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Alteridades en silencio: lo no dicho en Laura Restrepo Author(s): Ángela María González Echeverry Source: Letras Femenin

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Alteridades en silencio: lo no dicho en Laura Restrepo Author(s): Ángela María González Echeverry Source: Letras Femeninas, Vol. 34, No. 2 (Invierno 2008), pp. 215-224 Published by: Asociacion Internacional de Literatura y Cultura Femenina Hispanica Stable URL: http://www.jstor.org/stable/23021934 Accessed: 20-06-2017 01:09 UTC JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].

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Alteridades en silencio: lo no dicho en Laura Restrepo Angela Maria Gonzalez Echeverry Lake Erie College

En articulo previamente publicado habia desarrollado el concepto del

silencio como metafora de la subjetividad en Delirio de Laura Restrepo. Publicada en 2004, la novela problematiza el sentido del silencio al leerse

como parte constitutiva del habla. Agustina incorpora el silencio en su

propio relato, despues de un encuentro misterioso con un amigo de infancia. El narrador se encarga de enunciar tanto la historia familiar como el estado de mutismo del personaje. No obstante, la narracion de su silencio se va alterando a lo largo de la historia para fortalecerse como el discurso del delirio. Un estado comparado con la locura, del que emergen reflexiones sobre la subjetividad femenina obligando al lector a descubrir

sujetos femeninos no necesariamente legitimados por la norma y/o convencion sociocultural, que aun sin haber quebrantado sus preceptos, sus conductas parecen violentar el orden convencional. Estas ideas se mantienen a lo largo del siguiente texto reinscribiendo la capacidad del sujeto femenino de transgredir el sentido del silencio

y posibilitar una dialectica que de manera atipica revierta la carga simbolica de quien permanece callada/o, en otras palabras lo no dicho cobra valor en si mismo. Consecuentemente, empezare por afirmar que la representation de la subjetividad ha marcado la historia de las ideas desde sus origenes. Subyace en una afirmacion de este tipo la imagen de un

sujeto esencial o trascendental, que busca la constitution de si mismo por Angela M. Gonzalez Echeverry holds a Law degree from Universidad de Caldas (Colom bia), a Master of Arts from Ohio University. Then she completed her doctoral studies at Arizona State University. Dr. Gonzalez Echeverry worked as a Visiting Assistant Professor at Allegheny College in Meadville, PA before she began at Lake Erie College in 2007. Currently, she fosters the Hispanic language and culture program at LEC where she teaches language, literature and culture courses. Dr. Gonzalez Echeverry's research focuses on collective memory, legal discourse and female subjectivity in Contemporary Colombian literature and cultures.

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medio de la formacion de un espacio simbolico. A lo largo del siglo XX, esta concepcion metafisica del sujeto ha sido cuestionada desde diversas perspectivas y recientemente los estudios poscoloniales han invertido la carga del sujeto historico y han provocado multiples debates con relation a

la enunciacion del sujeto de la memoria. Precisamente en el caso del sujeto

femenino, la incorporation de la memoria como enunciacion historica hace posible la existencia de un sujeto multiple y a la vez fragmentado. Sin embargo, dentro de los procesos del pensamiento contemporaneo este sujeto esta llamado a transformase en una entidad casi disoluta dentro de un universo cambiante, ya sea desde el interior de los sujetos o desde el exterior de estos.

La disolucion del sujeto puede atender a diferentes razones, en este caso en particular el delirio contextualiza la capacidad disoluta del personaje. Asi desde el punto de vista psicoanalitico, el delirio es concebido como un mecanismo de defensa. Tambien se explican en terminos de condicionamiento segun las teorias conductistas al igual la neuropsicologia se aventura a proponer un modelo basado en deficits en el

procesamiento de la information. En breve, el delirio implica un cambio

en la sensibilidad y en la perception que involucra la reconstruction y la enunciacion tanto de la realidad aparente como de la memoria. En el caso de Agustina, la desorientacion implicita en su delirio se extiende al lector con el uso de la complication de las voces y niveles de la narration en la novela. El resultado es entonces la posibilidad de enunciar formas alternativas del lenguaje. Esta recuperation simbolica marca un cambio en las tendencias narrativas cuyo primer dispositivo es el silencio. Al respecto, Leslie Kane escribe: "A language of silence composed of both the

unsaid and the unsayable revels man fragmented form himself and from

his world" (104). Este recurso narrativo se incorpora como fundamento

de un discurso de la alteridad, su estudio proporciona un importante debate en torno a las fronteras entre lo dicho y lo no dicho y la presencia

en que este—el silencio—se circunscribe en las practicas discursivas. El silencio/ lo no dicho

Una de las tendencias en los estudios de genero es reconocer ampliamente el valor del silencio como parte del discurso y del relato, por tanto es objeto y signo socio-linguistico. En este mismo sentido, se explica parte de la funcion ontologica del lenguaje, que abarca en si misma la idea de ausencia. El predominio atribuido al lenguaje como

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anunciador del discurso se dilata gracias a la inclusion de su contrario. En otras palabras, el silencio o la ausencia del habla se convierte en un instrumento de expresion humana, que posibilita la configuracion de la naturaleza antinomica del lenguaje y por tanto su estrecha relacion con el sujeto.

En este espacio discursivo la fragmentacion hilada de Delirio abre la dimension del silencio, como fuente de subjetividad, a traves de la

cual Agustina formula su descontento con el orden de las cosas. La historia que a nivel estructural va organizandose como una compleja red de signifkaciones en la que se involucran el pasado y el presente de la familia de Agustina, su padre, su abuelo Portulinus y su hermano el Bichi, con un relato en el que se desmantelan asuntos recientes de la memoria adolorida de un pais que disimula sus vergiienzas a traves del culto a las apariencias. El concepto de las apariencias se visibiliza tambien al afirmar que la novela de Laura Restrepo posibilita un texto con caracteristicas policiacas,

por cuanto Aguilar, el actual companero de Agustina, va descubriendo pieza por pieza los mapas de la memoria de su amada y de esta forma llega al fondo de su delirio, al territorializar el complejo mundo de este sujeto femenino. Andreu Martin1 explica como las novelas de corte negro

o policiaco buscan las causas de la trasgresion en "las pequenas tragedias de apariencia insignificantes que dan lugar a las grandes tragedias del futuro, tratando de comprender por igual a quien trasgrede y a quien lo

persigue [...] y dejar establecida la verdad" (El pais 2). Una verdad que quizas solo cabe en la fragmentacion, el silencio, en lo no dicho en otras palabras, lo que ya no puede ser mera apariencia.

Por otro lado, como su mismo nombre lo indica delirio del latin

"salirse del surco", despliega un relato en el cual el sujeto femenino se

escurre por las vias no permitidas, hecho que causa enorme sorpresa en Aguilar su companero sentimental. Este despues de pasar un fin de semana con sus hijos se ve en la penosa tarea de rescatar a Agustina de

un hotel donde fue abandonada por un desconocido, sin saber lo que sucedio con ella. El shock de Aguilar se da no solo con relacion al estado psiquico en el cual la encuentra, sino tambien en la falta de explicaciones

con relacion a los hechos que rodean ese fin de semana cuando estuvo

ausente. Aguilar no tiene respuestas y esta desconcertado por lo que senala: "la mujer que amo se ha perdido dentro de su propia cabeza... es como si Agustina habitara un piano paralelo al real, cercano pero inabordable" (12).

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El encuentro de Agustina con un mundo desconocido para su companero presenta el semblante de un espacio en el que es posible habitar

terminos medios. Aceptar que entre la cordura y la demencia no hay sino un fragil y pequeno paso, da sentido al contexto vital del personaje

"es como si hablara una lengua extranjera que Aguilar vagamente reconoce pero que no logra comprender" (12). Bajo este panorama Delirio es una novela que concibe multiples pianos de significacion al registrar minuciosos dispositivos de poder vinculados al encuentro de la subjetividad y, por consiguiente, es un relato en el que la compleja red

narrativa se va intercalando con la investigaci6n seguida por Aguilar para descubrir y enunciar la razon del exilio mental de su enamorada y una serie de referencias a la memoria colectiva en la cual silenciarse o ser silenciado reduce el riesgo de morir. Para Aguilar desentranar quien y porque de la "vejacion" es casi como recuperar el quien y el porque de esa historia perdida en el conflicto del cual solo hablan las estadisticas (38). Elsie Montiel escribe que " [el] saber lo que ocurrio en el hotel es solo

un pretexto para conocer a Agustina y su contexto" (2). Tambien para los lectores los silencios en la historia son los pretextos de la memoria. En sintesis un primer dispositivo de analisis estara dado por el silencio

y la ausencia de explicaciones que llevan a Aguilar a cavilar sobre Agustina. De ahi su enorme interes en encontrar la historia perdida para el, convirtiendo la indagacion en la respuesta a sus dudas. Asimismo el silencio fragmentado de la historia provoca la sensacion de revelacion de

hechos de la memoria que llevaran a redimir tanto a Agustina como a la nacion en su delirio. Por esta razon el habla y la ausencia del habla son consideradas entonces como actos de poder, en cuyo interior se desarrolla el sujeto. La presencia del silencio, por lo tanto, ofrece dos matices diferenciales

dentro del analisis de la novela en cuestion. El primero abarca el silencio

como espacio metaforico. En efecto, el desprendimiento de Agustina de

una realidad insoportable para ella, aunque esta realidad unicamente habite la memoria, se consolida como una estrategia retorica de la persuasi6n. En palabras de Ricoeur, "[la metafora] origina nuevas posibilidades para articular y conceptuar la realidad [...] da testimonio

de [un] excedente de sentido" (Teoria de la interpretation 70). Y el segundo aspecto del silencio corresponde al poder del habla en terminos de discurso social. Trinh T. Minh-ha explica que:

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Power, as unveiled by numerous contemporary writings, has always inscribed itself in language. Speaking, writing, and discoursing are not mere acts of communication [...] Language is one of the most complex forms of subjugation, being at the same time the locus of power and unconscious servility. (52)

Esta distincion implica el entendimiento de que el lenguaje se compone de signos que anticipan aspectos verbales y aspectos silenciados.

Dichas abstracciones estan construidas por sedimentos conceptuales de la experiencia del sujeto en relacion con lo real o lo factico. Para Jakobson

lo fundamental radical en que "metaphor entails a transfer of meaning between normally unrelated domains" (45). De esta manera, el silencio

como metafora no es vacio de signification, es por el contrario una signification tacita y un acto de empoderamiento.

En Delirio se conjuga el poder de la palabra que es desplegado a traves de la narration de Aguilar, con el silencio proferido por Agustina,

con la salvedad de que este no es un silencio totalizador del sujeto. Agustina tiene momentos en los que interactua con el mundo por medio

de insultos, frases repetitivas o cuando llena su casa de ollas con agua para dispersar sus recuerdos. Todos estos elementos reflejan la memoria

de este sujeto complejo que se ve enfrentado a un mundo que tiende a priorizar los discursos verbales. El silencio que va de la mano con el delirio que experimenta son vinculos discursivos en su formation como sujeto femenino. El relato se fragmenta y el discurso literario entra a redimensionar el valor del silencio en la experiencia vital de Agustina. En ella se supone una relacion con el contexto de su historia familiar, siempre

desde las memorias reconstruidas del relato discontinuo y atemporal. Eso quiere decir que el espacio simbolico del habla se amplia y se revela el silencio como signo cero, o mejor dicho con relacion a un contexto signifkativo. A proposito Leslie Kane escribe: Historically, then, silence has been employed by writers to evaluate, censure, or support an act, to indicate a manipulative relationships, to

increase or release dramatic tension, to make words more significant by their contrast with silent response, to revel interior states of being, and to make thematic statements. In addition to these traditional

functions of nonverbal symbolism, the modern writers explored the

silence as a metaphor for evanescence and entrapment. (24)

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Origen de la alteridad Bajo esta perspectiva, ni la expresion, ni la enunciacion son elementos totalizadores del proceso del habla. El sujeto entonces esta relacionado

con este proceso en virtud del silencio y la convivencia de ausencias y presencias. Ahora bien, la metafora ha sido considerada como una figura

retorica, en la que se traslada la significacion propia de una palabra a otra distinta por medio de una comparacion que se da en la mente del hablante. De esta manera, la operacion metaforica conlleva varios soportes expresivos y leyes particulares. En el caso de Agustina, el silencio

adquiere un aspecto singular dentro del desenvolvimiento de la trama, ya que la ausencia de respuestas motiva a Aguilar a indagar tanto en el Hotel Wellington donde la encontro ese domingo como en las cartas que guardan celosamente en el caserio de la familia. Nuevamente la busqueda de clarificacion de los hechos traslada la narracion a un terreno en el

cual la memoria historica requiere ser revisitada para agregar silencios

voluntarios, del mismo modo que los secretos familiares han sido ocultados para conservar las apariencias y las conveniencias.

El silencio del personaje femenino deconstruye la metafora de la imposibilidad o de la incapacidad: "the concept of silence as a mode of knowing conflicts with the current western perception of silence as a condition of annihilation. Particularly, the concept of silence has become

synonymous with psychic death" (Kalamaras 1). Desde esta perspectiva, la retorica del silencio dimensiona una forma alternativa de significar la

realidad y narrar la memoria. El silencio no es lo opuesto al habla, sino que los dos constituyen entidades reciprocas dentro de la construccion del relato. Lo importante del personaje de Agustina es la oportunidad para reconsiderar y sugerir los espacios de esa reciprocidad. Se subvierte el poder de la narracion gracias al silencio que ella mantiene, y sin este no

seria posible conocer lo descubierto por Aguilar. La sancion de Agustina es rehusarse a enunciar la memoria, a pesar de la aparente incapacidad del sujeto que permanece en silencio dentro de los discursos sociales y legales se reinscribe en virtud del margen de subjetividad, es decir, la voluntad de navegar en sus recuerdos. Su valor de metafora encuentra relacion directa con el discurso paralelo del personaje masculino. Asi la estructura narrativa agudiza los espacios de silencio de Agustina cuyos ejes desmantelan el sistema binario del discurso tradicional. En efecto, la ausencia de un discurso verbal por parte de Agustina que le aclare las dudas a su companero se relaciona con el reconocimiento

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otorgado por los discursos legales y medicos que consideran cabalmente activo al sujeto solo en virtud del proceso formal del habla. Por lo tanto, rehusarse a la narracion o no emitir un relato coherente de hechos, significa tradicionalmente perder la calidad de sujeto de derecho y pasar a ser catalogado como un incapaz (una norma legal). Una categoria que le vendria muy bien a Agustina. No obstante, ese relato de silencio provoca la

existencia de ella para el lector, consolidandose asi Agustina como sujeto alternativo del discurso oficial.

La dimension humana de este personaje femenino, fortalece la conciencia que Laura Restrepo tiene sobre la subjetividad en el sentido de genero. El silencio no es un obstaculo del discurso del ser, mas bien es un terreno alterno para el sujeto y su memoria. As! se desarticula la idea,

en parte occidental, de que el silencio es siempre incapacidad y vacio, al mismo tiempo que se abre a otras formas de entendimiento y aprehension

de la realidad y del sujeto que escapan al juicio moral de una logica que se

compone de lo binario: locura y razon. El silencio de Agustina complica

la valoracion social de los hechos de la memoria cuyo epicentre esta relacionado con el lenguaje verbal y la conciencia. Esta reflexion se hace extensiva a la identidad y a la estrategia de los sistemas retoricos normativos

para mantener las categorias y asi ejercer un control sobre los sujetos.

Como lo explica Heidegger: "[e]l ser humano habla. Hablamos despiertos y en suenos. Hablamos continuamente; hablamos incluso cuando no pronunciamos palabra alguna y cuando solo escuchamos o leemos; hablamos tambien cuando ni escuchamos ni leemos" (11). Dicho de otra manera, en el silencio de Agustina hay un registro oculto. Los lectores nunca saben de donde proviene, pero crea significados dentro del entendimiento del personaje y de la historia. Su silencio es una abstraction

que se convierte en significado y no signifkante, de manera que dentro de la novela solo podemos ver el significante, es decir, el contexto de la memoria encubierta en el delirio. Los espacios narrativos alternos que

cuentan la historia de la familia y el episodio con el Midas McAlister y todas las conexiones hechas por Aguilar estan estrechamente vinculados con un mundo sombrio y de apariencias sociales, en el cual el control del habla siempre se ha manifestado como ejercicio de poder. Este poder

se reproduce mediante un sistema de valores y una jerarquia dirigida principalmente a la vigilancia de los sujetos. El no decir, entonces, es parte

de la retorica del subordinado, ademas de ser el mecanismo por el cual el poderoso mantiene ocultas la alteridad y la discrepancia dentro de un sistema del discursivo oficial.

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Conclusiones

La resistencia en el silencio, en cuya esencia se consolida la metafora como dimension del rechazo, va enmarcando el sentido de la alteridad

de este personaje. Su compleja estructura apunta a la consolidacion de un sujeto femenino que es capaz de interiorizar los recuerdos y, aunque el temor y la desconfianza parecen la causa del delirio, la enunciacion del personaje reinterpreta la idea tradicional que asocia el poder con el derecho a hablar, a dejar hablar y/o hacer callar. La palabra y el poder mantienen una relacion simbiotica que se desmitifica como parte del juego de los binarios al entrar en contienda lo tacito. Su resistencia como

sujeto femenino esta en la configuracion de unos silencios voluntarios que la convierten en una especie de sujeto inalcanzable para la norma, es decir, atipica, pero no inhabil.

Por lo tanto, el libro de Laura Restrepo no esta construido en su totalidad desde el delirio o la locura. El relato sucumbe a una intercalada

secuencia de discursos, de tal forma que el lector va recaudando las piezas del relato necesarias que en algunos momentos abruman por la angustia del recuerdo, el dolor o la confusion. Sin embargo, el relato se construye desde el sujeto femenino a pesar de la proliferacion de episodios de silencio de Agustina. Es sin duda una sucesion vertiginosa de acontecimientos enmarcados en el hermetismo y la obstruccion que ella hace de la memoria.

De tal manera, podemos concluir que los registros del discurso del silencio se van consolidando a lo largo de la trama y funcionan como sentidos simbolicos en cuya unidad se inscribe la significacion de la existencia real del sujeto y la virtualidad de la memoria. La fuerza

metaforica del relato puebla aspectos ineditos en los que se vigoriza la existencia y la operacion mental que deben hacer los lectores en virtud de una retorica que presenta aspectos muy intimos del sujeto. La conciencia de Restrepo con relacion al sujeto le devuelve el valor a la metafora literaria, ya no solamente como tropo retorico, sino tambien como parte de la elaboracion de nuevos significados dentro de la compleja subjetividad humana. Por consiguiente, Agustina y toda su saga familiar

intervienen decisivamente en la construccion de la historia de un pais que exhorta al sujeto a la desintegracion. No obstante, el espacio legitimo

otorgado por el relato al movimiento de diversas formas de expresion, conllevan en si mismas aspectos propios de la subjetividad. Los silencios

consolidan para el lector un mundo alterno con constelaciones en las

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que interactuan preocupaciones y conflictos muy humanos. Dichas observaciones conducen a una importante conclusion, la estetica del sujeto femenino en la narrativa de Laura Restrepo evoca ausencias y presencias, y particularmente cuando de la memoria se trata. En realidad, la lucha semantica entre el significado habitual del silencio y el reinscrito

en la novela logra la apertura del hecho verbal. En este orden de ideas la funcion meramente referencial del lenguaje, definida como aquella capacidad que tiene este de vincularse directamente con la realidad, se

amplia y dialoga con el sujeto que lo produce o lo padece. Lo anterior posibilita el lenguaje literario y enmarca la interioridad de un discurso alternativo que confirma que el lenguaje no es algo dado, como bien lo

apuntaba Heidegger. El silencio viabiliza la presencia del sujeto y por tanto su existencia.

NOTAS 1 En el suplemento cultural Babelia.

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