Shizuto Masunaga

Shizuto Masunaga, Examen de los cuatro diagnósticos orientales A continuación de las “perlas de Masunaga” que publiqué

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Shizuto Masunaga, Examen de los cuatro diagnósticos orientales

A continuación de las “perlas de Masunaga” que publiqué en un post anterior, les dejo acá unos extractos del capítulo 4 de la segunda parte del mismo libro: Shiatsu y medicina oriental, de Shizuto Masunaga, en español. En este capítulo, Masunaga comenta su visión de los cuatro diagnósticos de la medicina oriental que son:

1.

el diagnóstico visual;

2.

el diagnóstico auditivo;

3.

el diagnóstico por la palabra;

4.

el diagnóstico por el tacto.

5. Debería de interesar al especialista, pero también, espero, a aquel que simplemente esté interesado en conocer otra forma de aprehender la salud y la medicina.

1. Diagnóstico visual: ver con los ojos-del-corazón [El diagnóstico oriental por la vista] no consiste simplemente en constatar tranquilamente y objetivamente un estado de cosas a partir de lo percibido a través de los 5 sentidos. Consiste en determinar la forma de tratamiento a implementar para curar a la persona enferma. Por eso se deben abrir los ojos-del-corazón (Shingan), indispensables para ver al enfermo. No se trata de los ojos ordinarios para observar al enfermo, sino de aquellos que son capaces de entrar en comunicación con su corazón. 2. Diagnóstico auditivo: escuchar el verdadero pedido del enfermo [El diagnóstico oriental por el oído no consiste simplemente en] registrar a través del oído los síntomas que deban permitir determinar la naturaleza probable de la enfermedad, sino en estar a la escucha, de manera que se pueda comprender el verdadero pedido del enfermo, registrando fielmente todas las formas a través de las cuales éste se expresa […]. Esto no implica solamente aprehender la condición patológica o la causa del mal como fenómenos, sino que también implica tener, como perspectiva, librar al enfermo de su sufrimiento físico, pero más aun de su sufrimiento mental, con la misma sabiduría y el mismo amor que Dios mismo. Esto también implica intentar entender los puntos débiles de la persona indagando sus errores pasados — causas de su enfermedad — y el aspecto escondido de su psique, como lo haría el Diablo mismo. 3. Diagnóstico por la palabra: una conversación para crear una relación de confianza [El diagnóstico oriental por la conversación apunta a crear] una relación de confianza mutua. […] No debe ser un método de investigación a la manera de la técnica de entrevista occidental, que consiste en presionar al paciente con preguntas […], sino que debe ser algo que vaya en el sentido de una situación del tipo “yo y vos ya no existen”. […] Lo que no se suele comprender realmente, es que es en la metodología misma de la medicina occidental que, haciendo de las enfermedades el único objeto de sus estudios, […] se encuentra el origen fundamental de la ausencia de relación humana en el tratamiento medico. 4. Diagnóstico por el tacto: un diálogo entre dos pieles [El diagnóstico oriental por el tacto] es una forma de diagnóstico por la conversación. Es un diálogo entre dos pieles que se tocan. Debe haber, entre el terapeuta y el paciente, una relación de corazón a corazón. […] Por supuesto, si uno no tiene manos capaces de percibir así las cosas tocando la vida personal del sujeto, es decir, si uno no hace realmente el Setsushin, uno no puede tener la pretensión de hacer el verdadero Shiatsu. […] El Setsushin (diagnóstico por el tacto) es una forma de intercambio de preguntas-respuestas […] a través de la variedad de las formas con las cuales se despliega, como el Setsumyaku (diagnóstico

de los pulsos), el Fukushin (diagnóstico del vientre), el Haikôshin (diagnóstico de la espalda) y el Setsukei (diagnóstico de los meridianos) […]. [El diagnóstico oriental por el examen del vientre es un diálogo]. En un diálogo; es decir, un intercambio de preguntas y de respuestas tales que estas se encadenan naturalmente, se crea una situación en la cual la persona de cada uno se muestra inconscientemente. No solamente la verdad de los seres se revela a través de las palabras, sino también se siente allí el impulso vital de las personas. [En el diagnóstico del hara], la presión estable y continua que neutraliza la sensibilidad de la percepción tiene por efecto, despertando la sensibilidad primitiva del sujeto, el provocar en él una respuesta-reflejo del parasimpático. Esta reacción, neutralizando a su vez la sensibilidad del tacto del terapeuta, despierta la sensibilidad primitiva de éste en la extremidad de sus dedos que ejercen la presión sin moverse. Entre los dos, el que apoya y sobre el cual se apoya, no existen más, en este momento, pieles separadas; solo subsiste una suerte de película vital que los une el uno al otro. A través de las reacciones a la presión, los dos se vuelven, entonces, capaces de empatía recíproca. Aquí no se trata más de síntomas subjetivos o objetivos, pero de la sensación, para cada uno, de ser uno con el otro, en la cual cada uno se siente en comunión con el otro. […] El Fukushin, a través del cual se puede “leer el vientre” del paciente, consiste en escuchar los llamados a corazón abierto de aquel que “siente su vientre inflarse por no poder expresarse”. […] De esta forma, cuando las cosas que se habían quedado sepultadas en el abdomen se ven interpeladas directamente desde afuera, todas responden a la mano que interroga. Cuando se le hacen preguntas directamente al sujeto sobre cosas que este, al sentirse incómodo, disimula, su cuerpo responde gustoso.

Tengo por costumbre empezar a tocar al paciente mediante [eldiagnóstico oriental por el examen de la espalda]. Hay una tendencia a hacer de la perspicacia [necesaria en el diagnóstico oriental] algo del orden de lo espiritual que exige un cierto entrenamiento. Pero, en realidad, si las presiones están bien ejecutadas, una anomalía es algo que es más fácil de aprehender en forma de sensaciones — ya que estas son claramente perceptibles — que mediante el sentido del tacto. Ningún entrenamiento específico es, por lo tanto, necesario. Sin embargo, si uno se apoya con los músculos tensionados, no se puede dejar actuar la sensibilidad primitiva de simpatía vital, a causa de la intervención de la sensibilidad discriminativa de la percepción; pues es menester aprender la manera de ejercer las presiones con los músculos en estado de tono inconsciente. Es esta forma de presión llamada “por sostén mutuo” que enseño […]. Utilizar su fuerza para apoyar es válido cuando se quiere reconocer cosas mediante la sensibilidad de la percepción, pero cuando uno se apoya en el otro estando simultáneamente sostenido por este, la separación entre uno mismo y el otro dejar de existir y aparece, entonces, una sensación vital de compartir un mismo cuerpo con el otro. Cuando estamos parados sobre el piso, por ejemplo, o si nos apoyamos sobre una mesa, podemos experimentar que el piso o la mesa no son otros que nosotros. […] Sin embargo, a partir del momento que nos preguntamos si la mesa es estable o no, ya es otra para nosotros. Pienso que esta es una buena ilustración de la diferencia entre los diagnósticos por el taco orientales y occidentales. […] El practicante debe tener una postura en la cual deja que la persona tenga la tarea de sostener su cuerpo. Entonces la sensación orgánica extraña sentida por el sujeto puede ser percibida por el practicante como una suerte de temor, como cuando la tierra sobre la cual uno está parado o la mesa sobre la cual unos está apoyado se mueven. [El diagnóstico oriental de los meridianos] no tiene por objetivo conocer la condición de los meridianos en el plano estructural, pero sí de conocer sus anomalías funcionales. Y, siendo su función la circulación del Ki-Ketsu, es necesario entender lo que el Ki-Kestsu es. […] El Ki no es algo abstracto, pero sí algo que, circulando en el organismo, no debe estancarse en ningún lugar. Cuando se produce una fijación que desencadena en un bloqueo, esto se debe a un estancamiento del Ketsu (líquidos orgánicos) en los músculos, y este corresponde también a una situación en la cual el mental se cristaliza en algo, olvidándose de su plasticidad natural y su libertad. […] La deducción según la cual los antiguos hubiesen procedido de manera teórica a la sistematización de los meridianos a partir, únicamente, de su experiencia de los Keiketsu (puntos de tratamiento) es puro producto del punto de vista filosófico que piensa que lo que no es verificable no existe. Afirmo que la teoría de los meridianos nunca hubiese podido nacer sin la experiencia sensible que de estos permiten las técnicas manuales. […] Si uno no tiene la percepción sensible del fenómeno circulatorio de los meridianos, uno no puede tener la pretención de conocerlos. Los meridianos, además, sólo son valiosos como medio de tratamiento si uno es capaz de percibir en su flujo el Kyo-Jitsu.