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UN CORAZÓN PARA UN MONSTRUO. De: Iván Guardado. Calle Lomas del Capulín #22 Colonia Lomas del Capulín. C.P. 98050. Zacat

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UN CORAZÓN PARA UN MONSTRUO. De: Iván Guardado. Calle Lomas del Capulín #22 Colonia Lomas del Capulín. C.P. 98050. Zacatecas, Zacatecas. Teléfono 014929221346 Celular: 0444921085034

UN CORAZÓN PARA UN MONSTRUO. ESCENA 1 Exterior de casa de Ana. Jonás persigue a Diego. Lo atrapa y lo tumba. JONÁS.- ¡Te tengo! DIEGO.- ¡Ya! ¡Déjame! JONÁS.- Devuélveme el carro. Eres un tramposo. DIEGO.- Tramposo tú, que no sabes perder. JONÁS.- Tú no sabes ganar. DIEGO.- Ardido. ¡Te gané! JONÁS.- Sí, con trampas. (Revisa el carro y se va) DIEGO.- ¡Espérate! ¿A dónde vas? JONÁS.- A mi casa. DIEGO.- ¿Tan pronto? JONÁS.- Ya es tarde. DIEGO.- ¡Espérate! Es que… Ya me perdí. ¿En dónde estamos? JONÁS.- ¿Qué? ¿Te da miedo? DIEGO.- ¡No! JONÁS.- Entonces, ya me voy. (Sale) DIEGO.- ¡Jonás, espérate! (Ana pasa corriendo. Sólo se ve la sombra.) ¿Jonás? (Saca y marca un celular) Mamá ¿Pasas por mí?...

ANA.- (Off) ¡¿Ya va a latir su corazón?! DIEGO.-…Sí, en donde siempre, ya voy para allá… (Cuelga. Escucha.) TOMÁS.- (Off) ¡Ana, salte de aquí, puede ser peligroso! ANA.- (Off) ¿Si va a funcionar? TOMÁS.- (OFF) ¡Esta vez sí! Le voy a dar vida. ¡Salte! Voy a conectarlo. Diego acercándose a la casa, trata de asomarse por una barda. Por la ventana se alcanzan a ver varias chispas. TOMÁS.- (OFF) ¡Sí! ¡Lo estoy logrando! ¡Ana, estoy creando un monstro! DIEGO.- ¡¿Un monstruo?! Ocurre un apagón. Diego se asusta y suelta el celular. Lo busca. Ana sale con una linterna. Su aspecto es desaliñado. Usa un pañuelo que le cubre la cabeza y un overol varias tallas grandes. Ilumina a Diego. DIEGO.- (Deslumbrado) ¿Quién está ahí? ANA.- ¿Quién está ahí? DIEGO.- ¿Eres tú, Jonás? ANA.- ¿Eres tú, Jonás? DIEGO.- ¡No estés jugando! ANA.- ¡No estoy jugando! DIEGO.- ¿Jonás? ANA.- No. DIEGO.- ¿Quién eres? ANA.- (Se ilumina el rostro) ¡Yo! DIEGO.- ¡Un monstruo! (Asustado se agacha abrazándose las piernas) ¡No, yo no hice nada!

ANA.- (Apaga la lámpara) ¡No, yo tampoco! TOMÁS.- (Sale vestido con un overol con varias tallas de más y un casco de soldador que le cubre la cabeza) ¡No estés gritando! Diego lo ve y asustado sale corriendo. ANA.- ¡Espérate! ¡¿A dónde vas?! TOMÁS.- (Sale y abre la caja de fusibles) ¿Con quién hablas? ANA.- Con nadie. TOMÁS.- Conecté mal un cable. ANA.- ¿Otra vez? TOMÁS.- Sí. Pero ahora lo soluciono. ANA.- Sí. TOMÁS.- Métete. ANA.- ¡Mira! (Señala el celular de Diego. Parpadea.) TOMAS.- ¿Qué es? ANA.- Un corazón. TOMÁS.- (Recoge el celular) No es un corazón. Es un celular. ANA.- Pero late como corazón. TOMÁS.- No sé. Podría servir. Métete. Ana le da la linterna a Tomás. Tomás abre la caja de fusibles y los cambia. Vuelve la luz. Entra a su casa. ESCENA 2 Escuela. DIEGO.- Jonás escúchame.

JONÁS.- No te creo. DIEGO.- ¡Era un monstruo! JONÁS.- ¡Baja la voz! DIEGO.- ¡Es que no me quieres creer! Se fue la luz y luego aparecieron dos monstruos con una luz y me querían atrapar. JONÁS.- ¡Ya no mientas! DIEGO.- ¡No miento! Vamos. JONÁS.- ¿A dónde? DIEGO.- Por mi celular. JONÁS.- Tenemos examen, Diego. DIEGO.- Saliendo del examen, vamos. JONÁS.- No. DIEGO.- ¿Tienes miedo? JONÁS.- ¡No! DIEGO.- ¡Entonces vamos! JONÁS.- ¡Que no! DIEGO.- Me debes el celular… JONÁS.- ¿Yo? DIEGO.- Sí, tú. JONÁS.- Pero… DIEGO.- Por tu culpa se me cayó. Si no me hubieras tumbado y dejado solo, nada hubiera pasado. No seas malo, ya sabes cómo se pone mi mamá cuando pierdo las cosas JONÁS.- Pero…

DIEGO.- Sólo vamos por el celular y nos regresamos. JONÁS.- Pero… DIEGO.- Y ves al monstruo. Usaba un traje extraño… Su voz era como de niña; pero cuando se puso la luz en la cara… ¡Era un monstruo! JONÁS.- ¡Ya no siguas con eso!... Está bien, vamos. Pero sólo por el celular y nos regresamos. Así te des cuenta de que todo te lo imaginaste. DIEGO.- No me lo imaginé. Tenemos que llevar algo con que defendernos. Una cámara para grabarlos. A los policías… JONÁS.- No. Sólo vamos a ir tú y yo. ¡Sólo tú y yo! Di que sí, si no, no. ( Diego asiente) ¡Es en serio! DIEGO.- Sí. JONÁS.- Córrele que ya es hora. (Salen) ESCENA 3 Exterior de casa de Ana. Tomás y Ana buscan. ANA.- (Recoge un pedazo de metal) ¡Un corazón! TOMÁS.- ¿Cómo? ANA.- ¡Un corazón para el monstruo! TOMÁS.- Sólo es un fierro Ana. ANA.- Pero puede ser un corazón. No le quisiste poner el celular, pero le falta un corazón al monstruo para que funcione; si no le pones el corazón, no va a funcionar. Toma, pónselo. TOMÁS.- Este tampoco va a funcionar como corazón. Este va a ser su pansa. ANA.- Una pansa de fierro… TOMÁS.- Sí, de fierro para que aguante muchos golpes.

ANA.- ¿Y por qué lo van a golpear? TOMÁS.- Porque te va a defender. ANA.- Yo me puedo defender sola. TOMÁS.- Sí. Pero él te va a ayudar a que te defiendas sola. (Recoge otro pedazo de metal) ¡Mira! Éste va a ser para su puño. ANA.- Es otro fierro. TOMÁS.- Sí. Para que dé los golpes fuertes. ANA.- Mejor que sea su corazón. Le hace falta un corazón, Tomás. TOMÁS.- (Recoge una piedra) Que este sea su corazón. (Se escucha voz off de Diego y Jonás) ANA.- ¿Quién es? TOMÁS.- No sé. Métete. ¡Córrele! (Entran a su casa) JONÁS.- (OFF) ¡Espérate Diego! DIEGO.- (Entra) Cállate. No hagas ruido. Fue aquí. ¿Te acuerdas? JONÁS.- (Entra) No sé. Estaba oscuro. (Inspecciona) Ya ves. No hay nada. DIEGO.- (Inspecciona) Que extraño. Espérate. Mira, esa es la casa. (Trata de asomarse por la barda) JONÁS.- ¿Qué haces? DIEGO.- De ahí salieron los ruidos y luego aparecieron. JONÁS.- No te estés asomando, nos van a regañar. DIEGO.- No hagas ruido. Hay que esperarnos y poner atención. JONÁS.- Pero… DIEGO.- ¡Cállate Jonás y haz lo que te digo! (Diego sienta a Jonás a un lado de la barda. Esperan.)

JONÁS.- Venimos a buscar tu celular. DIEGO.- ¿Qué fue lo que hice ayer para que apareciera?... ¡Le marqué a mi mamá! Y luego caminé para allá… JONÁS.- ¡Oye! Venimos a buscar tu celular, no a los monstruos… DIEGO.- ¡Ya no grites! Tenemos que descubrirlos antes de que nos hagan algo. Ya conoce mi cara… y la tuya. ¿Te imaginas si nos sigue hasta nuestras casas y les hace algo a nuestra familia? JONÁS.- ¡No! DIEGO.- Entonces ayúdame. JONÁS.- Mejor vamos con la policía… DIEGO.- Necesitamos pruebas. (Saca una cámara fotográfica) Y con esto los vamos a atrapar. Sólo necesitamos que aparezca. JONÁS.- ¿Qué aparezca? Dijiste que era monstruo, no un fantasma. DIEGO.- Sí, pero salió de la nada. Después de que me tumbaste… Me tumbaste… JONÁS.- Sí, pero fue jugando… DIEGO.- Túmbame. JONÁS.- ¿Qué?… DIEGO.- Túmbame como me tumbaste ayer… JONÁS.- Pero… DIEGO.- ¡Ya túmbame! JONÁS.- Pero yo… DIEGO.- ¡Que me tumbes, Jonás! (Jonás lo tumba) ¡No tan fuerte! (Diego forcejea con Jonás. Jonás tira su carro y libros)

JONÁS.- ¡Ya déjame! DIEGO.- ¡Aparécete! (Silencio) JONÁS.- Ya me voy, aquí no hay nada. DIEGO.- ¡Espérate! Te juro que se apareció… Ya sé: Hay que venir en la noche. Seguro que sólo se aparece en las noches. JONÁS.- No. Toda la semana vamos a tener exámenes. Mejor ponte a estudiar… DIEGO.- Jonás, no tengas miedo, yo te protejo… JONÁS.- ¡No tengo miedo! DIEGO.- Entonces hay que venir en la noche. JONÁS.- ¡Que no! DIEGO.- ¡Que sí! JONÁS.- ¡No! DIEGO.- (Recoge el carro de Jonás y lo avienta a la casa de Ana.) JONÁS.- ¡Mi carro! ¿Qué hiciste? (Trata de asomarse por la barda) DIEGO.- ¡Vámonos! Venimos por él en la noche. JONÁS.- No. Dame mi carro. DIEGO.- Yo me brinco; pero en la noche… (Jonás toca el timbre de la casa de Ana) ¡Jonás no! ¡Es peligroso! (Trata de llevarse a Jonás) JONÁS.- ¡Quítate! ¡Qué mala onda, Diego! (Vuelve a tocar el timbre) TOMÁS.- (Se asoma por la ventana) ¿Qué? (Diego y Jonás se asustan por la ropa de Tomás.) DIEGO.- (En secreto a Jonás) Él es el que gritaba ayer antes de que se aparecieran… JONÁS.- Cállate Diego. Hola. ¡¿Oye, me das permiso de entrar por mi carro?!

TOMÁS.- ¿Cuál carro? JONÁS.- Está en tu jardín. ¿Puedo pasar por él? TOMÁS.- No. JONÁS.- Por favor… TOMÁS.- No. JONÁS.- No me tardo nada, sólo paso rápido… TOMÁS.- ¡No! DIEGO.- Mejor ya vámonos. JONÁS.- ¡Espérate Diego! (a Tomás) Es que es de mi hermano… TOMAS.- ¡No me importa, ya dije que no! (Se escucha un fuerte ruido y salen chispas de una de las habitaciones todos de asustan. Jonás y Diego salen corriendo.) ¿Qué hiciste Ana? ANA.- (Off) Le quería poner el corazón… TOMAS.- Te dije que yo se lo ponía. (Cierra la ventana.)

ESCENA 4 Calle. Jonás y Diego corren. Jonás se detiene. JONÁS.- Espérate, debo recuperar mi carro. DIEGO.- ¿Estás loco? Cómprate otro. JONÁS.- Claro que no. DIEGO.- ¡¿Qué no viste lo que pasó cuando se enojó?! JONÁS.- Pero mi carro… DIEGO.- Ni modo. Dile a tu hermano que lo perdiste.

JONÁS.- ¿Estás loco? Se va a enojar. DIEGO.- Los hermanos siempre se enojan. JONÁS.- Pero no es mi culpa. DIEGO.- ¿Y qué quieres que haga? JONÁS.- Que te brinques por él. Tú lo aventaste. DIEGO.- Pero… JONÁS.- Pero nada. Vamos… DIEGO.- Espérate, no. JONÁS.- Tú lo aventaste. DIEGO.- Sí, yo me brinco. Pero ahorita no. Mejor en la noche. JONÁS.- ¡En la noche no! DIEGO.- ¿Tienes miedo? JONÁS.- Sí… Digo no. DIEGO.- Entonces venimos en la noche por tu carro y mi celular. (Sale corriendo. Diego lo sigue.)

ESCENA 5. Exterior casa de Ana. Noche. Ana con el carro y una lámpara ilumina hacia el cielo. Se escuchan voces de Diego y Jonás. Ana se esconde. Entran discretamente Diego y Jonás. Jonás se asoma por la barda. DIEGO.- No te asomes, nos pueden ver. JONÁS.- Bríncate. DIEGO.- ¿Ya?

JONÁS.- Sí, a eso venimos DIEGO.- Pero… ¿Y si me cachan? JONÁS.- Sólo recoges el carro y te regresas. DIEGO.- ¿Y mi celular? JONÁS.- También lo recoges. ANA.- También lo recoges. DIEGO.- ¿Quién dijo eso? ANA.- ¿Quién dijo eso? JONÁS.- Yo no. No sé. ANA.- Yo no. No sé. DIEGO.- Así repetía el monstruo cuando se apareció. ANA.- Así repetía el monstruo cuando se… ¿Monstruo? ¿Se apareció? ¡¿El monstruo se apareció?! ¡Ya funcionó su corazón! DIEGO.- ¡Dónde está! ¡Que no nos haga nada! ¡Vámonos Jonás! JONÁS.- ¡Espérate, mi carro…! ANA.- (Sale) ¡Oigan…! (Diego grita y sale corriendo. Jonás se queda paralizado por el susto.) ¿Estás bien?… JONÁS.- (Se agacha protegiéndose) ¡No! No me hagas nada. Yo no fui, fue Diego. ANA.- ¿Cuál Diego? JONÁS.- ¡Diego! El que se fue… No me hagas nada. ANA.- No te voy a hacer nada. JONÁS.- (La observa por unos segundos) ¿Hablas? ANA.- Yo sí. ¿Y tú? JONÁS.- Sí, soy humano. Pero tú…

ANA.- ¿Yo qué? JONÁS.-Tú no deberías de hablar. ANA.- ¿Por qué? JONÁS.- Porque tú eres… tú. ANA.- No. Yo soy yo y tú eres tú. ¿Estás mal? ¿Te diste un golpe? ¡Te diste un golpe! ¿Te duele la cabeza? ¡Una ambulancia! (Entra corriendo a su casa) JONÁS.- ¡Espérate, no te vayas! ANA.- (Sale con una caja y haciendo ruido de ambulancia) ¿Alguien pidió una ambulancia? ¿Usted es el herido? ¿El paciente? ¿Qué le pasó? ¿Qué tiene? JONÁS.- Nada. ANA.- ¿Nada? Déjeme verlo. (Le estira un pie. Pone su oreja en su tobillo.) ¡No oigo nada! Tiene el pie muerto, no se oye su corazón. ¡Urgencias! Tenemos que meterlo a la quimio… JONÁS.- ¡Oye, no tengo el pie muerto! ANA.- ¡Entonces las manos! (Le estira las manos) JONÁS.- (Se las quita) ¡No! ANA.- ¡Las orejas! JONÁS.- ¡No! ANA.- ¡La nariz! JONÁS.- Eso duele… ANA.- ¡Los dientes! JONÁS.- ¡Noooo! ANA.- Entonces debe de ser la boca porque le huele muy feo… JONÁS.- (Se tapa la boca) ¡Sólo quiero mi carro!

ANA.- ¿Qué? JONÁS.- Que sólo quiero mi carro. ANA.- ¿Cuál carro? JONÁS.- ¡El que está en tu jardín! ANA.- ¿El corazón? JONÁS.- ¿Corazón? ANA.- Sí, el corazón. Es el corazón del monstruo… JONÁS.- ¿Qué? ANA.- ¿Lo quieres ver? JONÁS.- ¡No! TOMÁS.- (Off) ¡Ana! ANA.- ¡Chin! JONÁS.- ¿Qué? ANA.- Mi hermano. Se va a poner como monstruo si ve que estoy afuera platicando contigo. JONÁS.- ¡¿Monstruo?! ANA.-Escóndete. TOMÁS.- (Se asoma por la ventana) ¿Por qué le quitaste el corazón al monstruo? ANA.- (Toma el carro y se lo avienta a Tomás) Toma. JONÁS.- Mi carro. ANA.- ¿Tu carro? TOMÁS.- Métete, porque lo voy a conectar. Ahora sí va a funcionar. ANA.- Ya voy. TOMÁS.- ¡Córrele!

ANA.- ¡Sí! (Tomás se mete.) Ya ves. Te dije que se iba a enojar. JONÁS.- Ese es mi carro. ANA.- ¡Chin! JONÁS.- ¿Chin qué? ANA.- Tomás ya lo agarró y no creo que lo suelte. Va a ser el corazón del monstruo. Ya no te lo va a dar. JONÁS.- Pero es de mi hermano. ¿Para qué se lo aventaste…? Dile que me lo de. No es mío. Mi hermano se va a enojar. ANA.- ¿Se va enojar cómo Tomás? ¿Cuántos hermanos tienes? JONÁS.- Uno. ANA.- ¿Se llama Tomás? JONÁS.- No. Se llama Rubén y se va a enojar si no regreso ese carro. ANA.- Todos los hermanos se enojan. JONÁS.- A veces. ANA.- Sí, todos se enojan. A Tomás no le gusta que me miren. JONÁS.- ¿Qué te mire quién? ANA.- La gente. JONÁS.- ¿Por qué? ANA.- Porque se ríen. JONÁS.- ¿Quién? ANA.- La gente. O a veces lloran. Me miran y se ponen a llorar. Tomas dice que es lástima, y no le gusta que lloren por lástima. Por eso no puedo salir de aquí hasta que Tomás termine al monstruo, y me acompañe a todos lados cuando él no pueda.

JONÁS.- ¿Pero un monstruo? ANA.- Sí, para que no se rían… JONÁS.- ¿Pero por qué se ríen? ANA.- Porque no somos de aquí. Sólo venimos para ir al hospital, donde están las ambulancias. ¡Ambulancia! (Hace sonidos de ambulancia) JONÁS.- No hagas ruido. ¿De dónde eres? ANA.- De allá. (Señala el cielo.) Venimos volando. JONÁS.- ¿Volando? ANA.- Sí (Jonás le estira la nariz) ¡Cuidado! JONÁS.- Perdón. Pero tú no eres un monstruo. ANA.- Yo no. JONÁS.- ¿Entonces un extraterrestre? ANA.- Tampoco. JONÁS.- ¿Entonces qué eres? ANA.- Yo soy Ana… ¿Y tú? JONÁS.-…Jonás. ¿Y la gente se ríe de ti? ¿No te tienen miedo? ANA.- ¿Miedo? No. Se ríen o lloran. JONÁS.- Es que no entiendo por qué se ríen o lloran y no les da miedo. A mí me das miedo… bueno me dabas. ANA.- ¿De veras? ¿Por qué? JONÁS.- Porque creí que eras un… Oye, necesito mi carro. ANA.- Ven mañana para ver si me lo da Tomas. TOMÁS.- (Off) ¡Ana! ANA.- Ya me voy a meter.

JONÁS.- Espérate. ¿A qué hora? ANA.- Más temprano que ahora. ¡Ya voy! TOMÁS.- (Off) ¡Trae la linterna! ANA.- ¡Sí! (A Jonás) Adiós. (Sale.) ESCENA 6 Escuela. Jonás camina mientras Diego lo sigue. Jonás trata de ignorar a Diego. DIEGO.- ¿No vas a entrar a la última clase? JONÁS.- No. DIEGO.- (Lo detiene) ¿Te vas a escapar? JONAS:- Sí. DIEGO.- Pero ya ves cómo se pone la maestra. JONÁS.- Ya sé. DIEGO.- ¿Te vas a arriesgar? JONÁS.- Sí. DIEGO.- ¿Qué vas a hacer? JONÁS.- Que te importa. DIEGO.- ¿Qué me importa? JONÁS.- Me dejaste sólo ayer, Diego. Dijiste que tú te brincabas por mi carro y no lo hiciste. DIEGO.- Pero tú viste lo que pasó, Jonás… ¿A dónde vas? JONÁS.- Es secreto. DIEGO.- ¿Secreto? ¿Desde cuándo tenemos secretos? JONÁS.- Desde hoy. (Se va)

DIEGO.- Espérate… (Lo sigue. Se detiene. Regresa a la escuela)

ESCENA 7 Casa de Ana Jonás avienta piedras a la ventana. Ana se asoma. ANA.- Hola. JONÁS.- Hola. ANA.- ¿Qué? JONÁS.- Te ves diferente. Ya no pareces monstruo. ANA.- ¿Monstruo? ¿Estás bien? ¿Quieres una ambulancia? JONÁS.- No. Quiero mi carro. ANA.- ¡Chin! No le dije. Se me olvidó decirle a Tomás. No te enojes. Mejor ríete. JONÁS.- ¿Por qué me voy a reír? ANA.- Porque sí. Ríete. JONÁS.- No tengo ganas de reírme. ANA.- ¿Nunca te ríes? JONÁS.- Sí; pero no ahora. ANA.- Eres como Tomás. Casi siempre está serio y ocupado. Mi papá y mi abuela siempre sonríen. JONÁS.- ¿Siempre? Que aburrido. ANA.- ¿Que no sabes que el cielo se ilumina si sonríes? JONÁS.- ¿Quién te dijo eso? Que boba. Eso no es cierto. ANA.- Sí es cierto… JONÁS.- El cielo brilla porque las estrellas brillan.

ANA.- El cielo brilla porque hay muchas estrellas que están sonriendo. JONÁS.- No es cierto. ANA.- Que sí. JONÁS.- ¿Y según tú, cuántas estrellas iluminas cuándo sonríes? ANA.- Muchas… ¡No te estés burlando! JONÁS.- ¿No querías que me riera? ANA.- Pero no así. Eres como los demás. (Cierra la ventana) JONÁS.- Espérate. (Avienta piedras a la ventana. Ana abre) No me burlé. Es sólo que… somos diferentes… ANA.- Pues eso sí. JONÁS.- Oye, quiero mi carro. ANA.- Tomás se lo llevó. JONÁS.- ¿A dónde? ANA.- No sé. JONÁS.- ¿Para qué? ANA.- No sé. JONÁS.- ¿Con quién estás? ANA.- Con mi abuela. Pero está dormida. JONÁS.- ¿Y tú papá? ANA.- En el trabajo. Trabaja todo el día… Es que tiene dos trabajos. JONÁS.- ¿Y tú mamá? ANA.- Ella se regresó. JONÁS.- ¿A dónde? ANA.- Es una estrella. Tomás dice que se regresó porque también se reían de ella.

JONÁS.- ¿También se reían? ¿Pero por qué se ríen todos de ustedes? ¿Son payasos? ANA.- No. No sé. A lo mejor sí. ¿Quieres entrar? JONÁS.-. No. ANA.- ¿Quieres una ambulancia? ¡Ambulancia! (Hace sonidos de ambulancia.) JONÁS.- No. Quiero mi carro. ANA.- Ven mañana por él. JONÁS.- ¿Otra vez? ANA.- Sí. Pero más temprano que hoy. JONÁS.- ¿Más? ANA.- Sí, más. JONÁS.- Bueno; pero en serio, Ana. ANA.- Sí. (Cierra la ventana) JONÁS.- Espérate… Adiós. (Sale) ESCENA 8 Cochera de la casa de Ana. Tomás arregla unos fusibles. Ana lo ve. En el piso está un monstruo hecho de cajas de cartón y fierro. ANA.- ¿Por qué tú no sonríes? TOMÁS.- ¿Qué? ANA.- ¿Por qué tú no sonríes mientras arreglas el corazón? ¿O cuando comemos? ¿O cuando vas a la escuela? TOMAS.- Sí sonrío. ANA.- Sí; pero no siempre. TOMAS.- ¿Y por qué voy a sonreír siempre?

ANA.- Porque mi papá y mi abuela dicen que siempre sonría, que nunca esté triste. TOMAS.- Pero es diferente. ANA.- ¿En qué? TOMAS.- ¿En qué, qué? ANA.- ¿En qué es diferente? TOMÁS.- (Silencio) Ya no estés haciendo preguntas mensas, Ana. ANA.- Estar sonriendo todo el día es aburrido y cansado. TOMAS.- ¿De dónde sacas eso? ANA.- Estar esperando a que funcione el monstruo es aburrido. TOMAS.- Ana. ANA.- Estar esperando a mamá es aburrido. TOMAS.- ¡Ya! No sonrías si no quieres. ANA.- Pero las estrellas se va a apagar. TOMAS.- No. No se apagan por un día que no sonríes. ANA.- ¿Y si no sonrío toda una semana? TOMAS.- Pues no lo hagas. Las estrellas comprenderán que no tienes ganas de sonreír. Y esperar a que el monstruo funcione ya no será aburrido… Porque hoy ya va a latir su corazón. Terminé. Ahora sí va a latir. (Le pone la caja de fusibles al monstruo.) ANA.- ¿En serio? TOMAS.- Sí. Ponle un nombre. ANA.- Fredy. Que se llame Fredy como papá.

TOMÁS.- Dale la bienvenida a Fredy… (Conecta los cables. Salen chispas. Oscuro) ANA.- No latió su corazón.

ESCENA 9 Calle afuera de la escuela. Diego sigue a Jonás. Lo detiene. DIEGO.- ¿Tampoco vas a entrar hoy? JONÁS.- ¿Qué haces siguiéndome? DIEGO.- Contéstame… JONÁS.- No, no voy a entrar. DIEGO.- La maestra preguntó por ti ayer. JONÁS.- ¿Y qué le dijiste? DIEGO.- Le eché mentiras. Te salvé. Me debes una. JONÁS.- Estamos a mano, porque por tú culpa estoy faltando. DIEGO.- ¿Por mi culpa? JONÁS.- Sí. DIEGO.- ¿A dónde vas? JONÁS.- No te puedo decir… es secreto. DIEGO.- ¿Otra vez secreto? Ya van dos secretos. ¿Qué ya no somos amigos? ¡No me tienes confianza! ¡Qué mala onda Jonás! Yo exponiéndome a que casi me reprueben a mí también por estar echando mentiras para salvarte y tú con secretos… JONÁS.- ¿Me van a reprobar?

DIEGO.- Todavía no; pero si sigues faltando seguramente sí. ¿A dónde vas? JONÁS.- ¡Que es secreto! Ya me voy. DIEGO.- Yo voy contigo. JONÁS.- No puedes. DIEGO.- ¿Por qué no? JONÁS.- Porque no puedes, tienes que entrar a clase. DIEGO.- Tú también. JONÁS.- Sí, pero tú vas a inventar algo para que no me reprueben. DIEGO.- Pero… JONÁS.- ¿Somos amigos, no? DIEGO.- Sí, pero… JONÁS.- Entonces invéntate algo. DIEGO.- Pero… JONÁS.- Adiós. (Sale) DIEGO.- ¡Pero Jonás, ya no sé qué decir…! (Sale) ESCENA 10 Exterior casa de Ana. Jonás avienta piedras a la ventana. Después de varios intentos, sale Tomás. TOMAS.- ¿Qué? JONÁS.- ¿Está Ana? TOMAS.- ¿Para qué? JONÁS.- Para… para verla. TOMAS.- ¿Por qué? JONÁS.-… Porque quedé de verla. TOMAS.- ¿A Ana?

JONÁS.- Sí. TOMAS.- ¿Quién eres? JONÁS.- Me llamo Jonás. El otro día te pedí permiso para recoger mi… TOMAS.- No está. JONÁS.- Pero ella me dijo… TOMAS.- No está. JONÁS.- Yo sólo vengo por mi… TOMAS.- Ya vete de aquí. JONÁS.- ¡Pero mi carro! TOMAS.- ¡Que te vayas! (Jonás se asusta. Tomás cierra la ventana. Jonás se va pero Ana lo detiene.) ANA.- (Sale) Jonás. JONÁS.- ¿Ana…? ANA.- No le hagas caso. Está enojado. JONÁS.- ¿Se va a transformar en monstruo? ANA.- No. O no sé. Ven. (Se esconden) Está enojado porque a Fredy no le late el corazón. JONÁS.- ¿Quién es Fredy? ANA.- El monstruo que construye Tomás. JONÁS.- Sí hay un monstruo… ¿Se llama Fredy? ANA.- Sí. JONÁS.- ¿Y por qué un monstruo se va a llamar Fredy? ANA.- Yo le puse así. JONÁS.- Ahhhh… Oye… ¿Tomás es un monstruo?

ANA.- No. Bueno, a veces cuando se enoja. Pero no se transforma, sólo grita. JONÁS.- ¿Y tú no eres un monstruo, verdad? ANA.- ¿Te parezco un monstruo? JONÁS.- No. Pero como dices que vienes de allá arriba y Diego me dijo que… Olvídalo. ANA.- ¿Qué olvide qué? JONÁS.- Nada. ANA.- ¿Cómo voy a olvidar nada? JONÁS.- ¿Por qué no late el corazón de Fredy? ANA.- No sé. Es que necesita uno que sí funcione. ¿Tú no tienes uno? JONÁS.- Sí. ANA.- ¿Me lo das? JONÁS.- No. Es mío. ANA.- ¿Tienes uno que te sobre? JONÁS.- No sobran corazones. ANA.- ¿No? JONÁS.- No. ANA.- Con razón son tan difíciles de encontrar. JONÁS.- Oye; pero cuándo le lata el corazón a Fredy ya nadie se te va a acercar. ANA.- Nadie se me acerca. Bueno tú sí. (En secreto) Se me hace que porque no soy de aquí. JONÁS.- ¿De dónde eres? ANA.- Ya te dije. JONÁS.- No, ya de verdad.

ANA.- De verdad. Allá me está esperando mamá. TOMAS.- (Off) ¡Ana! ANA.- Ya me voy. TOMAS.- Espérate. ¿Y mi carro? ANA.- Lo tiene Tomás. TOMAS.- ¿Y entonces? ANA.- Ven mañana. TOMAS.- ¿Otra vez? ¿No se lo has pedido? Ana, ¿No se lo has pedido? ANA.-…No... JONÁS.- Ana. ANA.- Jonás… (Silencio) JONÁS.- ¿Hace cuánto que vinieron para acá? ANA.- Hace dos años… o tres… JONÁS.- ¿Y te duele cuando estás en el hospital? ANA.- Es aburrido. Cuando estoy en la cama me pongo a contar los puntitos que hay en el techo y me imagino que son como estrellas. Empiezo a contarlas pero nunca termino porque pierdo la cuenta hasta que me quedo dormida. JONÁS.- ¿Y por qué tienes ese pañuelo? ANA.-…Por qué… Ya me voy. JONÁS.- ¿Ya? ANA.- Sí. Me está esperando Tomás. Mañana te doy el carro. JONÁS.- Ana… ANA.- Más temprano que hoy. JONÁS.- ¿Más?

ANA.- Sí, más. JONÁS.- Pero… ANA.- Adiós. (Sale. Jonás espera unos segundos y después sale. Entra Diego escondiéndose de Jonás. Después de unos segundos sale tras Jonás)

ESCENA 11 Escuela. Diego detiene a Jonás. DIEGO.- ¿Otra vez no vas a entrar? La maestra le va a hablar a tu mamá. JONÁS.- ¿Cuándo? DIEGO.- No sé. Dijo que le iba a hablar. Es que ya le inventé de todo y ya no me cree… ¿A dónde vas? JONÁS.- Afuera. DIEGO.- ¿A dónde? JONÁS.- Es secreto. DIEGO.- ¡¿Otra vez?! JONÁS.- Sí, otra vez. Y no te voy a decir nada porque no entenderías. DIEGO.- Sí entiendo. JONÁS.- No. No entenderías… DIEGO.- ¡Ya sé a dónde vas! Pero no sé a qué vas. ¿Qué me estás ocultando? ¿Por qué tanto secreto? ¿Por qué ya no quieres jugar? ¡Dime! ¡¿A qué vas con el monstruo?! JONÁS.- ¡Cállate! No es un monstruo. DIEGO.- ¡Sí es un monstruo!… ¿A qué vas? ¿Te estás convirtiendo en monstruo también? ¡Te estás convirtiendo en monstruo!

JONÁS.- ¡Diego! DIEGO.- ¿Qué te hizo? ¿Te quitó la memoria? ¿Te mordió? ¿Te lavó el cerebro? JONÁS.- No es monstruo. Es una niña. DIEGO.- Te volvió menso… JONÁS.- No la conoces. ¿Cómo puedes hablar de ella si no la conoces? DIEGO.- Ese monstruo me está quitando a mi amigo. No te voy a dejar ir. Te voy a salvar. JONÁS.- ¡Suéltame! DIEGO.- No. Me lo vas a agradecer… JONÁS.- (Avienta a Diego.) Quítate. (Sale corriendo.) DIEGO.- ¡Jonás! ¡Yo te voy a salvar! (Sale tras Jonás.)

ESCENA 12 Exterior de la casa de Ana. Tomás y Ana, esperan afuera de la casa. Ana tiene el carro de Jonás. ANA.- ¿Se va a tardar más? TOMAS.- No sé. Ya ves cómo es papá. ANA.- Me duele aquí. (Señala la cabeza) TOMAS.- Son las pastillas. ANA.- Que ya venga la ambulancia. TOMAS.- Haz como ambulancia. ANA.- No quiero. TOMAS.- Seguro que no se tarda.

ANA.- No quiero ir sola. TOMAS.- Te voy a acompañar. ANA.- También quiero que vaya Fredy; pero no tiene corazón. TOMAS.- Sí tiene. ANA.- ¿En serio? ¿Ya jaló? TOMAS.- Sí. Voy por él. (Entra a su casa) Jonás entra corriendo. Ana lo ve y esconde el carro. JONÁS.- ¡Ana!... ¿Qué tienes? ANA.- Nada. JONÁS.- Te ves triste. ANA.- No estoy. JONÁS.- ¿Te dio el carro? ANA.-…No. JONÁS.- ¿Otra vez? Me van a correr de la escuela. Ya no me puedo escapar. Mi hermano se va a enojar. ANA.- Ven mañana. JONÁS.- No, ya no puedo. Tú me prometiste… ANA.- Es que Jonás se lo quedó… JONÁS.- Que mala onda Ana. Ya me voy. ANA.- Mañana sí me lo va a dar. JONÁS.- Nunca te lo da. Adiós. ANA.- ¿Ya no vas a venir? JONÁS.- No. ANA.- ¿No? ¿Por qué no?

JONÁS.- Porque sólo me haces perder el tiempo. Eres rara. ANA.- ¿Te vas a burlar de mí? JONÁS.- No. ANA.- Tú también eres raro. (Diego entra escondiéndose de Jonás y Ana) JONÁS.- (Le quita los lentes) Los ojos los tienes chiquitos. (Se pone los lentes) ANA.- Y tú grandotes. (Diego los ve. Jonás le regresa los lentes a Ana, se los pone. Jonás ve el carro.) JONÁS.- Mi carro. (Lo agarra y Ana también) ANA.- No te lo lleves. Mejor ven mañana por el… JONÁS.- Lo tengo que entregar. ANA.- No, porque si te lo llevas ya no vas a regresar. JONÁS.- Sí regreso, te lo prometo. ANA.- ¿De verdad? JONÁS.- Sí, de verdad. ANA.- ¿Y si no cumples? JONÁS.- Sí voy a cumplir. Lo que prometo lo cumplo. ANA.- Es el corazón de Fredy, no se lo quiero quitar… JONÁS.- Pero es el carro de mi hermano. (Entre juegos trata de quitarle el carro. Diego sale corriendo y tumba a Ana) DIEGO.- ¡Deja a Jonás! TOMAS.- (Off) ¡Ana, Fredy está vivo! JONÁS.- ¡El monstruo! DIEGO.- Sí, es un monstruo. (Se avienta contra Ana.) ¡Pero yo te voy a defender!

JONÁS.- (Se avienta contra Diego) ¡No! ¡Déjala! (Los tres niños pelean. Diego le quita el pañuelo a Ana.) DIEGO.- ¡Está pelón! ¡El monstruo está pelón…! JONÁS.- No es monstruo, es una niña. DIEGO.- ¿Niña? ¡Pero está pelona! ¡Una niña pelona! Monstruo pelón, pelón pelonete cabeza de cohete… JONÁS.- ¡Cállate! (Jonás pelea contra Diego.) Sale Tomas disfrazado de Fredy. Ve que Ana está llorando. TOMAS.- ¡¿Qué le hicieron a Ana?! ANA.- ¡Fredy! ¡Está vivo! DIEGO.- (Asustado) ¡El monstruo! (Sale corriendo) TOMÁS.- ¡Dejen a Ana en paz! JONÁS.- ¡No! ¡No nos hagas nada! (Tomás se avienta contra Jonás. Pelean. Tomás cae y se le cae la cabeza de cartón.) ANA.- (Recoge la cabeza y ve a Tomás) ¿Tomás? TOMAS.- (Cubriéndose) No. Soy Fredy. ANA.- Eres Tomás, a Fredy le falta el corazón. (Le enseña el carro. Tomás deja de cubrirse) JONÁS.- ¿Tomás? TOMAS.- Vete de aquí. JONÁS.- Pero… TOMAS.- ¡Vete ya! ¡Vete! (Jonás se va.) ANA.- ¡Fredy nunca va a funcionar! TOMAS.- No le encontré un corazón.

ANA.- Nunca va a funcionar. (Ana se mete a su casa. Tomás se quita el disfraz. Entra a su casa)

ESCENA 13 Exterior de la casa de Ana. Tarde. Jonás avienta piedras a la ventana. Espera. Nadie sale. Oscuro. ESCENA 14 Exterior de la casa de Ana. Tarde. Jonás avienta piedras a la ventana. Espera. Nadie sale. Oscuro. ESCENA15 Exterior de la casa de Ana. Tarde. Jonás avienta piedras a la ventana. Espera un rato. Va a salir. Tomás se asoma por la ventana. TOMAS.- ¿Qué quieres? JONÁS.- Busco a Ana. TOMAS.- No está. JONÁS.- Dile que salga, sólo quiero saludarla. TOMAS.- No está. JONÁS.- Sí está. (Tomás va a cerrar la ventana) ¡Espérate! Le prometí que vendría a verla. ¿Se fue? (Silencio) ¿A dónde? TOMAS.- Lejos. (Cierra la ventana. Jonás avienta más piedras. Tomás se asoma.) JONÁS.- ¡Dile que tengo toda la semana viniendo y no la he visto! ¡Pero que sí vine! ¡Que sí cumplí! TOMAS.- Espérate. (Saca el carro y el celular) Toma. Te lo dejó.

JONÁS.- ¿Me los dejó? (Tomás cierra la ventana. Jonás avienta más piedras. Tomás se asoma) TOMAS.- ¡¿Qué?! JONÁS.- ¿Seguro que no está? TOMAS.- Seguro. JONÁS.- ¿Ya no la voy a ver? TOMAS.- (Silencio) JONÁS.- ¿Cuándo regresa? (Silencio) ¿Se fue con su mamá? (Tomás no entiende. Silencio. Jonás avienta el carro a Tomás. Tomás lo atrapa) Es el corazón de Fredy… no se lo quiero quitar. (Tomás sonríe y cierra la ventana.) ESCENA 16 Escuela. Jonás sentado en una banca observa el cielo. Diego se acerca. DIEGO.- ¿Quieres jugar? JONÁS.- No. DIEGO.- ¿En serio? JONÁS.- Sí. DIEGO.- ¿Me perdonas? JONÁS.- No. DIEGO.- Jonás yo no sabía. No quise… Es que pensé que te estaba haciendo daño el monstruo y no quería que te hicieras tú también monstruo. También porque ya no ibas a ser mi amigo. Y no quería perder a mi único amigo. JONÁS.- No era un monstruo. DIEGO.- Ya sé. Pero yo pensé. JONÁS.- Y no me ibas a perder.

DIEGO.- ¿En serio no me quieres perdonar? JONÁS.- No sé. DIEGO.- Que mala onda. (Se va) JONÁS.- Espérate Diego. (Le da el celular) Toma. DIEGO.- Mi celular. JONÁS.- Te lo dejó Ana. DIEGO.- ¿Ana? JONÁS.- Tu monstruo. Ya no le dije adiós. DIEGO.- ¿Se fue? JONÁS.- Sí. DEIGO.- Al rato vuelve. JONÁS.- Ya no va a volver. DIEGO.- ¿Qué ves? JONÁS.- Esa estrella. La más grande. Seguro Ana está sonriendo. ¿La ves? DIEGO.- Sí. JONÁS.- ¿A dónde vas? DIEGO.- A la casa. JONÁS.- ¿Quieres jugar? DIEGO.- ¿En serio? ¿Ya me perdonaste? JONÁS.- No. Pero pues ni modo que no lo haga. (Diego sonríe) DIEGO.- Ven, traje unos carros para las competencias, igual y te paso uno, para que se lo repongas a tu hermano. (Mientras van saliendo se hace oscuro lento.) JONÁS.- No. Ya le dije a mi hermano que el carro era un corazón… OSCURO FINAL.