Via Crucis Juvenil

Vía Crucis para los Jóvenes Relator 1: Estamos reunidos hoy en este Vía Crucis con el deseo de queremos encontrarnos con

Views 101 Downloads 3 File size 99KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Vía Crucis para los Jóvenes Relator 1: Estamos reunidos hoy en este Vía Crucis con el deseo de queremos encontrarnos con Jesús. Estamos juntos como jóvenes de un Colegio Católico, para hacer presente el misterio más grande de nuestra fe: La Pascua, la Muerte y Resurrección de Jesús que redime al mundo. Relator 2: Queremos encontrarnos con el Jesús de la Pascua… Muchas veces, para nosotros, la Pascua pasa por otro lado… Nos proponemos que en este momento “entremos” en el Misterio Pascual, vivamos intensamente estos momentos de profunda reflexión y nos sintamos amado profundamente por Aquel que dio su vida por nosotros y por toda la humanidad. Relator 1: El camino recorrido por Jesús en su Pasión es un camino que recorren en la historia muchas personas. Hoy, la gente que nos rodea o con la que nos cruzamos, muchas veces vive su Vía Crucis personal. Chicos en la calle, drogadictos, desocupados, enfermos de SIDA, cartoneros, adolescentes embarazadas, emigrantes, víctimas de las guerras, abuelos abandonados, enfermos terminales… Todos ellos transparentan en su vida la Pasión de Jesús. Relator 2: Pero rara vez se nos ocurre pensar en ellos como si fueran ese rostro de Jesús sufriente. Hasta en ciertos casos ignoramos la situación y seguimos de largo. La idea de este Vía Crucis es doble: Por un lado ponernos en el lugar de ese hermano que sufre, que vive su propia pasión; intentar sentir lo que él siente, preguntarnos qué haríamos en su situación. Relator 1: Por otro lado, pretendemos poder colocar sus rostros en el rostro de Jesús, ver en ellos a un Jesús vivo y sufriente, y preguntarnos qué respuesta somos capaces de darle en este día. “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido? Y él responderá… Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo” (Mt 25, 44-45) Relator 2: De esta manera, comenzamos este Vía Crucis. Nos vamos a mover en dos escenarios imaginarios. Uno, donde leeremos fragmentos correspondientes a la Sagrada Escritura o a la Tradición de la Iglesia. Y otro, donde se presentarán situaciones de la realidad que actualizan la Pasión. Esto que presenciaremos es: “La Pasión, de ayer y de hoy”. Relator 1: Te invitamos a que reflexiones cada estación. Concentrémonos en cada momento y en el texto que acompaña. Cada uno de nosotros somos un instrumento para comunicar el mensaje de Cristo. Nos hemos ofrecido voluntariamente para preparar este Vía Crucis. Por eso, te pedimos que respetemos cada momento y que aprovechemos para reflexionar y rezar.

Que este momento nos ayude a preparar nuestro corazón para vivir profundamente estos momentos de reflexión y de oración. Relator 2 Oración Jesús, vamos a recorrer contigo las estaciones de tu agonía y tu muerte. Vamos a pasar un poco de tiempo contigo, renovando el sacrificio que nos dio la vida. Por ese sacrificio tuyo en la Cruz somos cristianos, y hemos recibido las gracias de Dios. Por ese sacrificio tuyo hemos sido salvados. Ayúdanos a comprender un poco mejor, a amar un poco más, para que después de meditar sobre estas quince estaciones de tu Vocación salvadora, nosotros mismos nos decidamos a dar algo de nosotros. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Relator 1: 1ª Estación: Jesús es condenado a muerte

Te adoramos Cristo y te bendecimos… Todos: Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. “Jesús compareció ante el gobernador, y éste le preguntó: ¿Tú eres el rey de los judíos? Él respondió: Tú lo dices. Al ser acusado por los sumos sacerdotes y los ancianos, no respondió nada. Pilatos le dijo: ¿No oyes todo lo que declaran contra Ti? Jesús no respondió a ninguna de sus preguntas, y esto dejó muy admirado al gobernador. Entonces, Pilatos puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado” (Mt 27, 11-14; 26). Relator 2: Este Jesús condenado a muerte se ve reflejado en los chicos y adolescentes de la calle. En realidad no son de la calle, están en la calle. Y lo están porque fueron condenados. Condenados a no poder ir a la escuela, a no poder ir al médico ni al hospital, a no tener familia. Condenados a tener hambre, frío, a tener que pedir y, llegado el caso, a robar. Ellos no quieren vivir así, no eligieron esta vida. Fueron condenados a muerte por la sociedad, y por cada uno de nosotros que solamente nos acordamos de ellos cuando nos molestan para limpiarnos el vidrio del auto o pedirnos una monedita para comer. Relator 1: Y, como Jesús, lo aceptan en silencio. Nosotros, mientras tanto, nos excusamos diciendo: “la plata se la gastan en cualquier cosa”, o peor aún: “no le doy nada porque seguramente son explotados por un adulto”. Y no pensamos en ellos, en sus vidas, en sus sueños, si es que a esa corta edad todavía les queda alguno. Ni siquiera les preguntamos el nombre, y tratamos de esquivarlos o despacharlos rápidamente. Relator 2:

¿Qué hacemos por ellos además de darles las monedas que nos sobran? ¿Vemos al Jesús condenado a muerte en ellos?

Relator 1: Rezamos un Ave María por todos los chicos y adolescentes que están en la calle, que les falta un horizonte en la vida… Relator 2: 2ª Estación: Jesús carga con la Cruz Relator 1: Te adoramos Cristo y te bendecimos… Todos: porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. “Los soldados lo llevaron dentro del palacio, al pretorio, y convocaron a toda la guardia. Lo vistieron con un manto de púrpura, hicieron una corona de espinas y se la colocaron. Y comenzaron a saludarlo: ¡Salud, Rey de los judíos!. Y le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando la rodilla, le rendían homenaje. Después de haberse burlado de Él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron de nuevo sus vestiduras. Luego lo hicieron salir para crucificarlo” (Mc 15, 16-20) Relator 2: Este Jesús que carga con la cruz se ve reflejado en los enfermos terminales. Ellos cargan su pesada cruz a diario. Sobrellevan una enfermedad que los conduce inexorablemente hacia la muerte. Y, al igual que Jesús, camino al Calvario, lo saben. La mayoría de ellos sufre en soledad. Relator 1: Pocos los acompañan y, por esta razón, su dolor es doble. La Madre Teresa cuenta de un enfermo de SIDA que le decía: “Cuando el dolor de cabeza se me hace insoportable los comparo con los sufrimientos que tuvo que sentir Jesús por la coronación de espinas”. Sumado a estos dolores físicos, algunos padecen la discriminación y el abandono, con lo que su pasión es terriblemente angustiante. Relator 2: ¿Cuál es nuestra actitud hacia ellos? ¿Los acompañamos en su cruz de todos los días? ¿Vemos en ellos a Jesús con la cruz a cuestas? Rezamos un Padre Nuestro por todos aquellos enfermos de SIDA, jóvenes y adultos que cargan con su cruz solos y olvidados en los hospitales.

♦ Cantamos