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El enemigo interno Contrainsurgencia y fuerzas armadas en México Jorge Luis Sierra Guzmán Departamento de Ciencias Soci

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El enemigo interno Contrainsurgencia y fuerzas armadas en México

Jorge Luis Sierra Guzmán Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana * Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez • Centro de Estudios Estratégicos de América del Norte

PLAZAYVALOES

centro de Estudios Estratégicos de América del Norte

UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD I)F MÉXICO

QHQ

Primera edición: 2003

©Jorge Luis Sierra Gu/mán © Clentro de Kstudios Estratégicos de América de! Norte ©Universidad Iberoamericana

©Plaxa y \feldcs, S.A.deC.V Derechos exclusivos de edición reservados para Plaza y Valdés, S.A. de C.V Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin autorización escrita de los editores. Manuel María Contreras, 73. Colonia San Rafael México, D.R, 06470. Teléfono: 5097 20 70 cditorial(«)plaxawaldes.com Krancesc Carboncll, 21-23 Kntlo. 08034 Barcelona, Kspaña Telefono: 9320 63750 Fax: 9328 04034 [email protected]

ISBN: 970-722-190-8 Impreso en México / Prnttedin México

índice

Agradecimientos 11 Presentación, por David Fernández Introducción 19

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Primera parte Capítulo 1. Aniquilamiento de la guerrilla rural 31 Madera: el primer levantamiento armado • Violencia agraria • Inicios de la preparación contrainsurgente • La ruta de las armas • El intento de mediación de Cárdenas • La respuesta de Día/. Ordaz • La expansión guerrillera • Guerra en las montañas • Empieza la dcbacle • Enseñanzas contrainsurgentcs Capítulo 2. Aniquilamiento de la guerrilla urbana 71 Violencia en las ciudades • La explosión del 68 • Estrategia de aniquilamiento • Complejo contrainsurgente • Descomposición de la contrainsurgencia

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índice

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Segunda parte Capítulo 3. Contrainsurgencia en el sureste mexicano 113 Antecedentes de la contrainsurgencia en Chiapas • La sorpresa presidencial • Ejercicio extremo del presidencialismo • Crisis del aparato de inteligencia Capítulo 4. Despliegue militar en Chiapas 135 Aplicación del Plan DN-2 * Aumento de las zonas militares • El arranque del Plan Chiapas • El delator del EZLN • Falla la ofensiva • Saturación militar y cerco estratégico • Creación de nuevas unidades militares • Paramilitari/ación del conflicto Capítulo 5. La nueva o!a guerrillera 181 El retorno de los fantasmas PROCUP: treinta años en guerra • EPR: nueva amenaza, viejas respuestas • Despliegue del Ejército mexicano • Regreso de la guerra sucia • Multiplicación de la violencia Tercera parte Capítulo 6. Fuer/as especiales 233 Modelo contrainsurgente • Armas y soldados especiales • Las fuerzas especiales mexicanas • La doctrina nacional • El apoyo estadounidense • Nuevas compras de armamento para los GAFE Capítulo 7. Expansión militar 277 El nuevo Ejército mexicano • Descentralización militar •

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Debilidades y fortalezas de la Fuerza Aérea • La Armada al borde del naufragio • Presupuesto: de los rezagos civiles a la autonomía militar Bibliografía

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Agradecimientos

L^sta investigación se concibió desde 1997 en las pequeñas oficinas del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, cuando el maestro David Fernández SJ era su director. Los grupos de derechos humanos en México habían tomado el tema de las fuerzas armadas como uno de los puntos más relevantes de su agenda. En el Centro Frodh se llegó a la conclusión de que era indispensable un estudio cuyo aliento y profundidad fueran de un alcance mayor a lo logrado por los reportes cotidianos sobre las violaciones a los derechos humanos. El rector Enrique González Torres SJ abrió las puertas de la Universidad Iberoamericana a esta investigación y dio oportunidad al desarrollo de un proyecto de investigación que unía ambos intereses y esfuerzos académicos. Tanto la universidad como la organización no gubernamental de derechos humanos buscaban comprender a una de las instituciones más visibles y menos estudiadas en México. Agradezco profundamente el apoyo de los coordinadores del Departamento de Ciencias Sociales de esta universidad, 11

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doctores Javier Torres, Edgar Jiménez y Carmen Bueno, que siempre apoyaron el curso de la investigación. Debo mencionar también el respaldo desinteresado del doctor Darío Salinas, profesor de esta casa de estudios. Agradezco a todos los profesores y al personal administrativo del Departamento las facilidades brindadas. A los profesores Raúl Benítez Manaut y José Luis Piñeyro les agradezco sus sugerencias para mejorar esta investigación. David Fernández y Edgar Corte/, directores del Centro Prodh, siempre creyeron en este proyecto y lo apoyaron, junto con todos los compañeros de esta organización. Todos entregaron su tiempo y ánimos para que el proyecto saliera adelante, a pesar de que su atención debía concentrarse en los casos más complejos y relevantes en la defensa cotidiana de los derechos humanos. Mí agradecimiento hacia ellos es infinito. Quisiera decir que comparten los méritos de esta investigación, mientras que los errores y deficiencias son sólo responsabilidad mía. Agradezco el apoyo del Centro de Estudios Estratégicos de América del Norte que posibilitó la publicación de este libro. Muchos amigos y compañeros también apoyaron esta investigación. Quisiera decirles que me reservo sus nombres, pero los guardo siempre en mi corazón. Y agradezco a Luz, Sebastián e Iván, mi esposa e hijos, por tantas veces que soportaron mis desvelos y digresiones en voz alta. Fueron mis principales animadores; sin ellos, nada podría haber hecho.

Presentación

David Fernández*

Híl libro que presentamos es parte de una investigación de largo aliento que el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A. C., y el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, se han propuesto realizar conjuntamente acerca de las fuerzas armadas en nuestro país. Se trata de un esfuerzo inédito en la medida en que conjunta los recursos de una prestigiada institución privada de educación superior y los de un organismo no gubernamental dedicado a la defensa y promoción de los derechos fundamentales en México. Con este trabajo se pretende hacer un poco de luz en la gran oscuridad que rodea a algunas de las instituciones clave en la conformación y el sostenimiento del sistema político mexicano: el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. La información pública y la reflexión civil sobre esta materia son escasas, por lo que una de las primeras características de esta obra es su novedad. * Exdirector del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C. y actual Asistente de Educación de la Provincia Mexicana de la Compañía de jesús.

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En efecto, con información de gran calidad y alto rigor académico, esta investigación de Jorge Luis Sierra se propone anali/ar el papel que el instituto armado ha estado jugando en el pasado reciente de nuestro país y las consecuencias que ello ha traído para la vida civil, la democracia y los derechos humanos. Analiza, como foco interpretativo de todo su aporte, las relaciones que se han establecido entre los civiles y los militares, da cuenta de las modificaciones ocurridas en este campo y asienta las preocupaciones centrales de una franja de la sociedad civil organizada al respecto. Este libro recoge, en particular, los antecedentes del movimiento armado popular en México y el papel que ha jugado el Ejército Mexicano en la lucha contrainsurgente desde 1960 hasta nuestros días. En él se hace un recorrido analítico del conflicto chiapaneco y se narra el derrotero que ha seguido la actuación castrense en ese estado sureño, al igual que en Guerrero y Oaxaca. Entre otros temas, se refieren ampliamente los acontecimientos del conflicto del sureste que han hecho que se haya pasado del diálogo inicial a la guerra sucia y finalmente a la guerra integral, todavía en marcha. No hay que olvidar que el conflicto chiapaneco nos puso al borde de una lucha generalizada en el país. La historia de la guerrilla se ha narrado muchas veces ya en México, y en este trabajo no hay mayor novedad. Sin embargo, esa narración se ha hecho generalmente desde textos y actores más o menos marginales, comprometidos con las causas en pugna. En cambio, pocas han sido las investigaciones que se han propuesto recoger con seriedad y distancia críticaf una historia cuyas repercusiones nos alcanzan hasta hoy. Esta es una de las pretensiones de la obra.

Presentación

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Por otro lado, en este escrito se analiza la actuación del Ejército en el conflicto chiapaneco antes y después de la insurrección. La tesis del autores que, en realidad, la estrategia que el gobierno ha desarrollado ahí ha sido fundamentalmente m i l i t a r y que los demás elementos sociales y políticos se han subordinado a esta lógica castrense. Entre otras muchas consecuencias de ello está el que el conflicto en ese estado sureño ha alterado profundamente en las relaciones tradicionales entre la civilidad y las fuerzas armadas, lo que es preciso desentrañar y analizar. Paradójicamente, y aun cuando Carlos Salinas como presidente de la República utilizó a las fuerzas armadas en Ghiapas para salvar tanto su prestigio como su proyecto económico neoliberal y sacrificó, a su vez, el prestigio y la credibilidad del instituto armado, la presencia m i l i t a r en el conflicto amplió los espacios de autonomía del Ejército y lo convirtió en un nuevo actor político en el escenario nacional. Dicho de otro modo: la subordinación castrense al sistema presidencial -tanto con Salinas como con Zedillo y ahora con Vicente Fox- ha implicado por contrapartida la generación de grandes áreas de autonomía militar (en materia de gasto, ascensos, fuero y administración interna), con lo que se ha gestado una nueva relación anticonstitucional de mutua conveniencia entre el poder civil y los mandos castrenses. Esta nueva relación tiene muchas implicaciones, tanto jurídicas como políticas. El nuevo papel que el gobierno de México está haciendo jugar a las fuerzas armadas, así como la creciente influencia del pensamiento militar estadounidense en la doctrina castrense nacional, preocupan a vastos sectores de la sociedad mexicana. Por ejemplo: de ser vista

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tradicionalmence como un elemento confiable para la protección nacional frente al agresor externo, la institución armada ha comenzado a jugar un papel de vigilante del pueblo y a ser percibida como enemiga de su propia gente. Es este un cambio radical, de enorme trascendencia para la conformación de la República y para las relaciones entre los ciudadanos y sus instituciones. No es menor la alarma que suscitan los cambios doctrinales en las hipótesis de guerra que manejan nuestras fuerzas armadas: de poner énfasis en la posibilidad de una agresión externa se ha transitado a la hipótesis de un conflicto interno, provocado por el narcotráfico, la insurgencia o el crimen organizado. Esto modifica tanto el entrenamiento como el armamento, los frentes de combate y la distribución geográfica de los efectivos militares en el territorio nacional. Se pasa -quizá inadvertidamente- de una política de defensa del Estado mexicano a otra de defensa del gobierno y, en el peor de los casos, del grupo político en el poder. Además, en este momento de efervescencia ciudadana y de lucha y transición democrática en el país es creciente la conciencia de que no existe una relación transparente entre las fuerzas armadas y el poder civil. Asuntos como la definición del presupuesto militar, los ascensos, las prioridades de la defensa nacional, la compra de armamentos y otros temas igualmente delicados no están sujetos a control real por parte del Congreso de !a Unión y dependen -si acaso- de los exclusivos poderes discrecionales de la presidencia de la República. Han emergido, además, nuevos fenómenos sociales y militares que claman por su esclarecimiento lógico y político.

Presentación

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Hechos como las guerrillas latinoamericanas, la presencia masiva del narcotráfico en la región, la paramilitarización y privatización de la contrainsurgencia, así como el surgimiento del narcoterrorismo, llenan algunas páginas de la presente reflexión. Por lo que se refiere al conflicto en Chiapas, en este trabajo se da cuenta de que lo que comenzó como una guerra entre ejércitos se fue transmutando gradualmente en una guerra entre grupos sociales (caciques y terratenientes apoyados por la institucionaiidad gubernamental contra indígenas y campesinos no priístas, apoyados por el zapatismo). Si bien esta transformación fue algo deseado por el Ejército federal en la medida en que lo sacaba de la confrontación directa, el nuevo escenario evidenció su toma de partido por las clases poseedoras y su connivencia con las guardias blancas caciquiles y con los grupos paramilitares. I loy el conflicto chiapaneco ha llegado a una situación muy peligrosa, no sólo para Chiapas sino para la República entera. Como ha quedado claro en otros países de América Latina, cuando se destruyen las intermediaciones en los conflictos y se afianza el control militar de los mismos la solución que mira a las causas del conflicto se aleja cada vez más. Fujimori es el ejemplo más sobresaliente de lo anterior: se convirtió en rehén de las fuerzas armadas y terminó siendo asesorado por intelectuales y políticos del Ejército. El peligro ahora es que el presidente Fox, al suponer o pretender que no existe ya conflicto armado en Chiapas, entregue de hecho el conflicto del sureste a las fuerzas armadas o y se desmantelen o se fuerce al retraimiento a los actores políticos y de la sociedad civil.

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La investigación que ahora presentamos es -creemos- la primera investigación especiali/ada hecha por un organismo no gubernamental acerca de las instituciones militares del país. Por ello, porque de alguna manera esta investigación es pionera en su campo, se ha procurado que sea rigurosa, profunda y fiel a la búsqueda de una relación madura y transparente con la institución castrense. Los organismos de derechos humanos y las fuerzas armadas requieren superar las desconfian/as e incomprensiones que han determinado sus relaciones mutuas. Con mucha frecuencia los organismos no gubernamentales desconocen la naturaleza y la historia de las instituciones militares y ello alimenta el recelo de los mandos castrenses frente a su trabajo. La necesidad de romper tabúes y tener un mejor conocimiento ciudadano del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea da fundamento a esta investigación. Los organismos civiles podemos contribuir a que las fuer/as armadas mejoren, se subordinen al poder civil, respeten los derechos humanos, y sean firmes baluartes en la defensa de nuestra Constitución, si llegamos a comprenderlas cabalmente, a precisar los problemas y a proponer nuestros puntos de vista. Este libro es una herramienta, pues, para avanzar hacia mejores formas de supervisión y control civil de las organizaciones militares. Por todo esto, presentamos con mucha satisfacción este primer resultado de un esfuerzo ciudadano en esa dirección. Abril de 2003

Introducción

El problema guerrillero Entre 1963 y 1982 el Estado mexicano enfrentó la proliferación de levantamientos armados y la aparición de decenas de grupos insurgentes, de diverso tamaño y fuerza militar, en las capitales más importantes del territorio nacional y en las entidades de gran atraso económico y político. La respuesta represiva fue monumental. Se sabe que más de mil 700 mexicanos, la mayoría de ellos jóvenes, tomaron las armas y se integraron a 32 grupos guerrilleros durante esas dos décadas. Muchos terminaron asesinados o murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. En los tres sexenios que abarca ese periodo, cada presidente dispuso de manera discrecional de toda la fuerza de sus cuerpos de seguridad para exterminar los brotes de guerrilla en el país. En Guerrero, el gobierno federal ordenó la saturación militar de la entidad y la liquidación de las guerrillas de Lucio Cabanas Barrientes y Genaro Vázquez Rojas. Mediante

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campañas militares sucesivas, el Ejército aisló, cercó y luego aniquiló a las filas y los líderes de ambos grupos armados. Durante ese periodo, aparecieron en la escena los Halcones y la Brigada Blanca, dos grupos paramilitares que concentraron a los mejores elementos de los cuerpos policiacos y de las fuerzas armadas y se encargaron de destruir al movimiento guerrillero en las ciudades. Aún no se sabe con exactitud cuántos guerrilleros, soldados, policías y civiles perdieron la vida en esta guerra sórdida que se libró en parcelas, ejidos, montañas, calles, cuarteles, escuelas y fábricas. Algunos sobrevivientes de esos movimientos armados estiman que murieron más de tres mil combatientes, familiares o simpatizantes de la guerrilla. 1 Cerca de 500 madres de jóvenes guerrilleros mexicanos reclamaron la presentación con vida de sus hijos desaparecidos. Decenas de guerrilleros fueron encarcelados. Algunos beneficiados por las dos amnistías que se dieron en el periodo fueron asesinados al poco tiempo de salir de la prisión. Reconstruir esta etapa de nuestra historia reciente llevará años y exigirá los esfuerzos colectivos de muchos individuos e instituciones. Mediante esa investigación social, colectiva, debemos conocer las razones por las cuales ningún gobierno llevó a cabo una política de largo plazo que tendiera a construir puentes de entendimiento entre la sociedad y las instituciones y que promoviera espacios de diálogo para solucionar los numerosos y complejos problemas del desarrollo nacional. ' Conversación con un sobreviviente de la Liga Comunista 23 de Septiembre, mayo de 1999.

Introducción

Z\s márgen

recidos por un desarrollo económico relativo que posibilitaba la creación de fuentes de empleo, la existencia de instituciones de seguridad social y la movilidad entre las clases sociales. Esta misma condición le daba al régimen presidencial mayores espacios de maniobra para mantener el Liderazgo político unipartidista, a pesar de sus rasgos autoritarios y represivos. Para México, los años que siguieron a esos levantamientos armados y su destrucción fueron décadas perdidas. Ningún plan gubernamental fue pensado para mantenerse vigente durante 30 años y solucionar el fondo de las insurrecciones agrarias y urbanas en el país. La represiva fue la única política gubernamental en torno a las rebeliones campesinas que tuvo un carácter transexenal. Eso llevaría a construir una primera explicación del porqué los hombres y las mujeres que tomaron las armas creyeron firmemente que sus razones de fondo seguían vigentes. Como una cabeza de hidra, cada movimiento destruido se convertía en dos. Desde el primer levantamiento armado importante, el asalto al cuartel Madera en 1965, hasta el exterminio de las últimas células guerrilleras en 1982, México vivió el apogeo de la violencia insurgente y su contraparte gubernamental. A este periodo le siguió otro, en el que la conflictividad regresó al campo de lo social y lo político. Con las reformas políticas de 1977 y 1986, en las que se ampliaron los espacios de representación para los partidos, el Estado mexicano atrajo a la oposición política al campo electoral. Salvo algunas manifestaciones esporádicas, se creyó que la guerrilla estaba prácticamente extinta. Sin tareas aparen-

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Introducción

/ / difluido interno

íes, los cuerpos contrainsurgentes que integraron la Brigada Blanca se descompusieron con la corrupción y los vínculos con el narcotráfico, mientras que los órganos de inteligencia m i l i t a r se contagiaron del letargo.2 Por unos años el gobierno pareció creer que lo mejor era borrar esa etapa de nuestra memoria histórica. Los acontecimientos posteriores le negaron esta posibilidad. El arrastre electoral de la oposición cardenista en 1988 y el sentimiento de que un fraude electoral de grandes dimensiones había ocurrido en los comicios presidenciales llevaron a los grupos sobrevivientes de la guerrilla a pensar en el retorno a las armas como la única vía de solución.' Ahí se encuentra el origen inmediato de los movimientos armados que se hicieron públicos a partir de 1994. Desde la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, otras dos organi/aciones realizaron operaciones político-militares y demostraron contar con armas, efectivos, entrenamiento y organización: el Ejército Popular Revolucionario y el Ejército Revolucionario Popular Insurgente. Existen registros de otras presuntas organizaciones guerrilleras de las que sólo se conocieron comunicados públicos.

'- General Mario Arturo Acosta Chaparro, Movimiento subversivo en Móxlc.o, Secretaría de la Defensa Nacional, enero de 1990. 'Cuauhtémoc Cárdenas narró en una entrevista de prensa que el camino de la guerrilla fue "una opción que flotaba en el aire, que estaba en el ambiente" después de las controvertidas elecciones de 1988. Julio Hernández López, "Cárdenas: en 1988 había que evitar salidas violentas", La ¡ornada, 3 de mayo de 1999, página web: http://serpicnte.dgsca.unam.mx/jornada/T999/ may99/990503/primera.html.

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I I problema militar Ksic libro es una aproximación a la forma en que seis presidentes mexicanos usaron a las fuerzas armadas para contener o destruir a esa ola guerrillera mexicana, que se integró con casi 50 grupos armados que han surgido y desaparecido en diferentes momentos de nuestra historia reciente. El propósito de esta obra es aportar un grano de arena para cubrir el vacío que existe en la comprensión de los movimientos armados mexicanos, la contrainsurgencia, el empleo del Ejército y \agufrrasufia en México. El libro no está solo en esta intención: forma parte y se alimenta de una tendencia contemporánea que ha roto con los tabúes que impedían e s t u d i a r con p r o f u n d i d a d a las fuer/as armadas mexicanas. Son varias las razones por las que ya no es un sacrilegio estudiar al Ejército: la expansión de fuentes informativas como la Internet, donde el académico o el periodista mexicano puede encontrar datos sobre las fuerzas armadas difíciles de obtener por otras vías; el escrutinio permanente de las organizaciones no gubernamentales sobre el comportamiento de los militares mexicanos; la vigilancia de organismos internacionales de derechos humanos; la apertura de medios informativos y casas editoriales para publicar investigaciones, así como el interés de centros de estudio y universidades mexicanas para acercarse con sus recursos intelectuales y materiales a esta área del conocimiento. El comienzo del siglo xxi significó la desaparición de los principales mitos que existían en torno de las fuerzas armadas mexicanas. El primero, quizá el que más peso tuvo du-

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rante la segunda mitad del siglo anterior, fue que eran intocables. En la cultura política mexicana el Ejército era una institución casi sagrada, a la que no se debía someter a juicio ni a escrutinio públicos. Los periodistas o los legisladores eran instruidos por sus jefes para no hablar de ciertas instituciones. El Ejército y el presidente de la República eran las instituciones más relevantes del poder público y nadie podía criticar públicamente sus errores, ya no digamos denunciar actos de corrupción y en ocasiones hasta de barbarie. Durante más de 50 años ambas instituciones gozaron de este silencio, impuesto por la rigidez de las reglas no escritas del sistema político mexicano. Todas las criticas vertidas durante estas décadas tuvieron un carácter marginal y se emitieron desde los rincones de la disidencia, en reuniones de los partidos de oposición, en los comentarios de impotencia de los sindicatos cuyas huelgas eran rotas por tropas del Ejército. Ese silencio fue parte esencial de nuestra cultura política y favoreció la cultura de la impunidad en México. En la medida en que el sistema político mexicano tendía a concentrar el poder en manos del presidente en turno, los actos del Ejecutivo gozaban de la impunidad que resultaba de la falta de vigilancia social y de la debilidad de los otros poderes de la República. No había contrapesos para el exceso en el ejercicio del poder presidencial ni parecía haber mecanismos de rendición de cuentas. La institucionalización del Ejército, la Aérea y la Armada de México se ubicó en el proceso de consolidación de un Estado basado en esa fortaleza presidencial y la co-

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rrespondiente debilidad legislativa y judicial. Como la mayor parte de las instituciones del Estado mexicano de la última mitad del siglo xx, las instituciones castrenses sufrieron el vaivén de las decisiones sexenales y de los poderes discrecionales del presidente. La subordinación castrense en el sistema presidencial implicó, paradójicamente, el crecimiento de los espacios de autonomía militar (gasto, ascensos, administración interna y fuero). El escenario se transformó radicalmente debido a la importancia creciente de las organizaciones no gubernamentales y el surgimiento de una oposición renovada y fuerte en el Congreso de la Unión. En estas nuevas condiciones, cualquier orden metaconstitucional o anticonstitucional del presidente de la República le plantearía al Ejército un conflicto con las fuerzas emergentes de la política mexicana: un Congreso plural, partidos opositores fuertes y ONC; vigilantes. Las fuerzas armadas enfrentan ahora el desarrollo de formas no tradicionales de control civil: se ha multiplicado el número y la calidad de las investigaciones académicas mexicanas sobre el tema de las fuerzas armadas; ha crecido también la influencia y el escrutinio de las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos sobre el comportamiento de los militares, de manera especial en el terreno de la contrainsurgencia, mientras que los medios de comunicación han mostrado un interés creciente por analizar y dar seguimiento a toda información relacionada con los militares mexicanos. Esta investigación se inscribe en esta nueva lógica de la sociedad civil.

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Una ventana al libro Esta investigación es un asomo a esa franja poco explorada de la historia contemporánea: el papel del Ejército en la destrucción de la guerrilla rural y urbana y los escenarios de la guerrilla en el México contemporáneo. Los capítulos que la integran se aproximan a las ra/ones por las que esos hombres y mujeres tomaron las armas y a la respuesta específica del gobierno, en particular, el uso de las fuerzas armadas en el aniquilamiento de esta primera ola insurgente. Para reconstruir el desarrollo de la guerrilla rural y urbana la investigación acudió a diversas fuentes testimoniales, documentales y hemerográficas, así como a archivos personales. Se realizaron entrevistas con Salvador Gaytán Aguirre y el profesor Francisco Órnelas, sobrevivientes del Grupo Popular Guerrillero, la organización insurgente que intentó tomar por asalto el cuartel Madera el 23 de septiembre de 1965. Las entrevistas con Gaytán Aguirre, realizadas entre 1983 y 1985, se mantuvieron inéditas hasta ahora y fueron fundamentales para reconstruir lo que sucedió hace más de 30 años, en los orígenes del movimiento popular armado en México. Este trabajo intenta también analizar el proceso que llevó a la creación de dos grupos paramilitares de la época: los Halcones y la Brigada Blanca. Uno de los descubrimientos más impresionantes para cualquiera que se asome a esta historia en la que prevaleció el ejercicio sin fronteras de la violencia estatal, es que los hechos más atroces de la contrainsurgencia mexicana siempre ocurrieron cuando la policía y los militares unieron sus fuerzas para combatir a la guerrilla. El gobierno

Introducción

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decidió recurrir a organizaciones secretas, verdaderos escuadrones de la muerte, que salían a la superficie sólo para detener y masacrar guerrilleros o sospechosos de serlo. La investigación se refiere a la forma específica en la que las fuerzas armadas del país enfrentaron a la insurgencia en los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca. El enorme escrutinio social, internacional y periodístico ha hecho que abunde la información sobre el conflicto armado en Chiapas, pero no sobre los casos de Guerrero y Oaxaca. Desde su aparición pública en ambas entidades, los movimientos armados carecieron del apoyo que, en cambio, sí lograron los rebeldes indígenas chiapanecos agrupados en el líZLN. Eso podría ayudar a explicar por qué en la contrainsurgencia en Guerrero y Oaxaca han predominado los patrones clásicos mexicanos de la detención arbitraria, la tortura y la desaparición forzada. Un aspecto fundamental de esta investigación es la influencia profunda del pensamiento militar estadounidense en la doctrina contrainsurgente mexicana, así como la ayuda económica y educativa de Estados Unidos para la creación de los Grupos Aeromóviles de Euerzas Especiales (GAFE). El libro termina con un análisis de las últimas transformaciones de las fuerzas armadas antes del fin del siglo XX y ofrece un recorrido rápido por sus características fundamentales: su organización territorial, sus efectivos y su armamento. Se analiza cómo la dimensión del Ejército ha crecido en comparación con las otras dos ramas militares: la Fuerza Aérea y la Armada y cómo se ha expandido la esfera de autonomía militar, especialmente en los rubros de presupuesto y compra de armas.

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í / enemigo interno

En la investigación de estos temas fue muy importante la búsqueda bibliográfica en la biblioteca de la Universidad de la Defensa Nacional en Washington, DC; durante la estancia del autor en el Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa. Es una verdadera ironía que la investigación sobre el Ejército mexicano sea menos complicada y más rápida al consultar fuentes documentales académicas, legislativas y militares de otros países. Espero que el trabajo de excavación documental, el de picar piedra en fuentes informativas cerradas, de agazaparse como ratón atrás de libros y documentos de bibliotecas de la ciudad de México y Washington; la exploración constante de la Internet y el uso del correo electrónico; y la asistencia a seminarios sobre fuerzas armadas en México, Guatemala, Estados Unidos e Inglaterra, hayan servido para hacer de la investigación una obra informativa, útil para el lector ávido de entender a la institución armada. Ojalá las reflexiones de este libro aviven el debate sobre el Ejército y su ubicación en el proceso de transición a la democracia que vive nuestro país. La sociedad ya no es la misma, el Ejército tampoco. Con trabajos como éste ambos, sociedad y Ejército, podrían iniciar un diálogo fructífero, quizá una nueva etapa en las relaciones civiles-militares en México. Jorge Luis Sierra Ciudad de México, abril de 2003

Primera parte

1. Aniquilamiento de la guerrilla rural

Madera: el primer levantamiento armado En la madrugada del 23 de septiembre de 1965, una docena de maestros, líderes agrarios, estudiantes y campesinos intentaron tomar por asalto el cuartel del Ejército mexicano en Ciudad Madera, en la región suroccidental de la sierra Tarahumara que colinda con Sonora. Esa acción fue la primera y última importante de la organi/ación llamada Grupo Popular Guerrillero ((il'G). Ahí murieron sus principales líderes y casi todos sus miembros: Arturo Gámiz, periodista, profesor de primaria e ideólogo del movimiento; su hermano, el poeta Emilio Gámi/,; Pablo Gome/ Ramíre/, un médico convertido en líder agrario del norte del país, pero abandonado por su propio partido, el Popular Socialista de Vicente Lombardo Toledano; Salomón Gaytán, el jefe militar del grupo; Antonio Scobell Gaytán, uno de los líderes de la Unión General Obrera Campesina de México; Rafael Martíne/. Valdivia y Osear Sandoval, ambos estudiantes normalistas, además del profesor Miguel Quiñones. 31

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Existen indicios de que el GPG estaba infiltrado desde tiempo atrás. Lorenzo Barajas, un presunto sargento desertor del Ejército mexicano, les había proporcionado adiestramiento militar y los había preparado para el asalto del cuartel Madera. Sin embargo, según sobrevivientes del GPG, Barajas seguía cumpliendo funciones militares y era parte de una red de inteligencia que había logrado infiltrar al grupo rebelde, que ya antes había emboscado patrullas militares y asesinado a varios caciques de la región. El profesor Francisco Órnelas, uno de los sobrevivientes del asalto al cuartel Madera, no cree que Lorenzo Barajas haya sido un agente de inteligencia militar. 4 En cambio, Óscar González Eguiarte sostenía que el sargento era un "traidor".5 Ya con información del día en que habría de realizarse el ataque guerrillero, el cuartel de Ciudad Madera duplicó y pertrechó a sus tropas. El Ejército mexicano se aprestaba para contener un asalto rebelde que tenía un carácter histórico: habría de ser la primera acción revolucionaria de envergadura de la guerrilla contemporánea en México y, al mismo tiempo, su primer gran fiasco. Esta primera manifestación insurgente fue desorganizada, rudimentaria y definitivamente débil en términos militares. Su fuerza principal provenía de las comunidades indígenas de la sierra Tarahumara y de las organizaciones campesinas que habían nacido como forma de defensa ante el despojo, el

Entrevista, 24 de septiembre de 2001, Chihuahua, Chihuahua. Óscar González Eguiarte, "Sobre los acontecimientos de Madera", en Minerva Armendáriz Ponce, Morir de sed ¡unto a la fuente, Sierra de Chihuahua 1968, Testimonio, México, 2001, pp. 71-72.

Aniquilamiento de la guerrilla rural

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.il niso y la violencia de caciques locales, terratenientes extranIITOS y compañías madereras de Estados Unidos. Pero esa fuerza fue al mismo tiempo su debilidad. Las .u clones nunca rebasaron el ámbito local y la organización militar era rudimentaria. No había estructura guerrillera, las urinas eran las mismas pistolas y los rifles de cacería de cualquier campesino de la región. Era, por decirlo así, una guer r i l l a comunitaria en la que participaban el maestro de primaria, el presidente municipal, los campesinos y ejidatarios de la organización local y hasta los estudiantes de la secundaria de la localidad. Los enemigos del movimiento armado eran públicos, tenían nombre, apellido y domicilio. Los guerrilleros también. No había clandestinidad. Los "estrategas militares" daban entrevistas exclusivas y se dejaban fotografiar. Los dirigentes campesinos iban y venían de la sierra como si ésa fuera la vida cotidiana. Para realizar la primera acción militar importante, el intento de asalto al cuartel del Ejército mexicano ubicado en el pueblo de Madera, una unidad del Grupo Popular Guerrillero planeó robarse un carro en la ciudad de México para transportarse a Chihuahua porque no había dinero suficiente para boletos de autobús o tren. Al mismo tiempo, otra unidad, la encargada de llevar el armamento hasta Madera para cometer la acción, se quedó varada en las inmediaciones de la sierra debido a un torrencial que duró varios días e impidió a los guerrilleros avanzar con las muías y su carga/'

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Entrevista con Salvador Gaytán Aguirre, septiembre de 1983.

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Los rebeldes, unos doce campesinos, e s t u d i a n t e s normalistas y maestros de primaria sin dinero ni armas, decidieron tomar el cuartel Madera la madrugada del 23 de septiembre de 1965. Media columna guerrillera murió en los primeros minutos del combate. El líder, Arturo Gámiz, levantó la cabeza para gritar hacia las barracas del cuartel Madera: "¡Ríndanse, están rodeados!" Recibió de inmediato una ráfaga de balas. Pablo Gómez trataba apresuradamente de cargar de nuevo su arma, una escopeta calibre 16, cuando lo sorprendió la metralla de un soldado que llegó hasta él. Salomón Gaytán, el líder militar del grupo, murió al explotarle una granada en la mano. Otros quedaron tendidos en las inmediaciones del cuartel. La otra mitad de la columna rebelde huyó por una gran planicie, a un lado del cuartel Madera. Los militares habían talado el monte para facilitar el ataque a los alzados en plena retirada. Los sobrevivientes que alcanzaron el bosque y huyeron fueron perseguidos de inmediato por dos aviones C-54 que lanzaron a unos sesenta paracaidistas entre los poblados cercanos al cuartel. La Fuer/a Aérea Mexicana envió cuatro aviones equipados con lanzacohetes y ametralladoras para sobrevolar la sierra. Los refuerzos incluían tres transportes militares con 70 paracaidistas cada uno. Mientras, en la ciudad de Chihuahua se anunciaba la posible visita del secretario de la Defensa Nacional, el general Marcelino García Barragán. García Barragán no llegó al cuartel Madera pero sí lo hicieron el gobernador Práxedes Gíner Duran, el general Tiburcio Garza Zamora, comandante de la VZona Militar, y el general Flavio Gijón Melgar, encargado del cuartel Made-

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i , i I /os soldados limpiaban y acomodaban en ataúdes los cail.i veres de sus cinco compañeros caídos bajo fuego rebelde: «los sargentos, un cabo y dos soldados rasos. Uno de los diez •.dldados heridos, el teniente Marcelino Rigoberto Aguilar, murió al día siguiente. Dijo el general Garza Zamora ante los periodistas reunidos ese día: -El señor gobernador y yo palpamos en nuestra estancia en Madera que el asunto no tiene importancia. Creo que estos señores se equivocaron. Y como tiraron balazos, tiene que haber muertos y heridos. Gíner Duran, gobernador de Chihuahua, fue más lejos en su evaluación: -No ha pasado nada, absolutamente nada. Todo se reduce a una bola de locos mal aconsejados. Para Gíner Duran, un viejo general salido de las filas del ejército villista, formado en acciones de guerra de gran envergadura, el ataque a la guarnición militar no era más que un hecho local, casi intrascendente. No ha pasado nada, decía el gobernador. La historia lo habría de desmentir años más tarde. Lo que tenía ante sí Gíner Duran era un levantamiento armado. El primero en el inicio de los movimientos guerrilleros en México.

Violencia agraria La violencia y la desigualdad asolaban al campo mexicano; mientras la retórica revolucionaria se agotaba frente a la

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inexistencia del reparto agrario, los millones de campesinos en la pobreza extrema y el acaparamiento de tierras por unas cuantas decenas de familias en cada estado, las policías judiciales, los militares y las guardias blancas unían sus fuer/cas para proteger las propiedades y la vida de los grandes caciques y terratenientes. La situación agraria que enfrentó Gustavo Día/ Ordaz al asumir su gobierno (1964-1970) expresaba toda su virulencia en el problema de la tierra: diez mil propietarios poseían 80 millones de hectáreas, lo que equivalía a 38% de la superficie nacional. En tanto, dos millones de ejidatarios tenían en conjunto 40 millones de hectáreas.7 En Chihuahua, la cuna del primer levantamiento armado, 300 personas poseían la tercera parte de las áreas de riego, unos seis u ocho millones de hectáreas, que correspondían a más de la cuarta parte de los 24.5 millones de hectáreas del territorio estatal. Legalmente, 100 mil ejidatarios del estado tenían 4.5 millones de hectáreas. Existían al mismo tiempo más de 50 mil hombres sin tierra en Chihuahua. 8 Gámiz llamaba a Chihuahua la "tierra sin ley". Periodista y maestro de la escuela primaria en el mineral de Dolores, conocía de cerca las historias de la región. Los Ibarra y los Vega se habían apoderado de las tierras desde Sonora hasta Temosachic. La quema de ranchos, los asesinatos, las acusaciones de despojo y el encarcelamiento contra los campesi-

7 Arturo Gámiz, periódico La Voz de Chihuahua, archivo hemerográfico del Centro de Estudios Históricos de los Movimientos Armados, AC, junio de 1963.

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Ibid.

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que poseían los títulos legítimos de sus parcelas se vol\n lugar común en la sierra Tarahumara. I ' .\n artículo de Gámiz publicado por La Voz fíe Chihuahua i I I.'. de mayo de 1963 se describe la vida rural en la región di Tcmosachic, Madera y el viejo mineral de Dolores, las pimcipales zonas donde más tarde operaría el Grupo Popul.n (iuerrillero: Las casas están devoradas por el monte. Ya no existe el auge económico formidable de la minería de oro y plata de principios de siglo. Las compañías extranjeras sólo dejaron ruinas, montes talados y nostalgia. Luego de 20 años, en la región se ha enquistacio un imperio de asesinos que imponen su ley. Los Ibarra, los Vega, se apoderan de las tierras que van desde Sonora hasta Temosachic. Toman terrenos. Queman ranchos. Destruyen siembras. Roban ganado. Venden sotol a sus peones, les roban el pago.

Gámiz hablaba de la quema de los ranchos El Salitre, Los Olivos y Las Varas, así como de asesinatos en Agua Camarilla, Carrizitos, Dolores y Temosachic. La primera respuesta popular fue la organización de una delegación estatal de la Unión General Obrera Campesina de México (uux:ivi), que logró la promesa gubernamental de crear distritos de riego para las familias sin tierra y ganó las elecciones municipales en Dolores. En diciembre de 1962, el pueblo de Dolores destituyó al presidente municipal y eligió a Salvador, uno de los hermanos Gaytán Aguirre. Con la nueva administración, Dolores organiza campañas de vacunación y logra construir una es-

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cuela primaria, una cancha deportiva, un templo y una Casa del Maestro. La experiencia traza una nueva ruta de organización popular en la sierra Tarahumara, hasta ese entonces desconocida. Pero Dolores era al mismo tiempo una excepción en la vastedad de la sierra Tarahumara y sus problemas de pobreza y violencia. En marzo de 1963 el descontento y las movilizaciones cundían en la región. La compañía Bosques de Chihuahua demandó a dos campesinos por "haber invadido" Los Aguajes y El Durazno, predios en donde los dos acusados habían vivido durante 40 años. Ante la indiferencia del gobernador Gíner Duran y la aparente impunidad de caciques y compañías forestales en la región, la UGOCM convocó a sus miembros para ocupar la plaza Hidalgo de Chihuahua capital, donde habría de pasar el presidente López Mateos en gira. El día de la visita presidencial, José Gómez Huerta, jefe del Estado Mayor Presidencial, se abría paso lentamente con su carro entre cientos de campesinos que bajaron de la sierra y abarrotaban la plaza Hidalgo en espera de López Mateos. El general Gómez Huerta llegaba con la orden de llevar a los líderes de la UGOCM hasta el autobús presidencial. Lo esperaban Alvaro Ríos y Jesús Orta, dirigentes nacionales de la UGOCM, junto con el doctor Pablo Gómez, Raúl Gómez y el profesor Arturo Gámiz, sus líderes regionales. Si las puertas locales estaban cerradas, la puerta federal era el último recurso. Reunidos en el camión, López Mateos escuchó una larga lista de peticiones de tierra y resoluciones agrarias no cumplidas. Luego oyó la ley no escrita en las rela-

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riones del poder federal con los cacicazgos locales: "Las disposiciones de usted no son obedecidas, señor presidente." Serio, adusto, López Mateos dijo: -No puedo decirles ahorita cuál será la contestación, primero he de conocer sus puntos de vista. Pero sí les adelanto que esas injusticias que con vestidura de procesos judiciales se han cometido en su perjuicio serán terminadas luego. Al día siguiente, el presidente hizo llegar a la UGOCM sus resoluciones: sería revisada la tenencia de la tierra en el distrito de riego 5 en Ciudad Delicias. Se activarían los trámites sobre 21 solicitudes de creación de igual número de nuevos centros de población. Bosques de Chihuahua se haría responsable de los atropellos de sus "hombres de paja", como se llamaba a sus guardias privados. Las resoluciones presidenciales nunca llegaron a cumplirse. Meses más tarde, en agosto de 1963, se le preguntó al general Gíner Duran, gobernador de Chihuahua, sobre el caso de los dos campesinos encarcelados. -Todo es resultado de las acciones que realizan en Chihuahua algunos rojillos ya conocidos.

Inicios de la preparación contrainsurgente Hasta antes de la administración de Díaz Ordaz, el Ejército mexicano carecía de manuales o publicaciones relacionadas con la lucha antiguerrillera. Piñeyro afirma que de 1959 a 1964 las fuentes militares no mencionan a la guerrilla en sus

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programas de entrenamiento ni en sus diversas publicaciones manuales. 9 En esos años el Ejército se mantuvo ocupado en las ciudades, pues el gobierno había utilizado grandes contingentes militares para contener los movimientos sociales que proliferaron a principios de la década. Los principales frentes de acción se hallaban en las áreas urbanas y no en las rurales. El gobierno de Adolfo López Mateos (1958-1964) privilegió las tareas de contención de las luchas sociales y, al final de su sexenio, empezó a desarrollar los primeros ejercicios contrainsurgentes del Ejército mexicano. López Mateos utilizó a grandes contingentes militares para romper la huelga nacional ferrocarrilera en 1959 y para controlar las huelgas de Teléfonos de México y de la Compañía Mexicana de Aviación en 1960. Las tropas disolvieron mítines y arrestaron a líderes estudiantiles en el Distrito Federal y reprimieron manifestaciones populares en Acapulco en 1961. En ese mismo año, cerca de tres mil soldados ocuparon la capital de San Luis Potosí ante los d i s t u r b i o s postelectorales en el estado. 10 La contención de huelgas obreras y movimientos estudiantiles constituía un elemento determinante en aspectos como la compra de armas y el entrenamiento de la infantería del Ejército. La mayor parte de las armas que México compró a Estados Unidos en 1960, principalmente ametralladoras Browning, fusiles ametralladoras y carabinas M2, todas ''José Luis Piñeyro, El profesional Ejército mexicano y la asistencia militar de Estados Unidos (1965-1975), tesis de licenciatura, Centro de Estu dios Internacionales, El Colegio de México, México, 1976, p. 72. 10 Ibid., p. 74.

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de calibre 0.30, además de granadas y cartuchos, estaban destinadas a fortalecer el equipamiento de las tropas de infantería (tabla 1.1). La compra de vehículos también estaba destinada a reforzar las actividades de infantería, aunque no era significativa, ya que en ese año sólo se compraron 40 camiones, 20 carros ligeros de reconocimiento y 20 de transporte de tropas." ' TABLA 1.1. Compra de armamento de México a Estados Unidos en 1960. Material Ametralladoras Browning Cal. 0.30 Fusiles ametralladoras Cal. 0.30 Carabinas M2 Cal. 0.30 Granadas explosivas y fumígenas Cal. 105 mm Granadas explosivas y fumígenas Cal. 0.75 mm Cartuchos Cal. 0.50 y 0.30 Cartuchos Cal. 0.30 MI

Número 350 2 600 10 000 2 000 2 000 1 269 911 1 999 800

FUKNTK: Secretaría de la Defensa Nacional, Memoria, diciembre de 1959novicmbrc de 1960, TAE, México, 1960, p. 40. Citado en Piñeyro (1976).

Hacia 1960 el Ejército estaba concentrado en la vigilancia de la red ferroviaria y de las instalaciones telefónicas y aéreas, pues el movimiento obrero en esas áreas amenazaba con realizar paros y huelgas de alcance nacional. Piñeyro señala que "por las modificaciones del membrete común de los servicios de segundad y auxilio del instituto armado, todo indica que su frente de acción más importante lo constituyeron las áreas Ibid.

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urbanas del país y no las rurales propiamente dichas. Las huelgas laborales y los conflictos estudiantiles y otros sucesos desarrollados en esas áreas fueron a simple vista elementos de peso en la modernización del aparato represivo."'La misma Secretaría de la Defensa Nacional reconocía el gran despliegue militar ante las movilizaciones sociales y las primeras señales de movimientos armados en el país. En su Memoria (diciembre de 1960 a noviembre de 1961), la Sedeña se refiere al clima de descontento social y político que imperaba a principios de la década: "Los conflictos políticos surgidos principalmente en Guerrero y San Luis Potosí, los constantes incidentes provocados por estudiantes universitarios y los brotes subversivos originados en diversos lugares de Chihuahua, San Luis Potosí, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Coahuila, Tamaulipas, Zacatecas, Jalisco, Hidalgo, Querétaro y Yucatán." K1 López Mateos ya percibía que una ola de descontento rural inminente sucedería a las movilizaciones sociales urbanas. Privilegió entonces la compra de vehículos de transporte para aumentar la movilidad de las tropas mexicanas. En 1962, el Ejército recibió 2 mil 113 vehículos de Estados Unidos y compró diferentes equipos de transporte a empresas mexicanas: 695 campánulas, 578 comandos, 65 camiones, 56 camionetas, 10 autobuses, 240 remolques de infantería, 120 cisternas, 50 remolques de artillería y 10 cisternas de artillería. El dispositivo militar se reforzó con la compra de 60 cañones hispano-suizos de 20 milímetros para ser instalados en los aviones de caza Jet Vampiro MK-III.

En este contexto, el Ejército empezó a desarrollar prácticas de "acción social" para que los campesinos desistieran de resolver sus problemas por la vía armada. En agosto de 1964, Carlos Munguía, un teniente coronel de caballería, describió las operaciones de acción social realizadas en abril de ese mismo año como "una nueva modalidad cívico-militar" que aprovechaba la atención médica y pláticas a campesinos para conminarlos a no recurrir a la violencia. El análisis de Munguía, publicado en la Revista del Ejército con el título de "Seguridad interna: el Ejército y las actividades subversivas", indicaba claramente el inicio de una nueva doctrina militar para prevenir el brote guerrillero en aquellos estados donde importantes sectores de la población campesina estaban al borde de la rebelión. 14

La ruta de las armas Entre 1963 y 1964 la UGOCM celebró junto con organizaciones estudiantiles dos encuentros en la Sierra, donde se discutió la posibilidad de adoptar la lucha armada como forma de conseguir soluciones a las demandas campesinas. Ya para el segundo Encuentro en la Sierra, la lucha armada formaba parte del programa de acción: en la cuarta resolución, Gámiz escribió: "Estamos convencidos de que ha llegado la hora de hablarle a los poderosos en el único lenguaje que entienden; llegó la hora de que las vanguardias más audaces empuñen el fusil, porque es lo único que respetan y escuchan; llegó la

" Ibid. " Ibid., p. 75. Subrayado del autor.

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Ibid., p. 76.

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hora de ver si en sus cabezas penetran las balas, ya que las razones nunca les entraron; llegó la hora de apoyarnos más en el 30-30 y en el 30-06, más que en el Código Agrario y la Constitución." Había comenzado la primera manifestación de la guerrilla popular. El 29 de febrero de 1964, según la prensa local, "un grupo de más de cien campesinos que andan levantados en la sierra" voló un puente. Al mes siguiente, el 5 de marzo, Salomón Gaytán, pistola en mano, se apersonó en el rancho del cacique Florentino Ibarra, lo retó a enfrentarse hombre a hombre y lo mató de un balazo en el pecho. El 12 de abril, el grupo incendió una casa y una estación de radio. Tres días después atacó a una patrulla de judiciales. Días más tarde emboscó a un pelotón de soldados del 52 Batallón de Infantería. En septiembre de 1964, el periódico Acción publicó el primer comunicado de un grupo guerrillero en la historia contemporánea del país. Dice el comunicado: Viendo que las autoridades nunca atienden los problemas del pueblo y que a los atropellos de los caciques se suman los de las fuerzas armadas del gobierno, decidimos empuñar las armas para hacer justicia por nuestra propia mano, para castigar a los latifundistas que amargan la vida de los campesinos. Seguiremos en pie de lucha y lucharemos hasta el fin de nuestros días. Nada ni nadie nos hará deponer las armas. El día en que se resuelvan los principales problemas del pueblo, que se repartan las tierras y se haga justicia al oprimido, ese día dejaremos las armas. Antes moriremos en pie de lucha.

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Ese primer estallido encendió los demás. Y la violencia en México conoció una de sus etapas más graves: las columnas guerrilleras se multiplicaron en las zonas rurales del país: (.'hihuahua, Sonora, Sinaloa, Guerrero, Oaxaca, Chiapas. En una de las partes más desconocidas y menos contadas de la historia del país, el campo mexicano experimentó la lucha cruenta entre las tropas del Ejército y las columnas guerrilleras. Emboscadas, masacres, persecución, comunicados, torturas, asesinatos, se convirtieron en vocablos comunes de un México bronco que nunca había renunciado a existir. La pobreza en las zonas rurales mexicanas no parecía constituir por sí sola la única razón determinante de la lucha armada que se desató en el país. Tampoco los hechos de violencia de los caciques, por más cruentos que hayan sido. El factor decisivo solía ser la certeza de que no había ninguna posibilidad legal de solucionar esos problemas, ni puertas abiertas en el gobierno para discutirlos. insatisfechos por los magros resultados del movimiento revolucionario de 1910, los campesinos mexicanos buscaron solucionar sus problemas económicos y políticos con las autoridades estatales primero y después con las federales. Sin embargo cada esfuerzo, parecía inútil. Arturo Gámiz y los líderes de la UGOGM intentaron negociar con el gobernador Gíner Duran. Cuando buscaron a López Mateos y obtuvieron una resolución favorable, ésta chocó con las resistencias locales. El entrecejo de la puerta presidencial estaba cerrado por el peso de las fuerzas locales de Chihuahua.

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El intento de mediación de Cárdenas El único intento de mediación que hubo después del asalto frustrado al cuartel Madera provino paradójicamente de un representante de las propias fuerzas armadas. Con la aprobación del presidente Díaz Ordaz, el general y ex presidente Lázaro Cárdenas viajó a Chihuahua, recorrió palmo a palmo todos los lugares del alzamiento del 23 de septiembre de 1965 en Madera, habló con sobrevivientes presos, familiares, caciques, autoridades civiles y militares. Meses después del asalto al cuartel Madera la prensa reportaba que varios grupos guerrilleros seguían realizando ataques en la ruta del Ferrocarril del Noroeste. Aunque habían pasado más de 25 años de su mandato presidencial, el general Cárdenas participaba en la vida política, era interlocutor de los presidentes y seguía atento a lo que sucedía en el país. El 5 de abril de 1966, Cárdenas acudió a Los Pinos y le expresó a Díaz Orda/, su deseo de recorrer la zona del alzamiento y averiguar el fondo de los acontecimientos. 11 Díaz Ordaz habló de sus impresiones sobre los problemas de Chihuahua y sus gobernantes y le dijo a Cárdenas que quena saber qué reclamaban los descontentos. En lo que tuvieran razón, procedería con justicia, dijo el presidente. Cárdenas recorrió la zona con su hijo Cuauhtémoc, el ingeniero Gonzalo Martínez Corbalá y otros cinco acompañantes. Visitó latifundios, cárceles, ejidos, comunidades, empresas madereras. Habló con maestros, campesinos presos, jefes militares, autoridades agrarias y el gobernador, y llegó a 15 Lázaro Cárdenas. Obras. I. Apuntes 1957/1966, Nueva Biblioteca Mexicana, UNAM, México, 1986, pp. 545-581.

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l;i conclusión de que Chihuahua era una historia de abusos, Concesiones ilegales de explotación maderera, formación de latifundios, despojos y violencia de caciques. El general Cárdenas entendió que las causas del levantamiento habían sido las condiciones históricas de pobreza, abandono de los campesinos, violencia y abusos de los caciques, falta de tierras y la política de puertas cerradas de las autoridades locales y estatales. El 13 de julio, Cárdenas visitó al presidente Díaz Ordaz Y le informó sobre el recorrido por Chihuahua y los problemas rurales de la Sierra del Noroeste, La Cebadilla, Mesa del Huracán y la empresa Bosques de Chihuahua. Así relata Lázaro Cárdenas la breve respuesta del presidente: "Escuchó con interés y manifestó que pondrá atención. Me reiteró su reconocimiento por este recorrido."

La respuesta de Díaz Ordaz Díaz Ordaz no continuó con la propuesta de diálogo y distensión que le había hecho el ex presidente Lázaro Cárdenas. Por el contrario, desde el inicio de su gobierno en diciembre de 1964, Díaz Ordaz le dio seguimiento a la estrategia contrainsurgente que inició el presidente anterior y preparó a las fuerzas armadas para enfrentarlas contra la incipiente guerrilla rural, la que concebía como otra de las amenazas provenientes del comunismo internacional. En los primeros meses de 1965, el Ejército mexicano reforzó el abastecimiento de armas y municiones para las tropas de tierra, dio de alta a 8 nuevos batallones de infantería

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y desplegó a 12 mil tropas en una de las maniobras anuales conjuntas de las fuerzas armadas j u n t o con mil 700 efectivos de la Armada en el Istmo de Tehuantepec.16 Esta fue la medida militar más importante que ocurrió en la víspera del asalto guerrillero al cuartel Madera. Una vez que las fuerzas de la guerrilla en Chihuahua habían sido diezmadas, el Ejército siguió adelante con la preparación nacional de sus efectivos ante la eventualidad de una ola insurgente en el campo mexicano. La nueva doctrina militar instruía a cada una de las 34 zonas militares existentes en la época a conocer a fondo el terreno de las operaciones de guerra irregular y disturbios civiles por medio de Ejercicios Tácticos Regionales (KTR). 17 Según la descripción del general Gonzalo Castillo Ferrara, jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional en su análisis sobre los ETR de 1966, publicado en el número de diciembre de la Revista del Ejército, el Ejército movilizó a 22 mil 21 soldados, 3 mil 327 semovientes, 731 vehículos, 22 aviones y 9 furgones y carros de ferrocarril. Los ejercicios abarcaron toda la República con excepción del Distrito Federal y se dedicaron al entrenamiento de las tropas para proteger instalaciones vitales del país; combatir la subversión y el sabotaje; controlar disturbios civiles, movimientos agrarios y sindicales, prevenir el desembarco de armas y elementos subversivos, sofocar levantamientos armados, vigilar las fronteras y combatir el narcotráfico.18

1(1 17 111

Piñeyro, op. dt., p. 81. Ibid., p. 83. Ibid.

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En su análisis, Castillo Ferrara describe la utilización intenMVU de los Cuerpos de Defensa Rural (COR) como colaboradoíes del Ejército en las operaciones de guerra irregular. Hasta esc momento, los CDR habían servido en las tareas del tendido eléctrico y telegráfico, así como, en la reparación y construcción de puentes y caminos en las zonas rurales del país. Sin embargo, a partir de 1966 la nueva función militar, destaca Piñeyro, era la de cooperar con el Ejército en la conservación del orden interior en el medio rural; esto es: tareas de espionaje, guía, mensajería e incluso combate contra la guerrilla rural. Díaz Ordaz contribuyó a profesionalizar al Ejército mexicano para su actuación en misiones de orden doméstico. En los primeros años de su gobierno, hasta 1968, Díaz Ordaz envió a 306 oficiales a las academias militares de Estados Unidos, mientras el Ejército añadía los Manuales de Guerra de Guerrillas y de Tácticas de Infantería a sus publicaciones normales. Los manuales eran una evidencia de la creación de unidades especiales del Ejército para operaciones de guerra irregular en el campo mexicano. El nombre de uno de ellos habla de la adaptación de esa doctrina a las condiciones mexicanas: "Manual de plantas comestibles, medicinales y venenosas para el uso de los elementos del Ejército y la Fuerza Aérea en actividades de guerrilla y antiguerrilla".'''

La expansión guerrillera Luego de su primera y última acción militar, el asalto frustrado al cuartel Madera del Ejército mexicano, algunos so'" Ibíd., p. 98.

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hrevivientes del GPG intentaron, sin éxito, reorganizar la guerrilla en Chihuahua. Osear González Eguiarte encabezó a un pequeño grupo de sobrevivientes organizados en el Movimiento 23 de Septiembre. Este grupo se adjudicó un sabotaje ferroviario el 3 de abril de 1966 a unos 70 kilómetros del cuartel Madera. 20 Dos años más tarde, después de dar muerte a un policía, González Eguiarte emprendió una larga huida a través de la sierra hasta llegar a Sonora. En medio de la persecución, Eguiarte y sus hombres derribaron a balazos un helicóptero del Ejército. Los guerrilleros respetaron la vida del piloto, que logró sobrevivir a la caída de su nave, y lo dejaron en libertad. Fue ese mismo piloto quien guió a las tropas hasta localizar al grupo de Eguiarte. Un pelotón de fusilamiento acabó con la vida del líder guerrillero. Manuel Gómez Lucero intentó después revivir el grupo chihuahuense y le llamó Corriente 23 de Septiembre. Pero la liquidación del movimiento armado en Chihuahua no significó la desaparición de la guerrilla en México. Entre 1965, año del ataque al cuartel Madera en Chihuahua, y 1974, año de la muerte de Lucio Cabanas, líder del Partido de los Pobres, el Ejército mexicano tuvo que combatir el surgimiento de dos organizaciones guerrilleras que contaban con fuertes bases campesinas en la sierra de Guerrero. Aunque influenciadas por el éxito de la revolución cubana y la proliferación de movimientos "foquistas" en América Latina, estas guerrillas provenían de la radicalización de la lucha campesina. s

2H Mario Arturo, Acosta Chaparro, Movimiento subversivo en México. Manual de ambientadón contrainsurgente del Ejército mexicano, Secretaría de la Defensa Nacional, México, 1990, p. 27.

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Antes de conformarse como organizaciones político-miInarcs, la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (AONR, l')í>8-1972) y el Partido de los Pobres (PDLP, 1967-1974) experimentaron cada una por separado casi una década de lucha previa en los movimientos populares. El líder de la ACNR, Genaro Vázquez Rojas, maestro normalista originario de San Luis Acatlán, en la costa chica de (¿tierrero, tuvo un gran abanico de experiencias en la lucha civil. Militó primero en el Partido Revolucionario Institucional y luego en el Partido Popular Socialista; participó en las luchas magisteriales de 1958-1959, fue militante del Movimiento Revolucionario del Magisterio que dirigió Othón Salazar, y fundó la Asociación Cívica Revolucionaria, que encabezó en 1960 el movimiento contra el general Raúl Caballero Aburto, gobernador de Guerrero. Caballero Aburto había unificado a los guerrerenses en su contra. Encabezaba un gobierno en bancarrota política y económica, acusado de corrupción, arbitrariedad, homicidios, despojo y enriquecimiento ilícitos.' 1 El descontento recorría varios grupos sociales. El general Caballero había decretado un aumento a los impuestos urbanos por la numeración y nomenclatura de calles y un gravamen de tres centavos por cada kilogramo de copra. Los indígenas de la sierra de Tlapa reclamaban que el gobierno estatal les hacía pagar cinco centavos de impuesto por cada sombrero de paja que produjeran. Los campesinos estaban inconformes por la existencia de grandes latifundios como el de los Guerrero Lanz; el Marquelia, propiedad del goberna•" Mayo, Baloy, La guerrilla de Genaro y Lucio: análisis y resultados, Editorial Diógenes, México, 1984.

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dor; el de San Jerónimo, propiedad de los hermanos Del Río; y los ubicados en Zihuatanejo y La Unión. Los ejidatarios reclamaban que las compañías forestales, en particular las extranjeras, dejaban el suelo desertificado e improductivo. Protestaban también por el asesinato de campesinos a manos de agentes judiciales, con el pretexto de la búsqueda de armas. Por su parte, los estudiantes denunciaban a los funcionarios caballeristas por adquirir inmuebles en forma ilícita con fondos de la Universidad de Guerrero. En lugar de atender los reclamos de la población, Caballero Aburto acudió al recurso usual del gobierno federal mexicano: usar al Ejército para contener las protestas populares. El 6 y el 9 de abril de 1960, unidades de la policía motorizaday del Ejército arremetieron contra los manifestantes, primero en Chilpancingo y luego en Acapulco. Crecieron las protestas y los paros. Animado por la multiplicación de las huelgas y las protestas a lo largo de los últimos cinco meses, el Consejo Coordinador de todo el movimiento empezó a finales de octubre un plantón frente al Palacio de Gobierno. Unidades del 24 Batallón de Infantería se encargaron de inmediato de desalojar a la muchedumbre. En respuesta, los estudiantes del Colegio del estado, que después se convertiría en la Universidad Autónoma de Guerrero, se unieron al movimiento con un paro en la escuela, mientras que los inconformes regresaban al plantón frente al Palacio de Gobierno. El 30 de diciembre, elementos del sexto y del 24 batallones, junto con unidades policiales, volvieron a reprimir el plantón, ahora con un saldo de 13 muertos y 47 heridos. 22 11

Piñeyro, op. cit., p. 74.

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El general Caballero no pudo resistir más tiempo en el l'.obierno y huyó del estado. Adolfo Lope/ Mateos declaró situación de emergencia en el estado y ordenó al general Salvador del Toro desplazarse a Guerrero junto con su 50 Batallón, I insta ese momento estacionado en la Ciudad de México. Del l i n o llegó con sus tropas a las calles de Chilpancingo la noche del 31 de diciembre. Durante cinco días, los militares mantuvieron el estado de emergencia en Guerrero hasta que el Congreso de la I Inión declaró la desaparición de poderes el 5 de enero de 1961 y designó a Arturo Martínez Adame como gobernador interino. Las movilizaciones no desaparecieron con la caída del general Caballero Aburto. Por el contrario, la Asociación Cívica Guerrerense se declaró en rebeldía y conformó un gobierno de coalición que integraba a los dirigentes de las organizaciones que habían participado en el movimiento que depuso al gobernador Caballero Aburto. El nuevo gobierno, integrado por Jesús Araujo Hernández, Eulalio Alfaro, Abel Estrada, Pablo Sandoval Cruz, la profesora Julia Escobar, Gildardo Valenzo Miranda, Constantino Flores Peña y el mismo Genaro Vázquez Rojas, estableció ayuntamientos populares en los poblados del estado de influencia genarista. Ni el gobierno federal ni el estatal toleraron la existencia de gobiernos paralelos en Guerrero. Según Baloy, Martínez Adame fracasó en su intento de sobornar a Vázquez Rojas y luego ordenó su persecución. No duró mucho esta experiencia. Los ayuntamientos populares desaparecieron, los coalicionistas desintegraron su incipiente gobierno mientras que los integrantes de la Asociación Cívica Guerrerense sostu-

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vieron escaramuzas con el Ejército hasta perder el control de Atoyac, Coyuca de Benítez y finalmente el de Iguala. Hubo un intento más del grupo de Genaro Vázquez Rojas para preservarse en los límites de la legalidad. La Asociación Cívica Guerrerense lanzó entonces como candidato a gobernador a José María Téllez Suárez, un luchador social que provenía de las filas liberales del estado que simpatizaban con las ideas de Emiliano Zapata. Después de las elecciones, el gobierno desconoció los votos que logró el candidato de la ACG e impuso a Raymundo Abarca Alarcón como gobernador. La impugnación del resultado electoral tensó al máximo las fuerzas políticas en el estado. De nuevo, el gobierno guerrerense recurrió a la fuerza pública para contener el descontento en las regiones donde predominaba la influencia política de Genaro Vázquez Rojas. Fuerzas de la policía y del Ejército reprimieron un mitin en Iguala el 31 de diciembre de 1.962 y asesinaron a seis campesinos. Toda la dirección de la Asociación Cívica Guerrerense pasó a la clandestinidad, Genaro Vázquez Rojas empezó entonces un largo exilio del estado que duró cuatro años hasta su aprehensión en la ciudad de México. El futuro líder guerrillero fue trasladado al penal de Iguala en noviembre de 1966. Para entonces, la guerrilla había empezado en Guerrero. Desde la cárcel, Vázquez Rojas reorganizó a las fuerzas de la ACG, ahora bajo la modalidad de la lucha armada. Durante los dos años que permaneció en la prisión, los hechos de su estado parecían afianzar más y más la idea de un movimiento armado en Guerrero. En 1965, un grupo de agentes a sueldo de caciques de Tierra Caliente cometió la matanza de 18 campesinos que

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disputaban la propiedad de algunos predios. Dos años más 1.11 ile, el 20 de agosto de 1967, las guardias blancas realizaI D I I otra masacre contra copreros en Acapulco. El 18 de mayo de 1967, la policía judicial del estado arremetió contra un mitin de campesinos en Atoyac de Álvarez. I ,a matanza obligó al líder, Lucio Cabanas Barrientes, a remoni arse a la sierra y organizar un grupo guerrillero en las montanas. Cabanas, originario de Atoyac y proveniente de una familia de clase media, era un maestro normalista de primaria que desde estudiante había militado en las filas del Partido Comunista Mexicano y había sido un participante muy activo en las luchas magisteriales que se desarrollaron en la década de los sesenta. En abril de 1968, reunidos en Chilpancingo, los miembros de la ACG unieron sus fuerzas con organizaciones campesinas que disentían de la política gubernamental y habían sufrido la represión de la policía judicial y del Ejército: la Liga Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata, la Unión Libre de Asociaciones Copreras y la Asociación de Cafeticultores Independientes. Estos movimientos crearon la Asociación Cívica Nacional Guerrerense y enviaron un comando armado que liberó a Genaro Vázquez Rojas de la cárcel de Iguala el 22 de abril de 1968. Un año más tarde, la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria operaba en las montañas de Guerrero con tres Comandos Armados de liberación: el CAL general Juan Álvarez, el CAL general Emiliano Zapata y el CAL general Vicente Guerrero. Para entonces el Partido de los Pobres, dirigido por Lucio Cabanas y compuesto por una fuerza inicial de 50 hombres pertenecientes a la Brigada Campesina de Ajustis

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ciamiento, operaba en los municipios de San Jerónimo, Tecpan, Coyuca de Benítez y Atoyac de Álvarez. La justificación que dio Genaro Vázque/. Rojas a su lucha armada fue casi idéntica a la que cuatro años antes se dio a conocer en las montañas de la sierra Tarahumara, pero con los nuevos elementos de un discurso antiimperialista y revolucionario: Nuestras acciones son consecuentes con la determinación revolucionaria de contestar, medida por medida, la represión y la violencia reaccionarias impuestas por los grandes capitalistas y terratenientes pronorteamericanos que nos gobiernan. Por ello, los combatientes revolucionarios agrupados en la AC:NU consideramos absolutamente justo oponer a la represión e ilegal privación de la libertad, ejercida por el poder reaccionario de los ricos contra los desposeídos, la acción revolucionaria de castigo contra caracteri/ados enemigos del pueblo, para lograr la libertad de nuestros pueblos y el impulso del propio movimiento revolucionario. 23

Según el historiador Reyes Peláez, los Comandos Armados de Liberación empezaron a golpear de inmediato a figuras prominentes entre los usureros, empresarios y caciques de Guerrero.24 A finales de 1969, la ACNR fracasó en su intento de secuestrar y ajusticiar a un usurero de la región. Tras el operativo frustrado, el Ejército saturó con tropas a la Costa Chica y obligó a los hombres de Genaro Vázquez a refugiarse " Ibid., p. 59. 24 Juan Fernando Reyes Peláez, Los movimientos armados en México (1940-1985), México-San Diego, California, 2000. Manuscrito en prensa, p. 33.

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nuevamente en la Costa Grande. Un año después, el 29 diciembre de 1970, el CAL Juan Álvarez se adjudicó el secuestro de Donaciano Luna Radilla, representante del Banco del Sur, y exigió el pago de un "impuesto especial" de un millón v medio de pesos para entregarlo con vida. Una semana después la familia de Luna Radilla pagó el rescate.21 Animadas por este éxito, las operaciones armadas de la ACNR continuaron en Guerrero y empezaron en el Distrito hederal. El 11 de abril de 1971, el CAL Emiliano Zapata secuestró a Agustín Bautista, hijo de un cacique de El Paraíso, Guerrero, y le expropió 60 quintales de café. Bautista fue asesinado luego de que su familia se negó a pagar el rescate. Ocho días después, el 19 de abril, una célula de la ACNR asaltó una camioneta del Banco Comercial Mexicano en las calles de la ciudad de México y trató de huir con el botín de 3 millones de pesos. La célula se enfrentó con un contingente de la policía del Distrito Federal, hirió al jefe Renato Vega Amador y mató a un agente judicial, pero perdió el botín y a uno de sus hombres. El 10 de junio de 1971, esta célula de la ACNR ayudó a los integrantes de una manifestación estudiantil a romper el cerco del grupo paramilitar de los Halcones, responsable de una de las peores matanzas en el gobierno de Luis Echeverría Álvarez. El comando de Genaro Vázquez que operaba en la ciudad de México recibió un golpe muy duro con el arresto de siete integrantes que intentaban asaltar la Distribuidora Comercial Azteca, el 21 de julio de 1971. Casi dos meses después, el 11 de septiembre, la ACNR sufrió la aprehensión de s

ibid.

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otros ocho militantes en Guerrero. En un intento casi desesperado por regresar el golpe y rescatar a sus compañeros detenidos, el GAL Vicente Guerrero secuestró a Jaime Gastrejón Diez, rector de la Universidad de Guerrero. Aquí empezaría la debacle definitiva de la ACNR.

Guerra en las montañas Las fuerzas gubernamentales mostraron una incapacidad aparente para enfrentar las acciones de los Comandos Armados de Liberación de la ACNR y de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del PDLP en los primeros años, entre 1967 y 1971. Las emboscadas contra convoyes del Ejército se sucedían una tras otra con grandes bajas de muertos y heridos. Baloy describe un cuadro de acciones exitosas en esta primera fase de la lucha armada: el 25 de junio de 1972, el PDLP reivindicó su primera emboscada a un convoy militar con 10 soldados muertos y dos heridos. Los ataques de las Brigadas de Ajusticiamiento se multiplicaron rápidamente. Una emboscada a un pelotón de doce elementos arrojó 10 soldados muertos y la "expropiación" de cuatro fusiles FAL, seis cerrojos, un fusil M2 y una pistola calibre 45. Otro ataque a carros militares realizado el 23 de agosto de 1972 produjo 18 soldados muertos, 20 prisioneros, once fusiles FAL decomisados, 23 cerrojos, dos granadas de mano, dos rifles M2 y dos pistolas 45. Un comunicado del Partido de los Pobres publicado en la revista Porqué? describe esta acción: "En este combate causamos la muerte de 18 soldados, apresamos a 20, incluyendo 9 heridos a quienes deja-

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MÍOS libres después de explicarles los ideales de la revolución pobrista."26 Para entonces, las columnas guerrilleras de I AICÍO Cabanas habían realizado cuatro secuestros y tres asalms en Guerrero y el Distrito Eederal. El gobierno federal empleó al Ejército como el ejecutor principal de su combate a los grupos armados que operaban con rapidez en los estrechos caminos de la serranía guerrercnse. La primera acción efectiva fue la aplicación de una estrategia de saturación militar en el estado. Más de 10 mil efectivos del Ejército llegaron de refuerzo. Hermenegildo Cuenca Díaz, secretario de la Defensa Nacional, se trasladaba una y otra vez al estado. Los jefes de las zonas y partidas militares fueron relevados. La Sedeña creó 15 partidas militares adicionales en lugares donde nunca habían existido. Según Baloy, el Ejército reforzó su presencia en las estribaciones de la Sierra Madre Occidental, principalmente en los poblados de influencia guerrillera como Atoyac, Zihuatanejo, San Jerónimo, Petatlán y, Coyuca así como en los poblados de la Costa Chica como Acapulco, San Marcos y Cruz Grande. La respuesta de los grupos armados fue una segunda ola de ataques a convoyes militares. En Santo Domingo, un ataque guerrillero causó 14 soldados muertos, 39 heridos y 100 prisioneros. En Puerto Gallo, 11 soldados cayeron abatidos por el fuego guerrillero y otros tantos fueron hechos prisioneros. Los hombres de Lucio Cabanas acostumbraban liberar a los prisioneros luego de sesiones de adoctrinamiento en favor de las causas de los hombres alzados. 211 Citado en Javier Ibarrola, "Comenzó el festín", Milenio, México, 5 de diciembre de 2001, p. 20.

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Los comunicados gubernamentales no reconocían abiertamente la existencia de la guerrilla, sino sólo de "robavacas" y "forajidos". "Algunos ataques al Ejército que en misión humanitaria hacia los campesinos de la sierra, llevando medicinas, ropas y víveres, ha sido sorprendido por unos robavacas y forajidos que se esconden en las inmediaciones de la sierra", dice un comunicado gubernamental de la época citado por Baloy.-7 Las tropas del Ejército fueron rápidamente desmoralizadas por los ataques guerrilleros. Los mandos militares sabían de la firme determinación del PDLF y de la ACNR de atacar a cualquier convoy o patrulla militar que se encontraran en la sierra. Algunos recuentos indican que de junio de 1972 a septiembre de 1974 las emboscadas de la Brigada de Ajusticiamiento causaron al Ejército 150 bajas sin costo en vidas guerrilleras. 28 Para combatir la desmoralización de las tropas que se negaban a internarse en la sierra o huían cuando recibían un ataque guerrillero, la Sedeña sacó a las tropas estacionadas en las zonas militares de Acapulco y Chilpancingo y las relevó con las de Nayarit y Durango. Se duplicaron los salarios de los soldados. Nuevos reclutas fueron incorporados a las zonas de Guerrero y se crearon grupos de deportistas que después aparecieron armados y uniformados en las comunidades de Ometepec, San Luis Acatlán, Azoyú, Cópala, Cruz Grande, Cuautepec y San Marcos.

Ibid., p. 84. Armando Bartra, Guerrero bronco. Campesinos, ciudadanos y guerrilleros en la Costa Grande, Ediciones Sinfiltro, México, 1996, p. 140. 27

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Baloy describe las siguientes campañas militares contra .-I I'DLP y la ACNR: • Labor Social (1968). Penetración del Ejército en la sierra con el pretexto de campañas humanitarias. Grupos de médicos, enfermeras y técnicos del deporte de la Sedeña daban consultas, medicamentos y balones a los habitantes de la serranía guerrerense. "Bajo esta forma artificiosa", escribe Baloy, "la primera campaña contrainsurgente se deslizaba con carácter de misión de inteligencia, dado el revestimiento y la rutina de establecer el diálogo entre el Ejército y gente del pueblo". • Uso de fuerzas paramilitares (1968-1969). Baloy describe el empleo de grupos de gavilleros que cooperaban con la policía judicial y el Ejército en todas las maniobras contrainsurgentes. Las misiones humanitarias perdieron su carácter pacífico y empezaron el copamicnto de pueblos, el patrullaje permanente, las detenciones arbitrarias, torturas contra la población y la práctica de las desapariciones. • Penetración de zonas guerrilleras. Regimientos del Ejército entraron en las zonas más inaccesibles de la sierra con apoyo de helicópteros de la Fuerza Aérea y avionetas de la policía militar y de la Policía Judicial Federal. • Labor social civil. Organización en la sierra de campañas de sanidad con médicos y empleados del ramo civil. La Compañía Nacional de Subsistencias Populares instaló tiendas donde vendían o regalaban frijol, arroz

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y azúcar. Se creó una sucursal del Instituto Mexicano del Café para atender las necesidades de los habitantes de Atoyac. Se trazaron proyectos para abrir nuevos caminos y carreteras y dar ocupación a campesinos desempleados. El gobierno organizó cursos de costura, pintura, alfabetización, organización familiar, sanidad doméstica y partos para las mujeres en las zonas de operación guerrillera. • Guerra psicológica. El gobierno distribuyó en la sierra volantes con fotografías de Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabanas Barrientos con la siguiente leyenda: "Estos son delincuentes, son bandidos, roban mujeres, roban tus propiedades, denúncialos para que cuides tu hogar, ya que estos hombres ponen en peligro tu familia." 2 '' Se impartieron cursos de orientación política entre los comisarios ejidales y municipales en las comunidades serranas. Estos cursos, afirma Baloy, tenían como objetivo identificara los comisariados simpatizantes del movimiento guerrillero.

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Los diarios de la época daban cuenta de operaciones de saturación militar y rastreo de guerrilleros, combinadas con rampañas de labor social. Con un estilo amariilista y exagerado, pero que reflejaba la magnitud de las operaciones mililares en Guerrero, la prensa contaba a 25 batallones en persecución de "gavilleros y maleantes". En mayo de 1971, los diarios reportaron movimientos de contingentes militares desde dos puntos en la Sierra Madre del Sur: unos entraron porXochipala, al norte de la sierra mientras que otros lo hicieron por el sur, en Atoyac de Álvarez. Al final de la campaña, que duraría dos meses y que consistía en la repartición de ropa, víveres y medicinas entre la población, los dos grupos de efectivos militares se encontrarían en el corazón de la sierra. Esta campaña estuvo dirigida por los propios comandantes de la 27 y la 35 zonas militares del estado y se organizó después de la visita a la entidad del general Hermenegildo Cuenca Díaz, secretario de la Defensa Nacional.'"

Empieza la debacle Las primeras campañas del Ejército y el gobierno federal provocaron el aislamiento de los focos guerrilleros. El I'DLP, que se había beneficiado en la primera etapa de lucha armada porque el Ejército concentró sus energías en el combate contra la ACNR, perdió contacto con los grupos campesinos que los apoyaban con dinero, alimentos o combatientes. El Ejército, dice Baloy, ensayó un patrullaje propio de un estado de sitio mediante el uso de convoyes, aviones, helicópteros y tanquetas. ¿

Baloy, op. cit., pp. 88-89.

El 19 de noviembre de 1971 el secuestro de Jaime Castrejón Diez, rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, provocó una respuesta inmediata y decisiva del Ejército. Todos los cuerpos policiacos de la entidad y el 49 Batallón de Infantería se lanzaron a peinar la sierra. Se pensaba que el grupo guerrillero escondía al secuestrado en La Sabana, Mezcala o Iguala. Una semana después, el Comando Armado de Li'" "25 batallones contra gavillas en Guerrero", Periódico Últimas Noticias, 21 de mayo de 1971.

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beración Vicente Guerrero se adjudicó el secuestro y exigió la liberación de nueve guerrilleros presos en el país, poner en manos de tribunales legales a los campesinos detenidos y dos y medio millones de pesos. Las condiciones se cumplieron rápidamente, Castrejón fue liberado el 2 de diciembre, pero el Ejército había lanzado ya toda la fuerza de las zonas militares 27 y 35, apoyadas por efectivos enviados desde la ciudad de México y por todos los agentes de la Policía Judicial del estado. Debido al asedio militar, los Comandos Armados de Liberación de la ACNR fueron obligados a salir de sus campamentos principales y se mantuvieron en la zona montañosa de Guerrero y Michoacán, lejos de sus zonas de influencia y del apoyo de la población campesina. Las acciones guerrilleras se transformaron en una huida permanente. Ahí comenzó la dcbacle de ambos grupos armados. La siguiente fase de la estrategia militar se constituyó en los pasos sucesivos para cercar y aniquilar a las dos organizaciones guerrilleras. Genaro Vázquez Rojas fue detenido por una patrulla del Ejército el 2 de febrero de 1972 y, según sobrevivientes, fue asesinado en el hospital militar de Chilpancingo. La destrucción posterior de la ACNR hizo posible que el Ejército concentrara entonces todas sus fuerzas contra el Partido de los Pobres. Para 1972, el Ejército había mejorado su capacidad de combate y tácticas contrainsurgentes, como parte del Plan de Defensa Nacional 2, destinado a enfrentar las amenazas internas a la seguridad. Las campañas militares eran orientadas por aviones de inteligencia y helicópteros que podían trasladar efectivos, armas y pertrechos rápidamente a cual-

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i|iiier parte de la sierra. En cada enfrentamiento con las fuerais de Lucio Cabanas, el Ejército tendía varios cordones alicdedor de la zona de combate. El secuestro de Rubén Figueroa en mayo de 1974 marcó d final de la guerrilla cabañista. En los cinco meses que duró el secuestro del candidato a gobernador, el gobierno federal lanzó una ofensiva militar con el apoyo de agentes judiciales estatales y federales con la consigna de rescatar a Figueroa. Entre agosto y noviembre de 1974 el combate fue intenso. El PDLP, acosado, casi acorralado, causó decenas de bajas al Ejército y los cuerpos policiacos. Por su parte, el Ejército reponía hombres y recursos. Las fuerzas de Cabanas tuvieron que dividirse en tres grupos. El primero se encargó de custodiar a Rubén Figueroa. El segundo se constituyó como retaguardia con la misión de vigilar cada movimiento del Ejército y el tercero, encabezado por Lucio Cabanas, se mantuvo en la dirección de las acciones armadas. Figueroa logró escaparse el 8 de septiembre de 1974 y eso causó un gran desconcierto en las filas de Cabanas; En tanto, la moral de las fuerzas contrainsurgentes se acrecentó. El gobierno asestó el primer golpe al PDLP en una batalla que duró dos días, el 29 y el 30 de noviembre, y causó siete bajas guerrilleras. También el 30 de noviembre, el Ejército ultimó a 17 militantes del PDLP en otra batalla en la que intervinieron cinco mil elementos del Ejército y policías. El grupo restante de 21 guerrilleros se mantuvo en combate noche y día sometido a un cerco hasta que un oficial ejecutó a Lucio Cabanas el 2 de diciembre de 1974.

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is contrainsurgentes I ,;i experiencia contrainsurgente que dejó Guerrero fue cruda y difícil de asimilar. Ex combatientes del grupo de Lucio ( ,'abañas señalan que los militares mexicanos arrojaban a los detenidos al maro los sepultaban vivos/" Narra Simón Hipólito, uno de los combatientes de Lucio Cabanas en la sierra de Atoyac de Alvarez, Guerrero: A Pablo Lo/,a Patino lo detuvo el sargento Alberto Arroyo, el 20 de agosto de 1974, en su casa. Dejó cinco niños y a su esposa, la señora Cruz Roldan Montes. También su hermano Florentino Lo/a Patino fue detenido y desaparecido por elementos militares y de la Policía Judicial Federal, según datos incompletos que me proporcionaron sus familias. Austrcberto García Pintor fue detenido por elementos militares el día 28 de noviembre de 1974. Cuando el señor Emilio Nava Martíne/, estuvo detenido en los sótanos del cuartel militar de la ciudad de Atoyac de Alvarez, vio cuando unos soldados lo sacaban en unión de Pablo Loza Patino, muy golpeados y en muy mal estado. Ya nunca los regresaron. Un milite burlón le contestó al señor Emilio cuando éste le preguntó por ellos: -los mandamos de marineros— es decir, los habían arrojado al mar, ya que esa palabra de marinero era muy usual entre la tropa, para amenazar a los detenidos. Otras gentes dan testimonios de haber sido amenazadas con estas palabras: -te vas a ir de 11 Simón Hipólito, Guerrero, amnistía y represión, Grijalbo, México, 1 982. Las organizaciones de familiares de los desaparecidos rechazan cualquier versión sobre la muerte de sus seres queridos, pues le exigen al gobierno su presentación con vida.

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marinero, te vas a ir de aviador-, o sea, cuando los aventaban desde los helicópteros al mar, o -te vas a ir de minero-, cuando los sepultaban vivos".'52

Según Hipólito, el secretario Cuenca Díaz y los generales irsponsables de dirigir los batallones por la sierra exigían el mando absoluto en las operaciones militares y actuar sin previo juicio contra los guerrilleros que capturaban. "En Zacatula cuenta el ex guerrillero-, a los detenidos por ese batallón de la sierra de Atoyac los llevaban a ese cuartelito militar, los metían en costales, los amarraban y les vaciaban sacos de i alhidra. La calhidra rompe rápido los pulmones y nadie puede gritar. Esos muchachos morían como pollos, nomás brincando pero sin poderse quejar."' 3 José Gon/ález (ion/ale/, quien fungió como jefe de ayudantes del general Renato Vega, narró en 1984 el destino de los guerrilleros detenidos por el Ejército: -¿Qué destino tuvieron los guerrilleros que fueron detenidos?— le pregunta el reportero del semanario Proceso a González. —Los que quedaron vivos los consignaron, porque sí se protegió esa situación. Los que agarraban en un momento dado y eran muy peligrosos, se morían al llegar y decían que habían muerto en enfrentamientos. -De los desaparecidos políticos, de los 500 y pico que se reclaman, ¿están algunos en el campo militar número 1? ulbid., p. 139. "Ibid., p. 116.

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-No, ninguno. Yo lo que sí le puedo asegurar es que 180 Guerrero, yo lo vi, los ordenó matar (el presidente Luis) Echt verría. Yque los tiramos por helicóptero, allá en alta mar. Cien^ to ochenta guerrerenses.-54

Esta forma de desaparición forzada fue común en otros países latinoamericanos que experimentaron periodos prolongados de dictadura militar. Durante la dictadura del general Jorge Rafael Videla, la Escuela Mecánica de la Armada practicó un operativo de exterminio de los detenidos llamado "el vuelo", mediante el cual los militares argentinos evacuaban a los presos de las cárceles y les decían que iban a ser trasladados a otro penal; ya en el avión, los anestesiaban antes de arrojarlos desnudos al mar.15 Las campañas militares se dirigieron contra la población civil, sospechosa de apoyar a los guerrilleros de Lucio Cabanas y Genaro Vázquez. Según familiares de las víctimas, desaparecieron 348 personas entre 1974 y 1978, aunque se estima que el ejército cabañista nunca pasó de 240 miembros, entre guerrilleros fijos y transitorios.-"" Esta política de terror se combinó con la labor social que realizaron las tropas en los poblados con más simpatías guerrilleras. A diferencia de los combatientes del EZLN, que integran a toda su familia en las tareas insurgentes, los efectivos del Partido de los Pobres eran en su mayoría hombres jóvenes que se remontaron solos a la sierra. Después de varias campañas sucesivas, t4 "No voy a huir del país, dice José González González", revista Proceso, 23 de enero de 1984, pp. 7-9. |r> Véase Horacio Verbistsky, El vuelo, Editorial Planeta, Argentina, 1995. v' Bartra, op. dt, pp. 139-142.

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I I H hicil para el Ejército destruir las bases de apoyo de la l'ui u illa y estrangular sus rutas de abastecimiento. I )c los oficiales que dirigieron el combate contra la Bril'.ul.i de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres, quizá el I | I K más desarrolló su carrera militar fue Enrique Cervantes V.uiire, quien 20 años más tarde llegaría a ser secretario de 1.1 I )cfensa Nacional y encabezaría una generación de jefes m i l i t a r e s con amplia experiencia en el campo contrainMirgcnte. De hecho, Cervantes reinició la tradición de se(ictarios de la Defensa Nacional con experiencia en el campo de batalla, pues ninguno de los generales Antonio Riviello I5;i/án y Juan Arévalo Gardoqui participaron en hechos de guerra. Existen otros jefes militares que se especializaron rn guerra contrainsurgente en los años 70. El general Juan I /ópez Ortiz, por ejemplo, participó en la lucha contra la guerrilla de Lucio Cabanas 20 años antes de fungir como comandante de zona militar. Otros jefes militares cercanos a Cervantes Aguirre, como los generales Mario Arturo Acosta Chaparro o Francisco Quiroz Hermosillo, participaron durante los setenta en la lucha contra la guerrilla urbana. Acosta y Quiroz fueron acusados en 2002 de la desaparición de 143 personas. Según testimonios publicados por el semanario Proceso, ambos militares concentraban a los detenidos en la Base Aérea Militar de Pie de la Cuesta, en Acapulco, los ejecutaban de un balazo en la nuca y, desde un avión orobat de la Fuerza Aérea, los arrojaban al mar envueltos en bolsas de lona cargadas de piedras.

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Violencia en las ciudades A la destrucción de las guerrillas de Chihuahua y Guerrero le siguió el surgimiento de un nuevo tipo de guerrilla, urbana, clandestina, sin base social alguna y, en algunos casos, con entrenamiento militaren países del entonces bloque socialista. Estos grupos armados operaban, como dice el argot guerrillero, en forma «compartimentalizada», divididos en pequeñas células independientes entre sí para asegurar la clandestinidad de la organización y evitar la locali/.ación de los dirigentes. Las más de 30 organizaciones armadas que surgieron y actuaron en las ciudades principales de la República (Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey) se derivaron más bien de la radicali/ación del movimiento estudiantil y, en algunos casos, se alimentaron de los elementos más militaristas de la guerrilla rural. En la ciudad de México, los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politéc71

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nico Nacional que participaron en el movimiento estudiantil de 1968 presenciaron el nacimiento de núcleos de lucha armada que protegían las manifestaciones. Una de las acciones más relevantes de estos comandos fue el enfrentamiento con los cuerpos de la policía y el Ejército que invadieron las instalaciones politécnicas en el casco de Santo Tomás, el 23 de septiembre de 1968. La i n f l u e n c i a de los m o v i m i e n t o s armados en la radicalidad del movimiento estudiantil nunca fue puesta en la mesa de debate por los ex dirigentes del 68 hasta la publicación del testimonio de Jorge Poo, ex integrante del grupo Los Lacandones, una de las organizaciones que nutrieron años más tarde a la Liga Comunista 23 de Septiembre.-'7 Poo afirma que una ola de acciones armadas de grupos rebeldes, unas espontáneas y otras ya con una organización guerrillera, antecedió al movimiento estudiantil. En abril de 1966, el gobierno mexicano detectó y arrestó a varios guerrilleros guatemaltecos, entre los que se encontraba Adolfo Gilly. La policía detuvo en agosto de 1966 a Víctor Rico Galán y Raúl Ugalde, líderes del Movimiento Revolucionario del Pueblo, y los acusó de poseer armas y de hacer proselitismo sobre la lucha armada/ 58 En 1967, una célula del Movimiento de Izquierda Revolucionaria Estudiantil (MIRE) colocó una bomba en la embajada de Bolivia en la ciudad de México como protesta por la Jorge Poo, "Los protagonistas olvidados", en Asalto al cielo, lo que no se ha dicho del 68, Océano, México, 1998, pp. 121-130. '" "Los movimientos armados en México (1917-1994)", El Universal, México, 1995, p. 34. 17

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muerte del Che Guevara. Para entonces, ya operaban en Mrxico los guerrilleros del Partido Revolucionario del Prolei,u iado Mexicano, entrenados militarmente en la República l'n|Milar China." En tanto, un grupo de cerca de 60 militani i s del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) recibía instrucción militar en Corea del Norte. Esta organización •,(• concibió en 1966 en los pasillos de la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, en Moscú, donde varios estudiantes mexicanos acordaron organizar un movimiento armado a su regreso a México.40 Los jóvenes del MAR se instruyeron en una base militar ubicada a unos 40 kilómetros de Pyong-Yang, la capital de < iorea del Norte. Todos los entrenadores fueron oficiales del Kjcrcito norcoreano: Ling, experto en demoliciones, radioidegrafía y política; Munde, tácticas de guerrillas; Chang, iirtes marciales; y Kuog, uso de armas, prácticas de tiro y métodos para inutilizar tanques y vehículos blindados. Siempre contaron con intérpretes y recibieron clases de estrategia militar, guerrilla y teoría marxista-leninista. 41 Tres grupos del MAR recibieron entrenamiento entre 1969 y 1970. A su regreso a México dividieron su trabajo en escuelas, reclutamiento y exploraciones. Instalaron casas-escuela y campos para prácticas de tiro; además, se relacionaron con otros movimientos guerrilleros como el Partido de los Pobres, la ACNR y el Ejército Insurgente del Pueblo. Los co'•'Jorge Poo, op. cit., pp. 123-124. Castañeda, "Balance del Movimiento de Acción Revolucionaria", Expediente Abierto, Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados, febrero-marzo, núm. 2, México, 1992. 41 Los movimientos armados en México, op. cit., p. 50. 40 Salvador

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mandos del MAR extendieron sus operaciones en el Distrito Federal, Veracruz, Hidalgo, Guerrero, Guanajuato y Michoacán, hasta el arresto de la mayor parte de sus integrantes enj marzo de 1971.42 A pesar de casi cinco años de operaciones guerrilleras en México, el gobierno se empeñaba en negar su existencia. En mayo de 1971, apenas unos meses después de la detención de los integrantes del MAR, el secretario de la Defensa Nacional, Hermenegildo Cuenca Día/,, decía que en México "no existen guerrillas y si apareciera alguna tendríamos que combatirla inmediatamente. Ni en el estado de Guerrero ni en ninguna parte de la República existen guerrillas".43 Historiadores militares de Estados Unidos consideran que Cuenca Díaz temía que el mero reconocimiento de la existencia de guerrillas activas en México implicara la impugnación del sistema político al que los militares rendían obediencia. 44 Según el coronel Wager, ex agregado militar de Estados Unidos en México, el Ejército mexicano estuvo directamente involucrado en la cacería de los grupos guerrilleros urbanos como el MAR, el Frente Urbano Zapatista y la Liga Comunista 23 de Septiembre, a través del intercambio de inteligencia con las corporaciones policiacas cuya principal misión era destruir a los focos guerrilleros urbanos. 45

"Ibid., pp. 48-55. 4i Ibid., p. 62. 44 Stephen Wager, The Mexican Army, tesis de doctorado, p. 277. 45 /b/d.,

p. 276.

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I ,i explosión del 68 IMI 1968, varios sectores estudiantiles se radicalizaron a medid;! que crecía la violencia gubernamental. Poo lo califica i orno "un proceso natural de la escalada de la violencia".46 I >ccenas de brigadistas de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) y de la Escuela Superior de Economía (ESE) formaron un núcleo armado entre los diver•.os grupos de resistencia que se gestaron al calor del movimiento estudiantil. Estos núcleos respondían con pedradas, Irises lacrimógenos, quema de camiones, bombas molotovy barricadas contra las operaciones de la policía y el Ejército. Sus acciones cobraron más tarde la forma de una guerrilla urbana. Los brigadistas del núcleo armado robaban autos y se movilizaban en comandos de cuatro o cinco elementos para atacar los flancos y la retaguardia de los contingentes de granaderos. Para septiembre, los enfrentamientos ya eran ¡i tiros. Los estudiantes intentaron recuperar el Casco de Santo Tomás con bazookas caseras y disparos. Todavía el 2 de octubre, un núcleo armado resistió brevemente en la Pla/,a de las Tres Culturas antes de retirarse ileso.47 Esos jóvenes se organizaron en el grupo Los Lacandones, que más tarde sería una de las organizaciones fundadoras de la Liga Comunista 23 de Septiembre. En 1968 nacieron también el Ejército Insurgente Mexicano, el Frente Urbano Zapatista, los Comandos Armados del Pueblo y el Frente Revolucionario Armado del Pueblo. En Monterrey laorgani4l'jorge 47

Poo, op. cit, p. 128. Ibid., p. 129.

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/ación Movimiento Estudiantil Profesional se convirtió en un movimiento guerrillero. En Chihuahua, Diego Lucero encabezó a una organización guerrillera de origen estudiantil y popular-cristiano llamada Grupo Comunista Los Guajiros de Chihuahua. 48 Nacieron después otros movimientos que se integraron a la Liga Comunista 23 de Septiembre como Los Enfermos de Sinaloa, Los Procesos de Nuevo León, Los Macías de Tamaulipas y el Grupo de Oaxaca.4'' Estos nuevos movimientos, cuya expresión más organizada e importante fue la Liga Comunista 23 de Septiembre, emplearon todos los recursos de la lucha armada: secuestros, asaltos bancarios, ajusticiamiento de policías, actos de propaganda armada, impresión y distribución clandestina de periódicos, folletos y volantes, reclutamiento de simpatizantes, utilización de bombas y secuestro de aviones. También se trató de unificar a las guerrillas rural y urbana. Los intentos para unificar a la guerrilla en Guerrero con los grupos precursores de la Liga Comunista 23 de Septiembre fracasaron. Diego Lucero, cabeza de Los Guajiros de Chihuahua, intentó un acercamiento con Lucio Cabanas para unificar sus fuerzas, pero ambos grupos se encontraron con diferencias insalvables. Los estudiantes acusaban a Lucio de "asambleísmo, populismo y caudillismo"; éste los acusó de pretender la destrucción de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento y los sentenció a morir fusilados. Poco después, 411 Hugo Esteve Díaz, Las armas de la utopía. La tercera ola de los movimientos guerrilleros en México, Instituto de Proposiciones Estratégicas, México, 1996, p. 72. 49 Óscar Loza Ochoa, Tiempo de espera, Universidad Autónoma de Sinaloa, México, 1986, p. 17.

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t i.ikmas recapacitó y les cambió la pena por la expulsión de 1.1 '.ierra de Guerrero.50 El divisionismo persiguió como una maldición los grupos guerrilleros mexicanos. Los que se remontaban a la sierra se ilrcían mejores que los guerrilleros urbanos, quienes "seguían /•o/ando" de las comodidades de la ciudad: el cine, transporic en metro, banco cerca, reuniones sociales, supermercado ,i la vuelta de la esquina. La tesis maoísta de "la crítica y la •mtocrítica" servía más para dividir y avivar los odios personales que para mejorar el funcionamiento de la organización. I In día un militante podía ser "el prototipo del hombre nuevo" y al siguiente un traidor al borde de la expulsión o el fusilamiento."'' Los grupos pasaban más tiempo en la revisión de sus problemas internos y en el choque de doctrinas que en la adecuación de su estrategia político-militar a las difíciles circunstancias en las que el gobierno aprendía con rapidez las formas de penetrar y destruir a los grupos guerrilleros. Gustavo Hiralcs, ex integrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, describe a los movimientos armados de la época: La mayoría de los grupos armados que se manifestaron abiertamente a partir de 1970 se caracterizaban por ser reducidos y porque centraban sus actividades en acciones militares encaminadas a conseguir recursos económicos que les sirvieran para desarrollar sus actividades; su trabajo en el seno de las masas era casi nulo. El escaso desarrollo de todos estos gruEsteve, op. c/f., p. 73. Castañeda, op. cit., pp. 12-13.

ys £1 enemigo interno pos los hacía incapaces de asimilar los golpes de la represión pudiendo ser fácilmente destruidos. Los esfuerzos por liqui- j dar la dispersión en todos los niveles se materializaron en 1973 con la unión de la mayoría de los grupos existentes, surgien- ! do así la Liga Comunista 23 de Septiembre, como una síntesis de todos ellos y constituyendo la expresión más desarrollada de este movimiento. 52

La Liga Comunista 23 de Septiembre, "la Liga", se formó a partir de la unidad de los grupos que realizaban acciones político-militares en el país: Los Procesos de Nuevo León, el Movimiento Revolucionario 23 de Septiembre de Chihuahua y Sonora, Los Enfermos de Sinaloa, Los Macías de Tamaulipas, el Frente Estudiantil Revolucionario de Jalisco, Los Lacandones de Chihuahua y el Distrito Federal, el Grupo Comunista Los Guajiros de Chihuahua, el Distrito Federal y Baja California, las Fuerzas Armadas de la Nueva Revolución, el Grupo de Oaxaca, la Brigada Revolucionaria Emiliano Zapata y una parte del Movimiento de Acción Revolucionaria. 5 ' Estos grupos se reunieron en abril de 1973 en Guadalajara, Jalisco. En agosto siguiente, la Liga celebró una segunda reunión en Culiacán, Sinaloa, y acordó realizar un ensayo de insurrección general en el Valle de Cuiiacán el 16 de enero de 1974. Se había constituido una organización guerrillera "Gustavo Mírales, La Liga Comunista 23 de Septiembre: orígenes y naufragio, Ediciones de Cultura Popular, México, 1977, p. 97. "Loza, op. cit., p. 17. También véase Juan Fernando Reyes Peláez, Material gráfico de los movimientos armados en México (1964-1996), Cuadernos de Avances de Investigación, número 3, Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados, México, 1997.

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alcance nacional y que abarcaba a 20 estados de la RepúKl balance de la Liga fue optimista: cientos de activistas -,i movilizaron en Culiacán el día de la "insurrección geneiiil"; miles de estudiantes salieron a la calle; cerca de 10 mil n l i i i ros agrícolas participaron en el paro general. La respuesta •ubernamental pretendió ser definitiva: sumó a los policías luí ales, a Los Halcones, un grupo paramilitar contraguerril l i io, y al Ejército; hubo allanamientos, detenciones masivas \o muertos, tres guerrilleros y uno de las fuerzas de Seguridad.55 Con todo, la Liga Comunista 23 de Septiembre consideró un éxito su ensayo de insurrección general. La suerte cambiai i . i después. En Sinaloa, la policía política mexicana logró rápidamente penetrar las tilas de la organización y prevenir las campañas de propaganda que se realizarían tanto en los campos agrícolas de El Porvenir, La Floriza y Santa Cecilia como en las obras de construcción del fraccionamiento Las Huerlas en Culiacán. La policía supo entonces por anticipado fecha, hora y lugar de cualquier acción de la Liga en el estado v actuó en consecuencia: comenzaron las detenciones masivas de estudiantes, asesinatos y desapariciones forzadas. La Liga se organizó como un ejército guerrillero dirigido por una coordinadora nacional, a la que conformaban los dirigentes de las diversas agrupaciones político-militares que se fundieron. El buró político estaba encabezado por Ignacio Salas Obregón —quien tomó la dirección del movimiento a la muerte de Raúl Ramos Zavala-, José Ángel García Hernán'i4 Reyes Peláez, op. cit. "Loza, op. cit., p. 18.

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dez, Rodolfo Gómez García y Manuel Gómez García. El mando militar recayó en el comité militar, que se organiza-l ba en dos ramas: una de comandos y otra de sanidad. La basd de militantes de la Liga adoptó una estructura de comités regionales y comités locales. Ésta fue quizá la estructura más! compleja que alcanzó el movimiento guerrillero de la época.j Salas Obregón cayó detenido en mayo de 1974 y con él des-1 apareció la coordinadora nacional. El consejo de redacción del periódico Madera, del que se desprendía un comité de prensa, tomó en seguida la dirección de la Liga Comunista. Otra organización, las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), alcanzó un nivel de complejidad semejante, quizá superior, a la de la Liga Comunista 23 de Septiembre. El origen de las FLN estaba en el Ejército Insurgente Mexicano, encabezado por el periodista Mario Menéndez, entonces director de la revista Por qué? &\e el KIM, sus integrantes, la mayor parte estudiantes de la Universidad de Nuevo León, fundaron las Fuerzas de Liberación Nacional el 6 de agosto de 1969.% Con métodos de trabajo muy distintos, pues sus militantes nunca se adjudicaban la obtención de fondos económicos a través de asaltos bancarios o del secuestro de políticos, empresarios y diplomáticos, las FLN trabajaron con una visión de largo plazo en condiciones de clandestinidad casi absolutas. El 14 de febrero de 1974, un allanamiento de la casa de seguridad en Nepantla, Estado de México, casi provocó la desaparición total del grupo. La Policía Judicial Federal mató a cinco dirigentes rebeldes, arrestó a otros combatientes y 5(1 Carlos Tello Díaz, La rebelión de las Cañadas, Cal y Arena, México, 1995, p. 62.

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di i omiso armas, archivos, fotos, mapas y planes de trabajo, i mi esa información, la policía descubrió y desmanteló las rei l . s de las FLN en Chiapas.57 El golpe obligó al grupo a protec.rise en una clandestinidad extrema. Veinticinco años después, el Ejército Zapatista de Libei.ición Nacional, heredero de las FLN, conservaba la rigidez i landestina de su estructura militar. Dos agentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional lo comprobaron en i ame propia, al ser ejecutados luego del intento de infiltrar•,(• en las filas del li/LN. En su momento, las FLN intentaron un acercamiento con d Frente Urbano Zapatista, el Movimiento de Acción Revolucionaria y la Liga Comunista 23 de Septiembre. Pero los métodos de las FLN no encajaban con las formas de reclutamiento y la práctica de asaltos y secuestros, por lo que el acercamiento jamás pasó de ahí.58 Para las FLN era impensable la coordinación de acciones o la unidad orgánica con el resto del movimiento guerrillero. Pero la Liga Comunista 23 de Septiembre consideró que sus fuerzas eran suficientes para extender la guerrilla en México. Las primeras acciones estremecieron al país. El 17 de septiembre de 1974, en Monterrey, un comando de la Liga mató en un intento de secuestro a Eugenio Garza Sada, uno de los empresarios más prominentes de Nuevo León y del país. Al mes siguiente, el 10 de octubre, otro comando de la Liga secuestró en Guadalajara al industrial Fernando Aranguren y al cónsul británico Duncan Williams. La negativa del gobierno a negociar la liberación de presos políticos obli57

Ibid., p. 64. p. 63.

511 Ibid.,

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gó a los comandos de la Liga a dejar en libertad al cónsul Williams, pero éstos decidieron ejecutar a Aranguren. La respuesta gubernamental fue tan terrible como la acción guerrillera. Efectivos de la Dirección Federal de Seguridad, bajo el mando de Miguel Nassar Haro, localizaron a Ignacio Olivares Sebos y a Salvador Corral Roberto y "los hicieron pedazos". Hirales describe la muerte de los dos militantes de la 23 de Septiembre: Al Sebos le quebraron todos los huesos, le metieron clavos de viga en las rodillas, en los hombros; según la prensa, la causa j de la muerte fue que le hicieron estallar el cráneo. Con Roberto hicieron otro tanto. Luego, en un acto ritual-satánico muy propio de la tira nassariana, a Sebas fueron a tirarlo a Guadalajara, cerca de la casa de los Aranguren, mientras que H a Roberto lo aventaron en Monterrey, a unos metros de donde ]] viven los Gar/.a Lagüera.y)

Pedro Orozco, responsable del comando que secuestró y eje- j cuto a Aranguren, murió acribillado días después. Se había iniciado ya una etapa de guerra total contra la guerrilla en México. El gobierno parecía decidido a combatirla con todos los recursos, aunque pasara por encima de las leyes y la Constitución. Los policías y militares especialistas en contraguerrilla urbana hicieron lo que sabían hacer. Vellos, como escribió Hirales, "no discutían teorías". La guerra sucia había comenzado. Lejos de replegarse, los miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre arreciaron sus campañas de propaganda

,n inada, secuestros, robo de bancos y asesinatos de policías. ID 1976, la Liga incrementó sus acciones. Dos policías fuen i i i asesinados en marzo en un restaurante de la colonia I .mdavista, en el norte del Distrito Eederal. Más asesinatos de policías ocurrieron en Ciudad Azteca en junio, en el exnciño norte de la capital. En agosto, la Liga intentó dar su l'.olpe más espectacular: un comando que dirigía David Jiménez Sarmiento, dirigente de la Liga y el guerrillero más buscado por la policía mexicana, falló en el intento de secuestrar a Margarita López Portillo, hermana de José López Portillo. Contra su costumbre, la señora estaba rodeada de guardaespaldas cuando llegó el comando secuestrador. En un intercambio de tiros, el equipo de seguridad de la hermana del presidente electo acribilló a Jiménez Sarmiento. Algunos observadores lo calificaron como el ú l t i m o de los dirigentes históricos de la Liga.00 Después de la muerte o desaparición de cada líder guerrillero, siempre surgía otro al que el gobierno consideraba de inmediato el hombre más buscado.61 El siguiente era Luis Miguel Corral García. Cualquier acción le era atribuida al "piojo blanco", como lo llamaban los periódicos, acostumbrados a referirse a los guerrilleros como peligrosos delincuentes y terroristas. Las principales ciudades del país, eran ya escenarios de la violencia contrainsurgente. La tortura de los detenidos llevaba a la ubicación de más casas de seguridad. Después la Esteve, op. c/f., p. 80. "Pereció el cabecilla visible de la Liga 23 de Septiembre en el intento de secuestro", El Universal, 12 de agosto de 1976, en Los movimientos armados en México, op. c/f., p. 208. 1)0 1)1

59 Gustavo Hirales, Memoria de la guerra de los justos, Cal y Arena, México, 1996, p. 71.

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mecánica era atroz: decenas de policías y militares rodeaban las casas, las tomaban por asalto y sucedían minutos interminables de fuego cerrado. Luego los agentes antiguerrilla sacaban a los guerrilleros muertos y sobrevivientes; metían a algunos en las cajuelas de los automóviles, a otros los subían a helicópteros y los trasladaban al campo militar número 1. Con frecuencia, no se volvía a saber más de los detenidos. En algunos casos aparecían en los separos policiacos y se les exhibía ante la prensa como delincuentes, subversivos o terroristas, que para el gobierno significaba lo mismo. Días o semanas más tarde, se repetía la misma rutina contrainsurgente. Entre la policía y el Ejército se sabía que los miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre eran "los más duros", "los que se resistían a hablar aunque les pusieran el soplete de soldadura autógena". Según el coronel Rafael Rocha Cordero, jefe de la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia (DIPD), los miembros de la Liga estaban adiestrados para "morirse en la raya antes de dejarse atrapar". 62 Rocha Cordero hablaba ante los reporteros luego de que una unidad de la Brigada Blanca, integrada por miembros de la DIPD, de la Dirección Federal de Seguridad (DKS) y de la Policía Judicial Federal (PJF) realizaron ese día, el 25 de enero de 1977, un operativo frente a la fábrica Campos Hermanos, en la zona industrial de Tlalnepantla, contra activistas que distribuían propaganda entre los trabajadores. Los diarios mencionaron la detención de 22 personas y cáteos en varios G2 "Detienen a cinco presuntos guerrilleros", periódico La Prensa, 26 de enero de 1977, archivo hemerográfico del Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados (en adelante Archivo CIHMA).

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unicipios mexiquenses y colonias populares de la ciudad ilc México: Tlalnepantla, Ecatepec, Valle de Guadalupe, i ¡hamizal, Estrella y la colonia San Felipe de Jesús.63 Paradójicamente, mientras más arreciaba la represión gubernamental, la Liga abandonaba sus posiciones militaristas v privilegiaba sus actividades políticas. A eso se refiere el icstimonio de Jaime Laguna y Eladio Torres, dos sobrevivientes de la Liga, cuando hablan del "periodo de reestructuración" efectuado entre 1975 y 1976, luego de un periodo aciago en el que la organización sufrió golpes sistemáticos por parte de las fuerzas de seguridad mexicanas, incluso la desaparición forzada de Ignacio Salas Obregón, el dirigente máximo.''4 Laguna y Torres se refieren a un periodo de intenso debate intestino en la Liga: "En este periodo ocurren muchas detenciones y desapariciones y cuando se conoce a la Liga más por sus acciones militares que por su actividad política. La propaganda armada era casi un fin en sí mismo y a la Liga se le identifica más por los secuestros y por las expropiaciones que por la actividad política que se realizaba, especialmente entre algunos sectores y zonas obreras"/15 A pesar de la lucha interna, la Liga logra consolidar la publicación de Madera, que llega a tirar hasta 40 mil ejemplares mensualmente. La siguiente fase, dicen Laguna y Torres, ocurrió entre 1977 y 1978 y tuvo como orientación central la necesidad de ''"'Detienen otros subversivos", periódico El Sol de México, 26 de enero de 1977, Archivo CIHMA. ( ' 4 Jaime Laguna, y Eladio Torres, La Liga Comunista 23 de Septiembre. Un recuerdo histórico, mimeo. "r> Ibid., p. 4.

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abordar las tareas militares frente a la movilización amplia, de las masas y la creación de bases de apoyo: Paradójicamente es entonces cuando a nivel más amplio, especialmente entre algunos sectores de la izquierda, se habla de la desaparición de la Liga precisamente porque ya no es motivo de nota roja en los periódicos; las acciones militares ya no se reivindican públicamente, pero en este lapso de tiem-| po la Liga profundiza su trabajo político; se crean más brigadas en fábricas, campos agrícolas, escuelas, entre grupos indígenas y se crea una red amplia de colaboradores en distintos niveles.'"'

El mismo periódico Madera menciona a los Comités Obreros Armados como una nueva forma de organización que involucraría directamente a los trabajadores: Estas huelgas son las que tienen que preparar los obreros. Para ello deben prepararse política y militarmente y en esto, ciarle especial atención a la formación de sus propias organizaciones: los Comités de Lucha Clandestinos y Armados, los cuales se deben formar sobre la base de las brigadas revolucionarias. Construir estos organismos e incorporarlos a la Liga Comunista 23 de Septiembre es una tarea de primer orden de frente a las próximas movilizaciones y de frente a la tarea del proletariado de construir su Partido y el Ejercito Revolucionario.'' 7 6"

Ibid. '"Comité de redacción de la Liga Comunista 23 de Septiembre, Otra vez los sindicatos logran imponer derrotas a los obreros, Madera, año 5, núm. 30, abril de 1977, p. 7.

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Alentada por los brotes de disidencia sindical en las zon.is industriales del Valle de México, Ecatepec,TlalnepantIa, Naucalpan, Cuautitlán y Azcapotzalco, la Liga había empecido una gran campaña propagandística entre los sindicatos mexicanos. Las células de la Liga acudían armadas a los míi mes y asambleas de los trabajadores y los alentaban a seguir cu su lucha y sumarse al movimiento armado. Ya no era exnaño ver que en unos cuantos minutos grupos de jóvenes llegaban armados a los mítines o manifestaciones, distribuían volantes y ejemplares del periódico Madera, y se retiraban i;í-pidamente. La intervención de un comando de la Liga en el movimiento de los trabajadores de la cervecería Modelo icrminó con una de las réplicas gubernamentales más devasiadoras para la organización guerrillera. El 20 de febrero de 1977, cerca de mil trabajadores de la cervecería Modelo realizaban una asamblea en las oficinas sindicales de la calle Tonatzin en la colonia Anáhuac. Se discutía la próxima revisión del contrato colectivo cuando, inesperadamente, un desconocido pidió la palabra. Como se la negaron, otro más se levantó y mostró su arma. Los trabajadores se dieron cuenta de que unas 15 personas armadas con pistolas y metralletas estaba en el recinto sindical.'' 8 El silencio dominó de inmediato a los asambleístas. Uno de los hombres armados dijo que eran de la Liga Comunista 23 de Septiembre y que no traían nada contra la gente. Luego gritó: "¡Ahora las peticiones salariales ya no las harán los líderes

wl Los obreros hablan. Las huelgas de los cerveceros mexicanos, UNAM, Taller de Indicadores Económicos, Síntesis de Coyuntura No. 4, México, 1990, p. 18.

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charros! ¡Para hacerlas cumplir vamos a secuestrar al dueño Antonio Fernández y a otros funcionarios!"69 Ninguno de los trabajadores delató el anuncio de la Liga en aquella asamblea. El movimiento fue casi desmantelado por la empresa con el despido de cerca de cien obreros. Mes y medio después, el 30 de marzo, en una operación llamada Carlos Gorostiola Torys, un comando de cuatro hombres y una mujer secuestró a Antonio Fernández Rodríguez, presidente del Consejo de Administración de la Cervecería Modelo, fuera de su casa en la colonia Polanco de la ciudad de México. La organización guerrillera se adjudicó el secuestro y exigió 25 millones de pesos por la liberación del empresario y la reinstalación de 137 obreros despedidos, el pago de indemnizaciones y la tramitación de pensiones.70 Todas las condiciones que impuso la Liga Comunista 23 de Septiembre fueron cumplidas de inmediato. La familia pagó los 25 millones de pesos y la empresa reinstaló a los obreros despedidos. Los diarios publicaron la noticia en la primera plana y desplegaron la información en páginas interiores con fotos y textos sobre el fin del secuestro. Antonio Fernández llegó caminando a su casa y estaba ileso.71 Para la (ll)"En contacto están ya la famiia y los secuestradores", periódico El Sol de México, 31 de marzo de 1977, Archivo CIHMA. 70 "Secuestran a magnate cervecero", El Sol de México, 30 de marzo de 1977, Archivo CIHMA. El Sol de México publicó que los plagiarios habían exigido un rescate de 10 millones de pesos, pero la misma Liga aclaró más tarde que la familia del industrial secuestrado había pagado íntegra la suma exigida de 25 millones de pesos. Véase: Comité de redacción de la Liga Comunista 23 de Septiembre, Otra vez los sindicatos logran imponer derrotas a los obreros, Madera, año 5, núm. 30, abril de 1977. 71 "El plagiado libre", El Sol de México, 1 de abril de 1977, Archivo CIHMA.

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l.unilia del empresario, la pesadilla había terminado. Para l.i I ,iga, la situación habría de ser distinta: la Brigada Blanca v su maquinaria atroz estaban ya en plena operación. Días después, el 12 de abril, la Brigada Blanca recuperó el dinero y encontró al comando responsable del secuestro en l,i casa número 117 de la calle Puerto La Paz, en la colonia (lasas Alemán de la ciudad de México. Al día siguiente, los diarios publicaron la fotografía de tres jóvenes, con rostro casi adolescente, detenidos en los separos de la policía mei ropolitana: José Luis Esparza Flores Car/os, Antonio Orozco Michel Rene y Aurora Castillo Mata Belem. La captura, decían los diarios, fue encabezada por los jeIcs de la Brigada Blanca: Arturo Dura/o Moreno, general y jefe de la policía capitalina; Rafael Rocha Cordero, coronel y jefe de la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia, junto con el teniente coronel Francisco Sahagún Baca y los mayores Reynaldo López y Rosendo Páramo. Sahagún Baca alardeaba de su conocimiento acerca de la estructura de la Liga Comunista 23 de Septiembre y decía los nombres de la dirección nacional que integraban el consejo de redacción del periódico Madera: Miguel Topete Nabor, Luis Miguel Corral el Piojo Blanco, Miguel Ángel Barra/a (jarcia el Prieto y otro militante cuyo nombre de combate era Mario.12 La policía decía que los jóvenes eran culpables del secuestro del industrial Moisés Cohén Dueck y de Nadine 72 "Cayeron los tres secuestradores de Antonio. Larga serio de delitos", CI Sol de México, 13 de abril de 1977, Archivo CIHMA.

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Chaval, hija del embajador de Bélgica, así como de varios! homicidios, entre otros los del diputado mexiquense Jesúsl Martínez Cabrera; de dos ingenieros que trataron de impe-l dir que un comando de la Liga distribuyera volantes entre! los trabajadores de una obra de construcción en Los Reyes! Iztacala; de dirigentes metalúrgicos en Tlalnepantla; de dos policías en un restaurante de la colonia Lindavista, el 6 de J mayo de 1976; y de varios policías en Ciudad A/teca, el 4 de junio de 1976. Días antes de la detención de los presuntos secuest dores del empresario cervecero, la Brigada Blanca vigilab cada movimiento que se producía en Retorno 24, en la colonia Avante al sur de la ciudad de México, en espera de cazar a los dirigentes de la Liga, principalmente al Piojo blanco, al que suponía el jefe más importante de la organización. En la mañana del 14 de abril de 1977, los agentes descubrieron que varios activistas salieron de la casa en una camioneta! Rambler verde. Empezó la persecución y, a unas cuadras, en la esquina de Santa Ana y Canal de Miramontes, los activistas de la Liga se enfrentaron a tiros con la Brigada Blanca. Los activistas bajaron del automóvil y se dispersaron en varias direcciones. Antes de ser detenido por la Brigada Blanca, uno de los guerrilleros, Alfonso Pérez Mayen la Papa, hirió de muerte a los agentes Arturo Macías Acosta y Antonio Arellano Guerrero, este último de la Policía Militar. Decenas de agentes sitiaron la casa de Retorno 24 y dispararon contra sus ocupantes. El fuego era nutrido y cruzado. Salían disparos del primer piso de la casa, mientras se escuchaba el llanto de mujeres y de un niño. "No nos disparen, vamos a salir", dijo finalmente una voz. Cesaron los disparos, una puerta se

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,il>rió y salieron un hombre y dos mujeres, una de ellas con un niño en los brazos.7' La Brigada Blanca acordonó toda la zona. Los diarios conciban cerca de 200 agentes de la DIPD, de la Dirección Feilcral de Seguridad, de la Policía Judicial Federal, del Distrito l'cderal y de la Policía Militar. Un helicóptero en sobrevuelo dirigía las acciones. Varios jefes de la Brigada Blanca estaban presentes: Rocha Cordero, Sahagún Baca, los comandantes José Luis Rojas Cruz y Ángel Godínez Guillen y el mayor Samuel Mendoza Alvear.74 Después de otra balacera que duró como cinco minutos, los agentes entraron a la casa. Margarita Andrade Vallejo, una joven integrante de la Liga, murió en las acciones. Cinco guerrilleros más quedaron detenidos, entre ellos, dijeron los diarios, Luis Miguel Corral García, el Piojo Manco. Todos fueron llevados al campo militar número 1. Arturo Durazo Moreno afirmó después que la Liga había sido prácticamente desmembrada y ofreció pagar todos los vidrios rotos y desperfectos en las casas cateadas de la colonia Avante. "No puedo tener mano blanda contra asaltantes profesionales", dijo el jefe policiaco. Carlos 1 lank González, regente de la ciudad de México, anunció una compra en masa de armas, 150 motocicletas y 500 patrullas más para la policía capitalina. 75 El éxito de la operación contra los secuestradores del empresario de la cervecería Modelo, el descubrimiento de la ' ' " U n a activista y un judicial muertos en una balacera", periódico Excélsior, 15 de abril de 1977, Archivo CIHMA. 74 "Mortal balacera con la Liga", periódico La Prensa, 15 de abril de 1977, Archivo CIHMA. ?r> "No provoco la violencia, hago justicia. -Durazo", periódico La Prensa, 19 de abril de 1977, Archivo CIHMA.

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casa de seguridad en la colonia Avante y la muerte y detención de miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre animaron a los cuerpos de seguridad. Salvo el escándalo que se suscitó cuando la familia del empresario reclamó el dinero pagado por el rescate y se supo que Durazo Moreno sólo había entregado cuatro de los diez millones de pesos,7fl el gobierno estaba complacido. Al día siguiente de la captura yj muerte de los comandos de la Liga, el gobierno entrante de José López Portillo anunció la reforma política y la amnistía para los presos políticos del país. El entusiasmo gubernamental era grande. Félix Galván López, secretario de la Defensa Nacional, caracterizó a la Liga Comunista 23 de Septiembre como un grupo de delincuentes del orden común y dijo que esperaba el llamado de auxilio de las corporaciones policiacas para entrar en acción y exterminar a la Liga. Dijo el general Galván López: "Para eso contamos con efectivos grupos especializados para eíj combate a la guerrilla urbana que no tardarían en dar fin los integrantes de esa fuerza extremista."77 La violencia guerrillera continuó a pesar de los fuerte: golpes que asestaban las fuerzas de seguridad. Una cíe las organizaciones que prosiguieron la guerrilla urbana fue la Unión del Pueblo, especialista en actos de propaganda y explosión de bombas de fabricación casera en Guadalajara, la ciudad de México y Monterrey. El 14 de septiembre de 1977, 7>>"Desaparecieron

seis millones de pesos", periódico La Prensa, 23 de abril de 1977, Archivo CIHMA. Cabe señalar que la Liga siempre sostuvo que el rescate pagado fue de 25 millones de pesos. 77 "Ejército contra la 23", periódico La Prensa, 23 de abril de 1977, Archivo CIHMA.

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l,i Unión del Pueblo provocó la movilización nacional de la |Mil¡cíay el Ejército con la explosión coordinada de 15 bombas i u el Distrito Federal, Oaxaca y Guadalajara. 78 Los bombazos Manieron en enero de 1978, con seis explosiones en edificios ilc la CTM, bancos y compañías de seguros en Guadalajara. Kntre enero y abril de 1978, se estima que la Unión del Puelilo colocó 50 bombas, estalló 34 y causó pérdidas materiales |ior más de 300 millones de pesos.79 La Liga Comunista 23 de Septiembre tampoco suspendió sus acciones. El 31 de agosto de 1978, un comando seruestró y mató a Hugo Margáin Charles, hijo del embajador de México en Estados Unidos. Esa fue quizá la última acción importante de la Liga. El 24 de enero de 1981, la policía leportó que tres activistas murieron en un enfrentamiento en las inmediaciones de Ciudad Universitaria, en el Distrito Federal. Según el parte policiaco, uno de ellos era Miguel Ángel Barraza García el Prieto o el Piojo negro, jefe del comité de redacción de Madera y el último de los dirigentes históricos de la organización. Para 1982, la Liga estaba prácticamente destruida como organización. Dividida en tres corrientes: la Corriente Revolucionaria, la Coordinación Obrera y el Comité Comunista Estudiantil, la Liga vivía ya sus últimos momentos. 80 Dice uno de los documentos más reveladores de la organización: 78 "Tres bombazos en el DF, 9 en Oaxaca y 3 en Guadalajara; sólo daños materiales", El Universal, 14 de septiembre de 1977, en Los movimientos armados en México, op. cit., p. 210. 711 "Seis bombazos terroristas en Guadalajara; dos heridos", El Universa/, 9 de enero de 1978, pp. 211-212. ""Reyes Peláez, op. cit.

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Seguramente la Liga se encuentra en los peores momentos de su historia. La Dirección Nacional, disuelta; los más desl tacados dirigentes, prisioneros o muertos; el trabajo en lad masas, replegado; la edición deMw/era, suspendida. Decenal de infras, materiales y máquinas de impresión, armas, dinero,! archivos, documentos, caídos en manos de la burguesía o sim-l plemente perdidos ante los consecutivos golpes represivos! que van de septiembre de 1981 a enero de 1982 y, por último,i la mayoría de los organismos y militantes, aislados unos de otros y sin siquiera conocerse, las relaciones rotas o dispersas,1; etc, etc, etc.81

En 1983, aún quedaban algunos grupos que se autonom-i braban la Liga Comunista 23 de Septiembre. Los movimientos armados quedaron reducidos al mínimo de su existencia, sin capacidad operativa ni vías de recl tamiento. Si acaso, aún quedaban algunos sobrevivientes qu< escaparon a la destrucción física de sus organizaciones, misma izquierda armada se encargaría de terminar el aniqu lamiento que había empezado el gobierno mexicano. Los sobrevivientes más radicalizados se encargarían de "ajusticiar" a los "traidores" que aceptaban los términos de la amnistía política ofrecidos y manifestaban en público el abandono de la lucha armada y su integración a la lucha social. A la guerra sucia gubernamental contra la insurgencia mexicana le siguió otra igualmente sucia entre los sobrevivientes de la lucha armada. Ninguno de los crímenes ocurridos en esa guerra intestina fue investigado por el gobierno. "' Comité de enlace de la Liga Comunista 23 de Septiembre, mimeo, fechado el 12 de octubre de 1982.

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!MI no parecía ser un asunto de Estado. Para el gobierno, la i'ucirilla en México había sido exterminada.

Klrategia de aniquilamiento I ,.i contrainsurgencia siempre tuvo la forma del combate dii c ( ( o . El aniquilamiento de los movimientos armados sumerI'.KI al país en una guerra interna que duró más de 15 años y ul>a reo casi todo el territorio nacional. La guerra contrainsurl'rnte implicó la muerte y la desaparición forzada de cientos de mexicanos que en menor o mayor medida se involucraron c'on la lucha armada. Para destruir la estructura de los grupos armados e ideniidear a sus militantes, los cuerpos de seguridad mexicanos recurrieron a la detención y allanamientos sin orden judicial, ;i la tortura, a las cárceles clandestinas, a la ejecución, a la desaparición forzada y al encarcelamiento. Sin bases sociales ile apoyo, la organización militar de los grupos guerrilleros tenía la clandestinidad como único recurso de protección. Sus métodos improvisados de reclutamiento permitieron la penetración de los cuerpos de inteligencia gubernamental. Por otra parte, el fundamentalismo militarista de sus integrantes impidió tender lazos hacia los movimientos obreros y campesinos, que en esos momentos cobraban auge con la formación de grandes tendencias y coordinadoras nacionales. No hubo grupo armado capaz de soportar el acoso gubernamental. La mayor parte de los jóvenes que abrazaron la lucha armada terminaron asesinados o encarcelados. Tampoco se registra ningún intento de diálogo entre el gobierno y los

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grupos armados de la época. Sin embargo, el gobierno de José López Portillo (1976-1982) pidió a los sobrevivientes de la lucha guerrillera que abandonaran las armas y se integraran a la vida normal y, si lo deseaban, a la contienda política. Jesús Reyes Heroles, entonces secretario de Gobernación, promovió una reforma política en 1977 que daba reconocimiento constitucional a los partidos políticos, abría las puertas legales para el registro de los partidos de izquierda82 y, junto con las medidas electorales, ofrecía la amnistía a los militantes presos o perseguidos de las organizaciones guerrilleras. Cer-l ca de 244 ex guerrilleros se acogieron a la Ley de Amnistía recibieron su libertad entre 1978 y 1982.83 La apertura del espectro político, la economía favorecid; por los precios del petróleo y el contenido tercermundista populista del discurso oficial consolidaron el exterminio de la amenaza guerrillera y presentaron a la lucha política y electoral como el único camino viable para la oposición de iz^j quierda. Sólo quienes pasaron a la clandestinidad más cerrada lograron sobrevivir, pues el mero abandono de la lucha armada ya no era garantía para seguir vivo. El acoso de las fuerzas de seguridad siguió adelante, a pesar de la reforma política y la Ley de Amnistía del gobierno de López Portillo. Cerca de 20 ex guerrilleros que recibieron los beneficios de la amnistía y salieron de prisión fueron asesinados posteriormente. 84 B2 José Woldenberg, "Sistema político, partidos y elecciones en México", en Pedro Aguirre, Alberto Begné y José Woldenberg (ed.), Sistemas políticos, partidos y elecciones. Estudios comparados, 2a. ed., Nuevo Horizonte Editores, México, 1997, pp. 310-313. " 3 Esteve Díaz, op. c/f., p. 81.

84 /b;d.,

p. 82.

Aniquilamiento de la guerrilla urbana

97

La lucha contra las guerrillas urbana y rural en México ülnircó cuatro administraciones sucesivas: las de Adolfo Lope/. Mateos (1958-1964), Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Luis KcheverríaÁlvarez (1970-1976) yjosé López Portillo (19761982). Vista en su conjunto, la contrainsurgencia mexicana en ese periodo fue la expresión de una estrategia de aniquilamiento, llevada a cabo de manera coordinada entre fuerzas policiacas y militares del país. Conocedor del tipo de amenaza que se había gestado en las montañas de Chihuahua y Guerrero y en algunas ciudades del país donde ya existía una incipiente guerrilla urbana, Díaz Ordaz empezó la formación de cuerpos paramilitares que le ayudarían a controlar manifestaciones radicales de descontento. El primer grupo paramilitar fue el Batallón Olimpia, integrado con los mejores elementos del Estado Mayor Presidencial y de la Dirección Federal de Seguridad. La principal acción de este grupo fue su participación en la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968. El segundo cuerpo paramilitar que se formó en el sexenio de Díaz Ordaz se llamó Halcones. Ese grupo nació como propuesta del general Luis Gutiérrez Oropeza, entonces jefe del Estado Mayor Presidencial, para quien era necesario crear un grupo de seguridad antiterrorista que protegiera las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro, el tendido eléctrico y el sistema de bombeo de aguas negras de la capital. Se reclutaron cerca de dos mil jóvenes entre los trabajadores de las secciones de Aseo y Limpia, de Mercados y entre delincuentes juveniles de la ciudad de México.85 1)5 Erubiel Tirado, La seguridad nacional en México, tesis de licenciatura en derecho, UNAM, México, 1997, p. 104.

98

El enemigo interno

La idea del general Oropeza contó con la aprobación del presidente Díaz Ordaz; del secretario de la Defensa, Marcelino García sBarragán; del secretario de Gobernación, Luis Echeverría Alvarez y del director de la Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios. Por lo menos así lo prueba una fotografía donde aparece el jefe del Bastado Mayor Presidencial saludando de mano a uno de los instructores de los Halcones en el campo la Cuchilla del Tesoro. En la fotografía también se ve al general Jesús Castañeda Gutiérrez, quien sería el Jefe del Estado Mayor de Echeverría. Se asoma también el copete inconfundible de Gutiérrez Barrios y se ve con claridad al coronel Manuel Díaz Escobar, el comandante del grupo paramilitar. En su tesis profesional sobre la seguridad nacional mexicana, Tirado señala que los Halcones recibieron entrenamiento militar por parte de capitanes y tenientes del Ejército mexicano, todos con preparación en técnicas de contrainsurgencia obtenida de cursos en Estados Unidos, Japón y Francia. Entre ellos figuraban Rogelio Flores Berranes, Javier Castellanos, Moisés Cuauhtémoc, José Lamberto Ponce Lara, Francisco Villaseñor y Francisco Pérez Morales.8'' Antes de la matanza de jóvenes estudiantes del jueves de Corpus en la ciudad de México, el 10 de junio de 1971, los Halcones se dividían en cuatro subgrupos: los Charros, armados; los Halcones, golpeadores; Acuario, jóvenes de pelo largo y apariencia estudiantil que se infiltraban en universidades y organizaciones estudiantiles; y el Pancho Villa, grupo porril que sembraba el terror en planteles educativos. 87 Kl'lbid., R7lbid.,

p. 104. p. 105.

Aniquilamiento de la guerrilla urbana

99

En 1986, ya muy lejos de la matanza del 10 de junio de I 1 ' / 1 y de la existencia de los Halcones, el general Félix ( . . i l v á n López, secretario de la Defensa Nacional durante el i'.nbierno de López Portillo, confió al periodista Julio Scherer i|uc Díaz Escobar creó, entrenó y encabezó a los Halcones. l'.l ex jefe militar respondía en forma breve, pero inusualment e sincera, a las preguntas de Scherer. Esa sería quizá la únii .1 ocasión en la que un ex secretario de la Defensa admitiría l.i responsabilidad de militares mexicanos en la formación • U- grupos paramilitares. - ¿Formó los Halcones Día/, Escobar? — Todos lo sabemos. Los formó, los entrenó, los jcfaturó. Los Halcones fueron creados para combatir a la Liga 23 de Septiembre. Después se les utili/,6 para otras tareas. - ¿Qué piensa usted de los Halcones? - ¿Qué puedo pensar si soy militar? Kl Ejercito es mi vida. Los Halcones integraron un grupo paramilitar. - ¿Qué opinión le merece un m i l i t a r de carrera al frente de un grupo paramilitar? - ¿Habla usted de Día/, Escobar? — Sí, general. - No fue bien visto por el Ejército.m

Díaz Escobar nunca recibió acusación alguna en su contra por parte del gobierno mexicano. Por el contrario, Echeverría lo sacó del país y lo envió como agregado militar y aéreo en Chile, durante todo el capítulo del derrocamiento del presi"Julio Scherer García , ¿os Presidentes, Grijalbo, México, 1986, p. 62.

Aniquilamiento de la guerrilla urbana 101

100 El enemigo interno

dente Salvador Allende y el establecimiento de la dictadura militar del general Pinochet. Los informes de Díaz Escobar enviados al general Hermenegildo Cuenca Díaz, secretario de la Defensa Nacional, narraban la experiencia de una "junta de gobierno militar formada por militares pundonorosos, patriotas y de alto nivel técnico profesional que se esforzará por la reconstrucción de Chile ya que está actualmente destrozado".8 militar número 1. Álvarez Nahara se hizo cargo de la l'olicía Judicial Federal en el gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000). Montiel López intentó ser secretario de la I )cfensa Nacional con el presidente Vicente Fox; su esfuerzo fue inútil y pasó a retiro. Todos los ex integrantes de la Brigada Blanca trataron de ocultarse en el silencio, pues la vieja amenaza de muerte lodavía está vigente para quien se atreva a hablar de su experiencia. Se produjeron después versiones que los vinculaban con las redes de protección en Morelos al servicio de Amado Carrillo, el extinto jefe del Cártel de Juárez. Otros están en prisión. Los menos sobrevivieron ofreciendo servicios de seguridad a la iniciativa privada. La contrainsurgencia urbana se desmanteló prácticamente a sí misma.

^ CUADRO 2.1. Movimientos armados en México, 1963-1990. Organización

1. Grupo Popular Guerrillero 2. Movimiento 23 de mavo 3. Movimiento Revolucionario del Pueblo 4. Movimiento 23 de Septiembre 5. Movimiento de Acción Revolucionaria 6. Partido de los Pobres 7. Asociación Cívica Nacional Revolucionaria 8. Unión del Pueblo 9. Ejército Insurgente Mexicano 10. Comando Urbano Lacandones Patria Nueva 11. Frente Estudiantil Revolucionario 12. Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo 13. Fuerzas de Liberación Nacional 14. Comité de Lucha Revolucionaria 15. Frente Urbano Zapatista 16. Grupo Comunista de Chihuahua 17. Liga Leninista Espartaco 18. Movimiento de Izquierda Revolucionaria 19. Frente Campesino del Norte 20. Liga de Comunistas Armados 21. Fuerzas Armadas de la Nueva Revolución 22. Fuerzas Armadas Revolucionarias Socialistas

Estados de operación

CHIH MOR, MICH, CHIS, DF ZAC, DF CHIH 11 estados GRO GRO, DF O.AX, DF, JAL CHIS, DF DF JAL JAL, NAY NL, CHIS, VER, TAB, PUE, EM DF DF CHIH DF, TAMPS, NL DF DF COAH, NL SON AGS r»p-

\Z estados DF CHIH DF DF SON MICH, GRO, DF 21 estados GRO, MICH, MOR, DF GRO, MOR, DF 33. Fuerzas Armadas Revolucionarias MOR 34. Comandos Armados de Morelos PUE, HGO, VER 35. Unión Campesina Independiente O.AX, CHIS 36. Brigada Revolucionaria Emiliano Zapata 37. Partido Revolucionario del Proletariado Mexicano DF MOR, PUE, OAX 38. Partido Proletario Unido de América 9 estados 39. Procesos (Ex Juventud Comunista) SIN 40. Federación Estudiantil Universitaria de Sinaloa NL 41. Movimiento Estudiantil Profesional O.AX 42. Grupo Oaxaca

24. Partido Revolucionario Obrero Clandestmo-UP 25. Central de Acción Revolucionaria Atinada 26. Núcleo Guerrillero Urbano de Chihuahua 27. Comando Armado del Pueblo 28. Grupo Nacionalista Octopus 29. Frente Revolucionario del Pueblo 30. Comité Armado de Liberación Patria y Libertad 31. Liga Comunista 23 de Septiembre 32. Fuerzas Armadas de Liberación

Inicio

Final

1963 1963

1965 1967

12

1965 1966 1966 1967 1968 1968 1968 1968 1969 1969 1969

1966 1973 1972 1974 1972

2

1969 1969 1970 1970 1970 1970 1970 1970 1970 I9H>

1971 1973 1073 1977 1981

N* (a) N* (b)

14

Destino

Aniquilamiento** Disolución

Aniquilamiento 6 F/LC23Sept. 89 100 Encarcelnmiwirn 347 350 Aniquilamiento 70 70 Aniquilamiento F/Procup *** F/EZLN 95 107 F/LC23Sept. 154 154 F/LC23Sept. 31 31 Aniquilamiento 129 130 C/EZLN****

1969 1972 1972 1973

17 17 15

1973

9

17 94

? Aniquilamiento Encarcelamiento Aniquilamiento Aniquilamiento ? ?

ni

1971 1971 1971 1971 1971 1971 1972 1973 1974

Ivv: 1971 1972 1971 1971 1971 1973 1983 1977

1975

1975 1995

28

F/LC23Sept. ?

i til '--' 22 9 15 15 25 8 19 388 400 39 39

Aniquilamiento Encarcelamiento Aniquilamiento F/Procup Aniquilamiento Aniquilamiento Encarcelamiento Aniquilamiento 5

59

^

F/LC23Sept.

F/LC23Sept. F/LC23Sept. F/LC23Sept. F/LC23Sept. _^__— .^———•

* Número de integrantes. ** Aniquilamiento significa que la mayor parte de sus miembros fueron asesinados o murieron en enfrentamientos. *** F/ significa fusión con otros grupos armados. **** C/ significa desaparición voluntaria para la creación de otro movimiento armado Elaboración propia. FUENTES: (a) General Mario Arturo Acosta Chaparro, Movimiento Subversivo en México, enero de 1990, Secretaría de la Defensa Nacional, (b) Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados.

FIGURA 2.1. Estructura de la Brigada Blanca Coronel Luis Monticl López Coronel GuillermoÁlvarez Nahara Screctaría de la Defensa Nacional Tt. coronel Francisco Quirós Hermosillo Jefe de la Policía Judicial Federal Militar vSccretaría de la Defensa Nacional

Miguel Nassar 1 laro José Antonio Zorrilla Pérez Director Federal de Seguridad Secretaría de Gobernación

Rafael Rocha Cordero y Francisco Sahagún Baca Jefes de la División de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia Departamento del Distrito Federal

Florentino Ventura Comandante de la Policía Federal Procuraduría General de la República

Marcos Cava/os Juárez Mayor inspector Novena Brigada de la DIPD Departamento del DF

[ Jefe de Unidad | Jefe de Unidad | Jefe de Unidad [ Jefe de Unidad Jefe de Unidad

i. Contraínsurgencia en el sureste mexicano

Antecedentes de la i ontrainsurgencia en Chiapas 1 )csde el ángulo militar, el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) produjo una respuesta orgaiii/ada del Ejército Nacional Mexicano que no se había observado en el país desde las campañas militares de finales de los años 60 y principios de los 70 en la sierra de Guerrero rontra las fuerzas rebeldes de Lucio Cabanas y el Partido de los Pobres. En 1994, el Ejército mexicano respondió no sólo ante una declaración de guerra directa en su contra sino también al fuego de las tropas del lí/LN. La ofensiva zapatista obligó al Ejército a movilizar más de 12 mil tropas por tierra y aire para recuperar las cinco cabeceras municipales tomadas por el EZLN y defender Rancho Nuevo, el cuartel general de la ,U Zona Militar, que fue sometido a una operación de hostigamiento rebelde durante tres días.

113

114 El enemigo interno

Obligados por la fuerza e intensidad de la contraofensivjl del Ejército Mexicano, los zapatistas emprendieron la reti-J rada hacia sus posiciones en la selva. Con la excepción de Ocosingo, todos los municipios tomados fueron abandonados por el EZLN al paso de la retirada. Quizá no ha habido en la historia reciente de los enfrentamientos del Ejército mexicano contra fuerzas rebeldes un combate más cruento que el de Ocosingo. Las tropas federales que recuperaron ese municipio emplearon toda la fuerza a su alcance para liquidar efectivos y destruir posiciones enemigas. Todos los guerrilleros que no lograron abandonar Ocosingo fueron exterminados, incluso quienes habían sido detenidos con vida. La prensa nacional e internacional que había seguido todos los pormenores de la guerra divulgó de inmediato las¡ imágenes y narraciones de zapatistas detenidos con las manos atadas por la espalda. Poco tiempo después, las imágenes revelaban que esos rebeldes habían sido ejecutados y; que sus manos fueron desamarradas para colocarles armas y simular que habían muerto en combate. Esa tragedia se sumó al lanzamiento aéreo de proyectiles hacia los poblados cercanos a Rancho Nuevo, por las rutas de la retirada zapatista. Ambos hechos despertaron la alarma internacional y no habo ningún argumento válido para descargar la responsabilidad del Ejército. Para la opinión pública, los militares mexicanos ejecutaban indígenas y bombardeaban poblaciones civiles. Quizá sin elementos para discernir entre tipos de armamento, la prensa y las organizaciones no gubernamenta-

Contrainsurgenda en el sureste mexicano 115

li •, confundieron el bombardeo aéreo con los rockets em|ilr;idos por la Fuerza Aérea Mexicana, de mucho menor poilcr ofensivo. Las imágenes de la batalla en el mercado de Ocosingo y i Ir los cadáveres de zapatistas tirados a la orilla del camino, ii'.i como el poder de fuego desplegado, hicieron el resto. En unos cuantos días el Ejército mexicano sufrió una perdida súbita de prestigio. Desde 1968, cuando reprimió el movimiento estudiantil, el Ejército había trabajado arduamente para recuperar el apoyo popular perdido con la maniere en la Plaza de las Tres Culturas. Aislado por la difusión inmediata y global de sus excesos v por la pronta simpatía que el movimiento zapatista logró conquistar, el Ejército se enfrentó a una ola crítica cuya fuer/a fue quizá más dañina que el escaso poder de fuego que salía de las filas zapatistas, visiblemente mal armadas e inferiores en términos militares. Cuando el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari decretó un cese unilateral del fuego a los 12 días de hostilidades armadas, el Ejército se descubrió a sí mismo en el papel de chivo expiatorio, el villano de la historia, el que pagaba los platos rotos de la incapacidad política de los civiles. Y ese punto de la historia mexicana ha sido documentado: el presidente de la República no salió en defensa del prestigio de la institución armada. El Ejército vivía uno de sus peores momentos debido a las acusaciones diarias de violación de los derechos humanos y brutalidad contra la población civil. Los militares mexicanos entendieron que, primero, habían sido llamados a enfrentar un alzamiento cuyo origen

116 El enemigo interno

estaba en la incapacidad de los gobiernos civiles para sol cionar los problemas agudos e históricos de Chiapas. Segu. do, descubrieron que el presidente de la República prefer. sacar a flote su prestigio a costa del de las fuerzas armada!} Una evidencia del primer mensaje se dio en la triburi de la Cámara de Diputados el 9 de marzo de 1995, durant, los debates para aprobar la Ley para el Diálogo, la Concilla ción y la Paz Digna en Chiapas, cuando el general brigadier diputado federal Jesús Esquinca dijo ante el pleno: "Lamenti admitir aquí que el empleo de las fuerzas armadas fue u error político", y añadió que el presidente Zedillo y el Con greso de la Unión no eran culpables de esos errores. Fue un reconocimiento público y sorpresivo de las difel rencias entre los gobernantes civiles y el Ejército mexicano] El general añadió: "En el pasado no se supo utilizar la vía política para evitar el levantamiento armado y se optó por la intervención del Ejército mexicano." El descontento castrense tuvo otra ocasión de asomarsa en el \\\no Mis memorias políticas, del general retirado Alfonso! Corona del Rosal, que contenía una crítica lapidaria del régimen anterior. Cuenta Corona del Rosal: En la actualidad, poco después de la conclusión del período constitucional de Carlos Salinas de Gortari, México enfrenta la peor crisis que haya padecido durante el presente siglo. Esta grave situación causa sorpresa, porque el gobierno salinista contó con los recursos provenientes de la privatización de los bancos y la venta de bienes de la nación. ¿Dónde están esos recursos o en qué se invirtieron?

Contrainsurgenda en el sureste mexicano 117

...En todo caso nuestro pueblo no olvida su autoritarismo, .ns engaños recurrentes y su egolatría. Es probable que si se presentara en un lugar público sería atacado.

Olio militar, el general Ramón Mota Sánchez, presidente de Id (inmisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados i ni re 1991 y 1994 y uno de los militares más institucionales V n>n mayor apego al Partido Revolucionario Institucional, (Hendía al instituto armado: "(Cuando) los políticos no pueden resolver problemas, incluso pequeños, siempre piensan ni las fuerzas armadas; al final, los malos son los miembros ilcl Ejército." En círculos castrenses de Estados Unidos se coincidía en lo esencial con el sentimiento que cundía entre los mililures mexicanos: "Aunque el Ejército sirvió como un chivo expiatorio inicial para la rebelión (de Chiapas), pronto se hi/o evidente que los líderes políticos mexicanos dieron palos de ciego al subestimar el tamaño de la amenaza e ignorar una serie de signos de alarma", dicen el coronel Stephen J. Wager y el investigador Donald E. Shulz en su ensayo El despertar: la revuelta zapatistay sus implicaciones para las relaciones cívico-militares y elfuturo de México, publicado por el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos. Y agregan: Una de las bajas del Ejército en Chiapas fue su reputación. Los líderes militares podrán considerar el dilema actual como inevitable, pero ellos no quieren ser forzados a situaciones similares en el futuro. Ha crecido el desencanto del Ejército con el tener que limpiar la imagen de los civiles después de

118 El enemigo interno

sus errores. Consecuentemente, los líderes pueden hacersdj más asertivos en los asuntos de seguridad nacional que tit nen un impacto directo en su institución.

Wager y Shulz recopilan información y testimonios pai demostrar que el Ejército había advertido acerca de un vantamiento potencial en Chiapas, pero que esos descubrimientos "fueron mantenidos en secreto para no perjudicar la aprobación del Tratado de Libre Comercio o la campaña presidencial de Luis Donaldo Colosio. Se asumía que las medidas correctivas podían esperar hasta después de la elección presidencial de agosto de 1994". No fue ésa la única ocasión en que las fuerzas armadas tuvieron que defender su prestigio casi por sí mismas, sin mayor participación de los gobernantes civiles. El 7 de noviembre de 1991, un enfrentamiento entre miembros de la Policía Judicial Federal y efectivos del Ejército en el poblado de Tlalixcoyan, Veracruz, tuvo un saldo de siete agentes federales muertos. Los agentes antinarcóticos perseguían una aeronave cargada con droga proveniente de Colombia. Los presuntos narcotraficantes aterrizaron en una pista clandestina ubicada en el Llano de la Víbora, en el municipio de Tlalixcoyan, donde una formación de militares uniformados los esperaban. Después de bajarse de la nave sudamericana, sus tripulantes lograron huir a pesar del cordón militar. En seguida aterrizaron los judiciales federales. Apenas se bajaron del avión, cayeron acribillados por el fuego de los militares. Un mes más tarde, la Comisión Nacional de Derechos Humanos ordenó la investigación y, en su caso, enjuiciamien-

Contrainsurgencia en el sureste mexicano 119

to de los militares implicados. De inmediato, la Sedeña dest i t u y ó al general de división Alfredo Moran Acevedo, jefe ilc la 26 Zona Militar, y sometió a investigación al general Inigadier Humberto Martínez, al teniente coronel David Rodríguez y a los tenientes Enrique Zúñiga y José Alfredo (¡oronel. El malestar de las fuerzas armadas tuvo otras expresiones en septiembre de 1992, con la publicación de los libros ilc texto gratuito, pues el de quinto grado mencionaba la responsabilidad del Ejército en los hechos trágicos del 2 de octubre de 1968. Parecía un error. Habían pasado más de dos décadas restañando heridas, recobrando el prestigio, para que unas cuantas páginas desmoronaran lo alcanzado. Ernesto Zedillo, entonces secretario de Educación Pública, ordenó detener la circulación de los libros. Un año después, en diciembre de 1993, las relaciones entre civiles y militares vivieron otro momento de tensión. La Comisión Legislativa de la Verdad dio el resultado de sus indagaciones sobre los acontecimientos de 1968 en Tlatelolco. El Ejército salió en su propia defensa al difundir por televisión una escena donde se apreciaba que los primeros disparos fueron contra los soldados. Comenta un militar de alto rango: "Nada más hubo 22 muertos. No más. Si no hubiera sido así, dónde están los cientos que dicen. ¿Se imagina?, si con una Rosario íbarra no nos la acabamos, ahora ¿qué pasaría con cientos más?"100 Los militares sufrían una sacudida tras otra. Dos de los jefes de las tres fuerzas armadas fueron relevados de su car100 Entrevista con un general de brigada del Ejército mexicano. Noviembre de 1995.

120 El enemigo interno

go. En 1991 Salinas destituyó al jefe de la Fuerza Aérea, el general de división Fermín Acosta, y lo reemplazó con el tanv bien general Héctor Vicente Ahuja Fuster. No era la primeraj remoción de militares de grandes vuelos. En 1990, luego del] escándalo originado por el involucramiento de miembros del la Armada en el narcotráfico, Salinas destituyó a Mauricio Scheleske Sánchez y nombró como nuevo secretario de la Marina a Luis Carlos Ruano Ángulo. Salinas recurrió al apoyo militar en situaciones políticas difíciles, no siempre con total apego a las formas constitucionales. El ex presidente privilegió su propia imagen política y sus proyectos por encima del prestigio de las fuerzas armadas. El uso de los militares durante el sexenio de Salinas fue particularmente intenso y extenso. Se les usó para resguardar los paquetes de la elección presidencial de 1988 y para detener en enero de 1989 al líder sindical petrolero Joaquín Hernández Galicia, La Quina, quien no apoyó la candidatura de Salinas a la presidencia. Los militares también reemplazaron a los choferes huelguistas de la línea de transporte Ruta 100 y vigilaron las instalaciones de la mina de Cananea, tras la declaración de inexistencia de la huelga de los trabajadores. Fue poco difundido que el Ejército buscaba la custodia de los explosivos almacenados en la mina. Durante la administración salinista se utilizó a los militares en tareas policiacas. El general José Domingo Ramírez Garrido Abreu fue el encargado temporal de la Secretaría de Protección y Vialidad del Distrito Federal y el diseñador del grupo Zorros, un cuerpo de élite, antiterrorista. Otro militar, Jorge Carrillo Olea, se encargó de dirigir el Centro de Inves-

Contraínsurgencía en el sureste mexicano 121

II/'.K ion de Seguridad Nacional primero, y después, a partir ilrl 16 de octubre de 1990, la lucha antinarcóticos de la PGR. Kn 1992, el Ejecutivo envió tropas para patrullar ciudailrs de Michoacán, donde el PRI y el PRD contendieron por el gobierno del estado. Ese mismo año, un grupo combinado i le soldados y agentes judiciales federales detuvo en la fronii ia con Guatemala a Joaquín El Chapo Guzmán, cabeza visible del cártel de Jalisco. Las relaciones entre civiles y militares tuvieron otro punto ilc- crisis con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994, y la investigación sobre el general Domiro (íarcía Reyes y el mayor Germán González Castillo, además ilc 30 oficiales del Estado Mayor Presidencial comisionados u la escolta personal del entonces candidato presidencial. Casi al final de su mandato, en abril de 1994, Salinas decretó la creación de la Coordinación Nacional de Seguridad Pública, compuesta tanto por las secretarías de la Marina y de la Defensa Nacional como por las procuradurías generales de la República y del Distrito Federal, la Secretaría de (Gobernación, el Departamento del Distrito Federal y los gobiernos de los estados. El ejecutivo nombró a un civil, el ex secretario del Trabajo Arsenio Farell Cubillas, como cabeza de esa coordinación. Las críticas sugerían la inconstitucionalidad del decreto, pues no se había pedido la aprobación del Congreso de la Unión; otros argumentaron que la estructura de esa dependencia ponía a las fuerzas armadas bajo la coordinación de un civil distinto al presidente. El secretario de la Defensa Nacional, Antonio Riviello Bazán, se opuso a esa conjetura y dijo: "El

122 El enemigo interno

Ejército sólo obedece los mandatos del presidente de la Re pública." De nueva cuenta, como a lo largo de la historia contení poránea, el jefe militar mostraba su lealtad y subordinación al jefe civil de las fuerzas armadas. Éste fue el mensaje al final del sexenio salinista. Se mantenía la institucionalidadj aunque hubiera signos de malestar.

La sorpresa presidencial A medida que avanza la investigación sobre los orígenes del levantamiento armado en Chiapas, aparecen más evidencias de que en muy diferentes niveles gubernamentales se saJ bía de la gestación de un movimiento guerrillero en Chiapas. Entre ellas están las siguientes: En enero de 1988, el Ejército mexicano descubrió uri campamento de milicianos del EZLN en las afueras del ejido San Francisco, el primero con el que Marcos había hecho contacto en 1986. San Francisco, de 3 mil 062 hectáreas, está situado en la cañada de Avellanal. 101 En una visita oficial del presidente Salinas de Gortari a Guatemala, Ja cúpula del Estado Mayor del Ejército guatemalteco solicitó una reunión a puerta cerrada con el mandatario mexicano. Los militares del país vecino le entregaron a Salinas un informe completo de inteligencia sobre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, número de integrantes, estructura organizativa, nombre de sus líderes, ubicación "" Carlos Tello Díaz, La rebelión de las cañadas, Cal y Arena, México, 1997, pp. 105, 115.

Contrainsurgenda en el sureste mexicano 123

ih MIS principales reductos y centros de entrenamiento guemllcro. 1 " 2 Por su parte, el Ejército mexicano obtenía una evidencia u,is otra de la operación de un grupo armado en Chiapas. En i nao de 1991, elementos de la 31 Zona Militar descubrieH i i i un campo de guerrillas en el ejido Quintana Roo y eni mitraron rifles de madera, uniformes y claves de radio."" Dos años más tarde, en 1993, ya era casi inocultable la i \istencia de la guerrilla en Chiapas. Luego del asesinato del subteniente de infantería José Vera de Jesús y del soldado Librado Santís Gómez, tropas del 83 batallón de infanten'a chocaron contra un grupo de aproximadamente 40 personas armadas el 22 de mayo en Corralchén. Al día siguiente, durante la persecución del grupo, los soldados fueinn emboscados en el cerro Corralchén, que abarca las Comunidades de LA Garrucha, Nuevo Morelia, Lázaro Cárdenas y Pataté Viejo, en los municipios de Ocosingo y Altumirano.' 04 Según estas informaciones, Salinas de Gortari se habría enterado de la existencia del EZLN desde el primer año de su administración. La contradicción entre el conocimiento que tenía el presidente de la posibilidad de un conflicto armado en Chiapas y su aparente desdén hacia la gestación y el crecimiento del EZLN, influyó de modo importante en la modificación profunda que habrían de sufrir las relaciones entre civiles y militares en México. Luego del Icvantamicn102 Entrevista del autor con fuentes cercanas al Estado Mayor del Ejército guatemalteco. ""Tello, op. c/f., p. 115. 104 La Jornada, 12 de junio de 1993.

124 El enemigo interno

to armado del 1 de enero de 1994, era evidente que había ' ocurrido un alejamiento inédito entre los militares y el Ejecutivo federal. Salinas atribuyó a un "error de inteligencia" la falta de una política definida en torno al problema chiapaneco y ante la posibilidad seria de un brote guerrillero. El ex presidente negó tener informes precisos sobre una guerrilla en Chiapas de la magnitud del EZLN. El 29 de agosto de 1994, en su última entrevista de prensa antes de dejar la presidencia de la República, Salinas habló sobre la "falla en la información política" relacionada con el I alzamiento chiapaneco: Falló en todos los sentidos, porque había información el año I pasado, que a mí me fue presentada alrededor de abril o mayo, I de que se había encontrado un campo abandonado donde había I evidencias de que se habían practicado actividades guerrille- I ras. La instrucción que se dio entonces fue la de buscar paral ver qué pasaba. Hubo un enfrentamiento con el Ejército | Mexicano que provocó mucha tensión. Entonces se decidió sacar al Ejército de esta actividad y redoblar la acción social. Era evidente que no teníamos información sobre la existencia de este grupo guerrillero, y esto es contrario a lo que algunos de ellos han afirmado. Eso es falso. La prueba de que no la teníamos es que en septiembre yo estuve en Guadalupe Tepeyac, inaugurando el Hospital de Solidaridad, y ahora me doy cuenta que era precisamente el corazón de la zona del iíz. Falló la inteligencia. Evidentemente. 105 115

Reforma, 29 de agosto de 1994.

Contrainsurgencia en el sureste mexicano 125

I , ( » que hacía el entonces presidente Salinas era deslindar a In presidencia de la República, la institución suprema en la historia del sistema político mexicano, y depositar la responsabilidad en instituciones menores, en poderes locales, en Lis deficiencias de los aparatos de inteligencia política. En 1993, la Secretaría de Desarrollo Social, que entoni es presidía Luis Donaldo Colosio, reportó la entrega de 130 mil millones de pesos viejos (130 millones de nuevos pesos) para un programa especial destinado al desarrollo productivo de 12 municipios de Chiapas, con prioridad especial en los municipios de Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas. Kn agosto del mismo año, la Sedesol entregó 40 mil millones de pesos viejos (40 millones de nuevos pesos) adicionales. "La pobreza es el reto a vencer en esta región", anunció entonces Colosio.""' Entre 1990 y 1993, el Pronasol había duplicado sus recursos en Chiapas de 236 millones a 445 millones 709 mil pesos.107 Chiapas fue la segunda entidad con más recursos del Programa de Solidaridad, sólo por debajo de Oaxaca. A pesar de la opinión generalizada de que Salinas no hizo nada para evitar el levantamiento armado de 1994, el gobierno federal sí aplicó una política definida contra el EZLN si se toma en cuenta que el capital invertido en el estado podría considerarse parte de una estrategia contrainsurgentc que privilegiaba el componente civil, mediante la labor social ejecutada por las dependencias federales, y colocaba en un plano secundario el componente militar. 106 107

La Jornada, 21 de agosto de 1993. El Universal, 7 de septiembre de 1993.

126 El enemigo interno

Contrainsurgencia en el sureste mexicano 127

Los sistemas de inteligencia militar habían probado que Las inversiones federales en Chiapas previas al alzamienun i^rupo guerrillero operaba en Las Cañadas chiapanecas. La to del EZLN constituyeron una parte del plan para desactivar! Información había sido entregada al presidente Salinas, en su a la guerrilla mediante la cooptación de las organizaciones \s susceptibles de abandonar el apoyo al movimien-! (•¡ilidad de jefe supremo de las fuerzas armadas. En la interjiictación castrense, los militares habían cumplido su labor to armado. i mi eficacia y esperaban órdenes. Y la orden que les llegó fue Al retirar al Ejército de la estrategia para enfrentar laya j iciirarse de las cañadas zapatistas tras el primer enfrentainnegable actividad guerrillera, el gobierno de la República niiento armado con las unidades de la guerrilla chiapaneca. marginaba a la única institución federal que tenía coherencia en su sistema de planeación y estabilidad en su organización. Ejercicio extremo del presidencialismo Entre 1988 y 1994 Chiapas contó con cinco gobernadores. El Gabinete de Seguridad Nacional sufría, además de la La interpretación tradicional sobre la falta de una adecuada ambigüedad legal en su mando, de inestabilidad: en el mispolítica gubernamental para prevenir y solucionar el conflicmo periodo hubo tres secretarios de Gobernación y se vivió to antes de que llegara a su fase armada se ha ubicado en el el reemplazo de los titulares de Marina y de Relaciones Exinterés de Salinas de no afectar la negociación del Tratado teriores, observándose también cuatro cambios semejantes cíe Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. en la Procuraduría General de la República. Esta perspectiva implicaría que el gobierno había tomaDurante el periodo salinista, la Secretaría de la Defensa do una decisión con plena conciencia de sus valores c imNacional fue la única que se mantuvo estable entre las inteplicaciones. Para él, era más importante la integración con grantes del Gabinete de Seguridad Nacional. A ello habría América del Norte que la solución de un conflicto regional que agregar que la respuesta de Salinas a la crisis de Cocontra una fuerza irregular, débil en términos militares y, rralchén, es decir, la ejecución de un plan de labor social e quizá, fácilmente aniquilable. inversión económica para desactivar las bases de la guerrilla, Existen indicios de que el ejercicio extremo del presidenresultó afectada por las rivalidades federales y estatales en cialismo salinista implicó una doble crisis para el aparato de cuanto al origen y administración de los fondos destinados a inteligencia: al crear el Gabinete de Seguridad Nacional y las comunidades. 108 luego el Centro de Información y Seguridad Nacional, Salinas culminó el desmantelamiento de las viejas estructuras 11)8 Para un análisis detallado de estas rivalidades y su efecto en la distripoliciacas que habían destruido el movimiento guerrillero bución de los fondos federales, véase Luis Hernández, El Cotidiano, númede los años setenta. ro especial sobre Chiapas, 1995.

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128 El enemigo interno

Sin embargo, con las nuevas estructuras se gestó un do nía de alta precisión del EZLN. I )espués de esa delación, el gobierno federal realizó la in.ivnr ofensiva militar que se haya registrado a lo largo del .niillicto armado. Nunca se pudo saber más de Morales 11.n ibay. Se decía que había salido a Estados Unidos, donde irsidía; su única aparición pública fue durante una entreusta televisiva realizada por los periodistas Bertrand de la (iiange y Maité Rico. Sin embargo, aunque está lejos de la mirada de la opinión pública, Morales Garibay-cuyo pseudónimo de guerra na comandante Daniel- sigue vinculado al conflicto chiapaneco, sólo que del lado del gobierno federal. Una fuente vinculada con los servicios de inteligencia nacional reveló documentos que narran con detalle la importancia real que tiene el comandante Daniel en la conuainsurgencia mexicana. Daniel se separó del EZLN en octubre de 1993, cuando salió de la selva con el pretexto de negociar un cargamento ilc armas proveniente de Centroamérica. Nunca más volvió. Marcos y el resto de los líderes zapatistas decidieron adelantar la fecha del levantamiento armado, inicialmente programada para el 21 de agosto de 1994. De acuerdo con esta fuente, Daniel es ahora un oficial del Ejército mexicano, con grado de capitán segundo de administración en intendencia y con funciones específicas en la Fuerza de Tarea de la Sección Segunda del Estado Mayor de la Defensa Nacional, la unidad que desarrolla las tareas de inteligencia militar en el combate a los grupos armados en

148 El enemigo interno

México: principalmente al EZLN, pero también al Ejércit Popular Revolucionario y al Ejército Revolucionario del Pu blo Insurgente. Según las revelaciones de esta fuente, Daniel se presen tó a principios de 1995 en las instalaciones del Estado yor Presidencial en Molino del Rey, en la residencia de Pinos. El ex combatiente pidió una entrevista con las autorn dades militares y dijo quién era él; de inmediato fue sometí* do a un interrogatorio exhaustivo por una nube de experto^ del Gisen y de la Sección Segunda del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Con anuencia del presidente de la República, asegura la misma fuente, el secretario de la Defensa Nacional ordenó ponerlo en resguardo de la Policía Judicial Federal Militar y se le otorgó el grado de capitán segundo. Daniel empezó entonces su nuevo trabajo: elaborar documentos informativos sobre el EZLN, describir quién era el subcomandante Marcos y aportar datos para la localización de militantes zapatistas y ubicación de arsenales y casas de seguridad, como las de Yanga, Veracruz. Toda la operación de febrero de 1995 se basó en la información que había proporcionado Daniel. El nuevo capitán segundo de inteligencia militar se ganó rápidamente el respeto de las altas autoridades del Ejército, narra nuestra fuente: Evidentemente, el desenmascaramiento del staff del KZLN y Marcos en febrero de 1995 por parte del presidente de la República causó gran revuelo y sorpresa, atribuyéndosele todo a las minuciosas investigaciones de la inteligencia militar, que adquirió el prestigio que tanto deseaba. De tal forma, Salva-

Desplíegue militaren Chiapas 149

tlor Morales Garibay había lavado la imagen del Ejército y se ((invirtió en un tipo respetado por las altas autoridades. Se le iccompensó con 3 mil dólares iniciales.

l'.l llamante capitán delató además a miembros del Sindicato Niu'ional de Trabajadores de la Educación y de la Ruta 100 romo integrantes de núcleos de abastecimiento del EZLN. La delación de Daniel llevó también a la captura del u unandante Germán, entonces el líder máximo del grupo iiimado. Según los datos que ofrece la fuente, Germán fue iii restado por agentes de la Policía Judicial Federal Militar, con respaldo del Grupo de Apoyo Táctico del Cisen y del llatallón de Operaciones Especiales. Daniel colaboró para descifrar una carta del subcomandante Marcos que narraba problemas del movimiento, "le enviaba saludos y le pedía icforzar enlaces con organizaciones gubernamentales y del extranjero". Debido a la presión de grupos no gubernamenlales y de partidos de oposición, Germán fue liberado. Desde entonces no se ha vuelto a saber más de él. Según la fuente, algunos judiciales federales militares le decían el "Dedo" a Daniel; otros le llamaban Chava. Morales (iaribay contaba así con nuevos amigos, los soldados dedicados a descubrir la identidad, organización, armamento, apoyos y refugios de los líderes del EZLN. La historia de Daniel ha sido al mismo tiempo la historia de la inutilidad de los servicios de inteligencia para detener o controlar un levantamiento popular que tiene sus raíces en siglos de injusticia y desigualdad. Muchos han sido los intentos de la inteligencia mexicana para destruir al EZLN. La fuente menciona algunos de los

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intentos más importantes: espionaje en parroquias y homilía de Chiapas y colonias populares del Distrito Federal; ofrecí miento de camiones nuevos a indígenas que delataran j Marcos y demás líderes del EZLN; uso de cerca de 25 mil fot» grafías aéreas y satelitales de la zona de conflicto, alguna donadas por los servicios de inteligencia estadounidense; y la colocación de micrófonos ocultos en Jas mesas de los dofJ mítorios zapatistas y las conversaciones de paz en San An«j drés Larráinzar. Daniel pasará a la historia como el más grande delator dm la guerrilla mexicana y como el oficial de inteligencia militar j que ayudó a salvar el prestigio del Ejército. Sin embargo, su |. traición fue insuficiente para terminar con un movimiento I social e indígena decidido a mantener su lucha armada hasni I que se sienten las bases para superar siglos de atraso, injus- f ticia y miseria.

Falla la ofensi va En la primera semana de febrero de 1995, luego de que el] Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y la sección de inteligencia militar del Ejército descubrieran la aparente identidad del subcomandante Marcos, la idea de una operación quirúrgica en la selva para atrapar a la cabeza del EZLN fue integrada al Plan Chiapas. El presidente Ernesto Zedillo y las fuerzas armadas diseñaron un operativo para detener sorpresivamente a Marcos y a los miembros del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN (CCRI-CG). Es pro-

liiihlc que haya ocurrido una falla, una "salida de informai n m " q u e originó el fracaso del operativo.123 Por segunda oca'iimi en menos de tres meses, el 9 de febrero el Ejército se un indujo de nuevo en la selva, ahora para "apoyar" a la Proi m.icluría General de la República en el cumplimiento de la i u den de aprehensión contra el subcomandante Marcos y los miembros del CCRI-CG. Sin embargo, los agentes del Minisu no Público Federal sólo parecían tener un papel secundaI H i en el despliegue de las tropas. Cientos de efectivos del batallón de paracaidistas llegaron ,i (juadalupe Tepeyac en decenas de helicópteros artillados, sin enfrentar resistencia zapatista. En unos cuantos días, el Ejército ocupó otros poblados como Nuevo Momón, San Andrés Larráinzar y La Realidad. El operativo cercó los 22 mil kilómetros cuadrados del territorio zapatista y se movió en círculos concéntricos para peinar la zona en busca de rebeldes. La movilización alcanzó los poblados El Prado y San Quintín, a unos 50 kilómetros de Ocosingo, al pie de las sierras de Corralchén y Livingstone. Llegaron reportes de combates en el poblado Nueva Estrella, que no fueron confirmados. Hugo Manterola, oficial del Ejército mexicano, murió por el disparo de un francotirador en las cercanías de Nuevo Momón. Sin embargo, testimonios de pobladores del lugar mencionaron que ese día hubo tiroteos, movilización de helicópteros e incluso bajas zapatistas.

121 Entrevista con Guillermo Garduño, especialista en estrategia militar y conferencista del Colegio de la Defensa Nacional y del Centro de Estudios Superiores Navales, marzo de 1995.

152 El enemigo interno

En La Grandeza, municipio de Ocosingo, murió en combate un presunto zapatista. Análisis militares del mando zapatista afirmaron que los movimientos ofensivos siguieron un patrón similar al descrito en los manuales de entrenamiento del Ejército mexicano: El cerco de fragmentación de disco consiste en atacar y separar a las fuerzas guerrilleras en tantas partes como sea necesario para conseguir la destrucción de cada una de ellas. Las dificultades que se presentan al ejecutar esta operación son: 1. Es necesario un alto grado de control para las armas de apoyo. 2. Se requiere una fuerza de importancia para efectuar la fragmentación, lo que puede causar el debilitamiento de las fuerzas que efectúan el cerco y de las reservas del área cercada. 3. Que la reacción del enemigo fanático será luchar hasta ¡ morir, lo que originará un alto número de bajas entre las tropas amigas. En este caso la fragmentación de las fuerzas enemigas se realizó al mismo tiempo que se construía el cerco. La entrada del Ejército por Altamirano tuvo el objetivo de dividir toda la zona de dominio zapatista en dos, lo que obligó al EZLN a moverse continuamente entre tropas enemigas. Evidentemente el Ejército esperaba que los zapatistas defendieran sus posiciones y de esa manera aniquilarlos. Sin duda éste fue el sentido de penetrar en la sierra de Corralchén desde San Miguel hasta la Grandeza, y el de la sierra de Livingstone y Cruz de Plata. Sin embargo el Ejército sabía que si los zapatistas se retiraban y penetraban en la selva no era posible

Despliegue militaren Chiapas 153

su aniquilamiento, pues no estaba en condiciones de perseguirlos. 124

I Isra impresionante movilización militar pareció quitarle la iniciativa al EZLN y lo obligó a sentarse a la mesa de negociaciones en condiciones de debilidad. Zedillo dijo ante la comisión plural del Congreso de la Unión, cuatro días después de la entrada de los soldados federales en la selva, que las acciones del 9 de febrero eran "un paso intermedio a la negociación" y que la solución al conflicto se daría por la vía pacífica. La ofensiva del Ejército mexicano tuvo también el objetivo de destruir la logística del EZLN. Las tropas, en su avance, sacaron el ganado de la zona, destruyeron todo Abastecimiento posible para los guerrilleros, contaminaron depósitos de agua y obligaron a los zapatistas a replegarse en la selva Lacandona. El periodo de sequía haría el resto. Miles de pobladores se desplazaron a la selva junto con los zapatistas por temor a la acción de los soldados. La presencia de las familias al lado de los rebeldes indicaba que, a diferencia de los guerrilleros de los años 70 que peleaban solos y aislados en la sierra, los zapatistas luchaban junto con sus familias. Las tropas se establecieron en poblados, ejidos, cabeceras municipales, y empezaron a desplegar las tácticas de "acción cívica" y "labor social" mediante atención médica a la población, entrega de despensas y agua potable. Estas medidas fueron introducidas en Chiapas con el fin de mejo124 Chiapas en el umbral de la guerra, op. cit., pp. 25-26. El documento cita el Manual de Adiestramiento para unidades del S.V. M., anexo VI, Fase de Destrucción.

154 EI enemigo interno

rar la imagen del Ejército, afectada durante los 12 días do enfrentamiento armado con los zapatistas en enero de 1994, Mediante la movilización de tropas regulares y fuerza,* especiales aerotransportadas, la ofensiva consiguió todos su,i objetivos militares, entre ellos la ocupación de las principa-j les bases zapatistas, pero no logró la captura de los dirigentes del EZLN. El Ejército ocupó tres de las localidades más importantes del EZLN: La Garrucha en Ocosingo, Morelia i en Altamirano y Guadalupe Tepeyac en Las Margaritas, mien-1 tras avanzaba hacia posiciones de la selva en las cañadas del la sierra de Livingstone y Cruz de Plata. 125 El Ejército mexicano obligó al desalojo de las posiciones zapatistas, fragmentó las fuerzas del EZLN, cortó sus vías de comunicación y destruyó sus rutas de abastecimiento lo-1 gístico. Militarmente, el EZLN quedó aislado en los reduc-J tos más inaccesibles de la selva; sin embargo, la influencia zapatista creció en Los Altos y en la zona noreste del estado,! mientras las protestas políticas, ciudadanas y no guberna-J mentales exigieron el fin de la ofensiva. No pareció en esta ocasión que las protestas pudieran evi-1 tarel despliegue militar. Por el contrario, el Ejército mexicano I desarrolló también acciones preventivas en la Sierra Madre I del Sur para evitar la apertura de un segundo frente de hosti- j lidades que distrajera a las fuerzas emplazadas en la selva I Lacandona.126 Según el documento de análisis militar men- I cionado, en los meses posteriores a la ofensiva el Ejército I instaló 39 campamentos principales en nueve rutas estraté- I gicas con un total aproximado de 40 mil efectivos (tabla 4.1). I 125 Ibid., pp. 24-26. >2«lbid., p. 26.

Despliegue militar en Chiapas 155

El gobierno evitaba dar cifras oficiales del número de efecnvos desplegados sólo en Chiapas. Tampoco informaba del número de efectivos dedicados a la lucha antiguerrillera en i I país, pero era un hecho que, junto con la ofensiva del 9 de lebrero de 1995, había movilización militar en Oaxaca, Gueiiero, la sierra Tarahumara de Chihuahua, la sierra Gorda de (Juerétaro y la de Zongolica, Veracruz. Lo cierto es que el descubrimiento de presuntas casas de seguridad y arsenales cu Yanga, Veracruz; Cacalomacán, Estado de México y el Distrito Eederal mostraban la extensión del plan contrainMirgente en toda la República. Se reportaron movilizaciones del Ejército en Tamaulipas y en la sierra de Nanchichitla, en el Estado de México. Al sureste, la campaña fue apoyada por electivos de la sexta región naval que comprende Oaxaca, (Guerrero y Chiapas. Un vocero de la Marina en la región dijo ;iracaidistas especializados en el combate en la selva, entren.idos para combates que se llaman de infiltración, para caminar de noche con aparatos de luz infrarroja, con modernos sistemas de comunicación, en pequeñas unidades. Uno no ubica tropas en ese terreno si no piensa atacar. Rl dispositivo (|ue están montando apunta ya a preparar un golpe contra la dirección del IÍZI.N. Para atacar a Marcos no van a usar tanques cíe guerra, van por unidades especiales que están ya colocando en esos puntos. 142 l'.n Chiapas se desplegaron al menos seis batallones de inl'iintería, dos regimientos de caballería motorizada, tres grupos de morteros y tres compañías no encuadradas. 141 Sólo menor a la demografía militar del Distrito Federal, (Ihiapas concentró el mayor número de jefes y oficiales en una sola entidad. Hacia 1997, había 3 generales de división, 11 generales de brigada y ala, 13 generales brigadier y dos generales de grupo. Aparte, se contaban 18 coroneles, 7 tenientes coroneles, 3 mayores, 2 capitanes primero y 7 capitanes segundo, concentrados en un solo estado. Por otra parte, el despliegue implicó el establecimiento de relaciones operativas orgánicas del Ejército con las corporaciones policiacas y de seguridad pública en Chiapas, que recibieron entrenamiento militar, así como la integración de bases de operación mixta (BOM), compuestas por unidades combinadas de la policía y el Ejército. 14/1 Carlos Montemayor, Chiapas, la rebelión indígena de México, Joaquín Mortiz, México, 1997, pp. 172-173. '"Jane 's World Armies, op. cit.

CUADRO 4.3. Fuerza de Tarea Arcoiris (febrero de 1997).

Fuerza de Tarea Arcoiris

Ubicación Tuxtla Gutiérrez

Agrupamiento Soto

San Quintín

Agolpamiento Llanderal

Nuevo Momón

Agrupamiento Baca

Altamirano

Agrupamiento Terán

Las Tacitas

Agrupamiento Herrera

El Limar

Agrupamiento Ballesteros

GuadalupeTepeyac

Agrupamiento Gaytán

Monte Líbano

Agrupamiento Aguilar

Ocosingo

Agrupamiento Lugo

Chanal

Agrupamiento Guevara

Bochil

Agrupamiento Monroy

Amatitlán

Nombre

Comandante General de división DEM Mario Renán Castillo General brigadier DEM Armando Soto Correa General brigadier DEM Guillermo Llanderal Cazares General de brigada DEM Jorge Baca González General de brigada DEM Carmelo Terán Montero General brigadier DEM Javier Herrera Barrera General brigadier DEM Jesús Ballesteros Topete General brigadier DEM Carlos Demetrio Gaytán Ochoa General brigadier DEM Rene Carlos Aguilar Páez

Coronel de infantería DEM Miguel Lugo Rodríguez General brigadier DEM Gustavo Adolfo Guevara General de brigada DEM Héctor Alfredo Monroy Plascencia

San Quintín Rancho Nuevo Agrupamiento logístico Elaboración: Jorge Luis Sierra. FUENTE: Directorio de la Secretaría de la Defensa Nacional, Estado Mavor de la Defensa Nacional, febrero de 1997.

170 EI enemigo interno

Estas fuerzas militares y policiacas completaron todo» los emplazamientos del Ejército en Chiapas: 5 zonas milita»! res, 39 posiciones estratégicas, 11 agrupamientos de la Fuerza de Tarea Arcoiris, 4 Grupos Aeromóviles de Fuerza» Especiales y una Fuerza de Intervención Rápida. A ellos habría que añadir la creación de nuevas bases aéreas militares en Ciudad Pemex, Copalar y Altamirano. Además de la base aérea de Tuxtla Gutiérrez, se construí yeron otras dos bases aéreas en la región, una en Ciudad Pemex, Tabasco (base aérea militar 16) y otra en el municipio de Copalar (BAM 17).144 Adicionalmente, la Región Aérea del Sureste, una de las tres regiones en que se divide el espacio aéreo militar mexicano, tuvo su matriz en la plaza de Tuxtla Gutiérrez. 145

Paramilitanzación del conflicto En la primera mitad de 1995 comenzaron dos procesos antagónicos en Chiapas: mientras las partes en conflicto se reunían en San Andrés Larráinzar para dialogar, la violencia añeja y arraigada de pistoleros y guardias blancas dio paso a ¡ la formación de ejércitos privados dirigidos como una fuerza de contención armada del EZLN. Los grupos paramilitares constituyen una evolución y el perfeccionamiento del sicariato y del fenómeno de las guar144 Antes de 1995 había 12 bases aéreas militares en el país. Para 2002 eran 19. 145 Secretaría de la Defensa Nacional, Informe de labores 1996-1997, op. cit.

Despliegue militaren Chiapas 171

ili.is blancas en el campo mexicano. Se distinguen porque i uní tan con una estructura militarizada, visten y operan como militares y emplean armas de uso exclusivo de las fuerzas (limadas. En la teoría militar, los paramilitares son "aquellos quipos que son distintos de las fuerzas armadas regulares de cualquier país o Estado pero que observan la misma organización, equipo, entrenamiento o misión que las primeras".14'1 Algunas investigaciones observan que el surgimiento de grupos paramilitares coincidió con la renovación del mando ilc la VII región militar. El general Mario Renán Castillo, considerado el autor de la doctrina contrainsurgente conicmporánea, reemplazó al general Miguel Ángel Godínez Bravo en febrero de 1995.l47 De acuerdo con los manuales de guerra irregular de la Secretaría de la Defensa Nacional, que escribió el propio general Renán, el "personal civil mililarizado" es fundamental para "destruir las fuerzas integradas por el enemigo y traidores a la patria con operaciones militares". 148 En la investigación legislativa citada se revela que, de acuerdo con la doctrina del Ejército mexicano, el comandante militar del área puede usar al "personal civil militarizado" para "apoyar en retaguardias, servir de informante, mediante recompensas u organizaciones secretas de información y servir de guía de tropas, camuflado o uniformado como militar". 14(1 John Quick, Dictionary of Weapons and Milítary Terms, McGrawHill, Estados Unidos, 1973. Citado en: Erubiel Tirado, La seguridad nacional en México, tesis profesional de licenciatura, UNAM, 1997. 147 Grupo parlamentario del PRD. Los paramilitares en México. Cuarto informe sobre las Fuerzas Armadas Mexicanas, Cámara de Diputados, LVII Legislatura del Congreso de la Unión, mimeo., México, abril de 1999. 1411 Ibid.

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Esa misma doctrina establece que el comandante (mili tar) del teatro de operaciones deberá emplear a la poblador! civil para localizar, hostigar y destruir a las fuerzas enemigasjl "El control de la población civil dosifica la labor social, el racionamiento táctico de medicinas y víveres, el aislamiento de bases ocultas de apoyo, organiza comités, prohibe reuniones, efectúa cáteos crónicos así como restricción de movimientos con verificación de identificación y eventualmentc toques de queda".149 Cada una de las medidas anteriores tuvo su aplicación práctica en Chiapas. Por ejemplo, algunas organizaciones no| gubernamentales denunciaron que personal militar uniformado cateaba casas en búsqueda de zapatistas, restringía movimientos de la población mediante retenes y patrullaba constantemente los alrededores de las comunidades simpatizantes del EZLN.150 El "personal civil militarizado" en Chiapas se manifestó principalmente en las regiones norte de la selva y Los Altos, donde el zapatismo tenía una influencia política importante. Un factor que apoya esta última observación es el hecho de que el jefe de la delegación zapatista en la mesa de diálogo de San Andrés Larráinzar, el comandante David, era al mismo tiempo el líder de los pueblos indígenas de Los Altos. El grupo paramilitar más importante en esta primera etapa de paramilitarización fue Paz y Justicia. Según documentos de inteligencia militar, este grupo se constituyó for14"

Ibid.

''>n Véase Coordinación de Organismos No Gubernamentales por la Paz, Militarización y violencia en Chiapas. Reporte de observación ciudadana, México, 1996.

lilimente el 5 de agosto de 1995 como un frente de ejidaI iiuos, campesinos y autoridades de los municipios de Salto i!H Agua, Tila, Túmbala, Yajalón, Sabanilla, Chilón, El Limar \o Limar, de carácter priísta, para "contrarrestar la actividad radical del PRD y de las células del EZLN".151 Aunque formalmente se creó para apoyar proyectos •ropecuarios en el estado, Paz y Justicia empleó su fuerza ilc mil 500 integrantes para "repeler posibles ataques de preMintas células del EZLN y defender intereses comunes aféemelos por el activismo del PRD, auspiciado por religiosos adscritos a la Diócesis de San Cristóbal de las Casas". Para inteligencia militar, "algunos integrantes de Paz y Justicia ivcurren al uso de las armas para hacer frente a los grupos i|i:c atentan en contra de su integridad (células del EZLN), incluso para defender sus propiedades".152 Paz y Justicia y Los Chinchulines, otro de los grupos pnramilitares de filiación priísta en el estado, ejemplificaron lo que Benítez Manaut llama la feudalización del conflicto ni Chiapas; es decir, el proceso por el cual el esfuerzo de contención del EZLN pasa del gobierno a las élites locales.1" (Ion la feudalización, el eje del conflicto derivó del enfreniamiento entre el Ejército y el EZLN a la generalización de la violencia entre zapatistas y simpatizantes del PRI, principalmente en el norte de la selva chiapaneca. 151 "Información sobre diversos aspectos en el área de Ops. Norte del i'stado de Chiapas", Documento de inteligencia militar, sin fecha.

'«/fa/d. 15:1 Raúl Benítez Manaut, Chiapas: el Estado y las Fuerzas Armadas ante /.i ¡nsurgencia, ponencia presentada en la Universidad de la Defensa Nacional en Washington, 11 de septiembre de 1998.

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La feudalización tuvo expresiones diversas, entre ellas el control político y territorial que ejercieron los grupos paramilitares. Según testimonios de indígenas ante organismos de derechos humanos, los paramilitares no sólo arrasaban caseríos y extendían la violencia, sino que impartían su propia justicia. Por ejemplo, Paz y Justicia enjuició a prisioneros acusados de ser miembros del EZLN o de salirse del PR1 para afiliarse al PRD. Los presos podían ser condenados al pago de multas, impuestos de guerra, la expulsión, la prisión o la muerte. 154 Otros testimonios indican que los paramilitares también se comportaban como autoridades de facto y controlaban las comunicaciones en su propia región. Los Chinchulines monopolizaban concesiones del transporte público, cobraban multas y realizaban detenciones. 155 En la medida en que eran expresiones del poder local y actuaban con impunidad, los paramilitares expandían un control feudalizado del territorio. Los seis grupos paramilitares identificados (Paz y Justicia, Chinchulines, FuerzasArmadas del Pueblo, Máscara Roja, Movimiento Indígena Revolucionario Antizapatista y Tomás Münzer), sumados a los cuatro que actuaban en forma anónima y otros grupos de civiles armados (Degolladores, Fuerzas Armadas del Pueblo, Alianza San Bartolomé de los Llanos y Primera Fuerza), extendieron su presencia en 25 de los 56 municipios de Chiapas donde se reconocía influencia del

I'./LN.156 Por su despliegue geográfico y político, se advertía que los paramilitares no buscaban ocupar el territorio control.ulo por las tropas del EZLN, sino rodearlo con un cinturón de \, contener su desarrollo y minar sus bases de apoyo. La geografía de los desplazamientos y acciones paramiInares permite desprender un primer despliegue estratégico como fuerza de contención en el norte de la selva, en los municipios de El Bosque, Simojovel, Sabanilla, Tila, Salto ilel Agua, Palenque, Túmbala y Yajalón. En esta zona ya se habían formado redes de poder local para enfrentar la lucha agraria que empezó desde 1974 con la sindicalización de trabajadores agrícolas en Simojovel y la toma y el reparto de i ierras. 157 Los fínqueros de esta zona organizaron grupos armados entre indígenas y campesinos afiliados al PRI que más larde se convertirían en las organizaciones Paz y Justicia y Los Chinchulines. Esta zona tiene importancia estratégica porque es además la puerta de entrada a la zona petrolera de Tabasco. El Kjército estableció un triángulo de control en esta zona con tres bases de operaciones mixtas Sabanilla-Salto del Agua, Ocosingo-Palenque y Sabanilla-Chilón. La entrada suroccidental de la selva, integrada por los municipios de El Bosque, Oxchuc, el lado occidental de Ocosingo y Las Margaritas, se convirtió en el segundo corredor paramilitarizado y fracturó en dos partes la expansión que el KZLN había logrado hacia las regiones Sierra, Fronteriza y

154 Denuncia sobre la instalación de una mesa de ajusticiamiento de Paz y Justicia, comunidad de El Limar, 9-11 de septiembre de 1995; Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez. Chiapas: la guerra en curso, febrero de 1998, p. 27. '"/fa/d, p. 25.

1Í(1 Paramilitares, grupos civiles armados en el estado de Chiapas e inii iativa de Ley de Amnistía, Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín l'ro, abril de 1999. 157 Luis Hernández Navarro, "Chiapas: cosecha sangrienta", en Militarización y violencia en Chiapas, op. cit., p. 55.

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Soconusco. En esta entrada a la selva, el grupo MIRA coexis-1 tía con un fuerte despliegue militar de seis agolpamientos j de la FFAy un GAFE, además de las tropas acantonadas en el cuartel general de la 39 zona militar en Ocosingo. Aquí ocurrieron algunas de las batallas más importantes entre el EZLN y el Ejército mexicano durante los primeros días de enero de 1994. La vigilancia militar se apoya en la construcción de una base aérea en Copalar. Otros grupos, como Máscara Roja, se desplegaron en un tercer corredor paramilitar ubicado en la región de Los Altos, donde el EZLN tiene una de sus zonas de influencia política más importantes. Los Altos, además de su orografía accidentada y abigarrada, se caracteriza por sus cultivos de café y las tierras dedicadas a la ganadería extensiva. Aquí ocurrieron fuertes conflictos étnicos, religiosos y políticos que produjeron oleadas de población expulsada y, tras iniciarse el conflicto armado, de indígenas desplazados de sus! lugares de origen. La presencia del Ejército en estas zonas no fue útil para desmantelar los corredores paramilitarizados y prevenir la violencia. Después del 22 de diciembre de 1997, fecha de la matanza de 45 indígenas en el poblado de Acteal, el Ejército estableció 13 campamentos en el área de operaciones de Máscara Roja, pero multiplicó sus efectivos y campamentos en los municipios de Las Margaritas y Ocosingo, precisamente en las zonas de desplazamiento del EZLN (Guadalupe Tepeyac, en Las Margaritas, y Las Tacitas, Monte Líbano, San Caralimpio y San Miguel, en la parte selvática del municipio de Ocosingo).158 '''"Chiapas: la guerra en curso, op. cit., p. 39.

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A diferencia de la experiencia colombiana, donde los grupos paramilitares sostenían combates contra las organizaciones guerrilleras y participaban en operaciones conjuntas con fuerzas militares, en México los paramilitares no enfrentaion directamente al EZLN, aunque con cada movimiento parecían provocar la réplica armada de los zapatistas. Por el contrario, sus ataques se dirigían contra la población civil. En sus primeros tres años de actividad, los paramilitares cu Chiapas provocaron la muerte de mil 500 personas y el desplazamiento de cerca de 10 mil de sus comunidades de origen. Esta estrategia minaba constantemente las bases de apoyo del EZLN. Para una guerrilla campesina como la zapatista, que se basa en la participación de las comunidades y en la preservación del carácter dual de sus integrantes (campesinos-soldados), la violencia paramilitar representaba un ataque directo a sus bases de apoyo con el fin de aislar a la dirección políticomilitar. A pesar de sus campañas para aplicar en la región la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, el Ejército federal pareció ser incapaz o carecer de la voluntad para desarmar a los grupos paramilitares. El hecho de que el gobierno negara su existencia agravaba la impunidad de estas organizaciones, pues las fuerzas de seguridad no estaban obligadas a desmantelar organizaciones que no existían oficialmente para las autoridades. Por su carácter clandestino, los paramilitares escapaban a los mecanismos institucionales de control y supervisión, ya de por sí débiles, de las fuerzas armadas. Esa condición hacía posible la impunidad y permitía al gobierno realizar operaciones contrainsurgentes sin arriesgar ni efectivos ni el pres-

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tigio del Ejército. Históricamente, el uso de paramilitaren j para contener la insurgencia armada ha ocurrido en seguidn de una crisis de prestigio del Ejército y de roces con la población civil. Después del uso de tropas contra el movimiento estudiantil y su culminación con la matanza de Tlatelolco en octubre de 1968, el Ejército deseaba restaurar su imagen y no verse inmiscuido en otras confrontaciones represivas.IM Años después de la aparición de estos grupos paramilitares, el gobierno mexicano seguía sin reconocer su existencia. Ese desconocimiento oficial resultaba similar al ejercido en los 70, cuando el gobierno negaba una y otra vez que existieran los Halcones o la Brigada Blanca. La feudalización de la seguridad en Ghiapas y la correspondiente debilidad de los controles federales facilitaban a estos grupos paramilitares establecer vínculos con narcotraficantes o aprovechar las ganancias del tráfico de drogas para financiar sus actividades. En la comunidad de Los Plátanos, por ejemplo, el control territorial priísta y paramilitar coincidía con el cultivo de marihuana. De comprobarse, este vínculo demostraría la asociación directa entre el narcotráfico y los paramilitares y serviría para explicar el abastecimiento de armas a estos grupos. Con la suspensión de las pláticas de paz en San Andrés Larráinzar desde febrero de 1996, la persistencia de la vio-j lencia paramilitar en el estado y la multiplicación de las "pequeñas guerras" que describe Benítez Manaut' 60 se constituyeron como la amenaza más importante a la estabilidad del estado y a la posibilidad de reanudar las negociaciones '''"'Wager, The Mexican Army, op. c/f., p. 275. "'" Op. c/f., 1998.

Despliegue militar en Chiapas 179

iln i^idas hacia una paz duradera. Con la disolución de la Comisión Nacional de Intermediación en 1998, no había ya poMbüidad de mediar entre dos partes que se acusaban mutuamente de la ruptura del diálogo y de provocar de nue\ las hostilidades armadas. Con el fenómeno de la feudali/;ición, las élites locales estaban en libertad de provocar ellas mismas el retorno a la guerra interna.

f }. La nueva ola guerrillera

II retorno de los fantasmas Con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el 1 de enero de 1994, y del Ejército Popular Revolucionario, el 28 de junio de 1996, se supo que la guerrilla nunca había sido conjurada del país. Los nuevos grupos guerrilleros cubrieron los boquetes de sus aparatos clandestinos, acopiaron mejores armas, uniformaron y entrenaron a sus filas, y lograron capacidad para lanzar ataques en masa contra estaciones de policía y campamentos militares. Ambos grupos formaban, sin duda, una guerrilla superior en organización y fuerza militar a cualquier otra que la haya antecedido en los últimos 30 años. La nueva generación de guerrilleros tenía una experiencia histórica inmediata. Estos luchadores eran hijos, nietos, hermanos de los campesinos masacrados o desaparecidos en los años 70. Las mismas familias y los mismos apellidos: los Cabanas, los Mesino, los Barrientes, los Nava, los Urióstegui. En Guerrero, el cuadro social y político era, en esencia, tam181

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bien el mismo: vecindad de la pobreza con la opulencia, aban» dono agrario, despojo a campesinos y ejidatarios, cacicazgos y violencia política (el PRD reporta el asesinato de 619 militantes entre 1988 y 1997).U)1 En los 30 años que siguieron a la muerte de Lucio Cabanas, poco se hizo para solucionar los problemas de fondo que favorecían el brote de grupos guerrilleros. No se adoptó ninguna estrategia de largo plazo, sólo acciones que, en el mejor de los casos, perduraban seis años o lo que durara el periodo de cada ejecutivo estatal. La Ley de Amnistía de 1978 que promulgó el gobernador Rubén Figueroa (1975-1981) alivió en parte la tensión social que dejó la liquidación del Partido de los Pobres en la Costa Grande del estado y fue un instru-1 mentó eficaz para cooptar a una parte de los sobrevivientes de la guerrilla. K)2 En esta entidad, el autoritarismo y la violencia eran la respuesta "normal" de las autoridades a las protestas populares. Gobierno tras gobierno, sometían a la población del Guerrero a una tensión permanente en la que abundaban I crímenes, ataques policiacos e imposición de proyectos en 1 perjuicio de sus habitantes más pobres. Sólo el gobierno del Alejandro Cervantes Delgado (1981-1987) buscó mejorar la relación con las organizaciones campesinas de la entidad medinte el estímulo a la producción de café y el control de I "''José Luis Piñeyro, Guerrero, ¿el retorno de la violencia política?, ponencia presentada en la conferencia "Estados de la violencia: los límites I de la soberanía nacional en México, Universidad de Londres, Inglaterra, I noviembre de 1997. 162

174.

La nueva ola guerrillera 183

MI precio en beneficio de pequeños cafeticultores. 163 El (gobernador formuló un Plan Guerrero con programas de fortalecimiento municipal, aulas comunitarias, crédito a la palabra, desarrollo integral de zonas cafetaleras y fomento de organizaciones campesinas. Sin embargo, el plan era una excepción entre las políticas privatizadoras del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), que arrasaron con todos los programas del viejo Estado benefactor y populista mexicano. El siguiente gobernador, José Francisco Ruiz Massieu (1987-1993), se encargó de desmantelar las políticas populistas de su antecesor y de promover el turismo de gran clase, de favorecer la construcción de fraccionamientos de lujo en Acapulco y de estimular la fractura de las organizaciones opositoras. Sus seis años de gobierno significaron el retorno de la violencia como principal forma de relación entre gobernantes y gobernados. Ruiz Massieu se apoyó en las fuerzas de seguridad pública y en los caciques para diezmar a la oposición perredista. Entre julio de 1988 y enero de 1990, 56 militantes del l'RD murieron asesinados en el estado.K>4 Cuando el conflicto poselectoral amenazó con volverse incontrolable, el presidente Carlos Salinas (1988-1994) envió tropas del Ejército para vigilar las calles de Chilpancingo y Acapulco. Ruiz Massieu tuvo que rendir su tercer informe de gobierno atrás de un contingente de 2 mil 500 soldados, 20 blindados y 40 convoyes de la policía militar."'5

Ibid. Ediciones Sinfiltro, México, 1996, pp. 159- I Armando Bartra, Guerrero bronco. Campesinos, ciudadanos y gue- \ en la Costa 1(11 Grande, >Mlbid., pp. 190-191.

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La violencia gubernamental alcanzó su expresión máxima con la masacre de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas, el 28 de junio de 1995, ya en el gobierno de Rubén Figueroa (1993-1996). Las imágenes videográfícas de la matanza, de hombres vivos que minutos después aparecieron muertos con el tiro de gracia, de la pila de cadáveres, de la multitud de policías, sacudieron al país entero. De esa masacre a la gestación de violencia contestataria sólo había un paso; un año después, México tenía ya una nueva fuerza guerrillera: el Ejército Popular Revolucionario. Desde su aparición pública, el 28 de junio de 1996, el EPR marcó un hito en la historia de dispersión y fracturas en las organizaciones guerrilleras mexicanas. Resultado de la fusión de 14 grupos armados, el EPR nació el 1 de mayo de 1995 como una organización estructurada capaz de emprender acciones armadas en el campo y en la ciudad, crear bases de apoyo logístico y contar con un grado de organización superior al de sus antecesoras.166 Sus manuales contenían técnicas especiales para luchar contra una fuerza regular, apoyada con tanques y helicópteros. Dos meses después de su aparición pública, el EPR demostró su capacidad de fuego: del 28 de agosto de 1996 a las diez de la noche, una formación de 100 elementos atacó el destacamento de la policía preventiva en el centro de la ciudad de Tlaxiaco y dejó a dos oficiales muertos y un civil herido. Dos horas más tarde, en La Crucecita, Huatulco, otro comando del EPR atacó las instalaciones de la Secretaría de u'6Piñeyro,

Guerrero, ¿El retomo de la violencia?, op. cit.

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Marina, de la policía preventiva, la policía municipal, la Procuraduría General de la República y la Secretaría de la I )cfensa Nacional. La ofensiva costó la vida de tres elemenios de la Armada, tres policías preventivos y dos civiles; además, un guardia municipal resultó gravemente herido. El combate fue cruento. Los cuerpos de seguridad repelieron la agresión y lograron matar a dos milicianos del EPR. Kl grueso de la columna guerrillera emprendió la retirada a bordo de camionetas de tres toneladas y de varios taxis que posteriormente fueron abandonados. En la capital Oaxaca, tiradores del EPR atacaron el cuaricl general de la 28a. zona militar y las instalaciones de la base militar aérea, ubicadas en el aeropuerto Benito Juárez. Un transeúnte resultó herido. Los militantes del EPR dejaron propaganda insurgente en la que se convocaba a los militares a unirse a su causa. Los desplazamientos del EPR indicaban agilidad y coordinación. A pesar de la muerte o la aprehensión de algunos de sus combatientes, el EPR demostró en su primera ofensiva que contaba con estructura, organización, efectivos, armamento y moral necesarios para hostigar a destacamentos policiacos y militares. En algunas de sus operaciones posteriores logró emboscar a generales que comandaban las zonas militares de Oaxaca y Guerrero. Esta guerrilla se atrevía a atacar a tropas del Ejército destacadas en Guerrero y Oaxaca, a pesar de su evidente inferioridad militar.

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PROCUP: treinta años en guerra El EPR no era entonces hijo de la improvisación ni, como dictaba el lenguaje de la izquierda de los años 70, del espontaneísmo. Los primeros trazos de su historia se remontan obligadamente a hechos que sucedieron tres décadas atrás. Decía Carlos Montemayor: México ha estado en guerra durante 30 años, casi de manera ininterrumpida. Lo que ha ocurrido a lo largo de esos 30 años ha sido la aparición y desaparición de un movimiento social permanente que, en su propia historia y en su propia expe- ' riencia, contiene los datos necesarios para entender por qué, cómo, de qué manera se fortalecen organizaciones como ésas."'7

Según los documentos del Partido Revolucionario Obrero j Clandestino-Unión del Pueblo que cita el periodista Ciro Gómez Leyva en su esbozo histórico del Partido Revolucio- j nario Obrero Campesino Unión del Pueblo (PROCUP), en 1964 se fundó el núcleo inicial de lo que 32 años después se convertiría en el EPR. Una figura clave en este proceso fue el tapatío Héctor Eladio Hernández Castillo, creador de brigadas de defensa en 1968 y fundador del Frente Estudiantil Revolucionario, que se disolvió para integrarse en la Liga Comunista 23 de Septiembre. Hernández Castillo murió enj acción el 10 de noviembre de 1978. Otra clave histórica se encuentra en el guerrillero guatemalteco, José María Igna167 Ciro Gómez Leyva, "La visión del PROCUP", periódico Reforma, pp. 14-16.

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i io Ortiz Vides, que llegó a México a principios de los años ) y fundó la Unión del Pueblo, junto con líderes de la Universidad Autónoma de Chapingo.168 Pese a la escasa y dispersa información que existe sobre la genealogía del EPR, pueden hallarse momentos fundamentales. Uno de los periodos más importantes fue 1964, año de su fundación, cuando adoptan sus planteamientos estratégicos: De 1964 a 1972 el PROCUP tuvo como objetivo estratégico la toma del poder por el proletariado; la lucha armada revolucionaria, como estrategia general, y las tareas estratégicas necesarias de esa etapa: consolidar el núcleo revolucionario y forjar la organización, el estudio del marxismo-leninismo, la reeducación y el reclutamiento."'1' En 1972, el PROCUP adoptó el lineamiento de la guerra popular prolongada, mantuvo el objetivo estratégico de la toma del poder por el proletariado y estableció nuevas tareas estratégicas como la consolidación del partido y el ejército popular; la movilización, unificación, organización y dirección de la voluntad de combate; la unidad de las fuerzas revolucionarias, así como la construcción de una economía, ideología y cultura nuevas que se irían conformando a lo largo de la guerra.170 Aunque varias fuerzas guerrilleras coincidían en sus programas revolucionarios y en sus objetivos estratégicos, la unidad orgánica entre ellas era casi imposible. Uno de los escasos procesos de unidad fue el acercamiento entre la '"" Ibid. "'"Mario Menéndez Rodríguez, "Habla el PROCUP", revista Por Esto!, No. 21 6, 4 de junio de 1 986. 1711 Ibid.

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Unión del Pueblo y el Partido de los Pobres en 1972, cuando ambos adoptaron los lincamientos de la guerra popular prolongada. Ésta se constituyó en una de las pocas simbiosis exitosas del movimiento guerrillero mexicano. No ocurrió así con otros movimientos. En marzo de 1973, el Partido de los Pobres respondió al llamado de unidad de la Liga Comunista 23 de Septiembre, pero se opuso a la idea de que "estaban maduras las condiciones para la revolución socialista". 171 En marzo-abril de 1973, por iniciativa de la Liga Comunista 23 de Septiembre, surgió el planteamiento de liquidar el periodo de dispersión. La intención era unificar a todos los "grupos y organizaciones revolucionarias en una sola, cualitativamente superior". 172 A pesar de que militantes de la Liga desarrollaron una militancia doble con la Unión del Pueblo, el PROCUP no aceptó la autoridad de la Liga ni compartió el llamado a la insurrección general y pronto abandonó el proceso de unidad. Sucedió lo mismo respecto a las pláticas con el Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), preparado militarmente en Corea del Norte. Pero el momento más importante para el PROCUP fue la fusión en 1976 con una fracción sobreviviente del Partido de los Pobres.'" En 1985, el PROCUP cumplía 21 años de haberse constituido. Contaba con una organización fachada, el Frente Nacional Democrático Popular, que dirigía Felipe Martínez Soriano, ex rector de la Universidad Autónoma de Oaxaca Benito Juárez, y tenía una penetración extraordinaria en orGómez Leyva, op. cit. 172 Menéndez Rodríguez, op. cit. 17i Esteve, op. cit., p. 83. 171

Ionizaciones radicales como el Frente Democrático Oriental Kmiliano Zapata o el Movimiento Proletario Independiente. Sin embargo, algunas acciones del PROCUP parecían dirigirse no contra las fuerzas del Estado sino contra los militantes de izquierda a quienes se acusaba de traición o abandono de los principios revolucionarios. En esas circunstancias ocurrieron acciones extrañas que nunca fueron investigadas, como el asesinato de Carlos Hernández Chavarría a finales de los 70 en Oaxaca; el crimen de Arturo Albores, dirigente de la Organización Campesina Emiliano Zapata, el 6 de marzo de 1989 en Tuxtla Gutiérrez, 174 o el secuestro de Amoldo Martínez Verdugo, el 22 de febrero de 1985 en la ciudad de México. Hechos como éstos causaron una profunda desconfianza entre las organizaciones sociales de la época. El PROCUP, y las organizaciones asociadas con él, estaban consideradas como entidades espurias, capaces de dañar o agredir a otras que disentían de sus puntos de vista, y con las que nadie dentro de la izquierda mexicana quería tener trato alguno. La excepción fue el Partido de los Pobres. En 1990, un comando del PROCUP-PDLP distribuía propaganda en el periódico La Jornada cuando en un incidente trágico para el diario y para la propia organización guerrillera, los miembros del comando ejecutaron a un vigilante que intentó detenerlos. El crimen sucedió casi a las puertas del periódico y provocó el repudio general. En lugar de la difusión de sus ideas, el PROCUP consiguió un aislamiento extremo. 174 Jorge Luis Sierra, "Marisela, la viuda de Albores. Violencia acrecentada en el agro chiapaneco", suplemento Doble jornada, periódico La Jornada, 6 de noviembre de 1989.

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El gobierno aprovechó la ocasión y los conocimientos contraguerrilleros de Salomón Tanús, director operativo de la Policía Judicial y uno de los hombres de la vieja Brigada Blanca. Empezó entonces una cacería de brujas contra la disidencia política mexicana. Decenas de luchadores sociales fueron detenidos, sus casas allanadas, sus familias amenazadas. El aparato contrainsurgente calentaba de nuevo sus] motores sombríos. El 12 de junio de 1990 los judiciales detuvieron a David Cabanas Barrientos, hermano de Lucio, el dirigente caído de la guerrilla guerrerense. La dirección política y militar del PROCUP sufrió un golpe muy fuerte. Al día siguiente, la policía detuvo a Ana María Vera Smith y unas horas después a Felipe Edgardo Canseco, Blanca Lilia Muro y Victoria Osuna. 175 Felipe Martínez Soriano fue detenido semanas después. Con la detención de sus principales dirigentes, se consideró que el PROCUP estaba descabezado y sus filas desmembradas. Sin embargo, la policía y el Ejército carecían de información para afirmar con certeza que habían acabado con la organización guerrillera. Ese mismo año, en 1990, el general Mario Arturo Acosta Chaparro, un baluarte de la contrainsurgencia mexicana, entregó a inteligencia militar, la sección 2 del Estado Mayor de la Defensa Nacional, un recuento completo sobre la guerrilla mexicana. En él se afirmaba: "En lo que respecta al PROCUP, se puede decir que es, quizá, la organización más peligrosa en México, sobre todo por el tipo de actividades que lleva a cabo en la clandestinidad, así como por la línea violenta que lo caracteriza en el manejo de explosivos. Son ocho años que no se tiene información fidedig175

Gómez Leyva, op. c/f.

u.i de los miembros componentes de esta organización, como de sus actividades."176 Acosta Chaparro mencionaba que entre 1988 y 1989 se habían incrementado los asaltos bancarios y los secuestros. Dijo el militar especializado en contrainsurgencia: "La forma de actuar de los grupos subversivos ha vanado. Se prevé MI concentración al área urbana (es más difícil derrotarlos). I íisfrazan sus actividades como delitos del orden común. No NO atribuyen ninguna acción. Combinan lo legal con lo ilegal (en organizaciones políticas y grupos clandestinos, respectivamente)." 177 Más adelante, el general Acosta escribió sus conclusiones militares: Debido a la forma de actuar de los subversivos (urbano, clandestino y dentro del marco delictivo general), será más difícil combatirlos. En los últimos años no hubo seguimiento de acciones subversivas, la mayoría de las actividades se orientaron hacia el narcotráfico. Por lo tanto, no se tienen registrados nuevos nombres de integrantes y dirigentes de grupos subversivos. Se ha extraviado documentación confidencial y no se ha archivado apropiadamente en la SDN, por lo tanto se dificulta encontrar antecedentes. Aunque actualmente hay condiciones políticas, económicas, sociales y militares más propicias que en 1968 para desarrollarse la subversión, ésta todavía no se manifiesta violentamente. 178

'"'Acosta Chaparro, op. c/f., p. 54.

'"/fa/d. "Rlb¡d.

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Aunque una parte de su dirección fue detenida en 1990, el PROCUP contaba con una estructura sólida que garantí/aba su sobrevivencia. Tenía una publicación Proletario, periódico de construcción, que cumplía ya 15 años de existencia; a partir de su número 46, la edición del Proletario dejó de ser tarea de una comisión para convertirse en una tarea descentralizada. Cada instancia partidista en cada región, zona o localidad del país debía hacerse responsable de la búsqueda de las condiciones necesarias para su publicación. El PROCUP mismo afirmaba que "la impresión en tales condiciones expresa el grado de desarrollo en diversos aspectos de las instancias ya mencionadas y del partido en su conjunto". 179 El golpe a la dirección del PROCUP no significó la muerte de su mando estratégico. En 1995, cinco años después de ese episodio, el PROCUP pudo reorganizar sus fuerzas, sumar las de una fracción del EZLN y crear un nuevo partido, el Partido Democrático Popular Revolucionario y otro grupo armado, el Ejército Popular Revolucionario.

EPR: nueva amenaza, viejas respuestas El EPR supo recuperar las experiencias de su grupo antecesor, el PROCUP, y continuó la adaptación de la vieja estrategia de la guerra popular prolongada a las circunstancias mexicanas. ^Proletario, periódico de construcción, PROCUP-PDLP, núm. 47, año XV, 1990.

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Una de las mejores caracterizaciones del EPR se sistemaii/,ó en un documento de diagnóstico del gobierno de Oaxa• .1 durante la administración de Diódoro Carrasco:180 El EPR ínrma parte de una tríada compuesta por un ejército, el EPR; un partido, el Partido Democrático Popular Revolucionario, y un frente de masas, según el documento, el Frente Amplio l»ara la Construcción del Movimiento de Liberación Nacional. Con esos tres elementos se constituye la estrategia político-militar de la guerra popular prolongada. De acuerdo con el documento citado, el mando estratégico del EPR se integraba principalmente con la dirección del PROCUP-PDLP y de segmentos del Frente Centro Orienlal de las Fuerzas de Liberación Nacional que no acompañaron al EZLN en su levantamiento armado del 1 de enero de 1994. El diagnóstico gubernamental oaxaqueño ubicaba al EPR en la etapa de preparación, la primera de las cuatro, de la guerra popular prolongada (GPP): 1. Etapa de preparación. Formación de destacamentos del futuro ejército popular y utilización de tácticas de autodefensa. El objetivo estratégico de esta etapa es la formación de comandos. El mando estratégico selecciona y prepara el territorio, además del momento adecuado para estallar la GPP. Se evitan los combates, y los brotes armados son dispersos y aislados. 2. Inicio déla GPP. El objetivo estratégico de esta etapa es la formación del ejército popular. Se requiere el apoyo ""'Gobierno constitucional del estado de Oaxaca, Oaxaca, el conflicto y el proyecto, Centro de Estudios Gubernamentales.

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de una parte de la población civil (bases de apoyo)! Una correlación de fuerzas desfavorable para el grupl armado determinaría el uso de ofensivas tácticas de de»i plazamiento rápido, consideradas como la guerra clf guerrillas. El territorio propicio para la GPP está selco cionado y ocurren estallidos insurreccionales localcd, como el zapatista del 1 de enero de 1994. 3. Nivelación defuerzas militares. El ejército popular ha crecido, pasa a ser un ejército regular cuya táctica princi» pal es la guerra de movimientos y conforma una etapl superior de la guerra de guerrillas. 4. Ofensiva estratégica. La correlación de fuerzas se vuelvo favorable al mando estratégico de la GPP y se posibilita la ofensiva del ejército popular mediante una guerra de posiciones y control de amplias /onas territoriales. Según el documento oaxaqueño, el mando estratégico con-l cebía al EPR en la primera etapa de la GPP. Desde 1996, añoj de su aparición pública, el EPR pugnaba por superar la primera etapa de preparación de las fuerzas militares y pasar a la segunda, de inicio de la GPP. Según el mismo documento, el EPR delimitó sus accio-J nes en dos grandes polígonos de Oaxaca cuyos vértices quedarían definidos por las poblaciones siguientes: Polígono A: Tlaxiaco, Putla de Guerrero, Cacahuatepec,] Pinotepa Nacional, Jamiltepec,Tututepec, El Maguil, Coso-' altepec, Santa María Huatulco, M i h u a t l á n , Santa Cruz Mixtepec, San Miguel Piedras, San Bartolomé Yucuañé y Tlaxiaco.

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Polígono B: Santa María Huatulco, Piedra Mora, Chalupa, San Juan Lajarcia, San Luis del Río, Ocotepec, Pro¡rcso, Mihuatlán y Santa María Huatulco. Las zonas elegidas en Guerrero se ubicaban principalmente en las costas Chica y Grande, en tanto que se consideraba a las huastecas veracruzana e hidalguense zonas propicias para el desarrollo de la guerra popular prolongada. Según un informe del Grupo de Coordinación EPR del gobierno federal, creado específicamente para contener a ese grupo armado, las áreas de influencia eperrista incluían ;i Chiapas, Michoacán, la Sierra Negra (Puebla y Veracruz), Tamaulipas, Valle de México y la Huasteca (Hidalgo y Veracruz). 181 La acción del EPR en Guerrero y Oaxaca extendió el conflicto armado en casi todo el sureste del país. Con la presencia del EZLN en Chiapas y la frontera con Tabasco, toda la región quedó sumida en un potencial extraordinario de violencia. A finales de 1996, el gobierno mexicano detectó la presunta existencia de otras organizaciones armadas. Según el Grupo de Coordinación EPR, se presumía la posible existencia del Ejército Revolucionario de Insurgencia Popular (ERIP), Ejército Popular Magonista (EPM), Frente Armado para la Liberación de los Pueblos Marginados de Guerrero (I'ALPMG) y Milicias Insurgentes-Ricardo Plores Magón (MI-RFM). El gobierno del presidente Zedillo respondió al EPR con "toda la fuerza del Estado", tal como lo había mencionado Emilio Chuayffet, secretario de Gobernación cuando el EPR apareció públicamente en 1996. "" Gobierno federal, Informe GCEPR, mimeo., s/f.

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Según el informe del GCEPR, el gobierno federal estableció un esquema de atención y seguimiento que permitió acotamiento del EPR y de sus organizaciones afines. Las lineas de investigación y de acción se adecuaron a los avances obtenidos y en función de los acuerdos del Gabinete de Seguridad Nacional. El GCEPR establece tres fases en la estrategia gubernamental de contención del EPR: • 28 de junio de 1996. Reactivación del Grupo de Coordinación Guerrero (GCG) y adecuación del Grupo Antiterrorista (GAT) y del Grupo de Coordinación Huasteca (GCH). • 1 de septiembre de 1996. Estrategia General de Atención al EPR. El Gabinete de Seguridad Nacional definió esta estrategia con el fin de aprovechar al máximo los recursos federales y estatales. Se estructura el j GCEPR con representantes de diferentes dependencias de la Secretaría de Gobernación: el Cisen, Asuntos Jurídicos, el Instituto Nacional de Migración y el j Sistema Nacional de Seguridad Pública. Participan además las secretarías de la Defensa Nacional, de Marina-Armada de México y de Comunicaciones y Transportes (Policía Federal de Caminos); las secretarías de Seguridad Pública del Distrito Federal y del Estado de México, así como las procuradurías mexiquense, del DF y General de la República. • 5 de noviembre de 1996. Programa General de Atención al EPR. El Gabinete de Seguridad Nacional aprobó este programa, que señala acciones, responsables y

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fechas de cumplimiento por dependencia y nivel de gobierno participante. Según el documento, se definieron tres vertientes: jurídicopenal, político-social y de comunicación social. Como complemento se estableció un esquema de control y seguimiento y una línea de acción dividida en dos niveles de operación interinstitucional: un grupo de dirección y consulta y un grupo de coordinación por cada una de las vertientes apuntadas. También se acordó constituir Grupos Estatales de Atención al EPR (GEA-EPR) para estrechar la coordinación entre autoridades federales y estatales. La coordinación operativa en el seno del GCEPR y de los GEA-EPR contribuyó a fortalecer las acciones de inteligencia e investigación. Las dependencias federales y los gobiernos estatales mantuvieron sus trabajos en el marco de la Estrategia de Atención al EPR. Resaltan los operativos de seguridad y las medidas de prevención desarrolladas para desarticular y contener, respectivamente, al EPR. De acuerdo con el documento, los avances más significativos en la vertiente jurídico-penal se expresaron en el desmantelamiento de las redes del EPR de Guerrero y Oaxaca. En Oaxaca se confirmó como principales mandos del EPR a diez personas y se generaron líneas de investigación en torno a familiares y personas relacionadas con los militantes en la clandestinidad. Asimismo, se reclutaron informantes con buenos niveles de acceso a la dirección del EPR. También de acuerdo con el documento citado, en Guerrero se logró reclutar a un miembro de los cuadros medios del EPR. Se generó un proceso de inducción a otro miembro del

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EPR que opera en Atoyac de Álvarez y se trabajó en la Costa Grande con el fin de ubicar y reclutar a potenciales miembros del grupo armado. En el valle de México se desplegó un operativo de vigilancia y seguimiento de 44 objetivos relacionados con el EPR, con cobertura técnica y esfuerzo de establecimiento de fuentes vivas. Se integraron los GEA-EPR en 10 entidades federativas y se adecuaron los grupos de coordinación Chiapas, Guerrero, Tabasco y Huasteca. Así mismo la Sedeña integró el Grupo Especial de Operación e Inteligencia; se conformó el Grupo Interinstitucional de Mando de Policías Federales y se dio seguimiento a programas de seguridad a instalaciones estratégicas (GCIE). El documento indica que el GAT, en coordinación con los gobiernos estatales, mantuvo el seguimiento de 53 objetivos prioritarios y contaba con 107 órdenes de aprehensión (en la mayoría de los casos con fotografía o retrato hablado). Los grupos operativos realizaban investigaciones para ubicarlos y aprehenderlos. Se ejecutaron también órdenes de aprehensión, operativos de vigilancia y disuasión en zonas donde el EPR había realizado acciones propagandísticas y persistían rumores sobre la presunta existencia de gente armada. El gobierno elaboró procedimientos sistemáticos de operación para que las autoridades competentes actuaran en caso de producirse incidentes relacionados con el EPR (propaganda, agresiones, toma de radiodifusoras o embajadas, aprehensiones, rumores, etcétera).

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Según el documento, se desarrolló un programa de atenlión emergente relacionado con el equipamiento de armamento y municiones destinado a los cuerpos de seguridad pública estatales, por el que se entregaron 2 mil 400 armas cortas y un millón 287 mil municiones (con un valor equivalente a casi 7 millones de pesos) a los estados de Jalisco, Michoacán, México, Mótelos, Oaxaca, Puebla, Veracruz y SSP-DE El documento se ufanaba de presuntos éxitos gubernamentales contra el EPR: la reacción operativa le permitía al gobierno buenos niveles de percepción y previsión de las acciones del EPR, lo que seguramente ha influido en su acotamiento. Sin embargo, se necesitaba fortalecer el apego de la actuación operativa a los procedimientos sistemáticos de operación relacionados con incidentes del EPR (por ejemplo, detenciones en flagrancia, celeridad en la apertura de averiguaciones previas ante actividades del gtupo subversivo, etcétera).

Despliegue del Ejército mexicano De acuerdo con los primeros documentos difundidos por el EPR, el Ejército respondió con una concentración estratégica de fuerzas y medios, desplegó los recursos técnicos y metodológicos de la guerra de baja intensidad y combinó la guerra psicológica, la acción económica y las actividades militares. IÍÍZ "'2 Partido Democrático Popular Revolucionario y Ejército Popular Revolucionario, "Sobre la situación militar", El Insurgente, órgano de análisis y difusión, año I, núm. 1, septiembre de 1996, p. 65.

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Según el EPR, la respuesta del Ejército mexicano tuvo dos fases: la primera consistió en la distribución de sus fuerzas en el terreno para tener una posición militarmente veniii* josa, controlar los lugares estratégicos (vías de comunicación, núcleos de población, algunas elevaciones), obtener información, controlar a la población, conocer ei terreno, cortar hi logística del EPR y desarrollar y formar redes de inteligencin, La segunda fase buscaría victorias militares. Una vez detectadas las unidades del EPR, el Ejército intentaría fijarlas al terreno y obligarlas a un combate frontal en el que podrían obtener rápidamente una clara superioridad táctica. 183 El EPR asegura que evitó presentar un frente definido al Ejército. "Ante la concentración estratégica del enemigo hemos respondido con la dispersión táctica, golpeando con unidades pequeñas, que han nulificado su capacidad de fuego, evidenciando su lentitud, su incapacidad de resolver la contradicción que se le presenta entre dispersarse o concentrarse." 184 El Ejército desplegó en las dos zonas militares que componen la IX región militar siete batallones de infantería, un batallón de infantería de operaciones especiales, un grupo de morteros de 81 mm y tres Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales, además de la base aérea en Pie de la Cuesta. En Oaxaca, que también contaba con una región y dos zonas militares, el Ejército movilizó siete batallones de infantería, dos regimientos de caballería motorizada, uno de artillería, tres Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales y dos bases aéreas. "" Ibid. Ibíd.

184

La nueva ola guerrillera 201

A este despliegue estratégico del Ejército habría que ni;rcgar las unidades de superficie y los batallones de infantería de marina de la Armada de México. En Guerrero se localizaba el 18° batallón de infantería de marina con tres compañías de fusileros y una de armas de apoyo. La decimoctava flotilla en Guerrero contaba con un buque de guena anfibia clase Panuco, el buque A-02, dos cañoneros de la clase AWR, dos destructores clase Gearing, el E-01 (luitláhuac, así como cuatro patrullas de la clase Azteca. En Oaxaca, la Armada de México tenía desplegado el 20" batallón de infantería de marina en Salina Cruz, con tres compañías de fusileros y una de armas de apoyo. La vigésima flotilla tenía un remolcador, el buque A-51 Huitzilopochtli, cuatro guardacostas clase Auk, los buques C-70 Leandro Valle, C-72 Mariano Escobedo, C-73 Manuel Doblado y C-79 Valentín Gómez Farías, además de cuatro patrullas de la clase Azteca. La división territorial militar era la siguiente: VIII región militar en Ixcotel, Oaxaca. A. 28a zona militar. a. Cuartel general en Ixcotel, Oaxaca. b. 18° batallón de infantería en Ixcotel, Oaxaca. c. 47° batallón de infantería en Pinotepa Nacional, Oaxaca. d. 54" batallón de infantería en Puerto Escondido, Oaxaca. e. 95° batallón de infantería en Juxtlahuaca, Oaxaca. f. 13" regimiento de caballería motorizado en Ixtepec, Oaxaca.

202 El enemigo interno

g. 14° cuerpo de infantería de defensas rurales en Ixcotd, Oaxaca. B. 29a zona militar. a. Cuartel general en Minatitlán, Veracruz. b.3er batallón de infantería en Minatitlán, Veracruz. c. 36° batallón de infantería en Minatitlán, Veracruz. d.82° batallón de infantería en Ixhuatlán, Veracruz. e. 6" regimiento de artillería en Matías Romero, Oaxacii, f. 6° regimiento de caballería motorizada en Loma Boni ta, Oaxaca. IX región militar en Cumbres de Llano Largo, Guerrero. A. 27a zona militar. a. Cuartel general en Cumbres de Llano Largo, Guerrero. b. 19° batallón de infantería en Petatlán, Guerrero. c. 48° batallón de infantería en Cruz Grande, Guerrero. d.49° batallón de infantería en Petatlán, Guerrero. e. 56° batallón de infantería en Acapulco, Guerrero. f. 4° grupo de morteros de 81 mm en Cumbres de Llano Largo, Guerrero. B. 35a zona militar. a. Cuartel general en Chilpancingo, Guerrero. b.27° batallón de infantería en Iguala, Guerrero. c. 40° batallón de infantería en Altamirano, Guerrero. d.50° batallón de infantería en Chilpancingo, Guerrero. e. 93° batallón de infantería de operaciones especiales en Chilpancingo, Guerrero. f. 6° cuerpo de infantería de defensas rurales en Chilpancingo, Guerrero.

La nueva ola guerrillera 203

A pesar del despliegue estratégico del Ejército, la Fuerza \rica y la Armada de México, los éxitos militares contra el l l'R se antojaban escasos. Esta fuerza guerrillera podía opei u, realizar acciones, cometer secuestros, atacar puestos policiacos y militares, y después volver a cubrirse con el manto Je una clandestinidad muy efectiva. Según un reporte de mieligencia militar citado en la prensa mexicana, las bajas ile las Fuerzas Armadas eran mayores y más significativas que Lis infligidas al grupo rebelde. El reporte es breve, pero deja ver las dificultades del Ejército para combatir a un enemigo móvil e invisible en un frente de guerra indefinido. Consignaba el periodista Carlos Marín: En enfrentamientos, han resultado muertos 10 efectivos del Ejército, cuatro de la Armada, 24 policías, tres civiles -41 en total-, frente a 17 "agresores" del KPK y 11 del KRPI, en total 28. Las fuer/as armadas y de seguridad pública registran más heridos que los guerrilleros: 37 del Ejército, seis de la Armada, 18 policías, más cuatro civiles -65 en total-, frente a 12 del KPK y del KRPI. Los detenidos suman 155 del KPK y 14 del KRPI. Adicionalmente, por falta de pruebas y libres bajo fianza están fuera de la cárcel 83 presuntos eperristas y 25 erpistas. lto

Kl EPR tuvo su periodo más álgido de operaciones políticomilitares en 1996. En Guerrero, este grupo realizó 17 acciones armadas a partir de junio, mes de su aparición (tabla 5.1). 1(15 Carlos Marín, "Resumen de muertos, heridos y detenidos en las agresiones del EPR y ERPI, elaborado por la Sección Segunda del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa, 16 de diciembre de 1998", Revista Proceso, número 11 57, 3 de enero de 1999.

I

204 El enemigo interno TABLA 5.1. Acciones del F.PR entre el 28 de junio de 1996 y el 24 de abril de 1997. Apariciones Hostigamiento Comunicado Propaganda Muertos Heridos públicas militar 45 24 128 502 29 52 (Sddlíl'R) (¿del KM) Elaboración propia con información del Grupo de Coordinación EPR.

Al año siguiente realizó 32 operaciones, pero sólo 2 en la primera mitad de 1998.I8 Una probable razón de esta tendencia a reducir su actividad armada fue, sin duda, el despliegue de la policía y del Ejército en las comunidades serranas de la Costa Grande. La violencia se extendió después a la Costa Chica, La Montaña y Tierra Caliente, 187 Un informe del GCEPR, fechado el 25 de abril de 1997 reportaba la situación prevaleciente: El IÍPR se encuentra de tacto en una nueva fase de propaganda, sin el anuncio formal como ocurrió en sus dos campañas anteriores. En el plano militar, mantiene su concepto de "autodefensa armada" que no pretende ser defensivo, sino operar en la medida en que sus fuer/as sean hostigadas por corporaciones policiacas o efectivos militares. En !o político, la estrategia del grupo subversivo se orienta fundamentalmente a proyectar ante la opinión publica una imagen de no-violencia de su movimiento, con el fin de avan""'La violencia en Guerrero y Oaxaca, Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, enero de 1999, p. 14. 11(7 íbid., p. 12.

La nueva ola guerrillera 205

zar en la consolidación de una base social de apoyo. Para ello, intenta fortalecer su proyecto de creación de una Comisión de la Verdad que investigue la situación del Estado de Derecho en el país; además de asumir un discurso supuestamente conciliador al señalar que no obstaculizará el desarrollo de los comicios federales de julio próximo y convocar a la sociedad mexicana a votar. Adicionalmente se percibe la intención del grupo subversivo por continuar aprovechando coyunturas específicas para mantenerse en el ánimo de la opinión publica. En esta lógica, sobresale el comunicado que refirió el 23 de abril la agencia de noticias Reuters, adjudicado al "comandante Ricardo", miembro de la comandancia zonal en el estado de Oaxaca, donde señala su "disposición de combate en solidaridad con el comando MRTA" abatido en la casa del embajador de Japón en Lima, Perú, con lo que buscaría imprimir resonancia internacional a su movimiento, con base en un discurso latinoamericanista y antiimperialista. En el ámbito regional sobresalen los siguientes aspectos: Guerrero: La entidad se mantiene como uno de los principales escenarios de actuación del KPU. En las últimas semanas destaca el incremento de sus acciones propagandistas (emisión de comunicados, distribución de documentos y videos, así como acercamientos directos con la población). En este marco, el grupo subversivo mostró su interés protagónico al intentar capitalizar la coyuntura del primer informe del señor Gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero (cuarto del periodo constitucional), para incrementar sus cuestionamientos en contra de las autoridades estatales.

206 El enemigo interno

Al respecto, destaca la emisión de dos comunicados del En el primero, cuestiona al mandatario estatal sobre la sin puesta existencia de "cárceles clandestinas" en la entidad, efl las que presuntamente se registran casos de tortura y desapur!» ción, como los de Rafael (Andrés Tzompaxtle Tecpile) y Joi^e Salas Dircio. Con base en ello, el grupo subversivo cuestiona ln existencia del Estado de Derecho en la entidad y en el país, En el segundo, se pronuncia en contra del contenido ilol Informe de Gobierno al señalar que "la verdadera intención del gobierno estatal no es solucionar los problemas de los gue« rrerenses, sino evitar que se desborde el descontento popular", Por otra parte, sobresalen las apariciones públicas del gru« po subversivo en los municipios de San Marcos (15 de abril) y Ahuacor/ingo (18 de abril), en las que establecieron contacto directo con la población, a la que invitaron a sumarse u su movimiento. Conviene señalar que según el ICPR sus miembros sostuvieron un supuesto enfrentamiento con efectivos del Ejército Mexicano en el poblado Las Mesas, municipio de San Marcos, donde aún se realizaban acciones cíe propaganda. El grupo subversivo señala que sus unidades se replegaron a sus posiciones en el monte, sin ninguna baja. Adicionalmente, el 18 de abril, el KPR envió un paquete de comunicados difundidos con anterioridad a 23 reporteros y| columnistas del Diario 17 de Acapulco, quienes manifiestan su interés por "establecer puentes de comunicación" para con«| tribuir al esclarecimiento y análisis oportuno de sus planteaJ mientos. 18s ""'Gobierno federal. Grupo de coordinación Ejército Popular RevolJ cionario (GCEPR), Informe de avances vertiente jurídico penal, 25 de abril de 1997.

La nueva ola guerrillera 207

Los golpes contra el EPR se multiplicaron. La organización ile la contrainsurgencia alcanzó un alto grado de efectividad represiva con el Grupo Antiterrorista (GAT), un grupo de coordinación operativa creado en 1995 con las secretarías de (iobernación, Defensa Nacional, Marina-Armada de México y Comunicaciones y Transportes junto con la Procuraduría General de la República y la Dirección de Protección del ('entro de Investigación y Seguridad Nacional. 189 El eperrismo recibió golpes fuertes en Oaxaca, sobre todo en su principal radio de acción, ubicado en la región Loxicha. Los constantes patrullajes de la policía judicial, el oficio de la inteligencia militar y el asentamiento de las bases operativas mixtas (BOM), que eran verdaderas guarniciones conformadas por distintas corporaciones policiacas y militares, coadyuvaron mucho para obstaculizar la movilidad rebelde y acotar sus operaciones. Las detenciones importantes comenzaron a suceder. El 18 de marzo de 1997, fue detenido el dirigente histórico del EPR en la región Loxicha, Alberto Antonio Antonio. Según un documento interno de la Policía Federal Preventiva (PFP), en el verano de 1996, inmediatamente después de la aparición pública del EPR, el gobierno había logrado éxitos importantes contra los eperristas. El 1 de julio en Coyuca de Benítez, Guerrero, se detuvo a cuatro combatientes y se aseguraron armas, documentos internos y pertrechos militares. Una semana más tarde cayeron otros cuatro militantes en Ahuacotzingo, Guerrero. El 5 de julio se ubicó un campamento del EPR en el municipio de Huautla, Hidal'"'' Policía Federal Preventiva, Integración y resultados, México, 2000, p. 1.

La nueva ola guerrillera 209

208 El enemigo interno

go. El 28 de agosto se detuvo a dos combatientes que distribuían propaganda en Huixquilucan, Estado de México. El 31 de agosto se descubrió otro campamento en el rancho La Perdiz de Pochutla, Oaxaca, y se decomisaron documentos y pertrechos militares. El gobierno asegura que en ese campamento se encontró el cadáver de un efectivo de la Armada de México que presuntamente había sido secuestrado, asesinado y enterrado por integrantes del EPR. I y 10 elementos cada una y tenía el apoyo de comunidades campesinas e indígenas en el estado de Guerrero. Documentos de inteligencia del gobierno oaxaqueño de enero de 1999, publicados por el semanario Proceso, revelan que el EPR estaba en un proceso de "descomposición política y orgánica, sin alternativa", mientras que el ERPI se hallaba en un periodo de crecimiento. Para los analistas gubernamentales, la desintegración del EPR lo conduciría a una degeneración terrorista: "Se alejará todavía más de la realidad social; perderá más aliados; se debilitará su aparato clandestino; su inmovilidad militar lo hará presa de las fuerzas del orden público y, como preámbulo a una larga agonía, el aislamiento lo

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212 El enemigo interno

orillará a caer en el terrorismo, entendido éste no como subversión política militar, sino como fanatismo fundamentalista."1'*

Regreso de la guerra sucia Con esta concepción del EPR como agrupación terrorista, el Estado mexicano decidió combatirla con todos sus recursos -con toda la fuerza del Estado, diría el presidente Zedillo-, incluso con aquellos que implicaban el retorno de la guerra sucia. La estrategia gubernamental aplicada en Guerrero y Oaxaca contra el EPR siguió los cánones de la contrainsurgencia clásica, con sus secuelas de supresión de facto de las garantías individuales y violaciones a los derechos humanos, en especia! las desapariciones políticas, la ejecución extrajudicial, el secuestro y la tortura. La lucha contra el KPR y el' ERPI en ambos estados combinó viejos métodos de represión con un P^jército mejor preparado, entrenado y armado. Los observadores de derechos humanos indicaban que el Ejército mexicano tenía una "presencia móvil" en Guerrero mediante "puestos de observación, campamentos y retenes móviles instalados fuera de las comunidades, en puntos donde, por las condiciones geográficas, es posible dominar el movimiento de las comunidades y en el interior de La Montaña".1"6 11)5 Salvador Corro, "Previsiones en Oaxaca: descomposición y radicalización del EPR y fortalecimiento del ERPI", semanario Proceso, núm. 1162, 7 de febrero de 1999. 1l) Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos, Costa Chica de Guerrero. Situación de los dere-

La nueva ola guerrillera 213

Un informe del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez de 1999 señala que luego de la aparición del EPR ocurrió una serie de acciones militares en los municipios de la Sierra Sur, la Costa Chica y La Montaña que implicaron atropellos a la población civil, incluyendo detenciones, secuestros y desapariciones.1''7 Dice el informe: A causa de que los miembros del Ejército han sufrido varias emboscadas, los militares buscan a los grupos armados e invaden las comunidades y los ejidos sin pedir la autorización de las autoridades. Se han instalado en la comunidad de Temalacat/.ingo, en terrenos ejidales de la ciudad de Tixtla, en una casa hogar de la ciudad de Chilapa, en huertos familiares de Malinaltepec, Ayutla, Ahuacot/ingo y Metlatónoc. Un sinnúmero de agravios ha sido cometido en contra de los pueblos indígenas y campesinos de La Montaña por corporaciones policiacas y miembros del Ejército mexicano.

Entre mayo de 1997 y principios de junio de 1998, el Centro Tlachinollan documentó 36 quejas sobre presuntas atrocidades de la policía y el Ejército contra la población indígena y mestiza de La Montaña. 198 Los reportes de los grupos de derechos humanos describen casos de violación de las mujeres de las comunidades en presencia de sus esposos, acusados de ser guerrilleros; dechos humónos. Brigadas de observación del 20 al 23 de junio de 1997, mimeo. 11)7 La violencia en Guerrero y Oaxaca. Proyectos especiales número 7, p. 74.

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TABL\. Ejército y violación a los derechos humanos en México.1'"

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Baja California Chiapas Campeche Chihuahua DE Du rango Estado de México Guanajuato Guerrero Hidalgo Jalisco Morelos Nayarit Oaxaca Puebla Sinaloa Tabasco Veracruz Yucatán Zacatecas

Número de sucesos en 1998

Número de sucesos en 1999 (ler trimestre) Número de sucesos en 1997 Entidad federativa

199 Mireya del Pino. Registro de sucesos donde miembros del Ejército mexicano han cometido presuntas violaciones a los derechos humanos de acuerdo con un seguimiento hemerográfico de 12 diarios de irrujrión n.¡i ¡nna l v < .¡--os Honun/ i.ido^ .1! ProHH 19°'

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La nueva ola guerrillera 215

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tención violenta, robo de propiedades, muerte por golpes contra campesinos, tortura a los detenidos, quema de huertas de café y fruta y ejecución de militantes del ERPI, como sucedió el 7 de junio en la comunidad de El Charco, munici-

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•"'"Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez AC, Imágenes de represión. La crítica situación de los derechos humanos en México, 7996-7998, México, 1999, p. 38.

Guerrero y Oaxaca en la ocurrencia de violaciones a los derechos humanos, así como la práctica de la desaparición forzada, un fenómeno que se creía desterrado de la experiencia política mexicana. Las operaciones contrainsurgentes en Guerrero y Oaxaca se realizaron con fuerzas combinadas de la policía y el Ejército, parte de ellas en las llamadas bases de operación mixta. Como en la primera mitad de los años 70, la mayoría de las presuntas violaciones a los derechos humanos contra la población civil fueron cometidas por estas unidades policiacomilitares. Las órdenes de detención contra campesinos o miembros de agrupaciones como la Organización Campesina Sierra del Sur en Guerrero se derivaron de declaraciones arrancadas con base en torturas para vincularlos con el KPR. 200 Se le atribuyen al Ejército 39 desapariciones forzadas de corta duración en Guerrero y Oaxaca sólo en 1998; 17 de estas personas aparecieron posteriormente con vida y acusaciones penales en su contra. En tres casos, aparecieron cuerpos con señales de ejecución extrajudicial, y en cinco casos, con

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TABLA 5.3. El Ejército y tipos de presuntas violaciones a los derechos humanos Tipo de violación

Agresión-lesión Agresión a manifestación Allanamiento de morada Amenaza Atentado Cateo ilegal Daños/destrucción de propiedad Denegación de justicia Desalojo de manifestación Desalojo de predio Desaparición Desplazamiento de población Detención arbitraria

Homicidio Hostigamiento Incomunicación Intento de secuestro Intimidación Persecución Privación ilegal de la libertad Retén/control de movimiento Retención Robo/saqueo Tortura Tratos inhumanos Vigilancia Violación sexual

1997 Número de violaciones individuales

1997 Número de violaciones colectivas

1998 Número de violaciones individuales

1998 Número de violaciones colectivas

1999 Número de violaciones individuales

1999 Número de violaciones colectivas

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218 El enemigo interno

información actualizada en octubre de 1998, no se había vucl • to a saber nada de los presuntos desaparecidos. 201 Los casos particulares que fueron presentados ante ION organismos no gubernamentales y ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos dibujan un mundo infrahumano donde la vida tiene poco valor y lo importante es encontrar, por todos los métodos posibles, un dato que permita vincular al detenido con la guerrilla. Uno de los ejemplos más críticos del retorno de la guerra sucia en México es el de Miguel Castro Monillo, un militante del PRD de 42 años de edad, poblador de la comunidad de San Francisco del Tibor, municipio de Atoyac de Alvarez. El 4 de abril de 1997, Castro Monillo fue detenido en un retén militar a la entrada de Atoyac. Los militares lo acusaron de ser miembro del EPR. Se dice en la narración del caso:202 Lo introdujeron a un cuarto en donde lo registraron y lo despojaron de todas sus pertenencias. Lo sentaron en una silla y una persona le explicó que lo habían llevado a ese lugar para que les diera información acerca de la guerrilla, pues ellos sabían que tenía a su cargo ocho columnas del KPR. Como dijo desconocer de lo que le estaban hablando, lo llevaron a un tanque de agua grande en donde, auxiliados por una tabla que le ponían en la espalda, lo sumergían durante varios minutos para provocar la asfixia. Le daban toques eléctricos en el cuerpo mediante abrazaderas de metal que le ponían en la cabeza, muñecas y tobillos. Pudo percatarse que en los sitios aledaños también estaban torturando a otras personas, pues 201

Ibíd., p. 39. pp. 136-137.

m2lbíd.,

La nueva ola guerrillera 219

oía los gritos de dolor de hombres y mujeres. En ocasiones llegó a oír que les decían a algunos de ellos que ya se los había cargado la chingada. En el lugar se veían manchas de sangre por todos lados, así como lo que parecían ser partes de huesos con restos de piel. Lo azotaron contra la pared y le pegaron en todo el cuerpo. Le lesionaron varias costillas y lo lastimaron cíe la parte de atrás de la cabeza. Perdió el conocimiento. Cuando despertó se encontraba acostado en un cajón grande, cerrado. En la oscuridad pudo observar que en la cara del cajón que estaba frente a sus pies estaba colocado un espejo redondo, de aproximadamente 10 centímetros, y que arriba de éste corrían lentamente de un extremo a otro dos pequeñas líneas de luz, de color rojo y verde. Al parecer se encontraba acostado en una plancha de hielo, aunque no sentía frío porque su cuerpo estaba entumido probablemente por los golpes recibidos. Estaba esposado de pies y manos. Escuchó voces preguntando "¿a dónde lo vamos a tirar?, hay que revisar para ver si está muerto". Cuando destaparon el cajón llamaron a un médico. El doctor le puso un aparato en el pecho y le comunicó a otras personas que todavía estaba vivo y que había que mandar traer otra camilla para trasladarlo a otro lugar, a lo que le respondieron que no era necesario y que si se moría no habría responsabilidad para nadie. Castro Monillo fue liberado meses después de las sesiones de tortura, pero antes lo encerraron un mes en un pequeño cuarto sin alimentos ni acceso a un baño. Se comunicaban con él a través de altavoces. Lo pasaron después a una casa y le curaron las heridas causadas por las esposas en las muñe-

r

La nueva ola guerrillera 221 220 El enemigo interno

cas. Lo liberaron el 23 de agosto de 1998. Había pasado un año y tres meses en una prisión militar. El 19 de noviembre de 1999, la guerrilla proveniente del EPR sufrió una de sus bajas más importantes. Luego de un seguimiento prolongado que provenía de la Dirección de Protección del Cisen y se concentró después en la Policía Federal Preventiva, el gobierno mexicano logró identificar a Jacobo Silva Nogales, el comandante Antonio, uno de los dirigentes principales del EPR y, más tarde, del ERPI. La tarde de ese 19 de octubre, agentes de inteligencia disfrazados de albañiles detuvieron a Silva Nogales en la entrada del café Pekín, ubicado en la calzada México-Tacuba a unos pasos de la estación del metro Normal, en la ciudad de México. Silva Nogales fue inmovilizado con una descarga eléctrica, vendado de los ojos y esposado. Según un documento del ERPI, el comandante Antonio fue torturado durante seis días antes de entregarlo al agente del Ministerio Público Federal en el penal de máxima seguridad de La Palma, en el municipio de Almoloya de Juárez, Estado de México.205 Tres días después, efectivos de los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales del Ejército y oficiales de la PFP allanaron una casa en la colonia PRD en Chilpancingo, Guerrero, y detuvieron a Fernando Gatica Chino y su esposa Felicitas Padilla Nava, en presencia de sus cinco hijos. Según el mismo comunicado del ERPI, el gobierno fingió ahí la detención del comandante Antonio y de Gloria Arenas Ajís, la coronela Aurora, para cumplir con el plazo legal de 72 horas antes de presentarlos al agente del Ministerio Público. Arenas Ajís 20:1 Comandante insurgente Santiago, comunicado 19 del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, 25 de noviembre de 1999.

habría sido detenida el mismo 22 de octubre en la calle Fuenic de Diana 24, colonia Balcones del Valle, en San Luis Potosí.

Multiplicación de la violencia El gobierno se encontró con que, lejos de desaparecer, la guerrilla mexicana podría encontrar condiciones de crecimiento o multiplicación. Al surgimiento del ERPI le siguió la aparición pública de otros grupos armados: las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (ERPI), el Ejército Villista de Liberación Nacional (EVLN) y la Tendencia Democrática Revolucionaria del EPR. Más tarde surgieron la Coordinadora Guerrillera Nacional José María Morelos y la Triple Alianza Guerrillera Indígena Nacional. Según versiones periodísticas, el Ejército mexicano expidió el 15 de noviembre de 1999 la circular 017/99, en la que advertía sobre la posible conformación de "un estado mayor de los grupos subversivos".204 El sábado 8 de abril del 2000, en la víspera del aniversario de la muerte de Emiliano Zapata, las ERPI aparecieron en una acción de propaganda armada en el poblado San Francisco de la delegación Xochimilco, una zona con fuerte población indígena al sur del Distrito Federal. Sus militantes se dejaron fotografiar armados y uniformados y reclamaron un nuevo gobierno provisional, democrático y popular, así como una nueva Constitución y un nuevo modelo de reordenamiento económico.205 De inmediato se montaron patru2114 Mauricio Laguna, "Guerrilla: 37 grupos en 24 estados", semanario Quehacer Político 1028, 19 de mayo de 2001, p. 41. 205 "Hace su aparición grupo armado en San Francisco, Xochimilco", La

¿22 El enemigo interno

La nueva ola guerrillera 223

llajes de la Policía Federal Preventiva y retenes del Ejército en la zona. Al día siguiente, la PFP afirmó que se trataba del mismo grupo que había colocado dos petardos en una presunta casn de seguridad del Cisen en la ciudad de Puebla, el 22 de febrero de 2000, y dijo que las FARP eran otra escisión del EPR, ocurrida en agosto de 1999 por diferencias ideológicas y personales entre cuadros de dirección del grupo original. La PFP, en estrecha coordinación con el Ejército, buscaba ubicar las casas de seguridad, buzones clandestinos de comunicación y un probable campo de entrenamiento de las FARP. La institución consideró necesario mantener vigilancia permanente en las zonas marginadas del sur y suroeste de la ciudad de México, pues los militantes armados no se podían alejar de sus posibles bases de apoyo.206 El 8 de agosto de 2001, las FARP reivindicaron la colocación de explosivos caseros en tres sucursales del Banco Nacional de México, un día antes del anuncio de su venta al grupo financiero estadounidense Citigroup. Aparentemente, la guerrilla mexicana empezaba a vivir un proceso de fragmentación y multiplicación. El 14 de febrero del 2001, unidades conjuntas del Ejército Villista de! Liberación Nacional y de las FARP aparecieron públicamente en San Felipe Neri, municipio de Tlalnepantla, Morelos, y anunciaron el surgimiento de una unidad orgánica llamada

(¡oordinadora Guerrillera Nacional José María Morelos.207 El KVLN había declarado públicamente su existencia por medio de un comunicado en septiembre de 1996, en Ciudad Juárez, Chihuahua. Los militantes del EVLN dijeron que contaban con recursos económicos y militares para movilizarse en por lo menos cinco estados; condenaron la visita a México del presidente estadounidense George Bush y advirtieron que usarían sus armas si el gobierno atacaba la marcha del FZLN que recorría la República Mexicana hasta el Distrito Federal. En un documento de inteligencia militar del Pentágono, fechado el 1 de abril de 1999, Estados Unidos advertía que México experimentaba una nueva ola de grupos armados. El reporte de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (Defense Intelligence Agency, DÍA) señalaba que dos grupos reconocidos, el EZLN y el FPR, y quizá cerca de una docena de grupos más pequeños, no reconocidos por el gobierno mexicano, eran capaces de involucrarse en la violencia revolucionaria o estaban construyendo esa capacidad.208 Según ese diagnóstico estadounidense, la insurgencia actual es tan letal como la de los años 70, con un promedio anual de 70 a 80 bajas causadas entre los años de 1994 y 1998. La inteligencia militar suponía que el KRPl y el HPR trabajaban juntos y que su división fue realizada con el consentimiento del liderazgo nacional y estatal del FPR.

Jornada, martes 11 de abril de 2002. Ver: http://www.jornada.unam.tnx/ 2000/abrOO/000411/fugaz.html. 2l)G José Galán, "Se trata de una de las escisiones del EPR, dice la PFP", La Jornada. 12 de abril de 2000. Ver: http://www.jornada.unam.mx/200u/ abrOO/000412/farp. html.

lm Alfonso Cortés y Justino Miranda, "Realiza pintas y disparos un grupo armado en Morelos", El Universal, 1 5 de febrero de 2001. Ver: http://eluniversal.com.mx. m" Defense Intelligence Agency, Bríef Overview of México' Insurgency Situation, mimeo., 1 de abril de 1999.

rr

224 El enemigo interno

La DÍA identificaba zonas de violencia revolucionaria potencial en México debido a la combinación de factores como la pobreza extrema y la falta de servicios; la negligencia gubernamental y la explotación de la población indígena; el fraude electoral; la violencia política, especialmente contra el PRD; la represión de los caciques, la presencia y actividad de grupos de presión radicales bien organizados; la presenciii anterior de grupos armados revolucionarios; los rumores o reportes de presencia actual de grupos revolucionarios; la» advertencias de líderes y activistas sociales de potencial revolucionario en el área, y las movilizaciones policiacas y militares en busca de grupos armados. Las áreas que Estados Unidos identificaba con mayor o menor grado de potencial de violencia revolucionaria eran las siguientes: • • • • • • • • • • •

El valle de San Quintín en Baja California. La sierra Tarahumara en Chihuahua. Los valles del Yaqui y Mayo en Sinaloa y Sonora. La sierra Gorda de Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí. Guadalajara, Jalisco. La sierra de Manatlán, Jalisco. El área huichol de la sierra Norte de Jalisco. La sierra de Nayar en Nayarit. La Huasteca en Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí y Veracruz. La ciudad de México. La región fronteriza y las sierras Madre y Soconusco en Chiapas.

La nueva ola guerrillera 225

• Guerrero. • Los Chimalapas y las zonas chinanteca/mixe y mixteca/ triqui de Oaxaca. • Las sierras Negra y Zongolica en Veracruz y Puebla. • La zona Xpijil al sur de Campeche. • Tabasco. Estados Unidos consideraba que los probables grupos armados permanecían como células dormidas o habían bajado su perfil después de apariciones públicas fugaces debido a que se había incrementado el riesgo de empezar una actividad revolucionaria con pocos efectivos, bajo apoyo popular y un terreno desfavorable. Las fuerzas guerrilleras quizá estuvieran influenciadas también por el divisionismo histórico predominante en la izquierda mexicana. Por otra parte, muchos grupos que nacieron como consecuencia de problemas locales podrían sentir escasa inclinación a unirse a un movimiento nacional a menos que eso les abriera la posibilidad de triunfar. Algunos líderes podrían no estar dispuestos a integrarse en grupos armados más grandes, como el K/LN o el EPR, debido a problemas de jerarquía menor o diferencias ideológicas marcadas. Sin embargo, apuntaba el mismo documento, los grupos podrían asumir un perfil mayor, incluida la actividad militar, si: • Encaran actos extremos de represión como la matanza de Aguas Blancas del 28 de junio de 1995 o la de Acteal del 22 de diciembre de 1997. • El EPR o el EZLN les presentan condiciones favorables

2.2.^ El enemigo interno



• • • • • • •

para la incorporación de esos grupos o les ayudan a mejorar su capacidad militar. El gobierno decide emplear una solución militar en el conflicto chiapaneco. Este factor podría ser mayor entre aquellas organizaciones con alta composición indígena y que consideran al EZLN como un modelo. Un dirigente priísta del ala dura gana la presidencia de la República. Aumenta la presión contrainsurgente. Ocurre una violación en masa de los derechos humanos en México. El gobierno falla en contener la violencia de los caciques. El EZLN opta por incrementar la presión sobre el gobierno federal a través de la acción militar. El EPR alcanza la unidad de los grupos insurgentes. Ocurre un alzamiento militar.

En cualquiera de las condiciones anteriores, existe la posibilidad de que otras organizaciones más allá del EZLN, del EPR o del ERPI, acumularan fuerzas suficientes para hostigar a las fuerzas gubernamentales. Ésta era la situación que encontró Vicente Fox al asumir el poder en diciembre de 2000. Por un lado se tenían tres grandes organizaciones armadas, el EZLN, el EPR y el ERPI, con capacidad de fuego demostrada, estructura jerárquica, armas, efectivos y bases de apoyo. A su alrededor se encontraban más de 40 presuntos grupos armados que podrían ir desde organizaciones membrete hasta células de unos cien efectivos cada una. No obstante, para el gobierno de Fox sólo

La nueva ola guerrillera 227

había dos grupos: el EZLN y el EPR. El resto eran meros desprendimientos o células que aparecían con nombres y en regiones diferentes como parte de una estrategia militar única de los dos grupos armados principales. Las corporaciones de inteligencia del gobierno mexicano sostenían la hipótesis de que el FLZLN y el EPR pudieran ser una sola organización, producto de las fusiones y convergencias ideológicas y militares de los grupos armados revolucionarios que han sobrevivido por más de 37 años en México. Hacia principios del año 2002, esta era la situación de la insurgencia en el país (cuadro 5.1).

CUADRO 5.1. Movimientos armados en México, 1994 - 2003. A. Movimientos armados activos* Organización tetados de operación Ejército Zapatista de Liberación Nacional Chis Ejército Popular Revolucionario Chis, Gro, Oax, EM, Pue, Tamps, SLP, Oto, Mich Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente Gro, DF, SLP B. Presuntos movimientos armados** 1. Ejército Revolucionario de Insurgencia Popular 2. Ejército Clandestino Indígena de Liberación Nacional 3. Comando Armado Revolucionario del Sur 4. Ejército de Ajusticiamiento Genaro Vá/.que/. 5. Ejército Insurgente de Chilpancingo 6. Ejército de L iberación del Sur 7. Ejército de Liberación de la Sierra del Sur 8. Ejército Popular de Liberación José María Morelos 9. Fuerzas Armadas de Liberación para los Pueblos Marginados de Guerrero 10. Comando Campesino Insurgente 11. Fuerzas Armadas Clandestinas de Liberación Nacional 12. Comando Clandestino Indígena de Liberación Nacional 13. Comando Zapatista Justiciero de Liberación Nacional 14. Ejército Popular Magonista 15. Ejército Justiciero del Pueblo Indefenso 16. Movimiento Revolucionario Resplandor de Libertad 17. Movimiento Revolucionario del Proletariado 18. Comando Popular Clandestino 19. Comando Clandestino Justiciero 28 de Junio * Realizan operaciones político-militares. Cuentan con programas revolucionarios, armas, efectivos, entrenamiento y organización. ** Inactivos. Se presume su existencia a partir de comunicados.

20. Ejército de Ajusticiamiento Genaro Vá/.quez Rojas

21. Comando Revolucionario Indígena Campesino de Liberación Nacional 22. Ejército de Defensa de los Campesinos 23. Movimiento Armado Rubén Jaramillo 24. Coordinadora Guerrillera Nacional José María Morelos 25. Comando General Cora Manuel Lo/ada 26. Comité Clandestino Revolucionario David Alfaro Siqueiros 27. Ejército Guanajuatense Revolucionario 28. Movimiento Popular de Liberación Nacional 29. Acción Popular Marxista Leninista de México 30. Frente Revolucionario Campesino Obrero Mexicano del Sureste 31. Ejército Insurgente Revolucionario del Sureste 32. Movimiento Veracruzano de Liberación 33. Frente Amplio del Sur 34. Ejército Villista de Liberación Nacional (EVLN) 35. Triple Alian/a Guerrillera Indígena Nacional 36. Milicia Zapatista de la Sierra Gorda. 37. Fuer/.a Armada por la Revolución Mexicana 38. Ejército Insurgente de Chilpancingo 39. Ejército de Ajusticiamiento de las Causas Justas 40. Justicia de Guerrero 41. Ejército Indígena Revolucionario de Liberación Nacional 42. Movimiento Insurgente de Reivindicación Nacional 43. Ejército Rebelde Potosino 44. Ejército Carrancista de Liberación Nacional de las Cuatro Etnias 45. Ejército de Liberación del Pueblo Nayarita 46. Nueva Brigada Campesina de Ajusticiamiento. Organi/.ación Revolucionaria 2 de Diciembre. Elaboración propia. FUENTES: Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Armados; entrevistas con fuentes militares, informe de la Defense Intclligence Agency; Proceso, Reformay I,a Jomada; y Obsenatorio Gcopolítico de las Drogas.

Tercera parte

1 6. Fuerzas especiales

.'

• :

Modelo contrainsurgente El modelo estadounidense ejerció una influencia determinante en el desarrollo de la contrainsurgencia en México y, en especial, de sus fuerzas especiales. Para Estados Unidos, la importancia de las fuerzas especiales creció en los nuevos contextos de la posguerra fría, entre otras razones porque serían primordiales para contener insurgencias en regiones pobres del mundo, asoladas por conflictos armados y donde la prosperidad económica era inexistente o, en el mejor de los casos, una promesa de largo plazo. Durante la guerra fría, las fuerzas soviéticas y sus enemigos agrupados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte nunca sostuvieron confrontaciones directas. Todos los conflictos armados tuvieron una naturaleza interna o regional y ocurrieron en las zonas empobrecidas del mundo. Las fuerzas especiales de Estados Unidos se ajustaron entonces a las formas no convencionales de la guerra y apoyaron a las naciones amigas para evitar que fueran desbordadas por la 233

Fuerzas especíales 235

234 El enemigo interno

insurgencia. En la estrategia estadounidense, el combate a las insurgencias debería ser de naturaleza local y doméstica, j tratando de no involucrar en forma directa al Ejército norteamericano.20*' La contrainsurgencia fue, por supuesto, un concepto sobreviviente de la guerra fría. Aunque después adoptó nombres eufemísticos como "guerra de baja intensidad" o "de- I fensa interna", nació de las debilidades doctrinarias iniciales de la gran estrategia militar de la guerra fría. Estados Unidos había llegado a la conclusión de que los conflictos en el Tercer Mundo no podían confrontarse con la misma amenaza j nuclear que se enarbolaba contra la Unión Soviética. Existía la necesidad de una respuesta flexible que preparara a Esta- 1 dos Unidos para "responder con armas apropiadas a la sitúa- ; ción, en cualquier lugar, en cualquier momento".210 Charles Maechling, director del grupo especial de Con- I trainsurgencia del Consejo de Seguridad Nacional durante I las administraciones de John F. Kennedy (1961-1963) y LyndonB. Johnson (1963-1969), explica que hacia 1961 Es- I tados Unidos cambió el enfoque centrado en la guerra con- I vencional y nuclear por otro consagrado a las formas no 1 convencionales de lucha. 211 Estados Unidos consideró que la estrategia de contención de la amenaza soviética no era 209

Véase Lilia Bermúdez, Guerra de Baja Intensidad. Reagan contra \

2lt 'Véase Maxwell D. Taylor, "Flexible response: a new national military program", citado en John T Fishel y Kimbra L. Fishel, The Impact of an Educational ínstitution on Hosí Nation Militarles, The US Army School of The Americas as an effective ¡nstrument of policy or merely a scapegoat, Latín American Studies, Association, México, 1997. 211 Charles Jr. Maechling, "Contraínsurgencia: la primera prueba de fuego", en Michael T. Klare y Peter Kornbluh (coordinadores), Contrainsurgencia,

j I J ]

efectiva para resolver "la ola revolucionaria que recorría el Tercer Mundo".

Según Maechling, el presidente Kennedy consideraba el triunfo de los movimientos insurgentes en Argelia e Indochina, la derrota de Chang Kai-sheky los chinos nacionalistas a manos de Mao Tse-tung, el derrocamiento de la dictadura de Batista en Cuba por Fidel Castro y las incipientes insurrecciones de Vietnam del Sur y Latinoamérica, como "presagios ominosos de futuros problemas en puntos insospechados del planeta".212 El primer objetivo de la nueva estrategia para contener la "ola revolucionaria que recoma el Tercer Mundo", parafraseando el fantasma del manifiesto comunista de Marx, fue lograr una fuerza militar flexible. La idea de la flexibilidad en la guerra no convencional fue quizá el punto más sensible de la doctrina contrainsurgente de Estados Unidos. La derrota en la guerra de Vietnam le enseñó que la flexibilidad formaba parte de los principios de la guerra.213 El principio de la maniobra exigía colocar al enemigo en una posición de desventaja mediante la aplicación flexible del poder de combate.214 En su sentido estratégico, ese principio constaba de tres dimensiones: flexibilidad, movilidad y capacidad de maniobra. La flexibilidad consistía en mantener un criterio abierto en planes y operaciones; la segunda dimensión implicaba Siglo XXI Editores, México, 1987. el uso de transportes aéreos y marítimos como elementos proinsurgenda y antiterrorismo en tos 80. El arte de la guerra de baja intensidad, Grijalbo, México, 1990, p. 34. ¿"lbid., p. 34. •"'Bermúdez, op. cit., p. 43. 214 Maechling, op. cíí., p. 35.

Fuerzas especiales 237

236 El enemigo interno

estratégicos esenciales, en tanto que la tercera requería concentrar el máximo de fuerza en los puntos más débiles del enemigo. De acueido con el desarrollo observado de las fuerzas armadas mexicanas, el concepto estadounidense de desplie^ gue rápido habría ejercido una influencia profunda en la compra de su armamento y vehículos de combate, así como en la organización de las fuerzas especiales y de intervención rápida a partir de 1982. Esa influencia fue notoria debido al énfasis puesto en ei incremento de la flota de ala rotatoria. Los helicópteros resultaron fundamentales como unidades de despliegue rápido, capaces de concentrar una fuerza decisiva de combate en regiones de acceso difícil como la sierra o la selva, donde operaban grupos insurgentes. Estados Unidos consideró que el nuevo concepto estratégico de intervención directa en el Tercer Mundo consistía en una "decisión rápida para emplear la fuerza, seguida de un despliegue rápido de fuerzas suficientes para lograr objetivos específicos probablemente dentro de limitaciones geográficas y de tiempo".2'5 Aunque después desaparecieron para integrarse en el Comando Central, las Fuerzas de Despliegue Rápido de Estados Unidos (FDR) se desarrollaron durante la administración del presidente James Cárter (1977-1981), en respuesta a las crisis en el Medio Oriente y el Golfo Pérsico, particularmente la revolución iraní en enero de 1979. Los objetivos de los planificadores estadounidenses incluían también el 215 /b/d v

p. 50. Cursivas del autor.

Caribe donde se mantenía viva la revolución cubana, y Centroamérica, pues los sandinistas habían tomado el poder en Nicaragua. El despliegue rápido no implicaba necesariamente aumento de efectivos, pues se refiere a una forma específica de aplicar la fuerza. Estas tropas permanecían asignadas a sus bases originales, pero eran llamadas a combate en las FDR cuando así se requería. Al final del gobierno de Cárter, el número original de 100 mil combatientes listados en las FDR se había duplicado debido a la invasión de tropas soviéticas en Afganistán. Ronald Reagan (1981-1989) duplicó a su vez el número hasta superar los 400 mil efectivos. Las divisiones estadounidenses de despliegue rápido se integraron con unidades de élite equipadas con los helicópteros Black Hawk UH-60 Sikorsky, de gran capacidad para el combate y transporte de tropas.216 Estados Unidos intentó aplicar este concepto mediante la 82 División Aerotransportada de las Fuerzas de Despliegue Rápido, que junto con unidades de infantería de marina y fuerzas especiales se encargó de invadir Granada en 1983. El plan original no funcionó, pues las tropas estadounidenses enfrentaron una sólida resistencia de la población nativa. E! antecedente inmediato de los helicópteros Black Hawk consistió en los UH-1H Huey, las estrellas de la guerra de Vietnam, capaces de transportar de ocho a 12 soldados y ocho toneladas de carga, volar a una velocidad de crucero de 110 nudos (203 kilómetros por hora) y realizar misiones de combate. Estados Unidos produjo unos 12 mil helicópteros de Ibid., p. 54.

Fuerzas especiales 239

238 El enemigo interno

ese tipo durante dicha guerra, en la que usaban cerca de 2 mil Huey en un solo día de combate. Ya desde la segunda mitad de los años 50 el uso de los helicópteros era fundamental en las operaciones contrainsurgentes, como lo fue el caso de Argelia. En la historia de la aviación militar, la de Argelia está considerada como la primera guerra de los helicópteros. Pero no fue sino hasta Vietnam que el Ejército estadounidense entendió que el helicóptero podía ser útil en ataques rápidos y letales contra tropas insurgentes, organizadas en guerrillas. Ghristy Campbell, especialista en la historia de la guerra, afirma que los helicópteros armados comenzaron a usarse en ataques contrainsurgentes en Argelia y Vietnam en los 60, pero maduraron en los años 70 como máquinas especialmente construidas para combatir al enemigo más sofisticado,217 que en los 70 serían las tropas y tanques soviéticos en la imaginaria batalla por Europa. Sin embargo, el enfrentamiento bélico no habría de ocurrir entre las superpotencias, sino entre Estados Unidos y sus gobiernos aliados contra las insurgencias de Asia, África y América Latina. Estos helicópteros permiten flexibilidad en la defensa, pueden moverse rápidamente hacia el frente de guerra, emplean tácticas de aparición súbita, fuego y evasión y se alejan rápidamente, rodeando bosques y colinas para cubrirse o para entrar en combate con blindados y otros objetivos terrestres mediante misiles guiados antitanque y cañones múltiples.218 217 Para un análisis detallado de la función del helicóptero en la contrainsurgencia moderna, véase Christy Campbell, "Weapons of War", Presenf and Future Weapons Sysfems and Strategies, Peter Bedrick Books, Nueva York, 1982.

2IÍS

Ibid.

Sin embargo, aunque los helicópteros en general prestaban un excelente servicio en el ataque a fuerzas irregulares, también tenían sus debilidades. El UH-1H Huey, por ejemplo, mostró que era vulnerable a las baterías antiaéreas de 7 milímetros que usó el Vietcong para derribar a cientos de esas naves de combate. Además, su capacidad de maniobra y movilidad se reducían drásticamente en el calor selvático, así como en la altitud y la niebla de las montañas del sudeste asiático. Había que crear un prototipo superior.21'' Alentado por el profundo involucramiento de Nixon en la guerra de Vietnam, el Ejército de Estados Unidos encargó a la empresa Sikorsky, fundada por Igor Sikorsky—un pionero zarista de la aviación militar que huyó de Rusia luego del triunfo de la Revolución de Octubre en 1917-el diseño de un helicóptero que aumentara la capacidad mortífera del Huey y superara sus limitaciones. El nuevo helicóptero debía volar a más de mil 200 metros de altura y a temperaturas ambientales de unos 33 grados centígrados, alcanzar una velocidad de ascenso vertical de 137 metros por minuto con carga completa y volar a un mínimo de 145 nudos (271 kilómetros por hora) durante dos horas con 20 minutos. La máquina debía volar también a bajas altitudes para camuflarse con la naturaleza, sobrevivir a choques y accidentes y resistir el impacto de balas de 7.62 milímetros. Además, el helicóptero debía caber en aviones de transporte C-130 Hércules.220 219 Para este análisis de la historia del helicóptero Black Hawk, véase John Tirman, Soils of war. The human cosí of America 's Arms Trade, The Free Press, Nueva York, USA, 1997.

120

Op. cit

240 EI enemigo interno

Hacia 1976, ya finalizada la guerra de Vietnam y con Gerald Ford como presidente (1974-1977), la Sikorsky terminó el prototipo que satisfacía las exigencias mínimas del Ejército estadounidense. El UH-60 Black Hawk tenía una autonomía de vuelo de 300 millas (482 kilómetros) y podía transportar a 11 soldados y tres tripulantes, llevar de tres a cuatro toneladas de carga, volar a 160 millas por hora (257 kilómetros por hora) y alcanzar los 19 mil pies de altura (5,788 metros). Las versiones siguientes del UH-60 Black Hawk incluyeron, entre otras, mejoras como los sistemas de posicionamiento global, supresores de calor en las turbinas para evitar la detección de radares térmicos y tanques blindados de combustible adicionales (con los que se podía triplicar la autonomía de vuelo). Entre 1978 y 1984, los gobiernos de Jimmy Cárter y Ronald Reagan compraron a la Sikorsky 500 helicópteros Black Hawk para el Ejército estadounidense. Reagan y luego George Bush dotaron a la Armada estadounidense con 246 Sea Hawk, la versión del UH-60 especializada en transporte, búsqueda y guerra antisubmarina. Cerca de 100 UH-60 también fueron entregados al cuerpo de Marines y a la Fuerza Aérea estadounidense. La prueba de fuego para el Black Hawk fue la invasión de Granada, en octubre de 1983. Horas antes de la invasión, el Ejército estadounidense envió nueve UH-60 desde su base en Fort Campbell, Kentucky, a la isla de Barbados. E! 24 de octubre, una unidad de élite contrainsurgente llamada Fuerza Delta salió rumbo a Granada a bordo de los Black Hawk con la misión de tomar Saint George, la capital, y rescatar a

Fuerzas especiales 241

los miembros del gobierno depuesto, encarcelados en la prisión de Richmond Hill. Uno de los Black Hawk fue derribado por las fuerzas de defensa de Granada. Al día siguiente, más helicópteros UH60 arribaron a Barbados, en apoyo de los rangers de la 82 división aérea. Seis de ocho helicópteros cayeron en el combate, algunos debido al denso fuego antiaéreo y otros por errores de vuelo. Sin embargo, tras el éxito de la invasión, las cuentas no resultaron tan malas para los Black Hawk: de 32 unidades empleadas, sólo tres fueron destruidas totalmente. La invasión a Granada probó la capacidad de supervivencia de los Black Hawk y demostró su capacidad de absorción del fuego antiaéreo. Dice un recuento de esa batalla: "Uno de los pilotos, herido, logró mantenerse en vuelo a pesar de 76 agujeros de bala en el fuselaje de su Black Hawk, dos en el rotor principal y otros dos en el rotor de la cola. Otro más regresó a su base aún con 76 agujeros de bala. Hubo uno que admitió cinco impactos de bala en el depósito de combustible. Ninguna fuga de combustible sucedió durante un par de días siguientes".221 Para los estrategas estadounidenses, Granada había sido un estupendo laboratorio para probar las nuevas armas y tácticas de las fuerzas especiales, en particular el asalto aéreo, lo que ocasionó modificaciones orgánicas y la creación de nuevas unidades en el Ejército de Estados Unidos. Aparte de las unidades de la 101 División de Asalto Aéreo para comandos de operaciones especiales, también se crearon brigadas de infantería ligera, apoyadas en la alta movilidad de los helicópteros Black Hawk. ""The Black Hawk ¡n Action", Internet URL: www.sikorsky.com.

Fuerzas especióles 24.1

242 El enemigo interno

Un coronel del Ejército estadounidense describió así las ventajas de esas unidades: "Las fuerzas ligeras, particularmente las aerotransportadas, poseen ventajas significativas cuando son usadas a tiempo y de manera audaz en respuesta a situaciones de riesgo. Puesto que son fuerzas ligeras, cohesivas, con capacidad para comando extensivo, control y comunicaciones, y rápidamente desplegables, es posible introducirlas en todo el mundo, en casi cualquier área en forma sorpresiva".222 La capacidad de fuego de los UH-60 también fue mejorada en comparación con las unidades que asaltaron la capital de Granada, que sólo estaban equipadas con ametralladoras. Las versiones posteriores del Black Hawk incluyeron en cada unidad dos metralletas calibre 50 milímetros, 16 misiles antiblindados Heüfire (autodirigibles tipo "dispárelo y olvídelo"), un cañón de calibre 20 milímetros, cohetes de 70 milímetros, dispensores de minas terrestres, misiles Stinger aire-aire y tecnologías para la guerra electrónica. Esa capacidad de fuego igualó al Black Hawk con el Apache, el helicóptero de ataque dei Ejército de Estados Unidos. Para países con bajo presupuesto militar, el Black Hawk resultaba ideal pues unía la capacidad ofensiva con las características utilitarias de transporte y reconocimiento. México era uno de esos países. La creación de Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales en el Ejército mexicano correspondió a esta idea de desplegar rápidamente unidades completas de combate, transportadas en helicópteros y apoyadas con sistemas inmediatos de logística, comunicación, refuerzo y reemplazo '"Bermúdez, op. cit., p. 59.

de efectivos. Durante los años 80, México reforzó la capacidad contrainsurgente de su Ejército mientras mantenía su política exterior de no intervención y solución pacífica a los conflictos armados de Centroamérica. La ruta elegida para actualizar la doctrina contrainsurgente mexicana fue la creación de las fuerzas especiales, aeromóviles y aerotransportadas. Estas nuevas unidades heredaban la tradición de las tropas de asalto paracaidistas que se usaron contra mineros huelguistas en 1951, henriquistas en 1956 y estudiantes de la Universidad Nicolaita en 1965. En la concepción estadounidense, las fuerzas aeromóviles son un medio excelente para destruir una fuerza de guerrilla. Dice el manual F100-20 del Ejército de Estados Unidos, que se mantuvo vigente durante los conflictos armados de Gentroamérica en los años 80: Las patrullas aeromóviles de combate pueden utilizarse para reconocer áreas sospechosas y capturar o destruir a las guerrillas. Pequeños números de tropas y de aeronaves pueden patrullar áreas extensas mientras una reserva central refuerza las unidades que están en contacto. Los helicópteros de ataque pueden combatir a las fuerzas de guerrilla y mantener contacto hasta que otras fuer/as se desplacen. L^as fuerzas aeromóviles aprovechan su movilidad atacando a las guerrillas que se encuentran en terreno difícil. Durante operaciones ofensivas de gran escala, las fuerzas aeromóviles pueden emplearse para bloquear las rutas de escape. La habilidad de las aeronaves para desplazar rápidamente fuerzas de asalto contra las guerrillas aumenta la importancia de la sorpresa táctica.2" HJBermúdez,

op. cit., p. 120.

244 El enemigo interno

Fuerzas especiales 245

Además de las fuerzas aeromóviles, México modeló su Ejército de acuerdo con los sistemas antiguerrilla de Estados Unidos. Entre otras unidades, tenía las siguientes:2-4

das una rama más del Ejército, como la artillería, la infantería o la caballería, las fuerzas especiales estadounidenses están sumergidas en un proceso de expansión y mayor profesionalismo. Desde 1987, cuando todas las unidades se agruparon bajo el mando único del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (USASOC, por sus siglas en inglés), estas fuerzas se multiplicaron con la creación de más batallones y regimientos aéreos y de fuerzas especiales en el Ejército, así como de grupos de tácticas especiales y escuadrones de operaciones especiales en la fuerza aérea; mientras, la Armada incrementó sus equipos SEAL, conversiones submarinas y unidades de botes especiales.22'' El Ejército de Estados Unidos tiene cinco grupos de fuerzas especiales (boinas verdes) de más de mil 400 hombres cada uno; cuenta, aparte, con dos grupos más en la reserva y otros dos en la Guardia Nacional. 227 La misión principal de estos grupos es entrenar y preparar fuerzas especiales en países afectados por movimientos insurgentes, terroristas o cárteles del narcotráfico. El Séptimo Grupo está encargado de entrenar a los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales mexicanos. Este Séptimo Grupo del Ejército estadounidense tiene ya una larga historia, pues se encargó de entrenar y asesorar a las fuerzas contrainsurgentes de Centroamérica, especialmente en El Salvador y Honduras. Los batallones del Séptimo Grupo de Fuerzas Especiales participaron directamente en los conflictos centroamericanos.

• Fuerzas aerotransportadas, principalmente paracaidistas que atacan a las guerrillas en un punto específico. • Caballería aérea, unidades de maniobra independientes en apoyo de operaciones blindadas y terrestres de infantería, así como de fuerzas aeromóviles. • Caballería blindada, de alta movilidad en operaciones de reconocimiento y seguridad. • Infantería mecanizada, con gran ventaja sobre las fuerzas guerrilleras en terrenos adecuados y, • Fuerzas especiales, preparadas en acción directa y en los componentes no militares de la contrainsurgencia, como inteligencia, operaciones psicológicas, acción cívica (o labor social, como se le conoce en México), asuntos civiles y control de la población.

Armas y soldados especiales Aunque el antiterrorismo y la guerra no convencional son estrictamente operaciones de fuerzas especiales, Estados Unidos amplió el campo de acción a este tipo de fuerzas, sobre todo cuando la guerra convencional resulta inapropiada en términos políticos, militares o económicos.225 Consideraibid., pp. 120-122. M. Collins, Special Operations Forres, an assessment, Institute for National Strategic Studies, National Defense University Press, 1994, p. 6. 224

¿¿5 John

>íl'lb¡d.,

p. 37. ™ Ibid., p. 53.

II

246 El enemigo interno

Asesores de ese grupo desarrollaron las fuerzas de élite del Ejército salvadoreño e incluso participaron con las tropas de ese país en el corazón del territorio controlado por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.228 Las frecuentes matanzas de civiles y de luchadores sociales que cometieron los batallones de élite del Ejército salvadoreño provocaron profundos sentimientos de rechazo en Centroamérica contra los asesores militares estadounidenses. Unos dos mil soldados de Estados Unidos se agrupan en el 75 regimiento de rangers o tropas especializadas en asalto aerotransportado. Su cuartel general y un batallón se encuentran en Fort Benning, Georgia, sede de la Escuela de las Américas; el segundo batallón está en Fort Stewart, Georgia, y el tercero en Fort Lewis, Washington. 229 Estas fuerzas especiales están entrenadas para combatir en territorio enemigo, paracaidismo, infiltración acuática, demolición, rescate y operaciones de guerra urbana. Un jefe militar estadounidense describía así las diferencias entre los rangers y los boinas verdes: "Nuestro trabajo es matar gente y destruir cosas. Somos asesinos, no entrenadores." 230 Especialistas estadounidenses en guerra especial consideran que los GAFK mexicanos son cuerpos al estilo ranger.2*1 Estados Unidos cuenta con fuerzas especiales más evolucionadas. Algunos analistas reportan la existencia de la Fuerza Delta, una unidad especial ultrasecreta del Ejército, ^BBermúdez, op. cit., pp. 107-108. ""Collins, op. cit., p. 55. 230 Bermúdez, op. cit., p. 96. m Special Warfare. John F. Kennedy Special Warfare Center and School, enero de 1996, vol. 8, núm. 4.

Fuerzas especiales 247

diseñada para realizar operaciones encubiertas, rescate de rehenes y antiterrorismo; 2 ^ a partir de 1993, todos los grupos de operaciones psicológicas y asuntos civiles (labor social) fueron considerados parte de las fuerzas especiales. E! Ejército cuenta con 212 oficiales listados en el 96 Batallón de Asuntos Civiles, residente en Fort Bragg, Carolina del Norte, y un grupo activo de operaciones psicológicas con un total de mil 137 efectivos. La Armada estadounidense tiene cuatro unidades navales de guerra especial, cinco equipos SEAL (Mar, Aire y Tierra) entrenados para realizar la guerra no convencional, contrainsurgencia y operaciones clandestinas. Cuenta asimismo con dos equipos de transporte especial y tres unidades de botes especiales, así como dos conversiones submarinas. Los efectivos SEAL reciben entrenamiento en la base anfibia naval de Coronado, en California. En tiempos de paz, la prioridad de estas fuerzas navales especiales es la contrainsurgencia (defensa interna extranjera), aunque su principal misión es la acción directa. En total, el Comando Naval de Guerra Especial tiene aproximadamente 5 mil 500 soldados activos y en reserva. Cada Grupo de Guerra Especial Naval tiene dos equipos SEAL y uno de transporte. El grupo uno tiene su cuartel general en Coronado y el dos en Little Creek, Virginia. Las misiones de combate de los equipos SEAL son la guerra no convencional, contrainsurgencia, antiterrorismo, acción directa y reconocimiento especial, mientras que sus especialidades son la inteligencia costera-hidrográfica, demolición y 2l3 Stephen D. Goose, "Guerra de baja intensidad: sus armas y soldados", en Klare y Kornbluh, op. c/f., p. 112.

Fuerzas especiales 24l)

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combate submarino, además de las operaciones en río.2" Los SEAL también participaron en las guerras centroamericanas con el entrenamiento de fuerzas especiales de la Marina salvadoreña y ejercicios en el Golfo de Fonseca, considerado entonces la principal ruta de abastecimiento de armas de los sandinistas nicaragüenses. El Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea tiene un total de 12 mil 500 elementos activos y en reserva, agrupados en 11 escuadrones de operaciones especiales y un grupo de tácticas especiales.234 El 160 Regimiento Aéreo de Operaciones Especiales se divide en dos batallones activos en Fort Campbell, Kentucky; otro en el campo aéreo del Ejército en Hunter y uno más afiliado de la Guardia Nacional. Este regimiento agrupa a mil 396 efectivos equipados con helicópteros MH-60 Black Hawk, MH47 Chinooks y A/MH-6 Little Birds. La tecnología de las operaciones especiales de la Fuerza Aérea se encuentra entre lo más sofisticado del Departamento de Defensa: un escuadrón de fuerzas especiales vuela naves multipropósito Combat Talons, diseñadas para realizar operaciones nocturnas de infiltración y exfiltración clandestina, operaciones psicológicas, de reabastecimiento y reconocimiento aéreo sobre cualquier tipo de terreno en zonas profundas del territorio enemigo. El Ala de Operaciones Especiales 16 emplea aviones AC-130 Spectre armados con cañones gemelos de 20 milímetros, un cañón de 40 milímetros y un lanzacohetes howitzer de 105 milímetros. Estos

aviones se abastecen de combustible en el aire y se consideran armas excelentes para el apoyo aéreo, la interceptación aérea, el reconocimiento, la guerra electrónica y la defensa infrarroja.215 Collins describe así las misiones vigentes de las fuerzas especiales en Estados Unidos:236 • Acción directa. Actividades ofensivas de pequeña escala y corta duración como ataques, emboscadas, rescate de rehenes y ataques quirúrgicos para neutralizar, confiscar o destruir objetivos críticos. • Reconocimiento estratégico. Recolección de información sobre las capacidades, intenciones y actividades de enemigos reales o potenciales, características geográficas y demográficas, además de evaluación de daños después de realizar algún ataque. • Guerra no convencional. Diseñada para apoyar a grupos insurgentes, de resistencia o secesionistas extranjeros. Las fuerzas especiales asignadas para tales misiones ayudan a organizar, equipar, entrenar y asesorar a guerrillas y movimientos locales, les proveen varias clases de apoyo y establecen redes de evasión/escape que faciliten el movimiento seguro dentro y fuera del territorio. • Defensa interna extranjera. Esfuerzos interdepartamentales e tntersecretariales para ayudar a un gobierno extranjero a superar o derrotar insurgencias, subversión o situaciones de ingobernabilidad.

23J Coll¡ns,

mlbld.,

2:14

23blbid.,

op. cit.t pp. 64-66. Ibid., p. 37.

p. 61. pp. 4-6.

250 El enemigo interno

• Asuntos civiles. Promoción de cooperación entre fuerzas militares de Estados Unidos y gobiernos, pueblos y organizaciones no gubernamentales de otros países antes, durante o después de hostilidades y emergencias. Las fuerzas especiales estadounidenses pueden recuperar también áreas ocupadas y ayudar a los gobiernos aliados a reconstruir instituciones e infraestructura. • Operaciones psicológicas. Uso planificado de la propaganda y acciones para influir en ¡as opiniones, emociones, actitudes y conductas de amigos, neutrales o enemigos para cumplimir objetivos de seguridad antes, durante y después de las hostilidades. • Antiterrorhmo. Medidas ofensivas interdepartamentales e intersecretariales diseñadas para prevenir o derrotar al terrorismo doméstico o trasnacional. • Asistencia humanitaria. Medidas para mejorar la calidad de vida en otros países: atención médica, dental y veterinaria en áreas rurales; proyectos de transporte y servicios básicos; construcción y reparación de edificios públicos y transporte de víveres y medicamentos. • Teatros de búsqueda y rescate. Uso de medios terrestres, aéreos, navales y submarinos; equipos especializados en encontrar y recuperar pilotos y tripulaciones cuyas naves hayan sido derribadas fuera de Estados Unidos y sus aguas territoriales. Reagan vio en las fuerzas especiales una herramienta perfecta para apuntalar su política exterior anticomunista y evitar el control legislativo sobre las operaciones militares

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encubiertas en el extranjero,237 La falta de una línea clara de mando permitió que las fuerzas especiales fueran controladas por otras agencias que Íes asignaron misiones que no estaban autorizadas. La crisis más importante ocurrió cuando un grupo de coroneles y tenientes coroneles de las fuerzas especiales se reunieron en los sótanos del Pentágono para planear operaciones clandestinas en Centroamérica bajo el mando de la CÍA y sin conocimiento del secretario de la Defensa."8 Estas acciones antecedieron al escándalo Irán-contras, que dejó al descubierto una red de militares y espías estadounidenses que apoyaron el intercambio de drogas por armas destinadas a la contrarrevolución nicaragüense. En Guatemala, El Salvador y Honduras, las fuerzas especiales de Estados Unidos estuvieron asociadas con prácticas de guerra sucia contra los rebeldes, como la tortura, la desaparición y el asesinato de líderes sociales y guerrilleros. Para los centroamericanos, las fuerzas especiales equivalían a escuadrones de la muerte.

Las fuerzas especiales mexicanas Las primeras fuer/as especiales del Ejército mexicano se crearon en 1986 por órdenes del general Juan Arévalo Gardoqui, secretario de la Defensa Nacional. Comenzaron como una unidad experimental que posteriormente se convirtió en el ¿i? US Élite Forces, America's Defense Monitor, Center for Defense Information, Programa 509, 17 de noviembre de 1991. ÍM Ibíd.

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Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del Alto Mando,239 bajo el control directo del secretario de la Defensa. Hacia 1986, el gobierno federal había destruido a la guerrilla rural y urbana que proliferó desde el ataque al cuartel Madera en septiembre de 1965. Con excepción de algunos vestigios guerrilleros que el gobierno pareció considerar bajo control, los movimientos armados estaban extintos en México. Por ese motivo, la creación de los GAFK en el sexenio de Miguel de la Madrid obedeció más bien a la aparición del tráfico ilegal de cocaína como la amenaza más seria a la seguridad nacional mexicana. El problema del narcotráfico en ese sexenio (1982-1988) influyó profundamente en el destino inmediato de las instituciones militares, que resintieron no sólo las órdenes de mayor participación en la lucha antinarcóticos, sino también las primeras evidencias que hacían presumir corrupción en las altas esferas de la oficialidad y la jefatura castrense. Miguel de la Madrid fue el primer presidente que definió al narcotráfico como una amenaza a la seguridad nacional. Aunque existen registros de campañas militares contra el narcotráfico desde finales de los años 30, esa definición presidencial sentó las bases para que el Ejército participara más intensamente en el combate a las drogas.

'"'3 Rolando Eugenio Hidalgo Eddy, general de brigada, comandante del Primer Cuerpo de Fuerzas Especiales del Ejército, mencionó el año de la creación de los GAFE en una ceremonia militar celebrada el 3 de septiembre de 1998. Esta puede ser la primera ocasión en que un jefe del Ejército menciona públicamente datos sobre el origen de las fuerzas especiales mexicanas. Véase jesús Aranda, "Sedeña suplanta funciones de la Armada", La Jornada, lunes 1 de marzo de 1999.

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Sin embargo, el aumento del componente militar en el combate al narcotráfico se vio confrontado por la franca descomposición de los cuerpos de seguridad mexicanos. Parte de esa crisis institucional afectaba a diversos sectores del Ejército que participaron en la Brigada Blanca, el grupo paramilitar que había aniquilado a la guerrilla urbana. Las corporaciones dedicadas a la contrainsurgencia en México mostraron tener vínculos profundos con el narcotráfico. Este proceso coincidía con la proliferación del consumo de cocaína en Estados Unidos y las primeras rutas de los cargamentos colombianos por territorio mexicano. El asesinato de Enrique Camarena, agente de la DEA (agencia antinarcóticos estadounidense), en 1985, demostró que la Dirección Federal de Segundad brindaba protección al cártel de Guadalajara. Ese crimen provocó además una crisis diplomática de enormes proporciones pues Estados Unidos aprovechó el momento para exponer cualquier síntoma de corrupción entre los gobernantes mexicanos, incluidos los jefes militares. Para Estados Unidos el narcotráfico no sólo había infiltrado a la DFS, sino también al Ejército. En 1985, un testigo protegido de la DEA nombró a varios altos funcionarios del gobierno mexicano, entre los que se encontraba el general Arévalo Gardoqui, como supuestos conspiradores del asesinato del agente Camarena. La presión estadounidense fue tan fuerte que Miguel de la Madrid intentó demostrar que su gobierno tenía voluntad de combatir el narcotráfico; entre las medidas que adoptó destacaron la desaparición de la Dirección Federal de Seguridad en 1985 y la designación del general Vinicio

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Santoyo Feria, jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, como comandante de la V región militar con sede en Guadalajara, Jalisco, el lugar donde Camarena fue secuestrado y asesinado.240 De la Madrid intentaba acallar las críticas con la reputación personal del general Santoyo Feria dentro del Ejército. Al asumir el cargo de secretario de la Defensa Nacional en 1988, el general Antonio Riviello Bazán ordenó la disolución inmediata del grupo de operaciones especiales de Arévalo Gardoqui; sin embargo, Riviello Bazán se apresuró a crear otro nuevo, pues el Ejército tenía evidencias de un nuevo brote guerrillero latente en Chiapas. La creación de este grupo GAKli no fue ultrasecreta como la anterior, aunque su desarrollo ocurrió bajo una discreción casi absoluta. Riviello mantuvo a los GAFE en un bajo perfil, pero orientó la compra de armas y el entrenamiento militar hacia el fortalecimiento de las fuerzas especiales. Las diferencias entre los militares mexicanos y sus contrapartes del país vecino mantuvieron distantes a ambos ejércitos, pero eso no detuvo el programa de modernización de Riviello Bazán, basado en la compra de armamento estadounidense. Aunque con varias décadas de atraso, México comenzó a usar la tecnología militar utilizada en la guerra de Vietnam y a ensayar sistemas de organización contrainsurgente que Estados Unidos había desarrollado a principios de la década de los 60. La flota aérea mexicana se diseñó para combatir contra fuerzas irregulares y para sostener una guerra no convencio240 Roder¡c Ai Camp, Generáis in the Palacio, Oxford University Press, Nueva York, 1992, p. 60.

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nal. Los primeros cuerpos especializados en contrainsurgencia del Ejército y la Fuerza Aérea se inspiraron en el modelo estadounidense de las fuerzas de operaciones especiales. Riviello Bazán creó unidades aerotransportadas de operaciones especiales y las llamó Escuadrón de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea. México compró, en 1992 10 helicópteros MD-530F a la empresa estadounidense McDonneíl-Douglas; cuatro de ellos se integraron al Escuadrón Aéreo de Operaciones Especiales 214, otros cuatro al EAOE 215 y dos al Escuadrón Aéreo de Búsqueda, Rescate y Evacuación 209. Este helicóptero artillado de reconocimiento es una nave pequeña, ágil, veloz, utilizada intensivamente en la guerra de Vietnam; está integrada a la guerra contra el narcotráfico y a las operaciones contrainsurgentes, alcanza una velocidad máxima de 281 kilómetros por hora, tiene un techo de servicio de 4 mil 876 metros de altura y transporta al piloto y cuatro pasajeros más en la cabina.241 Durante una operación, por lo general, los MD-530F siempre vuelan a la vanguardia de la flotilla de helicópteros y realizan misiones de reconocimiento. Los Escuadrones Aéreos de Operaciones Especiales entraron en acción el 1 de enero de 1994 en Chiapas, durante los combates con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Las tropas terrestres tuvieron un apoyo esencial en el Escuadrón de Operaciones Especiales 214 de la Fuerza Aérea. 2J1 José A. Quevedo. McDonnell—Douglas MD530. F/G. Fuerza Aérea Mexicana (no oficial), página en internet: http://www.200.23.238.36/ IINTERMOD/FAM

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lluego de las operaciones contra el EZLN en enero de 1994, la Secretaría de la Defensa Nacional decidió adquirir otros 12 helicópteros MD-530MG Defender, cada uno artillado con una ametralladora M2AC, calibre 050, en soporte Mark II y un lanzacohetes LAU-68A de siete bocas. Los primeros 10 helicópteros MD-530F fueron mejorados con armamento FN Herstal.242 El general Riviello Bazán también dotó a sus fuerzas especiales aerotransportadas con el Black Hawk, uno de los helicópteros multipropósito más resistentes y con mayor capacidad mortífera que haya creado la industria aérea estadounidense. Cuando México adquirió los primeros helicópteros Black Hawk también recibió las premisas de doctrina y organización militar de Estados Unidos. El desarrollo de los UH-60 fabricados por la Sikorsky había sido un imperativo de la guerra de Vietnam. Cada guerra y cada intervención de Estados Unidos estaba enmarcada por una tendencia a crear tecnología y sistemas de organización militar de mayor movilidad y rapidez. El helicóptero Black Hawk era un paso adelante en la capacidad de combate en conflictos de baja intensidad. Los temibles UH-60 habían pasado ya varias pruebas en Granada y en la primera guerra del Golfo Pérsico, donde más de 250 unidades volvieron a mostrar su versatilidad, agilidad y utilidad. A la manera de Estados Unidos, México privilegió la utilización de los helicópteros UH-60 en la operación de fueribid.

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zas especiales. En 1991 llegaron las dos primeras máquinas de este tipo dos aparatos de la serie S-70A-24A, equivalentes al modelo UH-60L estadounidense. El primer helicóptero Black Hawk recibió la matrícula 1197, comisionada como DN-01 (Defensa Nacional 01) para el transporte del alto mando de la Secretaria de la Defensa Nacional y asignada en la base aérea número 11 en el aeropuerto internacional de la ciudad de México. El segundo Black Hawk recibió la matrícula 1198 y fue asignada a los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales (GAFE). Los Black Hawk de la Fuerza Aérea Mexicana no tardaron en entrar en combate contra fuerzas insurgentes. En enero de 1994, los UH-60 hicieron posible el rápido transporte de tropas para sobrevolar las trincheras cavadas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y realizar reconocimientos tácticos o meteorológicos. Seis meses más tarde, en junio de 1994, el gobierno mexicano obtuvo otros cuatro helicópteros Black Hawk y los destinó al Escuadrón Aéreo de Operaciones Especiales 216 (EAOE 216), asignado a la base aérea número 1 en Santa Lucía, Estado de México. Los helicópteros habían sido solicitados por el presidente Carlos Salinas desde 1992, lo que habla de la preparación contrainsurgente de la Fuerza Aérea Mexicana previa al levantamiento de enero de 1994.¿4Í Estas naves, con matrículas 1191,1192,1193 y 1194, participaron en la Operación Arcoiris que contuvo el avance del EZLN y la toma armada de 11 municipios de Chiapas en diMI The International Institute forStrategíc Studies, The Military Balance ^ 996/97, Oxford University Press, Londres, 1997, p. 208.

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ciembre de 1994. Dos meses más tarde, como parte de l;i ofensiva contra los zapatistas, los Black Hawk de la Fuerza Aérea tuvieron una participación esencial en el cerco de los reductos zapatistas en la selva chiapaneca. En la mañana del 9 de febrero de 1995, u na formación de tres aviones Arava y 30 helicópteros, entre ellos los Black Hawk, los MD-530 y los Bell 212, sobrevoló el poblado de Guadalupe Tepeyac, considerado el cuartel general de los zapatistas. Las naves aéreas integraban el Escuadrón de Operaciones Especiales 216, destinado al combate en apoyo de los 109 vehículos de tierra y las tropas que invadieron el poblado. Toda la acción estaba concebida como una operación quirúrgica sorpresiva para capturar y extraer de la selva al subcomandante Marcos y a los principales dirigentes político-militares del EZLN. La incursión fracasó pues los efectivos zapatistas abandonaron Guadalupe Tepeyac antes de la llegada de las tropas. No obstante, la operación de cerco sirvió aj Ejército para recoger datos de inteligencia sobre las posiciones zapatistas en las regiones próximas a la selva chiapaneca y para consolidar el uso de los helicópteros Black Hawk y MD-530 en los Escuadrones Aéreos de Operaciones Especiales, como piezas esenciales en las operaciones antinarcóticos y contrainsurgentes. El equipo fue mejorado posteriormente. Los Black Hawk del Escuadrón de Operaciones Especiales 216 recibieron capacidad adicional de almacenamiento de combustible con dos tanques, uno externo de 1 652 litros y otro interno con 1 321 litros. Se les instaló además un sistema de posicionamiento global (GPS, una especie de brújula electrónica que

suministra información satelital de vuelo) y un sistema de navegación nocturna conocido como ANVIS (army night visión system), que les proporcionó capacidad de combate nocturno.

La doctrina nacional Bajo el mando del general Enrique Cervantes Aguirre, el Ejército y la Fuerza Aérea incrementaron el número y la preparación de los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales. En el primer año del gobierno de Ernesto Zedillo, la Secretaría de la Defensa Nacional organizó un GAFE en cada una de las 12 regiones militares 24 " 1 y descentralizó su entrenamiento. Los comandantes de región quedaron como responsables de entrenar a los GAFE "con el objeto de contar con tropas especializadas y aptas para actuar en las zonas geográficas", según las características del clima. Las tropas de operaciones especiales mexicanas vistieron uniformes camuflados con colores diferentes para la selva, el desierto, las ciudades y el combate nocturno en las ciudades. La mayoría de las tropas de los GAFE destacan por su estatura y complexión mayor en comparación con las tropas regulares. Desde 1991, las acciones de los GAFK del Ejército mexicano habían quedado plasmadas en el Manual de operaciones especiales DN M 3103 como "aquellas que se desarrollan bajo condiciones particulares de terreno y clima, requirién144 Secretaría de la Defensa Nacional, Informe de Labores 1994-95, México, 1995.

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dose de organización, armamento, equipo y adiestramiento adecuado, y donde ia doctrina vigente no cambia, sino sólo se modifican las técnicas adaptándolas a cada situación como poblados, bosques, selva, cursos de agua, nieve y frío intenso, zonas desérticas, montaña y nocturna". 245 Cervantes Aguirre continuó y aumentó la obra de los dos secretarios de la Defensa anteriores en materia de fuerzas especiales. Además de multiplicar los GAFE en regiones y zonas militares, el alto mando del Ejército y (a Fuerza Aérea intentó diferenciar a las fuerzas especiales mexicanas de las estadounidenses. Según el Manual de empleo de unidades de fuerzas especiales de la Secretaría de la Defensa Nacional, el concepto de fuerzas especiales en otros países (como Estados Unidos, España y Guatemala) consiste en las fuerzas que llevan a cabo "operaciones tales como contraguerrilla, contrainsurgencia en áreas urbanas, incursiones, etcétera".24'1 Las diferencias doctrinarias eran en realidad mínimas. La doctrina del Ejército mexicano escrita en el manual anterior indica que las fuerzas especiales son "aquellas unidades organizadas y equipadas en forma específica para realizar diferentes tipos de operaciones (regulares e irregulares) en forma independiente o en apoyo de fuerzas regulares y que cuentan con un alto grado de adiestramiento especializado".247 Aunque el discurso oficial afirma que los GAFE son fuerzas antinarcóticos, la descripción de estos grupos en los ma

Op. cit., pp. 42-43.

del enemigo, y capturar y destruir material, equipo o documentos del enemigo.251 El manual contempla estas operaciones especiales contra "fuerzas regulares, terroristas, transgresores de la ley y secuestradores". Normalmente, establece el manual, las unidades de fuerzas especiales están bajo el mando de un jefe de arma (coronel o general) y su estructura orgánica es equivalente a una compañía tipo (cuadro 6.1). Sus características principales son movilidad, rapidez, plasticidad, flexibilidad, volumen de fuego, versatilidad, acción sorpresiva y ligereza. Sus peculiaridades permiten la infiltración y exfiltración rápida del territorio o de áreas controladas por el enemigo en cualquier terreno y por cualquier medio (tierra, mar o aire). La doctrina militar indica que una acción de las fuerzas especiales decisiva, violenta y contundente desmoraliza al enemigo. Estas unidades se despliegan y entran en acción con rapidez y pueden desencadenar un gran volumen de fuego; actúan en toda clase de operaciones de guerra irregular y también, aunque de forma limitada, en operaciones regulares.252 Las fuerzas especiales mexicanas están entrenadas para llevar a cabo acciones que las tropas regulares no pueden realizar. Son capaces de actuar en forma aislada e independiente por cortos periodos. Están entrenadas para ocupar, capturar o destruir objetivos determinantes y pueden emplearse como observadores avanzados de artillería y precursores de asalto aéreo. 251

Op. cit., p. 121. dt., p- 31.

2SJOp.

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CUADRO 6.1. Ejemplo de la estructura orgánica de una unidad tipo de fuer/as especiales. Compañía de fuerzas especiales A. Mando. B. Grupo de comando. a. Jefatura (segundo comandante). b. Oficial de operaciones. c. Oficina administrativa, d.Depósito. C. Tres secciones de fuerzas especiales. Cada una con: a. Mando (grupo de comando). b. Tres pelotones de fuerzas especiales. Cada uno con: Comandante de pelotón. Comandante de equipo. Elemento con ametralladora. Elemento con aditamento 203. Elemento con fusil automático. Comandante de equipo. Elemento con ametralladora. Elemento con aditamento 203. Dos elementos con fusil automático. D. Sección de especialistas. Organizada con: a. Pelotón de expertos en explosivos y francotiradores. b. Pelotón de asalto aéreo. c. Pelotón anfibio. E. Sección de plana mayor y servicios. Integrada con: a. Célula de sanidad. b. Célula de transportes. c. Célula de materiales de guerra. d. Célula de transmisiones. e. Célula de intendencia.

Utilizan armamento y material ligero (cuadro 6.2). Su equipo también es especializado: va desde equipos de buceo, explosivos y visión nocturna hasta sistemas de posicionamiento global, comunicación satelital y criptográfica. Durante operaciones aeromóviles, las fuerzas especiales utilizan principalmente aviones ligeros y helicópteros, las cuales permiten desplazamientos tan rápidos que impiden reaccionar al enemigo. CUADRO 6.2. Armamento de las fuerzas especiales mexicanas. Pistola calibre 9 mm. Pistola ametralladora MP-5 calibre 9 mm. Fusíl automático. Ametralladora SA minimi calibre 5.56. Ametralladora 7.62 mm. Fusil para francotirador. Aditamento M-203. Lanzador múltiple MOL. Escopeta calibre 12 mm. Mortero calibre 66 mm tipo cazador. Lanzacohetes. Granadas (de mano, fusil, fumígenas, incendiarias, etc.). Ballestas. Cuchillo de monte.

El apoyo estadounidense México se apoyó en el entrenamiento militar estadounidense. Entre 1981 y 1995, mil 448 militares mexicanos recibieron instrucción en Estados Unidos bajo el Programa

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Internacional de Educación y Entrenamiento Milicary el Programa de Ventas Militares al Extranjero (IMETy FMS, respectivamente, por sus siglas en inglés). La educación de militares mexicanos en las escuelas castrenses de Estados Unidos incluyó entrenamiento de oficiales en inteligencia militar, naval y aérea, así como de expertos en operaciones de comando, psicológicas, desminado y de relaciones civiles-militares, todas ellas materias necesarias en el terreno de la contrainsurgencia y e! combate al narcotráfico. Según información oficial del Pentágono, desde el primer año de gobierno de Salinas de Gortari la Secretaría de la Defensa Nacional privilegió la formación de oficiales en cursos de inteligencia militar e inteligencia militar estratégica, así como de operaciones psicológicas y antinarcóticos.- 13 Durante el proceso de modernización que llevó a cabo la administración de Miguel de la Madrid, la educación militar que proporcionó Estados Unidos a México privilegió la formación de oficiales de Estado Mayor, infantería, navegación, cuerpos marinos, comando naval, operaciones conjuntas y blindados, así como operación y mantenimiento de naves. Con Salinas de Gortari se hicieron más frecuentes los cursos de contrainsurgencia y la lucha antinarcóticos. En 1989, por ejemplo, cinco militares con grado de mayor tomaron cursos de inteligencia militar, en tanto que tres tenientes coroneles recibieron instrucción en operaciones conjuntas en América Latina. Al año siguiente, 1990, cuatro tenientes 2S1 Información proporcionada por el Departamento de la Defensa do Estados Unidos en los términos del Acta de Libertad de Información.

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coroneles y un mayor tomaron un curso de inteligencia militar estratégica. Además, 11 tenientes y subtenientes recibieron tres meses de enseñanza en operaciones antinarcóticos y se capacitaron como oficiales instructores; otros tres tenientes fueron entrenados ese mismo año en operaciones psicológicas, una de las áreas esenciales de la contrainsurgencia. Salinas envió a 46 militares mexicanos en 1991 para capacitarse como oficiales e instructores de inteligencia militar estratégica, operaciones del Estado Mayor en campaña, operaciones antinarcóticos, guerra psicológica y pilotos aviadores, además de los cursos regulares como infantería, blindados, comando y Estado Mayor. En 1993, los soldados mexicanos comenzaron a capacitarse en la reparación de helicópteros UH-1H Huey y operaciones de comando, además de paracaidismo militar. Diez oficiales recibieron instrucción antinarcóticos. Para 1994, año de la insurrección chiapancca y último de la administración salinista, 16 oficiales recibieron entrenamiento antinarcóticos y otros 37 tomaron cursos en mantenimiento y operación de helicópteros UH-1H Huey. E! entrenamiento estadounidense a militares mexicanos estaba enfocado al uso de la flota área de ala rotatoria, como uno de los instrumentos esenciales de una fuerza de despliegue rápida y letal. A partir de 1996, esta tendencia se elevó hasta niveles sin precedente. Con el entrenamiento en Estados Unidos de más de mil 500 efectivos del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales durante 1997, la administración del presidente Ernesto Zedillo superó en un solo año el número de

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militares capacitados durante 14 años en las escuelas del Pentágono. Mediante un acuerdo firmado en abril de 1996 entre Ion secretarios de Defensa de México y Estados Unidos, el Pentágono privilegió el entrenamiento de unidades de reacción rápida capacitadas en espionaje, asalto aéreo e intercepción de drogas. Éste fue el verdadero punto de inflexión paru las fuerzas especiales mexicanas. El entrenamiento estadounidense se convirtió en el corazón de las relaciones militares entre ambos países. Según información de la Oficina para la Política Nacional de Control de Drogas de Estados Unidos, que el general Barry McCaffrey entregó al Congreso estadounidense en septiembre de 1997, el Pentágono estableció un programa especial de entrenamiento y entrega de equipo para unidades aerotransportadas de reacción rápida dedicadas a la lucha antinarcóticos.25'4 Seiscientos militares mexicanos se capacitaron en 1996 según los términos de este programa, el cua! indica que en el año fiscal 1997 (del 1 de octubre de 1996 al 30 de septiembre de 1997) más de mil 500 militares serian capacitados en el programa de entrenamiento antinarcóticos, que incluye cursos de mantenimiento de naves aéreas, comunicaciones, espionaje, pilotaje de helicópteros UH-1H, habilidades de fuerzas especiales, desarrollo de jefatura y operaciones marítimas contra las drogas. "d Véase Barry M. McCaffrey, US-Mexico Counter Drug Cooperation. Report to Congress, volumen I. Executive Office of the President, Office of National Drug Control Policy, US, septiembre de 1997.

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El programa del Pentágono también abarcó a efectivos de la Armada de México: más de 600 elementos participaron durante 1997 en el programa de entrenamiento de fuerzas navales mexicanas especializadas en la lucha antinarcóticos en mar, costas y ríos. El entrenamiento también se realizó en el territorio mexicano. A petición de la Secretaría de Marina, equipos móviles de entrenamiento de EU viajaron a México en abril de 1997 para capacitar a más de 100 oficiales navales mexicanos.255 Los GAFE mexicanos reciben entrenamiento por parte de instructores pertenecientes al Séptimo Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos, adscrito al Comando Sur. Alien Holmes, subsecretario de la Defensa para operaciones especiales y conflictos de baja intensidad, describió la naturaleza y los beneficios que aporta a Estados Unidos el entrenamiento de fuerzas especiales mexicanas: Las Fuerzas de Operaciones Especiales (de Pastados Unidos) han sido muy útiles en nuestro trabajo con el Ejército mexicano. Con el 70 por ciento de la cocaína que enera a Estados Unidos a través de la frontera mexicana, hemos hecho un progreso significativo en el desarrollo de programas de cooperación antinarcóticos con el Ejército mexicano. Hace un año y medio no teníamos virtual mente ningún concacto con el Ejército mexicano. Hoy, nosotros estamos ayudando al Ejército mexicano a crear un número de grupos antinarcóticos de reacción rápida con capacidad aérea. La pieza central de este programa ha sido el entrenamiento conducido por el Séptimo Grupo de Operaciones Especia"ñ lb¡d.

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les, quien entrenará cerca de 200 efectivos de grupos de reacción rápida tan sólo en este año fiscal. Actualmente estos grupos de reacción rápida han realizado innumerables ataques al liderazgo de los jefes del narcotráfico.25'1

Para los observadores estadounidenses, el acuerdo que firmaron los secretarios de Defensa de México y Estados Unidos fue el más importante que se haya logrado en la historia reciente. Donald E. Shulz, en una investigación del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra de Estados Unidos, considera que "el acuerdo de cooperación militar que se firmó en 1996 durante la visita que hizo a Washington el secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes Aguirre, fue el más importante de su clase que se haya alcanzado entre los dos países"."7 El acuerdo consistió en la transferencia de 73 helicópteros UH-IH Hueyyel entrenamiento de militares mexicanos en tácticas antinarcóticos, así como la donación de dos aviones de reconocimiento C-26. Entre 1995 y 1997, la ayuda militar de Estados Unidos a México con fines antinarcóticos se incrementó espectacularmente. De acuerdo con documentos del Congreso estadounidense, en 1997 la administración del presidente Bill 2SI> Véase Alien Holmes, Military Operations in the Post-Cold War Era. Prepared remarks by H. Allen Holmes, assístant secretary of defense forspecial operations and low-intensity conflict, at the Intelligence in Partnership Conference, Joint Military Intelligence College, Andrews Air Forcé Base, Md., 26 de junio de 1997. ¿" Véase Donald. E. Schulz, Befween a rocik and a hard place: The United States, México and the agony of national security, Strategic Studies Institute Special Report, US Army War College, US, 1997.

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Clinton destinó a México 8 millones de dólares en fondos antinarcóticos, cantidad que significaba un aumento de casi 400% en comparación con los 2.2 millones de dólares asignados para 1996. El tema de la educación y el entrenamiento de los militares mexicanos ocupó un papel de primer orden en este esquema de ayuda castrense. México destacó por ser el país latinoamericano que recibía más subvenciones provenientes del Programa Internacional de Educación y Entrenamiento Militar (IMliT, por sus siglas en inglés). De acuerdo con el presupuesto para el año fiscal 1998, Estados Unidos destinó al entrenamiento de militares mexicanos un millón de dólares de los fondos del IMKT, la cantidad más elevada para toda América Latina. En el mismo año fiscal, Estados Unidos previo la entrega a México de otros 8 millones de dólares en asistencia antinarcóticos y de 9 millones 250 mil dólares adicionales por concepto de asistencia para el desarrollo. En total, la ayuda económica y asistencia militar prevista para México en 1998 alcanzó los 18 millones 250 mil dólares, un incremento de más de 800% respecto de 1996. La prioridad que tuvo para listados Unidos la capacitación de militares mexicanos se reflejó también en el hecho de que México se convirtió en el país de América Latina que más estudiantes envió (176) en 1996 a la Escuela de Las Américas, ubicada en el Fuerte Benning, sede de la Infantería estadounidense. Las fuerzas especiales mexicanas, tanto del Ejército y la Fuerza Aérea como de la Armada, recibieron fondos a través de la sección 1004 del presupuesto del Departamento de la Defensa. Estados Unidos dispuso para el entrenamiento de

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los GAFE mexicanos un total de 28 millones 905 mil dólares en 1997 y de 20 millones 79 mil dólares en 1998.258 En 1999, Estados Unidos previo un millón de dólares para el entrenamiento de militares mexicanos a través del programa IMET, más otros 8 millones de dólares provenientes del Programa de Control Internacional de Narcóticos.251' Las fuerzas especiales estaban convertidas en la piedra de toque del Ejército mexicano al final del milenio.

Nuevas compras de armamento para los GAFE Después de la aparición del EZLN en Chiapas, el Ejército mexicano realizó una inversión fuerte en la compra de armamento y equipo para fortalecer las capacidades de los Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales. La compra de material ligero para sus fuerzas especiales correspondía a las transformaciones profundas que ocurrían en la estructura de las fuerzas armadas e implicaba también un enorme incremento del poder de fuego de los GAFE. Según la revista especializada Jane's World Armies, 260 México compró, después de enero de 1994, 7 mil 574 rifles lanzagranadas, 18 lanzagranadas M203P1 de 40 milímetros, 500 rifles de francotirador, 473 mi! artículos de campo, 14 ""Adam Isacson y joy Olson, Just the Facts: A civilian 's guide to Uí defense and security assistance to Latín America and the Caribbean. Washington, 1998. (Véase en línea: http://www.ciponline.org/facts/dcsmx.htm). ™ Ibid. 'írM}ane 's World Armies, México: World Armies, octubre de 1996.

Fuerzas especiales 273

mil bolsas de dormir, 660 mil raciones, 120 mil cinturones con funda de pistola, 78 cantimploras, 608 apuntadores láser y 208 equipos de visión nocturna. El Ejército mexicano adquirió también 500 armas antitanque belgas, 856 lanzagranadas automáticos HK19 y 192 ametralladoras M2HB. En 1994, la Secretaría de la Defensa Nacional afirmó que no utilizaría armamento pesado en Chiapas y que prefería el uso de equipo y transporte ligero. La razón fundamental de esta orientación era que el armamento ligero es el indicado para las fuerzas de reacción y despliegue rápido, como los GAFE. Jane's World Armies argumenta que México adquirió armamento como armas antitanque RPG-7 sin reportar las operaciones de compra: "Soldados mexicanos han sido observados en México cargando armas antitanque RPG-7 y armas muy similares al B-300." Los RPG-7 son armas antitanque de fabricación rusa, de rango corto (500 metros de alcance) y penetración de 320 milímetros en blindados. 261 Todos los sistemas de armamento descritos corresponden a las armas empleadas por las fuerzas especiales mexicanas. Por ejemplo, las raciones son esenciales para la autonomía de las fuerzas especiales mientras ejecutan una operación de infiltración en territorio o áreas controladas por fuerzas irregulares. Los militares mexicanos requirieron más armas y equipo para los GAFE. En el año fiscal 1996, el Congreso de Estados Unidos autorizó la venta a México de un total de 146 millones 617 mil 738 dólares en armamento y refacciones por parte de proveedores estadounidenses. De nueva cuenta se ¿til Para una descripción detallada de estos misiles véase William J.Lewis, The Warsaw Pací. Arms, Doctrine and Strategy, McGraw-Hill, USA, 1982.

Fuerzas especiales 275

274 El enemigo interno

privilegiaron los sistemas de armamento ligero, propio |>mi| operaciones de fuerzas especiales. Entre las ventas autorizadas se encuentran más de 1(1 millones de dólares en refacciones para aviones de carga y cli« combate, casi seis millones de cartuchos de distintos r;ili bres (desde .22 hasta .50 milímetros), millón y medio de dólares en herbicidas, 378 lanzagranadas, 3 helicópteros M I ) ' 500, máscaras antigases, más de 61 mil dólares en producid* químicos antipersonales y otro tipo de equipos para contra de disturbios. 262 En 1997, los proyectos mexicanos de compra de armamento estadounidense fueron propios de las operaciones especiales: químicos antipersonales para control de disturbios, encriptadoras, lanzagranadas, componentes láser, equipos de visión nocturna, 10 mil pistolas y revólveres, mil HO rifles AR-15, 3 mil 193 rifles M-16, además de refacciones para tanques y vehículos artillados. 263 Documentos oficiales estadounidenses indican que en 1999 las fuerzas armadas mexicanas solicitaron la compra cíe más de 62 millones de dólares en armamento proveniente de Estados Unidos 264 (figura 6.1). 1KÍ Departamento de Estado, Departamento de Defensa, "Forenig Militury Assistance Act Report to Congress", Fiscal Year 1996, Washington DC; scp tiembre de 1997. Citado en Adam Isacson y Joy Olson, "Just the facts; A civilian ' s guide to US defense and security assistance to Latín America jntl the Caribbean", Washington, 1998. (Véase http://www.dponline.org/fdcti/ dcsmx.htm}. ¿(>3 Departamento de Estado, Departamento de Defensa, "US Arrní Exports: Direct Commerdal Sales Authorízatons for Fiscal Year 97". Washington; agosto de 1998. Citado en Isacson y Olson, op. cit. J('4 Departamento de Estado, Office of Resources, Plans and Polity, Congressional Presentation for Foreign Operations, Fiscal Year 1999, Washington, marzo de 1998. Citado en Isacson y Olson, op. c/í.

FIGURA 6.1. Venta de armamento de Estados Unidos a México, años fiscales 1993-1999 (miles de dólares) $50,000 $45,000 $40,000 $35.000 $30.000 $25,000 $20,000 $15.000 $10,000 $5.000 $0

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FMS 1993

I 1994

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1996

1997

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27.663

15,000 ; 15.000

991

12.642

11,665 I 47,225

1998

I 1999

Elaboración propia. FUIÍNTKS: 1) "Foreign Military Sales Facts, 1996", US Defense Security Assistance Agency, publicado en Antis 'i'mmfer MonitoringProject^ Fedcration of American Scientíat$tJkffp://vttm,fas,{>rg. 2) United States, Department of Defense, Foreign Military Assistance Act, Report to Congress, Fiscal Year 1996 (Washington, septiembre 1997), publicado en Just the Facts, Latín America Working Group and Center for International Polícy,/itffi://mpw.ripoti//rif.orfr. 3) United States, Department of State, Office of Resources, Plans and Policy, Ctmgrewomil Presenifition for l.fi/>&tt/itie.0r%.

7. Expansión militar

\l nuevo Ejército mexicano

Las fuerzas armadas se han convertido en protagonistas visibles y activos de un México aquejado por la multiplicación de pobres, la espiral de violencia, el crecimiento mayúsculo del narcotráfico y la proliferación de grupos armados de izquierda y de derecha. Sometidas a la observación periodística constante, a la crítica de las organizaciones de derechos humanos, al escrutinio permanente de legisladores de !a oposición, las fuerzas armadas han tenido que defender su prestigio al mismo tiempo que se multiplican sus frentes de combate. Los militares mexicanos mantienen sus operaciones en cualquier parte del territorio nacional donde encuentren señales de los nuevos enemigos: desde bandas internacionales de tráfico de armas y drogas hasta pequeños ejércitos guerrilleros. Estas fuerzas armadas han crecido en importancia, magnitud y organización. Su armamento es más letal y sofisticado. Sus medios de transporte son ahora más ligeros y rápidos. 277

Expansión militar 279

278 El enemigo interno

En el año 2002 contaban con 237 mil 545 efectivos, el doble de hace dos décadas. Su división territorial militar, aérea y naval ha sido reestructurada. Sus escuelas siguen los cánones de las nuevas doctrinas militares: la guerra irregular, la inteligencia militar, el despliegue de fuerzas especiales para la selva, el campo, la ciudad, el mar y el desierto. Uno de los aspectos más importantes de esta nueva magnitud militar ha sido el crecimiento del número de efectivos, notorio en los últimos tres sexenios. A partir de la calificación del narcotráfico como una amenaza a la segundad nacional, las presiones estadounidenses para combatirlo y el resurgimiento de grupos armados en el país, el gobierno ha multiplicado los efectivos militares. Entre 1988, el último año del gobierno de Miguel de la Madrid y 1998, el cuarto de Ernesto Zedillo, las fuerzas armadas incrementaron 25% su personal. El aumento de efectivos es más notorio en el Ejército que en la Armada. Puede observarse también que la tendencia al incremento de personal militar es mayor a partir de 1994, año del levantamiento indígena en Chiapas (tabla 7.1). El aumento del número de efectivos militares coincide y está determinado por la mayor utilización del Ejército en labores en contra del narcotráfico, el crimen organizado y !a insurgencia armada, así como la ayuda a la población en caso de desastre. La estrategia militar contra estas amenazas de orden interno privilegia tipos específicos de armamento y entrenamiento militar que México compra o recibe del exterior. Implica también la formación de grupos de fuerzas especiales, aerotransportadas y anfibias, que emulan el modelo estadounidense y tienden a convertirse en fuerzas de

TABIA 7.1. Personal SDN 1988 137350 1989 142961 1990 151178 1991 155218 1992 157142 1993 162169 1994 165463 1995 172753 1996 179038 1997 183296 1998 183296 1999 183296 2000 183296 2001 183296

Militar 1988 - 2001 Semar Total 41955 179305 41134 184095 41816 192994 43737 198955 46687 203829 48068 210237 49218 214681 53128 225881

54247 54247 54243 53729 55687 55687

233285 237543 237539 237025 238983 238983

Elaboración propia con datos de! Primer Informe de Gobierno del Presidente Vicente FoxQuesada, diciembre de 2001.

intervención rápida. Estas tropas especializadas integran el núcleo principal de combate contra el narcotráfico y la insurgencia armada, así como dei auxilio a la población en situaciones de desastre. Constituyen, asimismo, una de las vías más importantes de transformación de las fuerzas armadas.2'" Como se vio en el capítulo dedicado a las fuerzas especiales, no sólo se trata de un aumento en e! número, sino también en la calidad de los efectivos. Esto fue evidente con la multiplicación de los grupos de fuerzas especiales terrestres, aéreas, anfibias y acuáticas y con la compra del arma2(>5 )osé Luis Piñeyro, investigador en sociología militar, considera que las tareas no militares de estas tropas especializadas conducen al Ejército hacia la posibilidad de una desprofesionalízación militar parcial.

280 El enemigo interno

mentó apropiado para operaciones de despliegue rápido en todos los medios geográficos del país. A este aumento en el número y la calidad de los efectivos de las fuerzas armadas le ha correspondido una reestructuración territorial mediante la creación de más zonas militares, navales y aéreas. Algunas de las zonas más recientes se crearon en el sureste del país, donde se concentra la aplicación de la estrategia contrainsurgente; otras se levantaron en regiones del centro y norte del país, donde predomina la estrategia antinarcóticos. Entre 1994 y 2002, la Secretaría de la Defensa Nacional creó siete zonas militares hasta completar 44. Esta organización territorial ha sido una de las características que el Ejército arrastra desde el periodo posrevolucionario. El presidente Plutarco Elias Calles dividió el territorio nacional en 33 zonas militares como una forma de controlar la actividad de los caudillos que operaban junto con sus pequeños ejércitos en distintas regiones de la República. Este sistema de organización territorial posibilitaba la centralización del nuevo Ejército resultante de la Revolución. El jefe de la zona militar, sujeto a las órdenes del secretario de Guerra y Marina, primero, y del secretario de la Defensa Nacional después constituía una autoridad federal que equilibraba y, en ocasiones, dominaba a las fuerzas políticas locales. Durante su gobierno (1946-1952), Miguel Alemán Valdés ordenó la creación de regiones militares con el fin de reducir el número de generales con los que tenía que tratar y negociar. Aunque México había contado con dos presidentes civiles antes de 1946, Alemán inauguraba la era de las presidencias civiles, luego de un periodo casi ininterrumpido de 101 años

Expansión militar 281

de gobiernos militares. En este contexto, todas las medidas de control civil sobre los militares fueron favorecidas durante el gobierno de Alemán. Para Tzvi Medin, la creación de las regiones militares posibilitó un control más efectivo de Alemán Valdés sobre el Ejército: Durante el período 1950-51 se llevó a cabo una gran reforma que modificaba la anterior división territorial, la cual se ajustaba a la división política, de tal modo que las comandancias de zona coincidían con las de las entidades federativas. El territorio nacional entonces se dividió en nueve regiones militares en función de la organización económica, del trazado de las comunicaciones y de la índole de los problemas internos. De este modo se consideró que se lograría la simplificación del mando y del agrupamiento racional de las condiciones estratégicas de dichas regiones. Cada una de las regiones pasó a contar con varias zonas militares que se encontraban bajo la comandancia y el Estado Mayor de !a región, tratando de conseguirse de tal modo un estrecho y más efectivo control sobre las zonas militares. 2Q

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