Todo es Historia (Montoneros)

ï r TODO ES Á registra la memoria nacional BOLETíN N° 347 Junio de 1996- DE HISTORIA o Il FERROVIARIA! I i i

Views 141 Downloads 0 File size 7MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

ï

r

TODO ES

Á

registra la memoria nacional

BOLETíN

N° 347 Junio de 1996-

DE

HISTORIA o

Il FERROVIARIA!

I i

i t

14 5»

J »^M » - 1

»

««a

'

"v^*!'l

m

MAMTAklCDAC

I DURANTE EL PROCESOJ Mario Wainfeld y José Natanson

Después de 1976, el grupo Montoneros fue entrando en una progresiva declinación. Quienes habían logrado movilizar una política de masas y

conseguido estremecer al país con sus atentados, fueron perdiendo el sentido de la realidad y se deslizaron hacia formas carentes de contenido llevan-

c

nL 8 • TODO ES HISTORIA -N°347

Mario Eduardo Firmenich, ùnico sobreviviente de la célula de guerrilla urbana responsable de la muerte de Aramburu.

do a muchos de sus militantes a la prisión o la muerte. Esta es la historia de la derrota de una agrupación que fundó una fuerza de temible poder bélico en el campo de la guerrilla; una derrota que, en buena parte, se debió a los errores de sus propios dirigentes. Repasar, aun a vuelo de pájaro, qué ocurrió con los Montoneros entre 1976 y 1983, durante la última dictadura militar, es replantearse un hecho a la vez tremendo y fascinante; una célula de guerrilla urbana, poco más que un grupo de compañeros de colegio, nacida a la vida pública en 1970, se transformó, en pocos años, en un movimiento de masas; fue eje de la campaña electoral de 1973 que llevó a Cámpora a la presidencia; condicionó y compitió internamente con el propio Perón, y volvió —por un doloroso y sangriento camino— a algo similar a sus orígenes: a ser una organización meramente militar, en franca disolución. Los Montoneros nacieron a la vida pública cuando secuestraron y asesinaron a Aramburu (mayo-junio de 1970). En poco tiempo, sumaron y hegemonizaron (imponiéndoles incluso su nombre) a otras organizaciones armadas: los Descamisados, en 1970; las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en 1973; diversos grupos de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). También convocaron a viejos dirigentes peronistas históricos (ejemplos de ello fueron Osear Bidegain y Ricardo Obregón Cano,

elegidos gobernadores de las provincias de Buenos Aires y Córdoba, respectivamente, en 1973; el propio presidente Héctor Cámpora). Ese proceso de crecimiento y permanente suma duró hasta 1973 o 1974. Apartir de entonces comenzaron desprendimientos, rupturas, vinculados en buena medida a la relación con Perón y el peronismo. Hubo objeciones y alejamientos por la decisión de no dejar las armas después de que el peronismo asumiera el gobierno. Los hubo también por el asesinato de Rucci, producido el 23 de septiembre de 1973, pocos días después de que Perón fuera electo presidente por tercera vez. Los hubo cuando pasaron a la clandestinidad Montoneros nació a en 1974. la vida pública con Durante el Proceso, la sangría de miliel operativo de se- tantes y adhérentes se acentuaría, en parte cuestro y asesinato del general Aram- por la cruel acción gubernamental, y, en buru. Su colabora- parte, por carencias y límites de la propia ción Jüe decisiva en organización que harían crisis. Esa comla campaña électo- pleja etapa, en la que política, violencia y ralqueganóelpero- terror se mezclan demasiado, es la que nismo en mano de queremos reseñar acá, mezclándolas inevi1973. tablemente.

N°347 - TODO ES HISTORIA • 9

K

Firmenich explkaelpase alaclandestinidad de Montoneros en pleno gobierno constitucional. (FbíopublicadaenPágina 12 en marzo de 1991.)

EL FIN DEL PERONISMO El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 generó en la conducción y las bases montoneras una curiosa combinación de temor y alivio. El enemigo se sacaba la máscara, las contradicciones se acentuaban. La caída del gobierno de Isabel Perón ahorraba la complejidad de enfrentar a muerte a un gobierno de origen democrático (y, aunque les incomodase el dato, peronista), y parecía confirmar ciertas profecías montoneras, entre ellas "la definitiva crisis del peronismo". Así lo anunciaron sus primeros documentos internos, los que acentuaban la retórica marxista y propugnaban la composición del Partido Montonero1. La relación con el peronismo, la definición de su propia identidad como parte o continuidad de ese movimiento, siempre fue un nudo gordiano de los Montoneros. La decadenciay caída del gobierno de Isabel pareció facilitarles una definición. La discusión política interna tras el golpe prolongaba debates previos: tales como el de la primacía del accionar militar o del político. Esas discusiones, que el brutal lenguaje de la época podía resumir en "fierros contra política", venían de lejos, y se estaban saldando en la práctica a favor de "los fierros": en 1975, los Montoneros no habían protagonizado movilizaciones masi10 • TODO ES HISTORIA -N°347

vas ni, en general, prácticas políticas de base. Su principal acción "desuperficie" fue crear el Partido Peronista Auténtico, el cual tuvo un poco exitoso debut en las elecciones de abril en la provincia de Misiones (5,6% de los votos contra 46% del peronismo y 39% de la UCR). Las otras acciones relevantes fueron armadas y de gran envergadura: el secuestro de los Bom; la voladura de un avión militar en Tucumán; el ataque a un cuartel en Formosa. Lo militar dominaba sobre lo político, la conducción centralizada prevalecía sobre alternativas ligadas a actividades de base2. Los debates se replantearondespués del 24 de marzo, acelerados y condicionados por el temor y la muerte. Se esperaba que el

UNIFORMES E INSIGNIAS REGLAMENTARIAS "(...) Visto y considerando (...) que la adopción y la utilización de uniforme para el Ejército y las milicias Montoneras, es un derecho ganado legítimamente a través de largos años de lucha heroica y consecuente; es una expresión del poder acumulado en esa lucha; y es una necesidad para la consolidación y organización de las fuerzas a los efectos de preparar y lanzar luego la contraofensiva popular. "La Conducción Nacional del Partido Montonero y Comandancia en Jefe del Ejército Montonero, resuelve: Implantar el uso del uniforme para el Ejército Montonero y las Milicias Montoneras (...) y determinar las insignias indicativas de arma y grado (...). "Prendas de uniforme: Camisa: color celeste, con charreteras y dos bolsillos con solapas en la parte superior. Pantalón: color azul marino de tela gabardina. (...) Boina: color negro, debiendo usarse ladeada hacia la izquierda. (...) Medias: color azul marina (...). "Insignias de grado: A excepción hecha del tipo de estrella que simboliza los grados de los oficiales y el color para las utilizadas para el grado de Comandante, todas las insignias son idénticas a las identlficatorias de grado que utiliza el Ejército Argentino. "Es obligatoria su utilización para las operaciones militares del Ejército. Los Jefes operativos están facultados para efectuar todas las modificaciones necesarias para el camuflaje que dé seguridad a la operación, manteniendo siempre la utilización de los colores reglamentarlos. (...) En casos extremos, eljefe del operativo esta facultado a prescindir totalmente del uso del uniforme para la ejecución de una operación. Esto quedará bajo su responsabilidad y deberá fundamentarlo a su superior." Resolución 001/78 del 15 de marzo de 1978. (Citado en Montoneros, jinal de cuentas, de Juan Gasparini.)

golpe acentuara la represión ya existente, la que no era poca. Pero no había precedentes históricos que permitieran prever el terrorismo de Estado (ver recuadro) cuyo objetivo ("la subversión") se identificaba casi con cualquier forma de oposición, excediendo largamente a los integrantes de las ya por entonces reducidas organizaciones guerrilleras. Si bien no existen datos precisos, todos los intérpretes coinciden en señalar que el brazo armado de la guerrilla nunca pudo exceder de 5.000 personas, y que en marzo de 1976 ese número menguaba3. De todos modos, si la represión tenía fines más vastos que la guerrilla, obviamente no por eso dejaba de tenerla en el centro de la mira.

TERRORISMO DE ESTADO VS. TERRORISMO El terrorismo de Estado, con atroz eficacia, fue segando miles de vidas. El dilema esencial para los Montoneros, que —las cifras siempre son tentativas— tenían diez o doce muertos por día, era cómo podía garantizarse la supervivencia de sus militantes y cuadros. Algunos de ellos, en especial cuadros medios, sugerían repartir las armas y el dinero de la organización entre los militantes4, fomentar un accionar político descentralizado con mayor autonomía operativa y decisional de los grupos locales, una estructura celular y horizontal. El planteo, que ciertamente hubiera dificultado la represión militar, no prosperó porque el criterio de la conducción era conservar el dinero y las armas, esto es el poder (que también se reforzaba mediante la organización centralizada), y prefería apostar a acciones terroristas contra blancos importantes, de gran repercusión. La finalidad de esas acciones era golpear el centro de gravedad del enemigo y obtener repercusión pública. Advertidos del férreo dominio que la dictadura militar ejercía sobre la prensa, preferían concentrarse en atentados que por su impacto y gravedad no pudieran ser obviados por la censura estatal. Quienes se oponían al accionar centralizado afirmaban que obturaba todo tipo de agitación política, que exacerbaría la represión, que la centralización dejaba desamparados, a merced de las fuerzas represivas, a miles de adhérentes y militantes sin recursos personales ni coberturas para pasar a la clandestinidad.

Desdichadamente, todos tuvieron razón. Los Montoneros, durante 1976 y 1977, según sus propias estadísticas, produjeron 1000 atentados con cerca de 500 víctimas fatales. Los de más repercusión fueron el asesinato del jefe de la Policía Federal, comisario Cesáreo Cardoso (junio de 1976), a quien una montonera amiga de su hija colocó debajo de su cama una carga de trotyl, y la voladura de la Superintendencia de Seguridad Federal, más conocida por Coordinación Federal (alrededor de 90 víctimas, 30 de ellas mortales, en julio del mismo año). Los atentados tuvieron repercusión, pero, al tiempo, acentuaron la represión (sin duda estuvo ligado a ellos el brutal asesinato de varios sacerdotes palotinos) y el aislamiento de los Montoneros. Los atentados proseguirían, pero con el tiempo irían disminuyendo en número y "eficacia": los últimos resonantes se produjeron en 1979 y apuntaban contra figuras del establishment económico antes que contra militares. Se intentó matar a dos miemEn Ezeiza, cuando bros del equipo económico del ministro el segundo retomo José Alfredo Martínez de Hoz: Guillermo de Perón, rostros Walter Klein (h) y Juan Alemann. Volaron la crispados y armas. casa de Klein, un bunJcer situado en Olivos, El ajuste de cuentas pero aquél salió indemne. Juan Alemann entre la derecha y la salió vivo de otro atentado en Belgrano. izquierda del peronismo está a punto Otros atentados consiguieron su objetivo: fueron asesinados el empresario Francisco de estáRar.

N°347 - TODO ES HISTORIA • 11

Soldati y un custodio. Otros intentos fallaron, generaron víctimas inesperadas y resintieron gravemente el prestigio de los Montoneros (en un atentado contra el almirante Lambruschini, murió una hija de éste de 15 años, lo que fue difundido por el gobierno como una prueba de la perversión de los montoneros).

FUERA DE LA ARGENTINA Como señala Ernesto López (ver recuadro) el aparato represivo del Estado se organizó con una estructura análoga a las formaciones que quería combatir. Esa estructura clandestina, paralela a la formal, descentralizada en zonas, subzonas y áreas, demostró ser eficaz: en julio de 1976, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) estaba descabezado, y su jefe, Mario Roberto Santucho, había sido muerto5. La conducción nacional de Montoneros debió exiliarse. Salieron del país Mario Firmenich, Roberto Cirilo Perdía y Raúl Yáger; sólo permaneció en Argentina Julio Roqué, quien, a punto de ser capturado por la Armada, ingirió una pildora de cianuro en mayo de 19776. Mientras, la represión, la tortura, la muerte iban diezmando rápidamente a los Montoneros. Miles de militantes o simpatizantes se exiliaron, especialmente en México y en España. Ahí pudieron radicarse, editar publicaciones, formalizar denuncias 12 • TODO ES HISTORIA - N° 347

En setiembre de 1973,luegodelJrustrado asalto al Comando de Sanidad delEjército, realizado porelERP, lapolicía controla a bs integrantes del grupo guerrillero que acaba de rendirse.

ante foros y organismos internacionales, formar "Casas Montoneras", realizar, en suma, con relativo éxito, tareas de agitación y contención de la fuerza propia. Muchas menos posibilidades tenían quienes quedaron en Argentina, donde la mera sobrevivencia pasó a ser una hazaña. Algunos mudaron de ciudad o de pueblo, quedando así privados de trabajo, de tramas familiares, de vinculación política. Otros abandonaron la organización y quedaron librados a su propia (a menudo escasa) suerte. Otros siguieron en la lucha armada o en la clandestinidad en situación creciente de debilidad relativa y desconexión política. En ese marco defensivo, casi de caza del hombre, la opción por la acción militar, y más en general por cualquier cosa que no fuera esencialmente la preservación de sus miembros, parecía un dislate. Uno de los más brillantes intelectuales montoneros, el escritor Rodolfo Walsh, redactó algunos documentos internos, rigurosamente cajoneados por la conducción que hoy tienen un valor profético. A fines de 1976, Walsh proponía, con argumentaciones superiores, un reclamo igual al de muchos otros militantes: un repliegue, pasar a la resistencia. La "resistencia", en sus propias palabras, "responde negativamente al interrogarse por el poder porque no está en condiciones de apostar por él". Aceptar el hecho era asumir "un retroceso cualitativo cuya alternativa es el exterminio"7. El terrorismo de Estado había cambiado brutalmente las circunstancias: debía replantearse la dis-

cusión entre políticayfierros.Hacer política era imposible; continuarci accionar militar era suicida. La síntesis lógica e inexorable era el repliegue. Walsh fue asesinado en marzo de 1977 por fuerzas de seguridad. Aunque parezca mentira, sus jefes —a fuerza de querer negar el retroceso— optaron por el exterminio.

RETROCEDER AL PERONISMO... DESDE ROMA Walsh aconsejaba también "replegarse al peronismo", dejar de lado, o mejor dicho, posponer la utopía socialista. "Las masas condenadas al sentido común" —según é l se replegaban "al peronismo que nosotros dimos por agotado... se repliegan al terreno malo pero conocido, hacia su propia historia, su propia cultura y su propia psicología"8. La identidad montonera y la lucha por el socialismo iban a contramano de la realidad histórica. Algo de eso flotaba en el ambiente del hotel Leonardo da Vinci, en Roma, cuando en abril de 1977 la conducción en el exilio fundó el Movimiento Peronista Montonero (MPM), una organización político-militar que abarcaba el Partido Peronista Montonero (PPM) y el Ejército Montonero (EM), y que aseguraba priorizar el componente político sobre el militar. La organización tomaba nota de algunas discusiones internas: así lo sugería la reaparición del vocablo "peronista" (abandonado en la anterior estructura, el Partido Montonero de 1976) que seguramente buscaba satisfacer, expresar y, por ende, contener a varios dirigentes peronistas históricos (como Obregón Cano o Bidegain) que podían dar otro poder de convocatoria al nuevo partido. Más allá de los objetivos declamados, el supuesto "brazo" militar del MPM controlaba todo el cuerpo político. El comandante Mario Firmenich era general en jefe del EM y secretario general del PM, y esa duplicación se reiteraba hacia niveles inferiores. Las tareas del partido, según el documento, eran la de conformar una suerte de Frente Popular opositor, reclamando la vigencia plena de la Constitución Nacional, el levantamiento de las proscripciones políticas, y elecciones libres. La actuación del PPM fue prácticamente nula.

RETROCEDER AL PUEBLO: EL MPM "La constitución del Movimiento Peronista Montonero es una autoconstitución. No está Perón para convocarlo ni para nombrar a los miembros del Consejo Superior. Ahora pasa a ser una realidad que para ser dirigente es Imprescindible ser representativo, honesto y revolucionario; ya no sirve de nada tener un amigo influyente. Esto significa que la democracia interna del Movimiento comienza a ser una realidad, que se acabó la burocracia. Hoy la democracia se expresa por el reconocimiento de la representatividad y la honestidad revolucionaria; mañana, cuando no tengamos encima la clandestinidad impuesta por la dictadura, la democracia se ejercerá con el voto masivo". (...)

"La autoconstitución del MPM y de su Consejo Superior no es un proceso ya acabado y perfecto, no es cerrado a nuevos dirigentes ni a nuevas corrientes de opinión del campo popular. Es el primer paso de un gran proceso político de unidad de todos los hombres del pueblo peronista y de aquellos hombres del pueblo que, sin haber sido peronistas, se sienten hermanados con nuestra lucha y comparten nuestros objetivos revolucionarios". (...)

"El MPM integrará revolucionariamente a todo el peronismo del país, integrará a todos los hombres del pueblo que no han sido peronistas, movilizará a las bases populares mayoritarias, resistirá con todos los métodos de lucha a su alcance los atropellos criminales de la dictadura, facilitará la recuperación de las libertades civiles y accionará para conseguir la grandeza de la Nación y la felicidad del pueblo, porque es tan sólo una herramienta del pueblo, en manos del pueblo y a su servicio exclusivo." Documento de autoconstitución del Movimiento Peronista Montonero, 20 de abril de 1977. (Citado en Existe otra Argentina posible, de Roberto Cirilo Perdía y Fernando Vaca Narvaja, Enrique González Olguín Editor, 1986.)

EL UNIFORME ANTE TODO Lo militar predominaba sobre lo político. El MPM producía documentos políticos que nunca se cumplían y, al mismo tiempo, organizaba el EM, con directivas rápidamente ejecutadas. Dictaba un código de justicia militar, con severas penas para sus soldados (aun la capital) que fueron aplicadas con catoniano rigor. Establecía el uso obligatorio de uniforme, su color, etc. (ver recuadro), la obligatoriedad del trato militar, y la prohibición del tuteo entre militantes que se conocían desde hacía muchos años. El lenguaje, producto social por excelencia, revelaba cambios cualitativos de los Montoneros. En sus orígenes, este fenómeN° 347-TODO ES HISTORIA • 13

Rostros acongojados en el entierro de José I. Rucci, el secretario de la CGT cuyo asesinato se atribuyó Montoneros.

no generacional, ligado al protagonismo juvenil de los sesenta, propuso un nuevo lenguaje ligado a un modo de militar y a una lectura de la historia. Todos podían estar equivocados, pero eran a la vez transgresores, atractivos y convocantes. Incluían humor. A veces era sutil: rebautizaron a su archienemiga JPRA (Juventud Peronista de la República Argentina) como J-Perra. A veces era macabro: tras el asesinato de José Rucci, se coreaba "Rucci, traidor/ saludos a Vandor". También lo caracterizaba cierta dilución de la autoridad, el voseo como trato habitual e igualador; el lenguaje coloquial en documentos y revistas (ante una grave enfermedad de Perón, el semanario El Descamisado tituló: "Qué cagazo"). La adopción de códigos de comunicación y autoridad para nada juveniles ni transgresores, revelan cuánto había retrocedido Montoneros cuando se puso uniforme. El militarismo no es sólo pasión por el uniforme. Es una forma de asumir la política. Los Montoneros afrontaron el Proceso con desdén por las vidas propias y ajenas. En un reportaje grabado recientemente, Mario Firmenich explica: "Si uno se preocupa por las vidas no hace política. Hacer política es preocuparse por el poder, no por las vidas"9. Esa versión coincide con los cálculos prospectivos que, con pasmosa frivolidad, volcaba Firmenich. A principios del Proceso, estimaba tener 1500 bajas. Lo peor es que estos cínicos cálculos erraban: en menos. Años después, Firmenich diría: "tenemos cinco mil cuadros menos pero ¿cuántas masas más? Ese es el detalle"10. Desde luego, ese desprecio por la vida de sus militantes costaría mucha sangre y resentiría su predicamento político. Otro factor de disolución fueron las duras exigencias personales impuestas por el EM a sus miembros. Entre ellas, la de confiar sus hijos a otros compañeros, y no a familiares, en caso de fuga, detención o clandestinidad de los padres. Estas conductas producían reacciones de los militantes, indisciplinas que, a menudo, eran severamente juzgadas por tribunales militares.

TORTURA Y LIMITES Miembros de la Juventud Peronista en el velatorio del general Perón realizado en él Congreso. El líder desaparecido había expulsado de la Plaza de Mayo a los "mocosos imberbes" de las "formaciones especiales". 14 • TODO ES HISTORIA -N°347

Muy lejos de Roma y de sus oficiales, los soldados del ejército montonero seguían perdiendo su batalla. Surígidacentralización, la ilimitada represión de las FF.AA., el uso de todo tipo de medios para arrancar

confesiones y delaciones, y la desmoralización de los militantes montoneros, fueron permitiendo la progresiva identificación y captura de muchos de ellos. En la película Cazadores de Utopías (ver recuadro) Luis Salinas, ex militante, reflexiona sobre su experiencia con la tortura. Asegura que la tortura es una forma de discusión política en la cual el torturado, para no sucumbir, debe apelar a su astucia, a sus afectos y, sobre todo, a su identidad (no ser lo que el torturador pretende que sea). Es injusto, y a veces hasta perverso, juzgar a alguien o tan siquiera medir su conciencia política por lo que hace bajo los efectos de la tortura. Dejando sentada esta opinión, consignamos que muchos intérpretes calificados coinciden al señalar que la saña militar funcionó eficazmente porque se asentó sobre la desmoralización de muchos militantes montoneros. "Acuciados por el dolor físico —dice el investigador inglés Richard Gillespie— los Montoneros hablaban a causa de la bancarrota política de su organización y de su ocaso militar; hablaban porque sabían que sus amigos estaban hablando; porque sus líderes se habían ido y los habían abandonado."11 Para peor, añade el mismo Gillespie, los Montoneros exigían a sus militantes resistencia ilimitada ante la tortura. El Ejército de Liberación de Argelia pedía a sus cuadros que resistieran 48 horas, plazo en el que se consideraba razonable que sus compañeros tomaran precauciones. Fijarle un límite al dolor, una meta razonable, seguramente posibilita mayores sacrificios, coronables por un resultado. Número de la publi- do de los caídos; por lazos afectivos y amisLa debacle, la desmesura de las exigen- cación El Descami- tosos, y porque 'esto es un viaje de ida"'12. cias, valorizan más la conducta de quienes, sado en el que se como el mencionado Salinas, no hablaron. reclama porlalibertad de Roberto El Muchos de ellos tenían desacuerdos severos con la organización, pero preferían man- Negro Quieto, Junda-LA ESMA tener su identidad frente al enemigo. "Nun- dor de las Fuerzas Revolucio- Un caso límite se dio en los campos de ca hablé mal de la oreja en la cárcel. Recién Armadas narias (FAR). concentración de la tristemente famosa dije que había dejado de ser montonera Escuela de Mecánica de la Armada. Movido cuando salí", testimonia una ex militante por ambiciones presidenciales, tentado de que tuvo el relativo privilegio de haber estaser "un nuevo Perón", el comandante en do encarcelada en blanco entre 1975 y jefe de la Armada, Emilio Massera, se pro1983. "Autocrítica sí, pero no acá", dice en puso obtener cooperación de los detenidos la ESMA —palabra más, palabra menos— montoneros a cambio de ciertas franquiun personaje de Recuerdo de la muerte. cias. Esta "recuperación" incluía para quieSegún Juan Gasparini, la explicación es nes cooperaban la posibilidad de quedar muy compleja y alude a los misterios de la libres, y, para quienes no lo hicieran, las condición humana. De todas formas, esbomás nefastas penas. za cuatro razones como explicación parcial: "por no querer aparecer como cobardes Muchos de los prisioneros se propusieante el resto; por solidaridad ante el recuerron la filosa tarea de cooperar sin venderse,

LIBERTAD AL NE G R O Q U I E T O

UN MON QUE PELEO POR

N° 34 7 - TODO ES HISTORIA • \ 5

EL TERRORISMO DE ESTADO Es imposible contextualizar cualquier hecho producido a partir del 24 de marzo de 1976 sin dar cuenta del terrorismo de Estado implantado desde entonces. Según el sociólogo Ernesto López, especialista en temas militares, el terrorismo de Estado "no tenía como intención sólo eliminar a las organizaciones guerrilleras sino también producir, a través del ejercicio del terror y de las acciones clandestinas, un retraimiento en los comportamientos políticos y culturales de toda la sociedad". Para expandir el terror, se dejaba libres a algunos prisioneros luego de torturarlos. "Fue una operación de lobotomización de la conciencia de la gente a nivel masivo. Se buscaba la parálisis, el redisciplinamiento, la vuelta a la esfera individual." Según López, esta estrategia fue Importada a la Argentina por cuatro coroneles franceses que habían servido en Indochina y en Argelia, quienes dieron clases en la Escuela Superior de Guerra entre 1957 y 1962. Esto produjo una reforma doctrinaria dentro de las Fuerzas Armadas, y sentó las bases de lo que después sería la Doctrina de Seguridad Nacional. J.N. de aceptar el trato en beneficio propio y de la organización. La historia de esa alianza incluye variadísimas anécdotas que van desde el supremo heroísmo y solidaridad hasta duras formas de sumisión ("romances" entre torturadores y sus víctimas). Es contada con insuperable pasión y escritura en la novela Recuerdo de la muerte, de Miguel Bonasso, lectura imprescindible para comprender qué pasó en esos años atroces1*. Lo cierto es que la cooperación, esa alianza tramposa en medio del horror, estaba siempre en el filo de la traición, de la duda de cada prisionero aun acerca de si mismo. La película Montoneros, una historia, de Andrés di Telia, recoge una experiencia personal de inigualable simbolismo. Es la de Mario Villani, un preso en la ESMA, quien cooperaba arreglando enchufes, cueritos de canillas, etc. Un día, un torturador le pide que arregle su picana eléctrica porque tiene un cortocircuito. Villani duda, no sabe si puede negarse, pero siente que tiene un limite; en definitiva, rehusa arreglar la picana. El torturador lo comprende y no lo sanciona. Pero la historia no termina ahí. El 16 • TODO ES HISTORIA - N" 347

Rodolfo Galimberti habla en el acto realizado por las "formaciones especiales" con motivo del primer aniversario del triunfo de Cámpora del 11 de marzo de 1973.

V

torturador improvisa una picana con otro aparato eléctrico: resulta ser más cruel y dañina que la picana original. Villani, abrumado, cede y arregla la picana. La anécdota es más fuerte que cualquier interpretación. Algunos de los que cooperaron cambiaron de bando o se quebraron por la tortura o las amenazas, pero muchos otros (no menos de cincuenta) lograron preservar su vida y su identidad. Fueron liberados, y prosiguieron sus luchas y denuncias contra la dictadura militar.

EL CIANURO Los cuadros militares montoneros estaban obligados a defender sus armas con la vida y a no entregarse vivos al enemigo. Los altos jefes y oficiales superiores tenían una pildora de cianuro que debían ingerir para suicidarse antes de dejarse tomar prisioneros. Según declaraciones hechas por Mario Firmenich en un documental reciente, esa "facilidad" otorgada a los superiores motivó quejas de las bases de la organización, lo

*?¿«5

Cartel de Montoneros desplegado por jóvenes militantes frente a la Facultad de Farmacia de la UNBA en agosto de 1974, cuando López Rega era la figura dominante en el gobierno de Isabel Perón. •

La camioneta que conducía el comando montonero que secuestró a los hermanos Jorge y Juan Born y mató al chófer del auto que los transportaba. El cuantioso rescate pagado por los Bom se convertiría en fuente de ingresos y materia de negociación dentro de la organización subversiva.

que lo llevó a generalizar el uso de la pildora14. Es imposible determinar cuántas personas murieron tomando el cianuro, pero lo cierto es que muchos lo intentaron, y que las fuerzas de represión, conocedoras de esa práctica, tenían "el antídoto" y apelaban a él usualmente recuperando al enfermo para un infierno que ellos controlaban. Bonasso narra la historia de un montonero que luchó bravamente contra sus captores y que, cercado, tomó el cianuro, pero que fue "salvado" por los militares. Después de

esto, colaboró sin cortapisas con sus salvadores-verdugos. Ese "quebrado", que decidió morir por sus ideales y que —violentado— decidió que una vez era suficiente, dice mucho más que lo que podríamos decir nosotros acerca de la crueldad y complejidad de la historia. En 1978, coincidiendo con cierta desaceleración del terrorismo estatal, la organización dejó sin efecto la obligatoriedad del cianuro.

N°347 - TODO ES HISTORIA • 1 7

MUNDIAL Y CONTRAOFENSIVA Antes del Mundial de Fútbol de 1978, los Montoneros propusieron a las FF.AA. una tregua; nunca recibieron respuesta. Asimismo produjeron agitación política y algunos atentados no sangrientos que, por lo tanto, no trascendieron a los medios. Propusieron a las masas la consigna "Argentina campeón, Videa al paredón'', laque, por obvias razones, no fue entonada por nadie en público. Tendrían mejor presencia un año después en Suiza, cuando Argentina concediera a Holanda una revancha de la final de la Copa: detrás de un arco apareció un enorme cartelón que decía "Videla asesino", cartel que la TV argentina registró y demoró un rato en tapar. Sería todo un símbolo: los Montoneros tenían más presencia fuera de la Argentina que dentro de sus fronteras. Esa presencia asumía a menudo formas paródicas: integrantes de la conducción nacional, rigurosamente uniformados, recorrían el mundo y se fotografiaban, cual generales triunfantes, al lado de Yasser Arafat, Olof Palme o la cúpula del Ejército Sandinista. 18 • TODO ES HISTORIA - N° 347

Mario Hernández, También desfilaron por La Habana, ZimRodolfo Galimberti, babwe, Beirut. Eduardo Duhalde, En Argentina, el éxito del Mundial disiErnesto Jauretche, mulaba pero no aminoraba la progresiva Alberto Brito Lima y pérdida de impulso de la dictadura militar. Horacio Farmache Surgían problemas internos (entre el Ejércison algunos de los dirigentes peronis- to y la Armada, especialmente) y también tas de distinto signo vinculados a la sucesión presidencial. Aun que pueden verse en en un régimen tan cerrado como el Proceso —dice Natalio Botana— la política suele ^.fotografia. tomarse sus revanchas: la sucesión de Videla a Viola generaba crisis políticas ineludibles15. El plan económico comenzaba a mostrar limitaciones. A medida que disminuía la represión, surgían acá y allá señales de descontento... De todos modos, el poder militar era todavía fuerte. No lo entendían así quienes desde el exilio promovieron una contraofensiva popular tendiente a derribar la dictadura. Se propugnaba el incremento de la resistencia popular. La lectura de los documentos de época revela la repetición casi textual de argumentos y eslóganes utilizados desde 1970 hasta 1973, tiempo del mayor crecimiento de los Montoneros. La repetición de la historia es un imposible; creer en ella, un error. Montoneros tabuló una contraofensiva que pusiera fin a la dictadura militar.

Envió a la Argentina a grupos destinados a tareas políticas (los TEI, conducidos por Yâger), y otros destinados al accionar militar (los TEA, conducidos por Mendizábal). Reclutò su tropa entre los exiliados: muchos volvieron a la Argentina a intentar tareas militares o políticas y fueron masacrados. Murieron más de 600 montoneros, entre ellos los propios jefes de los TEI y los TEA. El foquismo o el terrorismo político son siempre cuestionables éticamente: su única justificación es la eficacia, el impacto que producen en la sociedad. La mayoría de los argentinos no supo nun£a siquiera de la existencia de la contraofensiva, protagonizada por su supuesta vanguardia. Cuando mataron a Aramburu, los Montoneros concitaron adhesiones y odios, ganaron terreno, conmovieron a todos y representaron a algunos. La contraofensiva fue la trágica versión montonera de la patrulla perdida en la selva.

DISGREGACIÓN, RUPTURAS La contraofensiva produjo una definitiva disgregación interna de los Montoneros, pues probó su militarismo, sus tremendos errores de diagnóstico y su enorme desdén por la vida de sus integrantes. Muchos de los convocados rechazaron la propuesta por delirante, y se apartaron para siempre de la organización, muy poco dispuesta a tolerar disensos o deserciones. A medida que la represión masacraba a quienes regresaban, las polémicas internas crecían y desembocaron en graves rupturas. La contraofensiva quebró incluso su más estrecho círculo

de lealtades, el de aquellos que respaldaron a la organización desde sus inicios hasta el final. En 1979, Rodolfo Galimberti, Juan Gelman y otros históricos protagonizaron una impactante ruptura oponiéndose a la contraofensiva y, más en general, "al militarismo y al foquismo de la conducción, la supresión absoluta de la democracia interna y su irresponsable triunfalismo"16. La ruptura fue seguida de acusaciones recíprocas de haberse apropiado de los fondos de la organización. Esos fondos eran importantes, provenían en buena medida del rescate pagado por Bunge & Born por el secuestro de Juan Born (cincuenta millones de dólares), y han dado lugar a un cruce Testimonio de las intenso de denuncias acerca de una tradiluchas ideológicas ción nacional: la apropiación privada de que tuvieron por es- fondos públicos. Tal vez las más interesancenario a la Univer-tes y consistentes son las del ex montonero sidad en los años Juan Gasparini. La discusión acerca de 1970-1976. quién se quedó con la plata revelaba el grado de descomposición interna de los Montoneros. En 1980, un grupo de cuadros, entre ellos Jaime Dri y Miguel Bonasso (quien durante el tercer gobierno peronista dirigiera el diario Noticias, una de las más importantes experiencias montoneras "de superficie"), propusieron un debate interno y hasta formar una línea interna. Sólo

UNA TRADICIÓN MACABRA La historia argentina rebosa de muertes, cadáveres secuestrados o profanados. La del peronismo y la de los Montoneros no son excepciones en ese sentido. Esta macabra tradición reverdece en esta anécdota contada por Adriana Puiggrós, decana de Filosofía y Letras de la UBA en 1974, referida a ella misma y a su padre Rodolfo, quien fuera rector de la Universidad de Buenos Aires entre 1973 y 1974. Ambos habían sido, si no miembros orgánicos, aliados de los Montoneros hasta 1974. "Mi enfrentamiento con los Montoneros comenzó en 1974, cuando tras ser echada de la Universidad me exilié en México, y ahí rompí con la organización, haciendo público un documento muy duro. Prosiguió cuando algunos dirigentes montoneros que vivían en la casa de mi padre, en México, le impedían encontrarse conmigo. Mi viejo —que se había hecho orgánico de los M ontoneros recién en 1976, después de que mataran a mi hermano— me llamaba por teléfono para que nos encontráramos a escondidas. Cuando mi viejo murió, en 1980, no me dejaron entrar al velorio. Dejaron entrar a mis hijos, pero a mí no, porque decían que era una liberal. Esa historia terminó para mí recién siete años después, cuando me reencontré con mi viejo embalsamado." H.W.

N° 34 7 - TODO ES HISTORIA . 1 O

obtuvieron rechazos y ataques por sus reclamos, lo que motivó su ruptura y la efímera formación de la organización Montoneros 17 de Octubre. La ruptura, según Bonasso, sacó a la luz "una lucha de vieja data: la que libraban en sordina los cuadros que querían una política de masas y el núcleo foquista que manejaba el aparato"17. Desangrado por el terrorismo de Estado y —lo que es más grave— abandonado aun por sus militantes másfieles,Montoneros ya no era una organización de masas, ni un ejército aún en retirada, ni un partido. Era un sello vacío.

A MODO DE FINAL Decíamos en un trabajo anterior: "lo que diferenció a Montoneros de otros grupos guerrilleros fue su capacidad de convocatoria para actividades de superficie. Su aptitud movilizadora fue muy superior a la de cualquier otro grupo juvenil (guerrillero o no, peronista o no peronista). Su respuesta atraía porque combinaba 'el poder del fusil' con la práctica social, con el activismo de base y —sobre todo— con un movimiento mayoritario de base trabajadora. Por eso, el montonerismo Uñó la campaña presidencial del 73 y concitó la adhesión de miles de militantes y adhérentes... Crecieron entre el 70 y el 73 explosivamente. Pasaron a ser —de una célula terrorista— una organización de masas. Esta conjunción políticomilitar era difícil de mantener: optaron por lo militar. La elección fue, obviamente, lamentable"18. Tras la contraofensiva, Montoneros sólo prolongó su muerte anunciada. Era una supuesta organización de masas 20 • TODO ES HISTORIA -N°347

sin contacto con su pueblo, cuya conducción estaba integrada exclusivamente por exiliados, cuyas instancias organizativas en la Argentina eran casi nulas. Una organización político-militar que incluía un partido que evitaba todo debate y expulsaba a muchos de sus cuadros, y un ejército aniquilado. Había generado un abismo entre sus militantes, los que resistieron como pudieron, muchos de los cuales fueron torturados o asesinados, y un puñado de jefes que participaba frivolamente del jet-set político internacional. Después de las sangrías internas del 79 y el 80, sólo les quedaría unabanal adhesión al delirio de Malvinas, que nadie tomó en cuenta, y torpes intentos de sumarse al peronismo, el que los rechazó enérgicamente: ya contaba con bastantes piantavotos. La dictadura militar iba epilogando. En FX contralmirante 1983 habría elecciones, una nueva etapa César Augusto democrática, con muchas diferencias con la Guzzettìjuradcar- iniciada en 1973 y abortada en 1976. Entre go de ministro de ellas: la perdurabilidad de las instituciones, Relaciones Exterio- la alternancia política, el repudio colectivo res en el gobierno a la violencia. Y claro, la ausencia de los de facto encabeza- Montoneros que —aunque no surja tanto de do por el general esta nota centrada en sus peores años, que Videla. A la dere- fueron, también, los peores de la Argenticha de Videla, el na— fueron protagonistas ineludibles de los almirante Massera setenta; cifraron, entre 1970y 1980, mucho de lo peor y mucho de lo mejor ocurrido en y el general la Argentina en esa década febril. Harguindeguy. NOTAS 1. Documento publicado en revista Evita Montonera 15, México, 1977. 2. IVANCICH, NORBERTO y WAINFELD, MARIO:

"El gobierno peronista 1973-1976: los Montoneros". Publicado en revista Unidos en tres partes: número 2 (julio de 1983); número 6 (agosto 1985) y número 7/8 (diciembre de 1985). 3. WALDMANN. PETER, Ensayos sobrepolítica y sociedad en América latina. Editorial Alfa, 1983, pp. 172/178. 4. Testimonio de Graciela Iturraspe en la película Cazadores de Utopías. 5. La historia del ERP y la de la vida y muerte de Santucho tienen riguroso tratamiento en Todo o Nada, de María Seoane, Edit. Planeta, Espejo de la Argentina, 1991. 6. GASPARINI, JUAN, Montoneros, jínal de cuentas, PuntoSur, 1988. 7 y 8. WALSH, RODOLFO, "Aporte a la discusión del informe del Consejo", noviembre de 1976; "Aporte a una hipótesis de resistencia", enero de 1977, reproducidas en Unidos, número 5 (abril 1985) y número 6.

El atentado en que perdió la vida el empresario Francisco Soldatifue uno de los más cruentos y espectaculares operativos concretados por Montoneros durante la dictadura militar. 9. La entrevista aparece en un video sobre historia argentina reciente dirigido por Felipe Pigna y realizado por alumnos y docentes del Colegio Nacional Carlos Pellegrini que no ha tenido distribución comercial. 10. Revista Bohemia, La Habana, Cuba, 1981. 11. GILLESPIE, RICHARD, Soldados de Perón Los Montoneros, Grijalbo, 1987, p.300. 12. GASPARINI, op. cit, p. 154. 13. BoNASSo, MIGUEL, Recuerdo de la muer-

te, Bruguera, 1984. La ética de ese campo de concentración imponía cooperar con los marinos, pero sin comprometer a otros compañeros y sin prestarse a delatarlos (una de las tareas era "ser dedo": salir a la calle a identificar compañeros). Recuerdo..., un imponente relato histórico rigurosamente documentado, tiene como protagonista a Jaime Dri, ex diputado peronista por el Chaco. Para Dri, su identidad montonera se demostraba preservándose para fugar. Lo logró, aun discutiendo con algunos de sus compañeros de encierro, quienes temían que una fuga individual pusiera enriesgoal conjunto. Dri fue juzgado por un tribunal montonero y absuelto. En 1980 rompería con la organización. 14. Video de Felipe Pigna citado en nota 9. 15. Entrevista a Natalio Botana, marzo de 1996. 16. Carta abierta firmada por Rodolfo Galimberti y Juan Gelman, citada en GILLESPIE, op. ciL 17. BONASSO, MIGUEL, op. ciL, pp. 405/406. 18. IvANCicHy WAINFELD, op. cit, ÍMtospp.

7-8, 148-149.

María Martínez, la esposa de Mario Firmenich, fotografiadaen Rio de Janeiro mientras se tramitaba la extradición de Firmenich, reclamado por el gobierno de Alfonsín en febrero de 1984.

AGRADECEMOS LA GENTIL COLABORACIÓN DEL ARCHIVO FOTOGRAFICO DEL DIARIO CLARÍN. RECUADROS: JOSÉ NATANSON.

ALGO DE PELÍCULA Ni la literatura ni el cine argentino han dado aún demasiada cuenta de los hechos que hemos reseñado. Seguramente, son muy cercanos y muy dolorosos. Dos novelas pueden citarse como valiosas excepciones: la ya mencionada Recuerdo de la muerte y No velas a tus muertos, de Martín Caparros. La historia de los Montoneros en el Proceso ha sido abordada desde diversos ángulos en tres filmes cuya visión —por decir poco— ayudará a entender mejor los hechos que aquí narramos. Un muro de süencio (1994), dirigida por Lita Stantie, es la adaptación en Acción de la historia de un militante desaparecido que aparentemente regresa. El documental Montoneros, una historia (1994), dirigido por Andrés di Telia, es más una película sobre la condición humana que un informe sobre los Montoneros. El testimonio principal es el de Ana María Testa, quien, con frescura y honestidad envidiables, cuenta la historia de su paso por Montoneros: la relación con su pareja —un cuadro montonero—, su paso por la ESMA, el enamoramiento de uno de sus torturadores y su actual amistad con un compañero a quien ella delató. Cazadores de utopias (1996), de David Blaustein, asume una visión más subjetiva de la historia de Montoneros. Es la historia de la organización contada por sus propios militantes. Al precio de omitir ciertas cuestiones más o menos básicas —como las divisiones internas y el accionar de otras organizaciones guerrilleras— se centra en testimonios de 34 cuadros medios de la organización, mechados con Imágenes de archivo, que le dan un valor testimonial sin precedentes. J.N.

N°347- TODO ES HISTORIA • 2 1