Vida y obra de Luis Angel Rengifo Orlando Martinez Vesga Conferencia para Almaguer Diciembre 2 d
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Vida y obra de Luis Angel Rengifo Orlando Martinez Vesga Conferencia para Almaguer Diciembre 2 de 2011 Quiero agradecer a la directora del Banco de la República, Sandra Rua, y a la administración municipal de Almaguer, especialmente al señor alcalde Milton Fabian Hurtado y a Samaida Gómez, porque ellos hicieron posible que tengamos este espacio, esta noche, para recordar y pensar los aportes que hizo el maestro Luis Angel Rengifo a la historia del arte colombiano y por supuesto a la memoria de nuestro país. Hoy aquí, además quiero invitarlos a pensar sobre lo que significa este gran artista colombiano para Almaguer, su lugar de origen. Digo recordar su obra porque el arte, de alguna manera funciona como un registro de la memoria de su creador y de su contexto, del lugar donde ocurre el milagro de la creación, pero también de los lugares que afectan al creador. Y digo pensar porque las buenas obras de arte, y el maestro Rengifo nos legó muchas buenas obras de arte, ahora lo vamos a ver, cada vez que las vemos se renuevan, no se gastan, nos permiten cada vez que estamos frente a ellas volver a pensar, a recrear la memoria, el gusto, los sentimientos. En 1964, Eugenio Barney Cabrera, historiador del arte caucano, fundamental para la historia del arte colombiano, escribió la presentación de una exposición de grabados del maestro Rengifo que tuvo lugar en la Biblioteca Luis Angel Arango, en la ciudad de Bogotá. La primera frase de ese texto dice: “Cuando de grabado se habla en Colombia es necesario mencionar los nombres de Alberto Urdaneta en las últimas décadas del siglo pasado y de Luis Angel Rengifo en el presente”. Y yo he querido empezar esta conferencia con esta cita de Barney Cabrera porque la comparación que hizo, hace casi 50 años, no ha perdido vigencia. En su momento pudo sonar pretencioso comparar la producción gráfica de Rengifo que apenas se estaba consolidando, desde la década de 1950, con el aporte que le hizo Urdaneta al grabado en Colombia como director de ese gran proyecto editorial, fundamental para nuestro país, del papel periódico ilustrado, el primer gran proyecto editorial de Colombia que privilegiaba la presentación de imágenes grabadas en sus páginas. Hoy les puedo asegurar que apenas se le hizo justicia a Rengifo al compararlo con un grande de la segunda mitad del siglo XIX, pues lo que Barney Cabrera no podía saber en ese momento es que sería Rengifo el que le daría a la obra gráfica en Colombia, ese carácter contestatario y crítico que siempre han tenido los medios gráficos en la historia de la cultura, esa cualidad especial para crear imágenes punzantes que quedan marcadas en la memoria de la gente. Luis Angel Rengifo Muñoz nació aquí, en Almaguer, en el año 1908. Sus primeros años los vivió en esta hermosa población, rodeado del paisaje de montaña y de la historia que ostenta esta tierra. Su lugar de procedencia es importante porque nos da pistas para ver en su obra su gusto por el paisaje, su interés por la religión, su atracción por
los valores históricos de Colombia, por estudiar el arte precolombino y también por indagar en la recreación de la memoria del proceso de independencia. Crecer en un lugar como este es fundamental para la experiencia del artista. Muchos artistas importantes de nuestro país nacieron en provincia: Edgar Negret, en Popayán, Eduardo Ramirez Villamizar, en Pamplona, norte de Santander, Beatríz González, en Bucaramanga, Esa experiencia de la vida de la provincia, apartada del centro y de las ciudades grandes es propicia para la creación. Nos demuestra que la creación no le pertenece al centro, que la sensibilidad también se forma en el campo, que los sentimientos no tienen distingo de clase ni de educación. Luis Ángel Rengifo es grande en la historia del Arte Colombiano por dos razones principales. La primera por supuesto es por su obra –amplia y rica-‐: cientos de grabados, dibujos, pinturas de caballete y pinturas murales. La segunda es por su labor como profesor de grabado, en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá. Las dos razones se encuentran además relacionadas, tejidas, pues solo podían ser posibles en un artista que estuvo interesado toda su vida en la exploración técnica y temática. Sin duda el éxito del maestro, -‐profesor-‐ al frente de la cátedra de grabado en la universidad nacional debió estar directamente relacionada con su espíritu investigativo, -‐de maestro creador-‐ que además le permitió incursionar en diversas técnicas gráficas y dar riqueza a su propia producción plástica. La obra de Luis Angel Rengifo es muy extensa y mal haría yo en intentar resumir su producción en esta presentación. Por eso he preferido seleccionar algunos trabajos puntuales que nos permitan dar una mirada a distintos momentos de su producción plástica y distintas facetas que nos den la oportunidad de indagar en sus gustos, sus temas, los problemas que se propuso tratar por medio de su obra gráfica y pictórica… y además, para poder sostener mis premisas sobre el valor que he dicho que tiene su trabajo para el arte colombiano, he decidido hacer énfasis en la presentación de dos grupos de obras que considero fundamentales en su producción: la serie de grabados sobre la violencia, de la cual voy a comentar 7 piezas y 5 piezas más (también grabados) escogidas de las muchas imágenes en las que el artista recreo las costumbres de la gente, o abordó asuntos de carácter social. La razón para escoger estos dos grupos de piezas claro que tiene que ver con mi propio gusto como grabador y dibujante, pero además se basa en el hecho de que es en estos dos campos de su producción, en las que siento, como historiador, que su aporte llegó a los mejores niveles. En estas obras Rengifo nos deja constancia de su formación, entre México y Colombia y también de su consciencia sobre la época que le tocó vivir. Lo bueno de estudiar la obra de un gran artista es que lo va llevando a uno por un laberinto de referencias y personas grandes también. Y la obra de Rengifo no es la excepción… cómo no recordar a Goya, el pintor español que nos dejó un legado de grabados que expresan toda la fuerza de la creación y los misterios del espíritu… o a Picasso, quien en el siglo XX puso en la pintura el luto y el dolor de la guerra… o el muralismo mexicano y toda esa carga social y política que se tradujo en discursos visuales, a los cuales Rengifo tuvo acceso mientras se formo en México a finales de la
década de 1940. Precisamente, para comenzar el recorrido por algunos aspectos de la obra del maestro Rengifo quiero referirme primero a su etapa de formación en México, porque creo que es a partir de esta experiencia que se reafirman sus intereses temáticos y se consolidan sus búsquedas plásticas. En el arte mexicano de la primera mitad del siglo XX podemos encontrar referencias valiosas para ver también la obra de Rengifo: especialmente el interés por desarrollar una temática de corte social y por buscar los medios de que el arte llegue al pueblo. En obras como “limosna”, Rengifo nos deja testimonio de su sensibilidad hacia las necesidades de su gente… de su mirada atenta a su entorno y su consciencia de las dificultades. Además, este personaje es muy cercano a las figuras de Diego Rivera, el gran muralista mexicano y esta cercanía no se refiere solo a la apariencia física de la mujer sino a esa intención que se mantiene en la obra de los dos artistas de rendir un homenaje a su propia gente. Rengifo también hizo murales pero creo que su intención de hacer popular su trabajo, de hacerlo llegar al público, la podemos encontrar decididamente en su elección de la gráfica, de las técnicas de grabado como el vehículo de su producción plástica. Este también había sido uno los intereses de los artistas mexicanos contemporáneos a Rengifo que heredaron la tradición del gran grabador mexicano José Guadalupe posada: las técnicas gráficas, el interés en lo popular, los temas relacionados con la violencia, la muerte, los campesinos, es justo lo que vamos a encontrar más adelante en esta presentación. Desde el comienzo de su obra podemos identificar dos vías distintas en la solución formal de los temas que escoge el maestro Rengifo. Uno, como hemos visto en la obra anterior, en el que la realidad se retrata como un episodio, y sentimos incluso el estudio a partir de los referentes de la naturaleza. El otro, como lo vemos ahora, en este grabado del año 1965, en el cual la figura se estiliza y se simplifica. La síntesis de la imagen, es decir el hecho de tomar partido por unos rasgos precisos de la figura, acentuando algunas líneas y eliminando los detalles que distraen la atención, hacen que la imagen se vuelva mucho más expresiva, más fuerte, que su carácter se acentúe. Rengifo conoce estas dos maneras de resolver sus temas y los mantiene a lo largo de toda su producción. Incluso es preciso decir que ese interés en la síntesis también puede haber sido aprendido del muralismo mexicano, si bien en Rengifo tiene desarrollos peculiares que estudiaremos más adelante. Entre los estudios de la realidad ocupa un lugar destacado el paisaje… un tema que me es especialmente querido. Descubrir en la obra de Rengifo el paisaje fue una de las primeras sorpresas que me llevé cuando empecé a preparar esta conferencia y es que yo que he hecho paisaje muchas veces no era consciente de que este también fue uno de los intereses constantes del maestro. Y es apenas lógico que sea de esa manera… pues de entrada este lugar, Almaguer, en esencia es paisaje… cuando uno ha vivido en la provincia y ha tenido la experiencia de experimentar el olor del campo en la mañana y las variaciones de la luz en los distintos momentos del día, y el color de la tierra y el sabor de las frutas que produce suelo que uno ha recorrido y ha sentido… les aseguro que el paisaje tiene un sentido distinto… hacerlo, pintarlo tiene el sentido de ser un homenaje, de recrear los recuerdos. El paisaje no se pinta o se dibuja… se habita… pues cuando el pintor o el grabador construye el paisaje lo que hace es dar
forma a su sentimiento, a lo que le produce el territorio, rendirle homenaje a la gente.. al campo, a la cosecha, a la naturaleza Rengifo hizo paisaje en muchas técnicas distintas… luego vamos a ver que lo encontramos en el grabado… como el escenario donde ocurre la masacre… o en los murales y los dibujos… como el símbolo de un lugar… yo he escogido para referirme al paisaje dos acuarelas… porque la técnica misma nos dice mucho del pintor diestro que fue el maestro… la técnica de la acuarela es implacable… se hace sobre papel y usualmente solo tienen éxito en ella quienes han dedicado una vida a estudiarla y a practicar el oficio… se requiere ser un gran dibujante para ser buen acuarelista… es una técnica inmediata… honesta, limpia, directa. Ideal para expresar los sentimientos… porque con la acuarela no se puede decir mentiras… no se puede borrar ni corregir… y justo esta primera acuarela que quiero mostrarles es eso… una declaración de sentimientos del autor a su esposa… la obra está dedicada la señora Carmen Tulia con la frase “con todo mi amor”… que bello es el color de esta obra, pintada en Bogotá en el año 1971… paisaje pero al tiempo homenaje a la belleza… ofrenda de flores para el ser querido… es estremecedor fisgar en la memoria de una obra y descubrir que el artista consignó en ella todo el afecto que sintió por su ser amado. La composición es frontal y estable… la pincelada segura, el control y el equilibrio de la imagen es magistral y además no es una imagen estática o aburrida… en cambio es rica en color y en formas… nos demuestra que de un tema simple un maestro puede lograr un resultado profundo y conmovedor… la libertad de la escala que superpone el motivo floral en un primer plano contrasta con la profundidad de la imagen lograda mediante la transparencia limpia de los colores en el horizonte La segunda imagen de paisaje que quiero comentar, también es acuarela… es más respetuosa con las escalas de la naturaleza representada… el elemento que destaca en este caso es un tronco de árbol, muchas veces este fue un tema de los dibujos y las pinturas del maestro, cuyo tamaño se nos sugiere gigante pues el encuadre del motivo deja por fuera buena parte de las ramas. También aquí el color es brillante y transparente… lo que le da a la obra un carácter limpio y profundo… la mancha es cortante en algunos lugares y en otros se integran los colores con lo cual se consigue una riqueza técnica notable. En los dos casos sentimos que las formas de la naturaleza están bien dibujadas y que se consigue la magia necesaria para sugerir la atmósfera del paisaje pero además lo que está de por medio es la libertad… la libertad que solo se logra con la experiencia, fruto de la constancia y el trabajo. Podría seguir e incluso dedicar buena parte de esta charla al asunto del paisaje, pero aquí lo que he planteado es la necesidad de hacer un recorrido por distintas facetas del trabajo del artista… de todas maneras luego veremos que el paisaje también hace parte de la propuesta gráfica de Rengifo sobre la violencia, e incluso en ese momento podremos hacer otras lecturas de este aspecto de su obra. Para seguir quiero referirme ahora al tema del retrato… y de paso es el momento para decir que las obras que estoy comentando se refieren a los géneros de la pintura… es decir esos campos temáticos que tienen una larga tradición en la historia del arte desde el renacimiento: el retrato, el paisaje, la representación de objetos, los cuadros de costumbres…
Rengifo por supuesto no se inventó estos géneros pero sí los pensó desde su propia experiencia como creador… y me refiero a que cuando pintó el paisaje lo hizo con los referentes locales… del tema y también de la luz brillante de nuestro país… o cuando abordó el genero del retrato, se interesó en personajes que seguramente conoció… nos dejó testimonio, registro de su identidad o reconstruyó la identidad de algunos personajes de nuestra historia… ambos casos son otra vez exigentes, para cualquier artista… y quiero explicar un poco por qué antes comentar el retrato que he escogido… el retrato muchas veces se hace por encargo.. y eso supone un compromiso… que el artista ceda y se ponga un poco en las manos del cliente… que siempre se quiere ver mejorado… hacer un retrato es una lucha con uno mismo técnicamente hablando porque la conquista del parecido es un reto…y además una obligación… (solo hay retrato cuando está presente la identidad)… pero además los artistas siempre luchamos con la consecución de una obra… que no necesariamente está para nosotros subordinada a la identidad… en cambio buscamos una esencia… la presencia más que el parecido… el espíritu más que la apariencia. Como les decía, algunas de estas imágenes se refieren a temas históricos. Rengifo recreo algunos retratos de personajes de nuestra historia y también estudió por medio de la copia algunas escenas bíblicas. Esta clase de pintura es un poco difícil de ver y de juzgar.. pues no tenemos referentes que nos sirvan de puntos de comparación. Antes mencioné que el retrato es un género de la pintura en el cual la identidad del retratado es fundamental para valorar la obra. Cuando se trata de recreaciones, es decir cuando el retratado es un personaje histórico del cual no tenemos registros entonces se deben considerar otros aspectos tales como el carácter del personaje, (el que haya logrado infundirle el pintor), las cualidades plásticas de la pintura (es decir el manejo de la luz, el color, el dibujo, la composición)… incluso cuando es inventado –y tal vez más en este caso-‐ el retrato es un ejercicio exigente que se relaciona con el reto de hacer surgir sobre la superficie del cuadro una presencia que trascienda la apariencia, de hacer sentir que podemos hablar con el retratado… o cuando menos escuchar los susurros de su corazón. De otra parte, la segunda de estas imágenes es la dedicada al retrato de la reverenda madre Hildegardis Frey…. fundadora de la escuela normal superior Santa Clara, … he escogido este retrato porque es un magnífico ejemplo del dominio que el maestro Rengifo tenía de este género y también porque ustedes lo tienen aquí en Almaguer y pueden tener la experiencia de contemplar en él la técnica pictórica del maestro. Siempre la obra original tiene más que decirnos que la reproducción y por eso aquí cabe una invitación para que cada vez que puedan acudan a contemplar los murales de la casa cural, los cuadros del colegio y los que son propiedad de la alcaldía municipal… siempre en ellos encontraran el valor de ver la fuente primaria, el verdadero legado del artista, aquello que solo se puede decir con la pintura misma y que aunque yo haya estado pensado estos meses como contárselo solo frente a las obras mismas se puede sentir… el sentido ultimo del arte es el sinsentido de contemplar con paciencia la imagen y permitir que nuestro espíritu sienta que nuestra sensibilidad entra en comunión con la obra.
Con respecto al retrato de la hermana me atrajo el hecho de que en él se contemplan detrás de la religiosa dos escenas que sirven como anclajes contextuales de la obra. Realizado en Bogotá, en el año 1951, se trata de un regalo al colegio (convento?). De acuerdo con la inscripción que se encuentra al dorso de la pintura se registran varios miembros de la familia Rengifo como los donantes del cuadro, incluyendo al propio maestro y a su esposa. En el fondo a la izquierda se aprecia un cuadro que representa una panorámica de Almaguer y a la derecha una ventana abierta deja contemplar un aspecto de un patio del colegio. Sobre el alfeizar de la ventana una rosa completa la escena en homenaje a la religiosa. No queda ninguna duda que se trata de un regalo, de un tributo a una vida de servicio a la comunidad, de un reconocimiento merecido hecho legado para la memoria del colegio y del municipio. Este retrato me llama la atención en particular porque en el podemos apreciar lo perceptivo que era el maestro con respecto a la historia. Aquí está la consciencia de construir una imagen icónica para la memoria de Almaguer, que funciona además como un tributo al personaje retratado… y que ha sido ejecutado dentro de la tradición misma del género del retrato que se ha desarrollado desde el renacimiento según la cual en el fondo del personaje retratado se incluyen escenas que permiten completar la lectura de la obra. Rengifo conoce la historia del arte y la apropia para resolver un tema local que también es de su conocimiento. El carácter fuerte de la figura se sobrepone a las referencias locales del fondo y sin embargo la atención no se dispersa. Se trata de un juego con el equilibrio… el reto de compensar la presencia de la religiosa sobre su contexto local. Ahora, para ir entrando en materia con respecto a lo que quiero desarrollar esta noche sobre la obra gráfica de Rengifo, quiero referirme a dos obras que son muy especiales en la historia de este artista… y también para la historia del arte colombiano… la primera se llama “hambre”. Es un monotipo, creado en 1958, con el cual Rengifo ganó el primer premio en grabado en el salón nacional de artistas. El salón nacional de artistas es una exposición de artistas colombianos que se hace en el país desde el año 1940. Más o menos cada 2 años. El de 1958 fue la versión número 11 de este evento. Tal vez, en los últimos años esta exposición ha tomado un enfoque más hacia el arte joven pero desde sus inicios y hasta la década de 1990 fue el certamen fundamental para ver a los artistas consagrados de nuestro país… casi podemos decir que es la exposición que recoge la memoria del desarrollo del arte moderno en Colombia. Para nuestro caso, es importante que Rengifo haya ganado el premio de 1958 en grabado… pero además es importante el hecho de que fuera justo ese el año en que dicho premio se entregó por primera vez, en esta categoría, pues desde que había comenzado el salón se entregaban premios en pintura y en escultura pero no en grabado o en dibujo, ya que las artes gráficas se consideraban artes menores… el hecho de que Rengifo ganara el primer premio de grabado que se entregó a un artista colombiano es importante porque nos sugiere su lugar en las historia de las artes gráficas en Colombia, nos reafirma que fue él quien revitalizó estas técnicas y dedicó su vida a su divulgación y su exploración personal.
El premio es por supuesto un reconocimiento merecido. El monotipo es una técnica espontánea… el artista trabaja sobre una superficie plana, que puede ser un vidrio o una lámina de metal… se puede decir que pinta sobre ella para crear la imagen con una materia grasa… y después simplemente pone sobre lo que ha pintado una hoja de papel y la frota para hacer traspasar la imagen, para copiarla sobre el papel… Es un procedimiento fresco y expresivo acorde con las búsquedas de Rengifo. Estas son precisamente las virtudes de esta obra que hoy se encuentra en la colección del museo nacional de Colombia, en Bogotá. En un primer plano una perra busca entre la basura algo para comer… el animal se estira para pararse en el borde de una caneca y mete el hocico en busca de alimento, las tetas prominentes acentúan el esfuerzo y el contraste que produce la contraluz hace más dramática la escena… al fondo unos edificios completan la referencia urbana… se trata de una lectura de la ciudad… es el hambre de una perra pero puede ser el hambre también de un mendigo… el título de la estampa escrito con lápiz en la parte inferior “hambre” no permite divagar sobre el sentido de la obra… Rengifo ha construido una imagen cruda en la que se acentúa cada rasgo, cada componente para enfatizar la idea crítica que hay detrás… más adelante veremos que el artista se vale de este juego de acentuar lo desagradable para tener efectos más contundentes con lo que quiere decir… especialmente porque estos son temas que no se deben disfrazar, que no se pueden decir de manera bonita… Rengifo hace grotesco lo feo… lo hace insoportablemente desagradable y con ello raya el límite del mal gusto para mover el piso del observador, para hacerlo naufragar en un mar de incertidumbres. La segunda obra se llama “el 1 de mayo”. Esta fecha que tradicionalmente convoca en muchos países del mundo, incluido el nuestro, jornadas de celebración pero al tiempo de protesta, de hacer memoria sobre luchas de los trabajadores, es el punto de partida para crear una imagen en la que se presentan con una perspectiva acentuada, las marchas de trabajadores que sostienen pancartas exigiendo justicia social. Existen dos versiones de la obra… la que estamos viendo es una xilografía, o sea un grabado en madera, les estoy mostrando la misma plancha invertida para que traten de hacerse una idea de cómo se vería la imagen estampada pues no conozco copias de esta obra, sobre papel… (la plancha original se conserva actualmente en el museo nacional de Colombia), el grabado tiene la particularidad que cuando la matriz de la imagen se estampa la composición se invierte, tal como le ocurre a nuestro propia imagen cuando nos miramos al espejo. Los grabadores experimentados conocen esta peculiaridad de la técnica y la mayoría de las veces corrigen el sentido de los textos para que no queden al revés una vez estampados. Sin embargo, a pesar de que Rengifo ya era este momento un grabador diestro pasó por alto que el punto de vista desde la parte posterior de la pancarta que sostienen los personajes del primer plano ya implicaba ver el texto en sentido inverso y al hacer el dibujo al revés como solemos hacerlo los grabadores el resultado fue que apareció un error en la disposición del mensaje escrito de la pancarta, pues parece como si hubiera sido pensada para leerla desde atrás y no este el frente a donde avanzan los dos hombres que la sostienen. Este problema es significativo porque se trata de un mensaje político, de protesta que debe ser claro y no caer en trampas visuales que distraigan la intención de la obra.
Tanto es así que existe otra versión de la misma obra en la que el maestro ha hecho los ajustes necesarios en el dibujo para que el mensaje sea directo y diáfano. El nombre, el texto y la composición son similares. La técnica aunque es cercana varía pues esta vez se trata de un grabado en linóleo, un material de caucho que se talla usando gubias como en el caso de la madera. Quisiera llamar la atención de ustedes sobre esta imagen para pensar cuan parecida resulta esta realidad a la que hemos vivido hace apenas unos días mientras ocurrían en el país marchas de protesta contra la ley de educación superior. De manera sorprendente la situación social que registra y denuncia esta imagen sigue ocurriendo en Colombia… como siguen ocurriendo las injusticias producto del conflicto armado que vamos a ver ahora en los grabado de la serie dedicada a la violencia. En este caso hay que destacar la visión de Rengifo para construir una imagen que no pierde validez, como un símbolo perenne que se basa en una realidad inmediata pero que se ha sintetizado plásticamente para hacerla más efectiva y a la vez vigente en el tiempo. Y además es preciso resaltar la consciencia meticulosa del artista que depura la imagen hasta lograr con precisión lo que se propone. Una de las dificultades con las que uno se encuentra cuando estudia la obra de Luis Ángel Rengifo es la variedad de su trabajo… que raya incluso a veces en la dispersión… la obra es dispersa y eso logra también distraer al que la estudia, por eso he intentado ordenar un poco mis ideas abordando las imágenes que escogí para esta presentación de acuerdo a los temas y tratando de leer en ellas ciertas relaciones pues finalmente lo que sí es cierto es que la producción de un artista es un tejido, un entrecruzamiento de intereses, exploraciones técnicas, motivaciones, amores y odios que se suceden y a veces también se superponen para armar un entramado complejo. Claro que la selección que he hecho no agota las lecturas del trabajo del maestro… más bien lo que he buscado es abrir algunas ventanas para que podamos aproximarnos a él… al conocimiento mismo de la vida del artista que siempre es importante para acercarse también a su producción. Voy a referirme ahora, antes de entrar en los grabados sobre la violencia, a tres obras dedicadas al tema de la música. Un tema muy especial en la producción de este artista, al que volvería en momentos distintos. Justamente aquí, en Almaguer, se escogió una de estas imágenes para rendirle un homenaje a Rengifo con un mural en el nuevo palacio municipal. “El flautista” es uno de esos íconos que supo crear el maestro, imágenes que representan como en este caso al músico pero que trascienden la anécdota y nos recuerdan no a un músico en particular sino a todos los músicos de un pueblo… tal como les comentaba antes con la imagen de la protesta del 1ro de mayo. En este caso se trata de una construcción inteligente del tema que casi logra traducir en ritmo las formas plásticas. Rengifo sacrifica la construcción anatómica de la figura para que ella misma se transforme en sonido… los miembros se estiran, y se hacen más delgados, y se integran con el paisaje en una simbiosis inquietante y otra vez se siente aquí, como les he dicho antes con relación a otras imágenes que el artista hace un alarde de libertad en el manejo de las escalas: la figura crece y se transforma en un gigante que llena el paisaje, mientras las formas de las piernas se articulan como montañas y los ritmos del claroscuro del cielo nos susurran la música.
Estos rasgos, o por lo menos unos muy cercanos se encuentran en estas otras dos imágenes, “la danza”, y “bum bum dum”… en las que otra vez se celebra la fiesta… un ritual de regocijo entre los hombres. Refiriéndose a esta clase de composiciones, la reconocida crítica del arte colombiano, Marta Traba, comentó lo siguiente, “…son una crónica inteligente y sensible que…( )… fijan un ambiente geográfico y un clima místico popular”…esa clase de obras que hay que “ver una y otra vez para que las planchas nos libren del todo sus secretos” A veces, una obra destaca en la producción de un artista, como que uno siente que si ese artista hubiera hecho solo esa obra aun seguiría siendo célebre para la historia. En el caso de Rengifo esa obra es sin duda la serie de grabados sobre la violencia. Los trece grabados que conforman la carpeta son estremecedores. Debieron serlo en su momento, cuando se mostraron por primera vez, en 1964 y lo siguen siendo hoy día porque la situación de nuestro país sigue siendo bien representada por ellos. Es doloroso pero tenemos que reconocerlo, Rengifo como un profeta creo una serie de imágenes que durante cinco décadas siguen reflejando nuestras condiciones sociales: desigualdades, injusticias, atrocidades, muerte sin más. Pero además de crear esta serie de imágenes su aporte fue el de tener el valor de crear una obra fundante. Estoy seguro que a cualquier artista colombiano le hubiera dolido hacerlo. Y cuando digo que su trabajo es fundante quiero decir que su valor es el de haber abierto un camino, un tema, una posición política desde el arte. El de haber despertado la consciencia de los creadores que vinieron después. La serie de 13 grabados sobre la violencia, muestra aspectos diversos de ese fenómeno doloroso que ha envuelto al país desde la década de 1950. Pero debemos verlas con cuidado porque incluso en este grupo de obras que uno pensaría que deberían conservar una unidad frente al tratamiento técnico y el enfoque del tema, Rengifo ha hecho variaciones que nos pueden dificultar su apreciación. En primer lugar se pueden identificar dos clases de imágenes: unas que son descriptivas, crudas y definitivamente, violentas… en las que veremos mutilaciones, torturas y dolor, …y otras en las que la violencia se simboliza mediante un ser monstruoso que devora cuerpos o los aplasta con sus garras. En otras palabras algunos de los grabados de esta serie representan escenas de violencia mientras otros evocan el tema de manera simbólica –es posible que tengan referentes visuales y narrativos de las noticias de la época y también la posición personal y subjetiva del autor-‐ lo cual se traduce en que frente a algunos de estos grabados sintamos realidades crudas, acaso cotidianas, mientras que otros nos sumergen en un sueño… o tal vez mejor una pesadilla perversa de monstruos que someten la condición humana. Nosotros hoy, por la relación que hemos tenido con esta clase de situaciones que se presentan en los periódicos y en la televisión a diario, nos hemos vuelto un tanto insensibles a ellas… y sin embargo justo sobre este punto quiero llamar la atención pues me parece que incluso hoy después de ese proceso de desensibilización al que hemos sido sometidos por los medios estos grabados siguen siendo imágenes fuertes, contundentes sobre una realidad que se ha hecho cotidiana para los colombianos, pero que, estos grabados nos lo recuerdan, es una condición injusta, cruel, inaceptable.
En segundo lugar, también la técnica y las soluciones formales de las distintas escenas que componen la serie presentan variaciones. En algunos casos las figuras se construyen con líneas duras que modelan los contornos y acentúan el carácter expresivo y explícito de las imágenes. Otras veces el artista nos presenta una atmósfera en medio de la cual apenas reconocemos las figuras e intuimos lo que pasa. En general los grabados son oscuros y los contrastes marcados. Las planchas se mordieron profundamente y esto produce tratamientos menos controlados, texturas inesperadas, caprichosas, accidentes que le dan a las imágenes un carácter ambiguo, a veces excesivo e incluso obsesivo propicio para tratar un tema incomprensible, desmedido y apabullante. La primera imagen de esta serie que quiero comentarles se titula “las víctimas”. Las víctimas de la violencia son los que pierden la vida pero también los que quedan solos porque pierden a sus seres queridos. Esta imagen los presenta juntos, en un primer plano cuerpos femeninos mutilados, apenas una cabeza, en la esquina inferior derecha y un cuerpo masacrado en la contraparte. En la parte superior, rompiendo el horizonte de la escena, un niño sentado dirige su atención a un arma. La acción violenta ya ha tenido lugar y lo que Rengifo nos presenta es el despojo, lo que queda, un paisaje con un cielo nublado, construido con tramas de líneas ordenadas y en la tierra tres cuerpos –la vida y la muerte al tiempo-‐ que se sumergen en el silencio insoportable del testimonio, modulados con líneas desordenadas de distintas intensidades que acentúan el sentido caótico de la escena. En la misma línea de este grabado encontramos la imagen número 6 de la serie, titulada “corte de cabezas”. En este caso podemos reconocer 5 cabezas dispuestas en posiciones distintas. El horizonte se ha elevado y la escena es oscura. La escala de las cabezas, por su lugar en la composición es extraña pues llenan completamente el cuadro. Rengifo se ha tomado la libertad de construir una imagen ambigua con elementos que podemos reconocer dispuestos de manera caprichosa para que parezcan cabezas de gigantes que llenan un paisaje lodoso en el que parece que estos despojos se sumergen. Los gestos de los rostros que se debaten entre el dolor y el terror y el tratamiento expresivo de los tramados de líneas y del manejo del claroscuro hacen saltar la atención entre los distintos elementos de la composición. Este es un buen momento para explicar lo que es el grabado y como esta técnica resulta, por su propia naturaleza, adecuada para resolver el tema de la violencia. El grabado al aguafuerte se hace sobre láminas de cobre o de zinc, este último fue el que Rengifo escogió para su trabajo. La superficie del metal se pule muy bien y luego se aplica una capa fina de cera que cubre toda la superficie de manera regular. Una vez seca la cera el artista dibuja con una punta metálica, y al dibujar levanta con cada línea que hace la cera de la superficie, es decir, al rayar va descubriendo la superficie de la lámina. Terminado el dibujo se protege la parte posterior de la plancha y se sumerge en una solución de ácido nítrico. Justo de aquí viene el nombre de la técnica pues en el siglo XVII, cuando tomó auge este procedimiento, se le llamaba a este ácido “aguafuerte”, precisamente por su capacidad de corroer los metales. Es una técnica indirecta de dibujo porque es el ácido el que muerde las líneas que el artista ha
trazado. Después de mordida, a la lámina se le retira la cera y se le aplica tinta… la tinta se deposita en las líneas y el exceso se limpia frotando la superficie. Finalmente la plancha se estampa sobre un papel con la ayuda de una prensa de grabado. He dicho que esta técnica es apropiada para el tema de la violencia porque su propia naturaleza es violenta también… la reacción que produce el ácido nítrico sobre el zinc es una intervención agresiva que hiere el metal y libera vapores tóxicos. La materia se transforma y los residuos que se producen de esa reacción pueden hacer mucho daño. Aunque a simple vista el resultado del grabado se parece a un dibujo hecho con tinta… la verdad es que su proceso de elaboración implica un paso intermedio que ocurre en la soledad del taller, propicio para la reflexión, un tiempo necesariamente más largo que el que toma realizar un dibujo directamente sobre el papel. En este proceso tiene lugar la lucha del artista con la materia… y la búsqueda de la imagen, que siempre tienen implícito también algo de incertidumbre pues los procesos de mordido de la plancha y también los de entintado y estampación no están exentos de accidentes que transforman los resultados. Ahora me quiero referir a otras dos imágenes de esta carpeta de grabados cuya concepción simbólica refuerza la intención del artista de crear una serie de imágenes basadas en un concepto (en este caso el de la violencia) más que en contar una historia mediante los episodios que hacen parte de la serie. La imagen que estamos viendo se titula “la violencia es un monstruo # 1”, aquí, un ser de dos cabezas y cuatro patas aplasta los cuerpos de las personas. El horizonte bajo proyecta las cabezas y los cuellos del monstruo que llenan la parte superior de la plancha, lo que lo hace parecer más grande. Las formas grotescas tienen más énfasis por el tratamiento un tanto descuidado de la técnica. En la plancha de zinc se puede comprobar que las mordidas fueron prolongadas y con un ácido bastante fuerte lo cual produce una clase de línea azarosa. Las formas del monstruo son caprichosas: los ojos saltones, las patas terminan en garras que aplastan los cuerpos en la parte inferior. Otra de estas personificaciones de la violencia se presenta como un gran insecto que devora la cabeza de un personaje que sostiene con sus propias garras. En el fondo oscuro apenas se distinguen los rasgos grotescos de este animal fantástico que devora hombres y se nos presenta como una metáfora mediante la cual el autor expresa su posición frente a la situación nacional. Justo ese tratamiento metafórico se acentúa en las imágenes que les voy a presentar ahora. La primera se titula “En los bosques”, y es un ambiente en penumbra en el cual apenas podemos ver unas masas pesadas al fondo, -‐troncos de árboles-‐, de la parte izquierda unas ramas se proyectan hacia el centro de la composición y en la parte central inferior, en un segundo plano algunas luces puntuales nos revelan la presencia de un cuerpo que yace entre la maleza, más bien un cadáver, un despojo de la muerte. Con este paisaje nocturno Rengifo explora una aproximación distinta al tema que lo ocupa, el sentido en este caso es figurado y sin embargo sigue siendo contundente como parte de la serie. También en “Felinos políticos” el sentido es figurado. Dos figuras felinas se ocultan en la oscuridad amenazantes, al acecho. Las formas de los rostros antropomorfos son grotescos, casi como caricaturas… la caricatura ha servido
a muchos artistas en épocas distintas como un recurso que compensa con el humor la carga de ironía y de crítica especialmente sobre temas sociales. En este caso Rengifo se vale de la personificación para hacer una referencia la clase política que también está implicada en la situación de violencia que padece el país. A medida que vemos las imágenes de la serie podemos darnos cuentas cómo el artista ha planeado cada pieza como un parte fundamental del tema (problema) que ha escogido. Sus distintas miradas enriquecen ese panorama incierto en el que entraba el país, condición de violencia que se mantiene hasta el presente, pues nuestros políticos siguen haciendo parte del problema, los bandos distintos siguen torturando y masacrando al pueblo y en fin la violencia se nos antoja un monstruo indomable, que sabemos que sigue estando allí, a veces oculto, a veces explícito, que sigue extendiendo sus tentáculos sobre Colombia. Para cerrar el recorrido por la carpeta de los grabados dedicados a la violencia voy a referirme a la imagen que dentro del grupo sobresale por su poder de concentrar el dolor y la injusticia, la muerte y el luto, lo expresivo y lo simbólico: “Piel al sol”. Cualquier comentario se queda corto frente a este grabado. Aquí el cuerpo femenino, mejor la piel de una mujer se estira sobre el suelo como el cuero de un animal que después de sacrificado y desollado se extiende y se adhiere a una pared de cal para secarlo. La imagen del cuero del animal es fuerte y no lo es menos la de esta mujer en el grabado de Rengifo pues su presencia resulta un despojo, un testimonio de la agresión, de la tortura, de la violencia a la que se somete el cuerpo. Una imagen como esta remite a la anécdota del cuerpo extendido pero además concentra una esencia como símbolo de una condición. El paisaje aquí es paradójicamente más rico también, el horizonte se ha tornado una leve diagonal, anclada al borde superior por los troncos en penumbra que se cortan en el borde de la plancha… el fondo oscuro del primer plano hace resaltar la piel de la mujer que se nos presenta como un mapa … el mapa de Colombia que sostiene una cabeza doblegada, casi dispuesta o resignada. El tratamiento de la línea es seguro y eso le da un carácter más limpio a la obra, la hace un ícono diáfano de lo que significa la violencia, o mejor construye otra vez una contradicción pues que claridad puede haber en la oscuridad de semejante escena, en su carácter macabro, desmedido, inconcebible e inaceptable. ¿De dónde salieron estas imágenes?, ¿qué fue aquello que detonó en la sensibilidad del artista el compromiso para crear este testimonio desgarrador?... si buscamos en la historia del arte las razones que han llevado a los artistas de épocas distintas a producir su obra veremos que las razones de Rengifo fueron básicamente las mismas: El hecho de ser testigo de escenas aterradoras y de tener noticia permanente de ellas, la intención de dejar un testimonio visual de un momento histórico, que no es igual al que deja el periodismo o al que queda en la historia… pues el arte tiene la virtud de guardar en su esencia una carga de verdad –hecha imagen-‐ que no tiene nombre … que no se puede nombrar y por lo tanto no se puede censurar …que está implícita en la misma naturaleza codificada de la imagen. Los grabados de Rengifo tienen el gran valor de haber sido hechos en un momento crucial de la historia de Colombia… que nos duele recordar, pero que esta allí… no son un mero registro de un hecho concreto , -‐aunque pudieron haber nacido de la experiencia-‐… en cambio como una suerte de
resumen del sentimiento de indefensión y tragedia de un momento histórico determinado han sobrevivido al olvido …están presentes para recordarnos la posición de un hombre que tuvo el valor de representar lo que no se debe representar… que logró dejar un grito silencioso sobre la plancha de grabado… grito que una vez estampado se nos presenta como una evidencia, como una crítica, como una queja, como una advertencia… como un recuerdo. Cómo no valorar a los maestros que formó Rengifo en el campo del grabado, algunos de ellos maestros de mis maestros en la universidad nacional de Colombia. Cómo no entender con esta experiencia que el arte es ese lugar común para encontrarse y compartir, para propiciar la generosidad de poner en común el conocimiento, una clase especial de conocimiento que no se puede transmitir… solo compartir, las técnicas del grabado pertenecen a esa clase especial de conocimiento que se aprende por una suerte de acompañamiento, más que por la intensión explicita de enseñar y aprender los procedimientos …por la amistad y la camaradería de explorar maestro y discípulo en el campo de lo que no se ha hecho todavía, más que por la trasmisión perenne de lo que ya se sabe de antemano. Finalmente quiero contarles algo sobre la misma experiencia de preparar esta conferencia… el trabajo comenzó hace al menos unos 8 meses… la conferencia se debía presentar en la semana cultural del municipio de Almaguer el pasado mes de agosto. Por ese tiempo me ocurrieron dos cosas que me hicieron pensar sobre la conveniencia del encargo que había aceptado. La primera fue que la misma institución que me había contratado me pidió que no viniera, pues decían que no era seguro. La segunda fue que perdí todo el material que había escrito hasta el momento por culpa de un accidente de carácter informático. En otras palabras lo que les he presentado hoy es lo que terminé de escribir la semana pasada… y les aseguro que mi pensamiento sobre Rengifo ha cambiado y sigue cambiando. Su obra está viva, como las grandes obras de los grandes artistas de la historia. Tal como empecé diciendo al ver sus imágenes, ellas se renuevan cada vez y activan el pensamiento, la reflexión, ese dolor que está encarnado en su esencia. Es gratificante trabajar sobre la obra de un artista prolífico… grande… cuyo trabajo trasciende el tiempo y se proyecta poderoso al futuro… es escalofriante tener la oportunidad de compartir este espacio con ustedes, los herederos de Rengifo… para pedirles que vuelvan cada vez que puedan a verlo… porque su trabajo siempre será generoso con ustedes… más que con cualquier otro colombiano, con ustedes que han tenido como Rengifo la suerte de vivir en este lugar maravilloso, sus imágenes les dará algo en qué pensar… qué recordar… qué sentir… con solo ver el color y la línea y la sombra y la luz… justo eso es la obra de Rengifo… una obra de luz… una obra que ilumina el sendero a la imaginación y la sensibilidad… y también a veces para el dolor. Popayán, noviembre de 2011