Vacio

TESOROS DE LA BIBLIA: TUS PECADOS QUEDAN PERDONADOS. Se habla de Jesús por todas partes. Muchas personas van incluso ha

Views 263 Downloads 3 File size 587KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

TESOROS DE LA BIBLIA:

TUS PECADOS QUEDAN PERDONADOS. Se habla de Jesús por todas partes. Muchas personas van incluso hasta los lugares apartados donde está para escuchar sus enseñanzas y ver sus obras poderosas. Pero después de algunos días Jesús regresa a Capernaúm, el lugar donde pasa más tiempo durante su ministerio, y la noticia se esparce con rapidez por esta ciudad costera del mar de Galilea. De modo que muchos vienen a verlo a la casa donde se encuentra. Entre ellos hay fariseos y maestros de la Ley de toda Galilea y Judea, incluida Jerusalén. Hay tanta gente en la casa que ya no cabe nadie más, ni siquiera a la entrada. En eso, Jesús comienza “a predicarles el mensaje” (Marcos 2:2). Mientras Jesús les predica, llegan cuatro hombres con un paralítico en una camilla para que Jesús lo cure. Pero la casa está tan llena que no pueden llevarlo hasta donde está Jesús Leer MARCOS 2:3-5 ¿Le molesta a Jesús esta interrupción? No, todo lo contrario. La fe de estos hombres lo conmueve tanto que le dice al paralítico: “Tus pecados quedan perdonados” (Mateo 9:2). Pero ¿puede Jesús perdonar pecados? Los escribas y los fariseos creen que no y piensan: “¿Por qué habla así este hombre? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados aparte de Dios?” LEER Marcos 2:6-12 Dándose cuenta de lo que están pensando, Jesús les dice: “¿Por qué están razonando eso en su corazón? ¿Qué es más fácil? ¿Decirle al paralítico ‘tus pecados quedan perdonados’, o decirle ‘levántate, recoge tu camilla y anda’?” (Marcos 2:8, 9). En efecto, Jesús puede perdonar los pecados del hombre basándose en el sacrificio que hará al dar su vida. Entonces, les muestra a todos, incluidos los que lo critican, que tiene autoridad para perdonar pecados en la Tierra. Se vuelve hacia el paralítico y le ordena: “Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”. Es interesante que Jesús relaciona los pecados con las enfermedades, y el perdón de los pecados con la buena salud. La Biblia enseña que el primer ser humano, Adán, pecó y que todos hemos heredado las consecuencias: la enfermedad y la muerte. Pero, cuando el Reino de Dios gobierne, Jesús perdonará los pecados de todos los que amen a Dios y le sirvan. Entonces, las enfermedades desaparecerán para siempre

Cristo nunca empleó su poder de forma interesada. Cuando tuvo hambre, no quiso convertir las piedras en panes en provecho propio (Mateo 4:1-4). Sus escasos bienes materiales muestran que no utilizó su poder con fines materialistas (Mateo 8:20). Hay otras indicaciones de que realizaba obras prodigiosas con altruismo. Los milagros representaban un sacrificio para él, ya que al sanar a los enfermos salía fuerza de su persona. Y él era consciente de esta pérdida, aunque se tratara de una sola curación (Marcos 5:25-34). No obstante, permitía que las multitudes lo tocaran y fuesen sanadas A continuación, todos presenciarán algo muy importante. Lo que está a punto de ocurrir nos demuestra que Jesús tiene el poder para quitar la causa del sufrimiento humano y para sanar a toda persona que él desee. os prodigios que realizó Jesús en la Tierra son tan solo muestras de las bendiciones aún mayores que vendrán con su reinado. En el nuevo mundo de Dios volverá a obrar milagros, esta vez en todo el planeta. Al sanar a las personas de sus dolencias, Cristo demostró que podrá realizar la curación completa y definitiva de ciegos, sordos, tullidos, cojos y otros enfermos (Isaías 33:24; 35:5, 6). Y las resurrecciones que efectuó constituyen una prueba de que él, ya como Rey celestial, será capaz de resucitar a los millones de personas que su Padre se complazca en recordar Al reflexionar en el poder del Hijo de Dios, tengamos presente que imita a su Padre a la perfección (Juan 14:9). El uso que da a su poder nos muestra con claridad cómo emplea Jehová el suyo. Por ejemplo, pensemos en la ternura con que sanó Jesús a cierto leproso. Compadecido, lo tocó y le dijo: “Quiero” (Marcos 1:40-42). Con relatos como este, el Altísimo nos viene a decir: “Así es como uso yo mi poder”. ¿No nos sentimos impulsados a alabar al Dios omnipotente y darle gracias por utilizar su fuerza con tanto amor?