Sesion 06

LA ÉTICA Y LA CULTURA La Biblia advierte en contra de la “mundanalidad” y de las consecuencias devastadoras de seguir l

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LA ÉTICA Y LA CULTURA

La Biblia advierte en contra de la “mundanalidad” y de las consecuencias devastadoras de seguir la corriente del mundo y no a Cristo (Stg 4). Del Antiguo Testamento vemos que los hijos de Dios se metieron en problemas serios cuando imitaban a sus vecinos paganos, trayendo sus altares y sus imágenes al templo. Sin embargo, los cristianos deben estar en el mundo sin ser del mundo (Jn 17:14-18). Los cristianos han sido removidos del poder del mundo al ser convertidos (Gá 6:14) y como la cruz ha establecido una separación judicial entre los creyentes y el mundo, los cristianos somos ciudadanos de un reino nuevo (Fil 3:20). La Biblia nos anima a separarnos de todas aquellas prácticas dañinas (1 Co 5:9, 10) y nos instruye a testificar al mundo (Jn 17:18), ¿cómo se puede resolver esa tensión? La sociedad actual no cree en absolutos éticos pues todo es relativo. En casos así ¿cómo ha de actuar el cristiano?, ¿debe vivir separado y/o aislado de la cultura?, ¿debe tratar de acomodarse a la cultura e influir en sus instituciones y en sus valores desde dentro? Es por ello que es importante considerar algunos modelos1 que serían importantes tener en cuenta al hablar sobre este delicado tema. El modelo de separación El modelo separatista de nuestra relación con la cultura arguye que los cristianos debemos retirarnos de cualquier participación en el mundo. Hay una antítesis entre el reino de Dios y el reino de este mundo, y la decisión es clara -retirarse. Ejemplos bíblicos claros son Noé (a quién Dios sacó de la cultura antes de destruirla), Abraham (llamado a separarse de la Mesopotamia pagana), y Moisés (llamado a separarse de Egipto y

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Esta sección ha sido tomada y adaptada de Gerald Nyenhuis y James P. Eckman, Ética Cristiana (Miami, FL: Editorial UNILIT, 2002), 210-18.

reeducarse en el desierto). El Nuevo Testamento apoya esta convicción con versículos como Mateo 6:24: “Nadie puede servir a dos señores”, 1 Pedro 2:11 y Juan 2:15. ¿Qué debemos pensar del modelo separatista? En una cultura que es cada vez más influenciada por una serie de prácticas que van en contra de la voluntad de Dios, hay bastante de este modelo que es atractivo. El modelo pone énfasis en el hecho de que el cristianismo no es de este mundo, y llama a la gente a reconocer que “este mundo no es mi hogar”. Aun así, este modelo tiene peligros serios que obligan a rechazarlo como opción viable. Hay dos peligros en este modelo. Primero, la separación rápidamente lleva a un ascetismo, un estilo de vida de negación propia, que termina en una negación de la bondad de la creación de Dios. De la declaración de Génesis 1 que todo es “bueno”, hasta la afirmación fuerte de Pablo de que todo lo creado por Dios es bueno y no debe ser rechazado (1 Ti 4:4), la Biblia condena toda tendencia al ascetismo que niega lo bueno innato de la creación. Segundo, este modelo puede llevar a la persona a retirarse totalmente de la cultura, algo claramente condenado en la Biblia. El modelo de la identificación Acomodación a la cultura es la palabra clave para este modelo; vivir tanto en el reino de Dios como en el mundo. Aquí el creyente tiene un compromiso doble, con la iglesia y con el estado. Identificarse con, participar en y trabajar con todas las instituciones culturales (negocios, gobierno, leyes) es parte del mandato para el cristiano. Hay algunos ejemplos bíblicos que se pueden adaptar a este modelo. José llegó a una posición alta en Egipto, sirviendo como una especie de primer ministro (Gn 41:41-43). De manera similar, Daniel tenía roles importantes políticos y de asesoría en los imperios de Babilonia y de Persia (Dn 6:1-4). Jesús se identificó con el mundo, comiendo y bebiendo con los cobradores de impuestos y diversos pecadores. Obviamente él no se apartó del mundo, porque era amigo con Nicodemo y se relacionaba con oficiales clave en el ejército romano (como el centurión). Finalmente el libro de Hechos narra acerca de los apóstoles con el eunuco etíope y con Cornelio, otro oficial romano. Al evaluar el modelo de identificación, vemos que sus puntos fuertes son claros. Pone énfasis en el hecho de que vivimos la vida cristiana en este mundo. Hay mucho de este mundo que podemos abrazar y que debemos abrazar, porque es bueno. Este modelo llama a la gente a reconocer el hecho de que hay cosas importantes y buenas en este mundo ahora. Sin embargo sus puntos débiles son obvios también.

El peligro principal de este modelo es que puede llevarnos puede llevarnos a aceptar ingenuamente las prácticas y actitudes de la cultura. Especialmente en las democracias donde el gobierno de la mayoría es tan importante, la presión de aceptar lo que dicen las encuestas públicas es una tentación. Donde hay más cristianos que se identifican con las instituciones, más influencia tienen las instituciones sobre los cristianos. La sociedad contemporánea es más permisiva que la del pasado, y la comunidad evangélica está siendo afectada por esa permisividad. Este modelo también tiene el peligro, entonces, de producir una especie de cristianismo blando y complaciente. El modelo de la transformación Este modelo toma el poder transformador de Cristo y lo aplica a la cultura. A pesar de la naturaleza caída de la humanidad y el castigo subsiguiente de la creación, la muerte de Jesús, su entierro, y su resurrección quitaron la maldición sobre el hombre y la cultura. Ahora hay esperanza, tanto para el hombre como para la creación, de ser liberado de la esclavitud al pecado. Esto es el corazón de la esperanza de Israel en la restauración del mundo (Is 65), y es la base del enfoque neotestamentario en la obra redentora de Cristo (Ro 5:12-21). Romanos 8:19-22 pone el énfasis en la restauración de toda la creación de la maldición del pecado. Esta esperanza es fácilmente traducida a un optimismo con respecto a la transformación de la cultura. Hay mucho que podemos afirmar en este modelo. Reconoce el poder del evangelio para cambiar tanto a los individuos como su cultura. Es obvio según el sentido común que, cuando una persona confía en Cristo, su estilo de vida y su cultura cambiarán. No hay nada en la cultura que esté ajeno al impacto del evangelio. Además, este modelo llama a los cristianos a reconocer su responsabilidad en trabajar hacia el día en que el reino de Dios venga a esta tierra y reine la justicia (Am 5:15, 24). Hay, sin embargo, varios problemas con este modelo. El transformista puede pasar por alto la naturaleza radical de la devastación del pecado. Los humanos seguimos esclavizados al pecado, y aún los cristianos luchamos diariamente con su poder. Las Escrituras abundan con advertencias acerca de la sutileza y el poder de los enemigos en el mundo, de la carne, y del diablo. Además, el modelo de transformación puede promover un optimismo no-bíblico, casi utópico. La Biblia rechaza tal optimismo, aparte del retorno de Cristo. Los humanos, aunque sean regenerados por fe, siempre lucharán con el pecado, y solamente cuando vuelva Jesús será completa la victoria sobre el mal. El modelo de transformación también debe ser rechazado.

El modelo de la encarnación Este modelo sigue el modelo de Jesús, porque él se separó de la maldad de su cultura, se identificó con sus instituciones y su gente, pero buscó su transformación desde adentro hacia fuera. Cuando se hizo hombre, Jesús se identificó con el mundo en su orden social, es decir, con la gente y sus costumbres. En forma semejante, la iglesia debe hacer lo mismo. En el fondo, este es el corazón de la admonición de que debemos estar en el mundo pero no pertenecer al mundo. Cristo se separó de las distorsiones malvadas de este mundo caído. No tenía nada que ver con el uso distorsionado de las riquezas, de la posición social, o del poder político. Finalmente, en su muerte, su entierro, y en su resurrección, rompió el poder del pecado y de Satanás, garantizando la transformación del mundo cuando vuelva en su gloria y poder. De manera similar, la iglesia debe mover las instituciones de la cultura hacia una justicia genuina bíblica, mientras espera su obra transformadora final cuando vuelva. ¿Cómo vive el creyente de acuerdo con el modelo de la encarnación? Primero, el cristiano siempre vive con una tensión, la tensión entre lo que se puede transformar y lo que debe evitar. Por ejemplo, hay muchas estructuras buenas en la cultura el arte, la economía, deportes, vocacionespero siempre existen las distorsiones malvadas de esas estructuras buenas -la pornografía, la avaricia, exceso de trabajo, idolatría. El cristiano debe identificarse con las buenas estructuras y buscar su transformación, pero también debe separarse de esas distorsiones pecaminosas. Segundo, no hay ninguna fórmula simple para vivir con esta tensión o para resolverla. Encontrar la respuesta bíblica para cada pregunta práctica no es siempre posible. Al aplicar los principios bíblicos a la situación de cada uno puede producir juicios considerablemente diferentes. La responsabilidad del creyente es conocer la Palabra de Dios, conocer la mente de Cristo, y escoger una acción que mejor represente la voluntad de Dios. ¿Cuáles son algunos ejemplos de esta tensión? Al tratar de identificarse con las estructuras culturales, mientras se separa de sus distorsiones pecaminosas, ¿un cristiano debe tener un televisor? ¿Debe escuchar música secular? ¿Debe reparar sus medias rotas o botarlas en la basura? Obviamente, los creyentes tendrán distintas respuestas, y la manera en que cada uno contesta estas preguntas representa la variedad de expresiones dentro de la iglesia cristiana. La manera en que los cristianos resuelven personalmente esta tensión debe producir una tolerancia bíblica sana, una actitud de agradecimiento por las múltiples expresiones del cristianismo. No es fácil resolver la tensión entre el identificarse con las instituciones y estructuras de la cultura y el separarse de las distorsiones de cada una. Algunos cristianos elegirán no tener un televisor, no escuchar música secular, y botar sus medias viejas en vez de repararlas. La capacidad de aceptar el

hecho de que no estén de acuerdo evita un legalismo enfermizo y produce un diálogo sano acerca de cómo vivir en una cultura no cristiana. Los cristianos debemos siempre reconciliar la tensión entre identificarse con las instituciones culturales, separarse de las distorsiones pecaminosas, y buscar una transformación de la cultura. Cómo vivimos con esa tensión es una marca de madurez espiritual. ¿Cuál de los cuatro modelos está más de acuerdo a los principios bíblicos, por qué? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________

En tus propias palabras explica, ¿cómo debe responder el cristiano ante la cultura? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________