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Tarea N° 1:  “Comisión sobre determinantes sociales de la salud - informe final de la comisión” Los determinantes social

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Tarea N° 1:  “Comisión sobre determinantes sociales de la salud - informe final de la comisión” Los determinantes sociales de la salud son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Esas circunstancias son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos a nivel mundial, nacional y local, que depende a su vez de las políticas adoptadas. Los determinantes sociales de la salud explican la mayor parte de las inequidades sanitarias, esto es, de las diferencias injustas y evitables observadas en y entre los países en lo que respecta a la situación sanitaria. Por lo que se debe realizar un enfoque epidemiológico más holístico, y se debería utilizar un término mucho más amplio como es enfoque epidemiológico de los determinantes sociales de la salud, los cuales permitirá obtener enormes mejorías en lo que respecta a la equidad sanitaria. La salud no sólo implica ausencia de enfermedad, sino todo un proceso equilibrado en las esferas de salud : física, mental y social; por lo que implica que también tengan que realizar una mirada más completa sobre los determinantes sociales que producirán problemas en la salud de las personas. El enfoque que se debe tener debe ser de actuar en todas las características sociales que determinarán y producirán un efecto en la salud de las personas. Dentro de los principales acciones a tomar tenemos las siguientes: 1. Mejorar las condiciones de vida: mejorar el bienestar de las niñas y las mujeres y las circunstancias en las que nacen sus hijos, hacer especial hincapié en mejorar el desarrollo de la primera infancia y la educación de los niños y las niñas, mejorar las condiciones de vida y de trabajo y crear políticas de protección social para todos, y propiciar las condiciones para que las personas de edad avanzada tengan una vida próspera. Los cuatro principios fundamentales que dan vida a muchas de las normas de la OIT — libertad sindical y reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva; protección contra el trabajo forzoso; abolición efectiva del trabajo infantil; y prácticas laborales no discriminatorias— constituyen el pilar de las prácticas justas en materia de empleo y trabajo digno. Las políticas para lograr estos objetivos deben contar con la participación de la sociedad civil, los gobiernos y los organismos internacionales. 2. Luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos: a fin de resolver la inequidad sanitaria y las desigualdades en las condiciones de vida, es preciso luchar contra otras desigualdades que se observan en la organización social —por ejemplo, las que existen entre los varones y las mujeres— que son producto de la organización social. El origen de las desigualdades de género es social, y, por consiguiente, éstas pueden modificarse. Si bien la posición de la mujer ha mejorado enormemente a lo largo del último siglo en muchos países, los progresos son desiguales y sigue habiendo muchos obstáculos que superar. Las mujeres ganan menos que los hombres, incluso con trabajos equivalentes; las jóvenes y las mujeres tienen menos oportunidades de empleo y de acceder a la educación. 3. Definir la magnitud del problema, entenderlo y evaluar las repercusiones de las intervenciones: es fundamental que se pueda evaluar las repercusiones que tienen en la equidad sanitaria las políticas y las intervenciones puestas en práctica. Para crear un espacio dentro de las organizaciones y generar la capacidad para poner en ejecución

medidas destinadas a solucionar la inequidad sanitaria. Por otra parte, es necesario incorporar el concepto de los determinantes sociales en las investigaciones sobre salud pública. Por lo tanto, se debe realizar el seguimiento del desempeño: seguir la evolución de algunos determinantes sociales de la salud específicos, tales como la mejora de las condiciones de vida y la prestación de servicios, la equidad de género, la prestación de servicios de salud y la educación, las actividades empresariales, los acuerdos comerciales y la protección del medio ambiente, informar al respecto y poner en marcha campañas en favor de una mayor equidad. En resumen, los actores para revertir la desigualdad e inequidad en salud, recae en primer lugar en la función de los gobiernos nacionales a través de la actuación del sector público quienes son una parte fundamental para la equidad sanitaria. Más que con un mejor gobierno, es necesario contar con una mejor gobernanza: la legitimidad, el espacio de participación y el apoyo para la sociedad civil, para un sector privado responsable y para que las personas de toda la sociedad acepten los intereses públicos y vuelvan a confiar en el valor de la acción colectiva. Pero no solamente son los poderes públicos quienes tienen un papel que desempeñar, también es necesario que los procesos democráticos de participación de la sociedad civil y de elaboración de políticas públicas, que gocen de apoyo local (autoridades nacionales y municipales) e internacionales (Organización Mundial de la Salud) y estén respaldados por estudios científicos sobre medidas eficaces que promuevan la equidad sanitaria, con la colaboración del sector privado. De otro lado, hay que considerar un término que es parte importante para conocer la inequidad y desigualdad en los sistemas de salud: “gradiente social de la salud”, en la que establece que los más pobres de entre los pobres de todo el mundo son los que tienen el peor estado de salud; quienes se encuentran en el último escalón de la distribución de la riqueza mundial, por lo que se debe centrar la atención en los más desfavorecidos, ya que conlleva que en este grupo social tenga la mortalidad más alta en comparación al quintil más rico. No obstante, es cierto que el acceso y la utilización de los servicios de atención de salud son esenciales para gozar de buena salud y alcanzar la equidad sanitaria. El sistema de atención de salud es en sí mismo constituye un determinante social de la salud; que influye en los efectos de otros determinantes sociales y se ve influido por éstos. La atención sanitaria es un bien común, no un producto comercial; por lo que se podría financiar el sistema sanitario mediante impuestos o un seguro universal obligatorio. Fundar los sistemas de salud en los principios de equidad, prevención de la enfermedad y promoción de la salud; son principios fundamentales cuando se quiere hablar de una salud universal para todos. La acción sobre los determinantes sociales de la salud que tiene el propósito de mejorar los resultados sanitarios generales y reducir las desigualdades sanitarias será mucho más eficaz si hay sistemas de datos básicos, tanto nacionales como internacionales, y mecanismos que aseguren que los datos pueden ser interpretados y utilizados en la elaboración de intervenciones más eficaces. Estos procesos son esenciales para definir la magnitud del problema, comprender quiénes son los más afectados y determinar si la situación mejora o se deteriora a lo largo del tiempo, y evaluar los puntos de acceso a los cuales dirigir las intervenciones y a partir de los cuales evaluar las repercusiones de las políticas. Los datos bien presentados pueden estimular la acción política. Con todo lo anterior, se resalta que el enfoque epidemiológico debe estar orientado a como la persona se desenvuelve en su entorno y como las condiciones de vida adversas repercutirá en su salud. Este enfoque también conlleva un contexto político y socioeconómico, por lo tanto, las políticas (macroeconómicas, sociales y sanitarias) también generará un impacto positivo o negativo en la persona.