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Seis pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo Esther Egea Sánchez F. Xavier Méndez Carrillo Seis p

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Seis pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

Esther Egea Sánchez F. Xavier Méndez Carrillo

Seis pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

EDICIONES PIRÁMIDE

COLECCIÓN «GUÍAS PARA PADRES Y MADRES»

Director:

Francisco Xavier Méndez

Catedrático de Tratamiento Psicológico Infantil de la Universidad de Murcia

Edición en versión digital Ilustraciones de interiores: Gerardo Domínguez

Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro electrónico, su transmisión, su descarga, su descompilación, su tratamiento informático, su almacenamiento o introducción en cualquier sistema de repositorio y recuperación, en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, conocido o por inventar, sin el permiso expreso escrito de los titulares del copyright.

© Esther Egea Sánchez y F. Xavier Méndez Carrillo, 2019 © Primera edición electrónica publicada por Ediciones Pirámide (Grupo Anaya, S. A.), 2019 Para cualquier información pueden dirigirse a [email protected] Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid Teléfono: 91 393 89 89 www.edicionespiramide.es ISBN digital: 978-84-368-4086-5

A los padres de la autora, Antonio y Pepa, por educarme de manera responsable y formarme como persona, con valores, disciplina y mucho afecto. Gracias.

«Si usted quiere que sus hijos tengan los pies sobre la tierra, colóqueles alguna responsabilidad sobre los hombros.» Abigail Van Buren

Índice

Agradecimientos....................................................................................... 13 Prólogo....................................................................................................... 15 Introducción.............................................................................................. 19 Paso 1. Observar la conducta de nuestro hijo .................................. 21

Observar la conducta antes de cambiarla ........................................ 23 Pasos para cambiar la conducta de nuestros hijos.......................... 27 Fase 1. Listado de conductas-problemas .................................... 28 Fase 2. Análisis de la conducta .................................................... 29 Fase 3. Descripción de la conducta ............................................. 32 Actividades paso 1 ............................................................................... 35

Paso 2. Prestar atención a nuestro hijo ................................................. 39 Temperamento y ambiente ................................................................. 41 El aprendizaje de conductas................................................................ 44 Ley de asociación de Pavlov ........................................................ 45 Ley del efecto/consecuencias de Edward Thorndike .............. 46 Ley del refuerzo de B. Frederic Skinner ..................................... 46 Las leyes del aprendizaje de conductas............................................ 47 Tipos de atenciones............................................................................... 52 Técnicas para aumentar conductas y para disminuir conductas.. 58 Refuerzo positivo ........................................................................... 58 Refuerzo negativo .......................................................................... 58 Extinción/Ignorar  .......................................................................... 58. Atención diferencial ....................................................................... 59 Actividades paso 2 ................................................................................ 63 ©  Ediciones Pirámide

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Índice

Paso 3. No etiquetar a nuestro hijo ........................................................ 71

La identidad personal .......................................................................... 73 El autoconcepto .................................................................................... 74 Autoconcepto académico .............................................................. 74 Autoconcepto social ....................................................................... 75 Autoconcepto emocional .............................................................. 75 Autoconcepto familiar ................................................................... 75 Autoconcepto físico ....................................................................... 76 El desarrollo de la autoestima............................................................ 76 El poder de las etiquetas...................................................................... 78 Aceptación incondicional..................................................................... 84 Actividades paso 3 ................................................................................ 87

Paso 4. Tener autoridad con nuestros hijos ........................................ 95

La autoridad de los padres ................................................................. 97 Educar en la responsabilidad ............................................................ 99 Estilos educativos en la familia ......................................................... 102 Actividades paso 4 ................................................................................ 107

Paso 5. Tener autocontrol con nuestros hijos ..................................... 113

Conflictos en la independencia infantil ............................................ 115 Manejo y tolerancia de la frustración ............................................... 117 La desobediencia. Problema de conducta infantil .......................... 121 Cómo dar las órdenes para que nuestro hijo obedezca a la pri­mera ................................................................................................. 122 Actividades paso 5 ................................................................................ 129

Paso 6. Poner límites a nuestros hijos ................................................. 135

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Desarrollo de la autonomía infantil .................................................. 137 Educar en la responsabilidad ............................................................ 138 Los límites también educan ............................................................... 140 Actividades paso 6 ................................................................................ 149

©  Ediciones Pirámide

Agradecimientos

Queremos agradecer al doctor don Pedro F. Castell Gallud, jefe de la Sección Universitaria de Instrumentación Psicológica, del Servicio de Apoyo a la Investigación, de la Universidad de Murcia, su apoyo técnico y metodológico en la investigación del programa familiar para mejorar la obediencia. Gracias también al doctor don José Manuel García Fernández, de la Universidad de Alicante, por su asesoramiento en el análisis de los datos de la investigación que ha permitido valorar los resultados del programa familiar. Nuestro reconocimiento a los 22 Centros Educativos de la Región de Murcia que participaron y facilitaron el estudio; y al equipo de colaboradores integrado por más de 50 psicólogos por su entusiasta implicación y fidelidad al programa. Agradecemos al Colegio de Psicólogos de la Región de Murcia su reconocimiento a nuestro estudio al otorgar a la autora en 2016 el I Premio de Investigación «Jesús Gómez Amor» por el trabajo «Valoración del programa familiar PEPA para la mejora de los problemas de conducta infantil». Por último, deseamos expresar nuestro agradecimiento infinito por el apoyo incondicional prestado a la autora por su marido Rafa y sus hijas Elen y María al respetar su espacio profesional. Y a la familia de la autora, por animarla, a veces sin entender qué hacía, pero sabiendo ellos lo que tenían que hacer, en especial sus hermanas María José y Marieta por su permanente disponibilidad. Con todos ellos los autores han contraído una deuda de gratitud. ©  Ediciones Pirámide

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Prólogo

El nacimiento de un hijo supone sin duda un momento de intensa felicidad. Los padres y madres sentimos que hemos «tocado el cielo» y albergamos la fantasía de una crianza tranquila, sosegada y sin sobresaltos. Sin embargo, pronto nos damos cuenta de que los bebés no llegan con un libro de instrucciones y que surgen muchas situaciones que no se resuelven satisfactoriamente solo con la buena voluntad de los padres. Como bien destacan los autores, los niños no duermen a su hora, ni comen lo que les hemos preparado de manera mágica. De hecho, una de las razones por las que padres y madres acuden con más frecuencia a las consultas de los profesionales en psicología infantil es, precisamente, por las conductas desobedientes de los niños y las dificultades para resolver estas situaciones; han probado todo lo que estaba en su mano para conseguir que sus hijos e hijas obedezcan: han explicado con tranquilidad, han negociado, han castigado, han amenazado… pero con resultados desalentadores. Sus hijos siguen sin hacer caso, siguen con «sordera selectiva» para atender las peticiones paternas, lo que contribuye a generar malestar y desánimo en el ámbito familiar. Por tanto, siempre es bienvenida la ayuda para conseguir el propósito de nuestra tarea parental: que nuestros hijos e hijas se conviertan en personas sociables, autónomas, tolerantes y felices. Entre las tareas que tenemos que acometer los padres es fundamental que sepamos establecer una serie de límites que guíen y contengan un espacio donde nuestros hijos puedan crecer y crear libremente, establecer un estilo de crianza basado en el cariño y la ©  Ediciones Pirámide

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

firmeza, en la constancia y en la confianza, aunque no siempre somos capaces de hacerlo de la manera más adecuada. En ocasiones no tenemos claro si somos demasiado exigentes, o demasiado complacientes, o demasiado comprensivos… Y son estos momentos de falta de seguridad acerca de nuestra conducta los que aprovechan los más pequeños para ponernos en un brete y hacernos dudar. En estas situaciones nos vemos no solo los padres, sino también la familia extensa y, muy especialmente, los abuelos, un pilar fundamental en la educación y la crianza de nuestros hijos. De ahí la necesidad de desarrollar programas de educación familiar como el que nos presentan los autores, que permitan a los adultos ser un agente activo y de cambio en el abordaje de las dificultades con el comportamiento de los más pequeños. De hecho, existen numerosos estudios previos que evidencian la aparición de problemas de conducta infantil ante prácticas de crianza inadecuadas por parte de los padres. En este marco de la educación y orientación familiar, el libro que se presenta constituye una valiosa aportación tanto para padres como para profesionales. A los padres nos proporciona las claves para entender y modificar la conducta de nuestros hijos e hijas. A los profesionales, nos ofrece un programa estructurado, didáctico y de fácil aplicación que permite entrenar a padres y educadores en las principales estrategias para modificar la conducta infantil. Me gustaría destacar que nos encontramos ante una obra muy práctica que integra de forma magistral la fundamentación teórica rigurosa y la parte aplicada. Cada uno de los capítulos se inicia con una introducción en la que se exponen de forma clara y didáctica los principios que rigen el cambio de la conducta infantil o las técnicas que se exponen posteriormente. Este primer paso nos permite entender las razones por las que nuestros hijos e hijas se comportan como lo hacen a pesar de nuestros esfuerzos, infructuosos, para cambiar esa conducta. Además, presenta un conjunto de técnicas, descritas de manera práctica y con todo el material necesario para ser aplicadas fácilmente. Asimismo, un valor relevante de este trabajo es que el programa ha sido llevado a la práctica durante cinco años y se ha comprobado de manera empírica su efectividad, siendo aplicado a más de 150 familias por parte de distintos terapeutas. Este hecho pone de manifiesto la importante aportación aplicada de este texto en la literatura actual sobre modificación de la con16

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Prólogo

ducta infantil. Este es, sin duda, el trabajo fundamental que se ha de desarrollar con los padres y familiares durante edades tempranas. Y supone, en cierta medida, un fantástico «libro de instrucciones» para aprender a manejar las dificultades más habituales que pueden presentarse a las familias en edades tempranas. El programa está estructurado en seis pasos, explicados secuencialmente, que tratan aspectos diferentes del trabajo integral con el niño. Se puede aplicar el programa completo o bien solo uno de los pasos, el que se considere adecuado en ese momento. Los puntos principales del programa son: observación de las conductas, atención al vástago, evitar etiquetas globales, modificación del comportamiento, autocontrol paterno ante la escalada de la conducta desobediente y pautas para poner límites a los hijos. Estos pasos sucesivos facilitan una estrategia que optimiza los resultados de la aplicación de estas técnicas. Incluye numerosas actividades que pueden ser seleccionadas por padres y educadores para ser aplicadas de manera individual o bien en el conjunto de las actividades del programa. Este es, sin duda, otro de los puntos fuertes de esta obra: su gran versatilidad y capacidad para adaptarse a las necesidades de cada uno de los lectores. El texto está escrito de manera ágil, clara y concisa, pero sin abandonar el rigor científico característico de los autores que lo presentan. Y todo ello con la finalidad de potenciar familias fuertes y estables, cuyos niños son los que muestran mayores niveles de bienestar y satisfacción vital. Mi felicitación a los autores, Esther Egea y Javier Méndez, porque nos presentan una obra desarrollada con cariño, pensando en el bienestar del niño y de sus familias, poniendo en nuestras manos un instrumento muy útil para padres y profesionales. El genial García Márquez nos dijo que «Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre». El libro que tienen en sus manos es una excelente compañía para los primeros pasos del viaje con estos seres excepcionales que nos han atrapado para siempre. María José Quiles Profesora titular de Psicología Universidad Miguel Hernández de Elche

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Introducción

La presente guía se dirige a padres, abuelos, familiares, maestros, monitores, cuidadores y, en general, a cualquier persona que se relacione con el niño. El objetivo del educador es la formación integral del niño que incluye, entre otras muchas cosas, el comportamiento responsable y respetuoso con las normas sociales para lograr una convivencia armoniosa en el hogar, en la escuela y en otros ámbitos. Un escollo común en esta labor es la conducta desobediente. Los adultos suponen, o desean creer, que el niño se irá a dormir a su hora, se comerá la comida que le preparamos, dejará de gritar o llorar cuando se lo pedimos, recogerá los juguetes cuando haya terminado de jugar, no interrumpirá la conversación, etc. Con desconcierto y desánimo descubren que en la mayoría de las ocasiones su deseo es más un sueño que una realidad. ¿Qué hacer entonces? Esta guía acude en su ayuda y le ofrece un programa estructurado en 6 pasos. Cada uno de ellos consta de una parte teórica, con fundamentación rigurosa que invita a la reflexión, y de una parte práctica, con actividades para desarrollar la obediencia infantil. Ambas partes, pensar y actuar, son importantes para el cambio en las relaciones familiares y con el entorno. El primer paso, observa a tu hijo, permite analizar lo que está ocurriendo y es una tarea indispensable antes de intervenir en el problema. El segundo paso, presta atención a tu hijo, explica cómo se forman y mantienen las conductas del niño a través de las leyes del aprendizaje y de las reglas de la atención, con técnicas de refuerzo positivo y extinción para aumentar conductas adecuadas y disminuir conductas no deseadas. El ter©  Ediciones Pirámide

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

cer paso, no etiquetar a nuestro hijo, ayuda a los padres a través de lo que dicen y de lo que hacen a mejorar la autoestima del niño y a construir de forma positiva su forma de ver la vida y valorar el mundo. El cuarto paso, tener autoridad con nuestros hijos, les ayuda a modificar el estilo educativo para mejorar la relación con el hijo y a resolver problemas y tomar decisiones en el futuro. El quinto paso, tener autocontrol con nuestros hijos, reflexiona sobre la actitud de los padres en la escalada de la conducta desobediente. Si los padres aprenden a resolver problemas y a regular las emociones, ayudarán a su hijo a tolerar la frustración, a manejar el estrés y elegir las mejores soluciones en cada situación. El sexto paso, poner límites a nuestros hijos, enseña pautas para establecer límites coherentes y firmes en la educación infantil. Cada uno de los seis pasos trata un aspecto diferente del trabajo integral con el niño, aunque están estructurados para ser aplicados global y secuencialmente, también es posible implementar un paso aislado, por ejemplo, los padres pueden practicar de manera independiente con su hijo cómo ignorar las rabietas (paso 2) o los abuelos pueden estar interesados en cómo aumentar la autoestima de su nieto (paso 3) o un maestro desear hacer un acuerdo con normas para el cambio de conductas concretas (paso 6). La guía es fruto de años de estudio y experiencia práctica en la Universidad de Murcia, que culminaron en la tesis doctoral de la autora dirigida por el coautor, Elaboración y valoración de un programa familiar (PEPA) para prevenir problemas de desobediencia en la infancia, cuyos resultados prueban la eficacia de los seis pasos para lograr cambios positivos tanto en el niño, incluyendo especialmente la disminución de los problemas de conducta, como en los padres al mejorar sus habilidades educativas, de modo que se consigue la ruptura de los procesos de coacción familiar. Los pulsos de fuerza y las espirales de mal genio se sustituyen por el estímulo, la motivación, el respeto y el reconocimiento, aportando cada parte lo mejor de sí a las relaciones familiares.

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Paso 1 Observar la conducta de nuestro hijo

Los

hijos aprenden poco de las palabras;

solo sirven tus actos y la coherencia de estos con las palabras.

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OBSERVAR LA CONDUCTA ANTES DE CAMBIARLA La mayor parte de las conductas infantiles son aprendidas, mantenidas y reguladas por el efecto que producen en su ambiente natural. El aprendizaje ocurre en un contexto social en el que hay premios, castigos y donde casi toda conducta va acompañada de múltiples consecuencias. Mientras unas determinadas circunstancias favorecen un correcto desarrollo del comportamiento infantil, otras en cambio contribuyen a un aprendizaje incorrecto y desadaptado. Sin ser conscientes, los padres fortalecemos el comportamiento incorrecto de nuestros hijos. Los padres no pretendemos que nuestro hijo haga pataletas, salte en el sofá, grite en una tienda; pero el hijo no ha heredado estos comportamientos, sino que son aprendidos y fortalecidos por el ambiente familiar, escolar o social. Generalmente los padres reaccionamos ante las pataletas de los hijos con gran atención, pero atención negativa, haciéndole entrar en razón, riñéndolo o avisándole, y esta atención resulta un poderoso reforzador de su conducta incorrecta. Por el contrario, cuando el hijo desarrolla conductas positivas es posible que pasen totalmente desapercibidas, sin ser valoradas, atendidas ni reforzadas, de ahí que no se consoliden y se establezcan otras conductas desadaptadas. Como muchos comportamientos son adquiridos, también pueden ser modificados. El niño es influido por las personas que forman su ambiente más directo y estas influencias pueden aprovecharse para un adecuado encauzamiento de su conducta. La modificación de conducta no pretende solo cambiar el comportamiento inadaptado del niño, también el de las personas que le ro©  Ediciones Pirámide

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

dean. Se trata de proporcionar al niño un ambiente diferente del que hizo posible la consolidación de la conducta inadaptada. Patterson (1982) defiende la idea de que los padres, con su actitud y con su comportamiento, son los responsables de la conducta inadecuada del hijo. Por lo tanto, si el padre modifica lo que hace antes de intentar alterar la conducta del hijo, llamado antecedentes, el hijo cambiará la conducta. Y si modifica lo que hace después de la conducta del hijo, llamado consecuentes, el hijo cambiará su comportamiento. Hay escenarios previos a la conducta del hijo, antecedentes, que tienen que ver con lo que hacemos los padres, tales como darle o no darle chuches antes de comer, respetar o saltarnos los horarios que ponemos, gritar o no gritar, la forma de dar órdenes o de poner normas, que, si se controlan o se modifican, los padres conseguiremos controlar y/o modificar las conductas de nuestro hijo. Hay otro escenario posterior a la conducta del hijo, consecuentes, por la asociación entre lo que hace el hijo y la respuesta o reacción que obtiene de nosotros por lo que hace. El hijo está condicionado por lo que pasa después de comportarse, por lo que si después de que nuestro hijo llore le compramos las chuches, o si después de una rabieta le dejamos más tiempo con la tableta, o si después de quejarse porque no quiere acostarse le dejamos un rato más en el sofá, le estamos enseñado a llorar, a patalear o a quejarse para conseguir lo que quiere. La conducta inadecuada de llorar y quejarse la aprende nuestro hijo por nuestra respuesta. La conducta de nuestro hijo está condicionada por lo que pasa antes y por lo que pasa después. Si queremos que nuestro hijo sea obediente y no se queje ante nuestras órdenes, tendremos primero que dar órdenes claras y segundo mantener con firmeza la consecuencia advertida. Así nuestro hijo entiende que hablamos en serio, en un ambiente de conductas predecibles para él y que no necesita probar con otras conductas inadecuadas.

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Paso 1. Observar

la conducta de nuestro hijo

MODELO COERCITIVO DE PATTERSON (1982) Hay sucesos que los padres hacen antes y después de la conducta del niño que generan y mantienen de forma inadvertida la conducta-problema.

Antecedentes

CONDUCTA

Consecuentes

PADRE

NIÑO

PADRE

Cambiar los antecedentes y consecuentes para que los NIÑOS modifiquen su conducta.

IMPORTANTE

No ser coherentes entre lo que se dice y se hace y no ser sistemáticos a la hora de mantener las consecuencias, son errores paternos que perjudican al niño.

Sabiendo que el aprendizaje de conductas se debe a los antecedentes y consecuentes del padre, modificando ambos, se modificará la conducta del hijo. Por lo que antes de cambiar cualquier conducta de nuestro hijo, hay que saber qué pasa, por qué ocurre esa conducta (antecedentes) y por qué sigue estando presente (consecuencias). Antes de cambiar una conducta hay que observar. Hay que observar qué está pasando, no solo ante lo que hace nuestro hijo, sino con quién está, dónde está, y qué consigue al hacer lo que hace. Este proceso de observación se llama análisis de la conducta y analiza lo que ocurre antes, durante y después de la conducta del niño. Veamos un ejemplo: ©  Ediciones Pirámide

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

La madre de Mario tiene un problema: «mi hijo Mario es muy desobediente, no hace caso a nada. Lo he probado todo, pero está sordo. Ya no sé qué hacer». ¿Tenemos claro lo que le pasa? Ha etiquetado a su hijo de desobediente, pero no sabemos ni cuándo, ni con quién, ni por qué lo hace. Sabemos que sigue siendo desobediente y que consigue lo que quiere de sus padres. Si se observa la conducta durante unos días y se encadenan los acontecimientos, lo que pasa antes, la conducta del hijo y lo que pasa después, se podría decir: Cada vez que llega la hora de comer, Mario está viendo la tele, su madre le llama desde la cocina y después de varios fracasos para que acuda a la mesa, la madre empieza a gritar, y o bien le amenaza con perder la tele todo el día (que luego no cumple) o le promete que si acude a la mesa se comerá un helado (que luego cumple). Ahora se sabe algo más de la conducta que se quiere cambiar. Al observar la conducta y meterla en una cadena de acontecimientos, descubrimos que Mario desobedece por las órdenes chilladas de su madre (antecedentes) y por las amenazas incumplidas y los premios (consecuencias). También se observa que la desobediencia no ocurre con el padre porque las órdenes son claras y las consecuencias se cumplen. Para poder cambiar una conducta, la madre de Mario tiene que dejar de etiquetar a su hijo «mi hijo es desobediente» y hacer una descripción de la conducta-problema «cuando llamo a mi hijo para comer, no acude y hasta que no le amenazo, grito o le prometo algo, no acude a la mesa».

La desobediencia es muy común en la infancia, es un problema de conducta frecuente. La mayoría de los niños desobedecen porque se han acostumbrado a hacerse los sordos ante las órdenes y normas impuestas o reguladas por nosotros. Es lo que se llama la sordera casera. Si bien es necesaria la revisión médica para descartar problemas auditivos, la mayoría de los niños tienen sorderas selectivas en casa. Las sorderas caseras solo se van a curar si los padres cambiamos la forma de decir las cosas; es decir, si cambiamos el curso de los acontecimientos.

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Paso 1. Observar

la conducta de nuestro hijo

PASOS PARA CAMBIAR LA CONDUCTA DE NUESTROS HIJOS Hay muchos comportamientos infantiles adecuados y bien adaptados al entorno, pero hay otras conductas de nuestros hijos que, por exceso o por defecto, no son como deseamos los padres. Básicamente existen cuatro tipos de comportamientos desadaptados susceptibles de modificación: 1.º Comportamientos incorrectos que deseamos eliminar. Son conductas perturbadoras que perjudican notablemente la correcta marcha familiar, escolar o social. Dificultan el aprendizaje de diversos comportamientos correctos y crean relaciones conflictivas entre el niño y su ambiente. Como ejemplo, las pataletas ante las frustraciones, la agresividad, decir mentiras, etc. 2.º Comportamientos que todavía no posee o en un grado excesivamente bajo. Son conductas adecuadas que necesitan aprenderse o están todavía en evolución. Por ejemplo, cuando la madre le sigue dando de comer a su hijo de 6 años o no se viste solo el niño de 7 años. 3.º Comportamientos que ya posee pero que nece­sita mayor habilidad. Son conductas que ya se presentan en el repertorio del niño pero que necesitan más práctica. Por ejemplo, el vestirse solo todos los días, recortar dibujos con mayor frecuencia o recoger sus juguetes porque no lo hace habitualmente. 4.º Comportamientos que no realiza en el lugar o en el tiempo adecuados. Son conductas que ya se presentan en el repertorio del niño pero que no realiza cuando son requeridos. Como por ejemplo el comer fuera de los horarios establecidos, comer levantándose de la silla o dormirse en el sofá en vez de hacerlo en la cama.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

Para modificar la conducta infantil hay que seguir unas fases previas que facilitan el cambio. Lo primero es observar a nuestro hijo y hacer un listado de conductas. Después registramos las conductas para hacer el análisis conductual, con la cadena de acontecimientos de antecedentes y consecuentes. Por último, ya tenemos información suficiente para describir las conductas que queremos modificar. FASES PREVIAS PARA MODIFICAR EL COMPORTAMIENTO INFANTIL Fase 1. Listado de conductas-problemas. Fase 2. Análisis de la conducta. Fase 3. Descripción de la conducta.

Fase 1. Listado

de conductas-problemas

Son muchas las conductas de nuestro hijo que pueden estar interfiriendo en el desarrollo de su autonomía o en la rutina de la familia. Los problemas conductuales pueden ser por exceso conductual o por defecto conductual. Para saber las conductas que realmente están interfiriendo en la dinámica familiar es recomendable hacer un listado de conductas. El primer paso es observar a nuestro hijo durante una semana y escribir las conductas o comportamientos que no nos gustan y que queremos cambiar. Es importante describir la conducta y no utilizar etiquetas. Por ejemplo: NO → SÍ →

desobediente no recoge los juguetes

EJEMPLO DE LA ACTIVIDAD 1.1 LISTADO DE CONDUCTAS-PROBLEMAS

¿Qué hace mi hijo de manera inadecuada y me gustaría cambiar? No come solo. No recoge los juguetes. Llora para dormir. 28

©  Ediciones Pirámide

Paso 1. Observar

la conducta de nuestro hijo

A partir del listado de conductas, los padres obtenemos 3 comportamientos que deseamos cambiar en nuestro hijo: comer solo, protestar para recoger juguetes y llorar para dormir. ACTIVIDAD 1.1. LISTADO DE CONDUCTAS-PROBLEMAS

Observa a tu hijo durante una semana y escribe las conductas o comportamientos que no te gusten y quieras cambiar. Ejemplo: NO



desobediente





no recoge los juguetes

¿Qué hace tu hijo de manera inadecuada y te gustaría cambiar?

Fase 2. Análisis

de la conducta

Cuando nuestro hijo lo pone difícil en las rutinas y presenta problemas de conducta, se convierte para los padres en una experiencia frustrante y cansada. Seguro que hemos intentado dominar el comportamiento de nuestro hijo con las mismas técnicas que funcionaron con otro hijo pero que ahora no funcionan. Las conductas de nuestro hijo están condicionadas por factores diferentes a las conductas de otro hijo, sobrino o vecino, por lo que necesitamos observar la conducta de nuestro hijo y ver lo que está ocurriendo antes de intervenir. Como los padres, familiares y profesores jugamos el papel más importante en el desarrollo de nuestro hijo; la meta en el manejo de la conducta es la de convertirnos en los maestros principales en el desarrollo de la conducta apropiada. Para poder ayudar a nuestro hijo a cambiar sus conductas problemáticas es necesario que los padres conozcamos cómo se aprenden cada una de las conductas ©  Ediciones Pirámide

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

y, a partir de entonces, estaremos en condiciones de hacer todo lo posible para que nuestro hijo desaprenda la conducta problemática y aprenda otras más positivas y adecuadas, según lo deseable para cada edad y circunstancia particular. Si, por ejemplo, hemos observado (fase 1) que nuestro hijo desobedece para comer solo o para acostarse, antes de intervenir sobre estas conductas hay que saber primero cómo funcionan esos comportamientos. A través del análisis de la conducta (fase 2) los padres observamos y registramos lo que hacemos nosotros y nuestro hijo.

Antecedentes

CONDUCTA

Consecuentes

— ANTECEDENTES: ¿Qué pasó antes? Los antecedentes son las circunstancias que rodean a nuestro hijo y que influyen en su conducta. Son las personas, lugar y cosas que estamos presentes antes de que nuestro hijo comience a portarse mal. Ejemplo: en la cocina, la mamá le dice al niño que no le da más pan. — PROBLEMA DE CONDUCTA: es lo que hace nuestro hijo. Ejemplo: da patadas a la puerta porque quiere más pan. — CONSECUENTES: ¿Qué pasó después? Los consecuentes es el refuerzo positivo o negativo que recibimos el hijo y los padres, que van a mantener o eliminar esas conductas. Son las cosas que hacemos tanto el hijo como las demás personas presentes después de que el hijo actúe mal. Ejemplo: la madre le da el pan y el niño se calla.

Si nos fijamos en este cuadro, los padres somos los antecedentes y los consecuentes del problema de conducta. Los padres estamos antes y después de la conducta de nuestro hijo, por lo tanto, si cambiamos los padres, la conducta del hijo también cambia. Veamos en la siguiente tabla un ejemplo del análisis de las conductas de comer, recoger y dormir de un niño. Si se observa el registro de las 3 conductas-problema de la actividad 1.2, podemos saber cómo, con quién, dónde y por qué suceden estas conductas.

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Paso 1. Observar

la conducta de nuestro hijo

EJEMPLO DE LA ACTIVIDAD 1.2. ANÁLISIS DE LA CONDUCTA ANTECEDENTES

CONDUCTA

CONSECUENTES

CONDUCTA

Con la madre en la cocina de la casa.

No quiere comer.

La madre le da de comer.

No comerá solo.

En el colegio, en el comedor.

No quiere comer.

La monitora lo ignora y come.

Comerá solo.

En casa de la abuela.

Protesta para recoger los juguetes.

La abuela los recoge.

Protestará para no re­c oger los juguetes.

Con la madre en el salón.

Protesta para recoger los juguetes.

La madre ignora protestas y le manda al rincón del tiempo fuera.

Recogerá los juguetes.

En la habitación con su madre.

Se duerme solo.

Su madre le da las buenas no­ ches y se sale.

Dormirá solo.

En la habitación con su padre.

Se queja para dormir.

Su padre le cuenta otro cuento.

Se quejará por las noches.

Si se observa el registro de las 3 conductas-problema de la actividad 1.2, podemos saber cómo, con quién, dónde y por qué suceden estas conductas. En la situación 1, el problema «no come solo» surge en la casa con la madre porque la madre le da de comer. El hijo aprende a quejarse para no comer solo y la madre aprende que dándole de comer su hijo no llora. Sin embargo, no ocurre en el colegio ni con otras personas porque se le ignoran las quejas y además tiene el refuerzo de salir a jugar al patio. En la situación 2, el problema «no recoger los juguetes» se mantiene en casa de la abuela porque los recoge ella. El niño ha aprendido que si protesta y desobedece, su abuela los recoge, y la abuela ha aprendido que si los recoge ella hay más tranquilidad en casa. Sin embargo, no ocurre con tanta frecuencia con la mamá porque ignora las protestas del hijo y le envía al rincón del tiempo fuera hasta que están todos recogidos. ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

En la situación 3, el problema «llorar para dormir» es mantenido por el padre, porque ante los lloriqueos y quejas del hijo el padre le cuenta otro cuento. El niño ha aprendido a llorar para que se quede el padre, y el padre ha aprendido a ceder con el cuento para que cese el llanto. ACTIVIDAD 1.2. ANÁLISIS DE LA CONDUCTA

Para poder cambiar una conducta hay que observarla y conocerla antes de actuar. Antes de cambiar, hay que observar, y solo cuando se sepa lo que nos disgusta de nuestro hijo, con quién lo hace, cuándo lo hace (antecedente) y por qué sigue haciéndolo (consecuentes) se estará más cerca de poder cambiar las conductas inadecuadas. Completa este ejercicio de los problemas que tienes con tu hijo y podrá alcanzar la solución. ANTECEDENTES ¿QUÉ PASÓ ANTES?

Fase 3. Descripción

CONDUCTA ¿QUÉ HIZO EL NIÑO?

CONSECUENTES ¿QUÉ PASÓ DESPUÉS?

de la conducta

Para poder intervenir sobre la conducta infantil, hay que saber realmente lo que está ocurriendo y describirlo. La forma en la que los padres describimos las conductas de nuestros hijos puede ayudar o no a la resolución del problema. Si decimos que nuestro hijo se porta mal en la mesa, se pueden entender muchas cosas porque pueden estar interviniendo muchas y diferentes conductas en esa situación. Por ejemplo, si se porta mal en la mesa se puede deber a: 32

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Paso 1. Observar

la conducta de nuestro hijo

1. No acude a comer. 2. Come con las manos. 3. Se levanta continuamente. 4. Hay que darle de comer. 5. Llora porque no le gusta ninguna comida. 6. Tira comida al suelo. 7. Molesta a su hermano, etc. También puede pasar esa conducta por muchos motivos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Le reímos la gracia. Le regañamos continuamente. Le amenazamos con castigos. Le prometemos premios. Cada día come en una sala diferente. Ocurre en casa de la abuela. Le damos otra comida cuando protesta, etc.

La descripción de la conducta-problema consiste en explicar con detalle cuándo y con quién ocurre la conducta y qué pasa después de emitirla. Esta información se puede extraer del registro del análisis de la conducta (actividad 1.2.).

EJEMPLO DE LA ACTIVIDAD 1.3. DESCRIPCIÓN DE LA CONDUCTA CONDUCTA

DESCRIPCIÓN DE LA CONDUCTA

No come solo.

El hijo no come solo en casa con mamá porque cuando el niño llora la madre le da de comer y le presta atención.

No recoge los juguetes.

El niño no recoge los juguetes en casa de la abuela porque al protestar la abuela los recoge y lo deja tranquilo.

Llora para dormir.

El niño llora a la hora de dormir con el padre porque sabe que su padre se quedará más tiempo con él contándole cuentos para que no llore.

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 1.3. DESCRIBE LA CONDUCTA-PROBLEMA

Explica con detalle cuándo, dónde y con quién ocurre la conducta y qué pasa después de emitirla. Esta información se puede extraer de los registros del análisis de la conducta. CONDUCTA

DESCRIPCIÓN DE LA CONDUCTA

Resumen Para cambiar la conducta infantil, hay que observarla previamente. Esta observación permite a los padres analizar lo que está ocurriendo y permite intervenir sobre el problema. Si nuestro hijo hace algo es porque los padres hacemos algo. Esto nos convierte en los responsables de la aparición y mantenimiento de conductas y en los principales agentes del cambio conductual de nuestro hijo. Las tres actividades propuestas, observar, analizar y describir la conducta infantil, son previas a cualquier plan de modificación de conducta.

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Paso 1. Observar

la conducta de nuestro hijo

ACTIVIDADES PASO 1 Observar

la conducta del niño

Antes de cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo tenemos que observar qué está ocurriendo para que se esté dando ese comportamiento. Los padres somos responsables de muchas conductas desadaptadas de nuestro hijo por la actitud y consecuencias que le rodean. Observar la conducta es el primer paso para disminuir la desobediencia. Las actividades para observar a nuestro hijo son: 1.1. Listado de conductas-problemas. 1.2. Análisis de la conducta. 1.3. Descripción de la conducta-problema.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 1.1. LISTADO DE CONDUCTAS-PROBLEMAS

Observa a tu hijo/a durante una semana y escribe las conductas o comportamientos que no te gustan y que quieres cambiar. Ejemplo: NO



desobediente





no recoge los juguetes

¿Qué hace tu hijo de manera inadecuada y te gustaría cambiar?

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Paso 1. Observar

la conducta de nuestro hijo

ACTIVIDAD 1.2. ANÁLISIS DE LA CONDUCTA

Para poder cambiar una conducta hay que observarla y conocerla antes de actuar. Antes de cambiar, hay que observar, y solo cuando se sepa qué te disgusta de tu hijo, con quién lo hace, cuándo lo hace (antecedente) y por qué sigue haciéndolo (consecuentes) estarás más cerca de poder cambiar las conductas inadecuadas. Completa este ejercicio de los problemas que tienes con tu hijo y podrá alcanzar la solución. ANTECEDENTES ¿QUÉ PASÓ ANTES?

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CONDUCTA ¿QUÉ HIZO EL NIÑO?

CONSECUENTES ¿QUÉ PASÓ DESPUÉS?

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 1.3. DESCRIBE LA CONDUCTA-PROBLEMA

Explica con detalle cuándo, dónde y con quién ocurre la conducta y qué pasa después de emitirla. Esta información se puede extraer de los registros del análisis de la conducta (actividad 1.2). CONDUCTA

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DESCRIPCIÓN DE LA CONDUCTA

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Paso 2 Prestar atención a nuestro hijo

La

educación que le des a tu hijo es luz que alumbrará su camino.

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TEMPERAMENTO Y AMBIENTE Desde el nacimiento de nuestro hijo podemos escuchar, ¿cómo ha salido tu hijo?, ¿cómo se comporta? Estas dos preguntas tienen sus respuestas en diferentes teorías que van a permitir entender y manejar mejor la conducta de nuestro hijo. Nuestro hijo, ¿nace o se hace? El niño nace y se hace. Nace con una base genética y se hace en función de su temperamento y del entorno en el que vive. Afirmar solo que nuestro hijo no nace, sino que se hace, sería una realidad muy simplista ya que no se puede obviar ni renunciar a la biología, que además nos hace únicos e irrepetibles. Desde el punto de vista de la genética, cuando nuestro hijo nace lleva de manera innata una herencia biológica que le da forma. Tiene unas características físicas casi inmodificables tales como color del pelo, piel, estatura, color y forma de ojos, etc. También nace con un temperamento que se puede definir como la energía heredada con la que se va a relacionar con el medio externo y va a conformar su carácter. Thomas, Chess y Birch (1968) definen el temperamento como un patrón de conducta con el que nuestro hijo nace y que tiene una base biológica que se modifica en las distintas interacciones con el ambiente. Según Rutter (1981; 1989) el temperamento es un estilo de conducta que está regido más por la estructura heredada de nuestro hijo que por el contexto, pero ambos interaccionan y producen cambios en el estilo de respuesta de nuestro hijo en función de la respuesta que encuentre en el medio sobre su primera tendencia a una determinada forma de reacción. ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

En el estudio New York Longitudinal Study (NYLS) se registraron los datos del temperamento y del ambiente de los niños evaluados y se llegó a la clasificación de tres tipos de temperamentos; temperamento fácil, lento de reacción y difícil. Los resultados del NYLS mostraron que, de 113 sujetos, el 40% tenía temperamento fácil; 15% temperamento lento de reacción; 10% temperamento difícil y el 35% restante presentaban características temperamentales mixtas. Algunos hijos nos facilitan la tarea de educar y otros hacen que el ejercicio paterno sea agotador, frustrante y enloquecedor. No es lo mismo si nuestro hijo llora que si está tranquilo, si se conforma cuando se acaba el parque o tiene una pataleta y te suplica mil veces que quiere un ratito más, no es lo mismo si nuestro hijo se acuesta sin rechistar que si le tenemos que contar varios cuentos y te despierta a media noche. Si nuestro hijo tiene temperamento agradable acepta bastante bien los cambios, se adapta con facilidad, tiene buena cara la mayor parte del día y no hace oposición ante las reglas de manera sistemática. Lo que tiene en contra es que los padres podemos olvidar estimular y prestar atención al niño por su buen comportamiento. Si nuestro hijo tiene temperamento reservado es un niño interiorizante, que va a mostrar poca energía, baja iniciativa, prefiere estar solo o con pocos niños, le va a costar más tener amigos, presenta menos espontaneidad en las relaciones sociales y menos atrevimiento ante situaciones novedosas. Le gana que es reflexivo, atento, paciente, observador y poco conflictivo. Si nuestro hijo tiene temperamento difícil es un niño exteriorizante, reactivo al entorno, que se frustra con facilidad, patalea con rigidez mental, desafía constantemente, es inconformista, le cuesta aceptar los cambios, le gusta controlar el entorno y al entorno, y le gusta dirigir. Sus virtudes son que suele ser inteligente, divertido, sociable, con iniciativas y muy explorador. Según esta clasificación podemos entender que la relación con nuestro hijo va a ser más complicada si su temperamento es más difícil. Los padres nos mostramos más críticos, con dificultad para controlar su conducta y con más castigos que a otro hijo. Como le cuesta acatar las normas establecidas y es más sensible a la estimulación negativa, se generan mayores conflictos y rechazos por parte de los otros. Entonces, ¿qué podemos hacer los padres o educadores 42

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

si ya viene todo determinado? La respuesta es que además de nacer, nuestro hijo se hace y se hace por la educación, por aprendizajes, imitaciones y otras leyes del aprendizaje. Diversas investigaciones apuntan a una cierta permanencia y también variabilidad del temperamento con el paso del tiempo. El temperamento no es estático, se puede modificar por el ambiente, según hábitos de crianza, el carácter paterno y hábitos familiares; por lo que una crianza afectiva, con buena comunicación y castigos coherentes pueden variar el temperamento de nuestro hijo. La teoría ambientalista, en contra de la teoría del temperamento, afirma que nuestro hijo aprende desde que nace y que lo hace a través de lo que ve, de lo que oye y de sus relaciones con el entorno. Nuestro hijo aprende a comportarse de manera perturbadora por la falta de armonía entre nuestros hábitos de crianza y sus características temperamentales; la inconsistencia como padres en las prácticas de crianza; las desavenencias paternas y el uso de nuestro hijo en la lucha entre progenitores; la disonancia entre características de nuestro hijo y nuestro comportamiento. Un estudio mostró que el 70% de problemas de conducta se presentaban en niños con temperamento difícil, respecto a un 28% de los de temperamento fácil. Estos datos señalan la importancia de generar programas de entrenamiento a padres que establezca normas higiénicas de crianza, buscando la adecuación entre los patrones temperamentales y las reglas de crianza. Nuestro reto como padres es educar de manera adecuada para que nuestros hijos aprendan a comportarse según las reglas establecidas, a pesar del temperamento que presenten. IMPORTANTE

Explicar la conducta inadecuada del hijo por medio de la herencia, de la biología o desde las etiquetas es un error paterno que perjudica el cambio conductual.

A veces justificamos la conducta nuestro hijo por la herencia ya que ha salido a su padre o es igual que su tía materna; otras veces nos agarramos al destino para explicar desobediencias o pataletas ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ya que le decimos que le sale de dentro o que ha nacido torcido. Por último, también hay padres que preferimos etiquetar o encasillar a nuestro hijo diciendo que se comporta así porque es desobediente, como si hubiera un gen que determinara su no constante o su sordera casera ante nuestros límites. Todas estas explicaciones que se dan ante los problemas cotidianos de nuestro hijo lo único que nos aportan son más indefensión e impotencia. Es como si no pudiéramos hacer nada porque nuestro hijo es así o porque ha salido torcido. Tampoco es adecuado dejar todo el peso de los problemas a la educación que recibe de nosotros porque puede ser que el niño tenga problemas de frustración y de aceptación de límites por su temperamento heredado. Por tanto, las dos teorías, genética y ambiente, son un matrimonio que no se deben separar a la hora de entender y explicar conductas. Hay muchas variables que influyen en el comportamiento de nuestro hijo; ya sea estilo educativo de los padres, carácter, entre otros. Como dice Mardomingo (1994; 2001), la dotación genética del individuo es fundamental pero las condiciones de crianza de los niños, los estilos educativos de la familia, entre otros, influyen en el riesgo de sufrir enfermedades y en su evolución y pronóstico.

EL APRENDIZAJE DE CONDUCTAS El ser humano no es un organismo predestinado desde su nacimiento, no tiene una personalidad innata, sino que a lo largo de su experiencia vital va aprendiendo una forma de ser, de actuar, de pensar, y todo ello va a ser consecuencia, entre otras cosas, de los refuerzos positivos y negativos que recibe, de los castigos, de lo que observa en los demás y muy importante, de sus propias decisiones. Gran parte de las conductas son aprendidas y en numerosas ocasiones se aprenden por condicionamiento, es decir, por las consecuencias positivas o negativas que tiene. Por ejemplo, si nuestro hijo llora porque quiere ver la televisión y lo consigue, el resultado será el de llorar la próxima vez que quiera ver la televisión. Nuestro hijo ha asociado llorar con disfrutar de la tele y nosotros hemos aprendido a dejar de escuchar sus llantos cuando le dejamos ver la tele. Esto quiere decir que nuestro hijo no solo influye sobre sí mis44

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

mo sino también sobre la forma de comportarnos nosotros. En la vida hay circunstancias que escapan a nuestro control, pero, sin embargo, hay otras muchas en las que lo que ocurre es el resultado directo de cómo nos comportamos. Es preciso saber qué puede estar bajo el control paterno e intentar influir sobre ello. Hay unas leyes que explican cómo se aprenden y mantienen las conductas en los niños y que son la base de las leyes del aprendizaje conductual que veremos más adelante. Estas leyes funcionan como un pegamento entre las situaciones y sus consecuencias ya que el niño aprende por el efecto y refuerzo que tiene su conducta.

Ley

de asociación de

Pavlov

Un estímulo neutro puede condicionarse a una situación, creando un pegamento entre la situación y la respuesta que se ha aprendido. Conocido es el experimento del perro de Pavlov. Al principio el perro solo saliva al ver la comida, pero no al escuchar el sonido de la campana, pero tras varias repeticiones de sonido y comida, el perro solo ante el sonido de la campana y sin ver la comida, comienza a salivar, quedando ya condicionado. Esto quiere decir que se ha creado una asociación nueva, un pegamento entre el sonido y la salivación. Imaginemos ahora que dos niños van al parque y los dos van contentos. Uno de ellos ve el tobogán, se monta, se cae y sus padres se enfadan o se preocupan mucho; y el otro niño disfruta de tirarse con otros niños. La próxima vez que acudan al parque, o escuchen la palabra «parque», sentirán emociones diferentes. Probablemente el primero sentirá miedo y el segundo sentirá alegría. Han recibido una conexión entre una situación con una emoción condicionada de alegría o temor. Ejemplos parecidos tenemos con los médicos. Nuestro hijo va contento al hospital y la bata blanca del médico no le asusta. El médico le pone una inyección y a partir de ese momento en cuanto vea una bata blanca sentirá miedo. ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

Ley

del efecto

/consecuencias

de

Edward Thorndike

El experimento de Thorn­ dike fue observar en cajas de problemas el aprendizaje de los animales. El reto era que los animales salieran de la caja y observó que cuando por azar un animal realizaba una conducta (como apretar una palanca) que venía acompañada por una situación grata para él (como salir de una caja), la conducta se repetía cuando el animal se encontraba en una situación idéntica. Esta observación le permitió enunciar la «ley del efecto»: si una conducta va acompañada o seguida por satisfacción, el animal tenderá a repetirla. Cuando la situación surja de nuevo, y vaya acompañada o seguida por insatisfacción, el animal tenderá a no repetirla. La conducta de nuestro hijo está controlada por sus efectos o consecuencias. Si su conducta va seguida de satisfacción tenderá a repetirla cuando la situación surja de nuevo, y si va seguida de insatisfacción tenderá a no reproducirla. Por ejemplo, si nuestro hijo llega a la tienda, nos pide algo y no se lo compramos puede ser que llore. Entonces, se lo compramos para que se calle y nuestro hijo acaba de aprender que llorando puede conseguir lo que quiere y nosotros hemos aprendido que cediendo nuestro hijo se calla. Si nuestro hijo, al contrario, no obtuviera lo que quiere porque no cedemos ante el llanto y lo mantenemos en repetidas ocasiones, nuestro hijo dejará de hacerlo.

Ley

del refuerzo de

B. Frederic Skinner

Una conducta seguida de refuerzos es muy probable que vuelva a ocurrir en un futuro. Si nuestro hijo come solo y le decimos que «es mayor», la probabilidad de que vuelva a comer solo aumenta. 46

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

El experimento que Cámara de condicionamiento operativo. La caja de Skinner realizó Skinner con la caja de la paloma es un (1) (2) ejemplo de cómo el (3) comportamiento se (4) puede condicionar con Registro acumulativo el empleo de refuerzos (1) Recinto que alberga la paloma. (2) Llave respuesta. positivos y negativos. (3) Interruptor. (4) Dispensador de grano. La paloma descubrió que dando a una palanca obtenía comida y la recompensa de la comida condicionó que pulsara la palanca por asociación. Por ejemplo, si un niño recoge sus juguetes y entonces puede ver sus dibujos animados favoritos, la próxima vez también los recogerá para ver su programa de televisión.

LAS LEYES DEL APRENDIZAJE DE CONDUCTAS Estas leyes de condicionamiento, de pegamento entre estímulo y respuesta, son la base de las cuatro grandes leyes del aprendizaje conductual que nos van a ayudar a entender cómo se aprenden y mantienen ciertos comportamientos infantiles.

1. Primera

ley del aprendizaje de conductas

1.ª ley

Atención

Toda conducta del niño que va seguida de ATENCIÓN positiva o negativa del padre tiende a mantenerse.

Refuerzo ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

La primera ley del aprendizaje dice que toda conducta de nuestro hijo seguida de atención positiva o negativa nuestra tiende a mantenerse. La atención del padre es un potente reforzador para nuestros hijos. Ellos buscan atención, tanto si es positiva como si es negativa, y lo hacen en el intercambio diario con nosotros. La atención que obtiene nuestro hijo puede ser positiva (alabanza) o negativa (riña), por lo que si alabas o riñes a tu hijo, consigues que su conducta se mantenga. La atención es una herramienta eficaz para modelar la conducta adecuada e inadecuada, y es por medio de la técnica del REFUERZO donde atendemos las conductas adecuadas o inadecuadas de nuestro hijo. Si pillamos y alabamos a nuestro hijo portándose bien, aumenta la frecuencia de esa conducta positiva (recoge la ropa y le sonrío) y si lo pillamos portándose mal, aumenta la frecuencia de esa conducta (no recoge la ropa y le grito). Esta ley es básica tenerla en cuenta ya que los padres caemos fácilmente en la trampa de la crítica como medio sistemático de educación para corregir comportamientos no deseados de los hijos y lo que conseguimos realmente es mantener dichos comportamientos. Un ejemplo de esta ley dice que si a Pablo le felicito por recoger sus juguetes, hay mayor probabilidad de que en el futuro vuelva a hacerlo, pero que si no los recoge y le regaño con ¡otra vez!, ¡qué desastre! ¡no puedo contigo! o un socorrido sermón de ¡cariño, ya hemos hablado de lo importante que es recoger y guardar!, paradójicamente también se mantiene ese comportamiento perturbador o inadecuado.

2. Segunda

ley del aprendizaje de conductas

La segunda ley dice que toda conducta que no va seguida de atención tiende a desaparecer. Como se ha comentado, la atención es muy poderosa para el mantenimiento de las conductas, por tanto, si no atendemos las conductas de nuestro hijo, desaparecerán. Utilizando la técnica de la EXTINCIÓN o ignorar, que significa no atender las conductas inadecuadas, conseguiremos disminuir hasta eliminar las conductas inadecuadas. Por ejemplo, si nuestro hijo está tirado en el suelo 48

©  Ediciones Pirámide

Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

con pataletas y nos vamos del lugar para que el espectáculo no tenga público. Esta técnica es muy potente, pero con resultados a medio plazo, ya que nuestro hijo se tiene que dar cuenta, tras reiteradas ocasiones, que ya no obtiene atención por esa conducta. No todas las conductas se deben ignorar, como por ejemplo el maltrato hacia sí mismo y hacia los demás y situaciones que ponen en peligro su integridad física y la de los demás. Se pueden y deben ignorar las quejas sistemáticas, los pucheros continuos, las conductas de ruido en general que son las llamadas de atención para conseguir algo, principalmente nuestra atención. Aplicando la segunda ley del aprendizaje, no atendiendo a esas conductas, se disminuye su frecuencia e intensidad hasta su eliminación.

2.ª ley

Ignorar

Toda conducta del niño que no va seguida de ATENCIÓN del padre tiende a eliminarse.

Extinción

3. Tercera

ley del aprendizaje y conductas

La tercera ley dice que las conductas las aprendemos por observación o por imitación. La técnica utilizada para aprender conductas es el MODELADO. Nuestros hijos aprenden observando e imitando nuestros comportamientos. Por ejemplo, si no comemos verduras, aprenderán a no comer verduras, o si guardamos las cosas en su sitio, aprenderán a ser ordenados. Los hijos no tienen la capacidad para discernir ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

lo que está bien o mal, hacen lo que ven y nosotros somos su máxima referencia, por lo que tenemos que reflexionar sobre nuestra forma de reaccionar ante sus conductas, la forma de educar o la forma de vivir. Nuestros hijos nacen sin tener conocimiento de la cultura ni de las normas sociales, y nosotros les vamos enseñando todo, convirtiéndonos en modelos en los cuales se fijan para aprender, enseñándoles a ser responsables, a ser autónomos, a controlar las emociones, a ser solidarios y, lo contrario; a ser desobedientes, maleducados, caprichosos, agresivos, celosos, etc. Los hijos nos imitan en los intercambios cotidianos, por lo que nos convertimos en modelos ante muchas situaciones: respeto a las personas, cómo se resuelven problemas, lectura, orden o hábitos de autonomía.

3.ª ley

Observación/imitación

Las conductas del niño las aprende por observación e imitación de otras conductas.

Modelado Los padres nos quejamos de que los hijos protestan, gritan, mienten, no se cepillan los dientes y que hay que repetirles las cosas, pero posiblemente nosotros respondamos con las mismas conductas, con gritos, protestas, entre otros, por lo que no se debe decir una cosa y hacer otra, ya que genera confusión. En el aprendizaje de conductas lo que vale es: «haz lo que vieres y no lo que dijeres», cuidando lo que los padres hacemos para convertirlos en una buena copia.

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Paso 2. Prestar

4. Cuarta

atención a nuestro hijo

ley del aprendizaje y conductas

La cuarta ley dice que las conductas que van seguidas de consecuencias negativas tienden a desaparecer.

4.ª ley

Consecuencias negativas

Las conductas del niño que van seguidas de consecuencias negativas tienden a desaparecer.

Castigo La cuarta ley del aprendizaje explica que cuando aplicamos consecuencias negativas algunos comportamientos tienden a desaparecer. La técnica utilizada para disminuir conductas es el CASTIGO. El castigo es positivo si das un estímulo desagradable para que cese la conducta. Por ejemplo, si el niño protesta con los deberes tendrá que ayudar a quitar la mesa de la cena. Y el castigo es negativo si quitas o desaparece un estímulo agradable para que no vuelva a darse la conducta. Por ejemplo, si el niño no come se apaga la televisión. O si no para de llorar, se le manda al rincón del tiempo fuera.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

DECÁLOGO PARA HACER A NUESTROS HIJOS RESPONSABLES 1. Si quieres que me porte bien, ¡PÍLLAME SIENDO BUENO! 2. Si te dedicas a regañarme me seguiré portando mal y estaremos siempre discutiendo. 3. Si no haces caso a mis llamadas de atención (lloros, quejas) dejaré de hacerlo, aunque al principio aumente la frecuencia e intensidad. 4. Si me sobreproteges, me estás enseñando a no resistir la frustración. 5. Si vosotros, papá y mamá, no os ponéis de acuerdo a la hora de educarme, me puede provocar conflictos e inseguridades. 6. Cuanto MÁS hagas por mí, MENOS haré por mí mismo. 7. Si me consientes caprichos y no me enseñas a ser responsable y respetuoso, me estarás privando de la posibilidad de ir adquiriendo seguridad, confianza y autoestima. 8. Siempre haz lo que has dicho que harías. Sé firme con las normas. 9. No dejes que utilice las pataletas para evitar responsabilidades. 10. NO DEJES QUE MIS RABIETAS CAMBIEN TU NO POR SÍ. Si lo que aprendo es que llorando durante el tiempo suficiente o muy intensamente consigo finalmente mis propósitos, no me calmaré.

TIPOS DE ATENCIONES El tipo de atención que ofrecemos a las conductas positivas o negativas de nuestro hijo conlleva resultados diferentes en su comportamiento. Cuando el hijo hace algo, los padres siempre respondemos con atención. La atención puede ser positiva o negativa ante conductas adecuadas o inadecuadas. En el cuadro siguiente viene reflejado el tipo de atención (positiva y negativa) y el efecto que causa en la conducta del hijo (adecuada/inadecuada). 52

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Paso 2. Prestar

Conducta adecuada A t e n c i ó n

+ ATENCIÓN POSITIVA

Atrapa a tu hijo siendo bueno (incrementa la conducta positiva)

N o a t e n c i ó n

– NO HACER NADA

(decrece la conducta positiva)

atención a nuestro hijo

Conducta inadecuada A t e n c i ó n N o a t e n c i ó n

+ ATENCIÓN NEGATIVA Trampa de la crítica

(incrementa la conducta negativa)

– IGNORAR

(decrece la conducta negativa)

ACTIVIDAD 2.1. ATENCIONES POSITIVAS, ATENCIONES NEGATIVAS

Según las leyes del aprendizaje, las conductas se mantienen por la atención que reciben. Para que podamos reflexionar sobre la atención que le prestamos a las conductas del hijo, observa durante una semana varias situaciones planteadas en la actividad y las incorporas en el cuadro correspondiente. Después, podrás cambiar las situaciones mal atendidas para que pueda cambiar la conducta de tu hijo. • Ayuda a vestirse. • Se levanta de la mesa durante la comida. • Se queja a la hora del baño. • Protesta para recoger los juguetes. • Se peina solo.

• No quiere acostarse y da muchas vueltas. • Hace sus deberes sin protestar. • Discute con su hermano. • Lloriquea. • Otras…

• Si atiendo la conducta positiva de mi hijo, aumenta la conducta positiva. • Si atiendo la conducta negativa de mi hijo, aumenta la conducta negativa. • Si no atiendo la conducta positiva de mi hijo, disminuye la conducta positiva. • Si no atiendo la conducta negativa, disminuye la conducta negativa.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 2.1. ATENCIONES POSITIVAS, ATENCIONES NEGATIVAS CONDUCTA POSITIVA

CONDUCTA NEGATIVA

ATIENDO A MI HIJO NO ATIENDO A MI HIJO

Podemos atender la conducta adecuada y, por tanto, dar una atención positiva al hijo. Cuando hacemos esto, descubrimos al hijo portándose bien y aumenta su probabilidad de ocurrencia. Por las leyes del aprendizaje, toda conducta seguida de atención positiva tiende a aumentar o a mantenerse. Si se está cepillando los dientes, recogiendo sus juguetes o bien sentado en la mesa y le atendemos, ese comportamiento tenderá a repetirlo en el futuro. Si atendemos lo positivo, aumenta la conducta positiva

ACTIVIDAD 2.2. TE PILLÉ

Acostúmbrate a pillar y a decirle a tu hijo las cosas chulas que hace y verás cómo las hace más. Solo tienes que decirle «te pillé» y se fijará en lo que hace bien para repetirlo. Este ejercicio se basa en la regla de atención positiva. Anota en el registro el comportamiento positivo que le has pillado y el refuerzo positivo que le has dado. FECHA

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COMPORTAMIENTO POSITIVO ¿Qué ha hecho?

REFUERZO POSITIVO ¿Qué le he dicho?

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

ACTIVIDAD 2.3. EL ÁRBOL DE LOS LOGROS

Para mejorar la imagen personal de nuestro hijo y reconocerle las habilidades de autonomía conseguidas, dibujamos un árbol y dentro del mismo colocamos las cosas que ya sabe hacer (duermo solo, ayudo a vestirme, recojo los juguetes sin protestar...). Las cosas que todavía quedan pendientes por desarrollar también las escribimos, pero no se meten dentro del árbol, se ponen en la base de este. Poco a poco, conforme vaya consiguiéndolo, iremos subiendo hasta entrar en el árbol de los logros (en el anexo al final del paso 2). El árbol de los logros también se puede practicar como juego de autonomía en un tablero imantado desarrollado por la autora.

ACTIVIDAD 2.4. EL RATITO EXCLUSIVO

Busca cada día 10 minutos para compartir con tu hijo su espacio y tiempo. Si le dedicas al día de manera especial un rato corto, tendrá menos necesidad de portarse mal. Este ejercicio responde a la ley de atención positiva.

Ratito exclusivo con mi PAPÁ

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

Otro tipo de atenciones son negativas. Podemos atender lo negativo y, por tanto, dar una atención negativa al hijo. Cuando hacemos esto estamos cayendo en la trampa de la crítica. Por las leyes del aprendizaje, toda conducta seguida de atención negativa tiende a aumentar o mantenerse, por lo tanto, si mi hijo está llorando, se queja para acostarse, se levanta de la mesa, interrumpe conversaciones y le atendemos, tenderá a repetirlo en el futuro. Si atendemos lo negativo, aumenta la conducta negativa Cuando no hacemos o decimos nada ante el buen comportamiento de nuestro hijo, decrece su probabilidad de ocurrencia. Por las leyes del aprendizaje, toda conducta seguida de no atención tiende a decrecer. Si mi hijo colabora en su higiene, recoge los juguetes o come bien y yo no le digo nada, puede disminuir la frecuencia de dicha conducta. Si no atendemos lo positivo, disminuye la conducta positiva Cuando no hacemos o decimos nada ante el mal comportamiento del niño, decrece su probabilidad de ocurrencia. Por las leyes del aprendizaje, toda conducta no seguida de atención tiende a decrecer. Si mi hijo está llorando, se queja para acostarse, se levanta de la mesa, interrumpe conversaciones y ahora yo no le atiendo ese comportamiento y le ignoro, disminuirá la frecuencia de dicha conducta. Si no atendemos lo negativo, disminuye la conducta negativa La atención puede ser positiva o negativa. Es positiva si reforzamos su comportamiento: «Muy bien, genial, estás mejorando, me gusta cuando haces…» y es negativa si le criticamos cuando se comporta mal: «basta, no hagas eso, no paras, eres malo, cuántas veces te he dicho que…» La atención puede ser descriptiva o no descriptiva. Es descriptiva si hacemos un detalle de la conducta: «no me gusta cuando saltas en el sofá», «me encanta lo sociable que eres con tus amigos». Y no es descriptiva si no mencionamos la conducta: «vale, me encanta, no sabes portarte bien, eres un desastre». La mayoría de las veces utilizamos atenciones negativas para corregir el comportamiento inadecuado de los niños y lo hacemos de manera no descriptiva, por lo que mantenemos o incrementamos el mal comportamiento por la atención que recibe, atacamos 56

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

su valor como persona y además no sabe cómo tiene que hacerlo bien. Algunos ejemplos de situaciones cotidianas y el uso de las atenciones serían:

ORDEN

Recoge tus juguetes.

A dormir.

CONDUCTA

ATENCIÓN PATERNA

RESULTADO

Protestar.

Eres un desobediente. No haces caso a los papás.

Protestar el pró­ ximo día.

Recoger.

Estoy muy contenta.

Recoger el pró­ ximo día.

Se acuesta en la cama.

Un abrazo y te leo un cuento.

Buen hábito de sueño.

Llorar y correr por toda la ca-­ sa.

Todas las noches igual. Estoy cansado. ¿Cuándo te harás mayor?

Llorar y retrasar el acostarse to­das las noches.

Resultado: Si cuando nuestro hijo protesta, llora, responde, se opone o grita y entonces respondemos con atención negativa (regañamos, recriminamos, sermoneamos, castigamos, gritamos), nuestro hijo está entrenándose para seguir desobedeciendo y seguir portándose mal. Está claro que no podemos dejar que no recoja sus juguetes ni se acueste a la hora que quiera porque son órdenes que se tienen que cumplir, pero sí podemos dejar de atender su respuesta inadecuada a la orden con las técnicas que vamos a ver a continuación.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

TÉCNICAS PARA AUMENTAR CONDUCTAS Y PARA DISMINUIR CONDUCTAS Refuerzo

positivo

El refuerzo positivo es una técnica para aumentar conductas. Si a un comportamiento adecuado le sigue una atención positiva, se repetirá en el futuro. Refuerzo verbal: genial, estupendo, lo has hecho muy bien, sigue así. Refuerzo de actividad: ir al parque, ir al cine, sacar la bicicleta, hacer un bizcocho. Refuerzo material: pegatinas, cromos, helado, etc.

Refuerzo

negativo

El refuerzo negativo es una técnica para aumentar conductas. Si a un comportamiento inadecuado le sigue una atención negativa se repetirá en el futuro. Refuerzos: reproches, recriminaciones, críticas, sermones, miradas enfadadas, etc.

Extinción/ignorar Ignorar es una técnica para disminuir conductas. Si a un comportamiento inadecuado no le sigue ninguna atención, dejará de repetirse. Ignorar significa no ver, no oír, no tocar. Significa que no está ocurriendo el comportamiento que está sucediendo. Es una técnica muy potente pero que funciona a medio plazo, cuando el hijo se da cuenta de que esa conducta ya no tiene efecto. Al principio se produce un efecto paradójico y es que aumenta la conducta inadecuada, mostrando un pico de resistencia al cambio pero que con firmeza y sin atención comenzará la disminución del comportamiento. Un ejemplo común son las pataletas. El hijo quiere algo, se lodenegamos y comienza a llorar. Si no le hacemos caso, se tira al 58

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

suelo, y si seguimos sin hacerle caso comienza a gritar y a decir alguna palabrota. Está mostrando resistencia, por lo que hay que seguir ignorando de manera tranquila, sin mirar, sin hacer comentarios, hasta que se dé cuenta de que no es válida su conducta. Si se nos ocurre atenderle esa conducta, aprenderá para el futuro que no hay que llorar, sino que hay que tirarse al suelo, gritar y decir palabrotas para conseguir lo que quiere. Y todo eso, por la atención que ha recibido. Evidentemente nuestro hijo tiene que saber, a priori, que ese comportamiento no va a ser atendido y así le ayudaremos a dejar de repetirlo.

Atención

diferencial

La atención diferencial es una técnica que combina el refuerzo positivo y la extinción. Combina la atención positiva de la conducta adecuada del hijo con ignorar la conducta inadecuada, suprimiendo la atención negativa que es la que está manteniendo la conducta inadecuada. Hay tres tipos de atención diferencial: 1. Atención de conductas incompatibles: reforzamos la conducta adecuada e ignoramos la inadecuada. Por ejemplo, ignoramos la dependencia (no comer, no vestirse) y reforzamos la autonomía (comer solo, recoger juguetes). 2. Atención de otras conductas: ignoramos la conducta inadecuada y reforzamos otras adecuadas. Por ejemplo: ignoramos las quejas y reforzamos el orden, la obediencia, la higiene, los deberes, … 3. Atención de tasas bajas: reforzamos y atendemos la disminución en la frecuencia de la conducta inadecuada. Por ejemplo, le reforzamos que ya se queja menos cuando le mandamos cosas. Las conductas que podemos ignorar son todas aquellas que acompañan en la desobediencia: gritos, quejas, llantos, insultos, protestas. No debemos ignorar conductas que pongan en peligro su integridad física o la de los demás, como pegar, morder, estar cerca de ventanas o destrozar. ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

¿Qué técnicas podemos utilizar ante las conductas de los niños? Por ejemplo, cuando nuestro hijo llora porque no consigue lo que quiere. + Atención positiva: le atendemos cuando pida las cosas bien. – Atención negativa: nos cabreamos cuando llora y le decimos que es un pequeñajo. + Ignorar: no le atendemos cuando llora. + Atención diferencial: le atendemos cuando lo pide bien y no le atendemos cuando llora. La única técnica que mantiene la conducta inadecuada es la atención negativa. ACTIVIDAD 2.5. ME GUSTA, NO ME GUSTA

Pero ¿qué significa ignorar? Ignorar significa no ver, no hablar, no escuchar. No pasa lo que pasa. Algo muy difícil de manejar cuando el niño está tirado en el suelo berreando.

h

1. NO ME GUSTA: ______________________________________

A

1. ME GUSTA: ___________________________________________

ACTIVIDAD 2.6. GRANDES RELATOS

Dibujo el comportamiento que me gusta de mi hijo y el que no me gusta del ejercicio «me gusta, no me gusta». Después le ponemos un nombre para que nuestro hijo sepa a qué nos referimos. Por ejemplo: si mi hija llora continuamente y me gustaría que pidiera las cosas sin llorar, la dibujaré en el primer recuadro llorando y le pondré el nombre de «bebé/peque» y en el segundo recuadro la dibujaré sin llorar y le pondré el nombre de «princesa/mayor».

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

Nombre:

Me gusta

No me gusta

ACTIVIDAD 2.7. REGISTRO DE ATENCIÓN DIFERENCIAL

Registro para anotar los avances de la conducta de mi hijo en el registro de atención diferencial.

CONDUCTAS

A h

______________ ______________

SITUACIONES

_________________ _________________ _________________

LUNES

MARTES

MIÉRC.

Ah Ah Ah Ah Ah Ah Ah Ah Ah

Resumen Nuestro hijo desde su nacimiento está aprendiendo. Y aprende cada día a través de diferentes asociaciones y condicionamientos. En este paso se hace un recorrido por la teoría biológica y ambientalista para explicar el aprendizaje de las conductas. Y en ese aprendizaje se cometen errores y aparecen conductas problemáticas que es necesario modificar para que sepan responder de manera adecuada, con autonomía, valores, relaciones sociales, etc. Las leyes del aprendizaje y la atención que prestamos a las ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

conductas de los niños son las que mejor pueden explicar cómo se mantienen o desaparecen comportamientos. En este paso se trabaja con las técnicas de refuerzo positivo, extinción/ignorar y con la atención diferencial para asegurar el cambio positivo de conductas inadecuadas y la aparición de logros y mayor autonomía en nuestros hijos.

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

ACTIVIDADES PASO 2 Actividades

para aumentar conductas positivas y para disminuir conductas negativas

¿Cuándo SÍ debes prestar atención a tu hijo? «Pilla a tu hijo portándose bien» La atención es una técnica muy potente para aumentar o disminuir conductas. Para mejorar las relaciones entre padres e hijos, y para modificar las conductas desobedientes de tu hijo, es importante manejar las conductas con atención positiva. 2.1. 2.2. 2.3. 2.4.

Atenciones positivas/atenciones negativas. Te pillé. El árbol de los logros. El ratito exclusivo. ¿Cuándo NO debes prestar atención a tu hijo? «No caigas en la trampa de la crítica» Para cambiar y disminuir conductas desobedientes, hay que reforzar las conductas colaboradoras a través de atención positiva. Pero también hay que dejar de atender las conductas inadecuadas a través de la atención negativa.

2.5. Me gusta, no me gusta. 2.6. Grandes relatos. 2.7. Registro de atención diferencial.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 2.1. ATENCIONES POSITIVAS, ATENCIONES NEGATIVAS

Según las leyes del aprendizaje, las conductas se mantienen por la atención que reciben. Para que puedas reflexionar sobre la atención que le prestas a las conductas de tu hijo, observa durante una semana varias situaciones planteadas en la actividad y las incorporas en el cuadro co­rrespondiente. Después, podrás cambiar las situaciones mal atendidas para que pueda cambiar la conducta de tu hijo. CONDUCTA POSITIVA

CONDUCTA NEGATIVA

ATIENDO A MI HIJO NO ATIENDO A MI HIJO

. Ayuda a vestirse. . Se levanta de la mesa durante la comida. . Se queja a la hora del baño. . Protesta para recoger los juguetes. . Se peina solo.

. No quiere acostarse y da muchas vueltas. . Hace sus deberes sin protestar. . Discute con su hermano. . Lloriquea. . Otras…

REGLAS DE LAS ATENCIONES • Si atiendo la conducta positiva de mi hijo, aumenta la conducta positiva. • Si atiendo la conducta negativa de mi hijo, aumenta la conducta negativa. • Si no atiendo la conducta positiva de mi hijo, disminuye la conducta positiva. • Si no atiendo la conducta negativa, disminuye la conducta negativa.

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

ACTIVIDAD 2.2. TE PILLÉ

Acostúmbrate a pillar y a decirle a tu hijo las cosas chulas que hace y verás cómo las hace más veces. Solo tienes que decirle «te pillé» y se fijará en lo que hace bien para repetirlo. Este ejercicio se basa en la regla de atención positiva. Anota en el registro el comportamiento positivo que le has pillado y el refuerzo positivo que le has dado. FECHA

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COMPORTAMIENTO POSITIVO ¿Qué ha hecho?

REFUERZO POSITIVO ¿Qué le he dicho?

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 2.3. EL ÁRBOL DE LOS LOGROS

Para mejorar la imagen personal de tu hijo y reconocerle las habilidades de autonomía conseguidas, dibuja un árbol y dentro del mismo coloca las cosas que ya sabe hacer (duermo solo, ayudo a vestirme, recojo los juguetes sin protestar...). Las cosas que todavía quedan pendientes por desarrollar también se escriben, pero no se meten dentro del árbol, se ponen en la base de este. Poco a poco, conforme vaya consiguiéndolo, irá subiendo hasta entrar en el árbol de los logros. El árbol de los logros también se puede practicar como juego de autonomía en un tablero imantado desarrollado por la autora (www.sicomurcia.es).

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

ACTIVIDAD 2.4. EL RATITO EXCLUSIVO

Busca cada día 10 minutos para compartir con tu hijo su espacio y tiempo. Si le dedicas de manera especial un rato corto al día, tendrá menos necesidad de portarse mal. Este ejercicio responde a la ley de atención positiva.

Ratito exclusivo con mi PAPÁ

ACTIVIDAD 2.5. ME GUSTA, NO ME GUSTA

La atención diferencial consiste en ignorar la conducta negativa y reforzar la conducta positiva. Para cambiar la conducta de tu hijo que no te gusta, primero describe lo que no te gusta y luego busca la conducta contraria que te gustaría que tuviera y solo fíjate en ella. Por ejemplo, si no te gusta que tu hijo sea llorón y quieres que pida las cosas bien, dile que, a partir de ahora, solo lo atenderás cuando pida las cosas sin llorar y que no le harás caso cuando las pida llorando. La técnica es muy eficaz, pero al ignorar lo negativo, los cambios no son rápidos. El niño se tendrá que dar cuenta que, portándose mal, no tiene público y que el espectáculo se tiene que acabar, pero necesita tiempo. Es más, al principio se produce una paradoja, y es que aumenta la conducta de llorar que queremos eliminar y es porque se resiste a abandonar su forma de comportarse que le había ido bien. Si los educadores nos resistimos a ese primer envite, la conducta irá poco a poco desapareciendo. Es cuestión de tiempo y firmeza.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 2.5. ME GUSTA, NO ME GUSTA

Pero, ¿qué significa ignorar? Ignorar significa no ver, no hablar, no escuchar. No pasa lo que pasa. Algo muy difícil de manejar cuando el niño está tirado en el suelo berreando.

h A h A

1. NO ME GUSTA: ______________________________________ 1. ME GUSTA: ___________________________________________ 2. NO ME GUSTA: ______________________________________ 2. ME GUSTA: ___________________________________________

ACTIVIDAD 2.6. GRANDES RELATOS

Dibujo el comportamiento que me gusta de mi hijo y el que no me gusta del ejercicio «me gusta, no me gusta». Después le ponemos un nombre para que nuestro hijo sepa a qué nos referimos. Por ejemplo: si mi hija llora continuamente y me gustaría que pidiera las cosas sin llorar, la dibujaré en el primer recuadro llorando y le pondré el nombre de «bebé/peque» y en el segundo recuadro la dibujaré sin llorar y le pondré el nombre de «princesa/mayor». Nombre:

Me gusta

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No me gusta

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Paso 2. Prestar

atención a nuestro hijo

ACTIVIDAD 2.7. REGISTRO DE ATENCIÓN DIFERENCIAL

Anota los avances de la conducta de tu hijo en el registro de atención diferencial. En la primera columna escribe la conducta positiva que deseas de tu hijo y la conducta negativa que deseas eliminar. En la segunda columna escribe las tres situaciones que vas a atender para registrar. En las siguientes columnas anota cada día si el niño obedece (cara positiva) o desobedece (cara negativa). Recuerda que el padre tiene que atender la obediencia e ignorar las conductas no colaboradoras para obedecer (quejas, reproches, lloriqueos, etc.) CONDUCTAS

SITUACIONES

LUNES

MARTES

MIÉRC.

A ______________ h ______________

________________ ________________ ________________

A ______________ h ______________

________________ ________________ ________________

Ah Ah Ah Ah Ah Ah

Ah Ah Ah Ah Ah Ah

Ah Ah Ah Ah Ah Ah

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Paso 3 No etiquetar a nuestro hijo

«Si haces planes para un año, siembra arroz Si los haces por dos lustros, planta árboles Si los haces para toda la vida, educa a una persona.» Proverbio

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chino

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LA IDENTIDAD PERSONAL El autoconcepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos y la percepción de nuestras capacidades y de nuestra propia singularidad. Está formada e influenciada por la relación que mantenemos con personas importantes en nuestra vida y se compone de la identidad personal, que incluye los rasgos de personalidad y otras características que nos hacen a cada persona única, y de la identidad social, que incluye los grupos a los que pertenecemos dentro de la comunidad, como es la religión, la universidad o la propia familia. La IDENTIDAD PERSONAL es la conciencia que tenemos de ser nosotros mismos y distintos de los demás. En la medida que nuestro hijo se va diferenciando del mundo exterior va construyendo su propia identidad y va a decidir la forma en la que va a evaluar, analizar e interpretar la realidad. Esta construcción de la identidad y de la imagen positiva, denominada por Wallon «per­ sonalismo», surge a la edad de 3 a 6 años y tiene un papel fundamental la relación de calidad y el clima de seguridad que le demos a nuestro hijo para una valoración y confianza ajustada de sus capacidades y sus progresos. Pero esta relación no siempre es fácil, ya que mientras nuestro hijo va creando su identidad y va reafirmando su personalidad aparecen conflictos con la norma. Hay que entender que el proceso evolutivo de nuestros hijos es dinámico, no son robots y que para aprender no tienen que obedecer sin más. Van adquiriendo día tras día habilidades y recursos que le capacitan para responder a su entorno y el problema no es que ellos maduren y evolucionen sino ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

cómo reaccionamos ante su constante evolución. Es cierto que no todos los hijos actúan ni se relacionan con los padres de igual manera. Hay una parte importante de la genética y de las leyes biológicas que indican que cada uno tiene un temperamento que determina la relación más o menos conflictiva o pacífica que se establecerá entre padre e hijo. Por ejemplo, nuestro hijo sobre los dos años y medio comienza la etapa de la terquedad, con rabietas o pataletas, que son formas de expresión de su creciente independencia y esta fase es necesaria para su correcto desarrollo, por lo que es crucial para su autoestima y para no dañar su identidad cómo nosotros manejemos esta fase. Si nuestro hijo es muy enérgico, se pueden producir estrategias ineficaces de control parental que deriven en una relación de reproches. Por ejemplo, Javier es un niño que cuando le dices que apague la tableta, protesta y dice que un poquito más. Al rato se lo pides de nuevo y da la misma respuesta, y así todos los días. Esta respuesta del hijo nos genera una reacción de frustración y rabia con comentarios negativos del tipo «desobediente, malo». Si, por el contrario, nuestro hijo es más reservado, podemos anticiparnos y hacer por él lo que ya sabe o podría saber hacer, derivando en una relación de sobreprotección. Esta guardia constante le priva de la oportunidad de desarrollarse, creando un hijo burbuja. Por ejemplo, Laura es una niña de 7 años que siempre hay que ayudarla a vestirse porque tarda mucho tiempo y llega tarde al colegio. Esta respuesta nos frustra y recibe comentarios del tipo «pequeñaja, lenta». En ambos ejemplos, los desafíos conductuales de nuestro hijo ponen a prueba nuestra capacidad para mantener los límites, influyendo en el desarrollo de su autoestima.

EL AUTOCONCEPTO El autoconcepto tiene varias dimensiones, y en cada una de ellas existen percepciones diferentes. Existen el autoconcepto académico, social, emocional, familiar y físico.

Autoconcepto

académico

Es la visión de nuestro hijo como estudiante. 74

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Paso 3. No

etiquetar a nuestro hijo

Se refiere a la percepción que tiene de su calidad como estudiante tanto por lo que le dicen sus profesores o compañeros (buen estudiante…) como por sus cualidades en ese contexto (inteligente…). Está relacionado con los estilos parentales de afecto y apoyo.

Autoconcepto

social

Es la percepción de nuestro hijo en su desempeño en las relaciones sociales, tanto por la facilidad o dificultad para mantener y ampliar la red social como por las cualidades de ser amigable y alegre. Siente la estima y aceptación de los otros y su comportamiento es prosocial, sin agresividad. Siente el afecto, comprensión y apoyo parental.

Autoconcepto

emocional

Es la percepción de nuestro hijo sobre su estado emocional (soy nervioso, me asusto con facilidad) y de sus respuestas a situaciones (cuando me preguntan, me hablan). Está relacionado con las habilidades sociales, el autocontrol, el sentimiento de bienestar, la aceptación de los iguales y las prácticas parentales de afecto, comprensión y apoyo.

Autoconcepto

familiar

Es la percepción de nuestro hijo de su implicación, participación e integración en el medio familiar. Va a depender de sus relaciones familiares de confianza, afecto y apoyo.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

Autoconcepto

físico

Es la percepción de nuestro hijo sobre su aspecto físico y condición física. Un autoconcepto físico alto significa que se percibe físicamente agradable, que se cuida físicamente y que puede practicar algún deporte adecuadamente y con éxito.

EL DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA La autoestima es el aprecio que nos tenemos a nosotros mismos y depende de la idea que cada uno tenga de sí mismo. Es nuestro espejo real que nos enseña cómo somos y qué habilidades tenemos. La autoestima es el termómetro que mide la valía personal de nuestro hijo y depende de su autoconcepto con las ideas que empieza a tener de sí mismo. Si las ideas son buenas, se sentirá competente, seguro y valioso, y va a influir en la construcción de su felicidad. Al contrario, si nuestro hijo tiene una baja autoestima, no confiará en sus propias posibilidades ni en las de los demás, se sentirá inferior a estos y, por lo tanto, se comportará de una forma más tímida y más crítica, con conductas oposicionistas. Si nuestro hijo se hunde con facilidad, pide las cosas llorando, le cuesta tomar decisiones, duda constantemente o no tiene responsabilidades, querrá que hagamos las cosas por él, haciendo un flaco favor a su autoestima porque menos confianza tendrá, menos seguro estará y más ingenuo será. Aunque a corto plazo el hacer cosas por nuestro hijo será más rápido y más cómodo, también es verdad que se le privará, en el día a día, de la oportunidad de valorarse y desarrollar su estima personal y verse en el espejo donde se va a reflejar a lo largo de su vida en cada cosa que haga. La autoestima tiene diferentes grados. Si nuestro hijo desarrolla una autoestima alta y estable, no se va a dejar influir por los acontecimientos externos y va a ser capaz de defender su punto de vista sin desestabilizarse. Si su autoestima es alta pero inestable, se va a sentir amenazado por el fracaso y va a responder con una actitud crítica y agresiva. Si su autoestima se desarrolla baja puede mostrarse indeciso y tener un gran temor a equivocarse, con dificultad 76

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Paso 3. No

etiquetar a nuestro hijo

para defender su punto de vista al infravalorarse y con altibajos emocionales según perciba éxito o fracaso. Si a nuestro hijo le inflamos la autoestima y se le hace creer mejor que el resto, puede tener dificultad en escuchar a los demás y en reconocer un error. El tener una autoestima adecuada es una carrera de fondo, es el día a día en la educación y en la experiencia de la vida. El que se equivoque y se exponga a situaciones para que adquiera habilidad y seguridad es la mejor oportunidad que le podemos dar a nuestro hijo. Ayudar a nuestro hijo a mantener su autoestima ajustada es un trabajo diario y para ayudarlo a que se respete, a que se atreva, a que confíe en su capacidad de enfrentar los retos de la vida, es importante amarlo incondicionalmente con sus fortalezas y debilidades; dedicarle tiempo para que se sienta valioso; ponerle límites para que se sienta seguro; darle alternativas para que pueda decidir; no sobrerreaccionar cuando se equivoque para aceptar sus errores; darle autonomía para que confíe en hacer las cosas por sí mismo; reforzar lo positivo; no compararlo con otros y legitimar sus emociones. ACTIVIDAD 3.1. EL TERMÓMETRO

El termómetro mide la temperatura de lo que nos queremos. Cuanto más se quiera nuestro hijo, más capaz se sentirá y más confianza tendrá para hacer las cosas. Anota cada día los progresos y logros de tu hijo en la base del termómetro para que vaya subiendo la temperatura afectiva.

_____________________ MÓMETRO

(Pon el nombre de tu hijo)

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– –––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

EL PODER DE LAS ETIQUETAS En el desarrollo de nuestro hijo son visibles sus capacidades y también sus limitaciones, por lo que es necesario que aprendamos a manejar los aspectos negativos y que le ayudemos a superar aquellas cosas difíciles sin utilizar mensajes despectivos que queden grabados en su subconsciente como un mandato a cumplir. Por ejemplo, Javier es un niño inquieto y desafiante ante la autoridad y cuando se le pide algo, se hace el sordo y no cumple con sus obligaciones, por lo que se le dice: «eres muy desobediente», etiquetándolo sin aportarle ninguna información de cómo comportarse de manera más responsable. Con esta actuación están fijando ese comportamiento desobediente ya que la atención se la prestan cuando no lo hace bien, consiguiendo etiquetar y encasillarlo en ciertas conductas y emociones. Nuestro hijo nace sin conciencia personal, no sabe quién es ni adónde va y los padres somos los responsables de la imagen, de las ideas y de la estima que tenga sobre sí mismo. Si confiamos en nuestro hijo y le hacemos sentir válido y competente, nuestro hijo será así, aunque a veces sea trasto, inquieto y egoísta. Pero si le repetimos que es malo, un trasto que no para, hará lo que se espera que sea, generando la profecía autocumplida «si creen que soy así, me comportaré así». Hay una gran diferencia entre ser niño y ser adulto, y está en la capacidad de pensar y reflexionar sobre los mensajes que se reciben de los demás. Si a un adulto le dicen «tonto», ese calificativo le puede doler, pero como adultos también tenemos la capacidad para diferenciar lo que está bien y lo que está mal, y esta capacidad nos permite cuestionar, criticar y buscar datos objetivos que confirmen o descarten esa idea de «tonto». Si después de esta reflexión nos damos cuenta de que no somos tontos, desterraremos esa idea de la cabeza. En nuestro hijo ese proceso está muy inmaduro y se cree a ciegas lo que le digamos, absorbiendo como una realidad absoluta el mensaje recibido. Si esta idea (eres tonto) se repite con frecuencia puede que no vuelva a cuestionarse en la vida esa idea y entonces haga tonterías. Un cuento de Jorge Bucay que se titula «el elefante encadenado» lo ilustra. En ese cuento, el elefante lucha de pequeño para quitarse las cadenas hasta quedar exhausto y de mayor deja de intentarlo y sigue llevándolas porque el pobre ani78

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Paso 3. No

etiquetar a nuestro hijo

mal piensa que ya no puede quitárselas, persiguiéndole esas cadenas toda su existencia. Es diferente cuestionar a la persona que a su comportamiento. Pero qué hacemos si nuestro hijo se porta mal, ¿no lo corregimos? Debemos corregir el comportamiento (lo que ha hecho) pero no reprocharle, ni juzgarlo ni criticarlo (lo que el niño es). Debemos atacar directamente al comportamiento y nunca a la persona. Qué diferente es que nos digan: «no me gusta que me hagas esperar» a que te digan «eres un impuntual». Es lo mismo, pero no es igual porque en el primero decimos que algo que has hecho no está bien y ha creado un problema, y en el segundo atacamos tu persona. Si esto lo escuchamos repetidamente se graba en la mente y luego seremos impuntuales simplemente porque es lo que se espera de nosotros. IMPORTANTE: nuestros hijos son seres sin formar y los padres tenemos la gran responsabilidad de formarlos para que se valoren y puedan responder en la vida. ACTIVIDAD 3.2. ATACA LA OBRA, NO AL OBRERO

Tu hijo todos los días está haciendo cosas. Unas estarán bien y otras estarán mal. Para ayudarle a que cambie su comportamiento, no lo etiquetes, sólo describe lo que hace y cómo te gustaría que lo cambiara:

Nombre de tu hijo: ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– Describe las cosas que hace bien o mal: No me gusta cuando haces: ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– Me gusta cuando haces: ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– –––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

Veamos un ejemplo que ilustra esta teoría de las etiquetas y sus repercusiones: ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

Juan es un niño inquieto, le gusta mucho jugar y se interesa por casi todo lo que se encuentra a su paso. No para de hacer preguntas, tocarlo todo… En casa escuchará: Eres un parlanchín. Siempre estás hablando. ¡No paras! ¡Eres hiperactivo! En el colegio escuchará: Juan, ¡estate quieto! Eres muy nervioso, no paras. ¡Deja de molestar a los compañeros! Juan piensa: Si no hablo, se extrañarán. Soy así, no lo puedo cambiar. Haga lo que haga terminarán riñéndome. Como soy muy nervioso… no puedo estar parado.

Etiquetar es un atajo injusto. Las etiquetas son peligrosas e improductivas, ya que cuando se etiqueta al hijo no se le dice lo que ha ocurrido realmente, no sabe lo que ha hecho mal ni tampoco lo que tiene que hacer para comportarse de otra manera más productiva. No se le da pistas de cómo cambiar ya que tan solo se queda en una queja de adulto. Es verdad que una etiqueta puede significar muchas cosas, porque seguro que la desobediencia de casa no es la del colegio y seguro que cada uno ve comportamientos diferentes bajo esa calificación. Por ejemplo, una madre y la profesora pueden estar de acuerdo en que Ana es desobediente, pero si analizamos la desobediencia de casa es porque no quiere bañarse cuando se lo piden, y la del colegio es porque no ordena el material. U otro niño puede ser nervioso en casa porque saca muchos juguetes y los reparte por toda la casa, y nervioso en el colegio porque se levanta muchas veces de la silla. Esa vaguedad e imprecisión a la hora de referirnos a las conductas infantiles inapropiadas constituyen generalizaciones incorrectas que siguen encasillando al niño y le llevan a la profecía autocumplida. Si piensas que soy tonto, haré tonterías. Si piensas que soy malo, me portaré mal. Si piensas que soy miedoso, me asustaré.

Imaginemos a Celia, niña en edad escolar que empieza a hacer cosas y los adultos le van nombrando y etiquetando como respuesta a esos comportamientos. Con el tiempo habrá creado ideas y conceptos sobre su persona a partir de los cuales va a funcionar en el mundo y durante mucho tiempo no se va a cuestionar ser de otra manera: 80

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ACTIVIDAD 3.3. IMAGEN PERSONAL

La idea que tu hijo tiene sobre sí mismo se basa en las cosas que hace y en las cosas que tú le dices. Observa los comportamientos de tu hijo y ponlos en la flecha que se dirige al grupo. Observa la etiqueta que utilizas para nombrar el comportamiento de tu hijo y ponla en la flecha que se dirige a tu hijo. Las etiquetas que has elegido ponlas en el bocadillo y así comprobarás la imagen que va adquiriendo tu hijo de sí mismo.

La responsabilidad del autoconcepto y de la autoestima en los niños es bastante importante para los padres, por lo que tenemos que aprender a no etiquetar, describiendo las conductas de nuestros hijos para que sepan lo que hacen bien, lo que hacen mal y qué necesitan mejorar, con pautas parentales que permitan generar cambios. Un buen ejercicio diario sería decirle a nuestro hijo de manera descriptiva y detallada sus comportamientos y lo que queremos que haga, en vez de lo que no queremos: Etiqueta: eres desobediente (encasillamos y no sabemos lo que ha hecho mal). Comportamiento: cuando Juan termina de jugar se pone a ver la tele y no recoge los juguetes. (Describimos el comportamiento de Juan y lo sacamos del concepto general de desobediente. Ha deso­ bedecido a la hora de recoger). Descripción del comportamiento: me gustaría que cuando mamá te pide que recojas los juguetes lo hagas a la primera. (Juan ya sabe lo que queremos y además no lo atacamos gratuitamente). ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

Esta actuación no garantiza que nuestro hijo recoja. Para trabajar la obediencia son necesarias más técnicas que el refuerzo social. Sería necesario establecer rutinas, saber dar órdenes claras, poner normas y límites a la conducta, etc. Pero que los padres modifiquemos nuestra actitud y la forma de dirigirnos a nuestro hijo para no causarle problemas de conducta y de estima es un buen inicio para cambiar su comportamiento. Veamos otros ejemplos que ilustran el concepto de etiquetas: Etiqueta: eres nervioso. Comportamiento: cuando Jorge tiene que hacer los deberes, no para quieto y llama constantemente a su madre para que esté con él. (Describimos el comportamiento de Jorge y lo sacamos del concepto general de nervioso. Se pone nervioso cuando hace los de­ beres). Descripción del comportamiento: me encanta cuando trabajas bien sentado y sin levantarte de la silla. Etiqueta: eres tímido. Comportamiento: a mi hijo le cuesta jugar en el parque con otros niños. Descripción del comportamiento: me gusta verte y me pongo contento cuando juegas con otros niños.

ACTIVIDAD 3.4. ESPECIFICANDO ETIQUETAS

Anota en la columna izquierda la etiqueta de tu hijo y en la columna de la derecha la descripción de la etiqueta con comportamientos. ETIQUETAS DE MI HIJO/A

DESCRIPCIÓN

Buen estudiante

Miguel es responsable con sus deberes

Agresivo

Mario pega a su hermana cuando le quita los juguetes

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Paso 3. No

etiquetar a nuestro hijo

ACTIVIDAD 3.5. QUITANDO ETIQUETAS

Elige un comportamiento de tu hijo que te preocupe y descríbelo para romper con las etiquetas. Primero selecciona una etiqueta negativa de tu hijo que utilices con frecuencia (desobediente, malo, nervioso...), después escribe los comportamientos que tiene para ser desobediente sin utilizar la etiqueta. Por último, haz una descripción del comportamiento que te gustaría de tu hijo sobre esa situación. Etiqueta 1: ___________________________________________________ Comportamiento: _____________________________________________ Descripción del comportamiento: _______________________________ _____________________________________________________________

ACTIVIDAD 3.6. LA HISTORIA DE ALFREDO

Completa las siguientes cuestiones de la historia de Alfredo y practica antes de realizar el ejercicio de «Romper etiquetas» que encontrarás en este paso: Alfredo es un niño de 7 años que cursa 2.º de Primaria. En casa sus padres le notan más irritable y se enfada con mucha facilidad, sobre todo, cuando no consigue lo que quiere... (la historia completa en las actividades al final del paso 3). ¿Qué etiqueta tiene Alfredo?_____________________________________ ¿Qué está haciendo para ser así? ________________________________ _______________________________________________________________ Ventajas de comportarse así ____________________________________ ____________________________________________________________ Desventajas de comportarse así _________________________________ _______________________________________________________________ ¿Qué podemos hacer para que deje de comportarse así? ___________ _______________________________________________________________

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 3.7. ROMPER ETIQUETAS

Observa las etiquetas que sueles utilizar para describir el comportamiento de tu hijo. Elige una de ellas que sea negativa y completa el ejercicio: ETIQUETA NEGATIVA DE MI HIJO/A:__________________________ • ¿Cómo se comporta? ________________________________________ _____________________________________________________________ • ¿Qué pienso del comportamiento de mi hijo? __________________ _____________________________________________________________ • ¿Qué le digo por comportarse así?____________________________ _____________________________________________________________ • ¿Qué ventajas obtiene de comportarse así? ____________________ _____________________________________________________________ • ¿Qué desventajas obtiene de comportarse así?__________________ _____________________________________________________________ • ¿De qué manera podría cambiar el comportamiento de mi hijo? __ _______________________________________________________________

ACEPTACIÓN INCONDICIONAL Lo que debemos hacer los padres para no dañar la imagen de nuestro hijo es aceptarlo incondicionalmente. Y eso significa demostrarle cariño y afecto independientemente de que no nos guste su comportamiento; significa aceptar sus opiniones sin dirigirlas, criticarlas ni desvalorarlas; significa escuchar y comprender su propia visión de las cosas; respetar su tiempo y espacio; no etiquetarle; mostrarle interés por su bienestar y no solo por sus logros y resultados; valorar sus aspectos positivos; permitirle que realice sus conductas aunque al principio no lo haga bien, confiando en sus posibilidades; permitirle que se equivoque y cometa fallos; y favorecer su autonomía personal con responsabilidades apropiadas a su edad. En el proceso de aprendizaje nuestro hijo se va a equivocar, cometer errores y es ahí donde hay que ayudarle y animarle. Si cuan84

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Paso 3. No

etiquetar a nuestro hijo

do se equivoca le decimos: ¡Qué torpe eres!, ¡No haces nada bien!, las creencias sobre sí mismo podrán ser de poca valía, y entonces puede dejar de intentar hacer las cosas o hacerlas para agradarnos. Pero aceptar a nuestro hijo no es dejarle hacer lo que quiera, sino mantenernos firmes en las actuaciones y valorarlo como persona. Los padres, como responsables de la educación, lo guiamos y dirigimos para que nuestro hijo aprenda a frustrarse y a tolerar dicha frustración, sin olvidarnos de que es una persona que también padece.

Resumen Nuestro hijo aprende a quererse y a tener ideas sobre sí mismo conforme va creciendo. En este aprendizaje intervenimos los padres con lo que le decimos, con lo que no le decimos y con lo que le reforzamos. De esta manera nuestro hijo está construyendo su forma particular de ver las cosas y de evaluar el mundo. Los padres también contribuimos a fijar comportamientos y actitudes positivas y negativas a través del reforzamiento positivo y negativo. Les ayudamos a crear ideas sobre sí mismos sin darse cuenta. Y lo hacemos cada vez que etiquetamos a nuestro hijo. Si le decimos constantemente que eres tímido, desobediente, malo, inquieto, sociable, bueno, al final se comportará de esa manera, sin ser consciente de que podría ser de otra forma. Educamos con límites y con afectividad, con normas y con respeto, con guía y con dirección. Pero es importante hacerlo desde la aceptación incondicional para garantizar el respeto hacia su persona.

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Paso 3. No

etiquetar a nuestro hijo

ACTIVIDADES PASO 3 Actividades

para desarrollar la autoestima en los niños

En la autoestima de nuestro hijo influye la forma en la que nos relacionamos con él y cómo maneja su comportamiento. A veces cuando le corregimos el comportamiento desde la etiqueta y no desde la descripción de la conducta podemos perjudicar su imagen personal y reducir su confianza y seguridad. Las actividades para no etiquetar a nuestro hijo son: 3.1. El termómetro. 3.2. Ataca la obra y no al obrero. 3.3. Imagen personal. 3.4. Especificando etiquetas. 3.5. Quitando etiquetas. 3.6. La historia de Alfredo. 3.7. Romper etiquetas.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 3.1. EL TERMÓMETRO

El termómetro mide la temperatura de lo que nos queremos. Cuanto más se quiera tu hijo, más capaz se sentirá y más confianza tendrá para hacer las cosas. Anota cada día los progresos y logros de tu hijo en la base del termómetro para que vaya subiendo la temperatura afectiva.

____________________MÓMETRO

(Pon el nombre de tu hijo)

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– –––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

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Paso 3. No

etiquetar a nuestro hijo

ACTIVIDAD 3.2. ATACA LA OBRA, NO AL OBRERO

Tu hijo todos los días está haciendo cosas. Unas estarán bien y otras estarán mal. Para ayudarle a que cambie su comportamiento, no lo etiquetes, solo describe lo que hace y cómo te gustaría que lo cambiara:

Nombre de tu hijo: ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– Describe las cosas que hace bien o mal:

No me gusta cuando haces: ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– Me gusta cuando haces: ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– –––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 3.3. IMAGEN PERSONAL

La idea que tu hijo tiene sobre sí mismo se basa en las cosas que hace y en las cosas que tú le dices. Observa los comportamientos de tu hijo y ponlos en la flecha que se dirige al grupo. Observa la etiqueta que utilizas para nombrar el comportamiento de tu hijo y ponla en la flecha que se dirige a tu hijo. Las etiquetas que has elegido ponlas en el bocadillo y así comprobarás la imagen que va adquiriendo tu hijo de sí mismo.

ACTIVIDAD 3.4. ESPECIFICANDO ETIQUETAS

Anota en la columna izquierda la etiqueta de tu hijo y en la columna de la derecha la descripción de la etiqueta con comportamientos. ETIQUETAS DE MI HIJO/A

DESCRIPCIÓN

Buen estudiante

Miguel es responsable con sus deberes

Agresivo

Mario pega a su hermana cuando le quita los juguetes

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Paso 3. No

etiquetar a nuestro hijo

ACTIVIDAD 3.5. QUITANDO ETIQUETAS

Elige un comportamiento de tu hijo que te preocupe y descríbelo para romper con las etiquetas. Primero selecciona una etiqueta negativa de tu hijo que utilices con frecuencia (desobediente, malo, nervioso...), después escribe los comportamientos que tiene para ser desobediente sin utilizar la etiqueta. Por último, haz una descripción del comportamiento que te gustaría de tu hijo sobre esa situación. Etiqueta: desobediente. Comportamiento: cuando llega la hora de dormir das muchas vueltas y te acuestas casi 1 hora después. Descripción del comportamiento: cuando te pida ir a la cama me gustaría que no lo retrasaras tanto y te acostaras enseguida. Etiqueta 1: ___________________________________________________ Comportamiento: _____________________________________________ Descripción del comportamiento: _______________________________ _____________________________________________________________ Etiqueta 2: ___________________________________________________ Comportamiento: _____________________________________________ Descripción del comportamiento: _______________________________ _____________________________________________________________ Etiqueta 3: ___________________________________________________ Comportamiento: _____________________________________________ Descripción del comportamiento: _______________________________ _____________________________________________________________

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 3.6. LA HISTORIA DE ALFREDO

Completa las siguientes cuestiones de la historia de Alfredo y practica antes de realizar el ejercicio de «Romper etiquetas» que encontrarás en este paso: Alfredo es un niño de 7 años que cursa 2.º de Primaria. En casa sus padres le notan más irritable y se enfada con mucha facilidad, sobre todo, cuando no consigue lo que quiere. Siempre le han dicho que es muy caprichoso y sus hermanos le llaman «Alfredo cabezón» porque hasta que no le dan lo que quiere no para de molestarles. Cuando tiene que hacer las tareas en casa (recoger, deberes, irse a dormir...) se hace el sordo y le tienen que repetir continuamente las órdenes. Al final se pone a gritar y sus padres unas veces le castigan retirándole los juguetes que le gustan y otras veces prefieren recoger ellos o mandar a los hermanos que lo hagan. Sus hermanos están hartos de que el «peque» no haga sus tareas, que sus padres le dejen que se salga con la suya y ya no quieren jugar con él. En el colegio sus profesores y compañeros se quejan de que no comparte los juguetes y que en el recreo siempre tiene que elegir el juego. Cuando pierde empieza a empujar a los niños en la fila. Cuando hacen asamblea en el aula no respeta los turnos de palabra y se levanta continuamente. En clase, la profesora ya no le deja hablar si interrumpe y sus compañeros le están dejando solo en el patio. ¿Qué etiqueta tiene Alfredo?_____________________________________ ¿Qué está haciendo para ser así? ________________________________ _______________________________________________________________ Ventajas de comportarse así ____________________________________ ____________________________________________________________ Desventajas de comportarse así _________________________________ _______________________________________________________________ ¿Qué podemos hacer para que deje de comportarse así? ___________ _______________________________________________________________

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Paso 3. No

etiquetar a nuestro hijo

ACTIVIDAD 3.7. ROMPER ETIQUETAS

Observa las etiquetas que sueles utilizar para describir el comportamiento de tu hijo. Elige una de ellas que sea negativa y completa el ejercicio: ETIQUETA NEGATIVA DE MI HIJO/A:__________________________ • ¿Cómo se comporta? ________________________________________ _____________________________________________________________ _____________________________________________________________ • ¿Qué pienso del comportamiento de mi hijo? __________________ _____________________________________________________________ _____________________________________________________________ • ¿Qué le digo por comportarse así?____________________________ _____________________________________________________________ _____________________________________________________________ • ¿Qué ventajas obtiene de comportarse así? ____________________ _____________________________________________________________ _____________________________________________________________ • ¿Qué desventajas obtiene de comportarse así?__________________ _____________________________________________________________ _____________________________________________________________ • ¿De qué manera podría cambiar el comportamiento de mi hijo? __ _____________________________________________________________ _____________________________________________________________

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Paso 4 Tener autoridad con nuestros hijos

«Tener

hijos no lo convierte a uno en padre,

del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista.»

Michael Levine

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LA AUTORIDAD DE LOS PADRES La respuesta más común de los padres sobre lo que desean para sus hijos sería: «queremos que sea feliz». Los padres podemos hacer felices a los hijos si les mostramos afecto, pero solo con amor un hijo no se desarrolla bien, necesita límites, normas y reglas de funcionamiento para sentirse seguro y con confianza. El equilibrio entre afecto y normas va a generar un desarrollo más sano. Como padres nos asusta poner normas porque no queremos ser considerados autoritarios y decidimos hacer una dejación de nuestras funciones paternas porque no sabemos cómo hacerlo, porque es más fácil delegar en otros, porque está de moda sobreproteger y dar mucho cariño o porque nuestros padres fueron muy duros con nosotros de pequeños y no queremos repetir el mismo patrón. Sea cual sea la razón, poner normas con afecto es un ejercicio de autoridad, y no realizar la función paterna de límites sanos puede dejar a nuestro hijo cojo en su desarrollo personal. Los padres somos autoridad solo por el hecho de ser padres. Cuando nuestro hijo nace obtenemos un carné virtual con capacidad educativa basada en decisiones justas, correctas y útiles, pero sin recibir un entrenamiento formal para ser padres, criar y educar a nuestro hijo. Y educamos por intuición, por emoción, por ilusión o por frustración, pero siempre con aciertos y errores, como cualquier aprendizaje. Cada padre va a tener un estilo educativo a la ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

hora de educar y ese estilo puede estar basado en cómo nos educaron, en todo lo contrario o en la moda del momento. A veces se confunde autoridad, que es nuestra capacidad educativa, con autoritarismo, que es un exceso de control. La palabra autoridad proviene del latín «augere» que significa «ayudar a crecer», por lo que nuestra misión como padres es ayudar a crecer a nuestros hijos. Esta definición entendida como la capacidad de ayudar al hijo a desarrollarse y a crecer como persona, con equilibrio entre el afecto y el control, nos orienta más hacia la autonomía de nuestros hijos y queda lejos de la connotación negativa de «ordeno y mando» del autoritarismo que intentamos evitar a la hora de educar o que pretendemos ejercer para controlar a nuestros hijos con exceso de dirección. Los padres además de ser autoridad tenemos que tener autoridad, y tener autoridad se refiere al prestigio que tenemos en el ejercicio de la paternidad en función de las decisiones tomadas, la forma de comunicarnos y de relacionarnos con nuestro hijo. Sabemos que tenemos autoridad con base en las rutinas interiorizadas por nuestro hijo, cuando hace sus tareas sin tener que decirle continuamente lo que tiene que hacer, cuando obedece las normas y respeta los límites establecidos. Si no ejercemos autoridad, dejamos a nuestro hijo que tome decisiones desde lo que le gusta o no le gusta, lo que prefiere o le apetece, pero siempre desde la inmadurez y con conflictos en el hogar, en la escuela y con retraso en su autonomía; y además le mostramos nuestra falta de destreza paterna que intentamos superar con el ejercicio de mando para que haga a la cuarta vez lo que no hemos conseguido a la primera. «Pablo, como no te acuestes ya, mañana te quedarás…», escenario común en muchas rutinas diarias. Ser autoridad también implica mandar y los padres mandamos, bien o mal, pero mandamos y cuando no lo conseguimos por las buenas lo conseguiremos por las malas, utilizando la capacidad negativa que conlleva abusos de poder. Como Pablo se tiene que acostar, al final lo hará rodeado de gritos, amenazas y enfados.

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Paso 4. Tener

autoridad con nuestros hijos

ACTIVIDAD 4.1. EL SEMÁFORO EDUCATIVO

Con el objetivo de reflexionar sobre la autoridad que ejercemos los padres sobre nuestros hijos, se proponen diferentes rutinas y tenemos que decidir quién decide sobre dichas situaciones diarias. El ejercicio está completo en el anexo del paso 4. Poner dentro del cuadro correspondiente quién controla las siguientes rutinas. Vestirse, cepillarse el pelo, hacer la cama, ordenar la habitación, comer solo, elección de la comida, poner la mesa, horario de estudio, arreglar la mochila, recoger juguetes, hora de irse a la ducha, ducharse, ver la tele, jugar a la consola, tiempo para jugar a la consola, uso del móvil, hora de dormir, lugar para dormir. PADRE

PADRE-HIJO

HIJO

EDUCAR EN LA RESPONSABILIDAD Durante el aprendizaje los padres utilizamos la recriminación y el reproche para corregir el mal comportamiento de nuestro hijo y lo hacemos fijándonos en su conducta inadecuada para decirle «lo malo que es», desgastando la energía para que siga siendo irresponsable y mantenga los mismos hábitos inadecuados. Esta actitud ataca el valor de nuestro hijo como persona olvidándonos de intervenir directa y positivamente en su comportamiento. Educar en la responsabilidad significa que nuestro hijo sepa responder en la vida. Y este proceso es difícil, una carrera de fondo donde es necesaria nuestra disponibilidad, presencia y paciencia para enseñar, y respetar el aprendizaje lleno de ensayos y errores. Los padres tenemos que instaurar poco a poco las rutinas y hábitos de nuestro hijo, y saber separarnos de manera sana para que pueda ocurrir el traspaso de responsabilidades y su autonomía. Nuestra responsabilidad es ayudar al hijo a responder en la vida, por lo que el compromiso a veces es ayudar y otras veces no ©  Ediciones Pirámide

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ayudar para que lo haga él. Esto responde a la fórmula «menos es igual a más», que significa que cuanto menos hagamos los padres, más tiene que hacer el hijo. Hay habilidades de autonomía como vestir, asear, recoger, ordenar que siguen en nuestras manos porque creemos que nuestro hijo todavía no sabe, no está preparado, es más cómodo o es más rápido. Esta actitud y comportamiento retrasa su desarrollo y madurez para responder a otras situaciones de relación. Si nuestro hijo va madurando al unísono en las áreas personal, cognitiva y social, estamos favoreciendo que sea responsable y que madure a tiempo evitando que se instale en la inmadurez, en el capricho y en el egocentrismo. Es importante que eduquemos en la responsabilidad, aunque nuestro hijo quiera seguir mostrándose niño y no asumir esas nuevas situaciones. IMPORTANTE

Los padres tenemos que hacer que nuestros hijos respondan en la vida, acompañándoles en el aprendizaje de rutinas. Si hacemos por ellos lo que ellos ya pueden hacer, no se producirá el traspaso de responsabilidades. MÁS = MENOS Cuánto más hagamos por nuestro hijo, menos hará nuestro hijo

DECÁLOGO DEL USO DE LA AUTORIDAD PATERNA José Antonio Marina (Toledo, 1939) filósofo, ensayista y pedagogo. 1. Conjuga la ternura y la exigencia. Los niños necesitan cariño y limitaciones. Hay que poner límites porque necesitan pautas coherentes y claras para sentirse seguros. 2. La interacción es el gran recurso educativo. Es muy provechoso relacionarse con los niños mediante juegos o charlas. 3. Tómate en serio los sentimientos de tus hijos. 4. No es conveniente dar instrucciones mientras los niños están sometidos a alguna emoción; mejor cuando se hayan tranquilizado.

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Paso 4. Tener

autoridad con nuestros hijos

DECÁLOGO DEL USO DE LA AUTORIDAD PATERNA (Cont.) José Antonio Marina (Toledo, 1939) filósofo, ensayista y pedagogo. 5. Los padres solos no pueden educar, como tampoco la escuela puede hacerlo. La cooperación es imprescindible. 6. Relaciónate y colabora con los padres de los amigos de tu hijo. 7. No pierdas el hábito de conversar con tu hijo porque en la adolescencia no lo vas a recuperar. 8. Los padres no son amigos de sus hijos. Son sus padres. Deben mantener sus decisiones y no contradecirse entre ellos delante de sus hijos, ya que entonces pierden credibilidad. 9. Los niños deben resolver todos los problemas que pueden por sí mismos. 10. Los hijos tienen que tener capacidad de resistencia. Estamos educando a niños demasiado frágiles.

ACTIVIDAD 4.2. LA BALANZA

Para conocer el equilibrio a la hora de educar a nuestro hijo, os presentamos situaciones cotidianas para decidir si las hacemos o no las hacemos. Con este ejercicio, completo en el anexo, los padres podemos reflexionar si somos muy normativos o muy afectivos, o si por el contrario mantenemos un equilibrio entre normas y afectos. Cada situación elegida tiene una carga afectiva o normativa, según la situación sea de apoyo o de límites. Al final vienen las claves, una A (afecto) o una N (norma). DORMIR

VESTIRSE

❑ D1. Si no quiere dormir mi hijo, yo me acuesto con él. ❑ D2. Si no quiere dormir, lo dejo en el sofá un rato más. ❑ D3. A la hora de dormir, mi hijo se acuesta en su cama a la hora acordada. ❑ D4. Si protesta para dormir, no le presto atención y se va a la cama.

❑ V1. Prefiero vestirlo yo porque voy más rápido. ❑ V2. Tengo que vestirle porque él no sabe hacerlo bien. ❑ V3. Si no quiere ponerse el abrigo, se lo pongo yo. ❑ V4. Le ayudo solo en las prendas más difíciles.

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ESTILOS EDUCATIVOS EN LA FAMILIA La familia es el primer núcleo de socialización donde nuestro hijo está vinculado antes de vivir en sociedad, influyendo en su desarrollo socioafectivo y donde aprende valores, normas y habilidades relacionadas con el manejo y resolución de conflictos, las habilidades sociales, conductas prosociales y regulación emocional. Es en la familia donde tenemos que fortalecer su autoestima con afecto y con experiencias adecuadas para que se sienta seguro, y es en la familia donde podemos brindar a nuestro hijo un trato y un ambiente adecuado para fortalecer sus habilidades y destrezas. Cada familia establecemos relaciones y resolvemos los conflictos de manera distinta, con un estilo educativo basado en ideas y actos que va a influir en la capacidad de nuestro hijo para madurar adecuadamente, ser autónomo y resolver problemas. Cada padre tenemos un estilo a la hora de educar según nuestro temperamento (nerviosos, tranquilos...), de la propia experiencia de cómo fuimos educados o por la moda educativa. El poder identificar qué tipo de padre somos nos permite detectar la manera en que nuestra forma de ser está repercutiendo en la conducta y personalidad de nuestro hijo. Las consecuencias en el desarrollo emocional de nuestro hijo dependen tanto del grado de control que establecemos sobre su conducta como del grado de apoyo al sentirse aceptados, queridos y respetados. El padre autoritario «porque yo soy tu padre y punto» presenta un patrón muy dominante, poco flexible, con tendencia a irritarse con facilidad y empeñado en mantener siempre el mayor control posible sobre su hijo. El padre sobreprotector «no quiero que mis hijos sufran como yo» tiene un patrón muy tolerante, poco exigente y tiende a no poner límites en casa. El padre negligente «huérfanos digitales» tiene un patrón flexible, sin control y con falta de límites. El padre democrático «te formo como persona» tiene un patrón controlador, pero sin dejar de ser flexible. Es cariñoso pero firme y exigente cuando ha de serlo. Se preocupa por establecer límites e inculca en el hijo la iniciativa. El padre autoritario impone su criterio como estrategia familiar, controlando al hijo con recriminaciones y castigos. Le cuesta controlar sus emociones y quiere que el hijo haga las cosas de mane102

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Paso 4. Tener

autoridad con nuestros hijos

ra rápida y bien. La falta de autonomía del hijo se debe a su inseguridad. Copia la exigencia del padre y se vuelve poco flexible e intolerante. Siente culpa y angustia al no poder responder a los deseos del padre. El padre sobreprotector intenta controlar al hijo por medio del chantaje emocional ya que tiene dificultad para poner normas. No quiere que su hijo sufra y le da todo con rapidez y evita que se frustre. Se hace responsable de los problemas del hijo y lo protege de sus consecuencias. El hijo es dependiente y se angustia ante las dificultades. Le cuesta valorar las cosas porque se lo han dado todo hecho. El padre negligente deja que el hijo aprenda por sí mismo, sin dirección clara y con gran tolerancia hacia los errores. Al padre le cuesta invertir un tiempo en su hijo, ya sea para compartir ocio como para apoyar o hacer un seguimiento de su educación, delegando en otros para evitar los conflictos que pueda generar poner límites. El hijo va a tener dificultades en su autoestima porque no se ha sentido guiado y querido. Puede que el afecto y el límite lo busque en otro sitio, con posibilidad de tener conductas desviadas. El padre democrático establece normas claras y hace un firme seguimiento de los límites establecidos. Va a apoyar y supervisar las tareas solicitadas y le va a reforzar por su autonomía, consiguiendo que su hijo sea responsable, concediéndole la libertad adecuada a su edad. El hijo adquiere confianza en sus posibilidades y se siente querido porque ha sido apoyado y reforzado en los logros obtenidos. Consigue tener una buena capacidad para tomar decisiones y cooperar con los demás.

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

CARACTERÍSTICAS DE LOS PADRES SEGÚN SU ESTILO EDUCATIVO Basado en Baumrind (1971, 1991a).

AUTORITATIVO/asertivo — Prestan atención a las demandas y preguntas de sus hijos y muestran interés. — Manifiestan una combinación de afecto y apoyo con ciertas dosis de control y democracia. — Favorecen la autonomía e independencia. — Son controladores y exigentes en sus demandas, pero al mismo tiempo se muestran cariñosos, razonables y comunicativos. — Establecen reglas claras y promueven la conducta asertiva. — No invaden ni restringen la intimidad del niño. — Sus prácticas disciplinarias se orientan más hacia la inducción que hacia el castigo. — El castigo es razonado y verbal, pero no físico. — La comunicación es efectiva y bidireccional, sin órdenes ni gritos. — Esperan de los hijos cooperación, responsabilidad y control. — Muestran pocas conductas problemáticas (adicciones, violencia…), bajos niveles de estrés y un clima familiar estable.

AUTORITARIO/punitivo — Combinan altos niveles de exigencia y control con escasa sensibilidad o responsividad. — No consideran las peticiones de sus hijos ni responden a sus demandas. — Son distantes, poco afectuosos y manifiestan conductas de coerción. — Desarrollan una comunicación unidireccional. — Proporcionan un ambiente ordenado, con reglas claras dictadas por los padres. — Son más restrictivos, convencionales y prestan escaso apoyo emocional al hijo. — Presentan más problemas de conducta e insatisfacción en la pareja. PERMISIVO/sobreprotector — Combinan baja dosis de control y exigencia con relativa sensibilidad hacia las necesidades del niño. — Son indulgentes y no establecen restricciones. — No muestran autoridad frente a sus hijos.

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Paso 4. Tener

autoridad con nuestros hijos

CARACTERÍSTICAS DE LOS PADRES SEGÚN SU ESTILO EDUCATIVO (Cont.)

— — — —

Basado en Baumrind (1971, 1991a). No demandan conductas maduras de sus hijos y evitan su enfrentamiento. La comunicación es poco efectiva y unidireccional. Mantienen gran flexibilidad en el seguimiento de reglas, dificultando la asunción de obligaciones por parte del niño. No existen reglas claras y el ambiente familiar es desorgani­ zado.

NEGLIGENTE/ inhibicionista — Ausencia de demandas y de responsividad hacia la conducta de los hijos. — Falta de estructuración, control y apoyo de las conductas del niño. — Derivan sus responsabilidades paternas hacia otras figuras como la escuela o familiares. — Presentan problemas de conducta. — Proporcionan un ambiente familiar desorganizado. — Son altamente vulnerables a la ruptura familiar.

ACTIVIDAD 4.3. ¿QUÉ HARÍAS TÚ?

Esta actividad describe pequeños y grandes problemas a los que, a menudo, hemos enfrentado, enfrentamos o podemos enfrentar en la educación y crianza de nuestros hijos. A continuación, mostramos un ejemplo extraído de la actividad. Usa tu experiencia y rodea la contestación que darías tú si estuvieses en esa situación. Subraya después la contestación que consideras más adecuada. Solucionario y resto de situaciones en el anexo. 1. Por las mañanas, mi hijo pierde el tiempo en vestirse. Me reclama y se queja de que está cansado y de que no puede solo. ¿Qué harías tú si fueses su madre/padre? a) Vestirle yo. b) Enfadarme y decirle que se va a quedar sin dibujos. c) Dejarle hasta que se vista solo. d) Ayudarle y animarle cuando se vista solo.

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ACTIVIDAD 4.4. BARAJA EDUCATIVA

Con el objetivo de que reconozcamos cada estilo educativo, se nos ofrece a los padres diferentes situaciones cotidianas resueltas de manera distinta, según los 4 estilos de educación parental. Cada situación particular (ducharse, recoger juguetes, irse a la cama) está representada de manera sobreprotectora (S), punitiva (P), inhibicionista (I) y asertiva (A). Al leer cada situación pondremos la letra correspondiente delante de cada una. En el anexo, al final de la actividad viene el solucionario y el resto de las situaciones. Situación 1: recoger juguetes ❑ Recojo los juguetes por el hijo. Bastante ha trabajado hoy. ❑ Dejo los juguetes tirados por el suelo. ❑ Me enfado porque no los ha recogido todos. ❑ Le recuerdo dónde los tiene que poner y le animo a que recoja los que le quedan.

Resumen Autoridad significa «ayudar a crecer» por lo que los padres somos autoridad y tenemos autoridad en la educación de nuestros hijos. El que los padres mandemos no hay que confundirlo con autoritarismo. Saber mandar es el modo en el que nos relacionamos con nuestro hijo para el desarrollo de su personalidad y el modo de resolver problemas y tomar decisiones. Identificar nuestro estilo educativo ayuda a modificar aquellas actitudes y conductas que perjudican su desarrollo socioemocional.

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Paso 4. Tener

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ACTIVIDADES PASO 4 Actividades

para la autoridad con nuestros hijos

El afecto no basta para hacer felices a nuestros hijos. Saber poner límites y ser firmes en las normas establecidas genera un ambiente armónico. Si el hijo sabe lo que tiene que hacer y le guiamos en ese aprendizaje, crecerá con mayor autoestima y autonomía. Los padres y educadores somos responsables de facilitar ese ambiente, ejerciendo el control con afecto. Las actividades para tener autoridad con nuestros hijos son: 4.1. El semáforo educativo. 4.2. La balanza. 4.3. ¿Qué harías tú? 4.4. Baraja educativa.

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 4.1. EL SEMÁFORO EDUCATIVO

Con el objetivo de reflexionar sobre la autoridad que ejercemos los padres sobre nuestros hijos, se proponen diferentes rutinas y tienes que decidir quién decide sobre dichas situaciones diarias. Por medio de la figura de un semáforo se establece en el círculo de arriba las situaciones donde el padre tiene el control. En el de abajo, las responsabilidades que tiene el hijo adquiridas y las situaciones que controla el hijo. Y en la del centro, la colaboración de ambos hasta que se establezca el traspaso de responsabilidad autónomo. Poner dentro del cuadro correspondiente quién controla las siguientes rutinas. Vestirse, cepillarse el pelo, hacer la cama, ordenar la habitación, comer solo, elección de la comida, poner la mesa, horario de estudio, arreglar la mochila, recoger los juguetes, hora de irse a la ducha, ducharse, ver la tele, jugar a la consola, tiempo para jugar a la consola, uso del móvil, hora de dormir, lugar para dormir.

PADRE

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HIJO

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Paso 4. Tener

autoridad con nuestros hijos

ACTIVIDAD 4.2. LA BALANZA

Para conocer el equilibrio a la hora de educar a nuestro hijo, se te presentan situaciones cotidianas y tienes que decidir si las hace o no las hace. Con este ejercicio podrás reflexionar si eres muy normativo o muy afectivo, o si por el contrario mantienes un equilibrio entre normas y afectos. Cada situación elegida tiene una carga afectiva o normativa, según la situación sea de apoyo o de límites. Al final vienen las claves, una A (afecto) o una N (norma). Suma las respuestas y pon dentro de los cuadraditos de la balanza el número total de A y de N para comprobar si eres un padre más afectivo o normativo. DORMIR

VESTIRSE

❑ D1. Si no quiere dormir mi hijo, yo me acuesto con él. ❑ D2. Si no quiere dormir, lo dejo en el sofá un rato más. ❑ D3. A la hora de dormir, mi hijo se acuesta en su cama a la hora acordada. ❑ D4. Si protesta para dormir, no le presto atención y se va a la cama.

❑ V1. Prefiero vestirlo yo porque voy más rápido. ❑ V2. Tengo que vestirle porque él no sabe hacerlo bien. ❑ V3. Si no quiere ponerse el abrigo, se lo pongo yo. ❑ V4. Le ayudo solo en las prendas más difíciles.

COMER

RECOGER JUGUETES

❑ C1. Al final le tengo que dar yo para que coma. ❑ C2. Si no le gusta la comida, le doy otra comida o el postre. ❑ C3. Hay un horario para comer y se retira el plato. ❑ C4. Ayuda en poner o quitar la mesa.

❑ R1. Le ayudo a recoger los juguetes para que no se queden tirados. ❑ R2. Recojo los juguetes para no discutir con mi hijo. ❑ R3. Mi hijo recoge los juguetes después de jugar. ❑ R4. Si no recoge los juguetes, mañana no jugará.

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ACTIVIDAD 4.2. LA BALANZA (Cont.) HACER DEBERES

❑ H1. Me siento con mi hijo para que haga los deberes. ❑ H2. Discuto todos los días y termino sentado con él para que haga los deberes. ❑ H3. Le propongo pequeñas metas para que consiga terminar con éxito los deberes. ❑ H4. Mi hijo tiene un horario fijado de estudio y lo cumple todos los días.

TOTAL

A

N

¿Soy más afectivo o normativo?

Soluciones: D1(A) D2(A) D3(N) D4(N) V1(A) V2(A) V3(A) V4(N) C1(A) C2(A) C3(N) C4 (N) R1(A) R2(A) R3(N) R4(N) H1(A) H2(A) H3(N) H4(N). ACTIVIDAD 4.3. ¿QUÉ HARÍAS TÚ?

Las siguientes cuestiones describen pequeños y grandes problemas a los que, a menudo, has enfrentado, te enfrentas o puedes enfrentarte en la educación y crianza de tus hijos. Usa tu experiencia y rodea la contestación que darías tú si estuvieses en esa situación. Subraya después la contestación que consideras más adecuada. En el solucionario al final de la actividad vienen las iniciales de cada estilo educativo. De las respuestas dadas por el padre, podemos establecer su estilo educativo... S (estilo sobreprotector); P (estilo punitivo); I (estilo inhibicionista/permisivo); A (estilo asertivo). 1. Por las mañanas, mi hijo pierde el tiempo en vestirse. Me reclama y se queja de que está cansado y de que no puede solo. ¿Qué harías tú si fueses su madre/padre? a) Vestirle yo. b) Enfadarme y decirle que se va a quedar sin dibujos. c) Dejarle hasta que se vista solo. d) Ayudarle y animarle cuando se vista solo. 2. Quieres que tu hijo haga los deberes solo en casa. ¿Qué harías tú? a) Decirle: «Cuando acabes tus deberes podrás ir al parque». b) Decirle: «Si no haces la tarea, le pondré una nota a tu profesora y no te bajarás la pelota al parque». c) Decirle: «Como no hagas tus deberes me enfadaré». d) Decirle: «Venga, me siento contigo y los hacemos juntos». 110

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Paso 4. Tener

autoridad con nuestros hijos

ACTIVIDAD 4.3. ¿QUÉ HARÍAS TÚ? (Cont.)

3. Un padre le dice a su hija que no puede ir con él ya que no ha cumplido su promesa de limpiar su habitación. Ella reacciona llorando, quejándose y prometiendo que limpiará su habitación cuando vuelvan. ¿Qué harías tú si fueses su padre? a) Como no ha cumplido el trato, la ignoras y te vas solo. b) Te la llevas a comprar con la promesa de que mañana limpiará su habitación. c) Calmas a tu hija y le ayudas a limpiar su habitación. d) Te enfadas con tu hija y la castigas sin ver la televisión esa tarde. 4. Es la hora del baño y tu hijo sabe cómo ducharse y cómo tiene que dejar el baño tras la ducha (la ropa sucia al cesto, la alfombrilla y toalla recogida, etc.). Cuando termina de ducharse, lo compruebas y te encuentras la ropa tirada. ¿Qué harías tú? a) Recogerla yo porque termino antes. b) Llamarlo, decirle que la recoja y aplicar la consecuencia acordada. c) No supervisar el baño y dejarlo como esté. d) Pegarle un grito y decirle que no sabe hacer nada bien. 5. Tu hijo te interrumpe cada vez que hablas con alguna persona. Ya le has enseñado a que debe esperar su turno y no interrumpir. Al llegar a la puerta del colegio, te paras a hablar con unos padres y te interrumpe sin cesar. ¿Qué harías tú? a) Dejar de hablar y atenderle. b) Ignorar la interrupción y atenderle después. c) Mirarle con enfado para que se calle. d) Irme del colegio porque no se puede hablar con tranquilidad. Soluciones: 1. SPIA 2. IAPS 3. AISP 4. SAIP 5. SAPI.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 4.4. BARAJA EDUCATIVA

Cada situación particular (ducharse, recoger juguetes, irse a la cama) está representada de manera sobreprotectora (S), punitiva (P), inhibicionista (I) y asertiva (A). El padre tiene que leer cada situación y poner la letra correspondiente delante de cada situación. Al final de la actividad viene el solucionario. Situación 1: recoger juguetes ❑ Recojo los juguetes por el hijo. Bastante ha trabajado hoy. ❑ Dejo los juguetes tirados por el suelo. ❑ Me enfado porque no los ha recogido todos. ❑ Le recuerdo dónde los tiene que poner y le animo a que recoja los que le quedan. Situación 2: ducharse ❑ ❑ ❑ ❑

Lo ducho yo porque voy más rápido. Es su problema si no quiere ducharse. Le grito porque está jugando con el agua. Le guiño el ojo por lo bien que lo hace.

Situación 3: irse a la cama ❑ Aunque protesta lo llevo a su cama y le apago la luz. ❑ Como se levanta de la cama prefiero acostarme al lado de él. ❑ Como no quiere irse a dormir lo dejo viendo la tele hasta que se duerma en el sofá. ❑ Cada vez que se levanta de la cama o protesta, le amenazo con cerrarle la puerta.

Soluciones. 1. SIPA 2. SIPA 3. ASIP.

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Paso 5 Tener autocontrol con nuestros hijos

«No

evitéis las dificultades a vuestros hijos, más bien enseñadles a superarlas.»

Louis Pasteur

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CONFLICTOS EN LA INDEPENDENCIA INFANTIL Conforme nuestro hijo va creciendo y alcanzando autonomía nos va comprometiendo en los límites que le ponemos, como si el conflicto fuera el único camino para ganar la independencia. Nuestro hijo que pasa por diferentes etapas de desarrollo, necesario para su evolución como persona, va a generar de manera necesaria conflictos en la dinámica familiar y su resolución va a depender de la intervención que hagamos los padres ante las conductas de desobediencia, de reclamo de atención y de rebeldía. Es sobre el año y medio cuando surge una etapa caracterizada por el negativismo y la terquedad que se conoce como «primera edad rebelde», «primer período tempestuoso» y hasta la «primera pubertad», por lo conflictiva que nos resulta a los padres. En esta etapa, es cuando nuestro hijo está fortaleciendo su «yo infantil» y es por medio del negativismo ante nuestras órdenes y leyes donde afianza su personalidad. Comienza a no oír o a no comprender las órdenes instauradas anteriormente con éxito, empieza a quejarse para acostarse, quiere resistirse para comer, etc. Sin embargo, esta etapa con su nuevo compañero de viaje «no, no quiero» no es más que una característica del desarrollo psicológico normal de nuestro hijo. Porque no, no significa no al padre, sino que es una respuesta común ante el desarrollo de la personalidad del hijo y debe ser bien interpretada por los padres para evitar que las protestas afecten a la vida cotidiana de la familia. Esta etapa dura hasta los 6 años donde nuestro hijo va siendo más rea©  Ediciones Pirámide

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

lista y entiende que hay otras maneras de pedir las cosas diferentes al negativismo como método. El segundo momento de rebeldía en nuestro hijo es sobre los 10 años y se debe principalmente por su nuevo foco de interés al grupo y por su espíritu crítico. La tercera etapa es la adolescencia, denominada la «gran rebeldía» que dura de los 12 hasta los 16 años y se caracteriza por un desarrollo cognitivo similar al adulto, pero sin las respuestas adecuadas logradas con la experiencia. Esta etapa genera luchas de poder entre padres e hijos, donde ambos queremos controlar la situación y el que lo consigue pronto se verá enfrentado con el que lo quiere recuperar. Volviendo a la primera etapa de rebeldía, de terquedad y negativismo, donde el conflicto está asegurado por la necesidad de nuestro hijo de hacer su voluntad y la nuestra de poner límites a su independencia, la clave está en poder dominar la situación, conservando la calma, pero no cediendo al ataque, ya que si nuestro hijo consigue sus caprichos por esta vía, volverá a recurrir a ella en cuanto vuelva a tener la necesidad. Si bien estos conflictos son normales, a veces se hacen más frecuentes y se convierten en un patrón familiar. Nuestro hijo se instala en la desobediencia y surgen problemas de conducta para comer, para dormir, para recoger los juguetes o para hacer los deberes. Si nuestro hijo empieza a aumentar su negativismo y su terquedad, los padres aumentamos los castigos y reprimendas que incrementan aún más su conducta negativa. Es lo que Patterson (1980) llama «ciclo coercitivo», proceso recíproco entre padre e hijo que inicia y mantiene la desobediencia. Nuestro hijo aprende a desafiarnos con su conducta y nos dificulta la capacidad para mantener los límites. Entonces se produce una escalada negativa a la desobediencia, donde nuestro hijo ha aprendido a montar en cólera o simplemente insistir lo suficiente para desesperarnos y conseguir lo que quiera. La mayoría de las veces se inicia un límite sano entre padres e hijo, pero si no conseguimos calmar la demanda, cedemos porque ambos hemos aprendido a calmarnos, así como estrategia familiar. 116

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Paso 5. Tener

autocontrol con nuestros hijos

Un ejemplo claro sería el siguiente: Nuestro hijo llora porque quiere ver la televisión. Le decimos que no y el hijo llora más. Al final CEDES para que vea la tele, el hijo CESA de llorar y te ALIVIA al dejar de llorar. NEGATIVA – LLORA – CEDO – SE CALLA – TE ALIVIAS Si la próxima vez que ocurra la misma situación nuestro hijo lo tiene difícil, escalará hacia la desobediencia para conseguir lo que quiere, por lo que nuestra actuación va a ser decisiva para que adopte un comportamiento adecuado o inadecuado.

MANEJO Y TOLERANCIA DE LA FRUSTRACIÓN Educar a nuestro hijo es enseñarlo a que entre él y su entorno hay límites, y lo aprende cuando maneja la frustración sin intentar satisfacer la motivación originaria ni buscar la manera indirecta de atenuar la tensión durante un largo período de tiempo. Cuando nuestro hijo es bebé sus deseos giran en torno a necesidades fisiológicas primarias como comer, beber y dormir, y es necesario que en ese período los deseos se complazcan de manera inmediata para sentirse seguro y tener un adecuado desarrollo emocional. Conforme nuestro hijo va creciendo aprende a tolerar el malestar que causa la frustración, al tiempo que adquiere una mayor autonomía y una mayor capacidad para manejar el entorno que le rodea, buscando la autorregulación en la satisfacción de sus deseos en vez de esperar pasivamente a que otros lo hagan por ellos. Si los padres en este proceso de aprendizaje nos comportamos con un estilo autoritario y utilizamos el castigo físico o verbal como medio educativo, podemos llevar al hijo a una actitud negativa y violenta ante la crítica o exigencia. El patalear de nuestro hijo para solucionar su conflicto y nuestro castigo para solucionar el conflicto no es el camino para enseñarle a manejar sus emociones negativas. Si, por el contrario, decidimos comportarnos con un estilo sobreprotector, nuestro hijo puede perder la oportunidad de hacer frente a los desafíos de la vida diaria por sus propios medios, engrandeciendo los problemas y derrumbándose fácilmente al no alcanzar sus objetivos. Lo convertimos en un niño llorón y quejumbroso que sigue actuando como si todos sus deseos fuesen necesidades orgánicas tan urgentes como respirar. Crece creyendo ©  Ediciones Pirámide

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que tiene que obtener todo lo que quiera e insiste para que se satisfagan sus deseos a toda costa, pensando que cualquier dificultad, demora o fracaso es demasiado horrible para soportarlo. Nuestra actitud ante su frustración genera una diferencia entre un hijo con baja o con alta tolerancia a la frustración. Si cuando se sienta molesto porque no consigue algo nosotros cedemos o le damos otra cosa como alternativa, estaremos generando baja tolerancia. Por tanto, el ceder no resuelve la situación, sino que la hace más estresante la próxima vez. Es posible que nuestro hijo ante una tarea que no quiere realizar se frustre y encuentre en la desobediencia la respuesta para disminuir esa frustración. Por ejemplo, recoger juguetes, lavarse los dientes o irse a la cama puede suponer un límite incómodo a nuestro hijo, que prefiere que nosotros recojamos los juguetes, no cepillarse los dientes o quedarse un ratito más viendo la tele por la noche. Ante la sordera, negativa o queja de nuestro hijo, es necesario que manejemos la situación con coherencia y firmeza para que acepte con más facilidad la incomodidad o el fracaso, y así convertir los problemas en nuevas oportunidades y no en luchas de poder. Cuando nuestro hijo desobedece los padres tenemos que decidir cómo resolver la situación y es necesario calmarnos, pararnos a pensar y buscar alternativas. Comparado con un semáforo, es aconsejable no actuar cuando estamos enfadados (semáforo rojo) sino pararnos, pensar las alternativas (semáforo naranja) y cuando estemos más calmados poner en práctica las estrategias encontradas (semáforo verde). La resolución de problemas es una habilidad muy útil para el manejo de situaciones conflictivas ya que enseña a la familia a controlar emociones y a disponer de un abanico de soluciones que amplía la posibilidad de encontrar la mejor solución.

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Paso 5. Tener

autocontrol con nuestros hijos

ACTIVIDAD 5.1. EL SEMÁFORO

Para controlar las emociones es necesario pararse al notar la sensación de enfado, pensar estrategias de autocontrol y actuar cuando puedas manejar la situación. Completa en el anexo tu semáforo y practica para cuando sientas mucho enfado.

PARA (anota sensaciones). PIENSA (elige estrategias). ACTÚA (exprésate con calma).

ACTIVIDAD 5.2. NUEVAS OPORTUNIDADES

Resolver problemas es una habilidad en la toma de decisiones necesaria para el manejo de situaciones problemáticas. En el anexo se presenta el esquema de resolución de problemas para que los padres practiquemos y sepamos de antemano cómo actuar en diferentes situaciones. Problema: _________________________________________________ __________________________________________________________ Soluciones: SOLUCIONES

VALORO LAS SOLUCIONES:+/–

Elijo las mejores soluciones: ______________________________________ ______________________________________ Pongo en práctica la solución: ____________________________________ ____________________________________

Los padres enseñamos a través de instrucciones y de nuestro modo de comportarnos la adquisición de conductas como andar, hablar, utilizar los cubiertos, asearse, vestirse, controlar esfínteres, leer, escribir, ordenar, etc., que permiten reducir la dependencia y ©  Ediciones Pirámide

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aumentar la autonomía de nuestro hijo. Cuando todavía es bebé, depende por completo de nosotros, y su repertorio conductual se reduce a un pequeño conjunto de reflejos y conductas elementales donde la supervivencia sin contacto con otros seres humanos sería prácticamente nula. En los casos excepcionales en los que no se produjera la muerte del recién nacido, el desarrollo estaría gravemente afectado, como el caso del niño salvaje de Aveyron, con graves alteraciones conductuales y cognitivas para convivir y participar en la vida social. Conforme nuestro hijo va creciendo nuestra ayuda se va desvaneciendo gradualmente, y lo deseable es que se vista solo o haga sus deberes sin tener que pedirle constantemente «vístete» o «ponte a estudiar», siendo más deseable que este aprendizaje sea más por la satisfacción de nuestro hijo por el deber cumplido que por nuestro control externo de premios o promesas. Cuando el proceso de aprendizaje se lleva a cabo con éxito, se produce un traspaso de responsabilidades donde nuestro hijo cumple con sus obligaciones en casa, en el colegio y en otros contextos, y los comportamientos perturbadores son cada vez más aislados y carentes de significación clínica. Pero la mayoría de las veces este traspaso de responsabilidad es un aprendizaje difícil en la familia y conlleva desobediencia, oposición y desafío. Estas conductas desafiantes o de oposición no resultan extrañas a lo largo del ciclo evolutivo «normal» de nuestro hijo y en la mayoría de los casos, si no existen factores de riesgo añadidos, por la propia educación que nosotros le damos y por otros agentes socializadores (escuela, etc.), se reconducen hacia conductas normalizadas. Sin embargo, hay un grupo de niños en los que estas conductas perseveran en el tiempo y presentan una magnitud o forma que no se corresponden con lo esperado para su edad o cultura, pudiendo ser un problema de conducta más grave que requiere intervención clínica. Para establecer el punto de corte entre la normalidad y la patología, debe tenerse en cuenta la frecuencia, intensidad y gravedad de estas conductas. No es lo mismo quejarse porque no me gusta una comida que quejarse en todas las comidas. No es lo mismo llorar un poco al salir del parque que llorar dos horas después del parque o agredir al padre. No es lo mismo molestar a un compañero de clase que darle un empujón o romperle la mochila.

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Paso 5. Tener

autocontrol con nuestros hijos

LA DESOBEDIENCIA. PROBLEMA DE CONDUCTA INFANTIL Centrándonos en la normalidad, la desobediencia tiene muchas caras porque se puede desobedecer de formas diferentes y tiene distinta intensidad y gravedad según la conducta sea más o menos activa, no siendo igual que nuestro hijo pase de obedecer que patalee para incumplir. El hijo sordo es aquel que desobedece de manera pasiva, sin enfrentamiento frontal con nosotros. El hijo negativista es aquel que siempre dice que no a nuestras órdenes. Y el hijo oposicionista es el que actúa con rabietas y pataletas cuando le decimos que cumpla con alguna obligación. El hijo sordo es el que se niega a iniciar o completar una orden en un plazo de 5 a 20 segundos sin enfrentamiento ni oposición. Tiene claro que, haciéndose el sordo el tiempo suficiente, en el sentido de «hacer» o en el sentido de «no hacer», los padres cesaremos en el empeño de la orden. El hijo negativista muestra una oposición activa pero no agresiva, diciendo siempre que no ante nuestras órdenes. El negativismo es una forma segura de evitar la realización de tareas que no son de su agrado, y de llamar y mantener nuestra atención. El hijo con rabietas reacciona con enfado ante situaciones concretas y normalmente con nosotros. Sabe que el tener rabietas supone una forma rápida y eficaz para alcanzar sus deseos o caprichos, y nosotros sabemos que satisfaciéndolo se calma rápido y evitamos el bochorno de la pataleta, manteniéndose el problema de forma ineficaz. Las rabietas es un fenómeno normal alrededor de los dos o tres años y deberían desaparecer completamente hacia los cinco o seis años. DECÁLOGO DE LA OBEDIENCIA 1. Acércate a tu hijo y dile lo que tiene que hacer. Ten su atención, mírale a los ojos y pide que lo repita. 2. Sé claro y conciso: pide con palabras sencillas y comprensibles. 3. Limita el número de demandas. A veces se dan muchas órdenes y contradictorias. 4. No pidas con preguntas que dan alternativa a la desobediencia.

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

DECÁLOGO DE LA OBEDIENCIA (Cont.) 5. Asegúrate de que las órdenes se cumplen y no se ignoran. 6. Evita pedir cosas innecesarias. 7. Supervisa lo que hace. El objetivo no es encontrar defectos, sino que se cumplan las órdenes. 8. Elogia a tu hijo con una respuesta positiva cuando lo haya hecho. 9. Asocia y alterna trabajo con diversión. Ej.: Después de recoger los juguetes puede ver su programa de televisión. 10. Cumple las consecuencias sin enfados ni recriminaciones.

CÓMO DAR LAS ÓRDENES PARA QUE NUESTRO HIJO OBEDEZCA A LA PRIMERA Hay una diferencia entre dar órdenes y poner normas. Las órdenes son peticiones que solicitamos a nuestro hijo para que haga algo en ese momento, como «ponte el abrigo, cierra la puerta, siéntate aquí, apaga la tele, recoge el papel…» y las normas son reglas fijas ante situaciones que se repiten de manera estable con la idea de interiorizar límites, como por ejemplo «recoge los juguetes después de jugar, lávate las manos antes de comer». Sean unas o sean otras, es importante que los padres sepamos cómo dar órdenes o cómo poner normas. Cuando los padres queremos que nuestro hijo haga o deje de hacer algo y desobedece, tiene que ver con órdenes poco claras, como por ejemplo «Vamos a recoger», «Ya sabes lo que tienes que hacer», «Pórtate bien», «Recoge, apaga la tele, lávate las manos y a comer», «¿Quieres acostarte?», «Apaaaaaaaaaga la teeeeeeele», «Recoge que nos vamos al parque». Para que una orden se cumpla hay que darla de manera directa, clara y cercana, como por ejemplo: «Paula, ponte las zapatillas».

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Paso 5. Tener

autocontrol con nuestros hijos

PASOS PARA DAR UNA ORDEN CLARA 1. Consigue la atención de tu hijo poniéndote frente a él y estableciendo contacto ocular. 2. Da la orden claramente: se da una sola vez, con voz firme, en positivo, con lenguaje sencillo y si es necesario una explicación antes de la orden. «Nos vamos al parque, ponte el abrigo», «Recoge los zapatos y guárdalos en el zapatero». 3. Espera cinco segundos, en silencio, para ver si el niño obe­ dece.

ACTIVIDAD 5.3. ÓRDENES CLARAS

1. Consigue la atención del niño: • Ponte cerca del niño. • Llámalo por su nombre. • Establece contacto ocular.

2. Da la orden claramente: • Da solo una orden, con voz firme. • Da la orden en positivo. • Usa un lenguaje sencillo y ges­tos apropiados. • Da razones antes de la orden.

Órdenes poco claras — Órdenes combinadas con «Vamos»: nuestro hijo espera una ayuda que no llega y se siente engañado. «Vamos a recoger los juguetes». — Órdenes vagas: no especificamos lo que deseamos de nuestro hi­jo. «Ya sabes lo que tienes que hacer». — Órdenes en cadena: sobrecargamos al hijo con varias órdenes ha­ ciéndole difícil obedecer a todo. «Ve a tu habitación, recoge los juguetes y ponte la chaqueta». — Órdenes con pregunta: damos al hijo la posibilidad de obedecer o no. «¿Te pones el abrigo?». — Órdenes desde otro lugar: gritamos al hijo desde otra habitación lo que tiene que hacer con la posibilidad de que no escuche o no quiera escuchar la orden. — Órdenes seguidas de razones: lo último que tiene que escuchar nuestro hijo es la razón. «Como vamos a cenar, lávate las manos».

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 5.4. CADA COSA EN SU SITIO

Como ejemplo, los padres encontraremos frases y hay que unir con una flecha la orden clara o poco clara en el cartel correspondiente. En el anexo, al final de la actividad, están el resto de las órdenes y las soluciones. 1. Paula apaga la tele, lávate las manos y ven a cenar. 2. Salva, ponte las zapatillas. 3. Carolina ¿Quieres ponerte el abrigo? 4. Sofía, no juegues más con eso.

ÓRDENES CLARAS ÓRDENES POCO CLARAS

Las órdenes que damos a los hijos tienen una secuencia de 3 partes y la podemos terminar en A, en B o en C, según obedezca antes o después. Se inicia la secuencia con una orden (A), continúa si hay desobediencia con una advertencia (B), y finaliza, si no obedece, con el tiempo fuera (C).

Orden (A)

Obedece No obedece

Atención positiva Advertencia TF (B)

Obedece No obedece

Atención positiva Tiempo fuera (C)

Antes de iniciar la secuencia de la obediencia, hay que decirle a nuestro hijo que a partir de ahora vamos a actuar de esta manera cada vez que se retrase en realizar una orden. La secuencia le permite entender a nuestro hijo que hay que cumplir lo que le pedimos (parte A). A partir de ahora, si no lo hace a la primera, lo hará a la segunda o a la tercera, pero lo hará, y con consecuencias para él. Si somos firmes en la secuencia, pronto nuestro hijo dejará de hacerse el sordo o el desafiante. Para dar la orden, los padres nos acercamos a nuestro hijo estableciendo contacto ocular y esperamos 5 segundos su respuesta tras dar la orden, tiempo suficiente para no demorar la respuesta y 124

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Paso 5. Tener

autocontrol con nuestros hijos

que nuestro hijo entienda que se ha pedido algo para cumplirse ahora y no cuando él quiera. Si no obedece a la primera, le advertimos, pero esta advertencia no implica una repetición de la orden sino un aviso de la consecuencia, ya que se le indica que si no cumple la orden conlleva tiempo fuera. Si aun así no obedece, se le lleva a la silla o el rincón presentado previamente. La silla como tiempo fuera es eficaz porque la silla nunca desaparece y la podemos utilizar tantas veces necesitemos, siendo la duración de un minuto por edad. Tanto si obedece a la primera, como a la segunda (con advertencia) como a la tercera (tiempo fuera), lo último que debe escuchar el hijo es atención positiva por la obediencia. ORDEN CLARA



Damos una orden clara. El hijo obedece. Damos atención positiva.

OBEDECE



ATENCIÓN POSITIVA

María, recoge la ropa y métela en el cesto. María ha recogido la ropa dentro de los 5’’. ¡Genial María, estoy muy contenta!

ORDEN CLARA → NO OBEDECE → ADVERTENCIA TF → OBEDECE → ATENCIÓN POSITIVA

Damos una orden clara. El hijo no obedece. Advertimos si… entonces… El hijo obedece. Damos atención positiva.

María, recoge la ropa y métela en el cesto. María no ha recogido la ropa en los 5’’. María SI no recoges la ropa ENTONCES irás a la silla. María ha recogido la ropa en los 5’’. ¡Genial María, estoy muy contenta!

ORDEN CLARA → NO OBEDECE → ADVERTENCIA TF → NO OBEDECE → TIEMPO FUERA

Damos una orden clara. El hijo no obedece. Damos a una advertencia si... entonces... El hijo no obedece. Aplicamos tiempo fuera/rincón. Vamos a la silla y damos la orden. El hijo obedece. Damos atención positiva. ©  Ediciones Pirámide

María, recoge la ropa y métela en el cesto. María no ha recogido la ropa en los 5’’. María SI no recoges la ropa ENTONCES irás a la silla. María no ha recogido la ropa en los 5’’. María va al tiempo fuera/rincón. María, recoge la ropa y métela en el cesto. María ha recogido la ropa en los 5’’. ¡Genial María, estoy muy contenta! 125

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

El rincón o tiempo fuera consiste en retirar a nuestro hijo a un lugar neutro (la silla) para que entienda que si no cumple la orden tiene que ir allí. Es una forma de castigo que no se agota quitando la televisión, juguetes... Después de unos minutos en la silla (minutos por edad), se le repite la orden y si la realiza se le felicita sin caer en críticas o reproches. En caso contrario, vuelve a la silla.

Tiempo fuera

Orden original

Obediencia

Recompensa

Indicaciones para llevar a nuestro hijo al tiempo fuera: 1. Decirle a nuestro hijo: «Como no hiciste “X” tendrás que sentarte en la silla hasta que yo te lo diga». 2. Durante el camino a la silla no discutir ni regañar a nuestro hijo. 3. Ignorar gritos, protestas y promesas de obediencia. 4. Mantener el tiempo fuera aproximadamente un minuto por año y tras quince segundos de estar tranquilo. 5. Tras este tiempo levantar a nuestro hijo de la silla y repetir la orden inicial. 6. Si después de dar la orden inicial nuestro hijo obedece se le da atención positiva, en caso contrario comenzar la secuencia completa de nuevo. Problemas comunes en el tiempo fuera: • Obediencia tardía: no debemos permitir el «Ahora voy», debemos enseñarle que tiene que obedecer cuando se lo decimos, no cuando él quiera. • Disrupciones verbales: debemos ignorar las verbalizaciones de cualquier tipo. • Dar golpes para controlar la situación y obtener atención: debemos ignorar siempre que no supongan un riesgo para nuestro hijo (patadas, cabezazos, golpes…) o para el mobiliario o las paredes. • La negativa a dejar el tiempo fuera para controlar la situación: si tras dar la orden inicial no quiere abandonar la silla, le decimos que se quede allí. 126

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Paso 5. Tener

autocontrol con nuestros hijos

• Obediencia solo ante la advertencia: si nuestro hijo se habitúa a obedecer únicamente ante la advertencia, eliminamos la parte B (advertencia) de la secuencia. • Negativa de ir o quedarse en el tiempo fuera: si esto ocurre le advertimos que abandonar el tiempo fuera conlleva una consecuencia que se aplicará después de completar la secuencia establecida. Existen otras consecuencias ante los desafíos en el tiempo fuera: • Tiempo adicional: se puede ampliar el tiempo fuera en tres minutos: «Como no te has quedado en la silla ahora se añaden tres minutos». • Retirada de un privilegio: si ha habido mucho desafío le advertimos de la aplicación de una consecuencia moderada de manera consecuente a la realización de la orden. • Usar una habitación como tiempo fuera: si nuestro hijo deja la silla lo podemos llevar a una habitación cerrada y sin refuerzos (juguetes, televisión, otras personas…) durante un minuto y luego devolverlo a la silla para continuar la secuencia.

Resumen Hay conflictos normales en el camino a la independencia de nuestro hijo. La madurez conlleva un traspaso de responsabilidades que no siempre resulta fácil y que puede responder con frustración, poniendo a prueba nuestra autoridad. Nuestra actitud firme y coherente va a determinar la escalada desobediente. Si sabemos manejar las emociones y resolver problemas, nuestro hijo aprenderá a tolerar mejor las situaciones y elegir la mejor solución.

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Paso 5. Tener

autocontrol con nuestros hijos

ACTIVIDADES PASO 5 Actividades

para el autocontrol emocional

Cuando a nuestro hijo se le da una orden o tiene que realizar una tarea y no quiere, se frustra y encuentra en la desobediencia la respuesta para disminuir su frustración al límite. Si los padres no manejamos estas situaciones y sus emociones, podemos entrar en una lucha de poder donde no hay ganadores. Para que tengan alta tolerancia a la frustración tenemos que ser coherentes y firmes en los límites. Entonces serán más capaces de convertir los problemas en nuevas oportunidades y tendrán más posibilidades de resolverlos porque su reacción no será tan intensa y aceptarán con más facilidad la incomodidad o el fracaso. Las actividades para manejar la frustración y obedecer a la primera son: 5.1. El semáforo. 5.2. Nuevas oportunidades. 5.3. Órdenes claras. 5.4. Cada cosa en su sitio.

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 5.1. EL SEMÁFORO

Para controlar las emociones es necesario pararse al notar la sensación de enfado, pensar estrategias de autocontrol y actuar cuando puedas manejar la situación. El semáforo representa estas 3 situaciones: Rojo: PARA (No hagas nada. Sé consciente de que estás sintiendo enfado. Amarillo: PIENSA (Busca alternativas para disminuir el enfado: distracciones. Verde: ACTÚA (Expresa tu malestar de manera tranquila y escoge la mejor solución). Completa tu semáforo y practica para cuando sientas mucho en­ fado.

h o A

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PARA (anota sensaciones) _____________________________ _____________________________ _____________________________ _____________________________ _____________________________ PIENSA (elige estrategias) 1. ___________________________ 2. ___________________________ 3. ___________________________ ACTÚA (exprésate con calma) _____________________________ _____________________________ _____________________________ _____________________________ _____________________________

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autocontrol con nuestros hijos

ACTIVIDAD 5.2. NUEVAS OPORTUNIDADES

Cuando el hijo desobedece el padre tiene que decidir cómo resolver la situación. Antes de tomar la decisión es necesario pararse a pensar y buscar alternativas. El disponer de un abanico de soluciones amplía la posibilidad de encontrar la mejor solución. Resolver problemas es una habilidad en la toma de decisiones necesaria para el manejo de situaciones problemáticas. Y toda habilidad requiere práctica. Se presenta el esquema de resolución de problemas para practicar de antemano cómo actuar en diferentes situaciones. Problema: _________________________________________________ __________________________________________________________ Soluciones: SOLUCIONES

VALORO LAS SOLUCIONES:+/–

Elijo las mejores soluciones: ______________________________________ _______________________________________________________________ _______________________________________________________________ _______________________________________________________________ Pongo en práctica la solución: ____________________________________ _______________________________________________________________ _______________________________________________________________ _______________________________________________________________

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

ACTIVIDAD 5.3. ÓRDENES CLARAS

Para que nuestro hijo obedezca, es necesario que los padres pidamos las órdenes de manera clara. Recorta esta ficha y ponla en un lugar visible. 1. Consigue la atención de tu hijo: — Ponte cerca del niño. — Llámalo por su nombre. — Establece contacto ocular. 2. Da la orden claramente: — Da solo una orden, con voz firme. — Da la orden en positivo. — Usa un lenguaje sencillo y gestos apropiados. — Da razones antes de la orden.

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Paso 5. Tener

autocontrol con nuestros hijos

ACTIVIDAD 5.4. CADA COSA EN SU SITIO

A continuación, une con una flecha cada orden clara o poco clara en el cartel correspondiente. Al final de la actividad están las soluciones de órdenes claras (C ) y poco claras (PC). 1. Paula apaga la tele, lávate las manos y ven a cenar. 2. Salva, ponte las zapatillas.

ÓRDENES CLARAS

3. Carolina, ¿quieres ponerte el abrigo? 4. Sofía, no juegues más con eso. 5. Ani, ya sabes lo que tienes que hacer. 6. María, como vamos a comer apaga la tele. 7. Marta, ponte a hacer los deberes. 8. Elena, vamos a ducharnos.

ÓRDENES POCO CLARAS

9. Jorge, recoge los juguetes que vamos al parque. 10. Rodrigo, ¿otra vez te digo que no saltes en el sofá?

Solucionario: C ( 2-4-6-7) PC (1-3-5-8-9-10).

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Paso 6 Poner límites a nuestros hijos

«Si

usted quiere que sus hijos tengan los pies sobre la tierra, colóqueles alguna responsabilidad sobre los hombros.»

Abigail Van Buren

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DESARROLLO DE LA AUTONOMÍA INFANTIL Enseñar a nuestro hijo a ser responsable es una de las tareas más importantes dentro de su formación como persona, y lo debemos inculcar de manera gradual y evolutiva desde que nuestro hijo es pequeño y no solo cuando no ayuda en las tareas de la casa o no cumple con sus obligaciones escolares. Nuestro hijo va a aprender a ser autónomo en las pequeñas actividades diarias, como recoger, guardar, abrochar y desabrochar, ir al baño, comer solo, etc., y estas rutinas le van a ayudar a situarse en el espacio en el que vive y a sentirse partícipe en la familia y entre sus amigos. La opinión sobre sí mismo depende directamente de la frecuencia y manera en que le ayudamos. Muchas veces sentimos la necesidad irracional de hacer por nuestro hijo lo que ya puede hacer solo, haciéndole creer que somos indispensables y que nos necesita, y no lo hacemos responsable cuando le ayudamos y está esforzándose por superar un reto. Aunque todos nuestros hijos pueden y deben ser educados para ser independientes, no todos son iguales y sus capacidades se desarrollan de forma distinta. Los padres podemos pedir hacer todo a todos, pero no podemos esperar los mismos resultados, por lo que conocer las capacida©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

des reales de nuestro hijo nos permite ayudarle en su justa medida sin intervenir cuando es capaz de realizar solo la tarea, con la oportunidad de experimentar, de equivocarse, de fallar o de acertar. Los padres que sobreprotegemos vamos a crear un hijo dependiente e inseguro al que no dejamos actuar solo porque creemos que no tiene capacidad de realizar cosas sin ayuda, por evitar que se haga daño, por comodidad o para conseguir resultados más rápidos. Buscar el equilibrio entre la sobreprotección y la pasividad es la clave para que nuestro hijo conquiste su autonomía. DECÁLOGO DE LA AUTONOMÍA 1. Establece normas que sirvan para que las interiorice conforme vaya creciendo. 2. Comencemos por ponerle tareas simples para ir pidiéndole otras más complejas. 3. Las tareas deben tener una dificultad moderada y progresiva, y sobre todo adecuarlas a la edad y capacidad de nuestro hijo. 4. Sé muy claro al decirle a tu hijo lo que esperas. 5. Les decimos paso a paso lo que deben hacer. 6. Enseñemos a valerse por sí mismo, a enfrentarse a las dificultades y a conocer el valor de las cosas, etc. 7. Tienen ver que su esfuerzo es algo natural y no un medio para conseguir una meta. 8. No hagas por tu hijo lo que ya sabe hacer. Le puedes ayudar, orientar, asesorar, pero no asumir esas responsabilidades para que se desentienda. 9. Tienes que mantenerte firme y no perder la paciencia. 10. Recuerda que ayudar, a veces, no ayuda.

EDUCAR EN LA RESPONSABILIDAD Los padres queremos que nuestro hijo sea una persona con recursos personales para hacer frente a las situaciones de la vida y 138

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Paso 6. Poner

límites a nuestros hijos

eso solo se consigue con responsabilidad. Al hacer a nuestro hijo responsable le damos superpoderes porque le estamos diciendo «tú puedes», y con esas palabras mágicas es más fácil responder en la vida. Pero esta magia no siempre se cumple porque utilizamos fórmulas educativas que nos dan comodidad y rapidez pero que van en contra del desarrollo autónomo y de la libertad de nuestro hijo. Una de esas fórmulas sería la de «más es igual a menos» que se refiere a que cuánto más hacemos los padres, menos hace el hijo. Si hacemos por nuestro hijo lo que ya sabe hacer o podría hacer, es difícil que quiera tener iniciativas y que asuma como propias sus tareas diarias. Los padres nos convertimos en responsables de la falta de madurez de nuestro hijo que se frustra cuando tiene que asumir una responsabilidad, o cuando quiere imponer su criterio sobre lo que desea comer o la hora de dormir, con decisiones basadas más en impulsos para reducir su frustración que en decisiones sanas y maduras. Esta fórmula tiene como resultado tener que estar detrás de nuestro hijo para que haga las cosas, lo machaquemos por no cumplir la expectativa, aprenda a echar la culpa a los demás de lo que le sucede; discuta las normas establecidas o se frustre con facilidad, entre otras. Hay más fórmulas para no hacer a nuestro hijo responsable y con resultados contrarios al deseo de convertirlo en una persona que sepa responder bien en la vida, como por ejemplo cuando le recordamos las cosas que olvida, le dejamos hacer lo que quiera, lo hacemos nosotros porque es más sencillo, subestimamos su capacidad, aceptamos que se califique a sí mismo de irresponsable, hacemos cosas para que nos quiera o para que no hiera nuestros sentimientos, o cuando creemos que tenemos que hacer un montón de cosas por nuestro hijo para que nos consideren buenos padres. Los padres tenemos una intención positiva cuando ayudamos tanto a nuestro hijo, y es quererle, facilitarle las cosas y muchas veces darle el cariño que no tuvimos. Pero, aunque la intención es positiva, si la meta como padres es hacerle responsable, habrá que tomar otras decisiones. Hay más tipos de padres con más fórmulas educativas cuya intención es enseñar a nuestros hijos a ser responsables, pero que ©  Ediciones Pirámide

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Seis

pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

merece la pena revisar por si no se está alcanzando el grado de autonomía que deseamos: — «Padre agenda», es el padre que está pendiente de lo que su hijo olvida. Se dedica a pedir los deberes que el hijo olvida al grupo de WhatsApp del colegio, o de recordarle que tiene que poner la mesa, o de estar pendiente del material, o de los horarios de sus actividades. El padre consigue ser la central de operaciones y que se le siga necesitando. — «Padre guay», es el padre cercano, casi amigo, que permite que el hijo decida cómo hacer las cosas, como, por ejemplo, lo que quiere comer, cuánto rato jugar a videojuegos y dónde dormir. Está claro que esta relación termina en un conflicto no tan guay. — «Padre sargento», es el padre exigente y controlador, que obliga al hijo, «por su bien», que haga las cosas como cree que son correctas. No deja al hijo casi decidir y lo somete a un espacio maniático y rígido. Está claro que el hijo copiará esa estructura crítica y tendrá que someterse o rebelarse ante la inflexibilidad del hogar. IMPORTANTE

Los padres que educamos en la responsabilidad damos superpoderes a nuestros hijos. Tener rutinas hace a nuestros hijos personas seguras y autónomas, buenos ingredientes en su autoestima.

LOS LÍMITES TAMBIÉN EDUCAN La disciplina tenemos que entenderla como enseñanza y no como castigo. A veces a los padres nos resulta difícil poner normas porque nos asusta defraudar a nuestro hijo, nos cuesta decir «no», no queremos frustrarlo, tememos al conflicto o nos sentimos culpables por la falta de tiempo. Estos temores pueden hacer fracasar el equilibrio entre afecto y límites, y pueden llevar a la disciplina al campo del castigo como consecuencia de la falta de buenos límites. 140

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límites a nuestros hijos

El equilibrio de los padres entre querer y mandar es necesario porque al educar a nuestro hijo le estamos demostrando amor, pero también le es­tamos enseñando a dar respuestas adecua­das. Los padres tenemos que en­tender que, al establecer normas, nuestro hijo aprende hábitos y conductas, pero las normas también tienen que ver con el afecto porque nuestro hijo desarrolla autonomía y seguridad en sí mismo, se siente guiado en su crecimiento personal y aumenta su autoestima cuando logra conseguir las metas que las normas le presentan. Los límites también educan y las normas ponen límites a la educación. Las normas son como las reglas de un juego, con instrucciones claras sobre el comportamiento apropiado o inapropiado, y donde todos sabemos lo que tenemos que hacer para que la familia esté en armonía y en un ambiente predecible y seguro.

DECÁLOGO PARA ESTABLECER NORMAS 1. Las normas deben ser pocas, claras y justas. 2. Deben estar bien descritas y ser claras para nuestro hijo. 3. Deben ser justas para nuestro hijo y pedirle para lo que está preparado evolutivamente. 4. Tienen que estar establecidas en el tiempo. 5. Deben ser comprobables por los padres. 6. Tienen que tener consecuencias positivas si lo hace a la primera y negativas si lo tenemos que recordar. 7. Las normas no se recuerdan. Nuestro hijo es el responsable. 8. Los padres no tenemos que enfadarnos para que las normas funcionen. 9. Tenemos que ser consistentes y firmes con las normas. 10. Las normas siempre se cumplen.

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pasos para cambiar la conducta desobediente de nuestro hijo

Las normas deben estar descritas con detalle y ser claras para que nuestro hijo sepa cómo realizar la tarea y los padres cómo debe estar realizada. No es lo mismo el ordenar la habitación que entendemos los padres «la ropa en los cajones, la mesa limpia, los juguetes en la estantería» que el ordenar que entiende nuestro hijo «esconder debajo de la cama los juguetes, tirar al armario la ropa o llevar a una esquina de la mesa los libros». Una norma sirve si es razonable y adaptada a la edad de nuestro hijo, por lo que no hay que pedirle tareas para las que no esté preparado y no dejar de pedirle para lo que ya está capacitado. Por ejemplo, a un niño de 5 años puedes pedirle que coma solo, que se vista solo con prendas sencillas, aunque está claro que si lo hace el padre lo hará mejor y más rápido, pero no podemos pedirle que doble y guarde su ropa o barra su habitación. Igual ocurre con un preadolescente, podemos pedirle que ordene y limpie su habitación, pero no pedirle que haga la comida familiar. Una norma sirve si podemos comprobarla. Por ejemplo, si queremos que nuestro hijo no juegue con las máquinas después de comer, o bien la guardamos o no dormimos la siesta para vigilarlo. O el caso del padre que quiere que su hijo haga los deberes en casa de la abuela, pero la abuela no puede encargarse. La norma tiene que estar establecida en un límite de tiempo. Si nuestro hijo no sabe cuándo tiene que realizar la norma, esto va a generar un caos en la familia ya que podemos estar repitiendo la norma continuamente y el hijo decirnos «ya voy» y hacerla o no hacerla. Por lo que para que se cumpla la norma, padres e hijo tenemos que saber cuándo debe estar hecha la tarea, ya sea antes de comer, después de ver el programa de televisión o antes de la ducha. Las normas tienen que tener consecuencias para que sean eficaces. Una vez que se establecen las reglas hay que explicarle a nuestro hijo las consecuencias de intentar incumplir las reglas, «estas son las reglas, si tú sigues la regla esto es lo que sucede, y si tú rompes la regla, esto es lo que sucede». El tener consecuencias lógicas por el mal comportamiento ayuda a que aprenda a ser responsable de sus acciones sin afectar su autoestima. Si nuestro hijo rompe la regla acerca de dónde puede ir con su bicicleta, retiramos la bicicleta por unos días. Cuando no hace sus tareas en el rato acordado, no podrá hacer algo especial como ver dibujos de la televisión porque tendrá que hacer las tareas pendientes. Si nuestro 142

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hijo cumple la norma, como si no la cumple a la primera, debe seguirle siempre una consecuencia. Si cumple la norma, la consecuencia será positiva (refuerzo positivo, premio acordado), y si no cumple a la primera, la consecuencia será negativa (retirada de privilegio acordado). Las consecuencias pueden ser reforzadores sociales que se administran con frecuencia diaria (alabanzas, elogios); pueden ser reforzadores de situación, que también se pueden administrar de manera diaria (actividades) y, por último, los reforzadores materiales, con frecuencia semanal o mensual (regalos). Una consecuencia es considerada buena o mala si es algo que nuestro hijo quiera ganar o que le cuesta perder. Por ejemplo, si le da igual ver la televisión y la pierde por no seguir la regla, no es una buena consecuencia negativa, pero si gana o pierde su programa favorito, sí es una buena consecuencia positiva o negativa. Las consecuencias deben ser lo más inmediatas a la infracción y aplicarse en el mismo día. También deben aplicarse con coherencia y no con severidad, siendo proporcionales a la infracción, y que no impliquen una disposición especial de los padres para estar vigilándolos. ACTIVIDAD 6.1. COCINANDO NORMAS

En el anexo encontraremos varios bloques. Como ejemplo viene un bloque para formar una norma/ regla de funcionamiento en casa. DESCRIPCIÓN Y TIEMPO DE LA NORMA

1. Los juguetes hay que guardarlos dentro de la caja antes de bajar al parque.

CONSECUENCIAS NORMA

Si los recoges a la primera, podrás bajarte un juguete al parque o subirte al tobogán. Si los papás te lo tenemos que recordar, los recoges y no te puedes bajar juguetes al parque o subirte al tobogán.

Escribimos la norma completa a continuación: 1. Recoger juguetes: ____________________________________________________________ ____________________________________________________________ ____________________________________________________________

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ACTIVIDAD 6.2. BUSCANDO CONSECUENCIAS

En el anexo encontraremos un listado con las cosas que más le gustan a nuestro hijo para luego aplicar el refuerzo positivo y/o el costo de respuesta (retirada de privilegio) como consecuencia de una norma. REFORZADORES SOCIALES (recompensa diaria) Alabanza, comentarios positivos, reconocimiento de la tarea, sonrisa, felicitar, guiñar el ojo, elogiar, contacto físico, expresión de satisfacción. REFORZADORES DE SITUACIÓN (recompensa diaria) Ver el programa favorito en televisión, comer el postre favorito, ir a casa de un amigo, elegir la ropa, ser primero en..., papás cuentan un cuento por la noche, poner una pegatina en el álbum de las normas, llevar la bici al parque, jugar con la pelota, elegir el almuerzo del colegio. REFORZADORES MATERIALES (recompensa semanal/mensual). Juguetes, cromos, tebeos, revistas, plastilina, recortables, pinturas, globos, pelotas, pegatinas caramelos, golosinas, cuadernos para pintar, libros de lectura, puzles, rompecabezas, construcciones.

Una vez establecidas las normas y sus consecuencias, el paso siguiente es convocar un consejo de familia para que todos los miembros de esta sepamos de antemano lo que se espera de cada uno y lo que puede pasar si no lo cumple en el tiempo acordado. Padres e hijos nos reunimos para clarificar las normas y las consecuencias, haciendo partícipes a los hijos mayores por medio de contratos de conducta que aseguren su colaboración. Las reglas entran en vigor al día siguiente de la celebración del consejo de familia, por lo que los padres debemos estar al tanto del comportamiento de nuestros hijos y no tiene que haber ninguna desviación de la regla ni debe repetirse la regla para que los padres no carguemos con la responsabilidad. Al aplicar la norma es posible que nuestro hijo se intente resistir, llorando, desafiando, pero hay que mantenerse firmes ya que esta resistencia es una forma de controlarnos. No se debe aceptar ningún desafío a menos que nuestro hijo ofrezca una alternativa que sirva para sortear igual de bien las dificultades encontradas. Pero si no hay alternativas mejores, los padres debemos compartir los sentimientos (comprendo que no te guste esto, lamento que lo pases tan mal...), pero no debemos retroceder. 144

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límites a nuestros hijos

Las normas se tienen que cumplir una vez puestas. El tener consecuencias no significa que nuestro hijo no tenga que cumplir la regla puesta, si no lo hace a la primera o de la manera descrita, o se lo tenemos que recordar, o no lo ha hecho, tendrá la consecuencia planeada, pero también tendrá que hacer la regla ordenada por los padres. Al final se encuentra con una consecuencia y con la tarea realizada porque en caso contrario puede interesarle más no cumplir la norma que la consecuencia, es decir, le puede dar igual recoger o no recoger porque el perder el programa de televisión es menos importante que intentar controlar a los padres y a la casa.

Ejemplos

de normas

JUGAR A VIDEOJUEGOS DESPUÉS DE ESTUDIAR «Después de estudiar puedes jugar a las máquinas». Si protestas en la hora de estudio o no terminas las tareas, las harás y juegas 30 minutos menos de consola». «Después de estudiar puedes jugar a las máquinas». Si lo haces sin protestar y terminas las tareas, podrás jugar 1 hora a la consola». HORA DE FINALIZACIÓN DE LAS MÁQUINAS «Cuando termine la hora de jugar a las máquinas, te pediré que la apagues». Si protestas y tardas en apagarla, la apagaré yo y mañana tendrás un rato menos de máquina. «Cuando termine la hora de jugar a las máquinas, te pediré que la apagues». Si la apagas a la primera y sin protestar, mañana tendrás el mismo rato de máquina. ORDENAR LA HABITACIÓN ANTES DE.... «Antes de cenar hay que dejar la habitación ordenada. Si no está ordenada, irás a ordenarla y recoges la mesa de la cena». «Antes de cenar hay que dejar la habitación ordenada. Si no está ordenada, irás a ordenarla y te acuestas media hora antes de la hora acordada». «Antes de cenar hay que dejar la habitación ordenada. Si está ordenada, te felicitaré y no tendrás consecuencias negativas». ©  Ediciones Pirámide

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GUARDAR LOS JUGUETES DESPUÉS DE JUGAR «Después de jugar con los juguetes hay que guardarlos en la caja. Si no los guardas y te lo tengo que recordar, los recoges y pierdes un ratito de tele». «Después de jugar con los juguetes hay que guardarlos en la caja. Si los guardas a la primera, me pondré muy contenta y podrás ver un ratito de tele». «Después de jugar con los juguetes hay que guardarlos en la caja. Si no los guardas y te lo tengo que recordar, los recoges y vas al tiempo fuera».

ACTIVIDAD 6.3. PONIENDO NORMAS EN CASA

En el anexo podremos poner las tres NORMAS que trabajaremos con nuestro hijo: NORMA __________________________________________________ REFUERZO POSITIVO ____________________________________ CONSECUENCIA NEGATIVA________________________________

ACTIVIDAD 6.4. CARTELES INFORMATIVOS

Una vez que hemos trabajado por escrito las tres normas que vamos a poner en casa, las escribimos en carteles y las recortamos, con el objetivo de hacerlo más visible en la familia. 1. NORMA _______________________________________________ _____________________________________________________________

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ACTIVIDAD 6.5. ACUERDO DE CONDUCTA

Con los hijos más mayores podemos firmar un acuerdo de conducta con los compromisos y las consecuencias que pueden ganar o perder. En el anexo está el acuerdo completo. Yo _______________________________________ me comprometo a: 1. ________________________________________________________ Si lo hago a la primera puedo ganar... Si me lo tienen que recordar puedo perder... 1. ________________________________________________________ GANO PIERDO

Resumen No solo el amor que sentimos hacia nuestro hijo es suficiente para educarlo. Es necesario ponerle límites que le enseñan a responder mejor en la vida. Pero este proceso no siempre es fácil, tanto por nuestra actitud como por la resistencia de nuestro hijo; por lo que es necesario aprender pautas para establecer límites coherentes y firmes que eduquen a nuestro hijo.

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límites a nuestros hijos

ACTIVIDADES PASO 6 Actividades

para poner límites a los hijos

Educar es un proceso de aprendizaje absolutamente necesario ya que nuestro hijo carece de respuestas adecuadas a las situaciones vitales que se le presentan. Los padres tratamos de orientar, conducir y guiar a nuestro hijo durante este proceso de aprendizaje hasta que aprende a dar respuestas adecuadas. Todos los hijos necesitan reglas y expectativas para aprender rutinas y el comportamiento apropiado. Pero los hijos no siempre hacen lo que los padres queremos, y tenemos que decidir cómo vamos a responder. Las actividades para poner límites son: 6.1. 6.2. 6.3. 6.4. 6.5.

Cocinando normas. Buscando consecuencias. Poniendo normas. Carteles informativos. Acuerdo de conducta.

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ACTIVIDAD 6.1. COCINANDO NORMAS

Recordemos que las normas tienen varios ingredientes (descripción, tiempo y consecuencias): A continuación, encontrarás 2 bloques. El primero es la descripción de la norma y el tiempo para hacerla, y el segundo bloque son las consecuencias si se sigue bien o mal la norma. Pon una flecha para unir cada bloque y forma una norma/ regla de funcionamiento en casa. DESCRIPCIÓN Y TIEMPO DE LA NORMA

CONSECUENCIAS NORMA

1. Los juguetes hay que guardarlos dentro de la caja antes de bajar al parque.

• Si te acuestas sin protestar cuando los papás te lo piden, podremos leer 2 cuentos. Si protestas, te acuestas, pero no habrá cuento adicional.

2. Hay que cepillarse los dientes después de comer.

• Si los recoges a la primera, podrás bajarte un juguete al parque o subirte al tobogán. Si los papás te lo tenemos que recordar, los recoges y no te puedes bajar juguetes al parque/o subirte al tobogán.

3. A las 21 h o después de cepillarse los dientes hay que acostarse en la cama.

• Si te los cepillas a la primera, podrás ver un ratito la televisión. Si los papás te lo tenemos que recordar, te los cepillas y te acuestas en la cama.

Escribo la norma completa a continuación: 1. RECOGER JUGUETES: ____________________________________________________________ ____________________________________________________________ ____________________________________________________________ 2. CEPILLADO DE DIENTES: ____________________________________________________________ ____________________________________________________________ ____________________________________________________________ 3. ACOSTARSE EN LA CAMA: ____________________________________________________________ ____________________________________________________________

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ACTIVIDAD 6.2. BUSCANDO CONSECUENCIAS

Anota y añade en la hoja las cosas que más le gustan a tu hijo para luego aplicar el refuerzo positivo y/o el costo de respuesta (retirada de privilegio) como consecuencia de una norma: REFORZADORES SOCIALES (recompensa diaria) ❑ Alabanza. ❑ Comentarios positivos. ❑ Reconocimiento de la tarea. ❑ Sonrisa. ❑ Felicitar.

❑ Guiñar el ojo. ❑ Elogiar. ❑ Contacto físico. ❑ Expresión de satisfacción. ❑ Otros:

REFORZADORES DE SITUACIÓN (recompensa diaria) ❑ Ver el programa favorito en televisión. ❑ Comer el postre favorito. ❑ Ir a casa de un amigo. ❑ Elegir la ropa. ❑ Ser primero en... ❑ Papás cuentan un cuento por la noche.

❑ Poner una pegatina en el álbum de las normas. ❑ Llevar la bici al parque. ❑ Jugar con la pelota. ❑ Elegir el almuerzo del colegio. ❑ Otros:

REFORZADORES MATERIALES (recompensa semanal/mensual) ❑ Juguetes. ❑ Cromos. ❑ Tebeos. ❑ Revistas. ❑ Plastilina. ❑ Recortables. ❑ Pinturas. ❑ Globos. ❑ Pelotas.

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❑ Pegatinas. ❑ Caramelos. ❑ Golosinas. ❑ Cuadernos para pintar. ❑ Libros de lectura. ❑ Puzles. ❑ Rompecabezas. ❑ Construcciones. ❑ Otros:

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ACTIVIDAD 6.3. PONIENDO NORMAS EN CASA

Es el momento de poner las NORMAS que trabajarás con tu hijo. A continuación, pon en los espacios correspondientes las 3 primeras normas de casa, el refuerzo positivo por hacerlas a la primera y las consecuencias negativas por tener que recordárselas. 1. NORMA __________________________________________________ _____________________________________________________________ REFUERZO POSITIVO _______________________________________ _____________________________________________________________ CONSECUENCIA NEGATIVA _________________________________ _____________________________________________________________ 2. NORMA __________________________________________________ _____________________________________________________________ REFUERZO POSITIVO _______________________________________ _____________________________________________________________ CONSECUENCIA NEGATIVA _________________________________ _____________________________________________________________ 3. NORMA __________________________________________________ _____________________________________________________________ REFUERZO POSITIVO _______________________________________ _____________________________________________________________ CONSECUENCIA NEGATIVA _________________________________ _____________________________________________________________

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ACTIVIDAD 6.4. CARTELES INFORMATIVOS

Una vez que se han trabajado por escrito las 3 normas que se van a poner en casa en la actividad «poniendo normas», se escriben en los carteles y se recortan, con el objetivo de hacerlo más atractivo y visible en la familia. 1. NORMA _________________________________________________ _____________________________________________________________ 2. NORMA _________________________________________________ _____________________________________________________________ 3. NORMA _________________________________________________ _____________________________________________________________

NORMA 1

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NORMA 2

NORMA 3

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ACTIVIDAD 6.5. ACUERDO DE CONDUCTA

Yo _______________________________________ me comprometo a: 1. ________________________________________________________ __________________________________________________________ GANO PIERDO 2. ________________________________________________________ __________________________________________________________ GANO PIERDO 3. ________________________________________________________ __________________________________________________________ GANO PIERDO Firmamos en acuerdo de lo aquí escrito:

HIJO

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PADRES

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TÍTULOS PUBLICADOS BULIMIA NERVIOSA. Guía para familiares, I. Dúo, M.ª P. López, J. Pastor y A. R. Sepúlveda. CLAVES PARA AFRONTAR LA VIDA CON UN HIJO CON TDAH. «Mi cabeza... es como si tuviera mil pies», I. Orjales Villar. CLAVES PARA ENTENDER A MI HIJO ADOLESCENTE, G. Castillo Ceballos. CÓMO DAR ALAS A LOS HIJOS PARA QUE VUELEN SOLOS. El niño sombra de sus padres, F. X. Méndez Carrillo, M. Orgilés Amorós y J. P. Espada Sánchez. CÓMO DESARROLLAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL DE LOS NIÑOS. Estrategias para padres, A. Alegre. CONVIVIR CON UN ADOLESCENTE. Ideas para acertar de vez en cuando, E. Argüello Alonso. DEJAR EL PAÑAL. Un programa en 5 pasos, T. Rosillo Aramburu. DROGAS, ¿POR QUÉ? Educar y prevenir, D. Macià Antón. EL NIÑO AGRESIVO, I. Serrano Pintado. EL NIÑO ANTE EL DIVORCIO, E. Fernández Ros y C. Godoy Fernández. EL NIÑO CON PROBLEMAS DE SUEÑO, J. C. Sierra, A. I. Sánchez, E. Miró y G. Buela-Casal. EL NIÑO HIPERACTIVO, I. Moreno García. EL NIÑO MIEDOSO, F. X. Méndez. ENSEÑANDO A EXPRESAR LA IRA. ¿Es una emoción positiva en la evolución de nuestros hijos?, M.ª del P. Álvarez Sandonís. ERRORES EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS. Cómo evitar los 25 más comunes, J. Fer­ nández Díez. ESCUELA DE PADRES 3.0. Guía para educar a los niños en el uso positivo de Internet y los smartphones, M. Gámez-Guadix. ESTIMADO HIJO: LO HE HECHO LO MEJOR QUE HE SABIDO. Cartas para mi hijo adolescente, J. M. Fernández Millán y P. Serrano Peña. GUÍA DE OCIO EN FAMILIA. El tiempo que pasamos juntos, L. Liédana, T. I. Jiménez, E. Gargallo y E. Estévez. LA EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS, F. López Sánchez. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL DE LOS PADRES Y DE LOS HIJOS, A. Vallés Arándiga. LOS JÓVENES Y EL ALCOHOL, E. Becoña Iglesias y A. Calafat Far. LOS PADRES Y EL DEPORTE DE SUS HIJOS, F. J. Ortín Montero. ¿MI HIJO ES TÍMIDO?, M.ª Inés Monjas Casares. MI HIJO ES ZURDO, J. M. Ortigosa Quiles. MI HIJO NO ESTUDIA, NO AYUDA, NO OBEDECE. 25 reglas para solucionarlo y 7 cuestiones de actualidad, J. A. Delgado Montoto. MI HIJO TIENE CELOS, J. M. Ortigosa Quiles. MI HIJO TIENE MANÍAS, A. Gavino. MI HIJO Y LA TELEVISIÓN, J. Bermejo Berros. MI HIJO Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS, J. Urra. MI TÍA FAVORITA, 50 planes diferentes para hacer que tus sobrinos te adoren, M. Guindel y N. Duarte MIS HIJOS Y TUS HIJOS. Crear una nueva familia y convivir con éxito, S. Hayman. PADRES DESESPERADOS CON HIJOS ADOLESCENTES, J. M. Fernández Millán y G. Buela-Casal. PADRES E HIJOS. Problemas cotidianos en la infancia, M. Herbert. PADRES SALUDABLES. Aprendiendo con nuestros hijos. 20 competencias necesarias para vivir en familia y en sociedad, T. Rosillo Aramburu. ¿QUÉ ES LA BULIMIA? Un problema con solución, M.ª A. Gómez, U. Castro, A. García, I. Dúo y J. Ramón Yela. QUEREMOS ADOPTAR UN NIÑO, M. C. Medici Horcas. SEIS PASOS PARA LA OBEDIENCIA, E. Egea Sánchez y F. X. Méndez Carrillo. SER PADRES. Educar y afrontar los conflictos cotidianos en la infancia, D. Macià Antón. SOY MADRE, SOY PADRE. Educar con afecto, reflexión y ejemplo, M.ª G. González González y M.ª J. Murgui Murgui. TDAH: Elegir colegio, afrontar los deberes y prevenir el fracaso escolar, I. Orjales Villar. UN ADOLESCENTE EN MI VIDA, D. Macià Antón. VAS A SER MAMÁ, A. Rodríguez Torres y L. García Estebans. VAS A SER PAPÁ, M. Guindel.