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1 c c c c c  cc   c c c c c CONTENIDO Pág. 1. An ales de Cuauhtitlán««««««««««««««... 2 2. Leyenda de los

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c c c c c  cc   c c c c c CONTENIDO

Pág. 1. An ales de Cuauhtitlán««««««««««««««... 2 2. Leyenda de los soles. «««««««««««««««.3 3. El título de totonicapán««««««««««««««..7 Primera parte«««««««««««««««««« 9 Segunda parte«««««««««««««««««..18 4. Historia general de las cosas de Nueva España Libro VII. Caps. X, XI, XII, XII y XIV«««««««.29 5.c Teogonía e historia de los mexicanos. Historia de los mexicanos por sus pinturas. Caps. I ± X«««««««««««««««««««.35 6.c Anales de tlatelolco««««««««««««««««49 7.c Memorias del fuego I. Los nacimientos««««««...«.67 8.c Poesía azteca««««««««««««««««««..76 9.c Cantos tristes««««««««««««««««««..80 10.cCantares y poemas nahuas «««««««««««..«..84 11.cPoemas de Nezahualcoyotl«««««««««««««.94 12.cLa y sus cuatrocientos hijos««««««««««««..104 c c c c c c c c c c c

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c c c c cc   cc (FRAGMENTO)

11) En 1 tochtli tuvieron principio los toltecas; allí empezó la cuenta de sus años; y se dice que en este 1 tochtli fueron ya cuatro vidas, en el CCCC de la quinta "edad". Según sabían los viejos, en este 1 tochtli se estancaron la tierra y el cielo; también sabían que cuando se estancaron la tierra y el cielo, habían vivido cuatro clases de gente, habían sido cuatro las vidas; así como sabían que cada una fué un sol. Decían que su dios los hizo y los crió de ceniza; y atribuían a Quetzalcoatl, signo de siete ecatl, el haberlos hecho y criado. 12) El primer sol que al principio hubo, signo del 4 atl (agua), se llama Atonatiuh (sol de agua). En éste sucedió que todo se lo llevó el agua; todo desapareció; y las gentes se volvieron peces. 13) El segundo sol que hubo y era signo del 4 ocelotl (tigre), se llama Ocelotonatiuh (sol del tigre). En él sucedió que se hundió el cielo; entonces el sol no caminaba de donde es mediodía y luego se escurecía; y cuando se escureció, las gentes eran comidas. En este sol vivían gigantes: dejaron dicho los viejos que su salutación era "no se caiga usted", porque el que se caía, se caía para siempre. 14) El tercer sol que hubo, signo del 4 quiyahuitl (lluvia), se dice Quiyauhtonatiuh (sol de lluvia). En el cual sucedió que llovió fuego sobre los moradores, que por eso ardieron. Y dicen que en él llovieron piedrezuelas, y que entonces se esparc ieron las piedrezuelas que vemos; que hirvió el teçontli (piedra liviana, llena de agujeritos); y que entonces se enroscaron los peñascos que están enrojecidos. 15) El cuarto sol, signo del 4 ecatl, es Ecatonatiuh (sol del viento). En éste todo se lo llevó el viento; todos se volvieron monas; y fué a esparcir por los bosques a los moradores monas. 16) El quinto sol, signo del 4 ollin (movimiento), se dice Olintonatiuh (sol del movimiento), porque se movió, caminando. Según dejaron dicho los viejos, en éste habrá terremotos y hambre general, con que hemos de perecer. Del Códice Chimalpopoca. Traducción Primo F. Velázquez. México 1945 www.geocities.com/Athens/Atrium/9449/s17doc5.htm - 7k ),v

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(FRAGMENTO)

c c Aquí están las consejuelas de la plática sabia. Mucho tiempo ha sucedió que formó los animales y empezó a dar de comer a cada uno de ellos: sólo así se sabe que dió principio a tantas cosas el mismo Sol, hace dos mil quinientos trece años, hoy día 22 de mayo de 1558.

Este Sol nahui ocellotl (4 tigre) fue de 676 años. Estos que aquí moraron la primera vez, fueron devorados de los tigres en el nahui ocellotl del Sol; comían chicome malinalli, que era su alimento, con el cual vivieron 676 años, hasta que fueron devorados c omo una fiera, en trece años; hasta que perecieron y se acabaron. Entonces desapareció el Sol. El año de éstos fué ce acatl (1 caña). Por tanto, empezaron a ser devorados en un día del signo nahui ocelotl, bajo el mismo signo en que se acabaron y perecieron. El nombre de este Sol es nauhuecatl (4 viento). Estos que por segunda vez moraron, fueron llevados del viento: fué en el nahuecatl del Sol. En cuanto desaparecieron, llevados del viento, se volvieron monas; sus casas y también sus árboles, todo se llevó el viento; a este Sol asimismo se lo llevó el viento. Comían matlactlomome cohuatl (12 culebra); era su alimento, con que vivieron trescientos sesenta y cuatro años, hasta que desaparecieron en un solo día que fueron llevados del viento; hasta que perecieron en un día del signo nauhecatl.Suaño fué ce tecpatl (1 pedernal). Este es el Sol nahui quiyahuitl (4 lluvia); y estos los que vivieron en el Sol nahui quiyahuitl, que fué el tercero, hasta que se destruyeron porque les llovió fuego y se volvieron gallinas. También ardió el Sol; y todas las casas de ellos ardieron. Por tanto, vivieron trescientos doce años, hasta que se destruyeron en un solo día que llovió fuego. Comían chicome tecpatl (7 pedernal), que era su alimento. Su año es ce tecpatl (1 pedernal); y hasta que se destruyeron en un día del signo nahui

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quiahuitl,fueron pipiltin (niños): por eso ahora se llama a los niños pipilpipil (muchachitos). El nombre de este Sol es nahui atl (cuatro agua), porque hubo agua cincuenta y dos años. Estos son los que vivieron en el cuarto, que fué el Sol nahui atl; que vivieron seiscientos setenta y seis años, hasta que se destruyeron, se anegaron y se volvieron peces. Hacia acá se hundió el cielo y en solo un día se destruyeron. Comían nahui xochitl (cuatro flor); era su alimento. Su año fué ce calli (lcasa). En un día del signo nahui atl, en que se destruyeron, todos los cerros desaparecieron, porque hubo agua cincuenta y dos años. Acabando el año de ellos, Titlacahuan llamó al que tenía el nombre de Tata y a su mujer llamada Nene, y les dijo: "No queráis nada más; agujerad un ahuehuetl muy grande, y ahí os meteréis cuando sea la vigilia (toçoçtli) y se venga hundiendo el cielo." Ahí entraron; luego los tapó y les dijo: "Solamente una mazorca de maíz comerás tú, y también una tu mujer." Cuando acabaron de consumir los granos, se notó que iba disminuyendo el agua; ya no se movía el palo. Luego se destaparon y vieron un pescado; sacaron fuego con los palillos (arrojaron el tizón) y asaron para sí los pescados. Miraron hacia acá los dioses Citlallinicue y Citlallatónac y dijeron: "¡Dioses! ¿quién ha hecho fuego? ¿quién ha ahumado el cielo?" Al punto descendió Titlacahuan, Tezcatlipoca, los riñó y dijo: "¿Qué haces, Tata? ¿qué hacéis vosotros?" Luego les cortó los pescuezos y les remendó su cabeza en su nalga, con que se volvieron perros. Por tanto, se ahumó el cielo en el año 2 acatl. He aquí que ya somos nosotros, que ya vivimos; que cayó el tizón y que se estancó el cielo en el año 1 tochtli. He aquí que cayó el tizón y entonces apareció el fuego, porque veinticinco años había sido noche. Por tanto, se estancó el cielo en el año 1 tochtli; después que se estancó, lo ahumaron los perros, así como se ha dicho; y a la postre cayó el tizón, sacó el fuego Tezcatlipoca, con que otra vez ahumó al cielo en el año 2 acatl. Se consultaron los dioses y dijeron: "¿Quién habitará, pues que se estancó el cielo y se paró el Señor de la tierra? ¿quién habitará, oh dioses?" Se ocuparon en el negocio Citlaliicue, Citlallatónac, Apanteuctli, Tepanquizqui, Tlallamanqui, Huictlollinqui, Quetzalcóhuatl y Titlacahuan. Luego fué Quetzalcóhuatl al infierno ( mictlan,entre los muertos); se llegó a Mictlanteuctli y a Mictlancíhuatl y dijo: "He venido

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por los huesos preciosos que tú guardas." Y dijo aquél: c "¿Qué harás tú, Quetzalcóhuatl?" Otra vez dijo éste: "Tratan los dioses de hacer con ellos quien habite sobre la tierra." De nuevo dijo Mictlanteuctli: "Sea en buena hora. Toca mi caracol y tráele cuatro veces al derredor de mi asiento de piedras preciosas." Pero su caracol no tiene agujeros de mano. Llamó a los gusanos, que le hicieron agujeros, e inmediatamente entrar on allí las abejas grandes y las montesas, que lo tocaron; y lo oyóMictlanteuctli. Otra vez dice Mictlanteuctli: "Está bien, tómalos." - Y dijo Mictlanteuctli a sus mensajeros los mictecas: "Id a decirle, dioses, que ha de venir a dejarlos." Pero Quetzalcóhuatl dijo hacia acá: "No, me los llevo para siempre." Y dijo a su nahual: "Anda a decirles que vendré a dejarlos." Y éste vino a decir a gritos: "Vendré a dejarlos." Subió pronto, luego que cogió los huesos preciosos: estaban juntos de un lado los huesos de varón y también juntos de otro lado los huesos de mujer. Así que los tomó, Quetzalcóhuatl hizo de ellos un lío, que se trajo. Otra vez les dijo Mictlanteuctli a sus mensajeros: "¡Dioses! De veras se llevó Quetzalcóhuatl los huesos preciosos. ¡Dioses! Id a hacer un hoyo." Fueron a hacerlo; y por eso se cayó en el hoyo, se golpeó y le espantaron las codornices; cayó muerto y esparció por el suelo los huesos preciosos, que luego mordieron y royeron las codornices. A poco resucitó Quetzalcóhuatl, lloró y dijo a su nahual: "¿Cómo será esto, nahual mío?"El cual dijo: "¡Cómo ha de ser! Que se echó a perder el negocio; puesto que llovió." Luego los juntó, los recogió e hizo un lío, que inmediatamente llevó a Tamoanchan. Después que los hizo llegar, los molió la llamada Quilachtli: ésta es Cihuacóhuatl, que a continuación los echó en un lebrillo precioso. Sobre él se sangró Quetzalcóhuatl su miembro; y en seguida hicieron penitencia todos los dioses que se han mencionado: Apanteuctli, Huictlolinqui, Tepanquizqui, Tlallamánac, Tzontémoc, y el sexto de ellos, Quetzalcóhuatl. Luego dijeron: "Han nacido los vasallos de los dioses." Por cuanto hicieron penitencia sobre nosotros. Otra vez dijeron: "¿Qué comerán, oh dioses? Ya todos buscan el alimento." Luego fué la hormiga a coger el maíz desgranado dentro del Tonacatépetl (cerro de las mieses). Encontró Quetzalcóhuatl a la hormiga y le dijo: "Dime a dónde fuiste a cogerlo." Muchas veces le pregunta; pero no quiere decirlo. Luego le dice que allá (señalando el lugar); y la acompañó. Quetzalcóhuatl se volvió hormiga negra, la acompañó, y entraron y lo acarrearon ambos: esto es, Quetzalcóhuatl acompañó a la hormiga colorada hasta el depósito, arregló el maíz y en seguida lo llevó a Tamoanchan. Lo mascaron los dioses y lo pu sieron en

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nuestra boca para robustecernos. Después dijeron: "¿Qué haremos del Tonacatépetl?" Fué solo Quetzalcóhuatl, lo ató con cordeles y lo quiso llevar a cuestas, pero no lo alzó. A continuación, Oxomoco echó suertes con maíz; también agoró Cipactónal, la mujer de Oxomoco. Porque Cipactónal es mujer. Luego dijeron Oxomoco y Cipactónal que solamente Nanáhuatl (el buboso) desgranaría a palos el Tonacatépetl, porque lo habían adivinado. Se apercibió a los tlaloque (dioses de la lluvia), los tlaloque azules, los tlaloque blancos, los tlaloque amarillos y los tlaloque rojos, y Nanáhuatl desgranó el maíz a palos. Luego es arrebatado por los tlaloque elalimento: el blanco, el negro, el amarillo, el maíz colorado, el frijol, los bledos, la chía, el michihuauhtli (especie de bledos); todo el alimento fué arrebatado. El nombre de este Sol es naollin (4 movimiento). Este ya es de nosotros, de los que hoy vivimos. Esta es su señal, la que aquí está, porque cayó en el fuego el Sol en el horno divino de Teotihuacan. Fué el mismo Sol de Topiltzin (nuestro hijo) de Tollan, de Quetzalcóhuatl. Antes de ser este Sol, fué su nombre Nanáhuatl, que era de Tamoanchan. Aguila, tigre, gavilán, lobo; chicuacen ecatl (6 viento), chicuacen xochitl (6 flor); ambos a dos son nombres del Sol. Lo que aquí está se nombra teotexcalli (horno divino), que cuatro años estuvo ardiendo. Tonacateuctli (el Señor de nuestra carne) y Xiuhteuctli (el Señor del año) llamaron a Nanáhuatl y le dijeron: "Ahora tú guardarás el cielo y la tierra." - Del Códice Chimalpopoca. Traducción Primo Feliciano Velázquez. México 1945. www.geocities.com/Athens/Atrium/9449/s17doc5.htm - 7k ),v

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EL TITULO DE TOTONICAPAN n 1973 el investigador mayista Robert M. Carmack encontró en Totonicapán este documento, escrito en quiché. Le fue facilitado por el alcalde indígena de Totonicapán, el que era depositario a través de legados directos de estos manuscritos coloniales donde se atestigua en términos cristianos e indígenas la cosmovisión y la historia de los indios. stos textos son los mismos que en 1834 tradujo el padre Dionisio José Chonay en sólo dos semanas, a pedido de los indígenas y que en 1860 fueran descubiertos por el abate Brasseur de Bourbourg quien llevó una copia a Francia. Adrián Recinos encontró en la Biblioteca Nacional de París esta copia y la publicó en 1950. La traducción de Chonay es incorrecta y desgraciadamente Recinos la transcribió de modo literal. Los fragmentos que aquí presentamos corresponden a una nueva versión, traducida directamente del Quiché: " l Título de Totonicapán", Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de studios Mayas, Robert Carmack y James L. Mondloch. stá claro que tanto la traducción del padre Chonay, como ésta, están sacadas del mismo manuscrito que aún conservan los indígenas de Totonicapán. Pero lo interesante del caso es que en la versión apresurada de Chonay (publicada por Recinos) no figuran los textos que aquí presentamos bajo el acápite de 1a. parte, puesto que el traductor no creyó útil ni necesario hacerlo porque consideró se trataba de glosas bíblicas sin importancia. Muy lejos de ello, el destacadísimo valor del documento radica precisamente en esta primera parte cosmogónica, de síntesis cristiano-indígena, la cual aclara lo que aquí denominamos 2a. parte, la que por cierto lleva muchos más elementos de la cosmovisión autóctona. Causa admiración la comprensión de los caciques y chamanes acerca de la teología cristiana y su esoterismo, es decir la teosofía cristiana, la que no parece oponerse sino más bien conjugarse con el propio pensamiento indígena, pues ambos responden a un idéntico modelo y a una misma sophia perennis. sto no sólo está

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presente en el Título de Totonicapán sino que se evidencia en muchos otros escritos provenientes no exclusivamente del área maya. Pero en el texto que ahora publicamos se hace patente esa síntesis doctrinal entre ambas tradiciones, que a los ojos de los naturales eran análogas y se correspondían. Por otra parte, y ya en la época en que este texto fue escrito (1554) los indígenas sabían a qué atenerse respecto a la invasión española y seguramente habían tomado conciencia de que la única manera en que pudiera perpetuarse la sabiduría de su propia tradición, o sea, lo que les había dado identidad como pueblos, era bajo la forma cristianizada, con la que coincidían en lo esencial, al punto que los españoles pensaron que los nativos tenían su mismo tronco religioso, a saber, que habían sido ya evangelizados o bien descendían de los judíos como ellos, lo cual el lector podrá ver afirmado en este texto indígena. Verdadera síntesis, y no sincretismo (en realidad los sincretismos comienzan a aparecer a partir del siglo XVIII), el Título de Totonicapán es tal vez el documento más importante de los que describen desde épocas tempranas la cosmogonía y la teogonía de los indoamericanos, expresada ya en términos cristianizados, los únicos bajo los que podía subsistir ahora la energía espiritual de la tradición arcaica, lo que garantizaba la supervivencia de su cultura, por ende, de su vida; no había otra alternativa posible considerando "los signos de los tiempos" (que los chamanes y profetas conocían al dedillo), ni la abrumadora superioridad material de los conquistadores evidenciada en todos los órdenes. l amanuense es anónimo pese a que se menciona a un tal Diego Reynoso que parece haber sido el que copió la última parte. La naturaleza de estos textos es tal que ha llevado al estudioso René Acuña a pensar que fueron redactados por Fray Domingo de Vico, culto autor de la Teología Indorum, lo cual es inaceptable desde evidentes y numerosos puntos de vista. Dada la obvia importancia de este texto que trasciende su valor histórico hemos querido ofrecerlo a nuestros lectores, interesados en la metafísica y la gnosis, en la magia, la fenomenología de las religiones y la Cosmogonía Perenne, presentándolo así a un público más vasto de aquél a que fue dirigido ±etnólogos y filólogos en particular y mayistas en general± en una edición reducida y de difícil ubicaci ón. De otro lado, queremos recordar aquí que nuestro propósito al publicar estos textos es el de difusión de unas culturas muy poco o mal conocidas aún, salvo por los expertos. No están por tanto impresos con propósito "erudito", sino

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al contrario creemos que estos escritos sagrados están vivos (como otros varios) en sí mismos, en cuanto son transmisores de la palabra revelada, lo cual es corroborado en este caso por la antropología ya que subsisten la cosmogonía y costumbres de este pueblo, cuya vida se ha articulado mediante este libro. Por lo que debemos prescindir de las extensas y sabias notas de los autores, a las que remitimos a aquéllos que quieran estudiar en profundidad el Título de Totonicapán.

PRIMERA PARTE

Este es el segundo capítulo del gran cuento, llamado Paraíso Terrenal la tierra de amarillez y verdor. Escuchen, ahora les voy a contar cómo era el Paraíso Terrenal. En el primer capítulo, les voy a decir solamente cómo se determinó el orden de los días en los que fueron hechas unas obras por Dios el gran Señor. El primero de éstos es el domingo. En él, Dios el gran Señor creó una luz grande. El lunes el segundo día, los nueve pisos del cielo recibieron la vida por Dios el Señor. Los nueve giran sobre la Tierra, y giraban todos los días; allá en el primer nivel se movían. Eternamente estaban asentadas sus casas y su pueblo todos los días. En el tercer día creó todas las montañas y llanuras, los árboles y las piedras; todo empezó a existir el martes. El miércoles, el cuarto día, la luz del sol y de las estrellas fue dada por Dios el Señor. Entre las grandes estrellas, el sol y la luna fueron señales del día y de la noche. El jueves, el quinto día, fueron creados los peces en las aguas, junto con las aves. Fueron creados los peces pequeñ os y grandes. El viernes, el sexto día, fueron creadas las serpientes pequeñas y grandes. Todos los animales de la Tierra fueron creados por Dios el gran Señor, así fueron creados el viernes.

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Y así recibió vida toda la creación de Dios durante unos días. "Engendren, aumenten, y multiplíquense", dijo Dios el Señor a sus criaturas. Así fueron aconsejadas todas las criaturas por Ts¶akol-Bitol. Ahora empezamos a contar el ordenamiento del Paraíso Terrenal. Entonces fue hecha la Tierra cuando se ordenó lo que llamamos Paraíso. "Así voy a empezar a ordenarlo". Este cuarto capítulo relata lo concerniente a los nueve grupos, y los nueve niveles de ángeles. En verdad, fue buena y hermosa la formación, la creación de los ángeles por Dios el Señor. Ellos llegaron a constituir nueve divisiones, nueve grados; es decir, nueve niveles. En verdad, fue bueno y hermoso cómo fueron ordenados, y llegaron a ser varios niveles. En el principio, todos los primeros ángeles recibieron sus nombres. Entonces, fue nombrado cada uno d e ellos en cada grado y división. También cada grupo de ángeles tenía su nombre. Este es el nombre del primer nivel, del primer grado: Arcángeles. El segundo, el de los Principados; el tercero, el de las Potestades; el cuarto se llama el de las Virtudes; el quinto, el de las Dominaciones; el sexto, el de los Tronos; la séptima división, la de los Querubines; el octavo grado, el de los Serafines; la novena división, la de los Espíritus Angélicos. Estos son los nombres de cada grupo del pueblo. Ellos están sobre los varios niveles y divisiones donde se encuentran los nuevos tronos del gran Señor, Dios en el Cielo. Estos son los nombres de cada uno de los ángeles. Sólo uno o dos de ellos eran superiores, San Miguel Arcángel, el más destacado, y San Gabriel, el otro. El tercero se llama San Rafael; el cuarto es San Uriel; (los demás son) Jeremíu, Ronumiel, Pamiel, Romiel, Samiel, Asael, Sejutiel, Jorchiel, y Escatiel. Y sólo sus nombres son conocidos. Esta es la composición de los ángeles que acabamos de nombra r. Ellos son amadores y adoradores de nuestro Dios. Ahora vamos a decir los nombres de Adán y Eva. En el quinto capítulo están los nombres de Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer, nuestra madre y nuestro padre. Esta es la concepción y la creación de la gente cuando fue hecha en el corazón de nuestro Dios, debido a que el cielo estaba vacío.

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Fue vaciado por Lucifer cuando se engrandeció junto con sus compañeros pecadores. Y Dios el gran Señor dijo: "(La situación) no se compone, por tanto es necesario vaciar la casa del cielo. Yo haré sustitutos de los que moraban en la casa del cielo", dijo nuestro Dios. Entonces la gente fue formada por nuestro Dios. Nuestro Dios usó tierra. De la tierra sacó la materia de la gente, es decir, su carne; y muy pronto fueron formados sus manos y pies. Fue terminada la creación de la boca, los ojos, las orejas y la nariz. Empezaron a existir su cuerpo y venas. Los dedos fueron añadidos a los pies y manos. Empezó a existir, a tener carne; empezó a existir la piel; empezaron a existir las uñas. Fue añadida su humanidad; ésta llegó a ser carne. Cuatro elementos fueron mezclados para formar su carne: tierra, fuego, agua y aire. La tierra fue usada para su carne, el agua para su sustancia y también su sangre; y del fuego fueron sacados su calor y sudor. El aire fue usado para su respiración. Y así, de cuatro materiales fue formada la carne humana. Dios la hizo hermosa. Y después él dio gracias a Ts¶akol -Bitol: "Gracias a vosotros Madre, Padre, que me formasteis, que me creasteis", dijo a Dios. A continuación fueron creados dos grandes zapotales. Nuestro Dios creó en medio del Paraíso Terrenal un zapotal, "el árbol de la vida". "Quien coma de su fruto vivirá para siempre", dijo nuestro Dios. Había otro zapotal llamado "el árbol de la sabiduría". Este fue llamado de este modo porque quien lo comiera señalaría lo bueno, conocería lo bueno y lo malo. Empezaron a existir estos dos zapotales. El cuarto capítulo trata sobre cómo Adán fue puesto en el Paraíso Terrenal por nuestro Dios. "Aquí harás tu hogar", dijo nuestro Dios. "Es decir, aquí radicarás", le dijo nuestro Dios. Y entonces fueron llevados delante de él (Adán) los animales pequeños y los grandes por nuestro Dios. "Nómbrales, ponle nombre a cada uno de ellos", le dijo Dios el gran Señor. Sólo Adán fue formado y creado por Dios, y tenía una gran felicidad, una gran paz. Dios le dio felicidad y paz; todos los deleites, dulzuras y fragancias del Paraíso Terrenal eran suyos. En él había dos pájaros, "palomas", que chupaban dulce. Eran sus consoladores. Entonces Adán pensó y dijo a nuestro Dios: "Vos sois Dios, el gran Señor. Ojalá me diérais una compañera alegre, una compañera con quien

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hablar, una compañera con quien platicar. Yo soy formación y creación vuestra", dijo a nuestro Dios. Entonces Dios oyó que el corazón de Adán lloraba. (Por eso) fue dada su compañera. Adán fue adormecido por Dios el gran Señor, y dormía cuando él le sacó una costilla. Del lado izquierdo le fue quitado un hueso, una costilla. Y llegó a ser una mujer. Muy pronto quedó hecha por el gran Señor Dios. Inmediatamente le dio un espíritu. Ella ya estaba formada cuando despertó Adán, cuando él fue despertado por un ángel de Dios: "Adán, despierta, habla con tu esposa, tu amada, tu querida", le dijo el ángel de Dios a Adán. Entonces él dio gracias a Dios; "Gracias a Vos mi Ts¶akol-Bitol, porque me dísteis una compañera", le dijo a Dios el gran Señor. E inmediatamente Adán habló con la mujer, Adán dijo a la mujer: "Tú eres mi hueso y mi carne. Has salido de mi carne", le dijo a la mujer. Entonces Dios el gran Señor los casó: "Mira a tu marido, mira a tu esposa. Estímense uno a otro, tengan misericordia uno de otro; ámense, engendren hijos", les dijo. Así Adán fue aconsejado junto con Eva. Por nuestro Dio s, ella llegó a ser la esposa de Adán. Entonces fueron aconsejados respecto al zapotal prohibido. "Les dejo mis prohibiciones, mis mandamientos. No coman el fruto del zapotal prohibido, el zapotal de la sabiduría, no vayan a morir por él. En cambio, si comen del zapotal de la vida, vivirán eternamente", les fue dicho a Adán y Eva por nuestro Dios. Después fueron engañados por el diablo engañador, ya que él estaba enojado porque la casa del cielo había sido dada y regalada a Adán y Eva. Entonces vino a tentar a Eva para que comiese del zapotal prohibido. El diablo se transformó en ángel con cola de serpiente. "Eva, come el fruto del zapotal de la sabiduría", le dijo. "No quiero, porque nos quedó prohibido por Dios", -- respondió ella. "Que no se pruebe el fruto para que no sea burlado su enviado, y que no se termine eso". "Es así porque Dios lo ha escondido; él quiere que no se complete vuestra sabiduría. Comedlo", dijo (el diablo). Y así el zapotal prohibido fue comido por Eva. Este fue el origen del pecado y de la guerra por causa de ellos. Entonces fueron echados del Paraíso Terrenal. Y llegaron aquí al mundo de dolor, de pena, de hambre y de sed; al lugar del llanto, al lugar del dolor de parto. Entonces pidieron hijos a Dios el gran Señor. Lloraban sus corazones, lloraban y oraban cuando pidieron sus hijos. "Dadnos hijas e hijos", le dijeron, "que sean muchachos y muchachas", dijeron a

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nuestro Dios. Entonces les fueron dados sus hijos. Dios oyó que lloraban sus corazones y que gemían sus entrañas. En otro capítulo se mencionan tres nombres: Caín, Abel y Set; todavía no tenían hijos Adán (y Eva) cuando salieron del Paraíso Terrenal. Pero Dios les dio rápidamente, y nació Caín, y después Abel. Eran dos muchachos, hermanos menores. Nacieron los hijos de Adá n. Y sus hijos inmediatamente pecaron. El primero fue Caín, el primogénito, quien era muy pobre. Dios le dio riquezas a Abel, lo cual disgustó a Caín, y éste mató a su hermano menor secretamente. Abel fue muy querido por Dios, porque le ofreció lo mejor de sus cosechas. Pero Caín sólo ofrecía a Dios las mazorcas que habían quedado olvidadas. Y Abel reclamó su sangre delante de Dios. Y así fue castigado el pecado de Caín. El no tuvo una buena muerte. Un cazador (que) estaba en las milpas le disparó con la honda. Entonces fue visto por el cazador Turnio, quien no veía bien, y cuando tiró creyó ver un venado. En esta forma Dios castigó el pecado (de Caín). El cazador no era culpable. Escuchen la historia del primer pecado que cometieron los hijos de Adán y Ev a. Estos fueron los hijos de Adán: Caín y Abel; y después éstos fueron los hijos de Caín y Abel: Noé y Matusalén. Estos, los de Noé: Sem, Cam y Jafet. Y éste es otro capítulo del cuento que trata sobre cómo fue cambiada por Dios la lengua a los hijos de Noé. Se produjo el primer diluvio (delante de Noé). Noé ya había muerto cuando sus hijos proyectaron construir un gran edificio, un gran fuerte que llegara hasta el cielo. "Si se produce otra vez un diluvio, aquí estaremos a salvo", dijeron, cuando fueron corregidos por nuestro Dios. Entonces Dios los juzgó, y nuestro Dios les cambió la lengua. Su lengua se convirtió en trece lenguas. Y después ya no entendieron sus lenguas unos a otros. Y así ocurrió como fueron divididos por nuestro Dios. Estos son los hijos de Sem, Cam y Jafet: Abrahán, Isaac, Esaú y Jacob. Y éstos son los hijos de Jacob: Rubén, Simón, Leví, Judá, Isacar, Zebulón, Samín, Dan, Gad, Betalén Aser y Joseph. Después nació Jacob, quien fue nieto de Adán, e hijo de Abrahán. Y Canaán es el nombr e del cerro donde Jacob estuvo con sus hijos. Después llegaron aquí, y en

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aquel entonces llegaron allá en Egipto. Por cuatrocientos años estuvieron los nietos de Jacob allá. Entonces nació Moisés, entre los hebreos nació. Moisés estaba pastoreando ovejas cuando fue llamado por Dios el Señor, quien estaba en un arbusto que no se quemaba. Es decir, no se quemaban las hojas del arbusto donde estaba Dios el Señor. Entonces llamó a Moisés: "Moisés, Moisés, ven conmigo, ven a verme, ven a oír mis palabras", le d ijo Dios el Señor. Entonces Moisés llegó donde estaba el arbusto, y vio que ardía con fuego. "Quítate y deja tus sandalias, y luego ven aquí conmigo", le dijo Dios a Moisés. Entonces le dijo a Moisés: "Anda a Egipto con el Faraón, anda a traer a mis amados, a mis queridos israelitas", le dijo a Moisés. Moisés contestó: "Yo no soy competente para hablar con el señor Faraón; yo no soy más que un amigo de la pobreza. Que vaya uno de los grandes profetas, Señor", le respondió Moisés al Señor Dios. "En verdad, irás. Di mis palabras al Faraón. No tengas miedo, estoy contigo", le dijo Dios el gran Señor a Moisés. Entonces Moisés fue donde el Faraón, acompañado por su hermano menor, Aarón. No tenía armas, llevaba sólo el bastón que usaba para pastorear ovejas. Entonces Moisés se fue y llegó con Faraón y le dijo las palabras del Señor. Dijo Moisés: "Vos sois el rey Faraón. Yo soy compañero de los queridos, los amados de Dios, los israelitas. Así es el mandato (dado) por Dios", dijo Moisés a Faraón. Pero Faraón no obedeció las palabras de Moisés. Entonces se produjeron siete grandes plagas; siete veces Dios mandó grandes plagas. Y fueron consideradas milagro por los egipcios y Faraón. Entonces el bastón de Aarón se convirtió en culebra, y en el segundo día el río se convirtió en sangre. En el tercer día fueron creados sapos, ranas y alacranes. Y la cuarta vez fueron creados mosquitos, tábanos, polillas y moscas, toda clase de insectos que pican. La quinta vez fue creada otra mosca. La sexta vez se produjeron un fue rte granizo y un rayo, el cual desató a una gran culebra que estaba atada a un árbol. Entonces Dios el gran Señor causó una gran oscuridad y murieron los primogénitos de los egipcios. Después fueron liberados los israelitas por Faraón: "Moisés y Aarón, idos antes de que muramos por vuestra causa", dijo Faraón. Así vinieron los hijos de Israel, los del pueblo de Dios. Los hijos e hijas de Israel, los de Canaán, es decir nosotros los hebreos vinimos con

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grandes sufrimientos. Entonces fueron llevados por Moisés, y llegaron a la orilla del mar. Luego dijo Dios a Moisés: "Tira doce piedras (?) al mar, y recógelas". Entonces el mar fue secado por Dios el gran Señor. Doce caminos grandes había en el mar, y pasamos a este lado. Sólo faltaba un poco para completar n uestros cuatro grupos de gente, de nosotros las hijas y los hijos de los israelitas, de los cananeos, nosotros los hebreos. Así fue nuestra venida de la salida del sol. Ahora voy a contar el paso hasta aquí a través de Paq¶uim, Paq¶uechelab; y después por Xelimcuts, Chimaracow, C¶aylajá. Posteriormente, salieron y llegaron allá a un lugar que se llama Xim; y salieron de allí y llegaron a Panpitín. Allí se vengaron los hebreos y vencieron a los de Amalec. Después llegaron los hijos de Jacob en Chic¶atés, y allí murió María, la hermana de santo Moisés. El ya estaba en Moab, cerca de Canaán, cuando pasaron el Jordán. Entonces Jericó fue conquistado. Y después Joseph se enseñoreó sobre ellos. Murió Josué en el río y la tierra de Canaán. El nombre de Samuel fue el vigésimo gran nombre. El cuarto capítulo se refiere a la permanencia de Saúl en el señorío. El vigésimo sexto gran nombre es el del joven David. El nombre de Salomón, con muchos otros fue el vigésimo séptimo gran nombre. El vigésimo octavo gran nombre es el de los profetas y patriarcas: se llaman Elías, Eliseo, Daniel, Isaías y Jonás. El décimo capítulo es el del retorno de los judíos a las montañas que se llaman Jerusalén, cuando vinieron de Babilonia y Asiria. El décimo primer capítulo narra lo sucedido cuando aún no llegaban las diez parcialidades (tribus) de Israel a sus montañas. Allá de sus montañas vinieron, y sus parcialidades vinieron a morar en Babilonia. Los hijos de Jacob pertenecían a un mismo linaje, a una sola parcialidad, y una sola colectividad de parcialidades. Ellos solos ocuparon Jerusalén. Y las diez parcialidades se fueron de Asiria por orden de Salmanasar. No estaban allí, y de nuevo volvieron. Allí desapareció la historia de ellos; en ningún lugar se manifestaron allí; en verdad, eran muchos los que llegaron, y no todos volvieron. Adoraron a la madera y piedra, y así pecaron. En su maldad fueron desterrados por Dios el gran Señor. Este es el nombre del cerro donde fueron ordenados, y donde pasaron:

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Mará se llama el primer cerro cuando pasamos aquí desde el otro lado del mar; el segundo fue Xelimcuts; el tercero Sín, el cuarto Rabiq¶uín; el quinto Xiney; el sexto Caxerot; el séptimo Chic¶atés; el octavo Etón; el noveno Jor; el décimo Chiboch; el undécimo Chiabatín; el duodécimo Saret; el décimo tercero Arnón; el décimo cuarto Matán; el décimo quinto Xchamel; el décimo sexto Bemot; el décimo séptimo Chimoab. Ahora (relataremos) la permanencia y el traslado de ellos (los israelitas) por Dios el gran Señor, y la conquista de los cana neos, los hebreos y los israelitas. Tenían tres nombres: israelitas, cananeos y hebreos se les llamaban a nuestros abuelos y padres. Ahora contaremos nuestro principio, nuestra permanencia y nuestra venida aquí desde donde sale el sol. "Escuchadme, y os lo aclararé. Os voy a contar vuestra historia". En guerras se perdieron nuestros abuelos y padres, los nietos e hijos de Adán y Eva, Noé, Abrahán, Isaac y Jacob, porque olvidaron a su Dios. Por eso fueron aborrecidos por Dios el gran Señor. Y fue en el Paraíso Terrenal donde fuimos formados y creados por Dios el gran Señor. No estimaron su nombre debido a sus pecados. Y lo llamaron Sewán Tulán y Sineyetón, dice la historia. Y éste es Wukub Pec, Wukub Siwán que verdaderamente fue en la cueva, en la barranca donde durmieron en el oriente. Moraban allí antes de venir. Tal vez, entonces, se perdieron en Asiria por causa de Salmanasar. Este es otro capítulo que voy a relatar, el de la composición del señorío, es decir, el principio de la historia, el cuento del c erro amarillo, del cerro verde del territorio en Pasewán Patulán, y la escritura llamada "de la cueva, de la barranca de Tulán". Entonces cayeron en la mentira, y llamaron "un joven" al sol, y a la luna, "una doncella". Junajpú llamaron al sol, Xbalanquej a la luna. Usic¶ Q¶uik¶ab les dijeron a las estrellas. Nosotros somos descendientes de los israelitas, de San Moisés. De las parcialidades de los israelitas salieron nuestros abuelos y padres. Vinieron de donde sale el sol, allá en Babilonia (donde) cele braron rituales con el señor Nacxit; (tal fue) el origen de nuestro linaje. Entonces, la gente mágica proyectó su venida. Su mirada llegaba lejos, al cielo y a la tierra; no había nada que se igualara con lo que ellos vieron bajo el cielo. (Eran) los grandes, los sabios, los jefes de todas las

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parcialidades de Tecpán. Así fue su venida del otro lado del mar, de Tulán, de Sewán. Ahora (daremos) los nombres de la primera gente, los primeros q¶uichés; eran cuatro personas: el primer señor es Balam Q¶uitsé, nuestro abuelo y padre de los Cawekib; el segundo señor fue Balam Ak¶ab, el abuelo y padre de los Nijayib; el tercer señor fue Majucotaj, el abuelo y padre de los Ajaw Q¶uichés; el cuarto señor fue Iquí Balam. Eran los primeros q¶uichés. Cakapalumá fue el nombre de la esposa de Balam Q¶uitsé, el primer señor; Sunijá el nombre de la esposa de Balam Ak¶ab, el segundo señor; la esposa de Majucotaj, el tercer señor, fue Cakixajá. Iquí Balam era un joven cuando vino de donde sale el sol. Este es el segundo grupo quiché, se llama Tamub. Los primeros señores (tamubes) son C¶opichoch, C¶ochojlán, Majq¶uinaló, C¶ok¶anawil. Eran sólo cuatro personas, el verdadero origen de los señores tamubes, de los Cakoj y Ek¶omak¶. Ellos eran testigos mutuos de este libro. Ellos vinieron a morar aquí del otro lado del lago, del otro lado del mar, de donde sale el sol en Tulán y Sewán. El tercer (grupo) quiché fue el de los Ilocab. Sólo constaba de cuatro personas, los primeros señores llamados Chiyatoj, Chiyats¶iquín, Yolchitum, Yolchiramak¶, Ch¶ipel Canmuk¶el. Estos fueron los abuelos y padres de los señores K¶alé, Sic¶a y Juanijá de los Ilocab. Estas parcialidades de los q¶uichés tenían una sola lengua y unidad. Son descendientes de los israelitas, de nosotros la gente q¶uiché que vinimos de Babilonia donde sale el sol. En esta forma vinieron de donde sale el sol, y cuando fueron traídos, sus jefes eran Balam Q¶uitsé, Balam Ak¶ab, Majucotaj e Iquí Balam. Vinieron cuando el señor Nacxit les dio el Pisom C¶ac¶al. Cuando vinieron aquí estaban desnudos, estaban descubiertos, sólo tenían sus taparrabos y armaduras de malla. Cuando llegaron a la orilla del mar, Balam Q¶uitsé tomó su bastón y golpeó el mar. Inmediatamente el mar se secó, y se convirtió en arena lisa. Así, los tres grupos de los primeros q¶uichés, junto con los trece grupos de parcialidades de T ecpán que seguían tras ellos, pasaron hacia acá. No más pasaron el mar cuando

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éste se cerró. En verdad, dijeron que fue un acto de amor hecho por Dios hacia ellos, porque rezaron a un solo dios, a Ts¶akol -Bitol, en medio del cielo y la tierra. Porque ciertamente eran verdaderos descendientes de Abrahán y Jacob. Entonces pasaron hacia acá desde el otro lado del mar. Trajeron raíces de árboles y de bejucos; no tenían comida ni bebida. Sólo olían las cabezas de sus bastones, y en esa forma consolaban sus cora zones cuando vinieron. Llegaron aquí a la orilla de un lago pequeño, en Nimsoy, Carchaj. Allí construyeron edificios. Había en este lugar pájaros rojos y azules, patos negros, papagayos amarillos y verdes, plumas amarillas, pájaros amarillos. Pero no se hallaron en este lugar y lo dejaron abandonado. Después trajeron las raíces de árboles y bejucos y llegaron a Chixpach. Dejaron una seña en Jaayín Abaj. Entonces vinieron de allá, y llegaron a la cima de un gran cerro llamado Chiq¶uiché, donde tardaron (por algún tiempo). Posteriormente, dejaron el cerro Chiq¶uiché, y llegaron a la cima del cerro llamado Jak¶awits Ch¶ipak¶, donde todos se establecieron. También allí permanecieron los sacrificadores, Balam Q¶uitsé, Balam Ak¶ab, Majucotaj e Iquí Balam. Se acompañaban unos a otros, junto con los de Tamub e Ilocab, con las trece parcialidades de Tecpán. SEGUNDA PARTE

Escuchad cómo fueron puestas en orden (las cosas). Voy a relatar con cariño acerca de su existencia. Yo, Diego Reynoso, el Popol Winak, el hijo de 1 Noj, voy a escribirlo. Ahora empezaremos a relatar (nuestra historia) otra vez. Esto es cómo se fueron por segunda vez las tres gentes transformadoras a donde sale el sol. Se llaman C¶ocaib, C¶ok¶awib, C¶oacul y Acutak¶, los que se fueron a donde sale el sol delante del señor Nacxit. Se fueron a recibir el señorío: el trono del león y del jaguar, la flauta, el tambor; los señoríos de los señores Ajpop, Ajpop C¶amjá, K¶alel y Atsij Winak.

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Se fueron los Nim Ch¶ocoj Cawek. Llegaron a ser los que se sentaban en las bancas. Nunca los designaron (como) grandes ayunadores o atormentadores, y no tenían señorío. Se fueron a traer el mandato para el señor Balam Q¶uitsé y llegaron delante del señor Nacxit. Suplicaron el mandato del señor Nacxit y juntaron (los símbolos) del señorío dados por el señor Nacxit. Entonces volvieron por acá C¶ocaib y C¶ok¶awib con los Nim Ch¶ocoj Cawek. Así cumplieron el mandato. "Se completó lo que hicimos: vinieron el señorío y la señal", dijeron. Cumplieron con su mandato. Nunca designaron con piquetes (a estos) grandes principales de Ajts¶isomchá, Ajcuc¶umam, C¶aam, los que hicieron ayunos y tormentos por nueve meses, por trece meses; eran los tormentos del señorío. Entonces juntaron para Balam C¶onaché el palio de plumas de quetzal, el palio verde, el trono de león, el trono de jaguar, la flauta, el tambor, las piedras negras y amarillas, la cabeza y las patas de venado, los huesos de falange de águila y jaguar, el caracol, la red de tabaco, las plumas de garza, la cola de buitre, el brazalete, las trenzas, la piedra de hongo, (todas) las señales del señorío fueron juntadas y traídas por los (que se fueron) de donde sale el sol. "Que sean elegidos nuestros señores, como una señal", les fue dicho a los mensajeros. El señor Ajpop tiene cuatro palios sobre su trono, plumas verdes, una flauta y un tambor. Ajpop C¶amjá tiene tres palios sobre él. El Nimá Rajpop Achij, dos palios, y el Ch¶utí Rajpop Achij, sólo uno. (Los otros oficiales) tomaron (estas señales) en Paxicajá, pero no tienen flauta o tambor porque sólo son hijos de los que después llegaron a ser los señores del señorío. Entonces llegó aquí el señorío eterno, el que vino de donde sale el sol. Llegaron las bancas del K¶alel, la del Atsij Winak, la del Nim Ch¶ocoj, la del K¶alel C¶amjá, la banca del Nimá C¶amjá. Había cuatro Atojil, tres Ch¶ocoj, tres Utsampop, tres Yocaljá y muchos Popcamjá detrás del señor q¶uiché. Entonces llegaron las bancas de Atsij Winak, la del señor Lolmet, la del señor Nim Ch¶ocoj, la del señor Jak¶awits, y la del Ajaw Q¶uiché. Había

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sólo tres grandes Ch¶ocoj, los creadores de la banca. Recibieron su autoridad en compañía de los señores Upop y Uc¶amjá. En el lugar donde sale el sol les dieron estos nombres del señorío quiché, los Pop q¶uiché C¶amjá q¶uiché. Entonces se consolaron grandemente Balam Q¶uitse, Balam Ak¶ab, Majucotaj e Iquí Balam, porque sus hijos mejoraron el señorío en el cerro de Jak¶awits Ch¶ipak¶. Ahora, escuchad (lo que os voy a decir) acerca de los sufrimientos que pasaron nuestros abuelos y padres debido a sus ayunos y tormentos. Balam Q¶uitsé y nuestros abuelos, nosotros los Cawek, se hallaban sobre el cerro Jak¶awits. Balam Q¶uitsé, Balam Ak¶ab y Majucotaj comenzaron a engendrar hijos, pero Iquí Balam murió cuando era joven. Estos son los hijos de Balam Q¶uitsé: los primeros hijos fueron C¶oc¶ojá, junto con C¶oraxonamak¶. C¶oc¶ojá y C¶oraxonamak¶ engendraron hijos, engendraron a los Ts¶iquín. Los Ts¶iquín engendraron hijos de la cuarta generación, llamados Ajcán. De la quinta generación eran C¶ocaib y C¶ok¶awib, engendrados por los Ajcán. C¶ocaib engendró cinco hijos: Quejnay, C¶oyoi, Xmaiquej, Chocoy y Lak¶amal. C¶ok¶awib engendró a C¶onaché, el hijo ilegítimo; Tsipitawar fue el nombre de su mujer. Los hijos de la sexta generación se fueron a traer el señorío de donde sale el sol. Estos consejos fueron dados a Balam Q¶uitsé y Balam Ak¶ab por Tojil, Awilix y jak¶awits: "Señores, sólo falta un poco para que amanezca. Prepárense para sacarnos de aquí. Por misericordia póngannos dentro de un bosque escondido y allí nos hablarán. Porque viene una gran luz, junto con el sol, la luna y las estrellas. Así nos harán visibles", dijo Tojil a Balam Q¶uitsé, Balam Ak¶ab, Majucotaj e Iquí Balam. Entonces Balam Q¶uitsé obedeció, y Toj il fue llevado dentro de un gran bosque. Desde entonces el bosque se llamó Patojil y había allí por doquier águilas, jaguares, culebras cascabeles y cantiles. Y se encontraba allí el ídolo de Balam Q¶uitsé.

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El ídolo de Balam Ak¶ab fue llevado a Pawilix, a l bosque escondido. El ídolo de Majucotaj se quedó allí mismo sobre el cerro de Jak¶awits, y estaba allí cuando amaneció. En esta forma se alegraron cuando esperaban la aurora sobre el cerro jak¶awits. Siempre hacían gestos hacia la faz del sol cuando esperaban la aurora. Cuando amaneció, primero salió la gran estrella que guía el camino del sol. Después salió el sol, amaneció. Entonces cantaron los pájaros; el primero fue el ajpop Queletsú. Allí vieron el sol y la luz sobre el cerro de Jak¶awits. Después alabaron, dieron gracias y cantaron. Más tarde, desataron los copales que habían traído amarrados desde donde sale el sol, junto con las redes de tabaco. Dieron gracias y abrieron los copales y éstos servían para dar gracias. El Casiwastán era el copal de Balam Q¶uitsé, Mistanpom era el de Balam Ak¶ab y C¶abawilpom, el de Majucotaj. Al quemar (sus copales, dijeron): "Dos veces gracias, tres veces gracias, a ti Ts¶akol, a ti Bitol, tú el Centro del Cielo y de la Tierra, tú los Cuatro lados, las Cuatro esquinas. Gracias por la aurora que acabamos de ver, por el esclarecimiento, el sol y la estrella. Gracias a ti, nuestra Montaña de Tulán Siwán, montaña muy amarilla y verde". Así dijeron cuando quemaron sus copales. El humo de sus copales subió al cielo. Inmediatamente se enderezó y se fue hacia donde sale el sol; era una señal que llegó hasta las montañas (de Tulán). Y llegaron sus súplicas delante del señor Nacxit. Así dijeron: "Ojalá que hubiéramos estado junto con ustedes cuando vimos el sol y la luz, con ustedes, nuestros hermanos mayores y menores de Tecpán, ustedes, que se quedaron en nuestras montañas, en nuestras llanuras". Así eran las súplicas de nuestros abuelos y padres cuando vieron la aurora, y dieron gracias. Estaba claro cuando se asolearon sobre los árboles y cerros. Este fue el principio del sufrimiento de nuestros abuelos y padres. Después de la aurora aconsejaron a sus hijos: "Hijos nuestros que ya se han completado y multiplicado, reciban este Pisom C¶ac¶al. Guárdenlo por el momento en una forma ordenada. Todavía no hemos encontrado nuestras montañas donde surgirán el poder y la gloria.

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Allí se abrirá esta señal del señorío que vino de donde sale el sol. Sigan engendrando hijos que lograrán poder y gloria, los Ajpop, Ajpop C¶amjá, K¶alel y Atsij Winak. Así tiene que suceder porque vamos a morir, a desaparecer, a irnos, a volver (a nuestro hogar). Los dejamos en paz, ya no hay guerra por parte de las parcialidades de guerreros. No estén tristes, cuiden a sus madres", así les dijeron. No estaban enfermos cuando dieron estos consejos, sino que se hallaban bien al entrar la noche. Pero cuando amaneció ya no estaban; de repente desaparecieron. Que no se aflija quien escuche estas palabras. De verdad, Balam Q¶uitsé, Balam Ak¶ab, Majucotaj e Iquí Balam dieron nombres a sus hijos durante la aurora. Eran muchos los nietos e hijos de los Cawek, los Nijayib, y los Ajaw Q¶uiché. Llamaron al cerro de Cawek, Sakiribal Tojil; al de Nijayib, Sakiribal Awilix; y al de Ajaw Q¶uiché, Sakiribal Jak¶awits. E l (cerro) de los Tamub, de los Cakoj y Ek¶omak" era Sakiribal Amak¶ Tam; y el de los Ilocab de Sic¶aab y Juanijá era Sakiribal Ajuq¶uín. Estaban unidos en Patojil los Cawek con los Nijayib; en verdad, tenían un lado para Cawek, y el otro para Nijayib. Est aban unidos y juntos cuando hicieron sus edificios, cuando amaneció por primera vez. Entonces fue abandonado el primer pueblo de Jak¶awits, junto con Patojil. El segundo pueblo a donde llegaron fue Sibakija, y estuvieron mucho tiempo allí. Cargaban el Pisom C¶ac¶al, la señal del señorío que vino de donde sale el sol. No tenían ni comida ni bebida cuando llegaron a Chiwaij, el tercer pueblo. Hicieron un gran rancho allá, y escarbaron los árboles y las piedras, debido al hambre y a la sed (que pasaron) allí . El cuarto pueblo fue Pacayá Xejoyán. Allí construyeron edificios, y estuvieron por mucho tiempo. El quinto fue (en blanco). El sexto pueblo fue Barabic Chún, lugar donde se derrumbó la arena. Estuvieron allí por mucho tiempo.

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El séptimo pueblo fue Panbilil Pants¶ocán, y estuvieron allí por muchos años. Comieron las larvas de los abejorros y avispas, y palos cocidos. Sembraron milpas allí. El octavo pueblo fue Ticaj Ch¶alib; y construyeron edificios en ese lugar. Tenían con ellos la señal del señorío que vino de donde sale el sol. (En este pueblo) hicieron ayunos y se atormentaron. El noveno pueblo fue Tibatsí Rajawiché; levantaron sus edificios allí. Hubo un viento que dispersó las tapaderas de las ollas de jocotes (por cuya razón) exclamaron, "Laé, Laé". El décimo pueblo fue Jobalam K¶anulew, que es el nombre del cerro por donde pasaron. Sólo se detuvieron allí. El undécimo pueblo fue Chiwán Chik¶uk¶. Muchos fueron los nombres de los cerros donde estuvieron. Sólo se detuvieron allí. El duodécimo pueblo fue Xech¶ayab Ximbaxuc. Cargaban la señal del señorío que vino desde donde sale el sol. Tuvieron hambre y sed (en este pueblo). El decimotercer pueblo donde llegaron fue Ts¶utujá, y allí tomaron como esclavo al señor del lugar. Este fue encontrado en Payó y Pabak¶oj donde cantaban las codornices. Y las oyeron Balam Ak¶ab, Balam Q¶uitsé, Majucotaj. Luego (Ts¶utujá) entró en Cupaxuc, y fue capturado como esclavo. (Ts¶utujá) habló: "No me pulvericen, señores, no me maten". Y le fue dicho: "¿Quién eres tú?" "Pues, soy Ts¶utujá, así me llaman", dijo. "¿Acaso seré yo quien completará la parcialidad?" dijo. Entonces Balam Q¶uitsé le dijo a Ts¶utujá: "Es cierto lo que dices. Está bien, así será. Que seas tu quien empareje mi persona y mis palabras, así será. Tú serás el sustituto de Iquí Balam, así será". De este modo fue encontrado el señor Ts¶utujá de los Sakic. Llegó a ser el complemento de Majucotaj, y el sustituto de Iquí Balam quien murió joven. En esta forma se completaron los cuatro prime ros (jefes) que vinieron de donde sale el sol, cuando fue nombrado el señor Chisakic q¶uiché. Iquí Balam murió en Ts¶utujá. Que nuestros hijos y nietos no pierdan esta memoria.

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Fue allí donde invocaron una piedra, y adoraron la piedra preciosa, la segunda (piedra) que vino de donde sale el sol. Se completaron dos (piedras) preciosas en Ts¶utujá. Estuvieron allí por mucho tiempo. El decimocuarto pueblo fue C¶utubé Chuc¶abal. Levantaron sus casas, y allí se detuvieron otra vez por mucho tiempo. Tenían con e llos la señal del señorío que vino de donde sale el sol. El decimoquinto pueblo fue Yamucutú Raxajmaj. Nuestros abuelos y padres comieron sólo retoños y larvas de abejorros y avispas. El décimo sexto pueblo fue Chitsak¶eb Chiyaquí, donde otra vez se tardaron. Hicieron otros edificios y murallas defensivas. Sufrieron grandes tormentos por siete días y sembraron maíz. Se consolaron allí porque los Cawek y Nijayib estaban unidos. El decimoséptimo pueblo fue K¶alemial Cucurabaj, donde tardaron otra vez. Ellos se amontonaron y sufrieron hambre y sed en el barranco y bosque. El decimoctavo pueblo fue el cerro Paché Chik¶ojom. Y allí estuvieron otra vez por mucho tiempo nuestros abuelos Balam Ak¶ab, Balam Q¶uitsé y Majucotaj, los sacrificadores. El decimonoveno pueblo fue Chic¶abawilanic. Allí adoraron a la piedra preciosa que vino de donde sale el sol. Moraron e hicieron edificios allí, los Cawek, Nijayib y Ajaw Q¶uiché; estaban unidos allí. Balam Q¶uitsé, Balam Ak¶ab y Majucotaj fueron acompañados por Ts¶utuj á, el sustituto de Iquí Balam. Allí empezaron a cazar venados para dar su sangre al ídolo de Tojil. Empezó también la adoración de ídolos en Chiq¶uix y Chich¶at. Estaban destazando un venado frente a la casa, cuando pasaron dos montañeses de las parcialidades. De repente dijeron: "¿Quién destaza? Sólo a nosotros nos toca esto. ¿Serán nuestros hermanos lo que ustedes están destazando?" dijeron los de las parcialidades. Así, de nuevo empezó la guerra por causa de las parcialidades; se mostraron nuevamente. Provocaron una guerra allá en Jak¶awits. Los C¶alak¶am y Tibilcat proyectaron una guerra.

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Entonces llegó un sangrador que se había cubierto con piel y orejas desde el cuello hasta los pies. Era un espía enviado para matar a nuestros abuelos y padres. Pero lo descubrieron cuando se hallaban en Chiq¶uix y Chich¶at. Allí el señor Ts¶utujá Sakic vio la guerra, pero no la había visto en Jak¶awits. Fueron seguidos los mensajeros cuando partieron. "Está bien que nos muramos", dijeron nuestros abuelos y p adres. Entonces los hombres valientes fueron a ver a los guerreros cuyas casas estaban por donde quiera. Se vieron sobre el cerro que se llamaba Muk¶basib, donde se produjeron mensajes con humo. Los hombres valientes estaban desnudos, sin ropa, ayunando y atormentándose. Entonces mostraron su poder mágico sobre el cerro de Muk¶basib. Llamaron al aire, a la nube roja, al granizo de muerte, al rayo y a los días aciagos contra los guerreros de las parcialidades. No había ninguna guerra. Por esto, los guerreros de C¶alak¶am y Tibilcat proyectaron la guerra. Así las parcialidades empezaron a ser guerreras. Llegaron al vigésimo pueblo, al de Jumetajá, donde hicieron sus casas de la corteza de los árboles. Adoraron los ídolos con ofrendas de frutas, hongos y pajaritos. Grandes tormentos padecieron al estar amontonados y sufridos en los bosques. Tenían con ellos a Tojil, Awilix y Jak¶awits, junto con el Pisom C¶ac¶al, la señal del señorío que vino de donde sale el sol. El vigésimo primer pueblo fue C¶ulbá Cawinal, donde construyeron sus edificios. Allí se juntaron con los Ak¶aab. "Vosotros sois nuestro abuelo, nuestro padre, nuestro superior, nuestra cabeza", les dijeron los Ak¶aab a nuestros abuelos y padres, Balam Q¶uitsé, Balam Ak¶ab, Majucotaj, junto con el señor Sakic Ts¶utujá el sustituto de Iquí Balam. Ofrecieron humo e hicieron ofrendas delante del ídolo. Sólo las crías de culebras y pericos ofrecieron a sus ídolos, allí en C¶ulbá Cawinal. Llegaron al vigésimo segundo pueblo de Chiismachí, y aquí hicier on construcciones de cal (y canto). En Chiismachí eran muchos los descendientes, los hijos y nietos del señor, los hermanos mayores y menores detrás del señor Balam Q¶uitsé. Eran muchos también los vasallos de los Cawek. También, de Balam

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Ak¶ab eran muchos los vasallos de los Nijayib, y de Majucotaj muchos los hijos de los Ajaw Q¶uiché. Hasta aquí floreció un poco el señorío. Después se hizo la selección para los cargos allí en Chiismachí. El primer cargo, el señorío Ajpop, fue tomado por el señor C¶otujá, quien era el hijo de Balam Q¶uikab. También el Ajpop C¶amjá Istayul, otro señor, fue hijo de C¶onaché. Entró en el cargo de Ajpop C¶amjá. Presentamos la descendencia de Cakimox Istayul. Ahora se presentará delante de nosotros los Cawek el señorío en Q¶uiché, Chiismachí, (es decir) los rangos del señorío de la gente del Ajpop Q¶uikab, Ajpop C¶amjá Istayul C¶onaché, Nimá Rajop Achij, Ch¶uti Rajop Achij. Otros señores de Cawek de la gente Q¶uikab son los señores Utsampop, Lak¶pop, Uchuch C¶amjá y Nimá Lolmet. Así se llaman los señores Popc¶amjá, los creadores de las bancas. Así se llaman los progenitores de Ajpop, los creadores de las bancas de Cawek; los creadores de las bancas tras de los señores K¶alel, los progenitores de los Nijayib. Los grandes Ch¶ocoj fueron los progenitores de los Ajaw Q¶uiché y sus representantes. Sólo había tres casas grandes. Entonces entraron los señores Nijayib: el K¶alel Nijayib, Atsij Winak, K¶alel C¶amjá, y los Nimá C¶amjá, Uchuch C¶amjá, Julajuj Tem, Ajawilix, Metsanic y Sak¶latal. Estos son los Ajaw Q¶uichés, los señores Atsij Winak, Nim Ch¶ocoj, Lolmet y Jak¶awits. Estos son los símbolos de autoridad que vinieron de donde sale el sol, del otro lado del lago, del otro lado del mar: la calabacilla, el vaso, las garras de águila y jaguar, la cabeza y las patas de venado, la flauta, el tambor, la gran chirimía, los huesos de falange de águila y jaguar, el caracol, la red de tabaco, la cola de venado, el brazalete, las plumas de garza, las trenzas, las piedras negras y amaril las. Estas señales de señorío que vinieron de donde sale el sol (se usaban para) perforar y cortar los cuerpos de (los señores). Había nueve piedras de hongo para el Ajpop y Ajpop C¶amjá, y cuatro, tres, dos y un palio con plumas de quetzal y plumas verde s, junto con las guirnaldas, los

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chalchigüites, la quijada colgada y el bulto de fuego para el temascal. Había trescientas sesenta flechas y quinientas cuarenta lanzas. Cuando ejercían sus cargos los cuatro progenitores, los Iboy Ch¶arab eran las representaciones de sus bastones. Eso se hizo, entonces, en Chiismachí. Y cuando recibieron sus cargos, se crearon el poder pequeño y la gloria pequeña. Ello sucedió bajo las tres casas grandes. Se recibió la autoridad y también se la ensalzó. (Sin embargo, su señorío) era todavía pequeño aquí en Chiismachí, cuando fueron abiertas las señales del señorío que C¶ocaib se fue a traer al estar allí en Jak¶awits, el primer pueblo. La primera guerra se hizo antiguamente en jak¶awits, y no en Chiq¶uix y Chich¶at. Pero la segunda guerra fue hecha en Chiq¶uix y Chich¶at, en ese cerro donde surgió el poder mágico. La tercera (guerra) tuvo lugar en Chiismachí. Aquí en Chiismachí dieron gracias así: "Tú, Cielo y Tierra, Tú, Ts¶akol y Bitol, dénnos hijas e hijos, dénnos platos y vasos, Tú que eres el otro lado del lago, el otro lado del mar, Tú que eres el cielo, Tú que eres la salida del sol, Tu que eres la puesta del sol, dénnos nuestro día y nuestra luz, Tú que eres la gran estrella, Ek¶ok¶ij", dijeron. Ofrecieron copal, pájaros y polluelos de gallinas de la tierra; además ofrecieron gente delante de Tojil, aquí en Chiismachí. Aquí también bailaron el Junajpú y Wukub Cakix. Entonces comenzaron a llevar troncos con miel, y a embriagarse. Cargaron y regalaron a sus hijas unos a otros; eran las cargadoras de ellas y las portadoras de dulces, los que regalaron a los pobres solteros. Fueron a dejarlas en sus casas. Dijeron: "Acabamos de darles nuestro afecto y de mostrarles nuestra admiración". Llevaron una tinaja de atol, una jícara de guacamol, una vasija de alimentos, una pierna de puerco de monte, una jícara de tamalitos envueltos en hojas de K¶anak¶ y de Cub. Es lo que dieron como pago por sus hijas, allá en Chiismachí. Las tres parcialidades en Q¶uiché estaban unidas entr e sí; los Tamub, Ilocab y Sakajib. Estaban unidas porque vinieron juntas de donde sale el sol, de Tulán Siwán.

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Cuando esto se hizo en Chiismachí todavía no había copal o sangre, copal de niño, sangre de niño, hongos, ramas verdes, ni ofrendas quemadas. Tampoco había esclavos, ni la madre del pájaro Xcocakix, ni grandes ofrendas quemadas, ni el baile de Pok¶ob Chanal. Todavía (el señorío) estaba en su infancia. Las primeras personas fueron engañadas a adorar a la madera y las piedras en los troncos amarrad os de madera. Cuando vinieron (a Chiismachí) pasaron por veintidós pueblos y montañas. Códice Chimalpopoca:  de www.geocities.com/Athens/Atrium/9449/s17d



(Fragmento)

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  c  cc c  cc c  c  c LIBRO VII CAPÍTULOS X, XI, XII Y XIII

FRAY BERNARDINO DE SAHAGÚN:  c c

Capítulo X: De la gavilla o atadura de los años, que era después de que cada uno de los cuatro caracteres había regido cada uno trece años, que son cincuenta y dos, y de este lo que en este año de cincuenta y dos hacían. 1. Acabada la dicha rueda de los años, al principio del nuevo año que se decía ome acátl, solían hacer los de México y de toda la comarca una fiesta o ceremonia grande, que llamaban toxiuh molpilia; y es casi atadura de los años, y esta ceremonia se hacía de cincuenta y dos en cincuenta y dos años, es a saber, después que cada una de las cuatro señales había regido trece vece s a los años. 2. Decíase aquella fiesta toxiuh molpilia, que quiere decir, "átanse nuestros años", y porque era principio de otros cincuenta y dos años, decían también xiuhtzitzquilo, que quiere decir, "se torna el año nuevo", y en señal de esto cada uno tocaba a las yerbas, para dar a entender que ya se comenzaba la cuenta de otros cincuenta y dos años para que se cumpliesen ciento cuatro años, que hacen un siglo. 3. Así que entonces sacaban también lumbre, y cuando ya se acercaba el día señalado para sacar nueva lumbre, cada vecino de México solía echar, o arrojar en el agua o en las acequias, o lagunas, las piedras o palos que tenían por dioses de su casa, y también las piedras que servían en los hogares para hacer comida, y con lo que molían ajíes o ch iles, y limpiaban muy bien las casas y al cabo mataban todas las lumbres.

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4. Era señalado cierto lugar donde se sacaba y se hacía la dicha nueva lumbre, y era encima de una sierra que se dice Uixachtlan, que está en los términos de los pueblos de Itztapalan y Colhuacan, dos leguas de México; y se hacía la dicha lumbre a media noche, y el alo de donde se sacaba fuego estaba puesto sobre el pecho de un cautivo que fue tomado en la guerra, y el que era más generoso. 5. de manera que sacaban la dicha lumbre de palo bien seco, con otro palillo largo y delgado como asta, rodándole entre las palmas muy de presto con entrambas palmas como torciendo; y cuando acertaban a sacarla y estaba ya hecha, luego incontinenti abrían las entrañas del cautivo y sacábanle el corazón y arrojábanlo en el fuego, atizándole con él, y todo el cuerpo se acababa en el fuego. 6. Y los que tenían oficio de sacar lumbre nueva eran los sacerdotes solamente, y especialmente el que era del barrio de Copolco tenía el dicho oficio, él mismo sacaba y hacía fuego nuevo. Capítulo XI: Del orden que guardaban en sacar la lumbre nueva en el año cincuenta y dos y todas la s ceremonias que para sacarla hacían. 1. Está arriba declarado que en la sierra de Uixachtlan solían hacer fuego nuevo, y el orden que tenían en ir a aquella sierra es éste: que en la vigilia de la dicha fiesta, ya puesto el sol, se aparejaban los sacerdotes de los ídolos y se vestían y se componían con los ornamentos de sus dioses, así que parecía que eran los mismos dioses; 2. y al principio de la noche empezaban a caminar, poco a poco y muy despacio, y con mucha gravedad y silencio, y por esto decían teonenemi, que quiere decir, caminan como dioses; 3. partíanse de México y llegaban a la dicha sierra ya casi cerca de media noche, y el dicho sacerdote del barrio de Copolco , cuyo oficio era de sacar (la) lumbre nueva, traía en sus manos los instrumentos con que sacaba el fuego; y desde México por todo el camino iba probando la manera con que fácilmente se pudiese hacer lumbre. 4. Venida aquella noche en que (se) había de hacer y tomar lumbre nueva, todos tenían muy grande miedo y estaban esperando con mucho temor lo que acontecería, porque decían y ten ían esta fábula o creencia entre sí, que si no se pudiese sacar lumbre que habría fin el linaje

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humano, y que aquella noche y aquellas tinieblas serían perpetuas, y que el sol no tornaría a nacer o salir; y que de arriba vendrían y descenderían los tzitzimime, que eran unas figuras feísimas y terribles, y que comerían a los hombres y mujeres. 5. Por lo cual todos se subían a las azoteas, y allí se juntaban todos los que eran da cada casa, y ninguno osaba estar abajo. 6. Y las mujeres preñadas en su rostro o cara ponían una carátula de penca de maguey, y también encerrábanlas en las trojes porque tenían y decían que si la lumbre no se pudiese hacer, ellas también se volverían fieros animales y que comerían a los hombres y mujeres. 7. Lo mismo hacían con los niños, porque poníanles la dicha carátula de maguey en la cara, y no los dejaban dormir poco ni mucho; y os padres y las madres ponían muy gran solicitud en despertarlos, dándoles cada rato de empujones y voces, porque decían que si os dejasen a ellos dormir que se habían de volver ratones. 8. De manera que todas las gentes no entendían en otra cosa sino en mirar hacia aquella parte, donde se esperaba la lumbre, y con gran cuidado estaban esperando la hora y momento en que había de aparecer y se viese el fuego; 9. y cuando estaba sacada la lumbre, luego se hacía una hoguera muy grande para que se pudiese ver desde lejos; y todos, vista aquella luz, luego cortaban sus orejas con navajas y tomaban de la sangre que salía y esparcíanla hacia aquella parte de donde parecía la lumbre. 10. Y todos eran obligados a hacerlo, hasta los niños que estaban en las cunas, porque también les cortaban las orejas; porque decían que de aquella manera todos hacían penitencia o merecían, y los ministros de los ídolos abrían el pecho y las entrañas del cautivo, con un pedernal agudo como un cuchillo según está dicho arriba. Capítulo XII: De lo que se hacía después de haber sacado el fuego nuevo. 1. Hecha aquella hoguera grande, según dicho es de la lumbre nueva, luego los ministros de los ídolos, que habían venido de México y de otros pueblos, tomaban de aquella lumbre, porque allí estaban

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esperándola, y enviaban por ella los que eran muy ligeros y grandes corredores, y llevábanla en unas teas de pino hechas a manera de hacha s; corrían todos a gran prisa, y a porfía, para que muy presto se llevase la lumbre a cualquier pueblo. 2. Los de México, en trayendo aquella lumbre, con aquellas teas de pino, luego la llevaban al templo del ídolo de auitzilopochtli y poníanla en un candelero hecho de cal y canto, puesto delante del ídolo, y ponían en él mucho incienso de copal; 3. y de allí tomaban y llevaban al aposento de los sacerdote que se dicen mexicanos y después a otros aposentos de los dichos ministros de los ídolos, y de allí tomaban y llevaban todos los vecinos de la ciudad; 4. y era cosa de ver aquella multitud de gente que venía por la lumbre, y así hacían hogueras grandes y muchas en cada barrio, y hacían muy grandes regocijos. 5. Lo mismo hacían los otros sacerdotes de otros pueblos, porque llevaban la dicha lumbre muy de prisa y a porfía, porque el que más podía correr que otros tomaba la tea de pino y así, muy presto, casi en un momento llegaban a sus pueblos, y luego venían a tomar todos los pueblos de ella; 6. y era cosa de ver la muchedumbre de los fuegos en todos los pueblos, que parecía ser de día, y primero se hacían lumbres en las casas donde moraban los dichos ministros de los ídolos. Capítulo XIII: De cómo toda la gente después de haber tomado fuego nuevo, renovaban todos sus vestidos y alhajas, donde se pone la figura de la cuenta de los años. 1. De la dicha manera hecha la lumbre nueva, luego los vecinos de cada pueblo, en cada casa, renovaban sus alhajas, y los hombres y mujeres se vestían de vestidos nuevos y ponían en el suelo nuevos petates, de manera que todas las cosas que eran menester en casa eran nuevas, en señal del año nuevo que se comenzaba; 2. por lo cual todos se alegraban y hacían grandes fiestas, diciendo que ya había pasado la pestilencia y hambre, y echaban en el fuego mucho incienso y cortaban cabezas de codornices, y con las cucharas de barro ofrecían incienso a sus dioses, a cuatro partes del mundo, estando cada uno en el patio de su casa, y después metían lo ofrecido en la hoguera, y después comían tzouátl, que es comida hecha de bledos ( huautli, lo que ahora conocemos como amaranto o alegría) con miel, y mandaban a todos a ayunar y que nadie bebiese agua hasta mediodía.

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3. Siendo ya medio día comenzaban a sacrificar y a matar hombres cautivos, o esclavos, y así hacían fiestas y comían y renovaban las hogueras. 4. Y las mujeres preñadas que estuvieron encerradas y tenidas por animales fieros, si entonces acontecía parir, ponían a sus hijos estos nombres: Molpilia, etc., en memoria de lo que había acontecido en su tiempo, y a las hijas Xiuhnénetl, etc. 5. En tiempo de Moteccuzoma hízose aquella fiesta ya dicha, el cual mandó en todo su reino que trabajasen de tomar algún cautivo que tuviese el dicho nombre, y fue tomado un hombre de auexotzinco, muy generoso, el cual se decía Xiuhtlamin; y lo tomó en la guerra un soldado de Tlaltilulco que había de nombre Itzcuin, por lo cual después le llamaban a él Xiuhtlamin ± mani, que quiere decir tomador de Xiuhtlamin; y en el pecho del dicho cautivo se h izo la lumbre nueva y su cuerpo todo se quemó, según era (la) costumbre. 6. Esta tabla arriba puesta es la cuenta de los años, y es cosa antiquísima. Dicen que el inventor de ella fue Quetzalcóatl. 7. Procede de esta manera, que comienza del oriente, que es donde están las cañas (y según otros del mediodía, que es donde está el conejo) y dicen ce ácatl, y de allí van al norte donde está el pedernal, y dicen ome técpatl; luego van al occidente donde está la cas, y allí dicen yei calli, y luego van al ábrego, que es donde está el conejo, y dicen nahui tochtli; y luego tornan al oriente, y dicen, macuilli ácatl, y así van dando cuatro vueltas, hasta que llegan a trece, que se acaban donde comenzó; y luego vuelven a uno, diciendo ce técpatl, y de esta manera dando vueltas, dan trece años a cada uno de los caracteres, o a cada una de las cuatro partes de mundo, y entonces se cumplen cincuenta y dos años, que es una gavilla de años, donde se celebra el jubileo y se saca lumbre nueva en la forma arriba puesta. Luego vuelven a contar como de principio. 8. Es de notar que discrepan mucho en diversos lugares del principio del año. En unas partes me dijeron que comenzaba a tantos de enero; en otras que a primero de febrero; en otras que a tantos de marzo. 9. En el Tlatilulco junté muchos viejos, los más diestros que yo pude haber, y juntamente con los más hábiles de los colegiales se altercó esta

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materia por muchos días, y todos ellos concluyeron que comenzaba el año el segundo día de febrero.

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  cc   ccc cc   ccc cc c  cc (FRAGMENTO) CAPITULO PRIMERO

DE LA CREACIÓN Y PRINCIPIO DEL MUNDO Y DE LOS PRIMEROS DIOSES 1. Por los caracteres y escrituras de que usan, y por relación de los viejos, y de los que en tiempo de su infidelidad eran sacerdotes y papas, y por dicho de los señores y principales, a quienes se enseñaba la ley y criaba en los templos para que la deprendiesen , 2. juntados ante mí y traídos sus libros y figuras, que, según lo que demostraban, eran antiguas y muchas de ellas teñidas, la mayor parte, untadas de sangre humana, paresce: 3. que tenían a un dios, a que decían Tonacateuctli, el cual tuvo por mujer a Tonacacihuatl, o por otro nombre Cachequecatl (?); los cuales se criaron y estuvieron siempre en el treceno cielo, de cuyo principio no se supo jamás, sino de su estada y creación, que fue en el treceno cielo. 4. Este dios y diosa engendraron cuatro hijos: 5. Al mayor llamaron Tlatlauhqui Tezcatlipuca, ±y los de Huexotzinco y Tlaxcala, los cuales tenían a este por su dios principal, le llamaban Camaxtle: éste nació todo colorado. 6. Tuvieron el segundo hijo, al cual dijeron Yayauhqui Tezcatlipoca, el cual fue el mayor y peor, y el que más mandó y pudo que los otros tres, porque nació en medio de todos: éste nació negro. 7. Al tercero llamaron Quetzalcoatl, y por otro nombre, Yohualli Ehecatl. 8. Al cuarto y más pequeño llamaban Omitecutli y por otro nombre, Maquizcoatl y los mexicanos le decían Huitzilopochtli, porque fue izquierdo. Al cual tuvieron los de México por Dios principal, porque en

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la tierra de dó vinieron lo tenían por más principal, y porque era más dios de la guerra, que no los otros dioses. 9. Y de estos cuatro hijos de Tonacatecutli y Tonacacihuatl el Tezcatlipuca era el que sabía todos los pensamientos y estaba en todo lugar y conocía los corazones, y por esto le llamaban Moyocoya(ni), que quiere decir que es todopoderoso, o que hace todas las cosas, sin que nadie le vaya a la mano. 10. Y, según este nombre, no le sabían pintar sino como aire, y por eso no le llamaban comúnmente de este nombre. 11. El Huitzilopochtli, hermano menor, y dios de los de México, nació sin carne, sino con los huesos, y de esta manera estuvo seiscientos años, en los cuales no hicieron cosa alguna los dioses, así el padre como los hijos. Ni en sus figuras tienen más del asiento de los seiscientos años, contándolos de veinte en veinte, por la señal que significa veinte. 12. Estos dioses tenían estos nombres y otros muchos, porque según en la cosa en que se entendían, o se les atribuían, así le ponían el nombre. 13. Y porque cada pueblo les ponía diferentes nombres, por razón de su lengua, y ansí se nombran de muchos nombres. CAPITULO SEGUNDO DE COMO FUE CREADO EL MUNDO Y POR QUIEN 14. Pasados seiscientos años del nacimiento de los cuatro dioses hermanos, hijos de Tonacateuhtli, se juntaron todos cuatro y dijeron que era bien que ordenasen lo que habían de hacer y la ley que habían de tener. 15. Y todos cometieron a Quetzalcoatl y a Huitzilopochtli que ellos dos los ordenasen, por parecer y comisión de los otros dos. 16. Hicieron luego el fuego, y fecho, hicieron medio sol, el cual, por no ser entero, no relumbraba mucho, sino poco. 17. Luego hicieron a un hombre y a una mujer: al hombre le dijeron Uxumuco y a ella, Cipactonal. Y mandáronles que labrasen la tierra, y a ella, que hilase y tejiese.

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18. Y que de ellos nacerían los macehuales, y que no holgasen, sino que siempre trabajasen. 19. Y a ella le dieron los dioses ciertos granos de maíz, para que con ellos curase y usase de adevinanzas y hechicerías y, ansí lo usan hoy día facer las mujeres. 20. Luego hicieron los días y los partieron en meses, dando a cada uno veinte días, y ansí tenían dieciocho, y trescientos sesenta días en el año, como se dirá adelante. 21. Hicieron a Mictlantecutli y a Mictecacihuatl, marido y mujer y éstos eran dioses del infierno, y los pusieron allá. 22. Y luego criaron los cielos, allende del treceno, e hicieron el agua y en ella criaron a un peje grande, que se dice Cipactli, que es como caimán, y de este peje hicieron la tierra, como se dirá. 23. Y para criar al dios y a la diosa del agua se juntaron todos cuatro dioses e hicieron a Tlaltecutli y a su mujer Chalchiuhtlicue, a los cuales criaron por dioses del agua, y a éstos se pedía, cuando tenían de ella necesidad. 24. Del cual dios del agua dicen que tiene un aposento de cuatro cuartos, y en medio de un gran patio, do están cuatro barreñones grandes de agua: la una es muy buena, y de ésta llueve cuando se crían los panes y semillas y enviene en buen tiempo. La otra es mala cuando llueve, y con el agua se crían telarañas en los panes y se añublan. Otra es cua ndo llueve y se hielan; otra cuando llueve y no granan y se secan. 25. Y este dios del agua para llover crió muchos ministros pequeños de cuerpo, los cuales están en los cuartos de la dicha casa, y tienen alcancías en que toman el agua de aquellos barreño nes y unos palos en la otra mano, y cuando el dios de la lluvia les manda que vayan a regar algunos términos, toman sus alcancías y sus palos y riegan del agua que se les manda, y cuando, atruena, es cuando quiebran las alcancías con los palos, y cuando viene un rayo es de lo que tenían dentro, o parte de la alcancía.

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26. Y habrá ochenta años que el señor de Chalco quiso sacrificar a estos criados del dios del agua en su corcovado, y lleváronle al vulcán, cerro muy alto y do siempre hay nieve, quince legua s de esta ciudad de México, y metieron al corcovado en una cueva y cerráronle la puerta, y él, por no tener de comer, se traspuso y fue llevado do vio el palacio dicho y la manera que se tenía por el dios. E idos después los criados del señor de Chalco, a ver si era muerto, le hallaron vivo, y traído, dijo lo que vio. 27. Y en este año fueron vencidos los de Chalco por los mexicanos y quedaron por sus esclavos, y dicen que aquella fue señal de su perder como se perdieron. 29. Después, estando todos cuatro dioses juntos, hicieron del peje Cipactli la tierra, a la cual dijeron Tlaltecutli, y píntanlo como dios de la tierra, tendido sobre un pescado, por haberse hecho de él. CAPITULO TERCERO DE LA CREACION DEL SOL, Y CUANTOS SOLES HA HABIDO Y LO QUE CADA UNO DURO Y LO QUE COMIAN LOS MACEHUALES EN TIEMPO DE CADA SOL Y DE LOS GIGANTES QUE HUBO

30. Todo lo susodicho fue fecho y criado sin que en ello pongan cuenta de año, sino que fue junto y sin diferencia de tiempo. 31. Y dicen que del primer hombre y mujer que hicieron, como está dicho, nasció, cuando estas cosas se comenzaron a hacer, un hijo, al cual dijeron Piltzintecutli, y porque le faltaba mujer con quien casarse, los dioses le hicieron de los cabellos de Xochiquetzal una mujer, con la cual fue la primera vez casado. 32. Y esto fecho, todos los cuatro dioses vieron cómo el medio que estaba criado alumbraba poco y dijeron que se hiciese otro medio, para que pudiese alumbrar bien toda la t ierra. 33. Y viendo esto Tezcatlipoca se hizo sol para alumbrar, a l cual pintan como nosotros, y dicen que lo que vemos no es sino la claridad del sol y no al sol, porque el sol sale a la mañana y viene fasta el medio día y de

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ahí se vuelve al oriente, para salir otro día, y que lo que de medio día fasta el ocaso paresce es su claridad y no el sol, y que de noche no anda ni paresce. Ansí que por ser dios el Tezcatlipoca se hizo sol. 34. Y todos los cuatro dioses criaron entonces los gigantes, que eran

hombres muy grandes, y de tantas fuerzas que arrancaban los árboles con las manos y comían bellotas de encinas y no otra cosa; los cuales duraron cuanto este sol duró, que fueron trece veces cincuenta y dos años, que son seiscientos y setenta y seis años

CAPITULO CUARTO DE LA MANERA DE CONTAR.

35. Y porque desde este primer sol comienza su cuenta, y las figuras de contar van desde este sol en adelante continuadas, dejando atrás los seiscientos años, en cuyo principio nacieron los dioses y el Huitzilopochtli estuvo con huesos y sin carne, como está dicho, diré la manera y orden que tienen de contar de los años y es ésta: 36. Dicho está como en cada año tienen 360 días; y diez y ocho meses, cada mes 20 días. Y cómo consumían los cinco días para que sus fiestas viniesen a ser fijas, diremos adelante en los capítulos que h ablan de las fiestas y celebración de ellas. 37. Pues teniendo el año, como está dicho, contaban de cuatro en cuatro y no tenían en su lenguaje ni en sus pinturas más cuenta de fasta cuatr o años. 38. Al primero llamaban tecpatl, al cual pintaban como piedra o pedernal, con que abrían el cuerpo para sacar el corazón. Al segundo, calli, el cual pintaban una casa, porque por este nombre llaman casa. Al tercero llaman tochtli, al cual pintan con una cabeza de conejo, porque tochtli llaman al conejo. Al cuarto llaman acatl, al cual pintan como caña por agua. 39. Con estos cuatro nombres y figuras cuentan y, cuando llegan a trece, porque torne el año con que comenzó y con el hacen trece, tiénenlo por grande año, como la indicción o lustro entre los latinos. Y c uatro veces

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trece, hacen los cuatro años cuatro veces trece, que eran cincuen ta y dos, a éste llamaban edad. 40. Y era, cuando se cumplían estos cincuenta y dos años, de grande solemnidad, y decíanle "el grande año" y ponían este cuento con los pasados, y comenzaban la cuenta de los cuatro años de nuevo. 41. Y por solemnidad de este año y por entrar en otra edad, era costumbre de los mexicanos de matar toda la lumbre que había, e ir los sacerdotes a la sacar de nuevo a un cerro alto, do estaba un templo, junto a Iztapalapa, donde se hacía est a fiesta, dos leguas de México. 42. Ansí que de aquí adelante van contando todo lo sucedido por el cuento de cuatro en cuatro años y después por trece, fasta cincuenta y dos y después de cincuenta y dos en cincuenta y dos todos los años. (Soles de las cuentas pasadas) 43. Volviendo a los gigantes que fueron criados en el tiempo que Tezcatlipuca fue sol, dicen que, como dejó de ser sol, perecieron, y los tigres los acabaron y comieron, de que no quedó ninguno, y estos tigres se hicieron de esta manera: 44. que pasados los trece veces cincuenta y dos años, Quetzalcoatl fue sol y dejólo de ser Tezcatlipuca, porque le dio con un gran bastón y lo derribó en el agua, y allí se hizo tigre y salió a matar a los gigantes. Y esto parece en el cielo, porque dicen que la Ursa maior se abaja al agua, porque es Tezcatlipuca y está allá memoria de él. 45. Y en este tiempo comían los macehuales piñones de las piñas y no otra cosa. 46. Y duró Quetzalcoatl seyendo sol otros trece veces cincuenta y dos, que son 676 años, los cuales acabados, Tezcatlipuca por ser dios, se hacía, como los otros sus hermanos, lo que querían, y ansí andaba fecho tigre, y dio una coz a Quetzalcoatl, que lo derribó y quitó de ser sol, y levantó tan grande aire que lo llevó (a él) y a todos los macehuales, si no es algunos que quedaron en el aire y éstos se volvieron en monos y jimias.

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47. Y quedó por sol Tlatocatecutli, dios del infierno, el cual duró hecho sol siete veces cincuenta y dos años, y son 364 años, en cuyo tiempo los macehuales que habían no comían sino acicintli, que es una simiente, como de trigo, que nace en el agua. 48. Pasados estos años, Quetzalcoatl llovió fuego del cielo y quitó que no fuese sol a Tlalocatecutli, y puso por sol a su mujer Chalchiuhtlicue, la cual fue sol seis veces cincuenta y dos años, que son 312 años. Y los macehuales comían en este tiempo de una simiente, como maíz, que se dice cincocopi. 49. Ansí que, desde el nacimiento de los dioses, fasta el cumplimiento de este sol hubo, según su cuenta, 2,628años. (debe serlo).

CAPITULO QUINTO DEL DILUVIO Y CAIDA DEL CIELO Y SU RESTAURACION

50. En el año postrero en que fue sol Chalchiuhtlicue, como está dicho, llovió tanta agua y en tanta abundancia, que se cayeron los cielos, y las aguas se llevaron a todos los macehuales que iban, y de ellos se hicieron todos los géneros de pescados que hay. Y así cesaron de haber macehuales, y el cielo cesó, porqu e cayó sobre la tierra. 51. Vista por los cuatro dioses la caída del cielo sobre la tierra, la cual fue el año primero de los cuatro, después que cesó el sol y llovió mucho ±el cual año era tochtli±, ordenaron todos los cuatro de hacer por el centro de la tierra cuatro caminos, para ent rar por ellos y alzar el cielo. 52. Y para que los ayudasen, criaron cuatro hombres : al uno dijeron Cuatemoc y al otro, Itzcoatl, y al otro, Itzmali (t. v. Izcalli), y al otro, Tenexuchitl. 53. Y criados estos cuatro hombres, los dos dioses, Tezcatlipuca y Quetzalcoatl, se hicieron árboles grandes. Tezcatlipuca, en un árbol que dicen tezcacuahuitl, que quiere decir "árbol de espejos", y el Quetzalcoatl en un árbol que dicen quetzalhuexotl. Y con los hombres y con los árboles y dioses alzaron el cielo con las estrellas como agora está.

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54. Y por lo haber ansí alzado, Tonacatecutli, su pa dre, los hizo señores del cielo y las estrellas. 55. Y porque, alzado el cielo, iban por él el Tezcatlipuca y Quetzalcoatl, hicieron el camino que parece en el cielo, en el cual se encontraron y están, después acá, en él y con su asiento en él. CAPITULO SEXTO DE LO QUE SUCEDIO DESPUES DE HABER ALZADO EL CIELO Y LAS ESTRELLAS

56. Después que el cielo fue levantado, los dioses dieron vida a la tierra, porque murió cuando el cielo cayó. 57. Y en el segundo año, después del diluvio ±que era acatl±, Tezcatlipuca dejó el nombre y se le mudó en Mixcoatl, que quiere decir "culebra de nube". 58. Y ansí los que por este nombre le tenían por dios, le pintaban como culebra. 59. Y quiso en este año hacer fiesta a los dioses y para eso sacó lumbre de los palos, que lo acostumbra sacar, y fue el principio de sacar fuego de los pedernales, que son unos palos que tienen corazón, y sacado el fuego, fue la fiesta hacer muchos y grandes fuegos. 60. Desde este segundo año, en que fue sacado el fuego, fasta el sexto, no parece que hubo cosa señalada, sino que en el sexto año después del diluvio, nació Cinteutl, hijo de Piltzintecutli, hijo primero del primer hombre, el cual porque era dios y su mujer diosa, porque fue fecha de los cabellos de la diosa madre, como está dicho, no podría morir. 61. Dos años después, que fue el octavo año, después del diluvio, los dioses crearon a los macehuales como antes los había, y fasta el cumplimiento de los trece años no pintan otra cosa, que aconteciese. 62. Pasado el primer trece de los años, en el primer año del segundo trece y cuenta, dicen que se juntaron todos los cuatro dioses y dijeron que porqué la tierra no tenía claridad y estaba oscura, y para alumbrar no tenía sino la lumbre y fuegos que en ella hacían; que hiciesen un sol pa ra que alumbrase la tierra, y éste comiese corazones y bebiese sangre, y

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para ello hiciesen la guerra de donde pudiesen haber se corazones y sangres. 63. Y porque todos los dioses lo quisieron ansí, hicieron en el primer año del segundo trece, que es catorce despues del diluvio, la guerra, y duró otros dos años en acabarse de hacer; ansí que en tres años hicieron la guerra. 64. Y en este tiempo Tezcatlipuca hizo cuatrocientos hombres y cinco mujeres, porque hobiese gente para que el sol pudiese comer; los cuales no vivieron sino cuatro años los hombres y las cinco mujeres quedaron vivas. 65. En el deceno año de este segundo trece ponen que Xuchiquetzal, primera mujer de Piltzintecutli, hijo del primer hombre, murió en la guerra, y fue la primera que murió en la guerra, y la más esforzada de cuantas murieron en ella. CAPITULO SEPTIMO COMO FUE FECHO EL SOL Y LO QUE DESPUES DE HECHO SUCEDIO

66. En el treceño año después de este segundo cuento de trece, que es el año 26 después del diluvio, visto que estaba acordado por los dioses de hacer sol y habían fecho la guerra para dalle de comer, quiso Quetzalcoatl que su hijo fuese sol, el cual tenía a él por padre y no tenía madre, y también quiso que Tlalocatecutli, dios del agua, hiciese a su hijo de él y de Chalchiuhtlicue que es su mujer, luna. 67. Y, para lo hacer, ayunaron no comiendo fasta... (cuatro días ?). Y sacáronse sangre de las orejas. 68. Y por esto ayunaban y se sacaban sangre de las orejas y del cuerpo en sus oraciones y sacrificios. 69. Y esto fecho, el Quetzalcoatl tomó a su hijo y lo arrojó en una gran lumbre, y de ahí salió fecho sol para alumbrar la tierra . 70. Y después de muerta la lumbre, vino el Tlalocatecutli y echó a su hijo en la ceniza, y salió fecho luna, y por e sto parece cenicienta y oscura.

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71. Y en este postrer año de este trece comenzó a alumbrar el sol, porque fasta entonces había sido noche, y la luna comenzó a andar tras él y nunca lo alcanza, y andan por el aire , sin que lleguen a los cielos. CAPITULO OCTAVO DE LO QUE SUCEDIÓ DESPUES DE FECHO EL SOL Y LA LUNA

72. Un año después que el sol fue fecho, que fue el primero del tercer trece despuésdeldiluvio, Camaxtle, uno de los cuatro dioses, fue al octavo cielo, y crió cuatro hombres y una mujer por hija, para que diese guerra y hobiese corazones para el sol y sangre que bebiese. Y, hechos, cayeron en el agua y volviéronse al cielo, y no hobo guerra. 73. Y, al siguiente año ±que fue el segundodeltercer trece±, el mismo Camaxtle, ±o por otro nombre, Mixcoatl±, tomó un bastón y dio con él en una peña, y salieron de ella cuatrocientos chichimecas, y éste dicen que fue el principio de los chichimecas, a que decimos otomíes, que en lengua de España, quiere decir "serranos", y éstos, como adelante se dirá, eran los pobladores de esta tierra antes que los mexicanos viniesen a la conquistar y poblar. 74. Y en los once años siguientesdeeste tercer trece el Camaxtle hizo penitencia, tomando las púas del maguey, y sacándose sangre de la lengua y orejas, y por esto acostumbran sacarse, de los tales lugares, con las dichas púas, sangre cuando algo pedían a los dioses. 75. El hizo esta peña porque bajasen los cuatro hijos y hija que había criado en el octavo cielo, y matasen a los chichimecas, para que el s ol toviese corazones que comer. 76. Y en el deceno año deestetercer trece abajaron los cuatro hijos e hija y pusiéronse en unos árboles, do les daban de comer las águilas. 77. Y en este tiempo inventó Camaxtle el vino de maguey y otras maneras de vino, en que los chichimecas se ocuparon y no entendían sino en borracheras. 78. Y estando ansí en los árboles los hijos de Camaxtle, viéronlos los chichimecas y fueron a ellos, y abajaron y mataron a todos los chichimecas, que no escaparon sino tres: al uno decían Xiuhnel, y al

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otro, Mimich, y el otro era el Camaxtle, el dios que los había fecho, el cual se hizo chichimeca. 79. En el cuarto año del cuartotrece después del diluvio, hubo un gran ruido en el cielo, y cayó un venado de dos cabezas, y Camaxtle lo hizo tomar y dijo a los hombres que e ntonces poblaban a Cuitlahuac, tres leguas distante de México, que tomasen y toviesen a aquel venado por dios, y ansí lo hicieron, y le dieron cuatro años de comer conejos y culebras y mariposas. 80. Y en el octavo año delcuartotrece hubo guerra Camaxtle con algunos comarcanos y para los vencer, tomó aquel venado y , llevándolo a cuestas, venció. 81. Y en el segundo año deestequinto trece hizo este dios Camaxtle una fiesta al cielo, haciendo muchos fuegos y fasta que se cumplió el quinto trece después del diluvio siempre hizo Camaxtle guerra, y con ella dio de comer al sol. 82. Dicen, y por sus pinturas muestran, que el añoprimerodel sexto trece los chichimecas traían guerra con el Camaxtle y le tomaron el ciervo que traía, por cuyo favor él vencía. 83. Y la causa porque lo perdió fue, porque andando en el campo topó con una parienta de Tezcatlipuca, la que descendía de las cinco mujeres que hizo cuando crió los cuatrocientos hombres, y ellos murieron y ellas quedaron vivas. Y ésta descendía de ellas, y parió de él un hijo que dijeron Ce-Acatl. 84. Y este treceno pintan cómo después que Ce -Acatl fue mancebo, hizo siete años penitencia, andando solo por los cerros y sacándose sangre, porque los dioses le hiciesen grande guerrero. 85. Y en el treceno sexto después del diluvio comenzó este Ce-Acatl a guerrear, y fue el primer señor de Tula, porque los moradores de ella lo tomaron por señor, por ser valiente. 86. Este Ce-Acatl vivió fasta el segundoañodel noveno trece, seyendo señor de Tula, y cuatro años antes, hacía un templo en Tula, muy grande, y estando haciéndolo, vino a él Tezcatlipuca y díjole que hacia Honduras, en un lugar que hoy también se llama Tlapalla, tenía fecha su

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casa, y allí había de ir a estar y morir, y había de dejar a Tula, y en aquel lugar le tienen a Ce-Acatl por dios. 87. El cual respondió a lo que Tezcatlipuca le dijo que el cielo y las estrellas le habían dicho que había de ir dentro de cuatro años. 88. Y ansí, acabados los cuatro años, se fue y se llevó consigo todos los macehuales de Tula, y de ellos dejó en la ciudad de Chulula y de ahí descienden los pobladores de ella. 89. Y otros dejó en la provincia de Cuzcatan, de los cuales descienden los que la tienen poblada, y ansí mismo dejó en Cempual otros que poblaron allí, y él llegó a Tlapalla y el día en que llegó cayó malo y murió. 90. Estuvo Tula despoblada y sin señor nueve años. CAPITULO NONO DEL PRINCIPIO Y VENIDA DE LOS MEXICANOS A ESTA NUEVA ESPAÑA

91. Dicen que cumplidos diez treces después del diluvio, que son 130 años, estando poblados los mexicanos en un pueblo que se dice Aztlan, y es al occidente de esta Nueva España, volviendo hacia el norte, y teniendo este pueblo mucha gente y en medio de él un cerro, del cual sale una fuente, que hace un río, según y como es la de Chapultepec en esta ciudad de México, y de la otra parte del río está otro pueblo muy grande, que se dice Culhuacan. 92. Y porque su contar comienza desde este primeraño que salieron, ansí de aquí adelante contaremos los años tomando el principio de ellos de este año en el cual los mexicanos acordaron de venir a buscar tierras que conquistasen. 93. Y para ello hicieron tres caudillos o tres capitanes: al uno dijeron Xuihtzin y al otro Tecpatzin y al otro Cuatlicue, y con estos tres partieron muchos mexicanos: no tienen el n úmero de ellos en sus pinturas.

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94. E traían así mismo la figura y manera de cómo hacían sus templos para los hacer a Huitzilopochtli doquiera que llegasen. Y del templo que tenían en Aztlan se despidieron y de él comenzaron su camino y ansí la pintura del camino comienza del templo. CAPITULO DECIMO DE COMO PARTIERON LOS DE CULHUACAN Y QUE PUEBLOS VINIERON CON ELLOS, Y COMO SE LLAMAN

95. Ya está dicho cómo de la parte del río hacia el oriente pintan que está la ciudad de Culhuacan y que es muy grande pueblo y tiene alrededor de sí muchos lugares y gente, y por no caber determinaron de veni r a buscar tierras do poblasen. 96..Y, juntos, tomaron por capitán y caudillo a uno que decían Cuauhtlatlauhqui. Y porque de los nombres que los pueblos tenían en su tierra usaron y los pusieron a los que en esta poblaron, dicen que salieron con ellos los pueblos siguientes, y cada uno sacó el dios que tenía, y la manera de su templo, porque en los templos tenían diferencia, y no eran los unos como los otros, y ansí los pintan diferenciados. 97. Y salieron con ellos los de Culhuacan, que era la ciudad principal, y por eso se puso Culhuacan a la que está a dos leguas de esta ciudad, do estos poblaron luego como vinieron y se dirá más adelante. Estos sacaron su dios, que se decía Cinteutl, hijo de Piltzintecutli. 98. Salieron los de Xuchimilco, y sacaron su dios, que decían Quilaztli, y era el venado de Mixcoatl que está dicho. 99. Salió Cuitlahuac y su dios era Amimitl, que era una vara de Mixcoatl, al cual tenían por dios, y por su memoria traían aquella vara. 100. Salió Chalco y trajo por su dios a Tezcatlipuca Nappatecutli. 101. Salieron los de Tacuba y Coyohuacan y Azcaputzalco, a los cuales llamaban tepanecas y estos otros pueblos traían por dios a Ocotecutli, que es el fuego, y por eso tenían costumbre de echar en el fuego, para sacrificar, a todos los que tomaban en la guerra. 102. Estos pueblos dicen los mexicanos que salieron y no más, aunque los de Tezcuco, Tlaxcala y Huexotzinco dicen y se glorían de ello, que vinieron cuando los de México y que son de su tierra.

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103. Todos estos con sus dioses partieron en este primeraño que era tecpatl (= 1-técpatl) y vinieron hechos cuadrillas. - De Teogonía e aistoria de los Mexicanos, ed. de Angel Mª Garibay. Porrúa, México 1979.

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Año 1-Caña. Salieron los españoles al palacio de Tlayácac. Con esto ya viene el capitán. Cuando hubo salido al palacio de Tlayácac, luego le fue a dar la bienvenida el Cuetlaxteca (enviado por Motecuhzoma Xocoyotzin). Por este motivo va a darle allá soles de metal fino, uno de metal amarillo y otro de blanco 1 Y un espejo de colgar, una bandeja de oro, un jarrón de oro, abanicos y adornos de pluma de quetzal, escudos de concha nácar. Delante del capitán se hacen sacrificios. Se enojó por ello. Porque le daban al capitán sangre en una ³cazoleta del Águila´. Por esto maltrató al que le daba sangre. Le dio golpes con la espada. Con esto se desbandaron los que le fueron a dar la bienvenida. Todo esto lo llevó al capitán para dárselo por mandato espontáneo de Motecuhzoma. Por esta razón fue a encontrar al capitán. Ese fue el oficio que hizo el de Cuetlaxtlan . "#$cc "%c Y luego vino a llegar hasta Tenochtitlan. Llegó en el mes de Quecholi, en un signo del día 8-Viento. Y cuando ya llegó acá a Tenochtitlan, luego le dimos gallinas, huevos, maíz blanco, tortillas blancas, y le dimos qué beber. Entregamos pastura para los venados (caballos) y leña. Por una parte le hizo entrega de dones el de Tenochtitlan y por otra le hizo entrega de dones el de Tlatelolco. Entonces el capitán marchó a la costa. Dejó a don Pedro de Alvarado (apodado) ³El Sol´. c&'c(c &)"c*"#ccc+c(c

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En este tiempo van a preguntar a Motecuhzoma en qué forma han de celebrar a su dios. Él les dijo: Ponedle todo lo que es su atavío p ropio. Hacedlo. En este tiempo fue cuando dio órdenes ³El Sol´ (Alvarado): ya está atado Tlacochcálcatl 2 preso Motecuhzoma y el de Tlatelolco, Itzcohuatzin. Fue cuando ahorcaron a un principal de Acolhuacan, de nombre Nezahualquentzin junto a la albarrada.

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En segundo lugar, murió el rey de Nauhtla, llamado Cohualpopocatzin. Lo asaetearon, y después de asaeteado, vivo aún, fue quemado. Con este motivo estaban en guardia los t enochcas de la Puerta del Águila. Por un lado estaba el garitón de los tenochcas; por otro lado, el garitón de los tlatelolcas. Vinieron a decir a aquellos que ataviaron a Huitzilopochtli Luego le ponen a Huitzilopochtli todo aquello con que se adorna, su s ropas de papel y todos los atavíos que le son propios. Todo se lo pusieron. Luego ya cantan sus cantos los mexicanos. Así lo estuvieron haciendo el primer día. Aún pudieron hacerlo el segundo día: comenzaron a cantar y fue cuando murieron tenochcas y t latelolcas. Los que estaban cantando y danzando estaban totalmente desarmados. Todo lo que tenían eran sus mantillos labrados, sus turquesas, sus bezotes, sus collares, sus penachos de pluma de garza, sus dijes de pata de ciervo. Y los que tañen el atabal, los viejecitos, tienen sus calabazos de tabaco hecho polvo para aspirarlo, sus sonajas. A éstos (los españoles) primeramente les dieron empellones, los golpearon en las manos, les dieron bofetadas en la cara, y luego fue la matanza general de todos éstos. Los que estaban cantando y los que estaban mirando junto a ellos, murieron. Nos dieron empellones, nos maltrataron por tres horas. En donde mataron a la gente fue en el Patio Sagrado. Luego se meten (los españoles) dentro de las casas (del templo) para matar a todos: a los que acarreaban el agua, a los que traían la pastura de los caballos, a las que molían, a los que barrían, a los que estaban de vigilancia. Pero el rey Motecuhzoma acompañado del Tlacochcálcatl de Tlatelolco, Itzcohuatzin, y de los que da ban de comer a los españoles, les dicen: -Señores nuestros . . . ¡Basta! ¿Qué es lo que estáis haciendo? ¡Pobres gentes del pueblo! . . ¿Acaso tienen escudos? ¿Acaso tienen macanas? ¡Andan enteramente desarmados! . . .

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Cuando llegó acá el capitán, ya nos h abía matado ³El Sol´ (Alvarado). Hacía veinte días que el capitán había partido para la costa cuando nos mató a traición ³El Sol´. Cuando llegó acá el capitán no fue recibido con guerra; en paz y calma entró acá. Hasta el día siguiente lo atacamos con fue rza y así dio principio la guerra. c"%c#cc

En consecuencia luego salieron de noche. En la fiesta de Tecuílhuitl salieron; fue cuando murieron en el Canal de los Toltecas. Allí furiosamente los atacamos. Cuando de noche salieron, primero fueron a reconcentrarse en Mazatzintamalco. Allí fue la espera de unos a otros cuando salieron de noche. Año 2-Pedernal. Fue cuando murió Motecuhzoma; también en el mismo tiempo murió el Tlacochcálcatl de Tlatelolco, Itzcohuatzin. Cuando se fueron (los españoles), fueron a asentarse en Acueco. Los echaron de allí. Fueron a situarse en Teuhcalhueyacan. Se fueron para Zoltépec. De allí partieron, fueron a situarse en Tepotzotlan. De allí se fueron, fueron a situarse en Citlaltépec; de allí fueron a establecerse en Temazcalapan. Allí los salieron a encontrar: les dieron gallinas, huevos, maíz en grano. Allí tomaron resuello. Ya se fueron a meter a Tlaxcala. Entonces se difundió la epidemia: tos, granos ardientes, que queman. c# #"c(c"c)-"c c

Cuando ha pasado un poco la epidemia, ya se ponen en marcha. Van a salir a Tepeyácac, fue el primer lugar que conquistan. Se van de allí: cuando es la fiesta de Tomar Licol (Tlahuano), van a salir a Tlapechhuan. Es la fiesta de Izcalli. A los doscientos días vinieron a salir, se vinieron a situar en Tetzcoco. Estuvieron allí cuarenta días. Luego ya vienen, de nuevo vienen en seguimiento de Citlaltépec. A Tlacopan. Allí se establecen en el Palacio.

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Y también se metieron acá los de Chiconauhtla, Xaltocan, Cuauhtitlan, Tenayucan, Azcapotzalco, Tlacopan, Coyoacan. Por siete días no están combatiendo. Estaban solamente en Tlacopan. Pero luego de nuevo retroceden. No más se van todos juntos y por allá van a salir, para establecerse en Tetzcoco. Ochenta días y otra vez van a sal ir a Huaxtepec, Cuauhnahuac (Cuernavaca). De allá bajaron a Xochimilco. Allí murió gente de Tlatelolco. Otra vez salió (el español) de allí; vino a Tetzcoco, allí también a situarse. También en Tlaliztacapa murieron gentes de Tlatelolco. Cuando él se fue a situar a Tetzcoco fue cuando comenzaron a matarse unos con otros los de Tenochtitlan. En el año 3-Casa mataron a sus principes el Cihuacóatl Tzihuacpopocatzin y a Cicpatzin Tecuecuenotzin. Mataron también a los hijos de Motecuhzoma, Axayaca y Xoxopehuáloc . Esto más: se pusieron a pleitear unos con otros y se mataron unos a otros. Esta es la razón por la que fueron muertos estos principales: movían, trataban de convencer al pueblo para que se juntara maíz blanco, gallinas; huevos, para que dieran tributo a aquéllos (a los españoles). Fueron sacerdotes, capitanes, hermanos mayores los que hicieron estas muertes. Pero los principales jefes se enojaron porque habían sido muertos aquellos principales. Dijeron los asesinos: -¿Es que nosotros hemos venidos a hacer matanzas? Últimamente, hace sesenta días que hubo muertos a nuestro lado . . . ¡Con nosotros se puso en obra la fiesta del Tóxcatl! . . . (La matanza del Templo Mayor.) c("c(c "%cc

Ya se ponen en pie de guerra, ya van a darnos batalla (los españoles). Por espacio de diez días nos combaten y es cuando vienen a aparecer sus naves. A los veinte días van a colocar sus naves por Nonohualco, en el punto llamado Mazatzintamalco.

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Cuando sus naves llegaron acá, llegaron por el rumbo de Iztacalco. Entonces se sometió a ellos el habitante de Iztacalco. También de allá se dirigieron acá. Luego se fueron a situar las naves en Acachinanco. También desde luego hicieron sus casas de estacamento los de Huexotzinco y Tlaxcala a un lado y otro del camino. Tamb ién dispersan sus barcos los de Tlatelolco. Éstos están en sus barcas en el camino de Nonohualco, en Mazatzintamalco están sus barcas. Pero en Xohuiltitlan y en Tepeyácac nadie tiene barcas. Los únicos que estamos en vigilancia del camino somos los de Tlat elolco cuando aquéllos llegaron con sus barcas. Al día siguiente las fueron a dejar en Xoloco. Por dos días hay combate en Huitzilan. Fue cuando se mataron unos a otros los de Tenochtitlan. Se dijeron: -¿Dónde están nuestros jefes? ¿Tal vez una sola vez ha n venido a disparar? ¿Acaso han hecho acciones de varones? Apresuradamente vinieron a coger a cuatro: por delante iban los que los mataron. Mataron a Cuauhnochtli, capitán de Tlacatecco, a Cuapan, capitán de Huitznáhuac, al sacerdote de Amantlan, y al sacerdote de Tlacopan. De modo tal, por segunda vez, se hicieron daño a sí mismos los de Tenochtitlan al matarse unos a otros. Los españoles vinieron a colocar dos cañones en medio del camino de Tecamman mirando hacia acá. Cuando dispararon los cañones la bala fue a caer en la Puerta del Águila. Entonces se pusieron en movimiento juntos los de Tenochtitlan. Tomaron en brazos a Huitzilopochtli, lo vinieron a meter en Tlatelolco, lo vinieron a depositar en la Casa de los Muchachos (Telpochcalli), que está en Amáxac. Y su rey vino a establecerse a Acacolco. Era Cuauhtemoctzin. c cc#+ cc "%"c c

Y eso bastó; los del pueblo bajo en esta ocasión dejaron su ciudad de Tenochtitlan para venir a meterse a Tlatelolco. Vinieron a refugiarse en nuestras casas. Inmediatamente se instalaron por todas partes en nuestras casas, en nuestras azoteas. Gritan sus jefes, sus principales y dicen: -Señores nuestros, mexicanos, tlatelolcas . . .

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Un poco nos queda . . . No hacemos más que guardar nuestras casas. No se han de adueñar de los almacenes, del producto de nuestra tierra. Aquí está vuestro sustento, el sostén de la vida, el maíz. Lo que para vosotros guardaba vuestro rey: escudos, insignias de guerra, rodelas ligeras, colgajos de pluma, orejeras de oro, piedras finas. Puesto que todo esto es vuestro, propiedad vuestra. No os desaniméis, no perdáis el espíritu. ¿A dónde hemos de ir? ¡Mexicanos somos, tlatelolcas somos! Inmediatamente tomaron de prisa todas las cosas los que mandan acá , cuando ellos vinieron a entregar las insignias, sus objetos de oro, sus objetos de pluma de quetzal. Y éstos son los que andan gritando por los caminos y entre las casas y en el mercado: Xipanoc, Teltlyaco, el vice -Cihuacóatl, Motelchiuh, cuando era de Huiznáhuatl, Zóchitl, el de Acolnáhuac, el de Anáhuac, el Tlacochcálcatl, Itzpotonqui, Ezhuahuácatl, Coaíhuitl, que se dio a conocer como jefe de Tezcacoac. Huánitl, que era Mixcoatlailótlac; el intendente de los templos, Téntil. Éstos eran los que anduvieron gritando como se dijo, cuando se vinieron a meter a Tlatelolco. Y aquí están los que lo oyeron: Los de Coyoacan, de Cuauhtitlan, de Tultitlan, de Chicunauhtla, Coanacotzin, el de Tetzcoco, Cuitláhuac, el de Tepechpan, Itzyoca. Todos los señores de estos rumbos oyeron el discurso dicho por los de Tenochtitlan. Y todo el tiempo en que estuvimos combatiendo, en ninguna parte se dejó ver el tenochca; en todos los caminos de aquí: Yacacolco, Atezcapan, Coatlan, Nonohualco, Xoxohuitlan, Tepeyácac, en todas estas partes fue obra exclusiva nuestra, se hizo por los tlatelolcas. De igual modo, los canales también¶fue obra nuestra exclusiva. 3 Ahora bien, los capitanes tenochcas allí (en su refugio de Tlatelolco), se cortaron el cabello, y los de menor grado, también allí se lo cortaron, y los cuachiques, y los otomíes, 4 de grado militar, que suelen traer puesto su casco de plumas, ya no se vieron en esta forma, durante todo el tiempo que estuvimos combatiendo. Por su parte, los de Tlatelolco rodearon a los principales de aquéllos y sus mujeres todas los llenaron de oprobio y los apenaron diciéndoles:

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-¿No más estáis allí parados? . . . ¿No os da vergüenza? ¡No habrá mujer que en tiempo alguno se pinte la cara para vosotros! . . . Y las mujeres de ellos andaban llorando y pidiendo favor en Tlatelolco. Y cuando ven todo esto los de esta ciudad alzan la voz, pero ya no se ven por ninguna parte los tenochcas. De parte de los tlatelolcas, pereció lo mismo el cuáchic que el otomí y el capitán. Murieron a obra de cañón, o de arcabuz. c&.c(c-"#c(c %"%c c

En este tiempo viene una embajada del rey de Acolhuacan, Tecocoltzin. Los que vienen a conferenciar en Tlatelolco son: Tecucyahuacátl, Topantemoctzin, Tezcacohuacatl, Quiyotecatzin el Tlacatéccatl Temilotzin, el Tlacochcácatl Coyohuehuetzin y el Tziuhtecpanécatl Matlalacatzin. Dicen los enviados del rey de Acolhuacan Tecocoltzin: -Nos envía acá el señor el de Acolhuacan Tecocoltzin. Dice esto: ³Oigan por favor los mexicanos tlatelolcas:´ ³Arde, se calcina su corazón y su cuerpo está doliente.´ ³De igual modo a mi me arde y se calcina mi corazón.´ ³¿Qué es lo poquito que yo tengo? De mi fardo, el hueco de mi manto, por dondequiera cogen: me lo van quitando. Se hizo, se acabó el habitante de este pueblo´. Pues digo: ³Que por su sola voluntad lo disponga el tenochca: que por su propio gusto perezca: nada ya haré¶ en su favor, ya no esperaré en su palabra´. ³¿Qué dirá ? ¿Cómo dispondréis¶ los poquitos días? Es todo: que oigan mis palabras.´ Ya le retornan el discurso los señores de Tlatelolco, le dicen: -Nos haces honor, oh tú capitán, hermano mío: ¿Pues qué es acaso nuestra madre y nuestro padre el chichimeca habitante de Acolhuacan?

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Pues aquí está: lo oyen: sesenta días van de que tiene intención de que se haga como lo ha dicho. Y ahora no más lo ha visto: totalmente se destruyen, no más dan gritos: pues unos se conservan como gente de Cuauhtitlan, otros como de Tenayucan, de Azcapotzalco, o de Coyoacan se hacen pasar. No más esto veo: y es que ellos gritan que son tlatelolcas. ¿Cómo lo haré? ¡Se ha satisfecho su corazón, ha tenido el gusto de hacerlo, le han salido bien, le vino como deslizado! . . . ¡Ah, ya estamos haciendo el mandato y la disposición de nuestro señor! ¡Hace sesenta días que estamos combatiendo! . . . "c"%c"c/("cc)%#cc

Vino a amedrentarlos de parte de los españoles, a dar gritos el llamado Castañeda, en donde se nombra Yauhtenco vino a dar gritos. Lo acompaban tlaxcaltecas, ya dan gritos a los que están en atalaya de guerra junto al muro en agua azul. Son el llamado Itzpalanqui, capitán de Chapultepec, dos de Tlapala, y Cuexacaltzin. Viene a decirles: -¡Vengan acá algunos! Y ellos se dicen: -¿Qué querrá decir? Vayamos a oírlo. Luego se colocan en una barca y desde lejos dispuestos le dicen a aquél -¿Qué es lo que queréis decir? Ya dicen los tlaxcaltecas -¿Dónde es vuestra casa? Dicen -Está bien: sois los que son buscados. Venid acáos llama el ³dios´, el capitán. Entonces salieron, van con µél a Nonohualco, a la Casa de la Niebla en donde están el capitán y Malintzin y ³El Sol´ (Alvarado) y Sandoval. Allí están reunidos los señores del pueblo, hay parlamento, dicen al capitán: -Vinieron los tlatelolcas, los hemos ido a traer.

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Dijo Malintzin a ellos ³Venid acá: dice el capitán:´ ³¿Qué¶ piensan los mexicanos? ¿Es un chiquillo Cuauhtémoc?´ ³¿Qué¶ no tienen compasión de los niñitos, de las mujeres? ´ ³¿Es así como han de perecer los viejos?´ ³Pues están aquí conmigo los reyes de Tlaxcala, Huexotzinco, Cholula, Chalco, Acolhuacan, Cuauhnáhuac, Xochimilco, Mizquic, Cuitláhuac, Culhuacan.´ Ellos (varios de esos reyes) dijeron: -¿Acaso de las gentes se está burlando el tenochca? También su corazón sufre por el pueblo en que nació. Que dejen solo al tenochca; que solo y por sí mismo . . . vaya pereciendo . . . ¿Se va a angustiar acaso el corazón del tlatelolca, porque de esta manera han perecido los mexica nos, de quienes él se burlaba? Entonces dicen (los enviados tlatelolcas) a los señores: -¿No es acaso de este modo como lo decís, señores? Dicen ellos (los reyes indígenas aliados de Cortés) -Sí. Así lo oiga nuestro señor el ³dios´: dejad solo al tenochca, que por sí solo perezca . . . ¿Allí está la palabra que vosotros tenéis de nuestros jefes? Dijo el ³dios´ (Cortés): -Id a decir a Cuauhtémoc: que toman acuerdo, que dejan solo al tenochca. Yo me iré¶ para Teucalhueyacan, como ellos hayan concertado allá me irán a decir sus palabras. Y en cuanto a las naves, las mudaré¶ para Coyoacan. Cuando lo oyeron, luego le dijeron (los tlatelolcas) -¿Dónde hemos de coger a aquellos (a los tenochcas) que andan buscando? ¡Ya estamos al último respiro, que de una vez tome mos algún aliento! . . . Y de esta misma manera se fueron a hablar con los tenochcas. Allá con ellos se hizo junta. Desde las barcas no más se gritó. No era posible dejar solo al tenochca. c#(cc%c c

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Así las cosas, finalmente, contra nosotros se disponen a atacar. Es la batalla. Luego llegaron a colocarse en Cuepopan y en Cozcacuahco. Se ponen en actividad con sus dardos de metal. Es la batalla con Coyohuehuetzin y cuatro más. Por lo que hace a las naves de ellos, vienen a ponerse en Texopan. Tres días es la batalla allí. Vienen a echarnos de allí. Luego llegan al Patio Sagrado: cuatro días es la batalla allí. Luego llegan hasta Yacacolco: es cuando llegaron acá los españoles, por el camino de Tlilhuacan. Y esto fue todo. Habitantes de la ciudad murieron dos mil hombres exclusivamente de Tlatelolco. Fue cuando hicimos los de Tlatelolco armazones de hileras de cráneos (tzompantli). En tres sitios estaban colocados estos armazones. En el que está en el Patio Sagrado de Tlilancalco (casa negra). Es donde están ensartados los cráneos de nuestros señores (españoles). En el segundo lugar, que es Acacolco también están ensartados cráneos de nuestros señores y dos cráneos de caballo. En el tercer lugar que es Zacatla, frente al templo de la diosa (Cihuacóatl), hay exclusivamente cráneos de tlatelolcas. Y así las cosas, vinieron a hacernos evacuar. Vinieron a estacionarse en el mercado. Fue cuando quedó vencido el tlatelolca, el gran tigre, el gran águila, el gran guerrero. Con esto dio su final conclusión la batalla. Fue cuando también lucharon y batallaron las mujeres de Tlatelolco lanzando sus dardos. Dieron golpes a los invasores; llevaban puestas insignias de guerra; las tenían puestas. Sus faldellines llevaban arremangados, los alzaron para arriba de sus piernas para poder perseguir a los enemigos. Fue también cuando le hicieron un doselete con mantas al capitán allí en el mercado, sobre un templete. Y fue cuando colocaron la catapulta aquí en el templete. En el mercado la batalla fue por cinco días. %#)% c$)%c(cc%((c(c c

Y todo esto pasó con nosotros. Nosotros lo vimos, nosotros lo admiramos: con esta lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados.

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Ahora bien, a Cuauhtémoc le llevaban los cautivos. No quedan así. Los que llevan a los cautivos son los capitanes de Tlacatecco. De un lado y de otro les abren el vientre. Les abría el vien tre Cuauhtemoctzin enpersona y por sí mismo. c&.c(c %"0%c %c c

Fue en este tiempo cuando vinieron a traer (los españoles) al Alcolnahuácatl Xóchitl, que tenía su casa en Tenochtitlan. Murió en la guerra. Por veinte días lo habían andado trayendo con ellos. Vinieron a dejarlo en el mercado de Tlatelolco. Allí las flech as lo cazaron. Cuando lo vinieron a dejar fue así: lo venían trayendo de ambos lados cogido. Traían también una ballesta, un cañón, que vienen a colocar en el lugar donde se vende el incienso Allí dieron gritos Luego van los de Tlatelolco, van a recoger lo. Va guiando a la gente el capitán de Huitznáhuac, un huasteco. Cuando hubieron recogido a Xóchitl viene a dar cuenta (a Cuauhtémoc) el capitán de Huitznahuac, viene a decirle: -Trae un recado Xóchitl. Y Cuauhtémoc conferenció con Topantémoc -Tú irás a parlamentar con el capitán (con Cortés) . Durante el tiempo en que fueron a dejar a Xóchitl, descansó el escudo, ya no hubo combates, ya no se cogia prisionero a nadie. Luego llevan a Xóchitl, lo vienen a poner en el templo de la Mujer (Cihuacóatl), en Axocotzinco. Cuando lo han colocado allí, luego Topantemoctzin, Coyohuehuetzin y Temolitzin dicen a Cuauhtémoc: -Príncipe mío: (los españoles) han venido a dejar a uno de los magistrados, Xóchitl, el de Acolnahuácatl. Dizque te ha de dar su recado. Respondió (Cuauhtémoc), luego dijo: -¿Y vosotros, qué decís? Inmediatamente todos alzaron el grito y dijeron: -Que lo traigan acá . . . ha venido a ser como nuestra paga. Ya hicimos agüeros con papel, ya hicimos agüeros con incienso. Que oiga solamente su mensaje el que lo ha ido a recoger.

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Por tanto, inmediatamente va el capitán de Huitznáhuac, el huasteco, a ver cómo es el mensaje que viene a dejar Xóchitl. El Acolnahuácatl Xóchitl dijo: os manda decir el ³dios´ capitán y Malintzin: -Oigan, por favor, Cuauhtémoc, Coyohuehuetzin, Topantémoc: ³¿No tienen compasión de los pobres, de los niñitos, de los viejitos, de las viejitas? ¡Ya todo acabó aquí! ¿Acaso todavía pueden las vanas palabras? ¡Todo está ya terminado!´ ³¡Entreguen mujeres de color claro, m aíz blanco, gallinas, huevos, tortillas blancas! Aún es esto posible. ¿Qué responden? ¡Es necesario que por su propia voluntad se someta el tenochca, o que por su propia voluntad perezca! . . .´ Cuando hubo recibido el mensaje el capitán de Huitznáhuac, el huasteco, luego va a dar la palabra a los señores de Tlatelolco y allí al rey de los tenochcas, Cuauhtémoc. Y cuando oyeron el mensaje que les vino a comunicar el Acolnahuácatl Xóchitl luego se ponen en deliberación los señores de Tlatelolco. Dicen: -¿Qué es lo que decís vosotros? ¿Qué determinación tomáis? Dijo a esto el Tlacochcálcatl Coyohuehuetzin: -Habladle al huasteco. p      Y dice Cuauhtémoc (a los agoreros) -Venid por favor: ¿qué miráis, que veís en vuestros libros? Le dice el sacerdote, el sabedor de papeles, el que corta papeles. -Príncipe mío: oíd lo que de verdad diremos: Solamente cuatro dias y habremos cumplido ochenta. Y acaso es disposición de Huitzilopochtli de que ya nada suceda. ¿Acaso a excusas de él tendréis que ver por vosotros? Dejemos que pasen estos cuatro dias para que se cumplan ochenta. Y hecho esto, no se hizo caso. Y también de nueva cuenta empezó la batalla. De modo que solamente fue a presentarla, a dar comienzo a la guerra el capitán de Huitznáhu ac, el huasteco. Por fin de cuentas todos nos pusimos en movimiento hacia Amáxac. Hasta allá llegó la batalla.

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El que era gran capitán, el que era gran varón solo por allá va saliendo y no lleva sino andrajos. De modo igual, las mujeres, solamente llevaban en sus cabezas trapos viejos, y con piezas de varios colores habían hecho sus camisas. Por esta causa están afligidos los principales y de eso hablan unos con otros: ¡hemos perecido por segunda vez! Un pobre hombre del pueblo que iba para arriba fue muerto en Otontlan de Acolhuacan traicioneramente. Por tanto, se ponen a deliberar unos con otros los del pueblo que tienen compasión de aquel pobre. Dicen: -Vamos, vamos a rogar al capitán nuestro señor. c"#(c(c# #cc"#"c c

En este tiempo se hace requisa de oro, se investiga a las personas, se les pregunta si acaso un poco de oro tienen, si lo escondieron en su escudo, o en sus insignias de guerra, si allí lo tuvieron guardado, o si acaso su bezote, su colgajo del labio, o su luneta de la nariz, o tal vez su dije pendiente, todo cua nto sea, luego ha de juntarse. Y hecho así, se rejuntó todo cuanto se pudo descubrir. Luego lo viene a presentar uno de sus jefes, Cuezacaltzin de Tlapala, Huitziltzin, de Tepanecapan, el capitán de Huitznáhuac, el huasteco, y Potzontzill de Cuitlachcohuacan. Éstos van a entregar el oro a Coyoacan. Cuando han llegado allá dicen: -Capitán, señor nuestro, amo nuestro: te mandan suplicar los señores tus vasallos los grandes de Tlatelolco. Dicen: ³Oiga por favor el señor nuestro:´ ³Están afligidos sus vasallos, pues los afligen los habitantes de los pueblos en donde están refugiados por los rincones y esquinas.´ ³Se burlan de ellos el habitante de Acolhuacan y el Otomí, los matan a traición.´ ³Y esto más: aquí está esto con que vienen a implorarte: esto es lo que estaba en las orejas y en los escudos de los dioses de tus vasallos.´ En su presencia colocan aquello, lo ponen en cestones para que lo vea. Y cuando el capitán y Malintzin lo vieron se enojaron y dijeron: -¿Es acaso eso lo que se anda buscando? Lo que se busca es lo que dejaron caer en el Canal de los Toltecas. ¿Dónde está? ¡Se necesita!

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Al momento le responden los que vienen en comisión: -Lo dio Cuauhtemoctzin al Cihuacóatl y al Huiz nahuácatl. Ellos saben en dónde está: que les pregunten. Cuando lo oyó, finalmente mandó que les pusieran grillos, que los encadenaran. Vino a decirles Malintzin. -Dice el capitán: que se vayan, que vayan a llamar a sus principales. Les quedó agradecido. Puede ser que de veras estén padeciendo los del pueblo, pues de él se están mofando. Que se vengan, que vengan a habitar sus casas de Tlatelolco; que en todas sus tierras vengan a establecerse los tlatelolcas. Y decid a los señores principales de Tlatelolco: ya en Tenochtitlan nadie ha de establecerse, pues es la conquista de los ³dioses´, es su casa. Marchaos. c)%"c(c $&"%cc

Hecho así, cuando se hubieron ido los embajadores de los señores de Tlatelolco, luego se presentaron ante (los españoles) los principales de Tenochtitlan. Quieren hacerlos hablar. Fue cuando le quemaron los pies a Cuauhtemoctzin. Cuando apenas va amanecer lo fueron a traer, lo ataron a un palo, lo ataron a un palo en casa de Ahuizotzin en Acatliyacapan. Allí salió la espada, el cañón propiedad de nuestros amos Y el oro lo sacaron en Cuitlahuactonco, en casa de Itzpotonqui. Y cuando lo han sacado, de nuevo llevan atados a nuestros príncipes hacia Coyoacan. Fue en esta ocasión cuando murió el sacerdote que guardaba a Huitzilopochtli. Le habian hecho investigación sobre dónde estaban los atavíos del dios y los del Sumo Sacerdote de Nuestro Señor y los del Incensador (máximo). Entonces fueron hechos sabedores de que los atavíos que estaban en Cuauhchichilco, en Xaltocan; que los tenían guardados unos jefes. Los fueron a sacar de allí. Cuando ya aparecieron los atavíos, a dos ahorcaron en medio del camino de Mazatlan. c)1"c# #cc1%#cc "%"c c

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Fue en este tiempo cuando comenzó a regresar acá el pueblo bajo, se vino a establecer en Tlatelolco. Fue el año 4 -Conejo. Luego viene Temilotzin, viene a establecerse en Capultitlan. Y don Juan Huehuetzin se vino a establecer en Atícpac. Pero Coyohuehuetzin y Topantemoctzin murieron en Cuauhtitlan. Cuando vinimos a establecernos en Tlatelolco aquí solamente nosotros vivimos. Aún no se venían a instalar nuestros amos los cristianos. Aún nos dejaron en paz, todos se quedaron en Coyoacan. Allí ahorcaron a Macuilxochitl, rey de Huitzilopochco. Y luego al rey de Culhuacan, Pizotzin. A los dos allá los ahorcaron. Y al Tlacatécatl de Cuauhtitlan y al mayordomo de la Casa Negra los hicieron comer por los perros. También a unos de Xochimilco los comieron los perros. Y a tres sabios de Ehécatl, de origen tetzcocano, los comieron los perros. No más ellos vinieron a entregarse. Nadie los trajo. No más venían trayendo sus papeles con pinturas (códices). Eran cuatro, uno huyó: sólo tres fueron alcanzados, allí en Coyoacan. En cuanto a los españoles, cuando han llegado a Coyoacan, de a llí se repartieron por los diversos pueblos, por dondequiera Luego se les dieron indios vasallos en todos estos pueblos. Fue entonces cuando se dieron personas en don, fue cuando se dieron como esclavos. En este tiempo también dieron por libres a los señores de Tenochtitlan. Y los libertados fueron a Azcapotzalco. Allí (en Coyoacan) se pusieron de acuerdo (los españoles) de cómo llevarían la guerra a Metztitlan. De allá se volvieron a Tula. Luego ya toma la guerra contra Uaxacac (Oaxaca) el capitán. Ellos van a Acolhuacan, luego a Metztitlan, a Michoacan . . . Luego a Huey Mollan y a Cuauhtemala, y a Tecuantépec. No más aquí acaba. Ya se refirió cómo fue hecho este papel

NOTAS. 1Cozticteocuítlatl, ³metal amarillo´: oro, e iztacteocuítlatl, ³metal blanco´: plata. 2 Tlacochcálcatl: ³jefe de la casa de los dardos´. Jefe militar, a cuyo cuidado estaba el arsenal.

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3 Nótese el constante empeño de los mexica-tlatelolcas por mencionar su valentía y sus proezas en la defensa de la ciudad, reprochando con frecuencia a los mexicatenochcas. Como una explicación de esto puede recordarse el antiguo resentimiento de los tlatelolcas, vencidos y sometidos por los tenochcas, desde los tiempos del rey Axayácatl. 4 Cuachiques y otomíes, grados militares ya descritos anteriormente (ver nota 1 del capílo XII).

c www.dgsca.unam.mx./libros/vencidos/cap.14

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CORTES Crepúsculo de altas llamas en Veracruz. Once naves están ardiendo y arden los soldados rebeldes que cuelgan de los penoles de la nave capitana. Mientras abre sus fauces la mar devorando las fogatas, Hernán Cortés, de pie sobre la arena, aprieta el pomo de la espada y descubre la cabeza. No sólo las naves y los ahorcados se han ido a pique. Ya no habrá regreso, ni más vida que la que nazca desde ahora, así traiga consigo el oro y la gloria o la acompañe el buitre de la derrota. En la playa de Veracruz se han hundido los sueños de quienes bien quisieran vo lverse a Cuba, a dormir la siesta colonial en hamacas de redes, envueltos en melenas de mujer y humos de tabaco: la mar conduce al pasado y la tierra al peligro. A lomo de caballo irán los que han podido pagarlo, y a pie los demás: setecientos hombres México adentro, hacia la sierra y los volcanes y el misterio de Moctezuma. Cortés se ajusta su sombrero de plumas y da la espalda a las llamas. De un galope llega al caserío indígena de Cempoala, mientras se hace la noche. Nada dice a la tropa. Ya se irán en terando. Bebe vino, solo en su tienda. Quizás piensa en los hombres que mató sin confesión o en las mujeres que acostó sin boda desde sus días de estudiante en Salamanca, que tan remotos parecen, o en sus perdidos años de burócrata en las Antillas, durante el tiempo de la espera. Quizás piensa en el gobernador Diego Velásquez, que pronto temblará de furia en Santiago de cuba. Seguramente sonríe si piensa en ese soposo dormilón, cuyas órdenes nunca más obedecerá, o en la sorpresa que espera a los soldados que está escuchando reír y maldecir en las ruedas de dados y naipes del campamento. Algo de eso le anda en la cabeza, o quizás la fascinación y el pánico de los días por venir, y entonces alza la m irada, la ve en la puerta y a

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contraluz la reconoce. Se ll amaba Malinali o Maliche cuando se la regaló el cacique de Tabasco. Se llama Marina desde hace una semana. Cortés habla unas cuantas palabras mientras ella, inmóvil, espera. Después, sin un gesto, la muchacha se desata el pelo y la ropa. Un revoltijo de telas de colores cae entre sus pies desnudos y él calla cuando aparece y resplandece el cuerpo . A pocos pasos de allí, el soldado Bernal Díaz del Castillo escribe, a la luz de la luna, la crónica de la jornada. Usa de mesa un tambor. 2324cc "%0c

MOCTEZUMA Grandes montañas han llegado, moviéndose por la mar, hasta las costas de Yucatán. El dios Quetzalcóatl ha vuelto. Los indios besan las proas de los barcos. El emperador Moctezuma desconfía de su sombra. -¿Qué haré? ¿Dónde me esconderé? Moctezuma quisiera convertirse en piedra o palo. Los bufones de la corte no consiguen distraerlo. Quetzalcóatl, el dios barbudo, el que había prestado la tierra y las hermosas canciones, ha venido a exigir lo que le pertenece. En antiguos tiempos, Quetzalcóatl se había ido hacia el oriente, después de quemar su casa de oro y su casa de coral. Los más bellos pájaros volaron abriéndole camino. Se hizo a la mar en una balsa de culebras y se perdió de vista navegando hacia el amanecer. Desde allí, ha regresad o ahora. El dios barbudo, la serpiente emplumada, ha vuelto con hambre. Trepida el suelo. En las ollas, bailan los pájaros mientras hierven. Nadie ha de quedar, había presentido el poeta. Nadie, nadie, nadie de verdad vive en la tierra. Moctezuma ha enviado grandes ofrendas de oro al dios Quetzalcóatl, cascos llenos de polvo de oro, ánades de oro, perros de oro, tigres de oro,

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collares y varas y arcos y flechas de oro, pero cuanto más oro come el dios, más oro quiere, y ansioso avanza hacia Tenochtitlán. Marcha entre los grandes volcanes y tras él vienen otros dioses barbudos. De las manos de los invasores brotan truenos que aturden y fuegos que matan. -¿Qué haré? ¿Dónde me iré a meter? Moctezuma vive con la cabeza escondida entre las manos. Hace dos años, cuando ya se habían multiplicado los presagios del regreso y la venganza, Moctezuma envió a sus magos a la gruta de Huémac, el rey de los muertos. Los magos bajaron a las profundidades de Chapultepec, acompañados por una comitiva de enanos y jorobados , y entregaron a Huémac, de parte del emperador, una afenda de pieles de presos recién desollados. Huémac mandó a decir a Moctezuma: -No te hagas ilusiones. Aquí no hay descanso ni alegría. Y le ordenó hacer ayuno de manjares y dormir sin mujer. Moctezuma obedeció. Hizo penitencia larga . Los eunucos cerraron a cal y canto las habitaciones de sus esposas y los cocineros olvidaron sus platos preferidos. Pero entonces fue peor. Los cuervos de la angustia se precipitaron en bandadas. Moctezuma perdió el amparo de Tlazoltéotl, la diosa del amor que es también la diosa de la mierda, la que come nuestra porquería para que el amor sea posible, y así el alma del emperador se inundó, en soledad, de basura y negrura. Envió nuevos mensajeros a Huémac, una y otra vez, cargados de súplicas y regalos, hasta que por fin el rey de los muertos le dio cita. La noche señalada, Moctezuma fue a su encuentro. La barca se deslizó hacia Chapultepec. El emperador iba parado en la proa, y la niebla de la laguna abría paso a su radiante penacho de plumas de flamenco. Poco antes de llegar al pie del cerro, Moctezuma escuchó un rumor de remos. Una canoa irrumpió, veloz, y alguien resplandeció por un instante en la bruma negra: iba desnudo y solo en la canoa y alzaba el remo como una lanza.

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-¿Eres tú, Huémac? El de la canoa se arrimó hasta casi rozarlo. Miró a los ojos del emperador, como nadie puede. Le dijo: ³Cobarde´, y desapareció. 2324cc "%0c

LA CAPITAL DE LOS AZTECAS Mudos de hermosura, los conquistadores cabalgan por la calzada. Tenochtitlán parece arrancada de las páginas de Amadís , cosas nunca oídas, ni vistas, ni aún soñadas« El sol se alza tras los volcanes, entra en la laguna y rompe en jirones la niebla que flota. La ciudad, calles, acequias, templos de altas torres, se despliega y fulgura. Una multitud sale a recibir a los invasores, en silencio y sin prisa, mientras infinitas canoas abren surcos en las aguas de cobalto. Moctezuma llega en litera, sentado en suave piel de jaguar, bajo palio de oro, perlas y plumas verdes. Los señores del reino van barriendo el suelo que pisará. El da la bienvenido al dios Quetzalcóatl: -aas venido a sentarte en tu trono ±le dice--. aas venido entre nubes, entre nieblas. No te veo en sueños, no estoy soñando. A ti tierra has llegado.. Los que acompañan a Quetzalcóatl reciben guirnaldas de magnolias, rosas y girasoles, collares de flores en los cuellos, en los brazos, en los pechos: la flor del escudo y la flor del corazón, la flor del buen aroma y la muy amarilla. Quetzalcóatl nació en Extremadura y desembarcó en tierras de América con un hatillo de ropa al hombro y un par de monedas en la bolsa. Tenia diecinueve años cuando pisó las piedras del muelle de santo Domingo y preguntó: ¿Dónde está el oro? Ahora ha cumplido treinta y cuatro y es capitán de gran ventura. Viste armadura de hierro negro y conduce un ejército de jinetes, lanceros, ballesteros, escopeteros y perros feroces. Ha prometido a sus soldados: Yo os haré, en muy breve tiempo, los más ricos hombres de cuantos jamás han pasado a las Indias.

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El emperador Moctezuma, que abre las puertas de Tenochtittlán, acabará pronto. De aquí a poco será llamado mujer de los españoles y morirá por las pedradas de su gentes. El joven Cuauhtémoc ocupará su sitio. Elm peleará. 2356cc "%*%c

³LA NOCHE TRISTE´ Hernán Cortés pasa revista a los pocos sobrevivientes de su ejército, mientras la Malinche cose las banderas rotas. Tenochtitlán ha quedado atrás. Atrás ha quedado la columna de humo que echó por la boca el volcán Popocatépetl, como diendo adiós, y que no había viento que pudiera torcer. Los aztecas han recuperado su ciudad. Las azoteas se erizaron de arcos y lanzas y la laguna se cubrió de canoas en pelea. Los conquistadores huyeron en desbandada, perseguidos por una tempestad de flechas y piedras, mientras aturdían la noche los tambores de la guerra, los alaridos y las maldiciones. Estos heridos, estos mutilados, estos moribundos que Cortés está contando ahora, se salvaron pasando por encima de los cadáveres que sirvieron de puente: cruzaron a la otra orilla pisando caballos que se habían resbalado y hundido y soldados muertos a flechazos y pedradas o ahogados por el peso de las talegas llenas de oro que no se resignaban a dejar. 2356cc ,%c

HACIA LA RECONQUISTA DE TENOCHTITLAN Poco falta par que termine el año. No bien asome el sol, Cortés dará orden de partir. Sus tropas, pulverizadas por los aztecas, se han reconstruido en pocos meses, al amparo de los indios aliados de Tlaxcala, Huexotzingo y Texcoco. Un ejército de cincuenta mil nativos obedece sus órdenes y nuevos soldados han venido desde España, Santo domingo y Cuba, bien provistos de cballos, arcabuces, ballestas y cañones. Para pelear por agua, cuando llegue a la laguna, Cortés

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dispondrá de velas, hierros y mástiles para armar trece bergantines. Los de Huexotzingo pondrán la madera. Con las primeras luces, asoma a lo lejos la serranía de volcanes. Más allá, brotada de las aguas prodigiosas, espera, desafiante, Tenochtitlán.

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LA ESPADA DE FUEGO La sangre corre como agua y está ácida de sangre el agua de beber. De comer no queda más que tierra. Se pelea casa por casa, sobre las ruinas y los muertos, de día y de noche. Ya va para tres meses de batalla sin treguas. Sólo se respira pólcora y náuseas de cad áver, pero todavía resuenan los atabales y los tambores en las últimas torres y los cascabeles en los tobillos de los últimos guerreros. No han cesado todavía los alaridos y las canciones que dan fuerza. Las últimas mujeres empuñan el hacha de los caídos y golpetean los escudos hasta caer arrasadas. El emperador Cuahtémoc llama al mejor de sus capitanes. Corona su cabeza con el búho de largas plumas, y en su mano derecha coloca la espada de fuego. Con esta espada en el puño, el dios de la guerra había salido del vientre de su madre, allá en lo m ás remoto de los tiempos. Con esta serpiente de rayos de sol, Huitzilopochtli había decapitado a su hermana la luna y había hecho pedazos a sus cuatrocientos hermanos, las estrellas, porque no querían dejarlo nacer. Cuahtémoc ordena: --Véanla nuestros enemigos y quedarán asombrados. Se abre paso la espada de fuego. El capitán elegido avanza, solo a través del humo y los escombros. Lo derriban de un disparo de arcabuz.

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EL MUNDO ESTA CALLADO Y LLUEVE De pronto, de golpe, acaban los gritos y los tambores. Hombres y dioses han sido derrotados. Muertos los dioses, ha muerto el tiempo. Muertos los hombres, la ciudad ha muerto. Ha muerto en su ley esta ciudad guerrera, la de los sauces blancos y l os blancos juncos. Ya no vendrán a rendirle tributo, en las barcas a través de la niebla, los príncipes vencidos de todas las comarcas. Reina un silencio que aturde. Y llueve. El cielo relampaguea y truena y durante toda la n oche llueve. Se apila el oro en grandes cestas. Oro de los escudos y de las insignias de guerra, oro de las máscaras de los dioses, colgajos de labios y de orejas, lunetas, dijes. Se pesa el oro y se cotizan los prisioneros. De un pobre es el precio, apenas, dos puñados de maíz« Los soldados arman ruedas de dados y naipes. El fuego va quemando las plantas de los pies del emperador Cuahtémoc, untadas de aceite, mientras el mundo está callado y llueve. 2353cc ,70c

CUAUHTEMOC De la rama de una antigua ceiba se balancea, cogado de los tobillos, el cuerpo del último rey de los aztecas. Cortés le ha cortado la cabeza. Había llegado al mundo en cuna rodeada de escudos y dardos, y estos fueron los primeros ruidos que oyó¨ -Tu propia tierra es otra. A otra tierra está prometido. Tu verdadero lugar es el campo de batalla. Tu oficio es dar de beber al sol con la sangre de tu enemigo y dar de comer a la tierra con el cuerpo de tu enemigo.

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Hace veintinueve años, los magos derramaron agua sobre su cabeza y pronunciaron las palabras ritutales: -¿ n qué lugar te escondes, desgracia? ¿ n qué miembro te ocultas? ¡Apártate de este niño! Lo llamaron Cuahtémoc, águila que cae. Su padre había extendido el imperio de mar a mar. Cuando el príncipe llegó al trono, ya los invasores habían venido y vencido. Cuauhtémoc se alzó y resistió. Fue el jefe de los bravos. Cuatro años después de la derrota de tenochtitlán, todavía resuenan, desde el fondo de la selva , los cantares que claman por la vuelta del guerrero. ¿Quién hamaca, ahora, su cuerpo mutilad o? ¿El viento o la ceiba? ¿No es la ceiba quien lo mece, desde su vasta copa? ¿No acepta la ceiba esta rama rota, como un brazo más de los m il que nacen de su tronco majestuoso? ¿Le brotarán flores rojas? La vida sigue. La vida y la muerte siguen. Galeano, Eduardo. Memoria del fuego (I). Los nacimientos tercer Mundo, Edit., Bogotá, 1982

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Se refería, se decía que así hubo ya antes cuatro vidas, y que ésta era la quinta edad. Como lo sabían los viejos, en el año Conejo se cimentó la tierra y el cielo. Y así lo sabían, que cuando se cimentó la tierra y el cielo, habían existido ya cuatro clases de hombres, cuatro clases de vidas. Sabrán igualmente que cada una de ellas habría existido en un sol (una edad). Y decían que a los primeros hombres que dios los hizo, los forjó de ceniza. Eso lo atribuían a Quetzalcóatl, cuyo signo es Viento, él los hizo, él los inventó. El primer Sol (edad) que fue cimentado, su signo fue Agua, se llamó Sol de Agua. En él sucedió Que todo se lo llamó agua. Las gentes se convirtieron en peces. Se cimentó luego el segundo Sol (edad). Su signo era Tigre. Se llamaba Sol de Tigre. En él sucedió que se oprimió el cielo, el sol no seguía su camino. Al llegar el Sol al mediodía, luego de hacía de noche y cuando ya se oscurecía, los tigres se comían a las gentes.

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Y en este Sol vivían los gigantes. Decían los viejos que los gigantes así se saludaban: "no se caiga usted", porque quien se caía, se caía para siempre. Se cimentó luego el tercer Sol. Su signo era Lluvia. Se decía Sol de Lluvia (de fuego). Sucedió que durante él llovió fuego, los que en él vivían se quemaron. Y durante él llovió también arena. Y decían que en él llovieron las pedrezuelas que vemos, que hirvió la piedra tezontle y que entonces se enrojecieron los peñazcos. Se cimentó luego el cuarto Sol, se decía Sol de Viento. Su signo era Viento. Durante él todo fue llevado por el viento. Todos se volvieron monos. Por los montes se esparcieron, se fueron a vivir los hombres monos. El quinto Sol: Movimiento su signo. Se llama Sol de Movimiento, porque se mueve, sigue su camino. Y como andan diciendo los viejos, en él habrá movimientos de tierra, habrá hambre y así pereceremos. En el año Caña, se dice que vino a existir nació el Sol que ahora existe. Entonces fue cuando iluminó, cuando amaneció, el Sol de Movimiento que ahora existe. Movimiento es su signo. Es este el quinto Sol que se cimentó, en él habrá movimientos de tierra, en él habrá hambres.

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Este Sol, su nombre Movimiento, este es nuestro Sol, en el que vivimos ahora, y aquí está su señal, cómo cayó en el fuego el Sol, en el fogón divino, allá en Teotihuacán. Igualmente fue este Sol de nuestro príncipe, en Tula, o sea Quetzalcóatl. 8cc :c8 cc cc c Está teñido de rojo claro, lleva su afeite facial figurando llanto, su gorra con penacho de plumas de pájaro rojo. Tiene su bezote de piedras preciosas, su collar de piedras verdes. Sus tiras de papel puestas sobre el pecho, su ropaje de orilla roja con que ciñe sus caderas. Sus campanillas, sus sandalias con flores. Su escudo con la insignia solar en mosaico de turquezas, de un lado lleva un bastón con remate de corazón y penacho de quetzal.

cc  c c Cantemos, oh príncipes: demos placer al que da la vida. Preciosamente matizado está el canto florido. ¡Oh!, llegaron las flores, las flores en primavera: bañadas de sol están las múltiples flores; son tu corazón, tu cuerpo, ¡oh dador de la vida! ¿Quién no anhela tus flores, oh dador de la vida? En las manos están del que alberga a los muertos: crecen abren corolas: se marchitan las flores, bañadas están de sol las múltiples flores:

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¡son tu corazón, tu cuerpo, oh dador de la vida! www.bibliotecas virtuales.com/literatura aborigen/poesías aztecas/ mexico.udg.mx/historia/precolombinas/azteca/literatura.html

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el humo se está levantando; la niebla se está extendiendo Con llanto se saludan el Huiznahuácatl [Motelhuihtzin. el Tlailotlácatl Tlacotzin, el Tlacatecuhtli Oquihtzin . . . Llorad, amigos míos, tened entendido que con estos hechos hemos perdido la nación mexicana. ¡El agua se ha acedado, se acedó la comida! Esto es lo que ha hecho el Dador de la vida en [Tlatelolco. Sin recato son llevados Motelhuihtzin y Tlacotzin. Con cantos se animaban unos a otros en Acachinanco, Ah, cuando fueron a ser puestos a prueba allá en Coyoacan "c;&"c(