Teoria Bowen

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TEORIA Cómo citar la versión electrónica de La Historia de una Familia Kerr, Michael E. “La Historia de una Familia: Un Libro Elemental Sobre la Teoría de Bowen.” The Bowen Center for the Study of the Family. 2000. http://www.thebowencenter.org.. La Teoría Familiar Sistémica de Bowen es una teoría del comportamiento humano que ve la familia como una unidad emocional y usa el pensamiento sistémico para describir las complejas interacciones que se dan dentro de esta unidad. La misma naturaleza de la familia implica que sus miembros estén intensamente conectados emocionalmente. A menudo la gente se siente distante o desconectada de su familia, pero esto es más un sentimiento que un hecho. Los miembros del sistema familiar se afectan tan profundamente unos a otros en sus pensamientos, sentimientos y acciones que en ocasiones parece como si vivieran bajo la misma «piel emocional». Las personas solicitan la atención unas de otras, la aprobación, el apoyo y reaccionan a las necesidades, expectativas y malestar de los demás. Esta conexión y reactividad hace que los miembros del sistema familiar funcionen de forma interdependiente, de tal forma, que es posible observar cómo un cambio en el funcionamiento de una persona, previsiblemente es seguido por cambios recíprocos en el funcionamiento de los otros individuos del grupo. Las familias difieren algo en su grado de interdependencia entre sus miembros pero, de una u otra forma, ésta siempre está presente en cierto grado. Esta interdependencia emocional evolucionó, presumiblemente, para promover la cohesión y la cooperación necesarias para que las familias realicen su función de protección, cuidado y alimentación de sus miembros. Un incremento de la tensión puede, sin embargo, intensificar estos procesos que promueven la unidad y el trabajo en equipo, lo que puede conducir a dificultades. Cuando los miembros de la familia se ponen ansiosos, la ansiedad suele escalar y distribuirse como si fuera una infección. A medida que la ansiedad aumenta, la conectividad emocional entre los miembros pasa de ser reconfortante a ser estresante. En algunos casos, uno o más miembros se sienten abrumados, aislados o fuera de control.

Estas personas serían justamente las que tienden a acomodarse o a ceder en mayor medida, con el único objetivo de reducir la tensión tanto en sí mismos como en los demás. Es una interacción recíproca.

Por ejemplo, una persona asume mayor responsabilidad que la que le corresponde en relación al sufrimiento de otros, como respuesta a una expectativa no realista impuesta por aquellos. Quien tiende a acomodarse más en el grupo, también tiende a “absorber”, literalmente, la ansiedad generada en el sistema. Esta tendencia la convierte en el miembro de la familia más vulnerable a sufrir problemas como la depresión, el alcoholismo, las relaciones extramaritales o las enfermedades físicas.

El Dr. Murray Bowen, psiquiatra Norteamericano, fue el creador de esta teoría compuesta por ocho conceptos interconectados. Formuló la teoría utilizando el pensamiento sistémico para integrar dos áreas del saber. Por un lado el conocimiento sobre la especie humana considerada como un producto de la evolución y, por otro, el obtenido a través de investigaciones sobre la familia. Un supuesto central de esta teoría es que existe un sistema emocional que evolucionó a través de billones de años y que dirige los sistemas de relaciones humanas. Es cierto que las personas tienen un “cerebro que piensa”, una capacidad para el lenguaje, una psicología y una cultura complejas, pero a pesar de eso las personas hacen lo mismo que los demás seres vivos. El sistema emocional afecta casi toda la actividad humana y es la causa principal en el desarrollo de problemas clínicos. El conocimiento acerca de cómo opera el sistema emocional en nuestra propia familia, en el trabajo y en los sistemas sociales, revela alternativas nuevas y más efectivas para solucionar problemas en cada una de estos campos.

TRIÁNGULOS •

Un triángulo es un sistema de relación entre tres personas. Se le considera la piedra angular o la “molécula” de los sistemas emocionales más grandes porque el triángulo es el sistema de relación estable más pequeño. Un sistema de dos personas es inestable porque no tolera mucha tensión antes de involucrar a una tercera persona. Un triángulo puede contener mucha más tensión antes de involucrar a otra persona porque la tensión se puede desplazar entre las tres personas. Si la tensión se vuelve demasiado alta para ser

contenida dentro de un triángulo, se esparce a una serie de triángulos “interconectados”. El esparcir la tensión puede estabilizar un sistema, pero no se resuelve nada. Las acciones de las personas dentro de un triángulo reflejan sus esfuerzos para asegurar sus apegos emocionales con otras personas de importancia para ellos, sus reacciones de demasiada intensidad en sus apegos, y el hecho de tomar partido en los conflictos de los demás. Paradójicamente, un triángulo es más estable que un par, pero un triángulo crea un mal tercio, la cual es una posición muy difícil de tolerar para los individuos. La ansiedad generada por el anticipar ser o el ser el mal tercio es una fuerza de gran potencia en los triángulos. Los patrones en un triángulo cambian al incrementarse la tensión. En períodos de calma, dos de las personas son los “internos” y gozan de cercanía y confianza y la tercer persona es un “externo” incómodo. Los internos excluyen laboriosamente al externo, y el externo intenta acercarse a uno de ellos. Siempre hay alguien incómodo buscando el cambio dentro de un triángulo. Los internos solidifican su vínculo al elegirse el uno al otro en lugar del externo menos deseable. Cuando alguien elige a otra persona en lugar de a uno mismo, se crean sentimientos muy intensos de rechazo. Si se desarrolla tensión media o moderada entre los internos, el más incómodo de ellos se acercará al externo. Uno de los internos originales se convierte ahora en el nuevo externo y el externo original es ahora uno de los internos. El nuevo externo tomará medidas predecibles para restaurar su cercanía con uno de los internos. A niveles moderados de tensión, los triángulos normalmente tienen un lado en conflicto y dos lados armoniosos. El conflicto no es inherente en la relación en la cual existe, pero sí refleja el funcionamiento del triángulo en general. A un alto nivel de tensión, la posición del externo se convierte en la más deseable. Si se desarrolla un conflicto severo entre los internos, uno de los internos se cambia a la posición de externo al conseguir que el externo actual se pelee con el otro interno. Si el interno que está maniobrando de esta manera tiene éxito, se apodera de la posición más agradable al estar observando a los otros dos pelearse. Cuando la tensión y el conflicto disminuyen, el externo intentará volver a convertirse en interno. Los triángulos contribuyen de manera significativa al desarrollo de problemas clínicos. Por ejemplo, el hecho de ser movido de una posición de interno a la posición de externo podría traer consigo una depresión o incluso una enfermedad física, o el hecho de que dos padres se enfoquen con intensidad en los problemas de un hijo puede traer consigo una rebelión seria en el hijo.

Ejemplo Miguel y Marta estuvieron muy felices durante sus primeros dos años de matrimonio. A Miguel le gustaba tomar las decisiones importantes, y Marta sentía comodidad por la “fortaleza” de Miguel. Tras tener dificultades para embarazarse, Marta concibió durante el tercer año del matrimonio, pero fue un embarazo difícil. Ella sufrió de muchas nauseas durante el primer trimestre y se le desarrollaron problemas de presión arterial y aumento de peso conforme avanzó el embarazo. Con frecuencia le platicaba a Miguel sobre sus inseguridades acerca de ser madre. Miguel fue paciente y le hablaba en forma tranquilizadora, pero también comenzó a sentirse como un crítico de Marta por comportarse como una “niña”. Análisis: El embarazo le trae más presión a Marta y a la relación marital. Miguel le da apoyo aparente a Marta, pero está reactivo al escuchar sus ansiedades. Él la ve como que tiene un problema. Una niña nació tras un largo trabajo de parto. La nombraron Amy. Marta estaba exhausta y no estaba lista para abandonar el hospital cuando su doctor la dio de alta. Durante algunos meses, se comenzó a sentir más y más abrumada y extremadamente ansiosa por el bienestar de la pequeña bebé. Ella buscó apoyarse en Miguel, pero él regresaba más tarde que antes de la oficina y Marta sentía que él la criticaba mucho por sus problemas de adaptación y que él no le daba validez a sus preocupaciones por la bebé. Había mucho menos tiempo para que ellos estuvieran juntos, y cuando había tiempo, Miguel se quejaba de sus problemas de trabajo. Marta comenzó a preocuparse más por asegurarse que a su bebé, al ir creciendo, no se le desarrollaran las mismas inseguridades de ella. Para lograr esto, le daba la mayor atención posible a Amy y le premiaba sus logros constantemente. Era más fácil para Marta el enfocarse en Amy que el hablarle a Miguel. Ella reaccionaba de manera intensa a las críticas de el, reales o imaginarias. Miguel y Marta pasaban más y más de su tiempo juntos hablando acerca de Amy que acerca de su matrimonio. Análisis: Marta es la que está más incómoda con la tensión incrementada en el matrimonio. La distancia emocional en aumento en el matrimonio se balancea por el hecho de que Marta está involucrada de más con Amy y que Miguel está involucrado de más en su trabajo. Miguel está en el papel de externo en los triángulos parentales y Marta y Amy están en los papeles de internos. Conforme Amy crecía, exigía más del tiempo de su madre. Marta sentía que no le podía dedicar a Amy el tiempo suficiente, que Amy jamás estaría satisfecha. Miguel estaba de acuerdo con Marta que Amy era muy egoísta y le molestaban los berrinches de Amy cuando no se le daba por su lado. Sin embargo, si Miguel se excedía al criticar a Amy, Marta defendía a Amy, diciéndole a Miguel que estaba exagerando. Empero, cuando aparecían tensiones entre Marta y Amy, Marta presionaba a Miguel para que pasara más tiempo con Amy para

reafirmarle que la amaban. Él accedió a las súplicas de Marta, pero en su interior sentía que seguían una política de aplacamiento que estaba haciendo que Amy se volviera más exigente. Miguel sentía que si Marta tuviera la madurez de él, Amy sería un problema menor pero, a pesar de su actitud, Miguel generalmente seguía el ejemplo de Marta con relación a Amy. Análisis: Cuando aumenta la tensión entre Marta y Amy, Miguel se pone del lado de Marta al estar de acuerdo que el problema es Amy. El lado conflictivo del triángulo luego pasa de estar entre Marta y Amy a estar entre Miguel y Amy. Si el conflicto se intensifica demasiado entre Miguel y Amy, Marta se pone del lado de Amy, el conflicto pasa a estar entre el matrimonio, y Amy pasa a tomar la más cómoda posición de externa.

DIFERENCIACIÓN DEL YO Las familias y otros grupos sociales tienen un efecto tremendo en la manera de pensar, sentir y actuar de las personas, pero los individuos varían en su susceptibilidad a la manera de pensar del grupo y los grupos varían en la cantidad de presión que ejercen para lograr la conformidad del grupo. Estas diferencias entre individuos y entre grupos reflejan las diferencias en los niveles de la diferenciación del yo de las personas. Entre menos desarrollado esté el yo de una persona, mayor será el impacto que los otros tengan en su funcionamiento, y la persona intentará en mayor medida controlar, activa o pasivamente, el funcionamiento de los otros. Los fundamentos básicos de un yo son innatos, pero las relaciones familiares del individuo durante su infancia y adolescencia determinan primordialmente cuanto yo desarrolla. Una vez establecido, el nivel del yo raramente cambia a menos que la persona haga un esfuerzo, estructurado y a largo plazo, para cambiarlo. Las personas con un yo poco diferenciado dependen tanto de la aceptación y aprobación de los demás que o ajustan rápidamente lo que piensan, dicen y hacen para complacer a los demás, o proclaman a manera de dogma cómo deben ser los demás y los presionan a que se ajusten. Los bravucones dependen de la aprobación y la aceptación tanto como los camaleones, pero los bravucones incitan a los demás a que estén de acuerdo con ellos, en lugar de estar ellos de acuerdo con los demás. El estar en desacuerdo amenaza tanto a un bravucón como lo hace a un camaleón. Un rebelde en extremo es también una persona poco diferenciada, pero pretende ser un yo oponiéndose con frecuencia a la posición de los demás. Una persona con un yo bien diferenciado reconoce su dependencia realista de los demás, pero es capaz de permanecer con suficiente calma y lucidez de cara al conflicto, crítica y rechazo, para poder distinguir entre el pensamiento basado

en una cuidadosa evaluación de los hechos, y el pensamiento nublado por la emotividad. Los principios adquiridos a conciencia ayudan a guiar la toma de decisiones sobre cuestiones familiares y sociales importantes, haciéndolo ser menos susceptible de los sentimientos pasajeros. Lo que decide y lo que dice están de acuerdo con lo que hace. Puede actuar de manera desinteresada, pero su actuar teniendo el interés del grupo en mente es una elección bien pensada, no una reacción a las presiones de las relaciones. Al tener confianza en su razonamiento, puede apoyar las ideas de los demás sin ser un discípulo o puede rechazar las ideas de los demás sin polarizar las diferencias. Se define a sí mismo sin imponerse y maneja la presión para ceder sin ser indeciso. Toda sociedad humana tiene a personas bien diferenciadas, personas poco diferenciadas, y personas en muchos niveles entre estos dos extremos. Consecuentemente, las familias y otros grupos que conforman una sociedad difieren en la intensidad de su interdependencia emocional, dependiendo de los niveles de diferenciación de sus miembros. Entre más intensa sea esa interdependencia, menor será la capacidad del grupo para adaptarse a los eventos potencialmente estresantes, sin sufrir de una elevación marcada de ansiedad crónica. Todos estamos sujetos a problemas en el trabajo y en nuestra vida personal, pero la mayor vulnerabilidad de las personas y las familias menos diferenciadas, a los períodos de ansiedad crónica elevada, contribuyen a que sufran en mucho mayor medida de los problemas clínicos y de otra índole presentes en la sociedad. Ejemplo El ejemplo del triángulo Miguel-Marta-Amy refleja la manera en que una falta de diferenciación del yo se manifiesta en una unidad familiar; en su caso, una unidad con diferenciación moderada. La siguiente descripción nos muestra cómo este triángulo se comportaría si Miguel, Marta y Amy fueran personas más diferenciadas. Miguel y Marta estaban bastante felices durante los primeros dos años de su matrimonio. A él le gustaba tomar las decisiones importantes, pero nunca asumía que siempre tenía la razón. Siempre le decía a Marta lo que estaba pensando y le prestaba atención a las ideas de ella. Sus conversaciones eran generalmente inteligentes y los llevaban a tomar decisiones que respetaban los intereses vitales de ambas personas. A Marta siempre le había atraído el sentido de responsabilidad y la disposición a la toma de decisiones de Miguel, pero ella también vivía con el principio de que ella era responsable de pensar las cosas a conciencia por sí misma, y de decirle a Miguel lo que pensaba. Ella no asumía que Miguel generalmente tenía la razón. Análisis: Debido a que el nivel de estrés en un matrimonio a menudo es menor durante los primeros años, particularmente antes del nacimiento de los hijos y la

adición de otras responsabilidades, el matrimonio moderadamente diferenciado menos adaptable y el matrimonio bien diferenciado más adaptable, pueden aparentar ser similares porque el nivel de tensión es bajo. El estrés es necesario para desenmascarar los límites de la capacidad de adaptabilidad de una familia. Marta concibió durante el tercer año del matrimonio y tuvo un embarazo sin contratiempos. Tuvo algunos problemas físicos, pero los enfrentó con ecuanimidad. Ella estaba un poco ansiosa por ser una madre adecuada, pero sentía que podía manejar estos temores. Cuando le platicaba a Miguel acerca de sus temores, no esperaba que él se los resolviera, pero ella podía pensar en sus temores con mayor claridad cuando hablaba de ellos con Miguel. Él la escuchaba, pero no actuaba con paternalismo. Él se daba cuenta de sus propios temores por los cambios provenientes en sus vidas y se los hacía saber a Marta. Análisis: El estrés asociado a los cambios reales y esperados del embarazo despierta ansiedades tanto en Miguel como en Marta, pero su interacción no aumenta la ansiedad para hacerla crónica. Marta tiene necesidades y expectativas un poco más elevadas de Miguel, pero ella acepta la responsabilidad de manejar su ansiedad y tiene expectativas realistas de lo que él puede hacer por ella. Miguel no se pone muy reactivo a las expectativas de Marta y reconoce que él tiene ansiedad también. Cada uno continua siendo un recurso para el otro. Una niña nació tras un trabajo de parto sin contratiempos. La nombraron Amy. Marta superó el parto sin problemas y estaba lista para ir a casa una vez que su médico la dio de alta. El cuidado de la niña durante los primeros meses fue físicamente extenuante para Marta, pero ella no estaba agobiada por las ansiedades acerca del bebé o de su capacidad para ser madre. Ella seguía hablando con Miguel acerca de sus pensamientos y sentimientos, y seguía sin sentir que él tenía que hacer algo para hacerla sentir mejor. Miguel tenía presiones en el trabajo que iban en aumento y ella lo entendía. Él seguía estando ahí emocionalmente para ella, aunque en ocasiones sólo fuera por teléfono. Él se preocupaba por las cosas de su trabajo, pero no se quejaba de ellas con Marta. Cuando ella le preguntaba como iba todo, él le respondía con la verdad y le agradecía su interés. De vez en cuando, él deseaba que Marta no se pusiera tan ansiosa, pero se daba cuenta que ella podía manejarlo. Él no sentía la necesidad de “arreglar” las cosas para ella. Análisis: Estando segura de sí misma como persona, Marta se puede relacionar con Amy sin sentirse abrumada por responsabilidades y exigencias, y sin temores no fundamentados por el bienestar de la niña. Estando seguro de sí mismo, Miguel puede enfrentar las necesidades reales de su trabajo sin sentirse culpable por abandonar a Marta. Cada cónyuge reconoce la presión bajo la cual opera el otro y ninguno se queja de estar desatendido. Cada uno de ellos está lo suficientemente seguro de la lealtad y compromiso del otro que ninguno de ellos

necesita estarlo reafirmando. Al estar los padres cómodamente relacionados entre ellos, a Amy no se le triangula dentro de tensiones maritales. Ella no tiene que llenar el vacío en la vida de su madre creado por la distancia entre sus padres. Tras algunos meses, Miguel y Marta pudieron darse el tiempo para estar juntos a solas. Marta descubrió que sus ansiedades acerca de ser madre se disminuían y no se preocupaba mucho por Amy. Al crecer Amy, Marta no la veía como una niña insegura que necesitara de atención especial. Ella siempre se mostraba positiva con Amy, pero no la halagaba constantemente con el sólo afán de hacerla sentir mejor acerca de ella misma. Miguel y Marta platicaban sobre sus pensamientos y sentimientos acerca de Amy, pero no se preocupaban por ella. Estaban contentos de tenerla y les daba placer el hecho de verla desarrollarse. Amy creció y se convirtió en una niña responsable. Ella percibía los límites de lo que era realista esperar de sus padres y respetaba esos límites. Casi nunca exigía y nunca hacía berrinches. Miguel no se sentía crítico de Amy con frecuencia y Marta no defendía a Amy de Miguel cuando él se ponía crítico. Marta pensaba que Miguel y Amy podían manejar su propia relación. Amy se sentía igual de cómoda con ambos padres y se deleitaba explorando su entorno. Análisis: Miguel y Marta pueden ver a Amy como una persona separada y distinta. La diferenciación que comienza entre Amy y sus padres es evidente desde que Amy es una pequeña niña. Se han adaptado con bastante éxito a las ansiedades que cada uno enfrentó asociadas a la adición de un hijo y las exigencias aumentadas de la vida profesional de Miguel. Sus altos niveles de diferenciación les permiten a los tres estar en contacto cercano con poca triangulación.

SISTEMA EMOCIONAL DE LA FAMILIA NUCLEAR El concepto del sistema emocional de la familia nuclear describe cuatro patrones de relación básicos que gobiernan en dónde se desarrollan los problemas en una familia. Las actitudes y creencias de las personas acerca de las relaciones juegan un papel en los patrones, pero las fuerzas principalmente responsables son parte del sistema emocional. Los patrones operan en

configuraciones intactas, de padre soltero o madre soltera, de padrastro o madrastra, y otras configuraciones de familia nuclear. Los problemas o síntomas clínicos normalmente se desarrollan durante períodos de tensión familiar elevada y prolongada. El nivel de tensión depende del estrés al que una familia se enfrenta, de cómo se adapta una familia al estrés, y de la conexión de una familia con la familia extendida y redes sociales. La tensión incrementa la actividad de uno o más de los cuatro patrones de relación. En dónde se desarrollen los síntomas depende de cuales patrones estén más activos. Entre más elevada la tensión, será más probable que los síntomas sean severos y que varias personas presentarán los síntomas. Los cuatro patrones de relación básicos son: Conflicto marital – Al incrementarse la tensión familiar y ponerse más ansiosos los cónyuges, cada cónyuge exterioriza su ansiedad hacia la relación marital. Cada uno se enfoca en lo que está mal en el otro, cada uno intenta controlar al otro, y cado uno resiste los esfuerzos del otro para controlarlo. Disfunción en un cónyuge – Un cónyuge presiona al otro para pensar y actuar de ciertas maneras y el otro cede a la presión. Ambos cónyuges se ajustan para conservar la armonía, pero uno lo hace en mayor medida. La interacción es cómoda para ambas personas hasta cierto punto, pero si la tensión familiar se eleva más, el cónyuge subordinado puede ceder tanto autocontrol que su ansiedad se incrementa significativamente. La ansiedad alimenta, si están presentes otros factores necesarios, el desarrollo de una disfunción psiquiátrica, médica o social. Desarrollo de un impedimento en uno o más hijos – Los cónyuges enfocan sus ansiedades en uno o más de sus hijos. Se preocupan excesivamente por el hijo y normalmente tienen una imagen idealizada o negativa de él/ella. Entre más se enfoquen los padres en el hijo, más se enfoca el hijo en ellos. Es más reactivo que sus hermanos a las actitudes, necesidades y expectativas de los padres. El proceso socava la diferenciación del niño con respecto a la familia y lo hace vulnerable a comportarse mal o interiorizar las tensiones familiares. La ansiedad del hijo puede ser un impedimento para su desempeño en la escuela, para sus relaciones sociales, e incluso para su salud. Distancia emocional – Este patrón está comúnmente asociado con los otros. Las personas se alejan de los demás para reducir la intensidad de la relación, pero corren el riesgo de volverse demasiado aislados. Los patrones básicos de relación dan como resultado que las tensiones de la familia vengan a recaer en ciertas partes de la familia. Entre más ansiedad absorba una persona o una relación, menos tendrán que absorber las demás personas. Esto significa que algunos miembros de la familia mantienen su

funcionamiento a expensas de otros. Las personas no se quieren hacer daño los unos a los otros, pero cuando la ansiedad dictamina el comportamiento de manera crónica, normalmente alguien sufre. Ejemplo Retomando el ejemplo del triángulo paternal de Miguel, Marta y Amy para ilustrar el concepto del sistema emocional de la familia nuclear, las tensiones generadas por las interacciones de Miguel y Marta conllevan a una distancia emocional entre ellos y a un enfoque ansioso en Amy. Amy reacciona al involucramiento emocional excesivo de sus padres con ella, teniendo exigencias inmaduras con ellos, particularmente con su madre. Análisis: El involucramiento emocional excesivo de un padre/madre con un hijo programa al hijo a ser tan enfocado emocionalmente en el padre como lo es el padre en el hijo, y a reaccionar intensamente a las señales reales o imaginarias de separación del padre. Cuando Amy tenía cuatro años, Marta quedó embarazada otra vez. Ella quería otro hijo, pero pronto comenzó a preocuparse por poder satisfacer las necesidades emocionales de dos hijos. ¿Se le haría daño a Amy por sentirse relegada? A Marta le preocupaba decirle a Amy que pronto tendría un hermanito o hermanita, queriendo postergar el tener que enfrentarse a su reacción anticipada el mayor tiempo posible. Miguel pensaba que éso era tonto, pero le seguía la corriente a Marta. Él apoyaba el embarazo aparentemente, también quería otro hijo, pero le preocupaban las habilidades de adaptación de Marta. Análisis: Marta exterioriza sus ansiedades hacia Amy en lugar de hacia su esposo o en lugar de interiorizarlas. Miguel evita el conflicto con Marta apoyando el enfoque sobre Amy, y evita enfrentar sus propias ansiedades enfocándose en las habilidades de adaptación de Marta. Aparte de sus ansiedades moderadamente intensas sobre Amy, el segundo embarazo de Marta fue más fácil que el primero. Una hija, Marie, nació sin complicaciones. En esta ocasión Miguel se tomó más tiempo lejos del trabajo para ayudar en el hogar, sintiendo y viendo que Marta parecía estar “al borde”. Comenzó a encargarse de muchos quehaceres del hogar e incluso era más directivo con Marta. Marta estaba obsesionada con el hecho de que Amy se sintiera desplazada por Marie, y cedía aún más a las exigencias de atención de Amy. Marta y Amy comenzaron a tener conflictos sobre qué tan disponible podía estar Marta para ella. Cuando Miguel llegaba a casa por la noche, separaba a Amy de su madre y la entretenía. También él comenzó a sentirse olvidado y bastante decepcionado en la falta de habilidades de adaptación de Marta. Marta había sido tomadora antes de casarse con Miguel y después de que nació Amy, pero lo había dejado por completo durante el embarazo de Marie.

Sin embargo, cuando Marie tenía algunos meses de nacida, Marta comenzó a tomar nuevamente, más que nada vino durante la noche, y mucho más que antes. Ella intentaba en cierta medida ocultar las cantidades que tomaba, sintiendo que Miguel la criticaría. Él lo hacía. La acusaba de no intentarlo, de no importarle, y de ser egoísta. Marta sentía que él tenía razón. Ella se sentía cada vez menos capaz de tomar decisiones y cada vez más dependiente de Miguel. Ella sentía que él merecía mejor, pero también se ofendía por las críticas y actitudes paternalistas de él. Ella comenzó a tomar más, incluso durante el día. Miguel comenzó a llamarla alcohólica. Análisis: El patrón de enfermedad en un cónyuge sale a relucir, teniendo a Marta como la que hace la mayor cantidad de ajustes en su funcionamiento para conservar la armonía en el matrimonio. Es más fácil para Marta ser el problema, que enfrentársele a Miguel y sus diagnósticos de ella y, además, ella siente que verdaderamente ella es el problema. Al desarrollarse el patrón, Miguel sobrefunciona con más frecuencia y Marta funciona deficientemente con más frecuencia. Miguel es tan alérgico al conflicto como lo es Marta, prefiriendo funcionar por ella en lugar de arriesgar la falta de armonía que desencadenaría, al esperar que ella funcione más responsablemente. Para cuando tanto Amy como Marie estaban en la escuela, Marta alcanzó un muy mal momento. Se sentía que no valía nada y que estaba fuera de control. Sentía que Miguel lo hacía todo, pero que no podía hablar con él. A su doctor le preocupaba la salud física de ella. Finalmente, Marta le confió sobre la cantidad que tomaba. Miguel la había estado presionando para que buscara ayuda, pero Marta había llegado al punto de resistir casi todas las directivas de Miguel. Sin embargo, su doctor la asustó y ella decidió ir a Alcohólicos Anónimos. Marta se sintió completamente aceptada por el grupo AA y enormemente liberada al contar su historia. Dejó la bebida casi inmediatamente y desarrolló una conexión muy cercana con su guía, una mujer de mayor edad. Ella sentía que podía comportarse como ella misma con la gente de AA, en una forma que no podía comportarse con Miguel. Ella comenzó a funcionar mucho mejor en el hogar, consiguió un empleo de medio tiempo, pero también iba a las juntas de AA con frecuencia. Miguel se había quejado amargamente acerca de la manera de beber de ella, pero ahora se quejaba de la preocupación de ella por sus nuevos amigos de AA. Marta obtenía cierta fortaleza de sus nuevos amigos y se sentía impulsada por ellos para “enfrentar” a Miguel. Ella lo hizo. Ellos comenzaron a pelearse con frecuencia. Marta se sentía más como ella misma nuevamente. Miguel estaba amargado. Análisis: Para Marta, el involucrarse con AA le ayudó a dejar la bebida, pero no solucionó el problema familiar. El nivel de tensión familiar no ha cambiado y la distancia emocional en el matrimonio no ha cambiado. A raíz de “obtener fortaleza” de su grupo AA, Marta es más propensa a pelearse con Miguel, en

lugar de seguirle la corriente e interiorizar la ansiedad. Esto significa que el patrón marital ha cambiado un poco, de disfunción en un cónyuge a conflicto marital, pero la familia no ha cambiado de manera básica. En otras palabras, el nivel de diferenciación del yo de Marta no ha cambiado por involucrarse con AA, pero su funcionamiento ha mejorado.

PROCESO DE PROYECCIÓN FAMILIAR El proceso de proyección familiar describe la principal manera en que los padres transmiten sus problemas emocionales a un hijo. El proceso de proyección puede dañar el funcionamiento de uno o más hijos e incrementar su vulnerabilidad a síntomas clínicos. Los hijos heredan muchos tipos de problemas (así como también fortalezas) a través de las relaciones con sus padres, pero los problemas que heredan que afectan sus vidas en mayor medida, son las sensibilidades a las relaciones tales como necesidades de atención y aprobación elevadas, dificultades para enfrentarse a las expectativas, la tendencia a culparse a uno mismo o a otros, o el sentirse responsable por la felicidad de los demás o que los demás son responsables por nuestra propia felicidad, o el actuar impulsivamente para liberar la ansiedad del momento en lugar de tolerar la ansiedad y actuar con cordura. Si el proceso de proyección es moderadamente intenso, al hijo se le desarrollan sensibilidades a las relaciones más fuertes que a sus padres. Las sensibilidades incrementan la vulnerabilidad de la persona a síntomas, al desencadenar comportamientos que elevan la ansiedad crónica en un sistema de relación. El proceso de proyección tiene tres pasos: (1) el padre/madre se enfoca en un hijo por miedo que hay algo mal con el hijo; (2) el padre/madre interpreta el comportamiento del niño como confirmación del temor; (3) el padre/madre trata al hijo como si verdaderamente hubiera algo mal con el hijo. Estos pasos de analizar, diagnosticar y tratar, comienzan a temprana edad del niño y continúan. Los temores y percepciones del padre/madre afectan tanto el desarrollo y el comportamiento del hijo, que crece y llega a personificar sus temores y percepciones. Una razón por la cual el proceso de proyección es una profecía que se vuelve realidad automáticamente, es que los padres intentan “arreglar” el problema que le han diagnosticado al hijo; por ejemplo, los padres perciben que su hijo tiene un problema de baja autoestima, ellos constantemente reafirman al hijo, y el autoestima del hijo crece dependiendo de la afirmación de ellos.

Los padres con frecuencia sienten que no le han dado suficiente amor, atención o apoyo a un hijo que manifiesta problemas, pero le han invertido más tiempo, energía y preocupación a este hijo que a sus hermanos. Los hermanos que están menos involucrados en el proceso de proyección familiar tienen una relación más madura y basada en la realidad con sus padres, que permite que los hermanos se desarrollen como personas menos necesitadas, menos reactivas, y más orientadas a los resultados. Ambos padres participan equitativamente en el proceso de proyección familiar, pero en distintas maneras. La madre es generalmente la persona que pasa más tiempo en el cuidado de los hijos, y es más dada que el padre a involucrarse emocionalmente en exceso con uno o más de los hijos. El padre típicamente ocupa la posición de externo en el triángulo paternal, excepto durante los períodos de tensión elevada en la relación madre-hijo. Ambos padres se sienten inseguros consigo mismos en relación con el hijo, pero normalmente uno de los padres actúa con seguridad y el otro le sigue la corriente. La intensidad del proceso de proyección no está relacionada a la cantidad de tiempo que los padres pasan con un hijo. Ejemplo El caso de Miguel, Marta y Amy ilustra el proceso de proyección familiar. La ansiedad de Marta hacia Amy comenzó antes de que Amy naciera. Marta temía transferirle insuficiencias que ella misma había sentido de niña, y aún sentía, a su propia hija. Esta era una razón por la cual Marta tenía sentimientos encontrados acerca de ser madre. Como muchos padres, Marta sentía que la tarea más importante de una madre era hacer a un hijo sentirse amado. Con el afán de demostrar amor, ella era sumamente sensible a los deseos de atención de Amy. Si Amy parecía estar aburrida e irritable, Marta estaba ahí con alguna idea o plan. Ella creía que el camino de un hijo hacia la confianza y la independencia, estaba en que el hijo se sintiera seguro de sí mismo. Marta no se daba cuenta lo sensible que era ella a cualquier señal de Amy de que pudiera estar enojada o mortificada, y de lo rápido que actuaba para arreglar el problema. Marta amaba a Amy profundamente. Ella y Amy a menudo parecían ser una sola persona por la forma en que estaban en sintonía la una con la otra. Desde muy pequeña, Amy era tan sensible a los estados de ánimo y las necesidades de su madre como lo era Marta a los estados de ánimo y necesidades de Amy. Análisis: El que Marta se involucre excesivamente programa a Amy a querer mucha de la atención de su madre, y a ser altamente sensible al estado emocional de su madre. Ambas madre e hija actúan para fortalecer la intensa conexión entre ellas.

En cierto punto durante el desarrollo de su relación, Marta comenzó a sentirse irritada de vez en cuando por lo que ella consideraba la “insaciable necesidad” de atención de Amy. Marta intentaba distanciarse de las necesidades excesivas de Amy, pero no lo lograba con éxito porque Amy tenía maneras de involucrar a su madre con ella. Marta cambiaba su posición entre rogarle y halagar a Amy en cierto momento y estar enojada y ser directiva con ella el siguiente momento. Eso parecía encadenarlas con aún más fuerza. Marta buscaba el apoyo de Miguel en esos momentos. A pesar de llamarle insaciable a la necesidad de atención de Amy, Marta sentía que Amy en realidad necesitaba más de su tiempo, y se culpaba ella misma por no ser capaz de darle lo suficiente. Ella quería que Miguel le ayudara con esa tarea. A Marta le molestaba si Amy aparentaba estar enojada con ella. Los enojos de Amy despertaban sentimientos de culpa en Marta y un temor de que ya no eran compañeras cercanas. Ella quería apaciguar a Amy y sentirse cercana a ella. Análisis: Marta culpa a Amy por las exigencias que le hace, pero al mismo tiempo ella siente que le esta fallando a Amy. Marta intenta “arreglar” el problema de Amy haciendo más de lo que ya ha estado haciendo, y le pide ayuda a Miguel para ello. Marta está satisfaciendo muchas de sus propias necesidades de cercanía emocional y compañerismo con Amy, y por ende se siente muy agobiada si Amy parece estar infeliz con ella. La distancia marital acentúa la necesidad de Marta por Amy. El segundo embarazo de Marta transformó una situación razonablemente manejable en una situación imposible. El dilema de satisfacer las necesidades de ambos hijos le parecía imposible a Marta. Ella sentía que Amy comenzaba a dar señales de “heredar” sus inseguridades. ¿Cómo le había fallado? Cuando llegó la hora de que Amy comenzara en la escuela, Marta tenía conversaciones largas con la maestra de preescolar para planear la transición. Si Amy se resistía a ir a la escuela, Marta se atemorizaba, se enojaba, se exasperaba y se sentía culpable. La maestra de preescolar sentía que ella entendía a los niños como Amy, y tomó un gran interés en ella. Amy era brillante, prosperó con la atención de la maestra, y le fue muy bien en la escuela. Marta no tuvo ninguno de estos temores cuando Marie comenzó en la escuela y, como era de esperarse, ninguno de los problemas de transición a la escuela ocurrieron con ella. Marie no aparentaba necesitar tanta atención de la maestra; ella sólo perseguía sus propios intereses. Conforme fue avanzando Amy en la primaria, su adaptación a la escuela parecía depender en gran medida en la maestra que tuviera en un año en particular. Si la maestra aparentaba mucho interés en ella, le iba muy bien, pero si la maestra la trataba como una más del grupo, ella perdía el interés en su trabajo. Marta se enfocaba en asegurarse de que Amy tuviera la maestra “apropiada” siempre

que fuera posible. El desempeño de Marie no dependía en alguna maestra en particular. Análisis: La dificultad de Marta para ser un yo con sus hijas se refleja al sentirse ella excesivamente responsable por la felicidad de ambas hijas. Esto hace muy difícil para ella el interactuar cómodamente con dos hijas. Amy transfiere la intensidad de la relación que tiene con su madre hacia sus maestras. Cuando una maestra la hace especial, el desempeño de Amy es muy bueno, pero sin ese tipo de relación, el desempeño de Amy es menos bueno. Marie esta menos involucrada con su madre y, consecuentemente, su desempeño depende menos en el ambiente de las relaciones en la escuela y en el hogar. Si Amy se quejaba de la forma en que la trataban los otros niños en la escuela, Marta y Miguel hablaban con ella para que no fuera tan sensible, le decían que a ella no debía importarle tanto lo que los demás pensaran. Si Amy tenía alguna amiga especial, ella era extremadamente sensible de que esa amiga no le prestara atención a otra niña. Marta sermoneaba a Amy para que fuera menos sensible, pero también planeaba salidas y fiestas diseñadas para ayudarle a Amy con sus amistades. Miguel criticaba a Marta por esto, diciendo que Amy debería de resolver estos problemas por su cuenta, pero él básicamente le seguía la corriente a todos los esfuerzos frenéticos de Marta. Análisis: Las palabras de los padres no corresponden a sus acciones. Sermonean a Amy para que sea menos sensible, pero los frecuentes sermones contradicen sus propias ansiedades acerca de esos temas, y sus dudas acerca de la habilidad de Amy para adaptarse. La sensibilidad de Amy a estar en la posición de externa en un triángulo con sus amigas, refleja su programación para tales sensibilidades en las relaciones en el triángulo paternal. Marta y Amy tenían confusión en su relación durante los años de primaria de Amy, pero las cosas empeoraron en la secundaria. Amy comenzó a tener problemas académicos y se quejaba de sentirse perdida en una escuela más grande. A Marta le parecía que ella estaba infeliz. Marta le habló a Miguel y al pediatra acerca de conseguirle terapia a Amy. Contrataron tutores para Amy en dos de sus materias, a pesar de que sabían que parte del problema era que Amy no trabajaba con ganas en esas materias. Cuando las calificaciones de Amy no mejoraron, Miguel la criticó por no aprovechar la ayuda que le estaban dando y por no apreciarlos como padres. Marta regañó a Miguel por ser tan duro con Amy, pero internamente se sentía aún más crítica de ella que incluso Miguel. Ella había trabajado duro para prevenir estos mismos problemas en Amy. ¿Cómo podía Amy decepcionarla tanto? Durante los veranos, cuando no había presiones académicas, Marta y Amy se llevaban mucho mejor. Análisis: Comúnmente los padres se ponen críticos con un hijo con el cual han estado excesivamente involucrados si el desempeño del hijo decae. Ellos buscan que el niño reciba terapia o tenga tutores en lugar de pensar en los

cambios que ellos mismos tienen que hacer. La medicina, la psiquiatría y la sociedad en general normalmente fortalecen el enfoque del niño, al definir el problema como parte del niño, y al implicar con frecuencia que los padres no son lo suficientemente atentos y cuidadosos. Los cambios grandes ocurrieron cuando Amy comenzó la preparatoria. Marta sentía que Amy le decía cada vez menos de lo que sucedía en su vida y que ella estaba más sombría y distante. Amy también tenía un nuevo grupo de amigas que le parecían menos deseables a Marta. Amy también había descubierto a los hombres. Marta y Amy entraban en conflicto con más frecuencia. Amy se sentía controlada por sus padres, no sentía que le dieran la libertad de tomar sus propias decisiones, de escoger a sus propias amigas. Ella se resentía por las intrusiones obvias de su madre en su cuarto cuando ella no estaba. Ella comenzó a mentirle a su madre con la intención de evadir sus reglas. Marta ya no tomaba, pero se preocupaba que Amy estuviera usando drogas y alcohol. Ella enfrentó a Amy acerca de esto, pero sus enfrentamientos fueron recibidos con negativas. Cuando Marta se sentía particularmente abrumada por la situación, Miguel se metía e intentaba poner orden con Amy. Él acusaba a Amy de no apreciar todo lo que habían hecho por ella y de intentar hacerles daño deliberadamente. Él quería saber “por qué” ella los desobedecía. Amy se ponía respondona con su padre en estas discusiones, y en ese momento intervenía Marta. Amy se mantenía lejos de la casa con más frecuencia, le decía cada vez menos a sus padres, y se involucró con un grupo moderadamente alborotado. Ella comenzó a actuar tal como sus padres temían, pero no se sentía particularmente bien consigo misma ni con lo que estaba haciendo. Amy se sentía muy apartada de sus padres. El enfoque de los padres en sus bajas calificaciones incluía sermones y castigos, pero Amy evadía con facilidad estos esfuerzos por controlarla y cambiarla. Análisis: Entre más intenso ha sido el proceso de proyección familiar, más intensa la rebelión adolescente. Los padres normalmente atribuyen la rebelión a la adolescencia, pero la reactividad de los padres hacia el hijo aumenta la rebelión tanto como la reactividad del hijo. Cuando los padres exigen saber “por qué” Amy se comporta como lo hace, le colocan el problema a Amy. Similarmente, los padres con frecuencia culpan a la influencia del círculo de amigos, cosa que también coloca el problema fuera de ellos mismos. Los amigos son una influencia importante, pero la vulnerabilidad de un hijo a la presión de los amigos está relacionada a la intensidad del proceso familiar. El proceso familiar intenso cierra la comunicación y aísla a Amy de la familia. Esta es la razón por la cual un hijo que está intensamente conectado a sus padres puede sentirse distanciado de ellos. Los hermanos que están menos involucrados en el problema familiar, navegan su adolescencia con más facilidad.

Miguel y Marta se volvieron más y más críticos de Amy, pero también se aferraban de cualquier señal de que ella podía estar mejorando. Le dieron su propio teléfono, le compraron la ropa que ella “tenía que tener”, y le regalaron un automóvil para su decimosexto cumpleaños. Muchas de estas cosas se hicieron con el afán de hacer a Amy sentirse especial e importante, en espera de que eso la motivara a hacer mejor las cosas. A lo largo de toda la confusión que envolvía a Amy, Marie no presentaba muchos problemas. Análisis: La tolerancia de los padres es tan importante en el prolongar los problemas en Amy como lo es el enfoque crítico en ella. En su papel de adolescente, Amy es tan crítica de sus padres como lo son ellos de ella. Marie es una persona más madura que Amy, pero ella no está tan libre del problema familiar; por ejemplo, ella toma el lado de sus padres al culpar a Amy por el desorden familiar.

ROCESO DE TRANSMISIÓN MULTIGENERACIONAL El concepto del proceso de transmisión multigeneracional describe la manera en que pequeñas diferencias en los niveles de diferenciación entre los padres y sus hijos y entre los miembros de un grupo de hermanos conllevan, a lo largo de muchas generaciones, a diferencias pronunciadas en la diferenciación entre los miembros de una familia multigeneracional. La información que crea estas diferencias se transmite a lo largo de las generaciones a través de relaciones. La transmisión ocurre en varios niveles interconectados desde la enseñanza y aprendizaje conscientes de la información, hasta la programación automática e inconsciente de reacciones y comportamientos emocionales. La información transmitida a través de relaciones y en forma genética interactúa para darle forma al yo de un individuo. La combinación de padres dándole forma activamente al desarrollo de sus hijos, hijos respondiendo innatamente a los estados de ánimo, actitudes, y acciones de sus padres, y el largo período de dependencia de los hijos, resulta en que las personas desarrollen niveles de diferenciación del yo similares a los niveles de sus padres. Sin embargo, los patrones de relación de los sistemas emocionales de la familia nuclear con frecuencia resultan en que cuando menos un miembro de un grupo de hermanos desarrolle un poco más yo y otro miembro desarrolle un poco menos yo que los padres. El siguiente paso en el proceso de transmisión multigeneracional es que las personas seleccionen, de manera predecible, parejas con niveles de diferenciación del yo que concuerden con los de ellos. Por tal motivo, si el nivel

de yo de un hermano es más alto y el nivel de yo de otro hermano es más bajo que el de los padres, el matrimonio de un hermano está más diferenciado y el matrimonio del otro hermano está menos diferenciado que el matrimonio de los padres. Si cada hermano luego tiene un hijo que está más diferenciado y un hijo que está menos diferenciado que él mismo, una línea de tres generaciones se torna progresivamente más diferenciada (el hijo más diferenciado del hermano más diferenciado) y otra línea se torna progresivamente menos diferenciada (el hijo menos diferenciado del hermano menos diferenciado). Conforme estos procesos se repiten a lo largo de múltiples generaciones, las diferencias entre las líneas familiares se vuelven más y más marcadas. El nivel de diferenciación del yo puede afectar la longevidad, la estabilidad matrimonial, la reproducción, la salud, los logros educativos, y el éxito en la profesión. Este impacto de la diferenciación en el funcionamiento en general en la vida explica la marcada variación que existe típicamente en las vidas de los miembros de una familia multigeneracional. Las personas altamente diferenciadas tienen familias nucleares inusualmente estables y contribuyen en gran medida a la sociedad; las personas poco diferenciadas tienen vidas personales caóticas y dependen en gran medida de los demás para que los sustenten. Una implicación clave del concepto multigeneracional es que las raíces de los problemas humanos más severos así como las raíces de los más altos niveles de adaptación humana, tienen una profundidad de varias generaciones. El proceso de transmisión multigeneracional no sólo programa los niveles de yo que la gente desarrolla, pero también programa la manera en que las personas interactúan con los demás. Ambos tipos de programación afectan la selección de un cónyuge. Por ejemplo, si una familia programa a alguien a apegarse intensamente a los demás y a funcionar de una manera desamparada e indecisa, esa persona muy probablemente seleccionará una pareja que no solamente se apegue a él con la misma intensidad, pero que dirija a los demás y tome decisiones por ellos. Ejemplo El proceso de transmisión multigeneracional contribuye a explicar los patrones particulares que se han presentado en la familia nuclear de Miguel, Marta, Amy y Marie. Marta es la más joven de tres hijas de una familia intacta del medio oeste. Desde sus años de adolescencia, Marta no se sentía tan cercana a ninguno de sus padres, pero especialmente a su madre. Ella conoció a su madre como alguien competente y cariñosa, pero con frecuencia intrusa en sus cosas, y crítica. Marta sentía que no le podía dar gusto a su madre. Sus hermanas parecían sentirse más seguras y competentes que Marta. Ella se preguntaba como podía crecer en una familia aparentemente “normal” y tener

tantos problemas, y se contestaba que algo debía estar mal en ella. Cuando enfrentaba dilemas importantes en su vida y tenía decisiones que tomar, su madre se involucraba e influenciaba marcadamente las elecciones de Marta. Su madre decía que Marta debía tomar sus propias decisiones, pero las acciones de su madre no iban de acuerdo a sus palabras. Uno de los mayores temores de su madre era que Marta tomaría la decisión equivocada. Con el tiempo, las hermanas de Marta la terminaron viendo como la veía su madre y la trataban como la bebé de la familia, como una que necesita ayuda especial. El padre de Marta sentía empatía con la posición de ella de sentirse inferior en la familia, pero se distanciaba de las tensiones familiares. Marta se odiaba a sí misma por necesitar la aceptación y aprobación de los demás para funcionar con efectividad, y por sentir que no podía actuar con más independencia. Se preocupaba por tomar la decisión equivocada y con frecuencia buscaba a su madre para que le ayudara. Análisis: El principal patrón de relación en la familia de origen de Marta era el desarrollo de un impedimento en uno o más de los hijos y el proceso de proyección se enfocaba primordialmente en Marta. El sobrefuncionamiento de la madre promovía el funcionamiento deficiente de Marta, pero Marta se culpaba en gran medida a sí misma por sus dificultades para tomar decisiones y para funcionar independientemente. La intensa necesidad de Marta de aprobación y de aceptación reflejaba el alto nivel de involucramiento con su madre. Ella manejaba la intensidad con su madre a través de distancia emocional. Estos patrones básicos se repetirían más tarde en su matrimonio y con Amy. La madre de Marta es la hija mayor en su familia y funcionó como una segunda madre para sus tres hermanos menores. La madre de la madre de Marta se convirtió en una minusválida crónica tras el nacimiento de su último hijo. Cuando niña, la madre de Marta funcionaba como una segunda madre en su familia y, a petición de su padre, era la que se encargaba principalmente del cuidado de su madre minusválida. La madre de Marta gozaba de la aprobación que se ganaba de sus dos padres, especialmente de su padre. Su padre era a menudo crítico de su esposa, insistiendo que ella podría hacer más cosas por su cuenta si lo intentara. La abuela de Marta respondía a estas críticas recayendo en cama, a menudo por varios días. La madre de Marta aprendió a prosperar en el cuidado de los demás y en el ser necesitada. Análisis: La madre de Marta probablemente tenía un involucramiento casi tan intenso con sus padres como el que tuvo después con Marta, pero los estilos de involucrarse eran diferentes. Dos patrones de relación dominaban en la familia nuclear de la madre de Marta: disfunción en un cónyuge e involucramiento excesivo con un hijo. La madre de Marta estaba intensamente involucrada en los triángulos con sus padres y sus hermanos menores, y estaba en la posición de sobrefuncionar por los demás. En otras palabras, ella aprendió a satisfacer sus

necesidades fuertemente programadas de cercanía emocional con el cuidado de los demás, un patrón que luego se presentó con Marta. Miguel creció como hijo único en una familia intacta del noroeste en el Pacífico. Él conoció a Marta cuando estaba en la universidad en el medio oeste. La madre de Miguel comenzó a sufrir de depresión severa para cuando él entró a la primaria. Ella fue internada a hospitales psiquiátricos en dos ocasiones, una vez tras una sobredosis de tranquilizantes. Miguel se sentía “alérgico” a los muchos problemas de su madre y se mantenía alejado de ella, especialmente durante su adolescencia. A él le importaba ella y sentía que ella lo ayudaría en cualquier forma que ella pudiera, pero la veía como alguien inútil e incompetente. Él sentía resentimiento con ella por “no intentarlo con más ganas”. Él tenía una relación hasta cierto punto cómoda con su padre, pero sentía que su padre empeoraba la situación familiar al buscar la “paz a cualquier precio”. A su padre le era más fácil ceder ante las exigencias, a menudo infantiles, de su esposa que ponerle el alto. Miguel se relacionaba con su madre casi exactamente igual que como su padre lo hacía. Su madre exteriorizaba resentimiento por la pasividad de su propio esposo. Ella lo acusaba de que en realidad ella no le importaba, de que sólo hacía cosas por ella porque ella se lo exigía. La madre de Miguel tenía a Miguel en un altar y sentía celos de los intereses y las personas que lo alejaban de ella. Análisis: Interesantemente, el triángulo paternal de Miguel era parecido al triángulo paternal de la madre de Marta. Su madre estaba involucrada intensamente con él y ello programó a Miguel tanto a necesitar este nivel de soporte emocional de la mujer importante en su vida, como a reaccionar críticamente a las necesidades excesivas de dicha mujer. El triángulo paternal de Miguel también fomentaba la creencia de que él siempre tenía la razón. La madre de Miguel había sido una “estrella” en su familia cuando estaba creciendo. Ella era una excelente estudiante y atleta. Ella tenía una relación muy conflictiva con su madre y una imagen idealizada de su padre. Ella conoció al padre de Miguel cuando ambos estaban en la universidad. Él era dos años mayor que ella y cuando él se graduó, ella dejó la escuela para casarse con él. Sus padres estaban muy molestos por la decisión. El padre de Miguel había estado desubicado cuando conoció a su futura esposa, pero ella era lo que él necesitaba. Él construyó una carrera de negocios muy exitosa con el apoyo emocional de ella. Su funcionamiento era más alto en su vida profesional que en su vida familiar. Análisis: El padre de Miguel funcionaba a un nivel más alto en su vida profesional que en su vida familiar, una discrepancia que se presenta comúnmente en las personas con niveles medios de diferenciación del yo.



DESCONEXIÓN EMOCIONAL El concepto de desconexión emocional describe cómo manejan las personas sus problemas emocionales sin resolver con padres, hermanos y otros miembros de la familia, reduciendo o cortando por completo el contacto emocional con ellos. El contacto emocional se puede reducir cuando las personas se van lejos de sus familias y casi nunca los visitan, o se puede reducir cuando las personas se quedan en contacto físico con sus familias pero evitan los temas delicados. Las relaciones pueden parecer estar “mejor” si las personas se distancían extremadamente para manejarlas, pero los problemas están latentes y sin resolver. Las personas reducen las tensiones de las interacciones de la familia distanciándose extremadamente, pero arriesgan darle a sus nuevas relaciones demasiada importancia. Por ejemplo, entre más se distancíe extremadamente un hombre de su familia de origen, más buscará que su esposa, hijos y amigos satisfagan sus necesidades. Esto lo hace vulnerable a presionarlos para que actúen de ciertas maneras para él o a que él se ajuste demasiado a las expectativas que ellos tienen de él, por miedo a poner en peligro la relación. Las relaciones nuevas comúnmente son fáciles al principio, pero los patrones de los cuales intentan escapar las personas eventualmente se presentan y generan tensiones. Las personas que están extremadamente distanciadas podrán intentar estabilizar sus relaciones íntimas al crear “familias” sustitutas con relaciones sociales y de trabajo. Todo mundo tiene un cierto grado de apegos no resueltos a su familia original, pero las personas bien diferenciadas tienen mucho más resolución que las personas menos diferenciadas. Un apego sin resolver puede tomar muchas formas. Por ejemplo, (1) una persona se siente más como un niño cuando está en casa y busca que sus padres tomen las decisiones por él que él puede tomar por sí mismo, o (2) una persona se siente culpable cuando tiene más contacto con sus padres y siente que debe resolver los conflictos y angustias de ellos, o

(3) una persona se siente iracunda de que sus padres no parecen entenderlo o aprobarlo. Un apego sin resolver tiene que ver con la inmadurez tanto de los padres como del hijo adulto, pero las personas comúnmente se culpan a ellas mismas o a otros por los problemas. Las personas comúnmente desean ir a casa, con la esperanza de que las cosas serán diferentes esta vez, pero las antiguas interacciones normalmente salen a relucir en unas cuantas horas. Podrá tomar la forma de armonía en la superficie con profundas corrientes emocionales poderosas, o podrá deteriorar hasta el punto de gritos e histeria. Tanto la persona como su familia podrán sentirse exhaustos, incluso después de una visita corta. Podrá ser más sencillo para los padres si un hijo adulto mantiene su distancia. La familia se pone tan ansiosa y reactiva cuando él está en casa que se sienten liberados cuando se va. Los hermanos de un miembro muy distanciado a menudo se enfurecen con él cuando está en casa, y lo culpan de mortificar a los padres. A la gente no le gusta que las cosas sean así, pero las sensibilidades de todos los involucrados impiden el contacto cómodo. Ejemplo Ni Miguel ni Marta querían vivir cerca de sus familias. Cuando a Miguel le ofrecieron buen trabajo en la costa este, ambos estaban ansiosos para cambiarse hacia el este. Les dijeron a sus familias que se cambiaban de ciudad por la excelente oferta de trabajo de Miguel, pero ellos deseaban la distancia física de sus familias. Miguel se sentía culpable por vivir lejos de sus padres, y sus padres estaban mortificados por ello, especialmente su madre. Miguel llamaba a su casa todos los fines de semana y lograba combinar sus viajes de negocios con visitas breves con sus padres. Nunca ansiaba hacer esas llamadas y normalmente se sentía deprimido al terminar. Él sentía que su madre lo hacía sentir culpable deliberadamente al hacer hincapié en lo mal que se sentía ella y lo mucho que lo extrañaba. Ella nunca dejaba de preguntarle si su compañía no podría transferirlo más cerca de casa. Era mucho menos deprimente para Miguel hablar con su padre, pero ellos hablaban más bien acerca del trabajo de Miguel y de lo que hacía su padre de jubilado. Análisis: Miguel culpaba a su madre por los problemas en su relación con ella y, a pesar de sentirse culpable, se sentía justificado en distanciarse de ella. Las personas comúnmente tienen un apego emocional sin resolver “más pegajoso” con sus madres que con sus padres, porque la manera en que un triángulo paternal normalmente opera es que la madre está demasiado involucrada con el hijo y el padre está en la posición de externo. Durante los primeros años, Marta en ocasiones participaba en las llamadas de Miguel a casa pero, al incrementarse sus problemas, ella normalmente le dejaba las llamadas a Miguel. Miguel no les contaba mucho a sus padres de la cantidad que tomaba Marta o de las tensiones en su matrimonio con ella. Él les

platicaba cómo les iba a los niños. Miguel, Marta y los niños normalmente hacían una visita al año con los padres de Miguel. Nunca esperaban con ansiedad los cuatro días que pasarían allá, pero la madre de Miguel gozaba al tenerlos ahí. Marta nunca decía nada a los padres de Miguel acerca de su manera de beber o de las tensiones maritales, pero le hablaba mucho de Amy a la madre de Miguel. A Amy comúnmente se le desarrollaban infecciones en el oído durante estos viajes o poco después de regresar. Análisis: A menudo, uno o más miembros de la familia se enferman antes, durante o poco después de los viajes a casa de sus padres. Amy era más vulnerable debido al enfoque ansioso en su persona. Marta se apegaba a un patrón parecido al de Miguel al tratar con su familia. Una diferencia era que sus padres los visitaban en el este a menudo. Cuando venían, la madre de Marta se ponía más preocupada de Marta y crítica de tanto su manera de beber como de la manera en que estaba criando a Amy. Marta temía estas interacciones con su madre y se quejaba con Miguel por varios días después de que sus padres regresaban a su casa. Sin embargo, en el fondo, Marta sentía que su madre tenía razón en cuanto a sus deficiencias. La madre de Marta le sacaba información a Miguel acerca de Marta cuando Marta no se prestaba a hablar. A Miguel no le tenían que decir dos veces para que hablara de las deficiencias percibidas de Marta con la madre de ella. Análisis: Dadas las increíbles similitudes entre los problemas sin resolver en la relación de Miguel con su familia, la relación de Marta con su familia, y los problemas en su matrimonio, el distanciamiento extremo emocional obviamente no resolvió ningún problema. Simplemente trasladó los problemas hacia su relación marital y hacia Amy.

POSICIÓN ENTRE HERMANOS La teoría Bowen incorpora las investigaciones del psicólogo Walter Toman como una base para su concepto de posición entre hermanos. Bowen observó el impacto de la posición entre hermanos en el desarrollo y el comportamiento en sus investigaciones de la familia. Sin embargo, pensó que el trabajo de Toman estaba tan completo y tan de acuerdo con sus ideas, que lo incorporó a su teoría.

La idea básica es que las personas que crecen con la misma posición entre hermanos tienen, de manera predecible, características importantes en común. Por ejemplo, los hijos mayores tienden a gravitar a posiciones de liderazgo y los hijos menores a menudo prefieren ser los seguidores. Las características de una posición no son “mejores” que las de otra posición, pero son complementarias. Por ejemplo, un jefe que es un hijo mayor podría trabajar excepcionalmente bien con un primer asistente que es un hijo menor. A los hijos menores les podrá gustar estar al mando, pero su estilo de liderazgo típicamente difiere del estilo de un hijo mayor. Las investigaciones de Toman mostraron que la posición entre hermanos de los cónyuges afecta la probabilidad de que se divorcien. Por ejemplo, si un hermano mayor de una hermana menor se casa con una hermana menor de un hermano mayor, existe menos posibilidad de divorcio que si un hermano mayor de un hermano se casa con una hermana mayor de una hermana. El número u orden de hermano se complementan en el primer caso y cada cónyuge está acostumbrado a vivir con alguien del sexo opuesto. Sin embargo, en el segundo caso, las posiciones en el orden no se complementan y ninguno de los cónyuges creció con un miembro del sexo opuesto. Un hermano mayor de un hermano y una hermana mayor de una hermana están predispuestos a pelearse por estar al mando; los hijos menores están predispuestos a pelearse por quién se puede apoyar en quién. Las personas que tienen la misma posición entre hermanos, claro está, exhiben diferencias marcadas en su funcionamiento. El concepto de diferenciación puede explicar algunas de las diferencias. Por ejemplo, en lugar de estar cómodo con la responsabilidad y el liderazgo, un hijo mayor en el que se enfocaron con mucha ansiedad puede crecer a ser marcadamente indeciso y altamente reactivo a las expectativas. Consecuentemente, su hermano menor puede convertirse en el “mayor funcional”, llenando un vacío en el sistema familiar. Él es el hijo menor cronológicamente, pero desarrolla más características de un hijo mayor que su hermano mayor. Un hijo menor en el que se enfocaron con mucha ansiedad puede llegar a convertirse en una persona increíblemente inútil y exigente. En contraste, dos hijos menores maduros pueden cooperar con efectividad extrema en un matrimonio y estar a muy bajo riesgo de divorcio. Los hijos de en medio exhiben las características funcionales de dos números de hermano. Por ejemplo, si una niña tiene un hermano mayor y una hermana menor, ella normalmente tiene algunas de las características tanto de una hermana menor de un hermano y de una hermana mayor de una hermana. La posición entre hermanos de los padres de una persona también es de importante consideración. Un hijo mayor cuyos padres ambos son los menores

de su familia se topa con un conjunto diferente de expectativas paternales que un hijo mayor cuyos padres son ambos los mayores. Ejemplo El conocimiento de la posición entre hermanos de tanto Miguel como Marta como el de sus padres nos ayuda a entender aún más la manera en que se dieron las cosas en sus vidas. Marta es la menor de tres niñas y fue la hija en la que se enfocaron más intensamente en su familia. Más aún, la madre de Marta es la mayor de cuatro hermanos y fue criada en una familia con una madre que era una minusválida crónica. La madre de Marta no era una hija mayor muy bien diferenciada. Su energía de vida estaba enfocada en cuidar y en dirigir a los demás al grado de que ella involuntariamente socavaba el funcionamiento de su hija menor. Marta representó el lado opuesto del problema al convertirse en una persona indecisa, desvalida, y propensa a culparse a ella misma. El padre de Marta era el hermano menor en una familia de cinco niños. Análisis: Marta, debido al enfoque de su madre en ella, tiene los atributos moderadamente exagerados de una hija menor. Más aún, el hecho de que su padre sea un hijo menor y que su madre sea la mayor propició que el funcionamiento de su madre pusiera el ejemplo en la familia. En otras palabras, su madre era más rápida para actuar de cara a los problemas que su padre. Miguel es un hijo único que, al igual que la madre de Marta, se creó en una familia con una madre que tenía muchos problemas. El padre de Miguel es el hijo menor de una hermana y su madre es la hermana mayor de un hermano. La madre de Miguel fue la hija en la cual se enfocaron más cuando ella crecía, un enfoque que tomó forma de altas expectativas de desempeño aunados a una ansiedad de familia considerable acerca de la habilidad de ella para satisfacer esas expectativas. En gran medida, el padre de Miguel dependía mucho de su esposa para afirmación y dirección, incluso cuando ella estaba deprimida y abrumada. Como hijo único, el patrón de funcionamiento del triángulo con sus padres fue la influencia principal en el desarrollo de Miguel. Su programación emocional en ése triángulo lo hizo encajar perfectamente con Marta. Análisis: La posición de hijo único de Miguel lo hace un líder algo reacio en su familia nuclear. Él quiere que Marta funcione mejor y que acepte más responsabilidad. Él es infeliz al sentir la presión él mismo. A pesar de estar en la posición de superior en el matrimonio, él depende tanto de Marta como su padre dependía de su esposa.

PROCESO EMOCIONAL EN LA SOCIEDAD

Cada concepto en la teoría Bowen se aplica a grupos no familiares, tales como organizaciones de trabajo y sociales. El concepto de proceso emocional en la sociedad describe cómo el sistema emocional gobierna el comportamiento en el ámbito social, fomentando períodos tanto progresivos como regresivos en una sociedad. Las fuerzas culturales son importantes en la manera en que funciona una sociedad, pero son insuficientes para explicar los altibajos en la efectividad de la adaptación de las sociedades a los retos a los que se enfrentan. La primera pista que tuvo Bowen acerca de las similitudes entre el funcionamiento emocional familiar y social, provino del tratamiento de familias con delincuentes juveniles. Los padres en dichas familias transmiten el mensaje de “te queremos sin importar lo que hagas”. A pesar de los sermones apasionados acerca de la responsabilidad y los castigos en ocasiones severos, los padres ceden con el hijo más de lo que le ponen el alto. El hijo se rebela contra los padres y es muy apto para detectar la incertidumbre de sus posiciones. El hijo se siente controlado y miente para sacarle la vuelta a los padres. Sus castigos le son indiferentes. Los padres intentan controlar al hijo pero son, en gran medida, inefectivos. Bowen descubrió que, durante los años sesenta, las cortes se convirtieron como en padres de los delincuentes. Muchas personas en el sistema de cortes juveniles consideraban al delincuente como una víctima de malos padres. Intentaban comprenderlo y a menudo reducían las consecuencias de sus acciones con la esperanza de propiciar un cambio en su comportamiento. Si el delincuente se convertía en un ofensor frecuente, el sistema legal, tal como los padres, le hacía saber su decepción y le imponía castigos severos. Éste descubrimiento de un cambio en una institución social llevó a Bowen a darse cuenta que cambios similares ocurrían en otras instituciones, como las escuelas y los gobiernos. La espiral descendente en las familias relacionadas con la delincuencia es una regresión en el funcionamiento propiciada por la ansiedad. En una regresión, las personas actúan para liberar la ansiedad del momento en lugar de actuar bajo algún principio y con una visión a largo plazo. Un patrón de regresión comenzó a desarrollarse en la sociedad después de la segunda guerra mundial. Empeoró un poco durante los años cincuenta y se intensificó rápidamente durante los años sesenta. Los “síntomas” de la regresión social incluyen un crecimiento en el crimen y la violencia, un aumento en las tasas de divorcio, una actitud más litigiosa, una mayor polarización entre grupos étnicos, toma de decisiones de los líderes menos basada en principios, la epidemia del abuso de las drogas, un incremento en casos de bancarrota, y un enfoque en los derechos en lugar de en las responsabilidades.

Las sociedades humanas atraviesan períodos de regresión y progresión a lo largo de su historia. La regresión actual parece estar relacionada a factores tales como la explosión demográfica, una sensación de fronteras que desaparecen, y la sobreexplotación de recursos naturales. Bowen predijo que la regresión actual continuaría, tal como en una regresión familiar, hasta que las consecuencias provenientes del buscar la salida fácil ante los problemas complicados, excedieran al sufrimiento asociado con el actuar bajo una visión a largo plazo. Él predijo que éso ocurrirá antes de la mitad del siglo veintiuno y deberá resultar en que los seres humanos vivan en mayor armonía con la naturaleza. Ejemplo Es más difícil para las familias criar a sus hijos durante un período de regresión social que durante un período más calmado. Un relajamiento de los estándares en la sociedad les hace más difícil ser firmes con sus hijos a padres menos diferenciados como Miguel y Marta. La inflación de las calificaciones en muchos sistemas escolares hace más fácil que los estudiantes obtengan calificaciones aprobatorias con menos trabajo. En el ambiente litigioso, si las escuelas intentan ser firmes con lo que honestamente pueden hacer por sus estudiantes, a menudo se topan con demandas de padres iracundos. La cotidianidad del abuso de las drogas y el alcohol les da a los padres más cosas de qué preocuparse con sus adolescentes. La regresión social actual se caracteriza por un enfoque en los hijos incrementado por parte de la cultura. Existe una gran ansiedad por la generación del futuro. A los padres se les critica de estar demasiado ocupados con sus propios fines para estar adecuadamente disponibles para sus hijos, tanto para apoyarlos como para monitorear sus actividades. Cuando los niños como Amy indican que se sienten distantes de sus padres y aislados de sus valores, los críticos de los padres no aprecian la intensidad emocional que genera dicho aislamiento. Los críticos incitan a los padres a que hagan más de lo que ya han estado haciendo. Las personas que promulgan más atención en los niños listan los muchos problemas que tiene la gente joven, como justificación de su postura. El usar los problemas del niño como justificación para incrementar el enfoque en ellos es precisamente lo que los padres enfocados en sus hijos han estado haciendo desde el principio. Un incremento en los problemas que la gente joven está teniendo es parte de un proceso emocional en la sociedad entera. Una dirección más constructiva sería que la gente analice sus propias contribuciones a la regresión social y mejorarse a ellos mismos en lugar de enfocarse en mejorar la generación del futuro.



UNAS PALABRAS SOBRE MURRAY BOWEN •

Murray Bowen, MD 31 de enero de 1913 a 9 de octubre de 1990 “El pensamiento sistémico no ofrece respuestas mágicas, pero si ofrece una forma distinta de conceptualzar los problemas humanos. Ofrece una evaluación más realista de la dificultad que representa el cambiar los patrones básicos implicados en los dilemas humanos. También ofrece sugerencias sobre cómo evitar algunas de los callejones sin salida a los que lleva el pensamiento convencional. Por último indica maneras de establecer el avance hacia objetivos de largo plazo.” Empezó sus estudios psiquiátricos en la prestigiosa Fundación Menninger en Topeka, Kansas en 1946. Aún antes de terminar sus estudios formales, el Dr. Bowen asumió responsabilidades dentro de la fundación, y al terminar recibió su nombramiento formal como empleado de la misma. El Dr. Bowen permaneció en Menninger hasta 1954. Posteriormente, comenzó una innovadora investigación, que desarrolló durante 5 años, en el National Institute of Mental Health de Bethesda (Maryland). Esta investigación se enfocaba en familias que tenían un hijo adulto con esquizofrenia. El diseño de la investigación proponía que la familia entera viviera en el hospital psiquiátrico por periodos prolongados de tiempo, para poder así observar las interacciones entre sus miembros. Bowen dejó el NIMH en 1959 para convertirse en miembro del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Georgetown en Washington D.C. Fue nombrado Profesor Clínico y Director de los Programas de Familia. En 1975 fundó el Georgetown Family Center y permaneció como su director hasta su muerte. Además, continuó atendiendo pacientes en su consulta privada en Chevy Chase, Maryland.