Vidas cambiadas

Vidas cambiadas por su vida Cómo la vida de Jesús cambió la vida de quienes decidieron seguirle… Las experiencias de las

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Vidas cambiadas por su vida Cómo la vida de Jesús cambió la vida de quienes decidieron seguirle… Las experiencias de las personas que fueron cambiadas por la vida de Jesús en su ministerio terrenal nos ayudan a hacer conciencia acerca de la necesidad de vivir un tiempo de comunión con el Señor que sea transformador. Esperamos que la alegría, el dolor y la esperanza, presentes en la vida terrenal de Jesús, puedan cambiar tu vida para su gloria.

19 Mateo Un enemigo de siempre hecho amigo para toda la vida Mateo 9:9-13. 10: 1-4. Hechos 1:6-26. Introducción Se cuenta que cierto emperador chino, cuando le avisaron que en una de las provincias de su imperio había una insurrección, dijo a los ministros de su gobierno y a sus jefes militares que lo rodeaban: “Vamos, síganme. Pronto destruiré a mis enemigos”. Cuando el emperador y sus tropas llegaron a donde estaban los rebeldes, él trató afablemente a éstos, quienes, por gratitud, se sometieron a él de nuevo. Todos los que formaban la escolta del emperador pensaron que él ordenaría la inmediata ejecución de todos aquellos que se habían sublevado en su contra; pero se sorprendieron al ver que el emperador trató humanitariamente y hasta con cariño a quienes habían sido rebeldes. Entonces, el primer ministro preguntó con enojo al emperador: “¿De esta manera cumple vuestra excelencia su promesa? Dijo que veníamos a destruir a sus enemigos, pero los ha perdonado a todos, y a muchos hasta con cariño los ha tratado. Entonces el emperador, con actitud generosa, dijo: “Les prometí destruir a mis enemigos; y todos ustedes pueden ver que ya nadie es enemigo mío, a todos los he hecho mis amigos”.

Al estudiar tres momentos de la vida de Mateo, seguidor de Jesús, notaremos el impacto transformador de la vida de nuestro Señor en un cobrador de impuestos para la Roma del siglo I. I. La vida de un enemigo de Israel Como cobrador de impuestos para Roma, Mateo era una persona excepcionalmente rica a causa de muchos sobornos e injusticias. Por lo cual, los ciudadanos de Israel lo odiaban; lo consideraban un traidor a la nación, y, como a todo publicano, se le negaba la participación del espacio de la sinagogas porque lo consideraban como servidor de dioses extraños y como persona inmunda. II. La vida de una persona que decide seguir a Jesús. Lo sorprendente en el llamado de Mateo, a parte de su pronta decisión de seguir al Maestro, fue la renuncia tan grande que significó su decisión. No solo estaba comenzando a seguir a Jesús, sino que estaba comenzando una nueva vida, sin injusticias, sin sobornos, sin opresión a sus mismos hermanos; pero aún más, dejaba muchas riquezas por seguir a aquél que le daría una nueva vida, a aquél que restauraría su dignidad ante su pueblo, a aquél que le haría ganar la vida, una recompensa aquí en la tierra, y la vida eterna en el Reino venidero. Roma le daba una comisión por los impuestos que le recaudaba, pero Jesús le ofrecía la vida eterna y tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el orín corrompen, donde los ladrones no minan ni hurtan. III. La vida de un amigo del Rey de los Judíos. Después de haber estado sentado al banco de los tributos, Mateo se encuentra en el grupo de los doce discípulos que han de cambiar al mundo con el mensaje Jesús, ahora es un amigo de Jesús. Jesús dijo a sus discípulos que les llamaría amigos porque les daría a

conocer muchos secretos del Reino de los Cielos, y Mateo está en la lista, ya no como cobrador de impuestos para Roma, sino como uno de los que perseverarán en oración y ruego para fortalecer a una iglesia que cambiará al mundo entero, la iglesia de Cristo.

Conclusión Como a Mateo, Jesús está diciéndole a muchos el día de hoy: SÍGUEME… para lo que basta únicamente con evaluar una vida sin Dios, una vida de indignidad y compararla con una vida al lado del Señor y con la dignidad recobrada, además de una recompensa en esta vida y la vida eterna en el Reino futuro. La Biblia dice que solo los valientes han de arrebatar este precioso don, solo los valientes podrán decirle a Jesús: te seguiré Señor, a donde quiera que vallas… Pues vale más una renuncia a lo pasajero por seguir al Rey eterno que aferrarse a lo que pasará en un suspiro…

20 Pedro Un seguidor con carácter Mateo 4:12-25. 10:1-4. 16:13-20. Juan 18:1-11. Introducción Este no es un hombre con tantas posesiones como Mateo, sólo posee habilidades para pescar, un carácter firme, y un ímpetu que aún debe ser moldeado. Se cuenta que Cuando Mazarino, señor de Francia un tiempo, se sintió llegar a las puertas de la muerte, mandó que le trajesen todos sus tesoros para verlos por última vez. Su aposento se convirtió en un museo de arte. Mirándolo todo con ojos desencajados, crispaba sus manos sobre la ropa de su cama, y gemía: ¡Y pensar que lo pierdo todo! ¡Y pensar que lo he de dejar todo! Y así murió Mazarino, el avaro. Sin duda, Pedro, cuando murió, no exclamó lo mismo; Jesús le dijo que si perdía su vida por causa de él, de hecho la ganaría. De modo que cuando Pedro murió por la causa de Cristo, cuando Pedro perdió la vida por la causa de Cristo, Pedro lo ganó todo… Pedro fue un hombre con un carácter firme, un carácter que fue útil para muchos momentos en el ministerio de Jesús, pero también un carácter que fue útil para ser moldeado a través de la pruebas. I. Se necesita carácter para decir lo que es. Mientras los otros discípulos tratan de decirle a Jesús quién es él según la opinión de los hombres, Pedro permaneció callado hasta que fue el momento indicado para decirle a Jesús quién es él según su fe fundada en la revelación divina. No hace falta mucho carácter para decir lo que otros dicen o lo que otros piensan; es fácil, y hasta gratificante algunas ocasiones. Pero, decir lo que se cree, expresarnos con convicciones personales fundadas en la verdad, a veces, nos pone en tensión y no se hace con naturalidad, pues no es fácil. Pedro fue catalogado como un hombre bendito porque confesó lo que el Padre le había revelado, pero más todavía porque el Padre quiso revelarle lo que otros tal vez no estarían dispuestos a proclamar. ¿Estás dispuesto a proclamar con carácter quién es Jesús? II. Cuando se tiene carácter no se tiene miedo. Este punto no es para hablar de la triste escena cuando Pedro niega a Jesús, sino de aquélla épica escena cuando defiende a Jesús con una espada, otros habían huido, incluso Jesús pidió que los dejasen ir; pero Pedro se quedó ahí para defender a su Maestro y para seguirlo en medio del peligro. No fue una escena de furia en la vida de Pedro, fue el momento de su vida en el que decidió defender a su Señor, tal como sabía, usando su espada; pero después aprendería a defender a su Señor con el mismo carácter, aunque moldeado por la prueba, ya no con la misma espada, sino con la de la Palabra que parte el alma y el espíritu… III.

Existen decisiones que solo se toman con carácter.

Judas los había traicionado, se había vuelto atrás; bien pudo arrepentirse, llorar y luego volver para lavar su vergüenza, pero no, simplemente ya no estuvo allí. Pedro sí volvió, después de llorar; la causa de Cristo debía seguir y alguien debía alentar a sus hermanos, y ese alguien era Pedro. La causa de Cristo es primero, y esa fue la causa de Pedro, su empresa…

Conclusión La dinámica de su vida le había otorgado un carácter firme a Pedro; llegó a ser ese hombre que siguió a Jesús cuando debió, lo defendió a como pudo, y le confesó como debía. Un día supo que si su Señor podía caminar sobre las aguas también él lo haría tan pronto como el Señor lo ordenara, un día supo que debía volver a su Señor aunque lo hubiese negado cobardemente, un día supo que su Señor había resucitado de entre los muertos y que había vuelto por él al lugar donde antes había renunciado a las redes por seguirle…nosotros hoy día sabemos mucho, pero la marcada diferencia en Pedro es que no solo lo supo…

21 Pablo Un ciego que vio a Jesús Hechos 5: 17-429:1-19. 2 Timoteo 2: 1-13. Introducción Esto es simple: Pablo sabía mucho, era un excelente conocedor de la ley, pero estaba ciego… Un día, en el tiempo de Mario el perseguidor, llegó uno de sus agentes a la casa de una mujer cristiana que había ocultado a uno de los siervos de Cristo, y le preguntó: ¿En dónde está ese hereje? La mujer cristiana dijo: Abra aquella petaca y verá usted al hereje. El perseguidor abrió la petaca y sobre la ropa vio un espejo. ¡No hay aquí ningún hereje!, respondió enojado. ¡Ah!, le dijo ella, ¡observe usted el espejo y verá allí al hereje! Cuando nos miramos en el espejo de la Palabra de Dios, no vemos a otros que han desobedecido las leyes divinas; nos vemos a nosotros mismos, culpables de pecado; pero esa es la realidad ante la que siempre nos hacemos ciegos. En nuestro contexto, es del conocimiento el dicho popular que dice: “el que no sabe es como el que no ve”; sin embargo, Pablo sí sabía, y aun así no veía. Tres cosas bastarán para darnos cuenta cómo este hombre orgulloso fue transformado solo en un instante ante la majestad de Jesús resucitado. I. Ciego experto. Pablo había recibido la mejor instrucción religiosa de su tiempo pero no podía ver el cumplimiento de todas las cosas que ya sabía. Y no es que las personas que enseñaron a Pablo no le hubieran guiado a la verdad sino que Pablo simplemente necesitaba de ese encuentro poderoso con Jesús. Gamaliel, maestro de Pablo, fue un fariseo doctor de la ley venerado por los judíos; a diferencia de Pablo, sí pudo reconocer que el progreso del cristianismo era de Dios y que por tanto no podía ser destruido. Pablo, por su lado, necesitó no solo de darse cuenta que estaba dándose contra el aguijón, sino que necesitó de un poderoso encuentro con el Señor. La vida de Pablo nos enseña en primer lugar que aparte de todo lo que podemos saber, necesitamos del poder de Dios para ser transformados en personas piadosas y temerosas de Dios. II. Obediente por el poder de otro. El poder de Dios es suficiente para hacernos obedientes; en su encuentro repentino con el Señor, Pablo no necesitó más qué saber sino que estaba equivocado. Al darse cuenta de su error y al ver la gloria de Jesús supo que simplemente debía obedecer y exclamó: SEÑOR ¿QUÉ QUIERES QUE YO HAGA? La Biblia dice que nosotros podemos ver la gloria de Dios en las cosas hechas, lo que es suficiente para que respondamos en obediencia a nuestro Dios; sin embargo, alguno pudiera estar ciego como Pablo y estar en expectativa de encontrarse con el Señor, como Pablo, en el camino; pero recordemos que para Pablo fue un encuentro en el que tocó el polvo no sólo al caer del caballo a tierra…

III. Fiel perseguido…r Fidelidad, esto fue lo que un día Pablo vio en los cristianos que perseguía y lo que por muchos años vivió como cristiano perseguido. Un día llevaba cristianos prisioneros, por muchos días fue llevado como un prisionero cristiano. Dejó de ser una persona libre, pero no dejó de ser cristiano; en medio de sus prisiones glorificó a Cristo, vivió con Cristo y predicó a Cristo. Fue fiel a Cristo, y no lo negó, sabía que negar a Cristo era fatal para él porque estaría negando al Señor de la vida.

Conclusión Una de las cosas que podemos recalcar de Pablo es que sabía que si deseaba cosechar alguna recompensa de sus penalidades debía primero sufrirlas, debía ser paciente, debía luchar legítimamente, y que , además, no debía contenderla solamente sobre “palabras” sino trazando bien la Palabra de verdad, evitando las palabrerías que conducen a la impiedad.

22 Felipe Alguien que te lleva a ver a Jesús Juan 1:43-51. 6:1-15. 12:20-26. 14:1-14. Hechos 8:26-40. Introducción La Biblia dice que contender sobre opiniones conduce al error, las discusiones hacen más daño que bien. Lo que hace que una persona entregue su vida a Cristo es que alguien pueda mostrarle a Cristo en lo que dice. Se cuenta que a finales del siglo XIX, el gran agnóstico Huxley era parte de un club de amigos (los agnósticos creían que el conocimiento acerca de Dios era inaccesible). Llegó el domingo, y la mayor parte de los miembros se prepararon para ir a la iglesia; pero, naturalmente, Huxley no tenía intención de ir. Se dirigió a uno que se sabía que tenía una fe cristiana sencilla y radiante, y le dijo simplemente: Supongamos que usted no va hoy a la iglesia, supongamos que se queda usted en casa y me dice sencillamente lo que significa para usted la fe cristiana y por qué es usted cristiano. Pero, contestó el hombre, usted podría deshacer mis razones en un momento. Yo no soy bastante listo para discutir con usted. Huxley contestó cortésmente: No quiero discutir con usted, sólo quiero que me diga lo que quiere decir para usted la fe cristiana. El hombre se quedó en casa y le expuso su fe a Huxley con toda sencillez. Cuando terminó, había lágrimas en los ojos del gran agnóstico. Daría con gusto la mano derecha, dijo, por tener una fe como la suya. Mucha gente necesita, más que nuestros argumentos, que los llevemos a ver a Jesús…

Sin duda, Felipe era una de aquellas personas que observaba con detalle las cosas, que hacía cálculos precisos de las cosas de su religión. Tenía la capacidad de ver adónde y lo que otros no podían… I. La Biblia es el fundamento. Felipe estaba atento del cumplimiento de las promesas acerca del Mesías, era un hombre que cuidadosamente observaba su Biblia (la ley y los profetas) al grado que, en el momento preciso, esto le abrió los ojos ante Jesús, hijo de José, de Nazaret. No se trataba del lugar de dónde venía el Cristo, se trataba de que era la persona de quien ya habían hablado Moisés y lo profetas. Sin duda, una persona puede avivar su capacidad de ver en la medida que ve a través de las Escrituras; una persona que ve es una persona que puede llevar a otras a ver; pues ya no es ciega sino que ve. La vida de Felipe fue marcada por Jesús de tal modo que no sólo pudo llevar a Natanael a ver a Jesús, sino que personas intelectuales (griegos) buscaron a Felipe para que las ayudara con su sed de ver a Jesús; la clave, Felipe veía a través de la Biblia. Pero Felipe quería más, un día le dijo a Jesús: muéstranos al Padre, y nos basta. Notemos no únicamente el hecho de que Felipe no se había dado cuenta a profundidad de quién era Jesús, sino que para él le bastaba sólo con una cosa más en su vida: ver al Padre…

II. Una persona analítica desentrañada por Jesús. En la narración de la alimentación a las cinco mil personas en el evangelio según Juan, encontramos de nuevo a esa persona observadora, analítica, calculadora; y de quien Jesús conocía los pensamientos. Jesús sabía que Felipe ya se había puesto al corriente respecto de cuántas personas habían, y de con cuánto se les podría alimentar; así que, como a Felipe los cálculos se le daban con facilidad porque era una persona observadora y detallista, Jesús preguntó para probarle: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Para Felipe, 200 denarios no serían suficientes, pero Jesús quería que Felipe tuviera un poco más claro lo que Jesús podía hacer aún sin los 200 denarios. III. La clave está en dejarse guiar. Leyó la Biblia y se dejó guiar por ella, y ésta le llevó a ver a Jesús, al prometido; vio a Jesús y supo que él le podría mostrar al Padre, luego obedeció al Espíritu y entonces experimentó cosas que hasta ahora siguen sorprendiéndonos. Felipe se dejó guiar…

Conclusión Cuando hay fe, no hay más cálculos que hacer, no existen más detalles que observar, la fe es suficiente…pero sólo cuando es de todo corazón. Un día, Felipe se encontró con otro detallista como él, el etíope, alguien que después de haber escudriñado las Escrituras y de haber escuchado a Felipe pudo ver a Jesús y dijo: aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado? Para el etíope, con un poco de agua era suficiente para ser bautizado, pero Felipe, después de sus experiencias con Jesús, lo ayudó en sus cálculos y le hizo ver que su cálculo sería una realidad completada si le sumaba la fe de corazón en Jesucristo. El etíope solo dijo: creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.

23 Juan Alguien que pesca y remienda con amor Mateo 4:12-25. 17:1-13. Hechos 3-4. Gálatas 2:1-10. Introducción ¿Qué es mi Diezmo? Es, más que una cantidad, monedas, billetes o un cheque… Inversión a favor de una sociedad mejor. Ayuda a la juventud cristiana. Expresión de fe en el futuro. Demostración de buena voluntad. Contribución para la educación cristiana. Cooperación para sanar y educar a otros por medio de la obra misionera. Voto para que tengamos un mundo cristiano. Algo santo, dedicado a Dios para servir a las personas. Por lo tanto, procuraré siempre el privilegio y la oportunidad de dar mi diezmo. Pues es mi colaboración para rescatar almas perdidas y traerlas a Cristo Jesús nuestro Salvador. —The Word and Way (adaptado).

Una de las cosas que llaman la atención en la vida de Juan es el momento cuando fue llamado. Es verdad que otros discípulos fueron llamados mientras estaban en sus ocupaciones cotidianas, pero Juan estaba en un momento crucial, “remendando las redes”; estaba en perspectiva de continuar con su trabajo. Por lo que su encuentro vocacional lo tomaría realmente por sorpresa. I.

Un hombre los llama a voces para pescar humanos para el Reino de los Cielos. Juan sabía que junto con su hermano eran el respaldo para la labor de su padre, y que, al aceptar el llamado de Jesús, estaría dejando a su padre; todo eso le era claro, pero una cosa no, no sabía que llegaría a ser un elemento valioso de la iglesia cristiana, ni que su participación en la naciente iglesia quedaría registrada en el libro de los Hechos. El que remendaba las redes, llegó a ser capaz de hablar con denuedo el evangelio para salvación de los hombres, sanando enfermos e instando a obedecer a Dios antes que a los hombres; y todo, a pesar de las persecuciones.

II. Un hombre los llama a dejar esas redes, pues hay algo más que remendar. A Juan le fue común remendar no sólo una vez, sino muchas veces sus propias redes. Pero estaba en perspectiva, aunque no lo sabía todavía, de remendar la vida de seres humanos. Un día, a la puerta del Templo, dejaría de usar sus herramientas para remendar redes y comenzaría a usar el amor y poder de Cristo para restaurar vidas; fue usado para restaurar la salud física en un pobre hombre que vivía a expensas de lo que la gente pudiera darle. El amor y el poder que operaban en Pedro y Juan eran tales que no solo aspiraron a cambiar un momento de la vida de un hombre cojo, sino cambiar la vida misma en un momento; sin

duda, nada volvió a ser igual en ese hombre; todo fue mejor. En otro momento, Pedro hablaría del amor diciendo que este cubre multitud de pecados. Estos hombres sabían remendar redes con sus herramientas de pescadores, pero Jesús hizo que remendaran vidas con su amor, no sólo sanando una enfermedad física sino también las del alma. Haciendo caminar al cojo y dándole paz al pecador… III. Ver una red llena de peces es agradable, pero no tanto como ver a Dios y verlo transformando personas. Un día, Jesús decidió llamar a Juan invitándolo implícitamente a dejar sus redes y las muchas glorias de pescador. Pero, otro día lo invitó a un lugar particular para mostrarle una gloría sinigual, la gloria de Dios. Dejar las redes fue relativamente fácil, pero dejar de contemplar la gloria de Dios no fue algo tan fácil. Esto fue crucial para que un día, Jacobo, Pedro y Juan, llegaran a ser considerados columna de la iglesia; nadie podrá negar que la gloria de Dios sobre ellos fue crucial para que tal cosa fuese realidad.

CONCLUSIÓN Es maravilloso ver cómo la vida de estos simples hombres marcaron la diferencia; sin duda, la determinación y el amor que los distingue contribuyó grandemente en esto, pero no como contribuyó ese momento ante la gloria de Dios. Nosotros podemos hacer lo mismo, marcar la diferencia en personas carentes de amor y de cuidados, marcar la diferencia renunciando a lo que muchas veces nos aferramos… tal vez, estés aferrándote a los diezmos… Aférrate a ver la gloria de Dios después de haber dejado aquello que hasta ahora te ha hecho ciego.

24 El centurión romano Un hombre cruel que pudo creer Lucas 23: 26-49. Marcos 15:21-41. INTRODUCCIÓN En el año 1633, el Papa Urbano VIII, presuntuoso de ser el sapientísimo e infalible vicario de Cristo, y alardeando de su “sabiduría”, mandó encarcelar a Galileo Galilei porque éste enseñaba que la tierra giraba sobre sí misma y a la vez alrededor del sol. Para salvarle la vida al gran G. Galilei, después de haberlo hecho sufrir durante muchos meses en los calabozos de la Inquisición, los inquisidores hicieron salir de la prisión pensando que tales penalidades habían quebrantado la fe de él en las “herejías” que había estado enseñando. Pero como Galileo conservaba las ideas que antes había expuesto, el Papa lo mandó a la cámara de tormento, donde el pobre anciano sufrió muchas veces. Al fin, quebrantado y vencido por los sufrimientos físicos y morales, G. Galilei fue obligado a abjurar en esta forma: “Yo, Galileo, a los setenta años de edad, arrodillado ante sus eminencias y teniendo ante mis ojos los Santos Evangelios que toco con mis propias manos, abjuro, detesto y maldigo el error y la herejía del movimiento de la tierra.” La justicia divina y la sabiduría que Dios ha transmitido a los hombres, han exaltado a G. Galilei colocándolo entre los sabios más ilustres que el mundo ha conocido, y han humillado al altivo Papa Urbano VIII colocándolo entre los hombres más presuntuosos e ignorantes de la tierra.

A veces es difícil creer, pero más difícil es creer y confesar cuando se tiene a todo su propio mundo en contra. Respecto del caso de Galileo Galilei, nos queda la amarga experiencia de su abjuración, pero la historia nos regala una experiencia diferentes que tiende a ser dulce, la historia, breve, del Centurión Romano que vio morir a Jesús en la cruz; esta pequeño momento en la historia, comparado con un grano de arena en la orilla del mar, nos deja una experiencia poco explotada por los creyentes: se puede confiar en Jesús aun cuando “parece” que no es él quién se ha dicho que es… I. En la vida hay absurdos. Después de este evento tan desgarrador, el de la muerte de Jesús en la cruz, los discípulos que lo han visto muy de cerca durante más o menos tres años, dejarían de creer en sus palabras y comenzarían a vivir una etapa de duelo bastante difícil. Por lo que resulta absurdo que alguien que solo le ha visto poco tiempo, y que en ese poco tiempo fue el tiempo de su martirio, comienza una vida cambiada por la convicción de que ese Hombre verdaderamente era justo y el Hijo de Dios. El Centurión, a pesar de su crueldad, de su saña, de su dureza, pudo creer. De ahí que aún los hombres más perversos pueden ser cambiados por la vida y por la muerte de Jesús… II. Un momento al frente de la persona de Jesús es suficiente para cambiar toda una vida de maldad. La clave es “ver sin prejuicios”. Este Centurión fue a crucificar, según le habían dicho, a un malhechor que se hacía llamar el Hijo de Dios. Pero, este hombre no vio que fuera un malhechor, vio a un hombre justo; también llegó a la conclusión de que este era el

Hijo de Dios en verdad, es decir, para él no era una suposición, era verdaderamente el Hijo de Dios. Lo pudo ver, lo creyó y lo confesó. Al final de cuentas, los prejuicios no valen cuando estamos viendo la majestad de Dios, cuando creemos para confesar. III. Es extraño, pero real, que hombres tan religiosos puedan burlarse de Jesús. ¿Qué habría pensado el Centurión de aquellos hombres religiosos que habían injuriado tanto a Jesús? Yo, en su lugar, simplemente quedaría desilusionado. De hecho, decepcionamos a otras personas cuando de alguna manera negamos a Jesús siendo tan “religiosos”

CONCLUSIÓN La muerte de Jesús fue muerte real, pero no fue común. Expiró de tal manera que fue concluyente para el Centurión, el cual, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios. Tu vida, como tu muerte, pueden ser instrumentos para que otras personas sean cambiadas.

25 José de Arimatea Un hombre fiel a sus convicciones:. Mateo. 27.57-61. Lucas 23.50-56. Juan 19.38-42. INTRODUCCIÓN Un matrimonio discutía. La esposa, quien quería que el marido la obedeciese, le dijo ¡Vergüenza habría de darte ver a nuestro perro y a nuestro gato siempre tan unidos! A lo que él contestó: ¿Sí? A ver... prueba a unirlos con una cuerda y verás lo que pasa” La unión debe ser por convicción, no por vencimiento, o no será tal. José de Arimatea no se dejó dominar por las opiniones erradas del pueblo y de muchos religiosos de su entorno. Simplemente se dejó llevar la convicción de lo que esperaba…

No es difícil identificar a una persona que espera el Reino de Dios… I. Una persona que espera el Reino de Dios es una persona buena. Bondad, algo no tan natural en los humanos de hoy, algo perdido, algo olvidado, algo considerado anticuado, algo que parece infructuoso. Pero es algo que nos distingue y nos capacita para dejar una marca en la historia. La bondad de un hombre en el reino de Dios llevó el cuerpo de Jesús al lugar donde este triunfaría sobre la muerte… II.

Una persona que espera el Reino de Dios es una persona justa. Son bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados. ¿Saciados? ¡Sí! Saciados. José de Arimatea fue un hombre saciado de justicia, tuvo sed y hambre de ella, se unió a la persona correcta y fue saciado. Qué bendición es ser una persona saciada de este bien. Jesús lo dijo así.

III. Una persona que espera el Reino de Dios es una persona que sigue a Jesús. Quizá juzguemos a José de Arimatea por haber seguido en secreto a Jesús por miedo a los judíos. Tal vez pensemos que debió dejar su lugar tan importante en el concilio. Tal vez pensemos que fue discípulo de Jesús desde el lugar equivocado y de la manera equivocada. Pero no, él estaba en el lugar perfecto solo que con personas equivocadas…

CONCLUSIÓN A un hombre que no podía leer, y que se ganaba la vida remendando zapatos viejos, un ministro impío le preguntó cómo sabía él que Cristo era el Hijo de Dios. Pregunta difícil para los hombres no regenerados.

—Señor —contestó—, siento mucho que me haya usted hecho esta pregunta delante de mis hijos, aunque creo que puedo darle una contestación satisfactoria. Pues, señor, cuando comencé a interesarme por mi espíritu, y a entristecerme por causa de mis pecados, acudí a usted pidiéndole su consejo, y usted me dijo que me asociara con otras personas y pasara el tiempo tan alegre como pudiera. —Es cierto —contestó el ministro impío. —Seguí su consejo —continuó el remendón sin letras; pero mientras más me divertía, más aumentaba mi miseria. Al fin me persuadieron a que oyera a uno de aquellos ministros evangélicos que vinieron al pueblo predicando a Jesucristo como el Salvador. En la tremenda agonía de mi alma oré a él, pidiéndole que me salvara y me perdonara mis pecados; y ahora tengo la convicción de que me los ha perdonado de gracia; y por esto yo sé que él es el Hijo de Dios. Nada puede cambiar tan bondadosamente una vida como la historia de Jesús…

26 Las mujeres que seguían a Jesús Su piedad necesitaba de un cambio de fe Juan 20:1-18. Lucas 24:1-12. Marcos 16:1-13. Mateo 28:1-15. INTRODUCCIÓN Cuando Policarpo era obispo de la iglesia de Esmirna, fue llevado ante el tribunal. El procónsul le preguntó si era Policarpo, y le contestó que sí. Luego, empezó el procónsul a exhortarlo, diciendo: —Ten piedad de tu avanzada edad; jura por la fortuna de César; arrepiéntete; di: quítense los ateos (los cristianos). Policarpo miraba solemnemente a la multitud y señalándolos con la mano, alzó los ojos hacia el cielo y dijo: —Quítense esos ateos —los que estaban en su derredor. El procónsul lo trató de persuadir diciendo: —Jura y te soltaré; renuncia a Cristo. El venerable cristiano respondió: —Ochenta y seis años le he servido y nunca me ha hecho cosa perjudicial; ¿cómo puedo blasfemar a mi Rey quien me ha salvado? —Tengo fieras y te expondré a ellas, si no te arrepientes —dijo el procónsul. —Traedlas —dijo el mártir. —Suavizaré tu espíritu con fuego —dijo el romano. —Me amenazáis —respondió Policarpo—, con el fuego que quema sólo por un momento, pero olvidáis el fuego del castigo eterno, reservado para los impíos. En la hora de su martirio daba gracias a Dios porque se contaba entre los mártires de Cristo.

I.

La piedad debe apoyarse sobre una fe inquebrantable. La fe de las mujeres que seguían a Jesús había sido quebrantada por algo que Jesús ya tenía planeado destruir, la muerte. La intención de estas mujeres de ungir el cuerpo de Jesús estaba fundada en la expectativa de que el cuerpo de Jesús degradaría; aunque no podemos negar que esta era una actitud piadosa, es claro que era una actitud sin fe. Ellas no esperaban a Jesús resucitado, solo querían ungir su cuerpo inerte, estaban pensando en un Jesús muerto del que su cuerpo volvería al polvo detrás de una pesada roca.

II. Huir no es la actitud correcta de personas de fe. No nos explicamos por qué huyeron las mujeres al enterase de la resurrección, lo único que sustenta una posible explicación es esto: incredulidad.} III. Lo correcto a veces surge en lo más natural. Si alguien acaba de ver a Jesús resucitado, lo más natural es precisamente abrazarle, besar sus pies, no separase nunca más de él ni dudar de que vive; lo inaudito, lo más bajo, lo más burdo es decir que es una locura, sin embargo, algunos pensaron que era una locura.

Conclusión ¿Es un Jesús vivo en quien tú crees? ¿Es tu anhelo abrazarle y besar sus pies tan pronto como lo veas? El mundo ciertamente considera una locura la resurrección, tanto como el hablar de ella; pero nosotros sabemos que es poder de Dios. Es el mismo poder que nos cambia de incrédulos a creyentes. Es el mismo poder que transformará nuestros cuerpos mortales a inmortales. Es el mismo poder que nos sana, nos consuela, y nos ayuda a crecer. Recordemos siempre que Jesús les dijo: no temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a galilea, y allí me verán. Testifiquemos de Jesús resucitado.