Wolton Dominique - Sobrevivir a Internet

.OBREVIVIR NTERNET Dominique WoLton Conversaciones con Olivier Jay Título origi~al e~ fra~cés: I~ternet. Petit manue

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.OBREVIVIR NTERNET

Dominique WoLton

Conversaciones con Olivier Jay

Título origi~al e~ fra~cés: I~ternet. Petit manuel de survie Publicado por Sommerville House Books Ltd. ,Torornto, Ontario, © Flammario~, París, 2000

Ca~adé

Traducci6n y preimpresi6n: TsEdi, Teleservicios Editoriales, S.L. Tel. 93 4306512 I Fax 93 4309022 Correo electrónico: [email protected]

Primera edición, noviembre del 2000, Barcelona

Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

cultura Libre © Editorial Gedisa, S.A.

Paseo Bonanovo, 9,

1°, 10

08022 - Barcelona, España Tel. 93 253 09 04 Fax 93 253 09 05 Correo electrónico: [email protected]

http://www.gedisa.com ISBN: 84-7432-823-3 Depósito legal: B-43012-2000

Impreso por: Limpergraf cl Mogoda 29-31, 08210 - Barberé del Valles

Impreso en España Printed in Spain

Queda prohibida la

reproducció~

total o parcial por cualquier medio

de impresión, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier otro idioma.

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INDICE

PRÓLOGO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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PRIMERR PRRTE INTERNET ROMPE

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1. LR SOCIEDRD, UN TEJIDO FRRGIL

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Cuidado con el «.com» . . . . La comunicación, el ideal perfecto Un investigador no está a la moda La modernidad tiene sus raíces en la tradición ¿Lógica tecnológica o visión numanisto?

2. LR GENERRCIÓN INTERNET EN BUSCR DE VRLORES Pasar de la Red a la política

.....

Recordad las radios libres . . . . . . . . Una generación que inventa nuevas regIos . Un individuo no puede ignorar los valores

3. TRES IDEOLOGíRS: LRS TECNOLOGíRS, EL DINERO Y LR MODERN!DRD . . . . . . . . . . . El rey d61ar . . . . . . . . . . . . .

El fantasma de la máquina inteligente La crisis de referencias Despertar las utopías

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31 32 34 36 38

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Sobrevivir o

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I~ter~et

SEGUNDA PARTE LA COMUNICACIÓN EN EL SENO DE LA MODERNIDAD

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4. DE LA IMPRENTA A INTERNET

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Nodo de

tec~ologío si~

. . . . . . . .

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batalla político

La sociedad debe apropiarse de toda innovación Noticias, servicios, ocio y conocimiento . . . Internet: un medio de comunicación «temático»

5. LA FAMOSA «SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN>

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Una sociedad es un milagro . . . La cultura, ¿para qué? . . . . . Los mediadores de la información

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6. ¿NUEVA ECONOMíA, NUEVAS ILUSIONES? . . . . .

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psicólogos y oftalmólogos

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Delante de los ordenadores todavía están los seres humanos Demanda conformista, oferta innovadora

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7. ¡VIVAN LOS PROFESORES!



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La enésima reestructuración del capitalismo América es la Roma del momento . . . . Buenos tiempos para kinesiterapeutas,

.

Un contrapeso para la ideología economista dominante . . . . . . Preservar la lentitud del aprendizaje Formar para la crítica . El fantasma del conocimiento mundial Pensar en la educación . . . . . . .

TERCERA PARTE TRES RETOS PARA DESTACAR 8. REGULAR-REGLAMENTAR

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97

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109

.....

Aplicar las reglas que ya existen

.. . . . ¿Seguridad económica o libertad de las personas?

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Írldice

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9. EUROPR OEBE RECUPERRR LR CONFIRNZR EN SUS VRLORES Uno diversidad de c~lturas, lenguas, identidades Un contrapunto al modelo americano . Internet debe ser una llamada al desplazamiento físico Los europeos deben estor orgullosos de sus adquisiciones . . . . . . . . . . . . . . . .

10. OCCIDENTE NO DEBE IMPONER SU MODELO Internet acentúa las desigualdades Norte-Sur Rtender los desarraigos . . . . . . . . . . Separar valores universales y modelo occidental

PENSRR EL INTERNET.

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El irldividuo El ciudadarlo .

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BIBLIOGRRFÍR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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POR OOIlINIQUE WOL TON

El internauta

RGRRDECIMIENTOS

Queremos dar las gracias a todos aquellos que nos han ayudado: Guillemette Betgé-Brezetz, Noémi Cingóz, Madeleine Fix, Myriam Lesage, Froncoise Rivé, Nadine Servant, Froncoise Vernat

.-

PROLOGO por Olivier Jay

Era a principias de las ochenta, hace apenas veinte años. Por aquel entonces, desconociamos los ordenadores, los teléfonos móviles, los Palm Pilot y, evidentemente, Internet. El hombre contemporáneo todavía no se había conectado. Valéry Giscard d'Estaing acababa su septenio, pero él ya intuía que el final del siglo estaría marcado por las tecnologías de la información. Francia le debe la modernización de la red telefónica y también la creación del Minitel. Giscard quería, con esta postura, sensibilizar a la opinión pública y a la clase alta de la sociedad. Confió a dos inspectores de Finanzas, Simon Nora y Alain Mine, la elaboración de un estudio altamente mediatizado sobre «La información de la sociedad» (1978), y reunió a los más notables representantes de diferentes ámbitos: profesores de medicina, sociólogos, científicos, empresarios, etc. Esta reflexión en torno a las consecuencias sociales de la revolución que despuntaba estaba animada por investigadores más bien de izquierdas. Según me contó un día Annette Suffert, profesional e historiadora de la televisión, necesitaban «pequeñas manos» para dar forma a aquellos trabajos. Así, cuando estudiaba en Sciences Po, conoci durante los fines de semana a investigadores un poco mayores que yo. Entre ellos, conocí a Dominique Wolton. Alababa su agilidad de espíritu, su exigencia intelectual y su interés por el prójimo. Nuestra conversación, a menudo tumultuosa, ha continuado durante veinte años en forma, por qué no decirlo, de amistad.

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Sobrevivir a Internet

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Entretanto, su trabajo de investigación ha explorado diferentes ámbitos de la comunicación, de la cultura y de la sociedad. Desde siempre ha invitado a la desmitificación de la técnica -omnipresente e idealizada-, a su concepción como una herramienta al servicio de un fin superior. De su abundante pensamiento, a contracorriente de las modas de su época, podemos extraer tres tesis: primera, que la información y la comunicación, antes que ser un mero negocio, llevan en sí mismas los valores de la democracia moderna; segunda, que el público -el ciudadano, el telespectador, el interna uta- es siempre más inteligente, más crítico y más imprevisible de lo que creen las elites, y tercera, que los profesionales de la información son portadores de una misión de ínterés público. Aunque se trate de una periodista responsable de una revista de economía durante nueve años y que actualmente está a punto de entrar en la aventura de Internet en un grupo de prensa y de edición centenario, no comparto todos sus puntos de vista. Por ello, hemos decidido discutirlos can la inagotable complicidad de su editora, Sophie Berlin. Las preguntas y las respuestas han sido planteadas para un público que no forma parte siempre del marco exigente y del lenguaje especializado del investigador. Y yo agradezco a Dominique Wolton el hecho de haber aceptado elaborar un libro corto sin bíbliografía ni notas. Su comunidad científica le perdonará, estoy seguro, esta incursión en las obras de divulgación, puesto que ésta pertenece a la gran tradición del conocimiento. Pues el fondo es inmenso. A pesar de nuestras posturas diferentes, compartimos una convicción: la comunicación tiene cama misión ayudar a los hombres a vívir juntos en sociedades brillantes.

PRIMERA PARTE

INTERNET ROMPE

1 LA SOCIEDAD, UN TEJIDO FRÁGIL

Olivier Jay.- Daminique Walton, mientras que lo sociedad enloquece por los nuevos tecnologías, usted adopta un punto de vísta escéptico ante ello. ¿Podemos alegrarnos por el movimiento de innovación que se está produciendo y por la creación de empresas? Dominique Wolton.- Evidentemente. Evidentemente, si Internet permite que los personas dispongan de información, ganen dinero o accedan o nuevos puestos de trabajo. ¿Por qué no? Pero esto no bosta para elaborar un proyecto global de sociedad. Internet rompe y no se detiene. No hoy un día en que alguien no se anuncie uno nuevo revolución gracias o lo Red, en que los suplementos multimedia de los periódicos de todo el mundo no hagan apología de los nuevos tecnologías o en que lqs elites no opinen algo sobre lo creatividad cultural, lo diversidad del saber y lo universidad virtual. Desde hoce ocho años en los Estados Unidos y desde hoce cuatro en Francia, nos bombardean con el mismo mensaje en todos los columnas de los periódicos: «Internet va o cambiarlo todo. Lo red mundial interactivo cambiaró radicalmente lo humanidad, los condiciones de vida en sociedad, el trabajo, lo cultura, lo educación, lo investigación, lo creación ... ». Este discurso está cargado de ideología. En el mejor de los cosos, es simplista: zcórno podemos imaginar que un sistema de comunicación puede cambiar él solo lo totalidad de los condiciones de lo comunicación? En el peor de los cosos, es engañoso. Un sistema tecnológico, aunque seo interactivo y lúdico, no podría ser lo condición de uno nuevo

Sobrevivir o Internet

sociedad más igualitaria, más libre y que consiguiera que los hombres fueran mejores. Por lo tanto, el problema no consiste en estar a favor o en contra de Internet, sino en la ausencia de reflexián crítico, de distancia respecto a lo que se pretende analizar. Después de haber asistido a múltiples debates durante los últimos tres años, yo también he podido palpar la diferencia entre las ideas de las elites y un tipo de inteligencia crítica del público. El público no cree necesariamente en todas las promesas de esta revolucián, piensa que se quedan cortas, pero no dice nada por miedo a que le tilden de «antiguo», de haberse quedado atrás en el progreso. Así, pues, espero que estas entrevistas permitan al lector tomar cierto distancia respecto a las nuevas tecnologías y encontrar algunas claves para desentrañar las ideologías. Participaremos en el debate democrático defendiendo un punto de vista algo disonante.

CUIDADO CON EL «.COM» O. J.-Si tuviéramos que resumir su postura, diríamos que Jo comunica-ción es una idea central para la sociedad. D.

w.- Para mí, en efecto, se trata de una verdadera batalla intelectual,

política y cultural. La comunicación no pertenece sólo a los períodistas o a los profesionales de determinados sectores. Pertenece a todos. Por tanto, debe ser un asunto de la democracia y de la humanidad. Los medios de comunicación constituyen el núcleo del vínculo social en la democracia moderna. Ésta es una de mis convicciones más fuertes. No es un capricho; surge de la constatación de que las relaciones sociales son frágiles. En nuestras sociedades individualistas, existen pocos lugares que sean jóvenes y viejos, ricos y pobres, rurales y urbanos. Pues bien, los medios de comunicación, en especial la radio y la televisión, son uno de esos

La sociedad,

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tejido frágil

lugares. Ello me lleva a la defenso de los medios de cornunicocíón generalistas, tanto públicos como privados. O.J.- Recuerdo que hace tres años, cuando salió Penser la communication, me dilo: «Acabaremos discutiendo sobre esta cuestión, la comunicación es un asunto de la paz y de la guerra». D. w.- Estoy obsesionado por un hecho indiscutible: el siglo XX ha sido el siglo que nos ha traído los mayores progresos en el compo de las técnicas de comunicación, y todos ellos movidos por un ideal democrático: acercar a las personas. Sin embargo, este siglo ha sido el marco de las masacres más monstruosas de la historia, las más tecnificodas y las más ideológicas. Este hecho demuestra la ausencia de vínculos directos entre el progreso tecnológico y el progreso de la comunicación entre los pueblos. La tecnología sólo es un instrumento. Los dictadores utilizan la radio, la televisión o los satelites y mañana usarán Internet, igual que la democracia. O.J.- Es la inquietud del investigador. .. D.W.- Sí. Es sin duda esta curiosidad y esta inquietud lo que me hace trabajar en la comunicación de forma tan obstinodo. La comunicación basada en la libertad de conciencia representa el ideal perfecto, tanto individual como colectivo. Ha permitido abrir las sociedades encerradas en sus marcos, en clases sociales. O.J.- Es cierto que olvidamos esta dimensión emancipadora de los medios de comunicación. Utilizamos las herramientas comunicativas cosi del mismo modo que los pulmones. D.W.- Efectivamente. Olvidamos que esto es el resultodo de una intenlucho política. Desde hace casi medio siglo, lo libertad de expresión, que había sido el objetivo de una larga lucha, se ho convertido en oigo 50

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bonol. De repente, lo información y lo comunicación han cambiado su estotuto, su papel, su importancia. Pero ambos conservan dos dimensiones. Lo primera sigue siendo fiel o esto tradición y continúo con lo lucho por lo libertad y lo comprensión; es lo que yo llamo lo dimensión «normativo» de lo comunicación, que el ideal de conseguir el intercambio entre personas seo más auténtico, que amemos mejor, es decir, el ideal de lo tolerancia. Lo segundo dimensión de lo comunicación nace, o partir del siglo XVII, con el progreso técnico y lo generalización del intercambio; es lo que yo llamo lo comunicación «funcional», que consiste en mejorar y acelerar lo difusión de los informaciones. Aunque día tras día constatamos sus limitaciones, lo ideo de que cuanto más se difunde lo información, más se comunica, se mantiene ahí, sólido. Lo comunicación es, pues, ambivalente, y es o causo de esto ambivalencia que los dos dimensiones síempre se mezclan y se confunden.

O.J.-Actua/mente, fa palabra «comunicación» ha adoptado un senti-do muy diferente. D.W.- Sí, lo comunicación se ha convertido en un sector de actividad, con sus actores, sus mercados, sus intereses. Es lo mismo palabra, pero con un uso distinto. Yo lucho contra uno tentación recurrente desde hoce cincuenta años: lo de conducir lo comunicación hacia el «.com», hacia el negocio, hacia el marqueting, es decir, hacia lo manipulación. No supone ningún escándalo crear riqueza, hacer publicidad. Pero no se puede reducir lo comunicación o esto lógico. Siempre existe un deseo de comprender y de compartir. Es lo paradojo del progreso tecnológico: antes, comunicar era técnicamente ton dificil y se necesitaba tonto tiempo para ello que todos haciamos un esfuerzo poro comprendernos. Ahora, es

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revés. Conectarse

unos con otros es tan fácil que lo comunicación se apoyo sobre su principal limitación: lo voluntad real de comprenderse, lo conciencio de que

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tejido frágil

el otro es distinto de mí y que yo debo respetar su alteridad. Escuchar al otro: esto es lo difícil; nos interesa más lo que tenemos que decir que lo que el otro quiere decirnos. Es por ello que no existe comunicación sin cultura común. O.J.- ¿Qué quiere decir? D.W.- Cuanta menos cultura común se tiene, más difícil resulta soportar las diferencias. La mayor parte del tiempo rechazamos al que es distinto. La diferencio suscita agresividad, y la comunicación se convierte entonces en causa de conflictos. Ésta es la paradoja. La comunicación, que ayer prometía el acercamiento entre culturas, puede ser mañana un factor de conflictos, puesto que cuanto más rápido se desarrollan las tecnologías, antes percibimos todo lo que nos separa.

LA COMUNICACIÓN, EL IDEAL PERFECTO O.J.-A menudo se oye decir que el exceso de mediatización amenaza la

decisión libre del ciudadano. D.W.- De hecho, éste es el mayor riesgo de una hipertrofia de la comunicación, de la fluidez de imágenes, de las redes, de la interactividad... El hombre contemporáneo pasa cada vez más horas llevando a cabo actividades comunicativas. Ya no lee tanto el periódico ni tantos libros, sino que escucha la radio, mira la televisión, llama por teléfono, redacta faxes y, ahora, «navega» por Internet. Mi pregunta es la siguiente: en este inmenso océano, ¿qué queda del ideal inicial de la comunicación -que es, recordémoslo, el de tratar de comprenderse y de tolerarse-? O.J.- Comprenderse, tolerarse... Le gustan los sermones, ¿verdad?

Sobrevivir a Internet

D.W.- No. Me remito al ideal de la democracia. Siempre existe un abismo entre el ideal y la realidad. Por todas partes, lo democracia traiciona sus ideales. ¿Es ésto una razón suficiente para abandonar este modelo? No. El hecho de que exista esta referencia superior permite que coda uno luche para que lo democracia sobreviva a estos traiciones y consigo alcanzar su forma ideal. Sucede lo mismo con la comunicación: está devaluada en todos los rincones del mundo por haberse convertido en un inmenso mercado, y ya no conservo la fuerza de su ideal. O.J.- Pero el ideal es la democracia. La comunicación es el medio. D.W.~ En absoluta. En la vida cotidiana, la democracia continúa sien-

do una realidad lejana. La comunicación es aquello que practicamos cada día de nuestra vida: tratar de decir algo a alguien. Sin embargo, la comunicación no es como la respiración. Comunicar no es ni fácil ni natural, sino que exige un esfuerzo, una apertura hacia los demás. Requiere tiempo y que seamos capaces de darnos cuenta de que no nos entendemos entre nosotros porque no usamos el mismo vocabulario ni tenemos las mismas referencias. La comunicoción es una conquista siempre frágil. Representa un valar en sí misma, como la democracia, como las libertades individuales. Los grandes valores nunca se adquieren de un modo definitivo. Y hoy en día los hombres, que tienen problemas para comprenderse, encargan a tecnologías cada vez más eficientes la tarea de mejorar la comunicación. Pero esto es un engaño. O.J.- ¿Qué es lo que demuestro que los hombres tienen cada vez más problemas para comprenderse? D.W.- Es evidente. En la ciudad, en el trobo]o, en las familias, las relaciones humanas no son más fáciles. Y no hablo de relaciones de poder... En ciertos aspectos, entenderse es más difícil que hace cincuenta años. Cado uno-reivindico el derecho a la libertad individual-el cual se ha con-

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vertido en un concepto central en nuestra saciedad- y el derecho a que se le reconozco. Cada uno trata de ser él mismo y rechaza desempeñar cualquier papel. La apertura hacia uno mismo, una de nuestras palabras importantes, nos obliga a un esfuerzo mayor para comprender a los demás. Fijémonos simplemente en la familia. Hace un siglo, las relaciones de autoridad eran muy estrictas, las funciones estaban muy bien delimitadas: el pater familia, la mujer que educoba a los hijos, etc. Actualmente, los papeles se han invertido. Todos podemos expresarnos con libertad, aunque es más difícil asumir una autoridad o transmitir una experiencia. Por tanto, es más interesante pero más difícil preservar un equilibrio de comunicación en el trabajo, en la sociedad o en la familia. De repente, imaginamos que tecnologías ultraeficaces mejorarán la comunicación humana y social. Esperamos que la tecnología resuelva un problema social y cultural.

UN INVESTIGADOR NO ESTÁ A LA MODA O.J.- Usted es investigador en ciencias sociales. ¿Cómo definiria su papel? D.W.- Para ser investigador, se necesita un espíritu curioso y capacidad de admiración. También es necesario aceptar el hecho de sentirse desplazado del orden de las cosas y del ambiente intelectual. Por último, es imprescindible sentirse angustiado por entender los problemas de su tiempo. O.J.- Como todo investigador. D.W.- Sí, pero en ciencias sociales la dificultad de comprensión conduce hasta la historia. Mi profunda convicción es que la paz es frágil, que la historia es trágica, que los hombres dedican más tiempo a matarse entre ellos que a cooperar.

Sobrevivir o Internet

En biología, por ejemplo, el objetivo final del investigador es conseguir mejorar la salud de las personas. En el ámbito de las ciencias humanas, se piensa: «zfuedo contribuir a "la desarticulación" de los problemas más graves de mi época, es decir, al intento, en el orden del conocimiento, al descubrimiento de los caminos que atenuarían las divisiones y la violencia?». El hombre o la sociedad son objetos de conocimiento más complejos que la naturaleza o la materia. Por el momento, las ciencias sociales, incluso cuando se esfuerzan por ser comprensibles, se encuentran sin embargo con una resistencia bastante fuerte. Al mismo tiempo que experimento esta inquietud, cada mañana me maravillo ante el hecho de que la sociedad «se comporta». Evidentemente, existen leyes, instituciones y códigos sociales, pero es un milagro que la gente no se mate entre sí por las calles. Por ello, existe, a pesar de las desigualdades y las relaciones de fuerza, un orden social, tan difícil como interesante, que debe descifrarse. La «civilidad».

O.J.- ¿El investigódor no tiene la tentación de «hacer»? D.W.- ¡Pera si ser investigador ya es hacer I Es, precisamente, praducir conocimientos. Su pregunta demuestra a la perfección que en ciencias sociales el estatuto de aquello que se produce no se reconoce fácilmente. En matemáticas, en física, en biología, todos sabemos que un investigador piensa de modo diferente a un político o a un periodista. Sin embargo, en estos campos, también existen escuelas teóricas que se oponen, y de forma muy violenta. Ante un matemático, todos somos capaces de medir los límites de su competencia. Pero en ciencias sociales, la diferencia entre la opinión y el conocimiento no se percibe de inmediato. Existe una diferencia real entre una opinión sobre la sociedad y el conocimiento de la sociedad, aunque es poco tangible. Un ejemplo ilustra la dificultad para distinguir entre opinión y conocimiento: la divulgación. Se trata de una gran tradición científica, sobre todo para las ciencias de la vida, de la materia y de la naturaleza. Así, agradecemos con entusiasmo que un físico o un biólogo explique c1ara-

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mente las cosas complicadas. En cambio, esto misma actitud favorable no existe en el ámbito de las ciencias humanas. Porque la sociedad manifiesta sus reservas desde que los frutos de las investigaciones no coinciden con el discurso común. Esta resistencia es especialmente evidente en ámbitos en los que desempeña un importante papel la ideologia, como es el caso de Internet. Yo estoy a favor de la divulgacián en ciencias humanas y sociales, aunque no me hago ilusiones. Soy, pues, favorable, en algunas condiciones, a los libros de entrevistas, razón por la que he aceptado colaborar en éste. Mediante un diálogo vivo y contradictorio, con una estructura diferente de la de un libro clásico, se pueden decir las cosas de otro modo y, además, conseguir que avance el conocimiento. O.J.- Así, pues, vuestro papel no se encuentra en la acción. D.W.- El discurso de un investigador es distinto al de un periodista, de un político o de un economista. Se trata de la misma realidad pero nos interesa de un modo distinto. El papel del periodista es describir la realidad y analizar las diferentes posiciones implicadas en un hecho. El político debe poder ordenar esta realidad con objetivos de acción. El investigador, sin embargo, ofrece otra versión: intenta comprender, interpretar la realidad en relación con un marco de análisis y unas hipótesis. El razonamiento del investigador -que aplica a la familia, al trabajo, a las relaciones internacionales o a la comunicación- está validado por lo que yo llamo una «teoría», es decir, por la confrontación entre marco de análisis, hipótesis y realidad. Su trabajo consiste en tomar distancia respecto a lo real, en poner en perspectiva esta realidad en relación con hipótesis y en construir conocimientos. En definitiva, se trata de contemplar la realidad de otro modo, de darle la vuelta. Ésta es una tarea exigente. Por ello, un investigador en ciencias sociales sólo se interesa por dos o tres grandes temas en su vida: necesita tiempo pa,'D deJP'e,~,'">;e de.lo ,r.eDliDo.d

¡droto.r de pensar de otro modo. Por otra par-

te, usted podrá constatar que una de cada dos ideas interesantes que un in-

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vestigador defiende no está de moda. Y por esto nos cuesta tanto implantar nuestras ideas: cuanto menos a la moda está uno, menos se le escucha. De este modo, un químico puede decir: «cuidado, no mezcléis esto con esto porque estalla». Y todo el mundo le hace caso, incluso se adelantan a la cuestión. Sin embargo, cuando un sociólogo defiende una idea, la gente dice: «qué lata, nos está contando un cuento, qué "negativo" es». Ahora bien, el trabajo de un sociólogo también consiste en decir: «cuidado con las consecuencias de nuestras actos». Atención: hemos desestructurado la relación entre ámbito rural y ámbito urbano. Atención: la unidad familiar está cambiando como nunca antes en la historia de la humanidad. Atención: la mundialización, el interés económico de la cual parece evidente, plantea grandes problemas de convivencia cultural. No se trata de opinar, ni de lamentarse ante un mundo perdido, sino de recordar que la sociedad es un tejido frágil y de presentar un punto de vista que no esté vinculado a los intereses económicos, ni a las lógicas tecnológicas, ni a los discursos políticos. O.J.- En cambio, nuestra pequeña pantalla está repleta de pensadores. D.W.- No, de intelectuales mediáticos, que no es lo mismo. El intelectual, un producto francés, considera que por su competencia en literatura, en filosofía o, actualmente, en economía, que es lo que está en el candelero, está autorizado a hablar sobre cualquier tema. En cambio, el investigador habla en primer lugar desde su competencia, limitada, y se sitúa frente a la comunidad científica, con la cual comparte el lenguaje y los valores. Esto no quiere decir que el investigador no aparezca en los medios de comunicación. Más bien, al contrario: debe estar en el espacio público para compartir sus ideas. Pera no siempre tiene algo que decir. No tiene por qué estar siempre de actualidad. El investigador necesita distancia

y un mínimo de silencio. Ésta es su manera de convivir con el espacio público, de «ir y venir». Los medios de comunicación pueden convertirse en un veneno o una droga. Nadie obliga a un universitario a mediatizarse: él puede decir que

La saciedad, un tejida frágil

no, debe decir que no a esta constante presión. El modelo del intelectual polivalente capaz de hablar de todo y que se convierte en moralista o periodista debe romperse. Aquél que acaba siendo un habitual de los medios de comunicación pierde su alma.

LA MODERNIDAD TIENE SUS RAÍCES , EN LA TRADICION O.J.- Entre los sociólogos, se percibe una línea que separa aquéllos que ponen por delante el cambio en nuestras sociedades y aquéllos que defienden más bien la estabilidad. Tengo la impresión de que usted ha pa-

sado de un lado al otro. D.W.- No. Me inclino a pensar que las cosas no cambian todas las mañanas. Aparecen medios, las modas de consumo evolucionan, los comportamientos cambian. Pero si no se vinculan estos cambios con análisis más estructurales, no puede sacarse ninguna conclusión realmente fecunda. No es necesario pensar en el cambio y en la estabilidad por separado. A mí me interesa la articulación, a menudo conflictiva, entre ambos factores. Lo que ocurre es que yo empecé mi vida como investigador trabajando sobre temas relacionados con la modernidad: el movimiento de emancipación de las costumbres, la ecología, las nuevas tecnologías. Y rápidamente me dediqué a medir su relación con las tradiciones. Pensemos simplemente en las costumbres: el replanteamiento de las relaciones entre hombre y mujer, la reproducción o la posición de la familia no se debe a que, en estos últimos treinta años, hayan cambiado los comportamientos relacionados con las rupturas radicales, como, por ejemplo, la contracepción, el aborto, la liberoción de la mujer, el reconocimiento de la homosexualidad, ele. Somos el resultado de una historia: un ser humano que vive setenta años tiene miles de años en su memoria.

Sobrevivir a Internet

Nuestras sociedades se muestran obsesionadas por el presente, poco interesadas por el pasado, incapaces de proyectarse hacia el futuro y, al mismo tiempo, constantemente movilizadas para conmemorar el pasado inmediato. Acabamos de entrar en el año 2000, Iy ya estamos celebrando la moda de los noventa! Al mismo tiempo, pasamos por una época sin referencias religiosas, científicas ni políticas. La lógica económica lo domina todo, lo arrasa todo. En cuanto recuerdas que una sociedad no existe sin raíces, sin valores o sin tradiciones, en cuanto relativizas el valor del momento actual, te tratan de moralista, de conservador, de reaccionario. Ya no eres «moderno». No hay razón alguna para negarnos a que un político o un empresario quiera serlo. Pero nosotros, los investigadores, no podemos ser «modernos».

Por otro lado, modernidad no significa nada: sólo es el espíritu del momento. Ser moderno hace un siglo, cuando la modernidad se oponía a cualquier forma de conservadurismo, tenía sentido. Pero actualmente la modernidad es el valor dominante de todas las sociedades, por no decir su principal ideología. Ahora bien, la modernidad es un hecho, no un valor, y siempre espera un proyecto que la oriente y le dé sentido.

¿LÓGICA TECNOLÓGICA O VISIÓN HUMANISTA? O.J.- Hace veinticinco años que traba¡a en las tecnologías de la comu- nicoción. D.W.- No me interesa la tecnologia, sino la comunicación. No las confundamos. Las tecnologías simplifican la transmisión, no la comprensión del otro. En cincuenta años, las tecnologías han permitido llevar a cabo tres progresos considerables: han abolido el tiempo de transmisión, han aumentado las capacidades de interactividad y han reducido la prueba

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del espacio. Pero, en la historia de la comunicación, si uno tecnología resuelve un problema, siempre planteo uno nuevo. O.J.- Tomemos un tema sobre el que ha traba¡ado mucho: la televisión. ¿Qué ha resuelto ella? ¿Qué nuevo problema ha planteado? D.W.- En primer lugar, está vinculado a un proyecto de comunicación. La democracia de masas ha traído consigo la radio y la televisión: todo el mundo vota, luego debe poder acceder a una comprensión del mundo tan amplia como sea posible. La televisión -y antes la radio- es una ventana siempre abierta. Gracias a ella, millones de hombres y mujeres han podido salir de su pueblo, de su ciudad o de su barrio. No es suficiente para constituir el vínculo social, pero se trata de su principal elemento. Ventana abierta al mundo, factor de comunicación y herramienta para llenar el vacío de la soledad: la televisión obliga a considerar la dimensión colectiva y la complejidad intrínseca de la sociedad. Otras funciones de comunicación están, a su vez, vinculadas con un ideal; por ejemplo, Internet. La Red aporta un ideal humanista, y, en nombre de este ideal, los interna utas luchan contra la cibercriminalidad o para que Internet no sea un instrumento de especulación internacional. Pero sin la fuerza del derecho, el esfuerzo será en vano: el cazo de barro contra el cazo de hierro, las referencias humanistas contra el gigantesco comercio electrónico a escala planetaria. Este problema no es nuevo: siempre que posturas utópicas han querido utilizar una tecnología de comunicoción -la radio, el teléfono o la televisión- con la intención de crear una sociedad más democrática, han sido aplastadas por las fuerzas del mercado. O.J.- En otras palabras, la opinión pública no puede reducirse a la suma de los consumidores. D.W.- Algún día, la opinión pública se manifestará contra esta confusión, pero, de momento, la lógica tecnológica y económica domina en

Sobrevivir a Internet

detrimento de la visión humanista y democrática. Internet, red del comercio electrónico, es distinta de Internet, red de solidaridad mundial. Es cierto que desde un mismo ordenador se puede comprar o leer información sobre Amnistía Internacional. Pera no es la red la que crea la conciencia. Amnistía Internacional utiliza Internet para hacer circular más rápido las informaciones, pero no es la Red lo que fomenta la militancia. O.J.- Usted defiende una ecología de la comunicación. D.W.- La comparación es buena. La ecología se nutre de la defensa del medio ambiente. Del mismo modo, cierta ecología de la comunicación se apoya sobre una visión del hombre y de la política, y conduce hacia la defensa de la comunicación como concepto democrático.

2 LA GENERACIÓN INTERNET EN BUSCA DE VALORES

O.J.- Hoy en día, toda una generación se identifica con Internet: más innovación, un mundo que se mueve y mós libertad. D.W.- En las revoluciones tecnológicas, como es Internet, a menudo coinciden dos elementos: las aspiraciones del momento y una ruptura. La aspiración fundamental, con Internet, es la idea de libertad: tener lo que uno quiere y cuando quiere. Podemos navegar desde nuestra propia casa las veinticuatro horas del día por todos los receptores del mundo. He aquí el medio más extraordinario para la libertad individual. La generación de los jóvenes de quince a treinta años tiene esta cultura de Internet: «mola», es fácil, hago lo que puedo, lo que quiero, paso de intermediarios, merodeo por la información, reconstruyo terrenos de aventuras. Este discurso hipermediatizado recuerda la capacidad de una generación para reinventar la libertad. Lo ruptura es, en primer lugar, cultural: el ordenador es lo opuesto al gigantismo tecnológico e industrial que ha dominado durante un siglo; el ordenador es todo lo contrario. Es pequeño, muy potente, independiente de la fuerza física. Pero Internet representa igualmente una ruptura con la cultura de padres y abuelos que han pasado cincuenta años delante del televisor. Los jóvenes se han evadido con los videojuegos, que han sido su nueva frontera, la del mundo virtual, donde, gracias a la interacción, todo es posible. Internet es la continuación del mundo ofrecido por la consola de videojuegos, aunque de magnitud sensiblemente mayor. Se produce una ruptura radical con la televisión. Sin embargo, si nos fijamos, también

Sobrevivir a Internet

existe una continuidad. ¿La televisión no es ya una formidable ventana abierta al mundo? Pues Internet es su prolongación más poderosa. Internet es también el triunfo de la movilidad, directamente vinculada con la libertad individual: acceder a cualquier información, en cualquier punto del mundo, es un sueño hecho realidad. La generación Internet, la de los viajes, la circulación, el rechazo a las barreras, encuentra en el ordenador y el teléfono móvil -mañana unido a todas las redes- los instrumentos que posibilitan esta movilidad, identificada con la libertad. En este universo móvil, el mayor problema será darle valor a la libertad. Antaño el valor estaba vinculado con la movilidad en contraposición con un mundo conservador, [ijo: la inmovilidad significaba orden moral. Ahora, la libertad debe redefinirse en relación con este nuevo mundo.

PASAR DE LA RED A LA POLÍTICA O.J.- A menudo,

usted habla de una generación Internet.

D.W.- Efectivamente, existe una generación Internet, la cual inventa nuevos terrenos de aventura. Ha restablecido el optimismo que hacía falta a la generación precedente, desbaratada por el paro. En Occidente, esta generación se beneficia de la paz, de un nivel de vida elevado y de todas las adquisiciones de la comunicación desde hace cincuenta años. Internet es el soporte de este salto cultural. Sin embargo, mucho mós que el rendimiento de las tecnologías, lo que es realmente interesante es el regreso de las utopías, ese deseo de cambiar las cosas. Pero esta generación debe comprender lo antes posible que no podró expandír su búsqueda de creación individual sólo mediante la utilización de un sístema de comunicación, por muy interactivo que éste sea. Deberó pasar en algún momento de la red a la política.

Esta generación tan individualista encontrará entonces el momento de reflexión colectiva, puesto que una sociedad no es sólo la suma de las libertades individuales, sino también un sentimiento de comunidad, el cual debe reconstruirse generación tras generación. Actualmente, la libertad domina, pero no debe olvidarse otra dimensión de nuestra cultura política: la igualdad. Desde hace un siglo, la libertad individual está en conflicto con la igualdad, noción aportada por el socialismo y otras utopías, aunque hayan fracasado políticamente. Vivimos en un desequilibrio que el sistema tecnológico refuerza terriblemente: todo se centra en la afirmación de la libertad individual en detrimento de la dimensión colectiva. Éste es el reto de nuestra sociedad, que yo llamo «individualista de meses»: aguantar, una en cada mano, estas dos dimensiones contradictorias, aunque importantes por igual, se trata de la libertad y la igualdad.

O.J.- «Lo que quiero cuando quiero»: nos encontramos en el punto de encuentro entre una libertad política y una libertad de costumbres. En el ámbito de los costumbres, libertad e igualdad son menos antagónicos que en el ámbito político. D.W.- Cualquier ambigüedad proviene del hecho de que lo libertad política y lo libertad de las costumbres se dibujan sobre un escenario donde priman los intereses económicos. Existen tontos mercados en constante evolución ... La satisfacción de las voluntades individuales es posible gracias a la segmentación de los mercados, aunque por ello no se debe pasar por alto la cuestión de la colectividad.

O.J.- ¿Esto cuestión es la de la generación precedente? D.W.- En la generación precedente se ahogó el modelo colectivo, situación que provocó una crisis hasta la caída del comunismo, hace diez años. La democracia triunfó, aunque en detrimento de las grandes luchas políticas. A menudo, es difícil saber quién triunfó, si la democracia o los

Manual de supervivencia en Internet

mercados. En cualquier caso, la libertad económica no basta para realizar proyectos colectivos, incluso si hay tantos mercados como individuos. Nos encontramos ante tres problemas vinculados entre sí: primero, ayudar a una generación que ha vivido veinticinco años de crisis a que pueda recuperar la confianza, crear e innovar; segundo, relativizar la enésima reestructuración del capitalismo en torno a las tecnologías de información, y tercero, reanudar el sueño de una sociedad más humana y solidaria.

RECORDAD LAS RADIOS LIBRES O.J.-/nternet representa, sin embargo, una extraordinaria burbu¡a de oxí-

geno después de todos estos años de crisis. D.W.- Es cierto, pero lo que realmente es importante es la ruptura cultural que vive esta generación. Debemos decirles a los jóvenes internautas: "No construiréis una nueva sociedad solamente con los medios interactivos individuales». Se debe pasar de nuevo de lo virtual a lo real, puesto que la fuerza -y, al mismo tiempo, la limitación- de Internet es ser una realidad irreal. ¿Cómo podrán los jóvenes que pasan gran cantidad de tiempo delante de todo tipo de pantallas volver a la realidad empírica? Éste es el problema. Y de ahí la importancia de diversificar las experiencias en el mundo real: lectura, deporte, asociacionismo, vida politica ... Todo esto permitirá que los internautas no confundan su poder sobrenatural en el mundo virtual con la extrema lentitud y la complejidad del mundo real. O.J.- Volvamos a la espinosa cuestión de la libertad: ése comple-

mentan las tres dimensiones de la libertad, a saber, liberalismo político, liberalismo libertario (lo que quiero, cuando quiero) y liberalismo económico? ¿O acaso compiten?

o.w- Pueden complementarse. Todo el conflicto político está en torno a Internet. Puede haber algún encuentro entre los intereses económicos y las libertades individuales, pero esto no implica un proyecto de sociedad. Una inmensa segmentación de las redes a nivel mundial que permitan una comunicación interactiva entre seis mil millones de individuos no tiene nada que ver con un nuevo proyecto de sociedad. Si eso fuera así, la batalla estaría perdida.

O.J.- ¿Qué batalla? O.W- La de distinguir en Internet lo que surge de un ideal de libertad individual y de búsqueda de nuevas formas de solidaridad, de la construcción de una infraestructura mundial del comercio electrónico. Es la misma red, pero no tiene en absoluto el mismo significado. Lo más importante en la comunicación, recordémoslo, no estó nunca en el lado de la tecnología, sino en el de los modelos culturales que éstas transmiten. Estamos evidentemente ante dos modelos antagónicos.

O.J.- O incluso tres. A menudo la libertad política y la libertad individual se vuelcan sobre la misma problemática.

O.W- El aspecto liberal-libertario ha tenido un papel esencial en la emergencia de las tecnologías de la comunicación. Pero ha acabado siendo una víctima también de la industria de la comunicación y sirviéndole de garantía. Recuerde simplemente la discusión en torno a las radios libres, en 1980-1984. Cinco años después, las aguas habían vuelto a su cauce y había nacido una verdadera industria. Esto es inevitable. Si queremos preservar la dimensión libertaria de Internet, debemos inscribirnos en un combate político; si no lo hacemos, los libertarios servirán simplemente de garantía a multinacionales de la información y la comunicación, como está ocurriendo desde hace mós de medio siglo. Todavía no hay nada en [ueqo. La generación Internet, fascinada por las libertades individuales, puede retomar una problemática colectiva,

Sobrevivir a Internet

o incluso política. Puede comprender que, en definitiva, el rendimiento tecnológico no basta para realizar un proyecto de comunicación y de sociedad. Del mismo modo, los adultos pueden seguir ejerciendo sus responsabilidades ante esta generación diciendo: «tenéis un ideal que os pertenece, perfecto, pero no creóis que el ideal de los medios de comunicación de masas, que es una verdadera pramoción para todos, se ha superado, puesto que hoy en dio la comunicación individual cunde mucho mós. Cuanto mós individualicéis la comunicación, mós difícil seró la aventura colectiva que deberéis retomar después».

/

UNA GENERACION QUE INVENTA NUEVAS REGLAS O.J.- ¿Cree que al fin Internet cambiará el eietcicio de la libertad política D.W.- Internet puede sacudir los conformismos institucionales y los convencionalismos de la clase política. Es decir, puede tener aspectos positivos. El aspecto negativo de este movimiento de libertad es la emergencia de una sociedad comunitarista: cada uno en su casa, en su grupo o en su comunidad de Internet. Cada individuo se conecta a partir de los intereses personales. Pero, ¿cómo se pasa del interés particular al general? En realidad, las comunidades pueden convivir en una perfecta indiferencia mutua. Internet une de manera considerable y en un ómbito global a todos aquellos que se interesan por lo mismo, pero elimina la otra cuestión, mucho mós complicada: ¿cómo pueden vivir juntos todos aquellos que, para ser precisos, no tienen los mismos intereses? El reto de la sociedad es tanto el de organizar la comunicación entre las comunidades de intereses como el de organizar la convivencia entre millones de individuos indiferentes unos de otros. El comunitarismo deja intacta la cuestión esencial: elaborar un ideal para una sociedad heterogénea. Y, por cierto, nuestras sociedades serón cada vez más heterogéneas.

O.J.- Es decir, está describiendo el sistema americano. D.W.- ¿Cuál es en realidad el modelo cultural que se esconde detrás de Internet? Un modelo individualista, norteamericano, comunitarista, donde la gente se agrupa en función de intereses comunes. Este sistema deja a un lado la cuestión de la alteridad, es decir, la cuestión de la convivencia con todos aquellos que no se parecen a mí. Ahora bien, histórica y políticamente, la cuestión de la sociedad es, ante todo, la de la alteridad, la de la convivencia con las diferencias, mucho más que la de la suma de los parecidos. Acerca de la igualdad, lo mismo: el aspecto positivo es que cada uno puede acceder a ella desde su teclado, aunque esto no significa que haya igualdad de competencia, de saber, de cultura. Se trata del gran reto Norte-Sur, que retomaremos más adelante. O.J.- Sin embargo, existe uno igualdad de acceso 01 conocimiento. D.W.-Si, pera acceder a todo desde el teclado no significa saber usarlo todo. Las desigualdades culturales existen, y el acceso a un teclado no las eliminará, aunque al permitir desarrollar la iniciativa individual, puede ser un factor de progreso. Acceder a todo no sirve de nada cuando no se sabe ni qué pedir ni, sobre todo, qué hacer con ello. La igualdad de acceso al conocimiento no es la igualdad ante el conocimiento. O.J.- ¿La ausencia de intermediarios no equivale a uno mayor fra-

ternidad? D.W.- Si, pero en el seno de una comunidad de intereses. Nos conectamos con más facilidad unos con otros y podemos hablar: lqué herramienta tan formidable! Da la sensación que podemos inventar nuevas reglas del juego. Pero también se debe admitir que la solidaridad empieza con aquellos que son diferentes. Internet retomará obligatoriamente esta cuestión de la

Sobrevivir o Internet

solidaridad respetuoso de los diferencias. Lo alteridad exige mucho tiempo y esfuerzo paro intentar que nos comprendamos; sin embargo, lo Red acelera el tiempo. Por ello, es más útil para aquellos que yo disponen de uno base que los une que para aquellos que se sienten extraños. O.J.- ¿Cuál es lo diferencio respecto o lo televisión? D.

w.- En el coso de lo televisión, lo radio o lo prenso escrito, el receptor

acoge uno de los ofertas. No lo organizo, selecciono entre lo que le proponen. E incluso si protesto, si no está satisfecho, existe un debate constante en su cabezo entre lo que le gustaría ver -u oír- y lo que le ofrecen. En este debate, existe o lo vez uno libertad y uno invitación o interesarse por otro coso distinto de aquello que le gustaría, mientras que, en uno comunicación iniciado en lo demando, sólo se encuentro aquello que buscamos. Sólo se pueden formular preguntas o partir de lo que yo se conoce.

y cuanto más abajo de lo escalo social y cultural se esté, menos se pide. Lo radio y lo televisión, por el simple hecho de que proponen todos los días programas que no me interesan, constituyen uno representación de lo alteridad. Aunque no me interese lo que me ofrecen, existe, y es ton legítimo como lo que me intereso de verdad. Lo oferto de los informativos, radiofónicos o televisivos, es siempre uno apertura 01 mundo, uno invitación o lo tolerancia.

UN INDIVIDUO NO PUEDE IGNORAR LOS VALORES O.J.- A menudo, utiliza la palabra «voíores». ¿Cómo lo definiría? D.W.- Un valor es, en general, lo que recibimos de nuestros padres y de lo sociedad: grandes símbolos que superan lo vida individual, que lo organizan yo los cuales nos sometemos porque somos, ante todo, seres

sociales. Podemos llamarle de diferentes maneras, pero se trato siempre de lo mismo: libertad, igualdad, fraternidad, respeto al prójimo, respeto a los seres humanos, respeto a los valores religiosos colectivos. Existe un vínculo evidente entre los valores de Occidente, el cristianismo y la democracia. En síntesis, para ser breves, se trata de la base de los derechos del hombre pensados por el modelo democrótico a partir del siglo XVIII y reactualizados gracias o las dos declaraciones de los derechos del hombre después de la Segunda Guerra Mundial. Estos valores se imponen al niño -o al adulto- independientemente de su conciencia individual y permiten que pertenezca a esta sociedad. Siempre se solicita un esfuerzo de adhesión; no son naturales, sino el resultado de un trabajo histórico, de un combate anterior. Todos nosotros hemos pensado, normalmente durante la adolescencia, que los valores pueden ignorarse. Toda la historia de la socialización de un individuo consiste en comprender que no puede ignorar los valores históricos y colectivos que le han, en parte, acompañado, y que su historia personal le conduce precisamente hacia la invención de un modo de ser a través o más allá de estos valores. O.J.- Hasta

dado vida

hoy,

el sistema de comunicación, la televisión o la radio,

a estos valores.

Usted

ha

parece decir que Internet los amenaza.

D.W.- No, simplemente planteo la cuestión. Tanto la prensa escrita como la radio y la televisión, han sido sistemas de comunicación conectados con los valores de su tiempo: libertad individual para la prensa, emergencia de la libertad colectiva y de la igualdad para la radio y la televisión. Internet refuerza la dimensión individual de la comunicación, pero deja de lado, como ya he dicho antes, la cuestión de la comunicación colectiva. Por tanto, de momento, Internet refuerza los valores individuales sin aportar ninguna respuesta a las preguntas de la democracia de masas: la igualdad colectiva y el respeto a las diferencias. Por todo ello, si Internet representa un progreso tecnológico respecto a la radio yola televisión, no lo es, en este momento, respecto a la problemática del vínculo social.

Sobrevivir a

I~ter~et

Dicho esto, teniendo en cuenta su poder, el sistema tecnológico de Internet es suficientemente prodigioso como para retomar una reflexión sociopolítica. Si no lo hace, se inclinaró definitivamente hacia el lado de la lógica de intereses, lo del comercio electrónico. Entonces ya no podremos decir que Internet es lo base de uno sociedad democrática. O.J.- Que no se debe confundir la gimnasia comercial con la magnesia politica. D.W.- Buena formulación ... O.J.- Usted dice que lamenta que exista una «generación perdida» por culpa de Internet. ¿Qué consejos le daría a un ¡oven que quiere crear una start-up? D.W.- Le diría: «Si tienes capacidad de innovación y de creatividad que te permiten participar en lo expansión económico, iadelante! Participarós en el progreso, en el crecimiento económico -que es uno de las condiciones de la paz sacial y de lo democracio- y, por lo tanto, en la vitalidad de la sociedad». Emprender es un formidable medio para conseguir tener confianza en uno mismo, y es necesario que, generación tras generación, se transmita el valor de la empresa, de la innovación. Buena parte de la creatividad pasa por la capacidad de emprender, y no sólo en el ómbito económico.

y todavía mejor si ganas dinero. El dinero es un factor de dinamismo, pero no puede ser el objetivo final de una vida. Respáldate en otros valores: io amistad, el amor, el arte, el conocimiento, la religión, la familia; esto también son aventuras a largo plazo. El dinero puede constituir un factor de dinamismo para una generación, pero no puede ser una filosofía de la vida y de la historia.

3 ;

TRES IDEOLOGIAS: LAS TECNOLOGIAS, EL DINERO Y LA MODERNIDAD ;

O.J.~ Si no le

entiendo mal, Internet seria el caballo de Troya de los ideologías modernas. D.W.- En Internet cristalizan tres ideologías: lo del mercado como uno finalidad en sí mismo; la de lo tecnología del superrendimiento, que pretende transformar la sociedad, y la de la modernidad, nacido de lo crisis de las grandes utopías. Hablaremos de ello más tarde. Ahora bien, lo que preocupa en realidad es que estas ideologías evolucionen, como siempre, bajo una máscara: los intereses mercantiles se esconden tras las utopías libertarios de los internautas. Intentamos olvidar que todo esto tiene un precio. Por tanto, entramos en uno confrontación quizás brutal entre el sueño de emancipación de los internautas y la realidad de un sistema que trato, esencialmente, de transformarlos en compradores. O.J.~

«Ideologia»: está resucitando un viejo fantasma ...

D.W.- Nada de eso. Los hombres y las sociedades se han apoyado siempre en representaciones y valores para imaginar el mundo y actuar en él. Actualmente, las grandes ideologías políticas están ausentes en el espacio público. Desde la caída del comunismo, vivimos uno crisis de utopías políticas. Las últimas surgieron durante la década de los setenta con el humanismo y la ecología. Por el contrario, las ideologías no han desaparecido: están simplemente ocultas.

Sobrevivir o

I~ter~et

Un discurso ideológico divide el mundo en dos: aquellos que están a favor y aquellos que están en contra. «El partido es la vanguardia del pueblo», «La ciencia conduce al progreso», «No hay salud mós alió de la ecología», «Internet es la herrarnienta de la primera sociedad democrótica, la sociedad de la información»: éstos son algunos ejemplos de frases ideológicas. Una ideología es terrible; funciona siempre más o menas por efecto de excomunión. Grosso modo, cuando se piensa como una ideología dominante, entonces se es [oven y progresista. Si está en contra, se es viejo y reaccionario. Por tanto, el discurso ideológico elimina a aquellos que no piensan como usted. Cuando la ideología religiosa era dominante -hasta principios de este siglo-, era totalizadora. Cuando la ideología marxista dominaba y no se iba a favor de la clase obrera -que estrictamente no significaba nada-, se era un reaccionario. Internet entra indudablemente en esta dicotomía simplificadora que glorifica a los adeptos de la tecnología y «condena» a los adversarios del progreso. Actualmente, la gente afirma: «No hay salud sin Interne!», como si el progreso tecnológico y la modernidad fueran necesariamente de la mano. Pero descodifiquemos el funcionamiento de Internet: l. La libertad individual se encuentra particularmente valorada en la socíedad moderna. 2. El mercado se apoya en esta aspiración central y la transforma a su vez en posibilidad económica. 3. El sistema tecnológico adapta los productos al individuo y crea, de este modo, mercados on-line. Hablando claro, el valor económico predomina, el valor tecnológico fascina y el hombre debe adaptarse. La posición que defiendo es la contraria: coloquemos al hombre delante y valorémoslo. Recordemos que la tecnología y el mercado no son más que medios.

Tres ideologias: las tecnologias, el dinero ...

EL REY DÓLAR O.J.- Pero todo el mundo sabe perfectamente que Internet se está convirtiendo en un negocio capitalista, con socios cada vez de más peso. D.W.- Se trata de un asunto de máxima importancia a nivel mundial. Pero Internet está, sobre todo, presente como revolución estructural, la revolución de una tecnología que cambia todas las relaciones sociales sin plantear otro problema que el de la «resistencia» de los que «tardan en modernizarse». Se trota de disimular que es ante todo una cuestión de mercado y de economía, como lo llaman las gígantescas concentraciones empresariales que se han formado en los dos últimos años.

O.J.- ¿No exagera? El ferviente apoyo a Internet se está convirtiendo en una posición cada vez mós marginal.

D.W.- ¡Cómo puede llamar «marginal» a lo que ha dicho la aplastante mayoría de políticos, elites intelectuales y periodistas! Se trata sólo de la apología de Internet, de los nuevos servicios, de la nueva comunicación. No hay ningún aspecto de la realidad humana que se crea que Internet no vaya a cambiar. Por todas partes leemos que, grocias a Internet, se tiene que, por ejemplo, democratizar el acceso a la música, a la información, a la educación, a la cultura. ¿Quién puede alzarse contra tales intenciones? Si tomáramos conciencia de que el tema fundamental surge sobre todo

del mercado, Internet desaparecería de la primera página de todos los periódicos. ¿Por qué la prensa no es la primera en denunciar esta gigantesca hipocresía? Suponer que la abundancia basta para llegar a la emancipación es seguir los pasos de la ideología tecnológica. Sobre este punto, busco en vano ideas díscordontes. Las únicas críticas surgen de un enfoque marxista y, por ser marxistas, son instantáneamenle

Sobrevivir a Internet

descalificadas. Sin embargo, señalar la predominancia de la lógica económica es sensato y evidente. ¿«Marginal»? La declaración final de la cumbre de Lisboa, en marzo del 2000, me entristeció. Los quince jefes de Estado y de Gobierno proclamaron que la sociedad de la información y de la comunicación era el horizonte insuperable de lo Unión Europea. Al proclamarlo, lo Europa político utiliza pura y simplemente el mismo discurso de los empresarios de la información y de las telecomunicaciones. O.J.- ¿Dónde está la ideología? ¿No es responsabilidad de los ieies de

Estado conducir o sus países hacia esta lucha?

O.w.- Sí, pero con lo condición de no confundir los desafíos industriales -reoles- y los asuntos de la sociedad. Que el vocabulario de los industriales sea adoptado por los quince jefes de Estado de la Unión paro presentar la construcción política europea, zno es ideología tecnológica? Utilizar las tecnologías de lo información para ayudar a lo reestructuración de la economía y hacer de ella un factor de innovación, es decir, de productividad, es una cosa; pero promulgar oficialmente el nacimiento de la sociedad de la información es otra. Y pasar de lo economía o lo político como si de un suelo homogéneo se trotara es todavía más peligroso. ¿Par qué uno economía de lo infarmoción podría dar vida «naturalmente» a una «sociedad de la infarmación»? En realidad, los dirigentes europeos no hacen nada más que repetir el discurso de los americanos, con la intención de reproducir su éxito económico. Es cierto que los americanos tienen un dinamismo económico real, pero su filosofía de la sociedad descansa sobre el rey dólar y el consumo; y eso tiene su precio: las tensiones sociales y culturales (convivencia entre blancos y negros, pobreza, violencia urbana, superpoblación carcelaria, etc.). Nosotros tenemos el derecho -y el deber- como europeos de desarrollar una filosofía social autónoma que no coloque el dinero y la tecnología en el centro de la sociedad, de no suponer que la suerte compartida de la

Tres ideologias: las

tec~ologias,

el

di~ero ...

cibereconomío y el monopolio mundial de las industrias culturales de la comunicación dibuja por si misma el sentido de la sociedad del mañana. La cornplejidod de las aspiraciones de los hombres no puede disolverse en el rendimiento de las tecnologías y el dinamismo de los mercados.

/

EL FANTASMA DE LA MAQUINA INTELIGENTE O.J.- Pero si este sistema tecnológico permite tener una economía más productiva y, por consiguiente, un crecimiento más fuerte, ¿no es una función de los dirigentes movilizar a los ciudadanos?

D.W.- Permítame plantear esta pregunta: ¿sabemos realmente valorar la aportación económica de las nuevas tecnologías? ¿Somos capaces de aislar claramente este factor de los otros (tamaño del mercado, dirección, gestión de las empresas, valoración de los hombres...)? Hoy en día, los economistas suponen que la economía será más productiva gracias a Internet. Su razonamiento es el siguiente: l. Nos hemos acostumbrado a tener que medir el nivel de desarrollo de las sociedades en función del porcentaje de población contratada en los servicios. 2. Pensamos que el crecimiento económico de mañana sólo pasa por los servicios, aunque la medida de la productividad en los servicios deba ponerse en tela de juicio. 3. Estados Unidos está en la cima de la economía mundial, puesto que el 70 u 80

% de

los americanos trabajan en

el sector terciario. 4. Para triunfar económicamente, basta con hacer como Estados Unidos, ya que ellos han encontrado la receta milagrosa. 5. Interconectemos nuestras sociedades con cables y redes y seremos más eficientes. Esto es una secuencia, un silogismo del cual deberíamos demostrar la racionalidad económica, histórica, antropológica y humana. Mi segunda objeción lleva hasta la supuesta eficacia de las nuevas tecnologías. Su potencia innovadora y su indudable

-Iuerzo

de acción

Sobrevivir o Internet

sobre la economía no pueden analizarse sin ser situadas en el contexto de Estados Unidos, de su peso capitalista e industrial. Son la principal economía mundial, la primera potencia monetaria, y pueden permitirse un déficit comercial gigantesco con el resto del mundo. ¿El impacto de las nuevas tecnologías sería

el mismo si fueran aisladas de los otros ele-

mentos de la potencia americana? Éstas son dos simples cuestiones que cualquier mente con sentido común puede plantear a los economistas. Mi tercera objeción es la mós fuerte: incluso suponiendo que las redes contribuyan en la emergencia de un nuevo modelo económico, zpor qué hemos de creer que se trata de una nueva sociedad? Un determinismo tal -las redes crean la nueva economía, que crea a su vez la nueva sociedad- no sería retomado en su momento por los marxistas, de los cuales actualmente nos reímos con demasiada buena conciencia. O.J.- Quiere decir que un sistema tecnológico no produce los mismos

efectos según las economías... D.W.- Evidentemente. Y una vez más, aquí la historia nos ayuda. En los años sesenta, las sociedades capitalistas americanas y las sociedades comunistas soviéticas tenían el mismo modelo industrial de taylorización del trabajo y de producción en masa. El mismo sistema tecnológico, el mismo modo de producción: las fábricas se parecian en Detroit y en Moscú. Pero ambas sociedades eran radicalmente diferentes porque las filosofías políticas eran diferentes. O.J.- Encontramos este misterio económico en la «avería» económica

de Japón, la larga recesión de la que no consigue salir, a pesar del verdadera poder Financiero y mientras que no deja de avanzar tecnológicamente. Esta avería no se explica por razones económicas. D.W.- Cierto. Lo que da sentido a una sociedad no es la infraestructura tecnológica, ni el modelo económico, sino las filosofías políticas y sociales, la manera de poner en perspectiva la tecnología y la economía.

Tres ideologías: las

O.J.~ Retomemos

tec~ologías,

el

di~ero ...

la cuestión de la alineación de las políticas europeas

con las ideologías de Internet.

O.w.- Los dirigentes tienen

evide~temente el deber de estimular el cre-

cimiento económico, pero también deben debatir la lógica política que la sostiene. Así, en lugar de decir: «En la economía, lo más importante son los hombres», su discurso es el siguiente: «Este sistema tecnológico es extremadamente eficaz, debéis adaptaros a él».

O.J.- ¿En qué

se basa para decir esto?

O.W.- Tomemos un ejemplo entre muchos otros: un anuncio de France Télécorn durante la primavera del año 2000. Se ve un personaje decaído, agotado, durmiendo sobre un plato. Texto: «Ahora, en Internet, el único límíte eres tú». ¿Qué significa este anuncio? Algo así como: «Escucha, buen amigo, si duermes así significa que no eres capaz de enfrentarte al rendimiento del sistema tecnológico». Aquí tenemos un formídable ejemplo de la ideología tecnológica: el hombre es menos eficaz que Internet. La publicidad condensa las representaciones, las modas, los valores de un determinado momento. En este caso, traduce claramente una relación de dependencia del hombre a la tecnología. Evidentemente, en volumen de informaciones o en velocidad de tratamíento, Internet es mucho más eficaz que el hombre, pero una Red no existe sin hombres.

O.J.- ¿Qué

es lo que debería decirse?

O.w.- Una ideología humanista recordaría que las máquinas no son inteligentes por sí mismas, sino gracias a los hombres que les han incorporado una «inteligencia repartida». El fantasma de la máquína inteligente no data de ayer. El hombre sueña con una máquina más eficaz que él para conquistar la materia y la ooturalezo y, todavía más, para organizor la comunicación: como las

Sobrevivir o Internet

máquinas son más seguras que los hombres, confiamos en ellas para solventar la dificultad insuperable de la comunicación humana. Hace dos siglos que se anuncian tecnologías creadas para resolver todos los problemas humanos...

LR CRISIS DE REFERENCIRS O.J.- No se trata obligatoriamente de ideología, sino como mucho de una admiración un poco plácida ... D.W.- Tal vez sí. Pero esta admiración plácida necesita ser di na mizada. De esta manera, continuamos asimilando interactividad y comunicación. Soy interactivo, por lo tanto comunico. Soy un "buen interactivo», por lo tanto soy un buen comunicador. Ahora bien, la comunicación no es sólo la interactividad entre un emisor y un receptor, sino que pone en escena tres participantes: el emisor, el mensaje y el receptor. El más complicado es siempre el receptor humano, que interpreta y responde lo que quiere. Otro ejemplo de ideología: el fantasma del "pueblo global» que tanto le gusta a McLuhan. Gracias a Internet, existe un pueblo global tecnológico (redes, satélites, etc.). Pero la comunicación mundial acaba ahí, puesto que existen diferencias radicales según los modos de utilización, las culturas y las lenguas. O.J.- ¿Por qué la ideología desempeña un papel tan importante en la comunicación? D.W.- Mi hipótesis es que la comunicación, con sus sistemas tecnológicos, llena el vacio de la crisis de referencias. Vivimos la crisis de valores que han estructurado Europa y Occidente: la crisis de la religión,

Tres ideologías: las

tec~ologías,

el

di~ero ...

la ciencio y la politica. El modelo occidentol, democrático, individualista, ha triunfada a nivel mundial, aunque sin traer consigo grandes valores religiosos, políticos o científicos. Es más bien el mercado el que triunfa, y no lo democracia. La persona religiosa se ha convertido en algo autónomo respecto a la sociedad. Incluso aunque regresara el sentimiento religioso, ya no habría vínculos directos entre el mensaje religioso y la sociedad contemporánea, como sucedía hace tiempo. La ciencia, durante doscientos años, había sido considerada como factor de progreso económico y humano. Desde Hiroshima, la humanidad tomó conciencia de que la ciencia podio ofrecernos también lo peor. Encontramos de nuevo estas cuestiones radicales en los debates en torno a la ingeniería genética y el genoma humano. Por último, nos enfrentamos a una crisis de la política. La utopia de un mundo mejor ha muerto con el socialismo. Desde la caída del comunismo, sabemos que el precio que debe pagarse por una reforma radical de la sociedad es demasiado elevado y que vale más mejorar el modelo democrático. Ya no hay otro horizonte que la imperfecta democracia. Es una pérdida de ideal y de referencia ideológica. Nos cuesta medir las consecuencias de esta crisis ideológica sobre nuestra representación colectiva y no conseguimos inventar nada más que nos trascienda. Como ya no hay grandes proyectos religiosos, científicos o políticos, el instante actual es por sí mismo el sentido. Ésta es la modernidad erigida como proyecto de sociedad. O.J.- ¿Cuál es la relación con Internet? D.W.- El entusiasmo incondicional hacia Internet es un emblema de esta sociedad: adorar el tiempo en que vivimos, erigir como valor lo que es verdad ahora ... Cuando se erige el momento como absoluto, la modernidad se convierte en el valor fundamental. Ahora bien, un valor no es fundamental más que en relación con un proyecto y una historia. Las sociedades humanas necesitan inscribirse a la vez en el pasado y en el

Sobrevivir a Internet

futuro. Pero lo crisis de grandes referencias políticas, científicas y religiosos ha roto el vínculo fundamental entre posado, presente y futuro. De ahora en adelante, nos encontramos en un presente indefinido del cual Internet, con la supresión del tiempo y el espacio, con la velocidad de circulación de los mensajes y la interacción constante, es, por así decirlo, el símbolo. En otras palabras, para mí Internet es la metáfora de una sociedad que rechaza el envejecimiento y el tiempo. Ahora bien, áhosto dónde es compatible esta valorización de la rapidez y de lo transparencia con la experiencia humana que se construye en la experiencia del tiempo y con una inevitable opacidad? Los cambios tecnológicos que propone Internet no pueden servir de escuda a una ideología de la modernidad que no formulara ninguna pregunta sobre el sentido.

DESPERTAR LAS UTOPÍAS

o. J.- ¿Por qué

no existen discursos críticos acerca de Internet?

D.W.- Tres grupos sociales son los que nos podrían ayudar a tomar perspectiva. En primer lugar, las elites científicas y culturales, de quien podríamos pensar que tienen la aptitud de distanciarse de los discursos dominantes. Los científicos fueron los primeros en beneficiarse de Internet. Puesto que compartían códigos y valores, utilizaron las redes de manera puramente práctica, y jamás creyeron que los cables podrían sustituir el contenido. Mejor que cualquier otra comunidad, los científicos no sólo conocían las ventajas de Internet (intercambios más rápidos, acceso a bases de datos), sino también su precio (espionaje, ausencia de vínculo entre creatividad científica y acceso a la información). Sin embargo, ellos nunca han denunciado el discurso simplificador acerca de Internet que se ha generalizado desde hace una década, sino que han sido casi su garantía. Algunos

Tres ideologías: las tecnologías, el dinero ...

filósofos, sociólogos

O

economistas han coido también en la «cazuela de

Internet», en lugar de ser los primeros que, por sus conocimientos teóricos, relativizaran esta promesa de «revolución» total. En realidad, se han convertido en los ideólogos de la revolución de Internet y los epígonos de los políticos y los industriales. Los periodistas; he aqui, para mí, un misterio. Los medias de comunicación deberían ser los primeros en distanciarse ante una ideología tecnológico y modernista. Después de todo, Isólo se trata de información! En su gran mayoria, la prensa está fascinada por las capacidades tecnológicas de las redes, gracias a las cuales cree que podrá revolucionar la relación con su trobo]o. Sin embargo, la información incontrolada es un riesgo para la prensa. En Internet no existe casi control profesional de la información. Cada uno puede decir lo que quiere sin asumir responsabilidades, sin riesgos de sanción. Así, pues, los medios de comunicación se ven amenazados en su sector incluso por esto economia de la información que no descanso sobre lo responsabilidad individual del autor, 01 contrario de lo que sucede con la prensa. y los periodistas soben perfectamente que una ínformación no existe en sí misma, sino que es el resultado del trabajo de un profesional. Me parece sorprendente que lo prenso occidental venda la revolución de Internet como lo revolución del moñona. Los medios de comunicación, capaces de poner en duda el funcionamiento de todos los ámbitos de actividad -político, humano o social-, se encuentran aquí desprovistos de sentído crítico. El último grupo que podría mantener la distancia es el de los políticos. ¿Esto se debe a que tienen dificultades para trazar otras utopías para nuestras democracias? ¿Se debe a que quieren participar del presente? En cualquier caso, no dudan en animar a cada uno de sus conciudadanos para que se conecten, como si ello formara parte de un proyecto de sociedad o de un proyecto político. O.J.- ¿Cómo podemos resistirnos a la ideología de la modernidad?

Sobrevivir a Internet

D.W.- En primer lugar, remitámonos a los hechos: fallos, virus, caídas financieras, cibercrlrnlnolidcd, una revolucián ante los atentados contra las libertades individuales y colectivas de la planificación. Los Ciudadanos se darán cuenta de que el sistema crea su partida habitual de catástrofes y que es necesario pensar en ella, regularla, organizarla. Cuando los individuos sean conscientes de los riesgos, entonces las cosas cambiarán. Así, pues, podemos esperar un retorno de los ciudadanos a causa de la vuelta de los conflictos. El deseo urgente es que se instalen controversias, que se construyan discursos críticos. El día en que Internet sea el tema de debates políticos, de oposiciones ideológicas, habré acabado con éxito mi trabajo como investigador: la sociedad habrá entendido los problemas que plantea Internet. 0.1. - ¿Qué clase de esperanza ve usted en esta evolución? D.W.- La fuerza inaudita de Internet es despertar las utopías, mejorar la comunicación entre los seres humanos, la solidaridad, sobre todo en las relaciones Norte-Sur. Los hombres viven de utopías. Sueñan con cambiar la vida, las relaciones humanas y sociales. Es la diferencia entre las utopías y las realidades lo que permitirá poner de nuevo en cuestión la ideología tecnológica. El concepto se ha desvalorizado porque las utopías socialistas de finales del siglo pasado dieron lugar a regímenes políticos sanguinarios, como el fascismo y el comunismo. Pero las utopías renacen. La ciencia, el conocimiento, la política, la solidaridad, el humanismo y la ecología pueden hacer nacer bellas utopías. Lo importante es creer siempre que podemos cambiar un poco el tan violento y desigual destino.

SEGUNDR PRRTE

LA COMUNICACIÓN EN EL SENO DE LA MODERNIDAD

4 DE LA IMPRENTA A INTERNET

O.J.- Usted insiste mucho en el hecho de que una tecnología no basta

para cambiar una sociedad. D.W.- Todos podemos pensar que la tecnología y la ciencia tienen un efecto casi mecánico sobre la sociedad. Es cierto: el impacto de las tecnologías, del teléfono al ordenador; es evidente. Pero el modo en que estas tecnologías se utilizan es igualmente determinante. La historia de todas las tecnologías y, particularmente, de las tecnologías de comunicación, demuestra que la influencia se produce en ambos sentidos, de la tecnología hacia la sociedad y de la socíedad hacia la tecnología. En prímer lugar, a causa de los retrasos de apropiación de estas tecnologías por parte de los individuos -se necesíta tiempo antes de que una tecnología sea común, que sea «digerida» por la sociedad-, y, en segundo lugar, porque surgen ínesperadamente aplicacíones de estas tecnologías. Lo sociedad asume o su modo, en general despacío, los ínnovaciones que "debían» cambiarlo todo rápidamente. Este equilibrio en lo durocíón es válido poro los sociedades desarrollados. Es cíerto que, en los países emergentes, el proceso es más violento y puede tener efectos devastadores. O.J.- Antes de ocuparnos de Internet, le propongo echar uno miroda a otros innovaciones. Tomemos, por e¡emplo, el automóvil o el tren. D.W.- A partir del siglo XIX, Occidente ha querido hacer de lo ciencia y de lo técnico uno especie de brozo separado del poder humano. El hom-

Sobrevivir a Internet

bre ha conquistado la naturaleza y la materia, con el riesgo, por otro Iodo, de degradarla en gran medida. En esta conquista, las tecnologias físicas de comunicación han desempeñado un papel primordial: el tren, a partir del período 1820- 1830; el automóvil, a finales del siglo XIX, y los aviones, a partir de los años veinte. El hombre se ha apasionado por todo aquello que puede vencer el espacio y reducir el tiempo de comunicación. Este progreso de la comunicación supone un reto cultural y social. Acerca a aquéllos que tienen perfiles comunes, pero también hace más visibles las diferencias culturales. Ahora bien, la velocidad de intercambio de imágenes, de sonidos o de datos no basta para permitir por sí misma una mejor comprensión. Pasar de la interacción a la intercomprensión exige mucho más tiempo y esfuerzo. El barco y el avión ya introdujeron una ruptura radical respecto al caballo. Este foso se ha ampliado con las imágenes de televisión y los datos informáticos.

O.J.- ¿En cuánto tiempo una tecnología puede instalarse en una sociedad? O.w.- Es distinto según las tecnologías y según los países. Digamos entre veinte y cincuenta años, es decir, una o dos generaciones. Esto depende de múltiples factores, como puede ser el mercado o el papel del poder público. Pero el elemento fundamental es de orden sociocultural: el mismo progreso tecnológico puede ser más o menos aceptado. Cuanto más desarrollada está una sociedad, más se muestra abierta a la innovación.

O.J.- Las tecnologías de la información tienen una especificidad: transmiten contenidos, una mirada de la sociedad sobre ella misma. O.w.- Efectivamente, no transforman ni la naturaleza ni la materia. Se ocupan de signos: sonidos, imágenes y, actualmente, datos. Cuatro fechas: el teléfono en 1880, la rcdio en 1910, la televisión en los años treinta y el ordenador en los cincuenta. Lo que es sorprendente no es la lle-

goda de cada una de las tecnologías, sino la extrema rapidez con la que hemos pasado de una a otra sin que ninguna desaparezca. Nuestras sociedades no han digerido todavía las inmensas rupturas íntroducidas por la revolución tecnológica de la comunicación. Recordemos: la comunicación no es sólo la tecnología, sino también las condiciones culturales de la comunicación, la manera en que los hombres intercambian información entre ellos. No se realiza del mismo modo en el Norte que en el Sur: la palabra, los gestos, las miradas, los códigos, son diferentes. Hablaremos de ello más tarde. Las condiciones sociales, es decir, las leyes, las reglas y las costumbres que organizan las relaciones sociales, también desempeñan un papel esencial. Si desde hace un siglo la tecnología ha evolucionado mucho, no deben olvidarse las otras dos dimensiones, cultural y social, de la comunicación, al menos tan importantes como el cambio tecnológíco. Para responder a su pregunta, podemos hablar de «revolución de la comunicación» cuando se produce un encuentro entre tres dimensiones: un cambio tecnológico, una modificación de los modelos culturales y un cambio de la organización social. Esta situación es rara. Un cambio tecnológico radical en la comunicación, actualmente Internet, no basta para llevar a cabo una revolución de la comunicación.

NADA DE TECNOLOGÍA SIN BATALLA POLÍTICA O.J.- ¿Es la imprenta una revolución de fa comunicación?

o.w.- En el sentido literal, sí. La aclimatización de la imprenta necesitó tiempo. Nace en el siglo '!Y. Gracias a la imprenta, el hombre tiene textos a su disposición. La ruptura que introdujo la imprenta fue la mecanización de la escritura.

Sobrevivir a Internet

O.J.- Y la pasibilidad de difundir conocimiento a gran escala. D.W- Compartir y difundir: siempre la ambivalencia de la palabra «comunicación», a la vez ideal y tecnología. Desde su creación, la imprenta fue el eco de la libertad de conciencia durante el proceso que la constituyó. Sin embargo, no nos equivoquemos con ello: no es la imprenta lo que ha permitido el protestantísmo, síno el hecho de que el lento y profundo movimiento de afirmación de la libertad de conciencia, anterior a la imprenta, haya encontrado en ésta una pareja ideal. Podemos detectar este hecho con el teléfono, la radio, la televisión, la informática: no existe tecnología de comunicación sin un mensaje que vincule a los hombres entre ellos. O.J.- En el caso de la prensa, ¿dónde se situaría la innovación? D.W- En primer lugar, es una innovación política: la emergencia de la prensa surge de la libertad de opinión y de la democracia. En segundo lugar, es una innovación económica, con la llegada de la prensa de masas hacia el año 1850. La prensa es, de algún modo, una librería a gran escala. La librería, en los siglos XVII-XVIII, representó la primera aplicación económica de la imprenta. Se deben difundir las obras y determinar un público. Desde su aparición, la imprenta, la librería y la prensa están vinculadas a una economía, aunque esta economía depende también de una batalla política y cultural mayor. La tercera ruptura llega con el teléfono a finales del siglo XIX, una tecnología de comunicación perfecta. O.J.- El teléfono no transmite un mensaje construido. D.W- No, la fuerza del teléfono, extraordinaria herramienta de libertad, directo e interactivo, consiste en ser el único instrumento de comunicación que no está controlado por nadie. No hay intermediarios. Nadie sabe -o no debería saber- lo que dicen millones de individuos por teléfono. y la voz encarna el corazón de la experiencia humana.

O.J.- Como la radio.

o.w.- La radio también descansa sobre la voz: el mismo mensaje transportado a miles de kilómetros, enviado a millones de individuos diferentes; todos recibirán individualmente un mensaje colectivo. La radio, primer medio de masas, anuncia la emergencia de la sociedad de masas: economía de masas, consumo de masas, democracia de masas. La fuerza de la radio, como la de la televisión, inventada antes de la guerra de 19391945, descansa sobre la recepción individual de un mensaje colectivo.

O.J.- ¿Cuánto tiempo ha necesitado fa televisión para convertirse en un medio de comunicación de masas?

O.W.- La televisión fue inventada en los años treinta. Pero la guerra retrasó su generalización en Europa, mientras que en los Estados Unidos, que no fueron ocupados, se generalizó a partir de 1940. Europa descubrió la televisión después de los años cincuenta. La televisión se convierte en medio de comunicación de gran público el día en que los precios bajan, en que el nivel de vida y el nivel cultural de la población aumentan y en que se desarrollan medios de difusión. Por tanto, se necesitan a la vez condiciones tecnológicas, económicas y culturales. Y una voluntad política: la de la democratización de la cultura y de la información. En Europa, los ingleses fueron los primeros que se equiparon con televisores, antes que los franceses y los alemanes. La verdadera explosión de la televisión data de los años sesenta. Los setenta vieron la multiplicación de los canales. La competencia público-privado apareció en Europa en los años ochenta y los nuevos medios de comunicación en los noventa.

O.J.- Dicho de otro modo, se necesita medio siglo. o.W.- Cincuenta años no es tanto tiempo en lo historio de lo ciencia y la tecnología.

Sobrevivir a Internet

O.J.- Lo que significa, respecto a Internet, que estamos hablando de un

fenómeno que se pone en marcha y que necesitará cincuenta años para ser asimilado. D.W.- Pero Internet existe desde hace unos treinta años. Lo crearon los militares. Y hace ya veinticinco años que los científicos se comunican por Internet. Quiero hacer una precisión, de paso: se descubrió que, entre investigadores en Ciencias Sociales, la comunicación era más complicada que entre matemáticos, físicos o biólogos, para los que un inglés básico es suficiente. Simplemente porque nosotros no intercambiamos cifras, sino palabras, y porque utilizamos idiomas. De ahí, se plantea con agudeza la

cuestión de la traducción, la extraordinaria diversidad de las maneras de pensar y de interpretar el mundo. Además, éste parece un buen momento para hablar de «la sociedad de la información», de los «nuevos medios de comunicación» o de las «autopistas de la información». Internet no es un fenómeno tan reciente, pero su explosión hacia el gran público data de hace menos de una decena de años. Y la hipermediatización, de hace menos de cinco.

LR SOCIEDRD DEBE RPROPIRRSE DE TODR INNOVRCIÓN O.J.- ¿Cómo hemos llegado a Internet? D.W.- Cuando no está conectado, el ordenador es principalmente una herramienta de cálculo de signos. Para que Internet exista, se han necesitado dos innovaciones. En primer lugar, la codificación numérica: cualquier signo -sonido, imagen, letra- se transforma en una unidad de información y pasa por el mismo «cable». En segundo lugar, la compresión numérica y el progreso de las telecomunicaciones: cada vez más infor-

mociones en un tiempo cada vez menor y con un coste cada vez menos elevado. Internet asegura la circulación entre el medio audiovisual, que envía imágenes, el teléfono, que transmite la señal, y los ordenadores, que calculan más rápido las informaciones. Para pasar de la red militar al Internet del gran público, se han necesitado, por tanto, veinte años de perfeccionamiento. No nos encontramos en una historía fundamentalmente distinta de las precedentes. Lo que cambia con Internet es simplemente la extrema ampliación de las aplicacíones y de los usos (trabajo, ocio, educación, servicios) y la mundialización de las redes. Y como encontramos progresivamente Internet por todas partes, muchos ven en ella la emergencia de una nueva sociedad. Se dijo lo mismo con la llegada de la informática hace cincuenta años. Se creía en el nacimiento de una nueva sociedad, porque la informática llegaría a todos sus sectores. Hoy en día, el ordenador está por todas partes. Pero ¿ha creado una nueva sociedad? No, porque una sociedad es algo mucho más complejo que un sistema tecnológico.

O.J.- Entonces, ¿cómo influencia una tecnología en la vida de una ;ociedad? D.W.- iHe ahí la cuestión! Piense en la formulación de su pregunta. Supone que la influencia va en un único sentido, de

la tecnología hacia la

sociedad. Pero no es así. Es cierto que la tecnología influye en la sociedad, pero para discernir el lugar de una tecnología en la sociedad es necesario comprender cómo ésta acogerá, utilizará y se apropiará de esta tecnología. Solamente nos acordamos de tecnologías que han tenido éxito. En la historia también existen incontables tecnologías que no han cuajado. Pensemos en el videofono de hace veinte años, que debía llevar la imagen al teléfono ...

O.J.- Entonces tomemos el eietnoto de la televisión. ¿Cómo podemos medir su influencia?

Sobrevivir a Internet

D.W.- Contrariamente al sentimiento común, todas las investigaciones llevadas a cabo desde hace treinta años lo demuestran: la televisión no tiene ninguna inlluencio uniforme, a pesar del nivel de equipamiento masivo y a pesar de la estandarización de los programas. En la comunicación, no basta con tener un emisor y un rnenso]e, se necesita tener en cuenta la diversidad de los receptores: el mismo mensaje va dirigido a todo el mundo, pero no se recibe del mismo modo. Es descifrado, jerarquizado y seleccionado por cada individuo. No tiene la misma influencia, puesto que los valores de los millones de espectadores son diferentes: ideologías, lenguas, representación, nivel de culturo, experiencias, modos de vida. Esto no significa que lo televisión no tenga influencio, sino que esta influencio es «difractado», como se dice en óptica, por numerosos elementos. Cuantos más informaciones y mensajes, más filtra y se pratege el receptor -en este caso, el telespectador-. No existe un vínculo directo entre emisor, mensaje y receptor. Por tanto, el mismo mensaje no tiene el efecto de estandarización ni de manipulación que se le asigna, al contrario de lo que afirmaba la escuela de Franc!ort en los años treinta, marcada por el papel de la radio con la llegada de Hitler al poder. En una dictadura, la radio y lo televisión sirven realmente para manipular a los pueblos. Pero no son la radio y la televisión el objeto de análisis, sino la dictadura. En los países democráticos, en treinta años de televisión yen cincuenta años de radio no se ha constatado una manipulación masiva. Debemos tener en mente esta resistencia del receptor si queremos reflexionar sobre la utilización que se ha hecho de los nuevos medios de comunicación. Así, por ejemplo, los estudios de mercado demuestran que todo el mundo utilizará cada vez más Internet, y enumeran las múltiples funciones que los usuarios desearían que tuviera. Pues bien, tomemos nota: en unos diez años, vamos a descubrir otras empleos y, contrariamente, reacciones imprevistas del público. Atengámonos sobre todo a que Internet crea problemas nuevos que todavía no podemos percibir. Aparecerán mercados actualmente desconocidos, otros conocerán un declive. Como nos encontramos en una

fase de incertidumbre, todos los grandes grupos juegan al póquer mentiroso y tratan de ocupar las diferentes almenas. Todos confian en que las innovaciones abrirán muchos mercados. En realidad, nadie sabe nada.

NOTICIAS, SERVICIOS, OCIO Y CONOCIMIENTO O.J.- ¿Qué tipo de información hay en Internet? D.W.- Para ser ciara, me gustaría distinguir cuatro tipos de información disponibles en Internet: - La información-noticia, que existe desde el siglo XVIII y designa aquello que está vinculado con la política, la historia, la economía ... r y agrupa, a la vez, la información general y la información especializada por sectores. Las encontramos de un modo u otro en los sistemas de información y de comunicación de carácter público, la prensa, los nuevos medios de comunicación de masas. Tienen como objetivo llegar al gran público o a un determinado público especializado que se desprende del gran público. - La segunda categoría de información en plena expansión desde hace cien años es la información-servicio, como los horarios de trenes y otros datos de carácter práctico que necesitamos para vivir. Las redes ofrecen un desarrollo considerable en este tipo de información, que se sitúan entre la información-valor y la información-mercancía. Esta última no sólo es ofrecida por el mercado, puesto que, como su nombre indica, tienen como objetivo ser un servicio para todos. - En tercer lugar, la información-ocio, también en plena expansión a partir del incremento del nivel de vida. Recordemos que la industria del ocio es la primera industria del mundo, con trescientos millones de personas empleadas, es decir, el número actual de internautas.

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- La cuarta categoría es la que yo denomino información-conocimiento. Ésta también es cada vez mós rica, y para acceder a ella se necesita una verdadera especialización. La información-conocimiento pasa por los bancos de datos, mós o menos profesionales, tecnológicos o universitarios.

O.J.- Así, pues, para usted, el contenido de Internet se resume en estas cuatro categorías de información. D.W- El contenido de la Red igual que el de otros medios de comunicación que acabamos de enumerar. Pero en la Red, la información-noticia es de lejos la mós limitada. Internet es un medio de comunicación temático rico en casillas de informaciones especializadas.

O.J.- Salvo que todos tengamos acceso al AFP mediante Yahoo, o a la integridad del Libération.

D.W- Consideramos como progreso que los periódicos sean accesibles on-fine gratuitamente, pera esto supone un serio problema económico. La información tiene un coste, es decir, un precio. En cualquier caso, si la Red aporta algo nuevo, seró como medio temótico.

O.J.- ¿Un medio de comunicación puede sustituir a otro? D.W- Todo medio de comunicación nuevo desestabiliza el sistema y entra en competencia con los medios anteriores, empezando por su financiación. Pero, por el momento, ninguna tecnología de comunicación ha hecho desaparecer a la precedente. Se han juntado todas unas con otras. Estamos ante una cuestión antropológica: ¿Hasta dónde serón capaces los hombres de integrar nuevas tecnologías de comunicación conservando las precedentes?

O.J.- Yde engullir su contenido.

De la

impre~ta

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D.W- Estoy fascinado por lo capacidad de expansión del sistema de conocimiento de los hombres. Diariamente, asimilamos un número de conocimientos sin medida comparado con lo que sucedía hace setenta años. ¿Hasta dónde será posible sin que surjan problemas desconocidos hoy? ¿Podrá el hombre ser impunemente coda vez más interactivo y estar multiconectado? ¿Dónde empezará y dónde acabará su libertad? 0.J.- ¿Cree en e/ futuro del libro electrónico, e/libro recargab/e en una pequeña pantalla? D.W- Como proeza tecnolóqico, sí. Como apertura de un mercado segmentado por sectores profesionales muy particulares, ¿par qué no? Como vector cultural susceptible de ocupar el sitio del libro, no. El papel siempre será importante. El placer de descubrir un libro, de hojearlo, de comprarlo o de formar una biblioteca está inscrito en nosotros par cinco siglos de historia, así como el proyecto de emancipación del cual el libro es la promesa, es decir, todo un conjunto de hechos culturales que trascienden el sistema tecnológico. O.J.- Una cuestión primaria: ¿es más sabio el hombre moderno? D.W- Ha acumulado más conocimientos culturales que en el siglo anterior, pero en detrimento de otros conocirruentos que ya no necesito. Así, un campesino de hoy sabe muchas más cosas sobre la sociedad que le rodea: la evolución de la bolsa, la legislación europea, etc. Pero muchas veces ha abandonado la comprensión de la naturaleza que necesitaba cotidianamente: la meteorología o el conocimiento del suelo, por ejemplo. La extensión de nuestro sistema de conocimiento en un universo más mecanizado se realiza necesariamente en detrimento de nuestra experiencia. Por el contrario, aparecen otras formas de experiencia. Por ejemplo, somos incapaces de saber cuál será el impacto de toda una cultura virtual entre los jóvenes de cinco a veinte años en relación con el mundo. Yello tendrá consecuencias.

Sobrevivir a Internet

De forma muy espontánea, creemos que existe un vínculo entre una tecnología de comunicación más rentable y hombres más instruidos, una comunicación más rentable y hombres mejores. En realidad, no sólo el progreso tecnológico no basta para establecer una mejor comunicación humana, sino que no garantiza obligatoriamente un progreso moral.

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INTERNET: UN MEDIO DE COMUNICACION «TEMATICO» O.J.- ¿Por qué dice que Internet no es un medio de comunicación? D.W.- No es un medio de comunicación genera lista, sino temático. Un medio de comunicación descansa sobre tres dimensiones: tecnológica, profesional (oferta, construcción de programas) y comercial (representación del público). En pocas palabras, el medio de comunicación nace de una oferta construida por profesionales, que utiliza un sistema tecnológico para encontror un público. El primer medio de comunicación, en el sentido moderno del término, es la radio, que aparece justo antes de la guerra de 1914-1918. Internet, sistema de información automatizado interactivo, obtiene su fuerza del hecho de no ser un medio de comunicación: se trota de mensajes en todos los sentidos, enviados por cualquiero, captados por cualquiero y organizados por nadie. O.J.- Está describiendo el gran bazar de Jos precursores. Esperemos que, dentro de cinco años, esto ya no sea así. D.W.- Pero fíjese en la realidad tecnológica de Internet. La Red, en sus principales aplicaciones, se apoya sobre una gran libertad de los usuarios. Es su fuerza. Sin embargo, como bien sabe, no se puede publicar un periódico sin una organización. No existe un progroma de radio sin organi-

De la imprenta a Internet

67

zoción. No se puede tener una televisión sin programación organizada.

Afirmar que Internet no es un medio de comunicación no constituye una crítica; consiste en describir la característico que permite de entrada mucho más que un medio de comunicación. --Consideremos las diferentes aplicaciones de Internet. El correo electrónico; es perfecto. Las aplicaciones de servicios no tienen nada que ver con la oferta de un medio de comunicación, igual que las bases y los bancos de datos: por definición, se accede en función de una competencia adquirida. Por el contrario, Internet ejerce una función de medio de comunicoción cuando permite poner en línea actividades editoriales o de comunicación para un público identificado. En este caso, no se trata de un medio de comunicación generalista, sino de un medio temático. Sin embargo, la esencia de Internet se apoya sobre el comercio electrónico, en que, por otro lado, habrá probablemente menos mercados reales de los que se esperan en la actualidad.

O.J.- Pero todo llega bajo la misma forma y sobre la misma pantalla. D.W.- No es porque todo se cuelga de la misma pantalla por lo que el contenido es idéntico, ni por lo que la relación que mantenemos con estas distintas actividades es similar. No adoptamos la misma postura cuando estamos hablando por teléfono o delante de un ordenador para el trabajo, el ocio o los servicios. El hecho de cumplir cuatro tipos de actividad sobre una misma pantalla no suprimirá las diferencias de contenido. Cuanto más unificados estén los mensajes por parte del sistema tecnológico, más importantes serán las diferencias culturales en relación con este mensaje.

O.J.- ¿Cómo se manifestará este mensaje? D.W.- Pondré un ejemplo sencillo. No se tiene la misma sensocion cuando se ve una película en el cine o en la televisión. No somos el mismo individuo cuando miramos una película, cuando miramos la televi-

Sobrevivir a Internet

sión, cuando hablamos por teléfono o cuando trabajamos con el ordenador. Existen diferencias de comportamiento, de actitud, de relación con el mundo, con la imaginación, con el conocimiento. Cuanto mayor sea la integración tecnológica, mayor seró la necesidad de preservar la diversidad de los contenidos. O.J.- Usted teme que nos volvamos esquizofrénicos por el hecho de uti-

lizar la misma pantalla para invertir en bolsa, aprender, distraernos ... D.W.- En primer lugar, no habrá una única pantalla, contrariamente a lo que se dice. Habrá más de una por hogar y de naturaleza diferente. Pero la verdadera cuestián está fuera. El usuario deberá saber en qué tipo de programa se encuentra: si hace clic sobre un sitio de bolsa, si navega por su trobo]o, si mira películas o si se informa. Sobre el mismo sopor-

te, el espectador debe ser capaz al momento de descodificar el mensaje al cual accede. No se trata de un problema tecnolágico, sino de un asunto culturol: instintivamente, el usuario debe saber si está en la ficción o en la realidad. O.J.- ¿y cómo saberlo? D.W.- Ya he planteado el debate sobre las imágenes virtuales. En televisión, es necesario que se pueda reconocer si estamos ante una imagen real o ante una imagen virtual. Si no, el espectador es manipulado por la televisión. Nuestros sistemas tecnológicos deben continuar enfrentándose con las exigencias de la sociedad democrática: respeto al individuo y a su libertad individual. De este modo, el espectador tiene el derecho de saber si se encuentra ante una ínformoción-trcbo¡o del periodista, ante una ficción, ante una información-servicio, ante una información-conocimiento, etc. No sólo es necesario que el espectador pueda distinguir, sino sobre todo que las industrias de la información no puedan reducirse a la categoría única de la información-mercancía. Toda la ambigüedad de la infor-

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moción actual es que se trata a la vez de una mercancía y de un valor. En cuanto a la información-mercancía, se pueden mezclar los contenidos y los servicios, pero respecto a la información-valor, es necesario distinguir los tipos de información. O.J.- ¿Cuáles son los triunfos de Internet respecto a los otros medios de comunicación? D.W.- Internet, como sistema tecnológico, permite aumentar claramente el rendimiento de la comunicación individual; es más rápido, más interactivo, hay más informaciones, es -de momento- más barato. En esto, Internet es un progreso tecnológico innegable en relación con la radio y con la televisión. Pero si Internet completa la radio y la televisión en su dimensión individual, no las sustituye en su dimensión colectiva. Por otro lado, Internet introduce nuevas cuestiones. En primer lugar, la naturaleza de los rnensajes heterogéneos de los que se ocupa plantea un verdadero problema legal, sobre todo de protección de autores. Esto obligará a todo el mundo a reflexionar sobre lo que es la información y sobre cómo protegerla. En segundo lugar, Internet plantea la cuestión de la responsabilidad de la información que circula, por parte, a la vez, de los emisores y de los receptores: los derechos de autor, la profesión de periodista o de documentalista -que aseguran lo que yo llamo el control-, la validación de la información ... Es una cuestión sobre la que volveremos, pero es necesario saber que cuánta más información haya, más necesarios se muestran los mediadores (periodistas, documentalistas, profesionales del análisis de la información). Es necesario escapar del mito de la autoorganización. Internet obligará a Occidente, su inventor, a que trabaje sobre los conceptos clave de su cultura politica y humanista, los conceptos de información y de comunicación. Estos dos conceptos se habian pensado sólo en una visión de emancipación política. Desde que adquieren una dimensión económica, estamos obligados a luchar para que la dimensión cultural no se sacrifique.

5 LR FRMOSR «SOCIEDRD DE LR INFORMRCION» /

O.J.- Usted es sociólogo. Intentemos dibuJar esta sociedad que se anuncia: sus regios, sus recursos, su cultura. Esta famosa sociedad de la información ... D.W.- Discúlpeme, pero discrepo de esto formulación. La expresión «sociedad de la informoción», adoptoda o coro por los políticos del mundo entero, es uno visión de industriales, a lo que yo llamo tecnicista. Aunque ayuda o reflexionor sobre nuestro futuro, define la sociedad a partir de una mutación tecnológica y no o partir de un proyecto político. Desde siempre, los sociedades son sociedades de información y de comunicación: desde que dos seres humo nos están juntos, intercambian bienes. Bienes reales y también bienes simbólicos, como lo información. Es evidente que la información desempeño un papel más importonte que hoce cincuenta años. Las sociedades son más abiertos, más complejas; las tecnologíos, más rentables. Pero esto no bosta para ofirmar que entramos en uno «sociedcd de lo iniormcción», derromada en un molde único, una tecnología que, por ello mismo, osegurarío la paz sociol. La sociedod industrial, o partir de un mismo sistema tecnológico, ho dodo a luz dos modelos políticos: el modelo capitalista y un modelo sociolisto y comunista, que se han enfrentodo durante más de cien años. Por lo tanto, no es la estructura tecnológica lo que do sentido a una sociedad, sino la monera según la cuol se articulo en un sistemo de valores.

Sobrevivir o

I~ter~et

Mi pronóstico es que nos apresuramos a vivir lo mismo batallo. Y como lo injorrnoción es el patrón de lo riqueza, esto sociedad seró ton «desigualitaria» como lo sociedad industrio] o el mundo rural. Incluso aunque no podamos discernir claramente los futuros grupos dominantes y los futuros grupos dominados, yo tenemos uno idea de cómo seró.

O.J.- Pero nadie dice que lo sociedad del moñona será menos desigualitaria que lo de ayer. O.w.- ¡Cloro que sí! A todos nos gusto, intuitivamente, esto sociedad de lo información, puesto que evoco lo ideo de uno libertad completo. Un ideal formidable que quiere abolir los diferencias sociales y culturales gracias o los múltiples intercambios de información, con el ordenador, el televisor y el teléfono como intermediarios. Y los operadores del mundo entero «venden» este proyecto pretendiendo que habrá menos desigualdades porque habrá cambios considerables de informaciones. Es normal que digan esto, pero no que todo el mundo lo creo. Un ejemplo flagrante de esto visión erróneo es el siguiente: el discurso oficial de los políticos que insisten sobre el hecho de que es necesario «garantizar el acceso de todos o Interne!». Como si el hecho de que todos los europeos estén en línea bastara paro que no hubiera desigualdades entre ellos. No hoy tecnologías milagrosos, hoy historias llenos de conflictos. Estos conflictos deben ser trascendidos por el vínculo social y por lo cultura.

UNA SOCIEDAD ES UN MILAGRO O.J.- ¿Qué significo el vínculo social? O.w.- El vínculo social reúne los individuos y los colectividades más allá de sus diferencias. Individuos con intereses heterogéneos pueden vivir en

La famosa «sociedad de la

i~formació~»

común, sin guerro civil, gracias a un conjunto de valores. Ya ve: una sociedad es un milagro. Antiguamente, la sociedad con clases sociales relativamente homogéneas ero más desigualitaria. Pero el vínculo social era fuerte. Se apoyaba sobre un marco común: una lengua, una historia, una tradición, valores, prácticas religiosas ... En nuestra sociedad moderna, donde triunfa el modelo individualista, las clases sociales resplandecen y el modelo colectivo está poco valorado. Se promueven las comunidades, las agrupaciones de individuos sobre la base de intereses particulares compartidos: la pesca, el deporte, la metafísica, es decir, «afinidades electivas», según la bella fórmula de Goethe. Sin embargo, el vínculo social no puede reducirse a la suma de los intereses individuales. Y una serie de comunidades no hace una sociedad. 0.J.- ¿Por qué? D.W.- El reto de una sociedad consiste en permitir la convivencia de seres diferentes. Debe cuidar a la vez la libertad de agruparse con aquellos que piensan igual y la conciencia de pertenecer a una colectividad a pesar de las múltiples diferencias. O.J.- Pero esto dimensión colectivo, 01 mismo tiempo, aplasto los dife-

rencias. D.W.- Más exactamente, proporciona uno presencio inmediata del otro, de aquél que no es como yo. El reto principal del individuo libre es inscribirse en el colectivo. Actualmente, cado uno considero que tiene derecho o su existencia y o su identidad; por tonto, troto de encontrar o alguien que se le parezca, antes que desear obligarse o vivir con alguien que es diferente de él. El progreso tecnológico acentúo este movimiento de individualización y plantea con mucha más fuerzo lo cuestión de la agrupación de individuos. En la sociedad de lo información, podemos

Sobrevivir o Internet

reagruparnos, gracias a la tecnología, en torno a intereses comunes ignorando a aquellos que no se nos parecen. Vaya ponerle un ejemplo que sin duda le sorprenderá. Tenemos unos treinta millones de internautas en Europa sobre una población de trescientos setenta millones. También tenemos treinta millones de inmigrantes. Lo que me sorprende de esta coincidencia fortuita de cifras es la poca importancia que dedicamos a cuidar el sitio de las comunidades inmigradas, su identidad o su reconocimiento político. Como sociólogo, creo que la cuestión de estos treinta millones de inmigrantes merece tantos artículos y debates como la de los internautas. Su sitio en nuestra sociedad es al menos tan importante para el equilibrio de la democracia en Europa como los treinta millones de interna utas con los que nos bombardean los oídos. De ahí la importancia de definir un marco común para nuestra sociedad.

LA CULTURA, ¿PARA QUÉ? O.J.- ¿Qué entiende por marco común? D.W.- Un marco común es que unos individuos que reciben millones de informaciones comparten las mismas referencias culturales para interpretarlas y cuidarlas. Una vez más, antiguamente, existían marcos comunes muy fuertes: la religión, el Estado, la política, el orden militar, el conocimiento. Y la identidad colectiva se percibía como una obligación, es decir, una obligación que se ímponía. Actualmente, el orden colectivo tiene menos fuerza estructurante. En nuestras sociedades abiertas, todo el mundo se comuníca con todo el mundo. Pero cada uno debe, sin embargo, poder vincularse a una historia que trasciende su comunidad de proximidad para reconocerse chino, ítaliano o griego. Estos factores de identidades colectivas serán cada vez

La famosa «sociedad de la información»

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más importantes y la sociedad de la información debe tenerlas en cuenta. No es el ordenador el que dibujará el marco común. O.J.- Será lo que /lamamos cultura, ¿verdad? D.W.- Sí, pero la cultura ha estallado completamente. Hemos pasado

de

dos formas de cultura -las culturas de elite y las culturas populares- a

cuatro formas. La cultura de elite todavía está víva. La cultura popular está perdiendo velocidad con los medios sociales que se reconocen en ella: la clase obrera, los campesinos, los artesanos. Una cultura de masas, a la que yo llamo «media», ha hecho su aparición. Esta cultura del gran público pasa por la televisión, el cine, la publicidad, los medios de comunicación. Representa«el presente» y constituye una de las manifestaciones más fuertes del vínculo social. El consumo de vídeos, de CD, todo lo que hace que estemos «en la onda» permite a niños que no tienen cultura de elite a ser creativos. Un cuarto tipo de cultura. «particular», transmite, en nombre del «derecho a la diferencia», los combates de emancipación de finales del siglo XX: la cultura de las minorías, las identidades reivindicadas (feminista, comunitaria, etc). O.J.- ¿y qué cultura promueve Internet?

w.-

Internet surgió en el centro de las elites, por la ruptura de la D. cultura de los universitarios. Ha seducido otros ámbitos, empezando por la juventud, que ejerce en dicho entorno su creatividad, fundamentalmente en la música. El objetivo cultural de Internet consistirá en superar la expresión de los intereses particulares para abordar las grandes cuestiones políticas de la cultura. ¿Una cultura para quién, por qué, por medio de qué reglamentaciones? Entre la lógica económica de las industrias y los guetos comunitaristas, Internet vuelve a hacer actuales los debates que los medios de comunicación de masas habían hecho surgir durante los años treinta.

Sobrevivir o Internet

O.J.- ¿Qué quiere decir con eso? D.W.- Cuando empezó Internet, se produjeron dos procesos diferentes, que se refieren, por otro lado, a dos objetivos opuestos. Por una parte, el protocolo Ip, de origen americano, que concierne sobre todo al tronsporte de datos. Y por otro, la Web y el protocolo HTTp, de origen europeo, que en primer lugar es una técnica de navegación documental, muy útil paro los hipertextos. En ambos casos, no se trota de un medio de comunicación a gron escala. Al principio, fue inventado para comunidades particulares, militares o científicas. Estaba limitado a una comunidad, para la cual el horizonte de recepción era común, y su contenido era más importante que los cables que lo transmitían. Fue después cuando la idea de extender el uso se impuso. La Web fue puesta en funcionamiento sobre todo en el CERN por físicos nucleares para comunicarse entre ellos y relacionar datos mediante vínculos de hipertextos. El rendimiento tecnológico, poder navegar rápidamente en un conjunto sin límites, encontró más tarde el ideal de libertad individual y se fue generalizando poco a poco. El continente se convirtió en aquel momento en el motor principal del proyecto. Por lo tanto, es completamente normal que la Red restablezca ahora todas las cuestiones del colectivo que no se plantearon en un principio. Cuantos más interna utas existan, más crecerá la cuestión del vínculo entre individuo y colectivo que es el origen de los medios de comunicacián de masas. Éstos, al contrario que Internet, se enfrentaron inmediatamente a la cuestión principal de nuestras sociedades democráticas contemporáneas; asumir al mismo tiempo la libertad individual y el ideal de la igualdad.

O.J.-Asi pues, estos medios de comunicacián de masas son, en su opinión, el principal instrumento de este vínculo social. ¿Por qué no podría serIo Internet? D.W.- Tanto la televisión como la radio constituyen un punto de encuentro entre la democracia, la economía y la sociedad.

La famasa «sociedad de la información»

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Existe un interés económico en ofrecer la mayor cantidad de productos al mayor número de personas -lo sociedad de consumo y el morqueting de mosos-. Esto oferta encuentra un interés político hacia lo democracia de masas: los mismos signos y las mismas informaciones están a disposición de cada ciudadano. Si me permite que utilice un poco de argot, una sociedad es una suma de demandas individuales que encuentran una oferta colectiva. Este encuentro constituye precisamente el vínculo social. La «sociedad de la información», cambiando radicalmente, descansa sobre la demanda: «Gracias al sistema tecnológico que tienes en casa, ya no recibes ofertas que no deseas, sino que buscos sólo lo que te interesa». __

O.J.- Sí, pero con el sistema de los portales de acceso, Internet restablece una lógico de la oferta, de la cual usted dice que caracteriza los medios de comunicación de masas. D.W.- Es cierto, pero es una vez más el internauta quien empieza la búsqueda. Por el contrario, en el caso de los medios de comunicación, la lógica es diferente. Es la oferta la que domina, aunque organizada mediante una programación poro dirigirse hacia la demanda, pero la iniciativa continúa por parte de la oferta. Dicho esto, mediante algunos aplicaciones especializados, Internet alcanzo la lógico de los medios de comunicación temáticos. Su fuerza consiste en hacer que todo la información sea accesible sin depender de lo demanda, mientras que un medio de comunicación generolista es una oferta organizada en función de la representación que elabora el mismo medio del público que quiera alcanzar.

LOS MEDIADORES DE LA INFORMACIÓN O.J.- ¿Una de las características de esta saciedad es que la información se

ha convertido en una mercancía?

Sobrevivir a

I~ter~et

D.W.- Desde hace medio siglo, la lnformoción, efectivcmente, se ha convertido en un bien económico. Sin embargo, continúo cargada de ideal político. El objetivo es que la dimensión de ideal no sea totolrnente «engullida» par la lógica económica de la mformoción-rnerconclo. O.J.- De horarios de trenes o noticias, en el sentido periodístico de la

palabra, pasando por la consulta de un banco de datos: ¿cómo distinguir la parte de ideal en todo esto? D.W.- Ya hemos visto que existen cuatro grandes tipos de informaciones en la Red: las informaciones-servicio y las informaciones-ocio, un mercado en plena expansión; las informaciones-conocimiento, accesibles por los bancos de datos, y las informaciones-noticia, que transmiten el mismo tipo de contenido que la prensa. Hay una necesidad de introducir un control, es decir, una validación para cada uno de estos tipos de informaciones, para que el usuario pueda sentir confianza. Respecto al primer tipo de informaciones (servicios), vemos claramente que empresas, organizaciones, asociaciones e instituciones se sienten ldentificcdos. Se trata de su credibilidad económica. El problema resulta un poco mós complicado para las informacionesconocimiento o para las informaciones-noticia. Quiero destacar el papel esencial de dos grupos profesionales que, desde siempre, valoran estos dos tipos de información. Por un lado, los bibliotecarios, archivistas y documentalistas. Su papel para ayudar, escoger y ierarquizar aumentará con el número y la importancia de las bases de datos. y, por otro lado, los periodistas, que son la garantía de una verdadera libertad de la información. Cuanta más información exista al alcance de nuestras manos, más fuerte será la obligación de validar y de comprometer su responsabilidad hacia las informaciones hechas públicas. En resumen, nada de libertad de información y de conocimiento sin control de ésta por parte de los profesionales. O.J.- «Contro!» de la información, qué expresión tan malvada ... ¿Para

cuándo la «tortura»?

La famosa «saciedad de la

i~formació~»

D.W.- ¡Pero si es lo contrario de la tortura! Se trata de la seriedad de la información a la que se accede lo que se cuestiona. Los grupos profesionales intermediarios, los mediadores en el sentido propio de la palabra, igual que los periodistas, tienen la capacidad de valorar la calidad de la información, de hacer un ejercicio critico sobre ella. Esto pide constantemente una distancia en relación con una lógica de intereses particulares. No se trata de un «control" en el sentido político del término. Los ciudadanos muestran confianza hacia un grupo profesional porque ejerce de puente entre la información y los intereses. Cuando compra el periódico, el consumidor presupone que los periodistas han sido suficientemente honestos para resistir a las presiones de los actores y para ofrecer un análisis en parte independiente de los intereses políticos, económicos o sociales en juego. Esta frágil confianza descansa sobre el hecho de que estos profesionales siguen un código de deontología y que lo respetan en el tratamiento de lo información. Si dicho código es burlado, la confianza en la profesión de periodista se echa a perder. Entonces corre el riesgo de no tener nunca más obstáculos, de que la información se mueva hacia una lógica económica. Tomemos otros ejemplos de la sociedad: los médicos. Un médico sufre la presión de los laboratorios farmacéuticos porque prescribe un producto u otro. Pero todo el mundo confía en él para distinguir las presiones económicas que padece por haber escogido un medicamento en concreto en vez de cualquier otro. Se supone que conserva una visión del interés de la salud de su paciente. Los científicos: están vinculados a objetivos económicos, tecnológicos

y políticos. Sin embargo, se supone que viven para la investigación del conocimiento y del interés general que les impide tener en cuenta sólo los intereses de los actores políticos y económicos. En este caso, existe también una delegación de confianza, aunque curiosamente ésta nos parece mucho más natural que en el caso de los periodistas.

O.J.- Dicho así, los medios de comunicación también están regulados por el mercado.

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Sobrevivir o Internet

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D.W.- Evidentemente. El mercado está por todas partes. Pero los medios de comunicacián continúan siendo animados por valores políticos de emancipación que legitimizan su función crítica ante la sociedad. Son responsables de valores que les superan, de una visión humanista vinculada a un modelo democrático. Lo peor sería renunciar a pensar en términos de filosofía de la información. O.J.- ¿Cómo establece el periodista la diferencia entre la informaciónmercancía y la información-valor? Si trabaja en un periódico especializado,

por ejemplo en un periódico económico, el periodista debe preocuparse por su público, motivado por intereses propios. D.W.- Es la dificultad de esta profesión. Cada mañana el periodista debe escoger entre un número incalculable de noticias, de imágenes y de representaciones. Su elección se ve guiada en parte por el interés del gran público. Incluso en las prensas especializadas -económica, científica, médica o militar-, algunos reservan un sector para el interés general. Y el periódico especializado puede dirigirse a un público especializado sin estar totalmente dominado por los intereses de los grupos de esta mforrnocrón especializada, aunque sea cada vez más difícil conocer quién puede sacar provecho de cada información. Esta elección, repito, es el trabajo del periodista. Y es la grandeza de su profesión. igual que la del documentalista sobre los bancos de datos.

y esto sucede en cuanto hay un precio considerable que debe pagarse: cuanta mós información existe, mós rumores corren. Sin el trabajo de los profesionales de la información, no importa qué publicista o qué servicio de «corn» tendró motivos para considerar que él también es capaz de tratar la información. O.J.- Precisamente, los servicios de «com» de algunos políticos o de algunas grandes empresas piensan que los periodistas realizan mal su tra-

bOfa y que más vale pasar de el/os.

La famosa «sociedad de la información»

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D.W.- No estoy hablando del modo en que los periodistas hacen o no hacen su trabajo. En una sociedad democrática, ellos pueden ser críticos, y deben serlo. Lo que me interesa es su función teórica. Si no son los periodistas los que llevan a cabo esta elección, serán los actores económicos o políticos mismos. En tal caso, sólo habrá una información mercancía gobernada por los intereses. Y la preocupación por la formación política, vinculada al ideal democrático, desaparecerá. Si la información es tratada directamente por los actores, se acabó la libertad de la información. Para retomar el tema de Internet, si la prensa especializada continúa siendo sólo el relevo de las industrias de software o de materiales informáticos, está abandonando su función. Debe luchar, por ejemplo, para que la sociedad se encargue de la regulación de Internet.

6 ;

¿NUEVA ECONOMIA, NUEVAS ILUSIONES?

O.J.- ¿Por qué no comparte usted el entusiasmo que rodea a la nueva

economia?

El vigor de las reacciones que suscitan mis investigaciones demuestra la pobreza de los debates de fondo acerca de Internet. El trabaD.W.-

jo de investigador no consiste en decir lo que está bien o mal, sino en tratar de desenredar las lógicas y en cuidar que no las confundamos. Sin embargo, estamos ante dos discursos completamente contradictorios. Unos presentan Internet como el corazón de una «nueva economía» que descansa sobre el conocimiento, la comunicación y los intercambios. Otros ven la Red como el medio de renovar la democracia. La infraestructura de la economía del mañana es un prablema de naturaleza diferente que el del futuro de la democracia. En una palabra, la información, convertida en mercancía, es un factor de acumulación de riquezas y, por tanto, de desigualdades. Y no tiene nada que ver con la ínformación como valor, vínculada a la democracia y sinónimo de libertad.

O.J.- Está idealizando la politica, que también refleia intereses. D.W.- ¿Cree que me he dejado engañar por la historia? Exísten vínculos entre la política y los intereses económicos. íY los hombres son los hombres! Sin embargo, yo no creo que los políticos gobiernen sólo con los intereses económicos en la cobeza. Existe una autonomía de la política y de sus valores. Y es la grandeza de la política, generación tras gene-

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roción, quien debe tratar de garantizar una concepción del interés general, que no es nunca reducible a la suma de los intereses particulares. O.J.- Volvamos a Internet porque nos estamos alejando. D.W.- Al contrario. Desde hace treinta o cuarenta años, la teoría económica presenta la información como un factor de producción y una palanca de crecimiento, igual que la energía o las materias primas. La información representa un eslabón en la cadena de creación de riqueza. Por tanto, es un objetivo en las relaciones mundiales de fuerza. Y, desde ahora, más del 70% de

la población activa en los países desarrollados se

ocupa de la información. Más aun que un sistema tecnológico, Internet aparece como

la figu-

ra simbólica de esta economía. Internet permite cierta representación de la mundialización de la economía, un fenómeno abstrocto e irreal por mediación de la realidad tecnológica. O.J.- Internet corresponde también a una renovación económica. Una generación se restablece gracias al espíritu de empresa y la creación de puestos de trabajo, mientras que la precedente se reprimía bajo el paro. D.W.- Mucho mejor, Esto es muy positivo. Es importante que haya una creatividad económica. Una generación entera retoma lo confianza y puede participar en el relanzamiento del capitalismo. La socíedad se mueve. Valores de dinamismo y de entusiasmo otorgan esperanza y suscitan creatividad. Es esencial crear riqueza y empleo; es importante que la sociedad pueda tener confianza en la economía yen los empresarios. Pero la cuestión es la siguiente: ¿sobre qué valores descansa este espíritu de empresa? Con la crísis de ideologías políticas desde el fin del comunismo, la democracía parece estar bien implantada y el capítalismo está repartido. Sin embargo, lo que ha triunfado en estos últimos quince años ha sido mucho más la lógica capitalista que la democracia. La economía ha extendido su

empresa sobre el conjunto de las esferas de la sociedad. Se ha convertido en una finalidad por sí misma y no un medio. Nos despertamos con el índice Nikkei y nos acostamos con el sonido del CAC 40. «Ifnriqueceos!»: he aquí la única ideología de las sociedades occidentales. ¿Es ésta la gran aventura individual y colectíva ofrecida como modelo a la juventud? ¿Qué sucede con las otras dimensiones: religiosa, política, cultural y estética?

LA ENÉSIMA REESTRUCTURACIÓN DEL CAPITALISMO O.J.- Salvo que no se hubiera esperado Internet para crear la Bolsa y la especulación. Desde hace quince años, tenemos el CAC 40 y el para. In-

ternet es la Bolsa y un nuevo espíritu de empresa. Y, a pesar de todo, es un progreso sagrado. D.W.- Evidentemente, pero observe con mós atención: hemos pasado del estribillo de la decadencia ineluctable al cántico de la renovación milagrosa gracias a Internet. Desde un cierto punto de vista, sería la misma visión economista, determinista y, por tanto, igualmente falsa. Hemos pasado de una economía pesimista a una economía optimista gracias a la recuperación. Como si la sociedad se redujera a la economía y la político, a la política económica. Internet aparece como la modalidad de esta «nueva economía». ¿De qué se trata en realidad? Se trata de una nueva reestructuración del sistema capitalista, como muchas otras que ha conocido desde hace dos siglos. Hoy, la revolución de la información, ayer la del petróleo, de la electricidad o de la distribución. Internet avanza para llegar a tener una concentración extrema de las industrias de la información y de la comunicación, como vimos en enero del año 2000 con la compra de Time Warner por AOL, y en junio con la fusión de Vivendi y de Seagram. La fuerza, y el peligra del discurso actual

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es hacer tomar esta enésima reestructuración del capitalismo como símbolo de una nueva sociedad. Dicho de otro modo, volver a unir, mediante lo que yo llamo un cortocircuito, economía y sociedad, y hacer creer que lo que es bueno para uno es bueno para otro. O.J.- Pero la sociedad no sale indemne. D.W.- Evidentemente. Y esta reestructuración es sin duda mós fuerte que otras, pues implica a la comunicación. Internet tendró consecuencias en el trabajo, la educación, los servicios, el ocio. Pero confundimos el carácter transversal de Internet con un proyecto de sociedad. La omnipresencia de la red no basta para crear una nueva sociedad. Los americanos mantienen inteligentemente esta confusión porque la nueva economía se propone permitirles tomar de diez a quince años de ventaja en la gestión mundial de la economía. Por otro lado, hablan mucho más de economía de la información, después de haber hablado de las autopistas de la información. Son sobre todo los europeos los que hablan de sociedad de la información. Al añadir esta dimensión sociopolítica, creen quizás que pueden escapar del determinismo, mientras que se someten a él todavía más. O.J.- ¿Es ésta la lógica del plan Marshall? D.W.- No. El plan Marshall era político: proporcionar a la Europa del este los medios para poder escapar del dominio del comunismo y encontrar la confianza en ella misma. Se trataba evidentemente de intereses ocultos del capitalismo. Pero esto descansaba sobre un proyecto político.

AMÉRICA ES LA ROMA DEL MOMENTO O.J.- ¿Por qué este antiamericanismo cuando habla de Internet?

D.W.- Aquí no hay ningún tipo de antiamericanismo, simplemente es una constatación: los Estados Unidos son la Roma del momento, la primera potencia económica, tecnológica y militar. Son los dueños de la Red.

y se aprovechan de su ventaja para imponer al mundo su modelo económico basado en la desregulación, la cual, por definición, beneficia más a los poderosos que a los otros. Actualmente, todo el mundo considera que la desregulación es un factor de progreso. En algunos puntos, es cierto, pero constituye también un factor de desigualdades. La Roma actual todavía es librecambista, porque esto le beneficia. Son 107débiles los que reclaman leyes y reglas, no los fuertes, los que creen siempre que esto reduce la capacidad de iniciativa. Es cierto, la burocracia es nefasta -por otro lado, es tan fuerte en Estados Unidos como en Europa-, pero la desreglamentación, sinónimo de la ley de la jungla, no lo es menos. Dentro de veinte años, volveremos a descubrir con placer las virtudes del servicio público. Esperemos que mientras tanto los países más pobres no pierdan su identidad, como así lo temen todas las organízaciones internacionales.

estoy de acuerdo en su oposicián entre libertad política y libertad económica. Al Final, una no funciona sin la otra. O.J.- No

D.W.- Se han necesitado más de ciento cincuenta años para que la revolución industrial, basada en el liberalismo económico, diero a luz a la democracia, y la mayor parte del tiempo en oposición a los desgastes del liberalismo económico. La libertad económica ha podido funcionar en dictaduras políticas. Tomemos como ejemplo a Chile: su recuperación económica se ha llevado a cabo en condiciones políticas terribles. Pensemos en Rusía. Tratamos a los rusos desde 1990 con un desprecio soberano, sin ningún respeto hacia los valores del socialismo y con un único mensaje: enríqueceos, privatizadlo todo. [Corno si todo durante el comunismo hubiera sido sórdidol ¿Cómo podemos no mirar hasta este punto nuestro hogar para tener plenamente buena conciencia?

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Observe el resultado: uno situcción patética sobre el pleno histórica, cultural y político; una economlo que se busca entre las desigualdades y la penuria: uno sociedad desestabilizada. Hemos transcrito de manera ingenua la historia de Europa y de Estados Unidos: la privatización crea la riqueza que crea la democracia. Es esta secuencia la que es falsa. No es porque ocurrió como en Europa, en un contexto histórico particular y, sobre todo, durante mucho tiempo, que se puede qenerolizor este proceso, sin respeto hacia las diferencias culturales, sociales. Si el lema «enriqueceos» es evidentemente universol. no es suficiente para fundar una sociedad, y todavía menos una democracia. O.J.- No estoy de acuerdo can el e¡emplo que ha puesto. La Rusia

ac-

tual no es un régimen capitalista. Y e/liberalismo ecanómico exige tan-to

tiempo cama el liberalismo política. ¿Pero dónde se encuentra /0 Red en todo esto?

o.w.- El discurso sobre la desreglamentación es independiente a lnternet, pero sus promotores ven en las redes la infraestructura tecnológica de la desreqlornentoción. Para parafrasear a l.enin, que decía: «el socialismo son los soviets más la electricidad», yo diría: la Red es la desreqlornentoción más el ordencdor.

BUENOS TIEMPOS PRRR KINESITERRPEUTRS, PSICOLOGOS y OFTRLMOLOGOS /

/

O.J.- No puede negar que la nueva ecanomía es mucho más productiva.

o.w.- El sistema tecnolóqlco hace surgir voluntades de

cambio, ace-

lera la innovcción en las empresas, ofrece posibilidades de trabajar de rnonero diferente.

La Red representa, a una escala mayor, lo que se observó en el momento de la llegada de la informática durante la década de los setenta yochenta. Ésta cambió -aunque de forma violenta- las organizaciones del trabajo, suprimió profesiones, transformó funciones de servicio en funciones de comunicación. Una generación ya ha debido ocuparse de esta mutación. Es interesante retroceder un poco. Veinticinco años después de su generalización, constatamos que la informática ha permitido ganancias reales de productividad. Pero su aplicación suscitó problemas que no tenían ninguna relación con lo que se esperaba. Suprimió profesiones e hizo surgir dificultades enormes de gestión de servicios. El trabajo es menos penoso físicamente, pero a los oftalmólogos, los kinesiterapeutas y los psicólogos les esperan buenos tiempos. En resumen, la informática introdujo agilidad pero creó nuevas rigideces. SLcada sistema tecnológico de comunicación resuelve un problema, también crea otros, imprevistos. Y cuanto más nos dirigimos hacia los sistemas que se ocupan de la información y la comunicación, es decir, hacia el corazón de toda experiencia humana y social, más curnentoró la diferencia entre el rendimiento de las herramientas y la dificultad de los hombres para comprenderse. Las máquinas son racionales, las sociedades ya no lo son. O.J.- Internet no es nada más que eso: una revolución empresarial, transmitida por la Bo/sa, más bien que por los banqueros. D.W.- En primer lugor, los banqueros han desempeñado un papel esencial en el desarrollo de la economía desde hace dos siglos, a pesar de los continuos escándalos. En segundo lugar, la Bolsa es un fenómeno muy interesante. Representa el centro del capitalismo moderno. Y el motor de la Bolsa, desde siempre, es el rumor, basado en representaciones y anticipaciones, es decir, la psicología humana siempre írracional. Es importante recordarlo en el momento en que se quiere hacer creer ingenuamente en la racionalidad

de la economía globalizada.

Sobrevivir a Internet

Observad el discurso dominante sobre la nueva economía. Tenemos la impresíón que lo va a cambiar todo. Pero todavía existe tanta jerarquía, tantos poderes, tantas innovaciones o tantos errores con o sin economía de la información. En cuanto a la revolución empresarial, es necesario felicitarse por ella, aunque no está estrictamente vinculada a Internet, sino que le precede. Las empresas no paran de moverse, de mejorar. Existe una capacidad de innovación inaudita en las empresas, y ésta es su fuerza. O.J.- Pero Internet cambia las relaciones dentro de las empresas, fas relaciones ;erárquicas o comerciales, Y estos cambios descansan en /0 iniciativa y la autonomía de los individuas.

o.w-

Internet valora la libertad y la creatividad individual. Pero el hecho de -que los individuos puedan conectarse unos con otros no impide ni las [erorqufcs -no existe organización sin jerarquía- ni el secreto -todo poder necesita un secreto. Todos podemos constatario: cuanta más informacián hay, más rumores y circuitos paralelos aparecen. No basta con tener una informacián pública disponible a todos para que el mando desaparezca. En la empresa, se necesita un [ele. Por otra parte, observe el precio que el capitalismo americano está dispuesto a pagarles. O.J.- Va/vamos a estas nuevas formas de gestión de empresas.

O.W- Las mayores rupturas en la gestión empresarial no han estado vinculadas a tecnologías sino a la voluntad de organizar de modo diferente las relaciones entre los hombres. Par tanto, estas rupturas sólo san un medía. Evídentemente, Internet ayuda a gobernar organizaciones cada vez más pesadas, ofrece un acceso más fácil a la información y permite decisiones más rápidas y, por ello, más eficaces. Es el ideal para los flujos financieros. Pero la economía no se reduce a las finanzas, sino que existe también la producción, los servicios, las funciones comerciales. Así, pues, se necesitan proyectos.

DELANTE DE LOS ORDENADORES TODAVíA ESTÁN LOS SERES HUMANOS O.J.- ¿Qué significa concretamente hay en día para un jefe de empresa tener un prayecto? Ésta fue fa gran moda durante los años ochenta. D.W.- No separar la búsqueda de los beneficios, identidad de la empresa y gestión de los hombres. Este proyecto no ha variado. Lo mós difícil es mantener los tres factares; lo más sencillo, sacrificarlo todo por los beneficios. El capitalismo, gracias a su fuerza, destruye hasta las identidades de los hombres, hasta el punto de que millones de trabajadores desaparecen, adelantan su jubilación, desaparecen de la memoria de las empresas en las que han pasado numerosas décadas. Empresas que, por otro lado, también desaparecen absorbidas por otras. El capital humano constituye, sin ernbcrqo, la mayor riqueza. La empresa representa probablemente el lugar donde se puede medir mejor la inteligencia popular, el sentido común, la capacidad de innovación y de proposición. Actualmente, no se perciben proyectos políticos para la organización de las empresas. Una generación, entusiasta, sueña con cambíar las relaciones de poder. De buena fe, cree que Internet podrá modificar las reglas de funcionamiento del capítalismo. Pero si no se plantea de nuevo la división del trabajo, las jerarquías, la cuestión del mando, se convertirá en una generación desilusionada. No pensemos que la interactividad individual pondrá fin a la jerarquía, al poder o a la concentración. O.J.- Un jefe puede, sin embargo, creer que él dirige mejor sin intermediarios. D.W.- Que trate de dirigir por mensajeria electrónica o por un canal de televisión interna y en seis meses nos venimos todos abajo. La gente no le cree y le respeta porque haga cada día una conexión para comunicarse.

Sobrevivir a Internet

La idee de que un actor económico puede gobernarlo todo con un cuadro de mandos en línea es un sueño demiurgo. Al cabo de un momento, volvería a depositar la confianza en el equipo que le ayuda a compartir las responsabilidades. El dirigente solitario y multiconectado es un fantasma. En realidad, si el poder es solitario, la ejecución de las responsabilidades y del mando es colectivo. Cuando salgamos del fantasma de una economía «en línea», descubriremos la pertinencia de los intermediarios, cada vez más útiles por la subdivisión del trabajo en tareas distintas. En una palabra, el límite de la economía digitalizada es que delante de los ordenadores están los hombres.

O.J.- Sin embarga, vamos a presenciar el desarrollo del teletraba¡o. O.W.- Éste es un buen ejemplo de una anticipación social que no se ha llevado a cabo, a pesar de los múltiples estudios e informes. El teletrabajo tenía que haber descongestionado las fóbricas, la ciudad, los sistemas de transporte. Es cierto que el teletrabajo ha encontrado cplicociones tanto en las tareas de ejecución como entre los investigadores. Pero éstos necesitan también coloquios, lugares donde reunirse. A pesar de las bases de datos en línea, toman el avión para reunirse en el otra extremo del mundo, aunque signifique una pérdida de tiempo y de energía. Pues el intercambio humano y la confrantación premian siempre a las actividades científicas, económicas y sociales.

O.J.- En los empresas, cuanta más conexión hay, más billetes de avión se compran.

O.w.- Sí, puesto que los hombres, estos extraños animales sociales, también están hechos de modo que necesitan el contacto físico. Cuando se trata de decisiones fundamentales, es necesario verse. Ningún contrato importante se ha firmado sin que los dirigentes, que ya poseen toda la información, se reúnan, aunque sea sólo para evaluarse mutuamente.

Piense en la videoconferencia, una herramienta, a pesar de todo, muy útil. Observo un fenómeno divertido. Los cargos superiores han tenido la tendencia de decir:

para las grandes decisiones, nos desplazaremos, y

ya utilizarán la videoconferencia los cargos medios. Nos damos cuenta de que cada nivel de empresa reacciona a su vez del mismo modo: en todos los niveles, al cabo de un cierto tiempo, surge la necesidad de Verse. En el mundo politico, sucede el mismo fenómeno: los dirigentes del mundo entero, o pesar de la panoplia de las tecnologios de comunicación, viajan cada vez más, aunque existan los problemas de protocolo, de lengua o de cansancio. Necesitan reunirse y conversar para poner orden en los asuntos de paz y de guerra. Sólo los intercambios directos permiten evaluar las intenciones prafundas de unos y otros.

DEMANDA CONFORMISTA, OFERTA INNOVADORA O.J.- Hay otro sector en que Internet pone en peligro a los intermedia-

rios; me refiero al comercio electránico, sobre todo con una bajada de Jos precios. D.W.- Sitúese en menos de cinco años atrás para hacer el balance. Por el momento, todo el mundo juega al póker mentiroso. Como es difícil evaluar los futuros caprichos de la rentabilidad, cada uno intenta jugar su carta. Más allá de las palabras rimbombantes, las aplicaciones actuales se parecen mucho a la venta por correspondencia mejorada. No se ha inventado demasiado. Se vuelven a poner al día formas de comercio muy antiguas, como la subasta o el bazar. De todos modos, la venta en línea supone productos estandarizados y requiere, también en este caso, profesionalidad. No elimina el problema de la entrega: entregar es salir del mundo virtual y encontrarse con todas las obligaciones del mundo real. Si a veces el tiempo se reduce, no se puede hacer nada contra el espacio.

Sobrevivir o Internet

Lo más importante es que el comercio es más que nunca una relación entre los hombres. Históricamente, las dos primeras actividades de comunicación social fueron el comercio y el teatro. El teatro, para representar, con la religión, el hombre en el cosmos. El comercio, porque los hombres siempre necesitan intercambiar algo y establecer relaciones de fuerza económica. Por otra parte, el vínculo entre teatro y comercio no es fortuito, pues incluso en el intercambio de bienes y servicios se desprende algo más que la compra y la venta, aunque el dinero es el centro de esta relación. Yo necesito a otra persona para que me procure algún bien o servicio. Me ayuda a descubrir, comparo, toco, siento, pierdo el tiempo, existo en esta relación económica y tan fundamentalmente humana. Estoy contento de encontrar al vendedor que me atiende: "Buenos dios, señor Jay, me alegro de verle. ¿Cómo está?». Esta frase banal puede tener un precio increíble para millones de personas. A veces es la única que esperan al día, la única que se dirige personalmente a ellas. Tener bienes menos caros o perder menos tiempo constituye raramente la única finalidad de la relación comercial. Dicho de otro modo, el comercio electrónico será útil paro algunas actividades, pero para otras, después de haber soñado con suprimir los intermediarios, será un placer encontrar la amabilidad del comerciante. Se crearán otras relaciones comerciales. El servicio humano será el fundamento del acto comercial. O.J.-Ahora entiendo meiot e/ resurgimiento de pequeños mercados foca/es, de mercadil/os, de /0 moda de los productos... D.W.- Efectivamente. Cuanto más nos adentramos en un mundo de signos abstractos, más necesidad tiene el hombre de objetos concretos. El entusiasmo hacia los mercadillos es una especie de fascinación por las redes. El hombre moderno no puede pasar sin los lugares y los momentos en que trata con otros hombres, ni sin encontrarse con la lentitud del tiempo, aunque sólo sea por el amontonamiento de los objetos comprados en los mercadillos y que son físicamente una huella del pasado. Cuanta más modernidad existe, más tradiciones necesita el hombre.

O.J.- Gracias o Internet, el consumidor adquiere poder sobre el ven-

dedor. D.W.- Es cierto. Lo información se mueve rnós. Pero se debe ir con cuidado con el fantasma del poder de lo demando. Lo relación ofertademando es uno relación de fuerzo. Si los sistemas de informaciones permiten o lo demando darse mós o conocer, lo peor sería invertir esto relación. Todo lo historio económico demuestro que lo iniciativo porte de lo oferto, que, por innovación, creo lo demando. Debemos evitar oponer lo demando «democrótica» o lo oferto «tirónico». Lo demando siempre es conformista; reproduce lo que existe y 01 final acentúo los desigualdades, impone rigidez o lo sociedad, sobre todo si estó dirigido por grupos mundiales. Lo oferto, mudo por el ríesgo, propone innovaciones y mueve el orden existente. Más allá de lo economía, esto todavía se verifico mós en

el coso de lo político, lo sociedad y lo culturo.

7 ¡VIVAN LOS PROFESORES!

O.J.- Internet, como herramienta democrática, épermite el acceso de todos a cada vez más conocimientos? D.W.- En cierto sentido, sí: cada uno accede a un número incalculable de informaciones y de conocimientos. Internet desarrolla el espíritu de curiosidad indivídual. De hecho, Internet descansa sobre la cuestión de la emancipación por la educación. La finalidad de la educación es formar a un individuo libre apto para desarrollar un espiritu crítico. Durante siglos, esta emancipación dependía del volumen de informaciones a las que se podía acceder. Por tanto, hemos asimilado la libertad para la capacidad de cada uno de acceder a más informaciones y conocimientos. Hoy en día, el problema ya no es el acceso a un elevado número de informaciones, sino saber qué hacer con ella. La función crítica es más importante que la capacidad de acceso. La finalidad de la educación no consiste pues en integrar a todos los individuos en la sociedad de la información, sino en formar espíritus críticos que sepan escoger las informaciones. Cuantos mós conocimientos accesibles existan en las redes, más necesario será desarrollar el espíritu crítico y revalorizar la función de la educación. Internet descansa sobre la cuestión cultural del proyecto educativo. formar un individuo es sacarlo en un momento dado de su historia y ofrecerle progresivamente los medios para comprender un mundo cada vez más complicado. Construir conocimientos, no acumular informaciones.

Sobrevivir a Internet

0.1.- Sin embargo, los profesores se sienten cuestionados por Internet. D.W.- y la igualdad de acceso no crea la igualdad de competencia. Si usted no tiene la formación básica para circular por las redes, sin la capacidad de organizar y de jerarquizar las informaciones, se hundirá bajo el número y la diversidad. El fantasma que trabaja en Internet es que ya no se necesiten intermediarios, profesores, jercrquio. Cada uno tiene la capacidad de construirse a sí mismo. Yo creo precisamente lo contrario: desde el momento en que cada uno puede acceder a todo, se debe revalorizar el papel de los intermediados, penodistos, documentalistas, profesores; en resumen, de todos los que abren el acceso a la información yola cultura.

/

UN CONTRAPESO PARA LA IDEOLOGIA ECONOMISTA DOMINANTE O.J.- El profesor es, sin embargo, una figura desvalorizada a fina/es de este siglo. D.W.- Una cierta desviación de la idea de libertad acredita la idea según la cual el profesor es un freno. Es todo lo contrario: cuanto más se encuentran niños O adultos ante máquinas o libros, más necesidad tienen de intermediarios humanos. No existe ningún libro sin profesor, sin bibliotecario, sin documentalista. Se ha podido creer que se iba a modificar esta estructura gracias a la televisión ayer y a Internet hoy. Siempre estamos ante el mismo error: creer que la tecnología puede sustituir al hombre. Las nuevas tecnologías no tocan la muerte de los profesores, sino más bien lo contrario, el principio de su revalorización. Desde hace al menos unos treinta años, dicen que la escuela está a un paso de su desaparicián, que los profesores son comunistas y reacciona-

¡Vivan los profesores!

rios. Todo eso es falso. Los profesores continúan todavía transmitiendo un mínimo de disciplina, de respeto hacia el saber, e integrando a los niños en la sociedad, por lo menos hasta el tercer curso. Es un prodigio, teniendo en cuenta la fragmentación de la familia y la composición pi uricultural de nuestras sociedades. Ninguna otra institución consigue llevar esto a cabo. Los profesores son, en su inmensa mayoría, hombres y mujeres interesados por el conocimiento, por los demás, por la necesidad de transmitir.

O.J.- Su profesión es también una vocación.

o.w.- Ésta es la palabra adecuada, y resulta profundamente deplorable que se presenten los profesores como un cuerpo reaccionario y comunista, simplemente porque no comparten la ideología economista actual. Por el contrario, deberíamos felicitarles por defender valores que ya no son de esta época.

El genio de los profesores, en este mundo que ha cambiado radicalmente, es a la vez conservar la tradición e iniciar en la modernidad. La escuela siempre ha tenido esta doble función. Uno no se prepara bien para la modernidad si se tienen los pies arraigados en la tradición. La resistencia de lo escuela ante la ideología de la modernidad debe agradecerse a los profesores: ellos saben que para formar a un niño se necesitan veinte años y que para que se convierta en adulto se necesita partir de lo que es, de sus raíces, de su historia, de sus tradiciones.

O.J.- Sin embargo, algunos profesores, a menudo con inclinaciones marxistas, han infravalorado los valores colectivos, ¿no es así?

O.W.- No exagere. Un profesor marxista no es un mal profesor ni un profesor deshonesto. Que hayan existido profesores marxistas no ha impedido a la sociedad capítalista triunfar y al sistema soviético, fracasar. La neutralidad es una ilusión, pero la honestidad continúa siendo posible. Un niño recibe su educación merodeando a izquierda y derecha.

Sobrevivir a

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Respecto a lo ideo de igualdad, es uno utopía, pero al mismo tiempo es un potente ideal democrático. Así, pues, preservar la exiqencio igualitaria en la escuela asegura un contropeso útil para la ideología economista dominante en nuestra sociedad, que ya sálo habla un lenguaje individualista destinado a los reyes consumidores. La escuela debe demostrar a los niños que una sociedad no es una simple suma de consumidores y de productores, sino que encarna algo más complicado y, sobre todo, más rico, con valores, ideologías, raíces en una historia colectiva, etc.

PRESERVAR LA LENTITUD DEL APRENDIZAJE O.J.- ¿Está a favor de la introduccián de Internet en la escuela? D.W.- Es algo bueno si ello permite a los niños, por la atraccián de la modernidad tecnológica, acercarse a la transmisión de conocimientos. Paro favorecer el deseo de conocer, todos los medios son buenos: la pizarra, la televisión, la radio, el libro, el periódico, Internet. Pero que no pretendan que Internet sea más útil que un libro. Al lado del niño, se necesita un profesor que ponga en perspectiva estas informaciones. Internet es un sistema de informaciones, no un sistema de conocimiento ni de culturo.

O.J.- ¿Cómo se ayudan mutuamente los hombres y los ordenadores? D.W.- Cuantos más ordenadores haya, más profesores se necesitarán. Estoy a favor de Internet en la escuela, como lo estoy de la televisián en la escuela, con la condición de que no sea en detrimento de los profesores. Siempre pensamos que es normal que se gasten miles de millones para equipar las instalaciones escolares con materiales diversos y que lo for-

iVivo~

las profesores!

moción de hambres y muieres es siempre demasiado cora. Vemos perfectamente la idea errónea que sostiene esta preferencia por las tecnologías: la inversión en los hombres es demasiado costosa, con un rendimiento demasiado incierto en relación con la inversión en máquinas. Sin embargo, la educación es la función más noble de un país. Cuando un Estado ya no es capaz de ocuparse de su sistema educativo, su papel se pone en tela de juicio.

¿y qué hace el profesor? Asegura un diálogo constante, un seguimiento individualizado, con repeticiones intencionadas, con idas y vueltas. La lentitud garantiza la asimilación y permite que al coba de poco tiempo el alumno organice la información y ya no se vea dominado por ella. Al acelerar el acceso a las informaciones, Internet hace todavia más crucial esta dimensión de la educación: el reconocimiento de la importancia del tiempo para aprender, escoger y jerarquizar. O.J.- ¿Puede poner un ejemplo? D.W.- Imagine un chico que teclea la palabra clave «campo de concentración» y que llega hasta un sitio negativo. Un adolescente no siempre tiene la cultura ni la distancia que le permite saber dónde pone los pies. Sólo un prafesor puede ayudar al alumno a distinguir la perspectiva histórica, la perspectiva política y la perspectiva negativa. Sólo un profesor es capaz de ayudarle a jerarquizar estas informaciones en relación con un marco general. Ocurre lo mismo en las otras disciplinas. Incluso el alumno más brillante necesita al profesor para validar sus intuiciones matemáticas o sus demostraciones. Una formación es también el aprendizaje de los fracasos y la posibilidad de corregirse. El fantasma de la educación virtual consiste en creer que se puede racionalizar el tiempo y reducir la formación algunos años. El conflicto entre el rendimiento de los sistemas de información que permiten ir rápido y la lentitud de la adquisición de la cultura es necesario: todo alumno debe comprender la diferencia entre las promesas de la modernidad y

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el hecho de que, por otra parte, se inscribe en una historia. Este conflicto es formador. La política cultural del mañana deberá evitar la trampa de la inmediatez, preservar la lentitud de las industrias culturales: instruirse no es solamente aprovechar de inmediato una adquisición, sino también descubrir un conocimiento aparentemente inútil, que puede tomar sentido tiempo después.

FORMAR PARA LA CRÍTICA O.J.- Sus opiniones se sitúan claramente contra las posiciones de numerosos ministros de educación, ¿no es cierto? D.W.- El problema supera en gran medida nuestras fronteras. Occidente conoce una crisis del modelo educativo, no se sabe muy bien cuál promover. En primer lugar, existe una crisis de la autoridad. La jerorquía se percibe como insoportable y ya no se puede soportar en el marco de la escuela. Los niños mismos reclaman un sistema de tratamiento independiente, sin obligaciones ni jerarquías. Pero la escuela es, por definición, el lugar de la jerarquía: la tronsmisión de saber y de conocimientos supone el reconocimiento de esta jerarquía. Desde el primer curso de primaria hasta la universidad, existe perfectamente una jerarquía de conocimientos. En una sociedad que va en contra de cualquier modelo jerárquico, la escuela se percibe como una fortaleza, cerrada, que rechaza adaptarse a la modernidad. Ahora bien, no existe ninguna aperturo sin antes un mínimo de orden. Cuando se formen en una primera etapa los espíritus de los niños, estos serán capaces de abrirse a una segunda etapa. La segunda dificultad es que la escuela debe hacer frente al choque de la globalización. Sin embargo, la universalidad -que no es la globali-

iVivan los profesores!

zocion, ya hablaremos de ello más odelante-, plantea el problema

del

respeto hacia las culturas. Para respetar las otras culturas, es necesario primero participar de la propia, y éste es en gran parte el papel de la escuela, crisol de la identidad nacional. En resumen, la escuela no debe ser juzgada como la ideología modernista que domina actualmente. O.J.- Los empresarios se quejan también de que la escuela se muestra

incapaz de formar para la vida económica. D.W.- Ésta es una objeción a la que es más fácil responder. El debate dura hace ciento cincuenta años y plantea la cuestián de las desigualdades. Cuanto más abajo te encuentres en la jerarquía social y profesional, más corta es la formación que recibes. Eres inmediatamente competente pero sin garantías de adaptarte más adelante. Por el contrario, cuanto más arriba te sitúas en la jerarquía social y cultural, más generalista eres. Un joven que sale de la formación profesional o de la universidad politécnica no sabe hacer nada y todo el mundo piensa que es normal. Por tanto, consideramos que la cima de la formación consiste en ser generalista y que un joven licenciodo tendrá las herramientas para adaptarse. Este modelo es más o menos el del mundo entero. Formar una élite es formar a seres genera listas poco competentes de inmediato, pero que saben adaptarse. Hay algo demagágico en decir que el papel de la escuela es formar para el mundo contemporáneo, pues, simultáneamente, se forman las élites que no saben hacer nada de inmediato. Esto no significa que la escuela no deba preparar para el mundo contemporáneo, sino que esta preparación no debe ser estrictamente instrumental. En una sociedad donde todo avanza con rapidez, los profesores recuerdan que la misión de la escuela consiste menos en adaptar inmediatamente a los alumnos que a darles la organización intelectual y las herramientas críticas para comprender lo que pasa a su alrededor. Yo incluso diría que más vale formar a un niño para que sea crítico ante un mundo contemporáneo que para que esté totalmente adaptado a dicho mundo contemporáneo.

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Es una visión a corto plazo pretender que si eres inmediatamente adaptable eres rentable. E incluso desde un punto de vista económico. La escuela no es un centro de aprendizaje para la empresa. El día en que este centro entre en la empresa, de cualquier modo, el joven se adaptará. El papel de la escuela continúa siendo fundamentalmente enseñar a pensar, a sobrevivir en el mundo, a guardar las distancias.

EL FANTASMA DEL CONOCIMIENTO MUNDIAL O.l.-Internet vulgariza el conocimiento. Ésta es una vulgarización que la escuela no siempre ha sabido llevar a cabo. D.W.- Es cierto, y la estimulación introducida por Internet es positiva. El niño que, navegando por Internet, descubre por sí solo un montón de cosas siente un verdadero orgullo. Ello le da confianza en sí mismo. Pero no olvidemos que al cabo de unos momentos vuelve a encontrar, la mayoría de las veces, lo que ya está en los libros y en las enciclopedias. Simplemente, lo habrá hecho solo. Desde siempre, la escuela es el primer lugar de la divulgación. Internet no contradice la educación constitucional. Ambos son necesarios: que el niño, mediante la divulgación o el autoaprendizaje, descubra cosas por sí solo, y que tenga el «roce» con la escuela. Lo que forma es el encuentro de sistemas de valores distintos. Por lo general, existen tres tipos diferentes de formación: la formación mediante la escuela, de lejos la más importante; la autoformación, en plena expansión gracias a las nuevas tecnologías, y la vulgarización. Desde hace ya más de quince años, un gran número de profesores ya se entrega a innovaciones pedagógicas a partir de las nuevas tecnologías. Oímos hablar poco sobre ellos. Los ministros que se suceden incitan a los profesores a convertirse a Internet. Pero ellos no se preocupan dema-

iVivan los profesores!

siada par saber lo que se ha llevado a coba en este ámbito y qué evaluación deben extraer. O.J.- La formación a distancia se desarrolla considerablemente, sobre todo al otro lado del Atlántico. ¿Qué opina? D.W.- No es porque haya miles de millones de dólares para ganar en programas de formación a distancia y en otros sistemas que esto constituirá un progreso para la educación. A veces, hay algo cómico en la forma que tienen las industrias de la educación de hacernos creer que antes ellas gobernaban la oscuridad más profunda. La comercialización del saber es un asunto esencial: no todo puede venderse y comprarse. Existe el mismo problema para la sanidad, el medio ambiente, la investigación. Tras el eslogan de una universidad virtual mundial se esconde un proyecto hiperelitisto. Más de tres mil millones de individuos tienen menos de dos dólares al dio para vivir, según los datos del Banco Mundial. A partir de chí, zcórno imaginar que ellos puedan ser el blanco de la Red? El

e-knowledge es ante todo un mercado para los ochenta y para cinco millones de personas que siguen los estudios superiores y que, normalmente, pertenecen a los países del Norte. El ansia casi impúdica can la cual la economía del saber ocupa su lugar en la Red en nombre de los ideales de la educación, pero para el principal provecho de los comerciantes, obligará a los profesores del mundo entero a redoblar la vigilancia y el coraje. Así, el primer mercado mundial de las nuevas tecnologías de la educación que tuvo lugar en Vancouver en mayo del 2000 da una idea del poder de este asunto. O.J.- En países emergentes que tienen un cuerpo de profesores insuficientemente formado, ¿Internet no permitirá acelerar el desarrollo de la

educación? D.W.- Desconfiemos de este argumento aparentemente democrático. El desequilibrio entre Norte y Sur no reside en primer lugar en los índices de

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equipornientos sino e~ las diferencies de modelos culturales: la trcdición, la relcción con la modernidad, el saber, la historia, las religiones, sin olvidar

las desigualdades: c1irna, estado sanitario, pobreza, miseria urbana, etc. No se cumple el retraso porque se accede al mismo sisterna de informaciones en línea que en Estados Unidos o en Francia desde un teclado en Nairobi o en Bornbay. Cuando se enciende un ordenador, en cualquier país del Sur, todo es diferente respecto al rnundo occidental. Las diferencias de lenguas, de tradiciones, de clima son datos fundamentales de la educación. Es un fantasma tecnócrata imaginar un saber mundial al cual todos tendríamos acceso mediante un teclado interpuesto. Detrás de este fantasma, se esconde la utopía perfectamente vacía de un ciudadano universal. Sólo accedemos a lo universal mediante una identidad. Los seres humanos acceden a la cultura y al conocimiento gracias a otros seres humanos. Podemos fomentar la comunícación a través de las máquinas, pero en ningún caso podemos ahorrar en hombres. Tanto en el Sur como en el Norte hacen falto profesores junto a los ordenadores. Un profesor, en el Sur, tiene en la cabezo a la vez lo tradíción del Sur y las reglas de lo modernídod. y este hombre o esta mujer, por su presencia física, es la articulación entre dimensiones a veces contradictorias.

PENSAR EN LA EDUCACIÓN O.J.- Yen las empresas, ¿Internet desempeña algún papel para la for- mación permanente? D.W.- Yo haría el mísmo razonamiento que en el caso de la escuela. Incluso para la formocíón permanente, es necesario que los asalariados dejen su empresa y se dirijan a otro lugar. La ídea del desplozomiento es fundamental. Se necesitan lugares de formación permanente donde la

iViva~

los profesores!

gente llegue [unto, procedentes de otras empresas, y se reúnan con lógicas profesionales diferentes. La formación permanente no se limita a un aprendizaje tecnológico, sino que también es una reflexión crítica acerca de este aprendizaje.

O.J.- Todo ello sugiere que Internet permitirá reintroducir también el vínculo humano mediante la máquina. El diálogo y la interactividad na existían en la enseñanza a distancia tal y como se practicaba hasta ahora. D.W.- Es cierto. Pero lo que da sentido a la enseñanza a distancia es el modelo democrático que la sostiene: los cursos nocturnos y la formación permanente descansan sobre un ideal de emancipación que se quiere compartir. Si, gracias a Internet, el sistema tecnológico es más rentable, no promueve sin embargo el espíritu de la educación. La finalidad no es que la gente se extenúe ella sola trabajando, sino que desemboque en otra relación humana y social.

O.J.- Se puede estar conectado y mal instruido. D.W.- Sobre todo, se puede ser ignorante estando sobredocumentado. Lo más importante no resjde en la información sino en la puesta en perspectiva de la información respecto a conocimientos, a una educación. Si utilizara una metáfora, podría decir que la información es algo horizontal. Cuantos más datos horizontales tienes, más necesidad de bases tienes para ponerlos en perspectiva. La puesta en perspectiva de las informaciones «horizontales» viene dada por la «verticalidad» de las bases de la educación.

O.J.- ¿Qué es lo que lamenta al decir que Internet podria ser un enorme fracaso en el ámbito de

la educación y la formación?

D.W.- Todavía no conocemos el modelo educativo de la sociedad del mañana. Ante la interactividad creciente de los conocimientos, de

Sobrevivir a

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los identidades codo vez más amenazados, ante uno globolizacián en aumento, lo tentación de confíor en los prodigiosos facilidades del sistema tecnológico es grande. Ahora bien, es mós fácil equipar los escuelas del mundo entero que pensar en los modelos de educación paro codo pais. Internet, repito, es un sistema de información y de documentación, no un sistema de educación. Renovar uno filosofía de lo educación es uno toreo cultural, político, antropológico fundamental o lo que es necesario constantemente aplicarse.

TERCERA PARTE

TRES RETOS PRRR DESTRCRR

8 REGULAR-REGLAMENTAR

O.J.- ¿Usted está en contra de la idea de que los actores organicen ellos mismos su propia regulación recomendada por los grandes operadores? D.W.- La autorreguloción me parece una ingenuidad histórica increíble: los actores de un campo de actividad se regulan siempre en función de sus intereses y no en función del bien público. Nadie se atreve a reprocharles nodo. Pero cuando tú no regulas, es la ley del más fuerte la que triunfa. La autorregulación tenia un sentido al inicio de las nuevas tecnologías, cuando la Red era un sistema de comunicación cerrado entre científicos. Desde que se amplió y consiguió el gran público, debe estar regulada, como todas las otras industrias culturales: prensa, edición, cine, medios de comunicación, etc. El hombre no es mejor por el hecho de entrar en Internet. Incluso se podria hacer la hipótesis inversa: cuanto menos control y cuantas más sanciones existen, más pueden intuirse los desbordamientos de todo tipo, de los cuales la Red puede ser el soporte. La cibercriminalidad aumenta con el número de internautas en el mundo. Todavía somos muy pocos los que decimos que la reglamentación es la condición de funcionamiento del sistema tecnológico. O.J.- Ahora se habla de corregufación. D.W.- Es casi igual de vano. Ello supondría que existe igualdad entre los protagonistas. Ahora bien, actualmente, es un «caballo, una golondrina»;

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existe un desequilibrio entre los estados y los actores industriales. Frente a Microsoft, AOL-Time Warner, Vivendi-Seagram, los estados se encuentran de momento en posición defensiva. Existe una verdadera perversión al permitir que se diga que controlar la información llevaría a conseguir la libertad. Y es, por el contrario, el único medio para garantizarlo. O.J.- Pero fa contrapartida es uno burocracia puntillosa. D.W.- Nosotros ya no pertenecemos a los monopolios públicos del Estado. Se trata de afirmar un principio de regulación democrótica banal que le cuesta darse a conocer. Simplemente hace falta que entren, a nivel mundial, estas nuevas actividades en el marco del régimen de derecho que existe en las democracias. O.J.- Hace veinte años, cuando había muchos monopolios, ¿estaba a favor de la desregulación de la televisión? D.W.- Yo he pensado demasiado pronto que era necesaria una competencia entre lo público y lo privado. Iba en contra de los monopolios del Estado y a favor de la apertura del sector de la comunicación a la competencia. Los efectos del monopolio son algunas veces peores que los riesgos de la desregulación. Y no hay nada mejor que la competencia para estimular la creación, pero con la condición de que la ley de la jungla no se imponga. De hecho, conviene distinguir entre control político y control público. En Europa, se admite actualmente que no debe haber más monopolios públicos de la comunicación ni controles políticos sobre ella. Pero, por el contrario, es necesario dictar reglas públicas para que los grupos de comunicación no pongan en peligro los principios fundamentales de las libertades individuales y colectivas. La democracia puede verse más amenazada sin reglamentación que con ella.

Regular-Reglame~tar

APLICAR LAS REGLAS QUE YA EXISTEN O.J.- ¿No pienso también que demasiado reglamentación obstaculizo lo

libertad de emprender, de crear? D.W.- Dígome qué sector de actividades en lnternet se vería realmente obstaculizado debido a que existen demasiados leqislcciones e iremos a defenderlo [untos. Los fundcdores de lnternet, que son los utópicos, en el buen sentido de lo palabra, quieren el menor número posible de reglas, sólo aquellos establecidos por Internet E~gineering Tosk Force (el IETF). Ellos piden pocos obligaciones en lo arquitectura porque lo arquitectura por sí solo es creadora de libertades. Uno segunda generación de internoutos promueve reglas principalmente económicos: estándares, protocolos, reglas de criptologío, principios de identificacián, con lo esperanzo de asegurar un perfil mejor de los consumidores. Pero podemos imaginar un tercer comportamiento que se baso en reglas democráticos e integra progresivamente el rendimiento tecnológico en un marco juridico y politico. En los siguientes cinco años, conoceremos conflictos entre estos tres grupos. Si queremos preservar lo dimensión emancipadora de Internet, los libertarios del primer grupo deben unirse a los del tercero, puesto que tienen intereses comunes: lo defensa de una visión idealista de Internet frente a aquellos que se contentan con un uso económico. Por el momento, existen esencialmente dos tipos de protección juridica, que no son de lo mismo naturaleza: lo que concierne o los individuos y lo que concierne o los actividades económicos. Ahora bien, en lo Red se considera que hoy uno continuidad entre lo defensa de los intereses individuales y lo de los intereses económicos. O.J.- ¿y los libertades individuales?

Sobrevivir a Internet

D.W.-Éste es el problema. La reglamentación en Internet protege en primer lugar los datos económicos, pero defiende demasiado poco los libertades individuales y colectivas. Debemos rendir un homenaje a Francia, puesto que fue uno de las primeras en legislar: la ley de 1978, llamado «lntorrnótico y libertades», en su momento tomada a broma por el mundo entero, permitió plantear muy pronto lo cuestión de la defensa de las libertades individuales en el sistema tecnológico.

O.J.- Por tanta, lo regulación pasa par una reglamentación. D.W.- Así es. Es la ideo básico de la regulación: conseguir socializar lo tecnologia, es decir, hacerlo entrar en el marco jurídico que se impone o todas los actividades humanos y sociales. Existe yo un arsenal jurídico que reglamenta un cierto número de actividades vinculadas a Internet en Francia, en Europa y en el mundo, con dos grandes tipos de reglas: los que conciernen a lo protección de las personas (datos personales, libertades individuales con lo difamación, orden público, derechos de autor) y los que conciernen o lo economía y los transacciones (responsobilidod de los administradores, intermediarios tecnológicos, editores, seguridad, fraude). Respecto o los dotas personales, lo ley del 6 de julio de 1978 fue la pionera, igual que lo directivo europeo del 24 de octubre de 1995, completado por disposiciones internacionales. Se hoce necesario preservar lo libertad de comunicoción, con derechos y deberes dedicodos o los protagonistas de esto comunicación; asumir lo regulación y el acceso igualo los diferentes redes y garantizar en lo medido de lo posible lo seguridad y lo transparencia de los transacciones. Es fundamental detectar y poder sancionar los fraudes, puesto que, de momento, lo piratería y lo cibercriminalidad crecen ton rápidamente como lo red.

O.J.- En su opinión, ¿es el derecho de autor una protección económica o individual?

D.W.- La idea de los derechos de autor en Europa, sobre todo en Francia, se apoya en primer lugar sobre una defensa del autor como concepto político y no como concepto económico. El autor se beneficia de un derecho especifico, puesto que es el origen de la creación. Los americonos, por su parte, consideran que es necesario ante todo prateger la empresa que remunera al autor. El ejemplo de la música me parece interesante. Desde el inicio de los tiempos, la música acerca a los hombres a través de la imaginación de los signos y los símbolos. Por una ironía de la historia, es el campo de la primera batalla económica de Internet. Todos los marcos jurídicos de la creación musical amenazan con estallar en nombre de la libertad y de la creatividad. Las tecnologías de telecargo (MP3, Napster) plantean un problema gigantesco a la economía de música. La idea misma de «estolcr» se percibe como un progreso. Ésta no es la primera vez: acuérdese de las radíos libres, que se negaban a pagar los derechos de autor. Nadie llorará el hecho de que el progreso técnico permita dinamitar algunos monopolios musicales mundiales, pero sería demagógico permitir que se dijera que cualquier actividad pueda escapar de la obligación económica, tanto la música como el cine. La creacíón musícal necesita una remuneración, y no es porque los grupos industriales de la música quieran preservar sus intereses por lo que se han equivocado.

O.J.- ¿y las patentes? D.W.- La patente es una norma jurídica intermediaria entre estas dos ideas: pratege la creación y, por tanto, al autor y, al mismo tiempo, a una sociedad de entrar en el mercado. Pero una buena parte de las actividades que se llevan a coba en Internet no entran en una lógica de patente. La evolución de lo jurisprudencia americana, que admite cada vez más la patentabilidad de simples ideas comerciales, demuestra la ambivalencia de la noción de patente.

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¿SEGURIDAD ECONOMICA O LIBERTAD DE LAS PERSONAS? O.J.- Existe un ámbito en que encontramos esta ambigüedad entre lo individual y lo económico, y es todo lo que concierne a la seguridad. El seguimiento permite defender intereses, proteger individuos y, al mismo tiempo, les «acosa».

o.w.- El seguimiento, factor de seguridad alimenticia, es también un factor de seguridad económica en Internet. Pero puede conducir hacia la dictadura. Cuando reclamamos seguimiento y seguridad ante los flujos de información, debemos estar atentos al plan de las libertades fundamentales. Por ejemplo, estoy sorprendido por la contradicción en la que viven un gran número de internautas. El mismo que se alza contra cualquier idea de regulación y pasa horas navegando no tiene ninguna inquietud por el hecho de que por todas partes deje sus huellas, es decir, por un control potencial de sus diferentes recorridos. Y a este mismo interna uta no le preocupará el hecho de tener que utilizar un número incalculable de insiqnics, códigos y tarjetas para, en un solo día, acceder a su aparcamiento, su empresa, su ascensor, su piso, su bar, su casa, su cuenta bancaria, etc. Todas estas «seguridades» que acepta representan a pesar de todo atentados a la libertad principal, que fue tan difícil de conseguir: la libertad de circulación. Por el momento, sólo interesa el seguimiento de los agentes económicos en el marco del comercio electrónico; en los otros ámbitos, la cosa balbucea. Ahora bien, es necesario pensar en Internet en un marco jurídico y político global. O.J.- ¿Qué otros problemas jurídicos nuevos plantea Internet?

o.w.- Las diferencias entre

los marcos jurídicos nacionales y el marco

internacional: por ejemplo, cómo pensar en la articulación entre una protección nacional y una protección internacional. Otra cuestión jurídica es

Regular-Reglamentar

la de la responsabilidad, con los nuevos rendimientos del sistema tecnológico y su complemento, la cuestión de la prueba. Finalmente, será necesario plantearnos de nuevo el precio de la información, que no se ve por todas partes igual, pero que de todas maneras cada vez será más elevado. De hecho, sería necesario crear asambleas donde se pudiera conversar sobre todos estos problemas y, sobre todo, evaluar y valorar centenares de situaciones que existen y de las cuales ya no se habla. O.J.- Esto es lo que se hace desde hace algunos años en el seno de los organismos internacionales. D.W.- Sí, pero el modelo debe aplicarse a una escala mayor: se necesitarán autoridades de concertación en que los socios, los industriales, los productores de la información, las autoridades públicas y académicas, todos aquellos que tienen un interés en la gestíón del sistema pudieran reunirse y conversar. Estoy impresionado por la experiencio de los comités de ética en los cuales yo participo en el CNRS y en el Comité consultivo nacional de ética (CCNE). Aquéllos son verdaderos lugares de reflexión. Todas estas instituciones deberían permitir la construcción de una ética de la comunicacíón para el mañana. O.J.- foros ... D.W.- Sí. Estas ínstancias no tomarían nunca decisiones, pero permitírían conversar. Cuando los intereses son contradictarios, interesa reunir a los protagonistas. No síempre se pondrían de acuerdo, pero unos y otros expondrían sus concepciones y se podría experimentar un mínimo de convivencia. Así, coexistí rían una reglamentación nacional e internacional, ínstancias de concertación con voz deliberadora y susceptíbles de hacer proposiciones para construir la ética de la comunicación. ¿Par qué no depositar la confianza en las sociedades democráticas? ¿Por qué creer que son incapaces de inventar una reglamentación que se

Sobrevivir a Internet

ocupe a

la vez de estos nuevos espacios de comunicación y de la necesi-

dad de respetar los principios fundamentales de nuestras sociedades del derecho? No se hablaró nunca demasiado de que existen situaciones tecnológicas que también son creadoras de derecho -la expansión de las industrias de la información y de la comunicación a nivel mundial. El derecho, actividad constantemente en movimiento, es el centra de la democracia. No hay nada más demagógico que asimilarlo a una amenaza. Evidentemente, el derecho puede ser utilizado de manera perversa, ya lo hemos visto decenas de veces en la historia contemporánea. Pero también es necesario recordar que los principios filosóficos del derecho ya han servido de referencia a innumerables innovaciones científicas y tecnológicas -piense en las ciencias de la vida desde hace cincuenta años-o Cuando entre por completo en la lógica jurídica, Internet será un espacio de libertad.

9 EUROPA DEBE RECUPERAR LA CONFIANZA EN SUS VALORES

O.J.- Usted ha dedicado un libro entero a Europa. Todas sus obras desde

hace ocho años tienen un capítulo sobre este tema. ¿Qué relación tiene con Internet? D.W.~ Europa plantea directamente la cuestión de la paz y la guerra,

medios para evitar pasar de una paz siempre frágil a guerras frecuentes. Es el mismo objetivo que encierra lo comunicación. La lectura de la historia recuerda que los hombres sienten más satisfacciones luchando entre ellos y dominándose unos a otros que cooperando. La paz proporciona la convivencia entre las sociedades diferentes, como la comunicación permite la convivencia entre individuos y culturas diferentes. Europa representa el mayor reto democrático de la historia del mundo: reunir a quince pueblos separados por casi todo -lenguas, historia-, para constituir un nuevo espacio político basado en la unión de la geografía y los valores, en el respeto por las diferencias. Desde el tratado de Maastricht, hemos pasado de la cooperación de los intereses a la cooperación en torno a los valores. El centro de todo proyecto de comunicación. Quince estados-nación soberanos deciden, más allá de la lógica económica del mercado común, abandonar una parte de su soberanía para elaborar de manera progresiva una nueva entidad política. Esta apuesta inaudita vuelve a actualizar todos los retos de la comunicación, que es, en mi opinión, como estoy remarcando a lo largo de todo

Sobrevivir a

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este libro, lo condición del humanismo. Esto condición vuelve o plantear todos los cuestiones que yo han sido causas de conflicto. Desde hoce cincuenta años, conocemos lo paz en Europa, pero sobemos que no se consigue nunca. Si lo Europa económico y político se ha construido sobre los ruinas de lo último guerra mundial, esto significo que es necesario uno amenaza real paro que los hombres cooperen. O.J.-

¿y cuál

lo especificidad de Internet en esto reflexión?

D.W.-Internet represento, en primer lugar, un reto industrial para Europa. Resulto fundamental estar presente en lo competición mundial, organizar los redes, controlar los software, en pocos palabras, evitar que los industrias de lo información y de lo comunicación no sean un monopolio americano. Sin embargo, y sobre todo, los cuestiones teóricos planteados por Internet alcanzan los objetivos de lo construcción europeo. Me gustaría citarle alguno de estos cuestiones que se ocupan de temas abordados en este libro: lo importancia de uno experiencia común poro comunicar; lo posibilidad de toleror y de hacer convivir identidades distintos; el hecho de que un sistema tecnológico no bosta en absoluto paro constituir uno sociedad; lo necesidad de uno reglamentación que descanso sobre volares compartidos. El desafio central de Europa es el mismo que el de Internet: construir un modelo político, portador de volares humanistas y democráticos.

UNA DIVERSIDAD DE CULTURAS, LENGUAS, I DENTI DADES O.J.- Podría sernas útil que usted nos diera su definición de lo sociedad europeo.

D.W.- La saciedad europea encarna a una identidad colectiva y valares suficientemente fuertes como para que exista un prayecto común. Estos valores descansan sobre un fondo cultural y religioso común, sobre una filosofía del hombre, sobre la creencia en la racionalidad. Pero las diferencias son al menos tan fuertes como los parecidos, y los siglos de guerras resultan un testimonio de ello. Al pasar a la Europa política, descubriremos lo que divide nuestro continente por su historia: once lenguas oficiales, cinco o seis religiones, tradiciones históricas diferentes, climas diversos, incomprensiones. Dicha diversidad puede ser una fuerza, pero representa ante todo un riesgo. Cuanto mós nos acercamos a una integración política, más necesario será ocuparnos de estas diferencias que hemos escogido, de todo derecho, dejar de lado en un primer momento. Por tanto, volvemos a encontrar la cuestión eterna de la comunicacíán: la alteridad, es decir, la convivencia entre todos aquellos que no se parecen. La gestión de las diferencias y no la de las semejanzas. La finalidad de la comunicación es llegar a tolerarse.

¿y esta cuestión concierne a todos los continentes, empezando por Estados Unidos? O.J.-

D.W.- En Estados Unidos, la construcción político ya se ha llevado a cabo. Ha tardado más de un siglo. Y se ha llevado a cabo gracias a olas sucesivas de individuos que tenían como obligación fundamental, al llegar a Estados Unidos, abandonar sus identidades, sus culturas y sus lenguas para convertirse en «americanos». Ni punto de comparación con Eurapa. Es más bien lo contrario. Se trata de seis, después nueve, más tarde quince Estados soberanos que deciden unirse sin renunciar a sus identidades, lo que exige una convivencia de culturas. A pesar del inmenso trabajo realizado durante cincuenta años, constatamos que cada día, por medio de las lenguas, de los modos de vida, de las tradiciones, vivimos en la ignorancia mutua, es decir, en una sernihostilidad. Le vaya dar un ejemplo muy simple: ni usted ni yo somos copaces de

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mencionar catorce fechas y catorce personalidades importantes de la historia de cada uno de los otros países de Europa. Pues bien, a pesar de este inmenso desconocimiento mutuo, hemos escogido construir algo juntos.

O.J.- Sin embargo, existe un rasgo común con la cultura europea: fa idea del progreso compartido con el resto del mundo. D.W.- Es cierto, los europeos han exportado el progreso científico y tecnológico durante muchos siglos, sobre todo mediante la colonización. Pero Europa es la «madre de todas las tecnologías y dispensadora del progreso humano», lo que significa también una pesada carga para los países del Sur. La colonización forma parte integrante del pasado europeo, con zonas de oscuridad y de luz. Los europeos son capaces de abordar la cuestión de la cultura de una manera menos imperialista que los americanos. Por el momento, Europa no defiende ninguna posición original frente a la comunicación. Los europeos incluso no están orgullosos de la organización de sus medios de comunicación de masa.

O.J.- ¿Qué quiere decir? D.W.- Nuestros medios de comunicación están basados en una filosofía política coherente que es el resultado de nuestra historia y de nuestros valores. Le daré alguna característica. En primer lugar, nuestro sistema jurídico es el fruto de una tensión constante entre el colectivo y el individual, sobre todo con respecto a una concepción del interés general. Nuestras industrias culturales funcionan según una dualidad privado-público que ha dejado sus pruebas: su regulación, heredada del servicio público, se revela eficaz en la privatización. Los derechos de autor protegen al creador, mientras que en los Estados Unidos están basados en la preservación de los intereses económicos. Las políticas culturales de cada Estado, lo mismo que las directivas europeas, se preocupan por preservar la diversidad de las culturas y de las lenguas, de las identidades.

Éstas son algunas características que demuestran que Europa se apoya en una concepción político, en el amplio sentido, de la información y de la comunicación diferente de la de los americanos. Curiosamente, en lugar de estar orgullosos de nuestra originalidad, por nosotros pero también por el futuro de las relaciones con el Sur, llevamos a cabo complicados enfrentamientos con Estados Unidos.

UN CONTRAPUNTO AL MODELO AMERICANO O.J.- Quizás porque nosotros

hemos perdido algunas batallas, como Jo

del software... D.W.- ¿Quién ha dicho que estén perdidas para siempre? No nos dejemos intoxicar por el aire del ambiente: las batallas se ganan o se pierden en períodos largos. A nosotros nos falta perspectiva en grado sumo. Los europeos tienen u n potencial científico, tecnológico, económico y cultural inaudito. Una vez mós, no están orgullosos de ello. Apoyóndose en sus triunfos históricos y sin copiar a los americanos, podrán, si tienen voluntad, superar sus defectos y, sobre todo, trazar vías originales. ¿Seria el único modelo de Internet el de la Silicon Valley de California? Si la red es efectivamente mundial, enriquezcómosla lo antes posible con nuestras referencias culturales. Dos ejemplos sencillos. El primero estó vinculado al certificado de origen, que es una batalla mundial. ¿Por qué no crear una marca europea, «EUR», que distinguiria osi a los europeos? Segundo ejemplo, la batalla del futuro teléfono polivalente. Ayer se estigmatizaba el retraso de Europa respecto a la Red y se reconocía su competencia en materia móvil, con la norma ESM. Llega la norma UMTS, americana. ¿Por qué los europeos no aprovechaban esta ocasión para definir una posición común e integrarla en una visión de conjunto de las nuevas tecnologías? De momento, cada Estado sólo ve la cosecha financiera que se puede recoger.

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O.J.- ¿y los ingenieros que se marchan a California? D.W.- Actualmente, los Estados Unidos están de moda. Pero hace siglos que los técnicos y los científicos circulan, que van y, sobre todo, vuelven. Llegará un día en que el movimiento se invertirá, el día en que nos atreveremos o afirmar nuestra capacidad de construir otro modelo de sociedad que el del dinero rey. O.J.- Usted habla de las diferencias de organización. Pero ¿cuáles son

las especificidades culturoles? D.W.- Es imposible numerarlos en el marco de una obra como ésta: basta con viajar por Europa para darse cuenta inmediatamente de lo diversidad de estilos, de concepciones de la ciencia, de artes, de cuestiones espirituales. Esta diversidad culturol será lo fuerza de Europa en el marco de la globalización, puesto que será una pasarela indispensable para el diálogo Norte-Sur. Es probable que los grandes conflictos del mañana (fuera de aquellos relacionados con el agua, el medio ambiente y la alimentacián) sean culturoles. No olvidemos que los hombres, contrariamente a una visión marxista y simplista de la historia, luchan más por valores que por intereses. Es por eso por lo que a pesar de todo considero la gigantesca concentroción mundial de las industrias culturales como una amenaza para la paz. Durante una o dos generaciones, el Sur y los países europeos se adaptarán quizás a esta globalización cultural, por lo que volver a tomar el bastón de mando será violento. Así, pues, Europa puede desempeñar un gran papel a favor de la paz mundial si reivindica un acercamiento a sus industrias culturales diferente al de Estados Unidos. De aquí en adelante, puede proponer un contrapunto al modelo americano que representa -cabe decirlo- un empobrecimiento cultural, filo-

sófico e incluso sensorial. O.J.- ¿Qué quiere decir con «sensorial»?

D.W.- La comunicación no se resume, como vemos en el modelo cultural de Internet, a la figura de un hombre o una mujer sentada frente a un teclado y una pantalla. Este modelo de comunicación, donde uno está inmóvil, excluye las otras dimensiones culturales de la comunicoción: el cuerpo, los gestos, la palabra, las miradas, la emoción, los olores, el tacto. Todo lo que hace la sutileza de la comunicación. Ahora bien, en Europa, sin hablar de otras culturas del mundo, la concepción de la comunicación es más sensorial, gestual, animada.

y es ahí donde Europa no sabe hacer entender su diferencia. Un ejemplo de esta riqueza cultural nada valorada es nuestra relación con la historia colonial. Es un hecho que todas las potencias coloniales han sido europeas: Gran Bretaña, Francia, España, Portugal, Alemania, Bélgica, Países Bajos ... Reabrir esta historia de la colonización sería útil no sólo para Europa sino también para los antiguos países colonizados. Si no tiene lugar un diálogo sobre este episodio capital, el prablema volverá a surgir -pensemos en cómo los acontecimientos de la guerra de 1939-1945 surgen constantemente- y de manera conflictiva. Asumiendo juntos esta historia es como Europa y las antiguas colonias encontrarán los medios para un nuevo diálogo Norte-Sur y relativizarán el modelo cultural norteamericano.

INTERNET DEBE SER UNA ,LLAMADA AL DESPLAZAMIENTO FISICO O.J.- La economía topa también con dificultades culturales. Algunas sociedades francesas prefieren a menudo aliarse con empresas americanas antes que hacerlo con un grupo alemán. El choque de culturas parece me-

nos violento. D.W.- Éste es el verdadero reto europeo: construir un mercado común con identidades, culturas, estilos diferentes. En Europa, la identidad indi-

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vidual está siempre vinculado o identidades colectivos y o uno historio. Para los industrias culturales europeos, lo consideración de lo diversidad de los identidades colectivos es evidentemente más complicado. Pero,

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final, es mucho más rico.

O.J.- ¿Por qué sería «más rica»? D.W.- Que seo en biología, en literatura o en historio, lo diversidad, lo «mezcle. es siempre fuente de riquezas y, por tonto, de creatividad. Sólo los tesis racistas pretenden que lo pureza seo un enriquecimiento. Los poblaciones homogéneos, los grupos sociales que se autorreproducen constituyen sociedades culturolmente pobres. Francia, desde este punto de visto, tiene uno suerte extraordinario gracias o su multiculturalismo; se ha tomado consciencia de ello o raíz de lo Copo del mundo de fútbol de 1998 y de lo Eurocopa 2000. Y debería asumirlo más, puesto que es uno de los crisoles de lo nuevo identidad francesa. Lo diversidad cultural puede ser difícil de vivir, pero es un enriquecimiento, siempre que se preserven los principios de integración que trascienden los diferencias. Es por eso que Europa puede inventar un modelo cultural más respetuoso que el famoso «melting-pot».

O.J.- Desde este punto de visto, ¿no podría ser Internet un factor de acercamiento entre los europeos?

D.W.- Nos encontramos en dos registros de valores diferentes: el tecnológico y el simbólico. Un sistema tecnológico no puede ser un acelerador de lo consciencia histórico. Es cierto que vemos perfectamente cómo el correo electrónico facilito el intercambio de informaciones. Valiosos innovaciones pedagógicas se transmitirán por los redes. Internet permitirá también o los europeos conocer mejor su historio. Resumiendo: lo herramienta, zpor qué no? El sistema como acelerador de identidades, no. El aumento del número de internautas no incrementará lo consciencia europeo.

O.J.- En el fondo, teme que Internet impido lo comunicoción entre los personas, que lo gente deje de reunirse porque tienen lo máquina, ¿verdad? D.W.- Exactamente. Lo consciencia europeo emerge gracias o experiencias compartidos. Dejemos el ámbito virtual y miremos los prácticos

que permiten construir progresivamente uno consciencia común: los viajes, los intercambios lingüísticos, lo vida asociativo, la cooperación económico, el militantismo, uno cultura urbano, una consciencia ecológica, acciones poro hacer viable el multiculturalismo. Yo lo llamo «experiencia». Es lo opuesto 01 concepto de «interacción». Intercambiar de manera coda vez más rápido e interactivo informaciones cado vez más numerosos no bosta para construir uno experiencia común. Internet debe ser una llamado

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desplazamiento físico. La «red»

debe estimular lo curiosidad de los ciudadanos y de los pueblos por reunirse. Y lo comprensión profundo está vinculada o lo capacidad de compartir símbolos, valores, representaciones comunes y, de ahí, el obstáculo de los lenguas... 0.J.- En Bruselas, las europeos se acercon hablando en inglés. D.W.- Un inglés básico, efectivamente. Pero en el momento en que se produce uno reunión importante, se necesitan traductores paro expresar lo riqueza de pensamiento en once lenguas, de los cuales tres son oficiales. La traducción es uno cuestión de fondo en Europa. Si queremos verdaderamente compartir nuestras culturas, es necesario posar por ello. Y diría incluso que, para lo construcción de esto consciencia común, lo traducción, que es uno obligación, represento uno riqueza. O.J.~

En los capítulos precedentes, usted rehabilito o los documentalistas, los periodistas y los profesores. Ahora, es el turno de los traductores. D.W.- Sí, lo Europa político será más rico cuando se destinen

01 fin

gran-

des medios para la formación de traductores. Es tan importante como la

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tasa de equipamientas en ordenadores. Debe inquietarnos ver grupos americanos que se apropian de las industrias de la lengua. Los traductores no son un obstáculo para la creación de la cultura europea sino una condición.

LOS EUROPEOS DEBEN ESTAR ORGULLOSOS DE SUS ADQUISICIONES O.J.- Volvamos a Internet ya la construcción de /a Europa política. D.W.- En realidad, Europa está constituida por tres espacios que no se

entrelazan exactamente: el espacio común, el político y el público. En primer lugar, existe un espacio común, donde tienen lugar los intercambios de bienes y servicios. Este espacio económico ha sido el triunfo de estos últimos cincuenta años. Sin embargo, existen tradiciones culturales poderosas: no se administra igual una empresa en Suecia, en España o en Gran Bretaña. Las tradiciones comerciales, industriales, administrativas son radicalmente diferentes, sin hablar de las relaciones sociales como aquellas entre sindicalistas y empresarios o entre Estados. Pero la fuerza de la economía es desarrollar un dinamismo real. Y éste es el espacio natural de Internet para el camercio electrónico, el intercambio de flujos de informaciones, de bases de datos, etc. Existe un segundo espacio europeo, el espacio político. Aún limitado, reúne de diez mil a treinta mil personas: la élite de las clases políticas nacionales, del Parlamento europeo, el Consejo de Europa, los grandes hombres de negocios. En este nivel se encuentran personalidades capaces de construir Europa. Aunque no se entienden siempre del mejor modo, tienen al menos una experiencia y una visión política comunes. Esta «élite» es más numerosa que hace treinta años, pero continúa estando limitada. De cualquier manera, desde Maastricht, no se puede hacer nada de esencial en Europa sin el consentimiento de trescientos setenta millones de ciudadanos.

El tercer espacio europeo todavía no existe; debe ser constituido. Es un espacio en el que pueblos que tienen idiomas, intereses, recuerdos comunes son capaces de intercambiar opiniones. Es lo que se conoce comúnmente como el espacio público. Hoy tenemos un espacio común muy amplio, un espacio político muy reducido y otro público inexistente. Europa existirá realmente cuando tengamos simultáneamente un espacio común, uno político y uno público. O.J.- ¿Cámo se construyen estos tres espacios? D.W.- Constituir un verdadero espacio público requiere siglos -éste es el tiempo que han necesitado nuestros estados-naciones. Se trata de un proceso lento y aleatorio. La peor de las utopías seria suponer que se puede construir un espacio público en veinte o treinta años. Caemos de nuevo en la «tentación» de las nuevas tecnologías. A mí me asustan las ideas de «aceleración» en materia de democracia de masas. Es necesario, como ya he dicho, resistir la ideología tecnológica y aceptar el hecho de tomarse el tiempo necesario para la construcción de este inmenso proyecto politíco. La Europa de los valores será mucho más dificil de construír que la de los intereses. O.J.- ¿y cómo se explico que los europeos estén atrasados hasta este punto? D.W.- Tras la caída del comunismo, Europa ha perdido la confianza en sus propios valores históricos. Sin embargo, la caída del comunismo firmaba el triunfo de los ideales sobre los que Europa se había construido cincuenta años otras. Los europeos deberian haber tenido el coraje para defender mejor su modelo cultural, polítíco y social. Al contrario, ha habido una especie de escapada hacia la economía y el rechazo de la política. Estamos saliendo poco a poco de este movimiento de americanización de pensamientos, del economismo rey, que toma el medio -la economía- como finalidad.

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Actualmente, los políticos, los tecnócratas, las élites sólo tienen como representación en

la sociedad un pensamiento económico. Esto es nega-

tivo para la visión que Europa ofrece al resto del mundo y, en particular, a los paises del Sur, con los cuales tiene vínculos históricos privilegiados. Si los europeos se muestran capaces de valorar las identidades, las lenguas, la convivencia entre culturas diferentes, ofrecerán un modelo de comunicación alternativo al modelo tecnicista americano. De momento, los países del Sur nos identifican con los americanos a causa de

la timidez de

nuestras posiciones frente a las nuevas tecnologías y los objetivos culturales que tronsmiten. Corremos el riesgo de que nos rechacen, quizás violentamente, si traicionamos nuestra misián histórica. Nosotros podemos demostrar a los países del Sur que es necesario entrar en la economía de la información y de la comunicación, pero que existen diversas maneras de llegar. O.J.-

Por fin le oigo /Ieno de esperanza.

D.W.- Si, porque existe un margen de maniobra. Es esta idea de margen de maniobra la que sistemáticamente pongo en primer lugar en mis libros, para demostrar que las cosas no están determinadas. Los hombres, a fuerza de voluntad, de imaginación y de ética, pueden cambiar el curso de las cosas. La construcción económica de la Unión ha sido un verdadero triunfo, llevado a cabo durante cincuenta años. Observe que, después del fin del comunismo, Eurapa integra progresivamente una parte de la Europa central, sin graves crisis, salvo la de Yugoslavia, a sus puertas. Contrariamente a lo que siempre se vo diciendo, la efervescencia intelectual y la creatividad están del lado de Europa. Tenemos una riqueza cultural considerable. Tenemos potencialidades ignoradas. Estoy convencido: si conseguimos la construcción de Europa y si Europa continúa su recuperación económica, constituirá una de las nuevas fronteras del mundo, fiel a un universalismo del cual ella misma es en buena parte la autora. La potencia de nuestro continente está ante nosotros.

10 OCCIDENTE NO DEBE IMPONER SU MODELO

O.J.- ¿Cómo puede el Sur subsanar su retraso en Internet?

o. w.- No se deje engañar: el número de interno utas por nación no es un indicador de desarrollo. Aunque mañana mismo hubiera seis mil millones de interno utas, no significaría el fin de lo diferencio Norte-Sur.

O.J.- Salvo que se diera una diferencia entre el desorrallo cultural y el crecimiento económico.

o. w.- Evidentemente.

Pero cuidado con lo tendencia a acentuar esto

diferencio únicamente respecto a nuestros criterios occidentales.

O.J.- A pesar de todo, ha sido el modelo occidental el que ha conseguido vencer el hombre ...

O.W.- Es cierto, pero posando unas cuantos guerras. Si el sistema capitalista es el menos molo, es sin embargo muy violento, y sobre todo sólo ha beneficiado lo modo occidental. Ahora bien, existen centenares de culturas en el mundo que no entran en esta ruedo. Lo racionalidad económica capitalista está vinculado o un modelo cultural occidental. Al exportarlo, ha conseguido una porte de universalidad. Pero, 01 mismo tiempo, promueve valores que suscitan o lo vez aceptación y contestación.

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El objetivo de Internet para los Estados, las nacianes o las colectividades del Sur será integrar estos nuevos sistemas de comunicación en su visión del mundo. Actualmente, repetimos infatigablemente que estos países están «atrasados» y pretendemos ofrecerles un medio suplementario de desarrollo: Internet como un billete de entrada al mercado. Corremos el riesgo de un conflicto de los países del Sur con el modelo cultural occidental si se impone el único modelo capitalista occidental en todo el mundo. Corremos el riesgo de un efecto «rebote»: durante una generación, estos paises emprenderán una carrera infernal de «recuperación», Van a calcar sin miramientos nuestro modelo cultural. Pero la generación siguiente reprochará a sus padres el hecho de haber liquidado sus tradiciones, su historia, su civilización en esta conquista perdida de la modernidad. Entonces, quizás habrá un rechazo violento. Recordemos lo que sucedió en Irán a finales de los años setenta, un fundamentalismo islámico, pero en realidad antioccidental. Por tanto, es un deber para los occidentales distinguir entre modelo cultural y racionalidad económica para -perdóneme por utilizar palabras graves- evitar guerras en el futuro. O.J.- Algunos expertos en desarrollo consideran sin embargo que In-

ternet favorecerá el crecimiento de los países del Sur. D.W.- Evidentemente, los ordenadores y las redes ayudarán en el desarrollo de África, de Asia o de América Latina. ¿Quién podría afirmar lo contrario? Los flujos de informaciones rápidos hacen ganar tiempo, proporcionan una mejor eficacia económica. Pero no son las redes en ellas mismas las que van a poner fin al subdesarrollo, el gran reto del siglo que empieza. Las desigualdades siempre han existido, pero hoy son visibles gracias a los medios de comunicación de todos los rincones del planeta y, por tanto, menos aceptables. Las redes sólo serán eficaces, pues, con la condición de poder apoyarse sobre reformas económicas y sociales, asi como sobre instituciones jurídicas y politicas estables. Son sus condiciones estructurales, y no la red

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debe

impo~er S~

modelo

tecnológica, las que permiten a los países del Sur integrarse progresivamente en una economía abierta. Si no es así, las redes amplificarón las contradicciones entre las sociedades y las naciones. El ordenador corre el riesgo de provocar cortocircuitos de civilizaciones. O.J.- Sin embargo, Europa ha vivido dos siglos de cortocircuito... D.W.- En absoluto. La modernidad, es cierto, ha agitado severamente las estructuras tradicionales, pero ha necesitado dos siglos de batallas, de desigualdades y de revoluciones. Los europeos han sido los actores de esta historia. Actualmente, la globalización de las tecnologías de la información no deja elección a los países del Sur. O.J.- Pero se trata de un progreso de grandes dimensiones para per-

mitir/es acceder. D.W.- Depende de las priaridades. Es necesario hablar de ello. ¿Cuál es, por ejemplo, el primer objetivo de África? Vencer el SIDA. Ahora bien, todo el mundo lo sabe, el acceso a los medicamentos y a los cuidados es mós problemático. Desde este punto de vista, la conferencia de Durban en julio del 2000 fue tan importante para plantear el prablema de la desigualdad ante el SIDA como la de Seattle en julio de 1999 para denunciar el pensamiento único de la globalización. Es evidente que es necesario construir redes de ordenadores y conectarlas por satélites. En la educación, por ejemplo, Internet ayudará a formar a profesores mediante la enseñanza a distancia. Pero la esencia de la modernización cultural y económica descansaró sobre la capacidad de estos mismo profesores para transmitir a los niños lenguas, culturas y tradiciones.

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INTERNET ACENTUA LAS DESIGUALDADES NORTE-SUR O.J.- ¿Quiere decir que todo iría me;or sin ordenadores?

o.w.- Evidentemente que

no. Pero necesitamos preguntarnos con fre-

cuencia qué es lo que aporta y lo que no aporta el ordenador. No debemos olvidar esta ley de la comunicación: cualquier nueva tecnología resuelve un problema, pero crea otros. Aunque el Sur descubra las nuevas tecnologías, el Norte continúa evolucionando y utiliza toda la ingeniería de las industrias de la información y de la lengua para, conscientemente o no, mantener la distancia. Hoy en día, hay de trescientos a quinientos millones de internautas en el mundo y más del 85% están en los países industrializados. Conectar a todos los países del Sur no resolverá evidentemente la diferencia Norte-Sur. Las tecnologías de comunicación manejan signos y símbolos. Ahora bien, la estandarización mundial de los mensajes representa una violencia simbólica y antropológica para culturas preexistentes. Para mí, la cuestión central del desarrollo es ésta: ¿cómo podrán integrar estos pueblos ciento cincuenta años de progreso tecnológico y económico del que han sido excluidos? ¿Cómo articularán esta recuperación con sus tradiciones culturales? Nadie habla de esta dimensión, salvo en las instancias de la UNESCO. África, Asia, América Latina tienen modos de comunicación diferentes a los nuestros, y no menos sofisticados. Hay simplemente, como nosotros no los conocemos, una diferencia tecnológica considerable y, dado que Occidente ya no es capaz de pensar en la comunicación sin la omnipresencia de las tecnologías no dudamos en establecer una «[erorquío» en la comunicación entre ellos y nosotros, como en materia económica. La calidad de la comunicación, en el seno de la sociedad, no se reduce al número de teléfono o a los ordenadores. Un indio no piensa igual que un africano o un europeo. No existe la misma relación con los signos, el tiempo, la velocidad, el espacio, es decir, con la realidad, aunque esta

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su modelo

realidad tenqo la misma cporiencio y se tronsmito por los mismos conoles. Nuestras técnicos de cornuniccción tandrón que adaptarse o sus modelos culturales. Seró necesorio «trcnscodrfícorlos», como dicen los informóticos, «cultivarlos», como díríon los teólogos. Para descodificar su cultura, su lenquc, los hombres necesiten tíempo. Muchísimo tiempo.

O.J.- ¿Usted no cree que las tecnologías de la información pueden reducir el foso cultural Norte-Sur? O.W.- Evidentemente que sí. En el acercamiento Norte-Sur, las tecnologías de comunícoción desempeñan un papel esencial. Pero lo esencial no está nunco en la tecnología. Está, repito, en el modelo cultural y socíal de cornunicoción. Todos soñamos con un «acelerador de la historia» que no existe. Cuondo vemos las camplejidades y las contradicciones del desarrollo tecnolóqico en Occidente, comprendemos la necesidad de ser prudente en todas las problemáticas de «tronsierencio». Es evidente que las industries de la lnforrnoción pueden hablar de la globalízación de la econornío, es su lógica y su interés. Pero desde el punto de vista de la realidad histórico, es más complicado. No existe un modelo histórico de desarrollo y de modernización. Internet puede presentar tres ríesgos mayores de desigualdades si no se somete a consideración, es decir, si no se integra en una visión socíal y polítíca. En primer lugar, cuondo estamos delante de un ordenodor en Europa, ya no existe diferencia entre la realidad y nuestra experiencio de internauta: nuestro entorno refleja el mismo nivel de ríqueza. Mientras que en Asia, en América l.otino o en África, la diferencia es inmenso entre lo que la máquina permite hacer y la realidad. Los habitantes del Sur son igual de inteliqentes y de competentes que los hobitcntes del Norte, pero la diferencia entre las realidades es mucho más consideroble, Cucndo se enciende el ordenador, emergen todas las desigualdades: pobreza, salud, educación, obtención de agua, tronsporte, clima, etc. Los rendimientos de la Red global izada evidencian más las desigualdades mundiales existentes.

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Segundo riesgo, Internet es en sí mismo creador de desigualdades: los gustos y las competencias de unos y otros no son los mismos. En los países subdesarrollados, además, el ordenador acentúa las desigualdades entre aquellos que tienen acceso a las redes y las saben utilizar y los millones de hombres y muieres que no tienen acceso a ellas y que son inevitablemente descalificados en relación con un modelo omnipresente de la modernidad. O.J.- El continente africano, aparte de África del Sur, cuenta apenas con cinco millones de líneas telefónicas. Un cuarto de los abonados amó-viles en Francia. D.W.- Ésta es, de hecho, una forma de desigualdad material. Pero los hombres están mucho mós gravemente separados por sus capacidades de comprensión y de integración de los conocimientos. Existe una tercera fuente de desigualdad que procede del modelo transmitido por el medio. Internet, y ésta es una de sus ambigüedades, es un medio racional en un sistema económico concreto: el capitalismo globalizado. Pero genera signos y símbolos construidos sobre el modelo cultural occidental. No se trata sólo de datos, sino de toda una arquitectura simbólica, de una forma de racionalidad.

ATENDER LOS DESARRAIGOS O.J.- La cuestión ya se planteaba con la difusión del álgebra... D.W.-No, puesto que el álgebra se difundió en áreas culturales menos dispares. Y, además, con lentitud: el proceso duró algunos siglos, mientras que la violencia simbólica de las tecnologías de comunicación mantiene la velocidad de su expansión. La globalización de los flujos de informa-

Occidente no debe imponer su modelo

ción es instantónea. Es cierto que el sistema estó abierto a todos, pero la concepción de la máquina está marcada por la mentalidad occidental. Esto no es ni bueno ni malo. Es un hecho.

O.J.- ¿Internet o el nuevo colonialismo cultural? O.W- En cualquiera de los caso, Internet, que puede ayudar a alfabetizar, también puede provocar nuevos analfabetos. Los analfabetos de Internet. Cuanto más se supriman las distancias temporales y espaciales, más se acentuarán las diferencias culturales. Por lo tanto, será necesario que pase mucho tiempo para que aprendan a convivir diferentes culturas. Al menos igual que cuando se tenían modos de comunicación menos eficaces técnicamente.

O.J.- Pero, concretamente, éoué responsabilidad supone para un industrial europeo o americano? O.W.- Tener mucho más en cuenta realidades socioculturales de países en los que se obren mercados. y no bosta con exportar bienes y servicios o abrir sucursales, sino que es necesario respetar e integrar las diferencias sociales y culturales. El uso de un inglés básico, y de los mismos ordenadores, a nivel mundial no bosta para asegurar el mínimo de comunicación necesario, aunque se trate de economía, es decir, aquello en lo que los hombres se ponen más fácilmente de acuerdo. Se trata de le misma responsabilidad en el campo político: Internet puede ser útil, pero es necesario desarrollar también la radio y la televisión, favorecer la prensa escrita, respetar las tradiciones orales, todos los otros soportes de la comunicación. Las tecnologías sólo son lo punta visible del iceberg de la comunicación. Ésta siempre está vinculada a modelos y esquemas culturales. Igual que para los individuos: a algunos les gusta la cultura tecnológica de Internet, otros son reticentes a ella, hecho que no tiene nada que ver con la inteligencia.

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O.J.- Aun así, existen disparidades: internet se implanta a mayor velocidad en China que en África. D.W.- Efectivamente, existe una fuerte apetencia cultural hacia la innovación tecnológica en las tradiciones asiáticas. Además, en cincuenta años, Asia ha experimentado un progreso económico más considerable que en otras continentes. O.J.- ¿y la India? D.W- India tiene mil millones de habitantes, y es una de las civilizaciones más antiguas del mundo, con un nivel intelectual, cultural y científico elevado. O.J.-

Y también es uno de los países más pobres del mundo.

D.W- Sí, pera es necesario saber a qué se debe. En cincuenta años, los resultados son impresionantes y se deben a la inteligencia inaudita de estas culturas, a pesar de las desigualdades económicas y sociales. No todas las culturas tienen la misma aptitud frente a la innovación tecnológica. Por eso no se puede establecer una jerarquía cualquiera entre ellas. Las diferencias de aptitudes están marcadas por las tecnologías de la comunicación: entre las tecnologías y las prácticas, existen las representaciones, diferentes de una cultura a otra, que dibujan cada vez un modelo diferente de relaciones entre naturaleza, cultura, técnica y sociedad. Desde el momento en que se integran las representaciones, lo que es indispensable para las tecnologías de comunicación, nos damos cuenta de que no existe ni una imaginación ni una cultura mundiales. O.J.-Internet puede permitir precisamente a las civilizaciones encontrar sus raíces. D.W- Internet es un acelerador en todos los sentidos de la palabra.

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su modelo

Un acelerador del desarrollo económico: los países del Sur encontrarán espacios de innovación gracias a Internet, aunque para comercializarlos a nivel mundial deban entrar en las redes económicas y enfrentarse a la ley de hierro del capitalismo. Pero Internet también acelero el desarraigo. No se tiene lo bastante en cuenta esta dimensión, se la considera como pérdidas y ganancias. Cuando digo que debemos respetar las identidades, es porque un polinesio, un guatemalteco o un africano dispone de otras riquezas culturo les distintas que las nuestras. Forman tanta parte de la humanidad como nosotros. Piense en los polinesios, los cuales, duronte más de mil años, han sabido resistir a la inmensidad de este océano, navegar entre islas minúsculas y distantes a miles de kilómetros, sobrevivir a los elementos naturales y preservar sus culturos. Internet aumenta la movilidad de bienes, de servicios, de ideas y de individuos. Tanto si se vive en Uagadugu como en Nueva York, siempre se escapa al territario, a la historia. Y, en este sentido, Internet es un formidable medio de libertad. Pero, al mismo tiempo, la movilidad no basta o, en todo caso, no para siempre. Un individuo no puede pasarse la vida navegando, necesita territorio y roíces. O.J.- ¿Incluso un nómada tiene un territorio en su mente?

o.w.- Evidentemente. Cuanto más nómada se es, más importantes son los lugares y, por tanto, las identidades colectivas. Incluso la upper class mundialista tiene una lengua, una historia, una casa. La cuestión del territorio conduce a la identidad colectiva. Internet suprime todas las fronteros y abre el mundo. Sin embargo, y esto forma parte de su paradoja, descansa sobre la cuestión de las fronteras y de los territorios, de las identidades colectivas -lengua, cultura, valores. Esto desemboca en la seguridad. En geopolítica, se sabe que no existe identidad sin seguridad. Por otra parte, cuanto más se abre el mundo, más se intensifican los intercambios, más se colocan ante nosotros los problemas geopolíticos. Controriamente a lo que se dice, los estados-

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naciones no representan un obstóculo para la apertura, sino la condición para que esta apertura no cause un gigantesco desorden. Los estadosnaciones, sean cuales sean las condiciones históricas de su formación y su modo actual de gobierno, son elementos indispensables para la geopolítica y la cultura. Son las condiciones gracias a las que mañana estos flujos de información no provocarón desintegración cultural y social.

SEPARAR VALORES UNIVERSALES Y MODELO OCCIDENTAL O.J.- Usted está resucitando antiguos debates, que se creían enterrados. D.W.- Este debate fue descalificado hace treinta años a causa del conflicto Este-Oeste. A finales de los años setenta -todavía no se hablaba de Internet-, la UNESCO planteó la cuestión del NOMIC, el nuevo orden mundial de la información y de la comunicación. Una reivindicación violenta de los países del Sur salió entonces a la luz. Reprochaban a los occidentales, y, en particular, a los americanos, el hecho de imponer a nivel mundial el imperialismo cultural occidental con los flujos de informaciones, las agencias de prensa, la radio y las cadenas de televisión. Los países del Sur, a menudo influenciados por ideas marxistas, estaban sostenidos por la Unión Soviético. Los occidentales tuvieron el juego fócil, por razones obvias, para demostrar que la concepción soviética de la información y de la comunicación era peor que la suya. Pero las cuestiones que se plantearon continúan abiertas. Internet puede percibirse como el símbolo del imperialismo de los países ricos. El sistema Internet es técnicamente neutro, pero estó inscrito en una realidad social desigualitaria. O.J.- ¿Usted no tiende a dramatizar un poco las oposiciones?

Occidente no debe imponer su modelo

D.W.- Nos encontramos inmersos en uno contradicción entre los volares universales que reclamamos y la lógica económica que simultóneamente promovemos. Existe un conflicto entre los dos modelos antagónicos de lo mundialización y del universalismo. Para el primero, el mundo entero es un mercado. La desreglamentación es a la vez el instrumento y la ideología de la mundialización. Pero, al mismo tiempo, Occidente responde a un modelo universalista democrático, formalizado por la Carta de la ONU, y que promueve la igualdad de los hombres y respeta las diferencias culturales. El universalismo supone, a la vez, la existencia de principios generales

y el reconocimiento de la alteridad, mientras que la mundialización se interesa en primer lugar por la extensión del mercado, es decir, por todo lo que puede superar las diferencias. Por un lado, un enfoque cualitativo; por el otro, un enfoque cuantitativo. Esto es por lo que el universalismo nunca es natural, sino que es una conquista. La ventc]o de Internet, que generaliza todos los intercambios, es volver a lanzar esta reflexián sobre la igualdad y la diferencia, las tribus, el universalismo. Es decir, reflexionar sobre la universalidad es rehabilitar la cuestión de la sociedad y de la politica, la del respeto y de la organizacián pacífico de las diferencias. O.J.- Sin embargo, existe una crítica del universalismo como valor occidental por parte del Tercer Mundo. D.W.- Sí, es cierto. Y no se trata de idealizar el Sur. Un gran número de paises son violentamente antidemocráticos y utilizan la denuncia a Occidente para amparar mejor dictaduras políticas o religiosas. Lo hemos podido ver en algunos regímenes fundamentalistas religiosos que instauran sistemas politicos antidemocráticos. Éstos se basan en los excesos del occidentalismo para rechazar el universalismo. Los valores que se encuentran en la Carta de la ONU y de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948 son tan poco compatibles con las dictaduras del Sur como con las del Norte y los fundamentalismos religiosos. Por tanto, es necesario separar universalismo y

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occidentalismo o, más exactamente, es necesario no tomar como pretexto los excesos de Occidente para criticar el universalismo. O.J.- ¿Qué lugar ocupa Internet en este debate? D.W.~ Internet está en el centra de este debate. Como sistema tecnoló-

gico, sirve tanto poro favorecer lo globalización económica como para defender uno posición universalisto. Lo peor sería creer que bosta con que hoyo un único mundo económico para crear una comunidad internacional real. El mundo del mañana será mucho más difícil de administrar. Pero el día en que los países del Sur estén económicamente mejor dotados, surgirán los reivindicaciones de las identidades culturales. O los entenderemos y aceptaremos un mundo más diverso en el que será más difícil convivir, o bien insistiremos en considerar estas reivindicaciones de identidad como «arcaicos» y habrá conflictos. El descubrimiento de los diferencias culturales y sociales o nivel mundial y el respeto de estas diferencias, en nombre incluso del ideal democrático que anima la comunidad internacional, obligan o Occidente a convivir. Y es en esto donde la comunicación se convertirá en uno de los factores sociopolíticos esenciales del mundo del mañana.

PENSAR EL INTERNET

POR DOMINIQUE WOLTON

Un elevado número de jóvenes cree de bueno fe, porque todo el mundo se lo dice, que todo cambiará con Internet. Para evitar que moñona sean uno especie de «generación perdido», decepcionado por lo tecnología, es necesario que nazco uno reflexión crítico, «pensar el Internet» en lo articulación de los tres dimensiones de lo comunicación: técnico, cultura y sociedad. Par esto razón, me gustaría terminar esto obra con tres reflexiones que se refieren respectivamente o los tres niveles en que lo «revolución» de Internet se llevo o cabo: el internauta, el individuo y el ciudadano.

EL INTERNAUTA Sí o lo creatividad que emerge tras dos generaciones marcados por lo crisis. Lo aventuro empiezo de nuevo por lo tecnología, su miniaturización y su potencio fenomenal, proporcionando un aire de antigüedad o lo televisión, que ha sido considerado durante mucho tiempo como lo cima de lo modernidad. Sí, también o esto tecnicidad que define uno generación que necesitaba tomar distancias y marcar su territorio.

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Sí, finolrnente, a estos millones de experiencics que,

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e~ la econornío,

los servicios, la educación y el ocio, demuestran que coda nueva tecnología pone en marcha la innovación. Pera es necesario recordar al interna uta, para evitarle graves desilusiones, los tres puntos siguientes:

En primer lugar, lo más difícil no es la información, sino la comunicación. Por supuesto, Internet sólo es un sistema automatizado de información; en todas direcciones, son hombres y colectividades que integran estos flujos de informaciones en su comunicación. La información es siempre un segmento, y sólo la comunicación, con sus prodigiosas ambigüedades, hace surgir de ella un sentido. Por otra parte, toda la ambigüedad del tema de la economía de la información, la cual se presenta a la vez como una superación de la economía de la producción, es una nueva etapa en la historia de los sistemas de producción y el origen de una nueva sociedad más democrática. No existe un vínculo directo entre nueva economía y nueva sociedad. La red puede ayudar a suprimir «el bosque muerto» de la economía capitalista sin ser, contrariamente a lo que dicen algunos, la fuente de una nueva riqueza. Dos cuestiones deben todavía dilucidarse: ¿cuál es la productividad de una economía de signos? y ¿qué relación existe entre esta economía del signo y la economía de la producción que desde siempre ha sido la base de la riqueza? Decir que todo es información e intercambio no basta para crear una nueva economía. Por una parte, está la Red, aceleradora de la circulación y de la rentabilidad, y por otra, la Red, creadora en sí misma de valor y riqueza. Contrariamente a lo que se ha dicho, no existe un vínculo directo entre ambas: el problema de la creación de valores, del vínculo entre información y producción, que desde siempre es el centro de la economía, no está de hecho regulado todavía.

Además, no basta que los hombres intercambien muchas informaciones para que se entiendan mejor. Lo que cuenta son los marcos culturales y sociales de interpretación de las informaciones, no el volumen o la diversidad de estas informaciones. El uso no hace la economía del proyecto. El tiempo ganado en el acceso a la información puede darse de nuevo en la dificultad de interpretar esta información, por lo que, al cabo de

Pensar en Internet, por Dominique Wolton

poco tiempo, es necesario igualmente cconsejcr 01 internouto que salga de la comunicación mediatizada y que se enfrente a la comunicación natural humana y social. De ahí la importancia de los contactos, de la voz, de las miradas, más allá del intercambio de signos. Estemos en guardia ante las soledades interactivas. Finalmente, el rendimiento mismo de los sistemas de informacián obliga al interna uta a reflexionar sobre la posicián de la información ya diferenciar las lógicas, los valores presentes. De la información-servicio a la información-noticia, de la información-conocimiento a la informaciónocio, no se trata de los mismos sistemas de referencia y de legitimidad. Ya lo he dicho, la información no existe en sí misma; está vinculada a un marco de conocimientos, a una construcción. Los vínculos hipertextuales no establecen sólo relaciones entre las ideas y los conocimientos, sino que establecen, con los a priori y las rigideces verdaderas que los acompañan, una geografía del conocimiento. No existe ninguna topología neutra.

EL INDIVIDUO

Sí al sentimiento de libertad que se desprende de esta nueva aventura de Internet. Para toda una generación, es una posibilidad de emancipación que se abre y el medio de distanciarse en relación con las generaciones precedentes que, de la informática a las telecomunicaciones yola explosión del audiovisual, daban la sensación de haber acaparado el progreso tecnológico. Aquí, la historia vuelve a empezar repartiendo de nuevo las cartas, traspasando las franteras geográficas, quebrando el aislamiento, es decir, imponiendo nuevas bases de solidaridad entre los individuos, el Norte y el Sur. Un cibercafé o un encuentro en Internet son otros medios para adquirir conocimientos. Los hombres que trabajan en la Red forman una comunidad que hace que poco a poco Internet sea visible, lo familiariza y lo humaniza. El uso generalizado del teclado constituye una forma de cul-

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tura, que cruza los países, las lenguas y las clases sociales. En este caso, ¿en nombre de qué se puede descalificar esta nueva aventura individual y colectiva, abierta a todos y, de momento, sin jerarquías ni estudios? Es conveniente recordar tres temas que relativizan este nuevo «humanismo»,

En primer lugar, no se debe permitir que la información de la comunicación sea totalmente absorbida por la economía. El objetivo de Internet es saber si quedo todavía un espacio de libertad individual cuando la racionalidad económica se lo haya llevado. El individuo no sabría aceptar el hecho de convertirse en el tema central de un inmenso sistema de comercio electrónico. ¿Qué quedaría entonces de la libertad individual, puesto en peligro tanto por la cibercriminalidad como por los múltiples sistemas de identificoción que ya existen? Entre la libertad, la identificación, la comercialización de todas las actividades, el margen de maniobra es muy estrecho, sobre todo sin regulación. De ahí la importancia de un humanismo y de las utopías para proporcionar otro contenido que el económico a las redes. ¿Qué proyecto pueden inventar los hombres para dar sentido a este sistema tecnológico?

Además, es necesario poder distinguir la información-valor, que es factor de libertad individual, de la información-mercancía, que está estandarizada. De igual modo, la cuestión de la calidad de las informaciones a las que se accede debe plantearse sin cesar. No sólo en términos de veracidad, sino también en términos de interés. La mayor parte de las informaciones accesibles en Internet no son de gran interés; debemos ser honestos y reconocerlo. Por último, y como resultado del punto precedente, es necesario valorar al receptor, es decir, al usuario final, del cual nunca se está seguro de que se acople a lo que se le propone o incluso a lo que solicita. El receptor es el rompecabezas de la comunicación. Por otra parte, debemos recordar la existencia de las desigualdades de conocimientos, de competencias y también de intereses. Para algunos, Internet es una nueva frontera, para otros, simplemente un instrumento y, para otros, una frontera de comunicación suplementaria. En cualquier caso, será necesario pensar en la mo-

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por Dominique Wolton

vilidad, reflexionar en qué continúa siendo un ideal, en una sociedad en que todo circula ya en todas direcciones hace cincuenta años. La obsesión de la velocidad, de la movilidad, ¿no crea nuevas desigualdades? Sobre todo cuando no se sabe cuánto tiempo se necesita para que los hombres se comprendan un poco mejor.

EL CIUDADANO

Si a la idea de relanzar una reflexión sobre la democracia y la participación politica a partir de Internet. La Red reactualiza este postulado clásico del modelo democrático según el cual aquél que tiene la información tiene el poder. Si todos podemos acceder a tantas informaciones, de cualquier lugar, son las [erorqufos, la lógica del poder y del secreto las que se encuentran alteradas. Mejor si un sistema tecnológico relanza una utopía política a favor de las relaciones más directas, de una solidaridad mundial más activa, es decir (simplemente) la posibilidad de un control mejor del poder. Pero, si no queremos que la economía la vuelva a situar sobre la política, debemos reflexionar en torno a tres problemas.

En primer lugor, es necesario que Internet entre en el campo de los debates políticos y, consecuentemente, que salga del unanimismo actual que impide cualquier reflexión crítica. Permitir que Internet salga del reino de la creencia para que entre en el de los debates en que se oponen varias maneras de usarlo. Internet es la única innovación sobre la que no existen debates. Sobre las biotecnologías, las OGM, lo nuclear, las tecnologías de los seres vivos, existen enfrentamíentos polítícos e ideológícos. Sobre la Red, nada. Internet no ha entrado todavia en el campo político. La paradoja es que son las fuerzas de izquierdas las que en Europa son más favorables a Internet, como si el postulado de los tres síglos pasados según el cual el progreso tecnológico es la condición del progreso social fuera todavía real. Sin embargo, hemos visto que se han necesitado ciento

Sobrevivir a Internet

cincuenta años para humanizar el proyecto industrial. Con Internet, hacemos como si la democracia fuera para todos. La derecha es, en general, mucho más prudente; no adelanta el tema de la reducción de la fractura como nueva frontera de la democracia. De hecho, y desde hace mucho tiempo, la derecha está menos fascinada por la tecnología que la izquierda. Las cifras le dan la razón: solamente existen de trescientos a quinientos millones de internautas en el mundo, de los cuales más del 80% viven en los países del Norte, lo que basta para relativizar la idea de la revolución «para todos», salvo para creer que el aumento del número de ordenadores bajo el dominio del Norte es un beneficio para la humanidad. Por el contrario, existen más de dos mil millones y medio de televisores y más de tres mil millones de radios que no interesan a nadie. Vemos perfectamente que sólo una potente voluntad política que decida integrar Internet en un proyecto más amplio podría evitar que el desequilibrio entre el Norte y el Sur se agravara. Además, se debe relativizar la «revolución» de Internet. Lo que promete ahora Internet y lo prometió la primera explosión de la informática hace cuarenta años seguida por el cable, la fibra y los satélites. Cada vez, el argumento ha sido el mismo: si la revolución tecnológica no ha tenido el efecto esperado sobre la sociedad es porque las tecnologías no eran lo bastante perfectas. Ya haremos mañana lo que no pudimos hacer ayer. Relativizar también es, por ejemplo, comprender que la sociedad de la información corre el riesgo de ser mañana la sociedad de la igualdad, pues favorece el vínculo entre individuos y comunidades que se parecen, dejando a un lado la cuestión de la heterogeneidad. Conseguir convivir con quienes no se parecen a mí no es un problema tecnológico, sino absolutamente una cuestión política. El objetivo actual es resistir a la segmentación de la sociedad en pequeñas comunidades para preservar este mínimo de sentimiento de pertenencia colectiva sin el cual no existe la sociedad. El individuo contra la colectividad, la segmentación contra la sociedad, la igualdad contra la diferencia: sobre todos estos problemas esenciales para el futuro de nuestras sociedades, la Red, si no la vigilamos, puede reforzar los aspectos más conformistas.

Pensar en Internet, por Dominique Wolton

Por último, debemos salir de los rendimientos y volver a los ideales, sin los cuales Internet, que debía cambiarlo todo, podría acabar perfectamente siendo sólo una simple disposición convivencia de las relaciones individuales, dejcndo de lodo la cuestión principal de la político: lo organización pacifico de lo cohabitación en el centro de una mismo sociedad. Si los interna utas convencidos del Internet democrático quieren conservar una iniciativa real, se necesita una alianza entre ellos y todas las fuerzas culturales, sociales y políticas que han entendido que la comunicación es uno de los principales temas de la sociedad del mañana. Esto obliga a revalorizar una visión humanista de los vinculas entre información y comunicación, una tarea aún no empezada si se juzga la desvalorización del concepto del «cam», a menudo relacionado con el marketing y la manipulación, mientras que la comunicación está sobrevalorada, como si fuera la cosa rara que fue en el Siglo de las luces. Debemos llegar lo antes posible a separar la información que continúa siendo fiel a una cierta filosofía democrática de la que surge ante todo de una lógica instrumental y económica. Salir de los rendimientos y volver a los ideales significa, en definitiva, escoger entre las tres dimensiones de la información y de la comunicación constantemente mezcladas, pero con valores radicalmente diferentes: una aspiración humana fundamental, un simbolo de libertad y de emancipación, la materia prima de un nuevo principio de acumulación económica

y social. Admitir esta ambivalencia fundamental, pensar en ella y cuidarla para aprender a dístinguir cuál de estas tres referencias domina en las distintas situaciones. De alguna manera, es necesario inventar una especie de víspera democrática de la revolución de la información y de la comunicación donde se coloquen tres procesos: entrevistas entre los actores, una reflexión y una acción sobre la reglamentación y la evaluación

y la valorización de las experiencias interesantes. ¿El objetivo? Salir lo antes posible de este vocabulario de la sociedad de la información donde la sociedad está como absorbida por la tecnología. Escapar a la ideología tecnológica supone encontrar los valores, contradictorios, es cierto, pero esenciales, de toda la sociedad y de toda la democracia.

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Para terminar, me gustaría abrir una última pista de reflexión: zhosto qué extremo puede vivir el hombre en un universo de siqnos, es decir, de imágenes, de sonidos, de datos informáticos, sin contccto con la naturaleza yel mundo físico? La noción de pragreso tecnológico ha sido durante mucho tiempo comprendida como la transformación de la noturclezo y de la materia, estos dos «compañeros-adversarios» contra los cuales los hombres han luchado durante siglos. Con la emergencia de la sociedad industrial, la potencia tecnológica ya no ha conocido límites. Las fábricas, con sus paredes y sus chimeneas, han sido su símbolo durante mucho tiempo. Hoy cambiamos de época: los hombres están menos fascinados por la potencia industrial de la que han podido comprabar las pérdidas humanas y ecológicas y más atraídos por las tecnologías de la información. Más pequeñas, menos contaminantes, fascinan porque ponen en funcionamiento la velocidad, el rendimiento y la interactividad. Por una vez, además, parece que no haya brutalidad en el progreso ni se deba pagar ningún precio. Sin embargo, ¿qué experiencia de la realidad queda cuando la actividad económica, social, cultural y escolar se reduce a la gestión de signos? El hombre necesita también alguna relación con la naturaleza y el mundo físico, así como enfrentarse can las relaciones humanas y la diversidad de las relaciones sociales en la sociedad. Vivimos en un universo ampliamente urbano, donde mós de un 70% de la población trabaja en el sector de los servicios, sin contacto con el mundo físico y donde los obreros, los artesanos y los campesinos se han convertido casi en una curiosidad. Aquí es donde el tema de la sacíedad es perverso: lo homogeneíza todo y hace desaparecer el hombre tras los flujos de la información. En una economía del signo, todo es posible. Por tanto, le toca al hombre inventar sus propios límites. Ahora bien, la historia nos enseña que el hombre tiene siempre una incalculable capacidad de desestructuración en sí mismo. Si no queremos que las tecnologías más sofisticadas que el hombre ha inventado provoquen una nueva deshumanización, debemos preservar al hombre, sus debilidades, sus fuerzas y sus contradicciones. Porque él sólo sueña can el futuro, imagina su historia y da sentido a su experiencia.

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