Transfinitud E Inmortalidad: Juan David Garcia Bacca

ir m •ll/ i f - #I - ? í Juan David GARCIA BACCA TRANSFINITUD E INMORTALIDAD . E N S A YO ^ / Está claro que e

Views 105 Downloads 5 File size 2MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

ir

m

•ll/ i f - #I -

?

í

Juan David GARCIA BACCA

TRANSFINITUD E INMORTALIDAD . E N S A YO

^

/

Está claro que el descubrim iento científico, el atisbo filosó­ fico y el hallazgo artístico son m anantiales de exaltación y de dicha personal para quienes la propensión al conocim iento es una segunda naturaleza. Es más claro aún que nuestra naturaleza racional nos invita a todos a tal gozo. Si es cierto que lo único que realm ente sucede es la muerte, entonces la invitación es aquí y ahora; som os legatarios de una ración de sabiduría Heredam os esa exigencia de universalidad en la Filosofía, y, en la religión, una depurada problem ática de la muerte; por esa avidez insaciable de nuestro m odo de vivir racional, som os posesos de estos destinos prim ordiales del clan humano. Si aquéllos com parten sus hallazgos gocém oslos para escapar del miedo por la vía más segura: la ética del conocim iento científico. El conocim iento m ejora la calidad de la vida, sin falsas promesas. Al e d ita r e sto s e n sa yo s in tento d ivu lg a r para todos, cu m plie n d o así un acto, aunque tardío, con resp ecto a quienes me obligaban con ese otro prim ordial clandestino: la generosidad. Con la m uerte de mis an tepasados d e scu b ro que la eternidad com ien za donde se pierde la prisa, porque aún a m uchos años de su desaparición viven y vivirán m ejor en la m ente de quienes estudian y trabajan sin buscar recom oensas o gratitudes. Tan singulares credenciales del clan agregan esplend ora lo que hago. Y lo hago en m em oria de ellos: Luis Bigott y Lola Fernández de Bigott. / Josefina B igott Fernández * Editora Caracas, Marzo de 1984

Juan David GARCIA BACCA

TRANSFINITUD E INMORTALIDAD

ENSAYO

Caracas, 1984

(C ) Juan I ¡n vid García Bacca. 1984

I ilila ,h malina Bigott IHuaDn y Pnaltaxlón KEY SERVICIOS, C A A

Transporte

sión atómica ccintrolada

f- lrLlíLlpí i I C

Edad de Hierro

V II

á

SOCIEDADES SUBDESARROLLADAS

.......... •• ••• ••■•••••••••••••••••••• i 10€

5x10°

Economías agrícolas y marginales i §§

5x104

(" i V í

ETAPA I

.3 2.000 5x10'

10"

965

10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 —

1.965 años antes del presente

1965

------------------------

DESARROLLO DE LA LINEA DE CONTROL REMOTO: DE BARCO A AVION, A COHETE A COSMONAVE TRIPULADA

2.000 *.c .

EPOCA

500 a.C. lOOOd.C.

TONELAJE

150

250

30

FUERZA H.P.

80

120

30-90

VELOCIDAD PROMEDIO!

8 nudos

1

1700

1800

1900

1940

1940

100-500 UOOO

1.000

2.100

2.500

4.500

Qdotiélico

750

ocoo

1.200

1.400

¡I 3.500

1500

150-250

ocoo

500

8 nudos 12 nudos 10 nudos 10 nudos 11 nudos

12 nudos 17-22 nud. 16 nudos

ERA DE LA FUERZA 1870 - 1952

Cohete S a tu re V

Aviones

1600

1400 300

Vapores

Cruceros

Barco a vela

MODO

1950

1965 3.000

12.000

20 nudos ||300 M/h 600 M/h

25.000 M/fc

ERA ATOMICA 1953

EPOCA MODERNA 1000 -10784

ERA DE LA MAQUINA 1785 - 1869

FUERZA

Músculo humano y animal Viento y agua

Yuntas de animales Máquinas a vapor

Motores a gasolina y eléctricos

Energía atómica combustible fósil usado para producir fuerza eléctrica y calor

HERRAMIENTAS

Forja del hierro Madera

Forja a máquina Hierro y acero

Máquinas herramientas máquinas automáticas

Cibernética en las fábricas Computadores con retroalmientación y enlaces de control

DESTREZA

Artesanos especializados Obreros manuales

Proceso manufacturero reemplaza al artesano con obreros y operadores de máquinas

Cuidador humano reemplazado por inspector mecánico

Ingenieros, Diseñadores Técnicos de mantenimiento Especialistas en sistemas y programadores

MATERIALES

Madera, bronce, hierro

Acero y cobre

Aleaciones, acero aluminio

Plásticos, 32 nuevos metales se destacan Magnesio y Titanio

TRANSPORTE

A pie, recuas, nos

Caballo y carreta, trenes, vapor rieles, vapores oceánicos

Automóvil, carreteras Diesel, tren, avión a todo el mundo

COMUNICACION

Oral, tambor, humo, mensajeros, noticias

Correo por tren y barco Imprenta mecánica Telégrafo, Teléfono

Radio AM y FM, cine TV, cinta magnética, teléfono transoceánico, microfilm

EPOCA

T

200000 i*c«s

Células de combustible

Cohetes y jets con despeque vertical Naves atómicas, helicópteros y automóviles

--------------------------------------------------------- -----. Video, teléfono, teledatos, telstar, Syncon Comunicación vía satélite Computadoras gráficas

ETAPAS DE LA TECNOLOGIA

¡n

J

'

SISTEMAS HUMANOS 11

Revoliución Tecnológica Desciibrimiento y uso de lai RUEDA

Herramientas manuales de hueso y cuerno

Hachas Ejes de piedra y madera

Herramientas manuales de piedra y madera

Revolución Tecnológica Descubrimiento de métodos para fundir metales y hacer aleaciones, forjar herramientas y armas

I V Químicos Ingeniería

Industrial

química

Fin de la Guerra ¡ t Franco - Prusiana^

Herramientas manuales de metal con tracción de sangre Edad del Dr„„„n Bronce

III Revolución

V

Eléctrica

VI

Telecomunicaciones

4 1a Guerra Mundial

i p, Guerra

AUTOMATIZACION!,

i

ii

Mundial ____

ETAPA V

SOCIEDADES DESARROLLADAS

Z Z T MECANIZACION;

ETAPA IV

Economías Industriales

DIVERSIFICACION

ETAPA III

DOMESTICACION

ETAPA II

_________________

d>

Transporte

sión atómica ccintrolada

f- lrLlíLlpí i I C

Edad de Hierro

V II

á

SOCIEDADES SUBDESARROLLADAS

.......... •• ••• ••■•••••••••••••••••••• i 10€

5x10°

Economías agrícolas y marginales i §§

5x104

(" i V í

ETAPA I

.3 2.000 5x10'

10"

965

10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 —

1.965 años antes del presente

1965

------------------------

DESARROLLO DE LA LINEA DE CONTROL REMOTO: DE BARCO A AVION, A COHETE A COSMONAVE TRIPULADA

2.000 *.c .

EPOCA

500 a.C. lOOOd.C.

TONELAJE

150

250

30

FUERZA H.P.

80

120

30-90

VELOCIDAD PROMEDIO!

8 nudos

1

1700

1800

1900

1940

1940

100-500 UOOO

1.000

2.100

2.500

4.500

Qdotiélico

750

ocoo

1.200

1.400

¡I 3.500

1500

150-250

ocoo

500

8 nudos 12 nudos 10 nudos 10 nudos 11 nudos

12 nudos 17-22 nud. 16 nudos

ERA DE LA FUERZA 1870 - 1952

Cohete S a tu re V

Aviones

1600

1400 300

Vapores

Cruceros

Barco a vela

MODO

1950

1965 3.000

12.000

20 nudos ||300 M/h 600 M/h

25.000 M/fc

ERA ATOMICA 1953

EPOCA MODERNA 1000 -10784

ERA DE LA MAQUINA 1785 - 1869

FUERZA

Músculo humano y animal Viento y agua

Yuntas de animales Máquinas a vapor

Motores a gasolina y eléctricos

Energía atómica combustible fósil usado para producir fuerza eléctrica y calor

HERRAMIENTAS

Forja del hierro Madera

Forja a máquina Hierro y acero

Máquinas herramientas máquinas automáticas

Cibernética en las fábricas Computadores con retroalmientación y enlaces de control

DESTREZA

Artesanos especializados Obreros manuales

Proceso manufacturero reemplaza al artesano con obreros y operadores de máquinas

Cuidador humano reemplazado por inspector mecánico

Ingenieros, Diseñadores Técnicos de mantenimiento Especialistas en sistemas y programadores

MATERIALES

Madera, bronce, hierro

Acero y cobre

Aleaciones, acero aluminio

Plásticos, 32 nuevos metales se destacan Magnesio y Titanio

TRANSPORTE

A pie, recuas, nos

Caballo y carreta, trenes, vapor rieles, vapores oceánicos

Automóvil, carreteras Diesel, tren, avión a todo el mundo

COMUNICACION

Oral, tambor, humo, mensajeros, noticias

Correo por tren y barco Imprenta mecánica Telégrafo, Teléfono

Radio AM y FM, cine TV, cinta magnética, teléfono transoceánico, microfilm

EPOCA

T

200000 i*c«s

Células de combustible

Cohetes y jets con despeque vertical Naves atómicas, helicópteros y automóviles

--------------------------------------------------------- -----. Video, teléfono, teledatos, telstar, Syncon Comunicación vía satélite Computadoras gráficas

preexiste antes, durante, después de su uso. La naturaleza La única novedad se reduce a inventar uso, agua para lavarse, beber...; sol, para calentarse, alumbrar... fuego para calentarse, calentar, secar...; hombre, para hacer de padre, madre, hermanos; tronco, para leña frutos, para fruta... Se descubre el hombre a sí mismo haciendo, sirviendo, de recolector, cazador, padre... Por “trebejo” se entenderá una cosa transformada para subve­ nir a las necesidades, conveniencias, apetencias naturales, cuan­ do la naturaleza no llega a poder satisfacerlas Si la cueva natural no está segura, cómoda... inventa el arte, cabaña, choza..; si no hay fuego naturalmente producido, el arte inventa hacerlo por frota­ miento...; si no puede cazar a mano, inventa arco, flecha..; las necesidades naturales fijan los límites de arte (artefactos). “Aparato” se denominara todo artefacto o sirviente que potencia los sentidos o facultades naturales del hombre o de las cosas a su servicio. Mas para que tal artefacto o si rviente obre hace falta el que el hombre (natural) lo maneje, — actúe de causa eficiente continua­ mente— . Arco, flechas, lanza, honda, remos balsa, barca, palanca, cuña, pala, pico... todo ello — y más que el lector completando lo dicho añadirá— elevan la potencia de brazos pies, manos; hacen que se extienda el alcance o radio de acción, naturalmente finito, de ellos: en espacio, tiempo, fuerza... Son “aparatos” regla, compás balanza ábaco... Entendamos por “instrumento” el artefacto o sirviente que, a los caracteres de trebejo y aparato añada lo de “instruido” por el hombre para que él realice automáticamente, cual motor (auto, de por sí) lo que el hombre tiene o tendría que hacer cual causa eficiente y directiva continua, sin cuya intervención constante los utensilios trebejos y aparatos no actúan; son pasivos. Los instru­ mentos liberan al hombre, — o el hombre los ha inventado para hacerse a sí mismo distinto del buey, mulo, o caballo— . Son, pues “instrumentos” camión, auto, grúa, nevera, telescopios, teléfono, avión, tanque, barco de vela de vapor. Toda clase de máquinas y motores Ellos “trabajan”; el hombre no es, al usarlos “trabajador'’: causa eficiente de constante intervención; no es esclavo de tales inventos suyos Le queda aún la esclavitud o servicio de tener que ser causa final, directiva de ellos serlo de sus propios inventos Mas es aún programador de trabajo. Finalmente, por “enseres” se entenderá artefactos o sirvientes que liberan al hombre — o el hombre los inventado— para librarse 40

de tener que ser causa final directiva inmediata y constante de instrumentos, aparatos, trebejos. A los enseres podría llamárselos artefactos o sirvientes “cibernéticos”. Restituyamos para ello a “gobernador” (Gubernator) su paren­ tesco verbal inmediato con “kybernétes”, Kv&tpvqT-qs. (griego). Los artefactos “instrumento” exigen del hombre gobernación constante, información de su actuación y, según ésta, reajuste de su eficiencia y de su dirigibilidad. Su causa final y última está aún dependiente de ellos, aunque en favor de él mismo. El hombre ha inventado los “enseres” — o sea artefactos que se reajustan a sí mismos, empleando parte, la menor posible, cada vez menor, de sus eficiencias, fuerzas (motor)— para reajustar tanto eficiencias como dirigibilidades a los deseos, proyectos, progra­ mas, planes del hombre. Traducimos “feedback” por “seipsirreajuste”. Temperatura, presión, corriente, velocidad, radiación, altura... seipsirreajustados por termostatos, regulador centrífugo, piloto automático... son artefactos, a servicio directo, inmediato, del hombre, en cuanto causa final. Este ha traspasado — real, originalmente su condición de causa final que tiene aún que vigilar, ajustar y reajustar los instrumentos — a los enseres que se reajustan ellos mismos por sí mismos de causa eficiente; mas según el programa inscrito,— escrito, impreso en tarjetas, cintas, por el hombre elevado él por sí mismo a Gobernador. Gobernador es, pues hombre en estado— dado a sí mismo, inventado por él, creado, surgido de él— de trans-finito. Trans — o más allá, super— causa eficiente y final naturales. Por presión de un botón, tecla... casi por un simple gesto... hace que se haga luz, eche a andar un motor, se abra una puerta, se oriente un vehículo... El “gobernador” manda con un fiat, con un hágase, sobre un mundo real montado por él para él; ajustado, reajustado y seipsirreajustado para Gobernador. La transfinitud del hombre se manifiesta, y comienza, con la invención de instrumentos y enseres. Ellos caracterizan por mayo­ ría el mundo actual en que vive el hombre. Mayoría creciente. Véase el cuadro (1), de MacHale. 41

Todo lo anterior se encaminaba a dar sentido concreto, actual, a la palabra y concepto de “transfinitud”, lo que a su vez, conseguido, tenía por finalidad última en este trabajo, proporcionar a “inmortali­ dad” un sentido, actualmente aceptable y vivíble por quienes se notan y están siendo transíinitos en todos los órdenes, — no sólo en el fisiológico, geométrico, artimético, técnico, aquí ejemplarmente tratados, sino en los no tratados, mas tratables en el mismo tono, de ética, economía, religión, arte, ontología, derecho, respecto de los cuales el hombre comienza por serlos y vivirlos en nivel natural. Y está ya tratando de vivirlos en plan y nivel trans-finlto: des-definidor y des-finitador del nivel natural. Sea, pues, parte segunda.

Inmortalidad cual finalidad de transfinitud.

42

PARTE SEGUNDA

INMORTALIDAD

Poco sacaríamos con haber demostrado — concretamente— que el hombre actual ha des-deflnido y des-finitado su naturaleza; dicho en una palabra, la ha transfinitado, si semejante trabajo y programa se hubiera quedado en mostrar que eso es una novedad y rareza óntica y ontológica Una especie de realidad radiactiva que deshace su natural estado en emisiones de novedades, originali­ dades, esponteneidades fisiológicas, geométricas, aritméticas, técnicas, lingüísticas. En total novelerías. Tomemos, pues, cada una de tales transfinitaciones como base para enfocar el multisecular problema, tragedia, drama, de “vida, muerte, inmortalidad”, — desde el punto de vista y ataque de "transfin itud”. De nuevo: los conceptos, teorías, palabras de “vida, muerte, inmortalidad” — tal cual se presentan, se los piensa y según los cuales viven los hombres en estado natural de todo, desde, tal vez, millón de años antes de nuestra era hasta los tiempos p resenteshan de ser reformados, reformulados, redefinidos transfinitamente. Con lo cual quedarán des-definidos, des-finitados. Tal vez al hombre natural o a lo que de natural nos queda aún a los actuales, le parezca lo que de ellos transfinitados se diga a continuación ser algo así cual Science fiction: cual ficción científica, más rigurosamente dicho: ficción filosófica y teológica Comencemos, pues, refiriéndonos a la primera transfinitación de lo natural: a la fisiológica y anatómica, de origen filogenético, rectora de la ontogenia de cada uno de nosotros 45

(A) Con la vista sensorial y mental fija en el piano (pg. 23). Malo es estar encerrado y no caer en cuenta de que se lo está. Peor es caer en cuenta de que se está encerrado, mas decorar el encierro con definiciones basadas en esencia Cárcel decorada por presos que se creen justamente condenados y dignamente tratados Pésimo es intentar demostrar que tal condenación, de por vida natural, es decreto de Dios o de dioses. Fundado, no tanto en culpas morales de los presos, cuanto en la esencia de creatura, aun de la más inocente que, por tener que distinguirse inevitable y necesariamente de Dios, y ser Dios necesariamente infinito, ella tiene que ser necesariamente finita. Y que, por necesariamente finita, la empresa de desfinitarse es un atentado doble: contra su esencia de creatura y contra la esencia de Dios: Infinito. A los clásicos Titanes se los condenó y echó al infierno o Tártaro por intentar asaltar el Cielo acumulando montaña sobre montaña y a los semitas, constructores de la torre de Babel, Elohím-Jehová les confundió las lenguas para que no pudieran continuar tal atentado contra la transcendencia física del cielo y la transcendencia metafísica de Dios. El hombre actual — el desde el Renacimiento— ha descubierto la encerrona natural de los ojos dentro de una octava de radiacio­ nes y la de las orejas en unas ocho octavas. Pero tal descubri­ miento no se ha quedado en su fase negativa, sino que la mente, por sí y ante sí, ha inventado nuevos sentidos: instrumentos y enseres con que evadirse de tal encerrona sin destruir lo natural. Y el piano de radiaciones abarca, regístranlo instrumentos y enseres, desde las radiaciones gamma y cósmicas hasta las de onda larga de radio. Unas 80 octavas El piano, unas treinta, — ilustrativas, sugerentemente. Luego secuela inmediata: la mente-alma, vida, conciencia, espíritu — elija el lector la palabra y conceptos que más le agrade o le moleste menos— ha desbordado ya su cuerpo. Lo ha desborda­ do y ella está viviendo ya en cuerpo nuevo a la altura y nivel científico técnico. A nuestra voz le han cambiado ya de cuerpo. De salir de órganos naturales — y creo, sin hacerse cuestión de ello, que son los esenciales— sale ahora de discos, de cinta magnetofónica Y por tal invento, antiesencial, antinatural, la voz transciende espacio y 46

tiempo. Se independiza de la vida del locutor. Y, de vivo aún, se oye a sí mismo de nueva manera; inmortal, inespacial, intemporal; y la oyen todos los hombres, en principio, presentes y futuros. Voz en estado social. Si ese abstracto “Humanidad” tuviera o hubiera tenido voz a la altura de su pretendida universalidad espacial y temporal, su órgano esencial fuera un disco o cinta magnetofónica, enchufada en los elementos básicos del universo, más bien que en laringe y boca de vertebrado, mamífero, primate. No hace falta recordar documentalmente que los antiguos creyeron haber hablado en lenguas clásicas— en hebreo, g rie g o animales y aun minerales. Y quien cree en la divinidad de la Biblia debe creer que la burra del profeta Balaán habló en hebreo clásico. Y habló de teologías con el profeta. La mente actual vive, se vive, en sentidos nuevos que ella misma se ha proporcionado. Y que le aportan datos sobre la estructura del universo; sobre cosmología y cosmogonía. Es decir científicos: trans-espaciales y trans-temporales, respecto de los datos restrin­ gidos espacial y temporalmente, y sin valor científico, que le proporcionan sus sentidos naturales. Los instrumentos y enseres que la mente ha inventado para vivirse científicamente — con universalidad espacial y tem p oralestán enchufados directamente en los elementos básicos del universo, en los electrones sobre todo, y en toda clase de fotones adscritos a los diversos campos: electromagnético y gravitatorio. Pues bien: el fondo del cuerpo de la mente está también enchufado en ese mismo nivel ínfimo y básico. Recordemos la distinción entre tipos de sin/ientes. Los utensi­ lios, trebejos y aparatos no están enchufados en la base del universo porque el cuerpo de viviente natural tampoco lo está directa e inmediatamente. La vida natural sensible vive, y se vive, global y simplificadamente la base de su realidad. En realidad de verdad los colores, la luz, sensibles y sentidos por los sensorios filogenéticos, son vibraciones del campo electromagnético, billones de vibraciones por segundo. Mas rojo... violeta sentibles y sentidos son un simplificado de esos billones; el color es visto como unidad, no como pluralidad; es visto como estático, no como subtendido por movimiento; es visto como continuo, no con la discreción de los quámtumes de energía (h^n, n=billone&..); es visto cual indivisible; 47

los ojos, al verlos, no los dividen cual un vulgar prisma lo hace o más finamente, un espectroscopio. Y similarmente se dina de los sonidos oídos por orejas; del calor sentido por el tacto; de la presión atmosférica sentida por los pulmones... Empleemos para designar estos caracteres de la percepción sensible la palabra de “macro”. La vida sensible con sus sentidos naturales y con los artificiales (utensilios, trebejos, aparatos; pro­ longación de ella) se vive macroscópicamente en mundo macros­ cópicamente presente. Y el mundo real de verdad está reducido por ella a globales, simplificados típicos que delatan la originalidad de la vida. Color, luz, sonido, presión, calor... sensibles y sentidos son simplismos hechos por la vida sensible que vive ella misma todo lo suyo simplificada simplísticamente. “Una hora bien contada”, nos advertía el poeta filósofo Antonio Machado, “no se acabaña nunca de contar”. Un color, calor... bien contado según su número de vibraciones, intensidad, no se acabaría nunca de ver, de oír, de sentir. Simplificación espacial, temporal, dinámica de la realidad de verdad. Lo cual, si bien es verdad depone en favor de la originilidad eficiente de la vida sensible — sensible y mental— depone también de su superficialidad: de sus abreviaturas y simplismos reales de verdad. En frase: “la vida y lo vivido naturalmente es reducción simplifi­ cada y simplista de la realidad de verdad de ella misma y del universo sentido”. Llamemos, pues, cuerpo a la realidad física percibida, vivida, por la mente, consciente, natural. Y denomínenos soma a la realidad física ocultada, simplificada por la mente natural, por el alma; y vivida así por ella, sin conciencia natural de tal simplificación de la realidad de verdad de ella misma. La mente natural — alma, vida...— se vive macroscópicamente y vive todo en el mismo tono de simplificación global y burda, mas la mente supematural, ella misma en cuanto inventora y usuaria de instrumentos y enseres, vive la base del universo, que es la misma suya, microscópicamente. Nuestra vida está, pues, se vive, escindidamente; cuerpo en doble escisión macro y micro; órganos en doble escisión: senso48

ríos con utensilios, trebejos y aparatos; y sentidos artificialescon instrumentos y enseres Y los conceptos, definiciones, axiomas teorías., de la mente están también escindidos conceptos definiiones- —globales simplificados simplismos y conceptos cientí­ fico-técnicos servidos de instrumentos y enseres Todo esto hace de premisa inmediata a la afirmación: (B) La muerte a lo macrocóspico: al cuerpo, no es muerte a lo microscópico: al soma El mero hecho de, aun en vida natural, corriente, haber inventa­ do y usar instrumentos y enseres es estar siendo muerto al cuerpo —y a sus sentidos utensilios, trebejos y aparatos Y a toda clase de conceptos teorías dogmas., de mente, de ella misma, encorpora­ da Y complementariamente: vivir de y en instrumentos y enseres inventados por el alma es estar viviendo vida ensomática. Luego: la muerte a la vida encorporada no es muerte a la vida ensomática La muerte en alma encorporada es solo muerte macroscópica; •uerte a lo global, simplificado y simplismos fisiológico-mentales. ¿Qué está siendo y sabiendo para nosotros agua?,— a líquido insípido, inodoro, incoloro, bebible, refrescante, limpiador, disol­ vente, lluvia río, mar, espejo del cielo, nubes del cielo, ayudante de cocina, componente mayor de caldos fluyente dócilmente por riachuelos, canales cañerías¿Qué es para nosotros a qué nos sabe, el vino?,— a líquido embriagador... ¿Qué está siendo para nosotros azúcar?,— sólido dulce... ¿Qué es para ciencia químico-física Agua?,— H2O. ¿Qué es para la ciencia.. Azúcar?.— C12H22O11. O en forma esquemática explícita En realidad de verdad, Agua es H-O-H;

H Vino H --C — (Lí H

H C—-O --H «'I H

Azúcar

H H H H H ^ H**¿H>-C--C-C--C Ó Ó O Ó Ó O 1 1 11 I H H H H .H 49

^

5* -

I^ o

1

)j¡

5 -

*> y

I Aív* "VSn\m3'A#¿f ¿ v

í

O

a O>)

co co

E i”

88

■o W i5 0 3 c_eN s -g

i§ §

>> S (D .2 E g

fO l0) l

E E co-

8-2 3 ü g 'í ” • ^■S O ^•§ = 8 g S 5 oc oo

A su vez, H, C, O no son reales de verdad sino por estar subtendidos, mantenidos en realidad por protones, electrones, mesones., campos gravitatorio, electromagnético, nucleónico. Y a su vez todo ello está impregnado, intrinsecado, de leyes matemáticas Es ya sentencia clásica y socorrida la de Galileo: “El universo está escrito en lenguaje matemático”. Al parecer de los sentidos naturales — ojos orejas m anos pies..— está el universo escrito en colores sonidos calores, pesos.. Pero la verdad es muy otra que la de Galileo y de los sentidos Nadie subiría en avión si le dijera, y creyera, que las fórmulas matemáticas de termodinámica, electromagnética, aerodinámica, están sólo escritas en el fuselaje del avión. Cual lo están las letras de la compañía aé rea Tales fórmulas matemáticas son leyes reales intrínsecas, inscri­ tas en el material del avión. Y así de todos los inventos de ciencia y técnica moderna,—desde horno de cocina eléctrica., hasta bombi­ llas de luz eléctrica No hace falta ser técnico para recibir la impresión de ia hoja adjunta en que se presentan algunas de las fórmulas matemáticas que son intrínseca y eficientemente leyes de agua, vino, azúcar... Pues bien: ese mismo conjunto de fórmulas está no sólo escrito, sino inscrito; no solamente extrínseco, sino intrínseco; no sola­ mente presente, sino eficiente, en los elementos básicos del universo — protones electrones mesones., fotones... cam pos Y por integrarse nuestra realidad profunda de ellos que por ello es real de verdad, tales leyes matemáticas que son, a la una a la vez, leyes de lo real, están inscritas intrínsecas eficientes en nuestro soma; y están simplificadas en forma global, a bulto, en nuestro cuerpo. En nuestro cuerpo no están — no está lo matemático físico— ni siquiera escrito en él. Nuestro cuerpo y lo que de los demás cuerpos percibe por sus naturales sentidos y aun con los utensi­ lios trebejos y aparatos son colores sonidos peso calor... Sirva esto de premisa para la afirmación: (C) La muerte a lo macroscópico — por muy espectacular que sea en cuanto a colores sabores, olores sonidos, pesos., y es especta­ cular, y se hace de ello espectáculo jurídico, social, religioso, biótico...— no es muerte a lo microscópico, a lo físico-matemática­ 51

m ente inscrito, intrínseco, eficiente de nuestra realidad, y de toda c a lid a d de verdad de las realidades del universo. Desm ontado lo parencial anatómico, fisiológico —órganos, células, moléculas»— la vida —alma, conciencia, espíritu.-— conti­ núa viviendo en lo m ism o que desde nacimiento constituyó su realidad de verdad, porque es constitutivo de la realidad de verdad de todo lo del universo. Ensayo —y no es metáfora lo que se va a decir— del estado de la ida, alma, espíritu... de vivirse en inmediación, directamente, nicam ente en su base cósmica, real de verdad, es ya durante la vida natural estar viviendo en instrumentos y enseres La vida científico-técnica es ya vida real de verdad. A ella no se muere, desde que a ella se nace. Im itando sentencia de Heráclito: el joven vive de la muerte del niño; el maduro o plenario vive dé la muerte del joven; el viejo vive is la m uerte del plenario; el hombre nuclear mive de la muerte del viejo. N uclear es la edad del hombre o su estado de inmediación directa, eficiente, con la base nuclear físico-matemática del uni­ verso; yt de él, por ser parte suya, desde el nacimiento. M orir al cuerpo, morir el alma a cuerpo, es recogerse a vivir en la base del universo. En su núcleo. En el haber de toda persona culta entra la fórmula de la gravitación universa!; dos cuerpos se atraen en razón directa de sus masas e inversa del cuadrado de sus distancias Fórmula descubierta por Newton, no en su cabeza sino en la realidad. Con ocasión de la célebre manzana cayendo sobre la tierra del jardín. La ocasión hace al ladrón”, dice refrán clásico. La ocasión hace al sabio, pues la aprovecha para toda una teoría universal, y hace de la ocasión caso de una ley. Caso sugerente que al hombre ordinario, ladrón o no, nada dice. No le tienta en nada. Al sabio le tienta a descubrir lo que la naturaleza ocultaba bajo la apariencia de una vulgaridad Caída de una manzana vulgar sobre la no menos vulgar tierra de un jardín. De tan manoseada por bachilleres y por propaganda cultural la ley de Newton ha perdido la fuerza de dos palabras* “masa y universa!”. La primera de ellas confundida con la de cuerpo; la segunda, con la de caso local. 52

Restituyamos, dentro del marco de este trabajo, a osas dos palabras su fuerza Masa de un cuerpo es lo que delata una báscula báscula es instrumento de neutralización, desconsidera da e insultante, de las diferencias específicas, genéricas de los cuerpos. Delata el peso de ochenta kilos de un hombre lo mismo que el de ochenta kilos de un saco de cemento, que los ochenta de cuatro sacos de naranjas-. Le son igual a la báscula las diferencias específicas y genéricas de hombre, cemento, naranja. Y le sena igual que los ochenta kilos lo fueran de Júpiter o de un hombredios. No se atraen, pues, los cuerpos por lo que tienen de específico o genérico; sino, solamente, por lo que pesan en instrum ento neutras a todo el árbol de Porfirio y al de Linneo y Darwin. Desconsidera ción a óntica y a ontología a filosofía y a teología. Ya por sólo esto lafinitud impuesta por toda definición, especte, género queda transcendida La transfinitud la supera, sin negarla. Si por el peso en báscula o balanza de precisión, sin aniquilar nada de una realidad especificada se muestra que vivo-muerte, hombre-bestia piedra-planta, y sus vicisitudes de vida-m uerte inteligencia-instinto, mineral-vegetal, no tienen im portancia real de verdad, la inmortalidad y mortalidad del hom bre — para continuar tratando de lo que por ahora somos inevitablemente— algo y mucho y fundamental tienen que ver con la ley de gravitación universal. Qué sea ello, se lo dirá inmediatamente. El calificativo de “universal” no solamente se refiere contra­ puesto a específico, genérico... sino a extensión cósmica y a distancia Distancia es un categoría! tan desconsiderado com o lo es masa respecto de diferencias específicas, genéricas Pueden estar distantes un hombre de otro hombre, un hombre de su burrc un hombre de la tapia de su corral... La distancia lo mismo que la m asa pueden ser mayores o menores, pero no m ejores o peores. Indiferencia de la cantidad respecto de toda calidad O como lo advirtió ya Hegel, sin sacar tales consecuencias, la indiferencia a te cualitativo es lo que define cantidad. Pues bien: la ley de Newton, o su forma einsteniana,, fien© ©I carácter de triple universalidad; masa, toda m asa grande o pe queña o pequeñísima; distancia toda distancia mayor o m enor o mínima toda masa está atrayendo y está atraída por toda ote ; m asa Así que todas las masas de todos los cuerpos del universo se

están atrayendo (componente activo) y están siendo atraídas (componente pasivo) por todas las demás. U n a a todas; una por una todas a una; toda, una a una. Si una realidad está, local y temporalmente, donde esté obrando activa y pasivamente, la consecuencia de la ley de Newton es que una masa está en el universo. Que no es ésta, — definida, deli­ mitada— sino está siendo universal. No estamos encerrados cada uno en los límites de su pellejo; la materia informada por el alma está encerrada en su cuerpo; pero el soma es universal. Así que no está encerrado. Es Universal espacio-temporalmente. No estamos atrayendo ahora, y no antes ni después. La atracción activa y pasiva es temporalmente continua Por el soma somos cada uno sim ultáneam ente presentes en todo el universo. Y el universo está siendo, todo él, a la una, presente en cada uno. Cuando digo ahora, en tal ahora está siendo y haciendo acto de presencia temporal todo el universo, no solo en bloque, sino en cada uno de los somas de cada cuerpo. Otra cosa es que esa simultaneidad sirva para comunicación por ondas o proyectiles o por sondas cósmicas. Es el campo gravitatorio — proporcionalmente se dina del campo electromag­ nético— constante, permanente; mas las ondas cuya existencia se deduce matemáticamente de sus fórmulas, se propagan con la velocidad de la luz: trescientos mil kilómetros por segundo. El sol se entera —y no por ser dios o haberlo dejado de ser— de que cada uno nació, al cabo de unos ocho minutos, y eso que dista unos ciento cincuenta millones de kilómetros de la tierra. Y la luna —ex diosa— se entera de cualquier movimiento nuestro en menos de un segundo. Pero estamos atrayendo a sol y luna y siendo atraídos por ellos continuamente espacio-temporalmente. Los invariantes matemático-físicos que subtienden las leyes físicas son indiferentes a la sucesión de pasado, presente, futuro. El tiempo entra en tales leyes en forma (t)2, (+t)2 = (—t)2. Nuestro soma, el de cada uno, está siendo, por tanto, intemporal. La balanza de precisión, los instrumentos de Cavendish, de Oetvoes, delatan y muestran la universalidad espacial y la tem poral de cada uno. Si ellos prescinden — por una especie de abstracción real, bien distinta de la abstracción mental o de la abstención fenomenológica— de las calidades específicas y genéricas de los diferen­ 54

tes cuerpos y delatan tan soio, más precisa y concretamente la universalidad de la masa, del espacio y del tiem po de cada soma, la secuela se impone: “pase 10 que pasare al cuerpo, el soma en nada se altera en sus características de triple, simultánea y continua universalidad o cosmicidad. El soma es in-mortal, in-espacial, in-temporal. No por demostraciones teóricas — o dones religiosos de dioses más potentes que nuestros médicos, medicinas o brujerías— sino por esas mostraciones que el alma ha inventado en instrumentos y enseres que, justamente, declaran visible, tangiblemente, loque de soma tenemos cada uno. Lo que le pase a nuestro cuerpo, al de cada uno, le está siendo indiferente al soma de cada uno. Lo que pasa a nuestro cuerpo, al de cada uno, está delimitado, definido, por umbrales superior, inferior y diferencial. Por esas octavas que encierran, definen, los límites de los sentidos y por ello los de laconceptuación de la mente informante, intrínseca, amorra­ da en ellos. Mas la transfinitud concreta y comprobable del soma tiene órganos propios: los instrumentos y enseres y ellos demuestran de original y nueva manera que el soma y el alma que en él está viviendo y siéndose real de verdad —esté o no en cuerpo, durante un tramo temporal o en un segmento espacial— está ya siendo universal por masa, por distancia y por temporalidad. Sea ésta la afirm ación (C) Para continuar el tema, siempre dentro de los límites de ensayo, es preciso introducir dos nociones: (1) la relación entre resalte y contraste. (2) La distinción entre duración y perduración. La introducción de sistema de referencia y lo referido a él se inaugura con Descartes con sentido y valor matemático, pero físicamente ineficiente. Un sistema de coordenadas (abscisa y ordenada x,y) tan sencillo como el octogonal hace posible coordi­ nar geometría y álgebra con aritmética que, según Aristóteles, constituían dominios independientes El paso de geometría a aritmética era salto de género a género (metábasis eis állo génos). Así que lo geométrico no podía hacer de fondo de resalte de lo aritmético. En este papel o en cualquiera superficie lisa y uniforme, resaltan, primero, dos líneas perpendiculares: x, abscisa; y, ordena55

da; segundo, las líneas representadas (recta y circunferencia); tercero, sus funciones o ecuaciones algebraicas (y= ax+ b , x2 +y* = rz; cuarto, las líneas y sus ecuaciones contrastan entre sí, en su aspecto geométrico, casi visual y en sus com ponentes algebraicos (constantes y variables). +y

Mas con sistemas de coordenadas, más o menos complicados, no se ha salido de sistema de referencia geom étrico ineficiente. Ni el fondo liso ni las coordenadas (líneas) resaltantes dentro de su uniformidad y lisura hacen nada sobre las líneas representadas y menos aún sobre sus ecuacionea Ni hace falta añadir, más de unas palabras para afirman que tales sistemas de referencia no tienen efectos físicos sobre las trayectorias de cuerpos (de masas) y sobre las leyes físico-matemáticas que las rigen. El espacio y tiempo absoluto de Newton hacen de escenario en que los cuerpos ostentan sus posiciones y duraciones, velocida­ des y aceleraciones absolutas. M as por ser espacio y tiem po absolutos sensorios de la inmensidad y eternidad divinad —aigei así como los originalísimos sentidos Dios— Sos cuerpos y sus 56

movimientos no influyen realm ente en ellos; sena influir en D ios Y Dios, por su parto, no influye en ellos; el escenario (espacio absoluto y tiem po absoluto) es tan solo eso: lugar en que todo se aparece a Dios y Dios hace que se Le aparezca, sin influirse m utuam ente. Todo devenirfísico tiene, pues, escenario; sistem a de referencia Con lenguaje metafórico actual: espacio y tiem po absolutos — inmensidad, hecha sensible y sensorio; eternidad, hecha sensible y sensorio— son pantalla del cinem a divino. Espectáculo para Dios, hecho por El para El solo. Dios se hizo hombre; es creencia religiosa La inm ensidad de Dios se hizo espacio absoluto; la eternidad de Dios se hizo tiem po absoluto. Con todo ello, y otras sutilezas teológicas, filosóficas y m atem á­ ticas, extem poráneas, no se ha salido de sistem a de referencia ineficiente. Con la teoría de la relatividad (especias y generaSizada) de Einstein ja s leyes físicas cam bian de fórm ula m atem ática cuando se cam bia e! sistem a de coordenadas (vgr. de rectangulares a polares..); pero las leyes físicas se constituyen por lo invariante en tales cambios. Es decin e! cam bio de sistem a de coordenadas es algo así cual cam bio de idiom a Una vez se hablará con ios conceptos (x,^; otras, con los de (r, 9 ). Es comprensible, sin más, que la realidad de ¡as íeyes físicas no se altere, o entere, de! cam bio de idioma matemático; como no tiene por qué alterarse porque se las exprese en castellano o en alem án. Pero lo im portante se reconcentra en que las categorías físicas fundam entales: velocidad, aceleración, fu e rza masa no son pro­ piedades individuases, sino relaciones reales. Dicho más claram en­ te: un cuerpo solo en el universo —en un escenario en que el cuerpo no influye en el escenario ni el escenario en el cuerpo— no (iene realm ente ni velocidad ni aceleración ni masa ni gravitación... Las proposiciones: “El cuerpo A, único en el universo, tiene velocidad, ©i cuerpo A tie n e aceleración, el cuerpo A tien e m asa.” son un sinsentido físico. Es como decir “el 2 es menor", “Abraham es padre”. Velocidad, aceleración, masa., tienen sentido físico, o son reales, si hay al m enos dos cuerpos o, si hay un cuerpo solo, el 57

sistema de referencia es algo físico también y el cuerpo influye sobre él y él sobre el cuerpo. La geometría del universo, el campo métrico, influye con su estructura (vgr. con su curvatura) sobre el cuerpo (único); y éste, a su vez, determina la estructura (la curvatura local) de la geometría del universo; la del campo métrico. La ley de Newton rige, y tiene sentido físico, entre dos masas, cuando m enos Una sola hace sin sentido el num erador la multiplicación; y sin sentido también el denominador: la distancia. Una sola masa no pesa. Dicho en forma breve y escandalosa: Peso es atracción; y atracción es relación. Para Einstein un cuerpo solo, vgr., un protón, un electróntransforma la estructura geométrica del universo; o si tal estructura precede a la presencia real del protón en él, la estructura del espacio le prefija su velocidad, aceleración, su trayectoria, su masa. El campo métrico cósmico es, pues, escenario eficiente, y no mero sistema de coordenadas. Y lo que él hace sobre el cuerpo o éste sobre él, convierte la pretendida propiedad en relación real. La pantalla del cinema corriente hace de sistema de referencia del filme que por ella se desliza. Lo hace aparecer realmente y, en favor de tal presencia, la pantalla oculta su realidad, sin aniquilarla. Des-aparece ella para que a-parezca el filme. Caso de abnegación fenomenológica, si se tolera la solemnidad de la frase. Pero es fenómeno real. Sobre la pantalla resalta el filme. Y ella hace que resalte. No lo transforma en sí. No lo asim ila Y tal resalte es condición real, no causal, para que el filme se deslice, es decir aparezca. Este a su vez no transforma de suyo ni física ni químicamente la pantalla Una sesión de cinema es, pues, una sesión maravillosa de fenomenología pura y real. Maravilla de que no nos maravillamos por su cotidianeidad y porque los fenomenólogos de teoría verba­ lista no caen en cuenta de que una sesión de cinema los confirma realmente y los refuta no menos realmente. Sirva lo anterior para dar sentido a la afirmación: la perduración del fondo del universo da sentido real a la duración del cuerpo (viviente; del humano, especialmente). La perduración del fondo del universo en el soma de cada uno hace de pantalla real sobre la que se desliza al paso del tiempo y 58

edades la duración del cuerpo: el filme de la vida sensible, en sus diferentes edades. En la formulación de las leyes matemático-físicas del universo entre el tiempo (t) en potencia p ar(± t)2, lo cual, como se acaba de decir, declara que la relación “pasado-presente-futuro” del tiempo ordinario no posee ni realidad física ni realidad conceptual. Perdura Y no otra cosa dicen, y expresan, las leyes matemático-físicas de conservación. Conservación de materia, de energía, de impulso. O en general de energía-m asa (Relatividad). Ya tales leyes de consen/ación (de invariancia) hacen de base— —de integrales— de las leyes físico-matemáticas del movimiento parencial. Sin contradicción de ninguna clase, porque el fondo perdurable, la invariancia no influye causalmente sobre la duración o relación entre pasado-presente y futuro de los sucesos cósmicos, si no hace de pantalla de fondo de resalte, de ellos. Y ellos contrastan entre sí; ostentan su diferencia precisamente por resaltar respecto de un fondo o pantalla adecuada para tales fenómenos. Con estas dos nociones el cuadro siguiente adquirirá significa­ ción concreta; resultará interpretable: PLENITUD

o

o

o

n i.) • m 0

m, ( ± x ) , ( ± y ) , ( ± z ) ; G = g —

,

— ; ds2 = G |k d x 'd x k ; dN = N d t . . . 1,2

( i t ) 2 e tc.

e tc.

59

CLAVE

(1) Edades de! hom bre (individual): edades ónticas (del soma) y edades filogenéticas (del cuerpo).

(5.1) edad ó n tica edad prenatal nuclear; punto de discontinuidad: nacim iento del soma a cuerpo (11:1) niñez, juventud, plenitud, ancianidad, vejez: edades filogenéticas. (1.2) punto de discontinuidad: m uerte al cuerpo. Edad posnatal nuclear. Vida som ática Edad ó n tica

(2) En ei dominio nuclear predom ina la perduración (± t)2. La invariancia. Dominio de la inmortalidad. La edad óntica no tiene lím ites tem porales. Lím ites tem porales en qué pasado ( - 1), pre­ sente (to ) y futuro (+ t) tienen sentido real: niñez, juventud, plenitud, ancianidad, vejez. Realidad vital y viviente y vivida en sucesión ‘ - 1 (t) — + f . Vida media. Q ue podrá ser vgr, de 7 0 años, actualm ente. Dominio de nacim iento y muerte. En el cuadro: ( co - T) (edad prenatal) (h - ti) duración en sucesión de la vida corporal ( oo + 7 ) edad posnatal nuclear. (El signo “ oo” indica nada más perduración. Transfinitud de perduración del soma respecto de la duración de la vida encorporalizada

A soma ni se nace ni se muere. S e lo está siendo de por siempre. A cuerpo se nace y se muere. La vida en cuanto film e resalta frente y a costa de la pantalla del soma del universo y de! de cada uno que es parte del universo. 60

El sorna es ¡o que nos hace sentirnos a cada uno reales de verdad y el cuerpo nos hace sentir nada más como reales. Sentir la inm ortalidad del soma cual correlato y pantalla de la m ortalidad del cuerpo viviente. Doble tipo de conciencia La del soma que es base, fondo, pantalla de resalte de la conciencia sensible del cuerpo viviente. (3) Encierro-finitud-transfinitud-indefinido-infinito. Decíam os al com ienzo de este trabajo: M alo es estar encerrado. Peor es sentirse encerrado por y en casa, castillo...; Pésimo es sentirse encerrado por fantasm as, — por realidades no agarrables mental y sentim entalm ente. Conceptos, ideas, teo­ rías son fantasm as encerrantes cuando se los tom a o imponen como dogmas y sistemas. Así Credos, consignas, leyes, manda­ mientos. El colm o de los colm os consiste en quedar encerrados por trampa, truco, artim aña que uno había inventado para encerrar algo o a alguien; y al ir a probar o para probar la eficacia de tales trucos... se entra el inventor en ellos y queda él mismo encerrado definiti­ vamente. Lo malo de finitud es ser finito y definido. Lo pe or de finitud es sentirse definido y finito. Lo pésim o de finitud es sentirse definitivam ente definido y definitivam ente finito. Sentirse finito por definición. Lo cual es sentirse definido y finito por fantasmas; por definición dogmática, formulación axiomática, conexión sistemática, perfección teorética El colm o de ios colm os consiste en que los instrum entos y enseres que uno ha inventado para evadirse de toda encerrona definición, esencia naturales y para encerrar o definir a todo lo dem ás —de un orden fisiológico, geom étrico, aritm ético, lingüís­ tico...—, por intentar dem ostrar su eficacia — sus caracteres de coherencia suficiencia, perfección— quede el inventor encerrado en ellos y por elloa La transfinitud misma ¿será causa, seipsicausa de un encierro colmo de los colmos, de segunda potencia? Para intentar responder a esta cuestión, siem pre en relación al tem a de esta segunda parte “Inm ortalidad’, estudiem os unos tipos 61

de an gustia Tomando el concepto —y experiencia de angustia— del dominio, com odín y comodidad, del lenguaje ordinario. De la lengua natural. Al final del estudio trataremos de reformar el concepto comodín y comodidad, de la lengua natural. Hay una angustia psicofísica (Ai). La que hace sentirse angosto, ahogado, por la fisiología y anatomía naturales (filogenétlca) y por los umbrales superior, inferior y diferencial de cada sentido y, por ello, del alma que los informa y en que está intrínseca. Es la angustia que se hace sensible y sentida ante el cuadro (pg. 2 3) de vibraciones —de onda larga a cósm icas— al notar la finitud, sensible y sentida, por la octava o pocas octavas del dom inio sensorial. Angustia de estar y sentirse encerrado por fisiología y psicofí­ sica Angustia psicológica (A>). Es sentirse angustiado, vgr., por la angostura o estrechez de geometría natural, aritmética natural. Si se las define con pretensiones (inocentes) científicas—axiomática de Euclides, de Arquímedes...— , el alma — mente, espíritu, con­ ciencia...— el inventor mismo puede notarlas como fantasmas encerrantes Axiom ática perfecta es dogm ática perfecta. No se puede ir más allá Salirse de ellas es renegar de ciencia Es el tipo de angustia surgible —y surgido— ante geometría y aritmética naturales cuando la mente misma ha inventado ya geometrías no euclídeas, aprovechando una rajá de la euclídea o aritméticas no arquimédicas, cual las factibles por la negación del axioma de Arquímedes Es decir por destrucción de axiomáticas Lo cual es destruir la cárcel. No, evadirse a campo. Los gestos mentales y lingüísticos de los inventores de geometría y aritméticas no naturales son gestos dobles: de violentamente evadidos y de salidos por tiro de altitud. No por romper circunferencia o elipse, sino por seguir parábola o hipérbola. Saccheri, Gauss, Lobatcheswski, Bolyai, Riemann... Veronese... notaron la finitud de geometría y aritmética naturales y las transfinitaron por negación, que fue negación de negación. Por algo original. Pero tal transfinitud ¿no será encierro de segunda potencia que dé lugar, propicio, a una angustia de segunda potencia?¿Colmo de

los colmos para quien se evadió de la encerrona de lo natural en geometría y aritmética? Se intentará responder a esta pregunta a continuación. Angustia física (A3). Puede surgir, y ha surgido, al sentirse encerrado por utensilios, trebejos y aparatos En caso de haber encajado ellos tan perfecta, natural, sentible y sentidamente cual los órganos naturales, no le acudiera al hombre inventar ins­ trumentos y enseres que son la negación positiva, original, eficien­ te de utensilios, trebejos, aparatos y de sentidos naturales. Quien descubrió el poder o potencia de la palanca, negó que estuviera contento, satisfecho, con el poder de su brazo. Quien descubrió la potencia de la rueda, negó, con negación real —y no sólo de palabra— a sus manos y pies que tienen que arrastrar, con roce perceptible, objetos, por apoyarse para ello en toda una superficie, por llana que s e a Reducir el roce a un punto, o a mínimo. Negación del roce natural de manos, pies, cosas. Pero si palanca y rueda, una vez inventadas y usadas con eficiencia sentida, hubieran pasado a ser órganos naturales, a ser asimilados por manos y pies..., el hombre natural hubiera quedado encerrado por sus mismos inventos. Ortopedia asimilada. Colmo de encierro. De finitud. Mas el hombre se sintió y resintió de tal encerrona posible e inventó brazos instruidos (instrumentos) que ellos levantan pesos sin em plear los brazos, sino con un gesto de un dedo. Grúas. E inventó ruedas que no giran a fuerza de manos que giren ellas también, sino piloto automático, con reajuste, con sepsirreajuste (feedback) Ruedas instruidas Empero tal transfinitud ¿no será ocasión propicia para una segunda potencia de encierro de su mismo inventor? Angustia lógica (A*). Natural, la que proviene de la lengua natural (materna). Encierro en anatomía y fisiología como órganos necesa­ rios de la realidad de la lengua Para hablar, escuchar. Comenzó —comienza— el hombre por no sentirse encerrado en lengua — —por el hebreo, griego... castellano. Al revés, por gozar de tal (no notado) encierro. Y aun hacer de tal potencia “la de hablar'’ carácter definitorio de hombre. S e encerró en la lengua sin sentirse encerrado y resentirse por ello. Pero al intentar hablar de todo comenzó por advertir la impotencia de la lengua Podía hablar 63

(logos) de 2, mas no podía hablar de y 2 (álogos); podía hablar de “altar doble en volumen de uno dado, consagrado a un Dios que pedía para otorgar unos favores que le hicieran uno, exactam ente el doble del que tenía dedicado en su tem plo”. Pero tal habla era habladuría ineficiente. Sin poder alguno mágico. Y sin poder técnico. Responder por tanteos no era manera digna de responder al dios de la Sabiduría. Se responde científicam ente con resolver la ecuación “ / 3 = 2 ”. I ndecible en lengua Carece de vocales y consonantes y de sintaxis gram atical de lengua natural. Es el m atem ático posrenacentista el que ha notado, sentido y resentídose de la encerrona natural de la lengua natural. Sea tan perfecta en su orden como griego, latín... francés, alem án, caste­ llano. La expresión, sintácticam ente correcta según gram ática natural: “si de una proposición antecedente se sigue una proposi­ ción consecuente se sigue de todo ello que de la negación de la proposición consecuente se siga la negación de la proposición antecedente” es correcta expresión. Pero trabalenguas y trabaconceptos y trabarrelaciones lógicas entre ta! trabalenguas y otros trabalenguas lógicoa Trabalenguas, trabaconceptos». m aneras y experiencias de encierro en lengua natural. La m ente —espíritu, inteligencia razón, conciencia..— se sintió encerrada; se resintió de estarlo; y evadiéndose por una dimensión nueva escribió o dibujó “(p 3 q) d (q d p)”. No es ya trabalenguas, porque no puede pronunciarse en ninguna Ni trabaconceptos, porque no hay en ella concepto natura! alguno. “Circunferencia es curva plana cerrada cuyos puntos equidis­ tan todos de uno interior, llam ado centro”. Es expresión en lengua natural, correcta sintácticam ente según sintaxis gram atical. Pero es tam bién trabalenguas, trabaconceptos y trabaconexión con otras figuras- expresadas lingualm ente. M as “¿x2 + y 2 = r5” dice todo eso y muchísimo más, sin hablary sin sintaxis lingual. Y conexo, sin dificultades de lengua con elipse, parábola hipérbola línea rec ta dos paralelas... que, para expre­ sarlo en lenguas filogenéticas, fueran m enester muchas palabras y polisilábicas y entre tedas no expresarían Ea conexión de todas esas figuras entre sí. Em pero “x2 + y2 + a x y + b x + c y + d = 0 ” 'as conecta a todas, sin vocales, consonantes, labiales, d entaiea-, sin sintaxis gram atical, 64

así sea tan venerable como la redactada por la más respetable de las Academias de la Lengua. El lenguaje algebraico es el cam po al que la mente se ha salido del callejón sin salida de toda lengua natural. El lenguaje algebraico—desde el Renacimiento— es un transfinitador. Por un tiempo, toda una época histórica, la mente —alma, espíritu, conciencia, razón— no se sintió, y menos aún se resintió, de estar encerrada, definida, finitada, dentro de él. Gozó de amplitud de movimientos mentales dentro de tal campo, al parecer, en impresión científica, sin límites. De nuevo: tal transfinitud ¿no conducirá a un encierro de segunda potencia? Angustia o rto ló g ica (As). “Más vale pájaro en mano que ciento volando”, dice y nos lo advierte clásico refrán. El pájaro en mano somos nosotros los hombres, cada uno, en mano de sí mismo y sí mismo (conciencia) como mano prensora Y los ciento volando pueden ser espíritus puros, demonios impuros, dioses, Dioa Refirámonos, pues, en lo siguiente a hombres, como sin explicitarlo lo hemos estado haciendo en todo lo anterior. Pero aquí nos hace falta dejar expresa mención de “hombre”. Entendamos por “angustia ontológica (As)” sentirse uno y resentirse de que su finitud —definición, esencia, n a tu ra le z a están en trance de desdefinirse y desfinitarse por insinuación infiltrante y progresiva de un indefinido o infinito uniforme. Indefini­ dos o infinitos uniformes son, y se los percibe como tales, campo yermo, selva tropical, desierto liso. Indefinidos sensibles, percibi­ dos por sentidos inteligentes, por apetito o por inteligencia asoma­ da, intrínseca, amorrada en ellos Indefinidos o infinitos uniformes m entales son, vgr., los concep­ tos de Ser, Nada, Algo, Real... mantenidos sin especificación, sin determinaciones o ejemplos, sino en puridad, simpleza, amplitud. Frente a indefinidos solo en cuanto individuación, cual hom bre respecto de individuos, o indefinidos en cuanto especificación, pero definidos como género; así anim al respecto de bestia y hombre; número, frente a natural, real. 65

Universales de estos tipos no angustian, pues de su uniformi­ dad se defienden individuación, especie, género... Pero quien se empeña o se halla empeñado en pensar ser en cuanto ser, sin bizquear hacia dios y hombre, número o figura...; nada en cuanto nada, sin mirar de reojo hacia silencio, oscuridad, frío...: algo en cuanto algo, sin tantear de ver cosas concretas; algo de luz, algo de vida... real en cuanto real, sin preferencias ocultas, más dirigentes hacia realidad física, realidad mental... notará — manteniéndose en esa nada general de especificación, de defini­ ción, de esencias— que tal nada lo desdefine a él, lo desfinita, le deshace todo límite. A mantenerse, aguantarse en tal nada llamó Heidegger “hintanhalten”; y es estado a m antener en vilo, pues al menor descuido o aflojamiento se cae de Ser en seres; de Nada en nadas o négatités (Sartre); de Algo, en esto; de Real, en realidades. Ser, Algo, Real recibieron desde la época medieval el título de transcenden­ tales. A diferencia de los universales con definición específica, frente a individuos; de definición genérica, frente a especies.. Pero cultivarlos con conciencia de su proclividad a angustia metafísica (ontológica) se reservaba a Hegel y sobre todo a Heidegger. Y la experiencia de tal tentación y sentimentalidad puede el lector hacerla valientemente si insiste, despiadadamente, en mantenerse en tal nada Ser, nada de entes concretos, así sea dios; real, nada de realidades especificadas... Terminará el lector valiente por sentirse solitario, con soledad física, mental, sentimental que llega a desolación. Pero se trata aún de una angustia on tológica en el sentido de que esa infinidad uniforme o indefinida se insinúa, se infiltra y se la siente pasivamente insinuarse e infiltrarse en el hombre. En hombre, que por insistir en Ser, Algo, Real a secas, en puridad, está tentado de dejarde ser este ser concreto que es hombre; este algo especial que es ser no Algo, sino algo bien determinado que es ser hombre... Mantenerse en tal nada, mantenerla en vilo y a sí mismo en vilo, es dado como angustia ontológica óntica (ón) y lóg ica pues no es posible, so pena de no haber tomado la empresa en serio, de hablar de ella con palabras concretas que remitan a una especificación, individuación... 66

Angustia m etafísica (Ae). Es sentir un hombre que su realidad, su ser, está siendo des-definido y des-finitado por un infinito dinámico que lo acosa, acorrala, invade, asalta, —tome el lector el término que más le sugiera—. Contra tal invasión se defiende activamente la finitud y la definición (esencia) de hombre y de cada uno en cuanto tal hombre. Se la denomina aquí, sugerentemente, con el término de “metafísica”, pues ataca la naturaleza (physis) del hombre, y la transtorna, transustancia (metá) o intenta, con atentado real y sentido, transtornarla y transustanciarla Agustia metafísica sensi­ ble es sentimiento; es sentirse en trance de disolverse en Mar; en trance de ahogarse, defendiéndose con pies, brazos, manos, pulmones... Mar, especie concreta de infinito uniforme dinámico; no es indefinido cual yermo, desierto, que no disuelven. Contornean, pero no asaltan; rodean, pero no acorralan... Ser, Algo, Real, tomados cual queda dicho, tampoco asaltan, disuelven, desdefi­ nen activamente. Pues bien, la transfinitud, en todas sus formas — las explícita­ mente estudiadas y las aludidas— des-define graduadamente, a paso de inventos; especies nuevas de seres y gradualmente, a pasos de tiempo histórico; des-finitan graduadamente por despla­ zamiento de límites según ley o función y gradualmente, según fases de historia. Véase cuadro (2) de M acHale y el de Ramsauer. Ellos indican claramente los tipos de desdefinición y las fases de desfinitación, en relación al tiempo histórico. No es lo mismo des-encerrarse de casa y hallarse con que se ha salido a desierto, a desierto sin límites concretos. A indefinido. No es lo mismo desencerrarse de barco y hallarse salido a Mar. Ni es lo mismo haberse evadido de la encerrona aritmética en números enteros; mas haber inventado el universo de números reales en que, cual casos restringidos, como infinitamente menos, entran los enteros. Y no es lo mismo sentirse encerrado por números positivos, al notar que no sirven para ciertos problemas y operaciones exigidas, urgentes, en mente matemática y, desence­ rrado, hallarse con los números negativos; salido, pues, a un universo nuevo: universo por la amplitud de constitución (des­ definición) y riqueza por cantidad de números (des-finitación). Con el correr del tiempo, notarse el matemático encerrado en el universo de números positivos y negativos, y notará tal encierro por 67

exigencia de problemas m atem áticos no resueltos por la infinidad (relativa) de números positivos y negativos, racionales e irraciona­ les...; mas, por el invento de núm eros imaginarios ( y/r — 1) o com plejos de dos unidades, notará hallarse salido a u n universo de números, más amplio en com prensión y extensión que todos los anteriores... H aber descubierto algunas leyes del electrom agnetism o (Faraday, Ampére...), evadidos de las leyes m eram ente m ecánicas, no es lo mismo que haber descubierto — haber sentido y resentídose de que las leyes del electrom agnetism o por elem entales y sueltas encerraban la m ente científica, y que haberse evadido de tal encerrona m ental por la invención de las leyes m atem áticas diferenciales (Maxwell) que abrían experiencia y ciencia electro­ m agnética hacia nuevo y más am plio campo. (1) H aber sentido y resentídose de la encerrona que aun tales leyes en su formulación m atem ática imponían a la práctica, — al notar que no eran realm ente, experim entalm ente com probables algunas consecuencias m atem áticas de ella, así que estaban encerradas en mera teoría— no es lo mismo que haber sentido tal encerrona y resentídose por ella, mas haberse salido de ella por la invención de ondas electrom agnéticas producibles en laboratorio (Hertz). Des-encierro de m era teoría hacia cam po de práctica (2). M as todo ello: “la teoría electrom agnética form ulada m atem áti­ cam ente con ecuaciones diferenciales parciales” es evasión del encierro en leyes e instrum entos sueltos. M as la secuencia m atem ática de la existencia de ondas electrom agnéticas quedaba encerrada en mera teoría. Pero la invención en laboratorio del procedim iento para en-realizarlas fue evasión real. M as se las notó encerradas aún con otro tipo de encerrona; el de encerrona social. No estaban disponibles para econom ía política: para comercio, sea dicho con palabra corriente, mas de resonancia baja para la altura del tem a. Desde los procedim ientos para producción de ondas electrom agnéticas, la com unicación entre hombres, y con el universo, el diálogo hum ano y universal, ha cam biado de contenido y amplitud, respecto de las restricciones insuperables de los anteriores medios de comunicación terrestre y de la imposibilidad de com unicación cósmica. La tierra se ha reducido, desde el procedim iento de com unicación electrom ag­ nética, a casi un punto. V éase el cuadro (2) de M acHale. p 70. Y tem poralm ente, a un (casi) instante. 69

EN C O G IM IEN TO DEL PLANETA DEBIDO AL AUM ENTO AÑO Tiempo para viajar alrededor del globo

Medios de

20.000 a.C.

500 a.C.

miles de años

Cientos de años

A pie, canoa

Canoa, vela remos, corredores de relevo

A pie, puentes

transporte

15 millas

Decenas de años

Botes grandes remos, bestias de carga, carros

20 millas

15-25 millas

20 millas por mar

40 millas por mar

135 millas por mar

Un pequeño valle

pequeña continente

1 5-20 millas

Distancia diaria aire-mar

Area grande de

Tamaño potencial del Estado

Comunicaciones

300 a.C.

500.000 a.C. Cientos de miles de años

ninguno

un continente, colonias costaneras

j[I |[

Oral, tambor, humo correos, manuscritos

imprenta 1441 Guttemberg

antes de 1441 aC.

Imprenta Web 1863 Prensa

TAMAÑO DEL MUNDO EN RELACION AL TIEMPO DE VIAJE 1500 a.C. - 1 8 4 0 d.C.

Velocidad promedio de carros, caballos, b 10 millas/hora



* Hombre a pie = 3 millas/hora -

ni ii.niyinun»| uiinmpi, .i.n¡i illinijii ittiniiiiift|iiiiin|iniiininili|illlill|llilllljllllli iji ilililjJJJ

7.000

6.000

5.000 4.000

3.000

5.000 años de aldeas y pueblos

2.000

1.000

100

200

-a .C | d.C .-

300

400

500

Roma única metrópoli con más de 1.000.000 de habitantes hasta 1800

y después 5 .000 años de lenta conversión de aldeas ¿n ciudades y metrópolis

600

700

DE LA VELOCIDAD DE VIAJES Y C O M U N IC A C IO N E S 1.500 d.C.

1.900 d.C.

1925

1950

1965

Años

Meses

Semanas

Das

Horas

Barco de Vela (con brújula) caballos coches

2 0-2 5 millas

Barco a vapor Ferrocarril Canales de Suez y de Panamá Tren 3 0 0 -9 0 0 millas

175 millas por mar

250 millas por mar

Grandes partes de continentes Colonias de ultramar

Colonias de Ultramar

Teléfono 1876 Bell

La población de Roma bajó en 30.0 00 hab.

Continentes

Telégrafo 1895 Marconi

Buques de vapor

Vapores Tren Aeroplano

Tren eléctrico Jet

4 0 0 -9 0 0 millas 3.00 0-6.0 00 por aire

Automóvil

Cohete

5 0 0 -1 .50 0

Tren

Tren

408 .00 0 millas por aire

El globo

El globo y más

Televisión 1 950

1.000-2.000

6.0 0 0-9.5 00 por aire

Continentes enteros Comunidades de ultramar

Primera emisora comercial de radio 1920

Buques atómicos Tren superveloz Automóvil Jet Cohete

nacional

|_a peste bubónica arrasó /4 rip arraso 1 /4 ae la la población de Europa

1965

TV Transcontinental y Vía Satélite

Por primera vez en la historia, la vida en las ciudades comenzó ^

a tener cierta seguridad por los avances de la medicina La revolución industrial, y la mecanización de cultivos mejoraron las condiciones de vida

||

En cuanto al contenido, o dosis de información: por ondas electromagnéticas puede transmitirse todo: lo político, económico, social, religioso, cultural, estético, científico... Transmitirlo a toda la tierra y al universo. Universalización real del hombre. Desencierro real, invento humano, del hombre, respecto de su encierro en tierra. Y desencierro real del hombre mismo, de la encerrona —que para él parecía esencial e inevitable— bajo el Cielo. Ahora es factible notar el funcionamiento de la transfinitud. (No perdamos de vista los cuadros de MacHale y el de Ramsauer). (1) Cuadro (2) de MacHale. Tiempo requerido para evadirse de la encerrona de tierra: de notar que la tierra encierra al hombre, que no puede darle la vuelta y notar sus dimensiones. Y notadas, vencerlas por aumento de la velocidad y por aparatos, instrumen­ tos, enseres para vencerla. Desde medio millón de años antes de nuestra era (comienzos de la historia documentada de la humani­ dad) hasta nuestros días, el tiempo requerido para tal evasiva va desde unos miles de años (-2 0 .0 0 0 a.C.) a pocos centenares (-5 0 0 a.C.), a pocas decenas de años (-3 0 0 a.C.), a pocos años (+ 1 .50 0 p.C.), a pocos meses (+ 1 .9 0 0 p.C.), a pocas semanas (+ 1 9 2 5 p.C.), a pocos días (+ 1 9 5 0 p.C.), a pocas horas (+ 1 9 6 5 p.C.) a... A preso que en tan poco tiempo, cada vez menos, nota la estrechez de la prisión acrécensele las ganas de evadirse de ella y, recordando a Machado, es cuando nota que “la gracia estaña”, y ha estado paso a paso, en salirse al campo y para ello inventa aparatos, instrumentos, enseres para aumentar la velocidad y por ello notar la finitud de su prisión o notar la tierra, aire, mar como prisión; resentirse de ello y salir o evadirse de ellos progresiva­ mente: de tierra (utensilio: pies) a pie y en canoa (utensilio: manos, aparato: remos), a canoa con velas galeras...; dominio sobre el m ar (aguas)... a barco de vapor, trenes., (dominio de continentes enteros de la tierra), a aeroplanos (de hélices, chorro), dominio sobre el a/re; a cohetes, satélites, sondas cósmicas., (dominio sobre el Cielo>/ ¡Lo que va de ayer —hace -5 0 0 .0 0 0 aC . a + 1 9 8 0 p.C.! El hombre se ha evadido de la tierra, del mar, del aire y salido al Universo. Aceleradamente. Afincado en tierra desde -5 0 0 .0 0 0 hasta -2 0 .0 0 0 a.C.; afincado en mar (además de en tierra) hasta 72

+ 1 9 0 0 p.C.; afincado en aire desde 1925 p.C.; evadido a Universo desde + 1 9 6 5 . (2) Aceleración en inventivas de instrumentos y enseres (Cua­ dro de MacHale 1). Primera revolución tecnológica desde — -5 0 0 .0 0 0 a.C. a - 1 0.000 a.C.: utensilios, trebejos, aparatos; segun­ da revolución tecnológica (épocas de bronce y hierro) desde -1 0 .0 0 0 a.C. a 4 a.C.), herramientas (aparatos); tercera revolución, industrial (desde + 1 7 0 0 p.C.), herramientas, instrumentos; cuarta revolución, quím ica (desde + 1 8 0 0 p.C.) instrumentos; quinta revo­ lución eléctrica (desde +1873), instrumentos y enseres; sexta revolución (comunicación, información), desde + 7 9 6 5 (enseres) a...? Para impresión más determinada de la aceleración de la inventiva humana, en cuanto a instrumentos y enseres, véase el cuadro de Ramsauer. Reduzcámonos, por más sorprendente, a lo eléctrico: invención de teona electro-magnética fundada sobre los instrumentos de Faraday (+ 1 8 7 3 , Maxwell), invención de instru­ mentos para producción de ondas electromagnéticas (+ 1 8 8 8 , Hertz), invención de instrumentos y enseres para comunicación interhumana (intraterrestre) (Marconi, +1895). Velocidad de cam­ bio o intervalos entre descubrimiento de un invento (instrumento, enser) y su aplicación científica y social. Cuadro de M acHale (3). pag. 73. Lo que hasta aquí se ha dicho acerca de aceleración de instrumentos y enseres físicos, químicos, comunicativos, puede aplicarse a instrumentos y enseres lógicos, geométricos, aritméti­ cos, lingüísticos —de que se ha tratado aquí— y a instrumentos y enseres, aparatos y trebejos de los órdenes religioso, estético, social, económico, moral, político, partiendo de la fase o estado suyo natural; religión natural, política natural...; fase en que el hombre se ha sentido encerrado en lo natural; se ha resentido de lo natural de ellos y ha inventado aparatos, instrumentos, enseres para evadirse de tal encerrona y salir a campo nuevo; a universo. Modos y casos de transfinitación concreta y comprobable. (3) Advirtamos, llegados a este punto, el siguiente: la primera ley del movimiento de la física newtoniana(y aun moderna, perfilada la anterior) es la “ley de inercia”: “Todo cuerpo dejado a sí mismo persevera en estado de movimiento rectilíneo y uniforme”. El cambio o de dirección (antirrectilineidad) o de uniformidad de la 74

velocidad (aceleración, o desaceleración) proviene de la interven­ ción de una fuerza. O la define. Ley segunda de Newton. Pues bien: lo natural es en todos los órdenes —físico, astronó­ mico, político, moral, religioso, económico, estético...— inercia/: tiende a seguir la línea de menor resistencia y cambio: la recta — la ortodoxa, la ortodoxia, lo dogmático— y a no cambiar la velocidad con que procede: uniformidad de proceso; repetición de lo mismo, año tras año, siglo tras siglo, milenio tras milenio... A lo más, algo así como esas leves variaciones que la música designa, y aprovecha lo menos posible, que son trino y trémolo. Lo natural es incapaz de inventar algo diferente y más potente, y sobre todo, nuevo, original; su inventiva se reduce al hallazgo y perfeccionamiento de utensi­ lios, trebejos y aparatos. Aceleración, intervención de fuerza y sus manifestaciones en instrumentos y enseres son antinaturales. De consiguiente: las aceleraciones estudiadas detenidamente en este trabajo exigen nueva fuerza. ¿Cuál es ella? Intento de respuesta, a continuación. Antes resúmanos lo dicho en un gráfico.

75

“El proceso de reunir y aplicar el conocimiento, visto como empresa de la raza humana íntegra a lo largo de grandes períodos, tiene que seguir la ley de crecimiento exponencial y no puede ser detenido”. (M ax BORNI, Physics in m y Generation, pg. 2 1 ,1 9 5 6 ) “Las exponenciales no crecen aisladas unas de otras, aunque así se las represente en gráficos. Crecimiento, magnitud yfrecuencia de cambio son en sí mismos medidas relativas. Lo que se puede considerar cual si fueran aumentos separados dentro de un marco estrecho de referencia, cual los tramos corrientes de nuestro tiempo, pudiera ser una distribución lentamente cambiante relativamente a un contexto más amplio o a un tramo temporal más largo. Aserto mínimo nuestro: aceptamos el que una cierta evidencia resulta fuertemente indicativa de que estamos acercándonos, de hecho, a la coyuntura más crítica en la historia íntegra de asuntos humanos”. (W orld Facts and Trends, John MacHale, pg. 5 -6 ,1 9 7 2 ). Primer categorial de transfinitud: Aceleración. Fuerza Antes de pasar a lo siguiente léanse los textos de M. Born, premio Nobel en física cuántica y el de M acHale de quien se han tomado aquí gráficos delatores en algunos órdenes— en la obra de M acHale se hallan muchos más— de aceleraciones en variadísi­ mos dominios. Distingamos dos tipos de racionalismo: prospectivo y retros­ pectivo. Según las ecuaciones de la mecánica clásica, y aun de la actual, basta con que se le den al físico los datos de posición, tiempo, cantidad de movimiento o impulso en un momento inicial (x o , yo, Zo, to, mvo) para que, con ellos, insertos en las leyes, éstas permitan calcular lo que le pasará a esa masa (m; sea sol, luna, manzana, tierra, sonda cósmica, satélite artificial...) en cualquier tiempo futuro, respecto de colocación, velocidad, aceleración, fuerza..: racionalism o prospectivo; y con ellas se puede calcular lo que le habrá pasado en cualquier tiempo anterior; dónde estuvo, con qué velocidad, con qué aceleración: racionalism o retrospectivo. Las leyes y los datos que rellenen sus variables dan razón de todo lo futuro y de todo lo pasado. Así en astronomía mecánica 76

terrestre, celeste, óptica clásica, termodinámica, electrodinámica, fenómenos químicos... Generalicemos, pues: a dominios en que haya leyes tales que, rellenando sus variables y constantes con valores determinados en un instante o inicio se puede calcular todo lo futuro y todo lo pasado, se los denominará deterministas. O sea: determinismo se define por racionalidad prospectiva-y-retrospectiva. Y tal estado de previsión y posvisión científicos hacia todo futuro y pasado, desde un presente, constituye, y ha constituido, el ideal de las ciencias, —de las ya llegadas a perfección (como mecánica clásica, astrono­ mía clásica...) y de las aspirantes a ella, cual economía, biología, sociología... Dentro de tales dominios entran las ciencias matemáticas, aun las no aplicadas a dominios físicos. Dada una proposición (geométrica, aritm ética algebraica, lógi­ ca...) ha de ser factible remontarse a los axiomas (pasado, por decirlo así, de la preposición) y de ser factible descender a otras proposiciones (secuelas de ellas y de los axiomas), futuro. Todo teorema posee racionalidad prospectiva (potencia de deducir otros) y racionalidad restrospectiva (ser reductible, reconducible a los axiomas o a otras proposiciones o teoremas). Mas en los dominios de la inventiva humana rige tan solo racionalidad retrospectiva Los inventos, aun los más sencillos, no son previsibles, —como lo son un eclipse o una conjunción de astros. Las dosis de novedad, de originalidad, de espontaneidad que son componentes de todo invento, —desde sílice tallada, a bisturí de diamante; desde barca de remos a barco de propulsión atómica; de ábaco, a calculadora digital; de geometría de Euclides, a geometría analítica; de método de exhaustión de Arquímedes, a cálculo integral de Newton; de astronomía de Ptolomeo, a cos­ mología relativista; de silogística de Aristóteles, a silogística de Russell-Whitehead; de tea, a bombilla eléctrica de flecha, a misil; de galera, a trasatlántico; de pregonero, a altavoz; de luna, a satélite artificial— las dosis de novedad, originalidad y espontaneidad son diferentes. Novedad, originalidad, espontaneidad son realidades discon­ tinuas. No son previsibles. No tienen racionalidad prospectiva Las preguntas: “inventada la sílice tallada ¿cuándo, y quién, inventará el 77

cuchillo de diamante?; inventada la galera ¿cuándo y quién inventará barco de propulsión eléctrica?; inventado barco de propulsión eléctrica, ¿cuándo y quién inventará el de propulsión atómica?; inventada la geometría de Euclides, ¿cuándo y quién inventará la geometría analítica?; inventado el ábaco, ¿quién y cuándo se inventará una computadora digital?’... No tienen senti­ do. Y las refuta, o se lo quita, la mera palabra —y el concepto empalabrado en ella— de novedad, espontaneidad, originalidad. La novedad, en cuanto tal y mientras lo está siendo, excluye vigilia: la originalidad descarta previos, modelo a que imitar, esencia que reproducir; espontaneidad se opone a necesidad, a empujón, a predeterminación. Comienzan porque sí, de sí. Carecen, pues, de racionalidad prospectiva. Si se pudiera dar de ellas, serían tan previsibles como el día, hora, minuto, segundo... lugar del cielo, velocidad de sol, luna... lo son según leyes físicas. Pero tienen racionalidad retrospectiva No se puede prever cuándo Maxwell inventará, le acudirá, dar formulación matemática, ecuacional.a las leyes restringidas según experimentos, de Faraday, Ampére... Pero, inventadas aquéllas, presente su novedad, tales leyes hacen, pasan a estela de las de Maxwell. Inventada la mecánica clásica de Newton, las leyes de Kepler eran, resultaban, secuelas (o teoremas) previsibles, deducibles de los Principia de Newton y de los teoremas que de ellos se siguen por necesidad. Tanto o más que resultaban deducibles las posiciones, velocidades, trayectoria futura (y pasada) de luna, Sol, manzana.. Mas venido al mundo Kepler, no se podía prever si vendría al mundo Newton. Ni publicadas las leyes de Kepler (1618), precalcular cuándo aparecerían Philosophiae naturalis Principia m athem atica (1686) (Newton). Estos Principia fueron novedad, originali­ dad, espontaneidad. Y las ocurrencias de Kepler, sus leyes, pasaron a estela Fueron novedad, espontaneidad, originalidad de Kepler. Ese matiz o tono lo tuvieron, desde 1616 hasta 1686. Al aparecer Principia pierden tal tono y se transforman en secuelas, en teoremas, físicamente comprobables, hasta con instrumentos, y ahora con enseres. Estelas aparecen en el mar, cuando lo atraviesa un barco a velocidad conveniente; estelas aparecen en el aire cuando lo hiende un avión. 78

Tanto estelas en mar como en aire son fenómenos de turbulen­ cia, es decir, más sencillamente, entran en el dominio de la probabilidad, o dicho negativamente: se evaden del dominio de la mecánica, aerodinámica, electrodinámica clásicas, newtonianas. Carecen, por tanto, de racionalidad prospectiva. Y su racionalidad retrospectiva es de estilo probabilístico. En 1873 sale a luz pública, científica, la teoría electromagnética de Maxwell. En 1888 aparecen experimentalmente producidas las ondas electromagnéticas (hasta entonces mera secuela, teorema matemático por tanto, con racionalidad prospectiva y retrospecti­ va); en 18 95 vienen al dominio social de comunicación nueva, original, espontánea, los instrumentos de telegrafía sin hilos. Que en 1831 vendrá al mundo un hombre de nombre James Clerk Maxwell; que en 1857 vendrá al ser un hombre de nombre Heinrich Rudolf Herz; que en 1874 nacerá un hombre de nombre Guglielmo Marconi... son acaeceres inprevisibles, por la originali­ dad, novedad, espontaneidad de los individuos con nombre propio. Una novedad deja de ser tal por modo de diariez, de usada, desmodada. Pierde lo de novedad; pero queda reducida a mera realidad, destinada a museo. Proceso de obsolescencia La originalidad deja de ser tal por reproducción en serie, por imitaciones, por modelos públicos por pérdida de patentes. Pasó de moda, de novedad. Una espontaneidad deja de ser tal por hacer de hábito, costum­ bre, ru tina Así que segundo categorial de transfinitud “racionalidad retrospectiva”. Cada invento, sobre todo los enmaterializados en instrumentos y enseres físicos, matemáticos, geométricos, lógicos, morales, religiosos, sociales., hace obsoletos, desusados, todos los anterio­ res; pasan a formar parte de su estela. Mas los reabsorbe transfor­ mando su forma primitiva, originaria y su material. Es evidente que los aparatos “palanca, cuña, rueda...” entran en casi todos los instrumentos y enseres actuales Mas con nuevo material — no de madera, hierro... sino de acero, aluminio, plásticos... —Y su forma primigenia ha tenido que ser reformada, y no solo pulida, para entrar en avión, motor, auto, computadora. Proceso de absorción reformadora, o con el término clásico de Aufhebung; o con otro más 79

clásico, aunque no filosófico originariamente, de transustanciación que es, a la una, trans-formación y trans-maferáción. Es evidente que regla y compás, originaria y primitivamente, aparatos de geometna, se hallan empleados en geometna actual, sea la de Gauss, Riemann, Einstein... Pero su forma, aun externa, y el material de que están hechos, son diversos. Regla de cálculo actual, a servicio de ingenieros, es de diferente especie que la de Euclides y aun de la medieval. Reglas de estilo analítico numera­ das, hasta con finura de milésimas; igual los compases. Así que el pasar a estela los inventos anteriores, en virtud de la presencia eficiente, desvalorizante y desrealizante, des-modante, y desusante de un invento posterior, repercute, restrospectivamente, en la forma y material del o de los anteriores. Mientras que pasar una afirmación de su estado primitivo, originario, de proposición ser secuela o teorema — una vez descu­ biertos los axiomas y reglas de deducción— no aporta cambio ni en el contenido de la afirmación originaria ni en la forma de ella. La proposición de Pitágoras: “el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos” pasó a ser teorema al aparecer, o hacer acto de presencia científica, los Elem entos de Geometría de Euclides. El contenido es el mismo. La forma, nueva; lo de dem ostrado o de secuela no altera el contenido. La forma primigenia-intuitiva, práctica, “ingeniosa” le era, al contenido cientí­ fico, completamente accidental. Escoria mental. Al venir al mundo el invento (instrumento) de la geometna analítica (Descartes), el teorema de Pitágoras, ya cientifacto por Euclides, pasará a secuela; a caso especial de una fórmula algebraica. Su contenido es el mismo; la forma es nueva; la anterior era nada más revestimiento o maquillaje de mentalidad intuitiva helénica. Tales casos de racionalidad retrospectiva no hacen de lo anterior estela, sino secuela En rigor son casos de racionalidad prospectiva y retrospectiva, de determinismo científico. Los auténticos casos, o acaecimientos, de transfinltud son los que producen estela No los que, secuelas. Sea, pues, tercera característica de transfinitud: racionali­ dad retrospectiva “transustanciadora”. Creadora de estelas. Reabsorbente (Aufhebung). 80

El cuadro de Ramsauer (pg. 68) hace saltar a la vista otra característica de transfinitud: la de discontinuidad. Discontinuidad en cuanto a aceleración, racionalidad retrospectiva y transustanciadora. Las rayas negras, mas o menos largas, indican el tiempo o lapso de aparición de la novedad, del invento, por contraposición con el área del rectángulo que indica la duración total de la vida del inventor. Tal discontinuidad es ineliminable, porque todo invento, aun dentro del mismo cam po—físico, eléctrico, gravitacional...— es, por constitución, acaecimiento discontinuo con todo lo anterior. Si no, no sena invento, sino repetición de lo ya existente. El mismo cuadro permite darse cuenta de que en períodos tem porales—con neutralidad temporal— de cada cincuenta años el número de los inventos es diferente e independiente en su aparición. Se acu­ mulan sospechosamente, exponencial mente, los inventos (e in­ ventores) en el período de 18 50 a 1900. Crecimiento exponencial, aunque discontinuo, de modo que las curvas de apariencia continua que aparecen, inclusive en este trabajo, no pasan de ser ilustrativas. El cuadro (pg. 73) de M acHale —sobre la velocidad de cambio entre invento técnico y su aplicación a ciencia física y económica, desde su función científica experimental a su función social (humana)— da la impresión inmediata y obsesiva de la discontinui­ dad de los inventos (e inventores) y a la vez, de la aceleración semiexponencial en el período de 1900 a 1960. La misma impresión de discontinuidad y aceleración la propor­ ciona el cuadro de M acHale (pg. 38) referente a las fases de tecnología En el cuadro (1) de M acHale no se echa de ver tal acaecimiento, pero realmente está presente y con la advertencia de los anterio­ res se hará patente. Con esto la afirmación siguiente adquiere base conceptual e histórica la discontinuidad en tales características de transfinitud es mostración de que la transfinitud es liberación del encierro característico de todo dominio determinista que es de contextura continua: modelo el cálculo infinitesimal, la aritmética y geometría clásicas. Y la física hasta la introducción teórica y experimental del cálculo de probabilidades. La discontinuidad, dentro de un proceso con sola racionalidad retrospectiva, es testimonio real de libertad: de desencierro, de desfinitación y desdefinición. 81

Sea, pues, cuarta característica de transfinitud: acelera­ ción, racionalidad retrospectiva, transustanciadora y “discon­ tinuad ora”. Desde la física newtoniana — hasta la actual, aunque afinadora de la de Newton— la presencia, comprobada, sobre todo por instrumentos y enseres, de aceleración es síntoma de la interven­ ción de una fuerza Es claro que la aceleración en dominios no primariamente físicos, como los de inventos matemáticos, geométricos, aritméti­ cos, sociales, lingüísticos... no puede ser del mismo estilo que la fuerza respecto de aceleraciones físicas (clásicas). Una estela —de barco en mar o de avión en aire... que es un fenómeno de aceleración (efecto de una fuerza)— pide ya otro tipo de fuerza que la clásica newtoniana para astronomía,— para órbitas de astros, sus velocidades, aceleraciones y colas de aerolitos y cometas. Todas ellas predeterminadas con racionalidad prospec­ tiva y retrospectiva ¿Cuál es, pues, el tipo de fuerza para las aceleraciones con racionalidad solamente retrospectiva transustanciadora y discon­ tinuante? Caigamos en cuenta de la falta — inevitable y dichosa— de racionalidad prospectiva en los datos sugeridos por las palabras; “ingeniosidades, ocurrencias, trucos, trazas, sorpresas, sustos, bromas, chistes, donaires, improvisaciones, genialidades, evasivas, desconcierto, admiración, artimañas, inventivas, primicias, regalos, estrenos, em boscada ataque, interjecciones, exclamaciones, ori­ ginalidades, novedades-.” Todo ello —y más que el lector podrá añadir de su cosecha— no pueden tener previos, ser previstos, disponer de antecedentes, so pena de que carezcan de sentido, y no puedan ser realmente lo que dicen las palabras mismas y lo que indisimulablemente descubren los sentimientos. En 1898 Becquerel y los esposos Curie descubren la existencia y propiedades del Rádium. Iniciando así la física atómica y nuclear. La radiactividad. Y con ella la invasión en nuevo dominio—además del de gases o de termodinámica clásica ya— del cálculo de probabilidades, y con él la concepción probabilística del universo. Emisiones de electrones, partículas alfa fotones (radiaciones gamma) están regidas por una ley exponencial, estadística Fenó­ menos (emisiones) imprevisibles para electrón, partícula fotón 82

individuales y solo previsibles para una mayoría La categoría de este: este electrón, este fotón, esta partícula alfa dejan de tener sentido físico, comprobable por instrumentos. Mejor dicho: se comprueba que nunca lo habían tenido ni lo pueden tener. “Emisiones radiací/Vas” adquirirá sentido y aceptación científi­ c a Ellas dejan, de un material en bruto — Rádium en su m ina pechbíenda..— un resto inactivo. Plomo, o cuerpos no radi activos ya Pues bien: en un sentido — no meramente metafórico, poético o literario— sino real y comprobable por la conciencia “ingeniosida­ des... trucos... primicias., estrenos, novedades...” son radiaciones de esa realidad en bruto, concreta que es el hombre. El hombre encerrado en su definición, con esencia con natura­ leza tal cual es dada —y repetidamente, insistentemente dada por generaciones de generaciones— es aún material en bruto, cual lo es rádium en su mina; hierro, en la suya; bauxita en la suya petróleo, en la suya_.; diamante, en la suya Y se parece realmente más a diamante, si se persiste en tener esencia y a diamante pulido, si se cree que son necesariamente conexos esencia ( o i'o í a ) y definición ( ópia/uós ). Al estado natural del hombre llamó Aristóteles estado de confuso (sygkeehyménon), no de compuesto (synthetor), confuso, en doble sentido: fundidas cosas diferentes con otras diferentes, cual fusión de dos metales o’Bifusión dentro de un líquido de una sustancia y confundidas ellas en una apariencia “Fusión real con confusión parencial” sería frase que declarara este punto. La definición tenía por efecto des-fundir y desconfundir. D esfundir circunferencia de rueda de madera y desconfundir esa apariencia visual y táctil que dé una rueda Se desfunde circunferencia de rueda señalando la definición de circunferencia “curva plana, cercada cuyos puntos equidistan de uno interior". Y de madera se daría otra definición. Y, definidas aparte circunferencia y m adera ya no se confundirán ellas en una apariencia Y podrá surgir aparte ciencia geométrica y artesanal o carpinteril. Se confunde o están con-fundidos en hilo tirante recta e hilo tirante. Y confundidos en una apariencia total típica Mas la definición de recta* “línea que descansa uniformemente en sus puntos” y la definición que de hilo tirante daría un artesano, 83

separan recta de hilo y será factible constituir o hacer entrar recta en geom etna científica, e hilo en artesanía. Pues bien: en estado natural, el hombre es un confuso, en el doble sentido: un fundido, resultante de una fusión de elementos dispares cual ojos, orejas, manos, pies, estómago, cabeza, mente, apetito, imaginación, memoria, sentimientos.. No en el sentido de que todo eso, y más, estuviera preliminarmente separado y des­ pués se fundiera todo eso en uno y se confundiera por mezcla, mixtura, aleación... Sino que hombre comenzó por estar fundido y confundido en conjunto, y solo después de haber por un invento, ocurrencia, truco, separado una cosa de otra nota lo de confuso, por contraste. Por racionalidad retrospectiva. Pues bien: el procedimiento aristotélico —y medieval, y aun renacentista— de definición; de señalamiento verbal de esencia, no da para separar en el hombre el componente de radiactividad —de emisiones de ocurrencias., trucos... inventivas., sorpresas...— del elemento o componente sustancial: cuerpo y alma encorpora­ da y cuerpo enalmado. El acaecimiento que hace historia en la ciencia física y química —separar por instrumentos y enseres Rádium de pechbíenda; unos gramitos de Radio, de toneladas de escoria— debe hacernos sospechar aunque sea por modo de sospecha o de atisbo que el hombre, aun el mejor definido, es un fuso y un confuso. Para ello hay que revalorar lo de “ocurrencia sospecha, atisbo, truco, artim aña ingeniosidades malicias, sustos desconciertos...”; y de tener todo eso cual accidentes de una sustancia, y acaeceres que no alteran la esencia pasar a tenerlo por constituyentes del hombre. Radiontología fuera palabra larga y novedosa para designar este nuevo enfoque de lo que es el hombre. O de lo que está atentando hacerse y hacer así a todo lo del universo. Y, preparado el lector con la palabra anterior, tal vez se decida a aceptar y pronuncian “Radioantropoiogía". Así como el des-fundiry des-confundircircunferencia de rueda recta de hilo tirante... y Rádium, de pechbíenda... ha conducido a hacer posibles y reales ciencia geométrica y física nuclear, pareci­ damente respecto del hombre el estado de radioantropoiogía está llevando a hacer posible —de sentido, de realidad y de p ro g ra m a ciencia nueva. Notémoslo. Hay, y en mayoría de casos atisbos 84

sospechas, trucos, artimañas que no conducen a nada. No tienen estela No poseen racionalidad retrospectiva. Pero una ocurrencia, atisbo, truco de Einstein se transformó en la teoría de la relatividad. En Poincaré y Lorenz tal atisbo se quedó en eso: en atisbo. La ocurrencia, atisbo, sospecha de Saccheri — con ocasión de estudiar el quinto postulado de Euclides: el de las paralelas— se quedó en eso: en atisbo, sospecha Mas en la mente de Gauss, Lobatchevski, Bolyai y Riemann el atisbo se transmutó en ciencia: en geometrías nuevas. Digamos, pues: el componente radioantropológico y radiontológico del hombre no se ha quedado en atisbo, sospecha... ineficien­ tes de ciencia; hase transformado ya en ciencia física química, nuclear que son ciencias del hombre posrenacentista Atisbo de los números irracionales lo tuvo Pitágoras y Teeteto con Teodoro (cf. Diálogo Teeteto): Se quedó en atisbo. No llegó a entrar en ciencia Ni tuvo estela científica en teoremas y aparatos; menos aun, en instrumentos y enseres. Transformado en elementos científicos entrará en la Teoría y solución general de ecuaciones. Ya con Descartes, Vieta Cardano... Siglo XVI. Desde esta fecha simbólica, el concepto y leyes de operacio­ nes con números irracionales adquieren racionalidad prospectiva, retrospectiva y estela Por el componente de racionalidad retros­ pectiva y de estela hacen historia Y han traído en su secuela y estela nuevos instrumentos y enseres. Atisbo de lógica simbólica lo tuvo Aristóteles al designar con una letra— A S — una proposición (cualquiera). Atisbo que hablar y pensar una proposición explicitando sujeto, cópula y predicado era procedimiento fuso y confuso de pensamiento y palabra explícitos en lengua natural que es ya no solo un fuso y confuso, sino el primero y más natural de los fusos y confusos. Los niños llaman “padre” a todos los hombres y “madre” a todas las mujeres. Nos dice, recordándose él de sí, de su infancia en los Físicos Pero tal atisbo, y el plan de desfundir y desconfundir que él mismo había concebido como aparato mental y verbal adecuado para tales funciones, se le quedó en atisbo. Y así continuó siendo y estando durante toda la época medieval. Solo con Whitehead y Russell — sea dicho sin pedantería histórica— tal atisbo se trocará en ciencia: en lógica m atem ática simbólica Y por ello la lógica adquirirá racionalidad prospectiva y retrospectiva y tendrá estela; o 85

entrarán en su estela todos los infecundos atisbos, sospechas, pinitos... de estoicos y gramáticos medievales... Por racionalidad retrospectiva y estela la lógica simbólica tiene historia Por racionalidad prospectiva y retrospectiva, con teoremas y estela, la lógica simbólica es cie ncia Con los ejemplos históricos anteriores—y más que se pudieran aducir— la frase o palabra “radiontología humana” o condensada en “radioantropoiogía” habrá adquirido sentido y justificación. Y lo obtendrá la afirmación: “la fuerza que impele a transfinitud es la radioantropoiogía”. La gran fuerza física impelente actual es la atóm ica Comenzó por ser atisbo de Hahn y Strassmann que —junto con el atisbo einsteiniano de la igualdad de masa y energía o de cuerpo y radiación expresada en las fórmulas provocativas: E=m c2 y E/c2= m — llevaron a Fermi, Teller y Oppenheimer, a la secuela teórica y experimental de la bomba atómica (de fisión) y posterior­ mente a la de fusión. Lo que, a su vez, ha conducido a reactores atómicos: instrumentos y enseres nuevos No es ya atisbo o radiactividad mental que se haya trocado tan solo en ciencia, sino se ha transmutado en técnica La radiontología humana o radioantropoiogía es ya atisbo troca­ do, realizado, en ciencia y en historia, — para comenzar, en ciencia e historia de física, matemática, lógica, técnica Atisbos, ocurrencias, trucos, sustos, sospechas, ingeniosidades, barruntos, donaires, gracias, admiraciones, sorpresas... —aunque se queden en eso— brotan, se emiten, por centenares y miles en todos los hombres — más en algunas épocas, menos en otras, nunca cero y, menos imposibilidades— todos los días y horas de despiertos. Algunos de tales atisbos... adquieren racionalidad prospectiva y retrospectiva, con teoremas (secuelas) y estela Mas de algunos de estos atisbos..., trocados en ciencia y técnica estamos viviendo ya todos los actuales Podemos, por tanto decir, quinta característica de transfini­ tud: transfinitud es movimiento acelerado, racional prospecti­ va y retrospectivamente, transustanciador, discontinuo y “radiontológico". 86

Que la transfinitud sea fuerza le proviene del componente radiontológico. Que tal fuerza produzca aceleración de tipo semiexponencial lo muestran los gráficos de M acHale y Ramsauer.

Recapitulando, pues, las relaciones entre transfinitud e inmorta­ lidad, diremos: 1 De la distinción, real y comprobada científica y técnicamente, entre soma y cuerpo se sigue que la muerte — real sensible y sentidamente— a cuerpo no implica muerte al som a En soma está la vida viviendo desde el nacimiento (cuando menos, prescinda­ mos de investigar si preexiste antes de él); en él y de él vive con realidad de verdad durante la vida macroscópica y, en él, continua­ rá viviendo tras la muerte al cuerpo; a su cuerpo. 2 Que las leyes físicas de conservación se cumplen propia­ mente en el soma y se nota sentidamente que se cumplen propiamente en el soma porque ya durante esta vida el alma, el viviente, ha superado las limitaciones y umbrales de su cuerpo. Y de tales superaciones vive el hombre científico y el técnico; y de lo inventado portales hombres, vivimos, como usuarios yaprovechadores, todos los hombres: los de alma encorporada; o casi constan­ temente, o al menos, a ratos, en actos sueltos 3 Las leyes de consen/ación o de invariancia refutan científica y técnicamente el que el hombre (e igual dinamos, si el trabajo presente nos forzara a ello, de toda realidad) es íntegra e irremedia­ blemente contingente; refutan el que le sea no solamente de hecho, sino por necesidad, el poder morir íntegramente. 4 Las leyes de consen/ación dan sentido real y comprobable a la creencia — racionalizada anteriormente, más de pretensiones que de verdad— de que el alma, ya durante esta vida, es inmortal. Quita a este predicado sus pretensiones de demostrable teórica o filosóficamente por una teoría y filosofía precientíficas y pretécnicas. Q ue la inmortalidad de alma se quede en demostrable por teoría y porfilosofía— y a fortiori por dogma, porcreencia— mostraría, más bien, que es mortal. Y que si es mortal en este mundo, y no lo es en El Otro o en otro, provendría de regalo, don, de un poder extramundano. 87

5 Las leyes de conservación rigen sobre todo en las leyes físico-matemáticas que rigen en los elementos constitutivos de la base del universo — bariones, mesones, leptones y sus campos: base constante, extratemporal (± t)2. Y esas mismas leyes hacen posible, física y matemáticamente ciertos tipos de movimiento, tanto de transmisión de fuerzas como de comunicación (por ondas electromagnéticas y gravitacionales). Así que el ser m ovible no implica ser contingente. Al revés: el ser inmoble por modo de invariancia implica el ser movible de especiales maneras, entre ellas, los movimientos de luz, de sonido, de corriente electrónica de que vive todo movimiento vital, aún el sensible. Por tanto: el morirse, sensible y sentidamente, al cuerpo implica que el soma continuará viviendo — no de manera extática, pas­ mada— la invariancia del universo y ya suya íntegramente, sino viviéndose con los tipos fundamentales de movimiento: los de radiaciones supravioleta, infrarrojas y largas. De estos tipos de movimiento viven — mejor dicho: se surten— televisor, teléfono, telescopios, radiotelescopios, corriente eléctrica, motores eléctri­ co s radar, sonar, sondas cósmicas... y todos los instrum entos y enseres característicos de nuestra época e inventados por el hombre en cuanto y en la medida en que es actual, a pesar de las tentaciones de su cuerpo. 6 La universalidad del soma —a pesar de su encierro temporal en cuerpo, cuerpo suyo para que el encierro sea real de esa manera y ser independiente de él resulte victoria o superación real de verdad— garantiza la posibilidad de que vida en soma sea vivible en cualquier parte del universo y no como la vida en cuerpo que solo es posible dentro de tierra, por de pronto, y desde hace, a lo mejor, cuatro mil millones de años y respecto de la vida humana, tal vez, un millón. Vida en espacio universal. Cada uno a su manera y en su tánto, sin que se siga compenetración de todos los vivientes-en-soma en una sola realidad espacial. La física más elemental enseña ya a todo bachiller y persona culta que la interferencia de ondas en el mismo lugar no implica fusión en unidad. La compenetración de cuerpos en un lugar era, para teología y filosofía precientíficas y pretécnicas, o imposible naturalmente o posible solo por milagro de un Omnipotente. Ahora se sabe que tanto matemática como realmente la compenetración de realida­ des — llamémoslas por comodidad “corporaloides”— es un fenó­ 88

meno o caso constante que no atenta contra la posibilidad real y técnica de deshacer tal compenetración, vgr. porfiltros. El lector lo confirma cuando elige franja en un televisor. Así que la compene­ tración de todos los somas, — por de pronto los de los hombres pasados y presentes (4.000.000.000) y futuros no atenta contra la individualidad, contra la seipsiconciencia de cada uno tal cual se conserve en la edad posmortal: en la nuclear. De este punto, inmediatamente. 7 Por virtud de la intemporalidad, o perduración, de los elemen­ tos y de las leyes físico-matemáticas que en ellos se cumplen ejemplarmente, la vida somática, libre de lo que gastaba en vida corporal, dispone no de una eternidad global, estática extática, pasmada, sino de una supratemporalidad que desde cualquier instante que elija la abre hacia pasado (hacia -t) y hacia futuro (+t), sin perder su (±t)2: su perduración. Tal cual acontece ya en el dominio físico, que las leyes son invariantes respecto de (-t) y de (+t). Mas la invariancia del universo permite, hace posible, ella misma, movimientos; no cualesquiera, como los macroscópicos, sino especialísim os en que se distinguen pasado (real) (-t) y futuro (real) (+t). Y esos movimientos privilegiados y ejemplares, son precisamente los de toda clase de radiaciones — los de luz y sonido. No se oponen, pues y se destruyen mutuamente, invarian­ cia y movilidad; se complementan. Así que la vida en soma goza de libertad de movimientos, de tipo general vibración (luz...). 8 La equivalencia no solo teórica —sino real y comprobable técnicamente por instrumentos y enseres entre energía y masa, impropiamente entre cuerpo y radiación— hace posible, con posibilidad teórica y experimentable —vivible, concienciable, pun­ to a tratar inmediatamente— el cambio de masa a energía o al revés* de energía a masa, del viviente som áticam ente: El posmortal, el viviente en edad nuclear. Durante la vida corporal no es factible tal cambio de masa a energía o al revés. Claro está que, por la alimentación o metabolis­ mo y catabolismo, se establece un cambio de masa en energía o al revés Pero la posibilidad, científica, técnica, de hacerlo se acrece con la vida somática, posmortal, nuclear. En el universo en que predominan los fenómenos de tal doble cambio — no frenados por umbrales, como en el cuerpo o los cuerpos estabilizados de la 89

PARTICULAS ESTABLES Y METAESTABLES

OU ^= L z t (/) UJ O


. 0) |jí >

w

s3

o

o< o -1 LLI z

o

2CQ