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el arte de la belleza el arte de la belleza el arte de la belleza MINISTERIO DE CULTURA Ministra Ángeles González

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la belleza

MINISTERIO DE CULTURA Ministra Ángeles González-Sinde Subsecretaria Mercedes Elvira del Palacio Tascón

BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA Presidenta del Real Patronato Margarita Salas Falgueras Directora Glòria Pérez-Salmerón Directora Cultural Ana Santos Aramburo

EXPOSICIÓN El arte de la belleza. 15 de marzo a 5 de junio de 2011 Organiza Biblioteca Nacional de España Comisaria Rosario Ramos Pérez Ayudantes de la comisaria María José Berrocal Matilde Sousa María Jesús Villa Coordinación general de la exposición Área de Difusión de la BNE Restauración Área de Preservación y Conservación de Fondos de la BNE Diseño de la exposición Mayo & Mas Montaje Exmoarte S.L.

CATÁLOGO Coordinación general Área de Publicaciones y Extensión Bibliotecaria de la BNE © de esta edición: Biblioteca Nacional de España © de los textos: sus autores NIPO 552-11-008-2 ISBN 978-84-92462-16-2 Depósito legal M-11605-2011 Catálogo general de publicaciones oficiales de la Administración General del Estado: http://publicacionesoficiales.boe.es En esta publicación se ha utilizado papel reciclado libre de cloro de acuerdo con los criterios medioambientales de la contratación pública

Digitalización Laboratorio de Fotografía y Digitalización de la BNE Diseño y maquetación Matilde París Fotomecánica e impresión digital Cromotex

el arte de la belleza

BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

En 2003, la exposición Ephemera: La vida sobre papel descubrió para el público general uno de los más originales, coloristas y sugerentes fondos bibliográficos del patrimonio español. Según la definición clásica, ephemera son «todos aquellos materiales producidos en relación con un acontecimiento determinado o un artículo de interés que no pretende sobrevivir a la actualidad de su mensaje». En la Biblioteca Nacional de España se desplegaron, por primera vez, colecciones de cromos, cajas de cerillas, calendarios, felicitaciones, programas, orlas, marquillas cigarreras, menús, itinerarios, carnés de baile, recortables, paipáis, libritos de papel de fumar, estampas devocionales… Todo un universo de imágenes que nos sumergían en la vida cotidiana del siglo XX y que ponían de manifiesto la importancia de las artes gráficas aplicadas a estos productos, así como la calidad de los ilustradores y de los dibujantes. No era una improvisación. Desde 1991 la BNE quiso diferenciar estos materiales, en la línea de lo que ya se venía haciendo en otros países europeos. Valorarlos, clasificarlos y tratarlos con la atención que merecían. La exposición iba acompañada, además, de un catálogo en el que se recogían cerca de ochenta mil fichas ordenadas por diversos criterios: contenido, temática, técnicas, ilustradores, editores, talleres de impresión, marcas, fábricas, establecimientos, empresas, comercios... Hay, por tanto, una continuidad natural con el planteamiento expositivo que hoy presentamos. El arte de la belleza se interna en el rico y variadísimo universo de las representaciones gráficas, comerciales y publicitarias de toda clase de productos de cosmética, elaboradas con frecuencia por algunos de los más destacados artistas y dibujantes del momento, y

presenta un conjunto de algo más de doscientas piezas. Esta exposición es de visita obligada para los amantes de las artes aplicadas, para los curiosos y para todos aquellos que quieran internarse en universos que han quedado prendados de nuestra memoria. Porque, al fin y al cabo, estos objetos efímeros sí han sobrevivido al paso del tiempo. GLÒRIA PÉREZ-SALMERÓN Directora de la Biblioteca Nacional de España

11 Arte a contrapié por Francesc Fontbona

21 El diseño gráfico de perfumes y jabones por Enric Satué

37 El arte de la belleza Colección de la Biblioteca Nacional de España por Rosario Ramos Pérez

51 Catálogo 52 Materias primas y fabricación 72 Formas de envolver la belleza 126 Imagen y publicidad de los productos de belleza 186 El comercio de perfumería 210 Imagen seductora de la belleza 244 Bibliografía

Arte a contrapié por Francesc Fontbona

El Arte —pongámoslo así, la inicial en mayúscula— siempre fue algo sacrosanto, y por inercia lo sigue siendo pese a los cambios experimentados modernamente por la sociedad. Cuando en la Antigüedad y el Medioevo el arte era preferentemente la representación de lo divino no podía ser otra cosa. Luego, en el Renacimiento, como encarnación de la Belleza ideal, abstracta, anduvo también aparejado con una cierta divinidad profana. Más adelante, cuando la revolución burguesa parecía que iba a bajar el listón de tanta solemnidad, los nuevos ricos de la cultura no quisieron renunciar a la pompa tradicional que envolvía al arte, y aunque los nuevos estilos fueran cada vez más vulgares de temática, el sacerdote que los oficiaba —el artista— no se apeaba de la alta consideración que la sociedad había atribuido ya a los creadores plásticos. Y esto ha continuado prácticamente hasta hoy, cuando se da el contrasentido, a menudo bien ridículo, del pintor vanguardista que teóricamente ha roto ruidosamente con toda convención estética tradicional, pero que se ha encastillado en su estatus de oficiante de algo reputado como mítico, temeroso de perder el papel que la sociedad convencionalmente había asignado al tipo de Artista contra el que él parecía querer reaccionar. De esta forma, insensiblemente, el arte, en cualquiera de sus aspectos —plástico, musical, dramático…— ha ido jugando con su propia ambigüedad: por un lado cultivando una imagen iconoclasta cada vez más apartada del gusto medio del público —su destinatario indiscutible en la sociedad moderna, su «consumidor», valga la expresión, fea pero explícita—, y por el otro adoptando sus creadores una posición personal engolada y permanentemente acreedora de los máximos tributos sociales. Seguramente nunca como en el siglo XX los artistas encumbrados estuvieron más pagados de sí mismos, y, por el contrario, a menudo incluso con dosis de merecimientos más dudosas. El ensimismamiento de estos artistas trajo aparejada una curiosa circunstancia: las apetencias de la sociedad moderna de música e imagen, lógicamente, no decrecían, pero la oferta oficial muy a menudo no colmaba 11

las expectativas de aquel consumidor cultural medio al que antes aludía. Por ello los músicos y pintores laureados no sintonizaban demasiado con su público contemporáneo, sus conciertos no se llenaban y sus exposiciones muchas veces solo las frecuentaban intelectuales sumisos ante el statu quo o especuladores que daban por buenas interesadamente la cotizaciones alcanzadas por las piezas expuestas. Que las cotizaciones respondieran realmente a la clásica ley del mercado, de oferta y demanda, importaba poco mientras el invento fuera al alza. Al lado de estos mecanismos espurios, la gente, el público, sin embargo, no había dejado de «consumir» imagen o sonido, aunque fuera a través de productos desprovistos de carisma cultural, lo que a este público le traía sin cuidado. Les daba igual si aquello que saciaba su apetito estético tenía o no la bendición de los mandarines de la cultura; lo que querían era algo salido del ingenio humano que fuera capaz de dialogar satisfactoriamente con sus sentidos hasta provocarles placer intelectual. Y así el cine se convirtió de facto en el verdadero gran arte visual del siglo XX, como por otra parte la música pop lo era en su ramo. Y lo eran también las bandas sonoras cinematográficas —de hecho un subproducto del cine—, el cartel, la canción melódica, el tango, y un largo etcétera que en su momento «funcionaba» solo, pues conectaba con el público sin demasiada necesidad de promoción, y tenía vida propia sin precisar de coartadas culturales elaboradas por teóricos. Solo que aquellos eran géneros que no tenían pedigrí; les faltaban las muletas sabias que los maîtres à penser disponen sine qua non para sostener y avalar las industrias culturales de prestigio, y por lo tanto a nadie entonces se le ocurría que aquellos otros productos huérfanos de empaque teórico sentaran plaza de obras de arte. Entre estos géneros artísticos, entonces no detectados como tales por la mayoría, estaba el diseño gráfico, la decoración publicitaria, en definitiva lo que luego se ha llamado el grafismo. En principio era humildemente el ornamento efímero de envoltorios de productos varios —en el caso de la presente exposición, de perfumería o cosmética—, o los anuncios que se insertaban en la prensa o servían como carteles para incipientes campañas de promoción todavía entonces no demasiado programadas. Sin embargo, todo esto, que todos veían pero que nadie miraba, tenía padres: lo dibujaban y ejecutaban buenos profesionales, tal vez sin pretensiones pero con mucho oficio, y lo estampaban pulcros talleres gráficos que garantizaban 12

FRANCESC FONTBONA ARTE A CONTRAPIÉ

una comunicación visual solvente. Todo lo más eran mensajes subliminales, ya que al final todo aquel trabajo estaba condenado a acabar en la papelera: era un arte sin estatus, que contrastaba con tanta pintura prestigiada que a menudo, contrariamente, podía llegar a ser estatus sin arte. El tiempo sin embargo ha ido poniendo las cosas en su sitio. Entre tantos envoltorios e impresos anunciadores de jabones, colonias o perfumes, algunos podían ser banales, pero otros no lo eran en absoluto. Y aún más, eran positivamente «artísticos» aunque nadie todavía atinara a proclamarlo abiertamente. Quienes los realizaban utilizaban los mismos materiales, o parecidos, a los usados por los artistas «mayores» para elaborar sus realizaciones «de museo». Y tan artísticas eran las creaciones de aquellos grafistas, que aún no se llamaban así, que la Biblioteca Nacional de España, donde a tantos incunables, aguafuertes, o libros de bibliófilo se les ha rendido pleitesía en doctas exposiciones, ahora —hoy— avala al mismo nivel todo este tipo de complementos gráficos efímeros que el común de los mortales se ha pasado la vida contemplando pero a la vez, sin duda y sin malicia, despreciando. Una composición al óleo dentro de un marco y expuesta en una sala de arte podía llegar a ser genial a ojos del espectador, pero la misma reproducida en un cartel publicitario de cualquier producto prosaico, pegado a una pared, no era vista por el mismo espectador más que como un anuncio comercial sin asomo de valor estético reconocible. –––– Alexandre Cirici, el influyente crítico de arte y senador socialista de la transición, presagiaba a principios de 1976, a la vista de experiencias recientes del artista Antoni Muntadas, que había llegado la hora del perfume como experiencia artística autónoma, hasta el extremo —decía él— de hacer bajar de su pedestal a la pintura y la música para que se encaramasen a él artes nuevas del tacto y del olor1. La entonces recentísima muerte del dictador 1 Alexandre Cirici: «L’art del perfum», Serra d’Or(Montserrat), 196 (1976),

pp. 45-48. Es curioso, en cambio, que no incluyera las artes del gusto, que a la larga han obtenido un estatus de gran arte innovador tan acusado en nuestro tiempo. 13

Franco desvelaba en muchos un ansia de renovación total que no se correspondía del todo con la realidad, ya que por más que fuera de desear un mayor protagonismo de los otros sentidos como soportes del Arte en mayúscula, la vista y el oído, pese a los deseos de Cirici, no fueron prácticamente inquietados por aquellos otros. Lo cierto es que al arte del perfume no le era necesario invadir los canales de difusión artística de la pintura pues ya tenía unas vías propias funcionando a la perfección desde hacía años, si no siglos. Me refiero, claro está, a la perfumería de siempre y su comercio bien establecido, que no pretendía jugar a elemento cultural en competición con las artes presentes en las bienales, pero que ya lo era aunque no se lo propusiera formalmente. En su artículo, Cirici, centrado en el perfume en sí mismo, curiosamente no incidía en los valores artísticos de los impresos que acompañan los perfumes, pese a ser él mismo uno de los buenos publicitarios de su tiempo (era su profesión principal al frente de las firmas Zen y Espira), y a que dos de las ilustraciones de su texto se referían precisamente a este aspecto colateral de la perfumería (anuncios de Dana y Myrurgia), al que ahora estamos dedicando nuestra atención. Y aquí realmente residía una de las artes complementarias más difundidas del siglo XX, y a la vez más discretas, durante buena parte de él. Es cierto que en muchas ocasiones, al principio, los artesanos encargados de «vestir» un perfume o un jabón no eran gran cosa más que empleados del fabricante, o alguno de los muchos ilustradores de revistas vulgares y corrientes reciclados para hacer alguna viñeta alusiva; y por lo tanto tratar de reivindicarlos como grandes artistas podría parecer al observador medio buscarle tres pies al gato. Pero pronto empezaron a surgir verdaderos artistas reconocidos que ponían sus cinco sentidos en la creación de aquel arte «decorativo» en principio tan humilde. El paradigma más próximo de este tipo de creador nuevo sería alguien muy bien representado en esta exposición, Esteve Monegal i Prat, el dueño de la fábrica de perfumería Myrurgia, que dio un vuelco cualitativo espectacular, desde más o menos 19172, a aquel tipo de complemento gráfico del producto que su empresa elaboraba. 2 Véase el catálogo de la exposición Myrurgia 1916-1936. Bellesa i glamour, Barcelona, MNAC-Lunwerg-Myrurgia, 2003.

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FRANCESC FONTBONA ARTE A CONTRAPIÉ

Monegal no era de origen un fabricante, sino un verdadero artista contrastado. Cuando se hizo cargo de la empresa familiar, que pronto transformaría y engrandecería hasta convertirla en una de las más importantes y emblemáticas de su especialidad, él había iniciado años atrás una sólida y personal carrera individual de escultor. Monegal fue en los años iniciales del movimiento cultural catalán conocido como noucentisme uno de los escultores más representativos de aquella tendencia, aparte de ser un personaje de una dimensión cívica notable, que le llevó a intervenir decisivamente en los orígenes de una empresa pública artística y social de gran ambición, que fue la nueva Escola Superior dels Bells Oficis, instalada en Barcelona, que pretendía replantear las enseñanzas artísticas y artesanales a la luz de nuevos enfoques no solo estilísticos sino también conceptuales, y promovida por aquella mítica Mancomunitat de Catalunya que presidió, demasiado fugazmente, Enric Prat de la Riba, y que pese a ello tanta huella dejó3. Por esto, al tener que cambiar su oficio de escultor puro por el de fabricante de perfumes, Monegal planteó su industria renovada no como un mero negocio sino como algo susceptible de tener también la gran dimensión artística que él dejaba atrás con el arrinconamiento forzoso de su actividad escultórica; aunque él mismo debía ser bien consciente de que en vida no vería a su Myrurgia equiparada a algo verdaderamente conceptuado de «cultural». Pero lo cierto es que la selección de productos que lanzó su empresa no responde simplemente a la satisfacción normal de unas necesidades del mercado, sino a una sensibilidad especial, evocadora a menudo de mundos exóticos, orientales, refinados; y para ello envases, envoltorios y elementos de soporte publicitario fueron diseñados con gran exquisitez y respondiendo de verdad a una línea estética coherente que a su vez resultaba atractiva para el público comprador. Aunque en su momento este planteamiento no fuera valorado como definitivamente «artístico», la sensibilidad con la que fue plasmado y el nivel estético de los colaboradores de los que Monegal se rodeó tenía sin duda una verdadera categoría artística, que sin embargo ha necesitado casi un siglo para ser reconocida como tal. 3

Remito a mi artículo: Francesc Fontbona: «Esteve Monegal, artista noucentista (1888-1970)», D’Art (Barcelona), 1, (1972), pp. 87-100. 15

En un principio Monegal recabó la colaboración gráfica de Josep Obiols, uno de los pintores, dibujantes y grabadores más genuinos del noucentisme, para dar imagen a sus productos, y aunque también utilizaría a algún otro artista plástico como Jacob Wilkinson, a una famosa pintura de Julio Moisés representando a la bailarina Tórtola Valencia, o más tarde a Alfred Opisso, preferentemente convertiría al valenciano de origen Eduard Jener en el grafista ideal para su empresa. Este se adaptó con gran versatilidad a todo tipo de estilos y trazos diversos, desde el clasicismo al orientalismo, desde la pura línea sintética al colorismo más vivo. Sin embargo, pese a la magnitud y riqueza de su obra, su nombre apenas generaría bibliografía hasta fechas muy recientes. El eclecticismo fue un planteamiento formal importante para la difusión de Myrurgia: no es lo mismo un movimiento cultural que la promoción de un negocio. Pese a todo, los diseños publicitarios de Myrurgia tuvieron siempre una rara unidad estilística, a la vez que una enorme calidad; pero la gente es gregaria y como tal es reticente a consagrar algo que, por más que le guste, los mentores en los que ella cree, por activa o por pasiva, jamás le recomendarán. Todo esto es un claro ejemplo de lo que podríamos llamar arte a contrapié, ese arte que por no transitar por las sendas en las que se espera que circule el Arte «de verdad» —lienzos clavados en bastidores, estatuas, dibujos enmarcados, y todo lo que está administrado desde galerías de arte— nadie lo reconoce como tal hasta que, como el niño inocente del cuento de Andersen de El traje nuevo del emperador, ojos desprovistos de tópicos acabarán consagrando el verdadero valor artístico de este tipo de trabajos, que nada tienen que ver con la pieza única pintada al óleo y vendida en una exposición, pero que pueden contener tanto o más grado de creatividad artística que aquellos. Y este arte a contrapié, casi siempre transparente, imperceptible, hasta para los más predispuestos a valorarlo, abundó muchísimo en el siglo XX. Curiosamente el caso Monegal no fue único entre nosotros. En el mismo ámbito de la perfumería, Robert Chaveau Vasconcel, también escultor, de tanto vuelo que se había relacionado con Auguste Rodin, velaría seguramente por la estética de su firma comercial de este mismo ramo, fundada por su madre en Francia. La firma se estableció también en España, y Vasconcel corroboró su especial sensibilidad estética al instalarse 16

FRANCESC FONTBONA ARTE A CONTRAPIÉ

personalmente, en Sant Cugat del Vallés, en una vivienda magnífica —la casa Lluch, también conocida como casa Vasconcel— construida en 1906 en pleno bosque por el arquitecto Eduard Maria Balcells, un modernista muy característico, aunque no sea de los más famosos representantes de este estilo tan vinculado al arte catalán del cambio de siglo. También perfumes Dana, empresa creada en Barcelona en 1932, y luego expandida por medio mundo, puede citarse en este contexto. Hizo famoso un aroma aplicado a diversos productos llamado Tabú, para el que se utilizó la imagen de una pintura al óleo de fin de siglo, La sonata a Kreutzer, del francés René Prinet, obra propiedad de la misma compañía. Es un cuadro de un neorromanticismo arrebatado, obra de una rara perfección, que se convirtió en un verdadero emblema, en gran parte gracias a la divulgación masiva que representó su utilización en este anuncio largamente difundido. En fábricas de otros productos de la época también hubo empresarios que provenían del mundo del arte. La famosa Uralita, que inundó el mercado de elementos constructivos de fibrocemento desde principios del siglo XX, era una empresa de Josep Maria Roviralta, que había sido fugazmente uno de los poetas simbolistas más representativos de la literatura catalana, y que a su vez había sido un dibujante típico del estilo art nouveau, cuyas composiciones se divulgaron a través de la revista barcelonesa Luz, avanzada del modernismo, en los años finales del siglo XIX. Volviendo al círculo de los productos de belleza y de tocador, diversos artistas más o menos conocidos trabajaron ocasionalmente para su publicidad o envoltorios. Eulogio Varela Sartorio, el dibujante art nouveau más destacado del círculo madrileño, trabajó para la Perfumería Inglesa de Madrid en 1901. Francisco de Cidón dibujó para la perfumería Ladivfer de Barcelona en 1903. Joan Llaverías, dibujante de prensa de gran personalidad y también pintor, trabajó en la publicidad de la casa Jové y Blanch hacia ese mismo año. Enrique Varela de Seijas lo hizo para Floralia en 1914, y para la misma firma también trabajaron el gran ilustrador Salvador Bartolozzi, en 1916, y el melindroso Pepito Zamora, en 1919. Tras pasar por el París de Le Rire, Federico€Ribas y sus atildadas composiciones estuvieron íntimamente vinculados desde 1916 a la casa Gal, con la que hizo campañas publicitarias que identifican toda una época. José Segrelles, ilustrador valenciano excepcional y de gran fama internacional, trazó para Jabones Barangé un cartel perdurable en su época, en 1930. Ricard Fàbregas, uno de 17

los cartelistas más sólidos de su generación, trabajó para la casa Foret en los mismos años treinta. Algunos artistas de estos trabajaron mucho en Francia, como los cartelistas Emili Vilà, muy activo en París, que dibujó allí para la casa J. Simon en 1932, o Gaspar Camps, que aparte de allí también lo hizo aquí, para Josep Camps y para Bellger (1935), así como para Gladys. Ya en la postguerra el longevo caricaturista Joaquim Muntañola dibujó para Solriza en 1940 y para Dentichlor en los cincuenta; Roberto Baldrich, uno de los más genuinos creadores de la imagen frívola de los años veinte, e hijo del temible general Martínez Anido, trabajó para Calber en 1920 o para Isabel Val (1942) y la citada Dana; Evarist Mora diseñó carteles para Ausonia en los años cuarenta; Fernando Bosch (Bosc), valenciano famoso en Francia, trabajó para Elizabeth Arden en 1945; el polifacético Enric Clusellas diseñó para Juper en 1947; Emili Freixas para Laurendor en 1950. Y lógicamente esto son sólo ejemplos entresacados de una actividad muchísimo más intensa. Sobre todo estos artistas trabajaron principalmente en el campo de lo que hoy llamamos el grafismo, y la mayoría fueron, cada uno en su estilo, nombres importantes. Pero artistas preferentemente dedicados al arte «puro», el que se difundía en las galerías de arte, también en ocasiones fueron requeridos a colaborar en la publicidad de perfumería y cosmética. Así, el genial Xavier Nogués diseñó el logotipo y el emblema de la colonia Faianç Català en 1917, un joven Antoni Vila Arrufat dibujó un cartel para el perfume Guidor por la misma época, y el escultor Joan Rebull colaboró ocasionalmente para Nina Ricci en 1948. Incluso alguien tan universalmente famoso como Salvador Dalí no desdeñó ponerse al servicio de la publicidad cosmética para Schiaparelli (1946) o para Marquay (1956). Pero hubo otros artistas a los que no se les conoce demasiada actividad plástica aparte de la publicitaria, o bien que en esta tuvieron un medio de expresión primordial en sus carreras. Estos artistas en su momento contaban menos que nadie en el cómputo de los plásticos verdaderos de un país, pero sus diseños a veces han terminado cayendo por su propio peso como fruta madura, mostrándose como verdaderas realizaciones de calidad en las artes plásticas, aunque es verdad que sus nombres todavía no cuentan en la nómina del arte «serio» del país. Por ejemplo Granell, grafista muy activo y de largo recorrido, aunque de personalidad todavía 18

FRANCESC FONTBONA ARTE A CONTRAPIÉ

desconocida, trabajó para Foret en la preguerra y para Calber y Orive en tiempos del nuevo régimen. Lógicamente en el mundo entero, y sobre todo en Francia, la presencia de artistas destacados al servicio de los productos de perfumería y cosmética ha sido también siempre constante. Dibujantes gráficos tan reconocidos como Adolphe Willette o Paul Iribe trabajaron para Piver en las dos primeras décadas del siglo XX. El cartelista estrella del art nouveau, Alphonse Mucha, colaboró con Houbigant en 1912. Y por otra parte el gran joyero y diseñador de vidrio René Lalique también lo hizo con Fontanis (1925). Uno de los artistas más constantes en este campo fue Jean-Gabriel Domergue, que como pintor fue muy activo; pero su estilo conservador, centrado habitualmente en un suave erotismo femenino, le alejaba de la primera fila de la pintura más viva. En cambio estuvo al servicio de la publicidad de este tipo para varias firmas (Galeries Lafayette, Rigaud, Forvil), desde los años veinte hasta los cincuenta. Y al margen de los especialistas en publicidad —como el gran Cassandre que trabajó por lo menos para Guerlain en los cincuenta—, importantes artistas absolutos de la época también se dedicaron a la publicidad, como Jean Cocteau (Vol de Voile, 1946), Christian Bérard (Nina Ricci, 1946-1949) o Sonia Delaunay (Caron, 1981, una colaboración esta, en realidad, póstuma)4. Lo verdaderamente importante de todos estos ejemplos citados, y de tantos otros que se podrían añadir, es la constatación de la existencia de un corpus artístico insospechado: el producido por aquellos creadores que, con casi los mismos instrumentos técnicos que los pintores, elaboraban por encargo —un sistema de producción artística mucho más fecundo y eficaz de lo que quiere la leyenda— toda una serie de proyectos y gráficos que, al margen de su eficacia para arropar los productos de perfumería, podían acabar constituyendo, como así fue, un magnífico exponente del arte visual de su tiempo.

4 Véase la web del Museu del Perfum, que recoge diversas noticias, entre otras cosas, de muchos dibujantes que colaboraron con empresas de perfumería: http://www.museudelperfum.net.

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El diseño gráfico de perfumes y jabones por Enric Satué

Según Patrick Süskind, autor del que fue éxito editorial El perfume1, «estas sustancias nacieron en el siglo XVIII para sublimar el hedor circundante, difícilmente concebible para el hombre moderno». Por lo visto, se trataba de una suerte de cocktail urbano que mezclaba estiércol, orina, excrementos, podredumbres de todas clases y pestilencias varias. Y fue especialmente en París, por ser entonces el centro del mundo, donde el personaje protagonista de la novela, Jean-Baptiste Grenouille, inventó el primer perfume moderno, es decir, que antes de la Revolución Francesa ya había media docena de perfumistas, por lo menos, experimentando con hierbas aromáticas y esencias de flores, pugnando por la primacía e investigando nuevas fragancias con el saludable propósito de combatir con los perfumes el hedor y erradicar con los jabones la pestilencia. Aunque Patrick Süskind no mencionara nada de eso en su novela, los productos que en el siglo XVIII se presentaban al público en estado líquido se envasaban en frascos o botes de barro, cerámica, porcelana, vidrio, o alabastro, desde los vinos más peleones a las sales, ungüentos, pomadas, ácidos, productos químicos o esencias de todas clases. Todavía pueden verse en algunas farmacias espléndidas piezas (cada vez menos, la verdad sea dicha), supervivientes de los primeros intentos de identificación, en forma de etiquetas, iniciados en el siglo XVII con discretas piezas de papel pegadas al frasco y escritas a mano con una caligrafía discreta y clara, pasando más tarde a esmaltarlas al fuego sobre soportes opacos, con el carácter eminentemente decorativo y suntuario que nos han legado. Probablemente, la perfumería sea el sector en el cual el complemento embellecedor que supone la información, desde etiquetas a carteles y anuncios, haya conocido de más antiguo cierta exigencia en su diseño, como se desprende de la contemplación de este catálogo que tienen en las manos. Todas las etiquetas forman parte de una misma voluntad, distintiva 1 Patrick Süskind: El perfume. Barcelona, Seix Barral, 1985.

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e identificadora, con mayor o menor acierto en su presentación y con desigual valor artístico, pero respondiendo todas a la ingeniosa condición de tarjeta de identidad que les fue asignada. Un elemento que se halla completamente diluido en una sociedad como la actual, en la que todo está rigurosamente etiquetado, incluidas las características básicas de cada uno de sus ciudadanos. De modo que hoy la etiqueta es una forma básica de la identidad del producto, desde luego de las más eficaces, incluso atractiva, siendo sumamente útil para clasificar especies, homologar géneros, ordenar clases o pormenorizar tipos con asombrosa facilidad y exactitud. Generalmente, hacen constar en ella el nombre, las propiedades, la composición, los ingredientes, las fórmulas, las normas y los códigos, en una abundancia de informaciones que parece imposible que puedan caber en una superficie por lo general tan pequeña. No obstante, si bien la idea de perfumar el agua es cosa antigua, antes de la aparición del personaje de ficción de Süskind, allá en su país nació, en 1709, la primera agua perfumada con verdadero carácter —tanto, que al fabricante la fragancia le recordaba con nostalgia los amaneceres de su tierra natal— destilada por un italiano, Giovanni Maria Farina, en una ciudad de Alemania que con el tiempo daría nombre al producto genérico: Colonia. Un siglo más tarde, aunque siempre en la misma ciudad, se fabricó otra marca de agua de Colonia, posiblemente la más célebre en el mundo, que tomó sencillamente su nombre del número de la calle Glockengasse donde estaba instalada: 4711. La fragancia en los tiempos de la Belle époque

Casi otro siglo después, hacia 1900, en los tiempos de la Belle époque, el de maître perfumeur ya era todo un oficio, en el cual los elegidos hasta podían ver elevada su excelencia artesana a la categoría de arte. Le livre des perfums, de Eugène Rimmel, editado en 1870, podría ser un precedente de este sentido compilador. También, más allá de las etiquetas, en 1904 ya se anunciaban con cierta frecuencia en la prensa diaria, con semejante énfasis publicitario y uno debajo de otro, productos cosméticos en apariencia tan dispares como el petróleo, el agua de colonia, los polvos de flor de arroz, los jabones y 22

ENRIC SATUÉ EL DISEÑO GRÁFICO DE PERFUMES Y JABONES

elixires «para tener bien surtido el tocador» de las damas, a las que en un rapto fáustico los fabricantes prometían «juventud y belleza eternas»2. Muy tempranamente, pues, se ofrecieron aguas de colonia destiladas sobre flores frescas, como en una llamada Destilería Trulls, de Barcelona, que observaban un «nuevo» y misterioso procedimiento del que no se daba la más mínima pista en los anuncios para llegar a desvelarlo. Tal vez fuera el sector de la perfumería el que antes reparó en la necesidad de disponer de una imagen de producto unificada, coherente, personalizada y distinguida, para tratar de incrementar su eficacia mercantil. Hasta el punto de que, en España, algunas de las marcas más populares por aquel entonces se mantienen todavía en el mercado en puestos de liderazgo, cumplidos los primeros cien años, o a punto de hacerlo, como los jabones Heno de Pravia de Gal, o La Toja, o aguas de colonia como 1916 o Maja de Myrurgia. Sin olvidar el importante papel jugado en esa clase de productos por el diseño de los envases contenedores, campo de batalla donde suelen dirimirse preferencias hacia las que muchos usuarios se sienten inconscientemente fidelizados. Por ejemplo, La Toja, en Pontevedra, tiene su origen en la isla del mismo nombre y en sus manantiales de sales minerales ricas en sodio, calcio, hierro y magnesio, de donde extraían sales y lodos para fabricar sus tan acreditados jabones de tocador «de original perfume y únicos en el mundo —en una opinión publicitaria de la casa fechada en 1925— porque contienen propiedades medicinales maravillosas». La idea de trabajar casi exclusivamente con jabones coincide con el inicio de la higienista Belle époque, en 1899, y continúa plenamente vigente. Ya en los años treinta del siglo XX, al instalar la fábrica en la propia isla, se procedió a enriquecer el catálogo con algunos nuevos perfumes, cremas y jabones de afeitar, aunque su producto estrella sigue siendo el jabón original. Lógicamente, la Belle époque aglutinó en torno de la belleza femenina una serie exhaustiva de complementos, con objeto de realzarla al máximo. De modo que no fueron solamente los perfumes y jabones, sino que de pronto los vestidos, los abrigos y los sombreros armonizaron, quizás 2 Enric Satué: Más de cien años de anuncios en prensa. Barcelona, La Van-

guardia, 1981. 23

como nunca habían hecho, con el mobiliario y los utensilios decorativos y ornamentales de todo tipo, adquiriendo la artesanía un valor artístico en la confección de complementos de vestuario, con las joyas y abalorios de cosmética y perfumería en primer término. Al filo, pues, de 1900, en París la belleza halló en la mujer y en las flores sus formas preferidas de representación, que aprendieron a dibujar con gracia los jóvenes ilustradores más ambiciosos que había entonces en España, instalados en la ciudad que marcaba las modas y los estilos del mundo, en sucesivas remesas, con el objeto de obtener allí el grado de formación profesional óptimo. La contratación de algunos de «los seis grandes de la ilustración»

Convenientemente idealizado, aquel estilo característico, vaporoso y apastelado, tuvo su plasmación tal vez más representativa en la extensa y variada serie de carteles de Alphons Mucha, de un decorativismo suntuario e inexpresivo y en los cuales la presencia femenina era apabullante, por no decir exclusiva. Entre los aprendices españoles de la Belle époque parisina figuran el gallego Federico Ribas, que llegó en 1899, a tiempo de verla nacer; el madrileño Rafael de Penagos; los valencianos José Segrelles, Eduardo Jener y Emilio Ferrer, que fueron regresando escalonadamente al estallar, en 1914, la Primera Guerra Mundial. En cambio, el catalán Emilio Vilà y el vallisoletano Eduardo García Benito permanecieron en París o en Nueva York la mayor parte de sus vidas, llegando este último a ilustrar cubiertas de la revista de modas internacional Vogue, que por lo visto no interrumpió la publicación mensual en Nueva York durante los cuatro años que duró la Gran Guerra, como si aquello no fuera con ella y las clientas no pudieran vivir sin el modelo de referencia de cada temporada, incluso en aquellos tiempos tan poco proclives al uso y abuso de la moda. De modo que, para mejorar la imagen en un mercado bastante competitivo, nada mejor que confiar el diseño a un único diseñador, en régimen de exclusiva. En 1916 la Perfumería Gal de Madrid, convencida de que los jabones Heno de Pravia gustaban por su reconocido poder desengrasante, «por su intenso y exquisito perfume y por su suavísima espuma, que es una caricia para cutis tersos y hermosos, finos y delicados» (que 24

ENRIC SATUÉ EL DISEÑO GRÁFICO DE PERFUMES Y JABONES

hacían extensivos a los bebés), convocó un concurso de carteles en el Círculo Artístico de Barcelona al que concurrieron quinientas obras. Lo ganó Federico Ribas, que había regresado recientemente del París de la Belle époque, donde triunfó en especialidades como la ilustración, el cartelismo e incluso la dirección artística, aplicada a la revista Mondial. La poderosa y emprendedora Perfumería Gal se hizo inmediatamente con los servicios del cartelista, nombrándole director artístico del departamento de publicidad, labor que desempeñó durante muchos años, hasta su práctica jubilación, con tan gran producción de dibujos que el crítico de La Esfera José Francés, según cuentan las más delirantes crónicas, estimó en seis millones3. Sea como fuere, el caso es que la celebridad de Ribas se halla indisolublemente vinculada a la ingente labor desarrollada en la Perfumería Gal y, en justa correspondencia, su forma de diseñar se llamó «estilo galante», contraponiendo los conceptos de gracia y elegancia femeninas al de la marca exclusiva de la casa: gal-ante. Paralelamente, otra empresa del sector, la Perfumería Floralia, también de Madrid, solicitó los servicios de otro ilustrador y cartelista, el madrileño Salvador Bartolozzi, sensible y refinado, que, aunque también había pasado por París, llevaba ya unos años destacando en el panorama de la ilustración editorial madrileña, con la de Saturnino Calleja entre las habituales, y había obtenido el tercer premio en el concurso de carteles de Perfumerías Gal. A su vez, la Perfumería Calber, de San Sebastián, requirió los servicios de otro profesional acreditado, el catalán Roberto Baldrich, hijo del general Martínez Anido, ministro que fue en la dictadura de Primo de Rivera y que contó un tiempo con él como secretario. Sus dibujos de «chicas bien» estilizadas, aniñadas y andróginas, aprendidas en el París de su formación, pronto superaron las fronteras y se publicaron también en la sofisticada revista Vogue, cuyos tirajes mensuales rondaban ya los 140.000 ejemplares de distribución internacional. En fin, para no ser menos, la Perfumería Myrurgia, de Barcelona, confió su imagen gráfica al joven Eduardo Jener, procedente de la inagotable cantera de buenos ilustradores valencianos, establecido en Barcelona 3 Emeterio R. Melendreras, Enric Satué y Mario Herreros: La publicidad en el diseño urbano. Barcelona, Publivía, 1988.

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desde los veintiún años, aunque con estancias pasajeras en París, practicando primero la decoración de interiores y luego, progresivamente, la ilustración. De los más famosos ilustradores de entreguerras que contribuyeron a distinguir las cubiertas de la revista Blanco y Negro y algunos extraordinarios de Abc, llamados por Juan Manuel Bonet «los seis grandes de la ilustración»4, tan solo uno, Máximo Ramos, no parece haber colaborado en ningún diseño de envase, cartel, etiqueta o anuncio para una u otra industria perfumera española. En cambio, mientras que Federico Ribas trabajó a fondo para Gal, los demás lo hicieron con diversas frecuencias para Calber (Roberto Baldrich) y Floralia (Salvador Bartolozzi, Enrique Ochoa y Rafael de Penagos, quien también trabajó para Gal). Una disciplina sistemática

En estrecha colaboración con uno de los socios de la industria perfumera, Esteve Monegal, especialmente dotado para el diseño de frascos con formas innovadoras, Jener pasó más de treinta años contribuyendo a proporcionar imagen a los envases y estuches contenedores de las esencias, extractos, perfumes, colonias, jabones y polvos maquilladores como Maja, Orgía, Maderas de Oriente, Joya, Embrujo, Promesa o Flora, un agua de colonia con un frasco de vidrio muy atractivo, con los laterales faceteados en lamas. En cambio, el conjunto de agua de colonia, jabón y desodorante 1916, con el guarismo de la marca y el estilo barroco de la etiqueta, resulta demasiado mimético de la gran marca pionera original de Colonia 4711. A causa de la neutralidad observada por España en la Primera Guerra Mundial, su capacidad industrial creció en proporción al descenso sufrido en Alemania, Francia y Gran Bretaña. Así, algunos productos, como por ejemplo el limpiametales Netol fabricado en Barcelona por Fresneda y Lorán, amplió su mercado extraordinariamente a expensas del popular Sidol alemán, que dejó de importarse. Lo mismo sucedió con perfumes y jabones, dejando de pronto de ser franceses y facilitando el crecimiento del consumo de productos autóctonos. Fue una oportunidad de oro que no desaprovecharon las grandes empresas como Perfumería Gal, de Madrid, 4 El efecto iceberg. Madrid, Fundación Colección ABC - TF Editores, 2010.

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y Myrurgia, de Barcelona, ampliando mercados y fortaleciendo para siempre la posición de sus marcas estrella. No fue exactamente en el sector de los perfumes y jabones, pero sí en los circundantes a ellos, que el ilustrador y cartelista Rafael de Penagos, segundo premio en el gran concurso de carteles de Perfumerías Gal, dio en crear un arquetipo femenino que se calificó popularmente como «las mujeres de Penagos» y que el escritor Julio Camba definió a la perfección: «La adaptación de la mujer madrileña a los dibujos de Penagos, en los que nuestras lindas convecinas comenzaron a verse, más que como eran, como debían ser. Penagos les demostró todas las posibilidades de que eran susceptibles, les enseñó todo el partido que podían sacar de sí propias. No es que el gran artista pintase madrileñas arbitrarias ni quiméricas. Pintaba madrileñas perfectamente posibles. No es que intentase alterar el tipo de madrileña, sino que pretendía depurarlo, haciéndole ganar en carácter al mismo tiempo que en esbeltez y en elegancia. Y si Penagos logró influir tanto en la transformación física de las madrileñas, es porque tenía razón. Tenía más razón que la realidad, y la realidad se dio por vencida»5.

En este específico contexto, tanto Perfumerías Gal, de Madrid, fabricante de los perfumes y colonias Gal y los jabones Heno de Pravia y Flores del campo, como los jabones y fragancias La Toja, de Pontevedra, como Floralia, también de Madrid, como Calber, de San Sebastián, o como Myrurgia, Font y Cía., Parera, con su asombroso perfume Cocaína en flor y Gong, metidos en frascos sacralizados que parecían ofrendas votivas paganas, o Dana, de Barcelona, con su perfume Bolero (bueno, Parera era exactamente de Badalona), o Robyllard y Cía., de Valencia, también pretendieron depurar el mismo tipo de madrileña, y por extensión de española, así como hacerle ganar en carácter al mismo tiempo que en esbeltez y elegancia. A partir de aquel momento de felicidad colectiva manifestada a espuertas, la erótica del diseño convertirá la muy digna y victoriana dama ochocentista, que había protagonizado hasta entonces todos los anuncios 5 Fernando Huici: «El grafismo de Penagos». El País, sábado, 1 de julio de 1989.

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y carteles, en una joven liberada, atractiva y sugerente, atenta a los avances de la moda y al cuidado del cuerpo, a la que los ilustradores y fotógrafos especializados dotaron de la máxima picaresca y malicia permisibles. La influencia de las vanguardias rusas

Por su parte, un año antes de finalizar la Primera Guerra Mundial, la revolución soviética subvirtió violentamente los valores y costumbres de la Rusia zarista y, eso no obstante, sintió un razonable interés revolucionario por participar en el diseño de la nueva sociedad del bienestar que alumbraba, destinada a ser gozada por toda la colectividad, sobre todo por la históricamente más indefensa. Para ello, los artistas al servicio del pueblo, que fueron estandarte de la formidable vanguardia constructivista, también se dedicaron a proyectar la innovación en el vestuario de la nueva sociedad. Tal fue el caso de Vladimir Tatlin, por ejemplo, que presentó en 1923 diseños de modelos exclusivos masculinos y femeninos, y de Liubov Popova, que invirtió muchos de sus mejores esfuerzos creativos en diseñar vestuario de calle, de teatro y de gimnasia, a partir de 1924. Pero los proyectos de vestuario de vanguardia, destinados al teatro o a la educación física, proliferaron en otros artistas como Kasimir Malevich, Varvara Stepanova y Alexandra Exter en cabeza, seguidos de cerca por Nikolai Akimov, Tatiana Bruni, Natalia Goncharova, Victor Kiessler, Anton Lavinski y los hermanos Vladimir y Georgy Stenberg. En realidad, sorprende la coquetería con la que los artistas de la combativa vanguardia constructivista se presentaban a sí mismos en público, puesto que solían vestir con una atildada elegancia, a la última moda y altamente personalizada. Solo hay que ver fotografías del mítico poeta de la revolución, Vladimir Maiakovsky, su musa Lília Brik, su colaborador en el diseño de campañas y libros Alexander Rodchenko y su esposa Varvara Stepanova, Nathan Altman (un perfecto dandy), El Lisstizky, Vladimir Tatlin o Naum Gabo, y naturalmente, las damas Alexandra Exter, Liubov Popova o Tatiana Bruni. En una contracción surgida espontáneamente de la Exposición de las Artes Decorativas celebrada en París en 1925, aquel poderoso estilo constructivista se adaptó a una versión descafeinada que cuajó en el archipopular 28

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estilo art déco, al que añadieron unas gotas de cubismo, también descafeinado, tratando de zurcir de cualquier modo el enorme agujero producido por los efectos devastadores de la Primera Guerra Mundial, que se tragó a millones de soldados en plena «juventud, belleza y lozanía» («Bella Aurora cada día») en los campos de batalla. Cierto que en 1918, con el fin de la guerra fratricida, un sentimiento desbordante de felicidad se apoderó de la sociedad superviviente de la catástrofe, creando las condiciones emocionales y vitales necesarias para que la década siguiente pasara a la historia de las costumbres sociales con el frívolo calificativo de «locos (o felices) años veinte». Uno de los mayores efectos del cine y el music-hall de aquella época fue la exhibición pública del cuerpo femenino, cuidando de la explotación de los recursos más fascinantes y seductores, efectos que la publicidad ayudará a partir de entonces a divulgar como su principal reclamo. El esprit nouveau

En París, todo aquello formaba parte del llamado esprit nouveau que pregonaba el arquitecto Le Corbusier en su revista del mismo nombre, donde defendía con pasión la belleza de las formas geométricas limpias y elementales que tanto abundaron en la tendencia de moda que representó el art déco. También fue el gran momento del modisto, estilista y perfumista Paul Poiret, inmediatamente reconocido como el «Rey de la moda» o, por mejor decir, el «Sultán de París», debido al enorme poder de difusión de sus patrones, básicamente definidos por los colores audaces y las formas sueltas. Tal fue su influencia, que desbordó toda prudencia al pretender vestir nada menos que a toda una época, a juzgar por el título que puso a sus precipitadas memorias: Habillant l’époque. Poiret tuvo empleado como modisto a Erté, es decir, Romain de Tirtoff, un exiliado ruso que fue pintor, ilustrador, diseñador y escenógrafo, y que ejerció también una gran influencia con su personalísimo estilo art déco, una versión con reminiscencias modernistas altamente decorativo y sofisticado. Y fue también el gran momento de Gabrielle «Coco» Chanel, que revolucionó la moda con el traje de chaqueta, los zapatos bicolores, el corte de cabello de las damas a la garçonne o el uso del pantalón como prenda 29

femenina. Hacia 1913 fue autora del diseño de algunos vestuarios, más pictóricos que escenográficos según la crítica, estrenados en los Ballets Russes de Sergei Diaghilev con música del elegantísimo —en el vestir— Igor Stravinsky, mientras se incubaba en Rusia la revolución proletaria de 1917. Pero también creó perfumes, y su gran aportación al diseño de frascos y etiquetas fue la línea Chanel, en cuya etiqueta ya se adelantó a su tiempo, en 1921, con una tipografía de palo de caja alta, negro sobre blanco, como las que Paul Renner, con su Futura en 1927, y Eric Gill, con su Gill Sans en 1928, encabezaron la revolución del fin de la década bajo el epígrafe radicalmente innovador de «la nueva tipografía»6. Alrededor del fenómeno de la moda tomó un impulso insospechado la fabricación de productos cosméticos para hombre. En Badalona, la perfumería Parera fabricó los productos asépticos y tonificantes Varón Dandy que exhalaban, a juicio del fabricante, «perfumes genuinamente varoniles», con una completa gama para «caballero» que se extendía a las aguas de colonia, cremas, lociones, pastas dentífricas, masajes y fijapelos. Las perfumerías Font y Cía. y Juper, de Barcelona, esta última fabricante de la colonia Napoleón, junto a los productos para el afeitado de la perfumería La Toja, de Pontevedra, ampliaron un espectro cosmético masculino que culminaron Bassat, de Barcelona, y Juan Vollmer, de Vitoria, fabricantes de las hojas de afeitar Iberia y Filomátic o Palmera, respectivamente. En el sector de la industria, un cierto estancamiento de las perfumerías tradicionales coincidió con el ascenso de Perfumerías Puig, de Barcelona, muy a primeros de los años sesenta, gracias a la nueva savia que insuflaron los hijos del fabricante Antonio Puig que le sucedieron, renovando por completo el negocio y los productos, algunos de los cuales seguían simplemente representados desde 1930 por A. Puig y Cía., como la mundialmente célebre 4711, con la etiqueta característica de un estilo barroco-imperialista donde los haya, el Aqua Velva de la refrescante firma americana Williams, desde 1953, o el lápiz de labios Milady. El primer paso fue la colaboración con el eminente crítico de arte Alexandre Cirici Pellicer, doblado también de diseñador industrial y gráfico, quien participó activamente en el diseño de frascos del agua de colonia 6 Jan Tschichold: La nueva tipografía. Valencia, Campgràfic, 2003.

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Agua Lavanda Puig y su correspondiente gama de jabones, así como en el diseño de setenta y tantos anuncios de prensa de estos mismos productos. Pero la convicción de los hermanos Puig (Premio Nacional de Diseño 1988) en «utilizar el diseño para introducirse en el mercado mundial»7 fue determinante para mantener a lo largo de cuarenta años, felizmente unido, a un plausible equipo de creadores formado por el diseñador industrial André Ricard (Premio Nacional de Diseño 1987), al que contrataron en 1961 y cuya colaboración sigue vigente, y el diseñador gráfico Yves Zimmermann (Premio Nacional de Diseño 1995), incorporado en 1973, establecido en Barcelona e imbuido de un estilo internacional forjado en su país natal, Suiza, y en sus estancias temporales en estudios de laboratorios farmacéuticos helvéticos con delegaciones en Nueva York. El primer producto que revolucionó el sector por su diseño fue el frasco de agua de colonia de Lavanda, premiado con un Delta ADIFAD en 1965, que luego adaptaron al de Agua Brava, con sus tapones de madera de cedro y las famosas cintas de rafia. Tan fecunda fue la colaboración, especialmente feliz en la modulación y el gusto por la ergonomía y en la serialización cromática, geométrica y tipográfica, que ambos unieron esfuerzos en un estudio conjunto durante muchos años en una planta baja de la calle Tuset, donde sigue Zimmermann en solitario, colaborando también, más recientemente y desde Puig, con la firma internacional de perfumes Carolina Herrera. La exitosa fórmula siguió adelante perpetuándose hasta cierto punto con la fidelidad demostrada por Adolfo Domínguez para con el diseñador gallego Eloy Lozano y la colaboración de Pati Núñez (Premio Nacional de Diseño 2007) en la línea de fragancias del modisto Antoni Miró, entre otros varios casos. La contribución del cine y la nueva fotografía

La «nueva visión», una forma de tratar la fotografía artísticamente que en los años veinte y treinta practicaron con ahínco los jóvenes fotógrafos alemanes, los constructivistas rusos de la novísima Unión de Repúblicas 7 Isabel Campi Valls: «Puig, 25 años de diseño». En: Premios Nacionales

de Diseño 1988. Madrid, Instituto de la Pequeña y Mediana Empresa Industrial, Ministerio de Industria y Energía, BCD, 1989. 31

Socialistas Soviéticas (URSS) y los dadaístas y surrealistas de París y aledaños, disputó las cubiertas de revista y los anuncios publicitarios a los ilustradores estilistas más reputados. Fue una competencia feroz que casi acabó con ellos, sobreviviendo bastante malparada con algunos grandes nombres nuevos, el principal de los cuales posiblemente fuera el estilista René Gruau, de un decorativismo elegante y expresivo, muy gestual, al servicio no exclusivo, aunque si preferente, de la firma Christian Dior. Por lo que respecta a la fotografía de entreguerras, los fotógrafos se enfrentaron abiertamente con materiales «de aquí y de ahora»8, según decían, ya fuese experimentando con colosales locomotoras o con mínimas polveras de tocador. De nuevo Rodchenko, con László Moholy-Nagy, Albert Renger-Patzsch, Aenne Biermann, Umbo, Sasha Stone, Florence Henri, Grete Stern, Hans Finsler, Werner Rohde, Heinz Gorny, Horst P. Horst y Cecil Beaton, entre otros muchos, estuvieron más cerca de la polvera que de la locomotora. Encabezados por Edwatd Steichen, considerado el primer fotógrafo de moda por saber registrar en sus fotografías toda «la distinción, la elegancia y el chic que exhibían las damas del gran mundo parisino»9, George Hoyningen-Huene, André Durst, Otho Lloyd, Lusha Nelson, Louise DahlWolfe, Hannes Meyer y, sobre todo Man Ray, amigo de la estrella Ava Gardner durante los años que pasó en Hollywood (1940-1950), dieron forma a fotografías experimentales en las que un suntuario collar, un anillo, un pendiente o un turbante, amén del nuevo reloj de pulsera que destronó al clásico de bolsillo, introducían por sí solos la distinción, la elegancia y el chic en los desnudos de sus modelos preferidas: Kiki de Montparnasse, Lee Miller o Juliet, o en los bustos de las distinguidas damas de la sociedad cultural y artística del momento, que posaron para él, como Nancy Cunard, Marjorie Seabrook, Maud Bonneaud o Jacqueline Godard. Hablando de Hollywood, cierto fabricante barcelonés de un depilatorio de nombre Taky recurrió en 1932, supongo que impunemente, nada menos que a explotar la imagen carismática de la inalcanzable estrella Greta Garbo para anunciar su producto. Pero no fue solamente la imagen lo que 8 La nueva visión. Valencia, IVAM, Centro Julio González, 1995. 9

Joyas de artista. Del modernismo a la vanguardia. Barcelona, Museo Nacional de Arte de Cataluña, 2010.

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osó usurpar de la diva. Ni corto ni perezoso, se apropió también de su pensamiento al hacerle decir alegremente: «Antes me hacía depilar, pero hoy uso Taky, que es infinitamente más agradable, más rápido y más seguro». Por desgracia, el anuncio no aclaraba si la Garbo usaba la versión de agua o de crema y, lo que hubiera sido más interesante, si se acercaba regularmente por la calle Balmes, 48, en Barcelona, a recoger sus pedidos personalmente. También Myrurgia echó mano de Lauren Bacall para algunos torpes anuncios, pero sin ninguna duda, el mayor favor publicitario —al parecer gratuito— que le hizo el cine a la perfumería en general, y a la marca Chanel en particular, fue la provocativa respuesta de Marylin Monroe a un periodista que le preguntó qué se ponía para ir a dormir, saboreando de antemano un cuadro de excitantes lencerías, pijamas o saltos de cama: «¿Yo? Chanel n.º 5». De entre el deslumbrante puñado de fotógrafos vanguardistas que en la España de la Segunda República practicaron ocasionalmente la fotografía publicitaria, cabe destacar la concreta dedicación a la perfumería por parte de Pere Català Pic y Josep Sala. Probablemente el mayor de los fotógrafos de la década fue Pere Català Pic, autor de la mundialmente célebre fotografía en blanco y negro del cartel «Aplastemos el fascismo», con un pie calzado con la popular alpargata de payés que pisa una cruz gamada. En conocida opinión del que fuera Ministro de Cultura de Francia, André Malraux, testigo ocular de una contienda que reflejó en la novela y película L’Espoir, fue el mejor cartel de la Guerra Civil Española. Català Pic, dedicado ocasionalmente a la fotografía publicitaria, fue autor de obras remarcables, como un expresivo bodegón para el atrevido perfume Cocaína en flor, de Parera, o los de los nuevos elixires de Myrurgia, Hawai y Yankia, visualizando «el arte de perfumarse deliciosamente», como decían los anuncios. Aunque quizás no haya sido lo suficientemente divulgado, Josep Sala fue uno de los más insólitos fotógrafos que aportó su arte singular a la publicidad de joyas y perfumes. Fue uno de tantos aficionados que movilizaron sus primeras energías hacia la fotografía estimulados por asociaciones de fotógrafos de barrio. Su genuina vocación de pintor, su circunstancial trabajo de profesor de baile y su innato sentido del diseño y la 33

composición, así como la visión ciertamente singular de sus encuadres, consiguieron la inmediata y espontánea intercesión del eminente arquitecto racionalista Josep Lluis Sert. Lo recomendó a la modernísima Joyería Roca, para la que estaba proyectando un nuevo establecimiento de estilo racionalista (y un collar y un anillo, algunos años más tarde), y para la Myrurgia de Esteve Monegal, a cuyos establecimientos aportó personalísimos efectos de luces y sombras en bodegones con brazaletes, broches, pendientes, anillos, polvos de tocador Maderas de Oriente y colorete Un rubor, perfectamente competitivos con los que firmaron cualesquiera de los fotógrafos europeos adscritos a la tendencia de la «nueva visión» (también llamada «nueva objetividad»). Por su parte, Ramón Batlles trabajó antes de la Guerra Civil Española para la Perfumería Dana, de Barcelona, haciendo bellas fotografías para el lápiz de labios Tabú, continuando con la especialidad publicitaria una vez acabada la contienda, asociado a otro fotógrafo, José Compte, con el que formó un dúo unánimemente reconocido por la nueva sociedad vencedora, estableciendo un lujoso estudio en plena Diagonal, no lejos, por cierto, del que tenía el célebre fotoperiodista Agustí Centelles. La relación de Cirici con Perfumería Puig, especialmente intensificada con la campaña publicitaria creada alrededor del concepto «atmósferas», que ideó el crítico de arte con uno de los eslóganes que rezaba: «Una atmósfera joven y tradicional a la vez», determinó la colaboración del joven fotógrafo Oriol Maspons en más de cincuenta anuncios, en los que Cirici seleccionaba fotografías ya hechas por el estudio Maspons + Ubiña para adaptarlas a los anuncios que diseñó para la «atmósfera» Puig. Otro destacado fotógrafo de la década de los años sesenta, Leopoldo Pomés, hizo alguna contribución al sector, especialmente para el perfume Pertegaz, como la hace actualmente Chema Madoz para Purificación García, modista que combina sus anuncios de prendas y complementos de vestir con una línea de perfumería propia. No obstante, pese a que en general los perfumes no aparecen en televisión ni en vallas publicitarias más que entre Navidad y Reyes, en un espacio de tiempo breve aunque muy intenso, la capacidad de seducción de Cirici alteró unos años este orden, y las aguas de colonia y los jabones fueron artículos de frecuente exhibición publicitaria, debido, probablemente, a las artes de relacionar al perfumista con el músico y el pintor: 34

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«La profesión artística del perfumista se asemeja a la del compositor musical o a la del pintor, que piensan y realizan construcciones a partir de una gama o de una paleta. El perfumista trabaja con las denominadas notas, que se relacionan entre sí mediante acuerdos, los cuales se integran en combinaciones o formas olfativas»10.

En fin, si dicen que cuando un objeto se cubre de oro alcanza automáticamente la categoría de joya, trátese de un anillo, un pendiente, un encendedor, una pluma estilográfica, una flauta, un pomo o un grifo, el arte de los fotógrafos que operaron en el sector de la perfumería —incluidos, por supuesto, los españoles—, cubrió de fastuosas luces y aterciopeladas sombras de oro los frascos de los más exóticos elixires y las más penetrantes esencias, proporcionando a esos objetos tan talentosamente diseñados calidades próximas a las joyas.

10 Teresa Martínez Figuerola: Alexandre Cirici Pellicer. Valencia, Camp-

gràfic, 2010. 35

El arte de la belleza Colección de la Biblioteca Nacional de España por Rosario Ramos Pérez

Introducción

Los perfumes y aceites, el maquillaje y las tinturas han sido utilizados desde la noche de los tiempos por las sociedades de primitivas civilizaciones. La historia de la perfumería y la cosmética se ha ido escribiendo de forma paralela a la historia de la sociedad. El antiguo Egipto fomentó una de las industrias cosméticas y perfumistas más importantes de la Antigüedad. Los griegos descubrieron nuevas fragancias a través de sus expediciones marítimas al Próximo Oriente. Y en Roma, donde el perfume adquiere un lugar importante en la vida cotidiana, incluso se consideraron sus usos medicinales. Los árabes fueron los grandes maestros en cuanto a creación y fabricación de perfumes, desarrollaron avanzadas técnicas de destilación y mezclaron con éxito frutas, flores y hierbas con sustancias aromáticas animales como el almizcle. Las cruzadas llevaron a Europa todo el arte y la destreza del Oriente en perfumería, así como la información de los fundamentos de resinas, aceites y especias. Más tarde, el descubrimiento de América enriquecerá esta industria con nuevas materias primas como el tabaco, el cacao y la vainilla. Ya en el Renacimiento, Venecia y Florencia se convirtieron en las capitales de los perfumes. Durante el reinado de Enrique II comenzó a tomar importancia esta industria por el influjo de Catalina de Médicis. En el siglo XVII Francia se convierte en el centro de todo lo relativo al perfume y a los cosméticos, liderazgo que sigue manteniendo en la actualidad. Los adelantos científicos del siglo XIX fueron decisivos para el desarrollo de la industria de la perfumería. Esta renovación extendió sus aplicaciones no solo con la introducción de nuevos principios olorosos sino también con la de productos sintéticos o artificiales. Y ya en el siglo XX se produce su asentamiento y expansión como industria y la generalización del consumo de sus creaciones. Es precisamente en esos dos últimos siglos, cuando se desarrolla la perfumería como industria, donde se va a centrar el presente trabajo. 37

La perfumería y la cosmética junto con la moda son algunos de los instrumentos utilizados por hombres y mujeres a lo largo de la historia para mostrarse ante los demás con arreglo a los gustos y cánones de belleza que imperan en cada momento. Al fin y al cabo, bañarse con un jabón aromatizado, ponerse unas gotas de perfume, lucir un cutis perfectamente maquillado o un pelo sedoso gracias a una loción para el cabello, no es otra cosa que usar las armas que la naturaleza, la industria y el comercio han puesto a su alcance para satisfacer el deseo que siempre ha tenido el ser humano de embellecerse. La exposición El arte de la belleza presenta una selección de obras pertenecientes a las colecciones de la Biblioteca Nacional de España relacionada con la fabricación, la imagen y la publicidad de la industria de la perfumería. Libros y revistas, grabados, dibujos y fotografías, etiquetas y envoltorios, discos y partituras, carteles, displays y todo tipo de impresos publicitarios, nos ofrecen imágenes curiosas, sorprendentes y, en ocasiones, reconocibles de perfumes, jabones, cosméticos y productos para la higiene del cabello. Su uso ha evolucionado desde la antigüedad hasta nuestros días, en los que está incorporado a los gestos y acciones de nuestra vida cotidiana. Esta selección ofrece la posibilidad de reproducir, en los cinco apartados de la exposición, los pasos que sigue un producto de belleza desde su fabricación hasta el momento de su uso. Cada una de las imágenes conforma el apoyo iconográfico para un recorrido que parte de la selección de las materias primas necesarias para la elaboración de estos productos. El siguiente paso es el diseño de etiquetas y envoltorios ideados por ilustradores gráficos para la decoración de sus envases. Aquí entra en juego la publicidad plasmada sobre todo tipo de soportes para captar la atención del público y dar a conocer un nuevo producto. Es en este momento cuando el establecimiento de perfumería se convierte en el lugar que recibe todas las creaciones y las pone al alcance de un público cuyos hábitos de consumo y gustos han cambiado al mismo tiempo que el espacio físico del comercio y las técnicas de venta. El último paso se centra en diferentes aspectos relacionados con el uso de un producto de belleza. Son los momentos, casi siempre privados, de aseo y cuidado personal, seguidos de imágenes con figuras femeninas que, una vez perfumadas y arregladas, se observan en el espejo. Estas anuncian lo que será una estrecha y permanente relación entre moda y perfumería. En ellas queda reflejada la imagen de elegancia y seducción que se intenta transmitir tras el uso de los productos de belleza. Incluye 38

ROSARIO RAMOS PÉREZ EL ARTE DE LA BELLEZA

también este apartado aquellos momentos de juego y diversión asociados al aseo y al baño, especialmente en el mundo infantil. Y la presencia de algunos personajes conocidos por su afición a usar cosméticos y todo tipo de sustancias olorosas. Materias primas y fabricación

La estructura y los procesos de producción de la perfumería moderna, tal y como la entendemos ahora, se establecen en Europa a partir de la segunda mitad del siglo XIX tras los cambios surgidos como consecuencia de la Revolución industrial. Los avances tecnológicos en un principio tienen mayor incidencia en los sectores de la industria textil y metalúrgica pero pronto destacan en la industria química. Este progreso tiene una aplicación directa en el campo de la perfumería con la creación de fragancias sintéticas que imitaban a las naturales. También participa en estos cambios la revolución en los transportes especialmente el ferrocarril que, junto con la modernización de los puertos y la mejora de las relaciones mercantiles, facilita la circulación de los bienes de consumo: alimentos, bebidas, vestidos y productos de perfumería, entre otros. Al mismo tiempo surge una burguesía que tiene en sus manos un gran poder económico y se produce un cambio de los hábitos de consumo en la población de las principales ciudades europeas. Todo ello se traduce en el aumento del número de personas que pueden adquirir artículos como jabón, agua de colonia o polvos de arroz, antes restringidos a las clases acomodadas. «Las primeras firmas de perfumería francesas se establecieron en torno a dos grandes núcleos, Grasse, en el centro de una campiña rodeada de flores, y París, donde se elaboraba el producto final y que, al mismo tiempo, era el centro de la comercialización»1.

Se abren los primeros establecimientos como Piver en 1774 y en poco tiempo sus guantes, ungüentos y esencias triunfaron en Versalles. Una de 1 LAROUSSE del perfume y las esencias. Barcelona, Círculo de Lectores, 2000, p. 120.

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las perfumerías más antiguas del mundo fue fundada por Jean-François Houbigant que en 1775 ya había abierto su primera tienda. Pierre-François Guerlain abrió un establecimiento de perfumería en 1828 situado en las afueras de París y consigue el éxito social con seductoras combinaciones de flores y frutas que hacían las delicias de todo aquel que podía acceder a ellas. En Grasse se abren varias casas como Fragonard en 1826 y Molinard en 1849. Roger & Gallet se crea en 1862 convirtiéndose en un referente en el campo de la perfumería. Y un año más tarde nace Bourjois en París, con esta marca el mundo del maquillaje y la cosmética entra en una nueva etapa. En una litografía de La Ilustración Española y Americana, mostrada en la exposición, se reproducen la fachada y una sección longitudinal de la fábrica francesa L. Legrand. En las imágenes se pueden apreciar las instalaciones y los adelantos que su fábrica a vapor tenía ya en 1875. En España la aparición de las primeras grandes fábricas no se produce hasta los primeros años del siglo XX. En 1916 Esteve Monegal convierte un pequeño comercio en una de las casas de perfumería españolas más importantes, Myrurgia. Antonio Puig en 1919 funda la empresa que lleva su nombre y crea productos de tanto éxito como el Agua Lavanda Puig. Gal había sido fundada en 1903 por Salvador Echeandía Gal y su amigo Sainz de Vicuña. Sus creaciones Petróleo Gal y Heno de Pravia se convierten en algunas de las marcas más conocidas. El mismo año en que se fundó Parera, en 1912, crea una de sus fragancias masculinas de más éxito: Varón Dandy. Al mismo tiempo la perfumería Floralia de Madrid fabrica el jabón Flores del Campo y unos años más tarde, en 1932, se crea Dana al mismo tiempo que presenta Tabú, su primera fragancia. Las materias primas naturales que se utilizan en la composición de los perfumes pertenecen al reino vegetal o al reino animal. Entre las primeras destacan las flores por su riqueza aromática destacando la rosa con infinidad de variedades. La violeta, el jazmín, el clavel, la lavanda y la flor de azahar son también algunas de las flores más utilizadas. Asimismo se extraen esencias de las hojas, tallos, cortezas, semillas y frutos. Entre las materias primas de origen animal destaca el almizcle, sustancia de olor penetrante y desagradable que es utilizada por los perfumistas para fijar la persistencia de sus creaciones. El castóreo es una sustancia que segregan dos glándulas internas del castor y, como el almizcle, sirve como fijador de fragancias. Y una secreción intestinal del 40

ROSARIO RAMOS PÉREZ EL ARTE DE LA BELLEZA

cachalote, denominado ámbar gris, que cumple el mismo papel que los dos anteriores. El catálogo incluye una selección de grabados y dibujos ilustrados con algunas de las materias primas aquí mencionadas. Una escena de la siega del heno, rosas, claveles y flores de azahar, acompañan las etiquetas de jabones y agua de colonia fabricados a partir de las esencias de origen vegetal. La importancia que adquiere la industria de la perfumería se ve reflejada en la aparición de obras y tratados sobre el tema. Entre las publicaciones del siglo XIX destaca Le livre des parfums de Eugène Rimmel publicado en 1870 con una recopilación de los conocimientos de uno de los maestros perfumistas más importantes. Durante el siglo XX, en España, salen a la luz diversos manuales y tratados didácticos sobre la fabricación de jabones, cosméticos y perfumes como las obras de J. M. Delorme y Fernando Alburquerque. Asimismo, se publican libros y revistas científicas sobre la aplicación de la química y los productos sintéticos en la elaboración de las fragancias. En este período el acceso de una población cada vez más numerosa a los productos de higiene y perfumería, convive con la fabricación casera de este tipo de artículos. Algunas publicaciones como La perfumería en casa de R. Casas de 1959 proporcionan recetas útiles y consejos caseros prácticos. Formas de envolver la belleza

Durante muchos años, en los comercios, los artículos se vendían a granel con rótulos genéricos y sin distinción de ninguna clase. A partir del siglo XIX la modernización de los transportes genera un incremento del comercio de productos y competencia entre los fabricantes. Surge entonces la práctica de etiquetar de manera diferente unas marcas de otras para tener una imagen propia e individualizada. Los frascos, cajas y etiquetas se convirtieron en un reflejo de la personalidad de los creadores que buscaban causar impacto visual para vender sus productos. El desarrollo de la imprenta y de las artes gráficas a lo largo del siglo XIX incide directamente en las técnicas utilizadas para ilustrar las etiquetas y envoltorios de productos de belleza. Hay un predominio de las imágenes en cromolitografía. Los colores llamativos y el uso de dorados y relieve confieren a las etiquetas una gran vistosidad. 41

En muchas de ellas aparecen representados delicados rostros femeninos, unas veces están envueltos en un aire de sofisticación, en otras se trata de mujeres exóticas y llenas de misterio. Una gran variedad de flores, frutas, paisajes y motivos decorativos de estilo modernista y art déco completan la iconografía de las etiquetas. La mujer era la principal consumidora de productos de belleza pero, con el desarrollo de la perfumería y los cambios en las costumbres, aparecen en el mercado productos destinados exclusivamente a los caballeros. En sus etiquetas las figuras masculinas de distintas épocas se convierten en protagonistas: personajes exóticos como un príncipe del Cáucaso o un guerrero de Cartago, escenas de hombres practicando deporte o un engominado caballero de los años 20 son algunas de ellas. Una pequeña muestra de fundas de hojas de afeitar recoge marcas conocidas y comercializadas en España a partir de 1930 como Gillette, Palmera o Filomátic. Sobre ellas aparecen desde el retrato del inventor Gillette o un personaje animado como Popeye, hasta hombres afeitándose y los propios objetos empleados en el cuidado de la barba, como la maquinilla y la hoja de afeitar. La amplia selección de etiquetas de productos de belleza refleja la aparición de las grandes fábricas de perfumería en Francia y España en los siglos XIX y XX y la especial dedicación de estas empresas al diseño de las etiquetas y envases de sus productos. En España empresas como Myrurgia, Gal, Puig, Floralia o Parera confían sus ilustraciones a algunos de los mejores diseñadores de la época: Eduard Jener y Federico Ribas que trabajaron para las casas Myrurgia y Gal son dos ejemplos. En la exposición, Orgía, Jabón Fresa, Flor de Blasón y Belladermis son algunas de las marcas de Myrurgia de las que se han seleccionado etiquetas, prospectos y fotografías. Entre las españolas destaca la etiqueta de polvos de belleza Brisas del Ebro del Instituto Químico Farmacéutico de Sevilla con la imagen de una sofisticada figura femenina de estilo años 20. También están representadas las casas francesas como Victor Vaissier, Paul Tranoy, Lorenzy-Palanca, Daubigny, J. Giraud Fils, etc. con sus innumerables y llamativos diseños art nouveau. Todas ellas constituyen una muestra excelente de las diferentes formas de envolver los productos de belleza que se consumían en las primeras décadas del siglo XX tales como perfumes, agua de colonia, lociones, polvos de arroz, jabones o productos para el cabello. Con el tiempo se han convertido 42

ROSARIO RAMOS PÉREZ EL ARTE DE LA BELLEZA

en fragmentos fascinantes de la historia de la perfumería que forman parte de la colección de «Ephemera» de la Biblioteca Nacional de España. Imagen y publicidad de los productos de belleza

A partir de finales del siglo XIX se produce el uso generalizado de todo tipo de soportes publicitarios por las más importantes empresas de perfumería. Este uso se explica por el desarrollo de las artes gráficas y publicitarias y por el interés de los fabricantes en tener un diseño y una imagen que identificase sus productos. En las últimas décadas del siglo se extiende la práctica de insertar anuncios publicitarios en la prensa y aparecen las primeras agencias de publicidad. Para Enric Satué, desde ese momento «la publicidad gozará de un creciente predicamento porque se percibe ya que la publicidad nace, crece y se desarrolla paralelamente a la aparición de las marcas»2. Los diarios y las revistas se convierten en el soporte convencional para los anuncios publicitarios creados por algunos de los mejores artistas e ilustradores gráficos. En el siglo XIX la publicidad se había caracterizado más por la presencia del texto que por las imágenes, era de reducido tamaño y convivía en una misma página con la publicidad de varios productos. A partir de las primeras décadas del siglo XX la imagen empieza a cobrar importancia. Algunas empresas anuncian sus creaciones a toda página con una destacada presencia de la imagen frente a un papel más reducido del texto. Esto es lo que ocurre en los anuncios y revistas ilustradas, de gran difusión en aquella época, como La Esfera. Entre los años 1950 y 1960 los anuncios de productos de belleza realizados por medio del dibujo ilustrado conviven con los realizados a partir de fotografías. Es lo que puede verse en las revistas La moda en España, La Actualidad Española y Telva con anuncios de Polvos Tabú y Emir de Dana, Los jabones de Myrurgia y Colonia y Perfume Gong de Parera. La revista se convierte junto al cartel en el escaparate de exposición y difusión de los productos de belleza y perfumería que suelen utilizar las imágenes más seductoras. El cartel publicitario alcanza una gran difusión en la década de 1890 a 1900. Se celebran entonces numerosos concursos 2 Enric Satué, El diseño gráfico en España: historia de una forma comunicativa nueva. Madrid, Alianza Editorial, 1997, p. 232.

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en los que participan los artistas más importantes y coincide con la época art nouveau. El cartel de Ramón Casals Vernís, con publicidad de un Procedimiento indio para el cabello, se enmarca dentro de este período de principios de siglo. La imagen contrasta poderosamente con otra realizada por Miquel Plana en el año 2000, cien años después. En la serigrafía titulada La ética una escena de baño sirve como pretexto para ofrecer la imagen de un producto de aseo, el Gel Sanex, que lleva pocos años en el mercado. La colección de carteles y displays de la Biblioteca Nacional de España con publicidad de productos de belleza, salvo algunos ejemplos de finales del siglo XIX, pertenece principalmente a las décadas de los años 1950 a 1970. Tienen un gran interés desde el punto de vista publicitario porque proporcionan información sobre los artículos que se consumían en ese período en el que las agencias publicitarias realizaban unas campañas más agresivas. Entonces, ya se entiende que los carteles deben servir para vender productos y que, por lo tanto, tienen que impresionar a los receptores de los mensajes. Por otra parte, los displays son elementos de exposición en los lugares de venta para colocar sobre el mostrador o en los escaparates. Se trata de materiales impresos, montados sobre una base de cartón con publicidad de productos comerciales. Nivea, Agua Lavanda Puig, Clair Matin, Napoleón, Calber, Embrujo de Myrurgia o La Toja son algunos de ellos. Anteriormente, ya a finales del siglo XIX, la publicidad había encontrado otra alternativa en las diversas representaciones gráficas de los pequeños impresos comerciales. Tarjetas comerciales, almanaques de bolsillo, cromos, paipáis y tarjetas postales son algunos de los soportes elegidos por fabricantes de productos de consumo como alimentos, bebidas, ropa y calzado. Las principales casas de perfumería también utilizan esta modalidad de las artes gráficas y en la colección de «Ephemera» de la Biblioteca Nacional de España encontramos algunos ejemplos de firmas francesas y españolas. Pilar Vélez, al hablar de este tipo de impresos, señala que su objetivo «era hacer más goloso y más seductor el producto y alcanzar, por tanto, un volumen más alto de ventas. Esto se obtenía gracias, en parte, a sus vistosos colores aplicados desde el último cuarto de siglo mediante la técnica cromolitográfica»3. 3 Pilar Vélez, El modernismo en las artes gráficas: fondos de la Casa-Museo

Modernista de Novelda. Alicante, CAM, Fundación Cultural, 1995, p. 7. 44

ROSARIO RAMOS PÉREZ EL ARTE DE LA BELLEZA

Entre los impresos comerciales recogidos en el catálogo están las tarjetas comerciales de polvos de arroz Veloutine o de Ausonia, el almanaque de la Perfumería Inglesa o el prospecto de Amok de la casa Bourjois. También se puede establecer una comparación entre las tarjetas perfumadas de las primeras décadas del siglo XX, con perfumes como Bolero o Soir de Paris, y las impresas en la actualidad como Cacharel, Adolfo Domínguez o Loewe. La tarjeta perfumada eran una tira de papel especial o «mouillette» impregnada de un aroma y utilizada para dar a conocer una fragancia al público. Una mención aparte merecen las obras pertenecientes al Departamento de Música, Audiovisuales y Registros Sonoros. Partituras ilustradas, carátulas de discos y compactos se convierten en un perfecto ejemplo de la relación que existe, desde finales del siglo XIX, entre música y publicidad. En el catálogo se reproduce una partitura con publicidad del Depilatorio Royal y otra que contiene la composición del maestro José del Castillo, Fado Heno de Pravia. Mientras los discos ponen música a marcas como Laca Fixpray, Nivea Baby o Prime Minister. El comercio de perfumería

El grabado con el que se abre este apartado, Aromatopolium, reproduce un comercio alemán del siglo XVIII dedicado a la venta de especias, drogas medicinales y todo tipo de sustancias aromáticas. Teniendo en cuenta que estamos hablando de un establecimiento de la primera mitad del siglo XVIII, llama la atención el cuidado aspecto del interior, su pulcritud, la perfecta distribución de los productos en cajones así como la elegancia en la vestimenta tanto del comerciante como de los clientes. Antes de que se produjeran los cambios en la industria de la perfumería en el siglo XIX, en Europa, la producción y venta de los productos se encontraban en manos de pequeños artesanos. Ellos mismos se ocupaban de comprar las materias primas y de fabricar y vender los jabones, perfumes, pomadas y todo tipo de artículos en sus pequeños establecimientos. El novelista Honoré de Balzac recrea en su novela, situada en las primeras décadas del siglo XVIII, la vida del perfumista Cesar Biroteau. En un momento de la narración el protagonista mantiene una conversación sobre el papel de su comercio: «Hace poco estaba yo en el mercado central con una vendedora de avellanas, para conseguir la materia prima; dentro de un rato, estaré en casa de uno de 45

los sabios más grandes de Francia para sacarles la quintaesencia». Más adelante añade: «...el comercio es el intermediario entre las producciones vegetales y la esencia. Angélica Madou cosecha, el señor Vaquelin extrae y nosotros vendemos una esencia»4. Cuando la perfumería ya había alcanzado su desarrollo como industria en el siglo XIX, todavía se mantenía la fabricación artesanal y una venta de productos ambulante en ferias y mercados que había existido durante años. La obra de Nicolas Larmessin, Habit de parfumeur, representa un personaje con la indumentaria propia de su oficio, confeccionada a partir de los objetos comunes de los perfumistas y vendedores ambulantes del siglo XVII: toda clase de aguas perfumadas y de mil flores, esencias aromáticas embotelladas de tabaco, cedro, polvo de Chipre y agua de ángel, jabones de Nápoles, pastillas para la boca, toallas perfumadas, etcétera. En España las tiendas y todo su entorno van a sufrir una amplia transformación a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Aunque todavía faltan unos años para que proliferen las perfumerías especializadas hay constancia de comercios que imitan a los franceses ya en sus primeras décadas. En este sentido, Gonzalo Menéndez Pidal, en su obra La España del siglo XIX vista por sus contemporáneos, menciona que, en 1835, Fernández de los Ríos describe una perfumería abierta en la calle Caballero de Gracia de Madrid: «es la Perfumería Diana, en la que también es novedosa su decoración a la calle; la madrileña curiosa puede ver en los escaparates los tarros de doble extracto de tuétano de vaca de Suiza, el tónico de mademoiselles circasianas, las perlas de Paraguay para las canas, las cremas de pepino o de caracol para el cutis, o el agua de Ninon de Lenclos. Según los periódicos de entonces la tienda no envidia ni a Londres ni a París»5. Precisamente, la Perfumería Casa Fortis situada en la Puerta del Sol, es uno de los primeros establecimientos de esta clase que se abren en Madrid, en el año 1823. En la imagen, clientes y comerciantes posan ante las estanterías repletas de frascos y envases de productos cuidadosamente ordenados. Pronto las principales fábricas publican sus propios catálogos para hacer llegar sus creaciones a los comercios. Es la constatación de la existencia 4 Honoré de Balzac, César Birotteau. Madrid, La España Moderna, ca. 1894, p. 98. 5 Gonzalo Menéndez Pidal, La España del siglo XIX vista por sus contemporáneos. Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, t. I, 1988-1989, p. 190.

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ROSARIO RAMOS PÉREZ EL ARTE DE LA BELLEZA

de un público cada vez mayor que consume artículos de perfumería. Un ejemplo es el Catálogo de la Fábrica de Perfumería y Jabones para Tocador J. Font y C.íª publicado en 1902. El perfumista catalán recoge en más de cien páginas una relación detallada de todos los artículos de perfumería reproducidos junto a la lista de precios. Sesenta años más tarde los sistemas de distribución se han centralizado. Un ejemplo es el Centro de Distribución de Ernesto Martínez Colomer con acceso a las fábricas de primera magnitud que suministra artículos a pequeños establecimientos de toda España. Sus catálogos de perfumería de los años 1959, 1965 y 1970 contienen un muestrario de los productos que se comercializaban en esos años con marcas tan conocidas como Tulipán Negro o Moussel de Legrain. Las transformaciones experimentadas por la industria tienen un reflejo en la documentación comercial generada por las relaciones entre proveedores y comerciantes. Cartas comerciales y facturas ofrecen información sobre las existencias del propietario, los servicios proporcionados y especialmente los precios. Tanto el contenido como el encabezamiento permiten conocer cuestiones relativas a temas financieros, hábitos de consumo, comercialización de productos extranjeros y evolución del lenguaje comercial. La colección de «Ephemera» cuenta con varios ejemplos de correspondencia comercial de algunas fábricas españolas y francesas como Myrurgia, J. Font y C.íª, Parera, J. Robillard y C.íª y Houbigant. En la actualidad el sector de la industria perfumera ha experimentado importantes cambios. Muchas de las fábricas mencionadas han desaparecido o se han fusionado. Ha aumentado el número de creadores de moda que tienen asociado su nombre a una marca de perfume. La comercialización está en manos de grandes sociedades y los productos se venden, no solo en las perfumerías sino también en grandes superficies. En cuanto al espacio físico, un aspecto característico del comercio es la importancia que se concede en la actualidad al diseño de los escaparates. Imagen seductora de la belleza

Ya desde la antigua Roma sentían el permanente deseo de sentirse hermosas y con ese fin las mujeres rociaban con perfumes los vestidos, los muebles y el interior de las casas. A partir del siglo XVI la higiene y la preocupación 47

por el aseo personal empieza a cobrar importancia no solo para eliminar los malos olores sino para evitar enfermedades. En esta época, antes de que existiese un espacio físico independiente para el aseo, únicamente se contaba con una bandeja con agua apoyada sobre un mueble. El cuarto de baño, tal como lo conocemos hoy en día, fue incorporándose gradualmente en la sociedad occidental a finales del siglo XVIII. Anteriormente, en países europeos como Francia, un biombo separaba del resto del dormitorio la zona destinada al aseo donde se colocaba una bañera que se llenaba con agua. Los grabados de Adamo Scultori, Charles Joseph Flipart y Frank Holl de los siglos XVI a XIX ilustran la evolución que ha experimentado el acto cotidiano del aseo y arreglo personal a lo largo del tiempo. El carácter privado de la actividad higiénica o la presencia de otras personas, el uso de perfumes y el cuidado del cabello como complemento de la toilette femenina aluden a una época determinada, a un estatus social y a la creciente preocupación por la higiene y la belleza. El siguiente grupo de imágenes sería la continuación de una historia que ha comenzado con el baño y culmina con el reflejo de la dama frente al espejo. Este último toque a su indumentaria se convierte así en la expresión de la coquetería femenina y refleja la importancia que se concede a la moda y al arreglo personal. Es un tema que vamos a encontrar tanto en grabados y fotografías como en los paipáis, invitaciones de baile, etiquetas o tarjetas comerciales pertenecientes a la colección de «Ephemera». Otro carácter tienen las escenas de juego y diversión relacionadas con el momento del aseo que casi siempre tienen figuras infantiles como protagonistas. Un barbero de mentirijillas, la contemplación de un niño en el espejo tras el baño o unos jóvenes jugando con pompas de jabón son algunos ejemplos. Este último divertimento asociado a un producto de belleza ha sido utilizado por artistas de distintas épocas como tema para sus obras y asimismo es un asunto muchas veces representado por ilustradores gráficos en campañas publicitarias de productos de aseo. La revista de figurines La Moda de la Elegancia Parisiense del Correo de Ultramar de 1881 tiene impresa al pie de sus imágenes la publicidad de Guerlain, una importante casa de perfumería. Esta relación entre moda y perfumería que aquí se apunta se irá estrechando con el tiempo hasta hacerse inseparable. 48

ROSARIO RAMOS PÉREZ EL ARTE DE LA BELLEZA

Los perfumes y productos de belleza durante mucho tiempo sólo estuvieron al alcance de las clases más acomodadas y más concretamente de personajes pertenecientes a las cortes europeas. Esto explica que a lo largo de la historia hayan trascendido algunos detalles sobre la afición de reinas y monarcas por el uso de fragancias, afeites o maquillajes. Una selección de retratos da pie para ilustrar algunos de sus secretos. Catalina de Médicis puso de moda los perfumes italianos en la vida social francesa. La reina María Antonieta usaba guantes perfumados y prefería el olor a rosas, violeta y jazmín. Y, mientras Josefina preparaba sus bañeras con agua de rosas y coñac, el emperador Napoleón «se hacía dar fricciones con agua de colonia en hombros y espalda por su ayuda de cámara»6. Todas estas obras pertenecientes a las colecciones de grabados, fotografías y «Ephemera» nos ofrecen imágenes de hombres y mujeres de distintas épocas. En ellas se puede comprobar el afán de todas las sociedades por ofrecer una apariencia acorde con los gustos estéticos de cada época. Para ello utilizaban todas las armas que tenían a su alcance. La ropa, el peinado y el perfume servían para construir una imagen que les permitía seducir a cuantos les rodeaban.

6 Rosa González, Historia del perfume: aromas de leyenda, creaciones de lujo. Madrid, Temas de Hoy, 1994, p. 30.

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catálogo

Materias primas y fabricación

1.

Bertrand (siglo XIX)

«Vista de la Fábrica al vapor de la perfumería L. Legrand en Levallois-Perret»; «Sección longitudinal de la misma fábrica» Estampa: xilografía a contrafibra, 350 x 235 mm Ilustración en: La Ilustración española y americana: museo universal: periódico de ciencias, artes, literatura, industria y conocimientos útiles, 1875, Año XIX, nº 8, p. 144 Madrid, Abelardo de Carlos (1869-1921) BA/13323 (1875)

La fábrica de L. Legrand, una de las casas de perfumería francesas más antiguas, se convierte en proveedor de las principales casas reales europeas. En 1875 su publicidad en dos anuncios a toda página muestra imágenes de su fábrica a vapor y un catálogo detallado de sus productos de perfumería Oriza; su éxito hizo que la fábrica se llamara desde entonces Oriza-Legrand. 52

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

1 53

2

2.

Anónimo (siglo XIX)

«Grasse (Francia). Industria de la extracción de esencias: escogido de las flores destinadas a la destilación» Reproducción fotomecánica, 152 x 225 mm Ilustración en: La Ilustración española y americana: museo universal: periódico de ciencias, artes, literatura, industria y conocimientos útiles, 1891, Año XXXV, nº 19, p. 316 Madrid, Abelardo de Carlos (1869-1921) BA/13323 (1891)

Antes de que París se convirtiera en el siglo XVIII en la capital indiscutible en el campo de la perfumería, la ciudad francesa de Grasse se había impuesto como el mayor centro productor de materias primas de origen vegetal, principalmente, gracias a sus cultivos de jazmines, rosales y naranjos.

54

3.

Redouté, Pierre Joseph (1759-1840)

«Rosa bifera officinalis. Rossier des parfumeurs» Estampa: litografía color, 231 x 155 mm Ilustración en: Les roses peintes Paris, C.L.F. Panckoucke, 1824 ER/2758 (23)

Una de las flores más utilizadas en la elaboración de perfumes y jabones es la rosa. Pierre Joseph Redouté, autor de numerosas obras sobre temas botánicos e historia natural, incluye en su obra la rosa bifera officinalis o rosa de los perfumistas. El texto que acompaña a la estampa menciona esta variedad con flores muy olorosas como la que se emplea, más comúnmente, para diferentes usos en perfumería.

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

3 55

4

4.

Savon Roses Préferées

Paris, Victor Vaissier, 1900-1910 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 83 x 172 mm Eph/1656(7)

En 1888 Victor Vaissier, sucesor de la Savonnerie des Nations, se instala en el número 4 de la plaza de la Ópera en París. Esta casa elabora el jabón de rosas, Savon Roses Préferées, cuya etiqueta, de principios del siglo XX, está ilustrada con varias rosas en cromolitografía.

5.

Leclerc, Georges Louis, comte de Buffon (1707-1788)

«Le musc» Estampa: aguafuerte coloreado a mano, 215 x 172 mm Ilustración en: Collection des animaux quadrupèdes de Buffon, v. 2 Paris, Hotel de Thou, s.a. ER/4282 (266)

La obra del conde de Buffon naturalista, matemático y biólogo incluye la imagen del ciervo almizclero. De este animal se extrae el almizcle, una sustancia de olor penetrante y desagradable que, una vez sometida a diversos procesos, da lugar a productos de gran finura siendo utilizada por los perfumistas para fijar la persistencia de sus creaciones. 56

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

5

57

6

6.

Lucas, Louis (siglo XIX)

Según Léon-Augustin Lhermitte (1844-1925) «La fenaison» Estampa: aguafuerte, 117 x 143 mm Ilustración en: Societé des Aqua-fortistes français: Salon de 1887, v. 2 Paris, A. Lahure, 1887 ER/925 (26)

El aguafuerte «La fenaison» de Louis Lucas realizado en 1887 presenta la escena de unos trabajadores durante la siega del heno. Esta materia prima ha sido utilizada por conocidos fabricantes en la elaboración de productos de higiene y perfumería. 58

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

7

7.

Jabón de Heno Cortado

Barcelona, Cortés Hermanos, 1910-1920 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 125 x 195 mm Eph/559(17)

La fábrica Cortés Hermanos, fundada en 1888 en Barcelona, es una de las empresas más antiguas de toda España. Entre otros productos de belleza fabrica y comercializa el Jabón de Heno Cortado. Su etiqueta en tonos verdes y dorados presenta un campo de heno rodeado de elementos decorativos de estilo modernista. 59

8 60

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

9

9.

Olive Oil

Grasse (Alpes Maritimes, France), Giraud Frères, 1890-1900 8.

Adrien, C. (fl. ca. 1835)

«Olives Verdales» Paris, Pomel J., éditeur, 1835? Estampa: litografía color, 360 x 278 mm Invent/80525

Una sencilla rama de olivo litografiada en color permite hablar del aceite de oliva como materia prima de origen vegetal. Es uno de los más utilizados junto con el aceite de coco, de palma y de almendras para la fabricación de productos de belleza y aseo.

Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 146 x 168 mm Eph/1594(2)

La empresa francesa Giraud Frères fundada en 1853 se dedica a la fabricación de perfumes y jabones. En 1900 es adquirida por varios productores de aceites esenciales de Grasse, momento en el que adopta el nombre de Jean Giraud & Fils. La etiqueta de aceite de oliva de esta casa contiene un texto impreso en inglés donde se señala que el aceite ha sido especialmente seleccionado por Giraud Frères para una compañía americana. 61

10

10.

Chirat, Benoit (1795-1870)

Según Olimpe Arson «Orange et sa fleur» Paris, chez Chavant, éditeur, ca. 1835 Estampa: litografía color, 245 x 197 mm Invent/80517

El litógrafo Benoit Chirat realiza esta obra cuando estampa una serie de frutas con sus flores. La flor de azahar se obtiene del naranjo amargo, uno de los árboles que más aportan a la industria perfumista. Además de las flores se utilizan sus hojas, ramas y la piel de su fruto para obtener tipos diferentes de esencias. 62

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

11, 12

11-12.

Eau d’Oranger Eau de Fleurs d’Oranger

Alpes Maritimes, France, F. Varaldi, 1910-1920 2 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografía, 127 x 48 mm o menos Eph/1587(4, 20)

El motivo que preside las etiquetas de agua de naranja de F. Varaldi es un águila con sus alas desplegadas sobre un escudo. A ambos lados aparecen las medallas de los premios obtenidos en exposiciones por la casa en 1862 y 1868. 63

13

13.

Cebrián, José (1839-1904)

Dos claveles S.l., entre 1859 y 1904 Acuarela: 126 x 192 mm Dib/18/1/62

La acuarela de José Cebrián nos muestra un sencillo vaso con dos claveles como ejemplo de la vistosidad de estas flores pero, además del uso ornamental ampliamente conocido de los claveles, estos han tenido otros usos en el campo de la perfumería y la cosmética. 64

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

14

14.

Savon Extra fin á l’Œillet

Paris, Paul Tranoy, 1920-1930 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 90 x 185 mm Eph/1640(7)

La fábrica de jabones de Paul Tranoy se establece a mediados del siglo XIX. Sus productos como el jabón de clavel se caracterizan por las ilustraciones de sus etiquetas con motivos de estilo art nouveau. 65

15

15.

Adam, Victor Vicent (1801-1866)

«Le castor et son emploi» Paris, Publié par Jeannin, entre 1839 y 1840 Estampa: litografía, 320 x 485 mm Invent/27423

El pintor, acuarelista y litógrafo Victor Vicent muestra en esta litografía la vida del castor en unas viñetas que rodean la figura del animal. En estas se ven actividades del castor y las utilidades que tiene para el hombre, sin embargo, no hay ninguna referencia al uso del castóreo en la fabricación de perfumes. Se trata, como el almizcle, de una sustancia que segregan dos glándulas internas del castor que sirve como fijador de fragancias.

66

16.

Rimmel, Eugène (1820-1887)

Le livre des parfums Libro impreso Bruxelles, C. Muquardt, 1870? 4/182536 (portada)

Eugène Rimmel fue uno de los maestros perfumistas más importantes del siglo XIX y su nombre está unido para siempre a la cosmética y sus productos. Asimismo fue autor de esta obra: una historia amena y documentada de la perfumería en la que recopiló sus abundantes conocimientos sobre el tema.

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

16 67

18.

Bayle-Mouillard, Élisabeth-Félicie (1796-1865)

Novísimo manual completo del perfumista Libro impreso Madrid, Calleja, López y Rivadeneyra, 1858 1/26222 (pp. 390-391)

La obra de la autora, más conocida por el pseudónimo de señora Celnart, contiene la descripción de los aceites y pomadas, los polvos absorbentes o depilatorios, las cremas y las leches cosméticas, las pastas de almendra y de avellana, los afeites, los dentífricos, las aguas de colonia y de olor, etc., y así hasta diecisiete secciones con lo necesario para ser un buen perfumista.

19.

Blas y Álvarez, Luis

Química de los perfumes sintéticos 17

17.

Anónimo inglés (siglo XIX)

«The soap-boiler» Estampa: aguafuerte, 95 x 62 mm Ilustración en: The book of English trades, and library of the useful arts London, G. and W. B. Whittaker, 1824 ER/3554 (355)

La duodécima edición de esta obra recoge imágenes de más de setenta oficios que se desempeñaban en el Reino Unido en las primeras décadas del siglo XIX. El grabado con la imagen del jabonero se acompaña con un texto donde se describe la forma de fabricar jabón, los ingredientes e instrumentos necesarios, los impuestos que debían pagar los fabricantes, etcétera

68

Libro impreso Madrid, M. Aguilar, 1943 1/99596 (cubierta)

El catedrático de química Luis Blas ofrece en esta obra una reseña histórica de los perfumes, trata de las diferentes esencias naturales, la química del olor y los productos sintéticos empleados en la elaboración de las fragancias.

20.

Recherches

Revista científica Paris, Société anonyme des établissements Roure-Bertrand fils et Justin Dupont, 1952 Reproducción fotomecánica, 270 x 210 mm Z/4733 (cubierta)

La revista Recherches es un ejemplo de publicación de carácter científico donde se recogen los avances producidos en el desarrollo de la química aplicada a la perfumería.

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

18

19, 20 69

22.

Alburquerque, Fernando

Fabricación de jabones y perfumes Libro impreso Madrid, Hernando, 1950 7/11170 (cubierta)

El propio autor, al referirse al contenido del manual perteneciente a la colección «La Riqueza en la Mano», destaca que el libro no tiene otro objeto ni otra aspiración que el de guiar a los principiantes y enseñarles los primeros pasos de esta industria

23.

Delorme, José María

Fabricación de perfumes y cosméticos modernos 21

21.

Casas López, Ramón

La perfumería en casa Libro impreso Barcelona, s.n., 1947 4/30263 (cubierta)

Durante el siglo XIX y primeras décadas del XX los productos de belleza estuvieron solo al alcance de las clases acomodadas. En muchas casas se fabricaban sus propios jabones y otros productos para el aseo y la higiene personal. Ello explica la existencia de un volumen considerable de publicaciones con las instrucciones y las recetas para poder hacer en casa este tipo de productos.

70

Libro impreso Barcelona, Serrahima y Urpí, 1948 4/32323 (cubierta)

Esta obra del ingeniero industrial José María Delorme, describe los procesos de tratamiento de las materias primas y la elaboración de fórmulas de perfumes y cosméticos.

24.

«Perfumería Gal»

Reproducción fotomecánica, 221 x 283 mm Ilustración en: Informe anual. Perfumería Gal Madrid, Perfumería Gal, 1967 Z/11143 (pp. 2 y 3)

Fundada en 1988 por Salvador Echeandía la firma española Gal se convierte en una de las fábricas más importantes en la industria de la perfumería. En los años 60 está instalada en un edificio situado en Alcalá de Henares. Sus avances en cuanto a instalaciones, maquinaria y nuevos sistemas de producción aparecen detallados en los informes anuales publicados por la propia fábrica.

MATERIAS PRIMAS Y FABRICACIÓN

22, 23

24 71

Formas de envolver la belleza

25.

Brisas del Ebro

Sevilla, Instituto Español Químico-Farmaceútico, 1920-1930 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 180 x 168 mm Eph/1662(1)

El Instituto Español Químico Farmacéutico de Sevilla presenta, por primera vez al público, el perfume Brisas del Ebro en la Exposición hispano-francesa de 1908 celebrada en Zaragoza. En una visita de los reyes Alfonso y Victoria Eugenia la soberana elogia Brisas del Ebro y solicita que le perfumen con él. La etiqueta de polvos de belleza con un diseño posterior presenta una sofisticada figura femenina de estilo años 20. En la composición destaca el color gris plateado de su pelo, la tipografía y los motivos florales. 72

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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73

26.

Lotion Extra-Surfine Aux Fleurs de France

Paris, s.n., 1920-1930 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografia, 92 x 67 mm Eph/1667(4)

La etiqueta de perfume francés es un ejemplo perfecto del estilo característico de la mujer en los años 20. Presenta un rostro femenino con pelo negro ondulado y un rostro maquillado en el que destacan los ojos sobre un fondo de un rojo intenso. 74

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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27-30

Soyons Discrets Souani Un Rêve Rose Verité

Paris, Lorenzy-Palanca, 1920-1930

4 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografia, 94 x 79 mm Eph/1621(31-34)

Las etiquetas de perfumes de la casa LorenzyPalanca son estilo art déco. Con una presentación en forma de flor, están ilustradas con motivos florales, o con figuras femeninas, unas elegantes, otras exóticas y misteriosas. 76

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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31-32.

Jabón Fresa

Barcelona, Myrurgia, 1932 2 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografía, 145 x 212 mm o menos Eph/122(28-29)

El atractivo diseño de las etiquetas del Jabón Fresa se debe a la perfecta combinación de los colores, destacando la intensidad del rojo de las fresas sobre los tonos dorados y verdes de las hojas. Los fabricantes de perfumes, como Myrurgia, confiaban su reputación, tanto en el perfume en sí mismo, como en el impacto visual de las ilustraciones de sus etiquetas. 81

33

33-34.

Poudre du riz á l’Œillet Poudre du riz au Muguet

Paris, J. Chamberry, 1920-1930 2 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografía, 85 x 83 mm Eph/1601(5, 8)

Las etiquetas de polvos de arroz de la casa francesa J. Chamberry presentan un diseño uniforme en el que cambia la flor que se utiliza como esencia, en este caso muguet o clavel. 82

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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35-43.

Bouquet Baiser d’Aurore Eau de toilette Eau de Cologne Citronée Lotion de toilette aux Fleurs Eau de Lavande Eau de Cologne Orisia Eau de Cologne Superfine Kentish Hops Poudre du riz Mon Rève

Paris Grasse, Lorenzy-Palanca, Daubigny, J. Giraud Fils, 1905-1930

9 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografia, 136 x 60 mm o menos Eph/1621(14), Eph/1577(5), Eph/1688(2), Eph/1602(42), Eph/1698(2), Eph/1621(16), Eph/1694(10), Eph/1602(49), Eph/1601(10)

En este conjunto hay seis etiquetas, las más antiguas, tienen ilustraciones y decoración de estilo art nouveau. Otras tres, de los años veinte, presentan diseños más modernos con paisajes, flores y frutas de colores más intensos. Lo importante de las etiquetas de productos de belleza era que tuvieran una apariencia chic y que cualquiera de ellas, ya fuera un perfume, agua de tocador o polvos de belleza tuviesen un diseño que luciera sobre la mesa de tocador. 84

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44-46.

Savon des Princes du Caucase Salammbó Savon des Explorateurs de Brazza

Paris, Paul Tranoy, Maubert, Société Continentale du Cosmydor, 1900-1930

3 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografía, 94 x 188 mm o menos Eph/1640(12), Eph/1625(1), Eph/1575(5)

La mujer era la principal consumidora de productos de belleza pero, con el desarrollo de la perfumería y los cambios en las costumbres, aparecen en el mercado productos destinados exclusivamente a los caballeros. Tres fabricantes distintos ilustran sus etiquetas de jabones con una iconografía muy parecida: un príncipe uniformado de la región del Cáucaso, un guerrero de Cartago y el retrato de un árabe, en clara alusión al gusto por lo exótico. 94

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47-48.

Eau de Lavande pour Massage Eau de Cologne Russe

Paris, Lorenzy-Palanca, 1910-1920 2 etiquetas comerciales Estampa: litografía, cromolitografía, 90 x 120 mm o menos Eph/1621(4, 3)

La etiqueta de agua de lavanda para masaje de Lorenzy-Palanca presenta escenas de deportes practicados por hombres a principios del siglo XX: esgrima, equitación, fútbol y ciclismo que no dejan lugar a dudas sobre su destinatario. Otra etiqueta de la misma casa tiene una decoración en relieve y dorado alrededor de la marca. 96

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49-51.

Pomada para el cabello Salat Fijador Beauty Ron Quina

Barcelona, Salat, Font, 1910-1920 3 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografía, 26 x 390 mm o menos Eph/559(21, 14, 22)

En los primeros años del siglo XX tienen mucho éxito entre hombres y mujeres los productos para el cuidado del cabello. La etiqueta del Fijador Beauty de la casa Font de Barcelona está ilustrada con la figura de un caballero. Su aspecto atildado se explica por la moda y el peinado masculino de los años 20 y 30. 98

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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52.

Soria, Miguel Ángel

«Peluquería de Jacinto Jorquis» Reproducción fotomecánica, 140 x 190 mm Ilustración en: Aquellos entrañables comercios de Valladolid, v. 1 Valladolid, Cámara Oficial de Comercio e Industria, 1992 9/282057 (p. 93)

La peluquería de Jacinto Jorquis de Valladolid se inaugura en el año 1931. Este tipo de establecimientos que se abren en todas las ciudades españolas a lo largo del siglo XX, ofrecían servicios para el cuidado del cabello y la barba masculinos. 100

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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53-59.

Filomátic Lame Gillette Bleue Presto Temple de Albacete Popeye Palmera Tre Teste

Vitoria, Barcelona, Gillette France, Juan Vollmer, Bassat, 1940-1950

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7 fundas de hojas de afeitar Estampa: cromolitografía, reproducción fotomecánica, 98 x 65 mm o menos Eph/167(79), Eph/161(36), Eph/161(25), Eph/167(334), Eph/161(15), Eph/164(28), Eph/160(67)

En el siglo XX la navaja es el instrumento por excelencia para afeitar la barba. Pero la gran revolución en este terreno fue la aparición del sistema de afeitado con maquinilla. El inventor fue King C. Gillette que, en 1903, lanza las primeras maquinillas y hojas de afeitar del mundo. En España fueron surgiendo numerosas marcas autóctonas, algunas de las cuales fueron muy populares como Iberia, Palmera o Filomátic. 101

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FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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60.

Gil Martín, Daniel (1946-)

Bodegón Madrid, Calcografía Nacional, 1994 Estampa: aguatinta bruñida (efecto manera negra), 602 x 802 mm Invent/78747 104

Daniel Gil es profesor en la Escuela de Grabado y Diseño de la Real Casa de la Moneda. Tiene un dominio de las técnicas calcográficas que aplica de forma magistral. Esto se aprecia en su estampa a la aguatinta donde representa todos los útiles necesarios para un afeitado a la antigua usanza: el jabón, la brocha, la navaja, etcétera.

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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61-63.

Orgía

61. JENER, EDUARD (1882-1967) Barcelona, Myrurgia, 1932 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 240 x 170 mm Eph/129(1)

62. Barcelona, Myrurgia, 1933 Reproducción fotomecánica, 280 x 230 mm Eph/151(3-4)

63. JENER, EDUARD (1882-1967) Barcelona, Myrurgia, 1932 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 280 x 230 mm Eph/129(21-24)

El diseño gráfico de productos Orgía de Myrurgia es de Eduard Jener quien firma muchos de los diseños de esta casa y a quien se debe considerar uno de los creadores más puros del art déco. Los motivos florales de la fucsia ilustran todas las etiquetas destinadas a decorar las cajas de jabones y polvos de belleza de la misma gama. 106

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64.

Jener, Eduard (1882-1967)

Flor de Blasón Barcelona, Myrurgia, 1932 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 280 x 230 mm Eph/131(2)

65.

Modelo de frasco de cristal. Flor de Blasón

Barcelona, Myrurgia, 1932 Fotografía: papel gelatina, 280 x 230 mm Eph/133(1)

El diseño de Flor de Blasón presenta motivos decorativos heráldicos en oro y azul. La fotografía con el frasco de cristal de la misma marca nos muestra la importancia del diseño de este tipo de envases en el campo de la perfumería. Esta marca gozó de gran éxito como fragancia masculina en el mercado norteamericano. 110

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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66.

Su estuche de matices

Barcelona, Myrurgia, 1932 Prospectos comerciales Reproducción fotomecánica, 280 x 230 mm Eph/136(18-20)

La fábrica Myrurgia creada en 1916 se convierte en una de las casas de perfumería más importantes de España. Cuida su publicidad incluso en los prospectos que acompañan un estuche de maquillaje. 112

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67.

Belladermis

Barcelona, Myrurgia, 1932 Etiquetas y prospectos comerciales Reproducción fotomecánica, 280 x 230 mm Eph/126(22-24)

Destaca la imagen utilizada por Myrurgia para el diseño de Belladermis. Con unas manos estilizadas que sujetan el tubo de crema consigue un efecto de delicadeza para un producto destinado al cuidado de la piel. 113

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68.

Savon à l’Origan

Paris, Lorenzy-Palanca, 1920-1930 Etiqueta comercial Cromolitografía, 193 x 290 mm Eph/1621(1)

Lorenzy-Palanca es una fábrica de jabones, cosméticos y perfumes fundada por Jules Lorenzy en el siglo XIX y con establecimiento en Marsella. Cuando desaparece en 1930, deja una gran producción de productos adornada por bellas etiquetas. Es el caso de la etiqueta de Savon à l’Origan con un atractivo diseño de grandes flores en diferentes tonos de amarillo. 114

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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69-74.

Eau de Cologne Héliotrope Eau de Cologne Jasmin Lotion Gardenia Lotion Œillet Eau de Cologne Muguet Eau de Cologne Pois des Senteur

Terrenoire (Loire), Parfumerie Française «Etoile», Ets. J. Thomas, Guinamand & Cie., 1920-1930

6 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografía, 84 x 64 mm Eph/1609(8, 12, 40, 44, 22, 29)

La perfumería Etoile fue fundada en 1900. Las seis etiquetas de lociones y agua de colonia de distintas esencias repiten un mismo diseño gráfico cambiando solo el motivo central según la flor empleada en su elaboración: clavel, gardenia, jazmín, heliotropo, etc. 115

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75-76.

Savon a la Mousse de Chêne et aux Violettes des Bois; Savon Violette Tatiana

Paris, Alexandra, Victor Vaissier, 1920-1930 2 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografía, 142 x 190 mm o menos Eph/1553(2), Eph/1656(19)

77-78.

Savon Surfin Violette Violettes de Samos

Paris, Victor Vaissier, 1900-1920 2 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografía, 141 x 202 mm o menos Eph/1656(22, 30)

79.

Savon a la Violette

Paris, Sunlight, 1900-1920 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 205 x 295 mm Eph/1651(1)

80-81.

Savon Extra-Fin Violettes Immortelles

Paris, Parfumerie Erizma, Victor Vaissier, 1885-1910 2 etiquetas comerciales Estampa: cromolitografía, 160 x 200 mm o menos Eph/1583(2), Eph/1656(32)

Las etiquetas para cajas de jabón de tocador de fábricas francesas contenían tres pastillas de jabón envueltas individualmente. Los ilustradores creaban innumerables y llamativos diseños en estilo art nouveau. La violeta es una de las flores más utilizadas en perfumería, sus aceites esenciales sirven de base para perfumes y jabones aromatizados como los fabricados por las casas Victor Vaissier, Erizma o Sunlight. 120

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA

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Imagen y publicidad de los productos de belleza

82.

Poudre de Riz Veloutine

Paris, Charles Fay, 1910-1920 Tarjeta comercial Estampa: cromolitografía, 198 x 145 mm Eph/29(7)

83.

Perfumes Le Trèfle Vert

S.l., Polite Brothers, 1900-1910 Tarjeta comercial Estampa: cromolitografía, 125 x 89 mm Eph/28(2)

Las tarjetas comerciales de productos de belleza y de perfumerías se caracterizan por la utilización de la cromolitografía en sus ilustraciones. Es el caso de la tarjeta en forma de tríptico de la casa francesa Ch. Fay o la desplegable de la casa Polite Brothers que permitía tener en su interior un pañuelo perfumado. El cuidado en sus formas de presentación explica que se convirtieran en un obsequio de la marca y del comerciante a sus clientes como premio a su fidelidad. 126

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84.

Almanaque perfumado

Madrid, Perfumería Inglesa. S. Romero Vicente, 1898 Calendario de bolsillo Estampa: cromolitografía, 90 x 115 mm Eph/30(3)

Otra forma de hacer publicidad fueron los calendarios. La Perfumería Inglesa de S. Romero Vicente es una de las más conocidas de Madrid a finales del siglo XIX. En la publicidad de sus vistosos almanaques perfumados hace una llamada de atención sobre el Agua de Colonia Imperial, uno de sus productos más solicitados. 129

85-86.

La Poudre de Beauté

Paris, E. Coudray, 1920-1930 2 tarjetas postales Reproducción fotomecánica, 140 x 88 mm Eph/1715(1, 2)

Los fabricantes y comerciantes de principios del siglo XX descubren muy pronto la utilidad práctica de la postal como vehículo publicitario de todo tipo de productos de consumo. Un rostro femenino ilustra las tarjetas con publicidad de la casa francesa E. Coudray impresa al verso. 130

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87.

Talco Ausonia

Barcelona, Ausonia, 1970 Tarjeta comercial Reproducción fotomecánica, 107 x 145 mm Eph/24(5)

El Talco Ausonia es un producto destinado principalmente al público infantil. El mecanismo de su tarjeta permite escribir y borrar la marca girando la rueda dentada. Este tipo de tarjetas se convertía en un juego que hacía las delicias de los más pequeños. 132

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Amok

Paris, Bourjois, 1934 Prospecto comercial Estampa: cromolitografía, 263 x 141 mm Eph/22(7)

Otra forma de publicitar un producto eran los prospectos con varias páginas que a veces contienen narraciones o cuentos breves. Es el caso del perfume «Amok» de la casa Bourjois que incorpora en sus páginas una breve historia de amor alusiva al producto. 133

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89-92.

Bolero Fábrica de Perfumería La Reina de las Flores Chesterfil Perfume Aroma…

Barcelona, Dana, Francisco Betrian, Cortés Hermanos, 1920-1940 4 tarjetas comerciales perfumadas Reproducción fotomecánica, 51 x 117 mm o menos Eph/1869(5), Eph/1869(1), Eph/1869(2), Eph/1869(3) 90

93-98.

Parfum Soir de Paris Je reviens Pompeïa Parfum Floramye Parfum Réve d’Or Pompeïa

Paris, Bourjois, L. T. Piver, Worth, 1910-1930 6 tarjetas comerciales perfumadas Reproducción fotomecánica, 92 x 50 mm o menos Eph/1712(3), Eph/1712(27), Eph/1712(7), Eph/33(6), Eph/1712(9), Eph/1712(8)

Una de las formas para dar a conocer una fragancia al público es el uso de una tira de papel especial o «mouillette» impregnada de un aroma. Se trata de una práctica utilizada por los vendedores desde las primeras décadas del siglo XX y en ellas incorporan los fabricantes su publicidad. 135

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99-112.

Miracle Le Male Terrible Loewe Cacharel Tous Guccy Envy Agua Fresca de Rosas Burberry Brit Red Les Belles de Ricci Chance CH L’Homme Vetiver Rock’n Rose

Paris, Lancôme, Jean Paul Gaultier, Cacharel, etc., 1990-2010 14 tarjetas comerciales perfumadas Reproducción fotomecánica, 130 x 71 mm o menos Eph/1801(34), Eph/1793(23), Eph/1806(2), Eph/1744(14), Eph/1854(1), Eph/1779(22), Eph/1721(30), Eph/1738(8), Eph/1823(18), Eph/1748(11), Eph/1746(43), Eph/1802, Eph/1780(21), Eph/1856(5)

El uso de pequeñas tarjetas perfumadas se ha convertido en una práctica habitual por parte de las marcas más importantes de perfumes para dar a conocer sus nuevas creaciones: Lancôme, Jean Paul Gaultier, Guccy, Chanel, Carolina Herrera, Valentino, Loewe o Adolfo Domínguez. 142

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Casals Vernis, Ramón (1860-1920)

Procedimiento indio para el cabello Barcelona, Lit. Labielle, ca. 1900 Cartel Estampa: cromolitografía, 485 x 327 mm Invent/27017

A principios del siglo XX las empresas pertenecientes a la industria de la perfumería y la cosmética son pioneras en el ámbito publicitario. Las compañías perfumeras competían por un mismo mercado, lo que se trasladó también al ámbito publicitario y artístico. En el cartel de Casals, con publicidad de un producto para el cuidado del cabello, se refleja este espíritu competitivo en esta frase publicitaria: «Mil pesetas a quien pruebe lo contrario». 152

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Plana, Miquel (n. 1943)

«La ética» Serigrafía, 456 x 345 mm Ilustración en: Sanex Convención. Tenerife 2000 Olot (Girona), 2000 Invent/83808(4)

Miquel Plana es grabador, pintor, dibujante y editor y toda una eminencia en técnicas gráficas de reproducción. En el año 2000 realiza una carpeta que contiene cinco estampas. En ellas se refleja la evolución que se ha producido en el frasco del gel Sanex desde su aparición en el mercado. 154

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115.

Zamora, José de (1889-1971)

«Flores del Campo. Perfumería Floralia» Reproducción fotomecánica, 335 x 255 mm Ilustración en: La Esfera, 1914, Año IV, nº 204 AHS/35356 (contracubierta)

Aunque las imágenes de mujeres modernas son las más habituales en este tipo de anuncios, también aparecen otras que surgen de la mirada hacia otras épocas históricas. Así nos encontramos mujeres, sacadas de la mano de dibujantes como José Zamora y otros, que proceden del siglo XVIII, especialmente de la época de Luis XV. Ellas se insinuarán y se expondrán para ser cortejadas y galanteadas por los caballeros. 156

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Ribas Montenegro, Federico (1890-1952)

«Agua de colonia añeja. Gal» Reproducción fotomecánica, 335 x 255 mm Ilustración en: La Esfera, 1914, Año IV, nº 205 AHS/35356 (cubierta)

En los anuncios de esta época se nos muestra a la mujer en un espacio de intimidad. Nos abre las puertas de su baño, su tocador o su dormitorio, espacio donde tendrá lugar el uso de los productos publicitados. Federico Ribas debe gran parte de su prestigio a la belleza y sensualidad de sus figuras femeninas. Colaboró en numerosas publicaciones como La Esfera y fue director artístico de la Perfumería Gal. 157

117.

Anónimo (siglo XX)

Gillette Reproducción fotomecánica, 202 x 110 mm Ilustración en: Guía Oficial. Exposición Internacional de Barcelona, 1929 3/90583 (entre pp. 88 y 89)

La marca Gillette de hojas de afeitar fue la primera en aparecer y se mantuvo durante años como dueña y señora del mercado. La Guía Oficial de la Exposición Internacional de Barcelona, en 1929, incluye un anuncio con su publicidad. Han pasado más de cien años desde que su fundador creó la compañía y en la actualidad continúa liderando la industria del afeitado. 158

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Gaspar, Tomás. Siglo XIX

«Dépilatoire Royal» Estampa: cromolitografía, 320 x 247 mm Ilustración en: Mateu, Delfín: Royal: Vals-Boston para piano Partitura S.l., Casa Gozálbez, ca. 1915 MP/4583/2 (cubierta)

Un ejemplo de la relación entre música y publicidad es el ValsBoston para piano creado por el compositor Delfín Mateu. La partitura está ilustrada con la publicidad del depilatorio Royal, invento de la Casa Gozálbez de París. En su litografía Tomás Gaspar dibuja una dama de principios de siglo con el envase en la mano, mientras la publicidad impresa al verso señala: «No es de extrañar que el Depilatoire Royal ocupe un sitial preferente en el tocador de las elegantes siendo un producto imprescindible a toda mujer que desee obtener una belleza ideal». 160

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Anónimo español (siglo XX)

Heno de Pravia Estampa: cromolitografía, 345 x 276 mm Ilustración en: Castillo, José del: Heno de Pravia: fado Partitura S.l., s.n., ca. 1905 MP/4583/3 (cubierta)

Un partitura de 1905 incluye la música creada por José del Castillo para la marca Heno de Pravia. La ilustración reproduce en cromolitografía la figura de una asturiana con el traje típico regional. Al lado de esta imagen aparece un retrato del compositor y su firma manuscrita debajo de las palabras impresas: «A su querido amigo el Director de la Perfumería Gal». Es precisamente en 1905 cuando Salvador Echeandia Gal, decidió recrear la fragancia de los campos de heno del pueblo asturiano de Pravia. 162

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120.

Anónimo español (siglo XX)

Polvos Tabú y Emir. Perfumes Dana Reproducción fotomecánica, 327 x 230 mm Ilustración en: La Moda en España, 1950, Año XII, nº 128 Z/253 (p. 2)

Dana se creó en 1932 con la presentación de su primera fragancia Tabú. Su fundador Javier Serra se apartó de la vieja costumbre de dar a la empresa el nombre del fundador, eligiendo Dana por su significado en todos los idiomas de belleza, el bien y la pureza. La caja de polvos de Tabú destaca por su diseño moderno con un perfil femenino sobre fondo negro. 164

IMAGEN Y PUBLICIDAD DE LOS PRODUCTOS DE BELLEZA

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«Colonia Joya de Myrurgia»

Reproducción fotomecánica, 313 x 253 mm Ilustración en: Telva, 1964, Año II, nº 30 HNC/2832/2 (p. 2)

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121.

«Los jabones de Myrurgia»

Reproducción fotomecánica, 330 x 260 mm Ilustración en: La Actualidad Española, 1958, Año VII, nº 350 Z/3141 (contracubierta)

Durante varias décadas la fotografía aplicada a la publicidad había sido en blanco y negro pero poco a poco el color va apareciendo en los anuncios de las revistas y la prensa. La Actualidad Española muestra la imagen en color de una mujer que ofrece varias marcas de jabones de Myrurgia. 166

Las imágenes seductoras suelen utilizarse principalmente en los anuncios destinados a productos de belleza y perfumería. En esta época los cosméticos y demás productos son considerados armas de seducción de la mujer que desea estar atrayente.

FORMAS DE ENVOLVER LA BELLEZA IMAGEN Y PUBLICIDAD DE LOS PRODUCTOS DE BELLEZA

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«Colonia y Perfume Gong»

Reproducción fotomecánica, 307 x 208 mm Ilustración en: La Actualidad Española, 1953, Año II, nº 79 Z/3141 (p. 2)

En este anuncio de la casa Parera el protagonismo del producto Colonia y Perfume Gong es absoluto. Se hace recaer toda la atención sobre los tres envases de la marca que aparecen con un atractivo diseño en primer plano y ocupando toda la página.

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«Loción. Colonia. Jabón. Napoleón»

Barcelona, Juper, 1956-1961 Display publicitario Reproducción fotomecánica, 405 x 335 mm AHCC/50

La empresa Juper fue fundada en 1940 por Juan Perramón Carbonell. Una de las fragancias de éxito de la firma fue Napoleón creada en 1947. En el diseño de su publicidad se utilizó la pintura ecuestre que el pintor Jacques-Louis David le hizo al emperador. En este display la casa Juper solo utiliza un fragmento de la pintura, la que corresponde al rostro que aparece mirando al frente. 167

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Visnú

Gijón, Madrid, 1961 Display publicitario Reproducción fotomecánica, 240 x 340 mm AHCC/65

El rostro de una bella joven invita con su sonrisa a usar un producto para el cutis con nombre de un dios hindú. El display presenta los bordes troquelados y una solapa al verso que le permite mantenerse erguido para su exposición en mostradores y escaparates. 168

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Loción. Jabón líquido. Supertalco. Cachito

Barcelona, Perfumes Ireba, 1960 Display publicitario Reproducción fotomecánica, 280 x 310 mm AHCC/186

La publicidad en el campo de la perfumería parecía estar siempre destinada al público femenino pero a lo largo del siglo XX muchas casas empiezan a crear líneas de productos para otros destinatarios como la marca Cachito para el aseo y cuidado infantil. 169

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«Prime Minister. Un cierto estilo de vida»

Carátula de disco, 45 rpm Reproducción fotomecánica, 180 x 180 mm Barcelona, Belter, 1976 Ds/5614/3

La carátula de este disco presenta la publicidad de Prime Minister y la señala como «La línea más completa de perfumería masculina». Un recuadro en blanco con la frase «Frote y descúbralo» ofrecía la posibilidad de conocer el aroma. El disco recoge varias piezas de música clásica y una canción con un texto alusivo a la marca. 170

128.

Nivea Baby. Mis primeros clásicos

Carátula de CD Reproducción fotomecánica, 126 x 126 mm Barcelona, Dove Records, 2001 DC/74356

También la marca Nivea Baby utiliza el recurso de la música para difundir la publicidad de su gama de productos para niños, en este caso con composiciones de música clásica.

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«A tus cabellos. Duo Dinámico canta para Fixpray»

Barcelona, Interdisc, 1976 Disco, 45 rpm, 17 cm Ds/5567/3

Este disco supone un ejemplo del idilio que han mantenido la música y la publicidad a lo largo de la historia. La publicidad bebe de todos los recursos disponibles para vender su producto y la música es uno de los más eficaces. En el año 1976 comenzó una campaña de publicidad para la marca Fixpray, difundida a través de radio y televisión y basada en una canción que el Duo Dinámico dedicó a los cabellos de la mujer. 171

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Garzón Oliver, José (siglo XX)

Umbría Madrid, 1962 Cartel Reproducción fotomecánica, 490 x 342 mm AHC/6000

En los años 50 se produce en España el desarrollo turístico. Con él se multiplica el número de españoles que acuden a las playas con el reclamo de los efectos beneficiosos del sol y el mar. Es el momento en que diversas casas pertenecientes a la industria cosmética lanzan al mercado sus bronceadores solares. José Garzón, que hace ilustración y dibujo publicitario, realiza el cartel con la publicidad de la marca Umbría. 174

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B (monograma) (siglo XX)

Asagen Madrid, 1959 Cartel Reproducción fotomecánica, 431 x 280 mm AHC/8941

El tónico capilar Asagen para el cuidado del cabello concede en su publicidad cierto protagonismo al envase del producto que aparece en primer plano. A su lado, una pareja con la imagen característica de los años 50 reflejada en la indumentaria, el peinado y los complementos. 176

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Firma ilegible (siglo xx)

La Toja Barcelona, 1962 Display publicitario Reproducción fotomecánica, 208 x 315 mm AHC/6076

El nacimiento de Sales de La Toja se produce en 1907. Poco después lanza su primer jabón e inicia la elaboración de los primeros artículos de perfumería. Durante la posguerra los productos para el afeitado fueron la gran revolución del momento. Esta marca ofrecía dos productos básicos: la Crema de Afeitar y el Jabón para Afeitar en Barra 178

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Anónimo español (siglo XX)

Flor d’Atmetler Mallorca, 1962 Display publicitario Cromolitografía, 205 x 298 mm AHCC/142

El creador de este perfume, el mallorquín Bernardo Vallori, utilizó sus conocimientos y estudios de química para capturar el olor de las flores del almendro. El negocio familiar de la familia Rover guarda el secreto de la elaboración de Flor d’Ametler, una creación auténticamente mallorquina que se fabrica de forma artesanal. El proceso culmina introduciendo una flor de almendro en cada frasco del perfume. 180

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Anónimo español (siglo XX)

Clair Matin Barcelona, 1969 Display publicitario Reproducción fotomecánica, 421 x 280 mm AHCC/232

La publicidad de la marca Clair Matin utiliza el paseo de una pareja por el campo rodeada de árboles y con predominio de los tonos verdes para remarcar el carácter fresco y natural de la colonia. 182

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Maillo (siglo XX)

Agua Lavanda Puig Barcelona, 1971 Display publicitario Reproducción fotomecánica, 418 x 315 mm AHCC/247

En 1914 Antonio Puig fundó la empresa que lleva su nombre y que dedicó desde sus inicios al sector de la perfumería y la cosmética. En 1939 la compañía lanza Lavanda Puig, un agua de colonia que se convierte en una de sus marcas más vendidas. En su aroma prevalecen las notas de lavanda con un carácter muy agreste, gracias al espliego, el gran protagonista, que se enriquece con salvia y tomillo. Todos los ingredientes son de origen natural. Su frasco de vidrio verde intenso se inspira en los clásicos griegos y romanos. 183

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Nivea Baby

Barcelona, 1965 Display publicitario Reproducción fotomecánica, 440 x 320 mm AHCC/158

La crema Nivea nació en 1911 pero es en 1924 cuando la marca modernizó por completo su imagen, aquello supuso la presentación del envase de colores azul y blanco que todos los productos Nivea aún muestran. La línea de productos se amplió en 1930 con productos para el cuidado del cabello, afeitado y para bebés. El display reproduce en fotografía una escena maternal con la gama de productos Nivea Baby en primer plano.

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Capdevila (siglo XX)

Calber Madrid, 1962 Cartel Reproducción fotomecánica, 980 x 680 mm AHC/7242

La fábrica y laboratorios Calber de San Sebastián crea un producto destinado al cuidado e higiene infantil: los polvos antisépticos Calber. Capdevila dibuja un elefante echándose el talco con la ayuda de su trompa que sujeta el característico bote de rayas blancas y verdes de la marca. El cartel consigue captar la atención por la composición y los colores empleados.

IMAGEN Y PUBLICIDAD DE LOS PRODUCTOS DE BELLEZA

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El comercio de perfumería

142.

Anónimo alemán (siglo XVIII)

Aromatopolium Augsburgo, Mart. Engelbrecht, entre 1710 y 1756? Estampa: aguafuerte y buril, 212 x 313 mm Invent/620

El grabado reproduce un comercio alemán del siglo XVIII dedicado a la compra y venta de especias, drogas medicinales y todo tipo de sustancias aromáticas. Llama la atención el cuidado aspecto del interior del comercio, su pulcritud, la distribución de los productos en cajones así como la elegancia en la vestimenta tanto del comerciante como de los clientes. 186

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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[Firma ilegible (siglo XIX)]

«Vendedor ambulante de perfumes» Reproducción fotomecánica, 123 x 80 mm Ilustración en: Rimmel, Eugène: Le livre des parfums Madrid, Hiperión, 1990 (Edición facsímil 1865) 9/93482 (p. 206)

Cuando la perfumería ya había alcanzado su desarrollo como industria en el siglo XIX, todavía se mantenía la fabricación artesanal y una venta de productos ambulante en ferias y mercados que había existido durante años. La imagen del libro de Rimmel recoge la actividad de un vendedor ambulante de perfumes en tiempos del rey Luis XV. 188

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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144.

Perfumería Casa Fortis

Reproducción fotomecánica, 120 x 170 mm Ilustración en: Madrid en la mano Madrid, s.n., s.a. ER/6425/5 (p. 26)

La Perfumería Casa Fortis situada en la Puerta del Sol, es uno de los primeros establecimientos de esta clase que se abren en Madrid, en el año 1823. Al pie de la imagen, tomada a finales del siglo XIX, se señalan los cambios producidos en el consumo de estos productos: «Durante el siglo actual se han transformado de tal modo las costumbres de la vida social, que la perfumería, que antaño era un artículo para uso de muy contadas personas, es hoy casi de consumo común, tanto por el placer del perfume, como por lo que a la higiene afecta». 190

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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145.

Soria, Miguel Ángel

Cuchillería y perfumería Álvarez Reproducción fotomecánica, 180 x 205 mm Ilustración en: Aquellos entrañables comercios de Valladolid, v. IV Valladolid, Cámara Oficial de Comercio e Industria, 2007 9/282060 (p. 137)

El dibujo de Miguel Ángel Soria reproduce la fachada de la Cuchillería y Perfumería Álvarez de Valladolid. En ella, al afilado de cuchillas, navajas y tijeras, se unió la venta de productos de perfumería y cosmética para hombres y mujeres. El establecimiento, seguramente de los años 40 o 50, continúa existiendo en el mismo lugar con tan solo un cambio en su fachada, ahora es la Perfumería y Cosmética Marta. 191

146.

«L’Artisan Parfumeur»

Reproducción fotomecánica, 297 x 205 mm Ilustración en: Perfumeries Barcelona, Atrium, 1990 E/143 v.1 (p. 149)

El estante de artículos de perfumería pertenece a un pequeño establecimiento barcelonés de finales del siglo XX. Su disposición muestra la importancia que se concede en la actualidad al diseño de los escaparates. Como señala la introducción: «se trata de componer a través de los escaparates una nueva tipología de obras de arte caracterizada por lo efímero y lo sorprendente, que contribuyen, no solo a contextualizar los mismos productos, sino a embellecer la imagen del comercio, así como a mejorar la estética general de la ciudad que los acoge». 192

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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Anónimo francés (siglo XVIII)

Según Nicolas Larmessin (siglo XVII) Habit de Parfumeur S.l., s.n., entre 1695 y 1720? Estampa: aguafuerte y buril, 275 x 190 mm Invent/16358

La figura realizada según la composición de Nicolas Larmessin representa un personaje con la indumentaria propia de su oficio y confeccionada a partir de los objetos comunes de los perfumistas y vendedores ambulantes del siglo XVII: toda clase de aguas perfumadas y de mil flores, esencias aromáticas embotelladas de tabaco, cedro, polvo de Chipre y agua de ángel, jabones de Nápoles, pastillas para la boca, toallas perfumadas, incienso, etcétera. 194

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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148.

Estuches con perfumería

Reproducción fotomecánica, 205 x 255 mm Ilustración en: Fábrica de Perfumería y Jabones para Tocador J. Font y Cª S.l., s.n., 1902 ER/6425/2 (pp. 102 y 103)

Fundada por José Font en 1823. Es el primer apellido asociado al mundo de la perfumería que se instaló en Barcelona. El catálogo de la casa J. Font y Cª está publicado en 1902 y presenta una cubierta con decoración de motivos florales de estilo art nouveau. En más de cien páginas recoge una relación detallada de todos los artículos de perfumería, cosmética, jabones, preparados dentífricos, etc. reproducidos junto a la lista de precios. Incluye, además de un índice, unas observaciones generales y las instrucciones para la buena conservación de la perfumería.

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149.

Memorandum de J. Font y Cª

Barcelona, 1925 Papel comercial Tipografía, 142 x 212 mm Eph/913(8)

El mundo iconográfico de los impresos comerciales permite comprobar las imágenes que las empresas de perfumería encargaban a los talleres de imprenta para ilustrar sus cartas y facturas. La carta de J. Font y Cª presenta una fuente como imagen de la marca.

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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150.

Martínez Colomer, Ernesto

Organización Comercial Ernesto Martínez Colomer presenta su catálogo de Perfumería Valencia, s.n., 1959 Libro impreso VC/3899/4 (cubierta)

151.

Catalogo de perfumería de Ernesto Martínez Colomer

Valencia, s.n., 1970 Libro impreso 5/38763 (cubierta)

El nombre de Ernesto Martínez Colomer está asociado con el negocio de la distribución comercial que construyó. La organización E.M.C. nació para satisfacer y suministrar a miles de clientes en toda España cualquier tipo de artículo. Es así como muchos pequeños propietarios de establecimientos, a través de este centro de distribución, tienen acceso a las fábricas de primera magnitud, viniendo a constituirse en intermediario y enlace entre el fabricante y el detallista. 197

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152.

Tulipán Negro

Reproducción fotomecánica, 180 x 125 mm Ilustración en: Organización Comercial Ernesto Martínez Colomer presenta su catálogo de Perfumería Valencia, s.n., 1959 E/1014 (p. 20)

Tulipán Negro es una marca de desodorante que pertenece a la marca Briseis, compañía española dedicada a desarrollar productos para la higiene personal. Era muy conocida en el mercado por su desodorante Tulipán Negro. 198

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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153.

Gel Moussel de Legrain

Reproducción fotomecánica, 215 x 160 mm Ilustración en: Catalogo de perfumería de Ernesto Martínez Colomer Valencia, s.n., 1965 5/38763 (p. 71)

Legrain realizó una campaña publicitaria para su producto Gel Moussel que alcanzó una gran repercusión tanto en prensa y radio como televisión. Su éxito fue tal que la casa ha vuelto a utilizar recientemente el mismo anuncio más de treinta años después. 199

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154.

Sociedad Anónima para la venta en España de Perfumerías Finas. Parfumerie Houbigant

Rentería, 1925 Papel comercial 274 x 216 mm Eph/913(10)

La primera tienda de perfumería gestionada por la firma Houbigant en París se remonta al año 1775, lo que la convierte en una de las más antiguas del mundo. Fue fundada por JeanFrançois Houbigant, y en ella ofrecía a la nobleza toda clase de productos de baño y belleza, desde jabones y pastillas perfumadas, hasta polvos para las pelucas y complementos como guantes o abanicos. Esta carta comercial muestra que Houbigant comercializaba sus productos en España a través de la Sociedad Anónima para la venta en España de Perfumerías Finas. Este tipo de documentos informan sobre la incidencia de los productos extranjeros en el consumo español. 200

155.

Créations Quelques Fleurs. Houbigant

París, 1912 Prospecto comercial Reproducción fotomecánica, 270 x 210 mm Eph/1713(1)

En 1912 la casa Houbigant obtuvo un éxito resonante con Quelques Fleurs, creado por dos importantes perfumistas de la época. El prospecto, impreso en tonos azules, presenta los artículos pertenecientes a esta marca: perfume, agua de colonia, polvos de arroz, crema para el rostro, jabón, brillantina, etcétera.

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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157-159 «Primera Fábrica de Esencias de España. Perfumerías y Jabones de tocador J. Robillard y Cía»

Fábrica de Perfumería de J. Robillard y Cía Perfume Mariola Perfume Soñador

Valencia, 1939

Valencia, J. Robillard y Cia 1910-1920

Papel comercial 276 x 210 mm Eph/913(18)

En el año 1848, el que fuera jardinero mayor del Botánico, Félix Robillard, decide comprar y rehabilitar una zona entre la playa y la huerta de Valencia. Su intención era dedicar esta zona a la plantación de un tipo de malva para su fábrica de esencias. La carta comercial está encabezada por el nombre de la fábrica, J. Robillard y Cía., impreso sobre un motivo floral.

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3 tarjetas comerciales Estampa: cromolitografía, reproducción fotomecánica, 91 x 62 mm o menos Eph/22(21), Eph/1869(17), Eph/1869(21)

Las tarjetas comerciales constituyen uno de los géneros más antiguos en el campo del pequeño impreso. Una mujer vestida de valenciana y una orla de estilo modernista ilustran el díptico de J. Robillard y Cía. de principios del siglo XX. Otras dos tarjetas perfumadas tienen publicidad de los productos Soñador y Mariola creados por la misma casa en los años 20.

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Perfumería Parera

Badalona, 1940 Factura 269 x 216 mm Eph/913(21)

Joan Parera Casanovas, fundador de Perfumería Parera en 1912, empezó fabricando colonias en la trastienda del negocio de su familia. La empresa, que siempre compaginó la producción de colonias a granel y la de perfumes en frasco de diseño propio, conoció sus mejores años durante las décadas de 1920 y 1930. El diseño que encabeza la factura de la empresa es una mariposa sobrevolando una flor en tonos verdes y anaranjados. La lista de artículos y cantidades solicitadas y su coste nos da información sobre la demanda y los precios de los productos Parera en 1940.

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Productos Varón Dandi

Badalona, Parera, ca. 1950 Tarjeta comercial Reproducción fotomecánica, 117 x 140 mm Eph/1869(15)

El mismo año en que se fundó, en 1912, Parera creó una de sus fragancias masculinas de más éxito: Varón Dandy. En su tarjeta comercial se presentan todos los productos de la marca: colonia, loción, fijapelo, masaje y extracto. En el interior del díptico está impresa la frase publicitaria: «Varón Dandi reúne todos los artículos de perfumería indispensables al tocador del hombre moderno».

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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162.

Fábrica de Perfumería Myrurgia

Barcelona, 1924 Factura 272 x 210 mm Eph/913(14)

Los textos de las facturas y cartas comerciales ofrecen información sobre los hábitos de consumo de productos de belleza, su coste y la evolución de las relaciones comerciales entre proveedores y comerciantes. También resulta interesante observar los cambios del lenguaje utilizado en la correspondencia comercial y comprobar los motivos que eligen las empresas para ilustrar los encabezamientos.

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Jener, Eduard (1882-1967)

Mis Amores Barcelona, Myrurgia, 1932 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 280 x 230 mm Eph/122(12)

El talento artístico del fundador de Myrurgia, Esteve Monegal, se encargó de convertir la droguería familiar en una prestigiosa casa de perfumería. El diseño de envases, etiquetas y material publicitario fue uno de sus puntos fuertes. Myrurgia imprime en relieve un ramo de flores rosas, azules y doradas como diseño de la marca Mis Amores.

EL COMERCIO DE PERFUMERÍA

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Imagen seductora de la belleza

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Scultori, Adamo (ca. 1530-1587)

Mujer peinándose S.l., s.n., después de 1565? Estampa: buril, 145 x 95 mm Invent/4444

En este grabado del siglo XVI se representa la escena de aseo de una mujer que aparece desnuda peinándose. En esta época, antes de que existiese un espacio físico independiente para el aseo, tan solo se contaba con una bandeja con agua apoyado sobre un mueble. 210

IMAGEN SEDUCTORA DE LA BELLEZA

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165.

Flipart, Charles Joseph (1721-1797)

Según Pietro Longhi (1702-1785) El baño Venezia, Wagner, entre 1740 y 1750? Estampa: aguafuerte y buril, 248 x 333 mm Invent/10661

El cuarto de baño tal como lo conocemos hoy en día fue incorporándose gradualmente en la sociedad occidental a finales del siglo XVIII. Anteriormente, en países europeos como Francia, un biombo separaba la zona destinada al aseo del resto del dormitorio. En ella se colocaba una bañera que se llenaba con agua. Flipart, pintor y grabador en la corte española de Fernando VI, presenta en la escena una mujer saliendo de la bañera mientras un joven observa desde la ventana. 212

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Holl, Frank (1845-1888)

Según Gustave Staal (1817-1882) Mujer joven con un frasco de perfume S.l., s.n., entre 1870 y 1888? Estampa: punteado y buril, 170 x 120 mm Invent/12107

Frank Holl, pintor y grabador inglés fue uno de los mejores retratistas de la época. En esta escena recrea el momento en que una joven se perfuma después del baño.

IMAGEN SEDUCTORA DE LA BELLEZA

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Flipart, Charles Joseph (1721-1797)

El peluquero Venezia, Wagner, entre 1750 y 1800? Estampa: aguafuerte y buril, 415 x 341 mm Invent /10669

Durante los siglos XVII y XVIII París es el centro de todos los gustos y estilos de belleza que se imponen en el resto del mundo. En esta época el arte de la peluquería adquiere un gran impulso. Los peluqueros son verdaderos artistas en la confección de pelucas. Para rizar el cabello de las mismas lo enrollaban en palos cilíndricos que luego sometían al calor en hornos de panadería. El polvo blanco con el que coloreaban el cabello es una mezcla de talco y almidón. 214

IMAGEN SEDUCTORA DE LA BELLEZA

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Biot, Gustave Joseph (1833-1905)

Según Jaroslav Cermak (1831-1878) El espejo Bruselas, s.n., 1862 Estampa: aguafuerte y buril, 506 x 366 mm Invent/12240

Biot, pintor y grabador belga, expuso con gran éxito este aguafuerte. Presenta una escena familiar producida en el momento del aseo infantil en la que un niño se contempla en un espejo mientras su hermana observa divertida la escena.

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Desmadryl, Narcisse-Edmond-Joseph (n. 1801)

Según Eloise Boulanger (18010-1882) La coquete París?, entre 1830 y 1850 Estampa: manera negra, 391 x 275 mm Invent/9908

Como indica el título de la estampa, representa la imagen de una mujer coqueta poniéndose un pendiente como último gesto de su «toilette». La figura del diablo tras el espejo alude a la parte negativa que se consideraba en esta época un exceso de coquetería. 217

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170.

Rolls, Charles (siglo XIX) Según Frank Stone (1800-1859) Mujer joven ante un espejo Londres?, s.n., entre 1830 y 1880?

Estampa: punteado, 106 x 80 mm Invent/12113

La joven delante del espejo dando un último toque a su indumentaria se convierte en la expresión de la coquetería femenina y refleja la importancia que se concede a la moda y a todo lo relacionado con el arreglo personal en esta época.

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171.

Lemercier, Joseph (1803-1887)

Según Alphonse Léon Noël (1807-1884) La revèrie Paris, chez Rittner, 1829 Estampa: litografía, 545 x 385 mm Invent/27864

El título de la litografía de Lemercier alude a un momento de contemplación, sueño o ilusión protagonizado por una dama de principios del siglo XIX. La figura de espaldas vuelve su rostro y permite ver el contraste del borde negro de su sombrero con las plumas blancas y su piel pálida. 219

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Lacousiere?, P. (siglo XIX)

«La Moda de la Elegancia Parisiense del Correo de Ultramar»

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Estampa: litografía coloreada, 347 x 510 mm Ilustración en: El Correo de Ultramar, 1881, Tomo XIII, nº 40, p. 31 Paris, Passage Saulnie, 1881 ER/3614 (p. 31)

Reproducción fotomecánica, 347 x 267 mm Ilustración en: La Esfera, 1916, Año III, nº 116 AHS/43204 (cubierta)

El Correo de Ultramar, periódico literario, mercantil e industrial publicado en París, acompañaba su revista con figurines de hombres y de mujeres, en los que se presentaban las modas de París. Al pie de los figurines litografiados aparece la publicidad de Guerlain, una de las casas francesas más conocidas e importantes. La relación entre moda y perfumería tardaría muy poco tiempo en afianzarse.

Una mujer sentada ante el tocador arreglando su cabello es la imagen del anuncio de Petróleo Gal en la revista La Esfera. Cuando Salvador Echeandía abre una droguería en la calle Arenal de Madrid, en 1887, empieza a distribuir una loción alcohólica a base de petróleo y esencias cítricas para evitar la caída del cabello. Era el Petróleo Gal, uno de sus productos más conocidos.

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Petróleo Gal

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Regnier (siglo XIX)

Según Aimé Marchaux (siglo XIX) Le Barbier pour rire Paris, L.Turgis Je. Impr. Editeur, 1860 Estampa: litografía, 205 x 235 mm Invent/27334

Este barbero de mentirijillas, reproduce a modo de juego una escena de adultos donde una niña hace de barbero y «afeita» al niño que aparece con la cara llena de jabón. 222

Anónimo alemán (siglo XVIII)

La Sofleusse de Savon Augsburgo, I.I. Haid, entre 1725 y 1767? Estampa: manera negra, 400 x 318 mm Invent/614

Un grabado del siglo XVIII presenta la escena de unos jóvenes jugando con pompas de jabón. Este divertimento ha sido utilizado por artistas de distintas épocas como tema para sus obras y asimismo es un motivo muchas veces utilizado por ilustradores gráficos en campañas publicitarias de productos de aseo.

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Frey, Jakob (1681-1752)

Según Carlo Maratti (1625-1713) Cleopatra Romae, s.n., 1720 Estampa: aguafuerte y buril, 370 x 245 mm Invent/468

Cleopatra era una apasionada de los perfumes y a menudo utilizó su influencia para aumentar sus poderes de seducción. Se cuenta que fue la mujer que reunió más secretos sobre el cuidado de su belleza: sus mascarillas, su maquillaje y sus baños de leche pasaron a la historia. 224

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Anónimo inglés (siglo XVIII)

Retrato de María Antonieta, Reina de Francia London, Magn., 1777 Estampa: aguafuerte y buril, 116 x 177 mm IF/2498

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Anónimo flamenco (siglo XVI)

Retrato de Catalina de Médicis S.l., s.n., entre 1540 y 1570?

Con Luis XVI y su esposa María Antonieta, se abandonaron los pesados perfumes de salón por fragancias suaves, más frescas y naturales, asociadas a la vida campestre. La reina adoraba los perfumes florales. Sus olores preferidos eran la rosa, la violeta y el jazmín.

Estampa: buril, 194 x 157 mm IF/820 En 1533 Catalina de Médicis se casa con el francés Enrique II, duque de Orleans y se lleva consigo a París a su perfumista florentino Renato. La llegada de los florentinos puso de moda los intensos perfumes italianos en la vida social francesa. Catalina usaba maquillaje y se le atribuye haber popularizado su uso entre las mujeres de la nobleza europea. 227

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Bertrand, Nöel (1784-1852)

Según Henri Buguet (1761-1831) Retrato de Napoleon I, Emperador de Francia Paris?, s.n., 1815 Estampa: punteado color, 350 x 245 mm IF/538

El perfumista Jean Marie Farina fue creador del agua de colonia que lleva su nombre. A petición de Napoleón crea el «rodillo del emperador», una innovadora botella de forma alargada. Desde lo alto de su caballo, podía resbalarla fácilmente en la bota y beneficiarse en todo momento de la frescura cítrica del agua de colonia.

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Bertrand, Nöel (1784-1852)

Según Henri Buguet (1761-1831) Retrato de Josefina, Emperatriz consorte de Napoleón I, Emperador de Francia Paris?, s.n., 1815? Punteado col., 362 x 265 mm IF/329

La emperatriz Josefina, impulsora de la fabricación de jabón en Francia, preparaba sus bañeras con agua de rosas y coñac. En un inventario de su cuarto de baño llevado a cabo en 1805 recogía, entre otras, las siguientes existencias: seis botellas de agua de rosas, un frasco de jengibre, una porción de aloe y tres frascos de antídoto contra el veneno. 229

181.

Kâulak (1874-1933)

Retrato de mujer sin identificar 1895-1910 Fotografía: papel gelatina pintado con acuarela, tintas y óleo, 204 x 133 mm (oval) Kâulak/Sin número

La figura de una mujer con un vestido rojo y encaje en los hombros supone una expresión de la elegancia en el vestir a principios del siglo XX. Es una de las fotografías realizadas en el estudio Kâulak a lo largo de más de ochenta años. Su fundador fue Antonio Canovas del Castillo y Vallejo (1874-1933), sobrino del político. Creado en 1904 estuvo situado en la calle Alcalá, donde permaneció al frente del mismo hasta principios de los años 30. 230

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Lallie, Charles (1869-1919)

Esposa del embajador de México 1890-1900 Fotografía: papel gelatina, 280 x 140 mm 17/143/9/24

La intensa actividad de la vida social de las embajadas suponía estar atenta a los dictados de la moda. En una fotografía de estudio aparece, elegantemente vestida, la esposa del embajador de México.

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183.

Hana Studios Ltd. (1897-1925)

Norman French, mago 1900-1920 Fotografía: papel gelatina, 290 x 185 mm 17/FALP/52/59

La figura de un caballero, impecablemente vestido con frac y sombrero de copa, permite comprobar la atención que los hombres de principios del siglo XX prestaban a su arreglo personal.

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184.

Amer Ventosa (1947-1979)

Mujer ante el espejo Ca. 1950 Fotografía: papel gelatina, 352 x 273 mm Amer Ventosa/Sin número

Amer fundó su estudio fotográfico antes de la Guerra Civil. En 1944 fue comprado por un empleado suyo, Francisco Ventosa. El estudio Amer-Ventosa funcionó hasta 1980, siempre con fotografías en blanco y negro.€Es el caso de la imagen de una joven con traje de fiesta fotografiada mientras observa su imagen en el espejo. 234

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185-186.

Mujer con tocado del siglo XVIII Mujer con cesta de rosas

Barcelona, 1940-1950 2 paipáis Estampa: cromolitografía, 295 x 174 mm o menos Eph/40(37, 73)

187-188.

Mujer con sombrero negro Dos caballeros

S.l., s.n., 1900-1930 Habilitaciones Reproducción fotomecánica, cromolitografía, 170 x 230 mm o menos Eph/50(206), Eph/51(703)

189.

Camps, Gaspar (1875-1942)

Mujer con ramo de rosas S.l., s.n., 1920-1930 Tarjeta postal Reproducción fotomecánica, 130 x 90 mm Eph/623(3)

190.

Figura de mujer

S.l., s.n., 1920-1930 Tarjeta comercial Estampa: cromolitografía, 91 x 62 mm Eph/560(31)

191.

Mujer ante el espejo

Barcelona, 1920-1930 Invitación de baile Estampa: cromolitografía, 152 x 109 mm Eph/540(34)

192.

Les Fleurs Niçoises Muguet

Bruxelles, 1920-1930 Etiqueta comercial Estampa: cromolitografía, 108 x 197 mm Eph/1564(1) 236

Este conjunto de obras formado por invitaciones de baile, paipáis, postales, etiquetas y tarjetas comerciales nos ofrecen imágenes de hombres y mujeres de distintas épocas. En ellas se puede comprobar el afán de todas las sociedades por ofrecer una apariencia acorde con los gustos estéticos de cada época. Para ello se servían de todas las armas que tenían a su alcance como los productos de belleza y la moda.

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Bibliografía

BUSSLINGER, Nicole, Armonía de fragancias: el maravilloso mundo del perfume. Barcelona, Tusquets, 1983 CARDONA CASTRO, Francisco Luis, Perfumes: pasado y presente. Barcelona, Editors, 2000 FONDEVILA, Mariàngels, Myrurgia, 1916-1936, belleza y glamour. Exposición Barcelona. Madrid, Lunwerg, 2003 GONZÁLEZ, Rosa, Historia del perfume: aromas de leyenda, creaciones de lujo. Madrid, Temas de Hoy, 1994 LAROUSSE del perfume y las esencias. Barcelona, Círculo de Lectores, 2000 MUSEU del perfum. http://www. museudelperfum.net RAMOS FRENDO, Eva Mª, «Imágenes seductoras en la publicidad de las revistas ilustradas», artículo electrónico disponible en http//congresos.um.es RAMOS, Rosario, Ephemera. La vida sobre papel. Colección de la Biblioteca Nacional. Biblioteca Nacional, Madrid, 2003 ROGER & Gallet: El arte del perfume de 1862 a nuestros días. Exposición. Madrid, Ministerio de Cultura, 2010 SATUÉ, Enric, El diseño gráfico en España: historia de una forma comunicativa nueva. Madrid, Alianza Editorial, 1997 VÉLEZ, Pilar, El modernismo en las artes gráficas: fondos de la Casa-Museo Modernista de Novelda. Exposición. Alicante, CAM, Fundación Cultural, 1995

el arte de la belleza