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E. P. Thompson. “La formación de la clase obrera en Inglaterra”. UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE FACULTAD DE HUMANIDADES DEPARTAMENTO DE HISTORIA HISTORIA DE LA HISTORIOGRAFÍA TRABAJO PRÁCTICO Nº 3:

E. P. Thompson “La formación de la clase obrera en Inglaterra” ZEITLER, Tomás Elias Prof. y Lic. en Historia

El debate acerca de cómo entender las clases sociales, la conciencia de clase y la lucha de clases tiene una larga historia en la teoría marxista. Esta polémica está dada por el hecho de que ni Marx y Engels dejaron definiciones precisas en torno al tema, sino más bien un conjunto de reflexiones dispersas y aplicadas a casos históricos concretos. Dentro de este marco de la teoría marxista han tenido un peso enorme las concepciones “estructuralistas” y “objetivistas” al momento de comprender los fenómenos de clase. En oposición a esta perspectiva, la postura expresada por el historiador y activista socialista E.P. Thompson (1924-1993), es de suma importancia tanto para la teoría de la historia como para las ciencias sociales en general, tal como lo pretendió el mismo autor: “...espero sin embargo que este libro sea considerado como una contribución a la comprensión de la clase.” (La formación dela clase obrera en Inglaterra. Prefacio, XVI) En su obra “La formación...” trató el problema teórico de la concepción de “clase” como el problema concreto de la clase trabajadora inglesa; en ella critica fuertemente los planteos economicistas y estructuralistas que afectaron al marxismo (como los de Althusser), y busca rescatar ciertas cuestiones marginadas en los análisis de Historia Social como la voluntad, la cultura y la autoconstrucción de las clases, con lo cual busca una revalorización del papel de la subjetividad en el proceso de conformación de las clases. Las concepciones de Thompson se desarrollaron tras su ruptura con el estalinismo en 1956, cuando comenzó a orientar todos sus esfuerzos al examen histórico de la clase obrera, fundamentalmente la de Gran Bretaña, a realizar una intensa experiencia en talleres de enseñanza e investigación sobre y para las clases populares, y a practicar una incansable militancia independiente en el movimiento socialista y antinuclear. El primer elemento fundamental de su postura, es su concepción de que una clase social no se define exclusivamente a partir de sus determinaciones “objetivas”, sino que siempre están presentes las dimensiones de la acción y la subjetividad, siempre dentro del marco de la temporalidad histórica: “Por clase, entiendo un fenómeno histórico que unifica una serie de sucesos dispares y aparentemente desconectados, tanto por lo que se refiere a la materia prima de la experiencia, como a la conciencia.”(La Formación... Prefacio, XIII) En esta definición de clase, la experiencia y la conciencia de clase se hallan estrechamente unidas, sin embargo no abandona la perspectiva materialista, pues concibe a dicha experiencia como algo determinado por las relaciones sociales de producción, aunque su concepción de la conciencia de clase si es “culturalista”, pues Thompson nos dice que ésta es “...la forma en que se expresan estas experiencias en términos culturales: encarnadas

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E. P. Thompson. “La formación de la clase obrera en Inglaterra”. en tradiciones, sistemas de valores, ideas y formas institucionales. Si bien la experiencia aparece como algo determinado, la conciencia de clase no lo está.” (Ibid. Prefacio, XIV) De esta manera Thompson llega a la definición y a la existencia misma de la clase, no a partir de una realidad objetiva independiente de la voluntad, sino a través de la evidencia de la acción histórica. Pues considera que sólo desde la experiencia es a partir de donde podemos afirmar la existencia de la clase. Y la experiencia no es otra cosa que la lucha de clases. De esta manera, Thompson revalorizó el concepto de lucha de clases a partir de sus estudios sobre la sociedad inglesa del siglo xviii, y replanteó la teoría marxista, al reordenar y recombinar la relación entre los conceptos de clase, conciencia y lucha de clases, cuestionando toda interpretación estructuralista o economicista: “En mi opinión, se ha prestado una atención teórica excesiva (gran parte de la misma claramente ahistórica) a ‘clase’ y demasiado poca a ‘lucha de clases’... La clase y la conciencia de clase son siempre las últimas, no las primeras, fases del proceso real histórico.”( Thompson, E.P., “La sociedad inglesa del siglo xviii: ¿Lucha de clases sin clases?”, En Tradición, revuelta y conciencia de clase. Estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial, Barcelona, Crítica, 1984, pág.37.) Para Thompson las clases sólo pueden ser definidas como fenómenos concretos. Cuando define a éstas como “un fenómeno histórico”, nos aclara: “No veo la clase como una ‘estructura’, ni siquiera como una ‘categoría’, sino como algo que tiene lugar de hecho (y se puede demostrar que ha ocurrido) en las relaciones humanas.”(La Formación... Prefacio, XIII). Y más adelante sostiene que: “Si detenemos la historia en un punto determinado, entonces no hay clases sino simplemente una multitud de individuos con una multitud de experiencias.” Y seguidamente agrega que: “La clase la definen los hombres mientras viven su propia historia, y al fin y al cabo, esta es su única definición.” (Ibid, Prefacio, XV). Esta noción la aplica en el capítulo 6 (Explotación) de su obra “La formación...”. Mencionamos aquí algunos ejemplos que lo reflejan claramente: Cuando marca que la formación de la clase obrera es el resultado no tanto de adelantos tecnológicos, como de procesos históricos políticos y culturales: “...el énfasis exagerado en la novedad de las fábricas de los algodoneros puede conducir a una subestimación de la continuidad de las tradiciones políticas y culturales en la formación de las comunidades obreras.” (Ibid, . 201-202) Cuando sostiene que la conciencia de clase obrera se formó con elementos anteriores a la Revolución Industrial: “Muchas de sus ideas y formas de organización habían sido ya adoptadas por los trabajadores a domicilio...” y luego agrega que “el núcleo real de donde el movimiento obrero extrajo ideas, organización y lideres estaba constituido por zapateros, tejedores, talabarteros y guarnicioneros, libreros...”, y sintetiza su idea diciendo que “El vasto mundo del Londres radical...no sacó su fuerza de las principales industrias pesadas..., sino de la multitud de oficios y ocupaciones menores.” (Ibid, p. 202) Además, nos dice que “La formación de la clase obrera es un hecho de historia política y cultural tanto como económica. No nació por generación espontánea del sistema fabril” (Ibid. P.203)

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E. P. Thompson. “La formación de la clase obrera en Inglaterra”. -

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Cuando refuta la idea de que los obreros -mera materia prima- fueron modelados como tales por una fuerza externa –la revolución industrial-, al afirmar que “Las relaciones de producción cambiantes y las condiciones de trabajo de la Revolución industrial fueron impuestas, no sobre una materia prima, sino sobre el inglés libre por nacimiento...” (Ibid. P. 203) Cuando señala que la relación de explotación entre la clase obrera y los patrones: “Es una relación que puede verse que adopta formas distintas en contextos históricos diferentes, formas que están en relación con las formas correspondientes de propiedad y poder del Estado” (Ibid. P 213) Cuando critica a los estudios empiristas sobre la clase obrera porque en ellos “Se pierde la dimensión de la intervención humana, y se olvida el contexto de las relaciones de clase.” (Ibid. P.214) Y finalmente, con una afirmación que refleja profundamente su noción de clase: “La clase obrera se hizo a sí misma tanto como la hicieron otros.” (Ibid. P. 204)

De este planteamiento, se deriva su crítica a la tradicional ecuación (sostenida por Engels y continuada por diferentes pensadores conservadores, radicales y socialistas) “energía del vapor y la fábrica de algodoneros = nueva clase obrera”. Sin embargo, este cuestionamiento tiene sus raíces en una crítica más fuerte que Thompson dirigió hacia la distorsionada utilización de la relación “base/superestructura”, verdadero pilar teórico del análisis althusseriano. Según esta analogía, las fuerzas productivas y las relaciones de producción supondrían la “base real y objetiva”, y de allí la conciencia de clase surgiría como una sobreestructura “derivada”. Y en el caso concreto de la clase obrera inglesa, según esta mirada simplista, la misma fue el resultado directo de las transformaciones ocurridas en las fuerzas productivas y las relaciones de producción durante la Revolución industrial. Y aunque el autor reconoce la importancia de los nuevos inventos tecnológicos y la fábrica de algodón, sostiene que “Sin embargo, no deberíamos dar por sentada cualquier correspondencia automática, o demasiado directa, entre la dinámica del crecimiento económico y la dinámica de la vida social o cultural.” (Ibid., p. 201). Thompson atacó aquella “metáfora procedente del campo de la construcción”, pues la consideraba “inadecuada para describir el flujo del conflicto, la dialéctica de un proceso social cambiante.”, por tener una tendencia reduccionista que conducía a, lo que el llamó, un “leninismo platónico”: pues presenta una clase –o una ‘clase en sí’– a nivel de ‘base’, que luego se traduce en conciencia de clase –o ‘clase para sí’– a nivel de sobreestructura. Ahora bien, aunque Thompson considera que los aspectos tecnológicos de la Revolución industrial influenciaron en la configuración de la conciencia y las instituciones de la clase obrera, recalca la importancia de otros dos factores: el gran y vertiginoso crecimiento demográfico y, sobre todo, la contra-revolución política de 1792-1832: es decir, considera tanto el contexto tecnológico, como el demográfico y el político. Pues no sólo fue decisivo la generalización de los enclosures o la sustitución de las industrias domésticas a favor del sistema fabril (con sus nuevas formas de disciplinamiento, explotación, cohesión social y cultural), sino también la alianza entre el Estado, la aristocracia y los fabricantes para defender sus intereses políticos y económicos y reprimir las conspiraciones jacobinas del pueblo. En este contexto, surge una cuestión problemática de interpretación en cuanto a los resultados (positivos o negativos) que produjo la Revolución industrial, que tiene sus raíces 3

E. P. Thompson. “La formación de la clase obrera en Inglaterra”. en el enfrentamiento teórico entre Clapham y Hammond. Mientras que Clapham sostenía que la tesis sostenida por los historiadores sociales de que la revolución industrial empeoró al obrero era nada mas que una “leyenda”; su opositor Hammond criticaba la mala interpretación que se hacia sobre la situación de los obreros a partir de las cifras promedios de ingresos agrícolas. El problema de fondo era el de la relación entre el bienestar material y el valor (felicidad) que este producía. Para escapar a esta disputa, era necesario salirse fuera de la esfera de las condiciones estrictamente económicas. Eso fue lo que intentó hacer Hobsbawn, al afirmar que no es seguro que el crecimiento económico haya llevado a un aumento notable del nivel de vida de los obreros, y sostener que la Rev. Ind. tuvo dos caras: el enriquecimiento continuo de las clases medias y el empobrecimiento progresivo de las clases trabajadoras (Dirá Hobsbawn: “Las clases medias continuaban acumulando riqueza en medio de una población hambrienta, cuya hambre era la contrapartida de aquella acumulación”. Las Revoluciones Burguesas, p. 69). De esta manera refutaba la afirmación de Ashton sobre la existencia de un clima económico más benigno y sobre los aspectos positivos de los adelantos tecnológicos y el crecimiento económico. Esta controversia no resuelta se debe, según Thompson, a una confusión de base en las investigaciones y análisis que confunden el estándar de vida (medición de cantidades mediante estadísticas) con el modo de vida (descripción de calidades sobre la base de testimonios literarios) y que conduce a una simplificación de la realidad histórico-social. Pues lo que se debe tener en cuenta es que, mientras que se dio una mejora en el nivel medio de vida material, paralelamente se intensificó la explotación a los obreros y aumentó la inseguridad y la miseria humana: la clase obrera “...seguía sufriendo esa pequeña mejora como una experiencia catastrófica.” (Ibid. P. 222). Estas afirmaciones han hecho que muchos pensadores lo consideren como un culturalista, pues toma los aspectos culturales como variables para medir la situación de la clase obrera en Inglaterra. Sin embargo, esta conceptualización es sumamente simplista pues desconoce la complejidad del análisis de Thompson, en el cual considera tanto los aspectos sociales y culturales, como los económicos y tecnológicos. Aun así, es cierto que tanto Thompson, como Hobsbawn, Anderson, y los demás marxistas británicos, se han alejado tanto del tipo de análisis mecanicistas y reduccionistas propios de los investigadores marxistas ortodoxos, que es totalmente acertada la afirmación de Fontana al considerar que estaban “...en las antípodas del economicismo del marxismo ortodoxo...”, dado su acercamiento hacia nuevas problemáticas del análisis histórico, tales como los aspectos culturales, sociales, religiosos... Se acepten o no las concepciones de Thompson sobre los temas que hemos tratado, es evidente que resultan muy útiles para reflexionar sobre muchos de los aspectos que afectan nuestra situación social, cultural, económica y política, como ser la acción y la conciencia de la clase trabajadora y de los nuevos movimientos sociales, el papel de las formaciones políticas, la autodeterminación de los pueblos y los individuos, o la cultura de la clase obrera, pues, como afirma Thompson, “no podemos comprender la clase a menos que la veamos como una formación social y cultural”.

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