23. Rubio Corona. PECARI

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UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE BIOLOGÍA XALAPA

EXPERIENCIA EDUCATIVA CORDADOS

Rubio Corona Cathy Guadalupe Sección 402

PECARÍ DE COLLAR (Pecari tajacu sinonimia Dicotyles crassus)

Pecari tajacu, sinonimia: Dicotyles crassus

Figura 1. Pecarí de collar. Foto propiedad de Pedro Romano, 2020. Dirección de interés público.

1. Posición taxonómica Reino Animalia Phylum Chordata Subphylum Vertebrata Clase Mammalia Subclase Theria Infraclase Placentalia Superorden Laurasiatheria Orden Artiodactyla Suborden Suina Familia Tayassuidae Género Pecari Especie Pecari tajacu (Linneo, 1758) Sinónimo: Dicotyles crassus (Merriam, 1901) Dicotyles tajacu Tayassu tajacu

2. Características de la especie El pecarí de collar, (Pecari tacaju sinonimia Dicotyles crassus), orden: Artiodactyla, familia: Tayassuidae; también llamado jabalina, jabalí de collar, saino, cerdo de monte, y en nahúalt “coyametl”, es una de las dos especies de pecaríes que viven en México, de menor tamaño que el pecarí de labios blancos. Se ha propuesto que la fuerza mandibular, y el uso de los recursos alimenticios de los que hace uso, es causa de separación de nicho con Pecari de labios blancos (Kiltie, 1981b) El nombre Pecarí proviene del guaraní que significa “Sendas del bosque” y Tajacu, que es un nombre nativo brasileño. Presenta apariencia de cerdo, con una altura promedio de 50 cm en la cruz y 70 a 110 cm de longitud. Ejemplares adultos poseen un pelaje de cerdas grisáceas- negruzcas, pálido en el vientre y como característica distintiva de la especie, una mancha blanca como collar en la base del cuello. El cráneo es corto con mandíbula y hocico largo, nostril desnudo con caninos largos por lo general no perceptibles a simple vista que llegan a crecer hasta 41 mm., utilizados en la excavación de agujeros, para proporcionarse baños de lodo a modo de protección contra ectoparásitos y como regulación de su temperatura corporal en machos adultos son utilizados como defensa y les permiten realizar sonidos de alarma tipo chasquillo en situaciones estresantes (Sowls, 1997). Los ojos son pequeños con visión empobrecida y el olfato y gusto ampliamente desarrollados. Las extremidades son cortas y delgadas terminando en pezuña. Patas delanteras con cuatro dedos, dos de ellos no tocan el suelo, patas traseras con dos dedos largos, y un tercer dedo pequeño rudimentario. La cola es pequeña y sólo mide 5

cm aproximadamente. Se trata de la especie más pequeña del género, con un peso de entre 15 a 30 kg. Es una especie hábitos diurnos, crepusculares y nocturnos, aunque registran mayor actividad en las horas frescas del día; especializados en carreras y saltos para escapar de sus depredadores. Son generalmente sociales, aunque se han reportado individuos solitarios, principalmente machos. Presentan comportamiento territorial, marcan sus límites con orina y así mismo, posee una cavidad glandular en su región lumbar, con la cual secreta una sustancia aceitosa de olor almizclado, con el cual le es posible el reconocimiento de su hábitat y su grupo, restregándose mutuamente e impregnándose, y que es liberada cuando se siente amenazado. La región donde se sitúa dicha glándula es fácilmente localizable por un mechón de pelos amarillos, donde esta se secreta. Se refugian en sitios cercanos a raíces o árboles caídos, donde forman grupos conocidos como piaras, que se mantienen estables en número todo el año, pero que pueden variar en tamaño según la vegetación donde se asienten. En bosques tropicales subperennifolios es común verlos en grupos de hasta 12 individuos, no obstante, en bosques tropicales caducifolios forman grupos pequeños de 4 ejemplares, mientras que, en hábitats áridos y semiáridos, las piaras se dividen en grupos más pequeños, reagrupándose cada 12 horas mostrando un comportamiento de fusión- fisión ( Naranjo 2002), reporta en la selva Lacandona, grupos de 15 individuos; en sitios con alta presión de cacería, se ha determinado grupos compuestos por 2.6 individuos promedio, en contraste a los grupos dispuestos en áreas protegidas con promedio de 5.3 ejemplares (Briceño, 2016). La subdivisión de la piara depende de condiciones como la disponibilidad de alimentos, la temperatura, condiciones climáticas y factores externos como la cacería; es poco frecuente el intercambio de individuos entre piaras. La cohesión al grupo y la fidelidad al territorio están determinados por las marcas de olor. La proporción de sexos en estado silvestre es por lo regular de 1:1, con un promedio de vida de 7.5 años. Durante los periodos de escasez de recursos, se reúnen en zonas donde estos son más abundantes, llegando a formar piaras de 40 individuos. Sus grupos se organizan en jerarquías, son animales de comportamiento calmado y curioso, ante la amenaza responden con gruñidos y erizamiento de los pelos dorsales. Se han categorizado nueve tipos de vocalizaciones (Sowls, 1997) mediante las cuales mantienen la cohesión del grupo, localizan a otros miembros dentro de su territorio, establecen dominios, se advierten del peligro y reaccionan ante amenazas. Cuando perciben algún peligro, se valen de sus colmillos para realizar un castañeo y emprender la huida, cada individuo escapa de manera individual. Algunas conductas sociales claramente observadas son el contacto nariz con nariz, restregamiento de la nariz y cabeza en la glándula de almizcle, frotamiento del cuello y la nariz y olfateo de genitales. Los cambios en la jerarquía social de los grupos resultan en enfrentamientos en los que gruñen, muestran los colmillos y en ocasiones lanzan mordidas. Aquel individuo del grupo que por alguna razón

haya perdido su olor característico grupal, será marginado y desplazado del mismo. son parte importante en la dieta de jaguares y pumas, ocasionalmente de ocelotes y probablemente de cocodrilos. Su depredador principal en zonas tropicales es el jaguar (Panthera onca), en la Amazonía es presa de Boca constrictor. 3. Ciclo de vida Son mamíferos placentarios que usualmente viven hasta los 24 años en cautiverio, y de 7.5 a 10 años en estado silvestre. La reproducción puede ocurrir en cualquier época del año, con mayor actividad en verano. Los nacimientos ocurren con frecuencia en los meses de junio, julio y agosto (Neal, 1959). El destete de las crías ocurre entre las seis u ocho semanas de nacidas y el cuidado parental es de alrededor de un año. Los neonatos tienen un peso promedio de 500 g y poseen un pelaje rojizo el cual cambia al característico color negro grisáceo conforme van creciendo. Alcanzan la madurez sexual aproximadamente al año de edad. 4. Hábitos alimenticios La dieta de la especie incluye raíces, hongos, nueces, huevos, serpientes, frutos y semillas. El sistema digestivo de Pecari tajacu consta de cuatro partes principales, bolsa gástrica, estómago glandular y dos sacos ciegos, presentan estilo de fermentación activa, por lo cual se ha especulado de su probable capacidad para digerir celulosa (Nogueira-Filho, 2005). Posee un potente olfato del cual se ayuda para la localización de raíces y tubérculos enterrados, incluso insectos, removiendo hojarasca del suelo, y su dieta varía de acuerdo con la vegetación del hábitat y de la temporada, consumiendo principalmente raíces en época de secas, y frutos y hojas durante las lluvias. En regiones áridas les es posible satisfacer los requerimientos de agua ingiriendo cantidades importantes de cactáceas y suculentas como su principal fuente de alimento. Su dieta en áreas con vegetación de bosques deciduos de Jalisco se compone de 46- 50% de raíces, 39- 43% de follaje y sólo un 10 a 11% de frutos (Martínez- Romero y Mandujano, 1995). Otro análisis de contenidos estomacales en ejemplares presentes en la Reserva de la Biosfera arroja 546% de frutos, 36% de follaje, 8.5% fibras y 0.5% de materia de origen animal (Pérez- Cortéz y Reyna Hurtado, 2008). Según Bodmer et al. (1989) de 121 contenidos estomacales, el 59% eran frutos, 17% materia orgánica animal (insectos y caracoles), 14% fibra, 9% hojas, 0.6% flores y 0.3% setas. En algunas regiones es considerada plaga de cultivos de temporada como maíz, frijol y calabaza. 5. Ciclo reproductivo Entre las especies de la familia a la que pertenecen, no existe un marcado dimorfismo sexual, a partir de los 9-12 meses de vida, se puede distinguir fácilmente los testículos del macho recubiertos por pelo amarillo, las hembras son

un poco más pequeñas que el macho y la vulva no es visible a simple vista. Entre los machos, no se ha reportado una evidente competencia por el cortejo por lo cual, el sistema de apareamiento es polígamo; el macho dominante siempre montará primero a la hembra receptiva, siguiendo los demás respetando el orden de jerarquía. Según Luna Baeza (2017), las hembras alcanzan la madurez sexual a los 595 días de vida aproximadamente y permanecen reproductivas hasta su muerte. Los machos, maduran alrededor de los 10 meses de vida y la producción de esperma decae a los siete años; son activos sexualmente todo el año. El periodo receptivo de las hembras es de 3 a 5 días, en ciclos estrales cada 21 a 25 días durante todo el año. El periodo de gestación varía entre los 138 días dando a luz por regular dos crías. El destete de las crías ocurre entre las seis u ocho semanas de nacidas y el cuidado parental es de alrededor de un año. El apareamiento puede ocurrir en cualquier momento del año, con mayor actividad en verano. La receptividad de la hembra se evidencia por la presencia del color enrojecido y apariencia tumefacta de los labios vulvares. El estado de gravidez de la hembra puede detectarse por medios observacionales mediante signos como el abultamiento del vientre, la presencia de extremidades traseras abiertas a partir del tercer mes, ritmo respiratorio acelerado y vulva rojiza, así como aumento del tamaño de la ubre. En los primeros días de vida de la cría, la hembra se torna agresiva como forma de protegerla de los demás miembros del grupo, reduciendo este comportamiento luego de una semana y comenzando a interactuar con la piara. 6. Distribución geográfica Con una amplia distribución que va desde el sudoeste de los Estados Unidos hasta el norte de Argentina y Uruguay, donde se ha realizado un proyecto de reintroducción tras haber sido declarado extinto. Es nativo de la isla caribeña Trinidad, y ha sido introducido en Cuba. En México, puede encontrarse en la mayor parte de la superficie del territorio nacional, excepto Baja California, el norte de Chihuahua, centro de Durango y Zacatecas. Se reconocen catorce subespecies, nueve en el norte y Centroamérica y cinco en América del sur, de las cuales tres se localizan en México; Pecari tajacu nanus (Merriam, 1901), endémica de Cozumel, Pecari tajacu yucatanensis (Merriam, 1901), en la Reserva del Edén y Pecari tajacu nelsoni (Goldman, 1926) en Chiapas, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo. En México se han reportado densidades variables, en sitios con baja y alta presión de caza, 7.93 a 1.08 individuos/km2 respectivamente (Naranjo y Bodmer, 2007), en selva Lacandona, mientras que en bosque semiseco de Calakmul, Reyna Hurtado et al. (2010) reportó una densidad de 0.43 individuos/km2.

7. Hábitat Se puede definir como una especie de hábitos generalistas pues puede desarrollarse en diferentes tipos de vegetación, desde bosque tropical perennifolio, subperennifolio, subcaducifolio, matorral xerófilo, bosque espinoso, pastizales y vegetación secundaria. Las poblaciones de Pecari tajacu se encuentran entre los 0 a 2,000 metros sobre el nivel del mar. Dentro de esta distribución se han registrado ámbitos hogareños promedio para regiones con vegetación dominante de pastizales abiertos, bosque de encino y matorral espinoso, que varía de 0.4 a 8.28 km2. En México, la única estimación de ámbito hogareño que se ha realizado es la de Naranjo (2002), donde se estimó un territorio parcial de 7.3 km 2 en un grupo establecido en la Selva Lacandona Se ha determinado que pueden desplazarse en un radio de 500m. Las especies del género Pecari, son consideradas especies con distribución simpátrica, lo cual indica la formación de especies sin que se establezca previamente una barrera geográfica entre las poblaciones.

8. Importancia alimenticia, genética, ecológica, investigación, industrial, etc. Es considerado como una especie ingeniero del ecosistema pues altera su entorno causando cambios físicos en comunidades vegetales. Generan rascaderos que representan hábitats para otras pequeñas especies. Es, así mismo dispersor de semillas mediante los mecanismos de endozoocoria de pequeñas semillas, expectoración de semillas grandes y epizoocoria. Al consumir semillas de palmas de Arecaceae, altera la composición física de la semilla agrientándola durante el consumo inicial del propágulo, por medio del uso de sus fuertes mandíbulas. Por lo tanto, se considera que también realiza el reclutamiento y distribución espacial de plantas afectando su germinación. Por su actividad de forrajeo, al remover la primera capa de hojarasca, se considera que favorece el proceso de ciclado de nutrientes del suelo. La especie posee importancia económica para las avtividades cinegéticas, en la altiplanicie central, norte y centro de México, P. tajacu se encuentra entre las veinte especies más utilizadas para este fin, esto puede incluir tanto la crianza y cacería de ejemplares, como la venta de sus pieles. Pecari tajacu tiene importancia alimenticia para los pobladores de los asentamientos donde se distribuye la especie, son cazados y/o criados por su carne y esta es vendida en los mercados locales. En la selva Lacandona, se ubica entre los primeros lugares de mamíferos más apreciados en la caza de subsistencia, en la Amazonía ecuatoriana el pecarí de collar es la segunda especie más cazada (Vickers, 1991), y en la Amazonía peruana, junto con el pecarí de labios blancos representan del 15 al 60% de mamíferos cazados, y se encuentra entre las principales especies destinadas a esta actividad en Brasil, Venezuela y Ecuador (Briceño, 2016).

Desde antes de la llegada de los europeos a tierras mesoamericanas, las civilizaciones aprovecharon esta y otras especies nativas con fines de alimentación, ornamentación y fueron parte importante en la práctica de cultos religiosos y ceremoniales, como en la cosmogonía maya donde ha sido una figura importante dentro de su mitología. Mayas, aztecas y yaquis criaban y cazaban pecaríes como fuente alimenticia, y se dice que Cortés describió ejemplares de P. tajacu en el magnífico zoológico propiedad de Moctezuma (Padgen, 1986). Actualmente, P. tajacu es importante componente en las unidades de conservación y manejo de vida silvestre (UMAs) al ser una especie altamente adaptable. 9. Estado de conservación Catalogado como una especie de preocupación menor en la Lista Roja de IUCN (International Union for Conservation of Nature, por sus siglas en inglés). Se encuentra dentro del apéndice II del CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), para aquellas especies no precisamente en peligro de extinción, pero cuyo comercio debe controlarse a fin de evitar una utilización incompatible con su supervivencia, para todas las poblaciones, excepto aquellas en los Estados Unidos y México. No se encuentra dentro de la NOM 059- SEMARNAT-2010 por cual no se considera especie en peligro de extinción ni sujeta a protecciones especiales. Probablemente la mayor amenaza para la especie sea la presión que ejercen los cazadores sobre sus poblaciones, aunque P. tajacu es capaz de resistir una cuota de extracción relativamente alta y aún ser abundante en ciertas áreas. 10.Referencias bibliográficas 1. Bodmer, R.E. 1989b. Ungulate biomass in relation to feeding strategy within Amazonian forests. Oecologia 81: 547-550. 2. Briceño Méndez, M.A. 2016. Efecto de la cacería en la conservación del pecarí de labios blancos (Tayassu pecari) y el pecarí de collar (Pecari tajacu) en Calakmul, Campeche, México. Tesis doctoral. Colegio de la Frontera Sur. Disponible en: http://aleph.ecosur.mx:8991/exlibris/aleph/a22_1/apache_media/FJAHBKPN653J3 RA8P8VY88Q6HMVKFJ.pdf 3. Ceballos, G., S. Blanco, C. González, E. Martínez, (2006). Tayassu tajacu (Pecarí de collar). Distribución potencial. Disponible en: http://www.conabio.gob.mx/informacion/metadata/gis/tay_tajagw.xml? _httpcache=yes&_xsl=/db/metadata/xsl/fgdc_html.xsl&_indent=no 4. Gongora, J., Reyna-Hurtado, R., Beck, H., Taber, A., Altrichter, M. & Keuroghlian, A. 2011. Pecari tajacu. The IUCN Red List of Threatened

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tajacu).

Disponible

en:

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16. Sistema de información de Biodiversidad. S/A. Pecari tajacu. Disponible en: https://sib.gob.ar/especies/pecari-tajacu 17. Sowls, L. K. 1997. Javelinas and the other peccaries: their biology, management and use. 2nd. Ed. Texas A&M University Press. College Station, TX, EUA.

18. Vallejo, A. F. y Boada C. 2018. Pecari tajacu En: Brito, J., Camacho, M. A., Romero, V. Vallejo, A. F. (eds). Mamíferos del Ecuador. Version 2018.0. Museo de Zoología, Pontificia Universidad Católica del Ecuador. https://bioweb.bio/faunaweb/mammaliaweb/FichaEspecie/Pecari %20tajacu, acceso Lunes, 1 de Junio de 2020.