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Uso y abuso del gerundio Para leer acerca de cómo se emplea el gerundio en este texto, diríjase al final de la presente

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Uso y abuso del gerundio

Para leer acerca de cómo se emplea el gerundio en este texto, diríjase al final de la presente entrada.

Uso y abuso del gerundio El gerundio es uno de los tres tipos de verboides que tiene el español. Los otros dos son los infinitivos (terminados en ar, er e ir)[1] y los participios: activos y pasivos.[2] Es muy común que se abuse del gerundio o que se emplee mal, pero la solución no es evitarlo sino usarlo bien y de manera que sea de verdad expresivo. El gerundio, en casi todos los casos, depende de algún verbo conjugado. Y este verbo es regido por el sujeto que realiza su acción. Así podemos concluir que, por extensión, el gerundio depende del sujeto del

verbo principal, aunque —como se verá más adelante— hay un caso en que puede relacionarse con el complemento directo. Hay tres usos correctos del gerundio respecto del sujeto: 1. Con el verbo estar o andar 2. Cuando funciona como adverbio y —como tal— trabaja con un verbo conjugado para indicar simultaneidad o el modo en que se realiza la acción de dicho verbo 3. Cuando la acción del gerundio es anterior a la del verbo principal (y es el mismo sujeto quien realiza ambas) Ejemplos del primer uso: Estoy brincando. Marina está haciendo la tarea. ¿Estás mintiéndome? Ando volando bajo. Gobernación anduvo husmeando en todo lo relacionado con el sindicato. Ejemplos del segundo uso: Luisa lo dijo cantando. Sara entró gritando. El extraño salió corriendo.

El jefe de piso, llorando como niño, me corrió sin más. Ejemplos del tercer uso: Levantando la mano, Eduardo la dejó caer. (Eduardo empieza a levantar la mano pero antes de hacerlo por completo, la deja caer). Cayendo al piso, mi mamá gritó improperios. (Primero empezó a caer mi mamá, y luego —quizás una décima de segundo después— gritó improperios). Habiendo dicho lo anterior, continúo con mi discurso. (Primero digo algo, y después continúo con lo que sigue. No es necesario utilizar el sujeto explícito si por contexto el lector sabe cuál es). Como se dijo anteriormente, también hay un caso en que la acción del gerundio puede relacionarse con el complemento directo: cuando se usa con algún verbo que indique percepción sensible o intelectual. Es más: en estos casos, el gerundio modifica al complemento directo. Es la única situación en la lengua española en que un gerundio puede fungir como adjetivo. Es importante recalcar que esto sólo sucede con verbos de percepción sensible o intelectual. En los ejemplos que veremos a continuación, el verbo principal está subrayado. El complemento directo (modificado por el gerundio) aparece en letra negrita, y el gerundio está en letra cursiva.

Ejemplos: Vi [yo] a mi novio corriendo detrás del ladrón. [Quien corre es mi novio]. Escuchó [él, ella, Juan…] al anciano llorando toda la noche. [Quien llora es el anciano]. Recordamos [nosotros] a la mujer saltando de felicidad. [Quien salta es la mujer]. Asimismo —como ya se vio—, el gerundio puede tener valor adverbial; por eso es posible afirmar que este verboide puede vivir en el complemento circunstancial; a veces podrá hacerlo independientemente del sujeto, y a veces no. Ejemplos: Estando tan vigilada la oficina, no es posible que entre nadie. (Construcción absoluta: no se refiere al sujeto ni hay complemento directo siquiera). Habiendo visto las luciérnagas, los niños comenzaron a idear cómo atraparlas. (Complemento circunstancial de tiempo. Aquí el gerundio sí se relaciona con el sujeto los niños; además, la acción del gerundio es ligeramente anterior a la del verbo principal). Habiendo tantos hombres, Medea se casó justo con el que la dejaría después con tres hijos. (Complemento circunstancial

concesivo; el gerundio no se rige por el sujeto ni hay complemento directo). Empujando la puerta con fuerza, Mariana interrumpió la clase. (Complemento circunstancial de modo; se trata del uso modal —y de simultaneidad— que ya se había visto arriba; indica la manera como se lleva a cabo la acción del verbo principal y es regido por el mismo sujeto). Diciéndolo tú, no lo dudo ni un segundo. (Complemento circunstancial condicional equivalente a “Si tú lo dices…”; el gerundio no es regido por el sujeto — yo— ni por el complemento directo “lo”, que equivaldría a “eso”). Hasta aquí se ha visto cómo sí puede usarse el gerundio. Ahora veremos las tres maneras en que los redactores inexpertos suelen abusar del gerundio. Se abusa del gerundio cuando: 1. …se quiere indicar consecuencia o efecto (cuando su acción es posterior a la del verbo principal) 2. …se quiere emplear como adjetivo (cuando pretende aportar cualidades a algún sustantivo, se encuentre éste en el sujeto o en cualquiera de los complementos)[3]

3. …se usa en lugar de verbo conjugado en la segunda de dos oraciones coordinadas o en una subordinada. La acción del gerundio nunca debe ser posterior a la del verbo principal, aunque suceda un nanosegundo después. La razón es sencilla: si la acción del gerundio sucede posteriormente a la acción del verbo principal, significa que la segunda acción (la del gerundio) es consecuencia de la primera (la del verbo principal). Esto está prohibido en español. Su acción puede ser simultánea o anterior, o puede indicar modo, pero jamás puede ser posterior. Ejemplos del primer abuso: Chocó el camión, muriendo 32 personas. La tía se calló inesperadamente, haciendo feliz a todos. El concejal no estuvo de acuerdo, disgustando al resto de los invitados. Corrección: Chocó el camión y murieron 32 personas. (Coordinación) La tía se calló inesperadamente, lo que hizo feliz a todos. (Subordinación) El concejal no estuvo de acuerdo, lo cual disgustó al resto de los invitados. (Subordinación)

Como puede apreciarse, es muy sencillo arreglar el problema: sólo hay que volver verbo al verboide, conjugándolo. Luego se puede coordinar con la primera oración, o se puede subordinar la oración resultante a la otra. Es necesario replantear la idea pero —como ya se vio— esto no implica mayor problema. Por otro lado, cuando decimos o escribimos cosas como “le mandé un recado diciéndole que llegara puntualmente”, sólo estaríamos en lo correcto si el recado no tuviera nada que ver con lo que decíamos. En otras palabras, para que hubiera simultaneidad, tendría yo que haber estado pronunciando las palabras “que llegara puntualmente” mientras le mandaba un recado, cualquier recado. Claro que resulta un tanto absurdo, puesto que el recado consistía en que el recipiente llegara puntualmente. Es decir, pretendíamos que el gerundio diciéndole tuviera valor adjetivo, que dijera qué clase de recado mandábamos. Pero, como ya sabemos, el gerundio no debe fungir como adjetivo.[4] Más ejemplos del segundo mal uso: Pásame la caja conteniendo cachivaches. Derogaron una ley prohibiendo la eutanasia. El grupo acertando a más preguntas, ganará el concurso.

Corrección: Pásame la caja que contiene cachivaches. Derogaron una ley que prohíbe la eutanasia. El grupo que acierte a más preguntas, ganará el concurso. Como puede verse, se corrige este error conjugando el gerundio e insertándolo en una oración subordinada adjetiva especificativa, la cual empieza a partir del “que” que está en negritas en los ejemplos de corrección anteriores. La oración subordinada está subrayada, y el ahora verbo subordinado (antes gerundio) está en letra cursiva. El tercer error consiste en usar un gerundio en lugar de verbo conjugado en la segunda de dos oraciones que se pretendía originalmente coordinar (no se puede hacer esto si no hay verbo) o en la que se quería subordinar a otra. Esto sucede cuando el redactor cree que el verboide es más elegante. Ejemplos tomados de Redacción sin dolor: Gritaron una serie de improperios, ignorándose la reacción que provocarían en los guardaespaldas. Al momento de disparar al frente del candidato, fui empujado por una de las personas que se encontraban en ese lugar, logrando efectuar dos disparos

con el arma de fuego que portaba, siendo detenido en esos momentos por unas personas vestidas de civil. (Declaración de Mario Aburto Martínez, asesino confeso de Luis Donaldo Colosio, tomada el 23 de marzo de 1994) El 30% de la población se encuentra en pobreza extrema, destacándoselos estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas. En los ejemplos anteriores, es evidente que no quiere usarse el gerundio ni como adjetivo ni para indicar consecuencia o efecto. Sólo se utilizó en lugar de un verbo conjugado que debería coordinarse con la anterior o subordinarse a ella. Y es así precisamente como se corrige este error. Cuatro últimas observaciones rápidas (tomadas textualmente de RSD) 1. Sólo hay dos gerundios que sí pueden emplearse como adjetivos: ardiendo ehirviendo. Uno puede escribir tranquilamente que “Xavier se quemó con aguahirviendo”, y que “Se llevaron al niño ardiendo en fiebre”. 2. Es, asimismo, lícito convertir los gerundios en diminutivos, aunque esto ya suena un poco anticuado: “Llegó resoplandito el mensajero”.

“Se fue leyendito encima de su caballo”. “En llegandito mandó llamar a sus criados”.[5] 3. Hay gerundios que solemos encontrar únicamente en pies de foto o grabado, en títulos de obras diversas, descripciones y escritos análogos. No tienen verbo principal alguno a que puedan referirse. Se trata de casos excepcionales, aunque lícitos: “Marco Antonio discutiendo en el Senado”. “Los peregrinos atravesando el desierto”. “Neruda leyendo en Venezuela”. Tal vez estas construcciones puedan entenderse como complemento directo de un sujeto y núcleo de predicado “virtuales”, cuando el verbo es de percepción. Es como si dijéramos “Aquí vemos a Marco Antonio discutiendo en el Senado” o “Aquí vemos a los peregrinos atravesando el desierto”, etcétera. 4. Por fin, también es posible anteponer la preposición en a un gerundio. De hecho, es la única preposición que puede asumir esta posición: “En llegando, me hablas para ver cómo está tu mamá”. “En abriendo la carta que encontró sobre la mesa, se comunicó de inmediato con el abogado que había contratado para defenderlo”. Acerca de la imagen al principio de esta entrada:

Lo primero que salta a la vista al leer los tres párrafos que describen el café Punta del Cielo [el cual recomiendo porque sí es bueno, independientemente de la redacción de su copy promocional], es la obsesión con la idea de “obtener”, sea en forma sustantiva (el primer párrafo), en gerundio (el segundo párrafo) o en infinitivo (tercer párrafo). Pero aquí no buscamos corregir todos los detalles de la redacción —hay textos publicitarios bastante más desastrosos que éste— sino examinar el abuso del gerundio que encontramos en el segundo y el tercer párrafos. El segundo párrafo: Nuestros cafés son cultivados bajo sombra […], procesados 100% con agua de manantial y secados al sol, obteniendo así el sabor y aroma más puro que el café puede tener. ¿Por qué está mal el gerundio obteniendo? Después de haber leído esta entrada, la respuesta debe quedar clara: la obtención del buen sabor y aroma es consecuencia de los cuidados y procedimientos de la empresa. ¿Cómo debe corregirse? Al conjugar el gerundio se elimina el problema: Nuestros cafés son cultivados bajo sombra […], procesados 100% con agua de manantial y secados al sol. Así se obtiene el sabor y aroma más puro que el café puede tener. El tercer párrafo: Seleccionamos nuestro café a través de los métodos más discriminatorios para obtener un café libre de cualquier daño o imperfección, cumpliendo con todos los requisitos que lo caracterizan como un café estrictamente altura. Debemos recordar que el gerundio puede fungir como adverbio: puede modificar de qué manera se realiza la acción del verbo principal, que en este caso es Seleccionamos. Pero… ¿seleccionamos nuestro café cumpliendo con todos los requisitos? En otras palabras, ¿nuestra manera de seleccionar café es cumpliendo con los requisitos que lo caracterizan? Si la respuesta fuera afirmativa, la redacción sería correcta. El problema está en que la idea resultaría muy forzada. Lo más razonable sería que el cumplimiento de los requisitos fuera resultado o consecuencia de haberse apegado a los criterios de selección. En este caso, como el cumplimiento es resultado de la acción del verbo Seleccionamos, no debe emplearse el gerundio. Corrección: Seleccionamos nuestro café [con] los métodos más discriminatorios para obtener un café libre de cualquier daño o imperfección. De esta manera cumplimos con todos los requisitos que lo caracterizan como un café estrictamente [de] altura.

[1]Los infinitivos son la forma básica de los verbos conjugados. Gramaticalmente son sustantivos; por eso pueden admitir el artículo el, como cuando decimos “El estudiar gramática no me entusiasma”. Esto es, en esencia, lo mismo que decir “El estudio de la gramática no me entusiasma”. Los infinitivos también son el nombre de los verbos. Por eso decimos “el verbo cantar, el verbo subir”, etcétera.

[2]Los activos terminan en ante y ente: caminante, doliente, pasante, etcétera. Los pasivos tienen la terminación regular ado e ido, y los irregulares, las terminaciones oto, ito, echo, eso.

[3]Salvo en los casos —como los que acabamos de ver— en que el verbo principal es de percepción sensible o intelectual, y el gerundio modifica al complemento directo: “Escuchamos los perros ladrando toda la noche”.

[4]Vse. la nota anterior. [5]En cuanto a la palabra en, vse. el punto cuatro, abajo. Publicado 19th August 2009 por Sandro Cohen