Vinculo Afectivo Madre e Hijo

1.-VINCULO AFECTIVO MADRE-HIJO El principal vínculo y el más persistente de todos es habitualmente el que se establece e

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1.-VINCULO AFECTIVO MADRE-HIJO El principal vínculo y el más persistente de todos es habitualmente el que se establece entre la madre y el niño, y se consolida como un vínculo afectivo cuando existe un amor reciproco entre el recién nacido y su madre. Este vínculo será la base sobre la cual se desarrollaran los demás vínculos que establecerá el ser humano con las demás personas a lo largo de vida. Desde que el bebé está en el vientre, la madre empieza a relacionarse con el bebé, siente sus movimientos, sus pataditas, le habla y comienza a pensar y a crearse imágenes sobre él, posteriormente cuando el bebé nace, la madre tendrá la necesidad tenerlo en sus brazos, de contemplarlo, acariciarlo, mecerlo y protegerlo. El contacto corporal, el intercambio de miradas y sonrisas entre la madre y el bebé y todas las expresiones de afecto entre ambos son las que irán formando el vínculo madre-hijo. ¿Cómo se forma el vínculo afectivo madre-niño? El vínculo se desarrolla como consecuencia de las repuestas de la madre ante las conductas innatas del niño. Desde que él nace, empieza a interactuar con la madre a través del contacto piel a piel, las miradas y la interacción entre ambos en el momento de la lactancia. El bebé empieza a reconocer y diferenciar a la persona que lo acompaña y lo cuida siempre, posteriormente mostrará preferencia por esa persona, estará contento con su compañía y se disgustará en su ausencia, éstas son las manifestaciones que indican el desarrollo del vínculo entre la madre y su hijo.

Los primeros meses de vida Poco a poco conforme pasan los dias, el niño empieza a reconocer rostros de las personas que lo cuidan y protegen. Los estudios psicológicos revelan que el vínculo que el bebé desarrolle con su madre durante sus primeros meses es primordial para que este pequeño desarrolle relaciones sanas a lo largo de su vida. Cuando este vínculo es fuerte la persona en su edad adulta tiene un buen ajuste social y una alta seguridad en sí mismo. Estos mismos estudios demuestran que la baja autoestima, la poca tolerancia al estrés y los problemas en las relaciones sociales de los adultos están altamente asociados con vínculos pocos sólidos entre madre e hijo. Aún más grave si las experiencias con la madre en los primeros meses han sido negativas y muy graves, la persona puede desarrollar trastornos psicopatológicos mayores. La interrelación entre padres e hijos influyen en el desarrollo socio emocional y en la conducta futura del menor. Aquí les presento los pasos a seguir para desarrollar en el niño una personalidad segura y con una alta auto

estima que se incrementará a travez de los años conforme el pequeño va creciendo y convirtiendose en un adulto.

Cinco pasos a seguir para criar a un bebé seguro de sí mismo: 1. El mirar al bebé directamente a los ojos y sonreírle es algo muy positivo para el desarrollo emocional del bebé. 2. Acariciarlo mientras está tomando su leche es algo muy importante para transmitirle sentimientos de amor al bebé. 3. El tomar al bebé en brazos y darle un masaje rápido es muy importante para equilibrar el aspecto psicológico y el fisiológico del pequeño. 4. Atender al bebé cada vez que éste llora y saber reconocer el llanto es esencial pues el llanto es el primer lenguaje que el bebé usa para expresar sus necesidades. 5. El tiempo de calidad que los padres pasen con su bebé jugando es muy importante para fomentar la seguridad en el niño. No se trata de cuan caros son los juguetes que se les compre sino el tiempo que los padres jueguen con ellos lo que cuenta. Hay que tener en mente que el niño nace y se desarrolla en base a lo que sus padres le han enseñado desde su cuna. Mucho que ver tienen los comportamientos aprendidos con el desarrollo cognitivo, y socio emocional del pequeño. La personalidad y el carácter se desarrollan progresivamente desde el momento en que el bebé nace y en la medida en que sus padres contribuyan a proveer al pequeño con un ambiente sano y saludable. Desarrollando un vínculo fuerte entre los padres y los hijos, el bebé no tendrá problemas mayores en la adolescencia y en su vida de adulto.

El vínculo madre-hijo

En la mujer embarazada se producen cambios sustanciales en el cerebro. El proceso biológico natural del embarazo reduce el estrés en la mujer al desactivar la hormona cortisol, y aumenta la confianza, al liberar oxitocina.

En una situación de estrés, las neuronas cerebrales del hipotálamo generan un factor que induce a liberar cortisol, pero en las embarazadas no es así. Entre el segundo y el cuarto mes, se produce entre 10 y 100 veces más progesterona y se reduce la respuesta emocional y física al estrés. Al tiempo que se almacena la oxitocina en neuronas del cerebro. Esta hormona se libera a partir del quinto mes de embarazo con los movimientos del feto. La oxitocina es un neurotransmisor relacionado con la confianza. “Esta hormona, explica la catedrática, tiene receptores en diversas áreas del cerebro y las desarrolla permitiendo una capacidad especial para conocer las necesidades del bebé -lo que le pasa- y la sabiduría natural para ‹‹gestionar› lo que demanda”.

El análisis por neuroimagen de las emociones que la madre siente ante los estímulos de ver fotografías o vídeos del hijo o escuchar su risa y su llanto pone de manifiesto cómo es ese vínculo natural emocional y afectivo que se ha generado en ella por el embarazo. Es lógico que los hombres, que no gestan los hijos, no tengan este vínculo en cuanto que está ligado al embarazo. Con la gravidez, el cerebro de la mujer cambia, estructural y funcionalmente, al responder a las consignas básicas que recibe del feto. Este vínculo se refuerza con el parto y la lactancia, porque se potencian los circuitos neuronales más fuertes de la naturaleza. El conocido como ''vínculo de apego” afectivo y emocional forma parte del proceso biológico natural. Por otro lado, el parto supone la liberación de oxitocina almacenada para reforzar el vínculo de apego y retorno a niveles habituales de respuesta de estrés. Esta vuelta a la normalidad neuroendocrina exige una adaptación que conlleva cierto riesgo de fluctuaciones anímicas y que en los casos más graves puede llegar a la depresión posparto.

¿Y el vínculo con los padres? El cerebro de cada persona goza de una enorme plasticidad; todo lo que experimentamos, las emociones, la actividad física, los hábitos intelectuales… dejan huella en el cerebro. Reconocer en una fotografía a su hijo de pocos meses genera en la mujer un estado emocional placentero que no se lo produce la visión de imágenes de otros niños, incluso conocidos. Las técnicas de neuroimagen registran la activación del llamado cerebro social: se activan las áreas del sistema cognitivo-afectivo de recompensa y se silencian las implicadas en el juicio negativo. Por eso la experiencia de la paternidad (el contacto físico con un bebé, su olor, verle) provoca un vínculo de apego en los padres biológicos, adoptivos y en general en cualquier persona que cuida habitualmente de un bebé. “Uno de los estudios de neuroimagen que mostramos en el Informe, detalla Natalia López, constata que la experiencia de la maternidad y la paternidad provoca cambios funcionales en el cerebro. Padre y madre responden con más intensidad al llanto que a la risa del hijo, mientras que sucede a la inversa en quienes no tienen experiencia de la paternidad. La influencia de la paternidad en el cerebro facilita el cuidado al reconocer mejor las necesidades que el niño reclama llorando. Podemos decir que lo que se genera por la experiencia de la paternidad es igual en ambos -padre y madre-, lo propio de la madre es lo que le aporta el embarazo”.

La unión entre la madre y el bebé se da por el apego que comienza antes de la gestación El afecto entre los dos es como un cordón umbilical invisible.





El afecto entre los dos es como un cordón umbilical invisible, pero perdurable en el tiempo, que garantiza un adecuado desarrollo personal y social del pequeño. El lazo entre la madre y el hijo empieza a formarse incluso, antes del embarazo, cuando la pareja desea y visualiza la llegada de un bebé al hogar. Ya en la gestación, aparece el instinto de madre, como se le conoce popularmente a ese fuerte lazo de apego que le permite a la mamá saber cuándo su bebé está bien o se encuentra en riesgo. Sandra Zorro, sicóloga perinatal y de la salud, dice: “Hay algo que no podría explicar y es que las mamás sienten un vacío en su barriga antes de enterarse que hay muerte intrauterina”. Esta experta asegura que el hecho de que la mujer esté embarazada no implica que se genere un vínculo automático de afecto con su hijo, como se cree culturalmente, pues todo depende de las circunstancias que la rodean, como problemas económicos, ausencia de la pareja o la familia o que no haya sido deseado. “Esto significa que hay que darles tiempo para lograr el proceso afectivo con el bebé”, añade. El apego y el vínculo de afecto que sienta un bebé, es esencial para la evolución del embarazo, pero también para el desarrollo social y emocional del niño, así como para construir familias sanas y conectadas afectivamente. El apego seguro Al vínculo que establecen los bebés con sus padres se le conoce como apego seguro, pues les permite sentir que llegaron a un espacio favorable en donde entienden y atienden sus necesidades. Por esa razón el lazo de unión es tan fuerte con la madre, pues el bebé siente su presencia continua y sabe que ella acudirá a satisfacer sus necesidades. “Los bebés son dependientes completamente de los adultos para su bienestar, por eso son sensibles al afecto y saben con claridad qué personas los aman y los atienden”, señala el pediatra y puericultor Juan Fernando Gómez. Pero cuando el recién nacido se acostumbra a que sus llamados no son atendidos y sus deseos están insatisfechos se genera inseguridad e inestabilidad en la relación entre madre e hijo. ¿Cómo fortalecer el vínculo? Aunque todos los embarazos deberían conducirse bajo parámetros de tranquilidad y felicidad, lastimosamente las circunstancias que rodean a la pareja y en especial a la madre, podrían impedir que sea como se quiere. La sicóloga perinatal, Sandra Zorro, da algunos consejos para fortalecer el vínculo entre la madre y el bebé en gestación:

*La mujer debe tener todo el apoyo de su pareja o de la familia para llevar un embarazo tranquilo. *Si la mujer cuenta con su pareja, la unión debe ser muy especial, pues si se presenta una situación adversa, como una anomalía, su apoyo será indispensable para sobrellevarlo. *Muchas veces se les dice a las mamás que deben reprimir todas sus emociones durante el embarazo. Sin embargo, más sano que obligarse a no llorar, es hablar con el bebé y contarle la situación y los motivos para que ella esté triste. El diálogo es muy importante, para que los se reconozcan las emociones y sepa manejarlas. *En ocasiones a los hombres les cuesta relacionarse con el bebé y hablarles a través de una barriga; pero pueden hacerlo durante unos minutos cada noche. Si no saben qué decirle, pueden leerle, cantarle o narrar los sucesos del día. *Hay madres que llevan un diario de su embarazo y esto les permite liberar emociones e identificar sentimientos. Recuadro Con y sin afecto Hoy los padres tienen en casa a un bebé completamente dependiente, pero la manera como creen el vínculo de afecto le permitirá convertirse en un joven capaz de elegir una carrera y una pareja. “El camino a la autonomía y autoestima estarán dados, en gran medida, por el acompañamiento inteligente y afectuoso que hagan los padres y adultos significativos de ese niño. El niño que ha tenido afecto y un acompañamiento donde tenga un referente de comportamiento, donde haya un proceso de fijación de límites, de disciplina, va a permitir que crezca en un contexto seguro, que lo convierta en un excelente sujeto social”, dice el pediatra Juan Fernando Gómez. Pero un niño de esos llamados ‘problema’ en el fondo no se siente amado y su comportamiento no es más que una manifestación por la necesidad de apego. Los niños necesitan ser disciplinados con amor. Hay que fijarles límites con afecto, acompañarlos, a veces reprenderlos o afrontar comportamientos inadecuados, pero con afecto.

Vínculo madre e hijo y lactancia Cómo fomentar el vínculo a través de la lactancia El vínculo madre-bebé, son los lazos emocionales que establecen entre la madre y su hijo; es un instinto biológico, no se provoca, sino que ocurre en los primeros momentos tras el nacimiento y que garantiza la supervivencia del recién nacido y promueve la replicación y la protección de la especie.

El apego es algo inconsciente que hace que la madre responda a las necesidades del bebé, y garantiza que éste pueda establecer conexiones neurológicas fundamentales, el contacto estrecho entre ambos estimula áreas del cerebro del bebé determinantes para su futuro. El apego seguro, un vínculo fuerte con la madre ha demostrado ser crucial para que en el futuro el niño y posterior adulto pueda establecer relaciones sanas, seguras con otras personas. Que sea socialmente normalizado.

¿Qué papel juega la lactancia en el vínculo?

Las bases de una relación de apego seguro del bebé con su madre son: - El establecimiento del vínculo afectivo madre hijo: desde el embarazo ya se relaciona con su hijo. - La preocupación maternal primaria: es decir la respuesta innata de la madre de responder a las necesidades de su hijo de manera inmediata, se piensa que es un mecanismo hormonal. - La lactancia materna a demanda. Cuando una madre da el pecho a su hijo se establece una atmósfera mágica, en la que no sólo le ofrece alimento, sino que se ponen en marcha una serie de mecanismos necesarios para que se siga manteniendo el apego, se refuerzan los lazos madre-hijo. Es un contacto tan íntimo, tan especial; que a nivel neurológico se producen estimulaciones en el cerebro del bebé y la madre.

Hay dos hormonas necesarias en la lactancia materna, que también interpretan un papel protagonista en el establecimiento del vínculo: - Prolactina: necesaria para la producción de la leche, pero que a nivel emocional hace que la madre esté atenta a las necesidades de su hijo. - Oxitocina: responsable de la eyección láctea, es la hormona del enamoramiento, ya hace que ambos se enamoren el uno del otro. Que las miradas entre ambos estén llenas de significado, el olor que desprenden sea reconocido por ambos. Gracias a la lactancia materna se establece un diálogo sin palabras entre ambos, una comunicación íntima. El contacto piel con piel, las caricias, el sabor de la madre. El bebé se siente protegido en brazos de su madre, y la madre se siente capaz de proteger a su bebé. Así que podemos concluir que la lactancia materna supone un factor de protección para tener niños adultos emocionalmente sanos, el contacto que se establece entre madre e hijo durante las tomas hacen que el pecho de la madre sea el ambiente ideal para establecer las bases del apego.

El fuerte vínculo entre madre e hijo

Es una relación que produce seguridad, conocimiento, sosiego, consuelo, agrado y

placer. Ese vínculo afectivo inicialmente se establece de manera instintiva, luego se va desarrollando y fortaleciendo a lo largo de la vida a base de intercambios comunicativos entre los padres con sus hijos, o entre las personas en general. Cómo se establece esa unión entre madre e hijo

Hablando en concreto del intercambio tan gratificante que se da en la maternidad, éste se establece antes de que el niño nazca, es incluso desde el momento en que la mujer se entera de que está embarazada porque a partir de ahí cambia su percepción de ella misma, ya no se ve como una sólo persona pues dentro hay un nuevo ser que se esta formando. Esta comunicación tan fundamental es por medio de los movimientos del feto y las emocionantes pataditas; por su parte la madre le da pequeñas palmaditas al vientre, le habla a su hijo, le canta, piensa en él, se imagina como será y con quien tendrá parecido. Todas estas conductas, muchas inconscientes, son comunicativas y hacen que ambos se vayan conociendo. Al nacer

Ese encuentro que se va preparando durante nueve meses se intensifica al momento del nacimiento, lo que es compresible puesto que su madre lo ve por primera vez. Conforme madre e hijo entran en contacto se inicia una comunicación que puede

perdurar a lo largo de la vida. Los estudiosos en el tema indican que existen cinco sistemas que fortalecen ese vínculo entre madre e hijo, tales son: la sonrisa, el mamar, la mirada mutua, el llorar y el contacto físico. Al principio esos estímulos que son sólo de uno después se harán mutuos; la madre sonreirá al bebé y poco a poco él también le sonreirá; cuando balbucee ella le platicará; conforme pase el tiempo la madre podrá interpretar el llanto del niño: por hambre, por dolor, por sueño. Cómo se fortalece

Con el tiempo, observación y mucha paciencia por parte de la madre, logrará entender los mensajes que su bebé le dará a través de su comportamiento, logrando una buena comunicación. Brazelton, pediatra estadounidense experto en neonatos describe tres tipos de respuestas de los bebés ante los estímulos que les llegan del exterior, éstas son: respuesta de aproximación, respuesta de estrés y respuesta de autorregulación. Un ejemplo de respuesta de aproximación es cuando el niño sonríe, la expresión brillante en los ojos, el contacto ocular y la tranquilidad, son comportamientos que indican que el bebé está sereno, receptivo y disfrutando del momento. En cambio cuando el niño esta llorando, cierra los puños, gira la cabeza, arquea el cuerpo y sus ojos parpadean continuamente puede deberse a cansancio, por lo que la madre actuará en consecuencia. Ante un exceso o falta de estimulación el bebé se lleva las manos a la boca, succiona rápidamente el chupete o agarra las manos, con ello trata de regular su conducta para alcanzar un equilibrio en su organismo. Duración

Si bien este vínculo puede ser permanente, es mucho más fuerte e importante durante el primer año de vida, y más o menos alrededor de los seis meses la madre debe mostrarse flexibles de tal manera que el niño se vaya percibiendo como alguien aparte, lo que significa un paso esencial hacia su independencia en un mundo donde se siente querido, comprendido y apoyado. ¿Por qué es tan importante este vínculo? Los sistemas cerebrales que nos permiten formar y mantener relaciones no sólo con nuestros seres queridos se desarrollan durante la infancia. Los vínculos que se formen en los primeros años de vida y niñez temprana, ayudarán a desarrollar en una persona aspectos como la empatía, el afecto, el deseo de compartir, la tolerancia y la capacidad de amar y ser amado. La calidad del vínculo que el niño logre establecer con sus padres y especialmente con su madre desde que es un bebé, incluso antes de nacer, es primordial para su salud física y emocional futura.