Sancta Santorum y Negro Tártaro

A L G D G A D U SFU Or de la Ciudad de México, 27 de octubre de 2018, E V L y Resp Log Simb Fem “Alb

Views 153 Downloads 1 File size 235KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

A L G D G A D U SFU

Or de la Ciudad de México, 27 de octubre de 2018, E V

L y Resp Log Simb Fem “Alba Dorada” No. 26 MRM Margarita Ceballos Plaza VV HH Past Master VV HH Todas “El negro tártaro y el Sancta sanctórum” Por: MM Maraliz del Carmen Bringas Galindo El negro tátaro: El Tártaro, la región más profunda de la Tierra, fue creada a partir del Caos junto con las otras entidades elementales que dieron lugar al nacimiento del mundo. Hesíodo decía que su abismo era tal que si un yunque de bronce fuera arrojado desde el cielo tardaría nueve días y nueve noches en llegar a la tierra, y otros tantos en llegar de la tierra al Tártaro. O lo que es lo mismo, que la distancia entre el cielo y la tierra era la misma que entre la tierra y el fondo del inframundo. Es decir, “como es arriba, es abajo” Según la mitología griega, después de la derrota de Cronos y su ejército de Titanes, Zeus, Poseidón y Hades acordaron repartirse el mundo. Zeus eligió el cielo donde reinaría desde el Monte Olimpo y Poseidón el océano, y Hades se quedó con el inframundo. Era el lugar a dónde iban los muertos. Existen varias descripciones de este lugar por varios autores, Homero, Hesíodo, Vigilio y Píndaro, también Platón, y Pitágoras hacen algunas referencias a este lugar. Los muertos entraban al inframundo cruzando el río Aqueronte (río de la aflicción) en la barca conducida por Caronte, quien les cobraba un óbolo (una pequeña moneda), esta moneda era colocada bajo la lengua del difunto o encima de los dos párpados por sus parientes. Los que no podían pagar recorrían eternamente los campos asfódelos hasta tener los medios para cruzar el río. La otra orilla era vigilada por el Cancerbero, el perro guardián de tres cabezas, quien cuidaba la puerta de entrada al Hades y se encargaba de que sólo

los muertos pudiesen entrar y que nadie saliera. Además, vigilaba que ninguna persona viva entrara. La primera región comprendía los Campos de Asfódelos, Hermes conducía a los muertos ante un tribunal formado por Minos (rey de Creta), Éaco (rey de Egina) y el hermano de Minos, Radamantis. Cuando la sentencia se conocía, las almas ni virtuosas ni malvadas volvían a los Campos de Asfódelos, las impías o malas eran enviadas al camino del tenebroso Tártaro, y las heroicas o benditas iban al Elíseo, que se dividía en las Islas de los Bienaventurados o Islas Elíseas gobernadas por Crono. Allí, residían tras su muerte, los grandes héroes míticos, como por ejemplo Aquiles, Diomedes y Peleo. Y los campos Elíseos, gobernados por Radamantis, eran la morada de los muertos virtuosos y los iniciados en los Misterios antiguos. Sus habitantes tenían la posibilidad de regresar al mundo de los vivos, aunque no muchos lo hacían. Los cinco ríos del Hades eran Aqueronte (el río de la aflicción), Estigia (río del odio), que servía de frontera entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos y circundaba el Hades nueve veces, sus aguas otorgaban el don de la invulnerabilidad, Leteo (rio del olvido) beber de sus aguas borraba todos los recuerdos las almas que reencarnaban bebían de este rio para olvidar su vida anterior antes de reencarnar, Fejefonte (rio flamígero), llega hasta las profundidades del Tártaro, y cócito (río de las lamentaciones) que se formaba con las lágrimas de los condenados que estaban en el Tártaro que limita con los mundos superiores e inferiores. Los dos últimos se encuentran frente a frente y están más arriba. Los cinco ríos del Hades eran Aqueronte (el río de la pena), Cocito (lamentos), Flegetonte (fuego), Lete (olvido) y Estigio (rio sagrado en el cual bañaron a Aquiles para hacerlo inmune a las armas excepto por su talón ), que limita con los mundos superiores e inferiores. Los dos últimos se encuentran frente a frente y están más arriba. La liturgia al terminar el tercer viaje, la H Exp pide más luz en la masonería para la compañera, a lo que la MRM responde: “Para ir a los Campos Elíseos tiene que atravesar el negro Tártaro” y le pregunta si quiere morir para el vicio y renacer para la virtud En esta frase se compara la luz masónica, con los Campos Elíseos que sería el reino de la virtud, mientras que el negro tártaro sería el reino del vicio, habrá que estar ahí, atravesarlo y salir de allí, lo que implica atravesar también el río de las lamentaciones, lo que significa lamentarse por los vicios y el daño que estos hayan

producido, el arrepentimiento y el firme deseo de cambiar, el deseo de morir para el vicio y renacer para la virtud. Al responder que sí: La MRM dice: Saldréis del reino de la ignorancia, de la hipocresía y de la ambición, volveréis regenerada a la vida y comprenderéis nuestros misterios, pero antes tenéis que prestar el más solemne de los juramentos. Es decir, que los principales vicios, los vicios de donde se desprende toda corrupción y todo daño, los que no superaron quienes permanecen en el Tártaro son la ignorancia, la hipocresía y la ambición, capaces de matar al maestro, es decir a esa parte dentro de cada uno que nos guía hacia la luz, hacia los Campos Elíseos, sólo cuando se ha renunciado al vicio, se puede acceder a los misterios Pero incluso antes de iniciar el viaje se hace el juramento, este juramento además de ser un solemne compromiso, contiene como todo los juramentos masónicos una advertencia, y esta advertencia es la siguiente: “… si faltare a estas obligaciones consiento en que mi cuerpo sea divido en dos partes, una parte llevada al Sur y la otra al Norte, mis entrañas quemadas y las cenizas arrojadas a los cuatro vientos. Qué dios me libre de tal desgracia” Mientras que el premio por la victoria sobre el vicio es el renacimiento y la apertura de los misterios, el castigo es la desintegración, es desaparecer, en la frase final “Que dios me libre de tal desgracia” se encuentra el reconocimiento de que sólo con la presencia y guía de Él se logrará el ideal. Una vez concluido el juramento, la MRM le dice a la compañera: Compañera, tocáis ya el lugar venerado de la masonería, os aproximáis al arca de los misterios colocada en el Sancta Sanctorum del Templo, que ninguno debe abrir si no ha abjurado de los vicios y errores y elevado du espíritu a la alta concepción de nuestros emblemas. Sabéis que el fin de la iniciación primitiva fue el conocimiento de la Naturaleza y de cuando podía interesar a la felicidad del hombre; mas no tardó en hacerse patrimonio de los privilegiados de la India y de Egipto. Vais como ellos a conocer la ACACIA, y a manejar nuevos instrumentos de perfección. Se le advierte ahora que está a punto de llegar al ideal que se ha planteado cuyo secreto promete darle sabiduría y felicidad, el manejo de nuevos instrumentos para perfeccionarse y perfeccionar Sin embargo también advierte, que habrá que mantenerse atenta pues logrará eso ideal sólo si esos instrumentos son usados con la inteligencia, el celo y la buena fe que se le ha exigido pero que si abusa de ellos y utiliza el conocimiento para explotar a sus semejantes, sólo conseguirá sufrimiento y desintegración propia

y de sus semejantes pues todo lo que se hace con otro, repercute directamente en uno mismo. Comienza entonces el relato mediante el cual vivirá el drama de Hiram, lo que hará un registro físico, mental, emocional y espiritual del camino a seguir para salir del negro Tártaro. Sancta Sanctorum: Sanctasanctórum significa en latín "Santo de los Santos" y hace referencia a un lugar que es sumamente santo, es decir, un espacio santísimo. Los términos Sanctasanctórum y Santo de los Santos poseen su referente último en un texto de la Torá, que lo describe como el santuario interior más privado del Tabernáculo y, posteriormente, como el recinto más reservado del Templo de Jerusalén, donde era preservada el Arca de la Alianza que contenía los Diez Mandamientos que Dios le había entregado a Moisés en el monte Sinaí. Al recinto en cuestión accedía exclusivamente el Sumo Sacerdote en solemnes ocasiones, en que se sacrificaban a animales (corderos y vacas) para el perdón de los pecados. Al respecto la biblia indica que: Después de que Dios sacó al pueblo de Israel del dominio de los Egipcios, se comunicaba con su pueblo a través de Moises quien subió al Monte Sinaí varias veces a fin de ir recabando las leyes de Dios y transmitirlas al pueblo, generando un pacto entre el pueblo de Israel y Dios, el pueblo debía obedecer la ley y Dios les protegería y alimentaría con el Maná (alimento sagrado), este pacto queda representado en las tablas de la ley que quedan guardadas en el arca de la alianza, que a su vez quedó guardada en el tabernáculo donde Dios promete estar siempre presente, tanto el arca como el tabernáculo fueron elaborados según instrucciones precisas de Dios, respecto a sus dimensiones, características y materiales con que debían ser construidos, y le pide destine un lugar santísimo, un altar separado de lo demás por un velo dentro del tabernáculo donde coloque el arca. “Pondrás el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo” (Éxodo 26:34) “Por siete días harás expiación por el altar, y lo santificarás, y será un altar santísimo: cualquiera cosa que tocare el altar será santificada” (Éxodo 29:37) “Ungirás también en el altar del holocausto y todos sus utensilios, y santificarás el altar, y será un altar santísimo” ((Éxodo 40:10)

Da instrucciones además de quién y cómo debe levantarse el campamento para trasladar lo que hay en el santísimo (arca) para que no mueran, advirtiendo que si alguien entra para ver como cubren las cosas santas, morirán (Num 4:20) Más adelante, cuando Salomón edifica el templo, recibe instrucciones de Dios para la empresa, y designa dentro del templo, un lugar santísimo en donde mandó a los sacerdotes a colocar allí bajo las alas de los querubines el arca del pacto. “Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines” (1 Reyes: 8:6) Algunos autores mencionan que en este lugar también se guardaba el báculo de Aaron y un recipiente con Maná. En la enciclopedia de la Francmasonería dice: El Sanctum Sanctorum se encuentra en el templo del rey Salomón, situado en el extremo occidente del Templo, separado del resto del edificio por una gran cortina y circundada en tres lados por muros petrificados sin ningún paso o ventana, se encontraba el arca sagrada de la alianza que se encontraba alejada y separada de toda indiscreción con excepción del sumo sacerdote, quien tenía acceso a ella únicamente en ciertas ocasiones solemnes. Como constituía lo más sagrado de las tres partes del Templo, se ha considerado simbólica de lo logia del Maestro, en la que se verificaban los Ritos más sagrados de iniciación que se encuentran en la Masonería del Gremio Antiguo. Se trata por tanto del lugar más sagrado, el lugar donde se llevan a cabo los sacrificios y dónde sucede la comunicación con Dios, pero no cualquiera puede acceder a él, quien accede es el sumo sacerdote, es decir, alguien con la preparación espiritual para comprender, interpretar y propagar sus leyes, alguien puro y dedicado a Él, pues si no se cumple con estos requisitos, se corre el riesgo de morir por el enorme poder que allí se manifiesta pues es el poder mismo de Dios, sólo entonces un hombre con el desarrollo de la supra consciencia, que no se ciegue ante la gran luz puede acceder a este lugar. Y por tanto justo eso es lo que promete la masonería a la compañera que tras atravesar y vencer los vicios en el negro tártaro, consiga renacer como maestra, como supra conciencia, que será entonces capaz de hacer sacrificios (sacro oficio), que podrá acceder a este lugar donde la comunicación con Dios es directa, y existe

la comprensión de sus leyes, y podrá además no sólo conocer la verdad, sino propagarla, cumpliendo con esto su principal deber como Maestra. Es cuanto Fraternalmente “El respeto al derecho ajeno es la paz”

MM Maraliz del Carmen Bringas Galindo. Referencias: Liturgia del Tercer Grado del Rito Escoses Antiguo y Aceptado 1999 A. Gallatin Mackey (1981) “Enciclopedia de la francmasonería” Tomo IV Santa Biblia, Versión Reyna Valera 1960 (cristiana)