Touraine Alan Podemos Vivir Juntos

Touraine, Alan, ¿Podemos Vivir Juntos? Touraine, habla del problemas en el que se enfrentan las sociedades modernas cua

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Touraine, Alan, ¿Podemos Vivir Juntos?

Touraine, habla del problemas en el que se enfrentan las sociedades modernas cuando la realidad de la globalización amenaza sus culturas, formas de vida identidades y soberanía, ¿cómo reconocer el pluralismo y mantener unas reglas de derecho universales? ¿No vivimos en una sociedad mundializada, globalizada, que invade en todas partes la vida privada y pública de la mayor cantidad de personas? por lo tanto, la pregunta planteada, “¿podemos vivir juntos?”, respuesta simple y en presente: ya vivimos juntos. El modelo la modernidad se formó por la interacción de la racionalización, el individualismo moral y la sociedad, este elemento constituye la piedra angular del sistema. La sociedad de producción empezó a transformarse en sociedad de consumo, así, vivimos en un mismo planeta, fragmentado por ideologías, razas y religiones, esa fragmentación propia de nuestras sociedades modernas se acelera con la presencia entre nosotros de los inmigrantes, de orígenes muy diversos, que agudizan la fragmentación de nuestros espacios de convivencia, transformar la lucha de clases en política de desarrollo económico y social, es decir, que nos encontramos ante un nuevo escenario. ¿Cómo podremos vivir juntos sí nuestro mundo está dividido y cada vez más alejados entre sí, las ideas, las costumbres provenientes del exterior y aquel cuya globalización tiene como contrapartida un débil influjo sobre las conductas personales y colectivas? Somos a la vez de aquí y de todas partes, es decir, de ninguna. Vivimos juntos, pero a la vez separados como la muchedumbre solitaria evocada por David Riesman, y cada vez menos capaces de comunicarnos. Ciudadanos del mundo sin responsabilidades, derechos o deberes de una parte, y, por otra parte defensores, de un espacio privado de un espacio público sumergido por las olas de la cultura mundial. Que profundo y viajado es esta parte Doc. ¿Cómo combinar, pues, igualdad y diversidad? Mediante la asociación de democracia política y la diversidad cultural. No hay sociedad multicultural posible sin el recurso a un principio metasocial universalista, que no puede ser otro que los derechos humanos. Pero

tampoco existe una sociedad multicultural posible si ese principio universalista impone una concepción de la organización social y de la vida personal que sea juzgada normal y superior a otras. La apelación a la libre construcción de la vida personal es el único principio universalista que no impone ninguna forma de organización social y de prácticas culturales. La reflexión

sobre las

sociedades contemporáneas

está gobernada por dos

constataciones principales; en primer lugar, la disociación

creciente del universo

instrumental y el universo simbólico de la economía y las culturas; y en segundo lugar, el poder cada vez mas difuso, en un vacio social y en aumento, de acción estratégicas cuya meta no es crear una orden social sino acelerar el cambio, el movimiento, la circulación de capitales, bienes, servicios, informaciones. El poder ya no es el del príncipe que impone las decisiones arbitrarias y ni de siquiera del capitalista que explota al asalariado; es el innovador estratega o el de financista que más que gobernar o administrar un territorio conquista un mercado. Hoy en día gobernar un país consiste ante todo en hacer su organización económica y social compatible con las exigencias del sistema económico internacional no lo que quería hacer el PEJE. Los medios de comunicación ocupan un lugar creciente en nuestra vida porque relaciona de la forma más directa lo privado con la realidad global y participan activamente en el movimiento de desocialización al descontextualizar los mensajes. Lo que hoy amenaza directamente al sujeto son las sociedades como, la sociedad de masas en que el individuo escapa de toda referencia de sí mismo, donde es un ser de deseo que rompe de todo principio de realidad a la búsqueda de una liberación impersonal, y la sociedad de consumo que nos manipula o por la búsqueda de una placer que nos encierra en nuestras paciones como lo estaba en el pasado por la sumisión a la ley de dios o de la sociedad. El Sujeto es voluntad, resistencia y lucha y no hay movimiento social posible al margen de la voluntad de liberación del Sujeto La identidad del Sujeto sólo puede construirse mediante tres fuerzas:

1.- El deseo personal de conservar la unidad de la personalidad, desgarrada entre el mundo instrumental y el mundo comunitario. 2.- La lucha colectiva e individual contra los poderes que transforman la cultura en comunidad y el trabajo en mercancía. 3.- El reconocimiento interpersonal del “Otro” como Sujeto. De esta manera, Touraine concibe al Sujeto como único defensor, El sujeto, es el deseo del individuo de ser un actor. La subjetivación es el deseo de individuación, y ese proceso sólo puede desarrollarse si existe una interfaz suficiente entre el mundo de la instrumentalidad y el de la identidad. El sujeto sólo existe al movilizar el cálculo y la técnica y sobre todo al combatir, indignarse, esperar, inscribir su libertar personal en las batallas sociales y las liberaciones sociales. Las sociedades hipermodernas están constantemente sometidas a una fuerza centrifuga, (el mercado y la comunidad). La oposición de estas conduce al desgarramiento del individuo y su conversión en un consumidor o un creyente. La identidad del Sujeto se construye por tres fuerzas: el deseo personal de salvaguardar la unidad de la personalidad desgarrada entre el mundo instrumental y el mundo comunitario; la lucha colectiva y personal contra los poderes que transforman la cultura en comunidad y el trabajo en mercancía; el reconocimiento, interpersonal pero también institucional, del otro como Sujeto. ¿Podemos vivir juntos o por el contrario nos dejaremos encerrar en nuestras diferenc hoy en día, el conflicto central de nuestra sociedad es la lucha que cada Sujeto desempeña, por un lado, contra el triunfo del mercado y, por otro, contra unos poderes comunitarios autoritariosias? Diferencias entre movimientos societarios y revueltas, los movimientos societarios son un proyecto cultural asociado a un conflicto social, mientras que las revueltas apelan a la lógica de la dominación y a la necesidad de una acción política para darla sentido.

Hoy en día los movimientos revolucionarios no pueden aspirar a la utopía de cambiar una sociedad por otra mejor eso ya no existe. El movimiento social es mucho más que un grupo de interés o un instrumento de presión política; pone en cuestión el modo de utilización social de recursos y modelos culturales. “Movimientos societales” para indicar claramente que cuestionan orientales generales de la sociedad. Los movimientos societales encarnaron en el pasado un proyecto de reconstrucción radical de la sociedad y una figura del sujeto. Los marxistas lo llamaron totalidad, fin de la prehistoria de la humanidad o comunismo. Todo movimiento societal tiene dos vertientes: la utópica (derechos del sujeto) y la ideológica (lucha contra un adversario social). Hoy hay que reconocer sobre todo que movimientos culturales e históricos están mas presentes que los movimientos societales. Los movimientos societales, como los movimientos históricos y culturales, pueden convertirse en antimovimiento sociales, estos siempre están dominados por un poder político, lo que los opone a los movimientos societales es que se identifican con un ser histórico concreto, un grupo, una etnia, una comunidad religiosa. La presencia de un movimiento societal no está ligada ni a una situación revolucionaria cuya gravedad objetiva pondrían de manifiesto el economista o el politólogo, ni a la fuerza de un discurso ideológico o una dirección política, sino a la capacidad de un actor de elaborar una praxis, es decir, de comprometerse en un conflicto societal y erigirse, al mismo tiempo, el defensor de valores societales que no pueden reducir a los intereses del actor mismo y que tampoco podrían conducir al aniquilamiento del adversario. El tema de los movimientos sociales desafía al pensamiento y el llamamiento a la revolución, pues ni uno ni otro creen en las capacidades de los actores sociales de producir su historia a través de sus orientaciones culturales y sus conflictos sociales, esta idea de movimiento social, asocia la apelación al sujeto a la lucha contra un adversario social.

El autor por ultimo estructura el concepto de modernidad en tres niveles o períodos diferentes, llama al período de la Ilustración como la “Alta Modernidad” porque no rompió con la premodernidad tardía, ya que conservó la unión de la naturaleza y de la cultura. La época que comprende la “Media Modernidad” es el período de tiempo conocido como Revolución industrial, en el cual, predominaba la idea de un orden racional en una sociedad, orden que sería finalmente instaurado al término de la evolución y mediante el triunfo de la razón. Tras las guerras mundiales y los regímenes totalitarios, se entra en la “Baja Modernidad”, que continúa en nuestros días. Lo que caracteriza a nuestra “baja modernidad”, según el autor, es la desaparición de la vida social. Por lo tanto, el orden social ideal para Touraine es aquél que descansa sobre los principios de asolidaridad y diversidad y aquél que protege la libertad del sujeto y la comunicación intercultural. A este orden social, Touraine lo llama “sociedad de comunicación”. Sin embargo, el autor no se muestra en absoluto optimista por los derroteros en los que transcurre la vida del sujeto en el sentido de individuo social. Para Touraine, estamos asistiendo a la extinción o al final del individuo como hombre social.