VACUNAS MAS USADAS EN GALLINAS.pdf

VACUNAS MAS USADAS EN GALLINAS Vacunas: El objetivo de implantar un programa de vacunación en una granja es poder contr

Views 80 Downloads 0 File size 270KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

VACUNAS MAS USADAS EN GALLINAS Vacunas:

El objetivo de implantar un programa de vacunación en una granja es poder controlar un gran número de enfermedades que afectan a las aves –principalmente cuando están confinadas– estimulando la producción de defensas por el propio organismo del animal. Vacunamos contra aproximadamente 10 enfermedades, con un total aproximado de 20 vacunaciones que comienzan desde el momento en que nace el ave –en la incubadora– hasta el final de la etapa de desarrollo, donde se completa el programa. De esta manera tenemos índices sumamente bajos de mortalidad y desecho, tanto durante el desarrollo como durante la producción, donde experimentamos también menos problemas relacionados con la calidad del huevo. Actualmente, con la evolución de los métodos de producción intensiva, el control de las enfermedades mediante vacunación es lo más aceptado, cuando pensamos en condiciones de avicultura industrial. Los métodos de erradicación de las enfermedades son bastante costosos y son más aplicables para enfermedades de origen bacteriano, como por ejemplo la micoplasmosis y la coriza infecciosa. Los programas de vacunación presentan numerosas variables, pues no existe uno que se pueda generalizar para todas las empresas, sino que más bien se deben elaborar con base en la información y las necesidades locales. Las granjas de edades múltiples facilitan la presentación de diversas entidades patológicas como la bronquitis infecciosa, la enfermedad de Enfermedad de Newcastle, la coriza infecciosa, etc. El éxito en la granja no sólo depende del programa de vacunación para restringir la presentación de las enfermedades, sino que lo hace principalmente de otros factores tales como la nutrición, el manejo y la bioseguridad. El éxito de un programa de vacunación está directamente ligado a la interrelación de tres factores, a saber: vacuna, aplicación y respuesta del ave. Vacuna

Debe estimular a las aves para que produzcan anticuerpos activos, causando poco o ningún efecto secundario indeseable. La mayoría de las vacunas se debe almacenar en refrigeración (entre 2 y 8° C) y se pueden dividir en dos categorías: vacunas vivas o activas y vacunas muertas o inactivadas. (N. del T.: Si se trata de productos vivos elaborados con bacterias se les denomina vacunas vivas, mientras que si contienen virus se les conoce como vacunas activas. Los productos inmunizantes elaborados con bacterias muertas se llaman bacterinas, mientras que los productos virales deben recibir el nombre de vacunas inactivadas y no “virus muertos” como mucha gente los conoce). De manera general, un programa básico de vacunación para aves de longevas (como son las ponedoras y las reproductoras) se inicia con el uso de vacunas activas en varias aplicaciones, seguidas de productos inactivados, que generalmente se inyectan por la vía intramuscular y proporcionan títulos elevados y duraderos, con una respuesta más constante de la parvada a la vacunación. Las vacunas elaboradas con virus activos también se pueden utilizar en aves adultas, principalmente para el estímulo local contra la bronquitis infecciosa y la enfermedad de Newcastle. Debemos tener cuidado durante el transporte y el almacenamiento de las vacunas para evitar que pierdan su potencia y siguiendo las normas de la etiqueta, evitaremos también la aparición de reacciones posvacunales, garantizando el aprovechamiento óptimo de las vacunas. Respuesta del animal

Durante los primeros días de vida, las aves estarán protegidas por las defensas procedentes de su madre, lo que llamamos inmunidad pasiva. Con el correr del tiempo, el aparato inmunocompetente del pollo se va desarrollando hasta que a las 2 ó 3 semanas de edad alcanza la madurez. Este es el sistema que estimulamos con el programa de vacunación y su respuesta será mejor mientras

mejor se encuentre la salud del animal. Es por ello que el resultado de una vacunación realizada en forma correcta está relacionado directamente con el estado sanitario de la parvada. Si las aves tienen problemas infecciosos, deficiencias nutricionales, intoxicaciones, problemas de manejo causantes de estrés (aglomeración, falta de agua o de alimento, etc.), tendrán una respuesta inmune deficiente. El control de estos factores de inmunosupresión nos permite lograr una mejor respuesta con las vacunaciones. El grado de inmunidad pasiva también puede interferir en la vacunación, por lo que la práctica de revisar sus niveles nos permite seleccionar el tipo adecuado de vacuna y fijar una mejor fecha para la primovacunación contra cada enfermedad. Aplicación de la vacuna

Ésta es la manera en que haremos que las aves entren en contacto con el biológico. En el proceso de administración debemos tratar de no cometer errores, que pueden ocurrir principalmente por falta de comunicación y descuido en el momento de la aplicación. Las vías de administración se pueden clasificar de la siguiente manera: 1. Masivas. Cuando vacunamos un gran número de aves en un tiempo breve (ejemplo, en el agua de bebida o por aspersión). 2. Individuales. En este caso vacunamos a los animales uno por uno. Esta vía cuesta más trabajo pero brinda una mayor seguridad sobre la uniformidad de la vacunación (ejemplos: ocular, nasal, punción a través de la membrana del ala, e inyectable o parenteral). Es necesario considerar varios factores al diseñar un calendario de vacunación y –dado que en la avicultura todos los detalles son de gran importancia– siempre conviene verificar algunos aspectos antes de realizar la vacunación, por ejemplo: Incidencia de enfermedades en la región: En ciertas regiones se presentan mayores niveles de desafío con determinadas enfermedades. Algunas de las cuales inciden mas durante la fase de desarrollo o recría, como ocurre con la infección de la bolsa de Fabricio, la enfermedad de Enfermedad de Newcastle, la bronquitis infecciosa, viruela y la enfermedad de Marek, mientras que otras son comunes durante la fase de producción como el cólera aviar, la micoplasmosis, la coriza infecciosa y la encefalomielitis. Anticuerpos maternos: Las reproductoras se infectan o se vacunan con diversos agentes y responde a la infección o a la vacunación produciendo anticuerpos, mismos que serán transmitidos mediante el saco vitelino a los pollos recién nacidos. En el caso de la infección de la bolsa de Fabricio (enfermedad de Gumboro), la bronquitis infecciosa y la enfermedad de Newcastle, los anticuerpos maternos pueden neutralizar al virus vacunal, por lo que es necesario esperar a que dichos anticuerpos desciendan de manera natural para que la vacunación sea eficiente.

En los experimentos realizados por Box, quedó demostrado que la declinación natural de los niveles de anticuerpos maternos en las aves Leghorn es más lenta que en el pollo de engorda. Manejo: Es común para la vacunación se aprovechen otras prácticas de manejo tales como el recorte del pico, la determinación del peso de la parvada, la transferencia de una caseta a otra, etc. Para la aplicación individual de las vacunas es preferible que el ave esté ya alojada en el rodete de crianza, corral, batería o jaula, lo cual facilitará el manejo. El personal que ejecuta la mano de obra en la granja también debe estar consciente de la importancia de realizar correctamente el proceso de la vacunación. Sanidad de la parvada: Como ya comentamos, el éxito del programa de vacunación depende también del estado de salud de los animales con el fin de evitar deficiencias en la respuesta inmune. Vacunas: Escoger correctamente la vacuna apropiada para la etapa de la vida en que se vacunará a las aves. Como ya explicamos, existen vacunas activas e inactivadas y un error en la selección del producto, o una falla durante el proceso de vacunación, podrán dar como resultado reacciones indeseables o bien falta de estímulo para producir anticuerpos adecuadamente. Relación costo–beneficio: Tanto la vacuna como el proceso de vacunación tienen un determinado costo. Con las condiciones actuales de precios, un programa completo de vacunación cuesta de 3 a 4 huevos por ave (postura comercial), incluyendo la vacuna contra la enfermedad de Marek. Si consideramos a las enfermedades en forma aislada, veremos que un brote de viruela aviar en la fase de producción, causa un perjuicio de 5 a 6 huevos por ave. La infección con Mycoplasma gallisepticum cuesta de 15 a 20 huevos por ave y –finalmente– se calcula que la bronquitis infecciosa reduce la producción en 10 a 15 huevos por gallina. En virtud de lo anterior, es evidente la relación costo–beneficio de un calendario de vacunación.

Presentaremos a continuación una revisión de las enfermedades más importantes para la industria avícola y los principios para la vacunación contra ellas. Los calendarios de vacunación son meras recomendaciones, pues deben ser ajustados dependiendo de las necesidades particulares de las granjas.

Las principales enfermedades de las aves comerciales que se pueden prevenir mediante vacunación son: Enfermedad de Marek Enfermedad de Newcastle Bronquitis infecciosa Infección de la bolsa de Fabricio o enfermedad de Gumboro Viruela aviar Encefalomielitis aviar Coriza infecciosa Micoplasmosis Síndrome de la baja de postura Enfermedad de Marek Las aves se vacunan en la incubadora el primer día de vida. Existen 3 tipos distintos de vacunas, a saber: la preparada con virus herpes de pavo (HVT), que pertenece al serotipo 3, la vacuna SB1 del serotipo 2, y la vacuna Rispens CVI-988 que pertenece al serotipo 1. La evaluación de la vacunación mediante el uso de un colorante adecuado es de gran importancia para detectar fallas en el proceso de aplicación. Además, las aves vacunadas deben permanecer en un ambiente limpio y libre del virus cuando menos hasta el desarrollo de la inmunidad, lo que ocurre hacia los 7 días de edad. Enfermedad de Newcastle Esta enfermedad se ha controlado adecuadamente en los últimos años y para ello contribuyó el uso de la vacuna inactivada. Los programas de vacunación incluyen 3 ó 4 aplicaciones de vacuna a virus activo atenuado durante la fase de desarrollo (en el caso de las aves de vida larga) y de 1 a 2 vacunaciones en el en el pollo de engorda. Para reproductoras y ponedoras la vacuna inactivada se debe aplicar antes del inicio de la producción de huevo. En algunas compañías se utilizan vacunas activas durante la fase de producción. La primera inmunización tiene una duración de 3 a 4 semanas y la secundaria de 6 a 8 semanas, mientras que la aplicación de una vacuna inactivada a aves con un buen estímulo previo, proporcionará un mayor período de protección. Bronquitis infecciosa Éste es un problema serio para la avicultura mundial, todavía no hemos identificado los serotipos más prevalentes. En términos prácticos, el programa de vacunación acompaña al que se utiliza contra la enfermedad de Newcastle, pero la inmunidad es más variable y no dura tanto tiempo. La vacuna inactivada se utiliza antes del inicio de la producción y –dependiendo del desafío local– las aves en postura deberán recibir algunas dosis de vacuna activa cada 60, 90 ó 120 días. Recordemos la importancia de controlar los factores agravantes como son los agentes inmunosupresores, las deficiencias de manejo y las enfermedades concomitantes, para alcanzar el éxito en el control de la bronquitis infecciosa. Infección de la bolsa de Fabricio (Enfermedad de Gumboro) Los anticuerpos maternos neutralizan a las vacunas suaves e interfieren con las vacunas intermedias. Es necesaria la vacunación para proteger a las aves contra el desafío de campo durante las primeras 6 semanas de vida. Existen informes de la ocurrencia de la enfermedad clínica en aves de 14 a 15 semanas. Los pollos de engorda y las ponedoras reciben hasta 4 dosis de vacuna en ciertos casos. En reproductoras se utilizan de 3 a 4 dosis de vacuna activa ó 1 ó 2 dosis de vacuna inactivada.

En los últimos años, el aumento en la incidencia de la forma clínica con mortalidad elevada estimuló la introducción de cepas vacunales. No debemos soslayar los problemas subclínicos causados por la infección precoz pues tiene un gran significado económico. Encefalomielitis Aviar La mayoría de las ponedoras y reproductoras se vacuna contra esta enfermedad. Los anticuerpos maternos interfieren de manera muy importante contra el virus vacunal y duran hasta las 8 semanas de edad, aproximadamente. La vacunación se puede realizar a partir de esta edad y hasta un máximo de 4 semanas antes de romper postura. Dado que las cepas vacunales no están muy atenuadas, pueden causar problemas en las aves en producción no inmunizadas, por lo que la introducción de esta vacuna a una granja siempre deberá ir precedida de un cuidadoso proceso de diagnóstico y serología. Coriza Infecciosa Éste es un gran problema para a avicultura de las ponedoras, principalmente en regiones cálidas y húmedas. El hecho de criar a las aves en granjas con edades múltiples y/o la falta de control de la micoplasmosis son factores que perpetúan el problema. Las bacterinas que existen en el mercado ofrecen al avicultor la opción de varios serotipos combinados. Los esquemas de bacterinización son muy variables en lo que se refiere al número de aplicaciones, dosis y adyuvante usado en el producto. El sector avícola también carece de investigaciones relacionadas con el agente causal de la coriza infecciosa y con mejores formas de control de esta enfermedad. Síndrome de la baja de postura – EDS Aun cuando este problema se ha reportado más en aves pesadas y semipesadas, el autor ha diagnosticado varios casos en ponedoras ligeras. Un programa de prevención adecuado consiste en vacunar a la parvada antes del inicio de la postura, utilizando una vacuna inactivada en emulsión oleosa. Viruela aviar Esta enfermedad se ha controlado bastante bien. Dos vacunaciones en las aves longevas y sólo una en el pollo de engorda, son suficientes para la protección de las aves durante toda su vida útil. Algunas empresas asocian la vacuna contra la viruela a la vacuna contra la enfermedad de Marek, a pesar de que algunos especialistas no aprueban esta combinación. A criterio del autor, el uso de una vacuna debidamente atenuada contra la viruela, asociada con una vacuna de buena calidad contra la enfermedad de Marek es una práctica correcta para la prevención de esta enfermedad. Vacunación durante la pelecha Una práctica común en algunas empresas, es la aplicación de un programa de “pelecha o muda forzada” que, a pesar de ser un factor causante de estrés, prolonga el ciclo de vida de las aves, aunque hace necesario revisar el programa de vacunación. La recomendación principal es revacunar a las aves al reiniciar la administración de alimento, toda vez que si se practica durante el período de ayuno no brindará resultados satisfactorios. Será necesario revacunar a las aves contra la enfermedad de Newcastle, la bronquitis infecciosa, la viruela y la coriza. Control de las Enfermedades en el Futuro Las medidas de bioseguridad y aislamiento sanitario se incrementan día con día y –en conjunto con el proceso de vacunación– será posible erradicar ciertas enfermedades como la micoplasmosis y el síndrome de la baja de postura. Las empresas de genética también contribuirán en el control de las enfermedades transmitidas a través del huevo a la progenie y –a largo plazo– mediante la selección de aves genéticamente más resistentes a las enfermedades. Los programas de vacunación que son los métodos de control más empleados hoy en día, seguramente se aplicarán mejor en la próxima década. Entretanto, ocurrirán cambios en los

métodos de producción de vacunas así como en la aplicación de las mismas. Se está trabajando en el desarrollo de vacunas nuevas mediante ingeniería genética, identificando genes de bacterias y virus responsables del estímulo antigénico e introduciendo este material en vectores. A pesar del desarrollo de nuevas vacunas, la industria avícola no se puede olvidar de las medidas básicas de higiene y desinfección y –principalmente– de las normas de manejo que puedan proporcionar buenos resultados de producción.