Secretos Del Auelo

Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Filosofía y Letras Colegio de Letras Hispánicas Literatura mexicana

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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y Letras Colegio de Letras Hispánicas Literatura mexicana 2 Prof. Oscar Luna Alumno: Ana Marlen Aguilar López Extraordinario

Introducción El libro Secretos del abuelo (Muk’ult’an in Nool) de Jorge Cocom Pech es una obra plagada de poesía y símbolos. Nos adentra en un universo donde podemos conocer un poco de las antiguas tradiciones mayas. “Es un relato en prosa, […] que nos cuenta la aventura física y espiritual que Jorge Miguel Cocom Pech vivió a los trece años cuando fue elegido por su abuelo para conservar y difundir las sagradas enseñanzas, ceremonias y rituales de sus ancestros” (Malvido, 2014) El presente trabajo es un breve análisis de las diversas funciones de la lengua y figuras retoricas utilizadas en uno de los capítulos del libro como una herramienta para la construcción del relato y de las imágenes que forman parte de las descripciones hechas por el narrador. El capítulo tomado como base para el análisis es el de “Las siete preguntas”, se toma en cuenta el efecto de sentido que produce cada uno de los elementos analizados.

Desarrollo Al empezar el capítulo, el narrador utiliza la función lingüística apelativa para incluir al lector en el relato y adentrarlo en el universo diegético haciendo uso de su condición humana y, por lo tanto, familiar. “Al igual que ustedes, yo tuve un abuelo” (Cocom Pech, 2001, pág. 51) Beristain dice en su Diccionario que: La función conativa o apelativa se orienta hacia la segunda persona, hacia el oyente o receptor o destinatario al cual exhorta. Constituye un toque de atención para el que escucha, una llamada para que comprenda el mensaje y así poder actuar sobre él, influir en su comportamiento. (Beristain, 1995, pág. 229) La principal función lingüística en el texto es la referencial, pues la narración tiene siempre un referente en la realidad. El mensaje que el narrador da siempre es preciso y objetivo. La función referencial es la que cumple el lenguaje al referirse a la realidad extralingüística, que

suele

ser

el

principal

objeto

dela

comunicación lingüística. Está orientada hacia el referente o contexto mediado por el proceso de conocimiento que conceptualiza o asignan sentido. […] El mensaje tiene a la precisión, a la univocidad, estrictamente

y

su a

los

producción patrones

(Beristain, 1995, pág. 229)

se

apega

gramaticales.

A continuación ejemplificare el uso de esta función dentro del capítulo: “Al anochecer, desde su hamaca, situada en el centro de la casa y alumbrada por la débil luz de un viejo quinqué, mi abuelo contaba narraciones fantásticas y respondía dudas y preguntas” (Cocom Pech, 2001, pág. 52) También es evidente el uso de la función poética en el texto, principalmente en las descripciones que el abuelo hace acerca de los animales, pues es evidente el sentido estético de todas ellas. Según Jakobson, citado en por Beristain en su Diccionario, la función poética es “la tendencia hacia el mensaje como tal”. (Beristain, 1995, pág. 230) “La función poética consiste en utilizar la estructura dela lengua transgrediendo de manera intencional y sistemática la norma estándar que le atañe, y también la norma del lenguaje literario instituido” (Beristain, 1995, pág. 230).El uso de las figuras retoricas es una muestra de la función poética en el texto. La primera figura retórica que podemos encontrar en este capítulo es un retrato: “Este viejecillo, de piel morena y ojos vivaces, vivía en una choza de una huerta donde abundaban los árboles de mango, chicozapote, aguacate, mamey, caimito, zaramullo y otros frutales que gustoso nos ofrecía en nuestras frecuentes visitas” (Cocom Pech, 2001, pág. 51). Un retrato es figura en la cual se hace la descripción física de una persona junto con sus cualidades morales. Dentro de esta figura retórica, hay además una acumulación, Helena Beristain, define esta figura retórica de pensamiento como “un aglomerado de elementos de alguna manera correlativos –ya sea por su significado, por su forma

o por su función gramatical–“ (Beristain, 1995, pág. 30). Los elementos enumerados en esta acumulación tienen una relación semántica y sintáctica: “vivía en la choza de una huerta donde abundaban los árboles de mango, chicozapote, aguacate, mamey, caimito, zaramullo y otros frutales” (Cocom Pech, 2001, pág. 51). El efecto conseguido con esta figura de pensamiento es una caracterización mucho más eficiente y completa del espacio descrito, la acumulación enriquece la descripción. También, la secuencia de preguntas hechas al abuelo: “¿qué son las flores?”. “¿qué son las nubes?”, “¿qué son las avispas?”, “¿qué son las avispas?” y ¿qué son los sapos?”, son una distribución, que prepara al lector para la pregunta final: “¿y quién soy yo?”. La distribución es “una figura de construcción que permite el desarrollo del discurso mediante el procedimiento que consiste en acumular expresiones que significan una serie de todos o conjuntos, o bien una serie de partes (aspectos, atributos, circunstancias, acciones, etc.) de un todo” (Beristain, 1995, pág. 174). La distribución, en este caso está a distancia. La metáfora aparece en la descripción que hace el abuelo de las flores: “ojos de colores con aromas” (Cocom Pech, 2001, pág. 52). Esta figura “afecta al nivel léxico-semántico de la lengua […] que se presenta como una comparación abreviada y elíptica (Beristain, 1995, pág. 308)

Hay metáfora en la descripción de las nubes: “ramas de árboles frondosos cargadas de agua que gustan de pasearse por los caminos del cielo” (Cocom Pech, 2001, pág. 52) –en esta metáfora se encuentra inserta también una prosopopeya, retomaremos está figura más adelante–“. Otra metáfora aparece en las respuesta del abuelo a qué son las libélulas: “helicópteros del monte” (Cocom Pech, 2001, pág. 56). También la luna es descrita utilizando esta figura retórica: “moneda nocturna” (Cocom Pech, 2001, pág. 56). Y por último, la metáfora es utilizada para describir al nieto: “«…tú eres una pregunta viviente… tú eres una traviesa interrogación ambulante…»”. Las metáforas antes descritas tienen referentes totalmente conocidos y familiares para el lector, son parte del estilo y enmarcan cierta parte del pensamiento maya. Las mismas forman parte de la típica explicación que se le da un niño para informarle del mundo de una manera entendible, con referentes que él ya conoce. Otra figura retórica recurrente en el capítulo “Las siete preguntas” es la prosopopeya,

la cual consiste en dar características animadas a un ente

inanimado es un tipo de metáfora que permite crear imágenes ricas y hacer volar la imaginación del lector, a continuación los ejemplos: 

“Las flores son los ojos de las plantas […] las plantas miran, atraen, alegran y curan el alma de los hombres” (Cocom Pech, 2001, pág. 52). En este caso las flores se convierten en un ente animado y con volición.



“Las nubes son ramas de árboles frondosos cargadas de agua que gustan de pasearse por los caminos del cielo […] vuelan sobre el azul del cielo en busca del viento para jugar con el sol a escondidas” (Cocom Pech, 2001, pág. 52). Es importante mencionar que esta prosopopeya depende la metáfora “ramas de árboles frondosos” y no precisamente de las nubes. La prosopopeya aquí recae en el verbo “volar” y “jugar” y de la frase preposicional “en busca del viento”, para volar es necesario o un ente que intrínsecamente tenga la capacidad de hacerlo, o bien, un ser inanimado que con su volición haga volar algo, lo mismo ocurre con la acción de “jugar” e “ir en busca de”, pues para realizarlas se necesita intención, principal característica de la animicidad.



“¡cómo se divierten en cubrirle la carita amarilla al sol que sonriente las contempla!” (Cocom Pech, 2001, pág. 53) En este caso existen dos prosopopeyas, la primera se refiere nuevamente a las nubes que “se divierten” actividad intrínsecamente humana, y la segunda habla del sol quien tiene cara y contempla a las nubes, de nuevo dos características que lo relacionan con las características y condición humana.



“Las nubes blancas […] son niñas traviesas a las que les agrada estar cerca del sol […] cambian sus vestiditos blancos por enormes faldas de color gris” (Cocom Pech, 2001, pág. 53). En este fragmento la prosopopeya es evidente, las nubes se convierten en humanos que tienen gustos y vestimenta.



“Insectos voladores […que] tienen la costumbre de pegarse a los tallos de los árboles” (Cocom Pech, 2001, pág. 55). Tener una costumbre solo puede atribuírsele a los humanos.



“Las libélulas […] gustan de posarse sobre el agua de los charcos y en los pétalos de las flores” (Cocom Pech, 2001, pág. 56). En este fragmento ocurre lo mismo que en el anterior, el gusto es forzosamente característica humana.



“Los sapos son los eternos enamorados de la luna, al igual que los grillos y las luciérnagas lo son de la noche” (Cocom Pech, 2001, pág. 56). El amor es un sentimiento que necesita volición, no se atribuye, en la realidad extralingüística, a ningún ente que no sea humano.



“a la luna y a las estrellas les gusta el chocolate” (Cocom Pech, 2001, pág. 56). Esta prosopopeya funciona igual que la de las libélulas.



“Los sapos le piden a la luna que los bese” (Cocom Pech, 2001, pág. 56). Aquí convergen al mismo tiempo dos prosopopeyas, la primera recae en los sapos, pues el acto de pedir requiere volición, la segunda recae en la luna quien realiza la acción de besar siendo un ente totalmente inanimado.

Otra de las figuras retoricas con las que el narrador construye sus descripciones es la comparación, según el Diccionario de retórica y poética “consiste en realzar un objeto o fenómeno manifestando, mediante un término comparativo” (Beristain, 1995, pág. 99) La comparación es utilizada en las descripciones como una herramienta en la construcción de las imágenes mentales. Los ejemplos se enlistan a continuación:



“Las avispas son insectos parecidos a las hormigas grandes de la tierra” (Cocom Pech, 2001, pág. 54)



“[Las cigarras] son insectos voladores, parecidos a las cucarachas pero más grandes” (Cocom Pech, 2001, pág. 54)



“Las libélulas son como palillos de colores que vuelan” (Cocom Pech, 2001, pág. 56)



“Al igual que todos los hombres, que hemos habitado la tierra desde hace muchísimos años “ (Cocom Pech, 2001, pág. 57)

La comparación focaliza la atención en el primer término de comparación y ayuda al lector a ubicar un referente inmediato y construir una imagen mental mucho más poderosa. Estas frases pueden considerarse también dentro de la figura retórica del paralelo. También hay en el texto una figura retórica de dicción: la exclamación, el cual es, simplemente un enunciado entre signos de admiración, en el cual se expresan vivamente los sentimientos: “¡Ah!, si supieras, ¡cómo se divierten en cubrirle la carita amarilla al sol que sonriente las contempla!” (Cocom Pech, 2001, pág. 53). El sentimiento que expresa es el deseo, particularmente, el deseo de que el niño conozca un hecho en particular. Las descripciones hechas por el abuelo suelen utilizar epítetos, los cuales son adjetivos o frases adjetivadas que califican al ente descrito: 

“Las nubes blancas, pequeñas o grandes, y a veces en forma de borreguitas” (Cocom Pech, 2001, pág. 53)



“En verano, época de abundante calor y de aguaceros” (Cocom Pech, 2001, pág. 53)



“[Casas] hechas de una pasta seca de papel en forma de globos” (Cocom Pech, 2001, pág. 54)



“Alas transparentes muy fuertes” (Cocom Pech, 2001, pág. 56)



“Ruidosos aparatos de metal que llamamos helicópteros” (Cocom Pech, 2001, pág. 56)

El abuelo, al describir a los sapos también hace uso de la onomatopeya, en este caso la onomatopeya corresponde al mayat’an y no al español: “forman un círculo mágico y aplaudiendo con alegría emiten ese sonido: lek, lek, lek. lek, lek ,lek…” (Cocom Pech, 2001, pág. 57). La onomatopeya forma una asonancia que enriquece la imagen creada por la descripción. El final del capítulo tiene una anáfora, es decir, una repetición de palabras al principio de un discurso, en este caso, el dialogo final del abuelo: “…tú eres una pregunta viviente… tú eres una traviesa interrogación ambulante…”. Esta figura retórica otorga fuerza a la aseveración. (Cocom Pech, 2001, pág. 57) Todas las figuras mencionadas anteriormente son, a grandes rasgos, las que permiten que las descripciones hechas a lo largo del relato sean mucho más poéticas que puramente referenciales. El lector puede percibir, entonces que la función poética es predominante, sobre la función puramente referencial de cualquier descripción. Conclusiones

El lenguaje de Cocom Pech es, por naturaleza, poético, porque lo que nos comunica es su visión poética del mundo. El capítulo analizado nos muestra el pensamiento de nuestros antepasados mayas, su manera de ver el mundo y la vida. Son lecciones plagadas de bellas imágenes y de poesía. Se pretende describir las cosas de una manera práctica, respetando siempre la manera en la que nuestros antepasados concebían el universo. Las imágenes construidas son una muestra de la propia cultura maya y de su pensamiento ancestral. Según Beristain, “el abuelo da una respuesta de valor universal y perpetuo; una definición de la especie humana” (Beristain, 2006) al final del capítulo, y está es la verdadera riqueza del libro de Cocom Pech. Para Jaime Valdivieso, citado por Beristain, este libro es “un texto de gran valor testimonial ético y antropológico, y, además un universo verbal autónomo, de extraordinaria belleza, y que no pierde en ningún momento la calidad y la espontaneidad propias dela tradición oral” (Beristain, 2006) Bibliografía Beristain, H. (1995). Diccionario de retórica y poética (7a edición ed.). México: Porrúa. Beristain, H. (5 de mayo de 2006). Secretos del abuelo. Obtenido de Cocom Pech, Jorge Miguel. Secretos del abuelo. Presentación. Cocom Pech, J. M. (2001). Las siete preguntas. En J. M. Cocom Pech, Secretos del abuelo. Muk’ ult’ Anih Nool. México: UNAM/ IIF/TSJEQR. Malvido, A. (5 de Junio de 2014). Los cuentos del abuelo. Obtenido de https://groups.yahoo.com/neo/groups/CabralFacundo/conversations/messa ges/30645