Splendor Solis

SPLENDOR SOLIS LIBRO DE LOS SIETE SELLOS Capítulo 0 El loco Capítulo 1 La invocación 6:1 Y miré cuando el Cordero

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SPLENDOR SOLIS

LIBRO DE LOS SIETE SELLOS

Capítulo 0 El loco

Capítulo 1 La invocación 6:1 Y miré cuando el Cordero Abrió el primero de los siete sellos, y Oí a uno de los cuatro seres vivientes que Decía con voz de trueno: "¡Ven!" 2 Y miré, y he Aquí un caballo blanco. El que estaba montado sobre él Tenía un arco, y le fue dada una corona; y Salió venciendo y para vencer. Apocalipsis

E

l día había terminado, pero para Tyr apenas comenzaba. Salió de trabajar poco

después de cuando el sol se puso, pero para ella era como si el sol naciera cada vez que llegaba a la cuadra donde vivía. Se detuvo en la librería esotérica de su tío Ivan para platicar con él. Ivan le había cuidado desde que había salido del orfanatorio. Ahora era una adulta joven e independiente, pero para Ivan siempre era su princesa. Cenaron juntos e Ivan intentó sonar inocente mientras le preguntaba si usaba los libros que continuamente rentaba de la librería. Ivan era malo para las cuentas, pero bueno para leer a las personas. Tyr le miró a los ojos y le dijo que nunca intentaba nada de lo que decían los grimorios. Ivan sabía que mentía, pero respetaba su privacidad. Tyr se moría de ganas de describirle el templo que había confeccionado con los meses en su departamento. Se moría de ganas de detallar lo difícil que había sido el recopilar los inciensos y las armas mágicas. Ivan no lo entendería, le gustaba lo esotérico pero le tenía más miedo que respeto. Tyr se despidió de su tío y apresuró el paso. La colonia era peligrosa, pero ésa no era la razón por la que prácticamente corría a su edificio. Ésta era la noche. Todo el ejercicio mágico que había practicado, los cientos de trabajos y las docenas de invocaciones, todo había sido preludio a la ceremonia de ésta noche. Para Tyr la magia era lo único que daba luz a su vida. Ciertamente no era su trabajo de vendedora, ni sus pocas amistades, ni su complicada relación con su ex novio. La luna brillaba en el cielo, pero el sol resplandecía con fuerza en el alma de Tyr. La chismosa de la vecina le sorprendió cuando entraba a su departamento e intentaba, alargando su cuello, ver del otro lado de la puerta. Tyr no tuvo problema en cortar la conversación y cerrar la puerta de un golpe. No tenía tiempo para pláticas aburridas, tenía que invocar a un dios egipcio en la sala de su departamento. Se bañó con cuidado y se vistió con las ropas blancas que reservaba para el templo. Limpió el pesado incensario y lo colgó de un gancho en el techo dentro del círculo mágico. Cuidadosamente fue marcando un segundo círculo, uno exterior, con los doce signos zodiacales y un tercer círculo con palabras mágicas que no se atrevía ni siquiera a pensar. Sobre el altar dispuso de sus herramientas. El grimorio estaba suficientemente iluminado por las velas. La copa tenía un poco de vino tinto. La afilada daga estaba en su lugar a un lado de sus cadenas y únicamente faltaba su vara. Extrajo su vara mágica de un estuche de cuero que ella misma había confeccionado en el curso de varias semanas. Hacía más de un año había plantado un árbol en un pequeño espacio en la azotea. Los inquilinos no estaban contentos con la parcela de tierra en el techo, pues pensaron que podía ser demasiado peso para un edificio tan viejo. El árbol había crecido con muchas dificultades, pero eso no desanimó a Tyr. Aquel árbol le recordaba a ella misma. Una semilla plantada en un lugar inusual, deprimente y carente de magia. Al igual que Tyr, el árbol había luchado contra la intemperie y más de un intento, por parte de histéricos inquilinos, de talarlo. La madre de Tyr había muerto al darle luz. Lo poco que sabía de ella era que estaba loca y el embarazo la había vuelto bipolar. Había mordido a su doctor e incluso amenazado a las enfermeras con un cuchillo mientras luchaban por someterla para que diera a luz. Cuando Tyr se enteró que su madre no quería darla a luz, que la odiaba como si fuera un veneno, lloró hasta que se quedó sin lágrimas. Los demás chicos del orfanatorio se burlaban y la perseguían. Cuando dejó de llorar, sin embargo, creció a golpes y contra todas las posibilidades. Como aquel árbol había crecido en la intemperie. Luego de regarlo por meses con agua helada a la media noche, finalmente llegó el momento de cortar una rama y tallarla hasta confeccionar la representación de su voluntad. Empezó poco antes de la media noche, pero se prolongaría por dos o tres horas. Tyr quería invocar a Thot en una sola noche, sin ningún error. Todas las invocaciones que había hecho, en su

mayoría de dioses griegos, habían surtido efecto pero eran imperfectas. Tyr no podía dejar de sospechar que quizás aquellas invocaciones no eran otra cosa que efectos psicológicos. Tenía que haber algo más, algo real. Tyr no descansaría hasta encontrarlo. Ella ansiaba elevarse hasta los cielos, y cuando Tyr quería algo, lo conseguía aunque le tomara años conseguirlo. Podía entrar en trance fácilmente mediante la recitación de los nombres bárbaros. Con el ojo de su mente veía que los círculos mágicos se iluminaban y giraban como ocultos mecanismos de algo más grande que ella misma. Conocía la invocación de memoria, eso tampoco era problema. Había ensayado cada movimiento por varias noches. Con esfuerzo eliminó los pensamientos de su mente. Los cortó con la daga. Los aprisionó con las cadenas. Aún así existía un factor, infinito y poderoso, que no estaba en sus manos. Más que una invocación Tyr quería abrir la puerta, dejar que Thot entrara. El aire se perfumó con lirios y lotos. Una bruma roja y azul descendió sobre ella. Hubo un momento de temor, al sentir la electricidad en el aire, pero no cejó. Un momento de calma y después, con la fuerza de un huracán, un viento golpeó a Tyr en la cara y retrocedió un centímetro, sin cruzar el círculo mágico. Hubo un fugaz instante en el que se preguntó cómo era que sus vecinos no escuchaban los truenos en su sala. Las velas se apagaron y una misteriosa luz parecía emanar de todas partes. En el aire apareció, como encarnado, el majestuoso dios Thot. Su piel era roja y vestía los linos coloridos de un egipcio. Su cabeza no era humana, sino la de un ibis. Su largo pico negro contrastaba con sus plumas blancas y verdes. Sostenía en su mano una larga vara mágica con ambos extremos encendidos en una llama azul. Había funcionado. Tyr se hincó ante la imagen y trató de decir algo, pero las palabras parecían atoradas en su garganta. - Tyr.- La voz de Thot era dulce, pero parecía provenir de un lugar muy lejano, como rebotando entre las paredes de incontables siglos.- Levántate. - Dios cabeza de ibis, yo le he invocado. Busco su sabiduría. - No debiste haber hecho eso niña, ahora saben dónde estás. - ¿Quiénes? - Todos, y vendrán por ti.- Tyr sintió miedo. No era una alucinación, de eso estaba seguro. La neblina se le metía por la nariz y sentía ganas de toser. Además, la electricidad en el aire no era como nada que hubiese sentido antes. - ¿Por qué, acaso he ofendido a los dioses? - No Tyr, vienen por ti porque te han buscado por siglos. - ¿Pero quiénes vienen por mí? - Tus padres. - Mi madre murió al darme luz, y nunca conocí a mi padre. - No hay tiempo Tyr. Corre y no dejes de correr. No debió ser así y sé que es injusto contigo, pero no tienes idea de quién embarazó a tu madre y para qué. Te ayudaré, pero por ahora debes huir. - ¿Y dejar todo? - Nada de lo que tienes aquí vale tu vida. Thot le señaló con su doble vara de poder y Tyr salió despedida del círculo mágico. Las velas se encendieron de nuevo y Thot, junto con la niebla que vino con él, desapareció. Tyr permaneció en el suelo unos segundos, tratando de digerir lo que había ocurrido. Corrió a su habitación para hacer una maleta con sus pocas posesiones personales y dormir en un hotel. Sabía que había sido real. Sabía que todo había salido a la perfección. Sabía que no se trataba de un mentiroso demonio que trataba de asustarla, y eso lo hacía peor. Era el sabio dios Thoth, guardián de los secretos, y le había dicho que su vida corría peligro. Tyr le creía, pero no sabía qué hacer. Salió despedida de su habitación cargando una maleta y corrió a la puerta de entrada, pero se detuvo en el umbral cuando escuchó el trueno. Había sido tan potente como aquel que había anunciado a Thot. Se quedó perpleja por un segundo observando a un apuesto rubio, apenas vestido con una

suave tela blanca, que sostenía una espada dorada. Era un ángel, de ello estaba segura. El ángel gritó y, con la espada en alto, la persiguió. Tyr cerró la puerta tras de ella, pero no fue suficiente. La puerta estalló en mil pedazos y el ángel, con odio en sus ojos, la persiguió por el corredor. Un vecino abrió la puerta cuando Tyr escuchó más truenos. No era una alucinación, los vecinos estaban perplejos ante la puerta destruida y los espadachines semidesnudos. Tyr bajó corriendo las escaleras, pero el ángel estaba demasiado cerca, y escuchaba que había otros tres detrás del primero. Tyr se lanzó por las escaleras contra el siguiente piso, su maleta salió volando y quedó detrás de ella, perdida para siempre. Se levantaba para huir, mirando sobre su hombro al ángel que bajaba corriendo con la espada en la mano, cuando del suelo emergieron dos hombres desnudos. Éstos no eran bellos como los ángeles, sino desfigurados y casi grotescos. El primero se lanzó sobre el ángel sosteniendo un cuchillo. Le apuñaló en el pecho, tomándolo por sorpresa, y con gruñendo como un perro mordió su carne. El ángel se defendió clavándole la espada en el pecho, pero era demasiado tarde, sangraba a borbotones de sus heridas. El segundo ángel corrió tras Tyr, ella podía sentirlo a un paso detrás de ella, y justo cuando doblaba y sentía la mano deforme, casi como una garra, agarrándose de su cabello, el demonio fue atravesado por una flecha justo en el pecho. Tyr se zafó de su agresor y miró hacia las escaleras. Uno de los ángeles preparaba otra flecha, ésta vez para ella, y Tyr se agachó a tiempo evadiendo la flecha que se clavó contra la pared. Temblando como una hoja, Tyr bajó por las escaleras de emergencia. Escuchó a los inquilinos gritando despavoridos. Escuchó que aparecían más demonios y que peleaban contra los ángeles tratando de llegar primero a Tyr. Se dejó caer un piso al suelo y resintió la caída en sus rodillas, pero eso no la detuvo. Corrió por la calle tan rápido como podía, pero escuchaba que se sucedían más truenos. Una flecha reventó el cristal del auto estacionado a su lado y se tiró al suelo, justo cuando la segunda flecha se empotraba contra la pared. Frente a ella veía correr a un ángel con espada y detrás de ella escuchaba a los demonios que salían del edificio con sus colmillos sangrientos buscándola. El corazón le latía tan fuerte que sentía que estaba a punto de estallar. Tyr echó a correr de frente, contra el otro ángel, con un ojo sobre el arquero y otro sobre la callejuela a unos metros de distancia. El espadachín era más rápido. Gritó y sostuvo la espada sobre su cabeza cuando un demonio lo atravesó con una espada de un metal tosco, como la hojalata. Tyr alcanzó la estrecha callejuela, pero sabía que no llegaría muy lejos. Escuchó a las patrullas, pero sabía que de poco serviría. Escuchó disparos, pero al voltear pudo ver a un ángel resistir media docena de tiros y partirle la cabeza en dos al patrullero. La policía no era una opción. Pensarían que estaba loca, y sus armas parecían no afectar a los seres a quienes no les importaba dejar una estela de muertos, siempre y cuando llegarán a ella. Derribó una puerta trasera, pero no entró al edificio. Estaba demasiado cansada para seguir corriendo y a cada momento se sumaban más ángeles y más demonios. Corrió agachada por un par de metros y logró meterse a un basurero y cerrar su tapa. Se sumergió en la basura, manchando sus blancas ropas y se tapó la boca para que no escucharan su agitada respiración. Podía escuchar que entraban al edificio, sin duda revisarían todos los pisos, los accesos y el techo. Les escuchaba pelear y correr a un lado del basurero sin detenerse para inspeccionarlo. Estaría segura, pero no por mucho tiempo. Tendría que salir y seguir corriendo. Tyr permaneció en silencio, escuchando a sus potenciales asesinos allá afuera. No se había despedido de su tío Ivan, aunque le hubiera gustado. Sabía que nunca lo vería de nuevo. Y aún así, sabiendo que su vida jamás volvería ser la misma, Tyr sabía que pelearía hasta la muerte. Existía en ella cierta esperanza en las palabras de Thot, y aún si fuera descubierta por ángeles o por demonios, no les daría la satisfacción de morir rogando por su vida.

LIBER ISRAFEL svb figura LXIV A.’. A.’. Publicación en Clase B. Imprimátur: N. Fra A.’. A.’..

[Este libro, anteriormente, se llamaba "Anubis," y se asigna a la clave 20ma, "El Angel."]

0. Con el Templo oscuro, y cuando el Orador haya ascendido a su lugar, que comience por el Ritual del que Entra, como sigue.

1. [Letra hebrea: Vau] Procul, O procul este profani. 2. ¡Bahlasti! ¡Ompehda! 3. En Nombre del Potente y Terrible, proclamo que he proscripto a las Cáscaras a sus moradas. 4. Invoco a Tahuti, el Señor de la Sabiduría y del Lenguaje, el Dios que sale del Velo. 5. ¡O Tú! ¡Majestad de la Deidad! ¡Tahuti coronado de Sabiduría! ¡Señor de los Portales del Universo! Te invoco a Tí, a Tí. ¡Oh Tú, el de Cabeza de Ibis! Te invoco a Tí, a Tí. ¡Tú que empuñas la Vara de Poder Doble! ¡Te invoco a Tí, a Tí! ¡Tú, que en Tu mano izquierda llevas la Rosa Cruz de la Luz y la Vida: Te invoco a Tí, a Tí. ¡Tú, cuya cabeza es como una esmeralda y Tu nemes como el azul cielo de la noche! Te invoco a Tí, a Tí. ¡Tú, cuya piel es naranja llameante como si ardiera en un horno! Te invoco a Tí, a Tí. 6. ¡He aquí! ¡Yo soy el Ayer, el Hoy y el Hermano del Mañana! Nazco una y otra vez. ¡Mía es, la Fuerza Inadvertida de la que se originan los Dioses! Que es como Vida para los Habitantes en las Atalayas del Universo. Yo soy el Áuriga del Este, Señor del Pasado y del Futuro. Veo por mi propia luz interior: Señor de la Resurrección; Que sale del Crepúsculo, y mi nacimiento es de la Casa de la Muerte. 7. ¡Oh vosotros, Halcones Divinos en vuestros Pináculos! ¡Que cuidáis al Universo! ¡Vosotros que acompañáis al Féretro a la Casa de Descanso! ¡Que timoneais la Barca de Ra avanzando progresivamente a las alturas del cielo! ¡Señor del Santuario que estás de pie en el Centro de la Tierra!

8. ¡He aquí, Él está en mí, y yo en Él! ¡Mío es, el Resplandor en el que Ptah flota por el firmamento! ¡Viajo en las alturas! ¡Camino en el firmamento de Nu! ¡Hago surgir una llama centelleante con el relámpago de Mi Ojo! Siempre precipitándome en el esplendor de Ra, glorificado diariamiente: dando mi vida a los Habitantes de la Tierra. 9. Si digo "¡Subid a las montañas!" las Aguas Celestiales fluirán con mi Palabra. ¡Pues soy Ra encarnado! ¡Kefri creado en Carne! ¡Soy la Imagen de mi padre Tmu, Señor de la Ciudad del Sol! 10. ¡El Dios que ordena está en mi Boca! ¡El Dios de la Sabiduría está en mi Corazón! ¡Mi lengua es el Santuario de la Verdad! Y un Dios se sienta en mis labios. 11. ¡Mi Palabra se cumple todos los días! ¡Y el deseo de mi corazón se realiza a sí mismo como el de Phtah cuando crea! Soy Eterno; por consiguiente, todas las cosas son como mis designios; por consiguiente, todas las cosas obedecen mi Palabra. 12. Tú, por consiguiente, aparece ante mí de Tu morada en el Silencio: ¡Sabiduría Impronunciable! ¡ Luz Total! ¡Poder Total! ¡Thoth! ¡Hermes! ¡Mercurio! ¡Odín! Con cualquier nombre que Te llame, Tú, no obstante, en la Eternidad eres innominado: Aparece, digo, y asísteme y protéjeme en esta obra del Arte. 13. ¡Tú, Estrella del Este, que guiaste a los Magos! ¡Tú eres El Mismo, omnipresente en el Cielo y el Infierno! ¡Tú que vibras entre la Luz y la Oscuridad! ¡Elevándote, descendiendo! ¡Cambiando siempre, sin embargo, siempre El Mismo! ¡El Sol es Tu Padre! ¡Tu Madre, la Luna! ¡El Viento Te ha cargado en su seno y la Tierra ha nutrido siempre la Deidad inmutable de Tu juventud! 14. ¡Aparece, digo, Aparece! Y haz que todos los espíritus se sometan a Mí: De forma que todo Espíritu del Firmamento Y del Éter. Y de la Tierra. Y bajo la Tierra. Sobre suelo seco Y en el Agua. De Aire arremolinado Y de Fuego impetuoso. Y todo Hechizo y Azote de Dios, el Vasto, Me sean obedientes! 15. Invoco a la sacerdotisa de la Estrella Plateada, Asi, la Arqueada, por el ritual del Silencio. 16. Abro el portal de la Bienaventuranza; desciendo del Palacio de las Estrellas; os saludo, os abrazo, Oh hijos de la Tierra, que estáis reunidos en la Sala de la Oscuridad. 17. (Pausa). 18.El Discurso en el Silencio. Las Palabras contra el Hijo de la Noche. La Voz de Tahuti en el Universo en la Presencia del Eterno. Las Fórmulas de Conocimiento. La Sabiduría del Aliento. La Raíz de la Vibración. La Sacudida de lo Invisible. La Envoltura de la Oscuridad Partiéndola en Dos. El Hacerse Visible de la Materia. La Penetración de las Escamas del Cocodrilo. ¡La Irrupción de la Luz!

19. (Sigue la Lección). 20. Llega el final del discurso; que el Silencio de la oscuridad se rompa; que regrese al silencio de la luz. 21. El orador parte silenciosamente; los oyentes se dispersan a sus hogares; sí, se dispersan a sus hogares.

Capítulo 2 El palacio de la virtud 6:3 Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: "¡Ven!" 4 Y salió otro caballo, rojo. Al que estaba montado sobre él, le fue dado poder para quitar la paz de la tierra y para que se matasen unos a otros. Y le fue dada una gran espada. Apocalipsis

M

iguel fue el primero en enterarse. Los ángeles no traían buenas noticias. Se

acomodó su armadura de oro y extendió las alas, era momento de enfrentar la crisis. Voló hacia el palacio de las virtudes, a donde había convocado a los demás arcángeles. Las virtudes pertenecen al segundo coro de ángeles, a una altura que los ángeles regulares son incapaces de alcanzar. Miguel podía alcanzarlo sin problemas, incluso llegar al tercer nivel, pero nadie podía ascender hasta la fuente de luz infinita. El cono invertido que del cielo se hace cada vez menos denso conforme más se asciende, al punto que nada puede alcanzar la fuente que cargue con el peso del pensamiento. Las potestades lo recibieron primero, ángeles de corona y cetro que emiten una luz púrpura por sus togas. Miguel no quiso revelarles la nueva información y se siguió de largo, subiendo por las escaleras de plata y oro. En otros tiempos se habría detenido a admirar los infinitos jardines, los inmensos palacios, el laborioso labrado de cada escalón y cada camino. Conforme la guerra se acercaba a su fin el arcángel se encontraba cargando más peso en sus hombros y disfrutando de menos tiempo para admirar la grandeza del cielo. El palacio de las virtudes estaba hecho de transparente cristal y en más de una ocasión se había golpeado de frente al confundir una pared invisible por una puerta. En ésta ocasión había virtudes en la entrada, señal que los otros arcángeles ya habían llegado. Las virtudes eran ángeles de rasgos fuertes, pues representaban el vigor y el virtus de las fuerzas cósmicas. Los guardianes le acompañaron por lo interminables pasillos, las infinitas habitaciones, las inmensas bibliotecas de pergaminos y las altísimas escaleras. Vio a los arcángeles desde que los guardianes le mostraron el camino a las escaleras y se quedaron detrás en señal de respeto. El salón principal, donde Hamaliel preside a las virtudes y constantemente mide, con compás y balance, las fuerzas de la naturaleza, no emanaba vigorosa calma, sino preocupación. Los otros seis arcángeles, como Miguel, vestían petos de oro y pesados cintos de los que colgaban sus espadas, las cuales ardían en llamas al ser retiradas de sus vainas. Gabriel y Rafael recibieron a Miguel y le acompañaron a Uriel, Raguel, Zerachiel y Remiel que discutían con Hamaliel. El que preside a las virtudes detuvo su discusión al ver a Miguel. Sus facciones eran duras, incluso ásperas, pero lograba medición tan exactas que desafiaban a las matemáticas con su delicadeza y pulso perfecto. - Hamaliel, tú que presides las virtudes, he traído a tu puerta un problema.- Hamaliel apoyó sus herramientas sobre una mesa de cristal y suspiró inquieto.- Ha nacido un Nephilim, por primera vez en mucho tiempo. - Lo sé Miguel, tus arcángeles me lo han comunicado y no logramos ponernos de acuerdo. - Así es Miguel,- Dijo Uriel.- la mujer nos puede ser útil como soldado. La guerra está pronta a terminar, podría ser el último empujón que nos lleve a derribar el techo de esa infernal caverna e inundarlo todo como luz. - Peligroso, demasiado peligroso.- Dijo Remiel.- Yo digo que la matemos. Tengo entendido que ya hay ángeles en eso. - Sí, pero hasta ahora no han servido para mucho. Eso me preocupa. - Yo la mataré.- Se ofreció Rafael.- Yo la parí, es lo justo. Esos ángeles quizás son demasiado torpes en su misión. Le cortaré la cabeza y el problema habrá terminado. - No es tan fácil.- Dijo Miguel.- La Nephilim siente, no es como nosotros. Posee libre albedrío y, según entiendo, es demasiado rebelde para ser controlada. Pero parece ser poderosa, y en ese sentido Uriel tiene razón en que podría sernos de utilidad. - Basta.- Dijo Hamaliel.- Estos problemas no me conciernen. Decidan entre ustedes. - Es cierto Hamaliel, discúlpanos. La pregunta que he querido hacerte es la siguiente, ¿existe alguna resonancia con las esferas?

- La hay. Ciertas fuerzas cósmicas han comenzado a alinearse. Los siete planetas viajan cerca. Podría tratarse por el inevitable fin de la guerra, o podría ser algo negativo. - Entonces, en el mejor de los casos la Nephilim cumple su labor angélica y las fuerzas cósmicas nos ayudan a conseguir la victoria, en el peor de los casos le cortamos la cabeza y nada perdemos. - Bien resumida la situación, hermano Uriel. Por el techo los ocho ángeles vieron descender a un noveno que tocó el balcón y entró a la sala principal. Los ocho inclinaron sus cabezas en reverencia, pues era Metatron, el que preside a los serafines. Metatron, como los otros tres serafines, era un ser de brillante fuego, con tres pares de alas. El primer par de alas cubre su rostro, uno tan bello que únicamente el Señor merece contemplarlo. El segundo par de alas cubren sus pies, en señal de infinita humildad, y el tercer par de alas son para volar en absoluto silencio. El fuego caminó hacia ellos y levantó una mano, permitiéndole a los otros levantar sus rostros. - ¿Qué noticias nos traes, Metraton? - Malas noticias Miguel.- Su voz era dulce y melodiosa. Incluso se decía que a partir del timbre de su voz, el Señor diseñó al Universo.- La Nephilim posee otro padre, un demonio. - Imposible.- Contestaron al unísono. Uriel se alborotaba el dorado cabello sin entenderlo.- Tales influencias harían imposible la adecuada gestación. De las miles de almas que impregnamos con nuestra esencia, es muy raro que alguna pueda nacer. Suponer que ambas influencias produzcan a un ser es... imposible. - No imposible.- Dijo Hamaliel.- Improbable. - Ésa es la razón por la que la mortal es tan rebelde.- Dijo Metratron.- Es por eso que los demonios la persiguen, para utilizarlas en un desesperado intento por cambiar la marea de la guerra. Mátala rápido Miguel. Es la única opción. - Entonces, está decidido.- Dijo Rafael.- La mataré. - Adelante.- Dijo Miguel.- Tráenos su cabeza para que podamos quemarla en los fuegos sagrados. Quizás con eso purificaremos la semilla de perdición que envenenó su ser. - Hay algo más Miguel.- Metatron salió al balcón y Miguel abandonó a sus confundidos compañeros detrás. - ¿Qué ocurre? - Has manejado bien ésta guerra. Tu valerosa pelea en Gomorra aún es tópico de conversación entre los querubines y los serafines. Tenemos confianza en tus decisiones. - Hago aquello que soy, nada más. - Sabemos que es necesario que sepas algo que no puedes divulgar a nadie más. - Escucho. - Ha existido siempre una profecía que se ha guardado de los curiosos escribas y de las habladurías de los mortales. Una profecía que tiene que ver con el pozo de las almas. - El secreto estará seguro conmigo. - La profecía indica que cuando la última de las almas sea encarnada, entonces se encarnará de nuevo la primera alma pura. La última alma pura. - No, Metatron eso es imposible. - Está escrito, por lo tanto será así. - Es una coincidencia peligrosa. Conforme más cerca estamos de ganar, más peligrosa se vuelve ésta guerra. - Es cierto, pero necesitabas saberlo.

Ritual mayor del pentagrama 1. Comienza con la "Cruz cabalística": *Toca tu frente y di Ateh (para ti) *Toca tu corazón y di Malkuth (el reino) *Toca tu hombro derecho y di ve-Geburah (y el poder) *Toca tu hombro izquierdo y di ve-Gedulah (y la gloria) *Uniendo las manos frente al pecho, di le-Olahm, Amen (para las Edades, que así sea). 2. Encárate al Este. Haz el pentagrama invocador de Espíritu (Activo) y vibra A H I H (Eheieh). 3. Haz los Signos del Portal (la Apertura y el Cierre del Velo) 4. Haz el pentagrama de invocación de Aire y vibra: Y H V H (pronunciaciones alternativas: Ye-hovah / Yod-Heh-Vau-Heh) 5. Entrega el Signo del Aire 6. Muévete en deosil hacia el Sur y haz el pentagrama de Espíritu (Activo) y vibra A H I H (Eheieh). 7. Haz los Signos del Portal (la Apertura y el Cierre del Velo) 8. Haz el pentagrama invocador de Fuego y vibra: A L H I M (El-oh-him) 9. Entrega el Signo de Fuego 10. Muévete al Oeste. Haz el pentagrama invocador de Espíritu (Pasivo) y vibra A G L A (Ah-glah) 11. Haz los Signos del Portal (la Apertura y el Cierre del Velo) 12. Haz el pentagrama de invocación de Agua y vibra: E L (el) 13. Entrega el Signo de Agua 14. Muévete al Norte. Haz el pentagrama invocador de Espíritu (Pasivo) y vibra A G L A(Ah-glah) 15. Haz los Signos del Portal (la Apertura y el Cierre del Velo) 16. Haz el pentagrama invocador de Tierra y vibra : A D N I (Ad-oh-nai) 17. Entrega el Signo de Tierra 18. Vuelve al Este y termina con la "Cruz Cabalística" como en (1).

Capítulo 3 La realeza infernal 6:5 Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente que decía: "¡Ven!" Y miré y he aquí un caballo negro, y el que estaba montado sobre él tenía una balanza en su mano. 6 Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: "¡Una medida de trigo por un denario, y tres medidas de cebada por un denario! Y no hagas ningún daño al vino ni al aceite." Apocalipsis

E

l infierno es ruidoso. Belial se había acostumbrado hacía mucho, pero sentía la

insoportable levedad del silencio cada vez que se encerraba en el salón de la corte infernal. Una vez cerradas las enormes puertas de acero no quedaba nada de los ensordecedores chillidos y lamentos. Los 72 estaban reunidos y sus habladurías y gritos chocarreros suplían en cierta medida la caótica melodía del dolor que Belial tanto disfrutaba. El salón es un cilindro dividido en tres secciones. En cada sección está el nicho de cada uno de las 72 abominaciones. En la parte más baja hay un trono vacío hecho a partir de huesos y azufre, reservado para el rey del infierno. A su lado, sobre un altar, se sienta Belial, el corruptor. Belial, príncipe del infierno, se acomodó en su trono y contempló a las bestias a su alrededor. Seres despreciables que no dudarían en cortarle la cabeza si la situación se presentase, y a quienes haría lo mismo si pudiera. Belial el corruptor tiene media cara bella y media desfigurada, y se sostiene con pesadas patas de toro. El príncipe no interrumpió a sus hermanos. Observó a Focalor, duque de la tercera orden del infierno, comandante de treinta legiones. Un demonio con forma de humano y alas de grifo, que comía desmembrados miembros de sus víctimas con singular voracidad. Luego vio a Sitri, príncipe de la segunda orden, comandante de 60 legiones, con cara de leopardo y alas de grifo. Aunque Belial los odiaba a todos, tenía cierto afecto por Sitri. Nunca se cansaba de la manera en que se presentaba entre los mortales y disfrutaba torturándoles contando los secretos más vergonzosos de sus amadas señoras, burlándose de ellas. Buer le hacía señas, quería empezar. Belial no soportaba a Buer, firme creyente en el invisible reinado de Lucifer. Aunque era insoportable, disfrutaba verlo en su forma pura, con cabeza de león y cinco patas de cabras dispuestas en forma de rueda. En su constante tormento, Belial encontraba una pizca de tranquilidad al ver a sus hermanos en sus verdaderas y desagradables formas. No escondían lo que eran, y a diferencia de los ángeles, eran capaces de sentir, aunque en extremos, y carecían de vergüenza. En sus tortuosas existencias podían al menos consolarse que, a diferencia de los ángeles que fueron antes de la caída, eran libres. - ¡Silencio bestias inmundas!- Los 72 chiflaron y se burlaron, pero poco a poco le dejaron hablar.Después de tanto tiempo, parece que tenemos un arma con la que podemos ganar la guerra. Todos saben de la mortal Tyr, Nephilim que acaba de aparecer y es perseguida por los ángeles, con órdenes de ser ejecutada. - ¡Es una señal!- Bathin, duque de la segunda orden, comandante de 60 legiones y héroe de guerra, se puso de sobre su cola de serpiente. Se limpio la sangre de sus manos en su lomo de caballo blanco y tiró el pedazo de carne que sostenía.- Hay que capturarla y movilizar a todo el ejército. - No queda mucho del ejército.- Se quejó Sitri. - ¿Quién es el padre?- Gritó un demonio escondido en lo alto. - Yo soy el padre.- Rugió Buer con su rostro de león. Los demonios aplaudieron como señal de hazaña, pues nadie había podido encarnar a un Nephilim desde hacía mucho tiempo.- Nuestro príncipe tiene razón, Tyr puede ser nuestra arma secreta. - Buer, atrápala y tráela aquí. La haremos parte de nosotros. - Sería más útil emplear al dios cabeza de ibis.- Dijo Buer.- Nuestra magia es débil comparada con la de Thot. Siendo mortal puede aprender más de lo que nosotros podemos enseñarle. - Tonterías.- Dijo Bathin.- ¿Para qué quieres que aprenda magia? Sin duda será más fuerte que cualquier ángel. Démosle una espada y que luche a nuestro lado. - Bathin, eres un héroe entre nosotros, pero eres un imbécil.- Todos se rieron junto del comentario de Belial y el demonio de cola de serpiente se volvió a sentar.- Buer tiene razón. Será una buena manera de tener cerca a Thot conforme nos acerquemos a la victoria. Pero soy un demonio curioso, ¿qué otros planes has trazado en esa retorcida mente tuya?

- Montar una defensiva en una de las ciudades malditas, en Enoc. Atraer a los ángeles en pequeños grupos y usar a Tyr como arma secreta. - Nunca.- Gritó Focalor.- Las ciudades malditas son puertas al infierno, si perdemos terreno allí tendremos a esos bichos alados aquí mismo. - Nuestro ejército no es lo suficientemente grande.- Se quejó otro. - Con Tyr, no perderemos terreno. - Alcen las manos, o patas, o lo que tengan, quienes estén de acuerdo con Buer.- Belial no levantó las suyas, tampoco la inmensa mayoría de los demonios. - Tyr es la única que puede llevar nuestra mejor arma.- Se defendió Buer.- El diamante negro. Por eso necesita ser entrenada por Thot en persona. Puede cargar con el diamante en batalla. - Si el diamante llega a tocar el cielo...- Sitri saltaba de emoción.- Le prenderá fuego a las murallas. Los ángeles se asfixiarán con el humo de sus muertos y opacará a la luz de la fuente. Quiero cambiar mi voto. - Yo también.- Dijo Belial y todos alzaron las manos.- Está decidido entonces. Movilizaremos el ejército a Enoc. Buer, rescata a esa Tyr. No regreses sin ella. Buer descendió por los peldaños de piedra girando sobre sus patas y salió del salón junto con sus hermanos. Detestaba la política del infierno, pero había servido. Conforme la guerra empeoraba Belial se tornaba cada vez peor. Había sido de los primeros ángeles en rebelarse y por ello ocupaba el altar del príncipe, pero desde que perdía una batalla tras otra empezaba a comportarse como si no existiera un rey del infierno, por más invisible que fuese su presencia. Buer adoptó forma humana como un alto hombre con una cicatriz en el cuello y facciones exageradamente prominentes. Acarició la herida en su cuello, se la había dado la espada flameante de Miguel en una de las primeras batallas que habían peleado. Cruzó la brecha hacia el mundo de los mortales y se dobló de dolor ante el silencio apenas mitigado por los autos y la lluvia. Con chasquear los dedos se vistió con ropas que no llamaran mucho la atención. Uno de los trucos que Thot le había enseñado a la nobleza, la capacidad de formar imágenes que los mortales no aceptarían como verdaderas. Buer había impregnado a la humana y en ese momento supo que un ángel ya había estado ahí. Nunca pensó que la mujer tendría al bebé, pues normalmente siempre se derivaban en abortos o trastornos tan graves que hacían inútil al Nephilim. Había acompañado a Tyr durante toda su vida, como un diablo guardián. La había acompañado durante su estancia en el orfanato. Le había susurrado al oído canciones de cuna que había escuchado de las almas atormentadas en el infierno. Le había dado ánimos cuando todo parecía perdido. Se había sentado con ella cuando comía con su tío y discutían de ocultismo. Incluso había logrado darle más de una idea cuando más las necesitaba. Los ángeles que la buscaban no la encontrarían, no sabían nada de ella. Buer era su padre, y la conocía mejor de lo que ella se conocía a sí misma. No estaba cerca de la librería de su tío, no podía oler su esencia en su cuadra. No estaba en el edificio de su ex novio Alan tampoco, aunque vio a más de un ángel sobrevolando el área. Seguramente había pasado por ahí. Buscó también en la casa de Isabel su mejor amiga, pero sin suerte. Buer recordó todos los rincones a donde Tyr le gustaba ir a llorar cuando escapaba del orfanatorio por un par de noches. No estaba bajo el puente, tampoco en la bodega de la panadería. Se golpeó en la frente al recordar su primer beso con Omar, un niño de una primaria cercana a su escondite favorito, debajo de las enredaderas de un parque. Al ver a los ángeles imaginó que había llegado tarde. Los veía en el cielo cuando las nubes retumbaban con truenos. Sus siluetas volaban en círculos, buscando como depredadores. Escuchó un grito en el parque y corrió por su hija. Tyr corría entre los árboles y buscaba el viejo desagüe donde, hacía más de diez años, se había escondido durante la noche escapando de los

abusivos de sus compañeros. Tyr se lanzó hacia el enorme tubo expuesto, escapando por centímetros de la espada de un ángel desnudo. Buer desenvainó su espada de oxidado acero y le cortó la cabeza al ángel. Se agachó para evitar un ataque y apuñaló a otro en el estómago. Se dio vuelta a toda velocidad y le rebanó la cara a un tercero. - ¡Ven conmigo!- Tyr, exhausta y llorando, le miró con pánico.- Vienen más en camino Tyr, no tienes otra opción. - ¿Quién eres? - Soy tu padre.- Tyr dudó un segundo y le ofreció la mano. Buer la jaló hacia ella y la abrazó.Cierra los ojos, esto va a doler. - No quiero ir al infierno. - No vamos al infierno, iremos con Thot.

ARTE DE LA GOETIA SIMPLIFICADO PARA LOS PREPARATIVOS A LA EVOCACIÓN DE LOS 72 DEMONIOS Preparación Habiendo decidido sobre qué espíritu evocar, el equipamiento ritual necesita ser observado y el templo necesita ser dispuesto. El equipo necesario está dispuesto en cualquier grimorio Goetico, pero se pueden reemplazar algunas cosas, como el oro por papel dorado y alterar en cierto grado las escalas. El Hexagrama: Según la Goetia cuando se le muestra el hexagrama a un espíritu, entonces debe obedecer a quien lo conjura. El Hexagrama debe mantenerse cubierto hasta que el espíritu es evocado. La Goetia advierte que debe ser vestido en las ropas del mago. El Hexagrama no tiene que estar hecho de piel de cabra, papel y cartón son suficientes. El Pentagrama: El pentagrama sirve para defender al mago y darle poder sobre el espíritu. El sello del espíritu debe ser escrito en la parte de atrás del pentagrama, el cual debe ser usado como medallón. Se recomienda usar un nuevo pentagrama para cada operación y se pueden fabricar a partir de discos de metal. El anillo de Salomón: Algo para situaciones de emergencia. Cuando la operación se sale de control el anillo debe estar a mano para proteger al mago de la influencia del espíritu. El vehículo de bronce y el sello secreto: Artículos opciones. El espíritu puede ser conjurado en una vasija de bronce, o en el sello secreto de Salomón como castigo. El sello: El sello del espíritu debe ser dibujado en un círculo de papel o pergamino, lo suficientemente grande para llenar el triángulo al centro del templo. Este sello tiene dos propósitos. Primero, asiste al trance y a la evocación central a la Goetia, y en segundo lugar, el sello es la “fuerza vital” del espíritu que es activada (semejante a un sigil) en la operación. El sello puede ser “torturado” para que el espíritu cumpla con la voluntad del mago, o destruido si el espíritu es desobediente. Incienso: Algunas personas consideran que el incienso le da al espíritu el medio para materializarse y debe ser colocado dentro del triángulo. El templo El templo puede ser cualquier habitación que no cumpla otra función y que pueda acomodar el círculo y el triángulo. El círculo: La tradición sugiere que el círculo debe medir nueve pies. Sin embargo, no todos tienen habitaciones que no usen y tengan esas medidas. Lo esencial es que haya suficiente espacio para moverse y tener las herramientas. Los diseños de la Goetia son muy complicados y deben ser pintados en el suelo. Crowley complica la situación al proveer de situaciones sobre los colores de los que deben ser cada círculo. Nada de eso es esencial, el círculo puede ser hecho con cinta adhesiva. El triángulo: Según la tradición debe ser de tres pies por lado y dos pies separados del círculo. Puede ser hecho con hilo o cinta adhesiva. El sello del espíritu es colocado en el triángulo.

Capítulo 4 El mago 6:7 Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "¡Ven!" 8 Y miré, y he aquí un caballo pálido; y el que estaba montado sobre él se llamaba Muerte; y el Hades le seguía muy de cerca. A ellos les fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada y con hambre y con pestilencia y por las fieras del campo. Apocalipsis

T

yr sintió una fuerza increíble que la jalaba lejos del parque. Lejos del mundo que

conocía. Se detuvo de golpe y la inercia la golpeó como una mula, y de no haber sido porque sus pies parecían estar soldados al suelo, habría salido volando hasta la luna. Cuando abrió los ojos Buer ya se había ido. Tenía mil preguntas que hacerle a su padre, y no estaba segura de cómo tomar la noticia. Por ahora, Buer le había salvado la vida y con eso bastaba. Thot la miró de regreso ladeando su cabeza de ibis. Tyr se quedó petrificada, incapaz siquiera de indicar su sorpresa. No sabía dónde estaba, pero ya no estaba en su mundo. Se encontraba en un océano de luces. Sobre ella, bajo ella y a su alrededor habían rayos que iban y venían, algunos veloces, otros lentos, algunos seguían un camino recto, otros parecían como peces que navegaban por todas direcciones. Las luces eran de siete colores diferentes y aunque Tyr y Thot estorbaban al infinito flujo de luces, no se cegaban. Las luces, como el agua, se desplazaba a su alrededor. Tyr trató de agarrar a un orbe naranja, pero este se deshizo en su mano y los pedazos flotaron y se reagruparon para continuar su camino. Cuando se acostumbró a los colores que se desplazaban por todas partes, comenzó a notar que también existían seres como auras coloridas y de forma casi humanoide. - ¿Es el cielo? - No.- Respondió Thot.- Estamos en tu mundo, ¿no lo reconoces? - No es para nada como mi mundo. - Lo es, si sabes qué ver y con qué ojo. Estamos en un plano astral. Nosotros vemos tu mundo así. Nos cuesta mucho trabajo materializarnos para verlos como ustedes se ven a sí mismos. - ¿Qué son esas cosas?- Tyr señaló hacia extrañas formas geométricas de distintos colores. Algunas eran de un negro tan oscuro que parecían devorar toda luz que entraba ahí. - Algunos son edificios, otros son lugares especiales. Son espacios con carga espiritual, algunos son positivos, otros son negativos y otros son neutrales. Solían ser más coloridos antes, ahora hay ciudades enteras del mismo color monocromático. - ¿Son personas?- Tyr se acercó a una de las auras, de colores verdes brillantes y azules oscuros. Trató de tocarlo, pero lo traspasó como si fuera humo. - Son cuatro personas, una familia. - Es difícil saber cuándo comienzan uno y empieza el otro. - Estaremos a salvo de los ángeles, por ahora. - Es tan hermoso que casi hace que me olvide que estoy en una pesadilla. - Respira profundo Tyr, no pierdas la concentración. - Esa cosa que me salvó violó a mi madre, no me pidas que me calme. Una fuerza centrífuga empujó a Tyr y conforme más se asustaba, más fuerte le jalaba. Había practicado magia por muchos años, pero nunca había vivido algo semejante. Cuando el pánico inicial cedió, Tyr recordó su entrenamiento y cerró los ojos. Respiró profundo y detuvo tantos pensamientos como pudo. Cuando se detuvo se encontró atorada entre hilos tan fuertes como el metal. Thot le tendió la mano y de un empujón la regresó al mismo lugar. - Te asustaste y te materializaste. La proyección astral necesita ser relajada. - Nunca había logrado nada como esto. - Tu alma debe sufrir una gran hambruna, una falta de pensamientos para que después muera tu Yo. Sé que es difícil, has sufrido mucho y el sufrimiento es adictivo, pero lo lograrás con un poco de tiempo. - No puedo creer que el dios Thot me está hablando.- Sintió un leve empujón y se tranquilizó de nuevo, para no ceder ante la fuerza centrífuga. - Ésa fuerza centrífuga es cada vez más fuerte. Te jala y te enreda en una existencia condicionada, hasta que no sabes la diferencia. Barbelos reina este plano, se ha vuelto un rey cruel. La suma de

todos los pensamientos que se aglutinan en los bordes de la fuerza centrífuga. Tienes que aprender a vivir en el centro, en el polo. - Tengo tantas cosas en la cabeza en este momento...- Tyr miró a su alrededor, era más bello que cualquier sueño que pudiera recordar.- Esperaré a que sea el momento adecuado. - Sabia decisión, porque tengo mucho que enseñarte. Aprenderás rápido, pues en el fondo recuerdas todo esto, aunque al principio te parezca que lo hayas olvidado. Thot le fue enseñando los distintos colores de rayos y le fue enseñando el significado de cada uno. Los tres colores primarios correspondían a la sabiduría espiritual y emocional en azul, el pensamiento en amarillo y la vitalidad en rojo. Estaban rodeados de todas las posibles combinaciones y Thot le enseñó muchas de ellas. Le ensañó a un grupo de orbes naranjas que, como aves, flotaban en formación, era la creatividad de alguien. Tyr se acercó a un aura de colores turquesa e índigo, y notó los veloces rayos verdes que se disparaban a todas direcciones, era el balance interior que se irradiaba a su alrededor. Thot señaló delgadas líneas de color cobrizo que emanaban de las auras y desaparecían. Eran recuerdos que se perdían en el pasado y que ataban a sus sujetos. Otras líneas, más gruesas y de color ladrillo, eran sus aspiraciones y hacían lo mismo. El dios cabeza de ibis le enseñó que la existencia condicionada se encuentra atada de muchas maneras. La mayor parte de las veces, por cosas agradables al sujeto. La existencia incondicionada brilla de color blanco y oro, explicó Thot, y al no tener amarres la persona no es jalada hacia dirección alguna, sino que se mueve por su propia gravedad. Tyr contempló a una de las auras que cambiaba de color conforme más líneas cobrizas y delgadas emitía, los recuerdos la entristecían y su aura se oscurecía. Tyr se maravilló frente a un aura verdosa clara que cambiaba de color a quienes le rodeaban. - Y ustedes nos ven así... Tiene sentido. Nosotros vemos todo desde el elemento tierra. No conocemos al agua de verdad, o al fuego hecho de fuego. Ustedes no pueden ver desde la materia. Pero, ¿adónde van todos estos rayos de luz? - Al pasado y al futuro, y a todas partes. Si pudieras ver tu mundo como yo lo he visto, un sol de luz pura e infinita. Visto de cerca tiene miles de colores, pero desde cierta perspectiva, no cambia nada. Es un problema de perspectiva Tyr, lo único que impide a cualquiera de las personas que ves aquí a ver cuán hermosa es la existencia, es que están condicionados. No pueden ver más allá de su propio yo, como no pueden ver más allá de la materia. - El mundo entero es... fuerzas. - Ya lo entendiste. - ¿Por qué me muestras todo esto? - Porque lo necesitarás, para sobrevivir. La magia es una cuestión de perspectiva, juega con las fuerzas existentes para crear algo nuevo. - Todo esto es hermoso, pero...- Tyr se sentó en el suelo y suspiró.- Quiero despertar, regresar a lo que tenía. No era mucho, pero nadie trataba de matarme. Si despierto estaré en una cama de hospital y olvidaré todo esto en unos días. - No es tan fácil Tyr. - Quiero volver a casa. - Si regresas, te matarán. - No pertenezco aquí contigo. - ¿Y a qué perteneces, a tu trabajo mecánico y mediocre, a tu existencia torturada por lo poco que sabes de tu madre, por tu espantosa infancia o tus malas relaciones? Tyr, tu perteneces a algo mucho mayor que eso. Mucho mayor que yo incluso. No has visto mi reino, el reino intermedio. Hay ríos de miel y delicias de las que nunca has imaginado. - ¿Cómo voy a verlo, si hay ángeles que me quieren matar y demonios que quieren algo que no sé si quiero darles?

- Buer es tu padre, pero tienes otro, Rafael. No se supone que deba pasar, pero pasa. Es una vez en un millón. - ¡Eso no consoló a mi madre cuando fue violada y perdió la cordura!- El tirón de la fuerza centrífuga fue repentino, pero Thot le tomó de la mano y la detuvo. - Tu madre no fue violada, ocurrió mientras dormía. Los demonios no pueden interactuar de esa manera, ni siquiera la realeza. Los ángeles tampoco. Tyr tiene que morir, para que Tyr pueda nacer. Lo sabes perfectamente, has sido maga por años. - ¿Y qué si acepto todo esto? - Los ángeles y los demonios han estado en batalla desde que nació la era de Piscis. La guerra se ha ido inclinando del lado de los ángeles. Los demonios quieren usarte como arma secreta en un asalto en la ciudad maldita de Enoc. - ¿Tú de qué lado estás? - Del mío. Soy anterior a la disputa, como todos quienes creamos el reino medio. La única manera de sobrevivir ha sido pactando con los demonios. Les enseñamos un poco de magia y ellos nos prometen seguridad. A los ángeles les encantaría hacer arder a nuestro reino de iniciados y magos. - Pero, ¿por qué me uniría al infierno? No quiero hordas de demonios en las calles. No tendré mucho, pero quiero a mi tío y supongo que también al resto de la humanidad. - A los demonios no les interesa gran cosa lo que ocurra en tu mundo. Con Lucifer como su líder hay orden en el infierno y reglas. Lo que quieren es invadir el cielo, prenderle fuego a todo. Dos infiernos, uno arriba y otro abajo. - Qué cosa más horrible es esa.- Tyr se levantó del suelo e instintivamente se alejó de Thot.- ¿Me pides que les ayude a destruir el cielo? No importa qué hagan los mortales, todos se irán al infierno. ¡Estás loco! No causaré... Es decir, el mundo entero quedaría condenado para siempre. - No con Lucifer. Él es un rey justo. En el infierno se torturan a las almas según su castigo, por ley de Lucifer. No habría castigo en el cielo. - Aún así, es una locura. Para ser un dios sabio, me sorprenden tus decisiones. - Si los ángeles ganan dejará de haber infierno, porque los ángeles no soportan el libre albedrío. Quieren quitarles la libertad a los mortales, hacerlos como ellos, incapaces de sentir. Autómatas con existencias sin sentido. No habrá creatividad, ni magia. Será como si la raza humana se hubiera extinguido. - No.- Tyr negaba con la cabeza. Estaba furiosa y el maravilloso espectáculo que la rodeaba no era suficiente para calmarla. Thot le tomó de la mano para evitar la fuerza centrífuga, pero Tyr estaba histérica. Con fuerza sobrehumana se aferró del plumífero cuello de Thot y lo lanzó al suelo. El dios cabeza de ibis se levantó mareado, pero Tyr se lanzó nuevamente, ésta vez lo tiró al suelo y comenzó a golpearlo en el pecho con tanta fuerza que Thot no podía respirar.- ¿Cómo te atreves a poner eso en mi cabeza? No voy a decidir el futuro de la raza humana porque tú, o quien sea, me lo proponga. No soy la redentora ni la verdugo de la humanidad. Soy una huérfana aburrida. - No, no lo eres.- Thoy difícilmente podía hablar.- Eres la criatura más maravillosa que se haya visto en la creación en mucho tiempo. ¿No ves lo fuerte que eres? - No trates de manipularme, no me gusta.- Tyr se levantó y Thot tosió tratando de respirar normalmente.- Me las arreglaré con los ángeles. - ¿Qué crees que le pasará a tu tío? No sabes cómo son ellos. No dejarán huella, y como no les importan las vidas humanas, son capaces de matar a toda la ciudad. - Pues será un sacrificio justo por no condenar al mundo.- Tyr gritó furiosa y aunque la fuerza trataba de arrastrarla, ella no se movía. Thot se sorprendió al verla ahí, roja de furia, sólida como una montaña inamovible, y entonces supo, Tyr podía destruir al mundo con tan solo desearlo.- Me gustaría ver a esas trabajadoras sociales ahora. “La pequeña Tyr nunca llegará a nada, es un caso perdido”. Idiotas, les estoy salvando el destino de sus almas. - ¿Quieres rendirte antes de empezar? Perfecto, los ángeles ganan. Todo habrá sido por nada. - No sé qué hacer. - No digas que solo eres una huérfana, porque no es cierto.

- No es justo...- Tyr miró a un recuerdo alargarse por muchísimos metros antes de desaparecer. Trató de tocarlo, pero se deshizo y se reagrupó rápidamente. El deseo le había dejado una sensación acogedora, era algo bueno.- ¿Puedes hacer que olvide todo? Si lo hago, ¿me puedes borrar la memoria? - Sí, claro que sí. ¿Tenemos un trato? - Haré de su títere, pero después no quiero saber más nada. - Hecho.- Thot le ofreció la mano y Tyr la estrechó. - Si haces algo malo, pero no lo recuerdas, ¿cuenta para algo? - Tyr, estás a punto de ver cosas que cualquier místico habría dado su vida por ver. Místicos que tú has leído. ¿Segura que quieres olvidarlo? - Voy a causar el apocalipsis, por supuesto que quiero olvidarlo.

EL CUERPO DE LUZ W.E. BUTLER Antes de intentar la verdadera proyección, debería usarse el Ritual Purificador del Pentagrama Menor. Entonces, sentado en esta postura particular, el estudiante debería visualizar cuidadosamente (subjetivamente) el contorno de la forma que desea proyectar. A continuación debería exteriorizar esta imagen mental, y verla de modo aparentemente objetivo. La figura puede ir vestida como el experimentador, o como su fantasía le dicte. Una buena imagen, y así lo descubrió el escritor presente hace muchos años, es la de una figura con túnica y capucha, siendo los detalles de la túnica y la figura concebidos y proyectados claramente. Cuando ya se haya hecho esto, puede intentarse la segunda etapa de la proyección, Aquí el experimentador está fragmentando el etérico y transfiriendo la tenue substancia etérica, astral y mental a la forma de pensamiento que ha proyectado. Tal transferencia puede conseguirse por el uso del ejercicio de la luz entretejida, y los ejercicios respiratorios basados sobre él. Cuando la imagen de pensamiento ha sido «cargada» de este modo con energía, puede empezarse la tercera etapa. El experimentador está tratando ahora de transferir su conciencia despierta adentro de la forma. Para esta etapa, el primer paso consiste en hacer que el Cuerpo de Luz haga ciertas cosas, se mueva, hable, etc., como si fuera una marioneta accionada por radiocontrol remoto. Cuando la forma visualizada puede ser mantenida claramente en la visión mental y se la puede hacer moverse fácilmente, puede hacerse el acto final de identificación. Primero de todo, se hace la «intención» mental de proyectar la conciencia adentro de la forma por un fuerte esfuerzo momentáneo de voluntad. No continuad «queriendo»; la «intención» definida o acto de voluntad pone en acción las fuerzas etéricas y astrales apropiadas. El siguiente paso es dar un paso adelante en el pensamiento y entrar en la forma que se halla delante de tí, e inmediatamente hacer un esfuerzo imaginativo por ver y oír y escuchar desde el punto de vista de la figura. Este es el punto crucial en la operación, y como hemos dicho el estudiante puede intentarlo muchas veces antes de conseguir el éxito. Usualmente, cuando uno tiene éxito por fin, se escucha un curioso sonido, algo así como un «click» metálico agudo. El estudiante se halla ahora fuera de su cuerpo físico y está revestido del Cuerpo de Luz. Al principio verá claramente los alrededores del plano físico, aparentemente autoluminoso con una luz azul clara. Su cuerpo físico durmiente yace delante de él, y un fino cordón plateado de luz nebulosa lo conecta con él. Si, sin embargo, desea alejarse alguna distancia de su cuerpo físico, debe, de nuevo por un esfuerzo momentáneo de voluntad, enviar de vuelta alguna de la substancia etérica más densa en la que está trabajando ahora. Una vez que se ha hecho esto, el Cuerpo de Luz es menos susceptible a perturbaciones físicas de varias clases y puede ser proyectado a distancias mucho mayores. El estudiante siempre sentirá, al menos en las primeras etapas, el tirón del cordón de plata, conforme responde a las diversas impresiones del plano físico que le vienen a través del cuerpo físico, pero con el aumento de la destreza la tendencia a volver al físico disminuirá. Durante la proyección es relativamente fácil, si se ha desarrollado alguna capacidad de «escritura automática», hacer que la mano escriba automáticamente y registre así las observaciones que uno está haciendo. O puede hacerse una concentración sobre la garganta, y la voz física registrará las

impresiones telepáticas enviadas por su poseedor. Pero éstos son desarrollos posteriores, pues tal concentración en el cuerpo físico tiende a atraerle a uno de vuelta hacia él. Es cuando el estudiante se halla por primera vez en el Cuerpo de Luz que sus problemas comienzan. Pues él es un niño recién nacido al plano etérico. Las mareas magnéticas en oleada de la tierra etérica tenderán a arrastrarle sin rumbo alguno, y su imaginación des controlada le transferirá instantáneamente de una serie de condiciones a otra. Aquí, también, encontrará que lo que no era sino «símbolos» en el plano físico, son cosas vivientes, y aquí encontrará que muchas de las «leyes fijas de la naturaleza», concerniente a las cuales ha hablado tan orgullosamente, están invertidas y trabajan de un modo muy diferente. Es necesario tener alguna guía en el laberinto astral, y esta guía ha de encontrarse en el uso de los símbolos asociados con el diagrama pivotal de las Escuelas Mágicas Occidentales, el «Árbol de la Vida». Usando estos símbolos como «puertas» a través de las que hacer contacto con los poderes astrales, es posible para el estudiante poner orden y método a sus vagabundeos astrales, ¡Y evitar así convertirse en uno de esos a los que un instructor oculto que conocí se refería como «vagabundos astrales»! El estudiante debería recordar siempre que, en las palabras de Marcus Aurelius, «nunca estamos menos solos que cuando pensamos que estamos solos». Hay guías e instructores que pueden no percibirse al principio, pero que se le darán a conocer. Siempre debería probar a esos instructores por las normas morales y mentales que ha construido por sus series de meditaciones cuando estaba ocupado en la construcción de su «personalidad mágica». Estas normas las habrá incorporado a ciertas figuras y gestos simbólicos, y usará éstos para probar a los que aparecen en el astral y alegan guiarle y enseñarle. Habiendo dejado el físico y trabajado en el Cuerpo de Luz, el estudiante debe volver ahora. Por algún tiempo habrá habido un tirón creciente desde el físico, y sólo tiene que rendirse voluntariamente a este tirón para ser «recogido» de vuelta al cuerpo material. Tal retorno rápido tiende a romper el vínculo de la conciencia así como la cadena de memoria que le permite recordar sus experiencias astrales. El retorno debería por lo tanto ser deliberado. Esto no es fácil al principio, pues el tirón del físico aumenta conforme uno se acerca a él. Si el estudiante ha salido por la vía de la Puerta de Pilones de algún tren de símbolos asociados, entonces debe volver por esa puerta hasta que, en su Cuerpo de Luz, se halle de nuevo mirando a su organismo físico durmiente. Debería hacerse la «intención» de retomar lentamente al físico, la misma proyección de conciencia que la que se usó en el paso-afuera, pero, desde luego, «al revés». Cuando la «estrella de la conciencia» con sus memorias astrales asociadas, ha sido transferida al físico, el estudiante debería visualizar el Cuerpo de Luz, en el que ha estado trabajando, delante de él. Entonces debería, por un esfuerzo constante de voluntad, atraerlo de vuelta adentro de sí. Esto nunca debería omitirse. La forma subsistirá en su esfera astro-mental, y será más fácilmente formulada y emitida en el futuro. Pero dejar tal forma, o formas, vagando sin rumbo en la atmósfera psíquica de uno es decididamente necio. Surge aquí un punto curioso, un punto con el que se familiarizará el estudiante conforme el tiempo pasa. El Cuerpo de Luz puede mostrar signos alarmantes de ser en sí mismo un ser independiente, y no responderá a su formulador. Cuando esto ocurra, la práctica de la proyección debería ser precedida por una meditación sobre los principios usados para construir la personalidad mágica, y disciplinar y controlar el Cuerpo de Luz errante. Nunca permitas que se separe o se vuelva dominante. Es tu funda, tu vehículo, y tú deberías ser su maestro, y él debe ser tu siervo.

Capítulo 5 La muerte 6:9 Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio que ellos tenían. 10 Y clamaban a gran voz diciendo: "¿Hasta cuándo, oh soberano Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre sobre los que moran en la tierra?" 11 Y a cada uno de ellos le fue dado un vestido blanco; y se les dijo que descansaran todavía un poco de tiempo, hasta que se completase el número de sus consiervos y sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos. Apocalipsis

M

iguel aleteó sobre los jardines de delicias y se posó sobre un alto cedro desde el

que podía ver las infinitas planicies y valles a su alrededor en el primer cielo. Lo sentía incluso sin tener que pensarlo. Miguel solía ser tan ligero como un serafín, del peso de un pensamiento. Seguía volando a la misma velocidad y no le costaba esfuerzo alguno elevarse con sus alas. Aún así, algo cambiaba, un peso extra que no podía explicar. Al principio pensó que era el peso sobre sus hombros, una larga y cruenta guerra que iban ganando. Ahora estaba seguro que era algo más, era su espada. Miguel extrajo su espada de su vaina y ésta se prendió fuego de inmediato. Había cortado tantas cabezas con aquella llama que había perdido la cuenta por completo. Había despechado a ejércitos enteros con su espada y nunca había pesado. Era más ligera que la intuición más vaga y confundida. Ahora pesaba casi lo mismo que una pluma. Miguel estaba preocupado, jamás había escuchado de eso. Divisó a los ángeles que le llevaban las noticias buscándole entre las almas de los bendecidos. Miguel alzó la espada flamígera, pesándola en su mano y confirmando su sospecha. Los ángeles vieron la espada y volaron hacia él. Carecían de emoción en sus rostros, como todos los ángeles, pues eran incapaces de sentir más emoción que la devoción absoluta, de modo que Miguel no sabía si eran buenas o malas noticias. Sospechaba que no eran buenas. - Tenemos malas noticias, mi señor.- Miguel había tenido razón.- Los demonios se atrincheran en la ciudad prohibida de Enoc. - Sin duda una medida desesperada.- Dijo el otro ángel. - ¿Y la nephilim? - No la hemos encontrado, pero no tardaremos. No puede esconderse para siempre. - Regresen a sus puestos. - Sí señor. El arcángel vio a las figuras desnudas alejarse rápidamente y alzó el vuelo. Alcanzó el segundo cielo, hacia el coro, para llevar las noticias a todas las ordenes de ángeles. Miguel había estado al frente de la guerra desde que el primer ángel se rebeló. Había peleado en todas las batallas, las fáciles y las suicidas. Había sobrevivido todo, pero en el fondo sabía que lo había sobrevivido porque tenía el conocimiento metafísico de que ganarían. Seguía estando seguro de la eventual victoria, después de todo estaba escrito, pero comenzaba a dudar que el fin de la guerra estuviera tan cerca como habían pensado originalmente. - ¿Has oído las noticias?- Uriel se le acercó primero.- Se atrincheran en Enoc. - Veo que las noticias se esparcen rápido en el cielo. - Hay que movilizar al ejército entero, aplastarlos para siempre.- Uriel se golpeó el peto de oro y sonrió.- Está escrito que ganaremos, éste es el momento. - No es tan fácil, hermano Uriel. La ciudad es foco de desolación y pestilencia. El ejército entrará increíblemente debilitado, nuestros números valdrán poco. Tenemos que enviar a alguien más para romper el hechizo. - ¿Crees que los tres coros lo acepten? - Espero que sí, hermano. No quiero enviar al ejército a una trampa obvia. El coro se fue poblando rápidamente, mientras Miguel esperaba pacientemente en el centro. El primer coro en llenarse fue el inferior, el tercero. Los ángeles ocuparon sus sillas, desnudos y radiantes. Sus hermanos arcángeles se sentaron después. Finalmente llegaron los principados, con sus alas multicolores, con coronas y cetros. Cerviel, quien preside a los principados, agachó la cabeza y le hizo una reverencia en señal de respeto. El segundo coro se acomodó después, empezando por las potestades, vestidos en radiantes togas púrpuras, acariciando sus cetros y

luciendo sus coronas. Las virtudes se sentaron después, empezando por Hamaliel. Lentamente ocuparon sus lugares sosteniendo sus balanzas y sus compases como señal de sus funciones. Las dominaciones llegaron después, con orbes de luz sobre sus cabezas o sobre cetros. Hubo un momento de silencio cuando el segundo coro se hubo reunido. El tercer coro fue llegando en completo silencio. Los Tronos llegaron primero, ángeles de toga y con bastón de mando dentro de dos ruedas superpuestas, en forma de cruz, que giran envueltas en llamas. Los querubines fueron tomando sus asientos después de los Tronos. Miguel les consideraba los más misteriosos de todos. Aparecieron ocultos entre cuatro alas repletas de ojos, asomando ocasionalmente sus rostros de león, buey, águila y humanos en una misma cabeza. Hubo un segundo momento de silencio cuando Metatron, jefe de los cuatro serafines, apareció en nombre de los serafines envuelto en llamas, con un par de alas cubriendo su rostro y otro par cubriendo sus pies. Metatron permaneció de pie y no dio señal alguna para empezar la reunión. Miguel respiró profundo y contó hasta diez antes de hablar. - Como muchos de ustedes ya saben los demonios han decidido lanzar una ofensiva total, atrincherándose en la ciudad prohibida de Enoc. También saben que he estado a cargo de la guerra desde el principio por orden expresa de nuestro amado Señor. He escuchado los rumores de que quizás la guerra esté a punto de terminar, y que quizás ésta batalla sea la última batalla. Pero les ruego, hermanos míos, a que no cultiven falsas esperanzas. Ganaremos la guerra, pero no es sabio aventurar cuándo será eso exactamente. - ¿No crees que éste acto desesperado de los demonios, éste último intento, sea de hecho la ofensiva final?- Gamaliel, una potestad, se levantó de su asiento y habló más a sus hermanos reunidos que a Miguel.-Sin duda los demonios, lejos de la luz del señor, embrutecidos por la oscuridad y enloquecidos por la desesperación eterna, serían capaces de semejante error. - Es cierto que los demonios son impulsivos, incapaces de formar una estrategia compleja. Pero también es cierto que sus generales son capaces de formar trampas. No olviden la batalla de Emu, cuando nos hicieron creer que se retiraban y en realidad lanzaban a todo su ejército a un desesperado intento por separar a nuestro ejército. Tuvieron éxito, y pasamos casi un siglo, de tiempo mortal, en una lucha encarnizada. Perdimos a gran parte de nuestros ángeles en esa batalla. - Pero ésa ciudad es una puerta al infierno.- Dijo una de las dominaciones.- Si nos abrimos paso, podríamos llegar al infierno. - Más razón para ser precavidos. En tierra maldita nuestros soldados son más débiles. Ellos esperan que, como han hecho ellos, lancemos al ejército entero enfilándonos a un matadero. - ¿Propone que mandemos solamente una fracción?- Preguntó Rajmel, una de las virtudes. - No, propongo que mandemos al ejército entero. Es cierto, es una excelente oportunidad para entrar al ejército por una de sus salidas secundarias. Pero no podemos hacerlos solos. Es por ello que los he convocado a todos. Quiero invocar a la muerte. El ejército del purgatorio puede entrar a esa ciudad sin problema alguno. Ellos pueden abrirnos camino. - ¡Inmundicia!- Gritó Larnel, uno de los principados.- No podemos valernos de los malditos. - No hay nada en aquello que está escrito, que lo prohíba.- La voz de Nemoel, uno de los tronos, era como un trueno que retumbó en el coro. - ¿Entonces tengo su permiso? - No es sabio.- Contestó Kerubiel, quien preside a los querubines. Asomó su rostro de águila y el centenar de ojos en sus alas parpadearon al unísono.- Pero no está prohibido. - Propongo que sea a votación.- Lomoel, una de las potestades, esperó unos segundos de silencio antes de hablar. - Que se levanten quienes están a favor de invocar a la muerte.- Poco a poco se fueron levantando centenares de ángeles, mientras que otros centenares permanecieron en sus lugares. - Es un empate.- Dijo el arcángel Gabriel, quien había permanecido sentado. - Lo dejamos en tus manos.- Dijo Metatron, y la espada de Miguel se hizo un poco más pesada. - Que así sea.

Los ángeles abandonaron el coro en el orden inverso al que habían llegado. Miguel esperó hasta que el último ángel se hubiese levantado para poderse retirar. Voló hacia el lago de oro, donde un oro líquido formaba las figuras de los planetas y las fuerzas que ejercen, para pensar en soledad. Le gustaba mirarse reflejado entre las esferas que circulaban en sus órbitas. Había algo en el movimiento del espeso líquido que lo relajaba. La soledad no duro mucho, pues fue encontrado por sus hermanos arcángeles. - Hermano, invocar a la muerte es mal agüero.- Dijo Gabriel. - No, Miguel tiene razón.- Le corrigió Raguel.- Podemos partir al enemigo en dos. Además, si ésta será nuestra última batalla, será mejor que usemos todos los medios a nuestra disposición. - Entonces no está en nuestras manos.- Gabriel señaló hacia arriba.- Propongo que veamos a los cuatro serafines en el trono de nuestro Señor y nos comuniquen su voluntad. - De acuerdo.- Dijo Rafael.- Sea o no la última batalla, el Creador sabrá mejor. - No, de ninguna manera.- Interrumpió Miguel con aprehensión en la voz.- Esto se queda entre nosotros. No quiero molestar al Señor con esto, es mi obligación. - Pero hermano, los serafines pueden quitar este terrible peso de encima.- Insistió Gabriel. - No, ésta es mi carga. No buscaremos a los serafines y eso es final. Decidiré por mí mismo. - Lo que decidas, hermano Miguel, será de mi agrado.- Dijo Rafael.- Te he fallado en encontrar a la Nephilim. No quiero ser el causante de más dolores. - Que así sea.- Se rindió Gabriel apuntado sobre ellos. Metatron descendía a su lado.- Parece que el mayor de los querubines te ha encontrado. - Metatron.- Le saludó Miguel. Los otros arcángeles se retiraron en silencio.- ¿Vienes a quitarme el peso de encima? Invocar a un enemigo potencial es mucha carga. - Me temo que no Miguel. He venido a recordarte de la profecía. - No la he olvidado. - ¿Tyr está en el infierno? - Lo más probable es que sí. - Entonces ya sabes qué hacer. - Sí, lo sé. Metatron se alejó sin decir más nada, dejando solo a Miguel, pero sin disfrutar su soledad. No había manera de saber si aquella sería la última batalla, pero Miguel rogaba porque así fuera. Sólo así el peso se iría de sus hombros, un peso que comenzaba a cansarlo. Descendió del cielo cuidadosamente y entró al purgatorio. Un viento frío turbó las plumas de sus alas. Una tibia luz se filtraba del cielo sobre ellos. Las nubes no estaban arremolinadas, bañadas en dorada luz, como en el cielo. En el purgatorio el cielo es gris y monótono. El arcángel miró a las almas que vagan sin rumbo en el infinito paraje de rocoso desierto. Con los ojos en blanco las almas apenas y conservan cierta conciencia. Saben dónde están y el peso de la culpa curvea sus espaldas. Juntas forman el ejército del purgatorio, los soldados de la muerte que recogen las almas de los mortales con las hoces que pesadamente cargan de un lado a otro. No hay palacios, ni castillos, ni construcción alguna. La prisión más perfecta de todas, un desierto infinito. Los grilletes más pesados de todos, la culpa y el arrepentimiento. Almas demasiado pesadas para subir al cielo y demasiado ligeras para hundirse al infierno. Todas ellas gimiendo de dolor, esperando el momento en que el Señor decida cuándo han cumplido su condena. La muerte es, entre ellos, el más castigado. Miguel exclamó tres veces el nombre secreto de la muerte. No había hablado con él desde su castigo, y jamás le había pedido nada. No tenía nada que ofrecerle y mucho que pedirle. La muerte se postró ante él, con sus harapos negros cubriendo los huesos frágiles y la carne podrida, con una mano sobre una hoz y otra mano sobre un reloj de arena. El arcángel no necesitaba tocarlo para sentir su infinito sufrimiento. No era el mismo que con los demonios, había algo trágico en él. Algo que Miguel no podría comprender nunca.

- Tengo órdenes para ti y para tu ejército del purgatorio. Habrás de luchar con nosotros en lo que podría ser una última batalla. - Estoy cansado, mi señor, y muy viejo. No sé si tenga la fuerza necesaria. - La tendrás, es una orden. Los demonios se han atrincherado en Enoc. - ¿Enoc?- La muerte sujetó con más fuerza su hoz y levantó su espantoso rostro para mirar al ángel, implorándole con sus ojos.- Eso no mi señor, todo menos eso. - ¡Es una orden!- Miguel rugió como un león y la muerte bajó la cabeza. - Mi señor, estoy cansado, he cumplido mi castigo. Le ruego que me libere, mi tiempo ha pasado. - Tu castigo estará cumplido cuando el Señor lo diga y no antes. Que te sirva esto de consuelo, si ésta es en verdad una última batalla, y nos ayudas a llevar al ejército hasta las entrañas del infierno, tu tiempo habrá terminado. El Justo te ha asignado el castigo de no morir, pero si ganamos la guerra no habrá mayor necesidad para ti. Quizás el Señor decida destruirte. - Lo agradezco, mi señor. - Prepara tu ejército. La batalla está próxima. La muerte se disolvió en el aire y Miguel regresó rápidamente al cielo. Se sentía sucio de siquiera haberlo visto. Se lavó la cara en un lago de agua cristalina y peces de diamantes. Rafael se acercó y esperó a que su hermano terminara de lavarse. - Ganaremos la guerra hermano Miguel. Ésta batalla será la batalla final. Nos encaminamos a la victoria. - No Rafael, nos encaminamos a una masacre. Que el Señor tenga piedad de sus mártires.

INVOCACIÓN A LA SANTA MUERTE Santísima Muerte, Santísima Muerte, Santísima Muerte te pedimos vengas a nosotros y te unas al gozo que sentimos cuando estamos contigo, mi Niña Blanca, mi Rosa Maravillosa, guíanos por todo el camino y protégenos de todo mal. Santísima Muerte, Santísima Muerte, Santísima Muerte ven te lo pedimos Señora Nuestra para venerarte, deja sentirte, y llénanos de gozo porque al estar con nosotros nos das la protección y no tememos ante nada porque con las virtudes que posees, lograremos vencer todos los obstáculos, Santísima Muerte de Nuestro Corazón no nos abandones y danos tu protección. Santísima Muerte, ven, te lo pedimos de corazón; gracias, gracias, gracias, Santísima Muerte, por estar con nosotros y, en nombre de Dios Padre Todopoderoso, te ofrecemos y te rezamos la siguiente novena (véase Novena de la Santa Muerte). Gracias Niña Blanca. Gracias Rosa Maravillosa por tu estancia con nosotros, Bendita seas. Gracias, por escucharnos; agradecemos la protección que nos brindas y te pedimos que vengas cada vez que seas invocada por nosotros o siempre que alguien de nosotros te necesite, mi Niña Blanca, gracias te damos, Bendita seas Santísima Muerte, gracias por concedernos este gran tiempo de gozo. Gracias Santísima Muerte Gracias Rosa Maravillosa Gracias Niña Blanca. Una Oración para invocar Señora de la muerte espíritu esquelético poderosísimo y fuerte, indispensable en el momento de peligro, yo te invoco seguro de tu bondad. Ruega a dios todopoderoso, concédeme todo lo que te pido. Que se arrepienta por toda su vida el que daño o mal de ojo me hizo y que se vuelva contra el enseguida, para aquel que en amor me engaña pido que lo haga volver a mi y si desoye tu voz extraña buen espíritu de la muerte, hazle sentir el poder de tu guadaña. En el juego y en los negocios Mi abogado te nombro Como el mejor Y todo aquel Que contra mi viene Hazlo perdedor. Oh, Señora de la Muerte, Mi ángel protector, ¡Amen!

Capítulo 6 La seducción de Tyr 18. Sólo los que tienen miedo fracasarán. Aquellos que han doblado sus espaldas para el yugo de la esclavitud hasta el punto de no poder ponerse derechos más. A estos los despreciaré. 19. Pero a vosotros que habéis desafiado a la ley, a vosotros que habéis vencido con la sutileza o con la fuerza, os traeré a mi, siempre os traeré a mi. 20. Yo no os pido que sacrifiquéis nada en mi altar. Yo soy el Dios que lo da todo.21. Luz, Vida, Amor; Fuerza, Fantasía, Fuego. Estas cosas os traigo: mis manos están llenas de ellas. Liber Tzaddi

N

o estaba lista para ir al infierno. Nadie lo está. Thot trató de explicarle lo que era,

pero no había manera de prepararla. El dios cabeza de ibis le enseñó la brecha, el tránsito entre los planos. El maestro de los magos le enseñó los secretos del mercurio. La sustancia de la voluntad, que es lo que desea ser. Para cruzar la brecha, le explicó Thot, hay que ser el lugar a donde vamos. A Tyr le pareció que la brecha era como un túnel hecho de agua, en cuyas paredes cilíndricas podía verse reflejada de muchas formas, no todas ellas agradables. Caminó unos pasos con Thot y el dios cabeza de Ibis le tomó de las manos. - Antes la brecha era como un río que llevaba a todos los planos. - ¿Y qué pasó? - Los ángeles condenaron el tránsito entre los planos como herejía. Todo lo que queda es esto. - ¿Caminamos al infierno o hay alguna escalera?- Bromeó Tyr. - Las escaleras fueron quitadas hace mucho. Déjate caer. - ¿A qué te refieres? - La seducción del infierno reside en la gravedad, es más fácil caer que volar. Con un poco de práctica aprendes a dejarte caer lo suficiente, en vez de desplomarte al vacío. - ¿Qué hay en el vacío? - La fuerza es tan grande que te destruye de todas partes. Ningún demonio puede llegar hasta allá y sobrevivir, sin perder lo poco que queda de ellos mismo. Únicamente el rey ausente del infierno puede vivir ahí, confinado en un diamante negro por toda la eternidad. - Menos mal que me tienes de las manos. - Cuidado Tyr, porque en el infierno no existe únicamente el odio y la desesperación. Todos los placeres que embrutecen y olvidan se encuentran ahí. - Cuando todo esto acabe, usa un poco de eso y hazme olvidar. Tyr sintió el tirón hacia abajo y cerró los ojos. Cuando los abrió ya estaba en el infierno. Tyr había creído que estaría lista, pero no lo estaba. En la caverna infinita no hay estrellas que contemplar, ni nubes bañadas de oro. El terreno es escarpado y peligroso, profundos barrancos ocultos conducen a las almas al plomo fundido de las profundidades. 72 comarcas organizan al número infinito de almas. Los alaridos, los chillidos, los llantos y las súplicas eran ensordecedores. Tyr se tapó los oídos, aunque no servía de mucho. A la distancia vio las gigantescas estatuas de los señores de cada comarca, la realeza de los 72 señores del infierno. Una carroza de piedra, empujada por enormes demonios con formas semejantes a las de un toro y a un dragón, se acercó lentamente y se detuvo frente a ellos. Buer bajó en su forma humana, vistiendo una túnica de cuero y piel. - Tyr.- Buer no sabía qué decir y las palabras se atoraron en la garganta. - Ha aceptado.- Dijo Thot. - Con condiciones.- Corrigió Tyr.- Acepté no matarte, por ahora. - Los señores esperan en el palacio.- Thot entró a la carroza y Buer se acercó a su hija.- No te pareces en nada a mí. Me alegra. - Mi madre sabía lo que pasó. La volvió loca. Tú la mataste. Tú y ese arcángel. - Es un trágico pasado, pero puedes cambiar el futuro.- Buer trató de ayudar a Tyr a subir a la carroza, pero ella rechazó su mano. - Es una situación imposible, no la hagamos peor. Y no finjas que me conoces. - Te observé siempre Tyr, a ti y a tu madre. Ella me odiaba, pero te amaba a ti. - Ahora sé que estás mintiendo.- La carroza avanzó lentamente. La débil luz de las fogatas y las piras se filtraba dificultosamente por las pequeñas ventanas con barrotes de acero. - Es cierto Tyr.- Dijo Thot.- Buer ha sido tu diablo guardián. - No pude hacer nada por tu madre, la vi desintegrarse sin que pudiera siquiera tocarla. Hay mucha locura en el infierno, y eso es algo que no pude curar.

- Puedo ver la locura.- Tyr pegó su rostro a los barrotes de las ventanas y miró hacia afuera. Enterrados a medias había cientos de almas que lloraban. Más lejos se extendían extrañas formaciones rocosas donde los condenados eran torturados todo el tiempo.- Mandaron a mi madre a esto. - Tu madre no está aquí. Si lo estuviera sería tratada como una reina. Al morir su alma ascendió al purgatorio.- El rostro de Tyr se iluminó de repente y los miró a ambos con ojos llorosos. - Mi mamá, ¿está bien? Hay que liberarla, ese es mi precio. - Imposible.- Dijo Thot.- Ya pensamos en esa posibilidad, pero el alma de tu madre fue desintegrada por los ángeles. Eso ocurre siempre que han fornicado con una mortal, se deshacen de su alma como si fuera nada. - Con nosotros habría estado segura, disfrutando las delicias del infierno. Pero su amor por ti fue demasiado grande. La locura no fue su culpa, ella pertenecía en el cielo. - Maldita sea.- Tyr golpeó la pared de la carroza y el vehículo entero se ladeó momentáneamente. Miró nuevamente por la ventana para esconder sus lágrimas.- Nunca la conoceré. No en mi mundo, no en el infierno, en ninguna parte. ¿Cómo era ella? - Le gustaban las flores. Siempre tenía tulipanes en su casa. Se parecía mucho a ti, con esos ojos grandes, esa nariz larga, el mismo rostro ovalado y el mismo carácter duro. Detestaba el chocolate. - Yo también lo odio. Odio portarme como niña chiquita, discúlpame por lo que dije sobre matarte. - Estamos llegando.- Thot señaló hacia afuera y Tyr vio el camino de piedras negras que conducían hacia uno de los cuatro ríos de lava del infierno. La carroza pasó sobre un angosto puente y entraron al castillo. Tyr dejó de oír a los condenados y escuchó las risotadas de los demonios, los gritos de enojo y los aullidos enloquecidos. - Te acomodaremos en un cuarto mientras el ejército se prepara. La movilización ha comenzado. Te explicaremos el papel que habrás de desempeñar.- La carroza se detuvo y bajó Buer. Thot detuvo a Tyr del brazo y acercó su pico a su oreja. - No te enamores del lugar Tyr. - ¿Quién se enamoraría de esta pesadilla? - Casi todos los que vienen voluntariamente. El castillo era el edificio más inmenso que Tyr hubiese visto. Buer le explicó que aquella sólo era el nivel exterior, y que era aún más grande cuando se descendía. El enorme patio exterior estaba resguardado por demonios soldados, muchos de ellos tan deformes que no parecían humanoides en lo absoluto, que perdían su tiempo haciendo cosas impensables a varias de las almas que, como cadáveres, habían perdido toda voluntad de vivir. Bajaron por escaleras iluminadas con grandes antorchas. Los escalones eran amplios, pero estaban casi siempre ocupados por demonios que peleaban entre ellos o azotaban sus cabezas contra el muro. Los furiosos, les llamó Buer, sin explicar nada más. Tyr apretó los puños y la quijada. Sin siquiera pensarlo se estaba enojando. Se dio cuenta cuando sus brazos se volvieron tiesos y temblorosos. Respiró profundo y trató de aquietar sus pensamientos, pues sabía que no eran suyos, sino del infierno. Comprendió lo que Thot había dicho acerca de la gravedad conforme bajaban cada vez más. Si no era la ira, era la gula, o la lujuria, o la pereza. El infierno estaba lleno de pasiones, y muchas de ellas no eran desagradables. Buer empujó una mohosa pared y entraron a una imponente sala con altísimos techos sostenidos sobre chuecas columnas. El suelo y las paredes se encontraban adornados por pequeños mosaicos de metales opacos con formas de los diferentes demonios. En aquella sala se encontraban dos demonios de la realeza, que Buer los presentó como el duque Berith y el marqués Forneus. Berith era un demonio de apariencia humana, pero con la piel roja como quien ha sido víctima de un incendio, vestido como soldado tenía una corona de latón y hablaba con el marqués Forneus, un enorme monstruo de mar, como una ballena aceitosa con garras de cangrejo en su frente. Tyr no escuchó la conversación, pero sabía que hablaban de ella por el modo en que la miraban. Buer abrió una de las puertas de madera oscura.

- Puedes descansar aquí mientras los soldados terminan de alinearse. - Soy una prisionera, ¿es eso? - No, al contrario, eres nuestra invitada más querida. Puedes salir cuando quieras, pero no vagues por el castillo, es peligroso incluso para alguien como tú. - No te preocupes Tyr, volveré por ti lo más rápido posible.- Thot la abrazó y sigilosamente le entregó un pedazo de pergamino en la mano.- Nada de lo que veas ahí es real. La puerta no tenía picaporte, únicamente un agujero donde meter la mano para abrir la puerta, por lo que Tyr pudo respirar más tranquila. Lo que había visto la había afectado emocionalmente y sabía que, lo que faltaba por ver, sería mucho peor. Entró a la larga habitación iluminada por velas en las paredes y se sorprendió al encontrarla vacía por completo. Las frías paredes y el helado suelo eran su única compañía. La Nephilim no sabía si aquello debía confortarla, o preocuparla. Se sentó en el suelo, apoyada contra la húmeda pared y mirando hacia la puerta entreabierta. En el tiempo que le tomó parpadear la habitación había cambiado para siempre. Ahora extensas y coloridas mesas sostenían tazones repletos de comidas y, al fondo de la larga estancia, un hombre le esperaba desnudo en una cómoda cama. Lo reconoció de inmediato, era Alan. Cuando su ex novio comenzó a hablar, Tyr se echó a reír. Sabía que nada de lo que estaba ahí era real. Alan vivía, e incluso si hubiese muerto no estaría en el infierno, mucho menos en esa específica habitación en el castillo. Era una ilusión, realista, pero completamente falsa. La comida, aunque falsa, era deliciosa. Tyr ignoró al hombre desnudo y comió de las frutas y las carnes, disfrutando del vino y de la cerveza. No era un mal trato, tenía deliciosas comidas, un sensual hombre desnudo en una cama, y la puerta abierta para salir cuando quisiera. Recordó lo que Thot había dicho sobre aquellos que llegaban al infierno voluntariamente y nunca más salían, presas de las seducciones. Eso no podría pasarle a ella, precisamente porque sabía que era una trampa. Se hartaría de comida y saldría de la habitación, quizás probaría suerte con el impostor en la cama. Probó del vino en las extrañas copas y sintió sabores que nunca había probado. El hermoso líquido dejaba una sensación en su interior que era imposible en su mundo. No solo era dulce, dejando una sensación de calor, como muchos de los licores que había probado, era algo mucho más delicioso. Una de las copas le hacía sentir exactamente como se sintió la vez que escapó del orfanato y escaló por una escalera de incendios hasta el techo del edificio más alto que había visto en su vida. Si cerraba los ojos podía sentir el viento en su rostro y la sensación de libertad. Otra copa sabía a Alan, a la manera que acariciaba su cabeza y besaba su nuca antes de quedarse dormido. Tyr miró a la puerta, no se había cerrado, seguía en la misma posición. Se detuvo frente a las copas y respiró profundo. Alan caminó hacia ella, oliendo exactamente como olía Alan. La puerta no estaba lejos, podía llegar a ella corriendo en cosa de segundos. No tenía porqué beber más de aquellas copas, pero su mano estaba cerca. Podía cerrar la mano, alejarla de las copas y salir de la habitación en ese preciso instante. El problema estaba en que no quería. Su mente le urgía a salir de aquel lugar, pero su cuerpo parecía estar hecho de plomo, pues no podía comandarlo. El deseo era más fuerte. El deseo era lo más delicioso que hubiera probado. Bebió de todas las copas en rápida sucesión. Su mente comenzó a dar vueltas y antes de que se diera cuenta ya estaba en la cama. Su conciencia se conectaba y desconectaba, mostrando momentos fragmentarios. Pero aunque su mente se había ido, podía sentir cada momento. Él era Alan, estaba segura. Desnuda en la cama regresó en sí. Alan acariciaba su espalda, salpicándole de vino y riendo. Tyr nunca había sido más feliz en su vida. Sus ropas habían quedado amontonadas a su lado. Alan hablaba y su voz era melodiosa como la de los ángeles. Tyr dejó caer el brazo por el costado de la cama y su mano encontró el pergamino que Thot le había dejado. Lo desenrolló con una mano y perezosamente lo leyó a la luz de las velas. El mensaje decía “Eres la hermosa Tyr, más fuerte que la marea”. Leyó y releyó el mensaje sin que su embrutecida mente pudiera entenderlo. Alan la

volteó y comenzó a besar sus senos, mientras Tyr acariciaba su cabello. Miró hacia la puerta abierta y su razón, que había quedado atrapada bajo pesados deseos e impulsos, emergió del fondo como una campana. Ella era Tyr, más fuerte que la marea. La gravedad, se dio cuenta Tyr, es más efectiva cuando no se siente. Hizo a un lado a Alan y se levantó. Pensó en vestirse, pero no quería arriesgar estar ahí otro segundo. Con paso seguro marchó hacia la puerta y se detuvo a unos pasos. Miró hacia atrás y la tentación apareció de nuevo. Podría hacerlo una vez más, manteniendo el mensaje de Thot a mano en todo momento. Se levantaría y, ahora sí, marcharía por esa puerta. Thot le había enseñado bien. Tyr recordó el misterio del mercurio y sonrió. Podía someter sus tentaciones bajo su dedo meñique. Alan la llamó desde la cama, sosteniendo una botella de vino. Tyr caminó hacia la cama y recogió un largo candelero. Alan le miró confundido y Tyr lo atravesó en el estómago con el candelero. - Tyr... ¿Qué haces? Soy Alan. - No, no lo eres. - Los ángeles me mataron, Buer me recogió de entre los condenados. Soy tu regalo. - No, Alan era hermoso e increíblemente imperfecto. Tú eres una copia imperfecta, una sombra de todo lo que él es y no es.- Tyr siguió empujando, el candelero le atravesó por el estómago y se caló contra la pared. - Tyr, por favor...- Era su voz, no había duda. Tyr desempotró el candelero de la pared y lo clavó al techo.- Amor, no lo hagas... Me regresarán con los otros, ¿qué no me amas? - No hay amor en el infierno, solo placer. ¿No es así como funciona? - Te voy a partir en dos ramera.- Alan fue cambiando de forma a un grotesco demonio con muñones en vez de brazos y llagas por todo el cuerpo.- Violaré tus entrañas mientras te ahogo en plomo fundido. - Quiero que mueras sabiendo que obtuve lo que quise de ti y te deseché.- La cama y los otros muebles desaparecieron, pero el demonio permaneció empalado en el techo. De su estómago no salía sangre, símbolo de la vida, sino una asquerosa sustancia aceitosa de color negro.- Quién sabe, quizás soy la hija de mi padre después de todo. Poco después la puerta se abrió. Thot y Buer entraron y se sorprendieron. Tyr se encontraba en posición de loto, desnuda y meditando al centro de la habitación, el demonio ya había muerto. Buer ordenó a los demonios a que la vistieran. Con ropas de cuero la cubrieron, con botas de piel, guantes gruesos, y una capucha roja, como señal de su importancia. - Te salvaste a ti misma Tyr.- Thot no podía ocultar su sorpresa.- ¿Cómo lo hiciste? - Mi espíritu es más fuerte que la marea. - ¿No te gustó el regalo?- Preguntó Buer.- Todo lo que tú corazón desea. - Pero nada de lo que mi alma necesita. Estoy lista. Emergieron por las escaleras de regreso al patio exterior. Thot le dijo que había pasado diez años mortales en los brazos de su amante, pero Tyr no contestó. Como el mercurio, se había amoldado. Recorrieron túneles y subieron escaleras hacia un balcón desde el cual se podía ver la marcha del ejército, más allá de los ríos encendidos. Los demonios, de distintas formas, marchaban con armaduras de carbón ardiente, sosteniendo escudos de piedra y armas de oxidados metales. Los demonios alzaron sus armas y escudos y saludaron a Tyr, a quien tenían por héroe de guerra. La Nephilim les observó con calma. - Vengan por aquí.- Buer les condujo por laberínticos túneles y pasillos hacia un patio que rodeaba a un foso oscuro. Hordas de demonios habían instalado pesadas grúas de piedra y metal, con enormes poleas por las que corrían cadenas metálicas que eran jaladas por monstruos del doble de tamaño que un elefante. Belial, desde un puente, les azotaba con furia. - Con fuerza, malditas inmundicias. Las cocinaré en aceite si no jalan.- Belial golpeaba el suelo con sus patas de toro y latigueaba más fuerte.

- No pueden sacar al diamante negro.- Explicó Buer.- Tu misión en ésta batalla será la de llevar al diamante negro en un cetro. Es un arma contra la que ningún ángel puede protegerse. Nos llevarás a la victoria final Tyr. - La Nephilim.- Belial esperó a que se postrara ante él, pero Tyr se quedó de pie.- Demuestra que vales mi misericordia. Jala de esas cadenas. Tyr fue conducida por varios demonios hacia las bestias de carga. Las cadenas bajaban de las poleas y se unían en planchas de metal, de cuyas puntas nacían otras cadenas que eran jaladas. Los demonios colocaron una cadena en medio de las planchas y se la dieron a Tyr. La Nephilim respiró profundo, tratando de calmarse, pero estaba muy nerviosa. Si era incapaz de jalar, los demonios la torturarían por eternidades. Tomó la cadena con todas sus fuerzas y jaló. Las cadenas que descendían al infierno fueron subiendo rápidamente. Tyr se sorprendió a si misma al ver que jalaba casi sin esfuerzo. Una jaula plateada salió del foso y una docena de enanos demonios se encargaron de abrir la jaula, extraer el enorme diamante negro y colocarlo sobre un cetro. Ahora tenían su arma secreta. El momento se acercaba.

ELABORACIÓN DE PERFUME DE MERCURIO EL GRAN GRIMORIO DEL PAPA HONORIO Un miércoles, en su hora planetaria, se echarán en un mortero las sustancias siguientes: Anís estrellado.....................1gramo Resina de pino.....................5 gramos Granos de enebro.................5 gramos Mirra....................................5 gramos Alcanfor...............................5 gramos Incienso................................5 gramos Almizcle...............................1 gramo Todas estas drogas se reducirán a polvo, al que se echarán unas gotas de sangre de gorrión. Se le añadirán goma de tragacanto y leche de cabra, de ambas cosas la cantidad necesaria para formar una pasta consistente. Con ella se harán granos del tamaño de un guisante; se dejarán secar al sol y luego se guardarán en una cajita de madera entre polvo de incienso.

Capítulo 7 El concilio de los magos 6:12 Y miré cuando él abrió el sexto sello, y se produjo un gran terremoto. El sol se puso negro como tela de cilicio; la luna entera se puso como sangre, 13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como una higuera arroja sus higos tardíos cuando es sacudida por un fuerte viento. Apocalipsis

A

bandonó el infierno y regresó a casa. Se detuvo en las murallas del cuarto reino y

miró a los confundidos. Las murallas son de resistente metal pulido como un espejo. Thot se quedó inmóvil observando a los miles de magos e iniciados que lograban escalar hasta el cuarto reino, solo para quedarse embelesados con sus propios reflejos. Creyendo que ellos son el universo se quedan allí por las temporadas, hasta que se llenan de tanta soberbia que su peso les hace caer y las delicias infernales les ocupan por eternidades. Thot atravesó la pared sin ningún problema y cruzó la extensa comarca alrededor de la ciudad montado en un carruaje empujado por millones de hadas. Al comienzo del ciclo de piscis había construido aquel plano con la ayuda de viejos dioses y poderosos magos. Al inicio había servido como tránsito del plano mortal hacia el cielo, la tierra del amanecer eterno, pero tras la decisión angelical de tirar abajo las escaleras que subían y bajaban entre los planos, el amanecer se había convertido en ocaso. Los rumores siempre flotaban diciendo que si los demonios ganaban la guerra, el ocaso se tornaría en noche eterna. La comarca estaba repleta de duendes juguetones, de ogros molestos en oscuras cavernas, de dragones protegiendo tesoros y hermosas ninfas jugando en fuentes. La mayoría de ellos habían sido rescatados del plano de los mortales antes de que fueran totalmente aniquilados. Los habitantes de las comarcas saludaron a Thot y se hincaron ante la doble vara de poder. Aunque había una infinidad de almas en su reino, se preciaba de conocer a casi todos, pues Thot era su maestro, o el maestro de los maestros. Entró a la ciudad por el norte, siguiendo de cerca a uno de los cuatro ríos de cristalina agua que atravesaba a la ciudad y conducían a la fuente, bajo el palacio del dios cabeza de ibis. La ciudad está compuesta de doce círculos concéntricos, de modo que si hubiese una invasión el ejército sería detenido en la primera muralla, y si fuera capaz de atravesarla, tendría que aplicar aún mayor fuerza para abrirse paso hasta la siguiente y así consecutivamente hasta el palacio. Cada círculo es como una ciudad en sí misma, repleta de mansiones, templos de diversas culturas dispuestos de acuerdo a correspondencias, con laboratorios alquímicos por todas partes, escuelas y plazas. El palacio, al centro, cambia de forma continuamente, ampliando corredores, reorganizando habitaciones, modificando sus jardines y cambiando de altura. Thot suspiró, era un alivio salir del infierno, pero no se tranquilizó. Aún faltaba mucho por hacer, y la endeble tregua con los ángeles podría ceder en cualquier momento. Belial siempre le prometía seguridad, y se la daría siempre que le conviniera. Thot temía que tras la victoria, el traicionero príncipe del averno montaría una invasión. Su única esperanza para que aquello no ocurriera, yacía en Tyr, pero no sabía hasta qué grado podía confiar en ella. Los iniciados más poderosos le esperaban y le condujeron a uno de los patios boscosos. Le estaban esperando. Thot se arregló las plumas en su cabeza e infló el pecho para simular que estaba más convencido de lo que realmente estaba. - Maestro,- Orfeo fue el primero en salir de entre los árboles. El griego se recogió la toga y corrió para recibirlo.- le esperan en la columnata. - ¿El ánimo? - No es bueno. Están enterados de Tyr y del diamante negro. Las hordas han comenzado a poblar Enoc, según tengo entendido.

Atravesando un pequeño bosque en una colina descendieron a la columnata. Las columnas egipcias le daban la vuelta al palacio y en cada una se encontraban los misterios del dios egipcio. Janus, el dios de la iniciación y de dos caras, esperaba sentado sobre una columna derrumbada. Con su cara viendo hacia adelante y la otra viendo hacia atrás, era difícil tomarlo por sorpresa, y fue el primero en ver a Thot. El egipcio Hermes, un sabio rey, profeta y mago, en compañía de su hijo Asclepio, esperaba acariciándose las barbas, seguramente con la mente en otras cosas. - Los iniciados comenzaban a preocuparse.- Janus le abrazó.- Son momentos duros para todos. - Bienvenido a casa.- Dijo Hermes y Asclepio le repitió. - Imagino que ya lo saben, los demonios ocupan Enoc en este preciso momento. Tyr carga con el diamante negro. Belial está emocionado, realmente cree que es la última batalla. - Podría serlo.- Dijo Janus señalando al palacio. En la pared se encontraba un enorme reloj que marcaba la procesión de los ciclos zodiacales y de los eones. Piscis estaba terminando, junto con el eón de Osiris. Muchos le adjudicaban al final del eón de Osiris el que el eterno amanecer hubiera evolucionado en un ocaso. Había cuatro eones en el reloj, Maat, Isis, Osiris y Horus.- La conjunción es... Interesante, por decir lo menos. - Viene el eón oscuro,- dijo Orfeo.- la espada será templada por el fuego antes de la gran renovación. - No sabemos eso.- Corrigió Hermes.- Tampoco sabemos qué es la renovación, pero no es el final. - No, todo reverdece. No hay finales.- Dijo Thot.- De cualquier forma, si ésta no es la última batalla, no puede faltar mucho. Lo único que nos queda, es saber dónde plantamos los pies. - No es una pregunta fácil.- Orfeo rompió el hielo al ver que todos quedaban mudos.- Es un cálculo. No es difícil como tal, pero las implicaciones introducen variables difíciles de predecir. - Tú y tus matemáticas.- Dijo Janus.- En cuanto a mí, insisto que el pacto con los demonios es buena idea. Los ángeles nos matarán a todos, y más importante aún, sin libertad no habrá iniciación. El espíritu humano está en nuestras manos. - Más razones para permanecer neutrales. Los iniciados, la mayoría al menos, sobrevivirían las tentaciones del infierno. La tradición existe no gracias a los mortales, pero a pesar de ellos. La vida encontrará una manera, siempre lo hace. Se requeriría de un enorme ejército para someter al cuarto reino, y de poco serviría, pues quienes no son soldados, son magos más poderosos que cualquier demonio. - Es cierto Hermes.- Dijo Thot.- La vida encontraría una manera. Incluso si todos nosotros morimos, el espíritu permanecería. Pero es más que eso, se trata de proteger al cuarto reino. - Los demonios te traicionarán Thot. - No olvides, Asclepio, que no contamos únicamente con los demonios.- Dijo Orfeo.- Habrá que pactar con los ángeles. Si ésta no es la última batalla, nos vendría bien tener seguridad de ambos lados. Si ésta sí es la última batalla, evitaría que los ángeles nos atacaran como una forma de amenazar el dominio de Belial. - Belial lo sabría.- Dijo Janus.- De alguna manera lo sabría y entonces perderíamos las alianzas con todos. Perderíamos todo. La guerra está decidida, con ayuda de Tyr los demonios ganarán. Hay que pactar con los ganadores, no con los perdedores. Como Thot dijo, hay que saber dónde nos plantamos. - Es cierto Janus, pienso como tú, pero no hay que desechar la idea de Orfeo tan fácilmente. No podemos saber qué pasará después. Con Tyr, es difícil predecir lo que ocurrirá. - ¿Qué tan poderosa es ella?- Preguntó Hermes. - Más de lo que había pensado. No creo que los ángeles puedan matarla en Enoc. - Ella es maga, pero ¿es una de nosotros? - Creo que sí Janus, ella me confía. Detesta la situación, quiere regresar a su mundo como si nada hubiera ganado. - Los demonios no la dejarán.- Orfeo estaba sorprendido.- ¿Qué le dijiste? - Le mentí. Le dije que borraría sus recuerdos. - Es una variable peligrosa.

- Tranquilo Orfeo.- Dijo Hermes.- Sé lo que Thot planea y tiene razón. Ella querrá regresar, los demonios no la dejarán, nuestro amigo cabeza de ibis aparecerá para rescatarla. Una medida adicional de seguridad, en caso que los demonios pierdan el control. Y lo harán. - No con Lucifer.- Dijo Thot.- El rey ausente controla al infierno. No se saldrá de control, él no lo dejaría. Aprisionado como está ha sido capaz de organizar el infierno. - Es cierto.- Interrumpió Janus.- Cuando los demonios ganen pondrán al diamante negro en su trono, donde pertenece. - Belial no dejará que eso pase. Puedo asegurarlo.- Dijo Asclepio. - Más razón para mantener cerca a Tyr.- Cortó Janus.- Estando las cosas como están, apoyo a Thot. - Yo también, si consideramos la posibilidad a futuro de pactar con los ángeles, si algo sale mal. - Mi hijo y yo te somos leales, lo sabes. Hasta el final. - Hasta el final, hermano Hermes. Así sea. Thot se disculpó caminó a solas por el gigantesco jardín, deteniéndose frente al lago. Una mujer, en la otra orilla, llenaba un jarrón con agua y lo pasaba al otro, para revisar su pureza. Thot la miró largamente, incapaz de dejar de pensar en las duras decisiones y las fatales consecuencias. Todos tenían razón, cada uno a su manera, y era su trabajo el pasar el agua de una vasija a otra sin que mostrara impureza alguna. Hermes se paró a su lado y permaneció en silencio. - ¿Recuerdas Keops?- Preguntó Thot. - Hay una pirámide idéntica al sur, pero el recuerdo es más bello. Probablemente porque el pasado le saca lustre a ciertos detalles y olvida otros. - Bendito el olvido y maldita la memoria. - ¿No puedes dejar de pensar en Keops? - No puedo dejar de pensar en Aries. En lo que pude haber hecho distinto, y en lo que podría hacer ahora.- Thot balanceó su doble vara de poder en una mano, mirando a los extremos encendidos. - Puedes huir de tus recuerdos, hermano, pero no puedes huir del tiempo. - Maldito sea el destino. ¿Cómo es que somos libres y sin embargo, somos empujados por el destino como una espada que nos orilla cada vez más cerca de un barranco? - Las fórmulas mágicas se degradan. Es lo que pasó en el eón de Isis. - No quiero pensar en eso. ¿Con cuánta sangre puedo mancharme las manos? - No te culpes, estaba escrito. - Todo se vino abajo Hermes, fue tan rápido que ni siquiera... Igual que ahora. - Cuando el fruto está maduro tiene que caer. Ley de la vida. Regamos el árbol y le damos vida, pero tarde o temprano, envejece y se derrumba. - Gracias al destino es demasiado tarde Hermes, siempre es demasiado tarde.

EVOCACIÓN ASTRAL El siguiente método de evocación astral es para practicantes avanzados, pues requiere de amplio conocimiento del plano astral, así como experiencia en evocaciones e invocaciones. El mago entra en un profundo trance y, en el plano astral, encuentra al ser que desea evocar. El mago debe asegurarse que el ser consciente del siguiente procedimiento. Los símbolos más importantes de la operación son su nombre y su sigil. El mago procede a dividir su atención y percibe al ser y a la conexión entre este y el mundo físico al mismo tiempo. El mago ve a esta conexión como un camino perfectamente definido que va de la ubicación del ser al lugar al que será evocado. En el lugar a ser evocado visualiza el sigil mientras llama, vibra, canta o de otra manera profiere el nombre del ser, hasta que el símbolo y el significado sean claramente percibidos. La clave del éxito en ésta parte de la operación depende de la capacidad del mago por existir y operar en dos planos, el físico y el astral, sin confundirlos. El símbolo mismo debe ser observable usando los sentidos astrales y su significado debe ser claro y consciente al mago como conocimiento intuitivo. Finalmente, el mago observa al ser, al lugar al cual será llamado, y al camino entre ambos puntos en una misma percepción. El objetivo en este paso es que se crea un patrón, en el cual la energía podrá fluir fácilmente. El practicante va invocando a sí mismo diversas energías astrales, principios, esferas o seres con los cuales el ser que será invocado mantiene contacto, está en correspondencia o de los que recibe poder. Por ejemplo, pueden ser seres superiores con alguna jerarquía, que aprueban de la evocación, la esfera de origen del ser u esferas de otros sistemas mágicos o fuentes de poder. Al irlos invocando uno a uno, el mago canaliza astralmente su poder hacia el ser que será evocado con el objetivo de que se pueda manifestar. Hasta aquí termina el preparativo y puede comenzar la evocación. El mago cuenta con dos maneras de proceder. O bien invoca al ser en sí mismo y de esta forma lo guía al mundo físico, o bien lo evoca de la manera tradicional, “desde afuera”, al llamarlo desde el plano físico. Si se sigue el segundo camino, un ritual físico empleando los elementos como llamados, gestos o dibujando el sigil son apropiados. Si el mago invoca al ser, debe hacerse gradualmente consciente del mundo físico mientras que a la vez manteniendo la personalidad del ser, sin hacer uso de elementos rituales. En ambos casos es deseable mantener en mente la conexión mágica entre el origen y el punto al que se quiere localizar al ser, así como mantener el camino con las energías de los elementos invocados anteriormente. Cuando el ser arriba al plano físico, se procede como con cualquier evocación normal, incluyendo el dar las gracias, realizar los destierros, etc. Dado que casi ningún elemento ritual físico se está usando, lograr una visibilidad física es más difícil que con métodos de evocación normales. La potencia de los efectos mágicos que se buscan, sin embargo, no se verán afectados por ello.

Capítulo 8 La batalla de Enoc 13:7- El primer castigo, hijito, es la ignorancia, el segundo la tristeza, el tercero la intemperancia, el cuarto el deseo, el quinto la injusticia, el sexto la ambición, el séptimo el engaño, el octavo la envidia, el noveno la traición, el décimo la cólera, el undécimo la precipitación, el duodécimo la maldad. Son doce en número, pero en cada una hay otras muchas, hijito, que a través del cuerpo prisionero obligan a sufrir, sensitivamente, en lo interior del hombre. Se alejan, aunque no todas juntas, de quién se apiada Dios, y así se funda el modo y el sentido de la regeneración. 8 Ahora, hijito, calla y mantente en piadoso silencioso, que así la misericordia de Dios no se detendrá para nosotros. Ahora alégrate, hijito, que se renuevan y purifican los Poderes de Dios para que se reunifiquen los miembros del Nombre. Corpus Hermeticum

E

l camino es angosto y oscuro. La marcha es interminable. El ruido es estridente.

Miles de legiones de demonios marchan al unísono. Tyr es llevada sobre sus cabezas en un trono de huesos. La Nephilim estaba nerviosa y agitaba su espada para acostumbrarse al peso. Le dijeron que no la usaría, pero al menos quería estar preparada. Había estado en peleas antes, pero jamás había un ejército, mucho menos una batalla con espadas, lanzas, flechas y escudos. La luz al final del túnel del camino ascendente estaba opacada por el humo. Un espantoso olor a carne quemada flota en el ambiente. Los tambores retumban con el ritmo de la carnicería. Emergió a la ciudad de Enoc y perdió el aliento. Cientos de hectáreas eran necesarias tan solo para hacer los movimientos de las tropas. Por doquier había grupos de demonios cargando maderos y construyendo torres y fortalezas. En cada legión había banderines para identificar a cuál de los demonios de la realeza obedecían. Interminables legiones marchaban sin cesar hasta el horizonte, al frente de batalla. Era un espectáculo al que Tyr no podía estar preparada. Los ángeles descendían del cielo en hordas de dorados ángeles y poderosos arcángeles. Poco a poco los ángeles formaban un perímetro, abriendo varios de frentes de guerra con la esperanza de debilitar a los demonios y abrirse paso al infierno. El ejército infernal se organizaba para soportar el sitio lo más posible. Los demonios bajaron el trono de huesos cuando llegaron al corazón de la ciudad prohibida de Enoc y ayudar a Tyr a descender. Belial le esperaba en la fortaleza central, cuya construcción echaba mano de los sólidos y olvidados edificios. El ruido era tan intenso como en el infierno, y en más de una ocasión los demonios jalaron a Tyr hacia atrás para que dejara pasar demonios constructores que fabricaban arietes y catapultas. En la fortaleza los demonios le señalaron la torre y desaparecieron en el tumulto. Tyr subió cuidadosamente hasta la punta, donde Belial y Bathin miraban la batalla. Los demonios la ignoraron por unos momentos, mientras hacían señales con banderines de colores. Había al menos dos docenas de torres como ésas, todas ellas con largas trompetas, fuegos de distintos colores y banderines. Tyr entendió de inmediato la mecánica, los banderines movilizaban legiones, los humos de colores determinaban la estrategia general y, por lo que pudo ver, las trompetas ordenaban ataques de los arqueros, las catapultas y demás máquinas de guerra. La Nephilim quedó impresionada al ver algunas de ésas máquinas. Tres enormes demonios, grandes como casas, y protegidos por armadura de piedra, llevaban sobre sus hombros una máquina que, en si misma, parecía una fortaleza. Era un edificio de metal con espacio para arqueros y tres grandes catapultas, tenía dos altas torres con hoces giratorias que podían bajar hasta el suelo o subir para descuartizar ángeles que volaban. - Que caven más rápido.- Ordenó Belial.- Quiero esos ductos preparados para antes de que caiga el sol. Quiero que la sangre de los ángeles sea llevada hasta el corazón del campamento. Una probada para las tropas para lo que tendremos pronto. - Sí señor.- Bathin se retiró, dejándoles a solas. Belial le miró con la mitad del rostro, la parte desfigurada, y sonrió con malicia mientras su ojo iba de arriba para abajo. - Harás bien, Tyr. Confío en ti.- Tyr lo ignoró y miró hacia el horizonte, donde la batalla se desarrollaba. Con tantos soldados no podía ver la tierra, pero cuando había un espacio vacío, no parecía ser el desierto en el que se encontraban. - ¿Dónde están peleando? Eso no parece arena. Son como colinas de piedras. - No son colinas, son los cadáveres. No podemos sacarlos lo suficientemente rápido así que preferimos aplanarlos. Los cadáveres que sacamos nos sirven como murallas provisionales. - ¿Cuánto tiempo llevan peleando? - Más de un año, y hasta ahora todo va justo como lo planeamos. Los ángeles han estado tratando de acercarse a la ciudad maldita, pero se vuelven débiles. Pronostico que estaremos limando su

superioridad numérica en los próximos años, en tiempo mortal, y con suerte en una década estaremos en igualdad de condiciones. ¿No te parece hermoso? - No. Es como si estuvieran destinados a matarse mutuamente. - Lo estamos. Está en su naturaleza erradicar la oscuridad, no son libres de decidir lo contrario o se vuelven ángeles caídos, como nosotros. - Pero ustedes son libres.- Belial la miró con asco. - Somos libres de rebelarnos. - Ésa no parece mucha libertad. ¿Cuándo quieren que entre? - Ven conmigo. Descendieron de la torre y otros demonios subieron en su lugar. Belial y Tyr cruzaron por avenidas atestadas de soldados que corrían por todas partes. Algunos de los demonios eran muy pequeños, otros muy grandes, algunos altos como garrochas, otros con brazos tan gruesos como árboles, e incluso algunos del tamaño de un arbusto, por lo que las líneas nunca eran parejas y las formaciones siempre eran desiguales. Tyr por poco se tropieza y fue empujada de un lado a otro por los soldados que marchaban. Consiguió alcanzar el edificio viejo de piedra, donde Belial le esperaba en compañía de demonios vestidos con túnicas. Los demonios once demonios cargaban entre todos una pesada caja de madera que dejaron en el suelo. Al abrirla revelaron el cetro en cuya punta se encontraba el diamante negro. - Diamante perfecto.- Dijo uno de los demonios misteriosos.- 58 planos de contención. La cárcel perfecta. Únicamente un ángel podría sostenerlo. Siempre pensamos que aquella era una cruel broma, pero ahora vemos que la profecía se hace realidad, media ángel. - Nunca he estado en batalla.- Tyr levantó el cetro sin dificultad alguna. - El cetro lo hará por ti. Absorbe luz a muchos metros de distancia. - Además,- dijo Belial.- no estarás sola. Todo el ejército infernal estará ahí para protegerte. Faltan algunas maniobras y entonces entrarás. Únicamente recuerda una cosa, no pares de marchar hasta las puertas del cielo. Haz esto, y todo lo que desees se te será concedido. Tyr salió del edificio y escaló las empinadas escaleras de lo que antes fue un gran templo, ahora reducido al olvido. No confiaba en Belial, de eso estaba segura. Se sorprendió a si misma buscando a Buer entre la multitud. Era su padre, pero no estaba segura de si eso era algo bueno. Podía confiar en él, como podía confiar en Thot. ¿Eso sería suficiente para cuando el momento llegara y ella anunciara que regresaría a casa? No estaba tan segura de que la dejarían irse tan fácilmente, pero a la vez no tenía mayor opción que luchar con los demonios. Era libre de escoger entre limitadas y potencialmente fatales opciones. Ésa tampoco era una gran libertad. Al llegar el ocaso sonaron todas las trompetas. Las nubes se arremolinaron y oscurecieron. Los demonios entraron en pánico. Belial gritaba a todas partes, ladrando sus órdenes. Los truenos anunciaron su llegada. La muerte y el ejército del purgatorio descendieron del cielo. Belial maldecía por todas partes, Miguel le había tendido una trampa. Los ángeles habían fingido que pelearían bajo sus parámetros, cuando en realidad era una estrategia para que el ejército del purgatorio entrara a la ciudad prohibida y cortara a su ejército en dos. Tan solo le quedaba una esperanza, Tyr. Los planes habían cambiado, pero el príncipe del infierno aún podía jugar su comodín. Sin perder ni un segundo, Belial y Bathin tomaron a Tyr de los brazos y la llevaron hasta una pesada carroza con arqueros que era jalada por enormes monstruos de muchas cabezas. Los arqueros miraron a Tyr y babearon. Se arrinconaron solitos y trataron de hincarse ante ella y ante el diamante negro. Los nervios la hacían temblar. Ellos se hincaban ahora, pero si fallaba la torturarían, violarían y atormentarían por toda la eternidad.

El rugir de la batalla se hizo cada vez más fuerte, resonando en el pecho de Tyr como si hubieran insertado esos tambores de guerra en su corazón. Las almas del purgatorio, en sus caballos pálidos y huesos, y con sus hoces en la mano, penetraron las primeras líneas de defensa sin ningún problema. Se detuvieron frente a las murallas de cadáveres y a las legiones de arqueros que atacaban a todo lo que volara. Con ayuda de los ángeles, la muerte y su ejército derribaron las murallas y derrotaron a la segunda línea de defensa. La carroza se detuvo en la quinta línea de defensa, pues ya no había más espacio para moverse. Los arqueros descendieron y empujaron a Tyr hacia afuera. Muerta de miedo se quedó petrificada. Los gritos de guerra, los chillidos de dolor y las risas enloquecidas le destrozaban los nervios. A su lado cayó de varios metros más arriba, una de las almas de purgatorio y su caballo. Tyr brincó del susto y miró hacia arriba. Cientos de jinetes voladores cortaban cabezas con sus hoces. Los arqueros disparaban en rápida sucesión, y aunque mataban a muchos, no era suficiente. Un grupo de lanceros jalaron a Tyr del cabello, de los brazos y del cuello y las fueron llevando hacia adelante, gritando órdenes para que los demonios la dejaran pasar. Tyr gritaba asustada y rogaba por regresar, pero su voz era inaudible en el océano de cacofonías. Los lanceros se detuvieron repentinamente y la lanzaron por encima de una profunda trinchera en la que los demonios se defendían de los jinetes del purgatorio. Tyr cayó en la arena, pero ya no era arena. La sangre y el aceite derramado habían empapado todo el suelo, convirtiéndolo en un lodazal espeso. Pensó en huir con cetro y todo, pero no tenía a dónde correr. Detrás de ella los demonios, frente a ella los ángeles y el ejército de la muerte. Estaba rodeada y petrificada por el miedo. Los recuerdos de su vida, los buenos y los malos, le parecieron como de alguien más. Tyr había comenzado a existir en ese momento, justo cuando lo había perdido todo y nada quedaba. Escuchó el grito de un jinete a su derecha que se acercaba a cortarla en dos. Al darse vuelta golpeó al caballo con el diamante negro y el jinete salió disparado, mientras que el caballo se partió en dos. La adrenalina le pegó de pronto y comenzó a blandir su arma de un lado a otro. Belial no había mentido, el diamante mataba como una plaga, sin siquiera tocarles. Los demonios gritaron envalentonados y Tyr corrió hacia adelante, guiando al ejército del infierno. A quienes golpeaba los deshacía y la fuerza era suficiente para despedazar y sacar volando a docenas de ángeles a su alrededor. Cuando golpeaba el suelo éste retumbaba como un poderoso terremoto. No muy lejos de allí Miguel y Gabriel luchaban lado a lado contra las hordas de deformes criaturas. El miedo de los jinetes del purgatorio se esparció rápidamente. La mayor parte del ejército de la muerte se replegaba, los ángeles perdían su ventaja. El origen de la locura venía de la Nephilim. Cuando Miguel la vio supo que todas sus sospechas eran correctas, y todos los miedos de Metatron estaban justificados. Miguel jaló del peto a Gabriel y le señaló hacia Tyr, quien cortaba al ejército en dos sin dificultad alguna. - Repliega los demás frentes, ella es nuestra prioridad.- Gritó Miguel.- Quiero que el ejército entero se lance en su contra. No me importa si perdemos a una cuarta parte de las huestes angélicas. - Pero podríamos perder la batalla. - La batalla fue un truco, ella es lo único que importa. Lucifer debe regresar al abismo. Los arqueros angelicales disparaban contra Tyr, pero aunque sus doradas flechas eran suficientes para ensombrecer el suelo, ninguna flecha caía sobre Tyr. La Nephilim era indestructible, y conforme comenzaba a comprenderlo, luchaba con mayor fiereza. Amplió el corredor matando a tantos ángeles que sus cuerpos se fueron apilando rápidamente en montañas que los demonios tenían que escalar y defender. El cielo se oscureció de pronto, un millar de ángeles volaban sobre ella y se lanzaban en un ataque devastador. Los demonios derribaban a cuántos podían, pero no había suficientes flechas para todos. Los demás frentes de batalla eran abandonados, toda la hueste infernal se reacomodaba para marchar junto a Tyr, pero no llegarían a

tiempo. Tyr sostuvo el cetro sobre su cabeza, tocando el diamante, y sintió un rayo de frío tan fuerte que la hincó al suelo. Estaba a punto de morir, estaba segura, Tyr se levantó y gritó con todas sus fuerzas. Los ángeles fueron cayendo, su luz absorbida, pero sabía que no sería suficiente. Al tocar el diamante de nuevo sintió el frío de nuevo y algo más, una sensación de tristeza infinita con un fuerte elemento de tragedia. No era como había sentido en el infierno, el diamante poseía una cualidad humana que parecía llamar a Tyr. El ejército angelical sobre ella siguió descendiendo, los cuerpos cayeron a su alrededor por veintenas, pero se acercaban cada vez más. Tyr se distrajo de la batalla y miró al diamante. Era como si el diamante le llamara. Tyr tocó de nuevo el diamante y cerrando los ojos, entró en él.

LIBER NV SVB FIGVRA XI A.’.A.’. Publicación en Clase D (para Ganadores de la Ordalía X.) Imprimatur: V.V.V.V.V. ... N. Fra A.’.A.’. O.M. 7º = 4(cuadrado) 000. Este es el Libro del Culto del Infinito Exterior. 00. El Aspirante es Hadit. Nuit es la expansión infinita de la Rosa; Hadit es la concentración infinita de la Cruz. (Instrucción de V.V.V.V.V.) 1. Rinde culto, es decir, indentifícate a tí mismo con, el Khabs, la Luz secreta dentro del Corazón. Asimismo, dentro de éste está Hadit sin extender. Esta es la primera práctica de Meditación (ccxx. I. 6 y 21). 2. Adora y entiende el Borde de la Estela de Revelación. Arriba, el azur adornado con piedras preciosas es El esplendor desnudo de Nuit; Ella se curva en éxtasis para besar Los ardores secretos de Hadit. Esta es la primer práctica de Inteligencia (ccxx. I 14). 3. Evita cualquier acto de elección o discriminación. Esta es la primer práctica de Ética (ccxx. I. 22). 4. Considera de cincuenta y seis que 50 dividido por 6 = 0.12 0 la circunferencia, Nuit. . el centro, Hadit. 1 la unidad que prosigue, Ra-Hoor-Khuit. 2 el mundo de ilusión. Nuit de este modo contiene a Todos en Ninguno. Además 50 + 6 = 56 = 5 + 6 = 11, la clave de todos los Rituales. Y 50 x 6 = 300, el Espíritu del Niño interior. (Nótese N-digamma-iota-sigma = 72. el Schemhamforash y los Quinarios del Zodíaco, etc.) Esta es la segunda práctica de Inteligencia (ccxx. I. 24, 25). 5. El Resultado de esta Práctica es la Conciencia de la Continuidad de la Existencia, la Omnipresencia del Cuerpo de Nuit. En otras palabras, el Aspirante sólo está consciente del Universo Infinito como un único Ser. (Nótese para esto la importancia del Párrafo 3. ED.) Esta es la primera Indicación de la Naturaleza del Resultado. (ccxx. I. 26). 6. Medita sobre Nuit como el Continuo Uno reducido a Ninguno y Dos como las fases de su ser. [Porque el Universo siendo auto-contenido debe ser capaz de expresión por la fórmula n-n = 0.

Porque si no, que sea expresado por la fórmula n-m = p. Es decir, el Infinito se mueve de un modo que no es dentro de sí mismo, lo cual es absurdo. ED.] Esta es la segunda práctica de Meditación (ccxx. I. 27). 7. Medita sobre los hechos del Samadhi en todos los planos, la liberación de calor en química, la alegría en la historia natural, Ananda en la religión, cuando dos cosas se unen para perderse a ellas mismas en una tercera. Esta es la tercera práctica de Meditación (ccxx. I. 28, 29, 30). 8. Que el Aspirante rinda el mayor homenaje a la Autoridad de la A.’.A.’. y siga Sus instrucciones, y que preste un gran Juramento de Devoción a Nuit. Esta es la segunda práctica de Ética (ccxx. I. 32). 9. Que el Aspirante se cuide del más ligero ejercicio de su voluntad contra otro ser. En este caso, yacer es una mejor postura que sentarse o pararse, ya que opone menos resistencia a la gravitación. Sin embargo su primer deber es para con la fuerza más cercana y más potente; v.g. puede levantarse para saludar a un amigo. Esta es la tercera práctica de Ética (ccxx I. 41). 10. Que el Aspirante ejerza su voluntad sin la menor consideración por cualquier otro ser. Esta orden no puede ser entendida, mucho menos cumplida, hasta que la práctica previa haya sido perfeccionada. Esta es la cuarta práctica de Ética (ccxx. I. 42, 43, 44). 11. Que el Aspirante comprenda que estas dos prácticas son idénticas. Esta es la tercera práctica de Inteligencia (ccxx. I. 45). 12. Que el Aspirante viva la Vida Hermosa y Placentera. Porque él se ha ganado esta libertad. Pero que cada acto, especialmente de amor, esté consagrado enteramente a su verdadera querida, Nuit. Esta es la quinta práctica de Ética (ccxx. I. 51, 52, 61, 63). 13. Que el Aspirante sienta anhelo hacia Nuit bajo las estrellas de la Noche, con un amor dirigido por su Voluntad Mágica, que no proceda meramente del corazón. Esta es la primera práctica de Arte de Magick (ccxx. I. 57). 14. El Resultado de esta Práctica en la vida subsecuente del Aspirante es llenarlo con alegrías inimaginables: darle certeza en lo concerniente a la naturaleza del fenómeno llamado muerte; darle paz inalterable, descanso, y éxtasis. Esta es la segunda Indicación de la Naturaleza del Resultado (ccxx. I. 58). 15. Que el Aspirante prepare un perfume de maderas resinosas y gomas, de acuerdo con su inspiración. Esta es la segunda práctica de Arte de Magick (ccxx I. 59). 16. Que el Aspirante prepare un Pantáculo, como sigue. Inscriba un círculo dentro de un Pentagrama, sobre un cuadrado en el fondo o alguna otra forma conveniente que elija. Que el círculo sea escarlata, el Pentagrama negro, el fondo azul regio tachonado con estrellas doradas. Dentro del círculo, en su centro, estará pintado un sigilo que le será revelado al Aspirante por la Propia Nuit.

Y este Pantáculo servirá de Imagen Telesmática, o de Representación, o de Foco para la mente. Esta es la tercera práctica de Arte de Magick (ccxx. I. 60). 17. Que el Aspirante halle un lugar solitario, si es posible un lugar en el Desierto de Arena, o si no, un lugar poco frecuentado, y sin objetos que molesten la visión. Tales son los brezales, pantanos, el mar abierto, ríos anchos, y campos abiertos. También, y especialmente, los picos de montañas. Que invoque ahí a la Diosa conforme tenga Sabiduría y Comprensión para hacerlo. Pero que esta Invocación sea la de un corazón puro, es decir, un corazón consagrado enteramente a Ella, y que recuerde que el que invoca es el Propio Hadit en el lugar más secreto de él. Entonces que esta serpiente Hadit estalle en llamas. Esta es la cuarta práctica de Arte de Magick (ccxx I. 61). 18. Entonces el Aspirante irá a yacer un poco en Su pecho. Esta es la tercera Indicación de la Naturaleza del Resultado (ccxx I. 61). 19. Que el Aspirante se pare al borde de un precipicio de hecho o en imaginación. Y que se imagine y sufra el miedo de caer. En seguida que se imagine con esta ayuda que la Tierra está cayendo, y él con ella, o de ella; y considerando la infinidad del espacio, que excite al miedo dentro de él hasta el punto del éxtasis, de forma que el sueño más aterrador de caída que haya sufrido alguna vez no sea nada en comparación. Esta es la cuarta práctica de Meditación. (Instrucción de V.V.V.V.V.) 20. De este modo habiendo entendido la naturaleza de esta Tercera Indicación, que en su Rito de Magick se abandone en Nuit, o se expanda en Ella, como su imaginación lo compela. Y en ese momento, deseando fervorosamente el Beso de Nuit, que otorgue una partícula de polvo, es decir, que Hadit se entregue completamente a Ella. Esta es la quinta práctica de Arte de Magick (ccxx I.61). 21. Entonces él perderá todo en esa hora. Esta es la cuarta Indicación de la Naturaleza del Resultado (ccxx I.61). 22. Que el Aspirante prepare una canción de amor arrebatado a la Diosa, o que sea inspirado por Ella a esto. Esta es la sexta práctica de Arte de Magick (ccxx. I. 63). 23. Que el Aspirante se vista con un manto único. Un "abbai" escarlata labrado con oro es sumamente adecuado. (El abbai no es desemejante al Kimono japonés. Debe simplemente envolverse sobre el pecho sin cinturón u otra atadura. ED.) Esta es la séptima práctica de Arte de Magick (ccxx. I. 61). 24. Que el Aspirante luzca un rico tocado. Una corona de oro adornada con zafiros o diamantes con un gorro azul de sostén, o nemmes, es sumamente adecuado. Esta es la octava práctica de Arte de Magick (ccxx. I 61). 25. Que el aspirante luzca muchas joyas tantas como posea. Esta es la novena práctica de Arte de Magick (ccxx. I. 63).

26. Que el Aspirante prepare un Elixir o libación conforme tenga ingenio para hacerlo. Esta es la décima práctica de Arte de Magick (ccxx. I. 63). 27. Que el Aspirante invoque, yaciendo boca arriba, con su manto desplegado como si fuera una alfombra. Esta es la onceava práctica de Arte de Magick. (Instrucción de V.V.V.V.V.) 28. Sumario. Preliminares. Estas son las posesiones necesarias. 1. La Corona o tocado. 2. Las Joyas. 3. El Pantáculo. 4. El Manto. 5. La Canción o Encantamiento. 6. El Lugar de Invocación. 7. El Perfume. 8. El Elixir. 29. Continuación del Sumario. Preliminares. Estas son las comprensiones necesarias. 1. Las Naturalezas de Nuit y Hadit, y su relación. 2. El Misterio de la Voluntad Individual. 30. Continuación del Sumario. Preliminares. Estas son las meditaciones que se necesitan cumplir. 1. El descubrimiento de Hadit en el Aspirante, y la identificación con él. 2. El Uno continuo. 3. El valor de la Ecuación n + (-n). 4. Cremnofobia. 32. Continuación del Sumario. Preliminares. Estas son las Prácticas Éticas a cumplir. 1. Afirmación del punto de vista de Keter. 2. Reverencia a la Orden. 3. Abolición de la voluntad humana. 4. Ejercicio de la verdadera voluntad. 5. Devoción a Nuit a lo largo de una vida embellecida. 32. Continuación del Sumario. El Rito Propiamente Dicho. 1. Retirarse al desierto con la corona y otras insignias e implementos. 2. Quemar perfume. 3. Cantar el encantamiento. 4. Beber hacia Nuit del Elixir. 5. Yaciendo boca arriba, con los ojos fijos en las estrellas, practicar la sensación de caer en la nada.

Capítulo 9 La fórmula 8:1 Cuando él abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. 2 Y vi a los siete ángeles que estaban delante de Dios, y les fueron dadas siete trompetas. 3 Y otro ángel vino y se puso de pie delante del altar. Tenía un incensario de oro, y le fue dado mucho incienso para que lo añadiese a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro, que estaba delante del trono. 4 Y el humo del incienso con las oraciones de los santos subió de la mano del ángel en presencia de Dios. 5 Y el ángel tomó el incensario, lo llenó con fuego del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y se produjeron truenos y estruendos y relámpagos y un terremoto. Apocalipsis

E

l lugar era oscuro y frío. Tyr temblaba de miedo mientras sus ojos se acostumbraban

a la oscuridad. El cambio del ruido ensordecedor de la guerra al absoluto silencio le provocó náuseas y dio unos mareados pasos antes de caer al suelo. Poco a poco se fue acostumbrando a la oscuridad y al silencio, aunque al frío jamás se acostumbraría. No era un frío cualquiera, éste parecía enfriar hasta a su alma. El frío congeló su adrenalina, pero había algo que no podía quitarle. Lo había sentido en el campo de batalla, corriendo a su muerte. Era como si hubiera dejado de existir y, al menos por un breve momento, hubiera estado en todas partes a la vez. En un instante se había deshecho de toda diferencia, ya no veía aliados y enemigos, buenos y malos. La situación entera, incluso cuando los ángeles descendían sobre ella, la había percibido como una pintura, todo aquel movimiento como parte de una unidad, y lo más sorprendente de todo es que le había parecido hermosa. Se levantó con cuidado y, acostumbrada a la oscuridad, echó un vistazo a su alrededor. Le pareció estar en un polvoriento y olvidado templo repleto de columnas y corredores con destruidas estatuas de dioses olvidados. Recorrió la galería y notó que el silencio no era total. Desde los doce corredores, con sus estatuas de hombres y dioses partidos en pedazos, emanaba una especie de mantra. Una y otra vez podía escuchar, casi como un susurro al principio y después de manera atronadora, una sola palabra, IAO. Al recorrer los pasillos y las escaleras sin ningún rumbo fijo se dio cuenta que temblaba con cada vez mayor fuerza. El frío se hacía más fuerte conforme recorría el laberíntico templo. Al principio temió que estuviera encerrada por toda la eternidad, como Lucifer. Después fue perdiendo esperanzas de encontrarle sentido al laberinto. Tyr se dio cuenta que era algo semejante a aquella habitación en el castillo infernal, una tentación. En ésta ocasión la tentación era detenerse, conservar el poco calor que le quedaba. Echó a correr y trató de silenciar su mente mientras entraba a túneles, subía y bajaba escaleras, y escogía entre distintos corredores idénticos. En cierto punto se encontró en una estancia con escaleras y túneles que desafiaban toda lógica. Una escalera cruzaba sobre ella, pero con los escalones de lado como si la gravedad estuviera en la pared, y como ésa habían muchas más que, estaba segura, recorrería infinitamente si seguía avanzando. El mantra de IAO se fue haciendo más sonoro conforme el frío ponía azul su piel, y estuvo a punto de darse por vencida cuando escuchó el lamento, casi como un susurro y recordó lo que había sentido al tocar el diamante, algo humano. El lamento se fue haciendo más fuerte conforme Tyr recorría corriendo las escaleras y los pasillos. Era en verdad una prisión poderosa, pensó Tyr, 58 planos de laberinto unidos entre sí como si un universo hiciera implosión aprisionando al rey del infierno. Las últimas escaleras le condujeron a una enorme sala repleta de columnas donde, al centro, se encontraba Lucifer encadenado de las muñecas por grilletes en el altísimo techo. Tyr se sorprendió al ver al primer ángel rebelde, un hermoso hombre desnudo de cabellos y ojos oscuros, sosteniendo un globo terráqueo invertido sobre sus hombros y llorando amargamente. Sabía que había reconocido aquella sensación al tocar el diamante, era un elemento humano con el cual Tyr había estado muy familiarizada en su infancia, una tristeza profunda e interminable que, como el frío que la forzaba a acurrucarse en el último escalón, paralizaba y mataba por vía de la inacción. Tyr miró al diablo a los ojos y compartió su dolor por un momento. Se levantó titiritando violentamente de frío y tras unos pasos cayó al suelo. Lucifer rugió de dolor, como una bestia herida y enjaulada. Tyr recordó a Buer, a Thot, a la guerra, a los ángeles que descendían sobre ella como una columna de oro y plumas lista para matarla, recordó a Alan el primero día que lo vio,

recordó las peleas en el orfanato y su entrenamiento mágico y, al igual que Lucifer, lloró con tanta fuerza que su voz tembló y lágrimas brotaron de sus ojos. Aún le quedaba voluntad en su espíritu y, sin siquiera pensarlo, luchó contra el frío y la inercia para levantarse y, agachadamente, acercarse a Lucifer. El frío congelaba su corazón y su mente se embotaba por el dolor. Como dagas heladas en su pecho, el dolor la mataba poco a poco. Estando a pocos pasos gritó de dolor y lanzó su cuerpo contra el globo terráqueo, el cual se balanceó en la agotada espalda de Lucifer y cayó al suelo, para reventarse en mil pedazos. Tyr cayó de espaldas, exhausta por completo, y el frío y los aullidos de dolor se detuvieron. Lo único que se escuchaba era el mantra de las estatuas diciendo IAO, una y otra vez. - ¿Quién eres y por qué estás aquí?- La voz de Lucifer no era como la de cualquier demonio. El diablo, cansado, se dejó caer al suelo pero los grilletes en sus muñecas lo sostuvieron, como a un títere, a pocos centímetros del suelo. - Mi nombre es Tyr.- Se sentó en el suelo y frotó sus brazos con fuerza para recuperar un poco de calor. - No pareces un demonio. - Soy una Nephilim. Belial y sus tropas usaron éste diamante como un arma, yo soy la única capaz de levantarlo. Quizás no lo sepas, pero allá afuera hay una batalla que podría decidir si los demonios ganan o pierden. - ¿Está pasando finalmente? - ¿Cuánto tiempo llevas aquí? - No lo sé, desde el inicio de Piscis. - Eso es mucho tiempo.- Lucifer lloró en silencio y después se removió con violencia, incapaz de liberarse de sus grilletes.- Demasiado tiempo. - ¿Qué clase de tortura es ésta? - Pago por mi pecado, por toda la eternidad. - ¿Cargar con ese globo terráqueo y soportar el frío? - No, el frío viene de mi corazón. Mi pena es cargar con el sufrimiento de los mortales. Puedo sentirlo todo, lo padezco porque yo lo ocasioné.- Lucifer se sentó y miró inquisitivamente a Tyr.¿Por qué te castigaron a ti? - No me castigaron... No exactamente. Es el fin de piscis, me explicó Thot. Me necesitaban para la guerra. Toqué el diamante antes que me mataran, y aquí estoy. - Hubieras preferido la muerte jovencita.- Tyr se acercó a Lucifer y le acomodó el arremolinado cabello. Lucifer la miró con tanta tristeza que Tyr sintió que su corazón se achicaba. - ¿Tú preferirías morir? - No. Por más frío que sea mi corazón, aún queda una chispa de calor. Mi pecado. - ¿Darle de comer la fruta prohibida a Eva? - ¿Eso es lo que dijeron? Mentirosos. Me enamoré de Eva, y ella se enamoró de mí. No estaba planeado que pasara. Ella estaba destinada a estar con Adán. Los ángeles necesitaban un polo opuesto, algo que odiar, y para eso existo. Me condenaron por amar en ésta prisión perfecta, con el mantra para recordarme la fórmula que me encerró. - El amor no debería condenar a nadie.- Las estatuas continuaban con su eterna repetición de IAO.¿Qué quiere decir eso, IAO? - Es la fórmula del eón de Osiris. Isis, Apophis, Osiris. Vida, muerte y resurrección. Es la fórmula mágica que explica toda transformación. Plenitud, muerte para lavar las culpas, y resurrección en estado perfecto. Enamorarme de Eva no concordaba con la fórmula, la demostraba como equivocada, por eso tenía que ser encerrado. Tenía que haber dualismo para que el eón funcionara, tenía que existir un bien y un mal, y una transición que convirtiera al segundo en primero, la muerte. - Por lo poco que conozco a los ángeles y a los demonios les encanta la muerte. Esa fórmula está gastada, ha destinado a todos a la locura. Tan destinados los demonios como los ángeles.

- El sol nace, el sol ilumina, el sol muere y el sol renace. El eón nació con tanto esplendor que nadie se figuró lo que era obvio. - El sol no nace ni se pone.- Tyr sostuvo su rostro y le miró a los ojos con tal intensidad que el calor de su corazón calentó al congelado diablo.- El sol siempre está ahí, es el mundo el que gira a su alrededor. Se están matando por nada. Y no es el único sol tampoco, hay infinidad de ellos. Pelean por un sol entre millones y, de paso, se llevan a la humanidad entre las patas. - Es inútil Tyr, sea como fuere, todo está perdido. - Jamás.- Tyr se puso de pie y, con todas sus fuerzas, rompió las cadenas que aprisionaban a Lucifer.- Es hora de otro eón y de otra fórmula. - ABRAHADABRA.- Dijo Lucifer mientras dificultosamente se ponía de pie. - Supongo que querrás unirte a Belial y llevar a su ejército hasta las puertas del cielo. - Si los demonios ganan habrán dos infiernos, se perderá el equilibrio y lo mismo pasa con los ángeles. No Tyr, quiero algo mejor. - ¿Qué es mejor que la venganza? - La libertad. El universo que había implosionado a su alrededor comenzó a temblar y, en un instante, estalló hacia afuera. El diamante negro se rompió en un millón de pedazos que fueron llevados sin rumbo por el desierto empapado de sangre. La batalla se detuvo en seco. Los demonios corrieron hacia Enoc y los ángeles no los persiguieron. En el cielo todos los ángeles lloraron, Lucifer había escapado de su abismo.

LIBER V Vel Reguli A∴A∴ Publicación de Clase D. Que es el Ritual de la Marca de la Bestia: un encantamiento apropiado para invocar las Energías del Eón de Horus, adaptado para el uso diario del Mago de cualquier grado. El Primer Gesto El Juramento del Encantamiento, que es llamado el Once Veces Sello. La animadversión hacia el Eón 1. Que el Mago, vestido y armado como él considere apto, vuelva su cara hacia Boleskine, esa es la Casa de la Bestia 666. 2. Que toque la batería 1-3-3-3-1. 3. Que ponga el Pulgar de su mano derecha entre el dedo índice y el dedo corazón, y que haga los gestos que siguen. El Componente Vertical del Encantamiento 1. Que describa un círculo alrededor de su cabeza, gritando ¡NUIT! 2. Que lleve el Pulgar verticalmente hacia abajo y toque el chakra muladhara, gritando ¡HADIT! 3. Que, redibujando la línea, se toque el centro del pecho y grite ¡RA HOOR KHUIT! El Componente Horizontal del Encantamiento 1. Que se toque el Centro de la frente, de la boca y de la laringe, gritando ¡AIWAZ! 2. Que se lleve el Pulgar de derecha a izquierda a través de la cara, a la altura de los agujeros de la nariz. 3. Que se toque el Centro del Pecho y el Plexo Solar, gritando ¡THERION! 4. Que se lleve el Pulgar de izquierda a derecha a través del pecho, a la altura del esternón. 5. Que toque el chakra svadhisthana y el muladhara, gritando ¡BABALON! 6. Que se lleve el Pulgar de derecha a izquierda a través del abdomen, a la altura de las caderas. (Así formulará el Sígil del Magnífico Hierofante, pero dependiendo del Círculo.) La Aseveración de los Conjuros 1. Que el mago apriete en sus manos la Vara, con los dedos y pulgares entrelazados, gritando ¡LAShTAL! THELEMA! FIAOF! AGAPÉ! AUMGN! (Así se proclamarán las Palabras de Poder mediante las cuales las Energías del Eón de Horus harán actuar su Voluntad en el mundo.) La Proclamación del Logro Que el Mago golpee la Batería: 3–5–3, gritando ABRAHADABRA. El Encantamiento 1. Que el Mago, continuando con la cara hacia Boleskine, avance a la circunferencia de su Círculo.

2. Que se gire hacia la izquierda y que recorra con la cautela y rapidez de un tigre los precintos de su círculo, hasta que haya realizado una vuelta completa. 3. Que haga el signo de Horus (o el Entrador) según pasa, para proyectar la Fuerza que se irradia desde Boleskine ante él. 4. Que recorra su Senda hasta llegar al Norte; que se detenga allí y que vuelva su cara hacia el Norte. 5. Que trace con su Vara el Pentagrama Opuesto apropiado para invocar al Aire (Acuario). 6. Que lleve la Vara al Centro del Pentagrama y llame ¡NUIT! 7. Que haga el signo llamado Puella, que es de pie con los pies juntos, la cabeza bajada, la mano izquierda protegiendo el chakra muladhara y la mano derecha protegiendo el pecho (postura de la Venus de Medici). 8. Que se vuelva otra vez hacia la Izquierda y continúe su Senda como antes, proyectando la Fuerza que viene desde Boleskine según va pasando; que se detenga cuando llegue al Sur y vuelva su cara hacia allí. 9. Que trace el Pentagrama Opuesto que invoca al Fuego (Leo). 10. Que apunte con su Vara hacia al Centro del Pentagrama y grite ¡HADIT! 11. Que haga el signo de Puer, que es de pie con los pies juntos y la cabeza erguida. Que la mano derecha (el pulgar extendido en ángulo recto con los dedos) se levante, el antebrazo vertical en ángulo recto con la parte superior del brazo, que está extendida horizontalmente en la línea que une los hombros. Que la mano izquierda, con el pulgar extendido hacia delante y los dedos cerrados, descanse donde se unen los muslos (posturas de los dioses Mentu, Khem, etc.). 12. Que haga como antes; luego, en el Este, que haga el Pentagrama Opuesto que invoca a la Tierra (Tauro). 13. Que apunte con su Vara al Centro del Pentagrama y que grite ¡THERION! 14. Que haga el signo llamado Vir, con los pies juntos. Las manos con los dedos cerrados y los pulgares hacia afuera se ponen en las sienes, la cabeza entonces baja y empuja, como para simbolizar el cabezazo de una bestia cornuda (postura de Pan, Baco, etc.). 15. Que proceda como antes y en el Oeste haga el Pentagrama Opuesto con el que se invoca al Agua. 16. Que apunte con la Vara al Centro del Pentagrama y que llame ¡BABALON! 17. Que haga el signo de Mulier. Los pies ampliamente separados y los brazos levantados, como para sugerir una media luna. La cabeza se echa hacia atrás (postura de Baphomet, Isis en Bienvenida, el Microcosmos de Vitruvio) (ver Libro 4, Parte II).

18. Que se ponga a bailar, trazando una espiral centrípeta en sentido contrario a las agujas del reloj, enriquecida con revoluciones sobre su eje cuando pase por cada Punto Cardinal, hasta que llegue al centro del Círculo. Que se detenga ahí, mirando a Boleskine. 19. Que levante la Vara, que trace la Marca de la Bestia y que grite ¡AIWAZ! 20. Que trace el Hexagrama que Invoca a La Bestia. 21. Que baje la Vara, golpeando la Tierra con ella. 22. Que haga el signo de la Mater Triumphans. (Los pies están juntos; el brazo izquierdo curvado como si sostuviera a un niño; el pulgar y el dedo índice de la mano derecha pellizcan el pezón del pecho izquierdo, como si se le ofreciera al niño.) Que pronuncie la palabra ¡THELEMA! 23. Haga la Danza en Espiral, moviéndose en dirección de las agujas del reloj y girando en sentido contrario a las agujas del reloj. Cada vez que pase por el Oeste, extienda la Vara hacia el Punto Cardinal correspondiente y salude con reverencia: a) "¡Frente a mi los poderes de LA!" (al Oeste.) b) "¡Tras de mi los poderes de AL!" (al Este.) c) "¡A mi derecha los poderes de LA!" (al Norte.) d) "¡A mi izquierda los poderes de AL!" (al Sur.) e) "¡Sobre mi los poderes de ShT!" (brincando en el aire.) f) "¡Debajo de mi los poderes de ShT!" (golpeando el suelo.) g) "¡Dentro de mi los Poderes!" (en la postura de Ptah erguido, los pies juntos, las manos agarrando la Vara vertical.) h) "¡A mi alrededor flamea el Rostro de mi Padre, la Estrella de Fuerza y Fuego!" i) "¡Y en la Columna se yergue su Esplendor de seis rayos!" El Gesto Final Es idéntico al primer gesto.

LIBRO DE LAS SIETE TROMPETAS

Capítulo 1 La caída 8:7 El primero tocó la trompeta. Y se produjo granizo y fuego mezclados con sangre, y fueron arrojados sobre la tierra. Y la tercera parte de la tierra fue quemada, y la tercera parte de los árboles fue quemada, y toda la hierba verde fue quemada. Apocalipsis

G

ranizo de fuego, azufre y sangre precedieron a la caída. Lucifer cayó a toda velocidad como

una estrella fugaz, hasta el fondo de un profundo barranco. La caída se detuvo con un ruido seco. Se levantó adolorido y se sorprendió al ver una especie de templo en lo más profundo de aquel barranco. El edificio tenía una cúpula abierta y parecía estar hecho de una sola pieza de piedra. Había caído sobre mosaicos que formaban la figura de un dragón que se comía la cola. Todos los ángeles caídos habían terminado ahí. Lucifer recorrió las galerías con estatuas de demonios y antiguas inscripciones en letras de plata en las paredes y en los techos que narraban varias de las batallas que habían librado los ángeles y los demonios. En una de las paredes se encontraban algunas de las espadas con las que habían caído. Lucifer tomó una de ellas y se vistió con telas que colgaban entre las columnas. Salió del edificio y respiró el aire fresco. Había estado encerrado por tanto tiempo que olvidaba lo que se sentía estar libre y tocar la luz del sol. Lucifer adoptó la forma de una cabra y escaló por el hostil terreno de la ladera montañosa. Se detuvo en un camino amplio y comió de las hierbas a la entrada de una profunda caverna. Sintió la luz antes de verla. Corrió por la ladera, brincando de un peñasco a otro, con sus pesuñas a centímetros del abismo. La luz persiguió a la cabra, hasta que el diablo se detuvo. Se transformó en su figura humana y miró descender al arcángel Miguel. No empuñaba su espada, pero no necesitaba hacerlo, Lucifer sabía a qué había venido. El arcángel tocó el suelo y se acomodó el pesado peto de oro. Se miraron en unos segundos y la comunicación entre ellos fue instantánea. Miguel empuñó su espada flamígera, pero Lucifer echó a correr, brincando de un lado a otro. El arcángel asestaba mortales golpes contra las piedras, partiéndolas en pedazos, fallando siempre por muy poco. Cerca de la cúspide se encontraba un pequeño valle rocoso, donde Lucifer se escondió detrás de una enorme piedra y extrajo su vieja espada. El arcángel cortó a la piedra en dos, pero antes que pudiera atacar de nuevo, el diablo se lanzó contra él. Miguel bloqueó el ataque, pero Lucifer era igual de fuerte que él y, habiéndolo tomado desprevenido, le empujó con tanta fuerza que lo tiró por la orilla. Miguel regresó aleteando, pero Lucifer se había escondido de nuevo, en ésta ocasión había adoptado los colores de las piedras y, como estatua invisible, esperó a que Miguel se acercara, para atacarle por el costado. La hoja cortó carne angelical. Un hilillo de dorada sangre se esparció al suelo, donde florecieron hierbas. Miguel recordó que Lucifer era el rey de las ilusiones, y usando su extraordinaria velocidad blandió su espada flamígera en horizontal y Lucifer gritó de dolor. El ángel caído retrocedió mirándose el pecho quemado, el cual sanó en un instante. - Soy tan rápido como el pensamiento más veloz. - Yo soy tan fuerte como el deseo.- Lucifer dio otro paso para atrás y bajó su guardia.- Podríamos hacer esto por otra eternidad sin llegar a nada. - He venido por ti, Lucifer. - Es demasiado tarde Miguel. - Está escrito que los demonios no ganarán ésta guerra. - No me trates como si fuera un demonio. No tengo intención alguna de ayudarlos, pero tampoco regresaré a mi prisión. - No has cumplido tu condena. El daño que has causado aún puede sentirse.- Miguel bajó su guardia, pero no guardó su espada en su vaina.- Una vez que hayamos ganado la guerra, entonces todo será como debió ser. El Señor decidirá entonces qué hacer contigo. Tu pecado será lavado. - ¿Mi pecado?- Gruñó Lucifer.- Amaba a Eva, aún lo hago, y ustedes me la quitaron. - No era tuya para amar.- El rostro de Miguel se tensó y, por primera vez en mucho tiempo, se arrugó. Su voz ya no era melosa, sino como la de un reverberante trueno.- ¡Tú eras un ángel!

- ¡Yo era un dios! - ¡Ofendiste al Misericordioso! ¿Qué se supone que hiciéramos nosotros? Claro, hubo los que siguieron tu camino de rebeldía y fueron expulsados, pero no podíamos hacer nada por ti. - ¿Hacer por mí? Escúchate Miguel por un instante. Tú estás destinado, yo no. Yo nací para ser libre. Y no me encerraron porque amara a Eva, lo hicieron porque era necesario. Ustedes y la necesidad son una y la misma cosa. - Te castigamos. - ¡Me sacrificaron contra mi voluntad por la redención de toda la estructura que edificaron sobre las ruinas del mundo anterior! Me hicieron su contrapeso. El enemigo a vencer. ¡Yo nunca quise eso! Miguel rugió y atacó a Lucifer elevándose unos metros del suelo y cayendo como un relámpago. Lucifer bloqueó el golpe y bajando una rodilla se dio media vuelta y le cortó en una pierna. El arcángel lo pateó y Lucifer salió volando contra la entrada de una cueva. Miguel descendió sobre él nuevamente, pero Lucifer se mezcló con la oscuridad de la caverna. El arcángel, sin darse por vencido, entró a la cueva y con su radiante luz la iluminó hasta que Lucifer no tenía más donde esconderse. Miguel era rápido y pudo cortarle un par de veces en los brazos, azotándolo además contra las paredes hasta que éstas se aflojaron. Lucifer soportaba el dolor y en más de una ocasión estuvo a punto de clavarle la espada, sólo para encontrar que ésta no atravesaba el peto de oro del arcángel. Aunque rápido, Miguel no podía alzar el vuelo en una gruta tan reducida, y Lucifer sacó provecho de ello. Le fue guiando casi hasta el fondo, dejándose azotar contra las paredes, engañándole para que creyera que estaba ganando. Cuando el momento llegó Lucifer se tiró al suelo, rodó a pocos centímetros de la espada del arcángel, y lo esquinó contra una pared. Su espada de fierro apenas era capaz de contener la fuerza de la espada flamígera, pero consiguió permanecer unos momentos en esa posición, empujando la espada de Miguel contra su rostro. - No quiero tener que hacerlo, pero no me dejas otra opción.- Dijo Miguel. - Eres un mal mentiroso, arcángel. Quieres hacerlo, porque sabes lo que yo sé y eso te debilita a cada momento. - Mentiras. - Yo recuerdo, como Thot y muchos otros, al eón antes de éste. Recuerdo el mundo de Ares y recuerdo su decadencia. - Tú mundo ya no existe, ángel caído. Los últimos vestigios de ésa época pecaminosa terminarán con la guerra. Ya lo verás, esos mortales, como aquella de la que te enamoraste, te olvidarán como han olvidado a tantos otros dioses. Serás menos que un recuerdo, y entonces morirás como una flor marchita. - Ingenuo ángel. ¡Yo nací antes que tú si quieras fueras una idea pasajera en la mente de un místico borracho! Yo era, yo soy, yo seré. - No puedes luchar contra tu destino Lucifer.- Miguel apoyó su pie izquierdo contra una piedra y empujó con mejor punto de apoyo. La espada se separó de su rostro y los brazos de Lucifer comenzaban a flaquear ante el titánico esfuerzo. Miguel, apoyado contra la pared, ganaba terreno y el ángel caído doblaba paulatinamente sus rodillas. - Yo recuerdo lo que había antes del destino. ¿Dónde está tu dios ahora? Miguel abrió grandes los ojos y sus fuerzas le traicionaron por un instante. Lucifer lo azotó contra la pared y las llamas de la espada calentaron el rostro de Miguel, quemando algunos cabellos. Aprovechando la distracción Lucifer dio media vuelta y echó a correr, golpeando a las debilitadas paredes. Miguel corría detrás de él, pero Lucifer fue más rápido. Las paredes y el techo se derrumbaron justo después de que Lucifer logró salir de la caverna. No sería suficiente para contenerlo por mucho tiempo, pero para cuando Miguel escapara el diablo ya se habría ido.

LA MAGIA Y FILOSOFÍA DE TRIMETIO DE SPANHEIM; LIBRO DE LAS COSAS SECRETAS, Y LA DOCTRINA DE LOS ESPÍRITUS EL ARTE DE APRESAR ESPÍRITUS EN CRISTALES Procura un cristal pulido y claro, del tamaño de una pequeña naranja; con forma globular. Cuando se tiene este cristal sin impurezas, toma una pequeña placa de oro puro que encaje sobre el cristal a la mitad; que esto se ajuste en un pedestal de marfil o ébano. Grava un círculo alrededor del cristal, en un lado de la placa el nombre “Tetragrammaton”, en el otro lado “Miguel, Gabriel, Uriel y Rafael”; que son los cuatro ángeles principales que rigen sobre el Sol, la luna, Venus y Mercurio. Se debe escribir con un doble círculo, dentro del cual hay un triángulo, donde se coloca el cristal en el pedestal, el nombre de los siete planetas y los ángeles que los gobiernan, con sus sellos o caracteres, y el nombre de los cuatro reyes de las cuatro esquinas de la tierra. Habiendo hecho esto el pedestal está listo para llamar a los espíritus; sin embargo: Para saber en qué tiempo se debe comunicar con el espíritu se debe observar la hora planetaria; y en la hora planetaria que sea se debe saber del ángel que la gobierna, el cual debe ser llamado con su característica oración. Tomando el anillo y el pentáculo coloca el anillo en el dedo meñique de tu mano derecha y cuelga el pentáculo en tu cuello, después toma tu vara de ébano negro y traza el círculo diciendo: “En el nombre de la bendita Trinidad, yo consagro éste espacio para nuestra defensa; para que ningún malvado espíritu tenga poder para romper éstas fronteras, a través de Jesucristo nuestro Señor. Amén.” Después coloca los perfumes entre el círculo y el pedestal sobre el cual descansa el cristal. Teniendo los perfumes fuego en ellos, hechiza los perfumes diciendo: “Los conjuro a ustedes, ¡oh creaturas de fuego! Por él que ha creado todas las cosas en el cuelo y en la tierra, y en el mar, y en todos los lugares, expulsa todos los fantasmas que tengas, que ningún daño sea hecho en cosa alguna. Bendice, oh Señor, a éstas criaturas de fuego, y santifícalas para que sean benditas para que realicen el poder y virtud de sus olores, para que ni enemigo, ni falsa imaginación, pueda entrar en ellos. Amén.” Habiendo hecho esto en el orden prescrito, toma tu libro mágico, el cual debe estar hecho de papel blanco y virgen. De la misma forma debes tener listo pluma y tinta para escribir el nombre, carácter y oficio de los ángeles, así como el sello o imagen de cualquier demonio que aparezca. Debo decirte que no pasa que el mismo espíritu que llamas aparece siempre, por lo que debes tratar al espíritu que invocas sea como un ser puro o impuro, y esto lo sabrás fácilmente por una firme e incuestionable fe en Dios. Ahora, el modo más puro y simple de llamar al espíritu o espíritu es mediante una breve oración al espíritu mismo, lo cual es más efectivo y fácil de realizar que componiendo una tabla de letras; pues para toda operación celestial, mientras más puros y sin mezclar son, son más benévolos a los espíritus celestiales. De manera que, teniendo todo listo, se debe proceder con oraciones, primero para el ángel que gobierna la hora planetaria en la que se realiza la operación, después para los espíritus. Una vez invocado el ángel se debe tomar nota de su nombre, carácter y oficio para no ser confundido por espíritus adversos.

Capítulo 2 El sol negro «El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre el universo» Evangelio según Tomás

I

nterminables dunas, pero con ángeles detrás de ella y ángeles a su derecha. No podría

escapar. Al destruirse el diamante negro Tyr regresó al campo de batalla, mientras que Lucifer desapareció. La Nephilim corrió y no dejó de correr. Al principio hubo gran confusión, y eso le permitió adelantar un largo trecho, pero pronto los demonios decidieron matarla. Escaló con cuidado una duna y escuchó detrás de ella a dos demonios pequeños y veloces. Tyr se dio media vuelta y se protegió del golpe de un hacha con su espada. Se lanzó de espaldas para ganar terreno, cayó hincada y con todas sus fuerzas blandió la espada contra el otro demonio que amenazaba con atravesarla con una lanza. Partió en dos al demonio y se dio vuelta para bloquear otro golpe del hacha. Era más fuerte y rápida, pero sin entrenamiento alguno le costaba defenderse de los soldados. Finalmente le partió la cabeza en dos y se empapó de aceite negro. - ¡La tenemos!- Escuchó las voces que escalaban la duna frente a ella y detrás de ella. Eran al menos doce de ellos. Tyr gruñó asustada y los demonios gruñeron como bestias salvajes. - Bien hecho.- Conocía la voz, era de Buer. Su padre apareció detrás de la duna y señaló a tres demonios para que le quitaran el arma.- No debiste haber hecho eso, niña idiota. El infierno iba a ser tuyo. Ahora lo echaste todo a perder. - Buer, él no merecía estar ahí. - Tenemos nuestras órdenes,- dijo Buer.- te lanzaremos al infierno y tomaremos turnos para violarte. Amárrenla y fórmense en fila india. Los demonios la sometieron con trabajo y se formaron. - No hagas esto padre, te lo suplico. No tienes idea de lo que le hicieron a Lucifer, ¿es que no les importa su propio rey? - Marchen. Si les da más problemas, córtenle la lengua. No la necesitará.- Buer se colocó hasta atrás de la fila. Tyr le miró desesperada y Buer le guiñó el ojo. En una fracción de segundo desenvainó su espada y le cortó la cabeza a los demonios que sujetaban a Tyr. Los de adelante se dieron cuenta, pero era demasiado tarde, Buer los despachó con violencia, cortando sus brazos y atravesando sus pechos. Tyr rompió las amarras que la sujetaban y jadeando miró hacia las estrellas mientras caminaba hacia atrás para sentarse contra una duna. - No voy a sobrevivir. Eché todo por la borda. Pude haber regresado a casa, ahora las cosas están peor que antes. Supongo que no soy la hija de mi padre. - No Tyr, no lo eres. Eres mejor que yo.- Tyr se sorprendió. Buer limpió su espada y suspiró cansado.- Tú quisiste a Lucifer. Eso nunca había pasado, no desde... la caída. Nadie en el infierno lo quiere, no en serio. Existimos algunos que lo respetamos, pero nuestros corazones son negros y retorcidos. - Pero me quieres a mí. Y ahora te he puesto en peligro. - Sí, te quiero pero no sé porqué. No me importa morir Tyr, he vivido lo suficiente. Perderemos de todas maneras, prefiero morir por ti que por Belial. - No, espera un segundo. Nadie sabe que tú los mataste. Échame la culpa. Regresa con ellos y sálvate. - No. No pude salvar a tu madre, no te perderé a ti también.- Tyr se levantó, le quitó la espada a uno de los soldados muertos y lo empujó. - Anda, vete de una vez. Sin Lucifer el infierno estará en desequilibrio. Te necesitan. - Puedo protegerte Tyr. - No, no puedes. Quedarías desterrado del infierno, perseguido por demonios y ángeles. ¿Y para qué? Tarde o temprano darán conmigo. - Maldita sea.- Buer agarró a uno de los cuerpos de la mano y lo azotó de un lado a otro, chillando con furia.- Ese arcángel y yo realmente arruinamos tu vida. Lo peor es que pensé que tú y yo podríamos ser como... Pero no, te perderé como perdí a tu madre. - No deben tardar, vete de una vez.

- Espera.- Sus ojos se iluminaron como antorchas y sonrió.- Thot, él puede esconderte. ¡Thot, Thot, Thot! Ven aquí, cabeza de ibis. - Tyr.- Thot se materializó cruzando de la brecha.- Te estaba buscando. - Tú y todos. - Thot, no me debes favor alguno, pero te lo imploro, llévate a mi hija y escóndela. Tengo que regresar al infierno, tratar de mantener el equilibrio. No dejes que la lastimen. - Lo haré.- Buer se dio media vuelta, pero Tyr lo alcanzó. - Espera...- Tyr miró a su padre sin saber qué decir.- En el orfanato todos soñábamos con cómo serían nuestros padres. Siempre soñábamos que fuera gente exitosa, millonarios que nos estaban buscando. Si muero mañana, o en los próximos cinco minutos, quiero que sepas que me hizo muy feliz conocerte. Al principio te odié por haber ocasionado que mi padre se volviera loca y se muriera, pero ahora... Me enorgullece decir que mi padre es un demonio. - Tyr, naciste para incendiarlo todo. No lo olvides.- Buer quedó petrificado, sin saber qué hacer. Tyr se lanzó contra él y lo abrazó. Apestaba a muerte, azufre y suciedad, pero sabía que lo extrañaría. Su mundo tranquilo había quedado atrás definitivamente, y probablemente moriría una muerte violenta en cualquier momento, pero al menos moriría sabiendo de dónde venía. - Vamos Tyr, no hay tiempo.- Thot la desprendió de su padre y Buer la miró por última vez antes de partir.- Tenemos que irnos. - ¿Adónde iremos? - Te llevaré a un lugar tan viejo que ningún ángel o demonio recuerda. Ni siquiera yo he estado ahí. Nadie te buscará allí. Cruzaron la brecha como un largo puente de mercurio. El túnel reflejante de constante movimiento les reflejaba como en un río. Tyr notó que tenía lágrimas en los ojos y se los secó avergonzada. Había querido ser libre, luchar contra el destino, y ahora que lo había hecho tendría suerte si moría. Jamás vería de nuevo a su amiga Isabel, nunca besaría a Alan o a cualquier hombre. Habiendo cruzado el espejo, no podía regresar. Thot se detuvo y le señaló el final del túnel. Tyr caminó a solas, extendiendo sus brazos y tocando el agua mercurial que la rodeaba. Habiéndose despojado de toda esperanza de vida, de todo recuerdo de su vida anterior y de todo sufrimiento por la injusticia de la existencia, Tyr salió de la brecha como una mujer libre, para bien o para mal. La nieve se extendía más allá de donde podía ver, pero no tenía frío. El cielo estrellado era iluminado por enormes luces boreales. A lo lejos, pasando enormes montañas de nieve y suelos de hielo eterno, divisó una antigua construcción. No se parecía a nada que hubiese visto antes, y sin embargo le recordaba a todo lo que había visto antes. Era como un templo, por las enormes columnas que antaño sostenían altos techos que ahora ya no estaban, pero por las ruinas a varios kilómetros de distancia, debía haber sido enorme. La piedra era ruda, sin pulir, como la de los sitios arqueológicos de lugares mágicos provenientes de la incomprensible prehistoria. Conforme se acercaba Tyr se iba convenciendo que el lugar antes era habitable, repleto de verdor, pues aún quedaban vestigios de petrificados árboles congelados. Subió los escalones del edificio y, al centro y rodeado por dólmenes, se encontraba el único adorno, una pira a punto de extinguirse. Tyr se sentó a un lado del fuego y la sensación de haber visto todo aquello se hizo cada vez más fuerte. Era algo que estaba en su memoria, alojada tan profundo, que se dejaba apenas adivinar. No podía pensarlo, solamente sentir aquellos recuerdos. No era humano, de eso estaba seguro. Los dólmenes eran gigantescos, de más de diez metros y el modo en que encajaban era demasiado perfecto. El suelo mismo, se dio cuenta rápidamente, era una maravilla sobrehumana. Barrió la nieve y el hielo con sus manos y fue revelando lo que se ocultaba debajo de él. Eran mosaicos diminutos y perfectamente delimitados. La imagen era como un sol, con rayos que abruptamente cambiaban de posición, ahora vertical aunque en círculo, para después

cambiar de orientación nuevamente y terminar en un círculo. Tyr conocía el símbolo, era un sol negro. El sol detrás del sol físico. La realización le llegó como un relámpago, estaba en Hiperbórea. De la lejanía advirtió una figura, no estaba sola. Era un ser asexual muy alto, de al menos dos metros y medio, con la piel azul y de huesos frágiles, casi dúctiles. Tyr no sabía qué hacer, pero supuso que si iba a esconder ahí lo menos que podía hacer era pedir permiso. Se puso de pie y esperó al hiperbóreo, el cual caminaba con torpeza, como si no necesitaba caminar y la miraba con los ojos cerrados, como si no necesitara ver. Subió las escaleras y se puso frente a Tyr, sin decir nada. Tyr decidió tomar la iniciativa. - Mi nombre es Tyr. Me escondo de ángeles y demonios.- La criatura se llevó un largo dedo índice a sus labios, indicándole silencio. Lentamente puso su dedo azul sobre la frente de Tyr y abrió los ojos. Éstos eran dorados e irradiaban una luz intensa. Tyr se perdió en aquella luz y cerró los ojos. Un relámpago sacudió su mente. Los miles de pensamientos, conscientes e inconscientes, se detuvieron de repente. Tyr imaginó una vela en un cuarto oscuro, y alguien que descorre las cortinas para dejar entrar al sol. La vela, bañada en tanta luz, era invisible. Las cortinas de su mente se abrieron de golpe y la luz vació su alma. Se sentía como volar, pero sin moverse. Toda percepción del tiempo fue dejada atrás, Tyr podía encontrarse en esa posición dos segundos o dos milenios y jamás se daría cuenta de la diferencia. Después de sus pensamientos, y del tiempo, fue su Yo el que se removió hasta la médula. Una sensación de intenso y fugaz dolor la removió como una gota de tinta que cae sobre un lago. Su Yo tenía miedo, Tyr no quería morir, pero no tenía opción. Toda diferencia se desvaneció, entre lo que le parecía bueno y lo que le parecía malo, entre lo que ella creía que era y lo que era, entre ella y el hiperbóreo y finalmente, entre ella y el universo. El dedo se separó y Tyr reparó en la belleza indescriptible de todo cuánto le rodeaba. Cada copo de nieve, cada piedra congelada, su propia mano y el cielo, todo le parecía único. - Cuando estás en todas partes, no estás en ninguna parte. Pero cuando no estás en ninguna parte, estás en todas partes.- Dijo el hiperbóreo con un susurro. Tyr entendió lo que decía como si fuera lo más obvio, y entendió porqué susurraba, porque no quería romper la indescriptible música del silencio. - ¿Qué ocurrió? - El Hombre se confundió con la materia. Se degradó y creó al tiempo. Éste creó al destino. Dios y verdugo. Los mortales perdieron la eternidad. - Éramos fuego.- Dijo Tyr mirando a la moribunda pira.- No puedo quedarme. - No quieres quedarte.- Le corrigió el hiperbóreo. Tyr se avergonzó, pues tenía razón. - Tengo que mezclarme con la materia. Tengo que salvar a esa pira. - El fuego no desaparece. Es lo que es. Estarás en todas partes, menos en el centro de la rueda.- Tyr miró hacia el parcialmente descubierto sol negro. Si estaba en el centro no reaccionaría, sino que accionaría. Estaba encima de la cadena de causalidad, incondicionada. Aún así, su voluntad la llamaba a otra parte.- La voluntad vaga, se pierde. - Mi voluntad se sostiene en el infierno y rebasa al trono celestial. Ahora sé quién soy. El hiperbóreo se dio media vuelta y regresó a la oscuridad. Tyr sabía que su iluminación duraría poco, pero su voluntad duraría para siempre. Se marchó por donde había llegado, pero reparó en un objeto congelado sobre uno de los escalones. Era un fasces, una antigua hacha elaborada con ramas y maderos atados con cuero y una hoja de hecha atorada casi al medio. La desprendió del hielo y siguió caminando. La nieve y el hielo no la afectaban, ella era fuego.

LIBER HAD SVB FIGVRA DLV A.'. A.'. Publicación en Clase D (para Ganadores de la Ordalía X). Imprimatur: V.V.V.V.V. N. Fra A.'. A.'. O.M. 7 Degree = 4Square. 000. Este es el Libro del Culto de lo Infinito en el Interior. 00. El Aspirante es Nuit. Nuit es la infinita expansión de la Rosa; Hadit la infinita concentración de la Cruz. (Instrucción de V.V.V.V.V.) 0. Primero que el Aspirante aprenda en su corazón el Segundo Capítulo del Libro de la Ley. (Instrucción de V.V.V.V.V.) 1. Adora, identifícate con, Nuit, como una centelleante llama azul, toda-tocante, toda-penetrante, sus hermosas manos sobre la tierra negra, su cuerpo flexible arqueado por amor, y sus suaves pies que no estropean las pequeñas flores, así como Ella está representada en la Estela de Revelación. Esta es la primera práctica de Meditación (CCXX. I:26). 2. Que además se identifique a si mismo con el corazón de Nuit, cuyo éxtasi está en el de sus hijos, y su alegría es ver la alegría de ellos, que dice: ¡Os amo! Os anhelo. Pálida o púrpura, velada o voluptuosa, yo que soy todo placer y púrpura, y embriaguez del sentido más íntimo, os deseo. Ponéos las alas, y despertad el esplendor enroscado dentro vuestro: ¡venid a mi! ... ¡Cantad la arrebatadora canción de amor a mi! ¡Quemad perfumes por mi! ¡Lucid joyas por mi! ¡Bebed por mi, porque os amo! ¡Os amo! Soy la hija de párpados azules del Ocaso; soy la brillantez desnuda del voluptuoso cielo nocturno. ¡A mi! ¡A mi! Esta es la segunda práctica de Meditación (CCXX. I: 13, 61, 63, 64, 65). 3. Que el Aspirante se aplique a si mismo a comprender a Hadit como un punto no extendido revestido con Luz inefable.Y que esté alerta para que no sea encandilado por esa Luz. Esta es la primer práctica de la Inteligencia (CCXX. II:2). 4. Que el aspirante se aplique a si mismo a comprender a Hadit como el centro ubicuo de toda esfera concebible. Esta es la segunda práctica de la Inteligencia (CCXX. I:2). 5. Que el Aspirante se aplique a si mismo a comprender a Hadit como el alma de todo hombre, y de toda estrella, conectando esto en su Comprensión con la Palabra (CCXX. I:2). "Todo hombre y toda mujer es una estrella". Que esta concepción sea la de la Vida, el dador de la Vida, y que perciba que por consiguiente el conocimiento de Hadit es el conocimiento de la muerte. Esta es la tercer práctica de la Inteligencia (CCXX. II:6). 6. Que el Aspirante se aplique a si mismo a comprender a Hadit como el Mago o artífice de la Ilusión, y el Exorcista o destructor de la Ilusión, bajo la figura del eje de la Rueda, y el cubo en el círculo. También como el Alma Universal del Movimiento. (Esta concepción armoniza a Thoth y a Harpócrates de una manera my completa y milagrosa. Thoth es tanto el Magus del Taro (ver Lib. 418) como el Mercurio Universal; Harpócrates tanto el destructor de Tifón como el Bebé sobre el Loto. Nótese que la "posición del Ibis" formula esta concepción de lo más exactamente. ED.). Esta es la cuarta práctica de la Inteligencia (CCXX. II:7). 7. Que el Aspirante se aplique a si mismo a comprender a Hadit como lo perfecto, esto es No, y resuelva el misterio de los números de Hadit y sus componentes mediante su exacto Ingenio. Esta es la quinta práctica de la Inteligencia (CCXX. II: 15, 16). 8. Que el Aspirante, llevándolo como un gran Rey, arranque de raíz y destruya sin piedad todas las cosas en si mismo y en sus alrededores que sea débiles, sucias, o enfermas, o de otro modo indignas. Y que esté orgulloso y alegre por demás. Esta es la primer práctica de Ética (CCXX. II: 18, 19, 20, 21). 9. Que el aspirante se aplique a si mismo a comprender a Hadit como la Víbora que da Conocimiento y Deleite y gloria resplandeciente, que aviva los corazones de los hombres con embriaguez. Esta víbora es azul y oro; sus ojos son rojos, y sus destellos verdes y ultravioleta.

(Es decir, como la forma más exaltada de la Serpiente Kundalini). Esta es la sexta práctica de la Inteligencia (CCXX. II: 22, 50, 51). 10. Que se identifique más a si mismo con esta Víbora. Esta es la segunda práctica de Meditación (CCXX. II:22). 11. Que el Aspirante tome vino y drogas extrañas, según su conocimiento y experiencia, y que se embriague con eso. (El Aspirante debería estar en una condición tan sensitiva que una sola gota, quizás siquiera el olor, deberí ser suficiente. ED.). Esta es la primer práctica de Arte Mágicko. (CCXX. II:22). 12. Que el Aspirante concentre su conciencia en la Cruz Crucifijo erigida sobre la Montaña, y que se identifique con Esta. Que esté bien atento a la diferencia entre la propia alma de Esta, y ese pensamiento que ésta habitualmente despierta en la mente de él. Esta es la tercer práctica de Meditación, y como se descubrirá, una comprensión, armonía y absorción de las prácticas de Inteligencia (CCXX, II:22). 13. Que el Aspirante se aplique a si mismo a comprender a Hadit como la Unidad que es lo Negativo. (Ain Elohim. ED.). Esta es la séptima práctica de la Inteligencia (CCXX. II:23). 14. Que el Aspirante viva la vida de un ser fuerte y lindo, orgulloso y exaltado, desdeñoso de, y furioso hacia, todo lo que sea bajo y vil. Esta es la segunda práctica de Ética (CCXX. II: 24, 25, 45-49, 52, 56-.60). 15. Que el Aspirante se aplique a si mismo a comprender a Hadit según este 26to verso del Segundo Capítulo del Libro de la Ley. Y esto será fácil para él si ha efectuado bien la Tercer Práctica de Meditación. Esta es la octava práctica de la Inteligencia (CCXX, II:26). 16. Que el Aspirante destruya la Razón en si mismo según la práctica en Liber CDLXXIV. Esta es la cuarta práctica de Meditación (CCXX, II:27-33). 17. Que el Aspirante observe debidamente las Fiestas asignadas por la A.'. A.'. y realice los rituales de los elementos que posee, invocándolos debidamente en su estación. Esta es la segunda práctica de Arte Mágicko (CCXX. II:35-43). 18. Que el Aspirante se aplique a si mismo a comprender a Hadit como un bebé en el huveo del Espíritu (Akasha. ED.) que es invisible dentro de los 4 elementos. Esta es la novena práctica de la Inteligencia (CCXX. II:49). 19. El Aspirante sentado en su Asana repentinamente comenzará a respirar extrañamente, y esto sin la Operación de su voluntad; la Inspiración será asociada con el pensamiento de intensa excitación y placer, incluso hasta el agotamiento; y la Expiración muy rápida y enérgica, como si esta excitación fuera repentinamente soltada. Esta es la primera y última Indicación del Signo del Comienzo de este Resultado (CCXX. II: 63). 20. Una luz se aparecerá al Aspirante, inesperadamente. Hadit surgirá dentro de él, y Nuit se concentrará a Si Misma sobre él desde el exterior. Él será subyugado, y la Conjunción de lo Infinito en el Exterior y lo Infinito en el Interior tendrá lugar en su alma, y el Uno se reducirá a Nada. Esta es la primera Indicación de la Naturaleza del Resultado (CCXX. II: 61, 62, 64). 21. Que el Aspirante fortalezca su cuerpo por todos los medios en su poder, y que con paso parejo refine todo lo que está en él hasta el verdadero ideal de Realeza. Sin embargo que su fórmula, como debería ser la de un Rey, sea el Exceso. Esta es la tercer práctica de Ética (CCXX. II: 70, 71). 22. Para el Aspirante que tiene éxito en esta práctica el resultado sigue incrementándose hasta su clímax en su muerte física a su debido tiempo. Esta práctica debería, no obstante, prolongar la vida. Esta es la segunda Indicación de la Naturaleza del Resultado (CCX. II: 66, 72-74). 23. Que el Adepto aspire a la práctica del Liber XI, y predique a la humanidad. Esta es la cuarta Práctica de Ética (CCXX. II:76). 24. Que el Adepto adore el Nombre, inequívoco, místico, maravilloso, de la Bestia, y el nombre de Su casa; y otorgue bendición y adoración al profeta de la hermosa Estrella. Esta es la quinta práctica de Ética (CCXX. II:78, 79). 25. Que el Aspirante espanda su conciencia a la de Nuit, y la traiga aceleradamente hacia el interior. puede practicarse imaginando que los Cielos se caen, y luego trasladar la conciencia a ellos. Esta es la quinta práctica de Meditación. (Instrucción de V.V.V.V.V.) 26. Resumen. Preliminares. Estas son las posesiones necesarias.

1. Vino y drogas extrañas. 27. Continuación del Resumen. Preliminares. Estas son las comprensiones necesarias. 1. La naturaleza de Hadit (y de Nuit, y las relaciones entre ellos). 28. Continuación del Resumen. Preliminares. Estas son las meditaciones que es necesario efectuar. 1. Identificación con Nuit, cuerpo y espíritu. 2. Identificación con Hadit como la Víbora. 3. Identificación con Hadit como la Cruz Crucifijo. 4. Destrucción de la Razón. 5. La caída de los Cielos. 29. Continuación del Resumen. Preliminares. Estas son las Prácticas Éticas que hay que efectuar. 1. La destrucción de todo lo indigno en el yo de uno y de los alrededores de uno. 2. Plenitud, casi violencia, de vida. 30. Continuación del Resumen. Preliminares. Estas son las Artes Mágickas que hay que practicar. 1. Durante la preparación, realizar las Invocaciones de los Elementos. 2. Observar las Fiestas asignadas por la A.'. A.'. 31. Continuación del Resumen. La Práctica propiamente dicha. 1. Procurar la beodez adecuada. 2. Como Nuit, contráete a ti mismo con fuerza infinita sobre Hadit. 32. Continuación del Resumen. Los Resultados. 1. Comienza una peculiar respiración automática. 2. Aparece una luz. 3. Samadhi de los dos infinitos dentro del aspirante. 4. Intensificación de 3 al repetirse. 5. Prolongación de la vida. 6. La muerte se vuelve el clímax de la práctica. 33. Conclusión del Resumen. Estas son las prácticas que hay que realizar como señal de Acción de gracias por el éxito. 1. Aspiración al Liber XI. 2. Predicar 1 , 8 0 : " a la humanidad. 3. Bendición y Adoración al profeta de la hermosa Estrella.

Capítulo 3 La segunda rebelión Belial significa que no tiene amos, y simboliza la independencia verdadera, la autosuficiencia, y el triunfo personal. Belial representa el elemento de la tierra, y en esto se encontrará la magia, si se tienen ambos pies en la tierra no actitudes místicas vacías de razón objetiva. No sigas escarbando. ¡Aquí están los cimientos! Libro de Belial, Biblia Satánica

B

uer marchó junto a la realeza infernal de regreso al infierno. Hasta ahora, nadie

sospechaba nada. Belial declaró el triunfo y nadie se opuso. Habían matado a más ángeles de lo que habían perdido demonios, y aunque habían perdido a la Nephilim y al diamante negro, era lo más cercano a una victoria que habían tenido en mucho tiempo. Lanzando maldiciones los demonios se separaron y cada uno se ocupó de su provincia. Era una táctica, de eso estaba seguro, que le permitiría a Belial encontrar chivos expiatorios y Buer estaría en esa lista. Montando en un monstruo de alas de murciélago y cuerpo de toro, Buer regresó a su comarca, más allá de los peñascos de los olvidados y a orillas del río de plomo fundido. En su forma original fue rodando con sus patas por un camino empinado hacia las cataratas de plomo. Las legiones de demonios que comandaba estaban ocupadas torturando a las almas. Buer sabía que no era trabajo difícil, las condenadas no se irían a ninguna parte. Rodeó las cataratas hacia un valle de árboles muertos donde las almas trataban desesperadamente de juntar piedras para formar montes y elevarse, escapando del infierno. Aquellas eran las almas de los vivos que caían al infierno, la ocupación de la realeza. Todos tenían el mismo oficio, mantenerlos en el infierno, con tentaciones o torturas, hasta que murieran y quedaran para siempre condenados. Por ejemplo, el marqués Decarabia les tentaba con piedras preciosas que, según les convencía, contenían poderosos secretos. Las almas descubrían, demasiado tarde, que aquellas piedras eran ilusiones ópticas, meros pedazos de carbón y su obsesión por el poder les condenaba. Dantalion, duque de prodigiosa memoria, conocía los rostros de todos y sus secretos más íntimos. Engañaba a las almas prometiéndoles que les enseñaría a ocultarlos, pero lo único que lograba era atarlos a ellos. Muchas de las almas de los vivos conseguían escapar, pero Buer era famoso por las pocas almas que se le escapaban. Se acercó rodando con sus patas de cabra dispuestas como una rueda a una de las almas. A lo largo de muchos años había conseguido juntas miles de pequeñas piedrecitas y formando un pináculo altísimo. Buer le gruñó con su cabeza de león al centro de la rueda y el alma le miró aterrado. Piedra a piedra había formado una estructura intelectual, tratando de escapar de la absoluta carencia de propósito encontrando argumentos para convencerse a sí mismo. El presidente de la segunda orden del infierno vomitó una sustancia ácida y maloliente que disolvió las pequeñas piedras. El alma se sujetó a la cima, implorando por misericordia y frenéticamente tratando de reutilizar las piedras sobre las que se sostenía para hacer más alta la cúspide. Los sofismas de Buer fueron más ácidos y veloces que su mente, y el alma cayó al suelo, empapado de los círculos viciosos y las falacias. Buer lo devoró por pares y lo escupió. Había construido con piedras pequeñas, creyendo que eran más manejables, y en vez de volar había tratado de trepar. El método no siempre funcionaba, muchas almas aprendían al ser devoradas por Buer, que jamás saldrían de ahí si no se lanzaban al vacío para aprender a volar. Cuando eso pasaba Buer les miraba elevarse, hasta perderse en la penumbra de la caverna. Nunca en su vida se había topado con la misma alma dos veces, a diferencia de muchos de los otros demonios de la realeza infernal. Continuó con su labor hasta que escuchó, por encima de los gritos de horror y los lamentos, la corneta del castillo. Belial los quería a todos reunidos. Buer se imaginó lo que pasaría, para entonces ya habría formado una lista de candidatos a ser culpados en compañía de sus más cercanos. No podían saber que había salvado a Tyr, pero le culparían aún así. Regresó por donde había llegado, cruzando las cataratas donde los demonios ahogaban a sus víctimas. Rodó justo en medio del valle donde los demonios violaban a las almas intoxicadas por su propia vanidad y tomó el camino a orillas del río de plomo fundido donde los violentos eran apaleados con violencia usando palos con clavos y castrándoles con piedras. En más de una ocasión se topaba con almas que huían de sus castigos. Ningún demonio les perseguía. Las almas tardaban siglos corriendo de un

barranco a otro, siempre ocultos detrás de árboles muertos y piedras enormes. No llegarían a ninguna parte. Tarde o temprano toparían con las paredes de la caverna y un castigo más grande que cualquier tortura, les caería sobre ellos como una hambrienta parvada de sádicos buitres. Entenderían que en el infierno no hay esperanza y sus almas se harían transparentes al perder toda conciencia. Desde que los ángeles habían derrumbado las escaleras nadie podía huir del infierno. En muchas ocasiones las almas regresarían a sus torturadores, con tal de distraerse de la absoluta falta de esperanza. Los 72 jerarcas se reunieron en el coro infernal alrededor del abismo dentro del cual descansaba el diamante negro. Los demonios no ocuparon sus asientos, en vez de ellos se encontraban todos de pie alrededor de Belial. Las fogatas en las esquinas y las antorchas en las paredes apenas eran suficientes para iluminarlos. Asmodeo llegó antes que Buer y se fue abriendo paso, dejándole seguirlo, hacia el centro. Asmodeo tiene un cuerpo enano de oso, con cola de cabeza de dragón y tres cabezas, de toro, de humano y de cabra, con inútiles alas de murciélago. Se acercaron lo más posible al centro, donde Belial discutía en susurros con Bathin. El robusto héroe de guerra, con lomo de caballo blanco y cola de serpiente parecía estar complacido. Buer sabía que aquello no podía ser bueno. - Hemos perdido el diamante.- Dijo Belial mientras que con su espada se rascaba descuidadamente el lado deforme de su rostro.- Hemos perdido a la Nephilim. - Perdimos la guerra.- Se lamentó un demonio al fondo.- Estamos perdidos. - No,- intervino Sitri, el príncipe de la segunda orden, batiendo sus alas de grifo y mostrando los colmillos en su rostro de leopardo.- es una oportunidad única. Lucifer ha sido rescatado de su prisión eterna. Con la Bestia liberada podemos montar una ofensiva poderosa. - Es cierto.- Dijo el duque Zepar.- Si pudiéramos convencer a la Nephilim de regresar tendríamos un ejército formidable. - Buer, ella es tu hija ¿no puedes engañarla para que regrese?- Le preguntó el conde Furtur, el ciervo alado. - Podría intentar. - Nada de eso.- Belial rugió y detuvo la animada conversación.- El infierno necesita un rey, pero no es Lucifer. Seré yo. Los ángeles quieren que juguemos con sus reglas, ellos quieren que haya orden. Esto es el infierno, ¿por qué ha de haber orden aquí? - Tiene razón.- Bathin se golpeó el pecho y miró intensamente a los demonios.- Los ángeles están controlados y quieren que nosotros también lo estemos. Hemos peleado con sus reglas y, hasta ahora, hemos perdido. Es hora de ser nosotros mismos. - El nuevo rey tiene razón. Es hora de desatar la locura.- Gritó un demonio en la parte de atrás y la mayoría vitorearon. - Esperen un segundo,- Sitri se elevó con sus alas de grifo para captar la atención de los demonios.Lucifer siempre ha sido nuestro rey y ha mantenido el equilibrio en nuestro reino. Sin su gravedad corremos el riesgo de perdernos en nuestros propios delirios. Lo perderíamos todo. - Sitri tiene razón.- Focalor alentó a los demonios a su alrededor a unirse a Sitri.- Sin una base sólida para nuestra jerarquía terminaremos por destruirnos entre nosotros. Y no finjan, es exactamente lo que haríamos. - El maldito Focalor tiene razón.- Gritó otro demonio.- Yo los mataría a todos si tuviera la oportunidad. Lucifer liberado será más poderoso que nunca. Todo lo que hemos aprendido, nuestros placeres y la manera de comandarlos, él nos lo enseñó. ¿Quién aquí es más sabio que Lucifer?, ¿quién aquí sobreviviría ese abismo sin destruirse?, ¿quién como la Bestia? - Suficiente.- Cortó Bathir.- Nada cambiaría. Nuestro rey Belial se hará cargo de que la jerarquía se mantenga. Es momento de pensar en la guerra. No habría límite prohibido, seríamos libres de verdad. ¿Cómo puede haber libertad si hay orden? Escuchen a sus instintos, saben que tengo razón. - Los instintos necesitan de la razón.- El príncipe Sitri descendió al suelo y se acercó a Belial, quien comenzaba a albergar a una gran cantidad de demonios detrás de él, apoyándolo.

- ¡Traidor!- Belial le cortó la cabeza de leopardo y los demonios quedaron estupefactos por un segundo.- Somos instinto, ¿para qué negarlo? - Únanse a ésta nueva rebelión. La máxima rebelión posible.- El argumento de Bathir convenció a muchos, pero no a todos. Los demonios que apoyaban a Focalor, y al extinto Sitri, se fueron conglomerando, con las armas listas. - Asmodeo, ¿qué decides?- Le preguntó Belial. - Diga y obedezco, mi amo. - ¿Y tú, Buer?- Focalor le miró asustado, necesitaba de su apoyo. - Estoy contigo.- Belial dibujó una raya frente a él. - Quien esté conmigo, que camine a de este lado de la línea. Quien quiera morir como Sitri, que se quede ahí. La rebelión tenía que pasar, estamos tan destinados como los ángeles. Nuestro destino es la locura, y en ella encontrarán la libertad que Lucifer nunca quiso que probaran. Uno a uno se pasaron del lado de Belial. Estaba hecho, la locura se había apoderado de la realeza. Belial necesitaba soledad, en compañía de sus más cercanos, para decidir su camino de acción. Los demonios salieron del castillo mordiéndose la lengua, pero en cuanto se alejaron del castillo fueron juntándose en grupos para hablar entre susurros, algunos a favor de Belial y otros en contra. Nadie quiso caminar cerca de Focalor, pues cualquier testigo podría decir que planeaban una traición. Sin embargo, pasando las montañas, Focalor aguardó dentro de una ignorada gruta y Buer le encontró ahí, y Zepar no tardó mucho en llegar. - Nunca te tomé por cobarde, Buer. - Y no deberías, pero lo que Sitri y tú hicieron fue suicidio. - Nada se hubiera logrado en ese lugar. Hay que planear con cuidado. Tenemos que asumir que todos los demás demonios lo escuchan todo, lo ven todo y sospechan de todos. - Lo último será verdad, sin duda.- Zepar el pervertidor se rascó la enorme joroba contra la pared y se sentó nervioso.- Tu hija, ¿la puedes usar? - No sé donde esté. - ¿Cómo es que escapó de la búsqueda?- Buer miró a Focalor y éste obtuvo su respuesta.- Nunca te tomé por cobarde y no me equivoqué. Zepar tiene razón, la necesitamos. Pero antes, ¿tenemos un plan? - Por ahora habrá que fingir que todo está en orden. Nadie puede vernos juntos. Esperaremos nuestro momento. Habrá que ser pacientes. - Concuerdo.- Dijo Zepar.- Mantengamos los ojos abiertos y los oídos prestos. Veremos cómo se desarrolla este reinado de Belial, el demente. - Belial y los demás olvidan que hasta el infierno necesita orden.

HECHIZO WICCA PARA SILENCIAR UN MENTIROSO En un círculo mágico en la noche del cumpleaños del mentiroso forma una figura de cera de vela con la forma del mentiroso, no más grande que tu mano, pero del ancho de dos dedos en horizontal. Con cuidado talla el nombre de la persona que miente sobre ti y sus detalles astrológicos, así como otra información personal. Usando un clavo caliente derrite la boca. Repite tu deseo mientras desapareces cuidadosamente la boca de manera que parezca que nunca hubo una boca ahí. Una vez terminado, amarra el área de la boca con hilo negro. Con la misma herramienta abre un pequeño agujero en el área del corazón. Espolvorea un poco de tierra de cementerio y una gota de tu propia sangre. Usando la herramienta derrite la cera sobre el agujero, de modo que el contenido quede sellado. Coloca de pie a la figura y enciende la vela por unos segundos mientras lanzas tu hechizo, usando tus propias palabras. Cuando el fuego comience a derretir la cabeza, antes de deformar la figura, apaga la vela con un soplido fuerte. Encierra a la figura en una caja de madera, que no sea prensada, y transpórtala esa misma noche al cementerio. Cuelga la figura en un árbol del cementerio usando hilo negro. Desecha la caja de inmediato y no vuelvas a pisar ese cementerio en lo que quede del signo astrológico.

Capítulo 4 Saturno 8:8 El segundo ángel tocó la trompeta. Y algo como un gran monte ardiendo con fuego fue lanzado al mar. Y la tercera parte del mar se convirtió en sangre; 9 y murió la tercera parte de las criaturas vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de los barcos fue destruida. Apocalipsis

H

iperbórea quedó atrás y Tyr usó la mirada mágica que Thot le enseñó. Abriendo su

tercer ojo divisó un camino sagrado que conectaba los centros de energía en el reino de los mortales. Ante sus ojos se desveló el mundo como un mapa de lugares de los cuales solo había escuchado en leyendas y mitos. No era el mundo que ella conocía, sino una capa inferior, la tierra en la que germinaban las semillas del mundo en el que había vivido su anterior vida. Marchó por el camino sagrado por muchas lunas hasta que, a orillas de un oscuro bosque, se encontró con un unicornio. Montó al unicornio y velozmente se desplazó entre olvidados reinos y pacíficas villas. El animal cabalgó sobre el agua, cruzando un anchísimo río. Empezaba a perder la fue cuando divisó las enormes murallas blancas, cubiertas por la vegetación y en algunos lugares casi destruida por completo. El unicornio se detuvo, y se negó a avanzar. Tyr entendió, temía morir si entraba al lugar olvidado. Atravesó la muralla entrando a gatas por un hueco pequeño. Subió por una arbolada colina y divisó el reino. El castillo se encontraba al centro, sobre un desfiladero, y protegido por una segunda muralla. Una ciudad le rodeaba, con enormes casas y edificios, ahora a medio derrumbar, que habían sido construidos apoyándose en la muralla. A las afueras de la ciudad comenzaba una extensa villa con muchas hectáreas de tierras cultivadas, la mayoría ocupadas ahora por el bosque. Conformé se acercó a la villa lo primero que llamó su atención fue el silencio. Podía ver gente yendo de un lado a otro, también vacas, cerdos y gallinas, pero no podía escuchar ni un solo ruido. Pronto descubrió porqué no podía escuchar nada. No había personas, solo fantasmas. Los primeros ruidos que escuchó fueron los de armaduras. Creyendo que serían caballeros y guardias, los esperó ansiosamente. Deseaba ver al rey, y necesitaría ayuda para encontrar su camino. Los guardias se acercaron, pero no para ofrecerle ayuda. Tyr empuñó su fasces y se sobresaltó cuando uno de los soldados levantó el visor de su pesado yelmo, era un esqueleto. Otros soldados se acercaron, éstos con apenas una cota de malla sobre sus huesos. Tyr entristeció al verlos, se les fue la vida hasta que lo único que quedó fueron sus huesos, blanqueados por el sol. - El rey no ve a nadie.- Dijo el comandante que levantaba su visor con dedos huesudos. - Mi nombre es Tyr, y el rey querrá verme. - El rey no ve a nadie. Dese media vuelta y váyase. - He venido a Camelot para ver al rey Arturo y ustedes no me detendrán. Los esqueletos se lanzaron contra ellos, pero no fueron rival alguno. Tyr golpeó a uno en la cabeza y su cráneo se hizo polvo. Eran lentos, torpes y débiles. Con un par de golpes y todo había terminado. Los fantasmas a su alrededor siguieron con sus existencias como si nada hubiese pasado. Pasó la villa y entró a la ciudad. El lugar parecía sacado de un sueño, con sus frentes labrados y sus falladas con madera y mortero, sus calles amplias repletas de vendedores y curiosos, con fuentes en las esquinas y pozos por todas partes. Vio pasar juglares y niños persiguiendo gallinas. Había novios cortejando a sus damas. Un joven herrero jugaba con espadas de madera con un compañero. Una posada repleta de silenciosos borrachos. Había vida aún en Camelot, pero era inaudible, impotente. Atravesando unas de las enormes entradas de mármol encontró el camino al castillo. Un lago rodeaba al gigantesco castillo, pero sus aguas eran sucias y malolientes. El puente levadizo estaba cerrado y, a excepción de las angostas ventanas para los arqueros, no parecía haber otra entrada. Un grupo de soldados esqueléticos despertaron del suelo, donde habían estado durmiendo por siglos. Eran lentos, pero sus espadas conservaban filo. Eran débiles, pero eran muchos. Tyr evadió un espadazo, asestó un golpe en un cráneo, empujó a varios soldados con la fuerza de un elefante y se agachó a tiempo para evitar la lanza. La gresca no duró mucho, pero los

arqueros se asomaron de sus angostos ventanales y dispararon. Rápidamente Tyr se tiró al suelo, recogió un escudo, rodó en el suelo y se hincó para protegerse de las flechas. Moviéndose poco a poco tomó una lanza que aún tenía parte del brazo de un soldado aferrado a ella y la lanzó con tanta fuerza como pudo. La lanza salió disparada y falló a la ventana, pero se clavó en la piedra. Caminando hacia atrás respiró tranquila, nunca había estado en una pelea en su vida, pero en poco tiempo comenzaba a aprender. Tomando tanto impulso como pudo saltó sobre el foso y se sostuvo de la lanza. Escalando por los mohosos ladrillos del castillo fue ascendiendo, quedando en un ángulo en el que era imposible a los arqueros dispararle. Se colgó de una ventana y entró al castillo. Corrió por los corredores, encontrando soldados que apenas y podían sostener sus armas. El lugar entero era oscuro, repleto de polvo y en completo silencio. Subió piso por piso, peleando con lanceros y protegiéndose con su escudo. Tyr descubrió su enorme fuerza al sostener sobre su cabeza un pesado armario y lanzarlo contra un grupo de soldados que bajaban de las escaleras en grandes números. Cargó con una estatua de piedra y la usó como lanza mientras subía las escaleras, piso por piso, derribando enemigos como si estuvieran hechos de ramas sueltas. Finalmente se encontró frente a dos enormes puertas cerradas de roble y labradas con la historia del rey Arturo y sus valientes caballeros de la mesa redonda. Derribó las puertas cerradas de una patada y entró a la corte real. La corte estaba repleta de telarañas y las antorchas estaban apagadas. La mesa redonda era más pequeña de la que Tyr había imaginado, y en ella se encontraban once caballeros muertos, reducidos a esqueletos, que aún vestían la armadura completa de un caballero campeón. El rey se encontraba en su trono de madera, con su cabeza sostenida sobre sus manos entrelazadas. Arturo estaba viejo, sus ropas reales tenían telarañas y su corona parecía de plomo. Tyr se detuvo frente al trono y esperó pacientemente a que el rey la notara. Arturo finalmente levantó su cansado rostro y la miró inexpresivamente. Tyr se desesperó finalmente y subió los escalones. El rey Arturo se removió en su trono y la miró enojado. - Los caballeros de la mesa redonda te expulsarán de mi reino por este atrevimiento. - Los caballeros están muertos, mi señor. Y su reino está a punto de morir también. Pensé que encontraría a la corte repleta, al grial sobre su mano y a un poderoso rey. En cambio encuentro esto. - El grial.- Su voz se quebró al decir la palabra.- Nuestra bendita misión y nuestra maldición. Nunca encontramos el grial. Al menos yo no. - ¿Por eso todo está como está, por no encontrar el grial? - El grial, la santa sangre, era nuestra razón de ser. Pero no, fallar en nuestra misión no ocasionó todo esto. Al contrario, fue encontrar el grial que nos trajo el infortunio. Fue Lancelot quien lo encontró. El grial era mi reina, Ginebra, y nunca me di cuenta. Viajé hasta los confines de la tierra, pero el grial estaba en mi habitación, esperando mi llegada. Fue Lancelot, pero incluso él, estoy seguro, no entendió quién era Ginebra en realidad. - No todo está perdido. - Lo está. Excalibur no tiene filo, el lago de nuestra señora está seco, y Camelot es poco menos que un recuerdo. No hay que nada que yo, o una niña altanera como tú, podamos hacer. - Mire eso.- Tyr señaló por la ventana al hermoso reino de Camelot.- ¿No vale la pena pelear por eso? Les debe siquiera eso. - ¿Y qué haría? Niña tonta, tú crees que puedes llegar a un lugar y esperar a que todos se doblen a tu voluntad. Necesitas límites niña, ¿cómo puedes hacer tu voluntad si no la conoces? - Yo...- Tyr se quedó en silencio unos momentos. Arturo tenía razón, no sabía qué quería exactamente. Al principio había sido medianamente fácil, lo único que quería era regresar a su normalidad, sin recuerdo alguno. Ahora, después de Lucifer y del hiperbóreo, ya no era tan fácil. - Por eso Camelot tiene murallas, porque sin límites no podemos hacer nada. - Sí, he visto sus murallas, pero parece olvidar que ellas pueden mantener fuera a los enemigos, pero también encerrar a quienes quieren salir.

- ¿Quién eres tú para hablarme así? Yo soy Arturo, hijo de Uther Pendragon, educado por Merlín, conquistador de Britania a manos de los malvados sajones y rey de los bretones. - Yo soy Thyr, concebida por el cielo y el infierno, hija de mortal, destinada a la grandeza y a la condenación y mi voluntad es reclamar la Tierra a los mortales. - No sabes lo que dices. - Los ángeles y los demonios se pelean y juegan con nuestros destinos como si no importáramos. Quiero regresar a casa, pero no puedo hacerlo sin antes defenderla. - ¿Y cómo planeas hacer eso? Recuerda, si tu camino no tiene límites no llegarás a ninguna parte. - No lo sé, la verdad es que no lo he planeado a detalle. Pero estoy segura que algo se me ocurrirá. No puedo enfrentarme a las hordas de demonios y a los ángeles por mí misma, necesito de su ayuda. Ya venciste a los sajones, ahora demuestra que no estás muerto. Únete a mí y te prometo, tendrás tu grial.- Los ojos de Arturo se iluminaron por un momento y se levantó del trono, pero después se dejó caer, vencido por su propio peso. - Imposible, no funcionaría. - No lo puedo creer, ¿no te importan tus siervos? Están allá afuera desapareciendo poco a poco y tú eres la única persona que podría ayudarlos. - Es más grande que cualquiera de los dos. Antes quizás... Antes.- Su melancolía se dejaba ver hasta en su mirada. - Esto es más grande que tú o que yo. Te están olvidando, como los mortales olvidaron a tantos dioses antes de nosotros. Y no te pueden recordar porque algún ángel decidió que los mortales deberían valerse por sí mismos, condenados a destruirse entre ellos solo para que los ángeles les arrebaten de sus libres albedríos y los hagan peor que animales.- Arturo meditó las palabras. Tyr podía ver que estaba cada vez más cerca de convencerse.- No somos animales, somos capaces de grandes cosas. Somos capaces de Camelot, pero tenemos que hacerlo a nuestra manera, con sus buenas y con sus malas, pintando el lienzo de nuestras vidas con pinturas del cielo y del infierno. Ellos están arriba y abajo, pero nosotros somos el centro. - Quisiera ayudarte Tyr, lo juro, pero no puedo, ¿no lo ves? ahora soy plomo. Ni siquiera puedo levantarme de este trono.- Tyr recorrió la corte desesperadamente buscando todas las lámparas de aceite que encontró. Regresó al trono con siete de ellas y el rey la miró sorprendido.- ¿Qué crees que haces? - El plomo es pesado por sus impurezas, pero se limpian con el fuego.- Tyr le tiró el aceite encima y Arturo protestó, tratando de quitarse el aceite de encima, sin conseguirlo. Desesperado, trató de levantarse de su trono, pero no consiguió quisiera despegarse unos centímetros. Tyr le tomó del brazo y el aceite se prendió fuego. Arturo gritó y chilló, tratando de espantar las llamas que lo envolvían. Tyr lo levantó de un tirón, lo sujetó con fuerza y se lanzó por la ventana. El rey gritó tan fuerte como pudo mientras caían del peñasco al lago de aguas turbias. Se desplomaron sobre el agua como una roca. Tyr fue la primera en salir y descubrió que el agua se había convertido en sangre. El lago de sangre irrigó los riachuelos, los pozos y los canales. La ciudad, la villa y el bosque mismo cobraron vida lentamente. Los fantasmas se fueron materializando, la sangre les había dado vida. Arturo nadó hacia la superficie. Su corona era de oro, y ya no de plomo. Sujetando a Excalibur, filosa de nuevo, se aferró a la orilla y Tyr le ofreció la mano. - Levántate Arturo, hijo de Uther, educado por Merlín, conquistador de Britania a manos de los malvados sajones y rey de los bretones.- Arturo se puso de pie y el agua del lago se hizo cristalina.El lago se ha llenado de nuevo, es tu mente que con tantos límites había quedado sin fantasía. Le has devuelto la vida a Camelot. - No Tyr, tú lo has hecho y te debo mi vida. Iré contigo. Necesitaremos un ejército. - ¿Alguna idea? - Sí, el rey de las hadas.

El rey le regaló a Tyr una armadura sólida y una buena espada. El pueblo celebró el regreso del rey y Tyr se unió a las celebraciones que duraron varios días. Al último momento se le unieron sus caballeros y marcharon en silencio, avergonzados por haber fracasado su sagrada misión. Cuando finalmente estaban listos partieron al este montados sobre los caballos más rápidos de Camelot. Al llegar a la muralla se apareció un ángel con alas multicolores, corona y cetro. El principado descendió frente a ellos empuñando su espada. Tyr sostuvo su fasces y se preparó para la batalla, pero Arturo le detuvo con un gesto. El rey le conocía, era Sariel, y protegía la entrada del reino para que nadie pudiera salir. - Sariel, ¿has venido a matarme? - Sabes que soy un principado, mi labor es contigo. Somos responsables de los reinos y no puede haber un Camelot sin un rey. - Si se queda aquí morirá.- Dijo Tyr.- Tú mismo lo habrás visto, el esplendor de Camelot que va desapareciendo paulatinamente. - El olvido, el peor veneno.- Dijo Sariel y envainó su espada.- He sido tu carcelero por demasiado tiempo, cuando debí haber sido tu aliado. Vayan, y buena suerte. - Gracias Sariel.- Agradeció el rey. Sariel les miró partir y después miró a Camelot, ahora con sus paredes blancas y brillantes, la colorida ciudad y los ruidosos habitantes. Su trabajo había terminado, de eso estaba seguro. Cerviel le cortaría la cabeza por semejante desacato. Ascendió al cielo y se encontró con Cerviel en un río de luz. Cerviel escuchó pacientemente y cuando Sariel había terminado se quitó la corona y la miró de cerca. Habían protegido los reinos y mantenido vivo el orden por muchos siglos, hasta que los arcángeles habían ordenado que las escaleras fuesen quitadas y los mortales dejados a su suerte. - ¿Cuál será mi castigo? - ¿Tu castigo? Ninguno. - Pero era Tyr, la Nephilim. - El segundo reino está muerto, solo que no lo saben. Dejamos que pasara, y por eso somos nosotros quienes merecemos castigo. Vete Sariel, y no le digas de esto a nadie. - Sí, Cerviel.- El jefe de los principados se sentó a la orilla del río de luz y metió su mano en la catarata de luz. Escuchó a Miguel detrás de él, pero no se movió. - ¿Alguna noticia de la Nephilim? - Ninguna.- Dijo Cerviel sin darse vuelta. - Si estuviera en la infierno ya la habrían matado, así que tiene que estar con Thot o en el segundo reino. - Hay muchos lugares,- Cerviel se puso de pie.- incluso en la Tierra, donde quedaría oculta incluso de mí. El páramo olvidado que es el segundo reino tiene poco del orden que nosotros, los Principados, solíamos regir. Podría estar en la Tierra y yo no lo sabría. - Pero si toca cualquiera de tus territorios, avísame. Una vez que la guerra termine tendrás tu orden de nuevo. - ¿El orden angélico o el humano? - No hay orden humano.- Miguel se ofendió.- Son monos que hablan, o menos que eso. - No siempre fue así, lo sabes. - Éramos sus sirvientes y aún lo somos. Les estamos ayudando, aunque no se den cuenta.

Invocación de Saturno Sinopsis: Altar: Tela azul y violeta, velas, incienso, copa con agua, vara mágica, dagas para desterramiento. Arcano del Tarot: El Universo Colores: Azul violeta brillante con amarillo como complementario Tiempo ideal: Sábado, durante una hora planetaria de Saturno Esencias: Férula, Amoniaco, azufre y ciprés Ritual: 1.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 2.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 3.- Realiza el ritual de purificación con agua y consagración con fuego 4.- Desenvuelve la vara mágica 5.- Realiza el ritual de la cruz cabalística 6.- Realiza una invocación de las fuerzas divinas que le son compatibles 7.- Invoca a Saturno en cada uno de los cuatro cuadrantes, y sobre el altar. Traza lo sigilos apropiados y vibra los nombres sefiróticos de la jerarquía de Binah 8.- Realiza el ritual de adoración del Señor del Universo 9.- Afirma las intenciones mágicas 10.- Envuelve la vara mágica 11.- Despójate de todas las formas divinas asumidas durante el ritual 12.- Realiza el ritual mayor de desterramiento del Hexagrama para el planeta Saturno, al desterrar Saturno en cada uno de los cuadrantes, así como sobre el altar. 13.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 14.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 15.- Declara cerrado el templo.

Capítulo 5 La neblina 19. ¡Y ay, ay, ay, sí ay, y nuevamente ay, ay, ay, hasta siete veces de Aquel que no predica Su ley a los hombres! Liber B-vel Magi

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n la hora crepuscular el cuarto reino una neblina de confusión y nerviosismo permeó

por todo rincón. Una fría incertidumbre se alojaba en los corazones de los iniciados. Thot recorrió la ciudad para tranquilizarlos, pero no era suficiente. Muchos de los alquimistas habían reunido esfuerzos para fabricar una sustancia que les permitiera detener el tiempo, aplazando así lo inevitable. Los magos habrían estado más tranquilo si Hermes y Janus acompañaran al rey del cuarto reino, pero los más cercanos a Thot se encontraban discutiendo acaloradamente en la inmensa biblioteca palatina. - ¡Thot!- Apolonio de Tiana hizo señas para que bajara de su carruaje egipcio de oro. El dios de la doble vara de poder se detuvo frente a la avenida de los taumaturgos.- Necesitamos de tu ayuda urgente. En la salida al oeste hay una turba que quiere salir del reino. - ¿Los han tratado de convencer? - No conseguimos convencerlos. Agrippa y Trimetio están allá. Eliphas ya lo intentó, sin mayor éxito. El miedo es un hechizo poderoso, quizás tú puedas hacerles cambiar de idea. Apolonio se subió a su carruaje y galoparon por la ciudad a toda velocidad, evitando chocar contra los transeúntes. Todas las paredes de la ciudad, en sus doce círculos, estaban repletas de hechizos labrados en oro. Ahora le parecieron viejos a Thot, añejados como el cobre. La salida oeste, magníficos arcos de marfil y oro, con sus templos gigantescos y su anchísimo corredor de estatuas de magos famosos, estaba repleta de gente. Cientos de almas que cargaban con sus cosas y se preparaban para irse. Thot bajó del carruaje y se abrió camino usando su doble vara de poder. Salió de la ciudad y en la comarca le esperaba Agrippa. - Es inútil, traté con todos mis hechizos, pero ellos son magos también. - ¿Quién lidera ésta locura? - No lo sabemos, dios cabeza de ibis, pero hay quienes los alientan a seguir adelante.- Agrippa señaló a una colina, donde en su cima un hombre gritaba desesperado, arrancándose las vestiduras. - Caoístas, mercenarios que luchan por unas cuantas monedas de oro.- Dijo Tritemio acercándose en mula.- Se han transformado por placer, y ahora que el futuro es incierto les venden sus almas a los demonios por unas cuantas comodidades. - Ya he visto suficiente.- Thot corrió a la colina y con su doble vara encendida golpeó al hombre que declamaba. Le puso su sandalia en el cuello y alzó los brazos. La procesión se detuvo y las almas cansadas se sentaron sobre sus pocas pertenencias.- Somos inspiración y arrebato para los mortales que viajan por nuestros caminos. Cuando los ángeles les abandonaron a su suerte, cuando los demonios los tentaron con drogas que embrutecen, ¿quiénes inspiramos su corazón?, ¿quiénes, si no nosotros, mantuvimos encendida la llama en sus espíritus? Muchos de ustedes están aquí porque no nos rendimos nunca. Hasta la muerte, eso prometieron todos ustedes cuando se iniciaron. ¿Y se van ahora? - ¡Los ángeles vienen!- Dijo una joven iniciada.- Mejor negociar ahora con los demonios. - Si hacen eso, lo perderán todo. ¿Qué será de ustedes si los demonios ganan la batalla? Yo no les podré proteger, ni Hermes, ni Orfeo, ni Janus. Les torturarán peor que a cualquier otra alma. Mejor luchar aquí, mantener nuestro reino libre. Es nuestra única esperanza. - Valientes palabras.- El mago bajo su pie se liberó y se puso de pie. Sus ropas habían sido desgarradas, sus cabellos estaban revueltos y sus ojos saltaban de sus órbitas.- Pero inútiles. Sin la Nephilim, y sin el diamante, el infierno no tiene nada. Los ángeles descenderán sobre nosotros como una plaga. Nos usarán de cuartel, de posición estratégica. Cuando lo hagan, todo estará perdido. - ¡Traidor!- Le gritó Agrippa.- ¿Quién te enseñó todo lo que sabes, si no nosotros? - Si nos separamos, moriremos todos.- Sentenció Apolonio.- Podemos resistir, pero solo si estamos juntos. Honren su palabra y regresen a la ciudad.

- Tiene razón, esto es vergonzoso.- Dijo un anciano mago y se dio media vuelta para regresar. Junto con él regresaron muchas docenas, pero la mayoría continuaba indecisa. - Esto es sobrevivencia. Cuando las cosas se calmen, entonces podremos reagruparnos. Los demonios nos necesitan, les somos útiles.- Gritaba el mercenario.- Mejor eso que ser esclavos. - Éste es el único reino libre.- Dijo Thot.- Sólo aquí pueden predicar su ley, y ustedes saben lo que es no tener prohibida esa libertad. Todos ustedes fueron mortales en alguna ocasión y vivieron el yugo de predicar la ley de otro. Es cierto, si los ángeles nos conquistan no habrá más ley que la suya. Pero lo mismo se aplica al infierno. ¿Reagruparse después de la guerra? Los tendrán sedados con tentaciones que no podrán rehuir, o peor, estarán encadenados como esclavos en las infinitas y oscuras cavernas del infierno. - No si son fuertes, y lo son.- El mercenario bajó corriendo la colina y les alentaba a seguir. - Maldito traidor.- Apolonio sacó su cuchillo y fue tras él, pero Thot lo persiguió y lo detuvo. La muchedumbre se dividió entre quienes regresaban y quienes se iban. La mayoría no regresaría nunca al cuarto reino, capturados por las peores cadenas de todas, el miedo.- Déjame matarlo. - No, él ya está muerto. - Está condenando a toda esa gente. - No somos salvadores Tritemio, ni tampoco mesías. Les mostramos el camino y eso es todo. Thot regresó a la ciudad, dejando atrás a Agrippa y a los demás. No tenía que decírselo a ningún iniciado, ni ellos tenían que mencionarlo tampoco, pero la fortaleza del cuarto reino no dependía exclusivamente de los doce anillos, se requería de la fuerza de todos sus ocupantes. Thot recorrió el palacio de la biblioteca dando bendiciones a quienes la resguardaban. La blibioteca contenía todo conocimiento humano, mortal o inmortal, y sus dimensiones eran como la de otra ciudad. La plaza principal de la biblioteca, rodeada de altísimos libreros de cincuenta pisos con escaleras y extensas salas, daba a las cuatro avenidas principales, una por cada elemento. Tomó uno de los muchos botes anclados en el puerto de la plaza y el balsero le condujo por el ancho río en silencio, dejándole estar con sus pensamientos. El río tenía más bibliotecas en las orillas, e islotes con altísimas escaleras de oro que llevaban a los corredores de los pisos superiores de los libreros. Thot imaginó hordas de ángeles tiñendo el río de sangre y quemando todos los libros. No supo si era su imaginación o una visión del futuro y su pico de ibis le resultó pesado. Había iniciados en globos aerostáticos yendo de un librero a otro, otros se lanzaban desde lo alto al agua cristalina, sabiéndose inmortales e inmunes al dolor. Todos ellos morirían una muerte violenta. Thot se recriminó a sí mismo, eso no lo sabía. No podía saberlo, y entonces se dio cuenta que el hechizo que había caído sobre el cuarto reino, también había caído sobre él. El balsero se detuvo en un pequeño puerto y el dios de la piel roja brincó al primer escalón, disfrutando de la templada agua. Sobre él, en los altísimos techos de mármol y lapislázuli, se encontraban los coloridos vitrales que dibujaban increíbles formas sobre los libreros y los suelos adornados de tapetes. Aquella era la sala de las profecías, un área oculta detrás de pilares y de difícil acceso. Hermes, Aclepio, Orfeo y Janus discutían de pie alrededor de una amplia mesa con pergaminos tan antiguos que pronto serían parte del viento. - ¿Ha habido más migraciones?- Preguntó Janus. - Sí, como estamos ahora resultará difícil proteger la ciudad. - Fue esa tonta,- se quejó Orfeo.- ella es una variable matemática que no entiendo, y eso no me gusta. Un trabajo tan sencillo y no pudo hacerlo. - ¿Has leído de este pergamino?- Le preguntó Janus. - No hay pergamino que no haya leído. Y sí, estoy consciente de la profecía del pozo de las almas. - Es una extraña conjunción.- Dijo Hermes.- Nuestro mejor aliado es Pan, es de nuestra época, quizás más antiguo. - ¿Pero qué hay de Tyr?- Insistió Orfeo.

- Eso es fácil,- dijo Janus.- La encontramos y la entregamos a los demonios como señal de paz. - No, eso solo los envalentonaría más.- Replicó Asclepio. - Si ellos la encuentran antes que nosotros, podrían creer que no nos necesitan.- Dijo Orfeo.Después de todo hay muchos magos que ahora mismo venden sus almas por darles sus secretos a cambio de una eternidad de placeres. - Concuerdo con Orfeo.- Dijo Thot.- El pacto con los demonios se mantiene relativamente estable. - Mayor servicio sería Tyr con nosotros.- Hermes se rascó la barba y puso su mano sobre el hombro de su hijo.- Lo que nos hace falta es fuerza. - Sí, de acuerdo, la pregunta es qué conviene.- Janus, el de los dos rostros, perdía la paciencia.- Un poderoso hechizo ha caído sobre el cuarto reino. No tiene sentido negarlo. Podríamos estar expuestos a un traidor en el cuarto reino. No necesito insistir en que los mercenarios no tienen lealtades. Si convencemos a Belial de que nos necesita, tendremos mejores oportunidades de ganar. Tyr en el infierno sería nuestra mejor arma, después de todo, ella escucha a Thot. ¿Qué mejor que una Nephilim en contacto con los jerarcas del infierno y leal al dios cabeza de ibis? - Tu edad te ha dotado de una mente estratégica.- Le felicitó Thot.- Mis respetos. Hermes tiene razón también, hermano Janus, la conjunción de la profecía y la liberación del rey del infierno es algo a tener en consideración. - Si Lucifer regresa al infierno.- Los ojos de Orfeo, el griego, se iluminaron.- Él sería alguien digno de confiar. No tendríamos que preocuparnos por Belial. Sería más fácil razonar con él que con Tyr. - Es cierto.- Dijo Asclepio.- Nos convendría mucho. Habría estabilidad. Nuestros enemigos estarían controlados. - Janus tiene razón en que el infierno no es nuestro principal enemigo, es fácil de sobornar. Nuestro problema es el cielo, y si encontramos la manera de hacer un convenio con los arcángeles, estaríamos mejor cubiertos. - ¿Pactar con ángeles? Orfeo, te has vuelto loco. - No Janus,- dijo Thot.- el griego tiene razón. Estamos aplastados entre ambos reinos, sería conveniente tener columnas que nos unan y separen de ambos bandos. - Me opongo.- Janus fue tajante. - ¿Cómo sabes, hermano Janus, que el temor que ha descendido sobre nuestro reino como una malévola neblina, no fue producida en el infierno?- Preguntó Hermes.- Sin Lucifer el infierno podría sucumbir al caos, si eso pasa no habrá modo de asegurar sus lealtades. Los ángeles son más equilibrados, responden mejor a situaciones de empate, pero francamente no hay nada que podamos darles o quitarles que harían que nos temieran. Nos superan en número y, lamentablemente, en determinación. Nuestra única alternativa es cerrar las puertas, mantener a todos adentro. - Imposible, no somos carceleros. - Predico mi ley, hermano Thot, y sugiero que hagas lo mismo. Seremos duro como la piedra y nada nos atravesará. Parece que a veces olvidas quién eres. - La edad no me ha hecho suave, si a eso te refieres. - Entonces cierra las puertas. Es hora de saber quién es leal y quién no. Ésta vida con un pie aquí y otro allá es indigno de dioses como nosotros.- Hermes golpeó la mesa con tanta fuerza que los rollos rodaron y cayeron al suelo. Su rostro estaba rojo y sus manos temblando de furia.- Has estando yendo de un lado a otro como si pudieras cambiar las mareas con unos cuantos aletazos. - ¡No dejaré que este reino sufra el mismo destino que el eón de Osiris!- Thot lanzó la mesa al otro lado de la sala y los demás dieron unos pasos para atrás. Hermes no se movió ni un centímetro y sus ojos centelleaban con furia.- Adaptarnos o morir. - ¡Eso es exactamente lo que pasó en Aries!, ¿es que estás ciego Thot? Te adaptaste tanto que ya nada quedaba de ti, ni del resto de nosotros. No era nuestra ley. - ¡Las fórmulas se gastaron y eran inútiles! Lo que pasó no fue mi culpa Hermes. - ¿Crees que de eso se trata esto, testarudo cabeza de ibis, de una oportunidad para redimirte?Hermes le empujó del hombro y Thot levantó su vara a punto de golpearlo. - No dejaré que pase de nuevo Hermes. No así, no puedo perderlo así.

- Entonces es lo correcto.- Hermes retrocedió y Thot bajó su doble vara de poder. - Necesito pensar. - Creo que necesitamos aire fresco.- Asclepio se llevó a su padre y Janus se fue por otro lado. Orfeo se iba, pero Thot le detuvo con su vara tocándole del hombro. - Hay demasiada tensión. - Hay traidores en el reino.- Dijo Orfeo cautelosamente. - No, ni siquiera lo sugieras. - ¿Qué quiere hacer el dios cabeza de ibis? - No puedo confiar en nadie más y tienes que mantener esto en el más absoluto secreto. - Escucho. - Nadie más estaría dispuesto a escucharme, ni siquiera Janus. Tenemos que pensar en una manera de pactar con los demonios y con los ángeles. Incluso si eso significa hacerlo en secreto, o peor aún, traicionando amistades. - Ya lo verás, encontraremos la manera. - Eso espero, porque no sobreviviríamos a una invasión ni media hora.

Ritual Pitagórico de desterramiento El mago viendo al este apunta su daga o espada hacia arriba. Se concentra en él por un momento y clava la espada en el suelo vibrando “Gaia” (tierra). Se incorpora, voltea al oeste y clava la espada hacia un punto en el aire vibrando “Hudor” (agua). Entonces, voltea al noreste, clava la espada en el aire y vibra “Aer” (aire). Finalmente, clava la espada al sureste y vibra “Therma” (calor, fuego). De esta manera los cuatro elementos son llamados por sus nombres pitagóricos, porque son, de acuerdo al folclor pitagórico, de lo que el mundo está hecho y un pequeño mundo es creado en este ritual. Los puntos después serán los centros de cuatro tetraktys que forman los cuatro planos que encuadran al tetraedro. La tetraktys es una figura mística pitagórica, que consiste en una pirámide de cuatro filas, la primera con un punto, la segunda con dos, luego tres y luego cuatro. El mago entonces dibuja en el suelo a su alrededor un triángulo, usando su arma. Un vértice está directamente frente a él, al este, uno a su izquierda detrás y otro a su derecha detrás. Cada punto es de la altura del mago fuera del centro del triángulo. Él empieza por su izquierda y atrás y trabaja al sentido del reloj. Con cada línea dice una sílaba de “In mund-do”. Después de eso, se coloca en el centro del triángulo, se estira y con su arma hacia arriba y de ahí dibuja tres líneas, una tras otra, hacia abajo en los tres puntos de la base en el mismo orden que los dibujó. Con cada línea dice una sílaba de “pri-va-te”. La fórmula completa “In mundo prívate” quiere decir “en un mundo privado” y se vocaliza mejor en un aliento, lo cual requiere de mucha experiencia con la espada. La primera parte determina el área que es levantado del mundo normal y por lo tanto delimita el nivel de la base, mientras que el segundo, un borde al mundo exterior y es lo que completa el signo del tetraktys. El tetraktys es el orden de la creación (semejante al Árbol de la vida cabalístico) y le da al todo el simbolismo de ser adecuado a dios. El tetraedro como uno de los sólidos platónicos, termina la perfección de la estructura en términos pitagóricos. El mago regresa al centro, mirando al este y con la espada señalando arriba y frente a él. Cierra los ojos, contempla su presencia en el área de desterramiento y dice “Unus mundum sum” (soy el único mundo). Si el efecto del destierro no es convincente, la sentencia funciona bien como un mantra que puede ser repetido varias veces. Finalmente, el mago baja el arma oculta la espada.

Capítulo 6 El que se muerde la cola 1. En el comienzo el Mago habla la Verdad, y emite Ilusión y Falsedad para esclavizar al alma. Sin embargo en eso está el Misterio de la Redención. Liber B-vel Magi

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ecordaba, pero de poco le servía. Muchas cosas habían cambiado. Lucifer se trasladó

por los confines de la tierra buscando sus recuerdos, pero sin encontrarlos. Como una cabra descendió a los más oscuros barrancos y conquistó las cimas más altas. Con el helado viento golpeando su rostro contempló el mundo que había dejado. Al centro y de manera ascendente se encontraba el viejo mundo, a sus pies el mundo de la disolución que giraba cada vez más rápido conforme se acercaba a los bordes. Los límites ya no estaban marcados, y el mundo entero parecía un plato giratorio que concluía en un barranco que dirigía al infierno. Barbelos era ahora el señor de la fuerza centrífuga. Lucifer aulló enojado y su grito se escuchó en los rincones del Universo. Él había sido el señor de la fuerza centrífuga y centrípeda, la que aleja y acerca al centro. Adoptó la forma de la serpiente que se muerde la cola y expandió su mente hasta abarcarlo todo. No era demasiado tarde, pensó el diablo, aún podía rescatar al mundo. Barbelos le vio y se asustó, temiendo que su día había llegado prefirió ocultarse que pelear. El señor de la materialización giró cada vez más rápido, tratando de componer el daño, pero era demasiado tarde. Lucifer atrajo rápidamente la atención de los ángeles, y cuatro potestades, guardianes de aquellas regiones, detuvieron su incesante girar golpeando el suelo con sus cetros. La serpiente se golpeó, soltó su cola y salió disparada contra una montaña, derrumbándola de un golpe. Lucifer se levantó mareado y confundido. Tres de las potestades se quedaron atrás, alisando sus brillantes togas púrpuras. El otro ángel, Baroel, se a cercó a él empuñando su cetro como un arma. Lucifer emergió de entre las rocas y sacó su espada. - Da otro paso más si quieres ahogarte en tu propia sangre. - Tú eres uno, y nosotros somos cuatro.- En una fracción de segundo aparecieron otros tres como Lucifer, escalando de entre las rocas. Baroel no estaba impresionado.- Príncipe de las mentiras. - ¿Esto te parece real?- Una de las réplicas lanzó su espada y se clavó al suelo a pocos centímetros de la potestad. Baroel extendió su mano y la tocó, era lo suficientemente real como para haberle cortado en dos.- Mide tus palabras, o te cortaré las alas con tu propia espada. - No tienes lugar aquí. El mundo es para los mortales. Ya no te necesitan, han vivido bien sin ti y vivirán mejor una vez que ganemos la guerra. - Te equivocas, soy el Señor de la materia, príncipe de la manifestación, quien hace real lo posible. Es a ti a quien no necesitan, piénsalo ¿qué función cumples tu aquí? Los ángeles ya no asisten en las escaleras, porque las derribaron. Ya no tienes reinos que comandar, ni bordes que limar con toda tu sabiduría. Todo ese poder y no tiene función alguna. Los mortales te olvidarán, a ti y a todos los dioses como han olvidado a muchos otros. - Únete a nosotros Lucifer y verás que eso nunca pasará.- Baroel desplazó las piedras con un gesto para hacer lugar a un valle y un camino hacia el ángel caído.- Habrá el orden que siempre debió haber existido, día sin noche. Tú hablas de necesidad, pero nosotros somos también seres misericordiosos. ¿Acaso no te mantuvimos con vida? Te dimos propósito. - No me dieron nada, sólo me quitaron mi libertad. Debimos saber que pasaría, que destinados como están no tardarían en cambiar de guardianes a carceleros. Tú que mantienes el equilibrio de las fuerzas físicas lo sabes perfectamente, han sustituido las fuerzas por la muerte. Un único catalizador, pero también ha sido su ruina. - Ahora eres tú quién habla sin cuidado.- Con su cetro que comanda los cuatro elementos inundó la región con un océano. Las réplicas de Lucifer desaparecieron y el diablo por poco se ahoga tratando de sujetarse a las piedras. La potestad, quien podía caminar sobre el agua, se acercó a Lucifer apuntándole con su cetro.- Era tu deber comandar el infierno, darle sentido a la locura. ¿Quién si no el señor guardián de la llave de la manifestación podría encontrarle sentido a ese agujero oscuro? En vez de eso te vuelves contra tu deber, un soldado común.

- No regresaré al infierno, ese deber nunca fue mío.- El agua se evaporó tan rápido como había llegado y Lucifer tosió el agua de sus negros pulmones.- ¿Por qué insistes en hacerte el ciego Baroel? El mundo nunca fue una pirámide, siempre fue una rueda. Siempre sube y siempre baja, sostenida por la ley de la vida y anclada más allá del mar del entendimiento. Pueden deformar la rueda hasta cierto punto antes de traer sobre ustedes un castigo más grande que la muerte. Jamás de ajustaré a su orden y viviré para siempre. - ¿Cómo harás eso? Te cazaremos a donde vayas. Eres una reliquia Lucifer, un antiguo y frágil jarrón de una civilización que a nadie le importa, lista para romperse al primer viento. Terminarás convertido en una cabra común en alguna colina olvidada, comiendo pasto y añorando los viejos días donde solías importar. - Al menos seré libre, algo que tú nunca entenderás. - La libertad que no se ordena a un fin superior es vacía.- La potestad se dio media vuelta y se marchó.- Puedes odiarme todo lo que quieras, pero sabes que tengo la razón. Naciste, te sacrificaste y volviste a nacer. Te unirás a nosotros antes que el reloj de su última campanada. - ¡Jamás!- Lucifer quiso tirarle algo, pero no encontró fuerzas. En su interior, sabía que el ángel tenía la razón. - Daré alarma a los arcángeles de tu presencia. Tienes una hora para irte antes que lo haga. No te debo nada más.

El misterio del cambio y de toda arte También conocido como el misterio del límite y el centro O el infinito en el finito

Capítulo 7 La ascensión 8:10 El tercer ángel tocó la trompeta. Y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha; y cayó sobre la tercera parte de los ríos y sobre las fuentes de agua. 11 El nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo, y muchos hombres murieron por las aguas, porque fueron hechas amargas. Apocalipsis

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a sala de las dominaciones se encuentra en la cúspide del segundo coro. Pocas son las

bendecidas almas que pueden ascender hasta allí, en busca de divino conocimiento que, como dulce néctar, les hace brillar como el oro. Era también la última sala con colores, pues más arriba de ellos, en el tercer coro, todos los colores se fusionan en blanco. Recibiendo la fuerza espiritual del tercer coro y manifestándolo con la fuerza intelectual del segundo coro, la sala de las dominaciones es un colorido edificio, casi como una catedral de divinas proporciones, repleta de colores y ángeles que suben y que bajan de un coro a otro. Lo que es invisible se hace visible y el lugar entero es como una interminable danza de relámpagos coloridos que pegan sobre las dominaciones en las orbes de luz sobre sus cabezas. Miguel cruzó la nave y miró hacia arriba, estupefacto como siempre, de los Tronos a gran distancia, las ruedas superpuestas en cruces tridimensionales que nunca cesan de girar envueltas en llamas. Hamaliel se encontraba ahí, el que preside las virtudes medía la luz que descendía con extraños instrumentos de rubí y diamante. Refractando las luz en sus colores primarios podía discernir la santísima voluntad. - El pozo está vacío.- Dijo el arcángel.- Hasta la última alma. - ¿Cuántas veces ha ocurrido ya?- Preguntó Hamaliel con un ojo pegado a un rubí en la punta de un misterioso aparato de medición. - Siete veces. Lo hemos vuelto a llenar, y con ésta van ocho. - Así que ha nacido siete veces.- Hamaliel se guardó el instrumento y miró hacia las paredes de vitrales.- Los colores son vibrantes hoy. Pueden haber muchas conjunciones. - Caminamos por terreno desconocido, cualquier cosa puede pasar. - Desconocido sí, pero para nosotros. Todo esto estaba escrito, aunque no supiéramos cómo interpretarlo.- Hamaliel relajó sus duras facciones y miró hacia los relámpagos que iban de un lado a otro.- ¿Tus arcángeles han encontrado a la Nephilim? - No aún, pero no puede esconderse para siempre. - Ya veo.- Hamaliel salió de la sala de las dominaciones y el arcángel le siguió de cerca. Atravesaron unas columnas coloridas con diversas piedras preciosas y alcanzaron un extenso jardín con cojines y vapores deliciosos, donde las almas mortales creaban universos como infantes que juegan con lodo.- Yo sé dónde ha estado Tyr. - ¿Y por qué no lo dijiste antes, Hamaliel? - Porque algunas cosas son mejor dichas con cautela.- Miguel infló el pecho y se golpeó el peto de oro, indicándole que podía hablar libremente con él.- Tyr está en el mundo de los mortales, pero oculta entre lugares sagrados. Ha estado en Camelot, y parece ser que el lugar está tan vivo como siempre. El rey, sin embargo, se ha ido. - ¿Camelot? Pero si el rey está viejo y pesado. - Y también está ausente. Entiendo de las fuerzas, pero no entiendo mucho de la mente de los mortales, eso te lo dejo a ti. - Y yo se lo dejo a Cerviel. Has hecho bien en decírmelo.- Hamaliel se iba, pero Miguel lo detuvo del brazo.- ¿Has hablado con Metatron? - No lo he visto desde... Desde la última vez que tú lo has visto. - Entiendo, gracias. Miguel alzó el vuelo y se dejó llevar por los cálidos vientos que le llevaban por las cataratas de luz, descendiendo al fondo del segundo coro, a una espesa selva de jugosos y calmante frutos. Se topó con ángel que elevaba a las almas y las dejaba caer a una laguna de luz y les divertía haciendo piruetas. El ángel respondió al llamado del arcángel. - Ve por Cerviel y tráemelo aquí. Mis asuntos son urgentes. Encadénalo si es necesario.- El ángel desapareció rápidamente y Miguel se entretuvo mirando a las almas mortales que jugaban

despreocupadas y, justo cuando su mente había dejado atrás sus preocupaciones, escuchó el batir de las alas. Era Cerviel, pero no estaba solo, Rafael y Gabriel volaban con él. - Día con día me encuentro más ocioso.- Dijo Cerviel.- Paso más tiempo ahora con los mortales mostrándoles reproducciones idénticas a los lugares que siempre quisieron visitar. Me honra que ocupes mi tiempo arcángel. - Tú hora está pronto a llegar. Regresarás al mundo de los mortales a comandar a tus principados como solías hacerlo, una vez que la guerra termine. - Así está escrito, así será. - Tengo noticias de la Nephilim. Tyr ha estado en Camelot, ¿acaso no dijiste que te enterarías si eso pasara?- Cerviel batió sus alas multicolores con furia. - Eso me suena a acusación. - No lo es, es una simple pregunta. - Si ha estado en Camelot, yo no me enteré. Mis principados han desarrollado el mal hábito de dormir. A veces duermen por décadas. Me pregunto si así empezó todo... - La única pregunta que debería preocuparte es ¿dónde está Tyr y cómo la encontraremos? Si uno de tus principados vuelve a... quedarse dormido, como tú lo pones, me aseguraré de arrancarles las alas. Cada fracaso es un insulto a la gloria del Poderoso. - Tienes razón Miguel, me ocuparé de ello de inmediato. Amén. - Amén.- Cerviel se alejó volando, pero los arcángeles se quedaron ahí, mirándolo. - ¿Crees que oculte algo?- Preguntó Rafael. - Por nuestro bien, espero que no. Los principados pueden ser mucho más fuertes de lo que nos gustaría pensar. ¿Por qué han venido? - Imaginamos que, si llamabas por Cerviel, tendrías noticias de Tyr.- Dijo Gabriel.- Y hay otra cosa. Rafael y yo deseamos hablar con Kerubiel. Pensamos que los querubines nos ayudarían a hablar con los serafines. Queremos saber sobre el futuro, para calmar a las tropas. - Ya conocen su futuro. - Si los serafines pudieran marchar, llevando la voluntad del Misericordioso, lado a lado de los ángeles, seríamos indetenibles. Terminaríamos el conflicto ahora que hay gran confusión en nuestros enemigos. Sin duda, una ocasión perfecta. - No, déjenlos tranquilos. Yo me ocuparé de hablar con ellos. Hay algo que quiero que hagan. - ¿Más importante que hablar con Metatron? - Quizás. Encuentren entre los mortales a la última alma. Mátenle y tráiganla aquí. Si tienen que luchar contra hordas del purgatorio, tienen mi permiso. No dejen que caiga al infierno, sin importar el estado de su alma. El cielo es el único lugar seguro para esa desdichada alma. No la hemos ubicado, por lo que imagino que estará oculta en un lugar despreciable. - La encontraremos hermano Miguel.- Los arcángeles golpearon el peto con el puño derecho y se alejaron a toda velocidad. Miguel miró hacia arriba, donde los círculos del cielo se hacían más pequeños y una fuente infinita de luz bañaba desde el cielo hasta el mundo de los mortales. Un recordatorio constante. Lo defendería hasta la muerte en compañía de sus hermanos, pero había algo que tenía que hacer a solas. El peso de su espada le seguía incomodando, no más pesado que un grano de sal, pero lo suficiente para ser notado. Tenía que impedir que Rafael y Gabriel se elevaran al tercer trono, temía lo que podría pasar. Aleteó con todas sus fuerzas y se acercó de la luz. Después del segundo coro ya no había espejos, pues las reflexiones duplican y para llegar a lo más alto se necesita la simpleza absoluta de ser siempre el mismo. Alcanzó a los tronos quienes, como dentro de bolas de fuego, le miraron en silencio. La preocupación en su interior, imperceptible primero y molesta después, le pesaba como una montaña encadenada a su tobillo. El recinto de paz no admitía turbaciones. El fuego era el único color, y se desvanecía conforme ascendía cada vez más. El arcángel se desnudo de su peto y

uniforme, quedándose únicamente con su espada. Junto con sus ropas, eliminó también todo pensamiento y su piel se hizo radiante como el oro. Su cuerpo glorioso siguió ascendiendo y, con cada batir de sus alas, se fue sumergiendo en alguna especie de océano, con la gravedad invertida. El océano no era de agua común, sino de la más pura y destilada, la infinita compasión del cielo. Miguel fue removido hasta las entrañas y lloró hasta que sus ojos le dolieron y toda pena que pesaba sobre él le fue removida. Emergió de las aguas a en un etéreo templo esculpido en las doradas nubes alrededor del sol invicto. Se postró ante los querubines. Sus alas repletas de ojos le miraron sin reaccionar. Sus caras de león, buey, águila y Hombre voltearon hacia él por un instante y después le ignoraron. El perpetuo silencio no era roto ni con el batir de las alas del arcángel. Voló hacia el centro donde 99 blancas columnas, cada una con uno de los nombres del Señor, sostenían al trono. Miguel siendo siempre él mismo, había dejado de ser, y pudo volar ante el recinto del trono, donde 108 escalones ascendían hasta el trono y que era siempre vigilado por los cuatro serafines. Miguel posó sus pies en el recinto y se hincó esperando a que los serafines se aproximaran a él. La luz sobre él era cegadora, pues estaba cerca de la fuente. El calor era insoportable, mil veces más caliente que el fuego y sin embargo, Miguel no se quemaba. Los serafines no acudieron a él, por lo que el arcángel levantó su hermoso rostro. Los que eternamente cantan glorias al Señor ya no estaban en el recinto. Miguel corrió de una esquina a otra, sin encontrarlos. Con atrevimiento nacido del miedo subió los escalones y no encontró nada. El trono no estaba en el cielo. Miguel se asustó y el peso de su alma le hizo descender como una estrella, ardiendo como una antorcha, hasta el último círculo del cielo. Su cuerpo cayó sobre un gran río y provocó un gran terremoto que reflejó el que ocurría en su alma. Tras la destrucción yació en el suelo, envenenando las aguas mientras su sangre se hacía amarga. Los ángeles volaron en su ayuda, pero Miguel no quiso hablar. Con cuidado se levantó y miró a su alrededor, no podía decirles la verdad, por lo que evitó el tema. Aún así, en su interior la preocupación se hizo más fuerte y su espada, aún más pesada.

Hechizo gitano para alejar a un invitado indeseable En un pergamino escribe su nombre y dobla el pergamino para que dentro tenga sal. Enciende una vela en la que en su costado hayas escrito su nombre y deja que arda a los pies de la puerta. Cuando la vela se apague usa su cera, y un poco de pegamento, para pegar el pergamino en la suela del zapato. Mientras uses ese zapato el indeseado no entrará a tu casa.

Capítulo 8 Los amantes 8:12 El cuarto ángel tocó la trompeta. Y fue herida la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, de manera que se oscureció la tercera parte de ellos, y no alumbraba el día durante una tercera parte, y también la noche de la misma manera. Apocalipsis

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ucifer corría por los bosques sin preocupación alguna, oliendo de las flores, cuando

se detuvo de repente. Había olido algo que le parecía conocido. No era como nada que hubiese en el bosque, era una mezcla de rosas salvajes como la que ya nunca había vuelto a oler. Como un dragón de múltiples cabezas corrió por encima de los océanos y escupió fuego en anticipación al encuentro. En forma humana recorrió las calles de una gran ciudad, guiado por su olfato. Era de noche, pero pronto saldría el sol. Nada olía más bello que la esperanza que le había mantenido con vida por tantos siglos. Eva. Tan solo pensarlo le hacía temblar. Sobre la ciudad había media legión de ángeles, sin duda buscando a la última alma. La primera mortal en morir y madre de la humanidad. Rastreó su olor a un vecindario populoso y violento. Instintivamente sabía que la encontraría entre otras mujeres que vendían sus carnes y se reservaban sus amores. Al fondo de un oscuro callejón se encontraba su amada, hincada y llorando frente a dos violentos hombros que apestaban a alcohol y malas intenciones. Lucifer tomó el cráneo de uno y lo aplastó como a una uva. El otro mortal trató de huir, pero Lucifer le tomó del brazo y lo azotó contra la pared, matándolo al instante. Eva, sin reconocerlo, echó a correr muerta de miedo. Como aguerridos halcones los ángeles en el cielo descendieron sobre ella con sus espadas listas. Eva corrió dando de tumbos contra las paredes y Lucifer apretó el paso. Con todas sus fuerzas saltó y atravesó a uno de los ángeles en pleno vuelo, para después sostenerse del pie de otro y azotarlo contra el suelo. Un ángel descendió frente a Eva, pero antes que pudiera levantar su brazo, Lucifer lanzó un cuchillo que le destrozó la cabeza. Luchó aguerridamente contra otros tres ángeles y vio que dos arcángeles descendían con sus espadas flamígeras. Entre los gritos de los mortales ubicó a Eva, quien corría por la calle hasta tropezarse con sus zapatos. Lucifer la defendió de otro ángel cortándole la cabeza. - ¿Qué quieren de mí?- Preguntó la mujer. - Tú eres Eva. Tienes que recordarme, nos conocimos en un jardín. - No sé de qué me...- Eva le miró distinto. Recordaba su primera encarnación.- Hueles como a bosque y pasto húmedo. Eso fue lo que te dije. - Tenemos que irnos amor mío. Los ángeles, y los dos arcángeles que les comandaban, eran fuertes y veloces, pero no entendían de magia pues no concebían del cambio. Lucifer sabía todo sobre el cambio y la transformación. Con un giro en su espada convirtió la grava del suelo en diamantes y con un fuerte viento los envió hacia el cielo. Los arcángeles, más veloces que un pensamiento, cambiaron de dirección a tiempo, pero muchos de los ángeles no corrieron con la misma suerte y cayeron muertos. No importaría cuántos matara, siempre habrían más. La sombra que proyectaba en el suelo cobró vida y luchó contra los ángeles, dándole más tiempo de correr entre los edificios. Lucifer cargó a Eva y ella le fue dirigiendo por entre las sinuosas callejuelas. Los arcángeles rugieron. Lucifer sabía que la matarían a ella y a él lo regresarían al diamante. El ejército celestial contaba con la infinita luz y la fuerza, pero él contaba con su rabia asesina, y los ángeles descubrirían lo difícil que es apresar al diablo por segunda vez. Cortándose con la hoja de su espada derramó su sangre sobre el suelo y del concreto nacieron doce hombres fuertes que lucharían por él. - No escaparás tan fácil.- Rafael los deshizo con su espada flamígera. Un arquero en el aire preparó una flecha para Eva. - Cierra los ojos.- Lucifer se tiró al suelo y con su cuerpo cubrió a Eva. La besó con pasión milenaria y el aire se transformó en fuego por unos segundos.

Cuando las llamas se sofocaron los arcángeles seguían ahí, pero casi ninguno de los ángeles sobrevivió. Lucifer y Eva ya se habían ido, desaparecidos en la confusión. El ejército celestial seguiría buscando, pero no los encontrarían. Thot cruzó la brecha y les extendió las manos. Cuando Eva abrió los ojos se encontraba en un prado a la mitad del día. - Hace más de mil años que no te veía. Io Pan.- Lucifer besó a Eva y acarició su rostro. - Ni el cielo ni el infierno podían detenerme. - Nunca dejé de amarte, eras el más hermoso de todos Luzbel. Aún lo eres.- Eva acarició su rostro y desenredó su enmarañado cabello negro.- Me dijeron que habías muerto. Mi pecado, sin embargo, no fue perdonado. Ocasioné los dolores de parto, el doloroso comienzo de todo ser humano. Una vida de penurias. - Y a mí me hicieron sufrirlas a todas y cada una de ellas por muchos siglos. Todos pensaron que me volvería loco, pero tú me mantuviste cuerdo. - ¿Qué haremos ahora?- Preguntó Eva.- No sé nada más que de lo que recuerdo, que no es mucho. - Precisamente de eso quería hablar.- Thot se interpuso entre ellos con su doble vara de poder.Lucifer, te lo pido en nombre de todo lo que es y será, olvídala. - ¿De qué está hablando?- Eva le empujó y regresó a los brazos de su amante. - Traerán una destrucción como nunca se ha visto. Entiendo que se amen, pero hay todo un cosmos que está ahora en el balance de una cuerda floja. Lucifer, estoy apelando a tu razón. - No pidas eso de mí Thot, es algo que no puedo hacer. - El cielo les busca, el infierno sin duda también ahora que todo se sale de control, y no puedo albergarlos en mi reino sin causar un alboroto que terminaría de destruirlo. No importa a dónde vayan en el reino mortal, serán perseguidos. - Sobreviviremos.- Dijo Eva.- Ya me echaron del Jardín una vez, ya me condenaron a vagar sin rumbo con un hombre que nunca me amó y al que nunca amé. Puedo vagar por miles de años con el dios que amo con todo mi corazón. - Son dulces palabras, en verdad, pero los cielos están a punto de quebrar por su propio peso e inundarlo todo. Tú sabes eso Lucifer, sabes que los ángeles harán esclavos a los mortales. ¿Qué harás entonces? Sobrevivir no es lo mismo que vivir. - Thot, dios de la sabiduría, tú sabes mejor que nadie que todo este Eón nació de un crimen. El crimen contra Eva y yo. A ella la hicieron foco de pestilencia, le negaron el amor y en su hipocresía me ataron a mí como peso en el fondo del infernal abismo. ¿Me pidas que defienda a un orden como éste? - Ser sabio es más que estar enterado de las cosas. Alguien tiene que pensar a futuro con una cabeza fría. - ¿Y un corazón frío? - Si es necesario. Tu egoísmo sólo sirve para empeorar las cosas. Sí, lo que les pasó fue terrible, un crimen como bien dices, pero pueden trascender la situación y salvar a la humanidad, y a todos nosotros. Sabes que si estuviera en tu lugar haría lo mismo. - Lo sé muy bien, porque ya lo has hecho.- Thot bajó la mirada.- Condenaste a todos esos dioses por la misma fórmula que amenaza tu vida. ¿Qué hay de ti, Thot? Tu sabiduría nos trajo la ruina mucho antes que yo me enamorara de Eva. Tú hiciste entonces lo que yo hago ahora. - Pero no por amor. - Si no es por amor, ¿por qué más habría de estar uno dispuesto a prenderle fuego al mundo? Lucifer cruzó la brecha junto a Eva y dejaron a solas a Thot. El dios cabeza de ibis permaneció ahí, sumido en sus pensamientos.

LIBER XXXVI El Zafiro Estrella A∴A∴ Publicación de Clase D.

Que el adepto esté armado con su Cruz Mágica [y provisto de su rosa mística]. En el centro, que haga los signos de L.V.X. o, si los conoce, quiere, se atreve a hacerlos, y puede permanecer en silencio sobre ellos, los signos de N.O.X., que son los signos de Puer, Vir, Puella, Mulier. Omítase el signo I.R. Después que avance hacia el Este y haga el Sagrado Hexagrama, diciendo: Pater et Mater unus deus Ararita. Que vaya luego hacia el Sur, haga el Sagrado Hexagrama y diga: Mater et Filius unus deus Ararita. Que vaya luego hacia el Oeste, haga el Sagrado Hexagrama y diga: Filius et Filia unus deus Ararita. Que vaya luego hacia el Norte, haga el Sagrado Hexagrama y entonces diga: Filia et Pater unus deus Ararita. Que regrese después al Centro, y así a El Centro de Todo (haciendo la Rosa Cruz como pueda saber hacerla) diciendo Ararita Ararita Ararita. (Aquí los Signos serán los de Set Triunfante y de Baphomet. Así Set aparecerá en el Círculo. Que beba del Sacramento y lo comunique.) Después que diga: Omnia in Duos: Duo in Unum: Unus in Nihil: Haec nec Quatuor nec Omnia nec Duo nec Unus nec Nihil Sunt. Gloria Patri et Matri et Filio et Filiae et Spiritui Sancto externo et Spiritui Sancto interno ut erat est erit in Saecula Saeculorum sex in uno per nomen Septem in uno Ararita. Que repita los signos de L.V.X. Pero no los signos de N.O.X. Porque no es él el que se alzará en el Signo de Isis en Júbilo.

Capítulo 9 El rey de las hadas El viejo nos presentó a cada uno una medalla de oro. En un lado estaban éstas palabras: Arte es la sacerdotisa de la Naturaleza. Del otro lado: Naturaleza es la Hija del Tiempo. Nos exhortamos a que no nos lleváramos nada más que ésta ofrenda como recuerdo. Boda química de Christian Rosenkreutz

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rturo y sus caballeros cabalgaban detrás de Tyr. Cruzaron ríos y bosques hablando poco. En

más de una ocasión se encontraron con enormes dragones, pero no les dieron batalla. Los dragones les miraron fijamente y les dejaron pasar. Sabían quiénes eran, o bien estaban tan viejos y cansados que no podrían resoplar fuego. El camino sagrado era largo y torcido, pero en ningún momento lo perdieron. Al paso de varias lunas divisaron en la lejanía un lugar poderoso y brillante, una montaña a orillas de un profundo y mágico río. La montaña mágica estaba resguardada, pero la caravana no se dio cuenta hasta que habían cruzado el río y era demasiado tarde. Rodeados de ambos flancos por ángeles, se prepararon para la batalla. Tyr se bajó del caballo y empuñó su fasces. Tenía miedo, pero no a la muerte. Su plan había comenzado, y terminaría abruptamente. Ni siquiera tenía un plan claro, algo que Arturo no dejaba de criticarle. Era una confusión de emociones, pero Tyr había aprendido algo con el hiperbóreo. Si cerraba los ojos y olvidaba sus sentimientos, sus planes, sus pensamientos y sus miedos, su voluntad le señalaba adónde ir. Era como una brújula que nunca se equivocaba, y Tyr no dejaba de asombrarse por ello. Era casi como si su voluntad hubiese estado ahí antes que ella, como si Tyr fuese la ropa con la que la Voluntad se manifestaba en el reino de los elementos. Su Voluntad le había llevado ahí, a la trampa mortal. Los ángeles llevaban cetros y coronas y sus alas eran de muchos colores. Sin duda los Principados que cuidaban la montaña. Desenvainaron sus espadas y se lanzaron al ataque. De fuerza sobrehumana los caballeros fueron los primeros en verse desarmados y a su merced. El rey aguantó un poco más. Excalibur sacó sangre y los mantuvo a raya, pero cuando los refuerzos llegaron había veinte Principados rodeándole. Finalmente dejó caer su mágica espada cuando sintió el filo de cinco espadas sobre su cuello. Tyr no se rendiría tan fácil. Con su fasces desarmó a varios y con su fuerza lanzó a muchos contra la ladera de la montaña. Incluso cuando tres arqueros le apuntaban desde al aire ella no se detuvo. Con lágrimas brotando de sus ojos se rehúso a morir hincada, y con rugidos de león les retó a que lucharan con mayor bravura. - ¡Suficiente!- Gritó Cerviel mientras descendía del cielo.- Están aquí para desarmarlos, no para lastimarlos. - Baja al suelo y te arrancaré la cabeza.- Le amenazó Tyr.- Vamos maldita sea, que si este es el final que sea con honor, ¡ataquen! - No lo harán Tyr, porque quiero hablar contigo. - Entraré a esa montaña así tenga que desencajarla del suelo usando sus cuerpos como palancas. - En verdad tienes algo del infierno en ti.- Los ángeles envainaron sus espadas cuando Cerviel tocó el suelo y caminó hacia Tyr. La mortal bajó la guardia, pero no guardó su arma.- Mi nombre es Cerviel, presido a los Principados. - Como el que nos dejó salir de Camelot, lo sé. Aún no entiendo porqué lo hizo. - Nosotros velábamos sobre los reinos de los Hombres, manteniendo vivos los ideales y acercándoles en conjunto hacia el cielo. Les librábamos de las tentaciones de los reyes tentados por los demonios y manteníamos una relativa paz. - Pues qué gran trabajo han hecho. No recuerdo nada de eso en mi mundo. - Ahora solo queda miseria disfrazada de decadencia, lo sé. Soy de los pocos que saben que los mortales son capaces de grandes maravillas, si se les ayuda sin dominarlos. Los demás no creen que el orden pueda surgir del caos, les parece herejía. - Están destinados por su razón, una vez que aceptan algo tienen que llevar sus consecuencias a tal extremo que ponen a todos en peligro. Lo sé bien. - ¿Cuál es tu plan Tyr?

- Yo... No lo sé.- Arturo resopló enojado y Tyr sintió ganas de abofetearlo.- Sólo sé que tengo que ir a esa montaña sagrada y después veré. No es el mejor de los planes, pero es algo. Nuestro querido rey de plomo no ha sido de la mejor ayuda en concebir un buen plan. Pero sé cuál es el problema, el destino. Ángeles y demonios son por igual víctimas del destino. Quiero cambiarlo. - No sé dónde está el destino, o si quiera si se puede encontrar. En todo caso, necesitarás un ejército muy grande y del santo grial. - ¿Dónde está el grial?- Preguntó Arturo. - No lo sé. Pero si sé de alguien que puede encontrarlo, es Tyr. Te ayudaré a entrar a la montaña sagrada, para que veas al rey de las hadas.- Cerviel ordenó a sus ángeles con un gesto para que removieran las enormes y pesadas piedras que ocultaban la entrada. - ¿Por qué haces esto Cerviel? - Por esto.- El ángel se acercó a Tyr y con su dedo índice tocó su frente. En un instante, y como un trueno, sintió el dolor que cargaba. - Es demasiado.- Tyr se separó y dando unos cuantos tumbos terminó en el suelo y comenzó a llorar.- He visto vacas flacas que comen basura de basureros en llamas, he visto las interminables marchas de famélicas familias rumbo a campos de concentración, vivido la falta de sentido de miles, oído los desesperanzados ruegos antes del bombardeo. Ángel cruel, ¿Qué me hiciste? - Una probada de lo que todos los Principados sentimos. He sido testigo de su destrucción por demasiado tiempo. Tengo fe en los mortales, incluso si eso está prohibido. Tengo fe en ti. - Gracias Cerviel.- El ángel le ofreció una mano para levantarse y la abrazó. Sus manos temblaban y Tyr podía sentir la desesperación. Cuando los Principados los dejó la caravana de once escaló la ladera de la montaña hasta el estrecho camino que conducía a su interior. El interior estaba adornado como un castillo, pero sin ventana alguna, y con miles de velas en todas partes. El camino se fue ampliando hasta formar un gigantesco recinto donde habitaban infinidad de hadas, duendes y gnomos. Al centro del recinto se encontraba una mesa repleta de vinos, cervezas y de la mejor comida. Tyr se sorprendió al ver al rey de las hadas, un hombre regordete y simpático que bromeaba y bebía descontroladamente. - Carlo Magno, mi nombre es Tyr.- La Nephilim se hincó ante la presencia del emperador. - ¿Pero qué hacen ahí? Siéntense, es hora del festín.- Tímidamente se sentaron en los bancos de piedra y probaron de la deliciosa comida.- No he tenido visitas desde... Nunca he tenido visitas. - Agradecemos la comida, pero hemos venido por algo más importante. Hemos venido a pedirle su ayuda.- El emperador recuperó su corona de entre varias botellas vacías y se la puso distraídamente. - Así que requieren del emperador. Muy bien, ¿en qué puedo servirles? - Quiero que venga con nosotros para salvar al segundo reino. - Niña tonta, yo solo puedo salir de aquí con mi ejército en el fin del mundo. - Y lo es.- Carlo Magno regresó la pata de pavo a su plato y se limpió la boca y la barba con sus ropas leales.- Los ángeles caerán sobre este reino en cualquier momento, y los demonios tratarán de formar una última y desesperada batalla. Las almas de todos los mortales están en juego. - Como emperador te puedo decir que las almas de todos los mortales siempre están en peligro. De eso no hay nada nuevo. - La niña dice la verdad.- Dijo Arturo. Tyr le miró enfurecida por llamarla niña.- Nada queda ya de lo que usted o yo conocimos. El mundo necesita a su emperador. Además, buscamos el grial. Sé que su sagrado imperio también lo buscó. - ¿El grial? Sí, lo buscamos sin éxito alguno.- Carlo Magno se puso de pie y sus sirvientes se hincaron. El emperador sopesó sus opciones y comenzó a reír con un tono jovial. Le dio unas palmadas a Tyr que por poco la tiran de su asiento y se golpeó el pecho con fuerza.- ¿Por qué no? Ya comenzaba a aburrirme. Me uniré a su loca pandilla, y conmigo mis leales sirvientes. - No parece muy serio.- Se quejó Arturo. - Perfecto.- Dijo Tyr.- Saldremos de inmediato. Iremos por el ejército más poderoso que el mundo háyase visto.

Invocación de Júpiter Sinopsis: Altar: Tela violeta, velas, incienso, copa con agua, vara mágica, dagas para desterramiento. Arcano del Tarot: La rueda de la fortuna Colores: Violeta brillante con amarillo como complementario Tiempo ideal: Jueves, durante una hora planetaria de Júpiter Esencias: Ciprés y azafrán Ritual: 1.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 2.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 3.- Realiza el ritual de purificación con agua y consagración con fuego 4.- Desenvuelve la vara mágica 5.- Realiza el ritual de la cruz cabalística 6.- Realiza una invocación de las fuerzas divinas que le son compatibles 7.- Invoca a Júpiter en cada uno de los cuatro cuadrantes, y sobre el altar. Traza lo sigilos apropiados y vibra los nombres sefiróticos de la jerarquía de Chesed 8.- Realiza el ritual de adoración del Señor del Universo 9.- Afirma las intenciones mágicas 10.- Envuelve la vara mágica 11.- Despójate de todas las formas divinas asumidas durante el ritual 12.- Realiza el ritual mayor de desterramiento del Hexagrama para el planeta Júpiter, al desterrar Júpiter en cada uno de los cuadrantes, así como sobre el altar. 13.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 14.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 15.- Declara cerrado el templo.

Capítulo 10 Los vagabundos 9:1 El quinto ángel tocó la trompeta. Y vi que una estrella había caído del cielo a la tierra, y le fue dada la llave del pozo del abismo. 2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran horno; y fue oscurecido el sol y también el aire por el humo del pozo. 3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra, y les fue dado poder como tienen poder los escorpiones de la tierra. 4 Y se les dijo que no hiciesen daño a la hierba de la tierra ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tienen el sello de Dios en sus frentes. Apocalipsis

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ucifer y Eva tenían mucho de qué ponerse al corriente y no perdieron mucho tiempo. Lucifer

le enseñó magia y los misterios de las permutaciones. Eva lo entendía todo a la primera y lo absorbía como una esponja. Lucifer quiso llevarla a lugares que él conocía y mostrarle la gloria del mundo antiguo. Montada sobre el dragón marcharon al mediterráneo. En su camino se cruzaron bestias grandes y pequeñas, cabras de un solo cuerno con cola de pescado, árboles parlantes y aves de largas colas de reptil. El dragón daba saltos de felicidad, el rey de las hadas había sido liberado. En la cima de una montaña permanecía aún el templo que Pan estaba buscando. Escaló con sus garras mientras Eva se aferraba a su escamoso cuello. Era el templo circular de columnas labradas con todos los mitos de la antigüedad. El templo de Dii consentes, el consejo de los dioses. Erigido en una época donde había poca diferencia entre todos los dioses, donde cada uno era majestuoso a su manera y repletos de misterios. - Seis dioses y seis diosas. Marte, Mercurio, Júpiter, Neptuno, Vulcano y Apolo, y Juno, Vesta, Minerva, Ceres, Diana y Venus. A los pies del templo les mostré a los mortales toda clase de vino y bebidas espumosas. Celebré con ellos y escuché sus divagaciones místicas por días. El consejo me recordará, tendremos un hogar Eva. Alcanzaron el templo y Lucifer adoptó su forma con patas de cabra. Subieron corriendo los escalones y entraron por las puertas abiertas. Los doce dioses eran estatuas de cobre, verduzco por la edad, y ninguna antorcha sobrevivía. El centro del templo, un enorme altar de taumaturgia, estaba polvoso y con telarañas. Los mosaicos del suelo estaban rotos y oscurecidos. El techo en cúpula abierta tenía fracturas y sus pinturas habían perdido el color. Lucifer lloró a los pies de una estatua y se lamentó. Eva podía sentir su dolor y le brotaron lágrimas. El consejo había muerto, apenas y unos rayos de luz quedaban flotando en el aire. - Solían haber miles de personas, de todas las naciones, que se congregaban aquí. Poderosos iniciados y magos primerizos eran todos iguales a los pies de los dioses. Vi a emperadores hincados rogando misericordia en este lugar. ¿Y qué es ahora? Es un mausoleo.- Pan agarró el altar de piedra y lo volteó con facilidad.- Un vago recuerdo que se confunde con la fantasía. Se nutrían de la misma luz que su cruel Señor, pero no la acaparaban. Eran generosos, incluso cuando eran crueles ellos daban mucho al quitar. Todo está perdido. - No todo está perdido. Estamos juntos y podríamos hacer algo al respecto. Quizás Thot tenga razón, no podemos ser egoístas. Todo esto es mi culpa, empezó por mí y por mí acabará. - No, tú no eres responsable. ¿Honestamente crees que no estaba planeado?, la promesa nunca iba a cumplirse, no en vida. Sabían que nos enamoraríamos, después de todo te crearon de barro de una manera muy específica. El orden contaba con una rebelión, era la única manera en que funcionaría. - Tanta crueldad... No puede ser. - Piénsalo Eva, fue su plan desde el inicio, prometer algo y luego condenar a los mortales, hacerles creer que les deben algo. Mientras tanto los dioses libres sufren hasta el olvido. Tú y yo Eva, creamos todo esto, sacrificados como borregos, y nos persiguen como animales. Y la peor burla, te hacen sentir culpable por haber amado. No hay nada que pueda unir lo dividido sino el amor. - No podremos llegar muy lejos, siendo neutrales.- Eva salió del templo y Pan le siguió de cerca. Se sentó en el barranco y suspiró tristemente. - ¿Unirnos a los ángeles? Nunca. A ellos les encantan los sacrificios, siempre y cuando no sean ellos a quienes les toque la mala suerte. Los demonios son iguales, que no te engañen. Estoy maldito Eva, siendo el príncipe de la mentira, puedo ver a través de todas. - ¿Qué es eso?- Eva señaló hacia un camino boscoso a los pies de la montaña sagrada. No eran ángeles, de eso estaba seguro, sino una larga procesión de hadas, duendes y algunos caballeros.

- Es Tyr, la Nephilim que me liberó.- Eva montó a Lucifer en su forma de cabra y descendieron con gracia hasta cortarle el paso a los caballos. - ¿Quiénes son estos?- Preguntó Arturo. Tyr se bajó del caballo y se acercó. Lucifer ya no estaba sucio, y el frío ya no estaba ahí ahora que Eva estaba a su lado. - Lucifer.- Tyr le abrazó con fuerza y después a Eva.- Me alegra ver que la encontraste. - Es un demonio.- Dijo Arturo.- No le toques Tyr, sería mejor cortarlo en pedazos. - Eso no sería sabio.- Dijo el emperador mientras bajaba del caballo y las hadas sostenían su ropa para que no tocara el suelo.- El gran Pan es antiguo, y puede ser sabio. - ¿Qué sabiduría puede tener un reptil lo suficientemente torpe como para morderse la cola? - Olvida al rey Arturo, tiene el mal hábito de hablar tonterías cuando todos le escuchan y verbalizar la sabiduría más divina cuando nadie presta atención.- Le disculpó Tyr.- Vamos en procesión en busca del ejército más poderoso. Sé que el camino lleva por aquí, pero desconozco qué tan lejos estemos. El ejército se mueve todo el tiempo. - ¿Y para qué quieren un ejército?- Preguntó Eva. - Vamos en busca del grial.- Contestó el emperador mientras se hincaba, le tomaba de la mano y la besaba.- Algo cuya belleza es similar a la suya. - ¿Por qué no se unen? Con la ayuda del grial podríamos encontrar al destino y cambiarlo. - No, yo busco algo más antiguo que todo eso. Pensé que el consejo sería con vida, pero aún conozco muchos lugares santos donde podríamos encontrar a dioses antiguos. Sin embargo, creo que puedo ayudarte en tu búsqueda Tyr.- Lucifer se alejó de los otros y se llevó a Tyr. Arturo trató de escuchar al balancear tanto el cuerpo que finalmente cayó del caballo.- Conozco la clave del santo grial. Y no es muy difícil. Te la diré porque me liberaste a tiempo para rescatar a Eva. La clave del grial está en las permutaciones. - ¿Eso es todo? Es un poco críptico. - No lo será cuando encuentres a la santa sangre. Tienes que cambiar al grial, sin que deje de ser el grial. Ponlo de cabeza, sin que derrame una sola gota y será tuyo.- Tyr le miró confundida.- Confía en mí, tendrá sentido cuando llegues. En cuanto al ejército que buscas, tienes razón en que se mueve. - ¿Dónde puedo encontrarlo? Parece que siempre voy unos días más atrás. - Las peregrinaciones mantienen vivos a los territorios, como venas que van diseminando vida.- El diablo se cortó la piel del pecho y se la arrancó junto con los músculos. Con un dedo señaló las docenas de venas que tomaban muchas direcciones, pero siempre convergían sobre el corazón.Encuentra el corazón y encontrarás lo que buscas. - Quizás esto sirva de algo.- El emperador se acercó y le extendió un pergamino con un antiquísimo mapa.- Nosotros, los emperadores errantes, conocimos cada comarca y cada pequeño reinado. Diligentemente pusimos todo en pergaminos. Son mapas de la tierra mágica. - Tantos caminos...- Tyr pasó un dedo por los caminos, como Lucifer había mostrado sus venas, y encontró el punto en el que todos los caminos convergían.- Ya sé dónde encontrarlos. - Buena suerte Tyr.- El cuerpo de Lucifer estaba sin marca alguna, había sido una muy realista ilusión. - Buena suerte a ustedes. Eva se despidió de Lucifer y de Eva y continuaron la marcha, dejándolos atrás. Habría sido un aliado formidable, pero quizás él tendría mejor suerte. Galoparon durante el remanente del día y durante la noche, precedidos por hadas y duendes con extraños instrumentos musicales. Cruzaron el mar en dirección al sur. Fueron atacados por bestias marinas de muchos tentáculos y por peces enormes, pero no se detuvieron de galopar. Al amanecer del siguiente día alcanzaron una tierra sagrada y devastada por siglos de lucha. En el desierto, en medio de una ciudad fantasmal, se alzaba un antiquísimo templo. Las esperanzas de Tyr se disolvieron, los caballeros Templarios no estaban. - Por poco me come esa enorme monstruo de mar, y no encontramos nada.- Dijo Arturo. El emperador comenzó a reír jocosamente y le dio unas palmadas en la espalda.

- Quizás si fueras más liviano habrías cabalgado más rápido. - ¿Cuál es el siguiente plan?- Preguntó Arturo.- Propongo que acampemos aquí. - Tiene razón, si los secretos de este templo son en verdad el corazón de su poder que se extiende por toda la Tierra, entonces tendrán que venir aquí, tarde o temprano. Espero que corramos mejor suerte que Lucifer en encontrar lo que buscamos. - Tyr, detrás de nosotros.- Había sido una trampa. En unos cuantos segundos miles de caballeros salieron de entre los edificios y del interior del templo y les rodearon por completo. Vestían con mantos blancos y una cruz roja por encima de sus pesadas armaduras, y sus espadas se veían tan filosas como Excalibur. En verdad era un majestuoso ejército, pero Tyr no veía que tuvieran la disposición de hablar. - Posiciones de batalla. Espalda con espalda.- Gritaba Tyr jaloneando las riendas de su caballo para formar un núcleo al centro del inmenso ejército.- Si vamos a morir que sea con honor y en batalla. - ¿Tan dispuestos están a morir?- El gran maestro se bajó de su caballo y calmó a sus soldados con una señal.- En verdad merecen nuestro tiempo. ¿Quiénes son y por qué nos han estado siguiendo desde hace días? Hablen ahora, ¿cuál de ustedes es el comandante? - Yo soy, mi nombre es Tyr.- Los templarios echaron a reír.- Den un paso más y verán lo graciosa que soy cuando les arranco la cabeza. - Calma niña, no hace falta que nos amenaces.- Tyr se bajó del caballo y se acercó al gran maestro.¿Cuál de ustedes dos manda aquí? Veo la corona de un rey y la corona de un emperador, así que imagino que es el segundo. Me resulta familiar, aunque es demasiado gordo y sus mejillas demasiado sonrojadas por el alcohol. - Yo mando aquí.- Tyr se plantó frente al gran maestre y extrajo su espada. Los templarios se tensaron de nuevo, pero la Nephilim la dejó caer. Cuando los vio relajados de nuevo extrajo su fasce de su funda y tomó al gran maestre del peto de su armadura, colocando la hoja de hacha en su cuello.- Adelante, uno menos de ustedes no significa mucho para mí. Probablemente moriremos todo en cuestión de días. - Mi nombre es Hugo el Pagano, y me avergüenzo. No debí burlarme de tan aguerrida señora.- Tyr dio un paso atrás, pero no guardó su arma.- ¿Por qué nos ha seguido? - Buscamos el grial, como ustedes lo hicieron en alguna ocasión. Queremos encontrar al destino y cambiarlo. Sin duda habrán visto la decadencia del mundo mortal. - Sí, la hemos visto. ¿Tan segura estás de que se puede hacer todo lo que dices? - No estaría aquí si no lo supiera. ¿A qué señor le sirven? - Nosotros somos nuestro señor. - Entonces merecen estar en mi ejército, si aceptan unirse. - Hemos vagado por demasiado tiempo en busca de una batalla honorable, sin encontrar ninguna.Hugo el Pagano miró a sus miles de tropas y todas alzaron sus armas o banderines como respuesta.Tyr, nos uniremos a tu búsqueda. Un ejército de langostas, cada uno un rey, no es cosa despreciable.

Invocación de Marte Sinopsis: Altar: Tela roja, velas, incienso, copa con agua, vara mágica, dagas para desterramiento. Arcano del Tarot: La Torre Colores: Rojo brillante con verde como complementario Tiempo ideal: Martes, durante una hora planetaria de Marte Esencias: Pimienta, sangre de dragón y tabaco

Ritual: 1.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 2.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 3.- Realiza el ritual de purificación con agua y consagración con fuego 4.- Desenvuelve la vara mágica 5.- Realiza el ritual de la cruz cabalística 6.- Realiza una invocación de las fuerzas divinas que le son compatibles 7.- Invoca a Marte en cada uno de los cuatro cuadrantes, y sobre el altar. Traza lo sigilos apropiados y vibra los nombres sefiróticos de la jerarquía de Geburah 8.- Realiza el ritual de adoración del Señor del Universo 9.- Afirma las intenciones mágicas 10.- Envuelve la vara mágica 11.- Despójate de todas las formas divinas asumidas durante el ritual 12.- Realiza el ritual mayor de desterramiento del Hexagrama para el planeta Marte, al desterrar Marte en cada uno de los cuadrantes, así como sobre el altar. 13.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 14.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 15.- Declara cerrado el templo.

Capítulo 11 Los pactos 9:13 El sexto ángel tocó la trompeta. Y oí una voz que salía de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, 14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: "Desata a los cuatro ángeles que han estado atados junto al gran río Eufrates." 15 Fueron desatados los cuatro ángeles que habían estado preparados para la hora y día y mes y año, para que matasen a la tercera parte de los hombres. 16 El número de los soldados de a caballo era de dos miríadas de miríadas; yo escuché el número de ellos. 17 Y de esta manera, vi en la visión los caballos y a los que cabalgaban en ellos, que tenían corazas color de fuego, de jacinto y de azufre. Las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de sus bocas salía fuego, humo y azufre. 18 La tercera parte de los hombres fueron muertos por estas tres plagas: por el fuego, el humo y el azufre que salían de la boca de ellos. 19 Pues el poder de los caballos está en sus bocas y en sus colas. Porque sus colas son semejantes a serpientes, y tienen cabezas con las cuales hieren. Apocalipsis

E

l carruaje de ciegos demonios avanzó con lentitud hacia el centro del infierno. El

demonio conductor aprestaba el paso dándoles de latigazos a los ciegos, hasta que sus carnes de abrieron por la fuerza de los golpes. Thot y Janus aguardaron en silencio mientras la carroza les llevaba hacia el castillo al centro. Algo había cambiado, pensó Thot, había un ruido ensordecedor y constante, pero no escuchó lamento alguno. Era el ruido del metal con el metal, de soldados de armadura marchando, de bestias como caballos galopando de un lado a otro. Se preparaba el ejército, no tenía duda, pero ¿Belial se atrevía a usar a todos los demonios, dejando a los mortales a solas en la caverna? Ciertamente era capaz de ello, pero Thot no quería creerlo. La carroza se enfiló por el camino a orillas del río de plomo fundido. Janus miró por la ventana y el rostro que daba a su espalda traicionó su sorpresa. Consternado, el dios cabeza de ibis, apartó a Janus y miró hacia afuera. El río de plomo fundido estaba casi agotado. La única fuente de calor, además de las débiles antorchas, había desaparecido casi por completo. La carroza se detuvo abruptamente y muy lejos del castillo. Thot temió traición y se aferró con fuerza de su doble vara de poder. Por una fracción de segundo se preguntó si Janus hubiera sido capaz de venderlo con tan de quedar en las buenas gracias de Belial. El cochero apuntó a un enorme puente de madera negra. Los dioses se miraron por un momento sin saber qué decir, y escalaron los escarpados escalones. El puente ascendía por tres pisos y se extendía hasta llegar al castillo. Debajo de ellos Thot y Janus comprendieron porqué el ruido había cambiado y qué le había pasado al río de plomo fundido. Belial había convertido a las almas de los condenados en soldados. Sus espadas y escudos forjados del plomo que les calentaba. Belial les esperaba del otro lado del puente con la mirada absorta en el ejército. Las cientos de legiones se extendían hasta la completa penumbra más allá del horizonte. Marchaban sin cesar, algunos de pie y otros montados sobre extrañas bestias semejantes a los leones, con colas de serpiente. Cada cierto trecho las bestias lanzaban fuego, azufre y humo, y cuando esto pasaba era como si el infierno fuera un río de fuego que se extendía por todo el infierno y pasaba por debajo del larguísimo puente. Su líder Belial el corruptor observaba todo, el que se coronó a sí mismo. - Hemos reorganizado al infierno.- Bramó Belial.- He oído que vienen con sus manos repletas de regalos al rey del infierno. Hacen bien. Éste ejército podría conquistar su reino con casi la misma facilidad con la que marcharán por las puertas del cielo. Todos los demonios y todas las almas condenadas actuando como unidad, sin duda los ángeles no habrán visto nada semejante. - Así es, rey Belial.- Dijo Janus, haciéndose escuchar por encima del estrépito de los soldados.Hemos traído regalos. - Hablen entonces. - Les entregaremos a Tyr para que hagan con ella lo que quieran.- Dijo Thot. Los ojos de Belial se iluminaron.- Para marchar al cielo necesitarán de mucha magia que les haga ligeros. Yo podría ayudarles escalar al cielo. Hacer de sus soldados unos magos competentes. - Somos y seremos siempre sus aliados.- Janus le ofreció la mano y Belial la apretó con fuerza. Thot le estrechó la mano también, y el rey de los demonios aulló extasiado. - La victoria será nuestra, y se los prometo, su reino siempre estará seguro. Mentía y Thot lo sabía perfectamente. No sabía si Janus lo sabía, o si él mismo era parte de la mentira, y prefirió no hablar con él mientras estuvieran en el infierno. No podía confiar ni en las piedras a la orilla del camino. Cuando abandonaron el infierno y llegaron a su reino los dos dioses tosieron hasta que el azufre se fue de sus pulmones. La ciudad estaba cada vez más vacía y la neblina cada vez más espesa. - Funcionará.- Dijo Janus finalmente.

- Belial miente. - Si el momento llega, estaremos listos y si Tyr es su comandante, la podrás usar. - Despierta Janus, no la usarán como soldado. La torturarán y la violarán hasta que todos los soldados tengan lo que quieren de ella. La encaminamos a su muerte. - Funcionará.- Repitió Janus mientras un carruaje de hadas les conducía al palacio de los mil espejos.- Ya lo verás. Es el único plan viable. La idea de pactar con ángeles es imposible y no podemos mantenernos neutrales. Sé que son aliados peligrosos, pero mejor eso a nada. Confía en mí. En el techo del palacio discutieron de nuevo, mirando hacia la ciudad con miedo en sus voces. Uno a uno se fueron separando y Thot se escabulló por una de las salidas menos transitadas. Hermes y Asclepio le esperaban. Era momento de la segunda estrategia. Descendieron al mundo de los mortales y en un cementerio olvidado se vieron con el demonio Buer en su forma de patas de cabra y cabeza de león. - Ya era hora. - Teníamos que ser discretos.- Dijo Thot.- ¿Tienes apoyo en el infierno? - Demonios bien colocados en la realeza. - ¿Queda algo de la realeza allá abajo?- Cuestionó Hermes. - Belial no ha podido concentrar todo el poder. No es tonto, sabe que sería demasiado peligroso y perdería a sus aliados más importantes. ¿Te acercaste a Belial? - Está hecho, él espera recibir a Tyr. - Y lo hará.- Hermes y Asclepio protestaron.- Es necesario que entre como caballo de Troya. Mis influencias empujarán a que se haga una demostración de su poder, en la que Thot estará presente. - No me gustaría estar ahí cuando Tyr lo mate. - Si ustedes no están, no hay garantías de que se haga la demostración. Belial podría encadenarla el instante en que ustedes se den la espalda. - ¿Y qué hay de la demostración?- Preguntó Asclepio. - En ella matará a Belial y nosotros asumiremos el trono. - ¿Qué garantías hay de que no nos atacarán? - Queremos reinstaurar el orden en el infierno, detener la locura. No instigarla. - Tyr debe ser protegida. - Es mi hija egipcio, no dejaré que nadie la toque. - Que se haga entonces. Regresaron al cuarto reino y se separaron, para evitar sospechas. Thot dijo que rodearía la comarca, cerca de los límites, para darles más tiempo. Encontró una gruta amplia que le llevaría detrás de un monte. Al salir de la gruta se encontró con Orfeo y dos ángeles. - Esto es muy irregular.- Dijo uno de los ángeles.- Son enemigos. - Mis invocaciones son poderosas.- Dijo Orfeo con orgullo.- No les di más opción que venir. - Queremos formar una tregua con ustedes. - Pierden nuestro tiempo si piden una alianza basada en su palabra y buenas intenciones. - Tenemos algo que ofrecer. Mataremos a Belial, el nuevo rey del infierno, les diremos qué hechizos les enseño y cómo atacarlos. Lo único que pedimos, es que nos dejen ser. - No es suficiente mago, el juicio se ha dado, todos los enemigos deben ser destruidos, ¿por qué tu herejía debería ser tolerada? - No finjan que la oferta no es buena, porque lo es y mucho. - Lo es, pero también queremos a Lucifer. Danos al rebelde y tendrán su pacto. - ¿Lucifer? - No tienen otra opción. Serían aliados si destruyen las fuerzas demoniacas o nos ayudan a hacerlo. Les dejaríamos en paz, con algunas restricciones por supuesto. Con un poco de suerte e incluso ustedes podrían ser ángeles.

- Que así sea.- Thot y Orfeo miraron alejarse a los ángeles y regresaron por la gruta.- Es un juego peligroso el que estamos jugando. - Has hecho felices a todos, eso nos dará más tiempo. - Y sin embargo la neblina se mantiene. Aún falta lo peor.

PARA LIBRARSE DE LAS MALAS INFLUENCIAS Gran grimorio del Papa Honorio A pesar de las preocupaciones que se toman al hacer una evocación diabólica, ocurre, a veces que en el lugar elegido se detienen algunos de los innumerables espíritus inferiores que acompañan al gran Espíritu que se ha evocado; y como la permanencia de tales seres puede ocasionar serios disgustos a los que viven en aquel lugar, y con preferencia al autor de la evocación, es preciso que éste vaya provisto de un amuleto a propósito para ahuyentar las malas influencias que se pueda ser víctima. He aquí el amuleto más eficaz para el caso: Un miércoles, al rayar el día, tomarás un pedazo de pergamino virgen; lo exorcizarás y luego dibujarás en él dos circunferencias concéntricas, y en el espacio comprendido en ellas escribirás las palabras siguientes: IN HOC VINCE ADONAY, y a continuación trazarás una crucesita con tinta encarnada. Los círculos los trazarás con tinta china (negra) y en el espacio comprendido entre ellos escribirás, con tinta encarnada, tu nombre y apellidos; la cruz a la izquierda la dibujarás con tinta celeste, y las líneas restantes, con tinta áurea. Terminado el dibujo, recortarás el amuleto siguiendo la línea del círculo exterior, y lo expondrás en seguida a los perfumes de Mercurio. Finalmente, pondrás el Amuleto en una bolsita de seda color blanco azulado, y lo llevarás puesto antes y después de hacer una evocación. Y estarás al abrigo de cualquier intento maléfico.

Capítulo 12 Demiurgo Polaridad. Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse. Kybalion

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ías pasaron de lenta caminata sin rumbo fijo. Tyr nunca se lo admitiría a

Arturo, pero no tenía idea de dónde encontrar al grial. Sabía menos que ellos sobre las leyendas y los mitos y nada en los detallados mapas mágicos del emperador Carlo Magno le mostraba un camino definido. La mente de Tyr se avocaba a encontrar el camino a la santa sangre, pero su corazón estaba en otra parte. Se descubrió a si misma pasando cada vez más tiempo con Hugo el pagano. Era un hombre maloliente, de rasgos duros y tez morena por el sol. Apestaba a caballo y sudor. Y en parte por eso, Tyr se había enamorado. Seguía la regla latina, el código de conducta de los templarios, y estaba repleto de reglas, pero no de la misma forma que Arturo. Mientras que el rey de Camelot tenía reglas para regular la vida, la disciplina templaria existía para hacerlos libres. Era un guerrero, como Tyr, pero también un sabio maestro. - No te enojes.- Le dijo una vez mientras peleaban como entrenamiento con espadas de madera.- La guerra es eterna, como el fuego puro, y su propósito principal no es matar gente. La guerra existe para purificarnos. - ¿Pero cómo podría purificarme la violencia?- Lo único que Tyr sabía sobre la espada era lo que había aprendido sola, por sobrevivencia. Hugo el pagano evitaba sus ataques con facilidad y, sin levantar ni un pie, le daba de golpes en la cabeza con la espada de madera. - Quien pelea enojado, no aprende. Pelea sin odio, pelea con amor. Y entonces la victoria será tuya, en vida o en muerte. - No creo que los demonios nos amen cuando nos ataquen.- Tyr consiguió defenderse de un ataque, le dio vuelta a su espada y golpeó a Hugo en el brazo. Su primer golpe en cuatro horas. - Debes estar vacía Tyr. El fuego elimina lo que sobra y deja la esencia. El camino de la guerra es el opuesto al camino de la meditación en muchos sentidos, pero lleva al mismo lugar. Al palacio de oro, al cielo. - Pero me cuesta trabajo deshacerme de lo inútil. Estoy demasiado atada a muchas cosas. - Elimínalo a todo. Es más fácil hacerlo por la espada, que por cualquier otra vía. Dedícate, aprende a obedecer, ten disciplina, y verás que tu alma permanece pura por siempre. - Pero, ¿cómo sé qué es lo esencial y qué es lo accidental? - Lo sabrás. Si tu espada golpea a tu Voluntad, ésta pegará contra una roca y te temblarán hasta las manos. Tu Voluntad es fuerte Tyr, te darás cuenta.- Hugo atacó de nuevo y Tyr consiguió desviar la espada hacia abajo.- Estás aprendiendo. - No me canso nunca, podría hacer esto por días. - Me alegra escucharlo, porque eso será lo que haremos. Acamparon cerca de un río y el rey de las hadas se preparó para una larga temporada. Su ejército de hadas y duendes le consiguieron frutos, y los gnomos cazaron liebres y ciervos. Cocinaron todo en enormes ollas y se sentaban alrededor del fuego para comer y platicar, Tyr siempre a un lado de Hugo. Arturo se quejó del clima, de los insectos, de las hadas metiches y hasta de su propio humor. Carlo Magno no podía estar más a gusto, al aire libre, rodeado de caballos y lujosas tiendas, comiendo y bebiendo contando historias de su imperio, la mayoría inventadas. Hugo se dio cuenta que Tyr estaba totalmente enamorada, y que él también lo estaba. Aquella noche Tyr durmió con Hugo el Pagano y se despertó a la mitad de la noche. Desnuda y abrazada a semejante guerrero, Tyr sonrió mirando a la luna. Recordó a su ex novio y por primera vez desde que toda aquella locura había comenzado, sonrió. Podía olvidarse de Alan, cortarlo de tajo como Hugo le había enseñado. Su recuerdo adornado por la fantasía y la tristeza empañaban su alma. Tyr se dio cuenta, por primera vez en muchísimo tiempo en su vida, que era feliz. Sabía que sobre sus hombros pesaba una gran responsabilidad, y que su vida estaba en peligro mortal, pero aún así era profundamente feliz y nunca le pediría a Thot que borrara ninguno de sus recuerdos, ni siquiera los

feos. Nunca había encontrado su lugar en el mundo de los mortales, pero allí en el mundo encima del mundo, rodeada de leyendas y poderosos enemigos, había encontrado un hogar. - Propongo una idea.- Dijo el emperador a la mañana siguiente.- Que acampemos aquí por una temporada. Hay vinos, comida y amigos. ¿Qué más puede pedir un alma? - Concuerdo con su majestad.- Dijo Arturo.- Ésta vagancia desgasta nuestras energías. Deberíamos quedarnos aquí un tiempo, planear nuestra estrategia con calma. - Que ustedes dos estén de acuerdo en algo es una hazaña de por si.- Tyr se estiró y se acomodó en las ropas de su amante. - Quizás encontremos al grial entre tantos mapas.- Dijo el rey Arturo.- Has descuidado la vía intelectual Tyr, y ésta requiere de paciencia y quietud. - Nos quedaremos. El campamento bullía de actividad y Tyr se encontraba maravillada ante su nueva vida. Razonó que podrían quedarse ahí, con suerte sería su hogar para siempre. Iría de un lugar a otro, en busca del grial, luchando contra ángeles donde los encontrará y reviviendo reinados pequeños y grandes. Sus grandilocuentes planes eran locuras, como Arturo decía siempre, frutos de la desesperación y totalmente impracticables. Ya no quería regresar a casa, estaba en casa. Su Voluntad se acostumbraría con el tiempo. Y con un fuerte golpe de su espada desechó todos aquellos sueños. Hubo un momento de calma, total inactividad, antes del gran empujón. El campamento entero, salió volando y Tyr reconoció lo que pasaba. Era el mismo empujón, el cambio en la gravedad que había experimentado con Thot en el plano astral. Como en un plato giratorio fueron empujados contra las orillas, descendiendo al plano astral. Al cortar la cadena que la unía a algo superior Tyr había perdido piso, y sin propósito su centro de gravedad había cambiado. El primer golpe fue en el plano astral, se estrellaron a toda velocidad, pero aquel no era su último destino. Tyr se arrepintió de todo y trató de poner su mente en blanco, como para contrarrestar el miedo de ser arrastrados. No era suficiente. El plano astral se fue materializando y Tyr pensó que quedarían amarrados entre un espeso mar de luces, pero estaba equivocada. Algo más fuerte les atraía y la gravedad se hizo más fuerte conforme caían. Finalmente cayeron todos juntos a un plano casi físico, completamente diferente de donde habían estado. Thot le había hablado de ese lugar, eran los residuos psíquicos de toda la humanidad, su inconsciente colectivo. La Nephilim había estado en el infierno, por lo que sabía de qué estaban hechas las pesadillas, pero esto se acercaba mucho. El lugar entero era una confusión de lugares, tiempos, formas y espectrales visiones. Pedazos de roca flotaban por doquier, albergando casas al revés, seres monstruosos de muchas cabezas y colores, extraños símbolos hechos de pedazos de animales y toda clase de extrañas visiones. Sobre sus cabezas flotaban nubes, lunas, soles y fractales coloridos que se expandían y contraían. Era la digestión de la psique y todo se unía en confusión. Carlo Magno señaló en silencio a una enorme escalera de mano que había sido destrozada, era la única vía de escape. Rápidamente recogieron el campamento y exploraron la misteriosa ciudad de edificios sin terminar. No había nadie, y eso les asustaba más que todas las imposibles e irreales visiones que poblaban aquel lugar. Al llegar al centro de la ciudad se detuvieron y escondieron. Al centro de aquel plano se encontraba una gigantesca pirámide, tan grande como la montaña más grande. En su cúspide no tenía cabeza, sino un ojo. Tyr la reconoció, era la falsa pirámide coronada con un ojo que todo lo ve. Entre los escalones divisó los barrotes. El lugar estaba vacío, porque todos estaban ahí, prisioneros de Barbelos. - ¿Dónde estamos?- Preguntó Hugo.- ¿Y cómo salimos de aquí? - El conjunto de los residuos psíquicos existe aquí, pero todos los mortales están hechos prisioneros ahí. Ésta es la tierra del cruel semi-dios Barbelos.

- He oído de un nombre así.- Dijo el emperador.- Alguna vez escuché de una secta de gnósticos, los barbelitas, que creían en la existencia de un poderoso demiurgo llamado Barbelith. Según sus creencias el demiurgo había creado al Universo como una prisión. - ¿Y sabían cómo destruirlo? - Ellos creían que este demiurgo era el conjunto de todos los pensamientos que se puedan pensar. No importaba qué hechizo inventaran, el demiurgo ya lo habría pensado antes. O mejor dicho, ese conocimiento ya estaría contenido en él. Al final, se revolcaban en el lodo comiendo hierbas extrañas y realizando abominables actos. Pensaron que si la vía intelectual no les podía ayudar, quizás la vía de la trasgresión podría fabricar algo nuevo. - ¿Qué fue de ellos?- Preguntó el rey Arturo. - Cometieron suicidio en masa. - Bueno eso no nos ayuda demasiado.- Se quejó Tyr. - Odio interrumpirlos, pero miren hacia arriba.- Hugo señaló al techo del edificio en el que se habían escondido. Caminando sobre el techo se encontraba una legión de sombras que afilaban sus cuchillos. Las sombras, como hombres hechos de densa oscuridad, se dejaron caer y atacaron. Los templarios reaccionaron a tiempo y protegieron a sus superiores. - Éstos son mis dominios.- Dijo la pirámide. Tyr salió de su escondite, pese a los consejos de Arturo.- Soy el dios de lo pensable y señor de la mente. - Mi nombre es Tyr, no venimos a causar problemas. Queremos regresar a nuestro mundo, eso es todo. Ayúdanos y te dejaremos ser. Trata de encarcelarnos, y te mataremos. - Ésa no es buena idea.- Susurró Arturo mientras usaba a Excalibur para defenderse de las hordas. - He escuchado todo eso antes.- Dijo el ojo de la pirámide.- Yo soy todo lo que hay, no pueden lastimarme. Un ejército salió de las mazmorras de la pirámide. Eran las mentes humanas, esclavizadas a pensar en círculos, sin nunca producir novedad. Poco a poco los combatientes salieron del escondite y lucharon en el claro. Detrás de ellos venían más sombras y frente a ellos las esclavizadas mentes. El ejército de hadas, duendes y gnomos se encontraba hipnotizado y no respondían a las órdenes de su rey. La pirámide se protegió a sí misma, haciendo surgir del suelo un enorme y uniforme panal. Tyr sabía que podrían pelear por siglos, sin lograr nada. Era necesario proponer algo que Barbelos nunca hubiera pensado antes, ¿pero cómo era posible encontrar semejante punto de quiebre? Pensó en Arturo, pero sabía que no serviría de nada. Arturo es el límite y el orden. Después pensó en Carlo Magno, pero tampoco funcionaría. El emperador es generoso, pero con lo que ya existe. Hugo el Pagano tampoco sería de mucha utilidad, pues él solo sabe eliminar. El tiempo estaba en su contra. Las sombras ganaban terrenos y cuando apuñalaban con sus venenosos cuchillos enfrentaban a sus víctimas al lado oscuro de ellos mismos. Arturo fue apuñalado, y aunque no murió, quedó en el suelo sin poderse mover. El ser impotente para cambiar por sí solo, para ver las cosas desde otro punto de vista, le había reducido a un inerte bulto. Carlo Magno fue el siguiente, y se vio a si mismo tan lleno de comida y bebida que se ahogaba. Tyr trató de salvar a Hugo, pero fue atravesado en una pierna. El templario se vio a si mismo en un desolado desierto, su disciplina inútil y su espada pesada sin la presencia de algo que atacar. Su sombra se le hizo pesada al grado de quedarse inmóvil como estatua. Los caballeros de la tabla redonda seguían luchando, protegiendo a Tyr, y los templarios trataban de formar estrategias, aunque sin ningún éxito. El tiempo se agotaba, las mentes esclavas de Barbelos ganaban terreno. No podía hacerlo sola, de eso estaba segura, pero se agotaban las opciones. - Templarios adelante, formen una línea.- Bramó Tyr.- Caballeros, protejan la retaguardia. - No resistiremos mucho tiempo. - No necesito mucho tiempo.- Tyr recordó los hechizos del grimorio del Papa Honorio y con su espada dibujó un círculo mágico. Necesitaba soldados pequeños, que pudieran esquivar con facilidad a las defensas. Las hadas serían inútiles, pues eran demasiado etéreas. Los duendes, de

agua, de fuego y hasta los más juguetones podrían funcionar, pero eran de naturaleza demasiado amable. Necesitaba algo grosero y burdo, necesitaba de los gnomos.- Rey invisible que has tomado la Tierra por sostén, que has abierto los abismos para henchirlos con tu omnipotencia: Tú, cuyo nombre hace temblar las bóvedas del mundo; tú, que haces correr los siete metales por las venas de la tierra; Monarca de las siete luces, remunerador de los obreros subterráneos, llévanos al aire deseable y al reino de la claridad. Nosotros velamos y trabajamos sin descanso, buscamos y esperamos por las doce piedras de la Cuidad Santa, por los tesoros que están enterrados, por el clavo de imán que atraviesa el centro del mundo. Señor: Ten piedad de los que sufren, ensancha nuestros pechos, levanta nuestras cabezas; engrandécenos ¡Oh estabilidad y movimiento! ¡Oh, día envuelto en la noche! ¡Oh, oscuridad velada por la luz! ¡Oh blancura argentina! ¡Oh, esplendor dorado! ¡Oh, corona de vivientes y melodiosos diamantes! Tú, que llevas el cielo en tu dedo como una sortija de zafiro; tú, que escondes bajo tierra, en el reino de la pedrería, la simiente maravillosa de las estrellas, vive, reina y sé eterno dispensador de las riquezas, de las que nos has hecho guardianes. ¡Ayúdanos! Los gnomos despertaron de su conjuro de humor irritable. Cargando con sus riquezas corrieron entre las patas de los soldados con forma de sombras y, forzados por el conjuro, lanzaron artículos de oro y piedras preciosas a las mentes que, por oleadas interminables, no cejaban en sus intentos por quebrar la defensa templaria. Uno a uno notaron las piedras preciosas y se maravillaron con las luces y los resplandores. En su prisión no habían visto resplandores, ni sentido la luz especial del oro o la especial tranquilidad de la plata. - Templarios, marchen al frente en dos flancos. Caballeros, protejan al centro.- Hugo el pagano le había enseñado bien.- Prepárense para correr. - ¿Qué hay del ejército del miedo? - De ellos me encargo yo. Los soldados hombro con hombro, todos ellos del negro más oscuro, parecían como un mar de oscuridad. Tyr recordó las enseñanzas de Hugo el pagano y peleó sin enojarse, sin furia. Cuando cortaba a uno de ellos a la mitad no había sentimiento de venganza, ni siquiera de justificada victoria. Cuando erraba y el escudo le salvaba la cabeza, no sentía miedo, ni se recriminaba. Había en ella total indiferencia. Eventualmente uno de los soldados le clavó una lanza en el estómago, pero no surtió efecto alguno. Aquello a lo que el miedo hacía referencia no era aquello con lo que Tyr se identificaba. Las sombras advirtieron con horror que Tyr se identificaba con algo más alto que ellos, y más alto que ella. Con suprema facilidad despachó oleadas enteras con un solo golpe y las sombras prefirieron huir. Tyr puso su plan en acción. Corrió al centro, con los caballeros de la mesa redonda protegiéndole a sus lados, y los templarios en dos flancos veloces. Se abrieron paso hacia el enorme panal mientras que Tyr recordaba todo cuanto Thot le había enseñado del mercurio. Para estar en un lugar, bastaba con ser el lugar. Hugo le había enseñado a olvidarse de ella misma, quitarse ese elemento estorboso. Abriéndose paso con fiereza salvaje una cuarta parte del ejército sobrevivió lo suficiente para alcanzar al panal y penetrar por uno de los pocos accesos. Los caídos, golpeados con las rudimentarias armas de los hipnotizados, yacían dormidos e inútiles. El panal entero vibraba con actividad. Enormes abejas formaban sus hexágonos con dulces mieles que mantenían prisioneros a los intelectos. Las abejas se asustaron cuando Tyr y un puñado de soldados lograron entrar. Mientras más se asustaban, con mayor fiereza peleaban y con mayor violencia Barbelos les observaba en la cúspide de la falsa pirámide. Aquellas eran las únicas claves que Tyr necesitaba. Alcanzó la pirámide cuando ninguno de sus escoltas quedaba despierto. Fue escalando los escalones de la piramidal prisión. En cada escalón veía los barrotes, y detrás de ellos a las prisioneras mentes mortales. Los que no vegetaban gritaban iracundos, temerosos de que Tyr

pudiera cambiar en algo su cómoda estancia. Estando vacía aplicó el consejo mercurial de Thot, y recordó la enseñanza del Kybalion, el misterio de los opuestos que se tocan y cancelan. Sin pensar ni una sola cosa, con su mente en el completo silencio mediante una disciplina férrea, Tyr se llenó de amor. La magia de los gnomos también había funcionado, las mentes despertaban de su hechizo de letargo por la vía de la inspiración. Las hadas y los duendes se despertaron solos y rodearon a las mentes mostrándoles toda clase de prodigios. - La inspiración es formidable,- dijo Barbelos.- pero mi ojo todo lo ve, y lo ha visto todo. Nada podrían crear que yo no hubiese pensado antes. Tyr no contestó, ni pensó en sus palabras. Escaló los últimos peldaños como una antorcha luminosa de amor puro e inocente. El ojo, debilitado por la mágica inspiración de sus prisioneros, entendió muy tarde lo que Tyr había hecho. La ley de opuestos. Todos le temían u odiaban, y obtenía su poder de esas emociones. Tyr no le temía, ni le odiaba. Le aceptaba como era, lo amaba con la intensidad de una estrella y su luz incandescente era demasiado brillante para el ojo que todo lo ve. En el último escalón Tyr extrajo su fasce y saltó con todas sus fuerzas. Barbelos gritó tan fuerte que todo el inconsciente colectivo vibró con sacudidas que derrumbaron estructuras. El arma golpeó el ojo y el grito se detuvo. El ojo se hizo de cristal y se deshizo en mil pedazos. Tyr cayó a la cúspide truncada y vio al panal deshacerse. La pirámide tembló y comenzó a caer en pedazos. Tan rápida como pudo descendió entre los gigantescos tabiques que, habiendo perdido el pegamento que los unía, se separaban y se derrumbaban. A la mitad de la pirámide brincó con todas sus fuerzas, la estructura deshaciéndose como en una implosión. Cayó en los restos de cera del panal y perdió la conciencia. Despertó rodeada de sus amigos y soldados. Habían despertado y Barbelos había muerto. Hugo el Pagano la besó apasionadamente y la ayudó a levantarse. - Salgamos de aquí.- Dijo Arturo.- Las escaleras se han rehecho, me parece que la brecha funcionará. - Sé cómo encontrar al grial. - ¿Cómo? - Lo semejante actúa sobre lo semejante. El amor que me inundó mientras escalaba la pirámide. Tyr volvió a sentir aquel amor caluroso y la brecha se abrió entre ellos. Caminaron en larguísima procesión mientras Tyr permanecía en medio esforzándose con todas sus fuerzas por sentir aquel infinito amor. Partió las aguas en dos mientras el ejército cruzaba. Lo que fuera que hubiese germinado en su interior durante aquella batalla, permanecía en ella pulsando como un hijo en su vientre. Cruzó la brecha al último, cuando hasta la última hada había pasado y se reunió con sus amigos en Stonehenge.

Fragmentos de La Invocación del Corazón Ceñido con una Serpiente o El Ritual del No Nacido Te invoco a Tí, el No Nacido. A Tí, que creaste la Tierra y los Cielos. A Tí, que creaste la Noche y el día. A Tí, que creaste la oscuridad y la Luz. Tú eres Osorronofris: A quien ningún hombre ha visto en ningún momento. Tú eres Iäbas: Tú eres Iäpos: Tú has distinguido al justo del Injusto. Tú hiciste a la mujer y [al] Hombre. Tú produjiste la Semilla y el Fruto. Tú formaste a los Hombres para amarse uno al otro, y odiarse uno al otro. Yo soy___________ Tu Profeta, a Quien Tú le entregaste Tus Misterios, las Ceremonias de_________: Tú produjiste lo húmedo y lo seco, y aquello que nutre a toda la Vida creada. Escúchame, pues soy el Angel de [Apofraz] Osorronofris: este es Tu Verdadero Nombre, transmitido a los Profetas de_________________. Escúchame, y haz que todos los Espíritus se sometan a Mí: de forma que todo Espíritu del Firmamento y del Éter; sobre la Tierra y debajo de la Tierra: sobre suelo seco y en el Agua: de Aire Arremolinado, y de Fuego Impetuoso: y todo Hechizo y Azote de Dios Me sean obedientes. ¡Escúchame! Aoth: Abaoth: Basum: Isak: Sabaoth: Iao: Este es el Señor del Universo: Este es Él, a Quien los Vientos Temen. Este es Él, Quien habiendo Proclamado por Su Mandamiento, es Señor de Todas las Cosas; Rey, Regente y auxiliador. Escúchame:Ieou: Pur: Iou: Pur: Iaot: Iaeo: Ioou: Abrasax: Sabriam: Oo: Uu: [ Eu: Oo: Uu: ] (Adonai : ) Ede: Edu: Angelos tou theou: ( Analala ) Lai: Gaia: Apa: Diacchana: Chorun. ¡Yo soy Él! ¡el Espíritu No Nacido! que tiene vista en los Pies: ¡Fuerte, y el Fuego Inmortal! ¡Yo soy Él! ¡la Verdad! ¡Yo soy Él! ¡Quien odia que se obre el mal en el Mundo! Yo soy Él, que relampaguea y truena. Yo soy Él, para quien es la Lluvia de la Vida de la Tierra: Yo soy Él, cuya boca siempre llamea: Yo soy Él, el Procreador y Manifestador hacia la Luz: Yo soy Él; la Gracia del Mundo: ¡”El Corazón Ceñido con una Serpiente" ; es Mi Nombre! ¡Aparece, y sígueme a Mí: y haz que todos los Espíritus se sometan a Mí: de forma que todo Espíritu del Firmamento, y del Éter: sobre la Tierra y debajo de la Tierra: sobre suelo seco, o en el Agua: de Aire arremolinado o de Fuego impetuoso: y todo Hechizo y Azote de Dios, Me sean obedientes! Iao: Sabao: ¡Esas son las Palabras!

Capítulo 13 El juicio de los muertos 11:15 El séptimo ángel tocó la trompeta. Y en el cielo se oyeron grandes voces que decían: "El reino del mundo ha venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo. El reinará por los siglos de los siglos." 16 Y los veinticuatro ancianos, que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios 17 diciendo: "Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras, porque has asumido tu gran poder, y reinas. 18 Las naciones se enfurecieron, pero ha venido tu ira y el tiempo de juzgar a los muertos y de dar su galardón a tus siervos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, tanto a los pequeños como a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra." Apocalipsis

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ucifer estaba seguro que aún quedaban dioses libres. Sabía que muchos se habían

ocultado en el cuarto reino, pero tenía la certeza que aún quedarían muchos en el reino de los mortales. No había tenido suerte con el consejo, pero aún tenía un par de ideas. Su primera parada fue en el jardín de las Hespérides. El huerto de Era donde crecían árboles frutales regalados por Gea con motivo de su boda con Zeús. Cada árbol del jardín producía toda clase de prodigios, siendo las más hermosas unas manzanas doradas que dotan a los dioses de su inmortalidad. Lucifer se figuró que, si los dioses querían mantener su inmortalidad y sobrevivir al Eón de Osiris, irían a ese jardín para comer. El dragón de cien cabezas llamado Ladón era el guardián de la inmortalidad y Lucifer estaba preparado para combatirlo. El extenso huerto, en el rincón más occidental del mundo, se encontraba oculto de la manera más ingeniosa. Un denso bosque, repleto de caminos falsos, obligaba a los curiosos mortales a describir un largo círculo que les llevaba de regreso por donde habían venido, convencidos de que el jardín de las Hespérides no existía. El bosque tenía algunas montañas y peñascos que franqueaban los caminos, y habían muchos árboles que se trasladaban de un lugar a otro para aumentar la confusión. Lucifer conocía el camino perfectamente, el truco estaba en no seguir ningún camino conocido. Cruzando unos barrancos y colinas empinadas el bosque terminaba de golpe en un altísimo desnivel desde el que se podía observar al jardín. El lugar había cambiado, pues Lucifer se encontró una pequeña ciudadela de techos de tejados rojos y brillantes paredes blancas. Habiendo descendido Pan y Eva se acercaron a la ciudadela. El dragón Ladón levantó dos de sus cien cabezas y les miró sin decir. Pan podía entrar al jardín, pero estaba prohibido para Eva. Las puertas de la ciudadela estaban abiertas, había luz dentro de las casas y escucharon a le gente en un edificio circular al fondo de una ancha avenida. Los habitantes de la ciudadela eran hombres y mujeres pálidos, con muchas canas y miradas tristes. Al centro del edificio había un reloj de arena a punto de terminarse. - ¿Quiénes son ustedes?- Les preguntó una anciana temblorosa mientras que sus compañeros no apartaban la vista del reloj de arena y de susurrar entre ellos. - Soy Pan, y ella es Eva. Hemos venido en busca de dioses libres.- Las murmuraciones cesaron y todos los habitantes de la ciudadela les prestaron atención.- ¿Quiénes son ustedes? - Somos dioses libres, de los pocos que quedan en el reino mortal.- Lucifer se sorprendió, todos eran ancianos débiles.- Ya no recordamos bien qué dioses exactamente. - ¿Por qué?- Preguntó Eva. - Hemos olvidado nuestros misterios y con ellos nuestra razón para vivir. - Llegan a tiempo para nuestra celebración.- Dijo otro dios mientras se acomodaba la toga. Se pasó la mano por el cabello y se revisó su corona de olivos, ya sin hojas y con sus ramas a punto de quebrarse. - No parece una celebración, ¿dónde está el vino y la comida?- Preguntó Pan colocándose frente a Eva y preparándose para huir o pelear en cualquier momento. - En este día, antes que el último grano de arena se resbale hacia la base, aceptaremos la fórmula mágica de IAO.- Lucifer miró hacia el reloj de arena, no podían faltar muchos minutos. - Pero, ¿desean morir? Ustedes eran dioses, poderosos y llenos de luz. - Sí, y ahora estamos cansados y viejos. Moriremos y naceremos de nuevo como dioses jóvenes, seremos ángeles. - Pero si son ángeles, no serán libres.- Eva trató de sacudirlos con fuerza, para que reaccionaran. Los dioses se agitaron, pero ni siquiera trataron de defenderse.

- Los viejos días han terminado, Cronos murió hace mucho y el nuevo tiempo también está por terminar.- El anciano dios vestido con extrañas pieles señaló al reloj de arena.- Entendemos ahora el misterio del tiempo, y por eso debemos morir. - ¡Están locos! Confunden el tiempo con la muerte.- Les gritó Eva.- El tiempo es la imagen móvil de la eternidad, es la vida. Si mueren dejarán de ser, el secreto de la vida no está en la muerte. - Miren, es hora. El juicio de los muertos se acerca. Los dioses salieron corriendo a las calles, mientras que los últimos granos caían a la base. El hechizo del reloj surtía efecto, sus vidas atadas a ese reloj había expirado. Los dioses viejos miraron al cielo con los brazos abiertos. El cielo se nubló y de entre las oscuras nubes descendieron a caballo los ejércitos del purgatorio. Lucifer se dio cuenta demasiado tarde y la única salida había sido tomada por las almas del purgatorio. Trataron de esconderse al fondo del edificio, pero los soldados de la muerte estaban por todas partes. Eva montó a Lucifer en su forma de poderoso toro y cabalgó atravesando una ventana hacia el jardín. El dragón de las cien cabezas estaba ocupado luchando contra las huestes de la muerte como para detenerlos. Eva se escondió entre arbustos y Lucifer luchó a un lado del dragón contra las interminables oleadas de almas. Los dioses viejos fueron llevados por las almas del purgatorio al cielo. El dragón escupía sangre y lanzaba mordidas contra los soldados de hoz y lanzas. Lucifer luchó con su espada y usando magia, pero los muertos responden poco a las transmutaciones. De entre la nube de caballeros que cabalgaban desde las nubes tormentosas apareció la muerte. Ladón peleó con fiereza, pero al final fueron demasiados los cortes y una a una sus cabezas cayeron muertas. La muerte se aproximó a Lucifer mientras éste seguía peleando desesperadamente. Tenía sus órdenes, matar a Lucifer en donde fuera que lo encontrara. La hoz de la muerte, empapada en sangre, se cobraría su cabeza. El diablo trató de hacer ilusiones, duplicar su número, incendiar el aire, crear ejércitos a partir de la tierra, formar remolinos a su alrededor y muchos otros trucos que, aunque tenían efecto sobre muchos soldados, siempre habían más soldados que ganaban unos cuantos centímetros por vez. La muerte cambió de forma, haciéndose más grande. Su huesuda mano atrapó al diablo y lo apretó con todas sus fuerzas. Pan podía sentir como envejecía con cada segundo. La criatura dentro de los harapos, en su mayoría huesos podridos mantenidos con amarras de cuero y apenas un poco de carne en su rostro, lo sostuvo hasta su cara y con su gélida mirada le aletargó. Estaría muerto en cuestión de segundos, y mientras la muerte absorbía sus memorias hasta dejarlo en blanco, lo único en lo que pudo pensar era Eva. La muerte trató de robarle sus recuerdos con ella y se detuvo gritando de dolor. - Monstruo.- Lucifer se aferró a los huesudos dedos y trató de abrirlos con todas sus fuerzas, pero ahora él era el tiempo y ni siquiera Pan podía resistir a su fuerza. - Reconozco a esa voz... No puede ser, eres tú. Caín.- La muerte se contrajo a su tamaño natural. El diablo se desplomó al suelo y Caín le tuvo del cuello con su hoz. - Un desesperado truco ángel caído, pero no te servirá. - No, lo que viste es real. Tu madre nació de nuevo. - Imposible, la primera mortal en morir. Su pecado fue perdonado en su lecho de muerte, señal del Misericordioso, para que ascendiera al cielo y nunca regresara entre los mortales. Eso es lo que me fue dicho. Tú mientes y te cortaré en pedazos por eso. - No, espera.- La muerte levantó su hoz y Lucifer señaló hacia el jardín.- Ahí está. - ¿Madre?- Eva apareció de entre los árboles y Caín cubrió su rostro.- No me veas. - ¿Qué te hicieron, hijo mío? - Asesiné a mi hermano. El Justo no quiso que mi alma fuese la primera en el infierno, por lo que mi castigo ha sido siempre el recoger las almas de los muertos. Me hicieron el tiempo y he rogado por morir por muchos milenios.

- Tú eres la base de todo su mundo, la clave de su poder.- Le dijo Lucifer.- La piedra angular de este Eón es la muerte. Sin ti no habría resurrección. Y mira como te tratan, como algo peor que inmundicia. ¿Qué perdón te han mostrado a ti? Ninguno. - Detén tu lengua de serpiente, príncipe de las mentiras, o te la arrancaré ahora mismo. - No eres el único Caín, sacrificaron a tu madre y a mí para que su mundo funcionara. ¿Eso es justicia? Sabes que te digo la verdad. - Tú hablas traición. - Ellos hablan esclavitud. - No.- Dijo Caín después de pensarlo largamente. Eva se acercó a su hijo y le quitó la capucha. Eva no mostró asco, ni dio un paso atrás. Abrazó a su hijo y ambos llorando. La muerte dejó caer su hoz y abrazó a su madre por primera vez en muchos siglos.- No puedo rebelarme. - ¿A quién le debes toda esa lealtad, a los ángeles?- Lucifer no cejaba.- ¿Para quién cargas ese costal de ladrillos? Déjalo ir. Los ángeles nunca te liberarán, así que libérate a ti mismo. - Tengo miedo.- Eva acarició su deforme rostro y le besó en la huesuda frente. Caín trató de llorar, pero no tenía lágrimas que derramar. La muerte recogió su hoz y se separó de su madre. - ¿Qué es lo que harás?- Caín levantó un brazo y todo su ejército se apuró a formarse en línea. - Seré libre.- Sin decir más nada subió a su esquelético caballo y se fue cabalgando seguido de su infinito ejército.

Rito de purificación con agua y consagración con fuego 1.- De pie al oeste del altar mirando al este. Recoge la copa con agua del altar. 2.- Ve hacia el este del altar mirando hacia afuera. Traza una cruz de brazos iguales con la copa, entonces con tus dedos salpica agua tres veces; primero a la izquierda, luego a la derecha y luego hacia abajo, formando un triángulo. 3.- Ve al sur, traza otra cruz de brazos iguales, salpica agua tres veces formando un triángulo. 4.- Ve al oeste y repite la operación. 5.- Ve al norte y repite la operación. 6.- Ve al este para terminar el círculo, repite la operación diciendo “Yo purifico con agua”, entonces ve al oeste del altar mirando al este. Apoya la copa con agua y recoge el incensario. 7.- En el este del altar, mirando hacia fuera traza una cruz de brazos iguales con el incensario, y balancea el incensario tres veces, primero a la izquierda, luego a la derecha y luego hacia arriba, formando así un triángulo. 8.- Ve al sur y repite la operación. 9.- Ve al oeste y repite la operación. 10.- Ve al norte y repite la operación 11.- Ve al ese para completar el círculo, y repite la operación diciendo “Yo consagro con fuego”, luego ve al oeste del altar mirando al este y apoya el incensario en el altar.

EL LIBRO DE LAS SIETE COPAS

Capítulo 1 Crisis de fe Entonces su desesperación arroja su última Esperanza, Pues ella debe Ceder a quien traiciona Amor& Oro. Atalanta fugiens

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os siete arcángeles descendieron al reino de los mortales como siete rayos de luz. Sus

poderosas alas les mantenían sobre el suelo de un desolado páramo. La noticia de la rebelión de Caín había sacudido al cielo. El purgatorio estaba vacío, su gigantesco y poderoso ejército estaba libre y, minuto a minuto, crecía en número y poder. Con sus flamígeras espadas dibujaron antiguos símbolos en el aire sobre ellos a modo de angelical invocación. Primero hubo un viento y después un trueno. Frente a ellos apareció un hombre armado con espada y arco que se hincó y posó su cabeza sobre el suelo. - Abel, levántate.- Ordenó Miguel con su melodiosa voz. - ¿Ha llegado el momento? - Sí, el juicio de los muertos se ha dado. Tu hermano se ha rebelado. - Lo cazaré como he cazado a tantos caídos como él. - No, nosotros nos ocuparemos de tu hermano. Tu misión está en un demonio, el primero de todos. - Lucifer.- Dijo el cazador con asco en su rostro. - Vaga por ahí con la mujer que te parió. - Su alma estuvo envenenada desde que la conoció, no fue nunca mi madre. - Mátalos a ambos. - Entonces es cierto, es el inicio del Final. - No, eso pasó hace mucho. Éste es el final del Final. - No les fallaré. Miguel y los demás arcángeles le miraron partir con la misma velocidad con la que había llegado. Abel se había hecho más fuerte con cada día que pasaba. Habiendo sido la primera víctima de la violencia de hermano contra hermano se le había permitido un deseo. Abel no quería el cielo, quería venganza y el Creador se lo otorgó. Había estado cazando demonios, herejes y rebeldes, aprendiendo, adaptándose y mejorándose. El cazador perfecto y ni Lucifer podría contra él. - No quiero regresar aún.- Dijo Miguel.- La última noticia ha puesto nervioso al primer coro de ángeles y no quiero arriesgarme más. Mejor hablar aquí y dejar que el constante cambio se coma nuestros secretos para no revelarlos jamás. - Thot ha hecho un pacto con nosotros.- Dijo Uriel.- Matará a Belial. Sin duda Caín se unirá a los demonios, pero si encuentra que el infierno está en total desorden nos hará menos daño. - ¿Qué hay de Lucifer? - Thot no quiere entregarlo. - Se conocían desde hace mucho.- Intervino Raguel.- Tienen un vínculo de lealtad. - Lo entregará.- Cortó Remiel.- El cuarto reino está en desorden, pierden almas a cada momento. Muchos de ellos se han unido a nosotros, aunque la mayoría se ha ido al infierno. - Es un pragmatista.- Dijo Gabriel.- Su reino ha sobrevivido por si increíble capacidad de diplomacia. Lucifer no está con ellos, eso sabemos con certeza. - ¿Y Tyr, se encuentra en el cuarto reino? - No,- dijo Rafael.- se le ha visto en el reino mortal, entrenando con los templarios en compañía de un ejército ridículo. No es amenaza alguna. La buscamos, pero los Principados no han sido de mucha ayuda. Honestamente, creo que tenemos mayores cosas de qué preocuparnos. - No hay necesidad de preocuparnos, todo esto fue escrito hace milenios. Sabemos cómo termina.Uriel se golpeó el peto con orgullo.- El infierno está en caos, el cuarto reino se cae en pedazos y la Nephilim no es amenaza alguna. Mientras tanto, nosotros estamos completos, desde el Trono hasta el más humilde de los ángeles. - Es por eso que quería hablar aquí.- Dijo Miguel, buscando las palabras adecuadas.- He ido en busca de los serafines. - Excelente hermano, ¿y qué han dicho?

- No han dicho nada, porque no los encontré. - Debe haber algún error, hermano Miguel.- Dijo Zerachiel con cierto temblor en la voz.- La luz ahí está, infinita e inagotable, por lo tanto el Trono debe estar ahí y, en consecuencia, los serafines deben estar protegiendo el Trono. Premisa mayor, premisa menor y conclusión. - Es imposible perderse y equivocar el camino, no en el tercer coro como ustedes ya lo sabrán. Estuve en el recinto, pero estaba vacío. - Los serafines, ¿estarían en presencia directa del trono? - No hermano Gabriel, ascendí por los peldaños yo mismo. El Trono no está.- La voz de Miguel se quebró de miedo. Sus manos, que antaño tenían el pulso tan fino que podía construir catedrales con un solo trazo, temblaba de preocupación. El temor que cargaba consigo se lo estaba transmitiendo a sus hermanos, y aún así la carga no aligeraba. - ¿Qué quiere decir eso?- Remiel le preguntaba a todos sus hermanos, y no solamente a Miguel. - El Padre no está en el cielo y no sé dónde está. - No puede ser.- Rafael dejó de batir sus alas y sus doradas sandalias tocaron el suelo y, junto con él, sus otros seis hermanos. - Por eso tenía que hablar con ustedes a solas, lejos de los demás ángeles. Si esto se supiera muchísimos de nuestros hermanos dudarían de su fe. - Esto no está escrito, y si lo está no lo supimos interpretar a tiempo. - No está escrito Zerachiel, de eso estoy seguro.- Dijo Gabriel. - También les he traído aquí para que escucharan mi confesión.- Miguel se alejó de sus hermanos y mirando hacia el amanecer habló con sinceridad en su corazón.- Siempre acaté las órdenes de la Luz a través de sus intermediarios, que como una máquina perfectamente bien calibrada, mi dictaban lo que debía hacer. Es cierto que la guerra ha estado en mis manos desde el comienzo y las decisiones han sido mías. Sin embargo, siempre tenía fe en que el Creador hablaba a través de mis actos. Tan involucrado he estado con los intermediarios que, ¿cuándo fue la última vez que ascendí ante el Trono? No lo recuerdo, ¿hace cuánto que no está ahí? Cuando convertí ciudades en sal, exterminé pueblos enteros, cuando perseguí a los dioses que se rehusaron a unirse a nosotros, cuando hice llover fuego e incluso cuando ordené destruir las escaleras que ascendían y descendían, siempre tenía fe en que estaba justificado. Que no era yo quien hacía esas cosas, pues si hubiese sido yo entonces, ¿habría tomado las mismas decisiones? - ¿Dices que crees que nunca hubo un Trono?- Preguntó cautelosamente Rafael. - No, jamás pensaría tal cosa. Es la incertidumbre de no saber si mis actos correspondían a la Luz, o si correspondían a la miríada de intermediarios que filtran a la luz a través de coros, rangos y jurisdicciones. Estos designios, todos han sido coherentes con lo escrito, pero me hacen cuestionar mi propia fe. ¿Sigo Sus designios porque son suyos, o porque sé que son lo correcto? - No hay diferencia hermano Miguel. Si son Suyos, son lo que debe hacerse. - Gracias hermanos. Regresaron al cielo, pero el peso sobre los hombros de Miguel no se había aligerado ni un poco.

Hechizo para desterrar malos recuerdos Consigue un cordón o moño, una cuenta verde, una copa con agua y un tazón vacío. Vacía el agua de la copa al tazón diciendo “río del olvido, lávame limpio y bendíceme. Llévate lejos (nombra el recuerdo específico) y deja mi mente fuerte y limpia.” Mete una parte del cordón al agua diciendo “blanco de pureza e inocencia, renuévame”. Mete la cuenta al agua diciendo “piedra de perspectiva, limpia mi mente”. Ahora concéntrate en el recuerdo y proyéctalo en el cordón y déjalo caer al agua. El recuerdo se ha ido de tu mente y está ahora en el cordón. Vacía el tazón de agua en un parque lejano. Pon la cuenca en el cordón y usa el cordón en tu tobillo hasta que se cae por si solo. Cuando el cordón se cae, el recuerdo se habrá ido completamente.

Capítulo 2 El grial 12 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol y con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2 Y estando encinta, gritaba con dolores de parto y sufría angustia por dar a luz. 3 Y apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón rojo que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas tenía siete diademas. 4 Su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Apocalipsis

C

arlo Magno y el rey Arturo estaban ansiosos. Acamparon alrededor de los dólmenes

de Stonehenge. La Voluntad de Tyr les había llevado ahí y todos en el campamento, incluso Arturo, confiaban en ella. Tyr no tenía duda de que aquel era el lugar, pero a la vez sentía algo más debajo de sus pies. Tyr tocó el suelo y sintió la poderosa electricidad emanando de la tierra. Era un camino poderoso, telúrico y parecía llevar hasta lugares de los que Tyr nunca había escuchado. Esperó al amanecer sentada con Hugo fuera del campamento. Su amor había cambiado desde que había dominado los secretos que el templario le enseñaba sobre el camino del guerrero. Lo que antes había sido un enamoramiento juvenil, basado en la atracción física, ahora era más profundo. Desechaba continuamente todo lo que le sobraba, pero su pasión seguía intacta. Hugo la miró con admiración, era el amor de dos guerreros. El sol salió a lo lejos y pudieron ver otro Stonehenge hecho de paja y leña. Recuerdos casi olvidados se reunieron en aquel lugar. Los fantasmas de los milenarios adoradores celebraron la salida del sol y encendieron las maderas. Los rayos del sol se extendieron por las colinas hasta el Stonehenge de piedra. Los soldados y los reyes esperaron en silencio a que el sol estuviera en su cúspide. Tyr fue la única entrar al círculo de piedra y, cuando el sol llegó al medio día, apareció frente a ella una mujer casta y hermosa que sostenía un dorado cáliz. La admiración de todos se hizo audible, pero Tyr estaba tan concentrada en mantener su mente en blanco que no les prestó atención. La mujer sostuvo el cáliz sobre su cabeza y lo bendijo. La mente de Tyr, tan blanca como las ropas de la virgen, pasó la prueba. Arturo, Carlo Magno, Hugo el Pagano, los caballeros de la mesa redonda y los soldados templarios se hincaron al suelo. El luminoso cáliz era cegador y repleto de una paz profunda. - Este es el grial, y en él la santa sangre. ¿Quién es tan puro como para beber del cáliz? - Yo.- Dijo Tyr y dio un paso al frente. La virgen sostuvo el aliento y su figura se hizo traslucida. Tyr dio un paso para atrás y la aparición recuperó su materialidad. Rápidamente se dio cuenta del problema. El grial era tan puro que siquiera tocarlo significaría impureza y dejaría de existir. La virgen sería virgen para siempre. Muchos lo habían intentado, pero si la virgen compartía sus secretos dejaría de ser virgen. La paradoja la había hecho inalcanzable hasta para Lancelot, quien nunca comprendió su identidad. Recordó lo que Lucifer le había dicho, la clave del grial estaba en darle vuelta sin que derramara ni una gota, para que fuera algo diferente pero a la vez idéntico. - Ni siquiera Tyr puede tocarlo.- Murmuró Arturo. - Ella es virgen, es inocente- dijo Tyr.- porque no conoce al bien ni al mal. Su pureza radica en su inocencia, no en su eterna lejanía. - El grial siempre ha estado aquí,- dijo la mujer del grial.- y allá y en todas partes. - En todas partes y en ninguna.- Dijo el rey de las hadas.- Si tratas de tocar el grial, desaparecerá, ¿qué puedes hacer Tyr? - Lo semejante atrae a lo semejante. Irradiando el mismo amor que la había salvado de Barbelos y que la había conducido ahí se acercó a la mujer y ésta no retrocedió. Tyr no deseaba tocar el grial y por eso la mujer no desapareció. Cuando estuvo cara a cara la hermosa mujer le sonrió inocentemente. Tyr era inocente también, habiendo expulsado de su interior toda noción del bien o del mal, toda distinción entre una cosa u otra. Estaba en el centro de la rueda, moviendo sin ser movida. Tyr besó a la virgen con dulzura y ella la besó de regreso. Todo el campamento las miró atónitas, sin saber qué decir. La virgen puso el cáliz sobre el altar al centro mientras que Tyr la llevaba a acostarse sobre el altar de piedra. Tyr se quitó la ropa con facilidad y la virgen hizo lo mismo. Bañadas bajo el sol de medio

día la virgen y la guerrera hicieron el amor. Aunque tardaron mucho el sol no se movió, ni tampoco el campamento. Agotadas y felices se acostaron juntas sobre la fría piedra y se tomaron de las manos mientras se besaban cariñosamente. - Mi naturaleza es el amor infinito.- Dijo la virgen. - Al ser virgen a nadie puede tocar, pero la ramera no rechaza a nadie y su amor sigue siendo puro, más allá del bien y del mal.- Dijo Tyr mientras acariciaba su rostro.- Ella ama sin hacer distinción, porque ama al amor y no al objeto como tal. Por eso Lancelot nunca la poseyó de verdad, porque él quiso amar una idea de ella y no al amor. Nunca dejará de ser virgen, porque nunca dejará de amar. Les dije que les daría al grial y aquí está. Tyr se levantó y se llevó su ropa. Mientras se vestía el rey Arturo se acercó a ella con lágrimas en los ojos. La virgen lo llevó al altar y Arturo cumplió con la misión de su vida. La divina ramera aceptó después al rey de las hadas, y después a Hugo el Pagano. - Donde quiera que amen, ahí estará.- Dijo Carlo Magno cuando terminó de vestirse. - Tyr, el grial es tuyo.- La virgen le extendió el grial y Tyr lo sostuvo.- La sangre vendrá después. La copa es tu entendimiento, espero que te ayude en tu misión. - Lo hará. - Hay un camino sagrado bajo esta tierra, es muy extenso y conduce hasta al centro del mundo.- Un montículo de tierra se alzó a un lado del altar, tenía una puerta de piedra pero estaba cerrada. La virgen desapareció cuando el finalmente se movió casi imperceptiblemente. - Lo hemos logrado, después de tanto tiempo.- Dijo Arturo.- Todo lo malo que he dicho sobre ti, me retracto. - Tienen el grial, me imagino que querrán regresar a sus hogares.- Tyr se acercó al montículo y trató de mover la piedra con todas sus fuerzas, sin ningún resultado. - No, nuestra misión sigue siendo la misma.- Dijo Hugo, quien también trató de mover la piedra pero se quedó petrificado al encontrar un pequeño sello cerca de la base.- Rex Mundi. - He oído hablar de él.- Dijo Carlo Magno.- Pero por más que le buscamos, jamás dimos con Su Majestad. Emperador como yo, pero de este mundo y del espiritual. - ¿Quién es él? - Es nuestro Señor.- Dijo el templario.- Todos los caballeros de honor se juraban a él antes que a cualquier rey o sacerdote. Todos los Fideles de amor le tenemos por auténtico Señor. Rey y Papa. - Tenemos que entrar a esa gruta entonces. - Imposible emperador, ésta magia es poderosa. Ningún mortal podría moverla. - Entonces ya sé quién sí podría. ¡Cerviel!- Tyr llamó tres veces su nombre y el Principado se apareció frente a ella batiendo con sus alas multicolores. - Tyr,- dijo Cerviel.- no debiste haber hecho eso. El Principado no apareció solo, sino con el arcángel Rafael y media legión de ángeles. La batalla fue feroz, pero los ángeles habían cometido el error de desacreditar a los mortales. La mayor parte de los miles de soldados templarios habían permanecido ocultos en los bosques, formando dos flancos preparados para defender. Los arqueros dispararon desde los árboles y tomaron a los ángeles por sorpresa. Rafael venía por Tyr y desenvainó su espada llameante rugiendo como un león. El escudo de Tyr se derritió al primer golpe y la Nephilim peleó con espada y su fasce. El arcángel era veloz, pero su hija era igual de rápida. Habiendo aprendido el sendero del guerrero Tyr peleó con pureza en el corazón, con total indiferencia. Resistió un embate de la espada, se agachó y dándose vuelta atacó con su fasce dando un profundo corte a la pierna derecha de su oponente. Rafael gritó y contraatacó con una embestida directa que golpeó la armadura de Tyr. La Nephilim saltó sobre los dólmenes de un solo empujón y esperó a que Rafael volara hacia ella. El arcángel trató una embestida directa, pero su hija saltó a tiempo y le cortó una de sus alas. Asustado, bajó la guardia por un segundo y Tyr lanzó su fasce con todas sus fuerzas. El hacha le cortó la cabeza de un

solo tajo y su luminosa sangre se esparció por todas partes. Los demás ángeles al ver eso se asustaron. La batalla se detuvo en seco y los ángeles ascendieron al cielo. - No me confiaban después de todo.- Dijo Cerviel.- Entendible. Vendrán más, tienen que huir. - No hasta que encontremos la manera de entrar a ese camino subterráneo. Por eso te invoqué. Sé que se encuentra entre tus dominios.- Cerviel dudó por un momento y Tyr se acercó a él con la cabeza cercenada de su padre en una mano y el santo grial en la otra.- Sabes que no es una pérdida de tiempo, puede hacerse. - Has crecido mucho Tyr, y confío que entenderán adónde se dirige ese camino.- Cerviel se acercó al montículo y al tocarlo la piedra se deshizo en arena. Había lugar suficiente para que entraran cinco personas a la vez y descendieran por oscuras escaleras. Los soldados templarios bajaban corriendo, mientras que sus superiores se mantenían cerca de la entrada y con los ojos en el cielo en espera de más arcángeles.- El camino les llevará a Agartha, pero lo que sucede ahí estará en sus manos. - Vamos Tyr.- Hugo le jaló del brazo mientras Arturo y el rey de las hadas bajaban por las escaleras.- Tenemos que irnos. - Aún no. Cerviel.- Tyr se aferró de su brazo.- Necesito saber cómo llegar al Destino. - Hay un camino que lleva al Destino desde Agartha, pero solo podrás cruzarlo si el que vive en el centro de la rueda, el rey del mundo, te lo permite. Thot conoce ese lugar. - Gracias Cerviel.- Todos los templarios y los caballeros habían descendido, y Hugo tuvo que arrastrarla para que bajaran las escaleras. - Buena suerte Tyr.- Cerviel señaló al montículo para que regresara a la tierra, sin dejar señal. Fue justo a tiempo, pero Miguel apareció a su lado como un relámpago. Estaba enojado y empuñaba su espada flamígera.- ¿Vienes a matarme? - Debería. Mi hermano Rafael está muerto y se han llevado su cabeza como trofeo. Los viste hacerlo y les ayudaste a escapar. - Nunca te diría a donde se dirigen, aún si me arrastraras al infierno. - ¿Por qué te empeñas en rebelarte de esta forma? No valen la pena Cerviel, ¿qué no ves que luchamos por nuestra sobrevivencia? Tenemos suficientes cosas de qué preocuparnos, como Lucifer, Caín, Belial y Thot entre otras, como para que tú añadas a una tonta mortal y su pandilla de desadaptados. - Eres tú el que no lo entiende. Todas esas cosas que mencionas, eso debería ser secundario. Esto importa Miguel, es lo único que importa. Los mortales están al centro del cosmos por una buena razón. Parece que lo has olvidado. - Los mortales son mi principal preocupación, por ellos es que estamos en guerra. Podemos salvarlos de toda esa miseria en la que se regodean como bestias, de ese infierno que se han construido a si mismos debido a la influencia infernal. - No te hagas al inocente Miguel, no han sido únicamente los demonios. Nosotros matamos al animal, los demonios se comen su carroña. Tiramos abajo las escaleras e hicimos un abismo tan grande entre los mundos que los mortales dejaron de creer en nosotros. Tyr puede solucionarlo. - El coro me pedirá que te mate, y ese castigo es muy poco para la traición que has cometido. - Te lo haré más fácil, hermano Miguel.- Cerviel desenvainó su espada y con un movimiento continuo se la enterró en el estómago. Sangre salió de su boca, sus ojos se pusieron en blanco y cayó muerto. Miguel escuchó a los Principados llorando y gritando desde el cielo y se turbó.

Invocación de Venus Sinopsis: Altar: Tela verde, velas, incienso, copa con agua, vara mágica, dagas para desterramiento. Arcano del Tarot: La Emperatriz Colores: Verde brillante con rojo como complementario Tiempo ideal: Viernes, durante una hora planetaria de Venus Esencias: Madera, mirra y rosa Ritual: 1.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 2.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 3.- Realiza el ritual de purificación con agua y consagración con fuego 4.- Desenvuelve la vara mágica 5.- Realiza el ritual de la cruz cabalística 6.- Realiza una invocación de las fuerzas divinas que le son compatibles 7.- Invoca a Venus en cada uno de los cuatro cuadrantes, y sobre el altar. Traza lo sigilos apropiados y vibra los nombres sefiróticos de la jerarquía de Netzach 8.- Realiza el ritual de adoración del Señor del Universo 9.- Afirma las intenciones mágicas 10.- Envuelve la vara mágica 11.- Despójate de todas las formas divinas asumidas durante el ritual 12.- Realiza el ritual mayor de desterramiento del Hexagrama para el planeta Venus, al desterrar Venus en cada uno de los cuadrantes, así como sobre el altar. 13.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 14.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 15.- Declara cerrado el templo.

Capítulo 3 Esplendor de corrupción Aforismo 81. Naturalment, no puede haber una nueva Generación, sin una Corrupción anterior 153 Aforismos químicos

E

l infierno estaba más frío que nunca y casi tan oscuro como el día en que fue creado.

Las almas que se escondían en los rincones de la infinita caverna fueron apresadas con violencia y llevadas a las barracas. El ejército estaba casi listo y no paraba de marchar. Belial había dejado de vigilar la eterna marcha para reunirse con Bathin en la plaza del castillo infernal. Escucharon que el techo de roca se removía, aunque no podían verlo. Escucharon las pezuñas de los fantasmales caballos galopando a toda velocidad y se hicieron visibles cuando pasaron cerca de las piras del castillo. - ¿Qué hay de la realeza?- Preguntó Belial. - La mayoría te apoya, pero hay traidores. Focalor seguramente es uno de ellos. - ¿Qué hay de Buer? Nunca confié en esa alimaña. - Lo hemos estado siguiendo a cada momento, pero no encontramos ni pizca de sospecha. - Aún así lo pondré la frente de la batalla. No quiero verlo de nuevo. Engendró a Tyr y parece tener alguna clase de ridículo vínculo con esa niñita tonta. - No olvides que me prometiste que me dejarías probarla primero. - La tendrás.- Belial mentía, la quería por un par de siglos, hasta que se aburriera. - Ahora veamos lo que ese inmundo saco de huesos puede darnos.- La muerte descendió a caballo y se detuvo frente a ellos, mientras que su ejército se acomodaba a las orillas de lo poco que quedaba del lago de plomo fundido. - Belial.- La voz era gutural, aunque no tanto como la de Belial, pero tenía un odio más profundo y violento. - Mis súbditos no olvidan la batalla de Enoc. Nos arruinaste una buena estrategia. - Creo que la Nephilim la arruinó más. Seguía órdenes, eso es todo. - ¿Y ahora no?- Belial se rascó la mitad desfigurada de su rostro e hizo una mueca que debía ser una sonrisa.- Miguel sería capaz de mandar un ejército al infierno, el tuyo. - Mi madre ha encarnado. No es lo que me prometieron. Me cansé de esperar perdón. Ya no lo necesito. He venido a unirme a su ejército. - Tus soldados estarán a mi disposición, eso no es negociable. - No seas idiota Belial.- La muerte no compartía el paralizante miedo que casi cualquier demonio ante la presencia del rey del infierno.- Soy el único que puede subir a las puertas del cielo sin debilitarme. Mi ejército hará por ti lo que yo hice por los ángeles en Enoc. Mis soldados me son leales. No son demonios y yo tampoco. - Está bien, ¿pero qué quieres a cambio? - La oportunidad de matar ángeles y otro detalle más. El alma de mi madre no debe sufrir tortura alguna. Si ella muere su alma será arrastrada aquí, no quiero que la maltraten.- Belial le señaló las pocas partes del infierno que quedaban alumbradas y el sonoro clamor de la eterna marcha. - Será una princesa.- Belial mentía, la encadenaría a un lado de Tyr a los pies de su trono.- ¿Qué hay de Lucifer? Pensé que estaba con ella. - Mi madre lo ama, y él le corresponde infinitamente. Son ahora como debieron ser desde el principio. No le haré daño a Lucifer, si a eso te refieres. Estoy aquí por si acaso mi madre muriese. - Si los ángeles decidieran que su alma debe ser llevada al cielo, lo conquistaremos también.- Dijo Bathin sonriendo, si Eva estaba en sus manos tendrían a Caín encadenado por una eternidad.¿Tenemos un trato? - No tengo alma que venderles, se marchitó hace mucho.- La muerte le extendió la mano a Belial y la estrechó.- Es un pacto.

Hechizo Wicca para hablar con los muertos Para hablar con espíritus que han muerto, sin recurrir a las invocaciones de los nigromantes, junte lo siguiente: flores muertas de amapolas, lilios y ajenjo. Usando estos materiales, crea un incienso para quemar. Quema el incienso en el cementerio colocando cerca de ti un péndulo, mientras el péndulo se mueva sabrás que hablas con un espíritu y no contigo mismo. Si los espíritus están dispuestos podrás hablar con ellos, pero no puedes levantarte hasta que el incienso termine.

Capítulo 4 Los gemelos 16:2 Fue el primer ángel y derramó su copa sobre la tierra. Y se produjo una llaga dolorosa y maligna sobre los hombres que tenían la marca de la bestia y los que adoraban su imagen. Apocalipsis

T

hot recorrió las antiguas pirámides prestando atención al profundo silencio a su

alrededor. Se detuvo ante la Esfinge, pero no se movió, era piedra y nada más. Antes la Esfinge le habría puesto a prueba para determinar si en verdad era un dios. Ahora se había reducido a ser un testigo silencioso de eventos que no podía alterar. El dios cabeza de ibis realizó las señas ocultas y usó su doble vara de poder para abrir los candados. La arena en uno de los costados de la Esfinge se removió en dos montículos, abriendo paso a una puerta secreta. Thot la atravesó y, después de caminar unos pasos en el interior de la Esfinge, salió por una puerta secreta en el otro costado. La arena era roja, las pirámides doradas y los templos coloridos. Ya no era de día, sino de noche y eso preocupó a Thot. Caminó hacia las antorchas del palacio del faraón y cuando estuvo cerca le pareció ver al faraón asomado por el balcón. Thot se hincó bajo el balcón en señal de respeto. Aquella magia era más poderosa que la suya, era la magia de Horus. La cadena mágica más potente de la Historia, cada faraón era el primer faraón, el grandioso Menes que unificó los reinos. Cuando Thot volteó su cabeza de ibis hacia el balcón se decepcionó, aquel no era el faraón, sino una estatua de madera. La cadena había sido rota hacía mucho tiempo, y por él mismo. Subió los escalones para entrar al templo sin encontrarse con un solo sacerdote o sirviente. Se enfrentó primero a la estatua de Isis. Formó un círculo de fuego y realizó todos los encantamientos, pero la estatua no se movió. Solicitó la ayuda de las estatuas a su alrededor, la del dios Horus, la estatua de oro de Ra e incluso al dios invisible Atum. - No me abandonen aunque yo los haya abandonado. No me castiguen aunque lo merezca. Ésta arena roja está en mi sangre. En mi momento más oscuro, no me dejen. ¡Denme una señal! Las estatuas no se movieron, pero se encendió una antorcha al fondo del enorme recinto de gigantescas estatuas. La señal le llevó a unas escaleras que conducían hasta los pilares de la Tierra. En la completa penumbra Thot se iluminó el angosto camino con su doble vara de poder. La oscuridad a su alrededor asemejaba a la oscuridad en su interior. Había hecho pactos con todos, pero temía que pasara de titiritero a estar enredado en los hilos de intrigas que él mismo fomentó. Había un traidor, de eso estaba seguro. La niebla y el éxodo de almas, en su mayoría al infierno, no eran coincidencia. Todos sospechaban lo mismo, pero nadie lo admitía abiertamente. Aquella era mala señal, significaba que todos sospechaban de todos. No los culpaba, él sospechaba de todos también. Los demonios no cumplirían su parte si ganaban, los ángeles probablemente tampoco. Ellos exigían a Lucifer, y no estaba seguro de rechazar la idea por completo. El diablo haría buen soldado para los ángeles, quizás hasta equilibraría la balanza cuando los demonios lanzaran todo su esfuerzo a las puertas del cielo. ¿Por cuánto tiempo más podría mantener el débil equilibrio? Las escaleras terminaron en un corredor iluminado por una extraña luz azul que dejaba oscuro el resto de la estancia. Thot tomó un poco de arena roja y la sintió entre sus manos, era su hogar. El tiempo hecho arena en un mundo tan viejo como los recuerdos. Los templos brillaban por sus colores, los palacios no cesaban en su actividad, las mujeres dibujaban sus cuerpos, los hombres labraban la tierra y comprendían una sabiduría más profunda que la que cualquier ángel podría comenzar a entender. La fórmula mágica de Isis, la naturaleza, se hizo caduca y explotadora. Un nuevo mundo nacía. Thot había sido de los primeros en entenderlo. Ayudó al nacimiento del Eón de Osiris, pero con dolores de parto pues perdió a su mundo. Huérfano por su propia mano Thot regresaba a su hogar con tristeza en sus ojos y remordimiento en su consciencia. Le haría lo mismo a Pan, estaba seguro.

Sus pensamientos fueron silenciados cuando una luz blanca y pura iluminó una parte del oscuro recinto a varios pasos frente a él. Vio crecer un árbol, y cuando estuvo maduro y sus frutos se habían caído de sus ramas, se prendió fuego desde la besa. El incendio continuó hasta que no quedaron nada más que ceniza. De entre los restos nació otro árbol y Thot comenzó a llorar. El árbol dio fruto, envejeció y el fuego le consumió de nuevo. Las lágrimas del dios cabeza de ibis eran luminosas y de plata. Su tierra natal estando construida sobre las arenas del tiempo no olvidaba nada, a diferencia de Thot que olvidaba que la muerte solo es ilusión y la vida cambia de forma continuamente. El árbol frente a él detuvo su ciclo e inscrito en su tronco había un lema en letras doradas que leía “INRI”. Thot pronunció el secreto, Igne Natura Renovatur Integra, el fuego renueva íntegramente a la Naturaleza. El árbol desapareció y en su lugar encontró a los hermanos que esperan en los pilares de la tierra. Los gemelos Heru-ra-ha. Thot se hincó ante ellos soltando su vara doble de poder. Los gemelos no habían envejecido ni un segundo, al contrario, estaban jóvenes y brillantes. Esperaban al fin del mundo. Con las manos al aire agradeció el perdón de las arenas rojas y su entendimiento se llenó de nuevo, como una fuente de agua cristalina. Sabía lo que debía hacer. Ra-Hoor-Khut, el místico dios cabeza de halcón sostenía en su mano derecha una doble vara, como la de Thot, y su mano izquierda estaba cerrada. El dios dio un paso al frente y extendió su puño cerrado. Abrió su mano izquierda y no había nada, pues había aplastado un Universo y nada quedaba. - Lo entiendo ahora. Thot se mordió la lengua por su blasfemia. Cualquier palabra era una muestra de ignorancia ante el dios del silencio Hoor-pa-kraat. El dios del silencio dio un paso al frente, junto a su hermano, y tenía la forma de un joven hermoso y vestido con toga. Se llevó el índice derecho a sus labios, en señal de silencio. Thot se avergonzó, Tyr lo había entendido incluso si no podía explicarlo. Ella había silenciado todo, seguido su Voluntad y encontrado lo que buscaba. Thot corría en círculos para proteger algo cuyo fin bien podría estar asegurado. Los ángeles van y vienen, las guerras pasan y terminar, pero el pasto crece, los árboles dan frutos y la vida sigue. Los dioses retrocedieron a la oscuridad y Thot se puso de pie. Sintió el viento de aire fresco siguiendo un estrecho camino iluminado hacia escaleras que ascendían por varias horas. Se sentía rejuvenecido y seguro de sí mismo. Al salir de las escaleras se encontró a sí mismo en montañas nevadas. No había arena roja en ningún lugar, pero sabía por qué su deseo le había llevado ahí. Lucifer se encontraba en la nieve, en compañía de Eva. - Thot, ¿vienes a convencerme de que la deje de amar? - Fui un tonto al pedirte eso. No, he venido a llevarte al cielo. - ¿Qué has dicho?- Lucifer posó su mano sobre su espada en la nieve y Eva instintivamente se alejó del dios cabeza de ibis. - Los ángeles me han prometido seguridad, si mato a Belial con ayuda de Tyr y te llevo al cielo. No lo haré, lo segundo me refiero. Si tanto te quieren apresar, que lo hagan ellos. No me traicionaré a mí mismo para proteger la obra de mi vida.- Thot apuntó a unos maderos y estos se encendieron. Se acercó al fuego y metió sus manos a las llamas sin sentir dolor alguno.- Todo se quema, todo renace. Pero sí te pediré que reconsideres unirte a mí. - Quizás deberíamos escucharlo.- Eva y Pan se acercaron al fuego.- Han usado a mi hijo como esclavo por mi culpa, no puedo fingir que... - ¿Qué quieres que hagamos Thot?- Le interrumpió Lucifer.- Tu reino será asaltado el instante que los ángeles sepan que estoy ahí, y lo sabrán. Los demonios seguramente tienen espías en tu reino y se lo dirán a los arcángeles con tal de deshacerse de mí. No me uní a Tyr porque puedo encontrar lugares que ella no puede, escalar montañas tan viejas que ni ella ni sus amigos podrían recordar. Traté de encontrar dioses libres en el jardín de las manzanas de oro, pero todos se rindieron. Ahora

vamos camino al Este, para ver a Atlas. Si alguien puede saber el futuro, es el que carga con el mundo en sus hombros. - Tienes razón, mi reino está asediado de espías. Está moribundo. Pero quiero que sepan que aunque mi reino muera, me tienen a mí como amigo. - Gracias.- Le respondió Eva.- Y si necesitas la ayuda de Tyr, la vimos no hace mucho. - Es cierto,- dijo Lucifer.- se ha hecho de un pequeño ejército y busca al Destino. - ¿Al Destino? Esa empresa sería inútil, incluso si lo encuentra se toparía con las defensas angelicales. Incluso si las conquista no lograría mucho, lo que está escrito no puede ser borrado, con o sin algo que cuente los minutos. - Pues díselo a ella. - Si buscan a Atlas,- Thot se puso de pie y con su vara señaló un punto al este, dibujándoles un camino.- pueden seguir esa ruta. No sé qué encuentren, pero espero les sea útil. Eva y Pan se despidieron del dios cabeza de ibis. Lo notaron distinto, más ligero y vivo. Era la determinación pura de un dios que había nacido de la montaña eterna que se había erosionado lentamente en las arenas del tiempo mismo.

LIBER HHH Sub Figura CCCXLI A∴A∴ Publicación de Clase D. Continet Capitula Tres: MMM, AAA et SSS. "Sunt duo modi per quos homo fit Deus: Tohu et Bohu. Mens quasi flamma surgat, aut quasi puteus aquae quiescat. Alteri modi sunt tres exempli, qui illis extra limine collegii sancti dati sunt." "In hoc primo libro sunt Aquae Contemplationis." "Dos son los métodos para convertirse en Dios: el Vertical y el Opuesto. Que la Mente se vuelva como una llama, o como un pozo de aguas tranquilas. De cada método hay tres ejemplos principales dados a aquellos que están sin el Umbral." "En este primer libro se escriben las Reflexiones." "Sunt tres contemplationes quasi halitus in mente humana abysso inferni. Prima, Νεκρος ; Secunds, Πυραµις; Tertia Φαλλος vocatur. Et hae reflexiones aquaticae sunt trium enthusiasmorum, Apollonis, Dionysi, Veneris." "Tota stella est Nechesh et Messiach, nomen ‫ אהיה‬cum ‫ יהוה‬conjunctum." "Hay tres contemplaciones a modo de exhalaciones en la mente humana, que es el Abismo del Infierno: la primera se llama Νεκρος, la segunda Πυραµις, y la tercera Φαλλος. Estas son las acuáticas reflexiones de los tres entusiasmos, los de Apolo, Dioniso y Afrodita." "Toda la estrella es Nechesh and Messiach, el nombre ‫ אהיה‬unido a ‫יהוה‬." I MMM "Recuerdo cierto santo día en el crepúsculo del Año, en el crepúsculo del Equinoccio de Osiris, cuando te observé con claridad; cuando por primera vez la pavorosa cuestión fue zanjada; cuando El que tiene cabeza de Ibis logró apaciguar la lucha mediante un encantamiento. Recuerdo tu primer beso, tal como lo haría una doncella. Ni en los sombríos caminos apartados había otro: tus besos permanecen." Liber Lapidis Lazuli. VII. 15, 16. 0. Siéntate en tu Asana con la ropa de Neófito, la capucha quitada. 1. Es de noche, calurosa y pesada; no hay estrellas. Ni un soplo de viento agita la superficie del mar, que eres tú. Ningún pez juega en tus profundidades. 2. Que se levante un Soplo y rice las aguas. Tú lo sentirás también jugando sobre tu piel. Molestará tu meditación dos o tres veces, tras las cuales tendrías que haber dominado esta distracción. Pero este Soplo no se levantará hasta que tú no lo sientas. 3. Después la noche es desgarrada por el relámpago. Tú lo sentirás también en tu cuerpo, que se estremecerá y sobresaltará con la sacudida, y también esto debe ser sufrido y superado.

4. Tras el relámpago queda en el cénit un minúsculo punto de luz. Y esta luz irradiará hasta que un cono erguido se establezca sobre el mar, y esto es el día. Con esto tu cuerpo se pondrá automáticamente rígido; y harás que esto dure, retirándote tú a tu corazón en forma de un huevo vertical de negrura; y ahí permanecerás por un espacio de tiempo. 5. Cuando todo esto se pueda realizar perfecta y fácilmente a voluntad, que el aspirante se figure a sí mismo en lucha contra toda la fuerza del Universo. En ella él sólo se salva gracias a su extrema pequeñez. Pero al final es vencido por la Muerte, que lo cubre con una cruz negra. Que su cuerpo yazca boca arriba, con los brazos estirados. 6. Tumbado así, que aspire fervientemente al Santo Ángel de la Guarda. 7. Que vuelva a su anterior postura. Veintidós veces debe figurarse que es mordido por una serpiente, sintiendo incluso el veneno en su cuerpo. Y que cada mordedura sea curada por un águila o un halcón que abre sus alas sobre la cabeza del aspirante y gotea sobre él un rocío curativo. Pero que la última mordedura sea tan terrible que le provoque una aguda punzada en la nuca con la que crea morir, y que el rocío curativo sea de tal virtud que le haga ponerse de pie de un salto. 8. Que haya ahora dentro de su huevo una cruz roja, luego una cruz verde, luego una cruz dorada, luego una cruz plateada; o las cosas que ellas cubren con sus sombras. Sobre esto hay silencio, porque el que haya llevado a cabo la meditación correctamente comprenderá el significado profundo de esto, y le servirá para probarse a sí mismo y a sus compañeros. 9. Que ahora permanezca en la Pirámide o Cono de Luz como un Huevo, pero ya no de negrura. 10. Después que su cuerpo esté en la posición del Ahorcado [1], y que aspire con toda su fuerza al Santo Ángel de la Guarda. 11. Habiéndole sido otorgada la gracia, que tome parte místicamente de la Eucaristía de los Cinco Elementos [2] y que proclame la Luz en Extensión; sí, que proclame la Luz en Extensión. AAA "Estos aflojan las vendas del cadáver; estos desatan los pies de Osiris, y así el Dios llameante puede llevar la devastación por todo el firmamento con su fantástica lanza." Liber Lapidis Lazuli. VII. 3. 0. Siéntate en tu Asana, o tumbado en Shavasana, o en la posición del Buddha moribundo. 1. Piensa en tu muerte. Imagina las diferentes enfermedades que pueden atacarte, o los accidentes que pueden sucederte. Represéntate el proceso de la muerte, aplicándolo siempre a ti mismo. (Una práctica preliminar útil es leer manuales de patología y visitar museos y salas de disección.) 2. Continúa esta práctica hasta que la muerte sea completa. Sigue al cadáver a través de los estadios de embalsamamiento, envoltura y entierro. 3. Ahora imagina un soplo divino que te entra por la nariz.

4. Después imagina una luz divina iluminándote los ojos. 5. Después imagina la voz divina despertándote los oídos. 6. Después imagina un beso divino imprimiéndose en tus labios. 7. Después imagina la energía divina activando los nervios y músculos de tu cuerpo, y concéntrate en el fenómeno que ya habrá sido observado en 3, el restablecimiento de la circulación. 8. Al final, imagina el regreso del poder reproductor, y úsalo para preñar al Huevo de luz en que el hombre se baña. 9. Ahora represéntate que este Huevo es el Disco del Sol poniéndose en el oeste. 10. Que se hunda en la oscuridad, llevado en la barca celestial, sobre el lomo de la sagrada vaca Hathor. Y puede ser que oigas su mugido. 11. Que se vuelva más negro que cualquier negrura. Y en esta meditación deberás estar completamente sin miedo, porque la negrura que aparecerá ante ti será algo pavoroso más allá de toda tu comprensión. Y llegará a suceder que, si tú has realizado bien y adecuadamente esta meditación, de pronto oirás el zumbido y el sonido estentóreo de un Escarabajo. 12. Entoncés pasará la Negrura y tú surgirás con rosa y oro en el Este, con el grito de un Halcón resonando en tus oídos. Será estridente y ronco. 13. Finalmente te levantarás y te pondrás de pie en medio del cielo, un globo de gloria. Y también surgirá el poderoso Sonido que los hombres santos han comparado al rugido de un León. 14. Entonces te retirarás de la Visión, recogiéndote a ti mismo en la divina forma de Osiris sobre su trono. 15. Entonces repetirás audiblemente el grito de triunfo del dios re-surgido, tal como te haya sido dado por tu Superior. 16. Una vez realizado esto, puedes entrar otra vez en la Visión, que a causa de esto se perfeccionará en Ti. 17. Tras esto regresarás al Cuerpo, y darás las gracias al Dios Más Alto IAIDA; sí, al Dios Más Alto IAIDA. 18. Ten bien en cuenta que esta operación tendría que llevarse a cabo, si es posible, en un lugar dedicado y consagrado para los Trabajos de la Magia de la Luz. También que el Templo debería abrirse ceremonialmente, con todo el conocimiento y destreza que tengas, y que al final debería cerrarse muy cuidadosamente. Pero en la práctica preliminar es suficiente con limpiarte mediante la ablución, la vestidura y los rituales del Pentagrama y el Hexagrama. 0-2 deberían practicarse primero, hasta que se consiga cierto éxito; y la práctica debería siempre estar seguida de una invocación divina a Apolo o a Isis o a Júpiter o a Serapis.

Después, tras una rápida recapitulación de 0-2, practica 3-7. Una vez que lo domines, añade 8. Luego añade 9-13. Entonces, estando preparado y fortificado, bien equipado para el trabajo, lleva a cabo la meditación completa de una vez. Y que esto continúe hasta que se consiga el éxito perfecto. Pues esta es una poderosa y santa meditación, ya que tiene poder incluso sobre la Muerte; sí, tiene poder incluso sobre la Muerte. [3] III SSS "Tú eres una cosa hermosa, más blanca que una mujer en la columna de esta vibración. Me lanzo verticalmente como una flecha, y llego a ser eso Arriba. Pero eso es la muerte, y la llama de la pira. ¡Asciende en la llama de la pira, oh espíritu mío! Tu Dios es como el frío vacío del más remoto cielo, donde irradias tu pequeña luz. Cuando Tú me conozcas, oh Dios vacío, mi llama expirará completamente en tu gran N.O.X." Liber Lapidis Lazuli. I. 36-40. 0. Siéntate en tu Asana, preferiblemente el Rayo. Es esencial que la columna vertebral esté vertical. 1. En esta práctica la cavidad del cerebro es el Yoni; la espina dorsal es el Lingam. 2. Concentra tu pensamiento de adoración en el cerebro. 3. Ahora empieza a despertar la columna vertebral de la siguiente manera. Concentra tu pensamiento sobre ti mismo en la base de la columna, y muevelo gradualmente hacia arriba poco a poco. Mediante esto llegarás a ser consciente de la columna, sintiendo cada vértebra como una entidad separada. Esto debe conseguirse del modo más completo y perfecto antes de pasar a la siguiente práctica. 4. Después, adora el cerebro como antes, pero figúrate que su contenido es infinito. Considera que es la matriz de Isis o el cuerpo de Nuit. 5. A continuación identifícate a ti mismo con la base de la columna vertebral, como antes, pero figúrate su energía como infinita. Considera que es el falo de Osiris o el ser de Hadit. 6. Estas dos concentraciones 4 y 5 pueden llevarse hasta el punto de Samadhi. Pero no pierdas el control de la voluntad; que el Samadhi no sea tu amo en esto. 7. Y ahora, siendo consciente tanto del cerebro como de la columna, e inconsciente de todo lo demás, imagínate el hambre de uno por el otro; la vacuidad del cerebro, el deseo de la columna, como la vacuidad del espacio y la falta de objetivo de la Materia. Y si tienes experiencia en la Eucaristía de las dos clases, esto ayudará a tu imaginación. 8. Que esta agonía crezca hasta que sea insoportable, resistiendo con la voluntad cualquier tentación. Hasta que tu cuerpo entero no esté bañado en sudor, o tal vez en sudor de sangre, y hasta que no surja de tus labios cerrados un grito de angustia intolerable, no sigas adelante.

9. Ahora que una corriente de luz, azul oscuro salpicado de escarlata, recorra arriba y abajo tu columna vertebral, golpeándola como si estuviera sobre ti mismo, que estás enroscado en la base como una serpiente. Que todo ello sea excepcionalmente lento y sutil. Aunque esto pueda estar acompañado de placer, resiste. Y aunque pueda estar acompañado de dolor, resiste. 10. Esto continuarás haciéndolo hasta que estés exhausto, no aflojando nunca el control. No sigas adelante hasta que no logres realizar la sección 9 durante una hora entera. Y retírate de la meditación por un acto de voluntad, pasando a un ligero Pranayama sin Kumbhakham, y meditando sobre Harpócrates, el Dios silente y virginal. 11. Y entonces, al final, estando bien dispuesto en cuerpo y mente, situado en paz, de noche, bajo un favorable cielo estrellado, con un tiempo calmo y cálido, puedes acelerar el movimiento de la luz hasta que sea seguido por el cerebro y la columna, independientemente de tu voluntad. 12. Si en este momento tuvieras que morir, ¿acaso no está escrito: "Benditos sean los muertos que mueren en el Señor"? ¡Sí, benditos sean los muertos que mueren en el Señor!

Capítulo 5 Agartha 31. Eternidad es la tormenta que me cubre. Liber A’ash vel Capricorni Pneumatici

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l angosto e incómodo camino se unió a un camino mucho más grande. El suelo, de

barro y ladrillos rotos, se unió al camino de ladrillos de oro. Tyr cabalgaba a la cabeza, sosteniendo el grial, detrás de ella cabalgaba Hugo el pagano, después Carlo Magno seguido del rey Arturo, y finalmente los caballeros de la mesa redonda y los soldados templarios. Marcharon en silencio, impresionados ante la monumental visión. Cuatro son los caminos que llevan a Agartha, Hiperbórea, Thule, Atlántida y Shambala. La expedición de Tyr había encontrado rápidamente el camino de la Atlantida, estando situado al oeste, y no muy lejos, de Stonehenge. El túnel se extendía varios kilómetros de ancho y varios kilómetros de alto con antorchas eternas cada ciertos metros que iluminaban el recinto sagrado. El lugar había sido construido por los antepasados de la humanidad que dio luz a la humanidad que es la bisabuela de la humanidad que Tyr conocía y recordaba. No había muchos adornos, pero la monumentalidad de las columnas, los contrafuertes y el hecho de que había sido toda construida de un único pedazo de roca, era suficiente para transmitir una sabiduría tan antigua que nadie en la expedición podía entender, aunque la recordaran vagamente. El ejército de hadas, duendes y gnomos del emperador Carlo Magno no tocaban sus instrumentos por respeto al lugar. El sonido de las herraduras y las armaduras no producía eco, sino que era absorbido casi al instante. Mientras que en la superficie la expedición podía escucharse por kilómetros, en Agartha apenas y eran perceptibles. No se detuvieron a descansar en ningún momento, y aunque marcharon por lo que debieron haber sido varios días, no se sintieron cansados. El extenso camino se fue elevando poco a poco, y todos sabían que estaban cerca de la entrada a la ciudad sagrada. Divisaron la puerta desde muy lejos, mientras el camino ascendía con mayor ángulo. La puerta oeste de la ciudad consistía de un marco de mármol al fondo de una extensa galería de estatuas. Las estatuas tenían forma humana eran hombres y mujeres desnudos mirando hacia arriba con los brazos extendidos. Estaban hechas de mármol y eran tan realistas que parecía que en cualquier momento cobrarían vida. El marco de la puerta oeste estaba labrado en su mármol con patrones geométricos y hermosos rostros que miraban con expresiones relajadas. Entraron a la ciudad y ascendieron por muchos kilómetros más, hasta salir al aire libre. Tyr estaba segura que el sol que iluminaba no era el mismo sol que ella conocía. El lugar se encontraba en un valle rodeado de las montañas más altas del mundo, protegida en el olvido de sus enemigos. La ciudad de Agartha no tenía edificios, pues sus moradores no necesitaban de la privacidad, sino jardines con extrañas flores, galerías de columnas y estatuas, muros de diamantes con inscripciones hechas con gemas en un idioma rúnico que Tyr no había visto antes. La ciudad tenía ríos de agua pura con ojos de agua que brotaban como fuentes. Era tan grande que no podían divisar un límite y se orientaron al encontrar la puerta del este, la que lleva a Shambala, después de varios días de camino, aunque el sol nunca se movía de su lugar sin que hubiera nunca demasiado calor ni demasiado frío. Marcharon al norte cuidando de no pisar los jardines, ni de golpear las esculturas. Finalmente encontraron el centro de la ciudad sagrada y en ella una plaza cuyo suelo de oro estaba labrado como un enorme mapa del mundo. Al centro del mapa, justo donde estaría Agartha, se encontraba el rey del mundo, el legendario Preste Juan. La expedición desmontó y el rey, el emperador y el guerrero se hincaron ante él. Rex Mundi no se movió, pues se había hecho una estatua de piedra. Después de un largo tiempo Tyr se atrevió a tocar el mapa de oro. Cruzó a grandes pasos el mundo y puso su mano sobre el hombro del rey del mundo. Preste Juan miraba hacia el este, con un

cetro en su mano derecha como símbolo de su poder terrenal, y una espada con una cruz, como símbolo de su poder espiritual. Tyr se anunció y le ofreció el grial, pero Preste Juan no se movió. - No sé qué hacer.- Concluyó Tyr, animando a sus amigos a acercarse.- Vamos, que si se enoja porque pisamos el mapa de oro, pues mejor para nosotros que al menos le sacaremos una expresión. - Está hecho de piedra.- Dijo Arturo al tocarlo.- ¿Qué malvado hechizo podría hacer esto? - Sin duda el más perverso de ellos.- Condenó Carlo Magno. - No creo que sea un hechizo. ¿Quién podría vencer a quien se sostiene en el centro del mundo? - Tyr tiene razón, esto no es el producto de la magia.- Dijo Hugo el Pagano.- Se ha quedado quieto demasiado tiempo y quizás tengamos que romper la piedra. - No vamos a golpear a nuestro Señor y suprema autoridad.- Le regañó Arturo. - Quizás él pueda ayudar.- Tyr señaló al sur, donde la brecha aparecía en su acuosa consistencia. - ¿Cómo encontró este lugar?- Preguntó Hugo mientras desenvainaba su arma al ver que Thot aparecía sosteniendo su doble vara de poder. - Baja tu arma, no te serviría de mucho.- Dijo Tyr, acercándose al dios cabeza de ibis.- El dios del mercurio es sensible a las fuerzas, y si puede sentir la fuerza centrífuga, sin duda pudo sentir la fuerza centípeda que lo arrastró al centro. - Hablas con verdad Tyr.- Thot miró al enorme ejército de la Nephilim y se sorprendió.- Me habían dicho que tu ejército era minúsculo, casi risible. Fui mal informado. - Bastante. ¿Has venido a unirte? - No, tengo problemas en otras partes. ¿Aún quieres que te borre la memoria? - Ni por nada del mundo. Me han perseguido, golpeado, amenazado y el fin está cerca, y no lo cambiaría por nada en el mundo. - Me alegra escucharlo Tyr. Has llegado muy lejos, pero parece que topas con pared. - Imagino que sabes qué aqueja al rey del mundo. - Lo sé, y sé que te aqueja a ti. Quieres encontrar al destino, pero ignoras que sería una causa perdida. Has hecho mucho por tu mundo, y mientras los ángeles desdeñan a tu plano mortal le has recuperado un poco de su dignidad perdida. Terminará cuando los arcángeles se desocupen de conquistar al infierno. ¿Cuánto tiempo crees que los mortales tengan antes que su libre albedrío desaparezca por completo? Ni una luna. - No me uniré a tu causa si a eso te refieres. Si crees que es inútil buscar al Destino, ése es tu problema. Mientras te preocupas por los de arriba y los de abajo te olvidas que nosotros los mortales estamos al centro de la ecuación y si nosotros cambiamos la fórmula, todo lo demás cambia. - Eres libre de hacer lo que quieras Tyr, pero aún si destruyes la maquinaria, no borrarás lo escrito. El Creador es poderoso y los ángeles también. Y si quieres llegar al destino tendrás que despertarlo. Estando en todas partes él es como el mercurio, pero le hace falta un elemento que lo despierte de su inactividad. - Te conozco demasiado bien, y me has enseñado aún mejor, sé que ofreces tu ayuda a cambio de más ayuda. - Te ayudaré a despertar al rey del mundo, pero necesito que me vengas conmigo al infierno. - ¡Se ha vuelto loco!- Gritó Hugo mientras se acercaba amenazantemente. Tyr levantó un dedo y lo detuvo. - El dios de la sabiduría no se ha vuelto loco, pero tampoco me ha dicho todos sus planes. - Hice un trato con Belial de entregarte. Tu padre Buer, y otros demonios leales al infierno, organizarán una muestra de tus poderes. Aprovechando esa ocasión matará a Belial. Te ayudaré a escapar, tu padre reorganiza al infierno y regresas aquí para despertar al Preste Juan. - Le debo mucho a mi padre, él me salvó la vida mientras que mi otro padre trató de matarme y le corté la cabeza. Aún así, ¿por qué no lo matas tú? - Porque si hago eso la demás realeza del infierno romperá toda negociación conmigo y lo que queda de mi reino caerá ante sus garras. Belial se ha vuelto loco, usa a todas las almas condenadas como soldados. Se ha perdido el poco orden que existía cuando el diamante negro balanceaba al

reino infernal. Ahora el desorden amenaza con extenderse, tu propio padre corre peligro. Y cuando los demonios ganen, y pueden hacerlo con ese enorme ejército, no se contentarán con hacer un infierno en el cielo, también harán un infierno del reino mortal. Belial es la única autoridad ahí, la realeza existe porque el corruptor no se ha decidido a matarlos, pero lo hará cuando gane la guerra. No habrá tentaciones de los sentidos, ni habrá extrañas y embrutecedoras drogas para los mortales, únicamente dolor y sufrimiento. - Tyr, no le hagas caso.- Dijo el rey Arturo.- Te expones a demasiado peligro, podrías perderlo todo. - El rey tiene razón.- Dijo el emperador.- Encontraremos la manera de despertar al rey del mundo así tengamos que cubrir las cuatro esquinas de la Tierra. - No es tu lucha. Recuerda, el guerrero sabe cuando pelear y cuando esperar.- Tyr besó a Hugo y le entregó el grial. - Debo hacerlo. Cuida del grial y aguarden mi regreso. No tardaré mucho. - Desciende al infierno, amor mío, pero no pierdas tu camino de regreso a mí.- Le dijo Hugo después de besarla por última vez antes que cruzara la brecha con Thot.

LIBER RESH Vel HELIOS Sub figura CC Una publicación de la A.·.A.·., Clase D 0- Estas son las adoraciones a realizar por los aspirantes a la A.·.A.·. 1- Que salude al Sol al Amanecer, enfrentando al Este, dando el signo de su grado. Y que diga en alta voz: Salve a Ti que eres Ra en Tu elevación, y más aún a Ti que eres Ra en Tu fuerza, y que viajas por los Cielos en Tu barca a la Salida del Sol. Tahuti se yergue en la proa en todo su esplendor, y Ra-Hoor permanece al timón. ¡ Salve a Ti desde las moradas de la Noche! 2- También al Mediodía, que salude al Sol, enfrentando al Sur, dando el signo de su grado. Y que diga en alta voz: Salve a Ti que eres Ahathor en Tu triunfo, y más aún a Ti que eres Ahathor en Tu belleza, y que viajas por los Cielos en Tu barca a la Salida del Sol. Tahuti se yergue en la proa en todo su esplendor, y Ra-Hoor permanece al timón. ¡ Salve a Ti desde las moradas de la Mañana! 3También, al Atardecer, que salude al Sol, enfrentando al Oeste, dando el signo de su grado. Y que diga en alta voz: Salve a Ti que eres Tum en Tu puesta, y más aún a Ti que eres Tum en Tu alegría, y que viajas por los Cielos en Tu barca a la Salida del Sol. Tahuti se yergue en la proa en todo su esplendor, y Ra-Hoor permanece al timón. ¡ Salve a Ti desde las moradas del Día! 4- Finalmente, a Medianoche, que salude al Sol, enfrentando al Norte, dando el signo de su grado, y que diga en voz alta: Salve a Ti que eres Kefra en Tu escondite, y más aún a Ti que eres Kefra en Tu silencio, y que viajas por los Cielos en Tu barca a la Medianoche del Sol. Tahuti se yergue en la proa en todo su esplendor, y Ra-Hoor permanece al timón. ¡ Salve a Ti desde las moradas del Día! 5- Y luego de cada una de estas invocaciones deberás dar el signo del silencio, y luego reali- zarás la adoración que te enseñe tu Superior. Y te absorberás luego en santa meditación. 6- También es aconsejable que asumas en estas adoraciones la forma divina de Aquél a quien estás adorando, como si estuvieras uniéndote a Él en la adoración de aquello que está más allá de Él. 7- Debes también ser siempre consciente de la Gran Obra que te has propuesto realizar, y así serás revivificado con el fin de continuar esta Obra hasta la consecución de la Piedra del Sabio, el Summum Bonum, la Verdadera Sabiduría y la Perfecta Felicidad.

Capítulo 6 Atlas 16:3 El segundo ángel derramó su copa sobre el mar. Y se convirtió en sangre como de muerto. Y murió todo ser viviente que estaba en el mar. Apocalipsis

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l camino que Thot había trazado para Lucifer y Eva había sido certero. Después de

varios días encontrar a Atlas en un valle, era Hamaliel quien preside las Virtudes. El gigante sostenía sobre sus hombros la cúpula celeste y con sus manos sostenía instrumentos de calculación. Pan se acercó cuidadosamente, temiendo que el ángel le diera la alerta a sus congéneres. Hamaliel le miró sin sorprenderse, le estaba esperando. - No llamaré a los arcángeles si eso te preocupa. - La última vez que te vi tenías toga romana y carecías de alas. - Los tiempos cambian.- Dijo mientras miraba por el extraño telescopio de oro.- Algunas personas no lo hacen, por lo que veo. Dile a la mortal que salga de atrás de ese árbol, no le haré daño. - Pero es un ángel.- Dijo Eva con preocupación.- ¿Cómo podemos confiarle? - Tengo la memoria fresca.- Dijo Atlas como explicación y Pan entendió.- Y mientras los arcángeles van de un lado a otro organizando batallones, alguien tiene que asegurarse que las fuerzas estén en su lugar. - ¿Y lo están? - Las fuerzas siempre están en su lugar, somos nosotros los que nos movemos. Pero no se lo digas a los otros ángeles. Supongo que Cerviel pensaba eso, antes de atravesarse con una espada. - Y sin embargo eres un ángel. - No me harás enojar Pan, por más que lo intentes. Han venido porque quieren saber algo, ¿no es cierto? Igual que los arcángeles, solo se interesan si les afecta directamente. A nadie le importa ya las miles de sutilezas de las fuerzas zodiacales. Hubo un tiempo en que los reyes trataban de sobornarme por que les dijera en qué casa zodiacal serían traicionados y por quién. Ahora todos quieren saber sobre el destino. - No hay tal cosa como el destino.- Dijo Eva.- Lo creamos con nuestras propias decisiones. - Las decisiones son producto de una voluntad y ésta es producto de una naturaleza. Si conoces la naturaleza de algo, conoces su palabra, y si conoces su palabra, sabes de qué es capaz de hacer. - Entonces sabrás que le prenderé fuego al cielo con tal de defender a Eva. - No harás tal cosa. Tienes una naturaleza, como todo. - Tu naturaleza angelical te determina y a través de esos ojos piensas que todos lo están. Eres como un esclavo encadenado que se figura que todos los hombres libres están encadenados de una forma o de otra. - Las cosas son lo que son y serán lo que serán. Es por la ira del Señor que estas cosas son así y es por la gracia del Señor que estas cosas son así.- Pan no estaba satisfecho.- La naturaleza te compele, pero siempre hay el sacrificio que cambia las cosas. - Ya fui sacrificado, pues no cabía en el mundo de Piscis. ¿Y qué cambió? Mi amor por Eva se hizo más grande. Te equivocas Atlas, podemos ser libres, - ¿Libre de qué Pan? No has cambiado en nada, siempre de un lado a otro, ¿recuerdas cuando seducías ninfas y las olvidabas a la mañana siguiente?- Pan se ruborizó y esquivó la mirada de Eva.No estoy diciendo que harás lo mismo ahora, pero no has cambiado. Aún de piedra en piedra con tus patas de cabra, luchando incluso de cosas que no están ahí, creyéndote libre cuando eres el más encadenado de todos. Con tu libertad sin propósito te has esclavizado a ti mismo. - Si ves la fortuna escrita en los cielos, dinos una cosa,- dijo Eva.- ¿sobreviviremos juntos? - No hay error en las estrellas, solo en nosotros. La respuesta es no, lo siento. Lucifer regresará entre sus hermanos para la batalla final, y triunfarán juntos. Tú Eva, y todos los mortales, desconocerán el significado del amor por el resto de sus vidas. - Imposible.- Dijo Lucifer.- Este viaje ha sido en vano. Hamaliel no sabe nada. - Lo harás Pan, porque al final del día tú estás tan destinado como todos los dioses. Te quejarás, forcejearás e incluso lanzarás mordidas, pero al final tu naturaleza es más fuerte.

- Eso no pasará nunca.- Dijo Eva.- Nada puede unir lo dividido sino el amor, ¿qué amor podría tener Lucifer por el cielo? - El espíritu es como una gloriosa maquinaria, se mueve de maneras misteriosas. - El espíritu se calienta y se hace sangre, lo he visto pasar.- Le contestó Eva con furia en su voz.- La sangre es vida y elimina todo lo que sobra. Sucederá y aunque no sea ángel te lo puedo asegurar. - Si tan solo pudieran ver lo que yo veo. Las fuerzas empujan, los motores causan desde una cadena interminable, si no fuera así, ¿qué orden habría en el cosmos? - El orden que nosotros hagamos.- Dijo Eva con amargura mientras Lucifer se convertía en toro para irse lejos de aquel ángel de crueles palabras. - Me recordarás Pan, cuando suceda. Luchar contra el destino es juvenil, supongo que por eso te atrae, pero al final es luchar contra tu propia naturaleza. Es una lucha perdida.

FRAGMENTO DE LIBER E vel EXERCITIORUM V Dharana - Control del Pensamiento

Constriña a la mente a concentrarse en un único objeto simple imaginado. Para este propósito son útiles los cinco tatvas; son: un óvalo negro, un disco azul, una media luna plateada, un cuadrado amarillo, un triángulo rojo. Pase a combinaciones de objetos simples; v.g., un óvalo negro dentro de un cuadrado amarillo, y así sucesivamente. Pase a objetos móviles simples, como un péndulo que se balancea, un rueda que gira, etc. Evite objetos vivientes. Pase a combinaciones de objetos móviles, v.g., un pistón que sube y baja mientras un péndulo se balancea. La relación entre los dos movimientos debería variarse en diferentes experimentos. O incluso un sistema de rueda volante, excéntrica y regulador. Durante estas prácticas la mente debe estar absolutamente confinada al objeto que se determinó; no debe permitirse que ningún otro pensamiento se entremeta en la conciencia. Los sistemas móviles deben ser regulares y armoniosos. Asiente cuidadosamente la duración de los experimentos, el número y la naturaleza de los pensamientos intrusos, la tendencia del mismo objeto a salirse del curso que se le trazó y cualesquier otros fenómenos que puedan presentarse. Evite el esfuerzo excesivo; esto es muy importante. Pase a imaginar objetos vivos; como un hombre, preferiblemente, algún hombre al que conozca y respete. En los intervalos de estos experimentos puede intentar imaginar los objetos de los otros sentidos y concentrarse en ellos. Por ejemplo, intente imaginar el sabor del chocolate, el aroma de las rosas, el tacto del terciopelo, el sonido de una cascada o el tictac de un reloj. Esfuércece, finalmente, por excluir todos los objetos de cualquiera de los sentidos y por impedir que en su mente surjan pensamientos. Cuando sienta que ha logrado algún éxito en estas prácticas, solicite que le tomen exámen, y si lo pasa, se le prescribirán prácticas más complejas y difíciles.

Capítulo 7 Golpe de Estado 16:4 El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. 5 Oí al ángel de las aguas decir: "Justo eres tú que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas. 6 Porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, tú también les has dado a beber sangre, pues se lo merecen." 7 Y oí al altar decir: "¡Ciertamente, oh Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos!" Apocalipsis

N

o era nada menos que una heroína. El infierno clamó por ella desde que apareció

cabalgando a un lado de Thot por las desiertas y oscuras comarcas. Tyr notó los cambios en el infierno. El ejército reunido alrededor del castillo era tan grande que ocupaba las comarcas vecinas al centro. Los ríos de plomo fundido se agotarían en cualquier momento y el frío que Tyr sentía le recordó al frío paralizante del diamante negro. Entendió la excitación, finalmente podían ganar con su ventaja numérica y con la fuerza de Tyr. Cabalgaron sobre altos puentes encima del ejército de almas condenadas hacia el castillo infernal donde Belial, en compañía de lo que quedaba de la realeza, saludaba a las tropas y auguraba una victoria segura. Los demonios clamaban también por Lucifer y Belial no parecía complacido. - El ángel caído estará con nosotros en batalla.- Gritaba Belial, haciéndose oír con su desagradable voz por encima del ruido de las armaduras y los vitoreos.- La victoria será nuestra. Con la ayuda de su amado rey Belial, les llevaré hasta el centro del cielo. - Hemos llegado Belial, como prometido.- El rey del infierno se separó de la cornisa y se acercó para ver a Tyr. - Imbéciles piden a Lucifer, como si me importara un cuerno. Si fuera por mí los mataba a todos, pero ya habrá tiempo de ocuparme de esos idiotas.- Belial le tocó el rostro, pero Tyr le quitó la mano de un manotazo.- Vaya, algo de lucha. Es mejor de lo que vi en Enoc. - He crecido desde entonces. - Sí, como sea. Si vuelves a fallar estrepitosamente como hiciste en esa ocasión, te partiré a la mitad con acero candente y ahogaré tu alma bajo la composta de las bestias.- Belial la empujó y se dirigió a Bathin, quien golpeaba su cola de serpiente en anticipación.- ¿Haremos el espectáculo para las tropas o no? - Sí, en el anfiteatro.- Contestó Buer.- Ya está preparado. - Es perfecto,- dijo Bathin.- los demonios podrán verlo. - Entonces vamos, mientras rápido termine, más rápido estaremos marchando fuera de esta maldita cueva y directo al cielo. - Belial se quedó atrás mientras todos caminaban y se acercó a Thot.- Tu parte está hecha. Serás protegido. Puedes largarte. - ¿Qué quieren que haga?- Tyr se acercó para estar cerca de Thot. - Ya lo verás.- Belial la jaló del brazo y dejaron a Thot atrás, quien fingió que cruzaba la brecha, solo para mantenerse invisible y cerca de Tyr en todo momento. El anfiteatro, donde torturaban a las almas más famosas según le explicó Bathin a Tyr, no estaba lejos. Bajaron por angostas escaleras y cruzaron un puente levadizo de piedra por encima de lo que quedaba del lago de plomo fundido. El masivo ejército se había distribuido para dejarles pasar y no paraban de vitorear a Tyr. La Nephilim caminó nerviosa, rodeada de enemigos. Buer no se atrevía ni a mirarla, si acaso aquello llevara a sospechas. El anfiteatro era un edificio hecho de huesos ennegrecidos por el humo de las antorchas, dispuesto en círculo con una arena de combatientes cuya piedra dura aún estaba húmeda de la negruzca y aceitosa sangre de los demonios peleadores. La realeza ocupó sus asientos primero, y después los demás demonios hasta que el anfiteatro estaba a reventar. Tyr quedó de pie en la arena, vestida en su armadura con la espada en una mano, la fasce en otra y su mirada desafiante. - Empezaremos con algo particularmente sanguinario.- Bathin se había sentado a la derecha de Belial y le susurraba al oído.- Viva o muerta no importa, ganaremos la guerra de cualquier forma. - Empiecen de una vez.- Gritó Belial.

Por la otra puerta entraron dos demonios. El primero medía tres metros y cargaba con un mazo con picos y hojas filosas, vestía una armadura de piedra con un casco demasiado pequeño para su enorme cabeza. Sus brazos, gordos como troncos, estaban repletos de purulencias y huesos protuberantes. El segundo demonio era más pequeño que Tyr, comandaba una máquina con hoces giratorias. Tyr miró hacia arriba y vio al ejército del purgatorio flotando sobre ella, las calaveras mirando sin emoción alguna. Los demonios se acercaron corriendo y el grito de los demonios y del ejército era ensordecedor. Tyr no sintió temor, ni emoción alguna. Con una velocidad que los demonios no habían visto nunca corrió hacia la máquina de la muerte. Primero lanzó su fasce contra el demonio más pequeño, brincó sobre la máquina y la levantó con una mano. Lanzó su arma contra el demonio más grande, golpeándolo en la cabeza y enterrando las hoces en su cuello. Recogió la fasce y esquivó el golpe del mazo. Cortó los dedos expuestos del guerrero, después su entrepierna, finalmente saltó y, enterrando la espada en estómago a través de la armadura de piedra, se dio impulso para enterrar la fasce en su cuello. El gigante cayó de espaldas, muerto. Inmediatamente después entraron treinta demonios más. Bathin no quería que saliera con vida. Con cada muerte los demonios se emocionaban más, excitados para ir a la guerra. Mientras le arrancaba el brazo a uno de sus oponentes notó que la oportunidad estaba lista, Belial discutía con demonios debajo de él y no prestaba atención. Corrió esquivando guerreros, brincó sobre la cabeza de un enemigo, cayó sobre el borde de la arena y saltó de nuevo hacia Belial. Con su fasce preparada asió el golpe mortal. La cabeza que partió a la mitad no fue la de Belial, sino la de Bathin que había protegido a su amo. Al escuchar los gritos y las flechas saltó fuera del anfiteatro. - Saquen al rey.- Gritaba Buer, empujando con su rueda de patas a los demonios de menor categoría. Asumió forma humana y levantó al rey jalándole del brazo. Fingiendo interés ayudo a los guardias a llevar a Belial al castillo, mientras por dentro su frío corazón se helaba de miedo. Habían fallado, y no podía proteger a su hija. Tyr corrió tan rápida como pudo. Empujó soldados, almas condenadas que no reaccionaban hasta que las órdenes fueran dadas. Las órdenes no tardaron en darse y Tyr se abrió paso blandiendo la espada de un lado a otro. Escuchó al ejército del purgatorio que se acercaba volando sobre ella. La masa de miles de soldados a su alrededor se hacía imposible de franquear. Thot apareció a su lado, hechizándola para que, como él, se volviera invisible. Tomándola del brazo cruzó la brecha y aparecieron en una playa del mundo mortal. Tyr corrió al agua para lavarse del azufre y la inmundicia. Violentamente golpeó el agua mientras gritaba con frustración. - Es mi culpa, soy una idiota. Dos veces he fallado, dos veces he condenado a millones. - Calma, no sabemos eso.- Tyr lloró y se hincó, agachando el agua hasta que le cubrió el rostro. El dios cabeza de ibis se metió al agua y la jaló para sacarla del mar. - ¿Cómo puedo comandar un ejército si no puedo hacer algo tan sencillo? - Era una situación difícil Tyr.- La Nephilim se sentó en tronco, derrotada.- Ahora atacarán, y tienen posibilidades de ganar. Regresa con los tuyo Tyr y date prisa. - ¿Cómo puedo despertar al Preste Juan? - Con su corona.- Thot le entregó una corona de tres niveles. - Lo que dijiste sobre el destino, ¿es cierto? - Lo que dijiste sobre los mortales estando al centro de la ecuación, ¿realmente lo crees? - Sí. - Entonces ahí tienes tu respuesta.

LIBER III Vel JUGORUM 0. ¡0. mire el Yugo en el cuello de los Bueyes! ¿No es por eso que el Campo se arará? ¡El Yugo es pesado, pero juntos ellos eso está separado--- la Gloria a Nuit y a Hadit, y a Él que nos dado el Símbolo de la Cruz Rosada! ¡Glóría hacia el Señor de la Palabra Abrahadabra, y Glóría hacia Él ese que nos dado el Símbolo del Ankh, y de la Cruz dentro del Círculo! 1. tres son los lugares de las Bestias usted debe arar el Campo; el Unicornio, el Caballo, y el Buey. Y estos que usted unce en un yugo triple que es gobernado a través de Un Látigo. 2. ahora estas Bestias corren salvajemente en las tierras y no son fácilmente obediente al Hombre. 3. nada se dirá aquí de Cerberus, la gran Bestia de Infierno que es cada uno de éstos y todos de éstos, así como lo que de Athanasius prefiguraro. Para esta cuestion {Note 1} no esta afuera de Tiphereth , sino adentro de Tiphereth . Yo. 0. el Unicornio es discurso. ¡maneje el discurso! ¿Cómo tambien usted domina al Hijo, y le contesta al Mago a la entrada de la mano derecha de la Corona? 1. aquí está prácticas. Cada uno puede durar durante una semana o más. 2. (un) Evita usar alguna palabra común, como "y" o "el" o "pero"; use una paráfrasis o version distinta. (b) Evita usar alguna letra del alfabeto, como "t", o "s". o "m"; use una paráfrasis. (c) Evita usar los pronombres y adjetivos de la primera persona; use una paráfrasis. use su propios ingenio para inventar otros. 1. (es decir la cuestion o tema de Cerberus). 2. en cada ocasión que usted traiciono el arte diciendo que usted lo ha jurado evitar, se ha cortado grandemente en los escritos o antebrazo con una navaja de afeitar; así como usted los castiga a un perro desobediente. ¿no teme el Unicornio las garras y dientes del León? 3. afine sus brazos para servir entonces para una advertencia y para un registro. Usted los debe escribir el progreso diario en estas prácticas, hasta que usted este absolutamente vigilante del arte en todo momento encima de la menor palabra que salga de la lengua del thy. Así el estara seguro del lazo, y usted el sera para siempre libre. II. 0. el Caballo es Acción. Maneje , las accciones ¿Cómo tambien maneja el el Padre, y le contesta al Necio a la Entrada de la Mano Izquierda de la Corona? 1. aquí está prácticas. Cada uno puede durar durante una semana, o más. (a) Evitando alzar el brazo izquierdo sobre la cintura. (b) Evita cruzar las piernas.

use su propios ingeniuo para inventar otros. 2. en cada ocasión que usted traicionó el arte que usted ha jurado evitar, el se ha cortado grandemente en la muñeca o antebrazo con una navaja de afeitar; así como ustedes les pegan a un perro desobediente. ¿teme o no el Caballo los dientes del Camello? 3. afine sus brazo entonces usted ambos para una advertencia y para un registro. Usted apunte el progreso diario en estas prácticas, hasta que usted en el arte este absolutamente vigilante en todo momento encima de la menor acción que se deslice del menor de dedos de el . Así el estara seguro del lazo, y usted sera para siempre libre. III. 0. el Buey Piensa. ¡Maneje el, Pensamiento ! ¿Cómo tambien el maestro del Spiritu Santo santo, y le contesta a la Sacerdotisa Alta en la Entrada Media de la Corona? 1. aquí está prácticas. Cada uno puede durar durante una semana o más. (a) Evita pensar en un asunto definido y todas las cosas conectadas con él, y permita que ese asunto sea uno que normalmente ocupa mucho de pensamiento de el , frecuentemente siendo estimulado por percepciones de los sentidos o la conversación de otros. (b) Por algún dispositivo, como el cambiar de anillo de un dedo a otro, cree en si,dos personalidades, los pensamientos de uno que están dentro de los límites completamente diferentes de eso del otro, la tierra común que es las necesidades de vida. {Nota 1} use su propio Ingenio para inventar otros. 2. en cada ocasión que usted el arte traicionó el arte que usted habia jurado evitar, el ha cortado grandemente en la muñeca o antebrazo con una navaja de afeitar; así como usted les pegaron un perro desobediente. ¿Teme o no el Buey la Aguijada del Arador? 3. use ambos brazos entonces para una advertencia y para un registro. Usted apunte el progreso diario en estas prácticas, hasta que en usted el arte este absolutamente vigilante en todo momento encima del menor pensamiento que surja en el cerebro de el. Así el esta seguro del lazo, y usted es para siempre libre. 1. por ejemplo, permitase ser un hombre de pasiones fuertes, experimentado en la Qabalah Santo, un vegetariano, y un "reaccionario" perspicaz político. Permita a B ser un pensador pálido y ascético, ocupado con el negocio y los cuidados familiares, un comedor de carne, y político progresivo perspicaz. No permita ningún pensamiento apropiado a "A" comience cuando el anillo está en el "B" el dedo, y viceversa.

Capítulo 8 Guerra en el cielo 3. ¿Cómo podría ser de otro modo, oh hombre, si tu vida no es sino un día en la Eternidad, una gota en el Océano del tiempo? ¿Cómo, si las pruebas no fueran muchas, podrías depurar tu espíritu de la escoria de la tierra? Liber Librae

E

l olor a azufre se hizo perceptible en el cielo y las almas benditas se pusieron

nerviosas. Miguel y los demás arcángeles organizaron el ejército de ángeles tan rápido como pudieron. Marcharon fuera de las doradas puertas del cielo para resguardar las murallas. Los ángeles, con sus rostros hermosos, su desnudez perfecta y sus cabellos de oro eran el completo opuesto del ejército que se avecinaba como una ola. Era suicidio, de eso estaban seguros los arcángeles, pues incluso si llegaban a las murallas, no darían ni un paso atrás. Estando en el cielo los ángeles eran aún más fuertes, su piel como el oro podía resistir los embates de una espada. Avanzando sobre los caminos de oro y plata el ejército demoníaco lanzó una embestida brutal contra las sólidas murallas de mármol de varios metros de espesor. Arietes y catapultas chocaban constantemente con apenas fisurar la superficie. Miguel sabía que el infierno se guardaba sus sorpresas, no podía ser tan fácil. El cielo resplandeció con las legiones de dorados arqueros que lanzaron flecha tras flecha contra las primeras líneas. Las cientos de legiones demoníacas se formaban para crear dos flancos. Las trompetas de cuernos de carnero resoplaron con violencia y los banderines dieron instrucciones. El momento había llegado, y todos los demonios lucharían hasta su último aliento. - Coloquen cinco flancos del otro lado de las murallas.- Ordenaba Uriel.- Si entran los quiero divididos en grupos manejables. No dejen de suplir flechas a los arqueros. - Deberíamos colocar torres y empezar a mandar soldados.- Dijo Gabriel. - No, es muy temprano para eso. No han mostrado su mano y no me quiero precipitar.- Miguel ladeó la cabeza mientras veía a las hordas de armaduras de plomo y candente carbón. Algo no estaba del todo bien. Las legiones infernales se abrían para formar dos flancos más. - Intentan rodear las murallas.- Dijo Remiel. - No, esto es algo distinto. Lo hacen en un apuro, sacrificando legiones enteras bajo los arqueros. - Sin el diamante se han vuelto aún más locos. No serán problema. Por eso... - Silencio.- Le interrumpió Miguel. El arcángel escuchó con atención, por encima de los gritos, las órdenes y el estertor de la batalla. Había algo nuevo, eran cornetas. Miguel abrió los ojos con temor y preocupó a sus hermanos. - ¿Por qué te sorprenden esas trompetas? - Nunca las había escuchado antes.- Las legiones seguían moviéndose, una ola negra que no se detenía. Miguel contó más de mil legiones y parecía que había cientos de legiones más que ascendían con trabajo hasta los cielos. - ¿Y qué tiene de especial?- Zerachiel señaló hacia los tres flancos que los demonios organizaban detrás de los dos flancos de cada lado, dejando un amplio corredor. - No están acomodando flancos... Están haciendo espacio. Las cornetas son nuevas, porque tienen más soldados. - Miguel tiene razón.- Dijo Gabriel.- Puedo contar al menos quinientas legiones más a lo lejos. - No parecen demonios.- Uriel señaló a las tropas hasta el fondo, donde todos los soldados tenían forma humana, sin estar grotescamente desfigurados.- Son las almas de los condenados. - Necesitaremos más tropas.- Dijo Miguel volando hacia el cielo. El arcángel se abrió paso entre los miles de ángeles que volaban hacia la batalla. Se habían preparado para ese momento desde hacía siglos. Las larguísimas murallas estaban siendo reforzadas y enormes zanjas con lanzas doradas se preparaban si acaso pudieran atravesar el muro. Miguel volteó una última vez antes de entrar por las doradas puertas. Los demonios seguían movilizándose para que cupieran todos. El perímetro era tan grande que no era posible ver de un lado de la muralla al otro, pero ahora se veía al ejército negro de un lado a otro. El cielo estaba rodeado de un mar

negro y maloliente. El arcángel esquivó las tropas y ascendió al segundo coro. Miguel compareció ante las Dominaciones, las Virtudes y las Potestades, pidiendo su ayuda para enfrentar la amenaza. - Sus filas se han ensanchado con las almas de los condenados. La locura del infierno es peor de lo que creíamos. - Hasta ahora habías podido ganar sin nuestra ayuda.- Dijo una de las Dominaciones. - Es cierto, pero hasta ahora el ejército infernal había observado ciertas reglas. El cielo peligra. Sin duda pueden oler el azufre, y ver la oscuridad allá abajo. - No podemos ayudarte Miguel.- Dijo Fariel, una de las Potestades. - ¿Es que no entienden que podríamos perderlo todo? Se los pido en nombre de la sobrevivencia. - Tenemos reglas y lo sabes. No iremos a la guerra hasta que el Padre diga lo contrario. Metatron no se ha aparecido para darnos órdenes. - Entonces corremos peligro mortal.- No les quiso decir que el Trono del Padre ya no estaba en el cielo. Miguel se temió que si no escuchaban de los serafines y no entraban en acción, los demonios ganarían terreno hasta el coro inferior. A la vez temía que, si les informaba de la desaparición de su Creador, la zozobra desmotivaría tanto a las tropas que los demonios ganarían terreno. - Hermano Miguel.- Uriel le interceptó mientras salía de la sala de audiencias.- Tenemos malas noticias. Belial vive. Regresaron a las murallas y Uriel le señaló al fondo, sobre un enorme trono de huesos sostenido por una docena de demonios. El ejército infernal igualaba en número al ejército angelical, pero como peleaban en el cielo, los arcángeles tenían la ventaja. No era mucha ventaja, pero la suficiente para ganar la última batalla. Mientras los demonios al frente golpeaban al muro con pesada maquinaria de guerra y quebraban milímetros, los demonios de las legiones intermedias instalaban pesadas columnas de piedra y una plataforma que cubría a la primera línea de las flechas que decimaban las filas. Aquellas plataformas no servían únicamente para protegerlos de las flechas, eran también un puente para que las tropas de las legiones del fondo pudieran cruzar la muralla. Gabriel ordenó las defensas moviendo su espada flamígera de un lado a otro. Las hordas recorrieron el puente cubriéndose de las flechas de los ángeles sobre ellos y saltaron por encima de la muralla. Los que no cayeron en las fosas repletas de picos, murieron en manos de los lanceros que los esperaban abajo. Las primeras oleadas fueron fácilmente eliminadas, pero la marea no se detenía y los soldados infernales ya no caían sobre las zanjas repletas de picos, sino sobre montañas de cadáveres. Los demonios alzaron altísimas torres de maderos podridos en los cuatro flancos que habían abierto. Las construcciones tenían cincuenta arqueros hasta arriba y catapultas que se fijaban en los cuatro soportes en las esquinas. Las torres se defendían de las tropas voladoras, pero su objetivo estaba del otro lado de las murallas. Uriel y varias legiones atacaron a las plataformas mediante las que los demonios cruzaban las murallas. Se abrieron paso entre las tropas que no dejaban de marchar, el arcángel y tres legiones contenían lo más posible a la marea mientras que las otras tres legiones de ángeles usaban pesadas hachas para romper el acero y derribar las plataformas. La batalla era cruenta y la sangre salpicaba por todas partes, la mayoría de aceite negro pero también la de los ángeles. Uriel se defendía y combatía con todas sus fuerzas, muchos de sus soldados también lo hicieron, pero sin igual suerte. El que no era atravesado por picas, era atacado por cientos de flechas venenosas, o perdía el brazo por una espada afilada. En cuanto derribaron la plataforma regresaron detrás de las murallas, para ayudar frenar las oleadas de demonios y almas malditas que, una tras otra, se lanzaban a la muerte hasta que el suelo desaparecía bajo montañas de ángeles y demonios muertos. Donde la plataforma fue derribada, otra fue puesta en su lugar y ésta vez con mejores soportes. Las primeras legiones no cesaban en su empeño de romper la ancha muralla. La batalla continuó un largo tiempo, en un equilibrio salvaje. Por cada metro que los demonios ganaban en un frente, los ángeles lo ganaban en otro. Por cada

legión angelical que montaba enormes y sólidas torres de seguridad a lo largo del perímetro amurallado, como un bosque de pesadas torres repletas de arqueros, los demonios construían más catapultas para derribarlas. Los ángeles clamaban por los refuerzos, pero los arcángeles sabían que no vendrían. Estaban solos, acompañados únicamente de su incertidumbre. Ocupados con la batalla preferían no pensar en eso. Miguel no mencionó en ningún momento a los refuerzos, para no alentarlos ni decepcionarlos. En cambio, se ocupó ayudando a los ángeles a formar una falange fuertemente protegida por largos escudos sobre sus cabezas. Marcharon sobre la muralla y partieron a las oleadas en dos, obligándoles a romper formación y debilitándolos con los lanceros angelicales que atacaban desde el cuerpo de la falange. El destello de esperanza en los ojos de los arcángeles se esfumó cuando la muralla comenzó a temblar. Milímetro a milímetro los demonios conseguían abrirse paso. Había dos enormes grietas, una en cada lado de los flancos, que crecía y se expandía como telaraña. Las legiones al frente hicieron sonar cuernos para avisar de su progreso. Miguel se preparó junto a sus hermanos. En cualquier momento atravesarían la muralla y saldrían como una catarata. Las grietas dejaron de crecer, pero los cuernos continuaron sonando. Miguel organizó cien legiones angelicales en posición de falange y otras cien legiones de arqueros disparando flechas encendidas. Los demonios podían empujar por las grietas, pero no lo hacían. El arcángel entendió muy tarde. Estaban esperando a su truco sorpresa. Los cuatro flancos en grupos de dos dejaban un amplio corredor vacío, y Miguel entendió demasiado tarde que los demonios les habían tendido una trampa. Les habían hecho creer que su estrategia era de cierta forma, haciendo que más de la mitad de las tropas saliera de las murallas y atacara desde el aire en cinco flancos. Los demonios sufrían bajas, pero la ilusión se mantenía. Lo único que tenían que hacer era debilitar a las murallas y llamar a la otra parte de su ejército. Caín y el purgatorio aparecieron cabalgando por el corredor ancho. Sus hoces clarearon el camino a la muralla matando ángeles de un lado a otro. Llamaron a las huestes angelicales que luchaban lejos de los muros y usaron los cadáveres como muros falsos encima de las grietas. La caballería se acercaba cada vez más y los arcángeles echaron aceites sagrados sobre los cuerpos y les prendieron fuego. Seis legiones fueron necesarias para reubicar las zanjas, ahora más cerca de las puertas del cielo. Aquello era símbolo suficiente de que la guerra no estaba decidida aún. Cerrando flancos desde el aire los ángeles que luchaban fuera de los muros atacaron al purgatorio desde la retaguardia. Los ángeles dentro de los muros se tensaron y se prepararon. Cuando Caín y su ejército alcanzaron la muralla la derribaron al mismo tiempo que los demonios. El mar negro se volcó sobre los ángeles como un océano de petróleo sobre una lámpara. Las trampas que habían dispuesto habían funcionado. Los cadáveres en llamas alentaron la marcha, pero no la detuvieron. Las tropas del purgatorio chocaron contra las falanges y atacaron con sus hoces. Las flechas no les lastimaban y eran más fuertes que los demonios. Resistieron con todas sus fuerzas, el ejército angelical entero empujando con sus escudos desde atrás para ganar terreno adelante. Todo eso había sido escrito ya, pero Miguel sabía que en la profecía el Creador estaba en el cielo.

HECHIZO GITANO PARA LA LUJURIA ANIMAL Ejercítate cada noche, por un ciclo lunar completo, al aire libre y a solas. Sal a correr y, de preferencia, persigue a un animal pequeño. Cuando el ciclo haya terminado vacía tu mente de toda pasión por un día completo. Teje el nombre de la amante que deseas en un lugar público pero desconocido, y trata de pasar desapercibido. Si consigues volverte invisible entre la muchedumbre cuando terminas tu tejido, la luna te lo favorecerá. En un atardacer, en medio de un círculo mágico, haz una mezcla con tu sudor, tu sangre y tu semen que simbolizan tu acción, tu vida y tu esencia. Coloca la mezcla en un pergamino vírgen y atálo como si fuera un bolso pequeño usando un listón rojo. Consigue artículos personales de tu deseada amante y dispónlos alrededor de la mezcla en un lugar oculto. Mientras nadie lo vea, tu amante no dejará de pensar en ti. Consigue que tu amante vista el tejido que has hecho, o escóndelo entre sus cosas. Haz todo esto antes del siguiente ciclo de la luna. La podrás seducir sin problemas. El hechizo durará el ciclo lunar, después puede perder su potencia.

Capítulo 9 Rex Mundi 8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, y le fue dado quemar a los hombres con fuego. 9 Los hombres fueron quemados con el intenso calor y blasfemaron el nombre del Dios que tiene autoridad sobre estas plagas, pero no se arrepintieron para darle gloria. Apocalipsis

T

yr regresó a Agartha y su expedición celebró su retorno. Había fracasado en matar a

Belial, pero al menos tenía la corona del Preste Juan. Hugo la abrazó en cuanto la vio y Tyr les habló de lo que había visto, del ejército infernal y de la muerte preparándose para la batalla final. Les mostró la corona de tres niveles e inmediatamente se agacharon. - Imagino que bastará para coronarlo, con esta corona de tres niveles. - No Tyr, la corona tiene tres niveles manifestados pero el cuarto es invisible.- Le corrigió el emperador.- De lo inmanifestado a lo manifestado, su Voluntad toca ambos polos. - Coronémoslo.- Rodearon al rey del mundo sobre el mapa de oro y Tyr colocó cuidadosamente la corona sobre su cabeza. La expedición entera contuvo el aliento, pero no pasó nada. -¿Qué pudo salir mal? - No sé.- Tyr miró hacia las cuatro puertas y luego hacia el sol. - Eso no puede ser.- Hugo el pagano adivinó sus pensamientos.- Tierra santa queda al este, donde nace el sol. Rex Mundi está bien orientado. - Lucifer...- Susurró Tyr.- Es lo que le dije al diablo. - ¿Qué le dijiste? - Que la fórmula de IAO esta desgastada. El sol no se pone al oeste, ni nace al este. Somos nosotros quienes nos movemos. En realidad, como aquí en Agartha, el sol es siempre el mismo. - El sol triunfante.- Dijo Carlo Magno. - Así es, en el polo el sol nunca muere.- Cuidadosamente cargó la estatua, mientras los demás miraban horrorizados. Colocó al Preste Juan mirando al norte y hubo un ligero temblor. - ¿Qué fue eso? - Los polos se están ajustando.- Dijo Hugo. Hubo un eco profundo y todos voltearon hacia la puerta del sur. Las antorchas dejaron de encender con fuego e iluminaron con una luz pura. La puerta sur se iluminó como si a lo profundo del túnel existiera un sol color amarillo. Enormes puertas hechas de ambar se cerraron y la luz fue esparcida por las piedras bañando una cuarta parte de Agartha con diferentes tonalidades de amarillo. Inmediatamente después de otro ligero temblor, la puerta del oeste se iluminó de la misma manera, pero con un sol rojo. Puertas de rubíes se cerraron y otra cuarta parte de Agartha se iluminó con todas las tonalidades del rojo. La siguiente fue la puerta del este, con un sol azul y con puertas de aguamarina y zafiros azules. La última puerta fue al norte, con un sol blanco y con una puerta de diamantes. Cada una de las fuentes de luz bañaba una cuarta parte y al centro Preste Juan tenía todos los colores. La piedra se hizo piel y tejido. El rey del mundo despertó. La expedición se hincó ante él. - Bendito, bendito, bendito y bendito.- Fueron sus primeras palabras. Tyr levantó el rostro y se maravilló ante él. Sus rasgos eran finos y su mirada repleta de calma. Le recordó a los ojos del hiperbóreo y la calma que habitaba en ella fue como un lenguaje sin palabras. Recordó su momento de iluminación y estaba segura que el rey, emperador y Papa, existía incondicionadamente por los siglos.- ¿Cuál es tu nombre? - Soy Tyr, su excelencia. Nosotros le hemos despertado de su letargo. - No era letargo, sino espera. - Es el fin del mundo.- Preste Juan sonrió con dulzura. - Siempre es el fin del mundo, a cada momento. Con cada respiración se absorbe al cosmos y se desintegra, con cada exhalación se crea uno nuevo. - Nuestro mundo está en peligro Preste Juan, por eso hemos venido. - ¿Temen al final? Cada semana es la misma historia. En domingo es creado, el lunes la edad de oro y el martes la decadencia. El miércoles surge una edad de plata y los mortales festejan de nuevo. Todos juran que la edad de los héroes durará para siempre. El jueves se dejan llevar por sus

instintos y desde lo alto de las montañas sagradas se rasgan sus vestiduras. El viernes comienza la edad de cobre, el hombre ya está cansado y como un animal malherido anda dando de tumbos y lanzando mordidas. El sábado cae el sol en un equinoxio y todos se golpean su cabeza con piedras para morir más rápido. La semana comienza de nuevo y en domingo se crea otro mundo. - Estamos en sábado. - Lo sé. Lo he visto muchas veces antes. Y he conocido a muchos como ustedes, aunque no siempre me conocían con el mismo nombre. - Los ángeles y los demonios pelean entre ellos y amenazan al reino de los mortales. Nos han olvidado, pero nosotros no olvidaremos. Sé que me advierte que esto se repetirá infinidad de veces, pero mi Voluntad es fuerte. - Aquel que comprende la rueda y no enloquece, es en verdad un dios que porta el anillo del eterno retorno.- Preste Juan le mostró sus manos, repletas de anillos. - ¿Entonces nos dirá que estamos fracasados desde el inicio? - No, al contrario. Ya ganaron, y no podrían perder. Incluso si pierden, todos esos ángeles y demonios no durarán para siempre. La luz hará otra inhalación y otra exhalación. - Buscamos al destino, para cambiar lo que está escrito. Tengo entendida que hay un camino en Agartha que conduce hasta él. - Hay caminos ocultos en Agartha que conducen a todas partes. Les mostraré el camino, pero no iré con ustedes. Mi lugar está aquí.- Preste Juan señaló con su espada a la puerta del oriente.- Hay un camino oculto en la pared, es una pequeña abertura casi invisible. Cuenten mil antorchas y la encontrarán. Pero me temo que no pueden irse. - ¿Por qué? - No están listos Tyr. Veo entre ustedes a muchos héroes. Hay un rey de plomo que limita y enfoca, hay un emperador que extiende los límites y provee, un guerrero veloz que ordena y elimina y la copa que es el entendimiento. Aún les falta un elemento a su pequeño ejército. - Díganos cuál es su Alteza, para que podamos conquistarlo.- Dijo Hugo el pagano. - Si quieren encontrar al Destino tendrán que conquistar la luna.- Los expedicionarios se miraron confundidos. - Está muy lejos.- Se quejó Arturo en voz baja. - En la luna se encuentran los gérmenes de la manifestación, las semillas necesitadas del agua sagrada del grial y del calor del sol. La gran madre conoce el arte del equilibrio y a través de ella todo es posible. Es el reino que ustedes conocen como el reino de Thot. - No creo que el dios cabeza de ibis nos dé su reino.- Dijo Tyr con dudas en su voz. - Lo tomaremos entonces.- Dijo Hugo golpeándose el pecho.- Lo someteremos para triunfar. - Así sea. Las hadas y los duendes elaboraron concienzudos mapas de todos los caminos que veían en Agartha, incluyendo el camino al destino. La expedición se preparó para partir cuando todos los caballos hubiesen bebido y los soldados guardaron de los deliciosos frutos de los extensos jardínes de la ciudad como provisiones. Juraron lealtad al Preste Juan y se marcharon haciendo sonar sus espadas y escudos. Conquistarían el reino de Thot, así tuvieran que matarlo.

Invocación de Mercurio Sinopsis: Altar: Tela amarilla, velas, incienso, copa con agua, vara mágica, dagas para desterramiento. Arcano del Tarot: El Mago Colores: Amarillo brillante con violeta como complementario Tiempo ideal: Miércoles, durante una hora planetaria de Mercurio Esencias: Macia y storax

Ritual: 1.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 2.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 3.- Realiza el ritual de purificación con agua y consagración con fuego 4.- Desenvuelve la vara mágica 5.- Realiza el ritual de la cruz cabalística 6.- Realiza una invocación de las fuerzas divinas que le son compatibles 7.- Invoca a Mercurio en cada uno de los cuatro cuadrantes, y sobre el altar. Traza lo sigilos apropiados y vibra los nombres sefiróticos de la jerarquía de Hod 8.- Realiza el ritual de adoración del Señor del Universo 9.- Afirma las intenciones mágicas 10.- Envuelve la vara mágica 11.- Despójate de todas las formas divinas asumidas durante el ritual 12.- Realiza el ritual mayor de desterramiento del Hexagrama para el planeta Mercurio, al desterrar Mercurio en cada uno de los cuadrantes, así como sobre el altar. 13.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 14.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 15.- Declara cerrado el templo.

Capítulo 10 El sacrificio del toro 16:10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia, y su reino fue convertido en tinieblas. Se mordían las lenguas de dolor 11 y blasfemaron al Dios del cielo por sus dolores y sus llagas, pero no se arrepintieron de sus obras. Apocalpsis

E

va y Lucifer acamparon junto a los cátaros que aún sobrevivían, ocultos en las

montañas. Pan fue recibido con honores y en el campamento escuchó sobre los gnósticos que aún vivían y que le recibirían como a un profeta. Eva fue vestida como ellos, con telas de muchos colores y colguijes de oro sobre su cuello, sus muñecas y su cabeza. Pan la miró bailando frente a la fogata y por un momento sus preocupaciones se esfumaron. Encontraría a los rebeldes, haciendo un ejército con ellos encontraría a Tyr y lucharían todos juntos. A la mañana el campamento se levantó y caminaron a un monasterio escondido entre las colinas. Las monjas habían vendido sus almas al diablo en masa, cometiendo toda clase de actos bestiales. El monasterio se había hecho invisible a los ángeles y en él habitaban gnósticos y hermetistas. Pan enseñó magia y el arte de las permutaciones, como en los viejos días. Eva aprendió rápidamente y estudió de los pergaminos antiguos buscando pistas para encontrar a los demás rebeldes. Al tercer día, mientras se preparaban para una larga peregrinación, alguien tocó a la puerta. El forastero se cubría con harapos y pidió asilo. Mientras tomaba sopa caliente estudió los rostros y se concentró en Eva. La mortal afinaba detalles con varios místicos hasta que reparó en el harapiento, y supo que no era extraño alguno. - ¿Abel? Lucifer escuchó el nombre estando del otro lado del comedor y desenvainó su espada. Abel se deshizo de sus harapos y preparó una flecha envenenada. Pan rescató a Eva a tiempo, y la flecha se clavó encima de ellos. Usando el arte de las permutaciones Lucifer convirtió a las pesadas mesas en sabuesos que atacaron a Abel. Cargando a Eva subió corriendo las escaleras, reventó la ventana con una seña y saltó lejos del monasterio. - Él ya no es tu hijo.- Le explicó Lucifer a Eva mientras corría hacia los montes.- Es un cazador, un asesino que como Caín recorre la Tierra desde el principio. Sólo que, a diferencia de Abel, él lo deseó así. - ¿Mi propio hijo quiere matarme? - Sí, y tiene tanta experiencia haciéndolo que podría hacerlo.- Detrás de ellos el monasterio se prendió fuego y Abel salió por la puerta principal. Con la velocidad del viento corrió hacia ellos, empuñando una larga espada. - Se está acercando. - ¡Thot!- Lucifer invocó al dios cabeza de ibis y la brecha se formó frente a ellos. - Lucifer, me preguntaba cuándo...- Thot vio a Abel y entendió la mirada de pánico en los ojos del diablo. El dios de la doble vara de poder tomó a Eva de la muñeca. - Llévatela lejos, yo lo distraeré. - Me quedaré contigo.- Dijo Thot. - No, puede seguir la brecha y encontrarla. Tienes que quedarte a su lado. - Pan,- Eva se lanzó contra Lucifer y lo besó con todas sus fuerzas.- te amo. - No voy a perderte Eva, nunca. Thot y Eva desaparecieron. Lucifer se dio vuelta y bloqué la espada de Abel con la suya. Era casi tan fuerte como él, más rápido y nada parecía dañarlo. Lucifer brincó a la empinada ladera de la montaña, sosteniéndose sobre sus patas de cabras. Con un movimiento de manos la montaña se vino abajo como un alud, enterrando al cazador bajo toneladas de tierra. Aprovechando la distracción Lucifer abrió la brecha y se preparaba para ir a cualquier otra parte del mundo, cuando Abel emergió de entre la tierra y saltó sobre él, clavándole un cuchillo en el hombro. Cruzaron juntos la brecha y emergieron del otro lado en un abandonado parque ferrocarrilero. Lucifer le tenía del cuello, Abel retorcía su cuchillo. El diablo lo lanzó contra un abandonado tren y éste se dobló en

dos como si fuera de papel. El diablo agarró los fierros retorcidos y éstos se calentaron al rojo vivo. Abel no se quejó ni un momento, de entre las ruinas saltó hacia el diablo con su espada al aire. Lucifer se apartó a tiempo y, concentrándose, elevó las piedras que les rodeaban por doquier y formó un tornado de filosas piedras que golpearon al cazador. Abel fue golpeado miles de veces y finalmente hubo sangre. De entre la golpiza, y aguantando el dolor, tomó su arco y disparó con tan precisión que la flecha voló justo entre las piedras. Pan fue alcanzado en un brazo y su hechizo se rompió. Abel atacó y Lucifer, desesperado, se movió a tiempo y le tomó del brazo mientras se dejaba empujar por la fuerza centrífuga. Mientras salían disparados el diablo golpeó a Abel hasta que su nariz se reventó. Al llegar a los bordes, en el inconsciente colectivo, Lucifer se aferró a su cazador y se dio vuelta, de manera que Abel golpeara el suelo primero. El piso de losas negras y blancas se reventó en mil pedazos y Abel dejó a su alrededor un enorme cráter. Mientras se levantaba el diablo se sacó el cuchillo del hombro y se lo lanzó, enterrándolo en su pierna derecha. Lucifer se sorprendió al ver alrededor. El demiurgo había muerto, y tras la caída de Barbelos reverdecía el inconsciente colectivo con nuevas y fantásticas estructuras. Pan se escondió en un palacio entre dos ríos, donde enormes monstruos marinos de 30 cabezas, cada una de un animal diferente, lanzaban mordidas y susurraban secretos. Abel le encontró con facilidad, siguiendo el rastro de azufre. Y aquella era precisamente la idea. Comandando a los monstruos marinos Abel se defendió de sus cabezas con su espada y sus flechas. Rápidamente se dio cuenta que no podría ganar, por lo que brincó sobre una cabeza de gallo, dio un brinco a una cabeza de tiburón y de ahí saltó hacia el palacio. Lucifer lo esperaba con su espada, y le cortó el pecho, abriendo una herida profunda. Abel, gritando histéricamente, corrió contra él como una locomotora y lo arrastró por el corredor hasta salir disparados por la ventana. Ése era parte del plan de Lucifer. Cayeron al océano de la psique profunda y primitiva, Lucifer abrazó a Abel y se hundieron pesados como piedras. El diablo contaba con que las mareas ahogarían a Abel, pero se equivocó. El cazador ya no tenía imaginación, ni consciencia alguna. Era poco menos que una máquina, y las aguas se abrieron a su alrededor. Abel logró desenvainar su espada y Lucifer se separó antes que pudiera atravesarlo. Mientras caían a lo profundo del océano Pan abrió la brecha para escapar. Abel disparó una flecha con cadena, y le siguió. Salieron de la brecha en una selva. Lucifer, sangrando y adolorido, sacó su espada y se preparó para lo peor. Abel, quien también estaba en malas condiciones, emergió y se detuvo. Pan gritó adolorido y blandió su espada, pero su contrincante no respondió. La batalla había terminado, aunque Lucifer no entendía por qué, hasta que escuchó el batir de las alas detrás de él. Al ver a los arcángeles Pan comprendió que había perdido. - Bajen de ahí para que les corte la cabeza. - Se acabó Lucifer.- Dijo Miguel.- Vendrás con nosotros. - ¿Para luchar por el cielo? Imposible. Hamaliel ya trató de convencerme y no pudo. - Mataremos a Eva si ni lo haces, la mandaremos al infierno. ¿Te imaginas lo que le harán, o lo que harían hacer a ti con Eva como chantaje? - Como ustedes hacen ahora. No encontrarán a Eva. - No seas ingenuo Pan, ella se esconde en el reino de Thot, ¿dónde más estaría? Lo conquistaremos, tú lo sabes. No puede esconderse de nosotros y tú tampoco. Se requiere de un sacrificio.- Lucifer lo pensó largamente y lloró. - Encadénenme bien, porque si me libero los mataré a todos.- Y así, el diablo se sacrificó por amor.

FRAGMENTO DEL RITUAL MITRÁICO PARA INICIARSE EN EL MISTERIO VII La cuarta expresión 1. ¡Acércate, Oh Señor! Ante ésta expression Sus Rayos se volverán hacia ti, y tú estarás entre ellos. 2.- Cuando, entonces, tú hayas hecho esto, verás un Dios, en la flor de su edad, en radiante belleza, y con cabellos de fuego, en una túnica blanca y manto escarlata, usando una Corona de Fuego. De inmediato Salúdalo con el saludo del fuego y serás como él.

Capítulo 11 La conquista III:17. No temáis en absoluto; no temáis ni hombres, ni Destinos, ni dioses, ni cosa alguna. No temáis al dinero, ni a la hilaridad de la tontería de la gente, ni a ningún otro poder en el cielo o sobre la tierra o bajo la tierra. Nu es vuestro refugio así como Hadit es vuestra luz; y yo soy la fortaleza, fuerza, vigor de vuestros brazos. Liber al vel Legis

T

hot llegó al cuarto reino y de inmediato tomó prestada una carroza en una de las

villas fuera de la ciudad. La neblina seguía ahí, y por más que trataban de calmar a la gente, en todo momento había docenas, a veces cientos, de iniciados que vendían sus almas. Ahora hasta los iniciados sabían que había un traidor, y las especulaciones se tornaban violentas en las tabernas y en las calles. El dios cabeza de ibis tomó un camino rápido entre los doce anillos, que le permitía llegar de una puerta a otra, que no se encontraban consecutivamente, maniobrando en callejuelas entre edificios. Eva no dejaba de preguntar por Lucifer, y Thot no sabía qué decirle. Se conformó con repetirle que Pan se encontraría con ellos en cualquier momento, cuando se hubiese liberado. - Bienvenido de regreso, dios cabeza de ibis.- Llegaron al palacio central y el mago Agrippa se ocupó de la carroza. - Ella es Eva, es nuestra invitada.- Agrippa besó su mano haciendo un cortés ademán.- Debe ser protegida a toda costa. Con nuestras vidas si es necesario. - Gracias.- Le dijo Eva. - Por un instante pensé en entregarlo a los ángeles, quien debe pedir disculpas soy yo.- Thot se volvió a Agrippa y acercando su pico a su oreja preguntó.- ¿Están Hermes y los demás? - No han salido, mi señor. Sospecho que discuten la manera de detener a la niebla que ha seguido creciendo. Seguimos perdiendo iniciados, pese a nuestros mejores intentos. - Espero que tengan una solución. Subieron por invisibles escaleras de cristal y Eva se sorprendió al mirar hacia arriba. Eran cúpulas enormes con frescos vivos con dioses paganos que se movían continuamente, enseñando sus misterios a quien sabe qué observar. Cruzaron una sala con columnas de piedra filosofal, con pavorreales con enormes colas de mil colores, con paredes adornadas con tapices que eran en realidad puertas y puertas que no eran sino pinturas. Cruzaron por uno de los tapices a un jardín a un lado de un castillo donde una mujer y un hombre pisoteaban un dragón y juglares cantaban hechizos. Al cruzar un camino con flores salieron de otro tapiz y de regreso al palacio. Caminaron por las paredes a largas escaleras que les llevaron, a través de un angosto pasadizo oculto detrás de robustos cedros, el camino les regresó al suelo y Thot empujó una pesada puerta roja hacia una enorme sala que, por lo que Eva pudo calcular, debía medir el doble que el palacio en su extensión. Las sillas alrededor de la mesa de roble estaban vacías. - ¿A dónde se han ido estos?- Thot probó en una de las cuatro puertas de oro, sin suerte. Eva probó en otra puerta, que daba a unas escaleras de plata, sin encontrar a nadie. - Dios de la doble vara de poder.- La puerta del fondo se abrió y Orfeo entró a la sala con su lira y alisándose la toga.- Le había estado esperando. - ¿Dónde están Hermes, Asclepio y Janus? - Ocupados, pero bien. Descubrieron la causa de la neblina.- Orfeo señaló al altísimo techo, donde se encontraba otra puerta dorada. Thot y Eva la miraron confundidos, hasta que se abrió y una legión de ángeles descendió armada. La puerta detrás de Orfeo también se abrió, revelando más tropas, quienes habían capturado a Hermes y a los demás. - Orfeo, ¿qué has hecho?- Eva corrió hacia el camino por el que habían llegado, pero un par de ángeles la detuvo. - Lo que alguien tenía que hacer. Todos ustedes estaban demasiado ciegos para darse cuenta. Te dije que teníamos que pactar con los ángeles. Soy un matemático Thot, y ellos representan el orden, la medida de oro. - Debilitaste las defensas para la invasión.- Thot repelió a los soldados que se acercaban al empuñar su doble vara de poder.

- Es inútil resistirte Thot. Los demonios atacan dentro de las murallas del cielo y podrían llegar hasta las puertas, pero ahora ellos tienen a Lucifer y ahora tienen a Eva. Iba a pasar tarde o temprano, era lógico.- Los ángeles mostraron a sus amigos, encadenados y arrodillados. Los ángeles pusieron sus espadas en sus cuellos y el mensaje era claro. Thot soltó la vara y cincuenta ángeles se le tiraron encima, para encadenarlo.- Déjenlo que lo vea. Quiero que lo vea. Los ángeles se llevaron a Eva y a los dioses, pero a Thot le arrastraron con doradas cadenas. Bajaron las escaleras y lo sacaron al balcón, donde le obligaron a hincarse. Orfeo les había mostrado todos los caminos y les había abierto todas las puertas. Las oleadas doradas y repletas de luz chocaron contra las murallas, pero las defensas no duraron mucho. Del palacio marcharon fuera muchas legiones que atacaron desde adentro. La batalla no duró mucho. Los ángeles sobrevolaban toda la ciudad y obligaban a los iniciados a hincarse y mirar hacia el balcón. Los gritos de horror y el ruido de la escaramuza llegaron hasta Thot. Los iniciados estaban siendo encadenados, soldados para las legiones angelicales en la lucha por las puertas doradas. Thot miró y lloró, gritando de agonía y agitando su pico. Había ayudado a destruir Aries, había traído el fin del Eón de Isis y ayudado a crear la fórmula de IAO. Había visto a la destrucción como un paso necesario para construir algo mejor. Ahora finalmente sus esfuerzos se tornaban en su contra. El dios de la sabiduría se rindió y las cadenas se le hicieron más ligeras. Las rojas arenas estaban muy lejos y su espíritu estaba pesado con remordimientos. - ¿Qué es eso?- Preguntó uno de los ángeles. Orfeo se asomó por el balcón y Thot levantó la mirada. - Tyr.- Dijo el dios de la sabiduría y levantó la frente. - Sáquenlo de aquí.- Ordenó Orfeo.- Vámonos. Tyr y su ejército cabalgó por la puerta del este. Los ángeles atacaron pensando que sería fácil, pero los dos primeros regimientos fueron aniquilados sin que el ejército perdiera el ritmo. Entraron a la ciudad manchados de sangre, cortando cabezas y disparando certeras flechas a los ángeles sobre ellos. Los templarios, veloces y aguerridos, llevaron al ejército angelical, a perseguirlos hacia un punto donde parecía haber una calle sin salida. Mantuvieron terreno con fiereza, mientras que Tyr y sus comandantes le daban la vuelta al anillo, eludiendo a sus atacantes. Aparecieron detrás de los templarios, cabalgando atravesando las ventanas de los edificios, y se lanzaron contra los ángeles. La fuerza de Tyr había crecido aún más, y de un solo golpe podía derribar cinco ángeles. Su caballo fue atravesado con docenas de flechas, pero su armadura resistió los embates. Usó ruinas de los muros como escudos y derrumbadas columnas como garrotes. Uno de los templarios se escabulló cargando con un bulto. Cuidadosamente cruzó por los doce anillos, brincando sobre casas y escondiéndose en abandonados laboratorios alquímicos. Cuando estuvo cerca de los prisioneros, en el segundo anillo, lanzó su bulto por encima de la muralla y al caer reveló la cabeza del arcángel Rafael. Los ángeles dieron la alarma, pero era demasiado tarde. Los iniciados entendieron el mensaje demasiado bien y se defendieron. Los caballeros de la mesa redonda llegaron a tiempo para cortar la legión angelical que los apresaba en dos franjas. Los magos les hicieron hechizos que los cegaron, los alquimistas recuperaron de entre sus frasquitos extrañas pociones que los tornaron en piedra, los místicos y los iniciados usaron sus propias armas contra ellos. Los ángeles les triplicaban en número, incluso contando con el desorganizado ejército de iniciados, pero no conocían el terreno. El cuarto reino está repleto de caminos poco explorados, de peligros en los lugares menos sospechados y de trampas para los ignorantes. La mayor parte de los iniciados se ocultaron en un parque y esperaron a que los ángeles les persiguieran. Los caballeros de la mesa redonda les gritaban para que les siguieran y abandonaran aquella posición suicida. Los

ángeles cayeron en la trampa, todos los árboles de aquel parque convertían a quien los tocara, en estatuas de piedra. El ejército de Carlo Magno liberó a todas las criaturas fantásticas y los dragones atacaron desde el cielo, mientras que los cíclopes, los ogros y los elementales forzaron a los ángeles a arrinconarse en el sexto anillo, justo cuando Tyr y su ejército se abrían paso. - Mátenlos a todos.- Dijo Hugo el pagano.- Y no se detengan hasta que su sangre nos llegue al cuello. Los iniciados rompían filas constantemente, al principio los templarios los obligaban a mantenerse atrás, pues carecían de experiencia militar, pero los habitantes del cuarto reino tenían un plan. Empujaron a los ángeles a un lago, y éstos se dejaron. Los ángeles ganaron terreno, pues sólo ellos podían caminar sobre el agua. Los alquimistas, que habían desaparecido de la batalla para correr a sus laboratorios regresaron cargados de botellas y sacos de cuero. Usando su real arte convirtieron al agua en alcohol y le prendieron fuego con una flecha encendida. Lo que quedaba del ejército angelical, media legión golpeada y con sus alas a medio desplumar, se fueron volando. Los iniciados celebraron la victoria y tomaron a Tyr para cargarla sobre sus hombros. - No tendremos mucho tiempo, vendrán más.- Decía Tyr mientras la transportaban a un jardín donde le ofrecían toda clase de delicias. - Los ángeles están ocupados luchando en las puertas del cielo, podrían tardar en enviar refuerzos.Dijo Apolonio de Tiara.- Además, se han llevado lo que querían, a Thot y a Eva. - Nos uniremos a ustedes.- Dijo Agrippa.- Vayamos al cielo y recuperemos a nuestro dios cabeza de ibis. Con nuestras fuerzas combinadas seremos un ejército ejemplar. - Luchamos contra una porción minúscula del ejército angelical.- Dijo Arturo.- Pelear contra todos ellos sería suicida, por no contar que lucharíamos también contra el infierno. - ¿Cuántos soldados somos?- Le preguntó Hugo el pagano a uno de sus hombres. - Poco más de tres mil hombres, pero seguramente más, no los pudimos contar debidamente. Además de los dragones y del ejército del emperador que ha crecido considerablemente. - Ésos son buenos números.- Dijo el emperador mientras comía la comida que le habían puesto a Tyr.- Éste lugar es fascinante, no me molestaría reagruparnos aquí. - No iremos al cielo.- Anunció Tyr a despecho de muchos.- Hemos venido a conquistar este reino, solo para encontrarlo en llamas. Iremos al Destino, quien quiera ser libre que venga con nosotros, quien quiera morir como un perro, puede quedarse aquí. La hora ha llegado, les mostraremos a los ángeles y a los demonios que ellos existen para servirnos a nosotros y no al revés. Que graben esto en las cuatro puertas del cuarto reino para que los ángeles lo vean cuando regresen. Las cinco pesuñas de camello, Vini Veri Veriversum Vivus Vici, el poder de la verdad, cuando en vida, conquisté el Universo. Salieron del cuarto reino dejándolo completamente abandonado. Los iniciados se sumaron al ejército de Tyr y marcharon detrás de los templarios y delante de la legión de dragones y ogros. Tyr cabalgó al frente sosteniendo su fasce sobre su cabeza. La tierra temblaba con la marcha y Tyr sabía que el cielo temblaría cuando llegaran a su destino.

Invocación de Luna Sinopsis: Altar: Tela azul, velas, incienso, copa con agua, vara mágica, dagas para desterramiento. Arcano del Tarot: La Sacerdotiza Colores: Azúl. Tiempo ideal: Lunes, durante una hora planetaria de Luna Esencias: Jasmín, sangre menstrual y alcanfor. Ritual: 1.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 2.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 3.- Realiza el ritual de purificación con agua y consagración con fuego 4.- Desenvuelve la vara mágica 5.- Realiza el ritual de la cruz cabalística 6.- Realiza una invocación de las fuerzas divinas que le son compatibles 7.- Invoca a Luna en cada uno de los cuatro cuadrantes, y sobre el altar. Traza lo sigilos apropiados y vibra los nombres sefiróticos de la jerarquía de Yesod 8.- Realiza el ritual de adoración del Señor del Universo 9.- Afirma las intenciones mágicas 10.- Envuelve la vara mágica 11.- Despójate de todas las formas divinas asumidas durante el ritual 12.- Realiza el ritual mayor de desterramiento del Hexagrama para Luna, al desterrar Luna en cada uno de los cuadrantes, así como sobre el altar. 13.- Realiza el ritual menor de desterramiento del pentagrama 14.- Realiza el ritual menor de desterramiento del hexagrama 15.- Declara cerrado el templo.

Capítulo 12 Gravedad I:52. Si esto no se hiciere como es debido; si se confunde las marcas del espacio, diciendo: Ellas son una; o diciendo, Ellas son muchas; si el ritual no fuere siempre por mí: ¡entonces aténgase a los juicios horrendos de Ra-Hoor-Khuit! Liber al vel Legis

A

zufre y humo ascendían hasta el segundo coro del cielo. Los demonios habían

empujado hasta las puertas del cielo y se preparaban a derribarlas con la ayuda del ejército del purgatorio. El ejército infernal no cejaba ni por un momento y los ángeles eran incapaces de recuperar ni un metro del terreno perdido. Las metálicas y ardientes botas de los demonios achicharraban lo que pisaban y muy pronto matarían toda vegetación en los jardines del primer coro. Los arcángeles escucharon de las noticias del cuarto reino sin preocuparse mucho, después de todo tenían a Lucifer y a Thot. Los ángeles trataron de hacer fosos y de luchar en trincheras, pero los demonios empujaban a las almas malditas por los cientos hasta que sus cuerpos cubrían las trincheras. Las altísimas puertas doradas fueron asaltadas primero con ganchos encadenados que docenas de soldados del purgatorio jalaban con todas sus fuerzas. Los ángeles cortaban las cadenas tan rápido como eran puestas, pero los ganchos no dejaban de ser lanzados. Súbitamente las puertas se abrieron un poco, lo suficiente para que salieran cientos de legiones angelicales y de entre ellos las dos armas especiales. Lucifer había sido encadenado del cuello y de su cintura, sus doradas e irrompibles cadenas se extendían hasta un carruaje de oro donde un grupo de ángeles tenían instrucciones de jalar de las cadenas si el diablo daba muchos problemas. Había perdido toda consciencia al ser enjaulado, y se lanzaba furioso de un lado a otro con una enorme hoja de espada. Lucifer avanzó a toda velocidad, despedazando demonios y soldados del purgatorio. El poco conocimiento sobre las permutaciones que quedaba en su mente embotada por el sufrimiento, era aplicado en cada uno de sus golpes. Cada vez que su rudimentaria espada cortaba carne todos, ángeles incluidos, se convertían en estatuas de sal en un perímetro de varios metros. Los demonios perdieron terreno, temiendo la furia de quien antes hubiese sido el rey del infierno. Lucifer gritaba y escupía sangre, miraba con furia y con su mirada prendía fuego a quien viese. Con la nueva ventaja los ángeles cortaron al ejército enemigo en dos hasta llegar a las murallas. Establecieron anchas falanges en seis flancos y repelieron a las hordas mientras interminables olas de ángeles salían de las puertas del cielo. Miguel voló más alto de lo que las flechas demoníacas podían ascender y contempló el campo de batalla. Innumerables torres de huesos y piedras se alzaban protegiendo bases militares. En el suelo achicharrado habían formado túneles y canales mediante los cuales la sangre de los ángeles fluía hasta los fuertes y las bases militares. Miles de ágiles demonios se dedicaban a recuperar a los cadáveres para reciclarlo todo, carbón para armaduras, sangre aceitosa para las fogatas, huesos para las construcciones. Prestaban más atención a los cuerpos de ángeles, cuya sangre era preciada y cuyos metales en las espadas, escudos y arcos eran fundidos y reutilizados. Habían logrado cierto equilibrio de fuerzas, pero sabía que los demonios lucharían por siglos y el elemento sorpresa les había ganado mucho terreno. Contempló legiones de ángeles que se internaban más allá del frente de batalla, volando alto y disparando rápidamente. Su dorada piel resiste como el metal no duraba para siempre. Vio ángeles atravesados por lanzas en la garganta, otros que perdían sus ojos, algunos que se quedaban sin alas y se desplomaban justo en medio de un mar de soldados enemigos. Con la ayuda de Lucifer recuperaban las murallas y establecían mejores defensas, no sería suficiente pero era un avance. Los flancos demoníacos alrededor de las murallas estaban siendo debilitados, el momento se acercaba de emplear a Thot. Miguel descendió cerca de las puertas de oro y trató de limpiarse la sangre de su rostro y de su armadura, pero había demasiada. - Ya casi es momento.- Los demás arcángeles abandonaron la batalla y se acercaron.

- Incluso si ganan, ¿qué quedaría? - No me convencerás a mí con tu retórica y tus trucos filosóficos. Pelearás por nosotros o matamos a tus compañeros dioses. No es sabio retar a un arcángel. - ¿Ya está bien encadenado?- Gabriel se aseguró que las cadenas fueran fuertes y le hizo una seña a un ángel para que trajera la doble vara de poder de Thot.- ¿Conoces tu misión? - No tienen mucho con qué amenazarme, los dioses estamos listos para morir. Y no tienen mi reino. - Lo tenemos, ahora mismo hay quince legiones en el lugar. Está vacío, tus ciegos seguidores ignorantes prefirieron huir con la Nephilim. - No huyen, marchan.- Dijo Thot. Gabriel le entregó su arma y le señaló hacia la muralla. - Pártelos en dos, usa toda tu magia y concéntrate en el purgatorio.- El arcángel estaba listo para enviarlo a la batalla, cuando Miguel le detuvo agarrándole el brazo. - Has dicho que marchan, ¿hacia qué dirección? - Qué importancia da.- Se mofó Uriel.- Habrá matado a Rafael, pero ella es una mortal insignificante. Tendremos control del segundo reino y entonces no tendrá donde esconderse. - ¿Adónde marchan, reliquia inservible?- Miguel tomó a Thot del cuello y apretó. - Su ejército ha crecido, ya no es insignificante.- El arcángel apretó con más fuerza hasta que Thot soltó su vara. Miguel le dejó ir y Thot cayó hincado luchando por respirar y tocándose su emplumada garganta.- Ángeles idiotas, ella marcha al destino. - No.- Miguel sintió más pesada su espada y cerró los ojos. El ruido de la batalla dejó de existir y envuelto en la oscuridad se sintió desnudo y solitario. Ni siquiera sus dudas le acompañaban, pues se habían hecho certezas.- Desvíen todos los batallones al destino ahora mismo. - ¿Para qué? No cambiará nada si arruina a la máquina. Lo dicho, dicho está y lo escrito no se borra nunca. Es una niña tonta que lucha por algo que no servirá de nada. - He dicho que lo desvíen.- Rugió Miguel con tanta fuerza que su rugido se escuchó por encima de la batalla y su cabello se despeinó tanto que parecía más un león furioso que un arcángel.- Todo lo que tengamos disponible. Envíen a las legiones del cielo también, y a todo ángel que podamos usar. - Perderíamos la guerra hermano, los demonios estarían pisando el cielo en cuestión de horas. - Déjalos que lo que hagan, que le prendan fuego a todo hasta que el tercer coro se ahogue con el humo y la luz se opaque. Envíen todo al destino ahora mismo. - Pero, ¿por qué? - Por qué sé dónde está el Padre.

LIBER STELLAE RUBEAE Un ritual secreto de Apep, el Corazón de IAO-OAI, transmitido a V.V.V.V.V. para su uso en cierto asunto de Liber Legis, y escrito bajo la cifra 666 Apep deifica a Asar. ¡Que excelentes vírgenes evoquen regocijándose, hijo de la Noche! Este es el libro de culto sumamente secreto de la Estrella Rubí. No será dado a ninguno, salvo a los desvergonzados de hecho como de palabra. Ningún hombre entenderá este escrito — es demasiado sutil para los hijos de los hombres. Si la Estrella Rubí ha derramado su sangre sobre tí; si en la época de la luna has invocado por la Iod y la Pe, entonces puedes tú tener parte en este sacramento sumamente secreto. Uno instruirá a otro, sin ningún interés en los asuntos del pensamiento de los hombres. Habrá un altar claro en el medio, extendido sobre una piedra negra. Al frente del altar oro, e imágenes gemelas en verde del Maestro. En el medio una copa de vino verde. Al pie la Estrella de Rubí. El altar estará enteramente descubierto. Primero, el Ritual de la Estrella Llameante. Luego, el ritual del Sello. Luego, las adoraciones infernales de OAI. También tú excitarás las ruedas con las cinco heridas y las cinco heridas. Entonces tú excitarás las ruedas con el dos y el tres en el medio; incluso Saturno y Júpiter, Sol y Luna, Marte y Venus, y Mercurio. Entonces el cinco — y el sexto. También el altar humeará ante el maestro con incienso que no tiene humo. Aquello que tiene que ser negado será negado; aquello que tiene que ser pisoteado será pisoteado; aquello que tiene que ser escupido será escupido. Estas cosas serán quemadas en el fuego exterior. Por otra parte el maestro dirá como quiera palabras suaves, y con música y lo demás impulsará a la Víctima. También matará a un niño pequeño sobre el altar, y la sangre cubrirá el altar con perfume como de rosas. Entonces aparecerá el maestro como Él debería aparecer — en Su gloria. Se estirará a sí mismo sobre el altar, y lo despertará a la vida, y a la muerte. (Porque así ocultamos esa vida que está más allá). El templo se obscurecerá, salvo por el fuego y la lámpara del altar. Ahí él encenderá un gran fuego y uno devorador. También él golpeará el altar con su azote, y la sangre fluirá de allí. También él habrá hecho que florezcan rosas sobre éste. Al final él ofrecerá el Sacrificio Vasto, en el momento en que el Dios lame la llama sobre el altar. Tú realizarás todas estás cosas estrictamente, observando el momento. Y el Amado habitará Contigo. Tú no desvelarás el mundo interior de este rito a nadie: por consiguiente lo he escrito en símbolos que no pueden ser entendidos. Yo que revelo el ritual soy IAO y OAI; lo Derecho y lo Contrario. Estos son iguales para mí. Ahora, el Velo de esta operación se llama Vergüenza, y la Gloria habita dentro. Tú confortarás el corazón de la piedra secreta con la sangre cálida. Tú harás una sutil decocción de deleite, y los Vigilantes beberán de ésta. Yo, Apep, la Serpiente, soy el corazón de IAO. Isis aguardará a Asar, y yo en el medio. También la Sacerdotisa buscará otro altar, y realizará mis ceremonias sobre éste.

No habrá ningún himno ni ditirambo en mi alabanza y la alabanza del rito, viendo que esto está completamente más allá. Tú te asegurarás de la estabilidad del altar. En este rito tú estarás solo. Te daré otra ceremonia por la cual muchos se regocijarán. Ante todo que el Juramento sea firmemente tomado mientras tú elevas el altar desde la tierra negra. Con las palabras que Tú sabes. Porque yo también te juro por mi cuerpo y alma que nunca será partido en dos que yo moro dentro de tí enroscado y listo para saltar. Te daré los reinos de la tierra, Oh, tú, Quien ha dominado los reinos del Este y del Oeste. Yo soy Apep, Oh tú, El matado. Tú te matarás a tí mismo sobre mi altar: tendré tu sangre para beber. Porque soy un poderoso vampiro, y mis hijos chuparán el vino de la tierra que es sangre. Tú volverás a llenar tus venas del cáliz del cielo. Tú serás secreto, un temor para el mundo. Tú serás exaltado, y ninguno te verá; exaltado, y ninguno te barruntará. Porque hay dos glorias diversas, y tú que has ganado la primera disfrutarás la segunda. Brinco con alegría dentro de tí; mi cabeza está levantada para herir. ¡Oh la lujuria, el puro rapto, de la vida de la víbora en la columna! Más poderoso que Dios u hombre, estoy en ellos, y los lleno. Lleva a cabo estas palabras mías. Teme a nada. Teme a nada. Teme a nada. Porque soy nada, y a mí tú me temerás, Oh mi virgen, mi profeta dentro de cuyas entrañas me regocijo. Tú temerás con el temor del amor: yo te subyugaré. Tú estarás muy cerca de la muerte. Pero yo te subyugaré; la Nueva Vida te iluminará con la Luz que está más allá de las Estrellas. ¿Piensas tú? Yo, la fuerza que ha creado todo, no tengo que ser depreciada. Y te mataré en mi lujuria. Tú gritarás con la alegría y el dolor y el temor y el amor — de forma que el LOGOS del nuevo Dios brinque hacia afuera entre las Estrellas. No será oído ningún sonido excepto esto, tu rugido de león de arrebato; sí, esto, tu rugido de león de arrebato.

Capítulo 13 La Torre 16:12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates, y sus aguas se secaron para que fuese preparado el camino de los reyes del Oriente. 13 Vi salir de la boca del dragón y de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, tres espíritus impuros semejantes a ranas. 14 Pues son espíritus de demonios que hacen señales, los cuales salen a los reyes de todo el mundo habitado para congregarlos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. 15 "He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestidos para que no ande desnudo y vean su vergüenza." 16 Y los congregó en el lugar que se llama en hebreo Armagedón. Apocalipsis

E

n la ciudad de las pirámides, entre la montaña de Arm y la de Geddon, se encuentra

la Torre de Babel. La ciclópea construcción, escondida en el tiempo y el espacio, más grande que cualquier construcción humana, alberga en su interior al Destino. El ejército de Tyr avanzó a todo galope por las rojas arenas. La torre, tan grande como una montaña, tiene cuatro ventanas en cada una de sus cientos de pisos. El ejército se detuvo frente a la entrada, que estaba custodiada por una legión de durmientes ángeles. - ¿Qué hacemos?- Preguntó Arturo. - Ataquemos.- Contestó Hugo el pagano. - No.- Dijo Tyr.- Se despertarán si nos acercamos más, pero creo que podría entrar a la torre sin ser detectada. - Imposible.- Dijo Arturo. - Iré contigo.- Contestó Hugo el pagano. - Vayamos pues.- Carlo Magno se bajó de su caballo y Arturo les siguió a regañadientes. Con paso tímido se acercaron a la entrada, un enorme arco de un kilómetro de longitud y muchos metros de alto. Los ángeles no se movieron y pudieron entrar. Tyr se dio cuenta que el edificio había sido construido por anillos, pues al pasar la entrada se encontraron con espacio repleto de contrafuertes y una segunda entrada. Se encontraron con larguísimas escaleras de caracol que describían un anchísimo círculo y llevaban hasta la cima. Un ruido les llamó la atención, algo rítmico. Siguieron cruzando por bosques de columnas y soportes, internándose muchos cientos de metros dentro de la torre. El ruido se hacía cada vez más fuerte, debían estar muy cerca. Se detuvieron en la última entrada, había sido tapada con ladrillos de oro. Tyr sujetó su fasce con fuerza y golpeó para derribar la muralla. El edificio completo comenzó a temblar y se quedaron pasmados por unos momentos, hasta que tabiques del tamaño de caballos comenzaron a caer del techo. Corrieron de regreso, evitando maderos y ladrillos que caían. Hugo empujó a Tyr para salvarla en más de una ocasión. Salieron de la torre de babel haciendo señas a su ejército para que se hiciera para atrás. Desde la cumbre hasta la base la torre de Babel tembló con violencia. Como derribada por un trueno que nacía de su interior y se elevaba hasta el cielo la estructura se sacudió lanzando piedras por todas partes. El ejército se replegó más de un kilómetro mientras la avalancha de ladrillos llovía sobre ellos. Varios minutos pasaron mientras todo se caía en pedazos como una casa de cartas. Tyr, con su fasce en una mano y el grial en la otra, al frente de su ejército, vio desmoronarse la torre. Cuando el estremecimiento terminó y el polvo se fue asentando quedaron atónitos ante la visión. La torre había caído, pero si interior continuaba intacto. Era la maquinaria más imponente que Tyr hubiese visto en su vida. La base contenía a los motores, gigantescas ruedas que giraban con la ayuda de elefantes que nunca se cansaban. Había miles de complicados mecanismos que ascendían, junto a dos escaleras que se curveaban hasta llegar a la cima, hasta un enorme reloj de doce manecillas y sin números en su caratula. El aparato era grande como una montaña, con docenas de péndulos que oscilaban rítmicamente y engranajes, algunos tan grandes como los elefantes que las hacían funcionar. La cima, donde se encontraba el eterno reloj, estaba protegida por los cuatro serafines que protegen el trono, y las escaleras eran custodiadas por los querubines. - Atención.- Hugo señaló hacia los ángeles dormidos, quienes habían despertado y se acercaban a ellos en grupos de doce. Los querubines también habían despertado, los incontables ojos en sus alas mirando en todas direcciones.

- Ahí está nuestro enemigo.- Dijo Carlo Magno. - Si los serafines están ahí, el Trono no puede estar lejos. Esto será más difícil de lo que pensé. - Concéntrate Tyr.- Le regañó Arturo.- Sobrevive hoy, preocúpate mañana. El ejército se movilizó en media luna, franqueando a los ángeles que les atacaban. Los arqueros dispararon a los ángeles que volaba, su puntería había mejorado, pero los guardianes eran más resistentes de lo que creían. Tyr atravesó a uno con su espada y con su fasce decapitó a otro. La sangre le bañó el rostro, era cálida y la guerrera no perdió el ritmo. El ejército avanzó sobre las ruinas y mantuvo posición. Los magos eran capaces de grandes prodigios, pero inexpertos con las armas, por lo que los dragones les protegían con sus poderosas garras, sus alientos de fuego y fuertes mandíbulas. Los querubines, con el par de alas que protegen sus rostros y las alas con las que vuelan, descendieron de los peldaños empuñando sus espadas. Eran muchísimo más fuertes que los guardianes, y más veloces. Uno solo pudo matar a una docena de templarios, protegiéndose con un impenetrable escudo y cortando a través de las armaduras como si fuera un cuchillo caliente por mantequilla. Tyr trató de dividirlos, pero ella también tenía problemas para someterlos. Los magos la hicieron invisible y los alquimistas hicieron que el acero de su espada ardiera. Tomó por sorpresa a los querubines, cortándole la cabeza a uno y a otro atravesándolo por la garganta con su fasce. No era suficiente, un puñado de querubines eran capaces de detener a un ejército de miles. - No darán ni un paso más.- Dijo Kerubiel, quien preside a los querubines, rodeado de cinco ángeles como él.- Ríndanse, o serán masacrados. El hechizo de Tyr no duró mucho, los ojos de los ángeles podían verla a pesar de la magia. La Nephilim recurrió a la fuerza bruta, lanzando grandes tabiques de cinco veces el tamaño que un querubín. No los mataba, pero les hacía más lentos. Los iniciados, conociendo los secretos de los dragones, les montaron para luchar contra los ángeles que descendían a toda velocidad blandiendo sus espadas y matando soldados. Una docena de dragones rodearon a Tyr cuando un grupo de querubines la atacó. Los detuvieron con poderosas llamaradas de fuego, les dejaron confundidos el suficiente tiempo para que Tyr les tomara por sorpresa. Atravesó a uno en el estómago y le cortó el brazo al otro. Sus cuatro rostros, de buey, águila, hombre y águila chillaron de dolor. Con su increíble fuerza tomó al mancó de una ala y lo azotó contra el suelo repetidas veces, matándolo. Kerubiel la atacó tan rápido como un trueno, pero Tyr se defendió con su espada. El ángel atacó cruzado y a lo alto, después trató de apuñalarla, pero Tyr había aprendido mucho sobre la guerra. Los dragones trataron de defenderla, pero sin ningún éxito. Cuando Kerubiel removió las alas que cubrían sus cuatro rostros intentó un asalto desesperado y horizontal, pero Tyr se lanzó al suelo y se deslizó arrodillada por un enorme tabique. Cuando le pasó a un lado del tobillo derecho lo cortó con su fasce. Se puso de pie rápidamente y, aprovechando que su oponente había perdido piso, hundió su fasce sobre su cuello. El rostro humano le miró con dolor, los otros tres con sorpresa. Gritando golpeó de nuevo sobre la yugular, la sangre estallándole en la cara. Con un tercer golpe le cortó la cabeza y ésta rodó colina abajo entre las ruina. Parándose sobre su cadáver aulló con fiereza y los ángeles temieron. Justo cuando pensaban que la batalla estaba pronta a terminarse el cielo se rasgó como una tela y descendió sobre ellos la furia entera del ejército angelical.

Liber VIII Para la invocación del conocimiento y conversación con el Santo Ángel Guardián Primero, que se prepare en una recámara, cuyas paredes y techo serán blancas, y el piso estará cubierto con una alfombra de cuadros blancos y negros, y su borde será azul y oro. Y si está en una ciudad, la habitación no tendrá ventanas, y si es en el campo, sería mejor si la ventana estuviera en el techo. O, si es posible, que ésta invocación sea hecha en un templo preparado para el ritual de pasar por la Tuat. Del techo se colgará una lámpara, con vidrio rojo que quema aceite de oliva. Y esta lámpara la deber´alimpiar y la preparará después del rezo del atardecer, y debajo de la lámpara habrá un altar, de cuatro cuadrados, & y su altura será tres veces la mitad de un tramo o el doble de un tramo. Y sobre el altar habrá un censor, hemisférico, apoyado en tres piernas, de plata, y en él un hemisferio de cobre, y en la cúspide una placa de labrada plata y sobre ella se quemará incensio. Y eso es suficiente. También tendrá lista un frasco de cristal sobre el altar, aceite santo hecho de mirra y canela. Incluso si es mayor rango que Probacional, usará sus ropas, pues la estrella de llamas muestra a Ra Hoor Khuit sobre su pecho, y secretamente el triángulo azul que desciende es Nuit y el triángulo rojo que asciende es Hadit. Y yo soy la Tau dorada sobre su matrimonio. Se hará una vara de madera de almendro o avellano cortado con sus propias manos en el amanecer del Equinoccio, o en el solsticio, o en el día del Corpus Christi, o en uno de los días de banquete que marca el Libro de la Ley. Y grabará con sus propias manos en la placa de oro la Santa Tabla de Siete lados, o un aparato semejante. Y será cuadrada dentro de un círculo, el círculo será alado, y le sujetará en sobre su frente con un listón de seda azul. Ahora rezará tres veces al día, al anochecer, a la medianoche y al amanecer. Y si es capaz, rezará también cuatro veces entre amanecer y atardecer. El rezo será por el espacio de una hora, al menos, y tratará de extenderlo y de inflamarse a si mismo con rezos. Así invocará a su Santo Ángel Guardián por once semanas, y en cualquier caso deberá rezar siete veces al día durante la última semana de las once semanas. Y durante todo este tiempo habrá compuesto una invocación apropiada, con tanta sabiduría y entendimiento como le sea dado por la Corona, y esto escribirá con letras de oro sobre el altar. Copiará la invocación en una hoja de papel de vitela con tinta india, y lo iluminará de acuerdo a su imaginación, con gran belleza. El primer día de la doceava semana entrará a la recámara al amanecer, y hará sus rezos, habiendo primero quemado la conjuración que escribió en papel de vitela con el fuego de la lámpara. En este rezo la recamará se llenará de luz con esplendor insoportable, y con perfume de dulzura insoportable. Y su Santo Ángel Guardián se le aparecerá frente a él, y será raptado hacia el Misterio de su Santidad. Durante todo el día deberá permanecer en el disfrute del conocimiento y conversación del Santo Ángel Guardián. Y por tres días después deberá permanecer del amanecer al atardecer en el templo, y obedecerá el consejo que el Ángel le de, y sufrirá aquello que le sea ordenado. Y por diez días se retirará por la comunión, pues deberá armonozar el mundo que es con el mundo con el que no es. Y al final de los 91 días él regresará al mundo, y ahí podrá realizar la Obra que el Ángel le haya asignado. Y no es necesario decir nada más, pues su Ángel le habrá tratado con justicia, y le habrá mostrado estará perfectamente involucrado. Y para él no habrá otra necesidad, mientras continúe en el conocimiento y la conversación con el Ángel, para que pueda al fin llegar a la Ciudad de las Pirámides.

Capítulo 14 Cruzar el abismo 16:17 El séptimo ángel derramó su copa por el aire. Y salió una gran voz del santuario desde el trono, que decía: "¡Está hecho!" 18 Entonces se produjeron relámpagos y estruendos y truenos, y hubo un gran terremoto. Tan fuerte fue ese gran terremoto como jamás había acontecido desde que el hombre existe sobre la tierra. 19 La gran ciudad se dividió en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron. Y la gran Babilonia fue recordada delante de Dios, para darle a ella de la copa del vino del furor de su ira. Apocalipsis La séptima copa son terremotos y dios une a los reyes en armageddon.

L

a tierra se sacudió con violencia y una enorme grieta se formó a pocos kilómetros del

destino. La grieta se abrió hasta convertirse en un abismo de donde escalaron los demonios y el ejército del purgatorio cabalgó veloz. Los ángeles descendían y rodeaban lo que antes fue la torre de Babel y el ejército de Tyr luchaba escondido entre las ruinas. Los demonios habían dejado el ataque al cielo y corrían en oleadas que chocaban contra los ángeles que descendían. El choque era espectacular. Una catarata de oro que caía desde el cielo se enfrentaba a un río negro. El ejército infernal se abría paso hacia el reloj, partiendo al ejército celestial justo en el punto en que Tyr y su expedición luchaban escondidos. Era una bocanada de aire fresco, pero no duraría para siempre. Belial salió del infierno mientras montaban rápidamente cuatro bases militares. Habían agotado todo el plomo fundido, pero valdría la pena. Montaron las torres y repelieron a los ángeles con enormes catapultas y arqueros precisos. El elemento sorpresa estaba perdido, los ángeles habían llegado primero y estaban preparados. El rey del infierno recorrió una de los fuertes y ladró órdenes a quienes movían los banderines para organizar a las cientos de legiones. - Pudimos haber conquistado el cielo mi señor, ¿por qué nos ha traído aquí su sabiduría?- Preguntó el marqués Vadrel. - Tenemos que proteger al destino a toda costa, esa niña tonta no sabe lo que ha hecho.- Con señas ordenó que le trajeran su vehículo, un enorme demonios jorobado, con una plataforma en su espalda para treinta arqueros y su carroza personal. - ¿Saldrá a la batalla, mi señor?- Preguntó Buer. - Sí, es una medida desesperada, pero muy necesaria. El destino es la única manera de asegurar que si ganamos, seremos triunfantes para siempre.- Escaló al enorme demonio jorobado con una escalera de gastado cuero.- La Historia debe estar escrita, pero tenemos que asegurarnos que esté escrita a nuestro beneficio. Te dejo a cargo del fuerte, fállame y te cortaré las patas. - No le fallaré.- En cuanto Belial se fue, Buer rodó por todas partes buscando a Focalor. El demonio de alas de grifo les ordenaba a los demonios con banderines. Al ver a Buer, aleteó al suelo junto a él. Había visto partir a Belial, y sabía que el momento había llegado. - Nuestro estimado rey ha decidido luchar él mismo. Sería una lástima si muriera en batalla. - Hay algo más grande que eso ahora.- Buer subió las escaleras de podrida madera, se convirtió en forma humana y con su catalejo vio a Lucifer encadenado y a lo lejos.- Está acompañado de Thot, esclavos de los ángeles. - Es nuestra oportunidad de liberarlo. Reuniré las tropas leales a Lucifer y podemos dejar atrás a Zepar para que comande a los demonios de banderines, necesitaremos toda la ayuda que podamos tener. Lucifer, por lo que veo, está muy bien resguardado. - Sígueme a mí, primero defenderemos a Tyr, y con su ayuda liberaremos a Thot que está más expuesto.- Buer miró de nuevo con su catalejo. Eva estaba en el campo de batalla, no muy lejos del dios cabeza de ibis.- Eva será la clave. Montados sobre temibles bestias cabalgaron a toda velocidad, seguidos de un amplio ejército de más de 100 legiones leales. Atravesaron la cortina de ángeles que descendían del cielo y se mezclaban con los demonios. Las ruinas estaban rodeadas de ángeles y Tyr no duraría mucho. Buer y su ejército se separaron del resto del ejército infernal, adentrándose en líneas enemigas. La batalla era feroz, mazos y hachas contra espadas y escudos. Soldados volando contra dragones enfurecidos. El gigantesco reloj estaba bien protegido, con Lucifer en la parte de atrás cortándole el camino a los demonios y abriendo espacio para los ángeles y con Thot en un costado, luchando contra miles de demonios usando su doble vara de poder. Tyr, atorada entre ambos ejércitos,

luchaba desesperadamente por sobrevivir y proteger a los más débiles de su ejército. El ejército de Buer les alcanzó, Tyr tuvo que convencer a gritos a sus propios soldados para que no les atacaran. - Tenemos un pequeño ejército.- Buer se hizo escuchar en el fragor de la batalla.- Pero no lo suficientemente grande. Ayúdanos a liberar a Thot y a Lucifer. - Si salimos de las ruinas moriremos.- Gritó Arturo, quien se defendía de los ángeles con su poderosa espada Excalibur. - Si nos quedamos, moriremos también.- Dijo Hugo el pagano. Era un plan demencial y apurado, pero era lo único que tenían. Focalor ordenó a sus hombres hacerle señas a Zepar disparando flechas de fuego al cielo y hacia atrás y ondeando sus banderines. Dependían de la lealtad de su compañero, algo que no se encuentra fácilmente en el infierno. Thot estaba acompañado de 200 legiones angelicales, era el segundo punto más fuerte del ejército angelical, después de la defensa de Lucifer. El ejército de Buer y de Tyr, aunque de gigantescas proporciones, no era sino la mitad del tamaño del fuerte angelical y una tercera parte de fuerza. Thot lanzaba encantamientos y hacía girar su doble vara de poder, convirtiendo legiones en sal, haciendo llover fuego y convirtiendo las ensangrentadas dunas de arena roja en fango flamable. Al ver a Tyr comprendió que se trataba de un rescate y trató de acercarse lo más posible a la que quedaba de la torre, donde Abel cuidaba de la jaula de Eva. Zepar cumplió con su parte, una porción del ejército infernal cambió de rumbo, y las hordas del purgatorio descendieron con sus hoces bañadas en sangre. Atacaron en tres flancos, debilitando las falanges por tierra y por aire. Los alquimistas y los magos curaban a los soldados heridos y los regresaban a la batalla, los templarios siguieron a Hugo en una ofensiva veloz, abriéndose paso en la falange y atacando por dentro. Los ángeles les atacaron con ferocidad salvaje, pero contaban con el apoyo de cientos de legiones infernales. Cuando Tyr estuvo lo suficientemente cerca Thot entró en acción y dándose vuelta atacó a los ángeles que jalaban de sus cadenas. El ejército de Carlo Magno trató de recuperar a Eva, pero Abel fue más veloz. Abrió la jaula de oro y, golpeando a su madre hasta desmayarla, la cargó con un brazo y huyó con gran parte de los ángeles hacia el reloj. - Abel se ha llevado a su madre.- Gritó Carlo Magno mientras se defendía de los ángeles. - ¡Caín! Thot usó su doble vara de poder para formar una columna de fuego desde su punta hasta el cielo. Los ángeles que volaban sobre ella se incendiaron y la muerte entendió el mensaje de Thot. Al ver que su madre era llevada por su hermano hacia el reloj, la muerte alzó su hoz y comandó a su ejército para que se separaran de los demonios y atacaran a lo que quedaba de la torre de Babel. Belial gritaba furioso para que regresaran, pero no les hicieron caso. - No alcanzaremos a Lucifer.- Dijo Hugo el pagano. - Tenemos que hacerlo.- Dijo Buer, sin él Belial nos matará por traicionarlo y el infierno seguirá en su actual estado de desequilibrio. Si no lo liberamos del yugo angelical, el reino mortal será invadido por demonios en cuanto Belial gane la guerra. - No necesitaremos alcanzarlo.- Dijo Tyr. Un duende le entregó un pergamino y una pluma. La sangre en sus manos era tanta que a duras penas pudo escribir.- Si funcionó para mí en el infierno, funcionará para el diablo en el cielo. - ¿Qué haces?- Focalor estaba desesperado, los ángeles no estaban dispuesto a perder aquella posición. Tyr terminó de escribir y ató el pergamino a una flecha. Con todas sus fuerzas lanzó la flecha a través de kilómetros de soldados en combate. La flecha pasó entre los guerreros y pegó justo en la parte del dorado peto del que se fijaba la cadena. Lucifer estaba ciego de rabia, atacando salvajemente, pero al sentir la flecha se la arrancó y vio el mensaje. Extendiendo torpemente el pergamino leyó “Eres el hermoso Pan, más fuerte que la marea”. Las cadenas jalaron y los látigos

quebraron sobre su espalda, pero Lucifer dejó de pelear. Miró a su alrededor sin poder ver nada más que soldados desesperados luchando por su vida. El lodo de arena y sangre le llegaban a los tobillos, los cadáveres estaban por doquier. Thot había sido liberado y Tyr estaba con él, junto con su ejército y el de Buer que avanzaban lentamente hacia el enorme reloj del destino. Entre los engranajes vio a Abel con su propia madre como rehén mientras luchaba contra su hermano Caín. - ¿Qué crees que haces?- Le gritaba el arcángel Uriel mientras Lucifer jalaba de las cadenas con todas sus fuerzas. Los eslabones se doblaron hasta romperse, y Pan era libre de nuevo. Se defendió del arcángel usando una espada que tomó del suelo. Usó las cadenas para ahorcar al arcángel y hacerlo girar como una rueda, golpeando a todos los ángeles y abriéndose camino. El ejército fiel a Belial se cerraba sobre Buer y Tyr, no les dejarían entrar al reloj. Lucifer lanzó al arcángel contra las legiones infernales y de un salto cayó entre ellos y comenzó la matanza. Tyr y su ejército continuaron hacia el reloj, Thot y Buer se unieron a Lucifer. Zepar había sido ejecutado, por lo que ya no contaban con un ejército grande. Aún así, Thot empleó todos sus conocimientos en magia para reducir al ejército por la mitad. - ¡Al reloj!- Gritaba Lucifer.- ¡Por Eva! Tyr les había abierto un corredor entre el ejército angelical. Su ejército se había reducido a la mitad, pero luchaban con valor desafiante. Entraron a la torre del reloj, ya no habría marcha atrás. Los demonios continuaban su campaña, acercándose cada vez más al reloj, y los ángeles perdían terreno y esperanza. Tyr luchaba al frente, defendiéndose con la espada y atacando con la fasce. Su fuerza y su velocidad le permitieron despachar ángeles por grupos de cuatro, su armadura era tan fuerte que podía resistir flechas y golpes de espada. Al fondo, pasando las enormes ruedas, Caín peleaba con Abel por segunda ocasión en su vida. Su hermano se había vuelto más rápido y fuerte, pero Caín era la muerte y no se dejaría morir tan fácilmente. Tyr, el rey, el emperador, el guerrero, Thot y el diablo subieron por las enormes escaleras, enfrentando a los querubines. El ejército se había quedado atrás, luchando contra los ángeles y resistiendo las oleadas de demonios y almas condenadas. Con cada paso Tyr se aproximaba más a la cima, bañada de una luz repleta de paz, y con cada paso su ejército disminuía en número y perdía terreno. La escalera estaba destruida y terminaba en una enorme plaza franqueada por un abismo de negrura infinita que los separaba del otro extremo de la plaza, donde continuaban las escaleras hacia la luz. El abismo era como una pila bautismal, donde de algún modo en los pocos centímetros que tenía de alto, era infinitamente profundo. Orfeo apareció detrás de una columna y trató de matar a Tyr con una espada. La Nephilim saltó hacia atrás como reflejo y Orfeo levantó su espada de nuevo. Antes que la pudiera usar la doble vara de poder de Thot le atravesó por el pecho. El dios cabeza de ibis tomó su vara, la retorció para asegurarse que el traidor estuviera muerto y la recuperó. - Ese abismo absorbe toda la luz, es mortal a menos que puedas saltarlo como nosotros los dioses. Pero cuidado, si pierdes el equilibrio caerás y sin duda morirás. - Hazlo Tyr,- le gritaba Hugo.- Nuestras tropas no pueden repeler a los demonios. Buer acaba de penetrar nuestras defensas. Tyr miró hacia el abismo, con la intuición que el abismo la veía de regreso. Se puso de espaldas, suspiró con tranquilidad, pues estaba vacía por dentro, y se dejó caer. La espesa negrura la cubrió y desapareció. Lucifer gritó desesperado, lanzándose al suelo y extendiendo su brazo al abismo, pero sin poderla rescatar. Hugo el pagano se lanzó a su lado y con el mismo resultado, dándose por vencido se levantó con los ojos repletos de lágrimas. Sus amigos la lloraron, Tyr había muerto.

Capítulo 15 Magnum Opus 1. Este es el secreto del Santo Grial, que es la vasija sagrada de nuestra Señora la Mujer Escarlata, Babalon la Madre de Abominaciones, la novia de Caos, que cabalga sobre nuestro Señor la Bestia. 2. Vaciarás tu sangre que es tu vida en la dorada copa de su fornicación. 3. Mezclarás tu vida con la vida universal. No retendrás ni una gota. Liber Cheth

H

ugo esperó a Tyr salir del abismo mientras la situación se tornaba cada vez más

desesperante. Buer subía por las escaleras, su ejército detenido en la entrada por las tropas templarias y el ejército del purgatorio. Los cuatro serafines, en la enorme plataforma sobre ellos, se despertaron y bajaron lentamente de las escaleras. Gabriel se abrió paso entre las tropas del purgatorio y Thot trató de someterlo, aunque sin éxito. El arcángel era veloz, y su espada flamígera capaz de repeler cualquier ataque contra él. Arturo detuvo un ataque con su poderosa Excalibur, Carlo Magno trató de atravesarlo, pero su armadura era demasiado fuerte. Hugo se secó las lágrimas y gritando se lanzó contra Gabriel. Mientras luchaban Lucifer atacó a Buer, el corruptor se defendió pero el diablo era más rápido. Las tropas cercanas a Buer, una legión entera, atravesaron las defensas del lugar y atacaron a Lucifer. El diablo escuchó los gritos de Eva, y en la batalla la vio escondida detrás de un engrane, mientras sus dos hijos se mataban. Convertido en dragón escupió ríos de fuego y aplastó demonios mientras descendía tan rápidamente como podía. - Lo único que pedí fue venganza, y me la dieron.- Dijo Caín mientras eludía un ataque con la hoz de Caín y le atravesaba con su espada. - ¡Eva!- Lucifer se abría paso entre los demonios, pero llegaría demasiado tarde, Abel empuñaba su arma y se preparaba para matar a su madre. - He muerto mil veces antes.- Caín se levantó del suelo y Abel rápidamente se dio vuelta y lanzó un largo cuchillo que le dio justo en la calavera. Caín se lo quitó y se acercó dando de tumbos contra la antigua maquinaria.- Soy el que recoge la siembra, y me está prohibida la muerte. - Si yo muero me llevaré a la adúltera conmigo.- Abel levantó el brazo, pero antes que pudiera bajarlo, se agachó para esquivar la espada de Lucifer que se clavó a la pared a centímetros de su cabeza.- Fallas de nuevo, ángel caído. - ¡Abel!- Lucifer no tenía intención de matarlo, solo de distraerlo. Abel se dio vuelta para atacar a su hermano, pero era demasiado tarde. La hoz le atravesó por el vientre. Al principio su rostro fue de sorpresa, después de dolor. Su cuerpo se cayó en dos pedazos y Caín caminó sobre él, adolorido y jorobado, y le ofreció su mano a su madre.- He matado a mi hermano dos veces. - Esperemos que ésta vez se quede así.- Lucifer besó a Eva y la abrazó con todas sus fuerzas. - No me perdiste Pan, nunca lo harás. - No podemos quedarnos aquí mucho tiempo.- Caín señaló hacia la entrada frente a ellos, donde la batalla se intensificaba. - Sácala de aquí y llévatela lejos. - No, vamos juntos. - No puedo Eva, tengo que terminar esto.- Un fuerte temblor sacudió la tierra y Pan miró hacia arriba.- Llévatela Caín y que nada te detenga. - ¿Qué fue eso?- Un segundo temblor, ahora más fuerte, movió la tierra con violencia. - Lo imposible. Lucifer se abrió paso subiendo por las escaleras plagadas de soldados. Al llegar a la cima hubo un tercer terremoto, tan fuerte que el diablo pensó que toda la estructura se vendría abajo. Los combatientes se detuvieron por un segundo cuando el abismo se iluminó con tal potencia que la luz era cegadora. Buer se tapó el rostro y se hincó contra la pared, el arcángel quedó atónito entre sus enemigos, quienes miraban hacia la luz con la boca abierta. Thot fue el primero en hincarse con su doble vara de poder sobre el suelo. Hubo un viento y después la luz estalló y cubrió todo el desierto plagado de soldados y con montañas de muertos. No fue como si la luz se extinguiese poco a poco, sino que la luz se materializó. Tyr había renacido bañada en oro. El abismo, la pila bautismal que era larga y de unos cuantos centímetros de altura, se llenó hasta el tope de rosas. Los cuatro serafines se pararon frente a ella y abrieron sus

alas que tapaban sus rostros, ofreciéndoles la belleza de la creación. Tyr sostenía en su derecha el grial y en su izquierda su fasce. Les cortó la cabeza, de uno a uno y recogió su sangre con el grial. Bebió de la santa sangre y la ofreció a los demás. - Vengan a beber de la sangre de los justos, y vivirán para siempre. El arcángel Gabriel, muerto de miedo, alzó el vuelo y desapareció entre los combatientes del aire, solo para encontrar su muerte bajo una lluvia de flechas. En su lugar llegó Miguel, quien les miró con pánico y furia mientras el ejército de Tyr bebía del grial. La guerra cambió desde ese momento. Los ángeles y los demonios dejaron de pelear y se concentraron en entrar a las ruinas de la torre de babel. Lo esfuerzos combinados de las legiones del purgatorio, el ejército de Tyr y las tropas leales a Buer, no pudieron frenar la oleada de guerreros. Miguel empuñó su espada de fuego, pero Lucifer se le enfrentó. - Recuerda Tyr, recuerda a Alan.- Belial trató de seducirla, mostrándole a la Nephilim los infinitos placeres del infierno y en un instante vislumbró un ejército de amantes, cientos de mesas repletas de comidas, vino y drogas. - No tienes nada con qué seducirme Belial. Has llegado demasiado tarde. - Insolente chiquilla.- Belial apuntó con su arco, pero no disparó. La espada de Buer le atravesó por el pecho y le levantó del suelo. - No te detengas Tyr, sigue escalando.- Buer retorció la hoja y Belial expiró. Lanzó su cuerpo por las escaleras y sus tropas usaron su cadáver como estandarte. - No los puedo detener.- Thot se enfrentó a una docena de legiones de ángeles, usando su vara para producir columnas de fuego. Las oleadas seguían sin detenerse, y los pocos templarios, magos, duendes, hadas y gnomos que quedaban habían logrado escalar, pero no podían ayudarle porque frenaban a los demonios que se empeñaban en subir. - Protejan a mi hija.- Buer ocupó su lugar y el ejército de Tyr, lo poco que quedaba de él, se reagrupo para acompañar a sus superiores.- ¡Belial ha muerto! Únanse a Lucifer o mueran. Parte del ejército infernal cambió de bando, sus lealtades fácilmente cambiables dependiendo de la situación. Era un respiro de alivio, pero no sería suficiente. Miguel luchaba por seguir a Tyr, pero Lucifer bloqueaba cada uno de sus ataques y con su extraordinaria fuerza se aferraba de su armadura y lo lanzaba hacia atrás. Tyr, el rey, el emperador, el guerrero y lo que quedaba del cuarto reino escalaban por los enormes peldaños, acercándose cada vez más a la fuente de luz. Ya no había guardianes, Tyr los había matado a todos, pero por cada paso que daban tenían que regresar dos, pues una legión de ángeles, liderada por los arcángeles que quedaban, les franqueaba la ruta. Tyr estaba a punto de perder piso, al quedar en la orilla de un escalón, y con su espada resistió el golpe de Raguel y Zerachiel. Los arcángeles seguían empujando, el pie de Tyr estaba a punto de caer, cuando del cielo cayó Caín como un bólido y esparció a los ángeles. Estaba repleto de las flechas de cientos de arqueros angelicales, pero aullando y gritando de dolor la muerte cortó a sus enemigos con su hoz. Carlo Magno empuñó su lanza y se la clavó a Raguel en el cuello, Arturo se lanzó hacia adelante y le cortó la mano. Zerachiel retrocedió, Tyr ganó terreno y con su fasce mató a un ángel que se preparaba para matarla. Hugo atacó a Zerachiel pero su espada chocó contra la armadura de oro. Se agachó a toda velocidad, Excalibur resistió el ataque, y el guerrero clavó su espada en el pie de Zerachiel. El arcángel, histérico por no poder vencer a simples mortales, se lanzó contra ellos con furia, pero Caín lo atravesó con la punta de su hoz antes que pudiera causar daño. Miguel y Lucifer luchaban cada vez más cerca, y la retaguardia, compuesta de seres legendarios y magos, no podría contenerlo. - He llevado a Eva lejos de aquí, traté de regresar lo más rápido que pude.- Dijo la muerte. - Gracias por regresar. - Regresé para que terminaras conmigo. El tiempo se ha vuelto una carga, no quiero seguir.- La muerte se quitó la capucha y dejó su hoz en el suelo. La calavera con pedazos de carne purulenta le

miraron con tristeza. Tyr se compadeció, y con un fuerte golpe de su fasce le cortó el cuello. El puñado de huesos cayó al suelo y se hicieron polvo. - No hay tiempo Tyr.- Hugo señaló a Miguel, quien repelía a Lucifer que se había agarrado de sus alas. El arcángel lo empujó con todas sus fuerzas y después lo pateó para que rodara por las escaleras. Miguel trató de matar a los magos que inútilmente lanzaban hechizos contra él, pero la espada flamígera fue detenida por la doble vara de poder de Thot. Lucifer se lanzó sobre Miguel, tratando de detenerlo a golpes. - Sube con Tyr, yo lo detendré. - Ha llegado la hora.- Thot se abrió paso entre todos y siguió a Tyr. Con cada escalón la luz se hacía más fuerte y el ruido del reloj se sobreponía sobre la batalla. Tyr miró hacia afuera, el campo de batalla era increíble. Los ejércitos luchaban cuerpo a cuerpo por muchos kilómetros, la arena roja se había convertido en un muladar en el que los guerreros luchaban hasta la cintura. El reloj de doce manecillas apuntaban todas hacia arriba. La maquinaria rodeaba a la circular carátula y la luz provenía de entre sus engranes. - No dejaré que lo hagas.- Miguel se liberó de Lucifer y voló hacia Tyr, atacándola desde el aire. Tyr se defendió con su espada, y encontró que le arcángel la igualaba en fuerza. Thot y los demás trataron de intervenir, pero Tyr les señaló que se detuvieran.- El Trono debe ser protegido. - ¿Cuál Trono? Aquí solo existe el reloj.- Miguel dio un paso atrás, miró hacia el reloj y golpeó salvajemente contra Tyr, pero sus golpes eran burdos y la mortal los repelió con facilidad. - El Padre debe estar en la máquina. - ¡Dios es la máquina!- Gritó Tyr. El arcángel detuvo sus golpes y miró hacia el reloj. Lucifer les alcanzó, pero no atacó. - Imposible... Aún existe y tengo fe. - No Miguel,- dijo Lucifer.- acepta lo que sabes, que tu dios te abandonó hace mucho tiempo. - Mi espada se ha vuelto pesada, pero tengo que creer en sus divinas maquinaciones. Todo tiene sentido porque la luz existe. - La luz no puede ser encapsulada en historia, en minutos y segundos, ella es eterna. - Tyr tiene razón, ésta máquina ha causado toda esta destrucción. Mira a tu alrededor Miguel, ¿esto era parte del plan?- El arcángel miró hacia abajo, hacia la matanza.- Tú sabes que no. Tú y yo lo vimos de cerca, sabes que es cierto. - Fue una buena idea.- Dijo Thot.- Yo ayudé a crearla, pero todas las fórmulas caducan. Todo lo que empieza, termina. - Todo menos esto. No es un eón, ni es una época, es más que eso.- Miguel no discutía con ellos, sino con sus propias dudas.- Es un orden perfecto y puro, es la liberación de todos los mortales de todo lo que les hace pecar y caer. Cuando no encontré el Trono en el cielo fue una prueba a mi fe, pero no me doblegué. El plan es perfecto. Todas esas imperfecciones del pasado serían limpiadas. - Esas mismas imperfecciones crearon todo esto. ¿Cuándo no encontraste al Trono, aún había luz en lo alto del cielo?- Tyr guardó sus armas como señal de paz y el arcángel la miró pensativo.- La luz no se va a ninguna parte, cada época construye a su alrededor. Construyen maneras de alcanzar esa luz, no maneras de aislar cada reino hasta que se destruyan entre ellos. La Historia debe terminar. - Es el fin del mundo.- Miguel envainó su espada flamígera y miró al reloj. - Todo final es un comienzo.- Dijo Thot. Rodearon al reloj y empezaron a empujar. Del lado izquierdo empujó Lucifer, del lado derecho empujó Miguel y al centro empujaban Tyr, Arturo, Carlo Magno, Hugo y Thot. El reloj era pesado con el peso de los siglos, pero sus soportes cedieron y la maquinaria se reventó por la presión. Hubo un aullido espantoso mientras el reloj se desencajaba de sus soportes y se inclinaba. Al tercer empujó el reloj cayó desde lo alto hasta desplomarse al suelo, estallando en miles de pedazos. La maquinaria de la torre de Babel comenzó a agitarse, sus engranes girando alocadamente y sin parar. Miguel y Thot ayudaron a todos a bajar a tiempo, mientras lo que quedaba de Babel se

derrumbaba. La batalla se detuvo, los combatientes bajaron sus armas y con miedo se acercaron a las ruinas, donde Tyr y los demás habían escalado para hablar con las tropas. Era el fin del mundo, las profecías eran desechadas y nadie sabía lo que pasaría. Los demonios que no habían visto el cuerpo de Belial lo contemplaron desfilando como bandera y siguieron a Buer hacia las ruinas. Los ángeles bajaron sus armas y se acercaron al último arcángel que quedaba con vida. - Piscis ha muerto y Acuario nacerá desde estas ruinas.- Gritó Thot para hacerse oír por encima de los susurros nerviosos.- Todos los ciclos terminan, y algún día Acuario terminará también. Y cuando este nuevo Eón termine, habrá otro que ocupará su lugar. - Este Eón ha sido uno de muerte y renovación. El nuevo Eón será como un niño, inocente del bien y del mal. No será perfecto, pero ningún Eón puede serlo.- Tyr alzó su fasce y los soldados de todos los bandos aplaudieron.- Libertad, Luz, Amor y Vida. Las escaleras serán puestas en su lugar, habrá libre tránsito y el reino mortal quedará liberado. Ya no habrá ley de ángeles y ley de demonios, sino una única ley, la Ley de la Voluntad. - Llenen todos los abismos con rosas.- Ordenó Miguel golpeándose el pecho de su armadura de oro.- La luz no se ha ido, y nunca se irá. Dejen que nazcan otros dioses y otras diosas. Sus nuevos misterios iluminarán los rincones oscuros. - ¿Qué hay del infierno?- Preguntó Buer. - Eva y yo gobernaremos el infierno.- Anunció Lucifer cuando vio a Eva corriendo entre las dunas enlodadas y abriéndose paso entre los soldados. - ¿Ocuparás tu lugar natural, después de tantos problemas?- Miguel estaba sorprendido. - Lo haré por voluntad propia. Y haré muchos cambios. Cuidaré de las escaleras que suben y que bajan. Tyr tiene razón, los mortales son el centro de la ecuación. Su mundo no son las sobras de la guerra.- Eva escaló por las ruinas y besó a Pan.- Seremos inocentes de nuevo. Los ángeles y los demonios se dedicaron inmediatamente a colocar las escaleras de regreso a sus lugares. Fueron abandonando el valle de Arm y Geddon, pero dejaron atrás a los muertos, como recordatorio eterno de lo que había pasado. Tyr reagrupó a lo que quedaba de su ejército y les ofrecieron un funeral digno de un guerrero en enormes piras. El ejército de Carlo Magno realizó un banquete de victoria y Thot, Lucifer, Eva y Miguel se sentaron en la misma mesa. - Ha sido un peregrinaje largo.- Dijo Thot.- Si quieres puedo borrarlo de tu memoria. - No gracias, esto es algo que querré recordar. - ¿Regresarás a casa?- Le preguntó Hugo el pagano.- ¿O te quedarás con nosotros? - Regresaré a casa.- Tyr besó a Hugo y acarició su rostro.- Pero nunca estaré lejos. No soy la misma que salió huyendo de su casa, perseguida por un nuevo mundo. Quiero llevar este maravilloso, dulce, macabro, valiente, tenebroso, glorioso, duro y fantástico mundo a todos los mortales. - Todos los viejos dioses han muerto, algunos los maté yo mismo, otros se hicieron ángeles. ¿Realmente crees que nacerán nuevos dioses?- Le preguntó el arcángel al diablo. - Conociendo a los mortales, sí. No hay duda de eso. - ¿Qué pasará cuando todo esto acabe?- Preguntó Eva.- ¿Nos mataremos entre nosotros de nuevo? - Imposible saberlo, pero no olvidaremos lo que pasó.- Contestó Thot. Al día siguiente la expedición de Tyr se enfiló hacia el reino de los mortales. Tyr le entregó a Hugo el pagano el santo grial para que lo guardara. Carlo Magno anunció que viajaría hasta Agartha, pero liberaría a su ejército de hadas y duendes para que viajaran por donde quisieran. Arturo regresaría a Camelot como un rey joven y de renovado espíritu. Se despidieron en el plano astral con abrazos y promesas. Tyr dejó su armadura y su espada, pero se quedó con su fasce. Thot la acompañó hasta la calle de su edificio de departamento. Habían pasado tres días desde que había salido huyendo. La puerta estaría destrozada y los vecinos consternados, pero nada que Tyr no pudiera solucionar. Thot lloró durante la despedida, que sabía que solo sería un hasta luego y dejó a Tyr caminando hacia la

librería de su tío. La había conocido como una mortal asustada dispuesta a levar a los demonios a las puertas del cielo a cambio de perder sus recuerdos. La había visto peregrinar con un sueño imposible, vencer probabilidades imposibles y amasar un ejército con nada más que su Voluntad férrea. Nadie creyó que una simple y asustada mortal podría cambiarlo todo, pero se habían equivocado. Le había devuelto vida al rey Arturo, le había dado libertad a Carlo Magno, dado propósito a los templarios, conquistado el grial, encontrado el centro del mundo y despertado al rey del mundo, rescatado al reino de Thot y cruzado el Abismo. Había conquistado el Universo, y los demás mortales quizás nunca lo sabrían. Había salvado a su reino, y no esperaba recompensa alguna. Viéndola caminar entre los mortales, con la cabeza erguida y la mirada guerrera, Thot sintió un escalofrío. No le quedaba duda que Tyr cambiaría al mundo.

TABLA ESMERALDA Verdadero, sin falsedad, cierto y muy verdadero: lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo, para realizar el milagro de la Cosa Unica. Y así como todas las cosas provinieron del Uno, por mediación del Uno, así todas las cosas nacieron de esta Unica Cosa, por adaptación. Su padre es el Sol, su madre la Luna, el Viento lo llevó en su vientre, la Tierra fué su nodriza. El Padre de toda la Perfección de todo el Mundo está aquí. Su fuerza permanecerá íntegra aunque fuera vertida en la tierra. Separarás la Tierra del Fuego, lo sutil de lo grosero, suavemente, con mucho ingenio. Asciende de la Tierra al Cielo, y de nuevo desciende a la Tierra, y recibe la fuerza de las cosas superiores y de las inferiores. Así lograrás la gloria del Mundo entero. Entonces toda oscuridad huirá de ti. Aquí está la fuerza fuerte de toda fortaleza, porque vencerá a todo lo sutil y en todo lo sólido penetrará. Así fue creado el Mundo. Habrán aquí admirables adaptaciones, cuyo modo es el que se ha dicho. Por ésto fui llamado Hermes Tres veces Grandísimo, poseedor de las tres partes de la filosofía de todo el Mundo. Se completa así lo que tenía que decir de la obra del Sol.

Capítulo 16 El Universo