Seminario 10: La Angustia ----Jacques Lacan

SEMINARIO 10 : LA ANGUSTIA ---- JACQUES LACAN * Existe una relacion entre la angustia esencial y el deseo del Otro. Por

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SEMINARIO 10 : LA ANGUSTIA ---- JACQUES LACAN

* Existe una relacion entre la angustia esencial y el deseo del Otro. Por ello mismo vincula Lacan en este seminario, a la angustia con el vacío. Retoma así, el texto “Inhibicion, síntoma y angustia” de Freud; y recalca que éstos términos no se encuentran en el mismo nivel, entre ellos hay un desfasaje y un espacio que se debe rellenar (como bien lo grafica en la clase 1).Como bien distingue la pregunta a responder será… “¿Dónde está, verdaderamente la angustia?”. Pues, luego de sucesivas asociaciones etimologicas, Lacan responde que la angustia no es una emoción, sino mas bien un afecto; y como tal ese afecto no esta reprimido: “está desamarrado, va a la deriva”. Esto significa que en la cadena de significantes que el sujeto posee para metaforizar su deseo, para hablar de él; la angustia tiene todos sus significantes sin amarrar, estos si están reprimidos y por ende la angustia no puede mas que ser angustia. Esto es lo que Lacan se refiere a vacio, como lo explicaba al principio. * En la angustia aparece el Otro y el deseo de este. Recordara Lacan que “el deseo del hombre es el deseo del Otro”; hay una mirada del Otro hacia el deseo del sujeto (barrado) ($) por ello esta constituido como inconsciente. Ambos, deseo del $ y Otro (A) se vinculan porque al Otro le falta algo que desconoce y aquello que falta es el objeto que desea. Esta postura también implicará que el Otro sea un significante, como semejante porque tanto $ como A desean, sino también como aquel que “instituye el orden de la diferencia singular”. Pero ¿qué es lo que desea el $?. El sujeto desea un deseo, que a su ve es un deseante; esto es que desea a alguien que también desea, lo cual es el Otro porque solo mediante el llamado del sujeto al Otro, este ultimo podrá reconocer al primero. En este punto el estadio del espejo es relevante puesto que Lacan explicará que el deseo es en tanto que hay una imagen que lo soporta; esto implica que hay una equivalencia: la imagen equivale un deseo (el del $) con el otro deseo (el del Otro o A); que se nombrará como A barrada o A̸ porque allí se caracteriza como falta. Lacan introducirá el grafico de la división y el cociente o resto (que es el objeto a) cuando se habla de $ y de Ⱥ; lo que explica de la siguiente manera: el sujeto primordial o S se encuentra con el Otro o A es decir A │ S y de ese encuentro se inscribe la falta en el Otro; pues el sujeto S se enfrenta al deseo de la alteridad o sea: A │ S

│ Ⱥ En el lado del Otro emergerá el sujeto dividido o $ como reflejo del deseo del Otro o A̸, es decir: A │ S $ │ Ⱥ La división del sujeto deja un resto y esto es el objeto a, culminando asi el grafico: A │ S $ │ Ⱥ a

* Remarca la relevancia del concepto o formulación sobre el estadio del espejo en donde, se desarrolla que hay una experiencia jubilosa del niño en frente de la imagen especular pues se capta como totalidad. De ahí emerge la vinculación que realiza Lacan entre los términos Yo ideal e Ideal del yo. Agrega que, el “investimiento de la imagen especular es un tiempo fundamental de la relación imaginaria, (…) y es que no todo el investimiento libidinal pasa por la imagen especular. Hay un resto”. Ese resto, además esta caracterizado en el falo. ¿Por qué?, porque si se había entablado que el deseo del Otro es el deseo del sujeto y que este ultimo soporta el deseo mediante la imagen en el espejo, cabe pensar que el deseo del sujeto que se vincula al objeto a, al cociente o resto de la división responde a lo que el $ quiere ser tras la pregunta que hace “¿qué me quieres?”. Lo que el $ desea es ser el falo; asi en la localización imaginaria el falo remite a una falta por eso se habla de – phi. En cuanto al objeto a es que Freud habla de angustia, al ser el objeto a un resto o residuo se comprende porqué al principio Lacan decía que la angustia era en tanto a vacio. En cuanto al estadio del espejo, el soporte de la función del deseo es que el sujeto desea el objeto a (por siempre perdido) y para ello debería ubicarse en la posición de la imagen especular virtual (la que de sí mismo aparece en el espejo). * En la siguiente clase para Lacan, la angustia se enlaza con lo siniestro u ominoso (fenómeno del unheimlich) y dira “allí está la casa del hombre”justo donde se encuentra el Otro, es decir en el lugar que representa la ausencia. Aquí entonces se introduce el tema del neurótico: “el verdadero objeto que busca el neurótico es una demanda:

quiere que se le demande, que se le suplique. Lo único que no quiere es pagar el precio”. * “La angustia de la pesadilla es experimentada hablando con propiedad, como la del goce del Otro” dirá Lacan, por ello es aquí pertinente destacar que el goce esta por fuera del encadenamiento de significantes y al no encontrarse eslabonado en el lenguaje, el goce solo queda capturando los restos, los objetos que bordean el vacio del sujeto barrado por el deseo. Volviendo al tema de la angustia, esta se liga a una demanda que pretende ser respondida; pero esa respuesta implica un engaño pues siempre preserva el deseo y a la vez da una respuesta que colma. Así, la angustia emerge en ese mismo momento: “con el colmamiento total de cierto vacio a preservar”. * Tambien entonces tendrá que ver la angustia con lo real, porque Lacan desarrolla que la angustia genera un corte que determina que los significantes (de orden simbolico) hagan un surco en lo real: se entiende asi puesto que la angustia es ese vacio, un hueco real que se simbolizara mediante un llamado, un pedido, una demanda; una cadena de significantes que pretenderán decir de ese deseo del sujeto. * Citando a Lacan “la angustia, nos ha señalado Freud, cumple, con relación a algo, la función de señal”; porque no solo como postularía antes, el objeto a es el revés de la angustia; sino que es la señal de la relación entre $ y objeto. * A partir de aquí, las postulaciones de Lacan se refieren al objeto a, como aquel que depende de la angustia, y retoma la idea de que entre el sujeto y el Otro, el objeto a es el resto. Lo define en la clase 9 como el objeto que se llama a en nuestro discurso “por ser lo que ya no se tiene”.