Antropologia Simbolica e Intrepetativa

Antropología Simbólica 1. A. Autores y conceptos fundamentales: La Antropología Simbólica surge como subdisciplina indep

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Antropología Simbólica 1. A. Autores y conceptos fundamentales: La Antropología Simbólica surge como subdisciplina independiente en los años ‘60 (es una de las más recientes subdisciplinas ya consolidadas de la Antropología). Es una materia amplia y compleja porque se basa en las cualidades humanas sobre las que descansa la cultura: el aprendizaje, el pensamiento simbólico, la manipulación del lenguaje y el uso de herramientas y otros productos culturales para organizar la vida y hacer frente al entorno. Los representantes más significativos de la Antropología Simbólica son los estadounidenses Clifford Geertz, David Schneider y Víctor Turner. Lo que los antropólogos simbólicos tienen en común es la concepción de las culturas como sistemas de símbolos y significados compartidos, si bien difieren en su definición de la noción de símbolo. - Objeto de estudio: El objeto de estudio es el símbolo (verbal y no verbal) y la cultura como sistema de símbolos y significados compartidos. El simbolismo entiende los símbolos como expresiones de ideas, pensamientos o conocimientos que se adquieren mediante el aprendizaje, la praxis y las ejercitaciones simbólicas. - Clifford Geertz: La cultura son las ideas basadas en el aprendizaje cultural de los símbolos; así, para él, las culturas son un conjunto de "mecanismos de control (planos, reglas, recetas, construcciones) que guían y ciñen aquellos aspectos de la humanidad que se expresan en la cultura. La absorción de estos mecanismos de control es la enculturación en tradiciones particulares. A Geertz le preocupa la "acción simbólica". La cultura de los pueblos que Geertz ha estudiado la ha tratado como "un conjunto de texto que forman conjunto con ellos mismos" y él cree que el antropólogo debe interpretar ese conjunto. (01) - David Schneider: Define la cultura como un sistema coherente de símbolos y significados pero "(…) cada cultura en concreto está formada por un sistema de unidades o partes que son definidas de un cierto modo y se diferencian entre sí de acuerdo a determinados criterios". Denomina "constructos" a dichas unidades, creyendo que poseen una realidad propia (independientes de la conducta real y observable). ¿Qué pretende Schneider con este estudio de las culturas? primero, averiguar si existe el núcleo simbólico de cada sistema cultural; segundo, cómo se relacionan sistemáticamente entre sí los sentidos de las diversas partes (los constructos) y si tal relación existe; tercero y último, cómo se diferencian y articulan las diferentes partes (los diferentes constructos). - Víctor Turner: también basa su trabajo en la "acción simbólica" que considera, junto con los sistemas simbólicos en general, instrumentales en tanto que están ligados a finalidades e intereses de los seres humanos. También se interesa por el "aspecto formal de los signos" empleados en dicha acción. Sostiene un enfoque empático e interpretativo (o hermenéutico) de la cultura centrando su atención en le estudio del empleo concreto de símbolos en contextos concretos y por parte de individuos concretos. La "simbolización" es la capacidad donde radican el resto de las capacidades culturales elaboradas: aprender, comunicar, almacenar, procesar y utilizar información. Sus características son: 1) La simbolización es funcional y permite la interpretación (la interpretación de un símbolo siempre está sometida a presiones etnocéntricas: no existen símbolos independientes de las culturas).

2) Tiene un carácter práctico que nos permite su uso concreto para identificar las cosa (tendemos a dar tanto valor a algunas cosas que las convertimos en símbolos y, como tales, nos provocan estados emocionales aunque de ese efecto no seamos conscientes). 3) El carácter práctico de lo simbólico lo podemos apreciar fácilmente en el cuerpo humano que se convierte en el soporte simbólico (estamos cubiertos de objetos que remarcan determinadas cosas y hacen que nos comportemos de forma práctica, con una intención, en un momento determinado, la distancia personal desde la que hablan los ingleses son los límites que establecemos para cada tipo de comunicación). 4) Aprendemos las estructuras simbólicas colectivas y las convertimos en nuestra segunda naturaleza (la cultura se interioriza de una forma tan íntima que se convierte en algo normal: hábitos, alimentos, relaciones, etc. nos parecen tan naturales que no los cuestionamos). 1. B. Métodos y técnicas de investigación utilizados Tres momentos están asociados con la etnográfica: el acopio de la información sobre un medio humano especifico, la elaboración de un informe etnográfico, la lectura y la recepción de este por tal o cual audiencia. Cada tipo de actividad genera sus propias preguntas. - La Observación: Generalmente se distinguen métodos formales de investigación, que incluyen entrevistas estructuradas con protocolos de análisis, y métodos informales como las entrevistas abiertas y la observación participante. En esta última, el investigador participa tanto como sea posible en las actividades de las personas estudiada, esforzándose por ponerse en el lugar de ellas. La tipología de los roles (que no existen en una forma pura) asumidos por el etnógrafo comprende en realidad: el participante total, el participante como observador, el observador como participante, el observador total y el simple hecho de “estar ahí”. Más allá del hecho de que es la única manera de conducir investigaciones etnográficas con personas que no hablan una lengua con escritura, este abordaje permite observar directamente el comportamiento más que observado a través de relatos indirectos. El investigador puede ver lo que sucede desde el punto de vista de las personas. La inmersión en su vida cotidiana le permite ser menos extraño, no invasivo, las personas estudiadas tienen mas probabilidades de ser generosas en información. Este método de exploración también da al etnólogo la posibilidad de descentrarse y distanciarse de lo que toma, por lo general, como evidente. No obstante, la inmersión total tiene inconvenientes como el hecho de requerir mucho tiempo. Como la observación participante no siempre es fácil de explicar, las personas pueden desarrollar un resentimiento hacia aquel cuyo comportamiento consideran como inquisidor o “entrometido”. Por lo demás, los investigadores utilizan casi sistemáticamente, técnicas adicionales de tipo cuantitativo, como censos, estadísticas, genealogías y entrevistas, estructuradas como un muestreo cuidadosamente seleccionado. La noción de observación participante es paradojita porque en la medida de que uno está comprometido con una actividad no la observa en las mejores condiciones. Los investigadores van y vienen entre la observación y la participación según las situaciones. Cuanto menos mediatizada está la relación, más puede aprender qué

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significa el comportamiento observado para los propios individuos; también, puede ver cosas, hacer comparaciones y tener experiencias diferentes. - Técnicas Consagradas:

Técnica Cualitativa de Investigación 2. A. Entrevista en antropología como técnica cualitativa: En antropología, la técnica cualitativa “clásica” es la etnografía, que no puede reducirse, para nada, a una operación de entrevista. Si la entrevista es un medio para indagar sentidos en los discursos, la etnografía es un medio para indagar sentidos en las prácticas. El término etnografía se refiere al estudio de una cultura más o menos compartida por un grupo dado de individuos, y conlleva dos dimensiones interrelacionadas en antropología: un proceso (la observación participante) y un producto (el escrito etnográfico). Cómo método, la etnografía se refiere al trabajo de campo realizado por un investigador que “vive con y como” aquellos a los que estudia, generalmente durante un periodo bastante largo (varios meses, incluso varios años). Como resultado se refiere a la representación escrita de una cultura. En la medida en que la investigación es tanto un proceso como un producto, la exploración no puede estar disociada del análisis. Si las etnografías son las fundaciones de la teoría antropológica, estas son configuradas, también, junto con el proceso etnográfico del que derivan, por la teoría. La etnográfica como proceso sugiere la consideración de la conexión entre las actividades que tienen lugar durante (y antes de) la investigación y los principios y procedimientos empleador para dar cuenta de esto. Las preguntas planteadas (el proceso) estructuran los datos obtenidos (el producto), la etnografía se construye bajo la acción de subjetividades múltiples y recurre a estrategias particulares. Los antropólogos hacen más que simplemente “escribir” las notas de campo, su “objeto” es siempre percibido y comprendido a través de una organización interna de datos, mediatizados por construcciones conceptuales y maneras de ver el mundo. Hoy, la práctica etnográfica es considerada como una cultura en sí, la de los que estudian, escriben y hablan con y sobre los otros. La idea de la neutralidad del investigador es la expresión de una ingenuidad, pues se trata de un rol construido.

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Algunos, incluso, llegan a preconizar la destrucción del discurso, la retórica y las formas del texto antropológico denominado “clásico”, co el fin de exponer las múltiples ambigüedades y fisuras de un saber que se considera homogeneizante y unificado. La descripción etnográfica es un ejercicio de construcción y de traducción en el curso del cual el investigador produce mas de los reproduce. La historia y la cultura del investigador forman y determinan ampliamente su perspectiva. La etnografía no reflexiva es limitada, tanto cuando se efectúa en campos “lejanos” como en aquellos en los que la alteridad no salta a la vista. Los investigadores desempeñan un papel muy grande en los estudios etnográficos al poner en juego la observación participante, dado que están en el centro de la elaboración de los datos. Sin embargo, la suficiencia del investigador convencido de ser “objetivo” y de estar exento del determinismo de la subjetividad es un error metodológico y epistemológico, pues está efectivamente en el campo mismo de la observación. Es un modelo objetivista que conduce a creer que se puede construir un modelo de observación independiente del observador mismo. El observador no observa sino los comportamientos que puede observar y no relata sino lo que entrevió en el campo. Además, su presencia puede molestar, perturbar una situación dada o incluso crear una situación nueva. Observador y observado están constantemente comprometidos en procesos dialógicas y se afectan mutuamente.

Para conocer las posibilidades que nos ofrecen las entrevistas antropológicas, se distinguen dos instancias: la dinámica general de la investigación (en la entrevista se va reformulando conforme a los objetivos parciales de cada etapa) y dinámica particular de cada encuentro (la entrevista tiene sus momentos ascendentes y descendientes donde se expresan, primero, las vicisitudes propias del trabajo de campo y, segundo, las características personales de los sujetos implicados)

* Dinámica general Es el proceso gradual por el cual el investigador va incorporando información a medida que avanza la entrevista. Dentro de éste proceso podemos identificar dos momentos, uno de apertura y otro de focalización y profundización. La entrevista es un elemento muy importante para el investigador antropológico, ya que la observación de las acciones del entrevistado y lo que pueda averiguar a través de él, en conjunto, pueden ser fundamentales para su investigación. Una entrevista puede consistir en un saludo de paso, en una charla formal o incluso en una conversación distendida entre mates, no existe un orden predeterminado para establecer estas modalidades. En la primera etapa del trabajo de campo, la entrevista antropológica sirve ara construir marcos de referencia de los actores a partir de una interacción con el entrevistado. En segundo lugar, estos marcos serán extraídos y se realizarán preguntas focalizadas al tema principal. El tema en cuestión no debería plantearse al principio de la entrevista, sino que se debería ir descubriendo a medida que esta progresa. Si bien las preguntas del entrevistador están focalizadas a un fin determinado, es posible que el informante relate otras cuestiones que el investigador deberá evitar interpretarlas como desvíos o pérdidas de tiempo ya que, aunque puede que sea

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así, también estas pueden estar conduciéndolo al eje de la problemática que se está tratando. Algo muy importante que debe tener en cuenta el entrevistador es que, si bien su trabajo está enfocado a un fin determinado, es fundamental que no busque respuestas inmediatas, es decir, debe dejar que el entrevistado diga lo que estamos buscando sin que deba ser mencionado en una pregunta. Por ejemplo, si el investigador quiere conocer el nivel de discriminación que existe en ciertos barrios no puede utilizar la palabra “discriminación”, sino que debe realizar preguntas para dejar al descubierto el pensamiento discriminatorio del entrevistado. Para poder profundizar en un tema se puede avanzar hacia temas que, por considerarse tabú, conflictivos, comprometedores o vergonzantes, no se han tratado en primera instancia de la entrevista. Esto generalmente se puede dar una vez avanzado el campo de trabajo, cuando el investigador conoce un poco más sobre la persona a la que está entrevistando.

* Dinámica particular Es la evolución de la relación entre el investigador y el informante en una unidad de entrevista. Acá se pone en juego la relación social que es concebida de diversas maneras por sus protagonistas. Esta conceptualización incide en los resultados y términos generales en los que se lleva a cabo en el encuentro. En la dinámica particular de la entrevista pueden negociarse el contexto, los temas, el lugar, la duración y los términos de la conversación (informativa, intimista, dialógica, unilateral, etc.)

En conclusión, la técnica de la entrevista le permite conocer al investigador directamente las inquietudes, gustos, pensamientos del entrevistador. El avance en el campo de la investigación cualitativa de los procesos sociales y culturales ha sido predominante en la investigación de la comunicación de masas; han aparecido un cierto número de importantes estudios cualitativos sobre las instituciones, los contenidos y las audiencias de los medios de masas. La teoría de usos y gratificaciones tiene como premisas: -

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Cada individuo selecciona los estímulos a los que quieren responder, atendiendo a causas como sus valores, intereses y funciones sociales. Por tanto, más que ser los medios los que dicen al espectador qué ver, son los usuarios de forma activa los que lo deciden, atendiendo a sus necesidades y la gratificación que les proporcionen. Cuestiona la relación directa entre estímulo y respuesta, atendiendo al hecho de que cada uno de los destinatarios de un mismo mensaje, viene precedido por un contexto el cuál condiciona el efecto de dicho mensaje. No solo son los estímulos los que ponen en marcha el proceso comunicativo, sino también los propios receptores al elegir el contenido e interpretarlo. Los estímulos generan unos efectos tan sólo si el individuo quiere responder a ellos. Los medios compiten entre ellos, y al mismo tiempo con otras fuentes, para lograr la atención del público que busca satisfacer sus necesidades

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Para conocer el resultado de éste “estímulo – respuesta” la técnica más utilizada era la de la entrevista, de esta manera se focalizaba el estudio en el estímulo directo que se producía en cada persona del público.

ANTROPOLOGIA SIMBOLICA E INTERPRETATIVA Aportes a los estudios de comunicación social

La antropología simbólica e interpretativa influye sobre los estudios sobre la comunicación no verbal, la microsociología, los estudios sobre las conversaciones. Entre las técnicas que utiliza, la entrevista etnográfica es fundamental para los estudios culturales y los estudios de audiencia.

La interacción simbólica es importante y puede en muchos casos llegar a reemplazar la comunicación verbal o a reemplazar palabras, estos símbolos pueden ser llamados también gestos que se usan para comunicarse. Muchos lo usan como palabras claves, y diferentes grupos sociales tienen símbolos entre ellos al expresarse, muchas veces solo determinados grupos que vivieron determinada etapa o momento reconocen con facilidad símbolos y son usados frecuentemente por estos miembros o amigos. La sinergia es la suma de las partes y como resultado obtenemos el todo más la suma de las partes esto quiere decir que al relacionarlo con la interacción simbólica y la comunicación verbal obtenemos una muy completa comunicación entre receptor y emisor. En muchos casos se utiliza sólo la interacción verbal mas no la simbólica y el mensaje que emite en emisor puede llegar a ser confuso para el receptor, ya que influye mucho cualquier tipo de gesto facial o de interacción simbólica que el emisor proyecte, éste puede llegar a influir al mensaje de manera equivocada muchas veces, y no se logra la comunicación ni el mensaje adecuado. En resumen, cuando usamos la sinergia en cuanto a la interacción simbólica podemos comunicarnos sin dejar dudas ni problemas al momento de expresarnos, no habrá dudas de nuestra actitud o predisposición sobre determinado tema, y tendremos éxito al hacer de nuestra idea o mensaje un resultado limpio de dudas y malentendidos.

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Las formas no verbales de comunicación entre los seres vivos incluyen: luces, imágenes, sonidos, gestos, colores y entre los humanos, además, los sistemas simbólicos: las señales, las banderas y otros medios técnicos visuales. Estos sistemas simbólicos son creados por los hombres para comunicarse y para ello deben ponerse de acuerdo acerca del significado que van a atribuirle a cada señal. Se puede hacer una clasificación en 3 grupos de los signos no verbales, según sus usos principales: 1. Los signos no verbales con usos sociales (interacción social) 2. Los signos no verbales con usos estructuradores del discurso (organizar la comunicación en interacción) 3. Los signos no verbales con usos comunicativos (para expresar sensaciones, sentimientos y determinar nociones).

Las ciencias de la comunicación comparten una característica común con la ciencia antropológica. Ambas tienen un contacto directo con el hombre y las sociedades, pero más allá de esto, se han realizado diversos estudios sobre la influencia de una ciencia en la otra, dando como resultado múltiples interpretaciones sobre el tema, de autores que plantean, exponen y confrontan sus ítems, unos con otros. Pero ¿cuáles son esas pautas que relacionan antropología y comunicación? Por un lado los antropólogos tratan de comprender e interpretar la conducta de la humanidad, mediante el estudio de sociedades sencillas y de pequeña escala. Los comunicadores por su parte reciben ese concepto de la realidad para difundirlo y que éste pueda convertirse en base para la opinión pública. Además de eso los comunicadores, especialmente los que se enfocan en el área del marketing, tienen que estudiar una determinada población, pero no con fines de estudiar conductas para el posterior desarrollo de las mismas, sino que lo hacen para estudiar al mercado, y evaluar sus necesidades más primordiales. Muchos antropólogos se han involucrado también en el venerable ámbito de la antropología visual, que desde muy poco después de la invención del cinematógrafo centró su labor en el cine etnográfico, aunque también ha tratado otros temas como las producciones cinematográficas autóctonas y, más recientemente, toda una serie de medios de comunicación visuales. La antropología se ha encargado además de evaluar el impacto que tienen los medios de comunicación masiva sobre un público determinado, y ver si estos influyen en el cambio de comportamiento y actitudes de las masas. Los comunicadores a su vez analizan los estudios etnográficos que deja la antropología para formarse un concepto de la sociedad a la que informa y poder así realizar un trabajo un poco más objetivo. Finalmente, se puede dar por válida la afirmación que sostiene que la antropología ayuda a las ciencias de la comunicación a realizar un trabajo mucho más efectivo cuando éste se ve en la necesidad de tener un contacto más directo con una comunidad, y así poder hacer un seguimiento idóneo de los grupos a estudiar. Las ciencias de la comunicación por su parte sirven de herramienta para que los estudios etnográficos se desarrollen auxiliados por la aparición de nuevas técnicas y formas de comunicación asertiva.

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La técnica cualitativa de investigación (etnografía), hace su mayor aporte a la comunicación social al ser incluida en las investigaciones de las comunicaciones de masas, con sus pros y contras. El vínculo más claro de la etnografía de la comunicación interpersonal con la de los medios de comunicación se encuentra en el protagonismo de la interacción como objeto de estudio. Un área de la comunicación mediada en la cual se ha aplicado a menudo la etnografía ha estado el estudio de los procesos de producción y especialmente los de la producción de noticias. Los investigadores pasan largos periodos de tiempo en las redacciones de los periódicos, de las televisiones, o también durante todo el proceso de elaboración de una película (Bertrand i Hughes, 2005). El campo de estudio en estos casos está bastante bien delimitado por la existencia de unos espacios donde se concentra la mayor parte del proceso de producción y donde unos miembros que participan en el objeto de estudio desarrollan de forma regular y continuada las tareas estudiadas. Los numerosos trabajos aparecidos desde los años 70 sobre estas cuestiones estaban avalados por la existencia material de unos espacios y de unos protagonistas que daban sentido en el campo objeto de estudio y que le otorgaban una considerable validez empírica ante las críticas desde posiciones positivistas que los tildaban de interpretaciones poco científicas y no generalizables. En su vocación para abarcar la totalidad del objeto de estudio, los investigadores interesados para aplicar la etnografía en la producción de contenidos de los medios han ido desplazando cada vez más sus miradas hacia escenarios e interacciones que ya no tenían lugar en unos espacios tan bien definidos como las redacciones de los medios. De la etnografía media centrista (Schlesinger y Thumber, 1994), se pasa al principio de los años 90 a un periodo de etnografías más centradas en las relaciones entre los periodistas y las fuentes. Con todo, esta parte de la producción de noticias ya disponía de una literatura científica abundante en periodos anteriores, pero no hecha desde planteamientos etnográficos (Cottle, 2000). Las pocas etnografías sobre producción de noticias que se han ido publicando en los últimos años exploran nuevos espacios lejos de las redacciones como son los del papel de las relaciones públicas en el trabajo de los periodistas (Schlesinger y Thumber, 1994), las relaciones entre los periodistas en las redacciones y los propietarios de los medios en los centros financieros (Jacobs, Ronald, 1996). En definitiva, lo que interesa destacar de estos cambios es que, desde el punto de vista metodológico, las etnografías sobre producción de noticias son uno de los terrenos de aplicación de la etnografía a la comunicación en el que más pronto se empezó a producir una ruptura de las fronteras materiales del trabajo de campo. La etnografía abandona las cuatro paredes de las redacciones y se vaporiza en la red de relaciones humanas que rodea el trabajo de las redacciones. El segundo de los ámbitos que se ha desdibujado en la investigación se corresponde con los estudios culturales sobre recepción de los públicos. Inicialmente estos trabajos estuvieron muy orientados al estudio del contexto familiar de uso de los medios (sobre todo la televisión), pero pronto se observa que es precisamente esta capacidad contextualizadora de la mirada etnográfica lo más interesante de la perspectiva y se pasó del contexto familiar a los "contextos de recepción", en general. Mediante la observación atenta del entorno inmediato en el cual se producen los procesos microsociales de recepción de los medios se pueden extraer conclusiones sobre las prácticas culturales a nivel microsocial. Esta forma de estudiar a los públicos presenta, sin embargo, retos importantes para el método etnográfico. De hecho, casi el único medio en el que se ha aplicado este método para estudiar la recepción ha sido la televisión, mientras que otros como la prensa

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escrita o la radio escasamente se han trabajado porque éstos se suelen usar en prácticas cotidianas menos accesibles. En este sentido, la etnografía puede estudiar dónde, cuándo y quién usa estos medios pero difícilmente podrá observar la interpretación que los públicos hacen de los contenidos durante la práctica cotidiana de la recepción. La multiplicación de los contextos de recepción que mencionábamos antes tiene que ver con esta deslocalización de los consumos mediáticos en favor de procesos de recepción individualizados como ver la televisión en el dormitorio o escuchar la radio con auriculares que dificultan la observación de la interacción del receptor con el medio. El tercero de los factores deslocalizadores de la etnografía de la comunicación se encuentra en las etnografías digitales, del ciberespacio, ciber-etnografías o etnografías virtuales. El estudio de la comunicación a través de internet ha supuesto un nuevo reto para la etnografía de la comunicación con nuevas formas de interacción social que están teniendo importantes consecuencias a nivel metodológico. El texto de Christine Hine ha irrumpido con fuerza en este territorio estableciendo las bases de la mirada etnográfica hacia el nuevo fenómeno comunicacional que se ha convertido en internet. La autora resume el campo de la etnografía virtual en los siguientes diez principios: 1) La etnografía virtual supone problematizar el uso de internet como objeto dentro de la vida de las personas y como lugar de establecimiento de comunidades. 2) Los medios interactivos como internet se tienen que entender simultáneamente como cultura y como artefacto cultural. 3) Propone pensar esta etnografía de la interacción mediada como fluida, dinámica y móvil. 4) Reconsideración de la noción de campo de estudio para centrarse en los flujos y las conexiones en lugar de en las localizaciones y los límites. 5) El reto de la etnografía virtual consiste a examinar cómo se configuran los límites y las conexiones entre aquello "virtual" y aquello "real". 6) Dislocación temporal. La inmersión en el contexto se alcanza de forma intermitente. 7) La etnografía virtual es parcial. No holística. 8) La reflexividad etnográfica otorga protagonismo a la relación entre el etnógrafo y la tecnología. 9) Validez de todas las formas de interacción mediadas por la tecnología para formar el objeto de estudio. 10) Adaptabilidad permanente a los propósitos de la investigación. Los puntos 3 y 4 abren definitivamente la puerta de la etnografía de la comunicación a esta tendencia deslocalizadora ya apuntada en los campos de estudio anteriores. Los trabajos etnográficos de internet proliferan a partir de la segunda mitad de la década de los 90 y se convierten en el exponente más claro de la disolución del espacio objeto de estudio con consecuencias en los diseños metodológicos de los trabajos de campo y en la recogida de datos.

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De acuerdo con Mattelart, en Birmingham puede seguirse el paso de dos tipos de influencias. Por una parte las del Interaccionismo Simbólico y por otra las de diversas corrientes disconformes del marxismo. La privación crítica de ambas dará una originalidad que estará en la formación de distintos grupos de Estudios en diferentes campos que serán vinculados con las demandas de los movimientos sociales, especialmente del feminismo. El Interaccionismo Simbólico sirve a los culturalistas para recuperar la dimensión etnográfica y el análisis de los valores y las significaciones vividas; las formas en que las culturas de los distintos grupos se comportan frente a la cultura dominante; las definiciones propias que se dan los actores sociales de su propia situación. Además, esta tradición norteamericana vino a coincidir con ciertas tradiciones etnográficas británicas que pretendían renovar la forma de hacer historia social, haciéndola desde abajo. Comparten con Althusser las cuestiones vinculadas con la naturaleza de la ideología, que ya no se enfoca como simple reflejo de la base material, sino que cumplen una función activa en la reproducción social. Con Barthes se interesan por la especificidad de lo cultural y ayudan a una metodología apoyada en la teoría lingüística para entablar la cuestión maestra en aquella época de las lecturas ideológicas. Y toman de Gramsci la cuestión de la hegemonía.

Las escuelas se nutren de los paradigmas. Hay cinco escuelas básicas de aproximación al estudio del simbolismo. Seguiremos el esquema propuesto en la Antropología Simbólica obra "Antropología Simbólica. Teoría y etnografía sobre religión, simbolismo y ritual" de Jaume VALLVERDÚ (2008): Antropología filosófica (el ser humano como animal simbólico)

- Ernst Cassirer (1874/1945): Es un filósofo y su preocupación fundamental es la naturaleza del lenguaje y la función de la mente humana; ve el universo simbólico formado por lenguaje, mitos, arte y religión. Entiende al ser humano como un animal simbólico y racional, así como el pensamiento simbólico y la conducta simbólica como rasgos característicos de la vida humana. - Leslie White (1900/1975): Es un neoevolucionista, es decir, revisa críticamente el pensamiento evolucionista del s. XIX y lo vuelve a desarrollar. Distingue entre naturaleza (señal) y cultura (símbolo), donde para él el "símbolo" es la unidad básica de la conducta humana. Sostiene que la diferencia entre la mente humana y la mente no humana es de clase y no de grado, es decir, la diferencia con los animales es cualitativa y no cuantitativa. Para él, la forma de expresión simbólica más importante es el lenguaje. ¿Qué entiende por "simbolizar"? traficar con significados no sensoriales; ¿qué entiende por "cultura"? "la clase de cosas y acontecimientos que dependen de simbolizar, en cuanto consideradas en un contexto extrasomático". ¿Cómo se manifiesta la cultura? en los humanos se manifiesta en las creencias, en los conceptos, en las emociones y en las aptitudes,

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se aprecia también en la interacción social entre los seres humanos y, por supuesto, en los objetos materiales que rodean la interacción social entre seres humanos (White es materialista).

* Psicología del inconciente: - S. Freud (1856/1939): Se centra en el símbolo dentro del mundo subjetivoindividual. El simbolismo individual lo trata con intención terapéutica, así desarrolló su psicoanálisis (aspectos de su teoría de la mente y análisis simbólico). Freud ve un significado escondido en los símbolos (simbolismo inconciente). Sus dos obras que nos interesa: "Introducción al psicoanálisis" y "La interpretación de los sueños". Entiende el símbolo como identificaciones inconcientemente reprimidas que ayudan a escapar del sufrimiento y su objetivo es liberar al paciente de la represión (símbolos ocultos). Para él, la relación simbólica une al elemento onírico y su traducción. Jones dice de Freud que sólo lo reprimido tiene necesidad de ser simbolizado. - E. Sapir (1884/1939): Es un antropólogo influenciado por Freud. Para él, el lenguaje es el fenómeno cultural por excelencia. La hipótesis de Sapir-Whorf sostiene que la lengua determina fuertemente el pensamiento del hablante (relación entre lengua y cultura). Sapir distingue entre símbolos de referencia (el habla, la escritura, el código telegráfico…) y símbolos de condensación (cualidad emocional, idea retomada por Douglas y Turner). - C. G. Jung (1875/1961): Es un discípulo de Freud. Habla de un inconciente personal y una inconciencia colectiva (simbolismo ritual). Distingue entre "signo" (expresión abreviada de una cosa conocida) y "símbolo" (expresión de un hecho relativamente desconocido). Sostiene que todos los seres humanos tienen tendencias innatas a formar símbolos generales o arquetipos (origen colectivo universal). Sociología del conocimiento: La sociología del conocimiento estudia el simbolismo del grupo, al contrario que el psicoanálisis que estudia el simbolismo individual.

- E. Durkheim (1858/1917): Tuvo una especial trascendencia en el estudio del simbolismo: tradiciones estructuralista y simbolista; muestra interés por el simbolismo de grupo (armonía individuo-sociedad). Estudió las representaciones colectivas: símbolo totémico como vía de cohesión e identificación (incluso sacralización) del grupo. Ve en el simbolismo la dimensión colectiva. Entiende la religión como un sistema simbólico: mantiene sentimientos y valores sociales. Para él, el simbolismo es la dimensión colectiva fundamental: reproducción del conjunto social. En definitiva, Durkheim se centra en los símbolos como mecanismos de cohesión de los grupos sociales, de hecho, en su estudio sobre el culto totémico destacaba la importancia del tótem para una determinada comunidad (de identificación colectiva o pertenencia al grupo). - M. Mauss y Radcliffe-Brown: Siguen la tradición estructuralista y simbolista. Se centran en la dimensión social del simbolismo (siguen en esto a Durkheim). De estos surgen dos tipos de escuelas: la escuela estructural francesa donde se delimitan estructuras o modelos formales subyacentes en sistemas simbólicos

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particulares, y las escuelas simbolistas norteamericana y británica donde se toma la estructura social como base de los códigos simbólicos.

* Filosofía del lenguaje y estudio de los signos: - C. S. Peirce (1839/1914): Su figura se encaja en el pragmatismo norteamericano. En el pragmatismo norteamericano y en la semiótica se da una clasificación de los signos (entendiendo por signo la representación convencional que refiere a un objeto): 1) icono (relación de semejanza, v.g., un ejecutivo agresivo y el estrés); 2) índice (relación de efecto y causa, v.g., humo y fuego); 3) símbolo (no existe relación, siendo una asociación compleja y convencional, un ejemplo de ellos son las palabras). Peirce observa que los símbolos están sujetos a tres condiciones: 1) representar un objeto o cosa representable; 2) debe ser una representación de una forma representada y realizable; 3) debe ser traducible a un lenguaje o sistema de símbolos. Realiza una distinción muy importante: 1) retórica general (leyes generales de relaciones de los símbolos en otro sistema de símbolos); 2) lógica (leyes generales de relaciones de símbolos a objetos o cosas); 3) gramática general (leyes generales de relaciones de símbolos a formas representables). - James, Dewey, Mead: Se encuentran en la corriente semiopragmática. Entienden el aprendizaje como la reorganización perceptiva del campo cognitivo del sujeto. - Ch. Morris (1901/1979): Distingue tres dimensiones que debemos tener en cuenta: 1) dimensión semántica (el signo en relación con lo que significa); 2) dimensión sintáctica (el signo susceptible de ser insertado en secuencias de otros signos); 3) dimensión pragmática (el signo en relación con sus orígenes, destinatarios, su uso…). Distingue dos clases de signos: 1) símbolos (signo que sustituye algún otro signo); 2) señales (aquellos signos que no son símbolos). - Ferdinand de Saussure (1857/1911): Habló de la arbitrariedad del signo lingüístico (débil relación entre el significante y el significado en el caso de los símbolos): "lo característico del símbolo es no ser nunca completamente arbitrario; no está vacío, hay un rudimento de lazo natural entre significante y significado". Entiende la semiología como la ciencia que estudia la vida de los signos en la vida social. Su análisis lingüístico estructural se basa en que el valor de un signo viene determinado por su posición dentro de un sistema de relaciones (la oposición entre términos marcados y términos no marcados). Lévi-Strauss tomará la perspectiva semiótica de Saussure en el estudio de los mitos.

- Umberto Eco (1932-¿?): Realizó un análisis sobre el proceso de comunicación en el ámbito del estudio de los signos. Aun compartiendo la idea de "el hombre como animal simbólico", mantiene una débil distinción entre signo y símbolo; entiende el símbolo como un elemento de la secuencia de la comunicación fuente-emisor-canalmensaje-destinatario.

* Comunicación y cultura:

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- Edmund Leach: Entiende la comunicación como un proceso continuo y complejo con componentes verbales y no verbales. Da importancia al conocimiento del código. Para él, la comunicación humana y las acciones expresivas están a través de señales, signos y símbolos, donde se originan en el receptor y su interpretación es llevada a cabo por el receptor. En cuanto a los símbolos distingue dos tipos: 1) símbolos estandarizados (socialmente aceptados y son públicos, v.g., la bandera), dentro de estos distingue a su vez otros dos como son los iconos (semejanza buscada: cartografía) y los convencionales (arbitrarios: serpiente y el mal); 2) símbolos individualizados (son metafóricos, y pueden ser particulares como los sueños o íntimos como la poesía). Establece una dicotomía entre signo/símbolo, donde el signo es la relación intrínseca, metonímica (efecto por la causa) y el símbolo es la relación metafórica, el sentido figurado. - J. W. Fernández: Se centra en el estudio de la conducta simbólica a través del estudio de las metáforas. Ve en las señales, los signos y los símbolos una relación dinámica y evolutiva dentro de la cultura y de la experiencia individual. - Lakoff y Johnson: Su visión parte de un ángulo lingüístico-cognitivo. Le interesan las metáforas del lenguaje cotidiano, la red compleja e interrelacionada. Por tanto, hablan de la visión del mundo del hablante y de los conceptos metafóricos y de la experiencia natural (comprensión inmediata).

Aportes a los estudios de comunicación Los ensayos científicos sobre antropología cultural han estado a menudo criticados de etnocentristas por la distorsión con la que se describían las culturas llamadas "primitivas". De esta forma de conocer el mundo provienen muchos de los errores y excesos de interpretación de la antropología del siglo XIX que autores como Bronislaw Malinowski y Franz Boas intentaron resolver con un giro empirista de la disciplina. Para estos autores, formados en las ciencias físicas los dos, el trabajo empírico del antropólogo no podía continuar estando separado del trabajo teórico y defendieron que los antropólogos fueran al mismo tiempo los recolectores y los intérpretes de los datos sobre las que se construían las teorías de la disciplina. Malinowski, por ejemplo, realizó sus investigaciones en las islas Trobriand (Melanèsia), entre 1914 y 1920, fuera de las rutas comerciales de la época. Durante este tiempo pasó largas temporadas de hasta un año con los indígenas de las islas, donde compartía plenamente con ellos su vida sin ningún contacto con el mundo occidental. Con esta práctica se rompe con el modelo etnocéntrico tradicional de la antropología del siglo XIX, emerge el punto de vista del indígena para comprender su relación con la vida y con el mundo, y se enfatiza el protagonismo de un espacio y un tiempo precisos en el trabajo de campo etnográfico. Una nueva vía de la investigación etnográfica, esta vez hacia la sociología, se abre a partir de los años 30 cuando miembros de la Escuela de Chicago ven en esta práctica un buen instrumento para investigar los fenómenos de la desviación y la marginalidad social en las sociedades urbanas americanas de la época. Las bolsas de marginalidad social producidas por la inmigración y la urbanización se convierten en objeto de estudio preferido e inauguran el estudio de las subculturas, un tema de investigación muy presente todavía hoy día. Uno de los trabajos más destacados de este tipo es el realizado por William Foote Whyte, un estudiante de doctorado de clasesocial media-alta, quién vivió durante cuatro años (1937-40) en un suburbio de la ciudad de Boston para introducirse en las redes del crimen organizado, en los

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ambientes de la barriada y en los grupos juveniles. Estas experiencias etnográficas supusieron una ampliación importante en el abanico de fenómenos a investigar hacia problemas sociales y culturales de la propia cultura. Sin embargo se mantuvieron las características metodológicas del modelo de Malinowski de delimitación de un espacio de observación en el cual se tenía que trasladar el investigador, la convivencia con los sujetos estudiados, la observación de la interacción social en el ambiente natural y el papel de los participantes como informadores privilegiados. En palabras de Piergiorgio Corbetta "del estudio de las tribus primitivas se pasó en el estudio de las 'tribus urbanas' pero siempre orientando la atención hacia los 'diferentes'"(2003:356). El interaccionismo simbólico y la etnometodología son el último de los vuelcos epistemológicos conducentes a la aparición de una etnografía de la comunicación como tal. Aunque la primera corriente se origina como perspectiva sociológica durante los años 30 en el seno de la Escuela de Chicago, no será hasta la segunda mitad del siglo XX, y conjuntamente con la etnometodología, cuando se desarrolle plenamente su potencial empírico. Autores como Erving Goffman y Harold Garfinkel se dieron cuenta del potencial de la investigación etnográfica para analizar cualquier campo de las acciones humanas significativas, no sólo las de aquéllos que no se construían una subcultura en la periferia de la cultura general dominante sino también las acciones de todos los colectivos y sectores sociales que con sus relaciones sociales cotidianas construyen también una cultura de la oficina, del club de deportes o de la comunidad de propietarios. Así, además de la cultura con mayúsculas, también nuestra vida cotidiana adquiere interés científico porque, como demuestra Erving Goffman, la vida es como una representación teatral con un escenario y un trasfondo o como un establecimiento comercial con un escaparate y una trastienda, y todas nuestras relaciones sociales están marcadas por los rituales que se consideran convenientes en cada uno de estos escenarios. Con estos planteamientos no es extraño que la investigación etnográfica ampliara extraordinariamente su registro de tópicos de investigación hacia la infinidad de pequeños acontecimientos de la vida cotidiana en los cuales nunca nos habíamos fijado pero que en cambio nos dicen mucho sobre cómo somos cuando los observamos detenidamente. El repertorio comprende la observación de prácticas tan diversas como las peleas, las discusiones (Grimshaw, 1990), los aplausos en los discursos políticos o el estudio de la formación de las colas de espera entre los ciudadanos (Man, 1973), y especialmente el análisis de las conversaciones en tanto que una de las formas más universales de interacción entre las personas. La etnografía de la comunicación se inscribe dentro de este periodo expansivo de la etnografía de la segunda mitad de los años sesenta sin embargo, como vemos, no sólo se alimenta del interaccionismo simbólico y de la etnometodología sino también de aportaciones de la lingüística y de la investigación educativa. El concepto de etnografía de la comunicación aparece articulado y definido teóricamente por primera vez el año 1964 en la prestigiosa revista American Anthropologist(1) . En este texto fundacional el sociolingüista Dell Hymes empieza diferenciando la etnografía de la comunicación de otras perspectivas o enfoques vinculados al estudio del lenguaje como "la etnolingüística", la "psicolingüística" o la "sociolingüística". La etnografía de la comunicación se distingue por no tratar una parcela del estudio de la lengua sino por su indicación para estudiar de forma etnográfica el complejo territorio de la comunicación. Según Jacob, la etnografía de la comunicación no orienta su foco de atención hacia la totalidad de la cultura de un grupo social sino que se centra en escenas particulares. Esta visión parcial ha concentrado la atención de estos especialistas en dos aspectos prioritarios: a) comprender las reglas de una organización social observando escenas significativas en diversos grupos culturales de la sociedad; y b) observar cómo las interacciones sociales se convierten en productos sociales.

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Desde el punto de vista metodológico, para Jacob el trabajo del etnógrafo consiste a describir las interacciones cara a cara entre culturas y dentro de la propia cultura y relacionar los patrones de interacción con procesos sociales y culturales más amplios. La autora pone mucho el énfasis en la necesidad de respetar al máximo la naturalidad con la que se den las escenas observadas y aboga por el uso de tecnologías para registrar la realidad social en su estado más puro. De la comparación entre las diversas tradiciones descritas por Jacob llama la atención el hecho de que la etnografía de la comunicación sea la única en la cual el análisis de los datos tiene un tratamiento tanto cualitativo como cuantitativo. TENDENCIAS EN LA ETNOGRAFÍA DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN Existen diferencias entre la etnografía de la comunicación desarrollada desde los estudios sociolingüísticos y de ciencias de la comunicación que he descrito hasta ahora y los trabajos sobre producción y sobre recepción de medios que se iniciaron a partir de finales de los años 70 en los Estados Unidos y en el Reino Unido, próximos en las corrientes sociológicas del interaccionismo simbólico y la etnometodología. La etnografía del lenguaje hablado de Hymes está lejos del estudio sobre cómo los periodistas hacen su trabajo o sobre cómo se ve la televisión en familia en los hogares americanos. Según Thomas R. Lindlof la etnografía de la comunicación de Hymes, a pesar de compartir rasgos metodológicos con la etnografía de los medios de comunicación se ha desarrollado con una vocación claramente interdisciplinaria a diferencia de la etnometodología y el interaccionismo simbólico, los dos de base sociológica. Sin embargo, Lindlof acaba reconociendo que "ciertamente buena parte del trabajo realizado por los estudiosos de los medios de comunicación no es muy diferente de la de los etnógrafos de la comunicación hecho en otras disciplinas" (1995: 48). El vínculo más claro de esta etnografía de la comunicación interpersonal con la de los medios de comunicación se encuentra en el protagonismo de la interacción como objeto de estudio. Un área de la comunicación mediada en la cual se ha aplicado a menudo la etnografía ha estado el estudio de los procesos de producción y especialmente los de la producción de noticias. Los investigadores pasan largos periodos de tiempo en las redacciones de los periódicos, de las televisiones, o también durante todo el proceso de elaboración de una película (Bertrand i Hughes, 2005). El campo de estudio en estos casos está bastante bien delimitado por la existencia de unos espacios donde se concentra la mayor parte del proceso de producción y donde unos miembros que participan en el objeto de estudio desarrollan de forma regular y continuada las tareas estudiadas. Los numerosos trabajos aparecidos desde los años 70 sobre estas cuestiones estaban avalados por la existencia material de unos espacios y de unos protagonistas que daban sentido en el campo objeto de estudio y que le otorgaban una considerable validez empírica ante las críticas desde posiciones positivistas que los tildaban de interpretaciones poco científicas y no generalizables. En su vocación para abarcar la totalidad del objeto de estudio, los investigadores interesados para aplicar la etnografía en la producción de contenidos de los medios han ido desplazando cada vez más sus miradas hacia escenarios e interacciones que ya no tenían lugar en unos espacios tan bien definidos como las redacciones de los medios. De la etnografía mediacentrista (Schlesinger y Thumber, 1994), se pasa al principio de los años 90 a un periodo de etnografías más centradas en las relaciones entre los periodistas y las fuentes. Con todo, esta parte de la producción de noticias ya disponía de una literatura científica abundante en periodos anteriores, pero no hecha desde planteamientos etnográficos (Cottle, 2000). Las pocas etnografías sobre producción de noticias que se han ido publicando en los últimos años exploran nuevos espacios lejos de las redacciones como son los del papel de las relaciones públicas en el trabajo de los periodistas (Schlesinger y

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Thumber, 1994), las relaciones entre los periodistas en las redacciones y los propietarios de los medios en los centros financieros (Jacobs, Ronald, 1996) (3). En definitiva, desde el punto de vista metodológico, las etnografías sobre producción de noticias son uno de los terrenos de aplicación de la etnografía a la comunicación en el que más pronto se empezó a producir una ruptura de las fronteras materiales del trabajo de campo. La etnografía abandona las cuatro paredes de las redacciones y se vaporiza en la red de relaciones humanas que rodea el trabajo de las redacciones. El segundo de los ámbitos que se ha desdibujado en la investigación se corresponde con los estudios culturales sobre recepción de los públicos. Inicialmente estos trabajos estuvieron muy orientados al estudio del contexto familiar de uso de los medios (sobre todo la televisión), pero pronto se observa que es precisamente esta capacidad contextualizadora de la mirada etnográfica lo más interesante de la perspectiva y se pasó del contexto familiar a los "contextos de recepción", en general (4). Mediante la observación atenta del entorno inmediato en el cual se producen los procesos microsociales de recepción de los medios se pueden extraer conclusiones sobre las prácticas culturales a nivel microsocial. Esta forma de estudiar a los públicos presenta, sin embargo, retos importantes para el método etnográfico. De hecho, casi el único medio en el que se ha aplicado este método para estudiar la recepción ha sido la televisión, mientras que otros como la prensa escrita o la radio escasamente se han trabajado porque éstos se suelen usar en prácticas cotidianas menos accesibles. En este sentido, la etnografía puede estudiar dónde, cuándo y quién usa estos medios pero difícilmente podrá observar la interpretación que los públicos hacen de los contenidos durante la práctica cotidiana de la recepción. La multiplicación de los contextos de recepción que mencionábamos antes tiene que ver con esta deslocalización de los consumos mediáticos en favor de procesos de recepción individualizados como ver la televisión en el dormitorio o escuchar la radio con auriculares que dificultan la observación de la interacción del receptor con el medio. Un rasgo característico en la aplicación de la etnografía en busca de la comunicación es su idoneidad para profundizar en el estudio de casos singulares. La necesaria inmersión prolongada en un ambiente objeto de estudio limita mucho la posibilidad de observar muchos y diversos casos al mismo tiempo. Son más bien pocos los trabajos como el realizado por James Lull a finales de los años setenta en que un equipo de investigadores observó los usos de la televisión en más de 90 familias de los Estados Unidos con el objetivo de extraer tipificaciones generales sobre estos usos. Lull entrenó un equipo de observadores para que convivieran con estas familias, escogidas aleatoriamente, durante dos o tres días en cada domicilio (Lull, 1980). La cantidad de observadores y de casos observados decididos por Lull acerca este trabajo más al método del experimento que a la observación etnográfica intensiva. Quizás por eso tuvo que dedicar las entrevistas en profundidad que posteriormente hizo con miembros de las familias, a contrastar los datos no recogidos durante las observaciones en en lugar de usarlas para profundizar en una dimensión más subjetiva sobre el uso de la televisión. El tratamiento de objetos de estudio deslocalizados ha tenido consecuencias de cariz técnico-metodológico en las etnografías sobre comunicación. En el caso del diseño y planificación del trabajo de campo se imponen estrategias más extensivas en las que se da preferencia al estudio u observación de un mayor número de casos aunque eso suponga dedicar menos tiempo para cada uno de ellos. Las estrategias de investigación extensivas dificultan las observaciones repuestas y en profundidad de los objetos de estudio pero el distanciamiento que gana el investigador respecto de la idiosincrasia de cada caso facilita la formulación de generalizaciones y da validez externa a los resultados (Bericat, 1998). Las nuevas etnografías de la comunicación también han aceptado sin tropiezos el protagonismo de la interacción de los observadores con el objeto de estudio en

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detrimento de la neutralidad científica. La etnografía siempre ha tenido una imagen de procedimiento de investigación para recoger datos mientras que otras técnicas como las encuestas o los experimentos se han identificado para producir datos. En contextos deslocalizados no basta con observar pasivamente la realidad y hay que planificar interacciones porque a menudo ésta sólo se manifiesta provocada por las interacciones entre el observador y los informantes. La multiplicación de escenarios y contextos en los que se dan las realidades estudiadas ha relativizado la importancia de cosas como la distribución de los espacios, el aspecto físico de los individuos, etc. en favor de las declaraciones. Estas declaraciones ya no se toman como formas de confirmar aquello que se observa sino que se han integrado en la observación como unas acciones más. Las expresiones de un participante no son sólo opiniones, recuerdos o anécdotas sino también acciones como amenazas, disculpas o apologías. A través de las entrevistas se puede observar simultáneamente el sentido del mundo social para los entrevistados y las formas de interacción a través de las cuales se construye este mundo social.

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