17 NICOLAS CASULLO La Escena Presente Debate Modernidad Posmodernidad

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NICOLAS CASULLO – LA ESCENA PRESENTE: DEBATE MODERNIDAD – POSMODERNIDAD Podriamos decir que nuestro tiempo, para esta configuración, se arma a partir de diferentes elementos, ninguno de los cuales pro si solo establece una época, pero su conjunción si nos da un entramado, también una atmosfera, en la cual estamos situados. Crisis del sistema capitalista: no es una crisis como la que pensaba el marxismo o la revolución, sino que es una crisis de reformulación. Una crisis particular en la cadena de muchas etapas de crisis que vivio el capitalismo. Crisis del Estado de Bienestar: ahora se trata de la criss de tal Estado, es decir, del Estado interventor, del Estado que interviene en la sociedad decidida y categóricamente, tratando de ordenar lo social y lo político en relación a las salvajes y permanentemente cambiantes alternativas del mercado. Crisis del proyecto político e ideologico alternativo al sistema capitalista: crisis teorica, política, ideologica, pragmática, de los proyectos socialistas, comunistas, nacionalistas, que son los que impregnaron por ultima vez en este siglo, los procesos de los años 60. Crisis de los sujetos sociales históricos: lo que se vive en nuestros últimos veinte años es una crisis profunda de este sujeto social, de este sujeto económico, de este sujeto político. Una desagregación, una perdida de poder sindical y político de este sujeto, una interrupción de su crecimiento cuantitativo y cualitativo. Una disminución acelerad de los contingentes de la clásica clase obrera. El sujeto social obrero que permitia la utopia de un cambio socialista, hoy ha perdido el noventa por ciento de su protagonismo político, que se daba desde distintas variables: se podía dar a través de sindicatos, a través de partidos, a través de agrupaciones independientes. Crisis de la sociedad del trabajo: crisis de un modelo sociocultural, paradigmático, de sociedad. Hoy podríamos decir que a partir de variantes tecnológicas, de variantes de recambio productivo, esta en discusión esta centralidad cultural de la sociedad posible de ser leida como la sociedad del trabajo. Para el pensamiento moderno de mas avanzada, mas ilustrado, la sociedad del trabaoj era la forma de leer la modernidad capitalista. Crisis de las formas burguesas de lo político y la política: crisis de la capacidad de actuación de la forma tradicional de partido político, de las formas tradicionales de representación, de la capacidad de persuasión de los tradicionales partidos políticos, de su posibilidad de diferenciarse política e ideológicamente entre si frente a un estado de la crisis que hace que cualquier partido poilitico (y no solamente aquí) aparezca asumiendo el Estado y cumpliendo el mismo programa, sin casi diferencias uno de otro. O sea, la imposibilidad históricamente moderna de diferenciar sus programáticas políticas. La ocupación del Estado lleva a una indistinción de partidos políticos. Lo que se percibe claramente es que la administración de la crisis hace superflua la diferenciación de los partidos. Lo “beneficioso” de la ciriss, según el neoliberalismo, del Estado demagógico del “despilfarro”, del Estado social que siempre se tenia que hacer cargo de los que n

tenian trabajo. El neoliberalismo aparece como dando supuestamente una respuesta pragmática, “realista”, “verdadera”, para la posibilidad de continuidad del proceso histórico. Precisamente la crisis de lo político hace que hoy la gran corporación que maneja el mundo sea la corporación del capitalismo concentrado a escala planetaria, que son los sectores que deciden las políticas mas alla de la preocupación o de la intervención de los Estados. La emergencia de un tiempo cultural de reconversión tecnológica y de revolución tecnológica: esta variable cibernética informática produce el quiebre de lógicas productivas, desactivación de tradicionales líneas inversoras y productivas, reformulación de tipos, categorías y niveles de trabajo, reemplazo colosal del hombre por maquinas, pasaje cibernético de las operatorias empresarias y gerenciales, planetarizacion del capital financiero mas alla de la posibilidad de intervención de los Estados. Instrumentación cultural, desde los poderes del capital que tienen la posesión del mensaje de masas, informativo, publicitario, ficcional, de entretenimientos, deportivo, sobre lo social. NEGOCIO DE LA CULTURA: la cultura de consumo cubriendo la casi totalidad de los aspectos conformadores de la vida. Esas microculturas hoy están manejadas en términos de poderes tecnoculturales de alcances mundiales, globalizantes, homogeneizantes. Hoy el nivel de construcción cultural de los sujetos es casi mayor y tan determinante como ese lugar donde antes uno hallaba su identidad de acuerdo al sitio en que encontraba en la relación capital y trabajo. No esta mal ni bien, no se trata de juzgar sino de pensar ¿Qué fue lo diferente?. La escena de nuestra actualidad no smuestra profundas mutaciones en todos los planos. Nuevas dimensiones necesitadas de ser analizadas en sus aspectos objetivos y subjetivos. Lo cierto es que este tiempo de metamorfosis de escenarios en lo económico, en lo político, en lo tecnológico, en lo cultural, necesitara un largo tiempo de teorías y acciones que lo interpreten y lo lleven adelante. ¿Asistimos a un decisivo cambio de época civilizatorio? Nos encontramos entonces, con esta nueva escena histórica, donde los teóricos de la cultura, de lo social, de la historia, se plantean un tiempo reflexivo sobre que es hoy lo moderno. Un tiempo de autoconciencia de la modernidad desde diversas y multiples lecturas indagadoras. Un tiempo donde en la problemática de discusión, en el campo de las ideas, se instala un debate entre dos nociones, entre dos conceptos, entre dos palabras, ente dos apreciaciones del mundo y de la historia: modernidad-posmodernidad. Modernidad, que remite a todo lo que fuimos viendo en este siglo XX, a aquel legado del Proyecto de la Razon Ilustrada del XVIII. Posmodernidad, como una nocion conceptual que plantearía que estmaosmas alla, cronológicamente, de la modernidad. Se agotaron las razones de la modernidad, sus capacidades de dar cuenta de la propia historia. El debate modernidad – posmodernidad va a desplegarse en lo estético, en lo cultural, en lo ideologico, en lo sociológico, en lo científico, en lo político. Es un nuevo fenómeno, es un nuevo tiempo sociocultural, que si bien tiene antecedentes profundísimos como en nuestra historia, en el sentido de que nosotros también conocemos, en el

fin del otro siglo, el XIX, el ser refundados por corrientes migradoras de primera importancia. Este es otro tipo de corrientes migradoras, millonarias en numero, contemporáneas entre si y en parte muy arbitrarias en sus variantes. Hijas de una globalización económica que arroja como manadas en el planeta muchedumbres de uno a otro lado en todos los continentes, regiones, territorios, ciudades, para conformar una nueva constelación de problemáticas, de inéditos cruces y confrontaciones culturales, una nueva forma de padecer el mundo, de plantear identidad. Esta nueva escena mutante, de perdida de identidades, de globalizaciones que crecen, es la que nos compete. Lo moderno fue este proceso de racionalización a partir precisamente de la centralidad de la razón con base científico-tecnica, que racionaliza el mundo y deja atrás las explicaciones en términos religiosos, mágicos, milagrosos, sagrados. Proceso, por lo tanto, de racionalización que debemos entender como objetivizacion histórica de estructuras racionales. Gran tejido entonces, trama cultural que en sus grandes discursividades fija fines, objetivos, lógicas, fundamentos de acción, y donde, a través de esta racionalización, la modernidad toma conciencia y verifica su propio origen y propia marcha en la historia. Sin embargo, la historia, en su modernización estructural, sigue avanzando. Lo que pasa es que hoy ya no podemos decir, como hace cincuenta, setenta o cien años, si el avance tecnológico sirve siempre y en cualquier circunstancia, porque a lo mejor en Chernobyl, la mas alta y avanzada tecnología solo sirve para la muerte; si la tala de bosques sirve para el papel, pero quizás ya no tenemos respuesta para una agonía planetaria de la naturaleza del mundo. Desde ciertas perspectivas posmodernas, la hstoria de las grandes ideas modernas, claves, fundamentadoras de un proyecto ilustrado, parecería estar concluida. La capacidad de dar fundamentos desde la razón ilustrada parecería alcanzar un limite insuperable. La historia parecería no poder dar cuenta de hacia donde va y lo que pretende, que es lo que busca. Raymond Williams llama la “oscuridad del futuro”, esa nueva experiencia que la modernidad nunca tuvo, aun en sus épocas mas aciagas, como en el avance del proyecto belico nazi, donde sin embargo persistían, desde otras fuerzas, cosmovisiones, ideologías, un sentido y un fin de la historia, una utopia del futuro. Si algo estaba iluminado y estaba absolutamente proyectado era el futuro, aun en el marco de las calamidades: eso fue lo moderno por excelencia. Hoy estaríamos situados en la oscuridad del futuro en cuanto a estas variables que racionalmente tratan fallidamente de dar cuenta de un proceso histórico. Esto da pie a muchas interpretaciones, que afirman que habriamos pasado de una historia moderna a una historia oposmoderna, de una historia moderna a una posthistoria moderna. Que pone en cuestión la vigencia, la incidencia, la sobrevivencia de esa clave de razón que fundo el mundo moderno capitalista burgues, pero también el proyecto comunista confrontador por ejemplo, y sostuvo a ambos a través de las grandes metadiscurisvidades que alimentaron este proceso moderno en los últimos doscientos cincuenta años. La idea de progreso, incuestionable hasta una determinada época, hoy esta en profunda discusión. Se progresa o se esta retrocediendo según que parámetros tome uno, según que referencias tome uno para pensar el progreso. Han pasado doscientos años, y muchos de estos grandes relatos, de estos metadiscursos, no solamente están en deuda con nosotros sino que están mucho mas alejados de

lo real en algunas circunstancias, que hace doscientos años. Y hablan, por lo tanto, de la crisis definitiva del proyecto moderno ilustrado y de su sujeto, de esa figura liminar y esencial a la razón moderna: el sujeto conciencia, el sujeto portador de esa razón, el sujeto de los saberes, el que establece la verdad en el mundo, sujeto de la critica y las explicaciones como nucleo de razón que objetiviza al mundo y lo racionaliza. La razón narra un mundo, lo explica y lo representa. Hoy aparece la duda, cada vez mas agudizada, de si todavía existe esa narración subjetiva. ¿Y si no existe mas? Se preguntan aquellos que plantean la variable posmoderna: ¿de que estamos hablando si ese sujeto narrante ha desaparecido o se ha esfumado?