The Last Winter of My Memories

The last winter of my memories Si yo pudiera nacer una y otra vez en el tiempo en el cual tú estás presente, lo haría s

Views 204 Downloads 1 File size 1MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

The last winter of my memories

Si yo pudiera nacer una y otra vez en el tiempo en el cual tú estás presente, lo haría sin dudar... No importa si tú en esa nueva vida no me amas Si no me miras Yo estaré ahí Por siempre y para siempre Porque mi amor es eterno

Destiny of love?

Otro tú, otro yo ¿Tendríamos los mismos sentimientos si naciéramos de nuevo? Por eso vivir sin estar cerca de ti Encontrarte en mis sueños Es suficiente… Es suficiente para mí

Capítulo 1: Destiny of love? POV Jung Yunho Es completamente extraño como lo que llamamos destino expone frente a nuestros ojos aquellas situaciones en las cuales hemos de suponer que tenemos que realizar ciertas acciones para de esta manera superar las “duras” pruebas que aparecen en nuestro camino. Muchas personas opinan que nuestro destino ya está escrito y que por esa razón, a pesar de que nosotros queremos que nuestra historia termine de otra manera, no podremos hacerlo, porque ya tenemos un recorrido trazado y predeterminado. Pero yo difiero de aquello, ¿existe o no existe? , ¿Realmente nuestro destino está escrito en una especie de libreto el cual tenemos que seguir a pie juntillas? A mis veinte años siento y estoy seguro que nuestro destino lo creamos nosotros, con cada decisión que tomemos estamos dirigiéndonos hacia nuestros objetivos, metas y sueños. Es por ello que al dirigir mi mirada hacia el asiento de al lado (en este vuelo que a medianoche aún sobrevuela el vasto cielo llevándonos hacia Seúl) esbozo una leve sonrisa al observarte dormir en una posición algo extraña. Estoy seguro que dentro de unas horas cuando despiertes te dolerá el cuello, pero fue tu decisión no aceptar que me cambiara de lugar para así darte más espacio para que duermas. No me preguntes, solo por favor, quédate a mi lado. No comprendo aún tu manera de ser, es demasiado pronto para poder darme cuenta de lo que piensas o de saber cual será tu próxima acción, pero eres un misterio. Y aún no estoy seguro si eres un misterio el cual yo deseo descubrir. Cuando mi móvil comienza a vibrar dejo de mirarte para darme cuenta que el

nombre que figura en la pantalla es de aquella persona que me conoce desde que yo nací. Debe de haberse dado cuenta que no le hice caso y que por ello permití que vinieras conmigo a Corea. Realmente él no puede hacer nada, tus padres te dieron permiso y por ello ahora estás durmiendo en este avión. Llévame contigo, quiero conocer el lugar en el cual la persona que alguna vez fui, vivió. ¿Negarme a que no compres tu boleto de avión? ¿Escuchar a esa persona decirme que no es una buena idea? No soy quién para hacer eso, solo nos hemos conocido hace un par de semanas, ni siquiera puedo considerarte mi amigo. Corrección: No eres mi amigo. Han Jaejoong, realmente no nos conocemos. — ¿Desea alguna bebida relajante para que pueda dormir, señor? Retiro la mirada de mi móvil (apagándolo en el proceso) en el instante que la voz de la amable aeromoza me pregunta aquello y sonriéndole le contesto que no, que no es necesario. —Traeré unas mantas para que pueda cubrir a su hermano – añadió – La temperatura va a bajar. Con esas últimas palabras ella se alejó y yo vuelvo a observarte, preguntándome: ¿Hermano? Quizás ahora que sé que eres tú quien posee los recuerdos de la persona que aparece en mis sueños desde que tengo diez años, pueda llegar a tener ese sentimiento por ti. Desde que comprendí que aquellos sueños eran recuerdos siempre me pregunté cual sería mi reacción si por casualidades de la vida, tú también nacieras en este tiempo. ¿Te abrazaría? ¿Esos sentimientos de la persona que en otro tiempo fui renacerían al verte? Porque ahora ni tú ni yo somos ellos. Yo lo entendí en el instante que decidí dirigirte la mirada aquella tarde cuando entraste al auditorio mientras me entregaban el premio por mi desempeño. Jaejoongie…mi Jaejoongie.

Fue lo que pronuncié al ver que llorabas y sé que nadie entenderá jamás porque te encontrabas en ese estado. Creo que la reminiscencia del pasado que alguna vez compartimos es lo que me impulsó a mí a decir aquello y a ti a llorar. Ha sido eso lo que ha logrado que nosotros desde aquel día crucemos algunas palabras, tratando de dejar de sentirnos extraños cada vez que nos cruzamos en el campus de la universidad. Quizás muchas personas si conocieran este “detalle” de nuestras vidas pensarán que estamos algo “tocados” y que necesitamos ir al psicólogo. Pero aunque no hayamos hablado directamente de lo que nuestras mentes nos ofrecen como sueños, ambos sabemos que es verdad, que son recuerdos que compartimos. En aquel tiempo pasado tuvimos aquella relación, puedo ver que existía amor entre las personas que fuimos y que su historia no tuvo un final feliz, pero creo que de cierta manera todo aquello sirvió como una advertencia para nosotros que tenemos sus remembranzas. Al menos para mí está muy claro y también sé que es lo que yo quiero en mi vida. Cuando lleguemos a Seúl estoy seguro que comprenderás lo que te diré. Estoy seguro que a partir de ese momento cada uno podrá seguir adelante, sonriendo por habernos encontrado una vez más, para de esa manera aquellas personas que en algún tiempo pasado fuimos puedan descansar en paz. Comprenderás que tan solo son recuerdos y no indicadores de cómo deberían de ser nuestras vidas. —Jaejoong, vas a comprender – cierro los ojos – Lo harás. Otro día, otra noche Ambos caminando por nuestro propio camino Ahora vivo sin tu amor Aun puedo recordar tus parpados temblorosos Ahora mi destino me lastima — Sé que quizás esté siendo una carga para ti en este momento, me dijiste que solo vendrías a Corea para poder cumplir con la ceremonia especial que tu familia realiza todos los años – sonríes – Te agradezco mucho haberme dejado venir contigo. Son las nueve de la mañana y ambos hemos salido del aeropuerto de Incheon, en tu perfecto inglés me has dicho aquellas palabras y sin más puedo ver como observas todo con aquellos ojos oscuros analíticos y curiosos. Aún no entiendo

porque tu familia no te ha traído nunca al país al cual pertenecen, pero he de suponer que quizás la falta de tiempo no se los ha permitido. Todos tus rasgos hacen que nadie te observe como uno de aquellos extranjeros que llegaron junto con nosotros, si yo no hubiera ido a Canadá y te hubiera encontrado aquí, jamás diría que no eres coreano. — Solo llévame al hotel que me indicaste que es uno bueno para poder quedarme, no quiero quitarte más tiempo, sé que debes ir con tu familia. Puedo ver como el chofer del taxi en el cual nos hemos subido enarca una ceja al escucharte que no hablas en coreano y yo sonrío levemente al darme cuenta una vez más que lo que me comentaste en una de nuestras fugaces conversaciones es cierto. Mis padres dicen que me ha sido muy difícil desde niño aprender el coreano. No sé hablarlo correctamente y solo entiendo algunas palabras. Es por ello que te pido disculpas por solo utilizar el inglés. — Hoy te abandonaré, pero mañana te llevaré a conocer Seúl. Como te comenté yo solo he venido por tres días… —Lo sé, ambos tenemos que regresar a la universidad, no podemos perder demasiadas clases y es por ello que te agradezco una vez más que aunque no nos conocemos hayas aceptado que viniera contigo y sobretodo hayas comprendido la necesidad que sentía por venir. — No me agradezcas. Es lo único que puedo decirte ya que mi móvil ha comenzado a sonar y sonrió al saber quién es la persona que me está llamando. Solo estaré tres días en Seúl y espero aprovechar todo ese escaso tiempo para poder ver a las personas que amo y ayudarte a comprender que le necesidad que sientes es porque has recordado la vida pasada de otra persona, pero eso ya pasará y te darás cuenta que ahora, eres Han Jaejoong, aquel chico de diecisiete años que sueña con ayudar a las personas a comprender sus problemas. O al menos es así como describes la carrera de psicología. —Ese lugar… Escucho el susurro que tus labios han liberado pero no te tomo más atención ya que aún estoy ocupado hablando por el móvil. Pero Jaejoong, has asumido la responsabilidad que conllevaba venir aquí, yo sé cómo es sentir que en ciertos lugares ya has estado – es el típico dejavú - , pero

es seguro que ahora que estamos en Seúl todo eso te abrume, pero yo creo que es justo y necesario que vivas esto. Solo así entenderás, que el pasado es eso. Solo el pasado. Acepta mi vida, tómame por lo que soy Porque nunca cambiare todos mis colores por ti Quizás cuando te encontré debí de darme cuenta que tal vez, solo tal vez, tu reacción al conocer aquel pasado no iba a ser igual a la mía. Yo he aceptado que todo eso ocurrió con aquellas personas de las cuales no solo tenemos sus recuerdos, sino también físicamente somos iguales. Si hubiera evaluado mejor esto, en este momento no estarías sentado sobre la cama de este hotel en el cual en las horas de la mañana te dejé, rodeado por un par de botellas de ¿soju? mientras luces totalmente abatido. —Jaejoong, ¿por qué has bebido esto? – Es lo único que puedo preguntarte caminando hacia el interior de la habitación, tratando de comprender porque estás así, yo sabía que quizás tus recuerdos te dejarán una sensación de tristeza, mucho más estando en Seúl, pero debes de entender que tú no eres “esa” persona. —Es demasiado triste –susurras mientras apoyas tu rostro en una de las almohadas – Todos los sentimientos y recuerdos me hacen añorar aquella vida, hacen que quiera retroceder el tiempo y… —Eso es imposible – retirando las botellas de soju de la cama – Y tú ahora estás más afectado porque has tomado licor, así que solo te pediré que duermas, ya son las nueve de la noche y mañana… Pero mis palabras se quedan en mi garganta en el instante que me diriges la mirada, puedo recordar esa mirada. Los recuerdos que yo tengo, en esos sueños siempre veo a aquella persona mirando de esa misma forma. —El destino…yo te he encontrado una vez más Yunho, yo siento que… — No puedes sentir nada respecto a nosotros, porque no nos conocemos – te respondo alejando mi mirada de la tuya – Ahora por favor duerme, yo en la mañana no podré venir por ti, pero he dejado indicando en recepción que uno de los taxis te lleven al lugar donde yo me encontraré.

Veo que asientes mientras estás por cerrar los ojos, al menos así has dejado de mostrarme aquella mirada, tú eres Han Jaejoong y eso no va a cambiar nunca. —Eres Jung Yunho…pero a la vez no… Susurras mientras tienes los ojos cerrados y algo extraño es lo que siento al ver tu rostro con una expresión de desolación. —Mañana entenderás Jaejoong – apagando las luces – Solo duerme y mañana entenderás. No me hagas cerrar una puerta más No quiero herirte más Oculto mis armas y si te atreves… Me enteré que vas a ir a Corea…yo… ¿puedo acompañarte? “Iré por un asunto familiar durante tres días, no creo que pueda servir de guía.” No quiero ir a pasear, solo deseo conocer el lugar que aparece en mis sueños. “¿Estás seguro?” Lo estoy, solo deseo saber si por cuestiones del destino puedo ver una vez a aquellas dos personas que tuve que dejar. “Eso es algo demasiado duro que vas a tener que enfrentar si se da el caso” Lo sé…pero ¿por qué dices que solo yo tendría que enfrentarlos? ¿Acaso tú…ya los has visto? —Hijo, nos hubieras avisado que regresarías ayer…tu madre está aún enojada porque no fue a recoger a su bebé. Las palabras de mi padre hacen que sonría y de reojo veo a mi madre que está cruzada de brazos enfurruñada en el asiento del copiloto. — Omma, era una sorpresa, por ello no te avisé. —No me hables Jung Yunho, te hice prometer que cuando regresaras yo sería la primera persona a la cual llamarías, pero veo que no fue así y además tu avión llegó en la mañana, pero tú solo llegaste en la noche, ¿Dónde estuviste? —Déjalo, que seguro fue a ver a… —Lamento mucho eso omma – interrumpí a mi padre — No volveré a romper mi promesa. El viaje desde el centro de Seúl hacia las afueras de la capital duró casi una hora y media en la cual estuve conversando amenamente con mis padres, los cuales me “perdonaron” el hecho de que llegué a casa, después de ver a Jaejoong en el

hotel. Claro que esto último no se los dije, ya que para ellos y para todos los que me conocen, yo he llegado completamente solo a Corea. Cuando llegamos al cementerio - que es el lugar donde todos los años mi familia realiza una reunión para conmemorar la fecha en la cual mis abuelos murieron – reviso mi móvil encontrando un mensaje de texto de Jaejoong quien ya está en camino hacia aquí. Solo espérame ahí, yo me acercaré a ti cuando la ceremonia termine y podremos ir a visitar Seúl. Es el mensaje de texto que le envío de regreso y sonriendo bajo del auto ayudando a mi madre a bajar. —Que no soy una anciana para que me ayudes Jung Yunho – me replica pero aún así acepta cariñosamente mi mano. —Ya lo sé omma, por siempre y para siempre serás mi hermosa mamá. Los ojos de mi madre brillan y sin más me abraza, se que esas palabras significan mucho para ella, es por eso que cada vez que puedo se las digo. Especialmente cuando venimos a visitar a los abuelos. Por siempre y para siempre serás… Estoy cansado esto es totalmente extraño… ¿Cómo es posible que yo…que yo…. Las frases que cruzaron por mi mente cuando tenía diez años vuelven a mí en el instante que me alejo de toda mi familia para caminar hacia donde te encuentras tú. Cuando el sacerdote estaba diciendo algunas palabras y mencionó el nombre de mis abuelos, yo supe que ya estabas aquí. Lamento tanto no haberte preparado para esto, pero creo que es lo que debía de suceder, tú decidiste venir a Corea, es bajo tu responsabilidad, es lo que te dije. Cuando yo comencé a tener esos sueños pensé que eran demasiado extraños, porque podía ver a dos personas que yo ya había conocido por medio de fotografías y videos que mi madre y mi tío de manera orgullosa siempre me han mostrado. Creí que solo mi mente estaba jugándome una mala broma y que seguro mi imaginación estaba siendo demasiado activa, por ello decidí no hacer caso a esos “sueños”, pero una de esas noches, cuando mi tío llegó junto a su esposa a casa y con mis padres tomaron un poco de vino, de manera casual cuando me levanté para ir al sanitario, logré escuchar los sollozos de mi madre y por ello bajé sin hacer ruido las escaleras para saber que sucedía.

— Ellos sufrieron demasiado. No juzgues a omma. —No estoy juzgándolo, es solo que yo recuerdo claramente como appa lloraba en su habitación, él creía que nosotros no nos dábamos cuenta, especialmente yo, que solo era una niña. — Omma amaba a nuestro appa. El amor de ellos fue verdadero y como una vez me dijo appa: Nosotros somos el resultado de aquel amor. —Hubiese querido tanto que ellos fueran felices – sollozando audiblemente – Hubiera dado todo por ver sonreír a appa, tan solo una vez más. —Lo sé, pero ahora podemos evocar su sonrisa en tu hijo. Esa noche yo comprendí que no solo eran sueños. Busque en mi memoria aquellos relatos que el hermano de mi madre me contaba de los abuelos y los comparé con los pocos sueños felices que tenía. Y me di cuenta que eran iguales. No son sueños, son recuerdos. Traté de decirme a mí mismo que no era cierto, por ello vi una y otra vez aquellas fotos, esos videos y en varias ocasiones sentí la opresión en mi pecho al saber que era cierto. No solo soy Jung Yunho por llevar el apellido de mi madre que en honor al abuelo decidió junto a mi padre que yo me llamara así. Cada vez me acerco más a ti y puedo ver que tu mano aferra fuertemente la madera del tronco del árbol en el cual te has ocultado, haciendo caso al mensaje de texto que te envíe cuando me informaste que había llegado.

No te acerques por favor, yo lo haré Tus ojos oscuros están fijos en mí y puedo ver como un par de lágrimas bajan de ellos. Pero esto tenía que suceder Jaejoong, esta es la verdad y es ahora cuando debes entender porque te pedí que no te acercaras. —Ellos… - dejas de mirarme y observas hacia donde mi familia está reunida ¿Por qué… - presionas tus puños - ¿Por qué no me lo dijiste? La voz se te quiebra y relajas tus puños, mientras tus hombros decaen pero no dejas de mirar a mi familia, porque esa es la verdad, ellos son mi familia. —No es coincidencia que me apellide Jung, es el apellido de mi madre.

Por siempre y para siempre serás mi hermosa JiYool. —No… - niegas – Esto no… Tu mirada aún está fija en aquellas dos personas que son parte de mi familia, mi madre se llama Jung JiYool y mi tío es… —Seung… ¿Seung Hyun? Sé cómo te sientes, desde que yo tengo los recuerdos de aquella persona, fue bastante difícil para mí aceptar, que mi madre en el pasado fue mi hija. Que Kim Seung Hyun, aquel hombre que es como un segundo padre para mi, fue mi hijo. — Yo…yo quiero… Es lo que dices haciendo el amago de querer caminar hacia donde ellos están conversando con mi familia y los amigos de los abuelos que han venido a visitarlos. Pero yo te detengo, tomo tu mano que al contacto con la mía se siente tan fría y prácticamente te arrastro fuera del lugar donde están ellos. Solo me detengo cuando estamos en la puerta del cementerio y te enfrento. — No voy a permitir que dañes a mi familia. Tu presencia no va hacerle ningún bien y por ello te voy a pedir que te mantengas al margen. Entiendo lo que puedes estar sintiendo, porque yo también lo he pasado pero en este tiempo las cosas son distintas. Cuando escuchas que te digo esto, tus ojos –esos ojos oscuros que en mis sueño aún me persiguen - reflejan la sorpresa y el dolor que estás sintiendo. —Quizás pienses que soy cruel y no te pediré disculpas por ello, ya que tengo el derecho de exigirte que hagas lo que te estoy pidiendo. Te sueltes bruscamente de mi agarre y sin más comienzas a caminar hacia el lugar de donde te alejé, pero no voy a dejarte, no te lo voy a permitir y por ello esta vez sujeto tu brazo. —No me hagas esto… yo quiero…yo… —Lo que tú desees no interesa, comprende que ellos no son nada tuyo, son mi familia. — ¡Son ellos, los hijos que…!

—Son los hijos de Kim Jaejoong y Jung Yunho – te respondo sin levantar la voz – Y esas personas están muertas. Tú debes entender que eres Han Jaejoong y aunque yo me llamé igual que mi abuelo y tenga los recuerdos de su vida, yo no soy él. Las lágrimas quieren bajar por tus mejillas, pero tú las limpias raudamente con una de tus manos, a la vez que vuelvo a ver en tus ojos aquella mirada, llena de soledad, tristeza y desesperanza, que el hombre en mis sueños lleva. —Entiende que jamás seremos ellos y sobretodo acepta que están muertos. Los recuerdos que ambos tenemos deben quedarse así, quizás es por darnos una lección de vida que los tenemos, pero no dejes que eso influya en ti. Durante un momento no dices nada, tan solo bajas la mirada y yo puedo ver que mi familia está caminando hacia donde nos encontramos. —Debes marcharte al hotel – agrego colocando una de mis manos torpemente sobre tu hombro – Mas tarde podemos aprovechar para poder enseñarte Seúl, verás que… Pero no termino la frase porque un golpe en mi mejilla ha hecho que sienta dolor. Acabas de abofetearme. —Eres un egoísta…eres… —Solo soy realista – te respondo mirándote seriamente – Ahora vete por favor. Solo vete de aquí. Otro camino, otra línea Creí inocentemente en el destino Pero vivir sin tu vida Teníamos que regresar pero aun quería coger tu mano Ahora mi destino se desvanece con los recuerdos Realmente no supe que hizo que te marcharas, pero decidí irte a ver horas más tarde, pero al entrar a la habitación del hotel, no te encontré a ti, sino a aquella persona que días atrás me había pedido que por favor no dejara que vinieras conmigo a Seúl. — Solo te pedí que no dejaras que viniera, ¿por qué lo has hecho? Mis ojos barren rápidamente la habitación y puedo darme cuenta que tus cosas no están. — ¿Qué querías lograr con esto, Yunho?

—Mostrarle la realidad, hacerle entender que nosotros no somos aquellas personas que ve en sus sueños, nosotros… —Él acaba de recuperar esos recuerdos, Minho te pidió que por favor no le dijeras nada aún, yo te lo pedí. Lentamente me acerco a la cama que ocupaste y puedo ver un folleto de los lugares en Seúl a los cuales querías ir, eso hace que me sienta extraño. —Changmin ssi, tarde o temprano debía de saberlo, yo he vivido con esto durante muchos años y… —Y no se lo dijiste a nadie. El doctor Shim es alguien que considero como miembro de mi familia, cuando comencé a tener aquellos sueños quise contarle, pero antes de hacerlo tuve un recuerdo en el cual vi que en ese tiempo, él era el mejor amigo de Kim Jaejoong y preferí callar, ya que sabía que podía afectarle. Él ahora es un hombre mayor y aunque quise protegerlo para que no supiera que era lo que sucedía, al parecer la situación cambió y fue él quien encontró a Han Jaejoong. — ¿Dónde está? – pregunté dejando de mirar el folleto. —Minho lo ha llevado al aeropuerto, dentro de dos horas regresarán a Canadá. En ese instante tan solo asentí y sin más dejé que el doctor Shim me llevara a casa, donde mi familia estaba reunida para cenar. Mi omma cocina delicioso, pero aquella noche no tenía hambre, a pesar de que tan solo había desayunado. Quizás algún día, podré enseñarte Seúl como querías. Es lo que susurro cuando saco del bolsillo de mi abrigo el folleto que dejaste en la cama del hotel. Realmente me pareces un chico agradable, pero si aún vas a llevar dentro de ti aquellos sentimientos que no te corresponden, creo que jamás podremos ser amigos. Solo debes entender que en este tiempo, nosotros somos otras personas. Y así no lo entiendas, yo no voy a dejar que con tu presencia lastimes a mi familia. Yo puedo ser igual físicamente al abuelo. Pero tú no tienes explicación. Y es por ello que no te acercarás. Yo no te lo permitiré.

Y cayendo en un profundo sueño, vuelvo a verte una vez más y en mi mente resuena aquellas frases, que se repiten en todos mis recuerdos.

Jaejoongie…mi Jaejoongie ¿Por qué me dejaste? Si tú te vas…yo no te lo perdonaré

Por eso vivir sin estar cerca de ti Encontrarte en mis sueños Es suficiente...

Es suficiente para mí

Capítulo 2: How are you?

Aquí estoy rezando para que esta fuera la primera página Y no donde acaba la historia Mis pensamientos harán eco hasta que vuelva a verte de nuevo Estas son las palabras que guardé mientras me marchaba antes Estuve encantado de conocerte

POV Jung Yunho

Las reacciones de las personas frente a distintos tipos de situaciones suele ser diferente, algunos lloran otros ríen u otras personas ni se inmutan. En los veinte años que llevo de vida, me he topado con todo tipo de gente y sus reacciones algunas veces se me han hecho predecibles, básicamente porque quizás por agradar a los demás guían sus vidas bajo un guión que siguen a pie juntillas, para de esa manera salir parado de la mejor manera. Realmente para ser sincero cuando estaba en el avión rumbo a Canadá, luego de haber estado durante tres días en Seúl, me puse a tratar de adivinar cuál sería la reacción de Jaejoong hacia mi persona, luego de lo ocurrido en el cementerio. Yo jamás he sido de las personas que ocultan las cosas, prefiero que los demás se enteren de la verdad de una buena vez y no esperar a que las situaciones se vuelvan engorrosas y luego aquella realidad sea convertida en algo que debiste de decir a tiempo y no lo hiciste.

A veces por hacer esto, creemos que estamos protegiendo a los demás, cuando esto no es cierto, normalmente lastimas más y un terrible vacío se forma en tu interior al percatarte que fuiste el último en darte cuenta de la situación. ¿Por qué no confiaste en mi Jaejoongie? Si tan solo me hubieras dicho lo que estaba sucediéndote, yo… Palabras y frases del pasado son las que se hacen escuchar en mi mente y estas las que han formado parte del crecimiento como persona que he tenido, han sido como pequeñas señales que me indican cómo proceder si es que no quiero que mi vida acabe como la de mi abuelo. Porque yo he logrado definir quién soy y quien en algún momento fui. Es por ello que he sido bastante directo con Han Jaejoong, fue una manera de dejarle en claro que por más que nuestras ¿almas? hayan tenido una historia juntas, la cual no terminó de la mejor manera, eso no quiere decir que ahora, en este presente, ambos tengamos que vivir atados a las decisiones que tomaron dos personas que son totalmente distintas a nosotros. Ya que aunque yo lleve el mismo nombre de mi abuelo, eso no quiere decir que sea él. Jung Yunho aquel que amó y formó una familia con Kim Jaejoong, murió cuando mi madre tenía ocho años y ella me dio a luz cuando tuvo dieciocho. Somos personas distintas, con sentimientos y formas de ser diferentes, por ello espero que Jaejoong comprenda esto y no quiera quizás continuar con una historia que no es nuestra. Realmente siento mucha curiosidad de saber cuál será su reacción frente a mí, no tuve la oportunidad de despedirme de él después de lo sucedido en el cementerio. Changmin ssi se sintió bastante molesto conmigo, pero creo que entendió que Jaejoong debía de saber la verdad, conocer que mi familia está conformada por los hijos de aquellas dos personas que se amaron pero que no pudieron ser felices juntas. Con sinceridad puedo decir que no pensé que me encontraría en este tiempo a aquel que posee los recuerdos de Kim Jaejoong, es demasiado irreal y aún no salgo de mi asombro, porque yo durante toda mi vida, gracias al hermano de mi madre, he escuchado relatos e historias del doctor Kim y ahora saber que existe un muchacho de diecisiete años que posee sus recuerdos es algo difícil de asimilar. Completamente raro, ya que aunque yo si he sabido separar mi vida de esos recuerdos, no sé si él logrará hacerlo.

Y ahora nos ha tocado compartir el mismo recinto estudiantil, claro que en distintas carreras y todo esto conlleva a que piense si realmente el destino existe y es quien dirige nuestros pasos, ya que en mis planes estaba venir a estudiar a Canadá pero no el encontrarme con Han Jaejoong, ni mucho menos tenía pensado que los recuerdos que tengo del abuelo hicieran que cada vez que lo vea, mis labios sin que yo se los ordene o tan siquiera lo piense, susurren aquel sobrenombre cariñoso que sé que le pertenecía a mi otro abuelo. Jaejoongie…mi Jaejoongie

Capítulo 2: How are you? —Realmente tengo que quedarme a estudiar, dentro de tres días tendré ese examen y estoy algo ansioso por obtener una excelente nota para así mantener la beca que tengo. —No seas así Yunho, solo serán un par de horas, ven a cenar con nosotros y prometemos que te dejamos en la puerta de tu departamento antes de que sean la medianoche –riendo - así como cenicienta. Viró los ojos, sonriéndole a Mark Stevenson y Alice Watson - los amigos más cercanos que tenía desde hace cuatro meses, cuando llegó de intercambio a la universidad – quienes lo invitaron a cenar con ellos y tomar algo. Era viernes y aunque los exámenes estaban por empezar dentro de una semana, ellos sabían que su estimado amigo coreano, llamado Jung Yunho, era de aquellos que casi un mes antes de las evaluaciones no salía y se dedicaba íntegramente a estudiar, lo cual no era malo, pero a veces se olvidaba de comer y eso si que no era nada saludable. —Como que ya te vas levantando ¿no? – Agregó Alice tomando los libros desperdigados en la mesa de la biblioteca dispuesta a devolverlos – No te matará salir hoy por unas horas, después cuando ya estés en tu departamento continuarás estudiando. La muchacha de cabellera rubia y ojos azules, no esperó a obtener una respuesta de Yunho, quien vio como ella caminaba con sus libros hacia el bibliotecario para devolverlos. Chasqueo la lengua al observar que por su lado, Mark ya había tomado su mochila y metió sus lapiceros dentro, instándolo para que se pusiera de pie. Suspiró dándose por vencido esa noche y agradeció internamente haber encontrado a dos personas que se han convertido en esos cuatro meses, en buenos amigos, quienes se preocupan por él y es por ese motivo que no siente la soledad que se presenta en uno en el instante que dejas tu país para poder estudiar tu carrera en otro lugar bastante diferente a tu ciudad natal, tanto en costumbres como en horarios.

—Bien, entonces vayamos a cenar. Comentó dándoles el alcance recibiendo su mochila y caminando fuera de la biblioteca, el lugar en el cual la mayor parte del tiempo pasaba. Desde que había regresado de Seúl, hacía ya dos meses, luego de haber asistido a la ceremonia que su familia siempre celebraba en nombre de sus abuelos, Yunho se había concentrado de lleno en sus estudios, al inicio pensó en que quizás tendría que ofrecer una disculpa a aquel chico que llevado por la curiosidad viajó con él hasta Seúl y terminó lastimado, por la negativa que le dio al no permitirle acercarse a su familia. Pero ya habían pasado dos meses y no se había vuelto a cruzar con Han Jaejoong y este último tampoco al parecer lo había buscado quizás para reclamarle (situación que pensó que iba a suceder) lo que ocurrió en Seúl. A pesar de que estudiaban en la misma universidad, la facultad de ambos estaba bastante alejada y en el caso de Yunho, él no iba a la cafetería, tampoco paseaba por los jardines, sencillamente para él era mucho mejor quedarse estudiando y quizás ese era uno de los motivos por el cual no se habían visto. Cuando bajaron del auto de Mark, luego de haber estado conversando sobre los cursos, profesores y cosas triviales, Jung Yunho sonrió al ver que nuevamente sus amigos lo habían llevado a algún local que él aún no había conocido. Ese par cada que podían le enseñaban mas lugares y así poco a poco se iba acostumbrando de la vida en Canadá. — ¿Un bar? – preguntó caminando al lado de Alice. —Un bar restaurant, que es diferente - contestó tomándolo del brazo instándolo a entrar – Te agradará, sabemos que la onda que te gusta son los lugares tranquilos y este es uno de ellos, aquí encontraremos comida, algunos traguitos y también música relajante pero muy buena. Y efectivamente eso es lo que encontró Jung Yunho en el lugar al cual sus dos amigos lo llevaron, ya estaba una hora en el bar – restaurant y no se arrepentía de haber aceptado ir. La comida que pidieron – un par de hamburguesas que resultaron deliciosas (moría de hambre en realidad) – y ahora los tragos que los tres bebían, fueron un aliciente para que se sintiera relajado y pensara en que la decisión que tomó de ir a estudiar a Canadá fue muy buena. Aunque si estaba un poco triste porque no veía a su familia, todo lo hacía porque quería forjarse un buen futuro, tenía tantas metas que quería cumplir que la idea de estar como cuatro años fuera de Corea se hacía más llevadera. —Ya va a salir… Escuchó que Mark comentó a Alice, quien acomodó mejor su cabellera rubia y bebió un sorbo de su margarita sunrise.

— ¿Quién va a salir? – preguntó con curiosidad al observar la sonrisa amplia en el rostro de su amiga. —Lo que sucede es que a Alice le parece bastante guapo uno de los estudiantes de psicología de nuestra universidad, que los viernes en las noches viene aquí a este bar, porque trabaja los fines de semana cantando de once a una de la mañana. —No digas eso Mark, no solo es guapo, es un chico inteligente, me gusta mucho su voz y las canciones de las que hace covers – contestó Alice mirando atenta el escenario donde uno de los encargados revisaba el micrófono que instaló. Sonrió al escuchar como su amigo molestaba a Alice desordenándole el cabello que ella había alisado segundos antes, mientras refutaba que no le gustaba de manera amorosa sino que le encantaba la voz del muchacho que para Yunho aún era desconocido. Se distrajo durante un momento cuando su móvil emitió un sonido indicándole que le había llegado un mensaje de texto. Rió levemente al leer el texto y comenzó a contestar, dándose cuenta que las personas presentes en el bar se quedaban en silencio, mientras la melodía suave y armoniosa comenzó a resonar en el lugar. El espectáculo de los viernes de once a una de la mañana estaba empezando y cuando la voz de aquel muchacho que Alice había ido a ver, llegó a sus oídos, reconoció de inmediato que ese chico estaba cantando una canción en coreano. —난너를사랑해 (I love you) Susurró elevando la mirada encontrando en el escenario la figura de aquel chico de cabellos claros y ojos oscuros y profundos, que sentado en la silla alta del escenario, tomaba el micrófono con bastante confianza y cantaba aquella canción de aquel grupo que a Jung Yunho le gustaba. —Es cierto, olvidé comentarte que tengas cuidado con Alice, al parecer le gustan los chicos de tu país…quizás ya te echó el ojo – bromeó Mark ganándose un golpe en la pierna por parte de una concentrada Alice, quien sonreía con felicidad al escuchar al “estudiante de psicología” cantar. —Su voz es hermosa – susurró su amiga – Pero no sé lo que dice, pero la letra debe ser demasiado linda por la expresión que lleva en el rostro. —Es una muy buena canción – contestó guardando su móvil – Una de mis canciones favoritas. Sin decir más los tres al igual que las personas que estaban en el lugar se quedaron en silencio disfrutando de la voz de aquel chico, quien sonreía al

escucharse así mismo cantando aquella canción que se le había hecho algo difícil de aprender, básicamente porque el nivel de coreano que tenía no era el mejor, pero se había propuesto desde hace dos meses atrás llegar a hablar correctamente. Y lo mejor que pudo hacer para practicar su pronunciación fue buscar canciones del país al que toda su familia pertenecía, pero que por azares del destino, él solo era un descendiente, hijo de padres coreanos, pero él era canadiense. Mientras esas memorias corrían por la mente del muchacho que cantaba, en su lugar Yunho sin hacer mucho ruido se puso de pie, despidiéndose de Mark y Alice, indicándoles que debía de retirarse. Ambos asintieron, indicándole que al día siguiente lo buscarían para ponerse a estudiar juntos. Tomando un último sorbo de su bebida, caminó hacia la salida, pero antes de salir de local, volteó a mirar nuevamente hacia el escenario, colocando sus manos en los bolsillos de su casaca de cuero y esbozando una leve sonrisa, susurró. —Es bastante bueno volver a verte y saber que estás bien. Jaejoongie. En su mente ese sobrenombre pasó de manera fugaz, pero Yunho no lo pronunció, tan solo salió del bar restaurante, sacando en el proceso su móvil y marcando el número de aquella persona que le envió el mensaje de texto que hace media hora había llegado, comenzó a caminar hacia la parada del autobús, olvidando la voz de Han Jaejoong que aún cantaba aquella canción en el trabajo que había obtenido para solventarse el costo de algunas cosas de la universidad. 난너를사랑해 I love You – Mate

Tres semanas habían transcurrido desde la primera vez que Yunho había ido a ese bar restaurante, olvidándose de este y de la persona que había vuelto a ver, cuando los exámenes se presentaron ante todos los estudiantes absorbiendo su tiempo al cien por cierto. Nuevamente el fin de semana había llegado y tanto Alice, Mark y otros amigos en ese instante golpeaban la puerta del departamento de Jung Yunho. Este sonrió moviendo la cabeza negativamente mientras tomaba sus llaves y su chaqueta, a la par que escuchaba que le decían: ¡Yunho sal de una vez, tenemos que llegar antes de que el local se llene, no te hagas el dormido! —Solo no encontraba mi móvil, por ello me demoré.

Contestó abriendo la puerta siendo arrastrado por sus amigos fuera de su departamento. Los exámenes habían llegado a su fin y para celebrar que les había ido muy bien, quedaron en ir a distraerse esa noche. Quizás beber un par de copas y bailar los relajaría, aunque Yunho no era partidario de bailar, ya que no le gustaba, pues no se le hacía mala idea ir con sus amigos y compañeros de la universidad. Las bromas y chismes entre ellos se hicieron presentes en la camioneta de Mark, donde todos habían ingresado de una u otra manera, parecían sardinas dentro del transporte, pero esto realmente no importaba ya que lo rescatable era que estaban juntos yéndose de farra. Risas y gritos, hicieron pensar a Yunho, que con sinceridad ahora podía decir que no se sentía tan solo en Canadá. Las primeras semanas fueron difíciles, pero ahora ya estaba adaptándose cada vez más. Sus ojos captaron las luces de la ciudad mientras Mark iba adentrándose al centro donde irían a una conocida disco, durante las dos semanas y media que había estado durmiendo máximo dos horas, en ese instante recién estaba haciéndose presente en su cuerpo, por ello apoyándose en la ventana de la camioneta, sin dejar de observar algunas de las luces de neón del centro – pocas en realidad en comparación con Seúl – Jung Yunho fue quedándose dormido. —He preparado la cena hoy, quizás no esté muy deliciosa ya que algunos ingredientes a pesar de que ya no debería de sucederme, me han causado nauseas. —No seas tonto Jaejoongie – sonriéndole – Sé que está deliciosa, con tan solo mirar lo que has preparado mi apetito ha incrementado. Sus ojos captaron el leve rubor en las mejillas de Jaejoong, quien con sus cinco meses de embarazo, se dio media vuelta para caminar a la cocina y tomar lo que le faltó llevar a la mesa. Una sonrisa fue lo que le ofreció al ver al doctor Kim sentarse a su lado y comenzar a servir la comida que había preparado para ellos dos. Esa era la segunda vez que Kim Jaejoong cocinaba desde que estaba viviendo juntos y eso era un indicio de que estaba aceptando poco a poco que quizás la vida de pareja que estaban intentado llevar no era mala. El silencio que se formó entre ambos mientras comían, no era incomodo y Yunho se sentía realmente feliz por tener a su lado una vez más a ese hombre de ojos oscuros profundos que en ese instante bebía lentamente la taza de té que se había preparado. Todo el sacrificio que hizo había valido la pena, dejar que lo lastimaran y que lo usaran como alguien para tan solo generar dinero, valió la pena, porque ahora después de trece, casi catorce años, podía confiar que pronto junto a Seung Hyun, Jaejoong y su bebé formarían aquella familia que él había anhelado tanto tener desde que vivía completamente solo en aquella casa, donde sus padres siempre lo habían abandonado.

—Jaejoongie… Susurró y el aludido volteó cruzándose con la mirada de Yunho quien alargó una mano para acariciar la mejilla de aquel hombre que se sonrojó levemente. —Te amo… - sonriéndole – Te amo y gracias por estar aquí conmigo. ~~Jaejoongie te amo~~ —Yunho despierta, ya llegamos. Lentamente abrió los ojos cruzándose con los ojos marrones de Mark quien movía su hombro con una de sus manos para poder despertarlo. —Alice ya consiguió las entradas - sonriéndole – Todos decidimos dejarte dormir un poco, pero ya estuvo bueno, ahora vamos, la noche es joven. —Hubiera sido mejor que no me dejaran dormir. Susurró sin que su amigo lo escuchara y bajó de la camioneta acomodándose su cabello, tratando de eliminar de su mente una vez más aquellos recuerdos que se colaban en sus sueños. El no dormir me ayuda a no recordar más aquella vida que no me pertenece. Realmente no entiendo porque tengo que recordar. En esta vida yo no tengo nada que ver con aquella persona. El buen humor y la alegría se vieron opacados aquella noche por aquel recuerdo, tan solo Alice y Mark se dieron cuenta de que la actitud de Yunho cambió, pero no quisieron instarlo a que les dijera que ocurrió, por ello tan solo continuaron la plática dentro de la disco, sonriendo al darse cuenta que al menos, aunque su amigo no bailara, se le daba bien el tomar aquellas bebidas que habían pedido. —Hey Jung, ¿y tú no tienes novia? Fue una pegunta que uno de los chicos de su clase lanzó al azar luego de casi tres horas de bebidas y baile. El alcohol había hecho mella en cada uno de ellos y Yunho quien siempre había sido muy tolerante con las bebidas, poco a poco estaba más alegre y sonriente, síntoma de que el licor estaba afectando sus sentidos. —No preguntas esas cosas – respondió Alice – Es algo privado. — ¿Por qué privado? – Refutó divertido - ¿Acaso no tiene novia, pero si novio?

Alice fulminó con la mirada a aquel “gracioso”, ella sabía que Yunho era bastante reservado con sus cosas y también tenía conocimiento que su crianza y costumbres eran diferentes, por lo cual era mejor no preguntar con tanta soltura a menos que él se los permitiera. Pero se sorprendió un poco cuando el aludido colocó una mano en su hombro para calmarla y guiñándole un ojo, contestó la pregunta. —No me gustan los chicos, creo que eso era lo que te interesaba saber ¿verdad? —Bueno…solo era una broma. Yunho se puso de pie y Alice lo miró algo alarmada al creer que se iba a ir del lugar. —Tranquila Alice, solo voy al sanitario. Y sin más se alejó del lugar buscando con la mirada el sanitario, mientras escuchaba la voz de su amiga recriminarle a aquel compañero sus preguntas tan desatinadas. En realidad a Yunho no le molestó ninguna de las dos preguntas, es más tuvo la opción de no contestar, pero algo dentro de él le dijo que era mejor dejar en claro sus preferencias, especialmente con aquel chico que le hizo la pregunta. Porque él no era tonto y se había dado cuenta la manera en que esa noche había tratado de sacarle más información de lo que normalmente un amigo haría. No era homofóbico, sería completamente irrisorio que lo fuera, pero él tenía claro que los chicos no le atraían. —El hecho de que yo te guste, no quiere decir que te corresponda, no tengo nada contra los gustos de otras personas, pero a mí me gustan las chicas, así que si me disculpas, tengo que seguir con mi trabajo en la barra. Aquella voz atrajo la atención de Yunho, quien ya había encontrado el camino hacia el sanitario, pero se desvió al escuchar esa ¿discusión? y con curiosidad se acercó hacia donde un muchacho era empujado por otro para de esa manera alejarse. Los ojos oscuros que mostraban bastante enojo se cruzaron con su mirada y Yunho le brindó una sonrisilla cortés. —Oh…hola. Saludó aquel muchacho de cabellos rubios que vestía un traje algo casual y que dejaba ver que era trabajador de la disco donde se encontraban. Hace ya casi tres meses ninguno de los dos se había vuelto a ver, desde el incidente en Seúl y Yunho aún no estaba seguro de cual iba a ser la reacción de Han Jaejoong para con él.

—Hola. —Jaejoong yo…lo siento. Pero el saludo de ambos y quizás la posible conversación que pudieron entablar se vio cortada, por aquel muchacho que había sido empujado por el nombrado, quien al escucharlo viró los ojos y sin más caminó rápidamente entre la multitud para de esa manera perder a aquel que lo seguía. —Bueno…al menos creo que un hola no estuvo mal. Susurró Yunho sintiéndose algo más tranquilo, porque no se podía negar así mismo que desde que le reveló la verdad a Jaejoong sobre su familia, estuvo preocupado. Sabía que hizo lo correcto para de esa manera cortar por lo sano aquel posible acercamiento que Jaejoong quisiera tener, al ser poseedor de las memorias del doctor Kim; pero tampoco era una persona insensible para no preocuparse por el daño o confusión que le habría podido causar. Jaejoong, Han Jaejoong…solo sigue haciendo tu vida, así como yo estoy siguiendo la mía. Solo son recuerdos y nosotros no tenemos nada en común. Lo siento, era muy difícil en aquel entonces Lo siento, yo era muy joven en ese entonces Lo siento, no me gusta que sea diferente de mí Podría haber huido de ti, pero… —Rayos…enserio que debo tener más cuidado. Jaejoong miró con enojo su dedo índice que emanaba un poco de sangre, eran ya las tres de la mañana y su turno en el bar de la disco había acabado, pero lo último que tuvo que hacer es sacar la basura, pero no se percató que alguno de sus compañeros había metido en la bolsa un vaso roto y en el momento de empujarla dentro del contenedor el vidrio rompió el plástico cortándose así el dedo. Suspiró cansado y sin más decidió regresar dentro del local, sonrió en la entrada cuando se cruzó con varios chicos de la universidad, a algunos los conocía y por ello se quedó un momento platicando. Su turno había oficialmente acabado y solo le quedaba ir a casa. —Vamos Jaejoong, seguiremos la fiesta en casa de uno de los chicos de la facultad de arquitectura, ya trabajaste mucho por hoy y es hora de que te relajes. Jaejoong meditó lo que uno de sus amigos que había estado también en la disco le propuso, no le pareció mala idea, por lo cual quitándose el chaleco que llevaba

sobre la camisa blanca de su uniforme de trabajo, les dijo que si iría, pero que le dieran la dirección, porque primero tendría que cambiarse. —Está bien, no te haremos beber mucho, sabemos que si tu padre se entera de que lo hicimos nos matará – comentó su compañero de clases – Ya tienes que cumplir pronto la mayoría de edad para poder beber. Escuchando aquello Jaejoong sonrió y sin más volvió a entrar a la disco, guardando la dirección en el bolsillo de su pantalón, dirigiéndose a los vestidores. Cuando estuvo allí y terminó de cambiar su ropa, se observó al espejo, viendo que tenía ojeras y que realmente lucía cansado. —Quizás debería ir a casa… - susurró acomodando su cabello – Papá no me dirá nada si esta noche me voy de fiesta, pero estoy cansado. Pensando aquello decidió que era mejor irse, ya se disculparía con sus amigos por no haber ido el día Lunes que empezaban nuevamente las clases, se dijo así mismo y sin más salió de la disco, para así caminar hasta su casa. Las calles él las conocía a la perfección y tenía mucha confianza en su ciudad, normalmente era tranquila y eran muy pocos los casos de asaltos o ataques entre las personas. Por ello las noches que trabajaba en la disco o en el bar restaurant, iba caminando, a pesar de que su casa estaba un poco lejos. Aún no tenía licencia de conducir, así que le tocaba irse de esa manera hasta que pudiera obtenerla. Realmente Jaejoong no tenía la necesidad de trabajar, sus padres desde que él les avisó que trabajaría los fines de semana y que necesitaba que le firmaran el permiso por ser aún menor de edad, le habían dicho que no lo hiciera, que solo se dedicara a estudiar. Pero él desde muy pequeño le había gustado ser independiente y una manera de serlo, fue comenzando a trabajar para no tener que recibir dinero sin esfuerzo. Su familia era acomodada y no sufrían de carencias, pero Jaejoong sentía que no debía depender de ellos. Y por otro lado, el estar ocupado la mayor parte del tiempo, lo ayudaba a no pensar y como llegaba tan cansado a casa, inmediatamente se dormía sin soñar. No quiero volver a soñar con esos recuerdos. No quiero añorar una vida que no es mía. Y sobre todo, no quiero sentir tanta tristeza. Era lo que lo impulsó - luego de regresar de Seúl - a buscar trabajo y a estudiar mucho más de lo que ya lo hacía. No había vuelto a hablar con nadie, ni siquiera con el profesor Choi Minho, sobre aquellas memorias que estaban latentes en su mente. Yo he decidido seguir con mi vida. No lloraré por una vida que perdí en el pasado. Actualmente soy Han Jaejoong y seguiré siendo feliz.

Esa fue la decisión que tomó y no sabía si por suerte o era porque lo evitaban, no había vuelto a cruzarse con Jung Yunho, aquel que de manera poco ¿delicada? le abrió los ojos ante la verdad. No lo culpaba, al contrario entendía todo lo que le dijo y es por ello, que Jaejoong debía de seguir su vida, ignorando y quizás olvidando con el pasar del tiempo, esos recuerdos de ese amor de aquellas dos personas que lucharon por ser felices y no lo lograron. — ¿También caminas a casa? Había estado ensimismado en sus pensamientos que no se percató que en la parada que hizo en el cruce de esa avenida, esperando que el semáforo cambiara a verde para poder cruzar; Jung Yunho hacía lo mismo que él. Era realmente extraño para Jaejoong ver a Yunho, después de que cuando recordó esas memorias hubiera ido llorando hacia aquel auditorio y luego en su afán por aferrarse a algo totalmente nuevo pero que sentía como suyo, en Seúl nuevamente lo hicieran llorar. —Sí, mi cama me espera y yo estoy ansioso por reencontrarme con ella – contestó colocando las manos en sus bolsillos mirando la luz en rojo. —La mía también está esperándome, por ello me escapé de mis amigos y ahora camino a mi departamento. Hablar entre ellos era algo difícil, porque no eran amigos, tan solo conocidos que sabían que en el pasado dos personas de quienes tenían sus recuerdos se habían amado. Un verdadero amor que no pudo ser. La luz cambió a verde y Jaejoong sonrió a Yunho quien imitó el gesto, no sabiendo que decir, ni de qué manera despedirse. Ambos en ese instante se sentían extraños, pero la presencia de cada uno los tranquilizaba, era como si se conocieran pero a la vez no. Habían transcurrido tres meses desde la última vez que se vieron, pero esa noche era la segunda que se veían y era como si nunca hubieran dejado de frecuentarse. Me eres familiar. Es la frase que pasó por la mente de ambos, a la vez que la luz del semáforo volvió a cambiar a rojo, pero ellos no cruzaron y tampoco dejaron de observarse en silencio. Podían sentir que algo dentro de ellos estaba haciendo que sus miradas siguieran conectadas, tratando de entender quizás, el motivo por el cual se habían encontrado. El porqué tenían recuerdos de ese fatídico amor.

Las calles estaban totalmente desiertas y el semáforo aún estaba en rojo, en el instante que sin decir nada, Yunho lentamente se acercó hacia Jaejoong, quien no retrocedió al sentir la cercanía de aquel muchacho que en ese momento estiró una de sus manos y con parsimonia por primera vez tocó su rostro. El contacto de su mano con la suave mejilla hizo que Yunho, sin preguntarse porque estaba haciendo aquello, dejando de escuchar a su razonamiento y permitiendo que esos recuerdos invadieran su mente, susurrara. —Jaejoongie… Al igual que al principio, cuando yo no estaba contaminado por la realidad, Cuando yo no sabía cómo calcular Quiero volver a los tiempos en me acerqué a ti solo con mi corazón Todavía estoy haciendo daño a los recuerdos, ¿Qué hay de ti? Era como ver a través de los ojos de otra persona, eso es lo que ambos estaban experimentado, olvidando las decisiones que los dos habían tomado para eliminar de sus mentes aquellos recuerdos que una y otra vez se repetían que no eran suyos. Pero en ese momento, todo parecía desmoronarse a su alrededor, nada tomaba importancia y solo aquel susurro, fue el detonante para que las memorias tomaran las riendas de la situación. —Yunho…mi Yunho… Fue la respuesta y las manos del mencionado atraparan con cariño el rostro de aquel que lo miraba fijamente. Lentamente bajando hacia aquellos labios, dudando durante un momento, observando aquellos ojos oscuros profundos que con parsimonia se cerraron al sentir el cálido aliento de Yunho rozar sus labios. Tres meses habían transcurrido desde que viajaron a Seúl juntos, pero en esa ocasión no había ocurrido aquello y aunque en ese momento no sabían que estaba pasándoles, ambos cerraron sus ojos y por primera vez sus labios se rozaron. Por primera vez… Yunho y Jaejoong, se besaron. Aquella noche, ambos experimentaron por vez primera, aquel sentimiento que aquellas dos personas en el pasado lucharon por mantener. Jaejoong y Yunho se perdieron en aquellas memorias por unos minutos, que para ambos parecieron horas, interminables horas a las cuales se aferraron. Porque ambos ahora tenían una vida.

Y los dos sabían que aquel beso, no debería significar nada. Eso es lo que ambos se repitieron así mismos, cuando cada uno recostados en sus respectivas camas, cerraron sus ojos prometiéndose así mismos que jamás aquello volvería a ocurrir. Especialmente Yunho, quien antes de dormirse, revisó su móvil y leyó aquel mensaje de texto que hacía una hora aquella persona que tanto extrañaba le había enviado. Amor, ten una buena noche. Recuerda que te amo y que quizás muy pronto podremos vernos otra vez.

Porque su corazón ya estaba ocupado y eso no iba a cambiar. Lo siento, era muy difícil en aquel entonces Lo siento, yo era muy joven en ese entonces Lo siento, no me gusta que sea diferente de mí Podría haber huido de ti, pero…

Capítulo 3: Castle of Glass

Estoy aquí ¡Tú puedes oírme! Aun así estemos uno lejos del otro Continuaremos con nuestro sueño No me rendiré y mantendré la esperanza Sé que un día Volveré a encontrarte “Solo cierra tus ojos” Esa era la palabra que aquellos labios le repetían una y otra vez, mientras lentamente le iba quitando la ropa. Se sentía eufórico, el alcohol en su sangre había causado que su raciocinio se perdiera y sin darse cuenta lentamente entrara en aquella habitación con aquel muchacho que olvidando su timidez (los estragos del alcohol causaron su inhibición) tomara el control de la situación en el instante que se percató que él quería escapar. Porque a pesar de que hubiera hace unos segundos besado con tanta placidez aquellos suaves labios y sus manos despojaran aquel cuerpo delgado de aquella ropa, sus sentidos reconocían claramente que no era la persona con la cual quería estar, no era a quien quería abrazar. Y sobre todo, no era la persona a quien amaba y deseaba hacerle el amor. “No eres Jaejoong”

Susurró cuando una vez más sin éxito, trató de retirar el cuerpo del menor que estaba sobre el suyo e intentaba bajar el zíper de su pantalón. “Solo cierra los ojos y piensa que soy él” “Por esta noche piensa que soy Jaejoong” Y Yunho cerró los ojos, porque hacía tanto tiempo que añoraba la calidez de Jaejoong, pero sabía que estaba condenado a no volver a sentirlo más a su lado, ni podía abrazarlo ni susurrarle que lo amaba, que era el hombre que necesitaba a su lado. “Te extraño tanto…” Fue lo que susurró cuando después de unos minutos ahora sentía que no podía con su excitación, cuando sin abrir los ojos acarició aquellas piernas suaves y sentía aquellos labios recorrer su cuello. Realmente Jung Yunho extrañaba a Jaejoong y esa noche lo comprobó una vez más. Jamás, alguien podría reemplazar a Jaejoong, aquellos gemidos que aquel chico emitía mientras él lo embestía, no eran los de la persona que amaba. Esa voz que susurraba aquellas frases que deberían de elevar su lujuria, solo causaban que el vacío en su corazón se acrecentara y cuando por fin pudo liberarse, el silencio que prosiguió a esto después de que abriera los ojos y comprobara que aquel cuerpo que ahora yacía sobre el suyo no era el de Jaejoong, hizo que la desolación se incrementara mucho más en su ser. Esos cabellos negros que ahora podía ver por la luz que se filtraba por la cortina semi abierta de la habitación de aquel hotel y esos ojos negros y oscuros que ahora lo miraban quizás esperando que él dijera algo, le decían que con quien se acostó esa noche, no era Kim Jaejoong. Porque el doctor Kim llevaba muerto tres años. Y el muchacho que ahora estaba a su lado era aquel bailarín que se convirtió en uno de sus amigos y durante todo ese tiempo había sido uno de sus más grandes apoyos. Aquella noche fue la primera vez que se acostó con Park Hyun Cheol o Karam, pero durante las veces que tuvo relaciones sexuales con él, siempre mantuvo los ojos cerrados, viviendo la fantasía de que era Jaejoong con el que se encontraba. Que su Jaejoongie había vuelto a su lado y por fin podían estar juntos. Pero cada vez que abría los ojos y se cruzaba con la miraba de Karam, Jung Yunho regresaba a su realidad, aquella en la cual jamás volvería a ver a la

persona que aún amaba y que por ello jamás entregaría su corazón y su amor a nadie más. Porque Kim Jaejoong al morir se había llevado sus sentimientos y Yunho se quedó completamente vacío. “Aunque yo cierre los ojos, tú jamás serás Jaejoong” “Jaejoongie… ¿Dónde estás?” Capítulo 3: Castle of Glass Aquella mañana se había quedado dormido, la noche anterior recibió la llamada de sus padres la cual se prolongó hasta casi las tres de la madrugada, realmente no se arrepentía de haber conversado tanto con su omma y su appa, los extrañaba bastante y escucharlos le hizo mucho bien. Las recomendaciones de su madre y las historias de su padre sobre lo que había estado haciendo Ji Hye en su ausencia con su habitación, lo hicieron enojar pero también reír. Su prima realmente aprovechaba que él no estaba en Corea y seguramente estaba pegada en el ordenador jugando aquel videojuego que a veces lamentaba haber instalado. Llamaré a tío Seung Hyun para que se la lleve a casa. Le dijo a su padre quien rió por la actitud tan infantil que Yunho reflejó y le dijo que no se preocupara, que Ji Hye dejaba todo tal cual lo encontró y que sabía que él no llamaría al padre de su prima porque bien sabía que su tío casi no estaba en casa al igual que la madre de la pequeña – bueno no tan pequeña – Ji Hye. Tanto Kim Seung Hyun y su esposa eran cardiólogos bastante reconocidos en Corea del Sur y su trabajo consumía todo su tiempo y aunque lo hacían no solo por sus carreras sino por darle lo mejor a su hija, Yunho opinaba que quizás deberían poco a poco darse más tiempo de pasarlo con su prima, ella ya no era una niña pero igual los necesitaba. Tonta Ji Hye, como te hayas atrevido a borrar algo de mi ordenador, cuando regrese a Seúl te despeinaré. Susurró en el instante que detuvo su carrera en una de las avenidas, llevaba diez minutos de retraso y no tomó un taxi desde su departamento hacia la universidad porque no recordaba en donde había dejado su billetera la noche anterior y con el apuro decidió mejor ir corriendo. Aunque ahora sabía que no fue una buena opción porque entre el tráfico de la avenida principal y el no haber desayunado, lo primero le quitaba tiempo y lo segundo no le permitía correr más rápido. Otra vez me muero de hambre.

Tomó aire antes de continuar su carrera en el instante que la luz del semáforo cambió a verde, cruzó rápidamente y sin más con las pocas fuerzas que tenía (o al menos la poca fuerza que le daba el no haber desayunado –algo exagerado en realidad -) continuó yendo hacia la universidad que aún se veía lejana. Es la segunda vez que llegaría tarde, quizás estaría bien no asistir a la primera clase,fue la idea que cruzó por su mente y cuando estaba analizando esta posibilidad para dejar de correr y mejor ir a buscar su desayuno, el sonido del claxon de un auto hizo que diera un respingo. Miró a ambos lados de la acera , buscando a alguien que quizás hubiera tratado de cruzar la avenida sin medir que venían los autos, pero al dirigir su mirada hacia su derecha un auto bastante bonito de color negro y lunas oscuras avanzaba a la par de su trote. Yunho frunció el ceño y decidió seguir su camino, pero una de las lunas lentamente comenzó a abrirse y una cabellera de color rubio oscuro se asomó. Un par de ojos grandes y oscuros lo miraban fijamente, mientras la ventana iba descendiendo y el rostro de Han Jaejoong aparecía frente a Yunho. —Hola, mi hijo como verás no puede hablar en este momento, pero desde hace dos calles abajo te vio y me pidió que te siguiéramos para preguntarte si deseas que te llevemos a la universidad. Al parecer vas algo tarde ya que estás corriendo. La voz amable de una mujer que estaba sentada en el lugar del volante del auto hizo que Yunho inmediatamente hiciera una reverencia a modo de saludo y evitara reír por lo curioso que en ese momento lucía Jaejoong, la ventana había terminado de abrirse, revelando el rostro de su ¿amigo? quien entre los labios tenía una tostada con al parecer mermelada —Vamos, sube, te llevamos, mi hijo también está retrasado y como vez recién se encuentra desayunando. Yunho reaccionó al escuchar la voz de la que ahora sabía era la madre de Jaejoong y supo que debía de mostrar su modales, por ello dejó aquel contacto visual con el chico que aún mordía aquella tostada con mermelada y saludó. —Señora Han, buenos días – haciendo una leve reverencia – Muchas gracias por el ofrecimiento, pero no quisiera ser una carga y… —Vaya tenías razón – cortó la mujer hablando con su hijo – Si ha sido criado en Corea, me recuerda a tu padre cuando lo conocí aquí en Canadá – sonriéndole a Yunho - bastante formal. —Yunho, sube….te llevamos – comentó Jaejoong cuando por fin pudo terminar de morder su tostada – Mamá, él es Jung Yunho un compañero de la universidad. —Vamos dejen las formalidades – contestó la señora Han – Ven Yunho sube, te llevaremos.

El mencionado sabía que las cosas en Canadá no eran como en Seúl y lo comprobó una vez más al escuchar como la madre de Jaejoong amablemente y con bastante relajo le decía que lo llevaría a la universidad. Realmente iba tarde y aceptar la ayuda no era mala idea, así que evitando hacer otra reverencia caminó hacia la puerta trasera y sin más ingresó al lujoso auto. —Bien, para la universidad entonces – comentó la señora Han al ver a Yunho sentado algo rígido en el asiento trasero – Joongie ve para atrás y comparte tu desayuno. El mencionado asintió y sin más cruzando desde el asiento del copiloto se sentó con algo de dificultad en el asiento trasero. —Quizás debiste de bajar del auto – susurró Yunho al ver las maniobras de Jaejoong al pasarse de un lado al otro. El aludido solo se encogió de hombros y su madre sonrió al ver a su hijo desenvolverse de aquella manera con aquel otro chico, mostrándose tal cual era, sin ningún tipo de formalismos. La señora Han sabía que su hijo a pesar de ser tan joven siempre había sido un poco diferente a los demás chicos de su edad, desde que era pequeño, ella se había sorprendido en varias ocasiones con el comportamiento de Jaejoong, le parecía que algunas de sus actitudes eran de una persona mayor, o a veces al hablar su formalismo la desconcertaba. En algunas ocasiones la mirada vivaz de su hijo se opacaba y hasta reflejaba tristeza, aquella que no sabía el motivo del porque debía de existir en Jaejoong. Pero esa mañana se sorprendió cuando su hijo al ver a aquel muchacho correr le pidiera de favor que lo alcanzara y lo llevaran a la universidad. Al verlo, no lo reconoció como amigo de su hijo, pero al ver sus facciones supo que era aquel chico coreano del cual hacia ya algunos meses atrás Jaejoong le había mencionado que llegó a la universidad y que le parecía extraño que le hablara a todos menos a él. Realmente la reacción de su hijo la extrañó, en esas dos calles que lo siguieron al escuchar a Jaejoong hablarle rápido de ese chico, ella sintió como si le estuviera contando sobre alguien que ya conocía desde hace mucho tiempo. —Ten, aquí estas tostadas tienen mermelada y estas otras tienen mantequilla, no se cual te guste y aquí tengo zumo de naranja, debo de asumir que tampoco has desayunado ¿verdad? —La verdad no. La señora Han prefirió mantenerse callada analizando el comportamiento de su hijo y Yunho. Su hijo lucía tan diferente en ese instante, quizás la recién iniciada amistad de Jaejoong con el muchacho iba a hacerle bien a su hijo, quien

últimamente había estado encerrándose en sí mismo, alejándose poco a poco de sus viejos amigos. —Entonces come, tenemos alrededor de diez minutos más para llegar a la universidad. Yunho recibió de manos de Jaejoong el zumo de naranja y observó durante un momento el perfil de ese chico que le hablaba de manera casual, como si no hubiera ocurrido nada entre ellos dos. De nueva cuenta se volvía a sorprender, porque la actitud de Han Jaejoong no era la que él esperaba, con sinceridad debía aceptar que pensó que después de aquel beso tan extraño que ambos se dieron hacía dos semanas atrás en aquella avenida, este quizás lo buscaría para pedirle alguna explicación o algo por el estilo. Pero nada de eso ocurrió, es más desde aquella ocasión, recién en ese instante se encontraba con él. Han Jaejoong era impredecible y eso quizás estaba sorprendiendo bastante a Yunho, porque aunque él mismo se dijera que no debía hacer caso a esos recuerdos que tenía, debía reconocer que asumió que la personalidad de aquel chico era la misma de aquel hombre que en sus sueños aparecía y lo observaba con la tristeza y la ira contenida en la mirada, mezclada con amor. Quizás, solo quizás debería dejar de ser tan cortante contigo. No sé porque nos hemos encontrado nuevamente en este tiempo, pero acabo de darme cuenta que así como yo sé que no soy aquel Yunho del pasado, tú también sabes diferenciar que no eres aquel Jaejoong. —Chicos terminen de desayunar que ya vamos a llegar. Y Yunho en el instante que escuchó lo que les dijo la madre de Jaejoong, agradeció que en ese tiempo las cosas fueran diferentes no solo para él, sino también para aquel que poseía las memorias del doctor Kim. En este tiempo, tú y yo somos otras personas y gracias al cielo, tenemos a gente que realmente nos aman a nuestro lado. Jaejoong, yo creo que podemos confiar que es amistad lo que ahora nos unirá. Ahora, quiero borrar todos tus recuerdos Sabiendo que no sirve de nada tenerlos Un hábito de todos los días Ya veo, aunque realmente traté Mis sentimientos por ti no se pueden borrar. 이야기 – Shayne (Story)

La tranquilidad de la biblioteca era bastante relajante para Jung Yunho quien leía esa tarde un libro tratando de avanzar así con toda la tarea que el profesor de uno de los cursos de su carrera les había dejado. Los días pasaban lentamente para él, pero agradecía que todo estuviera yendo bien en sus estudios, ya llevaba cinco meses en Canadá y pronto tendría dos semanas libres, las cuales aprovecharía e iría a Seúl para visitar a las personas que lo amaban. Su madre ya lo había llamado para decirle que en Navidad lo esperaban y que ni se le ocurriera faltar, aunque para esa fecha aún faltaran cuatro meses. Mark y Alice increíblemente aún no lo habían ido a buscar para obligarlo prácticamente a salir con ellos, ya que era viernes y para ellos ese día era sagrado para así ir a pasear y en la noche ir a comer a algún lugar que se les ocurriera. Asumía que seguramente no saldrían porque uno de los profesores los había hecho quedar debido a que no entregaron uno de los ensayos. Y eso que yo les dije que no se olvidaran de hacerlo. Fue lo que les susurró antes de ir a la biblioteca para de cierta manera esperarlos. — ¡Yunho, al fin te encuentro! Pero esa tarde la tranquilidad del recinto se vio alterada por la voz alegre de aquel muchacho que al transcurrir de las semanas había visto en más de una ocasión y hasta algunas mañanas la madre de este los había llevado juntos a la universidad. Lentamente retiró la mirada de su lectura y pudo observar como el bibliotecario regañaba al estudiante quien se disculpó por el ruido que hizo y sin más caminó en silencio hacia la mesa que ocupaba Jung Yunho. —Yunho, al fin te encuentro. Susurró nuevamente y Yunho sonrió contestándole. —Créeme que la primera vez te escuché. —Ya lo sé, no debí entrar gritando, pero… – contestó en otro susurro – tú tienes la culpa por no haberme dado tu número de móvil, si lo tuviera te hubiera llamado para saber dónde estabas y no estar buscándote prácticamente por toda la universidad. —Jaejoong, que yo sepa jamás me has pedido el número de mi móvil. Yunho evitó sonreír al ver la mueca que hizo al escuchar eso último y pudo darse cuenta que desde que decidió aquella mañana de hace varias semanas atrás, que dejaría de ser tan cortante con el chico de cabellos claros, las situaciones o sentimientos extraños que se aglomeraban en él, se habían detenido y realmente era bastante cómodo conversar con Han Jaejoong.

Este era como un niño pequeño, no tenía malicia – o al menos hasta ahora él no lo había notado – y era muy inocente, hasta a veces creaba en él sentimientos de ternura. Cosa rara en Jung Yunho, mucho más para con un chico. Quizás se debe a que eres menor que yo. —Es cierto… - sacando su móvil – Dámelo, así no se me hará difícil saber dónde estás. Yo te daré el mío por si alguna vez no puedes dormir y quieres molestarme con tu voz monótona y aburrida en la madrugada. —Mi voz no es así – refutó quitándole el aparato a Jaejoong para el mismo ingresar su número – Otra cosa es que tu voz sea tan vivaz y la mía mucho más centrada y… —Sí, sí como sea – contestó – Ahora a lo que venía, ¿ya almorzaste? Si no lo has hecho ¿vamos juntos? Yo tampoco he comido, acabo de salir hace media hora de un examen y pues tengo hambre. — ¿Por qué no has ido a comer con tus amigos? – preguntó terminando de escribir su número. —Porque ellos se fueron sin mí, me demoré demasiado en terminar el examen y justo me acordé que tú también te quedas hasta tarde aquí en la universidad y por ello te busqué – poniéndose lentamente de pie – Pero…si estás ocupado y quizás te he interrumpido yo me voy… - guardando su móvil – Nos vemos luego….supongo. Sin esperar respuesta alguna, Yunho pudo ver como Jaejoong salió rápidamente de la biblioteca, no pudo decirle que solo fue una pregunta y era por ese tipo de reacciones que a veces no sabía cómo actuar frente al chico. Y cada vez, podía darse cuenta que era una persona muy impredecible. Pero no lo creeré por mucho más tiempo Cuando estoy solo quiero escapar Me siento y pienso que te ves tan bello Tan pequeño y con tantas agallas

Jaejoong había llegado a casa muy cansado, a pesar de que los viernes solo trabajaba desde las once de la noche hasta la una, normalmente cuando regresaba no podía dormir y lo que hacía era navegar por internet algunas horas más hasta que podía por fin conciliar el sueño. Pero en esa ocasión había decidido dormir y por ello cuando ya estaba por caer profundamente dormido, su móvil que estaba al lado de su almohada vibró y con somnolencia lo tomó para verificar quien le había escrito a esas horas.

~3:30 a.m~ Figuraba la hora en la pantalla del móvil y haciendo una mueca abrió el mensaje de texto. “Como te estuve diciendo en la tarde mi voz no es aburrida, solo es centrada y menos efusiva que la tuya” El cual causó que una sonrisa se formara en su adormilado rostro. “Acéptalo tu voz es aburrida. Y…gracias por despertarme (incluye el sarcasmo en esta última frase)” Rió por lo último que puso y sin más se acomodó mejor en su cama observando fijamente la pantalla de su móvil, preguntándose porque Yunho, aquel que al inicio era muy cortante con él, ahora le mandaba un mensaje de texto a esas horas y quizás estuvieran convirtiéndose en amigos. Al menos Jaejoong, lo sentía así. Sin importar el pasado, para Han Jaejoong, lo que importaba era el presente y tenía muy claro que él y los sentimientos que sabía que tenía en su interior no eran suyos y por ello decidió que a pesar de que se hubieran besado, eso no impediría que Yunho pueda ser su amigo. “Duerme ahora, solo quería asegurarme de que no estabas enojado conmigo. En realidad hoy no almorcé y en el momento que te fuiste yo iba a decirte para ir a comer. En fin. Duérmete ahora y guardaré tu número. Sería bueno que le digas a tus compañeros de clase que no se lo den a todo aquel que lo pide (solo es una recomendación).Buenas noches.” Viró los ojos al leer lo que le puso y sonrió, inconscientemente colocó el móvil sobre su pecho y lo presionó como si las últimas palabras que leyó en el mensaje fueran lo más preciado que tuviera. Acomodándose de costado dejó el aparato al lado de su almohada y antes de quedarse dormido susurró: Buenas noches Yunho. Quiero verte y oír tu risa La lluvia no me impedirá volar junto a ti

Un amor que terminó en tragedia Un amor que traspasó el tiempo y el espacio Un amor que se reencontró

Amor mío, ¿puedes verme? ¿Puedes reconocerme? Alice tenía lágrimas en los ojos y Mark la observaba tratando de transmitirle tranquilidad, quizás la idea de ir a ver esa película no fue buena, pero su amiga les había insistido tanto a él y a Yunho, que ambos aceptaron acompañarla. Pero al parecer esto había afectado de manera distinta a sus dos amigos. Su amiga lloraba y al observar a Yunho, podía ver que este tenía la mirada fija en la pantalla del cine, pero podía asegurar que estaba como ausente. Esa película era triste, Mark lo supo desde que vio el tráiler, hasta él podía sentirse así también, pero para otra, así Alice insistiera no aceptaría ir con ellos a ver algo así. Fue algo incomodo salir después de que terminó la película, el sentimiento que cada uno tenía en su interior era el que los quería impulsar irse a sus casas y solo dormir, pero ya habían quedado en encontrarse con sus otros amigos de la universidad en la disco, es más uno de ellos los esperó fuera del cine para llevarlos hacia el centro. Realmente no había sido una buena idea. Y Yunho confirmó esto cuando llegó a la disco y sin negarse aceptó las bebidas que sus amigos y compañeros de la universidad le ofrecían, esa noche habían quedado en beber bastante, ya que la semana siguiente todos entraban de vacaciones y no se verían en dos semanas. Se habían convertido en un grupo unido y eso le agradaba bastante al estudiante de traslado, quien planeaba dentro de dos días viajar a Seúl. Un amor que terminó en tragedia. Yunho comenzó a reír por las bromas que hacían sus amigos y nadie podía darse cuenta que detrás de esa alegría que desbordaba, él estaba tratando de dejar de escuchar esas frases que en esa película mencionaron en los créditos. No sabía quien había escrito el guión de esa película, pero aquellas situaciones que vio reflejadas en esos protagonistas le recordaron tanto a esas memorias que él tenía en su interior. Y dolió, le dolió demasiado. Porque a pesar de que él supiera que no tenía nada que ver con aquella historia (o al menos de eso trataba de convencerse desde hace mucho), aún sentía dolor al soñar con aquellos recuerdos, se despertaba con lágrimas bajando por sus mejillas o en otras ocasiones con aquella opresión en el pecho tan dolorosa que era como si él lo viviera en ese instante, muy pocas veces se levantaba con una sonrisa en el rostro al haber recordaba alguna situación agradable.

Esos recuerdos le gritaban una y otra vez que necesitaban a aquel Jaejoong, que los dejó en una profunda depresión y soledad. Y esa noche, el alcohol que estaba ingiriendo no ayudaba mucho a su estado de ánimo. Por ello cuando caminó hacia la barra para pedir otra bebida y se cruzó con los ojos oscuros de Jaejoong, quien le sonrió y siguió atendiendo a las personas que le pedían sus bebidas, sintió como aquellos sentimientos que no eran suyos tomaban control de su comportamiento y ¿gracias? al alcohol él no puso ninguna represión a estos. —Espérenme un momento, ahora las atiendo. Escuchó como Jaejoong les dijo a unas chicas quienes le sonrieron y lo dejaron pasar fuera de la barra para que así se acercara a Yunho quien con los puños cerrados no lo había dejado de observar. Aquellos ojos marrones analizaban aquel rostro y el dolor en su interior se incrementaba. —Hey…-saludó mientras sonreía - ¿Te encuentras bien? Luces algo distinto. Preguntó con curiosidad Jaejoong, ya que la mirada de Yunho lo hacía sentirse extraño, esa expresión nunca se la había visto. Sintió algo de temor, ¿él había hecho algo malo para que su ahora amigo lo mirara como si le tuviera rencor? “Solo cierra tus ojos” Yunho quiso contestar de que estaba bien y regresar con sus amigos, realmente quiso hacerlo, pero aquella otra voz que en su mente hacia semanas atrás se presentó en sus sueños junto al rostro y el cuerpo de otra persona, hizo que el dolor, el rencor y desolación lo incitara a decir aquello que hizo que Jaejoong lo mirara con estupefacción. —Tú no debiste nacer…no debiste. Si Jaejoong no hubiera estado tan cerca de Yunho, pensaría en ese instante que por todo el ruido que en la disco había, él se equivocó al escuchar aquello. Pero no había equivocación, escuchó claramente. — ¿Por qué… — ¿Por qué te lo digo? -cortó la pregunta – Porque es lo que debió pasar, nosotros no debimos habernos encontrado y por ello tú jamás debiste de nacer….debiste de desaparecer como lo hiciste en aquel pasado, debiste….

La mirada de Jaejoong se opacó al escuchar esas declaraciones y Yunho quien estaba por decir más, logró reprimir lo que algo en su interior le urgía que gritara, pero fue muy tarde. Trastabilló cuando el muchacho que aún estaba en su turno de trabajo pasó por su lado rápidamente empujándolo de manera casual y desapareciendo entre todas las personas que bailaban en la pista, dirigiéndose hacia la salida, tratando de escapar, de buscar aire y fingir que no había escuchado aquello. No debiste nacer.

Jaejoong caminaba rápidamente por la acera que estaba fuera del lugar donde trabajaba, uno de sus compañeros que estaba en su hora de descanso, se acercó hasta él ya que lo vio pálido. —Por favor, dile al jefe que me voy…no me siento bien. Su compañero asintió, quiso preguntarle qué ocurría pero Jaejoong sin esperar nada, ya estaba caminando hacia la dirección donde quedaba su casa, sin haberse cambiado aquel uniforme. No debiste nacer. ¿Jaejoongie…puedes escucharme? Jaejoongie no te vayas. Esa noche hacía un poco de frío y Jaejoong no había sacado su abrigo, pero no importaba, solo quería llegar rápido a su casa, recostarse en su cama e imaginar que todo había sido un sueño. Así como hizo con lo sucedido en el cementerio en Seúl hacía ya meses atrás, de la misma manera en que hizo de cuenta que aquel beso que se dio con Yunho, no había logrado que aquellos sentimientos y recuerdos se despertaran cada vez más. El actual Jung Yunho solo era su amigo, una gran persona que había conocido. Ninguno de los dos tenía nada que ver con la historia de ese pasado que los perseguía y nos los dejaba en paz. Solo se trata de un mal sueño. Hoy dormiré y mañana me levantaré tranquilo, olvidaré lo que dijo y seguiremos tan normales como hasta ahora. Se repitió temblando un poco, el aire estaba cada vez más frío, pero si cruzaba la gran avenida en la cual estaba parado esperando que el semáforo cambiara a verde, ya solo le quedarían diez minutos de caminata para por fin estar en su cama.

Cuando estaba por cruzar, se detuvo al escuchar como alguien se acercaba corriendo hacia donde estaba parado, volteó y su pecho dolió al ver a aquel que había deseado que no naciera, minutos atrás. Es mejor no verte hasta dentro de unos días, hasta cuando me convenza que no dijiste aquello. Yunho cada vez se acercaba mas a él, quiso retroceder porque aquella mirada tan dura pero a la vez tan misteriosa le causaba algo extraño. Pero sus piernas no se movieron, fue muy tarde cuando quiso intentar irse, porque su rostro fue apresado por aquellas fuertes manos. Y aquel susurro sobre sus labios causó un escalofrío en todo su cuerpo. —Sinceramente no debiste hacerlo. Sus ojos se cerraron fuertemente cuando los labios de Jung Yunho capturaron los suyos. El beso era efusivo y cuando su mente captó lo que estaba sucediendo, pudo darse cuenta que nuevamente se besaban en aquella avenida totalmente desierta. Pero en esta ocasión el beso era demandante, no tenía aquel matiz de ternura y de reconocimiento. La lengua de Yunho obligó a la suya a moverse al ritmo que le imponía y cuando pensó que él lo soltaría por la falta de aire, se equivocó, tan solo se separó unos segundos y las manos que apresaron su rostro, ahora atraparon su cintura y sin más volvió a besarlo, haciendo que Jaejoong sintiera como si flotara, como si hubiera bebido demasiado alcohol y la euforia lo invadiera. El calor rápidamente cubrió su cuerpo y sus mejillas se sonrojaron al sentir como aquel beso no solo lo estaba sofocando, sino que su cuerpo poco a poco iba encendiéndose cada vez más, estaba excitándose y las manos de Yunho apresando fuertemente su cintura pegándolo mas no ayudaba a que aquella sensación se detuviera. Tráeme a casa en un sueño enceguecedor, Por entre los secretos que he visto, Remueve el dolor de mi piel, Y muéstrame como estar íntegro otra vez Jaejoong no supo que pasó, o realmente no quiso saberlo, pero cuando reaccionó ahora ya no estaban en aquella avenida, vagamente recordaba haber subido a un taxi con Yunho quien en ningún momento soltó la mano con la cual lo había ayudado a subir al vehículo. ¿Realmente los besos pueden causar aquel letargo en el que me encuentro?

Se preguntó cuando al ingresar a aquel departamento sus ojos nuevamente sintieron la mirada fija de Jung Yunho quien después de cerrar la puerta principal se acercó con decisión hacia él y antes de que pudiera preguntar porque estaban ahí, sus labios nuevamente silenciaron su pregunta y como si su cuerpo hubiera estado hecho para reaccionar de aquella manera cuando el otro muchacho lo besaba, sus brazos rodearon el cuello de este, acercándose más a él, sintiendo el calor del otro. Esto…esto es diferente. Yo… Pero las ideas dejaron de pasar por su mente cuando su cuerpo fue recostado en uno de los sillones de la sala de aquel lugar que por primera vez visitaba. El departamento de Yunho, esperaba poder verlo en otra ocasión, en ese instante su cuerpo se sentía febril como para pensar en otra cosa que no fueran como las manos de aquel otro chico que se recostó sobre él, lo acariciaba por sobre la ropa. Yunho…mi Yunho. Llévame volando en una ala de plata, Pasando la tristeza, donde las sirenas cantan, Caliéntame en el ardor de principiante, Y suéltame para así caer al sueño allí abajo. Su raciocinio se encontraba relegado en lo más profundo de su mente, en ese instante cuando escuchaba los suaves gemidos que Jaejoong emitía cada vez que sus manos lo acariciaban por sobre la ropa, era lo único que importaba. “Solo cierra tus ojos” Escuchó nuevamente en su mente y por ello abruptamente dejó de besar aquel cuello de piel suave y blanquecina, su respiración estaba totalmente agitada y con temor abrió los ojos, y frente a sus ojos el rostro sonrojado de aquel muchacho de cabellos claros apareció. Y los recuerdos y sentimientos que tenía prisioneros, se liberaron al ver a través de sus ojos a aquella persona que durante tanto tiempo en el pasado había añorado, nadie nunca pudo sustituir a Kim Jaejoong y en ese momento aunque ese chico era más joven, el reconocimiento llegó a su mente y envolvió todos sus sentidos. “No cerraré los ojos…él está aquí” “Aquí” Dolor, añoranza, nostalgia era todo lo que Yunho sentía en su interior, durante tantos años logró guardar todo aquello, pero desde que conoció a Han Jaejoong su estabilidad comenzó a desequilibrarse y en ese instante aquel era el resultado.

Sus manos con parsimonia comenzaron a deshacerse de aquella camisa color blanco, uno por uno quitó los botones y pudo ver como aquellos ojos oscuros lo miraban fijamente, totalmente sonrojado. Es como un ángel. Aquel ángel que lloró lágrimas de sangre cuando en aquella otra vida tuvo que dejar a aquellos que amaba. El ángel que siguió al amor de su vida luego de que este naciera y tuviera otra oportunidad de encontrar la felicidad. Tres años después de que Jung Yunho naciera, Han Jaejoong nació. Tan lejos pero con el destino confabulado para que se encontraran. Y aunque debía de ser maravilloso, en realidad dolía. Pero en ese momento los labios de Yunho trataban de menguar el dolor de ambos repartiendo besos por aquel suave torso y Jaejoong jadeaba regalándole aquel hermoso sonido, que hacía que sus sentidos se encendieran más, olvidando que ellos estaban comenzando a ser amigos y que no deberían estar a punto de despojarse de sus ropas. Yo no cerraré nunca más los ojos. Nunca más. Las manos de Jaejoong presionaron los brazos de Yunho tratando de evitar lo que estaba seguro el otro planeaba hacer, pero este no se dejó convencer y si mas logró desprender la correa y posteriormente bajar el zíper del pantalón de tela que el muchacho llevaba. Su respiración se entrecortaba cada vez más y sintió que no podía respirar en el instante que Yunho sin ningún tipo de inhibición lo despojaba de la última prenda que cubría su cuerpo. Sus piernas suaves, blancas y sin ningún rastro de vellos se expusieron frente a aquel que lo desnudó y sus manos quisieron tapar su desnudez, pero el susurro de la otra persona lo detuvo. —Eres hermoso….- sonriendo – hermoso Jaejoongie. Ahogó un alarido tapando su boca con una de sus manos en el instante que la cálida mano de Yunho tomó su miembro y comenzó a acariciarlo. De arriba abajo, mientras acerco mis labios. Siento que el dolor se aleja. Jaejoong quiero escucharte. Susurra mi nombre por favor.

Y Jaejoong comenzó a gemir pesadamente mientras sus manos buscaban de donde aferrarse, los labios de Yunho se habían cerrado sobre su longitud y sentía que moriría por el placer que le estaba siendo regalado. A sus diecisiete años nunca había sentido aquello de manos y de los labios de nadie, y algo en su interior hizo que se sintiera feliz de que la primera persona sea aquel que al inicio rechazaba su amistad. Entendía que fue por el temor de vivir situaciones que no les pertenecían, como aquella que estaban protagonizando en ese instante. El corazón de ambos latía desaforado y el de Yunho se regocijó de satisfacción en el instante que su pequeño amante movía rápidamente sus caderas y sin más susurrara lo que tanto había anhelado escuchar. —Yunho…Yunho… Su nombre brotaba de aquellos labios voluptuosos, que ahora lucían rojos y humedecidos por aquella lengua con la que él había jugado minutos atrás, mientras se dejaba embriagar por el sabor de aquella boca que sabía que a pesar de todo, sería su perdición. El sabor de la esencia del contrario marcó sus labios y su lengua permaneció jugando con aquel rosado y delicado tesoro que había vuelto a encontrar. Las piernas de Jaejoong temblaban y Yunho observó nuevamente su rostro, aquellas facciones y lentamente acarició la cintura del más pequeño a la vez que sus labios besaban los ojos y las mejillas de este. El sillón en el que se encontraban era algo grande, por lo cual el dueño del departamento a pesar de que aún estaba excitado (su miembro endurecido entre su ropa interior era la evidencia) se recostó al costado de aquel chiquillo que aún tenía la respiración entrecortada por el reciente orgasmo. Esa noche Yunho no tomó a Jaejoong, no lo poseyó a pesar de que su cuerpo y su lujuria le gritaban que lo hiciera, pero aún aquel chico era demasiado puro como para corromperlo. Sus memorias lentamente se fueron apaciguando en su interior y una sonrisa afloró en su rostro cuando el sentimiento de tranquilidad invadió su ser hasta quedarse dormido, recordando que después de tantos años. Jaejoong, había susurrado su nombre.

Llévame a la curva del río, Llévame al final de la lucha, Remueve el veneno de mi piel, Muéstrame como estar íntegro otra vez.

El anuncio de que los pasajeros que viajaban rumbo a Corea del sur debían de acercarse a su respectiva puerta de embarque, hizo que Yunho se pusiera de pie arrastrando aquella pequeña maleta en la cual llevaba las pertenencias que utilizaría en su estadía en Seúl. Lentamente caminó hacia el lugar, realmente no tenía apuro ya que esa era la primera llamada, por ello se detuvo un momento para comprarse un café, el vuelo salía a las cinco y media de la mañana y se sentía somnoliento aún. Sonrió cuando la máquina de café por fin le dio su bebida, sin más se dispuso a caminar hacia la puerta de embarque cruzándose con varios pasajeros que llegaban de otros vuelos, pero se detuvo abruptamente cuando reconoció aquella voz que exclamó un nombre que no era el suyo. Volteó y sin más pudo ver cómo Han Jaejoong corría con una sonrisa en el rostro, el cual se veía muy poco ya que estaba completamente abrigado por una gran casaca que tenía una capucha que recubría sus cabellos claros. Desde la noche que sucedió aquello, no había podido hablar con Jaejoong, de eso eran ya dos días. —¡Shirota Yuu…aquí… Yuu!!! Jaejoong saltaba prácticamente en su lugar y Yunho pudo ver como la madre de este lo trataba de tranquilizar, pero no le hizo caso. Los ojos de Jung Yunho captaron el momento exacto en el cual Jaejoong se pasó la valla de seguridad y prácticamente se lanzó sobre el cuerpo de otra persona, precisamente sobre el cuerpo de un chico de facciones asiáticas y ahora que recordaba el nombre que el chiquillo exclamaba era japonés. El mencionado atrapó a Jaejoong y como si no pesara nada lo elevó del suelo, dando vueltas como si de un par de niños o de ¿novios? se tratara. La segunda llamada para el vuelo hacia Seúl se hizo presente y Yunho perdió el interés en su café, lo tiró a la basura, arrastrando su maleta sintiéndose muy raro, aquella escena fue sorpresiva y sin darse cuenta una de sus manos formó un puño y susurró sin poder contenerse. —Así que eres este tipo de persona… - sonriendo con ironía – Realmente quizás aquel apodo que las fans decían y que tanto le molestaba a mi ¿antiguo yo? no resultara ser tan falso… Sin decir más se marchó hacia la puerta de embarque que lo llevaría al avión que tomaría hacia Seúl, donde su familia y aquella persona especial lo esperaban. ¿Porque aún era especial verdad? Fin del Capítulo

Capítulo 4: Breaking your own heart Desde hace media hora que se había despertado, sonriendo cuando al abrir los ojos, a su lado podía ver el rostro tranquilo y pacífico de su pareja quien dormía sin ningún atisbo de querer levantarse. Todos los días Yunho tenía la costumbre de mirar a Jaejoong dormir, en algunas ocasiones sin que este se diera cuenta de manera lenta y suave acariciaba con las yemas de sus dedos el rostro bonito del doctor Kim, el cual ya no lucía tan pálido como al comienzo de su embarazo. Love, baby is love. Recordó la frase de una de sus canciones y evitó sonreír, porque esa mañana quien despertó primero no fue él, sino Jaejoong y Yunho pretendió que aún dormía, sintiendo sobre si, la mirada fija de su pareja. Llevaba media hora fingiendo dormir, no quería abrir los ojos para arruinar el momento. Jaejoong poco a poco iba demostrándole que aunque aún sintiera rencor hacía su persona, dentro de él todavía existía aquel amor que le permitía estar a su lado. Ambos estaban enamorados y Yunho sabía que con el pasar del tiempo, el corazón lastimado y solitario de la persona que amaba, por fin estaría en paz y podría brindarle todo el amor que guardaba para él. “Sabes bebé, Yunho es muy guapo.” El aludido escuchó el susurro de su pareja y sinceramente quiso sonreír, dejar de fingir que dormía y encerrar aquel delgado cuerpo entre sus brazos. Era muy tierno escuchar a Jaejoong hablarle a su bebé; no era la primera vez que el cantante era testigo de dicha acción. “Pero es un mentiroso, porque yo sé que no está durmiendo.” Esta vez no pudo evitar que una sonrisa se asomara en su rostro al sentirse descubierto y lentamente abrió los ojos cruzándose con el rostro de Jaejoong que estaba tan cerca al suyo, luciendo totalmente lindo, no importando que en ese instante su cabello luciera despeinado y que lo escrutara con la mirada. Para Jung Yunho, Kim Jaejoong siempre sería aquel ángel hermoso que llegó a su vida cuando mas necesitaba del apoyo, cariño y amor de una persona que lo considerara especial. La vida para ambos había sido dura, pero el cantante tenía la confianza de que poco a poco todo iría mejorando, su bebé nacería en tres meses más y por fin, la familia que tanto había anhelado estaría completa. “Nuestra familia”

Con delicadeza pasó sus brazos por la cintura de Jaejoong y lo atrajo hasta que este quedara sobre él, sintiendo su calidez y escuchando una leve risa divertida. “Lo ves bebé, Yunho estaba despierto. Yo nunca me equivoco, lo conozco muy bien” Escuchó lo que el doctor Kim dijo y sin dejar de abrazarlo besó su frente y le dijo: “Tú eres el único que me conoce” “Él único”

Las manijas del reloj resuenan en esta habitación vacía, donde mi cuerpo reposa en medio de la oscuridad. El tiempo es escaso, pero en cada amanecer mis ojos logran captar la tenue luz que se filtra por la ventana rota de este lugar y mi cuerpo inerte alcanza absorber aquella calidez. Y día con día, vuelvo a preguntarme. ¿Quién soy?

By:Lilirys Capítulo 4: Breaking your own heart Una última sonrisa se asomó en su rostro y decididamente guardó su móvil en el bolsillo del pantalón de mezclilla que llevaba esa mañana, se asomó con parsimonia hacia una de las ventanas del departamento que habitaba desde hacía ya casi seis meses y pudo ver que el clima en Canadá ya había cambiado, no hacía calor, todo lo contrario desde ese lugar, en el piso doce del apartamento observó como los pequeños copos de nieve iban cayendo lentamente sobre la ciudad, cubriéndola con un manta blanco. —Hoy será un buen día – esbozando una leve sonrisa – Todo irá bien de ahora en adelante. Diciendo aquello para sí mismo, Jung Yunho caminó hacia uno de los sillones de la sala, tomó su mochila y sus llaves, dispuesto a iniciar aquel día las clases en la facultad de Finanzas a la cual pertenecía desde hace meses. Hacia medio día atrás había llegado de Corea a Canadá y realmente creía que ese viaje le había sentado muy bien. Básicamente porque pudo reunirse con sus padres y el resto de su familia, quienes lo recibieron con alegría y con sus acciones le reafirmaron una vez más que lo querían y que aunque lo extrañaban en demasía lo apoyaban en su decisión de terminar su carrera en aquel país tan lejano al suyo. Ese viaje, también le había servido para darse cuenta una vez más, que a pesar de que no pudiera dormir muy bien a causa de aquellas remembranzas que su mente se negaba a dejar de mostrarle, él tenía en quien confiar, esa persona que aún en su corazón seguía y seguiría siendo muy importante y sobretodo especial para él. Esa persona que cuando lo vio llegar a Seúl, lo recibió con una gran sonrisa y un abrazo que logró disipar toda la tensión y confusión que llevaba encima. Con tan solo una sonrisa, esa persona logra calmarme. Solo con una sonrisa y un “Bienvenido a casa”, yo puedo sentirme reconfortado. Esas dos semanas habían pasado muy rápido, pero el muchacho que ahora subía al ascensor dirigiéndose hacia la primera planta del edificio donde vivía, sentía que volvía a tener la seguridad en sí mismo y que evitaría a toda cosa volver a mezclar las cosas, no dañaría a nadie con su confusión. Y sobre todo, evitaría volver a tocar a Jaejoong. Afirmar que no volveré a verte sería mentir, estudiamos en el mismo lugar y no voy a decir que no quiero saber de ti. Me he dado cuenta que a pesar de que yo te alejaba y temía que tú fueras quien malinterpretara aquellas remembranzas, soy yo quien en realidad se ha dejado llevar por esos recuerdos y he tomado de ti situaciones que no me pertenecen.

Besos y caricias que no nos pertenecen.

Pensando en aquello subió a aquel ómnibus que lo dejaría en la parada más cercana a la universidad, buscó con la mirada un asiento entre todas aquellas personas que se encontraban en el vehículo, el cual comenzó a avanzar en el instante que sus ojos captaron el perfil afable que era cubierto por aquellos mechones claros. Aquellos ojos oscuros miraban con aire ausente las calles y un par de audífonos seguramente sumergían su mente en un estado de tranquilidad y echaban a volar su imaginación. Nosotros somos otras personas y es por ello que no volveré a confundirme. Porque puedo ver la inocencia aún en tu mirada. No mereces ser tratado como lo estuve haciendo. Un asiento vacío era el que estaba al lado de aquel muchacho que miraba distraídamente las calles, Yunho con decisión caminó hacia aquel lugar, sentándose a su lado y estirando una de sus manos tocó el hombro del chiquillo quien con aquellos ojos grandes y oscuros lo miró fijamente. —Buenos días Jaejoong. Saludó esbozando una sonrisa y aunque el mencionado se sintió un poco aturdido, rápidamente salió de aquel estado e imitando la acción de quien le habló, sonrío y respondió. —Buenos días Yunho. Quizás aún sea difícil hablar contigo. Tal vez en algún momento aquel sentimiento extraño deje de existir. Y nosotros podremos hablar con tranquilidad. Pero mientras eso ocurre, no me alejaré. Jaejoong… ¿podemos ser amigos? Demasiadas lágrimas, demasiadas caídas Es fácil escuchar detrás de esas paredes Pero no tienes por qué caminar entre las sombras La vida es tan dura

Muchas veces mentalizarse de forma repetida que no actuaría nunca más de una manera errada, ayudó a Jung Yunho a detenerse en el momento que sabía que por ira iba a comportarse mal.

Este patrón que él llevaba en su vida en realidad casi nunca había fallado, solo un par de veces esto se distorsionó, cuando defendió a su prima Ji Hye de unos mocosos que se quisieron pasar de listos con ella, él jamás permitiría que alguien la dañara, ella era una de las persona que él siempre protegería, era como su pequeña hermana. La paciencia es una de tus virtudes, su madre siempre le repetía aquello, pero desde que había llegado a Canadá, su vida dio un giro de trescientos sesenta grados, el cual seguía girando y girando, cambiando aquellos patrones que regían su actitud desde que era un adolescente. Pero para ser más precisos, todo había cambiado desde la primera vez que vio a Jaejoong. Yunho recordaba que la segunda semana que llevaba en aquel país (hasta ese momento desconocido para él) aún se le hacía difícil recordar el horario en el cual pasaba el ómnibus que debía de tomar para ir a la universidad. Por ello en dos oportunidades tuvo que caminar hacia el recinto estudiantil y fue en la última de estas veces, cuando vio por primera vez a Han Jaejoong. Él había estado corriendo para llegar a tiempo al campus, pero cuando iba a cruzar uno de los pasillos que lo llevaría a este, se detuvo abruptamente cuando escuchó una risa proveniente de uno de los pasillos aledaños, su respiración de por si se encontraba agitada por la carrera que llevó a cabo, sabía que si seguía ese ritmo llegaría a su clase, pero su mente al percibir dicha risa hizo que caminara directamente hacia donde se escuchaba claramente. No dio muchos pasos y asomándose detrás de unos de los grandes pilares del edificio, sus ojos se abrieron de par en par, asombrado al ver justo frente a él a aquel muchacho de ojos negros grandes y oscuros, la tez nívea y cabellos claros. Su respiración se agitó mucho más y el impacto de reconocer a esa persona que conversaba tranquilamente con sus amigos, hizo que Yunho retrocediera y se apoyara en el pilar, sintiendo como su corazón latía rápidamente. Durante muchos años había visto en sus sueños aquel rostro, escuchado esa risa y sobretodo, había observado con impotencia como ese chico que aparecía en sus sueños lo miraba en algunas ocasiones con ira y dolor o en otras con un sentimiento que el reconocía como amor. Fue difícil para él tratar de aceptar que por azares del destino (en el cual no confiaba) su “yo” del presente se había encontrado con alguien que lucía completamente idéntico a ese hombre que reconoció no solo como el que aparecía en sus sueños sino también como uno de los padres de Jung JiYool – su madre .

No puede ser esa persona, se había repetido infinidad de veces, evitando intercambiar miradas con ese chico con el que en algunas ocasiones se cruzó. Todo fue demasiado extraño para él y aún seguía siéndolo. Tenía claro que no era ese hombre que amó en demasía a Kim Jaejoong. No era ese hombre que sacrificó su propia felicidad para de esa manera lograr que la persona que amaba no sufriera de la crueldad de aquella agencia y de sus “métodos” para hacer que él se quedara y trabajara para ellos. Jung Yunho, aquel hombre, había muerto. El padre de su omma había muerto en un accidente de automovilístico hacía ya casi treinta años atrás, ese hombre ya no existía. Ese hombre no era él. Ya que ahora hablaba con aquel chico llamado Han Jaejoong y podía darse cuenta que este al parecer aquellas remembranzas no le habían afectado (salvo al inicio), por ello auguraba que su relación de amistad sería buena y estable; a pesar de todo ello Yunho aún no comprendía en totalidad porque dejaba que sentimientos que no eran suyos lo invadieran. Como sucedió en ese instante cuando sentado con sus dos amigos en la cafetería, vio entrar a Jaejoong riendo alegremente rodeado de sus amigos y amigas, esto sería normal, pero todo cambio cuando uno de aquellos chicos que rodeaban al muchacho de cabellos claros se puso a su lado y con total confianza colocó uno de sus brazos sobre el hombro del otro. Alice y Mark los cuales estaban conversando con él sobre un trabajo que debían de presentar dentro de una semana se sintieron sorprendidos cuando Yunho se puso de pie, tomando su mochila colocándosela en el hombro y dejando prácticamente toda la comida que había comprado para almorzar. —Hey, ¿te vas? – preguntó Alice con total estupefacción al ver a su amigo con un semblante que ella jamás le había visto. —Sí. Fue el monosílabo que salió de los labios del chico de ojos rasgados. — ¿Pero no que tenías mucha hambre? – Cuestionó Mark – Tú casi nunca vienes a la cafetería pero hoy tenías bastante interés de venir aquí y ahora… ¿te vas? —No fue buena idea cambiar mi rutina por venir aquí –susurró – Nos vemos luego. Sin permitir que sus dos amigos lo siguieran interrogando, el muchacho de cabellos negros, caminó con decisión hacia la salida de la cafetería que en ese

momento del día se encontraba abarrotada por muchos estudiantes de varias facultades. Realmente lo que Mark le había remarcado “Tú casi nunca vienes a la cafetería”, era bastante cierto, a él nunca le había agradado comer en un sitio con mucha gente, sabía que eso era extraño, sus padres y todos quienes lo conocían se lo recordaban siempre, pero también comprendían que aquel comportamiento era parte de su personalidad. Pero sin darse cuenta, poco a poco iba dejando de lado esa manera de actuar, tan solo porque a esa hora Jaejoong también salía de clases para almorzar. A mediodía el chico de cabellos claros ingresaba y alejándose de sus amigos durante unos diez a quince minutos se acercaba a la mesa donde Yunho estuviera y ambos compartían una amena charla, en la cual el tema era cualquier cosa trivial que se les pasara por la mente. Pero ese día, Jung Yunho había sufrido un desbalance en su aseveración de que no tomaría como suyos sentimientos o comportamientos que no le pertenecían. Sintiéndose bastante extraño en el instante que sus ojos captaron la familiaridad con la que ese chico puso sus brazos sobre los hombros del hombre más pequeño, recordó haberlo visto en el aeropuerto hacía dos semanas y media atrás cuando él se disponía a irse a Corea. Yuu…Shirota Yuu. Había exclamado en aquella ocasión Jaejoong y el sentimiento agrio lo volvió a sentir, por ello decidió que era mejor irse a otro lugar para dejar de sentirse de aquella manera. Pero en su plan de escape (porque sencillamente era eso), no tomó en cuenta que Han Jaejoong ya lo había visto y ahora se disponía a darle el alcance en la puerta de la cafetería. — ¡Yunho! La voz alegre de Jaejoong causó que la molestia que estaba sintiendo se incrementara y fingiendo poco interés en su llamado, caminó rápidamente fuera de la cafetería, dejando con la mano alzada al otro muchacho a quien la sonrisa se le congeló en el rostro al sentir la indiferencia con la cual Yunho lo trató. — ¿Es a esa persona a quien me quieres presentar? Jaejoong lentamente bajó su mano sintiéndose extraño y guardándose para sí mismo aquel suspiro que quiso emitir, volteó para cruzarse con la mirada de aquel amigo que conocía desde que tenía cinco años. —No digas nada, por tu expresión puedo descifrar que si es esa persona.

—No me escuchó es por ello que se fue – agregó recuperando su sonrisa – Vamos a sentarnos, tengo mucha hambre. Sin decir más, Jaejoong caminó hacia la mesa donde sus amigos se encontraban siendo seguido por aquel chico que volvió a pasar uno de sus brazos por sus hombros y presionándolo cariñosamente contra su cuerpo le dijo: —Joongie, ya habrá más oportunidades para que me lo presentes. —Sí, yo creo sí Yuu. Contestó comenzando a reír por una de las bromas que hizo una de sus amigas, fingiendo que realmente no se había sentido demasiado extraño al percibir la indiferencia con la cual Jung Yunho lo trató. Jaejoong no era tonto y sabía que el otro muchacho si lo había escuchado, pero por alguna razón que desconocía, este lo ignoró y lo dejó con el saludo. ¿Yo he hecho algo mal? Es la pregunta que recorrió su mente durante todo ese día. Alguien dígame porque es tan difícil aprovechar una oportunidad. Marcas tu línea y piensas que no pediré por más. Me tropezaré y cometeré mis propios errores. Pero no me preocuparé más por ello. Es imposible. —No puedo más. Un jadeo y las gotas de sudor rodaban por su rostro, mientras caía de rodillas frente aquel gran espejo de la sala de ensayos de la agencia a la cual pertenecía. Eran las cuatro de la mañana y desde hace tres día atrás no dormía. Se sentía demasiado exhausto, pero su manager quien era el hermano del dueño de la agencia, le había dicho que hasta que no lograra aprenderse al cien por ciento esas tres coreografías, él no podría tener ningún descanso y mucho menos una comida decente. Sonaba irrealista y las personas externas al mundo al que él pertenecía, creerían que exageraba si es que les contaba cómo era realmente la vida de U-know, del “perfecto” idol que los deleitaba con su voz y sus perfectas coreografías. Pero Yunho sabía que para llegar a esa perfección, tenía que hacer muchos sacrificios, atentar contra su propia salud, para así mantener contentos no solo a sus padres sino al dueño de la agencia.

El proyecto “U-know” había sido todo un éxito, con tan solo dos años en el mercado, había arrasado con cuanta premiación existía, el número de fans tanto de su propio país como extranjeras aumentaba día tras día y esto mantenía contentos a los ejecutivos que veían los frutos a nivel monetario en base al sacrificio de un chico de dieciocho años. Un chico que en ese momento sentía sus piernas temblar porque el cansancio era insoportable, además tenía mucha hambre, pero la dieta estricta que llevaba no le permitía comer a esas horas. Básicamente solo comía cuando tenía tiempo. Y eso era lo que casi nunca tenía. Esa madrugada a su lado tan solo se encontraba el instructor que lo perseguía con la mirada para que así continuara practicando, los bailarines llegarían en dos horas más y él siendo el artista que debía de “brillar” en el escenario debía de saberse de una buena vez aquellas coreografías. “El concierto por Navidad es dentro de siete horas, así que levántate y sigue practicando” Escuchando la voz del instructor de baile, lentamente se puso de pie, sintiendo como la vista se le nublaba, no era la primera vez que le sucedía. “Tú elegiste este camino Yunho, así que deja de comportarte como niña y ponte a practicar” Pero aquello no era cierto, Yunho quiso alejarse de aquel camino, porque pudo darse cuenta que las personas con las cuales trabajaría lo veían solo como un medio para conseguir dinero, lo cual no estaría mal si consideraran también que él era una persona que sentía y por sobre todas las cosas necesitaba aunque sea una hora para descansar. “El concierto para navidad…” Estaba a tan solo pocas horas, pero el cuerpo de Yunho no aguantó más y nuevamente cayó al suelo, sumergiéndose lentamente en aquel mundo de oscuridad que visitaba a menudo. “Jaejoongie, espero que tú si tengas una linda navidad” Fue lo último que su mente registró como coherente, antes de que Jung Yunho se desmayara y fuera llevado de emergencia al hospital. Todas las cosas que quiero decir simplemente no salen bien

Estoy tropezando en palabras Has dejado mi cabeza dando vueltas No sé dónde ir desde aquí

— ¿Quieres otra taza de chocolate caliente? La pregunta de aquella persona sacó de sus pensamientos a Jung Yunho quien observaba fijamente las calles revestidas por el manto blanco de la nieve. Ese día hacía frío, pero el chico de ojos rasgados solo llevaba encima una chaqueta delgada. —Yo quiero saber si existe una manera de que pueda eliminar todos aquellos recuerdos de mi mente. El hombre de mayor edad se sentó frente a aquel muchacho con el cual se había encontrado en su consultorio, analizó el semblante confuso de Yunho y aunque no estaba preparado para escuchar aquello, supo que debía de contestarle con la verdad. —No existe, tan solo se puede bloquear ciertos recuerdos, pero no eliminarlos, con el transcurrir del tiempo, estos regresaran – suspirando – a Jaejoong logramos bloquearle esas remembranzas, durante varios años, él pudo crecer y desarrollarse de manera normal sin sentirse atormentado por aquellos recuerdos, pero algo sucedió que hizo que el volviera a verlos en sus sueños. —Profesor Choi, entonces… ¿tendré que vivir con estos recuerdos de por vida? Choi Minho quiso decirle que no, que encontraría una manera de ayudarlo, pero hasta ese momento él no había hallado nada y aunque pensó que el primero que lo buscaría para pedirle ayuda, era Jaejoong; ahora iba entendiendo que a quien parecía afectarle demasiado era a Yunho. Aquel chico que estaba seguro lo había buscado porque sabía por medio de sus recuerdos, que él años atrás quiso ayudar a Kim Jaejoong. — ¿Tienes miedo de todos esos recuerdos? – preguntó después de unos minutos en los cuales ambos se quedaron callados. —Esos recuerdos no son míos, pero me inducen a comportarme de una manera que no me gusta. En algunas ocasiones he hecho cosas que me confunden y sé que quizás pueden llegar a dañar a la gente que me rodea. El psicoanalista observó verdadera preocupación en las orbes cafés de aquel chico que era físicamente igual a aquella persona que cuando él era joven admiró. Verlo frente a él hacía que un sentimiento de tristeza se instalara en su corazón,

ya que esto le hacía evocar aquel tiempo en el cual aún vivía aquel Jung Yunho que amaba en demasía a Kim Jaejoong. Ambos habían sido sus amigos y aunque egoístamente se sintió feliz al saber que ahora otras dos personas tenían sus recuerdos, sabía que esto lastimaba a esos dos chicos. —Sabe, yo tengo una persona especial en mi vida, la conocí cuando tenía doce años, para ese entonces ya soñaba con aquellos recuerdos y realmente me sentía totalmente confundido, porque cada día me daba cuenta que todo aquello había sido real, que esas personas que aparecían ahí las conozco en la actualidad, era extraño y también doloroso. Por ello cuando conocí a esta persona, me ayudó mucho, a pesar de que no sabe que tengo este ¿problema?, siempre ha estado a mi lado. —Pero… - añadió Minho sabiendo que existía algo más detrás de las palabras de Yunho. —Ella hace año y medio atrás me dijo que estaba enamorada de mí. Minho vio como la mirada de Yunho se iluminó en el instante que le dijo aquello. — ¿Ella es tu novia? —No, Hye Soo no es mi novia a pesar de que por bromear siempre que me envía mensajes de texto coloca ese “mi amor”, ella es mi mejor amiga, es una persona especial a quien que quiero mucho. — ¿Por qué no es tu novia? – preguntó con curiosidad quizás entendiendo el porqué. Yunho cogió la cucharilla con la cual minutos atrás había endulzado el chocolate caliente que el psicoanalista le ofreció. —Porque algo dentro de mí me obliga a no hacerlo, realmente quise aceptar su declaración, decirle que si aceptaba iniciar una relación con ella, Hye Soo es hermosa, no solo físicamente sino como persona, es la chica que ha estado a mi lado a pesar de mi carácter “extraño” como ella llama a mi comportamiento – suspiró con melancolía – Es por ello que hoy vine a preguntarle si podía eliminar aquellos recuerdos de mi mente, ya que ahora sé que son el motivo por el cual yo no puedo seguir mi vida con normalidad. —Entonces… ¿te molesta ver a Jaejoong? es él quien es idéntico a aquella persona que está en tus recuerdos los cuales si pudieras eliminarías de manera definitiva. Eliminarías a Jaejoong.

—Tengo que irme – contestó evadiendo la pregunta de Minho – Profesor Choi muchas gracias por el chocolate caliente. El muchacho caminó hacia la salida del consultorio siendo seguido por Minho quien le sonrió de manera amable. —Puedes regresar cuando desees, solo llámame y nos reunimos. —Gracias. Yunho salió del consultorio haciendo una leve reverencia con la cabeza, pero antes de que tomara el ascensor que lo llevaría al primer piso del edificio, la voz del psicoanalista lo detuvo unos segundos. —Yunho…solo recuerda que Jaejoong no tiene la culpa de tus temores. Sé que él no tiene la culpa, lo sé. Pero es difícil.

¿Qué día es? ¿Y en qué mes? Este reloj nunca pareció tan vivo No puedo mantener el ritmo y no puedo regresar He estado perdiendo tanto tiempo

Es hora de que te diviertas, siéntate. Hace hora y media que las palabras de su mejor amigo lo habían obligado a sentarse con el resto de su grupo que esa noche habían ido a la disco donde él trabajaba para divertirse. Su turno en realidad acababa a las tres de la mañana, pero ese día solo trabajó hasta la una, ya que el hijo del dueño del lugar lo había prácticamente arrastrado hacia el box privado que tenía en el lugar. Su mejor amigo, era quien le dijo a su padre que esa noche le permitiera a Jaejoong tenerla libre para que así pudieran celebrar entre todos su regreso. Porque Yuu Shirota después de casi un año que estuvo en España había regresado a Canadá para de esa manera continuar sus estudios. Jaejoong y él tenían la misma edad, pero Yuu hacía un año atrás se ganó a base de “esfuerzos” que su padre lo mandara a España con su madre, para que de esa manera dejara de meterse en problemas. Básicamente a los problemas que se refería a los líos de “faldas”.

Yuu era y aún sigue siendo un chico que le gusta salir con diversidad de chicas, según él para “conocer el mundo” y no dejarse engañar por ninguna, ya que para las chicas, él jamás tendrá una relación seria con nadie, ya que su corazón está enamorado de una sola persona. Una chica que sus amigos habían conocido una sola vez, pero que nunca más la volvieron a ver. La única persona que sabía quién era esa chica y tenía todos los datos, era Jaejoong, el mejor amigo de Shirota Yuu. El cual en ese instante se puso de pie dispuesto a salir un momento de la disco, ya que su móvil comenzó a vibrar en el bolsillo de su pantalón de mezclilla. — ¿A dónde vas Joongie? —Ya regreso, creo que es mi padre quien me está llamando. —Dile que te quedarás en mi casa para que no preocupe. Jaejoong miró a Yuu y asintió, riéndose cuando este le dio un beso en la frente y cuando estuvo a punto de sentarse casi se cae. Todos, inclusive él habían bebido bastante, pero ante todo el lugar donde lo hacían era seguro y la casa de su mejor amigo no se encontraba lejos y contaban con que el padre del anfitrión enviaría a dos choferes para que los llevaran a casa. El aire frío de la noche hizo que Jaejoong cerrara los ojos cuando salió del local y sacara su móvil sin ver quien lo llamaba y contestó. —Diga… Fue el saludo que dio antes de abrigarse mejor con la chaqueta que llevaba y abrió los ojos ampliamente cuando escuchó a la persona que le hablaba al otro lado de la línea, quien obviamente no era su padre. — ¿Yunho? Susurró al escuchar al mencionado, quien tenía la voz algo extraña, logrando que un sentimiento de preocupación se instalara en él. ¿Por qué apareciste en mi vida? ¿Por qué? Se suponía que solo eras un recuerdo, pero…no lo eres. ¿Dime Jaejoong, por qué? Aquellas preguntas lo descolocaron y también aunque no quisiera comenzaron a enojarlo. Ya que entendía que Yunho se sintiera de esa manera, pero no debía de

llamarlo a él para hacerle esos cuestionamientos, por ello aunque fuera maleducado de su parte, cortó la llamada, suspirando un momento para así calmarse y seguir sonriendo. Yo seguiré sonriendo. No significa nada para mí aquellos recuerdos. O al menos eso debe de ser así. Susurró para sí mismo caminando un poco más lejos del bullicio de la disco, para de esa manera poder llamar a su padre y decirle que se quedaría en casa de Yuu. Durante unos minutos conversó con sus padres quienes le dieron el permiso, sintiéndose contentos de que su único hijo se divirtiera un poco y no solo se avocara a sus estudios o sus trabajos. Pero lo que ellos no sabían, era que, aunque la voz de Jaejoong sonara alegre cuando les llamó en realidad un sentimiento de tristeza estaba instalado dentro de él. ¿Por qué? Es una pregunta que yo también quisiera responderte, pero ante todo esto yo no sé cómo manejar esta situación. Jaejoong suspiró y guardando su móvil se dispuso a ingresar al lugar donde sus amigos lo esperaban o al menos eso pensaba ya que todos ellos estaban bastante alcoholizados y no coordinaban bien. —Jaejoong. El mencionado se detuvo en el instante que escuchó aquella voz y lentamente volteó cruzándose con la mirada color café de aquel que lo había llamado minutos atrás. — ¿Es esto una clase de acoso? ¿Me estás siguiendo? Fueron las preguntas que brotaron de sus labios, observando el rostro confundido de Jung Yunho. —Se por ti que sales de trabajar a esta hora y como cortaste mi llamada, no pude decirte que estaba esperándote - señalando la acera frente al local – sentado allí. Entonces vio cuando yo le corté la llamada. —Estoy en medio de una reunión con mis amigos, debiste de llamarme antes o quizás…-cruzándose de brazos – Dejar de evitarme desde hace una semana y así me hubieras dicho que me ibas a esperar.

—Lamento haber venido sin avisar, pero…necesito hablar contigo. —Si es respecto a las preguntas que me hiciste antes, lamento decirte que yo no puedo contestarlas, yo… Pero su respuesta fue cortada por Yunho quien mirándole fijamente agregó. — ¿Podemos conversar? Realmente necesito hablar contigo, necesito hacerlo. Necesitamos hablar. Acabo de despertar y pensé que podría intentar, intentar atravesar la línea Sabes que he estado pensando en ello por un tiempo Comienzo a pensar que es tiempo de irme Me hace bien saber que finalmente siento, siento este dolor; es real, es posible El columpio en el que estaba sentado se movía lentamente al compás de sus impulsos, realmente esa noche hacía bastante frío y la chaqueta que llevaba no lo abrigaba mucho, sus labios estaban más rojos y su piel de alabastro contrastaba con la nieve que recubría el gras del parque desierto en el cual se encontraban. —Me confunde tu presencia, no entiendo porque nos hemos encontrado, mi vida durante todo este tiempo solo tenía aquellos sueños, pero ahora que nos hemos conocido, algo dentro de mí me obliga a no dejar de mirarte, a querer saber de ti. Yo sé que quizás lo que estoy diciéndote no tenga relevancia para ti, pero estoy cansándome de no poder mirarte tan solo como un amigo, no quiero volver a adoptar comportamientos que no son míos contigo, yo… —En pocas palabras me estás diciendo que quisieras no haberme conocido ¿verdad? Las palabras salieron en un susurro audible, pero que iban con un solo propósito, hacer que aquella persona que ahora estaba parada al lado del columpio donde él estaba sentado, le dijera la verdad. —Sí, hubiera preferido no saber que tú existías y que sobretodo llevas contigo aquellos recuerdos. Sus manos presionaron levemente las cadenas del columpio quedándose en silencio durante un momento, sintiéndose bastante estúpido por no saber qué decir. —Pero existo y la única solución que hay para que no sigas atormentándote con mi presencia, es que no me busques mas – poniéndose de pie de un salto –

Lamentablemente para ti, ambos estudiamos en la misma universidad, pero no creo que exista inconveniente, no creo que nos veamos. Jaejoong arreglándose el cabello y sin mirar al otro muchacho continuó hablando. —Deja de atormentarte por esos recuerdos, yo no volveré a intentar acercarme a ti, no te voy a pedir que seas mi amigo u obligarte a que me hables. Haz de cuenta que jamás me conociste. Solo borra de tu mente que en algún momento realmente desee que fuéramos amigos. Sin decir más, Yunho pudo observar como aquel muchacho de cabellos claros caminaba fuera de su alcance, abrazándose así mismo tratando de brindarse calor, no llevaba la ropa adecuada para una noche tan fría y pudo darse cuenta que Jaejoong aceptó hablar con él dejando de lado a los amigos que lo esperaban en la disco, ni siquiera ingresó al lugar para sacar su abrigo y sin más lo siguió a aquel parque. Solo recuerda que Jaejoong no tiene la culpa de tus temores. Las palabras que Choi Minho le dijo en la tarde, volvió a recordarlas y cerrando los ojos, sintió una rara opresión en el pecho que no tenía nada que ver con aquellos recuerdos que se empeñaban en mostrarse ante él todas las veces que lograba dormir. Es mejor que no nos volvamos a ver. Yo no tomaré actitudes contigo, no volveré a tocarte. Jaejoong, es lo mejor.

No cometeré los mismos errores que tú cometiste No dejaré que mi corazón sufra tanto No me desmoronaré de la forma en que tú lo hiciste; El golpe fue muy fuerte. He aprendido de la forma más difícil a no dejar que las cosas se me vayan de las manos.

—No…no es lo mejor. Susurrando aquello caminó con decisión por el sendero que Jaejoong había tomado para irse, lo buscó con la mirada, sintiendo que no podía hacer aquello, no podía alejarse de ese chico que no tenía la culpa de que él se sintiera tan confundido.

Porque aceptaba que él no era la persona de sus sueños, pero eso no quería decir que no sentía atracción por aquel chiquillo que encontró sentado en una acera no muy lejos del parque, apoyando su mentón sobre sus brazos que descansaban sobre sus rodillas. Los ojos oscuros de Jaejoong observaban fijamente la capa de nieve que recubría la pista y se sobresaltó cuando su cuerpo se vio atrapado bajo un cálido abrazo. —Yo no puedo olvidar que te he conocido – susurró – Yo…no podré hacerlo. Yunho aferró fuertemente contra sí mismo a Jaejoong, quien por la impresión aún no podía reaccionar. —Siento mucho si te confundo más, yo aún no puedo entender muchas cosas – alejándose un poco logrando observar el rostro del más pequeño – Jaejoong, no sé lo que me pasa, no sé lo que me has hecho, pero cada vez que estoy cerca a ti no quiero alejarme, no quiero. —Eres extraño – contestó sin retirar la mirada – Tú eres muy extraño. Una sonrisa afloró en los labios de Yunho mientras lentamente dejaba de aferrar tan fuerte el cuerpo de Jaejoong quien hizo una mueca y preguntó. —Entonces… ¿qué es lo que quieres? , no logro entenderte. —Por ahora, aunque no tengo las cosas claras – dejando de abrazarlo– No quiero alejarme de ti, no eres culpable de que yo me sienta de esta manera, no tienes la culpa de nada. Jaejoong suspiró y antes de que pudiera agregar algo, su móvil comenzó a sonar, rápidamente lo sacó de su bolsillo y al ver quien lo llamaba, se puso inmediatamente de pie. ¿Dónde rayos te has metido? El hecho de que yo haya tomado, no quiere decir que no me dé cuenta que no estás. ¿Dónde te has ido? Aquella exclamación llena de preguntas, Yunho las escuchó mirando con el entrecejo fruncido como Jaejoong se ponía realmente nervioso. —Yo…he regresado a casa, no te preocupes por mí. No me mientas, he llamado a tu casa y tu padre se extrañó que yo llamara, tuve que decir que me confundí. ¿Dónde estás? —Estoy… - resoplando - ¿Por qué tengo que contestarte?

Jaejoong, eres mi responsabilidad y me preocupo por no saber dónde estás. Dímelo e iré por ti. —Yuu…deja el pánico quieres, yo iré dentro de un rato a mi casa. Estoy bien y eso es lo único que te debe de interesar, gracias por tu preocupación y ahora voy a colgar porque estoy ocupado. Pero… Jaejoong en lugar de solo colgar apagó el móvil, suspirando con pesar, ya que esa era la parte que no le gustaba de su amistad con su mejor amigo, este solía ser demasiado demandante y a veces se metía en asuntos que no debía. — ¿Es tu novio? Aquella pregunta con matiz de duda, sacó de sus pensamientos a Jaejoong quien para contestar se había puesto de pie dando vueltas por el camino cubierto de nieve tratando de no perder la paciencia con su mejor amigo. —No… - mirándolo fijamente- A mi no me gustan los chicos. La declaración tan seria que hizo, fue demasiado extraña para Yunho quien se puso de pie, observando al chico más pequeño guardar su móvil y sin más agregaba. —Debo de irme, ya son casi las cuatro de la mañana y mi casa está algo lejos de aquí. —Yo vivo a tres cuadras de aquí, si deseas te puedes quedar. — ¿Enserio?, realmente está haciendo mucho frío y no se me hace tanta ilusión caminar desde aquí hasta mi casa a esta hora. “A mí no me gustan los chicos.” Entonces… ¿por qué dejaste que te besara y estuviera a punto de acostarme contigo? Fue la pregunta que rondó por la mente de Jung Yunho mientras caminaba junto a un adormilado Jaejoong rumbo a su departamento. Debido a ti Nunca me alejé tanto de la acera. Debido a ti Aprendí a no correr riesgos, para no salir nunca lastimado.

Debido a ti Me cuesta confiar, no sólo en mi, sino no en todo aquél que me rodea. Debido a ti Tengo miedo.

Sus ojos oscuros se abrieron de par en par, hace una hora que había llegado al departamento de Yunho, el cual ahora dormía en el suelo sobre una especie de colchón improvisado. Él había insistido en que usara su cama y en vista de que no lo dejaría cambiar de lugares, Jaejoong se quedó en el suave lecho, debajo de aquellos cobertores que tenían impregnados el olor tan característico de aquel que ahora estaba en medio de algún sueño tranquilo. Sin hacer mucho ruido se incorporó en la cama y lentamente se acercó al borde, sonriendo levemente cuando pudo ver el rostro de aquel chico. —Tu lunar… Susurró viendo lo que mencionó en el rostro de Yunho, tan cerca a aquellos labios que lo habían besado hacía semanas atrás. —Si yo pudiera nacer una y otra vez... –añadió sin dejar de mirarlo – No importa si tu no me amas, sino me miras – acercando una de sus manos hacia el rostro del hombre dormido – Yo estaré ahí…por siempre y para siempre…¿lo recuerdas Yunho ah? Sus dedos rozaron una de las mejillas de quien dormía y sus ojos oscuros comenzaron a brillar por las lágrimas que se acumularon en ellos. —Yunho ah~…Hasta que nos volvamos a encontrar… ¿verdad? Durante varios minutos Jaejoong observó a Yunho, brindando una caricia imperceptible en aquel rostro, mientras lentamente se iba quedando nuevamente dormido, dejando que aquella mano que estiró para acariciar al hombre, descansara lánguida al borde la cama. Yunho ah~, ¿me recuerdas? Yunho ah~

Si yo pudiera nacer una y otra vez en el tiempo en el cual tú estás presente, lo haría sin dudar... No importa si tú en esa nueva vida no me amas Si no me miras Yo estaré ahí

Por siempre y para siempre Porque mi amor es eterno

Fin del Capítulo

Capítulo 5: I wanna love you El aire frío de la madrugada se colaba por la ventana entreabierta de una de las habitaciones del segundo piso de aquella casa que lucía tanto por dentro como por fuera bastante acogedora. La lámpara de la mesita de noche alumbraba tenuemente la cama en donde él se encontraba sentado y sobre sus piernas su notebook se encontraba. Sus dedos con rapidez se movían sobre las teclas, tratando de no hacer mucho ruido y así no despertar a sus padres quienes seguramente creían que él dormía, pero no era cierto, tenía que terminar de hacer un trabajo, por lo cual aunque se amaneciera lo acabaría. Durante toda la noche había estado escuchando música y cuando su reproductor volvió a repetir las mismas canciones, recordó que su mejor amigo le había enviado un link con algunas canciones que escuchó en su estadía en Japón y que estaba seguro a él le iban a gustar. Con algo de distracción buscó el link y sin más la página cargó, sus ojos cansados se abrieron de par en par al ver la portada de aquel disco, su corazón latió mucho más rápido y sus temblorosos dedos tocaron la pantalla, recorriendo lentamente aquella imagen de aquel disco de ese cantante que hacía muchos años atrás, había sido bastante famoso en Japón. ~Uknow~ Quiero besarte suavemente, mi amor, más y más Quiero expresar mi profundo sentimiento por ti Mi única esperanza es ésta, que tú estés a mi lado, sí, cerca del corazón, cerca de mi amor El único amor está aquí en mis manos Estaré aquí sólo para ti, siempre, cerca del corazón, cerca de tu amor La melodía de la primera canción hizo que cerrara sus ojos, escuchando aquella voz cantando como si de un susurro se tratara, lentamente dejó la laptop a un lado de la cama y deslizó su cuerpo hacia ella, recostándose y disfrutando de aquella canción.

Sintiendo como su corazón dolía y de sus ojos oscuros un par de lágrimas se deslizaban. Aquella añoranza y desesperación al ver cada noche en sus sueños esos recuerdos, dolían más y más a la vez que las canciones de ese disco se reproducían. Esas canciones de amor y esperanza, escritas por aquel cantante que durante toda su vida había enviado aquellos mensajes a la persona amada. El amor de Uknow había sido real, jamás fue una mentira. Y ahora, muchos años después, cuando él ni su amor existían, aquel muchachito de diecisiete años, se preguntaba una vez más: ¿Por qué debo de recordar? No fui yo quien te lastimó. No fui yo quien te abandonó. Esa noche, Han Jaejoong no terminó su trabajo para la universidad. Esa noche él se quedó dormido, mientras las lágrimas descendían por sus mejillas y en sus sueños el rostro de Jung Yunho una vez más apareció, susurrándole con cariño y admiración aquel sobrenombre que ahora esperaba escuchar una vez más. Jaejoongie

Capítulo 5: I wanna love you

Un día soñé que podía volar Era un niño atrapado y sigo así Incluso ahora como un adulto Los sentimientos que tengo son similares a cómo eran antes Cada vez un poco más complicado —Les traje galletas y refresco. Yunho elevó la mirada del libro que se encontraba revisando mientras hacía algunos apuntes, en el instante que la voz de la madre de Jaejoong llamó la atención de ambos al ingresar a la sala. —Muchas gracias señora – poniéndose de pie – La ayudo con los vasos. La madre de Jaejoong asintió y sonrió al amigo de su hijo, quien esa tarde era la primera vez que había aceptado (según lo que le contó su hijo) ir a su casa para estudiar. Básicamente la señora Han entendía que Yunho no hubiera aceptado antes ir, ya que ambos estudian carreras distintas y en años diferentes, pero su hijo necesitaba ayuda con una materia.

“Los números no son mi fuerte, tú estudias finanzas, así que eres mi mejor única opción para que me ayudes a estudiar para el examen de mañana.” Esas habían sido las palabras de Jaejoong para pedirle a Yunho que lo ayudara a estudiar y aunque este último dudó en un comienzo, ya que esto conllevaba a ir a la casa del muchacho de cabellos claros, recordó que se había propuesto entablar una buena relación de amistad con Jaejoong, ya que al parecer cuando estaban cerca, aquellos sueños ya no se presentaban de manera frecuente en sus sueños. Era extraño, pero desde la ocasión que Han Jaejoong se quedó a dormir en su departamento, él no soñó con ningún recuerdo doloroso, es más, tan solo soñó con sus padres y fue un bonito sueño. Es inverosímil, pero desde que hablamos y nos frecuentamos casi todos los días, no he vuelto a soñar con aquellos recuerdos. Es como si sintiera paz a tu lado… ¿por qué? — ¿Qué dices, lo hice bien? Jaejoong miró expectante a Yunho, el cual se había quedado mirando el cuaderno que minutos antes le había entregado para que revisara los ejercicios que resolvió. El muchachito de ojos oscuros se inclinó hacia el otro chico, quien al escuchar la pregunta salió de sus pensamientos, levantando la mirada y cruzándose con el rostro sonriente del estudiante. “Tus pestañas son tan largas” — ¿Yunho? – Preguntó con curiosidad al no obtener respuesta- ¿Están mal los ejercicios? “Tus labios son tan rosados” —No, están correctos – contestó revisando lo que Jaejoong había hecho – Veo que si comprendiste lo que te expliqué. Si sigues las fórmulas y reglas que te indiqué vas a poder resolver sin problemas los ejercicios que se te presenten en el examen de mañana – sonriéndole – Lo has hecho bien. —Me has enseñado bien – sonriéndole – Gracias por ayudarme Yunho. La sonrisa resplandeciente y llena de agradecimiento apareció en el rostro de Han Jaejoong, lo cual aturdió un poco a Jung Yunho, quien observó durante varios segundos al muchacho sin decir nada, sintiendo como la añoranza de algo desconocido aún para él, crecía cada día más y más dentro de su ¿corazón? Una frase que urgía salir por sus labios, confundiéndolo mucho más, porque era imposible tener algún sentimiento mas allá de la amistad por ese chico quien enarcó una ceja al sentir aquellos ojos color café mirarlo fijamente. Yunho

presionó un poco más el lapicero que tenía en la mano, sintiendo que todo estaba yendo mal, que no era correcto asumir sentimientos ajenos como suyos. ¿Por qué apareciste en mi vida? ¿Por qué no soy capaz de alejarte de mí? —Joongie, te llaman por teléfono, es Yuu. La voz lejana de la señora Han, logró que Yunho apartara la mirada del rostro confundido de Jaejoong, quien con un: Ya voy mamá, salió de la sala, dejando a su invitado solo, el cual colocó el lapicero sobre la mesa y cerró durante un momento los ojos. ¿Qué es lo que se supone que debo de hacer? ¿Por qué yo solo debe de recordar tantas cosas de esa vida? Porque solo yo. ***** The Last Winter of my memories***** — ¿Estás seguro que no quieres la cama? Yunho suspiró una vez más y sentándose en la colchoneta que estaba dispuesta a uno de los lados de la cama de su amigo, se apoyó en esta observando al menor que en la oscuridad le volvía a hacer aquella pregunta por quinta vez, desde que habían decidido que era hora de dejar de estudiar y dormir. —Estoy seguro, soy el invitado aquí, debes dormir en tu cama y yo estoy cómodo aquí abajo. —Pero…el día que me quedé en tu departamento, dormiste en el suelo también – agregó sentándose en su cama y encendiendo la lámpara de la mesita de noche – Así que a mí me toca dormir ahí abajo y a ti aquí. El muchacho de cabellos negros sonrió y empujando levemente al otro chico que estaba en su cama se acomodó a su lado y agregó: —Bueno, tu cama es grande, así que alcanzamos los dos… ¿solucionado el problema? No puedo dejar que duermas en el suelo y como sé que no me vas a dejar dormir si no accedo a cambiarte de lugar, entonces dormiré aquí también. Jaejoong parpadeó varias veces al ver a Yunho a su lado, se mordió inconscientemente los labios y desvió la mirada, aquello le causaba una sensación deja vú, una mezcla de sentimientos agradables pero a la vez de confusión y tristeza. Al parecer la próxima semana que terminaban sus exámenes todo en su vida regresaría a la normalidad ya que así podría trabajar hasta muy tarde para así dormir sin soñar.

Podría de esa manera dejar de sentirse extraño cuando estaba en la compañía de Yunho. Porque a mí no me gustan los chicos. —Vamos a dormir. La voz de Yunho lo sacó de sus pensamientos y asintiendo se recostó en la esquina de su cama, dejando un espacio razonable entre él y el otro muchacho, el cual apagó la lámpara de la mesita de noche. —Buenas noches. Fue el susurro que escuchó Jaejoong y cerrando los ojos trató de relajarse para de esa manera poder dormir. —Buenas noches. ¿Qué es lo que estoy haciendo? Se preguntó Jung Yunho al darse cuenta de lo que hizo, fue él quien se metió a la cama de Jaejoong, no fue el menor quien se lo ofreció, pero su manera de actuar y comportarse frente al muchachito que ahora dormía frente a él era diferente, no es como si no quisiera ser cortante con él para que no se confunda y piense que quizás lo mira con otros ojos, la verdad es que no podía ser así con Jaejoong. Algo dentro de él se lo impedía, a pesar de que cuando lo conoció fue más fácil tratarlo con indiferencia, ahora, que los meses pasaron y poco a poco ambos estaban conociéndose más, aquel instinto de sobreprotección que tenía con casi todas sus personas queridas estaba saliendo a flote para con Han Jaejoong. Y francamente eso estaba comenzando a asustarlo. Porque al inicio entendía que todo aquello era causado por los recuerdos de aquella vida pasada, pero ahora, en el momento que abrió un poco los ojos para ver si Jaejoong dormía y se cruzó con el rostro apacible de este, pudo darse cuenta que quizás, eso tan “extraño” que sentía, no eran sentimientos del pasado Jung Yunho. Solo tal vez, eran sus propios sentimientos que apaciguaban, aquella sensación de desolación, tristeza y rabia que tenía cada vez que en sus sueños aparecían recuerdos de la vida de su abuelo. Porque Kim Jaejoong abandonó a Jung Yunho. Cuando murió y no luchó por su vida, también se llevó las ganas de vivir de la persona que lo amaba.

Jung Yunho durante los siguientes años que vivió luego de la muerte de Kim Jaejoong, trató de salir adelante por sus dos hijos, les dio mucha felicidad, pero cuando en las noches entraba a su habitación y se encerraba en la oscuridad de la misma, sentía una y otra vez la ausencia de aquel hombre que murió en sus brazos. Añoró día con día ver a Jaejoong y hasta el día de su muerte su corazón lloró su ausencia. —Pero tú…tú no eres él. Susurró acercando lentamente una de sus manos para retirar un mechón de cabello claro que caía sobre el rostro dormido de Han Jaejoong, quien hizo una mueca graciosa al sentir el contacto, pero no abrió los ojos. — ¿Tú no eres él verdad? Hizo aquella pregunta en otro susurro dejando caer su mano cerca del cuerpo de Jaejoong al quedarse completamente dormido. Sintiendo aquella paz en su interior, logrando tener otra noche de sueño pacifico. Y eso aunque sonara irónico, solo la compañía de Han Jaejoong lo lograba.

***** The Last Winter of my memories*****

El sonido de su móvil rompió el silencio total en el cual se encontraba su consultorio, eran las nueve de la mañana y su día había empezado con total tranquilidad, no tendría ningún paciente hasta las once de la mañana y la clase que tenía que impartir en la universidad era a las tres de la tarde. Había llegado relativamente temprano a su lugar de trabajo para revisar algunos expedientes, por ello entrecerró los ojos al leer el nombre de la persona que lo llamaba y quien no se había comunicado con él desde hacía tres meses atrás. Sabía que ninguno de los dos tenía veinte años, aunque ambos aparentaran no tener más de cincuenta años, la realidad era otra, pero eso no evitaba que Choi Minho se sintiera un poco resentido con la actitud que Shim Changmin había tomado con él desde hacía varios años atrás. Entendía que esa actitud parecía de un chico de quince años, pero aunque ellos no tuvieran la oportunidad de retroceder el tiempo y de esa manera ambos ser sinceros consigo mismos para esclarecer aquellos sentimientos que en su juventud nacieron, pero no llegaron más allá de la amistad, Minho se sentía con derecho de reclamarle a Changmin que al menos, ahora que ambos ya eran hombres mayores, el médico cirujano le diera más atención.

Suspiró y colgó la llamaba, no pretendía contestarle. Si Changmin no lo llamaba en tres meses, entonces… ¿para que lo hacía ahora? Nuevamente el sonido del móvil rompió el silencio de su consultorio y Minho enarcó una ceja, con frustración decidió contestarle, le daba curiosidad que es lo que Changmin quería decirle, no negaría eso. —Que quieres. Fue lo que contestó, escuchando la voz sarcástica de Changmin al otro lado de la línea reclamándole indirectamente que la llamada desde Seúl a Canadá era cara, así que no podían hablar mucho. —Entonces, no me llames, si tanto te cuesta gastar todo el maldito dinero que tienes acumulado en tu nada humilde cuenta bancaria, entonces cuelga y no llames. Sabía que eso sonó como reproche, pero Choi Minho extrañaba demasiado a Changmin, a pesar de que fue él quien durante diez años se alejó definitivamente de todo lo que le recordara a la muerte de Jaejoong, entre esto su vida en Corea, sus amigos, familia y su amor oculto por el médico. ¿Por qué estás molesto? Fue la pregunta que el doctor Shim desde su amplio departamento en Seúl le hizo y Minho comenzó a golpear la mesa con sus dedos, tratando de mantener la paciencia con ese hombre que a pesar de todo y aunque ya estuvieran viejos, él ¿amaba? — ¿Para qué llamas? Porque los padres de Yunho están pensando ir a visitarlo sin decirle, dentro de dos semanas. ¿Es motivo suficiente? Minho se puso de pie al escuchar aquello y olvidó aquel reproche que quiso escapar de su boca al entender que Changmin solo lo llamó para aquello. — ¿Qué? Yo llegaré a Canadá una semana antes, hablaré con Yunho, pero aunque no sé si esos dos son amigos o algo, voy a decirle que tenga mucho cuidado. Jiyool no debe de ver a Han Jaejoong, aunque ella no conoció a su omma, ha visto fotos, videos y escuchado relatos de todos nosotros sobre él. El actual Jaejoong es igual físicamente a esa persona que ella jamás conoció y verlo al lado de su hijo que

increíblemente se parece tanto a su difunto padre, no es algo muy agradable ¿no crees? —Tienes razón…ellos ahora son amigos, he notado y visto que se frecuentan mucho. Pero… ¿no es cruel para con Jaejoong, ocultarlo? Esto no se trata de crueldad Minho, se trata de hacer lo mejor que se pueda para evitar que Jung Jiyool o Kim Seung Hyun sepan que alguien igual a su omma vive en Canadá y sobretodo debemos impedir que conozcan que este tiene recuerdos de la vida del doctor Kim. ¿Lo entiendes verdad? —Lo entiendo, pero aún así me parece no muy bueno…podría traer consecuencias no muy buenas. Buenas consecuencias o malas, esos dos no pueden estar juntos de otra manera, la amistad es una opción razonable, pero algo mas allá de eso, no está bien. Estamos a tiempo para evitar que algo suceda, sus vidas están correctas como las han estado llevando antes de conocerse. Estoy feliz de que mi mejor amigo, aquel que falleció frente a mí, pueda tener una segunda oportunidad de ser feliz, siendo otra persona con una nueva familia y amigos, pero en esa felicidad no debe de estar Yunho, quien es otra persona que también quiero mucho y he protegido desde que nació. —Está bien, ¿en una semana llegas verdad? Sí, me quedaré contigo hasta que JiYool regrese a Seúl luego de haber visto a su hijo, sin cruzarse con Jaejoong. El sonido de la llamada finalizada fue lo siguiente que Choi Minho escuchó, sentándose nuevamente en su confortable silla, mirando hacia la ventana que le mostraba la hermosa vista de la nieve cayendo en la ciudad. Navidad ya se acerca… ¿Realmente está bien meternos así? Se preguntó suspirando mientras la duda de lo que Changmin quería hacer se instalaba en su corazón. ¿Realmente está bien? ***** The Last Winter of my memories***** — ¡Ya dejen de pelear que no son niños!

La voz de Brian Stewart, un muchacho de dieciocho años de cabellos rubios y ojos verdes, quien manejaba aquella van de color negra que pertenecía a su padre resonó por todo el vehículo, llamando la atención de aquellos dos chicos que se miraron con fingido enojo. —Brian, dile a él…es Yuu quien ha querido sacarme de mi lugar aquí en la ventana. —Oh no bonito…ese siempre ha sido mi lugar, pero tú has aprovechado de que todo un año no estuve aquí para usurpar mi lugar – cogiendo el brazo del otro chico – Así que sal de ahí. — ¡No lo haré! – Exclamó aferrándose al asiento - ¡Yunho ayúdame! Las risas estallaron en la van, al ver a Han Jaejoong aferrarse al asiento mientras Shirota Yuu intentaba sacarlo del lugar. Yunho sonrió e increíblemente no se sintió fuera de lugar como pensó que pasaría en el instante que aceptó ir con Jaejoong a ese paseo , pero eso también se debía a que convenció a Alice, Mark y otros dos amigos más de su facultad a ir a aquel lugar de esquí al que había sido invitado. En total eran diez personas, los amigos de Jaejoong incluyendo a Yuu, eran buena onda y se comportaron muy amables con Yunho y sus amigos. Todos ellos rondaban los diecisiete a veinte años, así que no era difícil acoplarse a las locuras que el grupo de aspirantes a ser los mejores psicólogos del país, hacían. —Te ayudo. Añadió Yunho tomando la mano de Jaejoong para lograr mantenerlo en el lugar al lado de la ventana, él estaba sentado a su costado y su compañía junto a la vivacidad del menor estaban logrando tranquilizarlo y tratar de seguir viviendo su vida como el chico de veinte años que era, dejando de lado esa vida pasada que se empeñaba en recordarle lo desdichado que su abuelo fue. —Está bien, solo por esta vez te dejaré sentado ahí – soltó su brazo – Tenemos invitados, hay que comportarnos bien. Y nuevamente las risas estallaron al ver como Jaejoong al ser liberado del agarre de Yuu, caía sentado sobre el regazo de Yunho, quien se sobresaltó y también le dolió la pierna por la mala caída del muchacho de cabellos claros. Todo el camino hacia el lugar de esquí se la pasaron entre broma y broma, aunque Jaejoong continuaba algo avergonzado por haber caído sentado sobre Yunho, quien al ayudarlo a regresar a su lugar tan solo le sonrió y le despeinó el cabello de manera cariñosa, diciéndole que no se preocupara que no le había hecho daño. No entiendo que me pasa contigo.

Es lo que Jaejoong pensó en todo el camino. No quiero entenderlo en realidad. ***** The Last Winter of my memories*****

Tres días habían pasado desde que estaban adelantando las vacaciones del próximo año, todos habían terminado sus exámenes y durante una semana la universidad cerraría sus puertas para así hacer mantenimiento a las facultades para prepararlas para el aniversario que se acercaba. Todos los estudiantes habían aprovechado aquello y los diez chicos que fueron al centro de esquí, se sentían muy felices y llenos de vitalidad. Los amigos de Jaejoong y los amigos de Yunho habían congeniado y realmente todo era más divertido, en especial en las noches antes de dormir, que se sentaban frente a la fogata que improvisaban fuera del centro y comenzaban a contar historias, algunas de terror y en otras ocasiones solo contaban anécdotas de sus vidas. La mayoría, incluyendo a Jaejoong, le preguntaban a Yunho sobre cómo era la vida en Seúl, todos sabían que la forma de vida era totalmente distinta que en Canadá y el muchacho de ojos rasgados con una sonrisa amable contestaba sus preguntas. — ¿Y dejaste alguna novia en Seúl? Fue una de las preguntas que uno de los chicos lanzó, esa noche estaban jugando a verdad o reto, claro que en una versión cambiada, ya que si no contestabas con la verdad debías de tomarte un sorbo de aquella bebida llamada soju que Yunho había llevado solo para degustar en el viaje, pero que sus amigos al ver que había llevado varias las tomaron “prestadas” y la estaban utilizando para jugar. Yunho inconscientemente se llevó una mano al cuello masajeándolo, sintiendo que había preguntas que prefería no contar. — ¿No pueden hacer otra pregunta? Creo que eso es algo bastante personal. Antes de que él contestara, la voz de Jaejoong se adelantó y todos dirigieron su mirada al muchachito quien había tomado la botellita de soju y sin siquiera tocarle su turno, había estado bebiendo. —Jaejoong, el soju es para jugar, deja de beberlo como si se tratara de agua – llamó la atención Yuu e intentó quitarle la botella. —Tienen más de cinco botellas, una menos no hará diferencia.

Alice entrecerró los ojos disimuladamente al darse cuenta que esta era la vez número “n” en la cual Jaejoong esa noche bebía otro sorbo, cuando a Yunho le hacían preguntas que él se veía dudoso al contestar. Sus ojos azules se cruzaron con los de Mark quien enarcó una ceja y ocultó la sonrisa cómplice. Ante todo Yunho es nuestro amigo y al parecer gusta de los chicos, y el chico en cuestión parece que comparte lo mismo. Si es así, habrá que ayudarlo un poco. Fue el mensaje de texto que diez minutos Alice recibió y miró de reojo a Mark, aceptando en mudo acuerdo, ayudar a Yunho. —Hoy creo que debemos parar, me ha dado mucho frío – exclamó Alice poniéndose de pie – Marice ¿te parece que nos vayamos a dormir? Marice es una amiga del grupo de Jaejoong, quien asintió a lo dicho por la otra chica del grupo de ocho varones, quienes al ver que ellas se ponían de pie, decidieron que por esa noche se detendrían, aún tenían cuatro noches más antes de regresar cada uno a su casa, así que no vendría mal dormir esa noche para amanecer con fuerzas al día siguiente. Jaejoong se puso de pie sin soltar la botella verde que contenía soju y sin más comenzó a caminar un poco tambaleante hacia el camino que lo llevaría al centro y luego a la habitación que ocupaba. Se sentía bastante molesto, en realidad no entendía el motivo, pero era mejor que se fuera a dormir, era lo más sensato. Todos caminaron en grupos hacia el centro, solo un par de ojos cafés se percataron del mal humor de Jaejoong, ni siquiera Yuu se dio cuenta, en realidad estaba más concentrado enviando mensajes de texto. —Hey Yunho, ¿podrías llevarle su móvil a Jaejoong? Me lo prestó, pero se fue tan rápido que no logré devolvérselo. El mencionado miró a Alice quien se colgó de su brazo pidiéndole con la mirada que le hiciera el favor. Su amiga y Jaejoong desde que comenzó el paseo habían congeniado demasiado bien y eso le alegró a Yunho, Alice es una chica demasiado fenomenal y su pequeño amigo se veía que se divertía mucho con ella. —Está bien, se lo llevaré mañana. —Nada de eso – exclamó la muchacha de cabellos rubios – Debes dárselo hoy, seguramente llamará a sus padres, todas las noches lo hace.

Jung Yunho recordó aquello y sin más diciendo buenas noches a todos, caminó un poco más rápido hacia el centro para alcanzar a Jaejoong, quien seguramente estaría por llegar a su habitación. — ¿De verdad hemos hecho bien? Preguntó Mark segundos después de que Yunho se marchara. —Claro que sí, es mejor que hablen, parece que se llevan muy bien, así que algo de sinceridad mezclado con algo de alcohol les vendrá de maravillas. Ambos amigos se sonrieron y sin más agrupándose con los demás, decidieron a último minuto ir a la habitación de Mark para ver una película, ninguno de los ocho que quedaban replicaron y les pareció una idea genial, sabían que si Jaejoong estaba en su cama no saldría de ella así le rogaran y Yunho quizás estaría llamando a sus padres, así que era mejor decidieron no interrumpirlos.

***** The Last Winter of my memories***** Mientras yo pueda verte. Yo estaré bien. Ahora seré tu protector, nena tú sabes por qué.

—Hey, ¿te desperté? Jaejoong con la mirada un poco desorientada abrió la puerta de su habitación, hacía veinte minutos que había llegado y ya se encontraba en piyama, listo para dormir y dejar de sentir aquel sentimiento de molestia que no lo dejaba en paz. — ¿Qué quieres? Yunho se sorprendió un poco al escuchar la manera brusca en la cual el menor le habló, esperaba haber llegado antes a la habitación de Jaejoong, pero se retrasó porque recibió una llamada de su prima Ji Hye que le tomó unos veinte minutos para explicarle que estaba bien y que no se preocupara y que no la extrañaba (una mentira para lograr molestarla) — ¿Puedo pasar? – Preguntó tratando de ser neutral – Hace un poco de frío aquí afuera. Quizás esa noche Yunho debió de tan solo haber sacado el móvil de Jaejoong, entregárselo e irse a su habitación, pero la amistad que había comenzado a ser

más cercana con aquel chico de cabellos claros - quien asintió y lo dejó pasar – le decía que debía entrar y averiguar que causó el mal humor del hombre más pequeño. Sus ojos color café escanearon la habitación de manera rápida y vio aquella botella de soju en la mesita de noche, sonrió y sentándose en la cama, dejó que Jaejoong se acercara y le dijera que le pasaba. —Ahora…¿qué quieres? Planeaba dormir – agregó Jaejoong subiendo a la cama dejando a Yunho sentado al pie de esta. —Alice me dio tu móvil – contestó sacando el aparato – Te fuiste tan rápido que no le diste tiempo a devolvértelo. Jaejoong pareció recordar que efectivamente había prestado su móvil y extendió su mano para tomarlo, pero su muñeca fue atrapada, no dejando que lograra su objetivo. —Antes de que lo tomes, ¿qué te sucede? ¿Por qué estás enojado? El muchachito trató de liberarse de su agarre y viró los ojos cuando no lo logró, se mordió los labios causando indirectamente que Yunho los mirara fijamente por lo rojos que se ponían cuando Jaejoong hacía aquello. Era como un “tic” que tenía el menor y lo hacía ver – sin que este lo supiera – demasiado sexy. —No estoy molesto, ahora dame mi móvil, como te dije planeaba dormir. Me quedé sin aliento en el segundo en el que te miré Por qué me dejaste y te has ido tan lejos (Lentamente más lejos) —Te lo daré, si me contestas – soltando la muñeca de Jaejoong – Sino lo haces nos quedaremos los dos toda la noche sin dormir, hasta que me lo digas. — ¿Por qué tengo que decirte el motivo de mi molestia? – Levantándose de la cama – Solo somos amigos y no es como si tuviera que decirte todo. Yunho observó como Jaejoong pretendía caminar hacia la ventana para de esa manera no darle la cara, pero lo detuvo antes que lo lograra y literalmente lo arrastró nuevamente a la cama haciendo que se sentara. — ¡Qué te pasa! Era la primera vez que Jaejoong le alzaba de aquella manera la voz a Yunho, realmente ni siquiera entendía porque se sentía enojado y mucho más con él, pero no planeaba que el chico de cabellos negros fuera tan insistente en querer saber el motivo de su molestia.

—No… ¿qué te pasa a ti? – Presionando los brazos de Jaejoong para que no se levantara de la cama, mientras él se arrodillaba y lo miraba fijamente – No entiendo porque estás molesto y sobretodo parece que es conmigo ¿te hice algo? Nuevamente el chico de ojos oscuros se mordió los labios, causando una vez más que Yunho los mirara, sintiendo su pulso acelerarse. Recordando que él había besado a Jaejoong, que en una sola ocasión lo había visto desnudo y lo había besado con devoción. Las imágenes regresaron a su mente, pero trató de evitarlas cuando Jaejoong le contestó. — ¿Por qué cuando se trata de tu vida personal en Corea, nunca contestas? ¿Escondes algo? Fueron las preguntas que escaparon de aquellos labios regordetes y rosados, mientras que su captor liberaba uno de sus brazos y dirigía una de sus manos hacia un mechón de cabello claro para retirarlo del rostro de Jaejoong. —No me gusta hablar de mis cosas frente a personas que no conozco. ¿Te ha molestado eso? Tú nunca me has preguntado muchas cosas y no es que yo hable de lo mío así como así. Ninguno de los dos en ese instante se daba cuenta que ambos se estaban comportando de una manera en la cual dos simples amigos no se trataban, realmente ninguno sabía que les sucedía. La confianza con la que se trataban, las risas que compartían, eran reales, tanto Yunho como Jaejoong sentían que lo que les estaba sucediendo, aquello a lo cual no le daban nombre, no tenía nada que ver con aquellas vidas pasadas. ¿Cómo darle nombre a algo que me da tanto temor? Era la pregunta que ambos se hacían, una interrogante que ninguno sabía cómo contestar. —Me ha molestado solo un poco –contestó después de un momento en el que se mantuvo en silencio – Yo no sé si preguntar muchas cosas, no estoy seguro si me contestarás. Tú conoces algunas cosas mías, pero yo…yo no. —Si no me preguntas, jamás sabré que es lo que quieres saber – sonriéndole – Sé que cuando nos conocimos las cosas no salieron muy bien, ambos sabemos el motivo, pero creo que también los dos tenemos razón en no querer hablar sobre ese tema. Tú eres Han Jaejoong y yo Jung Yunho, tienes diecisiete años y yo veinte, estás en el primer año de la carrera de psicología y yo estoy en el tercer año de finanzas.

—Eres bueno en ciencias – agregó Jaejoong esbozando una pequeña sonrisa. —Y tú eres bueno en letras, yo soy un asco. Ambos rieron, sintiendo como aquel ambiente algo tenso que se creó entre ellos se disipó. — ¿Ves que no es difícil preguntar o conversar? Jaejoong asintió y volvió a morderse los labios, realmente sentir la compañía de Yunho lo hacía sentirse especial. Él sabía que sus amigos lo querían y siempre lo apoyarían, pero la amistad que tenía con el chico que arrodillado frente a él le sonreía, le causaba un sentimiento diferente. —No hagas eso. Susurró Yunho al ver que Jaejoong no dejaba de morder sus labios y pasar su lengua para mojarlos, ese “tic” realmente le hacía recordar cosas y quizás su cuerpo estaba reaccionando de manera “no adecuada”. — ¿Qué cosa? – preguntó con inocencia el muchachito que volvió a hacer lo mismo. —Eso…-señaló Yunho los labios del otro chico – Morderte los labios…es peligroso. Realmente Jung Yunho no quiso decir eso, pero se sentía demasiado atraído hacia lo que Jaejoong inconscientemente hacía, su mundo se reducía mirarlo cuando el menor hacía eso, sus manos querían actuar solas, pero sabía que tenía que evitarlo. No me gustan los chicos. Esa había sido la frase que siempre recordaba cuando miraba los labios del estudiante de psicología, no quería hacer algo indebido, que dañara su amistad o creara confusión entre los dos. —Si quiero lo hago – refutó el chico de ojos oscuros mordiéndose los labios ¿Ves? Pero el chico mayor tenía sus límites, era hombre y Jaejoong ante sus ojos es un chico realmente hermoso, por ello en el instante que volvió a repetir dicha acción, su pequeño cuerpo cayó sobre la suave cama, sintiendo el peso de Yunho sobre él. Sus mejillas automáticamente se sonrojaron. No es que Han Jaejoong no recordara lo que hacía un par de meses atrás sucedió, cuando su actual amigo lo desnudó y le regaló aquel delicioso orgasmo,

con aquellos labios que estaban cerca a los suyos y con esas manos que presionaban sus brazos contra la cama para no dejarlo escapar. Él recordaba, pero prefería no hacerlo por el temor de llegar a darle nombre a aquello que estaba presente en su joven e inexperto corazón. —Jaejoong…- susurró casi rozando los labios de su amigo – Cuando te pida que no hagas algo, por favor hazme caso. Sus latidos aumentaron al sentir la calidez del cuerpo de Yunho cubriendo el suyo, realmente se sentía un poco mareado, pero no todo se lo debía al soju que había ingerido. —No lo haré – contestó en otro susurro – No… Con esa negativa, el pequeño chico mordió nuevamente sus labios y los ojos cafés de Yunho se oscurecieron, o al menos eso es lo que Jaejoong percibió, en el instante que los labios ajenos rozaban los suyos. —Entonces yo no me detendré.

Quiero amarte, No puedo vivir sin ti Cierra tus ojos, toma solo mis manos Quiero tenerte, realmente te necesito Así que no necesitamos preocuparnos sobre todo lo demás Quiero amarte, no puedo vivir sin ti Solo tienes que estar cerca de mí

Sus ojos se cerraron automáticamente cuando sintió como aquellos labios besaban los suyos, realmente esperaba –con inocencia – que el contacto empezara un poco más lento, pero tampoco es que le molestara que aquella lengua invadiera su boca, ni que el aire poco a poco le faltara. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que Yunho y él se besaran? Casi cuatro meses y en ese instante, sentir los labios y aquella lengua, robándole el aliento, incitándolo a abrir más la boca, intentando seguirle el ritmo, hizo que se diera cuenta que con sinceridad podía decir que aunque él siguiera diciendo que no le gustaban los chicos, los besos de Yunho le gustaban. Las manos que aferraban sus brazos lo soltaron y él inmediatamente rodeó el cuello del otro, acercándolo mucho más a su cuerpo, sintiendo que no quería dejar de ser besado por Yunho. Este último sentía que su pulso se aceleraba más y más. Solo besarlo no era suficiente, por ello una de sus manos lentamente comenzó a acariciar la delgada cintura de Jaejoong. Su ropa de dormir era suave,

pero el tacto de Jung Yunho recordaba claramente que la piel del pequeño chico lo era más. —mhm… Fue el sonido que brotó de aquellos labios rojos cuando se separaron para obtener algo de aire, sus respiraciones agitadas y sus ojos brillando por aquella satisfacción que sintieron al besarse. Durante varios minutos se miraron tratando de encontrarle el sentido a todo lo que en ese momento sentían. Realmente eran bastante jóvenes y se preguntaron en silencio, tan solo con ese cruce intenso de miradas, si era necesario pensar tanto en situaciones que no fueron suyas. “La vida se vive minuto a minuto, se disfruta y si te equivocas en alguna de tus decisiones, te va a doler, pero vas a tener la capacidad de reponerte y seguir adelante” Fue lo que Minho en distintas ocasiones les dijo a ambos, por lo cual Jaejoong le sonrió a Yunho y este a su vez, también sonriendo le dio un beso un poco más corto y con matiz de ternura en los labios. — ¿Te gusto? – Preguntó segundos después que Yunho comenzara a acariciar su rostro y le sonriera con un brillo en los ojos que Jaejoong no sabía que era y tampoco el dueño de esos ojos cafés. —No…solo te he besado porque se me ocurrió. Contestó seriamente y Jaejoong enarcó las cejas. Mientras yo pueda verte. Yo estaré bien. Ahora seré tu protector, nena tú sabes por qué. Segundos después ambos comenzaron a reír.

***** The Last Winter of my memories*****

Frunció la nariz de manera graciosa cuando un copo de nieve cayó sobre su piel, su gorro de lana color lila y blanco le cubría el cabello, pero no su rostro, por ello se tapó el rostro con sus manos enfundadas en aquellos cálidos guantes.

—Ten, así te calentarás más. Jaejoong le sonrió a Yunho, quien le entregó un vaso con chocolate caliente, ambos estaban sentados en la terraza de un local que había en el centro de esquí. Los dos habían decidido no ir con los demás a esquiar, ese era el último día que se quedaban en el centro y prefirieron quedarse a conversar. —Planeaba regresar a Seúl por navidad, pero ahora que los exámenes finales se reprogramaron no iré. —Sé que no será igual que estés con tu familia, pero puedes venir esa noche a mi casa – sonriéndole – a mamá le agradas y bueno mi padre es buena onda, él sabe que escojo buenos amigos. Yunho asintió a modo de agradecimiento y le dijo que lo pensaría, realmente no es que le desagradaba la idea, pero sabía que en esas fechas normalmente una extraña melancolía lo atrapaba y prefería estar solo. Su familia y sus amigos lo sabían, pero Jaejoong aún no, por ello esperaba que para esa fecha que estaba próxima, él pudiera por primera vez no sentirse así. —Me da un poco de pena irme de aquí. Lo hemos pasado genial – comentó el muchacho de gorrito color lila y blanco mientras bebía aquel delicioso chocolate caliente. —A mi también, tus amigos son geniales – —Ahora también son los tuyos, ya tenemos amigos en común – agregó sonriendo – Alice es una chica genial y muy linda. — ¿Te gusta? —Puede ser…ya sabes, a mi no me gustan los chicos. El sonido de una silla siendo arrastrada en aquella terraza y la risita que brotó de aquellos labios rojos, fue lo último que se escuchó, antes que el rostro frío de Jaejoong fuera atrapado por aquellas fuertes manos y sus ojos se cerraran en el instante que sintió como Yunho lo besaba. ¿Cuántas veces se habían besado desde aquella noche? Ni Jaejoong ni Yunho lo sabían, esa noche ambos habían dormido en la misma habitación, riéndose por algunos malos chistes que el mayor contaba o hablando de cómo el gato de Jaejoong, “JiJi” casi siempre le daba muchos sustos a su dueño, ya que siempre se escapaba. Durante esa noche, los dos compartieron muchas anécdotas, platicaron de situaciones que no habían comentado con nadie, evitando en un mudo mutuo acuerdo no hablar sobre aquellos sueños que ambos aún tenían o sobre la vida de esas dos personas que no fueron felices.

—Me gusta, es una buena amiga y sé que puede convertirse en mi mejor amiga. Yunho cubrió un poco más el rostro de Jaejoong con el gorro que llevaba mientras le sonreía, sintiendo después de un largo tiempo, mucha tranquilidad. —Es bueno saber que no te gustan los chicos. Bromeó como todas las veces el chico de cabellos oscuros mientras se ponía de pie y apoyándose en la terraza, agregó. —Quizás, podremos regresar los dos en otra ocasión. Realmente lo hemos pasado genial. Quiero tenerte y me perteneces. Te prometo que de mi todo te pertenecerá.

Aquella mañana Jaejoong se había levantado tarde, haberse quedado conversando con Yunho no había sido buena idea, ambos se quedaron dormidos a eso de las tres de la mañana y esperaba que el mayor realmente se hubiera podido levantar. Le diría que era mejor que ambos apagaran sus celulares cuando llegara la media noche y así no se desvelarían. Sonrió negando, sabiendo de antemano que igual si lo apagaban, ambos lo encenderían y hablarían. Su respiración estaba agitada y pasó corriendo demasiado rápido, el aula donde llevaba su no tan querido curso de ciencias estaba un poco lejos de la facultad de Psicología, hasta ahora no entendía porque tenía que llevar esa materia. — ¡Jaejoong! Escuchó que a lo lejos exclamaban su nombre, pero él no tenía tiempo, no reconoció la voz, pero supuso que si esa persona necesitaba algo, lo buscaría luego. Así que por ello doblando aquella esquina, podía ver el edificio donde estaba el aula de clases.

— ¡Espera Jaejoong! Se detuvo abruptamente al reconocer la voz de su profesor de psicología y pudo ver como Minho se acercaba rápidamente hacia él, se veía bastante agitado. — ¿Profesor Choi? ¿No me diga que me ha seguido corriendo?

Minho llegó hasta Jaejoong y apoyando sus manos en sus rodillas tomó aire, tratando de tranquilizar su respiración, realmente no había sido buena idea correr tras su estudiante. Ya no tenía la edad para ser tan ágil. — ¿Tienes…un momento? Preguntó cuando su respiración se comenzó a normalizar, Jaejoong se extrañó y cuando iba a contestarle que era mejor que hablaran más tarde, que él lo buscaría porque ahora le urgía ir a su clase, unas voces entre las cuales reconoció una, hizo que volteara hacia aquel pasillo con una sonrisa, la cual se congeló en su rostro. No escuchó la maldición que Choi Minho exclamó por lo bajo y tampoco supo cómo reaccionar cuando su profesor jaló de su brazo para ¿esconderlo? detrás de aquellos pilares.

***** The Last Winter of my memories***** —Realmente me alegro que estudies en lugar tan bonito, lo habíamos visto por internet pero ahora verlo en persona es mucho mejor. Yunho sonrió a su madre, quien veía todo el recinto con una sonrisa feliz. Realmente había sido una sorpresa para él, levantarse aquella mañana por el sonido del timbre de su departamento que sonaba de manera insistente. Por un momento se le cruzó por la mente que podía ser Jaejoong y por ello se levantó de inmediato. Pero su corazón latió emocionado cuando la cálida mirada de su madre y su sonrisa, fue lo primero que vio. —Aigoo…tu appa estará contento al ver el recinto, mañana que llegue seguro también tendrás que darle un paseo. —Claro que lo haré omma, sé que appa como arquitecto le gustará en demasía la universidad. —Oppa, me alegro mucho también que estudies aquí. El mencionado volteó a mirar a la muchachito de cabellos largos y negros que le habló, sonriéndole. Aquella acción fue captada por su madre, quien añadió. —Acabamos de pasar el sanitario, ahora regreso chicos.

Y antes de que alguien dijera algo, la madre de Yunho caminó hacia otro de los pasillos dejándolos solos. Durante varios minutos ninguno dijo nada y la muchachita de rostro amable sonrisa alegre, tan solo observaba los copos de nieve que comenzaron a caer. Una risita brotó de sus labios rosados cuando uno de los copos cayó sobre su nariz y ella lo retiró. —Realmente ha sido una bonita sorpresa que hayan venido – acercándose un poco más a la muchachita – Hye Soo, te he extrañado. Las palabras en inglés brotaron de los labios de Yunho y la mencionada le sonrió contestándole en el mismo idioma. —Yunho, créeme que me has hecho mucha falta – estirando una mano hasta rozar el rostro del chico – Ahora… ¿eres capaz de darme una respuesta? Quizás la mirada de confusión de Jung Yunho hizo que la chica retrocediera solo un poco y se asustó cuando vio que este cerró los ojos poniéndose un poco pálido. Escuchando en su mente, aquellas voces, recordándole que cargaba dentro de él, con recuerdos dolorosos y aunque estos estuvieron tranquilos en su interior, sabía que cuando abrazaba a Hye Soo, estos realmente desaparecían. El amor es sacrificio y entrega, quizás en estos momentos de sus vidas, seas tú quien esté dando mucho más, pero no dudes que cuando Jaejoong logre estar bien, él hará de todo para que tú y sus hijos sean felices. Ahora lo está haciendo, pero como te vuelvo a repetir, aún es inestable. —Hye Soo… - abrazándola fuertemente – Te he echado de menos, te quiero mucho, realmente estoy seguro que yo te voy amar. Nuevamente cerró los ojos, tratando de calmar sus recuerdos, hacer que estos desaparecieran lo dejaran en paz, Kim Hye Soo le hacía bien, solo ella era capaz de muchas cosas, de tomar su corazón y sanarlo. Solo ella. O al menos de eso trataba de convencerse en el instante que la abrazó, sin saber que alguien había escuchado sus palabras. Sin darse cuenta que alguien más, había visto a Jung JiYool, su madre.

***** The Last Winter of my memories*****

Esa noche, los ojos oscuros de Jaejoong observaron su móvil, que encendido mostraba en la pantalla táctil que eran casi la una de la mañana. La oscuridad de su habitación era su única compañía y sentado en medio de su cama, abrazando sus rodillas y apoyando su rostro sobre estas, seguía ensimismado en sus pensamientos. No vayas, no debes acercarte. Las palabras preocupadas de Choi Minho aún las escuchaba, pero él no entendía porque se lo dijo en ese momento cuando escondido tras esos pilares vio a Yunho con dos mujeres coreanas, una más o menos de su edad. Pero su corazón latió desaforado en el instante que observó mejor a esas mujeres, especialmente a la que era mayor y reconoció en su escaso conocimiento coreano, como Yunho la había llamado “omma” Y todo tuvo sentido en ese instante, desde la mano de Minho aferrando su brazo para que no se moviera, hasta sus recuerdos pasando por su mente como remolinos que solo hacían que sus ojos escocieran. Es…es Jiyool…mi JiYool. Fue la frase que por su mente pasó y que él mordiéndose los labios evitó que saliera, porque sabía que no era su vida, que esos solo eran recuerdos, que…él era Han Jaejoong. Mi Jiyool es hermosa, una mujer hermosa. En ese instante se cubrió el rostro, tratando de mantenerse tranquilo y de encerrar nuevamente aquellas emociones, así como lo hizo cuando regresó aquella vez de Seúl. “Te he echado de menos, te quiero mucho, realmente estoy seguro que yo te voy amar.” Levantó su rostro después de varios minutos, cuando aquella otra frase regresó a su mente y miró nuevamente el móvil. 01:30 a.m

Ella es hermosa, realmente una bonita chica. Es por ello que no volverás a llamar. Yunho, realmente es bonita. Y si la hubiera conocido primero, quizás intentaría conquistarla. Porque como siempre te digo, a mi no me gustan los chicos.

Pensando en aquellas cosas se recostó en su cama, aferrando fuertemente contra su pecho su almohada, mordiendo sus labios para evitar que un sollozo escapara de sus labios, volviendo a escuchar esa voz en su mente. Jiyool…mi Jiyool Entremezclada con la voz de aquel chico que esa noche ni la siguiente lo volvió a llamar. “Hye Soo, te he extrañado.” “Te he echado de menos, te quiero mucho, realmente estoy seguro que yo te voy amar.” Que con ese chico, él ni siquiera puede protegerte. Ya no sigas esperando, no, no sigas esperando por siempre. No te quedes por él, él no es el adecuado para ti. Fin del Capítulo

Capítulo 6: I Know —Doctor Shim, no puede salir así. Tiene que…

Pero la voz de aquella enfermera sonaba demasiado lejana y a él no le importaba nada de lo que le dijeran en ese momento, no interesaba que aún llevara puesta aquella bata de operaciones, lo único que quería en ese instante era salir de aquella sala, correr y cuando ya estuviera demasiado exhausto, despertar de aquella pesadilla que se sentía tan real.

Por ello cuando salió de aquella sala de operaciones y escuchó el llanto de Yebin quien era sostenida por aquel tipo llamado Kim Hyun Joong, supo que quizás no estaba soñando y lo reafirmó en el instante en el cual se cruzó con la mirada confundida de Kim Seung Hyun.

“Esto no es una pesadilla”

“No voy a despertar y todo estará en orden”

Aquellas palabras cruzaron su mente, pero no se detuvo y se alejó de aquellos que habían estado esperando que él saliera sonriendo y les dijera:

“Jaejoong y la bebé están bien”

“Todo salió bien”

Porque en realidad todo era completamente distinto.

No supo en que instante decidió subir hasta la azotea del hospital, solo el aire frío de la noche lo recibió y al levantar la mirada hacia el cielo, pudo ver que este carecía de las estrellas que su mejor amigo le encantaba observar en silencio.

El dolor punzante comenzó a manifestarse en su corazón, mientras sus ojos empezaban a arderle.

“Eres malo…tú nunca llorarás por mi”

—Idiota.

Fue el susurro que brotó de sus labios, mientras presionaba sus puños.

— ¡Eres un idiota! ¡Kim Jaejoong eres un idiota!

Aquel grito no fue escuchado por nadie, aquellas lágrimas que bajaron por su rostro mientras seguía observando el cielo en busca de aquellas estrellas que esos ojos oscuros jamás volverían a admirar, no fueron descubiertas por nadie.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

Fue la pregunta que hizo a la nada, esperando en vano que Jaejoong apareciera frente a él y le dijera que no había fallecido hacía una media hora atrás en aquella sala de operaciones y que fue capaz de salvarlo.

Pero Kim Jaejoong nunca más apareció frente a él.

Y eso aunque nadie lo supiera, destruyó el corazón de Shim Changmin.

¿Por qué no seguiste mi camino? ¿No es demasiado tarde?

Dentro de mi silencio, mi distancia En estrechos caminos que se cruzaron, pusiste alas en mí Me mostraste el camino para llegar al cielo

Capítulo 6: I Know

Cuando despertó aquella mañana los rayos inusuales del sol caían sobre su rostro, el olor a lavanda inundó todos sus sentidos y lentamente fue abriendo los ojos. Una sonrisa se formó en sus labios al sentir su cuerpo totalmente relajado y no tenía muchas ganas de levantarse. Se arropó un poco más con el confortable cobertor que su madre compró para él, el día anterior, ante su insistencia de decirle que en Canadá hacía mucho frío y rodó sobre el lado derecho de su cuerpo, dispuesto a volver a dormir un poco más, pero su corazón latió más rápido durante unos segundos y la sonrisa se congeló en su cara.

Ojos oscuros. Cabello negro Y una hermosa sonrisa amable formada en aquellos labios rosas.

—Yunho ah~

El reconocimiento llegó a su mente, pero ninguna palabra pudo brotar de sus labios, solo sus latidos se acrecentaban.

— ¿Por qué me alejas?

La delicada y suave mano de aquella persona se extendió hasta su rostro y pudo sentir el dócil toque, la calidez de aquellos dedos.

—Yunho ah~…mi Yunho, yo jamás quise dejarte. Si tan solo una última oportunidad me hubiera sido brindada, ten por seguro que yo jamás te hubiera abandonado, ni a ti ni a nuestros hijos.

El muchacho se quedó inmóvil, sin poder decir nada, sintiendo como aquella persona se acercaba mucho más y podía ver su rostro reflejado en aquellas orbes oscuras, mientras que de esos ojos un camino de lágrimas mojaban las pálidas mejillas, pero la hermosa sonrisa aún se mantenía.

—Yunho ah~, yo siempre te amé. Por favor no me olvides.

Su cuerpo fue apresado entre aquellos delgados pero cálidos brazos y sus ojos se cerraron sintiéndose de pronto muy cansado y antes de quedarse nuevamente dormido, escuchó:

Tú siempre serás mi Yunho. Por siempre y para siempre lo serás.

¡Yunho…Yunho!

Sus ojos se abrieron de par en par al sentir unas cálidas manos remover su cuerpo y escuchar la voz de su madre llamarlo para así despertarlo. Se sentó rápidamente y miró automáticamente al lado derecho de su cama, donde hacia tan solo unos minutos atrás, había visto claramente a aquella persona que conocía por fotos, videos y que siempre aparecía en sus sueños.

Su corazón aún latía rápidamente, porque se había sentido tan real aquel abrazo y aquellas palabras que le dijo seguían taladrando sus pensamientos.

Es la primera vez que ocurría algo así, a pesar de que Han Jaejoong fuera igual físicamente a Kim Jaejoong, se sintió totalmente diferente ver en ese sueño tan vívido al doctor Kim, su piel tan blanca, sus ojos oscuros así como su cabello negro y esa sonrisa tan amable y que reflejaba tanto amor por su persona.

Tú siempre serás mi Yunho.

— ¿Hijo?

La voz de su madre lo sacó de sus pensamientos, observó el rostro preocupado de ella y supo que debía dejar de pensar en ese ¿sueño? extraño que tuviera.

—Buenos días omma – respondió – Voy a alistarme para llevarlas a desayunar.

—Está bien – sonrió – Extrañaba verte despertar hijo.

—Y yo extrañaba que lo hicieras omma.

JiYool dirigió una de sus manos hacia el cabello de Yunho y lo despeinó un poco más, riendo al ver como este se alejaba, ya que no le gustaba que le hiciera eso. Desde pequeño su hijo siempre rechazaba esa acción contra su cabello y ella como su madre, era la única que “osaba” a desobedecerlo y despeinarlo.

—Hijo, ¿estás bien?

La voz preocupada de su madre lo sacó de sus cavilaciones y Yunho sonrió para ella, lo cual la tranquilizó.

—Si omma, iré dentro de unos minutos.

—No demores.

Sin decir más ella salió de la habitación, Yunho suspiró recostándose nuevamente en su cama, observando el techo raso, cubriéndose un poco con el cobertor, sintiendo aún aquella ansiedad y emoción de haber visto a Kim Jaejoong en su sueño o lo que haya sido. Por primera vez había sentido la calidez de una caricia suya y aquel abrazo fue reconfortante.

—Fue tan real.

Susurrando aquello cerró durante un momento sus ojos tratando de evocar esa sensación.

—Pero sentir un abrazo de Han Jaejoong es distinto, son sentimientos distintos.

Diciendo esto abrió completamente los ojos, sentándose en la cama mientras tomaba su móvil de la mesita de noche, observando la pantalla, descubriendo que ese día tampoco había recibido un mensaje de texto de Jaejoong.

Se había acostumbrado a que cada mañana él le enviara un mensaje para decirle que se levantara o para darle los buenos días, pero desde hacía una semana esto había parado. Era como si en un acuerdo silencioso ambos, hubieran decidido parar de hacer las cosas que se estaban tornando como una rutina agradable para los dos.

Él ya no llama a Han Jaejoong en las noches y el mencionado tampoco envía mensajes de texto, en la universidad no se cruzaban y esta situación estaba generando zozobra en Jung Yunho. Todo había comenzado desde que su madre y Hye Soo habían llegado a Canadá, la primera noche y las siguientes, no llamó a Jaejoong para saber de él, debido a que se quedaba hasta muy tarde conversando con su omma.

Jiyool le contaba cada noche como iban las cosas en Seúl, le hablaba sobre su prima Ji Hye y la “remodelación” que le había hecho a su habitación aprovechando su ausencia, le comentó también como su tío Seung Hyun había sido premiado en uno de los congresos de medicina, como uno de los mejores cardiólogos de Corea del Sur.

Todos te extrañan mucho. Pero sabemos que estás cimentando tu camino profesional, así que Hye Soo y yo hemos venido a darte ánimos.

Suspiró y sin más salió de la cama, repitiéndose que quizás las cosas debían de suscitarse así, él no iba a cambiarlas. Además Jaejoong y él solo eran amigos.

Solo amigos.

¿Cuánto más te puedo amar? Incluso si nuestras manos pierden su unión Dime que podemos vernos otra vez

—Yunho oppa, realmente este lugar es genial, sinceramente me alegro de que estés estudiando en este país.

El mencionado sonrió al escuchar lo dicho por la chica de cabellos negros y largos, de sonrisa bonita y expresivos ojos oscuros. Ambos se encontraban cenando en uno de los restaurantes cercanos a la universidad. Su madre les había dicho que esa noche antes de ir a su departamento cenaran ya que ese día, JiYool había preferido dormir, porque en la madrugada se la había pasado conversando con su esposo y se encontraba cansada.

—Estar aquí ha sido una experiencia nueva Hye Soo – agregó jugando con la pajita con la cual tomaba aquella soda – Al inicio me sentí bastante solo, por ello te llamaba muchas veces ¿te acuerdas? , a todas horas.

—Claro que me acuerdo oppa – contesta sonriendo – Pero luego dejaste de hacerlo y ahora solo me llamas algunos días.

—Es cierto, pero es porque mis responsabilidades aumentaron y…

—Conociste a alguien ¿verdad?

Hye Soo, su mejor amiga, siempre había sido muy perspicaz y en esas dos semanas que había estado en Canadá al parecer se había dado cuenta de que él miraba mucho su móvil, como si esperara una llamada o mensaje de texto.

Yo sé que me quieres Yunho oppa, sé que me quieres como tu mejor amiga, por ello no voy a alimentar mi ilusión creyendo que lo que me dijiste el día que llegué es verdad. Estaré junto a ti, eso es cierto, pero sé que no puedes enamorarte de mí.

Porque tú y yo sabemos que extrañamente desde que naciste, tu corazón solo ama a una sola persona que aún no conocemos.

—Yo…

Murmuró pero la chica de largos cabellos negros sonrió con comprensión, extendió una de sus manos por sobre la mesa, tomando las de su mejor amigo y presionándola cariñosamente le dijo:

—Tú sabes que siempre he buscado que seas feliz y si ya conociste a alguien, voy a ser feliz por ti, no busques palabras que no me dañen, soy yo quien te dije que estaba enamorada de ti y sé que tu respuesta es negativa – suspira – así que vamos oppa, quita esa cara y dime a quien has conocido.

Yunho sonrió y cuando iba a contestar, el sonido de un vaso rompiéndose en el suelo hizo que se distrajera y dirigiera su mirada hacia donde el ruido provenía, sus ojos color café se cruzaron con aquellos grandes ojos oscuros quienes lo observaban fijamente.

—Hey Jaejoong, ven para acá, compremos otra soda. Deja de andar distraído.

El mencionado dejó de mirar a la mesa en la cual Jung Yunho y Hye Soo se encontraban, sonriendo levemente y sin más siguió a aquel amigo de la universidad con el cual habían ido a ese restaurante para comprar comida y refrescos, ya que esa noche se quedarían estudiando hasta tarde en casa del chico de ojos rasgados.

Hye Soo observó el semblante de su mejor amigo y esbozó una sonrisa casi imperceptible, mientras presionaba la mano de este para llamar su atención.

—Oppa ¿vamos a casa? Estoy algo cansada.

—Eh…si claro –

Contestó el mencionado y dejando unos billetes en la mesa, instó a la muchacha a ponerse de pie para que pudieran marcharse. De reojo mientras caminaban hacia la salida, Yunho volteó hacia el lugar donde Jaejoong y un par de amigos se encontraban haciendo cola para comprar seguramente un nuevo refresco en compensación, por el que el chico había dejado caer al suelo.

Ahora veo a quien conociste. Al parecer te gusta mucho, oppa.

Mientras Yunho y Hye Soo iban a casa en completo silencio, la muchacha pensaba aquello, reconociendo que aquel chico era muy atractivo y conociendo a su mejor amigo a la perfección, estaba segura que era alguien especial para él.

Pero oppa, su rostro…yo he visto ese rostro antes.

Pero no recuerdo dónde.

***** The Last Winter of my memories*****

“Estoy cansado, necesito dormir”

La música estridente lo rodeaba, mientras preparaba aquella bebida que aquellas dos muchachas le habían pedido, ya llevaba cinco meses trabajando en la discoteca, pero esa noche en especial se encontraba muy cansado, tenía aún cuatro horas por delante de jornada laboral, pero Han Jaejoong contaba cada segundo para poder irse a casa a dormir.

Sonrió cuando entregó el pedido a esas chicas que le guiñaron el ojo haciendo que se sonrojara, él a veces no entendía porque hacía eso, ya que según su perspectiva, sus compañeros de trabajo, aquellos otros chicos que en ese momento entregaban sus propias bebidas, eran más guapos.

No es que me desvalore, pero es gracioso que hagan esos gestos conmigo.

Con ese pensamiento, volvió su mirada hacia todos aquellos chicos y chicas que bailaban alegres, estado que era contagioso y eso le hacía ponerse a pensar que podía decirse así mismo que su vida no era mala, que era afortunado por tener un hogar, unos padres que lo apoyaban en todo y lo amaban.

Por ese motivo, él había decidido dejar atrás todos aquellos sentimientos de añoranza que su corazón aún albergaba porque aquella vida pasada. Durante varios días la sensación de agobio y desesperanza habían estado presentes, ya que sabía que la madre de Jung Yunho, aún estaba en Canadá. Solo una vez había sido suficiente para que un sentimiento de desolación tomara de rehén su sensatez y su mente, ideando planes insulsos de cómo podría encontrarse con Jung JiYool.

Su hija en aquella otra vida, que ya no existía.

Es hora de seguir adelante, de tomar en serio mis pensamientos y dejar descansar en paz aquellas remembranzas. Lastimosamente, el tiempo no se puede retroceder, pero esto no conlleva a que yo quiera recrear aquel mundo en este presente.

Pensando aquello, durante toda la noche Jaejoong, disfrutó de su trabajo, riendo cuando llegó la “hora del baile”, la cual constaba en que tanto los bármans y las azafatas de la discoteca, se subieran sobre la barra y comenzaran a bailar, instando a todos a seguirlos. Cuando eso sucedía, el chico de ojos rasgados, se divertía y todo el sueño que había acumulado en toda la noche, se le pasaba.

—Ve con cuidado a casa.

—Está bien Edward, iré con cuidado. Tú sabes que las calles las conozco a la perfección y afortunadamente nada me ha ocurrido.

—De igual manera chico Han, si te pasa algo, tu padre jamás me perdonará el que te haya dejado laborar en mi local.

Jaejoong asintió y despidiéndose con una mano del dueño de la discoteca donde trabajaba, salió hacia el frío clima de esa madrugada, sonrió y suspiró sintiéndose bastante cansado, pero con un sentimiento de estabilidad y felicidad en su corazón.

—Es la mejor decisión que he tomado, mi vida debe de continuar.

Murmuró aquello y sin más comenzó a caminar por las solitarias calles que le llevarían a casa, durante varios minutos sus ojos oscuros recorrieron las casas por las cuales pasaba, donde seguramente muchas familias dormían y volvió a esbozar una sonrisa, al saber que seguramente sus padres en ese momento, también se encontraban descansando.

“Cuando regreses a casa, hazlo con cuidado, por más que la ciudad sea tranquila, sabes que debes estar alerta. Si no tienes ganas de caminar, llámame, yo iré por ti, hijo”

Recordó aquellas palabras que su padre le dijo antes de que esa noche fuera a trabajar, pero el chico de cabellos claros, sabía que no lo despertaría, su padre era

un hombre que trabajaba hasta altas horas de la noche y solo eran diez minutos de caminata, nada le pasaría. Desde que era un niño, él conocía de memoria aquellas calles y sabía que a tan solo diez pasos más, podría ver aquel parque, en el cual jugaba cuando era un crío y que le traía tan buenos recuerdos.

Y efectivamente, frente a sus ojos apareció aquel lugar y una leve sonrisa se asomó en su rostro níveo, sus ojos observaron todo el lugar, pero estos se detuvieron en un punto fijo.

El columpio.

Con lentitud comenzó a caminar hacia aquel juego, que desde niño siempre disfrutó, podía escuchar sus pasos hundirse en la nieve que adornaba todo el camino y con curiosidad y sorpresa, preguntó.

— ¿Yunho? ¿Qué haces aquí?

El columpio se mecía con parsimonia y el mencionado tenía la mirada fija en el suelo, lleno de nieve blanca, pero como motitas color gris, durante varios segundos, solo el silencio fue su respuesta.

—Vivo a dos cuadras de aquí y no podía dormir.

—Es casi las cuatro de la mañana – comentó colocándose a su lado - ¿Tienes insomnio?

— ¿Puedes empujarme? Me he cansado de impulsarme a mí mismo y creo que las piernas se me van a adormecer.

El chico de ojos oscuros asintió, colocándose detrás de aquel que estaba sentado en el columpio y había ignorado su pregunta.

—Cuando era niño, me gustaba ir al parque cercano a casa y mi mejor amiga siempre empujaba el columpio para mí – sonrió levemente al sentir que lentamente, el otro chico colocó sus manos en su espalda y comenzó a impulsarlo hacia delante – Hye Soo, era la única chica que no reclamó nunca que hubiera querido que las cosas se hicieran al revés, que en lugar de ella empujarme, debía de haber sido yo. Ella siempre ha sido así, me ha comprendido en las situaciones en las cuales, hasta mis padres no podían entenderme, ella es la única chica que me ha visto llorar y ha sabido guardar silencio en el momento indicado – suspiró – Realmente, yo debería de estar enamorado de ella, de amarla hasta el final de mis días, casarme con ella, tener muchos niños y tomar su mano para siempre. Ella es la mujer indicada.

Cuando Yunho comenzó a decir aquello, Jaejoong en ningún momento dejó de impulsar el columpio para él, a pesar de que al escucharlo, un sentimiento extraño se estuviera formando en su corazón e hiciera que quisiera salir corriendo del lugar, para no escuchar más, a aquel que seguía hablando de esa manera tan amorosa, de aquella chica llamada Hye Soo, que sin que se lo dijeran, él sabía que era aquella muchacha que había visto en el restaurante el día anterior, aferrando la mano de Jung Yunho.

—Ella está enamorada de mí, me lo dijo dos semanas antes de que yo viniera a estudiar aquí a Canadá.

— ¿Por qué…

¿Por qué me dices estas cosas?

Había sido la pregunta que el chico Han, deseaba formular, pero la voz de Jung Yunho siguió relatando aquello.

—Sabes, cuando me lo dijo, un sentimiento agradable se instaló en mi corazón – sonrió y aferró mejor las cadenas del columpio, al sentir que Jaejoong, distraídamente lo estaba empujando más fuerte – Yo le dije que lo pensaría, básicamente porque ambos sabíamos que, por un motivo “extraño”, siempre había rechazado tener una relación con alguien. Realmente yo quería decirle que sea mi novia, que me esperara durante todos los años que voy a estar aquí en Canadá, pero sentía que no podía hacerlo y que…

—Debo irme a casa.

Lo que Yunho había estado diciendo se vio cortado por la frase que Jaejoong expresó y dejó de empujar el columpio. El chico de cabellos claros, se sentía demasiado ofuscado y no quería seguir escuchando, no deseaba entender que le sucedía y por ello comenzó a alejarse del lugar, pero la cálida mano aferrando su muñeca, de aquel otro chico, que al ver que se iba, se puso de pie dispuesto a no dejarlo ir, lo detuvo.

—Aunque aún no te conocía, yo sabía que no debía estar con nadie más y esta noche, me he rendido – murmuró y obligó al otro chico a darse la vuelta – Desde que te conocí, desde la primera vez que observé tu rostro, yo supe que tú eras aquel que aparecía noche, tras noche, pidiéndome que no te olvidara, dejando que yo soñara con aquellas remembranzas de una vida en la cual, tú perdiste la vida entre mis brazos, una vida en la cual, mi yo del pasado, jamás pudo expresarte todo el dolor y tristeza que lo consumió, después de tu muerte.

—Cállate... – replicó tratando de soltarse, pero su muñeca fue apresada con más fuerza.

—Estoy cansado de callarme, de repetirme día y noche que, esa vida pasada ya no existe, que yo solo soy el nieto de Kim Jaejoong y Jung Yunho, cansado de correr de aquellos recuerdos, que no entiendo porque los tengo. Yo en este momento debería de estar feliz, de tener como novia a Hye Soo, de estar enamorado de ella, pero sabes, no lo estoy, no puedo estarlo.

—No entiendo por qué me dices todo esto, suéltame.

— ¿No lo entiendes? – Ríe con ironía – Tú y tus palabras, tu presencia, todo de ti, es lo que me impide amar a aquella chica, que toda su vida ha estado enamorada de mi. ¿Por qué tengo esos recuerdos? Y sobretodo ¿por qué tú los tienes? No logro encontrar la respuesta y me molesta mucho, tener estos sentimientos hacia ti, por llevar dentro de mi mente, esos recuerdos. He luchado contra ellos desde que tengo doce años, he llorado mientras dormía o cuando me despertaba luego de soñar tu muerte, o los días en los cuales cuidaba absolutamente solo a JiYool y Seung Hyung.

— ¡Te he dicho que basta! , ¿No ves que no me interesa? Y estás loco, si sigues hablando como si fueras tú, aquel del pasado y…

— ¿Acaso no te das cuenta? Por más que tú y yo seamos otros, tengamos otra vida, nuestras mentes llevan todos los recuerdos de Kim Jaejoong y Jung Yunho. ¿No lo ves?

Un manotazo en la mano que aferraba su muñeca, logró liberarlo y sus ojos oscuros se dirigieron desafiantes a aquellos que lo observaban con angustia y molestia.

— ¿Te molesta? ¿Y tú crees que me hace feliz, día y noche recordar y añorar una vida que no es mía? – Agregó y alzó la voz – ¡Estás completamente equivocado, si crees que yo no he intentado borrar de mi mente, todo lo que noche tras noche sueño! ¿Tú acaso sabes porque trabajo hasta agotarme? Dime ¿Acaso puedes sentir la confusión que tengo al saber que tu madre, aquella que fue mi hija en esa vida, está aquí?– Sonríe con ira - ¡Tú no sabes nada! ¡Y no me interesa tu historia, de no poder amar a tu mejor amiga! Intenté, ¡intenté maldita sea, ser tu amigo! ¡Qué pudieras mirarme y no odiarme!

Ambos se miraron fijamente, sintiendo como el aire frío de la madrugada azotaba sus rostros, distorsionados por la confusión y la ira.

—No vuelvas a hablarme nunca más en tu vida, Jung Yunho – sentenció retrocediendo – Desde el instante que decidiste hablar sobre ese tema, que yo había tratado de evitar para no causarnos daño, tú has logrado que no te quiera ver. Si te molesto tanto, entonces…solo deja de mirarme, sigue tu vida y yo seguiré la mía.

Solo, olvida que existo.

Para ti, Han Jaejoong, no existe más, Jung Yunho.

Esas fueron las últimas palabras que el chico de ojos cafés, escuchó aquella madrugada, mientras veía como la silueta de Jaejoong, de aquel muchacho menor que él, se perdía entre las calles frías de la ciudad, a la vez que pequeños copos de nieve, comenzaban a caer sobre esta.

Ahora no puedo hacer nada Y sólo me quedan los recuerdos Si al pasar el tiempo pudiera amar otra vez Sería grandioso.

—Sabes, el clima el día de hoy es cálido, hace un par de días el cambio de estación alegró mucho a Jiyool y con toda la energía que la caracteriza, logró convencer a Seung Hyun de salir a pasear por el parque que está cerca de casa. Nuestra hija es quien me ayudó a comprar estas rosas, ¿son lindas verdad? Ella quería venir hoy a verte, pero la traeré la próxima semana, hoy en la escuela organizaron un paseo hacia la isla Jeju y ella estará allá por tres días, enserio ella estaba muy emocionada por poder ir.

Las rosas blancas fueron depositas sobre el mármol de aquella tumba en la cual descansaba desde hacía cinco años el cuerpo de aquella persona a la que visitaba una vez cada mes. No importaba si era invierno y el clima no fuera favorable para visitar el frío y lúgubre cementerio, Jung Yunho siempre iba.

—Jaejoongie…hoy he venido no solo a contarte sobre nuestros hijos. Hoy he venido aquí para pedirte que me perdones.

El hombre de cabellos marrones se sentó frente a la tumba blanca y observando fijamente la inscripción del nombre de la persona que había perdido hacía ya cinco años atrás, susurró.

Jaejoong, hace una semana atrás…yo…

Me acosté con Karam.

— ¿Yunho oppa? ¿Estás bien?

Hye Soo se acercó a la cama del mencionado y se sentó en el borde, pudo observar como su mejor amigo, la observaba con los ojos vidriosos y una sonrisa que no reflejaba alegría.

—Dile a Jaejoongie que me perdone…yo no quise, pero me sentía tan solo.

La muchacha de cabellos largos y negros, observó con confusión a su mejor amigo y por ello al ver que este tenía el rostro bastante sonrojado, dirigió una de sus manos hacia la frente de este y se alarmó al darse cuenta que estaba muy caliente.

— ¡Oppa estás ardiendo en fiebre! – Exclamó poniéndose de pie – Iré por alguna pastilla y compresas frías. Tu omma ha ido a comprar nuestros pasajes, es posible que regrese en la noche, porque me dijo que se encontrará con un viejo amigo de sus padres.

Murmurando aquello se disponía a salir de la habitación, pero la voz de Yunho, hizo que se detuviera en el umbral y lo observara.

—Jaejoongie… ¿por qué te fuiste? ¿Por qué tuviste que morir? ¿Fue mi castigo por haberte dejado solo durante tanto tiempo?

La voz anhelante y triste de Jung Yunho, hizo que la muchacha se volviera acercar hacia la cama y sentándose a su lado, colocara una de sus manos sobre el cabello de este y dijera.

— ¿Eres tú de nuevo, verdad? – Preguntó y comenzó a acariciar su cabello – Te prometí que encontraría a Jaejoongie para puedas hablar con él. Por favor, no te tortures más, ahora debes descansar.

Hye Soo, desde que conoció a Jung Yunho, en ese entonces, alegre y rebelde chico de ojos cafés, supo que sería una persona especial en su vida. Y realmente no se equivocó, ya que desde que eran pequeños, ambos habían fortalecido un lazo inquebrantable, su amistad se basaba en la confianza, en las travesuras que ambos realizaban, pero sobretodo, en el apoyo mutuo que se brindaban cuando alguno de los dos, se encontraba inestable.

Es por ello, que ella sabía que Yunho, era especial y no solo por su manera de ser o su comportamiento, sino, porque guardaba algo en su interior, en su corazón y en sus memorias. La primera vez que Hye Soo, “conoció” a esa persona, fue cuando tenía catorce años y se quedó estudiando con su mejor amigo, hasta altas horas de la noche.

Yunho había estado resfriado y la temperatura baja de ese día, había hecho que le diera fiebre, ella recuerda que cuando estuvo a punto de llamar a la madre de su mejor amigo, este había tomado su mano y lo primero que le dijo fue:

¿Puedes decirle que me perdone? Por favor, quiero verlo una vez más, solo una vez más.

El dolor en aquellas palabras, hicieron que ella lo abrazara fuertemente, sin entender aún, que es lo que ocurría.

Un año después de ese episodio extraño, su mejor amigo había confiado una vez más en ella y le contó de aquellos extraños sueños, que al parecer eran recuerdos y Hye Soo, le creyó, a pesar de lo irreal, ella siempre creyó en Jung Yunho.

—Dile…dile que lo amo y que lo odio a la vez…Jaejoongie ¿por qué?

La muchacha asintió y sin más salió de la habitación, dispuesta buscar aquellas compresas frías y la pastilla, que esperaba le hiciera bien. Ella sabía que él ese día, se había levantado en la madrugada y regresó a su departamento antes de las siete de la mañana. Estaba nevando y el abrigo que este utilizó, le “contaba”, que seguramente, había estado todo ese tiempo, bajo los fríos copos de nieve y el resultado, era ese.

La fiebre y el dolor de aquellos recuerdos que lo atormentaban.

— ¿Qué puedo hacer para ayudarte?

Se preguntó así misma a la vez que suspiraba, mientras buscaba unas toallas en el amplio closet de la habitación de invitados, que ella ocupaba.

—Creo que estas, estarán bien – susurró y se empinó para poder alcanzar las toallas que usaría como compresas – Esto me pasa por ser tan pequeña – agregó algo fastidiada, al no poder alcanzarlas.

Sus dedos rozaron y alcanzaron un borde de las toallas y sonrió para así jalarlas, pero lo hizo muy fuerte, por lo cual estas se precipitaron al suelo y con estas un sobre blanco. Hye Soo con curiosidad lo levantó y pudo ver que dentro de este, se encontraban algunas fotografías instantáneas.

—Oppa – sonrió al ver en la primera fotografía a Yunho y detrás de este un hermoso paisaje de la nieve – Así que te fuiste a vacacionar y no me contaste – murmuró e hizo un mohín.

Ella sonrió mucho al ver las fotografías de su mejor amigo con varias personas, quienes seguramente eran los amigos que él había hecho en la universidad. Con parsimonia, observó cada una de ellas, pero al llegar a las dos últimas, aquella sonrisa que llevaba, desapareció.

~Con Jaejoong~

Leyó en voz baja al ver que con tinta indeleble, en la parte final de la foto, su amigo había escrito, en donde Yunho se encontraba sentado al lado de un muchacho de cabellos claros y ambos llevaban entre sus manos, al parecer tazas con una bebida caliente.

A su mente regresó, el día en el cual ellos habían estado cenando en aquel restaurante y un chico de ojos rasgados y de un profundo color oscuro, los había observado por unos segundos. Hye Soo pasó a mirar la otra foto y suspiró, al darse cuenta que no se había equivocado, ya que en la siguiente, se ponía ver como Yunho tenía la mejilla pegada a la del otro chico y ambos sonreían para la cámara.

Pero el fajo de fotos se le cayó al suelo, cuando volteó esta foto y pudo leer lo que su mejor amigo había escrito.

~Jaejoongie…algún día, podré decirte así~

—Jaejoongie… ¿acaso… - murmuró asombrada - ¿Realmente qué está sucediendo?

Se preguntó después de guardar las fotos e ir hacia la habitación con las pastillas y las compresas frías. Ingresó y observó a Yunho, quien estaba sentado en su cama y que al escucharla, elevó la mirada y le murmuró a la nada:

Jaejoongie, ¿algún día podré volver a verte?

Esto puede ser un sueño Las heridas superficiales que te di Tal vez son un castigo profundo para mí. Porque estoy arrepentido

lloré por un largo tiempo En un lugar donde no sé,

Como si estuviera en otro mundo

—Estoy algo más tranquilo de que no haya ocurrido nada, sé que dije que yo llegaría aquí, antes que JiYool, para así hablar con Yunho y decirle que no permita que Jaejoong se acerque a ella, pero al parecer, todo ha ido bien.

Las palabras serias en medio de ese café-restaurante, donde ambos tomaban con parsimonia, aquellas bebidas calientes, fue lo que hizo que Minho observara fijamente a Shim Changmin, a aquel hombre que sin inmutarse, hablaba de aquel tema, como si se tratara del clima.

—Hay algo que no comprendo Changmin, ¿por qué eres tan duro con Yunho y Jaejoong? – suspiró y sorbió un poco de su café.

—Realmente agradezco, que tú me hayas dicho desde el inicio lo que habías descubierto, eso de que Han Jaejoong, tiene las memorias del doctor Kim. Me imagino que si no me lo hubieras contado, todo sería un desastre a estas alturas.

El psicoanalista dejó sobre la mesa, con un sonido ruidoso su taza de chocolate caliente y observó con disgusto al doctor Shim, quien no se inmutó al ver dicha acción. Quería expresarle su molestia, pero el otro hombre se le adelantó.

—Minho, quiero que entiendas, que esto, todo lo que está ocurriendo, no es un cuento de hadas. Tanto Yunho y Jaejoong, no deben estar juntos. Pueden tener esos recuerdos y también sus características físicas, pero grábate bien en la mente, que no pueden ni deben estar juntos. Y antes que me interrumpas – agregó mirándolo seriamente a la vez que sacaba un sobre de su gabardina – Lee esto y entenderás.

Con el disgusto aún plasmado en su rostro, tomó el sobre que Shim Changmin le dio y lo abrió, sacando los papeles que este tenía, comenzando a leer, a la vez que seguía escuchando la voz del otro hombre.

—Sería preferible que esos dos chicos, no fueran ni siquiera amigos. Espero que con esto te quede claro y entiendas que debes de poner todo de tu parte, para de una u otra manera, mantenerlos alejados, tal cual lo están ahora.

Y te vuelvo a decir, esto no es un cuento de hadas ni una historia increíble de amor.

¿Me has echado de tus recuerdos? A pesar de que estoy a tu lado. Es como si yo no estuviera aquí.

“Los pasajeros del vuelo 3090 de American Airlines, con destino a Corea del Sur, por favor….

—Yunho, hijo – sonríe – Por favor, deja de estar dando esos paseítos en las madrugadas, no quiero que tu gripe empeore, ¿está bien?

El mencionado sonrió y asintió al escuchar a su madre, la cual se acercó y lo estrechó en un cálido abrazo, ante la mirada de Hye Soo.

—Cuídate mucho, te estaré llamando todos los días, como lo he venido haciendo. Esfuérzate en tus estudios.

—Está bien omma, gracias por haber venido – respondió alejándose del abrazo y le acomodó el cabello a JiYool, el cual se había desordenado un poco – Dale

saludos a Ji Hye y un abrazo de mi parte a appa, más tarde le llamaré para decirle que tomaron el vuelo sin ningún percance.

Jung JiYool asintió y les indicó que se adelantaría, dejando a Hye Soo y su hijo solos, para que pudieran despedirse.

—Oppa, no olvides tomar las medicinas que te compramos – agregó sonriéndole – Y por favor, no vayas a pasear cuando esté nevando y si lo haces, abrígate mucho.

Yunho observó fijamente a la muchacha y asintió, extendiendo una de sus manos, para que, de la misma manera que hiciera con su madre, le acomodó un mechón de cabello detrás de una de sus orejas.

—Hye Soo, gracias por haber venido – contestó acercándose a ella y lentamente la abrazó – Te quiero, realmente te quiero. Mi mejor amiga, mi pequeña Hye Soo.

La muchacha cerró los ojos al sentir el abrazo y ocultó su rostro en el pecho de Yunho, quien durante varios segundos la mantuvo cerca a su cuerpo. Disfrutando de la calidez y confort que le brindaba compartir ese tipo de momentos, con aquella chica, que de no haber sido, porque su corazón pertenecía a otra persona, desde antes que naciera, tal vez, solo tal vez, la hubiera amado.

Aunque tampoco estaba seguro de eso.

—Oppa, es hora de marcharme – mencionó alejándose un poco y se empinó para poder llegar al rostro del muchacho y darle un suave beso en los labios – Sé que cuando regreses a Corea, yo ya tendré un novio mucho más guapo que tú y será él quien me robe los besos – comentó retrocediendo – Te amo Yunho oppa – agregó y alzó una de sus manos para despedirse – Por favor, deja de ser obstinado y llama a tu amigo.

— ¿Amigo? – preguntó mirándola con sorpresa, al haber sentido aquel beso robado.

Hye Soo lo escuchó, pero no volteó hasta llegar a la puerta de embarque y le dijo:

—Jaejoong –

Murmuró e ingresó al lugar, dejando a Jung Yunho con una expresión perpleja, ya que en todas esas semanas, él no le había mencionado nada, sobre nadie. Una sonrisa se formó en sus labios y colocando sus manos en sus bolsillos, decidió, solo por esa vez, hacerle caso a su mejor amiga.

Me comporté como un idiota contigo, al culparte de mis sentimientos confusos.

Fue lo que pasó por su mente, mientras caminaba hacia el segundo piso del aeropuerto, para ver por uno de los grandes ventanales a su madre y a su mejor amiga, en el instante que subieran al avión que las llevaría de regreso a Corea. Se acomodó mejor su abrigo y cubrió su cuello, para evitar que el frío hiciera que su gripe empeorara. Aún llevaba su sonrisa, cuando sus ojos cafés captaron a ese chico de cabellos claros, mirar con aprensión la zona por donde los pasajeros tomarían aquel vuelo, que su omma estaba por abordar.

Las manos de Jaejoong estaban pegadas al vidrio de aquel gran ventanal y sus ojos brillaban con aquella tristeza inusitada. Esa tarde el clima estaba bastante frío y por ello los labios del muchacho de diecisiete años, estaban totalmente rojos, llevaba tan solo puesta una polera delgada, como si hubiera salido de casa totalmente apurado.

Jung Yunho lentamente se acercó hasta donde él se encontraba y al colocarse a su lado, Jaejoong simplemente parecía demasiado absorto en sus pensamientos y su mirada no se alejaba de las personas que caminaban para abordar.

—JiYool…tú eres JiYool

La voz entrecortada de Jaejoong fue captada por Yunho, quien pudo ver como este se pegaba mas al vidrio, como si de esta manera pudiera ver mejor a Jung

JiYool, que en ese momento caminaba para subir hacia el avión. La mirada anhelante de Han Jaejoong y su cuerpo tembloroso, hizo que algo dentro del muchacho de ojos cafés se activara.

Sentido de protección le llaman.

—Jae…

Pero no pudo terminar la frase, porque sus ojos captaron el preciso momento en el cual Jaejoong comenzaba a sonreír y Yunho miró rápidamente hacia donde su madre se encontraba y aunque fuera egoísta, supo que debía de hacerlo.

— ¿Qué…

Fue el murmullo que escapó de los labios temblorosos de Jaejoong, en el momento que sintió como su rostro era ocultado y su cuerpo encerrado en un abrazo sobreprotector, lo cual impidió que por fin, aunque sea por unos segundos, su mirada y la de Jung JiYool se cruzaran. Su cuerpo fue aferrado con fuerza y sus manos cayeron lánguidas a sus costados, al escuchar aquella voz que le decía:

—No Jaejoong, por favor no puedes, no debes.

Caen mis lágrimas, porque no puedo olvidarte En mi corazón, los recuerdos no pueden dejarte ir Si pudiera verte tan solo un día más, mi amor.

—Suéltame, tú no entiendes…yo solo…

El chico más pequeño comenzó a tratar de separarse, él había salido de casa aquel día, desesperado, porque sabía que en el aeropuerto, tendría la última oportunidad de ver a JiYool, a aquella mujer, que él sabía había sido su hija en su vida anterior. En horas de la mañana, él había ido a conversar con Choi Minho y de manera casual escuchó una conversación que estaba teniendo vía telefónica, en la cual decía que esa tarde, Jung JiYool regresaría a Corea.

Después de haber oído eso, durante todas esas horas, se quiso convencer así mismo, que no importaba, que debía de seguir adelante, que aquella mujer no era nada para él, al menos no en su presente. Pero cuando observó su reloj y vio que tan solo quedaba una hora, para que ella se marchara, salió corriendo de casa, tomó un taxi, sin importar que estuviera sin su abrigo o que pudiera enfermar, lo único que le interesaba, era tan solo llegar y aunque sea de lejos poder verla.

—Sólo…sólo una vez, déjame verla, por favor…sólo una vez.

Yunho abrazó fuertemente a Jaejoong, alejándolo del ventanal, sintiendo como el cuerpo de este comenzaba a temblar, como sus manos se aferraba a su abrigo, intentando alejarse. Pero él, no lo permitiría.

Solo una vez.

—Cálmate, no puedes.

— ¡Sólo una vez!

Gritó y logró apartarse un poco, mirando fijamente el rostro del muchacho que no lo soltaba, enseñándole en ese momento, las lágrimas que bajaban por su rostro, las cuales no podía ocultar, al saber que había estado a tan solo unos segundos, de haber cruzado su mirada, con JiYool.

Mi JiYool.

Pero Yunho tan solo movió la cabeza de manera negativa y tomó su rostro entre sus manos, limpiando con sus pulgares aquellas lágrimas salinas, que mojaban las pálidas mejillas de Han Jaejoong, quien seguía murmurando, aquel: solo una vez.

El silencio se hizo presente entre ellos y no importando que hubiera más gente alrededor, Yunho aprisionó la cintura de Jaejoong con uno de sus brazos y lentamente acercó su rostro hacia el del menor y ante la mirada confusa y llorosa, de este.

Lo besó.

Perdóname Jaejoong, pero aunque sé lo que sientes, no te dejaré acercarte. Porque aunque yo siento que estoy enamorándome de ti, jamás te permitiré, verlos.

Los ojos oscuros del chico menor se cerraron, moviendo lentamente sus labios sobre los de Yunho, sintiendo que a pesar de todo, él buscaría una manera de ver, aunque sea una vez, a aquellos que perdió, en aquella viva, que aunque lo negara, aún añoraba.

Aunque sea una vez, tan solo una vez, yo te voy abrazar. Por favor, solo una vez.

Caen mis lágrimas, porque no puedo olvidarte En mi corazón, los recuerdos no pueden dejarte ir Si pudiera verte tan solo un día más, mi amor.

Fin del Capítulo

Capítulo 7: Doctor Kim. Nota de autor: Escuché esta canción mientras escribía el capítulo : 41 Days de Kim Sung Gyu

JaeJoong se acomodó su gorra color azul sobre sus ahora cabellos oscuros, los cuáles días antes había recortado y regresado a su color original. Ya no llevaba más esas hebras rubias ni tampoco que le llegaban hasta los hombros.

—Tenga muy buena estancia.

La sonrisa amable de la recepcionista de aquel hotel, llamó su atención y sin más agradeció la atención de esta. Sus orbes oscuras se pasearon una vez más sobre el nombre de aquel recinto : “The Grand Hotel Myeongdong” , que estaba impreso en la llave electrónica que se le fue otorgada, luego de registrarse.

Han JaeJoong había arribado a Seúl en el vuelo de las 10:30 p.m y cuando llegó a Myeongdong, en el reloj grande de pared que había sobre una de las paredes blancas donde estaban los elevadores del hotel, indicaba que ya era medianoche. Se había demorado desde Incheon regular tiempo, pero ahora que por fin ya estaba registrado en el lugar donde dormiría algunas noches, se sentía tranquilo, pero con esa sensación de anhelo y también, de miedo.

Pero encogiéndose de hombros, ingresó al ascensor que lo llevaría al piso número cinco, donde la habitación quinientos seis se ubicaba.

Ese sería el lugar donde toda esa semana se hospedaría y era la que él había pagado con los ahorros del trabajo nocturno que tenía en Canadá. Para ese momento, sabía que su madre y su padre estarían leyendo la carta que les había dejado sobre el velador de su habitación, contándoles que había algo importante que debía de hacer y que no debían preocuparse, que les estaría llamando a

diario, pero que sobretodo, no le contaran a nadie el motivo del porqué no iría a la universidad en todos esos días.

El chico ahora pelinegro sabía que sus padres estarían alarmados, pero también era consciente de que cuando leyeran las últimas líneas de su carta, entenderían cuál era ese motivo, del porqué estaba en Corea.

“Estaré bien...solo quiero saber más del doctor Kim”

Cuando le estoy hablando a alguien, tengo la costumbre de dejar la mitad de las palabras para mi si lo digo todo, se siente como si fuera a ser abandonado y odio ese presentimiento.

Hye Soo, bebía esa tarde de sábado una malteada de fresas mientras caminaba por el centro comercial y es que hacía en ese momento se encontraba buscando un regalo. En la noche se llevaría acabo la fiesta de cumpleaños de Ji Hye y YunHo la noche anterior la había llamado para pedirle de favor que le comprara algo a su nombre.

Ella ya tenía el regalo para la hija del doctor Kim Seung Hyun, quien era desde hacía muchos años atrás una persona al cuál trataba como un tío y es que sus padres siempre habían sido cercanos a la familia Jung-Kim, por lo tanto ella se sentía una miembro más de la misma.

— Hubiera sido más fácil si me dijeras que comprar, oppa.

Refunfuñó y es que no se decidía que comprar, tampoco es como si Jung YunHo le hubiera especificado algo. Así que por ese motivo, seguía visitando varias

tiendas. Cuando llegó a una tienda de libros se detuvo un instante, ya que le pareció haber visto a alguien conocido dentro de la misma, por tal motivo, ingresó y se acercó hacia la sección de Medicina Humana.

—Mi tío diría que ese no es un buen ejemplar, que es mejor el de primera edición y ese lo venden en Namdaemun.

Hye Soo esbozó una pequeña sonrisa luego de decir esto, ya que la persona a quien le habló, lentamente dirigió su atención a ella y pudo ver un gesto de reconocimiento en esos ojos oscuros.

— Hola, sé que no nos presentaron y que yo te he visto solo dos veces, pero...— extendió su diestra hacia el muchacho que estaba con ese libro de medicina entre sus manos— Soy Hye Soo, amiga de Jung YunHo...tú eres ¿JaeJoong, cierto?

El mencionado, observó con algo de fascinación a esa chica, no la había tenido tan cerca y ahora que eso ocurría, podía ver claramente que ésta era una muchacha bastante bonita, su brillante y largo cabello negro, iba acorde con esos ojos grandes y expresivos. Su piel era lechosa y se veía muy suave al tacto. Esos labios eran como dos cerezas, por el color de los mismos y la vitalidad que tenía, se podía percibir en la manera en que le hablaba.

Ahora entendía, porqué YunHo podía sentirse atraído por ella y es que el pelinegro podía arriesgarse a decir que esa chica no solo era bonita por fuera, sino también en su personalidad. Lucía tan inocente pero a la vez muy inteligente y luego de evaluar todo aquello en unos segundos, él sonrió.

— Hola...si, soy JaeJoong...Han JaeJoong.

Musitó extendiendo su zurda para así darle un gentil apretón de manos a la chica frente a sí. Era la primera vez que cruzaba palabras con ella y desde ya le

agradaba. Él era así, tenía la facilidad de poder darse cuenta con qué intenciones las personas se le acercaban y esa muchacha, tan solo estaba siendo amable.

— ¿Estás de vacaciones? Tenía entendido que están con exámenes…¿vas a la misma universidad que YunHo oppa, cierto?

— En realidad he venido a buscar a algunas personas, me gustaría verlas durante un instante, solo eso. Y eso es más importante que los exámenes. El chico de piel nívea acotó esto y la muchacha dejó escapar una leve risa mientras asentía. Eso sonaba a algo que ella hubiera hecho. Aunque estaba siendo esa una conversación trivial, Hye Soo seguía teniendo bastante curiosidad para con ese chico, sabía que lo había visto en otro lugar, no en Canadá, pero aún no recordaba donde.

— ¿Y ya encontraste a esas personas? Si te estás guiando con un libro de medicina, créeme que no las hallarás.

Y en esta ocasión fue JaeJoong que rió por lo que escuchó.

— Una de las personas que busco, tengo entendido que es médico y yo solo tengo un recuerdo borroso de su rostro cuando era pequeño. ¿Tanto tiempo ha pasado?

Lo mencionado se escuchaba realmente a algo no tan coherente y es que un médico debía de ser una persona mayor que ellos y ella estaba segura que JaeJoong no tendría más de dieciocho años. Pero aún así, una idea vino a su mente, si es que de médicos se trataba, estaba segura que podría obtener una pista si es que iban al Hospital, donde su tío trabajaba y justo estaba de turno. De paso le preguntaría que regalo le gustaría a Ji Hye.

— Sé que recién nos conocemos, pero…¿no te gustaría ir al Hospital a preguntar por esa persona? En el hospital central, trabaja mi tío y podríamos preguntarle, dónde ir para comenzar la búsqueda—El entrecejo del muchacho se frunció y es que ya llevaba tres días en Seúl, pero no se había atrevido a buscar a las personas que necesitaba ver, sus recuerdos se iban esclareciendo y tenía conocimiento de muchas cosas que antes no sabía, direcciones, lugares que cambiaron pero que a la vez tenía ese aire de familiaridad para él.

¿Por qué él tenía esos recuerdos? ¿Qué es lo que iba a suceder?

Realmente no se lo explicaba, pero la opresión en su pecho,debido a la ansiedad que sentía por conocer más de esa vida pasada que cada día se iba apoderando de su vida actual, se acrecentaba y él necesitaba saber.

Necesitaba verlos.

¿Qué pasaría cuando ellos lo vieran? ¿Qué pensarían? ¿YunHo por qué también tenía recuerdos?

¿Qué mierda le pasaba a la vida para ponerlos a ambos en ese juego de recuerdos donde ambos solo tenían ese sentimiento de pérdida,añoranza y dolor?

JaeJoong no lo sabía y eso es lo que precisamente quería. Encontrar algo que le indicara, la respuesta a todas sus preguntas. Si Jung YunHo no se atrevía a buscarlas, él lo haría.

Es por ello que con una nueva sonrisa y la expresión más relajada, aceptó ir con la muchacha hacia el lugar que ella mencionó. Los lugares habían cambiado, estaban en otros años y le serviría mucho ir con alguien que extrañamente le brindaba seguridad y confianza. Irónicamente, era la chica de la cuál YunHo deseaba estar enamorado.

No puedo volver las cosas al pasado Sólo los recuerdos permanecen

YunHo observaba como la nieve caía y algunos copos de la misma se aglomeraban en la parte exterior de la ventana de su departamento. Ese era el tercer día que no había visto a JaeJoong y aunque ellos no se hablarán más, no quería decir que él hubiera dejado su extraña “afición” por saber si estaba bien, aunque esto conllevara observarlo desde lejos o también preguntándole a amigos cercano de este.

«¿Estará enfermo?»

Era una de las preguntas que cruzaban por su mente, pero no obtenía respuesta, podía llamarlo o enviarle un mensaje por una de las aplicaciones de mensajería en la que lo tenía agregado en su móvil, pero cada que deseaba hacerlo, desistía y es que luego del episodio que ambos protagonizaron en el aeropuerto, sinceramente estaba seguro que el chico cuatro años menor que él, no deseaba escucharlo.

«¿Había sido muy duro con él?»

Es lo que el chico de veintidós años se cuestionaba a sí mismo, debido a que recordaba perfectamente las palabras que le dijo al chico Han, luego de besarlo para de esa forma impedir que viera a JiYool (su madre y en esa vida pasada de la que ambos tenían memoria, fue la hija de ambos)

“Eres un recuerdo muerto para ella, deja de buscar la manera de hacerle revivir algo que ya olvidó y que realmente nunca conoció.”

Luego de haber mencionado esto, el chico de cabellos claros y de menor estatura, se alejó de él de un empujón que lo hizo trastabillar. Esas orbes oscuras lo había observado con verdadero enojo, aunque estas estuviera llorosas. Un “eres un imbecil” había brotado de los labios rojizos y temblorosos de JaeJoong, para posteriormente dejarlo solo.

Desde aquel día, ya había transcurrido medio mes y también en todo ese tiempo, YunHo, buscó cuidar a JaeJoong desde lejos. A pesar de que sus remembranzas se hubieran adueñado de sus sueños de casi todos los días. Era muy doloroso tener los recuerdos de alguien más e incluso lucir con la misma apariencia de quien vendría a ser su abuelo.

«¿Qué es lo que pasaba?»

Ahora ya no estaba seguro si él y el chico menor, eran solo “contenedores” de los recuerdos de Kim JaeJoong y Jung YunHo.

Con sinceridad podía decir que no estaba seguro de nada. Incluso, al saber porqué JaeJoong lucía la misma apariencia del doctor Kim, era algo que cimentaba más su idea de no dejar que el otro se acercara a su familia. Aunque esto no detuviera lo que él estaba sintiendo por ese chico.

Dejó escapar un suspiro y decidió volver a ponerse a estudiar para uno de sus exámenes, pero su móvil vibró, así que sin más lo tomó para darse cuenta que se trataba de un mensaje enviado por su mejor amiga. Hye Soo, seguramente ya había comprado el regalo que le encargó para Ji Hye (su prima)

Estaba a nada de abrirlo para leer que decía en este, pero una llamada entrante de uno de sus compañeros de clases, se lo impidió y es que había algunas apuntes que no tomó en la clase anterior y éste se lo iba a pasar. Su distracción se acrecentó en el segundo día que no pudo saber nada de Han JaeJoong, quien irónicamente y sin que él lo supiera, se encontraba en Seúl, bastante cerca de las personas a las que él no deseaba que se acercara.

La mitad de los sentimientos que he guardado y apreciado, no se los puedo dar a nadie incluso si la mitad está destrozada, odio dejar que alguien lo descubra.

El llegar al Hospital Central de Seúl, no supuso mucho problema y es que tanto Hye Soo como JaeJoong decidieron tomar el metro en la estación de la línea cuatro, que los dejó a tan solo unas cuadras. El tiempo entre ambos había sido ameno y es que los dos sentían bastante afinidad, que el conversar de cosas triviales era bastante fácil. La chica era agradable y amable, para nada borde o que causara incomodidad dad en el pelinegro.

En todo esos minutos a su lado, había olvidado la ansiedad que sentía porque ir hacia ese centro de salud, sabía que podría causar muchos estragos emocionales en su persona; pero él había viajado a Corea por un motivo y ese era el ver a quienes en sueños añoraba.

«¿Pero solo en sueños esto sucedía?»

— Ya está, ahora solo iremos dentro, buscaré a mi tío para que podamos preguntarle sobre las personas que quieres encontrar, tenemos que referencia que es un médico ¿cierto?

JaeJoong salió de su ensimismamiento al escuchar la voz de la muchacha que caminaba a su lado, minutos después de que habían salido del metro y ahora estaban en la entrada de ese Hospital. El pelinegro no sabía que el tío de la chica podía saber algo como eso, pero para él solo era una excusa ya que solo había deseado ir con alguien a su lado a ese recinto, el cuál al verlo, le generó un sentimiento de zozobra.

—Sí, tú búscalo y si está libre, podré darle el nombre de la persona que busco. Tengo el nombre apuntado.

Hye Soo asintió e indicándole que iría a buscar a su familiar, dejó al muchacho poseedor de esos ojos grandes, oscuros y expresivos, en la entrada del lobby del Hospital. Ella conocía el horario de su tío y podía estar segura que lo encontraría en su consultorio, tomando una taza con café, mientras conversaba con alguno de sus colegas sobre algún caso nuevo. Solo esperaba que pudiera atenderla un instante. Ella siempre se guiaba de su intuición y en ese instante sentía la necesidad de ayudar al chico con el cuál había simpatizado.

Lágrimas, mis recuerdos no pueden olvidarte Corazón, mis recuerdos no pueden dejarte ir Si tan sólo puedo verte por un día un día mi amor

Una sutil sonrisa brotó de sus labios cuando la enfermera encargada de recepción le indicó que podía sentarse a esperar en la sala contigua, lo cuál JaeJoong asintió y sin más se encaminó hacia el lugar. ¿El Hospital había sufrido varios cambios? él sentía que sí, pero no podía estar seguro, debido a que él no recordaba nada.

Todo era tan confuso para él, porque la sensación de añoranza se incrementaba, haciendo que con cada paso que daba dentro de ese lugar, sintiera todo tan familiar pero a la vez lejano.

¿Esto no podría ser un sueño?

Se preguntó y es que muchas veces había deseado poder cerrar sus ojos, para al despertarse no tener ninguno de esos sentimientos de desolación, añoranza y tristeza.

— Solo será buscarlos mañana para poder verlos una sola vez... eso bastará para ya dejar de lado estos sentimientos que tengo—murmuró para sí mismo, en el momento que estaba por ingresar a la sala donde le indicaron podía aguardar por Hye Soo, quien había ido a buscar a su tío. Pero se detuvo en el umbral de la puerta que estaba por abrir, debido a que escuchó que llamaban por el altavoz a un médico del Hospital.

«Doctor Kim dirigirse al área de urgencias.»

Ése llamado hizo que una sonrisa nostálgica se formara en sus mullidos cerezos, los cuáles mordisqueó por una milésima de segundos, en los cuáles sin que realmente se diera cuenta, solo dejó que su cuerpo se moviera y fuera él quién se dirigiera con pasos lentos hacia el área de urgencias que estaba justamente en el primer piso, ya que las ambulancias llegaban por el tramo derecho del ala oeste del Hospital.

Eso no había cambiado.

Y él le había mentido a Hye Soo al decirle que una de las personas que buscaba era un médico, realmente, él no sabía por donde comenzar a buscar a Kim Seung Hyun y Jung JiYool.

Su único indicio eran los recuerdos que tenía de lugares que en el pasado fueron frecuentados por esa persona que vivía a modo de recuerdos dentro de su mente.

JaeJoong y sus pasos lentos se dirigían cada vez más rápido hacia el área mencionada por alguna enfermera a través del altavoz. Su cuerpo se movía por inercia, como si estuviera siendo atraído por un fuerza o determinación que no era suya.

¿Qué esperaba ver?

Él solo había ido al Hospital para visualizar el lugar que en algunos de sus sueños había visto como imágenes difusas y otras veces claras, a través de los ojos oscuros de alguien que añoraba tanto regresar a ese tiempo.

Y mientras Han JaeJoong seguía caminando hacia aquel destino, percibiendo como su corazón latía mucho más rápido dentro de su pecho; en Canadá, Jung YunHo dejaba caer su celular sobre la alfombra de su habitación, con una expresión perpleja.

“Oppa, tu amigo...ese chico llamado JaeJoong está en Seúl...y sabes, ¡yo he hablado con él! me agrada. Tienes un buen gusto kkk...Oppa, estamos yendo al hospital, creo que tío Seung Hyun podría ayudarnos con el regalo de Ji Hye...llamame cuando veas este mensaje~”

—¿Qué carajo haces en Seúl?—preguntó en voz alta, sintiendo como el enojo pero también el miedo lo recorría. Luego de salir de su estupor inicial, se agachó para recoger su aparato telefónico y en lugar de enviarle algún mensaje a su mejor amiga, llamarla, para pedirle que no llevara a Han JaeJoong a ese hospital.

“No cerca de Kim Seung Hyun”

Pero siempre, aunque queramos detener el tiempo, éste sigue corriendo a su propio ritmo, minuto a minuto, segundo a segundo, las cosas suceden, de la manera tal cuál deben de ocurrir. Y esto es precisamente lo que sucedió.

Aunque YunHo prácticamente le gritara por teléfono a HYe Soo cuando esta contestó, de que debía de alejar a JaeJoong del Hospital, ella observaba dentro del consultorio de Kim Seung Hyun una foto familiar antigua.

Tomó entre sus delgadas manos un portarretrato que estaba sobre el escritorio del padre de Ji Hye y estas comenzaron a temblar por el impacto que recibió. Ahora por fin, podía recordar donde es que había visto al chico Han.

Ahora trataba de entender que es lo que estaba ocurriendo.

Ella siempre supo que YunHo se parecía demasiado a su difunto abuelo, pero ese hombre, ese médico que era uno de los padres de Seung Hyun y que murió en el momento que Jung JiYool nació...El chico Han era idéntico a él.

Dile a JaeJoongie que me perdone.

A su mente regresó esa frase que aquella persona que siempre se presentaba ante ella cuando su mejor amigo tenía fiebre y deliraba, le decía. Y ella realmente no entendía que es lo que estaba sucediendo, pero al volver a la realidad, escuchando la exclamación de YunHo a través del celular, supo que éste era quien podía explicarle más. Pero ella no solo deseaba saberlo por curiosidad, sino porque en ese instante se dio cuenta que era bastante posible que Kim Seung Hyun se cruzara con JaeJoong, a quien había dejado en la recepción del primer piso.

Cuando ella llegó al consultorio de su tío, éste ya estaba camino al área de urgencias.

Esa luz que brillaba intensamente en el camino oscuro en frente de mí, Me hubiera gustado que seas tú Pero esto ya es un corazón dentro de una sombra oscura Que nadie puede ver

El sonido estridente de una ambulancia llegando a la puerta del área de urgencias(emergencias) lo aturdió un poco, pero es que desde que empezó a caminar hacia ese lugar, no solo su corazón había empezado a latir desaforado, sino que sintió el palpitar incesante en sus sienes, lo cuál le generaba un terrible dolor de cabeza, por ello, el muchacho de cabellos oscuros, tuvo que apoyarse en una de las paredes cercanas y agazaparse contra esta para no caerse.

Entrecerró sus ojos y así, virando su mirar hacia la derecha, pudo visualizar como un par de médicos pasaban casi por su lado, sin tomar mucha atención en él, caso contrario a lo que JaeJoong hizo, debido a que uno de ellos causó que su malestar se incrementara.

¿O es que esas lágrimas que se le formaron en los ojos impidiéndole ver mejor, eran síntoma de que algo andaba mal con él?

Cabello negro, piel blanquecina y una expresión que él había visto cuando ese hombre era tan solo un niño.

Cuando Kim Seung Hyun había sido solo un niño.

Los labios de JaeJoong se entreabrieron, en tanto observaba todo. Los médicos junto a los paramédicos comenzaba a atender rápidamente a la persona que bajaron en la camilla. Pero eso no importaba para el chico pelinegro en ese instante y es que un nombre retumbaba en su mente y el nudo en su garganta se hizo tan doloroso, que cuando pudo pronunciarlo, su voz salió tan desprovista de fuerza y de volumen.

—Seung Hyun.

Una voz rota y un chico de dieciocho años, que extendía su diestra hacia un hombre que no tomaba atención a nadie más que no fuera ese paciente herido. Mientras Hye Soo lograba atisbar a JaeJoong y al verlo apoyado en esa pared a

solo unos metros de donde estaba su tío, caminó presurosa hacia él, pero se detuvo en el instante que un grito con el nombre de ese médico resonó en la estancia.

Un grito provisto de dolor, ansiedad y felicidad.

Un grito proveniente de los labios de JaeJoong, quien observaba a Kim Seung Hyun, el cuál al oír su nombre, buscó a la persona en cuestión y cuando la ubicó, su semblante lleno de concentración y preocupación por su paciente, se transformó en una de asombro, lo cuál hizo que en unos segundos se sintiera como ese chico que años atrás, recibió la peor noticia del mundo.

Esa noticia en la cuál, parte de su corazón se perdió.

Pero era imposible y cerró un instante sus ojos, para cuando volvió a abrirlos, solo toparse con qué ya nadie estaba apoyado en esa pared, ni mucho menos ese “alguien” era la viva imagen de su omma.

Y el médico - cardiólogo asumió que era por el cansancio, debido a que solo él había prestado atención a ese llamado, por lo cuál regresó su concentración hacia ese paciente y dar instrucciones para poder salvarle la vida, en tanto pensaba que todo aquello ocurrió por un sueño que tuvo la noche anterior, donde el doctor Kim (su omma) había aparecido, con esa sonrisa que por siempre recordaría.

Pero lo que él no supo en ese momento mientras iba con los paramédicos y enfermeras hacia una sala de operaciones; es que Hye Soo, había tomado del brazo derecho a JaeJoong para obligarlo a entrar hacia una de las salas de espera vacías y así lo sentaba en uno de los sofás, tratando de calmarlo.

Porque Han JaeJoong no dejaba de llorar ni mucho menos de pronunciar el nombre de que en esa vida pasada que rememoraba cada vez más, había sido su primer hijo.

Seung Hyun.

Fin del capítulo.

lunes, 27 de abril de 2015

Capítuo 8: Teardrop — Doctor Shim…¿usted es el doctor Shim ChangMin, cierto? El muchacho de treinta y dos años, que estaba ataviado con ropa deportiva y en ese instante se detuvo en una de las bancas de ese parque donde corría casi todas las mañanas, en las cuales no tenía guardia en el hospital o no le tocaba el turno matutino, se dio la vuelta al escuchar la suave y amable voz de una mujer.

ChangMin observó sin ningún atisbo de reconocimiento a esa muchacha de cabellos largos y teñidos de un color caoba, que estaba detenido frente a él y llevaba empujando una carreola de bebé en ese amplio parque.

— Si, soy yo, ¿puedo ayudarla en algo? —cuestionó el pelicastaño, sin tomar realmente importancia.

— Kim...SooYoung —musitó en respuesta a la cuestionante que había pronunciado el doctor Shim segundos atrás, el cuál pudo ver como esa mujer dejaba escapar un suspiro y continuaba—. Mi hermano era Kim JaeJoong.

Las cejas de ChangMin se alzaron en señal de reconocimiento y esperó a que SooYoung siguiera hablando. Visualizó como ella se acercaba a la parte delantera de la carriola y tomaba en brazos a una bebé de tal vez unos seis meses.

—Usted estuvo con JaeJoong durante muchos años de su vida y aunque él ya no esté aquí, me gustaría presentarle a mi hija, la sobrina de mi hermano...ella es SeonHee.

Una pequeña sonrisa se formó en sus delgados labios cuando pudo ver el rostro de esa pequeña bebé, la cuál poseía unos grandes ojos oscuros y su piel era muy blanca...muy parecida a JaeJoong, su mejor amigo, quién hacía ya cinco años atrás había fallecido. Shim, dio dos pasos hasta la hermana de JaeJoong y extendió su diestra para con su índice picar de manera suave una de las regordetas mejillas de la niña.

— Es un placer conocerte SeonHee.

Capítuo 8: Teardrop

YunHo observó la sonrisa resplandeciente de su madre, quien al verlo parado frente a ella, no dudó en envolver a ese muchacho mucho más alto en un cálido abrazo, dándole un beso sonoro en la mejilla y mencionado aquel “Bienvenido a casa, hijo” , el cuál hizo que una agradable calidez creciera en su corazón.

En definitiva ese amor de madre de Jung JiYool bastante para calmar durante unos segundos su ahora atormentada vida. ¿Pero a cuál de sus vidas se refería? , fue lo que se preguntó cuando los delgados brazos de la mujer se alejaron de su cuerpo y lo liberaron.

— Dijiste que no iba a ser posible que estuvieras aquí en navidad debido a los exámenes semestrales...pero que importa, ¡estoy muy feliz de que estés aquí hijo!, en el desayuno me contarás como hiciste para estar aquí.

Jung JiYool hizo entrar a la casa de familia a su único hijo y es que el clima para esas fechas era bastante frío y se encontraba nevando en Seúl. Lo que menos deseaba es que su hijo cogiera un resfriado luego de haber estado esa madrugada trasladándose desde el aeropuerto hacia su hogar.

Ella se sentía muy feliz por la familia que tenía, su esposo era el amor de su vida, lo había conocido en la escuela superior y luego de haber sido amigos durante casi cinco años, éste le había dicho que estaba enamorada de ella, la respuesta que JiYool le dio fue: “creía que nunca ibas a mencionarlo” . Cada que recordaba eso, sonreía muy amplio y reía al recordar que cara había puesto su tío YooChun cuando le contó que ya se había echado novio.

JiYool se sentía dichosa, durante toda su vida había tenido recuerdos muy felices, aunque estos no llegaban a contrarrestar los recuerdos dolorosos y es que ella aún recordaba a su padre, cada que observaba el rostro de su propio hijo. Y amaba

mucho más a su esposo, por haber aceptado que ella le pusiera al hijo de ambos el apellido Jung, en memoria a su papá.

Jung YunHo, su hijo llevaba el nombre y apellido de su abuelo, por lo cuál, JiYool día tras día, desde que éste era un bebé, se había encargado de brindarle felicidad, amor y todo el cuidado que una madre brinda a su primogénito.

No quería que sufriera como en vida lo había hecho su padre.

Ella sabía toda la historia, pero no gracias a su hermano mayor. Kim Seung Hyun, siempre había sido muy hermético en contarle la historia de sus padres. Pero desde que JiYool recordaba, él se encargó de que guardara mucho respeto y amor, por quienes le dieron la vida.

Tenía algunas memorias difusas de su padre, no recordaba la noche en la que éste había muerto, pero sentía amor por ese hombre que murió a tan solo cinco años de la muerte de JaeJoong.

Su omoni.

Kim JaeJoong, ¿cómo se habría sentido un abrazo de esa persona que solo conocía a través de fotografías y un vídeo que hacía tiempo atrás no veía?

— ¿Omoni?

La voz de su hijo la sacó de sus pensamientos y asintió ante la pregunta que YunHo le había hecho sobre si podían conversar en la mañana, ya que a esas horas y luego del viaje desde Canadá hacia Corea, estaba exhausto.

— Descansa hijo —besó la frente de su hijo cuando él ya se encontraba recostado y arropado bajo varias capas de mantas en su cama—. Te amo.

Una sonrisa amplia una vez más le mostró y sin más salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí, diciéndose a sí misma que debía de volver a ver pronto ese vídeo que Kim JaeJoong había dejado para ella antes de que muriera.

«Para mi hermosa princesa JiYool. Te amaré por siempre y para siempre.»

Esa frase pasó por la mente de Jung JiYool antes de que algunos minutos después, ya recostada en su cama y abrazando a su esposo, se quedara dormida.

░ Teardrop.

¿A quién se le ocurría viajar a otro país cuando tan solo faltaba un día para navidad?

JaeJoong sopló un poco el contenido de la taza de losa color azul que aferraba con ambas manos, el chocolate que había pedido en esa cafetería se encontraba bastante caliente y lo menos que deseaba era tener una quemadura en la lengua.

Esa tarde, la nieve caía hermosamente y los copos de nieve se habían encargado de teñir de blanco las calles. Ese clima para el muchacho de cabellos negros no era muy chocante, ya que en Canadá llevaban uno parecido, pero aún así, estaba vestido con un abrigo color canela, que cubría la camiseta blanca y parte de sus pantalones de mezclilla. Su cabellera era cubierta por un gorro de lana y aún así, el frío se había encargado de teñir sus mejillas de un tono rojizo, al igual que sus labios.

¿Estaría a tiempo aún de tomar un vuelo y regresar a casa?

Fue la segunda pregunta que cruzó su mente en tanto ahora si sorbía parte de su caliente bebida y cerraba los ojos para disfrutar del sabor, pero también de cómo su cuerpo iba adquiriendo calor.

Él realmente tenía presente que había sido una mala idea viajar a ese país, pero también algo dentro de sí le exigía que tenía que quedarse. Esa sensación de desolación, nostalgia y tristeza seguía pesando en su joven corazón. Esos sueños confusos aún seguían invadiendo sus sueños y el recuerdo de hace dos días atrás aún estaba con él.

El haber llorado desconsoladamente en la sala de espera de aquel hospital, aceptando el abrazo reconfortante de Hye Soo, aquella muchacha que solo conocía porque era la amiga o novia de Jung YunHo; le había dejado en claro que debía de esclarecer todo lo que sucedía, no podía seguir viviendo de esa manera.

Esto ya no es vida.

¿Cuál se supone que es mi vida?

¿Qué es lo que quieres?

Había exclamado frente a un espejo la noche anterior, observando fijamente su reflejo, buscando una respuesta, pero sin obtener ninguna. “A veces no recuerdo que es lo que hago”.

“A veces, hay horas en las que siento que esta no es mi vida y solo soy un intruso”.

Aquellas frases se las había dicho a su psicoanalista, a Choi MinHo, quien tan solo lo oía y últimamente parecía no encontrar la solución para lo que a Han JaeJoong le sucedía, quien a veces pensaba que ese hombre le ocultaba algo.

JaeJoong largó un suspiro y depositó la taza sobre el platillo de porcelana, para finalmente regresar su mirada hacia el ventanal de esa cafetería, volviendo a observar los copos de nieve y sintiendo añoranza por su vida tranquila y normal que tuvo hasta hacía algún tiempo atrás. Tensó sus labios durante un instante y apoyó su mentón sobre su palma izquierda, después de haber apoyado su codo en la mesa y clausuró

sus oscuros ojos, le dolía un poco la cabeza y solo quería dormir por mucho tiempo, despertar y saber que todo eso había sido una pesadilla.

— Pensé que sería muy difícil encontrarte, pero veo que no fue así, solo tenía que detenerme en esta cafetería y verte.

El muchacho delgado y que llevaba los ojos cerrados, dejó escapar un nuevo suspiro y antes de contestar relamió sus labios.

— Había creído que mi suerte había cambiado y que no tendría que verte aquí, es más, pensé que ese chocolate que acabo de beber era mágico y que cuando volviera a abrir los ojos, mi vida sería la de antes.

Escuchó como una silla era arrastrada y sintió la presencia de aquella persona que le hablaba mucho más cercana.

— Pues es lamentable, había creído que fui claro al decir que no debías venir aquí.

— Ahora vemos una vez más que lo que queremos no se cumple, Jung YunHo.

El chico Han abrió los ojos y viró su mirada hacia el rostro de ese muchacho cuatro años mayor que él, quien le observaba con esa seriedad a la cual ya se estaba acostumbrando, ignorando ese sentimiento que creyó en algún momento iba a crecer entre ambos, pero que se vio eclipsado por todo lo que a ambos les ocurría.

— No tienes ni idea del daño que puede causar tu presencia aquí.

— Y tú no tienes ni idea del daño que estoy sufriendo con todo lo que sucede—. Una sonrisa irónica afloró en sus labios—. Yo no busqué esto, pero quiero respuestas y no voy a evitar todo esto por cobardía, porque eso es lo que estás haciendo tú.

— No le llames cobardía a lo que yo hago, porque solo estoy queriendo proteger a mi familia.

Los ojos pequeños de YunHo se fijaron en los otros más oscuros, tratando de expresar tanto, intentando que sus palabras no sonaron con un matiz resentido que a veces pensaba y sentía que no provenían de su propia sentir.

— Claro...es tu familia —.Una nueva sonrisa rota se figuró en los labios carnosos de JaeJoong—. Y yo solo soy el extraño que tiene recuerdos de…

— No lo nombres —acalló las siguientes palabras del otro muchacho, extendiendo su mano y tomando una de las impropias, presionandola en un gesto de entendimiento y que ocultaba todo lo que podía sentir por ese otro hombre—. Solo ve a casa y olvida, trata de olvidar, yo no volveré a Canadá, terminemos esto, apartándonos.

Cada palabra que YunHo decía, era sopesada por JaeJoong, quien al sentir la mano contraria tomando la propia, se aferró a esta, mirándolo con aprensión, intentando buscar las respuestas en ese chico, quien en ese momento le hablaba con aquel tono conciliador, tranquilo y tal vez, con cariño.

— No voy a irme—.Fue la respuesta firme que le dio al contrario—. Solo quiero que esto se acabe y si eso sucede en el momento que los vea...que vea a tu familia, entonces estoy dispuesto a correr el riesgo. Quiero que esto se acabe para ambos, que estos recuerdos o lo que mierda sean, se detengan y nos dejen vivir en paz. Me gustaría que pudiéramos vernos a los ojos alguna vez y no sentir añoranza por sentimientos o remordimientos que no nos pertenecen.

JaeJoong bajó la mirada y mordió su labio inferior, el cuál había comenzado a temblar debido a que la voz se le estaba quebrando. ¿Desde cuando se había vuelto un llorón? se preguntó a sí mismo.

— YunHo...quiero que esto acabe.

El lugar donde ambos estaban sentados se encontraba apartado y es que en ese momento, la cafetería no estaba siendo abarrotada por mucha gente y las que se encontraban en aquel sitio, estaban enfocadas en sus propios asuntos.

Jung YunHo observó la preocupación, pero a la vez el gesto decidido que tenía Han JaeJoong en su rostro y con la mano con la cuál no sostenía la opuesta, pasó a acunar una de esas blancas mejillas teñidas con un leve rubor por el frío y con su pulgar acarició uno de esos pómulos.

No supo porqué lo estaba haciendo, pero en ese instante, solo podía acercar su rostro al adverso y hablar entre susurros, tal como si le estuviera confiando un secreto.

— Vete a casa...así se acabará.

Pegó su frente a la contraria y ambas miradas se conectaron.

— JaeJoong, ve a casa...por favor.

El aliento cálido y dulce del chico de cabellos negros se entremezclaban con el propio, esos ojos oscuros lo llamaban tanto y en ese preciso instante para YunHo solo existían JaeJoong y él.

— JaeJoongie…

Un susurro anhelante fue lo que brotó de sus labiales y cerró con parsimonia sus ojos, para luego de ladear el rostro hacia la izquierda y de esa forma poder rozar esa boca de tersos y gruesos labios. La voz que brotó de su boca, fue tan distinta, que el pelinegro, sintió como su corazón latía mucho más rápido.

«JaeJoongie.»

Era como un llamado y esos sentimientos que eran tan confusos, que sentía muchas veces que no le pertenecían, afloraron y es así como también JaeJoong cerró los ojos, para presionar su boca con la adversa, atreviéndose a tomar el labio inferior contrario entre sus carnosidades y succionar suavemente. ¿Por qué se estaban besando?

Esa pregunta pasó tan rápido por la mente de ambos que fue ignorada, más sus labios comenzaban a fundirse en un beso lento, dando succiones y suaves caricias entre sus bocas.

Por siempre y para siempre.

Una lágrima solitaria escapó del ojo izquierdo de Yunho al escuchar esa frase en su mente y así como él había iniciado ese beso que removió más de aquellos sentimientos que no eran suyos - o eso era lo que aún pensaba-. fue separándose hasta que a ojos cerrados, volvió a decirle a JaeJoong que volviera a casa.

— No lo haré.

La respuesta en un susurro le llegó y antes de levantarse para irse, presionó sus labios sobre los adversos.

La calidez que habían tomado sus mejillas fue desapareciendo luego de escuchar como YunHo se ponía de pie y lo dejaba solo en aquella cafetería. Lentamente abrió los ojos y llevó su diestra hacia su boca para cubrirla, sintiendo como estos tenían esa sensación cosquilleante después de haber compartido ese beso con aquel chico que causaba tanta confusión en él.

Bajó su rostro hasta apoyarlo en la mesa y así mientras mordía sus labios, volvió a repetirse que no se iría de Corea hasta lograr resolver que es lo que sucedía.

░ Day by day.

— ¿Estás seguro de esto? Choi MinHo observó con una ceja alzada y una expresión escéptica a su interlocutor, quien luego de meter las manos en su bolsillo, miró una vez más la puerta de entrada hacia la casa de la familia Jung, en la cuál esa noche, harían una cena. Todos sabían que él no celebraba navidad y siempre tenían el gesto de hacer una cena dos días antes, para que estén todos juntos.

Shim ChangMin no había faltado a esa reunión en ninguno de esos años, así que ese no sería el primero.

— Estoy harto del melodrama que se ha formado, así que si se tiene que cortar de raíz todo esto, entonces así será.

— Pero ChangMin, esto puede afectar más.

Trató de convencer MinHo, dando dos zancadas más rápidas para así darle el alcance a Shim ChangMin quien ya casi estaba por tocar el timbre para anunciar su llegada. Choi MinHo después de varios años estaba en Corea y aún no estaba de acuerdo con la ¿genial? idea del médico cirujano.

— Afectará pero ya es tiempo de que esto se detenga, ¿no lo crees?

Iba a refutar, pero la puerta se abrió y él tuvo que guardar silencio, sonriendo cuando pudo ver a una mujer de quizás treinta y tantas años, que tenía un bonito cabello negro y una piel bastante blanca, los ojos grandes y oscuros.

— JiYool…

Murmuró y ChangMin en ese instante pasó a presentarle a la mencionada al psicoanalista, quien solo la había conocido cuando ella era una bebé.

— Todos están dentro, solo los esperábamos. Pasen, he preparado un rico chocolate caliente.

Ofreció Jung JiYool con una gran sonrisa.

— Otra persona va a llegar, ¿no habrá inconvenientes cierto?

— Por supuesto que no, mi casa siempre estará abierta para recibir a los amigos.

Sin mucho más que decir, ChangMin y MinHo ingresaron a la acogedora vivienda. El último mirando al otro hombre con una expresión de no estar muy seguro de lo que iba a suceder, pero el doctor Shim estaba más que seguro. Iba a cortar todo por “lo sano”. Y así cada quien recuperaría la paz y tranquilidad en sus vidas.

░ Rainy day.

— Voy a vivir en el extranjero y antes de irme quería que conociera a mi hija. Me hubiera gustado tanto que JaeJoong la viera.

ChangMin observó la hora en el reloj de pared de la sala y después dirigió su mirada hacia YunHo quien conversaba animadamente con su prima. La hija de Seung Hyun, había asistido a la cena junto a sus padres y ahora parecían discutir algo sobre la habitación de Jung YunHo y una decoración. Ocultó una leve risa cuando éstos parecían pelear como cuando eran niños.

La vida era tan irónica e injusta. Él había visto crecer a Kim Seung Hyun y Jung JiYool, para también ver nacer a los hijos de estos, pero su mejor amigo, aquel que murió luego de dar a luz, no pudo disfrutar de nada, salvo los trece años al lado de su hijo mayor.

No podía negar que extrañaba demasiado a Kim JaeJoong, llevaba una herida incurable en el alma y que ese dolor había podido apaciguarlo bebiendo en la soledad de su departamento, decidiendo no volver a involucrarse con nadie, ni como amigo, ni como pareja.

A veces, se despertaba en las madrugadas y observaba sus manos, ya que en sus pesadillas, podía ver cómo había perdido a JaeJoong en ese quirófano. Sus manos…¿de qué le sirvieron en aquella ocasión?

Solo para mancharse con la sangre de su mejor amigo.

En algunas ocasiones, luego de haber bebido bastante y estando recostado en el sofá de su departamento, reía al recordar a JaeJoong y las estupideces que habían hecho juntos. La amistad de ambos había sido tan entrañable y cuando bebían juntos, se autonombran el “platónico” del otro, en tanto se abrazaban y ChangMin en un gesto que casi nunca tenía para con nadie, le prometía que lo cuidaría y no dejaría que nadie le volviera a hacer daño.

Pero él había fallado y no lo había protegido.

JaeJoong había muerto y él no pudo hacer nada.

Tú amabas a Kim JaeJoong.

Cuando recordaba las palabras de Kang Yebin que le había dicho aquella última noche que pasaron juntos en su departamento luego de la muerte del doctor Kim, ChangMin solo se había reído y bebido de una sola aquel último trago de su enésima botella de soju.

¿Qué sabían los demás de sus sentimientos?

Quién podía leerlos con facilidad estaba muerto y él no quería saber más.

— ¿Recuerdan que les hablé de Kim SooYoung?

Su voz llamó la atención de todos los presentes, quienes tomaron atención y Minho quien estaba sentado a su lado, entrelazó sus propias manos para evitar que un tick nervioso se apoderara de él.

— La hermana de omma.

Contestó Seung Hyun después de un momento y es que él era quien más recordaba la historia de su omoni. JiYool luego de un instante asintió y sonrió.

— Sí, nunca les conté que ella tuvo una hija ¿verdad?

— No, realmente nunca lo mencionaste…—volvió a contestar el doctor Kim ahora con algo de curiosidad—. Entonces ¿tenemos una prima?

El doctor Shim iba a contestar pero en lugar de eso, se puso de pie al escuchar el timbre de la casa sonar.

— Sí y esta prima tuvo una hija, la cuál conocí cuando viajé a ver a MinHo —palmeó uno de los hombros del mencionado—. Yo abriré la puerta, es la persona que invité esta noche a venir.

La atención de YunHo pasó al doctor Shim y quiso ponerse de pie, pero éste lo detuvo con un gesto de mano, diciéndole que no era para él abrir la puerta de la casa. Choi MinHo hizo contacto visual con Jung YunHo y no pudo decirle lo que entre ChangMin y él había ocultado, pero esa noche también se enteraría y sabría por qué tenía que seguir evitando todo aquel tema de tener las memorias de Uknow dentro de él.

La puerta abierta fue cerrada una vez más y los pasos de dos personas fueron acercándose hacia el salón. El primero que apareció fue ChangMin quien con una sonrisa tenue, volvió a hacerse escuchar.

— También conocí al hijo que la prima de ustedes Seung Hyun, JiYool, tuvo y es como él vino aquí a Corea, me tomé la libertad de invitarlo.

Los mencionados se miraron entre sí con una sonrisa amplia y es que ellos no habían conocido a la familia de su omma y ahora que tenían la oportunidad, gracias a Shim ChangMin, se sentían contentos. ChangMin miró al costado y se cruzó con la mirada incrédula de su invitado. Él le había dado la dirección sin llegar a comentarle quienes vivían ahí, solo cuando se puso en contacto con él, le dijo que tenían que verse en ese lugar para conversar.

— Ven…

Llamó el doctor Shim y todos enfocaron su mirada hacia aquel lugar. El invitado vestía un abrigo con capucha que cubría parte de su rostro. El frío ese día era implacable y esa prenda era bastante adecuada, pero ya dentro de la casa, no era necesaria, así que éste con lentitud se la bajó.

— Él es JaeJoong...Han JaeJoong, es el hijo de la prima de ustedes.

Los ojos oscuros de JaeJoong que habían estado enfocados en el suelo se elevaron y los fijó en aquellas dos personas que con tanto anhelo había estado esperando ver, pero no de esa manera y estos le devolvieron la mirada. Seung Hyun dejó caer la copa con vino que tenía con asombro y JiYool miraba a ese joven muchachito con curiosidad, cayendo en cuenta a los segundos que ese chico no solo llevaba el nombre de su omoni, sino que tenía el mismo rostro.

— JaeJoong ellos son tu familia.

YunHo logró captar la mirada acuosa de JaeJoong y éste último supo el motivo por el cuál él le había insistido tanto en que volviera a casa.

░ Goodbye My Love.

— Espero que en algún momento pueda volver aquí a Corea y visitar a sus sobrinos. Seung Hyun y la pequeña JiYool estarán muy contentos.

— Eso espero también doctor Shim, me gustaría que ellos me vieran como su familia y también a mi pequeña SeonHee. Porque eso es lo que somos...familia, para siempre.