Thakar, Vimala - Ser y devenir.doc

SER Y DEVENIR VIMALA THAKAR Titulo original inglés: Being and Becoming (1989) Edición en español: año 1992 Nota Biog

Views 88 Downloads 6 File size 263KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

SER Y DEVENIR

VIMALA THAKAR

Titulo original inglés: Being and Becoming (1989) Edición en español: año 1992

Nota Biográfica Vimala Thakar nació en la India. Desde su juventud se consagró a la acción social, tras concluir sus estudios universitarios sobre filosofías de Oriente y Occidente. Sin embargo, después de trabajar ocho años en el Movimiento de Entrega de Tierras de Vinoba Bhave, Vimala comprendió que las semillas de la aflicción y la violencia residen en la psiquis humana y que sólo una transformación radical y total de la mente humana podría crear una sociedad nueva. Con esta finalidad salió a hacer partícipe de este conocimiento al mundo entero, siempre que le pidieron que hablara.

PRÓLOGO Presentamos en este libro algunos diálogos que tuvieron lugar en Dalhousie, India, durante el verano de 1989. Estos diálogos son una continuación de las clases celebradas en 1987 y 1988, que ofrecimos a nuestros lectores bajo el título Perlas del Himalaya. Aquí, al percibir Vimalaji intensamente la urgencia de una revolución interior, con implacable penetración y exactitud introduce a los indagadores en las profundidades de los misterios del Ser y del Devenir. KAISER IRANI

Capítulo I

LA TOTALIDAD ORGÁNICA

No sé si lo que esta mañana voy a decir ha de ser interesante para ustedes, pero me parece que es muy apropiado, tremendamente apropiado para la naturaleza de la indagación y la exploración del significado de la Vida. Me pregunto si alguna vez han observado la naturaleza dentro de sí y alrededor de sí. Con la palabra "naturaleza" implicamos lo que no es de factura humana; lo que nació por sí solo, espontáneamente, sin el movimiento de motivaciones ni esfuerzo. Si algunos de ustedes han observado, pues, la naturaleza dentro y fuera, podrían haber advertido -como lo ha hecho quien les habla- que hay una totalidad orgánica en la cual vivimos, de la cual nacemos, en la cual nos movemos y a la que tal vez retornemos a través del acto final de la muerte. La Vida es una totalidad orgánica. La totalidad orgánica no es una totalidad mecánica, no es un todo integrado. Una totalidad mecánica está compuesta por partes que pueden separarse y trasplantarse. La totalidad mecánica no tiene una dinámica propia y las partes que constituyen o construyen la totalidad tampoco tienen dinámica creativa alguna. La totalidad es una totalidad muerta; las partes son incompletas. Sólo llegan a completarse cuando están unidas a la totalidad mecánica; cuando a la parte se la saca de la totalidad, es incompleta, como un rayo en la rueda de una bicicleta. La totalidad orgánica carece de partes: tiene miembros y células. Cada célula tiene su propia vida; las células se pueden multiplicar. Una sola célula de nuestro cuerpo puede multiplicarse. El sistema celular tiene energía creativa. Las partes de una totalidad mecánica carecen en absoluto de energía creativa; la totalidad tampoco tiene energía creativa para reproducirse. La totalidad orgánica constituida por células y miembros no es sino energía solidificada. Son innumerables energías que coexisten, que comparten su creatividad y se relacionan unas con otras. La totalidad orgánica es un misterio maravilloso, ya sea en nuestro cuerpo, en la semilla de un baniano o en los mares, en las montañas e incluso en el magnífico vacío del espacio que contiene innumerables energías. Vean conmigo que la Vida no es una totalidad mecánica y tampoco es una totalidad integrada, armada como los científicos o los filósofos construyen sus teorías. No es un todo integrado, no es una totalidad integrada construida por el cerebro humano, con una serie de causas y efectos. No tiene nada que ver con nuestro cerebro humano ni con las teorías sobre

dioses y diosas personales, sobre un creador y una creación. Todas estas definiciones, descripciones y divisiones son absolutamente inapropiadas para el misterio y la totalidad de la Vida. Decimos que la vida es un misterio, no en el sentido de que es ilógica, irracional y acientífica: estos términos no tienen significado alguno cuando se los aplica para entender la ESENCIA indescriptible e inmedible de la totalidad orgánica, que es la Vida. Es un misterio desde otro punto de vista. Este ser orgánico -la totalidad en la que todas las cosas se interrelacionan- este ser explota en el devenir y, sin embargo, el proceso del devenir no afecta a la inagotabilidad, la virginidad y la majestad del Ser. Podemos remontarnos a la historia escrita de la humanidad y descubriremos que esta esencia inagotable o esta totalidad orgánica ha estado explotando en innumerables universos: nuestros planetas, soles, lunas y sistemas solares de los que la Tierra es sólo un minúsculo planeta que estalla en forma de árboles, vegetación, minerales, aguas, aves, etc. Cada expresión que sobrevino no es incompleta; nada se separa de la esencia, del ser o de la totalidad. Realmente, no sé si les interesará ver todo esto. Es algo maravilloso y fantástico que estoy compartiendo con ustedes esta mañana. Vean conmigo esta segunda característica de la Vida: que el proceso del devenir no afecta la calidad del ser. Ni el potencial energético, ni la inagotabilidad, ni la virginidad. Si han visto esto conmigo, entonces prosigamos. La tercera característica de este misterio de la Vida, de la magnificencia de la Vida, también es igualmente fascinante. Cada expresión que explota vuelve a su fuente, a la fuente de la totalidad o del Ser. Pongamos un ejemplo simple. Tomamos un trozo de madera, lo quemamos y percibimos que la llama se disipó en el cielo; el principio ígneo que contiene la llama retornó al vacío del espacio, no se destruyó, no se desperdició. Al retomar al vacío del espacio, no se destruyó, no se desperdició. Al retomar al vacío del espacio compartió con ustedes el calor y la luz. A causa de las limitaciones de la facultad de la vista, uno cree que eso desapareció; no desapareció ni se destruyó. La madera se quema, se convierte en cenizas y éstas vuelven a la tierra. Ser - Devenir. El ser que surge en el devenir y el devenir que se vuelve a fundir en el ser. Hay un surgimiento y un volver a fundirse, pero no una creación y una destrucción. Si ustedes emprenden el viaje conmigo, la cuarta característica del misterio, la majestad de la vida, es otra clase de movimiento que llamamos el ciclo de las estaciones: la primavera seguida por el verano, el verano adelantando las lluvias, las lluvias seguidas por el otoño y el otoño seguido por el invierno. Hay un movimiento cíclico. Adviertan que no hay una secuencia, aunque haya un ciclo. No hay continuidad para que se adelanten o sigan a otro. El surgimiento y el volver a fundirse es un movimiento cíclico, circular. Es la semilla que brota, el brote que se desarrolla hasta ser una planta, la planta que se convierte en árbol, el árbol que florece y da fruto y tiene la misma semilla. El ciclo está completo: de semilla a semilla. No hay una continuidad mecánica. Los conceptos de continuidad y secuencia no son aplicables al movimiento de la vida. Esto desafía a nuestra matemática, a nuestra lógica y a

nuestra racionalidad; existe en su grandiosidad prístina. Si pueden ver esto conmigo, entonces surge el interrogante: nosotros, los miembros y las células de la totalidad orgánica, los universos condensados, ¿qué hacemos en nuestra vida? No podemos escapar del proceso del devenir, pero podemos aprender a entrar en el movimiento del devenir sin que éste afecte a la calidad de nuestro ser. Podemos aprender a entrar en el movimiento del devenir sin mutilar, dañar ni afectar la calidad de nuestro ser. La Espiritualidad se mueve a través de los hechos del devenir, de los hechos de surgimiento y fusión, de los hechos del movimiento circular o cíclico, sin permitir que ese movimiento toque la virginidad del Ser. Desde niños tenemos que desarrollamos hasta ser muchachos o muchachas; luego, evolucionaremos hasta la edad adulta. Durante cada período, nuestra mente fue visitada por distintas disposiciones anímicas y nuestro cuerpo por distintas energías. Cada crecimiento crea un desorden que invita a la energía creadora a crear un orden nuevo en un nivel nuevo. ¿Podemos nosotros pasar y podemos educar al niño para que pase por estos períodos de la vida sin permitir que el movimiento toque la virginidad del Ser? Esta es la esencia de la indagación espiritual, ésta es la esencia de la indagación religiosa. ¿Podemos aprender de la naturaleza que cada surgimiento de expresión es el comienzo del proceso de fundirse de vuelta en la fuente? Si podemos observar el movimiento de la naturaleza alrededor y dentro de nuestros propios cuerpos, el temor a la muerte quedará completamente eliminado de la psiquis humana. Asimismo, observaremos que no hay repetición en la naturaleza, ni en el movimiento de surgimiento y fusión, ni en su movimiento cíclico. ¿Podemos, pues, aprender -viviendo en esta tierra, en medio de los seres humanos y de la naturaleza- a responder a cada desafío de la naturaleza y de las relaciones humanas sin repetición, sin que se convierta en un movimiento mecánico? ¿Pueden nuestras respuestas a los desafíos ser expresiones creativas y espontáneas más que una repetición mecánica de un condicionamiento que estaba almacenado? Este es el desafío que la espiritualidad plantea a toda persona sensitiva y responsable.

Capítulo II

LA CREACION LIBRE DE UN CREADOR

La Vida es una catedral en la cual moramos. La dinámica de la totalidad es la Deidad del templo. El movimiento de innumerables energías -nacido de la totalidad y que tiene lugar dentro de la totalidad- es elocuente con los mantras, para quienes tengan oídos para oír y ojos para ver. En estas sesiones compartimos lo que percibimos en la catedral, lo que aprendemos de los mantras -la elocuencia de las innumerables energías- y lo que ellos enseñan a través de su movimiento. Shiv Kul es un sitio para aprender; las sesiones en inglés son clases para el estudio avanzado. Participar en estas clases presupone un poco de estudio y contemplación y un poco de sensitividad para recibir sin resistencia del ego con sus gustos y rechazos, juicios y evaluaciones, porque lo que se está compartiendo es muy sagrado. No diríamos que son doctrinas secretas, pues "doctrina" es una palabra "abdominal", pero son cosas secretas que se comparten. Quienes estuvieron con nosotros en la última sesión y procuraron escuchar cuidadosamente, que prosigan con nosotros este viaje verbal más allá. Este viaje en el seno de la eternidad exige que anden livianos, es decir, que escuchen las palabras, así como arrojan las pieles de las frutas. Las palabras se parecen a la cobertura de hortalizas o frutas: no tienen importancia. Por lo tanto, uno debe viajar liviano. Ahora bien, ¿no estamos hablando del Ser y del Devenir? A la esencia de la vida se la llamó "inmortalidad". Esa palabra podríamos haberla tirado o descartado, si somos sinceros en nuestra exploración. El pensamiento inventó la medida que se llama "Tiempo", por la tentación y aspiración humanas de medir la ESENCIA de la vida. Al tiempo se lo interpreta en términos de principio y fin. Por eso, a lo que está sujeto al tiempo se lo llama mortal y a lo que no puede capturarse dentro de la armazón del principio y del fin -lo que no está sujeto al tiempo- se lo llama inmortal. La inmortalidad y la infinitud son ideas inventadas por la mente humana. Cuando tratamos de medir en términos del concepto del espacio, a lo que entra en la armazón de nuestra medición lo llamamos "finito" y a lo que desafía a nuestra medición lo llamamos infinito. Esta división de la Vida en mortal e inmortal, finita e infinita, no se justifica, es acientífica y es la fuente de muchas distorsiones y perversiones en la percepción de la Realidad. Compartimos esto con ustedes porque la consciencia se alborota con la

aceptación de esta división de la Vida como divina y mundana, inmortal y mortal, infinita y finita, como si fueran dos categorías diferentes, coexistiendo una junto a la otra. Esta percepción distorsionada e incorrecta conduce a los fútiles esfuerzos para renunciar a lo mortal y correr en pos de lo inmortal, para alejarse de lo humano en busca de lo divino, rechazar lo finito y aspirar a lo infinito. La fuente de todo conflicto es, en la consciencia, la aceptación de esta división convencional, que es ilusoria. A la consciencia hay que purificarla de la autoridad de estas divisiones y de sus descripciones y definiciones. Las palabras "inmortalidad", "divinidad" e "infinitud" señalan meramente que las mediciones humanas no pueden abarcar en sí a la totalidad, a la dinámica ni a la inagotabilidad de la Vida. El otro día vimos que no hay principio ni fin, sino que existe un movimiento circular y cíclico. Existe un surgir y un fundirse de vuelta. Un Surgimiento y una Fusión, si podemos acuñar una palabra. El movimiento del surgir y de fundirse de vuelta en la fuente de la cual emergió es un movimiento circular. También hemos visto que el proceso del devenir no afecta a la inagotabilidad, ni a la homogeneidad ni a la plenitud de la Vida. La Vida es igual a esto: la totalidad homogénea no es una totalidad mecánica o construida artificialmente. La totalidad homogénea de la Vida tiene una dinámica y esa dinámica se expresa en la explosión o el surgimiento de innumerables energías. Esto hay que entenderlo antes de que prosigamos. En el proceso del devenir, la "nada" de la vida, el "nadie" de la Vida, que se llama vacío, explota en innumerables formas y expresiones. La variedad misma de esas formas, figuras, gustos y perfumes causa vértigo. Y a pesar de esa inagotable variedad de manifestaciones, expresiones o explosiones, la ESENCIA de la Vida se mantiene total; a su totalidad no se le quita nada. Si uno toma algo que el hombre construyó y le quita una parte o una tuerca, la estructura total no puede funcionar, porque está incompleta. De la totalidad ha tenido lugar una variedad innumerable de expresiones, pero la plenitud, la totalidad no es afectada por la expresión de esa variedad innumerable. La calidad virginal de esa totalidad no es afectada por el proceso del devenir. Ahora verán qué implica divinidad. Cuando ustedes se permiten cualquier experiencia -sensual o extrasensorial- todo el organismo neurológico y químico es afectado por esa experiencia. La virginidad es violada por el proceso de la experimentación. Pero la "nada", el "nadie", no pierde su sacralidad porque es tan virgen hoy como podría haberlo sido hace millones y billones de años. Por supuesto, con el fin de comunicamos tenemos que usar estos términos. No hay repetición ni violación de la virginidad; no es afectada la calidad de la totalidad y la dinámica no se reduce. El Uno surge como muchos, permite que la multiplicidad medre, florezca y luego se vuelva a fundir. Sin embargo, ni un solo surgimiento es una imitación o una repetición de otro. La creatividad y la dinámica de la totalidad de la vida no son afectadas por el proceso del devenir. Ahora bien, el ángulo desde el cual les pediría que miren conmigo a la Vida es algo

fascinante y fantástico. El proceso del devenir, el movimiento de surgir como una expresión o manifestación no convierte a la totalidad en un Creador. La totalidad y las manifestaciones de la totalidad no están divididas. No hay creador y creación. Lo que queda es: "nada" y "nadie". Lo que queda es el enorme vacío, el espacio que lo invade todo. Quienes llaman Realidad a una creación e imaginan un creador están imponiendo sus propias ideas a la Vida. Porque en la vida humana, cuando construimos determinadas cosas decimos: Esto lo construí yo. Decimos que nosotros somos los constructores o, si componemos un poco de música o poesía, lo llamamos creación nuestra. Constructor y construcción. Entonces existe la motivación para crear o construir; ustedes ven qué complicación es ésta. El proceso del devenir o el proceso del surgimiento tiene lugar sin dividir a la Realidad en el creador y la creación. ¿Ven por qué habrá que dejar de lado todas las escrituras de todas las religiones si ustedes quieren tener una perspectiva correcta de la Vida y aprender de ésta? Aceptar impide aprender. El rechazar también impide aprender; por eso, no nos complazcamos en el juego vicioso de la aceptación y del rechazo. Lo llamo juego vicioso porque, en el momento en que se acepta algo se rechaza otra cosa y, quienes creen hallarse totalmente fuera por haber rechazado algo, aceptan implícitamente otra cosa. La aceptación y el rechazo, la conformidad y la rebeldía son todos fútiles ejercicios mentales, que no guardan relación con el "aprender". Si la "nada" y el "nadie", si la totalidad, la dinámica y la virginidad de la Vida no son violados por el proceso del devenir, por el movimiento del surgimiento ni por el movimiento de la expresión, ¿es posible que aprendamos a entrar en el proceso del devenir sin que nuestra virginidad psicológica sea violada, sin que nuestra creatividad, nuestros "nada" y "nadie" sean afectados en absoluto? Ese es el quid de toda la indagación espiritual. ¿No es posible adquirir conocimiento, almacenarlo en la memoria y usarlo cuando sea necesario, sin crear dentro de nosotros un ente como el "conocedor"? En todo lo que llamamos "creación" no existe un creador. En el cosmos no existe un creador cósmico como ente ni como persona que tenga características. Estamos aprendiendo a tener una percepción correcta de la Realidad. No hay un creador como persona. ¿La nada, la oquedad, el vacío, el nadie permanece en el espacio a pesar del proceso del devenir, del mismo modo que puede permanecer también aquí? ¿Pueden permitir que el conocimiento entre en ustedes y se vaya de ustedes cuando no sea necesario, sin dejar la cicatriz del "conocedor"? Ustedes saben que "Conocedor" es, después de todo, un concepto, una idea. No es un ente. El cuerpo físico de ustedes es un ente. ¿Es posible pasar por el movimiento de adquirir conocimiento sin crear una imagen acerca de uno mismo? Y me atrevo a decir que esto es posible si ustedes adquieren el conocimiento pero no lo poseen. Entonces no existe posibilidad de que se esté creando una imagen. La cosa usada se convierte en posesión cuando se tiene la actitud de poseerla, de tenerla, de ser el dueño de ella. La posesión es una actitud. Las cosas no poseen; es nuestra actitud la que crea la posesión de las cosas, de los animales y de los individuos.

Esta es la clave maestra de la que estábamos hablando. Adquirir conocimiento, adquirir bienes materiales pero no poseer. Ninguna adquisición ha de convertirse en un bien que poseamos. La adquisición es una necesidad para funcionar en la sociedad y como miembro de ésta: están cumpliendo con su deber. Pero yo quiero tener y poseer y, entonces, quiero comparar: si tengo más o menos que la persona de la vuelta de la esquina. Entonces quiero competir, hacerme valer y, por consiguiente, me vuelvo agresiva. La actitud de ser dueño y poseer es la fuente de toda la violencia y todas las guerras. Adquirir pero no ser dueño. Usar pero no poseer y, cuando se adquiera, aprender de eso. El proceso de adquirir conocimiento intelectualmente no da por sí solo, como resultado, el aprender, a no ser que uno esté interesado en ver el significado existente detrás de las palabras, en asimilar el significado con todo nuestro ser; entonces eso se convierte en la sustancia de todo nuestro ser. El aprender nos hace sabios, no el hecho de amontonar conocimiento. Si uno lo adquiere sólo para usarlo sin la actitud de tenerlo y poseerlo, no hay carga ni tensión en los nervios. La que genera problemas y complicaciones es la idea de ser dueño y poseer y la de aprestarse a luchar contra la vida. Amigos míos, estoy hablando de un modo revolucionario de educarse. En esta era nuclear, la ciencia exige que dejemos de lado todas nuestras viejas teorías sobre la educación, las soberanías económicas y las soberanías nacionales. La idea de soberanía nacional es la que crea inseguridad internacional. La idea de seguridad nacional es la que nos impide tener un enfoque global de los recursos de la tierra y compartirlos sin inhibiciones. Actualmente, la ciencia va a crear compulsiones, por lo cual existe un enfoque absolutamente nuevo. Que se lo llame sadhana o se lo llame educación, no nos importa en absoluto.

Capítulo III

LA RECEPCIÓN Y LA ASIMILACIÓN

Estamos emprendiendo un viaje verbal, con el fin de explorar la naturaleza de la Realidad. Estamos viviendo aquí, en un rincón sereno y pacífico del territorio de la India y llevamos a cabo exploraciones y experimentaciones en el laboratorio de la Vida. Si alguno de nosotros se preocupa, como quien les habla, sobre el futuro de la humanidad y del planeta Tierra, tenemos qué volver a cuestionar la naturaleza de la Realidad, porque la perspectiva histórica, tradicional y convencional de la vida cósmica e individual no nos ha dado un modo de vivir, individual y globalmente, que sea armonioso, pacífico y equilibrado. La Vida es una totalidad orgánica, no es una totalidad artificialmente estructurada. No es una abstracción creada por los filósofos: es un ser vivo. La Vida es una totalidad que tiene la calidad del Ser, de la Esencia. La perspectiva tradicional y convencional nos induce a creer que este todo orgánico se ha convertido en muchos. La cuestión de la unidad y la dualidad ha existido en todas las religiones. Unos creen que el uno es la realidad última y otros creen que los muchos son la realidad última. Ahora, con la colaboración de ustedes, estoy cuestionando la validez de esta perspectiva fundamental. Para mí, es absolutamente errónea. El Uno no se ha convertido en muchos, creando una dicotomía entre el Uno y los muchos. La Unidad ha explotado en la multiplicidad. Está el Uno contra los muchos. La Unidad y la explosión de la Unidad hacen surgir a la multiplicidad. Después de todo, las palabras "Uno" y "muchos" son creaciones de la mente humana. Mientras digan que el Uno se convirtió en los muchos, ustedes miran al Uno como al creador y a los muchos como a la creación. No hay creador ni creación. Sólo hay una totalidad de la Vida, que surge en la multiplicidad y la multiplicidad, que vuelve a fundirse en la Unidad. ¿Se dan cuenta de que este enfoque revolucionario de la naturaleza de la Realidad demolería todas las estructuras religiosas que se han organizado durante siglos en Oriente y Occidente? Se trata de una crisis estructural. No se puede desarrollar una psicología nueva reteniendo las viejas estructuras psicológicas, con sus creencias, su credulidad, sus ilusiones y sus teorías. No hay creador ni creación, sólo hay una totalidad orgánica que tiene creatividad dinámica. La Unidad es la que se manifiesta en la multiplicidad. Confío en que tengan algún tiempo en su vida para sentarse a orillas del mar o en las

riberas de un río. En el seno del río hay muchas olas, pero el agua es la misma e, independientemente del agua, las olas no existen. La relación entre la Unidad y la multiplicidad de la vida cósmica es literalmente como la relación entre las olas y el agua. El agua no creó a la ola, no es la creadora; cuando las olas vuelven a fundirse en el seno del océano, no son destruidas. No hay nacimiento ni muerte en la Vida, no hay principio ni fin en esta vida. Hay un movimiento circular de surgimiento y, de vuelta, fusión. Moviéndonos desde la perspectiva de la vida cósmica, volvamos a nuestra vida individual. La Unidad que somos tiene que atravesar el proceso de la multiplicidad. Si queremos llamarlo "devenir", usemos el término tentativamente; ese uno tiene que pasar por el movimiento del devenir o el proceso del devenir. La explosión de la Unidad de la Vida en la multiplicidad no afecta la inagotabilidad de esa vida orgánica. La multiplicidad no hace mella en la virginidad de la fuente. Estábamos cuestionando si nosotros, los seres humanos, podemos atravesar este proceso de la multiplicidad o el denominado movimiento del devenir sin la cualidad de ser conmovidos, mutilados, dañados o violados de algún modo. Este es el desafío que la humanidad está afrontando. Estamos compartiendo con ustedes determinadas percepciones que parecen capaces de señalar una escapatoria, para este callejón sin salida en el que la raza humana se está deteniendo. Podemos usar la palabra "devenir" o evolución en lo que atañe a las estructuras físicas o biológicas. Podemos decir que el cuerpo evolucionó de la niñez a la adultez hasta llegar a la vejez, etc., pero ¿ese término puede extenderse al ámbito psicológico y aplicarse a la consciencia? Hay en el nivel físico adquisición, para satisfacer las necesidades biológicas, pero ¿en el nivel psicológico es necesario adquirir algo? La adquisición conduce al sentido de posesión. El sentido de posesión conduce a un deseo de comparación y el acto de comparación provoca la rivalidad. En el nivel físico adquirimos comida, provisiones; debemos poseerlas, tenerlas y usarlas. Allí las palabras adquisición y posesión son algo apropiadas. Psicológicamente, ¿por qué deberemos adquirir algo? Cuando un niño va a la escuela, ¿tiene que adquirir conocimiento o puede recibir conocimiento? Cuando al niño le decimos que tiene que adquirir conocimiento lo estamos inhibiendo, con un esfuerzo consciente. El tiene que hacer un esfuerzo y adquirir más que el niño que tiene sentado a su lado en la escuela; luego, almacenar eso en su memoria y usarlo muy diestramente. Por lo tanto, estamos creando una inhibición a los 3 ó 4 años de edad, consistente en adquisición, posesión, comparación, rivalidad, prepotencia y agresión. Estamos creando una psicología de guerra, una psicología de conflicto con esta clase de educación. ¿Es posible ayudar al niño a recibir la palabra pero no a adquirirla? Adquirir, memorizar, reproducir y evaluar esa reproducción y decir que el niño aprobó primero o segundo grado es un pésimo modo de educar. Es destruir y entorpecer toda la creatividad, en su origen. El temor a una guerra nuclear no me obsesiona, pero esta crisis en el nivel de la consciencia me hace sentir terriblemente preocupada por el futuro de la humanidad.

Confío en que conozcan la diferencia entre recepción y adquisición. ¿Cuando están comiendo adquieren la comida? Es todo el cuerpo de ustedes el que está recibiendo esa comida. Está la masticación, la secreción de las distintas glándulas y la digestión; pero no hay adquisición. Ustedes reciben y la interrelación de los diversos sistemas del cuerpo convierte lo que ustedes recibieron en la sustancia de su cuerpo. ¿Por qué recibir el conocimiento o la información organizada? Cuando la reciban, todo el sistema, todo el sistema neuroquímico lo asimilará, como el cuerpo de ustedes asimiló la comida. La consciencia asimilará lo que recibió y lo convertirá en aprendizaje, de modo que llegue a ser el contenido de la consciencia de ustedes. No se trata de las palabras que aprendieron, ni de ideas, ni de conocimiento: todo eso se desecha. A las palabras se las desecha como la cáscara de una fruta; sólo se recibe el significado a través de las palabras. Si al niño le ayudamos así para que reciba, la asimilación se produce dentro de él, sin esfuerzo consciente. No se necesita un esfuerzo consciente para digerir la comida; la que digiere la comida es la inteligencia orgánica existente en el cuerpo. Del mismo modo, la inteligencia orgánica convertirá en aprendizaje lo que ha recibido; el contenido de la consciencia sería la percepción, en lugar del conocimiento. Entonces, no tendremos que pedirle al niño que se siente a meditar durante horas, junto con otros, para alcanzar esa fuente de la percepción. Esta se hallará a su disposición, directamente desde los cuatro o cinco años de edad. Lo que hoy nos preocupa es la revolución existente en el significado mismo de la educación de la palabra. ¿Ven que habrá recepción, asimilación, conversión y crecimiento total, holístico? No es que tengamos sano el dedo gordo del pie y no los dedos de la mano; todo el cuerpo crece sano y fuerte con la asimilación de la comida. Del mismo modo, la recepción y la asimilación darán por resultado un refinamiento holístico de la consciencia. La percepción refina a la consciencia. El conocimiento no purifica. Es la intelección la que purifica, la intelección es la que ilumina y esclarece. Si ocurre esto, entonces el niño puede pasar de lo que llamamos jardín de infantes a la universidad sin ser un "conocedor", ni un "experimentador", ni un erudito. Aprender será tan natural y espontáneo como recibir alimento y estar sano. A menos que estas inhibiciones del concepto de "conocedor", "experimentador" y "hacedor", en el que el esfuerzo es necesario, se eliminen por completo de la psiquis, no habrá amor ni compasión, no habrá paz ni armonía. Quien tiene hambre come y la comida satisface a todo el cuerpo; del mismo modo, el aprender satisface a todo el ser. Miren a los jóvenes de uno y otro sexo que salen de la universidad; ¿están de algún modo satisfechos? ¿Tienen alguna sensación de haber cumplido? Llevan el peso de la información y del conocimiento y, durante años, sin interrupción, tienen que seguir repitiendo. ¿No es algo humillante obligar a la raza humana a pasar por estos procesos de repetición mecánica? ¿Es de maravillarse por qué las mentes se hayan vuelto repetitivas y mecánicas, y no haya pasión, vitalidad, elegante espontaneidad ni majestuosa humildad en ninguno de nosotros? ¿Hay que asombrarse por eso?

Hay que hacer algo en el origen mismo de la percepción; nos atrevemos a plantear que es posible aprender a pasar de la escuela primaria a la universidad sin mejorar el interior de ese ente que es el conocedor, el erudito, el experimentador, el hacedor. Aparentemente, es posible que antes de que la información se estructure en lo que llamamos conocimiento, se convierta en intelección. Eso es lo que yo percibo. No se crean bloques. Hay un movimiento intelectivo libre de estructuras y pautas. El conocimiento está obligado a crear estructuras y, convencionalmente, hemos creído que esas estructuras y pautas son necesarias no sólo para la educación sino también en la economía y la política. Por ejemplo, se crean bloques como naciones e ideas de soberanía nacional y luego se habla de participación global. ¿Cómo puede compatibilizarse eso con las ideas de soberanía y seguridad? Estas ideas están impidiendo, realmente, la seguridad global. Aparentemente, es posible cumplir el movimiento de recibir conocimiento y hechos dejando que éstos pasen por nosotros, sin registrarlos como experiencia. La recepción se hace sin esfuerzo, la asimilación no requiere esfuerzos conscientes y, en consecuencia, el movimiento perceptivo es el resultado de esa asimilación. Se correlaciona con el movimiento de las relaciones que es nuestra vida; sin que hagamos nada, sin que movamos un dedo. La salud -resultado de la asimilación de la comida- se relaciona con cuanto hacemos; nuestro movimiento físico tiene la energía de esa salud. Del mismo modo, nuestro movimiento verbal, físico y psicológico tendrán la vitalidad y la energía de la Percepción. No tendremos que aplicar la percepción a nuestras relaciones; esto no es teoría ni aplicación. Así como la salud es el resultado, la consecuencia de la misteriosa interrelación de la estructura biológica, la Percepción es el resultado misterioso de este complejo proceso de recepción, asimilación y conversión y ambos son el resultado del movimiento de la Inteligencia orgánica, que no es de ustedes ni mía, sino la naturaleza de la Vida. ¿Se dan cuenta de por qué estamos dándole duro a la creación de la consciencia del "Yo", a ese nudo intrincado que ni las filosofías ni las prácticas religiones han desatado? Esta raza estúpida quiere paz, amor y compasión reteniendo el nudo fundamental del "Yo", la división de "Yo", "Tú" y "Eso" y toda la estructura psicológica. Adviertan qué clase de revolución se necesita. Tal vez yo sea utópica, pero pienso que éste es el modo de salir del callejón sin salida. ¿Cómo podremos crear una economía que vaya en pos del amor, de la paz y de la armonía mientras todas nuestras percepciones y respuestas nazcan de la limitada fuente de la consciencia del "Yo", que sólo sabe de adquisición, posesión, comparación y rivalidad? ¿Cómo podremos impedir todo género de agresión por parte del ser humano mientras echemos los cimientos de esa prepotencia y esa agresión en la educación? Tenemos que empezar con la educación, porque tenemos que funcionar a través de ella.

Capítulo IV

EN RELACIÓN CON LA TOTALIDAD

Estas no son pláticas públicas sino conversaciones privadas, con estudiantes de la Vida. Son comunicaciones con aquellos estudiantes de la Vida que emprendieron una indagación religiosa y se comprometieron y comprometieron seriamente toda su vida a indagar. Indagar qué es la Vida es involucrar todo nuestro ser. A menos que exista una disposición para consagrar toda la vida a la Verdad que se percibe y entiende, la comunicación verbal se reducirá a una gimnasia intelectual y será un intercambio de palabras vacías que no llevarán a ninguna parte. Desde hace miles y miles de años, la raza humana parece haberse sentido un poco incómoda con la Vida cósmica. Parece haberse sentido incómoda con el misterio de la totalidad, con el misterio de la totalidad orgánica de la vida cósmica; porque la raza humana no puede analizar la totalidad cósmica, que no está compuesta por partes o partículas. La física de las partículas, que había imperado en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, ha demostrado ser un fracaso. En la ESENCIA de la Vida no hay partes ni partículas. Hay minúsculas totalidades que se interrelacionan dinámica y orgánicamente. Y aquéllas no contienen significado ni vida separadas de esa interrelación. Si la Vida fuera una totalidad compuesta y constituida por partes, la raza humana podría haber analizado y diseccionado a la totalidad, un trocito tras otro. Pero la Vida no es una totalidad muerta, la Vida no es una totalidad armada con pedazos. Es una totalidad dinámica, orgánica e interrelacionada y, en la ESENCIA de la Vida, hay un sinfín de minúsculas totalidades incontables e innumerables. La raza humana se siente incómoda porque a la ESENCIA, a la totalidad de la Vida, no se la puede analizar. A la raza humana le gustaría relacionarse con la vida cósmica, pero se ha condicionado para relacionar las cosas que están fuera de ella, primero, mediante la percepción y luego, dando nombres e identificando lo que ha sido percibido. Poner nombres es su modo de relacionarse con la realidad objetiva. El proceso de dar nombres, el proceso de identificar es seguido por la definición, la descripción y la evaluación de lo que se percibió. Cuando la raza humana puede emitir un juicio de valor sobre lo que ha percibido, es capaz de decir: "Yo sé qué es esto". Pero la totalidad de la Vida desafía a esos juicios de valor de la raza humana. Cada descubrimiento del físico, del científico o del biólogo corrompe al científico, más que antes. Cada porción de conocimiento crea una nueva escala de ignorancia, porque la raza humana se ha condicionado para relacionar la realidad objetiva dividiéndola en causa y efecto, creador y creación, principio y fin. Y para gran asombro de la raza humana, la Vida no tiene principio y parece no tener fin. Es un efecto sin causó, es una creación libre de creador.

Por último, la raza humana se siente perpleja porque no puede medir a la Totalidad. El tercer modo de relacionar es medir. Medir en función de espacio, medir en función de tiempo, medir en función de definiciones y descripciones. La Vida cósmica desafía todas nuestras mediciones y, por lo tanto, al miedo por lo que es. Son pocos los seres humanos que visitaron ocasionalmente este planeta, en siglos pasados y que, con la nobleza de la humildad, admitieron que la Vida es incognoscible. A la Vida no se la puede dividir en lo conocido y lo desconocido, no se la puede encapsular en definiciones y descripciones, porque millones de descripciones dejan lo que se describe, intacto y tan virgen como antes. A la virginidad, inagotabilidad y dinámica de la Vida no las ha aprehendido ninguna verbalización, ninguna religión organizada. A la incognoscibilidad de la Vida se la llama misterio; tenemos que vivir con el misterio de la Vida y de la muerte. Nacemos de él, como el pez nace del agua. Estamos en él. Tenemos que movernos en relación con la Vida cósmica, tenemos que movemos en y con el misterio y volver a fundirnos en él en el momento de la partida irreversible, que es la muerte. El único camino que nos queda a ustedes y a mí -los herederos de un vasto bagaje de conocimiento, experiencia, filosofía, etc.- es recibir la información que nos legó el pasado y "descascarar" cada palabra, a fin de asimilar el significado o la indicación que ella nos da. La recepción de la información necesita convertirse en conocimiento. Cuando a las palabras se las "descascara" y se recibe y asimila su significado, entonces eso se convierte en percepción, en un nuevo contenido de la consciencia. El contenido de la consciencia actual, con el cual y a través del cual vivimos, es el pasado que murió, porque murió el conocimiento. El conocimiento no tiene vida, es estéril. Este pasado se propaga en el presente y condiciona al futuro. Para romper este círculo vicioso del pasado que se propaga a través de nuestro cuerpo y que establece la garantía de su continuidad, a fin de moldear y plasmar el futuro, tenemos que golpear el cimiento mismo de nuestra consciencia. Si esta cuestión está clara, avancemos hacia otra, en nuestra aventura conjunta dentro de la profundidad de la vida y en nuestro vuelo por el espacio del vacío. Así como vivimos en el cosmos, en relación con la vida cósmica, también vivimos en un mundo de factura humana. Hasta ahora hemos estado hablando de la vida cósmica que el hombre no creó, que los pensamientos del hombre no moldearon y que la mano del hombre no tocó. Todas nuestras civilizaciones y culturas no lograron siquiera entrar en contacto con los bordes de esa vida sagrada. Lo autocreado y autónomo, lo que no tiene principio ni fin es sagrado; la raza humana actual perdió la majestad de ser consciente de la santidad de la vida. El olvido de la santidad de la Vida es el origen de toda aflicción y todo sufrimiento, de toda violencia y de todas las guerras; si dejamos eso a un lado, tenemos que vivir en un mundo de factura humana. El cosmos es un recinto en el cual vivimos. La raza humana construyó dentro del cosmos una cantidad de estructuras. La vida cósmica es una ESENCIA libre de pautas y estructuras. Sin pautas, sin estructuras, sin causa, sin leyes ni normas de hechura humana. La Vida cósmica inmedible, innumerable, innominable e indescriptible no tiene estructuras. Ahora bien, la raza humana construyó diversas estructuras como recintos dentro del

recinto de la vida cósmica. Si miran al mundo -el mundo tiene una estructura política: naciones, soberanías y gobiernos nacionales- ésa es una estructura. Construimos una ciencia, llamada ciencia política y la ciencia de la administración; como en los juegos de hockey o tenis, incluso formulamos normas y disposiciones a las que denominamos leyes. Construimos otra estructura que se llama estructura económica, nuevamente con sus leyes, normas y disposiciones independientes. Y avanzamos más allá, para condicionar al cerebro humano. Para cultivar esas motivaciones para la vida política y económica creamos una estructura llamada religión. Las religiones han tenido estructuras que son muy rígidas y están ceñidamente estructuradas. De modo que hay estructuras religiosas, políticas, económicas y sociales. Tenemos que vivir dentro de estas estructuras, pues nacimos en una sociedad y debemos movernos en sociedad. Aquí la adquisición del conocimiento y la retención de esa fuerza que se llama memoria tienen que representar un papel. Estudiamos las diferentes ciencias y adquirimos información; con nuestro genio -que es energía creadora- descubrimos los sitios del callejón sin salida en los cuales la humanidad se ha detenido y exploramos si podemos hallar nuevos caminos, construcciones nuevas. La crisis estructural es una invitación a demoler las estructuras vetustas y levantar nuevas estructuras, en el contexto que la ciencia y la tecnología han creado. Por eso aquí es necesario el ejercicio cerebral, intelectual, de adquirir información y retenerla. Vean que a la palabra "retener" no la usamos en el sentido de ser dueños o de poseer. El sentido de ser dueños y poseer conocimiento conduce a la creación de dogmas. Recibimos la información, la retenemos en lo que llamamos memoria y, cuando empezamos a usarla inteligentemente, no hay dogmas ni sectas, porque nunca perdemos de vista el contexto donde tiene que usársela. ¿Se dan cuenta? Aquí, el conocimiento tiene que correlacionarse con el contexto, que está cambiando cada día. Los equilibrios de fuerza en la vida económica y política están cambiando no sólo cada día sino tal vez cada hora, en la actualidad. Nos estamos moviendo a una velocidad tremenda. Por eso, se necesitan cerebros penetrantes, memorias sensitivas y energía, para retener los hechos, porque estaremos coexistiendo con computadoras, con los cerebros electrónicos. Pero el ser humano no tiene que ser un esclavo de la calculadora o de la computadora. El ser humano está relacionado orgánicamente con la vida cósmica y tiene el potencial infinito de la energía creadora. A semejanza de los rayos del Sol, somos los rayos de la Inteligencia Suprema. No hay ser humano que no tenga el potencial de Inteligencia en sí junto con todos los condicionamientos del conocimiento, de la experiencia y de cuanto hayamos heredado. Nuestra adquisición de conocimiento es la primera parte de nuestra educación para relacionamos con el mundo y las culturas de factura humana, pero ¿en este proceso es necesario crear una imagen de nosotros mismos, como el "conocedor"? Esta es la segunda parte de nuestra educación para relacionarnos sin crear imagen alguna. A la primera parte la hemos visto muy claramente; ahora estamos llegando a la segunda parte, cuando la raza humana creyó muy ingenuamente que tenemos que desarrollar una personalidad, que tenemos que ser médicos, ingenieros o abogados. Creamos un ente, una imagen de un hombre de negocios dentro de nosotros mismos y nos movemos por ahí como

comerciantes o científicos, o sea, como un ente cristalizado. Me parece que, si al conocimiento se lo puede retener sin la sensación de ser dueños ni poseedores, no creamos imágenes acerca de nosotros mismos. Entonces podemos tener conocimiento de diez o doce idiomas, sin crear una imagen de nosotros mismos como lingüistas. Este es un nuevo desafío en el campo de la educación. De lo contrario, diremos que el hombre de negocios debería tener estas cualidades, los políticos deberían tener estas características, nos identificaremos con esas cualidades y diremos que la personalidad de esa persona se desarrolló. ¿Por qué desarrollar una personalidad? ¿Por qué construir una identidad? Así como vivimos en la casa, tenemos que vivir y movernos en diversas estructuras: las escuelas, las fábricas o las oficinas. Estas son las estructuras en las cuales vivimos. No nos convertimos en la casa porque la hemos construido y usamos ese recinto para satisfacer nuestras necesidades, del mismo modo que vivir en sociedad y compartir la vida con otro hace necesarios los recintos estructurales. La adquisición de conocimiento, su retención y su uso a fin de funcionar como un miembro de la sociedad no necesita conducimos a la construcción de un ente, de un ente cristalizado y estático dentro del cuerpo como el "conocedor", como el erudito. Se trata de un "rol" funcional, ¿por qué involucrar en éste a toda la psicología? Hay que destruir por completo esta estructura psicológica en la que la creación de imágenes se convirtió en una pauta de conducta. Si queremos romper el círculo vicioso del pasado que se propaga a través de nosotros, hay que afrontar este desafío. El desafío de adquirir conocimiento y experiencia y moverse a través de las relaciones, sin crear imágenes. Una consciencia libre de imágenes, al igual que una consciencia libre de pensamientos, no tiene opiniones, evaluaciones ni juicios de valor coagulados, porque tiene flexibilidad. La inocencia es el fluir de la consciencia, en la que no hay coágulos. Inocencia y elegancia es el movimiento creativo, no violado por los hábitos mecánicos ni por sus pautas. La persona que vive en el mundo de factura humana y se mueve en estructuras de factura humana tiene, simultáneamente, la responsabilidad de relacionarse con la vida cósmica. ¿Todos estos movimientos tienen que ser armonizados? La responsabilidad consiste en crear una armonía dentro de uno mismo y, a través del movimiento de las relaciones, crear una armonía en torno de uno mismo. La armonía es la esencia de la paz. La armonía es el perfume del amor. Cada proceso del devenir nos reduce, provoca el estrechamiento de nuestro ser. De ahí la educación sin el proceso del devenir. La educación sin el proceso de desarrollar identidades y personalidades, reteniendo la inocencia de nuestra totalidad, reteniendo la elegancia de nuestra sacralidad. Me parece posible educarnos para que la memoria funcional del conocimiento que adquirimos no sea un obstáculo en el movimiento de las relaciones humanas. Sólo cuando tenemos una imagen de nosotros mismos, el movimiento de las relaciones entre los seres humanos es un problema. Sabemos que el conocimiento entumece la sensitividad, si se lo posee, y si queda alguna sensitividad, ésta se compartimenta. Un artista o un músico puede conmover a su auditorio con su escultura o con su expresión musical, pero pasen un par de días con aquéllos y descubrirán que su sensitividad no se

cuela a ningún otro estrato de sus vidas. A menos que encontremos un modo de educamos y de educar a nuestros hijos, en el cual toque a su fin esta ocupación de construir imágenes -construyendo nuestra propia imagen y construyendo imágenes de otras personas- salvo que encontremos un modo de educarnos de manera tal que nunca nos conduzca a ninguna creación de imágenes, no habrá paz en la vida de un individuo ni en la familia humana global. Comprendan: estamos en esta sala trabajando en representación de toda la raza humana, ustedes y yo, porque nosotros somos el mundo, contenemos dentro de nosotros todas las estructuras construidas por la raza humana desde hace eones. La religión consiste en involucrar toda nuestra vida -todos los campos de acción y todos los campos de pensamiento- no se trata de un mero ejercicio intelectual. Las religiones han sido reducidas a una red de esclavitudes, no a un campo de libertad incondicional, y estamos explorando qué es la libertad incondicional, qué es vivir.

Capítulo V

SINCRONIZACIÓN DEL MOVIMIENTO, DEL CONOCIMIENTO Y DE LA INTELIGENCIA

Dijimos que el Cosmos es una totalidad orgánica y que el cosmos tiene "SER" o "ESENCIA". ¿Qué significamos, generalmente, con la palabra "SER"? Uno se llama ser humano, ¿no es cierto? ¿Por qué está constituido nuestro "SER"? En primer lugar, en nuestro Ser hay una cantidad de sistemas: el nervioso, el muscular, el glandular. Tenemos una cantidad de órganos que, por sí solos, son sistemas: hay un sistema cardíaco, un sistema cerebral. No es el hombre quien armó estos sistemas. Las totalidades de éstos están constituidas por células y, a su vez, cada célula tiene un "Ser". El sistema cardíaco tiene su propio modo independiente de funcionar, como lo tiene el hígado o como lo tienen los riñones. Cuando decimos que uno es un "Ser", se significa que todos estos sistemas constituyen una totalidad cohesiva. Los sistemas coexisten en lo que llamamos nuestro cuerpo o nuestro ser. Aquéllos trabajan independientemente uno del otro, pero se relacionan y dependen uno del otro. En su movimiento, hay una simultaneidad; su movimiento tiene una sincronización espontánea. Vean conmigo estos pormenores de la vida y del vivir. El "Ser" necesita cohesividad, totalidad orgánica. Esa totalidad puede contener innumerables sistemas que tienen su propio Ser, cuyos movimientos están simultáneamente interrelacionados y espontáneamente sincronizados. Esto es lo que implica normalmente el término "SER". Hay innumerables Seres en el Cosmos. Dentro de nuestro propio cuerpo: el hígado es un ser, el útero es un ser, nuestro corazón es un ser; vibran en su propio ritmo. No viven mecánicamente; hay un ritmo, pero no un movimiento repetitivo y mecánico. Si uno pudiera entender su propia estructura biológica, ésta podría darnos la clave maestra para entender el misterio del Cosmos, porque se trata de una misma cosa. Somos un cosmos condensado. Somos no sólo el mundo sino que, en una escala en miniatura, somos el cosmos. Podremos entender el misterio del Cosmos mediante la observación de la interfunción y la interacción de innumerables células de nuestro cuerpo, de las totalidades minúsculas y de los seres minúsculos que viven en nuestro cuerpo. Seamos conscientes de lo que implica la palabra "totalidad orgánica". Lo que "totalidad orgánica" implica -dueña de la dinámica de la energía creadora- es que carece de pautas y no es una estructura armada por algún creador cuyo asiento está separado del Cosmos. No

tiene estructura ni pauta. La mente crea estructuras. Las estructuras tienen una finalidad, tienen un orden muerto. Las partes de una estructura pueden separarse. Podemos reunirlas y mantenerlas juntas, pero las partes no son seres totales, no tienen al ser o a la totalidad. Las estructuras tienen una finalidad y una pauta de conducta. Pienso que la raza humana se equivocó cuando imaginó que en la Vida había pautas de conducta. Las estructuras de factura humana tienen pautas de conducta. El estudio del comportamiento de ratones y monos -enjaulándolos e imponiendo en su comportamiento la idea de una pauta- condujo en dirección equivocada, a la ciencia de la psicología. Lo lamento si esto suena un tanto arrogante y si ustedes piensan que Vimalaji está golpeando en todas las direcciones. No les estoy sirviendo teorías para que las consideren; estoy compartiendo las revelaciones percibidas por Vimala, una amiga de ustedes. Una energía dinámica no tiene pauta de conducta; tiene un ritmo. Hay una cantidad de ritmos, una variedad de ritmos en la vida cósmica. Los llamamos misterio porque están libres de estructuras y pautas. Exige tremenda vigilancia y sensitividad relacionarlos, porque la dinámica implica cambio, ¿no es cierto? El cambio tiene lugar en cada instante, en cada segundo: tanto en la calidad de la expresión como en la velocidad de ésta e incluso, a veces, hay una transmutación en el contenido de la expresión. Por esa razón, el gran Buddha pudo decir: "SARVAM ANITYAM SARVAM KSHANIKAM". La totalidad de la Vida en un sistema particular, en una particular expresión de la energía hace eclosión en lo que llamamos un momento; en el momento siguiente hay una expresión diferente. Hay un ritmo en el movimiento de la vida cósmica y hay un cambio constante en la naturaleza de esta expresión. Ustedes y yo, como seres humanos que participamos y compartimos esa Inteligencia Suprema o esa energía creadora, tenemos la responsabilidad de regulamos para esa siempre mutable expresión de la energía cósmica. Debemos ser vigilantes y sensitivos, para relacionarnos con el movimiento rítmico que está libre de estructuras y pautas y no es mecánico. No hay bloqueos en el sendero de la Inteligencia. Debemos tener esa libertad interior, incondicional y total. A la consciencia hay que purificarla de todas las rigideces de las credulidades, las creencias, las teorías y los dogmas que nos legaron en nombre del conocimiento. ¿Se dan cuenta de por qué es necesario echar a un lado todo el pasado y todo el conocimiento y toda la experiencia organizados? Tiene que existir el vacío magnífico para que la energía, la creatividad y la sensitividad fluyan. Hay que vaciar toda esa basura de las creencias, teorías, dogmas, gustos, rechazo, prejuicios y preferencias para que haya libertad interior incondicional y total. La Inteligencia se relaciona con la siempre mutable expresión de la Vida que está alrededor y dentro de nosotros, porque nosotros mismos somos el Cosmos. Lo aplicable a la vida Cósmica es aplicable también a la Vida individual. De manera igual, si no más. Ese es un aspecto de nuestra vida, pero el ser humano no es una criatura unidimensional. La vida misma no es unidimensional; es un fenómeno multidimensional. Observemos ahora la otra dimensión de nuestra vida. Mientras nos relacionamos con la Vida Cósmica tenemos

otra responsabilidad: la de vivir con nuestros semejantes y sus estructuras de factura humana, en las que el movimiento repetitivo del conocimiento es necesario y en el que hay una pauta de conducta. Tenemos que vivir en este mundo de factura humana. Podemos funcionar como maestros, granjeros, industriales, etc. Cumpliremos esas funciones usando la memoria funcional, adquiriendo conocimiento académico, reteniéndolo en lo que llamamos memoria y realizando movimientos repetitivos y mecánicos. Tiene que haber una sincronización entre la libertad cabal, -la sensitividad y la conducta libre de estructuras y pautas en relación con el cosmos y este movimiento, basado en conocimientos y pautas en relación con la estructura de factura humana. ¿Se dan cuenta del cambio? Me parece que, desde la antigüedad, la humanidad efectuó un cómodo compromiso. Se dijo: si uno se interesa por lo que se denomina divino o por Dios, entonces aléjese del mundo, libérese de todo deber y muera socialmente. ¿Qué es un sanyasi según la tradición? Como integrante de la sociedad, él está muerto, no existe, no tiene deberes. Cuando asume sanyas y lleva a cabo "Vraj Hom", pasa por el ritual del "Atma Shradhdha". Uno lleva a cabo su propio Shradhdha y luego dice: "Sanyastam maya iti": "Aquí renuncio a mi nombre". Por lo tanto, renuncio al nombre, a la familia, al apego a la forma y al conocimiento, "yo estoy muerto". De modo que esas personas se apartan del deber de actuar dentro de las limitaciones de las estructuras y las pautas. Abandonan su hogar, renuncian a su esposa, a sus hijos y a su familia y se van al bosque. Algunos otros, más inteligentes, luego de decir que estudiaron las escrituras, hablan de éstas, platican sobre lo Divino, entonan temporariamente bhajans y luego regresan al mundo y viven en él, según la usanza mundana. Ustedes saben que lo que está mal en la India es esta fragmentación. A pesar de que hablan sobre la no dualidad, fragmentaron la vida, desechando un aspecto de ésta. Entretanto, en otras regiones del hemisferio, la mayoría decía: lo real es sólo lo visible y tangible. Dios o la Divinidad siguió siendo, para esa gente, una idea. Concentró toda su atención en la física, la biología, la medicina y la tecnología. Sólo consideró real lo que los sentidos pueden someter a experiencia y lo que el cerebro y el intelecto pueden captar. Adviertan que esa gente tiene sus problemas, como los de la India tienen los suyos. Como estuvimos tratando de explorar la salida del callejón sin salida donde está detenida la educación, esta mañana estamos explorando si hay una salida de ese callejón o de ese estancamiento en el cual estamos detenidos como individuos. ¿Es posible que dentro de nosotros pueda tener lugar, simultáneamente, la sincronización entre los dos movimientos: entre el movimiento cerebral y el movimiento de la inteligencia? ¿Estar interiormente con el ritmo cósmico y movernos física o biológicamente con las pautas, con las estructuras? Rechazar la estructura no es libertad. No se la tiene que aceptar ni rechazar. Tenemos que reconciliarnos con las limitaciones. Cuando al conocimiento se lo retiene sin una sensación de propiedad o posesión o sin apegarse a él, entonces el movimiento no se convierte en hábito. Al hombre le gusta viajar a Marte y vivir en el espacio, pero se perturba en el momento en que se empieza a hablar de un modo de vivir enteramente alternativo, de una perspectiva de vida alternativa o de una psicología alternativa. Y se pregunta: Esto ¿cómo puede ser posible? Se trata del

movimiento simultáneo y sincronizado del conocimiento en una dirección y de la inteligencia, en la otra. Moviéndose a través de las limitaciones en una dimensión y disfrutando de la libertad incondicional, en la otra. El quid de la cuestión es desplazarse a través de las pautas y estructuras, sin identificarse psicológicamente con ellas ni apegarse a ellas. Vivir a través de las pautas y estructuras, sin que de ningún modo nos rasguñen. Usamos las estructuras, nos movemos a través de las pautas. No hay identificación con ellas, no tratamos de extraer goce alguno de ese movimiento o no nos sustraemos por temor al dolor sino que nos movilizamos a través de ellas como un deber: elegantemente. Así como se cuece la comida en la cocina, de igual modo cocinamos el conocimiento; cuanto adquirimos en nuestro propio ser, lo usamos cuando es necesario. Entonces, ¿dónde está la esclavitud? ¿Y dónde estará la necesidad de hablar de liberación o iluminación? ¡Qué palabras horribles: "Esclavitud" y "Liberación"! ¿Dónde existiría la esclavitud si aprendiéramos a adquirir conocimiento y a retenerlo, pero no a ser dueño de él ni poseerlo, si nos moviéramos a través de las estructuras y pautas, sin identificarnos con éstas? Sólo la identificación conduce a las pautas de los hábitos. Desapegados e inidentificados podremos movemos a través de los campos de acción de la política, la economía, lo social y todo lo demás, sin que quede detrás, en nuestra psiquis, una cicatriz de la experiencia. No es necesaria otra memoria psicológica, excepto la memoria funcional. Ahora pueden entender por qué esta indagación religiosa es una indagación en la revolución holística. Tan sólo una revolución holística en la psiquis, en la perspectiva, en el estilo de vida y en la psicología va a ayudarnos a resolver el problema. La raza humana está en el umbral del siglo XXI; tenemos que resolver los problemas y afrontar los desafíos creados por el desarrollo tecnológico del siglo XX. Tenemos que reconsiderar la perspectiva de la vida. Si ustedes no tuvieran memoria psicológica de ninguna experiencia, no habría sufrimiento. Existirían el goce y el dolor, porque son las reacciones de la estructura biológica, pero no habría sufrimiento ni aflicción. Lo que conduce a lo que llamamos sufrimiento y aflicción es la memoria psicológica de las cosas, que ocurre en relación con otros seres humanos y con el nacimiento y la muerte. La religión es el final de todo sufrimiento psicológico, es el final de toda aflicción. Allí no va a haber goce ni dolor. Vivimos en el cuerpo, el cuerpo sufre el calor de Nueva Delhi o Bombay, dice que eso es muy doloroso y se va a Simia o Dalhousie y tiene una sensación muy agradable. Allí habrá goce y dolor, pero no habrá gustos y rechazos, preferencias y prejuicios, obsesiones y apegos, ni memoria psicológica. Existirá el vacío total, que les permitirá tener flexibilidad para relacionarse con el siempre mutable ritmo de la vida cósmica. Ustedes ven toda la danza cósmica que tiene lugar en su ser. La danza de los movimientos en el seno de la ESENCIA inmutable. Emanaciones de formas, hechuras y figuras en el seno del Vacío. La Vida es una totalidad orgánica, es un Ser dinámico. No tengo palabras prefabricadas, ando al tanteo, exploro con la colaboración de ustedes. Una totalidad libre de pautas y

estructuras, cohesiva, que contiene innumerables sistemas vivos, moviéndose dentro de sí. Eso es la vida de ustedes. Hablan de la vida cósmica, pero tienen la misma cosa en ustedes. En lo interior, vivimos libres de estructuras y pautas; en lo exterior, vivimos en la sociedad humana, dentro de las estructuras de factura humana, comportándonos con competencia y elegancia. Sin aceptar ni rechazar las estructuras ni las pautas, sino moviéndonos a través de ellas como una necesidad. El hacer hincapié en una o el identificarse con una dará por resultado indiferencia o insensibilidad hacia la otra y desaparecería el equilibrio. La armonía sería el perfume de ese equilibrio interior. La paz sería el perfume de esa armonía interior. La ausencia de temor sería el perfume de esa libertad incondicional interior. Confío en que éstas no sean meras palabras para ustedes; hemos estado buceando profundamente en el fenómeno del Ser y del Devenir.

Capítulo VI

LA CREATIVIDAD MISTERIOSA

La Vida es una danza cósmica de lo sin forma, que se manifiesta en innumerables pautas de formas; éstas, tras moverse en el espacio de la nada, se vuelven a fundir en lo sin forma, de lo cual procedieran. Lo sin forma, la nada o el vacío del espacio parece ser creatividad. A esa creatividad se la llama Ser o Lo-que-es. Realmente es un misterio cómo el vacío del espacio, que no tiene forma, contiene creatividad o, más bien, es creatividad. Quitemos la palabra "contiene". Es todo un misterio cómo la semilla es el árbol íntegro y anhela manifestar la "arboridad" contenida en ella.. Así como la semilla se convierte en plantita y ésta crece hasta ser una planta y ésta crece hasta ser un árbol, éste crece hasta ser una flor o un fruto y éste madura hasta convertirse en semilla, de igual modo la semilla retorna a la "seminalidad". En el cuerpo humano, la creatividad se condensa en la forma de algún fluido; la interacción entre un hombre y una mujer y la creatividad de sus cuerpos, conduce a la reproducción de todo el ser humano. El fluido sin forma ni figura contiene a todo un ser humano, interactuando con la creatividad en el seno materno, en el cuerpo de la madre. En el cuerpo de la madre, el fluido manifiesta la forma oculta en su nada. Cuando usamos el término "Ser" o "Lo-que-es", implicamos una creatividad misteriosa -que no es creada por pensamiento ni mano humanos, sino que es un misterio autocreado y autónomo- y esta creatividad parece tener un anhelo espontáneo de manifestar su sustancia. Por lo tanto, existen la creatividad, un anhelo espontáneo de manifestar su sustancia y el movimiento de la manifestación. La manifestación no condiciona a "Lo-que-es". La manifestación no limita a "Lo-quees" o a la creatividad. La expresión o la manifestación es más bien una liberación de la creatividad oculta en la Nada del Ser sin forma -la "Esencia", "Lo-que-es", que carece de forma-; tengan muchísimo cuidado y estén muy atentos para acompañarme en este escarpado ascenso. Lo de esta mañana va a ser una ascensión. La creatividad autocreada y autónoma no tiene forma, es lo sin forma, lo vacío, la nada del espacio. No se manifiesta en las formas, por motivación alguna. La motivación es privilegio de la raza humana. No hay causa, no hay motivación, no hay fuerza externa que la compela ni obligue a hacerlo. No hay necesidad de hacerlo. Aparentemente, es su naturaleza; es un anhelo estructurado en la creatividad. La manifestación pone en libertad la opulencia, la riqueza, la grandiosidad y la majestad contenidas en la nada.

No hay un proceso del Devenir, en el sentido que entendemos el término en relación con nuestra Vida socio-económica y política. Al principio, habíamos usado las palabras "Ser" y "Devenir"; vamos a profundizar más o estamos remontándonos más alto. La creatividad y su manifestación; el movimiento expresivo no es un proceso del devenir. El devenir limita y condiciona; la manifestación libera. El fluido, la creatividad condensada en el cuerpo humano, la creatividad como sustancia de ese fluido, lo sin forma que hay allí, es nuestro Ser, es nuestra ESENCIA. Es la esencia existencial de que seamos "Vida", "creatividad", "oquedad", "espacio o "vacío, cualquiera sea el término que deseen usar para denotar o indicar esto. Somos esa energía creadora -esa nada sin forma que fue el fluido en el cuerpo del padre y en el cuerpo de la madre- esa creatividad se ha manifestado en esta forma. No ha devenido, se ha manifestado. Esa es la esencia de nuestra vida, ésa es nuestra Realidad. Esa nada sin norma, forma ni figura, esa creatividad contenida en el fluido, ésa es la esencia de nuestro ser o de lo-que-somos. Eso es nuestro ser o lo-que-somos. Adviertan esto. Se desarrolla hasta ser el niño, éste se desarrolla hasta ser muchacho o muchacha que, a su vez, se desarrolla hasta ser persona adulta. Es un proceso de desarrollo, de manifestación de la sustancia, de expresión de la sustancia. Lo llamamos evolución, porque lo medimos con el "tiempo". Existe una teoría acerca de personas, a la manera de David Bhom, el famoso físico de la involución y la evolución. Pero hasta donde podemos ver, esto no parece que sea una evolución. Es una manifestación. A causa de que el ser humano ha creado una medida del tiempo, lo mide en términos de años y meses y dice que tiene diez años u ochenta años. Es nuestro cálculo, injertado en la esencia de la vida. Si pueden comprender esto conmigo, entonces podrán seguir conmigo más adelante. Desde la niñez se crece hasta la juventud, la adultez y la vejez, pero esto no ocurre con la creatividad. La creatividad no es una niña ni un niño. No es vieja. No tiene ochenta años ni cuarenta y cinco años. Es como ha sido; el anhelo de manifestación o expresión existe en la creatividad hasta el último aliento. Se expresa a través de los ojos, a través de lo que llamamos percepción. Se manifiesta o expresa a través del sonido, a través de lo que llamamos el habla. Expresa su existencia a través del tacto, a través del movimiento de los miembros. Es expresión. Expresión no es devenir, expresión es desarrollo. Trato de compartir con mis colegas algo más bien importante. Estos son los dos aspectos de nuestra vida: la Nada y el Algo, Lo-que-es-nada y Lo-que-es-algo. Tenemos el anhelo de expresarnos, porque tenemos la forma de un cuerpo. Adviertan esto. El "anhelo" no es una condición creada por la civilización y la cultura humanas. A uno no lo indujeron, obligaron ni compelieron. Todo el proceso de lo que llamamos crecimiento existía en esa nada. Lo medimos y llamamos progreso; lo medimos con el tiempo y lo denominamos evolución. Tenemos que hacerlo, pero cuando lo miramos sin las mediciones, sin nuestros juicios y valores, vemos que una nada (nihil) se expresa en un algo (aliquid). La ESENCIA, el anhelo, la creatividad, la manifestación, el surgimiento y luego lo que llamamos "fusión", vuelve y se funde. Se funde en cenizas, en la tierra, en el agua, en el fuego y en el espacio. Esta es la danza cósmica del surgimiento y del volver a fundirse. No es un drama de creación y destrucción. Es una danza de surgimiento y vuelta a fundirse. En

la naturaleza no hay nada parecido a destrucción. Existe, además, una construcción del cerebro humano. Este no puede imitar la creatividad, de modo que, en su esfuerzo por imitarla, ha desarrollado el proceso de construcción y destrucción. La forma nace de los padres, en una familia de Nueva York, de Tokio o de donde sea. Por lo tanto, se convierte en la hija o el hijo de Fulano de Tal. Ellos son los padres y uno es el hijo o la hija. Entonces, existe la relación de padre e hijo, a causa del cuerpo y la forma. Nos hemos convertido en el hijo, el hermano, la hermana, el padre o la madre, independientemente de esa creatividad y de su movimiento de manifestación. La raza humana ha sido condicionada por el movimiento de las relaciones. Tiene que dar un nombre y una identidad; de otro modo, no podrá relacionarse. El niño que nació es "mi hijo"; ése es el modo como nos relacionamos. Mediante el proceso de las relaciones estamos condicionando lo que nació: con el nombre, con una sensación de propiedad y posesión, con posesión. Eso es lo nuestro. De este modo comienza el condicionamiento; luego, esperamos que el ser humano se comporte como nuestro hijo o nuestra hija, exaltamos nuestras expectativas y satisfacemos nuestras ambiciones. ¡Observen el proceso de los condicionamientos! Pero no vivimos solos; vivimos en sociedad. La sociedad espera que sus integrantes se comporten de determinados modos. Por eso, aquéllos tienen una red de relaciones. Esta es una relación económica, ésta es una relación política, ésta es una relación familiar, ésta es una relación funcional. Se dan nombres, se identifica, se es dueño y se tienen expectativas. De modo que la manifestación de la Vida se convierte en la madre, la hermana, el hijo, la hija o el miembro de la sociedad. Los sacerdotes lo bautizan como hindú, cristiano, budista, etc. Además de los nombres y la identificación impuestos por los padres existe la identificación en nombre de la religión. Uno pasa a ser hindú, islamita, cristiano o budista. Si uno nació aquí, es indio. Vemos que en nuestra psiquis se injertan capas tras capas de nombres e identificaciones; se espera de nosotros que nos identifiquemos con ese nombre, con el código de conducta y con las expectativas de los sacerdotes de las distintas religiones y la jerarquía social y política. Nos obligan a ser así. El impulso no existe, pero cultivan las necesidades en nuestra estructura psíquica. Nos enseñan a ser ambiciosos, nos enseñan a hacernos valer, nos enseñan a comparar, rivalizar, resistir y atacar. Se nos enseña todo esto. Alimentan nuestro mecanismo de defensa. Por eso, se nos condiciona para que seamos hindúes, cristianos, indios o comunistas. Al deseo sexual lo tenemos incorporado pero, a fin de tener un orden, creamos un condicionamiento de esposo, esposa y familia, como unidad. Todos éstos son ordenamientos de factura humana. El proceso del devenir en la vida social y familiar es resultado de necesidades, ganas, normas, criterios e identificaciones con los cuales el sistema fue alimentado. Son un elemento extraño, una cosa extraña injertada en la forma. Cada relación nos limita y condiciona. Esto no es surgir y volver a fundirse. Esto es aceptar la autoridad del proceso de dar nombres e identificarse. Es aceptar la autoridad de normas organizadas y estandarizadas y hacer luego un esfuerzo para adecuar y aproximar a aquéllas nuestra conducta y todos nuestros movimientos. Allí existía creatividad, un anhelo

de manifestarse -de surgir y volverse a fundir- la danza cósmica de la Creatividad o la Inteligencia Suprema. Aquí existe el mundo de factura humana. Tan pronto como somos alguien, o sea, tan pronto como somos la forma, entramos en el mundo de la relación, que es limitación y a la que no podemos eludir. Miren el destino. No podemos eludir el reino de las relaciones, no podemos evitar el ser víctimas de los condicionamientos y las relaciones. Tenemos que pasar por éstos. En la sistematización de los conceptos, en la estandarización de las normas y los criterios y en el desarrollo de los códigos de conducta, etc., la raza humana ha fracasado hasta ahora miserablemente por desarrollar relaciones basadas en la libertad, el amor y la compasión. En consecuencia, hay explotación. Toda afirmación prepotente se convierte en agresión y, la agresión, conduce a la violencia. En la actualidad somos una raza humana violenta que saquea el planeta, que se despoja recíprocamente, que está centrada en sí misma; nos aislamos en la cárcel de nuestro ego. Nada bueno podríamos sacar de ello. No hay nada malo en el proceso de dar nombres, identificar y desarrollar conceptos o símbolos y usarlos. Eso no causa perjuicio pero, de algún modo, la raza humana fracasó y, en consecuencia, la organización de las relaciones está llena de tanta aflicción y tanto sufrimiento. No es necesario que lo esté. Ustedes y yo, como indagadores, podemos comprender que ésta es la limitación en la cual tenemos que movernos. ¿No es cierto que la casa restringe nuestra libertad? Sin embargo, tenemos que aceptar las limitaciones de la casa y usarla. Como rayos de la inteligencia cósmica, tenemos que ser conscientes, en nuestra vida multidimensional, de esa esencia existencial de nuestro ser y debemos permanecer arraigados en ella. Hemos de vivir en este mundo de factura humana, con sus conceptos, sistemas, estructuras, etc. ¿Qué hacemos con eso? ¿Cómo nos mantenemos cuerdos en estas estructuras que están locas? ¿Cómo retenemos y sostenemos nuestro equilibrio en estas estructuras desequilibradas? ¿Cómo conservamos nuestra inocencia, nuestra paz y nuestro amor y libertad en la sociedad violenta que nos rodea? Si existe una posibilidad de apartarse completamente de las estructuras y de aceptar una muerte social, lo cual es Sanyas, entonces ese problema no se suscita, pero ni ustedes ni yo tenemos posibilidad de escapar de las estructuras, por lo que quedan excluidas de ello -por lo menos- 99 de cada 100 personas. Son poquísimos los que no realizan un trabajo o están en una oficina durante ocho horas por día, cuarenta años de su vida: 91 personas de cada 100 tienen que pasar por esto. ¿Cómo nos manejamos con estas complicaciones? Tengo que educarme, ir a la facultad y llegar a ser científica, abogada o lo que sea. Yo hice eso. Acepté esta limitación, esta carga del conocimiento almacenada en la memoria, a fin de ganarme la vida. Hago eso o me mudo a una aldea o al campo, me dedico a la agricultura en un lotecito de tierra y vivo de manera sencillísima. Si no puedo hacerlo, entonces me gradúo y consigo un trabajo. Lo hago y, con eso, me conformo. Sin ganas. Adviertan esto. No tengo ganas de expresarme, ni siquiera tengo ambición tal vez para ser una abogada, una doctora o una científica próspera. Pero es inevitable para mí. No puedo funcionar de otra manera. Me recibo con fines funcionales. Esto se parece a las estructuras de la casa que uno construye y en la cual vive;

aunque disfruto de las montañas y los árboles, uno no vive bajo un árbol toda su vida. Después de haber aceptado la estructura y de haberse pertrechado, uno entra en la estructura de manera sencillísima. En esta sociedad violenta, permítaseme mantener mis necesidades en lo mínimo, para que no tenga que ahondar en demasía en la estructura monetaria. La simplificación de las necesidades físicas nos salvaguarda de ser víctimas de la industria de la propaganda y de los industriales que ganan dinero sólo con la proliferación de bienes de consumo. Tenemos que vigilar muchísimo. Ser conscientes de la esencia de la Vida, de la creatividad prístina y su danza expresiva: surgimiento y vuelta a fusionarse, saber que la muerte está con uno, en nuestro umbral. La muerte está allí, de modo que de nada sirve enredarse en futilezas, como son la proliferación de necesidades. No porque uno sea un gandhiano o un sanyasi, sino porque la simplificación de nuestras necesidades es el modo de salir de las complicaciones de estas estructuras económicas violentas, injustas y de explotación. La simplicidad es el modo de salir de lo complejo. Por lo tanto, minimicen sus necesidades. En segundo lugar, jamás se comparen con otro. Nuestras necesidades no las decidimos mirando qué tiene la persona que vive aquí a la vuelta. Su idea sobre las necesidades puede ser muy diferente. Junto con la simplificación de las necesidades físicas estamos simplificando la estructura psicológica. Si ustedes comparan y rivalizan, entonces se vuelven agresivos y violentos y empiezan a practicar la explotación. Así vuelven a caer en la trampa de la sociedad, ya sea que estén en la India o en los Estados Unidos de América, en Rusia o en China. En lugar de ello, ustedes se dicen: "No voy a comparar. Mis necesidades son éstas y voy a trabajar por ellas. No existe otra involucración psicológica con la sociedad". Si uno es un indagador religioso, si quiere vivir religiosamente, si quiere sintonizarse con la danza cósmica de la cual nació, en la que tiene que moverse y dentro de la que ha de volver a fundirse, si uno está interesado en eso, entonces, lo que resulta necesario es no sólo la simplificación de la vida física sino también la simplificación de la vida psicológica. Para simplificar la vida física empezamos por no aceptar como autoridad el concepto de que los demás nos reconozcan, acepten y aprecien. Si admitimos que la aceptación, el reconocimiento y el aprecio tienen razón de ser, vamos a tener que ir por ahí mendigando, con una escudilla psicológica en la mano, en procura de ese reconocimiento, esa aceptación y simpatía. Jamás tendremos las raíces en nuestro propio ser. Daremos la iniciativa a otras personas; nuestra paz y felicidad dependerán de cómo los demás se comportan y de sus reacciones, de los juicios de los otros y no de la calidad de nuestro ser. ¿Eso no es el origen de la aflicción y del sufrimiento en la vida? Esta no es una clase para discutir problemas socio-económicos; por eso no he mencionado que esas estructuras tengan que modificarse; lo doy por implícito. Tales estructuras han de modificarse y han de tener lugar revoluciones. El hombre ha estado ocupado cambiando las estructuras, pero lo aflictivo es que él mismo no se modifica y, por eso, hasta a las mejores estructuras se las usa mal y se las maltrata, porque están en manos de seres desequilibrados, explotadores y agresivos. Pero en esta sesión no vamos a discutir

ese aspecto. Lo que aquí nos interesa es la vida de ustedes, mi vida y cómo vamos a vivir. Uno usa las estructuras socio-económicas, sin ser víctima de sus obstáculos. Uno se mueve con muchísima sencillez. La raza humana no está compuesta por criaturas unidimensionales: somos criaturas multidimensionales. Tenemos que vivir en esta danza cósmica y en el mundo de factura humana simultáneamente, sincronizando los movimientos. Cuando hay sencillez, cuando no hay comparación, cuando no hay agresión, hallaremos que tiene lugar la sincronización de nuestro movimiento en las estructuras de factura humana, con nuestro movimiento en el mundo cósmico.

Capítulo VII

LA MANIFESTACIÓN ESPONTÁNEA

Confío en que algún día me digan: "Vimalaji, no necesitamos pláticas; hemos venido aquí para estar juntos con usted, en el éxtasis del silencio". Decíamos ayer que, el vacío sin forma de la Vida, tiene un impulso para expresarse o manifestarse. La unidad de la vida manifiesta a la multiplicidad. No se convierte en muchos: manifiesta la multiplicidad, que parece ser el contenido de la unidad. Vamos a considerar esta mañana las palabras "Espontaneidad", "Impulso", "Sacralidad" e "Inocencia". Espontaneidad implica que, detrás del movimiento, no hay causa o motivación, ¿no es cierto? No hay esfuerzo detrás del movimiento. Uno de los errores fundamentales de la raza humana ha sido el de extender la actividad intelectual dentro del ámbito de lo Divino. La raza humana ha hecho fútiles intentos para comprehender a la Divinidad, a la totalidad orgánica, a la misteriosa interrelación de lo que se manifiesta, dentro del armazón de la lógica humana, de la estructura del pensamiento, de la ley de causalidad, etc. Lo limitado no puede percibir lo ilimitado, lo condicionado carece de sensitividad como para comprender lo incondicionado e incondicionable. Un mecanismo de pensamiento estructurado no puede tener inteligencia para percatarse de la esencia de la Vida, que está libre de estructuras y pautas. Cuando decimos que la Nada y el nadie -que son el contenido del espacio o del vacíoparecen no tener un "impulso" para manifestarse, ese "impulso" no es una motivación. Observen esto. La estructura del pensamiento, a través de la cual funcionamos, necesita los impulsos e instintos que se construyen en la estructura biológica, para movilizar a los órganos de los sentidos y moverlos hacia sus respectivos objetos. Pero la Divinidad de la Vida no conoce motivaciones. Allí no hay una mente condicionada y estructurada que precise de motivación y esfuerzo, dirección, cálculo y relación de causa y efecto. Todo esto, sencillamente, no puede llegar y entrar en el Vacío sagrado o en la nada de la esencia de la Vida. El "impulso" no es motivación; el impulso no es la causa. No podemos analizar el movimiento de la totalidad, diseccionarlo ni dividirlo en causa y efecto. La "espontaneidad" es un movimiento libre de motivación, es un movimiento libre de esfuerzo. La espontaneidad no tiene contenido de pensamientos y, por lo tanto, podemos llamarla inocencia. La inocencia carece de contenido de pensamientos y, en consecuencia, no tiene motivaciones.

A la Vida la llamamos Divina porque en ella no existe el contenido de pensamientos. La llamamos Vida, y a su movimiento, lo llamamos Divino porque en éste no hay esfuerzo ni estructura y, por lo tanto, en él no hay movimiento mecánico repetitivo. La espontaneidad, el movimiento del impulso espontáneo de manifestarnos está más allá de nuestra armazón de lógica y leyes de la estructura del pensamiento. Es un movimiento de la Inteligencia que no tiene contenido de pensamientos. El movimiento de la Inteligencia es el que no tiene pasado ni futuro. Si alguien dice: "¿Por qué la Vida se manifiesta en la multiplicidad?", con toda humildad le diríamos: "Esa es una pregunta equivocada. No es apropiada para el ámbito que está más allá del tiempo y del espacio, que está más allá de la verbalización". Una palabra nace del sonido. El sonido nace del Silencio. Podemos volver al origen del sonido que es el Silencio, pero ninguna palabra puede describir qué es el Silencio. ¿Se dan cuenta de lo que yo les digo? No podemos describir el origen de nuestro ser. No podemos describir la calidad de la luz; aquí no nos referimos a la luz solar ni a la luz de una vela sino a la luz autocreada y autónoma. A la Luz que se irradia desde el Vacío, en el Vacío. A la Luz de la Inteligencia, a la Luz de la Percepción. No podemos describirla. Ni los símiles ni las analogías son apropiados. ¿Podemos describir o siquiera definir qué es el Amor? El Amor: el perfume de la Inteligencia. El Amor, que es el perfume de la espontaneidad. El Amor que se irradia desde la totalidad de nuestro ser. Cuando vivimos en la totalidad de nuestro Ser, el Amores la irradiación de esa totalidad. No existe aparte de la Totalidad, aparte de la Inteligencia. Así como la belleza es la luz de la inocencia, el Amor es la luz de la Inteligencia. No lo podemos describir. No existe un proceso del Devenir en lo que atañe a la vida cósmica. "¿Por qué las manifestaciones surgen y por qué se vuelven a fundir?": ésta es una pregunta que nunca fue contestada ni lo será. Se trata de algo que es apropiado dentro del ámbito del pensamiento, no más allá. Los rishis y sabios de la antigua India conocían esto y, por eso, usaban una palabra encantadora para satisfacer la denominada indagación intelectual de los eruditos. Dicen que es el "Lila de lo Divino". "Lila" es un juego. Un niño juega espontáneamente, incluso sin que se lo enseñemos, sin motivaciones, sin querer ganar nada con ello, como tarareamos o cantamos para nosotros mismos; es un devanarse de nuestro Ser. Expresamos la música dentro de nosotros mismos. "Lila" es un movimiento sin causa, un movimiento libre de motivación. La palabra "juego", la palabra "jugar" no tiene profundidad como para expresar los diversos matices y ligeras diferencias de la palabra "Lila". Una persona tiene un organismo biológico para vivir y con el cual vivir. Este organismo biológico no es una totalidad mecánica, como un robot o una computadora construidos por el cerebro humano; no es una máquina. No es estático. Es creatividad condensada, una miniatura de la vida cósmica, tan misteriosa como el cosmos. Los rishis tenían dos bellas palabras para describir esto: microcosmos y macrocosmos. Este organismo humano se llamaba "Pinde" o microcosmos y "Brahmande" o macrocosmos. El cuerpo individual se llama "Pinde". Pinde significa un organismo, una miniatura del cosmos. "Pinde thatha

Brahmande, Brahmande thatha pinde". Brahmande es el Cosmos. Es Brahma, en eterno crecimiento y manifestación eterna. "Anda" es un huevo, de forma de huevo, que no se rompe. Uno tiene que vivir en este organismo biológico misterioso, en el que se manifiesta la interrelación de las energías cósmicas. Tenemos que vivir en esta interrelación misteriosa de un organismo revestido de carne y adornado con músculos y tejidos, arterias y nervios, que tiene órganos como el corazón, los pulmones, el hígado y los riñones. Es maravilloso cómo se interrelacionan y con qué eficiencia y competencia este organismo biológico analiza el alimento que comemos y lo convierte en tantos elementos químicos, minerales y vitaminas; convierte esto en plasma, agua y carne. Quien se observa y entiende, entiende al cosmos. Entenderse uno mismo es la clave maestra del misterio de la vida cósmica. Tenemos que vivir en y con este organismo biológico. Es una morada maravillosa, pero injertamos la estructura del pensamiento, la estructura conceptual en el organismo biológico. Un organismo es biológico pero el pensamiento es una estructura "ensamblada" mediante esfuerzos humanos. Una estructura psicológica que ha sido analizada en lo inconsciente, subconsciente e individual-colectivo, con propósitos y pautas variados, de orden racial, religioso y cultural. En esa estructura no hay interrelación. Está interconectada, como conectamos los cables cuando construimos un automotor. El mundo de factura humana tiene conexiones en las estructuras y éstas tienen un género de finalidad en lo que a ellas respecta. Dentro de la estructura biológica u orgánica, la raza humana construyó una estructura psicológica o de pensamiento. Con la ayuda de idiomas, gestos, códigos de conducta y pautas de comportamiento creamos un mundo maravilloso e intrincado en el cual tenemos que vivir. El organismo biológico tiene sus propios impulsos, instintos y tendencias, similares a los cósmicos, que originalmente no son de factura humana. Pero la estructura psicológica no puede existir por sí sola; por eso, la raza humana condicionó los sistemas que rigen los nervios, la química, la sensualidad y las glándulas del organismo. A esto lo llamamos nuestra cultura y nuestra civilización. A las emociones las condicionamos cuando las encendemos, vencemos, abatimos o excitamos. Si no interferimos con el organismo biológico, hay un apetito que impregna a todo el cuerpo. No se trata de un instinto condicionado. Pero quienes no están familiarizados con el organismo biológico, quienes no lo aman ni respetan, imponen sus emociones, embozan su apetito y dicen que no tienen hambre. No voy a comer porque alguien me insultó, porque mi ego está herido. No me refiero a la imposición. Me refiero a la belleza y al éxtasis del organismo biológico. Por ejemplo, tomen el sueño: ustedes no lo crean, pero interfieren en la miniatura cósmica en la que viven -el organismo biológico- cuando se quedan despiertos hasta la madrugada, porque tienen que ver un programa de televisión. No respetan esa oscuridad maravillosa que desciende sobre la tierra y que se llama noche. Tiene como finalidad el descanso, pero encendemos luces brillantes y permanecemos despiertos. Estamos violando e interfiriendo en el ritmo del sueño -éste es un asunto distinto- pero el sueño por sí solo, el impulso sexual, el instinto por sí solo, es algo muy sagrado. Es un impulso para manifestarse y expresarse como tiene que hacerlo la vida cósmica, mas ni siquiera hemos permitido que la

santidad de la vida permanezca en nuestro organismo biológico. Violamos la santidad de nuestro organismo biológico, interferimos en los ritmos y, en consecuencia, hay sufrimiento. En la vida como tal no hay aflicción ni sufrimiento, pero en el mundo de factura humana, en el individual o en el colectivo, no hay sino aflicción y sufrimiento. No sabemos cómo relacionarnos con el organismo biológico ni cómo respetarlo. El dolor y el goce son naturales. Si hay un tiempo extremadamente frío, el cuerpo sentirá dolor, pero es la mente humana la que crea el sufrimiento a partir del dolor. El dolor llega y se va; el goce nos visita y se calma. Mas a partir del goce creamos apegos, con la esperanza de repetirlo. Creamos el temor, a partir del dolor. Dolor y goce son inevitables, son reacciones del organismo ante el calor, el frío, el polvo, las lluvias, etc. No es necesario que derive en sufrimiento. El dolor existe en el cuerpo, pero el "YO", el "MI", el "EGO", se identifica con el movimiento del dolor o del goce y dice: "Tengo goce", "Tengo dolor". La que crea el sufrimiento es la identificación. Existe la estructura psicológica y tenemos que vivir en ella. En esa estructura psicológica hay movimientos como los de pensar, sentir, reaccionar, imaginar, etc. Están todas las facultades que la raza humana creó a través de los siglos y que necesitan una motivación. Un motivo para actuar, un motivo para hablar. La relación de causa y efecto es un condicionante creado por nosotros. Creamos la idea del tiempo psicológico y luego la idea de la continuidad. Todas éstas son partes de la estructura de factura humana. Existe la totalidad de la estructura, pero ella no es íntegra. Lo que está "ensamblado", tiene partes y puede ser analizado es una totalidad. Lo que no puede ser analizado, sintetizado ni "ensamblado" y no puede despedazarse es una integridad. En la totalidad de la estructura del pensamiento no hay pureza, inocencia ni sacralidad. Cada movimiento de la mente o del cerebro es un movimiento de esfuerzo. Necesita un motivo. La estructura mental no tiene espontaneidad. La mente no puede decir: «Yo tengo un ‘Impulso’». Los impulsos están más allá del pensamiento. La mente tiene un deseo, un sentimiento, un afecto, un deseo o una ambición a través de los cuales la mente o el cerebro opera; hay un esfuerzo. Ningún movimiento mental es posible sin un motivo o un esfuerzo. El movimiento es condicionado por la consecuencia de nuestra acción. Hay condicionamiento al principio y condicionamiento al final, en el modo en que vivimos: en el mundo del pensamiento y en el mundo de la sensualidad. Quiero volver al punto por donde empezamos esto. Cuando una persona que vivo en el organismo biológico y utiliza la estructura psicológica, indaga qué es la mente y qué es el pensamiento y se familiariza con esa facultad real, la observa y ve la limitación, las repeticiones, la estructura mecánica y artificial de la totalidad, todo el ámbito limitado en el que ha estado funcionando, ¿la mente dejará detrás esta superestructura mediante la inactividad? Tal vez suene como contradictorio. La falta de continuidad del movimiento mental y la inactividad de la estructura del pensamiento son las que dan como resultado que se deje todo atrás. La causante de eso no es la acción ni la inacción. Lo que se deja detrás es toda la órbita del pensamiento artificialmente estructurado. Entonces, uno bucea en el

silencio. Al estar uno en lo biológico, tiene que moverse en lo psicológico, porque nacimos en una sociedad cultivada y civilizada, y ahora existe la trascendencia desde la estructura psicológica. Motivaciones, esfuerzos, direcciones, frutos y recompensas: todo esto se deja detrás. Cuando eso se deja detrás, la inteligencia contenida en el vacío de la consciencia es despertada por el empuje de la inacción; entonces, la Inteligencia percibe el misterio de la nada, que se manifiesta en el todo. Con esa percepción, la identificación con el mecanismo del pensamiento, artificialmente estructurado, llega a su fin. Si una persona dejó todo esto detrás mediante inactividad, inmovilidad y silencio, entonces existe el encuentro íntimo entre la vida cósmica que está contenida dentro y por la cual estamos rodeados. Hay una percepción íntima, un encuentro íntimo. La identificación cae instantáneamente, como las hojas de otoño dejan los árboles y caen sin esfuerzo, silenciosa e indoloramente, al suelo. Toda la identificación desapareció. A este hecho se lo llama fusión de la consciencia con lo cósmico. La "Yoidad", "La Mudad", el sentido del ego: todo esto se evapora. La estructura está ahí, como el cuerpo está ahí, pero la identificación desapareció. El cuerpo está ahí, el apetito y el instinto del sueño están ahí, pero no existe más la ilusión de la separación con lo que había una identificación, como resultado de un condicionamiento de siglos. La denominada consciencia individual se funde en lo cósmico. La gota ha vuelto al océano. El rayo ha vuelto al Sol. El polvo ha vuelto al polvo. ¿No es eso lo que ocurre cuando morimos y creman nuestro cuerpo? Volvemos a la tierra en forma de cenizas. La fusión de la consciencia no es necesario que tenga como resultado que desaparezca del cuerpo. La consciencia no tiene forma ni contenido; tan pronto se bañó en las aguas del silencio, a eso lo llamamos fusión porque no tiene forma ni contenido, pero el cuerpo, el cuerpo biológico tiene densidad, tiene en sí los cinco elementos manifestados. ¿Por qué el cuerpo debería desaparecer cuando la consciencia se funde? No necesariamente. Es condicionado y limitado por la visibilidad y la tangibilidad. Así como un árbol tiene una vida potencial, el organismo biológico tiene una potencialidad. Puede vivir y puede desaparecer. No hay una relación de causa y efecto entre la fusión de la consciencia y la desaparición del cuerpo, porque esa fusión no era la muerte. Esa fusión era un enriquecimiento. Por lo tanto, las personas realizadas o iluminadas no retienen intencionalmente su cuerpo. Ni renuncian intencionalmente al cuerpo ni lo retienen. Viven en él porque está ahí, mientras está ahí. Cuidan su cuerpo, porque la inteligencia es la energía a través de la cual operan. Sin apego, sin complacencia, sin supresión. Es una maravillosa relación estética. Así como cuidamos a un hijo, la persona autorrealizada o iluminada cuida su cuerpo: lo alimenta y lo viste. No hay apego al cuerpo, porque no hay identificación con éste. La persona iluminada maneja su cuerpo como un artista toca la cítara o la vina. El artista conoce todo el mecanismo de la cítara, dónde pulsarla, cómo tocarla, qué cuerda tañer y cuánta tensión ha de mantenerse en las cuerdas. El artista no permite que las cuerdas se aflojen o se tensen demasiado, pues sólo entonces habrá música.

La persona iluminada no retiene al cuerpo para hacer algo en favor del mundo, por compasión. Hay gente que, a personas como Sócrates, Jesús o Buddha, les atribuye haber sido motivados por la compasión. Dicen que aquéllos retuvieron sus cuerpos y trabajaron con la gente, por compasión. Si vivimos en el organismo biológico y en la sociedad donde nacimos, ésta no es una cuestión de elección o selección. Nacimos allí, entre la gente. No hay motivación, no hay movimiento consciente. En la vida de una persona iluminada todo es "Lila" de espontaneidad. Es la Inteligencia Cósmica, es la Inteligencia Suprema que opera a través del individuo, pero ésa no es la misión. Si la persona dice: "Esta es mi misión" o, si lo está haciendo por compasión, entonces pienso que para esa persona la iluminación fue sólo una idea. No hay motivación ni misión. Sólo existe la sacralidad de la espontaneidad, de la ausencia de esfuerzo, la elegancia y la belleza de la inocencia. El movimiento de esa persona no contiene pensamientos. El pensamiento como instrumento podría ser usado, pero no es el contenido del movimiento. Observen esto. Por más que procuro comunicarme, mi intento es fútil, porque la Divinidad de la Vida, la espontaneidad de la Vida, la majestad de la inocencia desafía a la descripción y a la verbalización. Todos los esfuerzos de esa índole realizados hoy en día, los han hecho -a través de siglos indecibles- los Sabios, Yoguis y Rishis, pero ellos sólo nos indican lo que no es. La palabra no es la cosa y, cuanto se describa, no es lo que se describe. Tenemos que quitar la cáscara a las palabras como le quitamos la cáscara a la fruta. Tenemos que asimilar el significado y tirar las palabras.

Capítulo VIII

LA LIBERTAD ES EL PRIMER PASO

La Transformación o la Transmutación no es el resultado de la manipulación de estados psicofísicos. Los antiguos indios, los tibetanos, chinos y japoneses desarrollaron a través de los siglos una cantidad de técnicas para manipular los estados psicofísicos. La fiel adopción de esas técnicas ha producido determinados cambios en la periferia de la conducta psicofísica. Cambios parecidos en el nivel verbal -con el desarrollo de nuevas terminologías- y cambios en la conducta física, afectando la calidad de las estructuras biológicas hasta cierto punto. Mas en el núcleo de su ser, la raza humana ha seguido siendo la misma: bárbara, violenta, adquisitiva y prepotente. La manipulación de los estados psicofísicos puede causar cambios periféricos, sin tocar para nada el centro; después de todo, estamos interesados en el centro, el origen, la esencia de la Vida. Aquéllos de ustedes que han estado aquí desde el comienzo de estas clases tal vez recuerden que hemos observado muy cuidadosamente que, en la vida cósmica, la totalidad y su dinámica emergen como multiplicidad. La unidad se manifiesta como la multiplicidad, sin llegar a ser muchos; el movimiento de la manifestación no viola a la unidad, a la integridad orgánica de la Vida misma. Nos preocupa e interesa averiguar si en la vida de los seres humanos es posible responder a la necesidad de manifestar muchos "roles" funcionales sin afectar, mutilar ni dañar a la Esencia de la Vida. Así como la unidad de la vida cósmica se manifiesta como multiplicidad, aunque no cause separación, ¿es posible que la integridad orgánica de nuestro ser manifieste diversos "roles" funcionales, mutilando la majestad de ser un todo? Hemos observado -si pueden recordar conmigo- que las manifestaciones tienen una interrelación majestuosa. ¿Es posible que la interrelación en la especie humana pueda tener la misma calidad de armonía y reciprocidad, que es el hálito de la paz y la ausencia de violencia? La violencia sólo se produce cuando, por cualquier razón, se viola la reciprocidad. Hemos visto que para nada han servido las manipulaciones intelectuales, emocionales o psicofísicas. La especie humana está muy lejos de la armonía que manifiesta la dignidad de la interrelación y la grandiosidad de la esencia o la integralidad. El desafío es ése. Vamos a explorar si la meditación podrá ayudar a la raza humana a salir de este atolladero psíquico, de este callejón sin salida en el cual está detenida. A pesar de toda nuestra civilización, cultura, tecnología, religiones, maestros, instructores y todo lo demás, estamos detenidos. Nuestra psiquis hiede individual y colectivamente a prepotencia,

agresividad y violencia. Nos hallamos muy lejos de la reciprocidad, que es la esencia de la interrelación. Podríamos desarrollar la interdependencia de individuos y grupos, que se llaman naciones, pero la interdependencia difiere radical y cualitativamente de la interrelación. La libertad no es afectada en la interrelación y, por lo tanto, no es posible la explotación, pero en la interdependencia que hemos creado mediante innumerables estructuras y codificadas pautas de conducta, hemos ido a parar a sistemas de explotación sancionados en nombre de la política, la economía, las religiones o la espiritualidad y hemos convertido a la vida en un asunto muy embrollado. Lo que exploramos es si este enredo tiene una salida. Si no tiene que haber manipulación de los estados psíquicos, parece vitalmente necesario que esta estructura del pensamiento no se mueva. Su movimiento es un movimiento de condicionamientos colectivos, con los que se ha alimentado al cuerpo humano. La estructura humana es una estructura complejísima, en la que vivimos, pero no podemos separar lo biológico de lo psicológico, al movimiento físico del movimiento psicológico. Se trata de una estructura muy maravillosa. El movimiento de la estructura del pensamiento parece ser absolutamente inapropiado para la meditación o para una nueva exploración. Nuestra actitud no se propone erigirse en autoridad: no nos interesan para nada las teorías sobre la meditación, ni las técnicas sobre la meditación que podrían haber sido o son mundialmente aceptadas, estandarizadas u organizadas. No nos interesa para nada esa conducta estructural. La meditación no tiene nada que ver con el movimiento de la mente ni con el movimiento del pensamiento; y la especie humana considera a este primer paso como la máxima valla. "¿Cómo podrá haber una exploración sin el movimiento de la mente, sin la manipulación del ego o del MI, sin técnicas?" En lo intelectual, la raza humana ve muy clara y lógicamente que la meditación nada tiene que ver con el movimiento mental, pero dentro hay una insistencia emocional, en el sentido de que esa exploración debe tener lugar a través del movimiento de la mente. "Si el movimiento de la mente o del pensamiento puede inventar la ciencia y la tecnología y construir lenguajes, filosofía y teologías, así como también puede crear estructuras maravillosas -económicas y políticas- ¿por qué ese mismo movimiento no podrá ayudamos en la exploración de lo Divino? ¡Debe ayudarnos!" Si el movimiento mental encauzado según la religión cristiana no nos ayuda, nos volveremos hacia el hindú, hacia la pauta hindú del movimiento mental; si no nos ayuda, nos volcaremos hacia el budista; el movimiento mental tiene que otorgar el secreto de lo Divino. Esa es la insistencia interior: la insistencia "inverbalizada" del hombre moderno. En casos rarísimos se da la posibilidad de aceptar tentativamente la urgente necesidad de permitir que el "MI", el "YO", el "EGO", el "monitor" de la estructura del pensamiento, entre en la inactividad. Acostumbrados al movimiento de conocer y experimentar, medir y evaluar, juzgar, reunir teorías e ideas y repetirlas, afectos a todas estas actividades, no existe siquiera flexibilidad para ver y experimentar tentativamente lo incondicional, la inmovilidad o la inactividad de la estructura del pensamiento. Si el primer paso no es correcto, entonces la dirección íntegra de la búsqueda nos llevaría en la dirección completamente equivocada. El más importante es el primer paso.

¿Se dan cuenta, junto con su amiga Vimala, que la meditación no tiene nada que ver con el movimiento o la manipulación mentales de los estados de consciencia a través de mantrayoga, tantra-yoga, bhakti-yoga, etc.? No podremos avanzar, a menos que la sensitividad se libere de las garras de estas inhibiciones ínsitas. Entonces, escuchamos a videntes como Krishnamurti y, muy calladitos, nos vamos a casa y seguimos nuestras técnicas favoritas. "Que él diga eso. Quizás eso no sea necesario para él, ¡pero para nosotros sí!" El pensamiento mide a la vida. El movimiento del pensamiento es el movimiento de medición con las medidas tradicionales, convencionales e históricas, creadas por la raza humana. El pensamiento está empeñado en medir la vida; el único modo que él conoce de relacionarse con la vida cósmica es la medición. A la vida la mide dividiéndola en el "Mí" y el "No Mí". A la vida la mide como buena y mala, pecado y virtud. Si observaran el movimiento del pensamiento en su vida diaria, podrían advertir –como quien les habla lo advirtió- que el movimiento del pensamiento es el movimiento de medir, comparar y juzgar. ¿Cómo podremos medir a la Totalidad, a la Totalidad orgánica de la Vida dentro de la cual vivimos? No estamos separados de la Totalidad de la Vida. No estamos fuera de ella, no somos extraños que, estando lejos del Cosmos, pueden medirlo. Estamos en él. Todo el movimiento de la vida está dentro de la totalidad. Es el movimiento de la totalidad dentro de la Totalidad. En el seno de esa Totalidad prosigue la danza cósmica de surgir como muchos y volver a fundirnos en la unidad. ¡La especie humana tuvo la audacia de imaginar que estaba fuera y era independiente de esa Totalidad! Al consideramos independientes de la Totalidad, al observar a la Totalidad y medirla, calificarla, modificarla, juzgarla y dictarle límites -y no exagero ¿no estamos dictando límites a Dios? Nuestros dioses y diosas deben ser personales, exclusivos; si hemos entonado sus nombres, el dios o la diosa deberá proporcionarnos determinadas cosas: le dictamos normas y lo consideramos como un gerente. Queremos que satisfaga nuestras necesidades y carencias psicológicas. Deberá ser un padre, una madre o un hijo para nosotros. ¿Y durante todos estos veinte siglos, éste no ha sido más bien un juego de niños? Nacimos dentro de la totalidad de la Totalidad, vivimos en la totalidad, como los peces nacen del agua, viven y se mueven en ella. Estamos dentro de esa unidad y esa totalidad de la Vida, orgánica y siempre dinámica. Somos parte de la danza cósmica del surgir y volvernos a fundir. El surgimiento es lo que llamamos nacimiento; el volver a fundirnos es lo que llamamos muerte. Pero a la totalidad, a la unidad, a la Divinidad o a la sacralidad no la podemos ver, porque todo el tiempo estamos ocupados manipulando los recintos en nombre de la seguridad y aislándonos. Nuestros esfuerzos son para aislarnos de la totalidad, imaginando un ente separado como el "YO" y el "MI", el "Ego" o el "Sí" y queriendo perpetuarlo, Perpetuarlo mientras vivimos y perpetuarlo, cuando morimos, a través de nuestros hijos. Se trata de una perpetuación de ese ente del "MI": mi nombre, el nombre de mi familia, el honor y la dignidad de mi familia. Por eso queremos perpetuar la continuidad, la identidad. ¿Esto no es la perpetuación del aislamiento? Esta es una plática intensa, un compartir sagrado, con indagadores reflexivos. La verdad es implacable. Igual que la luz atraviesa la oscuridad, la verdad perfora toda falsedad que

haya sido construida aunque sea muy agradable para nosotros y aunque pudiéramos habernos aficionado a ella. Si el pensamiento se mueve, perpetuará el aislamiento en nombre de la seguridad y protegerá los recintos. El movimiento de la mente, el movimiento del pensamiento, el movimiento del conocimiento es la máxima valla en la exploración. El movimiento del conocimiento, la actividad de conocer y experimentar, que es inevitable y tan significativa y útil a fin de funcionar como miembro de una sociedad; no es para nada apropiado en la exploración de lo Divino; nosotros, como especie, hemos estado insistiendo ingenuamente en que es útil en este aspecto de la vida. Si se mueve, el pensamiento manipulará, medirá y comparará: fue preparado para eso. No tiene culpa. Por lo tanto, la exploración exige que a nuestra estructura psicofísica la pertrechemos con el sentido de la libertad. La libertad es inevitable en el primer paso: la libertad incondicional. No se trata de una libertad al final, en el último paso, como la culminación de algo que vamos a hacer, sino que necesitamos un sentido de libertad incondicional y cabal en el comienzo mismo, para pertrechar con sensitividad a toda la estructura. No podrá haber sensitividad, a menos que haya libertad. Un sentido de libertad tiene dinámica como para descondicionar a la consciencia, porque los condicionamientos existen en el nivel conceptual. Sólo un sentido de la libertad liberará a la psiquis de la esclavitud de la estructura del pensamiento. ¿Queremos que el pensamiento deje de movemos en bien de la exploración? ¿Queremos sentamos con nosotros mismos y dejar que la mente deje de moverse? Observen el movimiento de la mente. Al principio se moverá porque ha sido preparada para moverse. Observen su movimiento sin reacción alguna, en ningún sentido. Ponemos en el estado de observación, que es atención libre de reacciones, es el modo de liberarnos de todas las cadenas del pasado. Y como el movimiento de las reacciones es el eslabón que nos une con el pasado, trae consigo al pasado humano total. Podemos empezar pasando un tiempo con nosotros solos, observando el movimiento, a fin de desarrollar esa dimensión de la observación. Contemplar con la consciencia del "Yo" no es un estado de observación. El "Yo" puede contemplar, el "Yo" no puede observar, por ser el "Yo" el pasado humano condensado. Pero a fin de aprender, pasamos el tiempo con nosotros mismos. Para liberarnos de las cadenas del movimiento mental, aprendemos a familiarizamos con él; el contemplar es el único modo de familiarizamos con él. Hace pocos años, quien les habla solía usar la palabra "contemplar" y "observar", para significar lo mismo. Pero a medida que uno bucea más profundamente en el océano de la vida cósmica, advierte los matices sutilísimos existentes entre ambas palabras. La observación es el estado, la dimensión de la consciencia, mientras que la contemplación es el movimiento del aprender. Se trata de un ángulo nuevo, desde el cual nos aventuramos juntos a ver el misterio de la vida. Se trata de una percepción que no sólo no se erige en autoridad sino que carece de estructuras y pautas. Una actitud que no es estructural. Desde hace unos años, hemos estado hablando de una actitud que no se erige en

autoridad respecto de la espiritualidad. Sin embargo, no hemos recalcado en la medida necesaria, que la percepción que no se erige en autoridad exige una actitud no estructural (y nuestra misma percepción es estructural). A fin de familiarizamos con el mecanismo de la mente, pasamos un tiempo con nosotros mismos y contemplamos el movimiento de la mente. Hemos conocido acerca del mecanismo, pero no estamos familiarizados con la facultad de su movimiento. Contemplamos para familiarizarnos con el mecanismo de la estructura del pensamiento. Cuando la ignorancia es expulsada a través de esa contemplación, a través de ese encuentro íntimo con la estructura del pensamiento, sin reaccionar, sin identificar, entonces el acto mismo de contemplar desenreda la vela de la estructura del pensamiento. Lo que lo mantiene en marcha es nuestra identificación con el movimiento. Si lo mira, estamos contemplándolo sin reacción, juicio ni identificación. En consecuencia no hay ímpetu para el movimiento del pensamiento. Adviertan que este mirar, este contemplar tiene que extenderse durante todo el día. Cuando ustedes se sientan durante una hora están aprendiendo, pero esto ha de prolongarse durante todo el día. Mientras nos movemos a través de las relaciones, estamos contemplando el movimiento de éstas: mi movimiento como madre, como esposa o como esposo. Lo miramos, sin reaccionar ni llamarlo bueno o malo, sin evaluarlo, pero contemplaremos cómo nos movemos, a través de los diversos "roles" funcionales que son inevitables para una vida social o para una vida familiar. La familia es una sociedad en miniatura. Por eso, aprendemos a contemplar nuestro movimiento en los "roles" funcionales, sin tratar de cambiarlos. No vamos a tocarlos. Los veremos por lo que son -nuestra mezquindad como esposa o esposo, nuestro deseo de dominar, nuestras dependencias- nos familiarizaremos con el contenido; la inidentificación con lo que contemplamos y miramos es el comienzo de la liberación respecto de las cadenas. No se trata de cadenas físicas que tengamos que romper con algún instrumento; la única cadena es la identificación. La cadena, la esclavitud, sólo tiene un contenido conceptual: no tiene un contenido que consista en hechos reales. Por esta razón, ninguna manipulación podrá romperla. Sólo el contemplar, mirar y entender es lo que da por resultado la inidentificación y la libertad. El contemplar, el mirar, la percepción libre de reacciones es la puerta que conduce hacia la libertad. El día íntegro se convierte en un aula; el movimiento de las relaciones se convierte en la oportunidad de aprender: llegan a ser nuestros maestros y aprendemos. Nuestro vivir deviene en aprender. Vivir el movimiento de las relaciones se transforma en el movimiento de aprender. Muy lejos del movimiento adquisitivo de conocer y experimentar, estamos vigilantes y bien plantados aprendiendo, sin permitir que un solo minuto se desperdicie, porque la oportunidad de aprender es sólo hoy, ahora y aquí. No estamos hablando de una técnica ni de un método, estamos explorando si podemos aprender. ¿Para qué? Para pertrechar a todo el organismo con una sensitividad. Las aguas de la sensitividad lavarán todos los condicionamientos del organismo. Ese es el único propósito de aprender. Si uno puede aprender bien en un solo momento, entonces está libre instantáneamente: uno ve, aprende y está libre. Si no tiene la pasión o la intensidad, entonces el aprender puede demorar. Con el acto de aprender, existe la movilización de la Inteligencia; en el acto de aprender, existe la puesta en marcha de esa energía de la Inteligencia. El movimiento de conocer y

experimentar nos mantiene enraizados en la estructura del pensamiento, pero el movimiento de aprender pone en circulación la más recóndita energía de la Inteligencia. Por eso, vemos una sensación de libertad, como primer paso y la puesta en circulación de la energía de la Inteligencia, como segundo paso. Si es que lo podemos llamar segundo. Esta es una conversación basada en palabras; por eso tenemos que usar determinadas palabras. En realidad, no hay primero ni segundo. Si damos correctamente este primer paso, tal vez no sea necesario otro paso y el primero puede ser el último.

Capítulo IX

LA PURIFICACIÓN DE LA PERCEPCIÓN

Miremos el contenido de la palabra "meditación", esta mañana, pero antes de considerarla, internémonos en la purificación de la percepción. Todos ustedes deben haber visto lo que llamamos un "río". ¿Alguna vez se preguntaron si el río existe fuera de la mente de ustedes o si el río está dentro de ustedes, dentro de la mente de ustedes? Lo que sus ojos ven afuera es una curvatura de la tierra a la que llamamos lecho del río y una cantidad de agua que se mueve e irrumpe a través de esa curvatura. Eso es todo lo que ustedes ven, la curvatura y el agua. La tierra parece estar firme, el lecho del río parece estar firme y el agua parece estar moviéndose. Al percibir la firmeza del lecho del río y el movimiento del agua, hemos creado en nuestra mente una identidad a la que llamamos "río". ¿Pueden darse cuenta de que el "río" no tiene existencia aparte de nuestro proceso pensante -aparte del proceso de dar nombres e identificar- que es un movimiento dentro de nosotros? ¿Un "árbol" existe fuera de la mente humana? No es éste un ejercicio sin sentido, en el que estemos complaciéndonos. Nos gustaría aclarar lo que implica la expresión "purificación de la percepción". La purificación de la percepción es la percepción que se depuró de la aceptación de toda autoridad, que se depuró de la autoridad del pasado, de la autoridad de las palabras. De otro modo, la palabra podría crear una ilusión de que la palabra misma es una cosa. La palabra no es la cosa. La palabra indica una idea; el contenido de la civilización es una cadena y una interacción de ideas. Lo que llamamos conocimiento es una organización de ideas. Salimos a caminar y nos decimos o decimos a los demás, que estuvimos en la selva o en el monte. Concretamente, vimos los árboles, tal vez los contamos; quizá vimos un grupo de árboles y a eso lo llamamos un bosque o un monte. El bosque no existe fuera de nuestro proceso pensante. Si ustedes me tienen paciencia, lo que llaman la "arboridad" de un árbol está en la mente de ustedes, no fuera. Es absolutamente necesario depurar la percepción, depurar de la autoridad de las palabras y las ideas al acto de la percepción, porque la meditación es un modo alternativo de vivir en el cual la autoridad del pasado no existe. Es un modo alternativo de vivir en el cual no hay comunión con lo que existe. Pueden llamarlo presente, si gustan. Pero la palabra "presente" no tiene sentido, porque el pasado es una idea y el futuro es también una idea. La Realidad de la vida está inserta entre dos ideas, y a eso lo denominamos "presente". La percepción es la raíz de lo que llamamos vivir. Vivir es un movimiento de relaciones -más bien, un movimiento de relación- ésta es una

expresión mejor. Esta interrelación o reciprocidad no ocurre en nuestras vidas porque la percepción misma se alborota con la autoridad del pasado y se contamina, por lo que la percepción da por resultado el injerto del pasado en el presente. Lamento introducirlos esta mañana en estas profundidades, pero el tiempo es corto. A fin de que tenga lugar la purificación de la percepción ¿no es necesario que se permitan el privilegio de aprender a estar con ustedes mismos y con los movimientos que tienen lugar dentro de ustedes, apartándose del denominado "mundo exterior"? ¿No es necesario estar solos con ustedes mismos, para que el aprender tenga lugar? El aprender empieza con el hecho de mirar. El acto de mirar, el acto de contemplar, si vigilamos, nos hace tomar consciencia de cómo mirar no es percibir; mirar es sólo la propagación del pasado, que da como resultado el injerto del pasado en el presente. A menos que se sienten y pasen un tiempo con ustedes mismos, ni siquiera este descubrimiento podrá tener lugar. La religión es el descubrimiento personal del significado de la vida. No es la aceptación de teorías ni experiencias de los demás, por nobles y "sagradas" que sean, entre comillas. La religiosidad no puede ser de segunda mano. Es un descubrimiento personal y florece en el encuentro personal e íntimo con la Realidad. A fin de que el encuentro tenga lugar, uno debe educarse y crecer en el estado de percepción pura, de cognición u observación desnudas, sin el "observador", o como gusten llamarlo. Ustedes empiezan a mirar, toman consciencia del contenido del mirar y de la cantidad de contaminación que ese mirar involucra. Si toman consciencia de esa manera, entonces desaparece la autoridad de la contaminación del pasado, la autoridad de las teorías, ideas, definiciones y descripciones. Podrá desaparecer en una fracción de segundo o podrá tardar años en suceder, dependiendo esto de la intensidad, la integridad, la pasión y la dedicación que respalden la indagación. ¿Saben qué es la libertad? Es la percepción de la esclavitud. La intelección de la esclavitud es el comienzo de la libertad. No hay dos categorías diferentes: la esclavitud aquí y la libertad allá. Sólo hay una vida y un vivir. Uno aprende a mirar y, cuando el mirar, el contemplar, se libera de las cadenas de las palabras e ideas, se convierte en percepción pura. Vean esto: la espiritualidad es tan exacta como la matemática, tan exacta como la física o aún más. Es una ciencia, no es cháchara o palique emocional o sentimental. Ya en el primer paso se deja aun lado, completa e incondicionalmente, la aceptación de la autoridad. La inseguridad -que es la esencia de la libertad- es el primer paso; hemos sido preparados para regatear, calcular y manipular. Hemos sido preparados para considerar cada movimiento nuestro como una inversión para el futuro. El presente no tiene significado alguno para nosotros. De lo que se trata es del futuro imaginario por el cual vivimos, juntamos, coleccionamos y almacenamos, no sólo alimentos o ropas sino también pensamientos, ideas y teorías; y las repetimos y continuamos y creemos, más bien ingenuamente, que propagar ideas y teorías inventadas por otros, injertándonos experiencias que otros tuvieron es ser religioso y espiritual. Ya es hora de que abandonemos esta total ingenuidad y demos autenticidad a la vida espiritual.

Cuando el mirar con indiferencia o el mirar que es sólo la propagación del pasado se purifica y convierte en percepción, uno ya se liberó. Ignoro si a quien les habla le es posible compartir lo que ella querría: que la libertad está en el primer paso de la percepción. La meditación es un modo de vivir libre de autoridad; siempre que no hay autoridad, no hay esfuerzo. La aceptación de la autoridad es la que conduce a la aproximación de nuestra conducta a lo que hemos aceptado; al movimiento de aproximación se lo llama esfuerzo. Todo este tiempo he estado tratando de aproximar mi conducta a la de Ramana, Aurobindo... ¿por qué deberían aproximar su conducta, la calidad de su relación, a la de los demás? ¿Por qué deberían ser ustedes de segunda mano? En nombre de la seguridad hemos aceptado ser de segunda mano o de tercera mano y, por lo tanto, en nuestra vida no hay vitalidad ni frescura. La meditación es vivir de primera mano. No se necesita esfuerzo, cuando no hay aceptación de la autoridad. La meditación es un modo de vivir en el cual no hay esfuerzo. No hay esfuerzo en el movimiento de la relación, no hay esfuerzo en la soledad. Me pregunto si verán conmigo que la autoridad es la que crea motivaciones, que es la autoridad -la aceptación de la autoridad- la que crea una ilusión de direcciones y destinos. Cuando no hemos mantenido clandestinamente, de manera subrepticia, algunos términos de referencia dentro de nuestra psiquis, cuando quedamos completamente vulnerables e inseguros para afrontar la vida como ésta es, sólo entonces surge lo que llamamos espontaneidad o el movimiento de la Inteligencia. De inmediato, aparecería en nuestra mente una pregunta o más bien una reacción: "¿Cómo se mueve uno en la sociedad, cómo actúa en su trabajo? ¿Cómo se encuentra con sus vecinos?" Uno confía en la espontaneidad, en lo que aflora cuando afronta un desafío. Sin términos de referencia, sin equipo, sin mecanismo de defensa, con una psiquis completamente desnuda para enfrentarse con la gente y vivir en este mundo loco y cruel. Como los seres humanos son multidimensionales, tenemos que vivir con el cosmos, con la vida cósmica que está libre de estructuras y pautas, que es una totalidad orgánica. La dimensión de la espontaneidad, la dinámica de la espontaneidad, es necesaria en relación con esa totalidad orgánica, en relación con esa misteriosa interrelación de la naturaleza y el hombre, de la especie que no es humana y la especie humana. La vida es totalidad orgánica, interrelación misteriosa. Es la danza de surgir y volver a fundirse, la esencia de la Vida que surge en la multiplicidad. La unidad que surge en la multiplicidad y la nueva fusión en la unidad. El ser no se convierte en muchos, el ser no crea muchos. No hay creador ni creación, no hay ser ni devenir. En el ser mismo existe un surgir como el surgir de las olas y los remolinos en el seno del océano. Si tratamos de asir los remolinos y las olas con nuestras manos, sólo serán agua. La vida es una danza cósmica de surgir y volver a fundirse, de un surgir que llamamos nacimiento y de una nueva fusión que llamamos muerte. No hay creación. Ni creación ni destrucción, ni creación ni creador, sólo una majestuosa totalidad con la inagotable potencialidad de manifestación. El uno manifestándose como

muchos, la esencia manifestándose como muchos. Esto les sonará como poesía, pero no lo es: esto es así. Volviendo al mundo de factura humana, vamos a explorar el modo alternativo de vivir. El mundo de factura humana es un mundo de limitaciones; la vida cósmica es ilimitada. El mundo de factura humana es un recinto, un recinto global de lo que llamamos sociedad. Como el monte, como el bosque, la sociedad no existe en ninguna parte. Existen los seres humanos; lo que llamamos sociedad es la extensión de su esencia, la interacción de sus relaciones. La sociedad existe en la mente de ustedes y en la mía. Fuera de nosotros, no existe nada que se parezca a una sociedad. Las estructuras están en la mente, pero estas estructuras son necesarias y, por esa razón, las llamamos limitaciones en nombre de la economía, de la política, etc. Así como alimentamos al cuerpo con comida, del mismo modo alimentamos nuestro cerebro o nuestro sistema neuroquímico con lo que denominamos pautas del conocimiento o pensamientos. El alimento es necesario para mantener al cuerpo, permitiéndole moverse. Para vivir en sociedad, es necesario adquirir conocimiento y técnicas. Así como adquirimos alimento y alimentamos nuestro cuerpo con aquél y lo almacenamos en nuestra casa, del mismo modo adquirimos lo que llamamos conocimiento. Adquirimos el conocimiento pero no aceptamos la autoridad de las estructuras. Así como vivimos en el recinto de lo que llamamos nuestra casa, vivimos en el recinto de lo que llamamos sociedad. Estamos hablando de un modo alternativo de vivir, que es un modo meditativo de vivir. Adquieran conocimiento, déjenlo fluir a través de ustedes y que sea utilizado en su campo apropiado, sin crear un "conocedor". Si miramos las raíces de toda aflicción humana, encontraremos que la aflicción está construida sobre nuestra estupidez. No sabemos cómo relacionarnos con las estructuras y las usamos sin identificación, sin crear un sentido de autoridad a partir de ellas. Las estructuras no son sagradas; sólo la vida es sagrada. Las pautas no tienen sacralidad, ya sea que las creemos en nombre de la religión, de la espiritualidad o de la política. Sagrada y Divina es la dinámica de la Vida, que está libre de pautas y estructuras. Siempre que la hemos tocado con el pensamiento la hemos manipulado, la hemos estructurado. Tiene utilidad, pero no santidad. Tiene utilidad, pero no autoridad. Un modo alternativo de vivir es alimentar el cerebro y el organismo con todo el conocimiento y todas las técnicas: adquiriendo todo eso y usándolo sin identificamos con eso. Sólo la identificación con el conocimiento es la que crea una ilusión del "conocedor". La creación de un "conocedor" es la que construye nuestra esclavitud. El conocimiento mismo no tiene fuerza para sujetarnos. El obstáculo es la creación del "conocedor". Tenemos un cuerpo bello y sensible; la sensitividad nos pone en contacto con sus respectivos objetos de afuera y éstos nos devuelven sensaciones. Las sensaciones se convierten de nuevo en impulsos eléctricos y el cerebro los interpreta. Es un maravilloso proceso de lo que llamamos experimentación. El contacto con el mundo exterior a través de los sentidos, que son muy delicados y tiernos, es un trabajo dificilísimo y arduo para mantener puro, sano, flexible y elástico nuestro sistema sensual. Permitan que las

experiencias fluyan a través del sistema sensual. No hay nada malo en una experiencia sensual o sexual, pero uno crea un "experimentador" y se detiene en la experiencia y sus gustos y rechazos, sus estructuras de valores, sus preferencias, prejuicios y teorías. Si al contacto sensual con los objetos se le permite fluir a través de uno sin crear una experiencia, entonces el mundo limitado y de factura humana no podrá corrompemos. Pues la unidad de la Vida que se manifiesta en la multiplicidad no se corrompe, no pierde su vitalidad ni se mutila. Del mismo modo, adquirimos conocimiento y aparecemos como un individuo que representa el papel de padre, hermano o hijo; somos uno que aparece como muchos. No hay identificación con el hecho de ser padre, hijo, hija o hermana e, interiormente, no nos atan tantos nudos, pero representemos los papeles sensata y plenamente con la magnificencia de un equilibrio interior. Entonces, el aparecer como muchos, el funcionar como muchos, el adquirir conocimiento de las estructuras y el manejarlas no nos corromperá. En el mundo de factura humana uno tiene que aprender a dejar que el conocimiento fluya sin crear un "conocedor" y dejar que las experiencias tengan lugar sin crear un "experimentador". Ese es el modo de un vivir meditativo. La meditación es un modo alternativo de vivir. Tenemos que usar el idioma, tenemos que usar los símbolos -"tiempo/espacio"- todas estas normas y estos criterios, todas las medidas, pero en nuestra estupidez permitimos que las mediciones se conviertan en autoridad, aunque sabemos muy bien que el "tiempo" es algo que nosotros hemos creado como medida. Sólo tiene contenido conceptual, no un contenido que se base en hechos concretos, esto lo sabemos muy bien, pero la idea del tiempo, la medida del tiempo como horas, días, etc., se convierte en una cárcel y estrangula nuestro intelecto. La meditación es un modo alternativo de vivir en el cual nos reconciliamos para vivir en el limitado mundo de factura humana y usamos las limitaciones como recintos psicológicos, sin identificamos en ninguna parte, sin detenemos en ninguna parte. ¿Ven qué maravillosa responsabilidad tenemos como seres humanos? Cuando no hay conocedor ni experimentador suele no haber dogmatismo. Uno no se vuelve dogmático, insistente, prepotente ni agresivo. La identificación es la fuente de la agresión. La agresión verbal es el principio de la violencia física. La palabra meditación ha sido identificada con ejercicios psicofísicos, concentraciones, métodos, técnica, kundalini, shakti; se ha abusado y usado mal de esa palabra, con insensibilidad. Sin autoridad, sin esfuerzo. Libertad respecto de la autoridad y libertad respecto de la pugna de los esfuerzos. Una vez que sabemos que estos recintos de factura humana son sólo para vivir en ellos, entonces desaparece por completo el sentido de compararse con los demás -él tiene un palacio y yo una choza, él tiene millones y yo sólo tengo unos milesdesaparecen el sentido de comparación y la ambición de competir. Nuestra vida económica se simplifica, sin vanidad, sin orgullo por nuestra sapiencia o erudición, etc. y si se simplifica nuestra vida social; no andamos por ahí con nuestra escudilla mendigando compasión, aceptación, prestigio, reconocimiento, etc. Vivimos y nos movemos en eso, reconciliados con las limitaciones y vallas.

¿Pueden ver conmigo que la falta de esfuerzo es el contenido del Silencio? El silencio no es sentarse callado; es un modo de vivir. Para aprender podemos experimentar el asignarnos un lapso en el cual estemos tranquilos, o sea, sólo durante el período de aprendizaje. ¿Saben qué es aprender? Aprender es pertrecharse para la vulnerabilidad y la inseguridad de la libertad: eso es aprender. Si escuchan, entienden e, instantáneamente, son libres. Entonces, para aprender no se necesita tiempo. Pero pertrechar y purificar la estructura biológica, exige tiempo. El silencio es la libertad interior incondicional, respecto de la autoridad del pasado. El silencio es libertad incondicional respecto del esfuerzo y, por lo tanto, es un modo alternativo de vivir. Es decir, la Meditación no tiene repetición: es momento tras momento. En el momento de la relación, vivimos, y en el momento de la soledad, morirnos. Es vivir y morir: como inhalar y exhalar. Estar solo es morir al sentido de ser "alguien" o ser "algo". ¿No es ése el contenido de la muerte y del morir? Estar solo es morir al sentido de ser "alguien": pecador, santo, pío, inteligente, respetado, rico, etc. Estar solo es morir a ser algo, según la definición de la sociedad, según la estructura de valores de las religiones. Aislarnos físicamente tal vez no nos conduzca a la soledad: quizá sí, quizá no. Lo que tenemos es esto: morir al sentido de ser alguien. Morir a todas las imágenes que construimos acerca de nosotros mismos es estar solo. El modo con que abordamos este tema tal vez sea insólito e inaudito para muchos. Se trata de un enfoque no convencional ni tradicional, pero estoy verdaderamente agradecida porque la Vida nos ha reunido a ustedes y a mí. La raza humana se encuentra en el umbral de una nueva era en la cual la ciencia nuclear y las energías alternativas -las bioenergías- están creando un contexto donde la psiquis humana tiene que librarse por completo de las percepciones tradicionales y convencionales. La calidad de la percepción es la que determina la calidad de nuestra perspectiva. La perspectiva es la que determina la estructura de los valores y la estructura de los valores es la que forma y moldea la calidad de nuestras relaciones. Por eso estamos haciendo hincapié en la purificación de la percepción.

Capítulo X

LA SOLEDAD ES EL MOVIMIENTO DE LA EVOLUCIÓN

Mis palabras están dirigidas a aquéllos que -siendo tal vez un puñado en este planetasienten urgencia de liberarse de las cadenas de la adquisición, del apego, de los celos, los bienes materiales y las pautas para acceder al placer y remedarlo. La exploración, de una nueva dinámica de la consciencia y una nueva dinámica de las relaciones no tendrá importancia para quienes se sienten satisfechos con jugar el juego de la adquisición (renunciamiento y apego) y el juego del desapego y la complacencia (privación y búsqueda del placer), buscando una red de escapes del dolor. Si se sienten satisfechos con imitar pautas de conducta verbal y psicológica, entonces la religión no tiene sentido para ellos. Es nada más y nada menos que explorar un modo de vivir entera y cualitativamente diferente. Observen que la religiosidad no es adquirir ideas, cultivar convicciones y ejercitarlas intelectualmente. No es identificación psicológica con diferentes pautas de conducta. Es nada menos que una mutación total, tanto en la calidad de la consciencia como en la dinámica de la relación. Si esto está claro, prosigamos. Dijimos ayer que el contenido de la Meditación es la soledad, y a no ser que esto provocara confusión, observemos qué implica la "soledad". No hay dicotomía entre la soledad y la relación. Las relaciones no significan dependencias. Vamos a observar el fenómeno de la relación, la connotación de la relación y la carga que la dependencia trae consigo. Realmente, aprender es algo fantástico; la percepción de la Vida es enteramente un éxtasis. Es muy posible que pudiéramos imaginar una contradicción o, por lo menos, una dicotomía entre soledad y relación. El hombre o la mujer de hoy, que se dedican a discutir -porque imaginan que discutir es la esencia de la indagación- dirían: "Bueno, por un lado, usted dice que la Vida es relación y que vivir es relacionarse y, al mismo tiempo, usted habla de un modo meditativo de vivir, diciendo que la meditación es soledad. ¿Usted no está contradiciéndose?" Ahora bien, observen esto. Si desean emprender el viaje verbal y quieren quitarle la cáscara a las palabras y percibir el significado que éstas contienen y están deseosos de hacerlo, entonces prosigamos. Esta es una clase: no es un discurso formal. El cosmos -que es una totalidad orgánica y dinámica- está solo. Cuando decimos que es

una totalidad, implicamos que no es una totalidad elaborada manipulando teorías filosóficas, ni es una totalidad elaborada o manipulada por los científicos que juntan sus electrones, protones, neutrones, secuencias de computación o lo que sea y los "ensamblan", como los niños arman distintas piezas y juegan con el "mecano". No es una totalidad manipulada de piezas que se integran juntas y crean una totalidad. Es una totalidad orgánica, autocreada y autónoma. Por eso digo "soledad". Tengan a bien observar esto. Es soledad o unidad que se manifiesta mediante el surgimiento de innumerables formas, tamaños, colores y energías y mediante la solidificación de esas energías o de lo que llamamos objetos materiales. El surgimiento de todo esto tiene lugar y tuvo lugar durante millones de años; las formas que surgieron y actúan en la totalidad se vuelven a fundir algún día, en algún momento. La danza de ese surgir y volver a fundirse prosigue en la soledad, en la totalidad. La totalidad de la vida cósmica se relaciona con la multiplicidad de los objetos materiales, como las aguas del océano se relacionan con los remolinos, las olas y las tormentas que tienen lugar en el seno de los océanos. Hay una relación sin dependencia, hay un sentido mutuo, una reciprocidad. El surgimiento de la multiplicidad, el surgimiento de las formas y los objetos enriquece a la totalidad. Nada le quita a la totalidad orgánica. No sólo no son partes de la totalidad como nosotros tenemos las partes de un automóvil, sino que son ellas mismas la totalidad. Todo ser humano es una totalidad minúscula, que demuestra la santidad cósmica, que representa la totalidad cósmica. Una hoja de hierba, una hoja de un árbol o una gota de agua contienen la calidad de esa totalidad y esa creatividad. Si esto está claro, volvamos a nosotros mismos. De la vida cósmica que nos rodea regresemos a la vida cósmica que existe dentro de nosotros. No estamos fuera de la totalidad de la Vida, no estamos aparte ni separados de ésta. Estamos dentro de la totalidad, compartiendo la naturaleza dinámica orgánica, compartiendo la inagotabilidad de la creatividad. Nacidos en una sociedad, tenemos la responsabilidad de relacionarnos con las estructuras de factura humana, física e intelectualmente. Por un lado, tenemos la responsabilidad de relacionarnos con la vida autocreada y autónoma que nos rodea, y por el otro, la responsabilidad de relacionamos con el mundo de factura humana y con los seres humanos que nos rodean. Aparentemente, en la sociedad humana hay dos modos de funcionar, dos modos de relacionarse. Uno es una relación funcional: adquirimos conocimiento y aceptamos la responsabilidad de utilizar ese conocimiento y funcionar como maestros, abogados o médicos. Esta es una responsabilidad funcional y tenemos que operar en las estructuras de factura humana con otros que están funcionando del mismo modo: adquiriendo conocimiento, utilizando ese conocimiento eficiente y competentemente; de otro modo, las computadoras serán las que se harán cargo. Ahora coexistimos con cerebros paralelos, ya se trate de calculadoras, computadoras o robots. Por lo tanto, debemos funcionar con precisión, competencia y exactitud. Esa es una responsabilidad. Cualquiera sea la responsabilidad que asumamos en esta relación funcional, tenemos que jugar el juego tal como jugamos al cricket o al tenis. Hay leyes y normas. No podemos decir: "Aprendí a jugar cricket, por lo cual, jugaré como me guste". Nuestros gustos y rechazos están fuera de

lugar en lo que atañe a las leyes y normas del juego. La eficiencia depende de nuestra libertad respecto de nuestros gustos y rechazos. Tal vez no nos gusten las personas que integran nuestro equipo pero, cuando estamos en la cancha, nuestros gustos y rechazos carecen de pertinencia, importancia o significado. Eso echará a perder el juego. Cuando jugamos los juegos y acatamos las leyes y normas, nos movemos en las estructuras de la sociedad como un ingeniero o un abogado; jugamos nuestro juego de acuerdo con leyes y normas. La responsabilidad funcional tiene que cumplirse sin sentido de identificación que conduzca al apego y luego a la obsesión. Toda identificación crea envaramiento y rigidez. Construimos compartimientos dentro de nuestra totalidad y nos apegamos a ellos exclusivamente. No seguimos siendo el todo. La identificación estimula intolerancia; entonces no podemos tolerar la indiferencia de opiniones, no podemos tolerar un enfoque que -sea distinto del nuestro. Nos volvemos dogmáticos. Si nuestro "rol" funcional exige que nos hagamos valer, tenemos que aprender a ejercitamos en hacernos valer, si es necesario, en las relaciones, sin volvernos psicológicamente prepotentes. Estamos hablando de un modo alternativo de vivir, de una dinámica alternativa de las relaciones humanas. Esto es lo que esperamos. La raza humana está en el umbral de una cultura nueva, enriquecida por las ciencias naturales y sociales. Así como la identificación es una enfermedad que crea complicaciones psicológicas, hay ahora en la psiquis humana, otra enfermedad: la de una comparación constante con los demás. Ganar dinero: ¿por qué el asunto no termina ahí? Este sentido inverbalizado de los celos, este sentido de comparación está tramándonos el sufrimiento. Lo tramamos en nuestra memoria. Por eso, cuando cumplimos la responsabilidad funcional, es muy necesario para la salud, para la totalidad, que no tengamos un sentido de comparación y celos. Observen esto. Si ven y sienten que la veracidad, la decencia, la rectitud, el no robar ni defraudar son la esencia de lo humano, ¿por qué no se sienten satisfechos con vivir en la veracidad? Nunca podrán sentirse satisfechos si hay comparación y celos. La vida puede ser muy sencilla si el cumplimiento de una responsabilidad funcional no se complica con actitudes psicológicas de identificación, comparación o celos. Desde hace dos siglos, la raza humana ha estado ansiosa por cambiar las motivaciones que están detrás de la propiedad y de la posesión de ésta, ha estado ansiosa de poner fin a la agresión, la explotación y la violencia. Esa ha sido la preocupación de socialistas y comunistas por igual. Observen esto, a causa de que en la transformación total no podemos excluir el contenido social de nuestra vida. Ya se trate de Marx o de Engel -pues ellos lo percibieron- si al individuo no se le permite amontonar bienes materiales y si el Estado se hace cargo de éstos, entonces la psiquis individual se libraría de esta enfermedad de ser dueña de bienes materiales y de crear ganancias para sí. Acumular riqueza, dejar la herencia a la progenie, lo cual se convierte en fuente de una ulterior explotación... todo esto tocaría a su fin y habría una actitud nueva respecto del dinero y los bienes materiales. Es mucha la sangre humana que se ha derramado con estos experimentos. No porque aquéllas fueran personas crueles; también eran indagadores como ustedes y yo -reemplazaron el sentido de la propiedad individual por el de la propiedad por parte del Estado- pero eso no funcionó, porque el Estado tiene que ser administrado y el Estado tiene que ser administrado por administradores. Se crea una nueva clase administradora. La misma propiedad, los mismos

bienes y el mismo poder en nombre del Estado, no en nombre de la familia. Todos los privilegios en nombre de ser funcionario, político o Primer Ministro. ¿Ven que es necesario cambiar la calidad del contenido de la consciencia y que es necesario cambiar la dinámica de las relaciones? Eso no ha ocurrido y estamos aprendiendo de ello. El desafío consiste en revolucionar las relaciones funcionales y el modo con que se las cumple. Es necesario utilizar eficientemente el conocimiento, con cuidado y preocupación, con sentido de responsabilidad, sin involucración psicológica. Ahora llegamos al otro ámbito de relaciones, que podríamos llamar psicológicas. Nací como hija en alguna familia. De modo que tenemos que representar el papel de padre, madre, hijo, hija, hermano, hermana, etc. Nací en medio de una cadena de relaciones que tienen sus propias pautas, sancionadas por la sociedad. El hijo debe comportarse de este modo, el esposo de aquel modo, la esposa de este modo. Sancionados por la sociedad, estandarizados por la sociedad, estandarizados por las religiones, tradiciones y convenciones. Se espera que vivamos ajustándonos a esas normas, a lo que se espera de la familia. ¿Cómo retenemos la "soledad", mientras nos movemos en esta red de relaciones? La relación funcional era durante ocho horas por día; aquí es durante las veinticuatro horas del día. Vivir bajo el mismo techo, compartir la misma mesa, etc. ¿Es posible que, en este campo de la relación, desarrollemos nuestro ser y no usemos adquisitivamente el movimiento de la relación? ¿La relación podrá ser un movimiento para manifestar lo que "Yo soy", desarrollando lo que "Yo soy", más que una oportunidad para adquirir algo, regatear y comprar algo? No podemos comprar aceptabilidad; queremos comprar un sentido de pertenencia. Por lo tanto, la adquisición, el apego, la expectativa y el sufrimiento han sido la modalidad de relación humana a través de siglos indecibles. Relacionarse ha significado ser dueño. ¿Así como poseemos un trozo de tela, queremos poseer a otro ser humano porque es nuestro esposo o es nuestra esposa? ¿Podrá haber un sentido de propiedad entre los seres humanos? El desafío que actualmente afrontamos es si la raza humana quiere explorar un modo alternativo de relación. Si quiere hallar un modo de relacionarse en el cual uno desarrolle el contenido de su ser y esté agradecido a la otra persona que responde a las necesidades de uno: a nuestras necesidades sexuales, sensuales, etc. Sin crear para esa persona una pauta de conducta. Ser mutuamente agradecidos por la oportunidad de desarrollarnos, mientras nos movemos a través de las relaciones. Relacionarnos de manera no adquisitiva. Estar juntos, compartir la vida y compartir las necesidades, sin tratar de ser dueños de otro ni poseerlo. La otra persona no puede vivir por nosotros. Nosotros tenemos que vivir por nosotros y, el acto de las relaciones, es el movimiento de la Vida. Así como el Ser se satisface con el surgimiento de las formas, ¿ustedes se sienten satisfechos cuando se desarrollan como una esposa recién casada, como una madre adulta, como una anciana o un anciano? ¿Se sienten satisfechos con ese desarrollo? Si el desarrollo pone en circulación una sensación de satisfacción, entonces ustedes no esperarían nada a cambio por ese desarrollo. La soledad es ausencia de adquisitividad, la soledad es ausencia de expectativas. La soledad es el movimiento del desarrollo, que se manifiesta y expresa incondicionalmente en una actitud carente de regateos.

¿Se dan cuenta de que la falta de adquisitividad y posesividad van a ser los criterios de la nueva cultura humana que va a surgir de la síntesis de la ciencia y la espiritualidad? Funcionalmente, inidentificación y ausencia de adquisitividad; psicológicamente, ausencia de posesividad. Entonces podremos estar solos y podremos relacionarnos con los demás, sin crear una sensación de dependencia en ellos ni en nosotros. El problema radica en que sólo nos sentimos satisfechos cuando percibimos que los demás nos necesitan; debemos ser indispensables para los demás. ¿No es ése el problema de los ancianos, que piensan que no los necesitan más y, en consecuencia, crean una sensación de soledad porque interiormente no quieren vivir solos? Ellos quieren que los necesiten. La relación no necesita crear dependencia. La dependencia y la dominación marchan juntas. Necesitamos al otro y dejamos que el otro nos domine o hacemos que el otro dependa de nosotros y lo dominamos. La dependencia y la dominación son el anverso y el reverso de la misma cosa. Cuando nos sintamos satisfechos con ser lo que somos y nos sintamos satisfechos con desarrollar lo que somos, entonces las relaciones podrán dejar de ser regateadoras, adquisitivas y posesivas; podrá haber armonía, con felicidad y participación. Pero no creemos que haya amor, a menos que existan celos y sospecha. No creemos que exista complacencia si no existe sentido de propiedad y posesión. El hecho existencial es el de propiedad, dominación y dependencia. Primero apegarse y luego renunciar. ¡Qué juego de niños! Pasamos la primera mitad de la Vida apegándonos y aferrándonos a las cosas y a los seres humanos, y la segunda mitad de la Vida haciendo esfuerzos para desapegarnos y renunciar: ¡corriendo sin orden ni concierto! Psicológicamente, el desafío consiste en retener la "soledad", pero moverse en la relación. Así como los revolucionarios sociales reemplazan la propiedad individual por la propiedad a cargo del Estado, de igual modo todas las religiones organizadas e institucionalizadas reemplazan el apegarse y pertenecer a una familia por apegarse y pertenecer al dios o al gurú. Se apegan aquí, crean una autoridad nueva, pertenecen allá, y así continúan la misma comparación, los celos acerca de los gurúes y sus dogmas y sus ashrams. Allá eso fue reemplazado por la propiedad a cargo del Estado, aquí es reemplazado con la creación de una identidad llamada gurú. Todo ese juego prosigue. Estas nuevas pautas no han dado por resultado la eliminación del desequilibrio básico que la adquisitividad y la posesividad crean en las relaciones humanas. Estamos hablando acerca de la dinámica alternativa de las relaciones y de una nueva dimensión de la consciencia. Ese es el desafío. La cuestión es si la raza humana quiere eludir la crisis, evitar el desafío o, si lo que quiere, es afrontarlo. Alguien decía que Vimalaji es intensísima y que este año da un salto dentro de lo profundo. Estas no han sido pláticas públicas sino clases privadas para indagadores avanzados, por lo que ha habido una implacable marcha directa hacia adelante y un impiadoso buceo y conducción de los oyentes directamente hasta el fondo, hasta lo

profundo. Percibimos la urgencia, la urgencia de una revolución. Aunque ustedes puedan haber sufrido mi intensidad, mi actitud directa o mi penetración implacable, no voy a disculparme. Gracias.

ÍNDICE Prólogo I. La totalidad orgánica II. La creación libre de un creador III. La recepción y la asimilación IV. En relación con la totalidad V. Sincronización del movimiento, del conocimiento y de la inteligencia VI. La creatividad misteriosa VII. La manifestación espontánea VIII. La libertad es el primer paso IX. La purificación de la percepción X. La soledad es el movimiento de la evolución FIN