Teorias sobre la demanda.

TEORIAS SOBRE LA DEMANDA. 1.- ANTECEDENTES A raíz de los éxitos de la literatura económica obtenidos por Adam Smith y R

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TEORIAS SOBRE LA DEMANDA.

1.- ANTECEDENTES A raíz de los éxitos de la literatura económica obtenidos por Adam Smith y Robert Malthus, se fue popularizando, a comienzos del siglo XIX, el interés por la economía en Inglaterra. Poco a poco, se fueron creando oportunidades para la enseñanza de la economía. Los escritos sobre economía (opúsculos, artículos y libros) empezaron a ser más numerosos y frecuentes. Algunos alcanzaron gran notoriedad, como Conversaciones sobre economía política (1816) de Mrs. Jane Marcet. Principios de economía política y tributación (1817) de David Ricardo, en el que desarrolla la economía de Smith y Say. También están los Principios de economía política considerados desde el punto de vista de su aplicación práctica (1820) de Malthus, donde expone ideas contrarias a las de Ricardo. Cuando al año siguiente de la publicación de los Principios de Malthus se fundó el Club de Economía Política, en su sesión inaugural, Malthus propuso el tema a debatir: «¿Puede haber una plétora general de mercancías?» –Si, opinaba Malthus basándose en la posibilidad de un exceso de ahorro y, por consiguiente, en la insuficiencia del consumo. –No, era, por el contrario, la respuesta de los seguidores de Ricardo basándose en una interpretación bastante literal de la ley de Say, ya que la propia producción proporciona el poder adquisitivo para comprar los productos; por lo tanto éstos no podían sobrar.

2.- LA TEORÍA ECONÓMICA DE MALTHUS Malthus, en su Primer Ensayo sobre la población de 1798 analiza la incidencia de las transferencias de renta (en que consisten las ayudas a los pobres) sobre el alza de los precios. Malthus (1820, p. 64) define la demanda de forma totalmente actual como “el deseo de comprar unido al poder de hacerlo” Malthus abandona la idea cuantitativista de la neutralidad del dinero y además señala una manifestación del fenómeno que actualmente se conoce como histéresis (el cual, en su aplicación a la economía, significa que después de haber actuado una causa que originara unos efectos de una determinada tendencia, esta tendencia no se invierte al aplicar causas contrarias, ya que los nuevos efectos también dependen de la magnitud que alcanzaron los valores debido a la causa primitiva). La idea de la histéresis es así: Xt = f(Y; Xt-1). Malthus, en su opúsculo citado sobre los altos precios de las provisiones, demostró tener una clara percepción del principio de marginalidad en la formación de los precios. Otras cuestiones económicas tratadas por Malthus son: A) TEORÍA DEL AHORRO Se trata de sus consideraciones acerca de la situación de desequilibrio entre el ahorro y la inversión. Como se sabe, Smith había indicado que la fuente de la acumulación del capital se

encontraba en la austeridad, propia del hombre frugal que ahorra, aunque los ahorros podían consumirse o invertirse por otras personas distintas de las que los habían generado. Con ello, considerar un ahorro en desequilibrio con la inversión, y unos ingresos como origen de la demanda que determina los precios, aun proviniendo esos ingresos de transferencias de rentas, son dos aportaciones muy notables de Malthus al análisis económico. La paradoja de la austeridad fue una cuestión planteada por Malthus: “¿Cómo se puede decir con verdad que la frugalidad, aunque sea perjudicial para los productores, no puede serlo para el Estado o que un incremento del consumo improductivo de los terratenientes y capitalistas no puede a veces ser el remedio apropiado para una situación en que fallan los móviles de la producción?” (en Keynes, 1933, p. 37). Por otro lado, una interesante sugerencia de Malthus, fue la de aplicar el cálculo diferencial al análisis económico. No obstante, él, que era buen matemático, no siguió su propio consejo; fue Thomas P. Thompson en 1824, utilizó por primera vez el cálculo para hallar una ganancia máxima, en una nota a pie de página.

B) TEORÍA DE LA RENTA DE LA TIERRA James Anderson sus argumentos se centra en la vinculación entre la renta de la tierra y los rendimientos decrecientes de la misma. Y Malthus consideró tres causas de la renta que tenían que actuar a la vez; que la tierra proporcione más producto que el necesario para mantener a quienes la cultivan; que se genere la demanda para consumir ese excedente; y que haya escasez relativa de tierra fértil, natural o artificial. Edward West expone magníficamente el principio de la renta diferencial, el cual, según este principio, la renta de la tierra sube debido al aumento de la demanda de productos agrarios, lo que obliga a intensificar la producción o a explotar tierras menos fértiles; en ambos casos suben los costes medios de la nueva producción debido a los rendimientos decrecientes de las nuevas explotaciones que originan un mayor gasto por unidad de producto, de manera que en éstas los costes de producción se ajustan al nuevo precio del producto. Pero los propietarios de las tierras antiguas, más productivas, al percatarse de la situación, se aprovechan del nuevo precio más alto del producto para subir la renta de esas tierras cuyos costes medios de producción son inferiores a los existentes en las nuevas explotaciones.

C) TEORÍA DEL VALOR Malthus consideró tres clases de valor: “1) Valor en uso, o utilidad de un objeto. 2) Valor nominal en cambio, o valor en dinero –al que también se le llama precio–. 3) Valor real en cambio, o valor en cosas necesarias y agradables y en trabajo.” Malthus se centró en este último y su teoría del valor es sencilla, se basa en la interacción simultánea de la oferta y la demanda. Como a principios del siglo XIX hubo polémica acerca de la teoría del valor y una teoría alternativa fue la defendida por los ricardianos, a continuación se expondrá un estudio comparativo entre las ideas de Malthus y Ricardo. La formación del precio de los bienes, a través del cual se fundamenta el valor. Ambos reconocen que en la demanda interviene la utilidad; también consideran que en la oferta, en algunas circunstancias, influye el coste de producción, del que el componente más importante es el trabajo para Ricardo y para Malthus el capital. Para Ricardo el trabajo invertido en producir un artículo influye en su valor; pero para Malthus, todo el coste de producción interviene en la oferta. Ricardo se refiere al “trabajo invertido” y Malthus al "trabajo comprado". La polémica entre ambos

autores en este asunto surgió a raíz de las exposiciones embrolladas de Smith acerca de la teoría del valor. En resumen, para Malthus, el precio se forma por la acción simultánea de dos elementos, el uno objetivo y el otro subjetivo. Por lo que respecta a la oferta, Malthus la vinculó al coste de producción, porque la oferta queda condicionada a que se cubran los costes a través del precio. Y, para él, la demanda dependía de la apreciación subjetiva de los individuos, ya que “uno de los grandes elementos de la demanda es el valor que las gentes dan a las mercancías”.

D) TEORÍA DE LA DEMANDA EFECTIVA Una de las interpretaciones de la ley de Say, por la que se inclinaron los clásicos (empezando por los ricardianos), es que automáticamente todos los ahorros tienen que quedar invertidos para que así la demanda global de la sociedad sea siempre la adecuada a la oferta global del sistema productivo social. Malthus no estaba de acuerdo con esta conclusión, y añade: Si la producción supera al consumo, tienen que sobrar las mercancías producidas y no demandadas; el ahorro no se invertiría en algo que nadie demanda. Si el consumo excede a la producción disminuye el ahorro, el capital y la capacidad productiva. . Es decir, Malthus considera que un exceso de ahorro, aun canalizándolo hacia la inversión, puede originar una insuficiencia de la demanda efectiva. Modernamente, la demanda en términos macroeconómicos no suele considerarse como función del precio, sino de otras variables macroeconómicas, como el empleo o los ingresos. En cambio la demanda en términos microeconómicos sí depende del precio. Para distinguir ambos conceptos, algunos autores proponen nomenclaturas diferentes, ya que en realidad los conceptos también lo son; así, a la demanda macroeconómica la denominan «gasto agregado». La propuesta de Malthus para solucionar el problema de la insuficiencia de la demanda global fue coherente con su mentalidad aristocrática y beligerante contra los pobres. Consistía en fomentar el gasto de los ricos, y de los terratenientes, a quienes considera una clase civilizadora y constitutiva de estabilidad social y política; y, ahora, con su nueva propuesta, también de estabilidad económica. En cambio, a los pobres había que impulsarles a trabajar.

E) TEORÍA MONETARIA Y FISCAL Malthus tenía in mente la idea de un dinero no neutral; es decir, sus variaciones no sólo afectan al nivel de precios, sino que también inciden en las cantidades reales de la producción. Mas no contempló la posibilidad de recurrir a la política monetaria para dirigir, y controlar, la demanda efectiva; tampoco consideró el tipo de interés como variable instrumental para alcanzar los mismos fines. Para Malthus el tipo de interés no era un fenómeno monetario sino productivo; en esencia, el tipo de interés tiende a igualarse a las utilidades del capital, o sea, a su tasa de beneficio y ésta es el cociente de la diferencia entre el valor de la mercancía producida y el valor de los anticipos necesarios para producirla con el valor de esos anticipos [(VM - VA) : VA]. Por otra parte, el trabajo es tanto más productivo cuanto más capital tenga a su disposición. Pero esta mayor productividad conduce a una disminución del precio de la mercancía como consecuencia del aumento de la oferta. Malthus no pensó que la productividad genera una mera diferencia entre los anticipos y el valor del producto. La variable fundamental de Malthus fue el gasto. Éste podía dirigirse mediante la política fiscal, con trasferencias de rentas y gastos gubernamentales en bienes, servicios y obras públicas. Los

gastos públicos debían orientarse hacia el fomento del empleo de mano de obra y el consumo de mercancías y nunca hacia la elaboración de productos en competencia con los del sector privado. Perspicazmente señala que la rebaja de los impuestos no es muy efectiva para fomentar el consumo porque parte del importe de la rebaja tiende a ahorrarse.

3.- EL CONDE DE LAUDERDALE James Maitland, 8º conde de Lauderdale (1759-1839), fue un aristócrata y político escocés que se interesó por la economía. En su Investigación sobre la naturaleza y el origen de la riqueza pública. Adam Smith, referente a la armonía de los intereses públicos y privados. Opinaba que ésta no podía existir, pues la riqueza pública y la privada eran distintas radicalmente; sin abjurar del laissez faire. A) CRÍTICA A SMITH . Lauderdale no considera apropiado el trabajo como unidad de medida del valor ya que el trabajo ni es una magnitud homogénea ni es constante. Sigue a Say al no aceptar el distingo que hace Smith entre trabajo productivo e improductivo. Estima inapropiada la definición del capital hecha por Smith. considera que la acumulación del capital y el progreso tengan su origen en la división del trabajo. B) TEORÍA DEL VALOR. Tuvo suficiente con atribuírselo a la escasez y a la utilidad mediante el principio de la oferta y la demanda. C) TEORÍA DE LA PRODUCCIÓN. Introdujo en el Reino Unido el trío de las «fuentes de la riqueza» (o sea, los factores de la producción): tierra, trabajo y capital. Consideró que no había armonía entre los intereses públicos y los privados; ello se debía a que, para él, existía una sustancial diferencia entre la riqueza pública y la privada. La riqueza pública, está constituida por todas las cosas que son útiles para la sociedad y es la que merece su atención y a la que dedica sus investigaciones. La riqueza privada la forman las cosas que adquieren un valor de cambio. La contraposición entre ambos tipos de riqueza proviene de la escasez, fundamento del valor de cambio de las cosas. Cuanto más escasas sean y más deseo despierten, más valor adquieren. Por eso, con la escasez la riqueza privada aumenta mientras que la pública disminuye, puesto que cuanto más bienes y servicios haya y estén a disposición de los ciudadanos más alta será la riqueza de la sociedad, aunque no tengan valor de cambio, o apenas lo tengan, puesto que se utilizan gratuitamente o mediante el pago de una pequeña tasa. El capital, para Lauderdale, es un bien que sustituye al trabajo en la producción; por eso es un factor de la producción. Esta concepción del capital, le lleva a considerar que la máxima retribución del capital está determinada por el importe de los salarios que ahorra. Es preciso tener en cuenta que el aumento de la producción originado por el nuevo capital acumulado a causa de la inversión, provoca una disminución del precio de los bienes elaborados con dicho capital, y, en consecuencia, el rendimiento bruto podría descender y también es posible que aumente la depreciación; por tanto, no está garantizado a priori que el rendimiento neto sea mayor que cero. Podríamos decir que si el capital no obtiene un rendimiento neto, no existiría estímulo para la inversión.

D) TEORÍA DEL PROGRESO ECONÓMICO. Según Lauderdale, la mera acumulación de capital por sí sola no sirve para nada. Para que sea útil tiene que existir una adecuada proporción entre el estado de los conocimientos (tecnología) y la forma de emplearse provechosamente el capital. E) TEORÍA DE LA DEMANDA EFECTIVA A Lauderdale le preocupó que la iniciativa privada, guiada por la austeridad llegara a un exceso de ahorro. Para él la distribución de la riqueza orienta el gasto y, con esa orientación, la magnitud global de la demanda y sus diversas subdivisiones en artículos concretos. Lauderdale tiene el concepto del multiplicador: indica que la disminución del consumo debida a los impuestos obliga a los perceptores de las correspondientes rentas a reducir sus compras y así se va propagando una menor demanda global.

4.- SISMONDI Jean Charles Léonard Simonde de Sismondi. Sus escritos más importantes son: Tabla de la agricultura toscana (1801); De la riqueza comercial o principios de economía política. Nuevos principios de economía política (1819). A) LA RIQUEZA COMERCIAL O PRINCIPIOS DE ECONOMÍA (1803) Este libro es en general una exposición de la economía liberal al estilo de la de Smith; consideró que contratar obreros productivamente era un cambio de bienes presentes por futuros, pues se cambian bienes actuales en forma de salario por los de la ulterior producción y que la riqueza comercial, mediante el comercio internacional, la basa no sólo en las diferencias de precios sino en las distintas estructuras y capacidades productivas de los países. Este enfoque del comercio internacional daría lugar al desarrollo del principio de las ventajas comparativas por parte de David Ricardo y un siglo después al del principio de la dotación de los factores realizado por los economistas Heckscher y Ohlin. B) ATAQUE AL LAISSEZ FAIRE ECONÓMICO En sus Nuevos principios de 1819. Su intención fue lanzar un ataque frontal al ultraliberalismo económico y sustituirlo por un sistema que se preocupara por el bienestar del hombre, dentro del sistema político liberal pero con potestad para intervenir en la economía, precisamente para proteger al individuo indefenso ante los poderes económicos. Como historiador, Sismondi, critica las demostraciones generales fuera de tiempo y lugar sin tener en cuenta los acontecimientos y los cambios, no ya históricos, sino económicos, según los países y los momentos. Y como economista, piensa que el verdadero objetivo de la economía es el hombre. Por eso se pregunta ¿para qué vale el aumento de la riqueza material si no consigue la felicidad o el bienestar del hombre? La explicación de Sismondi es que en el sistema económico liberal, la finalidad de la riqueza y la del bienestar del hombre son distintas. Los empresarios acumulan la riqueza que les proporciona beneficios y dirigen consecuentemente la producción hacia la satisfacción de lujos y no a las necesidades de las masas. De esta forma, la riqueza no proporciona el bienestar general de la sociedad; el enriquecimiento sólo favorece a los empresarios quienes no tienen escrúpulos, con tal de lograrlo, en provocar artificialmente escasez o en destruir las mercancías para lograr aumentos de precios en perjuicio del resto de la colectividad.

También lanza una carga contra la ley de Say y el error, tan extendido entre los economistas, de creer ciegamente en la existencia de un equilibrio con tendencia a la estabilidad automática, cuando en la realidad ocurre todo lo contrario. El equilibrio sería precisamente una casualidad y el desequilibrio es el caso general, puesto que en economía las situaciones son siempre transitorias. Las decisiones en un momento requieren un tiempo para realizarse y entonces ciertas condiciones pueden haber cambiado, con lo cual, la economía es un puro proceso de readaptaciones. C) TEORÍA DE LA EXPLOTACIÓN. La realidad económica que se estaba viviendo a finales de la segunda década del siglo XIX era una crisis económica de superproducción. Evidentemente, el salario de los obreros no ascendía a todo el valor de la producción. La causa de la explotación se encontraba en la desigual posición contractual de empresarios y obreros. La consecuencia de la explotación es la miseria creciente de los obreros, a causa de la apropiación de la plusvalía por parte del empresario. Este análisis de Sismondi anticipa de la ley marxista de la concentración. D) LA INSUFICIENCIA DE LA DEMANDA. La observación de una superproducción, que tenía dificultades de venta, y la constatación del aumento del desempleo y míseras condiciones de los trabajadores condujeron a Sismondi a encontrar la explicación de esta situación de crisis económica en la insuficiencia de la demanda. Hoy podemos distinguir varias clases de insuficiencia de demanda: una es la que se basa en un exceso del ahorro porque puede llegar a anular la rentabilidad de la inversión; otra se justifica por el desajuste entre el ahorro y la inversión que obedecen a decisiones no coordinadas procedentes de diferentes sujetos económicos; y una tercera basada en el escaso poder adquisitivo de las masas explotadas de los trabajadores. Sismondi fundamentalmente centró su atención en la falta de poder adquisitivo para retirar la producción. En primer lugar, la explotación de los trabajadores que sólo reciben lo indispensable para vivir y no pueden acceder a ningún otro bien que no sea de primera necesidad; en segundo lugar, la desigual distribución de la renta originada por la apropiación de las plusvalías que orientaba la demanda viciosamente hacia los bienes de lujo en perjuicio del bienestar general de la colectividad; en tercer lugar el aumento del paro causado inicialmente por la industrialización y, luego, como consecuencia de ella, por la crisis económica; y en cuarto lugar, por el desfase entre la producción y la venta y el ingreso y los gastos, de modo que la compra de una producción en aumento se paga con salarios fijados cuando la producción era menor en el periodo anterior. Al percatarse de la gran importancia de la demanda global para el mantenimiento de la producción, realizó sus propuestas. Para él las mejores soluciones eran aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores, proporcionarles acceso a la pequeña propiedad, desarrollar el artesanado y conservar un género de vida agrícola como el de la Toscana. Opinaba, que el consumo de cien pequeños propietarios es muy superior al de un empresario y noventa y nueve obreros y prefería un progreso técnico más lento y más armónico que el de su tiempo, más disparatado y rápido. Propuso la intervención estatal para que ese progreso fuera más pausado. E) LA POLÍTICA SOCIAL. Mejoras sociales: Al trabajador había que garantizarle un salario anual digno, y una duración máxima de la jornada laboral que no fuera excesivamente penosa, se debería dar a los

trabajadores participación en los beneficios empresariales y oportunidades de ascenso profesionales. F) EL ANÁLISIS DINÁMICO. La mayor aportación de Sismondi a la economía fue la enseñanza que nos impartió del uso continuo y sistemático del análisis dinámico, en su variante más simple del análisis por periodos. Y se concluye que el economista no puede pasar por alto toda la serie de hechos económicos que se producen durante el tránsito de un equilibrio a otro. Los sucesos económicos propios del cambio y de la transición constituyen la esencia del proceso económico y están vinculados a determinadas decisiones e instituciones del pasado, más o menos inmediato, que condicionan el futuro posibilitando la consecución de unos objetivos finales e impidiendo la de otros.