriales, y - a partir de la segunda mitad del siglo XIX, además, vendieron su tecnología y colocaron préstamos de capital. Por su parte, las sociedades centrales compraban a las sociedades periféricas materias primas de origen mineral, vegetal y alimentos.

2.- El orden neocolonial A partir de 1850, la consolidación del capitalismo industrial en algunas sociedades de Europa Occidental sentó las bases para el establecimiento de un nuevo pacto colonial entre los países latinoamericanos y los centros industriales europeos. El orden neocolonial sentó sus bases entre 1850 y 1880, desde entonces las sociedades latinoamericanas se especializaron como productoras de materias primas y alimentos que se exportaba a los centros de la nueva economía industrial y como consumidoras de la producción industrial de esos centros. Los principales productos extranjeros importados por los países latinoamericanos ya no fueron textiles y comestibles; la mayor parte del total de sus importaciones estaba compuesta por transportes, maquinarias, productos de la nueva metalurgia, combustible y repuestos. El nuevo pacto colonial produjo cambios en la organización de las sociedades latinoamericanas. Las nuevas producciones orientadas al mercado internacional, en su mayoría, fueron organizadas según parámetros capitalistas especialmente la propiedad privada de los medios de producción y el empleo de mano de obra calificada. Es por eso que estas producciones se constituyeron en el "sector moderno" de estas sociedades. Los grupos sociales ligados a este nuevo sector productivo exportador fueron: - los terratenientes propietarios de las "haciendas o plantaciones modernas" y - los comerciantes y financistas ligados a la comercialización de las producciones de exportación. Este sector moderno se fue diferenciando cada vez más de otros

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sectores de la economía que no lograron incorporarse directamente al mercado internacional. Los terratenientes pertenecientes a lo que se denominó la "hacienda tradicional" continuaron produciendo para su propia subsistencia y la de la población campesina vinculada a la hacienda por relaciones de tipo servil y también abasteciendo a un mercado regional. En cada sociedad latinoamericana fue variable el número de las nuevas producciones económicas organizadas sobre la base de relaciones de producción capitalistas y por lo tanto, también fue diferente el peso del llamado sector "tradicional".

a.- El desarrollo de las economías exportadoras de productos primarios El proceso de incorporación de las sociedades latinoamericanas al mercado capitalista internacional dio lugar a la conformación de tres tipos de economías exportadoras de productos primarios:

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Economías

Clima

Países

Características

Exportadoras de productos agrícolas

Templado

Argentina y Uruguay

Exportadoras de produc-

Tropical

Brasil, Colombia, Ecuador, amplias regiones de México, y Venezuela, y los de América Central y el Caribe.

Las nuevas producciones tuvieron como base la utilización extensiva de la tierra y compitieron con la producción interna de los países industriales europeos y la de las antiguas colonias de poblamiento europeo como EE.UU. y Australia. Por otra parte constituyeron una extensión de la frontera agrícola de Europa en proceso de industrialización. Tuvieron que competir con áreas coloniales europeas y con la región esclavista de los EE.UU. El azúcar y el tabaco se mantuvieron como producciones coloniales hasta fines del siglo XIX. Fue la expansión de demanda europea del café y del cacao la que permitió la incorporación al mercado internacional de estas economías latinoamericanas.

tos agrícolas

Economías exportadoras de productos minerales

Mexico, Chile, Redefinidas a partir de sus Perú, Bolivia y posibilidades de producir metales no ferrosos utilizaVenezuela dos por las nuevas industrias, especialmente cobre y estaño, y más tarde de extraer petróleo. La producción de plata en particular aunque no desapareció perdió peso en el conjunto de las exportaciones.

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Como resultado de la reorganización de los sistemas productivos, en cada sociedad latinoamericana se produjo una gran expansión de la producción para el comercio de exportación, en torno a un conjunto de los llamados booms productivos. Algunos de los más importantes fueron: -

los cereales y las carnes en la Argentina y Uruguay; el cobre y el trigo en Chile y el estaño en Bolivia; el guano en Perú; el salitre, en Bolivia, Chile y Perú; el café en Brasil, Colombia Venezuela y en varios países centroamericanos y el azúcar, con una expansión menor en las Antillas, México y Perú.

A partir del desarrollo de las economías exportadoras de productos primarios, los países latinoamericanos tuvieron un peso cada vez mayor en el comercio mundial como proveedores de materias primas y alimentos.

b.- Las formas de organización de la producción económica Control nacional y economías de enclave En algunas sociedades latinoamericanas, los capitalistas locales poseían los recursos políticos y económicos necesarios para poner en marcha las producciones que demandaban los centros capitalistas. Estos recursos de poder eran el control sobre los territorios donde se localizaban los recursos naturales ahora demandados y el capital y la tecnología, necesarios para explotarlos. En otras aunque el Estado controlaba los territorios en los que se encontraban los recursos naturales, los capitalistas locales no contaban con los capitales necesarios ni con la tecnología adecuada para poner en marcha la producción de las materias primas o los alimentos que demandaba el mercado internacional. Esto dio lugar a la aparición de dos formas diferentes de organizar las producciones económicas destinadas a la exportación: - La economía de control nacional: en las sociedades periféricas la organización de la producción económica fue de "control nacional" cuando los capitalistas locales lograron mantener la propiedad del factor de producción fundamental, la tierra, y al mismo tiempo controlaron el sector productivo exportador. En estas sociedades los capitalistas locales establecieron alianzas con otros grupos sociales que no estaban integrados directamente al sector moderno de la economía y establecieron nuevas relaciones con los capitalistas de los países metropolitanos. En este tipo de economías la expansión de las exportaciones de los nuevos productos requeridos por los centros capitalistas originó diversas actividades relacionadas con la producción, comercialización y transporte desde los lugares de

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producción hasta los puertos de embarque. Este crecimiento y diversificación de la economía a su vez generó una mayor circulación y distribución de los ingresos provenientes de las exportaciones mediante la creación de nuevos empleos. - Los enclaves productivos: allí donde los capitalistas locales no contaban con los recursos necesarios para responder a las demandas del mercado internacional, los capitalistas extranjeros decidieron invertir directamente para poner en marcha las producciones que les interesaban. Existían diferentes motivos por los cuales les resultaba más conveniente producir en los países periféricos las materias primas que necesitaban: a veces porque en su país de origen carecían de esos recursos, o porque era más barato producirlos en los países periféricos. En ellos los capitalistas locales no lograron controlar el sector productivo exportador: las empresas extranjeras localizadas en los países centrales controlaron en forma directa la producción, o extracción del recurso hasta el transporte de los productos a los puertos locales o ferrocarriles propios y también su traslado a los centros capitalistas en barcos de su propiedad. Este tipo de organización económica se denominó enclave porque se trataba de un espacio económico completamente cerrado, controlado por los capitalistas extranjeros en el interior del territorio de una sociedad periférica. Aunque los capitalistas extranjeros debían pagar impuestos al Estado nacional en que se encontraba localizado, la mayor parte de las ganancias que obtenían eran acumuladas en las casas matrices con sede en los países centrales. Este tipo de economías generaron una limitada distribución y circulación del ingreso, proveniente de las exportaciones en el interior de las sociedades latinoamericanas. Se pueden distinguir, los enclaves mineros ubicado en los países de la costa del Pacífico, el cobre de Chile y el estaño en Bolivia. Y el enclave de plantación, productoras de frutas en los países centroamericanos. El Brasil del café Desde la segunda mitad del siglo XIX, las economías de control nacional más importantes fueron las de Argentina y Brasil, este último país recibió como herencia colonia luna agricultura con mano de obra esclava. A principios del siglo XIX las exportaciones de algodón dejaron de ser competitivas y el café se convirtió en el nuevo producto de exportación. En menos de tres décadas el café se convirtió en el principal producto de exportación. Esta actividad con mano de obra esclava se desarrolló en Río de Janeiro y el sur de Minas Gerais. Entre 1800 y 1850 fueron importados más de 1 millón de esclavos como mano de obra a los fundos azucareros del nordeste y a los fundos cafetaleros en expansión en las cercanías de Río de Janeiro. A partir de 1850 debido a la presión británica el gobierno brasileño fue obligado a establecer regulaciones contra el tráfico de esclavos, aunque la abolición definitiva se materializó en la década de 1890. En 1880 comenzó el declive productivo de las zonas cafetaleras tradicionales debido al agotamiento de las tierras y la mano de obra envejecida. Mientras que en San Pablo se comenzó a desarrollar una nueva zona cafetalera con mano de obra inmi-

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grante de origen italiano y portugués que reemplazaron a los esclavos. Estos inmigrantes fueron incluidos como aparceros en las plantaciones de café. Es por ello que a diferencia de Argentina, la economía de plantación de tipo esclavista generó una limitada estratificación social.

c.- Economía y sociedad en América Latina durante la segunda mitad del siglo XIX El desarrollo de las economías exportadoras de productos primarios originó una profunda diferenciación social, entre la minoría de propietarios y la mayoría de la población integrada por trabajadores que vivían sometidos a condiciones serviles. En muchos países latinoamericanos, la mayoría de la población estaba integrada por campesinos muy pobres o por esclavos. En Chile, Bolivia, México y Venezuela, países con economías de enclave minero, propiedad de empresas extranjeras, los obreros se diferenciaron de los grupos sociales subordinados tradicionales. En todos los países se desarrolló un sector de profesionales y trabajadores urbanos empleados en la administración pública, el comercio y otros servicios urbanos. Este sector de magnitud variable según las características de la producción económica para la exportación. La producción de los enclaves agrícolas o mineros no requería de los servicios terciarios proporcionados por el Estado nacional u otras empresas locales. Y en las sociedades en las cuales la producción agropecuaria para la exportación permaneció bajo el control de los capitalistas locales como en Argentina y Brasil, el desarrollo de los sectores medios fue diferente. En Brasil, el mantenimiento de la esclavitud hasta la década de 1880 limitó el crecimiento del mercado interno, en cambio en Argentina, la necesidad de desarrollar las industrias para la transformación y elaboración de las materias primas y la difusión de relaciones salariales, tanto en la producción rural como en la fabril, favorecieron la temprana conformación de un grupo social integrado por obreros urbanos y por trabajadores y empleados relacionados con la administración pública. En este caso se produjo una mayor circulación del ingreso proveniente de las exportaciones tendiendo de esta manera a la expansión del mercado interno.

d.- La expansión imperialista de los Estados Unidos en América latina El control del canal de Panamá Las relaciones entre Estados Unidos y América Latina pasaron por diversos períodos que podemos seguir a través de las vías diplomáticas o a partir de las relaciones políticas y militares en sí mismas: 56

- Cuando se produce la lucha por la independencia de las colonias españolas en América (1810-1824), la primera actitud de los EUA es de no intervención. - Posteriormente (1823), con Monroe, se inaugura el período de "América para los americanos", que será la primera toma de posición clara y ostensible, oficial, y que se supone sigue nutriendo actualmente la política exterior de ese país. - En la década de 1970 el departamento de Estado en una Declaración oficial sostuvo que hay una línea continua, entre aquella doctrina Monroe del siglo XIX y la posición de Kennedy. En realidad, hacia fines del siglo XIX, con la aparición del imperialismo, no sólo se transforma la política internacional en general, sino específicamente la política norteamericana. Ha cambiado la estructura interna del funcionamiento de las metrópolis capitalistas, y ese cambio interno se corresponde con un cambio en la política internacional. A partir de aquí, EUA realiza una definida política imperialista, y el llamado "Corolario Roosevelt" (de los años 1903-1904) lo expresa acabadamente: la política agresiva del nuevo imperialismo se llamará "la política del garrote" o "big stick". No obstante que esta política seguirá teniendo vigencia a lo largo del siglo XX, los sucesos internacionales harán que la misma se adecue a un conjunto de circunstancias. Por ejemplo, con la crisis del 29 surge la necesidad de una nueva actitud, y ella se llamará "El nuevo Trato" (el New Deal) de Franklin D. Roosevelt, y después de la segunda guerra mundial, la guerra fría primero y luego la revolución cubana someterán a pruebas de fuego a toda la política exterior norteamericana, con lo que oscilará entre el viejo "garrote" (por ejemplo invasión a la República Dominicana o derrocamiento de Arbenz) hasta una especie de nuevo New Deal (algunos ejemplos serán la Alianza para el progreso o el ALCA). Si volvemos a las primeras etapas, el descubrimiento de oro en California (en el siglo XIX) aumentó extraordinariamente el tránsito de viajeros en el istmo de Panamá, ya que resultaba menos arriesgado recorrer esa ruta que afrontar los peligros de travesía de los inmensos territorios estadounidenses, todavía dominados por los indígenas. La intensidad del tráfico motivó a una empresa estadounidense a emprender la construcción de un ferrocarril transoceánico, que le costó la vida a millares de obreros y que permitió acortar el tiempo de viaje a San Francisco. Después se establecieron comunicaciones regulares con barcos a vapor provenientes de Inglaterra, Italia, Alemania, Francia, España y Holanda. La presencia norteamericana en Panamá, preocupó al gobierno británico que en 1850, impulsó la firma del tratado "Clayton-Bulwer" que declaraba neutrales la zona del istmo y el futuro canal interoceánico que allí se construiría y prohibía a las potencias contratantes adquirir territorios en América Central. En 1823 El presidente estadounidense James Monroe proclamó "América para los americanos", síntesis de lo que se conocería como "Doctrina Monroe", según esta ningún Estado europeo podría establecer nuevas colonias en el continente americano ni intervenir en los conflictos entre países americanos. 57

La agresiva política exterior seguida por el gobierno estadounidense y más aún a partir de 1904, con la llegada a la presidencia de T. Roosevelt por primera vez, éste implementó un tipo de relaciones con los latinoamericanos conocida como "big stick", es decir, del "garrotazo", que significó una reinterpretación de la doctrina Monroe como la afirmación del derecho de intervenir en la política interna de los países de América Latina. En 1879 Ferdinand de Lesseps fundó una empresa constructora con el objetivo de construir el canal, sin embargo, esta quebró fraudulentamente en 1901. El presidente estadounidense T. Roosevelt, fue el gestor de la compra de materiales y los derechos de la compañía francesa de Lesseps y ordenó a la infantería de marina ocupar Panamá, región que en 1903 se declaró independiente de Colombia. El ejército de EE.UU. se hizo cargo de las obras de construcción del canal y el gobierno de EE.UU. pagó los gastos de los mismos. Luego de la firma del tratado "Hay-Bunau Varilla", los EE.UU. obtuvieron el derecho de libre disposición de la franja de tierra panameña a ambos lados del canal, que se inauguró en 1914. El control del canal facilitó a los norteamericanos, extender su influencia en la región y consolidar su hegemonía naval en el Atlántico y en el Pacífico. Las intervenciones militares y políticas A fines del siglo XIX, la competencia imperialista entre las potencias europeas se había profundizado, Africa ya había sido repartida y Asia era el próximo objetivo. Los gobernantes de EE.UU. se sentían amenazados en su comercio exterior por el nuevo orden imperial. Consideraban que para proteger sus intereses debían ejercer el "rol de policía" para la región del Caribe y América Central. A partir de 1895 y como consecuencia de la guerra por la independencia de Cuba contra España, surgió un debate público en torno al papel que los EE.UU. debía jugar en esta situación y en otras similares. La discusión se centraba en: si debía intervenir o no para "pacificar" a Cuba. En ese momento entre amplios sectores de la sociedad estadounidense, cobró fuerza la idea de la "misión redentora" que tenía ese país, en la propagación de la "civilización anglosajona", el "republicanismo" y el "cristianismo protestante". En 1898 la derrota de España y la firma del Tratado de París establecieron las condiciones para que los EE.UU. concretaran su interés de controlar políticamente la región. Desde entonces, Puerto Rico se transformó en una colonia de EE.UU. y Cuba quedó bajo el dominio militar estadounidense hasta 1902. En ese año el ejército se retiró de Cuba, que se constituyó en una nueva república. Sin embargo, en la nueva constitución se incluyeron varios artículos conocidos como la "Enmienda Platt", que le otorgaban a los estadounidenses, el derecho de intervenir en Cuba, siempre que 58

fuera necesario para el mantenimiento de un gobierno estable y asegurar el "trato justo y equitativo" con los extranjeros que residían en la isla. Los principios de la "Enmienda Platt" fueron la base de las intervenciones militares y políticas desplegadas por los EE.UU. para las sucesivas intervenciones en América Central y el Caribe.

2.1.- La formación de los Estados Nacionales Las dificultades para centralizar la autoridad política Para las ex colonias españolas, la independencia y las guerras que fueron necesarias para asegurarla significaron la destrucción del orden administrativo, económico y político impuesto por el dominio colonial. A partir de la desaparición de las instituciones del Estado colonial y de la destitución de los funcionarios que ejercían la autoridad en representación de la Corona española, las sociedades de los nuevos países latinoamericanos sufrieron un proceso de fragmentación expresado en el plano territorial y en todos los planos de la vida social. Aunque, en este último aspecto y en el de las representaciones mentales, los tiempos de los cambios deben medirse en una duración más extensa que las propias de los cambios político-administrativos. Desde el punto de vista territorial, los límites de las antiguas unidades administrativas coloniales estallaron y los virreynatos y capitanías se dividieron en distintos países. Al mismo tiempo también en el interior de cada nuevo país, diferentes grupos se enfrentaron con el propósito de imponer su dominio sobre el conjunto de la sociedad y centralizar la autoridad política del Estado, esta situación ha sido muy diversa a lo largo del subcontinente, y ha dado lugar a interesantes debates historiográficos en los recientes congresos. Es que la cuestión nacional, de los estados y su desintegración frente a la globalización, es un tema que preocupa a nuestros contemporáneos, de allí que los historiadores actuales se pregunten acerca de los procesos que conformaron esos estados nacionales latinoamericanos. El proceso de conformación de los estados en América, debe leerse a lo largo de los primeros cincuenta años de vida independiente, y de ninguna manera es posible leelo de manera lineal. Aquella historia fáctica que nos mostraba dos bandos en pugna (patriotas vs. Realistas, unitarios vs. Federales, urquicistas vs. Rosistas, Buenos Aires vs. Interior) pinta un cuadro maniqueo que poco se parece a las idas y venidas de la historia del Río de la Plata, el Litoral, el Noroeste, la Patogonia y Cuyo. Las dificultades para llevar adelante el proceso de formación del estado estuvieron vinculadas, aunque no exclusivamente, al proceso de militarización experimentado con las luchas por la independencia y con las relaciones económicas y sociales que en ellas se desarrollaron durante el periodo de la "larga espera", de un orden económico nuevo liderado por Inglaterra.

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a.- La centralización de la autoridad política como condición para la constitución de un Estado La centralización de la autoridad política es una de las condiciones necesarias para la constitución de un Estado. El Estado es más que una organización jurídica administrativa, es una relación social entre los integrantes de una sociedad que expresa un sistema de dominación social. Esto quiere decir que el Estado es la expresión de la relación que existe entre los miembros de una sociedad a partir de la cual unos grupos ejercen la dominación de sobre otros subordinados a los primeros. El conjunto de instituciones que conforman el aparato del Estado es la manifestación material de la relación social que expresa el Estado. A través de esas instituciones, los funcionarios que ocupan los cargos de gobierno y de la administración pública, ejercen la autoridad política sobre el conjunto de la sociedad. Esta definición del concepto de Estado podría explicar porque a pesar de la sanción de Constituciones nacionales que establecían un gobierno centralizado, las instituciones emanadas del mismo carecían de legitimidad y por lo tanto no fueron obedecidas por sectores mayoritarios de la población. También la existencia de varios mercados regionales controlados por diferentes grupos terratenientes y comerciantes impedía la centralización de la autoridad política, que al igual que la dominación económica se encontraba fragmentada. En ellas, el reconocimiento de un gobierno centralizado y la constitución de un Estado se alcanzó cuando en cada país, una alianza de terratenientes y los comerciantes más poderosos, lograron monopolizar la violencia armada e imponer su autoridad al conjunto de la sociedad.

b.- Mercados regionales y fragmentación de la autoridad política Las dificultades para centralizar la autoridad política en las nuevas repúblicas latinoamericanas se relacionaban con las características de las relaciones económicas y sociales desarrolladas a partir de la ruptura del orden colonial. La disolución de las instituciones coloniales, la violencia provocada por las guerras y el establecimiento del librecambio desorganizaron los circuitos comerciales tradicionales y afectaron el poder económico y político de los grupos de comerciantes y hacendados que controlaban esos circuitos. Desde entonces en las repúblicas latinoamericanas, la mayor parte de las producciones estuvieron destinadas a la autosubsistencia o al abastecimiento de mercados regionales. La organización de mercados regionales controlados por grupos de comerciantes y terratenientes que también ejercían el poder político sobre esos territorios, obstaculizaron la centralización de la autoridad.

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Durante el siglo XIX, algunos de estos grupos que en general contaban con el apoyo de militares intentaron ejercer el gobierno central con el objeto de utilizar las instituciones estatales a su favor, e imponer su dominio sobre el conjunto de la población. Pero estas pretensiones no tuvieron éxito porque en el interior de cada país, otros grupos que controlaban porciones de territorio y dominaban a la población de los mismos y que contaban con armas se negaron a obedecerlos y resistieron militarmente los intentos de subordinación. Este proceso se sucedía permanentemente. Estos enfrentamientos fueron más graves en países con gran extensión territorial y mayor diversificación productiva, en los cuales, había también grupos de comerciantes localizados en distintos puntos del país, cada uno de los cuales controlaba el comercio con Gran Bretaña. En estas sociedades, las oligarquías regionales que controlaban distintas zonas del territorio se opusieron tenazmente, durante décadas, a la centralización de la autoridad política y defendieron, incluso, la existencia de aduanas interiores. En cambio el proceso de centralización de la autoridad política enfrentó menos resistencia, en aquellas sociedades latinoamericanas que controlaban territorios menos extensos, en las que se desarrollaba una única producción económica, orientada hacia el mercado externo, y había un único grupo de comerciantes y terratenientes que controlaba los recursos productivos fundamentales.

c.- La formación de grupos dirigentes de amplitud nacional A partir de 1850, las nuevas demandas comerciales de los centros industriales favorecieron el proceso de centralización de la autoridad política en el interior de las sociedades latinoamericanas. En estos países, algunos grupos de terratenientes y comerciantes desarrollaron acciones con el fin de establecer las condiciones productivas necesarias, para dar respuesta a las nuevas demandas del mercado internacional. Para poner en marcha las nuevas producciones requería centralizar definitivamente la autoridad. La organización de las nuevas producciones económicas exigía tareas de tal magnitud, que las oligarquías enfrentaron la necesidad de subordinar al conjunto de la sociedad, aunque no todas las oligarquías estuvieron dispuestas a integrar la nueva alianza de alcance nacional. Es por eso que en cada país el proceso de centralización de la autoridad tuvo características particulares. Los grupos oligárquicos a veces se enfrentaron en guerras civiles o establecieron alianzas. Desde 1870 la imposición de la autoridad de los grupos oligárquicos interesados en responder a las nuevas demandas del mercado internacional sentó las bases para la constitución y consolidación de los Estados nacionales en América Latina. Las nuevas instituciones estatales favorecieron la organización y el desarrollo de las nuevas economías exportadoras de productos primarios.

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d.- El liberalismo conservador de los grupos dirigentes latinoamericanos En el enfrentamiento por la centralización política resulta muy difícil distinguir e identificar las acciones de gobierno de los grupos que se autodenominaban "conservadores" o "liberales": En varios países, cuando liberales o conservadores ocuparon la presidencia, en sus acciones se manifestaron principios ideológicos liberales y prácticas políticas conservadoras. Desde las revoluciones de independencia, los primeros seguidores del liberalismo fueron, en su inmensa mayoría, los miembros de las nuevas élites urbanas integradas por los comerciantes que no controlaban los circuitos comerciales tradicionales, por profesionales, intelectuales y empleados de la administración pública y, también, por un sector de los militares. Ellos pensaban que el "progreso" de las nuevas sociedades dependía del establecimiento de la libertad de comercio, de la libre expresión de las ideas políticas, de la libertad de cultos religiosos, de la separación de la Iglesia y el Estado y del funcionamiento del sistema republicano de gobierno, basado en la división de poderes y en el sufragio. Con el objetivo de poner en práctica estas ideas se enfrentaron con los grupos más tradicionales y sus aliados militares interesados en conservar el poder económico y social que les favorecía y les daba el monopolio político. Pero a pesar del éxito de los liberales sobre los conservadores en algunos países las "reformas liberales" implementadas generaron un efecto distinto al buscado. En algunas regiones de América, la división no es tan tajante, y las opciones ideológicas estuvieron relacionadas, fundamentalmente, a los recambios de poder y a la capacidad para contener las masas movilizadas, aspecto éste que tanto liberales como conservadores, observaban con temor. A pesar de ser el objetivo la "liberalización" de las relaciones económicas, sociales y políticas, las reformas implementadas contribuyeron a reforzar el poder de los grupos de hacendados y comerciantes más poderosos. Por una parte favorecieron la concentración de la tierra y como contrapartida, reafirmaron la dominación sobre la mayoría de las comunidades indígenas y de la población campesina, despojada de sus propiedades y condicionada por relaciones laborales que incluían la servidumbre y la obligación del pago de tributos al patrón y al Estado. Por otro lado, el establecimiento de condiciones favorables para las inversiones de los capitales extranjeros, generó para esos mismos grupos, amplias oportunidades para realizar nuevos negocios y obtener ganancias. Poco a poco los hacendados más poderosos visualizaron las ventajas del nuevo orden y se adhirieron a él. Pero al mismo tiempo, limitaron los derechos de la mayoría de la población a través de la restricción del sufragio, el fraude electoral y en ocasiones también por medio del autoritarismo político e incluso del terror. Las oligarquías justificaron su accionar, proclamando la necesidad de esas limitaciones para garantizar la consolidación del "orden liberal". Este liberalismo conservador se convirtió en la

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base ideológica de los grupos dirigentes que centralizaron definitivamente la autoridad política organizando los Estados nacionales modernos.

e.- Orden neocolonial, ingresos fiscales y centralización política A diferencia de la inestabilidad política que caracterizó la vida de mayor parte de las sociedades latinoamericanas entre 1810 y 1910, las décadas que transcurrieron entre 1870 y 1910 fueron años de centralización de la autoridad política y consolidación de las instituciones estatales. Simultáneamente se establecieron gobiernos autoritarios y no democráticos. El proceso de consolidación política iniciado a partir de 1870 estuvo profundamente relacionado con el nuevo orden económico neocolonial. La creciente demanda europea y estadounidense de materias primas latinoamericanas provocó la afluencia de préstamos e inversiones extranjeras en ferrocarriles, minas, y en el sector agrícola de exportación en países que hasta entonces, no se habían "beneficiado" con la expansión del capitalismo europeo. En el periodo comprendido entre 1870 y 1910 las inversiones extranjeras y los ingresos aduaneros, proporcionados por las importaciones, aumentaron considerablemente el volumen de circulante en las sociedades periféricas. Suministraron, además, a los grupos dirigentes que controlaron el poder político del Estado, los recursos necesarios para cooptar a los posibles opositores ofreciéndole puestos de gobierno y diversas concesiones o contratos relacionados con alguna explotación económica. La disposición de importantes sumas de ingresos fiscales también les permitió mantener un ejército nacional moderno con el cual reprimir a los grupos opositores.

f.- Ingresos fiscales y corrupción en Perú y Bolivia El desarrollo de los llamados "booms" económicos no tuvieron como resultado la consolidación de las instituciones estatales ni la acumulación de capital por parte del Estado nacional. Perú y Bolivia a pesar de lograr enormes ingresos fiscales como resultado de la exportación de guano y salitre, favorecieron la difusión de la corrupción en gran escala y una especulación financiera que aumentó la riqueza privada de algunos sectores de las oligarquías locales y endeudó profundamente a los Estados. En el caso peruano una de las tantas formas de enriquecimiento de los sectores oligárquicos limeños fue la compra, a bajo costo, de los "títulos" de la deuda interna que el Estado peruano había acumulado a lo largo de décadas de bancarrota fiscal y pedidos de préstamos a particulares ricos. Cuando a partir de mediados del siglo XIX, los ingresos fiscales provenientes de las exportaciones comenzaron a ser cuantiosos, el Estado pagó la deuda interna, transfiriendo a manos privadas un importante porcentaje de la riqueza pública. También se beneficiaron de la riqueza pública los

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terratenientes y los comerciantes que actuaban como consignatarios nacionales de la exportación del guano, que era vendido en los mercados europeos por casas comerciales inglesas. Los consignatarios estaban obligados a pagar al Estado nacional los derechos de exportación pero organizaron su propia quiebra y no pagaron esos impuestos. Sin ingresos fiscales, nuevamente el Estado se vió obligado a pedir préstamos a particulares ricos (los mismos que se habían declarado insolventes) que, además, le impusieron condiciones usurarias.

g.- Desarrollo capitalista y dominación oligárquica Durante el último cuarto del siglo XIX, los grupos oligárquicos que controlaron el sector productivo exportador, después de la centralización política y de haber establecido alianzas con las oligarquías del "sector tradicional" de la economía, asumieron el control del Estado nacional e impusieron un sistema de gobierno que restringía fuertemente la participación política de la gran mayoría de la población. Estos Estados nacionales "oligárquicos" cumplieron un papel central en el desarrollo de la organización capitalista de las economías latinoamericanas. La escasa difusión de relaciones salariales capitalistas determinó que la autoridad del patrón sobre sus trabajadores tuviera bases políticas e ideológicas antes que económicas. A través de la fuerza o de la amenaza del uso de la misma, los Estados oligárquicos garantizaron la reproducción de ciertas relaciones sociales en las cuales las clases subalternas no habían entrado voluntariamente o de las que no podían escapar. El control de las instituciones estatales otorgó a las oligarquías un conjunto de mecanismos que les permitió adueñarse de porciones importantes del excedente producido por los trabajadores. Debido a que en la organización de las producciones económicas para la exportación no predominaban las relaciones salariales capitalistas, el volumen del excedente dependía de las ventajas comparativas y competitivas de las producciones agropecuarias y mineras latinoamericanas en el mercado internacional. Los Estados se hicieron cargo de tareas fundamentales para la organización del sistema productivo y de intercambio y para la apropiación del excedente por parte de la burguesía local, tales como: el manejo de la política cambiaria y monetaria, el diseño y control de los mecanismos crediticios, la apropiación y distribución de la tierra y la negociación de las concesiones de explotación de los recursos minerales.

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Actividad Nº 2 1º.- Caracterizar brevemente el régimen político y sus bases ideológicas. ¿Qué función cumplió en las transformaciones económicas del último cuarto del siglo XIX y primeras décadas del XX? 2º.- Fundamente la siguiente afirmación "América latina se incorporó al mercado mundial asumiendo el rol de economía complementaria y dependiente de las economías capitalistas centrales, durante la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX". 3º.- Leer el tema correspondiente a la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina: a.- ¿Cómo describiría la relación de Estados Unidos con América Latina? b.- Según usted, ¿cuál fue el grado de influencia política y económica de Estados Unidos? y ¿cuáles fueron sus consecuencias en América Central durante este período?

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Chile

salario

Zapata

Sandino

Subordinación de índigenas y africanos Base ideológica Ampliación de la ciudadanía La Revolución campesina

La construcción de las Naciones

Revolución Social y Reformas Políticas Siglo XX

Socialismo Anarquismo

Corrientes Ideológicas

condiciones de trabajo

lucha por

base de los sindicatos

Crisis de 1930 en América Latina Cae la demanda de bienes primarios y precios No se puede pagar la deuda Emisión de papel moneda Sustitución de importaciones

Se organizó bajo la forma del mutualismo

Ocurre después de la I Guerra Mundial

mayor participación en la distribución por las riquezas

Trabajadores urbanos

Argentina

La formación de la clase obrera

clase media, trabajadores, asalariados, obreros

Consecuencia del desarrollo económico surgen:

Expansión Económica y diversificación social

El movimiento obrero en América Latina

Se produjo falta de demandas Caída del ingreso Reducción de importaciones Demandas de productos estratégicos

Economías Primaria Exportadoras

exportador de manufactura

Agotamiento de la economía exportadora de bienes primarios

G.B. deja de ser el único país

industrializado

"América para los americanos"

Panamericanismo

Política del "Gran Garrote"

Aduanas y ferrocarriles en Latinoamérica, garantías de los pagos de la deuda

Aumenta las inversiones y el comercio en el Siglo XX

Nuevo rol de EE.UU. y su relación con América Latina

Mantiene el liberalismo económico

En 1914 la I Guerra Mundial

Gran Bretaña: desorganización del sistema internacional de comercio y pagos

trajo cambios importantes a la sociedad

Fase de expansión de la Exportaciones

Economías y Sociedades Latinoamericanas: Cambios y continuidad

La madurez del Orden Colonial (1880-1930)

Diagrama de Contenidos - Unidad III

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Unidad III La madurez del orden colonial (1880-1930) Continuidades y cambios en la organización de las economías y las sociedades latinoamericanas 1870-1930

a.- La fase de expansión de las exportaciones En la segunda mitad del siglo XIX, después de "una larga espera", las sociedades latinoamericanas se incorporaron al mercado capitalista mundial según la división del trabajo establecida por los países industrializados. Ante los nuevos requerimientos de los centros industriales de materias primas y alimentos, los países latinoamericanos reorganizaron sus economías, poniendo en marcha las producciones demandadas y experimentaron un rápido y sostenido crecimiento económico basado en la exportación de bienes primarios. Este espectacular crecimiento del sector primario de las economías latinoamericanas originó importantes cambios en la organización tradicional de las sociedades. Al mismo tiempo, las nuevas actividades económicas generaron la diferenciación de nuevos grupos sociales llamados "sectores medios urbanos" y los obreros y trabajadores urbanos, y también se profundizaron las distancias entre los campesinos y los terratenientes que producían para el mercado interno o la autosubsistencia, y aquellos vinculados con la producción para la exportación.

b.- La desorganización del sistema internacional de comercio y pagos liderado por Gran Bretaña En 1914, el estallido de la Primera Guerra Mundial desorganizó definitivamente el sistema global de comercio y de pagos que se había consolidado desde el fin de las guerras napoleónicas. Entre 1850 y 1910 Gran Bretaña dominó el sistema económico internacional: - era el principal exportador de productos industriales, - era el mayor exportador de capital, de servicios "invisibles" financieros y comerciales y de servicios de transporte; - era el mayor receptor de las exportaciones de productos primarios del mundo y dominaba el mercado mundial de algunos de ellos. Es por ello que en este contexto era necesario la libertad de comercio, indispensable para que los productores de materias primas de ultramar intercambiaran sus productos por los productos manufacturados británicos. La flota británica se encontraba siempre lista para evitar todo intento por impedir la libertad de comercio y de movimiento de capital. 69

La adopción del patrón oro en las transacciones comerciales reflejaba la hegemonía británica. El mantenimiento del liberalismo económico cuando en otros países se generalizaban medidas proteccionistas llevó a estos últimos a impulsar sus exportaciones. El resultado de este proceso fue que Gran Bretaña dejara de ser el único país totalmente industrializado y el único exportador de manufacturas industriales. Este cambio también afectó las relaciones con los países periféricos. Hasta 1860 todas las exportaciones de Africa, Asia y América Latina convergían en Gran Bretaña, pero hacia 1900 ese porcentaje disminuyó a un 25% y las exportaciones que llegaban a otros países de Europa Occidental, eran más que las que llegaban a Gran Bretaña. Hasta el estallido de la guerra, la city londinense fue el centro de las transacciones internacionales.

c.- El impacto de la Primera Guerra Mundial sobre las economías primario - exportadoras Aún antes del estallido de la guerra, en el mercado internacional se venían produciendo cambios negativos para las economías latinoamericanas. Las decisiones de la mayoría de los países centrales de aplicar medidas proteccionistas para sus producciones industriales y agropecuarias, inició una tendencia a la disminución de las importaciones de bienes primarios. Desde 1910, por una tendencia al deterioro de los precios relativos de los productos primarios, el avance tecnológico había permitido sustituir progresivamente productos de origen natural por insumos elaborados por la industria. Estos fueron los casos del caucho brasileño, el salitre chileno y las fibras vegetales utilizadas por la industria textil, que fueron reemplazados por los nitratos y las fibras textiles sintéticos. Como las sociedades latinoamericanas habían especializado sus estructuras productivas en la producción de bienes primarios, no podían reemplazarlas en el corto plazo, ni podían reorientarlas. Es por ello que las mantuvieron aunque ya no fueran tan rentables. El estallido del conflicto bélico provocó la desorganización de los patrones de intercambio comercial entre países periféricos y centrales. La falta de demanda de productos latinoamericanos provocó la caída de los ingresos provenientes de las exportaciones.

la reducción de las importaciones

A esto hay que sumarle que el transporte de ultramar quedó interrumpido.

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d.- Las demandas de productos "estratégicos" El impacto negativo del conflicto mundial, sobre las economías latinoamericanas fue rápidamente superado como resultado de la reorganización productiva realizadas por los países europeos para responder a las necesidades económicas impuestas por la guerra. Se aumentó la demanda y los precios de las materias primas consideradas estratégicas, como el petróleo de México, el cobre de Perú, el estaño de Bolivia y el salitre de Chile, utilizadas para la fabricación de armamentos. Las potencias aliadas se preocuparon por garantizar el transporte marítimo de esto productos y asegurar su llegada a Europa. También los alimentos fueron considerados estratégicos por los beligerantes. Gran Bretaña continuó demandando casi el mismo volumen de las exportaciones. Los países que exportaban materias primas o alimentos considerados no estratégicos como el café brasileño, fueron los más perjudicados. Centroamérica y el Caribe se beneficiaron de su cercanía con el mercado de EE.UU. aunque padecieron la escasez de transporte hasta el fin de la guerra.

e.- El nuevo rol de los Estados Unidos y su relación con América Latina Ya a principios del siglo XX Estados Unidos comenzó a jugar un papal cada vez más importante en la economía internacional. Su ascenso se manifestó en primer lugar, en un aumento de las inversiones y del comercio en y algunos países latinoamericanos. En 1913, México y los países de América Central y del Caribe hispánico, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú importaban más productos de Estados Unidos que de Gran Bretaña. Simultáneamente recibían más inversiones, sobre todo en las minas y los ferrocarriles mexicanos, el cobre peruano, los nitratos chilenos, los plátanos colombianos y el azúcar cubano. Con la Primera Guerra Mundial se generaron condiciones favorables para una mayor penetración económica estadounidense en la región. Las inversiones de capital extranjero desde Europa cesaron y los capitales de EE.UU., neutrales hasta 1917, aumentaron sus inversiones directas en América Latina orientadas a la producción de materias primas estratégicas, también la banca estadounidense comenzó a establecerse. Los Estados Unidos se convirtió en el principal mercado para los países latinoamericanos. La apertura del Canal de Panamá facilitó la llegada de las exportaciones estadounidenses a los mercados de las costas del Pacífico de América del Sur, que hasta ese momento habían sido aprovisionadas por Alemania. Nueva York desplazó a Lon-

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dres como principal centro financiero internacional siendo el mayor receptor de la demanda latinoamericana de capitales. Con el fin de la guerra, las inversiones extranjeras directas e indirectas invadieron Latinoamérica siendo los estadounidenses los mayores inversores, desplazando a los europeos. Aunque Francia y Gran Bretaña continuaron invirtiendo en algunas zonas. En Centroamérica los préstamos de capital estuvieron condicionados por los objetivos de la política exterior estadounidense, que exigía a los países deudores la cesión del control de las aduanas o de sus ferrocarriles, como garantía de los pagos de la deuda. El incumplimiento del pago de la misma justificó en muchos casos las intervenciones militares.

f.- El Panamericanismo Durante los últimos años del siglo XIX, y los primeros del XX, al mismo tiempo que los Estados Unidos aplicaban la política del "gran garrote", algunos dirigentes políticos de ese país estaban interesados en institucionalizar las relaciones con América Latina. Este movimiento denominado panamericano que en sus inicios ocupó un papel secundario en la política exterior estadounidense hacia América latina, tuvo como pionero al secretario de Estado republicano, James Blaine que tenía como proyecto la unificación aduanera de las Américas y la construcción de un ferrocarril panamericano. Entre 1889 y 1890, por iniciativa de Blaine se reunió en Washington la I Conferencia Panamericana con representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Venezuela y los Estados Unidos. Esta conferencia que pretendía promover la paz, la amistad y el comercio entre los estados participantes, creó la Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas, que en 1910 adoptó el nombre de Unión Panamericana. La Argentina dependiente comercial y financieramente de Gran Bretaña, manifestó una fuerte resistencia contra el movimiento panamericano. En la Conferencia Panamericana de Washington, un miembro de la delegación argentina, Roque Saenz Peña opuso a la fórmula estadounidense "América para los americanos" la de "América para la Humanidad", esta expresión reflejaba la decisión de algunos países de mantener alejada la hegemonía estadounidense.

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g.- El agotamiento del crecimiento económico basado en las exportaciones de bienes primarios Después de la Primera Guerra Mundial, se comenzó a notar el agotamiento de las economías latinoamericanas basado exclusivamente en las exportaciones de producto primarios, Las causas de este agotamiento fueron varias: - para algunas sociedades disminuyó la demanda externa de sus producciones - en otras el derrumbe fue total o bien se trató cada vez más de producciones controladas por empresas extranjeras. Además, en mayor o menor medida, hacia 1920, todas las economías exportadoras de bienes primarios, experimentaron dificultades relacionadas con el agotamiento de las tierras en producción, la imposibilidad de incorporar nuevas tierras y/o de realizar inversiones en tecnología, y en algunos casos, por la imposibilidad de contar con la mano de obra necesaria.

h.- El impacto de la crisis económica de 1930 en América Latina El "crack" financiero de Wall Street de 1929 y la crisis económica que se desencadenó a partir de 1930, en el corto plazo agravaron la caída de la demanda de la mayoría de los bienes primarios producidos por las sociedades latinoamericanas. Volúmenes decrecientede la exportación.

y

caída de los precios de los productos exportados

Produjeron un fuerte déficit en la balanza comercial de gran parte de los países en América Latina.

Además, la mayoría de los Estados decidió asegurar puntualmente el pago de los servicios (intereses) de la deuda externa, que los gobiernos y los empresarios privados de los países latinoamericanos habían contraído antes de la crisis con los centros financieros internacionales -en particular, con los gobiernos de Gran Bretaña y los Estados Unidos y con diferentes bancos de esos países-. A partir de 1930, los intereses de la deuda representaron una proporción cada vez mayor de los decrecientes ingresos obtenidos por las exportaciones. Por estas razones, en la mayoría de los países latinoamericanos se registró, además, un fuerte déficit en el saldo de la cuenta corriente de sus respectivas balanza de pagos.

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Sin ingresos propios suficientes como para hacer frente al pago de los intereses de la deuda, y sin posibilidades de obtener nuevos préstamos de capital, como consecuencia de la depresión económica mundial, los Estados latinoamericanos se vieron obligados a intervenir en la economía con el fin de generar los recursos necesarios para equilibrar la balanza de pagos. Para alcanzar este objetivo los Estados:

tenían que aumentar los ingresos provenientes de las exportaciones

o

Esta solución no resultaba de muy fácil concreción en el marco de la recesión económica mundial.

disminuir las importaciones.

Planteaba varios problemas: - originaba la necesidad de reemplazar los bienes que se importaban y que abastecían el consumo de los mercados internos de las sociedades latinoamericanas. - significaba reducir la principal fuente de ingresos fiscales y provocar déficit fiscal, ya que la mayoría de los impuestos que se cobraban gravaban a las importaciones.

Frente a esta compleja situación, los gobiernos latinoamericanos intentaron resolver el problema en el corto plazo a través de la emisión de papel moneda y/o de la devaluación, la fijación de precios, la regulación de los stocks de los bienes exportables y la creación de nuevos impuestos. Los bancos centrales, las juntas reguladoras y los organismos de control de la recaudación impositiva fueron las nuevas instituciones encargadas de poner en práctica estas políticas.

i.- Las estrategias de recuperación de los países latinoamericanos frente a la crisis Además de las políticas para estabilizar las economías de sus países en el corto plazo, los gobiernos latinoamericanos también adoptaron otras que tuvieron consecuencias a largo plazo. Con el objeto de reducir el déficit de la balanza comercial se intentó establecer acuerdos con los países centrales para restablecer sus exportaciones tradicionales. Pero al mismo tiempo, impulsaron la producción de algunas manufacturas industriales que se importaban hasta ese momento. A este proceso se lo

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denominó "sustitución de importaciones", que tuvo dos variantes según el tipo de actividades económicas que, en cada país, fue necesario desarrollar para sustituir productos de los rubros de mayor peso en las importaciones. Algunas sociedades latinoamericanas pusieron en marcha un proceso de "industrialización por sustitución de importaciones" (ISI), para tratar de reemplazar los productos manufacturados provenientes del exterior y que representaban un alto porcentaje de las importaciones. En cambio en aquellos países que desde la década de 1920 importaban grandes cantidades de productos agrícolas, a partir de 1930, comenzaron a desarrollar una "agricultura por sustitución de importaciones" (ASI) para consumo de su mercado interno. La recuperación económica de América Latina fue notoria a partir de 1931 y 1932 con excepción de Honduras y Nicaragua, pero la velocidad y el modo de recuperación varió de un país a otro. Pero en general la recuperación se debió al desarrollo de los procesos de sustitución de importaciones, aunque en algunos casos fue por la recuperación de las condiciones favorables para la exportación de los productos tradicionales.

j.- Expansión económica y diversificación social: el surgimiento de nuevos grupos sociales En los países latinoamericanos con "economías de control nacional de la producción", la expansión de las exportaciones generó el desarrollo del sistema productivo, a través de una cadena de actividades relacionadas con la producción, la comercialización y el transporte de las producciones exportables. Como consecuencia de este desarrollo económico se produjo una mayor diversificación social. Incluso en aquellos países -como México- en los cuales los campesinos constituían la mayoría de la población, en las ciudades comenzaron a diferenciar nuevos grupos sociales. Los "sectores medios urbanos" -también llamados "clases medias"- estaban integrados por pequeños comerciantes, artesanos, profesionales, maestros y empleados públicos. En estas sociedades también comenzó a diferenciarse un importante sector de trabajadores asalariados vinculados con el sector transporte -como los obreros portuarios y ferroviarios- y en algunos casos, además, con las agroindustrias como por ejemplo, los obreros de los frigoríficos en la Argentina. En México y Perú, el desarrollo de la industria textil para el abastecimiento de los centros urbanos generó importantes núcleos de obreros textiles. En los países con "economías de enclave", en los cuales las empresas extranjeras controlaban el proceso de producción, comercialización y transporte de los bienes exportables, la distribución del ingreso proveniente de las exportaciones hacia el interior de la sociedad fue mínima. Por esta razón, el desarrollo de otras actividades económicas y la diversificación social fueron menores. En estas sociedades se diferenciaron los obreros del enclave minero o de plantación y algunos sectores urbanos ligados a la administración pública.

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k.- La formación de la Clase Obrera en América Latina Durante las última décadas del siglo XIX y las primeras del XX la clase obrera en América Latina se conformó a partir de dos tipos de procesos diferentes. Los procesos desarrollados en Chile y Argentina pueden ser paradigmáticos de los que tuvieron lugar en el resto del continente. En el caso chileno los trabajadores de los enclaves mineros, dedicados a la explotación del salitre y más tarde del cobre y el carbón controlados por los capitales extranjeros, constituyeron el núcleo más numerosos y concentrado de la nueva clase obrera. En Argentina, la expansión agropecuaria en la pampa húmeda y el intenso proceso de urbanización - que acompañó el desarrollo del transporte y del comercio -, favorecieron la aparición temprana de una industria fabril orientada hacia el mercado interno, que se radicó en las ciudades puertos sobre todo en Buenos Aires y Rosario. A diferencia del caso chileno, los obreros provenían mayoritariamente de los países de la Europa del sur. Estos modelos se repitieron en casi todo el continente, aunque propio de la heterogeneidad latinoamericana y de la particularidad histórica, con matices en las diferentes regiones y países.

l.- Los trabajadores urbanos Los trabajadores urbanos empleados en actividades directamente relacionadas con el sector exportador -como, por ejemplo, los obreros ferroviarios y portuariosestaban mejor posicionados que otros, para negociar con el Estado en situaciones de conflicto. Si los trabajadores del Ferrocarril no transportaban el trigo argentino, el café brasileño o el nitrato chileno a los puertos de embarque, o si los obreros portuarios no cargaban rápidamente las producciones en los barcos que debían transportarlos hasta los países industriales, ponían en peligro el negocio de las exportaciones y la buena marcha de las economías nacionales. En esta misma situación se encontraban los obreros empleados en los establecimientos dedicados a la extracción, la producción o el procesamiento de las materias primas alimentos de exportación -como los obreros mineros y agrícolas y de los frigoríficos-. En general, estos grupos de obreros protagonizaron importantes luchas y movilizaciones y obtuvieron una mayor participación que otros sectores asalariados en la distribución de la riqueza generada por las exportaciones. En cambio, los trabajadores que no estaban vinculados al sector exportador, en su gran mayoría eran empleados en pequeñas empresas de diversos rubros, dedicadas al abastecimiento del consumo de los habitantes de las ciudades. Entre ellos, se destacaron:

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-

los trabajadores del rubro de la alimentación, como los panaderos; los del ramo del vestir -sastres, zapateros y sombrereros-; los obreros de la construcción; los tipógrafos e imprenteros; los fabricantes del vidrio, de muebles y de carpintería metálica.

No todos los trabajadores que ejercían estos oficios eran artesanos independientes. A principios del siglo XX, muchos de ellos eran empleados de pequeños talleres y recibían un salario a cambio de su trabajo. En muchas sociedades latinoamericanas, la creciente capacidad para adquirir productos importados de una gran parte de la población urbana relegó a los oficios, a un lugar de poco peso en el conjunto de la economía de los distintos países. Sin embargo, pese a su heterogeneidad y la dispersión en que se encontraban, los artesanos de los pequeños talleres tuvieron un papel significativo, en los inicios de la mayoría de los movimientos obreros latinoamericanos. Desde las últimas décadas del siglo XIX, en México y Perú, entre los trabajadores no vinculados con el sector exportador comenzaron a diferenciarse los obreros empleados en fábricas mecanizadas dedicadas a la industria textil.

m.- La organización del movimiento obrero en América Latina En las postrimerías del siglo XIX y principios del siglo XX, comenzaron a desarrollarse en todos los países latinoamericanos organizaciones obreras. En la Argentina, Chile, Brasil y México se desarrollaron movimientos obreros fuertes. En América Central y el Caribe y en el norte de América del sur, los movimientos de trabajadores fueron, en cambio, más débiles. Aunque con particularidades en cada país, el movimiento obrero latinoamericano se originó bajo la forma del mutualismo. Hacia mediados del siglo XIX, en casi todas las ciudades importantes, ya existían las llamadas mutualidades. En los países de inmigración masiva, estas asociaciones reunieron a trabajadores de una misma nacionalidad; en los otros, agruparon a los que desarrollaban un mismo oficio. Los miembros de las mutualidades eran, por lo general, artesanos que buscaban, un seguro contra la enfermedad o la muerte que dejaría en la miseria a sus familiares. Estas organizaciones no desarrollaron luchas reivindicativas. Hacia finales del siglo XIX, en correspondencia con la expansión de relaciones de producción capitalistas, diversos gremios de trabajadores comenzaron a organizar sociedades de resistencia. A medida que el número de los artesanos independientes fue disminuyendo y aumentó el número de los obreros asalariados, la lucha permanente por el salario y las condiciones de trabajo resultaron más apremiantes que la seguridad social. Estas nuevas asociaciones nuclearon a trabajadores de un mismo oficio, generalmente sin distinción de nacionalidades, y fueron la base de los sindicatos modernos. 77

Los mayores niveles de movilización obrera se registraron durante las épocas de expansión de las economías primario-exportadoras. Durante esos periodos, los trabajadores organizaban y sostenían largas huelgas en procura de mejoras materiales. Las huelgas se constituyeron en un eficaz elemento de lucha para los trabajadores. Al principio tuvieron un carácter más defensivo que reivindicativo contra las reducciones salariales y el incremento de horas de trabajo. Con el tiempo y a medida que las organizaciones obreras tuvieron más fuerza, las huelgas se realizaron para demandar mejoras salariales, reducción de la jornada de trabajo y el reconocimiento de los sindicatos. Progresivamente, en varios países, los sindicatos más importantes se fueron agrupando en asociaciones regionales -las mancomunales chilenas alcanzaron un considerable desarrollo-. Luego, muchos de estos organismos consiguieron federarse en centrales de carácter nacional.

n.- Represión y reformas legislativas La respuesta más frecuente de los gobiernos latinoamericanos a los reclamos de los trabajadores fue una severa represión. Con el inicio de la Primera Guerra Mundial se sucedieron numerosas huelgas organizadas por los obreros. Pero simultáneamente los gobiernos latinoamericanos para desactivar los conflictos sociales dictaron una serie de leyes reconociendo algunos derechos a los trabajadores, además de la violencia y la coacción gubernamental se dictaron leyes de expulsión de inmigrantes catalogados de agitadores.

o.- Las corrientes ideológicas en el movimiento obrero latinoamericano A mediados del siglo XIX, la "Sociedad de la Igualdad" inició la divulgación del socialismo utópico en Chile. Más tarde la I Internacional Socialista inauguró filiales en Buenos Aires, Montevideo, México y La Habana, formadas principalmente por franceses y alemanes. Pero mientras estas difundían las ideas socialistas, los refugiados e inmigrantes españoles e italianos se convirtieron en voceros de ideologías anarquistas. Durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX en la Argentina, Brasil, Uruguay y México, los anarquistas llegaron a influir mucho sobre gran parte de los sectores populares. Impulsaban la acción directa como elemento central de la lucha de los trabajadores y esperaban destruir el orden existente mediante una "huelga general revolucionaria". Desde principios de este siglo fue cada vez mayor la influencia del "sindicalismo revolucionario" sobre el movimiento obrero latinoamericano. Inspirado en el modelo de la Confederación General del Trabajo francesa, esta corriente ideológica organizativa desplazó el predominio anarquista en la Argentina e impulsó la organización de la primera Confederación del Trabajo Región Mexicana. Los sindicalistas revoluciona78

rios o anarcosindicalistas compartían con los anarquistas el concepto de acción directa y la oposición a la participación política de los obreros pero, además, sostenían la necesidad de la organización sindical y la realización de huelgas para obtener aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo en forma inmediata. Durante las primeras décadas del siglo XX, también hizo sentir su influencia el movimiento socialista que alcanzó un gran desarrollo en Chile, Argentina y Uruguay. Los socialistas proponían la organización de partidos políticos obreros, la participación de los trabajadores en las elecciones y la lucha política con el objetivo de aumentar el número de representantes de los intereses de los obreros en el parlamento y obtener leyes que protegieran sus derechos. En Chile el Partido Obrero Socialista se convirtió en partido de masas. En Argentina, en cambio, el Partido Socialista nunca pudo influir decisivamente sobre el movimiento obrero. A partir de 1920, y a consecuencia del impacto de la Revolución Rusa y la formación de la III Internacional, en casi todos los países latinoamericanos se formaron los partidos comunistas: en Chile y Uruguay, por la afiliación de los partidos socialistas a la nueva internacional, en Argentina por una división entre los socialistas y en Brasil por iniciativa de grupos anarquistas.

Revolución Social y Reforma Política en las primeras décadas del siglo XX

1.- El régimen de gobierno oligárquico Durante las últimas décadas del siglo XIX, concluidos los procesos de centralización de la autoridad política y de constitución de Estados nacionales modernos, en cada sociedad latinoamericana los grupos oligárquicos impusieron un régimen de gobierno que expresó su dominación sobre el conjunto de la población. En el plano de la organización institucional, el régimen de gobierno oligárquico que se generalizó en toda América Latina estaba basado en el sistema republicano de separación de los poderes del Estado y en el reconocimiento -teórico- del principio de soberanía popular; es decir, que la fuente del poder político residía en el conjunto de los integrantes de la sociedad, quienes tenían el derecho a participar en el gobierno. Sin embargo, durante varias décadas, en los hechos, los grupos oligárquicos en el gobierno: -

muy frecuentemente vulneraron la división de poderes, violaron las constituciones establecidas, definieron de forma restringida la categoría de "ciudadano" e impusieron una fuerte limitación a los derechos políticos de la mayoría de los integrantes de las sociedades latinoamericanas. 79

Por estas características, estos regímenes de gobierno también han sido denominados "de democracias restringida o limitada". Durante la última década del siglo XIX y la primera del XX, en varios países del continente, el sistema político de dominación oligárquica entró en crisis. Los nuevos grupos sociales surgidos como resultado del proceso de diversificación social, que originó la fase de expansión de las exportaciones, comenzaron a reclamar a los grupos oligárquicos el reconocimiento de sus derechos económicos y sociales y a exigir participación en el gobierno. En la Argentina, Uruguay, Chile, Perú y México las clases medias, los trabajadores urbanos y los obreros de los enclaves, según los países, protagonizaron -en algunos casos, apoyados por sectores de la elite oligárquica e intelectuales-, importantes luchas que transformaron profundamente el escenario político latinoamericano. También las guerras que sostuvieron varios países del continente y las intervenciones extranjeras, tuvieron efectos que desestabilizaron el orden político establecido con anterioridad al desarrollo de los conflictos. a.- "Estado capturado" y partidos de notables La dominación que los grupos de mayor poder económico ejercieron en cada país latinoamericano sobre el conjunto de la sociedad, se manifestó en dos características fundamentales del sistema político oligárquico. La primera característica fue la captura de las instituciones del Estado por la oligarquía. De esta manera eran ellos los que ocupaban los cargos de gobierno y de la administración política, por medio de las instituciones, aseguraban de esta forma la marcha de la economía exportadora y las relaciones con los mercados internacionales. La otra característica está muy relacionada con la anterior ya que solo los propietarios estaban organizados políticamente y participaban en los asuntos públicos, dejando totalmente excluida de la participación política a la inmensa mayoría de la población, y ante cualquier intento de organización política de los grupos sociales subordinados, fueron bloqueados o reprimidos. Las oligarquías conformaron partidos políticos denominados "partidos de notables" como el Partido Autonomista Nacional en Argentina, los partidos liberales y conservadores tradicionales en Chile, México, Colombia y otros países. Estos partidos le otorgaron legitimidad al orden oligárquico. b.- Exclusión política y manipulación de la participación electoral Los sistemas de gobierno oligárquicos concretaron la exclusión política de los sectores subordinados a través de diversos mecanismos, algunos legales y otros abiertamente ilegales, que aplicaron en forma combinada.

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Mediante leyes que reglamentaban el régimen electoral, los grupos gentes limitaron el sufragio, imponiendo algunos requisitos para ejercer el derecho a voto. Por ejemplo, en la gran mayoría de los países centroamericanos y en varios en los que predominaban las economías de enclave, establecieron que solo podían votar quienes supieran leer y escribir o quienes tuvieran una propiedad o determinado nivel de ingresos. En otros casos, vedaron la participación electoral a los extranjeros que en la Argentina y en los Estados del centro y sur del Brasil representaban alrededor del cincuenta por ciento de la población masculina mayor de edad. Al mismo tiempo, combinaron disposiciones y prácticas que les permitían manejar discrecionalmente la "participación" electoral de la porción de la población que efectivamente votaba, sobre todo de los campesinos y peones rurales sometidos a la voluntad del patrón. Uno de los mecanismos legales a través de los cuales los sectores oligárquicos se aseguraron el control del gobierno, fue el peso desproporcionado en la integración del Parlamento nacional, que otorgaron a los distritos rurales relativamente menos poblados y controlados por los terratenientes, a través del paternalismo y el clientelismo. Por otra parte, la ausencia en cada país de un registro nacional de electores (padrón electoral) favoreció la práctica del fraude -que consistió, por ejemplo, en hacer votar a una misma persona más de una vez o en decidir por otro a quién votar. Además, el hecho de que el sufragio fuera público (no secreto) era otro elemento que reforzaba la influencia ejercida por los "notables" urbanos o los patrones sobre los electores, de los grupos sociales subordinados, a la hora de decidir el voto. c.- La "modernización" económica y social Los gobierno oligárquicos utilizaron los recursos de poder que ponía a su disposición el control de las instituciones estatales, para llevar adelante importantes procesos de "modernización" económica y social. Para las élites dirigentes de fines del siglo XIX, esto significaba crear las condiciones necesarias para facilitar el desarrollo del "progreso". Para que esto sucediera debían "colocar" a los países latinoamericanos en la senda del desarrollo capitalista propuesto por los países centrales, mediante la radicación de capitales extranjeros en la producción, el transporte y las finanzas. Para ello resultaba necesario que los Estados oligárquicos modernizaran sus instituciones y desarrollaran modernas burocracias: se dictaron leyes y códigos que organizaron los diferentes aspectos de las relaciones sociales (código; civiles, penales, comerciales) y organizaron sistemas judiciales, crearon bancos, unificaron el sistema monetario y garantizaron los pagos de la deuda externa. También se le quitó el control a la Iglesia de las funciones de "registro civil" de la población, es decir, el control de los nacimientos, defunciones, matrimonios, como así también de la educación pública que, a partir de leyes como la 1420 de la Argentina, se convirtió en laica, pública y obligatoria. Todas estas medidas generaron un fuerte enfrentamiento con la Iglesia Católica, que puede ser seguido en los debates de la prensa de la época.

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d.- La construcción de las "naciones" en América latina Los Estados centralizados modernos, constituidos durante las últimas décadas del siglo XIX, se consideraron "Estados nacionales", representantes de una "nación" determinada. Pero, según la definición tradicional del concepto de "nación" que lo asociaba a "etnia", ¿cuáles eran las naciones latinoamericanas? El Estado nacional mexicano de Porfirio Diaz, ¿representaba a la "nación azteca"? En la República de Guatemala, ¿gobernaban los mayas? En el Estado nacional peruano de Leguía, ¿se hablaba la lengua de los incas? ¿Qué representación tenían los ex esclavos y sus familias en la República del Brasil? ¿Quiénes integraban la Nación argentina? ¿Y la chilena?. En Europa, a partir del siglo XV, los Estados modernos que centralizaron la autoridad política y articularon una economía de mercado se correspondieron, en general, con la existencia de "naciones"; esto es, conjuntos de individuos que compartían un mismo origen étnico, tenían una historia y una cultura en común y habitaban desde mucho tiempo atrás en la mayor parte del territorio que pasó a estar bajo control estatal. La definición de estos Estados, como Estados nacionales fue resultado de numerosos conflictos intra e inter-estatales, que se desarrollaron desde el siglo XV, hasta después de la Segunda Guerra Mundial -y que persisten en Europa central hacia fines del siglo XX. Pero en la mayoría de los casos, la constitución de cada Estado nacional se desarrolló a partir de la existencia previa de una o varias naciones/etnias. En América Latina, en el proceso de constitución de los Estados nacionales modernos, las relaciones entre la nación/etnia y el Estado, fueron diferentes. Durante las últimas décadas del siglo XIX, las élites dirigentes que, en cada país, centralizaron la autoridad política y constituyeron el Estado, constituyeron también, al mismo tiempo, naciones latinoamericanas "nuevas". La negación de las antiguas naciones indígenas americanas y de los descendientes de los negros africanos -grupos que hacia fines del siglo XIX constituían porciones significativas de la población en muchos países latinoamericanos- en el "proyecto nacional" que encarnaron los nuevos Estados nación, estuvo profundamente vinculada con la historia colonial del continente y las características de la incorporación de América Latina al mercado internacional. Las sociedades indígenas originarias fueron conquistadas, derrotadas y colonizadas por los europeos; y sus descendientes se transformaron en campesinos pobres o vivían marginados en comunidades aisladas. Los negros africanos habían sido incorporados en calidad de esclavos y sus descendientes libres también eran campesinos o trabajadores pobres. La subordinación económica y política que sufrieron los indígenas americanos, africanos y los mestizos, explica por qué para los proyectos de nación que seguían mirando hacia Europa, la etnía no podía ser el antecedente de la nación moderna. Las elites dirigentes que triunfaron y llevaron adelante la construcción de los Estados nacionales formaban parte de los grupos sociales dominantes, por lo tanto no reconocieron los valores étnicos y culturales de los grupos sociales subalternos. La base ideológica de los nuevos Estados se nutrió de elementos como la hispanidad, el cato82

licismo, el liberalismo, el laicismo, el anticlericalismo, el progresismo y el positivismo provenientes de Europa. Debido a ello, además de asegurar la integridad territorial y organizar un régimen político, los grupos dirigentes se propusieron construir e imponer una "identidad nacional". Esta tarea fue de vital importancia para integrar a los grupos de diferentes origen étnico que habitaban los territorios bajo su control, en una "comunidad nacional" e imponerles reglas para la elección de los gobernantes, y exigirles obediencia a las nuevas autoridades nacionales.

2.- La crisis del orden oligárquico Durante este periodo el orden oligárquico enfrentó profundas crisis políticas en varios países latinoamericanos. Las transformaciones económico sociales desarrolladas durante la fase de expansión de las exportaciones, por diferentes razones, debilitaron la legitimidad del sistema de dominación oligárquico, basado en la exclusión política de la mayoría de la población y en el principio de qué, "el manejo de la cosa pública", estaba reservado a la "gente bien". La expansión que experimentaron las economías exportadoras de bienes primarios hacia fines de siglo XIX y durante principios del XX, creó condiciones favorables para el surgimiento y la consolidación de organizaciones de obreros y trabajadores que reclamaron a los patrones aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo, y exigieron a los gobiernos reconocimientos de sus derechos y protección legislativa. Al mismo tiempo, originó el crecimiento de las clases medias urbanas, integrada por trabajadores y empleados que comenzaron a mostrarse disconformes con la exclusión política a la que eran sometidos. Por otra parte, en algunos países, la expansión de las exportaciones también afectó a los campesinos y a las comunidades indígenas, las que se vieron afectadas por la pérdida de sus tierras y el aniquilamiento de su tradicional forma de vida, basada en la autosubsistencia. La concentración de la propiedad de las tierras en manos de los grandes terratenientes o de empresas extranjeras significó, en algunos casos, la expulsión de los campesinos de sus parcelas y, en otros, un agravamiento de las condiciones de servidumbre en las que vivían. a.- Campesinos peruanos y "sistema de enganche" "En Perú el ‘sistema de enganche’ forzó legalmente a la población campesina a abandonar parcial o totalmente sus lugares de origen. El ‘enganche’ consistía en que los propietarios contrataban con un intermediario, el cumplimiento de un determinado servicio en un tiempo fijo. El intermediario recorría la región y con la explícita colaboración de las autoridades y de los ‘vecinos notables’, reclutaban un determinado número de trabajadores que, después de firmar un contrato cuyo contenido desconocían, dada su condición de analfabetos, recibían un adelanto en efectivo, del que el

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‘enganchador’ deducía su comisión. Mediante este contrato, el trabajador se comprometía a desempeñar para el enganchador una labor por un tiempo determinado a cambio de un salario, del que se restaba el adelanto recibido. El salario del trabajador enganchado era una parte en moneda y la otra, en fichas canjeables por alimento, medicinas e instrumentos de trabajo en el ‘tambo’ de la hacienda o en el ‘mercantil’ o ‘bazar’ de la mina, válidas por un plazo no mayor de una semana. En algunos casos, las empresas ‘vendían’, a un precio que fijaban unilateralmente, los productos que obtenían de sus propias ‘colonias’ agrícolas -en las que trabajaban los campesinos que compraban esos artículos. En otros, vendían mercancías importadas -lo que afectaba la producción artesanal y el comercio regional. Así, el ‘sistema de enganche’ renovó la política colonial de movilización forzada de la mano de obra (la mita) y ‘ató’ a los trabajadores a la hacienda o a la mina por las deudas contraídas. Para algunos latifundistas, el ‘enganche’ permitió la ‘recuperación’ de las tierras agrícolas que habían entregado en arriendo en las épocas de depresión Pero, en general, este mecanismo viabilizó un proceso de expropiación masiva de las tierras comunales". b.- Los diferentes tipos de reclamos Las demandas y las exigencias que enfrentaron los gobiernos oligárquicos durante las primeras décadas del siglo XX fueron diferentes según la mayor o menor presencia y organización que, en cada país, tenían los campesinos los obreros y los sectores medios urbanos. Además, también fueron diferentes las formas en que cada uno de estos grupos sociales llevó a delante los reclamos. Las protestas de los campesinos fueron, por lo general, violentas. La expropiación de sus tierras y la destrucción de las redes de cooperación familiares y comunales amenazaba la supervivencia física del campesinado. Por eso, los campesinos no tenían más opción que reclamar la propiedad de la tierra. Pero esto era inaceptable para los terratenientes y aún para los gobernantes, ya que significaba cuestionar los fundamentos mismos de la dominación oligárquica. A través de huelgas y manifestaciones, los obreros reclamaron mejores salarios y condiciones de trabajo y rechazaron el orden capitalista pero, en general, sus protestas no incluyeron reivindicaciones estrictamente políticas, referidas a los derechos de ciudadanía y la extensión del sufragio. Pero ni los obreros ni los campesinos -excepto en México- lograron liderar la protesta en el plano político nacional. La lucha de estos sectores tuvieron una influencia decisiva en el fin de los sistemas de gobierno oligárquicos cuando se superpusieron y articularon con los reclamos de los sectores medios urbanos. A diferencia de los campesinos y los obreros, las clases medias y urbanas no cuestionaron el carácter capitalista de las relaciones sociales en las que estaba basado el orden oligárquico. Por el contrario, sus demandas tuvieron como objetivo lo84

grar una mayor participación en los beneficios económicos que generaba la expansión de las exportaciones y la incorporación al mercado capitalista internacional. Aunque no estuvieron ausentes las manifestaciones y los enfrentamientos con la policía, los reclamos de los sectores medios urbanos se canalizaron, con diversas características, a través de mecanismos políticos. Organizados en partidos políticos de un nuevo tipo, exigieron al gobierno el reconocimiento de sus derechos como ciudadanos adquiriendo una participación política efectiva. Los dirigentes políticos que los representaban consideraban que a través de la participación en el gobierno se podían obtener reformas legislativas que aseguraban la distribución de los beneficios de la economía primario-exportadora entre las clases medias urbanas que no pertenecían a la burguesía ni a la clase obrera asalariada. c.- Las respuestas de los gobiernos oligárquicos Durante las primeras décadas del siglo XX, los reclamos de estos grupos sociales -campesinos, obreros y clases medias urbanas- se combinaron en formas y con ritmos diferentes en los diversos países de América Latina y provocaron el debilitamiento, y en algunos casos el definitivo derrumbe, de los gobiernos oligárquicos. Las respuestas de las élites dirigentes fueron distintas según el grado de amenaza que, en cada caso, significaban para el mantenimiento de su poder económico y político. d.- La intransigencia política Frente a los reclamos de los campesinos -en México, durante la década de 1910 y en Perú, en la década de 1930-, que exigieron la distribución de la propiedad de la tierra, la respuesta del gobierno fue la intransigencia absoluta. En estos casos, la oligarquía se propuso el exterminio físico de las fuerzas contestatarias y el resultado fue la guerra civil y la militarización de la política y la sociedad. El desarrollo de estos conflictos llevó a situaciones en las cuales el triunfo de uno de los bandos enfrentados significaba la derrota del otro, sin la posibilidad de términos medios. En México, después de varios años de enfrentamientos armados que movilizaron a una porción significativa de la población del país, la oligarquía perdió. En Perú, en cambio, triunfaron "las fuerzas del orden". El partido aprista, la principal fuerza política de oposición, fue excluida de la política por más de tres décadas, aunque la oligarquía tuvo que aceptar el predominio de los militares y renunciar a ejercer directamente el gobierno. e.- La ampliación de la ciudadanía En Uruguay, Argentina y Chile, las élites oligárquicas cedieron frente a los reclamos de los sectores medios urbanos que exigían su reconocimiento como ciudadanos y la ampliación de la participación política. En parte, fueron integrantes de estas mismas elites quienes impulsaron los procesos de ampliación de la ciudadanía y de democratización del régimen del gobierno y se convirtieron en dirigentes de los nuevos partidos políticos de oposición. En algunos casos encabezaron también importantes procesos de modernización y democratización interna de los partidos tradicionales. 85

En la Argentina, en 1912, el Parlamento nacional con mayoría conservadora sancionó la llamada "Ley Sáenz Peña", que estableció el sufragio obligatorio y secreto, lo que significó un importante freno a la práctica del fraude electoral. El retorno a la legalidad constitucional era la principal exigencia de la Unión Cívica Radical, partido político que representaba a los sectores medios de las ciudades más importantes, contaba con el apoyo de un sector de los terratenientes. De todos modos el mantenimiento de la prohibición de votar que recaía sobre los extranjeros -que en 1914 constituían el 53% de la población masculina adulta- mantuvo alto los niveles de exclusión política de la población. En Uruguay, en 1918 ya votaba toda la población masculina adulta, sin ningún tipo de restricciones. En Chile, en cambio, el derecho a voto se mantuvo restringido, pero los partidos políticos tradicionales -el Liberal, el Conservador y el Radical- aceptaron impulsar reformas legislativas relacionadas con los principales reclamos de las clases medios urbanas chilenas. En particular, estos resultaron satisfechos a partir de la sanción de la Constitución de 1925, luego del regreso a la presidencia del liberal Arturo Alessandri. Sin embargo, en el Uruguay la ampliación de la ciudadanía significó la democratización del sistema político. Aunque no sin resistencia, los grupos dominantes respetaron efectivamente el principio de la soberanía popular y aceptaron que los tradicionales Partidos Nacional y Partido Colorado, asumieran la representación de los intereses de los sectores populares además de los intereses de las élites tradicionales. En la Argentina, en cambio, el reformismo que impulsaban las nuevas fuerzas políticas, en los hechos resultó severamente limitado por los grupos oligárquicos. Los legisladores conservadores bloquearon numerosos proyectos de leyes -presentados por los radicales y los socialistas- que tenían como objetivo ampliar la participación de los sectores medios y populares urbanos en la distribución de la riqueza que generaban las exportaciones de bienes primarios. En Chile, el "congelamiento de la ciudadanía" limitó los alcances de la reformas económicas y sociales. f.- El mantenimiento de la dominación oligárquica Con diferentes características, la dominación oligárquica se mantuvo en Brasil, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador y Paraguay hasta diferentes momentos de las décadas de 1930, 1940 y 1950, según los casos. En Brasil y Colombia, las élites tradicionales mantuvieron las instituciones republicanas y el sufragio restringido hasta la década de 1930 y 1940, respectivamente. En Brasil, las luchas de los obreros no lograron articularse con las movilizaciones de los sectores medios urbanos, representados por los jóvenes oficiales del ejército, llamados los "tenientes". En Colombia, las clases medias tampoco lograron plasmar un movimiento de oposición que integrara las protestas obreras y campesinas. Durante 86

las primeras décadas del siglo XX, en estas dos sociedades, las tensiones fueron fundamentalmente interoligárquicas, originadas por los enfrentamientos entre los grupos de terratenientes que controlaban las distintas regiones del territorio de cada país por el acceso al gobierno federal. En Venezuela, la dictadura de Juan Vicente Gómez -justificada por un intelectual del régimen como "la mejor forma de gobierno para sustraer a los venezolanos, raza mixta y primitiva que vivía en una economía atrasada y pastoril, de la anarquía y el caos"- se mantuvo hasta 1935. Durante los casi 30 años en que gobernó el país en forma personal o indirectamente a través de políticos "afines", Gómez ejerció una férrea represión contra todo intento de oposición política: las cárceles se llenaron de opositores y de individuos considerados sospechosos. Se generalizaron los castigos corporales, las torturas, los trabajos forzados y los destierros. No había leyes que protegieran los derechos de los trabajadores y las huelgas estaban prohibidas. En esas décadas, el petróleo -cuya explotación fue entregada completamente a empresas extranjeras- se transformó en el principal producto de exportación de Venezuela. Desde principios de siglo XX hasta 1930, en Ecuador se alternaron presidentes del Partido Radical Liberal, que gobernaron en forma dictatorial y enfrentarse a los conservadores, que recurrieron a golpes militares para desalojarlos del gobierno. Más crítica todavía fue la situación que vivió la sociedad paraguaya después de la derrota que sufrió en la "Guerra de la Triple Alianza" (1865-1870) frente a Brasil, Uruguay y Argentina, durante la primera mitad del siglo XX. A lo largo de varias décadas, los jefes militares conservadores agrupados en el Partido Colorado se enfrentaron con los grupos liberales, tanto con los "cívicos" -más dispuestos al "acuerdismo"como con los "radicales" que exigían el restablecimiento del orden constitucional. El "estado de sitio" fue mantenido casi permanentemente y se sucedieron numerosos golpes militares que instalaron gobiernos de muy corta duración. g.- La situación en Centroamérica y el Caribe Hacia fines del siglo XIX, la organización económica, social y política de las sociedades centroamericanas se transformó profundamente a partir de la creciente demanda de bananas de Estados Unidos y la nueva tecnología que facilitaba el almacenamiento y distribución de frutas. En 1924 la Standart Fruit and Steamship con sede en Nueva Orléans, se sumó a la United Fruit Company fundada en 1899, y ambas empresas monopolizaron la producción bananera en Centroamérica y el Caribe. Estas empresas adquirieron una enorme influencia en la región que tuvieron consecuencias en el plano político. La explotación bananera necesitaba grandes sumas de inversión para la construcción de ferrocarriles y diversas obras de infraestructura y los capitalistas locales no poseían los suficientes. Es por ello que solicitaron ayuda financiera a los compradores de sus productos, pero no pudieron devolverlos.

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Lentamente las empresas extranjeras pasaron a controlar directamente la producción. se convirtieron en propietarias de las plantaciones más ricas controlaron también las instituciones financieras y el comercio al menudeo. El gobierno en este contexto se transformó en un negocio muy lucrativo para los grupos oligárquicos tradicionales. Estos se convirtieron en socios locales de las empresas estadounidenses, las élites dirigentes se enriquecieron como consecuencia de las "comisiones" y "gratificaciones" que recibían, a cambio del otorgamiento de mayores privilegios y de concesiones a los extranjeros. En lo concerniente a lo político, las familias más poderosas pretendieron perpetuarse en el poder y para ello, establecieron regímenes autoritarios revestidos de una cierta legalidad constitucional en apariencia, pero dictaduras en la práctica; las que eran apoyadas por fuerzas armadas locales o extranjeras, que intervinieron frecuentemente para defender y proteger las inversiones extranjeras o para respaldar a los gobiernos que mejor servían a sus intereses. Esto fue socavando la autonomía política de esta región y profundizó la dependencia económica. La generalizada corrupción administrativa, los salarios bajos y la creciente miseria de la población campesina fue una constante en las sociedades de esta región, que fueron denominadas durante este periodo como "repúblicas bananeras". h.- Zapata y la revolución campesina en México La revolución liberal: "sufragio efectivo y no reelección" En 1884 Porfirio Díaz abandonó el lema de "no reelección" que el mismo había sostenido años atrás y, desde entonces, se mantuvo ininterrumpidamente en la presidencia hasta 1911. Durante el largo periodo en que Díaz controló el gobierno, llamado el "porfiriato", la economía mexicana creció y la red ferroviaria se extendió considerablemente. La contracara de este proceso fue la concentración en manos de viejos y nuevos terratenientes, de la propiedad de las tierras pertenecientes a las comunidades indígenas y de los terrenos despoblados. Hacia 1910, el porcentaje de familias sin tierras representaban el 96,9% de la población total del país. Además, bajo el lema de "administración, progreso y orden", el porfirismo no solo permitió la consolidación del latifundio entre los terratenientes mexicanos, sino que también avaló la entrega de extensos dominios a empresas extranjeras, en particular, en las zonas mineras del norte del país. El autoritarismo político se expresó asimismo en la fuerte 88

represión que el régimen aplicó a las organizaciones de los obreros de los enclaves y a los trabajadores urbanos, que se habían ido consolidando durante los últimos años del siglo XIX, y que desde principios del siglo luchaban por sus derechos. Con el propósito de descomprimir la grave tensión política y social que atravesaba la sociedad mexicana, en 1908, el presidente Díaz anunció que permitiría el surgimiento de un partido de oposición y apoyaría la transición hacia un régimen de gobierno democrático. Rápidamente, los porfiristas se organizaron y desde el "Club reeleccionista" postularon a Díaz como presidente, acompañado, esta vez, de un vicepresidente. La oposición al régimen, finalmente se organizó alrededor de Francisco Madero, un hacendado del norte, quien en 1908 había publicado el libro La sucesión presidencial en 1910, el Partido Nacional Democrático. Su propuesta, formulada en tono de crítica respetuosa, consistía en constituir un gran partido político que en las próximas elecciones llegara a un acuerdo con Díaz para integrar los cuadros de gobierno y, desde allí, avanzar en la democratización del régimen. Luego de un breve periodo en que se organizaron y actuaron por separado, los grupos políticos opositores -entre los que se contaban liberales y otros más radicalizados- se fusionaron en la "Asamblea Nacional Antireeleccionista". La Asamblea eligió a Madero como candidato a la presidencia y proclamó el lema "sufragio efectivo y no reelección". i.- La guerra civil Durante la campaña electoral, Madero había advertido al gobierno que si se consumaban un nuevo fraude electoral, éste sería rechazado con violencia. Poco días entes de la elecciones, Madero fue encarcelado y, otra vez, el fraude dio la victoria a Díaz. Las protestas populares se generalizaron y fueron violentamente reprimidas. La presión de los diputados y los políticos antireeleccionistas lograron que Madero fuera puesto en libertad bajo palabra. Éste huyó a Texas y desde allí dio a conocer el Plan de San Luis de Potosí, fechado el 5 de Octubre de 1910, que contenía un llamado al pueblo mexicano a tomar las armas en defensa de la voluntad popular hasta derrotar a la dictadura y a la oligarquía. Para los maderistas, la lucha debía desarrollarse por el control de las ciudades más importantes y los levantamientos campesinos servirían solo de apoyo. Sin embargo, el desarrollo de la revolución tomó un rumbo diferente del que Madero había previsto. Desde un primer momento, los campesinos atraídos por el artículo tercero del Plan de San Luis de Potosí -que prometía revisar los abusos cometidos en la aplicación de la "ley de terrenos baldíos" y "restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de que se los despojó de modo arbitrario"-, se incorporaron a la guerra con el objetivo de recuperar sus tierras. j.- La revolución campesina: "la tierra para el que la trabaja" En los primeros momentos del conflicto se enfrentaron: el ejército "federal", representante de los grandes terratenientes y de la Iglesia, y el "maderista", representante 89

de los medianos y pequeños industriales, obreros y campesinos. A medida que se desarrollaba el conflicto, el grupo de los campesinos comenzó a ser el principal protagonista de la revolución. Ya sea en el norte o en el sur los grupos de campesinos se habían sublevado en armas en defensa de sus tierras. Francisco Villa, apodado "Pancho", de Chihuahua en el norte y Emiliano Zapata, de Morelos, en el sur se convirtieron en líderes de los campesinos. Sin embargo, ambos tenían objetivos diferentes, aunque en algunas ocasiones lucharon juntos durante la revolución. Villa siempre se mostró partidario de negociar con los liberales, mientras que Zapata mantuvo una posición más radical, de restitución de las tierras a los campesinos. En los primeros meses de 1911, sin suficiente apoyo político, Díaz entró en negociaciones con el sector más conservador de los rebeldes. La firma del "Tratado de Ciudad Juárez" le permitió la salida del dictador hacia París y estableció un gobierno provisional que convocó a elecciones. Madero resultó triunfador y el 6 de setiembre de 1911. Los zapatistas peticionaron ante el presidente la sanción de una ley agraria que restituyera las tierras a los campesinos, pero ante la falta de respuesta de Madero y de los ataques del ejército, los zapatistas, reiniciaron la guerra de guerrillas. Finalmente en noviembre de 1911, Zapata dio a conocer el Plan de Ayala y declaró la guerra al gobierno. Entre 1911 y 1918 los campesinos de Morelos lucharon por la implementación del Plan y consolidar la revolución campesina, de acuerdo con el artículo sexto, las tierras usurpadas por los hacendados pasaban a manos de los ciudadanos que "habían sido estafados en su fe por los opresores", el mismo también advertía que los campesinos estaban dispuestos a defender sus posesiones. Mientras los porfiristas y algunos liberales apoyados por los Estados Unidos, prepararon un "golpe" contra Madero. En 1913 durante la llamada "Decena trágica" Madero fue derrocado y luego asesinado. El conspirador porfirista, general Victoriano Huerta asumió como presidente provisional. k.- La institucionalización de la revolución campesina La imposición de un régimen dictatorial provocó el enfrentamiento de Huerta con la mayoría de los jefes revolucionarios: las tropas huertistas fueron derrotadas por las de Villa y Carranza gobernador del Estado de Coahuila, se sublevó contra él. En marzo de 1913 Carranza elaboró el Plan de Guadalupe, por el cual se comprometían a continuar la lucha armada hasta restaurar el orden constitucional, y una vez alcanzado el poder político, continuar la "lucha de clases" a través de la sanción de nuevas leyes.

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Carranza fue designado "Primer Jefe del Ejército Constitucionalista", encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, pero su liderazgo no fue totalmente reconocido, Pancho Villa se opuso porque no coincidía con el tipo de respuesta práctica a la cuestión agraria de Carranza. Por otro lado también Zapata no logró acordar la paz con Carranza, ya que exigían la absoluta sumisión de los constitucionalistas al Plan de Ayala. En este contexto, Zapata promulgó un decreto por el cual creó "comisiones agrarias" para implementar el Plan de Ayala. En 1914 se produce la renuncia de Huerta, tras lo cual se reúne la "Convención Revolucionaria Mexicana", encargada de definir el nuevo gobierno. Con la participación de zapatistas y villistas se reconoció la vigencia de los artículos más importantes de Plan de Ayala, es decir, las principales exigencias revolucionarias campesinas. También se designó un presidente provisional y se destituyó a Carranza, pero éste desconoció la resolución, lo que llevó a la invasión de la Ciudad de México por tropas zapatistas y villistas unificadas, que fueron asediadas por tropas de Carranza, que en 1915 se instaló nuevamente en México. Hasta 1917 México se debatió en medio de la guerra civil. Durante todo este período Carranza, a cargo del gobierno, se dedicó a institucionalizar la revolución implementado numerosas leyes como por ejemplo: La primera "Ley Agraria" de 1915 que reconocía las exigencias zapatistas. Un Congreso Constituyente sancionó una nueva Constitución que entre sus artículos reconocía la ley Agraria de 1915 que sentó las bases legales de la "Reforma Agraria Mexicana". Luego de la sanción de la Constitución, Carranza llamó a elecciones y fue elegido presidente de la República que no fue reconocido por Zapata, lo que llevó a una nueva profundización del conflicto hasta que Zapata fue asesinado en 1920. l.- Sandino y la lucha antiimperialista en Nicaragua Nicaragua: "Protectorado" estadounidense Durante las tres primeras décadas del siglo XX, la intervención estadounidense en Nicaragua se profundizó. En 1909, luego de un conflicto interno que involucró a ciudadanos estadounidenses, el "dictador" liberal José S. Zelaya renunció a la presidencia de Nicaragua para, según declaró, no dar pretexto a los Estados Unidos para "continuar interviniendo en ningún sentido en los destinos del país". La sucesión presidencial provocó enfrentamientos entre liberales y conservadores hasta que un contingente de infantes de la marina de los Estados Unidos -llamados marines- desembarcó en Nicaragua con la declarada intención de impedir "inútiles derramamientos de sangre". La intervención favoreció a los conservadores, liderados por el general Emiliano Chamorro, que controlaron el gobierno provisional. Desde principios de siglo, los Estados Unidos tenían la intención de construir en Nicaragua un canal interoceánico complementario del de Panamá, pero la actitud 91

antiintervencionista de Zelaya había obstaculizado el proyecto. Después de la intervención de las tropas norteamericanas, el secretario de Estado George Weitzel y el general Chamorro se reunieron en secreto. Establecieron un acuerdo a partir del cual, los Estados Unidos obtenían a perpetuidad el derecho de construir un canal en territorio nicaragüense y, para proteger los accesos al Canal de Panamá, recibían también en arrendamiento por 99 años, renovables por el mismo término, las islas Maíz, Grande y Chica, ubicadas en el Caribe. Además, se le concedía a Estados Unidos el derecho a construir una base naval en el golfo de Fonseca por el mismo número de años. Por su parte, Nicaragua obtenía tres millones de dólares destinados a pagar sus deudas internacionales. Cuando los términos de estas tratativas fueron conocidos, la opinión pública nicaragüense reaccionó indignada y los gobiernos centroamericanos protestaron formalmente ante el gobierno de los Estados Unidos, el que les respondió, que el acuerdo no lesionaba ningún derecho de los países de América Central. En 1912, los liberales nicaragüenses decidieron enfrentar a los conservadores. Estaban a punto de derrotarlos cuando Adolfo Díaz -un representante de los intereses de las empresas extranjeras que había quedado a cargo del gobierno- pidió y obtuvo el desembarco de 2.600 marines que aniquilaron a los liberales y respaldaron la nueva "pacificación". Díaz ratificó el tratado de 1909 que el Congreso estadounidense había aprobado con una enmienda agregada por el secretario de Estado J. Bryan de la nueva administración Wilson, Según el nuevo texto del Tratado Chamorro-Wilson, Nicaragua se convertía en "protectorado" estadounidense. m.- Las Guerrillas Sandinistas La intervención militar de los Estados Unidos en Nicaragua fue repudiada por todos los gobiernos europeos y los diarios conservadores del continente latinoamericano. El presidente Coolidge resolvió entonces enviar a un amigo personal, con la misión de reconciliar definitivamente a los liberales y los conservadores nicaragüenses. El enviado estadounidense llegó a Managua y, antes de que Moncada tomara la ciudad, invitó al general a que se reuniera con él. El jefe liberal aceptó la entrevista y llegó a un entendimiento: los Estados Unidos desarmarían por igual a liberales y conservadores, pagarían en efectivo por cada rifle requisado y supervisarían las elecciones, garantizando a los liberales completa libertad política. Sandino no aceptó el acuerdo y profundizó su guerra de guerrillas exigiendo la salida del país de todas las tropas extranjeras. A través de varias proclamas de tono y contenido desafiantes para los extranjeros y sus colaboradores locales, denunció el sometimiento de Nicaragua a los Estados Unidos y llamó al pueblo nicaragüense a levantarse en armas. En las elecciones de 1928, Moncada fue elegido presidente, pero, cada vez más, los guerrilleros sandinistas tuvieron que enfrentarse con la "Guardia Nacional", un

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cuerpo armado local -integrado por nicaragüenses adiestrados por instructores de los Estados Unidos- cuyo jefe era el liberal Anastasio Somoza. El 1º de enero de 1933, el recién elegido presidente Sacasa hizo a Sandino una propuesta de cese de las hostilidades y prometió el retiro definitivo de las tropas estadounidenses. Sandino aceptó pero exigió a Sacasa, que prohibiera a Somoza, que la Guardia Nacional hostigara a los sandinistas. El 21 de febrero de 1934, Sandino llegó a la capital y selló el acuerdo con Sacasa. Esa misma noche, Sandino y dos de sus generales fueron fusilados en un baldío. Al mismo tiempo, la Guardia Nacional atacó el campamento de los soldados sandinistas, que se encontraban con sus familias y los exterminó. Al poco tiempo, Sacasa fue derrotado y Anastasio Somoza controló el gobierno de Nicaragua durante varias décadas.

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Actividad Nº 3 1º.- Ver y realizar la ficha del film argentino "La Patagonia rebelde", para este trabajo, seguir las pautas indicadas en el práctico 1. 2º.- Realizar una lectura comprensiva de las siguientes fuentes históricas. 3º.- Elaborar un cuadro comparativo con las principales características de la vida cotidiana de las elites y de los trabajadores en América latina. 4º.- Redactar un ensayo, de no más de dos carillas, acerca de los nudos problemáticos que permiten abordar el estudio de las sociedades de latinoamericas a comienzos del siglo XX. Algunos aspectos de la vida cotidiana de las Elites Un viajero francés, Aimard, que ya había visitado Río en 1856, comentó así su segundo viaje, treinta años después: "Había conservado un recuerdo muy lúgubre de las calles de Río. Al primer paseo que hice en tierra quedó estupefacto. Todas las ventanas estaban abiertas, una muchedumbre de hombres y mujeres, vestidos a la última moda de París, circulaban con el aire más desenvuelto. Río de Janeiro estaba completamente metamorfoseado: negocios magníficos, cafés, cervecerías se encontraban a cada paso; los hoteles, los restaurantes eran de los más cómodos; una muchedumbre apresurada circulaba con animación y actividad que no se encuentra más que en ciudades como Londres o París; ricos equipajes, jinetes y todo eso iba y venía. Hombres, mujeres, obreros, monjes, mendigos ( ... ) obstruían veredas; y el colmo, tranvías de dos y cuatro mulas circulaban por las calles de la ciudad." (Citado per Gustavo y Hélène Beyhaut, América latina. De la independencia a la segunda guerra mundial. México. En: Historia Universal Siglo XXI, volumen 23, Siglo XXI, 1986.) "Doscientas familias apenas forman todo el aporte sólido. La historia comienza por ellas. Exclusivamente ellas conducirán a la Argentina hasta el día en que, poblada y en plenitud de vida, podrá sin dificultades, al ejemplo de las democracias europeas y de la gran República de Norte América, extraer de las capas populares sus jefes y sus guías. Esta sociedad es a la vez muy cerrada y muy acogedora. Mantiene hábitos de clases que han desaparecido hace tiempo de la nuestra. Al mismo tiempo se abre al igual aunque sea extranjero. Así constituida, es muy fuerte y asume con clarividencia y coraje las responsabilidades de una tarea semejante." 94

(Testimonio de R Baudin, viajero francés de principios del siglo XX. Citado por Gustavo y Hélène Beyhaut en América latina. De la independencia a la segunda guerra mundial.) "En México, la clase alta asentaba su poder en las grandes haciendas, con amplios edificios construidos en cl centro de las mismas. Esas casonas servían a veces de fortaleza, y entre sus muros los hacendados se esforzaban por vivir a la europea, rodeados de una pléyade de domésticos y otorgando la más amplia hospitalidad al viajero. La mayor parte de los hacendados poseían en la ciudad un palacio o una mansión de gran lujo. Las nuevas grandes haciendas, organizadas al amparo de la paz y el orden impuesto por Porfirio Diaz, ya no necesitaron de los altos muros que les daban la apariencia de fortalezas medievales. El casco de la finca se componía de la gran casona del propietario, la casa del administrador, las de los empleados, las oficinas, la tienda de raya, la iglesia y la cárcel. En la casona, del propietario se podía disfrutar de muchas de las comodidades de la vida moderna: luz eléctrica, baños de agua tibia, salón de billar, salas espaciosas, todo amueblado con lujo. La tienda de raya vendía mantas, jabón, maíz, frijol, aguardiente y otras mercaderías al peón y a su familia, a precios más altos que los del mercado. El jornal se pagaba con mercaderías y cuando, sobraba un poco solía completarse con moneda de curso legal. Pero lo más frecuente era que el peón siguiese endeudado y que las deudas pasaran de padres a hijos, en, beneficio del patrón, que de esta manera los arraigaba a su finca." (Citado por Gustavo y Hélène Beyhaut en América latina. De la independencia a la segunda guerra mundial.) Un comerciante de Boston comentaba hacia fines de siglo la prodigalidad de los hacendados cubanos y la suntuosidad de la mansión rural donde se había hospedado: "La hacienda estaba equipada con un mobiliario tan lujoso que en toda la isla era famoso. Su establo tenía capacidad para cincuenta caballos. La casa, de una planta, tenía patios interiores y cubría una vasta extensión; a menudo hospedaba hasta cien personas. A sus baños romanos, de exquisitos mármoles, se llegaba por una avenida de bambúes, cuyas ramas formaban un arco de setenta pies de altura ( ... ) Todo parecía un cuento de hadas (... )" (Citado por Gustavo y Hélène Beyhaut en América latina. De la independencia a la segunda guerra mundial.) Algunos aspectos de la vida cotidiana de los trabajadores. El Peonaje "En diversos países, sobre todo en México, la esclavitud está encubierta en forma de peonaje. Mediante anticipos reembolsables con trabajo y que se arrastran de generación en generación, no sólo el trabajador individual sino también su familia se convierten de hecho en propiedad de otras personas y de sus familias. Juárez había abolido el peonaje. El llamado emperador Maximiliano lo reimplantó." (Karl Marx y Friedrich Engels, Materiales para la historia de América latina. En: Cuadernos de Pasado y Presente, N’ 30, México, Siglo XXI, 1987.) 95

En Yucatán, en mayor medida que en otras partes de México, el peonaje se convirtió en una institución. En 1901, un observador informaba que "la manera legal de atar criados a la hacienda consiste en hacer un pago por adelantado, lo que significa en este Estado que el trabajador que se va puede ser obligado a volver a la hacienda por la policía. Estos pagos por adelantado generalmente se hacen cuando un joven nacido en la hacienda llega a los 18 o a los 20 años y se casa. Entonces su dueño le da cien o ciento cincuenta, a veces doscientos pesos, para establecer su casa y las dos partes tácitamente establecen el acuerdo de que esta suma, así como otras que se le puedan adelantar después en caso de accidente o de enfermedad, nunca va a ser satisfecha. Este es el precio por el cual el joven yucateco vende su libertad". (Citado por Leslie Bethell (ed.), Historia de América latina, volumen 9º México, América Central y el Caribe, 1870-1930, Barcelona, Cambridge University PressCritica, 1992.) "Los peones estaban sometidos a un verdadero régimen de servidumbre. Apenas el 6.67% de los integrantes de las clases populares poseían tierra. Cuando trabajaban en la gran hacienda, debían vivir en jacales construidos lejos de los edificios centrales: casuchas de unos o dos cuartos, construidas de adobe, pedazos de madera o ramas de árbol, según las regiones del país, sin ventanas y con piso de tierra, por lo general la misma pieza servía de cocina, comedor y dormitorio a la vez; el mobiliario y a vajilla se reducían a un pequeño brasero, para cocinar las tortillas de maíz, algunas cazuelas y platos de barro y los petates para dormir el peón, la mujer y la numerosa prole." (Citado por Gustavo y Hélène Beyhaut en América latina. De la independencia a la segunda guerra mundial.) En 1914 se invitó al representante particular de Woodrow Wilson en México, John Lind, y al comandante de la flota norteamericana en Veracruz, el almirante Fletcher, a que visitaran una plantación de azúcar en Veracruz, propiedad del norteamericano Sloane Emery, en la que todos los trabajadores eran contratados, John Lind comentó más tarde: "Los trabajadores que el gobierno había enviado ahí eran prácticamente prisioneros. El almirante Fletcher y yo vimos el espectáculo inusitado en cl siglo XX de grupos de ocho a diez hombres diseminados en el maizal, acompañados por un arreador, un cacique, un indio de la costa, alto y fornido, con un par de pistolas a la cintura y un látigo negro de ocho o diez pies, siguiendo de cerca, al grupo que excavaba, mientras al otro lado del campo, un hombre con una escopeta, con el cañón aserrado, los vigilaba, Estos hombres salían a trabajar en la mañana vigilados por estos capataces y por las noches eran encerrados en un gran tejabán, Tanto el almirante Fletcher como yo estábamos asombrados de que pudiera existir esa situación, pero existía." (Citado por Leslie Bethell en Historia de América latina, volumen 9.) Comentando la falta de mano de obra para la excavación del canal de Panamá, decía M. Verbrugghe en 1879: "El indio se pliega mal a las exigencias de un trabajo regular, le falta la fuerza física y la fuerza moral; marcha sin descanso en sus selvas, 96

acecha inmóvil todo un día los peces de sus ríos, pero rehúsa agacharse para cavar la tierra." Martinet había escrito un año antes, en relación con el Perú: "El indio, desde que se le suprimió el tributo, se abandonó a su goce de predilección, la pereza, y no teniendo que paga. Nada vivió en una completa independencia en cuanto al trabajo, porque sus necesidades muy limitadas no reclaman una gran tarea para satisfacerlas. Vivió entonces sin ambición, en medio del ocio, del vicio, de la ignorancia y de la superstición." (Citado por Leslie Bethell en Historia de América latina, volumen 9.) "(En Perú) los indios, descendientes de la raza que gobernaban los sucesores de Manco Cápac, son como los negros, esencialmente perezosos; y la facilidad que les ofrece la fertilidad del suelo para recoger sin pena las sustancias alimenticias suficientes a sus necesidades mantiene esta apatía y este amor del "far niente". Mientras que la República les impuso un tributo, debieron vencer su molicie natural y buscar, en el cultivo del suelo y el arrendamiento de sus servicios, los medios de procurarse las sumas exigidas por el Estado; pero una vez libres de este impuesto, recayeron en su indolencia natural y la agricultura se vio privada de sus principales recursos." (E. Grandilier, Memorias de viaje, 1861. Citado por Gustavo Hélène Beyhaut en América latina. De la independencia a la segunda guerra mundial.) En 1879, el viajero Charles d’Ursel escribió sobre Bolivia: "En cuanto al pueblo, se compone de indios que trabajan, no tienen ningún bienestar, están privados de los beneficios de la educación y de la civilización y pertenecen, como verdaderos siervos, sea a los grandes propietarios, sea al Estado." En esa misma época, Hugues Boulard en sus "Notes sur la république de l’Equateur" registró: "La servidumbre legal ha desaparecido en el Ecuador, pero los indios empleados en las fábricas y en las explotaciones agrícolas están atados a ellas, con sus familiares, por lazos que no pueden romper Por medio de adelantos que no pueden reembolsar y de sutilezas jurídicas, se encuentran hoy tan esclavos como en lo pasado. Sus salarios son insignificantes: cincuenta centavos por día, de los que se retiene una parte; su alimento es de los más bastos. Un terreno no vale aquí más que por el número de indios que se encuentran ligados a él; este es un capital indispensable para su explotación. La repartición del suelo cultivado del Ecuador en dominios inmensos, enfeudados a órdenes religiosas o pertenecientes a algunas familias privilegiadas, es una de las causas principales que se oponen al desarrollo de la agricultura en este país". (Citado por Gustavo y Hélène Beyhaut en América latina. De la independencia a la segunda guerra mundial.) El Trabajo en las Minas "En las mayores haciendas de amalgama del mineral utilizan mulas para pisar la mezcla de éste y mercurio; los bolicheros que practican esa actividad en ínfima escala emplean indios que durante horas pisotean el mercurio para mezclarlo con la masa mineral y -pese a que estos bolicheros utilizan para financiar estas actividades dinero 97

tornado a crédito con interés elevado- logran, explotando a los indios en todas las formas posibles, hacer considerable fortuna en pocos años." (Agustín Cueva, El desarrollo del capitalismo en América latina, México, Siglo XXI, 1990.) "Los mineros sudamericanos, cuya tarea diaria (la más pesada tal vez en todo el mundo) consiste en extraer y subir a la superficie, desde una profundidad de 450 pies, una carga de mineral de 180 a 200 libras, se alimentan exclusivamente de pan y frijoles. Preferirían el pan como único alimento, pero sus patrones han descubierto que si aquéllos comen pan no pueden trabajar tan rudamente, y los tratan como ganado caballar, obligándolos a comer frijoles; ya que, las legumbres, comparativamente son mucho más ricas en calcio que el pan." (Karl Marx y Friedrich Engels, Materiales para la historia de América latina.) "En Bolivia, hacia 1862, la casa inglesa Blondel y Cia., inició trabajos y, con el concurso de experimentados mineros chilenos e ingleses, reformó sustantívamente el sistema de trabajo e introdujo normas objetivas del uso del tiempo. Se impuso el rígido respeto al horario: nació ‘la costumbre de pasar lista al comenzar cl trabajo, penando al rezagado’. La vigilancia y la sanción fueron continuas. Se introdujo el orden, la puntualidad, mediante multas. En 1894 el ‘sistema industrial’ estaba tan bien establecido que en Oruro se decía ‘amanece el lunes, despiertan los obreros y corren a la mina’. Muy atrás, entre añoranzas, parecía haber quedado el otrora difundido culto a ‘San Lunes’. (Gustavo Ostria Rodriguez, El socavón y el sindicato. Ensayos históricos sobre los trabajadores mineros, Siglos XIX-XX, Bolivia, ILDIS, 1991.)

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Diagrama de Contenidos - Unidad IV

1.- Sustitución de Importaciones Crisis económica de 1930

Contexto

Desarrollo económico en América Latina

2º Guerra Mundial Impacto en América Latina

La Cepal "Industrialización deliberada" - Teorías. - Financiamiento. - Estrategia Desarrollista. - Subdesarrollo y Dependencia.

Injerencia EE. UU. en la Política Latinoamericana

3.Situación de América Central

Casos

Intervención Estatal

El populismo

Populismo Latinoamericanos

Nacionalismos Populistas

Impacto en sociedades Latinoamericanas

2.-

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- Guatemala - Brasil - Argentina - México - Bolivia

4.-

La Revolución Cubana

Situación previa

Proceso Revolucionario

Guerrilleros de Sierra Maestra

Represión

Crisis económica

El triunfo de la Revolución Social Construcción del socialismo

5.-

Impacto Político e Ideológico de la Revolución Cubana

Radicalización de Movimientos populares

Respuestas de sectores dominantes

Sacerdotes Tercermundistas

Guerra Fría Impacto A. L. Chile: Gobierno de Salvador Allende

6.-

Modernización Económica Democracia Política y Autoritarismo

Militarismo y Dictadura en A. L.

Disciplinamiento económico y social

Gobierno militares 1960-1970

Terrorismo de Estado

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Unidad IV 1.- La sustitución de importaciones (ISI) frente a la crisis económica de 1930 La Gran Depresión tuvo en su inicio efectos catastróficos sobre las economías latinoamericanas, el precipitado declive económico de Europa y Estados Unidos redujo de improviso el mercado para sus exportaciones, la demanda internacional de café, azúcar, metales y carne pasó por una aguda reducción y no se pudieron hallar salidas alternativas para estos productos. Cayeron el precio unitario y el volumen de exportación, por lo que el valor total durante los años 1930-1934 fue un 48 por 100 más bajo que el de 1925-1929. Una vez más, los acontecimientos sucedidos en el centro industrializado del sistema mundial, tuvo efectos decisivos (y limitadores) sobre América Latina y otras sociedades del Tercer Mundo. La depresión mundial que siguió causó una gran presión en los sistemas políticos de los países latinoamericanos, muchos de los cuales sufrieron golpes militares (o intentos de golpes). Más o menos en el año siguiente a la quiebra de la bolsa en Nueva York, los militares habían buscado el poder o lo habían tomado en Argentina, Brasil, Chile, Perú, Guatemala, El Salvador y Honduras. México soportaba su propia crisis constitucional y Cuba sucumbió a un golpe militar en 1933. Sería una exageración afirmar que los efectos económicos de la Depresión causaron estos resultados políticos, pero pusieron en duda la viabilidad del modelo de crecimiento basado en la exportación-importación, ayudaron a desacreditar a las elites políticos gobernantes e hicieron que las masas estuvieran más preparadas para aceptar los regímenes militares. A partir de la década de 1930, el ejército reafirmó su papel tradicional como fuerza principal en la política latinoamericana. Los gobernantes de la región tenían dos opciones para responder a la crisis económica global, una era forjar vínculos comerciales aún más estrechos con las naciones industrializadas para asegurarse compartir equitativamente el mercado sin que importase su tamaño y desajustes. Por ejemplo, Argentina tomó esta vía al luchar por preservar su acceso al mercado británico de carne. En 1933 firmó el Pacto RocaRunciman, mediante el cual retendría cuotas aceptables del mercado inglés a cambio de garantizar la compra de bienes británicos y asegurar las ganancias de los negocios británicos en Argentina. De este modo, algunos países trataron de mantener el funcionamiento del modelo basado en la exportación-importación, a pesar de la reducción en la demanda ocasionada por la Depresión. Una vía alternativa, que no contradecía necesariamente a la primera, era embarcarse en la industrialización. Una de las metas de esta política, a menudo apoyada 101

por el ejército, sería conseguir una mayor independencia económica. La idea era que, al levantar sus propias industrias, América Latina dependería menos de Europa y Estados Unidos en cuanto a artículos manufacturados. Para los militares esto significaba armas. Al producir bienes industriales, agrícolas y minerales, las economías latinoamericanas se integrarían más, se harían más autosuficientes y, como resultado, serían menos vulnerables a los choques causados por la depresión mundial. Un objetivo adicional era crear puestos de trabajo para las clases trabajadoras que habían seguido aumentando su tamaño e importancia desde comienzos del siglo XX. El proletariado latinoamericano se concentraba casi totalmente en las ciudades y seguía luchando por organizar y sostener movimientos sindicales. Y en contraste con la generación anterior, ahora trataba de ejercer poder como fuerza social. En algunos países como Chile, los movimientos sindicales se vieron relativamente libres de la participación arbitraria del gobierno. En otras partes, como en México y Brasil, los políticos reconocieron el trabajo como un recurso político potencial y tomaron parte directa en estimular (y controlar) las organizaciones laborales. Ya se percibiera como aliada o amenaza, la clase trabajadora urbana buscaba un empleo seguro y los dirigentes latinoamericanos vieron la industrialización como un medio de responder. Pero la forma más razonable de desarrollo industrial no era copiar simplemente los senderos trazados, por ejemplo, por la Inglaterra del siglo XIX. En su lugar, las economías latinoamericanas comenzaron a producir artículos manufacturados que antes importaban de Europa y Estados Unidos. De aquí proviene el nombre para este tipo de desarrollo: "sustitución de importaciones". Desde finales de los años treinta hasta los años sesenta, las políticas de este tipo tuvieron un éxito relativo, al menos en los países grandes: Argentina, Brasil y México pusieron en marcha importantes plantas industriales que ayudaron a generar crecimiento económico. Hubo limitaciones e impedimentos a esta forma de desarrollo, pero el resultado inmediato fue generar impulso para las economías nacionales. Las consecuencias sociales de la industrialización fueron complejas, un resultado, por supuesto, fue la formación de una clase capitalista empresarial o, de forma más específica, de una burguesía industrial. En Chile, los miembros de este grupo provinieron sobre todo de las familias de la elite latifundista. En México y Argentina comprendieron diferentes tipos sociales, por lo que representaron un reto potencial a la hegemonía de las elites gobernantes tradicionales. Pero permanece invariable el punto básico: la industrialización, aunque fuera de este tipo, creó un nuevo grupo de poder en la sociedad latinoamericana. Su papel iba a ser muy debatido a medida que avanzaba el siglo. De una importancia particular fue el papel del Estado en la estimulación del crecimiento industrial basado en la sustitución de importaciones. En contraste con las políticos de laissez~faire de Inglaterra y Estados Unidos durante el siglo XIX, los gobiernos latinoamericanos promovieron de forma activa el crecimiento industrial. Lo hicieron de varios modos: erigiendo barreras arancelarias y elevando el precio de los 102

bienes importados hasta el punto en que las compañías industriales nacionales pudieran competir con éxito en el mercado; creando demanda al favorecer a los productores locales en los contratos gubernamentales (por ejemplo, en compras para el ejército), y, lo más importante, estableciendo empresas estatales e invirtiendo directamente en compañías industriales. Mediante la protección y la participación, el Estado proporcionó el ímpetu decisivo para el crecimiento industrial de la región. A medida que progresaba la industria, las clases obreras también se hicieron más fuertes e importantes, ya fueran autónomas o dirigidos por el gobierno, los movimientos sindicales crecieron con rapidez y el apoyo (o control) del trabajo se convirtió en algo crucial para la continuación de la expansión industrial. Se necesitaba que los obreros proporcionaran trabajo en condiciones que fueran rentables para sus patronos, el trabajo organizado emergía como un importante actor en la escena latinoamericana. La expresión política de estos cambios socioeconómicos tomó dos formas, una fue seguir con la democracia de elección, mediante la cual los industriales y trabajadores obtenían acceso (por lo usual limitado) al poder a través de la contienda electoral o de otro tipo. Un ejemplo fue Chile, donde los partidos políticos se reorganizaron para representar los intereses de nuevos grupos y estratos de la sociedad. Los partidos pro trabajo y pro industriales entraron en el proceso electoral chileno y acabaron llevando a la trágica confrontación de los años setenta, bajo este sistema, se los cooptó en la estructura gubernamental, y mientras duró este acuerdo, su participación prestó un valioso apoyo al régimen. La respuesta más común conllevó la creación de alianzas "populistas" multiclasistas, el surgimiento de una elite industrial y la vitalización de los movimientos obreros hicieron posible una nueva alianza pro industrias que mezclaba los intereses de empresarios y trabajadores; en algunos casos, desafiando de forma directa el predominio secular de los intereses agrícolas y terratenientes, cada una de estas alianzas la forjó un dirigente nacional que utilizó el poder estatal para su objetivo. De este modo, como veremos más delante, Juan Perón construyó una coalición de clases populista y urbana en Argentina durante los años cuarenta; en Brasil, Getúlio Vargas comenzó a hacer lo mismo a finales de los años treinta; y, en circunstancias algo más complicadas, Lázaro Cárdenas se inclinó por soluciones populistas para México durante este mismo periodo. La mayoría de los regímenes populistas tenían dos características clave; por un lado, eran al menos semi-autoritarios: solían representar coaliciones contra algún otro conjunto de intereses (como los de los terratenientes) a los que por definición se impedía la participación, lo que conllevaba cierto grado de exclusión y represión. Por otro lado, como el tiempo demostraría, representaban intereses de clases trabajadores e industriales- destinadas al conflicto. Así pues, el mantenimiento de estos regímenes dependía en gran medida del poder personal y carisma de los dirigentes individuales (como Perón en Argentina y Vargas en Brasil). También significaba que, con un dirigente carismático o sin él, sería difícil sostenerlos en tiempos de adversidad económica. 103

El impacto de la Segunda Guerra Mundial en América Latina En cierto sentido, la Segunda Guerra Mundial permitió que continuara el proceso de diversificación económica de América Latina. El subcontinente se convirtió en fuente importante de materias primas y experimentó un incremento aún más fuerte de algunas exportaciones, al tiempo que las limitaciones impuestas a la importación generaron un nuevo estímulo para continuar con la sustitución de importaciones. Sin embargo, otras exportaciones perdieron sus mercados europeos, el proceso adquirió dimensión regional pues se abrió el comercio de manufacturas entre los países de América Latina. La capacidad de cada país para aprovechar las oportunidades fue desigual, la experiencia país por país resultó muy variada. Por ejemplo, en el caso de los minerales, el control sobre los precios en los países consumidores y el retraso en los pagos significaron que el ingreso adicional recibido fue escaso. Esto explica el crecimiento relativamente limitado de los ingresos provenientes de la exportación en países exportadores de minerales como Chile, Bolivia y Perú. Pero incluso cuando ese ingreso estaba disponible, poco había en qué gastarlo, lo que dio lugar a una acumulación considerable de reservas. La industria estuvo sujeta a fuerzas contradictorias. La escasez de productos importados alentaba un nuevo empeño por la sustitución, pero ese empeño se veía coartado por la escasez de insumos y de bienes de capital importados. El resultado final fue la continuación del crecimiento industrial de los años treinta pero a diferente ritmo en los distintos países y con un nuevo sesgo hacia los bienes de capital y los insumos básicos. Por ejemplo, varias de las empresas que luego serían importantes en la industria brasileña de bienes de capital evolucionaron de simples talleres a fábricas durante este período. Un aspecto peculiar fue que esta evolución estuvo respaldada por el papel que desempeñó Estados Unidos La guerra había dado un empuje extraordinario a la influencia de Estados Unidos en las economías latinoamericanas, pues este país intentó proteger las fuentes de suministro disponibles y fomentar el desarrollo de nuevos recursos estratégicos. La expansión del papel de Estados Unidos se vio ayudada por la desaparición de Japón y Europa como fuentes de financiamiento e importaciones, así como por las perturbaciones que la guerra causó en el comercio de exportación a Europa. Con el incremento de la presencia de Estados Unidos, se impulsó la expansión del rol del Estado y la utilización de controles directos, promocionados paradójicamente por el gobierno estadounidense. Diversas misiones patrocinadas por Estados Unidos propugnaron el desarrollo de industrias básicas. Al mismo tiempo, se produjo una clara expansión de la participación del sector privado en el gobierno, cuando varios hombres de negocios respondieron a los llamamientos patrióticos y colaboraron en una diversidad de comités establecidos para impulsar estos nuevos proyectos.

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El énfasis de las misiones y los asesores extranjeros en los sectores del hierro y el acero y en otros insumos básicos contribuyó a que la industrialización tomara un nuevo camino. Este poseía la capacidad de tornar al sector manufacturero más autónomo, y más abierto a fuentes importantes de cambio tecnológico. Además, la exportación de manufacturas comenzó a realizarse dentro del continente: para el último año de la Guerra, la participación de las exportaciones de textiles brasileños y mexicanos pasó de casi cero al 20% del total de las exportaciones. La mayoría de estas ventas tuvieron como destino otros países de América Latina. Llama la atención que durante la guerra no se observa correlación entre crecimiento y evolución de las exportaciones. Esto se entiende en función de los factores el grado variable en que los ingresos provenientes de la exportación se acumulaban en los países productores y las restricciones para la utilización de divisas en tiempo de guerra. En muchos casos, el impulso de la demanda proveniente de la expansión de los ingresos de las exportaciones y las dificultades de oferta por el lado de las importaciones llevaron inevitablemente a la inflación, por encima de la originada por la subida de los precios mundiales. Pero las presiones inflacionarias se agravaron debido a que el interés en incrementar la oferta de productos de exportación desplazó parte de la tierra disponible para la producción destinada al mercado interno. Pero presiones de la demanda desde el lado monetario, que obedecían a la acumulación de grandes saldos del producto de las exportaciones, complicaron la situación. Colombia fue, al parecer, el único país que supo tomar las medidas de contención apropiadas. La sobrevaluación del tipo de cambio fue una consecuencia grave de las presiones inflacionarias. Muchos países no veían en la devaluación ventaja alguna a corto plazo pues sus exportaciones se vendían a precio fijo mediante acuerdos directos de compra negociados con Estados Unidos. Las fuertes desviaciones respecto de un tipo de cambio razonable resultaría uno de los aspectos más perniciosos del período de la guerra. Un efecto más positivo del creciente volumen de reservas fue que la deuda externa de los años treinta todavía pendiente pudo ser pagada. En los primeros años cuarenta, varios países, entre ellos Brasil y México, liquidaron toda su deuda, abriendo así el camino para una nueva integración en los mercados internacionales de capital, un aspecto que seria de importancia en el modelo de crecimiento de la posguerra. Influidos parcialmente por la evolución mundial, durante los años veinte y treinta cobraron fuerza movimientos sociales que hacían hincapié en la importancia de los intereses comunitarios y colectivos. Dichos movimientos tuvieron su origen tanto en bases elitistas como populares. Movimientos como el indigenismo en los Andes se volcaron hacia las raíces autóctonas. Los partidos socialistas y comunistas tomaron impulso, y los gobiernos cortejaron el voto de la clase trabajadora emergente. Estos desarrollos dieron lugar a un nuevo enfoque sobre cuestiones sociales y de bienestar. Pero, en general, los principales desarrollos institucionales de la época

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estuvieron marcados por las necesidades de la modernización económica y las crisis antes que por objetivos sociales. Las tendencias internacionales también eran favorables a que el gobierno desempeñara un papel más activo. La Unión Soviética y su campaña de industrialización iniciada después de la revolución, así como la experiencia fascista de Italia y Alemania, influyeron claramente en Getulio Vargas en Brasil, Lázaro Cárdenas en México y Juan Domingo Perón en Argentina. También influyeron el "New Deal" norteamericano de los años treinta y el creciente papel otorgado a la planificación y los controles en tiempo de guerra. En estas décadas surgieron varios gobiernos orientados hacia el desarrollo, algunos de ellos influidos por planteamientos militares, como el caso de Getulio Vargas en Brasil a partir de 1937, y otros basados en movimientos sociales, como ocurrió especialmente en México. El papel de los militares en el desarrollo económico creció en importancia, lo que se mantendría en el período de posguerra. En general, las elites agrarias tradicionales conservaron su poder. Instituciones como CORFO, el banco chileno de desarrollo, se crearon precisamente en acuerdo con el sector agrícola: la creación de CORFO se toleró a cambio de que el sistema de tenencia de la tierra no se viera modificado La evolución más notable se manifestó en las instituciones económicas. En los años veinte, el aspecto monetario del desarrollo institucional recibió un fuerte impulso de un alud de fondos del exterior. Los intereses externos propugnaron la necesidad de crear instituciones más sólidas y ello llevó a la creación de bancos centrales y organismos de recaudación tributaria. El "médico del dinero", Edwin Kemmerer, jugó un papel importante en varios países. Kemmerer, un experto en moneda y banca y una autoridad en el sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos, fue asesor financiero de México y Guatemala y encabezó comisiones financieras a Colombia, Chile, Ecuador y Bolivia en los años veinte, y a Perú en 1931, fue el principal responsable de la creación de bancos centrales y otras instituciones propias de un sistema monetario moderno, así como de elementos de un sistema tributario moderno. Aunque estas instituciones se basaron en el restablecimiento del patrón oro (un artículo de fe para Kemmerer), que pronto habría de desaparecer, las innovaciones que propuso dieron lugar a instituciones financieras de utilidad a largo plazo y que sentaron la base para un papel más activo del gobierno. Solamente en Colombia contribuyeron adecuadamente para controlar las consecuencias monetarias del creciente nivel de reservas de divisas en los años cuarenta. Pero ello se debió no a Kemmerer sino al horror que Colombia sentía por la inflación, que estaba fundado en el recuerdo colectivo de la guerra de los mil días (un recuerdo que se convirtió en institución en sí mismo). El aspecto negativo de esta entrada de fondos fue el crecimiento de la corrupción, la encarnizada competencia entre los bancos para colocar sus préstamos estuvo en el origen del problema. La rivalidad carecía de escrúpulos y el soborno se generalizó, una de las estratagemas más inocentes fue dar al cuñado del presidente de Cuba un cargo bien remunerado en la sucursal cubana de un banco estadounidense mientras este competía con éxito frente a otros bancos. La fortuna acumulada por el hijo del presidente peruano Augusto Leguia (1919-30) es un caso bien conocido. La hazaña 106

más notable de Juan Leguia fue cobrar en 1927 a Seligmans, un banco de inversión neoyorquino, una comisión de US$ 520.000 por su ayuda en la negociación de dos grandes empréstitos en el exterior. Los países más activos en la defensa de sus sectores exportadores y en contrarrestar la recesión -Brasil, Colombia y México- expandieron el rol del Estado, reforzando su aprendizaje del pasado. En cambio, países como Perú, que sólo esperaron a que la recesión pasara, no aprovecharon ese "aprender haciendo". En Brasil, las constricciones impuestas por la recesión se conjugaron fructíferamente con las características intervencionistas del régimen de Getulio Vargas, en especial después del golpe de 1937 y la puesta en marcha del Estado Novo. En Chile, el proceso de construcción institucional centrado en la diversificación se inició en los años veinte (lo que coincide con la depresión económica en ese país, que se inició con el colapso del mercado del nitrato en esa misma década). A partir de 1927-29, con Pablo Ramírez como ministro de hacienda, el rol de los ingenieros en el sector público se amplió considerablemente, dos de ellos, Desiderio García y Guillermo del Pedregal, fueron el arquitecto y primer vicepresidente, respectivamente, de CORFO, fundado en 1939". La crisis también ayudó a quebrar obstáculos como (en el caso mexicano) el prejuicio contra el papel moneda", la necesidad de reemplazar la tributación sobre el comercio exterior por otras fuentes de impuestos obligó también a tomar medidas innovadoras. Lamentablemente, el recurso más habitual fue implantar tipos de cambio diferenciales que, si bien contribuían a incrementar la pericia de bancos centrales y tesoros, resultaban aceptables para los gobiernos porque obviaban el paso por las legislaturas y la necesidad de "convencer" a las elites sobre la importancia del gasto público, de esta manera el gasto público pudo crecer con más rapidez. Sin embargo, a largo plazo, habría sido más saludable para el sistema fiscal y para la formulación de la política económica en general que se hubiese exigido a los gobiernos constituir una base política que respaldara las nuevas medidas en el terreno de los impuestos y el gasto. La Segunda Guerra Mundial dio un fuerte empuje a la empresa pública, sobre todo en Brasil y México, pero también en otros países, en parte ello era consecuencia del interés estratégico de Estados Unidos en minerales, así, el crecimiento público se vio fuertemente estimulado en Perú y Bolivia. El papel de Estados Unidos se puede advertir también en el aliento que dio durante la guerra a los controles directos, que ya eran habituales en América Latina en los años treinta, una parte importante de la expansión del Estado se refiere al conocimiento. Es significativo que, en Brasil, el Conselho Nacional de Geografía fuese creado en 1937 y el Instituto Brasileiro de Geografía e Estadística en 1939. En otros países los resultados son más variados, aunque Venezuela se destaca por una expansión de las funciones estatales con el objeto de distribuir los ingresos del petróleo. 107

El hecho de que la presión demográfica, aunque creciente en las zonas urbanas, no fuera todavía intensa durante este periodo, contribuyó al desarrollo institucional del sector público. La expansión del Estado pudo producirse sin presiones en favor de la creación de empleo (una tendencia que dominaría el periodo de la posguerra). La CEPAL estima que en 1925 el empleo en el sector público alcanzaba el 0,8% de la fuerza de trabajo en América Latina, y sólo y el 1,1% en 1950. La excepción se encuentra en Uruguay con un sector público en crecimiento y que para 1932 ya representaba el 3% de la fuerza de trabajo. También se ampliaron las funciones sociales del Estado. Esto respondía al efecto de demostración a escala internacional que ya se había sentido en la segunda década del siglo y en los años veinte, cuando en todo el mundo se comenzaba a presionar en favor de la jornada de ocho horas y otras demandas sociales. Se elaboraron y aprobaron códigos del trabajo en muchos países. Los países líderes en seguridad social fueron Uruguay, Argentina y Chile, todos ellos antes de 1930. A finales de los años treinta, los sistemas; brasileño, chileno y uruguayo estaban bien desarrollados, mientras que el sistema mexicano cobró forma en los años cuarenta.

La injerencia de los Estados Unidos en la Política Latinoamericana En el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos se afirmó como la potencia hegemónica en América Latina sin rival alguno. Su intervención en los asuntos latinoamericanos parte de la voluntad de controlar política y económicamente todo el continente americano. Junto a la influencia derivada de un peso económico decisivo, ha ejercitado un control político muy estrecho, utilizando tanto la presión directa sobre cada uno de los Estados latinoamericanos, como la intervención militar y la utilización en su propio beneficio del movimiento panamericano. El panamericanismo siempre ha constituido un instrumento de la influencia estadounidense, desde finales del siglo XIX a través del Sistema Interamericano daba una estructura formal a la doctrina Monroe (1823) con la que los Estados Unidos habían afirmado el principio hegemónico. La Conferencia de Montevideo de 1933 y la de Buenos Aires de 1936 sancionaron los principios de no intervención recíproca en los asuntos internos y de solidaridad interamericana. En 1945 en Chapultepec (México), el panamericanismo tomó el aspecto de un pacto de seguridad colectiva para impedir agresiones en América, este pacto fue completado en la Conferencia Interamericana de Río de Janeiro de 1947, pero fue en la Conferencia de Bogotá de 1948 donde se creó la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo regional en el seno de las Naciones Unidas que según la intención expresada en la Carta fundacional, tenía que llegar a ser el instrumento

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operativo para la coordinación de la política interamericana según criterios de paridad y con el compromiso de los Estados Unidos, un medio para favorecer el desarrollo económico de los Estados latinoamericanos. Creada en un clima de guerra fría la OEA ha sido de hecho un instrumento de control político estadounidense y para la lucha contra los movimientos revolucionarios y la penetración comunista, en efecto atrincherándose tras la defensa de los principios de la democracia representativa parlamentaria, los Estados Unidos obraron en una dirección bien precisa: la lucha contra los movimientos de izquierda, como lo demuestran la toma de posición de la OEA, en 1954 contra la "minoría comunista" en Guatemala, en donde Jacobo Arbenz impulsaba una política antiimperialista y en 1960, con la Declaración de San José de Costa Rica que condenaba la revolución castrista, considerada "vehículo de la influencia soviética en América", o en 1962 condenando y expulsando a la Cuba de Castro.

Hacia un nuevo modelo de desarrollo económico el "Crecimiento hacia dentro" A partir de 1930, para los grupos dirigentes que controlaban el Estado, el impulso a la industrialización resultó una estrategia que, además de permitirles enfrentar las consecuencias de la crisis económica, les ofreció recursos para dar respuesta a los reclamos de los sectores asalariados movilizados que exigían no sólo participación política sino también una mayor participación en la distribución de la riqueza. Efectivamente, en esta primera fase de la industrialización por sustitución de importaciones, la fuerte intervención de los Estados latinoamericanos y la radicación de cuantiosas inversiones extranjeras generaron un importante aumento en el empleo de fuerza de trabajo asalariada. Así, numerosos sectores de trabajadores estuvieron en condiciones de acceder al consumo de los nuevos productos industriales o ampliar el que ya tenían, Por estas razones, el importante crecimiento de las industrias que, en esos mismos países, se registró en los años de la Segunda Guerra Mundial (19391945) fue una respuesta no sólo a la coyuntura provocada por el conflicto bélico sino también al crecimiento del mercado interno, es decir, al aumento de la demanda de bienes de consumo no durables (como los alimentos) y durables (como los electrodomésticos, por ejemplo) por parte de los sectores medios y de trabajadores urbanos. A su vez, la existencia de consumidores solventes (con dinero para gastar) motivó a los capitalistas a realizar nuevas inversiones productivas, con lo que aumentó nuevamente la cantidad de trabajadores empleados que recibían un salario que podían gastar y se multiplicó la demanda. En la mayoría de los casos, estos cambios en la organización de la economía contribuyeron a la consolidación de la burguesía industrial como un nuevo sector interno de la burguesía y provocaron la ampliación de la masa de los trabajadores urbanos. Esta nueva forma de organizar la economía fue denominada de "crecimiento hacia adentro", porque los ingresos que percibían los sectores capitalistas y los Estados nacionales provenían ahora no sólo de las exportaciones sino también del consumo

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de los bienes producidos localmente para el abastecimiento del mercado interno. Brasil y México, además, comenzaron a exportar manufacturas industriales: las exportaciones brasileñas y mexicanas pasaron de ser prácticamente cero a finales de los años treinta al 20% de las exportaciones hacia 1945. En el caso de Brasil, muchas de estas ventas se dirigieron a otros países latinoamericanos; México también vendió fuera de la región. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, la expansión de la industrialización por sustitución de importaciones y el interés de distintos sectores en que esta actividad se transformara en la base de un nuevo modelo de desarrollo económico planteó la necesidad de redefinir las relaciones de poder entre los sectores oligárquicos tradicionales y los grupos sociales que se beneficiaban con el "crecimiento hacia adentro". En algunos países, esa redefinición tuvo como resultado la constitución de nuevas alianzas sociales que incluyeron -en mayor o menor grado- a los sectores terratenientes más poderosos. En otros, el desarrollo hacia adentro y la nacionalización de la economía fue un proyecto llevado adelante, con distinta suerte, por alianzas sociales que intentaron concretar transformaciones revolucionarias.

Proteccionismo y nacionalismo económico: América Latina frente a los Estados Unidos Luego de promover enérgicamente la intervención estatal a causa de la guerra, en 1945 los Estados Unidos estaban ansiosos por retroceder drásticamente. En la Conferencia Interamericana sobre los problemas de la Guerra y la Paz, realizada en Chapultepec (México) en los primeros meses de 1945, los representantes estadounidenses presentaron el "Acta Económica de las Américas". En ella los Estados Unidos exigían un compromiso global por parte de América latina de reducir los aranceles sobre las importaciones y facilitar la radicación por parte de los capitales extranjeros, condenaban el nacionalismo económico y proponían desalentar la empresa pública. Los participantes preguntaron si los primeros pasos no debían provenir de los Estados Unidos y Gran Bretaña ¿qué evidencia tenían de que estos países recibirían las importaciones del sur? El documento final de la Conferencia no incluyó ningún compromiso sobre los aranceles, aceptaba la libertad de inversión, excepto en casos contrarios a los principios fundamentales de interés público, condenaba solo los excesos del nacionalismo económico y dejaba de lado toda referencia a las empresas públicas. Entre los gobiernos latinoamericanos se había generalizado la opinión a favor del proteccionismo. Esta tendencia se afirmó luego de la Conferencia de OEA en Bogotá (Colombia), en 1948, en la que quedó claro que los Estados Unidos no tenían intención de ofrecer un "Plan Marshall" para América Latina.

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La situación en América Latina Después de la Segunda Guerra Mundial, las economías centroamericanas se mantuvieron en forma muy definida dentro del modelo de la economía exportadora, simplemente no hubo manera de extender controles u otras políticas intervencionistas para permitir el surgimiento de un modelo más autónomo o nacionalista. La única excepción parcial fue Guatemala, pero incluso aquí no hubo una ruptura con el crecimiento tradicional basado en la exportación, los países de la región continuaron exportando bananas y café, solo El Salvador, Nicaragua y Guatemala lograron diversificar su agricultura y comenzaron a producir algodón. La fuerza de la elite y del modelo político dominado por la exportación, la relativa buena suerte en la lotería de mercaderías demandadas por el mercado internacional y la disponibilidad de tierras para permitir la expansión de los cultivos fueron factores que obturaron tendencias al cambio. La cuestión de la reforma política tan importante en otras partes de América latina, no se planteó aquí: el modelo económico era sólidamente abierto y favorable a la exportación primaria. Recién a partir de la década de 1960 cobró fuerza entre los gobiernos centroamericanos la idea de promover la industrialización en el contexto del Mercado Común Centroamericano. También Cuba se mantuvo dentro del modelo de desarrollo de extrema dependencia de la exportación de azúcar que había caracterizado la economía de esta sociedad desde la década de 1920.

2.- La intervención estatal en la Economía Después de la crisis de 1930, los Estados latinoamericanos asumieron un rol papel decisivo en lo que respecta a la orientación de la economía hacia la producción para el mercado interno. Por medio de diversas medidas, intervinieron activamente para proteger la producción industrial local -mediante la fijación de altos aranceles para los productos extranjeros que significaban competencia, por ejemplo- y para transferir divisas obtenidas por el sector exportador hacia las producciones para el mercado interno. Los Estados orientaron las inversiones de capital hacia las industrias a través del otorgamiento de créditos ventajosos al sector empresarial privado local y, además, realizaron inversiones públicas directas destinadas a la creación de infraestructura básica como plantas de producción de acero y refinerías de petróleo. Otra de las acciones que caracterizó la intervención de los Estados en las economías latinoamericanas durante estas décadas fue la nacionalización de los recursos considerados clave. Para el desarrollo de cada país. La acumulación de divisas producida durante la guerra permitió, además, que varios Estados -Brasil y México, entre otros- pudieran cancelar completamente sus deudas externas.

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El Populismo En la segunda mitad de la década del Treinta y en los comienzos de la del cuarenta, la política económica y social de corte keynesiana aplicada por el presidente D. Roosevelt, durante el New Deal, fue seguida con atención en varios países de América Latina. Después de la segunda posguerra también en Europa se adoptaron los postulados del keynesianismo, que redefinían el papel del Estado y planteaban las ventajas de una economía mixta, en la que el mismo interactuaba con los sindicatos y los empresarios.

Los nacionalismos populistas A partir de la década de 1930, frente a la desorganización de las economías primario-exportadoras y la crisis de los regímenes conservadores, los países latinoamericanos experimentaron una serie de importantes transformaciones económicas, sociales y políticas. El crecimiento de la producción industrial local, que en la década del 30 funcionó como una respuesta coyuntural a la crisis, al finalizar la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un modelo de desarrollo alternativo, especialmente para los países que en el pasado habían realizado experiencias industriales. Junto a la industria creció la importancia de la clase obrera, que comenzó a demandar mayor participación en los beneficios económicos y también más participación en las cuestiones políticas. Los gobiernos surgidos a partir de 1930 se vieron obligados a controlar esa efervescencia social a través de diversas formas de integración. En este contexto surgieron los nacionalismos populistas latinoamericanos, que impulsaron el desarrollo de la industria nacional, el control y la integración de los sectores populares, y la formación de nuevas alianzas de poder. También existió una vigorosa intervención del Estado en la economía y en el diseño y la aplicación de las políticas de bienestar social.

Los populismos Latinoamericanos La mayoría de los gobiernos latinoamericanos surgidos en este periodo fueron denominados populistas, pero este término nunca se definió claramente el populismo fue estudiado desde diferentes enfoques: Los funcionalistas sostienen que en el cambio en el proceso de modernización: el populismo aparece en el en los países subdesarrollados, en el paso de la sociedad tradicional a la moderna. Gino Germani sostiene que en esa transición coexisten y se 112

superponen rasgos de la sociedad tradicional y la moderna. Este autor también analizó el concepto de movilización refiriéndose a grupos pasivos que comienzan a intervenir en la vida nacional, y el de integración que es la movilización a través de canales políticos-institucionales. Al comparar los procesos latinoamericanos con los europeos sostienen que la masiva migración interna y la rápida industrialización a partir del 30 llevaron a la temprana intervención de las masas en la política superando los canales institucionales sin valorar el sistema democrático. Torcuato di Tella lo plantea como "una revolución de las expectativas", que puso en crisis a la democracia y a su vez movilizó a las masas, por la existencia de una elite comprometida con el proceso de cambio de la sociedad tradicional a la moderna, en la que esta elite se da cuenta que el liberalismo ya no será el centro del cambio, lo que permitirá el surgimiento del populismo. Otra línea de interpretación es la histórico-estructural que relacionó al populismo con la fase del desarrollo latinoamericano que corresponde a la crisis del modelo agro-exportador y del Estado oligárquico: Ianni desde una óptica marxista hizo énfasis en el nuevo rol del Estado. El Estado populista es intervencionista y nacionalista en lo económico, dentro del marco capitalista, y termina con la transformación política de masas en lucha de clases. Por otro lado Murmis y Portantiero (1971) y Torre (1989-1990) afirman que el populismo es un fenómeno producto de una crisis hegemónica y resaltan la imposibilidad de una ruptura con la oligarquía.

La experiencia Política Populista La mayoría de los gobiernos latinoamericanos surgidos a partir de 1930 fueron caracterizados como populistas. Sin embargo, el término populista nunca fue claramente definido, a pesar de los desacuerdos, la postura mayorista lo presenta como una ideología que supo capitalizar las demandas planteadas por los sectores populares contra los viejos regímenes oligárquicos que marginaban de la política a las grandes mayorías. Esta definición general sirvió para agrupar a las diversas experiencias políticas que tuvieron lugar en Latinoamérica y que compartieron características comunes a pesar de la diversidad geográfica, cultural y económica de la región. Por otro lado, a grandes rasgos, la formula populista fue útil a la hora de nombrar a aquellas naciones que constituyeron gobiernos empeñados en el desarrollo de un nuevo modelo económico y que emplearon un tipo de discurso dirigido a las grandes masas con el objeto de atraer su apoyo, pero sobre todo, intentaron obtener el favor de las masas trabajadoras en su lucha por el control del Estado.

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En otro sentido, la gran mayoría de las experiencias populista tuvieron en común sus límites, debido a que no buscaron alterar las relaciones de poder a favor de la organización autónoma de las fuerzas populares. Lejos de esa postura, intentaron convertirse en una herramienta eficaz para controlar el cambio social, si bien la mayoría de los líderes populistas latinoamericanos se declararon antiimperialistas y anticomunistas, prevaleció en ellos un mayor empeño por erradicar las ideas de izquierda, lo que en ocasiones les resto el apoyo de un sector de la sociedad, como los intelectuales o los obreros afiliados a los partidos socialistas y comunistas, quienes se convirtieron en opositores a esos regímenes.

Desarrollo industrial y nacionalización de la economía El descalabro de las economías primario-exportadoras dio por concluida una etapa sustentada por las relaciones comerciales con el mercado internacional. En la década del ‘40 se inició una nueva pauta de desarrollo: el "crecimiento hacia adentro". Los ingresos de los países ya no dependían exclusivamente de las exportaciones, sino que incluían manufacturas producidas localmente para abastecer el mercado interno. Para ello resultó fundamental la nacionalización de recursos productivos, es decir; tierras, petróleo etc., áreas de la economía y ciertas actividades que hasta entonces estaban en manos de capitales extranjeros. Orientados bajo los principios del nacionalismo económico, la mayoría de los Estados latinoamericanos tomaron el control de aquellas áreas y recursos que garantizaran el desarrollo autárquico de sus economías.

Nacionalismo económico y las alianzas policlasistas La expansión del proceso de industrialización por sustitución de importaciones originó el crecimiento de los sectores medios y de trabajadores asalariados urbanos y con la implementación de nuevos modelos económicos, las relaciones de poder entre los distintos grupos sociales quedaron redefinidas. Los sectores populares -especialmente los obreros- reclamaron su incorporación en el sistema político y económico. Los obreros movilizados se convirtieron en una fuerza insoslayable para diseñar los proyectos políticos surgidos después de 1930. Preocupados por la posibilidad del acercamiento de los trabajadores al comunismo, los gobiernos de las décadas del '30 y '40 los incorporaron junto a las burguesías industriales nacionales en las renovadas alianzas de poder. Estos acuerdos policlasistas fueron apoyados por los sectores nacionalistas del Ejército, que estaban interesados en el desarrollo de la industria nacional para organizar la defensa, alcanzar la autarquía económica y evitar el caos social que podría traer el comunismo.

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La integración de los sectores populares fue el medio para el cual los nuevos regímenes políticos controlaron los movimientos sociales. En algunos casos fue emprendida desde el Estado, como en Brasil, y en otros a través de los partidos políticos, como en la Argentina, Venezuela y Colombia.

Ingresos petroleros y desarrollo de la industria en Venezuela Hacia 1945 en las economías de Venezuela, Ecuador, Perú Bolivia y Paraguay se había registrado un reducido desarrollo de la industrialización y las elites dirigentes mantenían una adhesión relativamente clara al antiguo modelo de exportación primaria. La situación de Bolivia y Paraguay se agravó con el fin de la guerra del Gran Chaco marcando el derrumbe de sus exportaciones tradicionales. En Venezuela, Ecuador y Perú el fuerte crecimiento de sus exportaciones impulsó un nuevo compromiso con el antiguo modelo de crecimiento hacia el exterior, sin embargo en Venezuela por entonces segundo exportador de petróleo de América latina, la centralidad del gobierno como controlador de los cuantiosos ingresos petroleros pagados por las empresas extranjeras que explotaban ese recurso contribuyó a generalizar entre importantes sectores capitalistas locales la idea de que era el Estado el responsable de impulsar el desarrollo. Con el propósito de ponerla en práctica, en los inicios de la posguerra, estos sectores apoyaron al primer gobierno de Rómulo Betancourt, quien puso en marcha una política de desarrollo de la industria. Betancourt incrementó los impuestos sobre el petróleo y en 1946, creó la Corporación Venezolana de Fomento que promovió la industria metalúrgica y las agroindustrias, en este último caso con la participación de capitales extranjeros, pero en 1948 fue derrocado por un golpe de Estado. En 1959 Betancourt inició su segundo gobierno y tomó medidas proteccionistas más enérgicas pero posteriormente se alineó con Estados Unidos. El petróleo venezolano fue nacionalizado en 1975, bajo el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez.

Estudio de casos Guatemala En 1951 asumió la presidencia de Guatemala Jacobo Arbenz Guzmán, que se propuso profundizar la orientación nacionalista de Arévalo y sintetizó su programa básico de gobierno en tres postulados: "Independencia económica de la nación, transformación del país en una nación capitalista y elevación del nivel de vida del pueblo". Parar lograr estas metas, Arbenz proponía fortalecer el sector privado, favorecer la entrada de capitales extranjeros pero subordinados a las leyes nacionales con el objetivo de lograr el desarrollo económico del país sin que estos capitales intervinie-

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ran en la vida social y política de Guatemala. Para lograr estas metas; puso en marcha una reforma agraria y emprendió un ambicioso plan de construcción de obras de infraestructura básica: carreteras puertos y central hidroeléctrica, con el objetivo de liberar al país del monopolio sobre su economía que ejercían tres empresas estadounidenses; la United Fruit Company (UFCO), La International Railways of Central American y la Empresa Eléctrica de Guatemala. En 1953 la aplicación de la reforma agraria llevó a la UFCO a considerar que la política nacionalista de Arbenz afectaba sus intereses y planteó la cuestión ante el Departamento de Defensa de los Estados Unidos en los siguientes términos "De aquí en adelante ya no se tratará del pueblo de Guatemala contra la UFCO: la cuestión se convertirá en el caso del comunismo contra el derecho de propiedad y la seguridad del hemisferio occidental". La llegada al gobierno de los Estados Unidos del Partido Republicano, más vinculado que los demócratas con los intereses de los grandes monopolios, dio lugar a que el conflicto entre la UFCO y el gobierno de Guatemala fuera convertido en un conflicto oficial entre los dos países. Spruille Braden, jefe de relaciones públicas de la UFCO, afirmo en un discurso que "como el comunismo no es un asunto interno sino claramente internacional, su supresión, aún por la fuerza, en una nación americana, por una o más de las otras repúblicas, no constituye una intervención en los asuntos internos de esa nación, de no hacerlo podríamos perder este hemisferio al igual que perdimos China. En el marco de la Guerra Fría, el gobierno de los Estados Unidos inicio una serie de acciones diplomáticas y de propaganda presentando el caso Guatemala como la amenaza "roja" sobre el continente tendiente a crear un clima favorable a la intervención. La "operación Guatemala" fue planificada no como una invasión de marines sino como un golpe de Estado a cargo de Carlos Castillo Armas, jefe de la oposición política a Arbenz. En los primeros meses de 1954, el Departamento de Estado presentó un reclamo multimillonario al gobierno de Guatemala en concepto de indemnizaciones por las tierras expropiadas a la UFCO y denunció que Guatemala había recibido armas "desde el otro lado de la cortina de acero". Este hecho nunca completamente aclarado, dio lugar a que los Estados Unidos enviaran aviones con armas a Nicaragua y a Honduras "de acuerdo con el programa interamericano de ayuda mutua". El 8 de junio de 1954, Guatemala fue invadida desde Honduras y bombardeada por aviones estadounidenses, Arbenz encabezó la resistencia popular de civiles, campesinos y trabajadores contra los mercenarios extranjero pero ante la imposibilidad de sostenerla dada la desigualdad de recursos y afín de evitar más muertes entre el pueblo guatemalteco, el 27 de junio de 1954 renunció a la presidencia. Finalmente después de deshacerse de otros jefes militares que habían participado de la operación Guatemala y un nuevo bombardeo sobre la ciudad capital y sus alre-

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dedores, el 1 de julio de 1954, Castillo Armas apoyado por los coroneles anticomunistas se hizo cargo del gobierno. Durante sus tres años de gobierno desencadenó una fuerte campaña anticomunista, prohibió los partidos políticos, los comités agrarios y los sindicatos y anuló todas las reformas de la década revolucionaria.

El control de las ideas obreras en el Brasil del Estado Novo Ya por 1930 y para frenar la creciente presencia comunista en los sindicatos de su país, Getulio Vargas impuso una nueva legislación laboral que sometía el reconocimiento de los sindicatos a una estricta observancia de su ideología por parte del Estado. La fase más autoritaria del gobierno de Vargas se dio a partir del "autogolpe" de 1937, cuando disolvió el congreso y los partidos políticos. Así dio origen a un nuevo tipo de Estado al que denominó Estado Novo. Durante ese período transformó a los sindicatos en organismos oficiales y se sirvió de otros recursos que le permitieron un riguroso control sobre el movimiento obrero brasileño, como por ejemplo el requisito de la afiliación para hacer uso de las prestaciones sociales, la capacidad de intervención del Estado en la elección de los dirigentes obreros y la dependencia financiera de los sindicatos.

El lugar de los sindicatos en la Argentina Peronista En la Argentina, durante el régimen peronista, la CGT (Confederación General del Trabajo) se convirtió en un instrumento para controlar a los sindicatos y, a través de ellos, a las organizaciones de base. Los dirigentes sindicales, convertidos en una burocracia estable, comenzaron a manejar importantes recursos económicos y a desarrollar funciones cada vez más complejas. La clave de todo este sistema residió en el reconocimiento de los sindicatos como instituciones legítimas a través a la personería gremial, otorgada por el Estado.

La redistribución del ingreso y las políticas sociales del estado populista La redistribución del ingreso fue un objeto perseguido por los regímenes populistas para dar respuesta a las demandas de participación en el sistema económico por parte de los trabajadores. A través de ella, los Estados Latinoamericanos distribuyeron la riqueza generada a favor de los sectores populares, hasta entonces imposibilitados de acceder a dichos beneficios. A la vez, la redistribución del ingreso aseguraba el consumo de esos sectores y así fortalecía el mercado interno y aseguraba el crecimiento de una economía basada en la industria nacional.

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Esta mayor participación de los trabajadores en el ingreso se vio potenciado por el crecimiento del gasto público en políticas sociales tendientes a brindar bienestar a la mayoría de la población y por la fijación de los precios de alimentos, alquileres, etc. La presencia del Estado también se manifestó en las relaciones entre obreros y patrones a través de las convenciones colectivas y la fijación del monto de los salarios. En algunos Estados llevaron adelante reformas agrarias que distribuyeron con diferentes modalidades y en diferentes proporciones, la propiedad de la tierra entre los campesinos. En la mayoría de los casos, además concretaron la expropiación total o parcial del excedente generado por el sector primario agrario o minero exportador, contando así con los ingresos necesarios para iniciar o profundizar la industrialización por sustitución de importaciones.

La presencia del Estado en la educación y la salud Durante los regímenes populistas la presencia del Estado tanto en la vida económica como social fue indiscutible y marco un punto de inflexión. Sus funciones lo ubicaron como el mediador que debía procurar una base de equidad en los conflictos entre los sectores sociales. El Estado populista asumió funciones, educativas y sanitarias. En la mayoría de las experiencias populistas el sistema educativo se amplió notablemente, gran parte de los Estados se abocaron a la tarea de alfabetización con el objetivo explícito de formar de manera homogénea una gran masa de niños hasta que hacía poco tiempo abandonaban su instrucción para ingresar en el mundo del trabajo. De este modo, las legislaciones laborales que sancionaban el empleo de niños, la gratuidad de la enseñanza y el aumento en el poder adquisitivo de las familias de los sectores populistas posibilitaron la permanencia de los menores en el sistema educativo latinoamericano. Esta situación dio sus frutos en las décadas posteriores cuando los hijos de los obreros se convirtieron en profesionales, alcanzando niveles educativos inimaginables antes de la década de 1940. Para la gran mayoría de las experiencias populistas, la escuela se convirtió en un ámbito privilegiado para crear nuevas pautas de conducta hacia el régimen. Muchos manuales de texto de entonces mostraban imágenes y discursos de sus principales líderes. De esta forma se buscó ampliar la base de consenso y crear en los niños una conciencia política afín al mismo régimen. En el aspecto sanitario, muchos gobiernos populistas lograron importantes mejoras de salud. Las reformas hicieron de los hospitales un lugar de recuperación y prevención. Las campañas de vacunación, los nuevos tratamientos contra la tuberculosis, la atención en los partos, los avances en la cirugía y el empleo de antibióticos permitieron que tan solo una década mermara la mortandad precoz de la población. México En México, el período comprendido entre el fin de la presidencia de Calles y el ascenso de Cárdenas es el de sustitución de la política de los caudillos por la de las 118

instituciones. La novedad de la etapa es la creación de un partido de dirigentes y caudillos, el Partido Nacionalista Revolucionario (PNR) una verdadera alianza de los profesionales de la política, vinculada con el Estado y tutelada por Calles. El liderazgo caudillista era sustituido por el liderazgo político de un aparato disciplinador y cohesionante de personajes y grupos. La necesidad de encontrar un aparato que cohesionara a los caudillos al mismo tiempo que se legitimara como instrumento de poder al convertirse en el único medio de acceso al Estado cambió las reglas del juego político porque invalidó la búsqueda del poder a través del ejercicio de las armas. Esta nueva fase redefine las modalidades del liderazgo y el clientelismo: en efecto, afilia al caudillo con todo su séquito, en organizaciones políticas, laborales o agrarias, del partido nacional. Durante esta etapa los caudillos todavía mantendrían su status, preservando márgenes de autonomía y poder en sus zonas de influencia. Un paso importante en el incremento del poder de Calles en relación con el poder local de los caudillos fue el retorno a la no reelección como regla de juego político, que le permitió romper la permanencia de los líderes regionales en los puestos políticos. Sin embargo, la institucionalización de la revolución fue obra de Cárdenas, en sus inicios, cumplió con el primero de los requisitos políticos de un aspirante presidencial: abierta sumisión al jefe máximo. Había desarrollado una carrera militar importante, que le daba presencia ante un ejército aparentemente neutral; contaba además con una buena actividad política que incluía el gobierno de Michoacán y por último, pertenecía al grupo de los que pretendían establecer una firme alianza con los sectores agrarios. Su nominación aparecía como una absorción por parte de los callistas de la disidencia interna y la evidencia de que los movimientos de masas reivindicativos incidían ya en la conformación del poder, el apoyo popular, fundamentalmente agrario, al candidato fue canalizado a través de organizaciones vinculadas con el partido, como la Confederación Campesina Mexicana, y durante los primeros meses de gobierno por la Confederación General de Obreros y Campesinos de México. Los callistas intentaron asegurar su control sobre el presidente al proclamar, al mismo tiempo que su nominación, el llamado plan sexenal de gobierno. Pero su primer revés surgió al discutirse ese plan en el cual los reformistas pudieron imponer su orientación ideológica que concebía la vinculación del Estado con las masas a partir de las reformas. El catalizador del enfrentamiento entre Cárdenas y Calles fue el apoyo del gobierno a los movimientos reivindicativos obreros y campesinos, el incremento del reparto de tierras durante los dos primeros años de gestión amplió las bases del apoyo campesino al presidente, convertido en la principal figura agrarista.

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Importantes fuerzas conservadoras en el interior del régimen, se fueron alineando tras Calles, el sólido apoyo recibido entonces por Cárdenas por parte de las organizaciones de masas del régimen, permitió derrotar al jefe máximo y dio impulso a la política reformista de los años siguientes. El papel jugado por los dirigentes y las agrupaciones obreras y campesinas como soporte del grupo cardenista consolidó su hegemonía en el interior de la clase que representaban, convirtiéndolos en vehículo de las demandas y canal de las reformas sociales. La institución presidencial, por otra parte, se transformó en la pieza clave del partido, la estructura organizativa que mantenía la permanencia y la contención de las bases sociales del Estado. Este reacomodamiento de las fuerzas políticas abrió una coyuntura favorable para el proyecto de "Estado fuerte interventor con apoyo de masas" que caracteriza al populismo, e impulsó las reformas. La política petrolera fue una de ellas, que estuvo encaminada a asegurar las reservas, modificar el régimen de concesiones y ejercer el control en el mercado, con ese objetivo se creó la Administración General de Petróleos Nacionales. Esto llevó al enfrentamiento con las empresas de propiedad extranjera, que derivó en la expropiación de la industria por motivos de utilidad pública, permitiendo la explotación a través de corporaciones públicas descentralizadas. Cohesionar las bases agrarias era una tarea primordial para realizar un proyecto político de reformas y consolidar la posición del Poder Ejecutivo, para ello procedió a unificar a los campesinos en el PNR, un elemento básico en la capacidad política de los directivos, de consenso con las bases, fue el reparto de tierras promovido por el gobierno: 17.890.000, la magnitud de este reparto resulta evidente comparándolas con las del período anterior. Además la pequeña propiedad fue defendida con títulos de inafectibilidad. Se crearon una serie de entidades crediticias para fomentar el desarrollo agrícola y en 1937 se instalaron los Almacenes Nacionales de depósito para almacenar la producción, otorgar créditos sobre las reservas y ayudar a los productores a conseguir mejores precios para sus productos. Todas estas reformas fueron un factor de consolidación del Estado, fortalecieron a los grupos que las implementaron y generaron una capa social encargada de administrar los instrumentos de control y de ejercer la dominación social, imponiendo las reglas del juego y las sanciones. La expropiación petrolera marcó el limite del reformismo y agudizó la embestida, tanto imperialista como de las fuerzas conservadoras internas, contra el régimen cardenista. Consolidar el gobierno dependía de lograr la aceptación de sus bases sociales y convertirlas en soporte del poder institucional. Esto planteó la necesidad de reorganizar el aparato político del partido del Estado. En marzo de 1938, la III Asamblea Nacional del PNR originó una nueva forma de encuadrar las fuerzas políticas a través de cuatro sectores que constituyeron el Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Estos eran el sector obrero, integrado por la Confederación de Trabajadores de México, la CROM, la CGT, el Sindicato de Trabaja120

dores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana y el Sindicato Mexicano de Electricistas; el sector campesino compuesto por la Confederación Campesina Mexicana y los sindicatos agrarios de distintos estados; el sector popular formado por diez ramas: artesanos, colonos, comerciantes, concesionarios de transporte, pequeños industriales, cooperativistas, agricultores, profesionales e intelectuales, trabajadores no asalariados y burócratas; por último el sector militar. Este sector recibió importantes beneficios durante el gobierno de Cárdenas: aumentos de presupuesto, cambios en la justicia militar en beneficio de la tropa, incremento de sueldos, etc. Además se modernizó el material y se incrementaron los efectivos de la aviación. Para superar la crisis económica, el gobierno realizó una política de industrialización en beneficio del capital nacional que se inscribe dentro de la promoción de la industrialización sustitutiva de importaciones (proteccionismo arancelario, exenciones impositivas para empresas que organizaran nuevas actividades, ampliación del mercado interno a través de incrementos de los ingresos y la incorporación en el mercado de nuevos sectores de la población). Esta política afectó la inversión de capital extranjero, especialmente el estadounidense, para realizarla, el gasto público cumplió un papel muy importante. Fue el elemento dinamizador de la inversión privada, compensando la constante fuga de capitales y la contracción del ahorro interno, la presión ejercida sobre la economía nacional se tradujo en constantes devaluaciones y una creciente inflación. Ante las dificultades políticas y económicas, el gobierno intentó consolidar las reformas realizadas evitando el peligro de la confrontación entre las distintas corrientes del grupo dirigente, pero fue incapaz de elegir un sucesor que continuara la obra emprendida. El elegido para 1940 fue el secretario de defensa nacional, general Manuel Avila Camacho, que se presentó como el candidato de la "unidad nacional", representante del sector moderado del partido, el gobierno de Cárdenas, sin embargo, pudo redefinir un nuevo equilibrio político que resolvía los conflictos entre las recientes fuerzas sociales y los antiguos grupos dominantes y que se manifestaban a través de una serie de contradicciones: - Los intentos de volver a cerrar los canales de relevo de la elite política y limitar el proceso de institucionalización. - El estancamiento de la política agraria que debilitaba las bases sociales de un importante sector del grupo gobernante y atentaba contra el equilibrio que se había logrado sobre la base de la desmovilización campesina. - La ruptura de canales entre el Estado y la clase obrera organizada. Desde el punto de vista económico había que superar la crisis provocada por la reducción de los volúmenes de los productos exportables, en este aspecto, la nacionalización del petróleo y los ferrocarriles permitieron disminuir el costo de los fletes y 121

el precio de los combustibles, que reorientaron la economía, pasando del llamado modelo de crecimiento hacia fuera, al denominado modelo de crecimiento hacia adentro, que favorecía el proceso de sustitución de importaciones. La debilidad inicial con que llegaba Avila Camacho a la presidencia alentó la intención de formar su propia base de poder; un cambio importante en esa dirección fue la creación de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP). Por otra parte, en el mediano plazo, la ampliación de las bases sociales del Estado abrió un importante canal para incorporar a los sectores medios, donde se reclutaría a los políticos profesionales y la burocracia estatal. El presidente eliminó al ejército como institución participante de la vida política y el sector militar desapareció del PRM. La política de unidad nacional de Avila Camacho encontró en la Segunda Guerra Mundial un elemento importante de justificación. Implicó revisar algunos elementos de la política agraria cardenista; con Avila Camacho se inició una política de apoyo a la agricultura comercial orientada a la exportación con base en la cual se fue formando una nueva capa de empresarios agrícolas modernos. Como consecuencia, entre 1940 y 1950, la producción agrícola creció un 7% debido a las obras de irrigación, el aumento de la inversión y el alza de los precios de los productos de exportación. Pero la reorientación hacia la exportación en perjuicio de la producción de alimentos para el mercado interno produjo una situación de escasez e inflación. En el ámbito obrero, la Confederación de Trabajadores de México desempeñó un papel importante en la política de tregua social, al tiempo que aumenta la capacidad arbitral del Estado, la política de unidad nacional logró acercar a un importante grupo empresario, que estableció una vinculación muy cercana con el grupo gobernante. En muchas oportunidades se integraron, inclusive en campos no estrictamente económicos. Así, se fue delineando con nitidez un proyecto industrializador con base en una política proteccionista (regulación de inversiones externas, y restricciones a la compra de empresas mexicanas). En enero de 1946 se disolvió el PRM y se fundó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que lanzó la candidatura de Miguel Alemán para presidente, favorecer la disciplina y la centralización en torno del gobierno era una característica del nuevo partido. Con Miguel Alemán llega al poder una generación de políticos profesionales, lo que señala el desplazamiento de la generación de caudillos militares de origen revolucionario y popular. La política de rectificaciones gradualistas, el estilo negociador y arbitral de su antecesor, terminan, el nuevo presidente afirmó con energía el papel del Ejecutivo. En política agraria mantuvo los lineamientos esenciales de Avila Camacho, pero afirmó más claramente el proyecto de desarrollo de la agricultura comercial y la propiedad privada, con apoyo oficial mediante la realización por parte del Estado de inversiones en obras de irrigación. Lo mismo que con la política agraria, demostró que la época 122

de rectificaciones graduales respecto del movimiento obrero había concluido, imponiendo una férrea disciplina, impidiendo la creación de organizaciones independientes del Estado y utilizando los grupos de choque o la policía en los conflictos internos de los sindicatos. Brasil En Brasil la estructura semicolonial característica entre 1850 y 1930 concluyó en los años 20, gracias al efecto combinado de causas internas y externas. Existía una diferencia insostenible entre el leve crecimiento del mercado internacional del café y el incremento de la producción, además, la depresión económica que se iniciaba en 1929, motivó una reducción tan drástica de la demanda, que ninguna economía basada en las exportaciones primarias pudo soportar sin profundos cambios. Por otro lado, el crecimiento de una clase media urbana, que precedió a la industrialización del país, superó la capacidad de adaptación de la estructura semicolonial. En ese sentido, el incremento de la importancia política de la burocracia tanto civil como militar provocó que el gobierno oligárquico perdiera el control de las fuerzas que estaban a su servicio. Estas fuerzas empezaron a reclamar el control del Estado, y lo obtuvieron en 1930, a través de una revolución basada en los principios del voto libre y secreto, y el escrutinio imparcial. El ejército seguía siendo, como en 1889, un factor decisivo en la conquista del poder, pero esta vez no tomó la iniciativa del movimiento, que comenzó con el asalto a los cuarteles en el estado de Río Grande do Sul. La división de los militares en dos campos (de acuerdo con las líneas generacionales) indujo a los mandos superiores, con el pretexto de impedir una guerra civil, a derrocar al último presidente de la República Velha, Wasinghton Luis, y permitir el ascenso al poder del jefe de la revolución, el candidato derrotado en las elecciones presidenciales, ex gobernador de Río Grande, Getulio Vargas. Los revolucionarios más extremistas, los tenientes de la década, anterior, y sus partidarios civiles, perdieron gradualmente su influencia en beneficio de otros sectores más moderados, a pesar de ello, el país cambió profunda e irreversiblemente, debido a que las estructuras anteriores ya no respondían a las necesidades, tanto internas como externas. La revolución sirvió entonces para romper las viejas estructuras y tradiciones, y desencadenar un proceso de cambio espontáneo, que más adelante podía ser orientado en forma deliberada. Pero los revolucionarios de 1930 tampoco pudieron cambiar el régimen de propiedad y explotación del campo brasileño, aunque no deseaban devolver el poder a la oligarquía rural. El nuevo gobierno pasó a depender principalmente del apoyo de la propia burocracia civil y militar, acrecentada con la finalidad de proporcionar empleo a la clase media. Con él, no desapareció el caciquismo, pero pasó a ser mediatizado por el nuevo pacto de poder, la burguesía industrial pudo beneficiarse del aparato estatal utilizando la confiscación cambiaria (que permitía al Estado subvencionar a los cafetaleros a cambio del control de las divisas obtenidas de las exportaciones, necesarias para costear la compra de materias primas y maquinarias para la industria) una política de protección a la industria nacional y una expansión de las obras públicas. En 1934 se elaboró una nueva Constitución que buscaba democratizar el sistema político. 123

Superado un intento de revolución comunista en 1935, y forzado a mantener ese nuevo esquema de política clientelar, Vargas se vio precisado a dar el golpe de 1937. Tanto él como sus partidarios sabían que si efectuaban las elecciones presidenciales del año siguiente, el control del voto rural por parte de los terratenientes daría el poder nuevamente a la oligarquía rural. Así el Estado Novo inaugurado con el golpe de estado, era ante todo una salida para que el círculo gobernante se mantuviera en el poder y para que la clase media en general continuara participando del control estatal. Por otra parte expresaba una transformación ideológica de esa misma fecha, desde el liberalismo radical de los años veinte a las tendencias autoritarias de la década de 1930. Más afín al falangismo franquista o al corporativismo portugués de Oliveira Salazar, que a los modelos italiano o alemán, el Estado Novo fue una manera de proteger los diversos intereses predominantes del momento. Para la clase media, aseguraba, su asimilación a la burocracia estatal, independientemente del regateo de votos y empleos. Para los terratenientes, a pesar de haber sido privados del poder político directo, presentaba la ventaja de no interferir en la economía agraria y de proteger su papel de portavoces del agro, manteniendo el control político de sus baluartes rurales. Para la burguesía urbana, además de reprimir las tendencias socialistas, ofrecía la ventaja de favorecer la expansión del mercado interno mediante la protección contra la competencia externa, que podía estrangular el incipiente desarrollo de la industria nacional. En fin, para la clase obrera, a pesar de reprimir cualquier intento de constituir organizaciones independientes, el Estado Novo adoptó una actitud paternalista, introduciendo una importante legislación social que aseguraba la protección de los derechos del trabajador, creando un sindicalismo dependiente del Estado, a través del cual se lo subordinó a los intereses del gobierno. Mientras estos cambios se manifestaban en el plano político, en el económico se producían transformaciones mucho más profundas. La crisis del café actuó como revulsivo, por una parte, la disminución de la capacidad de importación reducida a menos del 40 por ciento de su nivel anterior a la depresión, impidió que el país continuara importando los productos industriales que requería su mercado. Por otra parte, la caída de los precios del café favoreció otro tipo de inversiones. Estaban creadas las dos condiciones para la industrialización del país por un proceso espontáneo de sustitución de importaciones. Empezando por los textiles, un vasto campo de industrias pesadas y livianas fue instalado gradualmente en la década del treinta. La Segunda Guerra Mundial ejerció en este proceso una influencia aceleradora pues las restricciones impuestas por el conflicto profundizaron el creciente reemplazo de las importaciones. Ya existían algunos establecimientos industriales anteriores a 1930, a finales del siglo pasado se registraron las primeras muestras significativas de un proceso de diversificación productiva, y el desarrollo de algunas industrias como actividad com124

plementaria de las necesidades de consumo engendradas por la expansión de las actividades primarias. El ensanchamiento de esta la base industrial tendió a adquirir un dinamismo propio, que recibió un gran impulso durante la Primera Guerra Mundial. El proceso de industrialización trajo como consecuencia el surgimiento de los industriales y del proletariado. Los primeros necesitaban para expandir su capacidad de producción, extender el mercado interno, aumentando su capacidad de consumo e incorporando a la economía monetaria las poblaciones marginales que vivían en un régimen de subsistencia. Estas circunstancias especiales dieron una forma particular a su posición en la sociedad brasileña, originando una alianza natural y necesaria con el proletariado urbano. Ambos sectores (industriales y proletarios) representaban el proceso de desarrollo socioeconómico necesario para la integración y la consolidación del país como nación. Para ello, requerían transformar el resto de la sociedad semifeudal en una democracia más igualitaria de orientación desarrollista. Los mismos factores y esta coincidencia de intereses de la burguesía industrial y el proletariado determinaron la aparición de un nuevo sector de clase media, que correspondía a los diversos niveles de ejecutivos y técnicos requeridos por la industria. Mientras la clase media tradicional era esencialmente marginal al sistema económico, esta nueva clase media estaba compuesta por personas que habían adquirido los conocimientos que exigían las operaciones técnicas y administrativas de la industria y la comercialización, se generó así una inteligencia empeñada ante todo en promover el desarrollo de la nación. Estos nuevos grupos sociales fueron llevados a cambiar su posición política. En tales circunstancias, Getulio Vargas, dada su reconocida capacidad para captar las expectativas y su no menor capacidad de conservar y manejar el poder, se mostró capacitado para asumir su liderazgo y para lanzar al país a una nueva empresa política, oponiéndose al gastado radicalismo liberal de la década del veinte que había encabezado, así como al régimen semifascista que afín presidía, intentó cambiar la dirección de la base sociopolítica del Estado. Si bien formalmente el aparato estatal seguía siendo el mismo, desde 1943 hasta la caída del Estado Novo en 1945, trató en forma activa de apuntalar a los gremios y convertirlos en sus aliados políticos. Este intento fue en parte frustrado por el golpe militar de 1945, justificado como un movimiento antifascista con el objeto de restaurar la democracia en un marco internacional de guerra al fascismo, en el cual el mismo gobierno brasileño había participado, pero lo que asustaba realmente a los militares -que habían sido los aliados más fieles del Estado Novo- era precisamente esta nueva actitud del presidente que orientaba su régimen de la derecha hacia la izquierda. El golpe militar de 1945 no pudo sin embargo cambiar el curso de los acontecimientos desencadenados por Vargas. Este había organizado dos partidos: el Partido Trabalhista Brasileiro (PTB) representaba a la clase obrera y se basaba en los gremios creados y apoyados por el Ministerio de Trabajo; y el Partido Social Democrático 125

(PSD) que representaba un vasto y heterogéneo arco político y social, que comprendía desde los industriales modernos a los terratenientes tradicionales, y estaba formado básicamente por la maquinaria político-administrativa del Estado Novo. La alianza de ambos partidos expresaba la coalición entre la clase obrera y la burguesía industrial. Tras un breve interregno conservador, finalmente Vargas fue elegido presidente en 1950 por el voto masivo de la población. El período que sigue a la Guerra Mundial corresponde a una fase acelerada del desarrollo económico del país. El segundo gobierno de Vargas (1950-1954) inició el primer esfuerzo serio de planeamiento nacional, logrando formular una política desarrollista que intentaba conciliar crecimiento económico con bienestar social, se creó el monopolio nacional del petróleo (Petrobras), pero su política antiimperialista y la fuerte agitación de las masas por parte de su ministro de trabajo, Joao Goulart, hizo que el gobierno debiera hacer frente a la conspiración de sus opositores militares, obligado a renunciar en 1954, Vargas se negó a refrendar el hecho y se suicidó, dejando una acusación escrita contra lo que definió como la conspiración antinacional, este hecho despertó la movilización de las fuerzas varguistas, obligando a su vicepresidente y sucesor a mantenerse en guardia, y reeditó la victoria de la alianza PTBPSD en las elecciones de 1955 que dieron la victoria a Juscelino Kubitschek. Argentina La crisis de 1930 y su correlato -el cierre del mercado internacional- golpearon la economía argentina, ante las dificultades para exportar, el país comenzó a sufrir restricción de divisas que lo limitó en su capacidad importadora. Esto se manifestó en la acumulación de stocks exportables y capitales sobrantes, desempleo, descenso de la actividad agropecuaria y la existencia de un mercado insatisfecho. El gobierno del general Uriburu (1930-1932), surgido de un golpe militar, tomó una serie de medidas para hacer frente a la situación económica -devaluación, control de cambios, elevación de aranceles aduaneros- con la intención de mantener lo más posible los precios de los productos exportables y obtener recursos fiscales. No obstante, la recesión fue muy grande y el desempleo también. Durante el gobierno del general Justo (1932-1938) que le sucedió, se ampliaron las medidas compensatorias para la producción agropecuaria, creándose las juntas de carne, granos, azúcar, yerba, etc., que regulaban el comercio de esos productos, con el fin de salvaguardar a los productores rurales de la quiebra, compensando la caída de los precios en el mercado internacional y controlando los stocks. En este marco, en 1933 se firmó con Gran Bretaña el pacto Roca-Runciman para contrarrestar los efectos del Pacto de Ottawa firmado el año anterior. Finalmente se creó el Banco Central para controlar la circulación monetaria. Todas estas medidas permitieron el crecimiento y el desarrollo de una industria nacional que fabricaba y proveía para el mercado interno. Este desarrollo industrial no fue deliberado, pues no respondió a un plan de industrialización impulsado por el gobierno nacional, sin embargo su crecimiento fue acelerado, especialmente a partir 126

de 1935. Hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el modelo se insertaba en el marco del sistema agro-exportador, complementando la producción agropecuaria con la oferta de bienes industriales. El proceso de "industrialización por sustitución de importaciones" permitió, al finalizar la contienda, un nuevo crecimiento económico del país, pero, en esas circunstancias, el modelo había cambiado, ya que no era un crecimiento provocado por una intensa demanda externa, sino que se basaba sobre el incremento de la demanda interna. Los cambios producidos en la estructura económica a partir de 1930 transformaron también profundamente la sociedad tradicional, aparecieron los sectores típicos de la sociedad industrial: patrones y obreros. En verdad, estos sectores existían antes de 1930, pero su trascendencia era muy limitada. Se habían fortalecido durante el proceso de sustitución de importaciones y, a poco, demandarían ser escuchados y ya no podrían dejar de ser tenidos en cuenta. La nueva clase obrera surgió de un proceso que creó la oferta de mano de obra como consecuencia de la desocupación rural y el desarrollo industrial, del lado de la oferta, fue el resultado del impacto de la crisis de 1930 sobre la sociedad argentina. La caída de los precios agrícolas, mayor que la de los ganaderos, provocó una lenta transformación de la producción, que se verificó como el traspaso a la ganadería de tierras antes destinadas a la agricultura demandó menor utilización de mano de obra; además, sólo las extensiones más grandes podían protagonizar esa transformación. Así se formó una población rural desocupada, que pronto se trasladó a las ciudades del Litoral, y sobre todo, provocó el crecimiento del Gran Buenos Aires. Esta transformación coincidió, sobre todo a partir de 1935 con el incremento de la demanda de mano de obra por parte de las industrias en crecimiento, en un momento en que la fuente tradicional de conformación del mercado de trabajo urbano argentino, la migración masiva internacional, se había secado. Por otra parte, también se fortaleció la burguesía industrial, se trató algunas veces de propietarios de pequeños talleres del periodo anterior, que se transformaron en grandes fábricas de bienes de consumo, otras de capitales rurales que invirtieron en las nuevas actividades, o incluso, sucursales de grandes empresas multinacionales establecidas en el país durante los años 20, que fortalecieron su posición por la desaparición de la competencia de los productos importados. Se aceleró la transformación que había comenzado en el campo desde inicios del siglo: la especialización de los propietarios ganaderos, entre aquellos ubicados en las mejores tierras destinadas a pastura todo el año y que estaban próximas a los frigoríficos (los invernadores), y aquellos que no podían mantener sus ganados en invierno, y debían venderlos a los primeros (los criadores), quienes tenían acceso directo a su mercado (los frigoríficos). También se perjudicaron los propietarios del interior, muchos de los cuales debieron abandonar la actividad. Los golpistas del 6 de setiembre contaban con un cierto consenso entre los sectores tradicionales de la sociedad, las corporaciones económicas, los partidos políticos 127

antiyrigoyenistas y con el beneplácito del resto. Pero, sus partidarios se encontraban divididos en dos sectores, con propuestas diferentes para el futuro de la República. El sector que protagonizó el golpe y que rodeaba al general José Felix Uriburu estaba integrado por los nacionalistas autoritarios, contrarios a la democracia y a los partidos políticos, admiradores de la dictadura de Mussolini. Este grupo ocupó un lugar central en la política nacional, y elaboró una estrategia de elecciones escalonadas, hasta llegar a una elección nacional de convencionales que reformaran la Constitución y elaboraran una de carácter corporativo. Pero fracasó en el primer test electoral, al producirse en abril de 1931 la impensada victoria radical en la Provincia de Buenos Aires. Esta situación, dejó la puerta abierta al otro sector. Este estaba compuesto mayoritariamente por los sectores conservadores de la sociedad, los partidos políticos y los sectores de poder; se nucleaba en torno del general Agustín P. justo, y sostenía que la Argentina no estaba madura para la democracia. Cuestionaba la Reforma Saenz Peña, que establecía el voto secreto y obligatorio, y proponía conservar las instituciones republicanas "tutelándolas" (a través del fraude electoral, que asegurara a los conservadores el control político del país). Fracasado el corporativismo y falseando la voluntad de los electores y con la proscripción de los candidatos radicales, justo fue elegido presidente, y asumió sus funciones en febrero de 1932. Su gobierno estuvo encaminado a mantener en lo posible los lazos económicos con Gran Bretaña, para lo cual se firmó en Londres el Pacto RocaRunciman, que con escasas concesiones aseguraba a los británicos el mercado de consumo argentino, a través del manejo de las libras pagadas como consecuencia de las exportaciones a ese país, que sólo podían ser gastadas en Londres, Argentina se comprometía además a mantener la libre importación de carbón y a dispensar un tratamiento benévolo al capital británico. Desde el punto de vista estrictamente político, el Parlamento fue el lugar que los opositores utilizaron para denunciar el fraude y los negociados de los elencos gobernantes. La más conocida de estas denuncias es la del monopolio en las industrias de la carne, y su celebridad no se debe tanto a las escandalosas acusaciones hechas en cl recinto, como al asesinato en la Cámara Alta, del senador electo por Santa Fe, Enzo Bordabehere, el 23 de julio de 1935 a manos de un matón que cumplía servicios como guardaespaldas del ministro de agricultura de la Nación, presente en el debate. Finalmente, y tras fracasar una serie de alzamientos radicales en los primeros años de la década del treinta, se impone el levantamiento de la abstención, y se vuelven a presentar candidatos en las elecciones nacionales. Pero el oficialismo no renegó de los métodos fraudulentos, para garantizar el triunfo del binomio Ortiz-Castillo frente a la fórmula radical Alvear-Mosca, en las elecciones presidenciales de 1937.

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El mayor problema de esa época fue la enfermedad presidencial, que obligó al presidente a pedir licencia y delegar sus funciones en el vicepresidente Castillo, en 1940. Sobre todo porque Ortiz había dado señales de intentar la democratización del régimen, interviniendo las provincias a causa del fraude realizado. Pero el vicepresidente era un notorio partidario del statu quo, que haría cualquier cosa para evitar un triunfo radical, tendió a apoyarse en las fuerzas armadas, cuyos miembros dejaban cada vez más de ocuparse de sus funciones especificas para introducirse en la política. Castillo gobernó bajo el estado de sitio y recurrió nuevamente a las prácticas fraudulentas para organizar la sucesión presidencial de 1944 a favor de su candidato resistido por los militares, partidarios de la neutralidad argentina en la guerra mundial, Robustiano Patrón Costa. Las dificultades de los radicales para asegurar el triunfo electoral, llevó a algunos miembros del partido a ofrecer la candidatura presidencial al ministro de guerra, general Ramirez. El presidente reaccionó y lo destituyó la madrugada del 4 de junio de 1943; pocas horas más tarde, las FF.AA. lo obligaban a dimitir. Los golpistas que desalojaron al presidente Castillo del poder no tenían un programa de gobierno, ni siquiera constituían un grupo uniforme. Así proclamaron presidente al general Rawson, pero este nunca llegó a asumir. Quien si lo hizo fue el general Ramirez, cuyo mandato se caracterizó por la sucesión de proyectos -y equipos de gobierno- de corte nacionalista y católico, que no pudieron sacar a los militares del aislamiento respecto de la sociedad argentina en que habían caído. Sólo el coronel Juan Domingo Perón, que había asumido la Subsecretaria de Guerra y la Secretaria de Trabajo y Previsión Social, estaba encaminado a superar el conflicto. Intentó acercarse a la facción intransigente de la UCR y desplegó una política para atraerse el apoyo del movimiento obrero. Su ascenso le fue granjeando enemigos entre los oficiales vinculados con sus rivales desplazados, que aprovecharon las demandas de la sociedad para que el régimen se democratizara, y reclamaron su destitución a principios de octubre de 1945. Perón fue encarcelado y enviado a la isla Martín García. Pero sus opositores no pudieron sacar provecho de la situación. Una manifestación popular, realizada el 17 de ese mes, protagonizada por los obreros de la Capital y el Gran Buenos Aires, en reclamo de la libertad del coronel preso, y las demandas de la oposición para que los militares les entregaran el poder, convencieron a las Fuerzas Armadas de que su única salida decorosa era el proyecto de Perón. Fue proclamada su candidatura para las elecciones del mes de febrero de 1946 y, contra todos los pronósticos de la época, triunfó derrotando a los partidos políticos preexistentes, que levantaron la candidatura de los radicales Tamborini y Mosca. Las acusaciones de profascista, que los opositores levantaron contra el gobierno militar, no habrían de cambiar durante la presidencia de Perón; las tendencias autoritarias del régimen no harían mucho por modificar esas opiniones. Una nueva victoria electoral en 1948, alentó la Reforma de la Constitución Nacional. Al año siguiente se redactó la Constitución Peronista que, además de permitir la 129

reelección presidencial, introdujo como principios constitucionales los derechos sociales reconocidos durante esos años; proclamó la función social de la propiedad y el monopolio estatal de los servicios públicos. Desde el primer momento, una persona empezó a destacarse en el nuevo régimen: la esposa del presidente, Eva Perón fue comisionada por su marido para mantener el contacto cotidiano con los dirigentes sindicales; pronto supo ponerse a la cabeza en la promoción del voto femenino. Obtenido este, se dio a la tarea de organizar y dirigir el llamado Partido Peronista Femenino, rama del partido oficialista que la impulsaría, junto con la CGT, a la precandidatura vicepresidencial en 1951. Debió declinar dicha candidatura debido a presiones de las FF.AA. y a su precario estado de salud, que la llevaría a la muerte un año después. Pero la "Abanderada de los humildes" como también fue conocida, se destacó por su acción en beneficio de los más necesitados y su defensa militante de los logros del régimen. Los elencos gobernantes de esos años tenían una clara conciencia del rol de la industria en la economía nacional y de la necesidad de tomar medidas que apoyaran su fortalecimiento. Las principales características de las medidas económicas fueron las siguientes: - protección de la industria nacional mediante barreras, arancelarias; - política redistributiva de los ingresos que, permitió ampliar el mercado interno, incorporando a los trabajadores como consumidores de la producción; - política de incentivos a la industrias (creación del Banco Industrial en 1944, que otorgaba créditos baratos y en el largo plazo para la inversión y el desarrollo industrial); - nacionalización de los transportes y los servicios públicos y, - nacionalización del Banco Central y de los depósitos bancarios, lo que permitió la movilización del ahorro nacional. - nacionalización del comercio exterior mediante la creación del Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI). Por medio de este organismo, el Estado era el único comprador de los productos exportables, y el único vendedor de ellos en el exterior. A su vez, el organismo el único comprador en el exterior de los productos importados, y el que los introducía en el país. Mediante este mecanismo, se obtenían recursos para promover la producción industrial, recursos que se extraían manipulando los precios de los productos agrarios; - política de inversiones para ampliar la red caminera, la construcción de viviendas y obras de infraestructura. Los instrumentos utilizados para realizar estas transformaciones fueron las clásicas medidas proteccionistas de la política de sustitución de importaciones: la nacionalización de los depósitos bancarios permitió la movilización del ahorro interno en pos de los objetivos establecidos por el gobierno en los Planes Quinquenales (1947-

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1951 y 1953-1953) establecieron las metas que debían cumplirse en áreas económicas y sociales. Estas medidas produjeron un acelerado crecimiento de la economía nacional, que encontró sus limites en la crisis de 1950, resultante del propio desarrollo industrial, que genera un crecimiento proporcional de las importaciones de bienes de capital e insumos que no se producían en el país, pero eran necesarios para modernizar y hacer funcionales las plantas industriales. Estas importaciones debían pagarse con divisas, que seguían obteniéndose de la exportación de bienes primarios, ya que la industria no producía para la exportación. Para hacerlo, hubieran debido bajar los costos para competir pero, dadas las circunstancias políticas, resultaba imposible reducir significativamente los salarios de los trabajadores. La situación llevaba tarde o temprano a producir un déficit en el sector externo. A partir de entonces, la política económica del peronismo buscó tomar otro rumbo: se congelaron los salarios y los precios por dos años logrando bajar rápidamente la inflación sin solucionar el problema de fondo del sector externo. Para hacer frente a la situación, el segundo gobierno de Perón (1952-1955) intentó desarrollar la industria pesada y se alentó la inversión extranjera. Si bien se firman contratos con la Standard Oil para la explotación de petróleo, se iniciaron las obras de Somisa y Altos Hornos Zapla para la producción siderúrgica; estas obras no llegaron a producir efectos sobre la economía, cuyo crecimiento siguió siendo muy lento hasta la caída de Perón en 1955. Durante la gestión peronista se pusieron en vigencia además muchas de las leyes sociales, y a través del Ministerio de Trabajo y Previsión Social se controló su aplicación, penalizándose a los infractores. Entre las medidas más salientes destacaremos: el pago de salarios en días feriados, las vacaciones pagas, la incorporación de los empleados de comercio, los trabajadores de la industria, y los trabajadores independientes al sistema jubilatorio, la firma de múltiples convenios colectivos de trabajo, el establecimiento del estatuto del peón rural, y el aguinaldo. La Ley de Asociaciones Profesionales admitía la existencia de un sindicato por rama de la actividad, y se autorizaba a los sindicatos a percibir descuentos automáticos sobre los salarios. También se creó el fuero laboral para tratar los conflictos entre patrones y obreros, se fijaron indemnizaciones por despido injustificado y se desarrolló el turismo social. El Estado Argentino adquirió nuevas funciones: promover el bienestar social de la población y ser árbitro obligatorio en los conflictos entre el capital y el trabajo. Pero, mientras los países centrales, los problemas sociales generaban un consenso acerca de la responsabilidad de ofrecer condiciones para una vida digna a todos los sectores, que debía ser asumida por el conjunto de la sociedad, en los países periféricos en cambio, esta responsabilidad no fue aceptada por los sectores propietarios, sino que fue impuesta compulsivamente por el Estado. El sindicalismo se unificó, fortaleció y burocratizó, subordinándose cada vez más a las políticas del gobierno. Este proceso llegó a tal punto que la CGT parecía un organismo estatal, aunque en las 131

fábricas surgieron las Comisiones Internas, como mecanismos de participación y control, permitiendo cierta independencia en la base, así como asegurando el cumplimiento de la legislación social. El poder de los sindicatos se basaba en su capacidad para negociar mejores condiciones de trabajo desde una posición de fuerza con el respaldo que le daba el gobierno. El gobierno mantuvo una cuidada relación con las Fuerzas Armadas en un intento de neutralizarlas políticamente a cambio de una serie de concesiones, basada en su modernización, el aumento del número de sus oficiales, los incrementos salariales y sobre todo el reequipamiento que había sido una preocupación durante toda la duración del conflicto bélico. También supo sacar partido de las rivalidades entre las armas. Muchas de las medidas adoptadas contaban con el apoyo de las Fuerzas Armadas en el sentido de fortalecer la Defensa Nacional; los objetivos de una Argentina "económicamente libre y políticamente soberana’ contaban con el beneplácito de los cuadros del ejército, pero también una Nación "socialmente justa" aseguraba un elemento humano de excelente condición. Los grupos de oficiales descontentos se ampliaron a partir de la crisis económica y el recrudecimiento de la propaganda oficial, que alejaban al gobierno del modelo de conciliación de clases que había sido el objetivo original del régimen. La política planteada para solucionar este conflicto no hizo más que agravarlo, Perón ya no se contentó con neutralizar otras influencias, intentó medidas de control y la peronización de las Fuerzas Armadas; estas medidas ensancharon la brecha abierta entre el presidente y el cuerpo de oficiales. La proclamada intrusión del poder político no resultó fácil y, sobre todo, fue contraproducente. No hizo más que favorecer la propaganda de los sectores antiperonistas dentro de las Fuerzas Armadas y los contactos clandestinos con líderes de todos los partidos políticos de la oposición, que participaron de las varias conspiraciones que existieron a partir de entonces. A principios de los años cincuenta, la relación entre el gobierno y la oposición se deterioró aun más como consecuencia del desafuero de tres diputados radicales (entre ellos el líder del bloque) y el estallido de una serie de huelgas alentadas por sindicalistas vinculados con los partidos de izquierda y la participación de dirigentes radicales en el intento golpista del general Menendez en 1951. La reelección de Perón a fines de 1951 convenció a los opositores que solo podría ser desalojado del gobierno por un golpe militar, la actitud del gobierno se endureció aún más. Durante 1953 se desató un conflicto con la Iglesia católica que tuvo su origen en la frustrante relación que mantenían ya que mientras, uno apelaba a los ciudadanos como peronistas sin tener en cuenta su credo, el otro apelaba a sus fieles como católicos sin preguntarles sus opiniones políticas. Hacia 1954 esta situación se agravó y reunió a la oposición en las iglesias. Esta situación fue aprovechada por la oposición que apoyándose en el descontento y en la militancia de la clase media provocó la caída de Perón en 1955. 132

Bolivia: El fracaso del nacionalismo revolucionario Desde las primeras décadas del siglo XX la economía boliviana estaba basada en la explotación del estaño, sector dominado por la "rosca", nombre que recibía el grupo integrado por los tres propietarios mineros más grandes: Patiño, Hochschild y Aramayo. Entre 1900 y 1929, las exportaciones bolivianas de estaño, extraído en su gran mayoría de las minas de Patiño, se multiplicaron cinco veces. El reverso del poder económico de la "rosca" era la debilidad del Estado que no tenía la capacidad suficiente para administrar y recaudar impuestos. Sin posibilidades de extraer ingresos fiscales de la industria del estaño el gobierno boliviano recurrió al endeudamiento externo para paliar la escasez de inversiones en el resto de la economía, aunque solo invirtió en la construcción de ferrocarriles y utilizó la mayor parte del dinero prestado para pagar los intereses de los préstamos anteriores. La derrota del país frente al Paraguay en la Guerra del Chaco (1932-1935 y 1938) movilizó a grupos militares jóvenes provenientes de los sectores medios contra la dominación oligárquica, quienes reclamaron una distribución más amplia de las ganancias del estaño. Durante su breve gobierno entre 1944 y 1946, Gualberto Villarro el representante de los nuevos sectores nacionalistas intento llevar adelante reformas orientadas a nacionalizar la economía boliviana, pero fue derrocado. Después de varios gobiernos controlados por la "rosca" en 1952 el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) encabezó una revolución: las milicias populares y algunos miembros del ejército derrotaron a las fuerzas militares que defendían el régimen establecido. Victor Paz Estenssoro, fundador y jefe del MNR se hizo cargo de la presidencia y el dirigente sindical minero Juan Lechín fue designado vicepresidente. El MNR era un partido político que expresaba la alianza de los sectores medios urbanos con el fuerte proletariado minero y con sectores de campesinos excluidos de toda participación política y económica. En un cogobierno de hecho con la Central Obrera Boliviana (COB), Paz Estenssoro decretó el voto universal y obligatorio para blancos indígenas y analfabetos, creó un Comité de Comercio Exterior y un Comité de Vivienda Popular y nacionalizó las grandes minas de estaño. También promulgó una reforma agraria organizada de acuerdo con el sistema cooperativo. A fin de superar la debilidad que significaba la monoproducción Paz Estenssoro propuso diversificar la economía a través del impulso a la agricultura tropical y a la producción de petróleo. Sin embargo los ingresos del estaño no resultaron suficientes para subsidiar a los otros sectores de la economía y la actividad minera se descapitalizó. Las dificultades se multiplicaron y Paz Estenssoro recurrió al sistema financiero externo en busca de ayuda. A partir de entonces, el MNR liquidó su cogobierno con la COB y profundizó la represión interna. Se burocratizaron los sindicatos y se reorganizó el ejército hasta ese momento prácticamente sustituido por milicias. Bolivia se alineo nuevamente

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con los Estados Unidos y recibió ayuda económica a cambio de la desnacionalización de las actividades económicas que habían sido nacionalizadas.

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Actividad Nº 4 Trabajo Práctico Obligatorio 1.- Definir populismo. 2.- Explique las causas que permitieron el surgimiento del populismo en América Latina, caracterizando el rol que desempeñó el Estado con respecto a los cambios económicos y sociales implementados en la región, entre 1940 y 1960. 3.- Elabore una reflexión personal sobre el impacto del populismo en las sociedades latinoamericanas.

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3.- La discusión sobre el desarrollo económico en América Latina

La CEPAL y su propuesta de impulsar una "Industrialización deliberada" A partir del fin la Segunda Guerra Mundial, la Organización de las Naciones Unidas, por medio de su Consejo Económico y Social, creó distintas comisiones de estudio con el objetivo de obtener información sobre la situación económica y social que atravesaban los diferentes países del mundo. Como resultado de la preocupación generalizada por la reconstrucción de las economías que habían sido desbastadas por la guerra, se crearon la "Comisión Económica para Europa" y la "Comisión Económica para Asia y el Lejano Oriente". Es por ello que en este contexto, las delegaciones de América latina se movilizaron para que la ONU creara también una comisión para la región. Los latinoamericanos sostenían que era necesario resolver algunos problemas relacionados con el desarrollo económico, aunque éstos no surgieran directamente como consecuencia de la guerra. Finalmente, en 1948, se creó la Comisión Económica para América latina (CEPAL), que en poco tiempo produjo un conjunto de estudios realizados con un enfoque innovador que impusieron un punto de vista latinoamericano en el análisis de la realidad económica de los países del continente. La CEPAL tomó como eje central de su análisis las características de la relaciones entre los países centrales y los periféricos, analizó la evolución histórica de los términos de intercambio económico entre ellos y llegó a la conclusión de que se trataba de un intercambio profundamente "desigual" generador de un conjunto "deterioro de los términos de intercambio", altamente desfavorable para los países de América latina. Para los investigadores de la CEPAL, la división internacional del trabajo -considerada por los economistas liberales ortodoxos como "natural"- resultaba más ventajosa para los países centrales productores de manufacturas industriales que para los países periféricos productores de bienes primarios.

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Las teorías de la modernización En la década de 1950, surgió la llamada "sociología de la modernización", dedicada al estudio del cambio social -político, ideológico y cultural- en aquellas sociedades que no habían experimentado el proceso de "modernización" relacionado con la industrialización capitalista registrada en Europa Occidental y en los Estados Unidos, y que tampoco habían emprendido la vía soviética hacia la industrialización. Es decir, el conjunto heterogéneo de sociedades que por esa misma época recibió el nombre de "Tercer Mundo" constituido por los nuevos Estados surgidos en África y Asia como resultado de los procesos de descolonización y por los países latinoamericanos. Estos estudios estaban interesados en encontrar respuesta a dos preguntas que sintetizaban las preocupaciones de la época en relación con la problemática de la modernización: ¿por qué el pasaje de la sociedad tradicional a la sociedad moderna no se había producido -o sólo había tenido lugar parcialmente, como en los países latinoamericanos- en algunas sociedades? y ¿qué tipo de acciones conscientes podían favorecer la transición de lo tradicional a lo moderno? En 1962, W.W. Rostow -que fue asesor en política económica del presidente Kennedy-, en su libro Las etapas del crecimiento económico. Un manifiesto no comunista, afirmó que para obtener la calificación de "moderna" una sociedad debía atravesar distintas "etapas" y formuló la llamada "teoría de los estadios de desarrollo económico". Esta obra ejerció una gran influencia en las teorías de la época que se propusieron explicar la situación de las sociedades latinoamericanas y, a la vez, indicar la orientación deseable que debían tener las propuestas de cambio social impulsadas por los diversos actores sociales y políticos. Sobre la base de estos fundamentos teóricos, la CEPAL recomendó a los gobiernos de la región impulsar la industrialización, con la convicción de que esta actividad complementaría el crecimiento económico basado hasta entonces en la expansión de las exportaciones e inauguraría una fase de "desarrollo sustentado". Los investigadores de la CEPAL consideraban "autosustentada"· una economía capaz de producir a través de su propio funcionamiento, los capitales necesarios para asegurar el crecimiento económico, disminuyendo progresivamente la necesidad de inversiones de capital extranjero -indispensables, sostenían, para producir el "despegue" económico. Pero al mismo tiempo, llamaban la atención sobre las características de la industrialización que los gobiernos latinoamericanos debían impulsar si querían alcanzar el desarrollo autosustentado. La CEPAL consideraba que el proceso de industrialización "espontánea" destinada a sustituir importaciones que se había registrado en varios países de América latina durante el período de entreguerras y los años de la Segunda Guerra Mundial, contrariamente a lo esperado, en el mediano plazo, había agravado el desequilibrio de la balanza comercial, ya que había generado un incremento de la demanda de bienes de capital importados.

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Para superar los inconvenientes que había provocado la industrialización espontánea, los investigadores cepalinos aconsejaban poner en marcha un proceso de industrialización "deliberada". La meta de esta nueva fase de la industrialización debía ser lograda la integración vertical de la industria y producir localmente los bienes de capital e insumos necesarios para la fabricación de las manufacturas industriales destinadas al consumo del mercado interno. Según la CEPAL, la concreción de este proceso de profundización industrial requería la planificación estatal de la producción industrial y una fuerte intervención del Estado en otras áreas de la economía. Hacia 1955, los economistas de la CEPAL recomendaron a los gobiernos latinoamericanos, además, la redistribución de la renta hacia los sectores populares, decisión que, explicaban, provocaría la ampliación y el fortalecimiento del mercado interno, proceso que, a su vez, estimularía nuevas inversiones productivas. El pensamiento cepalino provocó toda una revolución en el pensamiento económico de la época y dio un fuerte impulso a los gobiernos latinoamericanos que, por entonces, intentaban consolidar un nuevo modelo de crecimiento económico "hacia adentro". Gino Germani y las seis etapas de la transición desde la "sociedad tradicional" a la "sociedad moderna" en América latina. En 1962, Gino Germani, sociólogo italiano radicado en la Argentina, publicó la primera edición de su libro Política y sociedad en una época de transición. De la sociedad tradicional a las sociedad de masas. En esta obra desplegó su teoría de la modernización específicamente relacionada con la "evolución histórica y política" de las sociedades de América latina en general y de la Argentina y Brasil en particular. Para Germani, el "desarrollo" era la última etapa a la que las sociedades latinoamericanas llegarían luego de completar su transito desde las "sociedades tradicionales" (que habían sido o eran) hacia las "sociedades modernas" (que iban a llegar a ser). Pero para alcanzar esta meta, los países latinoamericanos tenían que seguir los pasos dados por las sociedades industrializadas europeas y estadounidense. Según Germani, la evolución política de los países de América latina podía ser descripta como una serie de seis etapas sucesivas. Las seis etapas en que "dividía" el proceso de transición entre la sociedad tradicional y la moderna eran las siguientes: "1) Guerras de liberación y proclamación formal de la independencia; 2) Guerras civiles, caudillismo y anarquía; 3) Autocracias unificadoras; 4) Democracias representativas con participación "limitada" u "oligarquía"; 5) Democracias representativas con participación ampliada; 6) Democracias representativas con participación total; y, como una posible alternativa a las aludidas formas de democracia: revoluciones nacionales-populares.

El financiamiento de la industrialización deliberada La CEPAL de los años cincuenta consideraba que las economías latinoamericanas requerían una promoción deliberada de los gobiernos a la industrialización y que los 138

flujos de capital extranjero eran útiles para facilitar la superación de obstáculos que enfrentaba el desarrollo industrial. Pero, desde su punto de vista, tales flujos debían estar formados en su mayor parte por "capital público" controlado por los Estados nacionales. La industrialización debía generar independencia respecto de las exportaciones primarias inestables y estancadas y la CEPAL no veía contradicción en utilizar el capital extranjero, canalizado a través del gobierno, para conseguir este objetivo. En las formulaciones elaboradas durante la década de 1950, los economistas cepalinos no consideraban, todavía, las restricciones sobre las opciones de política interna que podía significar la concurrencia de inversiones de capital extranjero. El economista argentino Raúl Prebisch fue uno de los fundadores de la CEPAL. El "Programa de reflexión e investigación" inaugurado por Prebisch en 1949 fue un hito que marcó profundamente la orientación ideológica y metodológica del análisis cepalino. En la conferencia inaugural del Programa, Prebisch alertó que el camino para comprender los problemas del desarrollo de América latina no era comparar el subdesarrollo periférico con la historia pretérita de las economías centrales, sino identificar las singularidades históricas de las sociedades latinoamericanas y la especificidad de sus experiencias. Para Prebisch, la especificidad del crecimiento de los países de América latina estaba relacionada con sus circunstancias estructurales y periféricas y propuso que la CEPAL se especializara en el análisis, comprensión y explicación de esa especificidad. En 1998, la CEPAL publicó un número extraordinario de su revista dedicada a revisar la trayectoria y el pensamiento de la institución. Expectativas por la posibilidad del desarrollo autosustentable. "Al terminar la Segunda Guerra Mundial, parecía que algunos países de América latina estaban en condiciones de completar el proceso de formación de su sector industrial y de iniciar, además, transformaciones económicas capaces de lograr un desarrollo autosustentado. Esta posibilidad, sólidamente apoyada por la coyuntura económica, se formuló teóricamente en los escritos más notables sobre el desarrollo económico que se han producido en América latina. Se pasaba así, tanto en la práctica como en la teoría, de una fase en la que la industrialización se concebía como un recurso complementario en un proceso de desarrollo -basado en la exportación de productos primarios- y como una especie de alternativa forzosa para los períodos de contracción del mercado internacional, a una formulación teórica y a un conjunto de expectativas apoyadas en la convicción de que el industrialismo sucedería a la expansión de las exportaciones e inauguraría una fase de desarrollo autosustentado. Éste debería basarse en los estímulos del mercado interno y la diferenciación del sistema productivo industrial, lo que conduciría a la creación de una industria propia de bienes de capital".

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La estrategia desarrollista de profundización industrial Un rasgo básico de la industrialización latinoamericana desde la posguerra es su rápido ritmo de crecimiento, mayor que el de las economías centrales pero inferior al ritmo de crecimiento de los países líderes como Japón. Las grandes reservas acumuladas durante la guerra habían permitido incrementar la importación de bienes de capital para modernizar y ampliar la capacidad productiva de la industria latinoamericana. Sin embargo, esta fase de importante crecimiento económico generó "cuellos de botella" que dificultaron su profundización: en la mayoría de los casos, este desarrollo se concretó fundamentalmente en la industria liviana, en tanto la industria pesada creció muy lentamente, como para satisfacer la demanda local. Lo mismo sucedió con la producción de combustible. En 1956, el 62% del acero consumido en la región era importado. La industria liviana -con el sector metalúrgico en primer lugar- se transformó también en "importadora" y volvió a generar los problemas de desequilibrio de la balanza comercial para cuya solución había surgido. El crecimiento de la población y el posterior estancamiento de la producción agropecuaria redujeron considerablemente la capacidad de importación de metales y combustibles. Frente a este cuadro de situación, los gobiernos de varios países latinoamericanos -México, Argentina y Brasil durante la década de 1950 y Venezuela, Colombia y Perú, más tarde- comenzaron a considerar las recomendaciones de las teorías desarrollistas. Éstas aconsejaban impulsar la expansión de las industrias básicas -tales como la del petróleo, la química, la siderúrgica y la de maquinarias-, a fin de abastecer al país de los bienes industriales que necesitaba y terminar definitivamente con la dependencia externa. Las teorías desarrollistas sostenían además que, luego de cubrir totalmente la demanda interna, la industria liviana, apoyada en una sólida infraestructura, podía proporcionar nuevos rubros de exportación. La expansión de la industria pesada, agregaban, permitiría también modernizar el campo a través de la mecanización de las tareas rurales. Desde la perspectiva desarrollista, de ese modo, era posible aumentar la producción del sector agropecuario, incrementar los saldos exportables, mejorar la balanza de pagos y, al mismo tiempo, expandir la demanda de las nuevas máquinas-herramientas producidas ahora en el país. Pero poner en marcha la estrategia desarrollista requería importantes inversiones, los Estados no contaban con las reservas de capital necesarias y los sectores capitalistas locales o no disponían de los capitales suficientes o no estaban dispuestos a invertirlos según lo exigía la coyuntura.

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En Brasil, el ingreso de capital extranjero destinado a la producción de manufacturas recibió un fuerte impulso con el "Plan de Metas" (1957-1960), puesto en práctica por el presidente Juscelino Kubitschek. La industria creció aceleradamente y Brasil registró una tasa de crecimiento del producto bruto interno que se ubicó entre las más altas del mundo. Sin embargo, este crecimiento fue acompañado de la desnacionalización de la economía, que se agravó a partir de la instalación del gobierno militar que, en 1964, derrocó al presidente Joao Goulart. Entre 1964 y 1968, quince fábricas brasileñas de automotores o de autopartes fueron absorbidas por Ford, Chrysler, Volkswagen y Alfa Romeo; tres de las más importantes empresas locales del sector eléctrico y electrónico pasaron a estar bajo el control de empresas japonesas; los grandes laboratorios extranjeros absorbieron a varios de capital brasileño y empresas multinacionales, como la American Machine and Foundry, pasaron a controlar a las seis empresas nacionales de mecánica y metalurgia más importantes. La crisis del comercio internacional que se registró en los primeros años de la década de 1950 provocó serios problemas a los gobiernos de las alianzas policlasistas que, por esa época, venían desarrollando políticas económicas nacionalistas y populistas, ya que afectó la principal fuente de financiamiento de capitales que ellos controlaban. A los precios decrecientes de la mayoría de los bienes exportables (excepto el petróleo), se sumó la caída de las exportaciones.

La transnacionalización de las economías latinoamericanas En estas condiciones, los gobiernos latinoamericanos se vieron forzados a recurrir a la participación de nuevos capitales extranjeros para financiar la profundización industrial o sostener el desarrollo de la industrialización que habían iniciado, en el caso de las sociedades que la habían comenzado a desarrollar más tardíamente. Contrariamente a lo que estimaban las teorías desarrollistas, la llegada de los nuevos capitales provenientes del exterior que, durante la década de 1960, se radicaron en el sector industrial de las economías latinoamericanas a través de inversiones extranjeras directas (IED) -es decir canalizadas a través de los Estados nacionales-, no eliminó la dependencia de los insumos importados; en algunos casos, incluso, la agravó. La instalación de filiales de nuevas empresas transnacionales en los diversos países latinoamericanos aceleró el proceso de concentración de la actividad industrial en beneficio del capital extranjero y provocó la consecuente subordinación de las burguesías industriales locales a los intereses externos. Por otra parte, las IED profundizaron la descapitalización de las sociedades latinoamericanas, ya que originaron una importante transferencia de divisas al exterior en concepto de remesas de utilidades de las empresas transnacionales, de servicios de préstamos otorgados y de derechos por el uso de tecnología (royalties o pagos por know-how).

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La transnacionalización de las economías latinoamericanas tuvo, además, consecuencias política. Antes de decidir su radicación en un país de América latina, los inversores extranjeros exigieron a los gobiernos "seguridad" para sus inversiones. Con este propósito, entre otras condiciones, reclamaron la completa subordinación de la fuerza laboral y el control de las tendencias combativas del sindicalismo. Las experiencias políticas protagonizadas por varias sociedades latinoamericanas durante la década de 1960 pusieron de manifiesto que las medidas tendientes a favorecer las inversiones de capitales extranjeros frecuentemente entraban en contradicción con los intereses de los sectores asalariados y las masas populares. Una de las plantas de la Philips Petroquímica S.A. en Colombia. A partir de la década de 1950, en Venezuela, Colombia y Perú se registró un verdadero boom de la industria. Sin embargo, y a pesar de que en estos países los gobiernos intervinieron para promover la instalación de industrias básicas, la amplia participación de los capitales extranjeros en el proceso de industrialización determinó su orientación, no en el sentido de crear un sistema de producción integrado, sino como una prolongación del sector importador. Durante la década de 1960, en todos los países de América latina, las empresas extranjeras se lanzaron a conquistar el mercado interno ya existente o a ampliarlo. Novedosas campañas publicitarias y modernas técnicas de comercialización tuvieron como objetivo inducir la imitación de las pautas de consumo de los países industrializados. En poco tiempo, de un extremo a otro del continente se bebían las mismas gaseosas, se usaban los mismos automóviles y los mismos pantalones y se fumaban los mismos cigarrillos.

La discusión sobre las causas del subdesarrollo y la dependencia

La teoría de la dependencia Desde otro marco teórico, Osvaldo Sunkel y Pedro Paz contestaron a Gino Germani y a los investigadores y políticos que sostenían la "teoría de la modernización" con la "teoría de la dependencia". Estos autores afirmaron que el desarrollo y el subdesarrollo eran las dos caras de la misma moneda. Y, todavía más: que el subdesarrollo de unas sociedades era la condición necesaria para el desarrollo de otras. Desde el punto de vista de estos investigadores, en el marco del capitalismo, las sociedades latinoamericanas no tenían otra salida que el subdesarrollo. Estas ideas fueron tomadas por numerosos movimientos y organizaciones que por esos años protagonizaron luchas políticas y armadas que tenían como objetivo el establecimiento del socialismo en los países de la región: para terminar con la dependencia -que entendían era impuesta desde el exterior- sostenían que era necesario terminar con el capitalismo. 142

El análisis integrado del desarrollo En 1969, la obra de Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en América latina, propuso un análisis integrado del desarrollo que complejizó el debate. Esta obra era, además, una de las primeras que se apartaba del enfoque que entendía lo ocurrido en América latina como derivado exclusivamente de factores externos y en términos de desviaciones del supuesto modelo de desarrollo económico y político que habían cumplido los países de Europa y los Estados Unidos. Por el contrario, los autores consideraban más adecuado un procedimiento metodológico que centraba el análisis en las condiciones específicas de la situación latinoamericana. Este enfoque permitió una profunda revisión del concepto de dependencia. La novedad teórica consistió en dejar de pensar la dependencia como una determinación mecánica de lo interno por lo externo. Cardoso y Faletto propusieron, en cambio, considerar que en cada sociedad periférica hay grupos sociales locales que, en cada época, se beneficiaban con la relación de dependencia y que los resultados de la lucha política y las alianzas sociales conformadas para gobernar determinan la profundización de la dependencia o el aumento de la autonomía. Durante la década de 1960, en la mayoría de los países de América latina empezaron a actuar grupos guerrilleros armados. Estos grupos consideraban que sin transformaciones de fondo en el interior de las sociedades latinoamericanas no había posibilidades reales de superar la dependencia económica y política. Por esta razón, sus programas de lucha se propusieron como meta la toma del poder político del Estado. En la fotografía, guerrilleros cubanos en la Sierra Maestra. Su victoria sobre Fulgencio Batista en 1959 inauguró una nueva modalidad de lucha política en América latina. La incorporación de la dimensión histórica en el análisis del desarrollo permitió a Cardoso y Faletto diferenciar conceptualmente las nociones de periferia, subdesarrollo y dependencia, tres conceptos que en el lenguaje cotidiano -y también en el lenguaje político- son utilizados en forma indistinta. La diferenciación que proponen los autores es la siguiente. Los conceptos de centro y periferia indican la función que cada economía cumple en el mercado mundial como resultado de su vinculación histórica. Desde el siglo XVI, a partir de la formación de la economía-mundo capitalista, fueron sociedades centrales aquellas cuyas economías se especializaron en la producción de manufacturas industriales y sociedades periféricas, aquellas cuyas economías se especializaron en la producción de productos primarios para la exportación. La incorporación de esta dimensión histórico-estructural es fundamental para comprender por qué el mantenimiento de estos términos del intercambio durante casi cuatro siglos -entre América latina y Europa y los Estados Unidos- originó un proceso de capitalización creciente en las economías centrales y un proceso de continua descapitalización relativa en las economías periféricas.

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Analíticamente, los autores definen los conceptos de desarrollo y subdesarrollo en relación con el grado de diferenciación del sistema productivo de cada sociedad nacional. Desde este punto de vista, es más desarrollada una economía que, además de su sector primario, ha desarrollado su sector secundario que una que no lo ha hecho. Y, finalmente, definen dependencia en relación con el grado de autonomía que tiene el sistema político de cada sociedad nacional para tomar e implementar decisiones de política económica que afecten el sistema productivo o el consumo interno. Para Cardoso y Faletto, el mayor o menor grado de autonomía política está profundamente relacionado con la necesidad de contar con inversiones de capital extranjero para desarrollar el sistema productivo y también con las condiciones requeridas por los inversores extranjeros para decidir la radicación de sus capitales en el país. Cardoso y Faletto, en 1969, afirmaban que, en cada sociedad periférica, la dependencia tenía un sustento interno: las relaciones de dominación que ejercen sobre el conjunto de cada sociedad los grupos sociales que se benefician de la vinculación con el exterior. Osadía, acción colectiva y voluntades políticas. En 1969, Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto finalizaban su obra Dependencia y desarrollo en América latina con las siguientes palabras: "Desde luego, la existencia de un ‘mercado abierto’, la imposibilidad de la conquista de los mercados de los países más desarrollados por las economías dependientes y la incorporación continua de nuevas unidades de capital extranjero bajo la forma de tecnología altamente desarrollada y creada más en función de las necesidades de las economías centrales que de las periféricas, proporcionan el cuadro estructural básico de las condiciones económicas de la dependencia (...). Pero la superación o el mantenimiento de la dependencia y de las barreras estructurales al desarrollo, más que de las condiciones económicas tomadas aisladamente, dependen del juego de poder que pueden utilizar en sentido variable esas condiciones económicas (...). Sabemos que el curso concreto de la historia, aunque sea señalado por condiciones dadas, depende en gran parte de la osadía de quienes se proponen actuar en función de fines históricamente viables. Por tanto, no incurrimos en la vana pretensión de intentar delimitar teóricamente el curso probable de los acontecimientos futuros. Éste dependerá, más que de la previsiones teóricas, de la acción colectiva encaminada por voluntades políticas que hagan factible lo que estructuralmente es apenas posible."

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4.- La Revolución Cubana

Situación previa: crisis del azúcar, agitación social y represión La crisis económica mundial de 1930, su impacto y la posterior depresión afectaron gravemente la economía cubana, basada en la monoproducción y exportación de azúcar. Los convenios internacionales entre los países productores de azúcar establecieron la restricción de la zafra y, en los años siguientes, las exportaciones cubanas cayeron a niveles muy bajos. También disminuyeron las inversiones y aunque las empresas azucareras continuaron transfiriendo ganancias a Estados Unidos, miles de cubanos trabajaban exclusivamente a cambio de comida. En este contexto, el Partido Comunista cubano impulsó la organización del Sindicato Nacional de Obreros de la Industria Azucarera y la formación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC). El presidente Gerardo Machado intensificó la represión, pero el agravamiento de la crisis económica profundizó el descontento y luego de una serie de huelgas generales, Machado fue forzado a renunciar. Las fuerzas antimachadistas se hicieron cargo del gobierno y establecieron un triunvirato presidido por un intelectual liberal -que luego se integraría al Partido Revolucionario Cubano Auténtico-, que prometió una gestión de orientación socialista. Sin embargo, las matanzas de obreros en las centrales azucareras continuaron. En 1940 se realizaron elecciones y el sargento Fulgencio Batista, jefe del ejército, fue elegido presidente de la República y contó con el apoyo de vastos sectores de la sociedad cubana. Durante los cuatro años de su gobierno se incrementó la formación de sindicatos de orientación comunista; sin embargo, no recibió el apoyo necesario para su reelección, ya que los sectores medios lo acusaron de haber traicionado la revolución de 1933 y apoyar los intereses del antiguo régimen. Desde entonces, aunque Cuba se benefició con la gran demanda de azúcar que se registró en los años de la guerra y la posguerra, durante los gobiernos que se sucedieron hasta 1952, la corrupción administrativa se generalizó y las nuevas inversiones de capitales estadounidenses agravaron la dependencia económica de Cuba. A principios de la década de 1950, los sectores medios y populares urbanos, escandalizados por la corrupción, se sumaron a la oposición al gobierno -encabezada por los obreros del azúcar-.

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El asalto al cuartel Moncada. Después del golpe de Estado encabezado por Fulgencio Batista en 1952, el abogado Fidel Castro presentó un recurso ante los tribunales de justicia demostrando que Batista había violado las leyes, pero fue rechazado. Castro convocó entonces a un grupo de 170 jóvenes, muchos de ellos estudiantes universitarios y organizó con ellos un ataque sorpresa al cuartel Moncada, una base del ejército con una dotación de 1.000 soldados, con el propósito de apoderarse de las armas. El plan incluía, además, hacer una allanamiento al pueblo a través de la radio y convocarlo a derrocar al dictador. El asalto se concretó el 26 de julio de 1953 y los rebeldes fueron derrotados. Fidel Castro y su hermano Raúl, que participó en la acción, fueron encarcelados durante dos años. Los guerrilleros cubanos en la Sierra Maestra, en 1958. Los principales elementos ideológicos que aglutinaban a los integrantes del Movimiento 26 de julio eran el nacionalismo y el antiimperialismo. Consideraban que Batista había traicionado los ideales de José Marti y Antonio Maceo -los héroes cubanos de la guerra contra España por la independencia- y había entregado el país a los Estados Unidos. En las elecciones de 1952, el Partido Ortodoxo, que nucleaba la oposición de los sectores medios urbanos y trabajadores, presentó como candidato a representante legislativo a Fidel Castro. Batista también se presentó como candidato, pero cuando advirtió que ni él ni sus adversarios del Partido Revolucionario Auténtico tenían posibilidades de ganar, optó por el golpe de Estado y el 10 de marzo de 1952 tomó el poder.

La organización del movimiento 26 de Julio y el inicio del proceso revolucionario Estados Unidos reconoció al nuevo gobierno de inmediato. Pero Batista no contó con el apoyo del poderoso Partido Revolucionario Cubano Auténtico y enfrentó la oposición de los sectores medios urbanos identificados con el Partido Ortodoxo y de la mayoría de los obreros campesinos. Sin apoyos políticos, transformó su gobierno en una dictadura sostenida por una generalizada y profunda represión. Entre tanto, Fidel Castro, apoyado por grupos de jóvenes universitarios y de trabajadores, comenzó a organizar un plan de lucha armada con el objetivo de derrocar a Batista. Su primera acción fue el asalto al cuartel Moncada, que fracasó. En mayo de 1955, luego de dos años de cárcel, Castro fundó, junto con un grupo de militantes políticos, el Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Más tarde, en México, se integraron al movimiento varios revolucionarios de otros países latinoamericanos -como el argentino Ernesto Guevara-, que decidieron participar en la lucha contra Batista. Du-

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rante casi un año se entrenaron en la táctica de la guerra de guerrillas y planificaron el regreso a la isla con el propósito de derrocar al dictador. De acuerdo con el plan, la llegada de los revolucionarios debía producirse el 30 de noviembre de 1956, en coordinación con un levantamiento civil en Santiago de Cuba, organizado por los integrantes del Movimiento que se encontraban en la isla. Pero el arribo del yate "Granma" se demoró y el levantamiento civil fue aplastado. Las fuerzas de Batista -integradas por 12.000 soldados y oficiales entrenados en la guerra de Corea que contaban con aviación moderna y apoyo logístico estadounidense- esperaron el desembarco y lo reprimieron con bombas de napalm. Batista anunció que la invasión había sido liquidada y que Fidel Castro había muerto en acción. En realidad, Castro junto con 12 compañeros -entre los que estaba Ernesto Guevara- se refugiaron en la Sierra Maestra, un cordón montañoso al oeste de la isla. Las enseñanzas de la Revolución Cubana según Fidel Castro. "(...) Que ésta (la revolución) tenga lugar por cauces pacíficos o nazca al mundo después de un parto doloroso, no depende de los revolucionarios, depende de las fuerzas reaccionarias de la vieja sociedad. La revolución es en la historia como el médico que asiste al nacimiento de una nueva vida. No usa sin necesidad los aparatos de la fuerza, pero los usa sin vacilaciones cada vez que sea necesario para ayudar en el parto (...) ¿Y qué enseña la Revolución Cubana? Que la revolución es posible, que los pueblos pueden hacerla, que en el mundo contemporáneo no hay fuerzas capaces de impedir el movimiento de liberación de lo pueblos." Éste es un fragmento de la "Segunda Declaración de La Habana", pronunciada por Fidel Castro en febrero de 1962. Su contenido puede ser interpretado como una respuesta a las agresiones soportadas por Cuba en los años posteriores al triunfo de la revolución. En 1961, el presidente Kennedy apoyó la invasión a Cuba por una expedición integrada por soldados estadounidenses y exiliados cubanos en Miami, a los que equipó y entrenó en bases de la infantería de marina. En abril de ese año, los casi mil trescientos invasores desembarcaron en las playas de la Bahía de Cochinos, pero a los pocos días se rindieron en masa. En enero de 1962, Cuba fue expulsada de la OEA.

Los guerrilleros de la Sierra Maestra y el triunfo de la revolución Durante los primeros meses de 1957, el grupo de guerrilleros se reorganizó y en el interior de la Sierra Maestra comenzó a instalar bases que incluían cultivos de alimentos y cría de ganado, hospitales de sangre, emisoras de radio, fábricas de cigarrillos, zapatos y armas, y centros de alfabetización. También imprimían el periódico El cubano libre, dirigido por el comandante Ernesto "Che" Guevara.

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Desde principios de 1957 hasta fines de 1958, los guerrilleros de la Sierra Maestra, organizados como Ejército Rebelde desarrollaron múltiples acciones de guerra de guerrillas y libraron encarnizados combates contra el ejército de Batista. A lo largo de estos dos años, recibieron el apoyo de numerosos campesinos, a quienes entregaban las tierras que trabajaban. Entre los sectores urbanos, el movimiento guerrillero contó con el apoyo de estudiantes universitarios y de círculos de trabajadores organizados por el "MR 26 de julio"; el movimiento obrero no comunista apoyó al gobierno; el Partido Comunista se declaró neutral y los sectores medios urbanos y el movimiento obrero comunista se sumaron a la revolución cuando ésta había triunfado. A fines de 1958, los guerrilleros lograron abrir un segundo frente en el este de la isla y lograron aislar a la mayor parte de las fuerzas gubernamentales, establecidas en la ciudad de Santa Clara. El 30 de diciembre de 1958 se rindió Santa Clara, sitiada por la cuarta columna del ejército revolucionario comandada por el "Che" Guevara. El Movimiento 26 de julio y el Partido Socialista Popular, de orientación comunista, declararon la huelga general en todo el país. El 1º de enero de 1959, Batista huyó a los Estados Unidos y luego los guerrilleros entraron en La Habana, aclamados por la población. Fidel Castro asumió como "primer ministro" y designó como presidente a Manuel Urrutia Lleó, representante de las clases medias urbanas. Pero la orientación de los cambios económicos en general y de la reforma agraria en particular, provocó el alejamiento de los sectores moderados. En julio de 1959, Urrutia exigió la convocatoria a elecciones y Castro lo destituyó. En los meses siguientes se registró un éxodo hacia Miami (Estados Unidos) de los integrantes más acomodados de dichos sectores. El comunista Osvaldo Dorticós Torrado fue designado presidente. En los hechos, Dorticós se ocupó de las relaciones internacionales y Castro asumió la conducción del proceso de las transformaciones económicas y sociales revolucionarias. Fidel y el "Che". Desde 1951, el argentino Ernesto Guevara -como estudiante de medicina, primero, y como médico, después,- recorrió varios países de América latina. En 1954 integró la defensa civil del gobierno de Arbenz en Guatemala y ese mismo año se unió a los cubanos del Movimiento 26 de julio exiliados en México. En 1955 conoció a Fidel Castro y desde entonces participó activamente en el proceso que condujo al triunfo de la Revolución Cubana. Hasta su salida de Cuba, en 1965, fue junto con Fidel- uno de los máximos dirigentes del proceso revolucionario. Hasta su muerte, ocurrida en Bolivia en 1967, el "Che" mantuvo una línea de pensamiento cuestionadora de las burocracias de izquierda, despreciativa del poder como un fin en sí mismo, riguroso en la construcción de la moral revolucionaria y en la búsqueda de una coherencia absoluta entre lo que se piensa, se dice y se hace, y estuvo permanentemente preocupado por la gestación de un "hombre nuevo" y la solidaridad entre los hombres.

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Hacia la construcción del socialismo La transformación del orden económico y social de la sociedad cubana que puso en marcha la Revolución de 1959 se concretó a través de la reforma agraria, la nacionalización de las empresas de capital extranjero y la nacionalización general de la industria. Las primeras medidas que tomó el Estado revolucionario tuvieron como objetivo disminuir la desocupación y concretar una efectiva redistribución del ingreso a través del aumento de los salarios y la rebaja de las tarifas de servicios públicos y de los alquileres. Pero el primer paso hacia la transformación del orden social fue la reforma agraria sancionada en mayo de 1959. Esta reforma se diferenció de las otras que se realizaron en América latina porque no pretendió dividir la tierra: estableció un límite máximo de extensión de 67 hectáreas para las explotaciones individuales y de alrededor de 400 para las colectivas -que pasaron a ser administradas por una cooperativa o granja del Estado. El principal objetivo de la reforma fue eliminar la renta de la tierra que pagaban cerca de 100.000 pequeños plantadores y transferir al Estado, representado por el Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA), el control de todas las propiedades medianas y grandes -que sumaban más de 11 millones de hectáreas y fueron divididas en 1.500 unidades autónomas. En 1963, una segunda reforma agraria nacionalizó todas las propiedades de más de 67 hectáreas. La reforma agraria afectó los intereses económicos de las empresas estadounidenses radicadas en la isla y durante 1960 se sucedieron una serie de agresiones económicas y militares de parte de los Estados Unidos contra Cuba -circunstancias en las cuales Cuba contó con el apoyo de la Unión Soviética-. Como respuesta, el gobierno cubano expropió las compañías de capital estadounidense. El gobierno norteamericano decretó entonces un embargo comercial sobre todas las mercaderías -excepto productos alimentarios y medicinales- destinados a la isla. En diciembre de 1960, Cuba firmó tratados comerciales y de asistencia técnica con Rumania, la República Popular China, Alemania Oriental y Hungría. Estos tratados multiplicaron los mercados para el azúcar y posibilitaron, a través de convenios de trueque, la instalación de fábricas montadas por soviéticos y alemanes orientales. En enero de 1961, Fidel Castro declaró el carácter socialista de la Revolución Cubana y los Estados Unidos rompieron relaciones diplomáticas. Luego del fracaso de la invasión estadounidense a Cuba, el hecho central de que la economía cubana dependiera del azúcar que se exportara al mercado norteamericano, llevó al Che Guevara a elaborar un Plan de Cuatro Años con el objeto de diversificar la producción agrícola, restando importancia al azúcar, e industrializar la isla a través del desarrollo de las ramas de bienes de consumo ligeros. En los años siguientes, presionado por el bloqueo, el gobierno cubano se vio forzado a posponer el desarrollo de la industrialización por los resultados desalentadores; ya que el país carecía de materias primas y la experiencia suficiente para desarrollar

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incluso la industria de bienes livianos. Desde 1960 la isla sometida al bloqueo económico, tampoco le permitía aprovisionarse del equipamiento necesario proveniente de la U.R.S.S. ni de Europa Oriental. También a mediados de 1963 los soviéticos plantearon sus exigencias a los cubanos que debían disminuir su esfuerzo industrializador, mejorar su planificación y reconocer su ventaja comparativa en cuanto a la producción azucarera. Guevara renuncio a su cargo de ministro y Castro anuncio que para 1970, llamado "El Año del Esfuerzo Decisivo", Cuba cosecharía 10 millones de toneladas. El debate de sobre las estrategias de desarrollo continuó, Guevara sostenía una postura que eliminaba el mercado y los estímulos materiales, la ruptura con el capitalismo demandaba un "hombre nuevo" que trabajar por recompensas morales y reflejara así una conciencia política nueva y mejor. La construcción del socialismo interno requería la promoción agresiva de la revolución exterior, quería probar que la estrategia guerrillera podía triunfar en Latinoamérica. El economista comunista Rafael Rodríguez era principal opositor, este, favorecía una utilización más acotada de la planificación, una dependencia parcial de los mecanismos de mercado y dejar márgenes de autonomía a las empresas individuales; también estaba a favor de relacionarse cordialmente con los regímenes latinoamericanos, que a derrocarlos. En este contexto a pesar del debate, Cuba volvió a la producción azucarera, en 1966 Fidel apoyó la posición del Che; Cuba haría un esfuerzo enorme, acompañado de incentivos morales. Esto significaba un incremento del compromiso con la revolución externa. El Che lideró, organizó y entrenó movimientos guerrilleros en toda Latinoamérica, hasta que murió en Bolivia en 1967. Esto llevó a un enfriamiento en las relaciones con la U.R.S.S. En 1968 Fidel se retracto y retorno a la línea soviética restando el apoyo a la revolución latinoamericana, aunque en el plano interno las medidas guevaristas se mantuvieron. En 1970 la producción azucarera alcanzo la cifra de 8.5 millones aunque excepcional no era los esperado. Esto marcó el fin de la posición filosófica voluntarista de Guevara, y fue un enorme costo político para Castro que debió cambiar el rumbo. El Estado cubano organizó un Ejército Revolucionario y milicias populares denominadas "Comités de Defensa de la Revolución" (CDR). Los CDR continuaron luego funcionando como locales barriales para organizar tareas comunitarias y políticas en todos los centros urbanos de la isla. En 1963, el "Che" dijo a los militantes del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba -que luego se transformó en el Partido Comunista- que tenían el deber de practicar el "verdadero internacionalismo proletario", que consistía en "recibir como afrenta propia toda agresión, todo acto que vaya contra la dignidad del hombre, contra su felicidad, en cualquier lugar del mundo".

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5.- El impacto político e ideológico de la Revolución Cubana

La radicalización de los movimientos populares: las organizaciones guerrilleras El triunfo de la Revolución Cubana y la difusión de las ideas de Ernesto Guevara provocaron un profundo impacto en los procesos políticos que protagonizaron las sociedades latinoamericanas en la década de 1960. Guevara discutió las teorías de la "transición pacífica" del capitalismo al socialismo y planteó que la mera presencia de un "foco" guerrillero podía "hacer madurar las condiciones objetivas prerrevolucionarias" hacia una situación revolucionaria. Con estas ideas el "Che" se alejó de la posición, predominante en la época, que sostenían los partidos socialistas y los partidos comunistas que promovían la transición progresiva y pacífica hacia el socialismo a través de alianzas electorales con partidos progresistas. La idea de la lucha armada, reinstalada a nivel continental por la Revolución cubana, contribuyó al surgimiento de la llamada "izquierda revolucionaria", que se enfrentó con la desde entonces considerada "izquierda tradicional". Durante las décadas de 1960 y 1970, además, en los partidos comunistas de toda América latina surgieron "fracciones" de izquierda guerrillera o foquista. El mismo proceso, experimentaron partidos no marxistas, como el Partido Liberal de Colombia -de donde surgió el "Ejército de Liberación Nacional"- y el peronismo en Argentina -de donde provenían las "Fuerzas Armadas Peronistas" y los "Montoneros". En unos casos se trató de frentes armados de campesinos; en otros, de una combinación entre la lucha rural y la lucha urbana. Los "Tupamaros" uruguayos fueron los primeros en desplegar acciones de guerrilla urbana. Las organizaciones guerrilleras que actuaron en la Argentina, luego de algunos intentos frustrados en zonas rurales, desplegaron sus acciones casi exclusivamente en las ciudades. En Guatemala, El Salvador, la Argentina, Uruguay, Colombia y Nicaragua -en algunos casos, durante la década de 1970 y en otros durante la de 1980-, los grupos guerrilleros llegaron a convertirse en fuerzas políticas importantes, pero en el único país donde lograron alcanzar el poder fue en Nicaragua. En la Argentina y en el Uruguay fueron derrotados militarmente y en Guatemala y El Salvador, después de largos años de guerra, decidieron abandonar la lucha armada, organizándose como partidos políticos de izquierda y participar en los procesos políticos a través de las instituciones de la democracia liberal.

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El movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo En 1962, el Papa Juan XXIII convocó al Concilio Vaticano II -que sesionó entre 1962 y 1965- y a través de sus encíclicas propuso acercar la Iglesia a los problemas sociales y económicos que vivía la población mundial. Los documentos finales del Concilio, que expresaban las conclusiones de la reunión de los obispos de todo el mundo, señalaban la importancia de que la Iglesia -como institución y tanto su jerarquía como todos los fieles que la componían- estuviera atenta a "los signos de los tiempos", es decir, a las formas a través de las cuales, en esos años, "Dios hacía oír su voz y marcaba el rumbo a seguir en el camino de la evangelización". La Iglesia latinoamericana fue una de las que impulsó con mayor fuerza las transformaciones orientadas a acercarse el "Pueblo de Dios". Después del Concilio, el obispo brasileño Helder Cámara lideró un grupo de quince obispos de América latina, Asia y África que redactó y publicó un documento titulado Mensaje a los pueblos del Tercer Mundo. En el mensaje, que sentó las bases del nuevo Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, estos obispos denunciaban la situación de explotación que vivían los pueblos subdesarrollados y responsabilizaban de esto a los países industrializados. También se comprometían a construir una Iglesia que priorizara los problemas sociales y reclamaban al Vaticano en ese sentido. Estas ideas encontraron rápidamente eco entre sacerdotes de diferentes partes del mundo y especialmente de América latina.

La vía parlamentaria hacia el socialismo: El Gobierno de Salvador Allende en Chile Los tres años de presidencia de Salvador Allende, tuvieron un fuerte impacto en la historia chilena como latinoamericana candidato de la Unidad Popular (una alianza entre el Partido Comunista, el Partido Socialista y el Movimiento de Acción Popular Unitaria -MAPU-, integrado por estudiantes, universitarios e intelectuales desprendidos de la Democracia Cristiana y del Partido Radical) obtuvo 1.075.616 votos; Jorge Alessandri, candidato del Partido Nacional (que agrupaba a los sectores liberales conservadores) 1.036.278, y la Democracia Cristiana 824.849. Dada la escasa diferencia de votos entre Allende y Alessandri, correspondió al Congreso Nacional elegir al presidente. Después de casi dos meses, con el apoyo de los demócratas cristianos, Salvador Allende asumió la presidencia de la república. Por primera vez en la historia de América Latina, una coalición de izquierda que había hecho explícito su propósito de construir el socialismo llegaba al gobierno por vía electoral. La "vía chilena al socialismo" consistía en utilizar las instituciones del Estado democrático liberal para llevar adelante una transición gradual y pacífica hacia el socialismo. El 5 de noviembre de 1970, Allende anunció la nacionalización de la industria de cobre -el principal recurso eco-

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nómico del país, controlado hasta entonces por estadounidenses- y el control por parte del Estado de las minas de salitre, hierro y carbón. El plan de liquidación de empresas extranjeras monopólicas se extendió, además, a la industria del cemento, la industria textil, la Compañía de Teléfonos -filial de la poderosa ITT- y la nacionalización de los bancos. Todas estas acciones fueron realizadas a través de leyes sancionadas por el Parlamento. En pocos meses, el 50% del valor total de la producción pasó a formar parte del "área de la propiedad pública". Otro de los objetivos fundamentales del gobierno de Allende fue la redistribución del ingreso a favor de los sectores trabajadores. Con este fin, otorgó un importante aumento de salarios, dispuso el control de precios, se organizaron planes de asistencia alimentaria y se construyeron viviendas que fueron entregadas a obreros y campesinos. La desocupación bajó, aumentó la producción y el costo de la vida de abarató. Allende también completó el proceso de reforma agraria que había comenzado el anterior gobierno del demócrata cristiano Eduardo Frei y, de este modo, legalizó la ocupación de los latifundios que los campesinos habían iniciado desde la asunción del gobierno de la Unidad Popular. Una nueva ley estableció la extensión máxima de las unidades productivas en 80 hectáreas. El 11 de setiembre de 1973, el gobierno de Salvador Allende fue derrocado por un sangriento golpe militar, encabezado por el general Augusto Pinochet, que contó con la posterior comprobada participación del gobierno de los Estados Unidos y algunas empresas transnacionales. En su discurso del 5 de noviembre de 1970, Salvador Allende afirmó: "De los trabajadores es la victoria. Del pueblo sufrido que soportó por siglo y medio, bajo el nombre de independencia, la explotación de una clase dominante incapaz de asegurar el progreso y de hecho desentendida de él. Pero ha llegado por fin el día de decir basta. Basta a la explotación económica. Basta a la desigualdad social. Basta a la opresión". Salvador Allende murió intentando impedir el ingreso de los militares al Palacio de la Moneda.

Las respuestas de los sectores dominantes

Los Estados Unidos y la "Alianza para el Progreso" Los forjadores de la Alianza para el Progreso confiaron en una combinación improbable de factores favorables: gobiernos electos que fomentarían el crecimiento económico al tiempo que lograban la reforma social. Si América Latina tenía todos los problemas que sus analistas describían con tanta frecuencia, ¿cómo podían de repente los políticos producir el consenso necesario para llevar a cabo estos programas tan ambiciosos? ¿Por qué iban a apoyarlos los ricos y privilegiados? ¿Podía lograrse 153

el crecimiento económico si las reformas sociales del gobierno amenazaban a los productores establecidos? En Chile, Frei (1964-1970) se quedó muy lejos de sus objetivos en ámbitos clave como la reforma agraria y la redistribución. Luego el poder pasó a un reformista más radical, Salvador Allende (1970-1973), bajo quien la política se polarizó de forma muy peligrosa y la economía escapó del control, debido en parte a la guerra económica de Estados Unidos contra Chile. El reformismo del que Allende seguía siendo representante había fracasado estrepitosamente. El régimen militar represivo que siguió a partir de 1973 fue en parte lo que la Alianza para el Progreso debía haber evitado. En Brasil, Janio Quadros (1961) pareció al principio ser el dinámico reformista muy votado que necesitaba el país. Pero renunció tras solo siete meses en el cargo, con lo que inicio’ tres años de crisis política que culminaron en un golpe contra su ineficiente sucesor, Joao Goulart (19611964). Los gobiernos dominados por los militares a partir de 1964 hicieron hincapié en el crecimiento económico, pero se ocuparon poco de la reforma social. El resultado fue el aumento de la desigualdad social, combinado con un alejamiento constante en los años sesenta de las elecciones directas, camino que los artífices de la Alianza para el Progreso debían haber pensado que constituiría una invitación a las dificultades. En Argentina, la mayor esperanza de los reformistas demócratas fue el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962), pero pronto fue puesto en peligro por su impopular programa antiinflacionario y cayó víctima de la antigua confrontación entre peronistas y militares. Ninguno de los gobiernos que siguieron, se aproximaron al modelo hipotético de la Alianza para el Progreso. Venezuela, uno de los pocos países que mantuvieron un gobierno civil continuo, era un lugar privilegiado para la política reformista patrocinada por Estados Unidos, no obstante, produjo una reforma social insignificante y su importancia siempre se vio comprometida por sus ingresos petroleros llovidos del cielo. En Perú, el presidente Fernando Belaúnde Terry (1963-1968) parecía un reformista demócrata y apostó por el desarrollo económico, sobre todo mediante la apertura de la Amazonia peruana, pero no pudo controlar a los militares nacionalistas y también se topó con severas dificultades económicas. Fue depuesto por un golpe militar encabezado por el general Juan Velasco Alvarado, cuyo régimen militar puso en práctica una reforma agraria más radical que cualquiera de las contempladas por Belaúnde. A su vez, Velasco fue reemplazado por un régimen militar más a favor del sector privado, que permitió la celebración de nuevas elecciones en 1980, y Belaúnde, exiliado desde hacía mucho tiempo en Estados Unidos, fue reelegido para la presidencia. Pero las dificultades económicas se amontonaron contra su gobierno reformista.

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Colombia fue otro país en el que los planificadores estadounidenses pusieron grandes esperanzas. El presidente de 1958 a 1962, Alberto Lleras Camargo, era un elocuente y atractivo político del Partido Liberal, procedente de una importante familia colombiana, su cuadro de economistas y tecnócratas preparó los detallados planes económicos y sociales que pedía la Alianza para el Progreso. Obtuvieron grandes préstamos del gobierno estadounidense y los organismos multilaterales, y los entusiastas observadores estadounidenses pronto calificaron a ese país de "escaparate" del reformismo demócrata. Desafortunadamente, las esperanzas resultaron prematuras, ya que el gobierno colombiano logró una escasa reforma en ámbitos cruciales como la redistribución de la tierra. Aunque el crecimiento económico estaba en ciernes, muy poco de él benefició al sector rural de los poblados de chabolas que se multiplicaban como hongos alrededor de las ciudades. A mediados de los años sesenta, Colombia se había convertido en un ejemplo primordial de las críticas del Congreso estadounidense, como las del senador J. William Fulbright, que encontraba muy pocos de los objetivos de la Alianza cumplidos en ese país "escaparate". Los acontecimientos de la República Dominicana expusieron de modo brutal las contradicciones de la política estadounidense. El asesinato en 1961 de Rafael Trujillo, uno de los dictadores caribeños más famosos, abrió el camino para unas elecciones presidenciales libres, -ganadas por Juan Bosch, reformista popular cuyas ideas se adecuaban sin duda al molde de la Alianza para el Progreso, a pesar del apoyo estadounidense, fue depuesto por un golpe militar en 1963. Otra revuelta armada en 1965 desató los temores en la administración de Lyndon Johnson de que surgiera un régimen semejante al castrista, lo que sería un desastre tanto para su política exterior, como para su posición en la opinión interna estadounidense, Johnson escuchó a todos sus consejeros y luego envió 20.000 soldados, se les unieron tropas de Brasil, ahora regido por un gobierno militar ansioso por mostrar su celo en la guerra fría. En 1966 fue elegido presidente otro civil, Joaquín Balaguer, y las tropas estadounidenses y brasileñas se marcharon. Pero Estados Unidos había suscitado resentimiento en gran parte de América Latina por la manera tan dura con la que la administración Johnson había demandado (y apenas había conseguido) la bendición de la OEA para su intervención. No es que se hubiera vuelto a los años veinte, pero tampoco se estaba en la nueva era reluciente que John Kennedy había soñado en 1961. En 1970 resultaba evidente que la Alianza para el Progreso había fracasado. Las expectativas habían sido demasiado elevadas teniendo en cuenta las realidades políticas de la década. Además, la meta de fomentar la democracia chocó de inmediato con la de impedir más Cubas. En Brasil, por ejemplo, Estados Unidos se convenció de que el presidente Joao Goulart dirigía a su país hacia la izquierda de forma peligrosa y de inmediato apoyó a la conspiración de civiles y militares cuando lo depuso. A finales de la década, el régimen militar se había unido a las filas de los muy represivos con escasas pretensiones de reforma social; no obstante, continuó siendo el mayor beneficiario de la ayuda estadounidense. 155

En Argentina, entre 1963 y 1966, Estados Unidos se encontró tratando con el ineficaz gobierno civil de Illia, a quien sucedió el régimen represivo del general Onganía. Pero aquí también un general tenía sus atractivos para Washington, al igual que sus sucesores militares, porque aplastaban el creciente movimiento guerrillero. La ideología de la Alianza para el Progreso fue establecida por John F. Kennedy y los "nuevos hombres de la frontera", aunque el presidente Lyndon B. Johnson prometió continuar las medidas básicas cuando tomó posesión del cargo en noviembre de 1963. La elección de Richard Nixon en 1968 produjo un cambio en la política. Aunque mantuvo un compromiso retórico con la democracia y la reforma social, en esencia Nixon y sus consejeros estaban a favor del retorno a la postura republicana más conservadora de dejar el desarrollo económico fundamentalmente al sector privado. Su administración también aumentó la ayuda militar, según el consejo del gobernador Nelson Rockefeller, cuya misión presidencial en 1969 a América Latina señaló de forma significativa que "un nuevo tipo de militar está destacando y convirtiéndose con frecuencia en una fuerza importante para la acción social constructiva en las repúblicas latinoamericanas". Las implicaciones resultaban obvias, Nixon fue el primer presidente estadounidense que tuvo que tratar con un jefe de Estado marxista electo en América Latina. La victoria de Salvador Allende en 1970 fue una prueba para Estados Unidos, comprometido públicamente con la reforma social pero muy contrario a los movimientos de izquierdas. Aunque el régimen de Allende nunca alcanzó un estadio revolucionario la administración Nixon estuvo determinada desde el día de su elección a usar cualquier medio "hacer chillar la economía", fue una de las sugerencias de Nixon al director de la CIA, Richard Helms) para impedir que tomara posesión o, si fallaba esto, para acelerar su caída. Estados Unidos desactivó la inversión privada en Chile y obstruyó, cuanto fue posible, su acceso a la financiación de los organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo Interamericano. Al mismo tiempo, el presidente Nixon1 ordenó a la CIA desarrollar y poner en práctica un plan secreto para acosar al gobierno chileno. Se gastaron al menos 10 millones de dólares en subsidios a la prensa opositora chilena (en especial en El Mercurio, antiAllende militante y a grupos de oposición, incluidos muchos huelguistas que ayudaron a paralizar la economía del país en 1972-1973. Considerado en el contexto de todos los problemas que afrontaba Allende, el esfuerzo estadounidense es muy probable que tuviera una importancia marginal. Fueron los militares y las clases medias y altas quienes se levantaron contra el gobierno de Unidad Popular, no necesitaban lecciones de Estados Unidos sobre qué hacer y cómo, pero este aumentó la sensación de asedio sentida por el gobierno de Allende v alentó a la oposición para que creyera que les esperaba su generosa ayuda tras el golpe. De este período, no careció de importancia la amplia publicidad que se otorgó a las actividades ocultas de Estados Unidos. La documentación oficial recogida por un comité específico del Senado en 1975 y las revelaciones periodísticas que siguieron confirmaron que seguía 156

estando dispuesto a intervenir del modo que hacia tanto tiempo venían sosteniendo los latinoamericanos. Esta misma tendencia reaparecería durante los años ochenta, cuando el presidente Ronald Reagan autorizó una invasión militar de Granada y una constante campaña de operaciones encubiertas contra Nicaragua.

La Guerra Fría y su impacto en América Latina: La Doctrina de la Seguridad Nacional La guerra fría fue un estado de tensión permanente, primero entre las superpotencias, los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y luego entre los dos bloques liderados por ellas, que no provocó un conflicto directo debido al peligro de la destrucción mutua por la utilización de armas nucleares. Estaba movida por sus ambiciones e intereses contrapuestos por el choque de dos ideologías con pretensiones hegemónicas. Solamente el equilibrio del terror atómico permitió la existencia de un armisticio que no excluía la guerra fuera del enfrentamiento mutuo. Se caracteriza por seis aspectos: 1.- Elevada concentración militar en ambos bloques. 2.- Intensa campaña propagandística en contra del otro. 3.- Rechazo de forma general del compromiso y la negociación, sustituidos por la polémica y la denuncia. 4.- Conflicto entre capitalismo y socialismo que tuvo su expresión en situaciones revolucionarias en el Tercer Mundo; 5.- Ejercicio de una política de represión y persecución de aquellos sospechosos de colaborar o simpatizar con el enemigo; 6.- Confrontación Este-Oeste que se impuso sobre cualquier otro aspecto de las relaciones internacionales. Se inició en 1947, entre los dos Estados con mayor poder e influencia de la época, que asumieron el státus de superpotencias por su posición adquirida y los recursos disponibles, tanto como por los medios políticos, ideológicos y militares que tenían para alcanzar sus objetivos. El nuevo equilibrio de poder originó un sistema internacional bipolar y flexible, en el que junto a las superpotencias y los respectivos bloques bajo su influencia, se hallaban actores no alineados, y un actor universal, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que trató de atenuar la tensión. En este sistema ambos bandos trataron de identificar aliados y enemigos, delimitaron sus zonas de influencia, y trataron de ampliarlas a costa del bloque contrario, impidiendo cualquier desviación política o ideológica. No hubo posibilidades de que un Estado se declarara neutral sin el acuerdo de ambas superpotencias.

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Una vez ocupada, controlada y delimitada una zona de influencia, su respeto por la otra parte fue una regla básica del sistema. Cuando esta no se cumplió, surgió el peligro de un enfrentamiento directo y la tensión se agravó, provocando los momentos de mayor inestabilidad. En este sistema bipolar, todos los actores reconocieron ciertos valores o principios comunes, que tendieron a trasladar al actor universal, la ONU. A pesar de ello, ambos bloques la utilizaron para sus intereses, lo que impidió que alcanzase en muchas oportunidades los objetivos para los que fue creada en 1945. Paulatinamente, el conflicto se fue tornando mundial a partir de problemas iniciales ocurridos en Europa. De forma progresiva, el enfrentamiento ideológico se amplió, integrando factores económicos, políticos, psicológicos, sociales y militares, hasta transformarse en un conflicto global. La tensión creada impulsó la elaboración de una política de riesgos calculados, con la disuasión nuclear como base, que adoptó una estrategia diplomática y militar cuyos principios fueron: la contención del enemigo y de su expansión; la disuasión de cualquier acto hostil ante la amenaza de recurrir al enfrenta- miento bélico; la persuasión en tanto factores ideológicos y psicológicos tuvieron un papel clave; la subversión como medio de eliminar a las autoridades políticas que no aceptaron los valores del bloque en que estaban integrados, el espionaje ante la necesidad de conocer rápida y con certeza las actividades y las decisiones del enemigo. El desarrollo de la Guerra Fría estuvo condicionado por tres factores: los cambios en la cúpula del poder de las dos superpotencias; el control que sobre ella tuvieron siempre los actores políticos sobre los militares; y la percepción que tanto en Washington como en Moscú se tuviera de la potencia enemiga y de su expansión regional o mundial. El sistema así creado sustituyó al fracasado sistema de seguridad colectiva vigente durante el periodo de entreguerras, suponiendo también la alteración, no la quiebra, del orden internacional establecido a lo largo de las Conferencias Interaliadas que se desarrollaron durante la Segunda Guerra Mundial. Este sistema es reconocido como un Sistema Bipolar, en el que se mantuvo un equilibrio entre ambas superpotencias, que gozaban de poder y capacidad de destrucción equivalentes y superiores a la de cualquier otro Estado. Quedaron establecidos dos subsistemas: el Sistema Atlántico, liderado por los Estados Unidos, que contaba con una serie de instrumentos para extender su influencia y defender sus valores: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el Fondo Monetario Internacional (FMI), y el Banco Mundial (BM); y la existencia de alianzas militares periféricas (ANZUS, CEATO, CENTO, TIAR). El sistema socialista mundial, que también disponía de sus propios instrumentos: Kominform, CAME, Pacto de Varsovia, tratados bilaterales de amistad y cooperación y los partidos comunistas.

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La Segunda Guerra Mundial había supuesto la expansión soviética hacia el oeste, de manera que, de mal o buen grado, Gran Bretaña y los Estados Unidos terminaron por acceder en la Conferencia de Yalta (1944), que Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, y Bulgaria quedaran bajo influencia soviética. La evolución política posterior en esos países y la imposición de las llamadas "democracias populares" de estilo soviético, alarmaron sin embargo a los políticos estadounidenses. Para evitar la transformación del resto de las devastadas naciones europeas en otros tantos países socialistas, y por la guerra civil en Turquía y Grecia, los Estados Unidos lanzaron el Plan Marshall de reconstrucción económica, y la doctrina Truman de contención al avance soviético. El mayor problema se produjo en Alemania, que quedó dividida en cuatro zonas ocupadas por los vencedores de la Guerra Mundial: una británica, otra francesa y una tercera estadounidense, que terminaron uniéndose para formar la República Federal de Alemania (RFA); y una soviética, que, en respuesta a la solución occidental, conformó la República Democrática Alemana (RDA). El problema se originó en Berlín, ya que esta ciudad, enclavada en medio de la zona soviética también había sido dividida en cuatro partes. Proclamada la RFA, Stalin decidió bloquearla. El exitoso puente aéreo occidental para abastecer la ciudad acabó con el primer conflicto serio de la Guerra Fría; Alemania quedó dividida, y Berlín también. A partir de ese momento, los conflictos se trasladaron fuera de Europa, como consecuencia del triunfo de las fuerzas comunistas en la guerra civil china en 1950 y el inicio de la guerra de Corea ese mismo año. La muerte de Stalin en 1953 y el armisticio en Corea pusieron fin a esta primera etapa caliente, e iniciaron el deshielo. En los años siguientes, el esquema se repitió: el estallido de un conflicto puntual, que recalentaba las relaciones entre los bloques, era seguido de una etapa de deshielo, en la que los actores tenían mayor predisposición hacia los reclamos de sus rivales hasta que un nuevo acontecimiento volvía a endurecer las posiciones, fueron motivo de esta situación la crisis de los misiles cubanos en 1962, la intervención soviética en Checoslovaquia en 1968, la guerra de Vietnam, y la ocupación soviética de Afganistán en los años ochenta. En la inmediata posguerra, se había firmado en Río de Janeiro, en 1947, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que sentaba el principio de solidaridad colectiva frente a una agresión extracontinental; mientras que al año siguiente, en Bogotá, se creaba la Organización de los Estados Americanos (OEA), que preveía las condiciones para la resolución pacifica de los conflictos que pudieran surgir entre los Estados miembros, poniendo el acento en el principio de no intervención, pero el artículo 6 del TIAR prevé el caso de "una agresión que, sin ser ataque armado, podría poner en peligro la paz de América", con el cual se ampliaba el concepto de alianza hemisférica. Pero los asuntos relativos al conflicto mundial hicieron que el interés por los problemas latinoamericanos pasara a segundo, plano durante la década de 1950. La Revo159

lución Cubana introdujo la Guerra Fría en el hemisferio. Entonces el gobierno de los Estados Unidos creó, en 1961, en Panamá, una serie de establecimientos militares con el objeto de entrenar a los ejércitos continentales en la guerra antiguerrillera, el más conocido de los cuales es la Escuela de las Américas de Fort Gulick, por la que pasaron cientos de oficiales de las fuerzas armadas latinoamericanas, y acostumbró a invitar a otros tantos a realizar cursos en ciertos establecimientos en los Estados Unidos. En este marco, se elaboró la Doctrina de Seguridad Nacional que influyó en la formación de los militares de los países sudamericanos. Suponía que en el marco de la bipolaridad, dejarían de existir las guerras convencionales. Serían sustituidas por guerras ideológicas que se librarían en el interior de cada una de las sociedades de la región. Impedir los conflictos bélicos aliados era tarea del gobierno estadounidense; los militares, los países del bloque occidental deberían hacer frente a otro tipo de conflictos. Esta guerra seria una guerra contra el comunismo internacional y se libraría en todos los frentes: político, militar, económico e ideológico. Era necesario entonces llevar adelante el conflicto en esos frentes, y los militares debían estar preparados para enfrentar a la subversión de todos ellos. Ya que no se libraría de forma tradicional, era necesario estar vigilante y prepararse para combatir una guerra no convencional, para la cual los sectores políticos y la democracia no estaban preparados. A partir de 1960 la doctrina de la seguridad nacional aceptaba la integración de las fuerzas armadas nacionales en los dispositivos internacionales de defensa creados por Estados Unidos y definía como hipótesis de conflicto los provocados por un "enemigo interno". Establecía como tarea de las fuerzas militares locales controlar las "fronteras ideológicas", vigilar las actividades políticas de los ciudadanos y eventualmente reprimir las manifestaciones políticas que desde su óptica pudieran ser "subversivas". Esta nueva doctrina militar contenía una concepción de nación que aceptaba la subordinación económica a los Estados Unidos como consecuencia de la subordinación estratégica. Desde entonces, las fuerzas armadas latinoamericanas buscaron profundizar el desarrollo industrial, pero aceptando la intromisión de los capitales extranjeros en las decisiones económicas. Sin embargo hubo algunos países como Perú, Panamá y Argentina en los que sectores militares que sostenían los principios económicos nacionalistas, manifestando posiciones antiimperialistas.

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6.- La discusión sobre las relaciones entre modernización económica, democracia política y autoritarismo Los años sesenta presagiaron una era de crisis para América latina. La estrategia surgida de las políticas de industrialización posteriores a 1929 había comenzado a tropezar con serios problemas, tanto económicos como políticos. En el frente económico, surgieron en parte por la misma naturaleza del desarrollo basado en la industrialización para sustituir a la importación. En primer lugar, la estructura de esta industrialización era incompleta. Para producir géneros manufacturados, las empresas latinoamericanas tenían que contar con bienes de producción importados (como la maquinaria). Esta dificultad inherente se agudizó por los términos desiguales del intercambio. Con el paso del tiempo, los precios de las principales exportaciones de la región (café, cobre, trigo) en el mercado mundial sufrieron un descenso sostenido de poder adquisitivo. Es decir, que por la misma cantidad de exportaciones, los países latinoamericanos podían comprar cada vez menores cantidades de bienes de producción. Así pues, el crecimiento económico se enfrentaba a un atolladero, y la respuesta no consistía en aumentar el volumen de sus exportaciones tradicionales, ya que esto solamente hacia caer el precio. En segundo lugar, la demanda interna de productos manufacturados era limitada. Las industrias tropezaban contra la falta de compradores, al menos a los precios y los créditos que se ofrecían. En tercer lugar, y muy relacionado, estaba el grado relativamente elevado de la tecnología de las industrias presente en Latinoamérica. Esto significaba que sólo podía crear un número limitado de puestos de trabajo. En otras palabras, el desarrollo industrial latinoamericano de ese periodo había elegido la tecnología con uso de capital intensivo, típica de las economías industriales avanzadas; en comparación con el modelo de desarrollo del siglo XIX, ocasionaba más inversiones en maquinaria y menos en trabajo manual. A medida que aumentaba la presión, las elites gobernantes de varios países imponían regímenes más represivos, con frecuencia mediante golpes militares, como sucedió en Brasil (1964), la Argentina (1966 y 1976) y Chile (1973). En todos los casos, las decisiones más importantes las tomaron (o estuvieron sujetas a veto) los altos rangos militares. Y las elites pensaron que debían estimular la inversión y, para lograrlo, razonaron, habían de desmantelar, incluso de aplastar, el poder colectivo de la clase obrera. Cuanto más organizada estaba, más difícil resultó la tarea. Cada uno de estos gobiernos dominados por los militares asumió el poder de controlar las decisiones concernientes a los intereses obreros más vitales: salarios, condiciones laborales, beneficios complementarios y el derecho a organizarse.

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Estos gobiernos proclamaron ser "antipolíticos". Culpaban del infortunio de sus países a la supuesta incompetencia, deshonestidad o traición de los políticos y se mostraron más agresivos respecto de los políticos de izquierda radicales y los líderes obreros, se dejaron abiertos pocos canales de oposición. Estos regímenes presentan varias características comunes: - Una fue el nombramiento para cargos políticos de gente con carreras altamente burocráticas (miembros del ejército, funcionarios civiles del Estado o de corporaciones importantes). - La segunda consistió en la exclusión política y económica de la clase trabajadora y el control de los sectores populares. - La tercera fue la reducción o casi eliminación de la actividad política, sobre todo en las primeras fases del régimen: los problemas se definían como técnicos, no políticos, y se buscaban soluciones administrativas en lugar de llegar a acuerdos políticos negociados. - Por último, procuraron reavivar el crecimiento económico mediante la consolidación de los vínculos con las fuerzas económicas internacionales. De forma especifica, sus dirigentes forjaron con frecuencia alianzas con las corporaciones multinacionales (como IBM, Phillips o Volkswagen) y con los organismos financieros internacionales como el FMI. Para designar el nuevo tipo de dictaduras surgidas en los años 60, y 70, Guillermo O’Donnell (1982) acuñó el concepto de Estado Burocrático Autoritario que se caracteriza de la siguiente manera: En primer lugar, porque su base social esta compuesta por las fracciones superiores de una burguesía oligopólica y transnacionalizada. Por otro lado, institucionalmente adquieren peso decisivo las organizaciones especializadas en la coacción. Sus tareas quedan definidas por sus actores como la reimplantación del "orden" en la sociedad mediante la subordinación del sector popular, y la "normalización" económica. Además, es un sistema de exclusión política de un sector social previamente activado al que se somete a severos controles. Dicha exclusión trae aparejada la supresión de la ciudadanía y la democracia política, eliminando roles y organizaciones (como los partidos políticos) que han socializado demandas que se consideran incompatibles con el orden y la normalización. Es también un sistema de exclusión del sector popular, ya que promueve una acumulación de capital dirigida en beneficio de los sectores más concentrados de capital privado y algunas instituciones estatales. Promueve una mayor transnacionalización de la economía que entraña un nuevo desborde de la sociedad respecto del ámbito territorial y de las relaciones sociales que ese tipo de Estado acota. Este nuevo desborde de la sociedad promueve, en dirección inversa, un encogimiento de la nación, a la que se pretende purgar de los elementos que la han afectado seriamente.

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Intenta "despolitizar" el tratamiento de las cuestiones sociales pretendiendo transformarlas en criterios neutros de racionalidad técnica. Por último, implica la clausura de los canales democráticos de acceso al gobierno, que queda limitado a quienes ocupan la cúpula de ciertas organizaciones, como las Fuerzas Armadas y las grandes empresas, tanto privadas como públicas. La emergencia de este tipo de Estados está precedida por una crisis económica y otra política. La primera es concebida por los sectores dominantes como una insatisfactoria distribución de los beneficios, que lleva a los capitalistas a retraer inversiones, o, en caso de no darse las situaciones anteriores, genera expectativas futuras desfavorables para dichas inversiones. La segunda es producida por un sector popular urbano organizado, que demanda la redistribución del producto del errático crecimiento económico que, a su vez, produce una crisis en diferentes niveles de intensidad: - Inestabilidad política; - Crisis del régimen político (entendido como la modalidad en que se produce el reclutamiento y el acceso a los roles gubernamentales) al inaugurar nuevos criterios de representación. - Otro tipo de crisis es la que producen partidos o personal estatal que realizan interpelaciones para establecer identidades colectivas conflictivas con los participantes establecidos en la arena política (como la clase en lugar de los partidos políticos). - Crisis de acumulación, percibida por la clase dominante como un obstáculo para el normal funcionamiento económico. - Crisis de dominación, que cuestiona las relaciones jerárquicas establecidas en la sociedad capitalista, proponiendo su sustitución por otro tipo de relaciones sociales. Implica la incertidumbre en la continuidad de prácticas antes descontadas como "naturales" de clases y sectores subordinados. Esto puede aparecer en la caducidad de ciertas pautas de deferencia hacia el "superior" social, en diversas formas expresivas "inusuales", en cuestionamientos a la autoridad habitual en ámbitos como la familia y la escuela y como una impugnación del mando en el lugar de trabajo.

Militarismo y dictadura en América Latina "En 1964 en la V Conferencia de Ejércitos Americanos realizada en el instituto militar de West Point en los Estados Unidos, el entonces comandante en jefe del ejército argentino, general Juan Carlos Onganía, proclamó el derecho de las instituciones militares a intervenir en la política interna de las sociedades a las que pertenecían cuando los gobiernos constitucionales violen las respectivas cartas magnas, no cumplan las leyes y/o no den soluciones a los problemas nacionales. La después llamada doctrina de West Point fue incorporada a la Doctrina de la Seguridad Nacio-

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nal y estableció una relación netamente intervencionista entre fuerzas armadas y sistema político. Sobre estas bases en las décadas de 1960 y 1970 en América Latina, fueron numerosas las experiencias militaristas que establecieron dictaduras como forma de gobierno y excluyeron de la participación política a la población. La dictadura es una forma de ejercer el poder del Estado que se caracteriza por la concentración de facultades extraordinarias en un individuo o un grupo. En las décadas de 1960 y 1970, el concepto de dictadura estuvo fuertemente asociado al militarismo de las fuerzas armadas de la región, de allí que el término dictadura militar es el más frecuentemente utilizado para designar a los gobiernos de facto establecidos por las fuerzas armadas después de los golpes de Estado". Extraído de Torcuato S Di Tella (coord. Diccionario de Ciencias Sociales y Políticas. 1989)

Los gobiernos militares de la década de 1960 Durante la década de 1960, en un gran número de países de América latina, las fuerzas armadas dieron "golpes militares" y se hicieron cargo del gobierno. Si bien la situación económica, social y política de cada país era diferente y cada sociedad enfrentaba problemas particulares, la actuación de las fuerzas armadas tuvo algunos mismos objetivos en todos los casos. Las acciones de los focos guerrilleros que habían surgido en diversas y distantes regiones de América del Sur y América Central, fueron percibidos por los sectores dominantes como una seria amenaza para sus intereses económicos. Al mismo tiempo, y de acuerdo con los postulados de la Doctrina de la Seguridad Nacional, las fuerzas armadas los identificaron como los "enemigos internos" que debían aniquilar para evitar que "subvirtieran" el orden capitalista y el "modo de vida occidental y cristiano" y facilitaran la penetración del "comunismo internacional". En el plano económico, las acciones de los gobiernos militares también compartieron algunas orientaciones generales. Antes de las intervenciones de los militares, la gran mayoría de las sociedades enfrentaban altas tasas de inflación, desequilibrios en la balanza comercial y de pagos y déficit fiscal. Al mismo tiempo, como resultado de los "planes de estabilización" que los gobiernos habían intentado aplicar para solucionar esos problemas (y que incluían medidas tendientes a restringir el consumo de los sectores populares, como, por ejemplo, del congelamiento de los salarios), se habían multiplicado las movilizaciones reclamos de los sindicatos y los partidos políticos en general. Frente a esta situación, en el plano político y social, las fuerzas armadas organizaron la represión contra los grupos guerrilleros y prohibieron o restringieron la activi-

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dad de los partidos políticos y la actividad sindical, en particular la de orientación socialista y comunista. En el plano económico, los militares siguieron políticas antiinflacionarias y procuraron equilibrar la balanza de pagos con el propósito de restablecer la "confianza" de los sectores capitalistas locales y extranjeros. Pero, al mismo tiempo, mantuvieron las políticas orientadas hacia la profundización industrial que venían desarrollando los gobiernos anteriores. Con este fin, en algunos países, como Brasil y la Argentina, los gobiernos militares ampliaron la apertura de la economía a las inversiones de capital extranjero. En otros, como Perú, por ejemplo, iniciaron o completaron la nacionalización de algunos sectores clave de la economía, razón por la que contaron con la adhesión de una gran parte de las masas populares.

Los gobiernos militares de la década de 1970 En la década de 1960, la mayoría de los golpes de Estado encabezados por las fuerzas armadas habían tenido una intención preventiva y restauradora. En la década de 1970, las intervenciones militares tuvieron una orientación más radical. Desde el punto de vista de los sectores capitalistas de mayor poder económico que, en general, apoyaron los golpes, éstos resultaban necesarios para evitar la destrucción del orden económico y social capitalista. Durante los años sesenta, la instalación de gobiernos socialistas" aparecía como una amenaza probable pero no inminente. En cambio, en el Uruguay entre 1972 y 1974, en Chile de 1973 y en la Argentina de 1976, los grupos dominantes consideraron que los partidos políticos y las organizaciones guerrilleras estaban poniendo en juego la supervivencia de la condición capitalista de las sociedades.

Disciplinamiento económico y social Es en este contexto que los militares y grupos de civiles que los apoyaron, quisieron implantar un nuevo orden social, político y económico. Con esta meta, prohibieron la actividad de los partidos políticos y los sindicatos y organizaron acciones militares para liquidar definitivamente las organizaciones guerrilleras y toda otra organización popular o personas consideradas "subversivas" o sospechosas. También se propusieron "normalizar la economía. Para ello los gobiernos militares implementaron políticas económicas que generaron profundos quiebres con la orientación general que venían experimentando las economías latinoamericanas desde 1930, cuya meta era alcanzar el desarrollo autosustentado a partir de la profundización industrial. Los equipos técnicos que se hicieron cargo de los ministerios de Economía integrados por economistas y empresarios estrechamente vinculados con el capital

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transnacional- diseñaron políticas inspiradas en los principios del neoliberalismo económico. Algunas medidas intentaban resolver los problemas de corto plazo tales como liquidar la inflación y controlar el déficit fiscal. Otras tenían metas a mediano y largo plazo: abandonar la industrialización como sector dinámico del desarrollo económico y adecuar las economías periféricas a la "nueva división internacional del trabajo" reorientando las inversiones hacia la explotación del sector primario -minero en particular- y hacia las agroindustrias que podían agregar valor a las exportaciones tradicionales. La orientación de las políticas económicas adoptadas, tuvieron profundas y graves consecuencias para los sectores populares de las sociedades latinoamericanas, que vieron seriamente restringidas sus posibilidades de consumo y la satisfacción de sus necesidades básicas. Medidas de corto plazo y la satisfacción de sus necesidades tales como la liberación de todos los precios salvo el de los salarios y la eliminación de todos los subsidios a la industria y al consumo popular y la completa apertura y liberalización del mercado de capitales además de producir una importante transferencia de ingresos desde los sectores asalariados hacia los sectores capitalistas más concentrados, provocaron una profunda reorganización del sector industrial. A su vez, este último proceso más, en algunos casos, la completa apertura del mercado interno a las importaciones de manufacturas industriales extranjeras provocó la quiebra de numerosas pequeñas y medianas empresas y generó desempleo, en particular entre los obreros industriales. En el marco del agravamiento de la crisis económica, el aumento de la desocupación y la desestructuración del movimiento sindical fueron otros elementos a través de los cuales las dictaduras militares impusieron el disciplinamiento político y social. La compleja situación económica internacional las decisiones que tomaron los sectores dominantes para enfrentarla y los conflictos internos que protagonizó cada sociedad latinoamericana gobernada por una dictadura militar provocaron un mayor o menor grado de éxito en el logro de los objetivos de corto y largo plazo que, en cada caso, propuesto. Al mismo tiempo, durante la década de 1970, todos los países de la región experimentaron un muy importante crecimiento del endeudamiento externo, situación que agravó la vulnerabilidad de sus economías y profundizó su dependencia de los centros capitalistas.

La participación de los Estados Unidos Los golpes militares en América Latina, tanto en la década de 1960 como en la de 1970, enmarcados en el contexto de la guerra fría y justificados ideológicamente por la Doctrina de la Seguridad Nacional, en general contaron con el apoyo de los gobiernos de los Estados Unidos. En algunos casos, además, como en el golpe que en 1973 derrocó el gobierno de Salvador Allende, personal de los servicios de inteligen-

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cia estadounidense participó activamente en la preparación. Un memorándum de la Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA), fechado el 16 de setiembre de 1970, proporciona información sobre el primer encuentro entre el jefe de la CIA y altos funcionarios especializados en operaciones encubiertas. El documento subraya que la CIA debía preparar en 48 horas un plan de acción para el entonces consejero de la Seguridad Nacional, Henry Kissinger, textualmente se lee "el presidente Nixon ha decidido que un gobierno de Salvador Allende en Chile no es aceptable para los Estados Unidos. El presidente pidió a la agencia (CIA) evitar que llegue al poder o destronarlo. El presidente autorizó diez millones de dólares para este fin".

Terrorismo de Estado En este período se inicia una de las páginas más tristes en la historia de los diferentes países de América Latina, tanto por las políticas económicas de ajuste que comenzaron a degradar y profundizar la exclusión social y económica de grandes sectores de la población, pero sobre todo, por la brutalidad del accionar de las dictaduras militares que aplicaron planes sistemáticos de represión no sólo contra los integrantes de los grupos guerrilleros sino también contra los dirigentes políticos, sindicales y de diversos movimientos sociales y populares. Con modalidades particulares diferentes combinaciones en cada caso, durante la década de 1970 las fuerzas armadas llevaron adelante la implementación de políticas represivas que articuladas en diferentes proporciones, con instrumentos jurídicos que pretendían dotar de legalidad a las acciones represivas, llevaron adelante con operaciones militares y de seguridad, más o menos clandestinas. Algunas veces, utilizaron los mecanismos de excepción previstos en las propias Constituciones -como el estado de sitio, por ejemplo -aunque aplicados en forma irregular e irrazonable. Otras, establecieron leyes inconstitucionales, inspiradas en los fundamentos ideológicos de la Doctrina de Seguridad Nacional. Y en todos los casos, con más o menos intensidad y alcance, instalaron el terrorismo de Estado y al margen de toda legalidad, secuestraron, torturaron e hicieron desaparecer varios cientos o miles o decenas de miles de personas según el país y se apropiaron de niños nacidos en cautiverio la mayoría de los cuales hacia fines de la década de 1990 continuaban desaparecidos. Además los gobiernos militares de Chile, Brasil, la Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia establecieron un sistema represivo conjunto, denominado Operación Cóndor", con el objetivo de hacer más eficaz y contundente la represión contra los "enemigos internos". Esta operación fue diseñada en 1975 por el servicio de inteligencia chileno (DINA), así lo reveló un documento secreto del FBI (una agencia de seguridad del gobierno

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de los Estados Unidos) que fue desclasificado a mediados de 1990. La Operación Cóndor estaba integrada por efectivos de las Fuerzas Armadas; de Chile, Brasil, la Argentina, Paraguay, Uruguay y Bolivia. Según el documento del FBI los servicios de inteligencia de estos países se propusieron "eliminar sistemáticamente y en forma conjunta las actividades terroristas en la región" y conformaron "grupos especiales que viajaban a cualquier parte del mundo para asesinar terroristas o a los simpatizantes de las organizaciones terroristas". Ese documento también explica como funcionaba el sistema. "Por ejemplo, si un terrorista o un simpatizante de una organización terrorista de uno de los países miembros de la Operación Cóndor es localizado en un país europeo, un grupo especial es formado y enviado a buscar el blanco. Cuando la investigación ha sido finalizada, un segundo grupo de la Operación es despachado para "sancionar" (raptar o matar) al blanco. Los grupos especiales pueden estar formados por miembros de uno o varios países del grupo"

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Actividad Nº 5 Trabajo Práctico Obligatorio 1.- Definir y caracterizar al Estado Burocrático Autoritario 2.- Elabore un ensayo breve acerca del impacto de las intervenciones militares en las sociedades latinoamericanas, a partir de la segunda mitad del S. XX, relacionándolos con el proceso revolucionario cubano y la política exterior norteamericana en el contexto de la guerra fría.

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Ficha de Evaluación Módulo Único Sr. alumno/a: El Sistema de Educación a Distancia, en su constante preocupación por mejorar la calidad de su nivel académico y sistema administrativo, solicita su importante colaboración para responder a esta ficha de evaluación. Una vez realizada entréguela a su Tutoría en el menor tiempo posible.

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1. Los contenidos de los módulos fueron verdadera guía de aprendizaje. 2. Los contenidos proporcionados me ayudaron a resolver las actividades. 3. Los textos (anexos) seleccionados me permitieron conocer más sobre cada tema. 4. La metodología de Estudio (punto 4 del módulo) me orientó en el aprendizaje. 5. Las indicaciones para realizar actividades me resultaron claras. 6. Las actividades propuestas fueron accesibles. 7. Las actividades me permitieron una reflexión atenta sobre el contenido 8. El lenguaje empleado en cada módulo fue accesible. CONSULTAS A TUTORIAS

SI

NO

1. Fueron importantes y ayudaron resolver mis dudas y actividades. 2) Para que la próxima salga mejor... (Agregue sugerencias sobre la línea de puntos) 1.- Para mejorar este módulo se podría ................................................................................................................................ ...................................................................................................................................................................................................

3) Evaluación sintética del Módulo. ...................................................................................................................................................................................................

Evaluación: MB - B - R - I 4) Otras sugerencias............................................................................................................................................................. ..................................................................................................................................................................................................

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