Romancero-Vampirico

E d t u m a lM e c n a m o el R HeFeliciano ~2~ o c i r i p m Ba Vampire Romance Índice -Introducción - TrishaTel

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E

d t u m a lM

e c n a m o el R HeFeliciano

~2~

o c i r i p m Ba

Vampire Romance

Índice -Introducción - TrishaTelep

004

-Oda para Edvard Munch -Caitlin R. Kiernan

026

-Los Justos -Jenna Maclaine

050

-Fade To Black -Sherri Erwin

006

-Colmillos de Alquiler -Jenna Black

033

-El Conocimiento del Mal -Raven Hart

068

-La Mordida de Viper -Delilah Devlin

084

-Sueños -Keri Arthur

101

-Lo qué está en riesgo -Alexis Morgan

131

-Para aliviar la rabia -C. T. Adams & Cathy Clamp

167

-Play Dead -Dina James

203

-Love Bites -Kimberly Raye

117

-Regreso a Casa -Lilith Saintcrow

149

-Bailando con la Estrella -Susan Sizemore

189

-Un baile de mascaras … -Colleen Gleason

226

-Un vampiro temporal -Barbara Emrys

242

-La decisión del cazador -Shiloh Walker

273

-Sacrificio -Rebecca York

313

-Dientes sueltos -Savannah Russe

257

-Recuerda la Sangre -Vicki Pettersson

295

-El Mangler del mediodía … -Rachel Vincent

332

-El día de los Muertos -Karen Chance

357

-La Música de la Noche -Amanda Ashley

391

-Una dama de pie -Lilith Saintcrow

424

-Reseña Bibliográfica

448

-Vampiro sin cadenas -Nancy Holder

408

-Sin título 12 -Caitlin R. Kiernan

442

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Vampire Romance

Introducción Trisha Telep

E

n un día cualquiera cedido al asesinato en Londres, en las tiendas de libros de Crimen y Romance (donde oficio como compradora de libros de romance), tú podrías encontrarte con los clientes habituales del género Romántico, aferrándose firmemente a copias recientes –pero muy usadas- de la ―Romantic Times magazine‖ , con las paginas marcada para mostrar los últimos títulos del género romántico prontos para ser ordenados y a los autores a los que siguen religiosamente con órdenes permanentes en la tienda. También verás a los lectores haciendo una lectura rápida en los estantes de romance (apilados con los libros hasta el techo - y aún más -), aunque la sala de romance sea un poco pequeña, los veras hablando entre ellos, volviendo a leer la contraportada y las primeras páginas y obteniendo asesoramiento de otros lectores antes de finalizar las compras. Y tú ciertamente verás a los clientes ultraconservadores, saliendo con un montón de libros de todos los tipos de romance, pero principalmente, en este momento, con romance paranormal. La demanda masiva del romance paranormal en estos días se traduce a que cada mes hay una avalancha de nuevos títulos que tanto a editores, publicistas como lectores de romance se les complica seguir el paso. Sin embargo, - de alguna manera – los lectores de romance parecen ingeniárselas bastante bien. En este espíritu de celebración, El Libro Mamut del Romance de Vampiros, reúne el mayor número de nuevos fenómenos paranormales, historias románticas jamás reunidas bajo una misma cubierta. La colección se centra en uno de los personajes originales y más antiguos del género paranormal - el vampiro - e incluye no sólo a los autores que han construido su carrera escribiendo sobre chupasangres, sino que también una variedad de escritores que si bien están dentro del género paranormal está es su primera incursión con los vampiros. Esto significa que usted encontrará diversión, gran variedad de historias de todo tipo de vampiros inesperados, los mundos tradicionales de horror, el romance gótico e histórico, la fantasía urbana contemporánea, el colmillo en la comedia de la mejilla y el material erótico más caliente, y hasta la más categórica historia romántica , -donde el chico conoce a la chica-, historias de amor de intentar y alcanzar el verdadero amor (aunque con una mordida arrancado del corazón y un vaso lleno de sangre).

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Vampire Romance También, esté alerta para el ligero conocimiento de historias autónomas que presentan conexiones con sagas existentes de un escritor particular, o seguir a algún personaje intrigante que no obtuvo la oportunidad para mostrar su potencial en un libro completo previo, y cuya historia puede ser contada aquí por primera vez (véase de la historia de la hija adoptiva de Dante de San Valentín, Liana, en ―Regreso a casa‖ de Lilith Saintcrow, Tomás el vampiro en el ―Día de los Muertos‖ de Karen La Chance y la historia de los inicios de Viper en la ―Mordida de Viper‖ de Delilah Devlin). Pero la verdadera pregunta que encontrarás en la cosecha, una y otra vez en estas páginas es la siguiente: ¿Puede ser un vampiro todo lo que pintan? Claro que si vives para siempre y nunca envejeces, te aseguras de obtener el magnetismo sexual más allá de todos los sueños humanos, pero ¿vale la pena? Esta pregunta es como un eco a través de muchas de estas historias. Así que hay que ir a la yugular (... Y la carótida, la arteria femoral en el muslo interior, las suelas de los pies, la curva en el codo, el tobillo...) Con este Mamut de grupo variopinto de vampiros hay que averiguarlo.

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Vampire Romance

Fade To Black Sherri Erwin

M

i mente vagaba a través del inventario mental de mi vida como si sintiese sus dientes hundirse en mi piel.

A punto de cumplir 30, había vivido en un apartamento de un dormitorio que casi no podía pagar, incluso con la reducción del alquiler por parte de mi casero. Entre mi cuenta del coche, las deudas de mi tarjeta de crédito y los pagos del préstamo estudiantil, apenas podía permitirme cualquier tipo de lujo, y eso si dejaba atrás la necesidad de ir a la tienda de comestibles. Yo vivía de las invitaciones a cenar en los dormitorios de estudiantes: comida gratis. ¿Y ahora? Probablemente había arriesgado la carrera que había venido a buscar, la única cosa que he tenido en la vida, por haber aceptando una invitación de Connor Black (mi estudiante masculino exclusivo) de salir afuera por una copa –sólo para encontrar que él era un miembro con un carnet de chupasangres anónimos. Un vampiro. ¿Corría riesgo mi carrera? Debería haber sido la menor de mis preocupaciones ya que me preparaba para ser la cena en primer lugar. ¡Qué demonios! sin embargo, ¿no? ¿Podría haberme chupado hasta dejarme seca cualquiera de mis acreedores, que al parecer pensaban que sangraba en efectivo? Oh, no. Sangré sangre, la confirmación de que sus colmillos hicieron sus presentaciones con mis venas a través de la carne tierna de en la base de mi cuello. Un baba bajo rodando por mi espalda desnuda hasta la puntilla de mi concha-sujetador rosa, una compra que se había sentado en mi cajón por mucho tiempo después de haber concluido mi cuenta con Victoria Secret, con la esperanza de encontrar una oportunidad para lucirla, me la puse en esta por la mañana, por primera vez. Y aquí estoy yo. —Tú sabías a que viniste, —dijo, subiendo para tomar aire. La palma de su mano rozó mi pezón a través de la seda. Reaccionó, endureciéndose con su contacto con una velocidad traidora. Me encontré con su mirada fija, con unos ojos de cobalto en un rostro más inspirador que nada pintado por Botticelli.

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Vampire Romance —No duele. — Sorprendida alcance hasta la pulsación de la punzante herida. Él sonrió, un beatífico desafío de sus colmillos afilados. —Tenemos una especie de agente anestésico. Localizado. — ¿Al igual que los mosquitos? Tú no sabes que te chupan hasta que casi se han alimentado. Él se rió, una risa de satisfacción baja, mucho más profunda que cualquier sonido que había oído de él en el aula, donde había logrado hacerse pasar por un joven común, aunque uno fascinantemente bello. Un fascinante bello hombre, que había capturado la atención de cada mujer en la habitación, incluso de las auto-proclamadas lesbianas. El rumor decía que él había dormido con todas las estudiantes de mi clase de poetas románticos. Por la forma en que lo miraban, con la mirada apremiante de animales famélicos desesperadas por obtener un poco de comida, no creí en ello. Ellas no habían tenido el gusto. Ninguna de ellas. Todavía no. A todas nos parecía que éramos las cazadoras y que él era la presa. Tontas. Hoy, me había puesto una blusa delgada encima de mi sujetador nuevo, desabrochada más de lo habitual, me había inclinado sobre su escritorio, -a propósito- cuando le había devuelto su papel. Lo mejor para tentarte, con mi amor. Y cuando él me invito tomar una copa después de clase "para discutir su nota" (una solida A), yo pensé que mi pequeño plan había funcionado. Lo tenía justo donde yo quería. Fue duro darme cuenta que yo había estado tan despistada sólo unas pocas horas atrás. La verdad sea dicha, había tenido un momento de reserva. No podía tener una cita con un estudiante. Estaba mal. ¿Qué pasaba si alguien nos veía? Pero la libido había salido victoriosa. Lo quise. Lo quise como nunca había querido a ningún hombre en mi vida. Y el hecho que a él parecía quererme –la más vieja mujer en el cuarto, al lado de todas esas jóvenes ágiles-. Demasiado tentador para dejarlo pasar. —Esto es amor. — Se apoyó en el beso, el sabor de mi sangre en la lengua—. Déjate llevar. Puedo hacerte sentir muy bien. Con el arrastre erótico de sus labios suaves contra mi piel, cuando dejó caer una pista de besos por el valle entre mis pechos me convenció de que tenía razón. Él podía hacerme sentir. Bien, mal, poco importaba. Había pasado demasiado tiempo desde que había sentido cualquier cosa. Un avión teledirigido sin vida, tan impregnado de deuda y decepción que yo había dejado de permitirme cualquier tipo de reacción. Simplemente había continuado. Funcionó: Casa. Comer. Dormir. Espuma. Enjuague. Repetir.

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Vampire Romance Él capturó mi atención cuando sus dientes tiraron de los encajes de mi sostén, con la boca pidiendo la entrada a las capas de seda. Pasé las manos por la maraña de su pelo oscuro, un poco con la necesidad de un ajuste, hacia abajo para acariciar los músculos de su espalda desnuda. Atrapados en la agonía de la pasión fresca, nos habíamos desnudado casi tan pronto como logramos regresar a mi apartamento. Su camiseta todavía estaba en mi puerta, mi falda y blusa no estaban muy por delante, marcando un camino que conducía desde la sala a la cocina. Él acuno sus manos en mis nalgas, las levantó, y las apoyo contra la mesada desbastada antes de pasar su lengua alrededor de mi pezón desnudo y succionarlo en un tirón largo, caliente. Mis rodillas se habrían doblado, si no fuera simétrico el mostrador. ¿Había roto la piel en el cuello con su mordida? Yo no podía decirlo. Su lengua acariciaba y lamía inspirándome. Él me amamantaba, tan codiciosamente como un recién nacido. Pero, yo era el mismísimo bebé. Durante la segunda copa de vino, él había confesado tener cerca de 600. Me reí, todavía no había superado el estado de incredulidad. Pero su confesión de haber sido amigo íntimo de los Shelley comenzó a empujarme hacia el reino de la aceptación. Su explicación de la creencia de María de haber fallado a su marido golpeó una fibra y se sintió tan real. Él sabía cosas que sólo años de estudio y el acceso a los documentos sellados de la Biblioteca Bodleian lo habrían confirmado. Las cartas privadas de María, -muchas pérdidas - cobraban vida en las descripciones de Connor Black. Era demasiado joven para saber tanto, a menos que… ¿600 años de edad? ¿En serio? Lo que lo llevo hacia mí, -él declaro- fue que leyó mi disertación sobre el anhelo de Mary Shelley de inmortalidad tan expresada en sus novelas. Aparentemente él había captado la esencia de la Mary verdadera y quiso encontrarme, y se convirtió en un estudiante para hacer eso. Él había estado próximo a ella después de la muerte de su marido, pero ella se había rehusado a dejarle cambiarla. —Porque era demasiado tarde para ella, — le interrumpí, derribando mi tercera copa. De Buen Cabernet—. ¿Por qué iba a querer vivir cuando todo el mundo que le importaba había muerto? —La verdadera razón por la que se rehusó- confirmó levantando su copa—. Pero tú no te rehusarás, ¿verdad? —La inmortalidad no tiene un gran atractivo en este momento. — La vida es tan alegre y demás... — ¿Qué tal una agudización de los sentidos…de todos ellos? Sonidos, olores, sabores. No te puedes imaginar lo que es el sabor de chocolate para mí. Y el vino, oh. — Puso los ojos en blanco levantando su cabeza, como si el vino fuera la ambrosía de los dioses.

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Vampire Romance — ¿Todavía podría comer chocolate, entonces? — Me estremecí con curiosidad—. ¿No todo pasa por la sangre? —La sangre te fortalece, te sostiene. ¿Pero la comida? Come cuanto tú quieras. No ganarás una libra. Yo me reí. Tenía que estar bromeando. —Estoy hablando completamente en serio. Tú seguirás siendo como hasta ahora, tal vez un poco más delgada. — ¿Sólo un poco? — Levante una ceja—. Tal vez te llame después de perder unos diez kilos. —No. — Hubo un borde en su voz. Se puso insistente—. Ahora. Vamos a volver a su lugar ahora. Déjame mostrarte. — ¿Mostrarme? — Mis nervios se deslizaron con una curiosidad mezclada con una pizca de miedo. —Lo que puedo hacerle a usted. A ti. — se corrigió—. Dime lo que tengo que hacer para no hacerte sentir incomoda. Tú tienes el control. —Tengo el control. —hice eco ahora, como si de pronto recordara. Mis nervios ya no se deslizaban, pero estaban tan tensos como cuerdas de violín. Y ahora ellos cantaban. —Mm. — Miró hacia arriba, un goteo de sangre por detrás de su barbilla punteada—. Tus deseos son órdenes. Pero no se detuvo a tomar órdenes. Se dejó caer de rodillas, tirando la ropa interior a juego con el sujetador por mis caderas y sumergiendo su cabeza entre mis muslos antes de que yo tuviera una oportunidad de protestar. Cambié, apoyándome para permitirle un mejor acceso. Bebió profundamente, y por tanto tiempo que perdí todos los pensamientos de control. Perdí mi mente. Yo apenas recordaba mi nombre. Y entonces, casi perdí el conocimiento. Se me estremeció todo el cuerpo, sentí mareos, euforia. Nunca me había sentido tan en paz, y sin embargo tan alto. Muy alto. Me desvanecí en el aire, flotando sobre la escena. Me vi tendida a lo largo de mi mostrador de cocina, mi torso se alargada de la mejor manera para ver mis muslos ligeramente redondeados. Mi estómago parecía chato, encantador. Mis pechos más firmes, de lo que yo recordaba. Mis piernas, más largas de lo que había imaginado, y de forma perfecta, ya que envolvían su cuerpo, tirando de él con más fuerza, antes de caer tranquilas y flojas. Se levantó limpiándose la boca con el dorso de la mano. Espera… ¿Cómo yo estaba viendo? Yo estaba… - la comprensión emergió. ¿Yo estaba muerta? Me dejó allí, como una muñeca de trapo abandonada, y se marchó en la búsqueda de algo. Un cuchillo. Se quitó la camisa y se corto dejando líneas rojas a lo largo de su bien afinado omóplato. Se inclinó para un beso. —Tu turno. Bebe.

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Vampire Romance Yo no sabía cómo podía cumplir sus órdenes con mi forma en el éter, pero saboreé salmuera, como el agua de mar, en mi lengua cuando él se apretó contra mi boca. Ahogándome, bebí de él, sin poder contenerme, me quede sin aliento, y salí a la superficie al final. —Eso es todo. — Él acunó mi cabeza en sus manos. El azul de sus ojos brillaba a través de la niebla como una guía, estrellas en un cielo de medianoche. Sumergí mi cabeza otra vez y lancé mi lengua a lo largo del verdugón rojo picante. Ahora saboreé vino, el Cabernet que habíamos bebido más temprano, la rica esencia de bayas con un toque del tabaco, la tierra y la sal. La sangre de Connor. Regresaron con claridad todos los gustos. Fui muy consciente de mis dedos deslizándose sobre su pecho desnudo, sobre sus brazos, y de nuevo, deteniéndose en cada tendón y en la médula. Era real, no era producto de mi imaginación. Mis manos se desviaron hacia el botón de sus pantalones vaqueros, demasiadas prendas de vestir. Yo quería sentirlo contra mí, dentro de mí. Me sentía tan nueva, tan viva, consciente de cada pequeña cosa: mis nervios pulsantes debajo de la piel, la sangre zumbando en mis venas, el tic tac del reloj de mi dormitorio, un bostezo, suaves gemidos del bebé de al lado. ¿Al lado? ¿Puedo oír hasta allí? ―Agudiza tus sentidos‖. Dijo, como si pudiera oír a mis pensamientos. Y entonces me di cuenta de que él no había hablado en voz alta. Yo podía oír sus pensamientos, y los míos. Estábamos conectados ahora. — ¿De por vida? — No utilice la telepatía, pregunté en voz alta. Él entrelazó los dedos con los míos. ―Para la eternidad. Mi Epipsychidion‖. Alma de mi alma. Sabía del poema de Shelley, la fijación del poeta con su amante. También sabía la realidad detrás del poema. Shelley se había enamorado de una ilusión obsesiva, su propia versión idealizada de lo que el amor debía ser. ¿Era yo, de hecho, una ilusión obsesiva? ¿O era yo un despertar de la desilusión del pasado, dispuesta a aceptar una vida eternamente nueva? Con mis sentidos recién afilados, sentí el sonido de cristales rotos, fue la sorpresa de mi propia realización. Me tomó un segundo para comprender que era mi ventana real quebrándose. Un hombre trepaba a través de los vidrios rotos, y otros dos entraban por la puerta que había dejado abierta. Supuse que eran los hombres, más grandes que había visto, en trajes oscuros y cascos, se enfrentaron cubiertos con máscaras. Máscaras de gas. Connor me empujó detrás de él como si fuera a defenderme. Fui conmovida por el gesto hasta que cayó a mis pies. Un latido del corazón más tarde, mis gritos de protesta resonaron en la profundidad de mi garganta en lento movimiento, me caí encima de él y en la niebla negra de mi propia mente.

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Vampire Romance Me desperté en la oscuridad. Tan oscura que no podía ver. Podía sentir que yo estaba en la cama, con un vestido de algodón, pero no en mi cama y no era mi vestido. ¿Hospital? Me senté. Los hospitales tenían infernales luces fluorescentes, siempre encendidas. No pude ver las grietas de la luz, para indicar una ventana o una puerta. Inspire, me frote los brazos, y descubrí un cable en el interior de mi codo izquierdo. Hospital, reafirmé, y traté de sentirme mejor acerca de eso. Hospital. Miré en la oscuridad. ¿Habré quedado ciega? El pánico se asentó ¡Yo estaba ciega! Dios, yo esperaba que fuera sólo una condición temporal. Extendí las manos a los costados, los dedos estaban envueltos en rieles de metal. — ¿Hola? — Si yo no podía ver, ¿cómo podría saber si había alguien en la habitación? — ¿Hola? Ninguna respuesta. Suspiré, trate de alcanzar con mi mano el tubo al cual estaba enchufada hacia la máquina. Mi dedo pulsó un botón, o algo. El zumbido se detuvo, y fue seguido por un suave murmullo, y lo sentía como pulsando por el tubo. Tal vez me daba cada vez más drogas, las que me había noqueado. Tal vez no me debía importar. Pero me importaba. Luché para recordar lo que había ocurrió, el por qué yo estaba aquí. Y entonces mi mente encontró a Connor. Estoy aquí. La voz de Connor Black se oía en mi cabeza, como si él me hablara. ¿Dónde? Si yo estaba loca, soñando o drogada, ¿qué importancia tenía? Yo bien podría responder. Tienes que encontrarme, me dijo. Encuéntrame. Yo prefería que él me encontrara primero. El razonamiento deductivo nunca había sido mi punto fuerte, razón por la cual me había dedicado a la enseñanza de la literatura. Enseñanza. Los Shelleys. Había tomado vino con Connor. Todo vino de nuevo a mí un segundo después. ¿Vampiro? No podía ser. La sangre en mis venas latía tan fuerte que podía prácticamente oírla. Me acordé de la rotura de la ventana, tres hombres en trajes y máscaras, mi caída a los pies, y el mundo desvaneciendo en negro. Me incorporé rápidamente, saque el cable -que me conectaba al tubo- de mi piel, tuve un instante de dolor que se desvaneció. ¿Hospital? O ¿Yo había sido secuestrada? El mundo entró en foco, una luz tenue ilumino la habitación, ¿o era que mis ojos por fin funcionaban? Entrecerré los ojos en la oscuridad hasta que me di cuenta de que no era necesario entrecerrar los ojos. Podía ver bien todo, incluso en la oscuridad. La maquinaria a mi lado, una caja que parecía de un médico, con dos bolsas que colgaban - una tan clara

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Vampire Romance como el agua, la otra tan opaca como la sangre – ambas conectadas al tubo de alimentación que había quedado atrapado en mis venas. La cama, con una cubierta arrugada a mis pies, las paredes tapizadas de lo que parecía ser un regado de seda, había apliques de pared dorada, pinturas de buen gusto de flores en floreros, dos aparadores, un tocador con un enorme espejo, una silla, y puertas… ¿Un cuarto de baño? ¿Armario? ¿Hall? No había cortinas, no había ventanas. Mis pies desnudos tocaron el suave tejido de las alfombras, no era exactamente un tema estándar de hospital. Las puertas deberían haber sido mi objetivo. ¿Cuál sería la salida? ¿Dónde llamar? Me dirigí al espejo, mi respiración quedo suspendida. Temía lo que pudiera, o no pudiera ver, pero allí estaba yo, bañada en una luz dorada, como si hubiera sido besada por el amanecer más bello, que alguna vez había aparecido. Mi cabello caía en suaves rizos de miel en mis hombros. Yo me acaricié la mejilla, ¿Estaba pálida o era simplemente un efecto de la oscuridad? Mis ojos brillaban, ojos de gato, depredadores y astutos. Era yo, pero no era yo. ¿Qué había ocurrido? ¿Dónde estaba yo? Una vez más, dejé la puerta sin chequear en favor de revisar los cajones del aparador. Mis jeans favoritos, un no favorito suéter. Mi ropa estaba aquí, ¿y qué más? Me puse los pantalones vaqueros, sin molestarme en buscar más. Los pantalones vaqueros colgaban, apenas quedando alrededor de mis caderas. El suéter que antes había sido casi demasiado apretado, ahora envolvía perfectamente mi cuerpo. No había tiempo para pensar. Zapatos. Necesitaba zapatos y podría salir de aquí en la noche. Algo me dijo que no llame, que no me quedara. Una voz en mi cabeza, no mi propia voz. Connor. Un sonido me llamó la atención, un rumor en la dirección de la puerta en el otro extremo de la habitación. Un instante después, la puerta se abrió. Un hombre de pie en el perfil de un halo de luz. Una vez que entro al interior, pude ver que se veía algo así como un ángel. Rubios rizos, los pómulos estructurados. Me encontré con su mirada mientras entraba y cerraba la puerta detrás de él. Yo no sabía cómo podía distinguir claramente el color de sus ojos a través de la oscuridad, pero ellos brillaban con un color ámbar, una cálida luz de velas como difundidas a través de un cristal de whisky irlandés. Tenía un portapapeles, sus brazos estaban cruzados sobre su bata blanca, lo que me recordó a unas alas plegadas. —Lucas. — Él tendió la mano y sonrió, sus dientes blancos y rectos, sin colmillos. Otra buena señal. No es que Connor había parecido tener

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Vampire Romance colmillos, no hasta que hubo estado a punto de morder—. Lucas Jameson. — ¿Doctor Jameson? — Le pregunté, vacilante, cuando yo puse la mano en su agarre suave y cálido. Él asintió con la cabeza. —Preferiría que me llamara Lucas, pero cualquiera cosa que la haga a usted sentirse cómoda está bien. La suite entera, —hizo un gesto alrededor de nosotros—, ha sido diseñada para su comodidad. Me gustaría que la sintiera como su casa. —Me gustaría ir a casa. — A mi verdadero hogar. No es que mi apartamento tipo caja de zapatos se había sentido como una casa. — ¿Por qué no tomamos asiento? Tenemos mucho que discutir. — El abrió la puerta adyacente a la que había entrado, la que había supuesto que era un armario, pero resultó ser una sala de estar. Lo seguí a través de la luz, hasta un sofá mullido de color lavanda delante de una estufa de ladrillo con una chimenea de madera de nogal. Una alfombra de colores pastel cubría un piso de madera desnuda. Las cortinas pesadas cubrían una pared del fondo. ¿Ventanas? Se instaló en el brazo de la silla que estaba cerca al sofá, dejo el portapapeles en una mesa, tomó un control remoto y encendió la chimenea que se alimentaba de gas. —Muy acogedor. — le dije para romper el silencio. Me hice un ovillo en la esquina del sofá. —Me alegro de que le guste. — Se inclinó hacia delante—. Es su casa ahora. Un escalofrío de aprensión corrió mi columna vertebral. Entrecerré los ojos. — ¿Es una amenaza? ¿Está diciendo que no tengo la libertad de salir? — Luché para escuchar la voz de Connor en mi cabeza, pero no había ni rastro de él. Lucas suspiró y movió sus dedos, los codos estaban apoyados en la las rodillas de sus piernas largas y delgadas. —No es tan complicado, pero sé que puede ser difícil de acostumbrarse en un principio. Le han dado un virus. — ¿Un virus? — Me levante con rapidez, pero no perdí de vista que su mirada se quedó en mis pechos sin sujetador rebotando bajo mi suéter. Él se aclaró la garganta. Me crucé de brazos y me senté de nuevo. —El Vampirismo es causado por un virus. — Dijo, enfrentándome de nuevo con su mirada fija, el calor de los ojos de color ámbar—. Un virus contagioso. Pasado a través de fluidos del cuerpo. —Sangre. — La sentí apresurarse a mis mejillas con el recuerdo de haber bebido de Connor—. Estoy infectada. —Es más que el vampirismo. También hay Hypertelomeric trabajando, el exceso de producción de una hormona que detiene el proceso de envejecimiento. No es una sentencia de muerte. Estamos trabajando para encontrar una cura. — ¿Así que es más qué una sentencia de vida eterna? — Me sonrió de modo que podía ver que yo estaba bromeando. Traté de relajarme.

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Vampire Romance —Es cierto que los portadores del virus no parecen morir por causas naturales. El cuerpo deja de envejecer. Eso no es una mala cosa. De hecho, es una de las propiedades del virus que estamos luchando por preservar. — ¿Pero hay propiedades que usted más bien eliminaría? — Levante una ceja—. ¿El chupar sangre? Se puso de pie. Él comenzó a caminar por delante de la chimenea. —No creo que sea justo para algunos de nosotros difundir la enfermedad a los ingenuos. —Enfermedad. — Era la primera vez que había pensado en mí como una enferma, aunque él se había referido a ello como un virus—. Pero me dio una elección. Sacudió la cabeza. —No, sin comprender plenamente implicaciones. La necesidad de cazar. Los poderosos deseos de aparearse. La inquietud. — Su voz se quebró— . La soledad. Yo no tenía idea, pero había sido infectada hace poco tiempo y la mayoría la pase inconsciente, pero sabía acerca de la soledad y la mirada repentinamente triste de sus ojos me puso al tanto del resto. Pensé en los Shelley, la negativa de María de dejar a Connor transformarla. —Usted está infectado también. ¿Lo está? —Lo estoy. — Su brazo se apoyaba en la repisa de la chimenea y pude ver su mano en un puño—. Pero yo nunca sería tan insensible como para morder otro ser humano. Hemos hecho un juramento aquí. — ¿Hemos? —Volviendo a usted. — Inclinó su perfecta barbilla cincelada, en mi dirección—. Para todos los efectos, está muerta. Su familia, sus amigos, su trabajo, todo el mundo cree que se ha ido. — ¿Sin un cuerpo? —Todos los indicios condujeron al secuestro y asesinato. Era una lógica conclusión. —Todos los indicios. Indicios plantados. ¿Quiénes son ustedes? ¿Cuánto tiempo he estado aquí? ¿Dónde estamos, de hecho? — Me paré y me acerque a las cortinas detrás de nosotros, las abrí y mire hacia afuera. Me quede sin aliento. No era la noche, pero el mediodía. La banda más bella de la costa choco con mis ojos, arena blanca, aguas azules y cristalinas rodando a la orilla en las olas—. Las palmeras. Hay árboles de palma por el amor de Dios. ¿Dónde me han traído? —Es una isla. Toda nuestra. Sólo has estado aquí durante dos días ahora. — ¿Nuestra? — Dos días. Dos días de mi vida se habían ido. Pero, ¿cuánto gane? ¿La eternidad? —De SPAHC. — La Sociedad para la Prevención del Avance de la Hypertelomeric Cruorsitis. — ¿Eso es lo que tengo? ¿El nombre y apellido de ello es…? Avanzada Hypertelo… ¿Qué es Cru-o-quién? —Hypertelomeric Cruorsitis. Sí.

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Vampire Romance — ¿Y usted quiere hacer que se vaya? ¿Es por eso que estamos aislados aquí? ¿En una isla? —Tenemos un centro de investigación completo. La tecnología más actual. Y para completar habitaciones lujosas, playa privada… Puse la mano para arriba, interrumpiendo. —Voy a coger un folleto a la salida. —Usted es libre de irse. Por favor, no te asustes. Todos estamos aquí por elección. Puede ser estúpido tratar de ir de nuevo a su casa, pero si puede hacerlo. Yo no lo deseaba. Era probable que él conociera tan bien como yo, que no quedaba nada para mí. —Siempre he querido viajar. —Podemos arreglarlo. Todo lo que pido es que te quedas aquí por un período de tiempo. Nos gustaría obtener un estudio completo de todos los infectados, para ver si hay una mutación o algo que podamos haber perdido a lo largo del camino. — ¿Algo que puedan utilizar para encontrar una cura? —Exactamente. Lo pensé por un momento. — ¿Qué pasa si uno no quiere ser curado? —Todo el mundo quiere ser curado. — Me miró, ensanchando los ojos con incredulidad—. Tal vez no de inmediato, pero llegan a ello Eventualmente — Eventualmente — Repetí. No tenía idea de cómo me sentía acerca de quién era, y lo que me había convertido. Hasta comprendí de lo que la enfermedad se trataba, ¿cómo podía saber si yo quería ser curada? — ¿Tú te quedas entonces? ¿Un mes o dos? No tenía idea de dónde más podría ir. Sin trabajo, sin dinero, sin identidad. —Yo me quedo. Por ahora. Hasta que pueda investigar algunos puestos de trabajo posibilidades, ver quién está contratando. ÉL trato de alcanzar mi mano con una tierna mirada en sus ojos. —Yo lo siento Miranda. Usted no puede volver a la enseñanza. Usted no tiene credenciales. Mis pulmones se encogieron de puro pánico. — ¿Todos mis años en la escuela? ¿Todo ese tiempo? —Se fue. — Sus labios dibujaron una línea firme—. Es como un testigo con protección. Tienes que dejar atrás todo y empezar de nuevo. Borrón y cuenta nueva. En el proceso, descubrir cosas acerca de uno mismo que nunca ni siquiera hubiera sabido que existieran. — Sus labios se curvaron como si quisiera mostrar que era una buena cosa, pero la sonrisa nunca llegó a sus ojos. Eso me hizo dudar. Miré por la ventana a la arena, al mar extendiéndose hasta el horizonte infinito y más allá. Pensé en mi madre, en el hielo tintineando en su vaso arcaico mientras ella lo ponía sobre la mesa para que mi padrastro lo rellenara. —Yo siempre le dije que terminaría mal. — Pensé en mis hermanas, probablemente amargadas de que me fui en primer lugar y que las deje

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Vampire Romance para hacer frente a mamá. Pensé en mis alumnos maravillados por el escándalo jugoso Connor Black atacando a su profesora vieja y desaliñada en lugar de escoger a una víctima tentadora, joven de entre ellos. ¿Aprobarían todos automáticamente con una A? ¿O podría Beth Hinkle, la jefa del departamento, asumir el control de la clase, como de costumbre? Eso me hizo de repente sentir vértigo, pensar en todo lo que había dejado atrás. Todo lo que se había ido. ―Se fue‖. Mis nervios zumbaban con excitación. ¿O era el hambre? Me volví hacia Lucas. —Entonces, ¿qué tienes de comer por aquí? Me muero de hambre. Por encima de un gran bistec (raro) y un puré de papas (ajo en el puré) que llevo Lucas a mi cuarto, él explicó que los mitos de vampiro no eran ciertos. El ajo no era exactamente una maldición, - lo cual era evidente por las deliciosas papas-. La luz del sol no nos quemaba hasta dejarnos fritos. No éramos inmunes de morir o de lesionarnos. No envejecíamos, eso era verdad, y nuestras células tenían una elasticidad notable, pero podríamos sangrar y morir si nos dañaban de una forma correcta. Y en cuanto a nuestras almas, ¿quién sabe? ¿Quién podría decir lo que sucedía con el alma de cualquier persona? ¿Por qué deberíamos ser diferentes? —Es justo, — me limpié la boca después del último bocado de carne y me recosté en la silla—. Por lo tanto, somos como cualquier persona ordinaria con la excepción de:… —La falta de envejecimiento. Y el hecho de que nosotros anhelamos la sangre. — Lucas utilizo un poco de crujiente pan, para limpiar el exceso de jugos de su plato, y luego se lo metió en la boca y sonrió, saboreando, como para probar un punto—. Un deseo que intentamos mantener a raya con una dieta limitada. — ¿Carne rara? —Levante una ceja. Sacudió la cabeza. —Desayuno. Harina de avena. Con sangre. —EW. — Retrocedí —Usted se acostumbrará a ella. Confié en mí. —Sus ojos se arrugaban en las esquinas cuando sonreía. ¿Sería un indicio de la edad? —Lo hare. Así que dime. — Me incliné hacia delante, sosteniendo mi mentón con la mano, de repente interesada en todas las cosas de Lucas. Con el apetito saciado, empecé a ansiar otra cosa—. ¿Qué edad tiene usted, doctor Jameson? —Edad suficiente para conocer las señales. — ¿Las señales? ¿Qué señales? —Tu cuerpo te está enviando señales. Por todos nuestros avances, todavía somos primitivos bajo la piel. No me importaba la idea de ponerme primitiva con Lucas. >>Ajá, ¿ve? El brillo de sus ojos. Usted se está sintiendo los efectos.

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Se levantó, cruzó a la mesa de lado, recogió la botella abierta de vino, y volvió a verter más en mi vaso, después al de él. —Eres demasiado joven para controlarlo Está a punto de abrumarla. —Estoy casi abrumada. — Pero cuando lo decía, yo sentía que mis labios se rizaban de una manera ingenuamente astuta—. Sólo estoy tratando de conocerlo mejor, Lucas. —Puedo ver eso. — Su mirada fija seguía mi mano que jugaba con el escote de mi suéter—. Estoy seguro de que nos conoceremos bastante bien al momento de ponerse el sol. Se puso de pie de forma confiada en frente de mí, sus manos estaban apoyadas en los bolsillos de sus pantalones de color caqui, como dando permiso a mi mirada fija, para correr sobre su forma delgada, muscular. Él se había quitado su chaqueta blanca antes de la cena. Rizos rubios rozaban el cuello de una camisa abotonada Oxford azul que abrazaba a unos hombros anchos. El ajuste de sus pantalones no dejaba ninguna duda acerca de los fornidos músculos de debajo. ¿Y en medio? Con mi vaso en una mano, me levanté y me acerqué, el dedo índice de la otra mano se extendió para hacerse amigo con la piel entre el cuello y el cuero cabelludo. Su pulso trabajado como un tatuaje feroz bajo la yema de mi dedo. Se retiró. —Esta es la razón por la que mantenemos aislados a los novatos. — Dio un paso a mi alrededor para tomar su copa, bebió la mitad del contenido y lo dejo de nuevo sobre la mesa—. Todos ustedes son tan ansiosos de probar sus habilidades. — ¿Mis habilidades? ¿Así que tenemos poderes sobrehumanos? Se rió, una carcajada de satisfacción que zumbo como un eco a través de mi sangre. —Súper humanos instintos, tal vez. — ¿Y nosotros tenemos que desalentarlos? — Hice pucheros como una niña recalcitrante. Se enfrentó a mí. —Por ahora. — Sus palabras indican un retraso, pero en su mirada con pesados párpados, bajando a lo largo de mí, indicaba cualquier cosa excepto el rechazo—. Hasta que usted se conozca un poco mejor. Aventuré un contacto, yendo directamente hacia él, de modo que las puntas de los senos rozaban su pecho cuando levanté la vista deteniéndome en sus ojos color ámbar. —Tal vez podría encontrarme a mí misma a través de conocerlo mejor primero. — ¿Quiere conocerme? — Podía sentir su respiración—. Yo era sólo un muchacho. Ni siquiera tenía trece años cuando me llevó. — ¿Él? —Lo mire fijamente—. ¿Un hombre lo transformo? —Mm, — asintió. Sus manos corrieron hasta mis brazos—. Ocurrió en la corte del rey sol.

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Vampire Romance — ¿Luis XVI? — Mi distracción momentánea del calor de su tacto me hizo preguntarme si yo lo había entendido bien. —Mi padre, era un cortesano dedicado a Carlos II de Inglaterra, murió unos seis meses antes de que el matrimonio fuera convenido entre la hermana de Carlos –Henrietta- y hermano del rey –Felipe-, duque de Orleans. Se decidió que se necesitaba una mujer un poco más experimentada que Henrietta, entre la comitiva y mi madre, -una viuda, fue alistada. Yo era hijo único. Ella me llevó. — ¿A la corte de Luis XIV? — Mi corazón se aceleró. ¡Cuánta emoción! Siempre he vivido para encontrar buenas fuentes primarias, y tenía una muy buena de pie delante de mí—. ¿Estabas allí? Dio un paso atrás, con la mano hasta llegar a la parte posterior de su pelo. —Mamá se perdía en las intrigas y los asuntos, olvidando que me había llevado allí, o al menos eso parecía. Ella me encontró un puesto en el servicio de Felipe: lacayo glorificado. No pasó mucho tiempo antes de que me graduara como su juguete favorito. —Oh, Lucas. —Yo sufría por él. ¿Un niño que debió valerse por sí mismo entre las caricias de los cínicos cortesanos? —El Favorito de Felipe, el caballero de Lorraine, fue amable conmigo al principio. Él me acosaba con vino, susurrándome que no me haría daño, que me haría más fuerte. Quería ser más fuerte para ser capaz de defenderme de algunos de los miembros más acometedores del cortejo de Felipe. Felipe eventualmente se unió a nosotros, pero aparentemente no supo… —Que el caballero era un… —Un vampiro, sí. O que él me había hecho uno. Felipe había estado bebiendo mucho. Lorraine le convenció de que estaba muerto, que de alguna manera me mató accidentalmente, y le pidió a Felipe que le dejara acabar con mis restos antes de un escándalo pudiera estallar. —Pero eras simplemente un niño. — Y ahora él era claramente un hombre. Mi confusión creció. ¿Cómo había envejecido? —Lo era. Alegaron que me había caído de unas escaleras. Dijeron a mi madre que estaba muerto. El caballero de Lorraine me dijo que estaba muerto, que yo no era más que un fantasma y que tendría que encontrar mi propio camino en el mundo. — ¿Lo rechazo dejándolo sin nada? —Con pocas chucherías en realidad. Cosas que podía vender en la calle, y lo hice. De hecho fue lo suficiente para ganar un pasaje de vuelta a Inglaterra y fui a la finca de mi padre. Los sirvientes, después de haber oído hablar de mi muerte, estaban convencidos de que era un fantasma. Los rumores de un embrujo en mi casa, persisten hasta el día de hoy. — Rió ahora, su estado de ánimo cada vez más claro —. Tome más cosas para vender para poder vivir, y me fui. Yo no sabía qué hacer. Acabé en un buque mercante a Berbería, donde fue víctima de los tratantes de esclavos. Me quede sin aliento. — ¿Comerciantes de esclavos?

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Vampire Romance —Mi cabello rubio y piel pálida me hacían un elemento deseable para la colección privada de cualquier jeque. Afortunadamente, un médico persa me rescató y me llevó a vivir con su familia. —Asombroso. —Afortunado. Él sabía un par de cosas acerca de mi situación. — Dejó de hablar y miró por la ventana, el cielo cada vez más oscuro sobre las olas. Regreso hacia a mí, corrí el riesgo de acercarme a él de nuevo, esta vez para confortar, no para seducir. Yo me apreté a su espalda y le di un apretón ligero, mis manos ahuecaron sus hombros. Se dio la vuelta para mirarme. —Él me curó. El persa. O así lo pensé. Hizo pociones que me animó a beber. Todavía no se cual de todas ellas, pero he tratado de duplicar la mayoría de memoria. — Enlazó con los dedos con los míos—. Envejecí. Crecí. Curado. O eso creía yo. Y entonces… ¿Entonces? —Murió. Él murió y sus secretos murieron con él. Me di cuenta de que sin sus medicinas, mis síntomas volverían y seguí adelante. — ¿A Dónde? ¿Volviste a Inglaterra? —Me di un golpe en la costa de Berbería durante años como un pirata. — ¿Con un parche de ojo, y una pata de palo? — Crucé los brazos sobre el pecho. Me lo imaginaba en pantalones de cuero leonado, una camisa ondulante abierta hasta el ombligo. Tal vez no muy elástico. >>Un pirata. De los sedientos de sangre, de la variedad que saquea tesoros. Él asintió con la cabeza, al parecer, no iba a ofrecer más prueba que su palabra. —Un maldito buen pirata también. Ellos me llamaron Goldbeard. Fui temido en todo el mundo. Bueno, al menos en torno a esa costa en particular. Puse mis ojos en todos los buques de asalto francés que entraban en el rango. Hubo un precio por mi cabeza por muchos años. Finalmente me cansé de la forma de vida y decidí probar mi mano, como un explorador. —Por supuesto. ¿Y qué exploraste? ¿Las ruinas mayas? ¿Tal vez descubriste la fuente de la juventud? Se encogió de hombros. — ¿Quién lo necesitaba? Explore algunas colonias americanas. Me instalé con algunos calvinistas desplazados a lo largo de costa de Maine. Levante una ceja. — ¿Supongo que también luchó en la Guerra de Independencia? Sacudió la cabeza. —Yo no soy un fan de la guerra. Yo estaba fuera para nue vas aventuras por entonces. Aventuras en la botánica, en realidad. No dejaba de buscar la correcta combinación de hierbas y raíces para

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Vampire Romance hacer la cura. No fue hasta los años sesenta, que finalmente asistí a la escuela de Medicina. — ¿La década de 1960? — Él asintió con la cabeza. Lo necesitaba para estar segura—. Wow. ¿Entonces en todo ese tiempo cuándo se cruzo con Connor Black? Su inhalación brusca manifestó su descontento con el cambio de tema. No, no me había olvidado de Connor, aunque podría ya que no se oía en mi mente. —Nos hemos cruzado a través de los siglos. — Él se encontró con mi mirada curiosa, el ámbar de sus ojos era como una llama tintineante de oro—. Somos hermanos de una moda. — ¿Hermanos? — Mi mano voló a mi cuello. Yo sabía que él no quería decir hermanos reales—. ¿El caballero de Lorraine? Pero Connor ¿no apoyaba tu causa? — Una pregunta inocente en la de superficie, pero yo tenía la sensación de que había algo más profundo entre Lucas y Connor. Mucho más profundo. —Nunca estaremos de acuerdo sobre las responsabilidades éticas de nuestra condición. He renunciado a Connor Black. —Y él no habría querido verte, tampoco, adivino. Entonces ¿Por qué estaban allí esa noche? ¿Por qué atraparlo? —Él propaga la infección. Va en contra de todo lo que creemos aquí. Un dolor profundo me apuñalo en el pecho. — ¿Dónde está Connor ahora? Extendió la mano para poner mi pelo detrás de la cara, un gesto de ternura excesivamente protector. —Necesitas descansar. Tu sistema todavía no se ha ajustado . —No me quiero dormir Lucas. Quiero saber la verdad. —La sabrás, con el tiempo. Pero confía en mí en lo del sueño. Yo sé que lo necesitas. Y de repente, como si su voz registrara una hipnótica sugerencia, apenas pude mantener los ojos abiertos. —Dormir. — Repetí—. Sí, necesito dormir. — Y antes de que pudiera parpadear, me sentí desvaneciéndome hacia el suelo. Lo último que yo supe fue la sensación de los brazos de Lucas a mi alrededor como llevándome a mi cama. Me desperté sin aliento, enterrada bajo el mar, paralizada por el peso del agua golpeando con los puños, incluso cuando las olas me acercaban a la orilla. Pude ver la luz más allá del blanco de las crestas, pero no podía llegar demasiado lejos, tan lejos. Me dije que no respirara, que la respiración sería la muerte, pero no podía luchar contra el impulso. Aspiré, respire a través de una cortina de terciopelo, entonces trague toda la cortina. Demasiado espesa, se prendió en la garganta. Connor agarró el extremo y tiró. —Respira, Miranda. Tienes que respirar.

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Vampire Romance Me senté asfixiada y trate de aferrarme a mi garganta. Todo era un sueño. Pero la voz de Connor aún persistía. —No puedo respirar, — susurre en el aire de la noche, tomando tragos de aire entre las palabras. Ahora encuéntrame. La voz de Connor se quedó conmigo. Camina hacia la costa. Descalza, todavía en mi camisón de algodón, me dirigí a la sala de estar y salí por la puerta del patio. La noche era cálida y tranquila, sin rastro de una brisa. La luna colgaba baja, sobre el agua. Me dirigí hacia ella, listones de madera del patio daban paso a la arena blanda. Olas acariciaban la orilla con un sonido tan ligero como el toque de un amante. Cuando me acerqué al agua, me volví a dar un vistazo a la casa. Era más grande de lo que imaginaba, demasiado grande para una o dos personas. Una enorme mansión de piedra que podría haber salido directamente de una versión cinematográfica de Orgullo y Prejuicio, el Sr. Darcy Pemberley. Él Había dicho que el laboratorio, era el centro de investigación y que los dormitorios estaban en otro edificio, ¿por qué todo el espacio? Había más acerca de Lucas, y esta pequeña isla de retiro. De repente me pregunte cómo reaccionaría al saber que yo estaba despierta y caminaba por los alrededores. ¿Había alarmas? ¿Vendrían a buscarme? ¿O era verdaderamente libre de ir y venir como había dicho que era? Tenía mis dudas. Me olvidé de las olas y la belleza de la noche y regrese a la casa. Mi pequeña suite no se presentó a través de los árboles, pero había luz en lo que parecía ser la parte principal de la casa, una enorme sala central, llena de ventanas mirando al mar. La sala tomó una forma más clara cuando me acerque. Era una biblioteca, las filas de estantes de libros revistiendo alrededor de la sala, mesas y sillas en el centro. Vi a Lucas en una escalera, de espaldas a mí. Al acercarme a una hilera de escalones de piedra, algo me hizo señas para un lado, y una voz en mi cabeza dijo: Quédate abajo. ¿Abajo? Me puse en cuclillas, una reacción instantánea, y me agazape en torno a la pared. Una luz en otra ventana capto mi mirada. Me dirigí a ella y encontré que estaba abierta. Oscile en el alféizar con cuidado, la frescura de la piedra contra mi escasamente vestido, me recordó que probablemente debería haberme vestido antes de que saliera por una aventura. Mis pies se posaron sobre los suaves azulejos de una sala con mesas de acero, tubos de vidrio, frascos, quemadores y los sumideros. Parecía ser una especie de laboratorio, probablemente, donde Lucas hacía algunas de sus investigaciones más privadas. Salí por una puerta lateral y entre en un pasillo oscuro. Encuéntrame.

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Vampire Romance La voz de Connor se volvió más fuerte, como si tal vez me hubiera acercado. Abrí una puerta, una especie de dormitorio con una cama con dosel de antigüedades en el centro. Pesada ropa de cama de terciopelo estaban a juego con un edredón de color del vino. No había señales de Connor, pero había cuadros en todas partes. Una pintura de una mujer hermosa con un vestido de estilo1970, color rosa gasa, engalanaba la pared opuesta a la cama. Había cuadros de la misma mujer pintada en varias poses y trajes, en días diferentes, celebrando los momentos blanquinegros diferentes de su vida: Teniendo un picnic, caminando sobre la playa, sujetando a un bebé y levantándose bajo un arco de flores que debió de ser de una boda. Parecía una década mayor que Lucas, que estaba radiante a su lado, tan hermoso en traje de etiqueta. Ella era familiar de alguna manera, pero me tomó varios latidos del corazón para averiguar el por qué. Podía haber sido yo. Nosotras éramos muy similares. ¿Habría sido este su cuarto? ¿Qué pasó con el bebé? Encuéntrame. Mi atención se volvió a la puerta de enfrente de la cama. Connor. Abrí la puerta. No había señales de Connor, pero yo sabía que el bebé había sido una niña, y esta, había sido su habitación, al lado del de su madre. Debe haber sido la habitación de una niña preciosa, toda de color rosa y de encaje, pero no se traducía bien como el cuarto privado de una mujer joven. Un ―NO molestar‖ colgada de la manija de la puerta, carteles de heavymetal en la parte posterior de la puerta, Van Halen, The Who, AC / DC. Tal vez algunos de ellos eran vampiros. ¿Quién sabe? El que Connor no creyera en la misión de Lucas significaba que probablemente había un montón de vampiros ahí fuera, alimentándose entre las masas, esparciendo su enfermedad. —Nuestra bendición, — dijo, de forma amortiguada, pero claramente en voz alta. Miré a mí alrededor. — ¿Dónde estás? —Abre el armario. Estoy encerrado, se abre desde el exterior. Lo abrí rápidamente. Connor entrecerró los ojos en la oscuridad. —Gracias a Dios, por fin me encontraste. Es como un ataúd aquí. Apenas me puedo mover. Dame una mano Le ayudé a salir de la oscuridad, vacía y rectangular. Al igual que un ataúd, estuve de acuerdo. Él se puso de pie solo. —Pobrecito. ¿Puedes caminar? Se estiró, se puso en cuclillas sobre sus piernas y se quedó atrás de nuevo. Llevaba una camiseta Stones y los mismos pantalones vaqueros

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Vampire Romance que habían estado dispuestos a salirse de él en esa fatídica noche en mi apartamento. La noche en que nos habían tomado a los dos. Tomada, me percate. Nadie había pedido mi permiso. —Yo puedo caminar. — Tomó mi mano—. Vamos. Tenemos que movernos rápidamente. Yo sé dónde podemos encontrar un barco. — ¿Un barco? ¿Crees que deberíamos irnos? Se volvió hacia mí, como un aire en sus ojos. —No he sido exactamente mantenido en un alojamiento de lujo. Tengo una casa en los Cayos. Podríamos hacerlo a la luz del día si el clima coopera. —La luz del día, — Repetí yendo después de él a la habitación de al lado. Le jale de regreso—. ¿Por qué no vamos por la ventana? Estamos en la planta baja. Hizo un gesto a las ventanas. Enrejado. Al parecer, Connor no era el único al que se mantenía en contra de su voluntad. —Oh. Dios. ¿Por qué? —Más tarde. Vamos. — Él me llevó de vuelta al laboratorio, donde había entrado. Él me ayudó a pasar a través de la ventana primero, y luego siguió afuera—. ¡Abajo a la playa! Hay un cobertizo. Se movió más rápido de lo que yo hubiera imaginado, como si tuviera alas en los pies. Lo que debería haber sido más sorprendente fue que me había mantenido a la par con él sin perder el aliento. Pero eché marcha atrás cuando se acercó al cobertizo para botes, un área de almacenamiento pequeño con un muelle al final de la arena. —No, está ahí. — ¿Lucas? — Connor me miró con preocupación—. ¿Cómo lo sabes? —Puedo sentirlo. — ¿Cómo puedes sentirme a mí? — Parecía estar herido, como si ni siquiera hubiera considerado la posibilidad. No me había dado cuenta hasta ahora. —De la misma manera. Dejó caer mi mano como si quemara. Lucas apareció en la puerta. — ¿Pensé que te ibas a quedar? — No hizo caso de Connor en favor de interrogarme. —Pensé que era libre de hacer mi propio camino. — Podría imaginar cómo debió haberse visto como Goldbeard, el terror del mar. La línea firme de la mandíbula y el fuego en sus ojos me hizo tener miedo de que me viera obligada a caminar por la plancha y, a continuación alegre de ello. Mejor era hacer frente a los tiburones que tener que ir con un Goldbeard enojado. —Eres libre. Te estoy pidiendo, no exigiendo. Por favor, quédate. — ¿Qué pasa con Connor? Connor se rió. —No está en condición de desafiarme ahora que no estoy encerrado. Me estoy tomando un barco, me voy. ¿Te quedas o vienes conmigo?

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Vampire Romance Miré a Lucas. ¿Era cierto? ¿No desafiaría a Connor? ¿Luchar contra él? ¿Forzarlo a que se quede? Los hombres se miraron uno al otro como si alegremente se atacarían hasta la muerte. Tal vez lo habían hecho, y más de una vez. Tal vez por eso ninguno de los dos daba un paso ahora. —No estoy segura. —Cristo, —Connor juró y miró a los cielos—. Miranda, mírame. Tú sabes que nosotros debemos estar juntos Algo en su mirada me dio la seguridad de que tenía razón. Pero algo sobre Lucas me hizo preguntarme si debía quedarme. Me sentí rota de repente, extrañamente conectada a ambos hombres, Lucas le vantó las manos a los lados. Él no trataba de ejercer presión sobre mí. Connor acorto la distancia entre nosotros y me acarició la mejilla. —Tú debes saber quién eres, antes de buscar una manera de eliminar esa parte de ti. —Pero la investigación de Lucas es importante. Lucas sonrió, un poco demasiado audaz para el gusto de Connor. —La investigación de Lucas, — Connor se burlo—. ¿Te dijo lo que su investigación le hizo a su hija, Kelly? —No me hables de ella. Tú no mereces decir siquiera su nombre. — En segundos Lucas estaba sobre Connor, apretando su garganta—. Kelly era la hija de mi corazón, hija de mi esposa de un matrimonio anterior. Él la convenció de huir con él. Él la convirtió. — Lucas dejó caer a Connor en la arena. No hubo ya cualquier cuestión que pudiera prevalecer en una pelea. Mis ojos se pusieron anchos como la luna. — ¿Tú la transformaste? —Quería saber lo que era. — Connor se incorporó, apoyándose en el codo. Él no se levantó—. Le hice un favor. Nosotros habríamos vivido para siempre, juntos. Pero él nos encontró. Él la enveneno contra mí. Y luego la mató. Los ojos de Lucas se ensombrecieron hasta volverse negros. Se pasó la mano por el pelo, dio la vuelta como si quisiera ganar el control de sus emociones, a continuación, se volvió hacia mí. —Lo hice. Fue un error. Yo estaba tratando de salvarla. —De volverla humana. — Connor se levantó—. Pero terminó matándola con un virus suyo. —Una mutación, — aclaró Lucas—. Debería haberla curado pero... — Su voz se rompió. Tuve compasión por él, me acerque a él, le tome la mano y llene lo que quedó por decir. —No funciono. Lucas, lo siento. —Miranda. — Sus ojos tenían esa misteriosa luz dorada cuando él se encontró con mi mirada—. Por favor quédate. Podemos averiguar mucho más, salvar a muchos de nosotros. Di un paso atrás. —No estoy lista, Lucas. Yo no quiero ser curada. Ahora no.

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Vampire Romance No estaba segura de cómo o por qué, yo había llegado a esa conclusión, pero yo sabía que Connor tenía razón acerca de mí. Necesitaba saber más sobre mi misma antes de terminar con esa parte. —Me voy con Connor. Sólo por un tiempo. Pero voy a volver. Si me dejas irme. No trates de detenernos o de obligarme a volver antes de que yo esté lista. Prométeme. Lucas suspiró, luego me tomó en sus brazos y me abrazó. —Por favor, vuelve. Vuelve pronto. —Lo hare, — dije, y me puse de puntillas para acariciar su mejilla—. Goldbeard. —Mi bella Miranda. — Bajó la cabeza y me besó la mano, muy galante y anticuada, pero muy dulce. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, pero rompí mi mirada con la de él y me volví hacia Connor. —Estoy lista. Vámonos. Connor sonrió ampliamente, triunfante y deslumbrante en la luz de luna. —Vamos. Lucas nos dejó, mientras que Connor alistaba el barco, un bote con un pequeño motor, él me aseguró que nos llevaría a un lugar seguro. Y yo le creí. Yo confiaba en él. Yo le pertenecía a él. Pero de alguna manera, cuando me metí en el barco junto a él y me volví a ver por última vez el sol que entraba por detrás de la magnífica casa, yo me pregunte si no iba a cometer el mayor error de mi vida.

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Vampire Romance

Oda a Edvard Munch Caitlin R. Kiernan

S

iempre la encuentro, sentada en el mismo banco del parque. Ella está ahí, no importa si voy por el parque en la tarde del jueves o temprano en un lunes, o por la noche o en los momentos grises, o en primer lugar un viernes a la mañana. Yo toco el piano en un bar de Martinis en Colón y la 89, o yo toco el piano, sobre todo por consejos o bebidas gratis. Y cuando me siento con ganas de caminar -o no puedo soportar la idea de ir en metro, o no puede permitirme pagar un taxi-, cada vez que yo debo pasar por allí, solo en la oscuridad a veces interrumpida por los postes de la luz, ella está allí. Siempre en el mismo banco, no lejos de la Rambla y el Puente de Arco, justo al otro lado del lago. Llaman a esa parte del parque Cherry Hill. La verdad es que yo no he vivido en Manhattan, el tiempo suficiente para saber estas cosas y, de todos modos, yo no soy la clase de hombre que memoriza la geografía del Parque Central, pero ella me dijo que se llama 1Cherry Hill porque todos los árboles de Cerezo crecen allí. Y cuando mire en un mapa con una guía informativa, vi que decía lo mismo. Uno podría cometer el error de confundirla con una fugitiva, 16 o quizá 17, y se viste toda con harapos, ropa raída y sucia que bien podrían ser simples trapos, y nunca la he visto con zapatos, no importa la temporada o el clima. La he visto descalza en la nieve. Yo le pregunté acerca de ello una vez; si se pondría zapatos si yo le compraba un par, y ella dijo que no, ―gracias, pero no‖, porque los zapatos la hacen sentir claustrofobia. La encuentro sentada sola en la banco de un parque cerca de la fuente vieja, y yo siempre le pregunto antes de sentarme a su lado. Y siempre me sonríe y dice: ―por supuesto. Claro que puedes sentarte conmigo. Siempre te sientas conmigo‖. Su pelo hasta los hombros se ha ido muriendo hasta llegar al color de la granada y su piel es oscura. Nunca le he preguntado, pero creo que puede ser India. India de la India, quiero decir. No nativa americana. Una vez serví mesas con una chica de Calcuta y su piel era del mismo color, y tenía el mismo color marrón oscuro en los ojos. Pero si es india, la chica de Cherry Hill, no tiene ningún rastro de un acento cuando me

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Cherry Hill: Colina de Cereza.

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Vampire Romance habla de su fuente favorita, de las pinturas en el Met o las exposiciones que más le gusta en el Museo de Historia Natural. La primera vez que sonrío… — ¿Eres un vampiro? — Le pregunté, como si fuera el tipo de cosa que uno le pudiera preguntar a cualquier muchacha sentada en una banca del parque en el medio de la noche. —Esa es una palabra fea, — dijo, y frunció el ceño—. Eso es una tonta, fea palabra. Y entonces se quedó en silencio durante un largo rato, y yo trataba de pensar en cualquier cosa, excepto en los incisivos largos, como los dientes de un rata presentada por las puntas. Era una noche helada cerca del final de enero, pero yo estaba sudando, no obstante. Y yo tenía una erección. Y me di cuenta, entonces, que su aliento no se opaco en el aire frío. —Soy hija de Lilith, — dijo Qué fue lo más cerca que jamás haya estado de decirme su nombre, o de dónde era, o cualquier cosa por el estilo. ―Soy hija de de Lilith‖, y la forma en que lo dijo, con ni siquiera un rastro de afecto o humor o engaño, sabía que era verdad. Incluso aunque no tenía idea de lo que quería decir, yo sabía que me estaba diciendo la verdad. Esa fue también la primera noche que la dejé besarme. Me senté con ella en el banco, y lamió con avidez en el fondo de mi cuello. Su lengua era áspera, como la lengua de un gato. Olía a hojas caídas, con ese olor seco y picante que extrañamente siempre he asociado a finales de octubre. Sí, ella tenía el olor de las hojas caídas, y su sudor, -más débilmente-, algo como humo de leña. Su respiración era helada en contra de mi piel más fría aún que la larga noche de invierno. Ella lamió la nuca, hasta que quedo en carne viva y sangrado, y susurró palabras tranquilizadoras en un idioma que no podía comprender ni reconocer. —Fue diseñado en 1860, — dijo, otra noche, refiriéndose a la fuente, con su cuenca de piedra azul y ocho globos esmerilados—. Construyeron este lugar como una gran vuelta en U para los carruajes. Fue originalmente concebido como una fuente de agua para los caballos. Un lugar para las cosas sedientas. —Como un oasis, —había sugerido, y sonrió y asintió con la cabeza y se secó la sangre de sus labios y mentón. —A veces parece que todo el mundo es un desierto, — ella dijo—. Quedan muy pocos lugares donde uno libremente puede beber. Incluso a los caballos ya no se les permite beber aquí, aunque fue construido para ellos.

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Vampire Romance —Los tiempos cambian, — le dije, y toque suavemente mi cuello erosionado, tratando de no hacer una mueca de dolor, no quería mostrar cualquier signo de dolor en su presencia—. Los caballos y carruajes no le importan a nadie. —Pero los caballos todavía tienen sed. Todavía necesitan un lugar para beber. — ¿Te gustan los caballos? — Le pregunté y ella parpadeó hacia mí y no respondió mi pregunta. A veces me recordaba a una lechuza, la manera en que parpadea los ojos. —Te sentirás mejor en la mañana, — dijo y señaló a mi garganta—. Lávatelo cuando llegues a casa. Y luego me senté con ella un rato más, pero ninguno de nosotros, dijo más. Ella toma mi sangre, pero nunca más de un bocado por vez, y a cambio ella me deja estos sueños extraños. He comenzado a pensar en ellos como una especie de regalo, aunque sé que otros pueden pensar más en una maldición. Debido a que no son totalmente sueños agradables. Algunas personas incluso los llamarían pesadillas, pero las cosas no parecen tan reducidas y disecadas para mí. Sí, hay terror y horror en ellas, pero hay belleza y admiración, también, en igual medida - un equilibrio perfecto que parece nunca balancearse en uno u otro sentido. Creo que los sueños se han adentrado en mí por esa lengua áspera de gato, creo que ha infectado mi sangre y mi mente con veneno como el que lleva el bacilo en su saliva. Yo no sé si el regalo fue intencional, y admito que tengo miedo de preguntar. Tengo demasiado miedo de que yo pudiera pasar un día por el parque –en la tarde o en la noche, o temprano en la mañana- y que ella no esté allí esperándome en su banco en la plaza de Cherry Hill, miedo de que preguntando yo pudiera romper el frágil hechizo que apenas estoy empezando a comprender. Ella me ha hecho supersticioso y me ha dado lo qué psiquiatras llaman ―Pensamiento mágico‖, malentendiendo causa y efecto, cuándo no fui nunca de esa manera antes de que nos encontráramos. Yo toco el piano en un bar de Martinis, y hasta ahora, nunca ha habido nada en mi vida que pudiera confundir con la magia. Pero hay muchas cosas en sus ojos anchos ardientes de la tierra de siena que podría confundir con muchas otras cosas, ahora que la incertidumbre parece nublar cada pensamiento de mi vigilia. Aún, creo que es un precio pequeño a pagar por su compañía, más pequeño aun que la sangre que ella toma. He pensado que debería escribir uno de los sueños, que debería hacer unas meras palabras de el. Desde la ventana al lado de mi cama, puedo ver la isla de Roosevelt encima de los tejados, y el East River y el de Brooklyn y el cielo brumoso azul-blanco que puede significar tanto verano como invierno,

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Vampire Romance en esta ciudad. Me hace pensar en ella, ese cielo, aunque estoy perdido en explicar el por qué. Al principio, pensé que iba a escribirlo y luego se lo leería la próxima vez que la viera. Pero luego empecé a preocuparme de que ella que no lo podría tomar de la forma en que yo había previsto, simplemente como una reciprocidad, mi regalo para pagar el suyo. Ella podría ofenderse, en cambio, y yo no creo que pueda soportar el mundo sin ella. No después de todas estas noches y las mañanas y todos estos sueños. Estoy atascado. Sí, lo estoy. Ahí está la silueta de una ciudad, a lo lejos, más allá de la arena y el humo que parecen extenderse en todas direcciones, excepto el que lleva a la ciudad. Sé que no voy a ir tan lejos, porque al ir tan lejos como eso, nunca más podría encontrar mi camino a casa. La ciudad es para otros seres. Sé que ella ha visitado la ciudad, que ha caminado en las calles y que ha habla todos sus dialectos y que visitó a sus burdeles y fumaderos de opio. Ella conoce el mal olor de su alcantarillado y los deliciosos aromas de sus mercados. Ella conoce todos los altos lugares y todos los lugares bajos. Y la sigo a través de la arena, arriba de una duna y bajo otra, estas grandes ondas de arena esculpida en viento que se elevan sobre de mí, cuando trepo y luego desciendo. En este lugar, los chacales, los buitres y los escorpiones negros espinosos, son su corte, y no hay ningún lugar aquí para caballos sedientos. Algunas veces la puedo ver, a través de picar velos de arena. Y otras veces parece que estoy enteramente solo con el vendaval gemebundo del siroco, y la voz de ese viento es el llanto de 1,000 mujeres por sus hombres caídos en algún campo de batalla árabe 1,000 años antes de mi nacimiento. Y es también la lenta expansión de las dunas de a través de la faz de la tierra baldía, y es mi corazón latiendo fuerte en mis oídos, estoy perdido en la naturaleza, y creo que no la volveré a ver otra vez, pero luego de echar un vistazo a ella a través de la tormenta, agazapada al abrigo de las ruinas de grabado y desfigurada por un sinnúmero de milenios de arena, el viento y el tiempo. Ella casi podría ser cualquier animal, cualquier cosa fuera buscando su cena o alguna cosa para apagar su sed. Ella espera allí por mí en la entrada de ese templo desmoronado, y puedo oler su impaciencia, como bríos de cúrcuma. Puedo oler su sed, su apetito, y el viento me conduce adelante. Ella me guía hacia abajo en la tierra, sus labios presionando mi oreja, susurrando para que la pueda oír sobre la tormenta. Ella me dice que el nombre del arquitecto que construyó la fuente en Cherry Hill, era Jacob Wrey Mould, y él vino a Nueva York en 1853 o 1854 o 1855 para diseñar y construir toda el Alma de la Iglesia. Él fue un hombre piadoso, ella me dice, y él ilustro ―la Elegía‖ de Thomas Gray y El libro de Liturgia de la Iglesia Anglicana. Ella dice que murió en 1886, y que él también estaba enamorado de una hija de Lilith, que él murió sin otro pensamiento más que ella. Quiero preguntar donde ha aprendido todas estas cosas, si, tal vez, pasa sus días en bibliotecas, y

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Vampire Romance también me gustaría saber si ella quiere decir que ella cree que estoy enamorado de ella. Pero luego el corredor estrecho que hemos estado siguiendo da vuelta a la izquierda y se abre abruptamente en una cámara iluminada con una vasta antorcha. —Escucha, — susurra—. Este es uno de mis secretos. He protegido este lugar toda mi vida. Las paredes se construyen de grandes bloques de piedra caliza rojiza y esculpida y determinada firmemente en el lugar sin la ayuda de mortero, trabadas -en cierta forma- perfectamente unidas por un arte masónico olvidado. El aire huele a incienso, y hay polvo de color canela gruesa que lo abarca todo, sigo por una corta escalera al suelo. Se me ocurre que hemos llegado tan bajo tierra que el rugido del viento no debe seguir siendo tan fuerte, pero lo es, y me pregunto si tal vez el viento ha encontrado su camino dentro de mí, si es que entró por una de las heridas que ella deja en mi garganta. —Este fue el salón de mi madre, — dice ella. Y ahora veo los cadáveres, amontonados entre los braseros humeantes. Ellos están desnudos, o a medio vestir, o han sido despedazados completamente o están tan descompuestos que es difícil detectar si están vestidos o no. Algunos son hombres y otras mujeres y un buen número de niños. Los puedo oler aun a través del incienso, y debería cubrirme la nariz y la boca. Podría comenzar a respirar fuertemente y con dificultad. Podría dar un paso de regreso hacia las escaleras que conducen hasta el largo corredor y a la noche desértica incruenta más allá. Y ella me soslaya como un búho hambriento, vigilante. —No puedo esperar a que entiendas. —dice ella. Y hay otros cuartos, otras cámaras, atrocidades interminables que yo ahora sólo puedo recordar a medias. Hay otros secretos que ella guarda para su madre en los lugares profundos debajo de arenas en movimiento. Allí están los fantasmas de carnicerías innumerables. Hay demonios sujetados en prisiones de cristal y hierro, atados con cadenas hasta algún eventual Apocalipsis; Sus voces son casi indistinguibles de la voz del viento. Y luego bajamos a algún abismo todavía mayor, una cueva de estalactita de aguja y estalagmitas, de travertino y calcita brillando en el suave brillo de la vegetación fosforescente que nunca ha visto y no tienen necesidad de luz solar. Estamos de pie juntos, en el borde de una piscina de lodo subterráneo, el agua tan quieta y perfectamente suave, un espejo de ébano, y ella se desnudo, esperando con impaciencia que yo haga lo mismo. —No puedo nadar, — le digo y gano otro parpadear de búho. Si puedo nadar, lo que no puedo es imaginar poner un pie en el agua, en ese lago en la parte inferior del mundo.

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Vampire Romance —Nadie te ha pedido que nades, — responde ella y sonríe, mostrándome los incisivos largos—. En este pozo los hombres sólo tienen que ahogarse. Tú puedes hacer eso bastante bien sospecho. Y luego caigo, a medida que las profundidades de ese lago terrible se levantan a mí alrededor como la capucha de alguna cobra desértica negra que se precipita sobre mí, venciéndome y derribándome, derribándome en el abismo, conduciendo el aire de mis pulmones. Las piedras se acomodan una por una en mi pecho hasta el colapso de mis pulmones, constriñendo bobinas quedando más apretado en contra las tablas, más apretado yo trato de gritar. Abro mi boca, y ella desliza su lengua de lija por mis labios y dientes. Ella sabe a limo, a muerte y pérdida. Ella sabe a la cereza las flores y las noches de verano en el Central Park. Ella se envuelve a mí alrededor, y el gris, y alas blancas en gris brotan de sus hombros, se abren más anchas que las alas de un pájaro terrenal. Esas alas se han convertido en el cielo, y sus plumas me apartan de la atención del fuego de cien estrellas de trillón. Sus dientes desgarran mi labio inferior, y yo saboreo mi propia sangre. El aullido del viento en mis orejas es la inundación de la serpiente levantada de esa piscina negra, y es también vientos solares helados, y los gritos fútiles de demonios embotellados. —No tengas miedo, — me susurra al oído, y su mano se cierra alrededor de mi pene—. Uno sólo tiene que tomar muy pequeños tragos. No hay que ser ambiciosos en estos tiempos de sequía. Me quedo sin aliento y abro mis ojos, incapaz de recordar haberlos cerrado, y ahora descansamos conjuntamente sobre el piso del matadero al final del largo corredor debajo de las ruinas del templo. Esto es el único de sus secretos que ella me mostró, y cualquier otra cosa ha debido haber sido mi imaginación, mi sacudida en la vista de tanta muerte. Allí llueve, una lluvia tan roja y pegajosa como la sangre, pero todavía es algo para enfriar mi fiebre, y abrigo mis piernas alrededor de los muslos color café de ella y me deslizo dentro de ella. Ella no está hecha como otras mujeres, mi chica harapienta de Cherry Hill, ella comienza a devorarme tan lentamente que todavía me estaré muriendo en 1.000 años. Ella me dice que me ama. No hay revelaciones aquí. Mis ojos buscan en el cielo de la noche a alguna parte más allá de la caliza y la arena, pero sólo están sus alas, como el cielo y el infierno y cualquier cosa que pudiera mentir de por medio, y escucho la risa cruda y amargada del viento... Algunas noches, me digo a mí mismo que pasearé alrededor del parque y nunca le pondré atención a la distancia e inconveniencia. Algunas

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Vampire Romance noches, finjo que espero que ella no esté allí, esperando en la fuente. Pero no soy tan buen mentiroso como soy un pianista, y apenas tiene importancia, porque ella está siempre allí. Anoche, por ejemplo… Le traje a ella un suéter viejo que nunca traigo puesto, un presente de cumpleaños de una ex novia, y ella me dio las gracias por el. Le dije a ella que le puedo traer a ella otras cosas, no importa lo qué ella pudiera necesitar, que ella sólo tenía que pedir, y ella sonrió y me dijo que soy muy amable. "Mis necesidades son pocas", ella dijo y se puso encima el suéter viejo sobre no importa qué andrajos que ella llevaba ya puesto. —Me preocupo por ti, — le dije—. Me preocupo todo el tiempo en estos días. —Eso es dulce de tu parte, — respondió ella—. Pero yo soy fuerte, más fuerte de lo que podría parecer. Y me pregunto si ella sabe de mis sueños, y si nuestras conversaciones se tratan de una broma privada. Me pregunto si ella sólo acepto el jersey porque siente lástima por mí, Hablamos, y ella me conto una historia muy cómica acerca de su primera noche en el parque, casi una década antes de que naciese. Y luego, cuando no hubo más palabras, cuando ya no hubo la necesidad de las palabras. Me apoyé adelante y le ofrecí a ella mi garganta. —Gracias, — dijo, y yo cerré los ojos y espere por el arañazo de la lengua contra mi piel, por el pinchazo de los dientes afilados. Era dulce, porque ella siempre era dulce, lamia el agujero que había hecho y hacia una pausa de vez en cuando para murmurar palabras tranquilizantes, que yo no podía entender, pero sin comprender el grueso, en el sentido literal de lo que ella decía, tengo la esencia de las mismas y yo sé que es lo que importa. Cuando terminó, cuando ya se había limpiado la boca y me dio las gracias de nuevo por el suéter, cuando nos dijimos el adiós usual de la tarde, estuve sentado en el banco y observe cómo ella se escapaba en el laberinto de los cerezos y arbustos de la forista. No sé lo que será de estas páginas. Nunca las podre imprimir. O las puedo imprimir y esconder de mí mismo. Yo podría deslizarlas entre las páginas de un libro en los estantes de la Universidad de Nueva York y dejarlos allí para que cualquiera pudiera encontrarlos. Yo podría hacer eso. Yo podría colocarlos en una botella de vino vacía y soltarlos en el puente Queensboro afín de que el río se lo llevara bajo el mar. El mar debe estar lleno de botellas…

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Vampire Romance

Colmillos para Contratar Jenna Black

C

onocí a mi cliente en un bar de mala muerte, desagradable. No porque me gustaran esos lugares, sino porque es lo que los clientes suelen esperar cuando contratan a un mercenario, o en mi caso una mercenaria Mis fosas nasales destellaron conforme abrí la puerta y entre. El lugar apestaba a cerveza rancia, sudor rancio, el olor rancio de los cigarrillos y a una vida rancia. A pesar de que ya era tarde en la noche del sábado, -la hora de florecimiento de los bares- el lugar estaba prácticamente vacío. Como cerdos apretujados afuera, allí había un puñado de dandis y sus chicas cachondas colgando en la mesa de billar. En la misma barra, había un par de hombres que bien podrían haber tenido "perdedor" tatuados en sus frentes. Los dos se veían infelizmente borrachos. ¿Recuérdame por que elegí este lugar para una cita? ¡Oh, sí! ¡Por la atmósfera! Pude oler a mi cliente claramente en toda la habitación. No porque olía mal, sino porque olía como si se hubiera duchado en la última semana, que era más de lo que podía decir de los otros finos clientes de este establecimiento. Ser un vampiro tiene sus ventajas, pero el sentido del olfato es algo de lo que yo felizmente prescindiría. Mi cliente ocupaba uno de los cubículos más insalubres de este bar. Él se veía mucho más joven y mucho más suave de lo que yo esperaba. Supuse que tendría unos 22 ó 23 y, aunque se había vestido un tanto under para encontrarse conmigo, sus pantalones vaqueros evidenciaban que habían sido envejecidos artificialmente y la camiseta blanca, todavía tenía los pliegues de recién comprado. Yo apostaría a que por lo general llevaba trajes, o como mínimo ropas estilo grunge de diseñador. Su aroma cambió cuando me vio venir: una deliciosa mezcla de miedo y de almizcle, haciendo juego con su cara recién afeitada. Sin duda, si hubiera sabido que era un vampiro, en lugar de su –común y corriente- mercenaria, él habría salido gritando de la habitación. Yo, por supuesto, me había vestido para la ocasión. No había razón para elegir sumergirlo en la atmosfera y luego aparecer como la normal Jane. Si no hubiera estado trasmitiendo esa sensación especial de vampiro, para todo el mundo menos para mi cliente, todos los tipos en la barra, habrían ido tras de mí, con la esperanza vana de tener suerte.

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Vampire Romance Pantalones de cuero, tacones de aguja y algún escote bonito, surten efecto todo el tiempo. Mi cliente, o en realidad, debería decir mi potencial cliente, -porque no me había contratado oficialmente- trago saliva cuando me deslice en el cubículo enfrente de él. Yo no estaba segura de si él sentía lujuria o miedo. Le sonreí agradablemente y extendí mi mano a través de la mesa. —Gemma Johanson a su servicio, — dije, y como un buen niño me dio la mano. Pude haber puesto la estereotipada mirada de fría sicótica, pero pensé que el chico ya estaba sacudido lo suficiente. No había porque ahuyentar a un cliente. Se aclaró la garganta. —Hola. Soy Jeffrey Reeves. Yo arquee una ceja. —Me figure que usted lo era. Incluso en la oscuridad de la barra, podía ver como el rubor se deslizaba hasta el cuello y como se enrojecían sus mejillas. —Lo siento nunca he…uh…hecho esto antes. No me digas. — ¿Por qué no me cuentas acerca del trabajo? — Lo apremie, porque si esperaba a que él encontrara la forma, habríamos estado allí toda la noche. Los ojos de Jeffrey lanzaron una nerviosa mirada alrededor del bar, pero nadie nos estaba prestando atención. Se inclinó sobre la mesa y susurró. —Quiero contratarla para matar a alguien. Al parecer, mi potencial cliente tenía un talento especial para afirmar lo obvio. Hice un gesto de "sigue hablando". Se lamió los labios, luego tomó una respiración profunda. Que pareció calmarlo un poco. —Es mi padrastro, —dijo, sus labios se encresparon inconscientemente, creo que con disgusto—. Su nombre es Ross Blackburn, y él es un asesino hijo de puta, que merece morir. El lenguaje corporal de Jeffrey cambio por completo, su miedo y la incertidumbre se escondieron debajo de la rabia que ahora le llenaba. Sus manos estaban apretadas en los puños, tenía los hombros rígidos y pude oír el golpe furioso de su corazón. Tengo que admitir, que era más bien desconcertante. Se había visto tan suave e inofensivo, cuando lo vi por primera vez. Ahora se parecía a alguien que realmente podría hacer el trabajo por sí mismo. —OK, — le dije, sin importarme si Ross Blackburn merecía morir o no. Yo todavía no había sido contratada para matar a alguien que no se lo mereciera, de una manera u otra. Eso se lo había dejado muy claro a Miles, mi controlador - o mi chulo, como él se llamaba a sí mismo, riendo - que yo no iba a matar a cualquier persona inocente que sólo se encontrara en el lugar equivocado en el momento equivocado. Estoy seguro de que él asignaba esos trabajos, pero como yo no estaba segura de ello, yo podía justificar el dejarlo vivir.

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Jeffrey pareció sorprendido por mi fácil acuerdo. —Usted, eh… ¿no necesita saber nada más? — La ira se había disipado tan rápido como había llegado. Ahora él tenía esa mirada perdida y vagamente patética, que había puesto la primera vez que lo vi. —Necesito una dirección. Y, por supuesto, un depósito. Tragó saliva de nuevo. —Sí. Claro que sí. —Se inclinó hacia delante mientras sacaba su billetera del bolsillo trasero del pantalón—. ¿Cuándo tú… lo harás? Yo estaba segura de que Miles le había explicado mi modus operandi cuando Jeffrey se contacto con él. (¿Cómo este muchacho había logrado encontrar a Miles en primer lugar?, podría ser una historia interesante, si yo fuera más curiosa.) Pero como él parecía demasiado nervioso y aturdido como para recordar, le respondí generosamente, de todos modos. Él deslizó un delgado sobre, por sobre la mesa para mí. —Dentro de las próximas dos semanas, va a desaparecer, nunca se lo volverá a ver. — Comprobé la cantidad en el cheque dentro del sobre y luego mire hacia arriba y llame la atención de Jeffrey con una de mis miradas más amenazantes—. Si lo quiere matar por una herencia, tendrá que esperar mucho tiempo antes de que se lo declare muerto. Su cuerpo nunca se va a encontrar. Se estremeció. —No me importa el dinero. Sólo lo quiero muerto. — Había un brillo de lágrimas en los ojos, aunque ninguna cayó. En general, no me gustaba hacer preguntas a mis clientes. Confiaba en Miles – en lo de no asignarme víctimas inocentes-, y oye, desde que yo tenía que comer de cualquier manera, yo tan bien podía recibir un pago por eso. Pero tal vez me había ablandado en mi vejez. No podía evitar sentirme un poco curiosa, al ver que este niño no tenía nada que ver con mis clientes usuales. — ¿Qué hizo? — Le pregunté. Creo que Jeffrey se sintió aliviado al poder decírmelo. —Él mató a mi madre. — La angustia en su voz me dijo que su dolor aún era fresco y crudo—. Se casó con ella por su dinero porque sabía que ella ya estaba enferma. Luego, como el cáncer no la mató con la suficiente rapidez, la envenenó. Está bien. Esto definitivamente no sonaba como mis casos habituales. Sé que dije que no me preocupaba por los detalles, pero no pude evitar pincharlo un poco más. — ¿Y se lo has dicho a la policía? Agitó la mano con desdén. —Todo el mundo dice que murió de causas naturales, pero yo tengo mejor criterio. Se suponía que debía vivir por lo menos dos años más, y

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Vampire Romance luego seis meses después de casarse con este gilipollas, resulta muerta. Y él tiene la mitad de sus bienes. Eso me sonó algo sospechoso, por lo menos viniendo de un hijo en duelo. Me metí el sobre con el cheque en mi bolsillo, y me pregunte si iba a terminar matando a una persona inocente después de todo. Pero entonces me ilumine. Tenía dos semanas para matarlo, y tenía un (reconocidamente) disfrute casi felino de jugar con mi comida. Con una pequeña investigación, podría enterarme si efectivamente Ross mató a su vieja esposa o no. Si resultaba que no, entonces el Júnior aquí presente podría ser mi sabor del mes. No tenía la costumbre de matar a mis clientes – Miles frunciría el ceño sobre eso – yo podría hacer una excepción si resultaba que Jeffrey me había contratado bajo las falsas premisas. No era como que la muerte de Jeffrey alguna vez me sería atribuida. —Dame dos semanas, — le dije, levantándome para estrechar su mano—. Después de eso, usted no tendrá que preocuparse de de él nunca más. Después de que Jeffrey salió, volví sigilosamente adentro y tomé asiento en la barra al lado de uno de los perdedores borrachos que había notado más temprano. Él era un triste espécimen, yo ni siquiera hubiera necesitado de mis poderes sobrenaturales de persuasión para envolverlo alrededor de mi pequeño dedo de la mano, pero no quería quedarme colgado con este tipo, más tiempo de lo necesario. En el momento en que logre llamar su atención - no fue fácil ya que su tequila era mucho más interesante - lo fascine con mi mirada. Nadie nos prestó atención, cuando lo lleve de regreso al sucio cuarto de baño unisex. Basada en el gusto de él, -había más alcohol que sangre corriendo por sus venas- juro que me sentí un poco borracha después de beber. No, yo no lo mate. A pesar de que necesito alimentarme cada noche, sólo tengo que matar una persona cada pocas semanas, para recargar mi batería psíquica. Si no la recargo, mi cuerpo poco a poco se va marchitando y muriendo, y es ahí cuando mi tipo de trabajo viene bien. Después de que me fui, y tuve una oscura y desagradable corta siesta, para descansar un poco, decidí hacer un primer paso por la casa de mi blanco. Eso estaba bien por ahora, así que no esperaba hacer algo más que un paseo sólo para familiarizarme con el barrio, pero cuando llegué allí, pude ver luces encendidas en toda la casa. Después de estacionar mi coche (un Camry marrón intencionalmente indefinido) por el lado de la carretera, tome nota de las señales. Era un barrio agradable, un ejemplo típico de los ricos barrios suburbanos de América. Casas en lo que yo había estimado era un lote, muchas de ellas ocultas desde la carretera por metros de un generoso arbolado en el frente. Ricos, pero no ultra-ricos, si sabes lo que quiero decir. Estas eran casas, no mansiones. Fruncí el ceño un poco y me

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Vampire Romance pregunté si alguien que vive aquí realmente tenía suficiente dinero para tentar a un hombre para casarse y que luego la asesinara. Yo no lo habría creído, pero bueno el dinero hace que la gente de todo el mundo actué como idiota. Empezó a llover, una lluvia de verano pesado que podría durar durante cinco minutos o cinco horas. Tomé una decisión impulsiva de conocer a mi pronta –víctima- esta misma noche. No había forma de que yo saliera afuera a la lluvia con mis pantalones de cuero caros. Afortunadamente, tenía la costumbre de guardarme un bolso con un cambio de ropa en el asiento trasero. Venía bien cuando mis comidas no eran... Tan limpias como deberían ser. La calle estaba desierta, todo el mundo con un sentido común dormía cómodamente en sus camas, así que no me preocupe por ser observada cuando yo me cambiaba por pantalones vaqueros y una camiseta. La camiseta había sido un regalo mordaz de Miles. Era blanca, con las palabras ―MUERDEME‖, estampado en letras mayúsculas de color negro en el pecho. Abrí la puerta del coche y salí a la lluvia. Ya estaba empapada antes de haber cerrado la puerta detrás de mí. Por suerte, era una noche cálida y confortable Me moví chapoteando por el camino de acceso hacia la casa Blackburn, lanzando miradas hacia las ventanas iluminadas mientras me acercaba, pero no divisé a mi presa. Me iba a molestar mucho, si me había empapado sólo para no encontrarle en casa después de todo. Toque el timbre de la puerta, luego aproveché el porche cubierto delantero para escurrir el agua de mi pelo. La luz del porche parpadeo sobre mí, y me di cuenta de que mi camiseta blanca se había vuelto transparente con la lluvia. Mi sujetador de encaje puro garantizaba que mis bienes no fueran claramente visibles. Yo no soy lo que se dice modesta, pero imaginé que sería mejor si me disfrazaba de una doncella indefensa en peligro, así que crucé los brazos sobre el pecho cuando sentí unos pasos acercarse. Incluso me encogió de hombros un poco como si tuviera frío. La puerta se abrió, y tuve mi primera visión de Ross Blackburn. Mi impresión inmediata fue que era demasiado joven para haberse casado con una mujer de edad suficiente como para ser la madre de Jeffrey. No le habría dado ni un día más de 30. Mi segunda impresión fue… ¡Hubba Hubba! Si yo estuviera en busca de un juguete masculino, me habría limpiado la baba de mi barbilla. La mirada que él me dio – una bastante, lenta mirada, de arriba abajo, seguida por un ceño fruncido y un olfateo desdeñoso – sugirió que no tuvo una impresión similar. Saqué mis brazos, aparentemente para liberar a mi mano para sacarme el pelo de los ojos. Tengo que admitir, sin embargo, yo me moleste un poco cuando él ni siquiera miró mis pechos. — ¿Sí? — El apremió, porque al parecer yo había estado de pie allí boqueando demasiado tiempo.

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Vampire Romance —Mi auto se rompió, — le dije mientras pestañeaba—. ¿Puedo usar su teléfono para llamar a una grúa? — El coqueteo no pareció tener una mejor impresión que la de mis tetas. Debí de haber estado perdiendo mi toque. — ¿No tiene un teléfono celular? — Blackburn preguntó con una ceja levantada. ¡Qué pendejo! Aquí estaba esta mujer indefensa, empapada, sexualmente atractiva, de pie sobre su umbral en una hora impía y él hasta ahora no había mostrado inclinación a invitarme a entrar para protegerme del frío. Está bien, no hacía realmente frío, pero es el principio de la cosa. —Lo dejé en casa, — le dije y lo deje oír un borde de molestia en mi voz—. Mira, la suya es la única casa con luces encendidas. Perdona que te moleste, pero si sólo me dejas hacer una llamada rápida, voy a estar fuera inmediatamente. Apretó las comisuras de los labios con disgusto, pero se hizo a un lado y abrió la puerta lo suficientemente amplia como para que yo entrara, una invitación hablada hubiera sido mucho más agradable, pero me pareció que no iba a conseguir una. Apreté los dientes contra la resistencia dolorosa al cruzar el umbral. Su –no verbal- invitación era suficiente como para atravesarla, pero no lo suficiente para que sea una experiencia agradable. Por suerte, yo era una actriz bastante buena para ocultar mi incomodidad, o él estaba tan enfadado por mi intrusión no deseada, que parecía ser inconsciente del esfuerzo que me llevó entrar. —Espera aquí, — me ordenó, y yo quería golpearlo. ¿De dónde saca que puede darme órdenes? ¡Yo no era una empleada! Pensé en el querido Jeffrey un poco y deje curvar una pequeña sonrisa de mis labios. De alguna manera yo era una empleada después de todo. Blackburn no se fue por mucho tiempo. Antes de que hubiera tenido la posibilidad de mirar alrededor, él emergió de lo que presumí, era un tocador de señoras, llevando un paño de manos blanco mullido. Por primera vez, me percaté que el vestíbulo estaba hecho de madera dura bella, brillante, y que estaba mojando la alfombra pequeña que daba hacia la puerta. Tomé la toalla de él casi con gratitud. Supuse que no lo podía culpar por no querer que yo goteara por toda la madera dura. —Gracias, — dije, y empecé a secar el agua de mi pelo. —Sin teléfono celular y sin paraguas, — reflexionó—. Parece que estaba mal preparada para la excursión de esta noche. Yo lo miré desde debajo de mi franja. Sinceramente, No sabía si estaba siendo un imbécil o si esa se suponía que era una broma amistosa. Normalmente soy mejor leyendo a la gente.

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Vampire Romance

—Tampoco traje un coche de repuesto, un secador de pelo o condones. — Dije sarcásticamente—.Estoy mal preparada para cualquier cosa, excepto una noche tranquila en casa. Por primera vez, hubo un toque de humor brillando en sus ojos. Ojos, que debo añadir, eran del tipo de color gris ahumado, que se podían verse azules si tuviera una camisa azul. Yum. —No puedo ayudar con el coche o el secador de pelo, pero si tiene necesidad de preservativos, no dude en preguntar. Deje la toalla alrededor de mis hombros y levante la vista para mirarlo con atención, tratando de obtener una lectura de él. Noté la banda de oro que rodeada su dedo anular. Había tenido el descuido de no preguntarle a Jeffrey cuánto tiempo atrás su madre había muerto, aunque supe que su pena era fresca, que había sido reciente. Me pareció notable; sin embargo, que Blackburn todavía tuviera puesto el anillo de boda. Si él se había casado y la había asesinado por su dinero, me parecía como que él podría prescindir del anillo mientras estaba en la privacidad de su casa. Vio la dirección de mi mirada y la sonrisa se desvaneció. —Por favor, perdone mis… costumbres erráticas. Mi esposa murió El mes pasado, y no soy del todo yo mismo todavía. — ¡Oh! — Solté una exclamación de sorpresa fingida—. ¡Lo siento mucho! — Toque su brazo en un gesto de solidaridad femenina. Él se vio apropiadamente triste, pero fue difícil de ver ese comentario acerca de los condones como cualquier cosa excepto coqueteo. Por supuesto, algunos hombres coquetean por instinto. Necesariamente no quería decir nada. —Gracias, — dijo, suavemente soltando su brazo de mi agarre—.El teléfono esta por allí. Me saque mis zapatillas mojadas y las deje en el felpudo, luego seguí a Blackburn por el comedor y entre en la cocina. Él me indicó el teléfono en la pared, luego se instaló en el borde del mostrador de la cocina, en frente mío, mirando con una intensidad desconcertante como yo marcaba el teléfono. —No deben ser nuevos los problemas con el coche, — dijo. Yo le frunció el ceño cuando el teléfono comenzó a sonar. — ¿Por qué dice eso? —Tan pronto como las palabras salieron de mi boca, mi cerebro trabajo y supe lo que él estaba por decir. —Sabe de memoria el número de la grúa. Le sonreí con arrepentimiento, me estaba poniendo demasiado caliente y molesta, por el Sr. Ross Blackburn. Hormonas y pensamiento no van de la mano. —Mi coche es un pedazo de mierda, — confié—. Perdona mi francés. Al final, Miles respondió al teléfono con su brusquedad habitual, — ¿Sí?

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Vampire Romance —Hola, —dije—. Esta es Gemma Johanson. Necesito un carro de remolque en…— levante una ceja interrogante para Blackburn, y él me dio la dirección, que obedientemente repetí. — ¿De veras? —Miles preguntó. Él estaba acostumbrado a las llamadas de este tipo, aunque por lo general le advertía de antemano que yo le iba a llamar y hacerle saber lo que se suponía que debía hacer. — ¿Cuánto tiempo tomará? — ¿Cuánto tiempo quieres? — Contestó. —Una hora, —Gemí con una súbita desilusión falsificada, y Miles resopló de risa con mi actuación—. Es después de la medianoche, y yo estoy atrapada en la casa de un extraño. ¿No puede hacer que alguien venga aquí más rápido? —Una hora, ¿eh? ¿Supongo que este se va a morir con una sonrisa en la cara? Suspiré dramáticamente, deseando que Miles sacara su mente de la cuneta. — ¡Oh, muy bien! — Dije con paciencia exagerada—. Pero yo no voy a mantener mi alberge por una hora entera. Otra carcajada. —Estoy seguro de que eres muy capaz de hacerlo. —Estaré esperando afuera en el porche. En la lluvia. Así que si puede llegar más rápido, yo realmente lo apreciaría. —Había sido actriz en los días cuando "actriz" era a menudo un eufemismo para referirse a algo completamente diferente. Sin embargo, mi talento para la interpretación era suficiente para mantener mi forma de reventar de risa por las repetidas insinuaciones. Colgué antes de que Miles pudiera entregar otra línea ingeniosa. Era buena, pero yo no era tan arrogante como para pensar que sería capaz de ocultar mi diversión para siempre. A través de la cocina frente a mi, Blackburn me miraba con una curiosa sonrisa en los labios y un brillo en sus ojos. Ello era casi como si hubiera escuchado las dos mitades de la conversación, pero estaba segura de que el volumen en el teléfono no había sido lo suficientemente alto para eso. La media sonrisa se ensanchó en un completo sonreír. —Supongo que quieres que me sienta culpable y no te haga esperar en el porche como se lo sugirió al de la empresa de remolque. Bueno, sí. Si iba a hacer esperar a una mujer sola afuera, en una noche oscura y tormentosa, entonces yo iba a jugar con la comida más de lo habitual. Y no creo que mis juegos fueran divertidos. —Bien, ¿señor…? —Blackburn. — Él amablemente dijo. ¿Qué? ¿Ninguna invitación para dirigirme a él por su nombre de pila? Haya asesinado a su esposa o no, era un gilipollas del infierno. —Bueno, Sr. Blackburn, — empecé de nuevo, a pesar de mi guerra interna mi voz sonaba un poco frágil—. No voy a ir por ahí contándole a

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Vampire Romance todo el mundo acerca de su buen corazón y generosidad, si me hace esperar en el exterior. Sin embargo, es su casa y su prerrogativa. — Le di una mirada desafiante, retándolo a demostrar lo poco caballeroso que podría ser. Para mi sorpresa, lo hizo. —Me alegro de que sea tan comprensiva. — dijo—. Yo estaba a punto de… — Bostezó, aunque yo apostaría que él estaba tan cansado como yo, lo que es igual a decir: en lo absoluto—. Aunque no es mi costumbre dejar mujeres hermosas en el frío, por decirlo así, pero tengo que levantarme temprano en la mañana. Sin embargo, hay una mecedora en el porche, y le aseguro, es muy cómoda. ¿Le gustaría una taza de café mientras espera? Creo que puedo mantener los ojos abiertos el tiempo suficiente para preparar alguna. Tuve la clara impresión de que se burlaba de mí, aunque no lo demostrara su expresión. Considere la posibilidad de aplastar mi puño a través de sus dientes. Luego examine la posibilidad de matarlo allí mismo. Sin embargo, una muerte rápida, era demasiado buena para él. —Perdóneme por rechazar una oferta tan generosa, — le dije, burlonamente para asegurar doblemente que le llegara el sarcasmo—, pero creo que voy a saltarme el café. No me gustaría tener que retrasar de cualquier manera su bello sueño por más tiempo. — Me volví sobre mis talones y salí de la cocina. Aunque sus pasos eran muy cautelosos yo sabía que él me siguió hasta la puerta. A lo mejor para sacarme por el culo, yo supongo. Bastardo. Tenía la esperanza de que el vapor no saliera de mis oídos cuando me incliné para arrebatar los zapatos mojados del felpudo. —Ha sido un verdadero placer conocerlo, señor Blackburn. —dije. —El placer ha sido mío. — respondió suavemente. No me atreví a volver a mirarlo como tiré de la puerta para abrirla y salí. Yo estaba tan enojada que mis colmillos salieron. Normalmente, no es tan fácil sacar una subida de mí, pero no hay nada mejor que un hombre guapo comportándose mal para dejar mi sangre hirviendo. Tal desperdicio de buen pastel de carne roja. La puerta se cerró detrás de mí, Blackburn no perdió el tiempo con un adiós, y momentos más tarde, la luz del porche se apagó. Apreté mis puños a los costados. No sólo el idiota iba a dejarme esperando afuera en la lluvia en la mitad de la noche, sino que además ni siquiera iba a dejar la luz encendida para mí. Resistí el impulso de arrancar la puerta de sus goznes y hundir mis colmillos en la garganta despreciable de Ross Blackburn, me dejé caer abajo en el sillón y me senté a esperar la hora en que se suponía que vendría hasta aquí – tal vez Blackburn tendría un ataque de insomnio inducido por un ataque de culpabilidad, pero yo no iba a jugarme la tapa de la revista. El caso es que no había estado allí más de unos diez minutos cuando las luces de la casa se apagaron una por una.

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Es muy fácil para un vampiro estar sobrecogido por tedio cuando los años, los decenios y aun los siglos ruedan después de el. Aquéllos de nosotros que hemos visto los múltiples siglos y todavía disfrutamos nuestras vidas, lo hacemos porque seguimos aprendiendo, creciendo y cambiando, razón por la cual en estos últimos diez años, me había transformado en una experta de la Internet. También me venía bien en mi ocupación. Me pasé días (es decir, las horas de la oscuridad) buscando todo lo que podía sobre Ross Blackburn. Algunos de mis métodos eran altamente ilegales, pero por el sigilo y la las narraciones creativas (también conocido como mentiras) había conseguido, una gran cantidad de bases de datos destinadas sólo a los agentes del orden. Yo utilizaba esos recursos sin piedad y - ya que varios de ellos en realidad costaban mucho dinero – estaba siendo temeraria. A través de mi fisgoneo, determiné que la hacienda de la señora. Blackburn estaba probablemente valuada en un millón de dólares, incluyendo la casa. Por un lado, sí, ese era mucho dinero. Por otra parte, Blackburn sólo se quedaba con la mitad de ello. Pensé que si él apuntaba a mujeres ricas con quienes casarse y asesinarlas después, él podía haber encontrado a alguien considerablemente más rica que eso. Y con su apariencia, él sería un candidato firme para la posición de esposo trofeo. Por supuesto, él exactamente no tenía la personalidad de ir con ello. Pero lo que realmente me convenció de que no había sido después de todo el dinero la motivación, fue que Blackburn tenía por lo menos diez veces mucho más. Infiernos, para él prácticamente su casa estaba en los barrios bajos. Apostaría a que ni Jeffrey Blackburn ni la difunta señora habían tenido alguna idea de cuánto dinero Ross Blackburn valía. Por supuesto, el dinero era sólo una posible motivación para el asesinato y, aunque no podía decir que había conseguido una lectura muy buena sobre su personalidad, no había nada sobre Blackburn que me hiciera dudar de que fuera capaz de matar a su esposa. Y la muerte de la señora Blackburn parecía repentina, o inexplicable. Según la autopsia en la que Jeffrey había insistido, la causa de muerte fue por complicaciones relacionadas con la quimioterapia. Pero eso sonaba un poquito a: ―no tenemos ninguna pista‖ para mí. La policía había investigado debidamente los cargos de Jeffrey que su madre fue asesinada, pero el caso se habían retirado por falta de pruebas. Por suerte, tenía algunos recursos - y algunas habilidades – de las que la policía carecía. Después de su comportamiento anterior, yo estaba más que feliz de matar a Ross Blackburn ya fuera él un asesino o no. Pero tenía muchísima más diversión si él lo era. Después del descanso de un día de sueño, hice mi camino de regreso a la casa de Blackburn con un nuevo juego de engaños preparado. Me molesto encontrar las luces apagadas cuando llegué. El nervio del

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Vampire Romance hombre, no estaba en casa cuando yo quería que lo estuviera. Estacionado mi coche y, mientras yo estaba debatiendo si debía esperar, volver más tarde o echar un vistazo alrededor de la casa en ausencia de su dueño, un BMW negro apareció en el camino de entrada. Los faros iluminaron un cartel de "En venta" en el patio. Tendría que ser uno, terriblemente distraído para no verlo la noche anterior, o Blackburn acababa de poner el lugar a la venta hoy. Interesante. Esperé diez minutos después, a que las luces de la casa se prendieran, antes de deslizarme fuera de mi coche y dirigirme a su puerta. Prefería que él no supiera que había estado acechando su casa, aunque mi pretexto de la noche sea que yo era una investigadora privada. Él tomó su propio dulce tiempo, en atender la puerta. Humeé un poco, solamente porque se sentía bien humear. Pero cuando la puerta pareció abrirse, casi olvidé que estaba furiosa. A medias me había convencido a mí mismo que él posiblemente no podría ser tan primoroso como lo recordaba, pero él lo era. Su pelo negro grueso estaba húmedo, por una reciente ducha - tal vez explica eso su retraso en abrir la puerta - y olía a jabón de marfil y la pasta de dientes de menta. Su camisa blanca no tenía pliegues, sus pies estaban desnudos y dudo que él pudiera haberse visto más sexualmente atractivo si él hubiera hecho un intento. Todavía quedaba el problema de la personalidad, sin embargo. No dijo una palabra, me miró con las cejas arqueadas y una débil sonrisa burlona en los labios. Esperé una pulsación para ver si iba por lo menos a decir hola, pero no lo hizo. — ¿Me recuerdas? —Le pregunté - muy estúpidamente, me temo. —En efecto. ¿Cómo olvidarlo? —Todavía estaba sonriendo. — ¿Puedo pasar? — Le pregunte con una sonrisa que se suponía que era agradable. No estoy segura de que lo fuese. — ¿Qué haría usted si le digo que no? — Respondió, y por un momento tuve la idea loca de que él sabía que era yo. Pero no, eso era realmente una locura. La gente normal no creen en los vampiros, y mucho menos creería que había uno a los pies en su a domicilio. —Probablemente algo muy infantil, como tocar el timbre por cuatro horas seguidas. O tal vez tirar papel higiénico en su patio. — Entre los otras cosas. —Bien con todo lo que quiere decir eso, entre. Dio un paso atrás, haciendo un barrido con el brazo como una invitación. Melodramático como el infierno, pero me refrené de decirle eso. Noté que, mientras él me había dejado el espacio suficiente para entrar, él exactamente no era generoso con el espacio personal. Aun cuando di un paso adelante y atravesé el umbral, él estaba inquietamente cercano y no echaba marcha atrás. No fue hasta que él cerró la puerta detrás de mí que lo noté. Escondido bajo la pasta dentífrica fuerte de menta. El perfume débil de la sangre.

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Vampire Romance Sentí mi corazón acelerarse con pánico repentino. Si podría oler el sabor de la sangre en su aliento, quería decir que no me encontraba atrapada dentro de esta casa con un humano indefenso, después de todo. También quería decir que Jeffrey estaba en lo correcto, y Ross Blackburn era un asesino (la cazuela hablando del caldero). Tomé un aliento profundo, tratando de calmar mi corazón. Él sin duda podía oler mi miedo y, a menos que él ya hubiera resuelto lo que yo era, él no tendría buena explicación para eso. ¿Podría haberlo averiguado? ¿Había olido mi aliento la noche pasada? ¿Se había dado cuenta de mi duda de cruzar el umbral? Todos estos pensamientos se movieron rápidamente frenéticamente a través de mi cabeza en el medio segundo que le tomó cerrar la puerta, luego repentinamente se giro hacía mi. Antes de que pudiera esquivarle, él me había agarrado de ambos brazos y me aparto de un empujón contra la pared. Deje escapar una boqueada de dolor cuando luego él torció uno de mis brazos arriba detrás de mi espalda. Toda mi fuerza superior de vampiro estaba sin hacer nada para mí. Ross Blackburn era más grande y más fuerte que yo, y el que yo sea un vampiro no cambiaba las cosas. ¡Maldita sea! Su maltrato tuvo un lado positivo, aunque quizá fuera un efecto paradójico: el miedo se disipó, siendo reemplazado por la ira. Me obligué a dejar de luchar. —Pensé que era sólo un idiota, — le dije, de alguna manera sin aliento—. No sabía que eras un psicópata también. Apretó su cuerpo contra mi espalda, clavándome incluso más firmemente contra la pared mientras se echó a reír en mi oído. —Valientes palabras de una mujer sola en una casa con un presumiblemente hostil sicópata. — dijo. Él arrastró su nariz en contra de la longitud de mi cuello, y asumí que él ingería el perfume de mi sangre. Iba a doler como infierno si él me mordía, pero sabía que no me mataría. Lo que no sabía era si él podría deducir del sabor de mi sangre, que yo no era humana. Intencionalmente mordí mi labio, duro lo suficiente como para sacar un poco sangre. Tal vez no era inteligente, cuando Blackburn era capaz de oler, pero era demasiado tarde para volver atrás ahora. Probé la simple gota de sangre de mi boca, tratando de determinar si sabía a humano o no. Me lo imaginaba, pero quizás no era útil ya que mi propia sangre era demasiado familiar. —Estoy esperando su réplica ingeniosa. — dijo Blackburn, empujando mi brazo un poco más a mis espaldas. Susurre un repentino estallido de dolor, pero él no debía de ser muy sádico, ya que de inmediato dio marcha atrás en la presión.

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Vampire Romance —Soy más ingeniosa cuando mi rostro no está siendo hecho puré contra una pared. — Yo dije, preguntándome por qué no acaba de una vez y me mordía. Se rió suavemente y, esta vez en lugar de barrer con la nariz mi carótida, fue con su lengua. Debería haber sido una pegajosa sensación asquerosa, pero me pareció vagamente erótica. Traté a decirme que era sólo un truco de la mente de un vampiro. Pero eso se suponía no funcionaba con otros vampiros. —Dime por qué estás aquí, — dijo—. Si me gusta tu respuesta, yo podría dejarte ir. Y eso no sería una vergüenza , una pequeña voz le susurró mi cabeza. Me asusté de mí misma. ¡Esta no era situación erótica! — ¿Mataste a tu mujer? — Me encontré farfullando. Supongo que era parte de la actuación de investigadora privada. — ¿Es por eso que estás aquí? — Preguntó incrédulo—. ¿Para saber si maté a mí esposa? Traté de afirmar con la cabeza, pero eso era difícil de hacer en mi posición actual, así que murmure un "Sí", en su lugar. >> ¿Y qué ibas a hacer si te enterabas de que yo lo hice? Pensé, "Matarte", probablemente no era una buena respuesta. —Llamare a la policía. — le dije en su lugar. Resopló. —Una historia probable. ¿Es por eso que su ―servicio de grúa‖ te preguntó si me iba a morir con una sonrisa en mi cara? Oops. Me había olvidado de que, con sus sentidos superiores, él había escuchado a ambas partes de mi conversación con Miles. No era raro que no me hubiera permitido quedarme en la casa después. Fruncí el ceño. ¿Por qué no me mató - o al menos trató de matarme - anoche? —Si vas a matarme a mí, ¡hazlo de una vez! — dije. Yo no estaba haciendo ningún progreso en mi posición actual, lo que significaba que tenía que inspirarlo a bajar la guardia. Si él me mordía, tal vez podría calmarlo con una falsa sensación de seguridad. —Tentador, — murmuró, y luego rozó mi piel con su dientes. Dientes, no colmillos—. Pero yo quiero saber más. ¿Jeffrey te contrato? Debido a factores fuera de mi control (es decir, la necesidad de comer), a veces me veía obligada a extraviar a propósito mi conciencia. Sin embargo, siempre parecía encontrar su camino de regreso a mí. No quería a Jeffrey muerto, no justo cuando era obvio que había tenido razón acerca de Ross Blackburn. — ¿Quién? — Le pregunté, con la esperanza de que sonara convincentemente despistada. —Yo sé que él estaba muy afectado por su madre, — Blackburn dijo, haciendo caso omiso a mi pregunta—. Yo no lo culpo. Isabel no merecía

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Vampire Romance morir tan joven, pero su cáncer tenía otras ideas. Lo sepa o no, era mejor no haber tenido que pasar el próximo año viéndola sufrir. — ¿Así que estás admitiendo que la mataste? Sentí que se encogía de hombros. —No es que le sirva de algo, pero sí. Era su petición, podría agregar. Ella ya comenzaba a morirse ¿Ahora dime, te contrato Jeffrey? —Yo no conozco a nadie con ese nombre. — Soy una buena mentirosa, pero yo no creía que tenía muchas probabilidades de salvarlo. Blackburn, obviamente tenía razones para creer que su hijastro me había contratado. Sin embargo, yo tenía mi orgullo profesional y yo no estaba renunciando a mi cliente. Decidí que iba a tratar de distraerlo. —¿Cómo sabes lo que mi controlador dijo en el teléfono? — le pregunté—. No hay manera que hubiera hablando lo suficientemente alto como para que pudieras escucharlo a través de la habitación. Para mi sorpresa, se rió y me soltó, aunque todavía se cernía incómodamente cerca, las palmas de sus manos estaban contra la pared, a ambos lados de mí cabeza. Poco a poco, me di vuelta para mirarlo a los ojos ahumados. Me sonreía, sin hacer ningún intento de ocultar sus colmillos completamente extendidos. —Todavía tienes la impresión de que no sé lo que eres, — preguntó—. Pensé que eras más rápida en la captación de eso. Si puedes oler la sangre sobre mi pasta dentífrica, yo puedo olerla sobre tu whisky, o lo que fuere que estés usando en un intento de encubrirla. Pues bien, ahí se fue mi intento de calmarlo con un sentido falso de seguridad. ¡De toda la suerte de mierda! ¿Por qué tengo que tomar un contrato para matar alguien que resultó ser un vampiro mucho más grande y más fuerte? Yo suspire, tendría que cruzarme de brazos si él invadía mi espacio un poco más. —Yo no intentaba ocultarlo. El tipo del que bebí estaba totalmente borracho, para que lo sepas, y ya que sabes que soy, y yo sé lo que eres. ¿Dónde nos deja esto? —Con mi sed de sangre de Jeffrey. Abrí la boca para continuar con mi farsa de que Jeffrey no me había contratado, pero Blackburn me hizo callar mediante la plantación de su boca en la mía. Me esforcé inútilmente por un momento y luego me dejé aflojar y quede pasiva. El toque de sus labios y su lengua hizo cosas pecaminosas en mis entrañas, pero no tenía inclinación para ceder a mis deseos lujuriosos. Condenadas hormonas, no les dejaría salirse con la suya con un matón sexual. Blackburn rápidamente se aburrió de mi resistencia pasiva y se apartó. Él me sonrió, y yo estaba segura de que sabía que me había despertado.

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Vampire Romance Al parecer, incluso los siglos de experiencia no me impedían ser atraída por los chicos malos. Pero me dio la experiencia suficiente para mantenerme a mí misma, lejos de dejarme llevar por esos deseos sin embargo. —No tengo ninguna intención de matar a Jeffrey, — me dijo—.Él me odió, desde la primera vez que nos conocimos, pero a pesar de que te contrató para que me mates, no le guardo rencor. La pena desquicia a los hombres. —OK, así que no vas a matar a Jeffrey. ¿Qué hay de mí? Su sonrisa abierta era positivamente lobuna. —Prefiero follarte que matarte. Francamente, prefería eso, también. Pero como, lamentablemente, las dos no eran mutuamente excluyentes, mis colmillos se extendieron y me preparé para la batalla. —Inténtalo, y perderás partes del cuerpo. Alzó las cejas. —Yo no quería darte a entender que te iba a tomar sin tu consentimiento. — Dejó caer los brazos hacia atrás a los costados y me dio espacio. Miré a la puerta, tan tentadoramente cerca. —Yo no soy particularmente vengativo, — dijo, dando otro paso atrás—. No voy a matar a Jeffrey, porque había buenos motivos para contratarte. Yo simplemente voy a desaparecer de su vida para que no sucumba a la tentación de nuevo. Y no voy a matarte porque te importó lo suficiente como para saber si realmente mate a mi esposa antes de completar tu contrato. Claramente no soltaré a un asesino indiscriminado fuera en el mundo si te dejo ir Fruncí el ceño. — ¿Y qué soltaré yo si te dejara ir? Él ahora se había cruzado hasta el lado contrario del vestíbulo, y se apoyaba contra la pared. No había cuestionamientos en mi mente de que le podría golpear hacia la puerta en este punto, lo cual calmó mi pelea o mis instintos de vuelo lo suficiente como para hacerme permanecer en mi puesto. —Elizabeth y yo nos encontramos porque fuimos ambos voluntarios para un hospicio, — él dijo, y su sonrisa fue ahora sardónico—. ¿Te da eso una pista de cómo cumplo a cabalidad mis necesidades? Hice una mueca. — ¿Tú cazas a víctimas indefensas, inocentes? —No, yo cazo en la muerte, escojo a las víctimas. Mejor dicho, elijo a las víctimas que escogerían no sufrir más ya. Mi conciencia comenzó a rodar alrededor de ello por algún rato, pero realmente no podría resolver lo que pensaba acerca de eso. Tentativamente me decidí que no era mucho peor de lo que yo hacía... — ¿Y qué acerca de Elizabeth? —Pregunté. Algo en su mirada se veía como que era genuino el sufrimiento que paso por su cara. —Elizabeth tuvo cáncer ovárico. Ella tuvo una particular brutal cirugía, y luego ella echó a andar con la quimio. Los efectos secundarios de esa

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Vampire Romance forma de quimio pueden atormentar, y a ella parecía tener todos. Su futuro se habría llenado de dolor, más cirugía y una larga estadía en el hospital. Ella me había amado por algún tiempo, y fui lo suficientemente cariñoso, para querer darle a ella alguna felicidad antes de que ella muriera. >>Así es que me casé con ella poco después de que fuera diagnosticada, fui compasivo con ella y la alivie cuándo ella estuvo lista para cesar. Clavé los ojos en él escépticamente. —Y la convenciste de dejarte la mitad de sus bienes Él hizo gestos con las manos de desagrado. —Esa fue su decisión, y no estaba al tanto. La habría detenido si hubiera tenido que hacerlo. No necesito el dinero, y ciertamente no necesitaba dar a Jeffrey cualquier razón más para odiarme. Llámenme una vieja muy sentimental, pero le creí. Principalmente por todo lo mal que él me pudo haber hecho para entonces pero no lo había hecho. Esperé que el hecho que yo lo deseara no fuera un factor en mi decisión, pero yo no podía decirlo con seguridad. — ¿Así es que eres simplemente una persona estupenda muy completa, huh? —Dije. —Algo como eso. ¿Ahora te vas o te quedas? Porque si te quedas, estoy seguro de que podemos encontrar alguna parte más confortable que el vestíbulo. El destello de luz en sus ojos me dijo simplemente donde él tenía en mente que nosotros debíamos pasarnos. La tentación me abrumó, aunque creía que fuera exactamente profesional el que yo durmiera con mi supuesto blanco. Una sonrisa rozó mis labios cuando un pensamiento ocurrente vino, los ojos de Blackburn se ensancharon. —Ahora esa sí que es una sonrisa verdaderamente mala, — él me dijo—. ¿Quiero saber en qué estas pensando? —Dijiste que pensabas desaparecer de la vida de Jeffrey. Él parpadeó al ver que había sacado una conclusión errónea. —Sí, — él contestó cautelosamente. — ¿Estabas dispuesto a desaparecer dentro de las siguientes dos semanas? Él ergio de su cabeza frente a mí, su frente estaba surcada por la perplejidad. — ¿Puedo preguntar por qué? —Mi acuerdo con Jeffrey fue que tú desaparecerías, y nunca más se sabría de ti otra vez. Y tu cuerpo nunca sería encontrado. Realmente no dije que te mataría. Blackburn arrojó hacia atrás su cabeza y se rió. — ¿Así es que clamaras "haberte encargado de mí", y tomarás el dinero de Jeffrey?

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Vampire Romance —Obtengo mi dinero, Jeffrey se saca el clavo y ni el uno ni el otro de nosotros tiene que morir. ¿Sobre qué más querías indagar?‖ Él ya no se apoyaba contra la pared. Ahora, él asechaba a través del vestíbulo hacia mí en su completa y predadora gloria. La puerta ya no parecida aun remotamente tentadora —Oh, puedo pensar algunas cosas más para indagar. — él murmuró mientras se ponía en posición de entrar en mi espacio personal. — ¿Qué te hace pensar que yo te las daría? — Pregunté—. Fuiste un idiota total anoche, y has sido un matón insufrible hasta ahora. Su sonrisa abierta torcida, hizo a mi libido bailar. — ¿Oh, y tu habrías sido el alma de la cortesía y la hospitalidad si hubieses encontrado a un vampiro poco familiar en su umbral? ¿Y luego encontrarte con ella tenía la intención de matarte? Tuve que concederle eso. —Todavía no llego a entender por qué me dejaste ir anoche. Él se encogió de hombros. —Te encontré entretenida. Y sabía que ibas a regresar. ¡El bastardo arrogante! —Te habría venido bien que al tomar ese riesgo yo te hubiera estacado ni bien hubieras abierto la puerta. — me quejé. Él presionó arriba en contra de mí... dejándome sentirse su, er...estaca. Adivino que las amenazas de muerte eran un atractivo para él. —Si me encuentras tan terriblemente poco atractivo, siempre puedes salir, — él dijo—. No trataré de detenerte, y aun así desapareceré para que puedas cobrar tu contrato. Recorrí la mirada con mordacidad sobre su anillo, aunque no hice un intento de moverme. — ¿No estás de luto? Una sombra de pena cruzó por su cara. —Cuando perdí a Elizabeth, perdí a una estimada amiga. Pero no a una amante. Si exploráramos nuestra atracción mutual, no la sentiría desleal para su memoria. Me quedaba sin razones para rechazarle. Y verdaderamente, había muchas ventajas para tener a un amante vampiro. Especialmente un ardiente – y relativamente decente (si tal término podría ser aplicado a cualquier vampiro) – como Ross Blackburn. —Está bien, — dije—. Tomaré por un paseo experimental. Él me sonrió burlonamente de un modo que me habría enfurecido si él no fuese tan malditamente sexualmente atractivo. Agarré puñados dobles de su pelo y eché abajo su cabeza contra la mía. Y créanme, que la sonrisa murió con una muerte rápida y gloriosa.

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Los Justos Jenna MacLaine Castillo de Tars, Irlanda, 1675

E

l guerrero se quedó con las manos apoyadas en la gran mesa de roble, su ceño fruncido por la concentración mientras estudiaba el mapa trazado ante él. El parpadeo de las llamas de la hoguera bailaban con los gruesos músculos de su pecho y lanzaban sombras en su rostro. Cuando ella lo vio, él se metió un mechón de su pelo detrás de la oreja. Cómo deseaba ella alcanzar ese pelo y cepillarlo hacia atrás, palpar las hebras suaves que cambiaban de negro a un dorado rubio cobrizo entre sus dedos. Él se veía tan joven esta noche, pero los siglos habían pasado desde que él había nacido en este mundo. Físicamente, él parecía no haber visto más de 25 años, pero su edad se mostraba en la dureza de sus ojos y el filo de su lengua. —Morrigan, si tienes que estar aquí, lo menos que podrías hacer, es no esconderte en la sombra. — le espetó. La diosa suspiró y entró en la habitación. —Buenas tardes, mi amor. Levantó los ojos oscuros con enojo hacia ella. —Yo no soy tu amor. Ella sintió una oleada de placer, cuando vio la forma en que él veía el vaivén de sus caderas mientras ella se dirigía hacia él. —Tales rudas palabras salen de tus labios, que usas para hablarme de cualquier cosa excepto de ternura. — dijo. La agarró de la muñeca cuando ella llegó a poner su mano contra su mejilla. —Toda la ternura que sentía por ti murió cuando me asesinaste. Ella ladeó la cabeza a un lado. —No actúes como si no hubieras tenido nada que ver con tu propia caída. —Me engañaste. — gruñó. —Y tú me traicionaste, — señaló—. Y sin embargo, te hice rey. Le soltó la muñeca repentinamente y le dio la espalda a ella, para examinar su mapa otra vez. —Esta discusión me cansa, Morrigan. No voy a tener nada contigo otra vez. Ella asintió. —Bien. No vine a discutir contigo. — ¿Entonces por qué estás aquí? —Tus vampiros están matando a mis seres humanos, a pesar de que les has prohibido que lo hagan.

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Vampire Romance — ¿Mis vampiros? Ellos son tu creación. ¿Por qué cuando se portan mal son mis vampiros? —Porque tú eres su rey. Tú estableces sus leyes y ahora tienes que hacerlos respetar a las mismas. Él hizo un gesto hacia el mapa. —Gobierno dos reinos, Morrigan. Mis tierras abarcan la mayoría del mundo conocido. No puedo estar en todas partes. Yo no soy un Dios. Ella se rió. Un hombre que no creía que era un dios. Qué novedad. — ¿Puedo hacer una sugerencia? —Preguntó ella con dulzura. Apretó los dientes y asintió. —Mis creaciones no tienen temor a nada y la noche los ha hecho a ellos temerarios. Ahora les darás algo que temer, como los seres humanos temen a la cacería salvaje en una noche de luna. — ¿Y qué exactamente les daría ese tipo de miedo a los no muertos? —Quiero que crees dos grupos de asesinos, uno aquí en el oeste y otro en el este. Serán juez, jurado y ejecutores entre nuestros vampiros. Entonces ellos tendrán libertad de viajar a voluntad su jerarquía estará por encima de cualquier rey o el regente. Responderán solo ante ti. Consideró que por un momento y luego preguntó: — ¿Supongo que tienes a alguien en mente para esta tarea hercúlea? Ella miró el mapa, posando su dedo sobre la ciudad de Viena. —El Rey de las tierras del Este ya tiene un trío de guerreros que se ajustan a nuestras necesidades, pero él se los guarda en la capital como su guardia personal. Quiero que ellos viajen a través de sus tierras y ajusticien a cualquier vampiro granuja que no se apegue a nuestras leyes. —A Drake, no le va a gustar que le saquemos su guardia personal. Ella arqueó una ceja negra. —Tú eres el Gran Rey y él es tu vasallo. Has que se haga. — ¿De verdad crees que tres vampiros pueden controlar la población entera de un reino? Ella se rió. —Ha pasado mucho tiempo desde que te has movido en el mundo humano, mi amor. Los seres humanos se rigen por normas escritas en libros. Ellos siguen las leyes de sus dioses, en contra de sus instintos más bajos, porque temen el castigo en el otro mundo. —Pero tú has creado vampiros, seres casi inmortales. Ellos tienen poco temor de lo que podría venir en la próxima vida. La diosa sonrío. —Así que vamos a darles algo terrible para que teman en esta vida. Él pasó la mano sobre el mapa de sus reinos. —Podría funcionar. Voy a enviar un mensajero al rey del Este. ¿Y qué de mis tierras occidentales? Ella se acercó a la mesa, arrastrando sus brillantes uñas pintadas de negro sobre la mesa. En el otro extremo de la sala, junto a la cama del Rey se erguía un pedestal de mármol blanco y en ese pedestal descansaba el gran libro de las Almas. Ella hizo su camino hacia el libro, su libro, y tocó con reverencia la atadura de oro macizo. Contenía los nombres de todos los vampiros que le debían fidelidad al Rey. Al

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Vampire Romance abrirlo, su mano revoloteo sobre las páginas que cambiaban sin que ella las tocara, hasta que encontró el nombre que ella buscaba. —Este. — dijo, golpeando la página. Curioso el rey guerrero, se le acercó y miró por encima del hombro. — ¿Qué hace a este caballo tan especial? — él preguntó, odiándose a si mismo por el rastro de celos que escucho en su voz. —Él es un buen hombre, un hombre justo, y él dará buenos guerreros para mi causa. —Lo llamare. —No. — dijo rápidamente—. Todavía no. Hay algo que él debe hacer antes de que esté listo. La miro de reojo, con el ceño fruncido. — ¿Estás buscando pareja otra vez, Morrigan? Ella sonrió. —Envíalo a París. Allí encontrará lo que necesita para convertirse en el hombre que queremos que sea. — Ella se volvió rápidamente y llegó, agarrando sus hombros para mantener el equilibrio de los dos—. Ahora, ¿por qué no me dejas darte lo que necesitas? — Ella ronroneo. —No quiero nada de ti. — espetó, sin embargo, pero no saco sus manos, ni se dio la vuelta. —Necesitas mi sangre, — murmuró, pasando su mano sobre el pecho desnudo de él, luego por el estómago. Ella se demoró en el bulto duro contra de su pantalones—. Puede que no me quieras pero tu cuerpo dice lo contrario. Él cerró los ojos, tratando de ignorar el latido que sólo ella podría causarle. — ¿Realmente quieres esto, Morrigan, sabiendo cuánto te odio? Ella se apoyó en su cuerpo. —Hay una línea muy fina entre amor y odio, mi Rey. Esto alcanzará… por ahora. Él abrió sus ojos y miró hacia abajo en sus características fuertes, casi masculinas. Sus ojos negros brillaron intermitentemente con triunfo y sus pómulos afilados, estaban perfectamente parejos con la lujuria que ella sentía por él. Sus labios llenos lanzaron un gemido cuando él agarró un puñado de su pelo color azabache. —Te odio. — susurró, aunque las palabras tenían menos convicción de lo que él hubiera querido. —Yo lo sé, — la diosa dijo en voz baja—. Pero siempre me amaras. París, 1675 La mujer había muerto antes de que él la encontrara. Un vampiro no puede drenar a un ser humano en una comida, pero esta pobre alma se había quedado enredado con tres de ellos y juntos la habían desangrado hasta dejarla seca. Él se agazapo en la azotea, esperando a

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Vampire Romance la chica que había estado siguiendo, de azotea en azotea, a través de las tortuosas calles de París, daría con esta masacre en cualquier momento. Cambió peso a las puntas de los pies y observó. Era alta para una mujer. Él se había reído la primera vez que la había divisado en esta noche, vestía con ropas oscuras, sin adornos, ropa de hombre. Llevaba –su pelo pálido color de trigo- recogido en una cinta en la nuca de su cuello y los rasgos de su rostro parcialmente oculto por el sombrero de ala ancha que llevaba. Podía distinguir su nariz aguileña y sus labios carnosos y sensuales, pero no el color de sus ojos. Cómo deseó él, poder ver sus ojos cuando salió de las sombras del callejón y se topo con el cuerpo acabado de la víctima de los tres vampiros. Ella barrió su abrigo y de a alguna parte bajo sus pliegues negros, se dejo ver una larga hacha y una estaca de madera en un borde. Ella se meció y el vampiro que se estaba alimentando de la muñeca de la mujer perdió su cabeza en el primer golpe. Él era viejo y con su muerte, de su cuerpo revuelto no quedo más que polvo y hueso. Los otros dos la miraron sorprendidos mientras el pie de la muchacha salió disparado, barriendo por debajo de las piernas del vampiro más cercano a ella. Él cayó chillando y ella lo traspaso con el hacha, y lo empalo con la estaca en el pecho de un empujón. Estos eran jóvenes y no hubo polvo, sólo un cuerpo muerto en el suelo. El hombre en la azotea, pensó que el viejo vampiro probablemente recién les estaba enseñando a cazar. Él creyó esto porque el último vampiro no tuvo el sentido común de correr. —Asesina, — el vampiro dijo con desprecio—. Habrá un precio por tu cabeza. El Regente me pagará bien por tu cuerpo sin vida. Ella bajo el hacha al suelo y el hombre en el tejado se tensó. Él observó, pensaba intervenir, cuando el vampiro se precipitó hacia ella. Ella no se aterrorizó. Ella tomó dos pasos deliberados hacia él, le agarró por el frente de su abrigo cuando él la alcanzo y lo empujo, usando el peso de su cuerpo contra él. El vampiro salió volando través del aire y la chica terminó de espaldas en el empedrado. El vampiro se puso de pie y fue con zancadas hacia ella, la chica comenzó a rodar, lanzándose y se incorporo en un movimiento muy fácil. Su mano se deslizó hacia fuera y agarró el mango de su hacha, a partir de ese momento, ella sabía exactamente como serian las cosas, ella cortó decapitándolo cuando se dio vuelta para afrontar a su asaltante. Ella le atrapó limpiamente por el cuello y su cabeza sin cuerpo cayó al piso con un golpe. El hombre de la azotea, soltó el aliento que había estado conteniendo. Era increíble. No hubo movimientos malgastados o comentarios innecesarios, una limpia ejecución. Por Dios, esta niña le fascinaba. Después de tres siglos y medio en esta tierra y una bien merecida desconfianza hacia el género femenino, eso en sí mismo, fue todo un logro. Vio cómo se arrodilló para asegurarse de que la víctima de los

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Vampire Romance vampiros estaba muerta. Ella suspiró y le pareció oír una oración en los labios mientras cerraba la los ojos de la mujer. Poniéndose de pie, ella dio un paso sobre uno de los cuerpos del vampiro y descendió rápidamente para recuperar su sombrero caído. Ella hizo una pausa y miró hacia arriba, casi como si ella lo pudiera sentir. Él se deslizó de vuelta a las sombras y sonrió. Sus ojos eran del color del gran diamante de azul de Luis XIV. Ella se coloco el sombrero y se marcho. Él la siguió con la mirada, su mente se llenó con planes de cuando y don de él finalmente la encontraría. Había muchas cosas que amaba de ser la reina mimada de la Ópera de París: el escenario, el vestuario, la música… Le encantaba cantar y tenía una voz que era considerada por muchos, incluido el gran Jean Baptiste Lully-, de ser incomparable en toda Europa. Le había traído fama, fortuna y la atención de reyes. Había sido educada en los estratos más bajos de la sociedad para brillar en el mundo, ahora emergía para recibir las felicitaciones por otro espectáculo estelar en el Palais Tullerías. Ésta era la única parte de su vida que odiaba – la caminata de su camerino hasta el carruaje que la esperaba. Hace algún tiempo había sido una cosa agobiante, tener hombres ricos y poderosos ofreciéndole cualquier cosa que ella deseara a cambio de "favores". Ella se había convertido en la amante del Rey Sol a la tierna edad de 17. Algunos años más tarde ella disfruto de la generosidad de Charles II de Inglaterra. El que ella hubiera sido la amante de reyes sólo había aumentado su valor ante los hombres que se movían en el mundo privilegiado de Luis y ella usó esa ambición para su propio provecho. Había escogido a su pocos amantes con cuidado, seleccionando sólo a aquellos que la conducirían lo más cerca posible de su meta. Ella ahora tenía su casa, sus toneles de joyas y bastante dinero para vivir confortablemente por el resto de su vida, si ella fuera ahorrativa. Sobre todo, podía cuidar de la única cosa que verdaderamente tenía importancia en su vida: Su hermana. Y así es que ella sonriendo e inclinando la cabeza, atentamente rechazaba las ofertas que le hacían los caballeros de la corte. Ella pensó que eventualmente su atención decrecería, pero el no haber acogido a un amante en dos años sólo había aumentado el interés hacia ella. Se preguntaba cuales serían las apuestas acerca de a quién ella escogería como su siguiente protector En verdad ella añoraba tener a un hombre en su cama, pero no se podría atar a sí misma a otro aristócrata que esperara que ella estuviese disponible cada vez que él deseara. Sus noches estaban llenas ahora de cosas más oscuras que las sórdidas citas con hombres poderosos. Los ciudadanos de la corte de Luis XIV dejaban la ópera esta noche y gastaban su tarde bebiendo, jugando juegos de azar y especulando en el

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Vampire Romance por qué una de las mujeres más deseables de París elegía ir a su cama sola. Pero Justine Rousseau no se encontraba, -esta noche o cualquier otra- en su cama. Mientras la oscuridad caía en la ciudad, allí afuera había cosas más importantes que hacer que dormir. Había vampiros para cazar. Cuando su carruaje cruzó el Sena en el Pont Neuf, Justine se saco su peluca de su cabeza y pasó sus dedos por su pelo largo rubio pálido. Ella notó la silueta grandiosa e impresionante de la catedral Notre Dame surgiendo amenazadoramente a lo lejos mientras el carruaje entraba en lo más profundo de la ciudad, como lo hacía todas las noches. Hizo un alto delante del convento de las Ursulinas de la calle Saint-Jacques, el carruaje esperaría hasta que ella inspeccionara el techo y luego le devolvería a su casa en la calle de las Tournelles. Su hermana Solange había estado interna en el colegio de monjas durante los últimos diez años. Sus padres habían muerto de viruela, cuando Justine tenía solo 16. Ella a menudo se preguntaba si se había portado bien con Solange. Había sido su intención conservar a Solange con a ella, pero ella no sabía, -al principio-, la clase de vida que ella había escogido para sí misma. Ella no quiso que su hermana creciera aprendiendo a ser una cortesana, así que a la primera oportunidad, la había enrolado en la escuela de monjas. Fue el principio del fin de su relación. Solange era joven. Ella no apreciaba el hecho de que el dinero que su hermana había hecho con su cuerpo, las había salvado de morir en las calles, por el contrario se daba el lujo de despreciarla considerando a su hermana mayor como una mujer de dudosa virtud. Solange ya no la veía y Justine suponía que así era como las cosas debían ser. Pero eso no le impedía pasar por el convento todas las noches y detenerse a decir su oración silenciosa para la felicidad de su hermana y su bienestar. —Dios esté con vosotros, — susurró, cuando ella toco la madera pulida del coche para hacer señas al conductor. Cerró los ojos y se recostó en los cojines de terciopelo. La portezuela se abrió y el sombrero con plumas de un hombre apareció a través de la apertura, en el asiento de enfrente de ella. Justine se sentó, agarrándose a los respaldos de terciopelo, cuando el transporte entero se sacudió salvajemente cuando el hombre más grande que ella alguna vez había visto, trepó adentro. Él se sentó en el asiento al frente de ella y se cruzó de brazos sobre su pecho. — ¡Fuera! — Gritó—. ¡Henri! ¡Henri! —Él no puede ayudar, — dijo el hombre. — ¿Qué ha hecho con él? — Dijo entre dientes. —Ah que bien, habla inglés. El muchacho está bien. Está dando un paseo.

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Vampire Romance —Henri no abandonaría su puesto. —Para ser justo con el muchacho digamos que se lo sugerí… a la fuerza. Ella se recostó y lo estudió. Él no era simplemente alto, él era...grande. Su abrigo azul profundo y su chaleco cubrían sus anchos hombros, lo cual parecía llenar su pequeño carruaje. Su pelo era negro y corto, tan diferente de las pelucas largas, rizadas que estaban de boga en los hombres en estos días. Las botas negras de equitación de cuero cubrían sus largas piernas y ella tuvo que moverse para hacerles espacio. — ¿Qué diablos quiere? —Replicó ella. Se inclinó hacia delante, sus ojos negros brillaban, se frotó la barba que le cubría la muy cuadrada mandíbula. —Quiero ver a la mujer que me ha llevado por toda Inglaterra. Ella frunció el ceño. —Yo ni siquiera lo conozco. —Tiene razón, pero me conocerá a la perfección cuando este baile acabe. —Habla con acertijos. Se echó hacia atrás y sonrió. —Entonces voy a ser claro. Usted se ha vuelto una molestia para gente muy poderosa. Ella entorno los ojos. — ¿Qué gente? —A ver, Francois, el regente de París. Parece que usted está matando a sus vampiros. Su cuerpo se tensó y se preguntó si podría llegar a la estaca de madera -que estaba escondida entre los cojines del asiento- a tiempo. Con cuidado de no llamar la atención sobre la mano, puso la las palmas en el asiento y se inclinó hacia delante. Se percato como la mirada de él se concentro en la redondez de sus pechos, había cosas que aún a pesar de ser vampiro no cambiaban. Tomó una respiración profunda probando los límites de su vestido azul pálido. —Yo no soy una asesina, señor. Si Francois hiciera que sus vampiros se abstuvieran de matar a los seres humanos, entonces yo no los cazaría. —Es contra la ley del Gran Rey matar a seres humanos. ¿Cómo puede usted estar segura de que están haciendo esto? —Debido a que cinco de ellos casi me matan, hace dos años. — ¿Están muertos ahora? Ella sonrió. —Ellos fueron los primeros que maté. Mato solo a los culpables. Él arqueó una ceja ante ella. — ¿Y usted decide quién es inocente y quién es culpable? Ella se encogió de hombros. —Alguien debe. De nuevo se cruzó de brazos sobre su pecho macizo.

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Vampire Romance —Debo decir, mi querida, que es bastante impresionante para una mujer humana. Francois dice que usted tiene casi un centenar de matanzas. —Obviamente no es suficiente. Uno de sus vampiros asesino a una mujer cerca de la Bastilla hace dos noches. Pero usted no cruzo el Canal para felicitarme. —No, — dijo, los ojos rastrillaban acaloradamente sobre ella—. He sido contratado para matarla. Ella saco con fuerza la estaca de su escondite y se lanzó sobre él. Su mano atrapó su muñeca y ambos miraron hacia abajo para ver como la estaca se perdía en la tela del abrigo. —Por Dios, eres una chica sedienta de sangre. — murmuró y tomó la parte posterior de la cabeza con la mano libre, empujando su boca contra la suya. La estaca en su mano fue olvidada cuando esos labios encontraron los de ella. Antes de que ella supiese cómo había ocurrido, su cuerpo estaba perfectamente parejo en contra el de él y mientras sostenía su muñeca contra la espalda. Ella no tenía ni idea que había pasado con la estaca y por el momento no le importaba. La lengua de él barría en su boca y ella se perdió en medio de él, su cuerpo se estremecía. Había pasado tiempo desde que ella hubiera sido besada y mucho más desde que el toque de un hombre le despertara tanta pasión. Este hombre, Dios mío, él le dio fuego a su sangre. Ella apretó los dedos en la tela de la chaqueta y se preguntó cómo se sentiría el toque de sus dedos en ese pecho ancho desnudo. Abruptamente él la puso en libertad, sin miramientos la volvió a su asiento. Mientras ella estaba todavía tratando de recomponerse, él recogió su sombrero y saltó del carruaje. Hizo una pausa fuera de la puerta e hizo una reverencia antes de colocarse el sombrero en su cabeza. —Pensé que iba a matarme. — dijo, por dentro se sobresalto con un pequeño temblor por ese sonido apenas perceptible de decepción en su voz. —No. Le dije que había sido contratado para matarla, — le respondió con una sonrisa—. No se preocupe, probablemente te encuentre mañana. Y entonces él desapareció, como si hubiera sido nada más que su imaginación. Justine dio un respiro. Sus manos estaban agitadas y no creía que fuera de temor. Tal vez no había sido una buena idea ser célibe estos últimos años. Tal vez entonces no se hubiera encontrado a sí misma en un tórrido abrazo con un vampiro en un coche, pensó con disgusto.

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Vampire Romance Mientras estás sentada en frente de un convento. ¡Dios mío, me voy a ir al infierno! Sin embargo, casi habría valido la pena el viaje. La siguiente noche el teatro en el Palacio de Tuileries estaba lleno derramándose y Justine no pudo librarse de una invitación del Duque de Orleans para unírsele a su fiesta al vecino Palacio Real. Por dos horas ella observó el reloj, contando los minutos hasta que ella pudiera hacer su salida airosa. Sus pensamientos estaban completamente centrados en el vampiro en su carruaje mientras ella bebía y bailaba, logrando exitosamente evitar las manos errantes de Monsieur de La Fontaine. Ella estaba intranquila de que, -cuándo el Duque de Orleans le dio una fuerte aclamación a través del cuarto-, alguien la agarrara por la funda para obtener su atención. —Parece que el hermano del rey le está trayendo un regalo. — Madame de Montespan, -la actual amante de Luis XIV- le informó con una sonrisa socarrona. — ¡Oh, Dios mío! — Justine gimió mientras miraba al Duque cruzar la habitación con su vampiro. Madame de Montespan se echó a reír y le dio unas palmaditas en el brazo. —Buena suerte, querida. — dijo con un guiño, antes de mezclarse de nuevo en la multitud. Justine tuvo que admitir, en los momentos antes de que Philippe cayese sobre en ella, que el vampiro era un hombre con una muy fina figura. Cada pulgada de él era irresistiblemente masculina. No e ra extraño que él hubiera llamado la atención de Philippe. A pesar de dos los matrimonios y cinco hijos, el Duque de Orleans era un sin vergüenza, y bastante extravagante, y un amante de los hombres. En cualquier situación él traía puesto más perfume del que Justine alguna vez había poseído, y apenas más encaje. Fue una gran sorpresa para todo el mundo cuando él se puso a prueba a sí mismo para ser un comandante militar excelente. Con toda su fatuidad sin embargo, a Justine realmente le gustaba. —Cherie. — le saludó—. He conocido al más encantador hombre. Permítame presentarle a John Devlin, Conde de Falconhurst. Está recién llegado en la corte del Rey Carlos. Justine arqueó una ceja por el título del vampiro, pero hizo una reverencia, no obstante. —Sí, el conde es un viejo conocido. — aseguró a Philippe. El vampiro inclinó la cabeza. —Es lindo verla otra vez, Mademoiselle. Se miraron unos a otros durante un largo rato hasta que el Duque en voz alta se aclaró la garganta.

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Vampire Romance —Entonces voy a dejarlos solos para renovar su conocimiento. —dijo con un guiño. Cuando Philippe salió del alcance del oído, Justine miró de arriba abajo al vampiro. Las sedas y encajes, que parecían tan elegantes en los cortesanos de Luis parecían fuera de lugar en él. Parecía más adecuado para su pecho ancho y musculoso una cota de malla que el terciopelo. —Se ve ridículo. — dijo. Él frunció el ceño, recorriendo la mirada abajo hacia su abrigo de terciopelo azul profundo, adornado en exceso con encaje, el chaleco de seda y los pantalones bombachos, y su camisa de seda. —Yo me veo como todos los demás. — protestó. —Sigue viéndose ridículo. Se encogió de hombros. —Bueno, la moda hoy en día es un tanto absurda. A decir verdad, he llevado armaduras más cómodas que estos zapatos. No pudiendo aguantarse, se rió. — ¿Conoce usted la pena por suplantar a la nobleza? — ¿Y qué le hace pensar que mi título no es mío? — Preguntó con arrogancia en la voz que la hizo detenerse. — ¿Cuánto tiempo ha sido un vampiro? —Más de trescientos años. —Bueno, entonces el título ya no es suyo, si alguna vez lo fue, para empezar. Se encogió de hombros. —Yo no deje herederos, así que me siento con derecho a utilizar el titulo cuando lo considero oportuno. Ella le lanzó una mirada que claramente decía que no sabía si creerle o no. — ¿Por qué estás aquí, vampiro? Hizo una mueca y miró a su alrededor. —Me han llamado muchas cosas, incluso el mismo diablo, pero te agradecería que me llames Devlin en lugar de ―vampiro‖. Ella inclinó la cabeza. —Devlin, ¿por qué estás aquí? ¿Seguramente no me vas a matar delante del hermano del Rey y media corte? —Investigando, querida, — dijo simplemente—. Siempre es una ventaja saber lo más posible sobre su enemigo. — ¿Y qué has aprendido en esta habitación llena de chismes? —Bueno, — comenzó, pero rápidamente señalo a algo en la habitación—. ¿Por qué es ese joven me está mirando? Justine se volvió y rápidamente soltó una risita avergonzada. —Ese es el amante del Duque Philippe de Lorraine. Ten cuidado de él. Es hermoso, pero tan inmoral y peligroso como cualquier vampiro en esta ciudad.

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Vampire Romance — ¿Quizá deberíamos dar un paseo por los jardines? Me temo que complicaría mi estancia aquí si me veo obligado a matar al amante celoso del hermano del Rey. Ella lo miró incrédulo. — ¿Crees que he perdido mis sentidos? No voy a dar un paseo por los jardines con un hombre que ha sido contratado para matarme. Se inclinó cerca de ella, hasta que sus ojos oscuros llenaron su visión. —Ah, pero prometo no matarte esta noche. Ella frunció los labios. —Eso es apenas reconfortante. Puso una mano sobre su corazón. —Mi palabra de honor como caballero, no te hare ningún daño. —Debo estar loca. — murmuró, pero le permitió tomar su mano y colocarla en su brazo. Cuando estuvieron libres de los ojos indiscretos y los confines dorados del aposento del Duque, la tensión en el cuerpo de Devlin se comenzó a aflojar. Justine estaba casi desilusionada. Ella había estado disfrutando la percepción tensa de sus bíceps bajo su mano. Devlin, cerró los ojos e inhalo el aire cálido de la primavera. —Te llaman ―le Chardonneret du Roi‖, el jilguero del Rey. Justine asintió. —Tu Rey Inglés me llamó su ―canario francés‖. Puso los ojos en blanco. —Charles, en ocasiones, carece de imaginación. Eres mucho más que una voz bonita. — ¿Lo soy? —Eres, creo yo, una mujer de gran entereza. Cuando tus padres murieron, dejándote al cuidado de una hermana recién nacida, tú podrías haber raspado la vida haciendo cualquier tipo de cosas. En lugar de eso terminaste como la amante del Rey. Ella resopló. —Esa no era mi intención, te lo aseguro. Todo lo que quería hacer era cantar. Él sonrío. —Dicen que robaste un vestido de alguno fabricante de Mantua… —De la costura más fina de París, — le aseguró. —Y luego emboscaste al pobre Lully una tarde fuera de Tuileries y lo convenciste para que te dejara cantar para él. Ella se puso rígida. —Yo no conozco el significado de la palabra ―emboscaste‖. Se rió, sabiendo que ella sabía lo que significaba exactamente, y continúo. —Y la primera vez que el Rey te vio y escuchó tu voz, tú y tu hermana estaban libres de hacer cualquier cosa. Es una historia increíble. —Y ¿no crees menos de mí por hacer fortuna de tal manera? — Después de todo, su propia hermana lo hacía. Él le dio una mirada extraña.

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Vampire Romance —No hay vergüenza en ser la amante de un rey. Es una posición de gran poder e influencia. Yo pienso menos de Luis por dejarte ir. —Necesitaba un espía en la corte Inglesa. Cuando él me preguntó si me gustaría ir, yo no podía declinar. — ¿Y la señora de Montespan? — preguntó. —Cuando regresé, ella había tomado mi lugar. — ¿Eso te duele un poco? Justine se encogió de hombros. —Cuando una mujer está fuera de la vista, ella está fuera de la mente. Es el camino de los reyes… y los hombres. Se detuvo y se volvió hacia ella. —No has estado fuera de mi mente desde la noche anterior. —Esa atención debe ser muy útil para un asesino. Hizo caso omiso de su comentario mordaz y en su lugar se acercó a tocarle el pelo. Ella había abandonado la peluca después de la ópera y en vez, llevaba el cabello hacia atrás en rizos sueltos. —Tu pelo es casi de plata a la luz de la luna. — dijo, entrelazando un largo rizo alrededor de su dedo. Ella se perdió completamente en él, hasta que ella sintió el roce bien definido de dientes en contra de a ella. Repentinamente ella ya no estaba en los brazos de Devlin. En su mente estaba de regreso a la noche -dos años atrás-, la noche cuando cinco vampiros la atraparon en los jardines del Palacio Tuileries. Ella se soltó a sí misma del abrazo de Devlin y le pegó en la mandíbula tan duro como ella pudo. Su mano voló a su rostro mientras se tambaleó hacia atrás. — ¿Qué diablos fue eso? Los dedos de Justine le tocaron su cuello y encontró sangre. — ¡Me mordiste! Puso los ojos en blanco. —Yo no te mordí. Es un rasguño minúsculo y fue un accidente. Ella entrecerró los ojos. —Eres un mentiroso, vampiro, y nunca me tocaras de nuevo. — Se dio la vuelta y se alejó, la furia despedía a cada paso. Él la alcanzo en pocos pasos, girándola para enfrentarla a él. —Justine, permíteme transformarte. — declaró. —Estás loco. — susurró—. No te voy a vender mi alma, ni siquiera por la promesa de ese cuerpo hermoso. — ¿Y por tu hermana? ¿Quieres vender tu alma por ella? — preguntó en voz baja. La furia la llenó hasta hacerla temblar. Ella lo empujó hacia atrás, haciendo énfasis en cada una de sus palabras mientras apuntaba a su pecho sólido. —No te atrevas amenazar a mi hermana. Devlin la agarró por las muñecas con las dos manos.

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Vampire Romance —Yo no soy la amenaza para ella. Tú lo eres. Ella le dio una patada en la espinilla y él gruñendo la libero. —Yo nunca haría daño a Solange. — le espetó. —No, pero eres la muerte para ella, — dijo—. ¿Lo consideraste antes de emprender esta aventura temeraria? — ¿Qué estás diciendo? —Eres por lejos, la asesina más prolífica de la historia de los vampiros. Ellos no te dejaran vivir, no lo pueden hacer. Si no soy yo quien te mata, será otra persona. No serás joven para siempre, ¿pensaste en ello? ¿Qué un día te harás mayor, más lenta? Te mataran con el tiempo, pero primero que te harán daño. Y hay una única cosa que a ti te importa lo suficientemente para causar el tipo de dolor que todos ellos quieren que sufras. —Solange, — susurró—. Pero ella está en un convento y tiene la intención de tomar los votos. Ellos no pueden hacerle daño en suelo santo. —Eso no es totalmente exacto. Es un tabú, pero no es imposible. Si un vampiro le hace daño a ella en un terreno sagrado, y digamos que la venganza de Dios finalmente llega, tu hermana, sin embargo, todavía estaría muerta. ¿Es el tipo de muerte que deseas para ella? Justine sabía muy bien qué clase de muerte sería. La muerte que debería haber sido la suya. Recordó el desgarro los dientes y las uñas arañando y en ese momento odiaba a Devlin por hacerla pensar en estas cosas. Lo odiaba por hacerle comprender que no había pensado más allá de su propia venganza. Tal vez ella no era mejor que las tontas y egoístas, criaturas que poblaban la corte del Rey Sol. Hubo un tiempo, antes de esta noche, en el que ella había pensado que lo que hacía era importante, que hacía una diferencia. Sin embargo, tal vez lo que hacía era importante para su propia vanidad. ¿Ejecutaba a estos asesinos por un bien mayor, o simplemente para probarse a sí misma y para probar que aquellos que lo hicieron una vez, no volverían a hacerlo? Ella era una luchadora, una sobreviviente. Ella no conocía otra forma de ser. —Te odio. — murmuró y se alejó. Esta vez, él la dejó ir.

Devlin le regaló un sable fino, si bien la espada no era práctica para oponerse a los vampiros. Ella carecía de la fuerza superior del cuerpo que necesitada para tomar una cabeza con una espada, prefería su hacha, filosa como una navaja para tales ocasiones. A Devlin, sin embargo, disfrutaba observándola batirse a espada. Él hizo más de una vez comentarios sobre la belleza de sus movimientos ágiles, graciosos. Cada noche él ponía a prueba sus habilidades llevándolas al límite transformándola en una mejor luchadora. A menudo la empujaba en una pelea sólo para ver qué más le podía enseñar. Se convirtió en un juego para ellos y Justine no podía pensar en un futuro más allá, que

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Vampire Romance en la próxima noche cuando se reunirá con él y cuánto tiempo demoraría en permitirle besarla cuando estuvieran cansados del combate. Hasta el día en que la madre superiora de las Ursulinas llego a su puerta para decirle que dos hombres en un carruaje cerrado había secuestrado a Solange en la calle Saint-Jacques a plena luz del día. La oscuridad no podía llegar lo suficientemente pronto para Justine. Insegura de donde los vampiros se habrían llevado a su hermana o lo que harían con ella, no había nada que pudiera hacer más que esperar hasta la caída de la noche y su reunión prevista con Devlin. Ella escribió una nota para el director de escena en la ópera, y explicó que su hermana, había sido secuestrado y le informaba que no iba a cantar esta noche. Esperaba que Devlin estaría de nuevo entre el público y que cuando se diera cuenta de que otra persona estaba cantando, vendría rápidamente a su lugar de reunión. Después de la puesta del sol, con nada excepto una linterna pequeña para iluminar su camino, Justine pasó resueltamente en medio de los jardines de Luxemburgo. Los árboles estaban como esqueletos oscuros en contra del cielo y la noche sin luna lanzó al agua de la Fuente de Medicis un negro entintado. Colocando sobre suelo su linterna, ella caminó con pasos largos y en una curva cerradísima choco violentamente contra el pecho de Devlin. Él le extendió la mano y ella se agarró de las solapas de su abrigo. — Devlin, ellos la tienen. Se la llevaron directamente de la calle. —gritó Puso sus brazos alrededor de ella para sostenerla. — ¿Cuándo? —Esta tarde. — ¿En la luz del día? Amor, ¿estás segura de que son los hombres de Francois los que han hecho esto? — ¿Quién más podría ser? —No sé, — dijo, ausente pasando una mano por el cabello corto—, pero vampiros en la mitad del día, y más aún secuestrar a una novicia en la calle, es un signo de la locura o la desesperación. —O ambos. — dijo una voz desde la oscuridad. Devlin, sacó su espada y empujó Justine detrás de él cuando un vampiro que nunca había visto antes salió de las sombras. Era un hombre apuesto de estatura media con miel de color marrón cabello y ojos inteligentes y de color verde pálido. —Antoine. — dijo Devlin, con una inclinación de cabeza. El vampiro le devolvió el gesto, extendiendo sus manos a mostrar que estaba desarmado. — ¿Quién eres? — Justine preguntó—: ¿Y qué has hecho con mi hermana? —Tienes razón, François tiene a la niña. Ella estaba ilesa cuando la vi por última vez, pero hace una hora.

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Vampire Romance — ¿Qué quieres Antoine? —Devlin exigido. —Quiero contarles una historia y quiero que me digas cómo acaba. Pero primero tengo una pregunta que hacerte, mi amigo. —Muy bien. —Devlin estuvo de acuerdo. — ¿Cómo es que llegaste a estar en París? Justine apretó los dientes, no veía cómo esta cuestión era pertinente con el secuestro de su hermana. —Me enviaron aquí encomendado por el mismo Gran Rey. Antoine asintió, complacido aparentemente. — ¿Te han enviado aquí para matar a la mujer? — preguntó, señalando a Justine. Devlin, sacudió la cabeza. —Recibí instrucciones de solo venir a París. —C'est bon. —Ahora, cuéntame tu historia Antoine. —Los vampiros de París están divididos en dos grupos. Tjose que disfrutan de la matanza para Francois y exigen la muerte de la asesina. Pero hay otros, como yo mismo, quienes estamos afines de seguir las leyes del Gran Rey y que consideramos que el secuestro de una novicia Ursulina es un pecado de la máxima magnitud. —Entonces, ¿por qué no simplemente lo derrocan? — Justine preguntó. — Un siglo atrás Francois y yo desafiamos al viejo Regente por el gobierno de la ciudad. Francois ganó y yo perdí. Los otros vampiros no me seguirán. Ahora, si un hombre justo, o una mujer, — Antoine dijo con un guiño a los dos—, fueron a impugnar a Francois y ganar entonces podría garantizar el apoyo de los que siguen las leyes del Gran Rey. — ¿Sus hombres seguirían a un mercenario Inglés y a una asesina? — Devlin se burlo. —Mis hombres seguirán a los representantes del Gran Rey y a la mujer que hace justicia sobre aquellos de nosotros que rompen sus leyes. Yo no garantizan una pelea fácil, mi amigo, pero creo que prevalecerás. —Devlin, — dijo Justine, tirando de la manga de la chaqueta—, ¿Sigue en pie tu oferta? Él la miró, confuso. —La oferta de convertirme. — explicó. — ¿Eres consciente de lo que estás pidiendo? —Devlin, no puedo entrar en un nido de vampiros como un ser humano y esperar sobrevivir. Y asumo que es la única forma en que traeré de regreso a mi hermana ¿no? — preguntó a Antoine. Él asintió gravemente. —Francois la utilizará y luego los matara a los dos. Sus ojos azules le miraron con suplica. —Devlin ha vivido la mayor parte de su vida en ese convento. Tengo que traerla de regreso y si esta es la única forma de hacerlo, entonces eso es lo que debo hacer. — ¿Estás lista para ser regente de París? — preguntó. Ella le dio un vistazo.

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Vampire Romance — ¿Y no tener que pasar mis noches luchando contra vampiros sobre los cuerpos de mis compañeros parisinos? Él sonrió. —Sí, puedo pensar en maneras mucho mejor que pasar nuestras noches. Sin embargo, Justine, incluso si te cambiara ahora, te levantarías como un vampiro recién después de tres noches. Ella palideció, pensando en lo que Francois le podría hacer a su hermana, en tres días y tres noches. —Voy a garantizar la seguridad de la niña. — Antoine se ofreció. Justine entornó los ojos. — ¿Cómo? —Francois tuvo que contratar a seres humanos para secuestrarla. Ninguno de nuestros vampiros la puede tocar debido a la costumbre y el crucifijo que lleva. Uno de mis hombres esta al cuidado de ella. Me encargaré de que este bien cuidada, sana y a salvo, hasta que lleguen por ella, pero tienes que venir. François es un hombre de pocos escrúpulos. Si no vienen, a la larga va a tomar el valor y la matara. Él tendrá que hacerlo, o correrá el riesgo de perder el respeto de aquellos leales a él. —Yo iré por ella. Dile que iré por ella. Antoine asintió. —Francois tiene un castillo en las afueras de París en Montrouge. La encontrarás allí. Mis hombres y yo estaremos esperando. Antoine se volvió a ir, pero Justine lo llamó. — ¡Antoine! Espero que mantenga tu parte del trato. Si hay un rasguño en el cuerpo de mi hermana, lo hare personalmente responsable. Se dio vuelta y con un gesto de su sombrero de plumas, hizo una reverencia hacia ella y luego desapareció en la oscuridad. — ¿Crees que podemos confiar en él? —Justine preguntó. —Yo soy un buen juez de los hombres, Justine, y de los soldados en particular. Antoine es un hombre honorable. Fue uno de los Caballeros de mayor confianza del Rey Henri II. Esperemos que él sea igualmente un buen juez de los vampiros que representa. Se volvió y miró hacia él. —Devlin, ¿por qué haces esto? Le tomó el rostro con las manos grandes. —He estado perdido por tanto tiempo, Justine. Tú me haces sentir vivo por primera vez desde entonces… desde mucho antes de que me convirtiera en un vampiro. Tú me haces querer ser un hombre mejor. Déjame ser tu caballero, señora. Juntos tomaremos esta ciudad y la doblaremos a tu voluntad. Apoyó su cabeza sobre su pecho para que no viera las lágrimas en los ojos. —Entonces, llévame a casa, mi caballero, — dijo en voz baja—, y hazme tuya.

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Desnuda en su cama, Devlin fue todo lo que había imaginado que sería y más. Ella pasó los dedos por el cabello quebradizo del pecho, maravillado por el músculo firme bajo sus manos. Él le permitió esta libertad sólo brevemente y luego la volcó sobre su la espalda y procedió a hacer cosas con sus manos y boca que incluso una cortesana experimentada no admitiría a la luz del día. Justine sintió una punzada pequeña al pensar que la luz del día, sería algo que no gozaría de nuevo después de esta noche. Su pesar, Sin embargo, fue de corta duración cuando Devlin entró en ella y todos los pensamientos huyeron de su mente, excepto el triunfo absoluto de saber que tendría a este hombre espectacular en la cama, por las noches, años y siglos por venir. Había pasado tanto tiempo, para los dos, y en cuestión de minutos explotaron juntos como fuegos artificiales sobre el palacio de Versalles. En lo más alto de su placer, hundió sus colmillos en el cuello y bebió de ella. Una avalancha de sensaciones paso por Justine, cuando la mordió se sintió en el borde una vez más, dejando atrás su pasado y quedo temblorosa en sus brazos. Devlin tiró de ella encima de él y pasó la lengua por la marcas de mordedura de nuevo sobre su cuello. —Yo no te hice daño, ¿verdad? — preguntó. Ella suspiró. —Todo lo que recuerdo de la noche que fui atacada, es un dolor inimaginable. La preocupación cruzó su cara y, como si no estuviera seguro de su respuesta, preguntó. — ¿Y esta noche? Ella sonrió la sonrisa de una mujer coqueta y empezó a besar a su manera por su vientre duro para que esa parte de él despertara erguida nuevamente exigiendo atención. —Esta noche sólo sentí un placer inimaginable. Tres veces durante la noche él bebió de ella. Cuando estaba casi inconsciente por la pérdida de sangre, cortó su muñeca y derramó su sangre en su boca, obligándola a beber. A medida que el sol mostraba otro día de primavera gloriosa, De vlin la sostuvo en sus brazos y la vio morir. Tres noches después, Justine, la Justicia del diablo, se levantó como un vampiro, y Paris nunca fue el mismo otra vez. Castillo de Tara, Irlanda, 1728 Morrigan, Gran Reina Fantasma, diosa de la guerra y presagio de la muerte, se inclinó sobre su guerrero dormido, apartó un mechón de su

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Vampire Romance cabello multicolor de su rostro. Su mano se acercó y lo cogió de la muñeca, cuando sus ojos se abrieron. — ¿Por qué estás aquí, Morrigan? — preguntó, hosco, incluso en su dormir. —Solange Rousseau murió mientras dormía en el convento de la calle Saint-Jacques anoche. Él frunció el ceño. — ¿Tan pronto? Morrigan sacudió la cabeza. —Los años pasan rápidamente, ¿no? Tenía 68 años de edad, mi amor. Él asintió con la cabeza. — ¿Así que Devlin y Justine estarán de acuerdo con dejar París ahora y doblegar a los vampiros de las tierras occidentales hacia mis leyes? —Sí, han preparado a Antoine para tomar la Regencia de París. — ¿Sabes que ya los vampiros los llaman ―Los Justos‖? Morrigan sonrió. —Lo hicimos bien. El Gran Rey extendió la mano y corrió el dorso de los dedos a través de la capa de plumas de cuervo. —Sí, — murmuró—, lo hicimos. Morrigan dejó caer el manto de plumas en el suelo, revelando las largas filas pálidas de su cuerpo desnudo. El Gran Rey tiró de ella para su cama. —Todavía te odio, — susurró, mientras apretaba su cuerpo blando en contra de su dura longitud. La diosa sonrió mientras sus labios arrastrado por el lado de su cuello. —Lo sé.

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Conocimiento del mal Raven Hart

Y

o soy un estudioso. Yo sé más sobre la historia humana que cualquier otro, pero yo no soy humano. He aprendido más sobre el mundo natural que nadie con vida, sin embargo, soy un no vivo y sin duda eso no es natural. Yo soy un vampiro. Yo he viajado por el mundo en busca de conocimientos, estudie con cada intelectual importante desde da Vinci a Hawking. Y, sin embargo la pregunta que ha quemado en mi interior desde hace miles de años, permanece sin respuesta. ¿Por qué bebo sangre? ¿Cuál es mi propósito? He abrigado la idea de que mi propósito podría ser, la de matar a otros vampiros. He cazado hasta casi extinguirlos en todos los continentes. He dejado a América para el final. ¿Por qué destruyo a otros bebedores de sa ngre? Porque los desprecio. Un vampiro recién nacido es sub-humano, es una criatura cuya sed de sangre desborda la razón. Como un hombre para el cual el intelecto es lo más preciado de todos los atributos humanos, desprecio la bajeza primordial de mi propia especie. Tanto es así que yo no puedo soportar que vivan. Un bebedor de sangre joven, nace con el instinto de supervivencia que los hace aparecer y actuar como humanos, pero es una artimaña. Se necesitan décadas para que el vampiro inmaduro, pueda recuperar la inteligencia con la que él o ella fue bendecido, como con un ser humano, si es que sobreviven tanto tiempo. Yo soy una refinada y sofisticada, criatura de la noche. Yo me alimento de los seres humanos, pero nunca hasta el punto de desangrarlos. Mi succión de sangre los deja débiles y mi glamour los deja sin de memoria de haber sido mis presas. Vampiros más jóvenes tienden a buscar a los infortunados anónimos en nuestra cultura - las personas sin hogar, los adictos, los enfermos mentales – esos que no ―harán falta‖. Para los bebedores de sangre todo pasa por la matanza. Por mi parte, prefiero obtener el sustento de otros buscadores del conocimiento. Por lo tanto, me han obsesionado a todos los campus universitarios, del mundo. Estos lugares me dan una gran cantidad de jóvenes, sangre con olor dulce para alimentarme, además de las

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Vampire Romance ocasionales conversaciones estimulantes. Y luego, por supuesto, siempre hay el sexo. Después de que llegue al Nuevo Mundo, me abrí camino hacia las universidades del noreste hasta que me encontré en el sur de Estados Unidos, donde el clima suave me venía bien. Atenas, la casa de la Universidad de Georgia, la llaman la "Ciudad clásica" como la antigua ciudad de mi nacimiento. Intrigado, me he establecido aquí por el momento. Mis falsos documentos de identidad, además del dinero en efectivo, -claro está- me permiten monitorear cualquier clase que escoja. Voy de clase nocturna en clase nocturna, absorbiendo nuevas ideas en todo lo que refiere a la filosofía, la medicina o la veterinaria. El semestre de otoño estaba a punto de empezar, pero el calor opresivo del sur seguía saturando el aire con humedad y animó a las mujeres jóvenes a vestirse con poca ropa, vestidos sin tirantes y ropa que dejaba al abdomen descubierto, exponiendo la piel bronceada. Sus cuerpos estaban tan preparados para el sexo, como las ganas de sus mentes jóvenes de alcanzar una educación superior. En esta noche en particular, me había sentado en un banco de hierro forjado, cerca de la biblioteca en el campus norte y me involucre en lo que la gente moderna llama ―observar a la gente‖. Los estudiantes caminaban a propósito de aquí para allá, además de la ropa y las costumbres, no eran muy diferentes de los estudiantes universitarios de los días pasados. La brisa hizo susurrar las páginas del periódico del campus, Rojo y Negro, que alguien había dejado en el banco al lado mío, y ociosamente lo recogí. Me llamo la atención la peculiaridad de una sección: REALICE SU EXAMEN DE HEMOGLOBINA: ANTROPOLOGÍA, ES EXPERTO EN VAMPIROS

EL

PROFE

NUEVO

DE

Decía el titular. Encantado, leí más. Tomó nota del legajo de la antropóloga Profesora Victoria Lenox, autora del libro: "Vampiros a través de las edades", iba a enseñar este semestre en UGA como una profesora visitante. Según el artículo, ella había dedicado su carrera académica a estudiar el folklore del vampiro en las culturas de todo el mundo. Una folklorista dedicada a los mitos de los vampiros. Qué tan perfectamente maravilloso. Una llamada telefónica rápida para la universidad de antropología me indicó que estaba de suerte. La primera conferencia de la profesora Lenox era más tarde esa misma noche, y logre el permiso para asistir. Me dirigí frente a Baldwin Hall dispuesto a tener un buen entretenimiento. Al entrar en la sala, atraje la atención de un par de jóvenes estudiantes femeninas, algunas filas adelante de mí. Una codeó a la otra en las

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Vampire Romance costillas e inclinó su barbilla en mi dirección. La que había recibido el codazo me quedo mirando con los ojos muy abiertos por un momento antes de poner bajo control su reacción. Los sonreí y las dos se sonrojaron hermosamente y se dieron vuelta. Ha pasado miles de años desde la última vez que vi mi imagen reflejada, pero estoy seguro de que soy apuesto. En mi juventud fui adorado e incluso fui modelo de Auriga de Delphi, uno de los más famosos y grandes escultores, sobrevivientes de la antigua Grecia. Me transformaron en un bebedor de sangre, cuando ya era un hombre de 35 años, así que siempre estaría en mi mejor momento. Hoy en día, las mujeres jóvenes admiran; mi cabello oscuro, los ojos verdes y la piel impecable. Digo estas cosas, no por vanidad sino a manera de explicación. No es necesario usar la coacción para obtener comida. Las mujeres jóvenes de buena gana me siguen en las sombras o a cualquier otro lugar que yo decida llevarlas. Me senté, y el asistente de enseñanza realizo una torpe introducción de la profesora. Sus credenciales académicas y la lista de créditos de sus publicaciones eran impresionantes. Me imaginé a la antropóloga, como alguien de mediana edad, pedante y con gafas estilo académico algo así como la difunta Margaret Mead. Cuando el joven graduado terminó la introducción, él corrió a toda prisa para estrechar la mano de la profesora, quien se levantó graciosamente de un asiento de la primera fila. Cuando la académica -alta y esbeltacaminó para el atril con una chaqueta de sport de lino beige sobre un vestido coralino y zapatos de tacón alto haciendo juego, noté la naturaleza regia de su porte, sin mencionar la belleza de las formas de sus piernas. La estudiosa que empezó a mirar hacia la sala de conferencias no era una matrona descuidada, de mediana edad, sino una rara belleza. La profesora escaneo a su público, como si estuviera tomando su medida, se detuvo el tiempo suficiente para allanar el camino de su largo pelo negro sobre un hombro, y comenzó su conferencia. Cuando ella comenzó a hablar quede tan fascinado por sus palabras como estaba por la perfección de su piel clara, por la plenitud de sus labios y la forma almendrada encantadora de sus ojos oscuros. —El mito del bebedor de sangre, se lo puede encontrar en casi todas las culturas a través de las edades. — ella comenzó—. Ellos son poderosos, inmortales y seductores. Su fuerza sobrenatural y su belleza los hacen aparecer en nuestras pesadillas y fantasías sexuales por igual. Y sin embargo, con todo su poder, también lo sentimos por ellos, porque han sido separados de la gracia de Dios y no puede caminar a luz del sol.

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Vampire Romance Mientras hablaba, dio un paso fuera de la tarima y caminó lentamente de un lado a otro, todos sus movimientos y gestos eran elegantes como de silfo. Verla era una fiesta para mis los ojos, hacia difícil concentrarse en sus palabras. Deje que los tonos endulzados con miel de su voz cayeran sobre mí, mientras ella exponía acerca de los mayas y su propensión de afilar sus dientes como colmillos con punta y como ungían a la nobleza con sangre humana de algún sacrificio. Me pareció que en un santiamén la conferencia estaba por terminar. Cuando terminó con su ponencia, preguntó a los estudiantes si tenían preguntas. Muchas manos se levantaron, y ella exhortó a un joven que estaba unas cuantas filas adelante de mí. — ¿Usted cree en los vampiros? — Preguntó—. Los reales quiero decir. El público se rió entre dientes por unos momentos, cuando la profesora considero la pregunta. Una sonrisa coqueta paso por la cara y bajó la voz a modo de complicidad. —Yo nunca lo voy a contar. — ella dijo. Los estudiantes se rieron. Más manos se levantaron. Al escanear las caras en el público para elegir al estudiante para la siguiente pregunta, su mirada se reunió con la mía por un instante. Sin pensarlo, levanté la mano y la ella asintió. —Si se encontrara con un vampiro real, — le dije—, ¿Qué haría usted con él? Los estudiantes se rieron otra vez y sonrió. — ¿Qué…? Estudiarlo, por supuesto. Yo anhelo por el conocimiento por sobre todas las cosas. Mi corazón seguía sin latir Después de algunas preguntas más, de los estudiantes, la profesora Lenox dio por terminada la clase. Cuatro o cinco alumnos se quedaron para hacerle preguntas adicionales mientras ponía unos papeles en su maletín, así que me tomé mi tiempo para caminar al frente de la clase. Para cuando la alcance, estaba sola. —Profesora Lenox. — me dijo, extendiendo la mano. —Mi nombre es Nick Manos. No puedo decirle cuánto me ha gustado su conferencia. — Si ella supiera lo mucho que no podía decirle. Puso una mano delgada sobre la mía. — Señor Manos, qué gusto conocerlo, —dijo—. ¿Es usted un apasionado de los vampiros? —No tienes ni idea. Y, por favor llámeme Nick. — A regañadientes le solté la mano. Hacía calor y su piel era suave. Su luminosa fragancia floral, traslado a mi mente a la primavera en la Países Bajos. —Entonces usted debe llamarme Victoria. — dijo con una sonrisa que me hizo sentir como una criatura de sangre caliente otra vez.

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Vampire Romance — ¿Te gustaría tomar un café conmigo? — Le pregunté—. Me gustaría discutir el tema de los vampiros un poco más. El arco de sus labios de Cupido, se separaron un poco para responder, pero ella hizo una pausa. Después de un momento en el cual ella registró mi mirada fija, como tratando de sacar mi medida, dijo: —Eso estaría bien. Mantuve la puerta abierta para ella al salir del edificio. El paseo al café era un tanto corto. —No eres el típico estudiante. — dijo, lanzándome otra vez una recorrida con la vista, aunque sutil, a la que no se le escapaba nada. La mirada se detuvo en mis zapatos caros italianos, mi corte de pelo de 80 dólares y todo lo que hay en el medio. Y quiero decir todo. —Y tú no eres la típica profesora, — repliqué, recordando mi anterior hipótesis. —Háblame de ti. —dijo. Le di una versión rápida de mi historia estándar, que en realidad era verdadera, al menos lo fue en su tiempo. Yo era un heredero que luego vendió el negocio familiar. —Sin haber dejado familiares en Grecia, decidí viajar por el mundo. — dije. Ella no tenía que saber que mi último pariente murió antes de que Cristo hubiera nacido. — ¿Viajas por el mundo haciendo qué? — ¿Qué? nada, por supuesto. Yo anhelo el conocimiento por sobre todas las cosas. — ¿Te estás burlando de mí? — Su risa era como una música suave. —Soy perfectamente sincero. — Puse mi mano sobre mi corazón fingiendo sorpresa ante la acusación—. Creo que podríamos ser tú y yo espíritus afines. —Quizás lo seamos, en lo que se refiere a ese aspecto. — dijo. Cuando llegamos a la cafetería, me acerqué a la tienda cuidadosamente, asegurándome de que la luz de los faroles no causara ningún reflejo en el vidrio. Siglos de experiencia, hacían que tales medidas cautelares, fueran mi segunda naturaleza. — ¡Oh! —Dijo Victoria—. Está cerrado. —Que mala suerte. — Miré hacia abajo a la fila de restaurantes y bares en el lado opuesto de la calle en búsqueda de una alternativa. — ¿Quieres tomar un café en donde me estoy quedando? — Preguntó—. La casa de hospedaje esta sólo a un par de cuadras del campus. Me pareció extraño que la profesora invitara a un extraño a su casa, pero las mujeres modernas son un tanto impredecibles. —Eso estaría bien. — Acorde, y seguí caminando—. ¿Por qué los vampiros? — Le pregunté.

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Vampire Romance Ella me dio una mirada de reojo que me dijo que había oído la misma pregunta mil veces. —Es como dije en mi conferencia. Son criaturas fascinantes, poderosamente seductoras. —Pero ellos son criaturas de ficción. —dije siendo poco honesto—. ¿Por qué dedicar su vida académica a su estudio, cuando hay tantas…?— Dudé, buscando la palabra justa. — ¿Tantas cosas reales para estudiar? — Ella termino —Bueno, sí. — Yo sabía que me estaba arriesgando a alienarla. Ella sin duda, tuvo que explicar esto mismo hasta la saciedad a innumerables personas, incluyendo amigos y familiares, durante varios años. Pero mi curiosidad no era como la de ellos. No, en absoluto. Ella se encogió de hombros. —Nada más nunca me interesó tanto como el inmortal. Pero, ¿y tú? Admitiste ser un entusiasta del tema vampiro. ¿Qué te atrae del bebedor de sangre a Nick Manos? Fingí una tímida sonrisa. —Exactamente lo mismo que a todos los demás. La inmortalidad, supongo. Me encanta Stoker, Rice, Nosferatu. — ¿Qué hay del asesinato, la violencia? — Preguntó. — ¿Qué hay acerca de ello? —Eso es lo que atrae a los hombres al género vampírico en los libros y películas, ¿verdad? —Tal vez, — dije escurridizamente. Si cualquier ser humano fuera testigo de la cacería de un vampiro y viviera para contarlo, el horror lo dejaría loco por el resto de su miserablemente corta vidas—. La atracción de las mujeres es diferente, adivino. Supongo que es el aspecto ese de la seducción que antes mencionaste. —Supones correctamente, — dijo con una inclinación hacia arriba de la barbilla bastante elegante—. ¿Acaso no todo se reduce a sexo? — Ella se detuvo. A la luz de la luz de la calle su belleza parecía de repente de otro mundo—, ¿Entramos? — ¿Perdón? —Le pregunté. Ella me invito con una risa rítmica cuando saco sus llaves del bolsillo de la chaqueta. Justamente habíamos alcanzado su puerta. Ella abrió la puerta y entró. Me sentí como un adolescente torpe en una primera cita, algo a lo que estaba enteramente desacostumbrado. Temí que estuviera siendo hechizado. Un rápido examen de la sala por donde pasamos no reveló espejos o iconos religiosos. Entramos en una habitación con una multitud de libros y papeles esparcidos y un escritorio con un ordenador frente a una ventana. El aire traía el suave perfume de olor a libros antiguos – a papel oxidado, y un poco de moho - enseguida me sentí cómodo. Este era el espacio de un erudito. —Estás trabajando en un documento. —comente. —Siempre estoy trabajando en un documento, — Ella puso su maletín en el suelo y no hizo caso de su chaqueta—. Siéntete como en tu casa.

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Tomé asiento en el sofá y noté algo que se me había escapado antes, en la esquina del cuarto. Una mesa pequeña con unos tubos de ensayo, un microscopio, diapositivas y algunas botellas de productos químicos de color ámbar. Incliné mi cabeza hacia el conclave y pregunté. — ¿Entonces, también estas con la biología? —En realidad en la antropología forense. Hay una gran demanda de esas habilidades en la aplicación de la ley, tú sabes. Asentí, vagamente consciente que varios programas populares de televisión presentaban a científicos que solucionaban crímenes. Tome uno de los libros que estaba al alcance de la mano. Ella se saco los zapatos y se unió a mí, jalando sus rodillas encima del sofá. —Vrykolakes: Vampiros en griego folklórico. — Al leer la Título del libro me di cuenta de una misteriosa y desacostumbrada sensación, -que no podía identificar- recorría por mi espalda—. Especulo que debo saber acerca de esto, ¿no? — Bromeé. —Definitivamente. Ya que eres un griego entusiasta del tema vampírico. Su manera de hacer bromas estaba jugando trucos con mi imaginación. Juraría que ella había puesto mayor énfasis en la palabra «Entusiasta». Suavemente me quitó el libro y lo puso a un lado. Su mano se posó en mi muslo. —Tú realmente no quieres café, ¿verdad? Debo admitir que su desenfado me sobresaltó. Estaba acostumbrado, naturalmente, al atrevimiento de algunas mujeres jóvenes, contaba con ello, de hecho. El efecto de ―chicas volviéndose salvajes‖ como lo llamaba, me había garantizado incontables noches de buena sangre y el mejor sexo. Pero no había esperado tal comportamiento caprichoso de ella. No de una intelectual. Tan pronto como me apareció este pensamiento, me burle de mí mismo, por la hipocresía de mi doble discurso. Victoria era toda una mujer. ¿Quién era yo para juzgarla? —No, — yo acorde—, yo realmente no quiero café. —Entonces, ¿qué quieres? — Preguntó con voz entrecortada, recorriendo con su mano por mi pierna y dejando a sus dedos jugar contra la parte interna del muslo. —Me imagino que quiero lo mismo que tú. —Puse mi mano sobre la de ella y la apreté con fuerza contra mi erección. —Oh, bueno, — susurró—. Estoy tan contenta de que estamos en la misma página. Le hizo masajes a mi polla a través de la tela de mis pantalones, un rato y después se volvió a horcajadas sobre mis muslos. Pasando los dedos por el pelo, me besó profundamente. Le pasé mis manos ansiosas por debajo de su vestido de lino y le acaricie el trasero. Se interrumpió el

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Vampire Romance beso y arqueó la espalda en contra de mi erección, lo que me permitió quitarle el vestido en un movimiento rápido. Un toque rápido de mis dedos y el sujetador de encaje fue historia. Llene mis palmas con sus senos llenos, sus pezones estaban duros un momento antes de tomarlos con mi boca. Ella se agachó para liberar a mi polla hinchada y yo arranque el frágil tejido de entre sus piernas. Se quedó sin aliento con los ojos muy abiertos, cuando entre en ella con un golpe fluido. Luego ella gimió y rodeó con sus brazos mi cuello, montándome - experimentalmente en un primer momento - y luego con más fuerza y más rápido. Su pasión y entusiasmo se apoderaba de mí, por no mencionar de la perfección de su cuerpo. El ardor en el rostro le dio la belleza de una elegancia salvaje que encontraba tremendamente emocionante e inquietante al mismo tiempo. Ella se empujo a si misma sobre mí, sus pechos subiendo y bajando en un ritmo primitivo que me hizo temer, que podría acabar mucho más pronto de lo que yo deseaba. Yo había perfeccionado mi control sexual en muchos siglos, hasta convertirme en un maestro de mi propio cuerpo y las respuestas, pero con Victoria me sentí como un colegial de nuevo. Mientras luchaba por el comando de mi liberación, ella se arqueó de nuevo, exponiendo como una oferta la carne pálida de su cuello. Podía no sólo ver el latido rápido de la vena delicada en el hueco de la garganta, podía sentir y oler la sangre allí también. La envolví en mis brazos y mis colmillos se alargaron involuntariamente. Cuando ella comenzó a gemir y contorsionarse, mordí abajo en su cuello, perforando su carne frágil y empezó mi clímax. Nos envolvió una oleada de placer mientras succionaba su sangre. Cuando terminamos, concentré mis poderes de encanto en su mente, así ella no recordaría el mordisco. Si las dos marcas pequeñas del pinchazo fueron incluso notadas antes de que se curasen, pasarían como arañazos accidentales. Con un suspiro de satisfacción Victoria preguntó. — ¿Quieres esa taza de café ahora? —Realmente no. — le dije. —Yo tampoco. Una sonrisa maliciosa se curvo en las esquinas de la deliciosa boca cuando ella me tomó de la mano y me llevó al dormitorio. Ella dijo que le gustaba turnarse en las posiciones. Así que la quinta vez que a ella le toco ir a horcajadas sobre mí de nuevo. También dijo que le gustaba un poco la esclavitud. Así que mis muñecas estaban apresadas por esposas de hierro grueso a la cabecera de la cama antigua. Cuando llegamos a nuestro clímax mutuo, yo cerré los ojos y quede relajado, disfrutando del descanso. Incluso con mi sobrehumana resistencia, yo estaba agotado y el amanecer se avecinaba. Tenía que regresar a mi lugar de descanso para mi sueño seguro durante el día.

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Vampire Romance —Eso fue maravilloso, — dije—. ¿Quieres eliminar las esposas ahora, por favor? Me dio un beso en el centro de mi pecho y subió hacia el lugar donde las muñecas estaban fijadas. Pero en lugar de los clics de los mecanismos de liberación, oí deslizándose otros sonidos. Traté de bajar los brazos, pero mis muñecas aún se mantenían firmes. Miré por encima de mi cabeza para ver que mis brazos no sólo seguían vinculados por las esposas de metal, sino que ahora también por tiras gruesas de plástico. Probé mis ataduras, poniendo a pleno mi capacidad de resistencia. Si las esposas de metal hubieran sido todo lo que me ataba podría haberlas roto, pero el plástico que las reforzaba eran un problema. Si aplicaba la fuerza suficiente para romperlas, podría literalmente, cortar mis muñecas. Y las partes de los vampiros no se regeneraban. — ¿Qué diablos crees que estás haciendo? — Pregunté. Victoria se puso sus pantalones vaqueros y una camiseta mientras veía mi lucha, con curiosidad. — ¿Qué pasa, mi chico amante? ¿No quieres quedarte y jugar un poco más? — Tengo que irme. Ahora. — ¿Cuál es la prisa? Por fin puedes tener esa taza de café en el patio, mientras vemos la salida del sol. ¿No sería divertido? Se fue a las ventanas que dan al este y abrió las cortinas. Traté de calmarme y formular una respuesta, la luz podría servir de inspiración para decirle algo que le hiciera liberarme, pero algo acerca del maníaco brillo en los ojos, hizo que mi sangre se volviera más frío de lo normal. Una repentina convicción se formo en mi mente, que me dio, tanto miedo como emoción. — ¿Cómo lo descubriste? — Le pregunté. —Anoche, en el camino aquí. Tú no tenías sombra. — Su rostro registraba el deleite del triunfo. Me maldije por mi falta de cuidado y rugí de frustración sin preocuparme de proteger mis colmillos y mucho menos negar la verdad. Victoria, en virtud de quién era, vería la verdad a través de mi protestas. Me esforcé en romper mis ataduras de nuevo, pero sólo logre doblar la cabecera, mientras que el plástico resistente en mis muñecas me cortaba lo suficiente como para hacerlas sangrar. Evidentemente, mi captora encontró a mi exhibición de fuerza y ferocidad excitante. Se apoyó contra la pared del fondo con una expresión de éxtasis orgásmico en su rostro. — ¡Oh…mi…Dios! ¡No puedo creer que tenga un vampiro desnudo atado a mí cama! — Abrió un cajón de la cómoda con las manos temblorosas

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Vampire Romance y sacó un espejo de mano. Se examino cuidadosamente el cuello, y ella gritó—, ¡Lo sabía! Me mordiste y chupaste mi sangre. La mire, incrédulo. ¿Qué había sido de la sabia profesora que había emitido la erudita conferencia que había oído la noche anterior? Su aspecto actual me recordaba a los fanáticos seguidores de Elvis o los Beatles en su apogeo. Sus ojos se dilataron, la respiración se volvió rápida, su cara se enrojeció. —Todo comenzó con la piel, —ella dijo—. Eres demasiado pálido para un griego. Tu piel parece un impecable mármol blanco. Y luego está la forma de hablar que no tiene nada que ver de ser un extranjero. Hablas como alguien de un tiempo diferente - un tiempo anterior. Pero la sombra faltante aseguró la victoria. En cuanto a mí, yo ahora me percaté que debería haber estado más alarmado por su voluntad para llevarme a casa después de recién haberme conocido. El seductor se había convertido en seducido. Ella no carecía del coraje para ello. —Muy bien — dije—. Tú táctica fue bien jugada. Ahora deja que me vaya y no te hare daño. — ¿Dejarte ir? Tienes que estar bromeando. ¿Sabes cuantos años he buscado un vampiro de verdad? —preguntó con voz entrecortada. —Naturalmente, yo estaría encantado de responder a cualquier pregunta que puedas tener, si tu solo…— Ella no me oyó. —Durante años he viajado por todo el mundo como invitada conferencista o como profesora visitante, sólo en la noche. Sabía que uno de ustedes vendría a mí algún día. — ¿Cómo estabas tan segura de eso? —Viniste, ¿no? ¿Por curiosidad? ¿Diversión? ¿Para saciar tu ego? —Podría haber querido matarte, ¿has pensado alguna vez en esa posibilidad? ¿Tienes alguna idea de lo que soy capaz? — Desde que la cordialidad no había funcionado con ella, tal vez la intimidación podría. Lance un gruñido para enfatizar mis palabras. —Yo no pienso que quisieras matarme. Pensé que querías sexo y sangre, que fue justo lo que te quería dar. — Por la mirada de ella, mi pantalla de amenaza sólo la excito más. Aunque el sol aún no era visible, podía sentir su cercanía como una picazón por debajo de mi piel. — ¿Quieres cerrar la cortinas, por favor? Ella parpadeó. — ¿Cómo cuanta luz del sol se necesitaría para matarte? La alarma guerreo con furia en mi mente. Tuve que esforzarme para mantener la calma. — ¿Qué piensas hacer conmigo? ¿Qué quieres? —Quiero el conocimiento. Recordé sus palabras de temprano en la noche, sin mencionar el microscopio y la colección de diapositivas y tubos de ensayo. —Vas a experimentar conmigo. Ella se rió y no hubo un borde de histeria en el sonido.

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Vampire Romance —He estado fantaseando durante años sobre qué haría si alguna vez lograba capturar a un vampiro. En un primer momento decidí que me volvería una Doctor Frankenstein y diseccionaría al bebedor de sangre, para poder estudiarlo pieza por pieza bajo el microscopio a un nivel celular. — Yo resistí las ganas de retorcerme. No me gustaba la idea de ser cortado en rodajas y en cuadritos. Tal vez si me concentraba lo suficiente podría pensar en una táctica que la inspirara a liberarme—. Pero luego pensé en otra cosa. ¿Qué mejor manera de saber lo que es ser un bebedor de sangre que ser uno? Quiero que me hagas un vampiro. La idea de convertir a esta hermosa mujer en un monstruo me genero rechazó. —Tú no sabes lo que estás pidiendo. —Oh, sí lo hago. Y no es sólo que quiera aprender acerca de vampiros. Yo no estaba bromeando cuando dije que tenía sed de conocimiento. Todos los tipos de conocimiento. Piensa en las posibilidades. Como inmortal tendré todo el tiempo del mundo para absorber toda la información y la sabiduría que ha sido acumulada en la historia humana. Un escalofrío de emoción tiro través de mí. He aquí un alma gemela de hecho. —No estaba bromeando antes. Yo soy un buscador de la comprensión también. — le dije—. Podrías llamarme un eterno estudiante. Se acercó y se sentó en el borde de la cama junto a mí. Ella me miró a los ojos, como midiendo mi sinceridad. Su mirada era tan intensa que estaba seguro de que, si hubiera tenido un alma, estaría buscando en ella. —No lo dices para complacerme, ¿verdad? Tú realmente entiendes. —No estoy para complacerte. En verdad comprendo tu pasión por el aprendizaje. — ¿Qué te gustaría estudiar más? — Preguntó sin aliento, con los ojos brillantes. —Ciencias de la Tierra, el arte, ciencias sociales, medicina, todo realmente. Es por eso que vivo cerca de las universidades. — El amanecer se acercaba, estaba empezando a consumirse dentro de mí. Una luz tenue carmesí sangraba en el horizonte—. Por favor. ¿Podrías cerrar las cortinas ahora? — ¿Me convertirás? — Preguntó. —Vas a perder tu alma, — le dije. La presencia solar, que había empezado como una picazón, ahora me quemaba en serio. —No me importa. ¿Para qué necesito de un alma, cuando puedo vivir para siempre? La maldije a ella y sus ancestros mientras me retorcía en la cama, tratando en vano de llevar mi cuerpo lejos de la ventana. — ¡Te convertirás en un monstruo! Uno cruel, proveerás a manos llenas a la bestia sin conciencia. Te tomará años para superar el ansia de sangre lo suficiente como para reanudar tus actividades académicas, eso sí incluso sobrevives tanto tiempo.

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Vampire Romance Victoria me miró de manera uniforme, como esperando a que mi relato empeorara hasta que describiera una condición con la que no pudiera vivir. Esto era lo mucho que ella quería la inmortalidad. Empecé a hablar más rápidamente, describiendo la más espantosa matanza con los más vívidos detalles que pudiera imaginar. Y ella siguió sin moverse. — ¿Qué puedo hacer para llegar hasta ti? — Pregunté—. ¿Qué necesitas escuchar para entender lo que implica la transformación? Se puso de pie y caminó por el piso junto a la cama. — ¡Necesito escuchar respuestas! Quiero saber cómo el Universo fue creado. Quiero saber el significado de la vida. Quiero saber si hay un cielo y un infierno. ¡Quiero saber si hay un Dios! — ¡Te puedo asegurar que hay un Dios porque sé que hay un Satanás! Ella se detuvo y sacudió la cabeza, haciendo que su cabello negro cayera sobre un hombro. Su belleza era feroz. — ¿Cómo sabes? —Porque yo soy uno de sus demonios. — le susurré. Mis ojos se volvieron rojos con furia y saqué mis colmillos como navajas. Sentí que se me retorcía la cara en la máscara de la muerte que era lo último que vieron mis víctimas en esta tierra. Yo nunca había visto mi propio rostro en su forma más monstruosa. Pero tenía una idea de su poder, si tomaba como medida, el horror en el rostro que mis presas adoptaban. Sin embargo, Victoria estaba clama. Ella no estaba afectada, - ni mucho menos. Su cara registró una emoción que no podía conciliar con la actual realidad. Estaba excitada. Ella me seguía mirando de reojo cuando el sol apareció en el horizonte y comencé a gritar. — ¿Me transformaras? — Preguntó ella. — ¡Sí! — Grité, ardiendo en mi interior. —Entonces vamos a empezar. — dijo, cerrando las cortinas. Su grito de triunfo fue lo último que oí antes de que me desmaye de la conmoción de mi lesión. Me desperté en la oscuridad fresca preocupado, después de un sueño plagado de pesadillas. Había cerrado las cortinas un instante antes de que me hubiera sumido en llamas. Me estiré provisionalmente para poner a prueba mis lesiones, y sentí su calor. Victoria se había acurrucado junto a mí, desnuda. —Supongo que necesitabas un tiempo para descansar y recuperarte, — dijo—. Siento pesar por lo que tuve que hacerte. Peleé por poner bajo control mi furia antes de contestarle. Nunca había estado tan enfermo usado en mi larga existencia como un bebedor de sangre y por Satanás, esta descarada pagaría. —Sí. Lo último fue de mucha ayuda, —dije—. Tú sangre me ayudará a terminar mi curación.

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Se entusiasmó de nuevo y se puso de rodillas en la cama a mi lado. —Esa será la primera parte del intercambio de sangre que utilizarás para convertirme, ¿verdad? —Eso es correcto, —le dije. Ella ignoraba que nunca conseguiría el segundo mordisco del proceso - la parte en la que ella a su vez, bebería de mi sangre. Ella no iba a sobrevivir tanto. — ¿Por qué no liberas mis muñecas y empezamos. — Sugerí con toda la calma que pude y con lo que esperaba fuera una sonrisa cautivadora. De un cajón sacó un cuchillo. Tuve un momento de preocupación cuando ella se acercó a mí con el, pero ella sólo corto los sujetadores de plástico. Luego abrió el metal de las esposas. Me froté las muñecas. Las marcas dejadas por los enlaces ya estaban desapareciendo. Ahora sonreí en serio. —Ven aquí, dulce amor. — murmuré. No hubo necesidad para el tipo de violencia que yo aborrecía. No la mataría violentamente. En lugar de ello simplemente bebía su sangre – todo ella – a mi gusto. Para cuando llegara el momento del cambio, ella estaría inconsciente e indefensa para protestar. Radiante, se acostó a mi lado y se echó el pelo a un lado, ofreciéndome la garganta. —Yo no puedo creer que esto está sucediendo. He esperado tanto tiempo para esto. Es lo que siempre he soñado. Sueña con ello querida. Pensé, ampliando mis colmillos. La rodee con los brazos y la tome contra mí, posicionando mi boca contra su garganta. La mordí sin usar el glamour y ella jadeó. Su sangre caliente fluyó a través de mis labios y saboreé su dulzura. — ¿Puedes ver en la oscuridad? — ¿Qué? — Le pregunté, molesto porque había interrumpido mis dos hilos, el de mi alimentación y el de mis fantasías de venganza—. Sí. Puedo ver en la oscuridad. Ella suspiró y ofreció de nuevo la garganta. —Tengo tantas cosas que quiero aprender de ti. No fue su desnudez o el sabor de su sangre lo que me estimulo, sin embargo si, su simple última declaración. Ella quería aprender de mí. — ¿Qué más quieres aprender? — Le pregunté, curioso. — ¿Son tus otros sentidos tan poderosos como tu visión, como dicen las leyendas? —Sí. — ¿Y tienes que ser invitado a una casa antes de poder cruzar el umbral? Anoche no he dicho las palabras exactamente, pero yo claramente te di la bienvenida. —Eso es todo lo que necesitas, — le dije—. No tienes que decir las palabras. Solo tienes que querer dejarme entrar—. Traté de recordar la

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Vampire Romance última vez que alguien alguna vez me pidió que compartiera mis propios conocimientos. Inquieto, lamí las heridas en su garganta. — ¿Cómo te sientes acerca de la literatura? — ¿Qué? —Como mi Sire, tú y yo estaremos juntos para siempre. Quiero decir, tal vez estoy siendo impertinente, pero vas a ser mi mentor, ¿verdad? —Uh, sí. — Debido a mi aversión a los novatos, yo nunca había consideró la posibilidad de crear otro vampiro. Por lo tanto, nunca pensé en cómo sería jugar a Pigmalión - a dar forma a un bebedor de sangre joven a mi propia imagen, sin importar cuánto tiempo le llevaría y sin importar cuánto cacería tendría lugar. — ¿Qué estabas diciendo acerca de la literatura? — Le pregunté distraído. —Oh, lo siento. Estoy tan emocionada que estoy divagando. Tú y yo podemos hablar de literatura. Y la filosofía. ¡Y… todo! ¡Eh!, aquí hay una cuestión filosófica - ¿Crees que todo se podría conocer con suficiente tiempo, digo con unos mil años? ¿Crees que podríamos develar los misterios del universo para entonces? —Ese es mi deseo más ferviente. — le dije con sinceridad. Mordí otra vez, tratando de concentrarse en la tarea, aun mientras una fantasía tomaba forma en mi mente. ¿Cómo sería tener una compañera de alma para compartir mis estudios? ¿Alguien con quien compartir mi hambre por la verdad? ¡Imposible! Yo no podía soportar ver a esta mujer reducida a un animal hambriento. Preferiría verla muerta, y cuanto antes, mejor. Verla como un animal salvaje me causaría repulsión. Apreté mis colmillos más profundamente en su carne, y extraje de la profundidad de sus venas. — ¿Qué edad tienes? —Se las arregló para preguntar, a pesar de que su voz era cada vez más débil. — ¿Qué? — Estaba a punto de intoxicarme – en el punto en que sería incapaz de dejar de beber su sangre, incluso aunque yo quisiese; en el punto en que si iba a hacer de ella una vampira, tendría que darle de comer mi propia sangre. — ¿Qué edad tienes? — Repitió, parpadeando. El repiqueteo de su pulso, tan fuerte al principio, cada vez se estaba volviendo más débil. —Yo nací en Grecia, cientos de años antes de Cristo. — ¿Eres de la antigua Grecia, en el periodo clásico? ¿De verdad? Esta noticia, e videntemente la emociono. Se recuperó lo suficiente para levantar la cabeza y mirarme ciegamente, ya que todavía estábamos en la oscuridad. —Sí. Realmente. — ¿Qué hiciste allí? Para ganarte la vida, quiero decir —Yo era un sacerdote de Delfos. — ¡Fuera! — ¿Perdón?

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Vampire Romance — ¿Trabajaste con el Oráculo? ¿Es verdad la sibila hablaba en enigmas? —Sí. Era mi trabajo el interpretar. Ella se desmayó en mis brazos y yo estaba seguro de que no era por la pérdida de sangre. —Tenías sed de conocimiento, incluso entonces. Tanto es así, que trabajaste tu camino hacia el santuario de Delfos. Esa es razón por la que te convertiste en un vampiro, ¿no? querías seguir buscando… para siempre. Así como yo. —Así es, — dije—. Por eso deje que me convirtieran. — Que joven mujer tan notable, pensé, mi anterior rabia hacia ella, por el dolor que me había causado, se había ido. Por fin, una mujer que me entendía, y pronto estaría muerta bajo mis colmillos. —Tengo mil preguntas. No puedo creer mi suerte. No sólo puedo encontrar finalmente un verdadero vampiro vivo, sino que además él es un intelectual. Prometo no interrumpirte más. ¿Todavía no es hora de que me des a beber tu sangre? Miré hacia abajo en ella y quede maravillado de su perfección, la de su cuerpo y la de su mente. Pasé la mano por su pelo sedoso, dejando mi pulgar cepillar su mejilla, lo cual estaba a esta altura tan pálido como el alabastro. Era una lástima que tuviera que morir. Un viento frío envió remolinos de hojas y basura en un pequeño torbellino que se deslizó por encima de mí, mientras yo esperaba para mi próxima clase en la Universidad Estatal de Georgia. Yo había elegido pasar a otra institución de educación superior para el semestre de invierno y para dejar atrás, lo desagradable que había pasado en Athens, Georgia. Para un vampiro que siempre se anticipa, que vive para siempre, haber llegado tan cerca de la muerte, fue una experiencia aleccionadora, por lo que opte por un cambio de escena. GSU era una universidad urbana, situado en el corazón del centro de Atlanta. El centro de la ciudad y su ambiente, lleno de narcotraficantes, proxenetas y otros delincuentes era un coto de caza sustancioso. —Vamos, querida. No juegues con la comida. — Amoneste a Victoria. Ella tenía colgada a su víctima fuera del nivel de la parte superior de la cubierta del estacionamiento de varios pisos en la cual nos encontrábamos. Ella inclinó la cabeza y le dibujó ob de atrás para la superficie concreta donde ella terminó de reducir drásticamente su sangre. El hombre había cometido el error de intentar robar nuestro vehículo cuando nos introdujimos en la estructura.

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Vampire Romance Oh, maté a Victoria aquella noche en Atenas, está bien. Mate su cuerpo mortal y la convertí en una bebedora de sangre cuando ella había preguntado. En cuanto a mí, me decidí a dejar a un lado mis prejuicios y dejar atrás mi repugnancia hacía los novatos. La experiencia ha resultado ser un ejercicio de gran tolerancia para mí. ¿Después de todo, quién soy yo para cuestionar las formas del vampiro? Cuando termino de beber, metimos el cuerpo cerca de un bote de basura y lo tapamos con basura. — ¿Nos vamos? Se alisó el pelo, se ajustó la falda y me tomó el brazo. —Por supuesto, querido. — dijo. Tener que dar aclaraciones a un patrullador saliendo afuera de cuartel general del policía de Atlanta pondría fin a la diversión de volar. —Por supuesto, tienes razón. Lo que tú digas amor, — dijo con dulzura—. ¿Qué haría yo sin ti para mantenerme fuera de problemas? Vamos a tomar el ascensor. Saqué un pañuelo de hilo de mi bolsillo y le seque el goteo de sangre de la barbilla. Con el tiempo, ella iba a dejar atrás la necesidad de la emoción de la matanza y se alimentaría con discreción y sin la necesidad de ocultar los cuerpos de los malhechores a los que dejaba sin sangre. Mientras caminábamos para la clase tomados del brazo, pensé en mi buena fortuna. Me había costado unos 3.000 años encontrar a la mujer ideal para mí. Me gustaba ser un erudito, pero hasta Victoria, nunca había experimentado la satisfacción de compartir mi conocimiento con alguien que lo apreciaba. El estudiante se ha convertido en el profesor. Y luego, por supuesto, estaba el sexo. Nunca habría soñado que la monogamia sería así… estimulante. Y acerca de mi pregunta filosófica permanente ¿Cuál es mi propósito? Ahora estoy empezando a creer que mi propósito como un bebedor de sangre en esta tierra era ser padre de Victoria el vampiro. Entonces, con riesgo de aumentar el romanticismo, como un alumno mortificado, perdónenme a mí y mi señora Victoria mientras cabalgamos lejos de la proverbial puesta de sol.

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La Mordida de Viper Delilah Devlin

S

us caderas se agitaban debajo de su minifalda, coqueteando, dibujando su mirada como un imán. Él escondió un gruñido bajo y los ruidos de la bestia que emergía dentro de él. Los estampados de grandes flores de color rosa en su falda blanca era como un faro en la oscuridad. Él la siguió al salir de su apartamento, escondiéndose en las sombras, esquivando las escaleras cuando ella miró a su espalda, como si sintiera que alguien la estaba siguiendo. Su largo cabello castaño alborotado, se balanceaba a través de la parte superior de sus hombros delgados. La piel cremosa de sus brazos expuestos y sus piernas mecidas en un ritmo que su corazón correspondía con cada paso. Él se sentía más que nunca como un verdadero depredador, suprimió la vergüenza que lo quemaba como ácido en su estómago, y continuó asechando a la mujer que ahora caminaba más enérgicamente por la acera oscura. Cuando se dio vuelta en un pasillo lleno de gente, los hombros se hundieron y sus pasos desaceleraron, mientras se relajaba. Se creía a salvo. Poco sabía ella, pero su "decisión espontánea" de ir por ahí, había sido una propuesta de él - un mensaje telegrafiado con tentadores soplos de aire fresco, la caricia de un viento suave y apacible con un vislumbre de placeres sensuales. Ella no le había prestado atención a sus inhibiciones naturales. No había hecho una pausa para comprobar el reloj y notar que ya era tarde. En lugar de eso, ella había tomado su decisión, se puso esa pequeña falda excitante y una camiseta rosada cómoda, deslizó sus pies en sandalias sin tirantes y saltó escalera abajo, lista para lanzarse a la oscuridad del invierno de una noche de primavera inusualmente cálida. Él se había asegurado de que ella no viera ni una sola vez, el reloj o el calendario en la mesa de descanso en su vestíbulo. Y aunque él mismo había creado la oportunidad de conocerla, había decidido la semana pasada que no iba a utilizar su don persuasivo para atraerla a sus brazos. Esta noche, quería saborear una seducción natural. Ella se detuvo a lo largo de un pasillo que seguía a una calle que doblaba a través de un largo, mini-centro comercial al aire libre. En la

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Vampire Romance parte inferior de un conjunto de escaleras que conducían a un restaurante de mariscos, ella puso un pie en la primera grada del lugar. Él retiró la ―sugerencia‖ que la había llevado hasta allí. Ella frunció su ceño y sacudió la cabeza. Su pie se resbaló de la grada y lentamente se movió hacia otro lugar. — ¿Ha olvidado algo? — Él murmuró a sus espaldas. Se le escapó un grito ahogado, y sacudió la cabeza hacia un lado, a continuación, levanto la cabeza para encontrarse con su mirada. Sus ojos se abrieron, y luego se deslizaron sobre sus hombros antes de levantarlos de nuevo. —Me ha asustado. — El ceño fruncido que dividía su frente en dos lo divertía. Estaba molesta y no se preocupaba en disimularlo. Entorno los ojos—. Yo sé quién eres. Viper se sacudió imperceptiblemente. Su corazón se agito y luego volvió a la normalidad. Ella no podía haberse referido a lo que él pensaba. — ¿Segura que estás respondiendo a la pregunta correcta? — preguntó, dándole un pequeño giro de sus labios. Más sonrisa de la que la mayoría jamás había visto en él. Su cabeza se cimbró, enviando su pelo fino y oscuro temblando a través de sus mejillas. La necesidad de meter el pelo detrás de las orejas era casi irresistible. Se encogió los dedos y metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros desteñidos. — ¿Quién crees que soy? Ella vaciló. —Te he visto antes. En uno de esos clubs góticos. Eres el gerente. Viper reprimió una sonrisa. Ella estaba hablando del club de Dylan. —Sólo estoy atendiendo la Caverna para un amigo, hasta que él regrese. No tengo la ambición de dirigir su club permanentemente. —La Caverna. — Ella asintió—. Esa es. Es un lugar extraño. Escribí algo sobre ella, algo acerca de jóvenes godos y rituales de sangre sanguinarios. — ¿Eres una escritora, entonces? ¿O eres una reportera de la televisión? — preguntó, sabiendo muy bien que ella escribía columnas para la sección de sociales del Seattle Times. Su casual encogimiento de hombros desmintió el hecho de que ella tomaba en serio ese trabajo. Ambiciosa incluso. La sección social no calmaría su ambición por mucho tiempo. Él siempre había amado eso acerca de ella. Ella ponía sus ojos en un objetivo y se metía de cabeza en dondequiera que su curiosidad y su coche la guiaran. Una calidad excelente para un reportero, pero esa calidad tenía el poder de convertirse en un desastre para él. —Sabes, tienen un código de vestimenta aquí. — Ella murmuró, mirando a su chaqueta de cuero negro y camiseta, y luego deslizo un

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Vampire Romance vistazo rápido por sus piernas antes de levantarse de nuevo. Un leve rubor tiñó sus pálidas mejillas. —No estoy pensando en entrar. Yo estaba esperando… a alguien. —Chica afortunada. — Dijo en voz baja, luego movió la cabeza de nuevo—. No es que tenga una reserva o cualquier cosa, y no estoy vestida para la ocasión tampoco. No estoy muy segura de por qué…— Su mirada se detuvo en la línea de personas esperando pacientemente para que sus asientos sean designados por la anfitriona del restaurante. — ¿Te gustaría ir algún otro lugar? — Él dijo rápidamente, aunque no quería dejarla ir, sin embargo, necesitaba trabajar en el momento para construir su confianza. Su mirada fija se movió rápidamente abajo de la fila de las tiendas alumbradas. Una niebla suave silenciada por la noche, el brillo de las farolas de la calle y los sonidos de la gente que pasaba cerca de ellos mientras estaban en la parte inferior de las escaleras que conducían al restaurante de moda. —Te prometo que no muerdo. — dijo, luchando contra la urgencia que se construía en su cuerpo, para mantener sus palabra de forma casual—. Podemos simplemente dar un paseo. Encontrar una taza de café, si lo desea. Él quería que ella dijera que sí, sin ningún tipo de ―persuasión‖ extra de él. Quería que ella lo eligiera por su propio libre albedrío. Ella contuvo el aliento que levantó su pecho, y le dio una pequeña sonrisa tentativa. —Hay un Starbucks en el final del centro comercial. El calor se filtró en el pecho. Y aunque sabía que mañana pagaría un alto precio, él lo iba a gastar esta noche… con ella. Viper saco las manos de los bolsillos y le ofreció el codo, sintiéndose un poco tonto por el gesto anacrónico. Sus modales estaban un poco oxidados. Su mano se deslizó en el antebrazo, los dedos ligeramente en reposo encima de la piel. A través de la barrera, no debería haber sido capaz de sentir el calor de sus manos, pero lo hizo, — ¿Nos vamos? — Preguntó, y luego salió, acortando su paso natural para permitirle caminar con comodidad a su lado. —No me has preguntado mi nombre. Es Mariah. —No has preguntado el mío. Una risa suave quedo flotando a su alrededor. —Yo no soy así. No dejo que extraños me lleven a cualquier parte. — Bajó la cabeza, tal vez para ocultar el rubor que tenía sus mejillas—. Soy Mariah Cohen. Apretó los labios para detener la respuesta automática. Esta noche no sería Viper.

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Vampire Romance —Yo soy Daniel Vacarro. — dijo en voz baja y contuvo su aliento. ¿Quedaría su nombre falso registrado en su memoria? —Daniel. ¿No Danny? Él se estremeció. Ella se rió de nuevo. — ¿No es lo suficientemente varonil? — Él le dio una mirada estrecha—. ¿Lo ves? — Dijo ella, con una sonrisa curvando sus labios exuberantes—. Ya estamos conociéndonos. — ¿Eres siempre una listilla con extraños? —Nosotros no somos extraños, Daniel. Admito que, esta noche me siento solo un poco imprudente, pero te he reconocido de inmediato. Simplemente estamos tomando un paseo en medio de una multitud de personas. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Viper sacudió la cabeza. La mujer estaba loca. Pero estaba en lo correcto. El único peligro que suponía era su cuerpo dulce, con curvas. Sus dedos doblados sobre él, presionando en contra de su antebrazo. —Este es el lugar. —Se pusieron en la larga cola de Starbucks. De repente la gente que espera delante de ellos, fueron desertando, de uno en uno, algunos acariciaban sus bolsillos para sentir que sus billeteras habían ―desaparecido‖, otros entrecerraban los ojos en el tablero del menú, como si de repente no pudieran leer, Mariah se quedó en silencio junto a él, el desconcierto lleno sus ojos cuando la línea se desvaneció por completo. —Esto nunca sucede. — ¿Qué vas a querer? — Se refirió a ella, ocultando una petulante sonrisa. Ya que él había usado un poco de su magia en los otros clientes. Colocó su orden, y luego levantó una ceja—. Nada para mí. — ¿No has venido por el café? —No soy un adicta. — ¿Temes no ser capaz de dormir esta noche? — ¿Quién piensa en dormir? — Él murmuró entre dientes. Ella mojo con su lengua su labio inferior, pero ella le dejó llevarla aparte del mostrador. —Pero no has pagado Viper encogió de hombros. —Yo los conozco. —Bien. — dijo, su tono indicaba que no acababa de creerle—. ¿Le guiñaste un ojo a la chica o algo así? — ¿Por qué? ¿Crees que soy irresistible? Su resoplido femenino suave fue seguido por un lento y aturdido movimiento de la cabeza. —Estoy aquí, ¿no? Y sólo nos conocimos hace diez minutos. Viper cerró los ojos un poco, tratando de mantener sus memorias en la bahía y sólo disfrutar del momento. Ella no tenía forma de saber lo

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Vampire Romance mucho que su comentario inocente comió su resolución. Ellos se habían conocido mucho tiempo antes de esta noche. Ella pidió su orden, y él abrió sus ojos, viendo como ella le dio una apariencia concernida, y luego dio un paso adelante para reclamar su taza. — ¿Quieres quedarte aquí? — Ella preguntó. La sensación de los cuerpos de sangre caliente, en torno a él advirtió que eran muy sofocantes y demasiado tentadores. —Vamos a caminar. Fuera de nuevo, él levantó la cara a la brisa tibia y bebió del aire depurador. —Lo siento. No me gustan mucho las multitudes. —Me di cuenta de ello. Hay unas mesas por ahí. ¿Quieres sentarte? Él asintió con la cabeza, esperando que su repentina melancolía se desvaneciera. Tenía sólo unas pocas horas para estar con ella, si ella lo dejaba, antes de tener que regresar a su mundo. Mientras caminaba, ella jugaba con la tapa de plástico, luego tomó un sorbo. Sus ojos se cerraron. —Mmmm… esto es justo lo que yo necesitaba. Llegaron a las mesas afuera del café. Viper eligió una en los bordes exteriores del patio, se extendió y sacó una silla, esperando que ella se instalara antes de tomar la suya propia al lado de ella, y no enfrente. A ella no pareció importarle, sólo bebió un sorbo de café en silencio mientras lo miraba por encima del borde de la taza. Él se preguntó que sería lo que ella veía. Había sido cuidadoso con su apariencia. Claro que llevaba una chaqueta desgastada, una camiseta y pantalones vaqueros, pero había pulido sus botas y había usado el cepillo en su largo pelo negro en lugar de los dedos. Sabía que las mujeres lo encontraban atractivo, pero Mariah no era de las que le gustaban los hombres oscuros, peligrosos con características afiladas y los ojos hambrientos. O al menos no lo había sido. — ¿Siempre estás tan locuaz? Bien. Debía al menos pretender ser cortes, sin embargo estaba fuera de práctica. — ¿Te molesta? ¿El que no hable? —Es un poco desconcertante. — Sus miradas se encontraron, entonces ella lo esquivo rápidamente, pero inclino los hombros hacia él—. Yo esperaba que a estas alturas me hicieras alguna insinuación amorosa. El sutil lenguaje corporal, enviaba mensajes cruzados de tímido interés, que dejaba a su sangre hirviendo. —¿Te sientes decepcionada de que no lo haya hecho?

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Vampire Romance —Sólo un poco incómoda, — dijo, poniendo su taza en la mesa y luego envolviéndola con las manos alrededor. — ¿Por qué? —Porque estoy tentada de insinuarme yo. —Arrugó la nariz—. Es solo una expresión ¿No lo hice, cierto? Sus labios se estiraron. — Yeah, lo hiciste. Inclino su cabeza mientras mira a su boca. — ¿Eres gay? — ¿Emití esas vibraciones? — No, en absoluto. Pero en mi experiencia, un hombre no necesita más que una sonrisa como un estímulo para hacer su movimiento. — ¿Y crees que podría ser gay, porque estoy tratando de ser un caballero? — ¿Tienes que tratar? Él asintió lentamente. Ella dio un respiro entre los labios fruncidos. — Eso es un alivio. Aunque yo ya había adivinado que eras un depredador. Él levantó ambas cejas. — ¿Parezco tan siniestro? — No como un asesino en serie, pero probablemente puedes tener la mujer que desees sin siquiera intentarlo, ¿por qué no has intentado… conmigo… ya que no eres gay? — No estaba seguro de que estuvieras interesada. Parecías vacilar allá en el restaurante. No quería asustarte. — Así que tú…—se chupó el labio inferior entre los dientes. — ¿Yo qué? — ¿Me deseas? — Su mirada fija se elevó lentamente a la altura de la suya otra vez, contuvo el aliento, levantando sus senos pequeños. Él tragó saliva, preguntándose si él inconscientemente había implantado esa idea, imposibilitándola a ella elegir. Sus ojos parpadearon rápidamente—. No te sientas en compromiso, —dijo rápidamente—. No quise ponerte en aprietos. Creo que estoy con un tipo de humor divertido. No quiero decirte adiós. Todavía no. Viper se acomodó en la silla. —No tienes que invitarme a la cama si lo que quiere es compañía. — dijo con brusquedad. Su mirada se deslizó cuando fingió estudiar la cadena de las luces que rodeaban una tienda de juguetes. —Pero ¿Y si quiero más? — Susurró. Porque él quiso leer su expresión, él cedió al deseo de tocar su pelo y acomodo suavemente un rizo suyo detrás de su oreja. Su mirada fija regreso hacia a él. Sus labios se abrieron cuando ella aspiro un aliento suave, tembloroso. Él se aclaró su garganta y se apoyó más cercano para susurrarle al oído. —Me pregunto, ¿por qué yo? ¿Por qué esta noche?

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Vampire Romance Una vez más, sus labios carnosos apretados, y luego se separaron. —Bueno, no es porque hayas sido el primer hombre en saludarme esta noche, si eso es lo que piensas. Yo no estaba en la pesca de sexo. —Entonces, ¿qué fue eso? — ¿Pescando cumplidos? — Como él no respondió, se encogió de hombros—. Especulo que tú no los necesitas. Viper se contuvo todavía, decidido a esperar por ella. >>Muy bien. Me siento… No lo sé…Un poco solitaria esta noche. Pensé que tal vez te sientas de la misma manera. Viper sintió un ardor en la parte posterior de los ojos y saco la mirada. Porque él no podía hablar por el nudo en su garganta, él asintió con la cabeza. Su mano se extendió y alisó sobre la parte superior de la suya. Sus grandes ojos castaños reflejaban tristeza en su mirada. —Tal vez sólo nos necesitemos el uno al otro esta noche, tal vez es así como debe de ser. ¿Quería reconfortarlo de que no habría continuidad? —Deberías esperar más. — dijo con voz ronca. —Tal vez mañana lo haré. Pero esta noche, justamente, estaría satisfecha con saber que no quieres a nadie más que a mí. Viper forzó una sonrisa. — ¿Quieres enamorarte de mí esta noche? — ¿Te suena tan tonto? Levantó la mano y le acaricio la cara, cara. —Suena casi perfecto. Mariah inclinó la cabeza para profundizar la caricia. —Yo no vivo muy lejos de aquí. No podía creer lo rápido que las cosas habían avanzado. Cuan natural. — ¿Segura que quieres llevarme a tu casa? —Yo te invite, ¿no? —Estarás a salvo conmigo. Esta noche. Sus ojos se abrieron. —Acabas de estremecerme. —Llama a un amigo. Llama a la puerta de un vecino. Que vean mi cara, yo les daré mi ID. No quiero que te preocupes por mí. Su mirada se cruzó con la de él por un momento de largo aliento, entonces las comisuras de sus labios le vantaron una sonrisa caprichosa. —No estoy preocupada porque puedas matarme ni nada. Y como yo ya ofrecí mi cuerpo… descarta cualquier agresión sexual, a menos que te lo haga a ti. Viper respiró hondo y comenzó a relajarse, determinado a disfrutar de su agresión suave. —No nos hemos dado un beso. ¿Cómo sabes que te gustara estar conmigo? Ella arqueo una ceja.

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Vampire Romance — ¿Estás bromeando? ¿Te has mirado en un espejo últimamente? Tal vez tú no me encuentres atractiva. — ¿Quién se insinúa a quién? Su sonrisa se intensificó. — ¡Ooh! Un hombre que conoce su gramática. Estoy completamente activada ahora. No es la frase más elegante, pero habrá algo que decir a la brevedad. — ¿Estás nerviosa? — ¿Por qué la pregunta? —Porque comienzas a divagar, — murmuró. Sus dedos tiraron del mechón de pelo que se deslizaba por detrás de la oreja—. Acércate. Su mirada descendió a los labios. —Estás pensando en ese beso que no hemos compartido. —Quiero una muestra de ese café que te arranco un suspiro. Ella se inclinó más cerca. — ¿Soné demasiado a orgasmo? — ¿Es eso aún posible? — Dijo él, mientras sus labios se curvaron de nuevo. — ¿Por qué tengo la sensación de que no sonríes mucho? —Porque no lo hago. —Tú no tienes que estar solo, así que ¿por qué lo estas? Desviando la pregunta, se apartó un poco. —Eres lo suficientemente atractiva, como para que un millar de hombres te desearan. ¿Por qué estás sola? —Creo que simplemente no he sentido una conexión. ¿Sabes lo que Quiero decir? Viper sabía exactamente lo que quería decir. Estaba frente a la única mujer a la cual él sentía pertenecer. —Nunca he pensado en ello. — mintió. Ella entorno los ojos. —Eso es una cosa tan hombre para decir. Él cambió de posición hacia el borde de su asiento y se apoyó en ella, clavando los ojos en sus labios divididos. El primer toque tentativo casi lo hizo disolverse. La apretó contra su cuerpo deseando llevarla a la tierra y abrigarla. Pero en lugar de eso él respiró suavemente a través de su nariz, presionando sus labios en contra de los de ella, e inclino su cabeza para profundizar la presión. Un entrecortado gemido bajo, se filtró en su boca. Dio la vuelta la cabeza lentamente, arrastrando sus labios sobre los de ella, la aspiro suavemente hasta dejarla sin aliento, y suavemente empujo su lengua. La saboreo… el café, un toque de menta persistente de su pasta de dientes, su propio sabor dulce… un fino temblor recorrió su espalda. Echo la cabeza hacia atrás y su lengua se deslizo por el labio inferior. — ¿Estás más tranquilo ahora? — Preguntó ella, la volubilidad de sus palabras, fue traicionada por su falta de aliento. Viper poso su frente contra la de ella. — ¿Qué tan lejos dices que está tu casa? —Podemos estar allí en cinco minutos.

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Vampire Romance —Que sean cuatro. — murmuró, y se puso de pie, sosteniendola de la mano para levantarla. Ellos llegaron de la mano y jadeantes a su puerta. Viper dirigió una rápida mirada a su alrededor, esforzándose en sentir algún crujido de pasos o el ritmo de algún corazón delator, pero no se percibía nada en las sombras a su alrededor. Ellos no habían sido seguidos. Previamente, mientras la acosó, había tenido cuidado de no llevar a nadie hasta su puerta. Había borrado el olor de la sangre, alcohol y cigarrillos de su piel y el pelo, y se vestía con ropa recién lavada. Él había dejado huellas en dirección opuesta de su casa y había vuelto hacia atrás. Nadie nunca la conectaría con él. Nadie sabría lo preciosa que ella era. Lo sórdido y más vulnerable del mundo oscuro en que él se movía, nunca la tocaría. Había sacrificado todo para asegurarse de ello. Las llaves sonaban torpemente cuando ella abría la cerradura. —No esperes mucho. Yo no sabía que iba a traer a alguien conmigo esta noche. La puerta se abrió y ella entró. Viper la siguió casi pisándole los talones, no dejo un espacio entre ellos. Sus manos se apoderaron de las caderas de ella, y la empujó hacia el interior, antes de patear la puerta que se cerró detrás de ellos. Luego la tiró hacia atrás, rodeándole con sus brazos en la cintura y sus labios se deslizaron a lo largo de la parte superior de su hombro y hasta el cuello, encontrando el zumbido de su pulso bajo la piel. La cabeza de ella cayó hacia atrás, y los dientes de él iniciaron un lento camino hacia abajo. Sacudió la cabeza hacia atrás, tratando de obtener el control de sí mismo. Ella aspiró profundamente. — ¿Qué te pasa? ¿Por qué te detienes? Sabiendo que él cecearía por sus colmillos alargados, él negó con la cabeza en contra de la de ella y alisó sus manos sobre su barriga firme, y luego la subió para ahuecar sus senos a través de su ropa. Ella se saco sus sandalias con una patada. Su ropa crujió, cuando su falda avanzó lentamente en contra de sus pantalones vaqueros en un viaje descendente, él levanto la falda y la jaló sobre su cabeza. Ella abrió el broche de presión delantero de su sostén y sus palmas incluyeron sus senos, apretándolos ligeramente. —Me gusta eso, — ella susurró, frotando la espalda y los hombros contra él—. Pero tú tienes ropa de más.

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Vampire Romance Él le dio vuelta a ella a ella en sus brazos, tratando de alcanzar su punto más sensible y la levantó. Ella envolvió sus piernas en su cintura y con su boca recorrió su mejilla y barbilla... Él volteó su cara para evitar su boca. — ¿Tu dormitorio? —dijo mordisqueándola, aunque él ya lo sabía. Mariah levantó su brazo para apuntar y acurrucó su mejilla a lo largo de la de él, cuando él se movió a través de su sala de estar oscura y traspaso el corredor pequeño para su dormitorio. Una lámpara sola al lado de la cama iluminaba el cuarto. Él se aproximó a la cama y trepó encima del colchón, llevándola al centro antes de bajar su cuerpo para cubrirla. —Esto no va a funcionar— Ella murmuró. Él ignoró su queja y arrastró su boca por su cuello, escudando sus dientes detrás de sus labios hasta que él alcanzó sus senos. Un grito suave llenó el aire por encima de él cuando él la acaricio con su lengua, aventurando unas mordidas con sus dientes frontales. Sus dedos atravesaron su pelo largo, peinándolo, jalándolo mientras él profundizo la succión de sus pezones tensos. —Danny… No Daniel, como él le había insistido. ¿Alguna esquina pequeña de su mente se acordó del nombre después de todo? Él se apartó y se puso derecho para quitarse su chaqueta y su camiseta, luego las lanzo para el piso detrás de él. Ella alcanzo su cinturón y lo abrió. Ella hojeó claro la cintura de sus pantalones, luego gimió cuando él la hizo retroceder para quitarse sus botas y pantalones vaqueros. Cuando él regresó, ella recorrió su cuerpo con la mirada. Viper tomó nota del aumento de su excitación en el resplandor de las ventanas y por la respiración acelerada de ella. Sus piernas se separaron con un pequeño empujoncito de él. Se agachó para levantar las rodillas de ella y colocarlas a ambos lados de sus caderas. Luego se sentó, cerrando los ojos mientras su piel se reunía con la suya. El cielo puro. Se asaría en el infierno. — ¿Es demasiado rápido para ti? — Él la apretó fuera —Te necesito dentro de mí. Ahora, por favor. Sus palabras apretadas de urgencia, eran exactamente lo que él quería oír. Levantó sus caderas y deslizó una mano entre sus cue rpos. Apretó los dedos en un puño, y acepto la demanda de ella, llevando la punta a la entrada y empujando lentamente en el interior. Ella cerró los ojos y estrecho sus muslos, inclino las caderas para recibirlo. Él la llenaba, envolviéndose profundamente en su calor líquido. Rodeado por sus paredes cremosas, él comenzó a moverse, su cuerpo se estremeció, ya en las garras de su excitación creciente. Plantando sus rodillas en el colchón, él resbaló sus brazos bajo sus muslos y levantado él las caderas fuera de la cama, agitándose,

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Vampire Romance empujando y rodeando sus caderas para hacer un túnel más profundo dentro, a través de su cuerpo dulce. Sus movimientos aumentaron en fuerza e intensidad. Avanzo contra ella, se trasladó hasta su la colcha de seda resbaladiza. Siguió, no le dejaría escapatoria, no le daría un momento para profundizar la respiración temblorosa que soplaba en la mejilla. Envuelta en sus brazos, se deslizo en su deliciosamente húmedo canal, luchó contra la creciente tensión dentro de él, no quería rendirse, no estaba dispuesto a permitirle a la bestia dentro de él que saliera para tomar su placer y su sangre. La batalla interna que luchó lo hizo sudar y temblar. Cuándo sus primeros escalofríos ondearon a lo largo de su eje y sus músculos internos y sujetados duros alrededor de él, él gimió y abrió su boca para amamantar la sal y perfume de su cuello, experimentando con su lengua hasta que él sintió la oleada de sangre bajo su piel, y sucumbió al deseo por sentir su sabor. Sus dientes afilados presionaron en la carne, mellando la arteria. Un siseo bien definido sonó en su oreja y las manos de ella se interpusieron entre ellos, empujando su pecho. El cuerpo de él se sacudió contorsionándose. Pero él no la dejo ir, aun sabiendo que la había lastimado. Esperaría para ver que pasaba. El después rollo asustado sus caderas y entro más profundo y ella gimió, sus dedos ahora naufragaban de su pelo al pecho para agarrarle firmemente más cerca. Ella sufrió espasmos, arqueo su espalda y un duro y bajo gemido angustiado salió estrujado de su garganta apretada. Él refrenó su liberación, esperando por ella, supo el momento exacto en el que ocurrió porque un grito de lamento se levanto su alrededor. Cuando el temblor disminuyó, él retiró sus dientes, lamió las heridas pequeñas para cerrarlos y retiró la cabeza para mirar hacia abajo a su rostro pálido y conmocionado. —Yo sé quién eres. — dijo, con voz ronca y con dolor. Se llenaron de lágrimas sus ojos, pero no se extendieron. Sus labios temblaban. — ¿Quién crees que soy? — Preguntó, con miedo de que ella supiera la verdad. —Esposo, — susurró, finalmente, la humedad se escapo de los ojos y se extendió a los lados de las mejillas hasta caer en su pelo humedecido por el sudor. Viper bajo para cubrir su boca, acariciando con su lengua en el interior, saludando a la de ella, reclamando su sabor, mientras continuaba en lo profundo de su cuerpo. —Déjame entender. — dijo, con lágrimas engrosamiento de la voz. Viper cerró los ojos y dejo a la bestia salir, dando la bienvenida a la fuerza primitiva que rascó su camino a través de su conciencia revelándose. Su cuerpo se puso rígido, los músculos se endurecieron.

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Vampire Romance Cada parte de él se tenso. Incluso su sexo, alargándose y engrosándose, presionando sin descanso contra las paredes del interior de ella. Otro flujo de liberación sacudió su cuerpo, mientras ella gritaba, y sus uñas se clavaban sacando sangre de su espalda. Un gruñido ronco profundo salió de la parte posterior de su garganta, y él se apartó de sus caderas y se lanzó hacia adelante, entrando nuevamente con fuerza, deslizándose a través de su canal ajustado, ajustándose en la crema que se deslizaba a su alrededor, hasta que, finalmente, echó atrás la cabeza y rugió. Viper no sabía cuánto tiempo había estado encima de ella, su cuerpo se sacudía por finos temblores, mientras ponía a la bestia a distancia, devuelta en su caverna. Pero tuvo conciencia de las manos de ella deslizándose sobre su piel, ahuecando los hombros, acariciando su pelo, mientras hipo debajo de él. Estaba llorando. Arropándola con sus manos bajo ella, él la puso boca arriba, trayéndola sobre él. Él ahuecó la parte de atrás de su cabeza y urgió su cara en el hueco de su cuello. Sus labios cepillaron su corona una vez, luego él se reacomodó bajo ella, en espera de que sus lágrimas se secaron, mientras él la abrazaba. —Me acuerdo de todo. — susurró. —Me gustaría que no lo hicieras. — dijo con voz apagada. — ¡Eso es cruel! — Ella mordió sus labios, levantando la cabeza para mirarlo a la cara—. Tomaste todo de mí. —Yo te quería a salvo. Ella volteo sus labios hacia abajo. —Entiendo el porqué lo hiciste, pero ¿cómo lo soportas? ¿Sabiendo lo que tuvimos? Viper trago hondo y paso las manos por la espalda para apretarla más cerca. —Soporto todos los días la soledad, — dijo, su voz se encrespo—, porque sé que estás cerca. Sé que vives. Y eso es suficiente. Ella movió la cabeza lentamente. — ¿Me dejaras otra vez…sin un vislumbre de nuestro pasado? La voz ronca de ella lo raspo a él. —Yo… tengo que Ella bufo, la boca se extendió en una triste burla. —Esto es porque no puedo seguir adelante, ya sabes. Algo dentro de mí sabe acerca de ti. — ¿Seguir adelante? — Cerró los ojos, rezando para tener fuerza—. Yo puedo hacer eso también. — Abrió los ojos para encontrarse con su constante la mirada—. Yo puedo liberarte. — ¿Me dejaras tener otro amante? ¿Otro marido? Aunque por dentro de él gimió y se agito, él transformo su rostro en una máscara.

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Vampire Romance —Quiero verte feliz. Segura. Ella apoyó su cabeza sobre su hombro y se frotó la mejilla en su contra. —Hoy es nuestro aniversario, ¿no? Esperando que ella se hubiera dado por vencida y hubiera optado por no discutir, como la última vez que él la había salido a buscar, él exhaló lentamente. —Perdóname. No te traje nada. —Hay otras opciones, tú sabes, — dijo, endureciendo la voz—. Opciones que debería tener el libre albedrío de tomar. —No puedes venir conmigo. — ¿Por qué es demasiado peligroso? Me apartaste de un empujón fuera de la puerta del almacén, expulsándome a la calle, mientras tú te quedaste adentro. —Te salve la vida. —Sacrificando la nuestra. No tenías derecho a tomar esa decisión solo. —Bueno ahora ya está hecho. No hay marcha atrás. —Salvo que puedes … seguir viniendo, eso es. —Entonces soy débil. Sus dedos se relajaron, y ella levantó su cabeza. —Podrías dejarme ir contigo. La suplica en sus ojos marrones casi le hizo ceder. —No puedes venir conmigo, — repitió con voz sorda—. Yo no quiero que veas en lo que me he convertido, cómo vivo. —Tú eres un vampiro. — Apretó el rostro en su pecho. — Dios realmente existen. Me mantuve pensando en que había algo más… —Ese club gótico no es sólo un lugar para los aspirantes. Los vampiros se alimentan allí. No todos ellos son agradables. No deberías haber ido allí. — ¿Por qué no puedes hacerme uno también? Deja que me quede contigo. —La transformación es demasiado peligrosa. Muchos mueren al hacer el cambio. No me arriesgaré contigo. — ¿No tengo algo que decir al respecto? —Mariah… —Alzó la cabeza, obligándola a enfrentar su mirada. ¿Cómo podía hacerle entender? — Morir no es el lo peor que te puede pasar. Sus ojos y nariz quedaron rojos, con el rostro mojado con las lágrimas. —Entonces, explica. Hazme entender cómo puedes simplemente abandonarme. Él le seco con los pulgares las lágrimas, y luego metió las manos por debajo de los brazos y tiró de ella hasta que su cara quedo levantada hacia él. —Tu alma se podría perder, no hacer el viaje. Si eso sucediera, tendría que matarte. — Él se obligó a terminarlo, impidiendo al despecho introducirse en su voz, a pesar del ardor detrás de su garganta—. Yo sólo… no puedo. — Lágrimas cayeron en sus mejillas. —Recuerdo el día en que desapareciste. Pensé que te vi afuera. En la acera.

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Vampire Romance —Yo había sido atacado, transformado. El ansia de sangre se apoderó de mí. Tuve sólo el suficiente sentido común para dejarte, para saber que no podía ir por ti. Te hubiera devorado. — ¿Dónde fuiste? —Para una guarida. Una orgía. La sangre en baldes. Me harte a mí mismo, entonces me enferme más que un perro. — ¿Qué pasa con las mujeres? ¿Ha habido alguien más? A pesar de que sabía la respuesta le haría daño, no quiso mentir —Nadie que me importara. Ella cerró los ojos. —Ansia de sangre, lujuria sexual. Son ambas hambres primitivas y tienen que ser alimentadas o nos ponemos locos. Aun los amantes más devotos tienen que alimentarse fuera de su relación. — Ella suspiró y se pasó la mano por la cara—. No sé si yo podría hacer eso. Dejarte estar con alguien más. — ¿Ves por qué me fui? ¿Por qué no te busque afuera? — ¿No pudiste no dejarme apagada? ¿Dejarme sin mis recuerdos? —Tenía miedo de que trataras de encontrarme. Que no fueras capaz de resistir. Ella entorno los ojos. Luego, una pequeña sonrisa curvó sus apretados labios. —Una vez más, ¿crees que eres tan irresistible? Levantó una ceja. — ¿No lo soy? ¿Para ti? El humor sardónico brillaba en sus ojos. —Me tienes aquí, en esta cama por una media hora. Supongo que tienes razón. — Lanzó un profundo suspiro. — Danny, ¿qué pasara ahora? —Tenemos un poco de tiempo antes de que tenga que regresar. — ¿Cómo lo harás? ¿Hacerme olvidar? —Voy a besarte. Cuando me vaya no te acordaras de mí en absoluto. —Danny… — ¿Sí? —Has venido a verme antes, ¿no? Me gusta eso. No quiero que me liberes. Si esto es todo lo que tenemos, sólo estas pocas horas de… conexión. Lo acepto. —No es justo para ti. — ¿Cómo te sentirías, sabiendo que estoy en este mundo, pero no esperando por ti? Ella no estaba pensando en sí misma. La idea casi lo hizo llorar. —Me gustaría estar en el infierno, — murmuró—. Pero estoy dispuesto a dejarte ir. Quiero hacerte feliz. —No soy infeliz. Solo… asexual. Y no me hace falta. Aunque ni siquiera sepa porque me sienta así. Quiero estar de nuevo contigo. Por favor. —Muy bien. — dijo con una voz ronca, apretando su garganta. Tenía la cabeza inclinada. — ¿Hice esta elección antes? —Sí. Una pequeña sonrisa se extendió por sus labios. —Está bien sé que soy coherente. ¿Todavía eres un policía?

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Vampire Romance —Yo trabajo encubierto, — por los riesgos. ¿Cómo podría explicarle que iba a una de las guaridas de vampiros ahora, rodando alrededor de la cama la mayoría de noches con anfitriones de sangre y pretendiendo hacer amistad con la mayoría de los crueles no muertos? ¿Aun si fue una causa justificada? — ¿Estas llorando? —No quiero perder el tiempo juntos, llorando, pero sí tengo una pregunta más. ¿Dónde está mi anillo de boda? Viper suspiró y se desenrosco de su cuerpo. Él salió de la cama y alcanzó sus pantalones vaqueros. Sacó su cartera, metió los dedos en un bolsillo y sacó un estrecho círculo brillante de oro. Cuando se volvió, levantó la mano y esperó a que se lo deslizara en su dedo. Se encogió los dedos y levantó la mano a los labios, dándole un beso. Las lágrimas brillaron en los ojos, pero ella sonrió y abrió los brazos. Se subió encima de ella, extendiendo su cuerpo para cubrir cada parte de ella. — ¿Fue la mordida? ¿Es así como me acordé de ti? Él asintió con la cabeza cuando apartó el pelo con ternura de sus mejillas. —Me parece que no pude resistirme a esa parte. —Nunca vengas a mí sin dejarme ver. —Yo lo prometo. —Hazme el amor otra vez. —Puedo pensar en cualquier cosa que te haría. Pero si quieres, yo solo te puedo abrazar. Ella arrugo su nariz. —Nunca fuiste tan ―acurrucador‖ —He madurado, — se burló, fingiendo una ligereza de corazón que no podía sentir—. Estoy contento solo con abrazarte. —Bueno, yo no, — Ella lo jalo para acercarlo y abrió las piernas—. Déjame adolorida. Me preguntare sobre esto en la mañana. Voy a pensar que lo he soñado todo. Se inclinó y la besó, no queriendo pensar en dejarla otra vez. Esta vez, la urgencia no lo condujo. Se tomó su tiempo, entrando tan lentamente, que ella se quejó, levantando las caderas para forzarlo a entrar más profundo. Le hizo el amor lentamente, saboreándola, ya que esta vez los dos recordarían el mucho tiempo que habían estado aquí, abrazados con fuerza. Sus besos eran los más dulces porque sabían que tendrían que hacerles tener importancia. Se contuvo, echando más rápido, más fuerte. Colocar una mano entre sus cuerpos, le acarició el nudo pequeño de los nervios que le dispararon delante de él, de modo que podía verla venir. Su boca se abrió con un grito silencioso, la soltó, uniéndose a ella, gimiendo profundamente con su cuerpo y el corazón vaciados en ella.

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Vampire Romance Viper esperó hasta que abrió los ojos, y sus miradas se reunieron por última vez. Su sonrisa dijo que ella lo perdonaba, y ella le tocó la mejilla. El beso no lo necesitaba, pero él quería que cerrara los ojos. Él cerró los suyos, como apresando un recuerdo tras otro, dejando que parpadearan en su mente. Su primera reunión en la comisaría donde ella trató de mover por medio de una palanca información acerca de un arresto por drogas. Ella lo había divisado y se puso lo suficientemente desaplicada que el oficial exasperado de relaciones públicas se esfumó. La primera vez que hicieron el amor. Un acople frenético, delirante en el asiento delantero de su coche cuando él había tratado de jugar a ser caballero y le abrió la puerta a ella después de su primera cita. Cuando fueron a pescar en un barco prestado. Sólo que ellos no habían capturado nada, salvo la furia de las quemaduras de sol en lugares íntimos. De su boda. Mariah vestida de blanco y radiante, cuando ella había estado de pie delante del Juez y dijo sus votos en una subida de emoción, ansiosa de pronunciar lo que la haría suya para siempre. Cuando por fin habían acabado, sollozó una vez, la besó en los ojos cerrados y se deslizó de la cama. El teniente Moisés Brown esperaba fuera, su gran cuerpo apoyado en su coche camuflado. Cuando vio a Viper, se enderezó y echó fuera su cigarrillo. —Pensé que podría encontrarte aquí. ¿Necesitas un paseo de regreso? Viper se deslizó en el asiento del pasajero, manteniendo el rostro vuelto en línea recta. Sin mirar atrás. — ¿Te dejó ir esta vez camarada? Viper asintió. —Es lo mejor. La muchacha puede seguir adelante con su vida. —Lo sé. —Tenemos trabajo que hacer. Con Navarro desaparecido, los nativos están cada vez más inquietos. Ellos piensan que el territorio está disponible para cualquiera. —Supongo que tendré que jugar, ¿no? —Maldición por de la señora. —No quiero hablar de eso. —Entiendo. ¿Seguro que no dejaste ninguna pista? ¿Nada que podría utilizar para atar cabos esta vez? —Limpie totalmente su mente. Estoy seguro. — Sintiéndose reducido drásticamente, apoyó la cabeza contra el reposacabezas y cerró los ojos. Entonces se acordó. El anillo. No se lo había retirado de su dedo.

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Vampire Romance Se incorporó de golpe. — ¿Estás bien? ¿Ha perdido algo? Estuvo a punto de decirle a su amigo que diera la vuelta. Pero en su lugar, se relajó. Tal vez ella al despertar, y al encontrar el anillo se maravillaría, ¿pero sin los recuerdos que la acompañan, podía ella realmente encontrarlo? La idea tentadora fue suficiente para aliviar la tristeza, que pensó que no iba a poder soportar. Tal vez, esta vez, ella lo encontraría. Era suficiente. Un pedazo de esperanza del que agarrarse. Sintiendose más ligero, él bajó la ventana y dejó que la suave brisa alejara su mal humor. —Así que, sobre estos nativos, Moisés. ¿Hablamos de colmillos?

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Vampire Romance

Sueños Keri Arthur

E

n los sueños que compartían, siempre había deseo. El desliz de una mano a través de la piel sedosa y dorada. El suspiro de la respiración rápida de los labios que siempre anhelaba besar, tanto en estos sueños como en la vida. La forma en que empujó la cabeza hacia atrás y gimió cuando él le acarició los senos, el brillo de su pelo rojo bajo el calor de la luz de las velas que siempre parecía revestirse en estos momentos de vigilia. Ya sea que la luz la hubiera diseñado él o era real, no importaba porque todo lo que importaba fuera ellos dos. Y esos preciosos momentos de intimidad. El sueño continuó. Vio el ritmo rápido del pulso en su cuello. Casi podía oler la dulzura de la sangre que corría por debajo de su piel. Sangre que él deseaba poner en movimiento a través de sus papilas gustativas una vez más. Ella dijo su nombre en un gemido, un sonido más dulce que la vida misma. Él la trato de alcanzar, tirando de su espíritu hacia él, envolviéndola con el suyo propio. Reclamándola con una plenitud que ella nunca se permitiría en la vigilia. Sin embargo ella era de él, de una manera que probablemente nunca entendería. Tal vez un día él, se vería obligado a marcharse, pero él no podía dejarla ir completamente. Ella era una parte de él. Había compartido su sangre con su sabor y su alma, y no había vuelta atrás a las consecuencias de eso. No para alguien como él - una criatura que era más un mito y magia que oscuridad. Él era algo que no debería ser, aún en esta edad de derechos del vampiro y aceptación humana – tal vez no completa aceptación – de las cosas que se paseaban por la noche eran muy reales. Pero por ahora, solo existían ellos dos y este sueño. Era todo y nada, y lo sería hasta que se reencontraran en carne y hueso. Que sería pronto. Ellos habían estado separados durante mucho tiempo. Así es que él la besó, la acarició, la amó, hasta que el calor que se levantó entre ellos no se podía negar. Y entonces él se la llevó, en el sueño se fundieron sus cuerpos, la carne fantasma caliente contra caliente carne fantasma - desesperados, hambrientos y exigentes. La intensidad, el deseo, se elevó a alturas aún mayores, hasta que llego el temblor con la necesidad de la terminación. Y cuando ella llegó, él la mordió, hundiendo sus dientes en la carne imaginaria, en la vena, hasta que la sangre y su ser, se precipitaron en su boca. Y era tan

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Vampire Romance dulce, una sensación tan entusiasta, él se vino, su cuerpo empujando contra el de ella, con urgencia, tan necesitado como ella. Pero por muy dulce que fueran los sueños, sus consecuencias, eran siempre amargas. Porque no había mentira en el calor sudoroso de los brazos de cada uno. Ningún abrazo a su cuerpo saciado hasta que el sueño los reclamó a ambos. Ningún saboreo del delicioso calor a través de su cuerpo que su sangre siempre proveía No había nada más que un desvanecimiento en la oscuridad, hasta que el sentimiento de soledad era absoluto, una vez más se llenó de vacío su mundo. Él suspiró y abrió sus ojos. El placer que él había compartido en el sueño todavía apaciguaba a su cuerpo, y la pulsación del corazón tenía más vigor que lo usual, aunque estaba lejos de ser las sensaciones de un humano normal, y mucho menos después de hacer el amor. Pero él sin embargo se sentía incompleto. Los sueños eran buenos, pero él quería más. La quería, de verdad, en carne y hueso. Más adelante, las luces de Melbourne brillaban, el neón luminoso contrastaba con la oscuridad de la noche. Él en realidad no había llegado aquí para ver a Riley Jenson. En efecto, habida cuenta de lo furiosa que se había puesto después de su ultimátum de que o bien lo incluía en su vida voluntariamente o él tendría por la fuerza su conformidad. Y dada que ella era una mujer lobo, no una mera figura retórica. Como las perras, ella podría ser una bonita maldita irascible cuando ella quería. Sin embargo la misma cosa que a él le molestaba de ella, era lo que lo atraía – su vitalidad, su fuerza, su independencia. Él quiso eso esta noche. La quería a ella. Se inclinó hacia adelante y pulso el botón que bajaba la pantalla entre él y el conductor de la limusina. —Henry, ha habido un cambio de planes. Diríjase a la dirección de la Sra. Jenson primero. —Sí, señor. — La voz del conductor fue amable y no mostro desconcierto. Pero bueno, Enrique había estado trabajando para él durante varios cientos de años. Lo inesperado se había convertido en algo común. Las calles se deslizaron sin problemas y su anticipación creció. Extraño de que después de todos estos años, un cachorro apenas lo podía tener sintiéndose vivo nuevamente - aun a pesar de que ella era frustrante como el infierno, sacándolo fuera de si, con sus principios morales de mujer lobo y su forma de ser despreocupada.

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Vampire Romance Pero él tenía toda la intención de cambiar eso. Eventualmente. Él no era tan tonto como para pensar que algo así ocurriría durante la noche, por mucho que deseara lo contrario. La limusina se detuvo frente al edificio de ladrillo severo que era su casa. Miró hacia arriba, no había ninguna luz brillando en las ventanas de la planta de arriba. Ella todavía estaba dormida, entonces. Él lucho contra las imágenes de deslizarse desnudo en la cama al lado de ella, de acariciar su carne de verdad y no sólo en los sueños, y salió del auto cuando Henry abrió la puerta. —Ve al hotel y descansar un poco. — Dijo, respirando el aire fresco de la noche, dejando que el calor y la vida de las personas dentro del edificio fluyeran a través de él—. Te llamare cuando te necesite. —Gracias, señor. Le sonrió a la formalidad de Henry, luego subió por las sucias gradas y pasó por la puerta. Este edificio rara vez estaba bloqueado, aparentemente los habitantes eran indiferentes a los delitos relacionados con drogas que abundaban en esta zona. Extraño considerando que los únicos verdaderamente capaces de protegerse a sí mismos en este edificio, eran Riley y su hermano. El calor grueso de la vida nadaba a su alrededor, la pulsación melodiosa de la sangre a través de la carne humana, era un sonido tan asombrosamente embrujador. Él alcanzó el piso alto y abrió la puerta del hueco de la escalera. Una bombilla solitaria brilló con total desamparo abajo del extremo más alejado, dejando al resto del vestíbulo en sombras y oscuridad. Su amiga, esta oscuridad, y de Riley. La oscuridad era su amiga y de Riley. Tal vez por eso nunca insistió en que el mantenimiento reemplazara todas las luces rotas. Como parte vampiro, ella podría esconderse en las sombras, así como él. Él caminó hacia su puerta, dejando sus sentidos expandirse, para sentirla a ella. Ella dormitaba, en espera de él, tan insaciable en sus sueños como ella estaba en vida. Ella no estaba sola en el apartamento, sin embargo. La pulsación de otro corazón hizo eco a través del silencio. Rhoan, su hermano, indudablemente. Él sonrió y entró en su apartamento. Ella le había invitado a pasar hace mucho tiempo, y no había nada ahora que ella pudiera hacer para no dejarle entrar. Era una de las pocas leyes vampíricas e n las que la literatura realmente acertó. El apartamento estaba en su caos habitual, la ropa y periódicos esparcidos por todas partes. Ni ella ni su hermano disfrutaban de los quehaceres domésticos, aunque Rhoan tendía a ser un poco más ordenado que Riley.

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Su sonrisa aumentó cuando él se dirigió hacia su dormitorio. Sólo para detenerse repentinamente en el portal del dormitorio. La otra vida que él había sentido no era Rhoan. Ella dormida, podría estar soñando con él, pero ella compartía su cama con otro lobo. Su némesis, y rival en sus afectos. Kellen Sinclair. La furia aumentó en él, de forma acelerada, y, por varios segundos, fue todo lo que él pudo hacer, para no desgarrar al otro hombre de la cama y echarlo del apartamento. No por la puerta, pero si a través de una ventana, a fin de que él se quebrara al caer al pavimento y salir así de la vida de ella para siempre. ¡Maldita sea, ella era suya! Su ser la había reclamado, y él voluntariamente no la compartiría, no importa lo que ella pensara o deseara. Ella debió sentir su ira, porque ella se movió debajo de las sabanas, murmurando algo que no pudo captar. Ella se movió y la sabana se deslizo por su cuerpo, revelando su piel de oro y los pechos que él había estado acariciando en sus sueños. El deseo se movió por debajo de la ira. Él la quería de verdad. Aquí y ahora. Y estaría condenado si se marchaba dejándola en los brazos de su rival. No esta noche, cuando la soledad era grande y su cuerpo y alma sufrían con la necesidad de ella. Su mirada cambió a Kellen. Dejar sus pensamientos caer en el otro hombre fue bastante fácil, como el tonto no llevaba escudos contra la intrusión psíquica. Sus sueños estaban llenos de pensamientos y felicidad, y otra vez la cólera nado a través de Quinn. Sería muy fácil resbalarse en la profundidad de su inconsciente, para ordenarle a Kellen marcharse dando media vuelta y nunca volver. Para que nunca tocara o se contactara con Riley otra vez. Tan fácil. Tan, pero tan tentador. Pero Riley se preguntaría por qué se había marchado tan abruptamente, y ella iría tras él por alguna razón. Dada su considerable habilidad síquica, no le llevaría mucho tiempo para descubrir su interferencia. Y eso sólo la haría enojar. Posiblemente se enojaría lo suficiente como para poner fin a su ya frágil relación. El riesgo no valía la pena, no hasta que estuviera seguro de sus sentimientos. Aunque nada podía detenerlo para ordenar el hombre que se fuera de su lado ahora. Él se conectó ligeramente a su mente durmiente, manteniéndola ignorante de lo que pasaba. Luego él le hizo levantarse al joven lobo, le ordenó vestirse y marcharse del apartamento. Él se detuvo en la puerta, pero mantuvo la correa mental en el joven lobo hasta que él se había

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Vampire Romance ido en coche. Él se despertaría en su cama y se preguntaría como diablos había llegado allí. La diversión corrió a través de él. Nadie alguna vez había dicho que el amor fuera justo, y él tenía intención de jugar tan sucio como él pudiera, para ganarse el amor de Riley. Él dio un respiro, y volvió a entrar en el apartamento. Y en ese momento sintió la maldad. Él se congeló, utilizo sus ambos sentidos, el telepático y el empático, yendo en busca de algo –o alguien– fuera de sitio. El apartamento de Riley estaba tranquilo, la pulsación de su fuerza vital era fuerte y rica en el silencio. No hubo indicio de cualquier cosa que estuviera mal. No, lo que sea que fuera, venía desde abajo. Él frunció el ceño, dejando sus sentidos fluir hacia abajo, cribando rápidamente los pisos diversos, buscando a la fuente de esa excentricidad. Los seres humanos dormían, soñando algunos, otros no, el ritmo de su sangre espesa era fuerte en la oscuridad. El hambre lo ataco, pero un tanto adormilada, fácilmente controlable. No había humanos, no-humanos o roedores, en el sótano del edificio. Pero la sensación de maldad, parecía venir de allí. Sólo que él no sabría decir, que era exactamente lo que podría causar eso. Había una extraña clase de falta de vida en la sensación de esa cosa, como si lo que sea que fuera, no tuviera calor o aliento de vida. No se movía, ni siquiera estaba haciendo nada perjudicial, pero sin embargo, su mera presencia le inquietaba. No era algo que debería estar en este edificio. Se volvió a investigar, pero en ese momento, Riley apareció. —Y el hombre de los sueños aparece en carne y hueso. — Aunque una sonrisa aparecía en sus labios exuberantes, la molestia brillaba en sus ojos grises frescos—, Que indudablemente quiere decir, que eres la razón por la que Kellen ya no está dormido en mi cama. —Me temo que sí. — Sorprendentemente, se había vestido -si pudiera llamar vestimenta a una camiseta que le llegaba al muslo- y en el aire fresco de la noche, el calor de su piel dorada fluyó a través de sus sentidos tan dulcemente, como una caricia. Lo dejo con hambre de tocarla, de degustarla, se encogió los dedos en el puño para detener el impulso de llegar a ella—. Se despertará sano y salvo en su propia cama, aunque puede estar un poco confundido acerca de cómo llego allí. —Será mejor que esperes que no se haga ningún daño, caminando sonámbulo por su casa. — Su molestia momentáneamente acariciaba el aire, un ruido de un trueno distante que mantenía la promesa de ser un

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Vampire Romance montón más—. Hubiera sido más fácil si sólo hubieras llamado antes, para hacerme saber que ibas a venir. —Me hubiera gustado, pero fue una decisión de último minuto. —Y, como siempre, simplemente esperas que me quede sentada en mi apartamento esperándote. — Sacudió la cabeza, y luego agregó—, ¿Hay alguna razón en particular para que estés en el pasillo en vez de venir adentro? —He notado algo fuera de lugar en el sótano. Ella frunció el ceño, y el poder brilló tenuemente a través de su piel cuando ella saco fuera sus sentidos de síquica. En muchas formas, sus poderes síquicos eran tan poderosos como los de él. Sólo que los de ella estaban todavía floreciendo. —Se siente muy extraño. — Su mirada fija encontró la de él otra vez, y esta vez esas profundidades de plata quedaron vivas con excitación –y no simplemente la excitación de la caza-. El peligro era un afrodisíaco para un lobo y su hambre tenía a su sangre corriendo a velocidad. Tal reacción era una sensación agradable para alguien tan viejo como él, y fue algo que ella había traído de vuelta a su vida—. ¿Vamos a ver que es lo que podría estar allí? Su mirada se deslizó por su cuerpo exuberante. — ¿Vestida así? Sus labios jugosos se llenaron de diversión. —Tienes razón. Espera hasta que yo me ponga unos zapatos. — Ella se volvió y corrió hacia la habitación. Sacudió la cabeza y sonrió. Sólo un were lobo consideraría los zapatos como el único equipo necesario para estar decente. Él deseó que todavía fuese así, simplemente porque mientras más las usaba, más quería decir que ella, se hundía más profundo en el mundo de los guardianes. Y él no tenía duda que le costaría su vida un día. Ni aun un were lobo con sangre y poderes de vampiro, podría mantenerse coqueteando con la muerte antes de que asumiera el control. Aunque, al llevar un arma le daba a ella un poco más de tiempo, él no estaba a punto de argumentar en contra de ello. Porque por encima de todo lo demás, él la quería a salvo. Regresaron a las escaleras. A pesar de que se movían tan silenciosamente como podían, sus pasos aún resonaban en la escalera. En el sótano, la oscuridad se movió, y un sentido de la anticipación parecía fluir a través de la oscuridad. —Sea lo que sea, nos espera. Él la miró mientras hablaba, y ella enarco una ceja. — ¿A nosotros en concreto? —Así parece. Ella gruñó, y sus dedos apretaron el láser.

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Vampire Romance — ¿Entonces por qué a nosotros dos, teniendo un edificio lleno de gente? —Yo no lo sé. — Abrió la puerta de la escalera. El sótano estaba oscuro, lo cual no era una sorpresa, dada la falta de luces en el resto del edificio. No es que fuera un problema para cualquiera de ellos – su visión infrarroja penetraba en la oscuridad. — ¿No lo puedes leer con la empatía? — Ella preguntó. —No por el momento. — Captó la puerta con la punta de los dedos una vez que ella hubo salido, facilitando su cierre tan silenciosamente como fue posible. La energía quemaba a través de su piel mientras investigaba la oscuridad, telepáticamente. —Hay una falta de vida por delante, que se siente extrañamente familiar. — Aunque hablo susurrando, sus palabras parecieron sacudir el aire viciado. En lo profundo de la oscuridad del sótano, algo se movió, y el sentido de falta de vida pareció retirarse—. Se mueve. — dijo, innecesariamente. —Sí. Sus corazones latieron con velocidad, el ritmo tan agudo y tan delicioso como la excitación que atormentaban a sus sentidos. Su hambre se movió de nuevo, pero esta vez, estuvo acompañado por el deseo. Aunque el deseo nunca lo había dejado - ella simplemente le echaba más combustible. Él abrió la marcha hacia adelante, a través del yermo de una maquinaria vieja, cajas y basura. Rápidamente alcanzaron el lado lejano del cuarto, pero, aun así, fue muy tarde. La criatura había salido – y la única salida era una fisura a través de la pared de ladrillo. —Nunca he notado esto antes. — Riley se agacho y recogió un pedazo de ladrillo roto. Lo estudió durante un momento, y luego sostuvo en alto para que él lo viera—. Se ven garras. —Y recién roto. Cualquier cosa que sea, ha creado por sí mismo un túnel para entrar aquí. Ella echó el ladrillo abajo y se levantó. —Es lo suficientemente grande para que nosotros entremos. —No por casualidad, me imagino. Ella lo miró. — ¿Una trampa? —Podría ser. — ¿Por qué si no atraía la atención después de haberse ido? Su sonrisa abierta repentina fue tan erótica como el infierno, y él se encontró maldiciendo a la cosa del mismo modo que a sus dedos que avanzaron dando sacudidas con el deseo para tratar de alcanzarla. — ¿Qué te parece si yo salto por ahí y tú vas arriba y esperas? — Aun cuando él dijo las palabras, sabía que era inútil, pero tenía que intentar. La liberación femenina, podría ser el estándar en estos días,

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Vampire Romance pero él todavía no podía ver el sentido en permitirle a cualquier mujer poner su vida en peligro innecesariamente. Pero claro, él era un vampiro muy viejo, que estaba algo anacrónico en sus formas, a pesar del hecho, de que él había visto las eras pasar y las convenciones cambiar mucho, muchas veces. —Ya sabes la respuesta a eso, así que ¿por qué perder el tiempo pidiendo? — Su voz era irónica, pero sus ojos bailaban con diversión y de nuevo el hambre aumentó en él. La empujó de nuevo. —Porque uno de estos días, tú vas a hacer algo sensato y sacudirás el infierno fuera de mí. Sonrió de nuevo. — ¿Yo algo sensato? No lo creo. — Ella se detuvo y miró en el agujero—. Pero te permitiré ir primero. —Yo realmente preferiría estar arriba, contigo, en la cama. — Envolvió sus dedos alrededor de ella. El calor de su adherencia lo inundó, llevando al deseo a mayores alturas. —Debiste haber pensado en eso antes de iniciar esta persecución. — murmuró, la diversión, era muy evidente en sus ojos. —Cierto. Él la jaló hacia adelante. La entrada del túnel estaba dentada, el ladrillo hacía un viraje desigual por las garras. La criatura, o lo que fuere, tenía mucha fuerza. Pero el ladrillo rápidamente dejó paso a la arcilla cuando el túnel fue hacia abajo, aunque el olor natural a tierra del terreno fue rápidamente invadido por un perfume más fuerte –el de desechos humanos-. —Oh Cristo. — Dijo Riley, había temor en su voz—. Nos vamos hacia el sistema de alcantarillado. Creo que voy a vomitar. —Respira por la boca. —No es de ayuda. El túnel se rompió en un tubo lo suficientemente grande como para conducir un coche. Saltó a la suciedad que fluía suavemente hacia abajo, después se volvió para ayudarla a bajar. —Por lo menos, ya es tarde en la noche. No tantas personas se descargaran sus negocios. —Gracias por ese pensamiento alegre sin embargo, — ella hizo una mueca mientras sus pies, desaparecían en el flujo—. Zapatos inadecuados para este tipo de paseo. —Siempre se puede volver atrás. —Y siempre te puedes callar y seguir moviéndote. Sonrió y abrió el camino hacia adelante de nuevo, tras el flujo del agua. La criatura estaba en algún lugar por delante - una mancha de "su maldad" que sus sentidos no podían captar realmente. Pero mientras más se acercaban, más pre visión tomaba y su inquietud crecía. Riley se detuvo de repente. —He sentido esto antes. Es un camaleón.

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Vampire Romance Los camaleones eran una especie rara de los no-humanos, que podían tomar cualquier forma y, literalmente convertirse en ella. También eran comedores feroces de carne y sumamente duros para matar. Él frunció el ceño. —Los camaleones no suelen habitar la ciudad. Ellos prefieren las áreas silvestres. — Pero aun cuando él lo dijo, él encendió sus sentidos hacia el exterior, lo sintió más fuerte, más de cerca de la criatura por delante, se sentía como un camaleón. —Puede ser, pero este es antiguo. Y se pudre, al igual que los que hemos encontrado en el laboratorio subterráneo. — ella vaciló—. No crees que puedan ser los mismos, ¿verdad? —Lo dudo. La oficina de la Dirección, limpió todo el lugar, ¿no? —Sí, pero ¿quién puede decir que uno no se les escapó? —Todavía no tiene ningún sentido que este aquí. —Tiene si quiere venganza por sus juegos y sus colegas asesinados. Bien nos podría hacer responsables porque los descubrimos. Era posible. Ya que a los camaleones se considera a menudo poco más que animales básicos, esto no se basaba en ninguna prueba científica real, las criaturas eran esquivas y difíciles de estudiar. Y esta criatura los había conducido aquí. Eso en sí mismo sugería un alto grado de inteligencia. —En cuyo caso esta trampa será una bien preparada. Tal vez deberías retirarte y llamar a la Dirección. — Él dijo. —Dejándote enfrentar esto solo. — Lo dijo de forma rotunda, y el aire se quemo bastante con su desaprobación. —Riley, tengo una ventaja sobre estas… —Quinn, yo no me voy a ir y dejarte enfrentar esto solo. La molestia rodó a través de él, y él fue tentado, tan tentado, de comenzarla a mover con su poder – obligándola a salir, y por consiguiente preservándola. Pero ella nunca apreciaría la preocupación detrás de tal acción. Ciertamente, aun si él tuviera éxito en echarla a la fuerza, lejos del peligro, probablemente dañaría su meta de largo plazo de hacerla suya. Así que movió la cabeza y siguió caminando. El frío de l aire parecía afinarse, al igual que ese sentido de anticipación. El aroma de las aguas residuales se arremolinaba alrededor de ellos, pero por debajo de ella corría el fresco aroma de la tierra. Su mirada recorrió las paredes húmedas por delante, pero no podía ver nada que indicara otra ruptura en las paredes. Miró a Riley. — ¿Hueles eso? —Define eso. — Su voz fue cortada—. Ya que este lugar tiene un montón de olores diferentes, la mayoría de ellos viles. —A Tierra. Tierra removida.

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Vampire Romance —Está por delante, otros diez metros más o menos. No podía ver, pero entonces ella se basaba en otros sentidos, a la vista. —El sentido de la anticipación está creciendo, — ella añadió—. No me gusta la percepción de hacia dónde dirigimos nuestros pasos. Tampoco a él. Redujo su ritmo, obligando a Riley a hacer lo mismo. Otra fisura apareció a la vista, ésta era más grande que la otra. Tierra, piedras y concreto habían salido, la mitad de bloqueo de el flujo escaso y reencauzadas en la grieta. —Hay algo extraño. Sus palabras fueron abruptamente cortadas, y su mano arrancada de él. Él dio media vuelta pero no había ningún sentido de ella en el la oscuridad, ninguna chispa de su fuerza de vida. Era como si hubiera desaparecido por completo. La furia que se extendió a través de él fue tan fría y tan terrible, como nada de lo que jamás había experimentado en sus 1.200 años de vida. Pero, rápidamente fue reemplazado por un duro vació. Un vacío que fue llenado con la certeza de que la recuperaría. Se dio la vuelta, usando sus sentidos psíquicos para buscar cualquier indicio de ella. La oscuridad guardaba bien sus secretos - no había signo de su fuerza de vida, sin su latido melodioso de vida. Tenía que estar inconsciente, y en la empuñadura del camaleón, oculta por su capacidad de fusionarse con el fondo. Ella no estaba muerta. Todavía no. Él alcanzó abajo, en lo más profundo en ese lugar en su alma que nunca había sido humano, nunca había sido vampiro, usaba sus poderes desde hace mucho tiempo en este mundo, para enterrarse en la oscuridad. Fue más que envoltura justa la sombra alrededor de él, más que la mimetización con el fondo, como los camaleones lo hacían. Él se convirtió en la oscuridad, se convirtió en el aire, se convirtió en una sombra que no tenía sustancia – uno que no sería vista u oída o sentida. Él flotó hacia la fisura. No había nada más que él pudiera hacer. Los camaleones habían armado su trampa; Todo lo que él podría hacer ahora, era seguirles la pista a y hacerles pagar. El agua que goteaba bajo sus pies comenzó a formar remolinos cuando él alcanzó la obstrucción que había notado más temprano. Él giro a la izquierda, en la fisura creada por las criaturas. Las paredes estaban sangrado humedad, el aire era espeso y rancio. Aunque el sentido de anticipación se había ido, y ahora no había ningún signo de ; ya sea las criaturas o Riley, él sabía que estaban por el camino adelante.

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Vampire Romance La parte de él que había compartido sangre podía palpar su cercanía, aun si él no pudiera ver su fuerza de vida u oír sus pensamientos. El túnel continuó adelante a través de la tierra, serpenteando lentamente hacia abajo. Gradualmente, la forma comenzó a ampliarse, hasta que él estuvo en una caverna vieja enorme. Estaban aquí. Se detuvo, absorbiéndolo todo. Vio las manchas de rojo oscuro, de la fuerza vita de los camaleones; vio a Riley, una llamarada de calor y de vida tendida en el suelo. Recuperó la forma y ataco. Había cuatro de ellos - uno más grande, tres más pequeño - y no habían percibido su presencia. Ellos estaban demasiado concentrados en su presa. Él entró rápidamente, agarrando dos de los jóvenes y lanzándolos a través de la caverna. Él agarró al tercero justo cuando la madre repartió golpes, sus garras rastrillaron a su lado y le saco sangre. El perfume de eso picó el aire y el hambre enardeció a través de la oscuridad. Pero los comedores de carne querían más que simplemente sangre. Él apretó con su mano alrededor del cuello del tercero, y lo arrojó con toda su fuerza a la madre. Ella gritó, un sonido agudo de furia, mientras ella trató de coger y salvar a su niño. Con los camaleones distraídos, agarró a Riley y la sacó de debajo de sus pies, arrastrándola a través del otro lado de la caverna, cerca de la fisura, pero sin entrar en ella. Los enfrentamientos en los cuartos cercanos nunca eran una buena elección. Con un ojo puesto en las criaturas, abofeteo la cara de Riley. Duro. No había tiempo para sutilezas en momentos como este. Ella murmuró algo ininteligible, a continuación, sus ojos se abrieron. —Eso dolió. —Entonces te dejo con los camaleones si no te mueves. El rugido de la madre casi ahogó sus palabras. Él se volvió, de pie delante de Riley, todavía aturdida. Las criaturas se fusionaron con la oscuridad. Él cambió de decisión para infra, después de la llama muda de fuerza vital de la madre, espero hasta que ella estuviera casi sobre él, antes de lanzarse en ella, pegándole duro en el intestino, empujándola atrás, en sus juegos molientes. Percibió la fuerza completa de su peso, llevándola demasiado lejos, su grito breve repentinamente recortado. Él apretó con sus manos alrededor del cuello de la criatura y estrujo tan duro como él pudo, pero la piel estaba gruesa y parecía cuero bajo sus dedos, su cuello espesamente acordonado con músculos. Las garras rasgaron su parte de atrás, raspándole la piel y sacándole sangre.

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Vampire Romance Siseó de dolor, pero se negó a liberar a su presa, endureciendo del agarre en vez. —Oye perra, — dijo Riley desde detrás de ellos—. Déjalo o voy a matar a tu Munchkin. — El camaleón se congeló—.Quinn, — agregó Riley, casi por casualidad—, no creo que el estrangulamiento sea el camino a seguir. —Podrías ayudar. Él había matado antes a los camaleones, pero nunca con sus manos desnudas. Las armas eran mejores - el único problema era, que no tenían ninguna. Solo el cielo sabía donde había quedado el láser. Él se alejo de la criatura, sintió el alcance del odio a través de él, friendo sus sentidos. Pero a medida que se alejaba, la maldad aumentaba repentinamente. —Riley, cuidado… Las palabras se cortaron cuando una pata enorme barrida, lo pateo y lo lanzó como si fuera basura contra la pared de la caverna. Le pegó duro y cayó al suelo en cuatro patas, la caverna daba vueltas alrededor de él y su ira aumento como un viento espeso y amargo dentro de él. Él se puso de pie. Riley estaba contra la pared, una masa informe de oscuridad se encumbraba por encima de ella, rozándola con garras afiladas. Aunque ella logró evitar la mayor parte de los golpes y dio unos cuantos también, la sangre arruinaba su piel de oro y una magulladura oscura decoraba su frente. Nadie lastima lo que es mío. Pero en lugar de tratar de estrangularla, él trató otra vez de alcanzar a esa vieja parte de su alma, convirtiéndose en uno con la oscuridad y el aire. Sólo esta vez, él comenzó a moverlo hacia el exterior, moviéndolo de él al camaleón, dejándole fluir a través de cada parte del cuerpo de la criatura, hasta que ambos fueron encajonados. No sintió el peligro. No supo que estaba a punto de morir. Él dibujo la red de aire y una oscuridad más apremiante, dejando invadir la piel y el músculo, sangre y hueso, hasta que la criatura era uno con el aire, igual que él. Sintió el peligro, entonces, sintió la maldad. Comenzó a retorcerse y girar en un esfuerzo para sacarlo de su espalda, pero ya era demasiado tarde. Demasiado tarde. Él aspiro todos los hilos de la energía, entonces respiró hondo y explotó hacia el exterior, empujando las partículas de aire y de oscuridad que fueron él y la criatura en 1000 diferentes direcciones. La dispersión de sus moléculas y para siempre destruyendo el camaleón.

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Vampire Romance Sus moléculas se reformaron, hasta que lo que estaba de pie sobre la tierra de la caverna fue otra a vez un vampiro. Un vampiro cuyas venas latían con la necesidad de tomar sangre y recuperar la fuerza que acababa de gastar. Riley lo miraba, con los ojos abiertos y tal vez con un toque de miedo en las profundidades color plata. — ¿Qué demonios acabas de hacer? —Destruirla. — Se volvió a la llama muda que había sido la madre camaleón—. Tu socio está muerto, es uno de tus vástagos. Quedan dos. Si te vas ahora, y olvidas esta locura, las cosas podrían quedarse de ese modo. Quédate y los destruiré a todos. El camaleón gritó, un sonido lleno de rabia y dolor. No sentía nada por ella - sin duda no había compasión - y la iba a matar si era necesario. Pero la verdad era, que su fuerza se había debilitado y un camaleón aún podría ser más de lo que él y Riley podrían manipular. La criatura gritó de nuevo, pero esta vez los vástagos que le quedaban se reunieron a su alrededor. —Vete, — dijo en voz baja—. Y vive. Pero si regresas aquí, para ir por cualquiera de nosotros otra vez, voy a cazarte y los destruiré a todos, así sea lo último que haga en esta tierra. Las criaturas se fueron, lo que demostraba que eran mucho más inteligentes de lo que nadie había supuesto. Con el peligro pasado, la debilidad volvió. Sus rodillas temblaban, y, si no fuera por el hecho de que Riley fue de repente, a ofrecerle un hombro, se habría caído. —Necesitas sangre. — dijo, y por debajo de la preocupación, él podía sentir su alarma. Temía lo que había hecho -temía quizá lo suficiente como para alejarse. No podía permitir eso. No lo permitiría. —Sí, — dijo en voz baja—. Me tomó más fuerza de lo que recordaba, destruir a esa criatura. Ella dudó un poco, luego cambió y ofreció su cuello. El pulso dulce de la vida llamó en voz alta en busca de él, y sus colmillos se alargaron. Ella se quedó sin aliento cuando sus dientes rompieron su piel, pero el sonido se convirtió en uno de placer cuando él comenzó a beber. La riqueza de su sangre purgó la debilidad de su cuerpo y, mientras ella se perdía en la experiencia del festín de un vampiro, él dejó su mente fusionarse con la de ella, convirtiéndose en uno con ella, conservándola ignorante e inconsciente, mientras él condujo abajo en esas partes de su mente, que sujetaban sus

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Vampire Romance memorias, alterando lo que ella recordaría. Nadie sabría lo que él podría hacer y que él tenía la intención de mantenerlo así...por ahora. Cuando empezó a retroceder, hizo otra cosa - Como él comenzó a retirarse, él hizo otra cosa – la dejo a ella con el deseo cortés de tomar menos amores y no visitar clubs de lobos como mucho. Injusto, tal vez, pero había aprendido hace mucho tiempo que los que respetaban las normas, estaban perdidos. Esta vez, no tenía intención de perder. Retiró sus dientes, y luego la besó en el cuello para retirar el aguijón restante. Ella le sonrió, con los ojos brillantes aún llenos de la lujuria, el deseo se había incrementado por la alimentación. Los sueños que había iniciado esta noche aún no se había cumplido en la carne y hueso. —Yo creo, — Ella dijo en voz baja, sus dedos entrelazados a través de él, esparciendo el calor de la vida a través de su carne—.Que los dos necesitamos ir arriba y tomar un baño. —Mientras el baño implique el sexo. Realmente no me importa. Se rió, un rico sonido gutural que rodó por sus sentidos y planteó un hambre de un tipo diferente. —Ustedes los vampiros, son insaciables. —Creo que es la compañía que tengo. Ella sonrió y tiró de él en el túnel. Se movieron rápidamente de nuevo a través de las alcantarillas y hasta su apartamento. No les tomo mucho tiempo para ejecutar el baño, y en el agua aromática se lavaron la sangre y la suciedad el uno al otro. —Entonces, —dijo eventualmente—. ¿Viniste todo el camino desde Sydney sólo para verme en persona? —Los sueños de esta noche no eran suficientes. —Tú siempre sabes las palabras justas para decir, incluso si son mentiras. Ella cambió de posición, jalando su pie de su agarre y corriendo sus manos arriba de su estómago, inundando de calor y vida a través de su cuerpo. Había muchos vampiros que no podrían aguantar el toque de otro, tomaban la sangre que necesitaban como el más mínimo contacto como fuera posible. Él nunca había sido de esos, por lo que él siempre trató de tomar lo que él necesitaba mientras hacía el amor. La sangre podría sostener su vida, pero era el contacto físico, el calor del otro, el que nutria su alma. Eso hacía que frente al esfuerzo de ir a través de la oscuridad y la soledad, profería una pelea. Aun el contacto sin emoción era mejor que nada. Pero a él y a Riley nunca les había faltado emoción.

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El cuerpo de ella siguió el viaje, manos arriba de su cuerpo, hasta que ella yació sobre la parte superior de él, sus senos llenos aplastados en contra de su pecho y su el corazón palpitando como una cosa atrapada. Su deseo formaba remolinos alrededor de él, tan sabroso y caliente como la cadencia de su sangre. Ella levantó una mano mojada y ligeramente corrió un dedo alrededor de sus labios. Fue tan suave, ese toque, y aún así intenso. La necesidad de sangre aumentó en él, tan dura, y tan fuerte como el deseo. — ¿Y cuáles eran tus intenciones originales? — Dijo en voz baja. Burlonamente—. Antes de que fuéramos tan bruscamente interrumpidos por los camaleones, quiero decir. Él envolvió una mano alrededor de la parte de atrás de su cuello, sosteniéndola mientras sus labios encontraron los suyos. Pero este beso no fue suave, fue más bien feroz, lleno con toda el hambre y el deseo que estaba en él. —Buenas intenciones…—dijo ella, cuando finalmente la dejó ir. —Eso es sólo el comienzo. — La besó en la barbilla, acarició con la nariz el pulso en la base de su cuello, señalando el olor de ella, el almizcle silvestre de la mujer y el lobo combinado con la dulce frescura de la lluvia en un día de verano. Un olor que era únicamente suyo, una fragancia que nunca se olvidaría, no importaba lo que pasara entre ellos. Él deslizó sus dedos abajo de a ella, luego la abrigó con sus brazos alrededor de ella. — ¡Ah, el freak control ataca otra vez! — Murmuró, con los ojos brillantes con la diversión—. No puedes aguantar que una mujer tenga el control. —Como si hubiera alguna manera de controlarte. — le murmuró, liberándole los brazos y deslizándose por su cuerpo de nuevo. Cuando tomó un pezón en la boca y chupó a la ligera, ella gritó en voz baja, su cuerpo se arqueado, instándolo en silencio. Él se burlo de ella, la tocó, la despertó, hasta que su sangre estaba zumbando y su cuerpo estremeciéndose, y todo lo que él quiso hacer era sepultarse profundamente en su interior, liberándose a sí mismo mientras él llenaba su alma de su sangre y su vida. Pero todavía no. No del todo todavía. Se levantó y reclamó una vez más, sus labios, el beso fue tan urgente como antes, lleno con el deseo desatado que los quemaba. —Tú sabes, —dijo ella—, para ser un freak controlador, estás haciendo un trabajo muy lento para tomar lo que quieres.

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Vampire Romance Él sonrió, su mirada itinerante pasó sobre sus características, características que podrían ser tan fuertes y tan bonitas como ella. —Yo no creo que te apreciarías la acometividad, si eso significa sesgar tu propio placer. —Confía en mí, no sesgaría nada. Él intercambió posición, a fin de quedar entre sus piernas, su polla presionando contra de ella, provocando, pero sin entrar. — ¿Así que tú estás diciendo que te gustaría que te tome? Ella sonrió. —Si no tienes algo mejor que hacer. Se detuvo un latido del corazón, pretendiendo pensarlo. —Nope, —le dijo—: Creo que no. Y con eso, él golpeó duramente profundo en el interior de ella. Y fue glorioso, tan glorioso. La forma de su cuerpo lo envolvió, su calor lo envolvió, reclamándole. Hubo una terminación en este momento, una totalidad que traspasaba el mero placer. Podría crear vida en otros, pero para él, estaba todo acerca de sostenerla. Él comenzó a moverse, y ella se movió con él, su cuerpo flexible se estremeció con la fuerza del placer dentro de ella. Él podría saborear su deseo, saborear su necesidad, como seguramente él pronto saborearía su sangre, y sólo le daba pábulo a su lujuria para las mayores alturas. Él comenzó a moverse ferozmente, urgentemente, y ella estaba justo allí con él, aceptando todo lo que él le podría dar. Ella se quedó sin aliento, agarrando el soporte sobresaliente del baño, mientras sus movimientos aumentaban más rápido, más urgentes. Todo se quebró, y ella estaba desenredando, gimiendo con la intensidad de su orgasmo. Luego el suyo le pegó, el pensamiento y el tiempo se detuvieron cuando él se libero, empujando profundo y duro, perdiéndose dentro de ella mientras sus dientes entraban en su cuello y tomaban lo que su alma necesitaba. Ella alcanzo su orgasmo de nuevo, todo su cuerpo se estremeció, sus mentes quedaron llenas, completándolos. Convirtiéndolos en uno solo. Ella era suya -en los sueños y en la vida- y un día antes de lo que ella pensaba lo sabría. Él se aseguraría de ello.

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Love Bites Kimberly Raye

E

ra un lugar perfecto para encontrar a un vampiro. Un baile retro rápido, golpeaba sobre el sistema de sonido y vibraba en las paredes del club de moda, ubicado en el Distrito de Manhattan. El humo de cigarrillo espesaba el aire. El licor fluía de pared a pared en el bar. Había espejos en todos lados –en las paredes, en el piso, en el techo-. Los sofás de terciopelo rojo, los pequeños cristales y las mesas de cromo rodeaban la habitación. Luces estroboscópicas giraban y cortaban la oscuridad, emitiendo rayos parpadeantes de luz en el mar de cuerpos que giraban en la pista de baile. El lugar exudaba decadencia y tensión sexual. También exudaba gilipollas. Me aparte a un lado de la barra y vi a un hombre, de unos cuarenta, vestido con pantalones flojos y una camisa blanca desabotonada-, acercarse a dos mujeres jóvenes que estaban bebiendo Cosmos2. Ellas lo ignoraron al principio, tomando sus bebidas y retorciendo sus ojos, pero mientras más les hablaba, y sonreía ellas parecían relajarse más. El hombre definitivamente sabía lo que hacía. En su vida cotidiana durante el día, él era James Blummfield, el representante de Manhattan de los ―Snippers of Otherworldly Beings‖3 – SOB para abreviar. Pero por las noches, él era Jimmy Blue, un productor de videos musicales. Al menos ése era el disfraz que utilizaba en lugares como este. James pasaba sus días presionando lápices y trazando un mapa de cada vampiro – convertido o nacido – y cada hombre (lobo o chihuahua) entre Chinatown y Harlem. Jimmy asumió el control de la noche, manteniéndose alrededor de los bastardos a fin de poder hallar su marca, su objetivo designado y comenzar la matanza real. Él era uno de los mejores SOBs en el negocio. Era también mi jefe, mi mentor, y mi tío. Mi nombre es Danielle Blue y vengo de una larga línea de SOBs. Mi tatara, tatara, tatara, tatara, tatara, tatara, tatara, (creo que son suficientes tataras) abuelo mató a su primer vampiro en el siglo XII. Nosotros los Blue hemos estado matado a otros desde entonces. La vida para un Blue es algo así… nacimiento, infancia disfuncional (intenta ser criado por un par de asesinos sobrenaturales), los años de 2 3

Nombre de un coctel Francotiradores de otros mundos existentes.

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Vampire Romance la adolescencia (hay que tener en cuenta, que -por lo general- cuando un Blue se da cuenta de que mamá no es la presidenta de la asociación de padres, y que papá no utiliza la estaca de madera precisamente para armar una carpa), emocionalmente traumatizada… luego viene la graduación de la secundaria y luego el negocio familiar. Mi entrada ha estado un poco retrasada porque estuve determinada a saltarme la tradición y hacer algo diferente. Pase todo un año fantaseando sobre ser una artista famosa (Pinte docenas de pinturas y vendía la enorme cantidad de: o en total). Termine en banca rota y de vuelta en casa, lo cual hizo que finalmente abandonara mis pinceles y me enlistara en las Armas Especiales de los SOB. Sé lo que estás pensando. Que tener “Dani Blue, SOB” impreso en mis tarjetas de presentación, seguro echarían a perder mis posibles futuras citas. Bien, tienes razón. Pero algunas cosas, como un legado de 800 años, es más importante que tener sexo. Especialmente si eres como yo y tener sexo no es como el polvo de hadas y pétalos de rosas como en el cine. ¿Dónde está el pelo hacia atrás y el pedorreo y el brincar en miel, y tomar un pequeño paseo en un pony del amor? No estoy de broma. Ésa fue la frase de conquista de mi último novio. Funcionó la primera vez, después que dejé de reírme y me di cuenta de que era, tú sabes, bonito. Pero algo ―bonito‖ solo puede durar un tiempo (dos años en mi caso, ya que al parecer soy un tanto lerda en el aprendizaje acerca de los chicos). He tenido un total de tres novios. Mi primer amor lo tuve en el séptimo grado (el cual tuve que repetir porque no había sido capaz de pasar matemáticas) Él me habría durado hasta la secundaria, porque sin importar cuantos escupitajos había recibido, no podía dejar de pensar que tal vez, solo tal vez, él tenia alguna clase de trastorno de exceso de saliva. Bueno yo tenía un severo bloqueo de álgebra, así que ¿debía contar con los dedos? Pero luego llego mi novio de la secundaria, Todd, quien tenía la mala costumbre de tirarse a las porristas a mis espaldas, y aun así le di una segunda oportunidad -Oye– estamos hablando de una evidente adicción. Había tenido antes una adicción a los Twinkies y a las Oreos, así que sabía cómo se sentía. Y finalmente llegó Ryan (el de la frase de los ponys, si quieres saber más). De cualquier manera, tengo 22 años y estoy lista para tomar una larga pausa con los hombres, las relaciones y ruidos corporales. Es hora de poner los últimos cuatro años del entrenamiento SOB a prueba. Mis pensamientos llegaron a su fin cuando alguien tropezó conmigo por detrás y me lanzo hacia delante hasta una joven que sostenía un Appletini.

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Vampire Romance —Perra, —ella murmuro antes de que pudiera darle una sonrisa de disculpa. —Lo siento, — dijo una voz borrosa detrás de mí, seguido de un derramamiento de cerveza en la parte trasera de mi chaqueta de jean desteñida. Solo para que conste, no soy una experta en moda. Nunca pude dominar el arte de comprar ropa y solo he comprado de la misma marca Levis por los últimos 10 años. La única cosa remotamente de estilo que tengo, son el par de Ray-Bans que uso para protegerme. Veras, los vampiros pueden leer la mente e influenciar a los humanos, pero solo si los miran directamente a los ojos. Además de los lentes ultra-cool, yo vestía de una manera no tan cool: jeans, una camiseta llena de pintura -de mis días de artista muerta de hambre-, zapatos de tenis y mi chaqueta favorita. Solo que ahora olía a Heineken.4 Apenas me hube recuperado cuando alguien más tropezó conmigo. Derrame algo de Bourbon5, en mis zapatos y dirigí mi mirada hacia mi tío Jimmy. Pero había demasiada gente y ya no pude verlo. Sip, era el sitio perfecto para encontrar un vampiro, por supuesto. Desafortunadamente, no era el lugar perfecto para matar a uno. Aunque me fue muy bien en la parte escrita de los exámenes finales, no tuve la misma suerte, en las pruebas de campo. No era que no supiera utilizar una estaca de madera, o una magnum .350 cargada de balas de plata. Era solo que mi puntería… bueno, apestaba. Durante la prueba de campo me ubicaron en un callejón con un pseudo-vampiro y tres maniquíes a.k.a humanos. Tropecé con el humano número uno, decapite el numero dos y le clave una estaca al tercero en un lugar… que no quisiera mencionar (digamos que no será padre de bebes maniquíes en un futuro cercano). Y ya que la primera misión de los SOB era librar a la población de ―los otros‖ para preservar la seguridad y el bienestar de la humanidad, recibí una gran F. Por suerte mi graduación no se baso en la prueba de campo, si no una combinación de la parte escrita, la demostración en campo, y muchos ruegos y suplicas de parte de mi tío Jimmy. El puso su reputación en riesgo y convenció a todos los SOB de darme una oportunidad. De allí la tarjeta SOB en mi bolsillo. Era oficial y estaba a punto de realizar mi primera matanza. La matanza. Mientras tenía mi tarjeta -y ya había llenado el papeleo para el seguro de salud y el dental y hasta el 401 (k)-, aun estaba a prueba. Mi futuro como SOB dependía solo de esta noche. Ahora. Mierda. 4 5

Marca de cerveza Otro tipo de be bida

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Avance poco a poco a través de la masa de gente, tratando de llegar al sitio donde había visto por última vez al tío Jimmy. Se había ido, al igual que las dos mujeres con quien hablaba. Dos mujeres humanas, para ser exactos, con fuertes lazos en la comunidad vampírica, o así sospechábamos. Una de ellas -se rumoraba-, era esclava de sangre de un grupo de vampiros convertidos, con base en Soho. El objetivo de Jimmy era confirmar la información y averiguar si alguno de los vampiros a los que ellas servían estaba aquí esta noche. Con un blanco específico identificado. Entraría en escena, cumpliría con mi tarea y me pondría a prueba a mí misma. Eso si encontraba al tío Jimmy. Después de buscar por 20 minutos, finalmente lo encontré cerca del borde de la pista de baile. El tío Jimmy le hablaba a un trió de mujeres. Una de ellas le susurro algo al oído, el sonrió y mi estomago se sobresalto. Bingo. —Justo detrás de ti, — el murmuro mientras venia hacia mi—. La pareja cerca de la puerta de salida. — Comencé a agitarme y él me advirtió—. Despacio. No queremos ponerlo sobre aviso de que estamos tras él. Respire profundamente para calmar a mi frenético corazón y gire casualmente para verlo. Mi mirada barrió sobre varios grupos de personas hasta que localice al hombre y a la mujer. Me detuve para unos latidos adicionales, mientras bebía lo más rápido posible. Su cabello era oscuro y en puntas. Llevaba pantalones negros, camiseta negra de seda ajustada y una mirada hambrienta. Podía ver la luz depredadora en su mirada mientras miraba a la rubia exuberante en sus brazos. Ella se lo quedo mirando, paralizada. —Él es. — Jimmy confirmo mis pensamientos—. Entra allí, clávale la estaca justo en el corazón y sal de ahí. Fácil. Para un hombre con excelente puntería . >>Puedes hacer esto. — El agrego, colocando una mano sobre mi hombro y dándome un apretón de confianza—. Eres una Blue. Dichosa yo. Aparte el pensamiento traidor. Tenía suerte. Tenía el prestigioso trabajo de salvar la raza humana. Desafortunadamente, también tenía el prestigio de ser la cobarde de la familia. Yo era la clase de niña que llevaba a casa todos los animales callejeros y lloraba cuando mi maestra de primer grado leía ―Old Yeller‖. Me asustaba al ver las arañas, y siempre cerraba los ojos cuando veía

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Vampire Romance películas de terror. Y aunque sabía que mi objetivo probablemente habría mordido a miles de personas en todo el mundo y había dejado a muchos de ellos desangrarse hasta morir, nunca lo había visto hacer ello de primera mano. Además de mirar lujuriosamente a la mujer cerca de él, no estaba haciendo absolutamente nada. Ni asesinato ni mutilación. Y aun así debía asesinarlo de todas maneras. —Ve, — me dijo el tío Jimmy, empujándome hacia delante antes de que pudiera soltar las objeciones que se agolpaban en mi cabeza. Igual, ninguna de ellas importaba. Tenia que hacer esto. Era un fracaso en todo lo concerniente a mi vida… desde la escuela hasta la pintura y las relaciones. Pero no en esto. Este era mi llamado, como de todos los Blue antes de mí. La única cosa en la que debía ser buena. Si en algún momento debía mejorar mi puntería, era justo ahora. Saque las dudas a un lado e intente concentrarme en los aspectos positivos de la situación… Seguro, el sitio estaba lleno, pero al menos mi objetivo era un vampiro y no un licántropo. No tenia que disparar una ráfaga de tiros. Todo lo que tenía que hacer era acercarme hasta el caliente y hambriento vampiro y clavarle la estaca directo en su corazón y – esto era lo grande – no arrojar a mi persona mientras lo hacía. Hecho. Moví un pie frente al otro y comencé a moverme. Unos pequeños pasos, lleve mi mano hacia debajo de mi chaqueta. Mis dedos se cerraron en torno a la estaca. Moví la madera afilada de mi pretina lentamente. Casi allí. Casi allí. Casi… su mirada cambio, inmovilizándome en mi lugar cuando estaba solo a dos pasos de alcanzarlo. Loco, ¿no? Tenía mis Ray-Bans puestos. El no podría leer mi mente o seducirme o influenciarme de ninguna manera. Estaba totalmente inmune a la lujuria de sus oscuros ojos marrones, con sus destellos dorados, al igual que toda la vibración sexual que emitía. En su mayor parte. Si bien había jurado renunciar a la relaciones, no había incluido al sexo también. Lo extrañaba. Me gustaba. Lo quería. — ¿Quieres algo? — su voz profunda se deslizo por mis oídos e hizo eco en mis pensamientos. Oh-Oh. —Yo…. — Ok, ¿dónde estaba mi voz cuando la necesitaba? Un segundo. No necesitaba mi voz. Solo necesitaba mi estaca. Si, la estaca.No hables. Solo hazlo.

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Mis dedos se cerraron alrededor de la estaca otra vez y mi corazón se acelero. Él libero a la rubia de su brazo y ella se desvaneció en las sombras, deslumbrada y confundida gracias a su encanto vampírico. Ahora solo éramos nosotros dos en este rincón oscuro. Solo nosotros dos. El ruido, la música pulsante. La lujuria. Ignore el loco pensamiento y deslice la estaca libremente. El cabello en la parte de atrás de mi cuello se erizo y sentí los ojos del tío Jimmy sobre mí. Él estaba observando. Vigilando. Listo para rendir cuentas, para que mi futuro fuera decidido por los superiores. ¿Tendría éxito esta vez o fallaría como las otras veces? Todo cambio a continuación. Un minuto yo estaba apuntando a su corazón y al siguiente estaba contra la pared, con su cuerpo presionando sobre el mío. —Soy muy viejo para un novato. — el me dijo. —No es mi primera vez. — me escuche a mi misma farfullar. Espera un segundo – la regla numero uno SOB – No Hablar Con El Objetivo. Apunta y dispara. Imposible con mis brazos inmovilizados a cada lado de mi cabeza, y la estaca colgando en una mano. Trate de mirar a mí alrededor por ayuda. ¿Alguien me vería? ¿El tío Jimmy? ¿Uno de los asesinos de monstruos que vi cuando entre? Al mismo tiempo, el lugar estaba demasiado atestado. Si no podía verlos, de seguro ellos tampoco me verían. Y con el vampiro bloqueando mi vista, presionando contra mí e incrustándome en la pared, nos veíamos como cualquier otra pareja besándose en los rincones del club. El aumento la presión en mi muñeca y mis dedos se aflojaron. La estaca cayó al suelo y él se inclino hacia mí una vez más. —Eres virgen, muy bien…— Él sonrió, sus dientes blancos eran deslumbrantes bajo la luz tenue—. Los SOB deben estar bastante desesperados para enviar a una virgen tras de mí. ¿Sabes quién soy? — ¿Me tiene qué importar? —Maximillian Marchette. Mis amigos me llaman Max. — ¿Se supone que eso debe significar algo para mí? —Los Marchette son una de las más antiguas castas de vampiros nacidos, en la existencia. ¿Sabes por qué? —De nuevo, ¿Me tiene qué importar? —Porque sabemos cómo lidiar con un SOB. — Su mirada oscura penetro en mí y si no hubiera sabido que estaba hablando de muerte y destrucción, habría jurado que quería llevarme a la cama. Y no es que yo quisiera eso, sin importar lo mucho que extrañara el sexo, este vampiro iba a caer. >>¿Sabes cuantas veces alguien ha intentado clavarme una estaca? — Él prosiguió.

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Vampire Romance — ¿De qué va esto de las veinte preguntas? No lo se y no me importa, así que ve al punto. —Eso no va a pasar. Ciertamente no con una virgen detrás de la estaca. Tal vez los SOB se están haciendo torpes. —Tal vez se están volviendo listos. Él me miro por un largo momento. — ¿Qué se supone que eso significa? —Esto — Y entonces hice lo que quería hacer desde el primer momento en que nuestros ojos se encontraron... Lo bese. No porque estaba desesperada y excitada o porque él prácticamente destilaba atracción sexual, por supuesto. Fue un movimiento fríamente calculado para distraer su mente del hecho de que estaba intentando matarlo y por el simple hecho de que tal vez, solo tal vez, podría ser un yacer fácil. O como mínimo una rápida mordida. Cualquiera de las dos opciones, lo perturbaría lo suficiente para que pudiera retirar la segunda estaca de mi bolsillo trasero. Si él liberara mis brazos. Efectivamente, una vez que se recupero de la conmoción inicial de mí sobre él, su boca se hizo más fuerte y más determinada. Deslizo su lengua más allá de mis labios, acariciando y profundizando el beso. Aflojo el agarre de mis muñecas y sus manos fueron hasta mi cintura. Yo le seguí la corriente. Ok, me deje llevar un poco por los momentos siguientes. Lo bese nuevamente, saboreando y sintiendo y disfrutando de la dureza de su cuerpo presionando sobre el mío hasta que sentí el filo de sus colmillos contra mi labio inferior. Un rayo de emoción me recorrió, tergiversando mis prioridades por varios segundos, antes de que volviera a la cordura. De que volviera al hecho de que él era un vampiro y yo estaba aquí para matarlo y que podría despedirme del 401 – y mi futuro – si fallaba. Mis manos temblaron, pero me las arregle para mover mi brazo. Mis dedos se cerraron en torno a la estaca y en una fracción de segundo después, la estaba empujando profundamente entre sus costillas. —Debemos deshacernos del cuerpo. — El tío Jimmy dijo, media hora después. Nos dirigimos al callejón del club cerca de un gran basurero naranja. El vampiro yacía a un lado del basurero. La sangre burbujeaba alrededor de la estaca clavada en su pecho y manchaba su camisa, e incluso estaba más pálido de lo usual. —Lo siento. — susurre. No es que él podría escucharme. Estaba tan quieto, sus ojos cerrados. Mi pecho apretado.

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Vampire Romance —Olvídalo. — dijo tío Jimmy. — No espero que te deshagas del cuerpo también. Es tu primera noche. Ve a casa y saborea el momento y yo me encargare del resto. Pero yo no saborearía nada. Ya me sentía enferma del estomago. Y asustada. Porque en cualquier momento tío Jimmy se acercaría para mirar de cerca. Se daría cuenta de que mi puntería había fallado y que el vampiro seguía vivo. Aun podía sentir el pulso de su corazón contra la palma de mi mano. Y la sangre. Me trague el repentino nudo de mi garganta. —Yo lo hare. — Barbullé, cuando el tío Jimmy comenzó a acercarse—. Es mi matanza, yo debo hacerme cargo. Él me miro desconcertado. —Recuerdas las reglas, ¿verdad? —Sacar la estaca, cortar su cabeza y arrojar el resto en la guarida SOB más cercana. — Incliné la cabeza frenéticamente—. Lo capto. Como él no pareció muy convencido, agregue: —Por favor, realmente quiero hacerlo. Todo. Es mi responsabilidad. Solo agarra sus pies y ayúdame a llevarlo a la camioneta. Yo me ocuparé desde ahí. —Es muy pesado. —No he estado entrenando todos los días, para nada. — Flexione un musculo—. Además, necesito aprender a hacerlo sola. Una vez que este afuera en el campo, estaré por mi cuenta. Debo hacerlo. Podría comenzar a aprender ahora. Finalmente asintió y agarro los pies del vampiro. Me acerque por detrás, deslice mis manos bajo los brazos del vampiro y recé por que hubiera perdido la suficiente sangre, como para permanecer inconsciente por más tiempo. De lo contrario, el tío Jimmy se daría cuenta de la verdad, le clavaria la estaca de nuevo y el chupasangre estaría muerto de verdad. Y por alguna loca razón – por mi consciencia demasiado sensiblera o por su encanto vampírico, o tal vez un poco de ambos – yo no quería que eso sucediera. No, lo que realmente quería era que Max Marchette despertara en mis brazos. Y realmente quería otro de sus besos. Los SOBs tenían un almacén de desechos en la parte superior del lado Este de Manhattan. Era el lugar perfecto para descuartizar y librar al mundo de las sabandijas con colmillos. Él tío Jimmy les había llamado, diciéndoles que ya iba en camino y después se despidió de mí. Una vez que estuve fuera de vista del club, gire a la izquierda y me dirigí a Brooklyn. Tenía un apartamento de dos habitaciones con un sello postal como patio. No era grande, pero era mi hogar. Incluso mejor, era seguro.

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Me estacione al frente y pase mis buenos 15 minutos jalando a Max de la parte trasera de la camioneta. Lo envolví en una lona, y por suerte, la sangre se había detenido, así que ya no estaba sangrando a través de la tela. —Alfombra nueva. — le dije al vecino insomne cuando asomo su cabeza y me pregunto si necesitaba ayuda. Acepte. —Puedo ayudarle a desenrollarla. — Se ofreció el Sr Wimble una vez que llevamos el paquete hasta mi apartamento—. No tengo problema. —No he decidido donde ponerla, pero gracias. — Observe al hombre marcharse y luego regrese con Max. Después de varios intentos, me las arregle para desenvolverlo y arrastrarlo hasta la habitación. Llevarlo a la cama no fue tan fácil, pero finalmente me las ingenié. Una vez que estuvo tirado allí, me dispuse a realizar la pegajosa tarea de extraerle la estaca. Tire y tire, y finalmente, se deslizo. Él salto de la cama con un fuerte jadeo. La sangre burbuje o de la herida abierta por unos segundos y entonces, de repente, se detuvo. Desabotone su camisa ensangrentada e hice lo mejor que pude para vendarlo. Cerré las persianas y las cortinas, cubrí a Max con las sabanas y me derrumbe en una silla cercana a esperar. —No te vayas a dormir. — me recordé a mi misma. Debía estar despierta para cuando abriera sus ojos, de lo contrario me encontraría mordida y desangrándome. Con los ojos pesados vigile su sueño. Era de día. Él tenía que dormir, ¿verdad? Al menos eso dicen los libros. Lo que significaba que tenía algunas horas. Podría cerrar los ojos por un rato y tomar una siesta. Tal vez 15 minutos. Tal vez…. zzzzz Y así como así, está fuera de combate. Abrí mis ojos mas tarde para encontrarlo apoyado contra la pared, observándome. Aún se veía pálido y débil, pero me di cuenta de que se sentía mejor. Él se saco las vendas y vi que el agujero estaba empezando a curarse. — ¿Por qué lo hiciste? — me pregunto luego de unos minutos de silencio. La culpa me embargo, pero me las arregle para hacerla a un lado. —Veamos… Oh bien, eres un chupasangre y un asesino. —No lo de la estaca. — Me miro fijamente y me di cuenta -demasiado tarde- que había dejado mis Ray-Bans encima de la mesa de noche. — ¿Por qué me salvaste? —Eres un vampiro, tú dime.

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Sus ojos llamearon con un brillante color dorado por una fracción de segundos, antes de que una extraña expresión encendiera su rostro. Sus ojos llamearon nuevamente, como si estuviera determinado a entrar en mis pensamientos y ver todo por sí mismo. Pero no podía. Lo vi en la frustración que se dibujaba en su frente y en la sorpresa que ardía en sus ojos. —Dímelo. — Él demando. Me encogí de hombros. —Mala puntería. El sacudió su cabeza. —Puro cuento. No tienes las agallas para este trabajo y lo sabes. Yo lo sabía. Esa era la verdad que me había estado molestando desde que había fallado en la prueba de campo, pero estaba demasiado asustada para admitirlo. A mi familia. A mí misma. —Así que, dime la verdad. Dime porque me salvaste. —No merecías morir. — No estaba segura del por qué lo dije, pero lo hice—. Al menos no que yo sepa. No intentaste beber mi sangre ni lastimarme de ninguna manera. —Tal vez lo haga ahora. —Tal vez… — me arme de valor y lo mire—. Y entonces tendré que matarte. Él siguió observándome, como si intentara averiguar sobre mí, pero finalmente sacudió su cabeza y se dejo caer sobre las almohadas. Siseo ante el movimiento repentino. — ¿Duele? — Pregunte. —Nuestros sentidos están magnificados, — el gruño—, ¿Tú qué crees? — ¿Puedes tomar ibuprofeno? Él asintió y me apresure a la cocina. Unos segundos después, regrese con un vaso de agua y dos pequeñas pastillas. —Aquí. — Me deje caer suavemente a un lado de la cama y le ayude a levantar su cabeza. Él abrió su boca y coloque las pastillas en su lengua. Sus labios rozaron mis dedos y la conciencia se ilumino sobre mí. Era la misma sensación que había tenido en el club, cuando él me tuvo contra la pared. La sensación de estar viva. El hormigueo. El desespero. Como si lo necesitara justo allí. Justo ahora. Él tomo mi mano con una de las suyas y le dio un beso a mis dedos. —No todos los vampiros son malos…Si, bebemos sangre. — Él estiro sus labios y sus afilados colmillos rozaron mi muñeca. Me puse rígida y

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Vampire Romance me dejo alejarme. Sus ojos brillaron más intensamente y pude ver la sed en su expresión—. Bebemos para sobrevivir. — Él parpadeo, como si así tuviera más control de sí mismo y la fiereza de sus ojos se alivió— .No todos mutilamos ni asesinamos. Tal vez no, pero yo estaba temblando. ¿De qué? ¿De miedo? ¿O del hecho de que mis dedos zumbaban, donde su boca los había tocado? Me arme de valor y acerque el vaso a sus labios. Algo brillo en su oscura mirada mientras me observaba. Sabía que no podía leer mis pensamientos, pero tenía la extraña sensación que podía sentir la reacción de mi cuerpo acerca de él. Mi corazón se acelero, mis rodillas temblaron y… —Deberías descansar. — Barbullé, colocando el vaso sobre la mesa de noche. Salí de la cama y me senté nuevamente en la silla. —Miedo. — Susurro suavemente—. Deberías temer a este vampiro. Pero no tenía miedo, me percate, mientras cruzaba mis piernas. Y aunque sabia todas las horribles cosas de las que él era capaz, la única amenaza que él representaba era sobre mis hormonas. Él me miro por un largo rato, antes de finalmente asentir. Se recostó en la cama y cerró los ojos. Finalmente se durmió. Él durmió por los siguientes cuatro días, mientras yo esquivaba las llamadas telefónicas de mi tío Jimmy, quien quería saber donde diablos había llevado el cuerpo, porque ninguno de los almacenes había reportado cualquier recién llegado. Mientras Max sanaba, tan bien como podría sanar cualquier vampiro, sin sangre - a pesar de que la lujuria que crecía entre los dos, yo no estaba dispuesta a donar mi sangre, por propia voluntad– así que el proceso estaba tomando más tiempo. Él podía caminar por unas cuantas horas aquí y allá. Le daba analgésicos y agua y él se dormía. Pero primero hablábamos. Al principio, era sobre cosas pequeñas, como donde vivía y de donde era yo. Películas y canciones favoritas. Pero eventualmente las conversaciones se hicieron mas profundas hasta que le pregunte sobre los vampiros y él me preguntaba sobre los SOBs. Él me contó sobre su familia, él tenía dos hermanos y una hermana, que dirigían un prestigioso servicio de citas en Manhattan. Descubrí, que, incluso más que beber sangre, a los vampiros nacidos les gustaba procrear y ganar dinero. A su vez, le conté sobre mi madre y mi padre y mi tío Jimmy, y como incluso más que ganar dinero, yo realmente quería ser feliz. Quería encontrar algo para lo que fuera buena… y ser yo misma. Ya fuera siendo un SOB o la chica que fríe papas en un local de comidas

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Vampire Romance rápidas. Incluso le mencione que solía pintar y le mostré algunos de los cuadros que había hecho. —Eres buena. — él dijo, su mirada se concentró, en el gran cuadro abstracto que colgaba de una pared lejana. —Solo lo dices porque salve tu vida antes. Él sonrió abiertamente y luego una expresión seria ilumino su cara. —Es en serio. Eres realmente buena. Deberías llevar ese a una galería. —Lo dices por los analgésicos. — conteste, pero no pude reprimir la pequeña emoción que recorrió a través de mi. ¿Una galería? ¿Yo? Realmente él piensa …Tal vez. Hablamos tanto que para cuando su herida sanó, yo me entristecí un poco. Max Marchette había dejado de ser un vampiro y comenzaba a ser real, y de hecho me gustaba. Él se marcharía esta noche, y por extraño que pareciera, no quería que lo hiciera. Pase las ultimas horas antes del anochecer mirándolo dormir. No pude contenerme. Él no estaba utilizando su encanto vampírico en mí, y aún así creía que era el hombre más caliente, que había visto en mi vida. Tenía el pecho con bellos oscuros, que formaban remolinos en un embudo diminuto que dividía sus músculos y caía debajo del límite de las sabanas. Él olía a excitación y peligro y a algo más que no pude identificar. Algo rico, dulce y decadente. Mi estomago gruño y me encontré a mi misma pensando sobre cuanto tiempo había pasado desde la última vez que había tenido sexo. Ni siquiera me había masturbado últimamente y cuando finalmente Max Marchette había abierto sus ojos justo cuando el sol se ocultaba en el horizonte no me sorprendió el hecho que no pudiera soportar el repentino deseo que me encendió en las profundidades de la oscuridad. Él no dijo nada y yo no dije nada. Solo nos miramos el uno al otro. Y entonces ocurrió. Él me alcanzó, jalándome hasta la cama, presionándome bajo el colchón. Me beso, hundiendo su lengua en mi interior para explorar y saborear hasta que me falto el aliento. Sentí su erección, dura y ansiosa contra mí vientre, y sabia que había llegado el momento. El momento que había estado esperando desde nuestro primer beso. Recorrió el camino de mi cuello con pequeños mordiscos y yo incline mi cabeza hacia atrás. El placer llego hasta mi cerebro mientras la anticipación crecía. Lamio todo el recorrido hasta la cuesta de mi pecho, encontrando mi pezón. Gemí, enterrando mis manos en su cabello, acercándolo más. Separe mis piernas y lo sentí, duro y ardiente, introduciéndose en mi. —Espera. — susurre, pero él me silencio, con un rápido y desesperado beso.

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Vampire Romance —No te voy contagiar nada. — él murmuro contra mis labios. Era la frase más antigua en cuanto al sexo, pero era válida en esta situación en particular. Porque Max no era un hombre normal. El era un vampiro. El pensamiento me agito incluso más de lo que me asustaba, así que abrí mis piernas más ampliamente. En una rápida embestida, se introdujo en mí. El placer hizo explosión a través de mí cuerpo y el aire se alojo en mi pecho. Yo lo mire y sus ojos llameaban. Ardientes. Brillantes. Los tendones de su cuello se tensaron. Apretó su quijada. Abrió su boca y sus colmillos brillaron. Pero no tenía miedo. Sabía que él no me mordería. No sin mi consentimiento al menos. Si lo hubiera deseado, ya lo hubiera hecho antes, para acelerar su curación. No, esto no se trataba de sangre. Era sobre el sexo. Envolví mis piernas a su alrededor mientras él se introducía más. Y entonces comenzó a moverse. Adentro y afuera. Adentro. Afuera. Hasta que mi cuerpo se tenso hasta que alcance el orgasmo con un fuerte gemido. Él siguió, moviéndose y gruñendo, y sus músculos se tensaron. Se derrumbo a mi lado, acercándome, rodeándome con su brazo. Yo acariciaba su cuello con mi nariz, mientras intentaba recobrar el aliento. Mi mano se deslizo sobre su pecho. Yací allí por un largo tiempo. Finalmente, una vez que los latidos de mi corazón recuperaron su velocidad normal y pude realmente pensar, abrí mis ojos. Mi mirada llego hasta la tarjeta de presentación, que estaba en la mesa de noche y la enormidad de lo que había hecho se estrello contra mí. No solo había violado la ley SOB al salvar un vampiro, sino que me había acostado con él, me había enamorado de él. Lo había hecho. Me di cuenta de ello, mientras colocaba mi cabeza en el hueco de su hombro, su corazón latía a ritmo normal contra la palma de mi mano. Yo era un fracaso. Una traidora. Curiosamente, eso no me hizo sentir tan mal. Porque Max Marchette, vampiro o no, me hacía sentir bien. No estaba segura de cómo se lo iba a decir a mi familia o pagar mis cuentas o lo que sea, y aun así sabia en mi interior que todo esto funcionaria de alguna manera. Tal vez con mis pinturas. Tal vez no. De alguna manera, todo estaría bien. Me sentí en paz, calmada, confiada. Fascinada. Es la vieja magia vampírica . Eso fue lo que me dije a mi misma, pero no lo creía en verdad. Yo había visto la sorpresa en sus ojos cuando no había sido capaz de leer mis pensamientos. Yo era diferente. Él era

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Vampire Romance diferente. Su mano acaricio mi espalda y un escalofrió atravesó mi cuerpo. Mi cuerpo empezó a llorar por más. —Este definitivamente es el fin de mi carrera como SOB. — murmure. Él me dio la vuelta, para colocarse encima de mí y me miro a los ojos. Mi corazón se acelero un poco. —Un final es solo otro comienzo. Yo lo mire, con una sonrisa en mis labios, — ¿Y este es el principio de qué? Él sonrió. —De nosotros. Y luego me beso de nuevo

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Lo que está en riesgo Alexis Morgan

-¿

El acusado no ha sido traído aún?

Josalyn Sloan se enorgullecía de su estoico control. Su acompañante negó con la cabeza, pero no dio ningún indicio de que él pensara, que su pregunta era algo más que curiosidad profesional. Después de todo, ¿por qué lo haría él? En lo que se refería a todo el mundo, esté era un caso más, una sentencia más para confirmar, una ejecución más para implementar. En un principio había pensado que esta asignación, era una broma de mal gusto. Pero no, la solicitud de sus servicios había venido directamente del propio prisionero. De pie en posición de descanso, mantuvo las manos unidas firmemente a la espalda. Era imperativo el mantener una fachada de calma cuando caminaba en la sala de interrogatorios, para hacer frente al vampiro más poderoso de su generación - Rafferty O'Day, su antiguo amigo y casi amante. La puerta en el lado opuesto de la sala se abrió cuando un guardia uniformado entró y le hizo un gesto hacia delante. —El preso está listo para usted, Canciller. Por favor, deje las armas aquí. Josalyn frunció los labios con desdén. ¿Te atreves a decirme cómo hacer mi trabajo? ¿Acaso crees que lo pondría en riesgo? ¿Dónde está la gracia en eso? Abriéndose paso a empujones más allá del sobresaltado guardia, ella levantó el escáner. La esfera de inmediato se encendió y gritó, la alarma lastimaba los oídos. Se dio la vuelta hacia el guardia. —Apague cualquier monitor que se esté operando allí. Si viene de nuevo mientras estoy entrevistando al prisionero, le informare de la infracción a mi superior. Estoy segura de que estará muy contento de permitirme expresar mi desagrado de cualquier manera que yo elija. — Dio un paso más cerca del guardia, y utilizó su altura superior a su ventaja, mirando hacia abajo a sus ojos asustados—. El prisionero puede ser tan culpable como el infierno, pero sigue teniendo sus derechos a menos que yo diga lo contrario. Interfiera con mi investigación de nuevo y habrá un precio que pagar con sangre. Su sangre. Estoy segura de que al prisionero le gustaría algo más fresco que esas bolsas con las que ha estado alimentándolo. — Esta vez incluyó a su escolta en sus amenazas—. Y si esta aquí por un error de la justicia, ustedes dos estarán sentados en esa celda.

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Luego sonrió, mostrando sus colmillos para subrayar su propio punto, recordándoles a los dos machos humanos que, si bien no era realidad un vampiro, sin duda tampoco era un ser humano cualquiera. Al igual que todos los cancilleres, era algo entre las dos especies, y más fuerte de lo que parecía. El guardia pulsó un código en el teclado de la puerta. Evidentemente, se olvidó de que, junto con su fuerza superior, ella también tenía un oído superior. Él murmuró: — ¡Perra insistente! — Oyó claramente, a pesar del chillido constante de su escáner. Ella se inclinó cerca de él, bajando la voz a un furioso susurro. —Oh, cariño, no tienes idea de cómo puedo llegar a ser insistente. Mejor espero que nunca se entere. — Luego caminó a través de la puerta y la cerró de golpe detrás de ella. Ella tomó una respiración profunda para aliviar el nudo de nervios en su pecho. Nada iba a hacer de esto algo más fácil, por lo que abrió la puerta. Tenía los ojos fijos en la puerta, no quería afrontar a Rafferty un segundo antes de que ella tuviera que hacerlo. Recordándose a sí misma que no era una cobarde y retrasar más esto, no ayuda, entró en la celda de detención. Después de comprobar su escáner por última vez, dio un paso hacia la mesa. Rafferty no levantó la vista, para darle a sus ojos unos preciosos segundos para beber hasta saciarse. Su pelo estaba más largo de lo que ella recordaba, y el brillo habitual -de su mezcla única entre castaño y rubio- había desaparecido. Obviamente, la Coalición Norteamericana, no malgastaba el dinero en la higiene de prisioneros. Pero ella no estaba aquí para juzgar el aspecto de Rafferty, sólo su culpabilidad o inocencia. Una vez que estuviera convencida de que había sido correctamente juzgado y condenado, entonces decidiría cómo iba a morir. Algunos de sus parientes preferían acortar el proceso, contentándose solo con absorber el miedo y el dolor, saborearlo hasta después de que el prisionero hubiera exhalado su último suspiro. Ella no estaba de acuerdo con sus actitudes o sus técnicas. Le pagaban por ejecutar, no por torturar, y sólo después de que ella completara su propia investigación. Si ella no estaba de acuerdo con las conclusiones del tribunal, podría revocar la decisión. Era lo único que hacía a su trabajo soportable. Rafferty se movió, las cadenas que lo ataban a su silla, se sacudieron ligeramente a medida que se enderezaba y por fin se encontraba con su mirada fija. —Josalyn. —Rafferty, — Ella se sentó frente a él y sacó sus notas del caso.

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Vampire Romance —Pido disculpas por no levantarme. Su sonrisa parecía un poco tensa cuando él tiró de sus cadenas sin verdadera demostración de fuerza. Sus muñecas estaban al vivo y sangrientas, por intentos anteriores. Ella considero por un momento eliminar las restricciones. El Rafferty con el que ella había trabajado, no dañaría a nadie, pero a juzgar por la furia ardiendo en sus ojos azules, tal vez había cambiado. Su rostro estaba más delgado, también, como si todos los encantos y la sonrisa fácil, se hubieran consumido por las llamas. Se recostó en la silla y cruzó las piernas. —He revisado tu caso. ¿Hay algo que quieras decirme? Se encogió de hombros. —Si te dijo que soy inocente, ¿me creerías? Ella lo hubiera querido, pero las pruebas habían sido muy concluyentes. —Voy a escuchar tu versión de los hechos. Es todo lo que puedo prometer. —Entonces no voy a gastar saliva, Joss. Envíame de regreso a mi celda. Me estoy perdiendo mi siesta vespertina. Hizo caso omiso del nombre que él usaba cariñosamente para llamarla. —Si no quieres hablar conmigo, ¿por qué solicitar mis servicios? Un centenar de otros Cancilleres se apresurarían a aceptar la oportunidad de manejar tu caso. Josalyn se sentó en un silencio sepulcral, mientras esperaba la respuesta. La verdad era que le habían ofrecido una lista de los Cancilleres para elegir, pero el suyo era el único nombre que había considerado. Si se pusiera fin a su larga vida, él quería que ella, que su cara fuera la última cosa que él viera. Ella odiaría saberlo. Sobre todo cuando ya era demasiado tarde para que cualquiera de ellos pudiera hacer algo al respecto. Él en lugar de decirle la simple verdad, se decidió por una fácil mentira. —Sabía que tú, al menos, lo harías para que fuera lo más indoloro para mí. Josalyn cerró el expediente sobre la mesa, y se inclinó hacia delante para mirarlo. —Esto no es un juego, Rafferty, puede que no siempre me guste mi trabajo, pero soy malditamente buena en esto. Indoloro o no, aún estarás muerto. Él no tenía esperanzas. En realidad sí, pero era demasiado pronto para predecir cómo se libraría. Su primera impresión fue que sus posibilidades de supervivencia, habían mejorado dramáticamente mientras Josalyn se paseaba por la puerta.

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Vampire Romance —Habla conmigo Rafferty. — Su voz se convirtió en un susurro—. Yo no quiero… Al ver que no continúo, él le aguijoneo un poco — ¿… ser quien me clave una estaca en el corazón? ¿O piensas que soy capaz de asesinar? Los dos sabemos que estoy aquí sólo porque el muerto era humano y no un vampiro. — Él la estaba cebando y ambos lo sabían. —Basta, Rafferty. Sabes tan bien como yo que no me pagan por hacer juicios morales. Mi trabajo como Canciller es revisar los testimonios, verificar los hechos y decidir entonces si recibiste un juicio justo. —Muy bien, muy bien. ¿Por dónde quieres que empiece? —Por el principio, estaría bien para mí. — Sonó tan cansada como él sentía. Donde todo había iniciado para él, seguramente no era lo que ella tenía en mente, pero era su historia. — ¿Recuerdas la primera vez que tú te sentaste en una mesa frente a mí? — No esperó por su respuesta—. Bueno, yo sí. Estabas nerviosa. Fue tu primera negociación como árbitro, estabas en una habitación llena de seres humanos y vampiros enojados. Ni siquiera recuerdo cual era la disputa. Josalyn sacudió la cabeza con disgusto. —Los humanos dijeron que sus crías habían sido presas de ellos. La verdad fue que; los seres humanos se aventuraron en el territorio de los vampiros, fue un desafío y algunos pagaron el precio. Rafferty luchó contra el impulso de sonreír. La reunión había sido tan memorable para ella como lo había sido para él. —Como dije, los detalles se me escapan, pero tu imagen la tengo muy grabada, muy clara. A pesar de ser superada en número, te hiciste cargo y no paraste, hasta que ambas partes, admitieron la derrota. — Había estado tan vibrante, tan bella, pero ella no quería oír eso de él. Todavía no. —Este paseo por el pasado, es entretenido, pero no vamos a ninguna parte. OK, entonces que tal vez si se lo diría. —Esa reunión cambió todo. Yo nunca había conocido a alguien como tú. Antes de eso, odiaba el tiempo obligatorio en el Consejo de la Coalición: estar encerrado durante días y días con el hedor de los seres humanos, discutiendo sobre estúpidos detalles. El día en que apareciste como nuevo árbitro, fue el verdadero comienzo de este lío. Josalyn se levanto, sus ojos resplandecían. — ¿Así que el hecho de que fueras declarado culpable de asesinato, ahora es mi culpa? ¿Esa es tu defensa? —No, pero encuentro que fue el catalizador. — Esperó a que ella se volviera a sentar—. En un principio fui jefe negociador sólo porque me obligaron. Después de ese día, me ofrecí como voluntario tan a menudo como podía sin levantar sospechas, pero no fui lo suficientemente prudente. Mi interés por ti debió haberse vuelto demasiado obvio.

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Vampire Romance Josalyn siempre fue rápida para entender el trasfondo de cualquier conversación. —Así que, es por eso que tu pareja me odiaba. —Sí, bueno, Petra me odiaba más a mí. — Lo odiaba lo suficiente como para hacer arreglos para darle muerte, por lo menos. — ¿Tenía razón? Él contestó a la verdadera pregunta. —Tengo que alimentarme, Joss, incluso cuando ella no estuviera alrededor. Eso es parte de lo que somos y no tiene otro significado que el simple sustento. Además, Petra me eligió a causa de mi status, no por cualquier apego emocional. >>Cuando se volvió cada vez más infeliz por mis prolongadas ausencias a causa de la Coalición, con mucho gusto le ofrecí poner fin a nuestra relación. Después de todo, había otros de nuestra especie, que respondían a sus requisitos de posible pareja, igual de bien. Ella no dudo en aceptar mi oferta. Josalyn arqueó una ceja, claramente dudando de la veracidad de esa declaración. — ¿Qué estás pensando, Joss? —Creo que subestimado gravemente los sentimientos de Petra a tu favor. Si ella te odia lo suficiente como para destruirte, ella debió haberte amado también. Rafferty había considerado esa opción y la había rechazado. —Dudo que Petra sea capaz de amar a nadie excepto a sí misma. No, creo que ella se figuro que la verdadera razón por la cual le ofrecí la libertad, era por ti. Si yo hubiera formado un vínculo con otra mujer de nuestra especie, ella habría aceptado mi decisión. Después de todo, ella había disuelto un vínculo anterior, para emparejarse conmigo. Estoy convencido de que vio mi interés en ti como un insulto a su posición entre nuestra gente. Se recostó en su silla y esperó por la explosión. No tardó en llegar. —Rafferty, nunca cruzamos la línea, no importa lo que ella pensara. Ni una sola vez. Jamás. —Josalyn se tambaleó en sus pies, y comenzó a caminar por la habitación. —Eso Joss no es completamente cierto. Se quedó paralizada a mitad de camino y poco a poco se volvió hacia él. —Te refieres a la noche en que te alimentaste de mí. El calor en su mirada, le recordó a ella la verdad, no es que se hubiera realmente olvidado. Su mano se moría de ganas de tocar las heridas que había dejado, pero se las arregló para controlar el deseo. Él sabía dónde estaban, aunque nadie más lo supiera. ¿Cómo podrían saberlo? Las marcas pequeñas no estaban en cualquier lugar, donde se las pudiera ver, excepto durante un examen médico. Su mente se desvió de regreso a esa noche. Los vampiros se había enfrentados entre sí, cambiado sus lealtades día a día, incluso hora a hora. Como Rafferty le había recordado, la alimentación entre ellos era

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Vampire Romance normal, incluso esperada. Pero la política entre los vampiros era complicada, y alguien en la posición de Rafferty tenía que tener cuidado, en quien confiaba, incluso como ―socio‖ temporal. Para no arriesgar su neutralidad, se dejaba pasar bastante tiempo sin alimentarse. Desde el principio, ellos tenían por costumbre salir a caminar, manteniéndose siempre en las vías públicas. Eran mucho menos frecuentes las ocasiones, en que Rafferty la había acompañado a su casa en la noche, después de una larga reunión, pero siempre se quedaba en la calle, para mantener la ilusión de una amistad casual, en el mejor de los casos. Pero que una noche, todo cambió. Había estado a punto de l colapso después de una reunión. Su casa era el lugar más cercano, por lo que ella lo había arrastrado hasta allí y le ofreció su muñeca o el cuello. Él se negó, ya que la prueba sería imposible de ocultar. Con el amanecer, cerca, ella le ofreció una opción un poco más intima. Todavía podía sentir el dulce rozamiento de sus labios en su piel, lentamente, había descendido con la boca para la ―opción‖ más intima, en la parte superior de su muslo. Un toque fue todo lo que había tomado, lo suficiente para desear tener su cuerpo en el suyo, en ella. Habían sido lo suficientemente fuertes para resistir la tentación abrumadora, algo que ella había lamentado cada vez más, conforme pasaban los días. —Te estabas muriendo. —Esa fue sólo una excusa, por verdadera que fuera. — Comenzó a ponerse de pie, obviamente, olvidando las cadenas—. Yo estaba desquiciado por la necesidad de simplemente tocarte. Yo ya había decidido romper de mi compromiso. —Nunca me dijiste eso. — No es que hubiere importado. Habría tenido que renunciar a su cargo, sabiendo que ya no podría ser neutral en las controversias que involucraran a Rafferty. — ¡Maldita sea Joss!, No me diste la oportunidad. Mi tiempo en el Consejo estaba casi terminado. Una vez que terminara, podríamos haber tenido un futuro juntos. Pero si lo que había planeado hubiera salido, habría puesto en peligro la labor del Consejo. Incluso si hubiera estado dispuesto a correr el riesgo, tú no lo habrías hecho. Los supuestos y los recuerdos, no cambiaban las circunstancias presentes. Ya era hora de tratar con la realidad, no los sueños. Ella volvió a su asiento, esmerándose por sonar profesional y calmada. — ¿Así que sospechas que tu ex novia te ha tendido una trampa? —Sí, lo hago. Es la única explicación que tiene sentido. >>Los muertos humano y yo, tenemos una conflictiva historia. Petra tenía que saber que sería acusado, y que pediría por ti. Ella no podía correr el riesgo de matarnos a los dos, pero… —Si yo te ejecuto, le permitiría devolvernos el golpe, desde una distancia segura.

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Vampire Romance Sólo había visto a Petra un puñado de veces, pero no podía negar la mutua aversión instantánea. Josalyn era lo suficientemente honesta para admitir que una buena dosis de celos coloreaban su aversión hacia la prometida de Rafferty, pero eso, no era todo. La mujer trataba a cualquiera que no estuviera en un escalón superior de la colectividad vampírica, con desdén. Ella había causado tanta animosidad, que había puesto en riesgo el trabajo del Consejo, cada vez que asistía a las sesiones. Si Petra estaba detrás de los cargos en contra de Rafferty, Josalyn no dudaría en hacer caer a la perra. Él pareció haberse dado cuenta de su decisión. —Entonces, ¿qué vamos a hacer ahora? — ¿Nosotros? Pareces estar bien atado de momento—. Ella dio una mirada intencionada a sus cadenas. —Eso se puede cambiar. Era cierto, los cancilleres podían llevarse a los prisioneros con ellos para investigar el caso. Sin embargo, si el preso se escapaba, el Canciller pagaba un precio terrible. Tendrían que usar coincidentes pulseras de tobillo, que lanzaban una sacudida pre ventiva en caso de que se separaban por más de 50 pies. El poder de la sacudida aumentaba a medida que la distancia entre los dos aumentara, hasta dejarlos inmóviles al vampiro o el canciller, en espera de los oficiales de la ley llegó que vinieran a recogerlos. El delincuente era ejecutado y el canciller enviado a la cárcel para cumplir el resto de la sentencia original del infractor. Teniendo en cuenta el calibre habitual de la clientela con los que los Cancilleres trataban, no era de extrañar que la práctica fuera poco común. ¿Podría confiar Josalyn tanto en Rafferty? Al parecer, sí. Ella ya estaba de pie y llamando a gritos al guardia, antes de siquiera ser consciente de haber tomado su decisión. Una cosa que a él siempre le había gustado de Joss, era que una vez que tomaba una decisión de hacer algo, la realizaría y que los dioses se apiadarán de cualquiera que intentase impedírselo. Ahora su cuerpo se estaba sanado rápidamente, gracias a la donación de sangre fresca. El guardia que había discutido con Joss, acerca de tomar a Rafferty con ella, había aprendido a la fuerza, a no cruzarse en su camino. El dolor en el cuello iba a reforzar esa lección. —Gracias por la comida, Joss. Guardia de prisión no es mi vino favorito, pero es una gran mejora a mi reciente dieta. La sangre de rata es demasiado débil. Ella se detuvo abruptamente. — ¿Ellos te daban de comer ratas? —La calma no ocultó su enojo. —No, me dieron de comer el mínimo legal que exige el banco de sangre. Yo simplemente lo tuve que complementar con las ratas o ellos hubieran tenido que arrastrarme para hablar contigo.

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Vampire Romance —Bastardos. — Sus ojos oscuros prometían que ella saldaría cuentas a la primera oportunidad que tuviera. —Entonces, ¿dónde vamos? — Preguntó mientras se dirigían a su transporte. Él, no tenía que acortar sus zancadas, para que ella le mantuviera el paso. Esas largas piernas suyas formaban parte de sus fantasías favoritas. —Para mi hotel. — Ella miró su reloj—. No nos queda mucho tiempo antes del amanecer. Yo iba a tener unas entrevistas con algunos de los testigos esta mañana, pero no funcionará ahora contigo etiquetado en una camilla. Yeah, los vampiros y el sol no se mezclaban bien. Si él tenía que arriesgarse a las entrevistas diurnas, ella también se podría arriesgar por él ahora. — ¿Con cuántos piensas hablar? —Con cuatro de ellos juntos. Normalmente no me gusta entrevistarlos a todos juntos – da la oportunidad de contaminar sus testimonios- pero el Consejo sólo me deja tenerte conmigo tres días. Y hoy cuenta como uno de esos días. Si las cosas funcionaban, él la tendría por más tiempo. Si no, al menos, habría pasado sus horas restantes con ella. Miró a su ropa e hizo una mueca. —No estoy exactamente vestido para la ocasión. Ella enderezo su cuello. —Yeah, ese no es tu look usual, pero tengo que entrevistarlos a solas de todos modos. Hablar con un Canciller ya da miedo suficiente, como para encima tener que hacer frente al vampiro que ayudó a condenar. No podemos arriesgarnos a que nadie se retracte de su testimonio, que posteriormente aleguen que fueron coaccionados. Él asintió con la cabeza. —OK, voy a ser un pequeño vampiro bueno, y me acobardare en la habitación de alado. Joss se rió. —Oh sí, no me digas. No creo que ―acobardarse‖ este en tu vocabulario. Incluso si estuviese dispuesta a arriesgarme, tú no te ―acobardarías‖. Tu orgullo no te lo permitiría. Se subieron al transporte. Joss rara vez hacía las cosas a medias. Tan pronto como el motor de encendió, se lanzo a la calle. Dioses del cielo, realmente él estaba cansado. Al final, la luz del día lo obligaría a dormir. Cuando estaba con toda su fuerza, sólo le bastaban unas pocas horas de descanso. Sin embargo, la tensión de las últimas semanas y la tarifa de la prisión de bajo nivel, se estaban cobrando su precio. —Puedes escuchar las grabaciones de tu testimonio más tarde. La mayor parte de las pruebas son circunstanciales, pero confirman el hecho de que tú y la víctima tenía un pasado en común. — Joss freno por un peatón. —Eso no es ningún secreto.

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Vampire Romance —Si esa fuera toda la e videncia que el Consejo tiene, no hubiera sido suficiente para condenarte. No, la prueba condenatoria fue tu cuchillo clavado en el corazón del hijo de puta, que será nuestro siguiente punto de enfoque. —Joss trató de parecer optimista, pero ambos sabían que no iba bien. Le dio una sonrisa desanimada—. Mira, no sé tú, pero yo necesito una ducha y dormir para poder pensar correctamente. Pronto amanecerá, así que solo vayamos al hotel. Él pasó el brazo por sus hombros mientras ella conducía. —Todo lo puedes hacer es intentar, Joss. Los dos sabemos que limpiar mi nombre es un intento desesperado. Ella no discutió. Veinte minutos más tarde estaba sentado en la habitación del hotel, mientras que Joss se duchaba. Miró a la puerta del baño, preguntándose si ella estaría dispuesta a compartir la ducha con él y, en caso afirmativo, cuáles serían las posibilidades de que quisiera compartir su cama. Un vampiro siempre tenía esperanzas. Luchó contra la tentación de probar la eficacia de la pulsera de tobillo. Tal vez si sólo fuera su vida la que arriesgaba, pero no lastimaría a Joss. Así que por el momento, se contentó con el disfrute de la libertad relativa de la habitación del hotel. La decoración podía ser anodina, pero superaba a su celda de la cárcel de aquí al infierno. El sonido de un latido del corazón en el pasillo precedió a un fuerte golpe a la puerta. Rafferty abrió la puerta para ver a un empleado uniformado del hotel, sosteniendo una bolsa de compras. —Uh, la ropa que usted ordenó, señor. El joven se mostró comprensiblemente nervioso, por tener frente a frente a un vampiro, lo que mejoró el estado de ánimo Rafferty considerablemente. — ¿Dónde firmo? El botones extendió la factura. Después Rafferty garabateó su nombre en el papel, el niño se lo guardo y echó a correr. Rafferty le podría haber dicho que lo peor que podía hacer frente a un depredador era correr. Pero en lugar de acosarlo, Rafferty se centró en la presa en la que estaba realmente interesado, la que justamente acababa de terminar su ducha. Joss desnuda y mojada era mucho más apetecible. Sólo el hecho de que aún olía a la prisión le impidió arrinconarla en el cuarto de baño. No, primero tendría que lavarse, antes de hacer un movimiento. Tenían un tiempo limitado para seguirle la pista a Petra y limpiar su nombre. Tenían una gran probabilidad de fallar, y él no iba a perder en su única oportunidad para ir a la cama con Josalyn. Ella podría golpearlo en el culo por tratar, pero incluso eso tuvo su propio encanto. La puerta del baño se abrió en una nube de vapor. Joss salió, secando su cabello con una toalla, la piel color de rosa. Su pulso estaba

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Vampire Romance corriendo mucho más rápido, que lo que su expresión calmada podría dar cuenta. Ella le sonrió. —Tu turno. Hasta dejé suficiente agua caliente para ti. Caliente, frío, no le importaba. Se quitó la ropa de la prisión y lo arrojó a la basura. Abrió la canilla para que saliera el agua a toda con mucha fuerza, y restregó su piel por completo. Podría haber pasado horas deleitándose, pero no quería dar Joss más tiempo para construir sus defensas. Al secarse, miró la ropa nueva y decidió que sería más fácil seducir a Joss, si llevaba nada más que una toalla y una sonrisa de hambre. Como un vampiro, no pudo comprobar su aspecto en el espejo sin forzar su imagen para aparecer. Él tenía un mejor uso de su energía restante. Además, Joss ya lo había visto en su peor momento y no había salido corriendo y gritando hacia otro lado. Esto no quería decir que iba a caer rendida en sus brazos. Ella lo deseaba tanto como él la deseaba, pero su abrumador sentido del deber, podían dejar las cosas a medio camino. Ella podría tratar de resistirse a su encanto, pero iba a tener que luchar en dos frentes: el deseo de él por ella y su propio deseo por él. Ella era una mujer guerrera, y sin duda tenía toda la fuerza y la intensidad para la confrontación. Sería divertido ver quien terminaba finalmente arriba, cuando finalmente él consiguiera llevársela a la cama. No es que le importara. Tomó el pomo de la puerta y se preparó para la batalla. Rafferty saldría pronto. Josalyn no se había perdido el brillo depredador en sus ojos. Mirando a la puerta, ella estaba indecisa entre sacar su arma para mantenerlo a distancia o quedarse desnuda, para salvarlos a ambos a tiempo. Tan temerario como sonaba, valdría la pena ver su reacción. Perdería su trabajo si cedía a la tentación, pero su carrera estaba terminada de todos modos. La destruiría si lo ejecutaba. Si no lo hacía, tenía planeado no sacarlo de su vista nunca más. Si ella no podía hacer al Consejo feliz, podía hacerse feliz a ella misma. Se saco la camisa por la cabeza. Sus pantalones la siguieron rápidamente, se dejó – por un pragmático asunto de fuerza mayor- solo su ropa interior, no le daba mucho por los encajes y el raso, pero todavía sentía un poco de pena momentánea. Pero conociendo a Rafferty, sabía que no lo mantendría puesto, lo suficiente como para tener importancia de todos modos. ¿Debería tenderme en la cama o esperar en la sala? Definitivamente esta última. Al abrirse la puerta, se le cortó la respiración en la garganta mientras esperaba que Rafferty la viera. No pasó mucho.

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Vampire Romance La toalla en la cintura hizo poco para ocultar el hecho de que su mente había estado en la misma sintonía que la de ella. Fue al acecho de ella, sus colmillos asomaron. Oh, sí, que esto iba a ser bueno. Se detuvo justo antes de donde ella estaba esperando. —Pensé que iba a tener que convencerte. El leve matiz de indecisión en su mirada venció las últimas de sus propias dudas. —Este podría ser… Él la hizo callar con un dedo en sus labios. —Esta noche es sólo para nosotros. Habían pasado meses desde que él la había tocado, pero ella recordaba tan claramente cómo se había sentido tener su cuerpo fuerte presionado contra ella, mientras lo alimentaba. Ellos no habían ido más allá de esa intimidad, pero ella quería mucho más. Esta vez no se iba a conformar con un ―casi‖. Esta vez ella iba por todo. Ella tomó el último paso, dejando sólo un poco de espacio entre ellos, deslizo sus manos a través de los músculos lisos de su pecho. En respuesta, sus brazos se entrelazaron alrededor de la cintura, apretándola contra su erección. Ambos gimieron por la sensación. —Bésame. Ella hizo lo que ordenó, rozando sus labios y luego recorriendo la a longitud de los colmillos con la punta de la lengua. Por último, sus bocas se fusionaron, abandonados a la necesidad de ese primer sabor. Él expresó con un gruñido su aprobación profunda en el pecho, la vibración le hizo doler los senos y sus pezones se endurecieron. Sus dedos localizar las cicatrices pequeñas que él había dejado en su piel, antes de continuar. Murmuró su placer mientras llovía un rastro de besos por de la mandíbula hasta el punto de pulso en la base de su cuello. En un movimiento repentino, él le arrancó su sostén de separación. Ella se rió y se encogió de hombros, y le saco la toalla a él. Entonces, las bragas siguieron el mismo camino que su sostén. La diferencia en sus alturas era insignificante, pero él la mecía en sus brazos como si ella compartiera, la misma pequeña constitución que su ex. Empujo los pensamientos acerca de Petra, a la parte posterior de su mente, Josalyn disfrutaba de de la fuerza de su amante vampiro. Una vez que estuvieron en posición horizontal sobre la cama, la besó hasta que ella no estaba segura de dónde se ella se detuvo y él empezó. —Quiero que esto sea perfecto, Joss, pero se ha estado construyendo esto, durante demasiado tiempo como para esperar mucho más. — Se Hizo espacio entre sus piernas. —Hemos esperado demasiado tiempo ya. Hazme tuya, Rafferty.

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Ella le paso los brazos por los hombros y se agarro fuerte cuando él se metió profundamente en su interior. Cuando él trató de bajar la velocidad, se lo urgió, gritando su nombre y clavándole las uñas en la piel. Él los condujo a los dos de forma dura, aventurando el reclamo de ella con poderosos golpes. Cuando las ondas del primer orgasmo comenzaron a construirse, se quedó mirando la sangre que pulsaba en la garganta. — ¿Joss? Que pediría en lugar de asumir la hizo sonreír. —Cuando te dije hazme tuya. Quise decir exactamente eso. —Voy a tratar de ser amable. — Sus colmillos se habían alargado lo suficiente, como para que sea difícil hablar. —Yo no soy frágil, Rafferty. — Volvió la cabeza hacia un lado, para concederle un acceso más fácil. Exhalo un suspiro trémulo y luego mordió. El agudo el dolor se perdió en una llamarada de calor suave. Ella no era inocente, pero nunca había experimentado antes una intimidad tal, como tener Rafferty sumergiéndose en su garganta y en su cuerpo al mismo tiempo. Las sensaciones ardieron a través de ella, de pies a cabeza, dejándola gritando sobre un precipicio. Cuando el mundo se enderezó, Rafferty levantó la cabeza, y con cuidado retiro sus colmillos del cuello de su amante. Con cuidado lamió las heridas cerradas, no quería dejar una cicatriz en esta ocasión. La primera vez que le había permitido alimentarlo, un instinto primitivo lo llevo a dejar su huella en ella. Las pequeñas cicatrices que había dejado, le aseguraban que nunca olvidaría ese momento… cuando él le había enseñado lo que significaba entregarse a un amante vampiro. Ella se revolvió debajo de él. Él se movió a un lado, sabiendo que ella tenía que descansar si iban a traer a Petra a la bahía. Sólo había tomado un poco de sangre de Josalyn, suficiente para estimular su apetito de más. Pero no podía arriesgarse a debilitarla, no con su asesina ex, ahí fuera planeando su caída. — ¿Rafferty? Estás frunciendo el ceño demasiado para un hombre que acaba de degustar de un –altera la esencia de la vida- sexual. — La sonrisa de Josalyn fue cansada, pero muy satisfecha. No podía dejar de sonreír, encantado con la opinión de su amante, de él. —Lo siento, sólo estaba tratando de decidir si podría sobrevivir a un segundo plato. —Dame unos minutos para recuperar el aliento y podremos enterarnos. Si no sobrevivimos, por lo menos vamos a morir feliz.

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Vampire Romance Cuando ella bostezó, él se rió y la trajo más cerca de él. Mientras ella descansaba, él saboreaba estos momentos de tenerla entre sus brazos, y estuvo al borde del sueño. Rafferty no quería despertar, si no si estaba en su celda. En lugar de abrir los ojos, él utilizó sus otros sentidos para discernir si sólo había estado soñando con Joss en sus brazos. Él sonrió. Definitivamente allí había un latido de corazón y un sonido de respiración. Su piel estaba empapada por el calor de una pierna femenina sobre él y una mano sobre el pecho. Aspirando lentamente él inhalo el dulce perfume de Joss en sus pulmones No era un sueño. Joss se movió. — ¿Pasa algo? Apretó el brazo alrededor de ella y finalmente se permitió abrir los ojos. —No, estamos bien. Ella levantó la cabeza con somnolencia. — ¿Qué hora es? No necesitaba un reloj para decírselo. —El sol se está poniendo. —Por lo tanto, tenemos que empezar a movernos. —Todavía no. Unos minutos más. — No había suficiente tiempo para hacer más que besarla y abrazarla, pero él no iba a renunciar ni siquiera un poco. Tal vez si él se apresuraba… Se deslizó hacia abajo, con intención de revisar algunos de sus manchas favoritas del cuerpo de Joss. Tenía una herida de la mordida anterior, pero había otras maneras para complacer a su mujer. Ella lo agarró del pelo, deteniéndolo justo antes de que llegara a su objetivo previsto. —Por mucho que yo agradezco la atención, Rafferty, tenemos trabajo por delante. No tenemos tiempo para esto. El gesto obstinado de su barbilla, le dijo que hablaba en serio. —Bien, que así sea. ¿Quieres ducharte primero? Su boca se suavizó en una sonrisa maliciosa. — ¿Por qué no compartir y ahorrar tiempo y el agua? Cuando ella lo soltó, rodo por la cama y le tendió una mano a ella. —Vamos. La ducha duró más de lo que debería, pero Rafferty había utilizado su considerable encanto para persuadirla de que un momento intenso, que no tenía nada que ver con asearse. Fue asombrosa la forma en como entraron en la ducha, que no estaba pensada para alojar a dos personas, mucho menos a dos que tenían el sexo en mente. Si hacer el amor lo llevo al borde de la desesperación, ella fingió no darse cuenta. Dadas las circunstancias, sería una tonto para acostumbrarse a tener a Rafferty en su vida, y mucho menos su cama. Pero las últimas 24 horas sólo había cimentado su determinación para limpiar su nombre. Rafferty no era perfecto, no bajo ningún estándar. Era arrogante,

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Vampire Romance egoísta y muy pagado de sí mismo. Lo único que no era, es ser un estúpido. Y matar a un conocido enemigo, con su propio cuchillo y dejando clavado en el cuerpo era una estupidez increíble. Ella no dudó por un momento que Rafferty era capaz de matar, pero este crimen no tenía sentido… a menos que fuera un montaje. Sacó su expediente y comenzó a voltear las páginas. Hasta este punto había estado centrando en el juicio y el testimonio de los testigos, pero ¿no había ninguna mención de un embargo preventivo contra sus bienes? Corriendo las páginas con el dedo, le tomo un rato encontrar la referencia enterrada en un párrafo de la jerga jurídica. —Rafferty, ¿Quién se beneficiaría si mueres? La Coalición deducirá el costo de su caso de su caudal hereditario si eres ejecutado. Pero, ¿quién se lo que quedaría? Terminó tirando de la camisa antes de dar vuelta hacia ella. —Yo no tengo familia a quien heredar. Después de pagar cualquier cuenta pendiente, el resto irá a mi sucesor. — Sus ojos se alejaron, centrándose en un punto en el lado opuesto de la habitación. —Entonces, ¿quién es su heredero? ¿Él podría estar detrás de esto? " Si ella no lo conociera, habría jurado que se ruborizo —No es un él, sino una ella. — ¿Tu ex? —No hay manera de que yo hubiera podido dar esa perra codiciosa un centavo. — El se volvió hacia ella—. Te nombre mi heredera. Así que a menos que tú me hubieras tendido una trampa… Estaba aturdida. — ¿Me nombraste como tu heredera? ¿Por qué hiciste eso? Su temperamento, nunca había llegado tan lejos, ardió furiosamente. — ¡Maldita sea, Joss!, después de el día que acabamos de pasar en esa cama, casi matándonos con el calor que había entre nosotros, ¿Tienes que hacer una pregunta estúpida como ésa? ¿De cuántas maneras tengo que mostrarle que Te amo? Hasta este lío estalló en mi cara, yo estaba a punto de reclamarte. El Shock le hizo un cortocircuito que anulo su capacidad de pensar. — ¿Me amas? La miró, la misma intensidad en los ojos, pero su voz fue suave. —Sí, Josalyn, Te amo. Es más tú me amas también. No pareció muy convencido de la última parte, así que tal vez fue más una pregunta. Bueno, si él podía confesar todo, así también ella lo podría hacer. Ella tiro el montón de papeles en la cama y se arrojo a sus brazos. —Oh, sí, Te amo. — Entonces ella lo besó por un largo tiempo. Finalmente, escapándose, él apoyó la frente contra la de ella, llevándolos a ambos al asunto en cuestión. —Por mucho que me gustaría continuar con esta discusión en particular, sonabas como si estuviera en la pista de algo importante.

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Vampire Romance — ¿Qué? Oh, sí, los papeles. — Buscó a través de ellos la página correcta—. Alguien tiene un embargo contra su patrimonio. Tenemos a saber quién y por qué. Ella arrancado su ordenador y escribió en una solicitud de información. Marcado como de alta prioridad, se sentó y esperó a que alguien en el otro extremo entrara en acción. La respuesta no tardó en llegar. Recorrió la página. —Creo que están reclamando un incumplimiento de contrato. Rafferty se agachó para mirar por encima del hombro. Corrió el dedo por la pantalla maldiciendo. —La perra maldita ni siquiera se molesto en cubrir sus huellas. Ella probablemente pensó que la Coalición no se reconocería el nombre de la empresa ―Part-E Corp.‖, pero que yo lo haría. Descifra las letras y tiene su nombre. Petra sigue quiere que su libra de carne. No es suficiente matarme, ella quiere mi dinero, también. Josalyn parecía disgustada. —El tribunal no se vería ningún caso en verificar si la demanda provenía de una legítima compañía. Si su nombre no aparece en los papeles, no habría ninguna razón para sospechar nada. Bueno, Petra no sabe con quién está jugando. — La hembra sería afortunada, si no acababa el resto de sus siglos encerrada en la celda que Rafferty había dejado vacante. Los Colmillos de Josalyn salieron, un depredador listo para la caza—. Ahora puedo llamarla para una charla. Rafferty se inclinó para deslizar sus dedos sobre sus agudos colmillos, antes de besarla. —Esto va a estar bueno. ¿Puedo mirar? El sentido común mostrado su lado oscuro. —No, y voy a llamar a un segundo Canciller, porque tenemos que andar con cuidado. No es suficiente demostrar que el embargo es falso. Tenemos que llegar al cargo de asesinato o los dos podrían terminar en celdas contiguas. Su expresión se puso seria. —Hasta que mi ejecución. Ella asintió. —Como dije, necesitamos de su confesión. Pero si que está siendo así de temeraria, no debería ser difícil. Le tomó más tiempo de Josalyn de lo que realmente podía darse el lujo rastrear a Ambrosio, su jefe, y convencerlo de que ella necesitaba su ayuda. Los Cancilleres, se suponía, eran capaces de manejar cualquier situación. Sería abrupto decirle que ella estaba durmiendo con su prisionero, tenía que confiar en convencerlo de que las conexiones familiares de Petra merecían atención especial. Una vez que ella le hubo convencido, emitió la orden para interrogar a Petra en relación con el pedido de retención de los bienes del prisionero. Entonces no había nada más que hacer, que esperar.

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Vampire Romance Petra barrido con todo el cuarto de reunión, una hora más tarde de la cita, con un puñado de lacayos rezagados detrás de ella. Ambrosio dio a Josalyn una breve mirada, arqueando una ceja por el desfile. Él no le cuestionaría la decisión de Petra a llevar la representación legal, pero este grupo parecía más bien haber salido de un evento social, y prontos para partir con ella rumbo a una fiesta. Si Ambrosio tenía dudas acerca de la evaluación de la Josalyn en el caso, ahora se habían disipado. La mirada de suficiencia de Petra dio a los dos Cancilleres, razones para sellar su destino. Incluso si Ambrosio pensara que Rafferty era culpable, él no tomaría a la ligera el desprecio casual de protocolo de la mujer. En tono congelado, expresó su disgusto. —A menos que uno de estas personas sea su abogado, pueden esperar afuera. También pagarán la misma multa, por hacernos esperar. La cantidad se incrementará proporcionalmente por cada segundo que permanezcan en mi presencia. La multitud silbó en estado de shock y corrieron hacia la puerta, dejando a Petra chisporroteando de indignación. Ella le lanzó una mirada venenosa a Josalyn. — ¿Qué está haciendo aquí? —Usted sabe muy bien por qué estoy aquí Petra. Yo estoy a cargo de l caso Rafferty. — ¿Qué? ¿No lo han ejecutado todavía? — Su sonrisa se volvió asquerosa—. ¿Ellos saben que ustedes dos eran amantes cuando estaban en el Consejo? Ambrosio golpeó su mano sobre la mesa. —Señora, tratará a esta audiencia con el respeto que se merece. La Relación anterior del Canciller de Sloan con su prisionero no es de su incumbencia. Sin embargo, este gravamen falso en contra de su patrimonio sí. —El derecho de retención es legítimo, hubo un incumplimiento de contrato. — Petra le lanzó una mirada desagradable en la dirección de Josalyn—. El acusado terminó nuestro compromiso. Su acción me ha costado mucho dinero y dolor emocional. Ambrosio claramente no lo compro. —Los compromisos matrimoniales rotos, son apenas una rareza entre los vampiros. Y teniendo en cuenta que ha roto por lo menos un compromiso usted misma, tengo un momento difícil creyendo que esto era poco más que una molestia. Josalyn decidió que era hora de echar más leña al fuego. —Estoy segura de que no puede tener nada que ver con el hecho de que usted creyó que Rafferty terminó su noviazgo, debido a su amistad conmigo. — ¡Amistad! Las dos sabemos que eran más que eso. — La cara bonita de Petra, no era tan hermosa cuando se retorcía de rabia.

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Vampire Romance —Ustedes los Cancilleres piensan que está sobre el resto de nosotros, pero ustedes son híbridos en el mejor de los casos. Con el linaje de Rafferty, se le debió haber ejecutado por confraternizar con alguien como usted. Rafferty esperaba en la habitación de al lado, hasta que oyó su nombre, él no iba a sentarse y escuchar como insultaban a Josalyn. Se acercó a la habitación de la conferencia. Haciendo caso omiso de su ex-novia, se trasladó a interponerse entre las dos mujeres. Así como él esperaba. Petra inmediatamente se volvió hacia él. — ¿Qué haces caminando libre? Pensé que estarías muerto ahora. —Quieres decir que esperabas que yo estuviera muerto ahora. — Él asintió con la cabeza en la Dirección de Ambrosio—. Pido disculpas por irrumpir sin invitación, Cancilleres. También me disculpo por los modales de Petra, si tuviera alguno. — Miró en dirección a ella. No haría falta pinchar mucho más para hacerla perder el control de la lengua—. Espero no interrumpir nada importante. Josalyn sonrió. —No, en absoluto. Creo que estaban a punto de negar el gravamen sobre sus bienes por carecer de mérito. El dinero, después de deducir los costes legítimos, irá a su heredero. —Bien. Me alegra oír eso. No me gustaría que la mujer que me tendió una trampa por asesinato se aprovecharse de mi muerte. Espero que pienses en mí cuando gastes mi dinero, Josalyn. — Contuvo la respiración, en espera de la explosión. No pasó mucho tiempo. Petra gritó y cargo hacia él, sus colmillos salieron. — ¡Debería haberte matado simplemente, cabrón! ¡No es demasiado tarde! Requirió tanto de Ambrosio como de Josalyn para sacar al vampiro enfurecido fuera de él. No importa lo mucho que odiaba, Rafferty no quería ser él quien la matara. Una vez que Petra fue sometido, Ambrosio pidió por los guardias. —Usted será acusada de asesinato, de los humanos y del intento de asesinato del Sr. O'Day. Sus activos quedaran congelados para cubrir el costo de su ensayo y para compensar al Sr. O'Day por las molestias que ha sufrido en sus manos. Petra seguía maldiciéndolos cuando los guardias la llevaron a rastras. Una vez que se había ido, Ambrosio dirigió su atención a Josalyn y Rafferty. —Ustedes dos jugaron un juego muy peligroso. Si hubiera controlado su boca, usted estaría de vuelta en el camino de una ejecución inmediata.

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Vampire Romance —Fue una oportunidad que tuvimos que tomar. — Josalyn estaba pálida. Era e vidente que la tensión de los últimos días, había sido muy duro para ella. —Voy a necesitar su dimisión a finales de la semana, Canciller Sloan. Rafferty gruñó: —Pero ella… — ¡Suficiente! — Ambrosio incluyo a ambos en su mirada—. Los Cancilleres tienen que ser neutrales. Ustedes saben eso. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que sus sentimientos por usted, fue la razón real, por la que dejó su posición como árbitro. Y la forma en que saltó a su defensa sólo confirma mi opinión. Su último deber como canciller será la de redactar los documentos del descargo del Sr. O'Day de cualquier delito. Yo lo haría, pero voy a estar ocupado con los cargos en contra de su ex-novia. Rafferty trataba de sentir cierta simpatía por Petra, pero no podía. —Si usted necesita mi testimonio… —Se lo haré saber cuando haya tenido el tiempo para revisar el caso en su totalidad. Josalyn tomó la mano de Rafferty y afronto a su superior. —Gracias por su ayuda Canciller. Para que conste en actas, lo siento, Petra es culpable de un montón de cosas, pero ella tenía algún motivo para resentir mis sentimientos por Rafferty. —Voy a tomar eso en consideración. — Ambrosio recogió los papeles—. Ahora me tengo que ir. Me imagino que ustedes dos tienen planes. Rafferty tendió la mano al hombre de más edad. —Los tenemos, señor. ¿Quiere una invitación a la boda? Ambrosio sonrió por primera vez, mientras sacudía la mano de Rafferty. —Sin duda. Cuando se fue, Josalyn frunció los labios y redujo sus ojos. Rafferty se dio cuenta de que se le había ido un poco la mano, al anunciar su intención de casarse antes de discutirlo con ella. —Acerca de esta boda… —Debería haberte preguntado primero. —Sí, lo debiste, pero para que conste en actas, lo acepto. Pero hay una cosa que debes saber. El brillo en sus ojos le dijo que iba a estar bien. — ¿Y qué es eso? Lo agarró del cuello y jalo su boca cerca de ella. —Yo no creo en largos compromisos. Entonces ella lo besó.

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Vampire Romance

Regreso a Casa Lilith Saintcrow

I

ncluso un mago educado por un demonio podría tener un poco de problemas con esto. La mano Liana Spocarelli estaba cerrada alrededor de la manija de la puerta, la otra mano apretaba la vaina de la katana. — ¿Qué diablos quieres? El Nichtvren en su porche - un hombre alto, que engañaba con su ligera mata de pelo rubio sucio y ese rostro de ángel de celuloide- Inclinó su cabeza lentamente, con las manos en los bolsillos de los pantalones. Su aura era profunda, un humo deliciosamente perverso de poder incoloro, que no pretendía ser humano, pero sin el agradable borde de la especia adjunta, a muchos de sus recuerdos de infancia. —Es un placer volver a verte, cherie, —dijo Tiens en voz baja. Su traje, como siempre, arrugado e inmaculadamente blanco—. ¿Puedo entrar? —No, no puedes. — Liana soltó el pomo de la puerta—. Ve a follar a algunas vírgenes o algo por el estilo. Y déjame en paz. Detrás de él, la noche respiraba, lluvia y el frío metal, el borde de la humedad radioactiva, que era el sinónimo de Saint City. Hogar. Y allí estaba ella, todo el camino a través de la ciudad de cualquier casa que fuera de ella. Manchas revoloteaban bailando en el resplandor, un río de luciérnagas. —La Belle Morte, ta mera, dijo que yo no debía venir. Ah bueno, eso no es raro. Desde que ella no puede dejarme en paz. Sus mejillas ardían, las garras del triple tatuaje de círculos, se movían y zumbaban, en respuesta al peso del poder de él. Los Nichtvren eran maestros de la cacería nocturna: la parte superior de la cadena paranormal alimenticia… a excepción de los demonios. Siempre con excepción de los demonios. El brazo de Liana se aflojo, dejando colgada su espada. — ¿Cómo está Jaf? — La ironía de la pregunta, acerca del bienestar de un demonio caído no se le escapó. —M'sieu está bien. También dijo que no debía venir. Me dijo que mi Bienvenida sería dudosa, en el mejor de los casos. — Los labios delgados de Tiens se curvaron en una sonrisa, sus ojos azules, inflamables, eran huecos en la penumbra.

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Vampire Romance La única bombilla de su porche era deliberadamente débil, ya que una luz brillante fastidiaría su visión nocturna. Además, ella no había tenido la oportunidad de cambiarla. —Yo no la llamaría ―dudosa‖, Tiens. La llamaría inexistente. Repito, por todo el amor al infierno, ¿Qué es lo que quieres? —Tú ayuda, petite Sorciere6. — La sonrisa cayó tan rápido como había florecido, y una vez más, fue el familiar Tiens de su infancia, sin edad y accesible a la vez, el objeto de su sufrimiento cuando era estudiante y el último que se dio el gusto de romperle el corazón—. Tengo una muerte que debo llevar a cabo. Todo su cuerpo se paralizó. —No soy una asesina a sueldo, Tiens. Ve a preguntarle a Dante, estoy segura de que ella será más que útil. Buenas noches. Dio un paso atrás, barriendo la puerta cerrada, y no se sorprendió cuando él levanto una mano elegantemente, y la pesada puerta de hierro se detuvo en seco, como si se hubiera encontrado con un muro de ladrillo. —Ella no puede interferir, y tampoco M'sieu. Te necesito, Liana. —Vete. — Retrocedió dos pasos, se dio cuenta de su error, pero para entonces ya estaba en el pasillo—. No te invite a entrar. — ¿Cuándo alguna vez me has dejado en el frio umbral? — Si lo quiso decir como un capricho, debió darse cuenta de que era un error. El aire estaba espeso, y se ella se dio cuenta de que cualquier otro Psion en su lugar, estaría completamente nervioso de tener un Nichtvren en su pasillo. —Pensaba que ustedes los maníacos chupasangre, no podían cruzar el umbral sin invitación. — ella se volvió, tan fría como su martilleante corazón se lo permitió. Se volvió sobre sus talones desnudos y se dirigió a la cocina. Su mano derecha ardía por la empuñadura, pero el plasgun bajo el mostrador, sería más útil. El hábito y el instinto, llevaron a su mano a la espada, la mayoría de veces, probablemente era el resultado de crecer en una casa donde una katana era una metáfora para cualquier combate, todo el honor, toda la culpa. La respuesta estándar de Dante para cualquier problema era cortarlo por la mitad. No es que hubiera algo malo en ello, en lo que a Liana respectaba. —Liana. — Insistió—. Yo…perdóname. Yo no tuve intención de herirte. Pero lo hiciste. Eso fue poco caritativo, sin embargo, y peor falso. Él simplemente, muy bondadosamente le había rechazado, porque ella era demasiado joven y humana además. Sólo humana. 6

Pequeña bruja

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Vampire Romance Aún a pesar de que ella era una maga, entrenada en combate. Dios, cómo me gustaría ser algo más. Incluso una bruja del sexo sería mejor que esto. —Cierra la puerta, Tiens. Y asegúrate de estar del otro lado de ella. —He pedido tu ayuda, petite. Estoy desesperado. — El sonido de su voz, usualmente melodiosa, de repente parecía de derrota—. Imploraré, si eso te complace. Liana cerró los ojos, saco su mano derecha, y tocó la pared. Rasgo bajo sus dedos, las defensas de la casa, zumbaban como si el Nichtvren no hubiese atravesado a través de ellas. Por supuesto, él conocía su trabajo y, si tenía que ser honesta, ¿realmente había querido mantenerlo afuera? —Ni siquiera me necesitas. — Su garganta estaba seca, las palabras fueron un ronco graznido. Él tomo un poco de aire antes de hablar -y no era una broma-, ya que Nichtvren no necesitaba respirar. Sólo lo hacía cuando necesitaba seducir a alguien o a algo. Liana sacudió la cabeza. La espada en la mano izquierda, hacía un leve ruido a través de su vaina, un sonido alto y delgado, como una nota de socorro que comunicaba a través del metal: Este es tu honor, Liana. Nunca se debe mancillar. —No te molestes en mentirme otra vez, Tiens. — Incluso a sí misma, le sonó extraño—. Cierra la maldita puerta. Voy a hacer un poco de té. — Ella dio un paso experimental. Todos sus apéndices parecían estar funcionando bien. — Cuando estés listo, entra en la cocina y dime a quien quieres que mate. —Ella llega en un transporte privado, a la medianoche de mañana. Nikolai no puede interferir, ya que yo no soy su vasallo. — Tiens miró fijamente a la gran taza azul, llena de té de hibisco –tenía bastante astringente como para que un Nichtvren pudiera beber sin tener cólicos severos, tenía el rojo suficiente como para parecerse a la sangre pálida. Sin embargo él simplemente inhalo su la fragancia y la miró con esos ojos azules intensos. — ¿Qué hay de Jaf? ¿No puede hacer que ella vaya? —Él tiene… otras preocupaciones. La historia de mi vida. Otras preocupaciones más importantes que nosotros los mortales. Ocupado en librar a Dante de meditar sobre su encierro o sus muñecas, ocupado en mantener el diezmo de Saint City, ocupado con las demandas de la Hegemonía. Ocupado, ocupado, ocupado. — ¿Que no incluyen el cuidado de ti ahora? —No le he preguntado, Liana. M'sieu tiene suficientes problemas. — Él frunció el ceño, cada línea de su rostro estaba diseñado para el efecto estético.

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Vampire Romance —Entonces, ¿por qué quieres matar a Amelie, de todos modos? Liana golpeo ligeramente sus uñas mordidas contra el mostrador. Esta ciudad era demasiada fría. Había huido hacia el sur tan pronto como hubo terminado su instrucción en la Academia y nunca miró hacia atrás. Correcto. Nunca miro hacia atrás. Es por eso que estoy aquí ahora. Él levanto sus intensos ojos azules, había una sombra en ellos, que ella no se preocupo por mencionar. —Ella es mi Creadora. Y ella viene a reclamarme, o a crear problemas para M'sieu. Cualquiera de las dos opciones es probable. ¿Y dónde me podría dirigir si no a ti? No es justo. No es nada justo. Liana apretó los dedos y una sensación sofocante creció en su garganta. —Ella es tu creadora, por lo que no la puedes atacar. ¿Cómo diablos se supone que voy a… —Yo puedo distraerla oponiéndome a su mando. Soy viejo y un Maestro por derecho propio, petite. Voy a mantenerla ocupada, tú solo tienes que cortar su cabeza y liberarme. Fácil, ¿no? —Nada nunca es fácil, — Liana murmuró. Sueno como Dante. Bueno, debería, ella me crió—. ¿Cómo diablos se supone que debo matar a un Nichtvren? Soy mortal, Tiens. Como me lo recordaste hasta que tu cara se puso azul. —Separar la cabeza de su cuerpo. No será tan difícil. — Hizo una pausa, como si no hubiera más que decir. Liana suspiró, puso la cabeza sobre los hombros, aliviando la tensión progresiva que subía por su cuello. — ¿Quieres que arriesgue mi cuello decapitando a tu Maestra. ¿Por qué debería hacerlo? —No confío en nadie más. — Él no le dio a ella una ancha mirada fija e inocente, pero la forma en que bajo su mirada hacia el té, fue casi tan mala. Medio Liana esperaba oír un chapoteo—. Puedes moler mi corazón hasta convertirlo a polvo, y no te culparía. La detracción, sin embargo, no está en su naturaleza. Yo que tu, no estaría tan seguro. —Puedes irte ahora, Tiens. Vuelve mañana al atardecer y te dejaré saber. — ¿No ahora? —Me dijiste que esperara una vez. Voy a de volverte el favor. — Ella miró a su taza amarilla, con arañazos y la encimera arrancada—. Una pregunta, sin embargo. ¿Cómo me encontraste? —Si tengo que esperar por tu respuesta, tú puedes esperar por la mía, así estaremos iguales. — Tiens se aflojo, tocando en silencio las cicatrices del linóleo. Este lugar era un desastre, y Liana se sintió de repente avergonzada. Pero era barato, y ella había pensado que nadie se daría cuenta de que estaba en su casa, de vuelta en su vieja y mala cuna. Supongo que estaba equivocada acerca de eso ¿no es así?

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Vampire Romance —Bien. Cierra la puerta a tu salida. Ella lo escuchó mientras paseaba por el pasillo, haciendo deliberadamente ruido con los pies, en beneficio de ella. Con los ojos cerrados, podía ver su aura, la disciplina, el resplandor deliciosamente perverso del olor a depredador nocturno. Estaban hechos para la seducción y el poder, cabezas de manada. Por un momento, un rugido aumentó en los oídos, la respuesta instintiva del cuerpo se preparo para algo hostil a su supervivencia. Como una oveja temblando por el olor de un lobo. La puerta principal abierta se cerró y los escudos en la casa (cuidadosamente trazados, pero no lo suficientemente fuerte s como para apagar un gran neón gritando: AQUÍ ESTOY, VEN A ECHAR UN VISTAZO,) resonaron cuando su aura la acaricio una vez: una caricia íntima. Luego se fue, desapareció en el manto de la noche que cubría a Saint City, tal vez un poco de brillo en el aire mientras realizaba el ―no vean aquí‖ truco que los Nichtvren eran famosos por hacer. Liana abrió los ojos y miró hacia abajo. Su mano izquierda estaba enroscada a la vaina de la katana, el metal dentro reposaba. Su mano derecha estaba en un puño, las uñas mordidas apretaban su palma. El anillo, de tres lazos trenzados de metal plateado, brillaba con la luz que procedía de los candelabros de arriba. Ella inhalo, lentamente, apagando la tensión de la forma en que Danny le había enseñado. ―Ese es tu mejor amigo‖, su madre adoptiva había dicho con su melodiosa voz extrañamente ronca. ―Usar tu respiración: está totalmente bajo tu control. No como las otras cosas‖. No como un corazón o una mente que sueña, o el toque de especias en el un aura que te hizo un mago en lugar de un nigromante, o incluso un chamán. No como un accidente de la genética que le ha hecho responsable de Hegemonía, o el odio hacia los normales. Su mano derecha se deslizó hacia la taza azul, enroscada alrededor de su calor. Ella se la llevó a los labios, posándolos por un momento donde él los habría posado, si se hubiera molestado en beber un solo sorbo. Podría arrojar esta en el suelo. Arrojarla a la basura, por la ventana. Pero luego tendría que limpiar. Se bajo de su banquillo, y fue hacia la pileta para verter el líquido de inmediato. La bolsa de té, aterrizó roja como un coágulo de sangre, con un ruido sordo. Ella abrió los dedos, dejó caer la taza y deseo inmediatamente haberla tirado.

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Vampire Romance Un video teléfono de plástico, pasado de moda colgaba en la pared, y cogió el teléfono. Marcó un número grabado en su memoria, con la esperanza de que él iba a responder. Se escucho dos rings, un chasquido y luego silencio. Si él era de los que escuchaba mensajes de una maquina era una incógnita. —Soy yo, — dijo en la boquilla negra, mirando a la pequeña pantalla de video—. Estoy en casa. Te necesito. — Y antes de que pudiera responder - si él estaba allí - ella corto. La torre, en el centro de la Séptima, tenía un blindaje poderoso que estaba casi hacía visible al espectro, moviéndose en perezoso remolinos, los diamantes-negros de poder del demonio de fuego resonando con el flujo de energía del ambiente. Había un teclado, una ranura para el disco de una tarjeta de crédito y para la exploración de la retina, pero incluso antes de que ella apretara el dedo anular en el teclado del blindaje había cambiado, un hormigueo le recorrió por los hombros y las raíces de su cabello. La puerta se deslizó hacia un lado antes de que incluso hubiera terminado de introducir su código personal. Dio un paso a través y entro en un ascensor, sentía toque claustrofobia de en su garganta. Ella lo ignoro. Su cuero cabelludo ardía. Estaré condenada si me lavo o me cambio antes de visitarla. No se había cambiado desde que llegó en el transporte de mercancías hace dos días. El ascensor era de alta velocidad, y si bien estaba comprimido, las orejas se abrieron –algunas veces- con un sonido explosivo, mientras ascendía. El edificio parecía tan delgado y elegante desde el exterior, que era fácil olvidar lo grande que era, y cuánto decía de si mismo por su construcción. Saint City era uno de los pocos lugares que no habían sido afectados por el primer diezmo, cuando la boca del infierno se abrió y la locura se expandió. La vigésima parte de la población de la Hegemonía había muerto, ya sea esa la noche o a la semana siguiente, cuando las huestes del Infierno cazaban en su tiempo libre o simplemente, llevaban a los normales al suicidio o la locura. Magos habían muerto en masa tratando de expulsarlos, otros tantos Psions habían muerto tratando de proteger a las tropas de la Hegemonía o simplemente, porque estuvieron en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Había sido incluso peor en la Alianza Putchkin, el caos, alcanzó proporciones mundiales antes que de pronto, inexplicablemente, menguara. Todo fue bien durante siete años… y luego la boca del infierno se abrió de nuevo. Esa segunda vez, Liana tenía 19 años y ella recordaba a los embajadores de la hegemonía cuando fueron hasta su madre. ―Esta ciudad no ha sido afectada por el diezmo. ¿Por qué? ‖

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Vampire Romance Y Dante replico. ―Usted lo sabe mejor que yo, usted asno altanero. Entre y pregúntele lo que ha venido a preguntar‖. El ascensor sonó y se detuvo, volvió a sonar, y las puertas se abrieron. El hall de entrada familiar (suelo blanco, paredes blancas, una pintura Berscardi sobre una mesa decorada con esmalte blanco) de entrada se la trago completamente. Toda la cabeza le picó, ella estaba segura de que su ropa no estaban muy frescas, a pesar de la anti-bacteria exploradoras, impregnada en las micro fibras de su camiseta y sus pantalones vaqueros parchados. La suela antideslizante de sus botas chirrió un poco, haciendo eco del leve sonido de las puertas dobles al final del vestíbulo, cuando se abrieron. La luz gris, lluviosa, de invierno se filtraba en la habitación, brillando suave en el suelo de madera. El espacio era enorme, cavernoso y amurallado, las paredes cubiertas con espejos a prueba de balas. Una barra de ballet estaba atornillada al espejo lateral, barnizada con el uso y la cera, y una forma delgada en seda negra bastante suelta, con el cabello oscuro ligeramente rizado, estaba contra la puerta. Dante Valentine se volvió y miró a su hija adoptiva. La misma astucia, dañina, la misma cautela inteligente de sus ojos oscuros y líquidos, los mismos pómulos salientes, la boca dulce y pecaminosa estirada en una media sonrisa de hierro, la misma gracia en sus hombros tensionados y su mano izquierda sostenida de una forma larga y curvada. La esmeralda en la mejilla de Dante, lanzaba una chispa acogedora verde, sobre su tat, un caduceo alado que corría bajo la piel. El propio tatuaje de Liana dejo traslucir, una tinta de pinchazos de diamantes en su carne, como respuesta. Ellas se miraron, y Liana sintió un bulto sin forma, como una mancha de pintura reactiva en gravedad cero. ―Eres la imagen viva de tu madre‖, Dante le había dicho una y otra vez otra vez. ―Era tan hermosa‖. Y cada vez, Liana se estremecía. Ella odiaba ser la imagen de una mujer muerta que no podía recordar incluso con los hoyuelos poco precisa en su sonrisa y su cabello oscuro. Ella quería ser tan guapa como su madre adoptiva, la más famosa Nigromante en el mundo. La mujer que la había criado, la mujer cuyo demonio había jugado con ella durante horas en el tiempo oscuro de la infancia de Liana. Como de costumbre, los nervios Liana rompieron primero. —El hijo pródigo vuelve. — Su tono era un desafío, y ella se estremeció por dentro cuando los hombros de Dante se agazaparon un poco, como preparándose para un golpe. —Nunca he sabido que desaprovecharas algo, Lia. Yo no sabía que estabas en la ciudad. —Un ladrón en la noche. — Pregúntame lo que estoy haciendo aquí, Enójate carajo. Di algo.

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Vampire Romance — ¿Tú…— Dante se contuvo. ¿Todos están bien? ¿Tú estás bien? Cosas que ella nunca preguntaría—. ¿Te quedaras mucho tiempo? Yo… —No mucho. — Ahora que Tiens me encontró—. Solo vine a decir hola. Y para ver a Jaf. Una vez más, hizo un ligero movimiento, como si las palabras fueran una cuchilla deslizándose en la carne. — ¿Nada más? — Otras preguntas quedaron colgando de esas dos palabras: ¿Me perdonas? ¿Cuánto tiempo se me odiaras si no? Preguntas sin respuesta real. —No realmente. ¿Supongo que está en la oficina? — Se que esta. Coordinando la defensa y cuidado de los negocios de mantener a esta ciudad a flote. Probablemente organizando campamentos de refugiados, también. —Sí. — Dante inclinó su cabeza ligeramente, la seda revoloteo cuando ella dio un paso hacia adelante. Dejo caer unos Pantalones flojos y una camisa de cuello Chino reforzada, no los pantalones vaqueros y camisa de explorador que se pondría si tuviera la intención de salir fuera de la torre—. Me preocupo por ti, Lia. Más palabras no dichas llenaron el aire quieto y gris. Es mi responsabilidad protegerte. Le prometí a tu madre. Y la respuesta de Liana, se lanzó a ella como un grito, como en aquellas tormentas de la adolescencia: ¡No me importa lo que le prometiste! ¡Yo no soy ella! —Tiens me visitó, —dijo. Oyó la captura en su voz y se odio a sí misma—. No le digas a Jaf, pero estoy haciendo el trabajo sucio para él. De tal madre, tal hija, ¿huh? Dante suspiró. —Si quieres una pelea, podrías haber llegado un poco más tarde en el día. Sabes que yo no estoy lista para el homicidio antes del mediodía. El corazón de Liana se estrujo. —Lamento decepcionarte. —Sa'es Sekhmet. —Pero la maldición no tuvo ese chasquido usual—. ¿Qué puedo hacer, Lia? ¿Qué quieres? ¿Sangre? No es como si tú pudieras sangrar sobre mí de todos modos. En el instante en que te cortaras Jaf se presentaría, y que tendría que hacer frente a la decepción en su rostro también. Isis me guarde. —Yo sólo quería para decir hola. Se me permite eso, ¿no? —Tú eres la que te mantienes lejos. — La Nigromante hizo un movimiento veloz, de mal resultado, demasiado rápido para ser una mueca de desagrado—. ¿Podemos tomar una cenar? La tienda de fideos en la calle Polo sigue abierta. O podríamos ir a dar un paseo. Incluso… — ¿Incluso entrenar? Harías eso sólo para mantenerme en la habitación de un poco más, ¿no? — Escúchate gemir. Prometí que yo no haría esto— . Estoy mucho mejor de lo que solía ser. —Eso he oído. — Dante relajo sus hombros—. ¿Por qué realmente estas aquí, Lia? Ojalá lo supiera. —Sólo quería decirte hola, madre.

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Vampire Romance Hizo un énfasis deliberado en la palabra, vio como Dante se convirtió en una estatua tallada en piedra de oro líquido, cada centímetro de ella estaba preparado y listo, no cediendo nada. Excepto en los ojos. El dolor era medio bálsamo y medio veneno. —Seguiré mi camino. Dale mis saludos a JAF. —Vuelve pronto, — Dijo Dante en voz baja. Su aura, estaba llena de marcas brillantes, destellos de un nigromante—. Por favor. Lia… —Tal vez, contén el aliento. — Y Liana se marchó. Ya está. Misión cumplida. Ahora puedo irme. Como era habitual, sin embargo, Dante tuvo la última palabra. —Te quiero. — Las palabras eran suaves, con un dejo de ira, y con tanto cuerpo que casi agitan el aire—. Siempre lo hare. Liana se marcho por el pasillo hasta el ascensor. Bueno, eso fue bien. La vi. Ahora puedo irme otra vez. Puedo coger un transporte en una hora y estar de vuelta en Angeles Tijuan por la noche. Pero las lágrimas calientes y espesas, resbalando por sus mejillas, decían lo contrario. Tomar un cuarto del hotel de mala muerte en los alrededores del Tanque era meramente un gesto. Ella realmente no se asombro cuando salió de la ducha, (goteando, cada indicio de mugre removida y su cuero cabelludo agradecido porque ya no picaba), y lo encontró a él sentado sobre la cama, las manos sueltas en sus rodillas. La noche había caído, y se escucho un grito abajo en la esquina. Podrían haber encontrado una cura para la peor droga del siglo, pero las personas todavía eran adictas al Clormen-13 y disparaban unos contra otros, o a inocentes circunstanciales. La plaga de la podredumbre interior de la ciudad impulsada por la adicción todavía avanzaba a rastras hacia el exterior, aunque no tan rápido como hace veinte años. Los ojos de Tiens brillaban en la pálida luz amarillenta de la lámpara de la cabecera. —Encanto. Que te jodan. Liana dejo caer la toalla en su montón de ropa sucia, tomó su camisa limpia y se zambullo en ella. Su piel se estremeció por el frío, la habitación era apenas caliente. La larga y delgada cicatriz en sus nalgas vibró; Tiens aspiro un aliento afilado. Bien por mi lo he asombrado. — ¿Qué es eso? Liana suspiró, se abotono la camisa, se puso las bragas y entró en sus pantalones vaqueros. Los parches de piel estaban oscuros del lavado de

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Vampire Romance Chem. Se dejó caer en una silla desvencijada y se puso los calcetines, luego sus botas con cordones y les hizo un doble nudo. —Sólo un demonio. —Y una llamada muy, muy cercana. Más cerca de lo que alguna vez puedas creer. Las paredes entre el infierno y el mundo eran tan delgadas ahora, y se requería de muy poco para un mago entrenado por demonios para romperlas. El único problema era que había poco control sobre lo que vino a través de ellas -y el nombre que ella utilizo para tirar abajo las paredes hasta la transparencia- era el nombre de un demonio… el nuevo príncipe del infierno hecho para temer… o para castigar. —M'sieu — Tiens comenzó. —No te atrevas a decirle JAF. Si yo voy a estarte ayudando, no le vas a ir con cuentos a él. Él tiene suficientes quebraderos de cabeza sobre si y además no es su maldito negocio de todos modos. ¿Está claro? —No puedo — Su garganta se movió cuando él tragó, y un brillo sucio de satisfacción se encendió en el pecho de Liana. —Si puedes mantener lo casi que pasó entre nosotros, como un secreto, también puedes guardarte esto para ti mismo. — Ella comenzó a peinar su cabello oscuro con los dedos, y lo trenzo con rápidos movimientos—. Ahora, si podemos ir al grano. ¿Cuál es la apariencia de esa Nichtvren? No quiero matar a la persona equivocada. —Hembra. Oscura. Muy joven. — Hizo un movimiento inquieto cuando ella ató su trenza—. Yo estaré allí para encontrarla, y a su esclavas… — ¿Cuántas son? —No dijiste nada acerca de esclavas antes, maldita sea. —Yo no lo sé. Todo lo que sé es que va a llegar, y Dios me ayude después. Esto se pone cada vez mejor. — ¿Hay alguna otra cosa que quieras decirme, Tiens? — Si yo fuera mi madre, ahora estaría pateando tu culo. Pero, sólo soy yo, y ni siquiera sé por qué estoy haciendo esto. Su corazón se convirtió en una burbuja de aire caliente en el interior de su pecho. Estoy mintiendo. Yo sé por qué. Porque una vez que haga esto, estaremos a mano y me podre ir otra vez. Se levantó lentamente, y Liana bajó los ojos. Su mano izquierda se disparó, cerrándose alrededor de su katana, que estaba apoyada contra un husillo de mesa con patas, que podía ser tomada por mobiliario, solo por el más caritativo de los sentidos. Ella lo arrastró más cerca de ella como un salvavidas. El aire se volvió difícil, tenso, y Tiens se detuvo a escasos dos pies de ella. Esta es tu honor, Lia. Nunca se debe mancillar

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Vampire Romance Era la voz de Dante, la primera vez que ella había tocado una espada, cuando solo tenía 10 años. La primera vez que supo lo que la hacía diferente y solo humana. —Podría decirte que lo siento, y que desearía no haber hecho esa elección. Pero no me creerías, desde que yo necesito tu ayuda. — Un leve sonido de mover la tela, y él se inclinó, su calor… debió de haberse alimentado -sangre o sexo- lo que hiciera falta para proporcionarle combustible a su metabolismo sobrenatural. Le acaricio la mejilla—. Y voy a cometer el pecado de preguntar igualmente. >>Dime, si te pidiera por esa oferta nuevamente… si te implorara, y te dijera que tenías razón, ¿Dejarías tu garganta desnuda para mí? Sus labios casi tocaron su mejilla, su aliento húmedo y caliente, condimentado con noche y por raro que pareciera, un poquito de menta. Debe de haber cepillado sus colmillos. Se aguanto la risa histérica por ese pensamiento, su cuerpo se puso rígido, recordando murmullos y besos suaves, la percepción de sus dedos por su carne húmeda, joven, mortal. El aire quedo atrapado en su garganta, y su mano derecha avanzo hacia la empuñadura de la katana. Tiens desapareció, en un parpadeo de la existencia y reapareció en otro lugar de la habitación. —Y ella trata de alcanzar su cuchillo, para hacer desaparecer a su amante. — Tiens dejó escapar un sonido que podría haber sido una risa. Las paredes gimieron fuertemente bajo el látigo de su voz, un sonido que le recordaba su infancia, la respuesta física del mundo para el temperamento de una no más que humana. —Tú no eres mi amante, Tiens. Lo dejaste muy claro... — La espada se deslizó de vuelta a casa con un clic y un esfuerzo que la dejó sudando— . Hace cinco años. — Cinco años, dos meses, catorce días. ¿Debo contar las horas también? Pero he cambiado. Vivir en el sur, donde la vida es más barata que una botella de soymalt-40 lo haría por ti … — ¿Significa esto que no me ayudará en contra de mi enemigo? — Se metió las manos en los bolsillos, para todo el mundo como un delincuente juvenil en un show. Isis, sálvame. Liana se encogió de hombros. —Yo estoy aquí y ya compre munición. Sería una lástima no usarla. De los muelles privados salían los principales transportes y servicios de la mitad del oeste de Sain City, y éste era un elegante y largo, que se extendía hasta el infinito. Liana abrazó las sombras al final de la bahía, deseando poder utilizar un plasgun. Si pudiera escapar de la explosión cuando el campo del plas interactuara con pintura reactiva en la parte inferior, ella podría hacer explotar a la perra de Amelie y no dejar de

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Vampire Romance correr hasta que Saint City fuera una mancha en el horizonte detrás de ella. Y si los deseos fueran fideos, nadie moriría de hambre. Tiens aguardaba al final del muelle, el resplandor anaranjado de luz de la ciudad y el freeplas teñían su pelo pálido. La mano izquierda de Liana flotaba, tocando el extremo de su plasgun, luego regresó a la Smith&wesson 9 mm, con munición perforante, ojalá pudiera desangrar a la Nichtvren en el corto plazo – eso si pudiera acertarle el tiro. Ella no era una tiradora sobrenatural, de primera como Dante, no tenía la gracia de Dante o la irreflexiva velocidad de un Berserker. Ver a su madre adoptiva luchar era como ver al fuego comer vapores de petróleo. Los reflejos humanos sólo podía hacer algo, y Nichtvren eran muy peligrosos. ¿Cuántas esclavas, ella traerá? Un miserable acido hervía en el estómago de Liana. Tengo un mal presentimiento sobre esto. Entonces ¿por qué estoy haciendo esto? Porque tengo que (la razón más vieja en el mundo). ¿Qué estoy tratando de demostrar? Sólo que puedo hacerlo. Un silbido de anti-gravedad sacudió ruidosamente los dientes de atrás de Liana, arrastrándose dentro de su cráneo y quedándose allí. Me pregunto si recibió mi mensaje. Me pregunto si él incluso esta en ciudad. Me pregunto si él va a aparecer. Él me dijo que siempre me podría encontrar. Su corazón se decidió completar el diversión y juegos a martillazos para arriba en la garganta, con lo que el sabor amargo de cobre con él. Me pregunto si ahora es el momento en que probaremos esa afirmación. Olfateó hasta el muelle mientras Tiens dio un paso hacia la parte de atrás de los escalones, bajando sus hombros bruscamente. Liana no lo escudriñó – quienquiera que estaba allí podría sentir su atención, y eso afectaría todo el camino alrededor La ronda principal de la escotilla de pasajero estaba dilatada, la antigravedad alcanzaba un pico lamentable y los sistemas de operación quedaban suspendidos. Los dedos de Liana tocaban la empuñadura del plasgun otra vez. Si a ella disparara... Pero Tiens estaba justo allí, también. ¿Me importa? Ella trazo el arma de proyectiles, lisa y lentamente. No había destello de luz fuera del barril, este sector industrial era demasiado profundo en la penumbra. Cuatro rutas de escape, una de ellas en línea recta hacia abajo y otra más delgada rallaba manteniéndose sobre el espacio.

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Vampire Romance Esto no es bueno. Observo a Tiens, sus hombros hacían una re verencia a una fuerza invisible, cuando dos pequeñas luces que brillaban, hacia abajo, en la sombra de la escotilla. ¿Qué diablos? No podría ser un Nichtvren. Si lo era, que era una broma y no una bueno. Era el tipo de broma de seres inmortales jugando con los seres humanos sin pensar en las consecuencias terribles, solo porque que podían. La niña llevaba un vestido de algodón a cuadros azul y rojo, brillantes zapatos de charol. El cabello le caía en rizos cuidadosamente peinados y su pequeña cara salvaje, capturaba al azar un reflejo de luz. Ella tenía una pequeña nariz afilada, mejillas regordetas, ojos negros como carbones con el de polvo de los siglos sobre ellos. Su aura formó remolinos una vez, que giraron en sentido contrario, y comió al hematoma profundo que fue Tiens en todo ese paisaje de poder, que le envolvía. No me dijiste que era una maldita de nueve años de edad, Tiens. Su boca estaba seca y tan resbaladiza como el vidrio. Liana diviso como el Nichtvren rubio se ponía de rodillas. No había manera, incluso para una criatura tan antigua y poderosa como él, de que pudiera luchar contra lo que sea que estuviera en el cuerpo de esa niña. Isis me salve. Ella tiene que ser antigua. Como mínimo un maestro, al vez tan fuerte como el Prime - aunque justamente vi al Prime esa vez. El hijo de puta espeluznante que él fue, también. Su mano apretada, el martillo haciendo clic hacia arriba. Sus voces fueron a la deriva hasta ella, algún idioma arcaico – tal vez el Viejo Franje, melifluo y acentuado. Tiens, con un borde harapiento, jadeante que Liana nunca antes le había escuchado; El otro Nichtvren en un tono como de campana dulce sobre un remolino que mezcla algo dulce y algo podrido. La niña dio un paso adelante, sus zapatos relucientes como rubíes pulidos. Tiens se encogió y un sonido bajo de agonía lleno de cicatrices la noche. Él sonó como si algo candente hubiera golpeado duramente en su barriga, su cuerpo se doblo como protegiendo su carne invadida. Déjalo sufrir. Dios sabe que he sufrido bastante. Y, sin embargo, había aceptado el trabajo. Esta es tu honor, Lia. Nunca debe mancillarse. Liana apretó el gatillo. La bala voló literalmente, y la mitad de la cabeza de la niña se evaporado. Se cayó hacia atrás, y Liana se puso en movimiento, su mano golpeo la barandilla cuando ella saltó, un momento de ingravidez antes de que sus botas cayeran pesadamente encima de la pasarela de abajo.

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Vampire Romance ¡Muévete, muévete, muévete! El mundo explotó transformándose, metal chillando como desgarrándose bajo un látigo. Ella cayó, girando a través del espacio, la pasarela se desprendió como algodón de azúcar, y ella aterrizó duro, el arma se movió errática y ligeramente de su agarre mientras algo se rompía como madera verde y una oleada de enferma agonía se derramo bajo su costilla izquierda. Una lenta melaza eterna de sangre en movimiento dejó a Liana, híper ventilándose, en el metal frío del muelle, sus brazos y piernas estaban torcidas de forma rara y algo húmedo y pegajoso chorrea de sus ojos. Las luciérnagas eran puntos de luz, fluyendo a través del cielo oscuro, los patrones de tráfico de ambos; el de la carga y el de los pasajeros revolotean temblando en el borde de la coherencia por un momento antes de oscurecerse cuando algo se inclino sobre ella. El brazo izquierdo estaba inútil, una barra del plomo, el brazo derecho seguía funcionando, con los dedos contra la empuñadura forrado en cuero y la espada aflorando como todos los músculos en el cuerpo ardido de Liana. Se trataba de un arco de plata, una barra de metal sólido, y se hundió en el lado del cuello flaco y huesudo de la niñita Nichtvren, con un sonido como un hacha pegándole a madera dura. Isis me salve, esto va a doler en un momento. El dolor se volvió rojo y se volcó en ella como sangre rociada, era un rojo imposible, una marea de muerte de cobre maloliente. Y la niñita Nichtvren gritó algo, sin duda algo muy sucio en su lengua materna, arañazos a brotaron gratuitamente de sus dedos infantiles delicados, la mitad de su vestido estaba manchado con un color a vino tinto brillante, de la rápida reconstrucción de su cráneo. Otros ruidos se entrometieron bajo sus gritos – una marea de rugidos y gritos, el sonido balbuceante de un proyectil automático, aullidos de dolor y por lo menos un grito de muerte subiendo en espiral. Entonces sucedió, de la forma en que siempre lo hacía. El tiempo se detuvo. La mano ensangrentada de Liana brilló, húmeda y mojada, el brillo de l anillo se perdió bajo líquido. Un destello de color verde estalló en la profundidad de la gema, se abrió como la escotilla del ojo de un pez, escupió una sola chispa que se volvió negro, ya que sufrió una implosión. La luz esmeralda avanzó a través de de la apertura cada vez mayor, enviando trazos como de venas a través del recubrimiento de sangre, y acampanado para cubrir la mano derecha de Liana en un guante flexible, metálico de luz verde. La fuerza -como vino sacudido- subió por su brazo, se derramo bajo su pecho, ardió ferozmente en su húmero izquierdo quebrado, jaló a Liana hasta levantarla como si ella fuera un títere, las cuerdas atadas a dedos

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Vampire Romance flexibles que no se doblaron en la forma en que un humano debería. La llama verde gateó como aceite líquido abajo de sus dedos, mezclándose ansiosamente con el resplandor melancólico de las runas en las profundidades del acero bendecido, y se ensarto a través del cuerpo de la pequeña hembra que incluso ahora gritaba, la paliza de ambos, de la carne y el poder, estrujaron chorritos delgados de sangre caliente abajo de las orejas de Liana. Sabía que esto iba a ocurrir, pensó, y sintió solo una adormecida sensación de pánico. El proyectil de fusil de repetición habló de nuevo. El resto de la cabecita niña Nichtvren explotó, vapor de carne sobrenatural y humo. El rifle volvió a hablar en tartamudeos. Liana se rasgo la espada y le vantó la cabeza cuando el cuerpo golpeó la tierra, surcos de tejido autoconsumiéndose, impulsado por un metabolismo sobrehumano, convirtiéndose en putrefacción. Maldición va rápido. Sus piernas se doblaron nuevamente, como la luz verde se resbaló, de nuevo a las profundidades del anillo. Un bajo zumbido de lamento, perforado a través de la cabeza y retrocedió; Liana se encontró tendida en el muelle mientras el ruido de quejidos y aullidos agudos, se detenían drásticamente hasta reducirse a silencio. Hubo una última salpicadura del fuego de los proyectiles, entonces el silbido de antigravedad que bien podría ser el silencio se extendió por el muelle. Liana decidió quedarse donde estaba. Ella parpadeó, y otra sombra cayó sobre ella. — ¿Cherie? — Era Tiens, su rostro angelical estaba torcida con la preocupación, se puso a la vista. Su cabello estaba lleno de sangre, y salpicado de rayas y su traje destrozado. Parecía que se tomado ido unas cuantas rondas con un vegaprocessor—. ¿Liana? Vete. Su boca no iba a funcionar para formular las palabras. Entonces, maravilla de maravillas, la mejor cosa en el mundo sucedido. Otra sombra se emparejo con la de Tiens, sobre ella y un par de ojos amarillos y pelo negro y lacio se encontró con ella. —Te ves como la mierda, chica, — Lucas Villalobos dijo con voz ronca, la voz cortada en la garganta. Pero Liana ya se había desmayado. Lucas le puso un bonescrubber, con sus dedos hábiles y de la forma más indolora como le fue posible. Un pinchazo afilado de calor, el

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Vampire Romance entumecimiento de analgésico, y el puño de la camisa plateada alrededor de su brazo superior izquierdo comenzaron a llenarse de luz roja. Cuando se desvaneciera el verde la suspensión sería en su mayor parte curada y ella justamente tendría que tener cuidado por algunos días mientras el tejido fino reciente se reacomodara. Dos lágrimas calientes gotearon por la mejilla de Liana y ella no las podía limpiar, porque su mano derecha estaba cerrada alrededor de la vaina. Tiens se quedó con las manos en los bolsillos y la cabeza hacia abajo.

—Yo, no sabía…— repitió, y Liana sólo se sentía sorprendidamente cansada, de que volviera a repetir lo obvio. —Por supuesto que no lo sabías. — El analgésico le hizo a su lengua sentirse demasiado gruesa para que las palabras—. Isis sálvame, Tiens, ¿creíste que iba a volver aquí por ti? Rompiste mi corazón, lo lanzaste al suelo y lo pisoteaste un par de veces. — ¿Por qué no utilizaste el rifle? — Dijo Villalobos por tercera vez -un signo seguro de su irritación-. La cicatriz de cordillera gruesa bajaba en carrera, el lado de su cara avanzó dando sacudidas, sus arrugas se movían independientemente de su estado de ánimo. Lo llamaban el Inmortal, e incluso Jaf reconocía su capacidad. Por supuesto, cualquier demonio podría tener cuidado con un asesino que no podría morir. —La decapitación es más segura. — Liana cerró los ojos, deseando poder descansar. Y yo tenía que demostrar que podía hacerlo—. Yo supongo que el dinero está a salvo… —Claro que sí. — Lucas se encogió de hombros, a continuación, se saco los guantes de látex con pequeños sonidos de chasquidos. — ¿Dinero? — Tiens se hundió aún más. —No eras el único que deseaba a la perra muerta. — Liana dejó escapar una pequeña risa enganchada de dolor—. Vamos, Tiens. Un Maestro de ese calibre no iba a volver sólo por ti. >>Ella había hecho un montón de enemigos con los juegos que le gustaba jugar; Tú fuiste simplemente una idea tardía. Nuestro cliente pagó al doble para que ella fuera asesinada de camino a Bangkok. Simplemente alégrate de que no me contrataron para encargarme de ti también. — ¿Por dinero? — Tiens estaba teniendo un mal rato con esto—. Tú te cotizas mejor, petite. Este es tu honor. Pico sólo por un momento a través de los analgésicos. Liana abrió los ojos y lo miró fijamente. —Puedes irte ahora. — Ahora que me he demostrado a mí misma que puedo estar lejos de ti. De tal madre, tal hija, ¿huh? —Lia…

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Vampire Romance —Yo que tú, tomaría esa oferta gilipollas. — El susurro de Lucas era tan suave como siempre. El temblor que usualmente rastreó la columna vertebral de Liana con ese tono estaba mudo, pero todavía allí a través del entumecimiento químico —Liana… —Lárgate de aquí, — dijo con voz apagada—. Contén tu respiración hasta que yo te llame. No era tan bueno como podría haber sido, porque él era capaz de contener la respiración de todos modos, al menos hasta que él quisiera seducir a alguien nuevo. Pero él se fue, gracias a los dioses, andando pesadamente, un paso a la vez, como un mortal humano, hacia la puerta de la sala de la vivienda que Lucas había alquilado en lo profundo del tanque. Las bisagras chirriaban, la puerta se abría y se cerraba, y Liana esperó hasta que la perturbación de su aura se desvaneció en el ruido psíquico de tanta gente pobre viviendo apretujadas en un bloque. — ¿Estás bien? — ¿Realmente Lucas estaba sonando precavido? Las sorpresas nunca terminan—. Bien. — murmuró Liana. Ella miró su mano derecha. La gema estaba muerto-oscuro y en reposo, y se contuvo el escalofrío ante lo que podría tener que hacer en el próximo trabajo. — ¿Hacia dónde vamos ahora?" —Joder, niña, ¿no quieres tomar un descanso? — Pero no había ardor en sus palabras. Él, de todas las personas, entendía cómo se sentía acerca de esta de la ciudad, este lugar, las obligaciones y deberes se extendían justo debajo de la calles para viaj ar a sus brazos, como llevada por cables invisible. Una red que si le atrapaba, se quedaría aquí mucho más tiempo. — ¡Maldita sea, Lucas! — Ella dijo con voz cansada—, sólo dime cual es el siguiente trabajo. Tengo que salir de aquí. — ¿Qué pasa con…— La pregunta murió en sus labios, y Liana lo miró. El Inmortal se veía cansado y gris. —Tiens y yo estábamos en un tiempo atrás, Lucas. Te lo dije, Estoy contigo ahora. Te dejaré saber si las cosas cambian. Él asintió con la cabeza, pero no parecía aliviado. — ¿Viste a tu madre? Ella casi se encogió de hombros antes de recordar el bonescrubber, que la obligó a quedarse quieta. —Estoy fuera de ese camino. Ella no me esperara por un par de años más. Hubiera deseado poder ver a Jaf. —Yo no. — Lucas se sentó en la cama—. Chica, pensé que no había esperanzas, pero tienes cojones. Y un corazón roto. Y una seria necesidad de salir de esta la ciudad antes de que me coma viva.

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Vampire Romance —Esa es una forma de decirlo, — ella estuvo de acuerdo, y bajó la mirada a la manga del bonescrubber, en la espera de que se ponga verde para poder despegarlo. Y sacar el infierno fuera de Saint City, en el siguiente trabajo.

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Vampire Romance

Para aliviar la Rabia. T. C. Adams y Cathy Clamp

I

ncluso los policías se asustan. ¡Oh!, somos adiestrados para ignorar eso - para luchar, incluso cuando nuestros instintos nos gritan que salgamos volando. Pero el hecho es que, en ocasiones, debajo de toda esa adrenalina y el entrenamiento filoso, hay un hilo de temor. Ese fue uno de esos momentos. —Dios mío, Sylvia. No puedo creer que me estés diciendo esto ahora. ¿Cuánto tiempo hace que paso? —Linda Montez era una de mis mejores amigos en la fuerza. Sacudió la cabeza con incredulidad antes de servirse otro vaso de cerveza del jarro medio lleno sobre la mesa. —Alrededor de dos semanas, aunque podría ser más. Pero era un miércoles, hace una semana, cuando llegó la primera llamada. — El revestimiento del vinil de la cabina chilló en señal de protesta cuando me recliné y me agaché para cambiar uno de los elásticos que trataban de salir de un hueco en la tela. Escanee a la gente de la barra, buscando algo fuera de sitio. Pero conocía a todas las personas que veía – otros policías, otros moradores, personas con las que había crecido. Si algún cazador estaba entre en ellos, sería tanto más atemorizante. —Así que, ¿Simplemente ―Yo Recuerdo‖ y luego cuelga? Pero. . . Quiero decir…Estas revolviendo esto, ¿no? — Su lengua salió para limpiar el bigote de espuma en el labio superior. Pero sus ojos estaban afectados. Yo asentí. —Por supuesto. El departamento está muy interesado en esto, debido a esos policías de Martinville que han desaparecido. >>Rastrearon las llamadas, pero se habían hecho de uno de esos teléfonos celulares descartables y prepagos. Así pues, es alguien inteligente. Ningún rastro, ni huella dactilar decente en los alrededores de mi casa, a pesar de que juro que vi a alguien corriendo en las sombras lejos de la ventana. Nada en las cámaras de seguridad o incluso las cámaras de tráfico. >>Nadie que he detenido ha salido recientemente, y los anteriores, que tienen libertad condicional, tienen cuartada. Ellos lo están tomando en serio. Es que simplemente no tienen ninguna pista. — ¿Podría cambiar su número? ¿Irte? ¿Solicitar que te aparten por un rato? Sabía que Linda estaba tratando de ser útil, pero ella no me aporto ninguna idea, en la que aún no hubiera pensado. —He cambiado mi número dos veces, y estoy fuera del directorio. Y no quiero irme. Yo apenas he firmado el contrato con mí el propietario para

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Vampire Romance comprar el lugar… y me niego a pasar a la clandestinidad. Y sí, Jenkins y Arellano ya se ofrecieron para agregar mi calle a su rutina. Es tan malditamente frustrante. Linda no tuvo nada más que añadir, más que una amable oferta para que me hospedara en su casa hasta que el hombre sea atrapado. Pero permanecer al margen del peligro no era una opción. Yo no estaba dispuesto a correr o esconderme… probablemente era un error de mi parte. —No puedo. No, sólo quiero atrapar al hombre. Linda hizo una pausa y luego miró a su alrededor antes de bajar su voz e inclinarse hacia delante. —Tú no supones… podría ser uno de nosotros, ¿no? Quiero decir, esta la oportunidad…el momento. Solté una respiración profunda y lenta. Yo no quería pensar en ello, pero bien, el hecho es que nadie en el departamento había esperaba que yo obtuviera esta última promoción. Le gané a varios chicos que habían estado en la fuerza más tiempo que yo. —Espero que no. Estoy tratando de no pensar que uno de ellos es capaz de hacerlo. Y no sé de qué le serviría a alguno hacerlo. No cambiaría el hecho de la promoción y no puedo imaginar que un par de dólares más al mes, sea una razón para matarme. No es lógico. Linda me acarició la mano y levantó la correa del bolso a su hombro. —No todo en la vida es lógico, Sylvia. Sabes eso. Las emociones están en la raíz de más de la mitad de los crímenes en la de la ciudad. Aspiré burlonamente. —De hecho el 90 por ciento. Y, yeah, lo sé. Debo mantener mis opciones abiertas… mirar a todos con un ojo crítico. — Bajé las cejas y le di mi mejor esfuerzo de ―Policía Duro‖ —. No eres tú, ¿verdad? Se rió, un sonido alegre y brillante que, al menos, eliminaba a uno de los sospechosos. —Yeah, claro. Como si yo te pudiera acosar. Podría haber fallado en mis finales de la Academia, pero ni siquiera yo soy tan estúpida. — Con un movimiento de la cabeza y una sonrisa se deslizó fuera de la cabina—. Mira, tengo que llegar a casa. Los niños son probablemente ya estén en casa, del ensayo del coro y por ahora tengo que poner la comida sobre la mesa. — Ella tocó mi brazo—. Si no vas a quedarte en nuestro sofá, ¿por lo menos irás con mucho cuidado? No vayas persiguiendo a la gente en callejones oscuros sin pedir refuerzos. ¿OK? Ella me conocía demasiado bien. Esa tendencia mía, era probablemente la responsable de mi promoción, pero me había costado varios compañeros. Sólo Tim había entendido la necesidad de actuar, y le había costado la vida cuando perseguía a un fugitivo por un oscuro callejón. Yo me encogió de hombros y asentí. Ella giro los ojos y suspiro, pero ella sabía que era lo mejor que iba a conseguir. Me dejó y fue tragada por la espesa niebla de tabaco y el aroma del anís agobiante.

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Vampire Romance El bar era un refugio de la isla, lleno de humo en una ciudad de aire limpio, un el municipio de enclave no iba a ceder a la presión. Mi soda estaba insípida y acuosa en el momento en que escuché la última llamada a reportarse. El fuerte -pasada de moda- bocina, que el cantinero usó me redujo a través de la cacofonía de televisiones, música y conversaciones y me sacó de mis divagaciones. Era inútil. Yo solo no podía unir los pedazos en mi cabeza. Por lo menos yo estaba fuera de turno mañana, así podría dormir en casa. La dispersión de monedas que dejé en la mesa no era mucho como para una propina, pero bueno, ella no había sido mucho una camarera. Luego estuve afuera, en el aire bochornoso de la noche. En el momento en que había caminado tres cuadras, el silencio se había establecido alrededor de mí. Sólo el golpeteo de los aspersores cronometrados y un perro de vez en cuando interrumpían el ruido de la corteza suave de relleno de mis zapatillas de deporte en el concreto. La tranquilidad y orden, del barrio de los jubilados, fue la razón por la que me mude aquí. Al igual que el bar, que era un Paraíso - un lugar para escapar de la locura de las sirenas y los gritos. Comencé a hacer sonar mis llaves a la ligera, cuando mi casa estuvo a la vista. Como las demás, era perfecta -pintura blanca fresca, cada corte de hierba de manera idéntica, cercas de protección, las ventanas… ¿rotas? Me detuve cuando mi cerebro se concentrara en el agujero negro donde antes solía tener un cristal. Mi mirada se desvió a los fragmentos brillantes dispersos sobre el suelo. Entonces, una sombra se movió a través de la ventana y la adrenalina corrió a través de mí, trayendo la híper-claridad que -los años de formación me habían inculcado-. Empecé a avanzar, mi las piernas se tensaron listas. Él había ido demasiado lejos esta vez. El acosador había tomado el último paso. Pero recordé las palabras de Linda, justo antes de que mis pies se movieran y metí mi mano en el bolsillo para sacar mi teléfono. Tres botones, más el comando de enviar, y después y oí el zumbido en mis oídos. —911. Dígame la naturaleza de su emergencia. —La voz era somnolienta, pero cortés. Me quedé mirando la ventana, escaneando la zona circundante, en la búsqueda de movimiento -un socio en el crimen, un vehículo en marcha. Pero ni siquiera la brisa movía las hojas. Mi voz salió igualmente suave. No había razón para dejarme trastornar. —Habla la oficial Sylvia Beck con Precinto 4, placa 51476. Yo tengo un 10-31, robo en el progreso en mi residencia personal, 2942 Fox Tribunal de Justicia. Necesito un auto aquí pronto. Si vienen en silencio, podemos cogerlo en acto. — Francamente, me sorprendí un

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Vampire Romance poco que no estuviera aquí ya un coche. Tengo un sistema de seguridad que debería haber accionado con el sonido de los cristales rotos. Oí el chasquido de las teclas en la línea mientras se verificaba mi placa, y, posiblemente, indicación de mi dirección en mis informes. El operador volvió sonando alerta. —Dirección Fox 2942 Tribunal de Justicia. Lo tenemos. Vamos a tener un coche allí de inmediato, oficial Beck. ¿Puede darnos más información sobre el intruso? ¿La raza, la constitución? ¿Está armado? Sacudí la cabeza, aunque ella no podía ver. —Acabo de llegado y ha roto una ventana y capte un movimiento. Voy saber más una vez que este dentro. Voy a tratar de mantener la línea abierta. — Di un paso hacia la casa, mis músculos daban sacudidas, deseosos de iniciar la persecución. Otra pausa y luego una respuesta. —Negativo Oficial. La orden de expedición, es que mantenga la vigilancia y espere a los refuerzos. Un coche está en camino. Mis hombros se cayeron, al mismo tiempo que una maraña estalló en mis labios. Sí, tenía sentido. Yo no estaba armada, no tenía ni idea de quien pudiera estar allí, o cuántos. Pero no me gustaba. Por suerte o por desgracia, la decisión fue hecha para mí, cuando la puerta lateral se abrió y una sombra emergió. Él miró a ambos lados y me vio, de pie bajo el farol como un faro de camisa amarilla. ÉL salió corriendo como un disparo y mis pies entraron en movimiento. —El sospechoso en carrera. Estoy en su búsqueda, en dirección norte hacia Mink Terraza. Tener el coche para tratar de interceptarnos. — No espere una respuesta… no quería oír que yo debía quedarme donde estaba. La valla de madera de seis pies en el fondo de mi propiedad no fue impedimento para él y fue entonces cuando me di cuenta de la similitud con la sombra que había visto la semana anterior. Giró en las lamas fácilmente y siguió su camino. Yo también, pero sólo porque había practicado… mucho. Volviendo locos a los vecinos. El sospechoso no se escapaba como un criminal habitual. La cadencia de sus pasos, medidos, precisos. No hizo un arranque rápido para luego cubrirse. Él esperaba ganar en la larga distancia, por cansancio de su perseguidor. Pero no me cansaba con facilidad, por lo que nos esperaba una larga persecución. Porque él no se iba a escapar. Las luces intermitentes aparecieron a mi izquierda, bajando Mink. Al parecer, la operadora del 911 había transmitido mi mensaje. El sospecho las vio y se desvió a la derecha. Se embarcó en un cerco de protección, alto hasta el pecho, la pierna doblada como un vallista olímpico, probablemente con la esperanza de que yo me detuviera. Lo hizo, maldita sea. El Salto libre no es mi fuerte, a menos que yo pudiera tener algo a mano como apoyo. Me obligo a detenerme y a bordear el lugar. Doblé la esquina patinando, mis tenis arrancaron

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Vampire Romance trozos de césped húmedo antes de poder conseguir el equilibrio. Oí un golpe de la puerta de un coche, cuando alcance la cerca siguiente. —Te cubro la espalda, Beck. No hubo tiempo de asentir una respuesta, a la sombra en dirección a la gruesa cubierta del Parque Perkins. Apreté los músculos para tener aún más velocidad y me fui acercando. Sin embargo, curiosamente, el hombre no estaba en pánico. Yo estaba bastante cerca ahora para ver que era definitivamente un hombre, de unos seis pies y dos pulgadas y muy musculoso, con hasta los hombros el cabello oscuro hasta los hombros que se estaba soltando de un lazo. Mangas largas y guantes que me impedían ver el color de la piel, y por los destellos -por encima del cuello alto de la chaqueta - de la piel parecía demasiado pálido para ser natural. Tal vez era maquillaje. Él desaceleró ligeramente al llegar a un riachuelo, como inseguro de como cruzar. Parecía que conocía bien la zona, porque las rocas al pie del riachuelo poco hondo, están cubiertas de musgo y son muy resbaladizas. Al parecer no era un riesgo que él estaba dispuesto a tomar, porque se desvió de nuevo y se dirigió hacia el camino de las bicicletas. Pero ese segundo de indecisión por su parte fue todo lo que yo necesitaba. Apreté los dientes y arranque con más fuerza, cerró la brecha última y me tiré sobre él. Rodamos en el suelo y terminé en la parte superior, con él cara abajo. — ¡Quieto, imbécil! ¡Soy Policía! Él comenzó a apartarse y era increíblemente fuerte. Pero por entonces, ya había sacado las esposas, que las había estado manteniendo conmigo –por si acaso- en el cinturón y le había arrancado una muñeca lo suficiente fuerte como para romperla. Se requirió fuerza bruta y una gran cantidad de fuerza de las piernas para poner su otro brazo detrás de él, pero cuando finalmente lo conseguí, él se quedo repentinamente, como si un interruptor se hubiera apagado. Empecé a escuchar a mi respaldo, pero ningún sonido llegaba a mis oídos claramente, por encima de mi propia respiración agitada y el martilleo de mi corazón. Me levanté y comencé a retroceder, lentamente, mirando por cualquier señal de que él se iba a tomar un descanso. —No te muevas. Estás bajo arresto por allanamiento de morada, además de ese vuelo. No agregue resistencia a la detención a los cargos. La respuesta se escucho suave por de debajo de la masa del grueso y oscuro pelo, pero con una nota de diversión se me heló la sangre. —Lo que usted diga, oficial.

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Vampire Romance No fu ese humor lo que amplio mis ojos y puso mis manos temblorosas, sin embargo sí que reconocí la voz. Un toque de brisa movió ese pelo sedoso suyo, dejando visibles los rasgos pálidos. Los reconocí también. No fue difícil o valientes, o incluso lógico que soltara un grito y me alejara del hombre, caminando para atrás, hasta caer de culo en el barro. Se dio la vuelta y se sentó, apenas obstaculizado por las esposas. Sus familiares ojos verdes me miraron a través de la el pelo y esa sonrisa leve, la misma que solía hacerme darle un puñetazo en el brazo, ahora daba una bofetada en el aire delante de mí. —Hola, Sylvia. — ¡Estás muerto! — Grité la palabra, mi dedo acusador señaló a mi ex pareja, Tim Meyer. Lo suficientemente fuerte, como para atraer la atención de los oficiales que estaban detrás de mí. Oí un grito y el sonido reconfortante de cuero y metal sacudiendo las caderas moviéndose rápidamente. Sus labios se diluyeron en una sonrisa que no mostro los dientes. —Bien hecho chica, por solicitar respaldo. Pero tenemos que terminar esta conversación en otro momento. Iré mañana por la noche y hablaremos. Vi el oscuro uniforme azul de Arellano, viniendo a través de los árboles, por mi visión periférica y cambió mi atención por sólo una fracción de segundo. Cuando me volví hacia el hombre que parecía como Tim, un humo brillante, flotaba por encima de donde él había estado. Mis oídos atrapados el sonido de metal, cuando las esposas, todavía agarrotadas en la posición correcta, cayeron al suelo. Fue imposible saber si Arellano y Jenkins me creyeron cuando dije que el sospechoso había escapado. Oh, di una descripción muy buena, pero estaba demasiado agitado para revelar lo que realmente me había visto y oído. Eso sería un pase directo al Departamento de sicología. Todos habían estado en el funeral de Tim. Yo había sido quien encontró su… cuerpo en aquel callejón oscuro, silencioso, con la garganta acuchillada por algún sicópata que nunca encontramos. Yo consolé a su madre y a su hermana pequeña, abrazándolas mientras lloraban… mientras todos llorábamos. Hasta el día de hoy me consideran parte de su familia y de me invitan a las cenas los días de fiesta. Las cenizas de Tim están en una urna en la repisa de la chimenea donde su madre aún puede hablar con él. Ello absolutamente no podría haber sido Tim. Salvo que algo dentro de mí me dijo que era. Me acosté después del amanecer. Los informes, los vidrieros y las frenéticas llamadas de los vecinos y la familia garantizaron eso. Pero yo no podía dormir, no podía cerrar los ojos sin ver su rostro.

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Vampire Romance Incluso una pastilla para dormir no podría alejar los sueños. Sacudirme y dar vueltas, podría haber sido mejor ya que las drogas imposibilitaron que me librara de las imágenes del pasado. Las imágenes eran mala, pero pronto cambiaron - se convirtieron en pesadillas. ―Hola, Sylvia‖. Las palabras salieron de la boca sin vida de Tim en el callejón de mientras yo trataba de reanimarlo, el cuello en ruinas vertía sangre a través de el asfalto. Se sentó en el ataúd en el servicio, los ojos brillantes, pero nadie lo notó. Su voz susurrante de la urna en la repisa de la chimenea, burlándose de mí, mientras me sentaba a cenar con su familia. Me desperté después de mediodía, cuando una grieta de luz, me llegaba de cera, aún más cansada que cuando me fui a la cama. Una dura tormenta había rodado mientras que yo había dormido a ratos. El viento, el trueno, los ruidos y destellos repentinos a través de la ventana no ayudaban a calmar mis nervios. Las llamadas de teléfono a familiares y amigos, naturalmente, no tendrían respuesta porque era un día de trabajo. No había televisión o Internet, tampoco. El cable debió de haber recibido daños con la tormenta. Incluso mi coche no arrancaba. Acabé tan frustrada que lo único que se me ocurrió hacer fue tomar un sándwich y luego poner música y limpiar la casa. Pero la voz de Tim no se silenciaba. Yo oía el eco en mi cerebro. Para el anochecer casi había llegado a ignorarla. Así que debí haberme sobresaltado bastante -ya que mi cráneo se golpeo con el gabinete bajo el fregadero- cuando lo escuché de nuevo detrás de mí. —Limpiaste la casa. Me siento halagado. Por mucho que yo pensé, que me preparé, no había manera de que realmente anticipara mi reacción cuando me di vuelta y lo vi sentado en una de las sillas de la cocina. No estaba tan pálido como la noche anterior. Con su pelo recogido en un moño apretado y con una camisa negra, se veía igual que como yo lo recordaba. ¿Lo abrazo, lo golpeó, le disparo? Un millar de emociones volaron por mi mente más de una vez. Traté de hacerme creer este era sólo un impostor, alguien que se aprovechaba de mis memorias para… Bueno, yo no sabía exactamente para qué. Pero, ¿quién más podría saber que yo sólo limpiaba cuando iba a tener visitas? No era algo yo publicitara. Pero como creo más en estar segura, que en lo que siento, agarre la 38 Taurus que escondía en el bolsillo delantero y lo apunte en el pecho. — ¿Cómo has entrado? — Había bloqueado todas las puertas y ventanas e incluso había activado el sistema de alarma perimetral y puesto tirantes en la puerta.

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Vampire Romance Se encogió de hombros con fluidez, al parecer no del todo preocupado porque le estaba apuntando fijamente. —De la misma manera en que entre la última vez. ¡Maldita sea! Me aparté de él unos pocos pasos, manteniendo la pistola de forma constante, como una agarradera de una taza de té, mientras echaba un vistazo a la ventana de la sala por la puerta. Estaba todo, intacto. —Respuesta equivocada. Se mantuvo en calma, se inclinó ligeramente hacia atrás en la silla y reposo un talón contra la pata de la mesa, como siempre. —Yo no utilice la ventana la última vez. Yo estaba siguiendo al tipo que entre por la fuerza, — suspiró y pasó un brazo por encima de los rieles de la silla—. Extrañaba estas sillas. Son cómodas. También puedes bajar el arma, Sylvia. Los dos sabemos que no vas a usarla… e incluso si lo hicieras, las balas no pueden hacerme daño. Podría haber reído entre dientes, pero mi corazón latía como un martillo por la seguridad en su voz. —Podría no matarte, pero una ronda en un hombro o una pierna sin duda te harán daño. Él… desapareció. Poof. Al igual que ayer por la noche -en un remolino de humo brillante. Sobrevoló, no disipándose, mientras yo trataba de sanear mi garganta. Pero todo lo que termine haciendo, fue agitar mi arma, en busca de algo sólido para disparar mientras que me apoyaba en un rincón, así tenía dos paredes detrás de mí. ¿Todavía no me crees? Deja el arma, Sylvia. Yo no estoy aquí para hacerte daño. La voz no provenía de una sola fuente. Era como que se apropiara de mi propia mente. — ¡Eres un fantasma! ¡Estás muerto! — Mi voz era alta y apretada, casi un chillido. OK, está bien, yo estaba asustada. ¿Pero quién no lo estaría? —No un fantasma… un vampiro. Allí estaba él de nuevo, ahora sentado en el mostrador en el lavavajillas. Revolví el arma, las manos me temblaban tanto que no hubieran sido capaces de disparar, aún si yo quería. —No hay tal cosa. — Mi cabeza comenzó a temblar de nuevo con pequeños movimientos que hacían que los dientes sonaran cuando se tocaban. Tim resopló y cerró los ojos. —Vampiros no, ¿pero si fantasmas? — Él sonrió, levantando los labios a gran altura, para re velar dientes caninos extendidos que tenían unas puntas muy afiladas—. Estos dicen que de lo contrario, Syl. Confía en mí, no me gustara, pero yo sé lo que yo soy.

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Vampire Romance Empecé a bajar el arma de fuego mientras mi cerebro lentamente captaba todo el concepto. —Pero tu funeral… la urna… cenizas tras cenizas. — Mis palabras no tenía mucho sentido, pero él entendió el quid de la cuestión. Sus cejas se elevaron y se encogió de hombros. —El de la urna no soy yo, me temo. Jolie me dijo que me agarró justo después del servicio conmemorativo. >>Lo siento por mamá. Le diría, pero… Pues bien, puedes imaginar lo bien que eso iría. Tantas preguntas para hacer, pero mi boca estaba casi demasiado seca para hablar. — ¿Jolie? —Mi Sire. Quien me transformo. Probablemente la recuerdas… ¿aquella pequeña puta rubia sobre la calle State? El chico que esperaba la transformo. — Hizo una pausa y suspiró. —Ella no pudo hacerlo. Mi corazón comenzó a regresar a la normalidad. Este era realmente Tim. Accesible, tratando de ponerme al tanto de lo que le había pasado en estos últimos dos años. — ¿Pero por qué te mató? Pensé que le gustabas. —A ella le ―gustaba‖. Ese fue el problema. Ella me recordaba. — Debió haber notado que mis cejas cayeron en la confusión, porque trató de encontrar las palabras para explicar. Movió las manos, mirando como si estuviera en busca de lo que iba decir. —Mira, la muerte es exactamente lo que tú esperas que sea. El cuerpo comienza a corromperse. El cerebro no funciona bien cuando regresamos. Todo lo que sentí, todos lo que sentía hacia Jolie fue rabia. Después de todo, fuimos asesinados. Eso es lo último que recordamos. La ira, la ira… y el hambre. >>Maldita sea, Syl. Ni siquiera te puedes imaginar lo que es. Pero Jolie… Era una niña dulce. Ella no tenía en su ser un depredador. Necesitaba que alguien cuidara de ella. No importaba si eran los padres, o un proxeneta o un policía que fue amable con ella. Ella pensó que estaba enamorada de mí. Y quién sabe… quizás lo estaba. Puse el Taurus en el mostrador y me impulse para sentarme en la encimera. Nosotros nos sentábamos así durante horas, haciendo caso omiso de las sillas convenientemente cerca. Me di cuenta de repente que no tenía más miedo. Si hubiera querido matarme, él ya lo habría hecho. — ¿Así que te mató porque se había enamorado de ti? Tim asintió y saltó del mostrador. La tabla chilló cuando su peso le golpeó. Pero entonces, ¿cómo se desconectaba? ¿Se convertía en humo y flotaba? No tenía sentido.

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Vampire Romance —Yep. A veces, algo es lo suficientemente fuerte dentro de uno, como para recordar su antigua vida. La mayoría de los vampiros están por ahí como perros rabiosos. Se esconden, se alimentan y duermen… para siempre. — Hizo una pausa y luego obtuvo una mirada furiosa—. Al menos, eso es lo que solía ocurrir. Pero las cosas están cambiando. Es por eso que estoy aquí. Yo hice un gesto con la mano. —No temas el cambio justo hasta que haya que manejarlo. Por lo tanto, Jolie te mata, te deja en el callejón para que yo te encuentre, ¿pero te sigue la pista? ¿Por qué esperar hasta después de la servicio? ¿Por qué no te lleva desde el callejón? Cogió una silla y la hizo girar antes de desparramarse en ella, apoyando los brazos en el dorso. —Como te dije… me recordaba. De alguna manera se las arregló para mantener la cabeza suficiente para saber que un policía no puede desaparecer sin una gran cacería humana. No sé de dónde sacó el cuerpo para reemplazar el mío en el ataúd en el camino hacia el crematorio, pero lo hizo. Ella quería que fuera yo cuando despertara y es probablemente la única razón por la que estoy sentado aquí. Es como la amnesia. No hay memoria sobre quién eras antes de cruzar la línea en la muerte. Pero si sólo puedes recordar algo, todo viene de golpe. Bueno…— Él se corrigió con un movimiento de cabeza—, no todo, o no me hubiera tomado dos años para aparecer de nuevo aquí. Algo me hacía cosquillas en la parte de atrás de la cabeza. —Entonces, ¿Cómo tú recordaste? ¿Eres tú el que ha estado haciéndome las llamadas? Él asintió y se sonrojó con vergüenza repentina. Él estaba muerto. No debería sonrojarse. —Sí. Quería que tú lo supieras, pero debí haberme dado cuenta que no reconocerías mi voz después de tanto tiempo. El problema era que hasta la semana pasada, no podía recordar ni siquiera tu nombre ni dónde estabas. No es un proceso rápido. Es como una lesión en la cabeza. ¿Te acuerdas de algunas cosas, pero de otros no. Es frustrante como el infierno. Pero Jolie de hecho tuvo un amigo que lo hizo por ella, semanas antes de que ella me convirtiera. Ella era en realidad fue una vampiresa durante meses y no lo sabíamos, Syl. No sé cómo logró eso, pero me sentí como un idiota cuando me di cuenta. Digo, yo estaba ahí, tratando de convencerla de volver a casa con sus padres, cuando en realidad, ella estaba muerta desde hace meses. ¿Jolie… esa niñita rubia abandonada, fue humo y… dientes y… muerte? — ¿Así que recuerdas haber sido un policía? Él asintió con la cabeza. —Ella tenía videos de nosotros respondiendo a llamadas o saliendo a cenar. Ella realmente se esforzó mucho en capturarme sólo a mí en el disparo, e incluso tenía amigos que me daban toques en el brazo o me

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Vampire Romance hacían sonreír ante alguna broma. Hizo todo lo que pudo para poder convencerme de que estábamos enamorados cuando yo despertara. — Tim sacudió tristemente la cabeza—. Casi funcionó, también. Eso tenía sentido. Cuando había evidencias físicas con él como protagonista, fotos de él mismo, ¿por qué no iba a creerlo? No pude evitar preguntarme qué le hizo ver la verdad. — ¿Por qué no funcionó? Sus ojos que estaban fijos en la mesa, se movieron para encontrarse con los míos. La profundidad de esos ojos verdes era tan intensa, tan hipnótica, que yo no podía apartar la mirada. Se puso de pie de manera fluida, con la gracia de los animales que nunca había tenido antes. Ni siquiera se pareció a él, cuando se acercó a mí - No, más bien se deslizo. Terminó a centímetros de mis rodillas. Cuando puso las manos en ambos lados sobre el mostrador, bloqueando efectivamente, lo sentí en mi corazón, en mi garganta. —Me acordé de ti. De pronto sentí miedo… no de morir por sus manos, por algo completamente distinto. —Tú… pero nosotros nunca. — Tragué duro, pero el nudo en la garganta se negó a moverse. Cambié de posición incómodamente en el mostrador, vi una pequeña sonrisa de contracción de sus labios ante mi reacción—. Nunca hubo nada entre nosotros, Tim. Éramos compañeros. Tú no estás recordando bien. Él se acercó más y yo di marcha atrás en respuesta, golpeando a mis hombros bruscamente en el gabinete. —Entonces, ¿por qué puedo recordar el sabor de tu lengua…? ¿Por qué recuerdo las curvas de tu cuerpo con tanta fuerza hasta que me duelen las manos? — Él parecía para sentir lo que sentía, ya me hizo retorcerme y clavar mis uñas en mis pantalones vaqueros. Se inclinó más cerca, hasta que pude oler la menta de su pasta de dientes—. Dime, Syl. —Fue sólo un beso, nada más. Estábamos borrachos. Algo que juramos que nunca se hablaría de nuevo. Esperó, inmóvil, sus ojos miraban todos mis movimientos. Clave mis ojos en su cuello, mientras que desaparecía en la seda oscura de su camisa. Yo había pensado que era negro, pero era de color marrón, la misma riqueza de color que su pelo. No había marca en su cuello. No había cicatriz, ni siquiera un rasguño para mostrar donde estaba la herida que lo había matado. —Eso fue… — Dios, ¿Qué quería que dijera? ¿Qué había sido asombroso? ¿Tan intenso que ese beso nos había aterrorizado a los dos? — Después de una redada de drogas que salió mal. Habíamos

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Vampire Romance perdido con Bobby Tucker esa noche y nos sacudió a ambos. Habíamos echado suertes para ver quién se ocuparía del problema de la puerta. Él asentía con la cabeza, el ceño fruncido. —Recuerdo. Fue una competencia para ver quién podía sacar la puerta de un solo golpe. —Más de dos y tuvimos que pagar una ronda. Así que Bobby hizo el primer intento. Pero la puerta estaba cableada. Tim subió y pasó un dedo lentamente a través de mi pelo. El escalofrío repentino y las mariposas en el estómago, deberían haber hecho que saltara por encima del mostrador y tratara de escapar. Pero al parecer, yo no podía moverme. —Tu pelo se quemó en la explosión. Tuve que recortar gran parte de el esa noche. — Sus ojos se centraron de nuevo—. A ti te gusto como te corte el pelo. Mantuviste ese look. Fue mi turno de asentir con la cabeza. —Manejaste bien las tijeras, a pesar de estar borracho. — Lo recordaba riendo, bromeando, muy familiarizado, como un temperamental estilista francés. Sus manos llegaron de repente y se deslizaron a través de mi pelo, provocando una memoria muscular que me hizo apretar las manos en puños de la misma manera que lo había hecho esa noche. Se había sentido bien… demasiado bien, y había inclinado a nuestra relación a algo nuevo. No dijo una palabra, simplemente revivía sus memorias. Los dedos suaves se convirtieron en bandas de acero que apresaron mi cabeza y me jalo hacía su boca. No pude detenerlo… o mí mismo, más de lo que pude la primera vez. Suave, pero hambriento, los labios y la mandíbula me devoraban, la lengua a la búsqueda, de enroscarse con la mía. Sentí a mis manos llegar a él sin permiso, deslizándose a través de su cuello cálido, soltando la cinta que ataba su pelo. Seda. Siempre me había preguntado como se sentiría ese pelo si él se lo dejaba crecer. Yo afile mi boca contra él con un gemido que terminó en un quejido, sorprendido y aterrado por lo mucho que mi cuerpo quería esto. No podía ser un vampiro. Todo tenía que ser algún tipo de error. Tim estaba realmente vivo y aquí y me deseaba, no más atado a las normas del departamento. Ya no había el temor de la suspensión o despido. Con un codo separo mis rodillas y lo dejé hasta que se presiono contra mí, con tanta fuerza que podía sentir su erección palpitando con urgencia. ¿No sangre? ¿No vida? No es posible. Incluso mi lengua no podía encontrar ningún rastro de los dientes puntiagudos que me había mostrado… hasta que le di un golpecito con mi lengua contra el techo

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Vampire Romance de su boca. Allí estaban - delgados y sólidos, que terminaban con una punta afilada. Retráctiles. Fueron enloquecedoramente retráctiles. Sus manos se habían trasladó a mi pecho y mi pezón endurecido tan de repente que salté, sentí que mi lengua se movía hacia delante de repente, empalándose en la punta afilada de su diente. No fue más dolorosa que morderse accidentalmente, pero cuando el sabor de moneda de cobre llena nuestras bocas, Tim se tensó. Se retiró del beso, el labio inferior pintado de rojo, y una nueva mirada lleno sus ojos. Tragó saliva y retiro la mano de mi pelo para limpiarse con la mano los labios. Tim se quedó mirando la mancha de color durante un buen rato. Él se estremeció y se agachó para limpiarse en el pantalón. —Yo sólo me he alimentado una vez hoy, Syl. Tienes que tener cuidado. Sangre. Vampiro. Alimento. Un oleada repentina de horror apagado mi libido. — ¿Has matado a alguien esta noche, antes de venir aquí? Sacudió la cabeza rápidamente, y movió su otra mano de mi pecho para dejarla en mi muslo. —Nosotros no tenemos que matar, salvo en combate o para convertir a alguien más. Sólo tomamos alrededor de media pinta, menos de lo que uno dona en el hospital. La mayoría de las personas apenas se dan cuenta. Solo terminan un poco mareados. Ahora yo estaba enojada. — ¿Pero tú atacas a la gente? ¿Robas su sangre? Él sonrió y se encogió de hombros, aparentemente cómodo en su papel, sin el menor rastro de vergüenza. —No robo. Más bien trueque. Sangre a cambio de placer. Un placer erótico muy grande, que es mejor que Éxtasis. No hay falta de donantes voluntarios. Confía en mí. El horror se convirtió en repulsión. Este no era el de Tim que yo conocía. Había sido uno de los pocos en la fuerza que había sido un caballero. Ningunas funciones de una sola noche, ninguna cadena de novias de piernas largas. Él estaba esperando, según él, por alguien especial. Pero ahora… —Así que ¿cuántos trueques eróticos has tenido en dos años? — Mi voz sonó más herida y enojada que sorprendida. Suspiró. —Si te refieres a sexo, entonces ninguno. — Luego sacudió la cabeza—. Bueno, uno. Antes de que me diera cuenta de lo que Jolie estaba haciendo. Como te dije, casi me hizo creerle. Me incline por los criminales. Me tomó un tiempo para averiguar el por qué. Vigilaba las calles con mi propio look extraño, incluso antes de que me acordara de

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Vampire Romance que había sido un policía, noqueaba a los ladrones y violadores para que fuera más fácil para ustedes para su captura. Recordé la semana pasada. — ¿Quieres decir que asaltante que Davis encontró en el callejón…? Completó la idea con la cabeza. — ¿Sobre la avenida off Hansen? Yep. Ese fui yo. Sacudí la cabeza. —Pero él no tenía ninguna marca. ¿Cómo lo hiciste? Sonrió de nuevo, y los dientes estaban de vuelta, colgando sobre su labio inferior peligrosamente. —Ninguna marca… a excepción de las marcas en su brazo. Pensaste que era un drogadicto, apuesto. ¿Heridas en los brazos, anemia y glóbulos blancos altos? Al parecer, nuestra saliva hace eso. >> ¿Cómo te sientes ahora mismo? Traté de pensar. Mi cuerpo estaba todavía lleno de hormigueo y tuve que luchar para no tocar mi propia piel. Se sentía hinchada y cruda, e incluso mi camisa se movía mientras yo respiraba húmeda y hambrienta. El horror y repulsión hacia lo que él se había convertido, no lo podía hacer desaparecer. —Entonces, ¿por qué tu no… — Me mordiste. No podía obligarme a decir esas palabras, pero él entendió. Su voz salió suave y me tocó la cara, no saco su mano cuando me sobresalte. —Porque te recuerdo. Tú no eres víctima de nadie, Syl. Aunque sé que lo disfrutaría, y probablemente tu también. —Yo no. — Podría haberle imprimido confianza a mi voz, pero de repente me quede mirando los colmillos y pensé que sonaba ¿divertido? La imagen mental de su boca abriéndose y clavándose dolorosamente en mi cuello realmente era excitante. Mi cuerpo estaba dolorido por él, mi corazón latía con la anticipación. Jesús. ¿Qué demonios estaba en que la saliva? — ¿Cruces? ¿Ajo? ¿Estacas? — Tenía que haber alguna manera de protegerme… de mí misma. Él sonrió, y fueron simplemente dientes normales otra vez, los colmillos estaban cuidadosamente escondidos. —Las cruces no queman, pero no lo he probado la iglesia todavía. El ajo hacer a la sangre saber de forma rara, pero no es demasiado malo. ¿Estacas? Yeah, las estacas son un problema. Saca la cabeza o el corazón cuando somos vulnerables y… — ¿Y estás muerto durante el día? — Por Dios, sonaba como si estuviera tratando de encontrar una manera de matarlo. Pero yo no lo estaba. Sacudió la cabeza, respondiendo con paciencia. Confiando en sus memorias de mí.

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Vampire Romance —Dormimos, como si tomáramos una pastilla. Puedes reaccionar si tienes que hacerlo, pero las cosas no son claras. Pero sí, somos vulnerables entonces. Es por eso que nos ocultamos para dormir. Él dijo ―dormir‖ como otros dicen ―sexo‖. La palabra me llenó con un cálido torrente de lamento, y miedo. Una vez más mis manos y me dolían y las apreté con fuerza. Necesitaba alejarme de él, hasta que pudiera resolver esto. Pero cuando salte del mostrador, él no se movió y me tope directamente con él, la emoción de la seda de repente en mi piel fue cruda. Fue demasiado para mi pobre cuerpo y mis manos de repente se resbalaron por debajo de la camisa, a través de los músculos tensos y duros pezones. Mi boca llegó también hasta él y de repente le bese con avidez. Él me dejó, y gemía, pero no me devolvía el beso. Acabe el beso y me trasladé a su cuello, yendo a toda prisa y mordiendo. ¿Estaba yo esperando lo mismo a cambio? Yo no lo podría decir. Mi mente estaba demasiado llena de fuego para pensar con claridad. Ni siquiera me preocupe más por si su saliva era una droga. Yo quería… lo necesitaba. Yo no podía respirar con la necesidad de tenerlo dentro de mí, tomarme por el borde mientras él se llenaba a sí mismo conmigo, y yo me llenaba de él. —Sí. — La palabra era el más elemental susurro a través de sus labios cuando llegué a su erección, la apreté con fuerza contra su estómago para que pudiera abrir la cremallera de sus pantalones. —Lo que quieras, Syl. Pero sólo lo que realmente quieras. Me hizo hacer una pausa y hacer un balance. Su miembro se contraía en mi mano, donde le estaba acariciando, sintiendo el calor y la sangre del que fue otra persona, manteniéndola fuerte y lista para mi. ¿Qué quiero? Mi boca soltó la verdad cuando yo caí de rodillas frente de él. —Te quiero a ti. Siempre te he querido Tim. Vivo o muerto o en el medio. No me importa. No era su saliva, o una droga extraña, la que me hacía hacer esto, era yo. Yo, que lo había besado a él tres años antes, yo que había luchado para no babear y quedar mirándolo fijamente, yo que había encontrado excusas para no estar a solas con él hasta que murió. Yo, que había llorado en su funeral… lloraba por el hombre al que amaba y que nunca le había dicho. Y, cuando lo tuve a él en mi boca, todo volvió a mí, llenando mis ojos con lágrimas. Su gemido se hizo eco en la habitación y le temblaban las piernas cuando yo tiró de él con mis labios. Él trato de alcanzar el mueble mostrador para mantenerse en posición vertical y se utilizo la otra para jugar con mi pelo. Me susurró mi nombre una y otra vez como satisfaciendo una necesidad.

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Vampire Romance Yo nunca lo había superado. Me había detenido, terminó cada cita con un apretón de manos, enfriando cualquier posible deseo por otro hombre. Él me dejó plantada antes de ir demasiado lejos y me tomó en sus brazos. Me convertí en aire, los brazos alrededor de su cuello, las piernas dobladas sobre el codo. Se quitó las botas para golpear la pared con una explosión y luego salió de su pantalón para llevarme a la cama. No hay palabras para describir cómo Tim me hizo sentir una vez que me saco la ropa. La lengua, las manos, los labios… todos ellos asaltado mi piel sensible, me hizo gritar con cada cepillada, o lamida o raspadura. Ninguno de nosotros podría aguantar más sin embargo. Pasaron sólo unos minutos antes de que él estuviera dentro de mí, dando ese paso definitivo que había eludido años antes. Nuestros gritos se convirtieron en uno, a medida que nos movíamos juntos, golpeando la carne caliente, acercándonos al clímax. Él se apartó de un beso y me di cuenta de que sus ojos se habían oscurecido, convirtiéndose en eléctricos, incluso más hipnótico que antes. Sus labios blanqueados, recogido en una mueca que desnudó los afilados dientes. Debería haber tenido miedo, pero todo lo que podía sentir era placer, una tensión caliente en mi estómago que rápidamente me trago por completo. Agarró mis caderas, y se froto contra mí, luego bombea con furia hasta que yo ya no podía más. Alce la voz y grite. — ¡Hazlo, Tim! ¡Muérdeme ahora! Él me tomo la palabra. Cuando mis ojos se cerraron por la intensidad del orgasmo, vi su dardo cabeza abajo, vi los colmillos brillando. Luego hubo dolor, pero el placer era demasiado grande y la intensidad bien definida en mi cuello se convirtió en otra forma de clímax. Mis dedos se clavaron en sus hombros mientras su cuerpo se tensó y de repente me estaba agotado y llenando a la vez. Así como yo quería. Que Dios me ayude, pero fue lo que quería. Fue horas más tarde, cuando estábamos acurrucados en la cama, que me explicó por qué había venido a buscarme. —Uno de nosotros ha estado tomando a los policías de la calle, convirtiéndolos, y luego poner soltándolos de nuevo. No sé por qué. Pero hay demasiados vampiros ahora de un área de este tamaño. Está llamando la atención que tanta gente este desapareciendo. Me acomodé en contra de su piel caliente, caliente - parte de mí estaba dentro de él ahora, mantenerlo como tostadas, como una manta eléctrica. —Pero ¿por qué convertir a más policías? ¿Crees que Jolie tuvo gusto por alguien más aparte de ti?

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Vampire Romance Suspiró. —Jolie… no sobrevivió a una lucha por el territorio. Ella simplemente no era lo suficientemente fuerte. La había dejado por entonces, y algunas noches me pregunto si ella no quería morir. Yo no sabía qué decir. ¿Cómo hubiera reaccionado si él me hubiera rechazado esta noche, si me hubiera dicho que no tenía ningún interés? Yo no quería pensar en eso. —Entonces, ¿qué tiene que pasar? ¿Qué piensas hacer? Tomó una respiración profunda, casi echando mi cabeza de su pecho. —Necesitamos una fuerza de policía. Tenemos que detener esto, y los futuros delitos de vampiros, pero con reglas que todos aceptemos y que acatemos. Hasta ahora, nunca ha habido nada de eso. Ha sido cada vampiro para él o ella misma… los más fuertes, sobreviven. Pero que están aumentando más rápido que los vampiros establecidos, los que han creado o recuerdan su humanidad, pueden reaccionar. — Me miró y me agitó el pelo—. Salvo que no recuerdo cómo hacerlo. Los rostros son todavía difusos para mí, y yo no recuerdo los nombres. Yo ni siquiera puedo recordar las normas y procedimientos, a pesar de que sé que debería. Pero estoy seguro de que podía traer de vuelta a ser ellos mismos con un poco de esfuerzo. Y entonces todos los policías podríamos mantener la paz… igual que antes. Comenzaba a sacar de entre las manos una respuesta cuando sonó un ruido en la planta baja. Los dos nos sentamos y nos pusimos tensos. —Espera aquí, — dijo, y desapareció en la niebla de nuevo, así que caí en el colchón abruptamente. —Como el infierno que voy a esperar aquí. — Bufe y me deslice de la cama para ponerme la ropa. Oí un siseo y un gruñido que sonó como dos animales luchando cuando llegué al pasillo. Me asomé a la sala. El rostro de Tim se había convertido en una máscara inhumana, la piel adelgazada a casi brillante sobre el hueso duro. Su oponente estaba igual. Me sorprendió reconocerlo. Evan Danvers un gamberro que había desaparecido un año antes. Lo habíamos encontrado en el canal y, yep, su garganta había sido cortada. Danvers era un desperdicio desagradable de piel, que no había causado más que problemas mientras vivía. Yo apostaba que no era mucho mejor muerto. Estaba un poco sorprendida de que él era una de las personas que recordaba su pasado. No parecía el tipo. Para los colmillos y las uñas que se había agudizado en garras, me di cuenta de que mi arma no iba a hacer mucho bien. Me retire a la habitación mientras silbaba, escupían y volaban en círculos sobre la alfombra, como gatos enojados.

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Vampire Romance ¿Qué uso? ¿Qué uso? Puse la pistola en la funda cuando la voz de Danvers se escuchó en la habitación. —Usted no me va a parar, Meyer. La tendré y ella ni siquiera te recordara. Va a responderme a mí, al igual que el resto. Tim silbó de nuevo. —No mientras yo viva, no lo harás. Puse los ojos en blanco. Hablando de batallas melodramáticas de su testosterona. Mientras yo estaba bastante seguro de Tim podía cuidar de sí mismo, que siempre había sido uno de los que le gustaba una pelea justa. -No pensé que iba a perder-, pero yo necesitaba algo para defenderme, por si acaso. Miré alrededor del cuarto, buscando algo… nada para utilizar como un arma. Y entonces la respuesta me miraba en la cara: la fotografía de Tim y yo, recién salidos de la Academia, colgado en la pared junto a la cama. Tim la había enmarcado por sí mismo utilizando nogal sólido de un árbol que había cortado en su patio. Mientras yo odie destruirla, no pude dejar de notar los puntos de Niza en picado al final, de 18pulgadas de longitud de la madera. En el momento en que había arrancado el marco, me puse en posición plena de batalla. Era fascinante observarlos, rasgándose y mordiéndose, rociando sangre por el piso y las paredes - sólo para a cicatrizar las heridas, mientras yo miraba. Pero se movían tan condenadamente rápido que yo no podía pensar moverme entre Danvers, sin poner en riesgo a Tim con la madera a través de su pecho. Eso hasta que Danvers me diviso. Él estaba en mí antes de que pudiera moverme fuera del camino. La mirada de sus ojos daba verdaderamente miedo y sentí que mi corazón latía como empujado contra los músculos que eran como el acero. Me había peleado con Danvers antes, y él no había sido nada como esto. Me hizo darme cuenta de que Tim había sido amable conmigo. También me di cuenta de su problema. De ninguna forma cualquiera de los muchachos en la fuerza iba a poder resistirse a Danvers ahora. Todos serían tostadas y, sin ninguna memoria de su dedicación anterior a la vigilancia, sería como crear el cártel criminal, como nunca esta ciudad hubo visto. Hay realmente muy poca diferencia entre un policía y un ladrón - sólo la intención. Somos todos depredadores - violencia intensa, impulsado, con tendencias. Pero sin nada para canalizar la agresión - Wow. Tim fue sobre él, empujando a Danvers más duro contra mí, incluso mientras trataba de quitarlo. Puse el marco entre nosotros, empujándolo contra su garganta para mantener los dientes lejos de mía. A diferencia de, Tim, Evan no se había molestado con pasta de dientes o enjuague bucal y yo podía oler la sangre y la decadencia,

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Vampire Romance como podredumbre de hamburguesa demasiado tiempo de largo en la parte trasera de la nevera… a la vez dulce y picante. Danvers tiró a Tim fuera y me agarró por el cuello. Él me arrastró hacia atrás hasta que su espalda estuvo contra la pared, clavando las uñas hasta que pude sentir la sangre gota a gota. —Eso es todo, —susurró-. Desángrate para mi, Beck. Incluso lo harás más para el momento en que haya terminado contigo. Fue cuando lamió una línea con lentitud en la mejilla que yo comprendí, que planeaba algo similar a lo que Jolie lo había hecho. Matarme, matar a Tim y traerme de vuelta como… Bueno, yo ni siquiera quise pensar en eso. Un completo estremecimiento de cuerpo más o menos dijo todo. Tim se levantó y se lanzó hacia adelante, pero Danvers tiro la cabeza a un lado por el cabello, dejando al descubierto mi cuello. —Un paso más y es todo para tu novia, Meyer. Él lo haría, Tim lo sabía. Se detuvo y miró, sus colmillos expuestos y las manos apretadas en los puños. La estaca de madera con la que había estado esquivándolo, estaba a pies de distancia, y yo apuesto a que Danvers se sentía seguro. Él no estaba realmente viendo a mis manos, prestando mucho más atención al otro vampiro. Incluso Tim no se dio cuenta, por lo que fue una completa sorpresa para ellos, cuando saque el marco más corto desde el interior de la parte delantera de mi pantalón y utilice cada gramo de mi fuerza de hombro para empujar por encima de mí, al primer punto. Lo golpee en el ojo y se detuvo antes de que yo golpeó con la palma contra la base para poder entra en el cráneo. Se cayó hacia atrás o, más precisamente, contra la pared y se deslizó hacia abajo, embarrando con una larga senda roja, la pintura blanca. Tim no perdió tiempo. Tal vez no había sido suficiente para matarlo, porque le mordió en el cuello a Danvers, una y otra vez, hasta que se desprendió de los hombros, la estaca aún sobresalía del contenedor. Los dos estábamos cubiertos de sangre cuando Tim me tomó en sus brazos. —Dios, me había olvidado lo buena que eres. — Había una sonrisa en la voz y no pude evitar una sonrisa a cambio, apretada contra su cuerpo desnudo con alegría—. Eso es exactamente el tipo de la ayuda que necesito.

—Mi nombre… o tu nombre es Sylvia Beck. — Mire perdidamente hacia el lente de la cámara, mientras que Tim observaba nerviosamente a un

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Vampire Romance lado. Abrí mis brazos para mostrar mi uniforme azul completo, cinturón de utilidad y todo. —Eres un oficial de policía, placa 51476, y han pasado los últimos cinco años, manteniendo a los ciudadanos de esta ciudad a salvo de la escoria de la tierra. Eres honesta, confiable y amable. ¡Oh!, y — levante mi mano, moviendo mis dedos para que Tim entrara en el marco. Lo hizo, apretando mi mano, pero mirando nervioso—. Este es ti Sire, el oficial, Tim Myres. Él es el hombre que amo y yo confío en él con todo lo que soy. — Yo le sonreí a continuación y volví a mirar a la cámara, la luz roja parpadea para mostrar que estaba grabando—.Es por eso que he decidido dejar que me convierta. Tú eres un vampiro, pero sigues siendo un policía. Recuérdalo. Acuérdate de mí. — ¿Estás seguro de esto, Syl? Me podrías ayudar fácilmente, igual permaneciendo humana. Sacudí la cabeza. —Danvers fue casi demasiado fuerte. Fue sólo su propia estupidez lo que lo hiso vulnerable. La próxima vez, podría no ser tan afortunada. — Me tocó la cara y esperaba que la cámara mostraría lo que estaba sintiendo en su interior—. No voy a perderte otra vez. E incluso si eso significara que tenga que morir y luchar para recordar, vale la pena. >>Te amo, Tim Myers. Y después de todo, tenemos una ciudad para proteger, y una fuerza de policía de vampiros para empezar. — Señalé la cámara—. Así que no te atrevas a dar a Tim menos que lo mejor. Te estaré vigilando, siempre, molesta a su cerebro para hacer lo correcto. Recuérdalo. Luego asentí con la cabeza a Tim y le apreté las manos. —Vamos a hacer esto. — Yo no sabía si podíamos lograrlo. Mantenerme guardada hasta que recupere mi memoria y todavía mantener mi trabajo. Pero yo tenía el turno de noche, así que podría funcionar. Mi carrera era lo suficientemente importante como para intentarlo. Tenía que probar. La ciudad contaba conmigo… con nosotros. Parece un poco extraño que mi elección de carrera incluía morir de repente - pero por ahí voy. La piel de Tim palideció de nuevo y los colmillos aparecieron a la vista. Sus ojos eran aterradores en su intensidad y reconfortantes por las lágrimas que los llenaban. Solté una mano y puse rígido el cuello. —Mátame, Tim. Hazme un vampiro y mantenme contigo para siempre. Él estaba en mí en un instante, me tiró al suelo tan fuerte que me golpeé la cabeza - jugando para la cámara, así… así ella, entendería en lo que nos habíamos convertido. Él rechiflo en la cámara y luego condujo los colmillos en mí. El dolor era intenso, nada parecido a lo que había sentido en la cama y de repente tuve miedo, me preguntaba si había hecho la elección correcta.

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Vampire Romance Pero como mi lucha se debilitó, las manos con tanta fuerza en mí que mis dedos estaban entumecidos, oí su voz en mi mente y él hizo todo lo mejor. Te amo, Syl. Yo te mantendremos a salvo hasta que vuelvas. Entonces hubo oscuridad, tan profunda y rica que se comió todo lo que era luz, lo que era yo, y caí en un pozo que parecía ir por siempre.

Rabia ahora. Dolor e ira. El hombre que me sostiene me ata a una silla, me grita que escuche y observe. Pero duele abrir los ojos. Me obliga a abrirlos y me veo a mí y a él. Vestido en azul, su pelo largo que cubriendo su cara. El odio y el miedo. Yo no puedo soltarme. Yo grito y peleo, pero finalmente, renuncio y gruño, rechino los dientes, deslizándolos a través de mis labios cuando aparece el cristal brillante. Entonces aparece una foto y se parece a la cara en el otro cristal. Levanto las cejas y la punta de la cabeza y lo mismo ocurre con la figura en el vidrio. ¿Soy yo? Saco los colmillos al desnudo y así lo hace ella. Muevo los dedos debajo de la cuerda y así lo hace ella. Entonces la mujer empieza a hablar. —Mi nombre…o tu nombre es Sylvia Beck. Eres un policía oficial, placa 51476, y has pasado los últimos cinco años mantenimiento a los ciudadanos de esta ciudad a salvo de la escoria de la tierra. Eres honesta, confiable y amable. Parpadeo y la mujer en el espejo parpadea, y también lo hace la mujer en la pantalla. Sylvia. Suena bien, resuena en mi cabeza. El hombre que me ató está sentado pacientemente en una silla en del otro lado de la habitación. — ¿Sylvia? — Mi voz es la misma que la mujer en la imagen. El hombre asintió. —Eres Sylvia, Sylvia Beck. Luego, el mismo hombre aparece en la pantalla y un flash vino a mi cabeza, de modo agudo e intenso que me hizo grito. Como un sueño, todo volvió a mí… la muerte de Tim, a continuación, y, a continuación Danvers…la mía. Vi a Tim tocar mi mano en la televisión con la misma mirada que le había preocupado por la habitación. Sentí lágrimas viniendo a mis ojos mientras corría una lengua a lo largo de las puntas de los dientes. Sylvia Beck. Oficial del orden publico… vampiro. —Tim. Yo… recuerdo. Te recuerdo. Y recuerdo que yo…

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Vampire Romance Él sonrió, y fue algo maravilloso. — ¿Ha ayudado? ¿La cinta alivio la rabia? Yo asentí, porque tenía. Sigue habiendo lagunas, como…no sabía dónde estaba exactamente, no sabía cuánto tiempo había transcurrido desde aquella noche, o recordar la habitación o los nombres de algunos de las cosas que vi. Pero yo reconocí mi uniforme, y recordé a Tim. Fue suficiente, porque el resto iba a venir. —Se alivió la rabia. Pero antes de empezar una fuerza de policía, ven aquí y dame un beso, Tim. Ayúdame a recordar todo. Esa sonrisa cálida de nuevo, mostrando los colmillos, como yo, y más inundado de nueva cosas… recuerdos que no podrían ser reales, pero se sentían reales. Se acercó y se inclinó para besarme los labios, el envío de una sacudida de placer a través de mí. —Te amo, Syl. Y tú verás - lo haremos a través de esto. Juntos vamos a ser el mayor par de vampiros que esta ciudad haya visto nunca, y vamos a ser los primero de los que recuerdan, que mantienen su humanidad y hacen del mundo un lugar mejor. Yo asentí y le ofrecí mis labios de nuevo, metiendo mis colmillos seguros contra el techo de mi boca. —Y nos va a encantar, Tim. Después de todo, esa es la esencia de toda la humanidad.

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Vampire Romance

Bailando con la estrella. Susan zimore

H

ay un montón de personas que entran en el Club de la Alhambra por las cosas que los asiduos podemos ofrecer.

Es un lugar agradable, no es llamativo en el interior, difícil de detectar desde el exterior. Tienes que desear encontrar el lugar y la buscarlo a través de amigos de amigos de amigos. Si eres un mortal, es decir. El resto de nosotros lo hemos utilizado como lugar de reunión por la mayor parte del siglo. Hay un televisor sobre la barra, un gran modelo de pantalla plana, siempre andando con el sonido apagado. No le prestaba atención, ya que estaba comprometido a seducir a un hombre joven y guapo con lejos demasiadas perforaciones en el cuerpo para mi gusto habitual. Quiero decir, si quieres piercings, soy perfectamente capaz de proveerlos para ti. Pero, tenía ojos bonitos y una voz encantadora, y el lugar no estaba lleno de clientes humanos esta tarde. Una chica va con lo que puede, a veces. Yo no estaba del todo hambrienta, así que no me estaba esforzando de demasiado duro. Yo no estaba prestando atención a la televisión, pero mi amigo Tiana si. Me sorprendió cuando ella se acercó y puso su mano fría sobre mi hombro, porque normalmente no es tan ruda como para interrumpirme cuando estoy trabajando en un alimento fresco. — ¿Has oído? Ha habido una pila de doce autos le vantados en Mulholland. Ese no es el tipo de cosas que normalmente me interesan, pero la emoción me llamó la atención. Cambié mi mirada a la televisión. Mostraba una escena de fuego y carnicería en relieve con haces de luz blanca de helicópteros dando vueltas. Un rastreo en la parte inferior de la pantalla mostraba las estadísticas sobre los muertos y heridos y la cantidad de equipos de rescate y emergencias que llegaban a la escena. Una reportera rubia excitada, hablaba de las mismas cosas. A mi lado, Tiana estaba empezando a respirar profundamente. Yo no estaba segura de quien estaba consustanciada con el desastre, si la reportera o mi amiga. Volví la mirada hacía Tiana. — ¿Y?

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Vampire Romance Sus ojos brillaban, no del todo con el azul eléctrico de la muerte como comer cuando ella se está alimentando, pero sus pupilas celebraban pinchazos de chispas de anticipación. — ¿Quieres ir a echar un vistazo, Serephena? — Preguntó. Normalmente no me hubiera interesado, pero la suplica en su voz me llegó. Tiana ha sido mi mejor amiga por mucho tiempo. Si tú sabes lo que somos, tú no pensarías que ella y yo teníamos mucho en común. Soy un vampiro y ella… Bueno, está ok, ella es mi amiga ghoul. Me alimento de la vida, ella se alimenta de la energía de los moribundos. Pero a las dos nos gusta ir de compras. —Tal vez haya una estrella de cine en vías de desaparición allí, a la que me puedo prenderme. — Ella dijo. Se frotó las manos—. Un productor sería aún mejor. Yo sé como suena, pero en realidad tenía más que ver con niveles de potencia psíquica, que acecho de celebridades. Abundan los altos tipos de energía en el mundo del espectáculo, una gran cantidad de personas que son psíquicas y ni siquiera lo saben. Me levanté y telepáticamente le dije al muchacho perforado, que nunca nos habíamos conocido. —Claro. — le dije a Tiana—. Ha sido una noche tranquila. Vamos a ver. Fue horrible conducir hasta Mulholland. Tiana comía –literalmenteabsorbiendo la energía del miedo y el dolor a través de sus poros. Y el olor de la sangre llegó a mí, pero no en una buena manera. No había diversión en la sangre derramada. Tengo que tomar la sangre de la vida, la fuente de la respiración, al gusto fresco y caliente, con el latido del corazón aún palpitante. Y de preferencia por alguien voluntario, porque vivimos en tiempos modernos, los tiempos del humano. A diferencia de algunos de mis notorios antepasados, yo no los hago sufrir. La sangre en las víctimas del accidente despedían un olor a enfermos que revolvió mi estómago, pero encontré un lugar donde esconderme en las sombras y poder ver a los equipos de emergencia trabajar excitados. Hey, estoy tan interesado en todo lo que tiene que ver con forenses y materiales de rescate, como cualquier otra persona que observa los canales de tv geek7, pero esto era "en vivo y en directo" como Max Headroom8 solía decir en el programa de televisión, pero probablemente nadie a excepción de mí, lo recuerda. Había sido interesante, pero después de un rato miré al cielo y solté un suspiro. La noche se venía encima.

7 8

No hay una traducción única, pero es una especie de mezcla entre nerd y freak Serie norteamericana de tv de finales de los 80

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Vampire Romance — ¿Ya tuviste suficiente? — Le pregunté—. Aumentarás dos talles de ropa si sigues alimentándote por más tiempo. Además, falta una hora para el amanecer. Tiana salió de su trance feliz y volvió sus ojos azules brillantes hacia mí. —Oh, lo siento, perdí la noción del tiempo. —No hay problema. —dije, y la tome del brazo para ayudarla a caminar, sabiendo por la experiencia que estaba borracha y mareado de tanta alimentación. ¡Ayúdame! ¿Dónde estás? ¡Aquí! Le grité a la voz en mi cabeza. Donde… — ¡Serephina! Miré hacia arriba a los puntos de luz azul. Tiana. Yo estaba de rodillas y ella estaba de pie sobre mí. El dolor agudo en mi cabeza, bloqueaba la mayoría de los pensamientos, pero yo sabía que nuestras posiciones estaban del todo incorrectas. Se suponía que yo la estaba ayudando a ella. Quería correr hacia la ruina de detrás de nosotras. Pero cuando me levante mis piernas eran demasiado inestables. Miré hacia atrás. —Yo… Tiana sacudió mis hombros. —Tenemos que irnos. La salida del sol… — ella dijo. Esa era una palabra que entendí, con todas sus múltiples implicancias, dolor, sufrimiento, muerte. Tenía que irme. Ahora. Sin importar lo que fuere que hubo ocurrido, tenía que llegar a casa. Tomé la mano de Tiana y corrimos juntas. Tengo un bonito apartamento estudio, donde duermo en un sofá cama en el enorme cuarto de baño sin ventanas. La puerta del baño es reforzada y tiene una cerradura fuerte, estilo la habitación pánico, y el edificio, (el cual poseo, y rento apartamientos sobre todo a los de mi clase) tiene un sistema de seguridad de última generación. Así que normalmente no tengo ninguna razón para no dormir muy bien. Normalmente yo no sueño, o sea, me voy a dormir… despierto. Todo sucede tan rápido… normalmente… El camino era de ladrillo, fuera de los estándares, lleno de rosales y jazmines que florecían de noche. El aire era tan fragante que pude probarlo. Las estrellas en lo alto formaban una manta gruesa de luz, más brillante de lo que yo había visto en mucho tiempo. —Tengo que salir de la ciudad más a menudo, —dije, y seguí caminando hacia la música en la distancia.

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Vampire Romance Yo llevaba un vestido, la falda larga y vaporosa azul pálida, salpicado con un patrón de cristales brillantes que reflejaban el cielo. Esta no era el tipo de prendas que favoreciera el look sigiloso y malvado, pero me sentía bien, femenina, hermosa. Yo llevaba, ¡por Dios!, zapatillas de cristal. ¿Cenicienta? ¿Yo? Bueno, era un sueño. Y mis pies -todo mi cuerpo- no querían saber nada más que bailar. Cuando el mirador entró en la vista, él tan bonito como un muñeco de torta de bodas, corrí hacia él. Estaba algo más que maravillado, por esperarme a mí allí. — ¡Tú! — dije, patinando para detenerme a la entrada, mientras espiaba al hombre apoyado con los brazos cruzados contra un pilar. —Yo, — respondió, un desconocido con una voz familiar. —Pero… ¡eres una estrella de cine! Se trataba de una acusación. No esperaba que mi sueño muy raro se saliera por tan grandiosa tangente. —Y he trabajado muy duro para convertirme en una estrella de cine genuina. — Él respondió, totalmente sin vergüenza de aparecerse en mi fantasía—. ¿Te gusta encontrarte con celebridades? — Su gesto abarco al edificio pequeño—. ¿Aquí? ¿En nuestro espacio? ¿Nuestro espacio? Yeah, era, ¿no? Me di vuelta, mi falda tomo una forma de campana alrededor de mis piernas. Yo podía ver mi reflejo en el mármol pulido del blanco suelo. Y su reflexión llegó a unirse a mí. Se movía con la gracia de Fred Astaire. (He estado en los alrededores, el tiempo suficiente, como para haber visto a Fred y su hermana Adele bailar en el escenario. Sé de lo que Estoy hablando). Sus manos me tocaron, una en la cintura, la otra tomando mis dedos. Su calidez contra mi sangre fría. Lo siguiente que sabíamos que estábamos dando vueltas en la habitación, atrapados en la música. —Estamos bailando el vals. — Le dije—. Yo no sé bailar el vals. —Yo aprendí, cuando hice una audición para el Sr. Darcy. No conseguí el papel, sin embargo. —Pero aprendió a bailar. Estudié su rostro. Hubo un barrido de cabello oscuro a través de sus cejas arqueadas, penetrantes ojos verdes, graves pómulos altos suavizado por una boca exuberante y llena. —Usted habría hecho un gran Darcy. — le dije.

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Vampire Romance Por supuesto que tenía el cuerpo de un dios -o por lo menos de un hombre que gastaba una fortuna para pasar largas horas con un entrenador personal- y ahora que el cuerpo se presionaba contra mí. Me gustó. Cuanto más tiempo bailábamos más me gustaba. —Esto es…agradable. — dijo él. —De una manera extraña. — le contesté. —Usted lo ha notado, ¿verdad? Yo asentí. Sus ojos verdes centellaron en mí. Bailamos por todos lados en círculos por un largo, largo tiempo, atrapados en la música y el flujo de energía entre nosotros. De eso es lo que se trataba para mí -el flujo y la energía-, dar y tomar. Por una vez, yo sabía que yo estaba dando tanto como estaba tomando, y se sentía bien. — ¿Qué estás haciendo tu… nosotros…aquí? — Le pregunté. —Soñando con bailar. — respondió él. Su sonrisa me devastó—. Estoy tan sorprendido por el presente como usted. Un momento estaba flotando en las nubes grises -Creo que estaba gritando, pero no había nadie para escucharme, ni siquiera yo- y en el siguiente estaba aquí con usted. —Yo estaba en la oscuridad. — Le dije—: Eso es normal para mí. —El gris fue aterrador. — dijo. Él me hizo girar más rápido, hasta que ambos nos reímos—. Esto es mucho mejor. — dijo. Él tiro de mí más cerca. Nosotros no bailábamos más, pero la música continuaba y el mundo seguía girando. >>Nadie debería estar en la oscuridad. — dijo—. Gris o negro, o cualquier otro tipo, sobre todo estando solo. Empecé a decir que no me importa estar sola, pero estar con él me hizo darme cuenta de que si importaba. —He estado sola y no lo sabía. — Aunque yo estaba mirando a sus ojos, estaba hablando más para mí mismo. Ninguno de los dos habló por un tiempo incognoscible después de eso, pero continuamos mirándonos a los ojos y compartiendo… - ¿Qué? ¿Nuestras emociones, nuestras almas, la esencia de nuestro ser? Todo junto, supongo. —Esto es una mierda. — dije finalmente. —Pero le gusta. Mi mirada se desvió fuera de él, pero yo no podía soportar la pérdida de de contacto durante mucho tiempo. —Si yo pudiera ruborizarme, estaría ruborizada. — le dije a él cuando nuestras miradas se concentraron otra vez. —Vivimos en un tiempo y lugar que es cínico en el amor. —Cariño, soy de Nueva York. La gente en LA, son aficionados en materia de cinismo. Sacudió la cabeza.

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Vampire Romance —Yo solía vivir en Nueva York, — dijo—. Yo atendía en un bar mientras iba a la escuela de teatro. Vi un montón de corazones rotos allí. —Apuesto a que has rotos unos pocos, también. —Qué lástima que no te conocí allí. Yo me reí. —Me fui mucho antes de que nacieras. — ¿De veras? ¿Cuándo estuviste allí? ¿Cómo hiciste para ser… — Pareció desconcertado por un momento y luego dijo—. Un vampiro. Los que están al tanto, por lo general no le preguntan. Tal vez piensan que es grosero, o que el misterio es parte de la mística, o tienen miedo de de conseguir que sus gargantas sean arrancadas. Yo no había contado esta historia hace mucho tiempo. —Trabajé en el Plaza allá por la década de 1930. — ¿El hotel? Yo asentí. —Yo era una operadora de teléfonos. Había jefe Mob9 que vivía allí. — ¿Lucky Luciano? — ¿Has oído hablar de él? —He estado investigando, para interpretarlo a él en una película. —Que mal. Odio ver a ese hijo de puta lleno de glamour. —Él te hizo cosas malas. — Él adivinó. —Él me mato. Erróneamente pensó que yo había escuchado una secreta conversación y podía dar testimonio de ellos en los tribunales. Un asesino a sueldo fue enviado por mí después de eso. Resultó que el asesino era un hambriento vampiro. Me dreno y me dio por muerta. —Pero… —Pero el vampiro no se percato de yo era parte de su descendencia. — ¿Ya habías sido un vampiro? — ¡No! Mi familia vino de Valaquia. Hay algún tipo de mutación genética que se activa cuando un vampiro nos muerde. El Viejo Vlad realmente es Drácula, y es el Rey de todos nosotros. —Es increíble. Soy en parte húngaro. ¿Podría ser un vampiro? —Depende de si tu abuela fue violada por el tipo adecuado de invasor, supongo. ¿Quieres ser un vampiro? Se encogió de hombros. —Quiero saber más sobre ti. —Linda respuesta. Lo esencial de esto es que me desperté muerta y tuve que volver a empezar desde allí. — ¿Fuiste tras el que te convirtió? —Has estado viendo películas de vampiros. —He sido uno —Lo vi, no tenía nada que ver con mi mundo. Pero fuiste bueno. — agregué. —Te ves preciosa cuando dices tonterías. ¿Qué pasó con el malo que te convirtió? 9

Mafia

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Vampire Romance —No sé si era malo. —Fue un hombre Mob, un asesino a sueldo. Su indignación era adorable. —Voy a admitir que su profesión era mala. —Tú nunca has hecho nada de eso. Su certeza de mi bondad era aún mineral adorable. —No, yo no, —le aseguré—. Pero después de un tiempo luchando con todas los las consecuencias de la inmortalidad, uno adquiere cierta perspectiva de lo malo, lo bueno, lo conveniente y cosas así. Y no, no lo he visto otra vez. Al menos, no que yo sepa. No tuve una buena mirada de él mientras me drenaba la vida y la sangre. —Pero, ¿cómo sobreviviste? ¿No tienes un maestro, un mentor? ¿No te metió otro vampiro en el mundo oscuro? Me reí y le acaricie la mejilla. —Supongo que hay melodrama en alguna parte, pero nunca he estado involucrado en alguna - aparte de ser borrada por un mafioso, lo cual encontré bastante melodramático en el momento. Recorrió con su mano arriba y abajo de mi espalda, enviando un hormigueo que estremeció todo mi ser. Su simpatía me calentó aún más que su contacto. —Siento que hayas pasado por ese trauma. ¿Cómo sobrevives? —Encontré el bar correcto y pedí una cerveza. — ¿Era un bar de vampiros? Yo asentí. — ¿Fue el instinto el que te llevó con los de tu propia especie y que te enseñó a sobrevivir? Asentí con la cabeza de nuevo. Era inteligente y rápido en la asimilación. El hombre tenía muchas grandes cualidades. Y podía bailar en una forma que me hacía sentir como si estuviera teniendo relaciones sexuales de pie, completamente vestidos, sin agitar el pelo o quedar sudorosos. No es que los vampiros sudáramos. —Te he contado sobre mí. — Le dije—. ¿Y qué hay acerca de ti? ¿Cómo llegaste aquí? Dondequiera que este lugar este. —Ese es el problema ¿no? Parece que estamos bailando en el limbo. Aunque me gusta estar aquí contigo. De cualquier otro, en cualquier otro momento, lo habría considerado una línea. Pero sus ojos tenían el placer auténtico, genuino de la sinceridad. —Me estoy cayendo como una piedra, ya sabes. — le dije. —Yo también. ¿Es eso malo? Los dos nos encogimos de hombros, y eso paso a formar parte de la danza. Nosotros reímos juntos, y eso formo parte de la música.

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—En cuanto a mí, — continuó—. Recuerdo que estaba con mis amigos en su casa. Jugábamos Scrabble. Me encantan los juegos de palabra. — ¿Scrabble? ¿Es ésa la forma en que una estrella de cine pasa la tarde? —Ahora sé por qué me odian a los paparazzi. Llevo una vida tranquila. —Yo también. Pero, ¿cómo has llegado hasta aquí? Bailamos en silencio por un tiempo. Vi como todas las emociones posibles se cruzaron por su rostro. Por último, dijo: —Tiene algo que ver con el helado. — El me miró a los ojos—. ¿Es una locura? —Probablemente. — le dije—. Pero gran parte de la vida no tiene sentido. — ¿La vida y la muerte? ¿Estoy muerto? Me atrajo hacia sí y nos quedamos todavía en el centro del mirador por mucho tiempo, sosteniéndonos, dándole confort en medio de las preguntas aterradoras que no tenía respuesta. —Eres tan buena para mí. — Dijo al fin—. Ni siquiera se tu —Todo el mundo sabe el tuyo. — Me reí y apenas se amargura en ella —. Nadie realmente sabe el mío más ya. en Serephena, allá en mi fase hippie. Fue su turno de reír, pero no con sorna. —Oh, no, que no funciona. Ese nombre no eres tú. Es frívolo. Tú eres sólida y fuerte y conectada con la tierra. Era como si él me devolviera a mí misma. —Stella, — Admití—. Mi nombre es Stella.

nombre. percibió la Me convertí un nombre

Su sonrisa fue una bendición. Se sol. Lo fue… Me desperté como siempre lo hacía, en el momento en que el sol se ponía. Normalmente era el momento más agradable de la noche. Esta vez que me desperté con un grito de angustia. Me quedé en mi espalda con mis ojos cerrados y trate de obligarme a volver a dormir. Eso no funciono, por supuesto. Todo lo que termine haciendo fue llorar, y las lágrimas que rodaron en la funda de almohada hicieron un lio asqueroso – el vampiro derrama lágrimas de sangre mezclada con agua salada. Revolví la cama, tire las sábanas en la lavandería y camine dando vueltas para sosegarme, al rato me pregunte qué demonios estaba pasando en mi cabeza. ¿Estaba yo senil? Lo peor de todo, la soledad brotado en mí y me sacudió el dolor y la angustia…

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Vampire Romance El dolor era una sensación muy real. El dolor físico partía de la base de mí ser donde mi alma destrozada sufría por la pérdida de la mitad de mí ser. O algo así. Me duele. Realmente me duele física y emocionalmente lo que yo sabía había sido sólo un sueño. Me tomó un par de horas antes de que yo pudiera pararme, para dirigirme a la Alhambra con la esperanza de alejar la soledad dolorosa. No había una multitud enorme en el club, pero el lugar estaba lleno cuando me presenté. Todo el mundo se fue congregando alrededor de la barra, llenándola de conversación. Vi Tiana y me acercó a ella. — ¿Qué pasó? —Anton se volvió en llamas esta mañana. — Respondió ella. — ¿Por qué él haría una cosa así, sin tener una fiesta de despedida primero? — le pregunté. Anton era el camarero. Vivía en el segundo piso. Solía hacerlo. —No quería hacer un escándalo. — ¿Cómo sucedió? —De la forma habitual. Él salió a la calle para ver el amanecer. Eso pasa. Cada pocas décadas la necesidad de poner fin a la eternidad se apodera de un vampiro. Yo no había sucumbido a la depresión, sin embargo, por la forma en que estaba sintiéndome esta noche simpatizaba con la elección Antón. Yo no estaba segura de que mi panacea habitual de salir de compras fuera a ser suficiente. — ¿Barrio alguien las cenizas? — ¡Oh, sí!, —respondió Tiana—. Ya está en una bonita urna sobre la barra con un recordatorio en una nota adhesiva, de esparcir un poco de sangre en un año o dos. El problema es ¿qué vamos a hacer para tener un camarero ahora? La sangre nos trae de vuelta y por lo general estamos listos para continuar después de unas vacaciones de cenizas. Yo no estaba de humor para participar en el ―qué vamos a hacer‖ para reemplazar a Anton. El debate ocupaba la atención de todos los demás, pero me las arreglé para abrirme paso a codazos y alcanzar un lugar en la barra. Me encontraba mirando la televisión con el volumen alto. Las noticias locales todavía se centraban en el accidente automovilístico de anoche. Noche lenta de Noticias nuevas, yo supuse. — ¿No hay una guerra de bandas o de una persecución de coches que podrían cubrir? — Me quejé a la televisión—. Estoy aburrida.

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—Tú no te sientes aburrida, —dijo Tiana, viniendo a mi lado—. Te sientes infeliz. No me refiero a la merienda en tus emociones. — añadió cuando la mire fijamente—. Tú sabes que yo no puedo evitarlo. ¿Por qué estas infeliz? ¿Por Anton? Di un resoplido. —Que descanse en paz, pero no me importa un bledo nada acerca de Anton, — me volví al resplandor de la pantalla del televisor—. ¿Qué hace tan importante a este accidente de autos? —Cuatro personas murieron en la escena. — dijo—. Todos los demás hospitalizados, la mayoría de ellos en estado crítico. Pero la verdadera razón por la que las redes todavía lo cubre… Su oportunidad del momento fue perfecta, porque en ese momento su imagen apareció en la pantalla. — ¡Oh, Dios mío! — Mi corazón sentía como si un cuchillo hubiera sido sumergido en él. La mano de Tiana tocó mi hombro. —Sé que eres una fan, pero… — ¡No está muerto! Dime ¿no lo está verdad? Yo sólo me di cuenta de que estaba temblando cuando ella gritó: — ¡Detente! ¡Suéltame! Yo lo hice. Señalé a la televisión. —Ese es el hombre de mi sueño. — ¿El hombre de tus sueños? Es un actor con el que tienes un flechazo. —No tengo ningún flechazo. Y quiero decir que él es el hombre que estaba en mi sueño el último día. Estábamos bailando. —Los vampiros no sueñan. Y él estaba en cuidados intensivos, mientras que estabas durmiendo. El alivio podría haberme matado si eso fuera posible. Me sentía como si estuviera teniendo un ataque al corazón. — ¿Cuidados intensivos? ¿Así que no está muerto? —Todavía no, pero es sólo una cuestión de tiempo. — Miró a la cara de la periodista ahora en la pantalla—. La muerte acechándolo es la razón de todo el alboroto de los medios de comunicación. Son peores ghouls que yo. Automáticamente le palmeé el hombro, sabiendo que esta admisión heriría su orgullo, pero mi mente estaba en otra parte. No había sido un sueño. De alguna manera, no había sido un sueño. Él había estado allí y yo había estado allí, sólo que ¿Donde infiernos estaba allí? — ¿Cómo ocurrió? —Él y algunos amigos fueron por hielo cuando fueron a dar con el accidente múltiple y el coche se salió de la ladera de la de montaña. Él

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Vampire Romance fue el único sobreviviente, pero está en coma y él ha sido declarado con muerte cerebral. —Su cerebro no está muerto. — le dije—. Estaba fuera bailando. — Yo estaba segura de que esto era cierto. Habíamos estado en contacto telepático. Pero ¿cómo? Oí de nuevo la voz en mi cabeza que había atravesado con una lanza mi cerebro de vuelta al lugar del accidente. ¡Ayúdame! ¿Dónde estás? — ¡Por supuesto! Es psíquico. Él pidió ayuda cuando estuvimos en el accidente, ¡y yo le contesté! ¡Así es como nos encontramos! Agarre la mano fría y gris de Tiana. —Vamos, mi amiga ghoul — ¿Dónde vamos? — Preguntó cuando la jale hacia la puerta. Yo me reí, toda mi depresión soplaba fuera por la exaltación. —Para el rescate, ¡por supuesto! —Estamos aquí. ¿Y ahora qué? — Tiana pidió a medida que avanzábamos a través de la sala de espera del ER10. —Sube a la ICU11, — le contesté—. Y llevarlo a casa. —Está en terapia intensiva. Probablemente hay policías y seguridad privada en los pasillos. —Yo me encargaré de ellos. Todo lo que tienes que hacer es crear una distracción. Se humedeció los labios y asintió. Tenía la piel sonrojada hasta casi un color humano normal. Esta era una de sus zonas de alimentos y ella me había mostrado como entrar a hurtadillas. Había sido fácil, aún con el circo en las calles. Afuera los medios de comunicación y los fans eufóricos, eran tantos y tan caótico el ambiente, como nunca lo había visto en todos mis años de vivir en esta ciudad. Había camionetas de la prensa de transmisión por satélite y aparatos de iluminación y generadores de energía. Reporteros miraban solemnemente a las cámaras mientras hablaban. Paparazzi abundaban, como las cucarachas en un conventillo. Helicópteros sobrevolaban la zona. Policías empujando a la multitud para que se quedaran tras el cordón alrededor del hospital. Las personas portaban carteles y velas y flores. Algunos estaban cantando la canción tema de uno de sus películas. Me preguntaba si lo que estaba haciendo era menos ridículo que el comportamiento de sus fans en duelo. En el ER la gente sangraba, gritaba y lloraba por sus propios problemas. Todo estaba tranquilo y pacífico en comparación a lo que 10 11

Sala de emergencias Unidad de cuidados intensivos.

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Vampire Romance ocurría en el exterior. Nadie nos prestó atención cuando caminamos a través de una puerta ancha, por un pasillo y una puerta junto a una hilera de ascensores. —Hay tres personas dispuestas a morir aquí. — dijo Tiana después de que llegamos al piso de cuidado crítico y nos metimos en una habitación vacía. Se veía triste. Hey, ella es un ghoul, pero eso no significa que ella no sea una persona muy amable. — ¿Puedes trabajar con eso? — Le pregunté. Hey, soy un vampiro, ¿te acuerdas? Ella asintió. Ella prefiere vivir de la muerte de residuales de energía en lugar de cualquier participación directa. —Odio hacer la cosa de tomar almas, pero, sí, no hay nada que se puede hacer para cualquiera de ellos. — ¿Mi chico es uno de los tres? — Le pregunté preocupada. Ella se quedó pensativa, luego movió la cabeza. —Baja energía, pero estable. Ahora voy a ir a trabajar. Salí de la habitación cuando ella abrió la boca para uno de esos gritos que sólo los moribundos podrían calentar. Los moribundos entregarían su energía para el ghoul, al oír ese sonido. Muy pronto hubo casi tanta actividad en esta planta del hospital como lo había afuera. Se encendieron las alarmas en la estación de enfermería, carros de accidente se apresuraron a entrar en las habitaciones. Hubo gente corriendo y gritando, y me mudé inadvertida en la habitación con la guardia en la puerta. El guardia no era un problema. Yo le hice mirarme a los ojos y quedo inmediatamente aturdido. — ¿Hay una cámara de seguridad allí? — Le pregunté. —No. Hay una enfermera, — se ofreció como voluntario. —Dígale a la enfermera que responda al código azul. Siga a la enfermera y ofrézcase a ayudar. — Yo esperaba que fuera suficiente para librar al guardia de meterse en demasiados problemas cuando secuestráramos al tipo a su cargo. Corrí a su habitación a la vez. Dentro, me quede con la boca abierta. El hombre en la cama estaba conectado a tantos tubos y aparatos que no sabía cómo empezar a liberarlo. Yo no tenía mucho tiempo, así que le susurró una disculpa por cualquier dolor que le causara y comencé la extracción y jale el equipo que lo mantenía con la vida. Las huellas de su sangre mancharon mi ropa cuando lo recogí. El perfume y el calor de eso eran embriagantes, pero luche contra la repentina sed de sangre. Mis colmillos dolían como una virgen en su primera cacería cuando yo me lo lleve conmigo. Su peso no era un problema, pero yo soy mujer, pequeña y él es un hombre muy alto. Llevarlo fue incómodo, pero uno se maneja con lo que tiene.

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Lo llevé abajo, a través de la cafetería cerrada a un patio con jardín más allá, donde lo puse suavemente por debajo de una palmera en cuclillas. Me senté junto a él e instale su cabeza en mi regazo. Mis dedos le tocaron la sien. — ¿Estás ahí? — ¡Tú viniste por mí! —Su voz fue una llamada desde tan lejos que apenas la intuía. —¿Quieres vivir? — Le pregunté—. Tú sabes que soy un vampiro. Yo puedo tratar de convertirte, si tú quieres. Piensa cuidadosamente antes de escoger. En el largo silencio que siguió, tuve que luchar muy duro para mantener mis colmillos sin hundirse en su carne. Yo nunca había sido tan despertada por el olor de la sangre antes, pero yo no iba a saborearlo sin su permiso. Tenía que hacer la elección. Su pensamiento se produjo al final. —Eres parte de Hungría. Hay una posibilidad de que tú vayas a cambiar. — ¿Depende de si mi abuelita fue violada por el tipo adecuado? —Bastante. —Voy a morir de otra manera, ¿no? —Sí, pero esa no debe ser la razón por la que optes convertirte en un bebedor de sangre, un Nightwalker, un exiliado de todas las partes del mundo de la luz. Realmente no es tan malo ser un vampiro, pero hay las dificultades y el estilo de vida no debe ser idealizado por potenciales novatos. No importa lo mucho que uno desee compartir un ataúd con ellos. — ¿Puedo quedarme con usted si me convierto? Mi corazón cantaba en su pregunta. ¡Oh, y cómo dolieron los colmillos! —Sí, — le dije—. Durante el tiempo que desees. Para siempre si quieres. —Siempre suena bien para mí. Hazlo. —Recuerda que no podría adoptar… —Cállate y muérdeme. Yo no podía discutir con eso. Así que lo hice. ¡Y yo nunca había tenido un pico parecido en todos mis años de succión de cosas buenas! No podía contar los orgasmos que me sacudieron antes de cada gota de él fluyera dentro de mí. Yo no tenía que compartir mi sangre con él. Algún tipo de enzima en mi saliva fue transferido a él por la mordedura y la enzima provocaría el cambio si iba a pasar. Pero por si acaso, me mordí la muñeca y vertí unas gotas de mi sangre en su boca. No es que él fuera capaz de tragar. En este punto él estaba

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Vampire Romance esencialmente muerto. O él se mejoraba o yo tendría que deshacerme de su cuerpo de manera que las marcas en el cuello nunca fueran vistas. No quería pensar en la eliminación. Yo no quise pensar de él alguna vez estando muerto. Sostuve su cuerpo inerte y lo sentí crecer más pesado y más frío, y me preocupe y llore las repugnantes lágrimas de sangre de vampiro. No sé por cuánto tiempo. Suficiente largo como para que mi estado de ánimo se volviera triste y acongojado. El tiempo suficiente para que yo fuera consciente de que el sol estaría en una hora más o menos. Hay una presión casi física en la piel cuando más cerca esta la luz del día. Normalmente yo tendría que estar pensando en conseguir un lugar donde cubrirme. En cambio, me prometí que me quedaría aquí y dejar que el sol me llevara si él no venía completo antes de la final de la noche. No me importaba si mis cenizas volaran hasta que no quedara nada sobrante de mí. Tal vez el fuego lo quemaría también a él y nuestras cenizas se mezclarían. Estamos sentimentales, ¿no? Escuché la idea pero tomó mucho tiempo antes de que me saliera de mi dolor lo suficiente como para darme cuenta de que la voz no era mi imaginación. — ¡Estás vivo! —No grites. Tengo una resaca. Eso no es correcto. Mi garganta duele. Tengo sed. A mi boca le gusta los gustos de algo dulce como el cobre. —Esa es mi sangre. Estás vivo — repetí, las palabras susurrándole al oído cuando le ayude a sentarse—. Tú eres un vampiro. —Creo que los cosacos correctos violaron a mi abuelita. Su voz era un croar áspero, pero era el sonido más delicioso que yo nunca había oído. Luchó para pararse, e insistió en ayudarme a levantar tendiéndome una mano. Vivo o muerto, siempre era un caballero. Cuando yo estuve de pie, me abrazo. Fue lo suficientemente débil que terminé sosteniéndolo mientras me abrazaba. —Podemos bailar así para siempre. — dijo. Suspiré románticamente. —Podemos. — Miré a mi alrededor—. Nosotros Podríamos, si el sol no fuera a venir pronto. Tenemos que salir de la aquí. Él me ahueco la mejilla y me miró con su nueva visión nocturna. —Eres tan hermosa como soñé que serías, mi Stella. ¡Gracias por salvarme, gracias por estar conmigo ahora y para siempre!

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Vampire Romance No hay forma de una chica no pueda responder a eso. Le di un beso, y él me lo devolvió y fue real y profundo y mejor que cualquier otro sueño. Después de un rato, levantó la cabeza y dio una seca, tos. —Lo siento. Sed. Puse mi brazo alrededor de su cintura y le ayuda a pasar por la puerta del jardín. —Conozco el lugar donde se puede conseguir una cerveza. Ahora que has cambiado, lo puedes encontrar por tu cuenta. —Prefiero ir contigo. No tienes idea de lo mucho que significo para mí.

Tiana se reunió con nosotros fuera de la cafetería y nos guió a lo largo de su ruta secreta para salir del hospital y fuera de la multitud. Se dio cuenta de todo el alboroto cuando nos alejamos, él y yo metidos en el maletero del coche de Tiana. —No tienes idea de lo feliz que estoy a dejar la era de las celebridades de mi vida atrás. — me dijo. —Extrañaras la actuación. —Voy a pensar en una manera de volver a ella. ¿Los vampiros trabajan? ¿Necesito conseguir un trabajo? —Soy un magnate de bienes raíces. Puedes vivir a mis expensas. Espera…—- De repente recordé a Antón—. El lugar al que nos estamos dirigiendo, el Club Alhambra, necesita un camarero. Conozco al propietario. Ese sería yo. Si estás interesado. Estábamos muy apretados, pero se las arregló para jalarme más cerca. — ¿Este lugar tiene una pista de baile? Yo me reí, más feliz de lo que yo nunca había imaginado que podría ser. —Lo tendrá, si eso es lo que quieres. — le prometí. —Creo que el bailar – estando contigo- es todo lo que yo alguna vez quise. —Yo también. — No podía evitar, que la risita tonta adolescente se me escapara—. Creo que esto es un verdadero… —Final al estilo Hollywood. — concluyó, no tenía que ser psíquico para saber lo que estaba pensando.

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Play Dead Dina James.

A

ún aquí afuera, podía oír la música. Desacelerando su paso hasta casi detenerse, los ojos azul-cristal de Nikolai, se elevaron por encima de la señal de la puerta. EL AJO Y LA ESTACA.

Una sonrisa sardónica se contrajo en la esquina de los labios. Creció a un completo desconcierto cuando vio el pequeño cartel,- con letras escritas a mano- en la puerta del bar, cerca de la acera, que uno no podría realmente ver, a menos que específicamente lo estuviera buscando. LA GUARIDA DEL VAMPIRO ESTA LOCALIZAD A ESCALERAS AB AJO.

¿Oh En serio, ahora? Las cejas de Nikolai se levantaron y sus ojos una vez más, se posaron sobre el cartel de la entrada, que mostraba la temática-vampírica en el nombre de la taberna. Se debatió acerca de ir «abajo» sólo por el mero horror: los seres humanos disfrazados de vampiros eran siempre una buena fuente de diversión para una noche, sin mencionar una rápida… mordida. Si ellos realmente supieran, lo que es lo que ellos desean ser… Una conciencia en una forma mortal. Un cuerpo sin alma. Un parásito voraz, obligado a vivir de la sangre de los que negocian su alma para sobrevivir. Había una razón para que los vampiros fueran llamados ―malditos‖. Sin un estado de ánimo real de diversión y haciendo caso omiso de la vaga promesa de entretenimiento de una tarde, Nikolai casi cruzo la puerta de entrada del pub cuando algo llamó su atención. Un olor. Soho, Londres estaba llena de olores. Todo tipo. Unos embriagantes, otros repulsivos. Pero este… Cerró los ojos y respiró aspiro. El olor se apoderó de él, envolviéndolo como el agua de un baño caliente que utilizaba cuando aún era humano. Abrió los ojos justo a tiempo para capturar la imagen de una mujer cuando pasó delante de él hacia la puerta de cristal que conducía al pub vampiro.

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Vampire Romance Una mujer mortal. Acompañada de un hombre mortal hacia el interior. Ella se apartó rápidamente, como si ella no quisiese ser mirada. O tal vez era sólo que ella no quería ser vista entrando en esta guarida ridícula de vampiros. Nikolai casi se rió ante la idea. Pero casi tan rápido como había apartado la mirada, ella miró de nuevo hacia atrás y, cuando sus ojos se conectaron, Nikolai lo sintió como un golpe físico. Impresionante. Esa fue la palabra. No es que ella fuera hermosa o de alguna manera físicamente atractiva para él. Ella simplemente lo dejó estupefacto. Qué extraño fue. Sus ojos eran casi un desafío en sí mismos, por no hablar de la mirada que ella le había dado. Esos ojos color marrón oscuro demandaban que la que dejara en paz y a su vez le suplicaban: Sálvame, por favor. Lo oyó tan claramente como si hubiera hablado con él. Ella le sostuvo la mirada hasta que ya no podía hacerlo, y luego bajó las escaleras hacia la guarida de vampiros. ¿Qué? ¿Una mujer así? ¿Entrando …en tal lugar… con …? — ¿Una mujer como qué? — Se preguntó—. Ella es sólo una mortal. Con un compañero igual de mortal. Van a un bar igualmente mortal para jugar a ser muertos. Podía oír desde donde él estaba, que la música dentro era demasiado fuerte. Se podía oler que la barra no contemplaba la Prohibición de fumar de Inglaterra. Diablos, casi se podía ver desde ahí, el suelo sin barrer, las mesas sin haber recibido un paño y la luz baja diseñada para ocultar ambos hechos, mientras hacía un patético intento de crear una ―ambiente‖ vampírico. Los seres humanos nunca entenderían que, si bien su clase rechaz aba la luz del día, encontraban a la luz artificial -especialmente el suave resplandor de las velas- particularmente atractivo. Ellos ciertamente tenían unos ojos sensitivos, que les daba una visión muy aguda, pero por eso no se reprimían de todo el tipo de luz que pudieran conseguir. Él no tenía ningún interés en este lugar. Pero ella estaba en allí. Ella estaba en aquella ridícula guarida de vampiros, con un humano débil, que haría poco o nada para saciar el apetito de Nikolai si Nikolai quisiera su sangre. Por supuesto, a juzgar por la mirada que la mujer le

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Vampire Romance había dado a Nikolai, el hombre hacía poco o nada para saciar su apetito también. Sería demasiado fácil arrebatarla de él. El pensamiento le divirtió, y él sonrió de nuevo. Sí. ¿Por qué no? Él la quería. Por alguna razón, la quería a ella más de lo que había querido a nadie que hubo tenido antes, bueno, no podía recordar realmente la última vez en que él quiso a alguien, y no estaba seguro de que era sólo porque podía tenerla. Parecía que estaba de ánimo para la diversión después de todo. Sin embargo, eso significaba que tenía que seguirla. Él se encontró tratando de alcanzar la manilla de la puerta y abriendo la puerta. En la calle, el olor de ajo había sido simplemente molesto. Ahora era abrumador. Debían bombearla desde alguna parte. Más de la insípida ―atmósfera‖, él supuso. No era que las historias de que el ajo repelía a los vampiros, tuvieran algo de verdad en ellos. Lejos de ello. El olor era repelente y punto. Pero eso no importa ahora. Él tenía un propósito. Nikolai camino con grandes zancadas pasando los bebedores hacia la entrada de la Guarida de Vampiros en la planta baja. Fue una escalera tan empinada que a la mitad tenía una inclinación de 90 grados. Él comenzó a rodar sus ojos azules, y comenzó un debate interno. Vestía un traje blanco. Otro cartel escrito a mano en la parte superior de la escalera, decía claramente: NO TRAJES Trajes. Dudó un momento. No era la señal que le dio que pensar. Era la idea de que podría obtener algo sucio y repugnante en su chaqueta blanca o sus pantalones. Contrariamente al mito de Hollywood, él no vivía en una casa solariega con sirvientes que le hacían de lavandería. Y él se dijo a sí mismo; –aunque que no podía verse a sí mismo (la historia de que los vampiros no tienen reflejo era tan cierta como el mito del ajo no lo era) – que a juzgar por el anhelo que se había ganado hoy, de hombres y mujeres por igual, se veía malditamente bien en este traje. Era un traje que era demasiado costoso, incluso para considerar ensuciarlo en un pequeño ―club‖ mortal malsano y húmedo. Como si un vampiro real pasará a estar muerto en ese lugar. No intentó hacer una broma.

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Vampire Romance Pero que de todas maneras era un cliché demasiado recurrente. Los Vampiros no eran técnicamente unos "muertos vivientes". Estaban muy vivos, por suerte. Nikolai realmente tenía que darle ese crédito a las películas y el folclore. Los mortales nunca entenderían que el cuerpo de uno puede ser separado de alma y todavía seguir vivo. Los humanos modernos no creían en nada. Se llamaban a sí mismos «avanzados», aunque Nikolai aún no había visto ninguna prueba de avance en los seres humanos, salvo por su tecnología y la higiene. Ellos simplemente no le creerían si les dijera que todos ellos tenían un alma inmortal. No tenían ni idea acerca de la guerra que se daba por estas almas o cualquier idea acerca de sus poderes. Preguntarles a ellos si creerían que había seres interesados en poseer sus almas era realmente absurdo. Nikolai examinó el hueco de la escalera otro rato más. Ella estaba allí. Su corazón latía a menos de 50 metros. Incluso aquí, él podía oírlo. Sentirlo. Su ritmo se sincronizado con el de ella. ¿Acaso ella lo siente? ¿Cómo podría no hacerlo? Él quería, y la tendría, aunque sólo fuera para satisfacer su curiosidad por este deseo poco ortodoxo. La duda del momento se fue, y Nikolai bajó las escaleras.

La confianza raya en la arrogancia. Eso es todo lo que Katrina podría decir de la mirada en el rostro del hombre cuando entró en el bar. Oh, ella lo había visto fuera. ¿Un traje blanco? El hombre parecía estar atascado en la década de los `80, ella podría decir que su pelo era más largo de lo que la mayoría de los hombres usaban. Tal vez se le había ido la mano con el fanatismo de Miami Vice12, aunque no llevaba gafas de sol (gracias a Dios). Sin embargo, dejando todas las críticas de lado, él se veía muy bien en ese traje, incluso si lo hacía parecer un poco extraño aquí, donde todo el mundo estaba usando negro. Si alguien parecía fuera de lugar, era ella, con su top rosado-oscuro y una falda negra. Por supuesto, Dan le había asegurado que se veía bien, aunque estaba segura de que Dan hubiera dicho cualquier cosa para que ella bajara aquí. Él había querido venir aquí hace meses, desde que leyó sobre él en una línea en uno de esos foros de vampiros. Ese era el pasatiempo de Dan, aspirar encontrar un vampiro en un callejón. Ella, en cambio, estaba aburrida de ese pensamiento. Una bebida. Ella había prometido, sólo un trago. 12

Serie norteamericana de la década de los ´80

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Vampire Romance Aunque sus esperanzas de que fuera una bebida rápida se desvanecieron. El camarero estaba todavía con su teléfono celular. De todas maneras como iba a poder escuchar cualquier cosa sobre el death-metal tan fuerte. Sus ojos se cruzaron con los del hombre en el traje blanco. La hizo sentirse mejor, inexplicablemente, acerca de su ropa. Ahora ambos parecían fuera de lugar. La forma en que la estaba mirando, le hizo sentirse incomoda, sin embargo. La miraba con avidez. Con deseo. Ella aparto la mirada, tanto con placer como avergonzada. Ella no...Se veía como eso. Sentía como eso. Ella no era alguien... Seguramente no alguien que –siendo sincera– mereciera a un tipo tan ardiente mirándola de esa manera. ¡Vamos, Dan! ¡Apúrate! ¡Vamos, cantinero! ¡Cuelga el teléfono! Dan estaba ajeno a ella, como de costumbre. Estaba analizando la vieja película de horror, sobre vampiros película detrás de un vidrio en el extremo de la barra, mientras que esperaba a que el camarero colgara el teléfono. El tipo del traje blanco de repente, gesticulo despectivamente en dirección del camarero y de Dan. Con un gesto de su mano, pareció descartarlo todo. Y su gesto parecía ser para beneficio de ella sola. Luego él le tendió la misma mano a ella. Katrina miró a su alrededor con nerviosismo. Nadie se fijó en él. ¿Cómo no podrían no hacerlo? No parecía que pertenecía aquí. ¿Por qué no lo estaban notando? Pero nadie lo estaba mirando. Y nadie la estaba mirando. Sus ojos se volvieron a él otra vez. Tímidos, ahora. Nikolai trató de que su impaciencia no se notara. ¿Por qué no venía ella a él? Esperar. Esperar. Este era el Nuevo Milenio. Las mujeres mortales no respondían tan bien a un macho dominante como antes. Bueno, no exteriormente. Según la experiencia de Nikolai, todas anhelaban en secreto un hombre como tal, pero su orgullo moderno no les permitía reconocerlo. Las mujeres modernas mortales, habían luchado largo y duro por la igualdad, la independencia y el respeto. Reconocer que verdaderamente simplemente querían un hombre fuerte que cuidara de ellas era

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Vampire Romance equivalente a la traición; una falta de respeto a los derechos que sus antecesoras habían luchado para darles. Mientras tanto. Semántica aparte… Poco a poco giro la mano para mostrar su palma hacia abajo, tal vez con la esperanza de que ella la tomara. Lo deseaba. Él le estaba dando la opción. Eso es lo que estas mujeres querían en estos días, ¿no? ¿Poder elegir? ¿Aún si él creía que realmente ella no tenía elección? Este era el destino, después de todo. ¿Por qué no estaba Dan mirando a su alrededor para comprobar sobre ella? ¡Dios, siempre fue tan ajeno a ella! Para nada fuera de sus propios intereses. Si alguna vez conseguía sus bebidas, probablemente sólo empezaría a hablar con el camarero y ni siquiera habría notado que ella se había ido. Él ni siquiera se dio cuenta de que alguien se fijaba en ella. Deseándola. Pidiéndole que fuera con él. Se encontró haciendo algo completamente loco. Ella salió de la pegajosa, desvencijada silla en la que había estado sentada, se trasladó vacilante lejos de la seguridad de la tabla de equilibrio y llegó a tomar la mano de… —Nikolai. Dijo su nombre, respondiendo a su pregunta no formulada cuando su mano tocó la suya. A continuación, se llevó la mano a los labios y cepillo sus nudillos, lo que sólo podría ser descrito como; un beso reverencial. ¿Por qué le pareció a ella que no podía escuchar más que su voz en la habitación? ¿Por qué no podía ver nada, salvo sus ojos? Sin una palabra, la acuno con su mano izquierda y sin un esfuerzo por parte de él se movió detrás de ella, el brazo derecho en la cintura de ella mientras los guiaba a los dos, fuera de la barra oscura y hacía las escaleras que los conducirían fuera de la Guarida de Vampiros. — ¿Tiene hambre?— le preguntó una vez que estaban en la calle. Un sonido suave y baja en su oído. ¡Oh, Dios mío, su voz! Fue todo lo que Katrina podía hacer para no derretirse allí mismo. Ese es un maldito acento sexy. Por supuesto, esto era Europa. Aquí todos los hombres tenían acentos sexys de una manera u otra. Eso era una cosa que realmente América

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Vampire Romance carecía, de - acentos sexys. Los tejanos sin embargo, eran del tipo lindo de, con su acento sureño, y lindos novios si a una le gustaba la Budweiser13, las camionetas y bailar en línea. Nikolai no parecía tejano. Tampoco el sonido en modo alguno sonó a Estados Unidos. O Inglés. Su sola pregunta: ¿Tiene hambre?... Inglés, evidentemente, no era su lengua materna. Qué pregunta… Sí, ella tenía hambre, pero no de cualquier cosa que se pudiera encontrar en un menú en cualquier lugar en el Soho. Ella tenía hambre de algo que no podía nombrar. Un movimiento de su cabeza era todo lo que podía manejar. Nikolai se echó a reír ricamente. —Usted está autorizada para hablar…— Sus palabras se desvanecieron como esperando que le diera su nombre. No es que no lo supiera. Incluso él, que no era tan experto en la lectura del pensamiento humano, como algunos de sus parientes sin alma lo eran, había aprendido su nombre casi tan fácil como él sabía el suyo. —Katrina. — Ella le suministro sin tartamudear, casi no recordando que ella debería protestar contra su oferta condescendiente de "autorizarla". —Katrina. — repitió, su tono de voz convirtió a su nombre en una acusación acariciante. Su brazo apretado alrededor de su cintura. El pánico se apoderó de ella, pero sólo por un momento. Cerró los ojos y respiro tan profundamente como pudo, lo cual no fue muy profundo en absoluto. Una serie de pensamientos perturbadores corrieron a través de su mente. ¿Qué estoy haciendo? ¿Y si es un violador? ¿Un asesino? ¿Un psicópata asesino en serie? ¿Un vampiro? —Tú no eres un vampiro, ¿verdad? —Se encontró preguntando en voz alta. Nikolai la soltó lo suficiente como para poder mirarla con severidad. Luego sonrió. Sus ojos se abrieron cuando ella capto sus colmillos. Luego se echó a reír. La guarida. Él debe ser un actor, jugando un papel. Miami Vice, ¿recuerdas? Un aspirante a Don Johnson14, aunque afortunadamente afeitado y con el pelo bien recortado.

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Marca de cerveza Actor protagonista de Miami Vice

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Vampire Romance —La señora se ríe. — dijo Nicolás, aparentemente aplastado. Él suspiró profundamente. Katrina puso los ojos en él. —No hay tal cosa como vampiros. — Katrina le informó, sonriendo. —Pruebe decirle eso a mi familia. Ahora, vamos a salir de este vil lugar y librémonos de las personas en la barra. — dijo Nicolás mientras se movían por la calle. —Entonces, ¿usted me va a llevar a una de estas estrechas calles, para drenar mi sangre, mi vida y luego dejarme morir? — Ella preguntó, un poco en broma, aunque ella se acurrucó aún más en su brazo. No hacía frío, exactamente, pero la brisa de la noche de verano, era más enérgica de lo que ella estaba acostumbrada. —Prefiero ocultarme a plena vista. —Nikolai respondió—. Además, ¿Sabe lo difícil que es sacar la sangre de la ropa blanca? Me encuentro a gusto en este traje. —Se ve pecaminoso en el. —Katrina dijo impulsivamente, lo que había estado pensando desde la primera vez que había puesto los ojos en él. —Bueno, mi alma ya habita en el infierno, así que no tengo miedo de que lo que llevo puesto haga más daño. — dijo Nikolai en respuesta, apenas pensando que acababa de decir en voz alta una verdad que nunca había dicho antes. Y lo dijo que sin esfuerzo, sin siquiera darse cuenta de que estaba hablando con ella como si no fuera humana. Ella sólo se rió. Nikolai un suspiro de alivio en silencio y castigándose a sí mismo en su interior por su desliz. ¿Por qué? ¿Qué pienso hacer con ella? Sólo estaban caminando por una calle en el Soho, etc… como personas normales. Bien, como si él fuera un hombre. No caminaban como depredador y presa. Cazador y cazado. Sólo caminando como un hombre y una mujer. Y ella se rio de él, y le dijo que no creía en los vampiros. Tal vez ella no creía en el cielo o el infierno tampoco. La mayoría de los seres humanos en estos días no lo hacían. O si lo hacían, era de una manera totalmente incorrecta, mitificada y desconcertante. Sus siglos de angustia y tormento, su mayor vergüenza, se rió como si no hubiera pasado. Como que no fuese, incluso, posible. Y no tuvo importancia para él. Su risa lo hizo… risible. Soportable. Él supuso que cuando la verdad era que hablado abiertamente, sonaba bastante ridículo. Él era un alma perdida. Literalmente. Bueno, así es como lo llamaban de todas maneras. Su alma, junto con las de los otros de su especie, no se ―perdieron‖ exactamente. Él sabía exactamente dónde estaba. Estaba en el infierno, con el Lucifer. Él estaba muy literalmente, condenado.

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Sólo que en su caso particular, su alma la había entregado voluntariamente a cambio de la inmortalidad. Condenado por su propia mano. Eso realmente era una patada irónica en la ingle. Otros - en particular Kail el Traidor - seguía pensando en a sí mismos como víctimas, a pesar de que habían hecho meritos suficientes (incluso pedido) la pérdida de su alma. Sin embargo, Kail era único. Kail quería su alma y había dedicado toda su existencia inmortal, a encontrar una manera de conseguirla. Nikolai no era único. Era exactamente igual que todos los otros que hubieron intentado y logrado hacer un acuerdo con el Diablo, que no entendieron lo que suponía la verdadera inmortalidad. Viviendo de la sangre de los esos que uno buscaba para sobre vivir. Pero Nikolai estaba dispuesto a pagar el precio y de buena gana se sumo al más poderosos de los clanes de vampiros que desearon llamarlo "hermano". Nikolai era uno de los Destrati. Y la mujer junto a él se había reído. Aunque ella ceso cuando vio la mirada en su cara, y lo estudió un momento, mientras caminaban. — ¿De verdad crees que estás maldito? — Katrina le preguntó en voz baja. —Debido a mis acciones, mi alma habita en el infierno. — Nikolai respondió, una vez más siendo honesto, sin pensar en lo que estaba diciendo—. ¿No es eso lo que ―maldito‖ significa? —Tú lo sabes. No acostumbro a introducirme en debates filosóficos y profundos, hasta la segunda o tercera cita. — Respondió Katrina con una risa nerviosa. —No hice una cita…— Nikolai se encontró respondiendo con calma—. Mi vida personal es complicada. Mi familia no tiene mucho tiempo para… citas. Yo simplemente la esta noche en el brazo de que el hombre mortal, que no estaba ni remotamente interesado en una cosa como usted y… — ¿Una cosa como ella? ¿Qué, era una televisión? ¿O un ordenador portátil? Nikolai suspiró. No tenía idea de lo que estaba haciendo, con ella o con él mismo. Ella le hacía sentir… ¿Sentir? ¿Era eso? Él no había sentido mucho sobre cualquier cosa más que indiferencia por bastante tiempo. Su vida estaba compuesta de resistencia, deber, odio y la envidia ocasional (pero era breve, y por lo general sólo se dirigía hacia su propia especie). Y su clase no asociaba con la clase de ella. Ella era la comida. Más que eso, ella era mortal y aún tenía su alma inmortal. Ella no era sólo el sustento. Ella era un enemigo. La peor

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Vampire Romance clase, ya que era claramente un territorio no declarado en la guerra entre las partes. Ella estaba no declarada y sin reclamar, y él la quería. Algunos de los de su tipo tomaban novias, y él tenía las dos condicionantes; era lo suficientemente viejo, y tenía el suficiente alto rango como para permitirse ese privilegio. Solo que nunca se había imaginado que él iba a desear realmente eso. Sin embargo, una vez que la idea de se le había ocurrido, él quería eso más que nada. No ―eso‖ más que nada, sino, ella, como su novia más que nada. Pero ella no había sido elegida. Y eso iba a ser un problema. —Discúlpeme un momento, señorita, — una voz refinada, vino de detrás de Nikolai—. ¿Puedo pedir prestado a Nikolai por un momento? Por favor, si usted podría esperarlo en la cafetería de ahí. Un moca doble suena particularmente bien en este momento, ¿no? Katrina sólo asintió con la cabeza, apenas cuestionando la sugerencia en su mente. Nikolai gruñó a través de los colmillos apretados. —Ahora, ahora, Nikolai. No delante de los mortales. — ¿Qué quieres, traidor? — Nikolai preguntó tan bajo y oscuro como pudo, teniendo en cuenta que él estaba cautivo, no sólo por la mano en la parte posterior de su cuello, sino por un poder mucho mayor que el suyo. Mucho, mucho mayor. —Esos malos modales, — fue la respuesta—. El Destrati todavía no ha salido de la Edad Media. Nikolai fue liberado y se le permitió hacer frente a Kail. El hombre más alto, en un traje oscuro, sostuvo la mirada de los ojos azules penetrantes de Nikolai con sus ojos pálidos. Color verde -mar La cola de caballo larga, de Kail colgaba casualmente abajo de su parte de atrás, asegurada con una tira de cuero negra. —Kail, — dijo Nicolás como advertencia. —Soy Kyle ahora, en realidad, — la presencia mayor, dijo con una sonrisa—. Me presentaría formal y cortésmente, pero parece ya que me conoce. Así Como yo lo conozco. Y debo decir, Destrati, que fue demasiado fácil sentirlo. — Kyle miró hacia el café y de vuelta a Nikolai, dejando claramente a que se refería. Nikolai apartó la mirada con el ceño fruncido. —Ese no es tu negocio. — dijo Nicolás de mala gana. Volvió a mirar a Kyle—. Y como Destrati debo matarte ahí dónde estás parado. Kyle se rió ricamente. —No creas que no sé la razón por la que estas en Londres, o que desconozco exactamente cuánto tiempo has estado aquí buscando. —

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Vampire Romance dijo Kyle, muy divertido—. Aborrezco destruir a alguien, cuando hay otras maneras de solucionar las cosas. >>Además ¿qué podría decir la bella Katrina, si yo te destruyo y tu la dejas sola? Creo que el término en estos días para una mujer que es abandonada por un hombre, en medio de una cita es: "plantada". Ella se preguntara por el resto de su corta vida mortal, donde te fuiste y que habría hecho para provocar que te fueras. Pues ella se culparía a sí misma, ya sabes. Dejaría -muy probablemente- una cicatriz profunda en esa bella pequeña alma suya. Tal sentimiento en tan poco tiempo. ¿Me estoy atreviendo a hablar de lo prohibido? ¿Podría ser tu…— Kyle esquivo fácilmente la de estocada de Nikolai —… compañera? — Él continuó hablando como si nada hubiera ocurrido—. Es demasiado malo que tu alma ya ha sido… — Kyle esquivo otra embestida, de nuevo sin esfuerzo—, intercambiada por la inmortalidad, ¿no? — ¿Nikolai? ¿Vas a venir? La voz de Katrina rompió los pensamientos de Nikolai y de inmediato lo apaciguo. Él volvió la intención a Kyle en busca de un nuevo round, pero el otro vampiro había desaparecido. Oh, pero aún estaba cerca. Nikolai estaba seguro de ello. Pero Katrina lo estaba esperando. Qué extraño que se sentía, tener a alguien cuidado de él y esperando por él. Nikolai sabía Kail/Kyle vivía en Londres. Es por eso que Nikolai estaba aquí. Había estado aquí durante meses, tratando de encontrar al Traidor y llevarlo ante el Consejo por justicia. Los vampiros - estas almas pérdidas – Vivian en una paz virtual. No, sin embargo, los unos con otros. Cada clan vampírico tenía su propio Consejo y sus propios códigos. Kyle era un paria entre todos ellos. Llevar al Traidor a la justicia lo pondría como segundo a el liderazgo de los Destrati -no el mayor de los clanes de vampiros, pero los más poderosos-. El segundo Soberano había sido asesinado en un duelo, hace un siglo, por un rival y ahora Sarina se sentaba a la izquierda de Dominic. Se rumoreaba que eran amantes, pero Sarina había ganado el rango en buena lid. No había forma de que alguien ascender a su posición sin desafiarla. Y Sarina había seleccionado a su novia, cuando Nikolai anunció que estaba listo para tomar una. Las novias fueron seleccionados de un grupo selecto de mujeres mortales que eran adecuados para la carga de quedar sin alma e inmortales. Dóciles, de ojos saltones, mujeres hermosas que permanecerían así durante toda la eternidad, y que nunca pondrían en duda su lugar o su propósito.

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Vampire Romance Katrina no era una de esas. Hermosa, sí, pero no era la idea de Sarina de la belleza. Todas las selecciones por Sarina eran las iguales. ¿Qué haría él si quería elegir a su propia esposa? Nos vemos en el condado de Hall a la medianoche y te diré qué hacer. La voz de Kyle hablo en su mente, casi deteniendo a Nikolai cuando entró en la cafetería donde Katrina estaba esperando con dos tazas de una bebida de color marrón con un borde blanco espumoso. ¡Oh Dios!, una bebida humana. Una vil bebida humana. Y ella se preguntaba por qué no tenía citas. Nikolai se atrevió a dar una respuesta silenciosa a Kyle. Pero antes de que la hiciera, la respuesta estaba allí. —Por supuesto que puede llevarla. De hecho, es una buena idea que no se despegue de tu lado hasta entonces. Nikolai estaba desconcertado y, por alguna razón, temió por sí mismo. Él no había tenido miedo en un tiempo muy largo. Era inmortal. ¿Por qué debería tener miedo de algo? Entonces se dio cuenta que no tenía miedo de sí mismo. Tenía miedo por ella. Tenía miedo de perderla. — ¿No es esa una forma de tener miedo por uno mismo? — La voz de Kyle preguntó en su mente. — ¡Vete, traidor! — Nikolai devolvió el aguijonazo en silencio—. ¡Estoy en una cita! La risa de Kyle era débil en su mente, pero estaba allí. — ¡Espera! — Nikolai se encontró gritando telepáticamente—. Ella es me ofrece una bebida mortal ¿Qué debo hacer? —Averiguarlo, Destra ti. — La voz de Kyle era apenas un divertido susurro, pero Nikolai obtuvo el punto. Fue por su cuenta. Se sentó en el taburete y el contempla la bebida durante un largo rato. —Sabes, no estoy realmente en el estado de ánimo para el café . — dijo Nikolai, dejando su taza de nuevo en el mostrador. —Ni yo, — dijo Katrina, mirando confusamente a su propia bebida antes de ponerla al lado de la de Nikolai—. Yo ni siquiera tomo café. No sé por qué pensé venir y ordenarlos. — ¿Dónde vives? — Nikolai preguntó. Katrina lo miró. —Te mueves rápido. — dijo con ironía. Si hubiera sido un hombre verdadero, las mejillas se hubieran enrojecido por la insinuación. —Yo… Yo no quería dar a entender…

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Vampire Romance Katrina sonrió y le paso una mano por la mejilla de él, con comodidad. Él vio así lastimado, tan repentinamente alicaído. Su piel fue suave y fresca bajo su mano. Su tacto. ¿Cuánto tiempo había pasado, desde que alguien, mortal o lo contrario, le hubieran tocado con la única razón de tocarlo simplemente? ¡Oh!, siempre hubo mujeres que estaban dispuestas (hombres dispuestos también, para ser honesto, si los gustos de Nikolai corrieran en ese sentido, lo cual no). Pero esto era diferente. Este contacto fue dado libremente. El libre albedrío. Cerró los ojos, recordando lo que era tener libre voluntad. El libre albedrío venía del alma. Él ni siquiera la sintió moverse entre sus rodillas holgadamente divididas, no le implico ningún esfuerzo. Sus brazos bordearon su cintura como si él la hubiera sujetado a ella cada día de su e xistencia. Las manos de Katrina ahuecaron su cara y se deslizaron a su pelo. Él inclinó su barbilla arriba, disfrutando su toque. Luego ella lo besó, con un beso dulce, indeciso y enteramente casto. — ¿Es esto una despedida? — Él preguntó, abriendo los ojos para mirar, cuando ella rompió el beso casi tan rápido como lo hubo empezado. Ella asintió, incapaz de explicar. Ella estaba con Dan y no a punto de ir a algún lugar, con un desconocido, para una ardiente fusión de una sola noche. Este hombre tenía escrito ―jugador‖ sobre todo su ser y ella casi había decidido por ello. ¿En qué estaba pensando? Ella no era así. Una de las que hacía locuras en sus vacaciones. —Yo no lo soy— dijo él de repente. Ella frunció el ceño. — ¿No eres qué? —Preguntó. —Un jugador. — respondió. —Yo no he dicho eso. — protestó de inmediato. —Pero lo piensas. — dijo. — ¿Y tú eres un lector de mentes? — Ella se apartó de él. —Sí. —Entonces, ¿por qué te molestaste en preguntar donde me estaba quedando? — preguntó ella, con condescendencia. Él apenas la miró. ¿Qué tipo de conversación era esta? —Fui educado. — Él ofreció, casi vacilante, como si no estuviera seguro de que esta fuera la respuesta que ella quería, pero era la única forma en que sabía responder. Ella puso los ojos en blanco y se dispuso a marcharse. Él le tomó la mano. —Por favor. — se encontró diciendo—. No te vayas. Se volvió a mirarlo, sus ojos estaban inseguros y con dolor.

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Vampire Romance ¿Por qué estaba enojada? ¿Sería que había tomado su honestidad como mentiras? ¿Tenía miedo de él? —Las cosas no son así, Katrina Francesca, — dijo en voz baja—. Me preguntaste cómo lo supe. ¿Quieres que te mienta?, tú piensas que lo hago de todas maneras. Sus ojos se abrieron. — ¿Cómo lo hiciste…? — ¿Saber su nombre? — Termino por ella. En vez de esperar por su respuesta, se levantó y miró hacia abajo e n ella. Se llevó su mano al pecho y la apretó sobre su corazón y la trajo más cerca de él, mientras cerraba los ojos y se quejo suavemente durante un largo rato. Ella parpadeó rápidamente para aclarar a su visión. Todo era tan poco definido y ella tuvo repentinamente frío. Cuando ella capto la escena delante de ella, se quedó sin aliento y dio un paso de regreso a la verja de hierro en contra de la que ella se encontró presionada. Era París en la noche. Ellos estaban mirando desde lo más alto de la plataforma de la Torre Eiffel. —El Hotel— jadeó insensiblemente—. ¡El hotel de la Torre! —Perdóname. — Dijo Nicolás, aunque su tono no mostraba arrepentimiento—. Mis disculpas. Todo lo que escuché fue "torre", y supe que era donde querías estar. Tienes una afición por Francia. Ella apenas tuvo tiempo para tomar un respiro antes de que estuvieran de vuelta en Londres, en la sombra oscura de un pilar fuera de su hotel. Nikolai le frotó los brazos lentamente. —Respira. — alentó en voz baja. —Eso…no sucedió. —logró decir a través de su escalofríos, tratando en vano de controlar sus sacudidas violentas—. Yo bebí demasiado, o me resbale por las escaleras de ese terrible y horrible bar, es todo un sueño. Tú sin duda eres prueba de ello… — ¿Ah, sí? Ahora, ¿por qué piensas eso? — Preguntó. —Bueno, mírate, — dijo ella, alejándose de él un par de pasos—. Y mírame. Eres guapo, bellísimo. Y yo soy… —Hermosa. — Le interrumpió con una sonrisa—. Eso es lo que ibas a decir, ¿no? Katrina se ruborizó. No iba a decir eso, pero él ya lo sabía. ¿No? —Sí, yo sabía eso. — contestó en voz alta. Los ojos de Nikolai se fueron a la puerta del hotel. — ¿Te quedarás aquí esta noche? ¿Con él? — preguntó. Katrina asintió en silencio, todavía aturdida. Luego se movió la cabeza, negando lo que acababa de confirmar automáticamente.

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Vampire Romance —Así que lo sabe, y lo reconoces. — dijo en voz baja mientras deslizó un brazo posesivo alrededor de su cintura, sintiendo algo calentarse en su interior. —Yo no creo en los vampiros. — dijo estúpidamente. —La verdad no requiere de creencias. — dijo Nikolai, citando a un muy repetido dicho popular. —Tú tienes…— casi no se atrevía a utilizar la palabra —Colmillos. —Sí. — ¿Y tu bebe la sangre? ¿Viven de ella? ¿La necesitas para seguir viviendo, o lo que sea? —Hay más que eso, pero sí. —Muéstrame. Nikolai quedo estupefacto con su demanda. — ¿Aquí? — Él preguntó, completamente aturdido. —Bueno, ¿dónde ibas a hacerlo? — Preguntó—. ¿Qué estabas haciendo en aquel bar, de todos modos? ¿Vas allí a menudo? ¿Esta es una cosa de una noche para ti? —Yo vine por ti. — Respondió, frunciendo el ceño—.Pensé… Me sentía… — ¡Oh, vamos!, niños no peleen, — la voz de Kyle vino desde las sombras. Sus ojos traspasaron a Nikolai—. Destrati. ¿Qué ha hecho para enfurecer a su familia? Venga. Rápidamente ahora. Kyle apenas los recorrió con la mirada y repentinamente ambos estuvieron en el interior de un cuarto grande oscuro. Las lámparas de aceite ardían iluminándolo, sombras se fundían en la cama antigua y elegante. Nikolai tenía otra vez miedo. Tal ausencia de esfuerzo. Kyle exhibió su poder con algo semejante a una facilidad natural. Nikolai había sabido que él era formidable, pero Kyle aun no había necesitado tocarlos para transportarlos a ambos a él y Katrina al mismo tiempo. Kyle también los había acompañado sin, aún un indicio de esfuerzo que siempre le tomaba a Nikolai (y Nikolai era considerado uno de los mejores en la manifestación). Tal gracia. Él podría dominar... —Todavía no piense en eso Destrati. — La voz de Kyle fue plana y fría. Imponente. Luego sonrió a Katrina—. Bienvenida, señora, — dijo, poniendo su mano en sus labios—. Por favor, perdóneme toda esta confusión. El Destrati está mal educado, Nikolai le explicará, estoy seguro. Lo harás, ¿no es así, Nikolai? mientras que veo porque tus parientes que siguen. Kyle se había ido antes de Nikolai pudiera contestar. Katrina miró a Nikolai, inseguro de dónde estaba. Las palabras no iban a venir. La única manera que se le ocurría de cómo explicarlo era con acciones.

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Vampire Romance Una mano se deslizó para la parte de atrás de su cuello mientras que con la otra la jaló más cerca de él por la cintura. Su pulgar presionó amablemente en el lado de su cuello y, cuándo se movieron casi de propio acuerdo con su toque, él dobló su cabeza y besó su garganta. Katrina se estremeció mientras sus ojos se cerraron. Nikolai besó su carne, una vez más sensibles antes de separarse los labios con su lengua. Saboreaba el gusto de ella, disfrutando de su temblor. Disfrute. Eso también había estado ausente durante mucho tiempo de su existencia. Él había sonreído más esta noche de lo que lo había hecho en mucho tiempo, y otro adornaba sus labios antes de encontrar el pulso en su garganta con sus labios. Katrina no sintió la mordedura. Ella sabía que él la había mordido sin embargo, y que estaba bebiendo su sangre, al igual que en una película de horror. Por qué no la repugnaba, no lo podía entender. En lugar de repulsión, sintió una profunda sensación de… orgullo. Ella fue capaz de proporcionarle algo que él necesitaba. Se sintió querida y hermosa, algo que jamás había sentido antes. Ella quería que este sentimiento no acabase nunca. Hundió sus manos en su pelo y para tenerlo más cerca, arqueo la espalda con su contacto. Estaba empezando a sentirse débil y mareada, pero a ella no le importaba. —Me importas. — Él murmuró contra la delicada piel de su cuello—. Me importas mucho, Katrina Francesca. Lo sabes, ¿no? Dime que lo sabes. Dime que lo sientes. Ella no podía pensar en cómo responderle. El mismo pensamiento parecía demasiado esfuerzo. Por primera vez en su vida, Katrina se permitió que algo solamente… sucediera. Y, oh Dios, se siente increíble. Todo. Cualquier cosa. Todo lo que él quisiese, siempre que fuera como esto. —Tienes que decirme, — exhortó en voz baja—.Hay que decirlo. Darme tu permiso. ¡Oh, Dios! ¿Permiso? ¿Era broma? Oh, eso inexplicablemente la hizo sentirse caliente de alguna manera. Sabiendo que no podría - no podía llevar esto más allá sin su permiso. La coherencia volvió un poco. Su cuerpo estaba en llamas con un querer que nunca había conocido antes, con nadie. Se movió un poco hacia atrás. Ella sólo tenía que mirarlo. La angustia atormentándolo fue todo lo que ella vio grabado en su bellísima cara. Una gota diminuta de rojo refulgió en la esquina de su boca. Su mano se mudó a su mejilla automáticamente. Ella apartó la caída de su sangre con su pulgar y chocó con sus ojos.

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Vampire Romance Él le rodeo la cintura con los brazos. ¿Se apartaría ella de él en con horror? ¿Cuando él quería tan mal? Puso una mano en la garganta. Se tocó el cuello con cautela y luego la llevó cerca de la punta de los dedos de las velas. Ellos, también brillaron con la sangre. Ella volvió la mirada atrás, hacia él. Su mano regresó para golpear su cara y él cerró sus ojos, estremeciéndose bajo su toque. Él besó sus dedos cuando ella, los bajo para sus labios, tomando la mancha de sangre de ellos con arrepentimiento. Luego él se apoyó abajo otra vez y besó la herida que se estaba cicatrizando, que él había hecho. Fue un permiso suficiente. Sus manos encontraron el fondo de su camisa y se deslizaron bajo él. Ella cerró sus ojos mientras sus manos acariciaban su piel. Ella había saciado su hambre, ella lo supo. Ahora era hora de satisfacerlo a él. —Me importa. — El tono de Nikolai estaba oscuro y desafiante cuando más tarde se enfrentó a Kyle en el muy formal comedor. —Eso está todo muy bien, Destrati, pero ¿cree usted que eso de cualquier manera, impulsaría a moverse a Dominic y Sarina? — Kyle se arremolinaba alrededor de un líquido rojo en una copa de cristal que tenía entre su dedo del medio y el cuarto. —Mi nombre es Nikolai. — declaró el joven etéreo, con el ceño fruncido. — ¿Lo es? — Kyle se burlaba de él—.Ha sido un Destrati tanto tiempo que no recuerda su apellido. Ahora que ha encontrado algo digno de volverse en contra de su propia familia y ¿De repente, el nombre le ofende? —La manera en que lo dice me ofende. — dijo Nikolai, mirando por encima del hombro en la dirección de la habitación donde Katrina dormía. —Recuperándolo, más bien, — Kyle corrigió, tomando un sorbo de su bebida—. ¿Actuó como yo lo indique? —Usted sabe que yo hice. — Nikolai casi escupió con asco—. ¿Por qué usted pregunta lo que ya sabe? —Cortesía. — respondió Kyle, antes de drenar su copa y fijarlo en la repisa de la chimenea sobre el fuego que había estado viendo ausente— .A diferencia de usted, Destrati, tengo modales. — ¿Por qué nos ayuda a nosotros? — Nikolai preguntó—. ¿A mí, en particular? Su odio a los Destrati es casi tan legendario como sus poderes. Kyle considero a Nikolai por un momento, y arqueo una ceja en su uso de la palabra ―nosotros‖. — ¿Son mis razones importantes? —Mucho. —dijo Nikolai—.Recuerdo muy bien la lección acerca de no cuestionar lo puesto delante de ti.

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Vampire Romance —Chico listo. — Kyle respondió con una sonrisa genuina que hizo brillar a sus colmillos—. Yo sabía que su causa sería digna. — El lanzo una mirada significativa hacia el dormitorio y Katrina. Nikolai entendido, y asintió. —Ahora escucha con atención, Nikolai, pues sólo se lo explicare una vez. Sarina caminaba con pasos largos y despaciosos de acá para allá, aunque ella trataba de detenerse a sí misma. No había habido novedad de cualquier avión, ni mortal ni etéreo. Sus ojos oscuros encontraron a los pálidos de Dominic por enésima vez y, por enésima vez, él se quedó sin palabras para ella, ya sea reconfortantes o de cualquier otras. Hubo un suspiro audible de alivio cuando un mensajero finalmente apareció por el portal de la cámara del Concejo del Clan Destrati. El mensajero comenzó a inclinarse de manera respetuosa, pero se detuvo por el gesto impaciente de Sarina. — ¡Habla! — Ordenó—. ¡Habla! El mensajero miró a la puerta como respuesta. Kyle entró. Se reunió con los ojos de Sarina. —Parece que la rudeza de la Destrati se extiende hacia arriba a través de los escalones. — Kyle entró en la habitación y se inclinó ante Sarina. Inclinó la cabeza hacia Dominic cuando se enderezó. Domingo inclinó su cabeza a cambio, aunque parecía forzada y rígida. Kyle sonrió y se retiró rápidamente su poder de la parte de atrás de la cabeza de Dominic. >>No hay necesidad de reverencia, Sarina, —dijo Kyle—. Sin duda, los siglos, te han robado de ese conocimiento, si alguna vez los tuviste. —Tú no eres bienvenido aquí Traidor. — Sarina silbó misteriosamente—. Tú no tienes ningún negocio en nuestra Sala del Consejo... — Sus palabras fueron cortadas de repente por una ola indiferente de la mano de Kyle. Las manos de Sarina fueron a la garganta, como si el gesto restauraría su voz. —Por supuesto que tiene negocios aquí, Sarina, — dijo Dominic, aunque su propia voz temblaba ligeramente mientras abandonaba el centro del Puesto en el Consejo—. Kail no pierde su tiempo en cosas triviales o tiene el hábito de aparecer donde no se lo quiere. ¿No es que así, Anciano? —Jugar al adulador no le conviene, Destrati. Ambos sabemos que no soy antiguo, — dijo Kyle a la ligera. Hizo un gesto de nuevo a Sarina. Inmediatamente se fue al lado de Dominic—. Estás asustada, — dijo Kyle en voz alta—. Eso es bueno confío en que tendré tu atención ahora. El soberano y su esposa asintieron con la cabeza al unísono. >>Desde que ustedes dos no escucharan otra voz, hablo como un emisario. — ¿De quién? — Preguntó Dominic.

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—Mío. —dijo Nikolai cuando entró en la habitación detrás de su emisario. Sarina se rió. Habló antes de que Dominic pudiera. — ¿Qué es esto? — Preguntó, mirando a Nikolai y Kyle y vice versa—. No puedes hablar en serio. ¿Confraternizar con el traidor? ¿Un paria? Un paria que tú mismo estabas buscando para llevarlo a la justicia. ¿Y ahora habla por ti? —Lo hago. — dijo Kyle formalmente—. En nombre de Nikolai de Peityr del Clan Destrati, yo lanzo un desafío a la soberanía. Sarina se rió. — ¿Por qué motivos? —Por dominio tiránico, del Consejo Destrati, sobre el procedimiento e incluso la vida personal de los que reclaman parentesco al Clan Destrati, — Kyle respondió, grave e inflexible—. ¿Ni siquiera se les permite elegir su propia esposa? Eso es más que tiranía… eso es una locura totalitaria, y ya no tolerable. —Nikolai, — Sarina ronroneaba suavemente—. Todos hemos visto el poder de Kail. Todos sabemos de él. Es mítico. Una Leyenda. Es un traidor… el Traidor, sin clan, reclamará parentesco con él. ¿Vamos a creer que estás emitiendo un reto por tu propia voluntad? — Se volvió a Dominic antes de que Nikolai o Kyle pudieran responder—. Propongo que Nikolai se encuentra bajo el embelesamiento de Kail Kiril'ron el Traidor. — Ella fue a la carga, mirando hacia Kyle arrogantemente. —Estamos siendo groseros ¿no? — Nikolai murmuró a Kyle. —Bastante. — Dijo Kyle en respuesta con una sonrisa. —Eso va a cambiar. — dijo Nicolás, sonriendo, antes de alzar la voz para que Sarina y Dominic pudieran oírlo—. >>Soberano, yo niego la acusación y le recuerdo a Sarina que un reto no puede ser expedido bajo el éxtasis. Más allá, la acusación es falaz en eso, si el Poder de Kyle es ciertamente mito o leyenda, él no necesitaría recurrir al trance para obtener su meta, si ciertamente él deseara control de un clan. El Reto perdura. —Deje que el Consejo del Clan Destrati sea convocado. — dijo Kyle, alzando los brazos al techo abovedado. Cuando no apareció nadie, Kyle alzó las cejas. >>Bueno, eso fue dramático. — dijo Kyle con tristeza. Miró a Dominic y Sarina—. Ustedes dos son el Consejo entonces, ¿lo capte? —Muy bien, traidor. — escupió Sarina con desprecio. —Sarina. — Domingo dijo en voz baja, su tono dejo traslucir su culpabilidad. —No me di cuenta que el dominio tiránico del Consejo, significa que usted era el Consejo, — Kyle reflexionó con una mirada de reojo a Nikolai—. Debía haber por lo menos otros diez que estaban en esta mesa. Muchos trataron de separar a Nikolai de su dama elegida… no me digas que has enviado a los miembros del Consejo como caballería, así como sus siervos fieles. Ahhh ahora veo… Sarina. Me sorprendes. Bueno, no realmente.

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Vampire Romance Sarina empezaba a parecer tan incómoda como Dominic. Nikolai sólo parecía confundido. —Ella fantaseaba contigo, — Kyle dijo en voz baja a Nikolai—. Y pensaba mantenerte soltero o mantenerte para ella misma cuando tú quisieras una novia… ¿no es así, Sarina? Dominic vio a su segunda y amante de hecho, Sarina no lo miraba a cambio. —He hecho todo lo que querías. —Dominic le dijo: profundamente herido—. Incluso cosas que no me acuerdo, porque te hacía feliz. Tú gobiernas a mi lado. —Dominic…— Sarina comenzó. — ¡Basta! — Dominic gruñó, callándola con una mano arriba. — Un reto ha sido emitido. Vamos a resolver nuestro problema propio después. Siempre que sobrevivas. — Dominic vio a Nikolai—. ¿Armas? —Poder y solo poder. — dijo Nikolai dijo con firmeza. —No. — dijo Sarina, horrorizada. — ¡Oh! vamos, Sarina, — dijo Kyle con una sonrisa maliciosa—. Nikolai es un caballero - de una especie - y no se atrevería a golpear a una mujer. Bueno, quizás si ella se le acercara con un arma. Tú deberías haber pasado más de tu tiempo aprendiendo a usar otros medios de defensa. — Kyle miró a Nikolai—. El reto es tuyo. Te dejo a tu destino. Nikolai tendió la mano. Kyle consideró, vacilando sólo de un momento antes de agarrar firmemente. Entonces Kyle se despidió, sin esfuerzo y en contra de las protecciones y las salas de conjunto sobre la Sala del Consejo del Clan Destrati. Nikolai sacudió la cabeza y miró a Sarina por última vez…

—Amor, despierta. La voz de Nikolai trajo a Katrina de nuevo a sí misma. Estaba acunada en sus brazos. Divertido, no podía recordar que se moviera en la cama. ¿Y por qué estoy vestida con un camisón? ¿Dónde está la ropa? Qué… —Shh. — dijo Nikolai calmado. Acariciando su pelo—. Sé que siempre has querido ser una princesa. — Dijo con gusto—. Y ahora lo eres, aunque sea de algo que no era exactamente lo que tú esperabas. Katrina comenzó a hablar, y se reunió con los ojos de él. En un momento, supo todo lo que había sucedido. Podía oír sus pensamientos. Era la única manera de explicarlo, y lo sabía tenía algo que ver con él, teniendo su sangre. Un pánico momentáneo se apoderó de ella al darse cuenta de que había pasado semanas. Kyle la había mantenido a salvo, mientras que Nikolai tratado con su familia. Nikolai había desafiado, luchó y obtuvo el liderazgo de su familia. Pero ¿qué pasa con Dan y su familia… su trabajo?

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Nikolai gesticulo con la mano con desdén, como lo había hecho en el bar esa noche. Katrina arqueó una ceja. —Estabas aburrida. — dijo Nicolás contrito. Katrina sonrió a pesar de sí misma. Era adorable cuando estaba a la defensiva. Ella llegó a tocar su cara. Nikolai miró. —Puedo arreglar todo, si quieres, — ofreció en voz baja. — ¿Por qué yo? — Preguntó. —Kyle dice que es porque eres la otra mitad de mi alma. — Nikolai respondió. —Un alma que no tienes, —dijo, estudiándolo. Nikolai apartó la mirada y asintió—. ¿Por qué Kyle te ayuda? ¿Tú estabas cazándolo, ¿no? ¿No es un enemigo tuyo? Nikolai asintió con la cabeza, y luego movió la cabeza como lo había hecho ella, la noche que se conocieron. —Él no es amigo, pero ya no es un enemigo. — Nikolai explicó—. No realmente. Fue su idea de que fingieras estar muerta hasta… — ¿Hasta…? — Katrina solicito. —Hasta que me enseñó a usar mis habilidades lo suficiente como para desafiar la soberanía de la Destrati y ganar liderazgo. — Nikolai continuó—. Ya era hora de un cambio. Yo también estaba aburrido, me supongo. —Manos ociosas haciendo de las suyas, mi abuela solía decir, — dijo con una risita nerviosa—. ¿Así que eres soberano ahora? —De los Destrati. — respondió—. Este no es el más grande de los clanes de vampiros, pero es el más poderoso. — ¿Qué los hace así? — Preguntó—. ¿Tú? —No. — Dijo, sacudiendo la cabeza—. Estamos unidos. — ¿Unidos? Nikolai sonrió. —Todo a su tiempo, mi amor. — La tranquilizó—. Por ahora, tú necesitas descansar y refrescarte. — ¿Soy un vampiro? — Le espetó—. ¡Me mordiste! Nikolai cerró los ojos. —Ves demasiada televisión, — la reprendió—. Te he hecho inmortal, no un vampiro. ¿Por qué crees que mi clan se esforzó tanto en prevenirme de elegir mi propia esposa? ¿Crees que condenaría a otra alma al infierno? ―Destrati‖ quiere decir Destructores. Tuve la intención de destruir a Kail el Traidor, y encontré la otra mitad de mi alma en su lugar. Tengo intención de apreciarlo – de apreciarte a ti, mi amada para toda la eternidad. Para ello, tenía que destruir a los que querían destruirte. El soberano y su esposa nunca me hubieran dejado ser tu pareja. Katrina deslizó sus brazos alrededor de su cuello. Cuando él se acercó a besarla, ella lo detuvo con un dedo sobre sus labios.

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— ¿Acabas de decir que estamos casados? — ¿Necesitas alguna otra declaración formal. —preguntó, estupefacto. —No, sólo estaba chequeando, — dijo riéndose un poco—. Aunque realmente necesitas para detener eso de «hacer algo sin preguntar". Es un poco anticuado. —El Destrati es tan mal educado. — Dijo con un suspiro de burlas—. Como Kyle siempre me lo recuerda cada vez que puede. Tal vez tú podrías sacarnos de la Edad Media, Katrina Francesca. Katrina se quejó. —Trina. — Ella contestó—: Mis amigos me llaman Trina. Francesca es tan anticuada. Nikolai se vio confrontado. Katrina se echó a reír. —Nik y Trina, — dijo ella, sacudiendo la cabeza—. ¿Mamá amara eso? Los ojos de él agrandaron. — ¿Mamá?

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Un Baile de Máscaras en el que se desenmascara a un no-muerto Colleen Gleason

-M

i señora, su madre está haciendo un agujero en el piso. — Verbena dijo mientras se enroscaba un rizo suelto en su lugar en la parte superior de su peinado—. Ella dice que llegara tarde al baile de disfraces, si no se apura. Y algo acerca del Marqués o'Rockley asistiendo y ¿esperando verla? La señorita Victoria Gardella miró en el espejo, observando la creación de su criada en la forma de un peinado alto -muy alto- peinado. Su pelo oscuro se había apilado a una altura imposible y luego reducido a polvo, para que sus rizos negros parecieran más grises que blancos. Un azulejo pequeño sentado al borde al lado de su columna de pelo y un peine adornado con joyas se detuvieron arriba. El Rosa y amarillo florecían y una variedad de joyas, decoraba el polvo de rizos. —Yo no sé si el pelo de María Antonieta fue alguna vez de este matiz particular — dijo Victoria—, pero creo que se ve precioso. Y tal vez será mejor que baje antes de que madre venga a arrastrarme. Se puso de pie y las faldas de su vestido rosa con ella, como si tuvieran vida propia. Victoria estaba acostumbrada a lle var altas faldas entalladas, adherida de agujas de estilo contemporáneo, pero estas alforjas anchas y con exceso de capas brocadas de tela al menos dejaban sus piernas libres para moverse debajo sin ser demasiado atrapadas o le vantadas las faldas. El único otro beneficio de las capas de material chorreando por su cuerpo era que dejaba lugares, donde esconder una estaca de madera, entre todos los fruncidos volantes. Ella la sentía descansar simplemente al lado derecho de su torso, astutamente escondida detrás de un puf de cordón. —Espero que no haya vampiros en lo Lady Petronila esta noche. — Victoria dijo, poniéndose los guantes—. Va a ser imposible luchar contra ellos en este vestuario. —Pero, señora, si hay, usted está preparada. — Verbena le dijo, con un brillo en sus ojos azules—. He metido una de sus pequeñas estacas, aquí en la parte de atrás de su cabello. — Ella metió en la de masa

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Vampire Romance pesada cerca de la parte de atrás de la corona de Victoria—. Sólo por si acaso. —Si tiro de ella, es probable que mi pelo se venga abajo, — Victoria respondió sintiendo con cautela la estaca—. Pero en caso necesario, supongo que lo hare. Sólo espero que no tener necesidad de ella. He estado esperando por una noche donde no tener que buscar una excusa para escaparme, y estacar a un vampiro. Verbena le entregó a su ama un bolso pequeño. —El agua bendita y una cruz aquí, mi señora, — le dijo ella—. Y se ve preciosa. Victoria podría parecerse a cualquier joven normal, que solamente estaba debutando en sociedad, pero bajo su traje de noche – ya sea uno entallado muy de moda o un traje retrospectivo como el que ella actualmente traía puesto – ella guardaba un secreto que la hacía muy diferente de cualquier otra chica. Ella trajo puesto la bulla de vis, un amuleto cruzado de plata diminuto que le daba su fuerza sobrehumana, y aceleraba su capacidad de sanar. Victoria Gardella Grantworth era un Venator, una cazadora de vampiros, descendiente de una larga línea de asesinos. Su deber, más allá de la expectativa de su ingenua madre de que ella se cásese bien, era cazar lo no-muerto que acechaba en las sombras de la sociedad londinense. Y en todas partes en el mundo. Victoria no era la único Venator. Su tía abuela Eustacia, había sido una Venator poderosa antes de que ella se volviera muy vieja para cazar, y entonces allí estaba Max Pesaro, otro Venator, quien gastaba más tiempo desacreditando las habilidades cazadoras de Victoria que cualquier otra cosa. Él, también, era un cazador del vampiro, aunque no provenía de la línea Gardella. Victoria estaba bastante contenta de asistir al baile de disfraces en la casa de la Lady Petronila esta noche, porque Max y sus desdeñables capacidades sociales no estarían allí para mirarla furiosamente y hacer comentarios sarcásticos sobre cuántos hombres había firmado su tarjeta de baile. Y luego, por supuesto, allí iba a estar Phillip. Pensar en el Marqués de Rockney, le coloco una gran sonrisa en su cara, de modo que cuando Victoria llegó al final de la escalera y su madre la vio, parecía especialmente radiante. —Bueno, — Lady Melanie se rio nerviosamente, ella era una hermosa mujer y había elegido vestirse a la moda griega como Circe. Después de haber quedado viuda hace más de dos años, por un hombre al que había cuidado, pero nunca realmente la amo, ella acababa de volver a entrar en la sociedad con una venganza—. Te ves hermosa, Victoria querida, y lo cierto es que Rockley estará encantado. Ese pequeño parche negro en la mejilla es sólo el toque más encantador. Aunque yo más bien pienso que podrías prescindir del objeto de madera que sale de la parte de atrás de tu peinado. Juro, a veces me pregunto en que esta pensando tu criada cuando arregla tu pelo.

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Victoria sin problemas se quito del camino de su madre, antes de que ella pudiera tocar la estaca escondida en los rizos. —Me gusta, Madre. ¿Y no deberíamos irnos? No estoy segura de cuanto tiempo que me llevará a encontrar Rockley, ya que vamos a estar todos enmascarados. — ¡Oh!, no tengo miedo de eso, — dijo Lady Melly, conduciendo innecesariamente a su hija fuera de la puerta principal. El transporte estaba esperando, un lacayo con la puerta abierta y el mozo de cuadra sujetando los caballos—. Irá vestido como el famoso Robin Hood, y me he asegurado de que él sabrá quién es la misteriosa María Antonieta. Victoria no se molestó en preguntar cómo su madre había descubierto cómo iba a ir Phillip - como él había pedido que le llamara - disfrazado, o cómo podía haberle informado del disfraz de su hija. No importaba un ápice. Ella meramente le permitió a su madre darle encantadoramente vueltas a sus maquinaciones para que su única hija se cásese con un marqués rico. No es que a Victoria le importase mucho ello, ya que Phillip era guapo, encantador y parecía estar tan obsesionado con ella mientras estaba con él. Había estado buscándola en cada evento social al que había asistido desde su debut… e incluso la besó una vez, mientras que paseaba a través del parque. Fue entonces cuando insistió en que ella le llamara por su nombre de pila, a pesar del hecho de que no fuera su esposa o incluso su prometida. Cuando llegaron a la casa de la Señora Petronila, Victoria tuvo que sucumbir a los quejidos de su madre de los últimos minutos, antes de que pudiera emerger con torpeza del carro. Realmente, esas faldas fueron más que un poco mucho, y ella casi perdió su equilibrio debido a su peso y el hecho que su talón se enganchó en un dobladillo. Realmente esperaba que no hubiera vampiros aquí esta noche. Dentro de la casa, Victoria y su madre hicieron su camino desde el gran hall de entrada al salón de baile. El mayordomo las presentó a ellas sólo como: "Su Majestad María Antonieta y Circe‖, ya que estaban enmascaradas y seguirían estando así hasta la medianoche. A pesar de querer parecer distante, Victoria se encontró buscando a Robin Hood. Por la forma en que su madre había envuelto sus dedos como garras- alrededor de su brazo, ella sabía que Lady Melly no la dejaría caer en la multitud, hasta que lo encontraran. Pero entonces una generosa Afrodita se abalanzó sobre ellas, el vestido que fluía detrás de ella como una vela rosa grande. Lady Melly soltó el brazo de Victoria y saludó a una de sus dos amigas intimas, la duquesa de Farnham.

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Vampire Romance —Me atrevería a decir, Victoria, que te ves absolutamente encantadora, — alardeo la duquesa, que llevaba un pesado collar de granates y una luz de polvo de migas. — ¿O debo decir, Su Majestad? Tal vez usted debe ajustar la máscara un poco. — añadió. —Sí, sí, — Lady Melly dijo, ajustando la Máscara de Victoria, sin saber que un borde afilado raspaba la nariz de su hija—. Sería una vergüenza si Bretlington o Lyce Werthington, te reconocieran antes que Rockley, porque no se cómo impedir que saliera a bailar con ellos. Pero en ese momento, las manipulaciones de su madre tuvieron frutos. Victoria sintió la presencia de Phillip detrás de ella, antes incluso de que hablara. Quizá fue el olor de la pomada del romero de limón que él favoreció, o quizá fue meramente esa punzadura de conciencia, de atracción, tan zúmbante entre ellos. De todos modos, ella cambió de dirección lentamente – para no dar la apariencia de estar demasiada ansiosa, pero estaba segura de que él sabía que a ella le daba mucho gusto verle– e inmediatamente encontró su mirada fija detrás de su máscara negra. Sus ojos oscuros estaban tapados con una pesada mascara, que siempre le dieron una apariencia de contemplación profunda. —Es un magnífico peinado el de Su Majestad. — dijo, bajando suavemente su sombrero de plumas, como haciendo una reverencia—. Es un milagro que su esbelto cuello, pueda llevar el peso, especialmente con todas las joyas y otros ornamentos en el mismo. —En efecto, Sir Robin Hood, — respondió ella—. Espero que usted no busque aliviarme de cualquiera de las joyas, bajo el pretexto de aligerar la carga sobre mi pobre cabeza. — ¿Joyas? No, mi bella Reina, — dijo Phillip, su ojos brillaban con maldad detrás de la máscara—. No se trata de joyas que lo que busco de usted. Victoria podía sentir a su madre apenas reprimir un susurro de alegría por este intercambio, del mismo modo que sus propias mejillas se calentaban bajo la máscara y su estómago dio un aleteo delicioso. Phillip, inteligente como era, tomó ese momento para romper su pequeña agudeza y giro para inclinarse a Circe y Afrodita, las cuales tenían los ojos brillantes de alegría y los dedos moviéndose nerviosos, con expectación —Buenas noches, señoras, — dijo, de nuevo inclinando su gorra—. Qué bellas que se ven esta tarde. Espero que puedan perdonar este forajido si él exige a la Reina para un vals -como ella se niega a desprenderse de sus joyas. —Oh, pero, por supuesto, — respondió Lady Melly, empujando a Victoria en Rockley. Afortunadamente, Phillip se había familiarizado con el entusiasmo de Lady Melly, debido a los intercambios pasados, y atrapó el brazo de

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Vampire Romance Victoria antes de que ella - y su masa de faldas - tropezara con sus botas. — ¿Nos vamos? — Preguntó, ahuecando íntimamente los dedos alrededor de su brazo caliente. Cuando él la condujo hacia la pista de baile, donde un el baile folklórico que justamente había terminado, Victoria pasó a un hombre de pelo de oro vestido como un músico medieval del laúd. Aunque él traía puesta una máscara del color del té, los ojos de topacio brillaron intensamente a través de los huecos y atraparon la mirada fija de Victoria. Un pequeño temblor hormigueo sobre la parte de atrás de sus hombros y ella sintió una torsión rápida, divertida en su centro. Ella lo conoció. El calor conocedor en esos ojos, el alza pequeño en un lado de esa boca llena. Sebastián Vioget. ¿Qué diablos esta Sebastián Vioget haciendo aquí? Esta vez, Victoria tropezamos con su pesada falda, mientras Phillip la sostuvo con un suave abrazo, muy correcto, con la cantidad apropiada de espacio entre ellos, y los lanzo a ellos en el paso de tres cuentas. Del mismo modo que ella era -con creces- consciente de la huella de la mano de Phillip detrás de su cintura y la percepción reconfortante de sus dedos alrededor de los suyo, Victoria no podría librar su atención del músico de laúd enmascarado. Él iba vestido en una camisa esmeralda con túnica de oro sobre ella, facilitando seguir el brillo de su atuendo mientras él se movía con blandura a través de los grupos de personas. La última vez que ella había visto a Sebastián Vioget, había estado en el Cáliz De Plata, una cantina que él poseía y manejaba en un barrio desagradable y peligroso de St. Giles. Su clientela constaba principalmente de vampiros, aunque algunos humanos valientes – o involuntarios – también auspiciaron el lugar. En cierta forma, Sebastián había reconocido el hecho que Victoria era un Venator y él había dejado en claro su fascinación. Entonces sucedió ese momento en su oficina privada... —Mi querida, te veo esta noche bastante quieta, — dijo Phillip, quebrando sus pensamientos—.Espero que mi aspecto no la colocase fuera de cualquier plan que podría haber tenido para añadir a su tarjeta de baile, aunque debo confesar, habría luchado a mi manera, con cualquiera de sus admiradores para reclamar esta noche mi vals. O, me atrevo a la esperanza - ¿valses? Victoria le sonrió, pero sintió una punzada de culpabilidad. Ella Había impedido o interrumpido sus bailes más de una vez, cuando el deber la llamaba a buscar y cazar a un vampiro. — ¿Valses? Yo estaría muy contenta de concederle, en plural, y en la medida de que puedo confiar en que usted no trate de robarme mis

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Vampire Romance joyas. Estas historias que he oído hablar de usted, Sir Robin Hood, y sus dedos ágiles. Sus ojos brillaban con aprecio. —Como he sido tan audaz como para proclamar, Su Majestad, no son sus joyas lo que espero obtener. — ¿Algo más valioso? — Preguntó, de repente olvidándose de Sebastián Vioget y los vampiros y otra cosa que no fuera el hombre mirándola. —Algo eminentemente más valioso - y agradable. Fue en ese momento muy inoportuno que Victoria sintió un escalofrío revelador, sobre la parte de atrás de su cuello. Estaba bien consciente de que un cosquilleo frío no se debió a una repentina o proyecto de cambio en la temperatura. Era su sentido Venator diciéndole que un vampiro se encontraba en las cercanías. Maldición. Haciendo caso omiso de la sensación, por el momento, Victoria aparto los ojos de la cálida mirada de Phillip. La había ya besado una vez y había dejado muy claro su intención de hacerlo de nuevo. — ¿Es así? —Respondió ella, de forma automática humedeciendo sus labios antes de que ella se diera cuenta de lo cerca que estaba mirando. El calor floreció en las mejillas y sintió de nuevo un aumento en su frecuencia cardíaca. Curioso, sentía poco miedo o consternación para hacerle frente a los no-muertos demoníacos, pero cuando se enfrentaba a un simple hombre que estaba obsesionado con ella, ella se sentía más que un poco fuera de su elemento. —Me atrevería a decir que debe sentirse muy acalorada en ese vestido pesado. — Phillip dijo, apretando su brazo alrededor de su cintura—. ¿Tal vez una vez en el patio estaría en orden? Yo creo que la luna es muy preciosa. Ella no quería nada más que hacer, que exactamente eso, excepto tal vez algo un poco más privado, donde podría compartir otro beso. Pero el deber había mostrado su lado oscuro y Victoria no podía ignorar la frialdad de un no-muerto. Tampoco podía perder más tiempo para el miedo del vampiro tendría la oportunidad de atraer su víctima lejos. —Me encantaría ver los jardines de la Señora Petronila, se que siempre son muy hermosos en junio. Pero cuando tropecé con anterioridad, uno de mis volantes se zafó. Yo podría visitar el cuarto en primer lugar, para ver si se puede reparar. La decepción empaño los ojos de él por un momento, pero Victoria continuó con una dulce sonrisa. >>Va a estar muy oscuro en los jardines y yo no quiero causar ningún daño adicional al volante antes de que se repare. En la mención del jardín oscuro, y su acompañamiento de una sonrisa le dijo que tenía toda la intención de tomar ventaja de ella, Phillip se relajó un poco.

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Vampire Romance — ¿Tal vez usted podría tener un poco sed? Yo voy a buscar un poco de limonada mientras que usted tiene su vestido de reparado. Victoria sonrió con deleite. En su primera reunión, Phillip le había traído un vaso de limonada cuando se enteró de que su carnet de baile estaba lleno antes de que pudiera reclamar un segundo turno para él y se había convertido en una especie de broma entre ellos. —De hecho, yo agradecería mucho eso. El vals terminó algunos compases después, afortunadamente, para Victoria que se había demorado bastante tiempo. Tan pronto como ella y Phillip llegaron al borde de la pista de baile, se escapó de su control y comenzó a mover a sí misma y su vestido torpemente en la dirección de la sala de retiros de las damas. Pero tan pronto como se dio la vuelta, se cambió de dirección y se abrió paso entre la aglomeración de las personas disfrazadas. Todavía bastante inexperta en la comprensión de su sensibilidades Venator, Victoria no estaba seguro de lo cerca que el vampiro estaba, ni siquiera cuántos eran. Max y la tía abuela Eustacia le aseguraron que con el tiempo sería capaz de saberlo, pero por ahora, el frío sólo significaba que había un no-muerto en la proximidad. Y como un vampiro no puede entrar en una casa sin ser invitado, Victoria presumió que él o ella habían llegado bajo una máscara de algún tipo, haciéndose pasar por uno de los invitados, lo que haría que aún más difícil identificar al villano. Ella había empujado su camino entre una lechera maniobrando dos – agradecidamente vacías – cubetas y un par vestidos de Romeo cuando ella repentinamente confrontó al músico de laúd de pelo de oro. — Mi querida Venator, — murmuró, deslizando su mano alrededor de su brazo en la multitud—. Cómo me complace que usted me hubiera seguido tan rápidamente. ¿Nos escapamos a terminar el debate que comenzamos en el Cáliz? —Sebastián, — respondió ella, apartando el brazo de él, de manera discreta como para no llamar la atención. Si su madre la viera tête-àtête con un hombre que no sólo no era el Marqués de Rockley, sino que además era uno, sin un título en absoluto—. ¿Qué estás haciendo aquí? Ella no sabía mucho acerca de Sebastián -en particular si era o no ser de confianza- pero una cosa que si sabía, era que él no era el vampiro que buscaba. — ¿Por qué, estoy asistiendo a un baile de máscaras?, lo mismo que tú, yo supongo. ¡Qué alegría verte por aquí, ma chère, aunque yo que admitir que su disfraz puede considerarse de mal gusto teniendo en cuenta el hecho de que Su Majestad conoció un muy desagradable final. Según mi abuelo Beauregard, fue más bien un sangriento incidente.

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Vampire Romance Ella retrocedió un poco. ¿Era que algún tipo de advertencia? Una renovada punzada le levantó el pelo en la parte posterior de su cuello, recordándole que había otros asuntos que atender. — ¿Por qué usted aquí? — preguntó de nuevo. Esos labios sensuales sonrieron con complicidad, el levanto la máscara un poco. —Tal vez llegué simplemente porque sabía que estaría aquí, y me parece que las máscaras, aunque oscurecen, también pueden ser muy liberadoras. — Su mano se deslizó por el hueco del brazo, facilitando su rubor en contra de su lado—. Yo me di cuenta de que se desprendió a sí mismo de Lord Rockley muy directamente, tan pronto como me hubo reconocido. Se dio cuenta de que había comenzado a guiarlos a través de la multitud, fuera de la pista de baile y hacia el resto de la casa. Dado que era la dirección que ella quería ir de todos modos, ella le permitió pensar que estaba a cargo. Después de todo, con su fuerza de bula de vis, ella podría romper su agarre y detenerlo en cualquier momento dado, como el lascivo Mr Bendleworth hubo descubierto hace una semana cuándo él trató de persuadirla con halagos a una esquina oscura. Además de eso, desde que ella no confió en Sebastián en cuanto que podría tirarse a la Duquesa de Farnham, Victoria sintió que podría ser mejor vigilarle un poquito. Especialmente si había un vampiro alrededor. Cuando quedaron libres de las personas dadas a ir a la fiesta y se encontraron mudándose a la entrada grandiosa, el cuello de Victoria se enfrió, confirmando que ella estaba encaminada en la dirección correcta. Repentinamente, ella oyó un grito bajo de uno de los romos más allá y ella se liberó del agarre de Sebastián. Con el corazón palpitando, ella saco una estaca de su lazo bajo una cenefa y comenzó a pasear rápidamente a lo largo del corredor. Su traje de noche susurró, haciéndola maldecir el hecho de que ella había entretenido la sugerencia del traje de su madre en lugar de vestir de la forma que ella había deseado: Como Diana, en un traje de noche quebradizo, ligero. Ella aún habría podido meter estacas en un carjak del arco y traerlo puesta sobre su hombro. Victoria alcanzó la única puerta que estaba cerrada, con la certeza de que estaba donde el grito suave había venido. Su cuello estaba todavía frío, pero había silencio. Una mirada rápida de atrás le dijo a ella eso. Sebastián había desaparecido, maldito, pero ella no podía preocuparse por él ahora. Ella agarró la estaca firmemente en su mano, escuchó otra vez y cerró sus dedos alrededor de la manija de la puerta fresca. Luego ella lo oyó otra vez. Un grito bajo, atormentado del otro lado de la puerta. Victoria retorció la manija y la abrió quedamente. Entro, el cuarto estaba oscuro, alumbrado sólo por un fuego útil más para su iluminar que

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Vampire Romance para dar calor. Las sombras bailaban, negro y el rojo, y ella lanzo una rápida mirada fija alrededor. Allí. En la esquina, las formas eran de un hombre y una mujer entrelazados. ¿Entrelazados? Victoria hizo una pausa, equilibró su estaca y, por siempre después, ella agradecería esa vacilación. Ya que viendo más estrechamente, ella vio que no sólo no había allí ninguno de los ojos rojos ardientes, o los largos colmillos blancos en ninguna de las dos figuras, pero vio que una de ellas estaba vestida en el traje de noche bastante blanco de Circe. ¿Madre? Y la otra fue la figura alta, delgada de Lord Jellington, el enamorado de otro tiempo de Lady Melly. Victoria succionó su aliento y medianamente tropiezos estuvo de regreso fuera del cuarto, delirantemente agradecida que hubieran estado demasiados concentrados – en lo que fuere que hacían – para notar su presencia. Su madre. No es extraño que ella quisiera casar a Victoria completamente. Luego ella ya no tendría una hija de quien hacer de chaperona y podría emprender su negocio. Victoria volvió rápidamente abajo del vestíbulo y luego hizo una pausa, esperando a sentir la temperatura detrás de su cuello. Sí, el frío estaba todavía allí. Una rosa ancha, corva de la escalera fuera del vestíbulo delante de ella. Quizá Victoria recogió sus faldas molestas y se apresuró arriba de los pasos, con la estaca agarrada en una mano y haciendo pasos silenciosas. Cuando ella se levantó, su cuello se puso ligeramente más frió y ella sonrió de placer. Esperanzadoramente, ella estaba en el camino correcto y pronto despacharía la molestia del no-muerto… y luego poder regresar a Phillip, a la limonada y la luz de luna. Una vez en lo alto de las escaleras, ella vaciló por un momento, y luego caminó lisamente a la izquierda. La mayor parte de las puertas estaban cerradas, pues conducían a los dormitorios, pero ella hizo una pausa al lado de cada uno para oír y sentir. La tercera puerta en la izquierda estaba ligeramente entreabierta, pero ella estaba segura de que el frío picazón en su nuca se había vuelto más frío. Una mano en la puerta, ella aflojó abriéndola ligeramente y miró con atención adentro. Una figura oscura se movió en las sombras de la habitación y Victoria contuvo la respiración. Sonriendo para sí, se niveló con la puerta abierta más, empezó a moverse y entonces se dio cuenta de que la falda

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Vampire Romance era demasiado amplia. La luz del pasillo pronto se derramaría lo suficiente para advertir al vampiro de que alguien estaba allí, pero que probablemente pensaría que era simplemente una inocente, indefensa niña. Victoria escondió su estaca en el ancho de su vestido y abrió la puerta. El hombre se volvió y la luz cayó sobre su rostro. —Sebastián. — Victoria entró en el cuarto—. ¿Qué estas haciendo? —Así que usted me ha seguido otra vez, ¿No mi querido Venator? — Él preguntó, alejándose de una cómoda. Él Parecía que iba a retirar su mano por debajo de su túnica y que sospechaba que acababa de colocar algo - probablemente todo lo que él había estado buscando - en algún lugar dentro—. Un poco más privado que la parte de abajo de la biblioteca. ¿Encontró a su vampiro? —No. — respondió ella—. ¿Qué tienes en el bolsillo? Su sonrisa brilló ardiente a la luz baja. — ¿Por qué no vienes a ver por ti misma? Victoria estaba demasiado molesta, para estar nervioso por su flagrante comentario y se trasladó a la habitación con un rumor de enojo de seda. —Yo estaría encantado de hacerlo. — dijo, acercándose a él sin miedo. —Mi Lady, estás llena de coraje esta noche, ¿no? —No, de hecho, — dijo, plenamente consciente de que la parte de atrás de su cuello todavía estaba frío y que en algún lugar, un no-muerto estaba al acecho—. Simplemente estoy en un apuro y sigues distrayéndome. — ¿Yo la distraigo? — Él dio un paso más cercano para ella, tan cercana que sus crinolinas cepillaron su manga de liguero cruzado— .¡Qué bienvenido es ese pedacito de información! Victoria Gardella. Antes de que pudiera reaccionar, él se acercó y deslizó una mano por debajo del mentón. Estaba sin guantes, y el tacto de su piel caliente en la delicada piel de su cuello lanzo pulsaciones altas. —Siempre he querido distraer a un Venator. — Su voz se había reducido a un soplo y Victoria sintió que su aliento capturado en la garganta. Sin embargo, ella se mantuvo firme. —No me librara de mi propósito Sebastián. Da vuelta tu bolsillo para que pueda ver lo que has tomado. — ¿No quieres mirar por ti misma? — Respondió. Incluso detrás de la oscuridad de la máscara y la poca luz de la sala de lámparas, se podía ver la belleza de su rostro. Desde la primera vez que se reunió con él, ella pensó que se veía como un ángel de oro. Un ángel de oro nefasto. —Vacíe los bolsillos. — dijo de nuevo. —Será mejor que hacer lo que dice la chica, Vioget. — Dijo una aburrida voz—, o estaremos aquí toda la noche esperando por ello, para alcanzar la tarea que tenemos en manos.

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Victoria se volvió, dando un paso atrás de Sebastián. Justo dentro de la puerta estaba un hombre alto, hombre de pelo oscuro. Llevaba una máscara que le cubría la parte superior de la cara, pero su cabello oscuro y cuadrado mentón estaban expuestos, así como la expresión molesta torciendo la boca. La máscara fue su única concesión a la vestimenta, y el resto de su vestimenta consistía en una camisa blanca, abrigo negro y unos pantalones. —Bonito traje Max, — Victoria respondió—.Déjame adivinar -un villano. ¿No? Un vampiro, ¿tal vez? De hecho, creo que usted tiene el aspecto de Lord Ruthven. —Definitivamente no Lord Ruthven, — Sebastián se puso—. Ese vampiro de ficción fue conocido por una comprensión mucho mejor en ropa de moda que la de Maximiliano de Pesaro. — ¿Qué esperas, Vioget? — Preguntó Max, ignorando el comentario y entrando en la habitación con sus pasos largos y elegantes. Pasó a Victoria como si ella no fuera más molestia que un mosquito y se detuvo delante del otro hombre, de corte entre ella y Sebastián. —Tengo el asunto en la mano, Max, — dijo Victoria, punzante por su reacción—. Tal vez deberías ir y matar al vampiro que está acechando por aquí. En algún lugar. Max apenas se dignó a mirarla. —Ya he asistido a eso. Victoria le miró, y se dio cuenta con un aumento repentino de molestia que le estaba diciendo la verdad. El frío en la parte posterior de su cuello se había evaporado en los últimos momentos, desde que había entrado en la cámara con Sebastián. Quería decir que e l vampiro tuvo que haber estado cerca para que Max hubiera llegado a este cuarto así tan convenientemente. Quiso decir que había sido meramente por accidente que él se topó con ella y Sebastián. Mordiendo sus labios, ella se empujó a sí misma y al vestido entre los dos hombres y se enfrentó a Sebastián. —Voy a comprobar tu bolsillo, entonces, si no me lo muestras tu mismo. Sebastián torció la boca. —Sírvete. Pero antes de que pudiera deslizar la mano en ese bolsillo en profundidad, en virtud de su túnica, una ráfaga de un viento frío se deslizó sobre la espalda de su cuello. A pesar de sí misma, se volvió para mirar a Max, para ver si registró la presencia de otro no-muerto, y él dio una inclinación de cabeza breve. Sus labios se movían en un juramento silencioso -, pero si estaba dirigida a ella, o la presencia nueva de vampiro, ella no estaba segura. —Vioget. ¿Qué estas esperando? — Dijo bruscamente.

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Vampire Romance La mitad inferior de la cara de Sebastián se volvió astuta. —A un particular miembro respetado, de la tonelada que han venido, como decimos, enamorado de los no-muertos. Cuando él o ella, —Miró a Victoria —, y tenga en cuenta que yo guardo las confidencias de mis clientes, - la última vez que visito el Cáliz de Plata, un objeto personal se quedo atrás. Uno que podría identificar a él o ella. — Dio un paso atrás, la mano debajo de su túnica—.Yo sólo voy a devolver el artículo a su legítimo propietario, y sospecho que los ―enemigos de la persona‖¿podríamos decir? – Querrían detenerme. >>Al parecer, este individuo es más importante y es una causa para el chantaje. Los no-muertos tienen muchos amigos aquí en Londres. Tal vez más de lo que podría imaginarse, mi querida Victoria. —Ahora que nos ha entretenido con su fantasía, Vioget, usted bien puede salir de aquí, — dijo Max, convirtiendo hacia la puerta—. Usted no es de ayuda. Victoria sintió la mirada fija de Max pasar por encima de ella y tuvo la impresión de que él sintió lo mismo acerca de ella. Maldito hombre —Porqué, yo creo que lo haré. — respondió Sebastián, pasando rápidamente hacia una ventana. En un santiamén, se había ido. No teniendo nada más para decir a Max, Victoria meneó después de él, su estaca lista para usar. La nueva presencia no muerta implicaba que el vampiro justamente recientemente hubiera llegado cerca, y condujo a Victoria a esperar que la criatura aún no hubiera podido encontrar y aislar a una víctima potencial. Fuera en el vestíbulo, ella se detuvo un momento y reparó en que la parte de atrás de su cuello se había puesto todavía más frío. Eso era de mal agüero, significando que también allí fuera había más que uno de los no-muertos, o que la criatura estaba muy cerca. Entonces, poniendo fuera de su mente los pensamientos acerca del músico de Laúd de cabellos de oro y del arrogante cazador de vampiros, ella se abandonó a sus instintos. Abajo. Algo le dijo a ella que fuera abajo. El frío que la punzadura se volvió más fuerte cuando ella barrió totalmente la escalera, ignorante – y desinteresada – acerca de que Max se hubiera dignado a seguirla. Ella no le necesitaba. En el vestíbulo, Victoria se abrió camino entre un grupito de personas apelotonadas cerca de la entrada para el salón de baile, y estaba justamente a punto de resbalarse completamente abajo del corredor cuando ella divisó a Phillip. Él justamente salía del salón de baile y llevaba una tacita de limonada. Maldición.

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Vampire Romance Con su pelo alto, ella no tenía una oportunidad de escaparse sin que él la viera, y así es que Victoria tuvo que acercarse hacia Phillip en un esfuerzo de prevenir una situación incómoda. — ¡Oh, muchas gracias!, —exclamó, tal vez un con poco más fervor de lo necesario. Ella tomó la copa con entusiasmo, mientras mantenía la estaca escondida detrás de su mano. — ¿Está ya arreglado? — Preguntó, bordeando hacia ella como si fuera a tomarla el brazo. Perfecto. Victoria sonrió con alegría verdadera y choco contra él, cuando trato de alcanzarla. La limonada salpico por todas partes, incluso hasta en la barbilla. —¡Dios mío!, —dijo, con verdadero pesar en su voz. Odiaba tener que hacer esto, pero de verdad, que era por su propio bien. Y la de a quien el vampiro podría estar acechando. Lo último que necesitaba era un galán curioso que la siguiera—. ¡Qué torpe de mí! —No, fui yo, tal vez estaba un poco demasiado entusiasta sobre ver la luna con usted. — Sonrió como disculpándose. A Phillip le gustaría simplemente tirar de su brazo más cerca y hacer caso omiso del derrame (ella estaba segura), así que ella continuó: —Voy a necesitar un momento, mi Lord. Para que la mancha no se vaya a secar. —Victoria le dio una pequeña sonrisa. —Por supuesto. — respondió—.Y estoy seguro de que aún tendrá sed, así que me ocuparé de la obtención de un reemplazo. Hágalo pronto. — dijo sin aliento al oído antes de liberarle el brazo—.Por favor. Victoria le sonrió, el calor ruborizo a su rostro debajo de la máscara. —Lo hare, Phillip. Este seguro. Él se marchó, y ella se volvió y casi choco con Max. — ¿Confío en que tienes tus amoríos en orden? ¿Tarjeta de baile lleno? ¿Candidatos alineados por orden de títulos y riqueza? — Dijo con suavidad—. Si No sería mucho problema, tal vez podrías… Ella no oyó el resto de su comentario aborrecible, pues ella se había desviado del rumbo bajo el corredor, siguiendo la sensación detrás de su cuello. Cuando ella alcanzó la misma puerta detrás de la cual ella casi había interrumpido a su madre y Lord Jellington, Victoria se detuvo. Ella no quería abrir esta puerta otra vez. Pero antes de que ella pudiera, un grito suave –bastante más de terror que el que ella había escuchado más temprano– alcanzó sus orejas. Vino de más abajo del vestíbulo, cerca de la parte de atrás de la casa y el área de los sirvientes. Victoria ya no dudó y fue tan rápidamente que perdió una zapatilla y la cofia pesada rebotó amenazadoramente. El frio se puso más frio aún, y se oyó otro grito que la llevó a otra puerta cerrada. Esta vez ella no esperó. Victoria se quitó la máscara y abrió la puerta.

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En un instante, vio a tres vampiros y cuatro petrificadas criadas. La impresión de los ojos rojos y los colmillos blancos destellantes la provocaron a ella primero, y Victoria se abalanzó tan bien como ella pudo con sus pesadas faldas. Ella tuvo el factor sorpresa, así como también su género femenino, como una ventaja. Ella apartó a empellones a una criada de ojos saltones del vampiro que estaba doblado en su garganta veteada en sangre, y él dejó al descubierto sus colmillos cuando él se abalanzo sobre ella. Él no debido haber visto la estaca, pues él dejó su pecho sin protección y ella metió la estaca de un golpe en su corazón. El vampiro se congeló, luego convirtió en ceniza maloliente, no-muerta. Victoria pasó rápidamente y se encontró con que los otros dos nomuertos habían soltado a sus víctimas y ahora estaban haciendo un intento de ir hacia ella. Sus faldas se pusieron al día con su giro, luego subieron vertiginosamente allá por la dirección opuesta mientras ella se afronto al no muerto. Uno de ellos brincó hacia ella, rápido y fuerte. Pero ella estaba lista y pateó fuera de bajo de los estratos de seda – más torpemente que de costumbre, pero con bastante fuerza para atrapar a uno de ellos abruptamente. Él tropezó atrás, chocando violentamente contra la pared mientras Victoria dio vueltas para lanzarse a sí misma en su compañero. Él fue más rápido que lo que ella había esperado y él atrapó su brazo golpeándola ruidosamente en la barriga y ella perdió su aliento, manchas titilaban antes de sus ojos. Victoria se quedó sin aliento y agitó violentamente detrás de ella con la estaca, luego pateó uno de sus pies detrás de ella. Se estrelló contra algo suave y el agarre en su brazo se soltó. Metiendo a la fuerza un aliento harapiento, ella empezó a encontrar ojos de rojo y colmillos de blanco detrás de ella. Los brazos fuertes azotados fuera y agarraron sus hombros, metiéndose duramente con dificultad en su carne cuando él la jaló bruscamente hacia él. Su cuello estaba desnudo y la torre pesada de pelo hacía difícil para ella guardar la calma y enmendar la mala postura. Victoria pateó otra vez, pero atinó mal, y su pie se enredo en los pliegues de su traje. Pero su estaca estaba todavía adentro de su mano y, con todo su esfuerzo, ella cerró de un golpe en su cara, metiendo toda la fuerza de su frente y el pelo enredado en joyas en la cara del vampiro. Él alzó la voz con la sorpresa y ella no perdió el tiempo, su brazo azotado alrededor para apartar de un empujón la base de la estaca. Poof. Él se fue. Y entonces quedaba otro. El vampiro se puso en pie de donde lo había empujado contra la pared antes y Victoria tropezó después de él, volviéndose a perseguirlo a la puerta.

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Vampire Romance Pero Max estaba allí de pie, antes de que el vampiro diera dos pasos, el brazo de Max se movió. Casualmente. Poof. Victoria luchó para estabilizar su respiración en un regular ritmo, lo último que quería era que Max la viera jadeante mientras que él estaba allí como si acabara de llegar de tomar el té. También se había sacado su máscara y la expresión de su cara escabrosa, era de molestia. — ¿Qué te poseyó para traer un vestido de noche ridículo? — Él preguntó—. ¿Cómo demonios crees que serías capaz de luchar contra un vampiro en eso? ¿O crees que podrías quedarte en casa esta noche, sólo porque deseabas asistir a un baile de máscaras? Victoria, levantó el mentón, enfurecida a pesar de que ella ya había lamentado el traje también. —Yo no veo ningún vampiro cerca, por lo que al parecer me las arreglé bastante bien. —Casi no lo hiciste. Aquel casi te tuvo. —Pero lo hice. No gracias a ti. — Añadió, dándose cuenta de que debió de haber estado de pie allí, mirando, mientras ella y sus faldas se enfrentaron a tres muertos vivientes por su cuenta. Maldito hombre arrogante. Victoria de repente se dio cuenta del hecho de que Phillip debió de haber estado mucho tiempo esperando por ella y se metió la estaca de vuelta en su pequeño escondite. —Si me disculpas. —dijo ella, de partida hacia la puerta bloqueada por Max. —Ah, sí, valses y un paseo a la luz de la luna te esperan. Yo espero que disfrutes tu tarde. — dijo. Él dio un paso de regreso para permitirle a ella pasar rozando, su traje de noche se engancho por un momento antes de que ella pasase a través—.Y, por el bien de los huéspedes aquí, yo espero de que otros no-muertos no logren irrumpir en la fiesta. —Buenas noches. — Apretando los dientes con tanta fuerza que la mandíbula le dolió, cuando ella salió corriendo por el pasillo de vuelta al vestíbulo. Cuando ella llegó, allí estaba Phillip, esperando por ella, con una taza tan necesaria de limonada. —Ah, ahí está. — Dijo, acentuando de una manera que a ella le hizo ruborizarse—. ¿Qué pasó con su máscara? Ella lo miró. —Es casi medianoche. Y, — ella añadido, barriendo las pestañas hacia abajo con recato—, pensé que podría ponérmela en el camino. Phillip se quitó la máscara, y luego pasó el brazo por el de ella, reclutándole a ella al lado de su cuerpo alto.

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Vampire Romance —Ciertamente, podría, — él dijo. Luego, hizo una pausa, él extendió la mano para cepillar algo de su hombro—. ¿Donde quiera que haya ido estaba muy polvoriento? Victoria sintió el olor a humedad de la ceniza de no-muertos y miró hacia arriba en él. —Me tropecé en la cámara equivocada y re volví un poco de polvo. — explicó, sonriendo de alegría por la expresión en su rostro. — ¿De verdad? — Respondió, con los ojos oscuros y seductores—. Bueno, yo ciertamente espero que remover el polvo no sea demasiado gran parte de un hábito. Victoria se limitó a sonreír. Poco él sabía.

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Un vampiro temporal Emrys Barbara

H

asta ahora habíamos conducido pasando la mansión de Anne Rice en el Jardín del Distrito, donde una limosina adelante había causado avidez pero decepcionante especulación y recorriendo el Barrio Francés donde se aproximaron escenas de asesinatos por Lestat, Louis y Claudia15. En uno de ellos, 'Lestat' acosaba a una mujer joven que se repitió. Un mujer vestida con ropa del siglo XIX -así sabíamos que no era un ataque real en un paseo turístico-. Ella miró sobre su hombro dos veces, pero en la dirección equivocada, pues le habíamos notado el brillo de una cara pálida en otro ángulo hacía a ella. Siguió caminando, un poco más rápido ahora, pero al pasar por el callejón, él la tenía. "Lestat" la aproximo hacía él, puso una mano sobre su boca, y se desmayó. Entonces, tal vez hubo un minuto de él alimentándose, él mordiendo y luego lamiendo y chupando. Había pintura roja en la abundancia por encima de su blusa. Entonces, él la dejó ir, cojeando hacia la tierra y nos miró directamente a nosotros como si aún tuviera hambre. Si bien el grupo reaccionó, parecía desvanecerse en la nada. Tal vez había un remolino de niebla brillante antes de que el último lugar se apagara. Me ha gustado esta excursión por el New Orleans Vampiro, de la misma de una manera que un hougan aprecia una parada en la tienda de vudú con un viaje de la medianoche a los pantanos. Sin embargo, Nueva Orleans era nueva para mí, como en el sur de Estados Unidos; Muchas excursiones de la noche tenían temas similares y yo encontré las gracias de los aficionados bastante divertidas. Exitosamente había evitado a las cuatro solteras y también la pareja mayor solitaria, y me había apegado a una versión menor de ellas, recientemente me había casado, para aquellos viajeros del grupo que fueran claramente un atractivo. Sus miradas se intercambiaron y su constante contacto corporal se alimentaba de una perversidad suave. Me usaron como la distracción que más allá aumentó su tensión y yo, por decirlo así, gozaba del calor en su resplandor. Luego hicimos una parada final, fin de la línea, en el Jackson Square. Los mimos de la luz del día se habían ido desde hacía mucho tiempo, pero uno había iluminado sus poses por antorchas del tipo hecho para patios en el clima húmedo con rocío. En la luz intermitentemente reveladora ella estaba de pie sobre una plataforma pequeña encortinada 15

Personajes de Crónicas Vampíricas de Anne Rice

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Vampire Romance en raso acarminado, pero ella vestía, claro está, de negro. Un vestido con delicadeza aterciopelada, tan negro como el humo. Su pelo glorioso derramado sobre eso, como oro líquido. Ella debería haber sido demasiada preciosa también imitando al vampiro, pero el efecto era impresionante. Uno veía el pelo de oro primero, luego la boca roja oscura y los largos dientes incisivos. Me di cuenta tarde que ella era parte del tour Sus colmillos parecían tan reales, que debían haber sido unas prótesis costosas. Sus brazos largos y blancos se acercaron lentamente, lánguidamente, y envolvían a nuestro grupo en su conjunto, sin embargo, a cada uno de nosotros a solas. Sus ojos miraban a nadie, y a todo el mundo. Cuando las monedas fueron arrojadas, se sentó en cuclillas y tiró de los labios hacia atrás. El joven marido a mi lado se quedo sin aliento a media voz de puro placer. Hay mimos que, básicamente hacen de payasos y hay mimos que añaden realidad. Por primera vez esa noche, incluso en esta embrujada ciudad, ella hizo real lo de los no-muertos. Excepto para mí mismo, para mí no era mímica. Aún mientras observaba su pose de descubrimiento después de la actitud voluptuosa y fiera, era como si solo nosotros dos supiéramos, y todos los demás fueran ignorantes. A esta altura, nuestro pequeño grupo se había distanciado; Las parejas menores y mayores se dirigían hacia cama, las solteras para las barras. Ninguno tenía cualquier interés en la mujer mimo más allá del cosquilleo momentáneo. Lanzaron monedas y algunas cuentas y se fueron. Los otros se habían reunido, no obstante, principalmente hombres de unos en dos, para apostar por quien ella actuó tan desvergonzadamente como una artista de striptease por el dinero cayendo en la caja recaudatoria. Y aún ella estaba dentro del papel. Lo encontré inquietante, y esperé en una distancia pequeña hasta que ella se quitase de encima al vampiro y bajara escalones. Ella tiró una capa corta sobre sus hombros y se sujetó su pelo, luego guardo el dinero en su bolso. Quizá ella había escondido en la palma de la mano los dientes; No podría decir todo. El cambio bastó para que el último de los hombres se desviase del rumbo fuera. Ella dirigió una mirada hacia mí y, la vi con diversión, descontando como una amenaza. Ella se marchó enérgicamente dando media vuelta hacia el Canal y, a distancia, la observé a ella entrar en un coche aparcado allá arriba. El motor arranco y el coche se alejó. Continué caminando pero cambié de dirección a través del Mercado Francés hacia Café Du Monde, donde tomé el mero sabor de café de achicoria y azúcar en polvo, y consideré cuidadosamente lo que había

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Vampire Romance visto. Realmente esperaba que ella apareciese otra vez la siguiente noche. ¿Y yo? Soy el hombre en el extremo más alejado de la barra, contra la pared, observando al resto de la gente. En el alumbrado oscuro tú notas sólo la chaqueta de cuero bien cortada y mi toque de luz de plata distinguida. O si no, soy el lobo solitario paseándose por la calle Bourbon, viendo el desfile de pasajero pero no enteramente parte de eso. Las manos en mis bolsillos, hombros relajados, quizá moviéndome a ritmo al salir de fuera de los clubes. Tal vez me guiñaras el ojo y me sonreirás, y yo te sonreiré y me iré. O tal vez me detenga y te compre un daiquiri congelado en una taza plástica y nosotros caminaríamos más profundo en la oscuridad, y en la mañana tendrías una muñeca o garganta amoratada, o el codo, exactamente como cuando donas sangre. Tú apenas me recuerdas y juras beber menos. He hecho ese voto también. Una vez, yo no estaba solo en mis divagaciones, pero él también, mi Aubrey- análogo, se fue. He venido aquí como las personas van a comprar una casa para la jubilación o una reubicación con empleo móvil. Paseo mientras pienso, ¿es esto un lugar para mí? Estaba indeciso antes de que la viera hacer la imitación de vampiro. La noche siguiente fui lo suficientemente temprano para verla llegar y establecerme. Las antorchas se encontraban ya en el lugar y la plataforma y la colección de cajas. Tal vez el tour las proporcionaba. Ella extendió la cortina de seda, se quitó la capa y dejó caer un poco de dinero en caja. Caminé por la plaza. No había ningún coche esperando todavía. Probablemente regresaría. Cuando me di vuelta, la vi mirando hacia la oscuridad yo estaba en su camino. Su lenguaje corporal cambiaba mientras miraba, no de forma continua, astuta y determinada, pero sí de forma sinuosa y siniestra. Sería posible, me preguntaba, ¿que ella fuera un vampiro? Cuando comenzó, hice mi camino a través del grupo de turistas y deje caer unas monedas en la colección. Pude oler su perfume, un rico olor picante, y su sudor. Ella estaba viva. Ella era virtuosa. Cada movimiento de ella era perfecto como una estatua, sin ninguna tensión visible de los músculos, luego se inclinaba como recompensa por el dinero. Pero nada de eso era mecánico o falso. Si ella no aprendió de la experiencia y ciertamente tampoco de la mayoría de las películas, podría haber aprendido – ¿de un mentor, por ejemplo? La gente vino, vio, pagó y se fue. Ella debió haberme notado, pero no dio muestras en lo absoluto, y me fui -antes de que ella terminase-, a vagabundear sin descanso a través de la noche cálida entre las calles aún abarrotadas. Me alimenté al final de uno tan completamente ebrio

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Vampire Romance que cualquier memoria parecería por la mañana fantástica. Al acostarme durante el día, fue su rostro, montado en oro, el que lleno mi mente. La quería. La quería a ella en mi vida. Era joven e interesante. Si no tenía un mentor - ¿podría querer uno? La charla de vida de más de una vida en el mismo cuerpo, un concepto que nunca entendí hasta que fui… "Convertido", creo que así se dice en la jerga actual. Pero mi vida ahora es así. Hubo mi vida joven antes, y mi vida adulta, y luego mis vidas después: mis años salvajes a temprana edad entre los inmigrantes de Boston; mi sobrios años en Massachusetts, en los cuales yo me identifique con el personaje histórico de la región, por la culpa y la sed de sangre; Mis años familiares en Chicago con otras personas significativas, vivientes y no; Los años compañeros de hacer mi gran tour. Ahora había los años de soledad y vagabundeando con la intimidad impersonal de alimentación y la ilusión. ¿Cuántas vidas más voy a vivir con el presente cuerpo? Me pregunto. ¿Es este uno nuevo comienzo? La noche estaba lluviosa. Ella tenía pocas probabilidades de posar así. Salí a buscar la librería del Callejón del Pirata, todavía abierta para vender a Faulkner, Chopin y aun a Rice. Maniobré una de sus novelas, preguntándome si ésta había sido un libro de consulta para la mujer mimo. Faulkner que nunca he podido leer, pero si yo vivo en Nueva Orleans, quizá podría entenderlo. Encontré a Hawthorne, quién es más de gusto, y una vez discutí con él, el pecado original. Nada en el concepto explica mi estado. Ninguna serpiente involucrada, ninguna caída de gracia. Yo no fui ni siquiera, precisamente asesinado, ni – al menos una vez, entendí mi condición – yo a menudo engaño más que robar sangre. Pero claro, tuve un mentor. La lluvia se había detenido y el cielo en parte aclarado. Vi a la distancia a la mima acercándose. Su pelo estaba al amparo de la capucha de su capa y un hombre caminaba con ella, llevando la plataforma y las antorchas. Él también, - lo vi cuando se acercó mí-, estaba vivo, su piel oscura como cielo. Él dejo la plataforma y prendió las antorchas. Lo seguí cuando él salió, pero él me condujo sólo al mismo sedán que la había recogido antes. Él se fue en el coche antes de que pudiera conseguir un taxi, pero podría arreglar para tener uno para cuando ella saliera. Esta noche, atravesando la plaza hacia la parte de atrás, percibí a su audiencia. Tal como en las otras noches, los hombres y algunas parejas se habían reunido. Me detuve en las sombras detrás de ella y observé sus caras. La lujuria, como había esperado, y la emoción adversa. Aún la mujer presente, quien quizá quería ser ella, quizás quería ser amante del vampiro también. Sólo una cara entre ellos no brillaba con deseo. Un hombre difícil de describir, pelo café, cara pálida, la ropa poco interesante, observado con depredadora anticipación. Pensé que él había estado allí la primera noche también, pero no estaba seguro.

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Vampire Romance Él no era vampiro tampoco. La luz se reflejo en su sudorosa cara y, cuando me acerque más, el alcohol respirado fuera de él. Me uní al grupito y la contemplé, y su actitud estaba cerrada ligeramente, se rigidizó y simplemente un poquito forzada. Ella también le había notado y él la preocupó. Y le preocupo también, el que yo estará, sentí júbilo. Mejor que cualquier otro, mejor que su conductor (o amigo, socio o amante), la podría proteger a ella de esto. Las personas venían y se iban. No había mucho dinero esta noche. El cazador se acercó a ella demasiado estrechamente, ofreciéndole un billete doblado como si el se lo diera a una bailarina. Ella se puso en actitud de ataque, dejo al descubierto unos colmillos admirables, uñas preparadas para arañar. Él se rió, pero dio un paso atrás, y me enfrenté con él, presionando una punta afilada en su costado. —Ven conmigo. — dije en voz baja, y la separe de él. Otra vez ella quebrantó su actitud lo suficiente como para observarnos pasar por una calle oscura. Una vez fuera él empezó a enfrentarse conmigo y le mordí rápidamente, requiriéndose bastante sangre para dejarle inconsciente. Tomé su cartera por añadidura. Para cuando me había limpiado la cara y manos y había cubierto mi parte delantera de la camisa, ella se fue. La plataforma vacía, las antorchas apagadas, como si ella nunca hubiera estado allí en absoluto. El aislamiento familiar cayó sobre mí. Leticia Condit, de veintidós años, estaba haciendo su camino. En realidad, su primer paso había sido ir a la universidad, a pesar de que su familia, no tenía un centavo, yo no podía ver el punto. Durante el año se había especializó en teatro y se recibió por becas y trabajo a tiempo parcial, y durante los veranos, a tiempo completo. Ella había ido a lo que los estudiantes llamaban: ―la Universidad del silencio", la escuela de mimos. Su mama había pensado tal vez ella podría hacer una pequeña linda rutina en la feria, al menos hasta que ella tuviera niños, o tal vez podía ser una payasa en cumpleaños de niños. Su papá nunca había tenido ni una pista de lo que ella estaba haciendo. Ahora ella se había graduado, era hora para dar el siguiente paso, el cual era ganar experiencia profesional. Ella siempre había visto que su mejor opción sería personajes de carácter, pero estaban limitadas las opciones para las mujeres mimos. Ella había evitado la parte sexualmente atractiva como Lady Godiva (pero usted tiene el cuerpo para eso, había dicho su maestro) o cualquier otro papel que no fuera dignificado.

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Vampire Romance Ella había interpretado a una perfecta Reina Virgen como proyecto final, realizándolo en tres oportunidades, una vez en la escuela y dos veces adentro del barrio. El pago producía gestos regios y una sonrisa cínica, y ninguna actriz alguna vez los había hecho mejor. Pero a través del arrobo del personaje ella había oído a la audiencia, -o como fuere que se llamara a la gente allí-, preguntándose a quien se suponía que interpretaba, y lo hacían haciendo suposiciones equivocadas, o unos decían: Tal vez ella sea una Reina – ¿Elizabeth? ¿O más bien Ana Bolena?' Uno realmente había dicho, ' Nah, pienso que es el Papa. Un personaje más erótico, pero no por el sexo en si mismo, fue requerido y así es que ella había estudiado el Barrio y sus hordas. Y subió con el vampiro. La implicación sexual estaba allí, pero el poder era suyo, y a ella le gustó ese balance. Y la compañía de la excursión lo había comprado como el cierre de su tour. No cuidado si se iba por más tiempo, después de su grupo se había deshecho. Ellos suministraban, incluso las antorchas y la plataforma, y llamó a Kip en su teléfono celular cuando ella estaba lista para salir. Kip era un guía de la gira, y demasiado religioso para aprobar su personaje, pero era un fiable respaldo. Él era el que hacía posible, de hecho, enfrentarse a los hombres agresivos o borrachos, y sentirse seguros andando con un máximo de 100 dólares por noche, más lo que el tour le pagaba. Era ganarse la vida con su arte, y esto la satisfacía más que a cualquier cosa que ella nunca había hecho. No importaba que Kevin, el imbécil, hubiera roto con ella por ello. ¿Qué había visto en Kevin? Bueno, que era bueno en la cama. Pero ella funciono mejor con la cama vacía de todos modos, incluso si se sentía sola más tarde, cuando estaba de vuelta en su pequeño apartamento. Algunas noches, ella estaba demasiada inquieta para dormir después, y algunas de esas noches ella inventaba planes, porque se trataba de un concierto de verano. Cuando vinieron las lluvias, ella necesitaba cambiarlo todo. Era posible mover el acto para un bar, pero sentía que estaba demasiado cerca de otros actos. Había hablado con un gerente de uno de los lugares más probables, pero incluso é l había sugerido la eliminación de algunas prendas de vestir en el camino. Algunas noches, ella fue a dar un paseo en el jardín del Distrito. Ella siempre se dirigía a San Carlos y pasaba por la casa de Anne Rice, como una especie de talismán, sentía simpatía por los vampiros. Eran solitarios, marginados, algunos de los cuales no habían elegido su suerte. Todo ello uso en su interpretación. Y allí es donde primero había visto al hombre, el que ella consideraba "el Conde".

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Vampire Romance Había salió de la sombra del árbol en farola y luz de la luna, sin esfuerzo como un fantasma. Por un segundo, pensó que había visto a un fantasma – El Cementerio Lafayette sólo estaba a unas cuadras. Ella se cubrió a si misma en las sombras, aunque ella había quedado convencida de que él sabía que ella estaba allí, aunque él nunca la hubiera visto moverse. Él había estado clavando los ojos en la casa de Rice, como tomando un cuadro personal. Él se quedo allí inmóvil mientras el habitual vehículo cargado de chicos borrachos se detenía frente a lo que pensaban era una vampiresa posando, y con el teléfono celular captaban la imagen atractiva, mientras se reían histéricamente. Luego él pareció considera que había terminado, dio media vuelta y dirigió sus pasos hacia la línea del tranvía enérgicamente de una manera humana. Él traía puestas ropas comunes, también: chaqueta oscura, con una camisa playera debajo, y pantalones oscuros. Él se veía como un…irlandés, en realidad, en ese rostro delgado, muy triste, como una máscara sexy de la tragedia. Se veía… infeliz. Un toque de cansancio, un poco de aburrimiento y, sobre todo se veía como alguien que había perdido las esperanzas. Una cara que no quería renunciar, en una persona que lo había hecho. Lettie se consideraba a sí misma, una aguda observadora, como los mimos debían ser. Por todo esto, por la noche, y el lugar, y porque había algo acerca de él, es que ella pensó acerca de él como un personaje real. El Conde. Algunas noches su imagen le había dado pábulo a su actuación. Y ahora él había aparecido en su audiencia. Lettie había estado desilusionada, realmente, por ver al hombre elegante, delgado en una excursión de vampiros. Casi decepcionada de que él la observase. Y cuando él apareció otra vez, ella pensó que él fue simplemente otro tipo bobo mirando fijamente a su cuerpo y no notando su arte. Pero otra vez había algo... Tal vez fue simplemente su imaginación, pero su interés se sentía personal. Más a como un cazatalentos que como un Don Juan. Estaba interesado en ella. Ella debería ser tan afortunada. Esta noche sin embargo, el otro tipo, acerca de quien ella pensó como el cazador, estaba de regreso. Lettie había hablado con otras mujeres mimos acerca de la atención que uno atraía y cómo ocuparse de ella. Por eso es que ella había insistido a Kip que la recogiera, él cuál estaba bastante aburrido de hacerlo, pero aun él entendió la razón. Después de una actuación ella estaba colgada, pero ida al mismo tiempo. Y este tipo, ella pudo ver que en su cara, que él pensó que él la poseía. Él anduvo por los alrededores la semana pasada, y luego ella pensó que él había abandonado, pero esta noche él estaba de regreso.

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Vampire Romance Ella puso su cólera en sus poses y él aun no lo capto. Él justamente se acerco más a su cara, tratando de quebrar su concentración para salir del personaje, y convertirse en simplemente otra mujer ambiciosa de dinero... ...Y el Conde le sujetó, dijo algo y le jaló de inmediato. Ninguno de los dos regresó. Lettie hizo una pose final y bajo de la plataforma. Ella echó el dinero en su bolso, se puso la capa y fue en la dirección en la que los dos hombres habían desaparecido. No había nadie. Miró hacia abajo a los callejones y calles laterales. No había signo de ellos. Ella estaba a punto de llamar a Kip cuando vio a su izquierda un cuerpo apoyado en un portal. Lettie se acercó con cautela, pero la figura no se movió. Era el imbécil, el que había ido tras de ella, él que había perdido completamente el conocimiento. Y en su cuello y su camisa había sangre. Ella saco un dedo y lo tocó. La sangre era pegajosa. La percepción de eso atravesó corriendo sus venas como el hielo. Ella se puso de pie y salió fuera rápido, echa para atrás hacía la plaza, hacía las luces. Allí estaba su plataforma, sus antorchas, como si nada hubiera ocurrido. Llamó a Kip, que ya estaba, -dijo-, en el camino. Bajó por el lado más luminoso de la plaza, a través de una niebla. Ella se estremeció en el coche, demasiada hundida en la especulación, para notar el taxi que la seguía. En su apartamento, ella se encerró a sí misma, eliminando cualquier pensamiento de salir esta noche por el Distrito. Ella no vio al hombre elegante bajar de su taxi y tomar nota de su nombre y dirección. Pero más tarde, cuando él marco el número -que él había obtenido por el conserje-, su máquina de mensaje registró su voz. Cuando Lettie volvió escuchar el mensaje, ella no podía dejar de estar intrigada. No era un cazatalentos que ella había imaginado, pero un periodista independiente, que podría hacerle una entrevista – con fotos – no era nada despreciable. Y además, él tenía la voz más primorosa, profunda y resonante... él hacía que cada palabra que él dijera tuviera un significado extra. Él no era de aquí. Sonaba como de Nueva Inglaterra, tal vez, pero no del todo. Cuándo, había dicho: "creo que puede beneficiar a su carrera ", ella lo creyó y por eso le devolvió la llamada. Después de alguna etiqueta telefónica hacia fines del día, ella acordó encontrarle después de su actuación para una cena muy tarde. En su favor, el restaurante que él eligió no era un bar, o un palacio del gumbo, pero si un restaurante pequeño, al que la gente iba por su arte culinario más que por el ambiente. Y él había dicho que se trataría de la actuación; Ella se sintió mejor encontrándole primero, aunque podría ser más seguro encontrarle en el restaurante, totalmente por cuenta de

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Vampire Romance ella. Uno no podría ser demasiado cuidadoso, no importa cuán terrible su voz sonara. La cita le proporcionó algún fuego adicional a su actuación de la noche. Ningún bajar a su casa a solas, ninguna divagación nerviosa en la oscuridad. Ella se movía hacia el futuro profesional que ella quería, como un vampiro quería sangre. Lettie interpreto todas las poses que ella había desarrollado, fluyendo la amante seducida por el abrazo siniestro de los colmillos dejados al descubierto. Puede que fuera, porque ella estaba inspirada o puede que fuera porque era noche de viernes y el tour estaba lleno, pero ella tuvo a su mejor audiencia en un rato y la caja recaudatoria se llenó amablemente. Y el Conde estaba allí. En la misma posición que él había tenido otras noches, detrás del grupo, aplaudía cuando otros lo hacían, sonriéndole con mucho gusto a cada pose, aunque él había visto todas ellas antes. Tal vez ella debería tenerle miedo, también, pero ella no lo tenía. Él mantenía su distancia, de todos modos. El hombre que había concurrido la última noche no estaba allí y no había visto ninguna mención de un asesinato en el Times. Él imbécil se había metido en una pelea, lo más probable. Ella esperaba que no regresara. En el momento en que terminó y se retiró, le dolía la mandíbula por los colmillos y por las poses, pero sabía que lo había hecho a la perfección. Ella se sacó los dientes y se recogió el cabello, era parte del ritual. Y cuando se volvió, allí estaba el hombre al que llamaba el Conde. Lettie era alta, pero él era más alto, y aún así se movía como el agua. Cuando habló, se dio cuenta inmediatamente de que era su cita para la cena. Y eso la puso en un aprieto. Por supuesto que sabía que él había su performance antes. Pero el Conde había estado allí tres noches seguidas y la última vez en compañía del imbécil que terminó sangrado en un portal. Ella dijo: — ¿No estás un poco mayor para ser un periodista? — Todas sus dudas, las puso en la pregunta. —Creo que los escritores no tienen edad, pero para mí es una segunda carrera. — Él cambio de posición, la luz brillo en su rostro. Una cara pálida, ella lo inspecciono con cautela—. Yo la puedo encontrar en el restaurante - o en otro lugar si así lo prefiere. —En Junkanoo, — Lettie dijo—.En Toulouse. En media hora, deseo cambiarme primero. Él sabía donde quedaba y se alejó para conseguir una mesa. Lettie logró llegar pasando a un pobre muchacho que estaba pegado a un cuarto para mujeres. Allí ella se puso los pantalones y se sacó su maquillaje teatral, dejando sus labios al natural y simplemente se puso un poco de polvo y un poco de delineador de ojos. Ella se miro a si

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Vampire Romance misma. Todavía estaba un poco sonrojada por la actuación y de por sus esperanzas de una publicidad también. Y por el hecho de que el Conde, siendo honesta. Le excitaba encontrarse con el hombre misterioso. Ella guardo su traje en su bolso, junto con la carpeta de fotos y recortes de su trabajo que ella había traído, y camino para el restaurante. EN JUNKANOO, SIEMPRE ES CARNAVAL Leyó el cartel. La comida caribeña estaba sazonada con especias, y de las paredes colgaron disfraces, fotos, y máscaras. Una gran cantidad de las máscaras tenían cuernos. El periodista – Nathan Court – había obtenido una de las mesas de la ventana. Estas estaban visibles, pero eran más tranquilas y más privadas, en cuanto al ruido, al menos. Con sus modales pasados de moda – él se levantó para arrancar su silla – pero él le preguntó a ella, -lo cual fue bueno- en lugar de tomar el mando. Ordenaron vino tinto, un plato de calamares y un tazón de estofado para Lettie. Ella lo estudio a él a través de la mesa pequeña. Si ella alargaba su brazo, ella podría tocarle su mano con los dedos. —Entonces, usted es un independiente, usted ha dicho - ¿Eso significa que no sabe dónde una historia sobre mí podría aparecer? — Ella pregunto, sólo para demostrar que no era una incauta. —Significa que no trabajo por asignación, sí. Pero hay editores para los cuales he escrito antes y me han preguntado sobre el tema, tan pronto como supieron que ibas a hablar conmigo. He escrito para la revista de aerolíneas Gran Sur. Les gusta el ángulo de Nueva Orleans, pero el atractivo es bastante amplio también. El vino llegó y Lettie dio un sorbo. —Bueno, está bien. ¿Qué quieres saber? Cómo uno se convirtió en un mimo, donde había estudiado. Era un trasfondo predecible. Sobre los calamares y el Gumbo, sin embargo, él preguntó: — ¿Por qué un vampiro? ¿Es sólo la influencia de Anne Rice? Ella, explicó, -a pesar de que los alimentos se enfriaban-, algo sobre los personajes y la dificultad encontrar papeles dignos para las mimos mujeres. — ¿Los vampiros son dignos? —Claro, piense en el Conde Drácula. Nunca un pelo o un gesto fuera de lugar. — Y ella le explicó el ángulo del poder—. El vampiro no es un papel muy acogedor, cuando uno se reduce a ello. No de la forma en que yo lo hago, de todos modos. —Sí, la forma en que usted lo hace. Veo la dignidad. Veo el peligro. Y el aislamiento del que se alimenta el mimo, ¿no? Cuando está allá arriba, quiero decir, esta aparte.

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Vampire Romance Él la miró a los ojos, no a su pecho, y la miró tan intensamente que no comió casi nada, pero entonces, claro él también estaba tomando notas. Discutieron el aislamiento de los mimos, la alimentación de la multitud, la respuesta no en la reacción, sino en la fuerza de las poses. — ¿Y de dónde has sacado esas poses? Tengo curiosidad. Ellas no son las de los vampiros de película estándar - a menos que volvamos a Drácula. No a los amanerados, sin duda. Lettie terminó su vino y rechazó la oferta del camarero de otro vaso mientras ella pensaba como expresarlo. —He visto algunas películas. La hija de Drácula - ¿Ha visto esa? Ella es tan mortal, pero también es vulnerable. Y una primera versión de Carmilla. Pero sobre todo lo que leo. — ¿Drácula? —Claro. Y Carmilla, que es la primera mujer vampiro. Ella quería que las víctimas la quisieran - al menos algunas de ellos. Quería que estuvieran un poco enamorados de ella. Y también me inspiro en La Mina Harker de Liga… —De los hombres extraordinarios. Peta Wilson estaba excelente, demostrando el poder sutilmente. Ese momento en que se vuelve, limpiando la sangre de su boca… —Sí, esa es una. En realidad trate de imitar esa pose, pero no está claro el contexto y no quise engañar con sangre falsa. —Cuando la vi por primera vez a usted, —dijo—. Yo pensé que casi podría ser un vampiro. No un vampiro, ella noto Él debe leer también. —Soy un vampiro temporal. — dijo Lettie y él se rió con ella—. Cuando lo vi por primera vez, — dijo—, pensé que era un fantasma. Él le puso toda la atención. — ¿Cuándo me vio por primera vez? ¿Dónde? —Una noche por la casa de Rice, — ella dijo—. Al menos creo que fue usted. Usted parecía flotar hacia la casa, y observó un rato, y luego se fue. —Ah, — dijo—. Me gusta pasear. Al igual que usted, ¿tal vez? Y luego escribo. —Una persona de la noche, — dijo Lettie, estudiándolo—. ¿Y usted vive aquí, en la ciudad? —Yo vivo muchos lugares, — dijo, y Lettie lo oyó un poco amargado—. He estado aquí por un par de semanas. El camarero trajo la cuenta, y la habitación estaba mucho más tenue. Nathan Court insistió en pagar y le pidió otra cita para revisar el proyecto de artículo con ella. Lettie esperaba que él estuviera aquí unas cuantas semanas más, por lo menos. Ellos se habían acostumbrado a la gente que pasaba cerca de la ventana para la bahía, que no reaccionaron inmediatamente cuando un cuerpo apareció en la visión periférica, pero que se detuvo centímetros de ellos. Nathan miró hacia arriba y se congeló, y luego miró a Leticia. El imbécil de la noche pasada, vestido como un vampiro o como un empresario

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Vampire Romance fúnebre en negro intenso, volvió su mirada de Nathan a ella, y sonrió gozoso. Y luego se fue. —Ese es el tipo - ¿Qué le hizo anoche? Nathan miró perturbado, pero mantuvo su voz aún. —Le dije a él que se fuera, que te dejara en paz. —Y yo lo vi después, inconsciente, en un portal, con sangre sobre él. —No estoy sorprendido. Él es un tipo violento. —¿Y usted, ¿Es usted un tipo violento? —Leticia… Ella se levantó, hurgando en su bolso por el teléfono celular. —Haga el artículo, haga lo que quiera, pero déjeme fuera del resto. Estaba en la calle, lo dejo pagando la cuenta. Hizo una marcación rápida para un taxi, y casi salió corriendo para la calle principal más próxima. Había un gran coche negro estacionado en la esquina y, como ella se apresuró pasándolo, la puerta del conductor se abrió tan rápido que la golpeó. Se tambaleó hacia atrás chocando contra un poste, y él estaba en ella, con las manos alrededor de su cuello, el aliento caliente en su rostro. —Eres la puta del monstruo… Leticia le dio una patada en las espinillas y le arañó los ojos, pero sus dedos la apretaban de manera constante y su visión se redujo en una pequeña bola de la luz y conciencia. Ella no podía gritar, no podía conseguir el aliento suficiente. La forma en que él se inclinó hacia ella en la puerta, hacía que ellos podrían parecer estar abrazados, y nadie iba… De pronto ella pudo respirar de nuevo. Se deslizó hasta el suelo jadeando, y observó que los dos hombres se estaban enfrentando. Nadie podía confundir esto con un abrazo. Su atacante, el más grande y pesado, tenía una mano alrededor de la garganta de Nathan Court, manteniéndolo apagado. Y el cuerpo de Nathan cambió, como si ahora él estuviera haciendo mímicas, más pesado y más centrado, pero rápido. Leticia comenzó a desplazarse lentamente hacia atrás, lejos de sus cuerpos, manteniendo su los ojos en ellos. —Monstruo, — el hombre susurró—: Eres es un chupador de sangre… Nathan abrió sus labios y mostró claramente sus colmillos, un set que la hizo a ella avergonzarse. Él los hundió profundamente en la muñeca y en la garganta y no había nada ficticio en ello. El atacante gritó de dolor y, entre los transeúntes, alguien gritó: — ¡He llamado a la policía!

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Vampire Romance Eso incito a los hombres. Nathan le soltó la mano y lle vo su cabeza hacia atrás de nuevo, pero la mano de su atacante ahora tenía una centelleante hoja y la condujo directo al pecho de Nathan. En lugar de tambalear, Nathan le pego al hombre más alto en la nariz, después le dio un puñetazo en la garganta. Casi distraídamente, la mano izquierda, le sacó el cuchillo. Había sangre, sorprendentemente poca, menos de lo que ella había visto la pasada noche. Él era un vampiro. Tenía sangre en su boca. Vio la punta de la lengua lamiéndola. —Leticia — Se puso el cuchillo en el bolsillo y mantuvo la espalda a las personas que seguían viendo a la distancia y sosteniendo el teléfono celular para sacar fotos. —Llame al 911. Usted fue atacado, él ha sido visto vagando por aquí. Uno de los presentes le dio un puñetazo. Yo no estaba aquí. ¿Está claro? Él era un vampiro. Vio que ella lo sabía. —No puedo quedarme. Es demasiado cerca del amanecer para ir a una estación de policía, y además… Ahora se escucha una sirena. Leticia asintió con la cabeza, incapaz de hacer un sonido. Ella apartó la mirada hacia la luz intermitente y cuando se miró hacia atrás, se había ido. Su trauma evidente, una vez que la policía llegó momentos más tarde, los convenció más que cualquier explicación, pero por el momento en que la llevaron a la estación, ya tenía una historia. Era una artista callejera, sí. Ella respondió a todas sus preguntas. Sobre la gira, y recitó la información del contrato. Les conto que a veces los hombres en la audiencia estaban borrachos. Algunas veces se desubicaban. Ella describió las acciones del hombre, la noche antes, omitiendo a Nathan. Esta noche, el mismo hombre, la había seguido a un restaurante, donde un periodista la había entrevistado a ella. Sí, ella tenía el número del periodista en su casa. Ella había estado pidiendo un taxi cuando fue atacada. Ella describió todo, excepto la mordedura y quien había intervenido. Un extraño, dijo, que había recibido mucho más que su atacante. Leticia sabía que los espectadores la habían visto hablar con él. —Él dijo, —ella le dijo a la policía—, que no podía verse involucrado. — No había otra manera de explicarlo—. Solo termino diciendo: Usted estará bien ahora, y se fue. Puede que sepa artes marciales. Algo de combate eficaz, de todos modos. De la mordedura no se nada, excepto: el tipo parecía estar obsesionado sobre el tema de los vampiros. Decía que yo era la puta del monstruo, uh, novia. Tal vez él realmente creía que era un vampiro. La gente cree que todo tipo de cosas. Por fin la liberaron. Llamó a Kip y había llamado a la gira, y a su abogado pondría contactarlo en la mañana. Hoy, casi. Y ella fue excusada de la interpretación de esta noche, Pese a que esperaban que

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Vampire Romance fuera capaz de completar su contrato. En un temprano, amanecer débil, ella tomó un taxi, y fue a su apartamento. Lo primero que vio fue la nota. Estaba pegado con cinta adhesiva en la perilla. Lettie la tomo y se encerró en su apartamento. Con su corazón acelerado abrió la nota. Letitia Perdóname por venir aquí. Yo no estaba en condiciones de cruzar el vestíbulo del hotel. Pido disculpas por asustarte. Me refiero a que no te hare daño y me siento impotente hasta la puesta del sol en cualquier caso. Me iré entonces. Me imagino que la policía quiera hacerme una entrevista. Diles que me has dejado un mensaje, y realmente déjame uno, en el caso de que comprueben. Como te dije, el artículo es real. Voy a enviártelo por correo electrónico y te dejare saber cuando salga. Ojalá hubiéramos tenido más tiempo juntos, antes de que te enteraras acerca de mí. Debes estar muy conmocionada y sólo lo acreciento estando aquí. Por favor, usa mi habitación en el hotel, la llave esta en tu mesa. Desearía … Desearía muchas cosas. Nathan Ella dejó caer la carta y se lanzó para su dormitorio. No, no allí. Él tenía demasiado buenos modales que pasar la noche en su cama como ricitos de oro. Ella casi se rió. Y, claro está, él estaba en su cuarto de trabajo, junto con todos sus personajes, una máquina de coser y su mesa de maquillaje. Él se había enrollado en el futon que ella conservaba allí dentro y yacía como un cadáver en eso, a un lado, la cara re vuelta fuera. Ella reparó en que él había tirado hacia abajo las persianas y había jalado las cortinas cerradas igualmente. Por supuesto que él lo hizo. Ella anduvo de puntillas a través del cuarto. Ella no podría ayudar a sus sentimientos, si ella le despertaba. Ella encendió una luz y se sentó frente a su espejo de maquillaje y le miró. Él se veía incluso más como un cadáver. Los ojos cerrados, olvidadizo. Vulnerable. Ella podría llamar a la policía, estacarlo, hacerlo rodar fuera por el patio, lo que fuere que ella escogiera. Él había confiado en ella. Él la había salvado.

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Vampire Romance Y pensando en ello, se dio cuenta de que no tenía miedo de Nathan Court, un vampiro Yankee trasplantado del sur. ¿Qué tipo de mujer, después de todo, se presenta como un vampiro? ¿Qué tipo de mujer mete los dedos en la sangre de la camisa de un hombre en una puerta oscura? No el tipo que fácilmente se asusta. Leticia dejo la luz encendida - no iba a molestarle- y guardó su traje. Luego, se saco el maquillaje y se puso crema frente al tocador, el cual también reflejo su forma inmóvil. No respiraba, tampoco. Probablemente no comía, con excepción de la sangre. ¿Él iba a necesitar un poco cuando despertara? Le intrigaba si él podía tener relaciones sexuales como en los libros. Tenía montones de incógnitas. Cruz y estacas para más tarde. Ella fue a su habitación y se cambió, se puso una camiseta larga y se sacudió el pelo. Se hizo un poco de chocolate caliente. Ella no se sentía sola, como usualmente ella lo hacía, incluso pesando en que su huésped estaba completamente fuera de ella. Muerto para el mundo, de hecho. Resopló en el cacao, y luego bostezó. Ella dejó la taza y saco unas mantas de repuesto de la sala, que las metió en torno a las cortinas. Luego se quedó en el suelo, junto a él, su cuerpo reflejaba el de él. Su cuerpo no parecía relajado en el sueño. Él parecía estar celebrando una pose increíblemente larga. Lettie hizo su propia respiración mínima. El vampiro durmiendo: estaba demasiado estático para llevarla a cabo. Pero a ella le gustaría moverse como él se movía, la rapidez y la aparente falta de esfuerzo valía la pena su estudio. Si el artículo fue real, entonces él también era periodista. ¿Y qué tan diferente era eso de un agente? Ambos sabían lo que vendía y como se comercializaba. Ella le explicaría eso a él esta noche. Después de que él haya hablado con la policía. Tenía sentido: El peligro los había juntado. Se habían involucrado rápidamente. Pero él necesitaría pasar la noche en el otro cuarto después de esta noche, así ella tendría acceso a sus cosas. Se iban a necesitar algunos reajustes. Ella dejó la puerta abierta, cepilló sus dientes y se metió en cama, y, porque ella era sólo un vampiro temporal, puso el despertador para el mediodía.

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Dientes salidos Savannah Russe.

¿Q

uién puede decir qué moldea el destino de un hombre? En este caso, se trataba de un incisivo dolorosamente dividida a la derecha en la línea de un chicle. El diente era grande y tan peligrosamente apuntando como un pico de hielo. Su propietario, un joven delgado, de pelo largo, de varios pendientes en la oreja derecha y esbelto cuerpo de una bailarina, con look Gótico. Por esa razón, Sol Tytel, dentista, pensó que probablemente los había afilado. Uno no creería las cosas que un dentista ve, Sol pensó, mientras ponía al chico listo para rayos-X. La humanidad está retorcida. Cuando el servicio de contestador de Sol le había llamado más temprano esa noche de julio caliente, la niebla se había levantado de la bahía de Gowanus para difundirse a través de Brooklyn. Suavizaba las sombras de los coches y la mala hierba de los árboles bajo las luces de la calle. El ruido de Paso se amortiguaba. Las viejas pesadillas se deslizaban a lo largo de las cunetas y se arremolinaban alrededor de los desagües. La voz chirriante del servicio dijo que un cliente se había roto un diente y no iba a ir a una sala de emergencia. La tía de Sol Blanche le había dicho al hombre que llamara a su sobrino, el dentista. Los dedos regordetes de Sol apretaron el teléfono celular. Uno no rechazaba una petición de la tía Blanche. La hermana de Sol Glenda Faye, una vez se había negado a una solicitud para recoger algunos ahumados de pescado blanco de una tienda en la avenida 18, diciendo que no tenía tiempo. Diez años después, la tía Blanche, había caminado a través de la línea de recepción en la boda de Glenda Faye, dándole a la novia la mano seca en lugar de un beso y le dijo: — ¿Y? Usted está todavía tan ocupada que no puede prescindir de diez minutos para ayudar a una anciana cuya artritis la está matando? Así que Sol rápidamente acordó para atender la emergencia, incluso aunque era un sábado por la noche, bien pasada la hora de las brujas. A Sol en realidad no le importo. Él tenía los ojos en un televisor de plasma fuera del Circuito de la Ciudad y mentalmente sumando que él podría pagar este schlemiel. Esta podría ser una noche de citas, tampoco tenía importancia. Sol no estaba casado y ni atado, Sol estaba solo, otra vez.

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Vampire Romance No es que él fuera un perdedor en el juego del amor. Infiernos no. En la escuela de odontología su apodo era el perforador, y no tenía nada que ver con caries dentales. Sin embargo, para Sol, su vida amorosa se había estancado y permanecía inmóvil en el húmedo, garaje vacío de su existencia. Su la única opción en este momento era conectar con una de las 30-algo serio –graduadas, Sarah Lawrence que conoció en el Templo. Tetas caídas, pelo canoso usado como una declaración política, trasero amplio y suave como cojines del sofá, la mujer tenía opiniones sobre todo, desde la utilización de Feng Shui para la sala de espera, a los riesgos de salud graves por comer pastrami. Una por una, venían a él con los relojes biológicos haciendo tic-tac y el signo de dólares en sus ojos. Sol Tytel no respondió. Había un deseo oculto y profano que le impedía romper el vidrio en el marco del chuppah. Eso lo llevaba al quiosco en la estación del metro para el último Playboy; Le hacía gastar demasiado en ciertos canales de cable premium. La verdad era que Sol soñaba sólo con rubias de ojos azules con narices diminutas y los nombres como Bunny. En otras palabras, sus ojos sefardís oscuros, desearon contemplar a chicas, preferentemente desnudas. Así que esta noche de sábado en particular, con un tipo gótico, todo vestido de negro, yaciendo boca abajo en el sillón del dentista, Sol tarareaba un tema del Fantasma de la Opera y miraba a los rayos-X. Él decidió que podía salvar el diente, pero se va a necesitar una capa. Con una arenga practicada, lo mismo que él le había dado docenas de veces, Sol explicó la situación a su paciente de emergencia y habló de planes de pagos. Pero él también tenía una pregunta. ¿Debería replicar él el punto? ¿O Sol podía aprovechar esta oportunidad para hacer que el diente se vea normal, sellar con una tapa el incisivo contrario y darle una sonrisa bonita? El sol sonrió abiertamente para mostrarle sus blancos y perlados dientes perfectos. Aún con la boca llena de algodón, el paciente dejó escapar una risa que sonaba como hielo al romperse. La franja de los rayos X dentales temblaba en la mano suave de Sol. Fue entonces cuando Bryce Canyon, -o así es como se llamó a sí mismo-, le dijo a Sol que era un vampiro. Necesitaba su nuevo colmillo afilado, como Sol podría hacerlo - por razones obvias. Sol se puso Escéptica, curioso y por lo menos tuvo un poco de miedo, mantuvo sin embargo su conducta profesional. Su mente se aceleró. Él pensó en los riesgos, los pros y los contras. Finalmente habló. —Para alguien como usted, la salud dental es especialmente crítica. —Tienes razón. — Brice Canyon murmuró a través del algodón.

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Vampire Romance —Una persona como yo, un dentista excelente, podría llenar, perdón por el juego de palabras, las necesidades entre tu… ¿su clase? ¿Estoy en lo correcto? Brice Canyon asintió. >>Entonces, tal vez deberíamos hablar, — Sol dijo. Brice Canyon, cuyo nombre verdadero fue Cormac O'Reilly, era un pisoteador ocasional de Broadway y un sempiterno gigoló. Aun con sus sentidos desafilados por varias inyecciones de lidocaína, él vio las ganancias que potencialmente recaen sobre una asociación con el dentista regordete. Brice podría reclutar a los pacientes vampiro, por una retribución por supuesto, y Sol podría practicar su negocio con gran discreción. —Creo que necesitas convertirte en un vampiro tu mismo. — Brice propuso más tarde esa noche, mientras se echó hacia atrás en un marrón apagado, imitación de sofá de cuero en la oficina de Sol. Él estiró sus largos piernas flacas encima de la mesa de café con una montaña de revistas de noticias semanales—. Sería prudente en el negocio, aumentaría el factor confianza, tú sabes. La naturaleza de lo prohibido que Brice sugirió, envió un delicioso escalofrío directamente a los lomos de Sol. Él anuló esa tala inmediatamente, avergonzado. —No puedo. Debe estar en contra de mi religión. — respondió, aunque no muy rápido. —No veo por qué lo sería, pero la perspectiva de la piedad y viejos credos, cambios cuando uno vive en lado oscuro. — dijo Brice y puso las manos detrás de su cabeza. Miró al techo. Su rostro adquirió una mirada astuta—.Sin embargo, el sexo, usted saben, es fantástico. Las mujeres aman a los vampiros. — ¿Realmente? ¿Por qué? — Las palabras de sexo y mujeres actuaron como cantos de sirena en la libido de Sol. Brice rió con su risa que helaba la sangre una vez más. —Somos prohibidos, sexys y necesitamos ser salvados. Eso es potente, dandi. Un temblor se apoderó de Sol. —Déjame pensarlo hasta mañana. — dijo. Sin embargo, el mordería el anzuelo. Brice sabía que solo tenía que ponerlo. —Claro. Pero ¿por qué no me ves mañana por la noche y me dejas mostrarte todo, presentarte a algunos amigos? Ver lo que piensas. —Supongo que no habría nada de malo en ello. — Sol dijo. Sol durmió a rachas. La siguiente mañana, él se preparo café y tostadas y se sentó delante de una función edificante de negocios públicos en televisión, pero su mente vagó. El pensamiento de experimentar con este vampiro le puso nervioso. Él consideró el hecho de que tenía una vida muy buena, un poco desafilada, pero tal vez él no debería mover

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Vampire Romance peligrosamente el barco. Él podría tomar unas vacaciones para Miami y aliviar su aburrimiento actual, en lugar de convertirse en el siguiente Drácula. Si, mucho de lo que Brice había dicho, le intrigó. Sol a menudo había soñado con poseer el puro poder físico que los vampiros parecían poseer. La transformación en un semidiós – y Brice le aseguro que así sería – le prometió una ruta más rápida de controlar las calorías, sin tener que trabajar en un gimnasio. Sumado, que él mantendría su salud aun si él elegía comer carne en conserva y el pastrami diario, Fumaría unos humeantes cigarros cubanos y se relajaría todas las noches con un Martini potente. El alto colesterol y el endurecimiento de las arterias eran algo del pasado. Y él no podría ignorar el hecho del éxito financiero como ―dentista los no-muertos‖, parecía asegurado. Por otro lado, el aspecto de la vida eterna no se lo agrado. Brice insistió en que los vampiros no envejecían, pero Sol tenía un tío Sid que vivió hasta los 97. Sid no era un tío muy agradable a la vista. Sin embargo, su estado mental fue lo que alarmó a Sol. — ¿Qué es vivir un día más? —El viejo se quejó—. Nada más en que esforzarse, nada que conquistar. Falta de interés en las mujeres o los alimentos. Estoy listo para la tumba. A Sol le preocupaba que la vida eterna pudiera llegar a ser unos pocos demasiados siglos en la profesión dental. Pero la parte sexual le dio a Sol un soponcio. Brice le había contado historias que lo llevó a romper a sudar. Tríos, sexo en grupo, anal, oral, S & M, Brice apagó un buffet sueco de delicadezas exóticas cuando se trató de las formas en que él había hecho lo sucio. Podría Sol descubrir la misma clase de felicidad sibarita. Brice juró sobre la vida de su madre, que Sol podía. En algún lugar en su mente racional, Sol conocía que la palabra de un vampiro no era moneda confiable, pero aceptando la realidad monótona de su vida o requiriéndose una oferta de una sola vez en la vida para ser transformado de Sol Tytel, dentista para un súper-cool, oscuro, vampiro, sexualmente atractivo, misterioso parecía una elección obvia. Sin embargo, Sol titubeo cuando el reloj marcaba fuera de la horas de la tarde, no pudiendo decidirse a dirigirse a las guaridas de los vampiros de la ciudad y cumplir con Brice - hasta que su viejo amigo Howie llamo. Howie hubo heredado su práctica Lateral Del Este Superior de su padre, ahora él se había retirado y vivía en Boca Raton. La clientela de Howie incluía agentes poderosos y estrellas de cine, y cuándo se redujo a sus conquistas de mujeres dispuestas, él lo refregaba todo el tiempo. Él cacareaba con gran regocijo:

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Vampire Romance —Ella prácticamente me violó. Yo juro por Dios. Pensé que había muerto y que había ido al cielo. Veintiséis y hermosa. Ella se casó con una vieja cabra y está aburrida de su caja-craneana trenzada de negro. ¿Qué me importa si las tetas son de silicona? ¡Dios mío!, la mujer puede dar una mamada, sin parar. — Howie nunca sabía cuándo callarse—. Eso es realmente lo que hicimos. — se jactaba Howie. Sol enterró sus dudas en un hueco oscuro de su mente y se fue rápidamente de Brooklyn al ponerse el sol, decidido a disfrutar de una noche entre los vivos y los muertos vivientes. El Submundo de los vampiros de Manhattan estaba lleno de depravación, decadencia y egoísmo. En ese sentido, difería poco de de la vida de soltero en la misma ciudad. En otro s aspectos, superaba los sueños más descabellados de Sol - y las más oscuras pesadillas. Sol emergió de un taxi amarillo para encontrarse a sí mismo en el cemento de cocción de las aceras de la ciudad, el calor era palpable en torno a él. Vio a Brice descansar en un portal, como Lucifer en las puertas del infierno. El sudor estalló en la calva de Sol. El vampiro hizo señas. Sol dio un paso hacia el destino y él le siguió al interior de un club nocturno llamado Blood Lust, donde al momento de abrirse la puerta él podía oír música fuerte sonando con gran estruendo con una pulsación controlante. Luz tenue, oscuro, paredes pintadas de rojo y un gorila del tamaño de un elefante saludó Sol. Su ansiedad se quejó como un luchador de sumo, su respiración era difícil y sin embargo encontró el valor para seguir a Brice más profundo en las entrañas del lugar. Pero lo que más le asusta de todo era el olor. El almizclado, bestial y totalmente inquietante. Los patrocinadores en las mesas tenían aspecto humano, excepto cuando levantaban la vista y los ojos brillaban, rojas detrás de las pupilas. Fue entonces cuando Sol se dio cuenta de que ya no estaba con su propia especie. Algunos mujeres-espectrales, delgadas se movían alrededor de un cuarto grande, tomando de unas copas, que en su mayor parte parecía Bloody Mary's16. Sol tuvo una sensación de hundimiento, no se realizaban a partir de zumo de tomate. Otro escalofrío de miedo recorrió a través de él. El pánico lo abrumó. Se volvió y se decidió precipitarse hacia la puerta y volver a la calle. Sin embargo, Brice le había agarrado el codo y lo mantuvo rápido, tirando a Sol hacia el otro extremo de la habitación. Allí, delante de una banda tocando en vivo, las parejas en una concurrida y pequeña pista de baile, bailaban bajo las luces estroboscópicas de color azul y rojo. —Sí, lo sé. Es Disco retro. — dijo Brice—.Vamos a tomar una mesa. ¿Qué estás tomando? 16

Un cóctel

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Se sentaron, escondidos en un rincón, Brice con un whisky y Sol con un Martini. Sol pagó la cuenta. Trató de no mirar los bufidos, flagrantes e inseguros, ocurridos entre dos magníficas chicas en una mesa cercana. Nadie más parecía poner cuidado. Sol se sintió fuera de su elemento. Los patrones en torno a él eran todos bien parecidos, elegantes y sensuales. Se escurrían en las esquinas, de dos en dos y tres por tres. Sol sólo podía adivinar para hacer qué. Pensó que le hubiera gustado que unirse a ellos. ¿Pero se trataba de una vida que podría abrazar? ¿Era este un lugar al que alguna vez podría pertenecer? Lo dudaba. Su mentor, Brice, miró terriblemente aburrido. Sus ojos recorrían la habitación como si buscara alguien. Él y Sol no tenían nada en común, excepto el incisivo agrietado de Brice. Sol trató desesperadamente de iniciar una conversación. — ¿Has sido un vampiro hace tiempo? — Abrió la conversación. Brice arrastró sus ojos por la multitud. —Siglos. ¿Por qué? —Sólo por ser cortés. — Dijo Sol y bebió la bebida. —No lo hagas. Trata de ser grosero. Es más divertido. — Brice le ofreció. Sol terminó su bebida y señaló por otro. Así fortificado, él intentó una táctica diferente, atreverse a decir lo que estaba en su mente. — ¿Qué va a pasar conmigo esta noche? — Su voz vaciló. Brice le miro de reojo, mostrando los incisivos, Sol señaló que el temporal que había creado parecía casi perfecta. — ¿Qué queremos que suceda? — Brice preguntó. —Yo…Yo… ¿no sabes? ¿Cuáles son mis opciones? —Vamos a ver. Si estás de humor para una orgía, hay una trastienda por allí. — Señaló hacia una puerta pintada de verde—. Si quieres drogas, simplemente toma tu billetera. O tal vez quieres que alguien te chupe la sangre… — ¡Ah!, no la sangre, alcohol y drogas. Lo otro…— Su voz se apagó con nostalgia—. Tengo una fantasía… —Todo lo que tu corazón desee, mi hombre. — dijo Brice en un voz ofensivamente zalamera—.Pero… Lo capto, Sol sabía que tenía que haber uno. — ¿Pero? —Si cumples tu fantasía, no será una fantasía más. Cavilando sobre esa frase trillada, su cerebro ya no se sostenía por más tiempo despejado, habiendo sido embrollado por alcohol, Sol miro hacia arriba y opinó que él estaba soñando. Una rubia que veía dulce se abrió camino sinuosamente a través del cuarto, se acercó a la mesa y se dispuso a exhibir su hendidura amplia. —Macky. — Ella gritó y le dio el vampiro frente a Sol unos besos en el aire a sus mejillas.

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Vampire Romance —Soy Brice esta noche, — respondió el vampiro—. He cambiado mi nombre de nuevo. He recibido una nueva parte. —Entonces Brice, — ella susurró. Luego se volvió a Sol—. ¿Y has traído carne fresca? — Ella sonrió, mostrando un hoyuelo adorable. Extendió una mano—. ¡Hola! Soy Krista. —Sol te presento a Krista, poderosa dama de la canción y la tristeza. Ella canta con la banda. —Encantado, estoy seguro. — Sol tartamudear. Krista le dio a Sol una lenta, y luego otra mirada larga. — ¿Vas a mostrarle la sala orgía? Quiero decir ¿Él se va a unir a nosotros en el lado oscuro? Se ve delicioso. Sol nunca había sido llamado ―delicioso‖ antes, se sonrojó. —Eso depende de mi amigo aquí para decidir. — respondió Brice, su sonrisa socarrona había regresado—. ¿Por qué no te unes a nosotros para tomar una copa, mientras que él toma una decisión? Krista acercó una silla muy cerca de Sol y dijo: —Somos unos desvergonzados, tú sabes. Nos encantan los novatos. Te ves como los ―dulce 16‖ y nunca besado… o mordido. — ¿Es eso un cumplido? — Sol preguntó. —No realmente. Es sólo una declaración de hecho. Es obvio que eres meramente humano. Los vampiros no son calvos, ya sabes. Sin embargo en ti es lindo. Sol sospechaba que había sido insultado, pero de alguna manera no le importo. Sus ojos fueron atraídos por la boca de puchero de Krista. —Yo no deseo seguir adelante. — Dijo— Pero tú sabes que tienes un desajuste grave. Dientes sueltos. ¿Tiene dolor en la mandíbula? Krista parecía perpleja. —No exactamente. Yo sufro de migrañas. Brice hizo su movimiento, de sin problemas, como un vendedor de coches usados trabajando mucho en el día de pago. —Sol es un dentista. El mejor. Él se especializa en la discreción y en no dejar caer el dinero. Y pronto la conversación le volvió la espalda a las orgías para los beneficios de abrazaderas invisibles. Antes de que la noche terminara, Brice había reclutado a 13 nuevos pacientes para Sol. El trabajo dental había estado descuidado entre los no-muertos. Sol se sintió enrojecido por la emoción. Él era muy solicitado. Pronto todo el mundo lo llamaba doctor. Iba por su tercer Martini. Se sentía aceptado y especial. Brice, también, ya no parecía aburrido. Él sin embargo, finalmente anunció que tenía hambre. —No me mires a mí. — Sol dijo en broma. —Tengo a alguien en mente, mi amigo. Sin embargo, una señora parece estarte buscando.

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Vampire Romance Luego, cuando la banda tomo un descanso muy necesario, Krista reapareció con una mano extendida. —Es hora de que te tragues tu cereza, doc. — Su sonrisa era encantadora, a pesar de los dientes salidos. Ella tiró de él a sus pies y lo llevó a la puerta verde. Sol se movía como si estuviera en trance, con el corazón martillarte y su pasión al alza. En la sala de orgía, Krista y otra mujer lo lamieron como si él fuera un helado, y él hizo algo más que dar lengüetazos. A ellos se les unió un hombre joven, que hizo a Sol hacer una pausa, a continuación, otra mujer joven y dulce. Esta era una orgía, después de todo. Cuerpos entrelazados, se movían y bombeaban. Era delicioso, pecaminoso y satisfactorio. Pero al final llegó el terror. Recostándose contra algunos cojines en el cansancio excesivo del coito, él pensó en usar un vaso frio de agua y considerar cuidadosamente la logística de levantarse e ir a casa, Sol encontró a Krista de regreso a su lado. Su sonrisa al verla se decoloró instantáneamente. Su expresión no era dulce. Sus ojos se habían vuelto duros y brillantes, las uñas se había convertido en garras amenazantes y sus incisivos había crecido mucho. Temor aguijoneo a través de sus venas, Sol dijo que tenía que irse y trató de encontrar sus pantalones vaqueros, que estaban en algún lugar cercano. No los encontró antes de que Krista saltara sobre su pecho. Ahora, era una amazona tan fuerte como diez hombres, fijo a Sol hacia abajo. Su corazón se aceleró. Sus ojos se abrieron. Su piel se volvía pegajosa. Se dio cuenta de que esta excursión a los infiernos era un error garrafal. Pero ya era demasiado tarde. Con una habilidad a base de práctica, Krista hundió sus colmillos afilados derecho en la arteria carótida. Él gritó, pero se dio por vencido y no pensaba con claridad (lo cual fue debido a los Martinis y el entrenamiento carnal), y se desmayó. La conciencia lo dejó y Sol Tytel no supo más. Sol no se acordaba de haber llegado a casa, pero se despertó, a la mañana siguiente en su propia cama. Él estaba vivo, al menos, pensó. Pero cuando se incorporó, la pérdida de sangre le había dejado con su peor resaca desde que él y Barry Cohen robaron una botella de Chivas Regal durante el bar mitzvah 17 Jeff Silverman. Se tambaleó en el baño, donde la vista de un extraño en el espejo lo sobresaltó. Dio un salto hacia atrás. Luego se acercó para ver mejor. Miró. Se quedo boquiabierto. En lugar de un calvo dentista de treinta, con los ojos marrones pequeños y una tez manchada, Sol vio un Adonis.

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Ceremonia judía al cumplir los 13 años.

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Vampire Romance Parecía aún más cuidado. Con asombro, descubrió que su pelo era más grueso, su plano vientre, su rostro más delgado y sus incisivos… eran definitivamente más largos. El asombro lo alcanzo. El susto del ataque de Krista fue olvidado. Sol estaba cambiando de dentista de Brooklyn -financiación baja sin interés, que daba la bienvenida a nuevos pacientes- a un vampiro lleno de plumas, amoral, como había prometido. Pasaron las semanas. La temporada de calor del verano de Nueva York cayó sin esfuerzo en el otoño. Los Yanquis ganaron el campeonato. Octubre trajo las noches frescas. Y Sol tuvo dos sesiones privadas con Krista en su cuarto de examen para completar su transformación, mientras que ella era equipada con lo último en aparatos de plástico invisible. En el momento de que sus dientes salidos estaban notablemente mejor, se había convertido en un hombre nuevo - no más humanos y no-muertos hasta la medula. Los beneficios fueron visibles. El pelo de Sol creció de forma exuberante, negro y ondulado. Su cintura se redujo a un tamaño de 28. Empezó a usar apretado jeans negros, mocasines sin calcetines y camisas de Armani. Su hermana, Glenda Faye, estaba maravillada de su transformación. Él le dijo que había recibido un trasplante de pelo, contrató a un entrenador personal y visitaba a un nutricionista. Inmediatamente, quería presentarle a una de sus amigas. Sabía que quería decir y hábilmente se negó. Hasta la tía Blanche le telefoneó una noche, con ganas de arreglarlo en una cita a ciegas con la hija de un amigo. Pero Sol tenía algo en columna vertebral ahora. Lamentablemente, dijo, que debía declinar. Él estaba demasiado ocupado para la cita. Y lo estaba. A partir de esa trascendental primera semana de julio, los nuevos pacientes habían llegado a su oficina en una corriente sin fin. Él contrató a una recepcionista dispuesta a trabajar por la noche, ya las sesiones diurnas estaban fuera. Se encontró con una linda higienista dental con afición por el turno de noche. Y trabajó desde el atardecer hasta la salida del sol, cada noche, excepto el viernes, aunque todavía no se atrevía a salir, pero se dormía agotado frente a la nueva televisión de plasma. Y así, a pesar de su transformación drástica, la vida de Sol -a excepción de su disminución de la luz solar, la aversión al ajo, y la necesidad de infusiones de sangre- no parecía muy diferente que antes.

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Vampire Romance En otras palabras. Sol no tuvo tiempo de volver al Club Blood Lust. Él no había asistido a otra orgía. Y, mientras tomaba las donaciones de sangre en lugar de servicios de pago de vez en cuando, cada vez se sentía más inquieto. Estaba a la vez caliente y aburrido. Llamó Brice por consejo. — ¿Todavía no has cazado un humano? — Brice preguntó, a sabiendas de que Sol no había hecho. —Yo ni siquiera tengo un arma. — Sol dijo consternado. —No ese tipo de caza. — replicó Brice—. Quiero decir; acechar, saltar y decir: Yo quiero beber tu sangre. — ¿Tú de verdad haces eso? — Sol preguntó. —Todos los vampiros, —dijo Brice—, Yo te mostraré como. La lección tuvo lugar en una noche fría, cubierta a finales de octubre. Brice y Sol se reunieron en un parque oscuro a lo largo del río Hudson, en el lado superior oeste de Manhattan. Con su boca ancha una mofa sensual y sus ojos pesados, Brice estaba tan disoluto viéndose como un joven Mick Jagger. Llevaba un abrigo negro de cuero y pantalones de cuero ajustados. Él Caminaba con un contoneo. Sol no se veía nada mal a sí mismo, a pesar de que se sentía más cómodo con sus jeans negros y camisa Armani apretado bajo una parca bonita y cálida. —Sólo mira. Has lo que hago. — dijo Brice y comenzó a caminar hacia el norte a lo largo de un sendero iluminado. Un viento aullaba solitario. La humedad se filtró en los huesos de Sol. El único ruido de pasos era el suyo. Ninguna persona cuerda estaría sola en este lugar oscuro y solitario. Sol pensó que Brice podría mejor cazar humanos en el Times Square. De repente, Brice sacó a Sol del camino y lo situó en las sombras. Un pez saltó en el río detrás de ellos. Un remolcador silbido. Sol soplo sus manos para calentarlas. —Shh. — dijo Brice y señaló. Una joven mujer se detuvo para encender un cigarrillo, no estaba ni a cincuenta pies de distancia. En el brote de la llama del encendedor. Sol pudo ver manchas de lágrimas en las mejillas. Una pelea con un amante le había enviado al aire libre, él adivinado. ¡Qué tonto!, pensó. Brice salió de las sombras en el camino. Sol se quedo atrás y observo. La muchacha miró sorprendida. Se volvió a Brice huyo, pero él fue más rápido. Él la cogió por el brazo y se volvió a su alrededor. Tenía los ojos

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Vampire Romance muy ensanchados en el terror. Pero ella no grito. Ella simplemente lo miró. Brice dijo algo que Sol no acababa de oír. La mujer sonrió y se metió en los brazos del vampiro. Brice llevó a su boca a la suya en un beso. Se quedó inmóvil en su abrazo. Él la arrastró fuera en el césped detrás de unos arbustos. Sus incisivos crecieron fuertes y brillantes en la luz de la lámpara. Le mordió la garganta blanca y bebió. Cuando terminó, salió de detrás de una pequeña punción en la garganta y un hilo delgado de sangre. —Yo no sé si lo puedo manejar. — dijo Sol al mirar de cerca el cuerpo de la joven, tirado en el césped con la cabeza echada hacia atrás. —No está herida, tú sabes, —dijo Brice—.Yo podría haber sido un atracador. Tuvo suerte. Sol miró de nuevo. —Ella tiene una amplia brecha entre los dientes. Tal vez debería dejar una tarjeta. —No es una mala idea, — Brice estuvo de acuerdo—. Ahora, vamos a buscar una víctima para ti. El primer blanco del sol fue una rubia con mucho busto caminando apagada, guiando a su Yorkshire terrier. Ella sonrió cuando él se acercó. Él se detuvo y le preguntó a ella el tiempo. Ella dijo que ella tendría gusto en mostrarle el tiempo y aún más. ¿Por qué él no fue a la casa de ella? Una vez que superó su sorpresa, pensaba: ¿dónde estaba el terror? ¿Dónde estaba la caza? Sacudió la cabeza y se negó. Se retiró a las sombras, donde Brice le esperaba, estirando los pies y chupando una menta Altoid. —Vuelve a intentarlo. — aconsejó Brice. Sol tomó un tiempo para hacerlo bien. Por último, mordió a una estudiante asiática de pelo largo con un tatuaje de una serpiente enroscada en su tobillo. Ella se desmayó en sus brazos y él bebió hasta hartarse. Era interesante, era excitante y Sol se quedó físicamente satisfecho. Emocionalmente, sin embargo, se quedó insatisfecho y vacío por dentro. Con audacia inusitada, Sol decidió que él y Brice necesitaban tener una conversación intima. Él necesitaba hacer las cosas mejor en el departamento sexual y en el romántico que su viejo amigo Howie. Tenía que ser capaz de jactarse de sus conquistas. Él necesitaba encontrar a la chica de sus sueños. Unos días más tarde, el sábado por la noche antes de Halloween, Sol miró hacia la puerta de un pub del East Village por centésima vez. Otra

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Vampire Romance mujer joven vestida de negro con piercings en cada orificio visible se abrió paso en la el interior húmedo del ―Pozo de Mac‖ y no le dio una segunda mirada. Ninguno de ellas es mi tipo de todos modos, Sol Tytel pensó de mal humor. También estaba decepcionado. Había querido convertirse en un vampiro para convertirse en irresistible para las mujeres, para tener la chica de sus sueños en su cama. Sin embargo, la Directiva de Brice de utilizar este bar en particular, escondido en una calle lateral de la Segunda Avenida en Manhattan, para el primer solo de Sol en el submundo de la seducción y chupadores de sangre fue un fracaso. No se había producido una sola Introducción de cualquier bocado digno, ninguna dulce joven cuya carne oliera a fresas y cuyos pechos se llenarían sus manos como melones. Sol se contuvo en el espejo detrás de la barra. Él era guapo: era un trozo. Pero no pasaba nada para él. Tal vez él emitía las vibraciones equivocadas. Consideró terminar la noche, pero él pidió otro Martini en su lugar, decidido a dar a este, su primer viaje como un auténtico vampiro a la caza, su todo. Exactamente a 12:10 a.m, justo después de una tercera ginebra con sólo un spray de vermouth, la puerta del Pozo de Mac se abrió una vez más. Sol juró que oyó un redoble de tambor, porque su cabeza se rompió en esa dirección. Allí estaba ella. Por debajo de una chaqueta de visón falso, traía un corpiño rosa con correas empujando hacia abajo para dejar los hombros al desnudo y llevaba una micro mini por encima de las piernas delgadas y bronceadas. Cuando entro en el interior del bar, levantó la cabeza, mostrando su cuello y su largo pelo rubio. Sus melancólicos ojos azules escanearon la habitación. El corazón de Sol casi sufrió un infarto, cuando esta visión sexualmente atractiva, marcho derecho a poner su culo perfecto en el taburete al lado de él. El corazón le martilleaba, su cuerpo respondía como un soldado chasqueando por atención. Él se giro hacia ella. — ¿Te puedo invitar algo para beber? — Él preguntó. Sus ojos se aferraron a la curva en la parte superior de su corpiño, donde los senos se asomaban en un oleaje tentador. —Oh, me encantaría. — la rubia dijo y pidió un Gin-tónic. Sus labios rojos cereza se separaron en una sonrisa deslumbrante. Sol vio de inmediato, tenía los dientes salidos, no tan malos como los de Krista. Estos podrían ser fácilmente corregidos y tuvo que admitir, -aunque él tendía a ser crítico acerca de los dientes de una mujer-, esta desalineación era algo linda. — ¿Vienes aquí a menudo? — Él soltó, tratando de pensar en algo ingenioso para decir.

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Vampire Romance Ella movía sus cubitos de hielo con su bastón cóctel. Ellos chocaron contra el cristal. Se levantó y bebió. Sol, la observaba con ojos hambrientos mientras tomaba. —Mi primera vez. — Ella dijo. —Yo también, —Sol admitió—. Creo que tenemos algo en común. La rubia le dio una mirada significativa, con sus dos ojos azules, pintados de azul. —Creo que sí. — Ella sonrió con una sonrisa amplia. Sus dientes afilados como agujas, brillaron en sus ojos. El corazón de Sol se aceleró. Su aliento quedo atrapado en su garganta. Ella claramente había dado una señal. —Ahh, errr, cuando termines tu bebida, ¿quieres venir conmigo? Yo vivo en Brooklyn. Es un corto trayecto en metro, pero mejor aún, podemos tomar un taxi. La rubia lo examino de nuevo. Ella no podría estar decepcionada. Él era un vampiro ahora, fuerte y viril. Una mirada extraña cruzó por el rostro hermoso de la joven, pero sólo durante un nanosegundo antes de que ella contestara. —Yo no puedo pensar en nada que me gustaría más. Se acariciaron mutuamente en el taxi. Se lanzaron, respirando agitadamente, a la puerta. Se besaron en el pasillo. Se sacaron mutuamente la ropa en la habitación de Sol. —Por favor, dime que tu nombre es Bunny, —Sol susurró mientras le lamia el cuello. —No, es Londres, como la ciudad. — Respondió ella mordisqueándole la oreja—. Pero mis amigos me llaman Sunny. ¿Sirve? —Oh, sí, — Sol gimió. Un rayo de luz de la luna vino a bailar a través de la ventana. Y en alguna parte del cielo de Nueva York, Sol estuvo seguro de que las estrellas cayeron. Después de un encuentro caliente usando todas las posiciones que Sol podría recordar, se sintió satisfecho, bastante agotado y, sin embargo un pedacito de él se sintió decepcionado, algo que se negó a admitir. El acoplamiento había sido bueno, pero no más imaginativo que algunos de los retozos que había tenido en la universidad cuando era más joven y todavía 100 por ciento humano. Sunny se sentó en la cama. Ella tenía un gran conjunto de aldabas, Sol pensó, y sin pronto olvidaría todo lo demás. — ¿Te importa si fumo? — Ella preguntó. Sol nunca se había fumado los habanos cubanos que había fantaseado. Descubrió que no le gustaba el sabor del tabaco o el olor desagradable.

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Vampire Romance Iba a decir que le importaba, pero, como sus ojos se pasearon sobre la piel de Sunny, que era lo más suave que había visto, murmuró: —Adelante. La vio de pie, caminar a su tocador, donde había dejó su cartera, y derramo el contenido, mientras que revolvió alrededor de su paquete de Camel y un encendedor. Él la devoró con ojos codiciosos, cuando ella apoyó su cadera en contra de la cómoda, con la cabeza inclinada hacia atrás mientras inhala profundamente, haciendo su pecho subir y bajar. Sus uñas estaban pintadas de rojo. Las uñas de los pies lindos estaban pintadas de rojo también. Un anillo de oro atravesaba el ombligo perfecto. El pecho de Sol se sintió tan estrecho con el anhelo que creía con ahogamiento. Ella era una diosa, una Afrodita. Él la amaba. — ¿Hace cuánto que eres un vampiro? — Preguntó soplando una nube de humo. Sol se puso de lado y apoyó su peso sobre su codo. Trató de hacer que sus ojos se vieran sensuales como los de Brice. —Hace tiempo. — mintió—. ¿Y tú? —Un par de décadas. Yo estaba de gira por Italia después de la graduación y me encontré con un conde florentino. Él me sedujo, me mordió y me abandonó. El resto es historia. ¿Te gusta la vida? — Inhalo profundamente por última vez el cigarrillo antes de mirar alrededor de l aparador buscando algo para usar como un cenicero. Ella encontró un yeso de una mandíbula superior, le dio la vuelta y apagó la colilla en el paladar. Sol sintió una molestia breve hasta que se distrajo por la curva de sus nalgas. Su voz tenía un rastro de irritación cuando pregunto otra vez. >>Te pregunte: ¿te gusta la vida? Tú sabes, las restricciones y todo eso. Tengo que usar bronceador artificial ahora. — Ella suspiró y miró un poco triste a la pared de la habitación beige. —Estoy bien con todo. — Sol respondió, fijando en el sombrero de copa rosa de su pezón derecho—. Ha sido un gran impulso para mi práctica dental y siempre fui de todos modos un trasnochador. ¿Estas lista para volver a la cama? La noche comenzó a desaparecer y el horizonte se convirtió en una línea brillante en el Oriente sobre las aguas turbulentas de la bahía de Gowanus. Sol sintió un pánico revuelo en su estómago. No podía soportar que esa ninfa, esta Venus, este manjar de melocotones y crema, este bocado de amor a mordiscos dejara sus brazos. —Err, — dijo mientras la rubia estaba de espaldas mirando al techo, con expresión indescifrable—. Sé que esto suena un poco repentino, pero… Ella volvió la cabeza en la almohada para mirarlo. —¿Pero?

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—Es casi el amanecer. ¿Por qué no te quedas aquí. Por el resto del fin de semana. Acabo de comprar una nueva televisión plasma y tengo una biblioteca de CDs. Es bastante impresionante. —Acepto. — dijo, con voz curiosamente plana. Ella lo estudió por un momento y cerró los ojos—. Sol, — dijo—. ¿Qué sientes por mí? Di la verdad. La lengua de Sol se sentía demasiado grande para su boca. — ¿La verdad? A decir la verdad, estoy loco por ti. Espero que no asustarte…yo... Yo no quiero que me dejes nunca. La rubia se levanto y le dio su hermosa espalda a él. Se levantó de la cama y se dirigió a la cómoda para recuperar otro cigarrillo. Sus dedos con las puntas rojas parecían temblar un poco cuando ella sacó un Camel de la manada. Ella escarbó entre el contenido derramado de su cartera por el encendedor, a continuación, al encender la llama, ilumino su rostro. Sus ojos azules brillaban cuando se volvió a Sol. —Voy a tener que morder otros chicos, ya sabes. — Su voz era un desafío—. Una niña tiene que comer. —¡No hay problema! Yo también, quiero decir que creo que yo también. Es sólo una comida. Podemos resolverlo. — Sus ojos marrones se iluminaron con la esperanza—. ¿Estás diciendo… —¿Sí? Sí. Estoy diciendo que sí. Quiero decir en esta vida es difícil, difícil para encontrar a alguien con la misma… la misma perspectiva. ¿Sabes lo que quiero decir? Sol no sabía, pero asintió con la cabeza. Su mirada se había reducido a la intrigante oscuridad entre los muslos y su atención se había desviado a otras cosas. —Lo que estoy diciendo es, — la rubia continuó—, apenas nos hemos conocido, pero a veces uno sabe de inmediato que esto es. Este es el indicado. ¿Es a eso a lo que te referías? Sol arrastró su pensamiento detrás de su entrepierna. —Bunny, quiero decir Sunny, tú eres la mujer que he soñado, — Lo dijo con franqueza total—. Lo que quieras, está bien conmigo. ¿Estás por terminar con ese cigarrillo? Ella lo apagó y se mudó con languidez; sus movimientos eran fluidos, elegantes y eróticos, mientras ella volvió a la cama y se tendió junto al Sol. Ella arropo sus brazos alrededor de su cuello y le besó, su lengua exploro su boca. Brevemente él pensamiento de Sol se deslizo hacia sus dientes: plástico invisible nuevos aparatos, lo mejor del mercado, lo corregirá. Luego Sol dejo de pensar acerca de cualquier cosa. Más tarde, en la penumbra de un amanecer, Londres también conocida como Sunny, o como prefería Sol Bunny (a ella no le importaban los

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Vampire Romance nombres de cualquier manera) - habló de nuevo, sus labios tentadores a unos centímetros de los de Sol. —Solly, — susurró, y su corazón se agitó—, Yo necesito saber, ¿realmente quieres hacer un compromiso conmigo? Yo, casi soy una perfecta desconocida. —Me siento como si siempre te hubiera conocido. He soñado contigo. Te he anhelado. — Para Sol eso fue lo más cerca de la poesía de lo que nunca había estado—. Yo soy tuyo. Para siempre, si quieres. Lo que tú quieras te lo daré. — Era un hombre que había perdido su corazón. La razón había volado. Fue impulsado por una necesidad primaria para fusionarse y liberar el hambre cosechada en su alma. La rubia sonrió, con sus dientes muy blancos. —Sabes, creo que… Quiero reorganizar los muebles en el dormitorio. Estoy muy metida en el feng shui. — susurró. — ¿Huh? — Los ojos de Sol se agitaron un poco al sentir sus dedos moverse sobre su vientre. —Pero más tarde. Ahora, tómame, loco tonto. — Ella rió y abrió las piernas para recibirlo una vez más. La cama se sacudió. Las paredes vibraron. La cómoda que tenía el bolso de la rubia se sacudió. Una tarjeta de visita, que había estado descansando precariamente en un tejido, cayó al suelo. Se quedó allí boca arriba y, si Sol Tytel no hubiera estado ocupado en otras cosas, podría haber leído: Blanche Stein Casamentera Voy a encontrar a alguien perfecto para ti Brooklyn, Nueva York 212-555-1212

Nota del autor: Cualquier parecido con personas reales -vivas o muertas- es pura coincidencia y eso incluye a todos mis parientes en Brooklyn y Florida, especialmente por mi prima Glenda.

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La Elección del Cazador Shiloh Walker

-M

ierda.

El viento frío atravesó su ropa como si ella no llevara nada, soplaba el pelo en la cara, hacía que sus ojos se nublaran y en general esto hacía que su trabajo fuera doblemente duro. Pero ella no apartó la mirada de la pareja en el callejón y, además de susurrar la maldición, no hizo ningún otro ruido, no hizo ningún movimiento. Sujetaba una ballesta en una mano, con la otra sujetaba unos binoculares militares con capacidad de visión nocturna e incorporaba una cámara digital. Estaba más acostumbrada a usar la ballesta que los prismáticos, pero hasta hace un año, la única vez que había usado la ballesta había sido en un campo de tiro. Eso había sido hace otra vida atrás. Antes del 22 de febrero de 2007. El día en que su vida cambió para siempre - el día que su hermano gemelo y su esposa, la mejor amiga de Sara, fueron encontrados muertos en su habitación de hotel, durante su luna de miel. José y Darla habían sido la única familia que le quedaba y perderlos pudo haber sido devastador. Pero el que ellos fueran asesinados tan brutalmente y vivir con el sentimiento en su intestino de nunca encontraría al responsable, lo haría mucho peor. La pregunta de quién, podría seguir sin respuesta. Pero Sara sabía quién los había matado. Una criatura que no podía existir, que no deberían hacerlo. Un monstruo que se parecía a un hombre, actuaba, caminaba, hablaba, sonaba como un hombre. Ella lo había estado observando a este por una semana. Algo sobre la forma en que se movía, la forma en que miraba a la gente, había despertado una alarma en su cabeza. Él se movió un poco, le vantó la cabeza de la mujer en sus brazos. La maldita iluminación en el callejón era demasiado tenue, pero Sara estaba acostumbrada a ello. Estos monstruos nunca hacían un movimiento a menos que fuera un lugar oscuro y sombrío. A través de su visión nocturna –de los binoculares-, Sara vio que la mujer desabrochó la camisa del hombre, y apretó los labios en su pecho desnudo.

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Vampire Romance La cabeza del hombre cayó hacia atrás y Sara sonrió con satisfacción, al ver que él con sus labios entreabiertos, mostraba exactamente lo que había sospechado. Dos agudos colmillos de marfil. —Te tengo —murmuró, sacando una foto, a continuación, dejo los prismáticos a un lado y levanto su ballesta. La mujer estaba a punto de obtener un muy rudo despertar, pero Sara pensó que era mejor que la mujer viera a alguien disparando en frente de ella, a que una sanguijuela la drenara hasta dejarla seca. Detrás de ella, el viento arreció. Sus oídos captaron un extraño crujido, tranquilo, un golpe sordo, y luego se oyó una voz. Una voz familiar. —No es una buena idea, Sara. Se dio la vuelta, manteniendo el objetivo de la ballesta listo, mientras que se enfrentaba el hombre que ella no había visto en un año. Wyatt Cooper. La sangre corrió a su cara y una sensación enferma de pánico estalló en su interior. Aturdido, parpadeó y lo miro en la luz tenue, pero no había duda de esa cara. Con el corazón acelerado, bajó la ballesta a su lado. " —¿Wyatt? Él miró por encima del hombro y tuvo la más extraña sensación de que sabía exactamente lo que ella había estado haciendo. Su corazón levanto unos cuantos latidos, cerrando de golpe en la pared de su pecho con una fuerza que la dejó sin aliento. Una sonrisa leve tirón en los labios. —Imagine que me iba a topar contigo aquí. — Su mirada se detuvo en su ballesta—. Lugar extraño para prácticas de tiro. —Ahhhh… —Me parece recordar que eras un poco más locuaz que esto. — Inclinó la cabeza, sin dejar de mirarla con esa tenue y divertida sonrisa en los labios. —Sí, bueno, me atrapaste un poco fuera de guardia. ¿Qué haces aquí? Wyatt se encogió de hombros. El viento frío no pareció molestarle cuando empujo su cabello hacia su rostro. Parecía muy fuera de lugar, se dio cuenta, pero Wyatt, era el tipo de hombre de los que siempre se destacan. En el marco de la gabardina abierta, llevaba una camisa de color oscuro, que brillaba en la luz tenue, y pantalones oscuros. Durante la semana en la que habían pasado juntos, siempre parecía que había salido de las páginas de la GQ. Bueno, cuando no había estado desnudo encima de ella. O debajo de…

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Vampire Romance Sus zapatos eran más adecuados para pasear por los pisos de una sala de reuniones, que por un tejado roto, lleno de basura esparcida en el lado oeste de Chicago. Sin embargo, se trasladó a través de la azotea, como lo hacía siempre, sin preocuparse por el frío, por sus armas o por la forma en que ella lo miraba. — ¿Qué estás haciendo aquí? Él le deslizó una mirada mientras se acercaba al punto en el muro de ladrillo donde ella había pasado las últimas dos horas. —Buscándote. —Buscándome. — Mierda. Las campanas de alarma comenzaron a sonar. Tiempo de salir corriendo. Sus binoculares y una de sus bolsas estaban justo a un pie de distancia. Ella podría apoderarse de ellos. Obtenerlos y que el infierno se lo llevara—. ¿Por qué me buscabas? —Voy a responder a esta pregunta después de que tú me respondas algo. — Cruzo los brazos sobre su pecho, miró hacia el callejón. Por el rabillo del ojo, Sara siguió su mirada. Su corazón se hundió a sus pies al darse cuenta de que él la había distraído en el peor momento posible. Abajo, en el callejón, el vampiro se alimentaba. La mujer se detuvo, casi pasiva, en sus brazos y tenía una expresión de éxtasis total en la cara. ¡Maldita sea, maldita sea, maldita sea ! Sacudiendo la ballesta, ella apunto rápidamente, consciente de que sólo habría un segundo… Menos. No tuvo tiempo de apuntar antes de que Wyatt se moviera, y le arrancara la ballesta de las manos con una fuerza increíble. — ¡Devuélvemela! — Sara lo trato de alcanzar, pero se escapó—. Él va a matarla. Si pensaba que sus palabras podrían haber tenido algún tipo de impacto en él, ella había pensado mal. —No, Sara. No lo hará. Él no va a hacerle daño. —Tú no sabes de qué demonios estás hablando. Estupendo. Quédate con la jodida ballesta . Fue hasta bajo la camisa, sacó la Glock enfundada en la base de su columna vertebral, mirándolo desde el rabillo del ojo mientras apuntaba. Una vez más, ni siquiera lo vio moverse, hasta que le retiro el arma. —Desafortunadamente, Sara, si lo hago. Algo frío y feo se movió directo hacia ella y ella levantó su cabeza, mirando como Wyatt se trasladó de pie delante de ella. Él estudió su rostro con ojos sombríos. Si sus instintos ya no hubieran estado gritando en ella, habrían comenzado, sólo con esa mirada. — ¿Qué estás haciendo aquí Wyatt? — Preguntó de nuevo, con voz ronca. -Le preguntó - aunque una parte de ella ya sabía la respuesta—. ¿Cómo sabías que estaba aquí?

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Vampire Romance El año pasado, pocos días después de que Joey hubo sido enterrado, Sara se había encontrado con un extraño, atractivo con los ojos de color ámbar, pelo negro sedoso y una sonrisa maliciosa. No era del tipo que recogía a los hombres en bares, no era del tipo que iba a un hotel con un chico que había conocido hace sólo unas horas. Pero ella lo había hecho con Wyatt. Y recordó todo con gran detalle. Había pasado una semana con él, una semana en la que rara vez salía de su habitación de hotel. En el séptimo día, se había escapado de la habitación mientras él había estado en la ducha y no lo había visto a él desde entonces. Ella había pensado en él demasiado a menudo, para la paz de su espíritu y los pocos sueños que ella había tenido –que no fueran pesadillas- había estado centrados en torno a él -calor, sudor, los sueños la dejaban adolorida, necesitada, y con una sensación de soledad cuando se despertaba en su cama solitaria. La dejaban deseando que de alguna manera las cosas pudieran ser diferentes, que ella podría superar la misión que se había fijado para sí misma. Pensaba en él - se preguntaba si alguna vez él pensaba en ella y pensó que el súper-hombre sexy hacía tiempo que la había olvidado. Pero ahora estaba de pie delante de ella, mirándola con esa sombría expresión de su cara. —Estoy aquí por ti, Sara. — ¿Por qué? — Se desplazó hacia atrás, decidiendo que olvidaría su bolso. El arma. La ballesta. Ella podría conseguir nuevas armas. Los párpados caídos y, cuando él la miró de nuevo, el terror envolvía un puño de hielo alrededor de su corazón. Sus ojos de color ámbar brillaban. Cuando él abrió la boca para hablar, ella apenas le oyó decir, —Creo que sabes por qué. Ella estaba demasiado ocupada mirando a sus colmillos. Hablando acerca de tomar a uno por equipo, Wyatt pensó con repugnancia mientras Sara retrocedía pedaleando. Sus pálidos ojos verdes, se pusieron anchos con una sacudida, su cara bonita se había puesto pálida de miedo y se podía oír el latido rápido del corazón a cinco metros de distancia. Cinco pies y en ascenso. Su mano se deslizó hasta la cintura y luego cayó a un lado como si ella justo recordara que él había tomado su arma. Las armas en general eran de poca utilidad para alguien como Wyatt, pero él sabía que las que había tomado de Sara no eran del tipo usado para fines recreativos. Eran las armas de un soldado. Un luchador. Un asesino. Le dolió el corazón de ver el dolor y la rabia que él le había infringido a ella. Los recuerdos de Wyatt de esa semana el año pasado eran cristalinos. Él podría recordar cada detalle agudo, exquisito. La forma en que sus pestañas revoloteaban derecho ante sus ojos como platos

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Vampire Romance cuando ella se acurrucaba en él, una sonrisa felina curvaba sus labios mientras lo abrazaba. La manera en que esos lindos ojos verdes se habían empañado por las lágrimas que trataba de contener. La manera renuente en que ella le dijo que su hermano gemelo había sido asesinado, junto con su mejor amiga. Incluso entonces había tenido secretos en los ojos, algunos ocultos conocimientos que no había dicho en voz alta. Mirando atrás, Wyatt, supo que no debería haberla dejado escapar como ella lo hizo. Y no sólo porque podría haber pasado felizmente los siguientes 50 años en la cama con la mujer. Cuando ella se escapó de él, casi había salido detrás de ella. Casi. Pero él había sido enviado para asegurarse de que ella estaría bien -no para joder su cerebro. Él había terminado haciendo ambas cosas, y la culpa que llevaba, se aliviaba en parte por el conocimiento de que ella lo había necesitado, y no solo por el sexo anónimo. Un hombre se permitía algunas falsas ilusiones, después de todo. La culpa pertenecía al pasado, sin embargo. Había estado pensando con la cabeza equivocada y ahora ambos estaban atrapados en un lío. —Tú eres uno de ellos, — susurró. Hubo una afectada mirada en sus ojos que iba a quedarse en su mente por un largo, largo tiempo. —Sara, no voy a hacerte daño. Ella se rió. Fue un feo sonido quebradizo, que se hizo eco a través de la noche. Cuando se perdió, se quedó mirándolo con una mezcla de incredulidad, dolor, enojo y temor. —No me vengas con esa línea, Wyatt. Yo sé lo que tu clase hace. Dañar a las personas es todo lo que ustedes saben. —Si hubiera querido hacerte daño, yo lo habría hecho el año pasado. Ella se estremeció como si le hubiera dado una bofetada. Wyatt se quedo quieto, cuando lo único que quería era llegar a ella y jalar de ella hacia él. —Si no quieres lastimarme, entonces ¿Qué infiernos es lo que tú quieres? — preguntó ella. Su voz destilaba sarcasmo y él sabía que ella no le creyó. Le dolió. Pero él había venido sabiendo que iba a quedar ensangrentado -en sentido figurado-. Dejando a su corazón trastornado otra vez, muy parecido a cuando él se percató de que ella le había dejado, estaba mucho mejor que la alternativa. Eso era algo en lo que aún no quería pensar. Céntrese en el problema, Wyatt, no en las consecuencias del fracaso, se dijo a sí mismo. —Yo sólo quiero e vitar que cometas un error. — Tiró la barbilla de ella en dirección del callejón, pero no la miraba a la cara—. Él no iba a hacerle daño. Él no cree en eso. Sara frunció los labios.

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Vampire Romance —Sí. Apuesto. Tú sabes, esto del vampiro con pedazo de alma ya se ha hecho. Buffy y Angel cubrieron bastante ese guión de la historia. A pesar de sí mismo, Wyatt sonrió. —Buffy y Angel son Hollywood, amor. Esta es la vida real. — Su sonrisa desapareció y se pasó una mano por el cabello y suspiró—. Sara, vampiros no son demonios más que lo que los humanos lo son. Sí, algunos son unos monstruos…— Él arqueó una mirada en su dirección, y añadió—: Pero de todas formas, he visto por mí mismo, monstruos humanos, también. —Humanos no mataron a Joey y Darla. —No. — Wyatt la miro de forma ecuánime—. No estás equivocada en eso. Ellos fueron atacados por vampiros. Pero no todos los vampiros matan, Sara. Ella le dio una sonrisa difícil. Coincidía con la mirada en sus ojos. Dura. Sin emociones. Vacía. —Lo siento, no lo compro. —Si todos los vampiros matan… ¿cómo es que todavía estás viva? — Por un segundo, parecía dudosa. Wyatt aprovecho esa ventaja—. ¿Te lastimé alguna vez, Sara? ¿Te hice hacer algo que no quisieras? —Sólo porque no lo hiciste entonces no significa que nunca lo harías, amante. Él le dio una mirada estrecha. —Sara, cariño, es un poco insultante decirme que soy un frío asesino de sangre y luego me llamas ―amante‖ al mismo tiempo. Ella se burló de él. —No me digas que has estado hospedando recuerdos cariñosos, Wyatt. — ¿Cariñosos? — Sus párpados cayeron sobre sus ojos. Incapaz de mantenerse alejado, se dirigió a ella, más rápido que lo que los ojos de un mortal pudieran registrar. Los ojos de ella se abrieron, su latido del corazón aumento y su aprensión perfumo el aire. El depredador en él se movió, el despertar el hambre se activo. Pero al hombre le dolía. Él extendió la mano y enganchó la mano por su cuello, moviéndose en su contra, a fin de que sus cuerpos fueran presionados juntos desde el pecho hasta la rodilla. — ¿Recuerdos cariñosos? Yo recuerdo la forma en que gemías en mis brazos, la forma en que reías cuando te despertabas con olor a café. Recuerdo la forma en que saboreabas…— Bajando la cabeza, hundió el rostro en la curva de su cuello y hombro. Ella se puso tensa y trató de poner distancia. Él aspiró el aroma de ella, hasta inundar su sistema y luego la dejó retirarse—. Recuerdo la forma en que llorabas hasta quedarte dormida mientras yo te sujetaba. Recuerdo como te escapaste de mí. Él dio un respiro y desvió su mirada de ella. Esto era difícil, aún más difícil de lo que pensaba que sería. ¿Cómo podía ser que esas pocas noches hubieran dejado tal marca en él?

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No había estado con otra desde ella y la frustración sexual a solas era un asesinato. Pero él no quería a cualquier otra mujer. No podía ver una morena bonita sin recordarla, recordando la forma en que había enterrado sus manos en su sedoso cabello mientras la besaba. La forma en que extendía una manta por encima de ellos mientras dormían. —Tengo recuerdos cariñosos de la pesca con mi padre. Mi primer perro. Mi primera mujer. — Le deslizó una mirada y añadió con voz ronca—, Pero cariño ni siquiera arañan la superficie de lo que recuerdo de ti. No ―cariño‖ era para apenas recordar los recuerdos de su juventud, los recuerdos de la vida que había planeado vivir hasta que intervino el destino. Algo que era ―cariñoso‖ podía disfrutar recordando, pero nada en que él gastaría su vida extrañándolo. Sara se había perdido todos los días. Se despertaba pensando en ella. Soñaba con ella. Pensé en ella. Sufría por ella. Sara no era una de esas cosas "sin pretender serlo" que por lo general era capaz de dejar atrás. Al igual que la vida que una vez había cuidadosamente planificado. La novia que se había visto obligado a dejar atrás. Su trabajo. Su hogar. Sus padres. Cosas, la gente que había amado. Pero que había sido capaz de dejarlos atrás. Él no podía decir lo mismo de Sara y, cuando él estudió su la cara, sabía que no iba a ser capaz de llevarla cuidadosamente lejos a algún nichos. Ella podría ser un "sin pretender serlo", pero él no pudo aceptarlo. Ella comenzó a retorcerse, su mirada se alejaba, como si su atención la hiciera sentirse incómoda. Cuando él dio un paso hacia ella, sus ojos se inclinaron en su dirección, aunque mantuvo su expresión en blanco, se podía sentir el temor en ella. Él no se detuvo sin embargo y ella no se alejo de él. — ¿Tienes miedo de mí? Ella levanto la barbilla. —Sería estúpido no tenerte miedo. Wyatt arqueó una ceja. — ¿Por qué? ¿Cuándo he hecho yo algo que pudiera perjudicarte? ¿Cuándo he hecho algo para que pienses que podría? Ella curvo sus labios hacía él, hizo un gesto hacia su cara, su ojos se centraron en su boca. Aunque sabía que no había nada sexual en la mirada, su cuerpo responde como si le hubiera dado un beso en los labios y no que se estaba burlando de sus colmillos. —Los que no están allí como adorno. Con un encogimiento de hombros, Wyatt, dijo:

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Vampire Romance —No. No lo son. Sirven a un propósito. Pero yo decido a que propósito servirán, Sara. No perdí mi humanidad, cuando esto sucedió, y no opte por esto. Sus pestañas parpadearon. A él le hubiera gustado pensar que en realidad había llegado a ella, pero Wyatt no había sido nunca un optimista. —Déjame en paz, Wyatt. Miró hacia sus cosas, pero no trato de obtenerlas. En lugar, ella se retiró hasta que alcanzó las escaleras de escape, miraba como si ella esperase que él se abalanzara sobre ella. La idea tenía su atractivo, aunque no por las razones que a ella le pareció pensar. Pero Wyatt se quedó allí y vio como ella pasaba las piernas sobre el borde del techo y desapareció de la vista —Eso no fue bien. El viento se estrelló contra él cuando se levanto, en la oscuridad debatiendo su próximo movimiento. Por ahora, el vampiro al que Sara había estado apuntando estaba a salvo, al igual que cualquier otro en la zona (ella había dejado sus armas). Wyatt se metió la pistola en la cintura, se volvió para mirar hacia atrás a sus otras cosas. Con un suspiro, empezó a recogerlas, sólo parando para mirar hacia atrás en la dirección en la que Sara se había ido. Era medianoche y Sara era una mujer sola. Tenía que seguirla, asegurarse de que dondequiera que ella fuera estuviera sana y salva. Su línea de pensamiento lo golpeó, como si su cuerpo le susurrara una advertencia. Un toque de hielo frío se deslizó por su espina dorsal y cada instinto que tenía se puso en alerta roja. Su cabeza voló y se volvió siguiendo una llamada que pocos podían oír. La Muerte. El hambre ciega. No había perdido su humanidad cuando se convirtió en un vampiro. Pero algunos sí. Había monstruos por ahí que se aprovechaban de los seres humanos y, a ahora mismo, uno de ellos estaba de cacería. Sara no podía escuchar los pasos y, cuando se volvió a mirar, ella no vio a nadie detrás de ella. Pero ella sabía que estaba siendo seguida. Infiernos. Jodidamente seguida . Estaba siendo acosada. La piel de la parte posterior de su cuello se arrastró, su instinto anudo y la sangre rugió en sus oídos. Sus dedos picaban y, si hubiese tenido su arma, ella la habría sujetado como una manta de seguridad. Quería correr. Desesperadamente. Pero la parte de ella, más tranquila sabía que la carrera era una mala, mala idea. Muy mala. Las cosas que corrían eran perseguidas. Las cosas que se perseguían con demasiada frecuencia eran atrapadas. No, gracias.

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Luego hubo otra parte de ella que le susurró, que ella tenía que volver a Wyatt. Esa voz, por alguna razón, era más difícil de ignorar. No tenía ninguna razón lógica para pensar que nada de Wyatt prometía seguridad - incluso si él acababa de dejarla ir. Incluso si no había tratado de hacerle daño. — ¿A dónde vas, niña bonita? Era una voz baja y divertida - de profundidad con un acento sureño, suave y silencioso. De ninguna manera amenazante. Pero ella sentía la amenaza. Envío de una mirada sobre su hombro, ella le busco, pero vio nada. Adquiriendo velocidad, se centró en la acera adelante de ella. Y también en él. El instinto se hizo presente y se llevó el infierno de la palma de su mano hacia arriba, pero se alejó, eludiendo su golpe con patética facilidad. Agarró sus dos brazos. Sus dedos eran duros, el frío de ellos se filtraron a través de su ropa congelándole los huesos. — ¿Adónde vas con tanta prisa? — Preguntó, sonriendo. Sara no dijo nada. La sonrisa se desvaneció y ladeó la cabeza, el estudio su cara. >>Tú no estás gritando. ¿Por qué no gritas? Una vez más, no dijo nada. Sus dedos apretados en los brazos y la sacudió con fuerza. Sara estiró su cabeza fuera de él cuando apretó la boca en la mejilla y se echó a reír. >>Ya, así es más parecido a como debería ser. Es más divertido cuando se lucha. —Entonces, esto va a ser muy divertido para ti. El sonido de la voz fue el sonido más dulce que ella había oído, Sara decidió. ¿Y qué fue lo que ella obtuvo alejándose de él hace unos minutos? Girando la cabeza, trató de seguir el sonido de su voz, pero el hombre se trasladó a sujetarla, arrastrándola hacia un callejón a su derecha. Se movía con una velocidad que dejó a su cabeza dando vueltas. El miedo hacía rugidos de sangre en sus oídos. Ella pensó que los oía hablar pero sus palabras no tenían sentido. Al menos, no hasta que una mano la agarro de los pelos y volvió la cabeza hacia un lado. —A menos que desees que le arranque la garganta delante de ti, suspenderás lo que infiernos estás haciendo. —Que…— Ella escuchó, a pesar de que deseaba no haberlo hecho. El vampiro bajó la boca a su cuello, recorriéndola con los dientes. —Ven más cerca, cazador, y ella muere.

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Vampire Romance Ella enfoco la atención en la cara de Wyatt. Podía verlo ahora, moviéndose a través del callejón, con una sonrisa en los labios. Luz y sombra jugaban por su cara y los ojos penetrantes de color ámbar pálido brillaban. —Tú sabes cómo termina esto, chico. Déjala ir y yo podría incluso darte una ventaja. Pero esa es tu única oportunidad. El hombre detrás de ella apretó la mano, obligando a la cabeza a moverse en un ángulo antinatural que dolía. Mierda, se sentía como si fuera a romperle el cuello antes de que pudiera morderla. —Yo sé lo que pasara si la dejo ir. Wyatt sonrió. Era una media sonrisa, llena de amenazas y amenazas. —Eso va a suceder de todos modos. Tú solo has tu elección: dolorosamente lenta o compasivamente rápida. Detrás de ella, el vampiro se tensó. Su brazo se acercó, recorriendo la parte superior de su cuerpo y pasando su mano por su cuello suavemente, casi como amante. —Tengo una mejor opción. —Como el demonio, — Sara gruñó y se echó hacia atrás con la cabeza. Él o bien no era tan rápida como Wyatt, o se había quedado engañado por su silencio, porque no se movió a tiempo. Ella lo golpeo con tanta fuerza que dejó a su cabeza dando vueltas, pero oyó a los huesos crujir. Lo que ocurrió después fue demasiado rápido para que ella lo procesara. Un minuto él la tenía, y luego se ella fue volando, a través del aire y golpeando la pared con una fuerza que la sacudió. La cabeza golpeo contra el ladrillo y las luces brillantes estallaron detrás de los ojos. A lo lejos, oyó su nombre. Wyatt. Había un clamor. Una ráfaga de viento. El dolor en la cabeza latía, bloqueando cualquier cosa, todo lo demás. Las manos le tocaban la cara. Suave. Calmante. —Sara, mírame. Demasiado duro. Abrir los ojos sólo tomaría demasiado esfuerzo. Pero él pasó los dedos por su mejilla y ella se dio cuenta de que tenía que verlo. Elevo las pestañas, lo miró a la cara, viendo fuera de foco. Sus ojos eran de color ámbar oscuro, con preocupación, con ira. A pesar del dolor que se irradia a través de ella, tenía que sonreír. En realidad parecía que le importaba. Pero, a los vampiros no les podía importar. Wyatt se sentó en la silla junto a la ventana, rumiando cuando él diviso el sol debajo del horizonte. Al pasar el tiempo, algunos de los más fuertes vampiros podían tolerar cantidades cada vez mayores de luz solar. Tan sólo unos segundos al principio, pero su tolerancia aumentaba lentamente. El cambio de Wyatt había sido hace casi 80 años y él podría tener el suficiente sol para ver como el sol hacía su desaparición.

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Su piel quedaba ardida y quemada, como si se trataran de quemaduras del sol y se sentían como ampollas. Pero, cuando los rayos del sol desaparecían, su cuerpo empezaba a reparar el daño. Él supo cuando ella se despertó, oyó el sutil cambio en su respiración, en su latido del corazón. Sin embargo, no estaba preparado para el bajo, sonido ronco de su voz. —No pensé que los vampiros podían manejar la luz del sol. Cerrando los ojos, él se armó de valor para ver su cara antes de que ella lo mirara. Estaba pálido, pero vivo. Las pasadas 13 horas habían sido terribles. Él había luchado contra los instintos naturales de su cuerpo, permaneciendo despierto durante el día para verla. Vigilando. Preocupado. Cavilando. Y algo más que preocupado. Hacía más de 80 años desde que se había graduado de médico y decir que las cosas habían cambiado es decir poco. Sin embargo, una conmoción cerebral era bastante de básico y eso fue todo lo que ella tuvo. Una cosa acerca de ser un vampiro: si hubiera habido sangrado interno, él lo hubiera olido. Ella seguía mirándolo con los ojos abiertos. Wyatt, suspiró y miró por encima del hombro al cielo oscuro. —La mayoría de la mitología que rodea a los vampiros son puros disparates o exageraciones. — ¿A igual qué ver o oler sangre los convierte en maniáticos? Wyatt se encogió de hombros. —La mayoría de los viejos vampiros tienen un mejor control de eso. ¿Y los nuevos? Posiblemente. Pero son supervisados hasta que tienen algún sentido de control. —Tú lo haces parecer como si hubiera leyes —Las hay. — Wyatt, no se molestó en dar más detalles. A ella no le importaba por sus leyes, ni su finalidad, ni nada. —Al parecer, las leyes no sirven de gran cosa, — Ella dijo con voz amarga. Suavemente, Wyatt señaló. —Los seres humanos tienen leyes. Pero los seres humanos siguen matando, robando, hasta violando. La ley nos da una manera de castigar al culpable, pero siempre, mientras el libre albedrío exista, habrá quienes violen la ley. Mortales y vampiros. — Ella aparto la mirada, pero no antes de que él vislumbrara el dolor en su mirada—. La ley le falló a tu hermano y su esposa, Sara. Lo siento por eso. Pero no puedes continuar con esta misión. Vas a hacer que te maten. Su risa fue dulce y amarga.

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Vampire Romance — ¿Crees que no sé eso? — Hizo una pausa y miró hacia atrás de él— .Estas leyes -alguien tiene que hacer que se cumplan, ¿verdad? ¿Puede alguien encontrar justicia para mi hermano? ¿Su esposa? —Sara. — Esperó hasta que ella lo miró y luego se deslizó de la silla. No había nada que él pudiera decir para apaciguar el dolor de ella, incluso si compartía todo lo que sabía, nada quitaría el dolor. Había algo, sin embargo, que él le podía dar. Se arrodilló delante de ella y deseo poder tocarla, deseo que ella deseara su toque—. Ya se ha hecho. Ella parpadeó. Su garganta trabajó como si ella estuviera tragando. Su lengua se deslizó para mojar los labios y, a pesar de que se trataba de un gesto inocente, la sangre de Wyatt se calentó y el hambre dio una llamarada de vida. Él tenía que centrarse, incluso comprender sus palabras. — ¿Ya está hecho? No, no podía tocarla. Wyatt se dio cuenta. Ella se apartaba, él se iba a sentir como un tonto, pero tenía que hacerlo. A la ligera, con suavidad. Todo lo que hizo fue sacarle el pelo de la cara, una caricia rápida que duró sólo un latido del corazón. Su aliento se congelaba en sus pulmones y se preparó a sí mismo. Pero ella no retrocedió. Ella ni se inmutó. Sus ojos no se congelaron con disgusto. Sus ojos se levantaron y se reunieron con los de él. Poco a poco, Wyatt extendió la mano y le tomó la mejilla en la mano. —Hecho. Ellos estaban muertos antes de la puesta de sol al día siguiente. Sara se desplomó, dejando caer la cabeza hacia abajo. —Muertos. — Ella se quedo inmóvil durante un minuto y luego se puso de pie, dando vueltas por la habitación—. Muertos. Tú me dices que han estado muertos durante un año. ¿Y esperas que yo te crea? ¿Así como así? Wyatt se levanto y metió las manos en los bolsillos, observaba sus grandes zancadas. —No espero que me creas, Sara, no sobre esto. No sobre nada. Ella llegó a un abrupto fin y se volvió, frente a él. —Entonces ¿Por qué debería? ¿Por qué confiar en ti? ¿Cómo es que te miro y me no tengo el impulso de salir corriendo cuando sé que debería hacerlo? —Había una emoción desnuda en los ojos, confusión. Duda. Y necesidad. Esa necesidad le pego a él directo al intestino, porque parecía hacerse eco de la emoción en su interior. Su voz estaba oxidado, ronca cuando él dijo: —Es el cerebro que te dice que corras, Sara. Sin embargo, algunas otras partes de ti se dan cuenta de que no soy un peligro para ti. — ¿Cómo puede ser?

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Vampire Romance Con un puño cerrado alrededor de su corazón. Wyatt dio un paso lento en su dirección. Seguido por otro. Otro. Estuvo muy cerca lo suficiente como para alcanzarla y tocarla, pero él no se lo permitiría. — ¿Cómo podría? ¿Cómo podría hacerte daño? — En lugar de tocarla, fue detrás de él y sacó la Glock de la su cintura. Luego él se permitió tocarla, pero con suavidad. Sólo la muñeca. Envolver los dedos alrededor de ella, empujó la pistola en la mano y la levantó, apretó la boca a su pecho. >>Puedes hacerme daño, ¿Sara? Sigue estando cargada. Si de verdad crees que soy un monstruo "sin alma‖, entonces debes apretar el gatillo. Me he enfrentado a mi parte de monstruo y créeme, no vacilo. Ella vacilo tratando de soltarse, pero él no la soltó. —Estás loco, — susurró—. ¿Crees que no lo hare? ¿Crees que no puedo? Wyatt sonrió tristemente. —Oh, no. Sé que puedes apretar el gatillo. Sé que puedes. Y si de verdad creen que no soy nada, más que un monstruo, entonces tienes que apretar el gatillo. Su respiración se enganchó en el pecho. Su mirada se redujo a la pistola presionando en el pecho. En esta corta distancia, no había forma de que la bala podría errar a su corazón. Estaría muerto antes de que incluso llegara al suelo, como un mortal. —No. — Su voz llegó en un susurro ronco, roto. Trato de soltarse de su dominio, y esta vez él la dejó ir, viendo como ella le ponía el seguro, con cuidado… oh, tan cuidadosamente. Luego puso la pistola en la mesilla de noche y se frotó las manos en la parte delantera de su pantalón—. No. — ¿Por qué no? —Porque no puedo. — Sacudió la cabeza y se volvió hacia él—. No puedo. Había algo en sus ojos que podría haber hecho que él hiciera algo que lo dejaría totalmente humillado -como ir hasta ella, como decirle que había pasado el último año deseando que las cosas fueran diferentes. Que él había pensado pasar el resto de su vida con ella, después de sólo una semana, juntos - y que fantasía que era. Ella era mortal. Ella moriría en un puñado de pocas décadas. Él era vampiro. Podía morir y, tarde o temprano, lo haría. Pero que las posibilidades eran que caminaría por la tierra mucho después de que Sara fuera a encontrarse con su Creador. Sin embargo, incluso este hecho desagradable no era suficiente para evitar que él quisiera tocarla. No. Lo que le detenía era esa manera blanca e inexpresiva con la que ella, cuidadosamente se apartaba de él.. En el momento en que ella estaba en la puerta, la expresión de su rostro era lisa y blanca como una muñeca. Llegó a abrir la puerta sin mirar lejos de él.

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Él estaba tentado a dejarla salir. Él sabía que este era un ejercicio inútil, pero él no podía dejarle marcharse. Y no tenía nada que ver con las órdenes del condenado Consejo, tampoco. Cuando ella abrió la puerta, él se trasladó rápidamente, cruzando l piso. Sus ojos se ensancharon y sus oídos recogieron el revelador latido de su corazón cuando él se acercó y se llevó la mano a la puerta, impidiéndole abrirla. —No te puedes ir todavía, Sara. Ella levanto la barbilla. — ¿Por qué diablos no? —Porque lo que estás haciendo tiene que parar. — El miedo que él sintió dentro de ella, ya había desaparecido y ella lo empujo. Le pego un codazo y él automáticamente se froto. Miserable pequeña mocosa—. Tenemos leyes, Sara. Leyes para proteger a los inocentes - y a los vampiros inocentes. Ellos también existen. Ella puso los ojos en blanco. —Sí, claro. Debido a que las sanguijuelas en realidad no lastiman a la gente, ¿verdad? Para tener un mejor alcance de ella, él le paso la mano por el cuello y le dijo: —En realidad, tienes toda la razón. No tiene que doler, y no hay no hay razón para matar. Ella le golpeó en la mano. —No me toques. El hielo en su voz fue como una puñalada, que cortó más que su orgullo. Él se relajó un poco más cerca, pero si estaba tratando de calmar el orgullo herido, o algo más profundo, él no lo sabía. Se acerco a ella de modo amenazador, la siguió cuando ella se retiró hasta que tropezó con una mesa estrecha. —Recuerdo cuando me pedías que te tocara, — Él susurró. Llevo su dedo a los labios y recordó su sabor. —No me lo recuerdes. — ¿Necesitas un recordatorio? — Wyatt preguntó—. Yo no. Recuerdo todo. Hasta…el último…detalle. Sus ojos verde mar oscuro de jade y su respiración se entrecorto. Oyó la aceleración de su pulso, el olor el cambio en el aire alrededor de ella. >>Te acuerdas también, ¿no? La espesa franja de sus pestañas revoloteó, tapándole los ojos. Pero él no necesita verlos para saber la respuesta. Él deslizó su mano hacia abajo, por la curva por encima de su cuello, su pulgar descansando sobre la muesca poco profunda en la base.

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Vampire Romance —Soy el mismo ahora que entonces. — Le dijo ella, su voz era ronca—. El mismo hombre que encontraste en un bar, el mismo el hombre que llevaste a tu hotel, el mismo hombre que te hizo el amor y te sostuvo cuando llorabas. Si yo no te hice daño, ¿por qué voy a hacerlo ahora? Su cuerpo se estremeció y Wyatt derramo unas lágrimas, con una maldición. Él se marchó, pero el sonido de pasos detrás de él, le hicieron darse vuelta. —Sara — Se volvió, seguro de que ella estaría corriendo hacia la puerta de nuevo. Pero ella no lo hacía. Daba un paso hacia él. Otro. Otro. —No puedes esperar que me desaprenda de todo en lo que he creído desde que mi hermano murió, Wyatt. — ella dijo. —No lo hago. Ella no parecía oírle. —Yo no soy una persona impulsiva. O al menos yo no solía serlo. No recojo a los hombres en los bares. Y no voy a los hoteles con los extraños. Nunca hubiera creído que podría desarrollar alguna bizarra obsesión de Buffy y que iba a salir a cazar monstruos que no pueden existir. ¿Estoy haciendo esto? Sin duda, la respuesta era afirmativa. Y era lo que Sara había querido hacer desde que se abrió la los ojos y lo vio sentado en una silla, con su mirada centrada en el sol poniente. Ella había visto como su rostro se ponía rojo, como si ardiera, vio formarse ampollas y luego desaparecieron momentos más tarde cuando el sol desapareció. Si ella había albergado dudas sobre lo que era, se habían muerto en ese momento. Pero incluso el conocimiento no la detenía. Dudaba que cualquier cosa pudiera hacerlo. No había ninguna razón para hacer lo que estaba haciendo. No podía haber. Nada de lo racional, nada sano, pero aún no se detuvo. Tomó otro paso y éste le llevo tan cerca de él, su cuerpo estaba casi emocionado. —Hasta hace algunas pocas horas yo no hubiera pensado que podría llegar a cambiar de opinión, sobre lo que es y no es un monstruo. — Ella levantó la cabeza, mirándolo a los ojos—. Yo no estoy dispuesta a cambiar de opinión sobre eso. Todavía no. Quizá nunca. Yo no sé si estoy dispuesta a renunciar a eso. Levantando la mano, ella trazó un dedo sobre los labios de él y susurró: >>Yo no puedo cambiar mi mente, ni tú tampoco. — Ella presiono ligeramente sobre el labio inferior y abrió la boca, lentamente, sólo un poco, como si él no lo quisiera en absoluto. Sus colmillos no se mostraban, pero ella podía recordar cómo eran, se encontraba preguntándose por qué no eran visibles ahora—. Incluso con estos…

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Vampire Romance Sara pensó. Él pudo haberle hecho daño, en cualquier momento durante el día, mientras dormía. , O en un sin número de ocasiones, durante el año pasado, y no lo hizo. En el fondo, sabía que no lo haría… no. Tan fuerte como era su pena y su rabia, su fe en él, era incluso más fuerte. Sus rodillas se debilitaron cuando él cerró los labios atrapando su dedo, chupándolo ligeramente, pellizcándolo en la punta cuando ella lentamente retiró su mano. —Yo sueño contigo y sé que no estoy dispuesto a renunciar a eso. Sus pupilas se dilataron, una respiración dura se le escapó. Ella se levanto manteniéndose sobre los dedos de los pies, y apretó su boca contra la de él. Durante los siguientes 30 segundos, se quedó casi congelado mientras ella lo besaba. Sin embargo, aunque ella estaba calmada, había empezado a desarrollar un complejo en él. La agarro de la cintura. — ¿Qué estás haciendo, Sara? —Susurró contra sus labios. — ¿No lo sabes? — Movió la cabeza hacia atrás, le sonrió y deslizó sus manos bajo su camisa—. Lo hicimos un montón el año pasado. Creía que habías dicho que lo recordabas todo. Las manos en la cintura cimbraron, con un convulso e involuntaria ajuste la atrajo más cerca. — ¿Estás segura de esto? —No, — respondió con sinceridad—. Pero estoy segura acerca de que tú no me harías daño. Me he pasado el último año soñando contigo y estoy cansada de los sueños. — Le sostuvo la mirada, y se volvió aponer en puntas de pie y apretó los labios a los suyos. Y esta vez él le devolvió el beso. Con sus brazos alrededor de ella. La habitación empezó a girar cuando él giró, camino hacia atrás a la cama llevándola con él, cayendo con él. El tiempo dejó de existir mientras luchaban por sacarse la ropa. Su cuerpo estaba duro, frío contra el calor de ella, pero con cada minuto que pasa, su cuerpo se calentaba hasta que su piel pareció arder tan caliente como la de ella. Sus manos la recorrieron con desesperada codicia. Parecía como si Wyatt estuviera tan ávido de ella como ella lo estaba de él. Él le mordió el labio inferior, besó a su manera su cuello, se llevo un pezón a su boca. Al succionarla, encajo entre sus caderas los muslos y se apretó contra ella. Ella gemía su nombre, le agarro del cabello y tiró hasta que trajo su boca de nuevo a la suya. Su gusto…era como nada de lo que jamás había conocido. Ella lo amo. Era adictivo. Algo así como su toque. Algo así como sus manos y su cuerpo. La forma que él la veía, la forma que él clavó los ojos en ella mientras jugaba con su pelo, la forma que él susurró su nombre cuando ella se quedo dormida para pasar la noche en sus brazos. Todo él. Todo.

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Vampire Romance La empujó dentro de ella y ella saco su boca fuera de él, para aspirar un desesperado soplo de aire. Sus labios rozaban la mejilla, el cuello. Su se abrió un camino caliente, muy caliente hasta quemar su cuello, a través de la clavícula, antes de que ella comenzara a moverse. —No creerías cuántas veces he querido hacer esto. — Él dijo con voz ronca. Levantó la mano, pasó sus dedos a través de su labio superior, persistentes en el bulto débil de colmillos justo debajo. Se puso tenso, trató de volver la cabeza, pero ella metió la mano por detrás de su cuello, los dedos enredados en su pelo. — ¿Tan a menudo como yo? — Ella -preguntó, tirando su cabeza hacia ella—.Bésame. Él hizo, pero fue cuidadoso. Precavido. Ella lo odiaría sino. El instinto la condujo y ella profundizo el beso, lo volvió más áspero. Ella sintió la respuesta dentro de su cuerpo, en el ritmo duro, controlante de sus caderas en contra de la de ella. No era suficiente, todavía. Fue el instinto la que la hizo salirse del beso –sólo un poco-. La cantidad adecuada, como para que ella pudiera hincar el diente en su labio inferior y morderlo. Él se congeló. Una sonrisa presumida se rizó en los labios de ella, mientras chocaba con sus ojos. Un gruñido en bruto se escapó de él. Sus ojos se dejaron caer hacia la boca de ella y él juró, aplastando sus labios a los suyos. Al mismo tiempo, deslizó una mano por su lado, llevo la palma a su parte inferior y la levantó. Uno empuje profundo, y luego otro. Otro. Golpeó duro, rápido caliente, cerrándose de golpe a través de ellos con fuerza de huracán. Ella gritó su nombre mientras que él escondió su rostro en su cuello, gimiendo. Con el corazón latiendo en los oídos, y con dificultad para respirar, ella cerró los ojos. Él salió de ella y la ayudó a levantarse contra él, acariciándola con una mano arriba y abajo de la espalda. — ¿Estás bien? —Hmmmm. — Sara no pudo encontrar la energía para abrir los ojos, pero que estaba bien. —No es una respuesta, maldita sea. Tienes una conmoción cerebral. ¿En qué diablos estaba pensando? Soltando un suspiro, ella se obligó a abrir los ojos y llegó a arriba, presionando con los dedos a la boca de él. —Para. Yo estoy bien. Cansada. Pero bien. Muy, muy cansada, en realidad. Sus párpados se sentían pesados y no se molesto en oponerse a ello. Con su mano él la acaricio la espalda, y su cuerpo cálido y presiono su cuerpo fuerte contra el suyo, se sentía

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Vampire Romance con más paz de la que había sentido en mucho tiempo. Desde la última noche con él. El sueño cayó sobre ella duro y rápido. Podía haber dormido durante dos minutos o dos horas. Sara no lo sabía. Lo único que sabía era que el calor y la seguridad que sintió mientras dormía en los brazos de Wyatt abruptamente desaparecieron y fue empujada bruscamente de la cama, cayendo al suelo en el otro lado. —No te levantes. —Wyatt gruñó. Parpadeando, haciendo un intento para forzar su cerebro a despertarse, ella miró con atención arriba sobre el lado de la cama mientras la puerta del hotel se abría repentinamente. El vampiro que allí estaba, era el que la había agarrado la pasada noche. Él le dio un golpecito a ella con una mirada, una sonrisa abierta ancha propagándose a través de su cara y luego él miró a Wyatt. Ella vio su mano subir. Vio su ballesta. Ella gritó. Wyatt esquivó, eludiendo al otro vampiro con facilidad. Sara re volvió la cama, tratando de alcanzar su arma. Una mano fría la agarró del tobillo. Wyatt gruñó. —Déjala ir. Ella lo pateo, chocando contra una barriga que se sintió tan dura como el hierro, pero él no la libero. Tiró y ella se lanzó, hizo otro intento de coger su arma - y esta vez, ella lo consiguió. Porque la había soltado -o más bien-, se vio obligado a soltarla. La pared se agrieto cuando Wyatt lo tiró contra ella. Sara se volvió justo a tiempo a ver a Wyatt tratando de alcanzar al otro vampiro y el otro vampiro levantaba su ballesta. El tiempo bajó a la velocidad para un gateado. Hubo un grito interior entrampado en su cabeza, uno del que no pudo liberarse. Pero cuando la punta de plata perforó el pecho de Wyatt, Sara sacudió con fuerza su arma y tiró del gatillo. El silenciador estalló de pronto con un pequeño sonido explosivo sonado terriblemente fuerte, aunque lógicamente ella sabía que nadie fuera del cuarto del hotel lo pudo haber oído. La sangre, los huesos y la materia más espeluznante explotó y el otro vampiro se dejó caer. Muerto. Totalmente muerto, su cuerpo fláccido, y la mitad superior de su cabeza se había ido. Pero a Sara no le importaba. Estaba demasiado ocupada moviendo a Wyatt, capturando su cuerpo oscilante antes de que pudiera estrellarse contra el suelo. Lo puso sobre la cama, agarrándolo firmemente.

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Vampire Romance —Wyatt… Sus ojos de color ámbar se volvió a ciegas hacia ella. La sangre goteaba desde la esquina de su boca. — ¡Fuera de aquí, Sara! Alguien…probablemente ha llamado a la policía. — Empezó a toser y más sangre mancho sus labios—.Vete. —No sin ti. Sus párpados cayeron. —No puedo. Demasiado cerca del corazón. Yo no puedo… — su cuerpo se arqueó y se estremeció—, moverme. No soy lo suficientemente fuerte en este momento. Desesperada, Sara lo empujó fuera de su regazo, se preparó para soportar su peso a su lado. —No te estás muriendo. Yo no voy a dejarte aquí. — Ella cerró la mano alrededor de la saeta y la tiró. No se movió—. Ayúdame, Wyatt. — ¡Fuera de aquí, Sara! — Jadeó, su voz era áspera, pero más débil. — ¿Quieres que me vaya? Entonces ayúdame. Él juró, pero medio se levanto, agarró el perno y lo saco fuera. Cayó a la cama al lado de él como oscuridad, la sangre roja oscura, provino de la herida. —Vete, Sara. Apenas lo escuchó. Estaba demasiada ocupada mirando a la punta de plata. Su punta. Su arma. Él iba a morir, por culpa de ella. No. Su voz se volvió contra ella cuando se quedó mirando la flecha ensangrentada. ―La mayoría de la mitología que rodea a los vampiros son puros disparates o exageraciones‖. La mayoría. No todos. Casi no recordaba haber alcanzado la flecha. Casi no recordó haber presionando el borde afilado contra su muñeca y cortar su carne. No recordó nada hasta que ella llevo la herida de su mano a su boca. Él se echó para atrás. —No. —Sí. Wyatt agarró de la muñeca y la aparto. —No. Sal de aquí, Sara. ¡Vete, ahora! —Si quieres que me vaya, tendrás que sacarme. No vas a poder hacerlo si te mueres. Sacudió la cabeza, pero incluso eso fue demasiado esfuerzo. Ella se puso fría, de alguna manera se dio cuenta de que estaba fuera de tiempo. Salió de la cama, ella se arrodilló para poder ver su rostro. —No te me mueras, Wyatt. Por favor, no te mueras. Yo no he pasado el último año soñando contigo, porque el sexo era bueno. Yo te necesito.

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Vampire Romance Sus pestañas apenas parpadearon. La respiración tardó en salir de sus pulmones. Cegada por las lágrimas, ella empujó su muñeca a la boca una vez más. Se secó los labios, en contra de su muñeca. Sus pestañas se levantó y ella lo miró a los ojos. —Por favor. Él succiono. No me dolió. Eso fue todo lo que podía pensar cuando su boca atrapo su muñeca. No me dolió - y no duró más de un unos pocos minutos. Justo a tiempo, pensó, porque, cuando él la empujó de la cama, moviéndose demasiado lento y rígido, pudo oír el ulular de las sirenas a la distancia. — ¡Fuera de aquí! — murmuró, volviendo la cabeza para mirarla. El agujero en el pecho ya no estaba bombeando sangre, pero todavía parecía demasiado malditamente pálido. Ella agarró la camisa del piso, los vaqueros y se apresuró a ponérselos. —Claro. Tú vienes. Sus párpados parpadearon. Pero él asintió con la cabeza, tropezó hacia la puerta, apenas se le ocurrió tomar las llaves de la mesa y su camisa. En el camino hacia afuera, se envolvió su muñeca con una venda engorrosa. Ella abrió la puerta y él se desplomó en su interior. Corrió alrededor, se subió, y puso en marcha el coche. —No velocidad, — dijo con voz gruesa, arrastrando las palabras. —No, — dijo, y forzó una sonrisa—. He estado evadiendo a la policía de vez en cuando por cerca de un año. Los siguientes 30 minutos, pasaron en silencio. Demasiado silencio. Ella siguió enviándole miradas, aterrada de que no iba a lograrlo y unas pocas veces, casi empezó a entrar en pánico, porque no estaba respirando. ¿Acaso siquiera tenía que respirar? Pero entonces sus párpados se movieron, él se movió y su corazón comenzaba a latir de nuevo. Cuando habló, su voz era fuerte, un corte a través de la silencio. —Detente. — ¿Por qué? —Porque yo estoy sentado aquí desnudo. Tarde o temprano alguien podría notarlo. Una señal azul familiar reflejada en ella como sus faros la iluminaron. —Hay una parada de descanso a una milla. Voy a ir hasta allí. Estaba tranquilo. No hablar en absoluto como se detuvo en la parada de Él guardó silencio. No habló en absoluto cuando e lla detuvo el carro en la orilla o cuando él alcanzó detrás del asiento y agarró un bolso, y se

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Vampire Romance vistió. Él logró hacer ambos cosas graciosa y silenciosamente –no fue fácil, considerando que él estaba sentado en el asiento del pasajero de un coche. El coche de lujo o no. — ¿Estamos listos? —No del todo. — Él la agarró y tiró de ella en su regazo, con los ojos centrados en su cara. Sus dedos se cerraron alrededor de su muñeca, desenvolviéndola. Levantando la ensangrentada camisa en ruinas a un lado, levantó la muñeca y estudió la herida. —No deberías haber hecho eso, — susurró, llevándose la muñeca a la boca. Ella apretó los dientes, mientras él la lamia, y automáticamente trató de apartarse. —Quédate quieta. — Él dijo. —Estás lamiendo una herida abierta muy lastimada. — dijo secamente. —Hmmm. Te ayudará a sanar, evitar que se infecte. — Desde debajo de las pestañas, le lanzó una mirada—. ¿Por qué hiciste esto? Se quedó quieta. —Yo…Realmente no lo sé. Pero tenía que hacerlo. No podía soportar pensar en verte morir. Él pasó los dedos por su mejilla. —Dijiste que me necesitabas. ¿Cómo puedes necesitarme? Soy un vampiro. Hemos pasado exactamente ocho días juntos. Una semana del año pasado. Y el día de hoy. ¿Cómo puedes necesitarme? Se humedeció los labios, se inclinó y le dio un beso en la mejilla. —No lo sé, pero probablemente por la misma razón que yo no podía hacerte daño. Probablemente por la misma razón que me dijiste que te dejara allí para morir. — Paso sus brazos alrededor de su cuello, ella se acurruco en su contra—. Estás bien, ¿verdad? Tú no…— Un sollozo escapó de sus labios y hundió el rostro en su hombro. —Shh. —Le acarició con la mano su espalda—. Voy a estar bien. Gracias a ti. Ella no iba a llorar. No lo haría. No. No. Y después de unos dos minutos echando las lágrimas y sorbiendo su nariz, casi se lo creyó. Alzó la cabeza, consciente de sí misma se limpió las huellas lacrimógenas de su cara antes de mirarlo. —Entonces, ¿qué? — Él preguntó. —Creo que tal vez deberías llevarme contigo, dondequiera que vayas. Después de todo. No estoy exactamente segura dejar el asunto de los vampiros. Una leve sonrisa se dibujó en los labios, cuando él sacudió la cabeza. —Tú no quieres eso, Sara. — ¿Por qué no? —Si tú vienes conmigo. Yo nunca te dejare ir. — Suspiró, puso una mano sobre su mejilla. Su carne estaba todavía fría, demasiado fría. Poniendo la mano sobre la suya, ella le susurró: — ¿Lo prometes?

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Vampire Romance Sus ojos brillaron, por sólo un segundo, reflejando una luz dorada a su vez. —Sara, estás buscando problemas. —Eres un problema. Sexy. Loco. No del todo sincero cuando nos conocimos. Vampiro. Y si estoy buscando por ti, así que sí, estoy buscando problemas. — Apretó los labios a los suyos, olvidando que había tenido sus labios pegados a su muñeca ensangrentada. Para cuando lo recordó, ni siquiera le importo. —En realidad aún no nos conocemos. — Él murmuró en sus labios. — ¿Y? Tenemos tiempo, ¿verdad? Se rió suavemente. —Sí. Tenemos tiempo.

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Vampire Romance

Recuerda la sangre Vicki Pettersson

I

na se mueve a través de la multitud como si estuviera atada y amordazada, con cuidado de no hacer contacto visual con nadie, de no tocar a nadie. La sensualidad es su perfume – y por ahora, así iba a ser por mucho tiempo - por lo que no puede culpar a la gente a su alrededor de desnudarla con los ojos. Ella apenas puede refrenarse de tocarse a sí misma. Aunque hoy ella tuvo un mejor criterio, ayer ella abrió una puerta, que no debería haberla abierto, entró en un club lleno de gente desesperada por iniciar temprano, la celebración de Año Nuevo y pagó el precio con la creciente frustración. Decenas de cuerpos arremetieron en su contra, manos se deslizaron sobre su cintura, a través de su vientre; buscando, también, las curvas exteriores de sus pechos, su culo. Dedos presionaron y amasaron, en busca de algo que nunca podrían poseer, implorando con fuerza muda, de tensión, como si Ina fuera un talismán vivo. La gente esta noche es diferente. Nadie se atreve a tocarla en un evento de etiqueta. Ni siquiera en la gala de de Eva de fin de año, cuando el Dom fluye tan libremente como el agua. Ni siquiera cuando ella viste con una seda tan fina que esbozaba sus pezones. Aunque no estuviera tan estimulante, ella estaba segura de que algunos de ellos podían olerlo en ella. Sin embargo, ellos veían. Ella siente sus pensamientos -bonitos fuegos artificiales yendo detrás de las observadas cortinas- elevándose en el aire a punto de estallar con una lujuria de colores y sueños y esperanzas. Y eso era sólo con las mujeres. Estar en el centro de un deseo que rayaba en la adoración es difícil de describir y, si alguien le hubiera preguntado, Ina podría decir que lo más cercano a esto era que: ella más que una mujer, era una diosa. Hay otros como ella, pero ella es lo suficientemente rara, como para ser idealizada, los humores en equilibrio perfecto dentro de su cuerpo, que ella a la vez tenía paz con la vida eterna y con besar hasta la muerte. Y, sin embargo, y sin embargo… Ina se encontraba de forma inesperada viviendo en un mundo que adora a las chicas. De repente, abrir los muslos era como declararse una mujer, y capturarlo en un vídeo o una foto, lo hacía real. Si ella hubiera sabido que tan solitaria esto la haría sentir, desplazarse en lugar elevado, un eidolon en lugar de una deidad, ella pudo haber elegido seguir siendo una chica inocente, ignorante de sí misma.

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Vampire Romance

Ella se desliza por la bóveda arqueada del museo y en los jardines hortícolas del Claustro Cuxa. Ella sujeta su copa de champagne en alto, como si no perteneciera allí, pero nadie está alrededor para verla. Hace frío en Manhattan, y en otros lugares, los cuerpos se apretan como sardinas, en un intento maníaco de permanecer calientes y conectados. Aquí, Sin embargo, Ina camina libre en la oscuridad, con sólo antorchas para iluminar su camino, con el sonido de clip-clop de 900 años de edad, Stine, que nunca quisieron ver el Nuevo Mundo. Russell está esperando, en donde la nota decía que estaría; apoyado contra la muralla de la terraza oeste, con el parque Fort Tryon, bajando por la colina detrás de él y, más allá de eso, el Hudson. El primer instinto de Ina al divisarlo, fue sobresaltarse. Él era muy bonito, una barbilla fuerte heredada de alguien que puede o no haber sido fuerte y un físico construido en frente de espejos, donde gruñía en voz alta y rompía en sudor mientras un vídeo de fondo le decía que estaba haciendo un buen trabajo. Él había cumplido con su tarea del día, y se había duchado desde entonces, pero el hedor de sus motivos y pensamientos y los hechos del pasado, ayudan a Ina a identificarlo en la oscuridad. El olor es tan fuerte, tan perversamente reconocible, que le toma un momento para tomar nota de las dos mujeres desplomadas a cada lado de él. Perfumes, cerveza y desesperación, atacan a Ina, mientras que ellos cambian de posición al verla. Russell sonríe cuando Ina se lame los labios. Era e vidente que ella había cometido el error de decirle -en alguna vida anterior- que en la decimoprimera hora todos los seres humanos, por los que ella pasaba, eran una tentación de color rojo oscuro. Así también, las mujeres. — ¡Ah!, Ina encantadora. Jodidamente deslumbrante… — Sus ojos recorrieron su cuerpo, como si él lo conociera—. Aunque parece que has estado robando besos de nefastos lugares. Ina no sonríe, y sus compañeras se vieron como perturbadas, de que en realidad la conociera. Russell se inclina en contra del ladrillo antiguo, disfrutando de la reacción. Ina imagina que él había dicho lo mismo que a ella le decía cada año de los pasados ocho y medio. Ella deseaba tanto poder recordar y dar gracias por hacerlo. —Vámonos, —dice ella, al poco tiempo. Incluso si hubiera querido conversar con él, tendría problemas para hacerlo. Durante las últimas tres semanas, había tenido problemas para completar los pensamientos, mucho más para completar oraciones. Ella ahora estaba tan distraída por la hora inminente, tan obsesionada con el cruce siguiente, que quería saltar de su propia piel. El hambre y el deseo, sus

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Vampire Romance más agudas armas, se volvían ahora contra ella. Ella sabía que era lo mismo del año pasado, porque ella lo había escrito garabateando con un agudo dolor. Russell la agasaja con una sonrisa aceitosa. —Vamos Ina. Quédate un rato más. ¿Tal vez te gustaría algo de beber? Él estaba jodiendo con ella. Ella lo había anotado también. Él jodera contigo. Siempre lo hace. Russell frunce el ceño cuando ella no reacciona, lo que hubiera sido suficiente como para causarle a ella una sonrisa, pero la sombra que atraviesa la luz de las antorchas, cae como un hacha ampliando su rostro. —La señora dijo vámonos. Esa voz de muerte sedosa. Pertenece a Alexander. Y él era de ella. Él es ancho, de los hombros hasta los muslos, musculoso bajo el tejido de algodón, amenazante, aún cuando él deja caer una palma ligera sobre el hombro de ella. Su memoria de él sólo puede alcanzar una docena de meses, pero ella conocería ese toque en cualquier lugar, y podía decir que era lo mismo para él. El corazón siempre reconoce a su gemelo, incluso cuando la mente está obligada a olvidar. Ina mira hacia arriba, mira la luz parpadeante, en su pelo negro, como si se encendiera allí. A ella le gusta burlarse de que el enhebramiento gris, era dorado como el sol. Lo hacía gruñir, lo cual ella amaba. Russell se sacude levantándose, y las mujeres que lo flanqueaban, realmente huyen, probablemente ignorantes, de que el instinto de una presa, es lo que causa que hagan eso. Russell se recupera por la succión en el cuello de una botella oscura, mira con el ceño fruncido a las mujeres que se van. Había ahogado sus los gritos, pero los chillidos y las risas nerviosas, sobrevolarían las paredes de la muralla una vez que se consideraran a salvo. No hay nada más reconfortante que los efectos menguantes de la adrenalina. Mientras tanto, Russell absorbe el alcohol como una esponja. Es un sucio humano débil, con la sangre envenenada, es un desastre natural, pero, por eso lo eligieron a él todos estos años, y era lo que lo hacía perfecto para la tarea. Eso, y que él podía ser fácilmente comprado. Recuperado de la sacudida que Alexander le da, Russell mueve la cabeza. Con la bravuconería inducida por la bebida, los lleva de vuelta a través de los jardines y a lo largo del pasillo cubierto, pasando por las brillantemente iluminadas habitaciones, llenas de música y risas y tesoros medievales, que a un hombre como Russell ni siquiera se le debía permitir respirar ahí. Pero Russell es ignorante del tesoro real y

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Vampire Romance tiene más la intención de deslizarse a través del estrecho arco de piedra antes que ellos, luego por las escaleras oscuras y por el parque anciano. Ina se acerca furtivamente a Alexander una vez que sus suelas golpean la tierra en invierno, y cuando él le toma la mano, ella casi arde. Sin embargo, ahora Alexander le recordaba a un antiguo guerrero, con su mirada distante y entrenada para ser una amenaza invisible. Él debía tener una armadura, un escudo y una espada, mientras que lanza un grito de muerte a los cielos. La única vez que su mirada lejana se funde en un foco es cuando se vuelve a verla, y esto es lo que saca el lado más guerrero de Ina. Esa mirada fija, ablandadora, la hace sentirse poderosa, así, como si pudiera aplastar a un hombre sin más que una sonrisa. Russell mantiene la ventaja durante todo el parque, contoneándose y pavoneándose alternativamente, mientras él los dirige sobre la hiedra aferrada a la ladera suavemente inclinada, con un monólogo de maldiciones y flujos de mierdas de su boca, como de agua de alcantarillado, a lo cual ninguno de ellos presta atención. Están concentrados en seguir. Caminan tan silenciosos que cada pocos metros Russell mira hacia atrás para asegurarse de que siguen estando ahí. Quizás él esperaba que no lo estuvieran. Pero a pesar de sus fanfarronerías y bravuconadas, el camino que él talla hacia el parque Hudson, donde se reunieron por primera vez, es indefectiblemente directo. Es el Año Nuevo de Eva y él quiere terminar con este negocio escalofriante y oscuro, y volver a la luz y al calor de esos que envejecen La cerveza le había hecho bullicioso y la noche frívolo, y él se ríe con voz demasiado alta, para el silencio de un parque que ha sido abandonado por los lugares que brillaban. Parecía que todos en Nueva York caían en la fantasía de que de alguna manera la vida, mañana sería realmente diferente. Ina sonríe a sabiendas. Para ella, esto es realmente cierto, pero del mismo modo que el pensamiento abanicaba las ascuas de su hambre, ella sigue siendo cínica. Es difícil esperar un futuro en el que nunca iba poseer una memoria más allá de una docena de meses. Sin embargo, cínica o no, no había manera de detener ese tic tac del reloj, o de convencer a otros de que su esperanza de un futuro -ahora se alzaba como impotentes plegarias en la noche vacía- era frágil, fuera de lugar, sin precedentes. Mejor era esperar simplemente perdurar en la noche. Ina hace muecas, mientras se traga de nuevo una saliva teñida de sangre, su atención de repente va hacía la arteria en el cuello de Russell. Sus pulsaciones son como una cascada de neón, haciendo señas brillantes en contra del tono oscuro del parque. Él se vuelve, pensando que ella le sonreía, le devuelve la sonrisa.

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—Yo, Alex, —él lo llamó, de alguna manera conocedor de que Alexander odiaba el rechinamiento de las sílabas en su lengua sucia—. Tu chica me quiere. Él se ríe y ríe y Alexander agarra la mano de Ina tan duramente que le rompió los huesos de su dedo meñique. El dolor le da algo en que pensar y controlar su hambre, aunque era sólo una solución temporal, como poner una pomada de anestesia sobre una herida fresca. Pero, ahora es su turno de calmar a Alexander -gracias a Dios se alternaban sus desgloses pequeños, ella piensa que es una de las cosas que los hacía tan buena pareja- y ella se mantiene con su tono de luz, cuando ellos doblan la última curva alrededor de un roble que estaba estrangulado por la hiedra. Los tres se deslizan bajo el puente empotrado como una serie de mareas oscuras. — ¿Alguna vez te duchas, Russell? —Me quiere, Alex, — Russell se puso a cantar de nuevo, caminando hacia atrás y fingiendo dispararles con la punta de los dedos—. Mal. —Sírvase recuperar las cadenas. — La voz de Alexander debajo del puente es como un viento de tierra batida, e Ina se estremece de placer. Dios, incluso su voz la movía ella—. Ella primero. A Russell le desquicia ese sonido harapiento, pero él había hecho esto ocho veces antes, y descarta cualquier amenaza de peligro, cuando él se aleja, riendo sobre algo acerca de freaks, pornografía y mierda. Sus botas abofetean la suciedad que cubre el suelo de hormigón recordándole a Ina las aletas o los zapatos de payaso, y ella resopla. A ella le gustan los payasos. Alexander refuerza su control de nuevo y, aunque ella rápidamente se desembriaga, no le importa su pequeña muestra de temperamento. Él estaba haciendo esto por ella, después de todo. Por ellos. Así que se pone a pensar en los pasos de Alexander, en lugar de los de Russell, la forma ligera y segura de cómo él camina por este mundo… a su lado. Ella había escrito antes, acerca de cómo esa visión siempre la calmaba, y lo seguía haciendo ahora, cuando ella mira hacia arriba encontrándolo iluminado por detrás, en una silueta gris, una visión tridimensional recortada en contra de un mundo de dos dimensiones. En luz artificial él es poco interesante. Pero en la oscuridad, es donde él está en casa, esas características muy fáciles se empañan en un bloque de piedra inquebrantable. Alexander sigue su antojo; Él lleva puestos aros que él realmente no necesita y todavía luce un acento ligero que él adoptó en su tiempo transcurrido en Louisiana antes de encontrarse a sí mismo, y a Ina, en Nueva York. Ella sólo sabe esto porque él la mantiene recordando. Pero mientras ninguna prueba calva de incomodidad juega a través de esa cara estoica. Ina ve que él no esta enteramente tranquilo. Hay un

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Vampire Romance conocimiento de medianoche de la acción que esta por venir, acechando detrás de sus ojos, una mueca de desagrado carnal cuando Russell llama a Ina adelante, sin embargo Alexander ni siquiera parpadea. Ina se une a Russell en el punto medio, donde la oscuridad se estrecha en un lapso de sólo dos metros, la luz parpadeo en cada extremo del túnel como cirios perdiendo combustible. No es un buen puente, en su mayoría destinados a la escorrentía del parque, pero es sólida y adaptable y es perfecto para sus propósitos. Ella deja caer su bolso de mano a lo largo de la inclinación de la pared donde las sombras se los traga, mientras da un vistazo superficial al sacrificio, ya allí, se desploma en el centro cóncavo del túnel. Es una mujer y tiene pelo café desafilado y las uñas enredadas, dentadas y una hendidura más bajo del labio de un golpe innecesario. Ina se desliza de espaldas a la pared, haciendo caso omiso de la forma en que Russell la toca para esposar las muñecas. Ella no puede ayudar, pero puede dejar al descubierto sus colmillos desnudos cuando él regaña en su contra, pero Alexander, más controlado, la mira. Ella se traga su furia y se queda mirando sobre la cabeza grasienta de Russell. Su aliento fétido ondula como una nube de ajo en torno a ella, cuando él se ríe. Ajo. Sí, eso es realmente gracioso. Russell no está tan borracho y drogado de poder, como para olvidar a Alexander, que esta desencadenado, y él no se detiene en Ina. Ella se imagina que va a volver una vez que ambos estuvieran estrechamente asegurados. Las rodillas de Ina habían sido endurecidas con la suciedad del callejón en la renovación de este año. El año anterior, ella había escrito sobre semen en su pelo. Ella piensa acerca de esto, y todas las indignidades que ella no puede recordar, eso le hace a ella comenzar a temblar. Sé fuerte, Ina se dice a sí misma, fuerte como Alexander. Mira cómo busca la mirada de Russell, su propia expresión cuidadosamente en blanco. ¿Ver lo dócil que es cuando sus muñecas están encadenadas a su lado? Hay más fuerza en una de esas hermosas manos que en todo el cuerpo de Russell, sin embargo, se ha retirado hacia atrás, oculto en lo más profundo y lo ha hecho por ti. No, Alexander tiene la más dura tarea por ahora. Ina lo menos que puede hacer es tolerar la insistencia de los dedos de Russell. Finalmente, Alexander está atado también, y sus cadenas de hierro hacen un sonido suavemente metálico, mientras prueba su agarre. Russell vuelve a ella con un brillo de chispas como la lluvia ácida en los ojos, y pasa sobre el sacrificio, como si fuera parte de este callejón desperdiciado. Él puede irse ahora, su trabajo está hecho, su vida financiera, su vida mortal, garantizada por otro año. Él no necesita quedarse por el resto, y de hecho -a pesar de que los dos están

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Vampire Romance encadenados a las cadenas que sólo les permiten andar tres pies en cualquier dirección- sería más seguro para él, irse. Sin embargo, Ina tiene un sentimiento de que Russell nunca se va. Ella siente que él es el monstruo que estaba riendo entre dientes más temprano. Que a él le gusta el show erótico. —Quiero saber más acerca de la acumulación de Ina. Dime acerca de cómo te sientes sucumbiendo a su alrededor. Sucumbiendo a mi alrededor como un pañuelo de seda negro. ¡Oh, Dios! Ella le había dicho acerca de eso. Ina traga saliva, incapaz de dejar de mirar a Alexander de reflejo. Él esta indescifrable contra la pared, pero ella sabe que no es feliz. Él es una caja de sorpresas. Russell da codazos al sacrificio con un dedo del pie, pero él sólo tiene ojos para Ina. En la oscuridad, son simples pinchazos, incluso con el fuerte sentido de la vista de Ina. —Usted haría cualquier cosa por ella, ¿no? Como una perra en celo. —Jodido cliché. —El insulto se escapa, como si fuera su propia iniciativa. Ella odia a los clichés, y esta capacidad de odiar tonterías es una de sus debilidades. Alexander no odia nada, por lo tanto no puede ser movido por la ira como esta. Él la ama, sin embargo, algo que Ina supone que la convierte en su debilidad. Ella baja la cabeza por su mal comportamiento, pero no antes de mirar a la barbilla de Russell moverse hacia abajo, ajustando los pinchazos sí mismos. —Oh, ¿por qué las sanguijuelas no se ocupan del cliché? Mierda. — Russell ahora camina con pasos largos, excitado como un loco, como se dice en el Louisiana—.Te acercaste a mí, ¿recuerdas? No, por supuesto, no. Y el olvido, al menos, no era un cliché. Ningún libro de bolsillo o ninguna Película de Hollywood, había conseguido entender esos bien. Sólo se regocijaban sobre la compensación necesaria de permanecer por siempre jóvenes, hermosos y fuertes. Es curioso que no fuera evidente. Tenía perfecto sentido para Ina que los mortales envejecían bajo el peso de sus memorias – todo lo que han hecho y, aun más, lo que no. Es este pesar el que los hace viejos amargos y arrugados. Sin embargo ella en lugar de despertar cada año con una arruga nueva, ella se despertaba, literalmente con una extraña en el espejo. Eso, Ina piensa, que ella puede manejar. Pero ¿Alexander como un desconocido? Ella mira encima hacia donde él está envuelto en sombras sin sentido. Eso no lo puede manejar.

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Vampire Romance Mientras tanto, la ignorancia despotricando delante de ella.

envejecía

a

Russell,

que

sigue

—Tú me necesitas, soy tu mascara de sangre. Me necesitas para establecer todo esto, encontrar un sacrificio, para encadenarlos a ustedes dos malditos, para mantenerlos juntos. Y harás exactamente lo que yo digo, si deseas obtenerlo. —Recuerda la humanidad, — advierte Ina, aunque ella esta encadenada como la perra con la que él la comparo. —Recuerda al ―hombre‖ en esa humanidad, puta. — Él es rápido con las palabras. Su mente lo podría haber llevado lejos si hubiera sido un abogado o un médico o un cómico, y no un vago, de segunda categoría experto sólo en convertir su propia mala suerte—. Yo sé todos tus secretos homicidas. Me muerdes y se pierden el uno al otro en la próxima vida. Y para siempre. — Se ha tranquilizado a sí mismo, al menos, y él está parado delante de ella, con la espalda derecha, en una práctica postura, y dentro de su alcance—. Ahora, dime lo que sientes ahora. Cómo pierdes el control y empiezas a lamer y chupar todo lo que está a la vista. Si fuera cualquier otra persona, ella podría hacerlo, porque esto no es eso en absoluto. La lujuria simple no se puede describir, la forma en las emociones son de repente, tejidas como la seda, texturas suaves, pero también de varias capas y se sobresaltan cuando Ina, finalmente siente el peso de ellas y quiere llorar. Es esta necesidad de despertar para sentir eso que es la verdadera hambre, e Ina se vuelve tan confundida que ella aun se mete en la boca comida. (Su chocolate favorito en su lengua, su contraste y su suavidad como se derrite para recubrir la parte de atrás de su garganta. Es precioso hasta arriba hasta que ella vomita.) Ella come esta innecesaria subsistencia, ciega y ligeramente maníaca, hasta que el color repentinamente florece en su lengua. Ella mira hacia abajo para encontrar su dedo en su boca, le dele saborear la sangre en la lengua. Su sangre, pero ninguna materia. El hambre sube vertiginosamente como un ave de rapiña en el vuelo. Pero explicar estos matices a Russell, sería como recitar álgebra a un perro. Además, él tiene razón. Él tiene las llaves de su destino, lo que probablemente explica su erección. Él es el hijo de puta que exige mucho de ellos en la reunión de la última noche, cuando las decisiones deben ser rápidas y absolutas, y cuando él tiene a alguien más poderoso de lo que nunca va a ser con sus metafóricas pelotas Es el único momento del año -y probablemente en su vida humana miserablemente corto -cuando él sabe que puede apretar. —Espero que haya tomado buenas notas este año, Ina, bebe. —No me llames así. — ¿Qué? Ina? — él pregunta, con la inocencia grasienta—.Pero es tu nombre, ¿no?

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Él inclina la cabeza. Su pelo engrasado a la perfección, no se alterar, pero el movimiento expone su cuello. — ¿O es este? Alexander mueve la cabeza una vez. Ina refrena su respuesta. —Querido diario, — Russell hace una mímica de una escritura cursiva en el aire helado—. Por favor, no dejes que me olvide de mi amor verdadero después de chupar la vida a de mi última víctima del año. Por favor, háganos permanecer juntos para siempre. Realmente me gusta la forma en que sus colmillos me joden. —Que te jodan. — Ina, dice antes de que pueda detenerse. —Ahora esa es una idea. — Russell sonríe con malicia—. Pero no es una novela muy buena. Asumiendo que ahora, ellos estaban sujetados con grilletes y que él sabe, que ella pronto olvidará. Él mira su reloj de pulsera y empuja un botón así la cara se ilumina, luego parpadea. Dos minutos para la medianoche. En otras partes de la ciudad, las personas van a fiestas donde se tragan las bebidas con burbujas de un golpe, traen puestos sombreros brillantes, esperan que la manía que sienten ahora, será lo suficientemente fuertemente, para llevarlos a través del umbral del año nuevo. —Pero tengo una idea mejor para este año. ¿Por qué no me dejas leer ese librito tuyo? Quiero ver lo que recuerdas. Quiero ver cómo recuerdas. Esta ahí ¿no? Señala a la bolsa de Ina. Él sabe que debe tenerlo cerca. Sus pertenencias son las primeras cosas que llaman a ellos a buscar en su renacimiento, así que es importante mantener todo junto y mantenerlo cerca. Así es como funciona. Buscar a Russell, el guía carnoso que los atará, asegurando que permanezcan donde están y compartan la misma sangre sin matarse el uno al otro. Luego encuentran la guía escrita para que se encuentren después y, finalmente, se redescubran mutuamente. Russell claramente sabe todo esto, aunque de nuevo, Ina no recuerda habérselo dicho. —No lo toques, — advierte Ina mientras él hace precisamente eso. Se inclina bajo y, cuando se levanta de nuevo, mece el bolso de lado a lado, riendo y casi pisando el sacrificio que actualmente, los divide, pero pronto los reunirá. A Alexander y a ella. Russell hurgar en el interior del bolso de mano ahora. Está apiñado como Ina instruyo tres años atrás. Ella esta sólo sorprendida de que le haya llevado todo ese tiempo para pensar en ello. — ¿Dónde está, puta sedienta de sangre?

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Ina aprieta sus dientes, refrenándose. Lejos de ahí, un coro de gritos es arrastrado por el viento como un tallo grueso del verano, pero es el grito de Russell, el que florece como un tallo grueso con espinas. Una sonrisa ensancha la cara de Ina, aunque sus dientes aún están apretados. Las navajas están cosidas en cada seda varia veces, en todos los bolsillos. Y mientras el grito es gratificante, es el olor de su elixir, aunque sucio, que hace que su apetito se levante. De repente, una película se levanta ante sus ojos, al igual que ella está usando de un velo de gasa, y el mundo entero se reduce instantáneamente a dos tonos de sepia suave. Alexander cambia e la visión y mira a Ina con mayor claridad. De hecho él sonríe constantemente, completamente en control. Ella ama eso de él, y está deseando poder tener un largo y refrescante sorbo de esa calma cuando recibe una palmada. —Puta de mierda. Maldito idiota. Russell deja manchas de sangre en su mejilla. Ella siente la sonrisa en su rostro alterada. Un solitario grito prematuro de un hombre al cielo. Sin quererlo, Ina se inclina hacia delante, experimentando. Sus restricciones la atrapan, pero Russell retrocede a la zona de peligro, de repente, con cuidado de no perderla de vista. El sacrificio grita en sepia. — ¿Dónde está? — Russell trata de sonar como si él todavía estuviera controlado. — ¡Yo lo tengo! — Y aunque las palabras son un susurro, son también un grito de guerrero de Alexander. Los ojos de Russell se amplían, pero es demasiado tarde. Incluso la realización de la muerte es un acontecimiento futuro que él no vivirá para ver. Al igual que el Año Nuevo que pronto se repicará en el cielo. La manera abrupta en que la vida lo abandona es irritante, pero fascinante, como un accidente múltiple en la autopista. Los petardos de dolor en su mirada fija, luego cae y se desvanece y desaparece. El sacrificio grita cuando la laringe de Russell toca tierra a sus pies, entonces gatea hacia atrás hasta que sus cadenas la detienen. Ina piensa que debería estar agradecida de llegar a ver la desaparición del hombre, ella piensa acerca de patearle a ella en el silencio, pero sus gritos se le unirán a los otro, más festivos ahora sobre el cielo hermoso de la ciudad, e Ina piensa que nadie notara la diferencia. Además, ella sabe que ella no la puede tocar sin prenderse, e Ina debe compartir. Compartir su sangre es lo que la asociará con Alexande r. Es la última sangre del año, y la primera del nuevo, lo cual les permitirá reconocerse el uno al otro cuando todo lo demás pase al olvido.

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Vampire Romance Alexander - inteligente, audaz, imperturbable – pensó acerca de eso, hace años atrás. —Cuidado, — advierte Ina, porque ella puede ver que Russell hace tiempo que se fue y Alexander sigue desgarrando el torso. Ella espera que sea por cólera y no por necesidad. La sangre de Russell puede ser amarga, pero la sutileza se desvanece cuando pasa por la garganta. Esta noche, todas las noches, la sangre tiene que ser dulce—. Tú no quieres demasiado. Si el corazón de Ina pudo palpitar, correría a velocidad por la vista de que la cabeza oscura amada, se detuvo sobre esa concha podrida. Ella había leído un artículo este año que probó que aun los científicos mortales se habían dado cuenta de que las transfusiones podrían afectar la personalidad. Ella medio espera que Alexander mire hacia arriba en ella con el bajo brillo de Russell chispeando en su ojo y barbotee, ―Cállate, perra‖, antes de dejar al hombre seco. Ese miedo es lo que les impedía atreverse esto antes. Pero Alexander se detiene, arrojando la cáscara de un lado con tal fuerza de sus huesos crujen húmedamente contra el hormigón curvo. Entonces se limpia con una manga la boca, sostiene en alto el reloj pulsera de Russell y sonríe como un niño en la mañana de Navidad. Si es posible, ella se enamora más de él en ese minuto. En el último.

—Dime otra vez sobre el primer día que nos conocimos, — dice ella, una vez que él se tranquiliza en frente de ella. — ¿En qué vida? — Susurra. El sonido retumba como tormenta de terciopelo, la voz de los dioses, reverberando en el pecho. Ina envía un suspiro deslizándose hacia atrás, frágil y vulnerable. —La única que importa. —OK, — pero su voz esta repentinamente herida con pesar. Él no quiere olvidar. El sacrificio no quiere morir. La privación, Ina piensa, no tiene nada que ver con él. — ¿Qué hora era? — Lo anima en voz baja. Ahora la boca bella, manchada, de mármol avanza dando sacudidas. —Estabas allí. Sabes qué hora era. Pero ella necesita saber que él todavía sabe, y viéndola a ella querer, quedo expuesto, Alexander se desembriaga instantáneamente. —Era pasada la medianoche, Pero no era este frío. La noche había caído en voz baja, como si el sol fuera arrastrando sus talones, como si fuera empujado desde el cielo…

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Vampire Romance —El hijo de puta. Su sonrisa fue breve. Él estaba acostumbrado a ella: Su idioma, la cadencia, las palabras muy nuevas, se toparon con esa lengua vieja. —Entonces te vi. —Me viste ¿dónde? — Dijo tímidamente. Él se lo permite. Él sabe que la timidez estaba reservada exclusivamente para él. —Encadenada donde estás ahora, por supuesto. — Su voz sonaba con propiedad, él fue quien la descubrió a ella. Él también sabe que ella secretamente desea que los gatos no le temiesen, que ella algunas veces se pone a sí misma enferma por el jugo de fruta por razones que ella no puede nombrar y que ella sueña con un lugar cruzando el Atlántico – los cuales causan que ella se despierte gritando—. La oscuridad era sólo una carrera larga entre nosotros. Se deslizó sobre mi pecho… —Mis pechos, —ella se acaricia para él. —Y por mi vientre — Sus puntas de los dedos juegan sobre ella. —Encendiendo el hambre, — ella susurra, detrás de los ojos hacia abajo. El hambre es la peor. Nadie fuera de Alexander puede comprender la ironía de que los picos en los momentos finales, el miedo de entregar cediendo. Que si ella bebe y vive podría perder lo único que la hace querer vivir. Ella sabe que no es cierto, que el olvido borrará incluso lo que quiere y que el latido en sus venas ya no es más que el elixir de la última sangre llamándola, pero como ella siente una nebulosa en su mente clara, ella entra en pánico. Ella mira hacia abajo y descubre que sus nudillos sangran. Ella se ha desgarrado contra sus cadenas sin darse cuenta. La sangre empieza una reacción a fuego rápido. Su mandíbula palpita, su boca hace agua y las encías pican, provocan un gemido. Un movimiento distrae Ina y de repente se acuerda de que tiene una audiencia. Ella cambia, los ojos del cuerpo caliente mirándola y recuerda - probablemente por última vez - el sacrificio que había conducido el comienzo de este año. No había sido tan joven como este es, pero él había sido simpático y esperanzador y solitario. Todos los requisitos, y todas las garantías, que debía cumplir con Russell eligiendo los sacrificios. Así que ha sido perfecto y, al final, a Ina le gustaba pensar que el niño había estado agradecido de ser parte de algo tan grande y significativo como el amor eterno. Su sangre infundida con una nueva vida, pero su propósito le dio una vida más allá de la carne. Ina mira hacia abajo en el sacrificio de este año, deseando saber su fortuna en ser elegido. La admiración abrumadora de pequeños milagros parejos con las horas de la noche y el hambre, para llevar lágrimas en sus ojos. Susurra su alegría. Alexander responde, a su euforia profundizando sus gruñidos. Pero el sacrificio grita más fuerte en la vista de sus colmillos y el vértigo de Ina se apaga por la molestia.

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Así como la sepia, se desvanece a negro y el año viejo y la vida es borrada por el nuevo, Ina tiene el tiempo suficiente para permitir a Alexander la primera estocada. Aún aunque el entumecimiento bate a lo largo de sus extremidades para congelar su corazón, su amor por él es tan grande que ella le permite romper la piel. Ella no sabe si el zumbido en sus orejas es el que tamborilea fuera de los gritos o si justamente repentinamente se detienen. Todo lo que ella sabe es la satisfacción física y el alivio profundo cuando ella surge adelante y – conjuntamente – ellos reducen drásticamente el sacrificio hasta secarlo. Le dicen a Ina que ella es impaciente e impulsiva y ella gruñe porque está muerta adelante. Se supone que Alexander es sereno e implacable, y si eso es cierto ella podría ver por qué ella le amaría. Ella le observa leer, la forma de la frente abajo, haciendo más hondos sus rasgos. Luego él mira hacia arriba y se encoge de hombros, una sonrisa casi avergonzada tocando sus labios, tocándola. El corazón de Ina bucea, la primera caída en picada. Esa sonrisa dice que él podría estar dispuesto a creer...que ella es... Ella ofrece una tentativa a cambio. —Esto es cómo vas a aprender a amarme, — él le dice al tiempo que le entrega la guía. Ella lee el libro, aparentemente escrito, mientras que sus miembros estaban encadenados y él vive en lo profundo dentro de ella, como un carbón caliente en espera de ser movido a la vida. Ellos habían puesto por escrito todo antes de encontrarse con Russell, lo que habían hecho y el por qué, y que tendrían que encontrar a alguien nuevo para ayudarlos al final de este año. El escrito es como una ficción para Ina y ella puede decir que para Alexander es igual, lo cual debe ser la razón por qué dejaron pocas pistas en el texto. —Yo ya te amo, — es lo que ella se informa a sí misma, al decirlo: y ella se puede imaginar eso, del mismo modo que puede olfatear el hacer el amor al pasar las páginas, incluso cuando sabe que probablemente es deliberado. Ella apuesta que debió ser su idea. Llegar a la mente a través del olfato, el cuerpo, el instinto, el apetito. A pesar de que todo se olvida, su propia personalidad se mantiene constante y, mientras ella no puede conocer otra alma en este mundo –ella que puede tener que luchar para reconocer a este Alexander, año tras año, ella se conoce bien a sí misma. Ella es egoísta, terca, temperamental, insaciable y - si lo que lee aquí es cierto - siempre es indiferente a cualquier otra cosa, cuando Alexander se encuentra en sus brazos. Ella mira hacia arriba. Él rompe por completo sus labios con sus dientes. Es una costumbre que piensa que puede aprender a amar.

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Vampire Romance Siendo realistas, sin embargo, los atributos enumerados a continuación son iguales en la mayoría de los su clase. Es por eso que se mueven y viven solos, y correr en solitario. Las uniones no son desconocidas, por supuesto que, pero cuando uno tiene que empezar su vida nuevamente en el amanecer de cada año – algo de lo cual ninguno de ellos tiene que ser informado, ya que es algo que esta explícitamente en su percepción, como que los planetas giran – es mejor refrenarse de uniones innecesarias. Pero Ina y Alexander aparentemente han encontrado la necesidad de seguirlo registrando, no sólo su enlace, sino que el de los demás también. Daniel y Marcus, por ejemplo, quien también se han encontrado uno al otro año tras año. Esta puesto por escrito por escrito, en un lugar en la guía, que han señalado para ellos mismos al comienzo. Mientras Ina no puede estar segura de Alexander aún, ella sabe que éste es un buen acercamiento. Ella está más anuente para oír y creer una historia de felices por siempre acerca de alguien que es ella misma. Aún si fuera hace mucho tiempo. Daniel y Marco de alguna manera han logrado encontrarse el uno al otro año tras año sin una guía. Pero entonces, Alexander reporta, que al principio del año pasado, Daniel se mudo de la ciudad antes de que ellos pudieran reencontrarse, y la guía de pistas Marcus resultaron dañadas. Dice que en febrero que él empezó una búsqueda maníaca para coleccionar cada tipo de sangre, que él se cuelga un vial de plata con la forma de cruz alrededor de su cuello. En Marzo, él se queda sin tipos. Por mayo él bebe leche y Clorox y aun verduras licuadas simplemente para saborear algo nuevo. ¿Tienen una necesidad entonces, -incluso en su olvido eterno-, de tener a su pareja? Cuando has probado todo y no hay nada nuevo en la tierra, ¿es el verdadero amor de lo que ellos tienen sed en su vida eterna? Ina considera esto mientras ella camina con este extraño amado a lo largo de las calles de un Washington silencioso, como si tuvieran un destino en mente. Les llama poco la atención los envases frívolos, de las personas que aún beben y gritan en la frío noche. Sus cabezas se inclinan sobre su libro, este escrito que sobrevive en el pasado, y se turnan para leerlo. En la caída del ocaso, Ina da su consentimiento para que Alexander se ausente, durante dos semanas completas -algo que nunca aparentemente había permitido antes-. El plan consiste en atraer a Daniel de regreso a la ciudad con Alexander, como cebo, para establecer un encuentro casual con Marcus y dejar que la química siga su curso. Es esa debilidad de Alejandro por la idea del amor verdadero que hace Ina aceptar.

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Vampire Romance El romance de su carácter temporal, dejando de lado su amor para que otros dos puedan tener esa experiencia, hace que Ina quiera cambiar de dirección e iniciar de inmediato la memorización de sus rasgos. Pero Alexander aún sigue con la lectura, y la última palabra escrita sobre la saga de Daniel y Marco es que el INA y Alexander están invitados a almorzar con la Pareja a la semana siguiente. Ellos también comparten ahora su sacrificio matar. Es la cosa más romántica que jamás haya oído. Ina tiene hambre otra vez para cuando terminan su paseo, pero comer es una cosa personal y, a pesar de la forma en que se despertaron, la idea de observar Alexander la enerva. En lugar de eso, regresan en silencio al apartamento que comparten. El número se ha escrito con inscripción remarcada en negro en la guía. Ina reconoce la escritura a mano como la de ella. Las llaves están prendidas en su ropa interior. Excepto que no es un apartamento. Es un restaurante asiático abandonado; La inscripción como arañas estrelladas tumbadas desgarbadamente a través de las paredes. Se ve desierto del exterior, está tapado con tablas y reforzado por acero por dentro, y la apariencia de deterioro continúa hasta una esquina complemente a la vista, esto logra el efecto de que nadie tenga el deseo de detenerse, reconsiderar y mirar con atención adentro. Alexander e Ina toman la esquina silenciosamente, lo cual hace su jadeo destacarse como un signo de admiración en una estrofa poética. La cocina ha sido convertida en una biblioteca, con estantes de pared a pared de roble brillante, esculpida por la mano de un carpintero con alumbrado incorporado, de cielo raso para el piso. Libros de historia, memorias, crimen verdadero – todos los libro son de tapa dura, todo prístino – un poco tan viejo que harían a los guardianes llorar. Hay sólo una silla en el cuarto, una monstruosidad demasiado grande de cuero con un otomán gigante estacionado enfrente, un lanzamiento hecho a mano de la cachemira al fondo y una mesa auxiliar en cada brazo. Ella sabe cuál mesa es de ella. Hay una caja india pequeña, un mármol con incrustaciones de madreperla y oro, y una botella sin marcar perfumado con sándalo y té con leche, cosas que ella instintivamente ama. Hay algo más, ella instintivamente cambia de dirección –el refrigerador comercial grande, la puerta inoxidable y de vestíbulo atenuado por una cortina de madera y cuentas de cristal altercadas como un juego de campanas de viento mientras Ina atraviesa. Las paredes de adentro son suavizadas con paneles diáfanos. El piso está cubierto de almohadas sedosas, hojas de batik y chales con flecos como alas de polilla. La puerta se traba desde el interior. Ina regresa a la cocina, deja sus ojos vagar por los volúmenes de libros de historia, y se pregunta si ella reconocerá las acciones de las pocas

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Vampire Romance hembras dentro. No debería tener importancia. El pasado esta muerto y uno debería vivir en el momento. Es lo que eso es, todo lo que uno tiene es el ahora: clichés, pero válidos porque todos ellos eran verdad. Ellos también eran reglas de oro para su raza. Si la historial personal de Ina está inscrita en el libro provisional, Alexander esta reacio de dejarlo, estos odiados prosaísmos son delineados en el alma de ella. Ella está agradecida por la vida eterna que ella ha recibido, la juventud y la vitalidad que son derechos de los inmortales, pero lo que no daría o pagaría, sólo por una verdadera memoria de toda una vida ya vivida. Sin embargo, la vida requiere el olvido, y porque Ina se aferra a la vida como un niño al pecho, puede manejar las interrogantes de sí misma. Pero ella mira a Alexander, como inconscientemente recorre con su pulgar a lo largo de la cubierta de cuero de su guía, a lo largo de un lugar suave ya saliendo a la vista, y repentinamente sabe que ella no quiere tener interrogantes de él también. —Si no tuviéramos esta guía, esto sería inimaginable. — Ella se refiere al apartamento, la vida compartida, la planificación de año tras año, el sacrificio… todo. —Y por eso lo hacemos. Sabíamos que íbamos a necesitar una prueba de esto. — Aunque era una prueba suficiente en su mezcla de olores, cubriendo cada centímetro cuadrado de la cocina. Olía a Ina como una locura perfecta. —Pero si no supieras lo que sabes ahora, ¿crees que habríamos sentido la falta, como Marcus? El ceño fruncido, arruina esa frente perfecta un buen rato mientras Alexander piensa duramente, considerando la profundidad de la emoción que tendría que existir, para que una criatura como él sintiera tal cosa, algo que le importara tan profundamente. Él finalmente inclina la cabeza. Más importante aún, él dice, que él quiere recordar. Él cree que las memorias mienten como las estacas en los bolsillos de esos que los cazan, no menos peligroso por estar escondidos. Quizá más aún. ¿E Ina? Alexander la mira con una expresión que ella ya empieza a reconocer –una frente que se levanta como un reto mientras su barbilla se mueve hacia abajo tímidamente – y él le pregunta lo incontestable. ¿En qué, de importancia, cree ella? Ina guarda silencio por tanto tiempo, que la luz amenaza al cielo. Ina cree que la verdad yace en la sangre. Hace mucho tiempo, cuándo las calles de Nueva York se llenaron de calles empedradas, mierda del caballo acodado a ellas, tribunas improvisadas rodeándolas, juegos de dados ocultos entre a ellas, ella era una chica de fábrica con manos ásperas y una espalda que comenzaba a doblarse. Ella recuerda esto claramente, esto y la forma que el mundo entero pareció atento en reafirmar que ella no era nada especial –desde el capataz que escondía la palma de la mano y la

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Vampire Romance pellizcaba las 14 horas de corrido, a los hombres importantes en los carruajes que hacían caso omiso de la chica pálida, encorvado que caminaba repetitivamente hacía su casa en los barrios bajos . Luego estaba la manada de erizos, de granujas en espera de su atención, cuando volvía a su casa. La experiencia de su corta vida mortal, quedo grabada en su materia gris como un ancla de la humanidad y era lo único que ella voluntariamente estaría dispuesta a perder. Pero bajo la mugre e impotencia y el resentimiento, lo único que comienzo a formarse, fue su sangre dulce. O lo suficiente dulce como para atraer a una monstruosidad más a su vida. Ella nunca le vio viniendo, y apenas sintió sus brazos agarrando su cuerpo, antes de que unas agujas gemelas la estacaron, causándole una convulsión. Pero, a pesar del dolor, el desconocido inmortal no la dejó caer a la suciedad, y a pesar de los tirones largos, insistentes en su vida, ella había sido consciente de que ésta le había señalado a ella como lo suficientemente especial. Después de eso, no había nada. Hay esta mañana. Allí esta ese extraño que supuestamente ama. Alexander, de pie, a través de de su timidez con una ceja levantada. La ironía entre la escases, la pobreza y el dolor, que ella recuerda, y el amor, la alegría y la aceptación que no puede hacerlo, hace que quiera encerrarse en sí misma. Lo único que la detiene es el milagro de lo que ella y este extraño parecen haber hecho. Han creado una red para ellos mismos, algo que prorroga no sólo por encima de la humanidad, sino por encima del resto de su especie. Viven en su propio universo. ¿Cuántas parejas, inmortal o no, son capaces de decir lo mismo? Ina piensa que simplemente son más empujados a través de los movimientos, hacen lo qué siempre han hecho simplemente porque momento y el hábito los lleva de ese modo. Ella cree que la mayoría de esposos, no podrían contestar afirmativamente si pregunta si escogerían a su pareja otra vez hoy. Ahora. En este minuto y en este momento. En este segundo. En esta vida. Monstruos. — ¿Cómo es el sabor de tu sangre? —Pregunta ella de repente. No importa que ellos olvidaron algo tan vital como el amor puro. Siempre recuerdan la sangre. —Como tú piensas, — Alexander se descuelga del cuero de la silla y mira hacia otro lado. Ella sabe lo que piensa. Su sabor es como el aire después de que los fuegos artificiales han muerto. Como la gasolina recién tocada por la llama. Ina pasa la punta de la lengua por sus incisivos, asintiendo con la cabeza lentamente.

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Vampire Romance —Esta vez, no habrá nadie que nos ayude. — Murmura antes de darse cuenta lo que acaba de decir. Mira a Alexander agudamente, marcando su lengua, pero él la contempla con una nueva expresión en su cara. —Tenemos un año para encontrar a alguien más. — dice, los ojos en los labios de ella y su lengua mientras ella se lastima la boca y se lame la sangre. Ina se siente mareada. Ella ya ha reparado en que el discurso de Alexander – él le ha dicho a ella que él odia ser llamado Alex – está más cercano de una lengua antigua. Para ella, mirarle es como contemplar un retrato vivo. Ella ha adoptado lo nuevo – el idioma, el estilo, las buenas costumbres y la vestimenta – y ella se pregunta si él presta atención a eso. Coño, ella piensa y abre su boca para preguntarle simplemente eso, pero la voz de un niño timbra a través de la nueva noche, un ruido sostenido a través de la ventana abierta, aunque esta -por lo menos- a dos bloques de distancia. Otro ruido seco como un cohete embotellado, el sonido preciso. Es muy tarde para que ellos estén fuera, su madre debería tener mejor criterio. Uno nunca sabe lo que acecha en la cuna de la noche. — ¿Tienes hambre? — Alexander le pregunta. ¿Es una pregunta simple, o él se preocupa por ella? —No, son sólo una molestia. — Ina lo mira por un momento, se pregunta si es sólo el hambre, la que la tiene lamiéndose los labios, o si la sangre ensuciada le ha afectado después de todo, recubriendo su boca con la humareda de combustible gastado. —Quédate adentro. — Dice Alexander, elevándose como una vela—. Voy a decirle que se callen. —No, yo iré contigo. — De alguna manera ella ya sabe que debe quedarse con él cada segundo posible. Un año es muy corto tiempo. Ella se une a él con igual fluidez—. Además, me gustan los niños. Ina come frente a Alexander y él frente a ella y, más tarde, cuándo están de regreso en su cocina, se acurrucan descansando sobre una almohada con la puerta bloqueada, ella piensa que verlo a él comer fue quizá la cosa más erótica que ella alguna vez ha presenciado en su vida. Ella ha comido glotonamente hasta el punto que ella podría explotar con una gota más, y ella pasa su brazo a través de su barriga sólo para encontrar que Alexander está ya allí. Ella toca su mano y descubre que es demasiado caliente también. Ellos han sido perseguidos por un hambre que todavía les da miedo mencionar. Seguramente no es la sangre compartida. Ella decide que para la puesta de sol de mañana, estarán bajo control otra vez. Partirán. Habitarán su propio universo. Más acurrucada en el lado - muy caliente- de Alexander, Ina ya sabe esto por una mentira. Es como esos mortales que hacen el engaño de los buenos esposos, que se abren mejor al apetito y a la carne que no

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Vampire Romance les pertenece. Comienzan controlados, pensando que estarán satisfechos simplemente con una sonrisa, una caricia, un beso, una follada, tal vez solo una vez al año. Hasta que su lema cambia de: " sólo un vez" para "Sólo se vive una vez". Pero Ina, ni aun capaz de demandar lo mismo, sabe que están equivocados. Aún sin memoria ella sabe que en lo que se refiere a las pasiones, una vez, no es suficiente nunca. Un hambre como esta nunca muere.

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Sacrificio Rebecca York

E

l Rey Farral de Balacord había rezado a los dioses por un hijo para asegurar la sucesión. Cuando su esposa le regaló una hija, la nombró Morgan como desafío por su sexo.

Veintisiete años más tarde, Morgan sabía que su padre estaba todavía decepcionado con ella. Había planeado casarla con un príncipe de un reino vecino para asegurar una alianza militar. Dado que no había llegado a un acuerdo satisfactorio, aún estaba soltera y bien pasada de la edad en la que la mayoría de las chicas ya habían arreglado su boda. Sabía que, a los ojos de su padre, la culpa era de ella. Pero el problema había pasado a un segundo plano, ahora que el reino estaba bajo el asedio de los bárbaros del norte. Doscientas personas se agolpaban dentro de los muros del castillo. Sus suministros de alimentos estaban disminuyendo, incluso a pesar de las raciones lamentablemente cortas. Y el enemigo había rechazado a las tropas reales una y otra vez. Mientras Morgan, vigilaba y se preocupaba, concibió un plan desesperado para salvar a su pueblo -si ella tenía el valor de llevarlo a cabo. Era de noche cuando Morgan camino de puntillas hacia la puerta de su cámara. Nedda, la vieja niñera que la había criado desde que era un bebé, se sentó en su jergón de paja. — ¿Dónde vas niña? Morgan se arrodilló al lado de la mujer de pelo gris. —Para la fortaleza de la montaña de la que hemos hablado. Nedda agarró la falda con una mano temblorosa. Su voz resopló fuera de ella, mientras hablaba. —Ninguna mujer alguna vez ha regresado de ese lugar terrible. —Pero tengo que intentarlo. Es nuestra única esperanza. —¿Puedo hacer que cambies de opinión? —No. Su vieja amiga, la abrazó con fuerza. —Entonces que los dioses vayan contigo, niña. —Y con usted. — Respondió Morgan, tenía sensación descorazonada por esta despedida, por temor a que no volvería a ver, a su fiel guardiana de nuevo—. Vaya a dormir ahora. Y cuando le pregunten dónde he ido, diga que no lo sabe.

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Vampire Romance Dando un paso fuera de su habitación, camino con cuidado por el pasillo, hacia una pequeña puerta que conducía al acantilado sobre la ribera de la fortaleza. Dentro del castillo, el aire era fétido con el hedor del miedo y de demasiadas personas apiñadas en un espacio demasiado pequeño. En el exterior, en la cornisa sobre el río, la noche era un bálsamo de bienvenida. Ella lo miró a la estrecha rendija de una ventana donde la luz brillaba en la oscuridad. Era la habitación de su padre, donde él caminaba y rugía por el destino de su reino, y tal vez de su la gente, también. Porque si estuvieran muertos, ¿cómo podrían servirle y rendirle tributo? —Perdóneme padre, — dijo, con un temblor en su voz—. Nunca le he complacido. Espero resarcirlo ahora. Rápidamente, ella guarda su largo cabello dorado en una red, luego, se quitó la ropa y se puso su cambio, la luz de la luna fluyo sobre sus curvas delgadas. Guardó su ropa y sus sandalias en la bolsa de cuero que había traído, el exterior fue untado con grasa para mantener el contenido seco. La luz de la luna brillaba en el agua muy por debajo. Era un largo camino hacia abajo. Nunca había buceado desde esta altura antes, pero ella había visto a los niños bucear en los acantilados del río y sabía de una parte donde se podía sumergir en el agua y no romperse su cuerpo en las rocas. Bueno, al menos que esperaba que ella lo supiera. En el borde del acantilado, ella miró hacia abajo, con el corazón golpeando, y la boca seca como pergamino antiguo. Ella podría morir, en los próximos minutos, pero si los bárbaros, los Digons, se hacían del castillo, seguramente violarían y asesinarían a la hija del Rey. Esta noche, ella tenía la oportunidad de elegir su propio destino, una elección que nunca le había sido dada por su padre. Antes de que pudiera perder el ánimo, ató la bolsa con una cuerda en su tobillo, luego respiró hondo y se sumergió. Golpear el agua fue como chocar contra un muro de piedra. Entonces, bajó a la profundidad del estanque, tan profundo que ella pensó que nunca subiría de nuevo. Pero ella era una fuerte nadadora, y pateo hacia arriba, moviendo sus brazos para darse más impulso. Cuando pensó que sus pulmones iban a estallar, ella rompió en la superficie y aspirando una fuerte bocanada de aire, y luego dejó que la corriente la llevara a la deriva. Lejos del castillo. Lejos de la bárbaros que estaban decididos a capturar el reino de su padre y esclavizar a su pueblo. Cuando finalmente salió, el viento soplaba en contra de la piel, aumento la piel de gallina. Después de frotarse los brazos para que la sangre saliera a la superficie, se precipitó en el bosque, donde sacó los pantalones de chico, la camisa y las sandalias que había traído. Después de ocultar su cabello bajo una gorra de cuero, ella se ato un

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Vampire Romance cuchillo con una vaina en la cintura y se dirigió hacia el este - hacia las montañas donde habitaba el monstruo. El monstruo de la leyenda - Garon. Ella había oído cuentos susurrados acerca de él. Y la semana pasada, ella se había metido en la habitación en el castillo, donde los libros eran guardados y leyó lo que pudo. Se decía que, hace mucho tiempo, había acudido en ayuda de Balacord. Y que había exigido un terrible precio. ¿Estaba vivo? ¿Los ayudará a ellos otra vez? Ella sabía que su padre no daba crédito a las viejas historias, o hubiera actuado en consecuencia. Pero ella creyó. Y la gente como Nedda también creía. Así es que ella camino hacia el este, las casas de campo por las que pasaba y los patios estaban llenos con el hedor de la muerte, donde los Digons había sacrificado la las personas y los animales. Cuando sus pies y le dolieron las piernas se negaron a continuar, se encontró con una maraña de zarzas, en las que podía descansar. Después de una frugal comida de sus provisiones, partió de nuevo con más cautela que antes. Era peligroso aquí con el sol arriba. Pero ella sabía que cuanto más al este viajara, menos probabilidades tenía de encontrarse con alguien. La gente se mantenía lejos de la fortaleza de Garon. Viajó durante tres días, cantando canciones para mantener el ánimo y pensando en sus padres y su joven hermano, Kerwin. Si él sobrevivía, ella creía que sería un mejor Rey que su padre. Cuando se dejó pensar en el monstruo, estuvo a punto de perder el valor. Pero de alguna manera se mantuvo caminando por las montañas. Gradualmente los árboles fueron siendo más cortos y ralos, y la vegetación baja más compacta. El sol se sumergió detrás de un alto pico cuando llegó a un lugar donde la tierra estaba árida y rocosa. Las leyendas viejas, decían que este era el lugar donde vivía Garon y le dijeron –también- lo que ella debía hacer, para hacerse aceptable para él. ¿Qué forma podría adoptar el monstruo? Había oído que podría parecerse a un hombre. O tal vez a una temible criatura. Pero cualquiera que sea su apariencia, debía arrojarse a sí misma por su misericordia. Volvió sobre sus pasos a un arroyo de la montaña que había cruzado, luego se quitó la ropa de viaje y se lavó su cuerpo en el agua fría. Más fría que la del río. Ella usó la camisa como un paño, con un poco de jabón que había traído, luego se secó a sí misma con los pantalones.

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Cuando ella estaba limpia, ella abrió la bolsa de nuevo. Con las manos temblorosas, sacó la otra ropa que había llevado. El vestido blanco que Nedda había cosido para su noche de bodas. Se lo paso sobre su cabeza, sintiendo la tela sedosa sobre sus senos. La cintura era ajustada, con la falda dando una llamarada fuera de sus caderas. Ella se había visto a sí misma con este vestido. Sabía que sus pezones se mostraban indecentemente a través de las tazas del corpiño. Y la falda no hacía nada para ocultar el triángulo de oro de cabello en la parte superior de sus piernas. Sólo su esposo y las mujeres que le prestaban servicios podían verla con esto, pero allí estaba ella, al aire libre. Después sacó una cadena de oro con el escudo del rey, una rama de laurel y una espada en un disco plano. Rápidamente deslizó el símbolo por su cuello, de modo que el escudo quedaba contra su pecho. ¿Complacería al monstruo? ¿La aceptaría a ella como un sacrificio? Con su corazón latiendo salvajemente dentro de su pecho, ella se volvió a la tierra arrasada y continuó hacía un pequeño campo donde las piedras eran pequeñas y puntiagudas, cubrían el suelo como una alfombra traidora. La leyenda decía que debía sacarse sus sandalias ahora. Pero sus manos temblaban mientras se desataba las correas. Con los dientes apretados, dio un paso sobre la superficie cambiante. Una piedra afilada excavado en su planta del pie, pero ella dio otro paso, y otro, ignorando el dolor. Ella estaba en medio del terrible camino cuando una voz la detuvo en seco. —¿Quién se atreve a acercarse a este lugar? Ella lo miró y vio a un hombre de pie con la frente rígida, al lado de las rocas, a unos 20 metros de distancia, de espaldas a un precipicio. Era alto, con cabello oscuro y los ojos oscuros, estaban fijos sobre ella como un halcón viendo un conejo. Vestía pantalón negro y una camisa negra abierta en el cuello. Ella levantó la barbilla. —¿Usted es Garon? Hizo un sonido de rechazo. —¿Y qué? Le pregunté ¿quién es usted? —Soy Morgan de Balacord. Su voz se volvió burlona. —¿Qué medio loco padre da a su hija el nombre de un hombre? —El Rey Farral de Balacord. Soy la princesa Morgan. Su mirada perforo en ella. —Bueno Princesa Morgan, no debería estar aquí… vestido así.

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—He venido a la antigua usanza, a pedir su ayuda para mi reino. —No lo conseguirá. Vuelva atrás antes de que sea demasiado tarde. Ella no iba simplemente a dar vuelta y regresar a casa. Desafiante, dio otro paso hacia adelante, luego otro. —Puedo oler la sangre. Deje este lugar. — Dijo con un voz ronca. Ella miró a sus pies, luego a las sangrientas huellas que había dejado en las rocas. Haciendo caso omiso de él, se mantuvo caminando hacia delante hasta que el dolor era tan grande que titubeó, con sus piernas inestables. Se inclinó hacia un lado, y él salió corriendo hacia delante, haciendo crujir sus botas en las rocas. Rápidamente, la cogió antes de que ella se cayera y la sostuvo en sus brazos. Ella sintió que el cuerpo de él temblaba. Mirando hacia arriba, vio su cara, pálida y rígida encima de ella. Apretando los dientes, se volvió y se la llevó el resto del camino a través de las rocas y hacia una abertura en el lado de la de montaña. Más allá del portal, había una caverna, pero era una caverna como ella nunca antes había visto. Las paredes rocosas eran cuadradas. Las candelas titilaban en los candelabros, colocados en una habitación enorme con muebles bellamente tallados y estatuas de mármol sobre pedestales bajos. Las alfombras eran ricamente estampadas y las paredes estaban cubiertas de estantes llenos con más libros y manuscritos de lo que había visto en su vida. La tendió en un sofá, mirando a sus pies. —Su sangre…— Dijo en una voz gruesa. —Tómela. He venido a hacer el sacrificio demandado para tener su ayuda. Ella vio las ventanas de su nariz dando una llamarada, cuando su mirada la recorrió, viajando sobre el cuello, los pechos, las caderas y hasta la hemorragia de los pies. Ella trató de quedarse quieta. Trató de librar a su cuerpo del temblequeo. Pero ella estaba asustada. Más asustado de lo que ella había estado en su vida. Él se arrodilló en la alfombra al lado del sofá, teniendo uno de sus pies en la mano, levantándolo a los labios. En una especie de neblina, vio a su lengua dar golpecitos sobre la planta de su pie, tomando la sangre de la misma. Su lengua era áspera y envió una sensación de hormigueo en el pie por donde la lavaba. Pero afecto no sólo a ese punto. Otras partes de su cuerpo respondieron. Sintió un dolor encendido alto entre sus piernas. Había oído historias de esta criatura que ansiaba ardientemente sangre mortal y casi no las había creído. Pero había llegado aquí, con la esperanza de que fuera cierto.

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Él revolvió su pie para un lado volvió y encontró un lugar donde las rocas afiladas había cortado profundamente. Le chupó la herida, sacando más sangre de ella, el aumento el recorrido escalofriante a través de su cuerpo. Ella sintió que unos pequeños, colmillos afilados raspando su piel mientras lamía su sangre. Luego él fregó con su lengua por las heridas antes de colocar el pie de vuelta en el sofá. Cuando él rompió el contacto, ella hizo un sonido bajo en la garganta. Él levantó el cuello y la miró, y luego estrechó la mano alrededor del tobillo opuesto, levantándolo antes de acariciar con sus dedos largos y delicados su pantorrilla, luego la cara interna del muslo, dejando un rastro de calor. Una vez más, ella lo vio lamer sus heridas antes de encontrar un lugar donde el pinchazo fue profundo. Cuando la chupaba con fuerza, una fuerza mayor encendía su cuerpo. El la mantuvo cautiva por un largo rato, antes de lamer sus heridas. Miró hacia abajo, vio que la sangre ya no fluía de sus cortes. De hecho, su piel se sentía completa, como si nunca se hubiera herido. Él alzó la cabeza, los ojos le brillaban mientras la miraba. Cuando empezó a ponerse de pie, ella estiró la mano y él agarró su mano, sujetándola donde él estaba. —Tengo que dejarla. — dijo con una voz gruesa. —No, — respondió ella, mientras recogía el valor para mantenerlo allí, para hacerle terminar esto. Levantando la mano, lo llevó a su pecho y se frotó los dedos en su contra a través del delicado tejido de su vestido. Mientras ella se palpaba, como un dardo de sensación, escuchó el aliento contenido de él. Su mirada se clavó en ella. —¿Qué sabe usted de esto? —Nada. Yo soy virgen. Pero yo sé lo que siento ahora. —Y yo soy un monstruo que acaba de tomar de su sangre. ¿Qué dice usted a eso? —Que usted es también un hombre que me da placer. — Ella dijo con valentía, aún sin saber si era verdad. —Es demasiada… atrevida. —Me han dicho toda mi vida que yo no sé cómo obedecer las reglas. —¿Ha desagradado a su padre, el rey? —Muchas veces. —¿Y usted ha sido castigada por su obstinación? —Sí. Desafiante, ella bajó la mirada al frente de sus pantalones. Nunca había visto a un hombre desnudo, pero había oído hablar a las criadas cuchicheando y riendo sobre lo que hicieron con sus amantes. Cuando extendió una mano temblorosa hacia él, bruscamente se alejo de ella y se movió hasta que se detuvo a unos metros de distancia.

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Su voz era áspera. —Si queremos ir más lejos con esto, ningún hombre le tomará a usted por esposa. —Yo sé. —No entiende lo que está haciendo. —Lo hago. Mientras miraba, de repente cambió - de un hombre a una criatura con cuernos-, una cara fina y larga, garras en lugar de manos y una cola bifurcada que azotaba hacia atrás y adelante a través de la alfombra. Un diablo. De las leyendas. Y de las pesadillas de su la infancia. Morgan soltó una exclamación y presiona la espalda contra los cojines del sofá, el corazón le latía mientras luchaba para recuperar el aliento. Ella sabía que él estaba tratando de asustarla para que se escapara, pero ella no iba a hacerlo. No cuando ella había llegado tan lejos. Haciendo acopio de valor, saltó del sofá. Con los ojos cerrados, ella le trato de alcanzar, lo estrechó entre sus brazos y se aferro. Él rugió con enojo, pero se quedó donde estaba. Ella sintió que cambiaba de nuevo, a una criatura con la piel áspera y escamosa. Una vez más, se mantuvo con los ojos apretadamente cerrados. Esta vez, cuando él gritó, su cara estaba a escasos centímetros de la de ella. Y ella sintió a su aliento volverse caliente, quemándole en la mejilla. Sin embargo, ella se aferró a él. Y luego cambió por tercera vez. Sintiendo la forma de su cuerpo, ella podría decir que era un hombre de nuevo. —Usted es valiente. — dijo, había temor en su voz. —Tengo que serlo. — respondió ella. Mientras hablaban, el abrazo cambió. La había mantenido a ella en un agarre castigador. Ahora, su tacto se volvió suave, al tiempo que él le acarició con las manos de arriba a abajo de la espalda. La tomó por los hombros, con pecho balanceándose contra la tela áspera de su camisa, haciendo que sus pezones dolieran. Superándolo, Morgan apretó la cara contra su hombro. Uno de sus manos encontró su barbilla y la movió a fin de que sus labios pudieran bajar hacia los de ella. Previamente, su boca había enviado sensaciones poderosas a través de su cuerpo, pero que no era nada en comparación con lo que él estaba haciendo ahora. Él movía los labios contra los suyos, cepillándolos, deslizándose, reacomodándose. —¡Oh!

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Ella sintió que él sonreía, cuando su lengua se metió en su boca, jugando con la línea de sus dientes y el tejido sensitivo en el interior de los labios. Mientras ella estaba absorbiendo las sensaciones, él la cogió en sus brazos y la llevó más atrás en su vivienda, a través de una puerta maciza, la cual cerró detrás de ellos, encerrándolos en una habitación iluminada por más de sus candelabros. En la luz parpadeante, él la dejó al lado de una cama amplia, y le sacó el vestido y la cadena de oro sobre su cabeza y los dejó caer sobre el piso, a fin de que ella se levantara desnuda delante de él. Cuando se quitó la camisa, a ella se le cortó la respiración. Su pecho era magnífico, con una buena musculatura y suave. Mientras miraba, él trabajó la hebilla en la parte superior de sus pantalones. Cuando se abrió, se bajo los pantalones y salió de ellos. La mirada de ella se posó en su parte masculina. En todos sus 27 años, nunca había estado sola en una habitación con un hombre, con excepción su padre y su hermano. Y desde luego no con un desnudo. Se obligó a no dar un grito ahogado, mientras tomaba nota del tamaño de él. Ella mantuvo la cabeza baja, incapaz de mirarlo a los ojos y mostrarle su miedo. Y porque simplemente no podía irse de allí, dio un paso hacia delante y estrechó sus brazos alrededor de sus hombros. Él hizo un sonido áspero cuando sus brazos le acercaron a su cuerpo contra el suyo. La electricidad se arqueo entre ellos. Pero sus palabras se desgarraron en ella. —Usted debe tenerme miedo. ¿Por qué no está asustada? —Quiero ser tu amante. — acertó a decir. —Yo no he hecho esto… en mucho tiempo. Quizá yo sea demasiado rudo. Tal vez le haré daño. —No lo hará. Cuando él empezó a hablar de nuevo, ella llevó su boca de vuelta a la suya, moviendo los labios la manera en que él lo había hecho con a ella, y luego jugó con la veta y deslizando la lengua en la boca. Él hizo un sonido de asombro, como imitando el que ella había hecho. Le acarició con la mano por su cuerpo hacia abajo, luego ahueco su punto sensible y la tiró contra el eje duro creciente entre los dos. Como ella se balanceaba sobre sus pies, él la llevo a la cama y bajo al lado de ella. Suspirando profundamente, él la acerco más. Mirándola a los ojos, deslizó sus manos sobre su cuerpo, acariciándole los brazos, el cuello, los pechos. Cuando ella se arqueo por la caricia, él se inclinó para tomar un pezón distendido en su boca, chupando fuertemente, sobre la base de ella.

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Dejando que el calor la envolviera, necesitando envolverse en el sentimiento, ella levantó la mano, para tocar su cuerpo, asombrada de estar jugando con los dedos sobre su pecho amplio. Inclinándose hacia adelante, ella rodeó un pezón plano con su lengua, satisfecha de la forma en que él reacciono como respuesta. El aliento contenido de él, la hacía sentirse poderosa. En el momento siguiente, él se agachó para tocar ahí, donde nadie se había atrevido a tocar antes, sus dedos se enredaron en el triángulo de pelo rubio en la parte superior de las piernas antes de resbalarse más abajo, en los pliegues húmedos. La sensación la hizo a ella jadear. Ella se quedó sin aliento de nuevo cuando su dedo se humedeció en su interior y dio vueltas, luego se trasladó hasta el lugar donde su mayor sensación residía. —Yo quiero…—Ella jadeó. —¿Qué? Sintió el calor subirle a la cara. —No sé cómo decirlo. Vio su rostro. —Pero ¿ha sentido el clímax sexual? —¿Qué es eso? —El máximo placer para una mujer. Y para un hombre. ¿Había una palabra para eso? El placer secreto, prohibido. Ella no podía mirarlo a los ojos ya que la puso de espaldas y continuó su carrera, reflectando su mano, a fin de que poder presionar contra el lugar de mayor sensación, con en el dedo acarició el interior de ella. Ella sintió que su tensión se incrementaba. —Déjame hacerte venir. — susurró, luego se inclinó para tomar sus senos con su boca de nuevo. Ella palpo una explosión reunida en su interior. —Garon. — Ella llamó por su nombre con asombro, mientras olas de placer la atravesaban vibrando -más placer del que ella había conocido en su propia cama, sola. Y cuando las olas comenzaron a retirarse, él cubrió su cuerpo con el suyo y se lanzó a su en su interior. Hubo un momento de dolor. Pero estaba tan relajada que apenas puso cuidado. Él inclinó su boca hacia su cuello, y sintió otro pequeño dolor de dientes afilados mientras atravesaba su carne. Su boca la chupaba a la para que la acariciaba por dentro y su ser vibraba con la tensión. Entonces ella lo sintió ponerse rígido, lo sintió succionar más fuerte, mientras su cuerpo se sacudía y ella se puso tiesa.

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Vampire Romance Ella estaba respirando con dificultad, abrumado por lo que acababan de hacer. Él aflojó y la rodó sobre su espalda. Ella sabía muy poco de lo que sucedía entre hombres y mujeres, pero ella sospechaba que lo que habían hecho, había sido extraordinario. Cuando volvió la cabeza, vio su sangre en la boca de él. Tal vez eso debería haberla horrorizado, pero ella sólo se sintió débil y relajada. Había venido aquí para salvar a su pueblo, pero eso había retrocedido al fondo, cuando él cumplió un anhelo que ella no sabía que existía dentro de ella. Quería decirle lo que hacer el amor con él había significado para ella, pero tenía miedo de revelar demasiado. Así que ella sólo dijo: —Me diste mucho placer. —Y tomé tu sangre. —Yo te la di. — respondió ella. Se sentó y la miro. —¿Sabías que yo bebía tu sangre? —Sí, — susurró—. He leído las viejas historias. Dijeron que los cortes en mis pies te tentarían. —¿Has leído? — Él preguntó con sorpresa. —Sí. —¿Quién te enseñó? —Me enseñó a mí misma. —Bueno, si leíste acerca de mí, tú sabes que no sólo toman sangre. Yo vivo de ella. Ella asintió, y luego preguntó en voz baja, —¿De dónde sacas lo suficiente para sustentarte? —Tengo una manada de ciervos que me alimentan. Vienen cuando los llamo. Ellos son mis amigos. Sus amigos. Trató de imaginar que tan solitario él debía ser. Emociones llenaron su interior. Sentía algo por este hombre que nunca había sentido antes y no lo entendía ahora. Sólo sabía que su corazón parecía crecer dentro de su pecho. —La sangre humana tiene mejor sabor, — dijo, y luego desvió la mirada—. Así que tengo que permanecer lejos de las comunidades de los hombres. Si tomo demasiado mucho de una persona, yo lo mato. O a ella. —No me mataste. —Podría haberlo hecho. —Creo que has aprendido a controlarte. —Asusto a los seres humanos. Con buena razón. Has sido muy valiente o muy tonta para venir aquí. — dijo. Ella levantó la barbilla. —Llámalo como quiera, pero me siento mejor de lo que yo nunca me he sentido en mi vida. Haciendo caso omiso de sus palabras, añadió.

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Vampire Romance —Tú viaje a este lugar debe ser recompensado. Has dicho que tu pueblo necesita mi ayuda. —Los Digons han sitiado al castillo de mi padre. Son bárbaros. Van a matar a nuestros hombres y a violar a nuestras mujeres y hacerlos esclavos. Y van a tomar el reino como suyo propio. —¿Y crees que yo puedo salvar a tu pueblo? —Sí. Se levantó, se acercó a la puerta de su habitación y la abrió. De la boca de la cueva, ella vio que amanecía. —Tengo que dormir. — dijo. —Pero… —Vamos a hablar cuando me despierte. Pero antes, te daré alimentos y la bebida. — Entró en la sala y se desvaneció. Ella se levantó y se puso el vestido y la cadena de oro, entonces se apresuró a ir al lugar donde habían estado. Mientras ella estaba tratando de averiguar dónde se había ido, él reapareció, con una bandeja de de carne, fruta, queso y pan y una copa de cristal de agua fría. Sus ojos se abrieron. —¿De dónde sacaste eso? —Desde el otro lado de la montaña. —¿Tan rápido? —Sí. Caminó de vuelta hacia el dormitorio. —Voy a dormir hasta que el sol este bajo en el cielo. Eres bienvenida a quedarte…o no. Él barrio su hacia una de las alfombras y ella vio las sandalias que se había quitado al otro lado de las rocas afiladas. Él las había traído para ella, así que ella podría caminar de nuevo de la forma en que ella había llegado. Antes de que pudiera decirle que no tenía intención de salir corriendo, cerró la puerta fuerte entre ellos, dejándola sola en la bella sala. Ella comió algo de la comida y bebió de la copa, luego, vago por los alrededores, tomando nota de los detalles de la habitación. Quedo maravillada, al ver más tesoros de lo que nunca podría haber imaginado. Diamantes, esmeraldas y rubíes brillaban en un tazón de plata. En un gran globo de cristal había imágenes de la luna y las estrellas incrustado dentro de él. Había mesas, llenas de lo que parecía instrumentos científicos. Algunos, como un telescopio, ella reconoció; otros eran un completo misterio. Y junto a ellos, plumas, tinteros y un montón de cuadernos donde había escrito en un idioma que ella no sabía leer. Cautivada por todo lo que veía, fue a la deriva por todo el cuarto, inspeccionando sus tesoros. Mesas sujetaban conchas del mar,

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Vampire Romance cristales, botellas de vidrio de colores, cajas talladas de piedra y de madera, e imágenes astutas de animales, algunos reales y algunos de historias. Ella encontró un dragón bellamente tallado, un unicornio y un oso que era completamente blanco. Dejo lo mejor para el final. En los estantes había un tesoro de libros y manuscritos antiguos, bellamente iluminados. Abrió libros sobre historia, filosofía, ciencias, geografía e idioma: todos los temas que tenía ganas de estudiar cuando había sido obligada a unirse a las otras mujeres del castillo, en el aprendizaje del tejido, el bordado y coser prendas de vestir, porque eso era todo, para lo que eran buenas las mujeres. Eso y el matrimonio y tener hijos. Ahora atacado por la riqueza de la biblioteca, fue sacando volúmenes que le interesaban y cuidado los devolvía en su lugar, antes de tomar otro. Podría quedarme aquí durante mil años, pensó, leyendo. Y aprendiendo de un hombre que vive en este lugar remoto. Ya no era un monstruo para ella. Era como nadie que había conocido - no como sus padres o su hermano o la gente de Balacord, que pasaban su vida trabajando por el bien del hogar de su padre. Ella vio que él tenía la curiosidad y el tiempo libre, como para aprender todas las disciplinas del mundo. Y que él había viajado y traído de vuelta cosas maravillosas enriqueciendo su vida. Sin embargo, la vida tenía que ser muy solitaria aquí. El tiempo pasó rápido. Cuando la puerta de la habitación se abrió, ella parpadeó. Garon salió. Estaba vestido de negro, como lo había estado la primera vez que ella lo vio. —Todavía estás aquí. —Por supuesto. —Tengo que comer. Ella se irguió, preguntándome si iba a tomar su sangre de nuevo, pero él pasó por su lado, hacia la noche, y ella se dio cuenta de que iba hacia su manada de ciervos. Una punzada de culpabilidad, la asalto. Se había perdido a sí misma en los libros y su gente se encontraba todavía en peligro mortal. Cuando Garon regresó, se acercó a él. —¿Me ayudarás ahora? —No puedo salir de la forma en que tú esperas. —¿Por qué no? —Tienes que verlo por sí mismo. —¿Cómo? — Ella preguntó. —Vendrás conmigo. No había otra opción. —Muy bien. — respondió ella inmediatamente. — Todavía podrías perder tu temple. —Espero que no.

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Vampire Romance —Has dicho que eras de Balacord. Conozco el lugar. — Él inclinó su cabeza hacia un lado y la miró—. ¿Qué sabes de las leyendas? —Que cuando la gente necesitaba un favor tuyo, tenían que traer un sacrificio de una virgen a la montaña. Garon considero su respuesta. —Las mujeres fueron traídas aquí en contra de su voluntad. Tú has venido por tu cuenta. —Tuve que hacerlo. —Poca gente lo haría. Él se oyó muy grave. Y ella se oyó a sí misma preguntar: —¿Qué hiciste con ellas? Las vírgenes. —Las cruce al otro lado de la montaña, donde les compre maridos. Ella lo miró fijamente. —Pensé… —¿Qué? —Que tú las violaste y… —¿Las mate? —Sí. — susurró. —Hice el amor con ellas. Pero yo no mato por placer. Yo no mato al venado. Hay bastantes de ellos para darme de comer sin matarlos. —¿Pero vas a matar a los bárbaros? Garon se quedó en silencio durante un largo tiempo, y ella sintió que su corazón golpeaba mientras esperaba su respuesta. —Sí. Por ti. Porque tienes la voluntad y el coraje de preguntar. —Entonces debemos darnos prisa. Ellos han sitiado al castillo. El pueblo no puede resistir por mucho más tiempo. —Vamos a hacer que estés lista para marchar. Morgan sintió una punzada. Ella no quería que esta vez que lo suyo con él acabara. Él la había escuchado, realmente escuchado. Y él le había demostrado más apreció, en unas pocas horas, de lo que había experimentado en toda su vida. Se sentía la tristeza, y lucho para apartar ese sentimiento. Ella tenía trabajo que hacer, y no debía dejar que sus propias necesidades la distrajeran. Él se adentro más en la caverna y volvió con una camisa, unos pantalones y un conjunto de armaduras de cuero. —Ponte esto. —¿Por qué? —Debido a que vas a entrar en la batalla. Morgan tragó saliva y le dio la espalda para que ella pudiera sacarse la bata y ponerse la camisa y los pantalones. Luego ella levantó la parte superior de la armadura, revolviéndola en sus manos. —No lo sé cómo encajar esto en mí. —Yo te ayudo. — Se puso la pieza superior sobre la cabeza y enganchado juntos bajo los brazos—. Pon tus manos en mis hombros.

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Vampire Romance Ella lo hizo, cerrando los ojos mientras se aferraba a su cuerpo fuerte, deseando estar de vuelta en la cama juntos. Y cuando él le puso las guardas de la pierna sobre los muslos, ella se enfrento a una oleada de calor. Tal vez él lo sintió también, porque ella escuchó su aliento capturado. —¿Cómo encontraste una armadura que se adapta a una mujer? — Preguntó, tratando de distraerse. —Magia. —dijo. Con voz gruesa. Cogió el casco de la cama y la fijó en su la cabeza, cuidadosamente metiendo el pelo fuera de la vista. Luego la dio vuelta para que ella pudiera verse en un espejo largo. Ella miró al guerrero en frente. —Me veo… feroz. —Vamos a ver si tu corazón coincide con tu apariencia. Val fuera. Ella lo siguió fuera de la habitación, a través de la sala de con los maravillosos libros y luego hacia la noche. La luna estaba tan brillante que los afloramientos rocosos tenían sombras. —Quédate ahí mientras me cambio. — dijo. —¿Para qué? Dio un paso atrás, a unos metros de ella. Entonces comenzó a crecer y transformarse. Ella se quedó sin aliento cuando escamas cubrieron su cuerpo. Su cuello y la cabeza estaban alargados. Sus brazos se convirtieron en alas y sus pies se convirtieron en garras. En cuestión de segundos un dragón terrible, estaba de pie ante ella, encumbrándose a unos veinte pies en el aire. En la luz de la luna, el arqueo su cuello, levantó la cabeza y rugió. Junto con el sonido poderoso, una corriente de fuego salió de su boca. Si estaba tratando de asustarla otra vez, había tenido éxito. Pero se las arregló para mantener su posición. Ella había llegado demasiado lejos para huir ahora. Parecía peligroso. No, él era peligroso. Pero no para ella. Ella sabía que él nunca le haría daño. No a propósito. Su voz rugió de él, cuando él se agachó a la tierra. —Súbete a mi espalda. Utiliza mis escamas para sostenerte. Con los dientes apretados, se subió a la espalda del enorme dragón, como si fuera un gran caballo. Había una especie de silla para sentarse en ella y sus omóplatos sobresalían como dos asas. Parecía que había formado su espalda para poder viajar fácilmente y sostenerse. Lo agarró con sus dos manos. —¿Estás lista? — Tronó. —Sí. — respondió ella, preguntándose si era cierto.

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Vampire Romance Garon saltó en el aire, sus grandes alas batían mientras adquiría altitud, llevándola en brazos por arriba, por encima de la selva y en la noche de terciopelo negro, donde ella pensó que podría tocar las estrellas. Ella había envidiado la libertad de las aves que podían volar a un lugar nuevo cada vez que querían. Ahora ella veía asombrada, impresionada por la visión de la luna plateada debajo de ella. Hacía frío. Se alegró de la protección de la armadura, pero aún así el viento le pica la cara, ya que volaba por encima del bosque. Sus alas batían fuertemente en el aire, comiéndose la distancia. A ella le había tomado tres días a pie, para llegar hasta su guarida en la montaña. La luna apenas se había movido en el cielo cuando vio el castillo y a los bárbaros acampados alrededor de el. —Presiona hacia abajo y agárrate. — el dragón se sumergió hacia los invasores. Ella se pegó a su espalda y clavó sus dedos en los hombros cuando se precipitó hacia abajo. Abajo, en las planicies que rodeaban al castillo, oyó a los hombres gritar y comenzaron a apuntar hacia ellos. Los soldados en el castillo gritaban y apuntaban también. Algunos de los bárbaros, apuntaron con sus arcos en el aire. Las flechas volaron pasado a Morgan, sólo para rebotar en las escamas del dragón. Garon descendió, hacia los Digons. Cuando estaba casi sobre ellos, disparo fuego de su boca, envolviendo al campo abajo. Tiendas de campaña ardieron en llamas. Las ropas de los hombres quedaron atrapadas en el fuego, y ellos gritaban y corrían hacia el río. Sus gritos y el olor de carne quemada se sentían en el aire. Morgan volvió la cabeza. Ella no quería ver la muerte de estos hombres, pero ella sabía lo que ellos habrían hecho a su gente, si hubieran ganado. Así que ella quedo colgaba del dragón mientras él se sumergió, abrasando a los hombres y la tierra alrededor del castillo. Los bárbaros en pie se dispersaban, corriendo por sus vidas. El dragón los fue cazando -tomándolos uno por uno. Cuando terminó, aterrizó en el campo, en el centro de la destrucción. Morgan miró hacia el castillo. Los hombres dentro maniobraron la manivela, bajando el gran puente levadizo y abriendo la puerta. Ella espera ver a su padre salir con gritos de agradecimiento. En cambio, los arqueros se precipitaron a través de la apertura, disparando contra el dragón. Morgan gritó. Garon gritó con ira. Azotar su cabeza de un lado a otro, él roció con fuego a los soldados, luego se levantó en el aire con a su jinete aferrada a su espalda. Las flechas los siguieron arriba, pero cayeron a la tierra.

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Vampire Romance Morgan apretó la cara al lomo del dragón, lágrimas calientes le escocían los ojos. Él había salvado el reino de su padre y esta fue su recompensa. Alcanzo la cadena alrededor de su cuello, ella se la pasó por la cabeza y la arrojó en el aire, viendo cómo se desplomaba en el suelo. Los soldados lo encontrarían. Y tal vez Nedda entendería que ella no había muerto después de todo. Que ella estaba bien. Volaron de regreso por donde habían venido. Volviendo a la entrada de la caverna en la montaña. Y cuando llegaron, ella se deslizó al suelo. El dragón se alejó de ella, transformándose una vez más, de modo que el hombre al que había llegado a conocer estaba de pie delante de ella, su cara estaba dura y determinada. —Los salvaste y ellos trataron de matarte. — Ella gritó. —Ellos me temen. —Sabías qué iba a suceder. — Ella acusó. —No con toda seguridad. Pero lo suponía. —Y tú querías que yo viera. —Sí. —¿Por qué? —Así podrás volver a donde perteneces. —¿Cómo podría? —Te puedo dar la prueba de que tú llevaste al monstruo que los salvó. —¿Qué pruebas? —Puedes llevar de regreso las escamas del dragón. Ella no dudó en su respuesta. —No quiero llevar a nada de regreso. Quiero quedarme aquí. —Tú eres humana y yo no lo soy. No puede haber nada más entre nosotros. Sintió sus palabras como golpes físicos. Pero ella se mantuvo en posición. —¿Me envías de regreso a mi padre? —Sí. —No. Yo no tengo un sitio con él. Él nunca se ha preocupado por mí o mi felicidad. Él sólo quiere usarme para su propio beneficio. —Sin embargo, viniste aquí para salvarlo. —He venido a poner fin al sufrimiento de mi pueblo. En pocos años, mi hermano, Kerwin, será el Rey, y será un buen Rey. Pero yo no quiero volver a Balacord. —Entonces te llevaré al otro lado de la montaña y te comprare un marido. —Sus palabras la desechaban, pero ella corrió hacia él y lo agarró con los brazos alrededor de su cintura. —Deja que me quede contigo. Me siento más cerca de ti, que de cualquier hombre que he conocido. Él era mucho más fuerte que ella. Podría haberse liberado, pero él se quedó en su abrazo. Su voz fue baja y triste cuando le respondió.

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Vampire Romance —No se puede. —¿Por qué? —Soy viejo. Cientos de años más viejo. Yo no soy humano. Y yo viven de la sangre. —No me importa. —Te sentirás sola en este lugar. Ella levantó la cabeza y se reunió con su mirada. —No voy a sentirme sola. Te tendré para que me enseñes todo lo que sabes y todas las cosas que tengo ganas de aprender. — Dejó que su alegría brillara en su voz—. Vamos a discutir sobre política y religión y la filosofía, como los hombres educados hacen. Y vamos a descubrir cosas nuevas de la ciencia, juntos. Por un momento vio que la alegría se hacía eco en sus ojos. Pero se desvaneció rápidamente. —Eres humana. Y envejecerás y morirás. Ella le dio una sonrisa arrogante que surgía de las profundidades de su alma. —Y tú eres mágico. Tú me mantendrás joven. —Tienes mucha fe en mi magia. —Vamos a ver. Podemos resolverlo. Juntos. Y si mi vida es más corta que la tuya, estaré contenta. Porque será la vida que he elegido para mí misma. Una vida de libertad, no la existencia estrecha que mi padre ha planeado para mí. Su voz fue grave cuando pregunto. —¿De dónde has sacado esa sabiduría? —Desde el lugar dentro de mí, donde paso la mayor parte de mi tiempo, porque era la única vía de escape para mí. Hasta ahora. Él se enfrento a ella con asombro. —Eres tan diferente de las otras vírgenes que trajeron aquí. Estaban asustadas. Y eran poco profundas. Ellas no tenían sed de conocimiento. Sólo ansiaban seguridad y comodidad. —Soy más vieja que ellas. Yo soy la hija de un rey. Y yo he sido castigada varias veces por ser… diferente. —Gracias a los dioses que lo eres. Ella lo agarró por la parte de atrás de la cabeza y acerco su boca a la suya para un beso largo y hambriento. Ella sintió su respuesta. Sintió su deseo saltar al encuentro del de él. Y sintió que la armadura que tenía puesta, comenzaba a desaparecer. Por arte de magia. Él comenzó a besarla mientras pasaba las manos sobre su cuerpo. Y toda la pasión que ella había estado conteniendo, explotó verdaderamente. Avanzaron tambaleándose juntos hacia la caverna y lo más lejos que lograron llegar, fue hasta una gruesa alfombra donde se cayeron, confundidos en una maraña de brazos y piernas, besos y caricias, y conduciéndose mutuamente hacia el pico de su necesidad.

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Vampire Romance Luego él estaba dentro de ella, mirándola fijamente maravillado, de cómo se movía en un ritmo que alimentaba su deseo, levantando la intensidad a un nivel, que de ninguno de ellos podría mantener por mucho tiempo. Ellos rodaron por el piso, juntos. Y cuando los dientes de él atravesaron la carne de su cuello, el clímax rodado a través de ella, a través de ellos. Él todavía estaba en su interior cuando levantó la cabeza. —Tome sólo un poco de tu sangre. Sólo la cantidad suficiente. Ella acaricio su rostro húmedo. —Y te lo di con gusto. Por amor. Ella vio un destello de incredulidad en su rostro. —¿Amor? —Oh, sí. —No sabes lo que yo soy. —Por supuesto que sí. Te empeñaste en mostrarme lo peor que uno podría pensar. — Ella le sonrió, tocando los labios, donde una gota roja brillaba—. Pero vi más de lo que tú pretendías. Mucho más. Tu poder es mucho mayor que el de mi padre, pero lo usas con prudencia. Él es un gobernante mezquino. Pero tú eres verdaderamente noble. Su rostro registró su choque. —¿Cómo puedes decir eso? —Porque es verdad. Eso y mucho más. Tú sabiduría se extiende más allá del alcance de cualquier hombre. Has sacrificado mucho, pero no siempre sabes lo que es mejor para ti. Ruego podértelo enseñar. Con eso, ella le estrechó fuertemente, sabiendo que tendría tiempo para que él aceptara todo lo que ella ofrecía. Pero tenían tiempo. Y ella abrazó ese conocimiento para a sí misma, del mismo modo que lo estrechaba. Su monstruo, su diablo. Su dragón. Su maestro. Y su amante.

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El Mangler del mediodía encuentra su justo adversario Rachel Vicent. ―… y tenemos el informe del tiempo dentro de un minuto, así que permanezcan sintonizándonos, para conocer la lista de escuelas de la zona que se espera permanecerán cerradas esta tarde. Pero primero, los titulares matutinos…‖ Gemí y mire inútilmente a la televisión, mirando hacia arriba de mi libro de historia. No quería conocer los acontecimientos actuales. Quería saber si la escuela iba a estar cancelada o no, porque si lo estaría, tendría un respiro temporal del primer capítulo del Segundo Conflicto Mundial. En la pantalla, una mujer perfectamente serena e impecablemente vestida, se sentó en un escritorio detrás de una computadora portátil abierta, los ojos en la cámara, los puntos prístinos de sus colmillos apretaban con fuerza su labio inferior. ―…A principios de la anoche, la policía de la zona encontró los restos carbonizados de otro niña, el último objetivo del Mangler18 del mediodía, en la puerta del estacionamiento del Centro Comercial. Al igual que las víctimas anteriores, había sido drenada, atada y expuesta a una dosis mortal de luz del sol de la mañana. No ha habido ningún reporte oficial sobre la identidad de la niña, pero fuentes internas dicen que el cuerpo es casi seguro, le pertenezca a; Phoebe Hayes de nueve años de edad, quien fue reportada como desaparecida, después de la escuela, hace dos noches...‖ ¿Qué? Había oído hablar de los otros cuerpos, por supuesto. Todos lo hemos hecho. Pero la puerta del Centro Comercial, estaba a sólo diez minutos. El Mangler del mediodía, había estado prácticamente en mi patio trasero. ―…Esto hace la cuarta desaparición y tétrico asesinato de una infanta en el último mes, y la primera en el área metropolitana. La policía está exhortando a los padres a supervisar a sus hijos muy de cerca y reportarse con ellos menudo. Y, por supuesto, si ven algo sospechoso, llamen a la policía inmediatamente…‖ 18

Mangler: no tiene una traducción que se ajuste, es algo así como escurridor.

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El cierre de la escuela quedo olvidado. Pulse el botón de apagado del control remoto con disgusto. ¿Qué clase de mierda enferma se alimenta de otra persona?, ¿y peor aún de un niño? ¿Y deja sus cuerpos para que se frían con el sol? Eso sólo agrega un insulto a la injuria, y despojar a los pobres padres de una última mirada de su hijo descansando en paz. Y realmente: el ―¿Mangler del mediodía?‖ Los medios de comunicación nacionales, obviamente se habían quedado sin buenos apodos para asesino en serie (lo cual me preocupa casi tanto como el hecho de que los necesitaran). —¡Ewww, enfermo! —Un tono alto de voz gritó desde el fondo de la casa. Levanté la vista de mi trabajo de nuevo, preocupada por un momento de que Luci hubiera escuchado el informe de prensa—. ¡Ella mordió a la pequeña niña! — Mi hermana se rió y me relajé. Ella no había escuchado. —Sí, porque la amable anciana, era realmente una mala bruja. — Dijo Oscar, profundizando los cambios en su voz, para darle más drama a la historia—. ¿Qué pensabas que ella iba a hacer? ¿Palmear a los niños en la cabeza y dejarlos que sigan su camino? Dejé mi libro sobre el sofá y me levantó, mi tarea momentáneamente quedo olvidada. Cuando Oscar y yo éramos pequeños, nuestra madre nos había contado la misma historia una y otra vez. Era nuestra favorita. Especialmente la parte en que la niña empujaba a la bruja a la puerta, hacia la luz del sol ardiente, donde se quemo hasta quedar como una cáscara crujiente, de color negro. Entonces la chica liberó a su hermano y ellos esperaron fuera del sol mortífero, hasta el anochecer, cuando podían escapar a la seguridad de los oscuros bosques. Lucinda se rió de nuevo, y Oscar continuó, mientras me escapé por el pasillo, con mis pies descalzos en silencio sobre la alfombra. —¿Ahora quieres escuchar el resto de ella, o vas a hablar toda la mañana? —OK, termine. — Gritó—. Cuéntame el resto. Me asomé por el marco de la puerta, para ver a Luci sentado en la cama, su edredón púrpura, la tapaba hasta la cintura, blancos rizos cepillaban los hombros de un camisón con volantes amarillos. Al lado de la cama había una lámpara, que arrojaba una tenue luz sobre ella, iluminando sus ojos azul claros, reflejándose en los puntos de sus pequeños incisivos afilados, descubiertos en el deleite. Sobre su hombro, un fino haz de luz del sol brilló a través de una rayita en la felpa, persianas tapizadas de púrpura, cubrían su ventana, donde la luz de la luna había emanado hace una hora más temprano.

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Oscar se sentó en una silla detrás de una escalera de mano- con respaldo en la cama. Él le leía las líneas familiares del cuento de hadas de un libro usado, encuadernado en cuero de que había visto sus mejores días antes de que nuestros padres siquiera hubieran nacido. —La vieja bruja sujeto a Gretchen inmovilizándola, sus labios se cerraron en el garganta de la niña, sus colmillos perforaron la piel delgada y frágil. Ella chupó duro, succionando de la sangre del cuerpo de Gretchen de nuevo y otra vez, llenándose con ella, hasta que la niña comenzó a debilitarse y finalmente cayó al suelo, inmóvil. Sus ojos se cerraron, su corazón se detuvo. Fruncí el ceño cuando Oscar pasó la mano pálida a través de sus rubias rígidas puntas. Yo no recordaba que Gretchen colapsara. —Cuando la niña estaba muerta la bruja se volvió a su hermano, que seguía sentado en la jaula, mirando a su hermana con su cuerpo sin vida, con horror. Handel sabía que él era el siguiente. Los ojos de Luci se abrieron, y su labio inferior tembló. Apreté mi mandíbula por el agravio. Entre pisoteando en el dormitorio y cogió el libro de mi hermano, golpeando la parte de atrás de su cabeza con la mano libre. —No improvises con ella, ¡eres un imbécil! — Lo mire con el ceño fruncido, cuando él se volvió hacia mí, la irritación trajo una drástica coloración a sus mejillas pálidas envidiable—. ¡Ella tiene seis años de edad! Dar a ella la versión para niños y guardar tus historias de horror para tus amigos idiotas. — Le espete. —No es una improvisación Kez. — Los pálidos ojos verdes de Oscar brillaban con convicción—. Es un cuento moral, y el mensaje es: ―No tomar caramelos de extraños‖ ¿Cómo se supone que ella va a aprender algo, si la historia no ilustran las posibles consecuencias? Él trato de alcanzar el libro, pero yo di un paso atrás. —En primer lugar, que no es tu trabajo educarla. Pero más allá de eso, orientar sobre las consecuencias a un niño de primer grado no incluye el canibalismo y la muerte. Deja las lecciones a su maestro y ve a terminar tu propia tarea, antes de que le diga a mamá que le caíste con esas cosas horribles a Luci de nuevo. Oscar frunció el ceño, pero salió del cuarto con pasos pesados, sin discutir. Mamá estaba todavía disgustada por la D que había sacado en matemáticas. No era que él no pudiera hacer el trabajo –él se había saltado el segundo y quinto grado, y ahora era el más joven estudiante de primer año en la escuela por casi dos años- pero no tenía ningún interés en sentarse detrás de un escritorio toda la mañana. Y hasta que

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Vampire Romance descubriera cómo obtener A sin hacer la tarea, no podía permitirse el lujo de disgustarla más en el futuro. —Y tú… — Sonreí y me acomode en el borde de la cama de Lucí, arrancando de un oso rosado de la pila en contra de la cabecera, sus colmillos eran rígidamente blanco y brillantes—. Estas pasada de tu hora de acostarte, y sigues manteniéndote a tus pétalos levantados. —¿Eso realmente ocurrió? — Luci a toda prisa se metió bajo el edredón, cubriéndose hasta el pecho. —¿Qué es lo que realmente ocurrió? —¿La bruja hizo daño a Handel y Gretchen y chupo su sangre? —Por supuesto que no. — Levanté una esquina de la manta y metí sus pétalos a su lado—. Handel y Gretchen no son reales. Es sólo una historia, y Oscar soltó su lengua incorrectamente. >>En la versión que mamá nos contó, Gretchen mata a la bruja mala y la salva a su hermano. Y ambos viven felices para siempre. Pero Luci no fue aplacada por mi final feliz. —Oscar dice que la gente solía morder todo el tiempo. Así era como solíamos alimentarnos a nosotros mismos, en lugar de cortar carne con un cuchillo y el tenedor y beber sangre de una caja de cartón. —Bueno Oscar está lleno de mierda. Y me puedes citar en eso. Luci sonrió. —¿Así que nunca bebimos la sangre el uno del otro? Entonces, ¿por qué tenemos colmillos? ¡Maldita sea!, ¡Oscar! Siempre estaba diciéndole verdades a medias y dejándome a mí arreglar sus sandeces. El abuso y el uso medieval de los colmillos, no era algo que yo quería explicar a una niña de primer grado. —OK, aquí va el negocio de los colmillos, pero escucha, porque yo sólo voy a decirlo esta vez. ¿OK? Ella asintió solemnemente, envolviendo un brazo alrededor de los pequeños pétalos. >>¿Sabes lo que son los órganos rudimentarios? Luci sacudió la cabeza. Por supuesto que no, pensé. Tiene seis años. —Los órganos rudimentarios, son partes de nuestros cuerpos que solíamos necesitar hace un tiempo atrás. Pero hemos evolucionado con el tiempo y ahora ya no los necesitamos. Como las alas en un ave que no puede volar. O como el cóccix, que realmente no hace nada porque la gente ya no tiene cola. Nuestros colmillos son así. Su agarre de los pétalos se tensó. —¿Así que los solíamos usar para beber sangre? —Bueno, sí. Hace mucho tiempo. Sus ojos se abrieron de nuevo, y las cejas pálidas se sumergieron en preocupación.

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Vampire Romance —¿La gente comía niños? —¡No! La alimentación de otras personas - incluidos los niños- nunca ha estado bien. Aun cuando todos vivíamos en cuevas. Comíamos animales, entonces, al igual que hacemos ahora. Sólo que en ese entonces no teníamos refrigeradores para mantener la sangre y la carne sin echarse a perder, por lo teníamos que comer y beber directamente de la fuente. Pero no había una bruja malvada que bebía de los niños. Eso es sólo la versión de Oscar de la historia que mamá nos contaba. —¿Por qué mamá no me cuenta la historia? — Luci preguntó, y yo ahogue un gemido. Ella tenía un don para hacer las preguntas difíciles. Porque desde que papá se fue, ella está trabajando en dos empleos y apenas tiene tiempo para dormir, y mucho menos para contar historias. Pero yo no podía decirle eso. —Porque esta muy ocupada en este momento. Pero yo voy a contarte una historia cada vez que quieras. Sus ojos se iluminaron un poco por eso, y abrazó a sus Pétalos más cerca de su pecho. >>¿Estás listo a dormir ahora? — Le pregunté. Luci asintió con la cabeza, y yo remetí las cubiertas alrededor de ella. Con un giro del interruptor de la lámpara, el cuarto quedó a oscuras, salvo esa grieta delgada de luz de de la ventana, que ni de asomo era suficiente para hacerle daño. Yo estaba casi en la puerta cuando ella susurró. —Te amo, Kez. —Yo también te quiero, Luci. — Dejé la puerta abierta una pulgada, entonces camine para la sala donde Oscar estaba sentado en el sofá delante de la televisión, no haciendo su tarea. —¿Qué es esto? —Me deje caer en el almohadón junto a él y pateé sus pies fuera de la mesita del centro. —Bloodclot. Vive. — En la pantalla, un hombre alto y delgado gritó a la multitud a través de los labios pintados de un horrible color rojo, recordaba la sangre seca. El maquillaje que blanqueada su piel, era coronado por un techo de paja espantoso de pelo largo negro azabache. —Rubén Bensch es un demonio de la guitarra. Voy a oscurecer mi pelo como el suyo. Lance un resoplido. —Estás soñando. Mamá nunca irá por eso. — E incluso si lo hiciera, oscurecer su pelo a negro, no ayudaría la vida social de Oscar. Teniendo en cuenta que su cerebro –más grande de lo común- y su cuerpo – más pequeño de lo común-, él necesitaría un milagro para dar la talla. Y el pelo negro, no era un milagro. —Lo hará si me saco una A en matemáticas. —Como yo dije… Oscar pateó mi tobillo, pero antes de que pudiera tomar represalias, la puerta de frente se abrió. Me retorcí en el sofá, entrecerrando los ojos

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Vampire Romance contra los asalto de la luz del día, cuando nuestra madre se precipitó a través de la puerta. El sol brillaba he hizo a mis ojos de aguarse, pero gracias a la porche cubierto (construido de manera que Luci -la más sensible de nosotros a la luz del sol- no se quemara, incluso si aún estaba despierta a las ocho de la mañana), los rayos no ardían directamente en el interior. Mamá cerró la puerta y sacudió la nieve de sus botas en la alfombra. —Siento llegar tarde otra vez, chicos. — Se sacó la capucha azul terciopelo, de su cabeza, desato las cuerdas, y luego sacó la capa y la colgó de un gancho a la izquierda de la puerta—. ¿Esta Luci en la cama? —Sí, pero probablemente todavía este despierta si quieres ir a decirle buenos días. —Gracias. — Mamá le dio una patada a las botas. Dejó su bolso en la mesita junto a Oscar, y luego se dirigió hacia el cuarto de Lucí. Ella estaba de vuelta a los pocos minutos, desplomándose en el sofá entre nosotros. —Oye, mamá, si tengo una A en matemáticas este semestre, ¿puedo teñir mi pelo como Rubén Bensch? — Oscar señaló a la televisión, donde Bensch estaba gritando con disonancia dolorosa con el resto de la banda. —Absolutamente no. — Mamá se quedó mirando la pantalla con leve disgusto—. Eso es antinatural. Asustarías como la mierda a Luci. —Demasiado tarde, — le dije, sonriendo mientras Oscar fruncía el ceño—. Ya ha improvisado un nuevo final para ―Handel y Gretchen‖. Mamá frunció el ceño. —No más no finales felices, Oscar. No, mientras que ese monstruo de la vida real ande todavía libre. Y esta vez no pensé que era sólo Luci la que estaba asustada. Mi despertador sonó a las 6 de la tarde, como de costumbre, y le di un manotazo al botón adormilada. Pero entonces me acordé de que mamá tenía que trabajar temprano otra vez -de lunes a viernes contestaba los teléfonos e iba a buscar tibios glóbulos blancos para un abogado del centro- y yo necesitaba despertar a Oscar y preparar a Luci para la escuela. Así que me di la vuelta y mire a la franja de luz a través de la grieta en mi ventana. Oscurecía un poco más a cada segundo. El anochecer estaba casi en marcha, y para cuando me hubiera duchado, probablemente sería seguro para abrir las persianas y despertar a Luci con una saludable dosis de luz de luna. Oscar acaba de prender la bombilla cuando yo pase por su habitación.

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Vampire Romance Veinte minutos más tarde, me pasaba un cepillo de cabello, goteando agua a través de mi camino a la habitación de Lucí. Al lado, Oscar gemía y murmurando porque me había echado de su almohada en la sala cuando trató de utilizar para bloquear la luz de su rostro. —Luciiiiinda…— Yo cantaba en voz baja, pasando por su cama hacia la ventana. Luci dio la vuelta y se levantó la manta. Pasé el pestillo de las persianas y las plegue para revelar una hermosa noche estrellada más allá del cristal—. ¡Vamos, Luci! Tiempo de levantarse. Como gire el interruptor de la lámpara, mi hermanita se sentó de mala gana, parpadeando sus enormes ojos en mí, sus iris eran tan pálidos que casi eran incoloros. Había estado siempre celosa de sus ojos. Los míos tenían más color del que estaba de moda. Pero luego, mi pelo también. Luci y Oscar tenían rizos casi traslúcidos, como nuestra madre. Pero mi pelo era tan oscuro y grueso, era prácticamente amarillo. Era el pelo de mi padre y cada vez que lo veía me acordaba de él. Y me preguntaba en donde diablos estaba. Había estado fuera por tres años, y Luci apenas se acordaba de él. —Vamos cariño, vamos a vestirnos y alimentarnos, antes de que tengamos que pelear con Oscar por el espejo del baño. La vestí con dos capas, porque mamá había dejado una nota en la nevera, donde decía que probablemente la temperatura bajaría por debajo de cero cerca de la medianoche. Otra vez. Estaba tan lista para la primavera, a pesar de que traía noches más cortas. Con Luci vestida, y al menos la mitad despierta, la deje en su lugar habitual en la cocina y continúe hacia la nevera, de la que saque un paquete de salchichas y una caja de cartón de huevos. Las salchichas las metí en el microondas, establecí de forma precisa 98,6 grados. Un grado más frío, y Luci no se los comería. Mientras las salchichas se calentaban, hice batidos de desayuno. Un huevo y sangre entera para Luci; dos huevos y sólo glóbulos rojos para mí. Estaba mirando a mi cintura. Oscar se unieron a nosotros varios minutos más tarde, sus rizos enderezados en los puntos blancos habituales. Él unto dos rebanadas de pan tostado con de sangre de cerdo congelada y abrió una lata de plaquetas. Encendí la televisión mientras comía. El ancla de la noche para Las Noticias de Primera Plana apareció en la pantalla, con la lista de las principales noticias de la noche. La primera, naturalmente, fue el cuerpo encontrado carbonizado en el estacionamiento del Centro Comercial.

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Vampire Romance En algún momento durante la tarde, había sido positivamente identificado como Phoebe Hayes, y con la confirmación de su identidad había llegado el primer descanso en el caso. Dos compañeros de clase de Hayes la habían visto entrar en un sedán familiar, azul claro después de la escuela en la mañana del lunes. Casi me ahogaba en mi batido cuando la pantalla mostro la fotografía de la escuela. Yo había conocido a la chica Hayes que sólo tenía nueve años - El ancla por la mañana había dicho ya mucho -pero de alguna manera, verla mientras desayuno, lo hizo más real, mucho más difícil de aceptar. O incluso de comprender. —No me gustan las salchichas. — Luci levanto un pedazo intacto con el tenedor. —Te gustaba ayer. — le dije, con mi vaso a medio camino de mi boca. Y de repente, me alegré de que su silla estuviera en frente, fuera del alcance de la televisión. —Hoy están grasoso. — Luci puso la carne en un delgado charco de sangre—. No me gustan fríos. Rodé los ojos y clave un pedazo del mío. —Ellos estaban calientes cuando los saque del microondas. — Mi mirada paso sobre su cabeza hacia la pantalla, donde el reportero iba dando una breve biografía de la muerta. Phoebe Hayes era una estudiante de cuarto grado en una escuela primaria cerca de la ciudad. Luci no podía haberla conocido, lo que significaba que no tendría que explicarle el ritual del asesinato de la pequeña niña, en ausencia de su madre. Gracias a Dios. —¿Quieres una tostada? — Oscar tendió su última rebana hacia ella. —Sí. Pero no de sangre de cerdo. Me gusta el cordero. Liso, no grueso. Oscar se la quedó mirando por un momento. Luego se metió lo último de su desayuno en la boca y se levantó para elaborar su especial orden. Mamá se le habría hecho comer las salchichas. Pero mamá no estaba allí, lo que probablemente era parte del problema. Entré en el lote estudiantil, frenando para evitar a algún idiota en zapatos Rollings19 y estacione en mi lugar asignado. El lote estaba iluminado, con por lo menos una docena de grandes luces automáticas, bajo las cuales los estudiantes se paseaban en grupos, haciendo manojos, por la caída de la temperatura. —Míralos, — escupió Oscar, mirando por el parabrisas—. Como insectos atraídos por la luz.

19

Zapatos con ruedas

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Vampire Romance Seguí su mirada hacia un grupo grande, un nudo suelto de estudiantes agrupados en torno a Amelia Garrison y su nuevo coche. Nadie – obviamente- actuaba servilmente, pero todo el mundo parecía encontrar una razón para tocar el coche o hablar con Amelia. —Es repugnante. — Oscar continuó, empujando a un libro de texto en la mochila apoyada entre sus pies—. Y lo peor es que realmente no es su culpa. Estamos biológicamente programados para ser atraídos por un ideal físico determinado, a una combinación de características que nos habla en un nivel celular, diciéndonos que una pareja potencial es saludable, y probablemente producirá saludable los niños. Parpadeé frente a mi socialmente desafiante hermano. ¿Qué tipo de doce años, habla acerca de la programación biológica y los hijos sanos? —Ya sabes, esto es por lo qué las personas se burlan de ti. No es porque eres pequeño, es porque eres un poco extraño. Él frunció el ceño. —Hablo en serio. Quiero decir, mírala. Miré. Al igual que el resto de nosotros, Amelia tenía el pelo, la piel y los ojos usualmente claros -todo como resultado de millones de años de oscuridad, poco a poco, se fue eliminando nuestra necesidad de pigmentación. Pero Amelia Garrison era la encarnación de ese ideal de la evolución. Hubo menos de una diferencia de matiz entre su iris y el blanco de los ojos, y su pelo era prácticamente claro. Para subrayar ese envidiable rasgo, se cepillaba con una especie de gel brillante a través de su melena cada mañana, de modo que prácticamente brillaba bajo cualquier luz que la iluminara. El rumor era que ella se había aumentado sus colmillos quirúrgicamente. Yo no estaba dispuesto a jurar por esos chismes, pero yo sabía a ciencia cierta que sus caninos no había sido así de largos -o tan blancos- el año anterior. —Estás celoso. — Salí por la puerta abierta del coche, y el frío penetrante se metió en mis tobillos. —No estoy celoso. Lo siento por ellos. Ni siquiera se dan cuenta de que están a merced de las pulsiones y los instintos que no pueden de controlar. Prefiero tomar un paseo matinal, antes de correr esa particular carrera de ratas. No era de extrañar que Oscar quisiera teñirse el pelo cuando el de todos los demás era blanco. Para no mezclarse, para destacar. Para separarse a sí mismo del mundo que tanto envidiaba y despreciaba. —Sólo hazme un favor y no digas esas cosas, cuando cualquiera pueda escuchar. Yo no quiero tener que rescatarte de otro apaleamiento.

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Vampire Romance —¿Crees que soy estúpido? — Levantó una ceja pálida, entonces salió por su propia puerta abierta, tirando su bolsa al hombro—. No me esperes después de la escuela. Tengo club de ciencias. —¿Tienes quien te arrime a casa? — Cerré la puerta y lo mire sobre el techo del coche. —Puedo encontrar alguien. Fruncí el ceño un momento, luego asentí con la cabeza, conociéndolo tan malditamente bien, como para saber que el arrime vendría del consejero de la facultad, no de cualquier compañero de estudios. —Está bien. Él salió corriendo hacia el edificio y yo agarre mi mochila de la parte trasera del entarimado, mirando al asiento para estar segura de que Luci no se había olvidado su almuerzo, cuando la deje. El asiento de atrás estaba vacío salvo por mi teléfono, que yo lo agarre y abrí. La pantalla me dijo que había una llamada perdida de Titus, unos minutos antes. Pero nunca sonó el teléfono. Comencé a llamarlo, pero entonces lo vi caminando por el lote hacia mí. Pateé la puerta trasera cerrándola y metí las llaves en mi bolsillo, dejando caer la bolsa más alta en un hombro, mientras me incliné contra el auto. —Noche hermosa. — Titus dejó su bolsa junto a la mía y se inclinó por un beso. Me presione contra él, amando el contraste entre el delicioso calor de su cuerpo y el frío del metal en la espalda. Sus labios se encontraron con los míos y yo los abrí para él, todo lo demás quedo olvidado, con su sabor en mi boca, y su lengua jugando con la mía. Las puntas de sus colmillos rozaron mi labio, no lo suficiente para cortar la piel, pero lo suficientemente firme como para amenazar. La emoción se disparó en mi columna vertebral, causándome cosquillas por todo el camino desde las puntas de mis dedos, al punto de peligro. Besar a Titus me dio deseos biológicos que Oscar no entendería por varios años más. Me daban ganas de hacer cosas (de que Titus me hiciera cosas) que yo le había dicho a Luci, que eran inaceptables. Y en una sociedad culta, lo eran. Pero no estábamos en una sociedad culta. Estábamos en las garras de un deseo suelto por la edad, virgen por la experiencia. Y a partir de la perspectiva de la juventud y la pasión, con la punta de sus colmillos en mi piel, los antojos de nuestros antepasados no parecían tan salvajes. Parecían… deliciosos. La delicadeza más preeminente, y la penetración en última instancia, todo en uno. Pero nos habíamos resistido a los impulsos, contentos con hacernos bromas el uno al otro hasta ahora, porque no se podía evitar el tabú, y con razón: psicópatas como el

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Vampire Romance Mangler del mediodía, había hecho que el consumo de sangre fresca, fuera un sinónimo por siempre de brutalidad, corrupción y muerte. Esos hijos de puta realmente lo habían arruinado para el resto de nosotros. Finalmente Titus se alejó, y lo deje a regañadientes. —Tú sabes que eres la única razón por la que vengo a la escuela. — Él dijo, su voz estaba ronca con la necesidad, mientras su mano vagaba por encima de mi cintura. Le sonreí y empuje la mano hacia abajo. —Después de la escuela. — Agarre mi bolso y tiró de él hacia el edificio—. Oye, ¿me llamaste? — Le pregunté, cuando él se puso junto a mí. —Sí, antes de ir a la cama esta mañana. Y gracias por devolver la llamada, por el camino. Podría haber sido una emergencia. — El sonrió para hacerme saber que era una broma y yo lo empuje con la mano que aún sostenía el teléfono. —Lo que sea. Acabo de recibir la llamada perdida. ¿Qué necesitas? —Un resumen del capítulo quince del libro de historia. — Un pedazo extraviado de pelo blanco cayó en la cara de Titus mientras él me miraba parpadeando inocentemente. Puse los ojos en blanco, consciente de que yo era una gran tonta. —Las ramificaciones económicas en el Segundo Conflictos Mundial. Es en su mayor parte, simplemente lo que ella habló materia en la clase de ayer. —Sí, y si no me hubiera dormido, yo podría tener algún idea de lo que estamos hablando. —Eso es lo que te pasa por jugar juegos de video durante todo el día en vez de dormir. —El sueño es sobrevalorado. — Abrió la puerta y lo sujeto para que yo pasara bajo su brazo, y luego lo mire, sonriendo. —Bien, los que pasan de grado no lo son. El resto de la noche paso sin incidentes. Aburrida, incluso. Así, cuando la última campana sonó, yo estaba lista para un poco de emoción. Titus no tiene un coche, así que fui a su casa (sus padres no estaban en casa hasta poco antes del amanecer). Mi camisa golpeó el piso a los minutos de que la puerta se cerrara detrás de nosotros. Mis pantalones duraron hasta que llegamos a la sala, y mi sostén cayó sobre el aparador cuando yo estaba de camino a la cama de Titus. Dejé mi teléfono en la mesilla de noche y me volvió a mirarlo. Aún estaba vestido, porque me gustaba ayudarlo a salir de su ropa. Era como desenvolver un regalo. Un muy delicioso presente. Y nunca fui muy cuidadosa con el envoltorio. Sus labios se encontraron con los míos, cuando caímos sobre la cama, mi cabeza se hundio en una almohada de plumas suaves que olía como

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Vampire Romance su champú. Se mantenía arriba con una mano, mientras que la otra recorría mi cuerpo con un auto-control frustrante. Yo no era tan paciente. Mis dedos ansiosos lo arrearon. Mi cuerpo se arqueaba con su tacto. Mi boca chupaba la suyo, mi lengua agitando suavemente sobre las puntas de sus colmillos, jugando con los dos. Todo lo se precisaría era un poquito de presión. Sólo un rasguño. De algún modo supe que una sola gota de mi sangre en la boca de Titus, sería el preludio de todo los que cualquiera de nosotros necesitaba. Titus se separó de mi boca, la mirada fija en mí, con el calor latente detrás de sus ojos casi blancos. —¿Tu quieres? Él pregunto antes – él era un chico, después de todo- pero nunca como esto. Desde luego, yo nunca había pasado bastante tiempo abusando de sus caninos antes, tampoco. Pensé en ello. Quiero decir, yo lo pensé. Parte de mi quería. El rumor era que varias chicas de un curso superior habían probado. Sólo una gota supuestamente era suficiente para hacer de un sexo ordinario en extraordinario. Si podía hacer eso a los prosaicos amantes, ¿qué podría hacer con nosotros? Porque lo ordinario, nunca había sido nuestro problema. Pero al final, yo no podía hacerlo. La idea de derramamiento de sangre era increíblemente caliente. Erótica. Pero eso era en parte porque era un tabú. Y era un tabú por una razón. Sacudí la cabeza, y Titus sonrió. Él estaba bien con lo de espera, porque él lo visionaba no como algo temporal, y yo no estaba inclinada a discutir con esa suposición. Había funcionado hasta ahora. Me besó de nuevo, explorando mi boca con renovado entusiasmo, como asegurándome que estaba bien con mi decisión. Mis dedos se arrastraban por su espalda mientras él se posicionaba sobre mí. Flexionaba sus músculos bajo mis manos. Sus rodillas separaron mis muslos y las piernas alrededor de él. Mis ojos se cerraron cuando entró en mí. Esa parte era lo suficientemente nueva, como para ser especial todavía. Y a medida que avanzábamos uno contra el otro, yo sabía que quería estar siempre así. Siempre especial. Y siempre con Titus. Hizo un sonido de alegría en mi mejilla cuando él se retiró, sólo para hundirse hacia adelante de nuevo, rectificado en mi contra con seriedad delicioso, y… Mi teléfono sonó, indicando un mensaje de voz nuevo. —Ignorarlo. — suplicó, observándome al tiempo que se retiró de nuevo. —No puedo. — Cogí el teléfono, y él gimió, colapsando en contra de mí a un lado—. Lo siento. El arrime de Oscar probablemente fracaso. — Seleccione el nuevo mensaje y sostuvo el teléfono en mi oído, más que

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Vampire Romance un poco emocionada al saber que Titus todavía estaba dentro de mí, mientras yo realizaba una tarea tan rutinaria como revisar mi correo de voz. Hubo un nuevo mensaje de mi madre. Sólo sonaba como si en realidad lo hubiera dejado por lo menos un par de horas antes. ―Keziah, tengo una reunión de trabajo a finales de esta mañana, así que Necesito que recojas a Luci de la escuela. Te amo, mi amor, y ¡gracias!‖ —¡Maldita sea! —empuje a Tito de mí más fuerte de lo que yo hubiera querido, él hizo una mueca de dolor—. Lo siento, pero me tengo que ir. La escuela primaria salía diez minutos antes de la escuela secundaria, y Titus y yo habíamos estado en su casa durante por lo menos quince minutos después de la última campana, lo que significaba que Luci había estado a su suerte, durante casi media hora. Probablemente pensando que todos la habíamos olvidado. —¿Qué pasa? — Titus preguntó, jalándome más cerca. —Tengo que ir a buscar a mi hermana, y ya voy tarde. La decepción de su rostro era evidente, y más que un poco halagador. Sonreí para suavizar el golpe. —Lo siento. — Saqué las botas puestas delante de la puerta y cogí las llaves del suelo, donde las había dejado caer—. Pero bueno, mi mamá no vendrá antes del inicio de la cena. Reúnete conmigo en mi casa en veinte minutos, y obligare a Oscar cuidar de Luci. Él asintió de mala gana, y me besó cuando salí por la puerta. Corrí por el sendero de mi coche, evitando hábilmente varias hojas sólidas de hielo negro. Mi carcacha protestó con un gemido mecánico, cuando maniobre el cambio de velocidades y la marcha atrás pisando el acelerador. El paso de peatones en frente al gimnasio apenas registró cuando yo conduje a través de ella, y una chica en jeans ajustados y una hinchada, acolchada chaqueta, saltó hacia atrás en la acera, justo a tiempo para evitar a mi parachoques delantero. Dijo algo entre dientes y me enseñó los colmillos, cuando yo rugí de pasada. En silencio, maldije a mi celular de segunda mano. Si papá estuviera alrededor, podríamos hacer que esta mierda realmente funcione. Yo no estaba realmente preocupada de que Luci se perdiera. Su escuela sólo estaba a cuatro cuadras de nuestra casa, y ella había sido conducida por esa ruta todos los días escolares durante el último año y

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Vampire Romance medio. Pero hacía mucho frío, y siempre se olvidó de cerrarse la cremallera de su abrigo. Y si ella se enfermaba, mamá tendría que tomar tiempo libre para verla todos las noche, lo que significaba que su cheque se iba a acortar el mes próximo. Sin embargo, mientras conducía, nuestras preocupaciones financieras cayeron al fondo de mi mente, reemplazadas por una posibilidad mucho más sombría. ¿Qué pasa si algo sale mal? Seis años de edad, era demasiado pequeña para caminar sola hasta casa, incluso en el propio barrio de un niño. Especialmente con algunos psico por allí drenando a los niños y exponiendo sus cuerpos para freírse al amanecer. De repente, mi misión parecía mucho más urgente, aún cuando yo me decía a mi misma que estaba bien. No había manera de que en la escuela la dejaran caminar hacia su casa sola. Me pase dos señales de alto y una luz amarilla en mi camino a la escuela primaria y, cuando finalmente llegue, mi corazón, parecía hundirse en el estómago, el anclando mi miedo. El estacionamiento estaba en la parte trasera de la escuela, donde los niños generalmente esperaban a sus padres. Se quedaban en la acera, junto al edificio, vigilados por una selección de profesores hasta el coche de los padres. Pero cuando llegué, no había cola de coches y no había niños alineados en la acera. En cambio, un solo adulto presidida por lo menos una docena de niños que luchan por un balón de baloncesto iluminada desde el interior por un diodo emisor de luz. No me molesté en inspeccionar a los niños. El aparcamiento estaba bien iluminado y Luci no se encontraba entre los jugadores. Incluso si yo no hubiera sabido lo que llevaba puesto -y lo sabía desde que la había vestido yo-. Yo sabía que ella odiaba de baloncesto. Mis llaves sonaron cuando las saque de la ignición y las metí en el bolsillo delantero. Deje la puerta cerrada del coche y cruce los brazos sobre el pecho para mantener mi chaqueta cerrada mientras corría a través de la estrecha franja de hierba crujiente y abrí de un empujón la puerta trasera. Los pasillos eran un laberinto de puertas cerradas y paredes en su mayoría cubiertas en obras de arte de los estudiantes. Un olor antiséptico impregnado la aire ya que los custodios limpiaban en ausencia de los niños, y tome lo que pude de mi auto-control para no correr c a la parte frontal de la escuela. Me decidí a dar un paseo rápido por el contrario, mis zapatos chirrían en el azulejo, mi corazón latía al menos tres golpes por paso. Lógicamente, yo sabía que Luci lo más probable era que estuviera perfectamente segura. Probablemente, sentada en una silla de la oficina de los directores, tomando bocadillos de lo que tenía a mano, llenando las páginas de un libro para colorear. Pero cada momento que pasaba

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Vampire Romance sin Luci echándose en mis brazos y gruñendo sobre lo tarde que era, profundizó la sensación de pánico rápidamente endurecida en el pecho. Algo estaba mal. Yo estaba segura de ello. Doblé la última curva y la oficina quedó a la vista, sus dos ventanas cubiertas por mini-persianas blancas, bloqueando la vista desde dentro. Corrí los últimos ocho pies y tiró de la puerta de la oficina abriéndola mucho más duro de lo que tenía la intensión de hacer. En el interior, todas las cabezas se volvieron a mí. Dos secretarios estaban de pie entre un mueble alto y una ventana oscura amplia con vista al estacionamiento del lote. En una esquina, un ayudante de profesor estaba haciendo fotocopias en una máquina antigua, que hacía ruidos. Pero no había ninguna niña con rizos blancos. El banco del tamaño para un niño estaba vacío. —Lucinda Cartwright, — dije, jadeando por el esfuerzo que no había sentido, incluso hasta ese momento—. ¿Dónde está Lucinda Cartwright? —Ella…— Una secretaria miró hacia el otro para la asistencia, tocando un montón de papeles sobre su escritorio, incluso a los bordes, a continuación, se volvió hacia mí, cuando la otra mujer se encogió de hombros—. Se ha ido. Todos los niños han pasado por el día, excepto por los niños que se quedaron después de jugar a la pelota afuera. Oh, mierda. El temor rastreo mis venas como el hielo, y mi pánico de repente se sintió justificado. —¿Dónde se fue? — Exigí. —Yo no…— Esa misma secretaria miró hacia el lado entonces, en cuya etiqueta se leía ―Sra. Cynthia‖. Cynthia se aclaró la garganta y mostró unos pequeños colmillos delicados, en una sonrisa diseñada para aplacar a los niños pequeños y tranquilizar a los preocupados padres. Yo no era ninguno de los dos, y su sonrisa no hizo el truco de mierda en mí. —Ella fue recogida con los otros niños, hace 15 minutos. — dijo Cynthia. Volví mi atención a la Sra. Cynthia, cuyo dedo índice izquierdo de la mano ahora se cernía sobre un botón verde en la máquina fotocopiadora. —¿Quién la tomó? —Yo no lo vi. — Ella se encogió de hombros—. Pero ella se había ido antes de que el último estudiante partiera. Mis manos estaban apretadas a los costados y la mandíbula tensa. —¿Usted no sabe qué le pasó a una niña de seis años de edad, dejada a su cuidado? — Ella comenzó a contestar, pero yo la corte—. Así que, o bien la dejo vagar por su cuenta, o usted la envió a su casa con alguien que no tenían permiso para recogerla. Lo sé porque de mi madre y yo somos las únicas que tenemos permiso de tomar a Luci de la escuela, y

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Vampire Romance ella acaba de llamar y me pidió que lo hiciera. Así que, por última vez, ¿dónde está mi hermana? —No sé. — admitió finalmente Cynthia, su copia ahora estaba olvidada. Maldita sea. Giré hacia los secretarios de nuevo y sentí que mi labio superior rizo de regreso de los dientes, exponiendo mis colmillos en lo que esperaba que fuera una amenaza evidente y aterradora. —Llame a la policía. — Nadie se movió, así que golpeé la mano sobre la mesa otra vez—. ¡Ahora! Los secretarios saltaron, y uno le arrebató el teléfono de su cuna, ya estaba marcando cuando me volvió hacia la ayudante en la esquina. —Mi madre trabaja para una de las firmas de abogados más grandes en el estado, y si algo le pasa a mi hermana, ella le iniciara a usted personalmente un pleito. En el momento en que su jefe haya con usted, va a desear haber nacido en una playa al mediodía. Con eso, abrí la puerta con tanta fuerza que se estrelló contra la pared, y yo estaba corriendo por los pasillos de nuevo. No hubo tiempo para sentirme impresionada por mi propio brío, porque yo estaba ocupada estando sorprendida por su incompetencia. ¿Cómo pudieron dejar que una niña de primer grado se escapase? Con algo de suerte, ella sólo había caminado a casa por su cuenta. Yo iría a casa, y ella estaría en el sofá, comiendo un pudín de sangre y viendo dibujos animados. O tal vez ella no lo había llegado a casa todavía. Tal vez aún podía alcanzarla… La puerta de atrás de la escuela se cerró detrás de mí, y las cabezas se volvieron mi camino desde la cancha de baloncesto, donde otro ayudante estaba deteniendo a los niños para conducirlos al interior. La luz de la luna se reflejaba en el parabrisas de mi coche - el único en el lote- cuando abrí la puerta y me senté al volante. Salí con cuidado, mirando a los niños callejeros en la luz roja de mis luces de cola. Fui a una cuadra luego gire y encendí mis luces traseras, para escanear en ambos lados de la carretera en busca de Luci. Vi a varios niños, un poco mayores que mi hermana y caminaban junto a sus hermanos mayores o sus padres. Estaban abrigados contra el frío, la cara borrosa por la oscuridad, excepto cuando los alumbraba los rayos del alumbrado público. Pero cuando yo estaba a dos cuadras de la casa, todos habían llegado a sus casas y se han ido. Excepto por un trío de niños jugando con linternas, varios metros más abajo. La calle estaba prácticamente desierta, como si la gente supiera que algo malo iba a suceder. La opresión en mi pecho, se había extendido a

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Vampire Romance los dos brazos, estaba llena de una sensación de inminente peligro, como si el amanecer se perfilara en el horizonte. Pero el reloj de mi consola, decía que no era ni las tres de la mañana, y teníamos casi cuatro horas de bendita oscuridad antes de que el sol se abriera camino a través de la ciudad, persiguiendo a todos dentro. A una cuadra y media de casa, un movimiento en el frente la acera me llamó la atención, algo que destella en el borde del resplandor de mis faros. Entrecerré mis ojos, mirando más cerca, y una pequeña forma entró en foco. Tenía largos rizos blancos y llevaba un par de pantalones de color rosa borroso, con el cordón alrededor del borde. Luci. Gracias a Dios. El flash era de la pulsera de plata que nuestro padre le había dado el mes anterior de haberse ido, como si estuviera pensando ya en desaparecer. No había visto esa pulsera, antes de esta noche, pero claro, no fue una sorpresa. A ella no se le permitía llevarla a la escuela porque mamá tenía miedo de que se le perdiera, pero Luci se la había guardado en su mochila de más de una vez. Y yo nunca había estado más agradecida por su disposición a romper las reglas. Bajé la ventanilla del lado del conductor y saque la cara al frío espantoso. Abrí mi boca para gritar su nombre, cuando otro vehículo doblo la esquina desde el lado opuesto de la calle. Se colocó entre nosotros, y esperé a que pasara. Pero no pasó. El coche fue frenando, y finalmente se detuvo frente a Luci. Podía apenas ver las coletas través del parabrisas del otro coche. El hombre detrás de la rueda se inclinó sobre el asiento y le dijo algo a mi hermana que yo no pude oír. Un segundo después, su cabeza se balanceo hacia abajo. El hombre se movió en el parque, se deslizó en el asiento y el se echó hacia atrás para abrir la puerta trasera. Para mi horror absoluto, Luci se metió adentro. Y ahí fue cuando noté el color del coche. Era de un color azul, un sedán de cuatro puertas. —¡No! — Grité a través de mi ventana abierta, y el hombre miró hacia arriba. Por un momento, sus ojos se encontraron con los míos a 100 pies de distancia. Luego se deslizó en el asiento y la metió en el coche. Pisó el acelerador y el coche rodó hacia adelante. Se fue demasiado rápido. No podía pensar. Pero vi a Luci muy claramente. Ella me saludó desde el asiento trasero, su sonrisa amplia, sus pequeños colmillos blancos brillaban en mis luces altas. ¡No! Pise el acelerador y gire el volante hacia la izquierda tanto como pude. Mi coche cruzó la calle, perpendicularmente hacia la carretera, y chocó contra un poste de luz. Mi cráneo rebotó en el reposacabezas y mi

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Vampire Romance frente golpeó el volante. Un instante después, otro auto se estrelló contra mi lado del pasajero, y esta vez el lado de mi cráneo golpeo la ventana. Yo había sido deshuesada en la mitad de la calle, por lo que sólo podría ser el Mangler del mediodía, a una cuadra y media de casa. Cuando me di cuenta vagamente, el coche de Titus se sentó en el camino de entrada. Tratando de aclarar mi visión, sacudió la cabeza y toque nerviosamente la agarradera, hasta que la puerta del coche se abrió. Yo me levante tambaleando y corrí alrededor de la parte trasera de mi coche, donde mi lado del pasajero estaba doblado en todo el otro coche que tenía la parrilla mucho más dura. Gritos dividieron el aire detrás de mí, y parecía que mi cabeza palpitante se partiría por la mitad. Los niños que jugaban a la mancha linterna. Sus pasos golpearon en el cemento y una puerta se cerró. A lo lejos, los oí llamando a gritos a su madre. —¡Deja la ir! — Le grité al conductor, pero mi voz sonaba débil y frágil. Me golpeé la cabeza duro - dos veces - y mi visión era borrosa. Había dos Luci que me miraban ahora, sus bocas abiertas en una idéntica sorpresa y temor, y dos de los secuestradores, ambos de los cuales fueron empujando, abriendo un doble juego de puertas del lado del conductor. Mi visión finalmente se fusionó, y el Mangler del mediodía estaba delante de mí, era lo suficientemente alto, que yo tenía que estirar el cuello para verlo. Mostró los dientes amarillentos y un conjunto manchado de colmillos un instante antes de que su puño volara. Apenas tuve tiempo para registrar el movimiento antes de que chocara contra mi cabeza. Entonces todo fue beatificante, terriblemente oscuro. Y tranquilo. Me desperté con Luci. Esa fue la parte buena. La única parte buena, de hecho. Luci estaba llorando y temblando y mí mejilla estaba húmeda con sus lágrimas. —¡KEZ, despierta! — Sollozó, y abrí los ojos para ver su rostro que se cernía sobre el mío. Por un momento, no podía recordar dónde estábamos, o cómo había llegado hasta allí. Pero entonces el latido en mi cabeza se estrelló con el foco agonizante y yo recordé al conductor del otro automóvil, que al parecer, me había noqueado. —Cálmate Luci. — Me esforcé para sentarme y para dejar descansar mi cabeza contra la pared fría a mi espalda—. ¿Qué pasado? ¿Dónde estamos?

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Vampire Romance —No lo seeee. — Me gritó, empujando los húmedos blancos rizos de la cara—. Nadie me recogió después de la escuela, así que camine hacia casa y un hombre me dijo que papá le había pedido que me recogiera y me llevara hasta él, así que subí en que el automóvil. Echo de menos a papá. El Mangler ciertamente había tenido suerte con esa línea. >>Entonces te vi, y el coche del hombre golpeó tu coche, y tú saliste y caminabas chistoso, y ¡el hombre te golpeó! ¡Y caíste abajoooo! — Su resumen lleno de miedo se disolvió en unas aún aterrorizadas lágrimas, la jale hacia mí, ingiriendo nuestra cercanía por primera vez. Nos sentamos en una alfombra delgada, áspera, en una habitación pequeña, vacía con sólidas paredes blancas. La única ventana estaba cubierta con lo que parecía unas persianas de acero, con candado cerrado. Ningún rayo de luz, traspasaba. Todavía estaba oscuro. Metí la mano en el bolsillo buscando mi teléfono. Yo estaba furiosa - aunque no sorprendida- al ver que no estaba. —¿Dónde el hombre? — Yo pregunte, mirando a la puerta. Luci se secó las lágrimas de su rostro con la manga de la camisa. Su chaqueta estaba en el suelo, arrugado como si la hubiera usado como una almohada. —Yo no lo sé. Te puso aquí y me dijo que si no entraba en la habitación contigo, él te m…mataría. Luego cerró la puerta. Yo trate de abrirla, pero está bloqueada. Por supuesto, estaba cerrada. Si él había bloqueado las persianas, claro que cerraría la puerta también. Pero tenía que comprobado de todos modos, por si acaso. La puerta no estaba cerrada con llaves, sino que estaba cerrada con candado. Probablemente podría haber desbloqueado un cerrojo, pero no podía hacer nada en contra de un candado. Inspeccione las ventanas. Las persianas eran de acero. Y tenían candado. No nos íbamos a ir a ninguna parte hasta que alguien nos dejara salir. Lamentablemente, después de haber visto las noticias recientemente, estaba bastante segura de que eso no pasaría. Me mordí la lengua para no aterrar a Luci con una pantalla de mi ira y miedo. Entonces me senté contra la pared y ella se acurrucó con la cabeza en mi regazo. La cubrí con su abrigo y me quede mirando la puerta, deseando que se abriera. Necesitaba un plan. Peor aún, necesitaba un arma. Las siguientes par de horas, pasaron muy lentamente. No se oía nada desde el exterior de nuestro cuarto de prisión y, por lo que yo sabía, la casa en la que estábamos, estaba completamente vacía, aparte de nosotras.

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Vampire Romance Pero aún peor que el silencio, -sólo interrumpido por el sueño más la suave respiración de Lucí-, era la constante iluminación que podía ver entre las dos mitades de las contraventanas. En un primer momento pensé que lo estaba imaginando. Pero a medida que los minutos siguieron deslizándose a través de mis dedos, yo sabía que era real. El tiempo no se había detenido, y el amanecer vendría. Y yo estaba bastante segura de que tendríamos una vista fantástica. Alrededor de las 6.45 am (basada en el color de esa turbia astilla de luz) algo crujió fuera de nuestra habitación. Una puerta que se abrió, o tal vez que se cerró. De cualquier manera, ya no estábamos solas. —Luci, despierta. — dije en voz baja, pero ella sólo se giro. Yo sacudí su hombro, y ella gimió, parpadeando—. Despierta, Luci. Alguien está aquí. Ella parpadeó hacia mí. —¿Kez? ¿Qué…? — La comprensión apareció detrás de sus ojos y se sentó tan rápido, que golpe su frente con mi barbilla, haciendo chasquear mis dientes. Su puño se cerró en torno a mi mano con terror, y ella comenzó a temblar. Yo no sabía cuánto había oído hablar de los niños muertos, que la policía había encontrado -cuatro hasta ahora dentro de un radio de cincuenta millas por la ciudad-, pero ella sabía que estaban en peligro, aunque no sabía exactamente cuánto. —Está bien, — yo le acaricie el pelo, como yo se lo había visto hacer a nuestra madre. Luego la deje en el suelo y me puse entre ella y la puerta—. Quédate detrás de mí. — No tenía idea de lo que iba a hacer, pero si íbamos a morir, yo haría todo lo posible para llevar a ese secuestrador, asesino de niños, hijo de puta, con nosotros. Las tablas del entarimado crujieron más allá de nuestro cuarto, al tiempo que el ruido de pasos se sentía más cercano. Entonces, el metal raspo la madera cuando el candado fue retirado hacia atrás lentamente. La manija de la puerta se giró, y los dientes Luci empezaron a chasquear detrás de mí. Sus manos se apoderaron de la manga de mi camisa tirando y tensándola a mí alrededor. La abrace con una mano y le di unas palmaditas, consolándola lo mejor que podía con ese breve contacto. La puerta se abrió. El Mangler quedó en la puerta, enmarcado por lo poco que podía ver más allá de la sala. Llevaba pantalones vaqueros y una camiseta oscura. Y él tenía un arma. El grito de asombro a mi espalda, dijo Luci se había asomado. —Lo siento por la pistola. — El hombre agitó el arma—. Parece tan impersonal, lo sé, pero usted fue una sorpresa, y yo no estaba seguro de cuántos problemas me traerías.

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Vampire Romance Yo me quedé en silencio, poco dispuesta de conversar con nuestro captor. >>Lo primero que se me ocurrió, fue simplemente librarme de ti después de todo, su cosecha es un poco mayor del promedio de mis clientes habituales- pero luego me di cuenta de que podría tiene un uso para usted, después de todo. — Sus ojos se dirigieron al sur de mi cuello, y me estremecí con repugnancia. —No va a pasar. —¿Oh? — El hombre sonrió, de nuevo me mostró los dientes manchados. No pude reprimir un escalofrío, por el conocimiento de que la última decoloración, probablemente provenía de las venas de Phoebe Hayes—. Entonces creo que puedo saltarme la cortesía y simplemente dispararla aquí. En frente de su hermana. Luci sollozaba detrás de mí, aferrándose aún más fuerte a mi camisa. —No. — dije, al menos, tanto para ella como para mí. Yo no quería que mi muerte fuera la última cosa que ella viera. El hombre se hizo a un lado e hizo un gesto hacia la habitación más grande detrás de él. —Después de ti. Me volví y me arrodillé junto a Luci, inclinando la barbilla hasta que sus ojos se encontraron con los míos. —Voy a estar bien. — dije, esperando desesperadamente no estarle mintiendo a ella—. Quédate aquí hasta que yo vuelva. ¿Ok? Ella asintió con la cabeza, detrás de las lágrimas por sus mejillas, y yo odie más al hijo de puta, por asustarla. Si tenía la oportunidad, él iba a pagar. —Vamos. — El hombre me agarró del brazo y tiró de mí hacia atrás, lejos de Luci, que gritaba más fuerte. Él me empujó fuera de la puerta en lo que debería haber sido una sala familiar, pero se acercaba más a una cámara de tortura—. ¿Ves eso? — El movió la cabeza hacia el centro de la habitación donde una extraña mesa de metal ocupaba la mayor parte de la superficie. La reconocí, de un especial en el canal de medicina forense. Era una maldita mesa de autopsia. ¿Qué clase de monstruo enfermo tiene una mesa de autopsias en su sala familiar? —Ahí es donde drenamos al pequeño bocado y embotellamos el contenido, para exportarlo a todo el mundo. Se paga bastante bien online. Y además yo consigo probar el primer trago. Control de calidad, ya sabes. — Sus ojos brillaban con entusiasmo y mi estómago se revolvió. —Eres un cabrón psicótico. — Mi puño se estrello contra su cabeza antes de que yo me hubiera dado cuenta de que estaba en movimiento. Mi visión se puso borrosa con la furia y lágrimas no gastadas, y no

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Vampire Romance podía pensar en nada más que golpearlo hasta dejarlo sin sentido, y agarrar a Luci y correr por nuestras vidas. Le pegue otra vez, pero había perdido el factor sorpresa, y esta vez mi puño sólo pego su mejilla izquierda. Vagamente, a través del esmalte de mi ira, le vi levantar la pistola. Pero entonces algo cruzó mi visión: un pequeño pastel de color borroso, se movió rápido y furioso. Luci. Un grito primigenio se libero de la flor rosa de su boca, y corrió con los brazos extendidos. —¡Luci, no! — Creí que ella iba a dar un golpe directo -como los que daba cuando peleaba contra la Oscar- y ella no tenía ninguna posibilidad de derribar a un hombre adulto. Pero ella le agarró la muñeca en su lugar, a pulgadas por encima de la misma mano que sostenía el arma. Su pequeña mano alrededor de su brazo, su empuñadura de color blanco con tensión. Su cabeza se sumergió. Su boca se abrió, repentinamente dejando a sus colmillos al descubierto. Su expresión era viciosa, y sus dientes fueron todo un negocio. Ella apretó la boca en su muñeca y le mordió con tanta fuerza, que los músculos de su mandíbula delicada sobresalían. El Mangler gritó. Él me soltó y empujó a la cabeza de Luci, su otra mano, aún en cierto modo apretaba la pistola con fuerza. —Déjame, ¡pequeño demonio! — Gritó. Sacudió su cabeza, su boca todavía prensada en su muñeca, y, finalmente, el arma golpeó la alfombra. Yo quería agarrarla, pero había caído detrás de ellos y yo no podía pasar. Así que en lugar de eso salte sobre su espalda y envolví ambos brazos alrededor de su cuello, dejando que mi peso lo sofocara. Se tambaleó hacia atrás con la presión en la tráquea y se rasgo el brazo por la presión de Lucí. Había sangre derramada por todas partes, él arqueo su muñeca arruinada, encima del suelo hasta que apretó con la mano libre la herida. Y todavía gritaba. El Mangler retrocedió otra vez, girando violentamente, tratando de desalojarme, sin soltar su otro brazo. Él no podía hacerlo. Pero no hacía falta. La primera vez que me golpeó de nuevo en la pared, un dolor me atravesó la columna vertebral. La segunda vez casi me desmayé. La tercera vez, llevo a sus dos brazos hacia arriba y usó su mano libre para forzar a que soltara mis brazos de su cuello. Los dos estábamos manchados con sangre, por entonces, y apenas podía mantenerse en él.

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Vampire Romance Con mis manos rotas, me deslice hacia el suelo. Se dio la vuelta y me pateo en las costillas. Yo me desplome en la alfombra en posición fetal. Cuando abrí los ojos, vi a mi hermana, de pie en la puerta del dormitorio me miraba con la cara llena de lágrimas y de sangre, ambas se arrastraban por su camisa en ruinas. —¡Corre Luci! — Grité. Sólo que salió más bien como un susurro, porque había pateado la mayor parte del aire de mis pulmones. Pero ella me escuchó. Luci asintió con la cabeza una vez, luego salió corriendo a través de la sala, en el lado opuesto de la mesa de autopsias. El Mangler comenzó a abalanzarse hacia ella, pero agarre su pie. Bajó duro, golpeando su brazo herido en el borde de la mesa de metal. Yo podía decir a simple vista que estaba quebrado. Luci giro el cerrojo y abrió la puerta de entrada, luego, gritó y retrocedió con horror. Yo no tenía que mirar, para saber el problema. La luz se había vertido en el momento en que ella abrió la puerta. El sol estaba alto, y no teníamos dónde correr. Estábamos atrapadas dentro de una psicótica casa de pan de jengibre con una bruja malvada. —Escóndete, —Le gritó, con el poco aliento que había recuperado. Pero Luci no se movió. Ella se encogió detrás de un sillón, la única pieza normal de muebles de la sala que había visto hasta ahora. Era lo único entre Luci y una dosis mortal de sol de la mañana. Los rayos brillaban por la puerta de vidrio, encima y alrededor de la silla, pasando a escasos centímetros por encima de su pelo. Si no cerrábamos la puerta antes de que el sol se pusiera más alto, sus rizos comenzarían a echar humo. A su edad, la luz ultravioleta, aún indirecta picaba y un golpe directo le quemaría la piel en segundos. Podría tomar un poco más, pero no mucho. En el piso el hombre gemía y se aparto para ponerse de pie con su brazo bueno. Eso me puso en movimiento. Yo me puse de puntillas alrededor del borde de la habitación, adhiriéndome a las sombras. Yo estaba sobre Luci, cuando una mano me agarro del pelo por detrás y me tiró de espaldas. Me tambaleaba, pero él me sostuvo. —OK, puta, vamos a ver que tan bien te bronceas. Él me empujó hacia adelante, hacia la puerta principal. La luz cayó a mis pies, y yo estaba más agradecida que nunca, a mis botas, aunque no me daban mucho control sobre la alfombra.

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Vampire Romance Otro empujón y la luz cayó oblicua, sobre mis jeans. Tuve que levantar los brazos para evitar la línea ligera de luz en aumento. Un empujón más y yo estaría extra crujiente. —¡KEZ! — Luci gritó desde detrás de nosotros. Eso fue toda la motivación que necesitaba. Yo no iba a dejar que mi hermana me viera freírme en vida. Tiré mi brazo hacia atrás, él siseo cuando el calor corrió a través de mis brazos al descubierto. Mi codo se conecto con las costillas de Mangler y él gruñó, por la sorpresa. Me mecía a mi misma y lo jale conmigo, empujándolo entre el vidrio de la puerta y yo. Él gritó, y el humo se levantó de la parte posterior de su cuello. Su buena mano se revolvió para agarrar mi brazo, pero los dos estábamos mancha con la sangre que Luci le había sacado a él. Tiré mi pierna y le di una patada en el pecho tan duro como pude. Voló hacia atrás y se estrelló contra la puerta de cristal en el porche. Cuando intentó levantarse, el humo lo envolvía ahora, él tropezó y se cayó por las escaleras en una parte cruelmente soleada de luz. Mis manos aún ardían, abrí la puerta de madera cerrada y corrí el cerrojo. Miré a través de la cerradura como el Mangler estallaba en llamas. Sólo entonces pude apartar la mirada. Solamente una vez que estuve segura de que él no se levantaría. Fue entonces cuando me deslice hasta el piso, con la espalda contra la madera sólida, estando entre ella y una muerte terrible. —Ven aquí Luci, — dije en voz baja, y se levantó vacilante—. Está bien. Ven aquí. Luci se arrastró hacia mí y trepo en mi regazo. Se llevó la cabeza a mi hombro y me miró a la cara, ahora bañada en lágrimas como la suya. —¿Él se… se ha ido? —Se fue por suerte, cariño. — La abracé tan fuerte como pude, sólo relaje mis manos cuando ella gritó agudamente—.Ahora sólo tenemos que encontrar un teléfono. — Tuve una sensación de que todo iba para bien—, y esperar a la policía. — Pero no habría que esperar mucho tiempo, las primeras sirenas ya estaban sonando en la distancia, probablemente, convocado por uno de los vecinos horrorizados que más tarde le diría a los periodistas que el Mangler le había parecido un tipo normal. En el exterior, un coche se estrelló contra la puerta. Las sirenas no estaban todavía lo suficientemente cerca. Mi pulso subió, y agarre a Luci más fuerte. —¡KEZ! ¿Estás ahí? — Gritó una voz familiar. Jadeé y mi corazón latía de emoción y de incredulidad ahora.

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Vampire Romance Me levanté y jale a Luci conmigo, mientras miraba por la mirilla, entrecerrando los ojos -por la cruel luz del día-. Una figura estaba de pie en la acera entre el cadáver carbonizado de Mangler y el Compacto de Titus, estacionado en la calle. Estaba cubierta de de pies a cabeza en una capa de color púrpura con una capucha de profundidad y unas enormes y oscuras gafas que cubrían su rostro. —Quédate atrás, — le dije, piloteando a Luci detrás de la puerta, mientras la abría y daba un paso con ella—. ¿Titus? Se acercó al cuerpo y echó a correr por el pasillo, abriendo la puerta de vidrio rota. El primer coche de policía llegó, seguido de inmediato por varios más y una ambulancia, cuando Titus entró y abrió la puerta casi se cerró. Se sacó la capucha y las gafas en la seguridad de la sombra interior, y sus ojos se relajaron en el momento en que se reunieron con los míos. —Pensé que hijo de puta te había matado. —No, pero no por falta de intentos. — Nunca llegué a decir el resto porque sus labios se encontraron con los míos, chupando las palabras fuera de mí. Junto con mi aliento. Cuando finalmente se alejó, yo le fruncí el ceño, mientras la conmoción aumentaba en el exterior. >>¿Cómo nos encontraste? — Le pregunté, mi mano estaba en su brazo. Yo no estaba dispuesta a dejar de tocarlo. Nunca. —El escáner de la policía, — dijo, sacudiendo su cabeza sobre su hombro en dirección de su coche—. Escuché la dirección, y creo que estaba más cerca que la más cercana de las unidades. Entonces, ¿qué diablos pasó? Luci tiró de la manga a continuación, y bajamos la mirada, viendo que ella miraba hacia arriba a Titus. —Yo le mordí. — dijo—. Al igual que la bruja en la historia de Oscar. Y yo lo había cocinado al hijo de puta, al igual que la bruja en la versión de nuestra madre. —Así es, cariño. — Yo le acaricie el cabello hacia atrás, a pesar del dolor en las manos, manchándola con sangre, que ninguna de nosotros había perdido—. Lo hiciste bien. Nos sonrió entonces, y sus dientes estaban manchados de sangre, con sus pequeños colmillos y todo Rudimentarios, mi culo, pensé. Entonces comencé a reír, y aún me reía cuando los primeros policías entraron por la puerta.

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El Día de los Muertos Karen Chance

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stoy buscando a mi hermano. — la chica repitió, por tercera vez. Su acento era terrible, Nueva Jersey reunido con la Ciudad de México, hacía que fuera difícil para ella hacerse entender, pero Tomás dudaba de que ese fuera el problema. La multitud mayoritariamente masculina en la pequeña cantina, no estaban interesados en la gaba con su triste historia, incluso cuando era alta y delgada, con ojos rasgados color avellana y el cabello largo y negro. Ascendencia japonesa, Tomás decidió, o tal vez de Corea. Allí podría haber también un poco de italiana, basado en la onda ligera en el pelo y la nariz romana, que era un poco demasiado importante para su cara delgada. Ella era atrayente, en lugar de bonita, el tipo de mujer que uno recordaría, aunque su vestimenta, probablemente, habría asegurado eso de todos modos. Él aprobó los pantalones de carga ligera y la chaqueta de cuero corta. Pero la escopeta que llevaba en una correa colgada del hombro y la pistola en la cintura sustrajo el efecto. —Tiene diecinueve años, — continuó tercamente—. Pelo Negro, ojos marrones, seis pies y dos pulgadas… El camarero de repente se cuadró para atenderla, pero él no la tuvo a la vista. Su mano se deslizó bajo el mostrador para descansar en el mango de la escopeta que tenía allí guardada. Tomás no había la había visto, pero había olido las débiles huellas de aceite y polvo de la vieja escopeta tan pronto como había entrado, más el hombre que golpeó en la puerta no era más que humano. —¡Híjole, Alcázar! — Gritó el camarero, cuando la sala estalló en gritos de ultrajes—. ¿Qué es lo que buscas, entrando aquí de esa manera? ¿Acaso quieres conseguir que te disparen? El hombre sacudió la cabeza, se veía ligeramente verde bajo las bombillas de la cantina. —Me pareció haber oído algo detrás de mí, —dijo con voz temblorosa, uniéndose a unos amigos en una ya superpoblada mesa—.En el camino de regreso desde el cementerio. —No deberías haber estado allí tan tarde. — dijo uno de sus amigos reprochándolo, y deslizando un trago—.No esta noche. —Perdí la noción del tiempo. Estaba visitando la tumba de Elia y… —¡Aguas! No le vas a hacer bien a tu hija uniéndote a ella. Allí se asusto, murmurando por un momento, y varios clientes manosearon sus armas.

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Vampire Romance Tomás tuvo la clara impresión de que la próxima vez que la puerta se abriera, el que entrara allí probablemente conseguiría un tiro. La tensión había crecido demasiado para usar el sentido común. Entonces, el camarero de repente soltó una carcajada, y deslizó otra ronda en la mesa de los de los hombres. —Yo no me preocuparía. — Dijo a carcajadas—. Por lo que he oído, incluso ni su Consuelo te quiere. ¿Por qué lo harían los monstruos? La sala estalló en carcajadas de alivio, mientras el hombre, con su susto olvidado, se levantó para defender airadamente su virilidad. —Ella se fue con un hijo de puta rico. — dijo, lanzando a Tomás una mala mirada. Tomas serenamente sorbió su mezcal de una botella rehusada de CocaCola y no respondió. Pero deseó por centésima vez, haber pensado mejor antes de haberse mezclado ahí. Su reflejo en el espejo astillado detrás de la barra, le decía que aunque no era anglosajón, se destacaba tanto como de la chica. Los pómulos altos y pelo negro y liso de su madre Inca se habían mezclado con la piel dorada y los rasgos europeos de su padre español, que resultaba en una combinación que muchas personas parecían encontrar atractiva. Él siempre había encontrado en ello un recordatorio incómodo de la dominación de una mitad de sus antepasados sobre la otra: la conquista de un continente en su rostro. No podía –honestamente- culpar a los lugareños de confundirlo con un citadino rico, a pesar de que había nacido en un pueblo más pobre que este y que actualmente estaba quebrado. Él había comprado su traje, un traje azul oscuro y su corbata gris clara, en una tienda del aeropuerto de aeropuerto JFK. Él había necesitado un disfraz, y el traje, junto con un maletín de cuero y una sesión rápida con un navaja de bolsillo en frente al espejo del baño de hombres, le había cambiado de un tranquilo estudiante universitario con una cola de caballo a un treintañero hombre de negocios rápidamente. Se había escapado de sus perseguidores, pero sin el dinero que había sido obligado a utilizar una sugerencia altamente ilegal de un escribano. Desde entonces, había perdido la noción de cuántas veces había hecho algo similar, usando sus habilidades para ofuscar la mente de los empleados de la aerolínea, los agentes de aduanas y el taxista que le había transportado 100 millas, para este pequeño pueblo aferrado a la ladera de una montaña. Cada incidente había sido una grave infracción de la ley, pero ¿Eso qué importaba? Si cualquiera de su especie lo capturaba, estaría muerto de todos modos. Él sólo deseaba que se le hubiera ocurrido traer otra cosa puesta después de aterrizar en Guadalajara. No había una gran cantidad de los locales de trajes de 1200 dólares. Tomás no pudo ver la vestimenta que le hacía destacar como un pulgar dolorido, porque un altar a las almas de los muertos habían sido

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Vampire Romance colocada delante del espejo. Esqueletos de madera talladas a mano en una variedad de posturas desordenadamente en el edificio de varios niveles, cada uno de que representa uno de los miembros de la familia del camarero que estaban muertos pero no olvidados. Un cráneo sin pelo parecía sonreírle; su pequeña mano sostenía una botella aún más pequeña con Dos Equis, -probablemente era la bebida favorita del hombre. Una botella de tamaño normal estaba cerca, un regalo especial para el espíritu que vendría de visita esta noche. Era El Día de los Muertos. Un momento particularmente apropiado, Tomás pensó, para que un vampiro regresara a casa. Al menos el resentimiento de la ciudad embaucadora, daba a los hombres algo de qué hablar que no fuera el miedo. No se relajaban, estaban demasiados ocupados disparando miradas de desconfianza hacia él, pero la mayoría de ellos soltaron sus armas. Razón por la cual todos saltaron cuando un disparo se estrelló contra el techo de escayola agrietado. Era la chica, de pie en medio de la cantina, con el arma de fuego en la mano, haciendo caso omiso de la docena de barriles de pronto se centrados en su cabeza. —Mi hermano, — repitió, apuntando la pistola al camarero, que habían perdido su jovialidad forzada—. ¿Dónde está? —Ponga su arma en el suelo, señorita. Usted no tiene enemigos aquí, — dijo, mirándola con preocupación comprensible—. Y yo ya le dije. Nadie lo ha visto. —Su coche está aparcado en el cementerio. Los documentos de alquiler tienen su nombre en ellos. Y el asiento delantero tiene su huella de mano… con sangre. — Ella tiró los papeles en el bar, pero ni ellos, ni su discurso pareció impresionar al cantinero. —Tal vez, pero como le dije, esta es una ciudad pequeña. Si él hubiera estado aquí, alguien lo sabría. Los vasos en el estante detrás de él explotaron de repente, uno de por uno, como una línea de petardos. El arma seguía en la mano de la chica, pero ella no la había utilizado. Tomás lentamente bajo su bebida. —Alguien aquí sabe. Y alguien mejor me lo cuenta. Ahora. — Sus ojos recorrieron el bar, donde la mayoría de los hombres tenían sus armas apuntándole a ella. Este hecho no pareció preocuparla, casi tanto como debería haberlo hecho. —Vi un extraño. — El hilo de voz por encima de una mesa cerca de la puerta, y un hombre bajo y fornido, vestido como agricultor local, uniforme de vaqueros desteñidos, camisa de algodón y sombrero de paja, estaba arriba—. Él estaba tomando fotografías del cementerio, por las tumbas.

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Vampire Romance —Él es un reportero, — la chica estuvo de acuerdo—. Él estaba haciendo un reportaje sobre… algo… pero dijo que lo encontraría aquí. —Le dije que se fuera, — dijo el hombre—. Este es un día para los muertos y sus familias. No lo queríamos allí. —Pero él no se fue. ¡Su coche todavía está allí! El hombre se encogió de hombros y se sentó de nuevo. —Él dijo que iba a fotografiar la iglesia, y lo vi caminar hacia el pueblo. Eso es todo lo que sé. —¿La iglesia es el edificio blanco que vi cuando conducía? —Sí. — El camarero habló antes de que el hombre pudiera—. Puedo mostrarle, si lo desea. — Hizo un gesto para el niño que había estado entrando y saliendo toda la noche desde la parte trasera, limpiando mesas y la barra—. Paolo puede atender por mí. —¿Vas a salir? —¡Pero es casi de noche! —¿Estás loco? Las voces se alzaron desde todas las direcciones, pero el camarero se encogió de hombros sin hacer caso. Sacó la escopeta y le dio unas palmaditas con cariño. — Ocho Ochenta. Es sólo un corto camino. Y nadie debe ir solo a ninguna parte esta noche. El murmullo no se apagó, pero nadie trató de detenerlo. Tomás los vio salir, el camarero, solícito abrió la puerta para la chica. Su amplia sonrisa nunca vaciló, y algo acerca de eso, hizo que los instintos de Tomás picaran. Dio un par de minutos, y luego salió de su taburete y los siguió. Había poca luz, con el cielo arriba ya de noche, los últimos rayos naranja y rojos del sol se iban hacia el oeste. Y aunque sus ojos trabajaban mejor en la oscuridad, en cualquier caso, él podría haber encontrado su camino con los ojos vendados. El pueblo se veía demasiado igual a como lo había estado durante los últimos tres milenios. Muchos de sus habitantes podían rastrear el camino de los días en que el Imperio Maya, enviaba los recaudadores de impuestos aquí, para cosechar los beneficios de las mismas parcelas de estos agricultores que aún trabajaban. El pueblo antiguo de 500 años, donde había crecido - lo que ahora era Perú- parecía un joven advenedizo en comparación. Se había ido ahora, arrasado para dar paso a un desarrollo de rápida expansión de las viviendas en las afueras de Cuzco. Pero a pesar de que no había estado aquí en casi un siglo, nada parecía haber cambiado. Un camino de pétalos de color amarillo brillante abría el camino a una pequeña iglesia con escalones de piedra con vistas a la selva, que flotaban como las nubes contra el verde de las montañas de Oaxaca. La iglesia aún estaba cubierta con las flores de los muertos, guirnaldas de caléndulas, desde el servicio de la mañana. Él se encontraría con el

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Vampire Romance mismo crucifijo de madera vieja en el altar, rodeado de velas y vacilante frente a hileras de bancos vacíos. Él avanzó rodeándola y se detuvo junto a la puerta de atrás, donde el olor dulce y picante del incienso se mezclaba con el olor a humedad, a moho de la selva. Más allá, en el crepúsculo, captó el olor del perfume de la chica. La iglesia daba a la tierra roja de la única calle de la ciudad, pero detrás de la selva arriaba arriba a casi todos los pasos, a excepción del área en la que un pequeño cementerio rodaba por la ladera. Nunca había sido movido como rebeldía a cada de tormenta de verano que amenazaba con lavar los cuerpos de sus tumbas poco profundas y en el valle por debajo. Tomás se abrió paso por un camino sembrado de caléndula para la puerta del cementerio, deteniéndose junto a una estatua de La Calaca. El esqueleto de la señora sostenía un cartel con una advertencia habitual: HOY YO, MAÑANA TÚ En muchos pueblos similares, las familias se quedaban toda la noche en las tumbas de sus muertos, en espera de darles la bienvenida a los espíritus que volvían a compartir sus ofrendas. Pero no en este. Solo cuatro personas estaban entre las flores que embellecían cruces y tumbas dispersas, y sólo dos de ellos estaban vivos. Había poca luz a la izquierda, con excepción de algunos votivos quemando, aquí y allá, brillando entre las tumbas. Pero Tomás no necesitaba eso para reconocer a las nuevas adiciones. El viento soplaba hacia él y le llevó sus aromas claramente: Rico y Miguel, dos matones al servicio del monstruo que había viajado 1.000 kilómetros para matar. —Yo la vi. Ella lo hizo pedazos con algún tipo de hechizo. — El camarero hablaba, mientras Rico sujetaba a la muchacha. —¿Por qué arrastrar todo esto? — Miguel sujetó una de las armas de la chica negligentemente en una mano, con el resto escondido en su cinturón—. ¿Si ella es tan poderosa? —Yo digo que ella es una especie de bruja. — El cantinero dijo con terquedad—. El mago que envié esta mañana era su hermano. Ella vino a buscarlo. —¿Dónde lo llevaste? — La chica exigió, su voz estaba llena de cólera fría y quebradiza. Todo el mundo la ignoró. —Su aura se siente extraño. — dijo Miguel, pasó una mano a una pulgada o menos por encima de su cuerpo—.No es humana, pero no es exactamente maga tampoco. —¿Qué eres chica? — Rico pidió con su aliento en la cara.

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Vampire Romance Ella no se inmutó, a pesar de que tenía que ser capaz de ver sus colmillos a esa distancia. Si ella no hubiera sabido a que los aldeanos temían antes, ciertamente ahora sí. —Dime lo que has hecho con mi hermano o yo voy a mostrártelo. —Ella no pareció más preocupada por su difícil situación de lo que había estado en el bar. Tomás no podría decir si eso era valentía o estupidez, pero se inclina hacia esta último. Su ritmo cardíaco apenas se había acelerado, a pesar del peligro evidente. —¿Qué hay acerca de mí? — El camarero exigió—. Usted dijo que si yo le traía el mago, estaba a salvo. Quiero la seguridad de mi sobrino a cambio de esta. —Eso depende. — Dijo Rico, señalando sacudiéndola—. De lo que ella puede hacer. Usted debería esperar, que ellos sean lo que el Maestro quiere, o vamos a cobrar el precio de nuestros inconvenientes con su sangre. Tomás no se movió, ni respiro, el hábito de toda una vida de mantenerse tan quieto, que un pequeño pájaro colgado en una de rama de un árbol en frente de él, le dio en su rostro. Pero por dentro, se tambaleaba. No era el caballero secuestrador lo que lo sorprendió. El Maestro de los hombres, un vampiro de nombre Alejandro, había estado organizando las cacerías en el Día de la Muertos desde el tiempo en que Tomás lo había conocido. Si bien las familias en todo México se ocupaban de recoger las delicias de los muertos -de chocolate al mole, huevos frescos para el pan de muerto, cigarrillos y mezcal- Alejandro recolectaba lo suyo. Fuerte, inteligente, astuto -todos ellos habían tenido algún tipo de ventaja que les hizo presa atractiva. Los reunía a todos, y siempre se les decía lo mismo: ―Dura hasta la mañana o escapa más allá de las fronteras de las tierras de Alejandro y gana tu libertad‖. Se les daba linternas, armas y mapas que mostraban el alcance de las diez millas cuadrada del área que él reclamaba. Luego, a medianoche, se les ponía en libertad. Nadie alguna vez vivió para ver el amanecer. Los participantes habían cambiado con los años, de los aztecas a los conquistadores, de los agricultores locales a los ocasionales turistas estadounidenses. Pero un grupo que Alejandro siempre había dejado estrictamente aparte, eran los usuarios de magia. A él gustaban los retos, pero no presas capaces de acarrear la ira del Círculo de Plata, el órgano de tutela de la comunidad mágica. Era retorcido, cruel y sádico, pero no estaba loco. Por lo menos, no lo había estado antes. Parecía que algunas cosas habían cambiado por aquí, después de todo. —Le dije que me soltara. — El ritmo cardíaco de la chica finalmente se había acelerado, pero Tomás no creía que fuera de miedo. Su tez se

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Vampire Romance enrojeció y los ojos brillaban, pero ella no estaba temblando, no estaba presa del pánico. Y había algo equivocado en eso, porque incluso si fuera una bruja, el pronóstico de tres contra uno, dos de los tres vampiros, la mayoría de los usuarios de la magia estarían más que un poco intimidados. Su estimación de su inteligencia tuvo otra caída, al igual que lo que sintió, como un trueno en silencio estalló en el aire a alrededor de él. Una onda de choque corrió por el suelo, tiritando a través de su cuerpo como una sacudida de huesos curiosa. Se sacudieron los árboles circundantes y causó que el polvo del suelo se levantara como vapor. El pajarito despegó en un asustado aleteo de las alas y Tomas se agarro de la extremidad sobre la que había estado sentado, atrapado en el agarre lo mismo que la tierra bajo sus pies lo comenzó a corcovear y deslizarse. Luego de segundos la diapositiva se convirtió en un caudal de tierra roja dirigiéndose hacia el lado de la montaña – y una caída de más que una milla. El cantinero perdió el equilibrio y cayó, golpeándose la cabeza contra el costado de un roble. Eso lo debió haber puesto fuera de combate, porque la última vez que Tomás lo vio, su cuerpo era rumor sobre el acantilado, siendo tan flojo como una muñeca de trapo. Los dos vampiros saltaron de los árboles al camino opuesto, del pico principal de la tierra. Ellos lo hicieron, pero la chica no tuvo tanta suerte. Se cayó en la corriente de choque de las piedras, hojas y suciedad, su grito quedo perdido en el fragor de la ladera de la montaña a medio barrido de distancia. Tomás no había querido acercarse lo suficiente para que los vampiros no captaran su olor, pero eso significaba que estaba demasiado lejos para agarrarla. Se las arregló para agarrarse a un tronco de árbol en el centro de la masa deslizante, pero estaba siendo aplastado por una lluvia de escombros. Tomás trató de decirse a sí mismo que ella podía aguantar, que él no tenía que arriesgarse de ser vistos por los hombres de Alejandro en una intento de rescate peligroso. No le importaba la idea de morir tanto -teniendo en cuenta lo que estaba a punto afrontar, era casi inevitable- pero estaba condenado si no iba a tomar a Alejandro con él. Entonces la campana de la iglesia empezó a sonar, su petición lastimera de corte a través del sonido del terremoto, reverberando a través del valle sólo para ser rechazado por las colinas cercanas. Tomás miró atrás para ver la parte trasera de la vieja construcción colgando precariamente sobre nada en absoluto, su construcción, medio desaparecido en la avalancha. Con un estremecimiento y una grieta, la de la iglesia se partió en dos, las piedras grandes de su época colonial, comenzaron a desmoronarse. Algunas de ellas eran antiguas, habiendo sido saqueada por los constructores, de las cercanas ruinas mayas, y se pesaban cientos de libras cada una. Incluso si la chica lograra aferrarse

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Vampire Romance a su posición precaria, la barrerían sobre la falda de la montaña o la quebrarían donde ella yacía. La bilis se espeso en su garganta. Alejandro había querido hacer de él un monstruo, una copia de sí mismo. Y probablemente estaría bastante contento con la idea de que había vuelto a Tomas en alguien que se quedaba mirando como un inocente moría, porque salvarla le podría costar algo a él. Podría no vivir para matar a esa criatura, pero no le daría esa satisfacción. Tomás soltó la extremidad y saltó para el único lugar de color en la oscuridad, la cara pálida de la chica, la uso como un faro para guiarle a través de la lluvia de escombros. Llegó a ella justo antes de que la primera de las antiguas piedras lo hiciera, la agarró por la cintura y saltó por el lado de la ruta que seguía siendo medio estable. Era el mismo en donde sus viejos socios estaban tratando de gatear para tierra firme, pero por el momento, le pareció una cuestión menor. A pesar de los sentidos que lo veían todo en cámara lenta, no podía eludir todo. Se retorció para evitar una piedra más alta que él, y se estrelló contra una más pequeña que no había visto. Oyó su ruptura en la rodilla izquierda, pero todo lo que sintió fue una sensación de explosión curiosa, no había dolor real -aún no- y luego aterrizaron en una superficie que no se caía, pero estaba lejos de ser estable. Tomás rodó y se levantó en su rodilla buena a tiempo para bloquear un patada salvaje de Miguel. Había tenido la esperanza de que, en la confusión y el peligro, sus antiguos compañeros, no podría haberlo reconocido, pero no tuvo esa suerte. Miguel golpeó un árbol cercano duro, pero se puso de nuevo en su pies casi de inmediato y volvió antes de que Tomás pudiera recuperar su posición. Poderosas manos lo estrangulaban, sujetando puntos que bailaban delante de sus ojos. Él agarró los brazos de su agresor en un intento de mantener su garganta sin aplastar. Él empujó el brazo de Miguel hacía atrás de manera inversa, hasta que oyó el codo quebrarse. El vampiro no lo dejo ir, pero su control se debilitó lo suficiente como para que Tomás se moviera y le pegara en el estómago, con todas sus fuerzas enviándolo a los escalones de la iglesia caída. Uno de los bancos se derrumbo capturando a Miguel en el lado de la cabeza, golpeándolo de vuelta contra el terraplén de nueva creación, donde la pesada cruz de madera del altar lo inmovilizó con la fuerza de un martillo. No es una estaca, pero parece hacer el truco, Tomás pensó, aturdido, antes de que algo largo y afilado le golpeó en el costado. —Así que el traidor del pasado ha vuelto a nosotros. — Susurró Rico en la oreja, retorciendo el trozo de madera afilado a lo largo a fin de raspar

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Vampire Romance sus costillas, la apuñala envío un dolor caliente a lo largo de su abdomen—. Permíteme ser el primero en darte la bienvenida a casa. Tomás se apartó antes de que la astilla pudiera llegar a su corazón, pero su rodilla no lo sostuvo y tropezó. Sintió la ladera se desintegrándose bajo su pie y luego él cayó, rodando hasta la mitad del lado del terraplén. Agarró la parte superior de un ataúd, uno de los muchos que salían de la nueva tierra batida, para salvarse, y la tapa se abrió sólo a tiempo para interceptar otra rebanada de la estaca de Rico. Un pálido, brazo de plata gris se dejó fuera de la caja inclinada, y Tomás envió a su dueño una disculpa en silencio antes de romper la extremidad para usarlo como un arma improvisada. Se dio la vuelta para ver a Rico, a unos pocos metros, su mano levantada para golpear. Sólo que el golpe nunca cayó. Rico tiró una vez, dos veces, luego bajó, cayendo junto con el último de los escombros en el valle de por debajo de él. Por un momento, Tomás no entendió lo que había sucedido. Entonces, una cascada de cartuchos de escopeta se desplomó en el terraplén, golpeando contra la tapa del ataúd, como un canto de huesos, y miró hacia arriba para ver un par de ojos rasgados avellana contemplándole. —¿Estás bien? — La sangre de la chica estaba goteando sobre su cara, un desplume húmedo suave como una lluvia ligera. —Debería yo estar preguntando eso. — dijo, luchando por volver sobre el borde con una sola pierna sana. Él sintió cuando su piel absorbió la sangre de ella, absorbiendo como agua en tierra árida, utilizándola para iniciar las reparaciones en los daños que había sufrido. Pero no era suficiente para hacer mucho bien. Lo que necesitaba era una verdadera alimentación, algo que él no se había tomado el tiempo para hacer. Le había costado la lucha, no podía permitirse el lujo de dejar que disminuyeran sus escasas posibilidades en contra de Alejandro. Hizo una pausa por el cuerpo empalado de Miguel, aún lleno de la sangre que recientemente había robado, una cierta cantidad de ella ya mancomunada en las órbitas de sus ojos. La vista trabajó en Tomás de la forma en que el olor de un festín haría en un ser humano muerto de hambre. Su boca se hizo agua y sus colmillos se alargaron sin ninguna orden consciente de él. Él lo hubiera retrasado, librándose de la chica primero, pero que no podía arriesgarse a que la sangre se coagulara y perder la energía que contenía. —Tengo que alimentarme. — dijo simplemente. En vez de retroceder, como él esperaba, ella sólo miró sus lesiones con un ojo experimentado. —Yeah. El heroísmo tiene una forma de volver y morderte en el culo. Pero cuando lo hayas hecho tenemos que hablar.

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Él asintió con la cabeza, y se inclinó sobre Miguel así por lo menos ella no tendría que ver. Tomás no podía recordar la última vez que se había alimentado de otro vampiro, pero pronto recordó por qué no era una práctica común. La sangre rehusada lo alimento, con la prisa insensata de la donación alimentadora fue la misma casi narcótica, como siempre, pero el sabor era como el metal en la boca. Él se obligó a terminar, tratando de concentrarse en la reparación y en la sensación de la herida en la rodilla poco a poco desapareciendo. La curación de las heridas, sobre todo si se hace con tanta rapidez, era insoportable y esta no fue la excepción. Las lágrimas se habían filtrado por los rincones de sus ojos para el momento en que terminó, obligado por el dolor, pero Tomás no le importó. El dolor era bueno. El dolor significaba que seguía vivo. —Odio cuando eso sucede. Tomás miró hacia arriba para encontrar a la chica con el ceño fruncido en torno al cementerio. O lo que quedaba de el. Una enorme extensión había sido tallada a la mitad, donde nada más que la tierra roja mancha quedó. A ambos lados, los ataúdes sacaron de la tierra dedos huesudos, con algunas cruces esparcidas aquí y allí al azar. Arriba, en la cresta de la colina, el resto de la mitad de la iglesia se balanceaba peligrosamente en su antigua fundación. Una última banca se balanceaba peligrosamente en el borde del abismo, la mitad dentro y mitad fuera de la estructura, mientras que en el interior de la iglesia, una sola vela todavía ardía. —Te manejas bastante bien en una pelea. — Ella continuó, mientras Tomás se levantó del cadáver desangrado de Miguel. —He tenido algo de práctica. Ella se echó a reír abrupta y burlonamente. —Sí, apuesto a que sí. Tomás se jalo a sí mismo por encima del borde y la examinó. Sorprendentemente, parecía estar bien. Tenía un corte superficial en su frente y unos cuantos rasguños y arañazos aquí y allá, pero nada grave. Era poco menos que milagroso. —Tenemos que hablar, pero tenemos que salir de aquí. — Ella dijo, poniendo su escopeta por la espalda de nuevo. Había oído que la cargaba mientras se alimentaba—. La mitad del pueblo es probable que este aquí en cuestión de minutos. Tomás se sentó en el borde de un rodamiento de piedra erosionada con Jeroglíficos mayas. —Lo dudo. — dijo con ironía. Ella le miró en silencio durante un momento y luego se dejó caer al lado. —¿Quieres informarme?

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Vampire Romance —Este es el Día de los Muertos. Y en este ámbito, este término siempre ha tenido más de un significado. — Pasó unos pocos minutos para esbozar para ella -la idea de un buen tiempo- de Alejandro, haciéndolo tan clínico y desapasionado como pudiera. No pareció ayudar. —Déjame ver si entendí. ¿Ese hijo de puta se ha llevado mi hermano para utilizarlo en sus juegos estúpidos? —Posiblemente, — Tomás estuvo de acuerdo—. Aunque no puedo entenderlo. Él nunca tuvo usuarios de magia antes. —Tal vez se aburría. Quería más de un desafío. —¿Alguna vez un gato se cansa de jugar con las lagartijas o ratones, y ataca al perro del barrio en su lugar? Aprovecharse de las criaturas débiles está en la naturaleza de Alejandro. Pero si tu hermano es un mago, él no entraría en esa categoría. —Su tipo de magia no tiene probabilidades de ayudarle mucho. — dijo secamente. —No lo entiendo. —No es necesario. — Se puso de pie—.Sólo dime dónde puedo encontrar a este tipo. Tomás sacudió la cabeza. —No puedo hacer eso. —¿Por qué no? Sobre la base de cómo sus vampiros te trataron, tengo la impresión de que no son muy cercanos. Sonrió a su declaración comedida. —Nosotros no lo somos. Pero ayudarte a que te suicides no ayudara a tu hermano. —Dime dónde encontrar a este Alejandro, y el único en morir, será él. Tomás movió lentamente a sus pies, con cautela poniendo el peso en la rodilla lesionada. Lo sostuvo. —Para qué vale la pena, he venido a matarlo. Si tengo éxito, puede causar el caos suficiente como para permitir a tu hermano escapar. Deséame suerte. Empezó a irse, pero una mano en su brazo se lo impidió. —Lo haré mejor que eso. Iré contigo. —Ya te dije… eso no sería prudente. —¿De veras? ¿Y tú crees que te habrías sobre vivido en este momento sin mí? Parece que ir tu solo, no es sabio tampoco. Tomás se volvió hacia ella, ya exasperado. Ya tenía lo suficiente en su plato por esta noche. No necesitaba esto. —Tú puedes ser buena con un arma, pero eso no te mantendrá viva. Alejandro una vez fue mi maestro. Sé de lo que es capaz. —Uh-huh. ¿Y puede romper mitad de una montaña, porque pierde la paciencia? Tomás la miró estrechamente. —¿Estás diciendo que fuiste tú? —Eso es lo que estoy diciendo. Soy un Jinx20. —¿Perdón? 20

Mal agüero

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Vampire Romance —Jinx. J-I-N-X. Una zona de desastre a pie. Por supuesto, también hace cualquier otra cosa que pueda salir mal. —Un talento inconveniente. —Y uno ilegal. Si la comunidad mágica alguna vez se enteran que un Jinx tan poderoso como yo está caminando por los alrededores, me matarían. Es por eso que soy muy buena protegiéndome -y a otras personas- desde hace tiempo. Este vampiro se ha comprado más problemas de los que él sabe. —Derribar ladera de una montaña no ayudará a tu hermano. Si que esta donde creo, sólo lo enterraría. —Puedo controlarlo. Y esta no es exactamente mi primera vez en el rodeo. Puedo cuidar de mí misma. Tomás vaciló, el instinto se mezclaba con la esperanza naciente. —Yo traté de atraer a alguien a esto recientemente, y casi la mate, — admitió al fin—. Juré que nunca haría eso otra vez. Esta es mi lucha… —Fue tu lucha. Una vez que ese cabrón tomó a Jason, él la hizo la mía. Cuando Tomás se la quedó mirando, tratando de pensar en alguna manera de deshacerse de ella que no implicara la violencia real, el suelo debajo de él se quejó. El banco precariamente abandonó la lucha y se deslizó por la colina, sólo para ir navegando hacia el vacío como un pájaro de madera enorme. —Mira, yo no te lo estoy pidiendo, te lo estoy diciendo. ¿Crees que tienes problemas ahora? Trata de dejarme atrás. Mi hermano es todo lo que tengo, y él va a morir esta noche. —No será fácil. — dijo, preguntándose cómo empezar siquiera a explicarle contra quien se iban a enfrentar. La chica resopló. —Yeah. Ya he tenido esa clase. — Ella le tendió mano—. Sara Lee. Y no, yo no cocino. —Tomás. —Bueno, Tomás. ¿Vamos a quedarnos aquí intercambio buenos modales toda la noche, o vamos a matar a un vampiro? — Tomás no dijo nada, pero poco a poco le tomó la mano. Ella sonrió—. Bien, en marcha entonces. —Jason es un reportero para el Oráculo, — dijo Sara, cuando Tomás maniobraba los alambres de contacto del auto alquilado de su hermano. El suyo había estado estacionado en el parte del cementerio que no había sobrevivido y en la actualidad exploraba el fondo del valle—. Nos íbamos a reunir en Puerto Vallarta para unas vacaciones, pero cuando llegué al hotel, ya se había ido. Lo único que encontré fue una nota diciéndome que había encontrado el comienzo de una historia y me pedía que me reuniera con él aquí. —Si Alejandro ha iniciado el secuestro usuarios de magia, sería una noticia de primera página. — Tomas acordó, cuando el motor en el viejo subcompacto finalmente prendió—. O tu hermano pudo haberse

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Vampire Romance enterado de uno de sus otros negocios. Él controla de todo, desde estupefacientes mágicos, a ventas de armas en gran parte de Centro y Sud América. —Lo sé. He tratado con su gente antes. — Cuando Tomás la miro de costado, ella se encogió de hombros—. No puedo comprar armas de fuentes legítimas, y no en las cantidades que necesito. Las autoridades supervisan ese tipo de cosas. —¿Por qué necesitas enormes cantidades de armamento mágico? —¿Por qué quieres matar a tu viejo maestro? — Replicó ella—. Yo ni siquiera pensaba que era posible. Rebotaron a la carretera principal que atravesaba el pueblo, con sólo la débil luz de un cuarto de luna para ver. —No lo sería, si él fuera todavía mi maestro. Yo lo rete a un duelo hace un siglo, pero él no me enfrento. Él introdujo un campeón, un maestro de duelo francés, en su lugar. Pero en lugar de matarme como Alejandro había querido, después de derrotarme Luis César, me reclamó como su esclavo. Sólo recientemente escape. —Y vino directamente de vuelta aquí. —Sí. —Eso es muy… heroico. Tomás no creía que calificaba como heroísmo, si él no tenía nada que perder. Pero él no lo dijo. Su tono de voz dejó en claro que la palabra que realmente había estado buscando era: ―estúpido‖. —Alejandro mató a toda la población de mi pueblo. Allí no hay nadie más. — Si los muertos alguna vez deben vengados, a él le corresponde hacerlo. Y después de 400 años, habían esperado el tiempo suficiente. —Así que regresaste solo. — Sacudió la cabeza—.La gente como tú son malos para el negocio. —Eres una mercenaria. —Tomás supuso que debería haberlo averiguado antes. —Preferimos el término de contratistas independientes. —Yo no podía permitirme el lujo de contratar a un equipo. — dijo Tomás, cambiando de dirección a la carretera que conducía a la montaña—. Y también viniste aquí sola. Una forma oscura surgió de pronto delante de ellos, obligando a Tomás a chillar los neumáticos y prácticamente están el coche en fin a evitar chocar con ella. La forma se resolvió en un hombre alto, flaco, con los ojos brillantes de un grupo fanático profundo en los huecos de su cara escarpada. —No tanto. — Dijo Sara, trepando fuera del coche—. Muchachos, contentos de lo que pudieron hacer. —Parece que ya se perdió parte de la diversión. — otro hombre comentó, al salir de la selva cubierta de la carretera en cada lado. Tomás miró fijamente al recién llegado. No lo había oído acercarse, y eso era inaceptable. A menos que fuera un mago usando magia para camuflar su pulso, el sonido de los latidos de su corazón, sus pasos -

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Vampire Romance todos ellos habrían alertado a Tomás de su presencia. Pero este no se parecía a un mago. Tenía una cicatriz horrible en la mejilla derecha, como si alguien hubiera arrastrado un tenedor con dientes afilados sobre su piel. Era el tipo de cosa que podría ser arreglada por los curanderos mágicos o cubiertas por un glamour. A menos, por supuesto, que su propietario prefiriera para parecerse a un extra de una película de terror. —Conoce a mi Club de cuchillo y arma. — Dijo Sara, golpeando al hombre en la espalda—. Al menos los que estaban lo suficientemente cerca como para llegar a tiempo para las festividades. Los hombres no le saludaron, y nadie ofrece sus nombres, pero tampoco demandaron por saber qué estaba haciendo Sara con un vampiro extraño. Por supuesto, ella no les dio mucho la oportunidad, directamente se lanzó a la explicación del problema. Si Tomás había tenido una duda acerca de su profesión, habría sido calmada, por su reacción ante la noticia de que iban para atacar a una verdadera fortaleza de vampiros. —¿Puedo mantener los huesos? — El fanático siseó, hablando por primera vez—.Son útiles en algunos hechizos. —Como quieras. — dijo Sara, encogiéndose de hombros—.Pero ningún coleccionismo hasta que tengamos a Jason, ¿entendido? El hombre hizo un gesto rápido que le recordó a Tomás un lagarto o algún otro tipo de reptil. No fue un movimiento humano. El otro hombre no dijo nada en absoluto, sólo cambió un par de las armas de la colección envuelta sobre su cuerpo, por varias otras, que sacaba de una mochila en la espalda. Entonces todo el mundo se puso en el coche. Tomás salió del camino a unas pocas millas al norte, donde un burbujeante arroyo serpentea su camino a través de la densa jungla. —Iremos a pie de aquí. —dijo, empujando el coche de la carretera en caso de que alguno de los hombres de Alejandro llegará un poco temprano. —No veo una casa. — Sara había sacado las gafas de visión nocturna del paquete de su asociado, y miraba alrededor. —No hay una. Alejandro vive en un lugar subterráneo. —Venga otra vez. —Hay algunas ruinas Mayas cerca de aquí, con un laberinto de pasajes subterráneos debajo de ellos. Ha vivido ahí por siglos. —Genial. — Sonaba menos que entusiasmada. —¿Qué pasa? —Nada. ¿Qué hay de los guardias? —Normalmente, las entradas están vigiladas. Es por eso que escogí esta noche para volver. Se abrirán para la caza, como el primer reto de los presos es encontrar la manera de salir del laberinto. Muchos de ellos nunca lo hacen.

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Vampire Romance —Tenemos que llegar a ellos antes de que los suelten. De lo contrario, se van a esparcir por los túneles, en la selva…nunca vamos a encontrar a todos. —Pensé que el plan era rescatar a tu hermano. —Yeah. Como si yo te fuera a dejar a ti y al resto como presas de esa cosa. Tomás la miró, pero era difícil ver algo de su expresión detrás de esas gafas absurdas. Había sonado suficiente sincera, sin embargo. Y no podía dejarla ir si pensaba de esa manera. —Yo sé donde solían mantener a los prisioneros. Iremos allí primero. Y si tenemos la suerte de encontrar a tu hermano con vida, tienes que tomarlo e irte. —Yo no abandono a un colega en medio de una misión. Nosotros vamos juntos, salimos juntos. Así es como funciona. —¡No, si quieres seguir con vida! — Tomás la agarró del brazo—. Yo tengo una mejor oportunidad de llegar a Alejandro solo. Si te quedas a ayudarme, tanto tú como tu hermano morirán. Por no mencionar que es casi seguro que me hagas fracasar en mi tarea. Ella se detuvo, recorriendo con la vista de la mano en su brazo a la cara. Él la soltó, pero la mirada firme de ella no cambió. —Si no quieres mi ayuda, ¿por qué me estás llevando adelante? — preguntó ella. —Debido a que no encontrarías a tu hermano sola. No a tiempo. —¿Y por qué te importa eso? Ni siquiera lo conoces. —Yo podría no conocer a tu hermano, pero he conocido a muchos otros más. — Mil caras, diez mil, ya había perdido la cuenta con los años. Todos los ojos suplicándole que los ayudara, que los salvara. Habían visto su cara, la que había llevado a Alejandro a apodarlo ―mi ángel‖, y habían asumido que él era su salvador. Sólo para darse cuenta con horror que él era uno de los que los cazaba. —¿Qué? —Alejandro me obligó a ayudarlo en la caza. — dijo Tomás sin rodeos—. Porque sabía lo mucho que los odiaba. — Contarle todo a ella no era necesario, pero probablemente fuera su última oportunidad de confesión. No recordaba la última vez que había hablado con un sacerdote, ni siquiera la última vez que había querido, y no podía absolverlo de todos modos. Pero entonces, teniendo en cuenta algunas de las cosas que había hecho, dudaba de que alguien pudiera—. He matado a miles iguales que Jason. — añadió, tratando de mantener su voz neutral—.Y la único misericordia que les pude mostrar, fue hacerlo rápido. Por una vez, me gustaría ayudar a alguien a sobrevivir. Y para tener Alejandro revolcándose en su propia sangre. —Eso es un plan que puedo respaldar. — dijo, acariciando su automática. Tomás sacudió la cabeza y no hizo ningún comentario. Una vez que ella viera lo que les esperaba, su valentía se desvanecería. Al igual que de todos los demás como siempre. Los dos hombres no dijeron nada. Pero cuando él y Sara entraron en la maleza, los siguieron.

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Vampire Romance La hora siguiente fue ocupada en deslizarse a través de la selva en la cual ningún camino había sido tallado, seguido de cerca por una nube húmeda de mosquitos. Sara se desenvolvía mejor de lo que Tomás había esperado, no era fácil ir incluso para él. Alejandro había dejado la selva intacta por exactamente esa razón: Añadía una capa de protección. Asimismo, añadía diversión a sus cacerías, ver a los simples mortales vagando en el mar verde infinito hasta que decidían sacarlos de su miseria. Finalmente llegaron a un antiguo templo en el borde de las tierras de Alejandro. El lugar era hermoso, plateado, con rayos de la luna, las piedras parecían brillar con una luz delicada, sólo suficientemente brillante para elegir las formas. Las malas hierbas y las viñas tenían la mitad de la entrada oscurecida y pequeños árboles estaban creciendo fuera de las piedras caídas sobre el dintel. Un cultivo de orquídeas silvestres se había adentrado, reacomodándose entre las ruinas, como las aves que anidan, sus pétalos de color blanco y naranja, con manchas marrones, como las pecas. Tomás llegó a tocar una y encontró algo suave por debajo de la yema del dedo -como piel-. Un escalofrío repentino destello en su espalda, antes de girar como una serpiente en sus entrañas. Por un momento, se sintió como si estuviera en el siglo pasado, como si nunca hubiera sucedido, como si regresaba de una misión de su Maestro con sangre en sus manos, y todo el resto era sólo un sueño. —¿Eso es? —Preguntó Sara rápidamente, rompiendo el estado de ánimo. —Sí, — dijo, y por alguna razón le dolía hablar, como si le rasparan las palabras en su garganta. Se escondió debajo de relieves profundamente esculpidos y entró en el vestíbulo principal, que conducía a una cámara con un altar de piedra. Como sus propios antepasados, y, a diferencia de los aztecas, los Mayas habían practicado pocas veces el sacrificio humano. Era mucho más común para sus sacerdotes y Reyes, utilizar su propia sangre, como si fuera los sacrificios que sus dioses requirieron, dejando fluir cuando se produjeron las crisis o cuando los augurios los consideraban necesario. Tomás siempre había estado orgulloso de que venía de un pueblo que comprendió la verdadera naturaleza de la Sacrificio -y no era tener a alguien que sangra por ti. El altar se ubicaba delante de un estrado, detrás del cual estaba una pequeña habitación, donde él supuso que los sacerdotes se preparaban para las ceremonias. Ahora estaba vacía, salvo para un conjunto de escaleras de rocas cortadas que conducían a la oscuridad. Por debajo de ellas había una serie de chultuns, viejas cámaras de almacenamiento subterráneo de agua y alimentos, y debajo de ellos la razón por la que Alejandro había elegido este sitio, en primer lugar: cavernas naturales de piedra caliza, que incluso Tomás nunca había explorado en su

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Vampire Romance totalidad. Era como una ciudad subterránea, una parte de los cuales los Mayas habían utilizado como un vertedero. Por otro lado tenía algún tipo de significado místico, con dibujos en las paredes que mostraban antiguas ceremonias y todavía parcialmente cubiertas con la pintura de moldeo. —Esta es una de las entradas menos utilizadas. — Les dijo, al tiempo Sara sacó una linterna—. Pero no deberíamos arriesgarnos con la luz, los hombres de Alejandro no la necesitan y, si la ven, sólo los atraeremos a nosotros mucho más rápido. Ella asintió, pero no se veía feliz. Tomás no se sorprendió. Descender en un laberinto desconocido, que a sus ojos debía haber sido muy oscuro habría alterado a la mayoría de la gente. Pero ahí no había mucho que ver, a menos que le gustara el aspecto de la piedra estriada y profunda, agujeros negros ramificados por aquí y allá. Eso era todo hasta llegar a las zonas pobladas. Y entonces, ella probablemente estaría mejor si no podía ver lo que quedaba por delante. Los cuatro entraron en los túneles, casi de inmediato Tomás se encontró luchando por respirar contra una gruesa y asfixiante presión, las voces se elevaban como una marea en la cabeza. Él había matado antes de ir con Alejandro, había luchado contra los hombres que habían llegado a través del mar para robar su tierra natal. Pero sus muertes nunca le habían preocupado: nunca había perdido una noche de sueño por eso, porque los hombres se lo merecían, por todo lo que les hicieron a ellos. Los que él había tomado en estas salas eran diferentes. Tomados. Era una buena palabra, él pensó desoladamente, viendo con claridad meridiana los cuerpos, pálidos y oscuros, viejos y jóvenes, afrontaban el ser salpicados con sangre, los cuerpos agrietados y el claro dividido. Los dejaban desangrado en la tierra sedienta porque los que cazaban estaban tan saciados, que podían darse el lujo de derramar sangre como el agua. Y nada de esto se ha debido a la mano de Dios, a través de alguno desastre natural, una tragedia comprensible. No, habían muerto porque alguien con vanidad se creyó Dios, y extendió su mano y dijo, voy a tener estos, y por ese acto terminó una vida plena de esperanza y promesas. Muy a menudo entonces, Tomás había sido esa mano, el instrumento mediante el cual los comandos sangrientos de su Maestro se llevaban a cabo. No había tenido una opción, obligado por la unión sangre que compartieron, tenía que hacer lo que se le ordenaba, pero eso de alguna manera nunca había hecho mucho para calmar su conciencia. Él había sabido que sería duro regresar, pero no esperaba que fuera tan abrumador. Cuatrocientos años de memoria parecían impregnar el aire, el sabor de lo espeso y pesado, como cenizas en su boca.

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Vampire Romance Miró a sus compañeros. El cara cortada tenía una mirada totalmente en blanco, tan frío como el hielo, mientras que el fanático no paraba de murmurar silenciosamente a sí mismo y de tocar un collar con los que parecían dedos marchitos. Sara estaba buscando un poco de verde, como si algo acerca de esa atmósfera, le llegaba a ella, también. Él tragó saliva, trabajando la garganta, y dijo más o menos, — ¿Están todos bien? Ella asintió con la cabeza, pero no tratar de responder. Él decidió no insistir, luchando mucho con el peso de su propia memoria. En silencio se trasladó hacia delante. Era sumamente extraño caminar por los pasillos familiares, las abolladuras y bordes dentados de los dinteles de estiraban las garras de sombra que incluso sus ojos no podían penetrar. Él había hecho mucho para tratar de olvidar este lugar, pero él había sido tocado por la marca de Alejandro demasiado tiempo para tener éxito. La sensación de familiaridad aumento con cada paso, a medida que cada uno lo llevaba más lejos en el pasado. Seguía esperando encontrarse a sí mismo saliendo de una esquina, como si parte de él nunca se hubiera ido del todo. Tomás se preguntaba qué podría haber sido si él nunca hubiera sido tomado. O si su primer Maestro no hubiera decidido lucirse con su nueva adquisición en la corte, donde Alejandro había elegido reclamarlo. Una vez, él había anhelado por la libertad con todo su ser, hambriento de ella como si nunca hubiera comido, la anhelaba como él nunca había anhelado a ninguna mujer. Pero no parece importar cuánto tiempo esperado o cuánto poder se ganó, la historia fue siempre la misma. Había tenido tres Maestros en su vida, pero nunca había sido él el Maestro. La idea de ser libre era como una fotografía vieja y descolorida que se doblo y desvaneció, y Tomás no creía que incluso podía ver su cara en ella más. Todo lo que quería ahora era poner fin a esto. Sara se detuvo de pronto, respirando pesadamente, la mano agarrada de la pared lo suficiente como para causar que trozos de piedra caliza se encastrasen bajo sus uñas. Ella lo vio poner cuidado y trató de sonreír. No fue un intento real. —Dios está caliente. — Ella se arrancó la chaqueta, la ató en un nudo alrededor de su cintura, y se ató el pelo en una cola de caballo desenfrenada para sacarlo de su cuello. Tomás no se había dado cuenta de una gran fluctuación de la temperatura. Por lo general, las cuevas eran más frías que por encima del suelo, no a la inversa, aunque en esta época del año, la transición era menos notable. Sin embargo, manchas de sudor ya había empapado a través de su camisa y brillaba sobre su piel, y su mano izquierda

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Vampire Romance había dejado una impresión húmeda sobre la pared donde había descansado. —Por aquí. — dijo, llevándolos a una de las habitaciones que se ramifican desde el vestíbulo principal antes de pararse en seco. —¿Qué pasa? — Sara le había notado tensarse inmediatamente que fue consciente de un cambio en la atmósfera. —Algo está mal. — dijo en voz baja. —¿Como qué? Los tres mercenarios se orillaron en una cuña defensiva y escudriñaron el cuarto, con sus armas en la mano. Pero no había nada que ver, excepto por una rata algunos huesos y un trozo de material antiguo. —Allí se suponía que debían estar los cuerpos momificados. —Genial. — Murmuró Sara—. Justo lo que a este lugar le faltaba. —Aquí era donde Alejandro mantenía los restos de los reyes incas. — explicó. Alejandro los había adquirido como trofeos poco después de seguir a Pizarro al Nuevo Mundo, y los había traído cuando se decidió por una residencia permanente. Una vez que estuvieron instalados, sin embargo, habían sido olvidados en gran medida, dejándolos humedecerse en las celdas subterráneas. Tomás había sido uno de los pocos que los visitan. Habían sido venerados por su pueblo, aun después de su muerte, permaneciendo en sus palacios, con el apoyo de sus tierras, tal como lo hacían cuando estaban vivos. Cada nuevo monarca Inca tuvo que librar sus propias guerras de conquista para financiar su gobierno, porque lo que había sido de sus antepasados se mantuvo con ellos, y bajo su control. Legiones de sirvientes diariamente habían cubierto sus cuerpos para que no se marchitaran en las mejores prendas y comida abundante preparada para ellos. En ocasiones importantes, se los había señalado para sentarse de nuevo en la corte, dando consejo a los vivos y presidiendo las festividades. Siempre había habido algo extraño acerca de ellos - la piel castaña, casi translúcida estirada sobre huesos viejos, ojos vacíos y la boca hueca, con sombras en el interior como parodias de los órganos humanos-. Tomás había venido por aquí, sabiendo que era usualmente evitado por el tribunal. Eso aún parecía ser el caso, pero por alguna razón le preocupaba que los reyes no estuvieran allí. Hizo algo frío salir a correr a lo largo de su columna vertebral. —Estoy más preocupada por la vida. — Dijo Sara, con sus ojos en su rostro—. ¿Estamos cerca? Tomás tragó saliva. Él estaba imaginando cosas. Los reyes solamente habían sido trasladados, eso era todo, o tal vez Alejandro finalmente había decidió deshacerse de sus trofeos macabros. —Sí. Las antiguas celdas están allá abajo. — Señaló un pequeño agujero en la pared, de cerca de dos metros cuadrados.

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Vampire Romance —¿Allá abajo? — Sara se asomó a la oscuridad, la mano presionando convulsivamente en su arma—. Estás bromeando, ¿verdad? — Ella sonó esperanzada. —No. Hay otra manera, pero involucra pasar por zonas mucho más pobladas. Esto es más seguro. —Seguro. — Ella no parecía muy convencida. Miró dentro del pequeño agujero negro, húmedo, por otro momento y luego murmuró: algo que sonaba bastante obsceno—. Quédense aquí – manténganse vigilando. — les ordenó a sus hombres. Luego guardo su arma en su funda y se fue de cabeza, las manos y las rodillas. Tomás la siguió muy de cerca. El túnel se inclinó drásticamente a la baja, dejando atrás el yeso enmohecido de las chultunes para cavernas verdaderas. Tomás pudo sentir el cuarto vacío casi tan pronto como entraron en el pequeño túnel - no había quejidos, ni gritos de ayuda, no latidos del corazón corriendo rápidamente en carreras. Pero antes de que pudiera decirle a Sara, ella ya estaba fuera al otro lado. Él emergió en medio de una oscura cue va llena con basura antigua, con huesos de venado y fragmentos de cerámica que crujían bajo su peso. Su pie resbaló en una tortuga vieja, haciéndole casi perder el equilibrio, y luego hubo un estruendo que dejo a la mitad del contenido de la habitación temblando. —¡No hay nadie aquí! — Sara se volvió hacia él, con su rostro lívido. —Deben haberlos movido. —¡Una excusa conveniente! Te lo juro, vampiro, si me has mentido… —¿Con qué fin? —Para traerme aquí abajo sola. —Te tuve a solas en el cementerio. — Tomas señaló, con apenas disimulada impaciencia. El ruido sólo hizo más fuerte, con rocas y pequeñas piezas de cerámica que se agitaron con inquietud—. Si a lo que te refieres es a hacerte daño, te lo hubiera hecho entonces. —¡Tú dijiste que estaría aquí! ¡Qué sabías dónde los llevaban! —Si Alejandro hubiera seguido la práctica habitual, los presos estarían aquí. — contestó, tratando de calmarse—. Pero el contenido de la sala de arriba se ha movido, y si cambia una larga la práctica habitual, bien puede haber cambiado otra. No he estado aquí en un siglo. —¡Algo que podrías haber citado antes de ahora! — Ella sudaba más duro, con unas gotas brillantes a lo largo del nacimiento de su pelo antes de caer a manchar la camisa. —Vamos a encontrar a tu hermano. — le dijo—. Lo juro. —¿Por qué debo creerte? — Parecía frenética. —¿Por qué no lo harías? — Tomás le preguntó, desconcertado—. ¿Qué razón tengo para mentir? — Una grieta formada en el techo, llovía suciedad y grava sobre ellos—. ¡Pensé que habías dicho que podías controlar esto! — Las cavernas no eran del todo estable, como derrumbes múltiples lo habían demostrado a través de los años. Si no paraba, los iba a enterrar a los dos.

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Vampire Romance Sara miró a su alrededor, como si, honestamente, no se hubiera dado cuenta de que toda la habitación estaba temblando. —¡Yo puedo! Por lo general. —¿Por lo general? —Soy un jinx. Mi magia no es siempre… predecible. He aprendido algo de control a través de los años, pero es más difícil cuando estoy enojada. — Hizo una pausa, la respiración se hizo pesada—. Y a mí realmente no me gusta estar bajo tierra. —¿Eres claustrofóbica? —Tengo un pequeño problema con los espacios cerrados. — Había un mal disimulado borde de pánico en su voz. —¡Pero eres una mercenaria! Seguramente… —Soy una mercenaria que prefiere luchar en campo abierto. — Ella chasqueó, su cara crujió con el esfuerzo. El temblor no disminuyo notablemente. —Lo podrías haber mencionado. —Muy gracioso. La grieta se amplió, la suciedad y una roca explotó hacia el interior, salpicando con piezas de roca afilados como cuchillos. —¡Haz algo! —¡Estoy tratando! Ella casi duplicó en el esfuerzo, el dolor escrito en la cara, pero todo lo que estaba haciendo no estaba funcionando. Una enorme grieta retumbó en todo el espacio pequeño, tirando a ambos al suelo, las manos apretadas contra sus sienes. Un momento después, un trozo del techo del tamaño de un sofá se separó y llegó a derrumbarse, cerca de ellos por pulgadas. Tomás la miró fijamente por un fracción de segundo a través de una nube de polvo a su alrededor antes de tomar de la cintura y arrastrarla a la espalda a la entrada. —¡Date prisa, regresemos al túnel! —No va a ayudar. — Ella se había pertrechado contra la pared. El rostro apretado y blanco y ojos muy abiertos y asustados, cuando se lo miró—. Pégame. —¿Qué? —¡Necesito una distracción! Otra cosa en que pensar. El dolor a veces funciona. Tomás podía sentir la presión que se acumula en la habitación, como una tormenta a la distancia, a punto de romper. —¡A veces no es bueno ni suficiente! Puedo ponerte bajo sugestión. —No, tú no puedes. —Te aseguro… —¡Soy un jinx! — Repitió con furia—. ¡Mi magia no funciona como la de la mayoría de la gente! Yo no soy sensible a las sugestiones, de vampiros o de otra manera. ¡Ahora golpéame, maldita sea! " —No, — dijo, y la besó.

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Vampire Romance Fue una reacción instintiva, algo inesperado que podría chocarla lo suficiente como para detener esto, sin hacerle daño. Pero entonces ella se estremeció ligeramente y su boca se abrió bajo la de él y los puños se cerraron sobre los hombros y de alguna manera él la besaba salvajemente, a esta mujer que apenas conocía, que podría ser la última persona que iba a tocar, el último calor que sentiría. El latido del corazón de Sara era duro contra su mano, el urgente golpe de resonancia a través de su cuerpo. Se tambaleó hacia atrás en el muro de la cueva, Tomás acunando la parte posterior de su cabeza para salvarla de una conmoción cerebral, tratando de recordar que debía de tener cuidado cuando su manos estaban tan hambrientos que él no podía sujetarla todavía. Sara se movía casi tan duro como la sala y, por un momento, fue la cosa más natural del mundo el besarla desesperadamente, tanto como para sus manos entrelazadas en la cabeza ahora, el pelo largo que lo soltó bajo sus dedos, mientras que la montaña amenazaba con caer alrededor de ellos y de la muerte estaba esperando, seguro e inevitable, sólo a unos minutos. Tomás no se había dado cuenta del todo hasta ese momento cómo de cierto se había convertido el que no iba a sobrevivir la noche. Sintió el conocimiento instalarse en él ahora, junto con el aliento de ella, y en lugar de tristeza o arrepentimiento, se encontró sólo abrumadoramente agradecido de que, si este era el fin, por lo menos no se enfrenta solo. Fue, en definitiva, más de lo que se merecía. Y luego Sara se apartó, con los ojos muy abiertos, sorprendidos y furiosos, y le pegó duro a través de la boca. Fue suficiente para mover su cabeza hacia atrás, para hacerle saborear el rico, sabor metálico de su propia sangre. Se limpió una mancha fuera de los labios con el pulgar cuando ella lo aparto duramente. —¡Dije pégame! ¿Estás sordo? — Ella no esperaba una respuesta, pero se abalanzó hacia él, apretando los puños. Tomás le tomó las manos, sin esfuerzo lejos de su agarre. —Los vampiros no entrar en peleas con los seres humanos a menos que tengan la intención de matar. Eres demasiado vulnerable, muy fácil de romper. Otra roca cayó al suelo, lo suficiente para enviar a volar los huesos y los escombros. Sara miró a su alrededor salvajemente. —Si tu no entiendes bien, ambos estaremos rotos ¡Nada va a funcionar! Él la agarró por las caderas, balanceándose contra la pared, cerrando su revés en ella. Arrancado de la lucha por un momento, ella se quedó allí, jadeando y mirando hacia él como él se apretaba contra ella. —Si juzgo mal, no habrá nadie para detener esta ladera de en erupción como en el cementerio. Estarás inconsciente o peor, y vamos a morir ambos - al igual que tu hermano.

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Vampire Romance Sus manos estaban ocupadas, mientras hablaba y, con un tirón en el borde de su blusa, envió los botones de vuelo. En el momento en que había empujó la tela, colocando sus dedos en el calor vivo, sus pezones se había vuelto firmes y guijarros y ella jadeaba, con las manos en el puño de su camisa. Pero ella no lo estaba empujando. Ella le estaba besando brutalmente, los labios y los dientes se volvieron salvajes, presionando con fuerza contra su cuerpo mientras sus manos le dieron zarpazos a su espalda. —¿Todavía no estás distraída? — Él jadeo, cuando ella le rasgó la camisa, empujando a su camiseta hasta el cuello y le mordisqueo un pezón. —Yo te lo dejare saber. — dijo más o menos, arrastrando a sus labios juntos otra vez. Su boca tenía el sabor dulce agudo del mezcal, o tal vez ese era él. Sus labios eran dulces, pero su cuerpo cimbraba y sus ojos se movían en todas partes como si tuviera la certeza de que no iba a funcionar. Y no funcionaría, si él no lograba sacar su mente fuera de la habitación y ponerla sobre él - y mantenerla allí-. La habitación estaba cayendo en pedazos a su alrededor y lo único que seguía corriendo por su mente era que sería realmente típico recorre1.000 millas para venir a morir en alguna sala desierta. Le costaba respirar, la adrenalina a través de él como se las arregló para conseguir una mano entre ellos. Bajó la cabeza para otro beso, escapando de las manos calientes, piel húmeda tiro con impaciencia el botón de sus pantalones, para trabajar en la cremallera. Él empujó el material enloquecedoramente apretado por los muslos, con la mano apretada en la carne suave de la cadera, redonda y cálida en su palma. La atrajo más cerca, fijó el ángulo entre ellos y la empujó a ella. Ella puso sus piernas alrededor de los muslos, apretando cuando empezó el movimiento. Él estaba tenido cuidado, porque no la había preparado, pero ella gritó a cabo. —No me voy a romper. — su voz fue baja y áspera, y él empezó a empujar duro y rápido, en la forma en que su cuerpo anhelaba. Su única concesión a su comodidad era su trabajo entre los dedos alrededor de los muslos. En momentos ella estaba temblando, su aliento se fracturo en boqueadas duras, jadeos rápido, jadeando. —¡Más duro carajo! —Házmelo, — gruñó él. En un rápido movimiento ella lo empujó hacia atrás, su pie detrás de él, le disparo, los dos cayeron al suelo y ella se condujo a sí misma encima él. Tomás apenas noto el piso duro o el fragmento de cerámica que se alzaba en la espalda o el inestable techo colgando por encima de él. Estaba demasiado ocupado viendo su cara. Mantuvo sus manos en las caderas. Guiándola de ella, pero no cediendo a sus órdenes sin aliento.

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Vampire Romance En cambio, él deliberadamente bruscamente, esperando.

bajo

la

velocidad,

se

detuvo

—¡Tomás! Hizo caso omiso de ella, aunque ella no dejaba de retorcerse, empujando el fragmento irregular más lejos. Se movió, tirando hacia atrás lo suficiente como para rasgar su camisa, lo fue mordiendo con una lluvia de besos a lo largo de su cuello, le lamió el hueco de la clavícula y la boca, los hombros. Las manos de Tomás escarbaban desesperadamente los escombros debajo de él, pero él no se movió. Él simplemente estaba allí y se lo llevó, asombrado de lo mucho que necesitaba esto, hasta que un grito frustrado y las uñas rastrillaron por su pecho. —¡Muévete, carajo! Él sólo se quedo mirándola, a sus ojos brillantes y el sudado cabello polvorientos, la blusa abierta y sus pantalones vaque ros a su alrededor las rodillas, dándole una visión de la mancha oscura de sus manos contra la piel pálida de sus caderas. Se preguntó cómo había pensado alguna vez que ella era menos que impresionante. Ella lo miró y luego se tiro más para atrás, dejándolo casi que se deslizara fuera de ella, de repente obligando a sí misma de nuevo en él. Lo hizo de nuevo y de nuevo un poco Tomás aguanto un gemido, pero él aguanto las ganas en silencio. —¡Alguien aquí necesita ayuda! — Ella demando, e hizo algo con sus caderas que le hicieron a sus ojos rodar de nuevo en la cabeza. Él deslizó sus manos hacia abajo de la curva de la espalda y las apretó contra su cintura delgada. Podía sentir los temblores en su cuerpo cuanto más tiempo se sostuvo y sabía que pronto no tendría otra opción, salvo moverse. Y ella lo sabía – ella se reía cuando finalmente él se rindió, un sonido exultante que corrió como fuego a través de sus venas. Él la dejo tener su momento de triunfo, antes de que de repente parar una vez más. Le tomó un segundo darse cuenta, entonces ella se lo quedo mirando momentáneamente sin habla. —¡Eso es inhumano! — Finalmente ella gruño. Él sonrió. —Así soy yo. Se envolvió las manos en torno a la corbata y tiró de él hacia arriba, el nuevo ángulo forzar un gemido de los dos. —Termina esto o te lo juro… Tomás se movió antes de que hubiera completado la frase, haciendo caso omiso de la precaución esta vez, fue rápido y furioso, contento de que necesitara respirar porque no lo había soltado de la corbata. Y

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Vampire Romance entonces sus caderas se sacudieron de una manera que le hacía difícil para él el enfocarse, sus exclamaciones en voz alta en las orejas, el placer del cuerpo duplicándose. Él la sintió estremecerse, su liberación y el rechinar de su cuerpo provocando la suya, haciendo que ambos gimieran - y un gran caos de piedras y polvo se derramó del techo. A Tomás le tomó unos segundos para darse cuenta de que no estaba atrapado debajo de una tonelada de tierra y escombros, que no era una cueva derrumbada, sólo era el resultado de un temblor final. Él se atrincheró para encontrar a Sara mirando por la habitación, que, sorprendentemente en su mayoría seguía intacta. También estaba felizmente tranquila. Esos ojos color avellana volvieron a descansar en él y le sonrió con una sonrisa un poco torcida, los dientes fueron un choque de blanco en su cara sucia. —Está bien. Supongo que el método funciona también.

En lugar de tener que abrirse camino hasta el centro del complejo como Tomás había esperado, su camino fue sin obstáculos, haciéndose eco de las salas, silenciosas y vacías, salvo por las caras talladas a lo largo de dioses olvidados mirando hacia abajo desde los muros y dinteles. Eso era de lo más extraño -sin precedentes-. Y muy malo. Tomás siempre había sabido que su única posibilidad real era que conocía este lugar, y a su Maestro, mejor que nadie. Pero no había pasado toda la noche como estaba pre visto, y honestamente no sabía qué esperar cuando finalmente llegara a la gran cueva natural de Alejandro, que utiliza como sala de audiencia. Él los condujo a través de un túnel, poco conocido. Había guardias en la entrada, finalmente, a los cuales Tomás negocio con simplemente ordenarles dormir. Él era un primer nivel de Maestro: él no se había preocupado por ellos. Pero la criatura tirada en el trono -como regente de la habitación era primer nivel también, y mucho mayor que él. Como de costumbre, Alejandro estaba vestido como un noble español del período de la conquista, lo cual él había sido una vez. No parecía un monstruo, con un rostro lozano atractivo y brillante, inteligente, los ojos de negro. Pero entonces, nunca los peores lo parecían. Al ver esa cara, le trajo de nuevo, como una miserable estacada, un recuerdo estremecido de siglos de angustia y horror de asco y miedo. Tomás tuvo que agarrarse a la jamba de la puerta, con la sensación de desmoronamiento de la roca bajo sus dedos, para guardar silencio. Nadie más dijo nada. Tomás les había advertido que incluso una palabra susurrada era probable que se les escuchara, ya que más allá de la excelente acústica de la habitación en sí, estaba el pequeño factor

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Vampire Romance de audición vampírica. Así que Sara estaba en silencio, aunque su rostro era elocuente. Tomás ya sabía por qué no había encontrado a nadie en el camino. Los presos que deberían haber estado abajo, los vampiros en ademán de desbandarse por toda la propiedad para la cacería. En vez de eso, el todo el espacio cavernoso estaba lleno de personas, la mayoría humanos, pero con un anillo de vampiros rodeándolos. Tomó a Tomás un momento para darse cuenta de lo que estaba pasando, porque nada de esto era normal. Un joven mexicano tropezó hacia adelante empujado por uno de los guardias, a la tierra cerca del pequeño grupo de los demás. Había cinco cadáveres alineados en una fila en la parte delantera de la sala, con sus gargantas reducidas hasta el hueso, blanco y brillante a través de la carne roja con anchas líneas dentadas. El piso no era el astillado, angular de superficie como los pasillos exteriores, pero llevado a una depresión lisa, cóncava por las generaciones de los pies. Un altar de piedra se había encontrado cuando Alejandro se trasladó, lo que lleva a la especulación de que había sido una vez el lugar de la sagrada justicia. La sangre de los cadáveres había corrido por la depresión central, parecía un largo dedo que apuntaba el camino hacia el altar y el trono por encima de ella. Permanente a la lado de la carnicería estaban dos hombres y una mujer, cada ser humano, con expresiones que iban desde la aturdida incredulidad al horror golpeado. Tomás sintió un apretón de la mano de su brazo, y miró hacia abajo para ver a Sara aferrado a ella lo suficiente duro para lastimar si hubiera sido humano. —A la derecha, — ella pronuncio, y asintió con la cabeza para indicar a un joven alto, espigado al final de la línea de arriba, con la cara blanca y manchada de sangre. Parecía que había puesto una lucha, pe ro no había nada de ese espíritu visible ahora. Él se balanceaba ligeramente en los pies, con la boca floja, y parpadeando lentamente detrás de su gafas como una lechuza con sueño. Esta en shock, o cerca de el, Tomás pensó; tanto por la esperanza de que pudiera correr en el momento justo. —¿Quieres salvar la vida de este hombre? — Preguntó Alejandro, dirigiendo la palabra a la morena joven en el otro extremo de la línea—. Porque tú sabes lo que quiero. En lugar de responder, la joven se rió, un nervioso, sonido agudo que advertía de la histeria incipiente. Ello resonó extrañamente en la bóveda de la sala, la risa no era un sonido que vivía aquí, y los ecos regresaron sostenidos, burlándose de los bordes. Ella se detuvo, cortando bruscamente.

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Vampire Romance —Hemos dicho ya, — el hombre de más edad a su lado, dijo, su sal y pimienta desafiaba a estremecerse más que su voz—. Lo que usted pide es imposible. Incluso si pudiéramos crear muchos –lo cual no podemosmantener bajo control sería… —¡Ellos son zombis! — Alejandro gritó, interrumpiéndolo. Hizo un gesto salvajemente a una fila de extraño aspecto, los espectadores montados detrás de su trono. Los reyes desaparecidos miraban con ojos yermos, vacíos a la multitud, reunidos una vez más en una sala de audiencias, como para dar su consejo—. ¡Ellos no tendrán más mente que estos! Un niño podría controlarlos. —Si el niño tuviera múltiples almas. — el hombre de más edad se rompió—. ¡Somos nigromantes no titiriteros! Para elevar un zombi, se debe prestar en parte nuestra alma -que es la única manera de dirigirlo. Yo puedo crear uno o dos zombies a la vez - no más. Un especialmente dotados Bokor podría ser capaz de gestionar hasta cinco, ¿pero todo un ejército? — Hizo un gesto a la masa de espera de los seres humanos. Ellos estaban allí, Tomás se dio cuenta con una repugnante estacada, para convertirse en más tropas para la megalomanía creciente de Alejandro. Tropas que no cuestionarían sus órdenes, no lo retarían como Tomás y como algunos otros que se habían atrevido. —¡Usted pide lo imposible! Alejandro no se movió, no pestañeó, pero Tomás sabía lo que se avecinaba. Un giro de la muñeca el guardia le rompió el cuello del hombre, su cuerpo, cayó al suelo para unirse a los demás. El joven que había sido concebido como la próxima víctima se desmayó y fue arrastrado de nuevo a la multitud esperando. —Hazlo. — Alejandro le dijo a la muchacha, que estaba mirando el cuerpo de su colega caído, como si fuese en consonancia con los demás. —Ahora. Ella trasladó su mirada a la criatura en el trono, y Tomás sabía que no podía hacer lo que le pedía. Estaba escrito en su cara, junto con horror y repugnancia y el terror abyecto. Temblaba, allí de pie, y dudaba de que pudiera con concentrarse lo suficiente como para recordar su nombre en este punto. Mucho menos manejar un hechizo complejo. —Ella va a fracasar, — dijo Sara de repente—, y mi hermano será el siguiente. Tomás miró a su alrededor frenéticamente cualquier señal de que había sido escuchada, pero no había nada. El más cercano vampiro, dos de los guardias a unos pocos metros en la parte inferior de la escalera, ni siquiera se estremecieron. Estaban viendo uno de los cautivos que estaba ocupado en vomitar la comida, los jadeos, sonidos húmedos seguidos por dolorosos estertores secos. Tomás miró a Sara, quien

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Vampire Romance inclino la cabeza en el fanático. Estaba apretando sus huesos y murmuraba algo con aire distraído, como si todo lo que a continuación no fuera suficiente para captar su atención. —Escudo de silencio. — explicó Sara—.Tienes alguna sugerencia, o ¿simplemente deseas colocarle alas? Cara cortada había quitado el paquete abultado y sistemáticamente iba metiendo viales con tapón en su ya arma cargada en el cinturón. Era bastante obvio cómo iba la votación. Lástima que todos estarían muertos en menos de medio minuto de un ataque. —Esta es la base de poder de Alejandro, — dijo, luchando por explicar en términos para que un ser humano pudiera entender—.Además de la propia, puede consumir energía de todos los vampiros en la habitación. Un asalto frontal no tendrá éxito. —¿Alguna idea de algo que si? Los ojos de Tomás se encontraban en la nigromante mujer, que estaba llorando y gritando al mismo tiempo, con brazos teatralmente levantados, pero ningún efecto perceptible en cualquiera de los cuerpos. —¿Puedes hacer un hechizo que te permiten moverte a través de la multitud de forma invisible? —Tomás inclino la cabeza hacia el fanático. —Lo mejor que puedo hacer a plena luz es una hechizo sombra para hacernos menos evidentes. Funciona en los seres humanos, reorientando la atención lejos de nosotros. Pero yo no sé qué efecto tendrá sobre vampiros. — Miró a su colega, que seguía murmurando para sí mismo, pero ahora estaba mirando una antigua inscripción en la roca. Ella le dio una patada. —Sí, sí. No funcionara con el Maestro de nivel, pero con todo lo demás, sí. —Tomás inclino la cabeza—. Voy a distraer a Alejandro. Cuando este ocupado conmigo, deslízate a través de la gente y toma a tú hermano. —Eso no va a ayudar a los demás. —Si puedo derrotar a Alejandro, su posición caerá en mí y estarán a salvo. — Pero las posibilidades estaban mucho menos en su favor que lo que él esperaba. La captura de Alejandro en algún lugar de los túneles o los de la selva, sola, excepto para unos pocos de sus más cercanos asistentes podría haber tenido una oportunidad. Pero en ninguna parte de sus planes habían figuró en algo como esto. Su voz debió haber reflejado algunas de sus dudas, porque Sara entornó los ojos. —¿Y si no puedes? —Una vez que me vea, el tribunal probablemente no tenga ojos para nada más. Saca a tanta gente como puedas mientras estén distraídos. —Distraídos matándote, quiere decir. Basura. —Yo vine aquí sabiendo que este resultado era probable. —Otra cosa que se te olvidó mencionar. Vamos a tener que trabajar en nuestra comunicación. Tomás decidió que no podía perder más tiempo discutiendo. La nigromante mujer había fracasado y el poder de Alejandro e staba a punto de ebullición a través de la habitación, caliente en el cuello.

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Vampire Romance Estaba furioso. Y cuando perdía su temperamento, las personas morían -muchas de ellas-. Estaría perfectamente dentro de su carácter que él, simplemente ordenara matar a cada ser humano en la sala. Como en respuesta a los pensamientos de Tomás, el guardia detrás de la mujer comenzó a ir hacia delante, con la mano levantada. Tomás fue agradecido por la velocidad vampírica, lo que le permitió llegar a ella antes de que el guardia pudiera romperle el cuello. Captó el brazo de pala, pero no tuvo por qué se haberse molestado. La habitación se había congelado. —Tomás. — La voz era la que recordaba, haciéndose eco de dentro de su cabeza como la plata fresca, pero arrastrándose por debajo de la piel como algo vivo. Sin embargo, el poder detrás de ella, la fuerza que lo impulsaba a hacer la voluntad de Alejandro, se había ido. Durante los primeros tiempo, Tomás tenía motivos para estar agradecido por su Maestro actual. Ya que tanto como odiaba al hombre, ser la propiedad de Louis César garantizada que el mando tácito de Alejandro no ejerciera más que un tirón como cualquier otro maestro de primer nivel. Una clasificación que actualmente compartía. Tomás abrió la mano y el guardia se retiró en un lucha indigna. El resto de la corte se estaba acercando, no atacaban, todavía, pero en alerta máxima. Nadie tenía dudas acerca de por qué estaba allí. Al parecer, tampoco lo hizo Alejandro, porque en el momento que Tomás hizo un movimiento en su dirección, una fuerza empujó contra él, como un centenar de manos invisibles que le retenían. Hará 200, pensó, mirando a su alrededor a la familia que había llamado una vez la suya. Los quince pies a la parte inferior de la escalera sentía como millas, tuvo que luchar por cada centímetro con ardor en los ojos en su columna vertebral, como el ácido y una gruesa, náuseas turbio en sus entrañas. Él tuvo un momento de vértigo, balanceándose sobre sus pies, como un borracho tratando de a bailar, y alguien se rió, alta y fría y burlona. Ello no era Alejandro. Sus ojos brillaban peligrosamente y había perdió la sonrisa divertida, que era su armadura habitual. La escalera conduce a su trono había veinte pasos. Para cuando Tomás llegó, jadeaba como si hubiera ejecutado una milla. —Yo te rete una vez antes. — dijo alrededor de la masa que se había levantado en su garganta, enorme y fría y repugnante—. Pero eras demasiado cobarde para hacerme frente. He venido… Fue una buena cosa que no hubiera trabajado muy duro en su discurso, porque nunca lo llegó a dar. Los vampiros lo habían cerrado, en todos lados, empujándose unos a otros, tratando de reunir el coraje a atacarlo. Tomás tenía la esperanza de que el orgullo de Alejandro le

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Vampire Romance obligaría a luchar contra su antiguo servidor, especialmente con la probabilidades tan fuertemente en su favor. Pero Alejandro se quedó sentado, dejando que sus hombres más y más trabajo hasta que finalmente, dos se separó de la multitud y se precipitó gruñendo. Llegaron desde los lados opuestos, y mientras Tomás hacía frente al de la izquierda, convirtiendo su propio cuchillo de nuevo contra él, el de la derecha estrelló algo pesado en contra de su pierna. Era la misma que se había lesionado más temprano, que aún no había sanado completamente. Se cayó en sus manos y las rodillas, el tarro de aterrizaje en la rótula de la rodilla rota convertir toda la habitación blanco caliente con el cegamiento dolor. Sacó el cuchillo del primer vampiro, quien se retiró hacia la multitud, gritando y arañando su herida, y rodó en el momento que roza en la garganta del segundo. Se perdió, porque el vampiro lo esquivó, en el último minuto, pero Tomás no necesitaba de armas para aplastar la garganta, sólo una solicitud de prima poder. El vampiro era joven y que efectivamente lo puso fuera de combate. Pero también uso poder que Tomas no podía permitirse el lujo de perder, y sin duda había docenas de otros que la familia consideraría fungibles si sus muertes sirvieron para impulsar debilitarlo. Tomás se arrastró de nuevo en una pierna, un momento paralizado, mientras que su sistema luchaba para reconstruir el cartílago desgarrado y hueso roto. Alejandro se inclinó hacia adelante, todavía no molestándose en ponerse de pie. —¿De verdad crees que llegarás hasta aquí, Tomás? Porque creo que me sentaré aquí y ver como lo intentas. Cuatro vampiros más se apresuraron a él, todos del mismo lado y a pesar de que trataba con ellos y con el Maestro de bajo nivel que estaba esperado en el otro lado para que lo distraigan, él perdió el hacha que alguien tiró de la multitud. Alejandro hizo un pequeño gesto y el asalto se detuvo, por el momento, mientras que Tomás se estremeció y apoyó la cabeza tanto en contra de la marea negra, la superficie fría de la tercera etapa, un zumbido creciente alboroto todos a su alrededor. En el tercer o cuarto o décimo intento, Tomás gestionó tomar un par de respiraciones profundas. Trajo a la agitación las manos y arrancó el arma de su vientre. —En realidad, Tomás. Estoy decepcionado. Te recordaba como algo mejor que esto. — Alejandro finalmente se había tomado la molestia de salir de su asiento, pero no se acerco—. Y pensar que yo estaba contemplando la posibilidad de ofrecerte un puesto en la cabeza de mi nuevo ejército. Realmente tendré que reconsiderarlo.

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Vampire Romance Calientes zarcillos de agonía salieron disparados del estómago de Tomás mientras trataba de ponerse de pie. Al menos, no puedo sentir el latido de la pierna más, Tomas pensó, y se rió para cubrir el grito que quería arrancar de su pecho. Un asalto en toda regla con Alejandro era la única oportunidad que tenía. Si él le dañaba lo suficiente, la familia podría retroceder, esperando a ver los resultados antes de que correr el riesgo de atacar al hombre que podría ser su nuevo Maestro. Avanzando lentamente con pasos, de uno a uno, siendo maltratado por todos lados y golpeada por el poder de Alejandro, era una receta segura para el desastre. Pero también era la única esperanza que los seres humanos tenían. No podía oír nada de la parte trasera de la cueva, donde la masa de 400 o 500 personas que había sido acorraladas allí. Y no había manera de que tantos pudieran permanecer en silencio mientras eran testigos de algo como esto. No, a menos que estuvieran protegidos y esperaba que guiadas también. Pero era un largo camino a través del laberinto de pasillos, como los mortales incontables había aprendido con terror, y aún más a la ciudad de más allá. Tenía que darles tiempo si iban a tener alguna oportunidad en absoluto. Y en este segmento del infierno, el tiempo significaba dolor. El dolor no era un problema, Tomás decidió, mirando en la mirada divertida de Alejandro. Había traído a suficiente s personas a través de los años. Era su turno. —Todavía un cobarde posando como un caballero. — Tomás quedó sin aliento, y arrojó el hacha sangrienta directamente a Alejandro. Su viejo maestro la tiro a un lado con un movimiento elegante de su mano, pero la ira y sorpresa causó que su atención flaqueara ligeramente, lo que le permitió a Tomás a avanzar contra la corriente de poder oponiéndose a él. Llegó a la escalera antes de la décima, el mundo se dio la vuelta y cayó por debajo de él, y se golpeó con algo duro e inflexible. Sólo cuando el dolor retrocedido una fracción se dio cuenta de que había sido el objeto que lo golpeo en el suelo, otra hacha, esta fue contra la columna vertebral. Maestro o no, no se curaba una herida como esa instantáneamente. De repente, sus miembros no funcionaban: los brazos y las piernas se dejaron inútiles a su alrededor, su cabeza cayó hacia atrás en un charco de su propia sangre. Alejandro saludó a los guardias que se apresuraban a terminar a Tomás, mientras descendía lentamente las escaleras restantes. Se detuvo en la línea de la visión Tomás, sus botas rozaron la piscina de sangre. Desenvainó una espada, una buena Córdoba calidad de acero en vez de madera, por lo que era obvio que esto no iba a terminar rápidamente.

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Vampire Romance —Cómo han caído los poderosos. Esa es la frase, ¿no? Desde mi teniente a esto, todo a causa de la ambición. Tomás trató de decirle que la ambición no era el punto, que nunca lo había sido, pero su garganta no parecía funcionar bien. Aunque eso podría haber sido a causa de la vista que de pronto apareció por detrás de su antiguo Maestro. Al principio, Tomás estaba seguro de que estaba imaginando cosas. Pero ni siquiera con un dolor inducido cerca de su cerebro débil podría haber llegado a algo así. Detrás de Alejandro, un brazo seco envuelto en unos cuantos podridos trapos apareció una tracería de finas venas azules en el marco del pulso largo la piel muerta. Seguida por una cabeza, cadavérica y marrón, pero con dos enormes ojos brillantes rodando en tomas demasiado grande s. Miró a Tomás, por un instante, lleno de furia antigua terrible, antes de que el brazo atrapara el cuello de Alejandro y la boca llena de grietas y dientes amarillentos prensada en su cuello. Alejandro dio un agudo grito ahogado antes que los demás estuvieran sobre él, una multitud seca, los viejos huesos y pieles de cuero curtido que brillaba un poco desde el interior, como alguien con una linterna a través de pergamino. Y aunque el poder de Alejandro todavía aumentaba alrededor de Tomás como un huracán, no les pareció sentirlo. Hubo un crack, un grueso, sonido acuoso, y luego el silencio a excepción de la extracción, los ruidos provenientes de la masticación la mitad de la masa una vez humana. Los reyes habían regresado. Otro par de pies vino a descansar junto a él, rozando su pelo. Tomás miró hacia arriba para ver a Jason, boquiabierto ya no, pero con una intensidad de tranquilidad en sus ojos. Parecía que Alejandro había secuestrado a un nigromante que se precie, después de todo. —Tú los trajiste de vuelta. — Tomás logró croar después de un momento. Jason no apartó la mirada de las criaturas y su comida. —Se trajeron ellos mismos. Tomás no tuvo la oportunidad de preguntarle qué quería decir, porque la tierra comenzó a moverse de forma muy familiar. Jason le agarró por las axilas y tiró de él hacia atrás por las escaleras. Nadie trató de detenerlo. Era como si el tribunal estuviera congelado en el lugar, mirando con horror no creyendo en la vista de su Maestro siendo atacado por sacos -supuestamente inofensivos- de huesos. Llegaron a la orilla de lo que había sido el corral de espera de Alejandro antes de que su poder se cortara de repente, como si alguien hubiera apagado un interruptor. Una onda traspaso a sus vampiros, ya que se

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Vampire Romance sentía demasiado y se dio cuenta de lo que significaba. Habían vuelto a la vida por venganza, pero demasiado tarde, la mitad del techo se derrumbó en una cascada de piedra caliza. Sara y uno de sus hombres subieron, sucios y jadeantes. Cara cortada agarró a Tomás, tiró el hacha de su espalda y lo arrojaron por encima del hombro. Luego corrieron. La puerta se derrumbó detrás de ellos, el polvo en el ondulante aire, mientras que las rocas y grava recortada en sus talones. La totalidad del sistema de túneles se pandeo, lanzando suelo, el techo amenazaba con aplastar en cualquier momento. Su ayudante, perdió el equilibrio y ambos bajaron, Tomás logró agarrarse de los brazos, al mismo tiempo inestables. En realidad parecía funcionar de nuevo. Él agarró a Sara, tratando de protegerla, al mismo tiempo que ella le agarro. Y en medio de la caída de piedras y las nubes de polvo asfixiante estrangulándolos, ellos se sujetaron conjuntamente, Sara decía cosas que Tomás no pudo oír por el rugido en sus oídos. Sin embargo, su pequeño pedazo de techo de lugar y, después de que salió cojeando a través del límite de las cuevas a el antiguo templo, el rumor poco a poco se agotó. Salieron por fin a la selva, donde una masa de aturdidas personas estaban hacinadas en pequeños grupos en la oscuridad. Cara cortada se deshizo de Tomás sin ceremonias al lado de una pequeña piscina justo en el interior del templo, donde la gente estaba extrayendo agua en sombreros, manos o frascos. Era verde y apestaba, con cuerdas de algas viscosas de aferrándose a los lados, pero a nadie parecía importarle. Algunos se abrazaban, lloraban y más de uno, sorprendentemente, se reía. Tomás parpadeó hacía ellos, incrédulo, viendo por primera vez en 400 años, el Día de los Muertos celebrar en este lugar por los vivos. Jason le trajo un poco de agua en una cantimplora vieja y, aunque Tomás no lo necesitaba especialmente, la bebió de todas formas. El fanático se unió a ellos después de un momento. Parecía que había sido el delegado para dirigir la salida, mientras que Sara y sus restante asociado quedó para rescatar a Tomás. Parecía perturbado de que no le hubieran traído los huesos, y miro a Tomás especulativamente por un momento antes de alejarse, murmurando. Todo el cuerpo de Tomás, le dolía y tenía un hambre feroz, pero estaba vivo. No parecía muy real. —¿Cómo lo hiciste? — Él Por último pregunto a Jason. —No lo hice. Yo sólo les despabile. —No lo entiendo. —Los reyes Incas se cree que velan por su pueblo incluso después de la muerte, y para exigir el buen comportamiento de los vivos. Todo el que profanara, pronto se enteraría de que ellos también tenían el poder para premiar o castigar. —Eso es un mito.

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Vampire Romance Jason sonrió, un esfuerzo extraño, desproporcionado. —De verdad. Parece extraño, por no hablar de caro, atar la mayor parte de los ingresos del Estado en el cuidado de criaturas que no tuvieran la capacidad de hacer daño. —Sacudió la cabeza—. Los antiguos sacerdotes, prepararon el pozo yermo real. Yo sólo les di un empujón. —¿Quieres decir…? Sus ojos fueron suaves y de ensueño. —Ellos dijeron que habían estado observando a Alejandro durante mucho tiempo. Y tenían hambre. —Pues van a tener toda la corte para picar ahora, una vez que terminen con él — comentó Sara, deteniéndose después de localizar a la suficiente población local para servir como guías para todo el mundo. Tomás tuvo una súbita imagen de la venganza de los monarcas incas persiguiendo a los vampiros de Alejandro a través de las salas donde se habían una vez hecho lo mismo con los seres humanos. Él sonrió. —Atacar a esa cosa por tu cuenta, estabas demente. — Dijo Sara sin rodeos—. Me gusta eso en una persona. ¿Quieres un trabajo? Tomás se limitó a mirarla por un momento. Era un Maestro de primer nivel, uno de los pocos en el mundo. Otros de su rango estaban sentados en el gobierno en posiciones por encima de su especie o eran dueños de gran alcance con sus propios tribunales. Enfáticamente no corrían con un abigarrado grupo de mercenarios llevando a cabo trabajos tan locos, que nadie más los haría. Había matado a Alejandro, o lo suficientemente cerca para la ley de vampiros. Él podría asumir su posición, todo lo que tenían los vampiros, antes del derrumbe de la cueva y pretender ser el nuevo jefe de la región del Senado de América Latina. Eso lo pondría fuera de la jurisdicción del Norte –la versión norteamericana- que lo querían muerto -y su maestro- que lo quería de vuelta en la esclavitud. Podría reconstruir el imperio de Alejandro y caminar por estas salas, una vez más, esta vez como su Maestro. Sería rico, poderoso y temido… Y, con el tiempo, sería igual que Alejandro. —¿Y bien? Sara no parecía ser el tipo paciente. Era algo en lo que iban a tener que trabajar en adelante. No estaban tocando, pero ella estaba tan cerca que podía oler los restos de su perfume se mezclaba con pólvora y sudor. Se extrañamente reconfortante, como el calor persistente de un toque, incluso después se va. Tomás miró a la cara, rodeado de estrellas, y, por primera vez en más de lo que podía recordar, vio a un futuro. —¿Dónde firmo?

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La Música de la Noche Amanda Ashley

C

hristie Matthews no lo podía creer, ella estaba en realidad dentro de la Casa de la Ópera de París. Era todo lo que ella que nunca había imaginado, y mucho más. Por mucho que intentara, no podía encontrar las palabras para describirlo. Hermoso, parecía lamentablemente inadecuado. Impresionante estaba cerca, pero aún así se quedaba corto. Debía su fascinación con la Casa de la Ópera de París sólo a Andrew Lloyd Webber21 - o para ser más exactos - a su fascinación con la increíble producción de El fantasma de la Opera. Había visto la película, por supuesto, pero no le hacía mella a la obra de teatro. Había visto la obra una vez, y una vez no fue suficiente. La música la había cautivado, la difícil situación del Fantasma, le había tocado todas las emociones, desde la alegría a la desesperación, y se había unido con entusiasmo a las filas de aquellos que se sentían emocionalmente agotados, cuando el último grito de angustia del Fantasma se desvaneció. Ella se había obsesionado con todas las cosas del Fantasma. Había coleccionado todo lo que podía encontrar con que el logotipo mundialmente conocido: cajas de música y carteles, anuncios en el periódico, libros y artículos de revistas. Si se relacionaba con el Fantasma, ella simplemente tenía que tenerlo: muñecos y figuras, globos de nieve y juegos de cartas; marcos de cuadros y joyas, adornos de Navidad y de colección placas, todas las versiones de la música en cinta o CD que podía encontrar. Antes de venir a París, ella había investigado a la Casa de la Ópera en internet y encontró una gran cantidad de información. La Casa de la Opera había sido construida por Charles Garnier (en ese momento un joven, arquitecto desconocido). Terminada en 1876, el Palacio Garnier fue considerado por muchos como uno de los edificios más bellos de la tierra. El teatro se jactaba de 2.000 asientos; diecisiete pisos del edificio, cubrían cerca de tres acres de tierra. Siete niveles subterráneos, entre ellos las salas de coro y de baile, bodegas de trastos viejos, armarios y vestidores, así como numerosas objetos horribles de las óperas distintas que se había producido allí. Se rumoreaba que estos efectos espeluznantes habían generado la idea que inspiro a El Fantasma de la Opera de Gaston Leroux.

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Famoso director, productor y creador de Brodway.

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Vampire Romance Y ahora, después de escatimar y ahorrar por tres años, estaba allí, en el dominio del Fantasma. Sola. Poco después del telón final, ella se había escondido en uno de los baños. Si ella era capturada vagando, simplemente diría que había perdido su camino. Lo cual no sería una mentira, porque realmente se había perdido. Allí había tantos pasillos, tantas puertas, que ya no sabía donde estaba. Sus pasos resonaban extrañamente en la oscuridad mientras ella se subió a un conjunto de escaleras de caracol y, luego -para su alivio- se encontró en el interior del teatro. Se sentó en un asiento cerca de la parte trasera de la Casa y miró alrededor, preguntándose si ésta había sido una buena idea después de todo. Estaba oscuro y tranquilo y era un poco espeluznante estar sentada allí sola. Apoyó su cabeza sobre el respaldo del asiento, cerró los ojos y la música lleno su mente -la letra embriagante de: ―La Música de la Noche‖, El grito torturado del Fantasma cuando ve a Christine y Raoul prometiéndose su amor en la azotea, y su suplica desgarradora, cuando le suplica a Christine que lo deje ir a dondequiera que ella fuere; su grito de angustia, cuando él la lleva hasta su guarida, su rabia y la ira y la tenue luz de esperanza cuando frente a sus demandas, ella hace su elección; Las últimas notas cautivantes, cuando él declara que se ha terminado. Había un debate de nunca acabar en cualquier número de Sitios Web acerca de que Christine debió haberse quedado con el Fantasma, y también encuestas preguntando a los participantes, sí ellos mismos se habrían quedado con Erik (el Fantasma) o con Raoul. Pobre Raoul, parecía ser del desagrado de todos y cada uno. Nunca había habido alguna duda en la mente de Christie que se habría quedado con el Fantasma. Ella sabía lo que era ser dejada por otro, sabía del dolor y la angustia del amor no correspondido, sabía que había más en la vida que las palabras dulces y una cara bonita. Sentado allí, con los ojos cerrados, le pareció oír La voz de Christine, pero por supuesto, era sólo su imaginación. Sin embargo, parecía tan real. Abrió los ojos y Christie miró al escenario, parpadeó y miró de nuevo. ¿Había una figura de pie allí? ¿Una figura con una capa con capucha y un pañuelo rojo? Christie se restregó los ojos. No había una figura, sino dos. Una forma oscura usando un sombrero negro con una pluma larga, negra y rizada, de pie junto a la cruz en la pared del cementerio. Un manto negro y largo le cubría desde el cuello hasta los talones. ¿Era que un bastón lo que tenía en la mano? Perfilando su cabeza hacia un lado, Christie lo escuchó cantar muy suavemente y dulcemente a su niño errante.

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Vampire Romance Christie se enderezó y se inclinó hacia delante. No era posible. Tenía que estar soñando. Se frotó los ojos de nuevo. La figura de Christine parecía ser transparente, como un fantasma, pero el Fantasma… Ella estaba segura que él era real. El miedo se sentó como un trozo de hielo en su vientre, y luego se dio cuenta de que lo que estaba viendo, probablemente sólo era alguna estrella golpeada de la cuadrilla de limpieza o de un vigilante nocturno llevando uno de los trajes del Fantasma, o… Por supuesto, se trataba de un suplente que se había quedado tarde para ensayar. Era una lógica explicación, excepto que no se explicaba la Christine fantasmal. De repente, haciendo eco a través del edificio de vacío llegó el grito de rabia del Fantasma cuando Christine le volvió la espalda y se fue con Raoul. Bolas de fuego salían del bastón del Fantasma iluminando el palco escénico y la imagen de Christine desapareció. Pero la figura del Fantasma quedó de pie junto a la cruz, los hombros cayeron por la derrota, su cabeza se inclino. Siempre había sido una de sus escenas favoritas, una que nunca la había dejado de hacerla llorar. Esta actuación de algún actor desconocido no fue diferente. Con una aspiración, se limpió la humedad de sus mejillas… … y se encontró atrapada por la mirada del hombre en el escenario. Incluso a través de la oscuridad, ella podría sentir ese ardor en los ojos negros suyos. Su mente le gritó que saliera, que corriera por el teatro lo más rápidamente posible, pero intento como pudo, no podía moverse, no podía apartar la mirada de él. Le tomó un momento para darse cuenta de que había abandonado el escenario y que caminaba rápidamente hacia ella. Se movía con gracia y fluidez, la capa largo y negra ondeando detrás de él. Sus pies no hacían ningún sonido, de hecho, parecía estar flotando hacia ella. Y luego, de repente, él se inclinó sobre ella. El antifaz brilló con un blanco fantasmal en la oscuridad. —¿Christine? — Su voz, llena de esperanza, tiró de su corazón. Ella negó con la cabeza, los ojos fijos en la máscara que cubría el lado derecho de su rostro. No, no podía ser. Él no era real. Él no existía . Él dio un paso más cerca, y luego frunció el ceño. >>Perdóneme, usted no es ella… — Christie intentó hablar, pero el miedo atrapó sus palabras en la garganta—. Usted es muy parecida a ella, comentó, con una nota de asombro en su voz.

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Vampire Romance Su voz era fascinante: una profunda y rica voz de barítono, encantada, teñido de dolor y tristeza y la profunda soledad del alma. Atrapada en su mirada, sólo podía mirar hacia él, su corazón golpeando con un ritmo entrecortado cuando llegó a ella, sus nudillos se deslizaron ligeramente sobre su mejilla. —¿Quién? — Su voz no era más que un susurro—. ¿Quién es usted? —Perdóneme, — dijo con una reverencia cortés—.Yo soy Erik. Ella trago saliva. —¿Erik? Él hizo un ligero movimiento de cabeza, lleno de arrogancia. Una ceja arqueada en diversión irónica. —Algunas personas me conocen como el Fantasma de la Opera. Christie sacudió la cabeza. No, no era imposible. Estaba soñando. Tenía que estar soñando. Pronto, su reloj de alarma sonaría y ella se despertaría en su habitación en el hotel. Y ella se reiría. Lo miró a los ojos oscuros, hechizantes y se preguntó si él alguna vez se había reído. Se preguntó si ella misma, se reiría otra vez. —¿Y su nombre? — Preguntó. —Christie. — dijo, y se desmayó. Él la tomó antes de que se deslizara fuera de la silla. Es muy hermosa, pensó, ligera como una pluma en sus brazos. Su pelo era de un rico color caoba, suave por debajo de su mano. ¿Qué estaba haciendo aquí en la Casa de la Ópera mucho después de que todos los demás se habían ido? Una risa suave salió de sus labios mientras la llevaba por el pasillo, giró a la izquierda y desapareció por una puerta secreta. Abajo, abajo, abajo, se fue, hasta que llegó la embarcación en el lago subterráneo. La colocó suavemente en la popa, luego, remo hacia el otro lado. —Christie. — Dijo el nombre en voz baja – como una reverencia – cierto, era la abreviatura de Christine. Él se preguntó si, esta vez, podría ser bendecido con un final feliz. Christie se despertó con el sonido de la música. Sentada, miró a su entorno. Ella no tenía que preguntarse dónde estaba. Ella lo sabía. Ella había visto esto antes: el órgano, el hombre enmascarado sentado detrás de él, con la cabeza inclinada sobre el teclado, el barco meciéndose suavemente en el agua más allá, la velas encendidas. Estaba en la guarida del Fantasma. Él continúo tocando, aparentemente inconsciente de su presencia. La música era oscura sensual, invocaba imágenes de cuerpos sudorosos,

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Vampire Romance retorciéndose en sábanas de seda. Las notas se vertieron sobre ella, haciéndola estremecer la piel. Ella estudió su perfil, aunque pudo ver poco, por la máscara fantasmal. ¿Era tan horrible como era interpretado en el escenario y en las películas? Si ella fuera Christine, ella se levantaría de su cama e iría de puntillas hacia él. Esperaría, por el momento en cuando, él estaba tan atrapado en la música que estaba componiendo que era ajeno a todo lo demás, y entonces ella se arranque de la máscara de la cara. Pero ella no era Christine y nada de eso era real. Debía de estar soñando. Era la única respuesta. La música terminó abruptamente y se encontró mirando fijamente sus ojos. Inclinó la cabeza en su dirección. —Bienvenido a mi morada, mi señora. — Su voz era como el whisky caliente, suave y embriagador. ¿Cantaría para si ella, si se lo pidiese? Sintiéndose súbitamente incómoda, por estar en su cama, ella tiró la capa a un lado y se puso de pie. —Lo siento, — ella tartamudeo—. Debo haberme desmayado. —¿Se sentiría mejor con un desayuno? —¿Qué? ¡Oh!, no, gracias. — Ella sonrió forzadamente—. Realmente debe irme. En un movimiento ágil, se levantó de la banca y se deslizó hacia ella. —¿Tan pronto? Ella asintió, impresionada por la belleza de la parte desenmascarada de su cara. Y sus ojos eran oscuros, tan oscuros. Él hizo un gesto hacia una pequeña mesa. —Igual pueden comer. Él levantó un paño blanco de una gran bandeja de plata revelando platos con jamón cortado en rodajas, patatas fritas y huevos pasados por agua. El aroma del café emanaba de una jarra de plata. Una jarra de cristal contenía jugo de naranja, una cesta blanca sostenía una variedad de panecillos y croissants. Su estómago gruñó en voz alta. Ella no había comido nada desde principios de la noche, después de todo. —Bueno, supongo que sería una pena dejarlo desperdiciarse. —Ciertamente. — Corrió la silla para ella—. Por favor, — dijo—, sírvase. —¿No va a venir conmigo? Una leve sonrisa jugo por los labios. —He comido. Por favor, disfrute su comida. Y diciendo esto, volvió al órgano. Fue la comida más extraña que jamás había comido –ella sentada en la mesa, él sentado en el órgano-, el aire se llenó con la música que calmaba su alma y la excitaba al mismo tiempo. Ella le miró con

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Vampire Romance disimulo, toma nota de la forma en que se balanceaba muy ligeramente con la música, el juego elegante de sus dedos largos sobre las teclas, sin embargo, la intensa mirada, pero lejana en sus ojos. Su camisa blanca enfatizaba sus anchos hombros. El frente con volantes debería haberse visto femenino, pero no había nada femenino en este hombre. Su pantalón negro marcaba bien sus músculos. Y la máscara… la recorría con la mirada una y otra vez, mientras ella se imaginaba lo que había detrás de la música. Echando un vistazo a su reloj, tomó un último sorbo de café y se apartó de la mesa. Como arrastrado por una cuerda, se volvió hacia ella, sus dedos se calmaron en las teclas. —Gracias por el desayuno, — dijo, mirando a su alrededor por su bolso de mano—. Y por hospedarme en la noche. —Fue un placer. — En un movimiento fluido, se levantó y se movió hacia ella. —Usted realmente no vive aquí, ¿verdad? — Preguntó—. Yo quiero decir… ¿lo hace? —Ha sido mi hogar durante muchos años. —¿Trabaja para la Ópera? Se rió suavemente, el sonido se movió sobre ella, como la seda calentada por un fuego. —No. Una esquirla de miedo tembló en la boca de su estómago. Nadie sabía que estaba aquí. Si ella desaparecía, nadie sabría dónde buscar. ¿Le gustaría hacer una excursión? —En otra ocasión, —dijo, apartándose de él—.Yo realmente me tengo que ir. Se trasladó para cerrar la distancia entre ellos. —Christine…— Su cercanía hizo estragos en sus sentidos. —Es Christiana, en realidad. —Le veré arriba — él dijo. Ella asintió con la cabeza, de repente le resulta difícil hablar. Cogió su capa de la cama y se la puso sobre los hombros, de una forma tan elegante, como cualquier Fantasma que se precie orgulloso. —¿Mi bolso…? Lo encontró en el piso y se lo ofreció a ella con un arco ligero. —¿Nos vamos? Él la metió en la barca, sin esfuerzo remo por el lago, la acompañó hasta una larga escalinata de piedra hacía arriba y a una estrecha puerta de madera en un callejón oscuro. Christie jadeó, sorprendida al encontrar que era de noche cuando ella había pensado que era de día. —¿La veré de nuevo? — Él preguntó. —Yo no lo creo. Me voy a casa en unas pocas semanas.

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Vampire Romance —¿Usted no vive aquí? —No, yo vivo en Estados Unidos. —Ah. —En realidad, no cree que es el fantasma de la ópera, ¿no? —No, mi bella dama. Yo no creo eso. Ciertamente lo soy. —Pero eso es imposible. Usted tendría que tener… — Ella levantó una la mano y la dejó caer—. Yo no sé, más de cien años. — Él asintió con la cabeza, como si tal cosa fuera perfectamente natural —. Muy gracioso. — No hay duda, pensó, él estaba muy demente. Un indicio de ira apareció en el fondo de sus ojos. —¿Usted no me cree? Ella se encogió de hombros. —No estoy segura de que el Fantasma fuera real. —Soy muy real, se lo aseguro. —¿Y usted tiene más de cien años? ¿Cómo explica usted eso? —Muy fácil. — Sonrió, mostrando unos colmillos muy filosos y muy blancos—. Soy un vampiro. Ella lo miró fijamente y luego, por segunda vez en mucho tiempo, se desmayó. Christie se despertó en la guarida del Fantasma de nuevo. Se esta convirtiendo en un buen hábito, pensó. Sólo que esta vez el órgano estaba en silencio y estaba sola. Ella miró su reloj. Las agujas marcaban las seis, pero no tenía manera de saber si era de día o de noche. Levantándose con su corazón palpitante, se encontró su bolso y corrió hacia el lago, sólo para encontrar que había desaparecido el barco. Mordiendo en el interior de su labio inferior, miró el agua. ¿Qué tan profundo era? ¿Se atrevería a cruzar a nado? El agua se veía oscura, imponente. Se decía que había cocodrilos en de las alcantarillas de Nueva York y, mientras que ella nunca había oído hablar de cualquier caimanes en París, ¿quién sabe qué otros peligros que pueden acechar bajo la oscura superficie del lago? Volvió sobre sus pasos, ella se sentó a la mesa, sólo entonces, se dio cuenta de que los platos sucios se habían quitado. Un paño limpio ahora cubría la bandeja. Levantándola, se encontró con un sándwich de jamón y queso en un pan blanco, un tazón de sopa de cebolla, aún caliente, y una taza de té. Uno nunca debe dejar que se desperdicie nada , cogió el sándwich, preguntándose dónde estaba su anfitrión. Tan pronto como el pensamiento cruzó su mente se puso en pie. Buen Señor, ¡él es un vampiro! ¿Cómo había deslizado de su mente?

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Vampire Romance Ella tenía que salir de allí antes de que el vampiro volviera. ¿La había mordido mientras dormía? Ella se llevó una mano a su cuello, aliviada cuando se palpo sólo la piel suave. No mordida, gracias a Dios. Y ella no esperaría por ahí para darle otra oportunidad. Cogió su bolso, corrió a la orilla del agua, su miedo hacia el hombre que se hacía llamar el Fantasma de la Ópera, era más fuerte que su miedo al agua. Se quitó los zapatos con una punzada de pesar por la idea de dejarlos atrás. Manolos eran difíciles de conseguir, especialmente con el salario de una profesora, pero su vida valía más que un par de zapatos. Relleno de su bolso de mano dentro de la blusa, y ella se metió en el agua. Estaba oscuro y el frío y se había metido sólo a unos metros cuando se dio cuenta de que había cometido un horrible error, tal vez fatal. No sólo el lago era más profundo de lo que pensaba, sino que una corriente veloz corría bajo la tranquila superficie del agua. Gritó, ya que la agarró, llevándola lejos de la guarida del Fantasma, llevándola como un corcho atrapado en una corriente de resaca. Impotente, se debatía acerca de como el canal crecía más estrecho, oscuro y como la luz de la guarida del Fantasma se volvía más débil y luego desapareció. Abrumado por el peso de su ropa mojada, sus brazos y piernas con rapidez cansadas, ella gritó pidiendo ayuda por última vez antes de que se hundiera por debajo de la corriente oscura. Erik maldijo cuando el sonido de los gritos de Christie llegó a sus oídos. Mujer tonta. ¿Por qué no esperó a su regreso? Tonto hombre. ¿Por qué se negó a dejarla ir? Y, sin embargo, ¿cómo podría? Su rostro, su voz - así como la edad de Christine, y sin embargo, ella era única. Él había vivido en soledad durante tanto tiempo. ¿Seguramente merecía un par de años de compañía? Si ella quisiera, quedarse con él, le concedería todos sus deseos, cumpliría sus deseos. Si ella lo amara. Se echó a reír con amargura. Había pocas posibilidades de que pasara. Una mujer como Christie, tan joven y tan bella, sin duda podría tener una selección de hombres guapos. Hombres que caminaban por la luz del sol sin temor. Corrió hacia el lago a una velocidad sobrenatural. No tenía necesidad de luz para encontrarla. Él siguió su aroma y Cuando la encontró, flotando boca abajo, se sumergió en el lago y la atrajo a sus brazos. Él alivio se apodero de él cuando ella expectoró un trago de agua. Un pensamiento lo llevó a su guarida. Una ola de su mano encendió un fuego en el hogar. Maldiciendo a su egoísmo, la colocó en la cama y rápidamente le quitó la ropa empapada. Si ella moría - ¡No! Él no dejaría que eso sucediera. Envolviéndola en una colcha gruesa, él la reunió en sus brazos y la llevó

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Vampire Romance a la mecedora situado en frente del fuego. Sentado, él la abrazó, sus manos le masajeaban la espalda, los brazos y las piernas. El aroma de la su cabello y piel, llenó sus sentidos, el latido del pulso en el hueco de la garganta llamó a su hambre, tentándole casi más allá de su poder para resistir. Pero él no se aprovecharía de ella, no ahora, cuando estaba indefensa. Tampoco, se dio cuenta, podía dejarla ir, no -cuando el destino había sido lo suficiente amable como para enviarla a él, no cuando ella sabía lo que él era (aunque si ella lo contaba, él dudaba que alguien le fuera a creer). La conciencia regresó a Christie una capa a la vez. Estaba cálido. Todo estaba tranquilo. Una música suave llenaba el aire. Una mano suave le acariciaba la frente… De repente, Christie se despertó completamente, para encontrarse a sí misma acunada en los brazos del Fantasma, mirando arriba a sus ojos oscuros. Vampiro. —Por favor, —murmuró con voz trémula—. Por favor, déjeme ir. ÉL le acarició la mejilla con sus nudillos. —Por favor quédate. — instó a en voz baja—. Sé mi Christine, aunque sólo sea por un rato. El miedo hizo que la boca de ella se secara. ¿Qué haría él si ella se rehusaba a quedarse? Cerró los ojos por un momento, recordando cómo ella siempre había odiado a Christine por dejar al Fantasma para irse con Raoul. Christie frunció el ceño. ¿Acaso no siempre, había dicho que si tuviera que elegir, se habría quedado con el Fantasma? Pero esto no era una obra de teatro, y este era un Fantasma vampiro. Su voz resonó en su oído. —Un mes, mi Christine. ¿No se quedaría ese tiempo? El mundo que conoce, aún estará allí cuando regrese. —¿Y si me niego? Tenía la intención de mantenerla contra su voluntad, si era necesario, pero mirándola ahora, al ver el miedo en sus ojos, sabía que no lo haría. —No sufrirá ningún daño, — dijo—. La llevare de vuelta al teatro, donde la encontré. El alivio se apoderó de ella, pero sólo por un momento. ¿Cómo podría negarse a él? Nunca antes había visto tanto dolor, como una absoluta soledad se reflejaba en los ojos de nadie. Y, sin embargo, ¿cómo podía quedarse? ¿Cómo sabía que podía confiar en él para mantener su palabra? ¿Y si sólo quería beber su sangre, o peor, hacer de ella lo que él era? La sola idea la llenó de repugnancia. —No tomare nada que usted no desee libremente dar. — dijo en voz baja—.Quiero sólo su compañía por un tiempo.

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Christie miró a su alrededor. Ella había llegado a París en busca de emociones. ¿Iba a volver la espalda ahora? Ella estaba en un lugar que nadie había estado nunca, con un hombre que nadie creía que existía. Piensa en las historias que tendrás para contar, pensó, haciendo caso omiso de la voz en el fondo de su mente que le advertía que sería una tonta si aceptaba la palabra de un vampiro. —¿Se quedará? —Sí. — La palabra parecía surgir de su propia voluntad—. Sí Yo me quedare. Él le sonrió entonces, y ella pensó que le prometería cualquier cosa, si él sonreía así otra vez. Estaban sentados lado a lado en el banco de enfrente del órgano. A petición de Christie, Erik toco las notas del Fantasma de la Ópera, para ella, tocando con tal fervor que ella lo había visto todo claramente en el escenario de su mente. Una historia tan bella, tan agridulce. Con un suspiro, miró a Erik. —¿Cómo has llegado hasta aquí? — Ella levantó la cabeza—. ¿Qué te pasó? —Hace trescientos años, cuando yo era un hombre joven. Corrí por un edificio en llamas para salvar a un niño. Una pared cayó sobre mí. Ello quemo la parte derecha de mi cara y la mayor parte de ese lado de mi cuerpo. Me llevaron al hospital donde el médico dijo que no había nada que hacer. Me estaba muriendo. Tarde en la noche, un la mujer entró en mi habitación. Ella dijo que podía salvarme, si estaba dispuesto, y cuando yo estuve de acuerdo, ella me llevó fuera del hospital y me hizo lo que ella era. Años más tarde, llegué a este lugar mientras se encontraba en las últimas etapas de la construcción. Ha sido mi hogar desde entonces. —Pero el Fantasma. Él no es real. —Los hombres estaban más dispuestos a creer en fantasmas hace un centenar de años atrás. Fue fácil convencer a los dueños del teatro de que el Fantasma de la Ópera vivía, fácil para convencerlos de hacer mi voluntad. —Pero la obra… —Se basa en parte en mi vida. —¿Y Cristina? ¿Era real? —Sí. —¿Qué pasó con ella? —Ella se casó con Raoul, vivió hasta una edad muy buena y falleció. —La amabas. —Sí. — Él levantó una mano hacía la máscara—. Pero después de esto, yo nunca la volví a ver. —¿Así que nunca tuvo que elegir entre tú y Raúl? —No. Tomé la decisión por ella.

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Vampire Romance —¿Y has vivido solo desde entonces? — Él asintió con la cabeza—. Pero…— Una ola de calor calentó sus mejillas. Quería preguntar si había habido otras mujeres, pero no convocar a su valentía, más de lo que podía preguntar cómo y cuando se alimentaba, Y qué era de aquellos a quienes cazaba. —Yo no soy un monje. — dijo, adivinando la causa de su mejillas enrojecidas—. Los directivos me pagan muy bien. A veces yo he entretenido a las cortesanas. En lo que respecta a los que cazo, yo les pago elegantemente. —Yo no tenía intención de curiosear. —Pregunta lo que quieras. Yo no voy a ocultarte nada. —¿Me veo muy parecida a ella? Él sonrió con nostalgia. —Sí. Y no. Más tarde esa noche, mientras yacía en su cama, pensó en todo lo que le había dicho. Sólo entonces, cuando el sueño se deslizó hasta ella, se detuvo a preguntarse, dónde él tomaba su descanso. Fue lo primero que le preguntó a la noche siguiente. —Yo tengo otra guarida, más profunda bajo tierra. — Respondió—. Y si bien no es tan elegante como esta, sirve a su propósito. —Te he expulsado de tu cama. — Ella murmuró. —Voy a encontrar consuelo en tu esencia cuando se te hayas ido. —Erik… ¿Por qué esa voz tenía tanto poder sobre ella? ¿Por qué deseaba tomarlo en sus brazos y consolarlo? Ella apenas lo conocía, sin embargo, despierta o dormida, él estaba en sus pensamientos. Había mucho que aún quería ver de París, pero estaba contenta con permanecer aquí, en este mundo de penumbra, para disfrutar en el amor que brillaba en el fondo de sus ojos oscuros, de perderse a sí misma en la música tocada para ella cada noche, de escuchar su voz mientras cantaba las canciones impresionantemente hermosas del Fantasma. A medida que iban pasando los días, Christie se encontró con el anhelo de su tacto y con ese anhelo se produjo una creciente curiosidad de ver lo que había debajo de la máscara. Pero cada vez que ella empezaba a preguntar, a su valor la abandonaba. Una noche, él la llevó a través de los túneles para ver la obra. Cerca de su lado, Christie lo vio todo a través de sus ojos. Ella sintió el daño del fantasma, el dolor de la traición de Christine, la soledad que vivía dentro de él, la ira que residía profunda dentro de él. Ella se encogió cuando el Fantasma mata a Piangi, y se preguntó si su muerte se basaba en la verdad, como algunas de las otras partes de la historia. Pero, por temor a la respuesta, fue una pregunta que no hizo.

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Vampire Romance Rápidamente se acostumbró a sus horas de vigilia. En su guarida subterránea, el tiempo perdió todo sentido ya que no había manera de saber si era de día o de noche. Ella no sabía de dónde obtenía su comida y, renuente calentar la respuesta, nunca preguntó cómo o dónde encontraba a aquellos de los cuales se alimentaba. Era un compañero inteligente e interesante. Hablaba varios idiomas y la entretenía durante horas con los cuentos de sus viajes por todo el mundo. Lo había visto todo: las maravillas del Viejo Mundo y el Nuevo. Él leyó para ella los clásicos, su hermosa voz llenaba de vida a las historias. Pasaban horas discutiendo las obras de Bronte y Shakespeare, así como las novelas de terror de Stephen King y Dean Koontz. Los días y semanas pasaron rápidamente y con cada día que pasaba, su afecto por Erik se hizo más profundo, a medida que ella lo conocía mejor. Qué triste era, que él se haya visto obligado a vivir en este lugar horrible, rechazado por la humanidad debido a su apariencia, cuando tenía mucho que ofrecer. Un día, mientras estaba vagando alrededor de su guarida, descubrió una pequeña puerta en el otro extremo de la habitación. Impulsada por el aburrimiento y la curiosidad, cogió una vela de uno de los candelabros. Cuando abrió la puerta, se encontró en una gran sala cavernosa, llena de un verdadero tesoro de pinturas y obras de arte , y había las armas -una espada oxidada, una vieja pistola, varios cuchillos y puñales-. Un joyero sostenía una serie de exquisitas piezas -un collar de diamantes, un colgante de rubí, una pulsera con esmeraldas. Adentrándose más en la habitación, se encontró con otra puerta un poco más pequeña. Éste se abría hacia una escalera que descendía a un pozo oscuro. Con el corazón palpitante, bajo de puntillas por las escaleras. Las flamas de la vela, lanzaban sombras danzantes en las paredes, mientras bajaba las escaleras. Al principio, no vio más que una habitación vacía. Y entonces lo vio: un ataúd negro en una plataforma elevada. La idea de Erik en el interior, con las manos cruzadas sobre su pecho, su pelo largo y negro repartido en satén blanco, hizo que un escalofrío le recorriera por la espalda. Ella miró fijamente el ataúd durante un largo rato, luego se volvió sobre sus talones y corrió por las escaleras, cualquier duda que pudiera tener acerca de lo que él era, fue vencido por la vista de el ataúd solitario. Se podía decir por la mirada en los ojos de Erik cuando la vio esa noche, que él sabía, lo que ella había visto cuando él tomó su descanso. Aunque él no menciono nada, el conocimiento colgó entre ellos. ¿Acaso importa? Él no dijo las palabras en voz alta, pero ella oyó claramente las palabras en su mente.

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¿Le importaba? Para sorpresa de Christie, se dio cuenta de que nada cambió entre ellos. En cualquier caso, no tuvo consecuencias ahora. Su tiempo en este oscuro, casi mágico mundo estaba casi llegando a su fin. En los últimos días que pasaron, Christie se encontró cada vez más reacia a irse. ¿Cómo le podía dejar allí, solo, en su guarida subterránea y oscura? Pero, por supuesto, no podía quedarse. Su antigua vida, los amigos y la familia, la esperaba en casa. Ellos no hablaron del hecho de que, su tiempo juntos, estaba casi terminado, pero vio la toma de conciencia en sus ojos. Su última noche llegó demasiado pronto. Después de la cena, Christie le pidió que tocara para ella, y mientras lo hacía ella se sentó en el banquillo junto a él y le besó la mejilla. Sorprendido, sus manos se desprendieron de las teclas. ¿Qué haces? —Yo… nada. Fue sólo un beso. —Sólo un beso. — Repitió sus palabras lentamente, con claridad—. Ninguna mujer de buena gana me ha tocado en más de trescientos años. Ella parpadeó. ¿Trescientos años? Era inconcebible que hubiera vivido tanto tiempo. —Me gustaría hacerlo de nuevo, si no te importa. La miró con incredulidad profunda. —¿Tú no querrías eso? —Pero lo hago. — Ella le besó la mejilla otra vez, y luego, muy a la ligera, lo besó en los labios. Eran cálidos y suaves, ilesos del fuego. Su mirada buscó la suya—. Déjame ver tu cara. —¡No! — Dio un paso atrás, como si le hubiera golpeado—. ¿Por qué me pides una cosa así? Nadie, nadie, debería tener que verme. —Tú dijiste que me concederías todo lo que deseara. Deseo ver tu cara antes de irme. La miró, sus ojos entornados, la respiración de repente errática. —Muy bien. — Arrancó la máscara de la cara y tiró a un lado—. ¿Es esto lo que querías ver? Su voz era casi un gruñido. Era horrible. La piel en el lado derecho de la cara y por el cuello e staba tremendamente arrugada, donde la había devastado el fuego. ¿El resto de su cuerpo se vería igual? Ella no podía imaginar el dolor que debió haber sufrido, la angustia de ver a la gente alejarse de él con repulsión. No es de extrañar que se escondiera en este lugar. —¿Estás satisfecha? — Preguntó con brusquedad. —¿Quieres que salga corriendo de tu presencia? — Ella le preguntó. —No serías la primero en hacerlo. — dijo, su voz se tiño de amargura. Ella ahueco su cara con sus manos y lo besó otra vez.

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Vampire Romance —Esperaba que fueras un monstruo, pero me has tratado con tanta amabilidad y respeto. Tú pudiste haberme tomado a tu placer, pero no fue así. —Levantándose, le tomó la mano en la suya. >>Esta es nuestra última noche juntos. Tengamos algo que recordar. — tirando de él hasta levantarlo, lo condujo hacia la cama. La siguió como si estuviera en trance, incapaz de creer que cualquier mujer, voluntariamente se entregaría a él. Él conocía muy bien a las mujeres. Él se había acostado con muchas en su vida, pero nunca tuvo un una mujer se le entregara de buena gana, o que hiciera el amor con él con ternura. Nunca había permitido que alguna de ellas lo viera sin la máscara, ni tampoco las dejó acariciarlo. Su amor había sido unilateral y realizado en total oscuridad, asegurándose de que las mujeres no pudieran ver su cuerpo arruinado. Sentado en el borde de la cama, se desnudaron mutuamente. Erik contuvo la respiración, seguro de que sería rechazado cuando ella lo viera, pero si lo encontró repugnante, lo escondió muy bien. Ella beso cada cicatriz y, mientras ella lo hacía, ya no parecían importantes. Ella exploró su cuerpo como él exploró el suyo y, cuando estaban dispuestos en el borde del cumplimiento, él le pidió lo que deseaba ardientemente. —Un sabor. — Susurró con voz ronca de deseo—. Déjame probar tu sabor. Ella lo miró, con los ojos muy abiertos. —¿Me va a doler? —No. Sólo aumentará cada caricia, cada sensación. — Ella quiso negarse, lo veía en sus ojos—. Por favor, mi dulce. — le rogó en voz baja—. Un gusto, dado libremente. Con un suspiro, cerró los ojos y le ofreció su garganta. Fue la cosa más generosa que habían hecho para él. Susurrando caricias, él fue arrastrando besos a lo largo de la longitud de su cuello antes de que sus colmillos suavemente atravesaran su carne tierna. ¡Ah! la alegría, el éxtasis, la maravilla de ese primer sabor. Cálido y dulce, corría por encima de su lengua como el mejor néctar, llenándolo con la esencia misma de la vida. Christie suspiró mientras el placer fluía a través de ella. A pesar de sus cicatrices, su cuerpo era hermoso. Largo y delgado y bien musculoso. Su piel era caliente y tensa debajo de las yemas de sus dedos investigadores. Ella le pasó las manos sobre sus anchos hombros, el pecho, su vientre, amando a la manera en que él se estremecía por su contacto. Nunca había conocido ese placer, tal maravilla. Ella gemía mientras su cuerpo se fusionaba con el de él. Era un amante suave, su toque, casi reverente, sus palabras suaves, poético, lleno de una dolorosa ternura que tiró de su corazón. Ella rogó que no le pidiera que se quedara más, sabía que no podía soportar que decirle que no.

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Saciados y satisfechos, ella se durmió en sus brazos. Él la vio durante toda la noche. Su última noche. Y mientras lo hacía, supo que no iba a poder soportar decirle adiós, no podía soportar el dolor de la separación, de verla salir de su vida. Así, en la oscuridad de la noche, mientras dormía, la vistió, y luego la llevó fuera del teatro, con su corazón adolorido a cada paso. Christie se despertó con el calor del sol que brillaba en su rostro. Abrió los ojos y los entornó, por el brillo que no había visto en las últimas semanas. Sentada, ella miró a su alrededor, sorprendida de encontrarse extendida en su cama, en su habitación del hotel sin ningún recuerdo de cómo había llegado hasta allí. ¿Había sido todo un sueño? Se llevó la mano a su cuello y se palpo, lágrimas cayeron cuando sus dedos encontraron dos pequeñas heridas. No había sido un sueño. —¡Oh, Erik!, — murmuró—, no podías por lo menos haberme dejado que me despidiera? Ella tenía la respuesta a su pregunta. Él la había dejado antes de verla a ella partir. Le dolió dejarlo, pero ¿cómo se podía quedar? Su vida estaba en los Estados Unidos. Ella era maestra de Kinder Garden, en una escuela de alto nivel en Boston, tenía una familia en la ciudad, amigos de toda la vida, un hogar por su cuenta. Erik no tenía vida fuera de las entrañas de la Casa de la Ópera. No tenía amigos o familia, ni hogar que no fuera su guarida subterránea. ¿Cómo podían tener una vida juntos? Ella no podía vivir en su mundo y él no podía vivir en el de ella. Con un suspiro, se fue al baño para ducharse y se vistió. Gracias a Dios que había pagado por su habitación por adelantado, pensó, y luego frunció el ceño. ¿Cómo supo Erik donde ella se hospedaba? Dejando su habitación, bajó a desayunar. Ella tenía otras tres semanas de vacaciones. Decidida a ver lo más de París que pudiera, se fue de turismo. Visitó El Arco de Triunfo, que había sido construido en honor de los hombres y las mujeres que habían muerto luchando por Francia. Ella visitó la Torre Eiffel. Recorrió Notre Dame, que había tenido 170 años para construirse, caminó alrededor del Panteón, que había sido construido como un la iglesia por Luis XV, pero que ahora era el lugar de descanso final de notables pensadores franceses como: Rousseau, Voltaire, Hugo, Zola, así como los científicos Pierre y Marie Curie. Lugares increíbles, todos ellos, pero no importa dónde estaba, los pensamientos de Christie estaban con Erik. Con cada momento separados, creció la conciencia de que estaba enamorada de él -de su bondad, su ternura, el sonido de su voz, sus raras sonrisas y la risa.

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Vampire Romance A pesar de que nunca había pronunciado esas palabras, estaba segura de que la quería también. ¿Pero sería el amor suficiente? ¿Podía ir sin él? ¿Quería hacerlo? Ella fue al teatro esa noche y cada noche de la semana siguiente, esperando que él saliera a buscarla. Recorrió la los balcones, los rincones oscuros, las sombras, pero no había señal de él. En su última noche en París, se escondió en uno de los baños en el teatro de nuevo, luego, pasó dos horas deambulando por los pasillos tratando de encontrar la puerta que daba a su guarida. Ella lo llamó por su nombre, pero fue en vano. Pasó una noche miserable durmiendo en uno de los asientos. Por la mañana, le pidió a un sorprendido miembro de la cuadrilla de limpieza que la dejara salir. Derrotada, regresó al hotel, empacó sus maletas y tomó el vuelo siguiente. Ella lloró por días enteros, con el corazón pesado por la desesperación. Christie se alegró cuando comenzó la escuela. Ella había pasado la semana antes arreglando su salón de clases lista para el nuevo año, ansiosa de cualquier cosa que sacara de su mente a su Fantasma. Pero incluso la emoción de un nuevo año, no logró levantarle el ánimo. Sus pasos eran pesados cuando regresó a casa después del primer día de clases. Una vez había encontrado la alegría en la enseñanza. ¿Dónde se había ido eso? Ella estaba abriendo la puerta cuando sintió una oleada de viento y luego, para su asombro, Erik apareció a su lado. —Christie. — Simplemente su nombre, pero sostenía una gran cantidad de emociones. —¡Erik! ¿Cómo me encontraste? —Tu sangre, — murmuró, su mirada oscura registraba su cara—. Me llevó a ti. —No pensé que alguna vez dejarías la Casa de la Ópera. —Arriesgaría cualquier cosa por volver a verte. —Yo también te extrañé. — Dijo y, tomándolo de la mano lo llevó a la casa y cerró la puerta—. Traté de encontrarte. —Yo sé. —¿Por qué te escondiste de mí? Se encogió de hombros, con un elegante desplazamiento de un hombro. —Pensé que lo mejor era dejarte ir, pero me di cuenta de que mi vida no tiene sentido sin ti. Y por eso he venido aquí, para pedirle que seas mi Christine para siempre. ¿Quieres compartir mi amor, Christie, ser parte de mi vida?

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Vampire Romance Ella sabía lo que estaba preguntando. Ser un vampiro alguna vez le pareció repugnante, ahora eso abriría la puerta a una eternidad con el hombre que amaba. Con una inclinación de cabeza, entró en su abrazo. No hubo palabras, no fue necesario. Mirando a sus ojos oscuros, ella ladeó la cabeza a un lado, y le concedió el acceso a la garganta. Murmurando su nombre, el Fantasma envolvió a Christine en sus brazos y, con un beso dulce, él unió sus vidas, para siempre.

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Vampiro sin Cadenas Nancy Holder En los túneles debajo de Central Park. Nueva York.

A

lto en la medianoche, el deleite del vampiro; negra como una mina de carbón o un espejo vacío, el viento gritaba como traedor de una muerte certera. Llovía lo suficiente como para traspasar las lápidas sepulcrales, y la humedad, pegajosa en los túneles de ladrillo, apestaba como un pantano. La alimaña grito agudamente, en la luz de las velas, mientras el aquelarre de 16 integrantes, esperaba a Andrew Wellington, su Sire. El fuego de dos antiguas antorchas de madera fijas en los apliques de la pared oscilo en los resplandecientes ojos escarlata y los enjoyados colmillos. El miedo y la sed de sangre flotaban en igual medida a través del túnel, como un miasma. Y aún así, era un mejor sitio que la ciudad sobre ellos. Nueva York era una zona de guerra, atestada de los Sobrenaturales –los rivales de los aquelarres vampíricos-, Voodoo Bokors con sus zombis, y los Dioses Loa; súcubos e íncubos… la lista parecía interminable. Un grupo de magos humanos llamados La Cámara de la Sangre habían rasgado el velo entre el bien y el mal y el mundo se retorció en el caos. Todo lo que quería era darle a nuestra gente un puerto seguro , Liam Cadogan pensó. Él era el segundo al mando de Andrew, y habían buenas probabilidades de que su vida – tal y como era, ya que era un vampiro – estaba por terminar. Luchando contra el agarre de cuatro de los más fuertes del aquelarre, Liam expuso sus colmillos en una ira inútil. El siseó y gruñó, tomando su naturaleza vampírica el control, estaba arrinconado y en peligro mortal. Algunos del aquelarre rieron, otros miraron con horror, otros se arrastraron en las sombras – los culpables, sus aliados. Entonces Elizabeth, la consorte del líder –ella había ido por Liz estos días– se deslizó en la oscuridad con un premio en sus manos. Era Claire Rossi, la chica de Liam. Su chica humana. Las rodillas de Liam se retorcieron al ver a Claire, cautiva y asustada. Su pelo castaño rojizo, colgaba con húmedos rizos detrás de los hombros de su impermeable negro. Sus ojos chocolate oscuro lo miraron suplicantes desde su cara en forma de corazón. Su aliento

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Vampire Romance sopló como el vapor mientras ella jadeaba, ya sea por el frío o el terror, el no tenía idea. —No. — susurró Liam, desconsolado. —Sí, oh siiii. — Liz replicó con una risa cruel—. Vamos Liam, después de todos estos años a su lado, sabes que no puedes ocultarle nada a Andrew, en especial a alguien tan encantadora como tu puta. El cabello rubio a la cintura de Liz colgaba en una parte de su espalda cuando ella giró su cabeza, mostrando sus colmillos brillantes a la luz de la antorcha. Lo que fuera que hubieran planeado esta noche, Liam los dejaría secos antes de dejar que lastimaran a Claire. Así es que, él supuso que era un traidor después de todo, tal como su Sire insistía. Las largas uñas escarlata de Liz presionaron profundamente contra el hermoso cuello de Claire. Él se preguntaba si ella traería puesto su crucifijo. Poco importaba. Liz no le saco sangre, ese no era su lugar. Los demás vampiros observaban en silencio, se asemejaban mucho más a Liz que él: blancos como el hueso en las oscilantes llamas, ojos que resplandecían intensamente como ascuas rojas; largos colmillos altamente decorados. Aunque la mayoría usaba ropas modernas –ambos sexos preferían pantalones y chaquetas de cuero negras-, al igual que Liam – él era el único que parecía completamente humano. Liam era pálido, si, pero no como el hueso, sus ojos pardos, destellaban en rojos cuando estaba sediento, y en ningún momento más. Y su cabello era igual de castaño como lo había sido el día en que fue convertido. Andrew le había dicho que los siglos drenarían su piel. Que sus colmillos crecerían y sus ojos brillarían como la escarlata. Pero él había sido vampiro hace más de 150 años y por lo que él podría decir – de videos y viejas fotografías de sí mismo – se veía igual que siempre. Andrew se había equivocado en muchas cosas últimamente. Flanqueado por la luz de las antorchas, el martilleo del latido de corazón de Claire arremetía contra Liam como golpes físicos. Él quería decirle que ella no iba a morir. Él ya había perdido a una amada humana, él no perdería a otra. Ni permitiría que la arrastraran sin razón a este mundo de crepúsculo, de sangre y muerte. Ella era una hija del sol, y así permanecería. ¿Pero para qué propósito? Pensó miserablemente. Los demonios nublaban su sol. Los Fantasmas gritaban y cabreaban como manadas de animales. Montones de basura se alineaban en las calles; todas las calles de la ciudad estaban en llamas. Si pudiera alejarla de todo esto, lo haría. ¿Pero a dónde la llevaría?

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Vampire Romance Liz le sonrió como un reto y rozo con sus dedos contra el cuello de Claire como si tocara un violonchelo, -su instrumento favorito-. Ella le había pedido a Liam, más de una vez, si quería tocar con ella. Él sospechaba que Claire estaba pagando por sus constantes negativas. Liz no se tomaba bien el rechazo. Como si pudiera leer su mente, Liz le siseó fuertemente y presionó más profundo. Claire lloró, y algunos vampiros rieron ahogadamente. Ella usaba pantalones negros de lana y botas, y el cuello de su camiseta roja sobresalía de su chaqueta negra. Ella estaba exquisita, como siempre. Una mujer impresionante, cálida y apasionada, mucho más sensual en su humanidad que la sexualidad caprichosa de las hembras vampiros. En lo alto, un trueno retumbó. Liam escuchó los aullidos distantes de los hombres lobo que invadían el Central Park, y el aleteo de los acólitos vampiros, mientras se agrupaban bajo los venerables viejos puentes. Y entonces él escuchó los pasos familiares de su Señor, su Sire, Andrew Wellington. Para él y para Claire, la pesadilla estaba a punto de empeorar. Él contemplaba atentamente detrás de ella, mientras una onda se formó entre los vampiros. Los hombres no refrenándose se arrodillaron y todas las mujeres hicieron una reverencia. Liz permanecía como estaba, manteniendo prisionera a Claire. Los cuatro compañeros de Liam lo aprisionaron más fuerte, como si pensaran que se liberaría y atacaría a Andrew. Una sabia precaución. —Encuentro con el mal a la luz de la luna, Liam Cadogan. — dijo Andrew mientras aparecía en el círculo negro del túnel. Su profunda voz hizo eco. Él era alto y blanco como el alabastro, con cabellos rubios y ojos que se agitaron como la sangre, y largos colmillos que no sólo eran enjoyados en sus puntas, sino entallados al estilo chino, como piezas de marfil. Él usaba una camiseta negra de cuello alto, y pantalones negros. —Andrew, que la sangre corra roja. — dijo Liam, inclinando su cabeza. No había sentido en antagonizar con su Sire. —No finjas, — Andrew arrojó sobre él—. Está hecho. Lo hemos…hecho. Liam escuchó el dolor en la voz de Andrew, y también lo sintió. Si sólo pudiera hacer ver a Andrew el porqué lo hizo –porque había tenido una conferencia secreta con la Cámara del Fénix, buscando una tregua, una alianza. El aquelarre de Wellington nunca esperaría sobrevivir en Nueva York si estaban solos. El lujo del aislamiento había terminado. Andrew torció su cabeza hacia sus cuatro sirvientes, quienes presionaron las muñecas y codos de Liam tan fuertemente que él pensó que sus huesos se quebrarían. Los cuatros – James, Ste ve, Lars y Thorhabían sido fisicoculturistas, matones y albañiles en sus vidas

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Vampire Romance mortales. Eran jóvenes como vampiros y estaban aún encantados con su propia fuerza. O tal vez solo querían lastimar a Liam para probar su lealtad a Andrew. O tal vez, como la mayor parte de los demás, querían lastimar a Liam solo porque lo odiaban. —Encadenen al traidor a la pared. — Andrew ordenó. —No. — susurró Claire bajo su aliento. Los ojos de Andrew giraron en torno a ella y Liam dio a su cabeza una rápida sacudida. Lo mejor para ella, era quedarse en silencio. El cabello oscuro de Liam rozó la sucia pared del túnel mientras los cuatro empujaban sus muñecas y piernas a las cadenas fijas en la mohosa pared. El recordó las esposas de su época anterior, después de la masacre de 1857, antes de que Andrew los llevara a la hermosa mansión en el lado superior Este, donde aún vivían. Ellos solían encadenar a los humanos aquí hasta que estuvieran en condiciones para alimentarse; y aunque una vez asesinaron a los responsables de la muerte de su esposa e hijos, Liam participó raramente como podía, y no encontraba ninguna alegría en ello, ni gusto, ni vida. James siseó y colocó los sujetadores en las cadenas alrededor de la muñeca izquierda de Liam. Lars colocó el otro. Steve y Thor aseguraron las cadenas de sus piernas, las cuales aprisionaban en torno a sus gruesas botas de motociclista. Liam aún podía oler la sangre en las cadenas. El metal estaba oxidado y débil, y no lo sujetarían por mucho tiempo. Andrew seguramente sabía eso. Los cuatro vampiros se alejaron, señalando a Andrew que Liam estaba seguro. Con sus colmillos totalmente expuestos, Andrew se acercó y tomó de la camiseta negra de Liam y la desgarró para sacarla de su cuerpo. Liam no se movió; observó los ojos color rubí de su Sire. Él sabía que la gruesa quemadura de su pecho estaba expuesta para que todos la vieran. Era de tres pulgadas de ancho, de color púrpura y blanco. Las cicatrices hechas en la vida humana no sanaron una vez que se levanto de la tumba. —El pueblo de Seneca, — dijo Andrew en un tono asesino mientras señalaba la cicatriz de Liam—. Fue el primer pueblo donde los hombres libres de color, tuvieron sus hogares. Alemanes vivieron con ellos y algunos irlandeses. Irlandeses como Liam Cadogan, su esposa y sus tres hijos. Venían del viejo mundo y en tres meses ya vivían el sueño americano de tener un hogar, ¿no es así, Liam? Creid in ádh nan Ëireannach. —Cree en la suerte del irlandés. — Liz respondió. Ella había estado allí en ese entonces, junto a otros dos que fueron hechos polvo, estacados por los humanos. —Su esposa e hijos murieron esa noche. ¿Recuerdas, Liam, cómo gritaron? Moira, tu adorable chica irlandesa. Seamus, el pequeño,

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Vampire Romance todavía fajado. Y Liam hubiera muerto, de esa herida en su pecho, pero Liz y yo fuimos por él. Liz movió su cabeza hacia Claire y sonrió. >>>Le pregunté si quería venganza. Le pregunte si quería convertirse en su enemigo. Si quería pasar la eternidad alimentándose de ellos, alimentarse de aquellos como él. — Él giró hacia su aquelarre, exponiendo sus colmillos hacia ellos. Todos los vampiros se alejaron, sus ojos brillaban en las sombras como mágicos rubíes. Todos excepto Liz, quien se mantuvo un paso al frente arrastrando a Claire con ella. La temperatura cambió; la tensión aumentó. Algo iba a suceder. >>>Liam dijo si. —Andrew dijo al grupo, sus ojos resplandecieron como llamas del infierno—. Él dijo Si. Juro para mí. —Los tiempos han cambiado, — dijo Liam perplejamente, esperando distraer la atención de Andrew mientras trataba de encontrar la manera de salir de esta debacle. Claire miraba con los ojos vidriosos como si la sacudida la hubiera alcanzado. —Pero no han cambiado. — Andrew replicó—. Los humanos no cambian. Son los mismos de siempre. Codiciosos, bárbaros y repetitivos. Andrew tenía 600 años. Había visto muchas guerras, limpiezas étnicas, asesinatos rituales, la crueldad y estrechez de la mente que se había alzado a su máximo nivel. Él, al igual que Liam y Liz, junto con el aquelarre creciente de Wellington, presenciaron ambas guerras mundiales, Vietnam y la del Medio Oriente. Los humanos eran más violentos de lo que los vampiros pudieran alguna vez llegar a ser. Peor aún, se alimentaban unos de otros. Un vampiro que atacara a otro vampiro nunca viviría para ver otra noche. Andrew abrió ampliamente sus brazos. —Todos ustedes conocen este lugar como el Centra Park. Hemos cazado aquí tantas veces. Pero cuando Liam entró en esta vida, era el pueblo de Seneca, un pueblo pantanoso que nadie más quería. Apenas unas chozas, una tienda y tres iglesias. La gente de aquí no lastimaba a nadie. Eran libres al fin, justo como el discurso. — El rostro demacrado de porcelana de Andrew se endureció—. Pero los ricos de Nueva York querían un parque en la cuidad. Así que arrasaron y asesinaron a gente de Liam. — Sus ojos de escarlata centelleantes hicieron tic tac hacia Liam, estudiando la cicatriz blanco-púrpura de su pecho – su herida mortal. >>Ahora los humanos dicen que quieren nuestra ayuda. — Andrew continuó. —Los humanos de la Cámara del Fénix. —Liam interrumpió—. La casa de Claire. Su gente. Su familia. Andrew resopló. —La Cámara del Fénix es una organización renegada ilegal, creada por un hombre quien se ha declarado criminal. — Andrew mofó—. Jean-

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Vampire Romance Marc de Deveraux. Un usuario de la magia. Aquellos usuarios que se llaman a sí mismos Gifted22. Hubo un sobresalto en todo el aquelarre. La mayoría nunca habían escuchado sobre los Gifted. Liam había dicho sólo algunas cosas de las que él había aprendido. —Los Gifted son incluso peores que los humanos normales. A los que ellos llaman ―humanos no privilegiados‖, como la amante de Liam. La familia de esta mujer ha corrido hacia el castillo como manada de siervos, buscando la protección del gran Señor. — Andrew alzó su barbilla y miró gélidamente hacia Claire. >>>Allá por aquellos días, yo fui un caballero al servicio del tal Señor. Usábamos a los siervos como carne de cañón. Entonces, cuando nuestro enemigo intentó matarnos de hambre, asesinamos a todas esas bocas hambrientas extras. Claire entrecerró sus ojos. —No todo el mucho habría hecho tal cosa. — Ella dijo. Todos los ojos vampíricos la miraron primero a ella, y luego a Andrew, quien lanzó una risotada. —Ya veo cual es la atracción, Liam. — Él dijo—. Ella tiene sangre caliente. — Burlonamente hizo una reverencia en su dirección—. Y su ingenuidad es enternecedora, dado lo cínicos en que nos hemos convertido. —Otros vampiros se han unido a la Cámara del Fénix, — la voz de Claire tembló, pero no vaciló—. Todos nosotros somos tratados por igual, sean Gifted, no-privilegiados o sobrenaturales. —Eso no durará mucho. — La voz de Andrew era gélida—. Mi querida niña, tu eres tan pero tan prescindible. Sin advertencia, se lanzó hacia delante, tomó del cabello de Claire y sacudió su cabeza hacia atrás exponiendo su cuello. Liam se agitó en sus cadenas, mientras Andrew y Liz exponían sus colmillos, siseando en anticipación. Liam se preparó para saltar. —Lo que creo que hace falta es la sed de sangre. — Andrew filosofo, inspeccionando el cuello de Claire como si se tratara de una pera madura—. Liam nunca quiso lo que tenemos. Él no es una amante de la noche, un conocedor de la sangre, un cazador. Como nosotros. — Él bajó sus colmillos hacia el cuello de Claire, y Liam siseó. Andrew no lastimó su piel; sacudió su cabeza y asintió hacia Liz. >>>Encadénenla junto a él. — El se movió a un lado y dobló sus brazos alrededor de su camiseta negra. Liam observaba mientras Liz arrastraba a Claire y la lanzaba hacia la pared. Clic, clic, clic, clic y Claire estuvo maniatada. Liam podía escuchar su corazón acelerarse más rápido. Él podía oler su miedo.

22

Privilegiados/Dotados

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Vampire Romance —Liam. — ella susurró. —Debes amar la noche ahora, Liam. — Andrew se deslizó hacia Claire como si no pudiera soportar estar lejos de ella, como si ella fuera irresistible. Liz observó con ojos entrecerrados y expuso sus colmillos. —Tienes que ser un cazador o no serás bueno para nadie, ni siquiera para tu mujer. — La sonrisa de Andrew era como la de una pantera, y Claire se presionó contra la mohosa y húmeda pared. >>>Los tiempos de paz han terminado. Esto será una guerra como ninguna otra. —Y es por esa razón que necesitamos aliados. — Liam argumentó, sus instintos rugían por atacar. Pero sabía que si atacaba a su Sire –o a cualquier otro miembro del aquelarre– el costo sería la de Claire y la suya. —Aliados, no usuarios. — Andrew se retorció, mientras dejaba a Claire y se enfrentaba a su aquelarre—. Soy su Sire, — les recordó—. He vivido mucho más que todos ustedes, incluyendo a Liz. Se a lo que nos enfrentamos. Y sé que nunca podremos, depender de los humanos para nada más que para la traición. — Él miró sobre sus hombros hacia Liam. >>>Enterraste tu sentido común en Seneca, Liam Cadogan. —Los tiempos han cambiado, Andrew. —dijo nuevamente. —Repites un argumento de poco peso, — la mirada de Andrew se alzó hacia su teniente—. Recorrimos un buen camino juntos, tu y yo. Te extrañare. —No tienes que hacer esto. — Liam dijo, aunque no tenía idea de que era ―esto‖. —Te dejaremos ahora. — Andrew anunció—. Una vez que dejemos los túneles, algunos humanos que he contratado esparcirán cruces y hostias de comunión en cada una de las salidas. No podrás salir, Liam. Estarás atrapado aquí con ella. — Andrew levantó un dedo. >>>Si la liberas para que se vaya sola, la estaremos esperando. Y si la conviertes, yo mismo le clavaré una estaca. Los otros vampiros se agitaron inquietos, mirándose los unos a los otros, y luego a su Sire. Sanguine quien había sido un Godo una vez, intentó atrapar su mirada. Él era uno de los seguidores de Liam, en la creencia de que iban a necesitar la fuerza de la Cámara del Fénix detrás del aquelarre. Liam no lo reconoció. Si lo hubiera hecho, Sanguine también sufriría. —Acabas de decir que nunca lastimarías a otro vampiro. — Claire dijo. Los compañeros de Liam se asombraron por su temeridad. Tal vez ella quería morir ahora y acabar con esto. —Los tiempos han cambiado. — Dijo Andrew, no a ella, sino a Liam—. Pero el mayor tiempo que un vampiro ha estado sin alimentarse es de una semana. Él tendió la mano para Liz. Ella la tomó posesivamente y miró a Claire. Liam vio el odio en el gesto; él había despreciado a Liz cientos de veces y

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Vampire Romance había tomado a una despreciable humana como amante en su lugar. Y a Andrew le gustaba ella, tal vez la quería. —Ya encontrarás tu sed de sangre, Liam. No tengo duda de eso. — Andrew continuó. —La Cámara del Fénix vendrá por ti. — Claire dijo, luchando contra sus cadenas. Andrew giró su cabeza, luego se paseó hacia ella y presionó la longitud de su cuerpo contra ella. Era sexual y dominante, y Liam apretó su quijada, forzándose a sí mismo a no reaccionar. Él no podía ganar esta ronda. —Podría lastimarte gravemente sin matarte, lo sabes. — él dijo lentamente, mientras oscilaba su pelvis contra ella—. Puedo mutilarte. Desfigurarte. Puedo hacerte suplicar por tu muerte. —Hay algo por lo que alardear. — ella le devolvió el disparo. Su voz tembló. Ella suspiró y cerró firmemente su boca; Liam temía que fuera a escupir a Andrew. ¿Qué haría el entonces? ¿Desgarrar su cuello? ¿Sacarle los ojos? En lugar de eso, Andrew ahueco sus senos. Ella dio un pequeño grito, parpadeando sus ojos. Luego él la liberó con un gesto burlón. —Que tengas buen provecho, Liam, y deja ir el viejo sueño. Cuando nos encontremos, finalmente, serás uno de nosotros. Agitado, Liam observó mientras Andrew tomaba de la mano a Liz y se deslizaba entre las sombras. De dos en dos, los demás les siguieron. Sanguine fue el último. —Iré por ayuda. — él murmuró. Liam no hizo ninguna expresión. Y luego, estuvieron solos. Las antorchas flamearon pero siguieron encendidas mientras él se liberaba de la pared con un par de golpes y patadas. Pedazos de ladrillos chocaron ruidosamente en el suelo, cayendo en un charco de agua estancada. Entonces él tiró de las cadenas y las dejó caer. Una rata chilló y se escurrió. —Andrew me retuvo para generar un efecto dramático, — él anunció—. O para humillarme. —No pensé que te detendrían. — Claire replicó, mirando sus propias cadenas. Él deslizó un dedo entre su muñeca y las esposas y las dobló como si fueran de mantequilla. Haciendo poco esfuerzo con sus ataduras, él la jaló y ella se hundió entre sus brazos. Su húmedo y flexible cuerpo se

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Vampire Romance amoldó al suyo y él percibió las especias de su sangre. Ella era cálida como sólo los vivos lo eran, y el pulso de su cuello latía salvajemente. —Lo siento mucho. — Ella murmuró contra su pecho—. Me dijiste que no viniera por ti. Que no era seguro. Pero recibí una nota. Decía que necesitabas verme bajo el Puente Gótico. Y ellos estaban esperando. —Una nota. — Él dijo—. ¿Quién te la dio? —Una vampira de nuestra casa llamada Giselle. Se unió a nosotros hace seis meses. Él se alarmó. No había nadie del aquelarre de Wellington con ese nombre. Andrew había salido al exterior a reclutar a alguien. Se preguntó si Liz sabría de ella. Aunque tanto Liz como Andrew tenían amantes, su lealtad era para el uno con el otro. —Giselle debe ser una espía. Andrew debió infiltrarla a la Cámara del Fénix. — Él la alejó gentilmente—. ¿Cómo no lo descubrieron tus líderes Gifted? —Tal vez ya lo saben. — Ella dijo con esperanza—. Tal vez me siguieron y vienen a atacar. —¿No lo sabría ya Andrew? El traería la guerra a nuestro aquelarre. — Liam aventuró—. ¿Pero por qué? Antes de que ella pudiera contestar, él comenzó a dar pasos. —Si él ya se ha aliado a alguien más, alguien más fuerte, quien pudiera acabar con la Cámara del Fénix…quien querría acabar con la Cámara del Fénix…— Él se congeló—. Jesús, María y José. — Él murmuró, las alarmas se detonaron como bombas—. ¿Las fuerzas de la oscuridad? ¿La Cámara de la Sangre? — Él cerró sus ojos, enfermo por sus compañeros, e incapaz de creer que Andrew hiciera tal cosa. Los vampiros eran sobrenaturales, pero no eran malignos. —Esa podría ser la verdadera razón por la que nos trajo aquí – para deshacerse de mí para que no les avisara a los demás. Él asumiría que yo lo sé –o que me iba a enterar– porque he estado hablando con los líderes de tu Cámara. Tenemos que salir de aquí. — Ella dijo. Ella se aferró a sus brazos y miró hacia arriba. >>> ¿Hola? — Ella llamó—, ¿Alguien puede escucharme? —¿Los Gifted pueden oír tus pensamientos? — él le preguntó, preguntándose, si también podrían oír los suyos. Ella asintió. —Algunos de ellos pueden. — Ella mordió sus labios y miró su rostro—. Si ellos vienen aquí y luchan contra Andrew para rescatarnos, ¿Pueden ellos vencerlo? Que vengan y lo veremos, el pensó. Luego la miró y se llenó de vergüenza. Él tenía que protegerla a toda costa. Andrew tenía razón; a pesar de todo por lo que pasaron, él y Andrew habían terminado. Liam ya no era parte del aquelarre de Wellington. Él era un renegado como

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Vampire Romance Jean-Marc de Deveraux, el líder Gifted de la Cámara del Fénix. Él también estaba en conflicto con los de su clase; él también había lanzado un golpe fuerte a los suyos, para proteger a sus seres queridos. Liam le quitó el húmedo impermeable a Claire, deslizando sus brazos a través de las empapadas mangas. Luego se quitó su chaqueta negra de cuero y la colocó sobre sus hombros. Envolviendo sus brazos alrededor de ella, la acercó hacia las antorchas. —Debes mantenerte caliente. — le dijo—. Si te congelas, menguaras tus fuerzas. El perfume del miedo en ella se había incrementado. —No respondiste mi pregunta. — Ella dijo. Una guerra sobre nuestras cabezas. Un posible ataque a mis leales compañeros. Mi Sire, dándome la espalda. Es un milagro que ella viniera sin ser asesinada. Deben haberla seguido. —Pronto saldremos de aquí. — le dijo a ella. —Hmm, —ella dijo evasivamente, tirando de su chaqueta alrededor de sus hombros. ¿Se habría dado cuenta que se alejó un paso de él? Él movió sus manos alrededor de sus brazos y también por su espalda, alejando el frío de ella. El cuello de su camiseta estaba empapado, al igual que los dobladillos de sus pantalones. El resto estaba relativamente seco. Ellos se miraron en silencio, tensos e inquietos. Él estaba alerta ante cualquier sonido –el oscilar de las antorchas, el chillido de las ratas, su respiración, su pulso-. Ella estaba tan asustada. Él tomó una de las antorchas y se la dio a ella. Luego tomó la otra. —Deberíamos reunir algunas cosas para quemar. — Él le dijo—. Debemos mantener esta salida. Él no le dijo que su bisabuela Abigail había sido quemada como una bruja. Nadie lo sabía. En esos días, cuando él estaba casado con Moira, él debió habérselo dicho. Él temía que lo rechazara. Luego de su transformación, él no sabía que realmente existían las brujas –ahora llamados Gifted-. Fue Andrew quien le dijo sobre ellos. Nueva York era una zona neutral, donde a los gifted no se les permitía vivir o practicar su magia. Pero entonces había llegado la Cámara del Fénix, algo bueno también, con todos sus problemas. Claire permaneció cerca de él, mientras él comenzó a buscar. El piso del túnel estaba lleno de musgo y excremento de ratas y aves, pero había poco para alimentar a las llamas. Los túneles eran familiares, a pesar de todos los años que habían pasado desde que él y el resto del aquelarre vivieron allí.

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Vampire Romance ¿Dónde estarían ellos, si Andrew no se los hubiera llevado a vivir una vida de lujos? Él sintió una terrible sensación de pérdida y se acongojo. El tiempo pasó; él no supo cuánto, pero estaba comenzando a sentirse hambriento. Tuvo que asumir que ella también lo estaba. Las antorchas disminuían su intensidad a solo un pie de longitud. El podía ver en la oscuridad, pero ella no podía. Sería muy malo para ella cuando las antorchas finalmente se extinguieran. Ellos llegaron a una intersección. Él percibió la ruta de salida que había utilizado el aquelarre y la tomó. Una rata corrió y tropezó con la punta de su pié y pensó brevemente en atraparla. Él podría prosperar si se alejaba un momento de ella, para buscar una rata o dos, y alimentarse de ellas. Pero se avergonzaría si ella lo viera hacerlo. Pero no me puedo ansiosamente.

permitir

estar

muy

hambriento.

Él

pensó

Al final del túnel había una puerta metálica, cerrada y trabada. Él sintió las barreras de los objetos sagrados -cruces y hostias de comunión– al otro lado. Por razones desconocidas, incluso para Andrew, los símbolos cristianos afectaban a los vampiros aún cuando ellos no eran malignos en el sentido tradicional cristiano. —¿Puedes abrirla? — Ella pregunto esperanzada. —Quiero asegurarme primero. — le respondió. Él pensó en destrozar la puerta de todas formas, resistir lo mejor posible y tomar a cualquiera que estuviera allí. Ahora, mientras aún conservaba sus fuerzas. El volteó su cabeza y vio un hueco de oscuridad. Era alguna clase de habitación, con lo que parecía ser una pila pequeña de cuero cerca de la pared. Entrando al espació, él percibió a Sanguine, Jack y Dianne, sus compañeros. Mientras inspeccionaba mejor, se dio cuenta que las piezas de cuero eran tres chaquetas. Las habían dejado allí para él en la salida. Y para ella. Se conmovió y tuvo esperanzas. Él la dirigió hacia la habitación y señaló las chaquetas. —Estos son de mis aliados. Quiero que descanses aquí. Mantente caliente. Voy a explorar un poco. —No me dejes. — Ella le suplicó, alcanzando su mano. —Estaré pronto de regreso. — Él le prometió, apretando su mano—. Si tienes que quemar las chaquetas, hazlo. Ella chupo sus labios, asintiendo, observando mientras él regresaba al túnel y examinaba la puerta. Había algo en su cabeza susurrando No.

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Vampire Romance —¿Qué? — Él preguntó en voz alta, volteándose—, ¿Claire? — Pero él sabía que ella no lo había llamado. El puso su mano en la puerta. Las barreras al otro lado de la puerta temblaron contra su palma. Regresa con ella. Quédate con ella. Él agitó su mano y tomó un paso hacia atrás. ¿Qué diablos está sucediendo? Frunciendo el ceño él susurró: —¿Quién eres? ¿Dónde estás? — Tenían que ser los compañeros gifted de ella. Tenía que ser la ayuda en camino. No hubo respuesta. Él se quedó quieto, moviendo su cabeza, escuchando. Nada más vino hacia él. Él se agacho y presionó a través del borde más bajo de la puerta. Sus dedos picaron. —Claire, oí algo. A alguien. — le dijo a ella—. Una voz dentro de mi cabeza. Él se volvió hacia la pequeña habitación para encontrarla de pié. Las antorchas estaban apoyadas contra la pared, y ella se estaba desabrochando su pantalón. Su rostro estaba serio, el color en sus mejillas era intenso. Su mirada cayó hacia la redondez de sus caderas, el pequeño pedazo de tela cubriendo su sexo, mientras ella bajaba su pantalón sobre sus caderas, hasta sus rodillas. Sus ojos brillaban de emoción mientras deslizaba su chaqueta de sus hombros y la dejaba caer gentilmente al suelo. Ella lo miró fijamente y recogió el borde de su suéter rojo. —Tal vez es la misma voz que escuché, diciéndome que haga el amor contigo. — Ella susurró. Y entonces se quitó su camiseta. —No, hace mucho frío. — Él le dijo, apresurándose hacia ella. Quería abrazarla, darle calor, pero su boca cayó sobre la de ella. Sus colmillos eran mucho más pequeños que los de cualquier otro vampiro que haya conocido; cuidadosamente, deslizó su lengua hacia su boca y encontró el dulce sabor de su aliento. Lentamente se hundieron en el piso, en la pila de chaquetas dejadas por sus compañeros. Él la besó apasionadamente, extendiendo sus manos en su espalda mientras ella alcanzaba la parte trasera de su sostén y lo desabrochó, dejando al descubierto sus senos. Entonces él supo con cada fibra de su ser que iban a hacer el amor ahora, que era lo mejor que podían hacer para salvarse. Para despedirse, dijo la voz. —No. — dijo con voz áspera bajo su aliento.

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Vampire Romance

Ella gimió mientras su mano derecha acariciaba su seno y movió su pulgar sobre un pezón, y luego el otro. Su pantalón estaba bajo sus rodillas. El se movió rápidamente sobre sus bragas, y la hizo a un lado, dándole placer a su sexo, su dedo sobre su clítoris, donde sus labios refulgían rosados. Él deslizó su dedo en su interior, sintiendo la humedad, el calor. Queriendo estar allí. Pero luego su necesidad cambió y él se palpo a sí mismo hambriento de ella, como sólo un vampiro podría; Hambriento de sangre humana. Sintió pánico, apartándose, pero ella lo abrazo fuertemente, mientras su dedo permanecía en su interior. Su cuerpo reaccionó, duro y con fuerza; al igual que sus colmillos, ansiando clavarse en sus venas. Ella estaba en terrible peligro. Parte de su mente registró que ella estaba desabrochando sus pantalones e introduciendo su mano en su interior. Sus dedos rozaron su sexo, y lo envolvió. El gruñó como un animal; siseó y se retorció. —Aléjate de mí. — le rogó—. Claire, corre. Ella no parecía escucharlo. Movió su mano arriba y abajo, besando su boca, los lados de su boca, el agujero de su mejilla. —Santa María, déjame. — Él rogó nuevamente, mientras su boca chocaba con la suya. La alejó de sus brazos, mientras ella desesperada se quitaba sus pantalones, y luego los de él. —Hazlo. — ella le urgió. —Muchacha, muchacha, — el gruñó, con su marcado acento irlandés. El sentía que los años retrocedían. Él era joven de nuevo. Irlanda estaba allí, el trébol verde y púrpura, y el mar y las gaviotas le decían que se alejara. Toma tus seres queridos y vete de aquí. Regresarás algún día. Pero nunca habían regresado. Ellos estaban muertos. Pero Claire está viva. Tenía que mantenerla viva. Y entonces se ensamblaron, uno a uno, y la sensación que rugió a través de él encendió una llamarada desde la base de su espina hasta su sexo y dentro de su pecho, donde su corazón no latía. Donde su corazón…. Entonces él la vio: su antepasado, caminando hacia el brezo. La anciana Maggie Cadogan, la bruja, inclinada a un lado de la colina, moviendo sus labios. Y luego Maggie en la estaca, el fuego abrasando, el humo llenando sus pulmones. Él escuchó sus palabras: ―Al igual que la mía llevará mi sangre hasta los días oscuros; y hervirá en sus venas y le dará poderes como nunca antes se han visto‖. Fue su voz dentro de su cabeza.

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Vampire Romance La sangre de Liam estaba hirviendo, humeando fuera del cambio, hasta que sintió un fuerte golpe dentro de la caja de sus costillas, en las venas que habían sido tan frías y vacías como los túneles. Sus pulmones se llenaron de aire por primera vez en más de cien años. —Oh dios, Oh dios mío. —Claire susurró—. Tu piel…es cálida. Y tu corazón…— ella colocó su mano izquierda sobre su pecho—. Está latiendo, Liam, está latiendo. Él quería decirle, hablarle a ella. Pero las llamas en su interior se elevaban. Él era un hombre, no sólo un hombre sino un hombre nacido con sangre de bruja. Él estaba en su interior y la empujó de espaldas sobre las chaquetas y la tomó, con intensidad. Más energía surgió a través de él y más calor. Los borrosos caleidoscopios de colores, sonidos y aromas se apresuraron a través de él. Él ya no podía ver, ni oler, ni saborear; él sólo podía sentir. Él despegó a través del cielo. Él era un cometa, en llamas. —Magia sexual. —ella susurró—. Los Glifted. Él era un glifted. Él no lo sabía: nadie más lo sabía. Él había sido transformado y se transformó de nuevo. La tomó intensamente, permitiendo que el éxtasis se montara en él. La sintió retorcerse en torno a él, gimiendo de excitación y asombro. Su suave y cálido centro; su mujer, su mujer viva, su amada… Oh dios mío, ya no estoy solo, él pensó, mientras lágrimas recorrían su rostro por sus seres amados, por las esperanzas rotas y la ira y el odio que lo habían consumido. Como una tormenta de viento, su cuerpo reunió sus fuerzas, y asomó un último momento antes de verter su alegría y su vida hacia ella. Llegó al clímax en un río de energía, de magia. Se elevaba y flotaba; él era amado y él era nuevo. —Liam, Liam. — Ella lloró. Estaba con él, cabalgando las angustias de su propia pasión mientras se aferraba a sus hombros. Por un momento él pensó que estaban volando, elevándose en alegría delirante. De vuelta a la tierra, de vuelta al interior del túnel, ellos se abrazaron, en silencio y llorando, ambos. Él no tenía palabras; se aferró a ella, jadeando, sintiendo vivo su cuerpo. —¿Qué…cómo? — ella comenzó, pero se detuvo mientras el llenó su rostro de pequeños besos. Y luego más besos. Ella estaba aturdida. Él la vistió rápidamente, como a un pequeño niño, y luego le puso la chaqueta de Sanguine y la suya, para darle calor. Él se puso la otra chaqueta –que pertenecía a Jack– y la levantó en sus brazos. Él no sabía lo que iba a suceder, pero podía salvarla ahora. Él lo sabía. Él acabaría con todos, pelearía con todos los monstruos, hombres y

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Vampire Romance vampiros. Tendría la cabeza de Andrew en una estaca antes del amanecer si era necesario. Pero el no perdería a otra amada. Moira, el pensó. Seamus, Saraid, Emilie, sus hijos. Y luego, Maggie Cadogan, ayúdame. Dio zancadas hacia la puerta de metal dispuesto a abrirla. Y la abriría. Él podía verlo en su cabeza mientras se preparaba para el agua bendita y las cruces al otro lado. En su lugar, la puerta inmediatamente se colapsó en un montón de óxido. Al otro lado había un prado, cubierto de brezo. Más allá, una colina, rodeada de tréboles, y arriba el cielo azul, lleno de limpias e infladas nubes y un sol dorado. Irlanda. El volteó para ver el túnel. Había desaparecido. En su lugar, el resplandeciente y envolvente gris y verde, encrestados de espumas, y una pequeña foca, montando las oleadas. Las gaviotas daban vueltas en los cielos. Parpadeó y luego miró a Claire en sus brazos, y la besó como un hombre que no había visto el cielo en 100 años y más, como un hombre que casi pierde su alma. Y ella le devolvió el beso, como una mujer cuyos sueños se habían cumplidos. Labios cálidos, manos, piel; pestañas, suaves hebras de cabello. —Magia sexual. — Ella susurró contra su sien—. La más fuerte que existe entre los glifted… entre tu gente. Nos trajo aquí. El rozó su mejilla, su cuello. Sus colmillos ya no estaban. Su corazón latía como el golpear de las olas. —No, Claire, el amor nos trajo aquí. Una gaviota graznó mientras Liam levantó su mano y vio a una anciana de cabello gris vestida con un anticuado kirtle y un chal de lana gris de pié en la cima de la colina. Había una pila de piedras a su lado, como en su visión. Ella levantó una mano en saludo mientras se inclinaba contra las rocas en aire de autosatisfacción. —Sonas ort. —le dijo a ella—.Gracias. Ella hizo un gesto para que se acercara. Mientras caminaba hacia ella, pequeñas chozas aparecieron en el prado. El humo provenía de los agujeros en los techos. Las gaitas tocaban sobre una ráfaga de brisa. Los niños reían. —Niños. — Maggie Cadogan susurró al oído de Liam. Segura en sus brazos, felizmente segura, Claire miró a su alrededor con maravilla y asombro.

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Vampire Romance —Para salir de ese infierno…— su voz calló, y luego miró hacia él de nuevo—. Liam, ¿El amor nos mantendrá aquí? Él bajó su cabeza hacia la suya y la besó como su hombre. Como su protector. Como su esposo. —Sí. — Él prometió—.Lo hará.

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Vampire Romance

Una Dama de pie Lilith Saintcrow

C

uando un hombre se despierta en su propia tumba, él algunas veces, reconsidera su elección de trabajo.

Si es listo, es decir. Yo soy tan estúpido como una caja de rocas y de mi cerebro se siente como un cañonazo que se apaga adentro. La agonía en mi cabeza era sólo rivalizada por la sed. El dolor de la sed en cada nervio y las venas, la garganta y los ojos mármoles calientes. Estaba lloviendo, pero el agua del cielo que caía en mi boca abierta no hacía nada con los clavos secos girando en mi laringe. Subí trabajosamente por los terrones de lluvia, el barro de arcilla batida, pulido y sucio como un cerdo recién nacido. Mi ropa estaba en ruinas y el monstruo en mi cabeza rugió. Me caí hacia atrás, atrapado a mis rodillas en la tierra húmeda, martillos acolchados de lluvia se estrellaron a lo largo de mi cuerpo, y grité. El espasmo pasado, dejando sólo la seca las llanuras del desierto dentro de cada pulgada de mí. Unos momentos de esfuerzo me dejaron caminar libremente, la último de las arcilla húmedas, colapso en un agujero en forma de cuerpo, ahora que el cuerpo de estaba por encima del suelo. Abrí la boca, la lluvia golpeaba mi sucia la cara, y sólo obtuve un pedazo de barro. Tos, náuseas. Mi cabeza era una calabaza hinchada equilibrada en un palo delgado de dolor, y el dolor de cabeza retrocedido entre las ondas de sed abrasadora, insoportablemente atormentadora. Había pinos a mí alrededor, cantando y suspirando, cuando el viento empapado los golpeaba alrededor. Me tomó dos intentos para mantenerme firme, y otros dos antes de que me acordara de mi nombre. Jack. Jack Becker. Ese soy yo. Eso es lo que soy. Y tengo que encontrar a la dama con el vestido verde. Fuera de los límites de la ciudad y soy un pato fuera del agua. El lodo no se seca, no en esta lluvia; simplemente mantendría las manchas sobre la ruina de mi camisa y los pantalones de traje. Incluso el lavadero Chin Yun, no sería capaz de sacar lo peor.

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Vampire Romance Avanzando con dificultad y resbalándome, logre bajar por una colina del tamaño del edificio Chrysler y encontré el camino de tierra, salido de la carretera, y había un marcador de milla ahí. Doce millas para la ciudad. Los calambres de la barriga vacía gritaron. Tal vez recibir un tiro en la cabeza excita el apetito de un hombre. Cada vez que llegaba hasta tocar mi cabeza de oferta, un agujero arrugado por encima de mi ojo derecho lleno de aún más barro. Yo no iba a llegar muy lejos. La idea de tropezar a lado de la carretera y ahogarme en una zanja era atractivo -excepto por la dama con el vestido verde. Piensa en eso, Jack. Una cosa a la vez. Trueno retumbó en algún lugar lejano. La señorita Dale estaría en casa, probablemente hablando con su gato, o preparando una taza de té. El pensamiento hizo que mi interior apretara mis entrañas como si fuesen a convertirse en una picadora de carne, y mi respiración hizo un gracioso sonido de silbido a través de mi boca. Mi nariz estaba conectada y, en cualquier caso, me faltaba el aire. A veces llueve lo suficiente como para ahogarte aquí afuera. Eso fue cuando vi la luz. Era hermoso, sería oro, si fuera una fonda. No cualquier fonda, pero la elegante Dentons, a once kilómetros de los límites de la ciudad. Yo no podía ir allí con este aspecto. Me tomó un tiempo a hurgar en mi cartera y casi acabo en la cuneta de todos modos, mis pies se enredados entre sí. La cartera –el presente Navidad del año pasado de la señorita Daletodavía estaba en mi bolsillo y tenía lo usual, más diecinueve dólares y veinte centavos. No había nada de dinero. Interesante. Piensa en eso más tarde, Jack. Mi camisa estaba lo suficientemente mojada como para arrojar el lodo, mi chaqueta en ninguna parte sacaría la e videncia. Los comprimidos picantes me advirtieron que la lluvia se estaba congelando. Pero lo loco, fue que no tenía frío. Sólo estaba sediento, como el infierno. Tal vez la idea de la Dama con el vestido verde me calentaba. Luces de neón parpadeaban en las ventanas del restaurante. Estaba cerrado, maldita sea, y justo cuando podría haber usado un teléfono. Podría incluso ver el cuadro de teléfono, manchando mis guantes de barro en el ventana y parpadea cada vez que el signo BEBIDAS FRIAS parpadeaba igualmente. El teléfono estaba al final de todo. Mis piernas casi se agotaron. Esto se está convirtiendo en una mala noche, muchacho Jackie .

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Vampire Romance Encontré una roca que podía levantar sin averiarme a mí mismo y la lancé. El cristal de la puerta se hizo pedazos, y yo con cuidado la abrí. La larga huella de barro que iba dejando de camino al teléfono podría haber sido divertida, si hubiera estado en un estado de ánimo sonriente. Un hombre como yo sabe el número de la casa de su secretaria. Cualquier dama lo suficientemente estúpida como para trabajar para un caso como yo, probablemente, no estaría bailando en club nocturno. Dale no tenía ningún pretendiente - no que ella dijera, por supuesto. Ella era alta y delgada con ojos interesantes, pero eso era lo más lejos que llego. No como la dama de verde, no señor. Me agarré a la caja del teléfono con dedos que parecían hinchados y magullados. La suciedad aún manchaba las palmas de mis manos. Debajo de ella estaba el pescado vientre blanco, casi brillante en la iluminación tenue. Los Denton se iban a encontrar su restaurante no tan elegante en la fría luz del amanecer, y lamenté eso. —¿Hola? — Ella hablo repetitivamente, porque yo estaba tratando de hacer funcionar mi boca—. ¿Hola? —Dale. — conseguí a través de la obstrucción de mi boca. Sonaba como si me hubieran roto la mandíbula, o como si estuviera chupando dulces. —¿Sr. Becker? — Una nota de la alarma, ahora—. ¿Jack? —Tienes que venir a recogerme, cara de muñeca. — Sonaba borracho. —¿Dónde has…? Oh, no, no importa. ¿Dónde estás? — Yo casi la podía ver posada en su sofá, con una taza de té hirviendo suavemente en una mesa—. ¿Jack? ¿Dónde estás ahora? —Denton, — me ingenié—. Una elegante Fonda, alrededor de once millas de distancia de la de la ciudad. ¿Tienes las llaves de mi auto? —Su coche esta confiscado, Sr. Becker. — Ahora ella parecía la señorita Dale que yo conocía. Fresca, tranquila y eficiente. Por teléfono parecía humeante y pecaminosa, como Bacall. Podría haberla contratado sólo por esa voz en el teléfono, pero resultó ser condenadamente eficiente y tener un grito agudo para quejarse fuera de todo tiempo, lo cual quería decir que le pagara a ella aunque yo no tuviera para comer. No encuentras secretarias como esta todos los días, después de todo. —No importa, voy a traer a mi coche. ¿Denton, eh? Eso está en el oeste de la ciudad, ¿verdad? —Claro que lo está. — Mis piernas se sacudieron otra vez, me aferré a la caja con todo lo que valía la pena—. Estaré esperando en la puerta. —Estoy en camino. — Y colgó, sin más. Qué chica.

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Vampire Romance

El dolor en mi estómago llego a la cresta cuando Dale se asomó por el asiento. Yo apenas logré abrir la puerta, y tan pronto como estaba en el auto ella cerró; luché con la puerta cerrada y el limpiaparabrisas hizo su sonido idiota por casi un kilómetro mientras me quedé sin aliento en el asiento trasero. El coche olía a Chanel no. 5, y a cigarrillos. Y olía a Dale, a la laca para el pelo y el polvo y mil cosas femeninas más, de esas que -por lo general- solo tienes que acercarse a una real Dama para obtener una bocanada de eso. También olía a otra cosa. Algo caliente, y cobrizo, y salado, y tan bien. El limpiaparabrisas se pasó golpeando, y le debió haber pasado algo al motor del Ford, porque allí había otro golpe regular, alto y fuerte y rápido. Mi boca no se iba a cerrar en todo el camino. Seguí haciendo ese sonido sibilante, y ella por último, arriesgo otra mirada sobre el asiento hacia mí. —Te voy a llevar al General Samaritano. — dijo, y yo me quede mirando el brillo de su cabello oscuro—. Te ves terrible. —No. — Gracias a Dios, fue una palabra que pude decir, sin lo que fuera que estaba mal con mi boca interfiriera—. Ningún hospital. El articular mal estaba de vuelta, al igual que mi mandíbula estaba rota, pero yo no sentía dolor. De hecho, ahora que el dolor de cabeza se había ido, lo único que me preocupaba era que tan sediento yo estaba. Otras millas aplastadas bajo los neumáticos. Ella subió el descongelador para arriba, y los golpes regulares de su auto sonaron como si estuviera a punto de estallar, iba tan rápido. —Sr. Becker, me está empezando a preocupar. — Ella encendió un cigarrillo, con los ojos en la carretera, y, cuando abrió la ventana para soltar el humo, el olor de la lluvia llegó a través y me di cuenta de lo que estaba golpeando. Era el pulso de Dale. Estaba escuchando su latido de corazón. Y los neumáticos tocando la carretera. Y cada gota de lluvia golpeando el techo duro. El silbido de la llama cuando ella encendió el cigarrillo mostrando el brillo fino del sudor en la frente y me di cuenta de que la señorita Dale estaba nerviosa. —No te preocupes, cara de muñeca. Todo está bien. Llévame… ¿Dónde puedes ir, Jack? La dama de verde conoce tu oficina, y si ella piensa que estás muerto … —Llévame a tu casa. — Sólo que sonó más como a hauwsch, como si yo fuera un maldito alemán, y cuando recorrí con mi lengua por el interior de todos mis dientes, la cosa se puso interesante.

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Vampire Romance Mi lengua raspó, y me perdí lo que fuera que Dale hubiera dicho, porque el sabor de cobre lleno mi boca y yo de repente sabía de lo que estaba sediento. El conocimiento me habría hecho gritar si no hubiera puesto flojo contra el asiento, como si alguien me hubiera abofeteado, porque estaba caliente y torsión en el estómago retrocedido un poco, y porque maldita sea, después de que un hombre hace su camino a arañazos de su propia tumba y fuerza la entrada a un restaurante, se merece un poco de descanso. El vestido verde abrazaba sus curvas como el samaritano abraza a la autopista de la costa, y, bajo el pequeño velo de su sombrero, los ojos eran verdes también. Incluso tenía guantes verdes, y ella aceptó una luz de mí con un movimiento de cabeza pequeña y las cejas arqueadas, acantonándose su cartera de mano de terciopelo verde esmeralda en su regazo. —Usted viene altamente recomendable, Sr. Becker. — Un habitual ronroneo Bryn Mawr-, sobre el sonido de mecanografía de la señorita Dale en el frente. La señora mantenía la espalda tan recta como una regla y la lámpara en mi escritorio, la hizo no verse pálida. Dale dejó de escribir. —Me alegra oír eso. — Lo dije evasivo, tan informal como mis zapatos en el escritorio. Eran las 5 en punto, y ya era de noche, en el medio del invierno, y estaba atrasado en el alquiler. —¿Sr. Becker? — Dale estaba de pie en el ángulo de la puerta —. ¿Me necesita usted para algo más? — Sus ojos oscuros de gato se inclinaron encontrándose con los míos, y tenía un manojo de archivos en sus manos capaces. Si ella colocara un poco más de carne en ella, sería un golpe de gracia. Ahora mismo me estaba dando una chance de decir que estábamos cerrando y la dama de verde podría volver en otro momento. Yo agité una mano lánguida. —No, gracias, señorita Dale. Te veo en por la mañana. —Muy bien, señor. — Helada como frígida era. La señorita Dale pasó unos momentos moviéndose alrededor de la oficina, cerrando los archivos del gabinete de frente, y la Dama de verde no dijo nada hasta que mi secretaria se fue, cerrando la puerta detrás de ella y sus tacones hacían clic por el pasillo, tan eficientemente como el resto de ella. El signo de fuera de la ventana de mi oficina parpadeó. Estábamos arriba de ―Comida toda la noche‖ y un quiosco de periódicos, y las luces de neón grande llenaban la habitación con ondas de color amarillo y rojo después de oscuro, una vez Dale apagó las luces. El sofá frente a mi escritorio parecía atractivo, y tendría un aspecto aún más atrayente si yo no tuviera el desalojo en la cara. Supongo.

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Vampire Romance

—Entonces, ¿qué quieres que haga, señora …? —Lo convertí en pregunta. —Kendal. Sra. Arthur Kendall. Sr. Becker, quiero que seguir a mi marido. Olía como Chanel y suciedad. Y aunque yo estaba bajo una pila de mantas, estaba acostada en algo suave y disparé con la espalda recta, trague un grito. Era el sonido que una bala hacía cuando le pegaba a una caja craneana, la explosión que era muerte. Mis dedos estaban alrededor de algo suave, pero con un núcleo más duro. La otra mano destellaba arriba, capturando la muñeca de la señorita Dale mientras ella hizo un intento de abofetearme. Seda revoloteaba -Iba vestida de un envoltorio, un kimono rojo con un dragón de color naranja con fuego amarillo. Ella gritó y me di cuenta que estaba medio desnudo, sólo en un par de costra de lodo como ropa interior. Alguien me había desnudado y me había puesto en una cama hecha de pelusa de color de rosa, con almohadas derramadas por los bordes. El Chanel era ella, ¿y la suciedad? Ese era yo, dándole un olor hediondo a una cama de una agradable Dama. —Sr. Becker, — dijo, y fue -mi imperturbable- secretaria de nuevo, el cinturón de su kimono aflojado suficiente para mostrar una tira de ella, bueno, yo soy humano, claro que me miró—. Sr. Becker, suélteme de inmediato. La pesadilla retrocedió. Solté las muñecas. Se retiró dos pasos, golpeando su cadera contra una mesita de noche cargada con una tarro de crema y un montón grandes libros encuadernados de cuero que se encontraban afuera de la biblioteca Dr. Caligari, así como una lámpara con un tono rosa con volantes y una caja del tamaño económico de Kleenex. Nos miramos uno al otro, y la fina textura de su piel húmeda parecía mejor que nunca. Ella frotó su muñeca derecha, la que había agarrado primero. —Usted gritaba. — susurró ella. Por una vez, no tenía inteligente una cosa que decir como respuesta. Por supuesto que había estado gritando. La señorita Dale se irguió, apretando su kimono con movimientos veloces. Estaba descalza, y su cabello oscuro no estaba atado. Caía sobre los hombros como una masa de rizos, y se veían bien de esa manera. Se cruzó de brazos y trató de poner su mejor mirada en mí, y si yo no hubiera estado descansando medio desnudo en lo que yo sospecha era su cama, podría haber funcionado. —Lo siento, — fue todo lo que pude decir. —Está bien que lo haga. Usted está buscado por asesinato.

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Cerré la boca con un chasquido y empecé a pensar furiosamente. —Usted desaparecido hace tres días, Sr. Becker. La policía destrozó su oficina. Lamento informar que también tomaron sus últimas tres botellas de whisky. Me hicieron un extenso interrogatorio, también. Mi garganta estaba seca. La sed fue peor que nunca, y ese sonido de distracción, estaba de regreso, el golpe era duro y alto. Era su el pulso, y sonó como el agua en el desierto. Sonaba como una campana Chow en su formación básica. Su corazón iba rápido, lo que significaba que estaba aterrorizada. Pero allí ella estaba de pie, con un fuete color en las mejillas, los brazos cruzados y los hombros la espalda, listos para llevarme a la tarea una vez más. ¿Tres días? —¿Asesinato? — Yo solté. —El asesinato de Arthur Kendall, Sr. Becker. Su viuda lo identifico como el asesino. — colgado en la pared del dormitorio de ella había un poster de Humphrey Bogart en un sombrero de fieltro, mirando de reojo a la cámara como el vago que era. Estaba empezando a sospechar que mi práctica, señorita Dale tenía una debilidad por mirar lascivamente a los vagabundos. >>El trabajo de Kendall, — ella repitió—. Naturalmente, tengo una copia extra del archivo que usted preparó. Y, naturalmente, yo no lo mencione a la policía, especialmente al teniente Grady. Creo usted es muchas cosas, Sr. Becker, un borracho y un desgraciado inmoral y el investigador poco ético, sólo por mencionar algunas cosas. Sin embargo, ¿un asesino? No un hombre que deja viuda gratuitamente. — Ella se frotó la muñeca derecha. Así que soy un tonto para damas con historias duras. ¿Y qué? —Yo no mate a nadie. —Fue un alivio decirlo—. ¿Tienes el archivo? —Naturalmente. — Dejó caer los brazos—. Yo agradecería una explicación, pero yo sólo soy su secretaria. —Eres una muñeca de pie, — me ingenié—. El trabajo de Kendall salió mal, señorita Dale. Yo no lo maté. Siendo del tipo práctica, fue derecho al grano. —Entonces, ¿quién hizo el Sr. Becker? A pesar de que la sed se agravaba a cada segundo y el sonido de su pulso no estaba ayudando. Yo sabía la respuesta a esa pregunta. —Dame ese archivo, Dale. Y mientras estás en ello, puedo tener algo de ropa, ¿o simplemente voy a estar alrededor como Tarzán? Si había mascullado algo poco femenino en voz baja, cuando salió de la sala no la habría culpado.

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Vampire Romance Me limpié el resto del barro en su rosa y amarillo cuarto de baño. Ella tenía un apartamento en el lado sórdido de la calle Parth, pero todo estaba limpio y ordenado, y como era de esperar de la mujer que una vez que había ordenado alfabéticamente mi correo entrante. Incluso tenía un traje colgado en la parte posterior de la puerta para mí, uno de los míos. La puerta no se cerraba herméticamente, y yo la oía moverse en la cocina, y oía ese golpe irresistiblemente enloquecedor y delicioso. Me veía como si hubiera excavado por la mañana. Que, si pienso en ello, lo había hecho. Hubo una fea enrojecida marca roja sobre ete mi derecha, una chuleta que podía descansar mis dedos pulgares. Era blando y la presión en toda mi cabeza se sentía como una calabaza de nuevo. La parte trasera de mi cráneo estaba demasiada lastimada, y con cicatrices bajo mi corto, pelo mojado. Había bolsas amoratadas bajo mis ojos, y mis mejillas se habían hundido, y yo me veía amarillo como un chino con ictericia. Pele mi cuello de la camisa y mire. Un leve golpe, la marca encima de la clavícula, dos agujeros que parecían un pequeño par de púas que había entrado en mi garganta. El hematoma era fiebre novedosa y caliente cuando me toque, el trueno rodante de un latido del corazón rugió en mis oídos tan fuerte que me agarre en el lavabo blanco de la señorita de Dale y tuve que luchar para mantener la conciencia. ¿Qué demonios me pasó a mí? La última cosa que recuerdo fue Leticia Kendall secándose la boca y el tipo flaco, nervioso de cabeza roja, poniendo el barril de una pistola en mi frente. Justo donde esa lívido marca estaba, la que estaba con manchas de arena oscura en una órbita alrededor de esa coloración roja hundida. Luego que el sonido, como un proyectil de artillería dentro de mi cráneo... … y despertar en una tumba fría, fría. Deseando una bebida, pero no era mi bebida habitual. No es el tipo que bajaba las fauces como fuego líquido y detonó en el vientre, envolviendo una bruma caliente entre yo y el resto del mundo. Jack Estás loco. Tienes un disparo en la cabeza. El problema con eso era, que no debía estar loco. Debería estar muerto. Pero yo tenía pulso también. Al igual que la señorita Dale. Que estaba empezando a oler menos como Chanel y más como… Comida. Un chisporroteo deriva por el pasillo. Me até los zapatos que ella había dejado, pensativo justo afuera de la puerta del baño y vi la puerta principal y la cálida luz de la cocina, un cuadrado de cordura amarilla. Ella daba la espalda y estaba jugando con la estufa, y un filete esperaba

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Vampire Romance en un plato sobre la encimera. Ella lo metió en la sartén con un tenedor, y se movía sin hacer ruido, justo como yo iba a pegarle. Tres pasos. Dos. Ella aún no se daba vuelta. Extendí la mano, vio mi mano, amarillo en la luz amarilla, sacudiendo al rozar la cadera de la señorita de Dale…y fijos en el plato con la carne. Ella saltó, el tenedor sonó con estrepito, y me retire a la mesa. Si yo no hubiera estado tan frío, habría estado sudando cubos. Yo caí en una de las dos sillas acolchadas de la señorita Dale, junto a su moteada en oro barato, de mesa de cocina, y me enteré por que mi boca no había funcionando correctamente. Era debido a que los colmillos habían crecido, y lamí el plato por completo de jugo de sangre, antes de enterrar los dientes en la carne cruda y chupar como si fuera la leche materna. La mano de Dale fue directo a su boca. Se pellizcó tan duro sus mejillas que quedaron blanqueadas de la presión de los dedos, y sus ojos de gato oscuros e inclinados, se volvieron tan grandes como el propietario en día de pago de alquiler. El sartén crepito, chupé y chupé, y los dos sonidos casi lograron ahogar el trueno de su pulso otra vez. La mano libre salió disparada y sacudió con fuerza la olla de la estufa. La llama del gas ardía, con un silbido de un círculo azul, y la señorita Dale me miró, sujetando la sartén, como si tuviera la intención de asaltar las barricadas con eso. Seguí chupando. No fue suficiente, pero la sed se retiró. Esto era lo que yo quería. Cuando fue tan insípido como el papel seco, terminé de lamer el plato limpio, y deje caer la bola de la carne y reducida drásticamente. Miré a la señorita Dale. Ella me miró. Busqué algo que decir. Las Damas con su sueldo no compran carne todos los días. Ella debe de haber pensado que tenía a hambre. —Todavía necesito una secretaria, cara de muñeca. Su garganta trabajó como si ella tragara. Entonces se puso la cacerola abajo. Sacó de a poco sus dedos de su boca, se veía el hematoma en su muñeca derecha como un brazalete negro. Le tomó unos dos intentos antes de que pudiera pronunciar las palabras. —Hay otro filete en la nevera, Jack. Esta…crudo.

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Vampire Romance Las noches de invierno no duran para siempre, y la lluvia seguía bajando. La muñeca de Dale estaba hinchada, pero ella lo envolvió en un hielo y me dijo en términos inequívocos que estaba bien. Ella conducía el Ford con cautela, los limpiaparabrisas hacían tic tac, como su pulso. Abrí el archivo en mi regazo y lo revise en busca de algo – estábamos limpios. Abajo en la calle Cross, se estacionó donde teníamos una buena vista del Cuarto Azul, y hojee el archivo. Fotos de Arthur Kendall, el millonario, que había regresado de Europa, con una joven esposa que había comenzado a sospechar que él la engañaba. Si yo no hubiera estado tan interesado en los dólares que se desplegaron en mi escritorio, yo no hubiera tomado el trabajo. Puesto que los trabajos de divorcio no son mis favoritos. Terminan demasiado pegajosos. Este justamente se había puesto pegajoso de más. Kendall no sólo era un millonario, él era tan sucio como ellos podían. Había sido cuidadoso, seguro, pero yo había disparos de él relacionándose con personas importantes de la ciudad -Lefty Schultz, quien dirigía la raqueta de la prostitución, el Big Buck Beaudry, que le proporcionaron los músculos, papá Ginette, cuya la familia utilizaba para correr la ginebra y ahora corría la droga. Un abanico grande de la tradición, Papa Ginette. Yo pensaba que estaba entrando en una situación arriesgada, hasta que conseguí algunos disparos de Kendall y su esposa en un costoso centro de articulación, donde el jazz era caliente y la acción era aún más caliente. El Cuarto Azul, tenía una lista de espera de diez largos años, pero el dinero habla -y era el lugar de Willie Goldstein. Si Goldstein no hubiera comprado a más de la mitad de los policías en la ciudad, habría estado en Big Sing años atrás. Otra cita de finales de la noche, y la dama de verde bailaba en mi puerta al igual que la señorita Dale, baila el vals afuera. Esparcí las fotos y le dijo que Kendall no estaba haciendo trampa. Se había se casado con un sucio hijo de puta, pero no estaba colgado a cabo con las damas. Aquellos ojos verdes se estrecharon y cogió el brillo de la multitud dentro de Goldstein. Allí estaban, Kendall y mi señora y el pelirrojo, de cara de rata que seguía a Kendall como el pegamento. No era el músculo fuerte su nombre era Shifty Malloy, y él tenía el habito de la droga del tamaño de Wrigley Field - pero él era pulcro con tra je y encendiendo los cigarrillos de Kendall. La Sra. Kendall dejo la foto abajo de nuevo, y me sonrió. Ella aplastó su cigarrillo en el cenicero y miró las fotos de nuevo. Algo muy raro se me ocurrió. Recuerdo que pensé el por qué una dama se vestía tanto de verde, tenía los labios terriblemente rojos. Me acuerdo de tomar la foto, y recuerdo que

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Vampire Romance el flash de ternera blanca como se volvió a seguir de su marido el pasado las cuerdas de terciopelo y en el restaurante. Allí, en negro y blanco se Kendall y Malloy, y un multitud de otros idiotas, y había un espacio donde la dama en verde debería haber estado. Pero Leticia Kendall no estaba en la imagen. Ella estaba sentada encima de la mesa frente a mí, el fantasma del último de sus cigarrillos levantándose en el aire, y su rostro cambió de repente en virtud de su velo verde. Se acercó a la mesa hacia mí como un tigre salvaje, y todo lo se puso negro … —Ahí está, — Dijo Dale en voz baja—. El pelirrojo. Y, efectivamente, hubo Shifty Malloy, pulcro como siempre, en colas, para salir de un Packard nuevo y brillante. El Cuarto Azul tenía un toldo largo para mantener a los ricos secos, pero el vago, cara de rata en realidad abrió un paraguas y tendió la mano para ayudar a un señora del asiento de atrás. Millas de pierna blanca, a través de una rendija en su vestido, y se levantó de la parte trasera del coche como un sueño. Sólo que ella no estaba de verde. La dama estaba de luto como la medianoche, sus labios rojos una pincelada de polvo blanco de su cara, y me preguntaba cuánto tiempo llevaría a la gente a darse cuenta que le gustaba dormir todo el día. Me preguntaba si alguien sabía que sus manos estaban tan frías como el hielo bajo los guantes de raso, y yo me preguntaba si alguien podría adivinar cómo Arthur Kendall gorgoteaba cuando ella tenía sus dientes en la garganta. Hacía frío. Yo estaba en el suelo y mire a las formas delante de mí -una pared llena de astillas y un mango largo que termina en formas de metal. Era el tipo de cabaña que tienes cuando tienes que una piscina y un jardín y uno necesita un lugar para almacenar todos las poco atractivas cosas necesarias para mantener cortado y bonito - una podadora, palas, todo tipo de cosas- césped. —Harás lo que yo digo, — dijo Leticia Kendall. —Oh Jesús," Shifty Malloy gimió—. Jesús Cristo. Luego un pie -en un delicado raso verde- apareció a la vista. Yo parpadee. Sentí como si hubiera sido golpeado por un tren, me ardía la garganta, no podía tomar una respiración profunda, y ni siquiera podía retorcerme. Mis manos estaban atadas a la espalda y los pies se sentían como bloques de plomo. Ella se inclinó abajo, -la dama de verde-, y no llevaba su hermosa cara más. La mancha de carmín en los labios era fresca, y se secó con una mano blanca, blanca como la otra mano vino abajo, se engancharon a un puñado de mi chaqueta y la camisa, y me llevó, como si no pesara nada.

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Vampire Romance —Hay que cortar la cabeza. — dijo—. Es muy importante. Si no, no recibirás más. Malloy estaba sudando. —Lo tengo. Cortar la cabeza. —Usa una pala. Funciona bien. —Tenía la cabeza inclinada un poco hacia un lado, como un gato, teniendo en cuenta su presa —. Es muy importante, Edward, cortar la cabeza. Si yo hubiera podido abrir la boca, podría haberle dicho que pedirle a Shifty Malloy decapitar a alguien era como pedirle a un político ser honesto. Yo conocía al vago. Malloy podría disparar un hombre por la espalda, pero era muy remilgado con las cucarachas, gracias a Dios. —Bueno, ya. — Malloy apareció a la vista, y su ridículo bigote adherido estaba tan flojo como una oruga muerto con sudor. Levantó el arma, una Derringer poco útil, y la puso en mi frente—. Es posible que lo ponga abajo. Esto va a enredar las cosas. —Sólo hazlo. — Leticia me dio una sacudida poco impaciente. Mis pies colgaban como una marioneta —. Tengo un partido al cual asistir esta noche. Cuando volví de la guerra algunos vagos me preguntaron qué era lo peor. Les dije que era el maldito alimento en el servicio. Pero lo peor de la guerra era el no conocer, en el humo y el caos, donde iría la siguiente bala. La única cosa peor que eso era saber de dónde venía y hacia donde iba, y cuando un arma está apuntando a la cabeza y no sale nada de la garganta seca y triturada, más que un sonido como: Nuh nuhnuh. Luego el mundo explotó. —Espera hasta que llegue a la vuelta de la esquina, — le dije, entregándole el archivo—. Luego ve a casa. Eres una dama de pie Dale. —Por el amor de Cristo. — Ella se deslizó en el asiento, como si temiera que alguien nos viera estacionados aquí—. Llámame Sophie, Jack. ¿Hace cuánto tiempo que he trabajado para ti? —Tres años. — Manteniéndome en el tiempo y manteniendo la oficina para que no se viniera abajo también. —Me merezco un aumento. — Su pulso latía de nuevo. Como un conejo. La sed estaba de vuelta. Me quemó la parte posterior de la garganta, como la bilis desde la peor resaca nunca vista, y olía a ella. Chanel y la suavidad y la carne que había cocido, y mis dedos se agitaban como queriendo cruzar el aire entre nosotros y capturar su vestido. Era un bonito vestido azul, de cuello alto y el apretada en la cintura, y se veía bien. Nunca advertí cuán fácil era mirar a los ojos a Dale. Sí, soy un vago distraído.

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Vampire Romance —Vete a casa, Sophie. — Se estaba haciendo difícil hablar de nuevo, los dientes estaban saliendo. Sophie, destroce su nombre la primera vez que lo he dicho—. Eres una muñeca. Una verdadera muñeca. —¿Qué vas a hacer? — Ella nunca me pregunto eso antes. Un montón de preguntas, tales como ¿Dónde ha puesto el archivo? y ¿Quieres café? y ¿Qué debe saber Boyleston cuando llame por la renta? Pero esa pregunta en particular nunca me había hecho. —Voy a terminar el trabajo de Kendall. Salí del coche y cerré la puerta suavemente, y me dirigí por la calle. Ella esperó, como yo le había dicho, hasta que alcanzara la esquina. Entonces el motor del Ford se despertó y se apartó. Yo podía oír el coche, pero el mayor alivio llegó cuando yo no pude escuchar el pulso más. En cambio, oí a alguien más. Los tambores eran como de una la selva, y allí estaba yo, con una sed ardiente que dejaba un agujero en mí y la lluvia golpeando en la parte superior de mi cabeza sin protección. Pasé hasta el cuello mi abrigo, deseando como el infierno que una botella de whisky pudiera quitar el borde del ardor, y me dirigió hacia Chinatown. Uno puede encontrar cualquier cosa en Chinatown. Comer cualquier cosa allá abajo, y tengo unos cuantos amigos. Sin embargo, es asombroso cómo un hombre al que si le preguntaran como ocultar un cadáver o de una de pila de ropa manchada de sangre, podía obtener ideas divertidas, pero cuando se pidiera encontrar… sangre… Eso es para lo que son los carniceros. Y después de un tiempo encontré lo que estaba buscando. Tenía mis diecinueve dólares y veinte para gastos extras –del frasco de la cocina de la señorita Dale… Sophie-. Me dijo que yo era bueno para eso, y ella lo cobraría en su cheque de pago siguiente. Me iba a preocupar por conseguir su cheque de pago, tan pronto como haya terminado este trabajo. Podría tomar un trabajo pequeño. Después de dos horas de exhalar, mi cuerpo se rebeló, la sed de se hizo cargo y me tomé casi un cubo de vapor de cobre, y de luego caí al suelo y gemí como un drogadicto en el suelo de un sucio matadero de Chinatown. Se sentía bien, la sed se cerró de golpe en mis entrañas y se difundió en oleadas de calor hasta que casi llore. Pague por otro cubo. Entonces saque mi mierda de ahí, debido a que cualquier vago podría detenerse a mirar. Es increíble lo que puede hacer una vez una Dama con un vestido verde, te puede inmovilizar y luego matarte. Lo siguiente que necesitaba era un coche. En el borde de Chinatown se encontraba el Garaje de Benny. Golpee su puerta fuertemente y lo

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Vampire Romance saque de la cama. Él no sabía por qué quería la jodida camioneta y doce bidones de queroseno. —Yo no quiero saber, — él gimoteo—. ¿Por qué ehhh quieres tirar la puerta de abajo? Por Dios, Becker… —Cállate. — Saque un billete de 10 de mi fortuna personal decreciente y lo sostuvo frente a él, lo hice desaparecer cuando él quiso agarrarlo—. Nunca se me viste Benny. Agarró el billete una vez que lo hice volver a aparecer. —Yo nunca malditamente te vi, Jack. Ni quiero verte de nuevo. — Se frotó la barba, el roce de cada pelo era audible para mí, y el sonido de su pulso era un golpe fuerte en lugar de la dulce música de Sophie. ¿Cuánto tiempo su corazón funcionaria a través de toda esa grasa que tenía apilada en él? No me importaba. Me alejó, y esperé como el infierno que Benny no llamara a la policía. Con un patio lleno de vehículos robados y hasta su culo endeudado con Papa Ginette, sería un mal movimiento para él. Pero aún así, me preocupaba. Me preocupó todo el camino hasta en el Parque Heights y las mansiones cuidadas y tranquilas de los ricos, donde se encontraba la casa que quería y tenía que averiguar cómo llevar doce bidones por arriba de un muro de piedra de nueve pies. La casa era hermosa. Casi me sentí mal, por saltar y entrometerme en los pisos de parquet, antigüedades valiosísimas, y una cama que olía un poco a cobre y polvos de talco. Había un armario todo lleno de vestidos de verde. Empapé cada uno de los malditos. La lluvia golpeaba el techo, gorgoteaba a través de las alcantarillas y silbaba contra las paredes. Lleve dos bidones escaleras abajo hacia el vestíbulo -una masiva extensión de cuadros en blanco y negro que pronto nadaron en el olor del queroseno- y me senté a esperar por la puerta a un estudio que probablemente habían sido el lugar favorito de Arthur Kendall. Podía olerlo allí, los cigarros y el grosero olor a colonia cara. Lleve mis manos hacia el mango de la pala, la mecía un par de veces experimentales, y golpeé ligeramente el piso. Era una pala de cabeza chata, cómodamente disponibles en cualquier caseta de jardín - y cada césped impecable necesitaba de un cobertizo para jardín, incluso si uno lleva gente para que limpien a alguien para uno. Soy bueno esperando, y esperé mucho tiempo. La humazón se metió en mi nariz y me mareo, pero cuando la Packard llegó ronroneando por el camino, vertí la última mitad del un bidón. Luego encendí una cerilla y un camino de llamas corrieron finas hasta la escalera como tratando de dejar atrás el tiempo. Incluso si su nariz fuera tan aguda como el mía no podría oler el humo a través de la lluvia, y salí disparado a través del

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Vampire Romance estudio, que tenía una ventana que llegaba al suelo y había sido lo suficientemente prudente de desbloquear. Alrededor de la esquina, me moví tan rápido que fue como estar de nuevo en la guerra, sin reparar siquiera en donde pisaba con tal de mantenerme en movimiento. La pala silbó, mientras recorría el camino hasta golpear a Shifty Malloy directo en la cara, un buen golpe con todos mis músculos detrás de él. Él había salido del coche, el vago estúpido, y cayó como una tonelada de ladrillos mientras que Leticia Kendall a tientas maniobro la manija de la puerta interior, rascándose como una gallina loca. La casa comenzó a silbar y crujir. Doce bidones es una gran cantidad de combustible, y había un lote para quemar allí. Incluso aunque lloviera como si Dios hubiera abierto cada maldito grifo en el cielo. Ella se cayó del Packard, el vestido negro de inmediato se empapo y los destellos de carne de su vientre se mostraron cuando ella gateó en la tierra. Su boca carmesí se abrió como un pez en tierra firme, y si yo fuera un buen tipo, supongo que le podría haber dado una oportunidad de explicarse. Tal vez podría incluso dejarla escapar, siendo un pene estúpido, como uno ve en las películas, ese que permite al malo hacer su discurso. Pero yo no soy un buen tipo. La pala cantó de nuevo, y el sonido que ella hizo cuando la hoja plana picó tres cuartas partes del camino a través de su cuello, estaba entre un murmullo y un grito. La lluvia los camuflo, y ella estaba fuera de la tierra y en el césped ahora, en el barro la seguí, señalando con la pala, mientras que ella dejó caer la cabeza como una muñeca Kewpie defectuosa. La corté de la forma en que se suele cortar a las serpientes cascabel en la granja y, cuando su cuerpo dejó de aletear y las gotas y gotas de vapor de sangre habían empapado una muestra amplia de hierba, que la lluvia había aplanado, solté la pala y la arrastre como si fuera una extraña res muerta y pesada, hacia atrás de la casa. La tiré en el vestíbulo, donde las llamas se elevaban alegremente como en desafío a la lluvia, y tiré la pala allí también. Luego tuve que salir tropezando, sentía ardor en los ojos y la piel se me pelaba, y me di cuenta de ese mismo momento que el fuego era una cosa mala para mí, para lo que fuere que fuese ahora. Ella estaba mojada y blanca, donde el vestido negro se rompió, y las llamas querían encogerse lejos. Yo no me quede allí para ver si ella se iba, porque la casa empezó a arder en serio, el calor rasguñaba en mi piel, raspando con miles de alfileres de oro, y había un resplandor rosado en el este que no tenía nada que ver con el queroseno. Era el amanecer, y yo no sabía exactamente que me había ocurrido, pero yo sabía que no quería estar fuera mucho tiempo.

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Por supuesto, ella no había ido a dormir. Tan pronto como llegué cerca de su puerta, tratando de pisar suavemente sobre la alfombra desgastada y con olor a comida quemada y olor a polvo de la gente en su trabajo en el edificio de apartamentos, se abrió una grieta y Sophie se asomó por ella. Ella estaba blanca tiza, temblando, y se retiró hacia atrás en el vestíbulo como si estuviera arrastrando los pies. Todavía estaba lloviendo y yo estaba cansado. La sed, estaba de regreso, excavando en mis venas, y mi cuerpo entero estaba atravesado por el plomo. Los pinchazos en la garganta latían como si estuviera infectada, mi piel estaba agrietada y crujir con ardor, pero la lastimadura encima de mi ojo derecho no estaba más inflamado. Cerré la puerta con llave. Yo estaba goteando sobre su alfombra de Bienvenida, y la mire. No se había cambiado el vestido azul. Tenía buenas piernas, por Dios, y los ojos de gato inclinados no eran realmente oscuros. Eran de color avellana. Su muñeca estaba todavía amoratada donde la había agarrado, le había puesto hielo y tenía un bonito color púrpura oscuro. Probablemente le dolió como el demonio. Sus manos colgaban flojas a los costados. Busqué algo que decir. La lluvia silbaba y gorgoteaba. Los charcos en la calle se reflejaban con el viejo neón y las nuevas luces bordeaban a través de la niebla gris. —Es el amanecer. — Ella se quedó allí—. Eres una verdadera muñeca Sophie. Si no… —¿Cómo ocurrió? — Tragó saliva, los músculos en su garganta trabajaron. En el marco alto del cuello, su pulso era todavía como música—. Tu… tú… — Ella agitó una mano sin poder hacer nada. Por primera vez desde que entró en mi oficina tres años atrás y anunció que el lugar era un basurero, mi señorita Dale parecía perpleja. —Obtuve una mordida, dulce. — Abrí el cuello de mi camisa empapada—. Yo no quiero causar ningún problema para ti. Ya se me ocurrirá algo para mañana por la noche. Treinta de los segundos más largos de mi vida pasaron en su vestíbulo. Me caía, y sentí la llegada del sol, de la forma en que solía sentir las tormentas moviéndose en la granja, cuando yo era un niño de orejas grandes y la gran –mala- ciudad, era un lugar del que solo oía en la Iglesia. —Jack, eres un asno. — Dijo Sophie—. ¿Así qué solo una mordida? —Y un poco más. Miss Dale levantó el mentón y me miró. —Yo no tengo más carne. — Su pulso estaba de vuelta. Atronador. Era caliente y pesado en mis oídos y yo ya sabía que no era un buen tipo.

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Vampire Romance ¿No era que por qué había venido aquí? —Me voy. — Me moví y busque la manija. —Oh, no, no lo harás. — Era la señorita Dale otra vez, con toda su eficiencia precisa. Levantó la mano con dedos temblorosos, y desabrochado el botón superior de su cuello. —Sophie… —¿Cuánto tiempo he estado trabajando para ti, Jack? — Se quitó otro botón, sus dedos delgados trabajaban, y yo tome un único paso hacia adelante. La piel quemada crujía, y mi ropa estaba tan pesada que podrían haber perdurado por sí mismos—. Tres años. Y no fue por el pago, y no ciertamente porque tengas una personalidad que te recomiende. Viniendo de ella, era un cumplido. —Tienes una boca realmente dulce, señorita Dale. Se quitó su tercer botón, y ese pulso suyo fue un faro. Ahora sabía lo que quería la sed, ya sabía lo que sentía, ahora sabía lo que podía hacer… —Sr. Becker, cállese. Si no, voy a perder el valor. Sophie está en la cama con volantes de color rosa. Las sombras se dibujan, y el apartamento está tranquilo. Está tan tranquilo, que es hora de pensar en todo. Cuando un hombre se despierta en su propia tumba, puede reconsiderar su elección de trabajo. Él puede hacer un montón de cosas. Está todo tan malditamente tranquilo. Estoy aquí con mi espalda en la puerta del dormitorio y con mis rodillas encogidas. Sophie está todavía tan pálida. He tenido tiempo para revisar cada centímetro de su cara y yo me pregunto cómo un vago estúpido como yo pude haber pasado por alto tal muñeca que tenía en sus narices. Me tomó tres días. Hace dos días, la dama en el vestido negro se asfixió al final y su bella mansión se quemó. Ello estaba en todos los periódicos como una tragedia, y Shifty Malloy se atragantó con su propia sangre y con la lluvia también. Creo que es tiempo de encontrar otra ciudad para que se peguen los chicles en mis zapatos. Allí esta los Ángeles, después de todo, y ese lugar hace tres cuartas partes de su negocio después del anochecer. Pronto la luz solar se alejara. Sophie tiene las manos cruzadas en el pecho y ella se ve tan agradable y cálida, la colcha hasta la barbilla y la lámpara para que no se despierte como yo, en la oscuridad y el barro.

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Vampire Romance La lluvia ha dejado de batir el techo. Puedo oír los latidos moviéndose alrededor del edificio. Jesús, espero que se despierte.

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Sin título 12 Caitlin R. Kiernan

C

omo resulta, buscarla fue la parte fácil, tan fácil de como caerse de un tronco, tan fácil como pastel, tan fácil como uno follando por favor. Pasé muchos años preparándome para empezar a mirar -años y años y, finalmente, toda una década, saliendo a buscar a aquellos hombres viejos asustados, acaparando secretos, mujeres locas que guardaban libros prohibidos y olvidados, años cometiendo todas las indiscreciones usuales y blasfemias que finalmente podría estar acorde a los ojos de ella, si alguna vez la encontrara. Pero dudé que alguna vez lo hiciera. Buscarla, pensé. La buscaba tan diligentemente como nadie que hubiera salido a buscar cualquier cosa, santo o impío. Probablemente la buscaría mi vida entera y, como con todos los otros antes que yo, sólo encontraría sugerencias y rumores; habría momentos en los que estaría tan cerca, que aparecería un agente caprichoso a guiarme, sin duda alguna persuadiéndome con ruegos, alimentándome con pistas correctas, solo para timonearme por el mal camino en el último momento. Eso es lo que me habían dicho que esperara, y eso es lo que había leído en los libros - Unaussprechlichen Kulten, De Vermis Mysteriis, Livre d'Eibon y así sucesivamente -páginas demasiado frágiles y quebradizas para leer, los enigmas demasiado oblicuos para comprender-, todo eso subiendo vertiginosamente más profundo en la desesperación de que yo sólo era una idiota persiguiendo a un mito que nunca había tenido más sustancia que las divagaciones de los esquizofrénicos y mentirosos. Y entonces, una noche, ella me encontró. Las semanas posteriores yo no recuerdo, la oscuridad hasta que me desperté en un lugar desconocido, enferma y sudorosa en la luz a medias y las sombras, enferma como un adicta en una crisis de abstinencia, las altas paredes, de mampostería desnudas, ladrillos y cemento, puertas cortafuegos, el sonido constante de agua que goteaba en algún lugar. Me quedé desnuda sobre un colchón empapado de sangre y orina y el moho, dándome cuenta, poco a poco, que había sido golpeada casi hasta la muerte, quizá más de una vez, que había huesos rotos y dientes perdidos. El dolor me dio ganas de regresar a la oscuridad entumecida e insensible. Pero ella se agachó cerca, mirándome con sus ojos negros. Esos ojos secretos, hambrientos hasta coincidir con el agujero negro en el centro de las galaxias, ojos para

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Vampire Romance devorar estrellas y planetas y hasta el tiempo, ojos para devorar almas, y cuando ella sonrió, la sangre se derramo de su boca y se agrupó en el piso de concreto. —No es un juego. — dijo, y lamió sus labios. —Nunca pensé que lo fuera. — le contesté, mareada y arrastrando la palabras. Ella asintió con la cabeza. —Sólo así nos entendemos. Sólo así tú me entiendes a mí. Sólo así tú sabes que no es… —Un juego. — le interrumpí, y por un momento pensé que ella podría quitarme la cabeza. Se arrastró unos metros más cerca del colchón, moviéndose a través del piso más como un reptil que como una mujer, y una apenas perceptible chispa de furia, brilló en sus ojos muertos. —¿Tienes hambre? — Preguntó y más sangre se filtró de su boca. —¿Sabes lo que he hecho para encontrarte? — Le dije, en lugar de responder a su pregunta. —¿Crees que tiene importancia? ¿Crees que es por eso qué estás aquí? Te he hecho una pregunta. —Estoy enferma. — le dije. Ella asintió con la cabeza. —Te pondrás mucho más enferma. — Ella dijo—. Especialmente si no comes. Luego ella vomitó, una repentina ráfaga de rojo más oscuro a través de el hormigón y el borde del colchón. Salpicó mi piel desnuda, manchándome de sangre medio digerida. Se secó la boca y se sentó. —Así es como se inicia. — dijo. Me quedé mirando la sangre vomitada refrescante, por un momento o dos y luego me recosté sobre el colchón y me quede con la mirada fija, en un lugar en el techo, que parecía lejos, muy lejos. Había vidrio allí, un tragaluz, y pude ver que era de noche. Cerré los ojos y me pregunte qué haría falta para conseguir que me matara. —Debes apresurarte. Es mejor cálida. — dijo. —¿Puedo decir que no? — Le pregunté. — ¿Puedo cambiar de idea? Hubo un largo momento de silencio. Tal vez ella estaba sorprendida. Tal vez no. Dudo que alguna vez lo sepa. —No es demasiado tarde, —dijo—. Te puedo matar, si eso es lo que quieres. Es una lástima sin embargo. Su voz - Me gustaría poder encontrar el lenguaje para describir su voz. Tiene que ser oído, creo. Me hizo tener ganas de gatear con mis

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Vampire Romance extremidades destrozadas y esconderme en un agujero oscuro, donde ella nunca sería capaz de seguirme. Me dieron ganas de morir. —Realmente no me importa. — dijo—. Ya vendrán otros. Siempre los hay. Ellos nunca dejan de venir. —No he venido, — dije—. Yo ni siquiera sé dónde estoy. Tú… me tomaste. —¿Es así como fue, niñita? — Se rió, lamiendo una parte de la sangre regurgitado en sus dedos—. Bueno, eso no es como lo recuerdo. Y entonces se apartó el pelo sudoroso, y miró fijamente mis ojos, con la mano fría como el hielo tocó mi frente, y me estremecí con tanta fuerza que mis dientes chasquearon juntos. —No mires buscando monstruos si no quieres encontrarlos. — Ella dijo. ¿Qué había esperado? ¿Algún ángel caído glorioso? ¿Algún byroniano hermoso ser de luz y sombra? ¿Había pensado realmente qué sería hermosa? Yo había leído lo suficiente para tener mejor criterio. Pero me había preparado para esto, para esta gárgola en cuclillas delante de mí, manchada de sangre y la suciedad y la mierda, su pelo de sal y pimienta, recogido en una corona enmarañada, su cuerpo inclinado de niño era un mapa de cicatrices y la mitad de las lesiones curadas. En algún momento su pezón izquierdo había sido arrancado por completo. —¿Qué? ¿No soy lo suficientemente bonita para ti? — Preguntó y enseñó los dientes como un niño rencoroso. En alguna parte de arriba, un pájaro revoloteaban cruzando las vigas de acero—.Pensé que eras una mujer instruida. — Ella gruño. Ella se puso de pie, y vi el órgano que colgaba entre sus las piernas. Casi parecía un pene, casi, un pene atrofiado enfundados en hueso o cuerno, púas y acanalado y deforme. —Los libros, — dije, no podía apartar los ojos de la cosa entre sus piernas—, los libros eran sobre todo una pérdida de tiempo. Los hombres que los escribieron… no sabían… —Nunca lo hacen, — dijo, pasando por encima de la piscina de enfriamiento del vómito con sangre. Luego se puso de pie encima de mí, mirando hacia abajo con esos ojos hambrientos, y ella empezó a apretar la punta de la cosa pene entre sus dedos—. Se esconden en sus rituales y encantamientos, demasiado miedo para enfrentarse a lo que realmente deseo. Tú no eres así. — me dijo —¿Yo no lo soy? ¿Estás segura de eso? —No. — respondió ella—. Yo nunca estoy segura. Pero vamos a ver. Pronto, vamos a ver, niña. Se arrodilló, a caballo sobre mí, y ese aguijón, crecía duro ahora, y ligeramente más grande, contra mi vientre. Ella se inclinó y me besó, su

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Vampire Romance lengua lanzando rápidamente por delante de mis dientes, y probé la sangre de cualquiera cosa a quien ella había matado esta noche. El sabor de la sangre no era nada nuevo para mí. Mis anteriores depredaciones se habían ocupado de eso. Pero había algo más, algo más allá del sabor rico, ligeramente metálico, algo como morder en papel de aluminio, algo que sabía a molde y melaza y el tomillo seco. Ella respiro en mí luego, una violación etérea de repente, su aliento rancio y dulce corrió por mi garganta y lleno mis pulmones. Se retiró de inmediato, y me quede sin aliento, tosí y respire fuertemente y con dificultad y casi vomite. —No te atrevas a soltar eso. — advirtió—. No me hagas un jodido desafió. Luego se llevó una mano en la piscina pegajosa oscuro que había al lado del colchón y untó con ella a través de mis pechos. Había contusiones por allí, contusiones y cortes y tal vez las costillas rotas, y me estremecí ante el dolor y el frío de su tacto, pero me ingenie para no gritar. Ella sonreía mientras pintaba mi pecho. —No está en la sangre. — Dijo con una sonrisa—. Eso es lo que todos piensan, yo lo sé. Pero todos están equivocados. No está en la sangre. ¿No tienes hambre todavía? Miré hacia la claraboya de nuevo, a cincuenta o sesenta pies sobre el piso. ¿Dónde estaba el cielo? ¿Qué constelaciones estaban sobre nosotros? Tal vez ya no estábamos ni siquiera en un mundo con estrellas. Tal vez, ella me había arrastrado a otro lugar, en algún lugar donde las estrellas estaban demasiado asustas para brillar. Algún anticuarto decadente de algún otro infierno inferior. Cerré mis ojos y trate de dejar todo correr, cada pensamiento que estaba en espera de mí y el demonio que había pasado tanto tiempo tratando de encontrar. Yo había llegado en busca de ella, y ella me había encontrado. Abrí los ojos como la cosa entre las piernas se deslizó dentro de mí. Hubo dolor, pero no tanto como yo esperaba. —Sí, — suspiró, moliendo su cadera contra la mía—. Estás todavía aquí conmigo, niña. Tal vez te quedarás después de todo. Quizás eres lo que siempre pensé que eras. — Y entonces se inclinó más cerca, su columna vertebral se arqueo como el lomo de un gato, como la columna vertebral de nada humano, y su larga y áspera lengua comenzó a lamer la sangre en mis pechos, tomando pequeños trozos de piel con ella. Su aliento en mí, me lleva con más seguridad que cualquier acto sexual simple, me lleva y me lleva aparte. Astutamente alterado las moléculas de el oxígeno y el hidrógeno, la división de las células de mi cuerpo, de carbono de dióxido de nitrógeno, gases mundanos prestados imposible exóticas mitocondrias división de su ADN, para dividir el núcleo de mi

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Vampire Romance cuerpo a la supernova. Envolví mis piernas alrededor de ella cuando su órgano indago más profundo, me desgarro por dentro. Esta era una disolución absoluta. Alquimia demasiado sublime y mercurial para las químicas terrenales. La ruptura de membranas para liberar inundaciones de citoplasma cuando ella hizo su camino conmigo. Podía sentir los dardos, cavadas tan profundas que nunca las sacaría. No había vuelta atrás, y a ninguna parte me dejaría volver, porque había salido en busca de ella, y ella se había dado cuenta. —¿Qué me está pasando? — Le pregunté, el gruñido gutural de algún animal escapaba de mis labios, casi, pero no del todo formado palabras. —¿No sabes? El plomo en oro — susurró—. El agua, en vino. ¿No es eso lo que querías? Cerré los ojos. ¿No es eso exactamente lo que yo quería? El hormigón debajo de mí se derrumbó y se desprendió, o eso parecía, y tropezaba con algún hoyo para el cual un fondo nunca había parecido necesario. Cruzar distancia que no era espacio o tiempo y ella estaba todavía dentro de mí. Ella siempre estaba dentro de mí. Ella me besó otra vez, y la sangre fluía de su boca en la mía. Fue la voz de este hoyo absorbente, y en ahí oyó los eones y vio a la fiera criatura que ella era, vio los bosques primordiales en los que ella había cazado, las cavernas y desperdicios glaciales, las necrópolis y las catacumbas de ciudades vastas convertidas en polvo 10.000 años antes de la llegada del género humano. Ella estaba allí a través de eso todo. Ella es la constante. Ella es el afloramiento del sol y el trasfondo de la luna. Su mandíbula sujeto con fuerza mi garganta, sus largos caninos e incisivos abrieron nuevas heridas, liberando más de mí en el abismo que se levantaba alrededor de nosotros. —Sin dudar. — susurró, el viento y la oscuridad desgarro sus palabras, casi antes de que pudiera oírlas—. Nunca más dudar. —Vamos a caer siempre. — le respondí, sorprendida por la renuncia en mi voz. Yo nunca había estado tan segura de nada en mi vida. —Eso depende de ti, niña. — dijo con una sonrisa, y sólo había una confusión momentos antes de saber exactamente lo que quería decir. Metió sus caderas de nuevo, ese eje palpitante de carne y cuero entre las piernas de pronto se convirtió en una clave de desbloqueo, se convirtió en el santo grial ahora, para dividir mi última resistencia, y los lugares profundos de esto en ninguna parte retumbaron e hicieron eco. El abismo enojado, defraudado, y luego yacíamos sobre el colchón otra vez, y podría oír el goteo estable, decidido del agua.

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Vampire Romance Ella me besó una vez, sus labios suavemente cepillaron los mío, luego se retiró y gateó fuera con tristeza. Pero todavía la podría ver. Con estos ojos morados nuevos, esta carne nueva, ella nunca podría ir tan lejos que yo fuera incapaz de verla. Yací allí por un tiempo, hasta que el sol comenzó a le vantarse, brillando en catedral oscura a través del tragaluz, el claroscuro arrojador bandas en el hormigón. Tendríamos que dormir pronto, pero primero me di vuelta encima de mi barriga y lamí fuera la sangre que ella había dejado para mí en el piso.

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Vampire Romance

Biografías de autores T. C. Adams y Cathy Clamp Galardonados en EE.UU. Hoy en día autores de éxitos editoriales CT Adams y Cathy Clamp han escrito casi una docena de novelas de Romance Paranormal. Ellos son los autores de la serie Sazi Shapeshifter, así como de la trilogía El vampiro esclavo. www.ciecatrunpubs.com

Keri Arthur Keri Arthur publica libros, tanto de Romance Paranormal y como de Fantasía Urbana, y es el autor de novelas desde los 19 años, incluyendo el New York Times best seller: Riley Jenson, Serie The Guardian. www.keriarthur.com

Amanda Ashley Escritora best seller para: New York Times y EE.UU. Hoy, Amanda Ashley, es escritora de libros hace más de cincuenta años y es una de las pioneras del Romance Vampiro. www.amandaashley.com

Jenna Black Jenna Black escribe novelas de Romance Paranormal para Tor (serie: los Guardianes de la de Noche), y Fantasía Urbana para Bantam Dell (serie: Morgan Kingsley). www.jennablack.com

Karen Chance Escritora Best Seller para USE Today y New York Times, autora de la best sellers: Cassandra Palmer para Penguin. Su nueva serie, Hija de la medianoche, comenzó en el 2008. www.karenchance.com

Delilah Devlin

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Vampire Romance Galardonada autora de novelas de Romance Paranormal erótico, incluyendo la serie: My Immortal Knight, para Ellora's Cave www.delilahdevlin.com

Emrys Barbara Barbara Emrys enseña escritura creativa en la Universidad de Nebraska.

Sherri Erwin Escritora de Romance Paranormal. Naughty and Nice, la primera novela de la saga: To Hell With Love, saldrá publicado este año (2008) para Zebra. www.sherribrowningerwin.com

Colleen Gleason Best Seller. Autora de The Gardella Vampire Chronicles from Signet www.colleengleason.com

Raven Hart Raven Hart es autora de la serie de vampiros de Savannah para Ballantine Books. www.ravenhart.com

Nancy Holder Best Seller para USE Today. Autora de la serie: Gifted y co-autora de la serie Wicked (Simon & Schuster) y autor de de muchas novelas ligadas a Buffy the Vampire Slayer / Angel. www.nancyholder.com

Dina James Es la primera que escribe, es adicta a todo lo que tenga que ver con el género Paranormal. Ella vive en Astoria, Oregon.

Caitlin R. Kiernan Caitlin R. Kiernan es autora de siete novelas, incluyendo la laureada Silk (ganadora del Premio Internacional del Gremio de Horror para la

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Vampire Romance Mejor Primera Novela y quedo finalista para el Bram Stoker Award para Mejor Primera Novela). Ella escribe ciencia ficción y fantasía oscura, cómics, cuentos cortos, novelas y resúmenes. www.caitlinrkiernan.com

Jenna MacLaine Su primera novela Romántica Paranormal, Wages of Sin, se publicara este año. (2008) www.jennamaclaine.com

Alexis Morgan Alexis Morgan es una bestselling autora de diecisiete libros, incluyendo dos contemporáneas series de Romance Paranormal para Estrella Pocket (los Paladines de Oscuridad y la serie de Taliones). www.alexismorgan.com

Vicki Pettersson Escritora de Best seller. Autora de la serie: Los Signos del zodíaco, la cual transcurre en su ciudad natal de Las Vegas, Nevada. Después de diez años con el Folies Bergere de Tropicana, ella todavía sabe todo acerca de qué realmente ocurre detrás de las escenas en la Ciudad del Pecado. www.vickipettersson.com

Kimberly Raye Escritora de Best Sellers, Kimberly Raye es la autora de la serie: the Dead End Dating para Ballantine, presentando a la casamentera de vampiros Lil ' Marchette www.kimberlyraye.com

Savannah Russe Escritora Best seller. Autora de la serie: The Darkwing Chronicles from Signet Eclipse, y de la serie pronta a publicarse: Sisterhood of the Sight. (2008) www.darkwingchronicles.com

Lilith Saintcrow

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Vampire Romance Lilith Saintcrow es la creadora de la serie Dante Valentine su nueva serie Comienza este año. (2008).

Susan Sizemore Autora laureada Susan Sizemore siempre parece escribir sobre vampiros. Entre sus esfuerzos esta la serie de fantasía oscura: Law of the Blood

Rachel Vincent Autora de Fantasía Urbana, Rachel Vincent escribe la serie Hombre tigre para Mira books. www.rachelvincent.com

Shiloh Walker Autora de best seller como la serie: Cazador de Vampiros para Berkley Sensation.

Rebecca York Laureada autora Best seller para El Times de Nueva York y USE Today, Rebecca York es autora de más de 100 libros. Ella escribe la serie Romántica Paranormal: Moon para Berkley y los thrillers románticos románticos para Harlequin Intrigue

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Vampire Romance

Traducción no oficial de: http://novelvampir.blogspot.com Traducido Por: -Bonnie -Àngels -karlyta_vamp

Corregido Por: Circemaia Editado Por: Circemaia

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