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FRANKENSTEIN de ANGÉLICA LIDDELL I NACIMIENTO DE VÍCTOR Víctor nace. A Víctor le salen huesos en la boca. Crece la mor

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FRANKENSTEIN de ANGÉLICA LIDDELL

I NACIMIENTO DE VÍCTOR Víctor nace. A Víctor le salen huesos en la boca. Crece la mordedura en el huerto doloroso. Ya sabe que sufre. Los dientes son marfil como la enfermedad. Son la carcajada de la calavera. Insignias de la destrucción. Víctor contempla el único retrato de su madre. Su madre. Derramando lágrimas. Doblada. Amasando lo mortal sobre el ataúd del padre. Sin paisaje, sin plañideras, sin flores, sin perrito. Ya sabe que todo se muere. Todo se estropea. Víctor come de la muerte de su madre Y queda encerrado junto a los difuntos. Comparte el correoso alimento de los gusanos. Ya sabe que está vivo. Busca salida haciendo uso de una luz apenas perceptible. Víctor no huye de la electricidad. El rayo fulmina al roble. Lo carboniza. Lo mutila. Nunca ha visto algo tan destrozado. Ya sabe que hay un secreto de las cosas. Se le hincha un vientre imaginario que nutre con salas de disección, osarios y mataderos. Víctor desea un hombre nuevo que le bendiga. ¡Bendiciones al creador! La naturaleza estará en deuda con sus manos. Ya sabe que los padres merecen la gratitud de los hijos Y Víctor merece la máxima gratitud. Víctor acaba con Dios. Manipula la eternidad. Ya sabe la importancia que tienen las manos. Desnudas, como al nacer. Sonroja la impudicia de las palmas, tan escritas. El tacto es la obra. El tacto es la muerte. Sin tacto no existe la espada.

-IIANTES QUE NADA... Antes que nada fuiste deseo. Existías porque te deseábamos, abrazados al susto. Aprendimos del miedo a la forma. Aprendimos del miedo al resultado. Temblando, aspirábamos a una pequeña sabiduría Que nos permitiera destruirte si era preciso. Nuestro deber consistía en comprender al monstruo, no abandonarle aunque nos fallaran las fuerzas. Impedir que el barro se secara y que el molde se partiera. Mantener la luz encendida, alimentar la obsesión, soñar con cerebros. Acabarte para tener poder sobre ti. Lo más difícil: hacerte coincidir con el deseo del principio. Nos arriesgamos cada vez que movemos tus articulaciones. Ronda un peligro en la vida que te proporcionamos. Una duda: tememos el error. Eres prolongación de insomnios humanos, pero monstruo. Y debemos pensar como monstruos para que tú lo seas. Hace falta valor para que nuestra cara retorcida aparezca en tu cara. El monstruo ha sido nuestro espejo roto. Nos hemos dividido en los pedazos y nos hemos mirado en ellos. Ahora hemos perdido el poder y volvemos a temblar. Lo dice nuestro semblante de acróbatas. Hay otro más poderoso. Somos seres incompletos. Viviríamos a medias si no tuviéramos al lado a alguien más sabio que nosotros.

III NACIMIENTO DEL MONSTRUO. Intentó que su creación fuera hermosa. Que los miembros estuviesen proporcionados y sus rasgos no carecieran de belleza. ¿Por qué se ha vuelto entonces tan repugnante al cobrar vida?

-IVPRIMER SUEÑO DE VÍCTOR. Ahora que duermes, escucha, Víctor. La tarea de los científicos consiste en hallar nuevos nombres pero tú, tú has olvidado poner nombre a lo que has creado. Piensas que si lo abandonas el monstruo desaparecerá, que si no hablas también desaparecerá. ¡No! La criatura se impone. Los padres también son padres de sus hijos muertos. Besa los labios de Elisabeth, su amada, y cuando los despega está azul y muerta, los pómulos se corrompen, es el cadáver de su madre el que sostiene envuelto en un sudario, los gusanos reptan por los pliegues de la tela. Vas a borrarte la lengua. Bajarás tanto el volumen de la verdad que silbarás como los reptiles. Callarás porque no quieres ser tú el monstruo. No le temes a él, sino a la furia reunida bajo tu desnudez embarrada. Víctor, le temes a los hombres. Tu muñón, tu parte lisiada y horrible, será el silencio. -VDESPERTAR Este es el momento más terrorífico, cuando despertamos y encontramos al monstruo mirándonos fijamente, al pie de nuestro lecho. ¡No eres, no eres!

-VIEL MONSTRUO SUFRE. No entiende nada. Sólo sabe que sufre.

Es como treinta hombres perdidos. Las vísceras reclaman el vientre de los caballos del que fueron arrancadas, cada mano se estira hacia su dueño, cada pierna olfatea la dirección del tronco que abandonó. Si las costuras ceden saltará en pedazos, bomba de pétalos macabros. No están enamoradas las partes de su cuerpo, no. No se conocen entre sí. En su funeral deberíamos construir treinta ataúdes, cajitas deslucidas para las costillas de los mendigos, estuches lacados para dedos ilustres. Nunca crecerá porque no es un niño, tendrá siempre la misma estatura, las mismas proporciones. No le importa quién es sino qué es. Dónde habitará el alma de este rompecabezas hecho de cadáveres. En vez de unido parece estar descuartizado.

-VIILAS LUCES DEL PUEBLO. LAS HERRAMIENTAS DE LOS CAMPESINOS. No salgas. Tu dulzura no coincide con el tamaño de tus dedos. Ahí fuera eres cuerpo sobre todo, cicatrices que ellos tomarán por surcos donde clavar las azadas. Qué explicación darán tus rotos. No salgas. La habitación es la medida. Que más par vivir. Deberíamos quedarnos mirando las paredes como pájaros tranquilos. Deberíamos aprender a vivir en habitaciones cerradas, sin puerta, no existiría más mundo que el nuestro. Y sería grande. No envidies la dicha de los demás. Aprende a estar solo. No salgas. Hay hombres en la ciudad. Les germinan piedras en las manos, van tan cargados de piedras crecientes que no pueden coger nada más. ¡No quieras conocer el color de tu sangre!

-VIIIEL BOSQUE. ¡Al bosque, al bosque, al bosque! No puede lamer sus heridas porque ni siquiera es un animal. Todas las criaturas descansan menos el monstruo. Hasta las ramas de los árboles se agitan sobre su cabeza, insultándole. El río por primera vez le ha escupido la diferencia a los ojos. El monstruo sólo conseguirá tomar asiento en las ruinas, en los restos de aquello que él mismo destruya. Pero aún no sabe que matará. Poco a poco empieza a distinguir un insecto de un tallo de hierba. Y también intenta, aunque sin lograrlo, imitar el canto de las aves.

-IXLAS PALABRAS ¿Es que las criaturas hermosas también pueden sufrir? Escucha: maravilloso, hada buena. Pero ignora lo que significa. Son palabras. La palabra es para ser escuchada. La palabra es el nombre. La palabra no es cuerpo. Una sola palabra puede producir la vibración necesaria para que se abata sobre la cabeza del viajero la más devastadora de las avalanchas. Se trata de una ciencia divina que despierta el deseo de poseerla. Él aún no es palabra. Es grito. Así le llaman. ¿Acaso es el grito su odioso nombre? La palabra como remedio a la fealdad. La palabra le unificaría. Por fin conseguiría adueñarse de sus miembros y convertirse en hombre,

sería igual, igual. Quiere ser niño hablando con niños, quiere ser viejo hablando con viejos, hablando con mujeres quieres ser mujer. La palabra que existe cuando los otros guardan silencio y sueltan piedras para escucharla. Qué nombre le tendrán reservado: pan, agua, leche, fuego, casa, padre... Sin embargo, cuantas más palabras conoce más tristeza y temor siente.

-XSUEÑO DEL MONSTRUO Sólo una vez pudo soñar que era hermoso. Quedaron los bichos para ensuciar y dar asco con sus barrigas brillantes. Y se comieron el sueño como si el sueño fuera una hoja de libro. Todos sufren en los libros. Todos, aunque sean hombres y bellos. Debes pertenecer al sueño de los hombres. Debes estar escrito en alguna frase oscura. El monstruo no recuerda lo que ha soñado.

-XIEL CIEGO ACARICIA AL MONSTRUO. EL CIEGO AZOTA AL MONSTRUO. ¡Fuera! Y alejar el día de nuestras últimas heces. Nunca amigos del monstruo. Enemigos para poder defendernos. Pisotear las flores que nos ofrezca. ¡Fuera! Y no arrojar piedras sobre la parte sana de nuestro propio cerebro. Alejarle y alejar la sombra de hijos sin cabeza corriendo como gallos decapitados. ¡Fuera! Y limar las uñas clavadas en las cejas desbaratando las noches malas. EL CIEGO MUERE. ¡Ya! La muerte.

-XIIEL MONSTRUO SE TIENDE AL SOL. Pero olvidando su soledad y su repugnante aspecto se atrevió a ser feliz, y lleno de agradecimiento, levantó su rostro al sol, que tanta dicha le otorgaba. -XIIISENDERO DE MARGARITAS DE WHALE. NIÑA MUERTA AL FINAL DEL SENDERO. ASESINADA POR OTRO. EL MONSTRUO ACUNA A LA NIÑA MUERTA. CONFUSIÓN. FUEGO. LINCHAMIENTO DEL MONSTRUO. ¡La palabra! ¡La palabra!

-XIVEL DIARIO DE VICTOR FRANKENSTEIN. Autor de sus días, qué abominable parodia. Como mínimo deberías haber escrito un nombre en este diario. Él no quiere la libertad. Quiere un nombre, para ensuciarlo o limpiarlo. Pero te arrebatará el tuyo. Te arrebatará el nombre y escucharán Frankenstein, y Frankenstein será el monstruo. Y nadie, nadie se acordará de ti, Víctor Frankenstein. Moriréis todos y el monstruo permanecerá. En el mundo real sólo quedarán ellos. Y ya que le has concedido la libertad ejercerá la libertad suprema, el mal. Será más libre que Víctor, crecerá su hambre de mal y hará el mayor daño posible. Es capaz de levantar los cuellos como si fueran tallos de flor,

y para romperlos no empleará más fuerza que para arrancar el fruto de un árbol. Si no pueden sentir amor por él allá ellos, sentirán miedo. Y será Víctor quien lo sienta con más fuerza. En sus manos está. ¡Temed, temed la tiranía de los hijos! Yo soy tu desgracia. Padre.

-XVSUEÑOS DE ELISABETH. Querido Víctor, ayer soñé con un monstruo. Llevaba un abrigo idéntico al tuyo. Iba coronado de flores y bailé con él. Nos amábamos. Elisabeth, estos son los hijos que no vas a tener. Querido Víctor, los ojos de tu pequeño hermano William son castaños y hermosos. El pelo de los hijos que no nacerán crece en las calaveras de los locos. Cabellos sedosos y perfumados para niños que jamás se te colgarán de los pechos. Querido Víctor, algo malo va a pasar. Noto un aliento. Acaricia estos pelos de tumba y líatelos al cuello porque es el único calor que tendrás.

-XVIPRIMER ASESINATO DEL MONSTRUO: WILLIAM. Si el niño no le hubiera insultado, si no se hubiera tapado la cara. Frankenstein se apiada de Víctor Frankenstein. Toma prestados los ojos de un ahorcado para llorar. Se estremece al recordar el sonido del cuello diminuto cruzado por dedos asesinos. Pero así es la búsqueda del padre,

una siega en invierno. Siempre en busca del padre, aunque sea para odiarle y vencerle y al cabo arrepentirse. Del padre espera comprensión y justicia. El monstruo sabe que tiene derecho al auxilio del padre, se siente hijo. Por eso lo busca dejándole un aviso muy simple. Tan simple como el primer hombre. Dejándole un cadáver a los pies. Víctor dice que ha sido él. Víctor ha matado a William. Ha matado a su hermano William. Su pecho es la casa del luto pero también del alimento podrido. Le blanquea los labios la cobardía. Prefiere ser cobarde que horrible, que loco. Desde las comisuras le gotea una leche espesa y amarga que contiene la verdad. Repite mil veces que ha matado a William, pero calla. Todavía quiere salvarse, a pesar del ejemplo de humanidad derrotada. ¡Llorad, llorad seres amados! Víctor Frankenstein os hace llorar y os condena a derramar inagotables lágrimas. Ojalá sirva la muerte, como dicen, para devolveos la paz. Si es así Víctor Frankenstein habrá cumplido con éxito su misión en la tierra.

-XVIIVICTOR Y EL MONSTRUO JUNTOS POR PRIMERA VEZ. AL MONSTRUO: Ánimo, ningún hijo es el deseado. A VÍCTOR: Víctor, escúchale, su maldad procede de su desdicha. Necesita amar al padre, demostrar afecto y sumisión. Ofrécele un motivo para que te de las gracias, para que no te odie. Hay algo que le duele más que los disparos de los cazadores.

-XVIIILA MUJER. Solo una mujer horrenda. Necesariamente horrenda. Cósele pechos de vieja y pubis de puta,

sin útero, solamente placer y compañía, y la montaña. Que se estremezcan las tripas de matadero. Que la carne de las vacas sacrificadas se revuelva contenta en el estómago de los ricos. Que los cadáveres que prestaron sus trozos gocen en las tumbas. Cortaste el sexo a un joven que murió de amor y lo uniste al vientre de tu hijo. Quedó tan lleno y tan hermoso aquel sexo que merece una mujer, aunque sea repugnante. Intenta al menos que algún hueso, alguna arteria, algo que no se vea, pertenezca a una muchacha preciosa.

-XIXSUEÑO DE VICTOR. ELISABETH PREÑADA. EXPULSA LA CABEZA DE UNA MUJER MONSTRUOSA. Nunca hijos. Nunca infectar un vientre. Nunca más sangre de tu sangre. Nunca lagrimeos a media noche, babas, fiebres, mierda, orín. Nunca olor a colonia y leche. ¡Nunca! Miedo al cuerpo blando que llora y pide.

-XXVENGANZA. ¡Víctor! Asistiré a tu noche de bodas.

-XXINOCHE DE BODAS DE VÍCTOR Y ELISABETH. SEGUNDO ASESINATO DEL MONSTRUO: ELISABETH Una sola noche amándola, larga noche de bodas,

y el peligro hubiera desaparecido, Elisabeth aún viviría. Pero Víctor decora el asesinato de Elisabeth abandonando la habitación. La novia sola, evitando el lecho congelado, casi muerta, respirando el perfume del heno acabado de segar. Pobre Víctor, marido ingenuo, convencido de ser la víctima perfecta. Dos pistolas y un puñal, tantas armas para no utilizarlas, para defender el cuerpo equivocado.

-XXIIPERSECUCIÓN Coraje, enemigo, tenemos que continuar luchando, como siempre, por nuestras vidas. Perseguidme. Os aguardan aún muchas horas de sufrimiento.

-XXIIICONCLUSIÓN. Se equivocan. Creen que son los que más sufren. Compiten por el máximo dolor. Quieren sufrir como niños desnudos en un manicomio. Se disputan las migajas más agusanadas, los rincones más pestíferos, los castigos más brutales. Son enemigos. Necesitan la peor cicatriz. Pero por qué Víctor le da tanta ventaja, por qué el monstruo le deja carne cruda en el camino para alimentarle. Deben sentirse trozos de un mismo cuerpo. Hay que auxiliar al enemigo. Al fin y al cabo, la historia de los enemigos termina siendo una historia de amor.

FIN