1. Ya Nadie Incendia & El Mar

documentos de barbarie (poesía 2002-2012) Victoria Guerrero Peirano Ya nadie incendia el mundo & El mar ese oscuro po

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documentos de barbarie (poesía 2002-2012)

Victoria Guerrero Peirano

Ya nadie incendia el mundo & El mar ese oscuro porvenir —selección—

Documentos de barbarie (poesía 2002-2012) Tomo 1 Ya nadie incendia el mundo & El mar ese oscuro porvenir © Copyright Victoria Guerrero [email protected] © Copyright Paracaídas Editores de John Paolo Mejía Guevara, 2013 Mz. T, Lote 24, Urb. Flores de Lima 1ra etapa, Lima 36 [email protected] www.paracaidas-editores.blogspot.com t. (51 1) 966 4574 07 Primera edición: julio de 2013 Tiraje: 500 ejemplares Dirección editorial: Juan Pablo Mejía Edición al cuidado de: Cristhian Briceño Concepto gráfico & diagramación: Bicentenaria Soluciones Gráficas Hecho el Depósito Legal Nº 2013-09895 en la Biblioteca Nacional del Perú isbn nº 978-612-4192-13-5 Se permite la reproducción de esta obra siempre y cuando se cite la fuente. Impreso en Perú | Perú llaqtapi qellqasqa

ya nadie incendia el mundo

a mi madre por el amor y su violencia a la pequeña lu de hermosas trenzas negras en tus ojos nace el mundo y yo en él a mis amigos gavril, martín, cesare y ker por la intensidad de cualquier tarde por el sabotaje

No había con qué cortar el cordón umbilical; entonces agarrándolo con toda mi fuerza, lo arranqué como se arranca una pita. asunta, mujer de gregorio

oh mis muertos me los comí me atraganté no puedo más de no poder más alejandra pizarnik

lima/año cero

voy porfiando tercamente garabateando una escritura que no sana el cuerpo explota revienta en miles de pedacitos de odio ¿los quieres? recoge uno tras otro con cuidado para que no te hieran y luego a la basura sin lágrimas

hoy día estamos solos y nuestra soledad es una mañanita oscura en que nos damos de bruces contra la vida y la muerte es un bus ardiendo y unos polis pateando nuestros sueños

cargada de esterilidad avanzo incluso más allá de cualquier escritura me adentro en mi propia sombra intuyo un vientre más cálido y me acomodo ingreso en él como en un paraíso de locura día y noche me alimento de su profunda oscuridad lo hago defecar a mi antojo expulsar el tiempo toda su sucia poesía en una arcada luego ha de beberse el día y la noche tragarse el mundo hasta el hartazgo para recomenzar nadie te dijo aquí serás feliz en este paraíso del hartazgo en esta profunda oscuridad que pateas hasta hacerla sangrar y luego bailas alrededor de ese líquido negruzco y maloliente y lo bebes y chapoteas sobre él con la alegría de una bestia

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alguien llama del otro lado y tú eres menos que una nada un pedazo de carne hambrienta que vaga sobre aguas placenteras mares de coral sobre tu pecho deforme en siete meses incubada en mi propio excremento la risa me obliga a patear con más fuerza panza que se desenrosca y conduce al silencio a la ceguera de la luz el llanto me impide ver la sangre pegoteada sobre los vellos estoy enferma enferma enferma y sucia y hambrienta mi sexo es el vacío la nada me encierro en mi propio graznido tengo miedo de mi desnudez y tirito como una condenada

una voz canturrea y derrama hermoso líquido blancuzco sobre mis labios moja todo mi esqueleto la sucia piel de una recién nacida succiono por el pecho sano vomito y defeco sobre mí cierro los ojos y no escribo nada y me duermo sobre el pezón amoratado de mi madre tu paraíso oh tu hermoso paraíso se ha perdido

escribo escribes y recuerdas tu propio anochecer el crepúsculo de tu cuerpo dando vueltas y ahora limpia tirada sobre una camilla idéntica a la siguiente y a la siguiente marcada para siempre con un número inexacto tu cuerpo es copia de otro cuerpo una escritura amarga que se bota a un tacho de basura sin lágrimas —he dicho

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pabellón nacional

nacimiento y caída

hospital del empleado 1971

& madre madre madre madre madre madre es el único sonido que puedo pronunciar ellos me dijeron lárgate escóndete donde no podamos verte ¿por qué? eres lo inacabado lo que no sirve madre madre madre Madre madre

madre

balbuceo cada vez más bajito una sietemesina debe morir o soportar las garras de una máquina-madre entubada desde el nacimiento ahora no tengo miedo no tengo miedo ¿escucharon? ¿es que no me entienden?

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estoy encerrada en un vientre frío una mano entra y sale entra y sale la odio odio su firmeza y su calor sobre mi cuerpo niña idiota —dijeron aspira más allá de tu cuerpo defectuoso y lárgate ya no tenemos espacio para ti ni los tuyos no les tengo miedo —dije mi máquina-madre me protege me encierra para que viva me entuba para que no muera doy la vuelta vuelta vuelta contra mí misma orino mi propio territorio y me repliego en una esquina me preparo para salir otra vez

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& vamos hacia arriba al lugar que nos pertenece parque media luna tu aullido me llama ¿es este mi ascenso o mi caída? el mar te alcanza el mar podrido repleto de cadáveres te moja los pies pero yo te quiero parque media luna te quiero como solo una sobreviviente puede querer con miedo del mundo y sin embargo qué suave es nuestro ascenso qué frágil tu media luna iluminando los pasos de mi madre

amenazantes se acercan ellos

hay que ascender por la espiral del dolor para entender lo que se pierde —o lo que nos quitaron —dice ella

—ten a tu hija y vete ya no hay espacio aquí para ti ni para los tuyos

subo hasta lo alto de tu media luna me paro de puntillas

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intento

ella muele el maíz el equilibrio

san miguel flota entre la neblina todo es blanco blanco blanco y armonioso

yo de este lado me precipito me arrojo sobre ella tomo la parte que me corresponde la parte del desarraigo que le debo

¿es esta nuestra pureza? magdalena se derrumba desde siempre las casonas se vacían se descascaran la gente huye el abuelo permanece mi padre compra mandarinas dulces mi padre que vino desde tan lejos se pierde en el mercado de magdalena entre excremento de palomas y una neblina amarga

el calor de la humita recién cocida evapora nuestros rostros mientras ella muele el maíz todavía nos quedan el cuerpo enfermo los pies las uñas el nombre idéntico quizá ¿me reconoces?

¿es esta nuestra pureza o habremos estado manchados desde siempre? & la humita deja salir su dulce aliento extiende sus hojas abiertas entre mi abuela y yo

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ella alza los ojos empuja la humita al centro donde mis manos de recién nacida no la puedan acariciar estamos a mano —susurra

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De niña la sensación de ser buena dirigía mis actos de día al sol alargaba una limosna invitaba de mi sándwich un bocado después de masturbarme quería llorar de miedo y de vergüenza carmen ollé

1980-1984 a secas si digo agua ¿beberé? si digo pan ¿comeré? a. pizarnik

no puedo hablar cada palabra que pronuncio se encabrita no dice lo que quiero no quiere lo que digo ¿a qué hora comenzó todo? ¿en qué momento? ¿qué día? no jodas —dicen olvídate de tus sueños de tus amigos de tu infancia mírate en un espejo no eres tú la que habla la que habla se esconde bajo tus calzones y balbucea estira la mano y se escabulle frente a una máquina de escribir flexible siempre dispuesta a la corrección despréciala borra su estúpida poesía la necia higiene de sus palabras todas ellas solo conducen a un gran desbarrancadero sobre el que mi hermana y yo nos deslizamos día & noche sin importar el presente sabiendo que el futuro no existe

las imágenes de los cadáveres descompuestos pasan flotando ante

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—no mueras te amo tanto conociendo este daño el amargo corazón de una ortografía purísima mi padre se desliza se arroja a través de una escritura ciega cuya música es aterradora súbitamente me despierto y aprendo a hablar me lavo los dientes y las manos defeco en un wc como las niñas buenas y escupo a través de una ventana:

pro-hi-bi-do-de-te-ner-se hay-or-den-de-dis-pa-rar

¿es aquí donde nace el poema? ¿en el corazón de una voz diminuta acurrucada en el asiento trasero de un auto o en el alma de una recién nacida? me lo pregunto para saber quién es la que habla la necia que tiembla y no sabe de ortografía y escribe cien veces «el alma sersenada» «el seno sersenado» y borra y no aprende nada y pregunta: papi ¿a qué hora comenzó todo? ¿en qué momento? ¿qué día?

olvídate de tus sueños de tus amigos de tu infancia mi padre sigue avanzando zambúllete en la negra noche con los pies descalzos mi padre sigue avanzando húndete bajo tus zapatos acepta el desprecio de ser ajeno bajo el gris de una ciudadcielo mi padre sigue avanzando despéñate en el silencio mi padre sigue avanzando sumérgete en el mar en la sucia espuma que baña los abismos él sigue avanzando él sigue avanzando él sigue avanzando nuestras narices gélidas como carne muerta desde el nacimiento

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7 años de silencio 1985-1991

las imágenes de los cadáveres descompuestos pasan gélidas ante nuestras narices como carne muerta —desde el nacimiento las imágenes de los cadáveres des/compuestos pasan flotando gélidas ante nuestras narices ¿como carne muerta desde el nacimiento? las imágenes de los cadáveres descompuestos pasan flotando ante nuestras narices g-é-l-i-d-a-s como carne muerta desde el nacimiento las imágenes gélidas de los cadáveres descompuestos pasan flotando ante nuestras narices como carne muerta desde el nacimiento

días de 1992

piedad para nosotros los que hundimos nuestros dedos en las cuencas vacías de nuestros deseos nosotros los que hoy caemos más allá en lo más bajo de nosotros mismos a cuyos pies postrada y pálida se muestra nuestra negra adolescencia ahora que un muro de piedra nos separa de nuestros actos aquí / allá tal vez sea el mismo lugar lima/n. york —leo en mi ticket viene la noche y los días pasan y las noches se hacen interminables aquí o allá dormir a las 4 de la tarde (la resignación de la luz) ahora que los muertos nos visitan detrás de cualquier muro nos sorprendemos sollozando recordando el éxtasis oscuro de nuestra niñez

las imágenes de los cadáveres des/compuestos pasan flotando

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piedad para nosotros estos días en que la poesía yace moribunda despedazada oculta en el rincón más higiénico de nuestro cuerpo imposible nombrarlo con una palabra sin que no siga a ello el vacío el silencio la nada de todos mis recuerdos conservo la fotografía de mi abuelo una niña en el patio trasero de una casa en ruinas jugando semidesnuda achicharrada por el sol y la enfermedad que jode y solo tiene fin en su cuerpo ardiente de todos estos días grises y mi timidez estúpida rodeada de un festín de cadáveres silenciosos extranjera en cualquier ciudad traspasada por un río pedregoso de miserias y niños salvajes aspirándose el mundo a manos llenas bombas lacrimógenas en tv para llorar de verdad tengan piedad de mí y de todos esos días

ante nuestras narices muertas como carne gélida desde el nacimiento

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Qué año era aquel, amor es difícil seguir la pista de los perdidos ojos fijos en el recuerdo, mi voz afuera está lejana sobre la vereda y tengo un pie en el invierno y el olvido es un desierto triste para atravesar y no hay forma de evitarlo rodrigo quijano

7 años + de silencio 1993-2000

pabellón 7a

sacrificio

y nadie lloró

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Llevar el dolor hasta el punto de iluminación lisa gerrard

otra vez ingresa la policía de los sueños con su gorrita y borceguíes y todos se van salen corriendo han huido han huido han huido y otra vez me han dejado sola solita en medio de una campo vacío

habitación 2001-2002-2003 sé que no sanaré. e. södergran

primero empieza la disección personal: los pies sangrantes y el músculo amoratado se muestran sin pudor ante su espejo pronto soy un ojo solo un ojo un aire pestilente que humea un puro párpado dentro de una habitación en invierno afuera el viento es feroz y se une al ritual del aniquilamiento la sangre inocente chorrea es un alegre surtidor que baña nuestros rostros todo inocente ha recorrido las playas buscando una luz aquí y ahora no existe el sol está negado para nosotros pero para qué tanta luz si solo hay llantos mejor es perderse en la oscuridad garabatear una escritura nocturna balbucear unas primeras palabras dulces sobre los cuerpos muertos

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tal vez si cambio de rostro mi amor tal vez si reviento sobre mi propio sueño o me quedo ciega de una vez tal vez me acostumbre a ver mi cuerpo desde dentro con su propia luz a observar cómo bombea y se retiran las partes putrefactas con amor

es aquí cuando empieza la segunda disección la estación del sacrificio y la re-educación: vaciar el cuerpo de todo animal ajeno cargando el olvido entre los brazos

para que ningún mal nos salpique

es un hoyo pequeñísimo por el que un aire implacable me desuella y revienta sobre las ventanas de la habitación hasta sacarles sangre aquel lastimoso llanto me paraliza

pero puedo entrever por las rendijas de otra ventana mi ojo pequeño de la infancia y los muchachos en las esquinas sin nada que perder los cuerpos hundidos en el acantilado huyendo de toda luz añorando la niebla que baña la mañana hasta perderlos

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continua escasez de agua en todo el territorio nacional 1980-2004

a través de una vela observo mi cuerpo todavía soy demasiado joven ignoro si mi cuerpo está completo pero sé que es incapaz de expulsar sangre negruzca y maloliente todos los meses el primer doctor avanza sobre mí se ha cubierto la mano derecha con un guante de goma lo veo venir hacia mí con su sonrisa despreciable hunde sus dedos poco a poco y luego toda su mano su gran mano de acero ante los ojos de mi madre ¿es este un espacio solo posible para la medicina? el amor está prohibido por el momento el segundo toma un artefacto pequeño entre sus dedos no dolerá no dolerá tendida en una camilla entreabro mis piernas algo raspa en un segundo la desvergüenza me acompaña pero otra vez no hay menstruación sino solo pestilencia bendito carnicero heme aquí otra vez imaginando el adentro totalmente abatido y ronco

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atravesando mi propia oquedad he crecido sabiendo lo que se pudre pero he cerrado mis ojos he apagado el fuego entre mis dedos con mi baba pegajosa para que doliese menos bendito carnicero mi ombligo no conduce a ningún lugar luminoso y risueño sino a un espacio árido inconcluso a un lugar de fusilamientos sobre el que me doblo algunas noches atrapada por el dolor ¿podré quemarlo todo con esta vela incluso el amor? ¿soplar sus cenizas? los intestinos son dos serpientes tornasoladas que se enroscan sobre sí mismas y no saben nada de lo de fuera no conocen la crueldad del espejo ni la luz del día ni la falta de agua ni la continua explosión callejera pero la mano del carnicero la presienten y el cuchillo que levemente se agita al lado para rasgar lo interior carniceros doctores héroes nuestros el amor se ha perdido y ya no hay tiempo —digo

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no hay tiempo para refregarse las patas o las manos bajo el agua turbia

nocturno (primer apagón para mi hermana)

sin enfermar si tú supieras cuantos días he andado desnuda enferma en la soledad de una camilla pero esas son puras palabras artificios de la cursilería —dicen ellos ahora soy pura materia el abismo que se entrechoca sobre sí y escupe su propio excremento ahora soy lo que siempre ellos quisieron lo corpóreo la enfermedad lo finito nada me conmueve ni la oscuridad ni la luz ni la mujer que persigue a un hombre hasta la náusea ni la pequeña que solloza extraviada en el centro comercial ellos están fuera lejos de mi cuerpo no los necesito sus voces se quedaron en una vieja radio a pilas que suena todas las noches en mi cabeza si tú supieras cómo estoy muerta más que cualquier muerto y las noches son mis días mientras mi cerebro da vueltas y el sueño no existe sino el vacío la pesadilla el insomnio

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el miedo se lo tragaron mis labios unos labios resecos que caen como pétalos sobre mis manos temblorosas solo queda tu grito inocente hermana y mi cuerpo que observo a oscuras en una noche obligada

hoy las calles están atestadas de niños con inmensas paletas multicolores un ómnibus yace suspendido en una esquina listo para iluminar la noche negra

¿de todas esas puertas? ¿dónde estará la mía?

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pabellón 7a/sacrificio

una mano blanca se acerca una mano blanquísima demasiado pura me inyecta su odio yo me duermo babeo boto mi espuma sobre una sábana tan blanca como la garra que me alimenta ella espera el zarpazo final mientras observa el goteo de su veneno no grites no vivas no ames es su consigna un balazo me despierta a medianoche alguien arrastra una pierna por la avenida perú su hermoso rostro lloroso de rabia alza los ojos hacia mí me maldice por mi partida y yo bajo los párpados para no ver soy este número que cuelga a media tarde en cualquier habitación vacía cualquier día del mes de agosto oculto tras una cortina desgarrada/habitación 701 a-b un ronquido llena el silencio la blancura estremecedora de este espacio dividido en dos

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¿madre estás allí? la mano se acerca otra vez me desnuda me jalonea me envuelve entre sábanas sudorosas de otros cuerpos mi rastro se va perdiendo entre ellas aspiro y no siento nada sino el olor de la partida mientras los ojos del amor me dicen quédate y serás feliz esa es su consigna y sus ojos quedan entreabiertos tras los barrotes de una celda pero yo corro huyo de una prisión para adentrarme en otra todo me conduce hacia un lugar de perfección —eso fue lo que me prometieron tirada en una habitación pálidamente higiénica infinitas manos se acercan y exploran una cicatriz (la maloliente costra del nacimiento le llaman) iluminan mi cuerpo con una luz tan pura como sus manos

hasta que mi cuerpo revienta convertido ya en un alegre surtidor que baña el mundo un fuego esplendoroso me obliga a levantarme alguien incendia su cuerpo en medio de la noche un poeta se agita en llamas de su propia orfandad su casa es un gran desaguadero de sueños y sombras pero ya nadie incendia el mundo ni siquiera tú nuestros pálidos cuerpos todos presas ardientes de celadores o incendiarios celebran su festivo sacrificio juvenil la poesía escupe por todos lados su necia pestilencia y no queda nada sino tirarla a un tacho de basura o coger la maldita mano blanca y torcerle el cuello y no quedan sino tus ojos que bañan el mundo y un cuerpo tras una cortina desgarrada cuyo amor aún desconozco

¿será esta la luz blanca siempre añorada? ¿la luz de la felicidad? ¿el rayo que se disolverá en siete colores de fuego y ahuyentará el mal? —o es solo un ejercicio más de toda esta retórica estiro los brazos y me entrego me adormezco en medio de una fiesta enceguecedora

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fiesta/2004 (hospital del empleado)

desnuda en una camilla de hospital mi madre se tiende del lado opuesto del seno cercenado un anillo de matrimonio es lo único que lleva sobre su cuerpo igual que yo yo sigo caminando voy hacia el centro del centro —eso fue lo que me dijeron —eso fue lo que quise creer también lejos a miles de kilómetros de mi propio centro sobre el seno que chorrea leche blanquísima no queda sino un vacío una cicatriz para acariciar con nostalgia y los labios de una recién nacida que succionan un pezón sin piedad una enfermera me despierta entre sueños y me pone una bata semi-blanca estoy muerta entonces pero todavía siento el crujido de las hojas del otoño bajo mis zapatos yo voy hacia el paradero de autobuses siguiendo un camino de sangre el dolor que nutre la herida abierta de mi madre es el centro que todavía me alimenta

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veinte días en un cuarto compartido de hospital el enorme ventanal ilumina el débil brazo derecho y la oscura Lima se abisma sobre mi cabeza todas las mañanas extranjeras la gente se levanta para trabajar yo intento regresar subiendo a un autobús cuyo paradero desconozco quiero llegar a casa y cerrar los ojos y hundirme salvajemente bajo el vientre de mi madre hasta perderme hasta enterrarme en él yo me interno en su costra me hundo me hundo me hundo me pierdo en la enfermedad como en un sueño rasgo su materia negruzca hasta ver mi sangre correr tal vez siempre haya estado muerta observando cuán bella era la noche negra iluminada por el miedo o cuán dulce era existir a través de un poli exigiéndote papeles las enfermeras me desnudan bañan a mi madre sobre una cama sudorosa la bata amanece sucia por una infección nocturna

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yo me despierto y la casa está vacía (todos están en el hospital) y yo estoy cada vez más lejos del centro y del porvenir —del que me hablaron madre pertenezco a una generación muerta que todavía sueña con el festín del amanecer e b r i a bajo tu hermoso pezón ardiente

contradanza a mis hermanos gavril, martín y kerwin si lo aceptan

por las puertas de la noche se eleva la luna el cielo blanco se surca como la panza de una ballena atravesando el polvo y el abismo la bruma más alta la prisión | más oscura me veo corriendo una media tarde hacia un parque extranjero ustedes no están allí conjuro a la muerte este día con una danza de gloria y porvenir le escupo a la enfermedad la maldigo como maldigo a la mosca que todas las noches canturrea sobre mi cabeza no seré más tu servil lacaya —le grito fuerte para que se espante y ella agacha la cabeza en un rincón de la pared blanquecina y un punto negro queda quieto inmóvil listo para ser aplastado mas su música ha callado en este instante y la dejo vivir

mis hermanos bailan toda la noche mis hermanos duermen toda la mañana

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mis hermanos se ocultan detrás de un espejo mis hermanos suben y bajan las paredes de una ciudad blanca y gris gris y blanca o solamente blanca y se sientan a mirar el mundo desde una casa pequeñita yo me duermo cierro los ojos la mosca espera en su esquina mi lugar está en la trinchera opuesta desde donde nos presentimos y sabemos el alimento que nos toca sus alas son espejo de un cuerpo deleznable sus ojos la certeza de mi ceguera

de los acantilados y en el frío de la noche esa imagen me conmueve y escribo: la estirpe salvaje permanece y baila y baila y baila y llora y ríe y ríe y ríe

yo la tenebrosa yo la viuda yo la sin consuelo maldigo su danza implacable sobre mis sueños mi áspero silencio que la deja vivir mi sexo inútil que la alimenta al atardecer en el gran parque central ajeno a mí soy una desconocida para los patos urbanos que comienzan a emigrar a huir de la monotonía del invierno hasta las moscas parecen replegarse en esta época —menos yo (la monotonía parece ser un estado de gracia) mis hermanos abren una cajetilla de cigarros el humo que sale de sus labios me recuerda la neblina

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poética de la alegría

feliz avanzo desnuda a través del polvo de la ciudad perdiéndome entre vendedores ambulantes y cuerpos sudorosos el tráfico cruel y el olor a pescado me enceguecen por estos días me ausento de los muertos y gozo o más bien bebo en su nombre ¡salud! repito: mi cuerpo hundido en aguardiente ¿no es acaso el perfil del escritor maldito? pero yo no soy maldita solo estoy ligeramente mal bendecida nuestra retórica es más cínica que el agujero negruzco que atraviesa nuestro cuerpo sin compasión pero ante todo avanzo feliz buscando inyectables agujas salvadoras que no bajan de precio mi sudor se pega con un cuerpo desconocido ¿es este el deseo? ¿o la escritura es el deseo?

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mi hermana lava a mi madre yo la peino y le alcanzo una bata nueva ¿es esta la ternura que de mí esperan? ella vuelve al único estado posible: la infancia su infancia en una casona burguesa de magdalena que ahora se derrumba como nuestros sueños los ascensores el pase para familiares (obligado) la cola para los pisos pares o impares la visita de 4:30 a 6:30 ¿y la cama? señorita —¿cuándo? un cáncer no es un caso de emergencia es un tema para la literatura y todo el alcohol que los poetas se puedan beber hasta escupirlo el sudor que producen los ascensores repletos de desconocidos me alegra sobre todo en invierno y ahora que encontré una aguja para pinchar el texto pic pic hacerlo trizas estos son todos los lugares que he cruzado para encontrar la felicidad: toda la avenida brasil con los ojos cerrados (no hay nada nuevo por ver) la Plaza Bolognesi el Paseo Colón el Óvalo Grau

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el Palacio de Justicia la Plaza San Martín no llego más allá porque mentiría —al menos no hoy que avanzo desnuda

la ciudad del reciclaje (por estos días)

hoy estás en el Queirolo sola frente a un vaso de cerveza y evocas a todos esos héroes y sus penurias de folletín ¿ellos hacen nuestra historia? ¿y ellas?

con el corazón hecho trizas atravieso un puente una superficie metálica incapaz de corromperse abajo se asoma un río inmenso gélido un hermoso espejo azul que cobija a sus muertos: tres punks un profesor universitario una mujer desconocida (siempre lo somos) flotan sobre sus aguas yo los llamo mis ofelias posmodernas en la ciudad del reciclaje (do not recycling is illegal —dijo la dueña de casa y enseguida me puse a separar las astillas de mi corazón)

frente al vaso mi rostro se deforma ese espejo improvisado es sincero y me lo bebo con una media sonrisa hasta el final

nadie diría que esos cuerpos me atraen y sin embargo una parte de mí se inclina hacia ese lado desde donde se mira el vacío como recuerdo de una infancia feliz las aguas me esperan y me acobardo tiro del otro lado no menos incierto por donde las luces de los autos se devoran unas tras otras

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unas tras otras y mi cuerpo quedaría engullido tragado por ellas una desnudez de espanto —me digo y otra vez me acobardo al otro lado del puente (el principio o el fin poco importa) un río menos brillante cruza bajo mis pies el rímac se eleva sobre mi memoria como lo que es: un lecho oscuro que opaca nuestra miseria y sin embargo ese lecho de barro hostil tal vez alguna vez fue bueno y meció entre sus garras tiernas a mis abuelos a mi padre a mi madre a mi hermana a la pequeña luz maría o a mí sudaca cuya sombra se refleja en un hermoso río pálido dispuesto a quebrarse a la primera bocanada de luz o al chillido de otro cuerpo (el splash de la muerte) —como todos estos— heridos de inocencia en la ciudad del reciclaje cuyos puentes jamás se quiebran

sola en medio de un campo vacío caminé buscando una puerta cualquiera una salida cualquiera y salí y llegué a casa atravesando mi propia oscuridad mientras la policía de los sueños arrastraba los últimos muertos y nadie lloró

con esperanza

victoria

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el mar ese oscuro porvenir —selección—

Para crear me he destruido Bernardo Soares

el leopardo de las nieves

el mar ese oscuro porvenir que cruza las orillas y se extravía como el leopardo de las nieves en su oculta prisión del zoológico para niños el humo de un tabaco ilumina sus huellas tal vez indiquen el principio o el fin de un camino el otro infinito del que habita su prisión exterior cuyo corazón está nublado por el humo del cigarrillo pero la ola que carcome los cuerpos señala otro camino y su violencia un cuerpo torturado se ahoga en las playas juntamente y los sueños para compartir el silencio y la muerte y todas las arenas donde las pisadas se han desvanecido como la llaga del leopardo sobre la nieve todo lo desaparece el mar todo lo espanta el tiempo incluso el invierno y su inquietante oscuridad

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y ya nadie recuerda la vieja orina que corrió alguna vez el joven leopardo huele ese olvido: una uña quebrada en la pelea un zarpazo violento sobre el hielo que algún guardián ha borrado para observar su belleza detrás de una jaula del zoológico para niños

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celebración

hay un cuerpo tendido junto a un árbol hay una uña negra que rasga la carne con violencia hay un animal que lame una herida y miles de moscas que zumban alrededor de sus ojos hay una cabeza de caballo abandonada en una playa desierta hay una oscura orina que se pierde con dolor hay madreperlas fuego y corales que caen sobre un vientre estéril hay un danzante que llora la muerte de su mejor amigo hay lágrimas de sangre que caen sobre unos labios sedientos hay lluvia otra vez en el clóset y un tren que pasa una y otra vez | sobre un sendero derruido hay una niña sietemesina que nace hoy de la axila de su madre

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porvenir

pues sobre mi cuerpo he dejado hartas huellas de este inmenso dolor

he viajado toda la noche hacia un país cuya lengua desconozco y se han abierto profundas heridas en el seno de mi madre estoy amargada contrita rezo en el pabellón de los condenados mientras el invierno me envuelve esposo mira la oscura edad de dios se ha abierto ante mis ojos he puesto sal en mis párpados porque la luz del futuro me cegaba la sangre que ha caído de mis ojos ha quebrado el invierno la he saboreado con el filo de mi lengua y he temblado al sentir mi propio ardor como en otro tiempo el ardor de la palabra que se astillaba en nuestros labios amor mío hunde tus dedos torcidos en mis ojos de cera recuesta mi rostro ensangrentado bajo la lengua de un animal sediento quiebra tú también el invierno

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a través de una ventana en bay state road

estoy aquí viendo a las moscas zumbar tras la ventana todavía no sé qué devoran pero amanecen todas las mañanas girando a través de mis ojos en la calle vacía he intentado estirar los brazos para alcanzar otras ventanas pero hay un espacio negado un lugar que no se puede traspasar una estación cerrada a la que solo cubre la brisa marina

se han dado contra la ventana las he visto caer una a una pero vuelven otra vez a posarse a través de mis ojos como atraídas por un llanto que se quiebra sobre sí mismo como el primer golpe seco de la mañana

nada sabe herir más que una ventana entreabierta donde todo ha sufrido una extraña disección y la respiración se hace cada vez más densa y los sueños más salvajes y los corazones más pesados y los cuerpos más opacos

el perro ha olido aquello que se pudre muy cerca de nosotros una lágrima primeriza y la amarga enfermedad que destruye los cuerpos las moscas anhelando su inocente presa

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nostalgia

hoy he venido como el viento que sopla las hojas nocturnas he venido para que no te fueras he cabalgado toda la noche con el hocico ensangrentado las hojas a mi paso han dejado caer su aliento para que yo no muera y los sueños oscuros han empezado a surgir como manantiales toda la noche el mar ha ardido sobre la rompiente de las olas he ansiado acallar este silencio llagado por la distancia este silencio que atrae los abismos otra vez el gran naufragio se ha acercado a las costas y ha abierto las cicatrices de mi cuerpo todas mis cicatrices tienen una armonía todas han sido desolladas por la espuma de una ola quemante

he andado he corrido detrás de ti he mordisqueado el vientre de mi madre he pataleado desde el fondo alguien que desconozco me ha marcado con un hierro candente | la nuca ya no tengo nada que ofrecerte estoy vacía el fuego de mi nacimiento se ha perdido en la piel de unas manos | extrañas abro los ojos y el mar revienta en cada pupila desolada pronto me rodeo de sueños una caravana de naves negras naufraga en la penumbra

ahora todo existe en mi cuerpo como un llanto diminuto ridículo como el primer corte pesado del vientre que se exhibe sin pudor casi con gracia pero por dentro una niña va rasgando un himno cantado mansamente en la infancia para luego perderse en nuestros | labios como una gloria polvorienta bajo las huellas de los pies hoy he venido pequeña muerte que me miras con ojos extraviados

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contemplación

electra El río se lleva dentro T. S. Eliot

el ojo de una rata me observa su único ojo rojo me mira y yo miro la oquedad de su ojo izquierdo por ese hoyo tal vez se pudiesen entrever otros mares de arena otras orillas como la primera orilla de la que partí: en el ojo de fuego de mi madre entonces todo volvería a arder el agua el ojo el fuego y mi cuerpo se diluiría en arroyuelos y ríos sin fin pero esa oquedad no existe solo mi miedo y el ojo solitario de la rata que ejerce su dominio sobre mis ojos que son dos ojos pequeños y miopes por los cuales ella me observa: ahogar los abrazos en una parada de autobús reposar la cabeza sobre el ombligo de mi esposo y lamer una herida ahora el viento es suave y las hojas suben al cielo desde donde una pequeña ave de rapiña desafía al sol y nos contempla

una de las cosas que ignoro soy yo misma yo sumergida en este destierro yo y la exacta curvatura de la ola mi lengua es veloz y filuda atrapo fragmentos palabras puntiagudas como óxidos y me tiendo con la panza repleta sobre la yerba espinosa mis labios permanecen secos fugitivos la sangre empieza a correr pronto la sangre arderá en toda la casa toda la sangre se deslizará como un río subterráneo y cubrirá mi vientre de amargura para aumentar este dolor yo treparé alzaré mis brazos buscando mi nave gatearé para salir de esta oscuridad de esta extraña pestilencia padre apiádate yo también tengo sueños sueños que atraviesan mi corazón como llamas enormes

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de fuego y de agua

ocaso

mas debo permanecer inmóvil rumiando el día pues todo calladamente ya ha sido escrito

este silencio me desboca galopo infinitamente para poder alcanzarte destrozo las primeras sombras y desgarro océanos el plateado mar balbucea su melancolía me confunde pero conozco su centro: crece y crece hasta engullirnos es tan aguda tu voz que no puedo reconocerla me afierro a ti como una ventosa sonrojada por la soledad y el silencio penetro otra vez en la maleza escarbo su fondo con filudas garras estéril estéril estéril solo lagartijas que se escabullen entre la arena cadáveres marinos que gimen por las noches y aletean en el alma: amor muerte la carne ardiente por el dolor quemante de las horas cuento el tiempo con los dedos de la mano me sofoca el mar su tediosa melodía y la cama vacía se oscurece

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festín

final

envuelta entre densas nieblas el vaho que me refleja tenuemente tiene su verdad

«no he podido olvidar» esto es definitivo

yo soy todo esto ni más ni menos: balbuceante criatura que desaparece con la luz frente al espejo simulo mi indiferencia de reptil lista para engullir su festín diario de mentiras la plateada imagen se quiebra violenta sus inquietantes filamentos me corroen me dejan otra vez pálida pelada mugiente

con el rabo entre las piernas caminaré hacia atrás morderé mi terrible soledad de insecto infecundo de lo anterior no quedará nada sino una oscura simiente de mentiras un lunar rojizo en la nuca y la negra baba del rencor tejiendo la trampa yo soy así animal que se ejecuta solo y rapa la ondulada melena de la hembra pudorosa pero no importa no importa no he podido olvidar la primera puerta será abierta en el helado pasadizo del destierro el zarpazo divino caerá como un mudo carnicero y anidaré en mi oscura trampa y esto será definitivo

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dos cartas

una carta

Querido esposo, antes de que vinieras he visto surgir pequeños animales entre los arbustos. No has visto con qué amor los he alimentado esperando tu llegada. Por las tardes he tomado el tren para llegar al lago más cercano. Todos los niños pisoteaban las hojas secas del bosque al salir de la escuela.

Un no rompido sueño Fray Luis de León

Hay caravanas de niños que esperan hundir sus botas bajo la nieve del invierno. Yo he viajado todas las tardes solo para oír el crujido de las hojas bajo sus botines polvorientos. Luego te he visto caminando allá lejos, por las calles donde una ola espumosa atraviesa los sueños. Toda la noche he sentido tu asfixia y la tensión de tu cuerpo cabalgando sobre las olas. Pronto tu imagen aparecía como desaparecía. Las aguas arrojaron sal y arena sobre tu orina hirviente. Yo no sabía cómo asirte. Entonces hice muchas fotos tuyas y mías para que al abrirte la puerta pudiese reconocerte, pero olvidé que la imagen es efímera y tiré una piedra al lago y me volví loca al ver mis otros rostros. Había pasado demasiadas tardes allí. Así que solo pude reconocerte por la ansiosa asfixia que traes del otro lado.

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otra carta (al amable carnicero)

El olor de la carne descompuesta me atrajo hacia el mercado. Caminé bajo el condenado sol que no desaparece nunca. El amable carnicero permanecía al fondo. Su habitación quemaba como una antorcha iluminando un cuerpo. Yo lo vi venir desde lo hondo. En la esquina filosa, brillaba el puñal en lo oscuro. El puñal era guía entre sus manos sudorosas y ensangrentadas. Cogió un cuerpo y lo horadó hasta el fondo. Yo permanecí sentada bajo el fuego del sol. Afuera, todos cuidaban las jugosas frutas de las manos extrañas. De su boca salía un lenguaje que no podía comprender exactamente. Hasta que una mañana pude entender lo que decían: no comas ni bebas de nuestra mercancía. Entonces añoré la casa del carnicero por su alma sangrante y me dirigí a ella como se dirige un niño hacia un río de agua pura. Tomé en mis manos extrañas aquel cuerpo desollado y lo metí en una bolsa transparente para que todos vieran la presa que iba dentro. Y la mostré como una prueba de amor.

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índice

ya nadie incendia el mundo lima/año cero

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pabellón nacional nacimiento y caída hospital del empleado 1971 1980-1984 a secas 7 años de silencio 1985-1991 días de 1992 7 años + de silencio 1993-2000

19 27 30 31 34

pabellón 7a sacrificio habitación 2001-2002-2003 continua escasez de agua en todo el territorio nacional 1980-2004 nocturno pabellón 7a/sacrificio fiesta/2004 contradanza poética de la alegría la ciudad del reciclaje

39 42 45 49 52 55 58 61

el mar ese oscuro porvenir —selección— el leopardo de las nieves celebración porvenir a través de una ventana en bay state road nostalgia contemplación electra ocaso festín final

69 71 72 74 76 78 79 81 82 83

dos cartas una carta otra carta (al amable carnicero)

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Ya nadie incendia el mundo & El mar ese oscuro porvenir

—selección— de Victoria Guerrero se imprimió por primera vez sobre papel Bond avena de 80 gramos. Para su composición se utilizó la familia Adobe Garamond Pro de 8, 9, 11 y 13 puntos. La edición de 500 ejemplares cumplió su tránsito por los talleres de de Litho & Arte, Jr. Iquique 046, Breña, en Lima, durante los primeros días de julio de 2013, año del centésimo décimo aniversario del natalicio de Alfredo Quíspez Asín.