Sicko

Sicko es un documental de Michael Moore acerca del sistema de salud de los Estados Unidos, en el cual dirige su mirada e

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Sicko es un documental de Michael Moore acerca del sistema de salud de los Estados Unidos, en el cual dirige su mirada especialmente a las compañías de salud. A lo largo de este, se puede apreciar mediante la comparación con sistemas de salud de otros países como Francia, Reino Unido y Cuba; las deficiencias que padece y el negocio que se esconde detrás de, lo que la mayoría de la población norteamericana cree, servicios de salud que brindan “protección y cuidado” a sus ciudadanos. A través de las diversas entrevistas que el director de la película hace a personas que son atendidas bajo distintos sistemas de salud, queda en evidencia la despreocupación y mirada capitalista que Norteamérica tiene de la salud, considerándola netamente como un bien de mercado: quien puede pagar por ella la tiene; quien no, queda a su suerte en cuanto a atención médica respecta. Además, la nula supervisión y legislación a las instituciones médicas y las irregularidades que cometen ha provocado la muerte de más de un paciente esperando la aprobación de sus gastos médicos. En el otro lado de la moneda están los países con servicios de salud gratuitos para sus ciudadanos, donde no existe la preocupación por el pago luego de una hospitalización o la imposibilidad de adquirir medicamentos por su alto precio, ya que hay un precio estándar para ellos. Es un servicio eficiente, donde los médicos son empleados del Estado, y al contrario de lo que se pudiera pensar, su salario les permite vivir cómodamente. Para estas personas es inconcebible tener que pagar por la salud, pero claro, no pagan por ella, pero todos los recursos invertidos tienen que provenir de algún lado, por tanto esta es la razón de las altas tasas impositivas en estas naciones. Es aquí donde surge la pregunta, si Estados Unidos es un país con bastantes recursos y tecnología a su favor, y por qué no decirlo, se caracteriza también por imitar las buenas prácticas que considera que puedan ser un progreso para el país, ¿por qué no imita el sistema de salud de los países ya nombrados? ¿Por qué no permite que todos los ciudadanos tengan acceso a la salud y un trato digno si se supone que se les debe a ellos el progreso y avances del país? ¿Acaso el miedo al socialismo y la coerción de la libertad es lo que pone un freno para mejorar las cosas? Políticos y mandatarios han hecho el intento por cambiar el sistema, pero no logran avanzar con sus propuestas ya que interviene el lobby que las mismas empresas asociadas a la salud ejercen; o lo que es aún peor, no cuentan con el apoyo político para llevar a cabo estas reformas, abandonando toda intención por mejorar la salud y centrándose en otros temas que aportan popularidad y menos controversia. Resulta impactante, por decirlo menos, la comparación que se hace entre Estados Unidos y Cuba, donde claramente hay menos recursos económicos, pero aun así son dueños de un sistema de salud con libre acceso para todo aquel que lo necesite y de manera gratuita. Aun las personas más pobres son atendidas con humanidad, haciendo todo lo posible por devolverles la salud y procurar que se sientan entendidas y seguras. Incluso las tasas de mortalidad infantil son menores que en Estados Unidos, según estadísticas sanitarias mundiales que hizo la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo anterior deja en evidencia que, países como Cuba, a pesar de los recursos limitados, los destinan en su mayoría a lo que consideran más importante para la nación: la salud de su gente. Y es este orden de prioridades el que, al parecer, no funciona de manera similar en los Estados Unidos, donde en primer lugar está la imagen ante

el mundo, reflejada en el gasto en armamento militar que involucra muchos millones de dólares más que en gasto realizado en salud. Si los ciudadanos de un país son los que generan el progreso y lo impulsan, especialmente cuando se encuentra en momentos de crisis económica; entonces ¿por qué no devolverles esta ayuda cuando ellos se encuentran en una crisis de salud? Al parecer algunos países no entienden esta reciprocidad y tampoco que su capital más importante, fuera del capital económico, es el capital humano, ese capital que construye grandes imperios y convierte a países en desarrollados y potencias mundiales. Es inconcebible pensar que personas de esfuerzo reciben peor atención que los delincuentes, como los presos de Guantánamo por ejemplo, donde gozan de privilegios como buena alimentación, cuidados médicos y seguridad por parte del Estado. ¿Acaso toda la población necesita estar presa para que el Estado se preocupe por ella?