15 DE NOVIEMBRE DE 1922

15 DE NOVIEMBRE DE 1922 Primer asesinato del imperialismo y su burguesía, al proletariado ecuatoriano. INTRODUCCIÓN Dej

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15 DE NOVIEMBRE DE 1922 Primer asesinato del imperialismo y su burguesía, al proletariado ecuatoriano.

INTRODUCCIÓN Dejamos dejar oír nuestra voz de protesta, voz de condena para los criminales, que no satisfechos con tanta sangre y tantas injusticias, aún se enseñan en remover las osamentas de sus víctimas. Aquí estamos junto al Pueblo, con el pueblo sufrido que aún trata de mostrar el rostro ensangrentado a sus verdugos, aquí estamos llevando el convencimiento de que los hombres que no tienen otro patrimonio que su trabajo; que viven en este organismo social corrompido y explotador, amasando fortunas para sus asesinos; esos hombres, estarán junto a nosotros abrazando el ideal único de todos los trabajadores del universo; el ideal que a pesar de todas las maldades del Capitalismo,

surge grande, eminente y magnífico, aunque para su mayor afianzamiento y amplitud, necesite la consagración dolorosa del martirio. ¡Trabajadores!...: Somos los creadores de las riquezas del mundo y sin embargo mendigamos un pan a las puertas de los palacios del imperialismo; somos los eternos explotados, los que con nuestro trabajo, con nuestras energías, multiplicamos el dinero de nuestros verdugos y sin embargo recibimos un mísero salario, una mínima parte de lo que producimos, como para no morirnos de hambre y seguir siendo la bestia de carga de todos los tiempos, de todas las edades, con la misma vida de miserias, de dolor y de lágrimas…Esta gran movilización obrera,15 de noviembre de 1922, dejó una lección a los trabajadores. Sin lugar a dudas, el principal error fue el no haber buscado el apoyo de fuera de la ciudad, especialmente de los campesinos que pudieron no solo emprender acciones de respaldo sino, incluso entregar alimentos para su sustento. Estos errores derivan fundamentalmente de la falta de un partido de la clase obrera, que le entregue una acertada dirección y sea capaz de conducirla por el camino correcto, siguiendo las normas y la teoría revolucionaria del proletariado. Esto hizo que en el balance de estas luchas, los trabajadores sientan esta necesidad, por lo que años más tarde, en 1926, se crea el Partido Socialista Ecuatoriano que en el año de 1931 se transforma en el PARTIDO COMUNISTA DEL ECUADOR (PCE); partido que en sus filas

milita lo mejor del pueblo, aquel que tiene conciencia de la necesidad de transformar revolucionariamente la actual sociedad e ir avanzando en la construcción de un mundo, donde el trabajo dignifique al hombre y deje de ser un instrumento de explotación; por esto la necesidad de que nazca en la actual Asamblea Constituyente, las normas jurídicas, económicas, sociales, culturales... para destruir al capitalismo y enarbolar la bandera del Socialismo en el Siglo XXI (SXXI). ANTECEDENTES El nacimiento del capitalismo en el marco de la progresiva expansión del capital monopolista internacional y su producción cacaotera como base de esa expansión. Las medidas económicas de la burguesía ecuatoriana ante la recesión de los años 20 como devaluación monetaria y congelación de salarios, fue lo que produjo un proceso inflacionario violento y consecuentemente un alza notable del costo de la vida; la aguda crisis que caracteriza al sistema de producción capitalista, que ocasiona las llamadas crisis cíclicas por la acumulación de la producción no vendida, obligó a la paralización de la producción nacional. Todo esto fue el detonante para que el naciente proletariado guayaquileño se lanzara a la calle a defender la economía de sus hogares. Esa paralización causada por las medidas capitalistas de producción llevó al mundo a soportar durante 4 años (de 1914 a 1918) la Primera Guerra Mundial, guerra

que asoló Europa y ocasionó la muerte de 20 millones de personas. En esa época el producto que más generaba divisas era el cacao, como lo es ahora el petróleo. Este producto agrícola considerado como un complemento nutricional, más bien de lujo, fue perdiendo importancia hasta el extremo de que su precio no cubría el valor de su producción. Por otro lado, el hecho de que los dueños de las haciendas cacaoteras vivían en el extranjero, a expensas de su venta; hizo que al bajar sus ingresos y dado sus ambiciones de continuar manteniendo la misma vida de acumulación desenfrenada de riqueza, no hubiera dinero para el mantenimiento de las plantaciones, razón por la que enfermaron las matas, produciéndose una epidemia que fue conocida con el mote popular de “la escoba de la bruja”. Esta situación ocasionó una tremenda crisis económica. La escasez de divisas provocó la elevación de su valor en sucres, que por otro lado y como es costumbre hasta hoy se especulan con ellas, encareciendo todas las importaciones y generando un proceso inflacionario alarmante. Los cañonazos del Crucero Aurora resonaban todavía por el mundo luego del triunfo revolucionario de la clase obrera en Rusia, con la instauración del primer Estado socialista de los Sóviets de Obreros (campesinos y soldados). Las enseñanzas de esa revolución; las consignas de esa clase obrera que hizo tangible el acceso de los

explotados al poder, así como aquellas otras originadas por la lucha revolucionaria y antiimperialista en México, con el triunfo de la Revolución agraria (1910); impactaron sin lugar a dudas en nuestro proletariado que ansioso de conocimientos y experiencias buscaba en estos ejemplos su propio camino a la solución de los mismos problemas. Es así como las organizaciones sindicales, luego del Segundo Congreso Obrero de 1920, encuadra su organización bajo las bases del sindicalismo moderno, desechando la organización y la ideología que la burguesía le impusiera a través de cierto tipo de dirigentes. Esto hace posible llegar, como ocurriera en 1922, a organizar la Federación de Trabajadores Regional del Ecuador y a la realización de las jornadas de octubre y noviembre de ese año. En esa época los bancos recién tomaban cierto dominio en la dirección económica, no existía entonces el control del Estado sobre la moneda. Recién en 1928, con la venida al país de la Misión Kemmerer, traída por el Gobierno del Dr. Isidro Ayora para que modernice la administración pública, es que se da inicio a la creación del banco Central del Ecuador (BCE). LA HUELGA FERROVIARIA

La Asamblea Constitutiva de la Federación de Trabajadore s Regional del Ecuador, realizada el 15 de octubre de 1922, a la que asistieron representantes de las organizaciones sindicales existentes, especialmente las agrupadas en la asociación gremial del astillero donde militaban la mayor cantidad de trabajadores fabriles del sur de la ciudad; recibió en su seno a una delegación de ferroviarios que hacen conocer la difícil situación que los obligaba a luchar contra el abuso de una empresa imperialista que desconocía todos los derechos que por ley tenían los trabajadores ecuatorianos; esa empresa norteamericana la “The Guayaquil and Quito Railway Company” cuyo gerente era MR. J.C.Dobbie, desoía el clamor de sus trabajadores que pese al duro esfuerzo que esa clase de trabajo imponía, recibían salarios por demás miserables. 19 de octubre, se inició la huelga ferroviaria en la parroquia Eloy Alfaro (Durán), pequeños grupos de soldados en diferentes partes de la línea ferroviaria y centinelas establecidos en la puerta de talleres y de algunas empresas del ferrocarril, se empezaron a observar ese día; mientras los obreros se encontraban

paralizados en la estación, en las calles, en el local de sesiones de la asamblea y la oficina telegráfica. En la mañana del 20 de octubre se encontraron rieles desclavados en la línea férrea cerca de Durán, además de obstáculos y por ello se canceló la salida del tren que se dirigía a Riobamba. En esos días en las paredes de la estación y en algunas esquinas se estamparon frases con tinta roja como: “Soldados: vosotros estáis llamados a defender a los ecuatorianos y no a sus opresores. ¡Viva la patria!. Los Obreros”. LA SOLIDARIDAD NO SE HIZO ESPERAR Había pasado solo 4 días del inicio de la huelga y la solidaridad se hizo presente. Los Trabajadores de la Empresa Eléctrica, reunidos el 21 de Octubre, efectuaron una colecta para ayudar a los obreros de Durán; también la Sociedad Cosmopolita de Cacahueros “Tomás Briones”, la Federación de Trabajadores Regional Ecuatoriana, la Confederación Obrera del Guayas, empleados de la Empresa de Luz y Fuerza Eléctrica, empleados del Gas, el Centro Sindicalista de la Junta Proveedora de Agua, los obreros de Huigra, Quito, Ambato y Carchi, además del Centro Local de la Federación de Estudiantes quienes convocaron a una asamblea para respaldar la causa ferroviaria. Ya para el 22 de octubre casi todas las sociedades obreras de Guayaquil se reunieron para solidarizarse con la clase obrera y consideraron como suya la causa del pueblo ferroviario.

El 23 de octubre continuaron llegando adhesiones de la Sociedad de Carpinteros, Sociedad Negro Universal, Sociedad de Sastres y Sociedad de Comercio. Para el 24 de octubre las líneas férreas estaban tomadas por los manifestantes, sin embargo el General Enrique Barriga, logró convencer a los trabajadores ferroviarios de que despejen la vía, pues él se dirigía a Huigra para traer al norteamericano MR. J.C.Dobbie a fin de arreglar el problema laboral; puesto que Mr. Dobbie hasta ese entonces, no se había pronunciado respecto a la huelga. Esta huelga que amenaza extenderse a toda la clase trabajadora, mediante convocatoria que hace la Federación Regional de PARO GENERAL SOLIDARIO de no arreglarse el problema, recibe el apoyo de los universitarios y se extiende a otros sectores del ferrocarril. Así mismo el Centro Femenino “La Aurora”, así como la Unión de Estibadores, el Centro Musical Medardo Ángel Silva, el Club Guayas de Instrucción - Recreo y Beneficencia y la Sociedad Cooperativa de Comercio. El 24 de octubre arribó el convoy que conducía al General Barriga y a Mr. Dobbie. Los trabajadores nombraron una comisión para dialogar con el funcionario encabezada por el Dr. Carlos Puig Vilazar. Los diálogos que comenzaron a las 2pm culminaron finalmente a la mañana del 25 de octubre en que finalmente se logró un acuerdo sobre alzas salariales y otros beneficios para los obreros, pues Mr.

Dobbie acepta el pliego de peticiones de los ferroviarios. LA TRAGEDIA HISTÓRICA DEL 15 DE NOVIEMBRE DE 1922 Los acontecimie ntos sangrientos del 15 de noviembre de 1922, se producen en Guayaquil cuatro años después de terminada la primera guerra mundial y cinco años después de la Revolución Socialista de Octubre de 1917 (Noviembre en nuestro calendario), en que los Trabajadores y el Pueblo ruso toman el poder e instauran la Dictadura del Proletariado. Estos dos últimos acontecimientos hacen crisis en el sistema capitalista mundial, cuyas repercusiones hacen impacto en los países poco desarrollados como el nuestro: despidos masivos por la falta de trabajo, elevación de precios, desvaloración de la moneda, bajos salarios, especulación, despojo por la fuerza a los campesinos de sus sembríos, miseria y hambre; fueron las consecuencias de esta crisis. El 15 de Noviembre fue el último suceso de una serie de

acontecimientos que se producen desde mediados del mes de Octubre del mismo año, que comienzan con la huelga de los ferrocarrileros de Durán. Ya los ferroviarios habían conquistado un aumento a sus salarios y otras reivindicaciones, pero el malestar crecía en otros sectores obreros por la carestía de la vida provocada, entre otros factores, a pretexto de la elevación del precio del dólar. Así termina el mes de octubre, pero queda la clase trabajadora movilizada, la que el día 5 de noviembre en asamblea convocada por la Federación Regional de Trabajadores Ecuatorianos y a petición de los dirigentes de entonces de la Confederación Obrera del Guayas, solicitan la incautación de Giros. Previa la presentación de un pliego de peticiones constante de 28 puntos, el 7 de noviembre de ese año se declaran en huelga los trabajadores de luz, gas, motoristas y conductores de los carros eléctricos y urbanos. Esta huelga tiene también el respaldo de la Federación Regional de Trabajadores la que convoca a una asamblea general en la Plaza 24 de mayo, situada frente a la iglesia San Agustín, nombrando síndicos a los doctores José Vicente Trujillo y Carlos Puig Vilazar, jóvenes burgueses que iniciaban su gestión profesional y que de alguna manera llegaron hasta los obreros; mientras tanto el intendente de policía de entonces, Sr. Alejo Mateus trata el problema con los dirigentes de la empresa sin ningún resultado por la falta de sobriedad y disposición de la

patronal. El 9 de noviembre el batallón Montúfar, tomándose la fábrica de la Empresa Eléctrica, pretende obligar a trabajar a los obreros que estaban de guardia la noche anterior, encontrando resistencia unánime. Una nueva Asamblea de la Federación Regional decreta paro general de actividades para realizarla a la señal de una pitada de la fábrica de Gas y de la Proveedora de agua del cuerpo de bomberos; se adhirieron a la huelga: la Sociedad Nacional de Empleados, la Liga Obrera del Guayas, los ferroviarios de Durán y los cacahueros. Los obreros de los carros urbanos invitan a los dirigentes de la empresa a conversar para tratar de solucionar el problema; las discusiones llegan a la cláusula doce donde queda en suspenso, porque la Empresa Eléctrica se niega a subir ochenta centavos en los salarios. Así mismo fue negada la solicitud de los trabajadores de los carros urbanos sobre aumento de salarios. El día 10 se adhiere a la huelga la Sociedad 30 de Julio, entregando cien sucres de ayuda y declarándose en Asamblea permanente los 400 trabajadores que la componen: Los trabajadores de las fábricas y aserríos San Francisco, Santa Rosa, Molino Nacional, La Fama, El Progreso, La Roma, trabajadores del Arcenal, de los muebles de la Fábrica La Universal, Jabonería Nacional, Casa Americana, La María, La Iberia, San Luis y muchas otras fábricas dan también su solidaridad. La Asociación Gremial del astillero realiza una potente manifestación que saliendo de su

local situado en coronel y Venezuela, llega a la plaza de San Francisco, inundando con decenas de miles de hojas volantes la entonces pequeña ciudad de Guayaquil, que hacían un llamado al pueblo a incorporarse a la lucha popular. La ciudad que permanecía a oscuras por la huelga de los trabajadores de la Empresa Eléctrica y del gas quienes exigían un aumento salarial, aterrorizaba a las autoridades. El Gobernador solicita a los Obreros den luz, estos se niegan en principio; restableciéndose el servicio solo mientras dure las conversaciones con los dirigentes de la empresa, las autoridades y los síndicos en representación de los obreros, para después apagarla si se niegan los reclamos; como efectivamente sucedió y la ciudad volvía a la oscuridad. Más adhesiones y ayudas La Sociedad de Cacahueros pone a disposición de la gran Asamblea que pasa de tres mil asistentes, su periódico “El Cacahuero” para orientación de los trabajadores; los ferroviarios dan quinientos sucres a los huelguistas ofreciendo irse al paro cuando lo ordene la Federación Regional. La Sociedad de Tipógrafos lanza una volante llamando a los gráficos a solidarizarse con los huelguistas y su lucha proletaria; los empleados de comercio exigen a la Sociedad de Empleados presente un pliego de peticiones solicitando el cumplimiento de la Ley de ocho horas de jornada diaria, el cierre de los

establecimientos a las cinco de la tarde los días ordinarios y los sábados a las doce del día y que se luche por la baja del cambio (referencia a la relación sucre-dólar), pues estos trabajadores eran obligados a trabajar jornadas de 10 y hasta 12 horas diarias. La Confederación Obrera del Guayas (Organización para entonces ya entregada a la patronal) se oponía a la elevación de los salarios, con el criterio de que aquello impulsaba la elevación de los precios, posición que coincidía con la que mantenía la burguesía y que hasta hoy es usada por la patronal para oponerse al alza de salarios. La sociedad Unión de Estibadores, la sociedad de Joyeros y Plateros se adhieren también a la huelga. Los empleados del servicio sanitario (corralón de sanidad) constituyen su sindicato, declarando que: “El Sindicalismo será la esperanza y salvación de la clase trabajadora” y se confederan inmediatamente, afiliándose a la Federación Regional. Los empleados de comercio se declaran en huelga. Hay que tener en cuenta que en el paro abundaban los agentes patronales, del gobierno y de los políticos de oposición además de la existencia de una lucha interna entre los huelguistas por los objetivos que debía tomar la huelga. Las huelgas habían comenzado reclamando mejores salarios, menos horas de trabajo y cumplimiento de la Ley de Ocho Horas. Pero luego la Confederación insiste nuevamente ante la Asamblea obrera, alegando que el alza de salarios no serviría de nada ante la desvalorización de la moneda

y pidieron que el paro exigiese al Gobierno la baja del cambio, pues la causa real del hambre es que el dólar ha subido de dos a cinco sucres, casi de golpe; al no tener acogida su propuesta, por su propia cuenta envían un memorial al presidente José Luis Tamayo, el cual contenía algunas firmas de banqueros y comerciantes. Esta actitud desenmascara totalmente a los “patocuervos” de la Confederación, que en lo posterior a la masacre dedican su actividad a defender los intereses patronales, intentando con su presencia, desviar a los trabajadores del camino escogido para reivindicar sus derechos; quienes, con el proceso que se daba entonces, fueron adquiriendo conciencia revolucionaria. También hay que tener presente que la Federación Regional Ecuatoriana y la Confederación Obrera tenían discrepancias que caían en el celo y el egoísmo, puesto que ambas organizaciones pugnaban por tener el protagonismo entre la clase Obrera. La Confederación Obrera insiste ante la Asamblea para que se pida la baja del cambio (transacción de monedas extranjeras) y la incautación de giros –en el cual estaban interesados un sector de la burguesía-, manifestando que el aumento de salarios beneficia sólo precariamente al pueblo y en este sentido y por su propia cuenta envían un extenso memorial al Presidente de la República, firmado también por algunos bancos y casas comerciales. Mientras tanto continuaba la discusión del pliego de peticiones de los trabajadores de tranvías y carros urbanos. Los Trabajadores de la cervecería se van al paro al medio

día del once; más tarde los trabajadores de la Proveedora de Agua del Cuerpo de Bomberos, dejando un trabajador de guardia en caso de incendio. Los trabajadores del Arcenal ayudan económicamente a los huelguistas. Los patronos de los trabajadores de tranvías y carros urbanos aceptan el pliego de peticiones. Los de la Empresa Eléctrica que han aceptado algunos puntos del pliego y que la discusión ha avanzado hasta la cláusula 20 piden que para aumentar los salarios la asamblea firme una petición al Concejo, conjuntamente con los síndicos por la cual se le permita a la Empresa Eléctrica el aumento del precio de las tarifas del alumbrado, los asambleístas que pasan de cinco mil contestan negativamente y ordenan a sus síndicos no tratar este asunto. Los dirigentes de la Confederación Obrera vuelven a lanzar un comunicado al pueblo, en el cual insisten en pedir que se luche por la baja del cambio y no por el aumento de sueldos y salarios. Ante esta insistencia de la Confederación Obrera, la Federación Regional pide también la baja del cambio, pero deja constancia que “La Confederación Obrera no toma una actitud más resuelta para defender al pueblo y sólo se limita a hacer peticiones sobre el cambio”. El abogado Trujillo, uno de los asesores, era a la vez síndico de la organización patronal “La Confederación Obrera”, quien fue el que introdujo este problema al interior de los debates de la Federación Regional. El día 13 los trabajadores de la Fama, de la San Luis de la Sanidad, de Aseo de Calles y Voceadores de

Periódicos presentan pliegos de peticiones a sus respectivos patronos, y el movimiento obrero recibe más adhesiones: el Centro Feminista La Aurora, la Escuela Taller de Liga Obrera, de la Sociedad de Vivanderas, de la Sociedad de Plomeros y Gasfiteros, de los trabajadores de la casa Witing se suman a la lucha. Los voceadores de periódicos realizan una manifestación improvisada protestando contra la policía que favorece a los rompe huelgas que sacan periódicos del diario El Telégrafo, ante el cual han presentado el pliego de peticiones. En ese día la Policía apresó al trabajador Antonio Falconí en momentos que comentaba favorablemente la acción de la Federación Regional, siendo liberado más tarde por gestiones de la Asamblea. No habiéndose obtenido resultados favorables sobre la baja del tipo de cambio, la Asamblea resolvió efectuar EL PARO GENERAL, para entonces no sólo se trataba de la lucha de los trabajadores, sino de grandes sectores poblacionales que se adherían a la lucha; el que comenzaría a las 3pm del mismo día (13 de Noviembre). Durante la huelga se formaron comités populares de sostén de las huelgas: Vengadores de Eloy Alfaro, Luz y Acción, Pueblo Monterista, entre otros. LA CIUDAD EN TINIEBLAS Durante los tres primeros días a partir del PARO GENERAL, la ciudad pasó en tinieblas; Guayaquil fue una “ciudad muerta”. Los patronos, ante la

situación reinante, procedieron a despedir a sus trabajadores, cerraron las fábricas y almacenes. Las tiendas que, por otro lado tenían poco que vender, cerraron también sus puertas, dándole a la ciudad el aspecto de abandono. Todo hacía presagiar una tragedia. Toda la ciudad quedó en tinieblas; almacenes, tiendas de comercio, talleres, cerraron sus puertas; existe confusión, el paro ha comenzado. Las autoridades piden a los obreros acepten el aumento de las tarifas de alumbrado, declarando culpables a los obreros de no llegar a un acuerdo. Los síndicos que fueron a informar de este particular a la Asamblea recibieron de los obreros la prohibición de volver a tratar este asunto. Con motivo de no haber acuerdo y ante la insistencia de los dirigentes de la Confederación Obrera de luchar por la baja del cambio, la Asamblea se pronunció por dar por terminadas las conversaciones con las autoridades, resolviéndose hacer una manifestación al día siguiente para terminar con este reclamo. Se pidió el permiso correspondiente el que fue concedido por las autoridades, los mismos que llamaron a los obreros volver a la normalidad; petición que fue rechazada. Los trabajadores vuelven a realizar una manifestación el día 14, en actitud pacífica, saliendo desde su cuartel general, -la plaza 24 de mayo- recorriendo por la Avenida 9 de Octubre hasta Pedro Carbo y de allí a la Gobernación donde entregaron un ultimátum al Gobierno de Tamayo. El Dr. Trujillo es el encargado de puntualizar ante las autoridades de la provincia las exigencias. En medio de estruendosos gritos de

protestas por la miseria y el alza del cambio. Esta imponente manifestación, en la que participaban más de veinte mil trabajadores entre las que se contaban miles de mujeres y a la que se sumaron los ferroviarios de Durán que habían llevado la banda de músicos, fue presidida por un Estandarte con la consigna de “Abajo el cambio”. Frente a la Gobernación, el obrero Manuel Echeverría de oficio peluquero dirigió la palabra a nombre del pueblo, diciendo al Gobernador que el Pueblo guayaquileño se había reunido para hacer presente su firme decisión de no soportar por más tiempo, la actual situación de miseria, hambre y la ambición de los especuladores. SE FORMULA EL ACUERDO La Asamblea Popular acuerda: 1.- Pedir al Gobierno decrete la total incautación de Giros; 2.- Que conjuntamente con la incautación de giros decrete la moratoria regulándola gradualmente para el pago de letras vencidas en monedas extranjeras. 3.- Que el Gobierno reconozca al Comité Ejecutivo, que para solucionar la situación económica social ha designado la Asamblea Popular de hoy, dándole las más amplias facultades. 4.- Que el Comité Ejecutivo se entienda facultado, para resolver la situación económica social en general, preferentemente los conflictos entre capitalistas y trabajadores y el abaratamiento de las subsistencias dictando los Reglamentos que creyere

conveniente. 5.- Que el Comité Ejecutivo como primera medida de urgencia impostergable, fije el tipo máximo de venta de los giros incautados. 6.- Que el Comité Ejecutivo esté presidido por el Ministro de Hacienda, o su delegado, e integrado por un Gerente del Banco de Emisión, el Presidente de la Cámara de Comercio, dos delegados de la Asamblea, asesorados en la parte económica por dos técnicos que ellos nombrarán, en la parte jurídica por los dos síndicos (estos cuatro últimos sin voto), dos delegados de la Asamblea de Confederación Obrera del Guayas y que por último, que la clase trabajadora declinará su actitud actual tan pronto como este Comité Ejecutivo le comunique que ha comenzado sus gestiones debidamente autorizado. Dado en Guayaquil, por la Asamblea de la Federación Regional a los trece días del mes de Noviembre de 1922. f) El Presidente, Adolfo Villacréces; f) El Secretario, Juan J. Huayapa.

El Dr. Puig Vilazar leyó el Acuerdo y manifestó que el Gerente del Banco del Ecuador estaba animado de la mejor voluntad para integrar el Comité Ejecutivo y laborar en pro de la normalización del cambio. En igual sentido habló el Dr. Vicente Trujillo. El señor Pareja, Gobernador de entonces dijo que el pueblo confíe en el arreglo del cambio, manifestando que el Gobierno está preocupado del asunto y que si esta, hasta ahora no se ha decretado la incautación de giros, es por estar en consultas con personas entendidas en el problema. A continuación habló el Intendente, Sr. Mateus, pidiendo al pueblo que se retire tranquilo a esperar la solución favorable. Hablaron otros oradores del pueblo, entre los que se anotan a Víctor Sánchez, María Maldonado (cocinera) y Sebastiana Peña (lavandera). Continuó su recorrido la manifestación por Pedro Carbo hasta llegar a Colón, siguiendo por la calle Pichincha, a lo largo de la calle Rocafuerte hasta la plaza Colón. Ya en el local de la Asamblea, los asambleístas quedaron citados para reunirse por la tarde e ir a recibir la contestación del Gobernador. A las seis de la tarde del 14, los dirigentes de la Federación Regional acompañados de sus síndicos, concurrieron a la Gobernación a recabar la contestación del Gobierno sobre los puntos planteados; recibiendo de la primera Autoridad Provincial la contestación de que el decreto estaba firmado, según comunicado de Quito y que al día siguiente se lo publicaría. Esa noche se apresa a dos

dirigentes de la huelga (preludio de la masacre), con el propósito de irritar el ánimo de los trabajadores, lo cual los obliga a salir a las calles nuevamente al día siguiente. La ciudadanía vivía en zozobra con la presencia en las calles de los soldados con todo su equipo de campaña. Se reúne la Asamblea con la finalidad de hablar con el Gobernador para exigir la libertad de sus compañeros. La dirigencia sindical recomienda tranquilidad y a fin de demostrar su pacificidad se expresa: “A la manifestación de mañana debéis ir con las manos en alto sin llevar ni un alfiler para que el gran sordo llegue al fin a escuchar el clamor de los que tienen hambre y tiene que satisfacerla con su propia miseria”; terminando el discurso solicitando al pueblo concurrir a la manifestación acompañado de sus mujeres e hijos. Eso hace que la manifestación del día 15 sea aún más numerosa. Una vez ante el Gobernador los huelguistas reciben de esa autoridad la seguridad de que el gobierno se encontraba preparando una ley que imponga el control de las divisas; así como afirmó que en los próximos días se encontraría la solución a los conflictos laborales. El Gobernador entregó a los dirigentes la boleta de excarcelación de sus compañeros con la cual, todos alegres, se dirigieron al cuartel de la policía, situado en el mismo lugar donde funciona hoy la Comisión de Tránsito del Guayas. SE PREPARA LA MASACRE

Como es constante, resguardaba n la plaza de Guayaquil los batallones “Constituci ón”, “Zapadores del Chimborazo”, “Montúfar”, “Cazadores de los Ríos”, la Artillería “Sucre No. 2” y la Policía Nacional. Durante el comienzo de las huelgas parciales y del paro general estuvieron así mismo resguardados almacenes, fábricas, bancos, la empresa de luz y el transporte urbano por piquetes de la Fuerza Pública, sin que haya habido a todo lo largo del movimiento, un incidente desgraciado que lamentar. Mas cuando, el 15 de Noviembre una nueva y poderosa manifestación obrera concurre donde el Gobernador a reclamar por la publicación del bando en el que se daría a conocer el decreto sobre la incautación de Giros y la libertad de tres dirigentes presos y conseguida la orden de libertad se encaminaba la manifestación a recibir a sus compañeros; sin presagiar siquiera que se encaminaban en busca de la muerte, estos batallones estaban apostados estratégicamente a todo lo ancho de la Avenida Olmedo en línea de tiradores que al entrar el grueso de la manifestación comenzaron a disparar .

Allí murieron los mejores hijos de nuestro pueblo de esa época, allí ofrendaron su vida mujeres e inocentes niños; allí pelearon cuerpo a cuerpo con la soldadesca los más valerosos hombres de la clase obrera; en los almacenes de venta de armas fueron asesinados los que trataron de armarse para pelear por el ideal obrero. Cuando los obreros ferrocarrileros saltaban por el muelle del ferrocarril (Malecón y Junín) para incorporarse a la manifestación, a eso de las 3pm ya se escuchaba los primeros disparos, que continuaron hasta la calle Chile y la Av. Olmedo, los muertos ocupaban todo el trayecto hasta la Maternidad, los soldados del Marañon disparaban a todos los que corrían por las calles, era como cazar venados; así mismo los cuarteles de la policía estaban sus oficiales que fueron heridos por la población, que había tomado por asalto los locales que vendían armas, en un instinto de autodefensa. En la esquina de Malecón y Mejía, se consumaba otra matanza de esas inmisericordes; hombres que despavoridamente corrían para esconderse detrás del muro del malecón, pues la marea estaba baja y los soldados se lanzaban como fieras con bayonetas caladas, incluso hombres que se arrodillaban con sus manos en alto eran atravesados con bayonetas caladas, para luego arrojarlos muro abajo, otros al ver estos asesinatos se arrojaban al mar pero igual les disparaban y los mataban. Allí, en la Av. Olmedo, la clase trabajadora y el pueblo de Guayaquil, con su sangre, escribieron

la última página de la gran jornada de lucha del 15 de Noviembre de 1922. Durante el asesinato a los trabajadores no se respeto ni a los miembros de la Cruz Roja. ERRORES QUE NUNCA MÁS SE DEBEN COMETER ¿Por qué no se publicó a tiempo el Decreto bajando el cambio? ¿Porqué se apostó a los soldados estratégicamente en la Av. Olmedo, sabiendo que por allí pasaría la manifestación?, y ¿Porqué no fue solamente una delegación acompañada de los síndicos a entregar la orden de libertad de los presos? Las dos primeras preguntas están contestadas en los hechos históricos. Y la última la daremos nosotros: Porque ese gran movimiento obrero no fue dirigido por sus auténticos dirigentes, había elementos extraños, porque la clase obrera no reconoció a los provocadores; que al conducirlos en masa al cuartel de la policía fue un acto de provocación. Porque olvidaron la historia del 1ero. de Mayo de 1886 en Chicago, cuando en un gran mitin un provocador lanzó una bomba sobre la policía provocando la matanza de los obreros norteamericanos. Pero sobre todos los errores, la jornada del 15 de noviembre en el que se sacrificó a todo un pueblo cuya fecha hoy recordamos, constituye el más grande ejemplo de lucha y de valor para las actuales generaciones de nuestra clase y una gran lección y experiencia que

nosotros recogemos para continuar la tarea que los mártires del 15 de noviembre de 1922, la dejaron inconclusa. TESTIMONIO PROLETARIO Hemos dicho que fuimos testigos presenciales de todo. Pues no solo fuimos testigos: éramos de aquellos que pedían pan y justicia. Por eso supimos todo lo que fraguaban los capitalistas contra el pueblo desarmado e indefenso; por esos supimos aún de aquella “Lista Negra” forjada por ellos, para justificar sus pedidos de represión ante el Gral. Barriga, el cual él mismo lo declara en un reportaje, diciendo que iban a su despacho comisiones de “personas honorables” a solicitarle en nombre de la sociedad amenazada la “aplicación de medidas”; justísima razón que nos asiste para aseverar por nuestra parte, que esas “personas honorables” fueron las mismas que asesinaron al Pueblo desde los balcones de sus casas, las mismas que batían palmas al paso triunfal de los batallones cuando entonaban himnos glorificando su honorabilidad sangrienta. El 14 de noviembre presenciamos declaraciones fascistas que se dieron en los bajos de la compañía de teléfonos: “media hora de bala para contener a tanta zángano”, o en la Gobernación en la víspera de la masacre “si el pueblo hoy se ha levantado riendo, más tarde se irá llorando a sus casas”. En esa época las agrupaciones que difundían cualquier doctrina u orientación para despertar la conciencia de los trabajadores, eran perseguidos a

sol y sombra; en esa época existían diversas organizaciones, la gran mayoría con concepción anarco sindicalista que editaban un periódico clandestino, donde invitaban a reflexionar: “-Como era posible que ellos trabajaran de 5 de la mañana a 11 de la noche, con un salario que no se compadecía con la vida que se llevaba, pues en guayaquil el alza de los víveres se mantenía incontrolable.” INCIDENTES EN EL DIARIO “EL TELÉGRAFO” A las siete de la mañana del día 14 de Noviembre se originó un incidente en este diario, porque un voceador que resultó herido pretendió, en compañía de otros, sacar periódicos a la venta tratando de romper la huelga, lo que fue impedido por los huelguistas hasta que el patrono aceptó el pedido de los voceadores. Más tarde, se firmó una Acta por la cual el patrono se comprometía a vender los periódicos a los voceadores a 7 centavos cada uno y a recibirles el 10% de cambios. Es necesario recordar que estos tiempos como en el actual la gran mayoría de medios de comunicación eran propiedad de la clase burguesa; pero sin embargo, este diario reconoció esta acción como un asesinato a la clase obrera, por esta acción el director del diario El Telégrafo, Don José Abel Castillo recurre al exilio, dejando su demanda que planteó contra el Gobierno de José Luis Tamayo ante el Consejo de Estado. Al conocer este caso el entonces secretario Dr. José María Velasco Ibarra y

sin tener porqué hacerlo, informa a los miembros del Consejo: “Que no hay tal masacre, que no hay tal crimen, lo que hay son unos cuatro ladrones que han asaltado almacenes para robar” y entonces todo queda ahí, no se sigue más adelante con el juicio y no se conoce sino las reiteradas declaraciones del Jefe de Zona, General Barriga, que decía: “Yo asumo la responsabilidad y nada más”. Y el crimen quedó en la inmunidad y la clase obrera condenada por la calumnia. (El Director del Telégrafo retornó al Ecuador después de cinco años). LA MUJER Y EL 15 DE NOVIEMBRE La mujer influyó bastante en la parte psicológica sobre la tropa obrera. El centro feminista La Aurora se sumo a la huelga, cuya participación en las diferentes manifestaciones dieron preponderancia a la presencia de la mujer trabajadora en la lucha política. Entre los comités populares nació uno de obreras que llevaba el nombre de la máxima dirigente de la Revolución Alemana de hacía 3 años –Rosa Luxemburgo-, este comité organizó colectas para las familias de los huelguistas, cosían las banderas rojas, acudían a las asambleas y desfilaban en las manifestaciones, cantando el himno Hijos del Pueblo y así con el cristal femenino de sus voces dulcificaba el canto viril y hacía más hombres a los hombres. LA ACTUACIÓN DEL EJÉRCITO

Durante y después de los sucesos de noviembre de 1922, ha dicho el General-Fascista Barriga: “merece recomendar la LEALTAD, VALOR, DISCIPLINA, GENEROSIDAD Y NOBLEZA del ejército.” ¡Oh sarcasmo!... LEALTAD para cumplir una consigna brutal y sanguinaria… VALOR para ocultarse tras los armarios y balcones en las oficinas de la 3 Zona Militar, VALOR para atrincherarse en los pilares de la Plaza del Centenario matando a hombres, mujeres y niños, disparando contra una multitud que le presentaba una niñita agitando una bandera. DISCIPLINA, GENEROSIDAD Y NOBLEZA para saciar instintos bestiales, en una embriaguez canibalesca. Fue generosidad lo que hizo un teniente “marañón” (árbol de América Central) pues así les decía el Gral. Barriga, cuando perseguía a dos individuos que al reconocerlos, resultó ser el uno costeño y el otro serrano… entonces ¿Qué hizo?... ¿Lo que Hizo?, ¡Una generosidad!, al costeño le hizo correr a balazos, al serrano lo mismo le hizo diciéndole: ¡me admira que Ud. Siendo serrano se meta en estas cosas!. Entonces cabe la pregunta: ¿Quiénes fueron los que a media noche arrojaban a la ría los cadáveres decapitados?, ¿Quiénes eran aquellos que en esa madrugada conducían carretonadas de cadáveres a sepultarlos quien sabe dónde?. La represión directa estuvo a cargo de los batallones Marañon y Vencedores No.1, el escuadrón Cazadores

de Los Ríos, los Zapadores y la policía que junto al ejército se unieron para asesinar a más de 2000 Trabajadores. Benjamín Carrión destaca que en proporción el 15 de noviembre de 1922, se considera la mayor matanza de obreros en la historia del mundo, ya que la ciudad tenía entonces entre sesenta y setenta mil habitantes. Los militares de bajo rango preguntaban a sus superiores, ¿No habrá orden de fuego, verdad general?, recuerde capitán que no se pregunta a los superiores en acción… Pero mi general…¡Silencio capitán, o lo hago arrestar!, y recuerde: “El militar se ha hecho para matar”, el milico en voz baja decía: ¡Si fuera contra los invasores peruanos y no contra hombres desarmados! En medio de la masacre algún milico gritó: ¡Ecuatorianos no tiremos contra ecuatorianos!. La estrategia era acorralar al pueblo hacia el malecón, hacia la ría. Dentro de los locales de venta de armas situados en la calle Pichincha, también fueron acribillados, pues el Pueblo no tuvo tiempo para poder armarse y defenderse. Al terminar la faena sangrienta, un soldado dijo: ¡Hemos sudado mi teniente, con estos pendejos!... ¿Para botarlos al agua es que hemos acarreado los muertos acá a la orilla?. ¡Claro, pues bruto! ¿Si no para que?... es por si acaso una desenterradera, no hallen tantos en el panteón, (pues así pretendieron ocultar un poco la magnitud de la masacre)… ¡Pero van a flotar!... No, para eso antes de largarlos, les abrimos la panza y solito se hunden.

Todo el final del muro del malecón, en la extensión tal vez de una cuadra, estaba cubierto de amontonados cuerpos, sobre ellos los milicos que los abrían como si se estuviera en un camal; de pronto un grito: ¡A mí no, que estoy vivo!, pero inmediatamente volvió el silencio pues una bayoneta le penetró el bajo vientre y desgarrándolo recorrió su cuerpo hasta el pecho. DESPUÉS DEL CRIMEN A eso de las seis de la tarde ya finalizaba la masacre proletaria, por la calle Chimborazo, cruzaba un carro con una plataforma enorme que llevaba una montaña de muertos y heridos a ser arropados en la fosa del cementerio; la ciudad había quedado en silencio, caía la noche y terminaba la faena del combate que había logrado el “glorioso” batallón Marañón; venían triunfantes de vencer al enemigo que era el pueblo indefenso que lo asesinaron; pasaban por el Boulevard Nueve de Octubre y de los balcones donde temprano echaron bala al Pueblo, les echaban flores vitoreando a estos héroes de la masacre del Pueblo guayaquileño. Hoy, han pasado las horas de espantosa incertidumbre, aquellas horas crueles, en que el vértigo atroz de una jornada apocalíptica y sangrienta, manchó las frentes sudorosas del proletariado guayaquileño. Desesperanzas, enervamiento, sopor, lágrimas contenidas por los sentimientos que se escapan como para maldecir desde lo íntimo, el propio dolor causado por la maldad y la injusticia de

los hombres. Tras el crimen, la vergüenza; tras la vergüenza, la humillación y la deshonra. 16 DE NOVIEMBRE 1922 Una dotación de marinos va hacia la Empresa Eléctrica para dar luz a la ciudad, al no poder hacerlo tuvieron que sacar de prisión y darle Libertad al encargado de los motores de la empresa y se dio luz y la ciudad volvió a reanudar sus actividades, aunque dolorida por la tragedia que había acabado de pasar. Se publica un soneto del poema español Francisco Delcasty que dice: “El hambre va en desfile: macilentos Los rostros sucios de la “peble” pasan; Son los héroes del pan que están hambrientos Porque el pan en mendrugos se lo tasan. … El hambre, en tanto, su canción arroja: Un puño en alto, una bandera roja Y un grito de banal venganza. Silban las balas su brutal respuesta! ¡Abrid, cristianos, el balcón! ¡Hay fiesta!... ¡Mirad!. ¡Ha comenzado la matanza!. Sale la edición del diario El Telégrafo, y en primera página hay una protesta de lo más severa condenando el crimen realizado en las calles de Guayaquil. Inmediatamente el Gobierno fascista presidido por el Dr. José Luis Tamayo, a quien toda la élite, toda la bancocracia y toda la plutocracia, lo han endiosado

como el hombre más inmaculado y quién fue el encubridor de la masacre del 15 de Noviembre, condena con el destierro y el exilio a don José Abel Castillo, director del diario El Telégrafo. LOS FRUTOS DE ESTA HEROICA LUCHA SE CONCRETAN EN EL CÓDIGO DEL TRABAJO. El 9 de julio de 1925 se produce un levantamiento militar preparado por mucho tiempo por la secreta Liga Militar, que recoge las reivindicaciones obreras, con el ánimo de empujar el proceso de democratización del país; dirigido por la baja oficialidad, el mismo que recibió un amplio respaldo de todas las unidades militares del país. Este Gobierno militar empezó su gestión declarando: “El Gobierno que se inicia persigue propósitos de alcanzar la igualdad de todos y la protección del hombre proletario”, con lo que se diera un cierto matiz izquierdizante, a pesar de su marcada postura pequeño burguesa. Era la influencia que indudablemente quedó en el ambiente popular, de las jornadas obreras de Guayaquil, lo que influenció en estos elementos, que si en verdad pretendieron hacer justicia al proletariado, carecieron de oportunidad y capacidad para ello. Sin embargo sus propósitos de transformar en leyes tales reivindicaciones, sus anhelos junto a la lucha emprendida por los obreros de todo el país; hace que años más tarde, en 1938, en el Tercer Congreso obrero reunido en Ambato, se logre hacer Ley esas

transformaciones durante el gobierno del Gral. Alberto Enríquez Gallo, cuyo Ministro de Trabajo era el Dr. Carlos Ayala Cabanilla. Concluyendo este trabajo hay que destacar que las jornadas de octubre y noviembre en Guayaquil constituyeron el nacimiento del proletariado revolucionario, destinado a constituirse en la vanguardia organizada, consciente y combativa de todos los trabajadores del Ecuador. Y esta es la que tiene que cumplir su papel histórico de encabezar las luchas de todo el Pueblo. El proletariado, la clase obrera, no puede por sí sola realizar la hazaña de tomar el poder político. De allí que se haga necesario, mediante una correcta política de unidad, ganarse la confianza de los otros sectores de masas. Su principal aliado, su aliado natural, el campesinado debe ser su principal objetivo en este proceso de acumulación de fuerzas. La experiencia de la Masacre del 15 de noviembre, nos señala esta imperante necesidad.

¡GLORIA! A LA SANGRE HISTÓRICA DE LA RESISTENCIA PROLETARIA

LA PERSONALIDAD DE PEDRO SAAD Fundador y Primer Presidente de Nuestra Gloriosa CTE Por c.Elías Muñoz Vicuña Guayaquil, Febrero de 1983

VER GALERÍA DE FOTOS>>> * Todas las fotos fueron tomadas del libro "Masas, luchas, solidaridad" del c. Elías Muñoz Vicuña Colección Movimiento Obrero Ecuatoriano Nº 8 Después de pocos días se cumple el primer año del fallecimiento de Pedro Saad destacada personalidad ecuatoriana del movimiento obrero y comunista internacional. Pedro Saad nació en esta ciudad el 19 de mayo de 1909 y murió aquí mismo el 26 de febrero de 1982. Desde sus primeros años demostró interés por los problemas intelectuales sociales y políticos. Fue un destacado estudiante de la instrucción primaria, secundaria y universitaria. Fue representante de los estudiantes de Jurisprudencia al Consejo Universitario de la Universidad de Guayaquil, dirigió la huelga universitaria de 1931, y presidió la Asociación Escuela de Derecho. Siempre se preocupó de los problemas estudiantiles tanto que apoyó y colaboró decididamente para la formación de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador -FEUE- en 1942.

Siendo estudiante ingresó en 1932 a la Juventud Comunista y al Partido Comunista del Ecuador actuando en forma abierta y en cada día con mayores responsabilidades hasta ocupar a fines de 1935 la Secretaría General del Comité Regional del Litoral y un sitio en el Comité Central del Partido. Con sus compañeros de entonces ya había realizado labores de organización del movimiento sindical, entre las que destacan sus actividades en la huelga general de mayo de 1934 y la de panaderos de octubre de ese mismo año . El Partido Liberal impuso la elección del Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río como Presidente de la República, mediante el fraude de enero de 1940. Esto fue repudiado por todo el pueblo y singularmente por las fuerzas antifascistas. Como si esto fuera poco el año de 1941 el Perú agredió al Ecuador y lo invadió, y el 29 de enero de 1942, se le impuso en Río de Janeiro el Protocolo que cercenó su territorio. El Gobierno de Arroyo nada hizo por la defensa militar y diplomática del país. Por supuesto que las misiones militares italianas que habían estado en el Ecuador demostraron su ineficacia. En la protesta contra tanto descalabro y abuso, Pedro Saad estuvo en primera línea, siendo apresado y confinado en Rocafuerte (Manabí), donde se enfermó y estuvo su vida en peligro.

Su principal acierto en estos años está en haberse dedicado a la organización del pueblo, bajo la consigna "Por la Restauración Democrática y la Unidad Nacional". Al frente del Comité Nacional de Trabajadores laboró intensamente para que se haga un Congreso y se constituya una Central Sindical Nacional. El Congreso de trabajadores de marzo de 1943 fue disuelto por la policía y detenido Pedro Saad por largos meses. En este período hizo una amplia labor de educación como parte de la organización de base del movimiento sindical. Asimismo, participó activamente en la unidad de las fuerzas políticas en Alianza Democrática Ecuatoriana -ADE-, que lanzó la candidatura del Dr. José María Velasco Ibarra para Presidente de la República en 1944 que publicó un programa de avanzada, y que ante la represión gubernamental buscó las suficientes fuerzas para el derrocamiento de la tiranía. Tan apreciado fue su papel que se lo nombró para que integre el Gobierno Revolucionario de Guayaquil, después del triunfo de la insurrección militar y popular del 28 de mayo de 1944. Triunfante la revolución encabezó la movilización de los sindicatos y más organizaciones de trabajadores para fundar la Confederación de Trabajadores del Ecuador -CTE - el 9 de julio de 1944, Congreso en el que fue elegido Presidente de la nueva central y uno de los diputados por los trabajadores a la Asamblea Nacional Constituyente de 1944 y 1945. En dicha Asamblea fue nombrado miembro de la Comisión de Constitución y, por tanto, jugó un papel destacado en la elaboración de la Constitución de 1945, la más avanzada que ha tenido el País.

En ese mismo año terminó la Segunda Guerra Mundial con el triunfo de las Naciones Unidas. Todas las fuerzas que habían contribuido a la derrota del fascismo, robustecieron sus filas y se organizaron en escala internacional. En esa virtud, Pedro Saad fue elegido miembro del Comité Central de la Confederación de Trabajadores de América Latina -CTAL- y concurrió a fundar la Federación Sindical Mundial -FSM- el 4 de octubre de 1945. En esos años Pedro Saad ya era el más destacado dirigente sindical, el más valioso cuadro del Partido Comunista y uno de los oradores más brillantes del Ecuador; era en suma, un tribuno del pueblo ecuatoriano. Por eso, cuando la reacción ecuatoriana y el imperialismo, con su política de Guerra Fría, quisieron darle marcha atrás a la rueda de la historia, Pedro Saad fue de los que encabezaron la resistencia a esa política antipopular, antinacional y contraria a los intereses de la humanidad; y fue de los que organizaron las nuevas fuerzas capaces de romper el frente imperialista y retomar el curso de la historia. En este período, desde el Parlamento defendió los derechos de los trabajadores y del pueblo; el decoro y el honor del Partido; la soberanía nacional; la paz entre las naciones; la dignidad del pueblo ecuatoriano. Como Senador por los trabajadores de 1947 a 1959, jugó un papel destacado en toda circunstancia. El hecho de ser el mejor de sus militantes, hizo que Pedro Saad fuera llamado a la Secretaría General del Partido Comunista del Ecuador en Agosto de 1952, en pleno fragor de la Guerra Fría. Los obreros, campesinos, artesanos, mujeres y jóvenes, venciendo toda clase de dificultades se habían organizado en cierto grado; este era el resultado por la lucha de sus intereses inmediatos, por sus derechos y por sus imperativos históricos.

Correlativamente se fueron organizando amplios sectores de trabajadores como los agrícolas, municipales, bancarios, hospitalarios, profesionales, etc., con lo cual el movimiento sindical se trasformó en un movimiento de masas. El pueblo ecuatoriano en forma esforzada venía defendiéndose y organizándose. Por la acción de todos los pueblos de la tierra la Guerra Fría se derrumbaba, la Unión Soviética inicia la salida al espacio sideral, Cuba realiza su revolución socialista, el mundo colonial se desmorona y todo intento de guerra imperialista era contenido y derrotado. En estos días, la personalidad de Pedro Saad ya excedía los límites nacionales, por su participación en los Encuentros del Movimiento Comunista y Obrero Internacional, por su asistencia como invitado a los Congresos de los Partidos Comunistas y Obreros, a los sindicales, a los seminarios internacionales y a los actos de solidaridad. El imperialismo yanqui no podía quedarse tranquilo frente a la acción de los pueblos latinoamericanos y del pueblo ecuatoriano en particular. Por eso fraguó la política de la Alianza para el Progreso con el objeto de engañar a los pueblos latinoamericanos. Al mismo tiempo impuso una serie de dictaduras militares para aterrorizar a esos mismos pueblos. Y finalmente intensificó la guerra en el Vietnam para tratar de impedir la liberación definitiva de ese pueblo héroe. Pedro Saad como cabeza de los combatientes contra el imperialismo y por la paz, contra la reacción y por la democracia, contra el hambre y por el bienestar, fue detenido por la Dictadura Militar de julio de 1963, torturado y mantenido preso durante diecisiete meses y medio. El pueblo del Ecuador, como es sabido luchó contra la Dictadura militar y la derrocó en marzo de 1966 con un amplio movimiento de masas, con la huelga general indefinida, acto al que no fue ajena la consigna dada por Pedro Saad al Partido Comunista de que en sus relaciones con la oposición burguesa "golpeemos juntos a la dictadura pero marchemos separados". Terminada esa dictadura, Pedro Saad en 1968 participó activamente en la constitución de Unión Democrática Popular -UDP- como una alianza del PCE con el pueblo por su programa mínimo, cosa que se extendió a la constitución del Frente Amplio de Izquierda -FADI-. Junto con esta tarea examinó los fundamentos, analizó la realidad y planteó los programas de los movimientos sindical, campesino, artesanal, de mujeres, etc.

Como toda obra humana, el trabajo de Pedro Saad requiere el examen crítico, al que sólo tienen derecho los que vivan animados del mismo espíritu de lucha por la democracia y el socialismo. La vida de Pedro Saad ha sido útil para el Ecuador y dentro de sus limitaciones para todo el movimiento comunista, obrero y democrático. El nombre de Pedro Saad será recordado y su pensamiento grabado en sus obras será siempre útil para los que luchen por la libertad, la democracia y el bienestar del pueblo ecuatoriano; la solidaridad de los pueblos en lucha por la paz y la amistad; y sobre todo, será recordado como uno de los que lucharon por el triunfo de las ideas del socialismo y del comunismo. VER GALERÍA DE FOTOS>>> www.cte-ecuador.org